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EFRAÍN HUGO RICHARD

ORLANDO MANUEL MUIÑO

societario
Sociedades comerciales, civil y cooperativa

Constitución. Administración. Gobierno. Fiscalización


Transformación. Fusión. Escisión. Resolución parcial. Disolución
Irregularidad. Ineficacia. Nulidad

Sociedades con objeto específico. Contratos de colaboración

3a reimpresión

aUUD
EDITORIAL ASTREA
DE ALFREDO Y RICARDO DEPALMA
CIUDAD DE BUENOS AIRES
2 0 00
Ia edición, 1997.
Ia reimpresión, 1998.
2a reimpresión, 1999.
3a reimpresión, 2000.

© EDITORIAL ASTREA
DE ALFREDO Y RICARDO DEPALMA SRL
Lavalle 1208 - (C 1048 AAF) Ciudad de Buenos Aires

ISBN: 950-508-482-X

Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723


I M P R E S O EN LA A R G E N T I N A
A la memoria
de Azucena Ferrer de Richard,
Efraín Richard Agüero,
y Manuel Muiño.

A mamá Inés de Muiño,


ejemplo de esfuerzo y abnegación.

A Marizú,
Emma y su "panza ",
por las horas robadas.
ADVERTENCIA PRELIMINAR

Intentamos en esta obra no el mero conocimiento de las normas


societarias vigentes plasmadas en los diversos plexos: Código Civil,
Código de Comercio -y en éste, entre otros, la ley de sociedades
comerciales, la ley de cooperativas-, etc., sino una inteligencia ar-
mónica de ¡os "principios" del derecho societario que campean en
el sistema normativo, intentando un subsistema y un juicio crítico
sobre aquellas normas.
Las sucesivas reformas al derecho societario y su pretendida
integración con el derecho civil, como la existencia de diversas fi-
guras especiales (cooperativa, economía mixta, sociedades del Esta-
do, etc.) implican una formación aluvional (al decir de Paz Ares),
generada a través de la continua y necesaria adaptación a los reque-
rimientos de los agentes económicos. Dicha adaptación y construc-
ción fragmentaria resulta en muchos casos teñida del conceptualis-
mo del redactor, cuando no de las concesiones en las comisiones de
reformas. Esa formación en piezas de distintas época, procedencia
y significación genera un sistema invertebrado e inacabado, corres-
pondiendo una adecuada labor doctrinaria de integración y cohe-
sión.
Este Derecho societario se enrola en la libertad académica,
donde sólo se aconseja en esas guías a los docentes no "dictar" la
materia, pues ello es contrario a un proceso de aprendizaje y sólo
genera un proceso de sometimiento y degradación del alumno uni-
versitario.
Intenta ser una herramienta útil a cualquier cátedra de faculta-
des de ciencias jurídicas o económicas, o en la orientación del pro-
fesional. Pedagógicamente pretende facilitar el conocimiento extra
X ADVERTENCIA PRELIMINAR

áulico o en la educación a distancia, para que en las limitadas horas


de los cursos teórico prácticos el docente pueda desenvolver la ca-
suística o la explicación más pormenorizada de lo que aquí adelan-
tamos. Se advertirá en esta obra la influencia de clásicos y de nues-
tros trabajos, estos últimos sin mayor indicación y los primeros con
alguna referencia, tratando de generar una sistematización dogmáti-
ca conforme a nuestra legislación.
Se trata de indicar ciertos principios introductorios y elemen-
tales que justifican el ordenamiento programático, para que se pue-
dan engarzar las lecturas generales o integratorias.
En este caso, ante el cambio de programa, que ensaya plasmar
mejor lo que es la organización jurídica de la empresa a través del
ropaje personificante de la "sociedad" como centro imputativo au-
togestante, frente a la funcionalidad de la sociedad que refleja la
impronta de la actividad organizada (empresa), acercamos a quien
nos propuso con su iniciativa afrontar la sistematización de los nue-
vos contenidos: el profesor adjunto Orlando Manuel Muiño.
La gestión de una vertiginosa actividad en la cátedra, cursos de
posgrado, seminarios de investigación con docentes y adscriptos,
congresos, jornadas, donde el enriquecimiento ha sido geométrico,
dio origen a este trabajo.

EFRAÍN H. RICHARD
ÍNDICE GENERAL

Advertencia preliminar IX

PARTE PRIMERA

CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

CAPÍTULO PRIMERO

NOCIONES PREVIAS

A) L A SOCIEDAD

§ 1.
Caracterización 1
§ 2.
Origen y evolución 2
§ 3.
Función económica 5
§ 4.
Concepto 6
a) Sociedad en sentido estricto o propio 7
b) Sociedad en sentido amplio o lato 11
c) Conclusión 13
§ 5. Sociedad civil y sociedad comercial. Diferencias de régimen ... 16
§ 6. La unificación. Proyectos legislativos y tendencias doctrina-
les 18

B) DIFERENCIAS CON OTRAS FIGURAS

§ 7. Introducción 20
XII ÍNDICE GENERAL

1) E N RELACIÓN A OTRAS INSTITUCIONES. CONCEPTOS


O PERSONAS JURÍDICAS

§ 8. Empresa 20
§ 9. Asociación 21
§ 10. Mutual 21
§ 11. Fundación 22
§ 12. Cooperativa 22

2) E N RELACIÓN A LOS CONTRATOS CON CLÁUSULA DE RESULTADO

§ 13. Habilitación 22
§ 14. Comunidad 23
§ 15. Concubinato 24
§ 16. Consorcio de propietarios 25
§ 17. "Joint venture" 25
§ 18. Contratos parciarios, arrendamientos y aparcerías rurales y con-
tratos con cláusulas de resultado (locaciones, préstamos) 25

C) L A ORGANIZACIÓN DE LA EMPRESA

§ 19. Caracterización 26
§ 20. Empresa y sociedad 28
a) La organización empresaria 29
b) Organización societaria 30
§ 21. Formas jurídicas de organización: actuación individual, asocia-
tiva y societaria 32
§ 22. Personalidad de las sociedades 34
a) Teorías sobre la personalidad 36
1) De la ficción 37
2) Teorías negatorias de la personalidad 37
3) Teoría de la realidad jurídica 37
4) Teoría de la institución 40
b) Personalidad. Recurso técnico. Bien jurídico tutelado .... 41
c) Principio jurídico de división patrimonial 42
d) Personalidad y limitación de responsabilidad 43
1) La voluntad como genética de la personalidad y sus efec-
tos 43
2) El mantenimiento de la personalidad 45
3) La personalidad jurídica, un problema de política jurídica 45
ÍNDICE GENERAL <N.II¡

e) Atributos de la personalidad 46
1) Capacidad 46
a) Capacidad o imputabilidad 46
b) "Ultra vires" 46
2) Patrimonio 47
3) Nombre 48
4) Domicilio 48
5) Nacionalidad 48

D) E L PRINCIPIO DE LA TIPICIDAD.
TIPICIDAD SOCIETARIA Y TIPOS DE SOCIEDAD

§ 23.
Introducción 49
§ 24.
Efectos de la tipicidad societaria 50
§ 25.
'iter" genético 51
§ 26.
Tipicidad de la relación societaria 52
§ 27.
Tipicidad de primer grado o tipología societaria 54
a) Fin común 54
b) Actividad en común 55
c) Organización y fin común 56
d) Generación de un patrimonio social. Aportes 57
e) La diferenciación 58
f) Conclusión 58
§ 28. Tipicidad de segundo grado o tipicidad societaria 58
§ 29. Efectos de la personalidad 59
a) Diferenciación con los efectos del tipo 60
b) Otros efectos 60
1) Los terceros 60
2) Nulidad y atipicidad 60
3) La oponibilidad de la sentencia a los socios 61
4) La desimputación 61
§ 30. Clasificaciones 62
a) Económico-jurídico 62
b) Jurídico 62
c) Conforme a las formas sociales típicas 62
d) Sociedades por acciones y otras 63
e) Artículo 57 de la LSC 63
f) Derecho positivo comercial 63
1) Colectiva 64
2) En comandita simple 64
3) De capital e industria 64
4) De responsabilidad limitada 64
XIV ÍNDICE GENERAL

5) Anónima o por acciones 64


6) En comandita por acciones 64
7) Accidental o en participación 65
8) Cooperativa 65
9) De economía mixta 65
10) Anónima con participación estatal mayoritaria 65
11) Del Estado 65
12) Irregulanneníe constituidas 65
13) Atípicas 65
14) En formación 66
§ 31. Explicación de los órganos que componen los diversos tipos de
sociedades 66

CAPÍTULO II

EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO

A) NATURALEZA DEL ACTO CONSTITUTIVO

§ 32. Consideraciones generales 69


§ 33. Diversas teorías 71
a) Del contrato bilateral : '. 71
b) Unilateralistas 72
c) De la institución 74
d) Del contrato plurilateral de organización 75
e) Precisiones finales 79
§ 34. Efectos 80

B) CARACTERES DEL ACTO CONSTITUTIVO DE SOCIEDAD

§ 35. Unilateral, bilateral o plurilateral 82


§ 36. De organización 83
§ 37. Asociativo 84
§ 38. Consensual 84
§ 39. Formal 85
§ 40. De duración 86
§ 41. Conmutativo 86
§ 42. Normativo 86
ÍNDICE GENERAL XV

C) NORMATIVA

§ 43. Ley aplicable 86


§ 44. Procedimiento 87
§ 45. Prescripción 89

D) ELEMENTOS GENERALES (PRESUPUESTOS)

§ 46. Introducción 91

1) SUJETOS

§ 47. Introducción 93
§ 48. Consentimiento 94
a) Falta de consentimiento 96
b) El aspecto de los vicios 98
c) Análisis en materia societaria 100
1) Error en materia del acto constitutivo societario 100
2) Dolo 104
3) Fuerza física irresistible e intimidación 106
4) Lesión subjetiva 107
5) Fraude 108
6) Simulación 108
§ 49. Capacidad 110
a) Capacidad y legitimación 111
b) Menores de edad 113
1) Emancipado por matrimonio 113
2) Emancipado por habilitación de edad 114
3) Autorizado o habilitado para el ejercicio del comercio 115
4) Asociado al comercio del padre, de la madre o de am-
bos 115
5) Menor de dieciocho años cumplidos que celebre con-
trato de trabajo o que hubiere obtenido título habilitante 116
6) Menores no comprendidos en los puntos precedentes.. 117
a) Sujeto a patria potestad 117
b) Sujeto a tutela 118
c) Asociado en cooperativa 119
c) Dementes y sordomudos 119
d) Otras situaciones 119
XVI ÍNDICE GENERAL

1) Inhabilitado judicialmente 119


2) Interdicto 120
3) Ausente con presunción de fallecimiento 120
d) Prohibiciones e incompatibilidades 120
1) Corporaciones eclesiásticas. Clérigos 121
2) Magistrados 122
3) Concursos y quebrados 123
4) Corredores 123
5) Martilieros 125

2) OBJETO

§ 50. Consideraciones generales 126


§ 51. Distinción entre contenido y efectos 127
§ 52. Objeto mediato e inmediato. Otras distinciones 130
§ 53. Objeto y comercialidad 133
§ 54. Requisitos 133

3) CAUSA

§ 55. Introducción 133


§ 56. Teorías 134
a) La teoría clásica de la causa 134
b) Teoría anticausalista 134
c) Teoría neocausalista 135
§ 57. Causa y contrato atípico 139
§ 58. Causa en la sociedad 139

4) FORMA

§ 59. Remisión 145

5) INVALIDEZ VINCULAR

§ 60. Consideraciones generales 146


§ 61. Caracterización de los efectos 146
§ 62. Distinciones clásicas 146
§ 63. Nulidad en razón del vínculo 147
ÍNDICE GENERAL XVII

E) ELEMENTOS ESPECIALES (PROPIOS)

§ 64. Aportación 148


§ 65. Participación en los beneficios y en las pérdidas 149
§ 66. "Affectio societatis" 151
§ 67. Invalidez de cláusulas 153
§ 68. Sociedades entre esposos 155
§ 69. Sociedades a constituir "mortis causa" 158

F) CONTENIDO DEL CONTRATO (NEGOCIO) CONSTITUTIVO

§ 70. Introducción 159


§ 71. Individualización de los otorgantes 160
§ 72. Denominación de la sociedad 160
§ 73. Domicilio 162
§ 74. Objeto social 163
§ 75. Capital social 164
§ 76. Plazo de duración 165
§ 77. Organización societaria 165
§ 78. Reglas para distribuir las utilidades y.soportar las pérdidas.... 165
§ 79. Derechos y obligaciones de los socios 166
§ 80. Funcionamiento y liquidación de la sociedad 167

G) REQUISITOS FORMALES DEL CONTRATO DE SOCIEDAD

§ 81. Instrumentación, publicación e inscripción 167


§ 82. Modificaciones 171
§ 83. Diferencia entre modificaciones al estatuto y alteración de de-
rechos ajenos al estatuto social 172

H) INTERPRETACIÓN DEL CONTRATO

§ 84. Principios 172


§ 85. Particularidades como contrato de organización y duración ... 173
XVIII ÍNDICE GENERAL

CAPÍTULO III

LOS SOCIOS Y LOS TERCEROS

A) SITUACIÓN JURÍDICA DEL SOCIO

§ 86. Conceptos fundamentales 175


§ 87. Socio aparente 178
§ 88. Socio oculto 179
§ 89. Socio del socio 180

B) D E LOS SOCIOS EN SUS RELACIONES CON LA SOCIEDAD

§ 90. Introducción 181


§ 91. Comienzo de los derechos y obligaciones 181

C) APORTES, PATRIMONIO Y CAPITAL

§ 92. Generalidades .' 182


§ 93. Entregas para futuras emisiones y aportes irrevocables para
futuros aumentos de capital 187
§ 94. La subordinación de créditos 187
I 95. Introducción a los diversos tipos de sociedad 189
a) Sociedad civil 189
b) Sociedad colectiva 189
c) Sociedad de capital e industria 189
d) Sociedad en comandita simple 189
e) Sociedad de responsabilidad limitada 189
f) Sociedad anónima 189
g) Sociedad en comandita por acciones 189
h) Sociedad de economía mixta 190
i) Sociedad cooperativa 190
§ 96. Inscripción preventiva de bienes registrables 190
§ 97. Fondo de comercio 192
§ 98. Mora en el aporte 192
a) Régimen especial para la sociedad por acciones 194
ÍNDICE GENERAL

b) Aspecto especial en las sociedades de responsabilidad li-


mitada 195
c) Evicción 196
§ 99. Bienes aportables 196
§ 100. Valoración de aportes 198
a) Títulos cotizables 198
b) Valuación de bienes en especie 199
1) Sociedad de responsabilidad limitada y en comandita
simple 199
2) Sociedad por acciones 200
3) Publicidad de la valoración 201
4) Efectos de la falta de valoración 201
5) Impugnación de la valuación 201
6) Bienes gravados 201
7) Fondo de comercio 201
§ 101. Prestaciones accesorias 202

D) D E LOS SOCIOS Y SUS TERCEROS ACREEDORES

§ 102. Introducción 203


§ 103. Partes de interés, cuotas y acciones: diferencias y ejercicio
de derechos sobre ellas. Identificación en los diversos tipos
sociales 203
§ 104. Sentencias contra la sociedad 204

CAPÍTULO IV

GESTIÓN SOCIAL

A) INTRODUCCIÓN

§ 105. Concepto 207

B) ADMINISTRACIÓN Y REPRESENTACIÓN

§ 106. Consideraciones generales 207


§ 107. Teoría del órgano 211
XX ÍNDICE GENERAL

§ 108. Aspectos subjetivo y objetivo 213


a) Auto organicismo 213
b) Organicismo diferenciado 214
§ 109. Diferencias entre administración y representación 214
a) Capacidad o imputabilidad 217
b) "Ultra vires" e "intra vires" 219
c) Otros principios aplicables a la administración 220
1) Contratación con la sociedad 220
2) Actividad en competencia 221
3) Interés contrario 222
4) Prohibiciones e incompatibilidades para ser adminis-
tradores 222
§ 110. Aspectos interno y externo 223
§ 111. Régimen general de la administración y representación 223
a) Actos de administración y de representación 224
b) Régimen en los diversos tipos societarios 226
1) Colectiva 226
2) Comandita simple 226
3) De capital e industria 227
4) De responsabilidad limitada 227
5) Anónima 227
6) Anónima con participación estatal mayoritaria 228
7) En comandita por acciones 22S
§ 112. Los administradores. Diligencia y responsabilidad por su
actuación 229
§ 113. Registro de administradores 236

C) REMOCIÓN DEL ÓRGANO DE ADMINISTRACIÓN


E INTERVENCIÓN JUDICIAL

1) REMOCIÓN SEGÚN LOS TIPOS SOCIALES

114. Caracterización 238


115. La situación en la diferente tipología 239

2) INTERVENCIÓN JUDICIAL
DE SOCIEDADES COMERCIALES

116. Introducción 241


117. Procedencia 242
ÍNDICE GENERAL XXI

§ 118.Requisitos y prueba 243


§ 119.Clases 245
§ 120.La legitimación pasiva en la intervención judicial 246
§ 121.Intervención al solo efecto de convocar a asamblea 248
§ 122.Inexistencia de los recaudos para disponer la intervención
judicial 250
§ 123. Agotamiento de las vías internas 250
§ 124. La suciedad de hecho 251
§ 125. Un caso especial de intervención: el incumplimiento de los
deberes del síndico 251

D) ACTAS

§ 126. Libros de actas 251


§ 127. Efectos 252
§ 128. Forma 253

E) DOCUMENTACIÓN Y CONTABILIDAD

§ 129. Principios generales 254


§ 130. Libros de comercio 255
§ 131. Balance 259
a) Activo corriente 262
b) Activo no corriente 262
c) Pasivo 262
§ 132. Tratamiento de los aportes para futuros aumentos de capital
y las obligaciones subordinadas 265
a) El aporte irrevocable a cuenta de futuros aumentos de ca-
pital 265
b) Las obligaciones subordinadas 267
c) La subordinación en la sociedad en participación 269
d) Práctica internacional 269
e) La quiebra y las obligaciones subordinadas 270
§ 133. Balance consolidado 271
a) Balances de ejercicio 272
b) Balances especiales 272
1) Disolución 272
2) Liquidación 272
3) Transformación 272
4) De fusión 272
XXII ÍNDICE GENERAL

§ 134. Notas complementarias 273


§ 135. Memorias 273
§ 136. Disponibilidad de información contable 275
§ 137. Estado de resultados 275
a) Utilidades 277
b) Dividendos 278
c) Reserva legal 281
d) Reserva facultativa o libre 282
e) Ganancias cuando hay pérdidas anteriores 282
f) Examen en los diversos tipos societarios 283

CAPÍTULO V

DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO


Y DE LA RELACIÓN SOCIAL

A) INTRODUCCIÓN

§ 138. Resolución. Disolución. Liquidación 285

B) RESOLUCIÓN PARCIAL

§ 139. Caracterización 286


§ 140. Muerte del socio 289
§ 141. Retiro voluntario 289
§ 142. Exclusión. Causales y efectos 290

C) DISOLUCIÓN

§ 143. Introducción' 292


§ 144. Causales de disolución 299
a) Consideraciones generales 299
b) Revista de las causales previstas 304
c) Causales de disolución con efecto suspensivo 308
§ 145. Eficacia 310
§ 146. Disolución judicial 311
§ 147. Prórroga. Reconducción 311
ÍNDICE GENERAL XXIII

§ 148. Efectos 313


§ 149. Empresa individual de responsabilidad limitada y sociedad
unipersonal de responsabilidad limitada 315
§ 150. Facultades y deberes de los administradores. Responsabi-
lidad de administradores y socios 319

D) LIQUIDACIÓN

§ 151. Personalidad de la sociedad 319


§ 152. Liquidadores. Designación 320
§ 153. Obligaciones y facultades 321
§ 154. Responsabilidad de los liquidadores 322
§ 155. Balance final. Distribución. Cancelación de matrícula .... 323

E) DISOLUCIÓN Y LIQUIDACIÓN DE OTROS TIPOS SOCIALES


NO INCLUIDOS EN LA LEY DE SOCIEDADES

§ 156. Sociedad civil 324


§ 157. Cooperativas 325
§ 158. Otros casos especiales 326

PARTE SEGUNDA

TIPOLOGÍA

CAPÍTULO VI

SOCIEDADES DE PERSONAS

A) SOCIEDAD COLECTIVA

§ 159. Introducción 327


§ 160. Antecedentes históricos 328
§ 161. Concepto 329
XXIV ÍNDICE GEiNERAL

§ 162. Limitación de responsabilidad 330


§ 163. Denominación 331
§ 164. Administración .• , 332
§ 165. Representación 332
§ 166. Remoción del administrador 334
S 167. Renuncia 338
§ 168. Responsabilidades 338
§ 169. Capital social 338
§ 170. Resoluciones de los socios 339
§ 171. Modificaciones del contrato 339
§ 172. Receso 340
§ 173. Actividad en competencia 340

B) SOCIEDAD EN COMANDITA SIMPLE

§ 174. Introducción 341


§ 175. Concepto 341
§ 176. Patrimonio. Capital. Aportes 342
§ 177. Denominación 342
§ 178. Administración 342
§ 179. Actividad de los socios comanditarios 342
§ 180. Resoluciones sociales 343
§ 181. Quiebra, muerte o incapacidad de los socios comanditados .. 343

C) SOCIEDAD DE CAPITAL E INDUSTRIA

§ 182. Concepto 344


§ 183. Denominación 344
§ 184. Administración 345
§ 185. Beneficios del socio industrial 345
§ 186. Resoluciones sociales 346
§ 187. Quiebra, muerte o incapacidad del socio administrador 346

D) D E LA SOCIEDAD CIVIL

§ 188. Caracterización 347


§ 189. Constitución 348
§ 190. Administración 349
§ 191. Responsabilidad de ios socios 349
ÍNDICE GENERAL XXV

§ 192. Relaciones con terceros 349


§ 193. Resoluciones sociales 350

CAPÍTULO VII

SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA

A) CONSIDERACIONES GENERALES

§ 194. Concepto 353


§ 195. Caracterización 357
§ 196. Antecedentes 360
§ 197. Denominación 361

B) CAPITAL SOCIAL

§ 198.
Noción 363
§ 199.
Suscripción 364
§ 200.
Integración 364
§ 201.
Prestaciones accesorias 365
§ 202.
Aumento de capital 366
§ 203.
Responsabilidad de los socios por la integración de los apor-
tes, comparación con otros tipos de sociedad 366
§ 204. Cuotas suplementarias 366

C) ÓRGANOS SOCIALES

1) INTRODUCCIÓN

§ 205. Concepto de organización 369

2) GERENCIA. FORMAS DE ORGANIZACIÓN

§ 206. Caracterización 370


§ 207. Designación 371
XXVI ÍNDICE GENERAL

§ 208. Derechos y obligaciones 371


§ 209. Responsabilidad 371
a) Exención 374
b) Extinción 375
c) Acciones de responsabilidad 376
11 Acción social ejercida por la sociedad 376
2) Acción social ejercida individualmente por el socio
("uti singuli") 376
3) Acción social ejercida en caso de concurso o quiebra 376
4) Acción individual por parte de socios y acreedores... 37o
§ 210. Remoción 377
§ 2 1 ! . Revocabiiidad judicial 377

3) GOBIERNO. DELIBERACIÓN DE LOS SOCIOS

§ 212. Órgano de gobierno 378


§ 213. Mayoría y cómputo de votos 379
§ 214. El régimen de mayorías 380
a) Reforma del contrato 380
b) Decisiones ordinarias 380
c) Aumento de capital 381
§ 215. Forma de adoptar las decisiones sociales 381
§ 216. Actas 383
§ 217. Receso 384

4) FISCALIZACIÓN

§ 218. Concepto 385


§ 219. Distintos casos 385
§ 220. Efectos 386

D) TRANSFERENCIA DE CUOTAS A SOCIOS O A TERCEROS

§ 221. Introducción. Oponibilidad de la transferencia 386


§ 222. Cláusulas lícitas de limitación de transferencia 388
§ 223. Acciones judiciales 390
§ 224. Transferencia por causas de muerte 391
a) Contratos con cláusulas limitativas 391
I) Caso en que se prevé la incorporación obligatoria de
los herederos 391
ÍNDICE GENERAL XXVII

2) Caso en que no se prevé la incorporación obligatoria


de los herederos 392
b) Contratos sin cláusulas limitativas 393
§ 225. Transferencia coactiva 393

Ej COPROPIEDAD DE CUOTAS

§ 226. Derechos reales y medidas precautorias 393


§ 227. Remisión .' 3y4

CAPÍTULO VIII

SOCIEDAD ANÓNIMA

A) CARACTERIZACIÓN

1) CONSIDERACIONES GENERALES

§ 228. Concepto 395


§ 229. Antecedentes 398
§ 230. Importancia económica. Subtipos 399
§ 231. Caracteres 400
§ 232. Denominación 401

2) CONSTITUCIÓN E INSCRIPCIÓN

§ 233.' Modalidades 402


§ 234. Forma 402
§ 235. Acta constitutiva y estatuto 403
§ 236. Requisitos 403
§ 237. Trámite de inscripción 404
§ 238. Formalización de la inscripción 405
§ 239. Suscripción del capital e integración 405
§ 240. Recursos contra las decisiones regístrales 405
§ 241. Constitución por suscripción pública 406
a) Promotores 406
b) Programa. Forma 407
XXVIII ÍNDICE GENERAL

c) Contenido 407
d) Plazo de suscripción 408
e) Las obligaciones de los promotores 409
f) Asamblea constitutiva 409
g) Orden del día 410
h) Votación 411
i) Mayorías 411
j) Publicidad e inscripción 411
k) Recursos contra las decisiones regístrales 412
§ 242. Responsabilidad de los fundadores, promotores, suscriptores
y directores: liberación 412

3) SOCIEDAD ANÓNIMA EN FORMACIÓN

§ 243. Caracterización 413


§ 244. Sociedad anónima irregular y en formación 413
§ 245. Actos cumplidos en el período en formación. Responsabili-
dades 415
§ 246. Liberación de los responsables. Imputabilidad de las obli-
gaciones por la sociedad 415
§ 247. Beneficio de promotores y fundadores 416

B) CAPITAL SOCIAL

1) PRINCIPIOS

§ 248. Noción 416


§ 249. Sociedades sin capital nominal y acciones sin valor nominal 417
§ 250. Capital mínimo 419
§ 251. Acepciones 420
§ 252. Invariabilidad e intangibilidad 421
§ 253. Suscripción e integración 423
§ 254. Mora en la integración. Régimen especial para la sociedad
por acciones 423

2) REPRESENTACIÓN DEL CAPITAL

§ 255. Acciones. Caracterización 424


§ 256. Concepto 426
ÍNDICE GENERAL XXIX

§257. Naturaleza jurídica. Derechos que confiere 427


§ 258. Valor 427
§ 259. Formalidades 428
§ 260. Acciones de voto plural y con preferencia patrimonial 430
§ 261. Certificados 432
§ 262. Indivisibilidad 433
a) Cotitularidad e indivisión 434
b) El aspecto de la administración 435
c) Indivisión hereditaria y sociedad 437
d) La unificación de representación 438
§ 263. Clases de acciones 439
a) Al portador 440
b) Nominativas 440
c) Escritúrales 441
§ 264. Nominatividad obligatoria 442
§ 265. Depósito colectivo 443
§ 266. Cupón 446
§ 267. Dividendos : 447
a) Repetición de dividendos 448
b) Dividendos anticipados 448
c) Dividendos o intereses intercálanos 448
§ 268. Transmisibilidad 450
a) Principios generales 450
b) Cláusulas de restricción a la libre transmisibilidad 452
§ 269. Adquisición de acciones por la sociedad 452
§ 270. Acciones nominativas por la actividad desarrollada 453
§ 271. Amortización de acciones 453
§ 272. Prenda. Embargo 454
§ 273. Usufructo de acciones 456

3) MODIFICACIONES. AUMENTO y REDUCCIÓN

§ 274. Supuestos. Requisitos 456


§ 275. Decisión. Inscripciones 457
§ 276. Derecho de suscripción preferente y de acrecer 457
§ 277. Limitaciones 459
§ 278. Violaciones del derecho 460
§ 279. Emisión con prima 460
§ 280. Emisión bajo la par 461
XXX ÍNDICE GENERAL

§ 281. Aumento por oferta pública 461


§ 282. Reducción voluntaria del capital. Requisitos 461
§ 283. Reducción por pérdidas y reducción obligatoria 462
§ 284. Reintegro del capital 463

4) D E LOS BONOS

§ 285. Caracteres. Clases 463


§ 286. Modificaciones de las condiciones de emisión 465

C) ASAMBLEA DE ACCIONISTAS

1) GENERALIDADES

§ 287. Introducción 465


§ 288. Naturaleza 467
§ 289. Derecho de información del accionista 468
§ 290. El derecho de voto y sus condicionamientos 470
§ 291. Clases de asambleas 472
§ 292. Las asambleas especiales en particular 472

2) PREPARACIÓN Y FUNCIONAMIENTO DE LA ASAMBLEA

§ 293. Introducción '. 475


§ 294. Convocatoria 475
§ 295. Formalidades. Legitimación para convocar a asamblea 476
§ 296. Plazos 476
§ 297. Facultades 477
a) Ordinaria 478
b) Extraordinaria 478
§ 298. Orden del día 479
§ 299. Registro de accionistas 479
§ 300. Quorum de apertura 479
§ 301. Mayorías 480
§ 302. Cuarto intermedio 480
§ 303. Actas 481
ÍNDICE GENERAL XXXI

§ 304. Actuación de mandatario. Representación 482


§ 305. Presidencia de la asamblea 483
§ 306. Intervención de los directores, síndicos, consejeros y geren-
tes. Inhabilitación 483
§ 307. Accionistas con interés contrario 484
a) El interés contrario 486
b) Formación de la voluntad colegial 486
c) Acción de impugnación o de responsabilidad 488

3) CONTRATOS PARASOCIETARIOS

§ 308. Caracterización 488


§ 309. Sindicación de acciones. Posibilidad 490
a) Concepto 491
b) Clases 493
c) Efectos 495

4) DERECHO DE RECESO

§ 310. Concepto '. 495


§ 311. Accionistas legitimados 496
§ 312. Causales y formas de ejercicio 497
§ 313. Plazo de ejercicio 498
§ 314. Caducidad del derecho 498
§ 315. Reembolso del valor de las acciones 499
§ 316. Efectos 499

5) IMPUGNACIÓN DE LAS RESOLUCIONES

§ 317. Casos 500


§ 318. Legitimación 503
§ 319. Medidas cautelares. Suspensión preventiva de la ejecu-
ción 504
§ 320. Trámite 505
§ 321. Caducidad 506
§ 322. Revocación de la resolución 506
§ 323. Responsabilidades 507
XXXII ÍNDICE GENERAL

D) ADMINISTRACIÓN Y REPRESENTACIÓN7 DE LA SOCIEDAD.


LEGAL Y CONVENCIONAL

§ 324. Introducción '• 507

1) D E LA ADMINISTRACIÓN EN GENERAL

§ 325. Cuructcri/aciiJii -• ¡ 0
§ 326. Evolución 510
§ 327. Imputabilidad de los actos societarios 512

2) DIRECTORIO

§ 328. Caracteres 512


§ 329. Prohibiciones e incompatibilidades para ser directores 514
§ 330. Formas de elección 515
a) Elección por categorías 516
b) La elección por voto acumulativo 519
1) El tercio de las vacantes a llenar 520
2) Inderogabilidad del derecho 520
3) Renovación parcial del directorio 522
4) Procedimiento para su ejercicio 522
5) Notificación a la sociedad 522
6) Información de la sociedad a los accionistas 524
7) Número de votos y su acumulación 524
8) Sistema ordinario o plural y sistema acumulativo de
votación: mecanismo 525
9) Cómputo de la votación 526
10) Caso de empate 527
§ 331. Duración 527
§ 332. Suplencia 528
§ 333. Renuncia 528
§ 334. Remoción 529
§ 335. Registro de administradores 530
§ 336. Actas 531
§ 337. Efectos 532
§ 338. Carácter personal del cargo. Delegación de funciones. Po-
deres 534
ÍNDICE GENERAL XXXIII

§ 339.
Reuniones 535
§ 340.
Comité ejecutivo 535
§ 341.
Gerentes : 536
§ 342.
Remuneración. Formas. Límites 537
§ 343.
Responsabilidad. Causales 538
aj Contratación con la sociedad 540
b) Interés contrario 541
c) Actividad en competencia 542
§ 344. Exención y extinción. Derecho de minorías 542
§ 345. Acciones de responsabilidad, condiciones y efectos. Dere-
cho de minorías 543
a) Acción social 544
b) Acción individual 547
c) Plazo de ejercicio 548
§ 346. Acción de impugnación de decisiones del directorio 549
a) La impugnación. Medidas cautelares 550
b) Prescripción de la acción 551

E) FISCALIZACIÓN

1) PRIVADA

§ 347. Introducción 551


§ 348. Sindicatura 554
a) Atribuciones y deberes 555
b) Responsabilidad. Prueba de la culpa 559
c) Síndicos. Sindicatura colegiada 562
d) Designación 562
1) Requisitos 563
2) Inhabilidades e incompatiblidades 564
e) Plazo. Revocabilidad 564
f) Remuneración 565
g) Vacancia 565
h) Prescindencia y derecho de los accionistas en caso de no
organizarse la sindicatura 566
§ 349. Consejo de vigilancia : 567
a) Función 569
b) Ventajas de la organización 570

III. Richard - Muiño. Derecho socielario.


XXXIV ÍNDICE GENERAL

c) Reglamentación. Organización. Aptitud para integrar


el consejo de vigilancia 572
d) Accionista persona jurídica 573
e) Responsabilidades 574
f) La auditoría. Similitudes y diferencias con la sindi-
catura 574

2) ESTATAL

§ 350. Presente y futuro 574


§ 351. Sociedades comprendidas en la fiscalización estatal perma-
nente 578
§ 352. Fiscalización limitada 579
§ 353. Sanciones 580
§ 354. Responsabilidad de los directores y síndicos por la oculta-
ción : 580
§ 355. Facultades de la autoridad de contralor 581
§ 356. Recursos. Plazos 582
§ 357. Fiscalización estatal por el objeto de la sociedad 582
a) La actividad financiera 582
b) La actividad aseguradora 583
c) La actividad de radiodifusión 583
d) La actividad administradora de fondos de jubilaciones y
pensiones 584
e) La actividad de otorgamiento de garantías 584
f) Actividades aseguradoras del riesgo del trabajo 585
§ 358. Fiscalización estatal por formalizar oferta pública 585

F) SOCIEDAD ANÓNIMA ABIERTA

§ 359. Su reconocimiento dentro de la legislación actual 587


§ 360. Cotización de títulos-acciones 591
§ 361. Bolsas y mercados de valores 594
a) Comisión Nacional de Valores (CNV) 595
b) Mercado de Valores. Merval 596
c) Caja de Valores 597
§ 362. Emisión de títulos por oferta pública. Aumento por oferta
pública 597
N'DICE GENERAL XXXV

363. Obligaciones negociables 599


a) Régimen legal, noción y modalidades 601
b) Antecedentes 602
1) El artículo 365 del Código de Comercio 602
2) Ley 8.875 602
3) Ley 19.060 602
4) Ley 19.550 602
5) Ley 23.576 602
6) Ley 23.697 603
7) Ley 23.962 603
c) Tipos 603
1) Simples 603
2) Convertibles 603
d) Obligaciones negociables convertibles 603
1) Derecho de suscripción 604
2) Derecho de conversión 604
3) Precio de conversión 606
a) Relación de conversión (Francia) 606
b) Precio de la opción (Estados Unidos de Améri-
ca) 606
4) Aumento del capital social 606
5) Protección del derecho de conversión 606
e) Condiciones generales del empréstito 607
1) Plazo 608
2) Capital 609
3) Interés 609
f) Garantías de la emisión 609
1) Común 609
2) Especial 609
3) Flotante 610
4) Prenda con registro 610
5) Personales 610
g) Emisión 611
1) Entidades emisoras 611
2) Forma de documentación 611
3) Circulación de obligaciones negociables 611
h) Asamblea de obligacionistas 611
i) Tratamiento impositivo 612
j) Obligaciones negociables atípicas 613
1) Convertibles en acciones de otras sociedades 613
XXXVI ÍNDICE GENERAL

2) Con bonos de suscripción 614


§ 364. "Debentures". Régimen legal 614
a) Diferencias de los "debentures" con la acción 615
b) Modalidades 615
c) Facultades del fiduciario para con la sociedad deu-
dora 616

G) NEGOCIOS CON ACCIONES Y OTROS TÍTULOS EMITIDOS


POR SOCIEDADES ANÓNIMAS

§ 365. Introducción 617


§ 366. Negociaciones al margen de la sociedad 617
§ 367. Negocios relacionados con otras figuras 618
a) Usufructo 618
b) Prenda 620
c) Depósito 621
d) Comodato 621
e) Venta a plazo 622
f) Doble o reporte 622
g) Fideicomiso. Mandato 622
h) Expropiación 623

CAPÍTULO IX

SOCIEDAD EN COMANDITA POR ACCIONES

§ 368. Concepto 625


§ 369. Denominación 627
§ 370. Administración 627
a) Remoción 628
b) Acefalía 629
§ 371. Prohibiciones a los socios administradores 629
§ 372. Cesión de la parte social de los comanditados 630
§ 373. Asambleas 630
ÍNDICE GENERAL XXXVII

CAPÍTULO X

SOCIEDADES CON PARTICIPACIÓN ESTATAL

§ 374. Introducción 631

A) SOCIEDAD DE ECONOMÍA MIXTA

§ 375. Regulación 631


§ 376. Noción 632
§ 377. Constitución 632
§ 378. Aportes de los accionistas 632
§ 379. Administración y fiscalización 634
§ 380. Derecho de veto 635
§ 381. Disolución 636

B) SOCIEDADES DEL ESTADO

§ 382. Introducción 636


§ 383. Concepto 636
§ 384. Personalidad 637
§ 385. Objeto 637
§ 386. Los socios 637
§ 387. Formas de constitución 638
§ 388. Administración 639
§ 389. Fiscalización 639

C) L A SOCIEDAD ANÓNIMA CON PARTICIPACIÓN


ESTATAL MAYORITARIA

§ 390. Concepto 639


§ 391. Directores y síndicos por la minoría 642
§ 392. Modificaciones del régimen 642
XXXVIII ÍNDICE GENERAL

§ 393. Situación mayoritaria. Pérdida 643


§ 394. Liquidación 643

CAPÍTULO XI

SOCIEDADES CON OBJETO ESPECÍFICO

A) SOCIEDADES DE GARANTÍA RECÍPROCA

§ 395. Introducción 645


§ 396. Régimen legal. Antecedentes 646
§ 397. Denominación 646
§ 398, Objeto 646
§ 399. Socios , 646
§ 400. Constitución 647
§ 401. Autorización para funcionar 647
§ 402. Capital social, fondo de riesgo y beneficios 648
§ 403. Beneficios 650
§ 404. Órganos sociales 650
a) Asamblea 651
b) Consejo de administración 652
c) Sindicatura 654
§ 405. Fusión y escisión 654
§ 406. Disolución 654
§ 407. El contrato de garantía recíproca. Efectos 655
§ 408. Autoridad de aplicación 656
§ 409. Beneficios impositivos 656

B) ADMINISTRADORAS DE FONDOS
DE JUBILACIONES Y PENSIONES

§ 410. Creación del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensio-


nes 657
§ 411. Régimen de capitalización. Entidades receptoras de los
aportes 657
ÍNDICE GENERAL XXXIX

§ 412. Objeto 658


§ 413. Denominación 658
§ 414. Capital mínimo 659
§ 415. Autorización 659
a) Condiciones 659
b) Procedimiento 660
§ 416. Inhabilitaciones 660
§ 417. Liquidación 661
§ 418. Inversiones 664
§ 419. Fondos de jubilaciones y pensiones 667
§ 420. Organismo de supervisión y control: Superintendencia de Ad-
ministradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones 667
§ 421. Penalidades 668
§ 422. Modalidades en torno a la organización societaria conforme
a la actividad 668
a) Seguro de depósitos 669
b) Administradoras de riesgos del trabajo 669

CAPÍTULO XII

SOCIEDADES COOPERATIVAS

§ 423. Concepto 671


§ 424. Antecedentes 673
§ 425. Caracteres 674
a) Naturales 674
b) Ideales 675
c) Organizativos naturales 675
§ 426. Clases 676
§ 427. Constitución 676
a) Requisitos de fondo 676
1) Normas que imponen previsiones estatutarias 677
2) Normas contractuales 678
b) Requisitos de forma 680
c) Publicidad 680
d) Modificaciones. Reglamentos y sucursales 681
XL ÍNDICE GENERAL

e) Recursos contra decisiones administrativas vinculadas a


la regularizacion de las sociedades 681
§ 428. Los socios 681
§ 429. Admisión 681
§ 430. Rechazo 683
§ 431. Retiro 684
§ 432. Exclusión 684
§ 433. Derechos y obligaciones 685
§ 434. Órganos de la cooperativa 686
a) Consejo de administración 686
b) Comité ejecutivo y gerentes 689
c) Asambleas: clases y requisitos 689
d) Fiscalización interna 690
§ 435. Balances y excedentes. Retiro del capital. Pérdidas. Fon-
dos de reserva 693
§ 436. Balance y memoria 693
§ 437. Excedente 694
§ 438. Fiscalización pública 695

PARTE TERCERA

ORGANIZACIÓN SOCIETARIA. DIVERSAS


FORMAS SOCIETARIAS Y CONTRACTUALES

CAPÍTULO XIII

CONCENTRACIÓN ECONÓMICA

A) INTRODUCCIÓN

§ 439. Organización societaria y concentración económica 699


§ 440. Formas societarias y contractuales 702
§ 441. Relaciones societarias de segundo grado 704
ÍNDICE GENERAL XLI

§ 442. La sociedad socia: prohibición para las sociedades por ac-


ciones 706
§ 443. Participaciones de sociedades en otras sociedades 711
§ 444. Participaciones recíprocas 713

B) PARTICIPACIÓN, VINCULACIÓN
Y CONTROL ENTRE SOCIEDADES

§ 445. Introducción 713


§ 446. Control interno y control externo 714
a) Control de derecho 716
b) Control de hecho 717
1) Interno 717
2) Externo 717
§ 447. Efectos del control 718
§ 448. Medios de tutela 720

C) L A DENOMINADA INOPONIBILIDAD
DE LA PERSONA JURÍDICA.
DESESTIMACIÓN DE LA PERSONALIDAD JURÍDICA

§ 449. Caracterización 726


§ 450. Terminología 729
§ 451. La desestimación de la personalidad 730
§ 452. Personalidad jurídica y su desestimación 732
§ 453. La inoponibilidad 738
§ 454. La tipicidad 739
§ 455. Imputación directa. Extensión de los supuestos 741
§ 456. Los daños causados 742
§ 457. Algunos supuestos y efectos de la aplicación de la previ-
sión del artículo 54 "in fine" de la ley de sociedades comer-
ciales 744
a) Imputación diferenciada 745
b) Tipos de imputación 746
1) Constitutiva 746
2) Aditiva en sentido estricto 748
3) Negativa 749
XLII ÍNDICE GENERAL

§ 458. La teoría de la imputación 750


§ 459. La extensión de la responsabilidad 751
§ 460. Principios interpretativos 752
§ 461. Extensión de situaciones 754
§ 462. Consideraciones conclusivas 755

CAPÍTULO XIV

CONTRATOS DE COLABORACIÓN

A) INTRODUCCIÓN

§ 463. Consideraciones generales 761


§ 464. Clasificaciones de los contratos, según sus funciones econó-
micas y sociales (criterio teleológico o finalista) 763
a) Clasificación de Spota 763
b) Clasificación de Uría 764
c) Clasificación de Broseta Pont 765
§ 465. Nuestro criterio clasificatorio 765
§ 466. Efectos de la clasificación o de la distinción 767
§ 467. Autonomía de la voluntad para formalizar contratos de co-
laboración atípicos 770
§ 468. Otro criterio clasificatorio: plurilateralidad 770
§ 469. ¿Nace la sociedad de un contrato plurilateral? 771
§ 470. Los aportes de la doctrina 773
§ 4 7 1 . Los contratos (negocios) participativos (parciarios o partici-
patorios) 774

B) AGRUPACIONES DE COLABORACIÓN EMPRESARIA

§ 472. Antecedentes 779


§ 473. Caracterización de las agrupaciones de colaboración 784
§ 474. Finalidad 788
§ 475. Forma y contenido del contrato 788
§ 476. Resoluciones 790
ÍNDICE GENERAL XLIII

§ 477. Dirección y administración 790


§ 478. Fondo común operativo 791
§ 479. Responsabilidad hacia terceros 792
§ 480. Estado de resultados. Contabilidad de los resultados 793
§ 481. Causal de disolución (de extinción del contrato) 793
§ 482. Exclusión 793

C) UNIONES TRANSITORIAS DE EMPRESAS

§ 483. Antecedentes '. 794


§ 484. Caracterización 795
§ 485. Contenido del contrato 795
§ 486. Representación. Inscripción 796
§ 487. Responsabilidad 797
§ 488. Acuerdos 797
§ 489. Quiebra o incapacidad 797
§ 490. Subjetividad y litis consorcio pasivo necesario
§491. El carácter contractual y no configurante de un sujeto de de-
recho de los contratos, particularmente frente al régimen fis-
cal 802

D) AGRUPAMIENTO DE SEGUNDO GRADO. "JOINT VENTURE".


CONSORCIO Y COOPERATIVAS DE EXPORTACIÓN

§ 492. Introducción 806


§ 493. "Joint venture" 807
§ 494. Consorcios y cooperativas de exportación. Empresas bina-
cionales 809

E) L A DENOMINADA SOCIEDAD ACCIDENTAL


O EN PARTICIPACIÓN

§ 495. Concepto 810


§ 496. Caracterización 810
§ 497. Obligaciones y derechos del gestor, de los partícipes y de
terceros 813
XLIV ÍNDICE GENERAL

§ 498. Contribución a las pérdidas 814


§ 4 9 9 . Administración. Contralor 814
§ 500. Normas supletorias. Liquidación 816

CAPÍTULO XV

REORGANIZACIÓN SOCIETARIA

A) TRANSFORMACIÓN

§ 501. Concepto 817


§ 502. La sociedad cooperativa 824
§ 503. El asentimiento conyugal 825
§ 504. Responsabilidad 828
§ 505. Requisitos 829
§ 506. Receso 831
§ 507. Preferencia de los socios 832
§ 508. Rescisión. Caducidad 832

B) FUSIÓN

§ 509. Concepto 833


§ 510. Supuestos 835
§ 511. Efectos 835
a) Publicidad previa 836
b) Oposición de acreedores 836
c) Obtención de medidas cautelares 836
d) De cobrar a la sociedad incorporante o absorbente 836
1) Relación de cambio 836
2) Receso 837
§ 512. Requisitos 837
§ 513. Revocación y rescisión 841

C) ESCISIÓN

§ 514. Introducción 842


§ 515. Concepto 843
ÍNDICE GENERAL XLV

§ 516. Régimen 845


§ 517. Efectos 846

CAPÍTULO XVI

SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO

§ 518.
Introducción 847
§ 519.
Ley aplicable 848
§ 520.
Tipo desconocido 849
§ 521.
Contabilidad 850
§ 522.
Representante 850
§ 523.
Emplazamiento en juicio 851
§ 524.
Constitución de sociedades u otorgamiento de contratos de
colaboración 851
§ 525. Sociedad con domicilio o principal actividad en el país .:.... 856

P A R T E CUARTA

INEFICACIA E IRREGULARIDAD

CAPÍTULO XVII
RÉGIMEN DE NULIDAD. LA INEFICACIA SOCIETARIA

A) CARACTERIZACIÓN

§ 526. Introducción -. 859


§ 527. Nulidad. Invalidez. Ineficacia 865
§ 528. Invalidez funcional 869
§ 529. Nulidad en razón del vínculo 869
§ 530. Omisión de requisitos esenciales. Tipicidad y atipicidad ... 871
§ 531. Conservación del negocio y responsabilidad por nulidad 871
§ 532. Deficiencias en la forma 873
XLVI ÍNDICE GENERAL

§ 533. Reglas procesales. Prescripción 873


§ 534. Nulidad en razón del objeto o de la actividad 874
a) Catalogación jurídica de ilegalidades rt 78
b) Efectos sancionatorios disímiles o diferentes grados de
punibilidad 879
c) Determinación de la actividad ilícita 882
d) La organización empresaria obligatoria 882
e) Organización empresaria y societaria 882
f) Análisis de la invalidez desde el punto de vista del acto
o negocio individual 883
g) Negocio ilícito 884
h) Persona jurídica intermediaria. Invalidez de la actividad 886
§ 535. Sociedades entre esposos 890
§ 536. Participaciones recíprocas 890

B) E F E C T O S DE LAS NULIDADES SOCIETARIAS

§ 537. Sujeto de derecho y nulidad 890


§ 538. Problemática de la nulidad y anulabilidad societaria 892
§ 539. Conclusión 899

CAPÍTULO XVIII

SOCIEDAD NO CONSTITUIDA REGULARMENTE

§ 540. Carácter 901


§ 541. La personalidad "precaria y limitada" 906
§ 542. Estrictez sancionatoria de la normativa en torno de las so-
ciedades irregularmente constituidas 907
§ 543. Sociedad constituida de hecho 908
§ 544. Cargas para alcanzar el privilegio de la limitación de respon-
sabilidad :-. 910
§ 545. Efectos 910
§ 546. Aportes 910
§ 547. Representación 912
§ 548. Prueba 913
§ 549. En torno de los medios de prueba y la apreciación de esa
prueba en cuanto a la existencia de una sociedad de hecho .. 916
ÍNDICE CÍENERAL XLVII

§ 550. Las presunciones para reconocer la existencia de una socie-


dad de hecho 918
§ 551. Jurisprudencia 921
§ 552. Regularización. Resolución. Receso 923
a) Trámite para la regularización 924
b) Derecho del socio disidente 925
c) Disolución por haber fracasado el pedido de regulariza-
ción 925
d) Facultad disolutoria. Liquidación 925
§ 553. Promesa de contratar sociedad 926

CAPÍTULO XIX

SOCIEDAD EN FORMACIÓN

§ 554. Consideraciones generales 929


§ 555. Sociedad anónima en formación 932
§ 556. Efectos de la sociedad en formación 933

Bibliografía 935
PARTE PRIMERA

CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

CAPÍTULO PRIMERO

NOCIONES PREVIAS

A) L A SOCIEDAD

§ 1. CARACTERIZACIÓN. - El hombre tiene por naturaleza ten-


dencia al agrupamiento y, movido a impulso de variadas motivacio-
nes y con finalidades diversas, posee una actitud asociativa, sea en
actividades públicas o comunitarias, como en su actividad privada.
Con esa actitud asociativa, el hombre tiene una disposición ex-
pansiva, en cuanto al desarrollo de múltiples actividades, uniéndose
a otras personas, sin perjuicio de su iniciativa personal.
El derecho, con su noción instrumental, atendió esas tendencias
de los individuos, otorgándoles un rango constitucional y regulán-
dolas en múltiples normas1.
En lo individual, dando respuestas a las actividades multifacé-
ticas de cada persona, reconociendo la diferencia entre el patrimonio
general del individuo y los bienes afectados al comercio, otorgando
preferencias o centro imputativo sobre los bienes de la actividad
mercantil, a las obligaciones surgidas de la misma.

1
Díaz Moreno, Las sociedades mercantiles, en Jiménez Sánchez (coord.),
"Lecciones de derecho mercantil", p. 142.

1. Richard - Muiño. Derecho societario.


2 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

En lo asociativo, reconociendo con diversas modalidades los


vínculos entre personas para enfrentar en común ciertos negocios:
desde la societas en el primitivo derecho romano, pasando por figu-
ras más complejas donde se independizaban integralmente las rela-
ciones nacidas de la actividad y finalidad común, separando a sus
acreedores de los acreedores individuales de los socios, hasta formas
más evolucionadas con separación patrimonial y limitación de res-
ponsabilidad de los socios.
Pero los términos "asociar" o "sociedad" son excesivamente
amplios y comprenden múltiples fenómenos y acepciones. Por ello,
para interpretar el sistema normativo es fundamental reconocer dos
concepciones distintas de sociedad, cuyos contenidos diversos luego
no son diferenciados cuando se tratan ciertos efectos como: perso-
nificación, responsabilidad, sociedad irregularmente constituida y la
oponibilidad del contrato, alcance de la prohibición del art. 30 de
la ley 19.550 (LSC), responsabilidad del socio oculto, etcétera. Es-
tas concepciones ya son advertibles en la nota de Vélez Sársfield al
art. 1648 del Cód. Civil.
Como anticipo señalamos que la sociedad no es contrato, sino
persona jurídica, que puede nacer de un contrato o de otro negocio
jurídico. Y que la posibilidad de confusiones se agrava por el uso
de la palabra sociedad con un sentido lato para referirse a relaciones
no personificadas, o sea, contractuales.
Ese problema de léxico en torno del concepto de sociedad de-
viene también de la evolución histórica y del derecho comparado,
que oscurece la terminología dentro del derecho argentino, vincula-
do al concepto amplio y estricto de sociedad, en relación a la con-
cepción de sociedad-contrato y sociedad-persona jurídica.

§ 2. ORIGEN Y EVOLUCIÓN. - L a sociedad se reconoce origina-


riamente como contrato, la societas romana como referencia a la
comunidad o consorcio existente entre coherederos y otras personas
que tenían bienes pro indiviso.' También como contrato consensual,
sinalagmático y de buena fe, donde se realizaban uno o varios ne-
gocios para participar en sus resultados.
Dentro del derecho romano se reconocían varias sociedades:
a) La societas alicuius negotiationis constituida como sociedad
particular para explotar una industria, comercio o finca rústica. So-
NOCIONES PREVIAS 3

ciedad particular es la de capital limitado a ciertos bienes, la con-


cretada sólo a ciertos servicios, la que se propone una finalidad es-
pecífica: una industria, un ramo de la actividad mercantil, una obra,
un negocio2.
b) La societas unius rei, también como sociedad particular o
singular, de una sola cosa, implicando la puesta en común, que entre
los romanos podía ser de un esclavo o de una finca rústica.
c) La societas omnium bonorum que generaba una sociedad
universal, comprensiva de todos los bienes presentes y futuros, mo-
dalidad esta última prohibida en el derecho moderno; es la que com-
prende una totalidad patrimonial, sea como conjunto de bienes de
los socios o como productos o beneficios que se obtengan con éstos
o con el trabajo3.
d) La societas publicanorum, como sociedad de publícanos, de
derecho público, constituida para la recaudación de impuestos o ren-
tas públicas por arriendo, con patrimonio y administrador, y reco-
nocida como persona jurídica.
e) La societas qucestus, o sociedad de ganancias provenientes
de actos a título oneroso realizados luego de constituida la sociedad.
Estas concepciones originarias, muy amplias respecto de lo que
en ese entonces se consideraba sociedad, fueron evolucionando en
torno de la sociedad mercantil. La necesidad de proteger a los ter-
ceros, la vinculación indisoluble de esta sociedad a un fin específico
como sociedad singular, fue apartándola de la noción contractual
original, exigiendo su exteriorización con nombre, domicilio, una
patrimonialización que califique el mero condominio pro indiviso
con indisponibilidad: el moderno derecho de sociedades giró hacia
formas institucionales jurídicas como lo son las sociedades típicas,
con reconocimiento como sujetos de derecho o personas jurídicas.

2
De acuerdo al art. 1678 del Cód. Civil español, la sociedad particular es la
que "tiene únicamente por objeto cosas determinadas, su uso o sus frutos, o una
empresa señalada, o el ejercicio de una profesión o arte".
3
Puede reconocerse la sociedad universal de todos los bienes presentes, a
"aquella por la cual las partes ponen en común todos los que actualmente les per-
tenecen, con ánimo de partirlos entre sí, como igualmente todas la ganancias que
adquieran con ellos" (art. 1673, Cód. Civil español), diferenciándose de la sociedad
universal de todas las ganancias "que comprende todo lo que adquieran los socios
con su industria o trabajo mientras dure la sociedad" (art. 1675, Código citado).
4 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

La sociedad con características similares a la que en la actua-


lidad reconocen las legislaciones surgió en la Italia del medioevo.
Las sociedades colectivas se formaban espontáneamente entre los
herederos que continuaban las actividades del causante. Del núcleo
de la sociedad colectiva, como versión de las sociedades familiares,
se gestó la sociedad en comandita, donde a los socios colectivos,
que actuaban a nombre colectivo con los bienes pro indiviso, se
agregan aportes de socios que se mantenían en reserva, originaria-
mente nobles, clérigos, etc., que de esta forma disponían su inter-
vención en negocios de riesgo, sin caer en las sanciones morales o
materiales por ser prestamistas4.
El antecedente de las anónimas puede encontrar referencias en
el Banco de San Jorge (Genova, siglo xv), acentuándose su organi-
zación como derivación del poder público que les otorga la perso-
nalidad jurídica en las compañías de Indias, como manifestación
económica en la conquista de Asia y América.
De allí evoluciona la legislación de las sociedades por acciones,
gestándose las cooperativas como relaciones personalistas con limi-
tación de responsabilidad de los asociados. Éstas encuentran su
primigenia manifestación formal en Rochdale, Birmingham (Gran
Bretaña), en 1844, donde los pioneros rechazaban el espíritu de lu-
cro de las otras sociedades, surgiendo como un intento de evitar la
intermediación.
Para la pequeña y mediana empresa se plasma a fines del siglo
xix, en la región de Lorena, la sociedad por cuotas o de respon-
sabilidad limitada.
De la concepción de la sociedad como organización de la em-
presa (no como contrato) surgen los tipos societarios que receptan
la actividad exclusiva o no del Estado, en la sociedad de economía
mixta, con participación estatal, del Estado, derivadas todas de la
anónima. El fracaso ético y administrativo de la actividad estatal
no ha descartado estas figuras que, en tiempos actuales, han servido

4
Es poco clara la evolución legislativa en este aspecto, pues mientras se acep-
ta comanditarios ocultos o partícipes ocultos en las llamadas sociedades accidentales
-donde limitan su riesgo al aporte-, se sanciona al socio oculto con responsabilidad
solidaria o sea sin limitación de riesgo (ver el art. 34, párr. 2o, LSC, que remite a
la responsabilidad del socio de la sociedad colectiva).
NOCIONES PREVIAS 5

para plasmar -con diferente suerte- la privatización de la propiedad


estatal.

§ 3. FUNCIÓN ECONÓMICA. - La estructura societaria constitu-


ye una de las más modernas expresiones del hombre en su búsqueda
de medios para realizar la actividad comercial e industrial necesaria
a su compleja coexistencia económica actual. En la conformación
aproximada con la que hoy la conocemos, data -como lo expresa-
mos en el parágrafo anterior- de fines del siglo pasado, cuando la
evolución industrial comenzó a operarse y el cada vez más próspero
"maqumismo", que se extendería por todo el orbe, elevó bruscamen-
te los medios de producción, haciendo necesario, como consecuen-
cia, el concurso de grandes estructuras: las empresas comerciales e
industriales que desde entonces fueron multiplicándose vertiginosa-
mente, requiriendo para su desenvolvimiento ingentes sumas que no
encontraron disponibles en manos de pocas personas; las relaciones
se hicieron complejas cuando fue necesario recurrir al aporte de los
ahorristas y pequeños inversores, pero el número de personas que
se requería para formar un gran capital era tan elevado que dificul-
taba y hasta imposibilitaba la conducción de los negocios. La ge-
neración de patrimonios autogestantes escindidos de las personas fí-
sicas -que organizaban, conducían o invertían en el negocio- era el
requerimiento económico.
La sociedad concebida como sujeto de derechos es el resultado
de la conciliación de ambos extremos. Ésas fueron las causas de
su aparición en las prácticas mercantiles primero, y en la legislación
después, e idénticas son las razones que determinan la enorme difu-
sión que de ella se advierte en nuestros días, a punto tal de no hacer
concebible la prosperidad y organización económica sin ella, inclu-
so con complejidades que generan los "grupos de sociedades" (o de
sociedades constituidas por sociedades).
La función económica de las relaciones societarias reconocidas
normativamente, tanto sea concebida en sentido amplio como en
sentido estricto (ver § 4), son las de dar seguridad jurídica al vínculo
entre los partícipes (usamos esa terminología para la sociedad en
sentido amplio) o entre los socios (para la sociedad en sentido es-
tricto), especialmente a los que se contraigan con terceros, así como
también al régimen de los bienes afectados a la actividad en interés
común, respecto no sólo de las partes, sino de terceros que se vincu-
6 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

len a la actividad, como igualmente los terceros acreedores de los


partícipes o de los socios.
Al propio tiempo, la popularizada expresión joint venture se co-
rresponde justamente a la función económica o empresarial, y debe
entenderse (por lo menos dentro de nuestro derecho) como una
"aventura participada", y esa actividad económica puede ser enca-
rada por una sociedad concebida en sentido amplio: el llamado joint
venture contractual, o por una sociedad concebida en sentido estric-
to y por tanto personalizada: el llamado joint venture corporativo.
Las actividades que se realizan con alguna complejidad y per-
manencia deciden normalmente a las partes su aseguramiento a tra-
vés de la constitución de una sociedad.

§ 4. CONCEPTO. - Hemos afirmado que para poder compren-


der el sistema normativo societario es fundamental reconocer dos
concepciones distintas o dos contenidos dispares que se otorgan a
la expresión "sociedad", contenidos diversos que luego no son dife-
renciados cuando se tratan normativamente ciertos efectos especí-
ficos, como personificación, responsabilidad, sociedad de hecho, al-
cance de la prohibición del art. 30 de la LSC, responsabilidad del
socio oculto, etcétera.
Sociedad en sentido muy amplio es cualquier agrupación o re-
unión de personas o fuerzas sociales, o un conjunto de familias con
un nexo común, así sea tan sólo de trato; o la relación entre pueblos
o naciones; o la humanidad en su conjunto de interdependencia y
relación; o la agrupación natural o convencional de personas, con
unidad distinta y superior a la de sus miembros individuales, que
cumple, con la cooperación de sus integrantes, un fin general, de
utilidad común; o asociación, o sindicato o consorcio; o -ya en
un sentido menos lato- la mera inteligencia entre dos o más perso-
nas para un fin; o la referencia al contrato en que dos o más personas
ponen en común bienes o industria, para obtener una ganancia y re-
partirse los beneficios, supuesto este último en que se usa el término
en el título de la secc. IX del cap. II de la LSC, "De la sociedad
accidental o en participación".
En sentido estricto, o propio, implica la referencia concreta a
un sujeto de derecho típico. En el sistema normativo como figuras
concretas y típicas, encontramos referencias a sociedad, en lo civil (art.
NOCIONES PREVIAS 7
1648 y ss., Cód. Civil), y en lo comercial (art. Io, LSC), dotadas de
personalidad, sean civiles o comerciales (art. 33, inc. 2o, Cód. Civil).
Dentro del campo amplísimo de las sociedades -tanto en sen-
tido lato como estricto-, encontramos referencias a sociedades muy
diferentes entre sí, incluso sobre su determinación como sociedad
en estricto sentido: sociedad accidental, anómala, momentánea, en
participación, de cuenta en participación, oculta, agrícola-ganadera,
minera, profesional, anónima, por acciones, capitalista, civil, comer-
cial, mercantil, colectiva, en nombre colectivo, comandita simple y
por acciones, de capital e industria, de economía mixta, estatal, con
participación estatal mayoritaria, con participación estatal exclusiva,
del Estado, de capital variable, cooperativa, mutualista, conyugal, de
garantía recíproca, de capitalización, financiera, de ahorro y présta-
mo, de seguros, de caución mutua, de crédito, de mandatos, de fi-
ducias, de habilitación, de responsabilidad limitada, por cuotas, de
socorros mutuos, doméstica, paternofilial, de hecho, secreta, irregu-
lar, nula, anulable, leonina, ilícita, prohibida, en formación, en liqui-
dación, nacional, extranjera, regional, de componentes, etcétera.

a) SOCIEDAD EN SENTIDO ESTRICTO o PROPIO. Dentro del mundo ju-


rídico, y congruente con la expresión "asociación", a la que nos re-
feriremos, existe ese concepto amplio y restringido de sociedad.
En general nos movemos dentro del segundo, que ha sido la nota de
análisis común del sistema societario, contenido en los derechos
civil y comercial argentinos.
La amplitud genera una dificultad en la tipificación de la rela-
ción societaria, razón por la que, en derecho societario, se optó por
los tipos societarios o numerus clausus de sociedades personifica-
das, para dar seguridad a los terceros y a los socios, particularmente
al generarse un nuevo sujeto de derecho, titular de un patrimonio
distinto al de los socios.
La sociedad en sentido estricto se caracteriza por la actividad
en común exteriorizada, con finalidad u objeto autónomo (o sea,
distinto al de los socios), con participación en las pérdidas y las
utilidades que se deriva del patrimonio social (y no del de un gestor
o de los bienes en condominio), donde éstos tienen injerencia en las
resoluciones colegiales que se adoptan. No bastará una mera par-
ticipación o la finalidad común, que sólo caracterizará un negocio
participativo o parciario, distinto a configurar una sociedad-persona.
8 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

Es la negociación común, exteriorizada a nombre colectivo, la que


permite identificar la existencia de una sociedad en sentido estricto.
El punto resulta fundamental para identificar una sociedad de hecho,
pues la sociedades típicas son fácilmente reconocibles, conforme la
figura adoptada.
1) La noción de sociedad como contrato5, o de pluralidad de
personas, ha sufrido una profunda alteración con la aceptación de la
sociedad de un solo socio, ya receptado en nuestro país con las so-
ciedades del Estado -el art. 2 o , ley 20.705 prescribe que "las socie-
dades del Estado podrán ser unipersonales"-, con importante admi-
sión en el derecho comparado 6 .
2) El lucro tampoco es hoy un elemento definidor, pues se
acepta la constitución de sociedades profesionales, no siendo un re-
quisito de existencia ni en el derecho inglés, ni para las corporations
del derecho americano 7 , como lo es la asociación bajo forma de so-
ciedad prevista por el art. 3 o de la LSC.
3) La aportación en cosas o dinero no es un requisito esencial,
pues podría existir una sociedad donde sólo se hubiera comprome-
tido el trabajo o los esfuerzos.
4) Tampoco es un elemento definidor la publicidad prevista en
la ley, pues hay legislaciones que aceptan como persona jurídica a la .
sociedad irregular y a la sociedad de hecho.

