En 2014, la Sociedad de Ingenieros de la Automoción (SAE), encargada de regular y
estandarizar la movilidad en ingeniería aeroespacial y automoción, estableció por primera vez una clasificación con 5 niveles de conducción autónoma en función de las capacidades de los vehículos. Posteriormente la actualizó en 2016, dando lugar al SAE J3016 que recoge los diferentes escalafones: Nivel 1: se introduce un primer grado de automatización. El automóvil puede tomar el control del volante o de los pedales, pero no de los dos a la vez. Los coches con controles de velocidad adaptativos y asistentes de mantenimiento de carril quedarían encasillados en esta categoría. Nivel 2: el coche, en determinados escenarios, puede controlar tanto los pedales como la dirección. En cualquier caso, el conductor sigue siendo el único responsable de la conducción y debe permanecer atento a la carretera en todo momento. A este escalafón corresponden coches que ya están en el mercado como el Mercedes Clase E y el BMW Serie 7. Los modelos capaces de aparcar de forma completamente autónoma también se encuadran aquí. Nivel 3: un vehículo de este nivel asume las tareas de manejo en determinadas condiciones gracias a la motorización del entorno 360º, pero el conductor tiene que estar dispuesto en todo momento para retomar el control cuando el sistema lo solicite. El coche, mientras conduce con el dispositivo activado, puede tomar decisiones como cuándo cambiar de carril, así como responder a los incidentes que pudiesen ocurrir en el trayecto. Todo ello, con el respaldo del humano. Nivel 4: en este grado de automatización ya no es necesaria la supervisión de un humano. El coche es capaz de circular por sí solo en un gran número de escenarios y, en caso de detectar algún contratiempo, está capacitado para detenerse progresivamente en el arcén. Actualmente, no hay coches en el mercado con este nivel de automatización. Nivel 5: el conductor y los pasajeros se desentienden de la conducción. De hecho, fabricantes como Ford y General Motors ya han anunciado que sus coches futuros prescindirán de volante y pedales. Asimismo, BMW mostró en el Mobile World Congress 2018 el funcionamiento de un i3 dotado de esta tecnología. No obstante, para que sea viable la llegada al mercado de este tipo de coches se antoja esencial, además de un cambio en la legislación de tráfico, lograr la conectividad vehículo a vehículo (V2V) y vehículo a infraestructura (V2I), un objetivo cuya demora depende en gran medida del tiempo que tarde en implementarse el sistema de comunicación 5G.