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Los seres humanos tenemos una gran capacidad para producir

residuos. Estos residuos ya no se limitan solo al planeta Tierra, la


cantidad de basura que orbita alrededor de nuestro planeta es cada
vez mayor y representa un peligro para las telecomunicaciones y las
misiones espaciales, aparte de para el espacio en esta zona. Esto
es lo que denominamos basura espacial.

Qué es la basura espacial


Se calcula que actualmente orbitan alrededor de la Tierra
unos 8.000 satélites, de los cuales aproximadamente unos
560 se encuentran operativos. Si sumamos esto a los
desechos generados en las diversas misiones espaciales,
hacen alrededor de unas 600 toneladas de residuos
orbitando alrededor de la Tierra. Se calcula unos 100
millones de piezas de basura en total. Los orígenes y
tamaños de esta basura espacial son muy distintos, desde
pequeños fragmentos de piezas metálicas o de pintura hasta
satélites al completo.
Estas piezas orbitando representan un verdadero peligro para
los distintos satélites importantes en las comunicaciones
humanas o el cuidado del medio ambiente, para las misiones
espaciales y los astronautas. Un ejemplo es que los
astronautas de la Estación Espacial Internacional (ISS) se
han visto obligados a esconderse más de una vez en
compartimentos especiales para evitar el choque con objetos
de grandes dimensiones.
Sin embargo, según los expertos son los residuos más
pequeños los que resultan más peligrosos, debido a que
son los más difíciles de localizar y se desplazan a grandes
velocidades, por lo que al impactar con los equipos pueden
generar el efecto de una bala de metralleta. A tales objetos se
les conoce con el nombre de debris
La necesidad de limpiar la basura espacial
Una gran parte de estos residuos que son la contaminación
espacial se desintegran al intentar atravesar la atmósfera de
la Tierra, pero son las de mayor tamaño las que pueden llegar
hasta la superficie terrestre o, incluso, poner en peligro los
vuelos comerciales. Por ejemplo, durante el año 2007, un
vuelo desde Santiago de Chile a Nueva Zelanda reportó la
presencia de un fragmento de basura espacial a unos ocho
kilómetros de su posición.
El problema de esta basura es cada vez más grande,
pudiendo hacer intransitable la órbita de la Tierra debido a
su presencia. Incluso, la presencia de un volumen cada vez
mayor de basura espacial puede generar otros impactos con
más objetos y producir a su vez más residuos, y así
sucesivamente. Este efecto cascada de la basura espacial
fue propuesto por el consultor de la NASA Donald J. Kessler
bajo el nombre de síndrome de Kessler.
Propuestas para evitar la basura espacial
En los últimos años, han surgido diversas propuestas
internacionales para combatir la basura espacial de una
manera eficaz, ecológica y económica. Algunas de estas son:
 Cables electrodínamicos: esta propuesta fue realizada por
la Agencia Japonesa de Exploración Espacial (JAXA) y
consiste en un satélite que localice las piezas de basura y
elimine. Para esto, usa un cable que aprovecha el
magnetismo de la Tierra para arrastrar la basura y reducir su
velocidad. De esta forma se conseguiría eliminar a los
residuos de la órbita terrestre y hacerlos atravesar la
atmósfera hasta que se desintegren.
 Simulador para amarras electrodinámicas: se trata de un
proyecto Europeo con participación Española y propone
diseñar una amarra para acoplarla a los satélites. Estas
amarras se enrollarían como un carrete y se desplagarían
una vez que el satélite dejará de estar operativa. Esto
conseguiría quitar de la órbita de la Tierra a los residuos y
hacer que se desintegren en la atmósfera.
 Láser: es otro proyecto en el que participa una universidad
Española. Consiste en preparar un láser que pudiese
dispararse desde la Tierra y acabar con el debris de 1 a 20
cm.
 Arpones: consiste en el desarrollo de un instrumento en
forma de arpón para la captura de los residuos y poder
dirigirlos hacía la atmósfera, donde se desintegraran.
 Vehículos colectores: consiste en un vehículo espacial que
recogería la chatarra y la transportaría hacía la estación
base.
 Gel aéreo: consiste en un material sintético y ligero como un
gel que se solidifica y atrapa a todo lo que entra en contacto
con él. Ya se usó una vez en la nave Stardust para recoger el
polvo espacial y se cree que también podría usarse para la
basura espacial.