5
Zanelli, La nozione, cit. por Fontanarrosa, Derecho comercial argentino, t.
I, p. 3Q, nota 63, expresando que "la verdad es que la sociedad puede ser un contrato;
más aún, se puede llegar a precisar que, en el sistema legislativo, ella debe ser un
contrato; pero no debe ser un contrato (o bien, no es necesario que lo sea) bajo el
aspecto de su esencia estructural y funcional, como noción sociológica y dato jurí-
dico puro; la contractual es una forma posible y, legislativamente, hasta una forma
necesaria, dentro de ciertos límites y según ciertas interpretaciones; pero la necesi-
dad en este caso es mero producto de una sobreestructura jurídica; es (si puede ex-
presarse así) una necesidad inesencial que se plantea como ficción y que no penetra
en la sustancia de la institución, y sobre todo, no la califica conceptualmente" (la
bastardilla es nuestra).
6 España admite la sociedad anónima de un solo socio, y la sociedad de res-
ponsabilidad limitada unipersonal es receptada en Alemania, Suiza, Austria, Licch-
tenstein, siendo lícitas en el derecho inglés para las publie y las prívate company
(conf. De Sola Cañizares, La sociedad en participación, p. 14 y siguientes).
7
El fin lucrativo no parece entonces indispensable en la noción jurídica, co-
rrespondiendo a una decisión de política legislativa, ya alejada de nuestro sistema,
tanto por las disposiciones del Código Civil como por el art. 3 o de la LSC.
NOCIONES PREVIAS 9
5) El elemento que perfila mejor la existencia de una sociedad
es el de organización (por lo menos en la sociedad exteriorizada,
que es la única que puede configurar una sociedad en sentido estric-
to), que implica el aparecer como negociando a nombre colectivo.
La sociedad estará caracterizada por la actividad en común, ex-
teriorizada (a nombre colectivo), con finalidad común, con partici-
pación en las utilidades y pérdidas, en el caso de haber sido adop-
tada por un negocio contractual.
No bastará una mera participación que sólo caracterizará un ne-
gocio participativo o parciario, distinto a configurar una sociedad8.
Quizás el elemento que determine la tipicidad de la relación socie-
taria -cuando son dos o más personas- es el ejercicio del control,
de un control más allá de una simple vigilancia, concretado en la
posibilidad de intervenir o interferir en la decisión9.

8
Como expresa Brunetti: "Querer fijar la atención sobre la división de la pér-
dida y de la ganancia, y decir que asociante y partícipe corren juntamente con el
riesgo del negocio, en la misma medida que los socios de una sociedad mercantil,
equivale a amputar arbitrariamente el objetivo que caracteriza el contrato de socie-
dad, lo que llevaría a formar la categoría del contrato de sociedad con tal amplitud
que comprendería incluso la asociación en participación, pero al propio tiempo, tan
indefinido que no tendría significado ni contacto con la estructura de la sociedad.
El reparto de las pérdidas y los beneficios no es por sí solo el rasgo típico del con-
trato de sociedad, siéndolo, en cambio, en relación con la puesta en común de cuanto
sea preciso para una gestión común. Si hay, por lo tanto, una división de ganancias
y pérdidas, faltando la comunidad de medios y la comunidad de voluntades que pon-
gan de relieve la división del riesgo, no podrá decirse, basándose únicamente en la
citada división de ganancias y pérdidas, que nos encontramos en presencia de un
contrato de sociedad" (Tratado, t. I, p. 37).
9
Messineo, Manual, t. IV, p. 3; al referirse a la asociación en participación,
expresa que "se trata de un contrato de colaboración para realizar un negocio o una
actividad de cuyo resultado participarán ambas partes (fin común) en la proporción
convenida (ganancias y pérdidas); pero el participado no interviene en la gestión del
negocio ni concurre a la formación de una voluntad colectiva... ésta se expresa (y
también se agota) en el derecho a las utilidades y en la sujeción a las pérdidas,
concebida como el mero derecho de crédito y derecho frente al asociante". En
la misma línea, dice Fariña, al efectuar el estudio de los que denomina contratos
asociativos en sentido propio: "En estos contratos, cuyo mejor exponente (aunque
no el único) es el de sociedad, no existe un asociante y uno o más asociados, sino
que cada parte participa directamente y a título jurídicamente igualitario en el ne-
gocio o en la empresa común (aunque sea por medio del sujeto colectivo o socie-
dad), con intervención directa o indirecta en la gestión de los negocios comunes,
con la facultad de concurrir a la formación de la voluntad colectiva y con derecho
10 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

Dentro de la concepción actual de la sociedad en el derecho


argentino, la misma se configura como sustrato de organización, al
elegir como medio técnico una relación personificante, es decir, una
relación que importa comunidad de fin y órganos para su funcio-
namiento10, o una actuación en nombre colectivo (sociedad de he-
cho; medio que queda abierto a los que se autorice y quieran incor-
porarse para la consecución de ese fin), subsumiendo sus diferentes
intenciones e intereses.
El concepto estricto es el más fácil de comprender por nuestra
formación y los antecedentes normativos que aún reglan la materia
en la LSC, y es el que se corresponde con la determinación del art.
33, inc. 2o, del Cód. Civil sobre la personalidad jurídica de las so-
ciedades (en sentido estricto), ratificado por el art. 2° de la LSC.
No obstante, varias referencias doctrinarias se formalizan -general-
mente sin señalar la diferencia- en relación a sociedad en sentido
lato, a veces para determinar la existencia de una sociedad de hecho,
lo que es incongruente con nuestro sistema normativo.
Dentro de ese criterio estricto de sociedad, ésta podría caracte-
rizarse por los siguientes elementos:
1) Origen voluntario, por actividad, contrato o declaración uni-
lateral de voluntad.
2) La constitución de un patrimonio autónomo, escindido del
de los fundadores.
3) La organización o forma organizada, como autogestión del
patrimonio.
4) El reconocimiento de personalidad por el sistema normativo.
5) La manifestación externa de esa unidad, actuando "a nom-
bre colectivo".
6) La durabilidad de esa manifestación.
7) El carácter económico, además de común, del fin, para dis-
tinguirla de la asociación.
8) El fin u objeto común o autónomo de la actividad de ese
patrimonio.

a participar de los beneficios exigibles directamente al órgano común" (Contratos


comerciales modernos, p. 743).
10
Auletta. // contralto, p. 37.
NOCIONES PREVIAS 11
Sociedad implica, dentro de nuestro sistema normativo, una dis-
posición negocial para realizar una actividad conjunta y organizada,
generando un sujeto de derecho, con finalidad común lucrativa.
b) SOCIEDAD EN SENTIDO AMPLIO O LATO. Pero por encima de aquel
concepto, que de por sí puede ser globalizante de todos los tipos",
e incluso constituirse en un tipo o forma residual, suele situarse otra
concepción, base de ciertas formas elementales y genéricamente so-
cietarias.
Esa concepción genérica es tanto mayor cuanto menos requisi-
tos se exigen para configurar la relación societaria, los que -en esa
concepción amplia que engloba a la "sociedad" en participación-
podrían concretarse en lo siguiente:
1) Fin común u objeto común.
2) Actividad negocial u origen negocial, no legislativo12.
Se corresponde este criterio a aquellos que denominan como
sociedad a lo que el mismo Vélez Sársfield ya descartaba como tal
en su nota al art. 1648 del Cód. Civil13.
Se incluyen así fines no económicos y meramente de goce, re-
sultando de ese concepto -de origen germánico- que el fin econó-
mico corresponde exclusivamente a la sociedad y el fin no lucrativo
a la asociación.

11
El concepto de personalidad jurídica debe ser distinguido del de tipicidad
del sujeto o contrato. Cuando se habla de "personalidad jurídica" se dice que hay
subjetivízación de alguna clase, pero queda pendiente la determinación de la clase
de que se trata (Girón Tena, Derecho de sociedades, p. 164).
12
Conf. Richard, Sociedad y contratos asociativos, p. 124, y Organización
asociativa, p. 107 y siguientes.
13
En dicha nota dice que "lo mismo sería del contrato por el que dos vecinos
comprasen en común un terreno para proporcionarse un lugar de paseo, o una má-
quina para explotarla privativamente cada uno a su turno" (se anticipó al contrato
de agrupamiento de colaboración regulado recién en el año 1983). Asimismo: "Tro-
plong sostiene que en estos casos hay sociedad, porque hay un beneficio apreciable
en dinero". Y agrega: "Pero ese beneficio no es divisible entre los partícipes de la
cosa, tal como se entiende la división entre los socios, condición esencial de toda
sociedad. La utilidad debe ser apreciable en dinero (art. 2055, Cód. de Chile) y no
una utilidad meramente moral. Las hermandades religiosas, las sociedades para ob-
jetos de beneficencia no son sociedades civiles, aunque lleven el nombre de socie-
dades".
12 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

El nudo funcional, o de fin común, o carácter común de la rela-


ción aparece como fundamental. Ese fin común es el resultado, la
participación en el beneficio a alcanzar con determinado negocio.
Son los llamados negocios participativos o, para otros, los contratos
con pactos de resultado 14 .
Las cosas en común no aparecen como un elemento de la esen-
cia de la sociedad, sino cuando es indispensable para alcanzar el
objeto común. Por ello, es posible una relación asociativa donde
los socios sólo comprometan su trabajo personal para alcanzar el fin
social, expresándose la solidaridad en la puesta en común de ese
trabajo, que podrá ser requerido directamente por el otro socio, sin
necesidad de que lo reclame la sociedad (como nuevo centro impu-
tativo).
Con ese principio, la ocasionalidad de la relación asociativa no
la desluce, y se encuentra comprendida dentro del esquema presen-
tado por el legislador suizo, no constituyendo un tipo en sí mismo.
En este concepto se encontrarán los contratos participativos y
parciarios, que algunos autores involucran como asociativos. En
ellos pueden darse modalidades de explotación de derechos de pro-
piedad industrial, formas de edición, subparticipaciones o sociedad
con el socio, comunidades de intereses convenidas en relaciones de
coordinación de empresas, algunas figuras de explotación agrícola
y ganadera, en actividades de gestión, arrendamientos, explotación
de empresas ajenas15.
Se deja así la advertencia de que el uso de la palabra sociedad
(para esta concepción amplia) abarca, normativa o doctrinariamente,
supuestos no personificados, contemplando dos clases de figuras: las
típicas, siguiendo las huellas de la LSC, y otras, dentro de un marco
amplio, liberal, generoso en cuanto a formalidades, que constituyen

14
Lessa, Una modesta proposición, ponencia presentada al Congreso Argen-
tino de Derecho Comercial, vol. 2, p. 91 y siguientes.
15
Para determinar claramente lo que puede conceptualizarse como sociedad
en e¡ esquema proyectado, consecuente con lo referido a la sociedad en participa-
ción, debemos subrayar que dentro del derecho comparado la misma puede o no
tener carácter accidental o de permanencia, puede tener un único gestor o una plu-
ralidad de ellos, etcétera. Sobre la association momentanée, joint venture y otras
formas participativas, ver Richard, Sociedad y contratos asociativos, p. 148 y ss., y
Negocios de participación, p. 35 y siguientes.
NOCIONES PREVIAS 13
un tonel sin fondo al involucrar todos los negocios asociativos -con
el tope de licitud-. Ese concepto lato de sociedad comprende: las
sociedades accidentales, los joint ventures, los negocios parciarios,
la sociedad interna, la sociedad de hecho no exteriorizada, la socie-
dad momentánea, la sociedad sin patrimonio, la sociedad oculta, los
negocios parciarios de arrendamiento, de crédito, relaciones de
agrupamiento y coordinación, incluso las relaciones parasocietarias,
como la sociedad con el socio, los contratos de sindicación de ac-
ciones, pudiendo incluirse el condominio o el mutuo participativo,
etcétera.
c) CONCLUSIÓN. En su concepción moderna debemos destacar
el abandono de la presentación de la sociedad como un contrato,
ante la acentuación de figuras típicas publicitadas. De un concep-
to amplio de la societas a un concepto estricto de sociedad, que des-
taca su exteriorización en relaciones de duración, con unificación
de las relaciones internas y externas, con reconocimiento de perso-
nalidad y exteriorizada como negocio en nombre de la sociedad.
Conforme a su caracterización como medio técnico disponible
por una decisión negocial, incluso unilateral como veremos, muchas
legislaciones omiten su definición o conceptuación que resulta del
contenido del acto constitutivo, que adquiere efectos especiales con
la inscripción (personificación o, por lo menos, oponibilidad). La
definición no es obligatoria16.

16
El Código de Comercio de Honduras de 1950 no contiene una definición
de la sociedad comercial y se limita en su art. 13 a enumerar las sociedades legis-
ladas. Entre otras legislaciones podemos observar las soluciones en la ley uruguaya
16.060, que en su art. Io dispone: "Habrá sociedad comercial cuando dos o más
personas, físicas o jurídicas se obligan a realizar aportes para aplicarlos al ejercicio
de una actividad comercial organizada, con el fin de participar en las ganancias y
soportar las pérdidas que ella produzca". Por su parte, el art. 3 o establece: "Las
sociedades comerciales deberán adoptar alguno de los tipos previstos por esta ley.
Las sociedades comerciales que no se ajusten a lo dispuesto precedentemente, esta-
rán sujetas al régimen establecido en la sección V del capítulo I". La ley peruana
16.023, del 6/5/66, define a la sociedad en su art. Io: "Por el contrato de sociedad
varias personas convienen en aportar bienes o servicios para el ejercicio en común
de una actividad económica, con el fin de repartirse las utilidades. El contrato so-
cial, debidamente inscripto, origina una persona jurídica de derecho privado". El
art. 3 o expresa: "Son comerciales las sociedades que se constituyan con arreglo a
las disposiciones de esta ley". El art. 4 o prescribe: "El contrato de sociedad y todo
acto que lo modifique, debe constar en escritura pública e inscribirse en el registro
14 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

Es fundamental para determinar el concepto de sociedad com-


parar el art. 1648 del Cód. Civil -al disponer que "habrá sociedad,

mercantil del lugar del domicilio de la sociedad y en los lugares donde establezca
sucursales". El art. 338 afirma: "Es irregular la sociedad que no se ha constituido
e inscripto conforme io dispone ia ley, la que no ha observado sus disposiciones al
transformarse, o la que continúa en actividad no obstante haber incurrido en una
causal de disolución prevista en la ley o en el contrato social". La ley general de
sociedades mercantiles, segunda parte, del Código de Comercio de México de 1933
dispone en su art. Io: "Esta ley reconoce las siguientes especies de sociedades mer-
cantiles: I) sociedad en nombre colectivo; II) sociedad en comandita simple; ///)
sociedad de responsabilidad limitada; IV) sociedad anónima; V) sociedad en co-
mandita por acciones, y VI) sociedad cooperativa". El art. 2o dispone: "Las socie-
dades mercantiles inscriptas en el RPC tienen personalidad jurídica distinta de la de
los socios... Las sociedades no inscriptas en el RPC que se hayan exteriorizado
como tales frente a terceros, consten o no en escritura pública, tendrán personalidad
jurídica". El Código Civil del Paraguay dispone en su art. 959: "Por el contrato de
sociedad dos o más personas, creando un sujeto de derecho, se obligan a realizar
aportes para producir bienes o servicios, en forma organizada, participando de los
beneficios y soportando las pérdidas". Por su parte, el art. 967 establece: "Las so-
ciedades adquieren la personalidad jurídica desde su inscripción en el registro co-
rrespondiente. Las sociedades anónimas y cooperativas requieren, además, la au-
torización gubernativa previa. La falta de registro no anulará el contrato, pero la
sociedad no adquirirá el dominio ni derechos reales sobre los bienes registrables
aportados por los socios. No será oponible a tercero ninguna estipulación no re-
gistrada". El art. 98 del Cód. de Comercio colombiano prescribe: "Por el contrato
de sociedad dos o más personas se obligan a hacer un aporte en dinero, en trabajo
o en otros bienes, apreciables en dinero, con el fin de- repartirse entre sí las utilida-
des obtenidas en la empresa o actividad social. La sociedad, una vez constituida
legalmente, forma una persona jurídica distinta de los socios individualmente con-
siderados". El art. 110 del citado Código expresa: "La sociedad comercial se cons-
tituirá por escritura pública en la cual se expresará...". Por su parte, el art. 116
dice: "Las sociedades no podrán iniciar actividades en desarrollo de la empresa so-
cial sin que se haga el registro mercantil de la escritura de constitución y el civil
cuando haya aportes de inmuebles... Los administradores que realicen actos dispo-
sitivos sin que se hayan llenado los requisitos exigidos en este artículo, responderán
solidariamente ante los asociados y ante terceros de las operaciones que celebren o
ejecuten por cuenta de la sociedad, sin perjuicio de las demás sanciones legales".
A su turno, el art. 11 dispone: "La existencia de la sociedad y las cláusulas del
contrato se probarán con certificación de la cámara de comercio del domicilio...".
El título VII del libro II del Código de Comercio de Chile, en su art. 348 dispone:
"La ley reconoce tres especies de sociedad: 1) sociedad colectiva; 2) sociedad anó-
nima; i ) sociedad en comandita. Reconoce también la asociación o cuentas en par-
ticipación". El art. 357 manifiesta: "La omisión de la escritura social o de su ins-
cripción en el registro de comercio produce nulidad absoluta entre los socios.
Estos, sin embargo, responderán solidariamente a los terceros con quienes hubieren
contratado a nombre y en interés de la sociedad de hecho". En la ley de sociedades
NOCIONES PREVIAS 15

cuando dos o más personas se hubiesen mutuamente obligado, cada


una con una prestación, con el fin de obtener alguna utilidad apre-
ciable en dinero, que dividirán entre sí, del empleo que hicieren de
lo que cada uno hubiere aportado"-, con el art. Io de la LSC: "Ha-
brá sociedad comercial cuando dos o más personas, en forma orga-
nizada, conforme a uno de los tipos previstos en esta ley, se obliguen
a realizar aportes para aplicarlos a la producción o intercambio de
bienes o servicios participando de los beneficios y soportando las
pérdidas".
Contrasta en esta conceptualización la exigencia de que se trate
de una relación negocial, de organización, bajo un tipo previsto en
la ley, con la posterior definición dada por la norma que, tomada
individualmente, puede alcanzar a negocios participativos. El ré-
gimen previsto en el artículo limitándose a las figuras tipificadas,
es luego abandonado para la sociedad de hecho (art. 21, LSC), que
autoriza una extensión del concepto conforme a criterios jurispru-
denciales, que pueden generar solidaridad de partícipes que no pre-
tendieron actuar como sociedad de hecho, sino en un negocio parti-
cipativo.
Esta concepción legal adoptada por el art. Io de la LSC se apar-
tó del precedente Malagarriga-Aztiria que se refería a "actividad
económica", siguiendo las críticas que se hicieron al art. 2247 del
Cód. Civil italiano, sustituyéndola por la "producción de bienes o
servicios", por entender que así se superaba el problema de la acti-
vidad no productiva en sentido económico, como, por ejemplo, las
sociedades que se constituyan para la mera administración o conser-
vación de bienes, o de investigación técnico-industrial. Pero una
interpretación estricta de la expresión "producción de bienes o ser-
vicios" pondría en tela de juicio subsumir actividades como las in-
dicadas, o la compraventa de bienes para su ulterior reventa, a un

anónimas de 1981 (18.046), el art. Io preceptúa: "La sociedad anónima es una per-
sona jurídica formada por la reunión de un fondo común, suministrado por accio-
nistas responsables sólo por sus respectivos aportes y administrada por un directorio
integrado por miembros esencialmente revocables. La sociedad anónima es siem-
pre mercantil, aun cuando se forme para la realización de negocios de carácter
civil". El art. 3 o establece: "La sociedad anónima se forma, existe y prueba por
escritura pública inscripta y publicada en los términos del art. 5 o ". El art. 6o pres-
cribe: "No existe la sociedad en cuya constitución se haya omitido el otorgamiento
de la escritura social o la oportuna inscripción o publicación de su extracto".
16 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

tipo de los previstos por la ley17, pues la expresión exigiría una ha-
cienda productiva. El art. 31 de la LSC que permite la sociedad
holding (de administración de cartera de acciones), contradice la de-
finición.
Como vemos, en el art. Io de la ley se siguen dos criterios: por
un lado el estructural de organización y tipicidad, y por el otro lado
el conceptualista de la "producción o intercambio de bienes o ser-
vicios".
El proyecto de reformas a la ley de sociedades comerciales
(res. MJ 465/91) adicionó al art. Io de la LSC la expresión "o a in-
versión"18, puesto que, como se refiere en las notas explicativas, "en
la definición de 'sociedad típica' del art. Io se incluye expresamente
a las de inversión, para poner término a las dudas que parecen
haberse presentado sobre si las holding son o no una sociedad en
esta ley.

§ 5. SOCIEDAD CIVIL Y SOCIEDAD COMERCIAL. DIFERENCIAS DE


RÉGIMEN. - Para que exista sociedad en el actual derecho argentino
(sentido estricto) debe existir una relación de duración, exterioriza-
da, de origen negocial, con aportes que constituyan un patrimonio
separado del de los socios (principio de división patrimonial), con
una organización diferenciada aunque fuese mínima, no siendo su-
ficiente la mera actuación con finalidad común (sociedad en sentido
lato) y que esa organización jurídica permita contraer derechos y
obligaciones imputables diferencialmente a ese patrimonio autoges-
tante (principio de organicismo).
Empero, la sociedad civil no se diferencia sustancialmente de
la comercial, pues la división que determina al comerciante, y que

17
Conf. Malagarriga, En torno al concepto de sociedad comercial, RDCO,
1969-561. Ver Halperin, Sociedades comerciales. Parte general, p. 199, quien, ci-
tando a Brunetti, expresa que "la sociedad es el medio técnico por el cual se hace
posible la actuación colectiva en una actividad económica, normalmente organizada
durablemente como empresa".
18
El texto completo del art. Io del referido proyecto expresa: "Habrá socie-
dad a los fines de esta ley cuando una o más personas, en forma organizada confor-
me a uno de los tipos previstos en el capítulo II de este título I, se obliguen a realizar
aportes para aplicarlos a la producción o intercambio de bienes o servicios, o a in-
versión, participando de los beneficios y soportando las pérdidas".
NOCIONES PREVIAS 17
permitía originariamente calificar como comercial a una sociedad19,
ha sido eliminada.
Pero la actividad mercantil va generando una serie de estruc-
turas societarias complejas que se califican como comerciales, inde-
pendientemente de su actividad: sociedad por acciones, comandita
por acciones y sociedad de responsabilidad limitada.
La comercialidad por la estructura se acentúa en la LSC, donde
aún la sociedad colectiva es comercial cualquiera sea su actividad20,
y correlativamente gran parte de la doctrina acepta que la sociedad
civil es un tipo societario que puede tener actividad civil o comer-
cial, partiendo de la inexistencia de prohibiciones en tal sentido al
modificar la LSC al Código de Comercio donde mantenía la exclu-
sividad de actos de comercio para las sociedades mercantiles.
Se genera un desplazamiento paulatino del acto a la estructura
para la calificación de mercantil de las sociedades, a la par que esa
indiferenciación de actos facilita una tendencia a la unificación del
derecho societario, que se asienta sobre la personificación de las es-
tructuras como simplificación de la actividad unificada para el logro
del fin específico.
La caracterización de la sociedad se perfila como un medio téc-
nico-jurídico a disposición de las actividades económicas.
Las diferencias de régimen entre sociedad civil y mercantil son
las siguientes:
a) La sociedad civil debe ser constituida por escritura pública
(art. 1184, inc. 3 o , Cód. Civil); la comercial basta que se forme por
instrumento público o privado (art. 4o, LSC), a excepción de la so-

19
En efecto, antes de la sanción de la LSC, la distinción entre la sociedad
civil y comercial se hacía por el objeto: cuando el objeto de la sociedad era la reali-
zación de actos de comercio (art. 8°, Cód. de Comercio) ésta quedaba sometida al
régimen mercantil; si el objeto era civil, en cambio, quedaba sujeta al sistema del
Código Civil, sin perjuicio de que existían ya sociedades que eran comerciales por
su forma (p.ej., SA y SRL) que, por lo tanto, eran siempre mercantiles, no en cuanto
a los actos que realizaban sino en cuanto a su forma, constitución, funcionamiento,
disolución y liquidación.
20
Sin embargo, el principio encuentra una excepción en el caso de las figuras
reguladas en la sección IV del capítulo primero de la propia LSC. Así, las que
tienen un objeto comercial quedan comprendidas en esa sección, de suerte tal que,
tratándose de sociedades de hecho, el carácter distintivo radica en el objeto.

2. Richard - Muiño. Derecho societario.


18 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

ciedad anónima, que se constituye por instrumento público (art. 165,


LSC).
b) La sociedad comercial debe ser registrada (art. 7o, LSC -sal-
vo la mal llamada "sociedad" accidental o en participación del art.
361 y ss.-) y, en algunos supuestos, deben publicarse algunos de sus
actos (art. 10, LSC) ajustándose a uno de los tipos descriptos por la
ley; ninguno de estos recaudos es exigible a la sociedad civil.
c) La sociedad mercantil está obligada a llevar un sistema de
contabilidad que le imponen el art. 43 y ss. del Cód. de Comercio,
y el art. 61 y ss. de la LSC; nada de ello se exige respecto de las
sociedades civiles, salvo que ésta realice actividad comercial que le
imponga esa contabilidad.
d) En materia de responsabilidad de los socios, también existen
diferencias. En las civiles regulares no existe solidaridad salvo
pacto expreso (el art. 1747, Cód. Civil, indica que los socios no es-
tán obligados solidariamente por las deudas sociales si expresamen-
te no lo estipulasen así; la responsabilidad es por parte viril, lo cual
indica igualdad de responsabilidad a pesar de las diferencias de
aportes). Por lo contrario, hay solidaridad en las denominadas so-
ciedades comerciales de interés (v.gr., el art. 125 de la LSC dispone
para la sociedad colectiva que los socios contraen responsabilidad
subsidiaria, solidaria e ilimitada por las obligaciones sociales; el
pacto en contrario no es oponible a terceros).
En caso de duda acerca de si una sociedad es civil o comercial,
debemos examinar si la misma se encuentra o no comprendida entre
las tipificadas como comerciales; si ha sido o no publicada, si ha
sido inscripta, etc., y, en un último análisis, examinar a qué normas
se ajusta, si a las del Código Civil o las del de Comercio. Sin per-
juicio de ello, cabe aclarar que la calificación de comercial de una
sociedad solamente atañe al funcionamiento "interno" de la entidad
y no a los actos que realice con terceros. A éstos se les aplicará la
ley comercial o civil según la naturaleza de la controversia.

§ 6. LA UNIFICACIÓN. PROYECTOS LEGISLATIVOS Y TENDENCIAS


DOCTRINALES. - No habremos de detenernos en el presente tópico, toda
vez que el estudio de temáticas como la unidad del derecho privado,
la unificación legislativa, las tendencias actuales y los antecedentes
nacionales y extranjeros, exceden el alcance de este estudio.
NOCIONES PREVIAS 19

Podemos apuntar que en varios países, especialmente europeos,


las causas políticas, históricas y sociales que provocaron la distin-
ción entre la materia civil y la comercial han ido desapareciendo o,
por lo menos, han perdido fuerza. Es un hecho indiscutible, reco-
nocido por la mayoría de quienes en la actualidad se dedican a es-
tudiar las transformaciones del derecho, la existencia de un proceso
de comercialización del derecho privado que, sin embargo, no se
opera en todas partes con igual rapidez y extensión.
En materia de obligaciones y contratos ya no se advierten mo-
tivos serios para someterlos a disciplinas diferentes calificadas como
civiles o comerciales. En esta materia es en la que con mayor faci-
lidad puede llegarse a la unificación legislativa, atendiendo que son
estructuras de organización.
La división entre los derechos civil y comercial no es cosa tan
absoluta. En las actividades humanas, ¿hasta dónde un negocio
cualquiera, una empresa, se puede llamar civil?, y ¿hasta dónde se
la puede llamar comercial? Esa división entre lo civil y comercial
no está tanto en la realidad de las cosas como en el cerebro de los
hombres.
En 1987 fue dado a publicidad el Proyecto de Unificación de
la Legislación Civil y Comercial -posteriormente aprobado por
el Congreso como ley 24.032 y finalmente vetado por el Ejecuti-
vo, mediante el decr. 2719/91- donde se introdujeron importantes
modificaciones en materia de obligaciones y contratos, y la deroga-
ción de las normas restantes del Código de Comercio. El veto pre-
sidencial de esa ley frustró el proceso y, con posterioridad, se han
forjado otros diversos proyectos. Se trata de una cuestión en ple-
na gestión normativa que no ha tenido un desarrollo pedagógico pa-
ralelo.
Dentro del plano científico, que abarca tanto al doctrinario co-
mo al normativo, la unificación pasa por la teoría de las institu-
ciones, buscando el fundamento básico de los grandes centros que
componen su estructura funcional. En ese sentido, en el tema
que tratamos podría configurarse una teoría general de las personas
jurídicas, que incluya a las personas físicas y a las jurídicas, sin
distinción entre comerciantes o no comerciantes, así como también
a la totalidad de los fenómenos corporativos: fundaciones, asocia-
ciones y sociedades.
20 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

B) DIFERENCIAS CON OTRAS FIGURAS

§ 7. INTRODUCCIÓN. - El análisis de la diferencia con otras ins-


tituciones parte del clásico contrato de sociedad, en sentido amplio,
o con la sociedad de hecho, pues el problema no ofrece ninguna
dificultad frente al concepto moderno de sociedad: relaciones típi-
cas, exteriorizadas y con personalidad jurídica. Al referirnos a los
contratos asociativos y participativos hacemos referencia al género
y a las especies perfectamente distinguibles.
Las distinciones deben hacerse en dos grandes grupos, uno en
relación a otras instituciones, conceptos o personas jurídicas, y otro
en relación a los contratos con cláusula de resultado.

1) E N RELACIÓN A OTRAS INSTITUCIONES, CONCEPTOS


O PERSONAS JURÍDICAS

§ 8. EMPRESA. - Con la empresa es posible realizar una neta


diferenciación por cuanto la sociedad es sujeto de derecho y la em-
presa no lo es, pudiendo existir sociedad sin empresa como en el
supuesto de una sociedad holding (arg. art. 31, LSC), o una sociedad
tener varias empresas, entendiendo éstas como organización econó-
mica, con lo que el "objeto social" es una forma de darse la idea de
empresa21.
Esa organización económica como actividad organizada puede
encontrar un medio instrumental en la forma societaria, como medio
técnico que el sistema normativo ofrece a la libre decisión nego-
cial. La empresa es actividad, la hacienda comercial son los bienes
reunidos para una actividad económica y la sociedad es el sujeto
como medio técnico-jurídico de simplificación de las relaciones ju-
rídicas generadas por la organización económica, a través del recur-
so de la personificación.

21
Farmacia, despensa, carnicería, etcétera. Cfr. Etcheverry, Empresa y obje-
to social, RDCO, 1993-781; Colombres, Curso. Parte general, p. 116; Richard, So-
ciedad y contratos asociativos, p. 29 y ss., y Conservación de la empresa, "Anales
de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba", t. 25, p. 107
y siguientes.
NOCIONES PREVIAS 21
§ 9. ASOCIACIÓN. - En sentido lato, el concepto de asociación
(art. 3 o , LSC) comprende al de sociedad en una relación de género
a especie.
En ese sentido genérico, la asociación es la unión de personas
realizada por un determinado lapso con el objeto de llevar adelante,
organizadamente, una finalidad común. Dentro de esta caracteri-
zación puede incluirse a las sociedades, tanto civiles como comer-
ciales.
Pero en sentido estricto se generan diferencias, aunque ambas
sean sujeto de derecho, dispongan de un patrimonio y de una orga-
nización autogestante, fundamentalmente en que los asociados no
incorporan beneficios a su patrimonio de los incrementos del activo
de la asociación, aunque se beneficien con servicios que puedan me-
dirse económicamente, no distribuyéndose utilidades en sentido es-
tricto, careciendo de derechos en la liquidación del ente, que son
destinados a fines de bien público o pasan al Estado.
No obstante esa diferencia, el art. 3 o de la LSC autoriza a "las
asociaciones, cualquiera fuere su objeto, que adopten la forma de
sociedad bajo algunos de los tipos previstos", quedando sujetas a
sus disposiciones, o sea a la organización jurídica de una sociedad
típica.
Fuera de la estructura organizativa deberán aplicarse los prin-
cipios de la "asociación", tales como la finalidad altruista de no dis-
tribución de utilidades, ni propiedad por los socios del fondo de li-
quidación.
Si no se producen esos efectos distintivos estaremos frente a
una sociedad en sentido estricto, no sólo en cuanto a su organización
jurídica sino a la relación causal.
Éste constituye un ejemplo de que la sociedad no es un contrato
sino un sistema de organización.

§ 10. MUTUAL. - L a s mutuales son asociaciones que se cons-


tituyen inspiradas en la solidaridad, con el objeto de brindarse -sus
asociados- ayuda recíproca frente a riesgos eventuales o de concu-
rrir a su bienestar material, mediante una contribución periódica
(arg. art. 2o, ley 20.321). Entre las principales prestaciones mutua-
les, la normativa enumera la asistencia médica, farmacéutica, otor-
gamiento de subsidios, préstamos, seguros, construcción y compra-
22 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

venta de viviendas, otorgamiento de préstamos, promoción cultural,


educativa, deportiva y turística, etcétera.
Tienen un régimen especial, particularmente de liquidación.

§ 11. FUNDACIÓN. - Configura ésta un tipo de persona jurídica


con específica regulación, que incluso puede subsistir sin titular alguno,
persiguiendo fines de bien común no disponibles por los socios, ni
existir derecho a la cuota de liquidación, como ocurre al concluir la
sociedad como persona jurídica con su liquidación (conf. ley 19.836).

§ 12. COOPERATIVA. - La doctrina toma mucho cuidado en dis-


tinguirla de las sociedades, y de ello no resulta duda que constituye
un tipo particular, con una ley especial que las regula: la ley 20.337,
denominándolas "cooperativas" o "entidades", prohibiéndoseles
transformarse en asociaciones o sociedades. Sin duda constituyen
una categoría especial de sociedades, de capital variable, que no re-
parten utilidades sino excedentes con especiales criterios o vincula-
dos a los servicios utilizados. El fin desinteresado de las reservas
y de la cuota de liquidación las aparta del régimen general de so-
ciedades, y de las asociaciones por cuanto en las cooperativas existe
aporte que es reintegrable al asociado.
Preferimos denominar a esta figura como "sociedad cooperati-
va", incluyendo su estudio dentro del derecho de las sociedades, ba-
sado en la indiferenciación del objeto y del ánimo de lucro (arg. art.
3 o , LSG) para configurar una sociedad-persona, que lo es conforme
a tipos sociales predeterminados legalmente. Esto no altera las pro-
fundas diferencias que existen entre una sociedad anónima y una
sociedad cooperativa, lo que no ha arredrado al legislador para se-
ñalar como norma supletoria para las cooperativas al régimen legal
de las anónimas (art. 118, ley 20.337).

2) E N RELACIÓN A LOS CONTRATOS CON CLÁUSULA DE RESULTADO

§ 13. HABILITACIÓN. - Se genera cierta duda cuando existe ha-


bilitación, remunerando al dependiente con participación en las uti-
lidades del negocio, unida a su retribución fija. Puede distinguirse
la locación en cuanto no existe una relación igualitaria sino de su-
bordinación, y en cuanto el habilitado no soporta las pérdidas. La
cuestión es de interés cuando una relación laboral es encubierta en
NOCIONES PREVIAS 23

una relación societaria (cfr. art. 104, ley 20.744). Este tema no es
de interés para las relaciones externas, pues si se tipificó la sociedad
no pueden alterarse los derechos de los terceros, sino que se refleja
en la tutela al dependiente, permitiendo alterar las relaciones inter-
nas ante la simulación de sociedad para encubrir la relación laboral.

§ 14. COMUNIDAD. - Este concepto comprende al condominio


sobre una cosa cuya titularidad corresponde a dos o más personas,
y a la cotitularidad o derecho de esas personas sobre bienes inma-
teriales (arg. arts. 2673, 2674 y ss., Cód. Civil). Históricamente el
contrato de sociedad regulaba esas relaciones en torno al goce del
bien o cosa común, y actualmente algunas legislaciones refieren las
normas del condominio como supletorias de la relación societaria.
La diferenciación es muchas veces difícil, ciñéndose la doctrina a
expresar que aquellas relaciones se limitan a una situación estática,
concretándose al goce de ese bien para su mera administración, con-
formándose una relación societaria cuando los cotitulares afrontan
con el bien una realización productiva a nombre colectivo.
Quedan fuera del sector asociativo (en sentido amplio)22, todas
las figuras en que no concurran los requisitos del origen negocial
y de comunidad de fin y actividad, pero la existencia o inexistencia
de esos elementos no siempre resulta clara. Un ejemplo es la "co-
munidad societaria", forma típica de ejercicio de una industria mer-
cantil por una comunidad de herederos. Frente al modelo tradicio-
nal de comunidad en los países latinos, pensada básicamente para
resolver situaciones de incidentalidad relativas a la cotitularidad de
bienes o derechos con una finalidad de uso, las comunidades socie-
tarias surgen por vía de convenio, por lo que existe base negocial y
comunidad de fin. En la práctica están generalizados los pactos
que superponen a la cotitularidad sobre un bien, una organización
similar a la societaria.
Contra la posición que identifica la explotación de la comuni-
dad como un fenómeno societario, se alza otra23 en que minimizando
el sentido dinámico de la sociedad y el estático de la comunidad

22
Fernández de la Gándara, La atipicidad, p. 332.
23
Ferri, Le societá, p. 23, quien se opone críticamente a la contraposición
entre momento dinámico de la sociedad y momento estático de la comunidad. En
igual sentido, Fernández de la Gándara, La atipicidad, p. 334.
24 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

respecto de los bienes, sostiene que lo relevante es la función que


en una y otra asume el elemento actividad: en la sociedad son los
bienes los que están en función de la actividad, colocándose en un
plano exclusivamente instrumental, mientras que en la comunidad
la actividad está en función de sus bienes y su goce.
En la sociedad, su personalidad - y la actividad que le deviene
imputable- genera que los bienes sean de propiedad de la sociedad
y no de los socios, por lo que éstos no pueden pedir la división como
en la comunidad. Los derechos de los socios son mayores que los
de los comuneros, existiendo un régimen diferencial para la eventual
administración de los bienes.
Dentro de esa comunidad puede incluirse al fondo común de
inversión (ley 24.083), donde si bien existe un patrimonio integrado
por valores mobiliarios y dinero perteneciente a muchas personas,
existe por parte de éstas un derecho de propiedad indiviso sobre ese
fondo patrimonial, pero incluso sin facultades de administración ni
disposición que vayan más allá de la disposición por reembolso del
valor de su parte.
La coparticipación marítima es un ejemplo de la posibilidad de
que el buque (por compra, herencia, donación, construcción) pueda
ser de propiedad común de varias personas, en proporción diversa,
pudiendo resultar que no lo exploten, en cuyo caso se regulan por
las reglas del condominio. Pero si explotan un solo buque habrá
"coparticipación marítima", que funcionará como una sociedad es-
pecial sin necesidad de adoptar los tipos previstos, conforme la ley
20.094 de navegación, aplicándose supletoriamente la LSC, a cuyo
fin la publicidad es la inscripción en el Registro Nacional de Bu-
ques. La responsabilidad será en proporción a su cuota.

§ 15. CONCUBINATO. - Se ha sostenido muchas veces la exis-


tencia de una sociedad, debiendo señalarse que la misma no puede
nacer simplemente de esa situación, sino que resultan imperiosos
aportes, trabajo en común, que no sea meramente una colaboración
propia de la vida en común. Más que la existencia de una sociedad
-sobre todo cuando no hay un patrimonio social y una actuación a
nombre colectivo-, nos inclinamos en reconocer la existencia de ne-
gocios participativos cuando se acredite la realización de aportes y
de trabajos comunes.
NOCIONES PREVIAS 25

§ 16. CONSORCIO DE PROPIETARIOS. - Se diferencia de la socie-


dad por cuanto éste nace de un derecho real de propiedad sobre bie-
nes afectados a un régimen especial (ley 13.512).

§ 17. "JOINT VENTURE". - Se distingue por cuanto eljoint ven-


ture es una noción económica o sociológica dentro de nuestro dere-
cho, negociación o aventura en común que puede estructurarse jurí-
dicamente como contrato de participación o en forma societaria si
se constituye bajo una figura típica, como hemos explicitado.

§ 18. CONTRATOS PARCIARIOS, ARRENDAMIENTOS Y APARCERÍAS


RURALES Y CONTRATOS CON CLÁUSULA DE RESULTADOS (LOCACIONES,
PRÉSTAMOS). - Estos contratos no pueden confundirse con la socie-
dad por cuanto no existe una actuación en común y a nombre colec-
tivo o común, sino simplemente alguna finalidad común en el éxito
del negocio o de la cosecha. Obviamente estaremos frente a una
relación societaria si se concede el uso de un bien y se comparte el
total del riesgo, actuando a nombre colectivo. Si sólo se reciben
los frutos estaríamos frente a un contrato innominado, conforme se-
ñala la nota del art. 1493 del Cód. Civil, y si fuese proporcional la
nota lo tacha de sociedad, pero conforme señala la doctrina24 se tra-
taría de un contrato parciario y nunca de una sociedad de hecho civil
o comercial. Es la forma de la aparcería rural25.
Pero existe una zona gris, por la confusión que la doctrina in-
troduce entre la sociedad en sentido estricto (actuación en nombre
colectivo) y la sociedad en sentido lato, del negocio con interés co-
mún (mero negocio parciario). Esta zona gris es la que impide en
la actualidad que se afronten negocios participativos o con cláusula

24
Favier Dubois (h.), Parte general, p. 48; Borda, Manual de derecho civil.
Contratos, p. 417.
25
Conforme el art. 21 de la ley 13.246, la aparcería constituye un contrato
mediante el cual una parte entrega a otra animales, o un predio rural (con o sin
mejoras y elementos de trabajo) que los recibe para la explotación agropecuaria,
con el objeto de repartirse entre las mismas los frutos resultantes de esa explota-
ción. Como se advierte, en esta hipótesis no se genera - a diferencia de lo que ocu-
rre con la sociedad- el nacimiento de un sujeto de derecho independiente y diferen-
ciado de la persona de los aparceros dador y tomador y, como consecuencia, el
contrato de aparcería no crea un patrimonio autónomo distinguible del patrimonio
de los contratantes.
26 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

de resultados atípicos, por el riesgo que sea calificando como socie-


dad de hecho u oculta26.
Igual criterio debe señalarse para préstamos con cláusula de re-
sultados, donde el mutuario se obliga a devolver el capital con más
una suma representativa de una participación en los beneficios, si-
tuación esta última que se asimila a una sociedad, donde tal cláusula
sería nula. Frente a ello, si no existe actuación a nombre colectivo
(sociedad en sentido estricto), no puede tipificarse la relación como
societaria, sino como una variante de la onerosidad del préstamo, lo
que es receptado por los proyectos de unificación de la legislación
civil y comercial27.
Con tal criterio se ha fallado que el mutuo remunerado con un
porcentaje de los beneficios no autoriza a establecer la existencia de
una sociedad si no concurren las presunciones enumeradas en el art.
298 del Cód. de Comercio (hoy derogado), ni vínculo subjetivo que
traduzca una affectio societatis2*.
No son siquiera negocios "de" participación, sino relaciones tí-
picas (locación, mandato, etc.), "con" participación.

C) L A ORGANIZACIÓN DE LA EMPRESA

§ 19. CARACTERIZACIÓN. - La empresa es fundamental en la


economía contemporánea, por haberse convertido en instrumento
imprescindible para la realización de las actividades mercantiles e
industriales.
Modernamente se la define como una organización sistemática,
funcional y activa de medios (factores de la producción), apta para

26
Conf. Favier Dubois (h.). Parte general, p. 48 y la jurisprudencia que critica
("Cabeza, Manuel c/Vegliante, Ángel y otros", LL, 59-704), donde se resolvió que
era de sociedad el contrato por el cual el -club F. C. Oeste se obligó a facilitar su
estadio a una empresa de espectáculos, para el uso como pista de carreras para au-
tomóviles midget, recibiendo en retribución un porcentaje de las entradas, y en con-
secuencia el club fue responsabilizado como socio por los daños y perjuicios sufri-
dos por un espectador a raíz de un accidente, ocurrido durante el desarrollo de las
competencias.
27
Conf. Zaldívar y otros, Cuadernos de derecho societario, vol. I, p. 56.
2
« CComCap, 25/12/47. LL, 49-570.
NOCIONES PREVIAS 27

producir o actuar en el intercambio de bienes o servicios destinados


al mercado. En sentido similar expresa el art. 5o, párr. Io, de la ley
20.744: "A los fines de esta ley, se entiende como 'empresa' la or-
ganización instrumental de medios personales, materiales e inma-
teriales, ordenados bajo una dirección para el logro de fines eco-
nómicos o benéficos". No se incluye en dicha caracterización el
ánimo de lucro, puesto que el mismo no reviste el carácter de esen-
cial, y -en última instancia- de comprendérselo ha de entenderse en
sentido de lucro subjetivo.
Pero dicha expresión (empresa) se erige en una terminología
que dista mucho de tener univocidad29 y que, por ende, como expre-
sara Langle, no puede utilizarse como centro del ordenamiento mer-
cantil por representar una incógnita aún no despejada30.
Este fenómeno económico que denominamos empresa está pre-
sente en diversos sectores del ordenamiento positivo. Claro que
-como afirma Broseta Pont- quienes niegan la posibilidad de alcan-
zar un concepto jurídico unitario parten del equívoco de confundir
el concepto con la naturaleza jurídica31. Esta última no puede en-
casillarse dentro de las clásicas categorías elaboradas por la ciencia
del derecho (persona jurídica, sociedad, patrimonio de afectación,
etc.), pero ello no impide sostener que el derecho regula íntegramen-

29
Pues como mentara Asquini, la empresa se manifiesta como un fenómeno
económico poliédrico, que jurídicamente presenta cuatro facetas: subjetiva, objeti-
va-patrimonial, funcional y corporativa (Profili dell 'impresa, "Scritti Giuridici",
1961, vol. VIII, p. 160).
30
Máxime si se tiene en cuenta que, como expuso Vincent Chuliá, con un
mismo término los juristas y economistas vienen refiriéndose, desde hace más de
un siglo, a realidades diversas que pueden reconducirse a dos nociones o conceptos:
a) empresa en sentido amplio, o propiamente dicha, célula social coincidente, en
cuanto espacio económico, con un patrimonio, cuyo titular puede ser una persona
física o jurídica. A ella viene referida la temática de la "reforma de la empresa",
de la "participación de los trabajadores en la empresa", de la sociedad como téc-
nica de organización de la empresa, etc., y b) empresa "en sentido estricto", lo que
Garrigues y Broseta Pont denominan "empresa", "establecimiento mercantil" para
Uría, "negocio" para Sánchez Calero, que es susceptible de constituir objeto de ne-
gocios jurídicos, de funcionar con una cierta independencia jurídica (concretada en
los poderes de su director o apoderado general) e incluso contable; protegida a veces
por el legislador como un valor económico que interesa a la colectividad.
31
Conf. Broseta Pont, La empresa, p. 168; Fariña, Contratos comerciales mo-
dernos, p. 18.
28 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

te a la empresa como fenómeno económico, de modo que su con-


cepto jurídico coincide con el concepto económico.
Así. el fenómeno empresa no se agota en el campo jurídico -en
el cual invade las más variadas ramas: constitucional, civil, comer-
cial, laboral, tributario, concursal, administrativo-, sino que ocupa
un lugar destacado en la economía y en la sociología, razón por la
cual no debe llamarnos la atención que la doctrina moderna se haya
ocupado con insistencia de la misma.

§ 20. EMPRESA Y SOCIEDAD. - Es evidente también que la em-


presa va ligada a las sociedades comerciales, y por ello al ser este
vínculo tan poderoso ha producido no poca confusión entre los dos
conceptos.
Por tanto urge poner en claro que tanto la empresa como la so-
ciedad descansan en el elemento de la organización. Pero en la em-
presa se organizan los factores de la producción, mientras que en la
sociedad se organiza el empresario, el cual a su vez organiza la em-
presa como titular de ella.
Es justo destacar que la confusión no contagió a los redactores
de la ley de sociedades comerciales. La empresa no es para nuestra
ley la sociedad, pues sería erróneo suponer que todas las empresas
están regidas por sociedades y, aunque así fuese, sería forzoso dis-
tinguir entre la empresa como organización económica y la sociedad
como persona titular de la empresa.
Queda claro que la sociedad es una persona jurídica mientras
que la empresa no lo es. La empresa es una organización, un con-
junto de actividades y relaciones, y la relación empresa-sociedad no
puede ser otra que la que hay entre un empresario individual y la
empresa de que es titular. De la misma manera que una persona
física puede ser empresaria pero no empresa, la sociedad no puede
ser empresa sino empresaria32.
Las consecuencias de esta distinción resultan claras. No debe
confundirse la organización de la sociedad, que es la organización
jurídica del ente (su personificación y su estatuto), con la organiza-

32
Así lo destacan, entre otros, Garrigues (Teoría general, p. 17), y Herschel,
(cit. por Brunetti, Diritto delle societá, vol. I, p. 57).
NOCIONES PREVIAS 29

ción de la empresa, que es la organización económica de las fuerzas


productivas33.
El tema del binomio empresa-sociedad ha sido reiteradamente
abordado por los autores; así se sostiene que la desviación reside en
no haber acertado a separar claramente el "derecho de la sociedad"
del "derecho de la empresa"; la empresa es una determinada forma
de actividad organizada que, como tal, necesita de un sujeto titular
que organice y ejercite esa actividad. Ese sujeto es el empresario,
persona física o jurídica, y, como consecuencia, estrictamente ha-
blando es inexacto decir que la sociedad es la forma jurídica de una
empresa; es más bien la forma jurídica de un empresario34.
a) LA ORGANIZACIÓN EMPRESARIA. Organizarse no es una necesi-
dad exclusivamente mercantil, ya que responde a una necesidad ge-
neral humana.
Existen diversas clases de organizaciones, pero la típica orga-
nización para ejercer el comercio o la industria es generalmente la
comercial.
Empero, otras actividades civiles asumen formas empresariales
no mercantiles (explotaciones agropecuarias, mineras) a menos que
se organicen jurídicamente como sociedades comerciales, en cuyo
caso, serán mercantiles por su forma (tipo).
Crear una organización significa ordenar y dinamizar los fac-
tores básicos, según la clase de economía en que se actúe.
La actividad económica está organizada generalmente cuan-
do el sujeto se vale de las actividades de otros para ejercerla, de
modo que la actividad de la empresa resulte del simultáneo y armó-
nico desenvolvimiento de todas esas funciones que se integran re-
cíprocamente35.

33
Conf. Garrigues, Sociedades mercantiles, p. 18 y siguientes.
34
En nuestro medio, Le Pera ha destacado que la voz "empresa" se usa fre-
cuentemente en el sentido de empresario. Así, cuando se declara, por ejemplo, que
la empresa tiene la obligación de llevar libros o inscribirse en el registro, en realidad
se recurre a una figura de lenguaje para aludir al "titular" de la empresa (empresa-
rio), sea éste persona física o jurídica. No obstante, este uso erróneo, al que aca-
bamos de aludir, resulta frecuente entre nosotros por razones de comodidad y sen-
cillez de expresión (Cuestiones, p. 78).
35
Conf. Ferrara, Empresarios y sociedades, p. 27 y siguientes.
30 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

Conviene abandonar la fórmula angosta de "organización como


sinónimo de actividad ajena", aunque, sin embargo, esta crítica no
puede llevarnos al resultado negativo de suprimir sin más el requi-
sito de la organización.
Ocurre que la noción de empresario no requiere necesariamente
de la organización de la actividad ajena, ya que se puede ser empre-
sario también cuando el sujeto se vale únicamente, para el ejercicio
de su actividad profesional, de un complejo de bienes organizados
(hacienda).
La organización viene dada por la existencia de una hacienda
mercantil, y en general, también por el hecho de existir una organi-
zación de trabajo, o sea, del hecho de haber colaboradores, auxilia-
res (dependientes o independientes) al servicio de la empresa36.
Naturalmente esta hacienda puede tener una estructura más o
menos desarrollada, reducirse a la forma embrionaria del zapatero
remendón o del barbero, o alcanzar las formas elevadas y complejas
de las grandes empresas comerciales.
O para decirlo en otros términos (Etzione), toda organización
se caracteriza por:
1) La división del trabajo, del poder y de las responsabilidades
debidamente planeados para favorecer la realización de los fines es-
pecíficos (esto es, el motivo para el que fue creada).
2) La presencia de uno o más centros de poder (funcionales-
orgánicos) que controlan los esfuerzos concertados de la organiza-
ción y los dirigen hacia sus fines.
3) Junto al riesgo, al objeto (el ramo de la actividad a cumplir
en el contexto social) y a la eventual ganancia, aparece otro elemen-
to: la actuación en competencia en el mercado37.
b) ORGANIZACIÓN SOCIETARIA. Trataremos aquí la organización a
través de la sociedad, dotada en nuestro derecho de personalidad
jurídica, que nace normalmente de un acto negocial contractual,
pero también de una declaración unilateral de persona física, como
la declaración testamentaria o del cónyuge supérstite (art. 28, LSC)

36
Así, Messíneo, Manual, t. I, p. 141; De Gregorio, Corso, p. 16.
37
Etzione, Organizaciones modernas, p. 4, cit. por Etcheverry, Formas jurí-
dicas de la organización de la empresa, p. 5.
NOCIONES PREVIAS 31

o colegial de persona jurídica (escisión -art. 88 y ss., LSC-), o como


acuerdo colegial concursal (art. 43, ley 24.522); lo cual significa en
nuestro sistema el rompimiento del mito conceptual de la sociedad-
contrato.
Expresamos que debían distinguirse las regulaciones especí-
ficas del empresario social (derecho societario), como estructura or-
ganizada y personificante de una actividad empresaria, de las regu-
laciones en torno a la organización de la empresa, particularmente
del objeto o actividad, que indirectamente inciden en la regulación
societaria, en leyes como las de entidades financieras, aseguradoras,
de radiocomunicaciones y mineras (v.gr., ley 24.196), y que además
-y para comprender adecuadamente las reformas intentadas por los
proyectos- es necesario distinguir entre "la sociedad-contrato", que
refiere a una concepción de sociedad en sentido lato, propia de los
contratos asociativos o de participación, y la "sociedad-sujeto", que
refiere al concepto de sociedad en sentido estricto, conforme el ac-
tual art. 1648 del Cód. Civil y el art. Io de la LSC.
Huelga destacar que esta distinción no sólo debe hacerse para
alejar la aplicación del art. 30, sino también por otros importantísi-
mos efectos como los dé la nulidad, puesto que de no ser así, una
apreciación lata del concepto de sociedad y la aplicación del régi-
men sancionador de las sociedades irregularmente constituidas a un
negocio participativo implicará, sin más, que las partes no podrán
invocar el contrato mismo, con más lo que ello significa en materia
de disolución, prescripción, etcétera. Ni hablar si, peor aún, en lu-
gar de la aplicación del régimen de las sociedades irregularmente
constituidas, se las considera bajo el régimen de atipicidad de las
sociedades y, por ende, que el contrato configurado sería nulo.
En este sentido, no existen dudas de que la noción de fin común
sirve al género, por lo que se torna necesario seguir buceando para
identificar a la especie sociedad. Así el elemento que mejor perfila
la existencia de una sociedad es el de organización (por lo menos
en la sociedad exteriorizada). Dentro de la concepción actual de
sociedad en el derecho argentino, además de ser considerado en la
ley de sociedades negocio plurilateral, se configura como sustrato
de organización, al elegir como medio técnico una relación perso-
nificante, es decir, una relación que importa comunidad de fin y ór-
ganos para su funcionamiento. En la sociedad las relaciones orga-
nizativas no se agotan en la esfera de las relaciones organizativas
32 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

internas -sus decisiones internas, su impugnación- pues compren-


den -además de los formales o de organización- aquellos aspectos
patrimoniales, colegiales y administrativos de gobierno.
Por organización podemos referirnos no sólo a la formalización
de un contrato que imponga aportes para cumplir funcionalmente el
fin común, sino a la adopción de la organización jurídica determi-
nada como sociedad de un tipo previsto en la ley, que implica la
adopción de una organización que -por imperio de la ley- simplifica
las relaciones jurídicas generando una imputación unificada de de-
rechos y obligaciones; y por fin, al referirnos a la palabra organiza-
ción, podemos estar refiriéndonos objetivamente a la adopción del
medio técnico disponible de la sociedad-persona jurídica desde el
punto de vista externo, que implica internamente una organización
de las decisiones imputables a la sociedad, la formación de esas de-
cisiones colegiales, la actuación de controles (nos referimos a los
comúnmente llamados organicismo diferenciado y autoorganicis-
mo), la actuación común en orden al cumplimiento del objeto social,
la dirección funcional de las aportaciones y del patrimonio para ob-
tener beneficios, etc., organización ínsita en el tipo de sociedad ele-
gido, probablemente perfeccionada o configurada en el negocio
constitutivo de la sociedad (contenido del contrato constitutivo o es-
tatuto social).
No es necesario reconocer todas las significaciones que atribui-
mos a la "organización" para calificar a un negocio como "de orga-
nización", donde se registran decisiones colegiales y un patrimonio
en mano común, aunque no se le reconozca personalidad, no tenien-
do gestión común externa sino en forma auxiliar a la propia e indi-
vidual de cada partícipe. Obviamente en este supuesto no estamos
frente a una sociedad.
En suma, en la organización societaria, el medio es la sociedad-
persona, y lo funcional es la actuación de la persona jurídica, con
imputabilidad propia (esto es, representación orgánica o social, dis-
tinta a la representación convencional exigida para los contratos de
colaboración), para el cumplimiento del objeto social.

§ 21. FORMAS JURÍDICAS DE ORGANIZACIÓN: ACTUACIÓN INDIVI-


DUAL, ASOCIATIVA Y SOCIETARIA. - Uno de los problemas que se plan-
tean con mayor frecuencia en el derecho contemporáneo es el de las
formas jurídicas de las empresas (empresarios), esto es, la adapta-
NOCIONES PREVIAS 33

ción de estas formas jurídicas a las realidades y necesidades econó-


micas y sociales de nuestro tiempo38.
En los códigos comerciales del siglo xix se concebía la figura
del comerciante aislado y también la de varios comerciantes reuni-
dos mediante un contrato de sociedad. Pero la reglamentación ju-
rídica se encuadraba dentro de los principios clásicos del derecho
civil, que ofrecían para el ejercicio del comercio dos nociones fun-
damentales: la de la indivisibilidad del patrimonio con su consecuen-
cia, que era la responsabilidad ilimitada para el comerciante individual,
y la del contrato de sociedad para los comerciantes reunidos, lo que
representaba la aplicación de las reglas contractuales a todas las so-
ciedades.
En los derechos latino y germánico, bajo la influencia de los
códigos napoleónicos, el comerciante -hoy diríamos el empresario-
disponía de dos medios para ejercer sus actividades: uno, hacerlo
individualmente; otro, hacerlo colectivamente, constituyendo una
sociedad.
En los sistemas del common law, se estableció una triple mo-
dalidad: el comerciante individual; la reunión de varias personas for-
mando una agrupación sin personalidad jurídica y con vínculos me-
ramente contractuales entre los miembros partnership (que a su vez
puede ser la partnership ordinaria -aproximadamente nuestra colec-
tiva-, y la limited partnership -aproximadamente nuestra sociedad
en comandita-); y las agrupaciones con personalidad jurídica, deno-
minadas companies en Inglaterra y prívate corporations en Estados
Unidos de América, y que derivan de la evolución de una noción
antiquísima de corporación y que no se consideran como un contrato
entre los socios, sino más bien entre la sociedad y el Estado que
autoriza su constitución y funcionamiento39.
De una manera general, puede decirse que el mundo civilizado
continúa reglamentando legalmente tres maneras básicas de ejercer
organizadamente el comercio: la primera, a base del ejercicio por
una persona física; la segunda, con base en la reunión de varias per-
sonas que lo ejercen colectivamente en forma que predomina el ca-

38
Conf. De Sola Cañizares. Las formas jurídicas de las empresas, RL, 1947-
46-906.
39
De Sola Cañizares, Tratado, cap. II.

3. Richard - Muiño. Derecho societario.


34 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

rácter contractual, y la tercera, mediante la formación de entidades


o personas jurídicas.
Ahora bien, los hechos han evolucionado de modo que pode-
mos decir que presentan otras características, a saber:
a) La organización provista por el comerciante individual ha
ido perdiendo su importancia, y el comercio contemporáneo está re-
presentado principalmente por sociedades, de suerte que el tipo de
persona física comerciante, salvo raras excepciones, va desapare-
ciendo como fórmula de los negocios de alguna importancia.
b) La noción clásica de la responsabilidad ilimitada del comer-
ciante tiende a desaparecer, e incluso quienes son realmente co-
merciantes individuales se disfrazan de sociedades para gozar del
beneficio de la limitación de la responsabilidad.
c) El problema de la reglamentación de las empresas formadas
por la reunión de varias personas debe solucionarse atendiendo a lo
que se ha denominado el criterio dimensional, es decir, establecien-
do formas distintas según la dimensión, la importancia de la em-
presa y reservando para las de pequeña y mediana importancia las
fórmulas ágiles, contractuales -no personificantes- (contratos de co-
laboración -participativos, etcétera-).
d) La sociedad, al rebasar los límites de la concepción contrac-
tual del derecho privado se plasma, en los hechos, como un organis-
mo sometido a un estatuto legal, abandonando las nociones contrac-
tuales y muchos prejuicios tradicionales para concebir su forma
jurídica dentro de una concepción jurídicamente institucional40.

§ 22. PERSONALIDAD DE LAS SOCIEDADES. - El tema de la per-


sonalidad jurídica es un tópico polémico, habiéndose señalado que
la trascendencia de todo lo atinente a la teoría de la personalidad ha
llegado a tener tal incidencia que excede el campo del derecho pri-
vado para considerarla también propia del derecho público. Tanto
es así, que se ha recurrido a la noción de personalidad o de persona

40
Por cierto institución y régimen institucional designan, respectivamente,
una teoría filosófica y una situación de las legislaciones positivas tendientes a re-
emplazar el contrato por reglas imperativas contenidas en estatutos legales, situación
esta última a la que hacemos alusión exclusivamente; trátase, pues, de la "institu-
cionaüzación de la personificación jurídica".
NOCIONES PREVIAS 35
jurídica por la Corte de Justicia Internacional de La Haya para ca-
lificar, a los efectos de un reclamo por daños causados a funciona-
rios de las Naciones Unidas, la naturaleza jurídica de este organismo
internacional, afirmándose que es -al menos a tales efectos- una
persona jurídica.
Hace tiempo ya se ha sostenido con agudo ingenio que la so-
ciedad no es la suma de ¡os socios, sino algo que está más allá de
ellos, rebasando su personalidad física41.
Las leyes mercantiles modernas han adoptado en este punto di-
versos sistemas:
a) Para el derecho francés las sociedades comerciales gozan de
personalidad moral desde la fecha de su inscripción en el Registro
de Comercio, reconociéndose personalidad jurídica a todas las so-
ciedades mercantiles.
b) Para el derecho italiano, personas jurídicas son solamente
las sociedades por acciones. A las sociedades de personas se les
reconoce solamente autonomía patrimonial.
c) El legislador español, siguiendo al belga de 1873 ha esta-
blecido un sistema unitario, reconociendo la personalidad jurídica a
todas las sociedades, siempre que cumplan determinados requisitos
de publicidad. Sin escritura e inscripción no hay personalidad so-
cial; habrá una sociedad irregular, que es tanto como decir una pura
relación contractual de sociedad.
Persona jurídica o sujeto de derecho es todo ente susceptible
de adquirir derechos y contraer obligaciones, a través de su pro-
pia organización, o sea un centro autogestante de derechos y
obligaciones, debiendo tenerse en cuenta, para la consideración de
toda la temática de la personalidad jurídica, las normas del Có-
digo Civil, de fundamental gravitación en la materia (art. 30 y si-
guientes).
El derecho no puede ser ajeno para adecuar las normas a la
realidad económica y social que regula y a la actividad de los agen-
tes económicos. La persona jurídica es una creación del derecho
en relación a una realidad social, del mismo modo que la persona
es una creación del derecho en relación a una realidad corpórea.