Riesgos de la basura espacial


Los astronautas han detectado grandes cantidades de
desechos de satélites y cohetes fuera de uso, además
cámaras, platos y cepillos de dientes perdidos. Por favor, no
lo tiren al aire y recíclenlos.
Todo esto supone un grave peligro para las misiones
espaciales y el funcionamiento de los satélites. Puesto que el
impacto de uno de estos objetos podría poner en peligro la
vida de los profesionales del espacio.
Según varios estudios, la chatarra espacial podría
volver intransitable la órbita terrestre dentro de medio siglo
y para evitarlo, la NASA ha puesto en marcha una docena de
estaciones de seguimiento, tanto en tierra como en órbita, y
diversos instrumentos de vigilancia.
Afecta de las siguientes maneras:
A nostros

1. El desecho espacial puede convertirse en


asesino. Para aquéllos que viajen al espacio, corren
grandes riesgos de que, por pequeñísima que
paresca el objeto flotante, tienen altas probabilidades
de que su nave sea impactada por fragmentos y,
como consecuencia explote. Además, los
astronautas que reparan satélites en el espacio,
fuera de su nave, pueden ser también impactados
por dichos objetos, causándoles muerte inmediata.

A la ECOLOGÍA

2. El otro lado negativo de la basura espacial es el hecho de que afecta


terriblemente a la ecología, aunque no sea la ecología normal (la de la Tierra) a la
que nos referimos, sino a la universal (más allá de nuestro propio hogar).

En un futuro no muy lejano, cuando ya sea normal las visitas al planeta rojo y haya
más y más gente viajando al espacio, este problema de la basura espacial será
finalmente tomado en cuenta como debe de ser. Y es que, para los que vivimos en
la Tierra y jamás volaremos al espacio, el problema no nos es visible ni tangible.
Por lo tanto, no le damos la importancia ni el interés adecuado.

POSIBLES SOLUCIONES
No existen soluciones inmediatas, ni parece que las haya en un futuro cercano, a la
acumulación progresiva de la basura orbital. Independientemente de que se adopten medidas
para evitar las emisiones de basuras al espacio, mientras se sigan realizando lanzamientos
desde tierra, seguirán existiendo riesgos de contaminación diferida. Solo queda observar y
catalogar la basura existente, hasta que se cuente con tecnología adecuada para proceder a su
destrucción sin riesgos ni costes dramáticos.
Aunque la ciencia avanza a pasos agigantados y la evolución tecnológica es constantemente
perfeccionada, aún no se ha planteado seriamente una posible solución a la eliminación de
todos estos desperdicios espaciales. En los últimos años, la medida máxima tomada por los
gobiernos y las agencias espaciales ha sido limitar el lanzamiento anual de satélites al espacio,
evitando la indiscriminada y descontrolada invasión tecnológica que parecía cernerse sobre el
espacio a mediados de los años setenta. No obstante, esto no hace si no retrasar ligeramente los
peligros que afectan nuestra órbita espacial, ya que todos estos ingenios tecnológicos tienen
una vida limitada y atada a las condiciones climatológicas espaciales, con temperaturas
exageradamente frías y la excesiva presencia de elementos químicos naturales que resultan
corrosivos a la larga. El problema pues, llega cuando estos ingenios ya inservibles comienzan a
desprender elementos tóxicos o combustible residual que podrían llegar a ser peligrosos, tanto
en el ámbito espacial, debido a la posibilidad de un encuentro casual entre uno de estos
elementos desechados y uno en plena actividad, como a nivel terrestre, ya que, como hemos
citado anteriormente, las consecuencias contaminantes pueden ser nefastas.
Si entramos en la página virtual de la NASA, podremos comprobar como ya hay un
departamento destinado a seguir el proceso orbital de los desperdicios espaciales, no obstante,
aún así, no hemos podido constatar que se plantee algún tipo de solución al respecto, se
catalogan los restos con diferentes números y se pretenden seguir para evitar cualquier tipo de
problema a la hora de lanzar una nave tripulada, pero lo que no hemos podido ver es que dicho
departamento se esté planteando alguna solución en cuanto a la eliminación o recuperación de
estos y mucho menos se plantean el problema medioambiental que esto conlleva. Tampoco en
la página oficial del NORAD se habla del tema medioambiental, aunque si parece ser que el
seguimiento es más exhaustivo. Lo que sí podemos ver claramente en estos departamentos, es
que aún manteniendo un control sobre el tema, de los residuos espaciales, que deben sumar
una cantidad de ochenta o noventa mil elementos diferentes, sólo debe haber catalogados unos
quince mil aproximadamente, lo que nos da una diferencia considerable de restos de
astronáuticos de pequeño tamaño que continúan girando a su libre albedrío alrededor de
nuestras cabezas. Ya no hablemos de los residuos tóxicos, los cuales deben ser ínfimos y
totalmente incontrolables.
La otra cara de la aventura espacial no es que sea demasiado divertida como se puede
comprobar, aunque a instancias de los grupos ecologistas, que poseen un interesante lugar en
el senado americano y la comunidad europea, parece ser que se están empezando a plantear
posibles medidas de precaución en el futuro, tales como controlar los residuos tóxicos que
podrían formarse o la expulsión hacia cotas más lejanas y altas de los satélites que tengan su
vida finalizada, o incluso controlar de forma dirigida la reentrada y el lugar de caída exactos de
estos residuos, aunque obviamente, esto no es tampoco una solución al problema de la
contaminación espacial. Quizás habrá que esperar a que el hombre tome conciencia ecológica,
no sólo en el ámbito terrestre, si no también universal, de ello depende nuestro futuro.
Por todo esto se han hecho numerosos estudios, investigaciones y trabajos teóricos y
experimentales para el análisis y posible control de este fenómeno. En la NASA se encuentran
en desarrollo un programa cuyos objetivos son los siguientes:
a) Minimización o reducción de la proliferación espacial.
b) Definición del estado actual de las proliferación, desarrollo de modelos de evolución
y mantenimiento de bases de datos para agencias espaciales norteamericanas y extranjeras. c)
Desarrollo de técnicas avanzadas de protección física de futuras emisiones espaciales.
Estudio y desarrollo de políticas de regulación de las actividades espaciales.