1
Garrigues, Teoría general, p. 519.
36 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

La personificación jurídica es un medio técnico-jurídico de


simplificación de relaciones jurídicas, que el legislador dispone con-
forme la política legislativa que se imponga para autorizar que los
particulares conciban el nacimiento de nuevos sujetos de derecho
conforme autorice la legislación42.
Se trata de un ente transindividual al que el ordenamiento nor-
mativo reconoce cierta subjetividad. Se caracteriza por ser una no-
ción de construcción artificial, un concepto antropomórfico creado
por la ciencia del derecho, pues en rigor de verdad la persona jurí-
dica designa sólo a un haz de obligaciones, de responsabilidades y
de derechos subjetivos; un conjunto de normas jurídicas. Por ello,
la atribución de personalidad jurídica que genera la constitución
de la sociedad importa un instrumento otorgado a la autonomía de
la voluntad para la multiplicación de centros de imputación que, en
resumidas cuentas, se resuelve en una atribución de diversas norma-
tivas en relación a determinados bienes.
Es una organización humana, encaminada a la consecución de
un fin que el derecho acepta, otorgándole capacidad jurídica y un
tratamiento jurídico unitario.
Realizada esta aclaración debemos puntualizar que la capacidad
de las personas jurídicas surge, al igual que la de las físicas, de la ley.
En ese sentido se discute si conforme al art. 58 de la LSC, el objeto
social, "preciso y determinado", otorga la capacidad, o si sólo impor-
ta un problema de legitimación o inmutabilidad (nosotros adherimos
a esta última posición). A su vez, es menester puntualizar que a
las sociedades comerciales como sujetos de derecho se las considera
personas enteramente distintas de los miembros que las componen.
a) TEORÍAS SOBRE LA PERSONALIDAD. Sobre la naturaleza jurídica
de los sujetos de derecho se han formulado infinidad 9e teorías que
no hemos de enumerar, incluso negatorias43. Basta recordar las si-
guientes:

42
Conf. Richard, Sociedades y contratos asociativos, p. 71 y ss.; Personalidad
de las sociedades civiles y comerciales, "Revista de Derecho Mercantil", 1989, n°
193/4, p. 851 y siguientes.
43
Estas teorías abandonan la posibilidad de formalizar una conceptualización
única, recurriendo al patrimonio de afectación a un fin preciso, a la noción del pa-
trimonio en mano común. Otros sostienen que cada ente genera una manifestación
de "personalidad" que no puede ser apreciada en un concepto único.
NOCIONES PREVIAS 37

1) TEORÍA DÉLA FICCIÓN. Conforme la cual se sostuvo que para


apreciar a las personas jurídicas se debe suponer que esos entes pien-
san y quieren, aunque en realidad sean ineptos para ello, pues las
únicas personas que realmente existen, son las personas humanas.
Las personas jurídicas son ficciones creadas por el legislador, fun-
dado en razones de interés general y desprovistas de realidad, por
lo que sus dos características son: a) derivan de una creación arti-
ficial (debiendo su nacimiento en cada caso específico al Estado),
careciendo de voluntad propia, por lo que dependen (como los inca-
paces de hecho) de la actividad de sus representantes; como conse-
cuencia, no son responsables de los hechos ilícitos de sus represen-
tantes, y b) gozan de una capacidad meramente patrimonial.
2) TEORÍAS NEGATORIAS DE LA PERSONALIDAD. ES igual que la ante-
rior, parten de una base común cual es que las únicas personas que
realmente existen son los seres humanos. En consecuencia, la con-
dición jurídica de los bienes pertenecientes a ellos deben ser expli-
cadas por los autores mediante dos argumentos principales: a) con-
siderándolos como bienes sin dueño, es decir, se trata de bienes
afectados a un fin determinado, o que tienen un destino especial, de
acuerdo con el cual son administrados en la forma que la ley esta-
blece, y b) esos bienes son la propiedad colectiva de los miembros
de las distintas entidades44.
Dichas postulaciones han sido pasibles de certeras críticas, a
saber: el primero de estos argumentos parece provocar una colisión
con el principio fundamental de nuestro derecho, según el cual no
hay derecho sin sujeto. En cuanto al segundo, parece reposar sobre
una idea falsa, en el sentido que de acuerdo con ella, los miembros
o beneficiarios de la entidad persona jurídica vendrían a tener la
propiedad de los bienes de ésta, desapareciendo con ella la separa-
ción e independencia absoluta entre la persona jurídica y sus miem-
bros, la cual constituye una de las bases fundamentales de la teoría
de la personalidad jurídica.
3) TEORÍA DE LA REALIDAD JURÍDICA. LOS sistemas precedentes
tienen un punto en común: para ellos no hay más personas realmente
existentes que el ser humano. Desde el punto de vista filosófico,
esto no se discute; ser una persona, en efecto, supone en este sentido

44
Cfr. Salvat, Tratado. Parte general, t. I, p. 922.
38 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

estar dotado de conciencia y voluntad, condición que sólo se en-


cuentra en el ser humano. Pero desde el punto de vista del derecho,
ser una persona, estar dotado de personalidad, son términos que tie-
nen un alcance mucho más amplio, significando poder ser sujeto de
derechos y obligaciones. Desde este punto de vista, por consi-
guiente, la personalidad jurídica puede perfectamente ser atribuida,
no sólo a los seres humanos, sino a esas otras entidades llamadas
personas jurídicas o ideales, puesto que ellas gozan de la expresada
aptitud45. Las personas jurídicas o ideales son, pues, verdaderas
personas, tan reales -jurídicamente hablando- y existentes como los
mismos seres humanos.
No se trata de una realidad social que se evidencia en la vida
del grupo, sino de una realidad jurídica, una creación normativa que
se corresponde a la instrumentación legal de la actuación del hombre
para participar en el tráfico jurídico. La Exposición de motivos de
la LSC expresa: "En este particular se adopta la más evolucionada
posición en punto a la personalidad jurídica, y de este modo... [la
sociedad como sujeto de derecho] constituye una realidad jurídica,
esto es, ni una ficción de la ley -reñida con la titularidad de un
patrimonio y demás atributos propios de la personalidad con el do-
micilio, el nombre, la capacidad-, ni una realidad física, en pugna
con una ciencia de valores. Realidad jurídica que la ley reconoce
como medio técnico para que todo grupo de individuos pueda reali-
zar el fin lícito que se propone" (cap. primero, secc. I, ap. 2). Se
trata de una realidad jurídica, como acontece con cualquier otro con-
cepto normativo que, como tal, solamente tiene existencia en el mun-
do del derecho, en cuanto existan manifestaciones que requieran de
esa técnica jurídica.
La existencia de un sujeto de derecho (sociedad comercial),
presupone la existencia de individuos que han resuelto actuar colec-
tivamente, o de bienes afectados a un fin, pero en unidad en el cam-
po del derecho. En virtud de la personalidad jurídica se produce la
unificación de las actividades y de las relaciones de los individuos
o de los bienes que componen el esquema simplificado.
Esa actividad colectiva unitariamente considerada (como uni-
dad) presupone la existencia de un punto de imputación normativa

45
Conf. Michoud, cit. por Salvat, Tratado. Parte general, t. I, p. 922.
NOCIONES PREVIAS 39
o centro de referencia de la actividad de los individuos que consti-
tuyen el sustrato de la personalidad jurídica, fundamental en esta
teoría. En efecto, la actividad de los que generan el negocio cons-
titutivo de la persona jurídica es referida al sujeto de derecho crea-
do, en vez de ser atribuida directamente al o a los sujetos indivi-
dualmente considerados.
En síntesis, la existencia de la sociedad comercial como sujeto
de derecho presupone la existencia de un punto de imputación nor-
mativa que reconoce como sustrato una declaración de voluntad que,
movida por una motivación específica, mediante la formalización de
una declaración de voluntad o acuerdo, de conformidad con las nor-
mas vigentes, actúan personas o bienes, constituyendo una unidad.
Mediante el nacimiento del sujeto de derecho -sociedad-, el o los
individuos o las personas jurídicas que la generan, constituyendo el
sustrato personal del ente y aportando bienes que conforman el sus-
trato patrimonial de él, crean para sus relaciones con terceros y entre
sí un único centro de imputación jurídica. En definitiva, el ente,
como centro de imputación, es el intermediario en la actividad co-
lectiva de los miembros con los terceros y en las relaciones entre sí.
El fenómeno se hace complejo en el asociacionismo de segundo gra-
do: las sociedades constituidas exclusivamente por otras sociedades
o personas jurídicas.
La persona jurídica o sujeto de derecho no constituye un fin
en sí misma sino que, por el contrario, es un instrumento de los
socios.
No se altera esta teoría cuando la declaración de voluntad cons-
titutiva, pública y formalmente expresada se corresponde a una úni-
ca persona física o jurídica46, que afecta ciertos bienes a una activi-
dad específica. La exteriorización de esa afectación bajo forma
societaria sólo está condicionada al reconocimiento legislativo, con-
forme a atender que la personalidad es un instrumento de técnica
jurídica disponible por política legislativa.

46
En nuestro derecho actual es ejemplo de eíio ¡a escisión, que importa un
acto unilateral colegial de creación de una o varias nuevas sociedades, también acep-
tada uniformemente por la doctrina y los proyectos de reformas en análisis, sean
del Código Civil o específicos de la ley de sociedades. Sobre el punto puede verse
La unificación del derecho privado, los contratos de participación y las sociedades,
"Revista de la Facultad", 1993, t. I.
40 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

4) TEORÍA DE LA INSTITUCIÓN. Esta teoría, que suele expresarse


al revisar la naturaleza jurídica del acto constitutivo, tiene más vin-
culación con la persona que resulta de ese acto que del negocio mis-
mo. Esta recomendación de distinguir adecuadamente entre nego-
cio constitutivo de la sociedad y la sociedad en sí se vincula a una
de las teorías que intentan explicar el primero, llamada de la insti-
tución, que se refiere fundamentalmente a la personalidad jurídica
que nace del negocio constitutivo. Adviértase el grado de institu-
cionalización de la personalidad jurídica que, generada una causal
de nulidad del negocio societario (arts. 17 a 20, LSC), éste actúa
como causal de disolución de la relación personificada, y los efectos
destructivos sobre el negocio no afectan a la personalidad que sub-
siste hasta la liquidación de la sociedad (arg. arts. 102 y 112, LSC).
La concepción de la personalidad es un devenir histórico y aún
se mantienen ciertos efectos conceptuales o de arrastre de las teorías
dualistas que distinguen entre la personalidad de las sociedades de
capital y cierta subjetivización de las sociedades de personas47, hoy
superado en nuestro país a través de un concepto amplio de perso-
nificación, siguiendo el principio de que ello constituye una técnica
jurídica y no una derivación de un acto de soberanía del Estado. Se
trata de un recurso técnico para atribuir ciertos derechos u obliga-
ciones a un grupo de personas48.
Este concepto amplio de personalidad se advierte en el proceso
de personalización de las simples asociaciones49, culminando con la
redacción impuesta al art. 46 del Cód. Civil por ley 17.711, catego-
rizándolas como sujetos de derecho. Los autores señalan que la di-
ferencia terminológica "sujetos de derecho-personas jurídicas" no
importa ninguna diferencia conceptual entre una y otra categoría
de ente. Borda reconoce que dicha ley recepta una fuerte corriente
jurisprudencial y doctrinaria que tendía a borrar toda distinción en-
tre los conceptos de "persona de existencia ideal" y "persona ju-
rídica".

47
De Benito, La personalidad jurídica de las compañías y sociedades mer-
cantiles, p. 98.
48
Ray, Persona jurídica y realidad económica, "Anales de la Academia Na-
cional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires", año XXXI, segunda época,
n° 24, p. 8 de la separata.
49
Conf. Saux, Las simples asociaciones y la ley 17.711, p. 83.
NOCIONES PREVIAS 41
Se plantea por último si las asociaciones irregulares de la últi-
ma parte del art. 46 del Cód. Civil son también sujetos de derecho.
Saux recuerda a Bouzat50: "No cabe argür con la responsabilidad
solidaria que la ley atribuye a los fundadores y administradores para
negar la personalidad de los entes corporativos cuyos actos consti-
tutivos no se hubieren ajustado a las formas establecidas por el art.
46, puesto que la cuestión de la personalidad del grupo no ha de
confundirse con la vinculación a la responsabilidad personal que
pueda incumbir a sus miembros, fundadores o administradores".
b) PERSONALIDAD. RECURSO TÉCNICO. BIEN JURÍDICO TUTELADO.
La atribución de la personalidad jurídica es un resorte técnico, un
expediente de unificación de relaciones jurídicas.
Pero es preciso centrar la atención en el porqué o para qué de esa
personalidad jurídica. Pareciera entreverse que ese porqué se co-
rresponde a una necesidad de seguridad o de tutelar algún bien jurí-
dico por parte del legislador. Éste reconoce como instrumento o téc-
nica jurídicos el de usar el recurso para crear centros de imputación,
como una forma de poner un paréntesis separando ciertas relaciones.
Esa necesidad se funda en la organización, desarrollo y estabi-
lidad de la empresa, y en el correlato de proteger los derechos de
los terceros que contratan en ocasión de esa actividad: la persona-
lidad es la protección máxima, la preferencia del crédito una menor
(v.gr., art. 1658, Proyecto de Unificación de 1987).
El concepto de persona es siempre el mismo51, pese a que apa-
rentemente -se ha sostenido- la personalidad se manifiesta con efec-
tos y modalidades diferentes. Ello deviene de la apariencia ex-
teriorizante, pues la personalidad se radica en diversos modelos
organizativos (tipos). Éstos son los que tienen diversa modalidad
y efectos. La personalidad es única: el centro imputativo con ca-
pacidad autogenerativa de relaciones una vez creado52.

50
Bouzat, Régimen de las simples asociaciones, en Morello y otros, "Examen
y crítica de la reforma del Código Civil", t. I, p. 215.
51
Muiño, La personalidad jurídica de las sociedades irregulares, ponencia
presentada al Congreso de Santa Rosa (La Pampa), abr. 1991 (ver su extracto en JA.
del 10/7/91. p. 7).
5
- Es por ello que el art. 54. párr. 3 o , de la LSC, se refiere no a la "inoponi-
bilidad de la personalidad jurídica", sino a la "inoponibilidad relativa de los efectos
del modelo organizativo" (tipo).
42 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

La constitución de la sociedad importa un instrumento otorgado


a la autonomía de ia voluntad para ia multiplicación de centros de
imputación. La concebimos como un recurso técnico de la ciencia
jurídica, que posibilita que una declaración negocial de una persona
o de una pluralidad de personas genere una estructura con fines ins-
trumentales, para lograr una organización funcional que permita ge-
nerar derechos y contraer obligaciones imputables a su fondo de
afectación, para que esta forma alcance los fines sociales persegui-
dos por el ordenamiento jurídico, y a través de ellos alcancen sus
fines individuales los generadores del nuevo centro de imputación.
Conforme a ello no pueden existir otras personas jurídicas que
las que el sistema jurídico determina.
c) PRINCIPIO JURÍDICO DE DIVISIÓN PATRIMONIAL. Si bien se pone
énfasis en la separación de patrimonios entre la persona jurídica y
el de la o las otras personas físicas o jurídicas que la generan, donde
se hace prolija la regulación normativa -en todas las legislaciones-
es para asegurar el ingreso de los aportes al patrimonio de la socie-
dad y resguardar los derechos de los terceros que se han vinculado
a la realidad funcional empresaria, o sea, al nuevo centro de impu-
tación diferenciada, incluso en referencia a la sociedad en forma-
ción, o aun a la irregular. No es otra cosa que el principio de la
división patrimonial, que resguarda a su vez la posibilidad de que
la persona jurídica así creada pueda generar nuevas personas jurí-
dicas.
En efecto, insistimos una vez más en que toda persona en cuan-
to tal, tiene personalidad. Simplemente personalidad sin mensura-
dones de ninguna especie, porque es un concepto que no se puede
medir53. También distinto es el tema de la capacidad de las perso-
nas jurídicas del de su legitimación. Toda persona tiene personali-
dad, pero si existen limitaciones, están dadas según la capacidad de las
personas o en orden a la legitimación para el cumplimiento de deter-
minados actos y no a su personalidad. Cuando los autores hablan
de la sociedad irregular y hacen referencia a que tiene "personalidad
limitada", se refieren habitualmente a la imposibilidad de la socie-
dad irregular de adquirir inmuebles. Es cierto que la sociedad de
hecho no puede tener inmuebles a su nombre, pero ello no deriva

-'• Romero. Sociedades irregulares y de hecho, p. 122.


NOCIONES PREVIAS 43

de la norma del art. 26 de la LSC, sino de la absoluta carencia de


legitimación registral, que surge de regulaciones provinciales de du-
dosa constitucionalidad. Tampoco deviene ajustada la expresión
"precaria" introducida por los legisladores de 1972, puesto que ello
tampoco configura un calificativo que pueda predicarse de la perso-
nalidad.
d) PERSONALIDAD Y LIMITACIÓN DE RESPONSABILIDAD. Se discute en
la doctrina si la extensión de la responsabilidad de los socios en vir-
tud de la teoría del disregard of the legal entity, está asociada con
determinada concepción sobre la naturaleza de las personas jurídi-
cas, es decir, si la limitación de la responsabilidad de los socios es
de la esencia de la persona jurídica. Si la respuesta es negativa -según
la opinión que compartimos-, la responsabilidad limitada de los socios
no es de la esencia del concepto de "persona jurídica". El ordena-
miento jurídico puede prescribir que los socios responden solidaria-
mente por las deudas sociales o, en forma subsidiaria, como fiadores.
La responsabilidad limitada de los socios no debe ser confun-
dida con el principio de división patrimonial entre el patrimonio de
la sociedad y el de los socios, a pesar de que en algunos sistemas,
como el alemán54, ambas características se presentan en forma si-
multánea, lo que no ocurre en la legislación argentina actual. El
principio de división significa que el círculo patrimonial de la per-
sona y el de sus miembros se halla separado. Sin embargo, ello no
es óbice -como en nuestro país- para que el derecho positivo esta-
blezca que los socios responden por las deudas sociales. La di-
visión patrimonial es el rasgo característico y primordial de la atri-
bución de personalidad, no así la impermeabilidad absoluta del
patrimonio de los socios frente a las deudas sociales imputables a
la sociedad. Ésta es una característica de cierto tipo o forma de
sociedades, como las por acciones y de responsabilidad limitada
cuando cumplen ciertas cargas impuestas por el ordenamiento jurí-
dico, diferentes para cada caso en particular.
1) LA VOLUNTAD COMO GENÉTICA DE LA PERSONALIDAD Y SUS EFECTOS.
La personalidad -en el derecho argentino- se alcanza por un nego-

54
En tal sistema las sociedades personalistas no son personas jurídicas, aun-
que se les reconoce cierta subjetividad. Son personas jurídicas sólo las sociedades
en las que los socios limitan su responsabilidad (SA, SRL).
44 CONSTITUCIÓN. GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

ció jurídico documentado o a través del consentimiento generado en


las conductas comunes de hecho de actuar desplegando una activi-
dad funcionalmente reconocida a nombre colectivo (como se reco-
noce para la sociedad de hecho, civil o comercial). En efecto, en
la sociedad no regularmente constituida existirá el centro de impu-
tación, sin perjuicio de que los acreedores sociales puedan dirigir su
acción contra el patrimonio de los socios, pero no manteniendo la
exclusividad sobre el de la sociedad, que no puede ser agredido por
los acreedores particulares de los socios. Pero, para que los su-
puestos acreedores sociales puedan agredir el patrimonio de la so-
ciedad y de los socios no contratantes deberán previamente probar
tres extremos: la existencia de la sociedad, que la misma está inte-
grada por el socio cuyo patrimonio intenta agredir y que la obliga-
ción es imputable a esa sociedad de hecho.
Es que la obtención de la personalidad jurídica genera sólo cier-
tos efectos, quedando en cambio otros fuera de su alcance y pen-
dientes de que se produzcan ciertos actos formales de publicidad
normativa (tipo) o de publicidad registral (regularidad del tipo) o de
inoponibilidad cuando se quebranta la funcionalidad prevista en el
negocio o en la ley. No es concebible el otorgamiento de la perso-
nalidad sino concretándola sobre una estructura o tipo determinado,
o sobre una actividad funcionalmente reconocida por el sistema nor-
mativo (sociedad de hecho y quizá la sociedad unipersonal). Sobre
este particular cabe acotar que en el derecho vigente, la sociedad de
hecho, tanto comercial como civil, tiene personalidad jurídica dis-
tinta a la de los socios, con patrimonio separado que responde a los
acreedores sociales, excluyendo a los particulares de los socios (art.
1714, Cód. Civil, y art. 26, LSC), pudiendo estar en juicio como
actora y demandada. La sociedad unipersonal de responsabilidad li-
mitada no se encuentra aún reconocida en el derecho positivo, in-
troduciéndola el Proyecto de Unificación de la Legislación Civil y
Comercial. No obstante, la LSC autoriza el funcionamiento de las
sociedades que devienen con un único socio, sin alterar su persona-
lidad jurídica (arts. 93 y 94, inc. 8).
En otros derechos no basta esa base negocial para adquirir
la personalidad jurídica. Por razones de seguridad jurídica ella
se adquiere con la inscripción de la sociedad en un registro pú-
blico.
NOCIONES PREVIAS 45

2) EL MANTENIMIENTO DE LA PERSONALIDAD. Constatada la existen-


cia de una sociedad, se hace necesario considerar las relaciones ex-
ternas e internas:
a) En las relaciones externas el patrimonio societario responde
por obligaciones sociales, creando el débito social, aun en la socie-
dad de hecho en favor de terceros acreedores sociales, para rechazar
la agresión simultánea de los acreedores individuales del socio. El
otro atributo es la capacidad del nuevo sujeto. Ambos generan la
atribución de la personalidad al haz de derechos y obligaciones que
se le imputan.
b) En las relaciones internas los socios y sus acreedores no
pueden disponer del patrimonio social, incluyendo el aporte. De
allí las normas que regulan la transferencia de los aportes y la de-
claración de afectación.
3) LA PERSONALIDAD JURÍDICA, UN PROBLEMA DE POLÍTICA JURÍDICA.
El tema aún sigue debatiéndose, sobre todo en los derechos que no
reconocen la personalidad jurídica de todas las sociedades como me-
dio de organización de la empresa. Pero lentamente se ha ido re-
conociendo esa atribución patrimonial funcional. Ese patrimonio
queda afectado a un fin común, pese a que en algunos casos se dis-
tinga entre sociedades con personalidad jurídica y sociedades de
simple autonomía patrimonial, o sujetos de derecho, o con determi-
nada subjetividad (patrimonio en mano común del sistema suizo de
sociedades personalistas). Entendemos que enfrentamos más un
problema de técnica o política legislativa que de doctrina jurídica,
que responde a una tradición atributiva de la personalidad por el
Estado mediante la autorización, y a los tipos sociales que limitan
la responsabilidad de los socios.
En el plano ideal de las reglas organizadoras, "persona" es un
recurso técnico para disciplinar unitariamente cierto grupo de rela-
ciones jurídicas -esto es, en esencia, lo que Ihering llama "parénte-
sis"; Kelsen, "centro de imputación", y Ross, "tu-tu"-.
Por ello entendemos que existe un solo sistema de personali-
dad, que los efectos diferenciales que se advierten en las estructuras
revestidas de ella lo son en virtud de la organización y no de la
personalidad otorgada.
Obviamente que cada legislación puede determinar cómo se ad-
quiere la personalidad jurídica: a) por actuación conforme a dere-
cho; b) por publicidad, y c) por inscripción.
46 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

e) ATRIBUTOS DE LA PERSONALIDAD. Constituyen atributos de la


personalidad aquellos elementos que deben darse necesariamente en
toda persona por ser inherentes a su condición de tal. Ellos son
capacidad (de derecho), patrimonio propio, nombre, domicilio y na-
cionalidad.
1) CAPACIDAD. ES la aptitud (potencial) que tiene toda persona
para ser titular de derechos y deberes.
En definitiva, "personalidad jurídica" y "capacidad jurídica" son
expresiones equivalentes: persona es quien tiene capacidad; quien
tiene capacidad es, por esto mismo, persona55.
En las personas físicas es ilimitada, en las jurídicas está limi-
tada por los fines de la institución (art. 35, Cód. Civil); en cuanto a
las sociedades comerciales, está referida a todos los actos compati-
bles con su objeto.
a) Capacidad o imputabilidad. La representación de la socie-
dad está ligada funcionalmente a la administración, y ésta al objeto.
En el contrato asociativo, el objeto tiene una naturaleza funcio-
nal, es de ejercicio continuado.
La representación es ejercible y obliga a la sociedad, en los
límites del objeto social, por los actos que no sean "notoriamente
extraños al mismo" (art. 58, LSC). Su determinación es una cues-
tión de hecho. La duda impone considerar al acto como que obliga
a la sociedad, sin perjuicio de las acciones de responsabilidad contra
los administradores incursos en abusos (arg. arts. 58, 59, 157, párr.
3 o , y 274, LSC). Se trata de un problema de imputación del acto a
la sociedad, y no de capacidad como veremos. El punto se suele
vincular a la teoría del ultra vires.
b) "Ultra vires". En el derecho anglosajón, en 1873, con mo-
tivo de la causa "Ashbury Railway Carriage and Iron Co. Ltd. v.
Rihe", la Cámara de los Lores resolvió que la capacidad de la so-
ciedad está circunscripta por el objeto social establecido en su esta-
tuto, y que las estipulaciones realizadas fuera de esos límites debían
considerarse ultra vires y, por tanto, eran nulas y no ratificables,
salvo el voto unánime de los socios (principio contractual y no co-
legial).

55
Orgaz, Personas individuales, p. 3 y siguientes.
NOCIONES PREVIAS 47

Sin embargo, a partir del caso "Rolled Steel Products", en


1985, la misma Cámara ha determinado que aunque los adminis-
tradores ejerciten sus poderes para una finalidad impropia, esto es,
para una relación no autorizada explícita o implícitamente por el
objeto social, la convención así concluida será igualmente vincu-
lante para la sociedad, salvo que el tercero hubiera tenido noticia
del improper purpose. dejando casi totalmente de lado la teoría del
ultra vires.
Debemos opinar que nuestro sistema jurídico no receptó nunca
esa teoría y que la LSC se adelantó en doce años a la resolución
jurisprudencial que hemos mencionado. En nuestro derecho tiene
vigencia el principio de la capacidad plena de la sociedad, que pue-
de realizar todos los actos en forma genérica. Si el administrador
obrase fuera del objeto social ello no podrá afectar a terceros de
buena fe, aunque internamente los socios puedan reclamar al admi-
nistrador por ese comportamiento.
La práctica española ha rechazado como "criterio estrecho" y
contradictorio del "espíritu liberal de nuestra legislación en esta ma-
teria" la limitación de la capacidad de las compañías, que gozan de
"las energías trascendentales de la personalidad jurídica"; por lo que
su jurisprudencia en 1923 ha creído que no había inconveniente para
que una compañía, cuyo objeto es la explotación de líneas de cabo-
taje, pudiera adquirir bienes inmuebles. En el mismo sentido afir-
mativo se ha resuelto en 1966 que si una sociedad mercantil (cuya
finalidad es el reparto de ganancias) tiene capacidad para hacer la
donación de un inmueble; se ha considerado, para ello, que naci-
da la personalidad jurídica, "tiene capacidad general para realizar
actos como sujeto de derecho, salvo aquellos que por su propia
naturaleza o por hallarse en contradicción con las disposiciones le-
gales"56.
2) PATRIMONIO. La idea de patrimonio se deduce directamente
de la personalidad, ya que es emanación de ésta. La sociedad co-
mercial, dada su condición de persona jurídica tiene un patrimonio
propio distinto al individual de cada socio, de ahí que los bienes son
adquiridos en propiedad por ella y no por los socios. Siempre la
sociedad responde con todo su patrimonio (arts. 56, 57 y 125, LSC).

56
De Castro y Bravo. La persona jurídica, p. 284.
48 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

Se genera con los aportes formulados y prometidos por los so-


cios y se extingue al concluirse la liquidación social.
3) NOMBRE. ES la designación con que se distingue en el mun-
do de los negocios. La denominación de las sociedades se clasifica
en objetiva y subjetiva.
La denominación subjetiva, también llamada razón social, es el
nombre de aquellas sociedades que por su propia naturaleza inclu-
yen la garantía legal de la responsabilidad de los socios que la in-
tegran (si el socio figura en ella habrá que modificarla si se retira).
Las sociedades de personas pueden tener además denominación
(de fantasía), no siendo menester su modificación en caso de alte-
ración del elenco de los socios.
En cuanto a las sociedades de capital, pueden llevar el nombre
de una o más personas, integrantes o no de la sociedad, pero jamás
con función de razón social, sino que su denominación es siempre
objetiva (aun cuando figure en ella inserto el nombre de uno o más
integrantes), como consecuencia de ello, dicha denominación no de-
be ser cambiada por alteración del elenco de socios ya que no es
representativa de la participación social. También por ello es trans-
ferible.
4) DOMICILIO. El art. 11, inc. 2, de ia LSC, exige que el ins-
trumento constitutivo contenga su domicilio. La reforma introdu-
cida por la ley 22.903 receptó la distinción entre domicilio social
como sinónimo de la ciudad, pueblo, distrito en que se constituye
la sociedad y cuya autoridad judicial es competente para autorizarla
en el Registro Público de Comercio. En cambio, sede significa el
lugar determinado con indicación de la calle y número en donde
funciona la administración de la sociedad. Además, el domicilio
social es determinante de la ley aplicable y de la competencia juris-
diccional.
5) NACIONALIDAD. La doctrina y la legislación se han dividido
en dos grandes corrientes: a) la afirmatoria, de quienes sostienen
que es la idea de dependencia respecto de la autoridad que gobierna
tal país, y b) la negatoria, sosteniendo que las sociedades carecen
de nacionalidad, puesto que ésta es un vínculo jurídico-político que
une al individuo con el Estado.
En nuestro país, a raíz del conflicto de 1876, el ministro Ber-
nardo de Irigoyen expuso su tesis que niega nacionalidad a las so-
NOCIONES PREVIAS 49
ciedades; sin embargo, la Corte Suprema de Justicia de la Nación
en varios fallos ha parecido inclinarse por la tesis favorable.
Lo cierto es que la expresión "nacionalidad de las sociedades"
es en derecho privado una comodidad verbal para expresar el some-
timiento del ente a determinado régimen legal para su constitución
y funcionamiento (arts. 118 a 124, LSC).

D) E L PRINCIPIO DE LA TIPICIDAD.
TlPICIDAD SOCIETARIA Y TIPOS DE SOCIEDAD

§ 23. INTRODUCCIÓN. - E l concepto de personalidad jurídica


debe ser distinguido del de tipicidad. La personalidad jurídica co-
rresponde no sólo a las sociedades, sino a asociaciones, mutuales,
fundaciones, etcétera.
La tipicidad consiste en la disciplina legislativa particular im-
puesta a las sociedades que permite diferenciar una de otras a través
de ciertos requisitos esenciales que le son propios.
La atipicidad genera la nulidad de la relación de tipicidad social
o tipicidad de segundo grado, mas no de la tipología societaria o
tipicidad de primer grado. Es una nulidad ex tune, pero no puede
borrar la relación societaria que subsistirá entre las partes. El efec-
to es similar: la inoponibilidad de los efectos del tipo de sociedad
elegido por las partes, pero no las desvincula negocialmente lo que
debe lograrse por la liquidación de la sociedad irregular en el primer
caso, o de hecho en el segundo caso. Se trata de una sociedad "de-
venida" de hecho y no creada de hecho.
Resulta preciso distinguir entre: a) la tipología societaria (tipi-
cidad de primer grado), que se corresponde a la figura jurídica so-
ciedad, que reviste modalidades diferenciales de otros negocios, y
b) las notas características de cada forma de sociedad (tipicidad de
segundo grado).
El concepto de personalidad jurídica ha quedado como un gé-
nero frente al desenvolvimiento de la idea de tipología de los diver-
sos contratos plurilaterales de organización asociativa, cada uno de
los cuales determina efectos propios -por la ley o el negocio-, según
el tipo de asociación, sociedad o relación negocial que se elija. La
relación generada por la personalidad es eficaz entre las partes y

4. Richard - Muiño. Derecho societario.


50 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

respecto de terceros. Pero los efectos derivados de una relación so-


cietaria en concreto son relativamente eficaces entre partes e inopo-
nibles a terceros mientras la sociedad no se regulariza. Toda socie-
dad instrumentada debe haber adoptado un tipo social, y ese tipo
tiene consecuencias, como por ejemplo, la aplicación de un sistema
de responsabilidad limitada o no, si se ha publicitado conforme re-
quiere la ley.

§ 24. EFECTOS DE LA TIPICIDAD SOCIETARIA. - Hemos antedicho


que la división patrimonial es el efecto directo del reconocimiento
de personalidad, pero la limitación de responsabilidad de los socios
es un efecto directo del tipo social elegido por los socios al generar
el nuevo centro imputativo. Esa limitación se genera cuando se
cumplen con todas las cargas previstas por la legislación para origi-
nar una sociedad regular y típica.
Una vez regularizado el tipo de sociedad elegido, sus efectos
son oponibles frente a terceros mientras no se declare la invalidez
del negocio (arts. 17 a 19, LSC), o se declare la inoponibilidad par-
cial o total de sus efectos (art. 54 infine, LSC), por incumplimiento
de las cargas que tienen los socios o los administradores (legales
o de hecho -control de hecho-).
Resulta así que la denominada imputación de personalidad, y
aun la inoponibilidad de la personalidad jurídica no implican real-
mente esos conceptos literalmente expuestos, dentro de la teoría ge-
neral57. La inoponibilidad de la personalidad jurídica es nominada
también desestimación, negación, redhibición, penetración, desco-
rrimiento del velo, etcétera.
La doctrina y la legislación han aceptado el efecto genético del
negocio social para crear un centro imputativo de derechos y obli-
gaciones en cuanto actúe funcionalmente en el mundo jurídico, o
sea, cumpliendo su objeto y obviamente exteriorizándose de algún
modo frente a los terceros con quienes se vincula, lo que implica
una modalidad de exteriorización de la empresa. En la libertad cor-
porativa para que nazca el sujeto de derechos no basta el acuerdo,
sino su trascendencia funcional frente a los terceros.

57
Le societá di persone como ordinamenti giuridici non personifican, "Foro
Paduano", 1959-1-1132; Cario, // contratto, p. 88 y siguientes.
NOCIONES PREVIAS 51

Dentro de la noción contractual -o negocial- de sociedad debe


señalarse que para constituir un centro de imputación diferenciado
del patrimonio de sus integrantes, y los efectos jurídicos en relación
a los acreedores de la sociedad en confrontación a los acreedores
del socio58, debe existir no sólo esa masa pasiva de acreedores de la
sociedad, sino también un patrimonio que pueda diferenciarse por
derechos o bienes del de sus socios, generándose así el efecto ge-
nérico de la personalidad que es la separación patrimonial.

§ 25. "ITER" GENÉTICO. - Si practicamos una disección sobre


el iter genético de una sociedad típica y regular, advertiremos que
la inscripción genera para el futuro -del ya existente sujeto si actuó
como tal vinculándose con terceros- nada más que los efectos pro-
pios del tipo. En el análisis de esta disección habremos centrado
el problema en sus justos límites59, derivando algunas conclusiones
sencillas, a saber: ante cada situación de hecho creemos conveniente
formalizar un triple reconocimiento.
a) Un reconocimiento de primer orden para determinar si exis-
te sociedad en torno a sujetos, objeto y causa, dentro del cual son
objeto de la relación los aportes, configurando el capital -lo que
determina la existencia o no de un centro imputativo o de preferen-
cia a tenor del art. 1714 del Cód. Civil-.
b) Un reconocimiento de segundo orden sobre el sistema jurí-
dico, que nosotros llamaremos morfológico para determinar la exis-
tencia de los tipos legislativos, de normas imperativas que sin ser
tipificantes pueden condicionar la autonomía de la voluntad en torno
a responsabilidades y autonomía patrimonial.
c) Un reconocimiento de tercer orden de la forma tipo (al decir
de Brunetti) o de la forma contenido (al decir de Betti) de la socie-
dad en estudio -si es que pasó el análisis de primer orden- para
ubicar una sociedad determinada dentro de un sistema legislativo
dado y examinado en el reconocimiento de segundo orden.

58
Conf. Cario, // contralto, donde se refiere a la categoría de sujetos no per-
sonificados, de la cual forman parte la sociedad personal, el consorcio, el condomi-
nio, las asociaciones no reconocidas (ver p. 177 y ss., especialmente p. 189 y 198:
"Abbiamo affermato constantemente che il contratto plurilaterale associativo ha la
funzione di creare enti a estrutura corporativa").
59
Conf. Fernández de la Gándara, La atipicidad, p. 286 y 339.
52 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

Esos reconocimientos permitirán además determinar la posibi-


lidad de permeabilidad del patrimonio de los socios frente a los dé-
bitos sociales.
Pero esa decisión de política legislativa, permitiendo que el ne-
gocio y la actuación determinen o no el nacimiento de una persona
jurídica, no impide que sea conveniente mantener la distinción entre
los efectos de la personalidad -normativos propios- de los de la ti-
picidad -normativos o negocíales-.
En el derecho argentino la personalidad nace sólo cuando ha
existido actividad societaria, y los efectos del tipo elegido con el
cumplimiento de ciertas cargas. El cumplimiento de esas cargas, o
sea, de la adecuación de la conducta a las previsiones normativas
(formales y sustanciales) delimita gran parte del problema en aná-
lisis.

§ 26. TIPICIDAD DE LA RELACIÓN SOCIETARIA. - Las sociedades


típicas son (o deben ser tratadas como) personas jurídicas con el
alcance que establece la ley (art. 2o, LSC, y art. 33, inc. 2°, Cód.
Civil). El momento en que esa relación jurídica se constituye o de-
saparece como persona jurídica debe tener absoluta certeza y con-
sistir en un acto ostensible erga omnes.
Previo a referirnos a las diversas figuras típicas, debemos dete-
nernos en la tipicidad de la relación societaria, para distinguirla de
otras figuras: ¿cuándo estamos frente a una sociedad?
El Proyecto de Unificación de la Legislación Civil y Comercial
permitió avizorar la multiplicidad de relaciones de agrupamiento,
colaboración, organización, comunidad, interés común, que podrían
quedar englobadas dentro de los llamados "contratos asociativos",
con carácter ambiguo60, que se corresponde con un criterio amplísi-
mo del término "asociación".

60
Cámara, al referirse a nuestro libro Sociedad y contratos asociativos
(RDCO, 1988-487) expresa la síntesis de nuestro pensamiento como puede recibirse
externamente, en orden a la regulación de los contratos asociativos en el Proyecto:
"Los contratos asociativos reglados como género, sin disciplina especial, ya que
-como se sostiene- en sí mismo no tiene prácticamente regulación, el título 7. in-
clusive por la remisión de las asociaciones queda subsumido prácticamente en el
capítulo 3, 'De la sociedad, arquetipo de los contratos plurilaterales, comunidad de
derechos y de toda asociación, sin personalidad jurídica, tema librado a la jurispru-
NOCIONES PREVIAS 53

Una noción menos amplia de las "asociaciones" comprende a


la sociedad, la sociedad en participación y todas las figuras indica-
das por el legislador genéricamente como asociaciones61.
Otra noción aún más restringida debe vincularse a la del legis-
lador, que centra en el Código Civil la figura de las asociaciones
como distinta a la fundación, y a las sociedades, tanto civiles y co-
merciales. Dentro del género de la asociación definida por el Có-
digo Civil, encontramos dos especies: la asociación propiamente di-
cha y las sociedades.
Este criterio restricto62 encaja con la clasificación económico
jurídica de los contratos, donde junto a los contratos de cambio co-
loca como otro género a los de colaboración, dentro de los cuales
podríamos subclasificar como especies y subespecies sucesivas a los
de organización y a los asociativos.
Descartamos dentro de los contratos asociativos personificantes
a relaciones que no determinen el fenómeno de la concepción de
una nueva persona jurídica, generando un centro de relaciones in-
ternas y externas. Este descarte propuesto es de tipo terminológico,
para alejar de la concepción de sociedad o de contratos asociativos
a un género más amplio de contratos de colaboración o participa-
tivos, donde existe finalidad común, pero no actividad en común.
Los tipos societarios, numerus clausus de figuras disponibles
para generar el fenómeno de la concepción de la personificación ju-
rídica, son conceptualizados como un límite a la autonomía de la
voluntad en materia asociativa63. También son configurados como

dencia e interpretación de los autores, como explica Richard'". En nota, Cámara


expresa que "la personalidad jurídica se generará, dice Richard, cuando exista pa-
trimonio de la sociedad o en mano común, exteriorizándose la sociedad como tal en
el mundo jurídico, generándose débitos imputables a la sociedad".
61
Ésta es la posición de la doctrina en general. Conf. Peregrino, II falimien-
to dei gruppi associativvi, p. 12.
62
Adviértase que con tal criterio excluimos de los negocios asociativos a los
participativos (en participación: sociedad en participación) y los parciarios (con
objeto diverso pero con participación en los resultados: aparcería, préstamo con ren-
dimiento en las utilidades). La solidaridad que puedan tener entre sí los gestores,
o con los partícipes en los supuestos de publicidad del negocio con el consentimien-
to de ellos, no altera el régimen entre acreedores individuales y acreedores en virtud
del negocio: no se genera la personalidad como en la sociedad de hecho.
63
Conf. Fernández de la Gándara, La atipicidad, p. 213 y siguientes.
54 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

una forma de escapar a la definición genérica de sociedad, concep-


tualizando como tal sólo a las figuras típicas, quedando la palabra
"sociedad" con un sentido vago que recepta tanto las figuras perso-
nalizadas como las relaciones participativas.
Debe señalarse respecto de contratos de agrupamiento de co-
laboración tipificados, de los que no nace un nuevo sujeto de dere-
cho, que la ley genera una diferente afectación patrimonial respecto
de determinados bienes en relación a ciertas obligaciones. Nos re-
ferimos a los arts. 372 y 373 de la LSC, que afectan el fondo común
operativo.

§ 27. TlPICIDAD DE PRIMER GRADO O TIPOLOGÍA SOCIETARIA. -


Ante ello, una relación debe ser tipificada para determinar el régi-
men aplicable. Por tipicidad entendemos jurídicamente la identi-
ficación de un acto con una relación descripta por cierto sistema
legislativo.
Para explayarnos sobre tipos societarios o figuras típicas socie-
tarias como sociedad anónima o sociedad de responsabilidad li-
mitada, debemos referirnos antes a la tipología de la relación so-
cietaria, para distinguirla de otras figuras, particularmente en el
supuesto de la sociedad de hecho.
Esto es lo que llamamos en derecho societario una tipificación
de primer grado, para determinar la existencia de sociedad en sen-
tido estricto, para luego -en caso de respuesta afirmativa- dar lugar
a la indagación de la tipicidad de segundo grado: ¿qué tipo de so-
ciedad es?
Para distinguir dentro del género contratos asociativos a la so-
ciedad persona jurídica, debemos tener en cuenta ciertas manifes-
taciones que pasamos a tratar:
a) FIN COMÚN. Si por fin común64 se entiende, como se hace
generalmente, la intención externamente reconocible, evidenciada
en la contratación, de acoger como propio; en su totalidad, el obje-
tivo fijado por la voluntad acorde de todos los intervinientes, se co-

64
Seguiremos en la configuración del fin común, actividad común, organiza-
ción y determinación del género y la especie, entre otros autores, en forma principal
a Bolaffi, Fernández de la Gándara, Girón Tena, Fontanarrosa y Cario.
NOCIONES PREVIAS 55
rre el riesgo de confundir, desde un punto de vista lógico, fin común
y pluralidad de fines individuales homogéneos (causa motivo)65.
De esta forma, la esfera de figuras que por esta vía se acotarían
es tan amplia que prácticamente quedarían excluidos sólo los con-
tratos de cambio66. Esto lo habíamos anticipado. Encontramos así
que el fin común, como categoría conceptual autónoma, constituiría
un instrumento primario de identificación, apto únicamente para de-
tectar la existencia de relaciones asociativas difusas67.
Para acercarnos al concepto de sociedad en sentido estricto de-
be agregarse el uso funcional de los aportes, haciendo complejo el
contenido del fin común68, admitiendo que la esencia de la sociedad
y de los restantes fenómenos asociativos con relevancia frente a ter-
ceros no puede ser aprehendida exhaustivamente a través delfinco-
mún, como categorización autónoma distinta de la actividad en
común, y que sólo a través de esta última puede determinarse la
identidad funcional de las figuras negocíales examinadas.
b) ACTIVIDAD EN COMÚN. Ese uso funcional es la promoción en
común del fin por los socios; fin autónomo y actividad en común se
presentan como aspectos distintos de una realidad negocial única,
sincrética, de apreciaciones objetivas y subjetivas.
En la identificación de las figuras societarias, la posición cen-
tral corresponde más a la actividad común, resultando más adecuado
para designar el fenómeno de la solidaridad de intereses de los so-
cios en el fin u objeto sociales69.
En la sociedad en sentido estricto concurren los problemas y
las normas de los contratos, con los problemas y las normas de la
persona jurídica, por lo que es necesario distinguir cuándo se debe
partir del punto de vista del contrato y cuándo del de la persona
jurídica70.

63
Bolaffi, La societá semplice, p. 230.
66
Conf. Fernández de la Gándara, La atipicidad, p. 308.
67
Lessa, Una modesta proposición, vol. 2, p. 91 y siguientes.
68
Fernández de la Gándara, La atipicidad, p. 308.
69
Conf. Bolaffi, La societá semplice, p. 220.
70
Ascarelli, Principios y problemas, p. 56 y 57; Richard, Ensayo en torno al
concepto de sociedad, en "Anomalías societarias", p. 35. Con mayor amplitud ver
Bolaffi, La societá semplice, p. 133. Del examen de las normas positivas resulta
56 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

La causa en el contrato o negocio de constitución de sociedad,


desde el punto de vista objetivo, es la constitución de una nueva
persona jurídica a través de cuya actuación se obtengan utilidades,
soportando el riesgo o pérdidas, por lo que el objeto de ese con-
trato son las prestaciones -aportes- que, escindiéndose del patrimo-
nio del socio, constituyen el patrimonio del nuevo sujeto de derecho,
a través de una causa subjetiva exteriorizada, cual es el cumplimien-
to del objeto social, como dato del negocio constitutivo71. La fina-
lidad común es tanto el medio, como la utilización del medio. Es
lo que puede llamarse "finalidad autónoma", comprensiva también
de la declaración unilateral como generante del advenimiento de una
nueva persona jurídica sociedad.
Todos los socios contribuyen a la obtención del fin y la identi-
dad funcional de los esquemas negocíales está precisamente en la
producción de la actividad común como medio para los intereses de
los socios, unificados en la actuación del sujeto de derecho.
c) ORGANIZACIÓN Y FIN COMÚN. El fin común propio del género
involucra en ciertos casos un grado de actividad y organización común.
La existencia del fin común y de las actividades en común como
categorías conceptuales del fenómeno societario determinan a su vez
la creación de una estructura organizativa a través de la cual se coor-
dinan los intereses de los partícipes, configurándose en ciertos supues-
tos la sociedad como un centro de'producción e imputación jurídicos72.

que el contrato de sociedad y, en especial, el de sociedad simple, es considerado en


el ordenamiento actual como un contrato con comunidad de fines. El contrato so-
cial no es necesariamente un contrato plurilateral, pero es en cada caso un contrato
en el que los interesados persiguen un fin común. Debemos destacar nosotros que
el modelo de "sociedad simple" se corresponde más a la caracterización de sociedad
en sentido lato o amplio desarrollado en este trabajo, que al de sociedad estricto o
propio que estamos tratando de aislar dentro de aquél. Es el vínculo simplificado
personificado lo que les impone actuar solidaria, colegiadamente, donde los inte-
reses individuales se unen generando la noción funcional de interés común.
71
Con un sentido diverso Girón Tena señala como causa el fin económico-so-
cial del contrato; en la sociedad sería causa el fin de la entidad (Derecho de socie-
dades, t. I, p. 38). Luego hace alusión a la doctrina italiana, donde se distinguen
cuatro causas: lucrativa, mutualista o cooperativa, consorcial y asociacional o sin
significación económica.
72
No debemos olvidar que ese fin común puede tener ciertas formas de orga-
nización, incluso colegial, sin llegar a la generación de un patrimonio independiente
NOCIONES PREVIAS 57

La organización en sentido lato es. lo que suele llamarse el con-


tenido del contrato73, que se estructura también legalmente -aunque
en forma parcial- en las figuras personalizadas. Pero en sentido
estricto, conforme el art. Io de la LSC, la "forma organizada" debe
corresponder a los tipos autorizados que generan, conforme el art.
33, inc. 2o, del Cód. Civil, la personalidad jurídica.
Si se considerara como relaciones de organización meramente
a aquellas donde media una organización funcional en el plano eco-
nómico, el concepto comprendería a todos los contratos de partici-
pación. Si se restringe a la existencia de manifestaciones de volun-
tad orgánica se aplica a lo que entendemos en nuestra clasificación
a contratos con organización jurídica con claros efectos internos.
Concepto que queda ya totalmente restringido cuando nos referimos
a la "forma organizada" conforme a un tipo previsto en la ley, siem-
pre sujeto de derecho, o sea con una organización jurídica vincu-
lante frente a terceros y no meramente interna.
El medio del o de los constituyentes es la sociedad persona, y
lo funcional -que califica el medio como sociedad- es la actuación
de la persona jurídica, con imputabilidad propia para el cumplimien-
to del objeto social. Nos referimos a la representación orgánica so-
cial, distinta a la representación convencional exigida por la ley para
los contratos de colaboración empresaria.
d) GENERACIÓN DE UN PATRIMONIO SOCIAL. APORTES. La creación
de un patrimonio constituye la consecuencia primaria de la obliga-
ción legal de aportar, que es el instrumento a través del cual los
socios promueven la realización del fin y configuran la convergencia
de prestaciones como actividad común en sentido técnico. En este
sentido se viene interpretando poner en común los medios apor-
tados.
Junto a estas dos formas de entender la colaboración de los so-
cios -intencional o psicológica y patrimonial- se ha centrado el con-
cepto de actividad común en el desenvolvimiento en común de las
prestaciones realizadas por los socios, porque se trate de una misma
actividad que se ejercita conjuntamente, o porque sean actividades

o de una organización autogestante que impute al mismo derechos y obligaciones,


generándose así la personalidad jurídica.
73
Fontanarrosa, Derecho comercial argentino, t. II, p. 41.
58 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

complementarias que, al combinarse, asumen un significado eco-


nómico unitario. Esta concepción se mueve en el plano de las re-
laciones sociedad-empresa, y se concreta en la promoción del fin
común mediante la participación de los socios en el proceso de pro-
ducción de bienes o servicios en orden a la realización del objeto
de la empresa.
Como anticipamos en el § 4, los socios no cambian sus presta-
ciones -como en el negocio en participación-, sino que las concen-
tran o fusionan para obtener por medio de esta unión el fin común;
lo que cada socio obtiene para sí de esta unión no lo recibe direc-
tamente de sus socios, sino de los rendimientos de la actuación y
del patrimonio comunes74.
e) LA DIFERENCIACIÓN. La finalidad de la constitución de la so-
ciedad es la afectación del aporte a un fin y actividad comunes, en
una organización personalizada.
Las múltiples finalidades de los socios se objetivan en dos da-
tos causales finalísticos, uno estructural: organizarse en un ente per-
sonificado, y otro funcional: el objeto que ciñe la actividad a de-
sarrollar en común a través del ente constituido. Esto con las
múltiples facetas que hemos tratado primariamente.
Lo estructural es la sociedad y lo funcional la actividad que se
desarrolla para el cumplimiento del objeto atribuido.
f) CONCLUSIÓN. Podemos coincidir con Cario que la relación
societaria comporta "un contrato biplurilateral constitutivo de un
ente personificado con estructura asociativa"75 actualizándolo como
el negocio jurídico en interés común de los otorgantes, constitutivo
de un ente personificado con organización económica y jurídica, re-
conocido por la ley.

§ 28. TlPICIDAD DE SEGUNDO GRADO O TIPICIDAD SOCIETARIA. -


En lo expuesto hemos anticipado algunas.-consideraciones en torno
de la naturaleza del negocio constitutivo de sociedad.

74
Borda, Tratado. Contratos, t. II, p. 207; Larenz, Derecho de obligaciones,
t. 2, p. 393.
75
Cario, // contrato, p. 87.
NOCIONES PREVIAS 59
Intentada la tipificación de la relación societaria, su dificultad
es la que impuso, en seguridad jurídica, incorporar los tipos socie-
tarios, o sea, las formas específicas previstas por la ley para reco-
nocer una manifestación societaria personificada.
La tipología societaria puede caracterizarse como opuesta a la
tipología del derecho penal. En materia penal se tipifican ciertas
conductas que constituyen delitos, de modo que si alguna conducta
no coincide exactamente con el tipo, ella no es punible. O sea que
lo que no esta prohibido está permitido. En cambio, en materia so-
cietaria, se tipifica lo permitido, de manera que lo que no está per-
mitido está prohibido: la ley sanciona con nulidad absoluta a la so-
ciedad que se constituya con un tipo no autorizado por la ley (art.
17, LSC)76. Se intenta tutelar a los terceros restringiendo el campo
de la autonomía de la voluntad. Dentro de ese esquema, si dos o
más personas contrataran sociedad bajo un tipo desconocido ella se-
ría nula, pero por el sistema de las "sociedades irregularmente cons-
tituidas", debería ser catalogada desde su inicio (nulidad absoluta
de la sociedad atípica con efecto ex tune) como sociedad de hecho
(sociedad "devenida" de hecho), con las responsabilidades consi-
guientes de sus socios en beneficio de los terceros.

§ 29. EFECTOS DE LA PERSONALIDAD. - Es fundamental para


comprender adecuadamente toda la problemática del derecho socie-
tario tener presentes las siguientes circunstancias:
a) La sociedad comercial como sujeto de derecho es conside-
rada como un ente enteramente distinto de los miembros (socios)
que la componen.
b) El socio puede ser testigo en pleito en que sea parte la so-
ciedad, en cuanto no sea su representante legal, y puede contratar
con la sociedad como tercero.
c) La sociedad -y no los socios- es responsable de los delitos
o cuasidelitos cometidos por sus administradores o dependientes.
d) Es efecto fundamental, correlativo a esos atributos, el prin-
cipio de división patrimonial con los constituyentes, o sea la genera-
ción de un patrimonio distinto, formado inicialmente por los aportes.

76
Conf. Le Pera, Joint venture y sociedad, p. 253; Favier Dubois (h.), La ti-
pología, "Doctrina Societaria y Concursal Errepar", t. II, p. 476 y 477.
60 CONSTITUCIÓN. GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

e) Los bienes que pertenecen a la sociedad (bienes sociales) no


pertenecen a ninguno de los socios, e inversamente, los bienes de
los socios (bienes particulares) son cosa distinta de los bienes so-
ciales.
/ ) Los socios no tienen derechos sobre el patrimonio social y,
recíprocamente, la sociedad no tiene derechos sobre el patrimonio
de los socios.
g) Los socios sólo son titulares de las participaciones societa-
rias o partes alícuotas en las que se divide el capital social.
h) Los acreedores particulares de los socios no son acreedores
de la sociedad, y consecuentemente, lo único que pueden embargar
y ejecutar eventualmente son las participaciones societarias si la ley
lo permite (art. 57, LSC), y las utilidades que la sociedad ha puesto
a disposición de los socios. Lo mismo ocurre con los acreedores
sociales, que no pueden ir contra el patrimonio individual de los so-
cios. Ésta es una regla general, y como tal reconoce excepciones
que oportunamente veremos.
a) DIFERENCIACIÓN CON LOS EFECTOS DEL TIPO. Como expresamos
en el § 25, si efectuamos la disección sobre el iter genético de una
sociedad típica y regular, advertiremos que la inscripción del nego-
cio constitutivo no genera la personalidad -que ya existe si actuó
como tal vinculándose con terceros-, sino los efectos propios del
tipo y de las sociedades regularmente constituidas. Es una decisión
de política legislativa determinar si la personalidad jurídica nace con
la matriculación.
b) OTROS EFECTOS. Destacamos los siguientes:
1) Los TERCEROS. El fenómeno de la concepción de entes per-
sonalizados debe respetar los derechos de terceros.
La libertad negocial, que autoriza no sólo la libre configuración
de los contratos, sino también la posibilidad de simplificar relacio-
nes jurídicas creando un ente societario, tiene su límite en el art.
1199 del Cód. Civil, en cuanto no puede afectar los derechos de
terceros.
2) NULIDAD Y ATIPICIDAD. La nulidad de la sociedad no genera
sino una causal de disolución de las relaciones simplificadas a través
de la personalidad, pero conforme el vicio la relación tipificada que-
dará afectada conforme la naturaleza de esa sociedad. Casos de nu-
NOCIONES PREVIAS 61
lidad absoluta y manifiesta ex tune, o sea, desde siempre, son los
supuestos de los arts. 17 a 20 de la LSC.
3) LA OPONIBILIDAD DE LA SENTENCIA A LOS socios. Otro efecto de
la personalidad de las sociedades, y no de una mera subjetivización,
es la oponibilidad de la sentencia a los socios, aun cuando éstos no
hubieran concurrido al juicio.
Una limitación a este efecto se advertirá en la demanda a la
sociedad de hecho, cuya sentencia no podrá ejecutarse contra los
socios que no hayan intervenido en el proceso, pues previamente
debería determinarse la existencia de la sociedad, entre quiénes se
ha constituido, para luego de ello derivar la imputabilidad aditiva o
directa que determina el art. 23 de la LSC.
4) LA DESIMPUTACIÓN. Siendo el efecto de la personalidad la
imputabilidad diferenciada al ente de los sujetos o del sujeto que
la integra -lo que no se elimina en el caso de la sociedad uniperso-
nal-, debería verse como conclusión aspectos del abuso del medio
técnico sociedad-persona, cuya inoponibilidad generaría la "desim-
putación". Como bien señala Fariña al anotar el caso "Flores", la
ley argentina no usa la palabra desestimar, sino la de inoponibilidad,
que mantiene la posibilidad de que los terceros puedan sostener la
existencia de la imputación diferenciada, pero que los socios no pue-
dan oponerse de ella para incumplir sus obligaciones77.
El art. 54 infine de la LSC refiere la expresión "imputar direc-
tamente" al socio o controlante abusivo los efectos de la relación.
De ello resultaría una "desimputación" de la sociedad, que sería
congruente con un efecto del medio técnico usado abusivamente
que, por tanto, no debería cumplir ese efecto.
Pero tal efecto parece nocivo, inconducente. Se trata más que
de desimputar, de imputar también a los controlantes o socios, sin
alterar la división patrimonial, o sea, el efecto de la personalidad.
Se alteran los efectos de la limitación de responsabilidad de los so-
cios o se responsabiliza a los controlantes en forma no prevista por
la organización societaria asumida. La doctrina y jurisprudencia
sobre la base de los arts. 2° y 54 infine de la LSC han formalizado

77
JuzgNacCom n° 11, 26/6/81, ED, 107-605, con nota de Fariña, Grupos eco-
nómicos y teoría de la personalidad jurídica.
62 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

un catálogo de situaciones que exceden la literalidad de esta última


norma, tendiente en todos los casos a eliminar los efectos de una
relación aparente y abusiva.

§ 30. CLASIFICACIONES. - Los tipos sociales son básicamente


tres: el colectivo, el de responsabilidad limitada y el de sociedad por
acciones. Sus diferencias básicas y tipificantes son la organización
de las funciones, la responsabilidad de los socios -aunque con al-
gunos reparos como los que señala el art. 125, LSC, que autoriza la
limitación de la responsabilidad de los socios colectivos, pero sin
oponibilidad frente a terceros- y la representación del capital.
Pueden realizarse diversas clasificaciones que responden a di-
versos criterios y que se superponen en muchos casos.
a) ECONÓMICO-JURÍDICO. Esta clasificación tiene como criterio
la relación existente entre la gestión social y la calidad de socio:
1) individualistas, en las que los socios por la calidad de tales tienen
derecho a la gestión social (sociedad colectiva), y 2) colectivistas,
en las que los socios como tales no tienen derecho a la gestión social
(gestión por acciones)78.
b) JURÍDICO. La clasificación gira en torno al régimen de res-
ponsabilidad de los socios por las deudas sociales, a cuyo respecto
sostiene Garrigues que "a los dos tipos de responsabilidad por deu-
das se corresponden dos tipos de sociedades mercantiles: la colec-
tiva y la anónima. De las mezclas de ambos tipos de responsabili-
dad surge un tipo intermedio, la comanditaria". Esta última, como
dijimos, es estructuralmente mixta según otro criterio clasificador
ya mencionado79.
c) CONFORME A LAS FORMAS SOCIALES TÍPICAS. Las sociedades pue-
den distinguirse en personalistas, capitalistas y cooperativas80.
1) Las personalistas son aquellas en las cuales los socios llevan per-
sonalmente la gestión social y responden también personalmente de
los débitos sociales. Su paradigma es la sociedad colectiva y

78
Garrigues, Curso, t. 1, p. 265.
79
Garrigues, Curso, t. 1, p. 265.
80
Conf. Dibar, Lecciones de derecho mercantil, p. 70.
NOCIONES PREVIAS 63

versiones especiales de la sociedad en comandita y la de capital e


industria, donde también coexisten socios capitalistas, con socios
con responsabilidad limitada, que no pueden intervenir en la gestión
social y limitan su responsabilidad a la aportación económica com-
prometida.
2) Las capitalistas se caracterizan por la limitación de respon-
sabilidad de los socios al capital comprometido, y correlativamente
por la consistencia del patrimonio generado por aportaciones ejecu-
tables.
3) Las cooperativas son constituidas para la mutua ayuda entre
los socios, su participación en el mercado y la comunidad, con res-
ponsabilidad limitada para aquéllos, tanto en las cooperativas de pri-
mer grado como en las de segundo constituidas entre cooperativas.
d) SOCIEDADES POR ACCIONES Y OTRAS. Conforme la cual los socios
de las primeras, accionistas, no son identificados por las constancias
del contrato social y de sus inscripciones registrales, sino por la te-
nencia de las acciones (sea que se haya o no emitido título, lo que
permitirá identificarlo por los libros internos de la sociedad o del
tercero que los lleve). En las restantes sociedades la condición de
socio resulta del contrato, y la transferencia de la calidad supone la
inscripción correspondiente para hacerla oponible a terceros.
e) ARTÍCULO 57 DE LA LSC. Referido a participaciones societa-
rias, divide entre "partes de interés", "cuotas" y "acciones" según
el tipo social, en cuanto a la posibilidad de ejecución por terceros.
f) DERECHO POSITIVO COMERCIAL. Admite los siguientes tipos so-
ciales: sociedad colectiva, en comandita simple, de capital e indus-
tria, de responsabilidad limitada, anónima, en comandita por accio-
nes, accidentales o en participación, cooperativa, de economía
mixta, anónima con participación estatal mayoritaria, sociedades del
Estado. Este último tipo societario fue creado por la ley 20.705,
que a diferencia de los demás, permite la "sociedad de socio úni-
co"81. Además de ello, la ley se refiere a las sociedades irregular-
mente constituidas, a las en formación y a las atípicas.

81
La sociedad devenida de un solo socio -no originaria de un solo socio- está
autorizada por el art. 94, inc. 8, de la LSC, al igual que en toda la legislación com-
parada.
64 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

1) COLECTIVA. En ella confluyen fundamentales aspectos que


permiten caracterizarla: a) es una sociedad personalista por excelen-
cia, en la que tiene suma importancia la persona de los socios y sus
relaciones, que se identifican por la razón social o denominación
objetiva, y donde la regla para las decisiones es la unanimidad; b)
como consecuencia de ello, el capital social se halla dividido en
"partes de interés" -cnmo denominación típica- que no son ejecu-
tables por acreedores de los socios y que en principio no son trans-
feribles; c) los socios responden subsidiaria, solidaria e ilimitada-
mente por las obligaciones sociales, y d) el representante legal se
tipifica con la denominación de "administrador".
2) EN COMANDITA SIMPLE. Participa de los mismos caracteres
que las colectivas, pero reconoce como diferencia fundamental no
exenta de proyecciones, la existencia de dos clases de socios: a) los
comanditados, que responden -como los socios de las colectivas-
por las obligaciones sociales, y b) los comanditarios, cuya res-
ponsabilidad se encuentra limitada a los aportes que se obligaron a
realizar y, consecuentemente, tienen intervención limitada en la ad-
ministración.
3) DECAPÍTALE INDUSTRIA. Es similar en sus caracteres a las co-
lectivas y en comanditas, pero reconoce dos clases de socios: a) los
capitalistas, que responden a las obligaciones sociales como los de
las colectivas, y b) el socio industrial, que sólo responde con las
ganancias no percibidas.
4) DE RESPONSABILIDAD LIMITADA. ES un tipo social en que las
participaciones sociales se denominan "cuotas" y pueden ser ejecu-
tadas por los acreedores individuales de los socios. Los socios li-
mitan su responsabilidad a la efectiva integración del capital social.
El representante legal y administrador se denomina "gerente".
5) ANÓNIMA O POR ACCIONES. Las participaciones societarias se
denominan acciones, son ejecutables y los socios restringen su res-
ponsabilidad al capital que suscribieron. Sus órganos necesarios
son el directorio y la asamblea. La representación la ejercita el pre-
sidente del directorio.
6) EN COMANDITA POR ACCIONES. En ellas se produce una simbio-
sis entre la sociedad en comandita simple y la anónima. Hay dos
clases de socios: a) comanditados, que responden como los socios
NOCIONES PREVIAS 65
de las colectivas, y b) comanditarios, que se responsabilizan como
los accionistas de las sociedades anónimas.
7) ACCIDENTAL O EN PARTICIPACIÓN. No constituyen un tipo socie-
tario pues no son sujeto de derecho, razón por la que se la indivi-
dualiza como "anómala".
8) COOPERATIVA. ES un tipo social contemplado por la ley
20.337, que regula el esfuerzo propio y la ayuda mutua de los aso-
ciados, en el que limitan su responsabilidad al capital suscripto.
Tiene órganos obligatorios: presidente del consejo de administra-
ción, consejo de administración y de fiscalización, asamblea; la par-
ticipación se denomina "cuota".
9) DE ECONOMÍA MIXTA. Tipo social en el que participan el
Estado y particulares, que tiende a la satisfacción de necesidades
de orden colectivo y que están sometidas a las normas de la ley de
creación y de las sociedades en cuanto no sean contrarias a las del
decr. ley 15.349/46, ratificado por ley 12.962 (art. 389, LSC), par-
ticularmente en orden a lo que el Estado puede aportar o su derecho
de veto.
10) ANÓNIMA CON PARTICIPACIÓN ESTATAL MAYORITARIA. Es aquella
en la que el Estado, en cualquiera de sus formas, posee una partici-
pación superior al 51% del capital y cuenta con los votos necesarios
para prevalecer en la formación de la voluntad social, y hayan sido
"legalmente autorizados" (art. 308, LSC) a afectar su actuación a
este régimen, que impide su declaración en quiebra. A la par de
las normas especiales se le aplican las disposiciones sobre socieda-
des anónimas.
11) DEL ESTADO. Es un tipo social que permite la unipersona-
lidad y se regula por la ley 20.705, y supletoriamente por las normas
atinentes a las anónimas. Viene a ser más bien una forma empre-
saria que un tipo social.
12) IRRECULARMENTE CONSTITUIDA. Son las que constituidas con-
forme un tipo previsto no se inscriben, y las sociedades en sentido
estricto, o sea que generadas por una pluralidad de personas, con
patrimonio, tienen actuación externa a nombre colectivo, que no se
han documentado o su documento no se ha exteriorizado.
13) ATÍPICAS. Son las exteriorizadas conforme un tipo no re-
conocido por nuestra legislación, o que contienen normas que con-

5. Richard - Muiño. Derecho societario.


66 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

trarían la tipicidad del tipo elegido. Son nulas de nulidad absoluta


(art. 17, LSC), por lo que corresponde su liquidación.
14) EN FORMACIÓN. Es la constituida bajo un tipo social mien-
tras formaliza su trámite de inscripción, o sea, de regularización.

§ 31. EXPLICACIÓN DE LOS ÓRGANOS QUE COMPONEN LOS DIVERSOS


TIPOS DE SOCIEDADES. - Una forma de identificación del tipo social o
tipicidad de segundo grado, en seguridad de terceros, es la deno-
minación de los órganos sociales, vinculada al mayor o menor au-
toorganicismo u organicismo diferenciado de cada sociedad, y la
denominación de las participaciones de los socios, facilitada nor-
malmente por la denominación de la sociedad.
a) La denominación: 7) administrador está reservada a la per-
sona o personas, socios o no, que constituyen el órgano de adminis-
tración y representación de las sociedades personalistas, y 2) gerente
está reservada a la persona o personas, socios o no, que constituyen
el órgano de administración y representación de las sociedades per-
sonalistas. La gerencia dentro de las sociedades por acciones tiene
otro significado.
b) El directorio en las sociedades por acciones es el órgano,
unipersonal o plural, de administración de la sociedad. El consejo
de administración en las cooperativas es el órgano plural de admi-
nistración.
c) Los anteriores son órganos permanentes y necesarios para el
desenvolvimiento de la persona jurídica. La asamblea de accio-
nistas, socios o cooperativistas es el órgano no permanente, sino pe-
riódico, necesario para el gobierno de la sociedad. La sindicatura
(síndico unipersonal o comisión fiscalizadora en caso de pluralidad
de miembros) constituye un órgano necesario y permanente en las
cooperativas y en algunas sociedades por acciones, y en otras de
éstas en un órgano optativo de fiscalización de la legalidad de la
actividad del órgano de administración. También puede organizar-
se en las sociedades de responsabilidad limitada. El consejo de vi-
gilancia es un órgano plural optativo en la organización de las so-
ciedades por acciones.
d) La denominación presidente debe vincularse a otro órga-
no: directorio, consejo de vigilancia, de la asamblea, comisión fis-
calizadora o consejo de administración. Los cuatro primeros co-
NOCIONES PREVIAS 67

rresponden a las sociedades por acciones y los tres últimos a las


cooperativas. El presidente del directorio en las sociedades por ac-
ciones y el presidente del consejo de administración en las coope-
rativas son los representantes legales. En los otros organismos el
presidente no tiene sino funciones ordenadoras dentro de los órga-
nos, salvo especiales funciones que otorguen los estatutos.
CAPÍTULO II

EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO

A) NATURALEZA DEL ACTO CONSTITUTIVO

§ 32. CONSIDERACIONES GENERALES. - En la regulación de las


sociedades es preciso distinguir dos aspectos: el contractual (nego-
cial)1, y el institucional2.
Por ello "la sociedad no es simplemente un contrato", pues, "al
lado de su aspecto constitutivo negocial, hay que considerar otra fa-
ceta de extraordinario interés: el aspecto institucional"3.

1
En efecto, la fase negocial, es usualmente contractual, aunque también pue-
de revestir la forma de una declaración unilateral de persona física, como la decla-
ración formulada por el cónyuge supérstite o del propio causante en las hipótesis
de los arts. 51 y 53 de la ley 14.394, por remisión del art. 28 de la LSC, o aun como
declaración colegial de persona jurídica, en la figura de la escisión (art. 88 y ss.,
LSC), o como acuerdo colegial concursal, hipótesis del art. 43 de la ley 24.522.
2
Algunos autores, como Messineo (La struttura delle societá e il contratto
plurilaterale, en "Studi di diritto delle societá, p. 72 y ss.) distinguen la sociedad
como negocio o acto constitutivo, y como vínculo (rapporto); otros como Zaldívar,
Manóvil, Ragazzi, Rovira y San Millán (Cuadernos de derecho societario, t. VI, p.
37) estiman que deben considerarse en ella dos etapas: la primera, de la funda-
ción, y la segunda, cuando el ente surge organizado y en actividad, y, finalmente
otros como Fariña (Tratado, t. I, p. 219), expresan que la sociedad puede estudiarse
en la fase genética como negocio jurídico, y en la fase de su existencia, como
relación.
3
Quede explicitado nuevamente que al utilizar la voz "institución" no hace-
mos referencia a la "teoría institucionalista", toda vez que ambas expresiones de-
signan cosas bien distintas: ésta una teoría filosófica (ya desarrollada en otro tra-
bajo: Lecciones preliminares, p. 91 y ss.,). y aquélla, una situación en que se
diferencian las regulaciones del contrato, de las reglas que atañen al contenido de
70 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

La naturaleza jurídica de este "acto constitutivo" quizá consti-


tuya uno de los temas que más fia preocupado a la doctrina. Sin
olvidar a aquellos que califican al acto constitutivo de sociedades
como un acto colectivo, como un acto complejo, o como un acto
normativo, lo cierto es que la tesis contractualista es la que induda-
blemente cuenta con más adeptos; claro que, a su vez, dentro de
ella, existen también no pocas variantes: contrato plurilateral, bi-
lateral, de organización, asociativo, de colaboración, etcétera. Ese
desarrollo doctrinario permitió gestar normas, como la incorporada
en el art. 16 a nuestra LSC.
Así, el acto que vincula a los socios entre sí y al cual sobre-
vendrá el nacimiento de una entidad es usualmente un contrato, con
todas las cualidades y características -aplicables- de esta fuente de
las obligaciones4. Empero, donde aparece un aspecto especialísi-
mo, propio de la sociedad y que no puede dejarse de lado, es en la
circunstancia de producirse un efecto muy particular, el nacimiento
de una institución, un sujeto de derecho, con todas las consecuencias
jurídicas que derivan de ello5.
Existe un interés importante en poner de relieve este carácter
institucional, ya que domina toda la regulación de esta materia: la
naturaleza del acto constitutivo de sociedad es usualmente un con-
trato, "el contrato constitutivo de sociedad"; pero también es una
institución lo que de él nace: la sociedad-sujeto y la homonimia en-
tre ambos aspectos no debe servir para provocar confusiones que
hacen peligrar la imprescindible precisión de las normas jurídicas6.
El negocio constitutivo de sociedad es aquel por el cual una7 o
varias personas se comprometen a establecer un fondo común para

los estatutos, etc., situación esta última a la que hacemos alusión; trátase pues, de
la "institucionalización de la personificación jurídica".
4
Conf. Videla Escalada, Las sociedades civiles, p. 14.
5
Ver Larenz, Derecho de obligaciones, t. II, p. 401, donde afirma que es con-
trato obligatorio y creador de una comunidad jurídica (ver también p. 14).
6
También parece referirse a esta duplicidad Auletta al diferenciar el contrato
de sociedad con el que se regulan las relaciones patrimoniales entre los socios y la
sociedad, y el estatuto con el que se regula el funcionamiento del nuevo ente y
la posición de los socios como órganos de la sociedad (// contratto, t. I, p. 40 y si-
guientes.
7
Explícitamente consagradas en otras legislaciones, y en los proyectos de re-
forma a la legislación privada.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 71
el ejercicio de sus actividades en común y a nombre colectivo, dis-
cutiéndose -como hemos visto- si este negocio puede encuadrarse
en la categoría jurídica de los contratos, debido principalmente a
que no existen "prestaciones contrapuestas" y al hecho de que de él
surge una personalidad jurídica nueva. Por ello se lo considera un
negocio jurídico especial, separado del resto, refiriéndose al "nego-
cio jurídico de constitución de sociedad"8, habiéndose generado en
la doctrina profundas controversias9.
Reiteramos que el primer esclarecimiento es distinguir entre la
naturaleza jurídica del negocio constitutivo de sociedad y la catego-
ría de persona jurídica de la sociedad misma. En la sociedad en
sentido estricto concurren esos dos problemas: coexisten las normas
de los contratos, con los problemas y las normas de la persona ju-
rídica, por lo que es necesario tener conciencia de esa superposi-
ción10; distinguiendo cuándo se debe partir del punto de vista del
contrato y cuándo del de la persona jurídica.

§ 33. DIVERSAS TEORÍAS. - E n el capítulo anterior nos hemos


referido a la sociedad-sujeto. Ahora haremos alusión al negocio
constitutivo de sociedad, que genera aquella personalidad jurídica.
Comenzamos por la teoría que desató la controversia.
a) DEL CONTRATO BILATERAL. Esta teoría procede de la antigua
doctrina francesa, en la cual, sin mayor análisis, se diferenciaba la
sociedad de la comunidad o copropiedad, fundándose primordial-
mente en que la primera provenía siempre de un contrato y que sin
convención no podía existir sociedad, al paso que la segunda surgía
de la ley.
Esta posición se enfrenta con críticas fundamentales: en la so-
ciedad las prestaciones de las partes no son debidas a las otras par-
tes, sino que varias prestaciones salen del patrimonio de cada uno
de los socios (partes), concurriendo a la transformación del patrimo-
nio social; no se advierten en el acto social constitutivo, como ocu-

8
Conf. Garrigues, Curso, t. I, p. 328 y siguientes.
9
Bolaffi, La societá semplice, p. 112.
10
Ascarelli, Principios y problemas, p. 56 y 57. Ver Richard, Ensayo en tor-
no al concepto sociedad, en "Anomalías societarias", p. 35. Con mayor amplitud
puede verse Bolaffi, La societá semplice, p. 114.
72 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

rre en los contratos en su concepción tradicional, dos partes con in-


tereses contrapuestos que intentan satisfacer sus requerimientos en
virtud de las correspondientes contraprestaciones.
Los críticos suman a ello la improcedencia de la aplicación
de las reglas clásicas de los contratos bilaterales: dos partes con in-
tereses contrapuestos, cuyo incumplimiento, como cuyos vicios
de la voluntad, implicaban la resolución y la nulidad total del con-
trato.
No superan estas críticas algunas nuevas formulaciones de la
teoría del contrato bilateral. En efecto, se ha sostenido que el tér-
mino aplicable a estos contratos es el de contrato de intereses, en
vez del clásico de contrato de cambio, porque en ellos hay compo-
sición de intereses individuales. Esto así aunque en el contrato de
sociedad esa composición de intereses aparezca menos comprome-
tida que en un contrato de compraventa, si bien se acepta que a las
partes (socios) no las mueve exclusivamente el interés individual
-propio de los contratos de cambio-, sino que se lo satisface fundido
con los de las otras partes en una especie de solidaridad para alcan-
zar el fin común.
Estas nuevas formulaciones de la teoría del contrato bilateral
presuponen siempre la existencia de una bilateralidad, pese a que el
grupo de socios participantes sea numeroso. Ello en virtud de sos-
tener sus propugnadores que las declaraciones o acuerdos de los que
surgen derechos y obligaciones para cada socio se consideran rea-
lizados entre cada uno de ellos con todos los demás considerados
como unidad, y así sucesivamente respecto de todos y cada uno de
los socios. Todo ello implica una construcción forzada y compli-
cada. A la vez, la explicación resulta especialmente insatisfactoria
frente al complejo mecanismo que implica la constitución de una
sociedad por acciones mediante suscripción pública.
b) UNILATERALISTAS. Frente a esas críticas y a la opinión que
sostiene que el acto constitutivo es un contrato bilateral, surgen teo-
rías que pretenden explicar el fenómeno partiendo de la existencia
del acto constitutivo como fenómeno unilateral, como producto de
una única voluntad común.
De dichas teorías corresponde hacer distinciones entre quienes
propugnan la del acto colectivo y los sostenedores de la del acto
complejo.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 73

Tanto en el acto colectivo como en el acto complejo se sostiene


la existencia de un concurso de declaraciones de voluntades conver-
gentes en cuanto al contenido y la finalidad queridos por los inter-
vinientes (socios) que tienen iguales intereses.
La doctrina del acto complejo sostiene que las voluntades de
los intervinientes en la constitución de la relación societaria se fu-
sionan y pierden autonomía. Por el contrario, la teoría del acto co-
lectivo manifiesta que, si bien existe una precisa convergencia de
voluntades, éstas no se fusionan, sino que permanecen jurídicamente
autónomas, es decir, diferenciables entre sí.
En el acto complejo las voluntades se fusionan en una sola ma-
nifestación unitaria, perdiendo su individualidad. En el acto colec-
tivo las voluntades se unen -sin fusionarse-, pero permaneciendo
distintas y diferenciables en lo interno del acto; sólo hay una ten-
dencia de todos los socios a lograr un común efecto jurídico: la
constitución de la sociedad.
En ambos supuestos hay un paralelismo de voluntades dirigidas
a un mismo fin, sea uniéndose pero permaneciendo distintas, sea
fusionándose, cuya suma o fusión implican la existencia de un acto
unilateral.
Sin embargo, hay una notable y fundamental diferencia entre
ambas teorías: la invalidez que afecta al vínculo de uno de los socios
lleva en el acto complejo a la nulidad de él, lo cual no ocurre en el
acto colectivo, al menos en principio.
Esa diferencia mencionada es resultado de entenderse por un
lado que las voluntades se funden -acto complejo-, lo cual impli-
ca la nulidad de todo el acto cuando se halla viciado un vínculo, y
por otro lado que las voluntades se unen, pero permaneciendo dife-
renciadas, como ocurre en el acto colectivo. Esto último implica
que la validez que afecte a alguno de los vínculos no conlleva la
nulidad del acto constitutivo.
Las teorías unilateralistas explican el problema en lo atinente a
la creación del ente, pero lo hacen inadecuadamente acerca de las
relaciones entre los constituyentes. También explican las relacio-
nes que se suscitan entre el accionista que se incorpora después de
la constitución de la sociedad, pero presentan sus fallas. Las que
pueden señalarse -amén de la insuficiencia del acto complejo para
el caso de invalidez- son que sus sostenedores parten de que la vo-
74 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

luntad de los socios es desinteresada y que no existen o no pueden


existir intereses contrapuestos entre los constituyentes".
La teoría del acto colegial colectivo es aplicable a la naturaleza
de los órganos que adoptan sus decisiones por mayoría.
c) DE LA INSTITUCIÓN. El identificar la relación societaria como
una persona jurídica tiene un cierto tono institucionalizante, pero no
debe confundirse con la llamada teoría de la institución. Es una
persona jurídica, institución jurídica, por cuanto una vez que actuó
su desaparición está sometida a un proceso de liquidación determi-
nado por la ley y no disponible por los interesados o disposición
contractual.
Las dificultades tendientes a tipificar la naturaleza jurídica del
acto constitutivo dentro de la antigua noción de contrato provienen
de la proyección que tiene el mencionado acto en la existencia y
subsistencia del sujeto de derecho del mismo emergente. Apunta
ella fundamentalmente, como lo dijimos en el capítulo anterior, al
problema de la naturaleza jurídica del sujeto de derecho. Tanto es
así que uno de los principales formuladores de la mencionada teoría,
Hauriou, dice que no interesa para nada la naturaleza del acto que
da origen a la institución.
Antes de entrar en ella puntualizaremos que, a diferencia de la
mayoría de la doctrina, entendemos que se trata básicamente de un
problema que atañe a la naturaleza del sujeto de derecho, no a la
del acto constitutivo. En efecto, si bien el tema se estudia especial-
mente al analizar la naturaleza del acto constitutivo, creemos que la
problemática se refiere fundamentalmente al sujeto de derecho.
Quienes analizan esta teoría lo hacen con especial referencia a la so-
ciedad anónima y fundamentalmente a la gran anónima y a la cons-
tituida por suscripción pública (como también en este último aspecto
lo hacen las otras teorías).
La institución es defendida por Hauriou como una idea de obra
o de empresa que es una realización independiente de la voluntad
subjetiva de individuos determinados y que se caracteriza por su du-
ración en el medio social. Los institucionalistas intentan colocar
las sociedades, especialmente anónimas, como unas instituciones o
grupos sociales intermedios entre las personas físicas y el Estado.

11
Cfr. Bolaffi, La societá semplice, p. 114.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 75

Si bien ella explica adecuadamente algunos fenómenos de la


sociedad anónima, en la que se debilita la autonomía de la voluntad
de los socios, de ninguna forma es aplicable a las sociedades de
personas.
Además, Hauriou sostiene que los elementos de una institución
son los siguientes: 7) la idea de una obra realizable en un grupo
social; 2) el poder organizado puesto al servicio de la mencionada
idea y su realización, y 3) las manifestaciones de comunión que se
producen en el grupo social respecto de la idea y su realización12.
Pensamos que esta teoría no explica satisfactoriamente la natu-
raleza del negocio que da nacimiento al sujeto de derecho y que
mediante ella se subjetiviza la empresa, atendiendo particularmente
al sujeto nacido del negocio constitutivo, que es sobre cuya natura-
leza venimos comentando.
d) DEL CONTRATO PLURILATERAL DE ORGANIZACIÓN. La doctrina clá-
sica aparece insuficiente para explicar y fundamentar la naturaleza
del acto constitutivo de la sociedad. Las teorías unilateralistas po-
nen énfasis en la existencia de un fin común en los sujetos que in-
tervienen en el acto fundacional, pero olvidan la existencia de inte-
reses contrapuestos en el momento de discutir el negocio, poniendo
su acento en el acto fundacional de una sociedad por acciones.
Si bien en .el período de fundación de la sociedad existe una
coincidencia entre los sujetos intervinientes en la elección de un de-
terminado instrumento jurídico (la sociedad) como medio de satis-
facer los intereses individuales, no por ello puede concluirse, como
lo hacen los sostenedores de las teorías unilateralistas, que no exis-
tan o no puedan existir intereses contrapuestos entre los consti-
tuyentes. Pese a la coincidencia de voluntades en la elección del

12
La teoría de la fundación de una institución se basa en el "conjunto de
voluntades organizadas para la consecuencia de una idea", que presupone una idea
directriz, un principio de autoridad que asegure autónomamente el cumplimiento de
esa idea o "finalidad", la adhesión inmediata o sucesiva de todos los integrantes
a esa finalidad para asegurarla, lo que justifica la dependencia del nacimiento de la
persona jurídica de un acto del poder público (situación particular de la sociedad
por acciones cuando requería la autorización estatal, lo que subsiste en algunos sis-
temas de derecho comparado) y la permanencia del ente por encima de la decisión
de los socios individualmente considerados. Estas son las bases que han dado lugar
a la teoría de la institución.
76 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

medio instrumental aludido (sociedad), existen intereses contrapues-


tos entre los distintos sujetos que intervienen como partes diferentes
(socios).
En muchos párrafos hemos anticipado la visión contractualista
en relación al acto fundacional formalizado por dos o más personas.
Esa apreciación clásica fue sometida a controversias al compararlo
con un contrato de cambio. Por eso la cuestión puede afrontarse
como lo hace Girón Tena desde un doble punto de vista: el enrique-
cimiento de la teoría del negocio jurídico y la profundización de la
naturaleza del negocio jurídico de sociedad. Señala que "es nece-
sario advertir, desde ahora, que la parte jurídico-negocial de las so-
ciedades no se demarca identificándola con el momento constitucio-
nal o fundacional. En ciertos tipos de sociedades, la constitución
o fundación no se produce sólo mediante el negocio jurídico de los
miembros fundadores, sino que se precisan otros elementos (v.gr.,
inscripción constitutiva -en las legislaciones que lo exijan- en la SA
y en la SRL)"13.
En la doctrina italiana "hay, inicialmente, la recepción de la
doctrina alemana del acto complejo o colectivo, y la reacción, igual-
mente paralela a la germánica, en favor de la conservación del con-
cepto de contrato porque, aunque no en la forma de los contratos de
cambio, hay una particular manera de composición de intereses y
voluntades y no simple paralelismo y suma de aquéllas. Pero su-
cede que, en la fase en que esta discusión dogmática está en su de-
sarrollo, se produce la elaboración del Códice Civile que, con ideas
no demasiado firmes, opta por una terminología: contratto plurila-
terale, que arroja a la discusión el tema de si corresponde la gene-
ralidad del término con una categoría de contratos o si, en realidad
y malamente, por haberse fijado en un dato -el número de socios-
irrelevante, designa, con terminología poco afortunada, los que se

13
Girón Tena, Derecho de sociedades, t. I, p. 127 y 128. Los orígenes de la
cuestión dogmática acerca de la naturaleza del negocio jurídico fundacional de las
sociedades hay que buscarlo en Alemania. De ahí nace el enriquecimiento de
las clases de negocios jurídicos con los acuerdos, actos colectivos y complejos.
En la segunda mitad del siglo xix, fue Gierke quien, contra la doctrina común que
distinguía actos unilaterales y plurilaterales, considerando constituido este grupo,
simplemente, por el contrato, demostró la insuficiencia de esta noción para explicar
la fundación de corporaciones e introdujo las ideas sobre el nuevo concepto de acto
colectivo (gesamtakt).
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 77
llamarían mejor contratos asociativos, ya que sólo los de sociedad
satisfarían a las exigencias presupuestas en las consecuencias que
se deducen del concepto. En todo caso, y al mismo tiempo, la ac-
titud del legislador implica su inclinación por la tesis contractual,
hoy sin dudas, prácticamente generalizada"14.
Asimismo, "el tránsito hacia la figura de contrato plurilateral
se produce a través de la crítica a los supuestos en que quiere apo-
yarse la doctrina del acto colectivo. Fundamentalmente se indica...
que no es cierto que no haya contraposición y composición de inte-
reses: existe porque, aunque el status legislativo del socio en cada
tipo de sociedad sea igual en la imagen legal, en la realidad, cada so-
cio tiende a asegurarse una posición conforme con sus intereses par-
ticulares15, y lo que es común es que todos tienden a satisfacerlo
mediante el fin social. De aquí que éste deba, en puridad, carac-
terizarse, desde este ángulo, como fin-medio; es decir, común a to-
dos, pero instrumento para la satisfacción de las posiciones dis-
tintas, conseguidas por cada uno en la fase de negociación de la
sociedad que se va a fundar. De esa comunidad de fin nace la pe-
culiaridad del contrato de sociedad. En este punto se puede situar

14
Ver Girón Tena, Derecho de sociedades, t. I, p. 132.
15
Al hablar de partes hacemos referencia a distintos centros de intereses cu-
yos titulares (socios) se encuentran o pueden encontrarse -en este sentido- enfren-
tados. Será normal que desde las negociaciones tendientes a formalizar el instru-
mento constitutivo haya contraposición de intereses entre los socios en lo referente
a los respectivos aportes (calidad, cantidad, valuación), participación en las ganan-
cias, intervención en la administración de los negocios sociales, y en general a pro-
pósito de todos los derechos y obligaciones societarios. No debe confundirse esta
contraposición de intereses dentro del ámbito previamente delimitado de la socie-
dad concreta, con el cumplimiento de las prestaciones entre las partes para lograr
el fin común: cumplimiento del objeto social (conf. Spota, Instituciones. Contra-
tos, vol. I, p. 107 y siguientes). Es verdad que todo los une a los socios: es el fin
común de alcanzar beneficios a dividir entre ellos. Pero no se llega al acto cons-
titutivo de ese sujeto jurídico que es la sociedad, sino a través de las tratativas
contractuales. En éstas observamos esa contraposición de intereses dispares que
pueden existir y que -al lado de la cooperación en el fin- constituye la nota carac-
terística de los contratos. En verdad, suficiente es referirse a las estipulaciones que
la ley reputa válidas (evitando vacilaciones o dudas), en el art. 1654, para que lo
dicho se ponga de resalto. En ese sentido, cabe señalar, como ejemplo, el último
de los incisos de ese precepto, o sea, que es válido estipular "que cualquiera de los
socios no soporte las pérdidas en la misma proporción en que participa de las ga-
nancias".
78 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

con seguridad el centro fundamental de coincidencia de la doctrina.


Las matizaciones desenvuelven esta idea con atención más o menos
localizada en algunas de ellas. Pero sin abandonar el concepto de
contrato"16.
Puntos esenciales son los que hemos señalado como elementos
de la tipicidad de primer grado que identifica a una relación socie-
taria: finalidad, objeto, actividad, organización, aporte y patrimonio,
que hemos anticipado. Objeto común es la satisfacción del interés
por cada uno tenido que se objetiviza en el medio común usado, que
en el caso organiza las relaciones, les da unidad en el medio jurídi-
co, pudiendo permitir alcanzar el nacimiento de un sujeto de dere-
cho, o no. Regula por tanto no sólo las relaciones internas de or-
ganización, sino las transferencias patrimoniales para generar un
fondo de funcionamiento, un patrimonio en mano común, o con más
intensidad un patrimonio de un nuevo sujeto que actúa unitariamente
en el mundo jurídico. No es, en realidad, el fin común el contrato
de sociedad, sino el medio común o causa genérica para alcanzar
los intereses individuales, no contrapuestos, sino paralelos y que
permiten organizarse por medio del contrato de sociedad como me-
dio17. Esa relación objeto-medio18, no es sino la causa específica,
por corresponder a su función económico-social determinada por el
legislador como medio técnico.

16
Cfr. Girón Tena, Derecho de sociedades, t. I, p. 132 y siguientes.
17
En el contrato llamado plurilateral (de colaboración con finalidad común)
existe una coincidencia de voluntades en la formalización del contrato que hace sur-
gir al ente social, pero también existen intereses individuales de cada una de las
partes que son perfectamente diferenciables y que implican intereses contrapuestos
dentro del marco de colaboración constituido por la sociedad. No hay duda alguna
de que habrá un interés común de los socios en lo referente a una forma de organi-
zación, según uno de los tipos legales, tendiente a la producción o intercambio de
bienes (sociedad concreta). Sin embargo, observaremos la contraposición de inte-
reses en el contrato constitutivo en los aportes de las partes y en la participación de
beneficios y pérdidas.
18
Desde el punto de vista del objeto-medio puede afirmarse que no existe una
genérica comunión del resultado total, como se presenta en todos los contratos, sino
que los contrayentes -persiguiendo fines distintos- quieren, con el objeto de esos
fines ulteriores, asumir todos una idéntica figura jurídica -medio objetivo o causa
genérica- para la organización de su empresa común -comunidad subjetiva de fines
o causa específica-. En la sociedad, el tipo con todas sus consecuencias organiza-
tivas internas y externas, entre ellas el efecto personificante.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 79

La causa-fin en el negocio constitutivo de sociedad, desde el


punto de vista objetivo, abstracto, intrínseco, impersonal e inmuta-
ble, es la constitución, por los exteriorizantes de la voluntad nego-
cial, de una nueva persona jurídica a través de cuya actuación se
obtengan utilidades, soportando el riesgo o pérdidas. Por lo que
el objeto de ese contrato es la operación jurídica que las partes pre-
tenden realizar19, y objeto de las obligaciones cuya causa fuente es
el contrato, son las prestaciones que escindiéndose del patrimonio
del socio constituyen el patrimonio del nuevo sujeto de derecho, a
través de una causa subjetiva o motivación exteriorizada sólo en el
cumplimiento del objeto social, como dato del negocio constitutivo20
exteriorizante de la motivación. La finalidad común es tanto el me-
dio, como la utilización del medio.
Se entiende21 que el negocio bilateral o plurilateral con intere-
ses contrapuestos es el contrato; en cambio, el negocio, generalmen-
te plurilateral, con intereses paralelos o convergentes a un fin común
suele denominarse acuerdo. Esa distinción es relativa si luego se
hubiera de concluir que estas dos categorías de negocio tuvieran el
mismo régimen legal. Deberían existir diferencias de trato, pues
no se puede aplicar al acuerdo normas propias del contrato, cuando
éstas se derivan justamente de aquel elemento de la naturaleza del
contrato que lo diferencia del acuerdo; o sea, del conflicto de inte-
reses que constituye el sustrato del contrato, en lugar de la conver-
gencia que justifica el acuerdo en sentido estricto. Empero, en la
legislación argentina se identifica contrato con acuerdo en el art.
1137 del Cód. Civil22, lo que ha impuesto normas como las previstas
en el art. 16 de la LSC, con las que se incorpora al sistema norma-
tivo argentino una disposición sobre los contratos plurilaterales.

e) PRECISIONES FINALES. La sociedad es un recurso técnico per-


sonificante, con base en cierto sustrato real, y el acto de elección de
ese medio no debe ser necesariamente un contrato, pues su configu-

19
Cazeaux - Trigo Represas, Derecho de las obligaciones, t. 1, p. 35.
20
Comp. Richard, Negocios de participación.
21
Betti, Teoría, p. 225.
22
Conf. Muñoz, Naturaleza jurídica del negocio constitutivo de sociedades
comerciales y el derecho comparado, en "Estudios jurídicos en homenaje al profesor
Enrique A. C. Aztiria", p. 185 y siguientes.
80 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

ración puede ser un negocio unilateral cerrado (sociedad del Estado)


o bi-plurilateral abierto (sociedad anónima o de responsabilidad li-
mitada constituida por un único sujeto) o un negocio colegial (esci-
sión), o un acuerde concursal, o una disposición testamentaria, et-
cétera. El acto de concepción configura indudablemente el tipo
societario elegido (tipología de segundo grado) y las relaciones de
organización internas.
La teoría del contrato plurilateral de organización es común a
los contratos de sociedad en sentido amplio, debiendo precisarse que
para configurar un contrato de sociedad en sentido estricto debe re-
ferirse a un contrato plurilateral con finalidad común, de organiza-
ción del que nace una persona jurídica.

§ 34. EFECTOS. - El art. Io de la LSC, en concordancia con


muchos otros artículos, se define por la doctrina neocontractualista
(contrato plurilateral de organización), ya que proclama: "habrá so-
ciedad comercial cuando dos o más personas en forma organiza-
da...". Esta tesitura es coincidente con la Exposición de motivos
en su primera parte.
Dicha posición doctrinaria implica las siguientes consecuencias:
a) Todos los contratantes son titulares de derechos y obliga-
ciones, las que pueden ser requeridas por la sociedad o por los con-
socios (arts. 37, 54, 55, 91, etcétera).
b) Necesariedad de dos partes por lo menos (arts. Io, 93, 94,
inc. 8, LSC), y la posibilidad de que el número de ellas sea mayor.
Esto entendido como centro de intereses distintos, ya que en los con-
tratos de cambio no pueden existir más que dos partes, aunque al-
guna de ellas sea pluripersonal. Obviamente, también en la socie-
dad puede haber partes pluripersonales. La sociedad puede nacer,
como sujeto de derecho, de una declaración unilateral de voluntad
si la ley lo autoriza, como en la escisión y en las sociedades del
Estado.
c) Yuxtaposición de voluntades que permanecen perfectamente
discernibles (v.gr., art. 16, LSC).
d) Adecuada composición de intereses contrapuestos, evitando
cláusulas leoninas o desnaturalizatorias (art. 13, LSC).
é) Régimen específico de nulidad que distingue entre la invali-
dez del vínculo de una de las partes y la nulidad de la sociedad (arts.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO * 81

16 y 18, LSC), que no comporta la nulidad de la personalidad ju-


rídica, sino del negocio constitutivo y representa una causal de di-
solución de la sociedad.
/ ) Régimen particular para el incumplimiento de las obliga-
ciones de los socios por vía de la exclusión del socio (art. 91, LSC)
como forma de resolución parcial del contrato social. Lo mismo
ocurre con la muerte de un socio (art. 90, LSC), que normalmente
no afecta a la totalidad del contrato social.
g) Efecto especial de la resolución en cuanto es ex nunc, aten-
diendo el nacimiento de una persona jurídica cuyo patrimonio no
puede ser afectado por esa resolución sin desinteresar a los terceros
que se vincularon con el nuevo ente. En igual principio se enrola
el sistema de publicidad para la reducción voluntaria de capital so-
cial en las sociedades por acciones (art. 204, LSC).
h) Las prestaciones no se presentan -consideradas aisladamen-
te-, en relación de equivalencia, por lo que no se aplica la teoría de
la lesión frente a la sociedad persona -sin perjuicio de considerarlo
en torno a la relación vincular socio-sociedad-, siendo aplicable en
cambio la teoría de la lesión a los contratos de colaboración.
i) No cabe aplicar la exceptio non adimpleti contractus23. Es
inaplicable el pacto comisorio respecto de las partes entre ellos.
Tampoco se extingue la relación -necesariamente- por la imposibi-
lidad de cumplimiento de la prestación debida por una de las partes,
contrariamente a lo que dispone el art. 888 y ss. del Cód. Civil para
los contratos de cambio24.
j) En torno a las relaciones asociativas, concebido el ente per-
sonificante, resultan de relativa aplicación las normas sobre afec-
tación vincular a la sociedad de un solo socio (art. 16, LSC). La
relación personificada subsiste con un único socio aun en las legis-
laciones que no reconocen la sociedad unipersonal25 como la nues-

23
Siempre que se pueda lograr la finalidad común (art. 16, LSC). Cfr. Bru-
netti, Tratado, t. I, p. 135. Conf. Wathelet, Naturaleza del acto constitutivo, en
"Estudios de sociedades comerciales en homenaje a Carlos Zavala Rodríguez", t. I,
p. 145 y siguientes.
24
Colombres, Curso. Parte general, p. 26.
25
Sobre el punto puede verse nuestra ponencia al I Congreso Iberoamericano
de Derecho Societario y de la Empresa, V Congreso de Derecho Societario, La Cum-
bre, Córdoba, 1992, acerca de la sociedad unipersonal.

6. Richard -.Muiño. Derecho societario.


82 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

tra. puesto que la finalidad era la simplificación de las relaciones


jurídicas mientras durara ia nueva persona jurídica. La inexistencia
de una relación bilateral genera la extinción de una relación perso-
nificada, la que eventualmente podrá liquidarse, subsistiendo mien-
tras tanto su personalidad y capacidad operativa imputativa.
Pero, como decía Ascarelli, debemos tener en claro qué proble-
m ^ analizamos: si e^ a la sociedad, debe serlo como persona inrí-
dica; si es al negocio constitutivo a través de las normas que corres-
pondan a su naturaleza, contrato plurilateral.
Las referencias precedentes son meramente ejemplificativas y
pese a la omisión de muchas más el lector podrá encontrar múltiples
proyecciones, en todo el articulado de la ley, de la teoría del llamado
contrato plurilateral de organización.

B) CARACTERES DEL ACTO CONSTITUTIVO DE SOCIEDAD

§ 35. UNILATERAL, BILATERAL O PLURILATERAL. - Las partes pue-


den ser múltiples, una o más, teniendo todas la misma posición ju-
rídica de socios o accionistas. No se trata de una plurilateralidad
estructural, como lo es en la novación o delegación subjetiva per-
fecta (intervienen no menos de tres, pero tienen posición jurídica
diferente), sino que es una plurilateralidad funcional, donde se ad-
miten múltiples partes con igual posición jurídica26 aunque sus de-

26
Plurilateralidad contractual con finalidad común, concierne a la especial
posición de los contratantes. En la locación las partes se presentan respectivamente
como locador y locatario, en la donación como donante y donatario, en la compra-
venta como vendedor y comprador: esto es, en posiciones jurídicas diversas. En
cambio en la sociedad los contrayentes se presentan todos uti sociee, esto es, en la
misma posición jurídica: esta característica había sido relevada en el derecho roma-
no, ya que (en antítesis a cuanto ocurre en los otros casos) todos los contrayentes
eran tutelados con la misma acción: la actio pro-socio. La identidad de la figura
jurídica asumida por los contrayentes puede conciliarse con la diversidad de fines
que ellos persiguen, desde el momento en que los socios ponen en común una cosa,
y este acto es el que hace surgir una comunión de intereses. Esto es que, ponién-
dose desde el punto de vista del fin medio, la teoría se precisa y se ratifica: no es
sólo una genérica comunión del resultado querido, que se presenta en todos los con-
tratos, sino los contrayentes -aunque persiguiendo fines individualmente distintos-
quieren el medio de asumir estos fines ulteriores (en ese sentido se explica la ter-
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 83
rechos puedan ser distintos (socios con diversas obligaciones y dere-
chos).
Esa idéntica posición se genera por la comunidad de fin, co-
rrespondiente a una plurilateralidad funcional.
Dicha plurilateralidad funcional está vinculada a que este ne-
gocio puede ser abierto, en el sentido de que permite el acceso a
nims pnrtes. cumpliendo las previsiones legales o contractuales.
La relación societaria es sinalagmática en cuanto genera dere-
chos y obligaciones para todos los socios27.

§ 36. DE ORGANIZACIÓN. - No basta categorizar al negocio


constitutivo de sociedad como plurilateral funcional o con finalidad
común, pues son también plurilaterales ciertos contratos de partici-
pación (o asociativos o de colaboración con finalidad común, o co-
mo se los llame), sino que debe generarse a la par que la declaración
de voluntad una organización, que también puede ser propia de cier-

minologfa legislativa de comunidad de fines), asumir todos la idéntica figura jurídica


(socio, partícipes, comuneros, condóminos, aparceros, copropietarios, cuotistas).
Ello aunque cada uno puede asumir roles diferentes y derechos y obligaciones di-
ferentes: administrador, gestor, aportante de trabajo. Conf. Fariña, Contratos co-
merciales modernos, p. 772.
27
Ese contrato debe ubicarse entre las convenciones sinalagmáticas (Spota,
Instituciones. Contratos, vol. I, n° 105, ap. e). Conviene agregar que este contrato
-acto jurídico plurilateral, en el cual hay tantas partes como socios- tiene por fin
crear una persona jurídica de carácter privado (art. 33, Cód. Civil), o para decirlo
con el lenguaje alambicado del art. 2 o de la LSC, un "sujeto de derecho" pero con
el alcance que le brinda ese texto legal; dicha persona colectiva se distingue de los
socios (en cuanto no exista abuso de derecho de hacer surgir personas jurídicas),
quienes pueden asumir la condición de "terceros" frente a la sociedad (art. 1711,
Cód. Civil); y tal contrato es un contrato abierto en el supuesto de que exista pacto
(se trata de sociedad "de personas") que permita a quienes no formaron parte del
primitivo convenio "entrar" en tal sociedad (art. 1667). En lo atinente a la socie-
dad, ya hemos advertido que debe ser considerada como un contrato. Pero corres-
ponde preguntarse si ese contrato también procede incluirlo entre los bilaterales o
sinalagmáticos. Conviene tener presente lo dispuesto por el art. 1648. Según este
precepto, para que la sociedad civil surja deben dos o más personas haberse mutua-
mente obligado, cada una con una prestación, con el fin de obtener alguna utilidad
apreciable en dinero, que dividirán entre sí, del empleo que hicieran de lo que cada
uno hubiese aportado. De esa definición se desprende que la sociedad civil signi-
fica asumir obligaciones mutuas, es decir, que existe la reciprocidad propia de lo
bilateral o sinalagmático (synaUagmá). Claro que las relaciones se establecen a
través de la sociedad y no se entrecruzan entre los socios directamente.
84 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

tos negocios no societarios como lo son el agrupamiento de colabo-


ración y la unión transitoria de empresas.
En el caso lo calificante es la forma organizada conforme la
tipicidad de segundo grado.
Es por ello que se califica al negocio constitutivo como pluri-
lateral con finalidad común de organización asociativa generadora
de un ente personificado para la actuación en común y a nombre
colectivo.

§ 37. ASOCIATIVO. - Como ya lo hemos anticipado, a la pluri-


lateralidad debe agregarse la organización y el carácter asociativo,
o sea, de actuación con finalidad común.
Pero no es suficiente, pues coincidiría tal calificación con los
llamados negocios asociativos o de participación, sociedad en parti-
cipación, o sociedad en sentido amplio, concepto que irrumpe con-
tinuamente en el campo dogmático con expresión errática de socie-
dad. Ese negocio plurilateral, de organización asociativo debe
incluir algo más. Es la suma de los caracteres, como lo expresamos
en el § 27, f.
La actuación imputativa a un ente colectivo, implica una actua-
ción no individual en interés común, sino una actuación común en
nombre colectivo, o sea, imputativa a un nuevo sujeto de derecho,
exteriorizada en relaciones con terceros.

§ 38. CONSENSUAL. - Contrato consensual es el que se perfec-


ciona por el mero consentimiento de las partes, sin perjuicio de que
se cumpla el requisito de forma que la ley establece28. Esto dicho
como contraposición con los contratos reales donde, para perfeccio-
narse, es necesario algo más que se agregue al consentimiento: la
entrega de la cosa.
No obstante, es menester algunas especificaciones anticipadas
en cuanto a la forma y a la actuación societaria, en relación a la
sociedad.
En la sociedad típica regular es necesaria la inscripción para
que produzca con plenitud sus efectos, y para que se produzca la

- s Spota. Instituciones. Contratos, vol. I, p. 172.


EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 85
inscripción no basta el consentimiento, sino que los bienes dados en
propiedad deben integrar el patrimonio social. El reconocimiento
de personalidad a la sociedad irregular impone un doble régimen en
esta cuestión.
La confusión entre negocio constitutivo y sujeto de derecho ge-
nera que mientras el negocio constitutivo no es oponible entre las
partes, el legislador argentino reconoce personalidad a la actuación
en común en nombre colectivo. Pero son únicamente los terceros
ios que pueden reclamar, o sea que es un resguardo en beneficio de
terceros.
La regularización organizada por la reforma de 1983 (art. 22,
LSC) implica el otorgamiento de un nuevo acto constitutivo, no que-
dando obligados por el mero consentimiento todos los integrantes
de la sociedad irregular o de hecho originaria.

§ 39. FORMAL. - El negocio constitutivo de sociedad es for-


mal, por las razones aducidas precedentemente.
No obstante, cabe referirse a si ésta es una forma constitutiva
o ad probationem, o como sostenemos, ad regularitatem.
Se requiere la forma escrita (art. 4o), autenticidad de las firmas
(art. 5o) e inscripción registral (art. 7o). Este carácter juega en las
sociedades con especial particularidad, a diferencia de otros con-
tratos: los vicios de forma en los de compraventa de inmuebles tie-
nen sanción de nulidad en tanto los vicios de forma en la sociedad
tienen la sanción que veremos al tratar la irregularidad.
Respecto al negocio constitutivo de sociedad típica, las formas
son fundamentales, pues el negocio no se configura como tal hasta
su inscripción registral, debiendo cumplirse previamente con las for-
mas previstas en la ley. El contrato mismo no es oponible entre las
partes para ejecutar sus previsiones, sino sólo a los efectos disolu-
torios (arg. art. 22, LSC). En nuestro derecho, desde el punto de
vista del sujeto de derecho las formas son ad probationem, generán-
dose en materia societaria un efecto específico con las formas ad
regularitatem que, existiendo el sujeto de derecho irregularmente,
el cumplimiento de las formalidades constitutivas validan el negocio
querido e imputan a ese sujeto los actos cumplidos con anterioridad.
El tema de la personalidad de la sociedad en formación es debatido
en la doctrina, particularmente por las especiales soluciones de cada
86 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

sistema normativo en cuanto al reconocimiento de la personalidad


jurídica.

§ 40. DE DURACIÓN. - Más que el negocio constitutivo, la re-


lación que se genera es de duración; implica esa relación de dura-
ción especial que, aunque sea nulo el negocio constitutivo, las partes
no quedan desligadas hasta que se produzca la liquidación del ente
personificado y extinguidas todas las relaciones jurídicas generadas
por su actuación.
El contrato no se agota con el cumplimiento de los aportes, sino
que, por el contrario, ello es lo que posibilita la iniciación de la
consecución del objeto social. Es confuso el límite entre efectos
del contrato constitutivo y la sociedad en formación.

§ 41. CONMUTATIVO. - Los derechos y obligaciones de las par-


tes quedan fijados en el contrato social. Esto debe ser bien en-
tendido y diferenciado de los resultados que pueden seguirse en la
actividad empresaria. Valga un ejemplo: en el contrato social se
establece que cada uno de los socios de una sociedad de dos miem-
bros participará del 50% de las pérdidas (quedan determinados per-
fectamente los derechos y obligaciones). Pero los resultados de la
explotación pueden variar, ya que la sociedad puede dar ganancias
o no, aspecto éste que atañe al albur o al alea de los negocios.

§ 42. NORMATIVO. - Porque es una especie contractual desti-


nada al mismo tiempo a regular toda la actividad futura del ente so-
cial, no sólo respecto de los socios, sino también de los órganos
societarios y sus integrantes, y con terceros29. Es una forma de ex-
presar la organización en sentido lato y no en el específico deforma
organizada como tipo.

C) NORMATIVA

§ 43. LEY APLICABLE. - Será la del domicilio social (art. 90,


Cód. Civil), dentro de la cual deben formalizar sus inscripciones pa-

- 9 Bolaffi, La societá semplice, p. 338.


EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 87

ra hacerlas oponibles, que también determina la jurisdicción y com-


petencia judicial. Es la del lugar donde se constituye (art. 5o, LSC),
aunque algunas leyes como las de inversiones extranjeras suelen to-
mar como parámetro de determinación de sociedad nacional o ex-
tranjera el domicilio o nacionalidad de los titulares de participacio-
nes suficientes para la adopción de resoluciones sociales30, pero ese
es otro tema.
Otra problemática diferente es la del régimen aplicable a las
sociedades constituidas en el extranjero que operan con actos aisla-
dos o habitualmente en el país.

§ 44. PROCEDIMIENTO. - E l art. 15 de la LSC establece una


pauta general en cuanto al procedimiento aplicable a las acciones
judiciales derivadas de la ley societaria, quedando excluidas -obvia-
mente- las cuestiones suscitadas entre la sociedad y los terceros en
cumplimiento del objeto social, que se seguirán según el trámite pre-
visto para la pretensión correspondiente.
La disposición expresa que "la promoción de acción judicial...
se sustanciará por el procedimiento sumario", sin referir puntual-
mente a "juicio sumario".
En nuestro medio usualmente el trámite más seguido ha sido el
del juicio ordinario de menor cuantía, no obstante alguna opinión
doctrinaria en contrario31. Bajo el sistema previsto por el nuevo
Código Procesal Civil y Comercial de la provincia de Córdoba (ley
8465), a la luz de los principios apuntados, pareciera imponerse la
aplicación del procedimiento previsto por el juicio declarativo abre-
viado, legislado en el Libro Segundo, Capítulo II, arts. 507 y concs.
de dicho plexo.

30
Sánchez Calero, Instituciones de derecho mercantil, p. 166 y siguientes.
31
Conf. Ortíz Araya. El artículo 15 de la ley 19.550 y el ordenamiento pro-
cesal de Córdoba, "Revista del Colegio de Abogados de Córdoba", 1977, n° 2, p.
35 y ss., quien afirma: "Proponemos como vía de solución, basándonos en los prin-
cipios que rigen la materia comercial -la celeridad de los negocios- el trámite más
abreviado, esto es, el verbal. No descartamos el pensamiento de juristas, como el
doctor Clariá Olmedo, quien ha sugerido el trámite del juicio ordinario de menor
cuantía. Pero nuestra posición está referida concretamente a la necesidad que en
la vida moderna tienen las sociedades de que sus problemas sean ventilados por la
vía más rápida".
88 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

En este punto tiene expresado la jurisprudencia que la acción


destinada a obtener la nulidad de la asamblea (reglada por el art.
251 y ss. de la LSC), está sometida al procedimiento sumario pre-
visto en el art. 15 de dicha ley, en tanto no medie al respecto dis-
posición legal en contrario32.
Asimismo, la vía sumaria prevista por el art. 15 de la LSC "ha
sido impuesta antes que en beneficio individual de las partes, en el
de la sociedad, y en resguardo de la actividad jurisdiccional según
pautas genéricas establecidas en la ley. Por ello, ese tipo de trámite
no constituye un derecho subjetivo renunciable por el juez" 33 .
También, "la pretensión de acumular a un proceso ejecutivo,
donde se reclama el cobro de pagarés, una acción tendiente a obte-
ner la disolución de una sociedad anónima, aparece improcedente.
En primer lugar porque la materia de la segunda pretensión excede
el límite de la materia cognoscible del proceso ejecutivo, que se li-
mita a la formalidad del título... Además, porque ambas acciones
deben tramitar por vías diferentes, como lo prevé genéricamente pa-
ra la segunda solicitud, la LSC en su art. 15"34.
En relación a la competencia, será normalmente la ordinaria;
respecto a la federal debemos recordar que la misma surge por razón
de las personas... en las causas civiles entre vecinos de diferentes
provincias. El término "civiles" debe entenderse en sentido lato,
como comprendiendo tanto las civiles propiamente dichas como
las comerciales y por oposición a las causas penales o administra-
tivas, ya que sólo se requiere que versen sobre derechos originarios
y regidos por el derecho común35.
Debido a que el término "vecinos", comprende a las personas
de existencia ideal, respecto de las sociedades anónimas -conforme
lo dispone el art. 9o de la ley 48, latamente interpretado-, habiendo
sido creadas y realizando sus negocios en una provincia serán repu-

32
CNCom, Sala C, 8/5/79, "Scalabrini, Inés C. c/Manufactura de Productos
Ind.", inédito.
33
CNCom, Sala D, 14/4/78, "Pastor, Jorge c/Trachella, Guillermo", inédito.
34
CNCom, Sala D, 22/9/76, "Coppa Oliver M. c/Daytona Car SA", LL, 1977-
D-699, 34.416-S.
35
CSJN, Fallos, 255:256; 178:85, cit. por Ramacciotti, Compendio de dere-
cho procesal, t. I, p. 93, a quien seguimos en este tema.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 89

tadas como ciudadanas vecinas de la provincia donde se hallen esta-


blecidas, cualquiera que sea la residencia de sus socios actuales36.
Por su parte, el art. 10 prevé que si se trata de sociedades co-
lectivas, y más generalmente en todos los casos en que dos o más
personas pretenden ejercer una acción solidaria y conjunta o sean
demandadas en razón de una obligación solidaria, es preciso que el
fuero federal pertenezca a todos, de tal modo que individualmente
cada uno tenga el derecho de demandar o pueda ser demandado ante
los tribunales federales, pues de lo contrario el asunto cae en la ór-
bita de la jurisdicción ordinaria. Esto se aplica igualmente cuando,
sin solidaridad, medien varios actores o demandados, pero si las ac-
ciones se las puede ventilar separadamente, cada litigante puede
acogerse a la jurisdicción que le corresponde37.

§ 45. PRESCRIPCIÓN. - La ley aplicable determina la prescrip-


ción de las acciones internas, pues las relaciones externas prescribi-
rán conforme su naturaleza38.
No ha sido derogado el precepto del art. 848 del Cód. de Co-
mercio, que señala que "se prescriben por tres años: Io) Las accio-
nes que se deriven del contrato de sociedad y de las operaciones
sociales, con tal que las publicaciones prescriptas en el título res-
pectivo hayan sido hechas en forma regular. El plazo para la
prescripción correrá desde el día del vencimiento de la obligación

36
Alsina, cit. por Ramacciotti, Compendio de derecho procesal, t. I, p. 672,
nota 63.
37
En este sentido expresa Palacio (Manual de derecho procesal civil, p. 211),
que: "Las corporaciones anónimas creadas y haciendo sus negocios en una provin-
cia, serán reputadas, para los efectos del fuero, como ciudadanos vecinos de la pro-
vincia en que se hallen establecidas cualquiera que sea la nacionalidad de sus socios
actuales" (art. 9o, ley 48). Pero, "en las sociedades colectivas, y en general en todos
los casos en que dos o más personas pretendan ejercer una acción solidaria, o sean
demandados por una obligación solidaria, para que caigan bajo la jurisdicción na-
cional, se atenderá a la nacionalidad o vecindad de todos los miembros de la socie-
dad o comunidad, de tal modo que será preciso que cada uno de ellos indivi-
dualmente tenga el derecho de demandar, o pueda ser demandado ante los tribunales
nacionales, con arreglo a lo dispuesto en el inc. 2o del art. 2 o " (art. 10, ley 48). Esta
última norma es también aplicable a las sociedades de responsabilidad limitada y
en comandita simple.
38
CNCom, Sala E, 28/11/91, "Lofiego, Laura c/Rodríguez y otros", "Doctrina
Societaria y Concursal Errepar", t. IV, p. 921.
90 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

o del día de la publicación del acto de disolución de la sociedad o


de la declaración de liquidación, si la obligación no estuviere ven-
cida. Respecto a las obligaciones que se deriven de la liquidación
de la sociedad, el término correrá desde la fecha de la aproba-
ción del balance final de los liquidadores".
Se incluyen así las acciones que se deriven del contrato de so-
ciedad, término que no puede engendrar dudas, "y de las operacio-
nes sociales", correspondiendo integrar éstas a la misma tesitura:
acciones que derivan directa o inmediatamente del contrato social,
o sea que son de naturaleza social, o que derivan conjuntamente del
contrato social y de las operaciones sociales39.
Al exigirse la publicidad, la prescripción trienal no alcanza a
las relaciones surgidas de sociedades irregularmente constituidas,
a las que se les aplicará la prescripción decenal.
En resumen, debe distinguirse entre sociedad contrato y socie-
dad persona. El primer concepto se vincula a los contratos de parti-
cipación (o sociedad en sentido lato) y el segundo a las sociedades
típicas (sociedad en sentido estricto). Ese reconocimiento está vin-
culado a la tipología de la relación societaria para distinguirla de
otras relaciones, y la tipicidad societaria, o sea, al tipo social elegido
para la relación societaria.
También debe distinguirse entre la naturaleza de sujeto de de-
recho de las sociedades en sentido estricto del negocio constitutivo
de la sociedad, cuya naturaleza es contractual si actúan dos o más
partes, pero puede derivar su constitución de un negocio unilateral.
Al tratar efectos de la naturaleza jurídica debe distinguirse en-
tre los derivados de la naturaleza del negocio constitutivo de socie-
dad y los de la personalidad jurídica de la sociedad.

D) E L E M E N T O S GENERALES (PRESUPUESTOS)

§ 46. INTRODUCCIÓN. - Se ha destacado con acierto que los


nuevos estudios sobre las sociedades comerciales se dispersan en
una real anarquía en lo relativo a conceptualizar cuáles son los re-

Conf. Fernández, Código de Comercio comentado, í. III, p. 652.


EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 91
quisitos esenciales para la creación de la sociedad, razón por la cual
interesa en primer lugar unificar conceptos: requisito esencial, ele-
mento específico o condición "de fondo", son sinónimos si ellos se
refieren a sociedades. Así, el requisito esencial será aquél sin el
cual no se da la creación del sujeto sociedad; no hay sociedad, salvo
que la ley disponga otra solución. La falta de un elemento especí-
fico es equivalente a la ausencia de una condición de fondo; nada
tiene que ver con esto la forma40.
Cuando las condiciones, elementos o requisitos esenciales o de
fondo faltan, la ley determina un resultado concreto y particulari-
zado, pues el ordenamiento societario mercantil ha venido a poner
un importante régimen de excepción a estas premisas básicas de de-
recho privado.
En efecto, el art. 17, parte 2a de la LSC dice: "La omisión de
cualquier requisito esencial no tipificante hace anulable el contrato,
pero podrá subsanarse hasta su impugnación judicial".
De ella se extrae que la norma central, de vital importancia para
la creación del sujeto sociedad, indicaría que los requisitos esencia-
les pueden dividirse en tipificantes y no tipificantes. Los que no lo
son, a pesar de ser esenciales, producen solamente un efecto de anu-
labilidad, es decir, de validez "hasta" su impugnación judicial (pues
antes los socios pueden corregir el error)41.
La doctrina clásica estableció los requisitos del contrato: de
ellos dependía que existiera un contrato válido y que éste regulara
determinados intereses. Dichos requisitos fueron luego divididos
por la doctrina, bajo el nombre de "elementos", en esenciales, natu-
rales y accidentales, teniendo que considerar en ellos el plano de los
sujetos, el objeto, la causa y las formas, para llegar a un contrato
válido.

40
Etcheverry, Sociedades comerciales: replanteo doctrinal de los efectos de
su acto creativo, RDCO, 1978-719.
41
En el sistema argentino actual impera la doctrina civilista nacida y recreada
en torno de los contratos de cambio. La teoría sobre la formación y validez de los
contratos halla su origen en la estructura referida a los actos jurídicos en general,
que debe aplicarse complementariamente a las normas contractuales existentes. Sin
embargo, esa aplicación cuando llega al acto constitutivo de sociedad comercial se
halla profundamente modificada, porque son diversas y originales las reglas sobre
creación, validez y efectos de los actos cumplidos por las personas que deseen crear
este sujeto de derecho.
92 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

Sin embargo, otro sector42, distingue entre presupuestos, ele-


mentos y circunstancias del contrato:
a) Presupuestos son requisitos extrínsecos al contrato, pero que
determinan su eficacia y son valorados antes como un prius. En
general, son tales la voluntad jurídica (art. 897 y ss., Cód. Civil),
la capacidad (art. 1160 y ss., Cód. Civil), la aptitud del objeto
(art. 1167 y ss., Cód. Civil) y la legitimación (art. 1160 y ss., Cód.
Civil).
b) Elementos del contrato, en cambio, son requisitos intrín-
secos, constitutivos del contrato; son sus cláusulas. Hay cláusulas
esenciales, naturales y accidentales: esenciales son los sujetos, el
objeto, la causa, y, en algunos casos, la forma legal; naturales, la
garantía de evicción en la compraventa, y accidentales, la garantía
de solvencia en la cesión de créditos.
Aun cuando esta denominación tenga paralelismo con la clási-
ca, difiere en su contenido. En efecto, la capacidad, considerada
tradicionalmente "elemento" del contrato, desde el nuevo enfoque
que analizamos es englobada como presupuesto, porque existe inde-
pendientemente de la concertación de un contrato determinado, y
subsiste luego de tal concertación; es, como presupuesto, extrínseca
al contrato43.
Ahora bien, cada contrato en particular tiene sus elementos pro-
pios; así, las cláusulas referentes a la cosa y al precio en la compra-
venta.
c) Las circunstancias del contrato son extrínsecas, y tienen re-
levancia durante su formación y, luego de ella, en el curso de su
ejecución. Tales circunstancias, como el lugar, el tiempo, los as-
pectos económicos que rodean al contrato, inciden, por ejemplo, pa-
ra interpretarlo. Sin embargo, a la luz de la normativa societaria,
al estudiar el acto constitutivo y creando un esquema tendríamos lo
siguiente: todas las variantes que producen los distintos efectos, es-
tán fuertemente ligadas al sistema creado en los arts. 16 a 20, a la
estructura de las sociedades de hecho e irregulares y a las reglas
complementarias que también marcan pautas de validez, eficacia o
regularidad (p.ej., arts. 7o, 12, 13, etcétera).

42
López de Zavalía, Teoría de los contratos. Parte general, p. 127 y 128.
43
Conf. Llambías, Código Civil anotado, t. III-A. p. 32.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 93

Los requisitos esenciales pueden ser tipificantes o no; los pri-


meros se hallan en todo el contexto de la ley y corresponde al in-
térprete ubicarlos y precisar su contenido.
Los esenciales tipificantes serán todas las disposiciones -nega-
tivas o positivas- que otorgan las características irreemplazables de
cada tipo societario, y sin las cuales el tipo no solamente no se en-
cuentra conformado, sino que tiene la imposibilidad de funcionar
legalmente.
Parece clara, pues, la imposibilidad de hacer un "listado" de
requisitos esenciales tipificantes, ya que un mismo elemento podría
comportarse como tipificante o no; o ser totalmente fundamental
o decididamente neutro (p.ej., una sociedad anónima sin directorio o
una sociedad de hecho con un directorio creado por los socios).

1) SUJETOS

§ 47. INTRODUCCIÓN. - A pesar de que el propio art. Io de la


LSC alude a '"dos o más personas" (en rigor partes), hemos expuesto
ya que dicha pluralidad inicial debe ser entendida en sus justos tér-
minos, toda vez que -desde nuestro punto de vista- no necesa-
riamente el acto constitutivo societario debe revestir la forma con-
tractual, sino también puede darse a través de un negocio jurídico,
que -obviamente- bien puede ser unilateral.
En efecto, la ley 20.705 ha creado las llamadas sociedades del
Estado que constituyen un claro ejemplo de lo expresado. El art.
2o de dicha ley dispone: "Las sociedades del Estado podrán ser uni-
personales y se someterán en su constitución y funcionamiento, a
las normas que regulan las sociedades anónimas, en cuanto fueren
compatibles con las disposiciones de la presente ley". Sumado a
ello -reiterárnoslo aquí una vez más- tenemos que si bien la fase
negocial constitutiva es frecuente y habitualmente contractual, tam-
bién puede revestir la forma de una declaración unilateral de per-
sona física, como la declaración formulada por el cónyuge supérs-
tite o del propio causante (en las hipótesis de los arts. 51 y 53, ley
14.394, por remisión del art. 28 de la LSC), o aun como declaración
colegial de persona jurídica (en la figura de la escisión, art. 88 y
ss., LSC), o como acuerdo colegial concursal (hipótesis del art. 43,
ley 24.522).
94 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

La fragilidad del conceptualismo contractualista se advierte en


las disposiciones en torno a la sociedad devenida de un solo socio,
situación que se plantea sobre la hipótesis de continuidad y de re-
composición de la pluralidad prevista por la LSC en el art. 94, inc.
8, máxime si se repara que en dicha situación la ley prevé un plazo
de tres meses para la recomposición, bajo sanción de incurrirse en
una causal disolutoria, lo cual de ninguna manera implica la disolu-
ción ope legis del sujeto de derecho, sino solamente la aplicación
de un régimen de responsabilidad agravado (art. 99, párr. 2o, LSC).

§ 48. CONSENTIMIENTO. - La perfección del contrato se alcan-


za con el consentimiento o acuerdo entre las partes, como jurígena
de un tipo social autorizado.
Es fundamental tener presente el distingo entre la sociedad (ins-
tituto personalizado) y el negocio constitutivo de la sociedad, que pue-
de ser un negocio jurídico, disposición testamentaria, declaración
unilateral (v.gr., de cónyuge supérstite: art. 28, LSC). acuerdo con-
cursal, o un contrato44.
La noción de negocio jurídico (y, por ende, la de contrato, que
es una de sus categorías) implica, como uno de los elementos de
su estructura, un acto exterior (declaración, comportamiento) resul-
tante de la voluntad del sujeto. Pero tal voluntad no ha de aparecer
desorientada y a la deriva, sino, por el contrario, concretada y diri-
gida a un fin. Con ello aparece la noción" de intención, que puede
definirse como "la preordenación de un hecho voluntario, por el su-
jeto que lo realiza, a la consecución de un fin"45.

44
Quienes sostienen la teoría del acto colectivo (ver Messineo, Studi di diritto
delta societá, p. 25 y 26) expresan que la perfección del negocio se genera como
un negocio unilateral, como acuerdo colectivo, pues las voluntades se suman y en
el consentimiento se sintetizan. Las teorías contractualistas (ver Ascarelli, Studi in
tema di contratti, p. 108 a 136) señalan que la perfección del contrato de sociedad
no puede identificarse con la perfección del contrato bilateral, aun cuando existe la
síntesis de cada una de las voluntades frente a las de los restantes socios, pues esa
forma de perfeccionamiento permite resolver vicios del consentimiento y defectos
de capacidad de cada una de las partes en forma distinta a la de los contratos bila-
terales. Se trata de las soluciones previstas en el art. 16 de la LSC, que funda la
normativa de los contratos plurilaterales con finalidad común en nuestra legislación.
Conf. Broseta Pont, Manual, p. 180.
45
Barbero, Sistema del derecho privado, vol. I y IV; Fontanarrosa, Derecho
comercial argentino, t. 2, p. 24.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 95

La intención es "persecución consciente de un fin" o, en otros


términos, "representación intelectual de dicho fin y acción volunta-
ria para conseguirlo"46. Esa acción voluntaria se traduce en la ma-
nifestación (o declaración) negocial. No basta el consentimiento
como volición del carácter interno, sino que debe exteriorizarse o
declararse (arg. art. 1137, Cód. Civil) aunque tal declaración no de-
be necesariamente ser expresa. El consentimiento se exterioriza
por quien toma la iniciativa del negocio, mediante la llamada "po-
licitación". Cuando el art. 1137 del Cód. Civil se refiere a "decla-
ración de voluntad común" indica la necesidad de que esas volun-
tades se exterioricen para tener relevancia jurídica. Pero ello no
basta: se requiere, además, que esas voluntades sean convergentes
en orden a un mismo acto jurídico, aunque no debe confundirse
coincidencia de voluntades con coincidencia de fines contractuales.
La primera es necesaria para que haya contrato. Pero los fines pue-
den coincidir en todos los contratantes (caso de la sociedad, en que
todos persiguen una finalidad común, actuando unificadamente a
nombre colectivo), o divergir, buscando un resultado distinto para
cada parte (caso de los contratos de cambio, v.gr., la compraventa,
en que una parte paga un precio -comprador-, y otra entrega una
cosa -vendedor-).
Al haber afirmado el carácter preeminentemente contractual del
acto constitutivo societario, se sigue de ello la necesidad del cum-
plimiento de las normas generales contenidas en el derecho común.
No obstante, el carácter generalmente plurilateral del contrato
de sociedad incide sobre ciertos aspectos del consentimiento con-
tractual.
a) En primer lugar, los vicios del consentimiento que afecten
a uno de los contratantes sólo inciden sobre el vínculo de tal con-
tratante, manteniéndose el contrato entre las restantes partes en vi-
gor, siempre y cuando la participación o la prestación de ese socio
no deba considerarse esencial, habida cuenta de las circunstancias
(arg. art. 16, LSC).
b) En segundo término, y sin agotar otros aspectos, el carácter
usualmente plurilateral del contrato de colaboración asociativo inci-
de sobre la determinación del momento del perfeccionamiento, en

46
Barbero, Sistema del derecho privado, vol. I, p. 410.
96 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

los casos en que el contrato no se celebra por acto único. En efec-


to, emitida una oferta contractual, de los términos expresos o implí-
citos de ella surgirá que, reunido un cierto número de aceptaciones,
el contrato quedará perfeccionado entre los aceptantes -sin perjuicio
del ingreso posterior de nuevos contratantes-, aunque no se hayan
obtenido respuestas positivas de todos aquellos a quienes se efectuó
la oferta47.
Al propio tiempo, como hemos expuesto someramente, debe di-
ferenciarse de manera clara la etapa formativa del contrato48, del
cumplimiento de los recaudos y formalidades necesarios para obte-
ner la regularidad. En este sentido, la falta de cumplimiento de los
requisitos formales en cualquier tipo societario no implica la falta
de consentimiento contractual, ni la inexistencia del contrato, sino
la irregularidad de la sociedad formada.
Las disposiciones del art. 16 de la LSC, sobre contratos pluri-
laterales sólo son aplicables al negocio constitutivo, pero no a la
sociedad que nació si la misma actuó frente a terceros.
a) FALTA DE CONSENTIMIENTO. Existen ciertos supuestos que sue-
len denominarse de "sociedad impuesta", como los previstos por el
art. 28 de la LSC, en las hipótesis de sociedad impuesta por dispo-
sición del causante o del cónyuge supérstite.
La doctrina y jurisprudencia nacionales han dado ejemplos -ex-
cepcionales- de lo que se denominan "sociedades obligatorias", si-

47
Conf. Cabanellas de las Cuevas, Derecho societario. Parte general, p. 15.
48
Si bien, en principio, resultan aplicables a la determinación del perfeccio-
namiento del consentimiento contractual las reglas incluidas en el Código Civil re-
lativas al consentimiento en los contratos, especialmente cuando se trata de un con-
trato societario entre dos partes, dicho proceso de formación del mismo no difiere
sustancialmente del que contempla el Código Civil para los contratos en general.
Mas cuando el contrato tiene lugar entre más de dos partes, la formación del con-
sentimiento es notoriamente más compleja. Aquí la norma societaria que vuelve a
actuar como criterio orientador es el art. 16, norma que, fundada en el carácter ge-
neralmente plurilateral del acto constitutivo, establece que "la nulidad o anulación
que afecte el vínculo de alguno de los socios no producirá la nulidad, anulación o
resolución del contrato, salvo que la participación o la prestación de ese socio deba
considerarse esencial, habida cuenta de las circunstancias", y "cuando se trate de '
una sociedad de dos socios, el vicio de la voluntad hará anulable el contrato. Si
tuviere más de dos socios, será anulable cuando los vicios afecten la voluntad de
los socios a los que pertenezca la mayoría del capital".
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 97
tuaciones especiales éstas referidas al tema en desarrollo, verbigra-
cia, el supuesto de la Junta Nacional de Carnes, que creó la ley
11.747, como así también la ley 3019 de la provincia de San Juan,
que creó la Corporación Agroeconómica Vitivinícola Industrial y
Comercial (CAVIC). En estas situaciones se previo la asociación
obligatoria y el establecimiento de un aporte forzoso, bajo una "su-
puesta tutela" del interés general, por demás opinable49. Hemos
visto aplicar similar criterio en el caso de una empresa periodística,
ante el planteo de regularización de una sociedad de hecho anterior
a la ley 22.903.
Otra situación que suele referirse como de "sociedad impuesta"
es la que nace de un acuerdo concursal50. En efecto, el art. 43, párr.
Io, de la ley 24.522 incluye la posibilidad de "constitución de socie-
dad con los acreedores quirografarios, en la que éstos tengan calidad
de socios".
Claramente, pues, la ley autoriza la constitución de sociedad,
sea del deudor con los acreedores, sea de los acreedores entre sí
como fórmula de acuerdo concreta. El problema encapsulado en
esa regulación es manifiesto: ¿qué pasa con los acreedores discon-
formes? ¿La mayoría puede constreñirlos con su decisión? ¿Pue-
den ser asociados contra su voluntad?
Como la ley de concursos y quiebras establece que "las pro-
puestas pueden consistir en... constitución de sociedad con los
acreedores quirografarios" (art. 43), resulta que de acuerdo con lo
prescripto en punto a mayorías los acreedores que no hayan auspi-
ciado la sociedad e incluso los que hayan votado en contra resultan
obligados por los términos del acuerdo que, en la hipótesis, impor-
tará la constitución de una sociedad. En dichos casos, tanto la mi-

49
La situación se planteó en una decisión de la Corte Suprema de Justicia de
la Nación: "Corporación Agroeconómica Vitivinícola Industrial y Comercial (CA-
VIC) c/Maurín y Cía. SRL", cuestionándose la validez de la ley 3019 de la provincia
de San Juan, al imponer la obligatoria calidad de accionista a los titulares de explo-
taciones vitícolas y el aporte forzoso de hasta un 5% de su producción anual. En
dicho fallo y a pesar de que la Corte se pronunció por la validez de la ley de creación
del organismo, su constitucionalidad se fundamentó en supuestos motivos de "inte-
rés general" en la imposición de estas formalizaciones, lo que implica un carácter
temporal de dicho criterio.
50
Ver Maffía, ¿Socio a palos?, ED, 56-697, su análisis de la figura bajo el
antiguo régimen de la ley 19.551.