Todo comenzó con el Sputnik...En 1957, con el lanzamiento del Sputnik, comenzó a
generarse basura espacial. Desde entonces se han puesto en órbita más de 5000 ingenios, los
cuales, conforme van cumpliendo su tiempo de vida útil van siendo abandonados. Actualmente
existen tres órbitas que almacenan basura: la órbita baja (LEO), la órbita cementerio, y la
órbita geoestacionaria. La geoestacionaria es la más preocupante, es donde se encuentran
situados los satélites (a 36 Km. de la Tierra); se estima que hay en ella unos 3000 fragmentos
de diferentes tamaños (de entre 15 cm. y 1 metro) y donde se pueden hallar objetos de lo más
diverso, desde una simple botella, hasta material de reparación y montaje, pasando por restos
de satélites dañados o accidentados. El cohete Pegasus, por ejemplo, enviado al espacio en
1994, explotó dos años después y generó varios cientos de miles de fragmentos, incluso los más
milimétricos son sumamente peligrosos; un astronauta que realizase un paseo espacial e
impactase en su traje un diminuto fragmento de pintura, le causaría la muerte en el acto, ya
que la mayoría de ellos viajan a varias docenas de miles de kilómetros por hora.Para ejemplo
aún mas elocuente, en 1965 el astronauta Edward Hite, perdió un guante en el espacio de unos
30 cm. que se desintegró en la atmósfera un mes después, pero mientras tanto estuvo viajando
a 28000 Km. por hora; a esa velocidad, si una nave interceptase el guante en su camino
quedaría destruida. En el año 1979, la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio
de los Estados Unidos (NASA) reportó que ya han sido lanzados al Espacio 11.366 objetos
espaciales de los cuales 4.633 objetos, y luego unos 6.733, ya habían entrado en la atmósfera de
la tierra. Nueve años más tarde, en 1989, la Comisión Norteamericana de Defensa Aeroespacial
(NORAD), quien tiene la capacidad de juntar objetos en el espacio del tamaño de 10 cm. De
diámetro, a una distancia de 500 km. Reportó que habían sido lanzados un total de 19.037
objetos en el espacio, de los cuales unos 12.000 habían ingresado en la atmósfera de la tierra.
De esos objetos espaciales, si bien los mismos fueron lanzados adicionalmente constituyendo
un testimonio del progreso logrado en la exploración y explotación del espacio ultraterrestre,
un 95% hoy en día no funcionan, no se controlan y constituyen lo que se llama basura o
desechos espaciales.