7. Richard - Muiño, Derecho societario.


98 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

noria disconforme como los ausentes se verán constreñidos a formar


parte de una sociedad sin su consentimiento.
El punto genera importantes dudas sobre los tipos sociales que
puedan constituirse por tal procedimiento, anticipando que conside-
ramos que debe limitarse a tipos de los que no resulte responsabi-
lidad de quienes no presten su consentimiento, con partes sociales
libremente transmisibles.
b) EL ASPECTO DE LOS víaos. Ha quedado expuesto que en el ac-
tual sistema la sociedad nace, generalmente, por el acuerdo volun-
tario de los socios que debe ser real y efectivo: no lo hay y no existe
sociedad si no coinciden las voluntades o la sociedad es simulada o
la suscripción es ficticia51, debiendo además estar exento de vicios,
todo ello como condición de validez del negocio52.
Se denominan vicios de los actos jurídicos a ciertos defectos
congénitos de ellos, susceptibles de motivar la invalidez de los ac-
tos que los sufren53.
Por su parte, Freitas intentó una clasificación de los vicios de
los actos jurídicos y los dividió en vicios sustanciales y de forma.
Y puede sostenerse con Llambías que dentro de los vicios sustan-
ciales hay dos grupos diferenciados: el que comprende los vicios
que la doctrina moderna ha denominado de la voluntad, pues inciden
en algún elemento de ella, tales como el error y la ignorancia, el

51
Conf. Halperin, Curso de derecho comercial, vol. I, p. 223.
52
Caso contrario, se tornaría aplicable el art. 1045 del Cód. Civil que esta-
blece: "Son anulables los actos jurídicos, cuando sus agentes... por cualquier causa
se hallasen y privados de su razón... o cuando tuviesen el vicio de error, violencia,
fraude o simulación".
53
Conf. Garrido - Zago, Contratos civiles y comerciales, 1.1, p. 137. Nuestro
Código Civil, en su art. 1157, expresa: "Lo dispuesto en el Título De los hechos,
de este Libro, respecto a los vicios del consentimiento, tiene lugar en todos los con-
tratos", y al mismo tiempo el art. 1158 prevé: "El derecho de anular los contratos
por vicios del consentimiento, corresponde a la parte que los hubiere sufrido, y no
a la otra parte, ni al autor del dolo, violencia, simulación o fraude ". Así, parecería
desprenderse del enunciado del segundo artículo que son vicios del consentimiento
además de los establecidos para los hechos jurídicos (error, dolo y violencia, arts.
923 y 924. Cód. Civil), el fraude y la simulación. Pero destacamos que estos dos
últimos no son vicios de la voluntad y que probablemente se los incluye en el enun-
ciado referido porque hacen también nulo o anulable el acto o negocio jurídico-con-
trato (Arias, Contratos civiles, t. I, p. 135).
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 99

dolo y la violencia, y un segundo grupo que abarca los defectos de


la buena fe que pudieran presentar los actos jurídicos (ellos son la
simulación y el fraude).
Mientras los vicios de la voluntad afectan a todos los hechos
voluntarios, los vicios de la buena fe sólo se pueden producir en los
actos jurídicos, lo que ha motivado que a estos últimos se los deno-
mine vicios propios de los actos jurídicos.
Se yerra, en consecuencia, cuando se consideran vicios del
"consentimiento" a vicios de la "voluntad", que derivan de una equi-
vocada apreciación, espontánea (error), o provocada (dolo), o de un
avasallamiento de la libertad (violencia); o cuando se involucra co-
mo vicios "del consentimiento" a fallas "propias del acto jurídico",
que son las derivadas del ocultamiento de la realidad (simulación),
de un acto hecho en perjuicio del acreedor (fraude), o del aprove-
chamiento indebido por una parte a expensas de la otra (lesión)54.

54
Tradicionalmente, los vicios de la voluntad han sido vinculados y estudia-
dos con relación a los contratos, habiéndose construido toda su sistematización con
relación al acto jurídico bilateral de contenido patrimonial. Sabemos que para la
existencia del contrato es necesario el consentimiento, y que éste está integrado por
las voluntades concurrentes de las partes intervinientes. En consecuencia, se decía
que tal consentimiento individual no había sido válidamente prestado cuando alguna
de las partes lo había hecho por error, ignorancia, dolo o violencia. Siempre se ha
sostenido que el contrato, como acto o negocio jurídico que es, necesita para su
formación que la voluntad de las partes sea prestada con discernimiento, intención
y libertad, y que si alguno de estos presupuestos estaba disminuido o viciado no
podía entenderse que el acuerdo había sido válidamente formado. La doctrina tra-
dicional consideró a los vicios de la voluntad como propios de los contratos, cons-
truyéndose la sistematización de los vicios del consentimiento a su respecto. Re-
conocido que el consentimiento no es otra cosa que la suma del sentimiento
individual de cada una de las partes, se decía que quedaba roto ese consentimien-
to cuando se daba la situación de que la voluntad de alguna de las partes contratantes
se había formado existiendo error, dolo o violencia. Siendo el contrato un acto
voluntario, es evidente que requiere en las partes una voluntad sanamente elaborada,
y además que si ella está viciada o resentida en alguno de sus elementos -discerni-
miento, intención y libertad- no puede considerarse que el consentimiento ha sido
válidamente prestado. Nuevamente Llambías (Código Civil anotado, t. III-A, p.
32) manifiesta a este respecto que a esta concepción clásica se le pueden formular
diversas observaciones: que en el desarrollo de sus deducciones se ha quedado en
mitad de camino, ya que lo que se afirma para los contratos es válido para toda
clase de actos jurídicos, ya que tanto un testamento como el reconocimiento de fi-
liación, etc., pueden hacerse mediando error, dolo o violencia. Nuestro codificador
se ha salvado de esta crítica, pues siguiendo a Freitas construyó su teoría general
100 CONSTITUCIÓN. GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

c) ANÁLISIS EN MATERIA SOCIETARIA. Como surge de lo expuesto,


devienen aplicables al acto constitutivo de sociedades, en tanto éste
sea contractual, las reglas generales relativas a vicios del consenti-
miento, con las modificaciones que seguidamente apuntaremos.
Empero, los efectos de los vicios del consentimiento se ven impreg-
nados, en materia societaria, por las soluciones contenidas en el art.
16 de la LSC.
1) ERROR EN MATERIA DEL ACTO CONSTITUTIVO SOCIETARIO. Respecto
de la aplicabilidad del vicio de error como invalidante del consen-
timiento en materia del acto constitutivo de sociedad55, podemos ex-
presar:

de los vicios del consentimiento, separada de los contratos, disponiendo en el art.


922: "Los actos serán reputados practicados sin intención, cuando fueren hechos
por ignorancia o error, y aquellos que se ejecutaren por fuerza o intimidación"',
agregando en el derogado art. 954: "es nulo el acto practicado con los vicios de
error, de dolo, de simulación o fraude". Por otra parte, en el art. 1045 se establece
que dichos actos son anulables. Por ello, otra de las críticas sobre las deficiencias
de la teoría tradicional, se refiere a que la teoría de los vicios del consentimiento,
y en su más amplia comprensión la de los vicios de la voluntad, es de escaso rigor
científico. Peca por defecto porque no incluye todos los vicios de la voluntad. La
teoría de los vicios sólo incluye el error, la ignorancia, el dolo y la violencia, que
afectan la intención o la libertad del agente, pero se dejan sin considerar los supues-
tos en que se ve afectado su discernimiento. Algunos autores opinan que al fallar
el discernimiento se causa la ausencia'de voluntad, y que ya no estaríamos ante un
vicio de éste sino ante su falta. Se objeta que una voluntad enferma (caso de los
insanos) o insuficiente (caso de los menores) proporciona una dosis (aunque sea
mínima) del elemento voluntario que el actor necesita para su formación. Pero
existiendo esta parte, por pequeña que ella resulte, estamos frente a un acto humano
real y no inexistente. Ello, además, se exterioriza en el hecho de que los actos
cumplidos por menores impúberes o por insanos pueden posteriormente ser conva-
lidados, una vez que cese la minoridad o el estado de insania. De ello deducimos
que la confirmación opera sobre la base de un acto mínimamente voluntario, pero
voluntario al fin. Decimos que la teoría pecó por exceso, pues incluye supuestos
en que se trata de error sobre la naturaleza misma del acto o sobre la identidad del
objeto, en los cuales nos encontramos frente a una evidente falta de voluntad y como
resultado ante la inexistencia del acto jurídico obrado en consecuencia. Es lo que
la doctrina francesa llama error-obstáculo, en el que se produce un desencuentro
de las voluntades de las partes. Estos actos, que producen hechos materiales que
corresponden a un acto jurídico inexistente, por carecer de la voluntad común de
las partes, también han sido incluidos por la teoría tradicional como supuestos
de voluntad existente pero viciada.
55
Siguiendo a Cabanellas de las Cuevas, Derecho societario. Parte general,
p. 50 y siguientes.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 101
a) Para que el error opere como vicio del consentimiento debe
ser excusable, o sea, no provenir de la negligencia culpable de quien
lo experimenta. En tal contexto el error es una situación que sólo
excepcionalmente puede considerarse justificada5*.
b) El error de derecho y la ignorancia de las normas jurídicas
no operan como vicio del consentimiento.
c) El error sobre la naturaleza del acto jurídico en materia so-
cietaria puede incluir no sólo los casos en que se yerra respecto de
la naturaleza societaria o no del acto -error relativamente frecuente
pero difícilmente excusable-, sino también de aquellos en que el
error versa sobre el tipo societario adoptado o sobre el status de
socio que se contrae.
d) El error sobre la persona (art. 925, Cód. Civil) es aplicable
en materia societaria respecto del error sobre la persona de los so-
cios. Debe señalarse que para que ese error obre como vicio de la
voluntad del socio de cuyo consentimiento se trata, debe haber te-
nido en consideración la identidad de la parte respecto de la cual se
ha cometido el error57.
e) El art. 927 del Cód. Civil considera como causa de anula-
ción de contrato el error respecto del objeto sobre el que versare.
Tal objeto es el contenido en el contrato mismo, particularmente la
prestación correspondiente a las obligaciones que surjan de dicho
acto.
f) El art. 926 del Cód. Civil prevé como vicio de la voluntad
el que versare sobre la causa principal del acto, o sobre la cuali-
dad de la cosa que se ha tenido en mira. Se trata de un error res-
pecto de los motivos, materia que en el campo societario presenta
una amplísima aplicabilidad si se incluyen en ella los distintos ele-
mentos que pueden incidir sobre la rentabilidad de la sociedad, que
normalmente es el elemento central de la causa-fin del consenti-
miento en materia societaria. Esa aplicabilidad, sin embargo, se ve
en la práctica notoriamente reducida, pues la asunción del riesgo
empresario, normalmente inherente a la participación en sociedades,

56
Conf. Halperin, Curso de derecho comercial, vol. I, p. 340 y siguientes.
57
Según señala Spota, el error que trata el art. 925 necesita ser esencial, es
decir, determinante de la voluntad (Tratado. Parte general, vol. 8, p. 429, cit. por
Cabanellas de las Cuevas, Derecho societario. Parte general, t. 2, p. 53).
102 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

implica asumir y prever la posibilidad de que las circunstancias en


que se funda la rentabilidad de la empresa a formarse varíen a lo
largo de la vida de la empresa.
g) El art. 928 del Cód. Civil dispone que el error que versare
sobre alguna calidad accidental de la cosa, o sobre algún accesorio
de ella, no invalida el acto, aunque haya sido el motivo determi-
nante para hacerlo, a no ser que la calidad, erróneamente atribuida
a la cosa, hubiese sido expresamente garantizada por la otra parte,
o que el error proviniese de dolo de la parte o de un tercero, siempre
que por las circunstancias del caso se demuestre que sin el error el
acto no se hubiera celebrado, o cuando la calidad de la cosa, lo ac-
cesorio de ella, o cualquiera otra circunstancia tuviesen el carác-
ter expreso de una condición.
Estas reglas acerca de la distinción entre elementos esenciales
y accidentales se aplican en materia societaria, pero requieren cier-
tas modificaciones particulares en razón de la naturaleza de su acto
constitutivo. No existe en ellos la "otra parte" a que se refiere el
art. 928.
De esta forma, cuando no se cumple la "calidad" de un elemen-
to contractual, por ejemplo, de un aporte, la solución no estará en
la disolución del vínculo de cada uno de los socios que sufre las
consecuencias de los vicios del aporte -disolución que afectaría tam-
bién a los vínculos con socios que han cumplido plenamente con sus
prestaciones-, sino en la resolución del vínculo del socio que no ha
cumplido con su garantía, como lo prevé expresamente la LSC para
los casos de evicción (art. 36, LSC).
En cuanto a los efectos del error:
a) Se producen aunque el error afecte la voluntad de sólo uno
de los socios58.
b) El error afecta, en principio, al vínculo del socio cuyo con-
sentimiento esté viciado por aquél. Sólo afectará al contrato en su
conjunto si la sociedad tuviere dos socios o si los vicios de la vo-
luntad -y no sólo el error- afectan a socios a los que pertenezca la
mayoría del capital, o si las prestaciones o participaciones de los

58
Conf. Halperin, Curso de derecho comercial, p. 340. Aunque afecte sólo
una parte del contrato, en la terminología de Spota, cit, por Cabanellas de las Cue-
vas, Derecho societario. Parte general, t. 2, p. 57.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 103

socios cuyo vínculo se ha extinguido son esenciales en el contexto


del contrato social de que se trate59.
c) La parte cuyo vínculo se ve afectado puede renunciar a los
efectos del error, sea anticipadamente60, sea una vez producido el
mismo.
d) El vínculo viciado por error deviene anulable (arg. art. 16,
LSC).
e) La invalidez que afecte a un vínculo viciado por error es
relativa61. En consecuencia, sólo podrá alegarla quien haya sufri-
do el error, y no por las demás partes del contrato de sociedad, ni
por el Ministerio Público, ni ser declarada de oficio (conf. arts. 1048
y 1049, Cód. Civil).
/ ) Dado el carácter relativo de la nulidad derivada del error que
vicie el vínculo de uno de los socios, el acto será susceptible de
confirmación62.
g) En los casos en que la nulidad del vínculo genera una cau-
sal de disolución de la sociedad, sería en principio aplicable el
art. 97 de la LSC, en cuanto dispone que cuando la disolución sea
declarada judicialmente la sentencia tendrá efecto retroactivo al día
en que tuvo lugar la causa generadora; esta regla debe ser inter-
pretada juntamente con la del art. 98 de la misma ley, que dispone
que respecto de terceros la disolución sólo surte efecto desde su ins-
cripción registral. Aun con esta limitación, la regla del art. 97 ha
sido justamente criticada63, pues en muchos casos es imposible dar
cumplimiento a la misma. Sin embargo, puede entenderse, para
evitar resultados normativos de imposible cumplimiento, que la
"causa generadora" del art. 97 es, en estos casos, la declaración de
nulidad del contrato constitutivo; a partir de tal declaración de nu-

59
Como en el supuesto en que el vínculo extinguido es el del único socio
comanditado en una sociedad en comandita. Conf. Otaegui, cit. por Cabanellas de
las Cuevas, Derecho societario. Parte general, t. 2, p. 57.
60
Spota, Tratado. Parte general, vol. 8, p. 557, cit. por Cabanellas de las
Cuevas, Derecho societario. Parte general, t. 2, p. 57.
61
Spota, Tratado. Parte general, vol. 8, p. 566, cit. por Cabanellas de las
Cuevas, Derecho societario. Parte general, t. 2, p. 58.
62
Otaegui, Invalidez de actos societarios, p. 170, cit. por Cabanellas de las
Cuevas, Derecho societario. Parte general, t. 2, p. 59.
63
Conf. Zunino, Disolución y liquidación, t. 2, p. 276.
104 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

lidad no existen inconvenientes en aplicar las reglas de los arts. 98


y 99 de la LSC64.
h) Cuestión debatida es la de la responsabilidad de la persona
cuyo consentimiento está viciado por error, por las consecuencias
de tal vicio. En principio, se aplica la responsabilidad respecto de
la víctima del error, por quien ha inducido culposamente tal error65.
Debe determinarse, adicionalmente, la responsabilidad frente a ter-
ceros. A tal efecto debe tenerse presente que no es aplicable el art.
18, ni tampoco el art. 54 de la LSC.
0 Otra cuestión debatida en esta materia es la del término de
prescripción. Se considera que es aplicable el término de prescrip-
ción del art. 847, inc. 3 o , del Cód. de Comercio66. Este término de
prescripción, de cuatro años, es relevante en materia de acciones
de nulidad de contratos de sociedad, pues el art. 848, inc. Io, del
mismo Código resulta inaplicable, ya que no estamos ante una ac-
ción derivada del "contrato" de sociedad, sino dirigida a dejarlo sin
efecto.
2) DOLO. Constituye un vicio del consentimiento aplicable en
materia societaria67, aunque es un tema sumamente complejo. Sus
efectos no pueden asimilarse a los del error, pues el dolo supone por
definición, una conducta intencional (que debe ser grave) dirigida a
obtener la ejecución de un acto por la persona cuya voluntad así se
vicia.
Ahora bien, existen en la etapa formativa de un acto un conjun-
to de obligaciones en cuanto al intercambio de información relativa
a tal acto, obligaciones que pueden asumir un carácter positivo (su-
ministrar información para no incurrir en la omisión dolosa que pre-
vé el art. 933 del Cód. Civil) o negativo (no efectuar afirmaciones
u otras manifestaciones falsas o engañosas). Ellas, en materia so-

64
Cabanellas de las Cuevas, Derecho societario. Parte general, t. 2, p. 61.
65
Zaldívar y otros, Cuadernos de derecho societario, vol. 1, p. 87, cit. por
Cabanellas de las Cuevas, Derecho societario. Parte general, t. 2, p. 63.
66
Fariña, Tratado, t. I, p. 349; Halperin, Curso de derecho comercial, t. 1, p.
349; Otaegui, Invalidez de actos societarios, p. 171, todos cit. por Cabanellas de las
Cuevas, Derecho societario. Parte general, t. 2, p. 66.
67
Conf. Fariña, Tratado, t. I, p. 310 y 311; Zaldívar y otros. Cuadernos de
derecho societario, vol. 1, p. 87; Halperin, El régimen de nulidad de las sociedades,
RDCO, 1970-554; Otaegui, Invalidez de actos societarios, p. 156.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 105
cietaria, adquieren contornos especiales respecto de las ofertas de
acciones para su suscripción por el público.
Hecha esta observación, es procedente analizar diversos aspec-
tos que operan en la formación de los contratos de sociedad. Cabe
recordar que conforme al art. 932, inc. Io, del Cód. Civil, el dolo
para que pueda ser causa de nulidad debe ser grave. Tal gravedad
puede, prima facie, evaluarse desde dos ángulos distintos: a) el de
la falsedad u omisiones dolosas cometidas, o sea en qué medida la
actitud del contratante se aparta de la que, en materia de informa-
ción, corresponde a su posición negociadora, y b) el de sus efectos
sobre la contraparte68.
El dolo requiere, asimismo, para su configuración, que haya
sido determinante de la acción de quien lo sufre. Así, en materia
societaria, el hecho de que el dolo se refiera a cláusulas "no esen-
ciales" del contrato de sociedad, como pueden ser las relativas a las
preferencias en caso de disolución, puede ser determinante para que
las partes accedan o no a suscribir el correspondiente contrato, ello
sin perjuicio de la posibilidad de que la eventual nulidad vea limi-
tados sus efectos a la cláusula a que se refiere el dolo, si se dan las
circunstancias que al respecto exige el art. 1039 del Cód. Civil.
Si el dolo no tiene el efecto determinante descripto preceden-
temente, será dolo incidental, y no será causal de nulidad, pero obli-
gará a indemnizar los daños que del mismo resulten (art. 934, Cód.
Civil).
En cuanto a la exigencia de un daño importante -prevista en el
inc. 3 o del art. 932- puede ser patrimonial o extrapatrimonial, ma-

68
Señala en este sentido Salvat, en referencia al requerimiento de que el dolo
haya sido grave, que con estas palabras la ley ha querido exigir que los artificios,
astucias o maquinaciones hayan sido tales, que la víctima del dolo, no obstante ha-
ber obrado prudentemente, haya podido ser engañada: "Los hechos constitutivos del
dolo -dice Chardon- deben ser bastante graves para que un hombre sagaz y prudente
haya podido ser engañado". Es ésta una cuestión de hecho, que debe resolverse
teniendo en cuenta las circunstancias especiales de cada caso. Para resolver esta
cuestión deberá tenerse en cuenta, especialmente, si la víctima del dolo ha obrado
o no con la prudencia y la vigilancia que deben observarse en los negocios humanos.
En caso afirmativo la ley presta su protección, porque es realmente una víctima del
engaño, o si se quiere, las maniobras hábiles y envolventes que constituyen el dolo
(Tratado. Parte general, vol. II, p. 575, también cit. por Cabanellas de las Cuevas.
Derecho societario. Parte general, t. 2. p. 78).
106 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

terial o moral, no exigiéndose que el daño haya ocurrido en el mo-


mento de formularse la declaración de voluntad.
Cuestión con aspectos particulares en materia societaria es la
relativa al requisito previsto en el art. 932, inc. 4o, del Cód. Civil:
que no haya habido dolo por ambas partes, para que opere como
causal de nulidad. Dado el carácter especial del contrato de socie-
dad, no existe enfrentamiento entre dos partes. En este contexto,
una vez que se ha determinado que una parte ha sufrido dolo, co-
rresponde precisar qué dolo debe ser a su vez imputable a la misma
para que no pueda alegar el que ella haya sufrido. El sentido de la
norma no puede ser aquí que el dolo causado a otra parte haga de-
saparecer el vicio que sufre el propio consentimiento, pues el error
o engaño que se sufre mantiene su plena efectividad. Estamos más
bien ante una regla destinada a castigar a quien ha causado dolo a
otra parte de un acto, castigo que inhibe de alegar el propio dolo;
téngase en cuenta que la regla del mencionado artículo se aplica aun
cuando el dolo sufrido por quien a su vez es culpable de dolo frente
a otras partes, tenga su origen en la conducta de un tercero69.
Efectos del dolo (algunos de ellos son similares a los del error
y a los mismos nos remitimos):
a) Es un vicio de la voluntad que hace anulable el vínculo del
socio que lo sufre.
b) Produce nulidad relativa (art. 16, LSC).
c) La parte cuyo vínculo se ve afectado puede renunciar a los
efectos una vez producido el mismo, pues sería inaceptable la re-
nuncia anticipada.
d) El dolo hace responsable a quien lo causa de los daños y
perjuicios así ocasionados, aplicándose la regla inclusivo a los casos
de dolo incidental.
3) FUERZA FÍSICA IRRESISTIBLE E INTIMIDACIÓN. Los vicios de la vo-
luntad aquí analizados no son de tan frecuente configuración en ma-
teria societaria. Varias condiciones son necesarias para que se con-
figure la intimidación como vicio de la voluntad:
a) Que resulte determinante de la declaración de voluntad su-
puestamente viciada.

69
Se trata de una regulación de relaciones de cambio que debe ser interpre-
tada para las relaciones plurilaterales con finalidad común.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 107

b) Que la amenaza sea injusta.


c) El mal amenazado debe ser grave (e inminente), aunque pue-
da originarse en un tercero.
Además, en materia societaria, la intimidación puede provenir
en virtud de presiones de naturaleza económica; se amenaza causar
perjuicios económicos si una persona no ingresa a determinada so-
ciedad.
Efectos de la fuerza física irresistible e intimidación:
a) Tales vicios causan la anulabilidad del vínculo.
b) La nulidad resultante es relativa.
c) El culpable debe responder por los daños causados.
4) LESIÓN SUBJETIVA. Si bien las reglas sobre lesión subjetiva
son aplicables al contrato de sociedad, por ser éste un acto jurídico,
tales reglas no pueden ser aplicadas en forma inmediata a dicho con-
trato en razón del carácter particular de éste que contrasta con la
estructura bilateral en que se basa el art. 954 del Cód. Civil.
La doctrina argentina se ha mostrado generalmente favorable a
la aplicación de las normas del art. 954 al contrato de sociedad, sos-
teniendo que la lesión en el caso de la sociedad, al igual que en el
supuesto de fraude, requiere la actuación de todos los demás socios,
o por lo menos de uno de ellos con el conocimiento que significa
en el caso complicidad por la mala fe que traduce de los demás.
Los efectos de la aplicación deben examinarse a la luz del doble
elemento constitutivo de la lesión.
Según se ha observado, buena parte de los casos potencialmente
constitutivos de lesión subjetiva se encuentran comprendidos, en
materia societaria, en la figura de sociedad leonina (art. 13, o en su
caso art. 1653, Cód. Civil), no funcionando en tales casos la figura
de la lesión, por la mayor severidad de las reglas específicas socie-
tarias70.
En lo que respecta a la condición subjetiva del socio víctima,
para determinar la existencia de ese desequilibrio deberá compararse
cuál es la relación para el conjunto de los restantes socios, no
alcanzando así que el socio tenga una ventaja desproporcionada si

70
Otaegui, Invalidez de actos societarios, p. 159, citando a Ascarelli y Hal-
perin.
108 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

otros, frente a quien alega haber sufrido lesión, tienen una posición
inferior a éste que compensa las ventajas del primero. La teoría de
la lesión no busca castigar a quien se beneficia desproporcionada-
mente, sino resarcir a quien se perjuoiCa s¡n JUSIÍIÍCUCÍOÜ
Respecto de los efectos:
a) La parte que sufre tal lesión puede optar entre demandar la
nulidad del acto o un reajuste equitativo del mismo.
b) La acción se referirá al vínculo de la parte (art. 16, LSC).
c) La acción se dirige en relación al acto constitutivo, suscripto
entre diversas partes, y no contra el sujeto de derechos naciente.
5) FRAUDE. Comenzaremos señalando72 que, de acuerdo con el
art. 968 del Cód. Civil, para que pueda implicar revocación del (ne-
gocio) contrato social es preciso que:
a) El deudor haya querido por ese medio defraudar a sus acree-
dores.
b) El tercero con quien haya contratado dicho deudor haya sido
cómplice en el fraude (art. 969, Cód. Civil).
6) SIMULACIÓN. Podemos destacar que resulta imprescindible
que, para que la simulación tenga efectos invalidantes, debe darse
una doble condición. Por una parte debe existir una contradicción
o diferencia entre la apariencia del acto jurídico y la realidad de sus
efectos. En segundo término es preciso un elemento objetivo, con-
sistente en la antijuridicidad de la simulación. El art. 955 del Cód.
Civil expresa: "La simulación tiene lugar cuando se encubre el ca-
rácter jurídico de un acto bajo la apariencia de otro, o cuando el
acto contiene cláusulas que no son sinceras, o fechas que no son
verdaderas, o cuando por él se constituyen o transmiten derechos a
personas interpuestas, que no son aquellas para quienes en realidad
se constituyen o transmiten".
Respecto del contrato de sociedad mencionaremos a título ejem-
plificativo los siguientes espectos:
a) El supuesto del socio aparente (art. 34, LSC).
b) La existencia del socio oculto (art. 34, LSC).

71
Cabanellas de las Cuevas, Derecho societario. Parte general, t. 2, p. 91.
72
Zaldívar y otros, Cuadernos de derecho societario, t. VI, p. 88.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 109

c) La constitución de sociedades con fines de fraude a la ley,


como en el caso en que se busca burlar así las normas impositivas,
o que se desea obtener beneficios promocionales.
Respecto de los efectos, cabe decir:
a) La simulación puede afectar al contrato de sociedad en su
conjunto o bien referirse a uno o más de los vínculos de socios de-
terminados (art. 16, LSC).
b) La simulación no es simplemente un vicio del consentimien-
to, sino que puede implicar que el contrato tiene una causa ilícita,
o que la sociedad es de objeto ilícito, o de objeto lícito con actividad
ilícita. En estos casos serán aplicables las reglas de los arts. 18 y
19 de la LSC.
En otras palabras, como se expuso73, pueden distinguirse los
siguientes supuestos:
/) La constatación de la existencia de simulación no borra la
actuación de la sociedad ni tiene efectos sobre los derechos adqui-
ridos por los acreedores sociales, aun cuando por ella desaparezca
la pluralidad; conforme al art. 34 de la LSC, el socio aparente es
responsable por las obligaciones sociales como si fuese socio, y si
en razón de la simulación declarada desaparece la pluralidad de so-
cios el titular real responderá por las obligaciones sociales como si
las hubiese contraído personalmente, con el agregado de que su res-
ponsabilidad será ilimitada (arg. art. 94, inc. 8o), atento a la existen-
cia de la sociedad. La quiebra de la sociedad producirá también su
quiebra (art. 161, ley 24.522), cualquiera que haya sido el tipo de
sociedad que se hubiese constituido simuladamente. Según el mis-
mo autor, la generalidad de la doctrina respeta la apariencia negocial
con que actuó esa sociedad y ampara la buena fe de los terceros que
hicieron fe a esa apariencia.
2) Cuando la simulación tiende a ocultar la existencia de un
socio, nos hallamos ante un supuesto de sociedad viciada, que la ley
regula en el art. 34, párr. 2o, atribuyendo al socio oculto respon-
sabilidad ilimitada, solidaria y subsidiaria, como si fuera un socio
colectivo.
3) Cuando la simulación oculta la participación real, hacien-
do aparecer a un titular aparente que, a su vez, puede ser socio

73
Halperin, Curso de derecho comercial, vol. I, p. 344.
110 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

real, tiene consecuencias diversas, que distinguimos de la siguiente


forma:
a) Si se trata de una sociedad por interés, la destrucción de la
simulación no lleva necesariamente a la incorporación a la sociedad
del titular real, ya que ella requiere el consentimiento de los demás
por aplicación del art. 131 de la LSC.
b) En cuanto a las sociedades de responsabilidad limitada, de-
berá estarse a lo dispuesto por el art. 152 y ss. de la LSC.
c) En tanto en las sociedades por acciones, el titular aparente
está legitimado para ejercer los derechos atinentes a las acciones: la
declaración de simulación no afectará a la sociedad ni a los terceros,
y ante acciones nominativas deberá inscribirse la cesión y surtirá
efectos desde que se hubiese cumplido con los recaudos que marca
el art. 215 de la citada ley (si son al portador su tenencia legitima
al portador para ejercer los derechos pertinentes).
En lo que respecta a terceros, tratándose de sociedades por in-
terés nos hallaremos ante el caso previsto por el art. 34, párr. 2°;
igual solución habrá de aplicarse a las sociedades de responsabilidad
limitada. En materia de anónimas, la negociabilidad, la naturaleza
de la acción y la limitación esencial de la responsabilidad del ac-
cionista, impone en principio la indiferencia de la simulación, salvo
cuando ella oculte violación a una prohibición legal (v.gr., limita-
ciones del art. 30 y ss.), o un control abusivo.

§ 49. CAPACIDAD. - Más que un elemento autónomo, la capa-


cidad es un verdadero presupuesto de todo acto jurídico.
No basta para formar el consentimiento que los sujetos hayan
obrado con discernimiento, intención y libertad, y que posteriormen-
te lo exterioricen, sino que además es necesario que esos sujetos
tengan un grado de aptitud jurídica -que se denomina capacidad-,
para que su voluntad tenga relevancia en derecho.
El consentimiento es la voluntad concordante de personas ca-
paces. La capacidad puede definirse sustancialmente como "apti-
tud de ser titular de derecho y deudor de obligaciones y para obrar
por sí en esa calidad, mediante la realización de actos jurídicos"74.

74
Conf. Risolía. Soberanía y crisis del contrato, p. 18.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 111
La capacidad comprende el goce y el ejercicio del derecho.
En el goce sólo existen limitaciones relativas, ya que no es usual
una inhabilitación absoluta para ser titular de derechos y obliga-
ciones. En el ejercicio del derecho, en cambio, las limitaciones
pueden ser absolutas o relativas. Esto apunta a la existencia de gra-
dos de inhabilitación, cubiertos por representantes necesarios.
a) CAPACIDAD Y LEGITIMACIÓN. La legitimación es la aptitud atri-
buida o integrada por la ley o por la voluntad para adquirir derechos
o contraer obligaciones, o para disponer de objetos concretos, por
sí, o por medio de otro, o por otro75.
La teoría de la legitimación pone en contacto, para determinar
quién puede disponer de un objeto concreto o celebrar un determi-
nado acto, a las personas que disponen del objeto o concluyen el
acto, con el mismo objeto del negocio jurídico. Así, la legitima-
ción en sentido amplio está dada por la noción de capacidad; en
principio, están legitimados para celebrar actos jurídicos todos aque-
llos que tienen la capacidad exigida por la ley para otorgarlos. Pero
la existencia de esa capacidad no es suficiente para que la persona
actúe sobre los objetos, si a ella no se une el poder de disposición
o legitimación en sentido estricto.
En principio, el poder de disposición esta vinculado a la idea
de titularidad del derecho de que se dispone: quien es capaz y due-
ño de una cosa, puede venderla. Pero, hay casos en que, a pesar
de esa confluencia, no existe legitimación: es decir que hay titula-
ridad del derecho y capacidad, pero no existe poder de disposición.
Y hay otros supuestos en que no se da la titularidad, pero existe el
poder de disposición (legitimación sin titularidad).
La titularidad sin poder de disposición o legitimación en senti-
do estricto, se da en el caso de los herederos del declarado presun-
tamente fallecido durante el período de prenotación, pues a pesar de
ser considerados dueños de los bienes recibidos no pueden enaje-
narlos ni gravarlos sin autorización judicial (art. 28, ley 14.394).
El poder de disposición sin titularidad existe en los casos de
representación legal o convencional, en que el padre, tutor, curador

75
Alterini, Capacidad y legitimación, "Revista Jurídica de Buenos Aires",
1966-IH.
112 CONSTITUCIÓN. GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

o mandatario adquiere o dispone de un derecho sin ser titular, pues


lo hace en lugar de un incapaz o de su mandante.
En cambio, no existen supuestos de legitimación sin titularidad
ni poder de disposición. Algunos sostienen que tal sería el caso del
heredero aparente y el poseedor de buena fe de cosa mueble, mas
en tales supuestos la verdadera ratio legis no es otra que la tutela
de los terceros adquirentes de buena fe76.
En virtud de la naturaleza usualmente contractual del negocio
constitutivo societario mercantil, la capacidad para su celebración
es la correspondiente para el otorgamiento de tales actos, tanto en
el derecho común (art. 1160 y ss., Cód. Civil), como en el derecho
comercial (art. 9o y ss., Cód. de Comercio).
La capacidad necesaria para constituir sociedad comercial debe
verificarse conforme al tipo social que se trata de adoptar. Debe ser
juzgada en relación a un doble punto de vista: 7) la responsabilidad
que se asume, y 2) los bienes que se aportan77.
Si se trata de una sociedad en la que el socio asume respon-
sabilidad solidaria, ilimitada y subsidiaria se le exigirá una capaci-
dad plena. Menor exigencia será requerida en el supuesto de una
sociedad donde se limite la responsabilidad al aporte comprome-
tido78.
La regla general es que toda persona mayor de veintiún años
puede por sí formar parte de Cualquier tipo de sociedad, salvo que
por alguna causa prevista en la ley haya sido declarado incapaz o
incurso en alguna situación de inhabilidad o incompatibilidad.
En principio, los menores de veintiún años carecen de capaci-
dad de hecho para otorgar contratos de sociedad; tampoco pueden
adquirir participaciones societarias, incluso acciones79. Esta inca-
pacidad cesa con la mayoría de edad o con la emancipación en sus

76
Llambías, Código Civil anotado, t. III-A, p. 61.
77
Halperin, Curso de derecho comercial, p. 237.
78
Fariña, Tratado, t. I, p. 225.
79
Nuestra legislación considera a la adquisición de acciones como acto de
comercio por aplicación de los arts. 8o, inc. 4o, y 452, inc. Io, del Cód. de Comercio,
por lo cual, se requiere para efectuarla capacidad para ejercer el comercio. Empero
si existen menores o incapaces y éstos heredan acciones, en tal caso su representante
las administrará.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 113
distintas variantes. Sin embargo, pueden formar parte de una so-
ciedad interviniendo en el acto constitutivo o adquiriendo poste-
riormente participaciones por intermedio de sus representantes, hi-
pótesis que de seguido analizamos.
b) MENORES DE EDAD. Deben estudiarse separadamente diversos
supuestos:
1) EMANCIPADO POR MATRIMONIO. Esta emancipación se produce
cuando el menor contrae matrimonio, y según prevé el art. 131 del
Cód. Civil, adquiere capacidad civil con las limitaciones previstas
en el art. 134 del mismo ordenamiento: "Los emancipados no pue-
den ni con autorización judicial: Io) aprobar cuentas de sus tutores
y darles finiquito; 2o) hacer donación de bienes que hubiesen reci-
bido a título gratuito; 3o) afianzar obligaciones". Si se hubiere ca-
sado sin autorización, no tendrán hasta los veintiún años la admi-
nistración y disposición de los bienes recibidos o que recibiese a
título gratuito, continuando respecto a ellos el régimen legal vigente
de los menores, salvo ulterior habilitación. "La emancipación por
matrimonio es irrevocable y produce el efecto de habilitar a los ca-
sados para todos los actos de la vida civil, salvo lo dispuesto en los
arts. 134 y 135, aunque el matrimonio se disuelva en su menor edad,
tengan o no hijos. No obstante ello, la nueva aptitud nupcial se
adquirirá una vez alcanzada la mayoría de edad" (art. 133). Tam-
bién rigen para ellos las restricciones impuestas por el art. 135: "Los
emancipados adquieren capacidad de administración y disposición
de sus bienes, pero respecto de los adquiridos por título gratuito
antes o después de la emancipación, sólo tendrán la administración;
para disponer de ellos deberán solicitar autorización judicial, salvo
que mediare acuerdo de ambos cónyuges y uno de éstos fuere mayor
de edad".
Por ello los emancipados por matrimonio pueden constituir
cualquier tipo de sociedad, así como también podrán integrar, me-
diante la adquisición de participaciones sociales, sociedades ya
constituidas, aunque no podrán aportar bienes adquiridos a título
gratuito, ni utilizarlos para la adquisición de participaciones socia-
les, sin contar con la autorización judicial prevista en el art. 135 del
Cód. Civil. Una vez autorizado este aporte de bienes, los actos que
la sociedad realice quedan fuera de la autorización, pues éstos ya
serán cumplidos por el sujeto de derecho sociedad.

8. Richard - Muiño, Derecho societario.


114 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

En cuanto a la prohibición de afianzar obligaciones (art. 134,


inc. 3 o , Cód. Civil), ello implicaría la imposibilidad del menor de
formar parte de sociedades con responsabilidad solidaria de los so-
cios80. Sin embargo, la cuestión resulta opinable, pues la respon-
sabilidad solidaria -según afirma otra corriente de opinión- no equivale
ni jurídica ni comercialmente a una fianza; sólo crea una posibilidad
de exposición patrimonial a consecuencia de las actividades econó-
micas del menor, que puede configurarse plenamente aun cuando
tales actividades sean efectuadas por el menor a título individual.
2) EMANCIPADO POR HABILITACIÓN DE EDAD. El propio art. 131,
párr. 3 o , del Cód. Civil, expresa que los menores que hubieren cum-
plido dieciocho años podrán emanciparse por habilitación de edad
con su consentimiento y mediante decisión de quien ejerza sobre
ellos la autoridad de los padres. Si se encontraran bajo tutela podrá
el juez habilitarlos a pedido del tutor o del menor, previa sumaria
información sobre la aptitud de éste. La habilitación por los padres
se otorgará por instrumento público que deberá inscribirse en el Re-
gistro de Estado Civil y Capacidad de las Personas. Tratándose de
la habilitación judicial bastará la inscripción de la sentencia en el
citado Registro.
Rigen sobre el particular las normas de los arts. 134 y 135 del
Cód. Civil ya analizadas.
La interpretación efectuada por la doctrina en relación al ante-
rior texto del art. 131 del Cód. Civil se mostraba contraria a la ca-
pacidad del menor emancipado para formar parte de sociedades, al
sostenerse que "la capacidad restringida del menor emancipado, tan-
to sea por matrimonio como por habilitación de edad, no se conjuga
con el ejercicio del comercio, para lo cual se requiere la plena ca-
pacidad mercantil"81. Sin embargo esta posición hoy se considera
modificada a la luz de las reformas introducidas por la ley 23.264
al art. 131 del Cód. Civil, que eliminan el requisito de "cumplir con
las disposiciones del Código de Comercio a efectos de que el habi-
litado ejerza el comercio". Desde este punto de vista el concepto
de "capacidad civil" a que hace referencia el art. 131, párr. Io, es

80
Conf. Halperin, Curso de derecho comercial, p. 240; Cámara, cit. por Ca-
banellas de las Cuevas, Derecho societario. Parte general, t. 2, p. 122.
81
Cámara, Capacidad e incompatibilidad, p. 193.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 115

suficientemente amplio como para incluir a la generalidad de los


actos de derecho privado, incluso los propios del ejercicio del co-
mercio82.
3) AUTORIZADO O HABILITADO PARA EL EJERCICIO DEL COMERCIO. El
menor con dieciocho años cumplidos autorizado para el ejercicio del
comercio puede formar parte por sí de sociedades de cualquier tipo
o en la adquisición de participaciones sociales, pues el art. 11 del
Cód. de Comercio dispone: "Es legítima la emancipación: Io) con-
teniendo autorización expresa del padre o la madre; 2o) siendo ins-
cripta y hecha pública en el tribunal de comercio respectivo. Lle-
nados estos requisitos, el menor será reputado mayor para todos los
actos y obligaciones comerciales" (texto según ley 23.264).
Esta "autorización legal" se obtiene mediante declaración "ex-
presa del padre o de la madre", debiendo ser inscripta y hecha pú-
blica en el tribunal de comercio respectivo (arg. arts. 10 y 11, Cód.
de Comercio, según ley 23.264). A falta de padre o madre, la au-
torización es otorgada por el progenitor subsistente, que ejercerá la
patria potestad. A falta de ambos, la autorización será otorgada ju-
dicialmente83.
Además, como establece la parte última del art. 12, párr. 2o, del
Cód. de Comercio, "la autorización otorgada no puede ser retirada
al menor sino por el juez, a instancia del padre, de la madre, del
tutor o ministerio pupilar, según el caso, y previo conocimiento de
causa. Este retiro, para surtir efecto contra terceros que no lo co-
nocieren, deberá ser inscripto y publicado en el tribunal de comer-
cio respectivo".
Este retiro carece de efectos retroactivos y sólo surtirá efectos
frente a terceros luego de su inscripción. Dicha incapacidad resul-
tante permite a los socios restantes proceder a la exclusión del inca-
paz, salvo en las sociedades de responsabilidad limitada y en las
anónimas, y los comanditarios en las en comandita por acciones
(arg. arts. 90 y 91, LSC).
4) ASOCIADO AL COMERCIO DEL PADRE, DE LA MADRE O DE AMBOS. El
art. 12 del Cód. de Comercio expresa: "El hijo mayor de dieciocho

82
En este sentido, Cabanellas de las Cuevas, Derecho societario. Parte ge-
neral, t. 2, p. 121.
83
Conf. Cámara, Capacidad e incompatibilidad, p. 193.
116 CONSTITUCIÓN. GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

años que fuese asociado al comercio del padre o de la madre, o de


ambos, será reputado autorizado y mayor para todos los efectos le-
gales en la negociaciones mercantiles de la sociedad1. Se trata de
una "autorización tácita", pues no requiere de declaraciones expre-
sas en tal sentido, siendo suficiente la asociación a que refiere el
mentado artículo.
5) MENOR DE DIECIOCHO AÑOS CUMPLIDOS QUE CELEBRE CONTRATO DE
TRABAJO O QUE HUBIERE OBTENIDO TÍTULO HABILITANTE. D i s p o n e el art.
128. párrs. 2° y 3 o , del Cód. Civil que "desde los dieciocho años el
menor puede celebrar contrato de trabajo en actividad honesta sin
consentimiento ni autorización de su representante, quedando a sal-
vo al respecto las normas del derecho laboral. El menor que hu-
biere obtenido título habilitante para el ejercicio de una profesión
podrá ejercerla por cuenta propia sin necesidad de previa autori-
zación. En los dos supuestos precedentes el menor puede adminis-
trar y disponer libremente los bienes que adquiere con el producto
de su trabajo y estar en juicio civil o penal por acciones vinculadas
a ellos".
Respecto del primer supuesto, cabe recordar que conforme la
previsión del art. 34 de la ley 20.744, "los menores desde los die-
ciocho años de edad tienen la libre administración y disposición del
producido del trabajo que ejecuten, regidos por esta ley, y de los
bienes de cualquier tipo que adquieran con ello, estando a tal fin
habilitados para el otorgamiento de todos los actos que se requieran
para la adquisición, modificación o transmisión de derechos sobre
los mismos".
Es que la habilitación para la celebración de contratos de tra-
bajo debe distinguirse cuidadosamente de la que tiene efectos sobre
los actos relativos a la constitución de sociedades. Los menores
pueden estar autorizados para celebrar contratos de trabajo y no para
efectuar actos relativos a la constitución de sociedades. Es lo que
sucede con los menores de dieciocho años y mayores de catorce,
que pueden celebrar contrato de trabajo cuando con conocimiento
de sus padres o tutores vivan independientemente de ellos (art. 32,
ley 20.744), pero que no tienen la administración y disposición de
sus bienes (arg. art. 34, ley 20.744).
Este menor no tiene la libre administración y disposición de sus
bienes sino sólo la de los adquiridos mediante su trabajo o profe-
sión. En consecuencia, puede formar parte de sociedades en tanto
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 117
para ello se utilicen, como aporte o como contraprestación, los bie-
nes adquiridos con su trabajo o con el producido de él.
En cuanto al menor que hubiere obtenido título habilitante para
el ejercicio de una profesión, cabe referir que al requerirse que la
actividad sea por "cuenta propia" significa que no podrá tener lugar
en forma de prestación laboral en relación de dependencia; pues de
existir tal relación deberán cumplirse con los requisitos exigidos por
la legislación laboral. Además se entiende que el menor con título
habilitante no tiene capacidad para integrar sociedades mediante el
aporte de trabajo realizable bajo ese título84. Desde el punto de vis-
ta económico y de la protección del menor, esta limitación es injus-
tificable, pues éste estará más tutelado, normalmente, ejerciendo su
profesión juntamente con otros profesionales85.
6) MENORES NO COMPRENDIDOS EN LOS PUNTOS PRECEDENTES. Vea-
mos estas situaciones:
a) Sujeto a patria potestad. Por el juego de los arts. 274 y
297 del Cód. Civil resulta que los padres están facultados para dis-
poner de los bienes de sus hijos (art. 294), pudiendo en consecuen-
cia -con cumplimiento de los recaudos fijados- hacerlos formar par-
te de sociedades, bien se trate de su constitución, o de la adquisición
de participación en ellas.
En este sentido corresponde determinar conforme el párr. últi-
mo del art. 297 del Cód. Civil, al exigir la necesidad de contar con
autorización judicial por parte de los padres "para enajenar bienes
de cualquier clase de sus hijos, constituir sobre ellos derechos rea-
les o transferir derechos reales que pertenezcan a sus hijos sobre
bienes de terceros", las consecuencias de esta norma sobre la cons-
titución de sociedades o la adquisición de participación en ellas, de-
biendo recordar que toda constitución supone la realización de apor-
tes que pueden consistir en obligaciones de dar o de hacer.
Tratándose de obligaciones de dar, su cumplimiento no siempre
implicará una "enajenación de bienes" en sentido estricto, pues pue-
den efectuarse aportes de uso o goce. En estos casos, no existe es-
trictamente ni una enajenación ni la constitución de derechos reales
sobre los bienes del menor que efectúe tales aportes, pero económi-

84
Cámara, Capacidad e incompatibilidad, p. 198.
85
Cabanellas de las Cuevas, Derecho societario. Parte general, t. 2, p. 133.
118 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

camente estaremos ante una situación plenamente asimilable a tal


constitución de derechos reales, por la indisponibilidad, general-
mente prolongada, que pesará sobre los bienes aportados en cuanto
a su uso o goce, por lo que serían aplicables los requisitos de auto-
rización exigidos por el art. 297.
En el caso de obligaciones de hacer, contraídas como aporte, si
bien no existe una enajenación de bienes, se impone sobre el patri-
monio del menor una carga al menos comparable a la que pesa en
el caso de obligaciones de dar, por lo que también sería aplicable el
requisito de autorización antes mencionado86.
Respecto de la adquisición de participaciones, la aplicación del
art. 297 conduce a requerir la autorización judicial cuando tal ad-
quisición tenga lugar mediante una enajenación u otro acto de los
previstos en el artículo citado, como contraprestación, o sea, en la
generalidad de los casos en que tal adquisición tenga lugar a título
oneroso. También sería precisa la autorización judicial si el ingre-
so a una sociedad ya formada implicara la responsabilidad solidaria
del menor; aunque en tal caso no existe inmediatamente un acto pre-
visto en el art. 297 del Cód. Civil, sino que se crea potencialmente
una responsabilidad que tendrá efectos patrimoniales similares a los
contemplados en dicho artículo.
b) Sujeto a tutela. Existe acuerdo en la doctrina en torno a
que las normas del art. 443, inc. 12, y siguientes del Cód. Civil se
refieren a la continuación de sociedades preexistentes, por menores
sujetos a tutela, limitándose así las facultades del tutor en este as-
pecto, pues sólo permite que el menor continúe en sociedad si recibe
por herencia los derechos de socios, debiendo mediar autorización
judicial previo informe del tutor al juez de la tutela. El art. 447 del
Cód. Civil a su vez dispone: "Las disposiciones de los tres artículos

86
Con anterioridad a la ley 23.264, modificatoria del Código Civil, la doctrina
distinguía entre sociedades de responsabilidad limitada y anónimas, por un lado, en
las que no se consideraba necesaria la autorización judicial por no comprometerse
la responsabilidad solidaria del menor, y las que sí implicaban tal responsabilidad,
para las que se reputaba aplicable el requisito de autorización. El art. 297 del Cód.
Civil, en su nuevo texto, al extender la exigencia de autorización judicial, hace in-
necesarias tales distinciones, al menos respecto de los actos constitutivos de socie-
dad (conf. Cabanellas de las Cuevas, Derecho societario. Parte general, t. 2, p.
116, y Fariña, Tratado, t. I, p. 227).
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 119

anteriores no son aplicables, cuando los pupilos fuesen interesados


en sociedades anónimas, o en comandita por acciones"*1.
En cuanto a la normativa aplicable a la constitución de socie-
dades y a la adquisición de participación por el menor, se aplican
las reglas de los arts. 434 y 435 del Cód. Civil, que conducen a
resultados, en cuanto a la determinación de los actos que requieren
aprobación judicial, similares a los ya descriptos para los casos en
que la representación del menor es ejercida por los padres88.
c) Asociado en cooperativa. Una situación particular rige en
relación al ingreso a sociedades cooperativas, en las que la capaci-
dad de las personas físicas se adquiere a los dieciocho años (art. 17,
ley 20.337).
c) DEMENTES Y SORDOMUDOS. Del propio texto de los arts. 141 y
153 del Cód. Civil surge la incapacidad de los dementes, esto es, "las
personas que por causa de enfermedades mentales no tengan aptitud
para dirigir su persona o administrar sus bienes ", y de los sordomu-
dos, quienes "serán habidos por incapaces para los actos de la vida
civil, cuando fuesen tales que no puedan darse a entender por escrito".
En consecuencia, estos incapaces de hecho sólo podrán formar
parte de sociedades, actuando en el acto constitutivo o por adquisi-
ción de participaciones sociales, por intermedio de sus representan-
tes, rigiendo en cuanto a límites de actuación de los curadores, las
reglas ya desarrolladas para los tutores, incluso en caso de decisión
judicial para la continuación de la sociedad con participación del
incapaz, según se analizara a partir del ap. b, 6, b.
d) OTRAS SITUACIONES. Pueden enumerarse tres.
1) INHABILITADO JUDICIALMENTE. El art. 152 bis del Cód. Civil dis-
pone que podrá inhabilitarse judicialmente a quienes incurren en em-
briaguez habitual o uso de estupefacientes, a los disminuidos en sus

87
También se ha entendido que a pesar que la sociedad de responsabilidad
limitada no se encuentra expresamente contemplada entre las excepciones estable-
cidas por el art. 447 del Cód. Civil, le es igualmente aplicable por tratarse de un
tipo societario inexistente al tiempo de la sanción del Código Civil, que crea una
limitación sobre la responsabilidad del menor similar a la de los tipos sí previstos
en ese artículo.
88
Conf. Cabanellas de las Cuevas, Derecho societario. Parte general, t. 2,
p. 177.
120 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

facultades mentales (sin llegar al grado de demencia) y a los pró-


digos. En tal caso se nombrará un curador al inhabilitado y se
aplicarán en lo pertinente las reglas relativas a la declaración de in-
capacidad. "Sin la conformidad del curador -expresa el art. 152
bis- los inhabilitados no podrán disponer de sus bienes por actos
entre vivos". Como consecuencia, el inhabilitado no podrá entrar
a formar parte, ni integrarse a ningún tipo de sociedad sin la expresa
conformidad del curador.
2) INTERDICTO. El art. 12 del Cód. Penal priva, mientras dure
la pena de la administración de los bienes y del derecho de disponer
de ellos por actos entre vivos, a los condenados a reclusión y prisión
por más de tres años. Estas situaciones pueden configurar incapa-
cidades de derecho que afecten los derechos como socio y la posi-
bilidad de integrar sociedades.
Como esta incapacidad del penado se refiere tanto a actos de
disposición como de administración, no hay duda respecto de que la
formación e integración de sociedades sólo puede realizarse por inter-
medio de su curador, requiriéndose la autorización judicial exigida por
el Código Civil para los actos realizados por los curadores y tutores.
3) AUSENTE CON PRESUNCIÓN DE FALLECIMIENTO. Resulta importan-
te señalar su situación, sobre todo en cuanto a las relaciones socie-
tarias de que fuera titular, las que se dan por concluidas desde el día
presuntivo del fallecimiento (art. 28, ley 14.394).
e) PROHIBICIONES E INCOMPATIBILIDADES. El Código de Comercio
en sus arts. 22 y 24 regula las denominadas "prohibiciones" al ejer-
cicio del comercio, tanto por incompatibilidad de estado, como por
incapacidad legal. Sin embargo, la nómina de "prohibiciones", "in-
compatibilidades" e "incapacidades de derecho" diseminadas a lo
largo de las diversas disposiciones legales, implica una tarea que
desborda el presente análisis, razón por la cual sólo referiremos a
algunas situaciones principales.
Nos encontramos ante prohibiciones e incompatibilidades al
ejercicio del comercio basadas: 7) en protección de determinadas
funciones o profesiones; 2) en tutela del crédito, o 3) en interés del
comercio o interés público89.

89
Conf. Anaya- Podetti, Código de Comercio, vol. I, p. 396.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 121
Dicha situación es claramente diferenciable de la capacidad,
toda vez que la incompatibilidad supone la capacidad y las prohibi-
ciones se dictan contra personas capaces, y no constituyen incapa-
cidades en el sentido jurídico de la palabra; pues, en tanto los actos
de los incapaces son nulos, los ejecutados por quienes han sido de-
clarados incompatibles por la ley son válidos. Se trata de verdade-
ras prohibiciones legales impuestas por motivos disciplinarios deri-
vados de un estado social o del ejercicio de una profesión o de un
cargo90. Las sanciones tendrán, en todo caso, carácter penal o dis-
ciplinario, pero el acto mercantil realizado será válido91.
Así, la sociedad constituida por una persona incursa en una de
estas incompatibilidades no es nula; y si ha sido inscripta en el Re-
gistro Público de Comercio es regular, no pudiendo ser atacada por
vicio alguno92.
Sólo el transgresor de la norma que le prohibe formar parte de
una sociedad deberá afrontar las consecuencias de su acto que pue-
de tener distinta gravedad de acuerdo al específico ordenamiento de
cada actividad. Empero, las incompatibilidades mencionadas no se
refieren al ejercicio de actos singulares de comercio, razón por la
cual se ha considerado que las excepciones del art. 23 son innece-
sarias.
1) CORPORACIONES ECLESIÁSTICAS. CLÉRIGOS. El inc. Io del art.
22 del Cód. de Comercio prohibe el ejercicio del comercio a las
corporaciones eclesiásticas, en tanto que el art. 23 del mismo orde-
namiento les permite "ser accionistas en cualquier compañía mer-
cantil, desde que no tomen parte en la gerencia administrativa".
Esta situación genera una cuestión interpretativa en torno del alcan-
ce del referido art. 23 del Cód. de Comercio, el que entendemos
debe resolverse admitiendo la participación pasiva en sociedades y,
por ende, incluyendo en dicha posibilidad la participación como so-
cio comanditario, como socio de una sociedad cooperativa, y como
accionistas de una sociedad anónima o sus subtipos, sin poder actuar
como directores, gerentes, consejeros o síndicos93. El inc. 2o del

90
Fontanarrosa, Derecho comercial argentino, t. I., p. 295.
91
Conf. Fontanarrosa, Derecho comercial argentino, t. I, p. 296.
92
En este sentido Fariña, Tratado, t. I, p. 231.
93
En contra Halperin, Curso de derecho comercial, p. 160.
122 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

propio art. 22 prohibe el ejercicio del comercio a los "clérigos de


cualquier orden mientras vistan el traje clerical", siéndoles aplica-
bles el desarrollo efectuado en relación a las corporaciones eclesiás-
ticas.
2) MAGISTRADOS. El inc. 3 o alude a los "magistrados civiles y
jueces en el territorio donde ejercen su autoridad y jurisdicción con
título permanente". La ley 13.998 ha extendido a todo el ámbito
de la Nación la incompatibilidad mencionada, y la ley 21.341 (rao-
dif. del decr. ley 1285/58) ha completado estas prohibiciones. Nue-
vamente se aplican aquí las observaciones que formulamos respecto
de los incisos anteriores.
3) CONCURSADOS Y QUEBRADOS. En lo que respecta a las prohibi-
ciones contenidas en el art. 24 del Cód. de Comercio, se afirma que
el precepto recoge una prohibición que guarda resabios del carácter
infamante de la quiebra y de la inhabilitación penal, máxime si se
tiene en cuenta que el artículo ha sido considerado total o parcial-
mente inútil94.
Con relación al inc. Io, se ha señalado que nada agrega a lo
estatuido en materia de capacidad, y en cuanto al inc. 2°, es en la
ley concursal donde se establecen los efectos del desapoderamiento.
En efecto, según el art. 1160 del Cód. Civil, "no pueden con-
tratar... los comerciantes fallidos sobre bienes que correspondan a
la masa del concurso, si no estipularen concordato con sus acree-
dores". En consecuencia, no pueden contratar sociedad, no por ser
incapaces, sino por efecto del desapoderamiento. Pueden contratar
sólo en el caso de que aporten industria, pero los beneficios ingre-
sarán a la quiebra hasta su rehabilitación. En efecto, la declaración
de quiebra no produce una verdadera incapacidad, sino una imposi-
bilidad para ejercer el comercio, proveniente del desapoderamiento
de los bienes, y la consiguiente imposibilidad de conservar la libre
administración del patrimonio95.

94
Conf. Anaya - Podetti, Código de Comercio, vol. I, p. 105.
95
De modo que, como sostiene Fontanarrosa (Derecho comercial argentino,
t. I, p. 296), por aplicación del art. 9o del Cód. de Comercio se llega a la misma
solución. Prueba de que no se trata de una verdadera incapacidad legal es que, no
obstante la prohibición legal, el fallido no rehabilitado que ejerce el comercio read-
quiere de hecho la calidad de comerciante.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 123
Al propio tiempo el art. 234 y ss. de la ley 24.522, especialmente
el art. 238, regulan los efectos de la inhabilitación del fallido esta-
bleciendo que ella se produce desde la fecha de la quiebra, y que
además de los efectos previstos en esa ley o en leyes especiales, el
inhabilitado no puede ejercer el comercio por sí o por interpósita
persona, ser administrador, gerente, síndico, liquidador o fundador
de sociedades, asociaciones, mutuales y fundaciones. Tampoco podrá
integrar sociedades o ser factor o apoderado con facultades genera-
les de ellas. Adviértase que el concursado no tiene esas limitaciones.
En caso de que el fallido fuese una persona jurídica, conforme
las prescripciones del art. 235 de la LSC, la inhabilitación se extien-
de a las personas físicas que hubiesen integrado sus órganos de ad-
ministración desde la fecha de cesación de pagos.
4) CORREDORES. De acuerdo a las previsiones del art. 105, inc.
Io, del Cód. de Comercio, es prohibido a los corredores contraer so-
ciedad de ninguna especie y denominación so pena de pérdida de
oficio y de nulidad del contrato.
Esta prohibición, que literalmente aparece como absoluta, ha
sido atenuada por una importante corriente jurisprudencial que ad-
mite la existencia de "sociedades entre corredores para el solo fin
de dedicarse al corretaje" y sin que esto implique exonerar o limitar
las responsabilidades personales del corredor, pues el ejercicio de
tal función es personal e indelegable. La precitada corriente se
apoya en una realidad innegable, cual es que la complejidad de los
negocios, el costo de manutención de oficinas, empleados y publi-
cidad, obliga a los corredores a asociarse para compartir tales gastos
y poder ofrecer al público un servicio eficiente y mejor organizado
que el que puede ofrecer el corredor trabajando solo. Esta situa-
ción obliga a reflexionar sobre la necesidad de reformar -como se
ha dicho- una disposición legal anacrónica y carente de todo sentido
práctico; y por ello nos inclinamos a favor de la solución jurispru-
dencial antes señalada96.
Según un criterio doctrinario97, en el Código de Comercio y le-
yes complementarias se prevén diversos supuestos de sociedades
prohibidas; el supuesto previsto en el art. 105, ap. Io, que prohibe a

96 Fariña, Tratado, t. I, p. 232.


97
Halperin, Curso de derecho comercial, vol. I, p. 234 y 235.
124 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

los corredores formar parte, salvo ser titulares de acciones de socie-


dad anónima, sin poder ser directores o gerentes de ella (art. 106),
puede considerarse bajo un doble aspecto; por una parte, son de
objeto prohibido (v.gr., para ejercer el corretaje o actos de remate o
despachos de aduana), y por otro lado, son limitaciones de la capa-
cidad. El art. 20 sólo contempla el régimen de prohibición en razón
del tipo de sociedad adoptado. Es decir, son nulas de nulidad ab-
soluta (esto es, pueden ser declaradas tales de oficio; art. 1047, Cód.
Civil) y se procederá a su liquidación conforme el art. 18 (esto es,
por la persona designada por el juez), pero el remanente neto de la
liquidación (que resulte una vez cancelado el pasivo) se distribuirá
entre los socios conforme a las reglas contractuales (y en su defecto
a las fijadas en la ley).
En cambio, otra corriente de opinión que disiente de la postura
anterior, entiende que la prohibición al corredor de formar parte de
sociedades debe entenderse como una incompatibilidad en razón
de su oficio, que no convierte en ilícito el objeto. El objeto, o ac-
tividad que ha de desarrollar la sociedad, es lícito o ilícito con in-
dependencia de la facultad que la ley reconozca o no al sujeto para
constituir sociedades98.
Por otra parte, el art. 106 del Cód. de Comercio, exceptúa de
la disposición contenida en el art. 105 a la adquisición de acciones
de sociedades anónimas, "de las cuales, sin embargo, no podrán ser
directores, administradores o gerentes, bajo cualquier título que sea".
Según se ha entendido, el art. 106 encuentra su fundamento en
el rol pasivo que corresponde, hipotéticamente, a las participaciones
accionarias en sociedades anónimas, razón por la cual, en la prácti-
ca, ese papel puede ser igualmente pasivo en los casos de las parti-
cipaciones accionarias de otro tipo, como socio comanditario o de
sociedades de responsabilidad limitada". En cuanto a la prohibi-
ción contenida en la parte final del mismo artículo, se plantea el
problema de si la misma prohibición rige respecto de las restantes
sociedades, no previstas en el art. 106; la respuesta es positiva, por
la prohibición de realizar negociaciones o tráfico en nombre ajeno,
que impone el art. 105, inc. Io, del Cód. de Comercio.