Nvestigación espacial
La ONU alerta de que la
basura espacial amenaza las
comunicaciones terrestres
 Desde 1957, más de 5.000 lanzamientos han acumulado un
censo de unos 23.000 objetos en órbita
 Un problema enorme son los deshechos surgidos de colisiones
entre satélites o fuselajes de restos de cohetes y otros artefactos
 La ONU ha alertado de que los miles de toneladas de
chatarra producto de seis décadas de carrera espacial
amenazan los sistemas de comunicación en la tierra.
 "A medida que aumenta el número de actores y objetos
lanzados al espacio, el problema se está convirtiendo en
una preocupación mayor para la comunidad internacional",
ha explicado a Efe Simonetta Di Pippo, directora de
la Oficina de Naciones Unidas para el Espacio
Exterior (UNOOSA, por sus siglas en inglés).
 Muchas actividades en la Tierra dependen del espacio,
porque cada vez que se hace una llamada telefónica o
una transacción financiera, se usa un geolocalizador o se
consulta el tiempo, se utilizan datos transmitidos por
satélites. "Debido al riesgo de colisión, los satélites de
telecomunicaciones, y en general todos nuestros objetos
funcionales en el espacio exterior, afrontan un riesgo
creciente de daños por la basura espacial", ha subrayado
la experta italiana.
 Desde 1957, cuando se inició la carrera espacial, más
de 5.000 lanzamientos han acumulado un censo de unos
23.000 objetos en órbita. De ellos, sólo unos 1.200 son
satélites en funcionamiento, según la Agencia Espacial
Europea (ESA). El resto carece de utilidad y es clasificado
como basura espacial.
 Un problema enorme son los deshechos surgidos de
colisiones entre satélites o fuselajes de restos de cohetes
y otros artefactos en órbita. Y la situación se agrava
porque es un efecto en cadena, cuantos más objetos hay
en órbita, más probabilidades existen de nuevas
colisiones y de crear más chatarra a la deriva.
 750.000 objetos de más de 1 centímetro orbitando a
enorme velocidad
 La ESA estima que existen unos 750.000 objetos de más
de 1 centímetro sin utilidad orbitando a enorme velocidad -
56.000 kilómetros por hora- y cuyo impacto contra un
satélite o una estación espacial puede causar graves
daños.

 Por el momento no existen soluciones técnicas para este


problema y la única medida es prevenir la creación de
nueva chatarra.
 Además, se espera que la basura aumente, porque la
carrera espacial continúa su desarrollo y, sobre todo,
porque una nueva generación de pequeños satélites de
bajo coste han comenzado a invadir el espacio.

 Elon Musk, fundador de la empresa de coches eléctricos


Tesla, y Jeff Bezos, dueño de Amazon, son dos de los
muchos empresarios que tienen proyectos para instalar
redes de pequeños satélites, o megaconstelaciones, para
expandir la banda ancha a todo el mundo.
 "Si bien la nueva tendencia de colocar grandes
constelaciones de satélites en órbita podría beneficiar en
gran medida las tecnologías de comunicación, también
tiene el potencial de generar nuevos desechos espaciales,
especialmente por el mayor riesgo de colisión y el mayor
número de lanzamientos por año", ha dicho Di Pippo.

 "Otra preocupación con respecto a estas


megaconstelaciones es su posible contaminación
lumínica, que podría complicar la observación e
investigación espacial", ha añadido.
 El número de lanzamiento anuales va en aumento
 Por el momento no existe una regulación internacional
obligatoria para evitar chatarra espacial entre quienes
participan en la carrera espacial, tanto estados como
empresas.
 Aunque el número de lanzamiento anuales ha aumentado
en la última década -en 2018 se produjeron 111 mientras
que en 2008 fueron 66- cada vez más actores diseñan los
objetos espaciales para que, una vez cumplan con su
cometido, puedan desaparecer de la órbita.
 La astrofísica italiana ha recalcado que la tecnología
espacial es imprescindible para lograr los Objetivos de
Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Sin
embargo, "un aumento continuo de desechos espaciales o
una falla en la aplicación de medidas para mitigar el
problema podría afectar negativamente a estos
esfuerzos".