9S
Fariña. Tratado, t. I, p. 232.
99
Conf. Cabanellas de las Cuevas, El contrato de sociedad, t. 2, p. 173.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 125
5) MARTILLEROS. LOS martilieros poseen un régimen legal pro-
pio establecido por la ley 20.266.
El art. 15 de dicha ley dispone que "los martilieros pueden
constituir sociedades de cualesquiera de los tipos previstos en el Có-
digo de Comercio, excepto cooperativas, con el objeto de realizar
exclusivamente actos de remate".
Por otra parte, el art. 16 se refiere a que "en las sociedades que
tengan por objeto la realización de actos de remate, el martiliero
que lo lleve a cabo y los administradores o miembros del directorio
de la sociedad, serán responsables ilimitada, solidaria y conjunta-
mente con ésta por los daños y perjuicios que pudieren ocasionarse
como consecuencia del acto de remate. Estas sociedades deben
efectuar los remates por intermedio de martilleros matriculados, e
inscribirse en registros especiales que llevará el organismo que ten-
ga a su cargo la matrícula".
Conforme una línea interpretativa100, el art. 15 regula las socie-
dades entre martilieros "con el objeto de realizar exclusivamente ac-
tos de remate", en tanto que el art. 16 alude a las sociedades para
"actos de remate", caracterizándolas como sociedades que tengan
por objeto la realización de actos de remate; lo cual es distinto al
supuesto que se refiere a las sociedades entre martilleros, toda vez
que el art. 16 no exige que las sociedades que tengan por objeto
actos de remate sean constituidas "exclusivamente por martilleros",
sino que se limita a ordenar que dichas sociedades sólo pueden efec-
tuar remates por intermedio de martilieros matriculados, y que de-
ben inscribirse en registros especiales; no exige que el martiliero
que remata sea socio de la sociedad.
Como garantía hacia los terceros el mismo art. 16 establece la
responsabilidad ilimitada y solidaria entre el martiliero que lleve a
cabo el remate y los administradores o miembros del directorio de
la sociedad por los daños y perjuicios "que pudieren ocasionarse
como consecuencia del acto de remate".
Para otra corriente101, en cambio, nos encontramos ante una ca-
tegoría única de sociedades cuyo objeto social debe consistir única-

100
Conf. Fariña, Tratado, t. I, p. 234; Richard, Empresas y sociedades de re-
mate, JA, doctrina 1975-235; Etcheverry, Manual de derecho comercial, p. 312.
101
Cámara, Capacidad e incompatibilidad, p. 218; Cabanellas de las Cuevas,
El contrato de sociedad, p. 179.
126 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

mente en operaciones de remate102, marcándose una nueva divergen-


cia respecto de si deben estar integradas sólo por martilieros103, o si
bien este último requisito no resulta exigible104, puesto que lo que
exige la ley es que estas sociedades efectúen sus remates por inter-
medio de martilieros matriculados, lo cual es una cuestión indepen-
diente de la integración en cuanto a socios, de tales sociedades.
Finalmente en lo relativo a la capacidad de los martilieros para
integrar sociedades, nuevamente se han formulado diversas interpre-
taciones: una, sosteniendo que a pesar que dentro de las prohibi-
ciones que el art. 19 de la ley 20.266 impone a los martilieros no
figura la de formar parte de sociedades comerciales, sin embargo
esta prohibición pareciera surgir implícitamente del art. 15 al dispo-
ner que "los martilieros pueden constituir sociedades de cuales-
quiera de los tipos previstos... con el objeto de realizar exclusiva-
mente actos de remate"105. Otra, entendiendo que la derogación de
las prohibiciones que el Código de Comercio incluía conduciría a
pensar que la voluntad de los autores de la mencionada ley fue
deshacerse de tales prohibiciones, carentes de sentido práctico e in-
conducentes a la protección de los intereses que involucra la práctica
de la profesión de martiliero106.

2) OBJETO

§ 50. CONSIDERACIONES GENERALES. - El contrato, como todo


negocio jurídico, tiene un objeto, un contenido y produce determi-
nados efectos jurídicos.

102
Desde este punto de vista, los arts. 15 y 16 refieren a una única especie de
sociedad, entendiendo que "las sociedades que tengan por objeto la realización
de actos de remate", a que se refiere el art. 16, son, justamente, las sociedades con
ese objeto que describe el art. 15.
103
Según entiende Cámara, Capacidad e incompatibilidad, p. 218.
104
En opinión de Cabanellas de las Cuevas, El contrato de sociedad, t. 2, p.
178 y siguientes.
105
Conf. Fariña, Tratado, t. I. p. 234; en idéntico sentido aunque sosteniendo
que pese a su derogación las prohibiciones del Código de Comercio deben conside-
rarse subsistentes, CNCom, Sala C, 8/2/78, LL, 1978-B-707.
106
Conf. Stratta, ponencia presentada en las Jornadas Nacionales de Derecho
Societario.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 127
Del objeto debe distinguirse el contenido del contrato. En ejer-
cicio de la libertad de configuración interna, los particulares pueden
establecer los fines prácticos que se proponen alcanzar mediante el
contrato, así como los medios y procedimientos que habrán de se-
guir para lograrlo. En tanto esa regulación dictada por los propios
interesados no afecte el orden público, la moral o las buenas cos-
tumbres, o no choque contra normas imperativas e inderogables, su
autonomía de la voluntad es reconocida y tutelada por el ordena-
miento jurídico. Éste desempeña una función negativa, limitadora
y disciplinadora: a los particulares queda reservado el dar contenido
al contrato, en tanto que al ordenamiento jurídico atañe el regular
sus efectos jurídicos107.
El contenido es, pues, "lo querido" por las partes, tal como ellas
lo han determinado. Dentro del concepto de contenido deben in-
cluirse aquellos elementos integrantes del propósito de alcanzar los
fines prácticos perseguidos, como la finalidad económico-social
(causa) del contrato, las obligaciones a que se comprometen y las
prestaciones que constituyen el objeto de éstas. Igualmente quedan
incluidos los elementos accidentales, verbigracia, modos, plazos,
condiciones, etcétera'08.
Los efectos jurídicos quedan fuera del contenido del contrato.
En tanto que las partes, mediante el contrato construyen una pre-
ceptiva destinada a manifestar los fines prácticos que se proponen
alcanzar, y a establecer los medios y procedimientos que estiman
útiles o convenientes para lograrlos -manifestando, a veces, el pro-
pósito de fijar ciertos efectos jurídicos que estiman idóneos para sa-
tisfacer sus finalidades empíricas-, el ordenamiento jurídico estable-
ce cuáles son, en última instancia, los efectos jurídicos que el
contrato o el negocio puede y debe realmente producir. A tal pun-
to, que esos efectos se producen aunque las partes no los hubiesen
previsto ni formulado y, en muchas ocasiones, aun en contra de la
voluntad expresamente manifestada por ellas109.

§ 51. DISTINCIÓN ENTRE CONTENIDO Y EFECTOS. - Como se ha


observado, esta distinción tiene importancia en materia de inter-

i° 7 Betti, Teoría, p. 61, n° 6.


108
Cariota Ferrara, El negocio jurídico, p. 94, n° 31.
i° 9 Betti, Teoría, p. 62 y 63, n° 6
128 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

pretación: en tanto que ésta tiene por objeto el contenido, esto es,
la determinación del verdadero alcance de lo querido, los efectos
son objeto de la valoración del contrato, es decir, la estimación de
su validez, eficacia o nulidad110.
Los autores han discutido suficientemente sobre el punto, pu-
diendo distinguirse al respecto tres direcciones principales:
a) La que entiende que el objeto es la materia del contrato;
esto es, los intereses regulados por él111 por obra de los propios in-
teresados. Esta posición es rectificada por algunos autores para
quienes, aun admitiendo que el objeto es la materia del negocio sos-
tienen que ella está constituida no por intereses sino por bienes o
utilidades o relaciones que caen bajo la voluntad de las partes" 2 .
El objeto del contrato es la cosa o, de modo más general, el
derecho (real o de crédito) que el contrato transfiere de una parte a
la otra, o bien la prestación que una parte se obliga a ejecutar en
favor de otra113.
b) La que identifica el objeto con el contenido del negocio o
del contrato distinguiéndolo del objeto de la obligación. Dentro de
esta concepción, expresa Pacchioni114: "su objeto (del contrato), ha-
blando con propiedad, no puede consistir en otra cosa que en la
constitución, modificación o extinción de una o varias relaciones ju-
rídicas... Hablar del objeto del contrato en otro sentido no es po-
sible, por lo demás, porque el contrato se agota, precisamente, al
crear (o modificar o extinguir) las obligaciones y, por consiguiente,
no puede tener su propio objeto sobre el cual recaer o insistir, como
lo tienen las obligaciones que él viene a crear. Por consiguiente
hay que distinguir el objeto del contrato (que más propiamente de-
bería llamarse contenido), del objeto de las obligaciones creadas por
dicho contrato. El objeto de las obligaciones emergentes de un
contrato está, por tanto, constituido siempre por una prestación

110
Conf. Fontanarrosa, Derecho comercial argentino, p. 42 y la bibliografía
citada.
111
Betti, Teoría, p. 57, n" 5.
112
Conf. Cariota Ferrara, El negocio jurídico, p. 513, n° 127; Barbero, Siste-
ma del derecho privado, t. I, p. 376, n° 233.
113
Conf. Galgano, El negocio jurídico, p. 123.
114 Pacchioni, cit. por Fontanarrosa, Derecho comercial argentino, p. 40.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 129
{daré, faceré, prestare), la cual, a su vez tiene por objeto suyo una
actividad o el resultado de una actividad del deudor. Las cosas,
pues, no constituyen jamás el objeto directo de un contrato, sino
solamente de una prestación que, a su vez, es ella misma objeto de
una obligación creada por el contrato".
En esta posición parece encontrarse Garrigues, quien afirma
que, en general, objeto de un contrato, en sentido técnico, son las
obligaciones que el contrato engendra. Pero suelen confundirse el
objeto del contrato y el objeto de las obligaciones nacidas del con-
trato, aunque en rigor, sean cosas distintas. Tratándose de la socie-
dad cabe también distinguir entre objeto del contrato de sociedad
(obligaciones de los socios), objeto de las obligaciones de los socios
(aportaciones, trabajo del socio) y objeto de la sociedad misma co-
mo persona jurídica (finalidad de la empresa social)115.
En nuestro medio, Etcheverry propugna una división tripartita:
"El objeto, a mi modo de ver, es un elemento esencial, pero no es
tipificante... Y en el contrato de sociedad podemos distinguir tres
clases de objeto; habría un objeto del contrato, y esto con referencia
al contrato que crea la persona jurídica societaria. El objeto del
contrato estaría formado por todas las obligaciones, principalmente
los aportes que los socios van a cumplir para formar el sujeto socie-
dad. La creación de la sociedad comercial tiene, de alguna manera,
dos tiempos perfectamente determinados: hay un tiempo contractual
que es la formación del contrato plurilateral de organización, for-
mación, creación de la sociedad, y hay un tiempo en donde el sujeto
ya formado actúa con una dinámica propia como sujeto de derecho;
entonces ya actúa como sujeto e internamente funciona la dinámica
que es la participación de los socios y de los órganos actuando en
función del sujeto. Esas obligaciones previas del contrato, inclu-
yendo los aportes que serían la obligación fundamental de los so-
cios, serían el objeto del contrato de sociedad"116.
Después está el objeto específico, que es el instrumento que los
socios eligen para conseguir su fin lucrativo. Éste sería el objeto
específico; está determinado expresamente en el contrato, es el que
la ley señala que debe ser preciso y determinado, o sea, bien espe-

115
Conf. Garrigues, Tratado, p. 211.
116
Etcheverry, Derechos y principios societarios, p. 94.

9, Richard - Muiño. Derecho societario.


130 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

cificado. El objeto podríamos asimilarlo, en una idea rápida, al


ramo del comerciante, es decir, la vía concreta por la cual los socios,
el sujeto mismo, va a conseguir su fin lucrativo.
Y por último, según varios autores, existe también un objeto
genérico, que es el que se relaciona de alguna manera con la noción
de empresa. El objeto genérico estaría enunciado en el art. Io de la
LSC, cuando se habla de organización, por un lado, y fundamental-
mente, según la mayoría de los autores, cuando se habla de "la pro-
ducción o intercambio de bienes o servicios"; se introduciría la no-
ción de empresa económica en ese art. Io de la LSC.
c) La que entiende que el objeto del contrato es la prestación,
identificando así el objeto del contrato con el objeto de la obliga-
ción117.
Aquí podemos situar a Fontanarrosa, quien expresa: "En esta
exposición entenderemos por objeto del contrato, de acuerdo con lo
que parece ser la concepción del legislador, la prestación de dar, de
hacer o de no hacer (art. 1169, Cód. Civil, correlacionado con los
arts. 1L67 y 1168) que constituye, a su vez, objeto de las obliga-
ciones originadas por él. Para ser más exacto, creo que debe ha-
blarse de objeto de las obligaciones que integran el contrato, y no
de objeto del contrato. En todo caso, habría que hablar de varios
objetos y no de uno solo, a saber: en la compraventa, el objeto de la
obligación del vendedor es hacer adquirir el dominio de la cosa al com-
prador, y el de la de este último es el pago del precio, etcétera"118.
El objeto del contrato son las relaciones jurídicas sobre las cua-
les versa; en su aspecto más destacado, esto es, generar obligaciones,
el objeto del contrato son las obligaciones que de él resultan119.

§ 52. OBJETO MEDIATO E INMEDIATO. OTRAS DISTINCIONES. -


Técnicamente es posible distinguir:
a) Un objeto inmediato: la obligación generada.
b) Un objeto mediato: el objeto de la obligación, vale decir, la
cosa o el hecho, positivo o negativo, que constituye el interés del
acreedor.

117
Conf. Messineo, Doctrina general del contrato, t. I, p. 149.
1,8
Fontanarrosa, Derecho comercial argentino, vol. 2, p. 47.
119
Conf. Galgano, El negocio jurídico, p. 123.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 131
De tal manera, por ejemplo, objeto inmediato de la compraven-
ta son las obligaciones de dar que surgen a cargo del vendedor y del
comprador; y objeto mediato son la cosa (objeto a su vez de la obli-
gación del vendedor) y el dinero (objeto de la obligación del com-
prador).
Todavía debe hacerse una nueva aclaración: en materia de so-
ciedades no debe confundirse el objeto del contrato de sociedad con
el objeto social. Por objeto del contrato de sociedad ha de enten-
derse, las prestaciones a que se obligan los asociados (aportes); en
tanto que el objeto social consiste en el ámbito de actividades eco-
nómicas prefijado en el contrato o acto constitutivo120.
Tampoco deben confundirse algunos conceptos fundamentales;
no es cierto que la sociedad tenga una finalidad, porque la idea de
fin, la idea de destino son exclusivas del ser humano. En el esque-
ma societario no anida un fin, sino que se reconoce un "objeto".
Éste sí es un vocablo que pertenece a la terminología del derecho
societario. La sociedad no es un fin, sino un medio, un instrumento
jurídico a través del cual se satisfacen finalidades individuales. El
derecho sólo esporádicamente se ocupa del fin o del motivo; la ma-
teria jurídica pertenece a un plano distinto al de la psicología.
Puede decirse, por consiguiente, que el objeto de los contratos
consiste en las prestaciones que son objeto, a su vez, de las obliga-
ciones que nacen como consecuencia del mismo. Si el objeto de la
sociedad, por su parte, está constituido por las operaciones que debe
realizar, parece surgir una divergencia que es indispensable aclarar.
Para llegar al fondo, se impone distinguir entre el objeto del
contrato de sociedad y el objeto de la sociedad misma, considerada
como ente con personalidad propia y destinado a subsistir con vida
a través del tiempo.
Las prestaciones, objeto de las obligaciones asumidas por los
socios al constituir la entidad, en el respectivo contrato social, serían
-aceptando ese criterio- el objeto de la convención, y las actividades
previstas en el acto constitutivo configurarían, a su vez, el objeto de
la institución.
Hay, por lo tanto, un cierto aspecto institucional, que aparece
aquí nuevamente, como en todos los puntos decisivos del análisis de

120
Zanelli, La nozione, p. 31, 35, 40 y 41.
132 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

esta figura, y que resulta esencial para su comprensión y la deter-


minación de sus rasgos más característicos121.
En el contrato de cambio, el objeto normalmente se agota en el
cumplimiento de las prestaciones debidas por las partes, porque pre-
cisamente en éi el objeto constituye una prestación (arts. 1198, párr.
2o, y 1169, Cód. Civil).
En materia societaria, el objeto tiene, por el contrario, una na-
turaleza especial (funcional). Se trata normalmente de un objeto
de ejercicio continuado. El objeto juega aquí relacionado con la
causa contractual. Ésta, o sea la participación en los beneficios y
en las pérdidas, requiere una actividad que no concluye en un ejer-
cicio único y específico, sino que representa una modalidad negocial
permanentemente determinada por la propia estructura asociativa.
El objeto de la compraventa, por ejemplo, es una cosa cuya propie-
dad se transmite mediante el pago de un precio. El objeto societa-
rio no es una cosa o una prestación, sino una actividad peculiar que
determina una imputación específica. Esta actividad peculiar se da
aun en la sociedad ocasional o societas unius negotii. El objeto
social se sigue distinguiendo, aun en este caso, por su modalidad
técnico-instrumental, del objeto-prestación del contrato de cambio122.
La vinculación entre objeto y contrato de colaboración asocia-
tivo se continúa en el sujeto-sociedad normativamente determinado.
O, en otras palabras, el objeto social es el dato de la normativa so-
cietaria que estatuye la actividad, o el complejo de actividades que
los socios se proponen cumplir, por actuación de los órganos socia-
les y en las condiciones de responsabilidad que determina cada tipo
social.
Debe distinguirse claramente objeto social de actividad.
El objeto está determinado por la categoría de actos para cuyo
ejercicio se constituyó la sociedad. La actividad, en cambio, es
el ejercicio efectivo de actos por la sociedad en funcionamiento; en
ella, cuando los representantes exceden "notoriamente" el objeto so-
cial no obligan a la sociedad (art. 58, LSC), y cuando sea ilícita
incurre en la sanción de los arts. 18 a 20 de la LSC.

121
Hémard, Théorie et practique des nullités de sociétés et de société de fait,
n° 18 y 20; Videla Escalada, Las sociedades civiles, p. 48.
122
Colombres, Curso. Parte general, p. 95 y siguientes.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 133
§ 53. OBJETO Y COMERCIAUDAD. - P o r otra parte, en el régimen
de la ley societaria, el objeto no hace a la comercialidad de las so-
ciedades: su naturaleza se determina por la adopción de uno cual-
quiera de los tipos legislados (arg. arts. Io y 3 o , LSC).

§ 54. REQUISITOS. - C o m o ha destacado Halperin123 el objeto


debe reunir ciertos requisitos, a saber:
a) El objeto debe ser físicamente posible. Si la imposibilidad
es preexistente y absoluta, la sociedad es nula, en cambio, si es so-
breviniente, incurre en una causal disolutoria (art. 94, inc. 4).
b) Debe ser lícito. La ilicitud produce la nulidad del negocio,
que se rige por el art. 18 de la LSC, que ha reemplazado la aplica-
ción del art. 1659 del Cód. Civil, al derecho comercial.

3) CAUSA

§ 55. INTRODUCCIÓN. -Esta problemática ha sido y aún con-


tinúa siendo objeto de numerosos debates. Ellos, lejos de referirse
a cuestiones accesorias apuntan a la existencia misma de la causa.
La voz "causa" posee diversas acepciones:
a) Como fuente de obligaciones, esto es, el antecedente, lo que
da origen a la obligación (sinónimo de fuente).
b) Como motivo del acto, que es la razón mediata personal que
determina a cada parte a obligarse. Todos los que obren por la mis-
ma causa tienen diversos motivos para hacerlo: mientras un compra-
dor puede desear la cosa para revenderla, otro puede tener en mira
usarla, alquilarla, etcétera.
c) Como causa final, que es lo que las partes esperan obtener
del acto: el fin esperado es la causa de haberse obligado, causa que,
por otra parte, coincide en todos los actos del mismo tipo. Así,
todos los compradores persiguen el fin de convertirse en titulares
del dominio de la cosas compradas124.
d) La misma acepción, pero vista desde el ordenamiento jurí-
dico es el propósito del legislador de regular los negocios típicos

123
Halperin, Curso de derecho comercial, vol. I, p. 230.
124
Conf. Monsalvo, Contratos, p. 130.
134 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

para alcanzar ciertos efectos propios: p.ej., en la compraventa el do-


minio de las cosas.

§ 56. TEORÍAS. - Distinguimos las siguientes:


a) LA TEORÍA CLÁSICA DE LA CAUSA. Suele citarse a Domat como
el precursor de la teoría clásica de la causa, a pesar de que el propio
autor menciona que ella ya se aplicaba125.
Sostiene Domat que ninguna convención obliga sin causa y, si
no la tiene, es nula. Explica que en el contrato sinalagmático cada
parte se obliga porque tiene a la vista la obligación asumida por la
otra; en los contratos reales, la entrega tiene función de causa y en
los contratos gratuitos la causa estaría dada por el animus donandi
o intención de beneficiar. El Código Civil francés recogió estas en-
señanzas e incluyó a la causa entre los elementos esenciales del con-
trato (art. 1108).
Los comentaristas de dicho Código (Aubry y Rau, Demolombe)
desarrollaron esa idea, distinguiendo entre la causa que admiten co-
mo tal, y la intención (o causa-motivo). Demolombe entiende que
la causa que impulsa a cada uno a contratar no tiene ninguna in-
fluencia sobre la formación y validez del contrato. No importa que
el motivo sea serio o no, ni que sea lícito o ilícito. Se diferencia
así de la causa como "el fin abstracto idéntico" en todos los actos
jurídicos pertenecientes a la misma categoría que persiguen fatal-
mente el autor o los autores de un acto jurídico determinado.
b) TEORÍA ANTICAUSALISTA. La teoría clásica de la causa sufrió
una serie de embates producto, entre otros, del jurista belga Ernst,
quien concreta su pensamiento de la siguiente forma: si la causa en
los contratos a título oneroso es lo que cada una de las partes debe
respectivamente a la otra, se confunde con el objeto de la conven-
ción y por lo tanto de nada sirve hacer de una sola y misma cosa
dos elementos distintos y exigir cuatro condiciones: voluntad, capa-
cidad, objeto y causa, cuando en realidad sólo existen tres.
Sus argumentos fueron desarrollados principalmente por Pla-
ñid, quien además de inútil juzga a la causa como falsa en los con-
tratos bilaterales, ya que es lógicamente imposible que una obliga-

125
Garrido - Zago. Contratos civiles y comerciales, t. 1, p. 215.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 135
ción sea la causa de la voluntad de la otra parte. Las dos nacen al
mismo tiempo y no es posible que una causa y su efecto sean con-
temporáneos; la "causa mutua" es de este modo un contrasentido.
En definitiva, causa no es más que objeto, y causa ilícita, objeto
ilícito126.
c) TEORÍA NEOCAUSALISTA. En general se ha considerado a Capi-
tant como el gran renovador de los estudios sobre la causa. El co-
mún denominador de los neocausalistas consiste en reconocer la
presencia, en el campo contractual, al menos, y en el general tam-
bién para todo lo referido al más amplio de los actos jurídicos, de
un elemento esencial denominado causa, que debe ser entendido en
sentido ideológico, con el contenido de finalidad y razón de ser.
Esta corriente admite, además del consentimiento, la capacidad y el
objeto, como elemento esencial una finalidad o razón de ser en
el acto que justifique su admisión por el derecho.
Dentro de estos presupuestos los neocausalistas han seguido
distintas corrientes denominadas subjetivas, objetivas y dualistas.
La teoría subjetiva intentó puntualizar las diferencias entre cau-
sa y objeto, sirviendo de base a grandes elaboraciones. En el de-
recho italiano es interesante citar a Messineo127, respecto de las po-
sibles interpretaciones de la expresión "causa".
Se puede partir de la observación de que todo negocio jurídico
cumple una función económica y social característica, que el orde-
namiento jurídico reconoce como relevante para sus fines y que es
suficiente para justificar la tutela acordada por este mismo ordena-
miento a la autonomía privada. Agrega que suele decirse que en
dicha función reside la causa, en sentido objetivo, del negocio; la
cual, después de todo, sirve para individualizar determinado tipo de
negocio frente a todos los otros tipos (causa típica)128.
Valorando esta concepción manifiesta que sus enunciados son
exactísimos, pero no concluyentes, porque, cuando se cree identi-
ficar la causa del negocio por un elemento del mismo (función eco-
nómica y social) en realidad identifica todo el negocio tomado en

126
Monsalvo, Contratos, p. 133.
12
7 Messineo, Manual, t. II, p. 369, § 38, n° 1.
128
Conf. Galgano, El negocio jurídico, p. 107.
136 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

sí, o sea que se define su contenido complejo y el efecto que de él


deriva. Así, por ejemplo, cuando se dice que el contrato de com-
praventa ejercita la función de provocar el intercambio económico
de una cosa contra un precio, no se necesita mucho esfuerzo para
darse cuenta de que, de ese modo, se da la definición del típico con-
tenido del contrato de compraventa, visto en su integridad y no en
un elemento. Causa, en este primer sentido, equivale a noción con-
creta, funcional, no meramente estructural del contenido de deter-
minado negocio y, como tal, no puede faltar nunca; si falta esta cau-
sa, faltará el negocio in toto.
Pero aclara que puesto que esto no agrega nada del concepto
de determinado negocio, el concepto de causa, en este primer sen-
tido, es una "superfetación" y podría suprimirse sin daño alguno.
Se puede hablar de causa del negocio en otro sentido; como
resultado jurídico objetivo que al sujeto le es posible conseguir va-
liéndose del determinado negocio.
Aquí en vez de contemplar al negocio en su función total, se
toma en examen su resultado objetivo con referencia a lo que cada
participante puede obtener al servirse de determinado negocio: re-
sultado que es diverso, según que se considere al uno o al otro de
los participantes. Puede decirse, como ejemplo, que al realizar un
arrendamiento el arrendador consigue el resultado de obtener la uti-
lidad de la cosa arrendada, bajo la forma de canon (precio), mientras
el arrendatario consigue el resultado de tener el goce temporal de
una cosa ajena. Con esto no se consigue gran cosa, puesto que,
también aquí, la causa no dice nada que no esté implícito en el con-
cepto que de cada negocio en concreto ofrece el ordenamiento jurí-
dico; la causa es aquí una descripción parcial del contenido del ne-
gocio; descripción que da su noción meramente conceptual.
En su juicio crítico, Messineo enseña que tanto del primero co-
mo del segundo significado de la causa que hemos expuesto (cau-
sa-función y causa-resultado), escapa toda aclaración de "por qué"
el sujeto emite la declaración de voluntad.
Por eso sostiene que en lugar de hacerlo por concepto de fun-
ción o de resultado, la causa del negocio debe definirse partiendo
del concepto de fin o finalidad. Mientras el negocio es considerado
como un punto medio pero sin referencia al sujeto para cuya utilidad
se ha dispuesto y que lo emplea, no se puede apreciar adecuadamen-
te la causa. Indica que quien no se detenga en éstos, sino que con-
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO , --'^37

sidere que el negocio no entre en su momento dinámico, a menos


que sea puesto en movimiento por un sujeto y que el sujeto se vale
de él para conseguir el efecto propio del negocio, viene a poner de
relieve la que es verdaderamente la causa, esto es, identifica causa
del negocio con la finalidad del mismo, estableciéndose la ecuación
causa = finalidad.
Nos aclara Messineo que, en su opinión, la finalidad es típica
y constante, que el objeto del negocio (típico, agregamos) es inmu-
table y no está ligado a representación (exacta o equivocada) que
determinado sujeto haga del mismo. Puede ocurrir que el negocio
sea empleado por el sujeto en la convicción errónea de que le per-
mita conseguir un determinado efecto; y sin embargo, el negocio
produce solamente el efecto del que es constitucionalmente capaz,
no otro; esto es, precisamente, porque, para este autor, la causa, es
decir, su finalidad, es un elemento objetivo. Allí basa su distinción
con quienes, si bien coinciden en la existencia del elemento ideo-
lógico, lo buscan en plano subjetivo, o en posición ecléctica buscan
la armonía.
Afirma Messineo que la causa es impersonal; el motivo es per-
sonal y eminentemente subjetivo. Por consiguiente, hacer de la
causa la finalidad del negocio (contrato) no significa, en modo al-
guno, confundirla con el motivo129.
Tampoco se debe confundir la causa del contrato con la causa
de las obligaciones que nacen de él. Por causa del contrato ha de
entenderse la finalidad económico-social que éste, considerado ob-
jetivamente, cumple y que es reconocida por el ordenamiento jurí-
dico. Esa finalidad económico-social es el elemento propio de cada
tipo de contrato y sirve para caracterizarlo frente a los demás. Así,
para dar un ejemplo, en la compraventa la finalidad económico-so-
cial (causa) del contrato consiste en producir un intercambio de res
por pretium.
Se sigue de lo dicho que el contrato no puede dejar de tener
una causa. Si las partes adoptan un tipo contractual dado para
realizar una función económico-social distinta de la que constituye
su causa (v.gr., utilizar la fórmula de una compraventa, establecien-
do un precio irrisorio, para efectuar una donación), nos encontraría-

' 2 9 Messineo, Manual, p. 371, § 38, n° 3 y p. 372.


138 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

mos frente a un supuesto de negocio jurídico nulo, o simulado o


indirecto, según las particularidades de cada caso.
Como se advierte, los conceptos de causa y de tipo se hallan
íntimamente vinculados entre sí. Doctrinariamente, sin embargo,
el problema de la causa fue planteado mucho antes que el del tipo
y en forma independiente. Sólo con la elaboración de las concep-
ciones objetivas de la causa se produjo la conexión entre ambas
nociones.
En tanto que la doctrina francesa, con diferentes matices e in-
certidumbres, ha seguido insistiendo en el concepto de causa como
causa de la obligación, la doctrina italiana, bajo la influencia de al-
gunas ideas germánicas, ha construido la noción de causa del con-
trato, y más genéricamente aún, como causa del negocio jurídico
entendida como la razón económico-jurídica o como el propósito
práctico perseguido por los agentes. De esta posición ideológica
ha seguido como consecuencia la casi identificación del problema
de la causa con el tipo.
Sobre esta base, puede decirse que en tanto el tipo se refiere a
la estructura del negocio, la causa contempla el interés perseguido
por las partes. El sujeto es libre de elegir, entre varios, el tipo de
negocio más adecuado para la satisfacción de sus intereses, pero no
puede perseguir el logro de finalidades ilícitas o contrarias a las bue-
nas costumbres130.
La causa del contrato es objetiva y, por lo tanto, independiente
de la voluntad de los contratantes. Asimismo es distinta de los mo-
tivos individuales que indujeron a cada uno de ellos a celebrar el
negocio. Por motivos han de entenderse los elementos psíquicos
personales que en cada caso concreto determinan la voluntad de las
partes al concertar el acuerdo131. Estos motivos, en principio, ca-
recen de relevancia jurídica.
Si bien la doctrina actual tiende a eliminar la distinción entre
causa de la obligación y causa del contrato, dando prevalencia fun-
cional decisiva a esta última132, las disposiciones contenidas en los

130 Parcialmente concorde, Ferri, Causa e tipo, p. 123.


131
Cariota Ferrara, El negocio jurídico, p. 506, n° 125.
132
Conf. Betti, Teoría, p. 118, n° 20; Cariota Ferrara, El negocio jurídico, p.
491, n° 120.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 139

arts. 500 a 502 de nuestro Código Civil y su ubicación dentro del


Título I, Sección I, del Libro II, referente a la naturaleza y al origen
de las obligaciones, imponen la necesidad de mantener en el derecho
argentino dicha distinción.

§ 57. CAUSA Y CONTRATO ATÍPICO. - El problema adquiere es-


pecial relevancia en los contratos innominados o atípicos, como los
de participación no regulados, en los que el juez deberá verificar si
están dirigidos a realizar intereses merecedores de tutela según el
ordenamiento jurídico 1 ".
Por eso resulta aceptable la caracterización expuesta por el gran
maestro italiano Messineo en su Doctrina general del contrato: "La
causa del contrato obra necesariamente antes de que el contrato se
forme, o a lo sumo mientras el contrato se forma; la causa de la
obligación obra después que el contrato se haya formado (y formado
regularmente porque tienen su causa) y cuando la obligación debe
cumplirse"134.
Por identidad de fundamentos son aplicables a la causa del con-
trato las disposiciones relativas a la falta de expresión de causa, a
la falsa causa y a la causa ilícita establecidas por el Código Civil
en materia de obligaciones (arts. 500 a 502). Consecuentemente,
habrá que remitirse, en todos estos problemas, a la doctrina del de-
recho civil.

§ 58. CAUSA EN LA SOCIEDAD. - P e r o lo expuesto anteriormente


no es suficiente, por cuanto coincidiría con la causa de otros nego-
cios en participación.
De manera que con Colombres135 podríamos afirmar que la ca-
racterística específica del negocio societario, que lo distingue neta-
mente de los demás esquemas jurídicos, es la participación en las
ganancias y pérdidas. Esta nota constituye la causa de la sociedad,
o sea "la función práctico-social del negocio reconocida por el de-
recho". La participación en las ganancias y las pérdidas es la fun-

133
Galgano, El negocio jurídico, p. 108; ver art. 1322, ap. 2°, del Cód. Civil
italiano.
134
Messineo, Doctrina, t. I, p. 117.
135
Colombres, Curso. Parte general, p. 56.
140 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

ción objetiva que el "negocio jurídico sociedad" tiene, y que el dere-


cho como tal estatuye y reconoce. El desvío de la causa determina
la sanción de nulidad del art. 13, inc. 1, de la LSC y el art. 1652
del Cód. Civil (art. 283, Cód. de Comercio, derogado por la ley
19.550).
Ahora bien, participación en las ganancias y en las pérdidas
significa:
a) El derecho al goce exclusivo de una parte de las ganancias
comunes.
b) La obligación de soportar una deuda contraída en común,
limitada o no limitada al aporte.
Esta nota doble distingue así la sociedad de la asociación, sin
necesidad de recurrir a los múltiples criterios construidos por la doc-
trina para fijar una diferencia.
La caracterización de la sociedad como contrato de colabora-
ción asociativo resulta también válida para explicar la naturaleza
jurídica de la asociación136. Esta aclaración resulta de primordial
importancia para fijar la causa del negocio societario y en conse-
cuencia para precisar en forma rigurosa la distinción entre sociedad
y asociación.
Siguiendo el criterio de que causa es la finalidad económico-
social que las partes persiguen al generar la relación societaria, la
misma sería el ejercicio en común de una o varias actividades eco-
nómicas con el alcance previsto en el art. 1648 del Cód. Civil o en
el art. Io de la LSC.
Algunos autores -entre ellos Broseta Pont y Spota 137 - sostienen
que esa causa se corresponde a un fin lucrativo, pero pensamos que
ello es mediato, siendo la causa inmediata el cumplimiento del obje-
to social por el ente generado.
En el caso típico esas utilidades no se lograrán individualmen-
te, sino a través de una actuación preordenada de un ente. Y esa
preordenación es a través del objeto del ente.

136
Conf. Colombres, Curso. Parte general, p. 57.
137
Broseta Pont, Manual, p. 181; Spota, Instituciones. Contratos, vot. I, p.
126, n° 101.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 141

La noción de causa de los contratos es simple en los contratos


típicos, pero es más compleja la causa mixta, o sea, la causa de los
negocios vinculados y más aún de los negocios innominados y en
los contratos mixtos.
Normalmente la causa se identifica con la función económico-
social del acto de autonomía privada en la síntesis de sus elementos
esenciales. Dentro de ese esquema algún autor ha sostenido que
así como el legislador ha querido dar una estructura a la sociedad
definiéndola contrato, esto consiste en un esquema según el cual
ocurre una actividad común para la consecución de un beneficio a
subdividirse. Si al presupuesto del contrato se lo sustituye en acto
unilateral no se estará más ante una sociedad, sino ante un tipo di-
verso, ajeno al común societario, como una técnica para el ejercicio
de la empresa, sin que sea prohibida otra técnica, pero la empresa
en ese caso no será empresa social138.
Dentro de nuestra concepción no tenemos duda de que ésa es
la causa del contrato para constituir sociedad, pero "sociedad" ¿siem-
pre deviene de un contrato? Esta pregunta sigue vigente, por lo me-
nos dentro del derecho argentino, donde diversas leyes autorizan la
constitución de ciertas sociedades por acto unilateral, y en general
cualquier tipo social a través del acto colectivo colegial societario
de escisión.
Modernamente la inclinación es en torno a sostener que la cau-
sa del contrato es el resultado práctico que los contratantes se pro-
ponen lograr mediante su celebración (para la teoría objetiva, en los
contratos típicos -como es el de sociedad- la causa es siempre la
misma para todos los sujetos). Difiere la causa del motivo, pues
éste es el elemento subjetivo que impulsa al sujeto a contratar y que
por supuesto varía al infinito.
Partiendo de esta base Brunetti139 expresa que la causa en el con-
trato de sociedad está contenida, por lo tanto, en el ejercicio en común
de una actividad lícita para participar en los beneficios con el con-
siguiente riesgo en caso de pérdidas, en la comunión de fin calificada.

138
Conf. Ragusa Maggiore, La scomparse degli idolafori: la causa del con-
uatto, "II diritto fallimentare e delle societá commerciali", año LXX, n° 3, p. 553.
139 Brunetti, Tratado, t. I, p. 142, n° 39.
142 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

No obstante ello el tema es cuestionable, pues el fin lucrativo


aparece abandonado en la moderna legislación, por lo que parecería
que la causa indicada se refiere a una etapa histórico-legislativa su-
perada140. Aunque este punto puede corresponderse a la diferencia
entre asociación y sociedad.
Nos referimos al objeto social como la actividad o actividades
para cuya realización la sociedad se constituye, ío que permite dis-
tinguirlo del fin social o fin de los socios, que puede ser la obtención
del lucro. Pero al hablar del objeto social surge inescindible lo "so-
cial" como perteneciente a un sujeto distinto al de las personas in-
dividuales o jurídicas que conciben la "sociedad". Como fin inme-
diato de las partes aparece entonces un fin estructural: concebir un
nuevo sujeto de derecho para el cumplimiento de la finalidad común
a nombre común: el objeto social.
De la comparación entre las normas de la sociedad comercial
y la civil, el indicado lucio no es más que un rasgo de caracteriza-
ción del tipo legal de la sociedad civil141. La causa ya no puede
identificarse en el criterio material del ánimo de lucro, sino en el
criterio formal del fin común. La causa es similar que en ciertos
negocios instrumentales, una causa plural y fungible, apta para en-
cuadrar los más distintos fines (lucrativos, consorciales, mutualistas,
asociativos, ideales, etc.), con independencia de que se persigan por
motivos egoístas o altruistas, que se funde ,en el elemento esencial
de la causa: la comunidad de fin, comunidad que endereza cualquier
fenómeno societario.
Esta apreciación es congruente, incluso, con las posiciones doc-
trinarias españolas e italianas142; la causa reside propiamente en el
ejercicio en común de una actividad económica143, pero esa tesis su-
cumbió rápidamente por cuanto la actividad en común, abstraída del
fin que las partes persiguen con ella, no satisface ningún interés de

140
Conf. Paz Ares, Animo de lucro, en "Derecho Mercantil de la Comunidad
Económica Europea. Estudios en homenaje a José Girón Tena", p. 729.
141
Paz Ares, Animo de lucro, en "Derecho Mercantil de la Comunidad Eco-
nómica Europea. Estudios en homenaje a José Girón Tena", p. 729.
142
En torno al art. 2347 del Cód. Civil italiano: "Con il contralto di societá
due o piü persone conferiscono beni o servizi per l'esercizio in comune di un 'attivitá
económica alio socopo di dividirne gli Mili".
i43 Verrucoli, La societá cooperativa, p. 140 y 141.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 143

los contratantes y, por tanto, no puede integrar por sí sola una causa
contractual144. La actividad en común, que no siempre es requisito
de la existencia de sociedad145, pues se corresponde también a con-
tratos de participación, debiendo existir otras causas específicas,
además de establecerse en "interés de todos los socios", aunque esa
comunidad de intereses justifica la atribución patrimonial. Ese
fin común instrumental resulta del interés común con sentido instru-
mental de generar un ente personificado para la actividad en común
y a nombre colectivo, mas no abstracta sino con un objeto preciso y
determinado: el objeto social.
El objeto social, como elemento causal, delimita (imputa) así
los actos y negocios que puede realizar la sociedad, las facultades
de sus administradores, el criterio para juzgar sus actos en orden a
la inversión de su patrimonio.
Las múltiples "finalidades" de los socios se objetivan así en dos
datos causales fínalísticos, uno estructural, organizarse en un ente
personificado, y otro funcional, el objeto que ciñe la actividad a de-
sarrollar en común a través del ente constituido, que permitirá ob-
tener la causa mediata y posible participación en las utilidades, bajo
el riesgo de soportar las pérdidas. Ninguna de las dos causas (la
inmediata y la mediata) pueden ser desconocidas. Ni la pretensión
de la utilidad puede hacer sucumbir la causa de cumplimiento del
objeto social, ni el perfeccionamiento del cumplimiento del objeto
social puede impedir el goce de utilidades existentes.
En los contratos de colaboración su función es la de coopera-
ción para alcanzar el fin que ha determinado el advenimiento del
contrato; ese fin puede ser una gestión a realizar, un resultado a ob-
tener, una utilidad a conseguir y partir (v.gr., mandato, franchising).
Fin que no necesariamente es común. El género se corresponde a
los que cooperan para alcanzar un fin que ha determinado el adve-
nimiento del contrato. Ese fin aparece como causa objetiva: el con-
trato en sí mismo, pero por finalidad común no basta la elección del
contrato en sí mismo (la finalidad objetiva, sociedad, responsabi-

144
Oppo, L'essenza della societá cooperativa e gli studi recenti, "Rivista di
Diritto Civile", 1959, p. 385.
145
Paz Ares, Ánimo de lucro, en "Derecho Mercantil de la Comunidad Eco-
nómica Europea. Estudios en homenaje a José Girón Tena", p. 752.
144 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

lidad limitada, personalidad), sino que con ese contrato satisfagan


las partes una finalidad funcional común.
Un punto esencial es la finalidad común. "Objeto común" es
la satisfacción del interés por cada uno tenido que se objetiviza en
el "medio común" usado, que en el caso organiza las relaciones, les
da unidad en el medio jurídico, pudiendo permitir alcanzar el naci-
miento de un sujeto de derecho, o no. Regula por tanto no sólo las
relaciones internas de organización, sino las transferencias patrimo-
niales para generar un fondo de funcionamiento, un patrimonio en
mano común o con más intensidad un patrimonio de un nuevo sujeto
que actúa individualizadamente en eí mundo jurídico. No es en
realidad el fin común el contrato de sociedad, sino el medio común
o causa genérica para alcanzar los intereses individuales, no con-
trapuestos sino paralelos y que permiten organizarse por medio del
contrato de sociedad como medio; esa relación objeto-medio, no es
sino la causa específica del contrato, por corresponder a su función
económico-social determinada por el legislador como medio técnico.
Poniéndose desde el punto de vista del objeto-medio, la teoría
se precisa y se rectifica: no existe una genérica comunión del resul-
tado total, como se presenta en todos los contratos, sino que los con-
trayentes quieren -persiguiendo fines distintos-, con el objeto de
asumir esos fines ulteriores (arg. art. 1420, Cód. Civil italiano), asu-
mir todos una idéntica figura jurídica -medio objetivo o causa ge-
nérica- para la organización de su empresa común -comunidad sub-
jetiva de fines o causa específica-.
La causa en el contrato de sociedad, desde el punto de vista
objetivo, es la constitución, por los exteriorizantes de la voluntad
negocial, de una nueva persona jurídica a través de cuya actuación
se obtengan utilidades, soportando el riesgo o pérdidas, por lo que
el objeto de ese contrato son las prestaciones que, escindiéndose del
patrimonio del socio, constituyen el patrimonio del nuevo sujeto de
derecho, a través de una causa subjetiva exteriorizada, cual es el
cumplimiento del objeto social, como dato del negocio constitutivo146.

146
Con un sentido diverso, Girón Tena señala como causa el fin económico-
social del contrato; en la sociedad sería causa el fin de la entidad. Luego hace
alusión a la doctrina italiana donde se distinguen cuatro causas: lucrativa, mutualista
o cooperativa, consorcial y asociacional o sin significación económica (Derecho de
sociedades, t. I, p. 38).
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 145
La finalidad común es tanto el medio como también la utilización
del medio.
Continuando con la definición del contrato plurilateral, Girón
Tena señala: "En este sentido, importa acentuar que las aportaciones
italianas han puesto de manifiesto que con estos contratos los inte-
reses de los intervinientes se satisfacen no por prestaciones directas
a cada uno de los demás, sino por la actividad de ejecución del fin
común. De esta manera, destacan la necesidad de una organización
para esta actividad y de una colaboración entre los socios"147. Se
pone así de manifiesto que la terminología -contratos plurilaterales,
de colaboración, de comunidad de fin, asociativos- puede resultar
indiferente. Todo ello, en su final, llevan, por camino distinto, a
una aproximación y complementariedad entre las aportaciones ita-
liana y germánica. En términos que resumen acertadamente la con-
fluencia de esfuerzo y el estado de la cuestión, se dice que, frente
a los contratos de cambio, en los asociativos, no es la naturaleza de
la prestación lo que les caracteriza, sino la actividad de colaboración
que se produce en relación con un objeto -género de actividad-, con
un fin -lucrativo o no- y para lo cual el legislador articula ciertas
organizaciones que son los tipos societarios. "Objeto, fin y orga-
nización son justamente los elementos que asumen relieve causal en
el ámbito de las relaciones asociativas y que sirven para caracterizar
las relaciones asociativas concretas"148.
Podría aceptarse que el fin lucrativo -o sea, la obtención de las
utilidades- fuera la causa mediata de la constitución del nuevo ente,
actuando como causa inmediata el objeto social.

4) FORMA

§ 59. REMISIÓN. - A pesar de que el tema en cuestión consti-


tuye uno de los elementos comunes, al establecer el art. 4o de la
LSC la forma que debe observarse en la constitución societaria, es-
tableciendo un régimen general para todas las sociedades comercia-
les, remitimos al desarrollo de dicha temática realizado en el § 81.

147
Girón Tena, Derecho de sociedades, t. I, p. 134.
148
Girón Tena, Derecho de sociedades, t. I, p. 134.

10. Richard- Muiño. Derecho societario.


146 CONSTITUCIÓN. GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

5) INVALIDEZ VINCULAR

§ 60. CONSIDERACIONES GENERALES. - Al abordar este tema es


importante señalar que la nulidad se refiere a un vicio de invalidez
de carácter sustancial que afecta total o parcialmente la estructura
del acto en su constitución, distinguiéndose así, por ejemplo, de la
ineficacia que priva de los efectos a un acto jurídicamente válido
por un hecho posterior motivado en factores externos, extraños a la
voluntad de las partes.

§ 61. CARACTERIZACIÓN DE LOS EFECTOS. - Asimismo, el vicio


de invalidez (nulidad) no afecta la relación asociativa en los aspec-
tos personales o de la existencia misma del vínculo, sino en relación
a la clase de vínculo (atipicidad). Al referirnos a este tema, hemos
distinguido entre los efectos de la personalidad y los efectos del
tipo, y en función de ello podemos establecer que la nulidad no afec-
ta la relación asociativa exteriorizada -que si existió no puede ser
borrada- sino que altera los efectos que genera la atribución del
tipo, agregando que esos efectos tipológicos son ex tune con motivo
de la nulidad absoluta, sin perjuicio de constituirse como causal de
disolución (ex nunc) de la relación asociativa.

§ 62. DISTINCIONES CLÁSICAS. - Por otra parte, es necesario re-


cordar que el Código Civil distingue entre: a) actos de nulidad ab-
soluta y relativa según sea el interés tutelado por la norma violada
(arts. 1047 y 1048, Cód. Civil), y b) actos nulos y anulables, según
el vicio sea manifiesto o no (arts. 1044 y 1045, Cód. Civil).
En los actos nulos, la nulidad es manifiesta y existe de pleno
derecho desde el instante mismo de la celebración del acto, aunque
su nulidad no haya sido juzgada. Los actos anulables, en cambio,
en principio tienen la apariencia de un acto perfecto, se reputan vá-
lidos mientras no sean anulados y sólo se tendrán por nulos desde
el día de la sentencia que los anulase (art. 1046, Cód. Civil). La
declaración de nulidad tiene efecto retroactivo ya que ésta es cons-
titutiva y no declarativa.
En el derecho societario, la nulidad no tiene efecto retroactivo.
La distinción entre nulidad y anulabilidad en los contratos plurila-
terales, se puede presentar en cuanto a la adhesión de las partes fren-
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 147

te a las demás, pero no en cuanto a la validez del contrato en su


conjunto. En efecto, en cuanto a los vicios del contrato en su con-
junto, se recurre a criterios distintos de los del derecho común. Se
distingue, por ejemplo, entre vicios de constitución y de formaliza-
ción y publicidad, y dentro de los primeros, entre aquellos que se
refieren a la propia formación del contrato y los que aluden a los
requisitos necesarios para la vida de la organización. Dentro de es-
tos últimos, los que afectan totalmente el contrato, y los que lo afec-
tan sólo parcialmente. En síntesis, establece: a) que los vicios que
afectan disposiciones imperativas de la ley son siempre vicios de
nulidad, y b) la alternativa de nulidad y anulabilidad del derecho
común se sustituye por la de subsanación o no subsanación del vi-
cio, otorgándose a la posibilidad de subsanar un negocio viciado de
nulidad una máxima extensión (por aplicación del principio de con-
servación de la empresa), a tal punto que sólo por excepción los
vicios de nulidad son insanables149.
A continuación sólo analizaremos la nulidad en razón del
vínculo.

§ 63. NULIDAD EN RAZÓN DEL VÍNCULO. - El art. 16 de la LSC


establece como principio general que la nulidad o anulación que
afecte el vínculo "no producirá la nulidad, anulación o resolución
del contrato".
La excepción a este principio la constituyen los tres supuestos
siguientes:
a) Que la participación del socio sea esencial.
b) Que siendo la sociedad de dos socios, el vicio de la voluntad
hace anulable el contrato.
c) Si tuviere más de dos socios, el vicio de la voluntad afecte
a los que pertenezca la mayoría del capital.
Queda en claro que el régimen del art. 16 de la LSC se refiere
al contrato constitutivo de sociedad, pues otras vicisitudes en tor-
no al vínculo con posterioridad tienen otro régimen. Así se explica
la aparente contradicción de esta norma con la de los arts. 93 y 94,
inc. 8, de la LSC, que aceptan la continuación de la sociedad de un
solo socio.

149
Zaldívar y otros, Cuadernos de derecho societario, vol. I, p. 111.
148 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

E) ELEMENTOS ESPECIALES (PROPIOS)

§ 64. APORTACIÓN. - Al estimar que el objeto del contrato de


sociedad consiste en las obligaciones de los socios, surge nítido que
la obligación fundamental de éstos es la de efectuar la aportación al
fondo común.
En este sentido se ha dicho que es de la esencia de todo contrato
de sociedad que cada uno de los contratantes contribuya a la forma-
ción del fondo común, dándose a esa contribución el nombre técnico
de aporte150.
Por aportación, pues, se entiende aquello con que cada socio
contribuye a la formación del fondo social (patrimonio social) de
la nueva persona jurídica. Dicha aportación puede consistir en
cualquier clase de obligaciones (de dar o hacer): dinero, bienes mue-
bles e inmuebles, bienes incorporales (v.gr., patentes), créditos, et-
cétera.
Al celebrar el contrato de sociedad, los socios se comprometen
a realizar aportes para aplicarlos (en común y actuando a nombre
colectivo) a la producción de bienes o servicios, lo que comporta la
idea de colaboración para la consecución del fin que se proponen
alcanzar.
El propio art. Io de la LSC establece como requisito esencial
que cada socio se obligue a realizar su aporte para aplicarlo a la
producción o intercambio de bienes o servicios. Sin aportes no hay
patrimonio, atributo de la persona jurídica sociedad. Eí negocio
constitutivo importa una decisión de escindir el o los patrimonios
de los constituyentes a través de los aportes. En idéntico sentido,
el Código Civil en su art. 1650 nos dice: "£s nulo el contrato de
sociedad, cuando alguno de los contratantes no aportase a la so-
ciedad obligaciones de dar u obligaciones de hacer".
Es decir que sin la formulación de aporte no hay socio como
tal, tanto así que el art. 37 de la LSC dispone: "El socio que no
cumpla con el aporte en las condiciones convenidas incurre en mora
por el mero vencimiento del plazo, y debe resarcir los daños e in-

150 Planiol - Ripert, Traite pratique de droit civil fraileáis, t. XI, p. 1007.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 149
tereses. Si no tuviere plazo fijado, el aporte es exigible desde la
inscripción de la sociedad. La sociedad podrá excluirlo sin perjui-
cio de la reclamación judicial del afectado o exigirle el cumplimien-
to del aporte. En las sociedades por acciones se aplicará el art.
193".
El aporte constituye una obligación y al mismo tiempo un de-
recho para el socio, pues en la medida de su aporte se determinan
sus derechos como tal. Pero al mismo tiempo, como forma de ase-
gurar el patrimonio social, la ley exige que los aportes que no sean
dinerarios se integren a la sociedad en el acto constitutivo (arg. art.
38 y concs., LSC).
Resulta obvio destacar que la constitución de un fondo común
es considerada unánimemente por la doctrina como un elemento es-
pecífico del negocio social.
El aporte efectuado por cada socio es en favor de la sociedad
y no de sus consocios individualmente, de ahí que la sociedad sea
la acreedora de las prestaciones comprometidas y tenga la posibili-
dad de excluir al socio moroso (art. 37, LSC).
El conjunto de las aportaciones que integran el fondo común
de la sociedad constituye el medio necesario de posibilitar el desen-
volvimiento de la sociedad en el tiempo, y el valor del conjunto de
aportes constituirá el capital social, el que inicialmente podrá coin-
cidir con el patrimonio social.

§ 65. PARTICIPACIÓN EN LOS BENEFICIOS Y EN LAS PÉRDIDAS. - El


art. Io de la LSC no determina que la sociedad deba tener por fin
obtener un lucro o una utilidad apreciable en dinero y, en este sen-
tido, se reemplazan con ventaja las expresiones empleadas por el
art. 282 del Cód. de Comercio y el art. 1648 del Cód. Civil, porque
los beneficios no necesariamente deben ser un lucro o una ganancia
a repartir; pueden ser el resultado de una investigación, o la oficina
central para la contratación en un interés común de los socios, o
para centralizar determinada especie de negociación o contratación,
etcétera151.
De esta manera el concepto de utilidad que la ley asimila al de
beneficio (ver arts. 1° y 11, inc. 7, LSC), tiene un significado y al-

151
Zaldívar y otros, Cuadernos de derecho societario, vol. I, p. 77.
150 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

canee mucho más amplios que el de "lucro" utilizado por el art. 282
del Cód. de Comercio, y comprende toda ventaja patrimonial de ori-
gen social que aumenta la fortuna particular de los socios o les dis-
minuye las cargas.
A la par de la participación en las utilidades, debe analizarse
la soportación de las pérdidas, aspecto también esencial.
Esta soportación eventual de las pérdidas se da en todos los
tipos de sociedad, en la medida que resulte del tipo concretamente
elegido, pues si llegara a establecerse que algún socio no soportará
las pérdidas que pudieran derivarse de la gestión social, se presen-
tará la siguiente alternativa: no se estará ante un negocio de sociedad
sino frente a algún otro negocio jurídico de naturaleza distinta, o la
cláusula que exonere al socio de tal soportación será nula (por apli-
cación de las previsiones del art. 13 y cones., LSC).
Ahora bien, participación en los beneficios y soportación de las
pérdidas, ambos dan idea cabal de la participación en el alea de la
empresa común, como rasgo esencial para la existencia de sociedad.
El art. 13, modificatorio del art. 1654 del Cód. Civil, hace una apli-
cación de esta noción fundamental152. Esa soportación en las pér-
didas puede traducirse en la pérdida del aporte, aunque no medie
otra responsabilidad.
La expresión "participando en los beneficios" traduce con ma-
yor exactitud el fin perseguido, ya que la noción de "utilidad apre-
ciable en dinero" (art. 1648, Cód. Civil) o la de "ánimo de partir el
lucro" (art. 282, Cód. de Comercio), son demasiado estrechas, por-
que llevaría a excluir a la sociedad cooperativa, a una sociedad para
reducir costos o evitar pérdidas, o concretada para estudios, que ne-
cesariamente se traducen en pérdida, etcétera.
En el campo civil, en la propia definición del art. 1648, como
hemos visto fue considerado expresamente este elemento, al expre-
sar la norma que los socios dividirán entre si la utilidad que obten-
gan, concordantemente con lo expresado en el art. 1652: "Sera nula
la sociedad que diese a uno de los socios todos los beneficios, o que
le libertase de toda contribución en las pérdidas, o de prestación
de capital, o que alguno de los socios no participe de los benefi-
cios".

52
Halperin. Curso de derecho comercial, vol. I, p. 256 y siguientes.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 151

Salvado el principio de la participación y su efectiva realidad,


la ley es amplia en lo referente a permitir que la distribución se haga
de acuerdo a bases convencionalmente adoptadas153.
No es necesario, aclara Videla Escalada, que las utilidades se
distribuyan o se participe en las pérdidas en proporción a los aportes
de cada socio, ni siquiera que sea igual a la proporción en caso de
haber ganancias y en el de existir pérdidas154.
La posición es ponderable, ya que revela una inteligente elas-
ticidad para legislar el problema de las proporciones en las partici-
paciones en los resultados de la empresa, que permite a los socios
tomar en cuenta factores que no se reflejan exactamente en el as-
pecto matemático de las relaciones de valores pecuniarios.
Sin embargo, las desproporciones no podrían ser tales que des-
virtuaran los principios básicos de la sociedad y la transformaran en
una convención a título oneroso aparente que, en la realidad, estaría
encubriendo una liberalidad o una remuneración a un invisible apor-
te de influencia155.

§ 66. "AFFECTIO SOCIETATIS". - Uno de los elementos caracte-


rizantes de una relación societaria es la actividad en común y a nom-
bre colectivo, conforme cuyo concepto debe indicarse que todos los
socios contribuyan a la obtención del fin social, sin ser clara la doc-
trina sobre el contenido de esa colaboración156.
En general se intenta señalar que la comunidad de actividad se
proyecta en planos dogmáticos diversos, conectados todos ellos al
momento de la constitución del sujeto de derecho, vinculado histó-
ricamente al momento de la codificación en el sentido de que el

153
La participación en las utilidades se vincula muy estrechamente con el
tema de la participación, ya que, en rigor, los resultados deberían definirse al tér-
mino del contrato y las distribuciones periódicas que se llevan a cabo significan
anticipar las operaciones, por razones de conveniencia indudable. Así lo dice, ex-
presamente, el art. 721 del Cód. Alemán, que dispone que en las sociedades de larga
duración la repartición se ha de hacer cada año (conf. Arthuys, Traite des sociétés
commerciales, t. I, n° 74).
154
Videla Escalada, Las sociedades civiles, p. 78.
155
Pont, Traite des sociétés civiles et commerciales, n° 438 y siguientes.
156
Es la cuestión sobre si la comunidad de fin propia del contrato de sociedad
implica o no un deber genérico de colaboración. Cfr. Costi, Societá in genérale,
p. 25.
152 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

elemento distintivo del contrato de sociedad es la existencia entre


los partícipes de una affectio societatis, entendida como intención
de trabajar todos juntos y en un plano de igualdad en el éxito de la
empresa común. Destaca la doctrina francesa el carácter esencial
de ese elemento y que su ausencia en la totalidad o parte de los
socios impide el nacimiento de la sociedad, y si sobreviniese con
posterioridad a su constitución da lugar a la nulidad de la misma157.
Como reacción no explicitada a esta doctrina se alza el criterio
de la limitación de las nulidades en materia societaria, incluidas en
las directivas de la Comunidad Económica Europea (hoy Unión Eu-
ropea). Es que esa teoría se corresponde a la que los autores ale-
manes han acotado por medio de la categoría conceptual del fin
común, abordando la cuestión desde un plano prevalentemente obje-
tivo al tomar en consideración la relación entre las prestaciones, lo
que ha dado lugar a la relativización de aquella nulidad a través de
las nulidades de cláusulas en la LSC y Código Civil. La affectio
societatis aparece conectada a consideraciones de orden psicológico
o intencional, o sea subjetivas158.
Esta concepción francesa ha pesado de manera relevante sobre
la dogmática en los países latinos; así la doctrina y jurisprudencia
españolas constituyen un excelente ejemplo de ello. En la noción
de colaboración, característica de toda figura asociativa como géne-
ro, se ha introducido este requisito haciendo de él la nota específica
caracterizadora del contrato de sociedad frente a fenómenos asocia-
tivos afines como las comunidades de intereses y las cuentas en par-
ticipación, sin que hasta la fecha se pueda determinar un abandono
de la noción de affectio societatis159.
Nuestra jurisprudencia, dudando en su aplicación, se limita a
reconocerla en la constitución de la sociedad, relativizando la doc-
trina francesa señalada. "La affectio societatis sólo resulta necesa-
rio, de admitirse, en el momento de la constitución societaria, pero
no necesariamente debe acompañarse ni subsistir en la vida de ésta.
Lo que une a los socios y constituye el elemento esencial de la so-

157
Fernández de la Gándara, La atipicidad, p. 317.
158
Hammel, L'ajfectio societatis, en Hammel - Lagarde, "Traite de droit com-
mercial", p. 761 y siguientes.
159
Girón Tena, Derecho de sociedades, t. I, p. 43 y 44.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 153
ciedad es el fin común. Si éste existe y si además se encuentran
reunidos los demás requisitos legales de la sociedad, ésta existirá,
haya o no entre los socios, confianza, simpatía, amistad, animadver-
sión, desconfianza u odio. Por ello los autores modernos prescin-
den hoy de mencionar a la affectio societatis como elemento del
contrato de sociedad"160.
La diferencia entre los negocios de participación y la sociedad
se genera no por la affectio societatis o la finalidad común, sino por
la calificada acción negocial unitaria en interés de una pluralidad de
sujetos, donde existe pérdida de autonomía del socio individual en
el ámbito de los asuntos de carácter común, calificándose así la "ac-
tividad común" como resultado de aquélla.
En un caso, la primera instancia consideró causal de disolución
la pérdida de la affectio societatis y la consecuente imposibilidad de
cumplir con el objeto social, solución que no fue compartida en la
segunda instancia por entender que la mentada pérdida de la affectio
societatis no revestía entidad suficiente para fundar la disolución161.
Frente a considerar la sociedad típica, la importancia de la con-
cepción de la affectio societatis sólo tendrá relevancia para constatar
la calificación de sociedad de hecho a una relación determinada.

§ 67. INVALIDEZ DE CLÁUSULAS. - Nuestro Código Civil, en re-


lación a la sociedad civil, dispone diversas normas en torno a la nu-
lidad del contrato de sociedad y de ciertas cláusulas. Así el art.
1650 expresa: "Es nulo el contrato de sociedad, cuando alguno de
los contratantes no aportase a la sociedad obligaciones de dar u
obligaciones de hacer, y sólo concurra con su crédito o influencia,
aunque se obligue a contribuir a las pérdidas, si las hubiere".
Por su parte, el art. 1651 prescribe: "Es nula la sociedad de
todos los bienes presentes y futuros de los socios, o de todas las
ganancias que obtengan; pero podrá hacerse sociedad de todos los
bienes presentes designándolos; y también de las ganancias, cuando
ellas sean de ciertos y determinados negocios".

160 JuzgCom n° 7 MdelPlata, 18/4/85, "López, Florencio c/Delgado y otros


s/incidente de escrituración", inédito.
161 CNCom, Sala E, 27/12/91, "Pagliai, Aníbal c/Fernández Lacour, César y
otro", "Doctrina Societaria y Concursal Errepar", t. IV, p. 970.
154 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

A su turno, el art. 1652 dispone: "Será nula la sociedad que


diese a uno de los socios todos los beneficios, o que le libertase de
toda contribución en las pérdidas, o de prestación de capital, o que
alguno de los socios no participe de los beneficios".
El art. 1653 dice: "Serán nulas las estipulaciones siguientes:
Ia) Que ninguno de los socios pueda renunciar a la sociedad
o ser excluido de ella, aunque haya causa justa.
2a) Que cualquiera de los socios pueda retirar lo que tuviese
en la sociedad, cuando quisiera.
3a) Que al socio o socios capitalistas se les ha de restituir sus
partes con un premio designado, o con sus frutos, o con una canti-
dad adicional, haya o no ganancias.
4a) Asegurar al socio capitalista, su capital o las ganancias
eventuales.
5a) Estipular en favor del socio industrial una retribución fija
por su trabajo, haya o no ganancias.
A su vez, el art. 1654 dispone: "Son válidas las estipulaciones
siguientes:
Ia) Que ninguno de los socios perciba menos que los otros,
aunque su prestación en la sociedad sea igual o mayor.
2a) Que cualquiera de los socios tenga derecho alternativo, o
a una cantidad anual determinada, o a una cuota de las ganancias
eventuales.
3a) Que por fallecimiento de cualquiera de los socios, sus he-
rederos sólo tengan derecho a percibir como cuota de sus ganancias
una cantidad determinada, o que el socio o socios sobrevivientes
pueda quedar con todo el activo social, pagándole una cantidad de-
terminada. Empero la aplicación de esta estipulación, no podrá
afectar la legítima de los herederos forzosos. Además será invoca-
ble en cualquier caso el derecho que acuerda el art. 1198 respecto
de las circunstancias imprevistas sobrevinientes. [Este inciso en-
globa el 3 y 4 de la redacción original y la modifica]
4a) Que consistiendo la prestación de algún socio en el uso o
goce de una cosa, la pérdida de los bienes de la sociedad quede a
cargo sólo de los otros socios.
5a) Que cualquiera de los socios no soporte las pérdidas en la
misma proporción en que participa de las ganancias".
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 155
La LSC registra un avance en torno al concepto moderno de la
invalidez, asegurando que el contrato subsista frente a ciertas esti-
pulaciones que atipifican la relación societaria, optando por invali-
dar estas estipulaciones manteniendo la sociedad. Es congruente
con lo dispuesto por el art. 100 de la LSC, limitando los casos de
disolución, pues de anularse la sociedad, si la misma se hubiera ma-
nifestado exteriormente correspondería su disolución y liquidación
para asegurar los derechos de terceros.
Conforme a ese criterio, el art. 13 de la LSC dispone: "Son nu-
las las estipulaciones siguientes:
1) Que alguno o algunos de los socios reciban todos los bene-
ficios o se les excluya de ellos, o que sean liberados de contribuir
a las pérdidas.
2) Que al socio o socios capitalistas se les restituyan los apor-
tes con un premio designado o con sus frutos, o con una cantidad
adicional, haya o no ganancias.
3) Que aseguren al socio su capital o las ganancias eventuales.
4) Que la totalidad de las ganancias y aun de las prestaciones
a la sociedad, pertenezcan al socio o socios sobrevivientes.
5) Que permitan la determinación de un precio para la adqui-
sición de la parte de un socio por otro, que se aparte notablemente
de su valor real al tiempo de hacerla efectiva".
El texto de la LSC tiende a hacer prevalecer la voluntad mani-
festada de constituir sociedad, eliminando las cláusulas que desna-
turalizan ese negocio. Incluso de las estipulaciones que, si no se
hubiera nominado el contrato, descartarían que se trata de sociedad.
Una de las formas que aparecen así descartadas cuando se ha
expresado escrituralmente la voluntad de constituir sociedad es la
del capitalista que obtiene la devolución del aporte o capital, haya
o no ganancias, y luego participa en las utilidades, figura ahora re-
conocida en el proyecto de unificación como préstamo parciario.

§ 68. SOCIEDADES ENTRE ESPOSOS. - La normativa societaria ha


fijado en sus arts. 27 y 29 las limitaciones162 a la posibilidad de los

162
Para un sector de la doctrina nos encontramos ante una situación de inha-
bilidad, la que ocurre cuando una persona, en virtud del vínculo que tiene con otra,
no puede celebrar con ésta determinados actos jurídicos. Tal el caso de los cónyu-
156 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

esposos para constituir sociedades entre sí, aunque intervengan ter-


ceros. Dispone el art. 27 que "los esposos pueden integrar entre sí
sociedades por acciones y de responsabilidad limitada". En estos
casos su aporte deberá consistir en bienes propios o gananciales
cuya administración le corresponda (art. 1276, Cód. Civil). Debe
también tenerse en cuenta que el aporte de dominio o uso y goce de
bienes gananciales "cuyo registro han impuesto las leyes en forma
obligatoria" queda sujeto al consentimiento (asentimiento) de ambos
cónyuges, con !.i alternativa que para el caso contiene el art. 1277
del Cód. Civil, cuando uno de los cónyuges lo negare sin justa causa.
Si bien esta limitación -expresa Nissen- es explicada por la
Exposición de motivos, entendiendo incompatible la coexistencia de
dos regímenes económicos entre esposos, cuando uno de ellos era
el resultante de la constitución de sociedades mercantiles de tipo
personalista, en las que la responsabilidad de los socios luce ilimi-
tada y solidaria, lo cierto es que la real intención del legislador ha
sido evitar que, mediante un tipo societario que traiga aparejada
responsabilidad tan amplia, se viole el principio de orden público
que consagra la irresponsabilidad de uno de los cónyuges por las
deudas contraídas por el otro163.
Lamentablemente, la redacción del art. 27 lejos se encuentra de
concretar esa finalidad, pues al haber reparado en función de la es-
pecie societaria y no en función, de la responsabilidad del socio, ha
incluido a las sociedades en comandita por acciones sin efectuar re-
serva o salvedad alguna, como hubiese correspondido para el su-
puesto en que los cónyuges revistieran la calidad de socios coman-
ditados164.

ges, que no pueden constituir entre sí sociedades comerciales excepto sociedades de


responsabilidad limitada y sociedades por acciones. Pero aquí, como enseña Bar-
bero, no se trata de una "incapacidad de derecho" ya que no falta al sujeto la aptitud
para ser titular de ese tipo de relación jurídica sino sólo respecto de esa determinada
persona. Por estas razones nos parece preferible hablar de inhabilidad jurídica de-
terminada (o especial) "ya que se refiere a supuestos individualizados por la ley"
(conf. Barbero, Sistema del derecho privado, p. 198, cit. por Fariña, Tratado, t. I,
p. 232).
163
Conf. Azpiri, Sociedades de familia, LL, 1979-C-l 129, cit. por Nissen, Ley-
de sociedades comerciales, t. I, p. 297.
164
En la Exposición de motivos (secc. IV, "De los socios", ap. 1) se expresa:
"El art. 27 soluciona, por supuesto que sólo para el ámbito mercantil, el problema
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 157
La ley también prevé el caso en que uno de los cónyuges ad-
quiera por cualquier título la calidad de socio del otro en sociedades
de otro tipo que las permitidas. La solución legal permite tres va-
rianies: a) transformar la sociedad en el plazo de seis meses; b) ce-
der cualquiera de los cónyuges en infracción su parte a otro socio,
y c) ceder su parte a un tercero.
La violación a tal regla se ve sancionada con la nulidad de la
sociedad (art. 29). En cuanto a la sanción que corresponde por vio-
lación de esta disposición, se entiende que tal infracción se sancio-
naría con la anulabilidad del acto (arts. 1045 y 1046, Cód. Civil),
debiendo tenerse en cuenta la disposición del art. 1051, y la doctrina
que traduce: inoponibilidad de la nulidad al tercero de buena fe (la
sociedad, en el caso), sin perjuicio del derecho a indemnización que
acuerda el art. 1057.
Sin embargo, la nulidad -no anulabilidad- impuesta por la ley
es absoluta, y, por tanto, inconfirmable e imprescriptible, apartán-
dose de la legislación comparada, donde se adoptan diversos siste-
mas: ella juega como causal de disolución165.
El art. 16, párr. Io, de la LSC asienta la regla general sobre nu-
lidad societaria: "La nulidad o anulación que afecte el vínculo de
alguno de los socios no producirá la nulidad, anulación o resolución
del contrato, salvo que la participación o la prestación de' ese so-
cio deba considerarse esencial, habida cuenta de las circunstancias".
Es decir, el vicio que puede infectar uno de los vínculos socia-
les carece de repercusión sobre la sociedad, no provocará su nulidad,

de las sociedades entre esposos permitiendo entre ellos solamente la constitución de


sociedades de responsabilidad limitada y por acciones. No escapa a la Comisión
lo delicado del problema y de la solución adoptada. Prescindiendo de si la norma-
tiva de la sociedad conyugal en el Código Civil importa o no una prohibición que
los esposos constituyan sociedad comercial, la Comisión consideró incompatible la
existencia de dos regímenes económicos entre esposos cuando uno de ellos era el
resultante de la constitución de sociedades mercantiles de tipo personalista (arts.
134, 135, 141), en las que la responsabilidad de los socios luce ilimitada y solidaria,
situación ésta que sólo se da en la sociedad civil si así se hubiere pactado (art. 1747,
Cód. Civil). Por razonamiento inverso se consideró que en las sociedades con res-
ponsabilidad limitada no mediaban los inconvenientes antes señalados, y que ade-
más, en ellas, la estructuración de los órganos disminuye la posible incidencia de
factores que puedan alterar el normal desarrollo de las relaciones matrimoniales".
165
Cámara, Derecho societario, p. 131.
158 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

salvo que la participación del socio cuyo nexo se anula sea esencial
según las circunstancias, del monto del aporte, personalidad del so-
cio, sociedad de dos socios, etcétera.
En la presente hipótesis, la imposibilidad que pesa sobre uno
de los cónyuges no puede llevar a la liquidación de la sociedad, bas-
tando con desatar ese vínculo y mantener la empresa; por ende, lo
que corresponde es la rescisión parcial del contrato social.
No se alcanza cabalmente a comprender por qué el criterio del
legislador se ha inclinado a declarar nula la sociedad en el caso que
estudiamos (nulidad que a su vez sería absoluta -ello es inconfirma-
ble, imprescriptible, etc.-) contrariando el principio general del art.
16, párr. Io. Y lamentablemente cualquier digresión en torno de la
posible aplicación de ese principio general chocará inevitablemente
con la norma especial del art. 29; la sociedad será declarada nula y,
por tanto, se liquidará. Indudablemente el remedio no guarda cohe-
rencia con los medios disponibles para preservar el fin buscado: la
ratio legis[66.
Además, desde nuestro punto de vista, en la hipótesis de socie-
dad nula (de nulidad absoluta) no existe un régimen de nulidad dis-
tinto (ex nunc -hacia el futuro-) del que rige para los actos jurídicos
-contratos- en general (ex tune -desde siempre-). Nuevamente es
preciso enfatizar que aquí la nulidad no lo es de la relación perso-
nificada -que si existió no puede ser borrada-, sino de la atribución
del tipo, y los efectos del tipo se afectan ex tune, con motivo de la
nulidad absoluta, sin perjuicio de constituirse como causal de diso-
lución (ex nunc) de la relación asociativa. Así, de no aceptarse la
resolución parcial por aplicación del art. 16 de la LSC (norma para
el negocio constitutivo), corresponde la disolución que imputa por
aplicación de la nulidad considerar en cuanto a sus efectos de hecho
a la sociedad ("como si fuera devenida de hecho"), con respon-
sabilidad solidaria de los cónyuges167.

§ 69. SOCIEDADES A CONSTITUIR "MORTIS CAUSA". - Antes de la


sanción de la ley 14.394 la jurisprudencia debió considerar la situa-
ción de los menores en el supuesto de recibir por herencia la em-

166
Zannoni, Sociedad entre cónyuges, p. 48.
167
Comp. Cámara, Derecho societario, p. 79 a 134.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 159

presa explotada por uno de los padres, y se estableció un procedi-


miento para escapar a la prohibición aparentemente absoluta del art.
279 del Cód. Civil, que establece lo siguiente: "Los padres no pue-
den hacer contrato alguno con los hijos que están bajo su patria po-
testad".
Los arts. 51 y 53 de la ley 14.394 reforzaron esa jurisprudencia,
por cuanto éstos autorizan:
a) A imponer a los herederos "aun forzosos, la indivisión... de
un establecimiento comercial, industrial, agrícola, ganadero, minero
o cualquier otro que constituyan una unidad económica..." (art. 51).
b) Al cónyuge supérstite que adquirió o formó un estableci-
miento de esa misma índole, a oponerse a la división; esto es, a im-
poner la continuación de la explotación en común (art. 53).
La LSC contempló la situación; en el art. 28 fija el régimen, y
en el art. 29, párr. 2o, la sanción para el caso de violación.
Conforme al art. 28, cuando existan herederos menores de edad,
"éstos deberán ser socios con responsabilidad limitada"; esto es,
podrá ser socio comanditario, integrar una sociedad de responsabili-
dad limitada, una anónima.
"El contrato constitutivo deberá ser aprobado por el juez de la
sucesión" y, si existiese posibilidad de colisión de intereses entre el
representante legal y el menor, se designará un tutor ad hoc para la
celebración del contrato y para el control de la administración, si
ésta fuera ejercida por el representante legal. La disposición de or-
ganizar la sociedad, como protección de la empresa familiar, se im-
pone por una declaración unilateral; la participación de los socios
se determina por la ley o por el testamento, y como relación con-
tractual sólo se configuraría la organización.

F) C O N T E N I D O DEL CONTRATO (NEGOCIO) CONSTITUTIVO

§ 70. INTRODUCCIÓN. - A lo largo de los diversos incisos con-


tenidos en el art. 11 de la LSC, se encuentran enumerados los di-
versos requisitos que debe contener el instrumento constitutivo del
sujeto-sociedad, sin perjuicio de los que en general corresponden a
todos los actos jurídicos y en forma especial se exijan para algunos
160 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

tipos, verbigracia, art. 166 de la LSC168, o los exigidos en el caso


de constitución por escisión, o en los supuestos previstos por el art.
28 de la LSC.
En el primer sentido encontramos la firma de los otorgantes, el
lugar y fecha de otorgamiento y el idioma nacional. El contrato
constitutivo, en caso de tener tal naturaleza el acto genético de la
sociedad, es innecesario que contenga todas las firmas de los cons-
tituyentes incorporadas en todas las copias, bastando que esté sus-
cripta la copia por las personas que no tienen ese ejemplar en su
poder, siendo dudosa la necesidad de doble ejemplar en el contrato
de sociedad169. En el contrato bi-plurilateral constitutivo de una so-
ciedad típica regular, el doble ejemplar cede ante la necesidad de
inscripción en el Registro Público de Comercio; correlativamente
con ello, y de existir una sociedad irregularmente constituida, la
misma puede ser acreditada por cualquier medio de prueba (art. 25,
LSC).
En el segundo sentido, en cuanto al tipo de sociedad elegido
para la personificación, deberá ajustarse ese contenido a la tipifica-
ción de la sociedad específica.
Si bien el art. 11 expresa imperativamente "debe contener" al
iniciar la enumeración, como si todos los contenidos fueran esen-
ciales, es meramente conductivo, pues por ejemplo, las contenidas
en el inc. 7 son supletorias (naturales) de la falta de previsión con-
tractual. Las de los incs. 8 y 9 son indicativas, siendo supletorias
las disposiciones contenidas en el texto general de la ley. Estas úl-
timas también son cláusulas naturales.

§ 71. INDIVIDUALIZACIÓN DE LOS OTORGANTES. - E l inc. 1 del


art. 11 regula lo atinente a los datos de invidualización de los otor-
gantes, esto es, el nombre, edad, estado civil, nacionalidad, profe-
sión, domicilio, número de documento de identidad de los socios.

§ 72. DENOMINACIÓN DE LA SOCIEDAD. - Conforme su carácter


de persona jurídica es necesaria la individualización de la sociedad,

168
Conf. Zaldívar y otros, Cuadernos de derecho societario, vol. I, p. 97; Hal-
perin. Sociedades comerciales. Parte general, p. 224; Fariña, Tratado, t. I, p. 249.
169
CNCom, Sala C. 9/2/89, LL, 1989-C-453.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 161

apareciendo su denominación como un atributo de esa personalidad


para la imputación de las relaciones jurídicas (inc. 2).
El nombre social puede consistir en razón social o denomina-
ción, subjetiva u objetiva170.
El nombre comercial es una expresión genérica referida al nom-
bre social que individualiza el nuevo sujeto de derecho, que com-
prende a la denominación de las sociedades por acciones y de res-
ponsabilidad limitada (que puede ser subjetiva u objetiva, incluso
con nombre de fantasía), y a la razón social de las sociedades per-
sonalistas. Debe distinguirse del nombre comercial del empresario
individual que se concibe de manera objetiva e impersonal para que
la empresa como organización actúe en el mundo de los negocios,
o del emblema o marca, que se consideran elementos integratorios
de la hacienda comercial.
La razón social es el nombre social que, incorporando el nom-
bre de uno o más socios, identifica una responsabilidad (deuda) sub-
sidiaria, ilimitada y solidaria.
La denominación es el nombre social que identifica concreta-
mente a una sociedad, pudiendo consistir en vocablos de fantasía,
referidos a su objeto, o contener nombres de los socios en las socie-
dades capitalistas.
Cuando la denominación de la sociedad incluye las expresiones
"de Argentina", "Argentina" u otras que puedan expresar o sugerir
dependencia económica o jurídica respecto de entidad constituida
en el extranjero, impone la acreditación de la efectiva existencia ex-
tranjera y la conformidad prestada por ésta para el uso de la deno-
minación de la sociedad171. Se trata del resguardo al principio de
veracidad para no inducir a error respecto de los antecedentes y
vinculaciones de una sociedad172, así como también de preservar los

170
Cornejo Costas, Tratado del nombre social, p. 249.
171
CNCom, Sala A, 24/8/92, "Chanel París SA c/Inspección General de Jus-
ticia", aceptando lo dispuesto por el art. 10 de la res. IGJ 6/88. El precedente se
funda en el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el caso "SA Her-
mes de París c/Cía. Hermes SRL", en el que se reconoció el derecho a la protección
del nombre de las sociedades extranjeras, aun sin sucursal o agencia en el país, si
son públicamente conocidas y comercian en su ámbito (CSJN, Fallos, 192:451).
172
Conf. Otaegui, Persona societaria. Esquema de sus atributos, RDCO,
1974-294.

11. Richard - Muiño, Derecho societario.


162 CONSTITUCIÓN. GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

principios de novedad, veracidad, inconfundibilidad e inmutabilidad


del nombre social173.

§ 73. DOMICILIO. - La reforma a la LSC por ley 22.903, intro-


duce la correcta distinción entre domicilio174 como determinante de
jurisdicción y ley aplicable, y la dirección de la sede -dentro de ese
domicilio- como lugar donde practicar notificaciones válidamente.
El domicilio de las sociedades resulta un requisito legal (por
tratarse de entes ideales instituidos por la ley; art. 90, incs. 3 o y 4o,
Cód. Civil), necesario (debe figurar en todo instrumento consti-
tutivo), real (debe existir verdaderamente y no simuladamente) y
normalmente único (dentro de una misma jurisdicción), aunque el
domicilio lo fija cada relación jurídica.
La doctrina y jurisprudencia mayoritarias han asimilado domi-
cilio con jurisdicción territorial, ciudad, pueblo o distrito donde se
constituye la sociedad y cuya autoridad judicial es competente para
autorizarla e inscribirla en el registro; y entienden por sede el lugar
preciso de determinada ciudad o población donde funciona la admi-
nistración y gobierno de la sociedad (calle, número, piso, oficina).
No debe confundirse el domicilio legal con el domicilio espe-
cial. Si bien se acepta que es válido a los efectos procesales en los
términos del art. 101 del Cód. Civil y normas procesales el domicilio
constituido en una escritura pública175, no debe desconocerse que ello
lo es en supuestos de constitución de domicilio especial en hipotecas
y a los efectos legales emergentes del contrato176, lo que importa que
no es dable otorgar al domicilio al que se refiere el art. 11, inc. 2,

173
Cornejo Costas, El nombre social, p. 197 y ss.; Manóvil - Ragazzi, Nombre
social, RDCO, 1990-756; Favier Dubois (h.), El nombre de la sociedad comercial:
aspectos y cuestiones, ED, 83-746.
174
Conf. Richard, Notas en torno al concepto clásico de domicilio, "Boletín
de Seminario", n° 3, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad Nacio-
nal del Litoral.
175
Conf. Morello - Sosa - Berizonce, Códigos Procesales en lo Civil y Comer-
cial de la Provincia de Buenos Aires y de la Nación. Comentados y anotados, t.
Vl-b, p. 988; Fenochietto - Arazi, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación,
t. 3, p. 110. Ver también CPCivCom SIsidro, Sala I, 11/7/86, c. 42.694; id., id..
30/6/67, c. 45.132, "Estudios de Derecho Comercial", San Isidro, n° 8, 1992, p. 182.
176
CPCivCom SIsidro, Sala II, 17/5/90, n° 52.590, "Estudios de Derecho Co-
mercial", San Isidro, n° 8, 1992, p. 182.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 163

de la LSC, el alcance del art. 101 del Cód. Civil (domicilio espe-
cial), sino el del art. 90 del Cód. Civil (domicilio legal)177.
Según expresa la jurisprudencia, "habida cuenta que los nulidi-
centes no sostuvieron ni probaron que la sociedad hubiera fijado
otro domicilio legal ni afirmaron tampoco que tuviese en otro lugar
la sede de los negocios, es irrelevante, a los efectos de cuestionar la
notificación cuya nulidad se pide, que el domicilio se hallase desha-
bitado o clausurado: el concepto de domicilio 'legal' no atiende al
hecho de que la persona -o sus representantes o administradores o
integrantes- se halle efectivamente en ese lugar"178.
Cuando se emplaza a juicio a una sociedad deben armonizarse
las normas contenidas en el art. 90, incs. 3 o y 4o, del Cód. Civil, con
la regla contenida en el art. 11, inc. 2 infine, de la LSC, que tiene
por válidas y vinculantes para la sociedad todas las notificaciones
efectuadas en la sede social inscripta, mas no cabe excluir las que
se hacen en las sucursales donde efectivamente se realicen los ne-
gocios179.
La omisión del cambio de domicilio social no es causal de irre-
gularidad de una sociedad inscripta, ni hay transformación entre
regular e irregular como consecuencia de aquella omisión180.

§ 74. OBJETO SOCIAL. - El objeto social es una mención im-


prescindible en el negocio constitutivo. No determina en nuestro
derecho la mercantilidad o no de la sociedad, que se juzga por su
estructura, teniendo sólo interés en las sociedades de hecho o irre-
gularmente constituidas. Los requisitos del objeto social, que pue-
de ser plural (arg. art. 31, LSC) son su licitud, su posibilidad (ma-

177
CNCom, Sala A, 6/6/88; CPCivCom SIsidro, Sala I, n° 56.536, "Banco
Río de la Plata c/Biosistemas SRL", "Estudios de Derecho Comercial", San Isidro,
n° 8, año 1992, p. 182.
i™ CNCom, Sala D, 13/12/90, "Secchi, Renzo c/Establecimiento La Tapa, de
González del Río s/disolución de sociedad".
179
CNCom, Sala A, 25/7/91, "Cinco Lomas SA c/Pecawe SA", "Doctrina So-
cietaria y Concursal Errepar", t. V, p. 280.
180
CCivCom Azul, 6/5/92, "Estancias Derpa y otro", "Doctrina Societaria y
Concursal Errepar", t. V, p. 281. El régimen previsto por el art. 21 de la LSC se
refiere a una situación que puede plantearse en el iter formal constitutivo y no a
situaciones posteriores a la adquisición del tipo regular.
164 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

terial o jurídica)181, su determinación para juzgar la imputabilidad a


la sociedad de los actos de los administradores (art. 58, LSC) y juz-
gar la conducta de éstos (art. 59, LSC).
Por ello, la exigencia en torno a que el instrumento constitutivo
contenga la designación del objeto en forma precisa y determinada
debe interpretarse con prudencia, pues admite la pluralidad de ob-
jetos en tanto excluya toda enunciación genérica, refiriéndose su de-
terminación a las categorías de actividades económicas propuestas
y no a los medios o actos jurídicos para su logro. Pueden coexistir
actividades principales, normales o secundarias; no puede ser de
otro modo, pues la concreción excesiva a actividades muy especí-
ficas podría limitar el funcionamiento de la sociedad con el peligro
indudable de que al cabo de algún tiempo de actuación deban ser
ampliadas las actividades previstas en el estatuto, conforme a los
requerimientos de la empresa182.

§ 75. CAPITAL socrAL. - La generación de un patrimonio dife-


renciado es considerada como uno de los elementos específicos de la
sociedad como persona jurídica, representando el aporte no sólo un
requisito esencial, sino también una obligación para todos los socios.
Deberá ser expresado en el acto constitutivo en moneda argen-
tina183, mencionando aporte de cada socio.

181
Su imposibilidad material implicaría una causal de disolución coetánea a
su nacimiento como persona jurídica, y su imposibilidad jurídica impondría su di-
solución como es la constitución de una sociedad para desarrollar una actividad que
le está vedada a su tipo (arg. art. 20, LSC).
182
También la CApel CdelUruguay (18/6/76, "Bertoni, Simone y Cía. SA
c/Río Cuarto Ferias SA") dijo que la LSC exige, con énfasis, que el objeto de la
sociedad debe ser "preciso y determinado", sin que sea único, pues puede estable-
cerse pluralidad de objetos. Esta enumeración se refiere a las categorías de activi-
dades económicas que se propone desarrollar para el logro de su fin; a las categorías
de actividades y no a los medios jurídicos o económicos que empleará para la efec-
tiva realización de esas actividades. La CNCom (Sala C, 30/11/72, "Nabueque
SRL") expresó que "la cláusula contractual que determina un 'objeto principal', lo
que presupone la existencia de objetos accesorios y omite toda referencia a los mis-
mos, no satisface la exigencia del inc. 3 del art. 11 de la LSC".
183
Al respecto la Exposición de motivos en su capítulo II, sección V, ap. II,
párr. 5o, hace expresa alusión a tal indicación reconociendo ciertas tendencias que
auspician la representación del capital en moneda extranjera, en razón de poder ello
constituir una forma de atraer capitales del exterior.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 165

Es un criterio de buen administrador la necesaria correlación


que debe existir entre capital social y objeto social, de manera tal que
el primero sea suficiente para posibilitar la consecución del segun-
do. Un capital desproporcionadamente reducido en su magnitud,
determinará la imposibilidad originaria de cumplir el objeto que de-
be, por esencia, ser posible, implicando la existencia de una causal
disolutoria contemporánea al nacimiento mismo del sujeto de dere-
cho. Si bien la LSC, no estableció un capital mínimo, como lo ha-
cía la ley 11.645 para la sociedad de responsabilidad limitada, ello
no implica la permisibilidad de sociedades de responsabilidad limi-
tada con capitales mínimos184.

§ 76. PLAZO DE DURACIÓN. - La determinación de la duración


de la sociedad constituye otro de los requisitos de la LSC (art. 11,
inc. 5), que no puede ser reemplazado por decisión judicial y pre-
supone temporaneidad y determinación. La jurisprudencia ha rati-
ficado la necesidad de determinar el plazo de duración de la socie-
dad, puesto que así se tutelan mejor los intereses convergentes y se
ratifican principios dirigidos a afirmar la seguridad jurídica, por lo
que no puede quedar supeditado a la voluntad de los socios en forma
indeterminada. Pero entendemos que su necesidad hace más a lo
interno, en cuanto a que los socios puedan conocer cuándo dispon-
drán de la cuota de liquidación y sus acreedores individuales cuándo
podrán ejercer sus derechos sobre ella. El efecto externo es relati-
vo, por cuanto ni el vencimiento del plazo ni la comprobación de
una causal de disolución alteran la imputabilidad de los actos a la
sociedad.

§ 77. ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA. - El instrumento consti-


tutivo debe prever el modo en que ha de organizarse la adminis-
tración societaria, las reuniones de los socios y, en su caso, la fisca-
lización, conforme a las exigencias propias de cada tipo societario.

§ 78. REGLAS PARA DISTRIBUIR LAS UTILIDADES Y SOPORTAR LAS


PÉRDIDAS. - Hemos formalizado referencia a este inciso que prevé la

184
Es irrisorio el capital de un millón de pesos (al año 80) de una sociedad
de responsabilidad limitada, cuyo objeto sería la construcción (JuzgNacRegistro, 30/
6/80, "Veca Constructora SRL s/inscripción", LL, 1980-D-464).
166 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

solución supletoria a la falta de ejercicio del derecho de regula-


ción convencional. En ese sentido se ha resuelto que la contri-
bución en las pérdidas, en las sociedades por interés, es sólo sus-
ceptible de limitaciones en las relaciones internas, conforme con
el art. 125 de la LSC, pero nunca de abolición; y que la exención
de soportar las pérdidas (art. 13, inc. 1, LSC) es nula, por ser la
soportación de las pérdidas requisito esencial de todo contrato de so-
ciedad comercial185. Finalmente, para el caso de sociedad anónima
adquiere relevancia en cuanto al régimen de dividendos y reservas,
por lo que cobra importancia la necesidad de establecer la fecha
de cierre del ejercicio anual, la formación de reserva legal, más las
estatutarias obligatorias previstas o las facultativas que se resolvie-
ren y las remuneraciones de directores, síndicos y consejeros, en su
caso.

§ 79. DERECHOS Y OBLIGACIONES DE LOS SOCIOS. - El inc. 8 del


art. 11 establece la obligación de consignar en el instrumento cons-
titutivo "las cláusulas necesarias para que puedan establecerse con
precisión los derechos y obligaciones de los socios entre sí y res-
pecto de terceros".
La formalidad de contenido que se exige no parece compade-
cerse con la naturaleza que caracteriza a la sociedad comercial, ya
que en ésta tanto los derechos como las obligaciones de los socios
giran en torno de sus relaciones con el sujeto de derecho, y no con
relación a cada uno de los socios individualmente considerados, ni
menos con terceros que se vinculan con los órganos de administra-
ción de la sociedad.
Cuando varias personas se asocian para formar sociedad, no
mantienen entre sí vinculación directa que los obligue a rendir cuen-
tas y a pagarse recíprocamente los saldos resultantes, ya que cada
socio mantiene una vinculación con la sociedad y es con relación a
ésta que deberán liquidarse las cuentas. No obstante, parece acon-
sejable no descartar terminantemente la inexistencia de derechos y
obligaciones de los socios entre sí y respecto de terceros, máxime
en las sociedades personalistas186.

185
Verón, Sociedades comerciales, t. 1, p. 102.
186
Conf. Muiño, Lecciones preliminares, p. 83 y siguientes.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 167

§ 80. FUNCIONAMIENTO Y LIQUIDACIÓN DE LA SOCIEDAD. - Al re-


ferirse a las cláusulas atinentes al "funcionamiento de la sociedad",
más que referirse a la organización de la administración, fiscaliza-
ción y asambleas -ya contemplado en el inc. 6-, el inc. 9 posibilita
la inclusión en el instrumento de cláusulas o pactos adicionales, en
tanto sean lícitos y no se opongan a lo normado por la ley, como
por ejemplo aquellas disposiciones especiales que deben consignar-
se en razón del objeto de la sociedad (seguros, bancos, radiodifu-
sión, etc.), tales como los de sindicación de acciones.
El instrumento constitutivo debe establecer las cláusulas atinen-
tes a la disolución y liquidación de la sociedad teniendo en cuenta
lo dispuesto por los arts. 94 a 112 de la LSC, y sin perjuicio de lo
que se dispone especialmente para las sociedades anónimas, co-
mo el funcionamiento de la sindicatura (arts. 102 y 294), la confec-
ción del balance anual si la liquidación se prolonga (art. 104), y el
funcionamiento de las asambleas que considerarán los balances anual
y final.
Se trata de que el negocio constitutivo de la sociedad refleje la
actividad normativa de la persona jurídica constituyente en el caso
de la escisión, o de las personas físicas o jurídicas constituyentes en
los demás supuestos, determinando el estatuto social de la nueva
persona jurídica, y de todos los pactos a que quieren ajustar las re-
laciones del ente, de los constituyentes y sus sucesores con dicho
sujeto, o entre sí, incluso con efectos respecto de terceros, con el
límite de que dichas estipulaciones no pueden perjudicar a los ter-
ceros (arg. art. 1195 y concs., Cód. Civil; art. 58 y concs., LSC).

G) REQUISITOS FORMALES DEL CONTRATO DE SOCIEDAD

§ 81. INSTRUMENTACIÓN, PUBLICACIDAD E INSCRIPCIÓN. - En el


art. 973 el Código Civil establece que la forma es el conjunto de las
prescripciones de la ley, respecto de las solemnidades que deben ob-
servarse al tiempo de la formación del acto jurídico.
El principio general es el de la libertad, es decir que cuando no
se designe (por prescripción legal) cuál es la forma que ha de regir
para algún acto jurídico, los interesados pueden usar de las formas
que juzguen convenientes (art. 974, Cód. Civil).
168 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

El art. 1662 del Cód. Civil establece la obligación de hacer en


escritura pública los contratos de sociedad civil, sus prórrogas o mo-
dificaciones. Esta exigencia para las sociedades civiles parece ra-
zonable'87, ya que este tipo de entidades no tiene ninguna clase de
control de legalidad, pues ni deben inscribirse en registro alguno ni
están sometidas a la fiscalización de organismos estables. A con-
trario sensu el requisito de la escritura pública es totalmente inútil
para las sociedades comerciales que se ven sujetas a estos controles;
ello sin perjuicio de nuestro escepticismo en cuanto a la eficacia
práctica de la escritura pública como elemento de garantía respecto
de la veracidad del acto.
No obstante, la sociedad comercial requiere para su constitución
formas determinadas que se fundan entre otras razones en evitar la
improvisación, comprobar la seriedad y autenticidad del acto, precisar
la declaración de voluntad y garantizar los intereses de los terceros188.
El art. 4° de la LSC dispone: "El contrato por el cual se cons-
tituya o modifique una sociedad, se otorgará por instrumento públi-
co o privado"; con respecto a la sociedad anónima, el art. 165 exige
el instrumento público189, requisito que resulta aplicable a la socie-

187
Zaldívar y otros, Cuadernos de derecho societario, vol. I, p. 94.
188
Romero, Sociedades irregulares y de hecho, p. 7 y siguientes.
189
Arduo ha sido el debate sobre e¡ punto, acerca de si el instrumento público
de que habla el art. 165 es exigido sólo para la "constitución" de la sociedad anónima,
o si también deviene exigible para las "modificaciones"; la tesis hoy ampliamente
mayoritaria apoya la primera posición. En tal sentido la CNCom (Sala C, 13/2/80,
"Serviacero SA", LL, 1980-B-397), afirmó que de lo estatuido en el art. 4o de la
LSC solamente cabe sentar que, no mediando disposición en contrario, las socieda-
des pueden constituirse o modificarse por instrumento público o privado; e incluso
que una sociedad constituida por instrumento público pueda modificarse por instru-
mento privado y viceversa. Pero hay reglas particulares para ciertos tipos societa-
rios (arts. 165 y 361). En el caso de las sociedades anónimas, la regla especial se
refiere concretamente a la forma impuesta para la constitución y con ello se desplaza
la aplicabilidad del art. 4 o . Y tal desplazamiento no parece que pueda entender-
se fragmentariamente, vale decir, solamente respecto de la constitución, manteniéndose
inalterada e impoluta respecto de la modificación. En efecto, lo estatuido por el
art. 4o se asienta en un principio de amplitud formal y admite tanto el instrumento
público como el privado en el contrato constitutivo; a partir de esa indiferencia en
la constitución, dicha amplitud se justifica como corolario en la modificación del
contrato. Pero quebrada en orden a la constitución, por la regla del art. 165, parece
sumamente controvertible que pueda postularse la subsistencia respecto de la modi-
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 169
dad en comandita por acciones atento la remisión que señala el art.
316190.
Siguiendo a Perrota, señalaremos que la exigencia de la forma
apunta a la sustancia del acto, a su existencia; en cambio, la prueba
tiende a su demostración en juicio, o sea que no deben confundirse
los conceptos de forma y de prueba; son elementos distintos, tanto en
JÜS funciones como en cuanto a las reglas a que están sometidos1'".
La ley en su cap. I, secc. II (arts. 4o, 5 o , 7o y 10), que se refiere
a la forma, prueba y procedimiento de constitución y modificación
del contrato social, e indica cuáles son los requisitos formales a te-
ner en cuenta. Ellos son:
a) La necesidad de que el contrato de sociedad se implemente
por escrito, al igual que sus modificaciones, otorgándole a las partes,
para ciertos tipos societarios, la opción de recurrir al instrumento
público o al privado.
b) Para ciertos tipos societarios (de responsabilidad limitada o
por acciones, excluidas las cooperativas) la publicación o edición de
sus instrumentos constitutivos o modificatorios, procedimiento éste
que denominamos como "primera medida de publicidad" en razón
de la vinculación que existe entre esta forma de conocimiento y la
limitación de la responsabilidad de los socios.
c) La inscripción en el Registro Público de Comercio, que im-
plica la culminación del régimen de publicidad para las sociedades
comerciales192.

ficación, porque se encuentra vulnerada toda !a economía del régimen genérico al


privarse de elasticidad formal a uno de los polos e interrumpirse el fluido tránsito
existente entre ambos; el corolario de la alternativa que se admite para la modifica-
ción no puede entenderse subsistente cuando se ha desechado ella en la constitución.
190
Según el art. 979 del Cód. Civil, son instrumentos públicos entre otros
documentos, las escrituras públicas hechas por los escribanos en sus libros de pro-
tocolo, cualquier otro instrumento que extendieren los funcionarios públicos en la
forma que las leyes hubiesen determinado (deben así, entenderse como tales ciertas
actuaciones administrativas), las actas judiciales, hechas en los expedientes y las
copias de esas actas que se sacasen por orden del juez.
191
Perrota, Breves estudios sobre la sociedad comercial, LL, 139-880 y 140-
1293.
192
En nuestro sistema legal actual la sociedad es sujeto de derecho desde el
acuerdo fundacional, siendo la inscripción una condición de regularidad, pero no de
existencia (JuzgNacRegistro, "Producar SRL", firme).
170 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

El contrato constitutivo o estatuto de organización de la socie-


dad debe inscribirse en el Registro Público de Comercio del domi-
cilio social, ya que el juez a quien corresponde ordenar la inscrip-
ción del acto constitutivo de una sociedad es el del domicilio de esa
sede social.
La inscripción registral de las sociedades comerciales debe
realizarse en el término y condiciones de los arts. 36 y 39 del Cód.
de Comercio (art. 5 o , LSC), esto es, inscribirse los documentos lis-
tados en los cinco incisos del art. 36 en la forma indicada, entre los
que se encuentran las escrituras de sociedades comerciales (inc. 3o),
dentro de los quince días de la fecha de su otorgamiento (art. 39,
párr. Io); los quince días se refieren a días corridos, conforme el art.
28 del Cód. de Comercio, habiéndose destacado por imperio de la
jurisprudencia que el plazo es con respecto "a la iniciación" con
la presentación ante la autoridad de contralor, con lo cual se aventa
el inconveniente de la demora en torno al contralor previo.
Pero es del caso puntualizar que la inscripción tardía del ins-
trumento es procedente siempre que no medie oposición de parte
interesada y variando, consecuentemente, el efecto.
El art. 6o de la LSC establece el control de legalidad -aunque
sin efectos sanatorios- en cabeza del juez con facultades de contra-
lor de los requisitos legales y fiscales193.
A su turno, el art. 7o expresa: "La sociedad sólo se considera
regularmente constituida con su inscripción en el Registro Público
de Comercio"19*.
De ahí que la fuerza probatoria, la presunción de veracidad y
la presunción de legalidad, que se adjudica a las inscripciones re-
gístrales deben emanar necesariamente del control de legalidad que
el registro efectúe con el alcance que hemos señalado.

193
En principio, la comprobación del cumplimiento de los requisitos legales
y fiscales que incumbe al juez de comercio (art. 6o) no comprende la verificación
previa de la situación personal de cada uno de los directores o administradores mien-
tras no medie constancia o denuncia de alguna incapacidad, inhabilidad o incompa-
tibilidad (CApel Sante Fe, 24/6/77, Juris, 54-72).
194
Como consecuencia de ello, se ha resuelto que es inadmisible la cláusula
del contrato de sociedad (de responsabilidad limitada) por la que se establece que
la sociedad "queda constituida" desde una fecha anterior al contrato constitutivo
(CNCom, Sala C, 3/9/82, "Chacabuco SRL").
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 171

Inscripta una sociedad, se presume tal relación y el tipo de so-


ciedad exteriorizado, salvo prueba en contrario.

§ 82. MODIFICACIONES. - Todas las modificaciones al contrato


o estatuto social deben ser inscriptas para ser opuestas a terceros,
previa publicación en el caso de sociedades con responsabilidad li-
mitada.
Esa requisitoria de inscripción (y publicación en su caso) rige
también para el caso de modificaciones del negocio social y de di-
solución social. Se trata de actividad normativa y no de actividad
gestoría de los socios o de los órganos sociales195.
De no inscribirse las modificaciones, estatuye el art. 12 que las
mismas igualmente obligan a los socios otorgantes, no pueden ser
opuestas a terceros, pero éstos sí pueden hacerlo contra la sociedad
y los socios, salvo en las sociedades por acciones y en las sociedades
de responsabilidad limitada.
Tanto la validez como la oponibilidad entre los otorgantes, pese
a que puede tratarse de un acto colegial, deviene del principio ge-
neral del Código Civil (art. 1197). La falta de regularidad del acto
impide su efecto respecto de terceros, también siguiendo los princi-
pios generales al no cumplirse el sistema especial que hace oponible
a terceros el acto (inscripción). Los terceros sí pueden validarse de
las modificaciones contra la sociedad.
La modificación tiene validez declarativa, limitando la proyec-
ción de sus efectos (oponibilidad) al cumplimiento de lo dispuesto
por la ley especial.
La única duda resulta de la interpretación del alcance de la ino-
ponibilidad entre terceros, sociedad y socios en las sociedades por
acciones y de responsabilidad limitada. Halperin excluye la apli-
cación de la primera parte incluso a esas sociedades, por entender
que sería aplicable a unos socios sí y otros no al mismo tiempo196.
No nos inclinamos por esa interpretación sinp por aquella que, si-
guiendo los principios generales, es sostenida por Adrogué y García
Cuerva que estiman que aun en esas sociedades puede hacerse opo-

195
Conf. Aragón Reyes - García Villaverde - Santamaría Pastor, El régimen
jurídico de las cajas de ahorros, p. 155.
196
Halperin, Sociedades anónimas, p. 121.
172 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

nible al tercero la resolución no inscripta haciéndosela conocer, pues


las modificaciones sólo no son oponibles al tercero de buena fe que
no las conocía, y que tampoco puede oponerla a la sociedad y a los
socios197. Ejemplos clásicos son el del cambio de domicilio, la ex-
clusión de socios, la disolución, la designación de liquidador, el
cambio de administradores y representantes inscriptos.

§ 83. DIFERENCIA ENTRE MODIFICACIONES AL ESTATUTO Y ALTERA-


CIÓN DE DERECHOS AJENOS AL ESTATUTO SOCIAL. - Con el mismo criterio
que para los terceros y basado en el acto colegial (SRL, SA), cuando
la modificación no debe ser unánime (naturaleza contractual), en-
tendemos que los terceros podrían oponerlas a los socios de las
sociedades de responsabilidad limitada y sociedades anónimas que
intervinieron en su aprobación. La solución parece insoslayable
respecto de los contratantes.

H) INTERPRETACIÓN DEL CONTRATO

§ 84. PRINCIPIOS. - El punto impone señalar que nos referimos


a la interpretación del contrato constitutivo de sociedad, por lo que
debe analizarse de acuerdo a las normas generales de interpretación de
los contratos, o sea, lo que hace a la comprensión, alcance y sen-
tido del consentimiento contractual198. Se aplicarán los principios
resultantes del art. 1198 y concs. del Cód. Civil, y de los arts.
217, 218 y concs. del Cód. de Comercio, recreados con principios
de las relaciones plurilaterales previstas en el art. 16 de la LSC, y
un principio de subsistencia de la relación societaria que ya actuó,
como la contenida en el art. 100 de la LSC que se refiere no a la
conservación de la empresa, sino en forma inmediata a la conserva-
ción de la relación societaria personificada (sujeto de derecho ac-
tuando conforme las disposiciones negocíales que le dieron origen).

197
Adrogué - García Cuerva, La publicidad registral, LL, 1978-D-1039.
Conf. Verón, Sociedades comerciales, t. 1, p. 107, ver CNCom, Sala C, 12/12/78,
LL, 1979-B-253, con nota de Migliardi, Modificación del contrato social no inscrip-
ta. Efectos respecto a los socios.
198
Spota, Instituciones. Contratos, t. II, p. 73.
EL ACTO O NEGOCIO CONSTITUTIVO SOCIETARIO 173

§ 85. PARTICULARIDADES COMO CONTRATO DE ORGANIZACIÓN Y


DURACIÓN. - Si el acto constitutivo de la sociedad posee carácter ne-
gocial -generalmente contractual-, pero a pesar de ello, por el hecho
de estar destinado a regir un conjunto de derechos y obligaciones
por un cierto período de tiempo y a ser aplicado respecto de quie-
nes entran en la sociedad posteriormente y de terceros a ellas extra-
ños, debe ser interpretado según las normas propias de la interpre-
tación de los contratos, pero objetivamente, esto es, haciendo
abstracción de la voluntad subjetiva de los contratantes que han to-
mado parte en ella y fundándose en el significado total del acto,
teniendo en cuenta la interpretación que le han dado los socios199.
De ahí que no pueda buscarse la intención de los contratantes
reconstruyendo su voluntad fuera de los elementos que el contrato
mismo suministra.
La analogía sólo puede aplicarse sobre la base objetiva del in-
terés colectivo, sin que las decisiones por mayoría puedan servir co-
mo interpretación única. Se dijo que si aplicamos la analogía como
mera identificación formal del tipo, habremos errado el camino in-
terpretativo, corriendo el riesgo en muchos casos de desvirtuar la
verdadera finalidad y economía del contrato200.
Si existen cláusulas contradictorias no pueden armonizarse dán-
doles una interpretación en perjuicio de terceros de buena fe: la con-
fusión no puede resolverse en beneficio de la sociedad.
Tratándose de contratos de organización y duración, el compor-
tamiento de las partes podrá, en algunos casos, colaborar para de-
terminar la relación o la inteligencia de alguna cláusula.

199
Salandra, cit. por Halperin, Curso de derecho comercial, p. 285.
200 Conf. M u i ñ o , p o n e n c i a presentada a las II J o r n a d a s de D e r e c h o Civil,
Mendoza.
CAPÍTULO III

LOS SOCIOS Y LOS TERCEROS

A) SITUACIÓN JURÍDICA DEL SOCIO

§ 86. CONCEPTOS FUNDAMENTALES. - La posición jurídica del


socio ha sido calificada como un status1, estado que supone un núcleo
de derechos y obligaciones de carácter individual, indisponibles por
la sociedad, sin perjuicio de otros derechos de minoría y mayoría.
Esta cualidad de miembro de una corporación constituye una
situación jurídica, esto es, una posición del sujeto, productora de
derechos y obligaciones2, o mejor aún, importa no solamente una
relación jurídica, sino un presupuesto de relaciones jurídicas3.

1
Ascarelli, Sociedades y asociaciones comerciales, t. I, p. 127.
2
Ferrara, La personalitá delle societá di comercio, "Rivista del Diritto Com-
merciale", 1910, t. I, p. 118.
3
La teoría del estado de socio constituye una "elaboración útil para captar
mejor el vínculo societario. El status socii es un conceptio verborum, un recurso
técnico de eficaz aplicación a la disciplina jurídica y la dogmática de esta parte del
derecho privado. El status juega como una situación jurídica preliminar, como un
prius de relaciones jurídicas derivadas de ese mismo presupuesto" (conf. Colombres,
Curso. Parte general, p. 52). Sin embargo, a pesar de que por estado se entiende
la relación entre un individuo y un determinado ordenamiento jurídico, y que en ese
sentido podría compararse al estado de ciudadano; la extensión al socio de este con-
cepto de estado no es técnicamente aceptable: sólo cabe emplearlo como una como-
didad verbal, porque la situación del socio es diversa de la del ciudadano; mientras
que la calidad de socio es normalmente voluntaria, puesto que es negocial, la de
ciudadano es obligatoria; en la primera, los derechos y obligaciones crean ese esta-
do, y no derivan de él, en cambio, en la segunda, los derechos y obligaciones derivan
del Estado (conf. Halperin, Curso de derecho comercial, vol. I, p. 351).
176 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

En el presente análisis de derecho societario dejamos de lado


el negocio constitutivo de la sociedad para asumir la relación socie-
taria personificada.
La sociedad, conforme lo establecido por el art. 33, inc. 2°, del
Cód Civil y por el art. 2o, de la LSC, implica el nacimiento de un
sujeto de derecho, es decir, de un ente distinto de la persona de los
socios, lo cual genera la existencia de consecuencias "internas", esto
es, las relaciones derivadas del status de los socios con la sociedad,
y las relaciones jurídicas "externas" que la sociedad entable con ter-
ceros. En este último aspecto, si bien los socios son ajenos a las
relaciones jurídicas anudadas por la sociedad con terceros, su situa-
ción varía según la tipología adoptada cuando se trata de evaluar su
alcance.
La sociedad es una persona jurídica a la que se le imputan de-
cisiones independientes del conjunto de voluntades de los integran-
tes, que se exteriorizan a través del órgano societario correspondien-
te al tipo social. En la formación de esas decisiones, que han dado
en llamarse la voluntad social, puede participar el socio, como par-
ticipar en el gobierno y administración de la persona jurídica socie-
dad, derechos que adquiere, junto con las cargas y obligaciones
inherentes, en virtud del contrato "plurilateral de organización" sus-
cripto o al que adhirió, en relación a un sujeto de derecho distinto
a la mera comunidad de socios.
Esos derechos y obligaciones pueden resultar imperativamente
del sistema societario, con prescindencia de la voluntad y disposi-
ciones estatutarias (disposiciones no disponibles), por el solo hecho
de ser socio, plexo de relaciones que sólo cesa por la extinción de
la relación particular del socio o por la liquidación de la sociedad.
Socio es toda persona que integra, sea a partir de su nacimiento,
formando parte en el acto constitutivo o que ingrese posteriormente
(conf. art. 1667, Cód. Civil) a la sociedad y cuya participación no
esté impedida por la ley (v.gr., arts. 27 y 30, LSC).
En ese sentido la calidad de socio puede adquirirse:
a) Por fundación o intervención en el acto constitutivo.
b) Por adquisición de participaciones sociales (partes de inte-
rés, cuotas o acciones), sea a título oneroso o gratuito. El procedi-
miento de incorporación varía conforme al tipo social de que se tra-
te, importando la modificación del contrato social en las sociedades
LOS SOCIOS Y LOS TERCEROS 177
"personalistas", sin que suceda ello en las "capitalistas", toda vez
que en éstas el estatuto social se independiza del acto fundacional,
sin contener la individualización de los socios.
c) Por sucesión mortis causa, toda vez que el fallecimiento de
un socio produce la transmisión -en principio- de esa calidad a sus
herederos, quienes se incorporarán a la sociedad.
d) Por resolución judicial, en la hipótesis de indivisión heredi-
taria forzosa (arts. 51 y 53, ley 14.394, y art. 28, LSC), siempre que
se constituya sociedad regular, los herederos menores de edad de-
berán actuar como socios con responsabilidad acotada, debiendo el
contrato constitutivo ser aprobado por el juez de la sucesión.
Este estado de socio tiene relevancia frente a la misma socie-
dad, al resto de los socios, administradores, fiscalizadores y terce-
ros. Una vez adquirido ese estado o posición de socio, el cúmulo
de derechos y obligaciones que asume éste resulta independiente de
su voluntad, estando determinado por la ley, el estatuto de la persona
jurídica y las particularidades de la propia relación4.
Cesa la calidad de socio por diversas circunstancias:
a) Por causas voluntarias, como enajenación de la participación
social o ejercicio del derecho de receso o separación anticipada, en
los casos habilitados por la ley.
b) Por causas naturales, como la muerte del socio.
c) Por causas derivadas, como la finalización del trámite de di-
solución y liquidación de la sociedad.
d) Por causas forzadas, como la exclusión del socio.
e) Por ejecución forzada de la parte social5, o sea por la acción
de un acreedor individual del socio, en las sociedades en que esto
es posible.
Los derechos de socio son genéricamente unitarios y básicos
para cualquiera de los tipos sociales, sin perjuicio de aceptar algunas
diferencias específicas según el tipo social6. También es diferente

4
En este último aspecto nos referimos al cumplimiento de su obligación de
aportar, prestaciones accesorias asumidas, etcétera.
5
Ver en general Mascheroni - Muguillo, Régimen jurídico del socio.
6
Nos referimos a las disposiciones indisponibles en ciertos tipos sociales, ta-
les como el derecho al voto acumulativo, al ejercicio del derecho de preferencia, al
derecho de receso, etc., otorgado a los socios en las sociedades por acciones, que
pueden ser asumidos negocialmente al organizar otros tipos sociales.

\2. Richard - Muiño, Derecho societario.


178 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

la modalidad de ejercicio de los derechos del socio, tanto patrimo-


niales como de consecución.
Acerca de la clasificación de esos derechos, encontramos dere-
cho a la verdad y realidad de las aportaciones, derecho a integrar
los órganos de administración y fiscalización, derecho de voto, de-
recho de suscripción preferente de nuevas acciones, derecho al di-
videndo, derecho de impugnar los acuerdos sociales, derecho a ejer-
citar las acciones de responsabilidad, derecho de información y
derecho de receso7.
Podemos sistematizar los derechos y obligaciones de los socios
en dos grandes grupos:
a) Patrimoniales, incluyendo en ellos la participación en los
beneficios y soportación de las pérdidas, recepción de su partici-
pación en caso de exclusión, resolución o receso, o al resultado de
la liquidación de la sociedad, derecho de transferencia, de preferen-
cia, etcétera8.
b) De consecución, de gobierno, administración y fiscaliza-
ción, dentro de los que mencionamos al voto, la responsabilidad por
su ejercicio, informarse, etcétera.

§ 87. Socio APARENTE. - L a norma del art. 34 de la LSC asu-


me los efectos de la responsabilidad por la apariencia de la actuación,
por lo que el socio aparente no puede reputarse tal respecto a los
verdaderos socios, aunque tuviera participación en las ganancias de
la sociedad, pero debiendo responder frente a los terceros como si
fuera socio, conforme el tipo de sociedad y de su relación societaria.
Al no ser socio, podrá ejercer las acciones contra los verdaderos
socios de lo que debiera haber satisfecho como socio aparente9.

7
Richard, Anteproyecto de ley de sociedades comerciales, RDCO, 1968-606.
8
Conf. Richard, Derechos patrimoniales de los accionistas, en las sociedades
anónimas, p. 115 y siguientes.
9
Es de recordar -como lo hace Garó, Sociedades comerciales, t. I, vol. II,
p. 10- que a su respecto declaraba el art. 299 del Cód. de Comercio: "La persona
que prestase su nombre como socio, o tolerase o permitiese poner o continuar su
nombre en la razón social, aunque no tenga parte en las ganancias de la sociedad,
será responsable por todas las obligaciones de la sociedad que fuesen contraídas
bajo la firma social, salvo su acción contra los socios y sin responder a éstos por
las pérdidas y daños", coincidiendo sustancialmente con el art. 1668 del Cód. Civil
LOS SOCIOS Y LOS TERCEROS 179

§ 88. Socio OCULTO. - E l art. 34, párr. 2o, de la LSC determina


la responsabilidad ilimitada y solidaria del socio oculto, como la del
socio de la sociedad colectiva, con remisión expresa al art. 125, o
sea, de carácter subsidiario a -la excusión del patrimonio de la so-
ciedad, no siendo oponible a terceros el pacto de limitación de res-
ponsabilidad que pudiera haber firmado con los otros socios, respec-
to a los cuales sí es válido.
La norma carece de aplicación a los socios ocultos de socieda-
des de hecho, por cuanto solamente son responsables si se prueba
su participación, rigiendo en consecuencia a su respecto el régimen
previsto para aquéllos, y porque resultaría en definitiva un beneficio
mantenerlos en la situación que prevé el art. 34 que los responsabi-
liza solidaria, pero no subsidiariamente.
Existen diversos proyectos de suprimir esta responsabilidad por
la mera situación de ocultos, por cuanto la situación puede rondar la
distinción entre la mal llamada sociedad accidental o en participa-

en cuanto expresa: "El que sólo fuere socio ostensible por haber simplemente pres-
tado su nombre, no será reputado socio en relación con los verdaderos socios, aun-
que éstos le den algún interés; mas lo será con relación a terceros con derecho
contra los verdaderos socios, para ser indemnizado de lo que pagare a los acree-
dores de la sociedad". La sanción del artículo recae sobre quien aparece ante los
ojos de los terceros como socio, cuando en realidad no lo es; porque si lo fuera, en
verdad no tendría aplicación (conf. Segovia, Explicación y crítica del nuevo Código
de Comercio, t. 1, nota 1089). El legislador trata de defender los intereses de los
terceros, que de otro modo podrían fácilmente ser perjudicados (conf. Siburu. Co-
mentario al Código de Comercio argentino, n° 1120). Pero para que la grave san-
ción del artículo se haga efectiva, la persona afectada debió haber consentido en
que se usase su nombre como socio, o tolerado o permitido que se le hiciera figurar
en la razón social. Se trata de una posición activa, o pasiva, pero consciente, co-
nocida, porque si en este último supuesto ha podido ignorar que ese empleo se hacía
y afortiori de un modo indebido o abusivo, la aplicación de la pena es improcedente
(conf. Rivarola, Sociedades anónimas, n° 369). Bastará para ello con acreditar que
su ausencia del lugar no le ha permitido conocer y poner coto a ese abuso, y que,
por otra parte, no existe ninguna circunstancia que permita suponer que directa o
indirectamente la sociedad, que así ha procedido, se haya considerado autorizada
para proceder así. De cualquier modo, serán los jueces quienes resolverán, previa
la apreciación de dichas circunstancias, si hay o no lugar a su aplicación. En caso
afirmativo, se tendrá presente que la responsabilidad será solidaria e ilimitada con
los demás (conf. Malagarriga. Tratado, p. 67). Pero, ello es así con relación a los
terceros, porque en lo que respecta a los socios, las responsabilidades se adjudicarán
según los convenios que entre ellos existiesen, o en correspondencia con el valor de
sus aportes y las utilidades que se atribuyan.
180 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

ción y una sociedad en sentido estricto. El partícipe oculto no tiene


responsabilidad, ni aun cuando el gestor haga conocer su existencia
(art. 364, LSC), debiendo registrarse un consentimiento de éstos pa-
ra que tácitamente se entienda que asumen responsabilidad.
La responsabilidad del socio oculto, por el solo hecho de la re-
lación societaria sin que exista un acto u omisión del que resulte
que debe asumir ia deuda, no parece vinculada a ios principios ge-
nerales del derecho, pues no media ni apariencia, ni abuso de dere-
cho, ni otro factor de atribución, desalentando negocios de parti-
cipación que luego puedan señalarse como de tipo societario y
constituyentes de una relación societaria oculta10.

§ 89. Socio DEL SOCIO. - El art. 35 de la LSC contempla la


posibilidad de que cualquier socio pueda otorgar participación a ter-
ceros en su calidad de tal, careciendo éstos de la calidad de socios,
y como consecuencia de ello de toda acción social.
Debe distinguirse entre la transferencia de la condición de socio
y la transferencia de los derechos patrimoniales inherentes a tal po-
sición. Es el supuesto que contempla el art. 35 de la LSC".
La ley dispone que a la relación entre el socio y el tercero se
le aplicarán las reglas entre sociedades accidentales o en partici-

10
Sobre esta figura se refería -como lo denomina Garó, Sociedades comer-
ciales, t. I, vol. II, p. 10- el desubicado último apartado del art. 298 del Cód. de
Comercio, al prescribir: "La responsabilidad de los socios ocultos es personal y so-
lidaria en la forma establecida en el art. 302". La disposición se orienta en distinto
sentido de la del art. 1669 del Cód. Civil que prescribe: "£7 que fuere socio no
ostensible, será juzgado socio con relación a las personas con quienes contrató so-
ciedad: mas no con relación a terceros, aunque éstos tuviesen conocimiento del con-
trato social". Por lo cual en opinión de este autor deroga la anterior en lo que es
incompatible. ¿Qué debe entenderse por socio oculto? La ley no lo dice, pero la
doctrina (conf. Siburu, Comentario al Código de Comercio argentino, vol. IV, n°
1119; Segovia, Explicación y crítica del nuevo Código de Comercio, t. I, nota 1088;
Malagarriga, Tratado, p. 66) nos proporciona las necesarias explicaciones. Lo será
aquel que sin figurar en el contrato social o en acto formal como integrante de la
sociedad, o al no aparecer en la inscripción del registro como tal, niega ante los
terceros serlo y, no obstante, ya sea directamente, o por un "testaferro" (persona que
hace las veces de socio por otro, sin serlo en la realidad jurídica y material), goza
de los beneficios de tal.
11
Fariña, Tratado, t. I. p. 385; recordando además que el art. 1730 del Cód.
Civil admite, aunque con redacción mucho más escueta, semejante solución para las
sociedades civiles.
LOS SOCIOS Y LOS TERCEROS 181
pación, lo cual no significa atribuir a esa relación dicho carácter.
Entre la sociedad en participación y la figura del "socio del socio"
existen diferencias fundamentales:
a) La sociedad en participación dentro del derecho argentino
debe ser transitoria, cosa que no constituye requisito para la figura
del "socio del socio".
b) En la sociedad en participación el socio gestor tiene a su
cargo la administración de la sociedad y es quien actúa frente a ter-
ceros a su nombre personal. El socio que otorga participación a un
tercero (caso del art. 35) se limita a hacer participar a ese tercero
en las utilidades o pérdidas que él reciba en su calidad de tal den-
tro de determinada sociedad a la cual el tercero permanece ajeno.

B) D E LOS SOCIOS EN SUS RELACIONES CON LA SOCIEDAD

§ 90. INTRODUCCIÓN. - La expresión del título corresponde a


la secc. VI del cap. I de disposiciones generales de la LSC.
En realidad, toda la ley regula las relaciones de los socios con
la sociedad, tanto en la disposición general de la información socie-
taria como en los diversos tipos sociales, al determinar la especifi-
cidad de cada derecho y las modalidades de su ejercicio.
La jurisprudencia tiene dicho12: "Privar al consocio de alguno
de los atributos propios del carácter de tal es tanto como destituir-
lo del grado de socio, y esto no puede hacerse porque en definitiva
equivale a sustraerle sus derechos societarios, que deben ser respe-
tados tanto como son cuidados los propios".

§ 91. COMIENZO DE LOS DERECHOS Y OBLIGACIONES. - Las rela-


ciones entre el socio y la sociedad se regulan de conformidad a lo
dispuesto en el contrato social (art. 36, LSC)13.

'2 CNCom. Sala D, 23/12/81, ED, 104-362.


13
La Exposición de motivos de la ley señala -en la secc. VI, ap. 1- que se
sigue así una solución similar al art. 403 del Cód. de Comercio, aunque suprimién-
dole su párr. 2o, conforme a lo enseñado por la doctrina. El párr. Io de ese artículo
se refería sólo a las obligaciones y hacía presumir que lo eran desde la fecha del
contrato de no mediar aclaración en contrario. El párr. 2" expresaba: "Estas obli-
182 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

No obstante esta solución que respeta la decisión de las partes


en cuanto a la organización jurídica de la empresa, particularmen-
te en cuanto a la dotación patrimonial a través de los aportes de los
socios, encuentra una limitación en el art. 23, párr. 2o, de la LSC,
en cuanto la sociedad no inscripta no puede invocar respecto de los
socios los derechos nacidos del contrato social14.
Consecuente con ello, las obligaciones asumidas por los socios
para dotar patrimonialmente a la sociedad o para asegurar el cum-
plimiento de sus actividades no podrán exigirse si no se hubieran
iniciado los trámites de regularización de la sociedad (dentro de los
quince días de otorgado el acto; art. 39, Cód. de Comercio).
Es por ello que la ley generó una presunción contraria a la del
Código de Comercio, fijando que a falta de previsión contractual el
aporte del socio es exigible desde la inscripción de la sociedad (art.
37, párr. Io).

C) A P O R T E , PATRIMONIO Y CAPITAL

§ 92. GENERALIDADES. - La expresión aporte, en este caso,


debe ser entendida en sentido amplio, comprendiendo también las
prestaciones accesorias. Es que dentro de .un concepto amplio de
aportación tanto el aporte como las prestaciones accesorias son una
auténtica obligación social (de los socios para con la sociedad), en-
cuadrabas dentro de las obligaciones individuales del socio.
No obstante, dentro de esas obligaciones cabe distinguir las
"aportaciones al capital social", aportaciones en sentido estricto, de
las "aportaciones de mero patrimonio", o sea de aquellas otras pres-

taciones duran hasta que, disuelta la sociedad, se hallen satisfechas y extinguidas


todas las responsabilidades sociales", lo que es obvio en cuanto a la extensión, pero
no se corresponde a algunos tipos sociales.
14
Ese criticado principio de inoponibilidad del contrato de constitución de la
sociedad en los supuestos de sociedades irregularmente constituidas, es paliado en
el art. 22 in fine, cuando determina que la liquidación se practicará conforme las
disposiciones del contrato social, según el cual se podrán requerir las prestaciones
a los socios y exigir su contribución para satisfacer las pérdidas, o estar a las reglas
previstas para la distribución de las utilidades.
LOS SOCIOS Y LOS TERCEROS 183
taciones que, siendo también aportaciones sociales en sentido am-
plio, no pasan a integrar el capital, sino el patrimonio de la socie-
dad15.
La referencia del art. 36 de la LSC a que los derechos y par-
ticularmente las obligaciones comienzan en la fecha fijada en el con-
trato, o a falta de ella desde la inscripción, impuso al legislador re-
ferirse a los "actos anteriores" a esas fechas, cumplidos por los
representantes y administradores sociales16. La norma parece su-
perflua frente a la personificación que se formalizó de las socieda-
des irregulares y de hecho (art. 26, LSC)17, y a la responsabilidad
que se supone de la actuación de la sociedad, salvo que se inter-
prete que en estos casos no pueden obligarla cualquiera de los so-
cios, importando una alteración a la norma del art. 24 de la LSC.
Uno de los elementos de la personalidad de las sociedades es,
conforme al principio de división con el patrimonio de los socios,
el patrimonio social. Éste se formaliza por las prestaciones18 que
los socios comprometen de sus propios patrimonios. Esas presta-

15
Garrigues, Tratado, t. I, vol. 2, p. 734; Rodríguez Rodríguez, Derecho de
las sociedades, t. I, p. 173; Barba de la Vega, Las prestaciones accesorias, p. 171.
16
El artículo señala de acuerdo con lo que dispone para cada tipo de sociedad,
refiriéndose a nuestro entender a los actos que cumplan los administradores y re-
presentantes orgánicos de la sociedad, y no cualquier socio como en la sociedad
irregular, más que a la responsabilidad limitada que puedan tener los socios o a las
particulares reglas sobre la sociedad en formación, que corresponden sólo a la so-
ciedad por acciones: arts. 182 a 184.
17
Ver Exposición de motivos -secc. VI, ap. 1- aunque se refiera a una per-
sonalidad precaria y limitada, calificativos que no alteran la generación de persona-
lidad, como hemos sostenido.
18
En la ley 117 del año 1993 que crea la sociedad de capital e industria en
el Paraguay, a los aportes de los socios industriales se les refiere como "prestacio-
nes", imponiendo que se les atribuya un valor que -conforme el art. 5°- "será equi-
valente al promedio de remuneraciones abonados por servicios iguales o similares,
al tiempo de constitución, fijado por un plazo determinado de trabajo, o por un nú-
mero de piezas a producir". O sea que el valor de la prestación, así tasada, del
socio industrial, permite compararla con los aportes de capital. La terminología
de la ley, llamando prestaciones a los compromisos del socio industrial, modifica
adecuadamente la terminología del Código Civil que los denominaba también "apor-
tes" en el art. 987 ("no prestare el servicio", "se obligó a aportar"). Esa atribución
de valores a los aportes y prestaciones viene en sustitución del valor capital, que no
aparece exigido en la ley, midiendo el límite de responsabilidad de los socios tanto
industriales como capitalistas (arg. arts. 6o, 9°, 12 y 13).
184 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

ciones suelen denominarse aportes en relación a los que son men-


surables para la determinación del llamado específicamente capital
social (art. 11, inc. 4, LSC).
Entre los aportes de bienes y prestaciones se genera el patrimo-
nio de la sociedad. La noción de capital social es de política legis-
lativa, subrayando la doctrina ¡a idea de "patrimonio suficiente" pa-
ra afrontar las operaciones sociales. Introduce la cuestión a la
noción de infracapitalización material, vinculada a las obligaciones
de los administradores sociales para continuar o disolver la socie-
dad. La sociedad responde con todo su patrimonio y éste se acre-
cienta o disminuye de acuedo al éxito o no éxito de la actividad
empresaria19.
El concepto lato o económico de capital se confunde con el
concepto jurídico de patrimonio: conjunto de derechos y obliga-
ciones de la sociedad, que se modifica continuamente en más o en
menos conforme a las alternativas favorables o desfavorables de la
actividad societaria.
Esa concepción dinámica del patrimonio contrasta con la de ca-
pital social, cuyo concepto normativo implica un monto dinerario
estático20 que no representa el patrimonio de la sociedad sino por
aproximación anual al formalizarse el balance y determinarse los
excedentes de patrimonio neto que sobrepasando la cifra estática del
capital21, no estando afectados a, reservas legales o facultativas, po-
dría repartirse.
Partiendo de la identidad momentánea en el acto constitutivo
de patrimonio social y capital social y su eventual ajuste anual, esa
concepción teórica generó la doctrina en torno a la correlación de
capital social con objeto social22, a fin de que aquél sea suficiente
para la consecución del segundo, pues de lo contrario existiría una
causal disolutoria de la sociedad en el propio acto constitutivo.