La Órbita Baja Terrestre (OBT), el espacio que se encuentra desde los 100 km y hasta los 2,000
km sobre la superficie del planeta, es el área más afectada por el problema de la basura espacial.
En esta encontramos aproximadamente 400,000 objetos del tamaño de una pelota de beisbol y
hasta 20 millones de partículas con un tamaño menor a 1 centímetro. La Agencia Espacial
Europea estima que pueden existir hasta 150 millones de objetos [3], que podemos considerar
basura espacial, en todas las altitudes de órbita de nuestro planeta.
¿Cuáles son las principales causas de la basura espacial?
Uno de los principales factores que contribuyen a la basura espacial es la falta de un mecanismo
que saque de órbita a los satélites al terminar la misión. Actualmente existen al menos 5,200
satélites “difuntos” orbitando y sólo 600 satélites operacionales. Eso significa que un 87% de los
satélites que lanzamos los hemos abandonado en órbita hasta que lentamente caen o alguna
tormenta solar los empuja a la atmósfera. [1] Entre esos satélites muertos podemos encontrar
algunos satélites famosos como el Vanguard-1, cuarto satélite en la historia lanzado en 1958; y
el Syncom-3, el primer satélite geoestacionario. México tampoco ha hecho mucho de su parte
para mejorar el problema, de los 8 satélites que fueron de su propiedad, cuatro de ellos son
considerados basura espacial: Morelos I y II, Solidaridad I y el mismo UNAMSat – B.
La basura restante ha sido creada por la fragmentación de los objetos mientras se encuentran en
órbita. La fragmentación más común es causada por la explosión accidental de la etapa superior
del cohete portador. La primera explosión detectada por astrónomos sucedió en 1961 cuando una
etapa Ablestar del cohete norteamericano Able explotó. El peor evento fue causado por un
Delta-II que fue lanzado en 1977, su explosión ha causado 934 objetos detectados en OBT. Un
estudio en el año 2001 encontró que existen más de 2,543 objetos fragmentados por 79 eventos
explosivos desde 1958 [4]. Durante los últimos 10 años, la etapa Briz-m de los cohetes Protón
rusos han tenido 3 explosiones en órbita baja, la más reciente el 16 de octubre de 2012 donde se
detectaron hasta 500 partes que se desprendieron por la explosión de un tanque con 2.5 toneladas
de combustible [5].
La fragmentación también puede ser causada por impactos entre objetos, de forma premeditada o
accidental. Durante la Guerra Fría, la antigua Unión Soviética disparó 9 misiles antisatélites que
generaron 448 fragmentos detectables en OBT. Los Estados Unidos han probado 2 misiles
antisatélite pero todos sus fragmentos reingresaron a la Tierra [4]. Ha sido China la peor
infractora en esta fragmentación premeditada con la prueba de un misil en 2007 la cual generó al
menos 2,317 objetos con un tamaño mayor a los 10 centímetros [6]. Por otro lado, el primer y
único accidente a la fecha entre dos satélites, sucedió durante 2009 cuando el satélite difunto
ruso Kosmos-2251 chocó contra el satélite Iridium-33 y creó al menos 1,000 objetos con tamaño
mayor a 10 centímetros [7].

Un peligro para todos

El peligro de la basura espacial está presente tanto en el cielo como en la tierra. En el espacio el
problema más importante son los daños que la basura espacial genera entre satélites. Las partes
de más de 10 centímetros pueden dejar inutilizable un satélite nuevo que a su vez crearía más
basura espacial. Como fue el caso con el recientemente lanzado satélite “Pegaso” de Ecuador
que quedó inutilizado por un fragmento de un satélite Ruso. En esas líneas podríamos ver
interrumpidos nuestros servicios de telecomunicación, de posicionamiento global, de clima y de
defensa. Además, la basura espacial podría causar víctimas humanas en el espacio, puesto que
algunos importantes pedazos de basura cruzan peligrosamente la órbita de la Estación Espacial
Internacional. Solamente este año han tenido que resguardarse en sus cápsulas de emergencia en
2 ocasiones. Si la tendencia continúa, podría darse un suceso catastrófico eventualmente.
De regreso en el planeta Tierra, las cosas no han sido particularmente sencillas. Se han
recuperado al menos 66 objetos que sobrevivieron el feroz reingreso a la atmósfera terrestre. Los
más peligrosos fueron la caída de 2 tanques de combustible de etapas superiores de Delta -II con
un peso de 270 kg que cayeron en Sudáfrica y Texas. México ha tenido la fortuna de encontrar 3
de estos objetos que viajaron en el espacio sin daño a terceros. En el 1967, 3 esferas de titanio
que pertenecieron a un Titan IIIC y a un Agena fueron encontrados en el norte del país. En 1994,
una placa de metal de 2.6 x 2.6 metros y 20kg de peso que se cree fue parte del satélite ruso
Kosmos 2267 fue encontrada en Cosalá, Sinaloa [8].

Mitigando el problema

Los expertos han pensado en cuatro posibles tipos de soluciones para trabajar de manera efectiva
con el problema. La primer solución es conocida como “cero lanzamientos,” en el cual todos los
países dejarían de lanzar objetos al espacio. En este escenario la basura espacial seguiría
creciendo hasta 2050 y lentamente bajaría el número de objetos en el espacio hasta equilibrarse
en el año 2020 [9]. La segunda solución, y una que se aplica parcialmente hoy en día, es que se
exige a las naciones que pondrán objetos en órbita que tengan un plan post-misión en el cual
limiten la vida orbital de los objetos en OBT y se busque su disposición de manera rápida para
evitar el crecimiento de la basura espacial. En el caso de satélites geoestacionarios se pediría que
se reserve suficiente combustible para que el objeto se mande a una “órbita cementerio”
enviándolo a una Órbita Alta Terrestre al final de su vida útil.
La tercera solución ataca el problema más importante de creación de basura espacial; las
explosiones accidentales de cohetes. La podemos llamar neutralización (o passivation en inglés)
es el proceso de liberar el combustible restante que quedó en los tanques de las etapas superiores
de los lanzadores [10], descargar las baterías etc., de este modo se evita cualquier tipo de
explosión accidental y creación de más piezas de basura espacial. Aunque actualmente todas las
naciones están de acuerdo en neutralizar sus cohetes, todavía hay casos de explosiones
accidentales, lo que sugiere la necesidad de la creación de nuevos cohetes que cumplan con los
acuerdos internacionales de disposición y neutralización de objetos en el espacio.
Finalmente, la última solución, y aquella que necesitará aplicarse para eliminar la vieja basura
espacial, es la mitigación activa. La mitigación activa es la serie de acciones con las que se
busca eliminar directamente objetos en orbita, ya sean fragmentos de satélites o satélites
completos. Existen varias propuestas para la eliminación de objetos factibles y otras que deberán
probarse. De interés es la creación de un laser terrestre que buscaría disparar a objetos de entre 1
y 10 centímetros para quemarlos o cambiar su órbita para inducir su reingreso a la atmósfera. La
Agencia Espacial Suiza promueve el uso de un brazo mecánico llamado CleanSpace One que
tomaría el satélite y en una misión suicida se lanzaría de regreso a la tierra con el satélite
seleccionado. Un grupo de ingenieros de la Universidad de SURREY en el Reino Unido estudia
la posibilidad de crear un satélite pequeño con una vela solar híbrida con una cuerda espacial,
que se uniría al satélite seleccionado y que con la vela solar, lentamente se movería de su órbita
para ya sea, su reingreso a la Tierra o para mandar al satélite a la “órbita cementerio” [11].

1. SOLUCIONES AL PROBLEMA DE LOS DESECHOS ESPACIALES • Evitar el


despegue innecesario de naves espaciales
2. 10. • Direccionar y calcular la expulsión de desechos de las naves hacia otro lado, que
no sea trayectoria contra la tierra
3. 11. • Analizar el posible choque de naves o satélites para que los fragmentos no se
dirijan en trayectoria contra la tierra

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