19
Colombres, Curso. Parte general, p. 134.
20
Es una cifra, representando un concepto puesto a similitud de los mate-
máticos, constituyendo una cifra parámetro (Colombres, Curso. Parte general, p.
134).
21
La inflación generó las cuentas de ajuste de capital para mantener el valor
de la cifra original, frente al envilecimiento del signo monetario indicado como dato
estatutario.
-- JuzgNacCom n° 26, 30/6/80. "Veca Construcciones SRL", firme.
LOS SOCIOS Y LOS TERCEROS 185
Esa noción estática de capital social, debería ser vinculada a la
obligación de mantener a la sociedad patrimonialmente apta para
enfrentar los negocios sociales que en concreto se planifican realizar
año por año. Estamos hablando del concepto de subcapitalización
material, o sea de patrimonio insuficiente, que importa una no-
ción dinámica que escapa a la simple subcapitalización formal-1.
El capital social cumple una función formal de cifra de reten-
ción frente al derecho individual inderogable de los socios a las uti-
lidades del giro societario que se registren en el patrimonio de la
sociedad. Impide que los socios puedan ejercer derechos sobre ese
conjunto de bienes más allá de la barrera que implica su valor no-
minal y los ajustes técnicos. Como dato jurídico o cifra estatutaria,
es un parámetro para el ejercicio de los derechos y obligaciones en
relación a los socios y los terceros.
El patrimonio neto de la sociedad resulta contablemente de res-
tar a su activo el pasivo; jurídicamente indica la cantidad resultante
de detraer del valor total asignado a los bienes y derechos de que
es titular una sociedad, el total de las deudas y obligaciones por las
cuales debe responder.
Esta es la razón por la que el capital se detrae de la cifra resul-
tante, como si fuera un pasivo, para actuar como elemento de reten-
ción en el patrimonio del monto necesario para asegurar el giro so-
cial (realizar las actividades destinadas al cumplimiento del objeto
social). Impide así que los socios puedan repartirse anticipadamen-
te el capital social, determinando así la existencia o no de utilidades
que, en virtud de una deliberación de socios, puede traducirse en
dividendos repartibles. Se respeta así la función jurídica del capi-
tal, cuya reducción está sometida a un criterio estricto en las socie-
dades con responsabilidad limitada de sus socios, en cuanto que ese
capital implica un monto referencial de la responsabilidad patrimo-
nial de la sociedad respecto a los terceros acreedores.
Las acciones sin valor nominal intentan soslayar el criterio ju-
rídico de la noción de capital social, para referirse al criterio eco-
nómico de patrimonio suficiente para la evolución social; de un dato

23
Conf. Pórtale, Capitule sociale e societá per azioni sottocapitalizzata, "Ri-
vista delle societá", año 36, ene.-feb. 1991, fase. Io, p. 3 y siguientes. Nos referi-
mos a la infracapítalización material.
186 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

formal pasa a constituirse en un elemento sustancial: el patrimonio


suficiente para mantener el giro social24.

- 4 El tema está vinculado a las acciones sin valor nominal como represen-
tativas del aporte de cada socio a la constitución del patrimonio social. Como jus-
tificación de su existencia reproducimos las "notas explicativas" del anteproyecto
de ley de sociedades y contratos de participación elaborado por la comisión desig-
nada por el Ministerio de Justicia, presentado en 1993 (constituida por Alberti, Ara-
ya. Fargosi, Le Pera, Malra! y Richard), en la que se impone esa solución para el
nuevo subtipo de sociedad por acciones, "la sociedad anónima simplificada": "/)
Prohibición de acciones con valor nominal: a) se establece que las acciones de las
sociedades anónimas simplificadas no podrán tener valor nominal, que parte de la
hoy común constatación de que la mención de un 'capital social' nominal constituye
un dato carente de realidad que, al sugerir al público que sí lo tiene, constituye una
manifestación engañosa que no debe ser permitida por la ley; b) esa constatación se
encuentra también en el report n° 9 de la 'Comisión para la Reforma y Reformula-
ción de la Ley de Compañías de Nueva Zelanda' (1989). El anteproyecto elabo-
rado por esa comisión tuvo por sus méritos una pronta atención en el ambiente ju-
rídico internacional, y fue además tenido en cuenta ep esta comisión porque, aunque
sensiblemente más pequeño en territorio y población, Nueva Zelanda es un país
que por su producción y otras circunstancias fue tradicionalmente considerado una
referencia para la Argentina. Estudiado ese report n° 9, el anteproyecto que lo
acompaña, y el proyecto finalmente sometido al parlamento, encontramos ideas úti-
les en varios puntos, entre ellos las distribuciones a los accionistas y dividendos,
compra por la sociedad de sus propias acciones, asistencia a terceros para esa com-
pra, y la emisión de acciones que importan responsabilidad personal e ilimitada por
las obligaciones de la sociedad; c) la no emisión de"acciones con valor nominal
por la sociedad anónima simplificada la hará particularmente apropiada como es-
tructura formal para proyectos empresarios conjuntos (joint venture corporations) y
solucionará ciertas limitaciones que resultan de la noción de ese capital social no-
minal. La experiencia brasileña es útil para nosotros. Después del período de des-
concierto inicial que siguió a la sanción de la ley de sociedades por acciones de
1976, que permitió las acciones sin valor nominal, éstas adquirieron gran difusión
y en buena medida desplazaron a las otras, pese a que esa ley contiene un método
alternativo para adecuar de algún modo el 'valor nominal de las acciones a su valor
patrimonial proporcional'; d) la regulación de la sociedad anónima simplificada con-
tiene menos reglas sobre 'capital', 'reservas de capital', y otras nociones vincula-
das, de las que se encuentran en otras legislaciones -incluida la brasileña, inspirada
en esta parte en las versiones de aquella época de la Model Business Corporation
Act estadounidense-; e) se trata de un área en la que las ideas evolucionan con gran
rapidez, y la comisión prefirió someterse a la autorrestricción de no regular lo que
no era seguro que debía ser regulado, antes que legislar sólo porque otros países en
el pasado lo habían hecho, y porque proponer más reglas sólo requeriría adaptar
material fácilmente disponible;/) el art. 325 contiene una remisión a los principios
de contabilidad generalmente aceptados para sociedades de acciones sin valor no-
minal, y esta remisión debería ser eficaz y fructífera en la mayor parte de los casos.
LOS SOCIOS Y LOS TERCEROS 187

La vinculación de capital social en las normas de la LSC está


determinada por el criterio de técnica jurídica por el que la ley otor-
gó al capital social el dato jurídico referencial de importancia fun-
dacional y funcional, conforme a lo cual el art. 11, inc. 4, exige que
el instrumento constitutivo contenga la cifra del capital social, ex-
presada en moneda argentina y el aporte de cada socio como forma
de asegurar la existencia de ese capital fundacional; el art. 94, inc. 5,
al establecer como causal de disolución la pérdida del capital social,
que sólo puede ser soslayada si se reintegra o aumenta el capital
social; el art. 205 en cuanto a la reducción del capital social, etcétera.

§ 93. ENTREGAS PARA FUTURAS EMISIONES Y APORTES IRREVOCA-


BLES PARA FUTUROS AUMENTOS DE CAPITAL. - Tema importante es el de
las entregas para futuras emisiones y aportes irrevocables para futu-
ros aumentos de capital formalizados, los que, por la apariencia que
generan en los balances, deberían estar sujetos a ciertas reglas en
beneficio de terceros, tales como que las entregas realizadas a la
sociedad en integración de futuros aumentos de capital estarán su-
bordinadas, en caso de concurso, al previo pago de todos los acree-
dores quirografarios (art. 39, Proyecto de reformas a la LSC).

§ 94. LA SUBORDINACIÓN DE CRÉDITOS. - El art. 62 in fine del


anteproyecto de ley de sociedades del Ministerio de Justicia, año
1993, congruente con el art. 63, e, expresa: "Se presumen subordi-
nadas las entregas realizadas a la sociedad en integración de futuras
acciones o aumentos de capital".
El concepto de subordinación de créditos es reciente, surgido
de la experiencia del derecho anglosajón.
Los créditos subordinados suponen la existencia de un deudor
común, de acreedores contra el mismo deudor y una calificación vo-
luntaria de prelación determinada por dichos acreedores. Existen
tres variantes:

En cuanto a las sociedades anónimas simplificadas que hagan oferta pública, la au-
toridad de regulación podrá establecer las demás normas que estime apropiadas. Si
la observación demostrara alguna necesidad específica, ella puede ser rápidamente
atendida por un legislador atento, mal menor respecto del que se causa mediante la
introducción de reglas inapropiadas, o que en poco tiempo pasen a serlo, cuya co-
rrección es mucho más difícil porque la experiencia indica que, una vez instaladas,
ellas son difíciles de remover".
188 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

a) La simple, donde no se abona ningún interés ni capital hasta


que no se abone integralmente el crédito preferente.
b) La condicional, que permite la atención normal de todos los
créditos mientras no se genere la condición suspensiva determinada
de la que resulte afectada su capacidad de pago, desde la cual no se
puede pagar sino el crédito preferente, total o parcialmente según
se convenga25.
c) La propiamente dicha o inversa, por la cual la subordinación
no nace por decisión del acreedor que quiere generar la preferencia,
sino por decisión del acreedor que se subordina. En este supuesto
se califican los aportes irrevocables para futuros aumentos de capital
como hemos referido en el § 93.
Una práctica usual en materia de sociedades es que los socios
no perciban utilidades hasta que no se cancele el crédito al que se
da preferencia, o sea que las utilidades pasan a ser obligaciones su-
bordinadas.
La forma normal de acordarlo es el convenio multilateral en las
dos primeras versiones, y la decisión unilateral publicitada en el úl-
timo supuesto. En este caso el propio acreedor se subordina.
Alguna legislación autoriza la emisión de títulos de obligación
subordinada, que son abonados con posterioridad a algunos o todos
los acreedores26.
En realidad conforman un factor complementario del capital so-
cial, en obligaciones a largo plazo, destinadas a ser abonados sus
servicios de intereses y de amortización con las utilidades, acumu-
lándose los mismos ante la inexistencia de ellas27. No constituyen
nunca capital, ni pueden transformarse en él, por lo que se distin-
guen de las acciones preferidas.
La subordinación ha sido reconocida en la ley de concursos y
quiebras 24.522, en su art. 41 in fine: "Los acreedores verificados
que hubiesen convenido con el deudor la postergación de sus dere-
chos respecto de otras deudas, integrarán en relación con dichos cré-

25
Acosta Romero, Derecho bancario, p. 569 y siguientes.
26
Nueva especie de títulos valores en México, introducido por las reformas
a la ley bancaria de 1990 (art. 64 y concs.); consideramos que ello no está prohibido
en la legislación argentina (obligaciones negociables subordinadas).
27
Acosta Romero. Derecho bancario, p. 574.
LOS SOCIOS Y LOS TERCEROS 189
ditos una categoría". Se trata de la subordinación propiamente di-
cha o inversa conforme nuestra calificación.

§ 95. INTRODUCCIÓN A LOS DIVERSOS TIPOS DE SOCIEDAD. -Tra-


taremos de exponer los puntos sistemáticamente:
a) SOCIEDAD CIVIL. Las obligaciones de los socios para con la
sociedad están referidas en los arts. 1701 a 1710 del Cód. Civil.
Se determina claramente el carácter de persona jurídica de la
sociedad al referirse a la propiedad de los aportes (arts. 1702 y 1703,
Cód. Civil), salvo el caso de aportes en uso y goce como en la so-
ciedad civil de capital e industria (art. 1705) y aceptándose el aporte
de trabajo (arts. 1708 y 1709). Todo tipo de bienes, incluso crédi-
tos, bienes fungibles, etcétera.
b) SOCIEDAD COLECTIVA. Todo tipo de aportes y prestaciones
pueden ser valorizados como constituyendo el patrimonio de la so-
ciedad. Tampoco existen plazos para su integración, mas la sus-
cripción debe determinarse en el contrato constitutivo.
c) SOCIEDAD DE CAPITAL E INDUSTRIA. El aporte puede ser, al igual
que en la sociedad civil de capital e industria, de obligaciones de
hacer, las que pueden evaluarse en el contrato a los fines del reparto
de utilidades, pues de no convenirse corresponderá la valuación ju-
dicial ante la falta de acuerdo (art. 144, LSC).
d) SOCIEDAD EN COMANDITA SIMPLE. Las mismas reflexiones que
para los socios de las sociedades colectivas corresponde para los apor-
tes de los comanditados. En cambio, los aportes de los comanditarios
deben corresponder a obligaciones de dar (arts. 135, 38 y 51, LSC).
e) SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA. Los aportes a estas so-
ciedades deben corresponder a transferencia de propiedad de bienes
susceptibles de ejecución forzada.
f) SOCIEDAD ANÓNIMA. Estas sociedades deben consistir en simi-
lar prestación a la indicada en el apartado anterior, pero sujeto a
valuación especial.
g) SOCIEDAD EN COMANDITA POR ACCIONES. Se aplican las normas
de la sociedad anónima (art. 316, LSC), no existiendo disposición
alguna que se refiera a los aportes de los comanditados.
190 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

h) SOCIEDAD DE ECONOMÍA MIXTA. Legisladas originariamente por


el decr. ley 15.349/46, ratificado por ley 12.962, las normas de la
LSC se aplicarán a este tipo social en cuanto no sean contrarias a
las de aquel decreto ley (art. 389). Este decreto, que en su art. 3o
remite a las normas sobre sociedades anónimas, innova en cuanto a
aportes de la Administración pública en el art. 4o, al admitir "cual-
quier clase de prestaciones" y en especial: "a) concesión de privile-
gios de exclusividad o monopolio, exención de impuestos, protec-
ción fiscal, compensación de riesgos, garantía de interés al capital
invertido por los particulares; b) primas y subvenciones, aporte tec-
nológico; c) anticipos financieros; d) aportes de carácter patrimo-
nial, en dinero, en títulos públicos o en especie, concesión de bienes
en usufructo"28.
i) SOCIEDAD COOPERATIVA. El art. 28 de la ley 20.337 determina
que sólo pueden aportarse bienes determinados y susceptibles de
ejecución forzada, como representativos del capital social, determi-
nando que la valuación de los aportes no dinerarios se hará en la
asamblea constitutiva o, si fueren posteriores, por acuerdo con el aso-
ciado aportante y el consejo de administración, sometido luego a la
asamblea. Esto no descalifica la existencia de otras prestaciones no
representativas del capital, conforme la naturaleza de la cooperativa.

§ 96. INSCRIPCIÓN PREVENTIVA DE BIENES REGISTRABLES. - El


art. 38 de la LSC asegura la división patrimonial, a través de la ins-
cripción registral de los bienes que tienen tal modalidad29, a nombre
de la sociedad, para excluirlos del patrimonio del aportante y de la
acción de los acreedores del mismo. La norma señala que la ins-
cripción se hará preventivamente a nombre de la sociedad en forma-
ción, apartándose de la terminología de la ley registral 17.801 que
se refiere a inscripción "provisoria".

28
En en derecho paraguayo, siguiendo una tendencia universal para los apor-
tes, y referido a los aportes de trabajo o servicios, se determina que el trabajo o
industria no podrá consistir en "influencia política o social", pues tornaría nula a la
sociedad (arg. art. 961, inc. b, Cód. Civil paraguayo).
29
En Paraguay, conforme la personificación de la sociedad contra su inscrip-
ción, los aportes de bienes registrables no podrán inscribirse a nombre de la socie-
dad (art. 967, párr. 3 o , Cód. Civil paraguayo); consecuente con ello, mientras la
sociedad no se inscribe existe responsabilidad solidaria de los socios (art. 11).
LOS SOCIOS Y LOS TERCEROS 191

La doctrina ha señalado que esa inscripción "preventiva" es de-


finitiva y no está sujeta a quedar sin efecto, pues una vez que la
sociedad ha actuado y con bienes que caracterizan su personalidad,
sólo puede cesar a través de la conclusión de la etapa liquidativa.
Esa anotación preventiva es definitiva, debiendo descartarse su
asimilación a la anotación provisoria prevista en la ley 17.801. El
bien, una vez aportado, se desprende del patrimonio del socio y ge-
nera el patrimonio autogestante de la sociedad30.
En orden a la posibilidad de que las sociedades de hecho pue-
dan adquirir bienes registrables, el tema no tiene clara solución en
el art. 26 de la LSC, manteniéndose una posición predominantemen-
te negativa, basada en anteriores doctrinas o en limitaciones regís-
trales provinciales. En este sentido se ha afirmado: "Las socieda-
des irregulares o de hecho no pueden adquirir bienes registrables.
Las adquisiciones en estos supuestos deben entenderse como de pro-
piedad de quien figure registrado en el dominio"31.
Esa cuestión comienza a limitarse: "Si bien es cierto que la so-
ciedad irregular no puede inscribir a su nombre los bienes registrables
por razones de identificación, así como que respecto de tales bienes los
acreedores sociales no tienen preferencia sobre los particulares de
los socios, no es menos cierto que entre los socios puede probarse
que tales bienes forman parte del patrimonio social y se hallan, en
consecuencia, sujetos a las relaciones derivadas de la sociedad"32.
Y en idéntico sentido: "Si bien es cierto que la sociedad irre-
gular o de hecho no puede inscribir a su nombre los bienes registra-
bles por razones de identificación, no lo es menos que entre los so-
cios puede probarse que tales bienes forman parte del patrimonio

30 C N C o m , Sala C, 14/3/75, "Casa Matal SRL", LL, 1975-C-487, donde se dijo


que "en el caso de una sociedad que dejó vencer el plazo de duración y se constituye
en sociedad irregular al querer renovar la sociedad primitiva, la primera inscripción
del inmueble aportado, no modificada, puede considerarse que en el caso llena los
requisitos exigidos por el art. 38 L S C " . Expresamos nuestro cuestionamiento a la
idea de irregularidad sobreviniente de una sociedad regular, pues el caso se encuen-
tra expresamente previsto por el art. 99 de la L S C ; esa apreciación jurisprudencial
se corresponde a la doctrina y jurisprudencia anterior a la L S C .
31
SCBA, 16/11/82, "Lañes Longueiras, Juan c/Colángelo, Dante M. y otros",
DJBA, 124-325.
32
CNCom, Sala A, 11/12/80, ED, 100-456.
192 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

social, hallándose en consecuencia sujetos a las relaciones derivadas


del contrato social. Negar tal posibilidad llevaría a la errónea con-
clusión de que el aportante no detenta la calidad de socio, dado que
el aporte es presupuesto básico para asumirla. Al tratarse de un
bien que integra el patrimonio de la sociedad, deberá incluirse en
su liquidación"33.
En las sociedades cooperativas, conforme el art. 28 in fine de
la ley 20.337, se requiere que cuando se aporta un bien registrable se
inscriba "preventivamente a nombre de la cooperativa en formación".

§ 97. FONDO DE COMERCIO. - L a s cuestiones doctrinarias en


torno a la modalidad de transferencia de un fondo de comercio cuan-
do se lo hace como aporte a una sociedad quedaron aclaradas por
la disposición del art. 44 de la LSC, que impone cumplir con todos
los trámites previstos en la ley 11.867 o la que posteriormente ri-
giera la materia.
Incluyendo bienes inmateriales importa una excepción al prin-
cipio general del art. 39 de la LSC en el caso de que se aporte a
sociedades de capital, por la particular naturaleza de los bienes agru-
pados funcionalmente en un fondo, imponiéndose en el art. 44 de la
LSC el inventario y valuación, por lo que corresponde remitir a las
disposiciones en torno a la valuación de aportes en especie (arts. 51
a 53, LSC).

§ 98. MORA EN EL APORTE. - El incumplimiento de un socio a


su obligación de aportar, o sea de integrar el patrimonio del nuevo
ente, importa la mora por el vencimiento del plazo, que de no existir
será el de inscripción de la sociedad (art. 37, LSC), que es a su vez
la fecha desde que corre el plazo de la prescripción34. Se trata de
un supuesto de mora automática35. Se ha entendido que desde la
inscripción en el Registro Público de Comercio la sociedad queda

33 C N C o m , Sala B , 29/11/88, LL, 1989-B-440 y DJ, 1989-1-1077,


34
Tres años conforme al art. 848, inc. Io, del Cód. de Comercio, como obli-
gación derivada del aporte a una sociedad, y corre desde la inscripción. Conf.
CNCom, Sala A, 20/12/77, ED. 78-647.
35 Conf. CNCom, Sala D, ED, 78-648; Verón, Sociedades comerciales, t. 1,
p. 321. Ni la constitución ni la inscripción suponen la integración del capital
social.
LOS SOCIOS Y LOS TERCEROS 193
definitivamente constituida36, tratando de desalentar la constitución
de sociedades o ampliación de sus capitales bajo condiciones de in-
tegración de los aportes que no estipulan plazos para su cumplimien-
to con el consiguiente peligro de transformarse en un ardid violato-
rio de la veracidad sobre la estructura real del capital, pero en las
sociedades regularmente constituidas no es menester que esté ase-
gurada esa integración.
Este precepto es coherente con la cuestionable política legisla-
tiva de la ley al desvalorizar el contrato en las sociedades irregular-
mente constituidas, lo que trasciende a la sociedad en formación:
mientras no esté inscripta la sociedad no podría reclamarse la inte-
gración del aporte, sin perjuicio del cumplido en el acto constitutivo
y cuya acreditación debe formalizarse para lograr esa inscripción
(arts. 149 y 187, LSC).
Esa mora automática sólo es aplicable -coherente con otras dis-
posiciones de la ley- a la integración en efectivo, pues no existe
plazo de integración de bienes en especie. El régimen corresponde
a todas las sociedades, salvo para las por acciones.
Desde la mora el socio debe resarcir los daños e intereses que
genere a la sociedad.
La sociedad es la legitimada activamente a reclamar el cumpli-
miento de la obligación del socio (cuyo objeto es el aporte) o darlo
por excluido de la sociedad. En este último supuesto deberá existir
una resolución de socios por las mayorías que correspondan, sin
contar las participaciones en mora. La resolución es inmediata-
mente operativa, sin perjuicio de que el socio pueda cuestionar ju-
dicialmente su exclusión37. El reclamo de daños e intereses, o el
cumplimiento coactivo, deberá exigirlo judicialmente la sociedad
ante su insatisfacción por el incumplidor.
En forma similar a la previsión del art. 16 de la LSC, respecto
a la nulidad o anulabilidad del vínculo de un socio, el incumplimien-

36
La jurisprudencia ha resuelto que no puede hablarse de mora en la integra-
ción de los aportes descriptos en la promesa de contrato, desde el momento en que
la sociedad no se encuentra constituida (CNCom, Sala C, 30/5/80, ED, 90-249).
37
Se trata de un caso de excepción de la exclusión prevista en el art. 91 de
la ley. que exige que la sociedad promueva la acción judicial respectiva. Tampoco
se aplica, en el supuesto de la mora en el aporte, la caducidad de noventa días pre-
vista en la acción general de exclusión de socios.

13. Richard - Muiño. Derecho societario.


194 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

to de uno de ellos no afecta la constitución de la persona jurídica


sociedad.
Cada obligación de un socio con la sociedad es independiente38,
no obstante lo cual constituiría un abuso de derecho que socios mo-
rosos decidieran la exclusión de un socio en similares condiciones
o la exigibilidad judicial de su aporte sin cumplir a su vez la obli-
gación personal.
El suscriptor moroso no puede oponer a la sociedad ejecutante
la defensa de incumplimiento de otros suscriptores, pues existe una
relación obligacional independiente de deudor a acreedor, no pudien-
do enervar la exigibilidad de su obligación por el hecho de que el
acreedor no ejecuta al mismo tiempo las otras deudas análogas a la
suma39. Los administradores que así actuaren serían responsables
frente a la sociedad de una conducta arbitraria, contraria a lo dis-
puesto por el art. 59 de la LSC.
La exclusión del socio en las sociedades en general, o la cadu-
cidad de los derechos de las acciones en mora en las sociedades por
acciones (solución similar a aquélla) no implica necesariamente la
reducción del capital social, pues puede resolverse el reintegro del
capital por los mismos socios y terceros.
Esto es más claro en el aumento de capital, donde la inscripción
del art. 188 es meramente del aumento de capital autorizado mas
no de su integración, que se efectiviza corí la registracion marginal
prevista en el art. 201.
a) RÉGIMEN ESPECIAL PARA LAS SOCIEDADES POR ACCIONES. Respecto
de las sociedades por acciones, el art. 192 de la LSC remite al art.
37 de la misma ley, para el supuesto de mora en la integración, y
conforme el sistema, "suspende automáticamente" los derechos inhe-
rentes del titular por las acciones en mora, pues pueden existir ac-
ciones totalmente integradas y otras no. La sanción vincula al tí-
tulo representativo del vínculo social y no a la persona de su titular.

38 C N C o m , Sala B, 24/8/79, LL, 1980-A-380; es inaceptable condicionar la


integración del capital por parte del socio demandado a la integración del corres-
pondiente a los otros dos socios de la sociedad, respecto de los cuales el accio-
nado no ha probado que no hubiesen cumplido con la totalidad de los aportes pro-
metidos.
39 C N C o m , Sala C, 31/8/71. LL, 106-227.
LOS SOCIOS Y LOS TERCEROS 195

No obstante, altera la resolución legal prevista para la generalidad


de las sociedades40.
Se mantiene la posibilidad de exigir el cumplimiento, incluso
judicialmente. Pero en caso de resolución, ésta debe estar prevista
en el estatuto ("podrá establecerse que se producirá la caducidad de
los derechos"), en cuyo caso se alteran los plazos previstos en el
"pacto comisorio general" aplicable a los contratos con prestaciones
recíprocas (art. 216, Cód. de Comercio). Esa caducidad se genera
previa intimación al cumplimiento en un plazo no mayor a treinta
días, con pérdida de las sumas abonadas. Ante la expresión legal,
¿podrá intimarse a cumplir en un plazo menor? No si el estatuto
no lo prevé expresamente. La norma legal aparece como no impe-
rativa en el plazo, mas sí en la intimación. El plazo actúa como
disposición supletoria ante la falta de previsión estatutaria.
Además de la disposición precautoria indicada y de las previ-
siones o derechos indicados, la ley autoriza a modificar con trac -
tualmente los efectos de la mora, pudiendo así el estatuto disponer
que los derechos de suscripción de esas acciones sean vendidos en
remate público o por medio de un agente de bolsa, en este último
caso si se trataran de acciones cotizables. Obviamente en ninguno
de los casos existirían acciones como título, sino un certificado que
en el caso de venta también queda sujeto a la integración, pues no
pueden venderse acciones no integradas por debajo del valor nomi-
nal (arg. art. 202, LSC). Se mantiene la responsabilidad del sus-
criptor original por los gastos, intereses y otros daños.
En caso de que no se ejecutaran los efectos de la mora contra
los suscriptores incumplidores por el directorio, o se ejercitara con
discriminación, podrían ser ejercitados por cualquier accionista,
bastando la constatación del hecho o causa generadora de la sanción
para que ésta se efectivice, prescindiendo de que haya culpa o dolo,
permitiendo incluso la anulación de la asamblea cuyo quorum o ma-
yoría se hubiera obtenido con accionistas tenedores de acciones no
integradas y en mora.
b) ASPECTO ESPECIAL EN LAS SOCIEDADES DE RESPONSABILIDAD LIMITADA.
Si bien no trata la mora, el art. 150 de la LSC, al ocuparse de la

40
Conf. Battaglia, Los aportes de capital no dinerario en las sociedades anó-
nimas, "La Información". 67-1993-728.
196 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

garantía por los aportes, impone la responsabilidad solidaria de to-


dos los socios por la efectiva integración del capital social. O
sea que no sólo responde en la forma general el socio, sino que
los restantes socios garantizan frente a terceros la existencia ori-
ginal del capital social.
c) EVICCIÓN. Los supuestos de evicción de los bienes aporta-
dos son regulados por los arts. 46 a 48 de la LSC, en forma con-
gruente con las obligaciones del socio.
Producida la evicción del bien es como si no lo hubiera apor-
tado, por lo que se autorizan las mismas previsiones que para el
incumplimiento (art. 46), pudiendo evitar la exclusión si el socio
reemplaza el bien sustituible (art. 47), solución aplicable no sólo en
caso de aporte en propiedad sino en usufructo (art. 48). En todos
los supuestos con indemnización de los daños generados.

§ 99. BIENES APORTABLES. - Pueden consistir en obligaciones


de dar o de hacer, salvo en las sociedades con responsabilidad limi-
tada de los socios, cuyo aporte tienen que ser bienes determinados
y susceptibles de ejecución forzada (arts. 38 y 39, LSC). En este
último caso se impone que sean lícitos, ciertos y valuables, en pro-
tección de los terceros ante la limitación de responsabilidad.
El aporte lo es en propiedad en los formalizados por socios con
responsabilidad limitada, aceptándose el aporte en uso a socios
con responsabilidad solidaria, pero presumiéndose que es en propie-
dad (art. 45, LSC), salvo estipulación en contrario. La obligación
asumida por un socio de facilitar el uso de un bien es considerada
obligatoriamente como prestación accesoria en las sociedades donde
asuman responsabilidad limitada (art. 50, LSC).
El aporte importa la transferencia del dominio del aportante a
la sociedad, por lo que la pérdida del bien deberá ser soportado por
ésta. La solución es contraria en el caso del aporte en uso y goce,
donde la pérdida será soportada por el aportante, salvo que sea impu-
table a la sociedad o a alguno de los otros socios (art. 49); se trata
del principio res perit domino.
Por la misma razón puede recuperar el bien a la disolución de
la sociedad, pero podrá ser obligado a una compensación forzosa en
dinero en el supuesto de receso ante la regularización (art. 22, LSC)
o exclusión (art. 92, LSC).
LOS SOCIOS Y LOS TERCEROS 197
La transferencia de la propiedad o del uso del aporte debe cumplir
los requisitos de las previsiones especiales conforme la naturaleza de
cada bien (art. 38, párr. 2o).
Se asegura la generación del patrimonio de la nueva persona
jurídica societaria al momento constitutivo, en los términos del art.
30 del Cód. Civil. Es por ello que en cuanto a bienes registrables
se dispone que la inscripción se formalice preventivamente a nom-
bre de la sociedad en formación (art. 38, párr. 30)41.
No se debe incluir en esta norma los fondos de comercio, con-
templados en una disposición específica (art. 44, LSC). En ese su-
puesto basta el inventario y valuación realizado en el acto consti-
tutivo y el posterior cumplimiento del regulado trámite.
Esa anotación preventiva es definitiva, debiendo descartarse su
asimilación a la anotación provisoria prevista en la ley 17.801 (ver
§ 96). Una vez aportado el bien se desprende del patrimonio del
socio y general el patrimonio autogestante de la sociedad42.
El aporte de derechos es autorizado expresamente por el art.
40, congruentemente con lo dispuesto por el art. 1444 del Cód. Ci-
vil, debiendo encontrarse instrumentado, no ser litigioso y corres-
ponder a bienes susceptibles de ser aportados según su naturaleza
(no el derecho de habitación) o el tipo de sociedad (un socio con
responsabilidad limitada no puede aportar un derecho sobre un bien
no susceptible de ejecución forzada, p.ej., la servidumbre sobre un
bien). Si se tratara de derechos sobre marcas, patentes, propiedad
intelectual, inmuebles, corresponderá eventualmente su registro.
El aportante responde de su aporte.
El aporte de créditos (art. 41, LSC) es sujeto a su cobro al ven-
cimiento ("buen fin", "encaje"), por lo que el socio responde de su

41
El tema genera el espinoso linde entre la sociedad en formación y la socie-
dad irregular cuando en aquélla se abandona el iter constitutivo o se afrontan los
negocios sociales normales, según discrepancias doctrinarias. Máxime frente a pre-
visiones como las del art. 26 que parecen excluir la titularidad de bienes registrables
a sociedades irregulares. Un análisis global permite contradecir esta última solu-
ción y considerar negativa la regulación de las sociedades irregularmente consti-
tuidas en la forma que lo ha hecho el legislador. Sobre el punto puede verse Ben-
señor. Capacidad de la sociedad no constituida regularmente para adquirir bienes
registrables, "Doctrina Societaria y Concursal Errepar", oct. 1989, t. II, p. 357 y la
completa bibliografía allí citada.
« Conf. CNCom, Sala C, 14/3/75. "Casa Matal SRL", LL, 1975-C-487.
198 CONSTITUCIÓN. GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

efectivización (y obviamente de su existencia y legitimidad), y no


cumplida esa condición legal su aporte se convierte en obligación
de dar suma de dinero, efectivizable dentro de los treinta días del
vencimiento. Esa efectivización no está sujeta a los plazos a que
pudieran estar condicionados los aportes en efectivo, salvo estipu-
lación expresa. La transferencia se produce por la mera constancia
del contrato social, aunque indirectamente condicionado a su regis-
tración, pues -conforme al art. 2 3 - las constancias del contrato son
inoponibles entre los socios y a los terceros. Se suplanta así la pu-
blicidad del Código Civil (arts. 1459, 1461 y 1467) por la referencia
en el contrato social inscripto. No se descarta la posibilidad de ha-
cer oponible la transferencia del crédito notificando al tercero en los
términos previstos por el Código Civil.
Las mismas reglas precedentes regulan el aporte de créditos o
derechos instrumentados en títulos valores, debiendo agregarse el
necesario cumplimiento de la ley de circulación del título.

§ 100. VALORACIÓN DE APORTES. - Los socios deben apreciar


el valor de sus aportes para la determinación del capital social (arg.
art. 11, inc. 4, LSC), valor que -a falta de otra convención- fija la
proporción para distribuir las utilidades y soportar las pérdidas (art.
11, inc. 7, LSC)43.
Ese valor puede ser determinado convencionalmente, dando ra-
zones en el acto constitutivo (art. 51, LSC).
. a) TÍTULOS COTIZABLES. En el caso de los títulos de crédito su
valor lo fija la literalidad del título, pero sujeto a buen fin.
Conforme el art. 42 de la LSC, el valor de los títulos cotizables
(públicos, societarios, etc.) podrá fijarse en hasta su valor de coti-
zación, obviamente al del día anterior o del mismo día del negocio
constitutivo, o hasta el del último día de la cotización si se registrare
alguna dentro de los tres meses anteriores.
Los títulos valores no incluidos precedentemente se valuarán
por el sistema general previsto en el art. 51 y ss. la ley societaria.

43
Sánchez Miguel. La valoración de las aportaciones no dinerarias o "in
natura" en la sociedad anónima, en "Derecho mercantil de la Comunidad Econó-
mica Europea. Estudios en homenaje a José Girón Tena", p. 937 y siguientes.
LOS SOCIOS Y LOS TERCEROS 199

b) VALUACIÓN DE BIENES EN ESPECIE. De acuerdo con el art. 51 de


la LSC, el negocio constitutivo puede determinar el valor o pre-
venir la forma en que se valuarán los aportes en especie, que pue-
den diferir de los precios de plaza, o por uno o más peritos que
puede designar el juez de la inscripción. No es lógico pensar
que en la constitución convencional de sociedad se difiera a precios
de plaza o a peritos, designados por las partes o los jueces. Ese
acuerdo, incluso por asistencia pericial, y esa referencia a precios
de plaza puede ser el justificativo de los valores señalados en el acto
constitutivo y así referirse. El diferimiento en la determinación del
valor generaría que esa determinación posterior integrara el negocio
constitutivo a los fines de la distribución de utilidades, soportación
de pérdidas y determinación del capital social, dato este último que
condiciona el pago del impuesto de sellos y las tasas de inscripción.
El párr. 2o del mismo art. 51 permite colegir que el contrato
puede no tener ningún elemento justificativo de la valuación en re-
lación a aportes de socios con responsabilidad ilimitada.
Esta valuación tiene especiales características en relación a los
aportes de socios con responsabilidad limitada:
1) SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA Y EN COMANDITA SIMPLE.
Los socios de las sociedades de responsabilidad limitada y los co-
manditarios en la sociedad en comandita simple deben necesaria-
mente indicar el justificativo de la valuación de esos bienes (art. 51,
párr. 2o).
Ante la posibilidad de una sobrevaluación que perjudicaría a
terceros acreedores de la sociedad, cuyo patrimonio de esa forma se
habría abultado, se autoriza a promover una acción de impugnación
en caso de insolvencia o quiebra con un plazo de prescripción de
cinco años contados desde la formalización del aporte no valuado
judicialmente (art. 51, párr. 3o). En su caso el plazo corre desde la
inscripción del bien a nombre de la sociedad o desde la posesión si
el bien no fuese registrable. La expresión insolvencia excluye la
necesidad de la existencia de un concurso, pudiendo ejercitarla los
acreedores sociales ante cualquier incumplimiento dentro del plazo
referido.
En el supuesto de sobrevaluación del aporte impugnado todos
los socios de la sociedad de responsabilidad limitada son respon-
sables ilimitada y solidariamente (art. 150, LSC). La expresión le-
200 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

gal permite determinar el caso como un supuesto de fraude o abuso


(arg. art. 54 in fine, LSC), desapareciendo la limitación de respon-
sabilidad, pues la expresión "ilimitadamente" permite colegir que el
legislador no iiniiiu la sanción ai \aior uc ia sobres aiuación de los
bienes.
En el caso de socios comanditarios, no registrándose una norma

brevaluación, sin perjuicio de la posible aplicación del art. 54 infine


de acuerdo a las circunstancias del caso, extendiendo la respon-
sabilidad a otros socios. Si la sobrevaluación respondiera a dolo o
culpa se generará también la responsabilidad de los que colaboraron
a esa situación. Si el aporte fuera simulado, no generándose la in-
tegración aparentada en el acto constitutivo, todos los intervinientes
serán responsables acudiendo a los principios generales del derecho.
El comanditado, obviamente, es responsable como de todas las obli-
gaciones de la sociedad.
2) SOCIEDAD POR ACCIONES. En las sociedades por acciones (sea
sociedad anónima, comandita por acciones, sociedad anónima con
participación estatal mayoritaria) se intenta alejar de esa responsa-
bilidad a los accionistas imponiendo un sistema de valuación estric-
to y sujeto a la aprobación de la autoridad de contralor (art. 53, LSC).
El valor de plaza sólo autoriza esa valuación de los bienes con
valor corriente, sea por cotización en bolsas o mercados, o con pre-
cio de fábrica.
En otros bienes debe formalizarse por valuación pericial, salvo
que la autoridad de contralor autorice a reemplazarlo por informes
de reparticiones estatales o bancos oficiales.
La autoridad de contralor aceptará el aporte por el valor de su
valuación como máximo, pudiendo ésta ser superior al monto con
que el socio integra su participación en el capital o patrimonio so-
cial. Pero en caso de ser inferior el socio deberá integrar la dife-
rencia. En este supuesto el accionista aportante tendrá derecho a
solicitar reducción del aporte al valor de la valuación, pero esta so-
licitud deberá ser aceptada por aportantes que representen las tres
cuartas partes del capital social, sin tener en cuenta el capital de los
solicitantes. La resolución favorable importa una reducción del
aporte y, en caso de no ser integrado por otro aportante, una reduc-
ción del capital social.
LOS SOCIOS Y LOS TERCEROS 201
3) PUBLICIDAD DE LA VALORACIÓN. Los antecedentes de la valora-
ción deben publicitarse en la inscripción registral cuando son pos-
teriores al acto constitutivo. No aparece como un recaudo exigido
por la ley, pero se corresponde con el adecuado ejercicio de dere-
chos por terceros y la finalidad del órgano de control de la registra-
ción: asegurar la autenticidad de los documentos, su imputación a
T " ' ? ^ : * los extendieron y ¡oHn^ i 0 s elementos necesarios para que
los terceros puedan informarse y ejercitar sus acciones.
4) EFECTOS DE LA FALTA DE VALORACIÓN. La falta de valoración de
las aportaciones no dinerarias autoriza a negar la inscripción por
parte del órgano de control. Alguna doctrina supone que la falta
de esa información podría generar la nulidad de la sociedad 44 , pero
atendiendo que las nulidades deben ser consideradas expresamente
tasadas, el defecto afectaría la relación vincular, o sea a la aporta-
ción en particular.
5) IMPUGNACIÓN DE LA VALUACIÓN. En todas las sociedades, el
aportante perjudicado por la valuación puede impugnarla fundando
su cuestionamiento en instancia única, dentro del quinto día hábil
de notificado, la que será resuelta por el juez de la inscripción previa
audiencia de los peritos intervinientes (art. 52, LSC).
En las sociedades por acciones, la decisión de la autoridad de
contralor (administrativa o judiciaij, podrá ser recurrida en los tér-
minos previstos en el art. 169. Esa apelación debe ser formalizada
dentro del mismo plazo y forma prevista en el párrafo precedente,
o sea fundada ante la misma autoridad de contralor, que debe ele-
varlo dentro de los cinco días siguientes.
6) BIENES GRAVADOS. Al valor de bienes con gravámenes debe
deducirse necesariamente su monto, conforme las especificaciones
del aportante, por lo que éste queda obligado por cualquier diferen-
cia que afecte el valor final del bien aportado (art. 4 3 , LSC).
7) FONDO DE COMERCIO. El valor del fondo de comercio se de-
termina preventivamente con el inventario y valuación (art. 44,
LSC), por lo que el valor final estará determinado con posterioridad
al cumplimiento de la ley 11.867. atento a las oposiciones, garan-

44
Eizaguirre. La sociedad nula, en "Reforma del derecho español de socie-
dades de capital", p. 281 y siguientes.
202 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

tizando el aportante la integración en dinero de lo eventualmente


necesario (args. arts. 41 y 43, LSC).

§ 101. PRESTACIONES ACCESORIAS. - L O S aportes de los socios


generan el patrimonio fundacional o lo integran posteriormente ante
la existencia de nuevos aportes, constituyendo el capital social.
Capital social o patrimonio fundacional u operacional, consti-
tuyen la dotación del nuevo sujeto, creado en el acto constitutivo
con los aportes económicos que los socios han apreciado como ne-
cesarios para el cumplimiento del objeto social, como forma de ma-
nifestación de la empresa.
Pero los socios también pueden considerar necesario asumir
otras obligaciones que, si bien integrando el patrimonio social como
sujeto activo legitimado a exigirlas, no integren el capital social.
Estas prestaciones de los socios, complementarias de los apor-
tes que integran el capital social, deben estar previstas en el negocio
constitutivo o sus reformas, para generar así la exigibilidad propia
de una prestación de socio y la sanción correspondiente a su incum-
plimiento, que es la exclusión. El art. 50 de la LSC dispone que si
no resultaren del "contrato" se considerarán obligaciones de terce-
ros, o sea que permiten su exigibilidad pero cuyo incumplimiento
no genera sanciones al socio. La palabra "contrato" debe ser en-
tendida en sentido lato, como acto vinculado" a la constitución o re-
forma del estatuto social. Incluso podría ser dispuesto unilate-
ralmente en la sociedad devenida de un sólo socio, asumida por
éste.
Conforme esos principios, el mencionado artículo regula for-
malmente estas llamadas "prestaciones accesorias", subrayando que
no integran el capital social por lo que no pueden ser en dinero efec-
tivo o prestaciones dineradas, deben diferenciarse claramente de los
aportes, tienen que resultar del contrato social (o de su reforma) para
no ser consideradas obligaciones de terceros, por lo que deben es-
tablecer las sanciones para el caso de incumplimiento, además de la
extensión (contenido) de la prestación, duración, modalidad y retri-
bución. Obviamente se trata de prestaciones de actividades perso-
nales, o uso de bienes.
Según su origen sólo pueden modificarse de acuerdo a lo con-
venido expresamente en su constitución o a través de la reforma del
LOS SOCIOS Y LOS TERCEROS 203

contrato, con la conformidad expresa del o de los obligados y de la


mayoría necesaria para esa reforma.
Esas prestaciones son posibles en todo tipo de sociedad, incluso
en la civil. Las prestaciones accesorias en la sociedad de respon-
sabilidad limitada imponen que la transferencia de la cuota del socio
obligado con la sociedad deba ser autorizada por la mayoría de so-
cios necesaria para la reforma del contrato social, atento a que si se
autorizara la transferencia podría alterarse el régimen del incumpli-
miento de la prestación por el cedente, que dejaría de ser socio45.
Asumidas por un accionista de sociedad por acciones, deberá
entenderse conexa a esas acciones, imponiendo su emisión nomina-
tiva (no endosable -art. 215-), requiriéndose la conformidad del di-
rectorio (mayoría) para su transferencia.

D) D E LOS SOCIOS Y SUS TERCEROS ACREEDORES

§ 102. INTRODUCCIÓN. - Un efecto de la personalidad de las


sociedades es la simplificación de las relaciones de los terceros con
ellas y el ejercicio de las acciones de responsabilidad contra los
socios.
El otro efecto es la distinción entre acreedores sociales y acree-
dores individuales de los socios. Por ello es cuestionable la gene-
ración de jacto de la personalidad, sin publicidad formal previa,
pues los acreedores individuales de los socios, de cuyo patrimonio
se desprenden bienes, quedan automáticamente preteridos por los
acreedores sociales, y no por un privilegio creado por la ley, sino
por la imputación al patrimonio social de esas obligaciones, como
prenda común en favor de los acreedores sociales.

§ 103. PARTES DE INTERÉS, CUOTAS Y ACCIONES: DIFERENCIAS Y


EJERCICIO DE DERECHOS SOBRE ELLAS. IDENTIFICACIÓN EN LOS DIVERSOS
TIPOS SOCIALES. - Las suscripciones y aportaciones que los socios ha-
cen del capital social, determinando los derechos que les correspon-
den sobre el patrimonio de la sociedad-persona jurídica asumen di-
ferentes nombres según el tipo social.

45
Barba de la Vega, Las prestaciones accesorias, p. 407 y siguientes.
204 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

Partes de interés son la participación de cada socio en el capital


de las sociedades personalistas o de los socios personalistas en las
sociedades en comandita. No son enajenables por los acreedores
individuales del socio, que sólo las puede embargar para expro-
piar la cuota de liquidación que le corresponda a su deudor, o im-
pedir la prórroga de la sociedad si no es desinteresado. Sí puede
cobrar las utilidades de las partes de interés que hubiere embar-
gado46. El embargo se efectiviza en el Registro Público de Comer-
cio, con noticia al administrador de la sociedad para asegurar el
ejercicio de esos derechos.
Cuota es la división del capital social, de igual valor en diez
pesos o sus múltiplos (art. 148, LSC), en las sociedades de respon-
sabilidad limitada, por lo que cada socio podrá tener una o varias.
Las cuotas son embargables y pueden ser enajenadas coactivamente
(arts. 57 in fine y 154, LSC)47. El embargo se efectiviza en el Re-
gistro Público de Comercio con noticia al gerente de la sociedad
para asegurar el ejercicio de esos derechos.
Acción es la división igual del capital social, denominándose
también de la misma forma su título representativo. Son embarga-
bles y enajenables. El embargo debe efectivizarse sobre el título
valor representativo, salvo que fuesen nominativas o escritúrales, en
cuyo caso debe efectivizarse con noticia a la sociedad o al tercero
que lleve los registros (art. 208 f LSC). El embargo de acciones al
portador puede generar problemas para su efectivización.

§ 104. SENTENCIAS CONTRA LA SOCIEDAD. - La norma del art.


56 de la LSC implica que no es necesario que una demanda inten-

46
CNCom, Sala D, 12/3/76, "Caja de Crédito Helguera Coop. Ltda. c/
Swhwartzburg, I.", donde se dijo que "los acreedores del socio no podrán hacer
vender las partes de interés en la sociedad, sólo podrán cobrarse sobre las utilidades
y la cuota de liquidación"; ST La Rioja, 12/6/75, "Elias Frid SRL", expresando que
"los acreedores de los socios no pueden tener mayores derechos que el socio res-
pecto de la sociedad y no pueden dificultar la marcha de la sociedad, sólo pudiendo
cobrarse de las partes que le correspondan a los socios en las utilidades y en la
disolución".
47
CNCom, Sala A, 12/8/74, "Crédito América SA c/Castro de Prorrovechio,
B.", manifestando que "el art. 57 de la ley 19.550 autoriza las ventas de las cuotas
de propiedad de deudor con sujeción a las modalidades estipuladas, permitiéndose
la venta forzada de cuotas".
LOS SOCIOS Y LOS TERCEROS 205
tada por quien pretende ser acreedor social se dirija contra los socios
con responsabilidad ilimitada. La sentencia obtenida en esa deman-
da, previa excusión del patrimonio social, podría ejecutarse contra
los socios con responsabilidad subsidiaria. Se asienta el valor de
la cosa juzgada de la sentencia obtenida contra la sociedad, para
hacerla valer luego contra los socios, ante la insuficiencia del pa-
trimonio social48, conforme su responsabilidad de acuerdo al tipo
social49.
El tema tiene sus particularidades en caso de tratarse de una
sociedad de hecho, pues deberá probarse quiénes la integran y no
resulta prácticamente factible dirigir una demanda simplemente con-
tra ''una sociedad de hecho", sino contra los que supuestamente la
integran, para acreditar su calidad de socios por la responsabilidad50,
y determinar la existencia misma de la sociedad y de su patrimonio
si se intentara hacer valer la disposición del art. 25 de la LSC para
desplazar pretensiones de acreedores individuales de los socios so-
bre bienes de la sociedad.

48
CComCap, 24/6/46, "FC Central Argentino c/Bonfanti, L.", donde se dijo
que "el socio solidario no está obligado a denunciar bienes a excutir, para poder
alegar el beneficio de excusión".
49
"La ley admite como uno de los efectos de la personalidad jurídica reco-
nocida a las sociedades (art. 2o, ley 19.550), la separación patrimonial de estos su-
jetos de derecho respecto de sus integrantes. Este principio legal debe mantenerse
y respetarse en tanto no se violen reglas superiores del ordenamiento jurídico que
hagan aplicable el criterio de funcionalidad sustentado en la citada norma legal"
(CNCom, Sala A. 16/2/82, "Pedro Borio y Asociados de Publicad c/Aguirre Pinasco
SA"; id., id., 21/12/83, "Michanie, Jacobo c/Daniel Chait y Ames SA").
so CSJN, 4/8/69, "Martínez, T. c/El Ceibal (Zeitune, Mizrahi y Cía.)", afir-
mando que "los integrantes de una sociedad de hecho son parte interesada en un
juicio en que es demandada la sociedad, y tienen derecho a estar enjuicio y a ofrecer
las pruebas que estimen convenientes; de acuerdo con el art. 288 del Cód. de Co-
mercio han de responder de los efectos de la prosecución de la demanda".
CAfíi'ULO IV

GESTIÓN SOCIAL

A) INTRODUCCIÓN

§ 105. CONCEPTO. - L a naturaleza de persona jurídica que la


sociedad importa impone que posea un sistema de administración y
representación específico.
Este sistema es generado como característica tipificante confor-
me cada tipo social, sin perjuicio de las especificidades que pueda
incorporarle la actividad normativa de los socios, sea en el negocio
constitutivo o en sus modificaciones.
A fin de poder desarrollar las actividades que integran su vida
jurídica, la sociedad, como persona de existencia ideal, necesita de
órganos que la gobiernen, la administren y la representen.
En ese sentido la legislación societaria ha determinado una for-
ma de organización básica para cada tipo societario, disponiendo pa-
ra ello la existencia de órganos con funciones y atribuciones propias.
La tendencia es la de asegurar a los terceros certeza en cuanto
a su relación con la sociedad, permitiendo que los actos cumplidos
con aquéllos sean imputables a la sociedad.

B) ADMINISTRACIÓN Y REPRESENTACIÓN

§ 106. CONSIDERACIONES GENERALES. - No debe identificarse


la representación social con la función de los órganos de adminis-
tración o de gobierno; son dos aspectos distintos de la cuestión.
208 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

En la situación de las personas jurídicas hay una evidente im-


posibilidad de actuar de otro modo que por medio de personas físi-
cas1. La teoría de la representación comporta exclusivamente el es-
tudio del vínculo directo que surge entre representado y tercero, sin
entrar al análisis de las relaciones generadas entre representante
y representado, situación ésta que no queda englobada en la repre-
sentación. Empero, como se observa, la diferencia entre la teo-
ría de la representación y la del órgano es que el representante de-
clara su voluntad en nombre de una persona ajena, en quien inciden
los efectos de esa declaración2. Por el contrario, el administrador,
como integrante del órgano de administración carece de indivi-
dualidad jurídica propia y distinta de la persona de la cual es órgano.
Es un todo inescindible, y los actos realizados por el órgano son
tenidos como realizados por la persona jurídica, como propios de
ésta3.
La mayoría de las decisiones tomadas por los órganos de la so-
ciedad quedan en la faja interna. Pero cuando se exteriorizan nor-
malmente lo hacen a través del representante legal de la sociedad
-v.gr., presidente del directorio 4 -, o sea de quien está investido de
la función de hacer imputables a la sociedad los negocios cumpli-
dos con terceros. Estos negocios pueden, incluso, haberse adop-

1
López de Zavalía, Teoría de los contratos. Parte general, p. 308 y ss.; Fon-
tanarrosa, Derecho comercial argentino, t. I, p. 448; Mosset Iturraspe, Contratos, p.
209 y siguientes. Esto no significa que las personas jurídicas no puedan ser man-
datarias o incluso integrar un órgano, pero a la postre, la manifestación material
corresponde, obviamente, a persona físicas.
2
Messineo, Manual, t. II, p. 411.
3
Caso interesante es el de las relaciones existentes entre las personas jurídicas
y sus órganos deliberantes o directivos. Aquéllas son entidades carentes de base o
sustrato físico; en tales, su voluntad es el resultado de la voluntad de las personas
físicas que integran los diversos órganos creados por la ley o por los estatutos para
el gobierno del ente. Estos órganos pueden ser de variada especie, pero de ordina-
rio consisten en administradores (Fontanarrosa, Derecho comercial argentino, t. I,
p. 457).
4
Verón expone que, "actualmente, la LSC distingue la administración de la
sociedad (a cargo del directorio) de su representación (a cargo del presidente del
directorio). El directorio -como cuerpo colegiado de administración- cumple sus
funciones internamente en la sociedad, mientras que el presidente lo hace en la fase
externa (relaciones de la sociedad con terceros). De aquí que ningún director, por
sí. sea mandatario de la sociedad (Sociedades comerciales, t. 4, p. 229 a 232).
GESTIÓN SOCIAL 209
tado en contra de la decisión del órgano de gobierno. Es que el
órgano que tiene el poder de representación no tiene en general ne-
cesidad, frente a terceros, de una preventiva deliberación del órgano
de administración: es la relación presidente-directorio, o consejo de
administración5.
El representante declara su propia voluntad, pero en nombre de
un interés ajeno. El órgano es el vehículo, el instrumento o el trá-
mite por medio del cual se forma la voluntad del ente social, persona
jurídica, que actúa directamente y en nombre propio, conforme la
voluntad que expresa el representante legal.
Puede haber órgano desprovisto de representación (asamblea)
y, a la inversa, representante que no es órgano (mandatario o apo-
derado del ente). Nada obsta a que en un mismo sujeto puedan
concurrir las calidades de órgano y de representante, cuando se reú-
nen las condiciones necesarias para la existencia de ambas6.
En ciertos supuestos la persona jurídica actúa a través del ór-
gano que puede absorber la del representante, y el negocio es es-
tipulado por la persona jurídica a nombre propio7. Es el supuesto
en que el presidente es único integrante del directorio8. Se trata en
este caso de la representación orgánica9. La relación orgánica
que existe entre una sociedad y un administrador social no excluye
la existencia de una relación representativa entre la primera y el se-
gundo10. También la sociedad puede actuar por medio de represen-
tante convencional, de quien es mandante la persona jurídica, y el
negocio celebrado por mandante o representante es en nombre de
otro, esto es, en nombre de la persona jurídica.

5
Conf. Abbadessa, Potere deliberativo e potere di rappresentanza nella so-
cietá per azione, "Rivista di Diritto Commerciale", 1970-11-164.
6
Fontanarrosa, Derecho comercial argentino, t. I, p. 457 y siguientes.
7
Otaegui, Administración societaria, p. 43, a quien seguimos en parte de esta
temática.
8
Verón, Sociedades comerciales, t. 4, p. 229. Si bien el presidente del di-
rectorio, individualmentente, no es órgano de administración, sino exclusivamente
de representación.
9
Conf. Cass. Sex. I, 3/12/81, n° 6393, "Massimario delle decisione civile",
1981, n° 417.191.
10
Angelici, Amministratori di societá, conflitto di interessi e art. 1394 C.C.,
"Rivista di Diritto Commerciale". 1970-1-104.

14. Richard - Muiño, Derecho societario.


210 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

Pero ello también se logra por medio de la institución de la


representación legal en la que el alcance de las facultades del repre-
sentante no depende de la voluntad del representado, como ocurre
en el contrato de mandato, sino del régimen legal vigente11. No se
trata de una facultad basada en un negocio contractual, sujeta a la
voluntad de las partes, sino de un poder o atribución que deriva de
las funciones propias de los administradores societarios.
La representación legal explica mejor la apreciación del acto
ilícito cumplido dentro de las funciones sociales, sentando que el
que lo realiza es el representante y no la sociedad, sin perjuicio de
la responsabilidad de ésta por la actuación de su representante legal
(art. 43, Cód. Civil).
Esta representación cobra significado en las relaciones de la so-
ciedad con terceros, dentro del parámetro señalado por el art. 58 y
concs. de la LSC. Las declaraciones del órgano societario tienen
relevancia en las relaciones societarias internas, y muy limitadamen-
te con terceros12.
El representante legal que celebra negocios jurídicos sin estar
respaldado por resoluciones del órgano de administración o de go-
bierno, o contradiciéndolas, obliga a la sociedad frente a terceros,
salvo que la naturaleza del negocio obligara a exteriorizar la reso-
lución del órgano o el tercero tomara conocimiento de aquella si-
tuación. El órgano que tiene poder de representación de la socie-
dad, frente a terceros tiene también el poder deliberativo de formar
el contenido del negocio: el órgano de representación o el repre-
sentante legal tienen un poder de representación sustancialmente au-
tónomo, que impide que su exceso pueda ser opuesto a terceros que
han actuado de buena fe13. La persona jurídica actúa por medio de
los órganos que la representan y el comportamiento de éstos se iden-
tifica con el del ente14.

" Conforme expresa Otaegui, Administración societaria, p. 47.


12
Las legislaciones italiana y uruguaya contienen soluciones similares a la
argentina. El art. 79 de la ley uruguaya enfatiza en su párr. 3 o , en el sentido de
nuestra posición, que las restricciones a las facultades sólo tienen "eficacia interna",
salvo el conocimiento del tercero.
13
Verón, Sociedades comerciales, t. 4, p. 268.
14
Conf. Cass. Sex. I, 11/3/66, n° 686, "Banca. Borsa e Titoli di Crédito",
1966-11-234, o "Diritto Fallimentare", 1966-11-596. Vassalli (dir.), Trattato del di-
GESTIÓN SOCIAL 211

Las apreciaciones formalizadas atienden más a las sociedades


por acciones o de capitales, y no a las de personas, donde el número
de socios es reducido, no presentando esquemas complejos, pues
ellas generalmente tienden a actuar por autoorganicismo.

§ 107. TEORÍA DEL ÓRGANO. - La teoría del órgano sustituyó a


la doctrina del mandato en la fundamentación de la naturaleza de la
administración societaria.
Originariamente se basaba la administración del fondo común
de las sociedades personalistas en la teoría del mandato. El admi-
nistrador era el mandatario de los socios, siendo este mandato de
tipo recíproco entre los socios (arts. 1676 y 1677, Cód. Civil). De allí
surge la revocabilidad de los administradores.
Pero el nacimiento de un nuevo sujeto de derecho motivó el
cuestionamiento de la teoría del mandato, en torno al titular de las
acciones de responsabilidad de los directores y de su carácter con-
tractual o extracontractual.
Ello llevó a la sustitución de la teoría del mandato por la teoría
del órgano15; se abandonaba el contrato de cambio y se ingresaba
en la teoría de la ficción. Es un incipiente regreso a los contratos
y relaciones de organización.
Conforme a ello la persona jurídica puede actuar por el órgano,
y el negocio es estipulado por la persona jurídica a nombre propio16.
En esta situación el alcance de las facultades del representante
no depende de la voluntad del representado, como ocurre en el con-

ritto civile italiano, vol. II, t. 2, p. 273 y ss.; Scialoja - Branca. Delle societá per
azioni, en "Commentario del Códice Civile", p. 262 y ss., y 376 y siguientes.
15
Brunetti, Tratado, p. 334. El origen etimológico de la palabra órgano sig-
nifica instrumento, y más precisamente, para actuar. Para otro amplio sector de la
doctrina, el funcionamiento de "órganos" debe reservarse exclusivamente para las
figuras personificadas (esto es, aquellas que generan el nacimiento de un sujeto de
derecho), debiendo referirse a "mecanismos", "sistemas", "régimen", "organismos",
"autoridades", "funcionarios", etc., para las hipótesis de las formas carentes de per-
sonería jurídica.
16
La sociedad posee una entidad comprobable sólo en la escena jurídica ver-
balizada, y la propia personalidad jurídica no presupone una determinada realidad
subjetiva, sino que constituye la hipótesis técnica de una normativa que siempre
corresponde a relaciones entre hombres y actos de éstos. Ver Ascarelli, Saggi di
diritto commerciale, p. 168.
212 CONSTITUCIÓN, GIISTIÓN Y DISOU'CIÓN

trato de mandato, sino del propio ente societario. En efecto, tam-


poco nos encontramos frente a una hipótesis de representación vo-
luntaria -ni menos vinculados por una relación laboral-, pues los
órganos de la persona jurídica no son los exponentes de un interés
ajeno, sino del propio ente al que pertenecen.
El organicismo es otro de los componentes técnicos del derecho
societaria Es el sistema que regula la expresión de la voluntad de
las sociedades, o sea el régimen de imputabilidad al orden jurídico
especial denominado sociedad. El órgano implica la estructura nor-
mativa que determina cuándo y de qué manera la voluntad o el he-
cho de uno o varios individuos serán imputados, en sus efectos, a
ese orden jurídico especial llamado sociedad17.
De acuerdo con la definición contenida en el art. Io de la LSC,
toda sociedad debe contener la previsión de la organización de su
funcionamiento18.
La organización se presenta cuando los contratantes "organizan
una forma de expresión de la voluntad colectiva, como colegios, gru-
pos, e incluso a aquellos en que subyace una organización econó-
mica, al que se le fija una normativa jurídica contractual"19.

17
Colomhres. Curso. Parte general, p. 143 y nota 2, al referir que siendo el
individuo la única posibilidad como referencia de derechos y obligaciones, en razón
de que ellos sólo pueden corresponder al ser humano, implicaría un error hablar de
'Noluntad de la sociedad" o Je 'Noluntad de la persona jurídica".
18
En ese sentido ha expuesto Colombres (Curso. Parte general, p. 143 y
nota 2). que la idea de organicismo, y en consecuencia la de órgano, deben ser en-
tendidas como un derivado del contrato plurilateral de organización. "La organi-
zación es un elemento de hecho de! sujeto persona jurídica". Ello debe entenderse
desde un doble punto de vista: a) como complejo de normas abstractas tendientes a
organizar la constitución interna de la persona jurídica, y b) como organización con-
creta, esto es, como actuación de las normas abstractas de organización. Función
fundamental de la organización en las personas jurídicas es hacer posible mediante
la existencia de órganos y mediante el conferimiento a éstos de esferas de compe-
tencia, la manifestación activa de la personalidad de los entes colectivos". Conf.
Falzea, // soggetto nel sistema dei fenomeni giuridici, p. 172 y 173.
w
Conf. ponencia de Richard, En torno a los contratos de colaboración y aso-
ciativos, en "Congreso Iberoamericano de Derecho Societario y la Empresa. V Con-
greso de Derecho Societario. Derecho Societario y de la Empresa", t. I, p. 31. Es-
tos contratos pueden o no alcanzar a generar una actuación personalizada distinta
a los contratantes o partícipes, o generar o no una afectación patrimonial que daría
nacimiento a un sujeto de derecho.
m:sT!O v s o c \\ 213
Según se ha sostenido, el órgano es una institución jurídica pro-
pia de una colectividad de personas de existencia visible, con o sin
personalidad propia, cuya razón de ser es el cumplimiento de deter-
minadas funciones necesarias para el adecuado desenvolvimiento
de dicha comunidad20. Esa institución se califica cuando se trata de
una persona jurídica.
Los socios, sin desnaturalizar las funciones o responsabilidades
de los órganos de administración, pueden formalizar contratos de
administración21, en los que se resguarden los intereses de la minoría
y se fijen ciertas pautas de la administración que no pueden contra-
riar el estatuto o la ley (en ciertos supuestos pueden constituir sin-
dicaciones de acciones de mando).

§ 108. ASPECTOS SUBJETIVO Y OBJETIVO. - El órgano se integra


con dos elementos: uno objetivo, jurídico, que es el conjunto de fa-
cultades, funciones y atribuciones que el ordenamiento legal y el
pacto de las partes le atribuye; y otro subjetivo, es decir, la persona
o personas que lo integran y ejercen, aplican y usan dichas facul-
tades, funciones y atribuciones que el ordenamiento legal y el pacto
de las partes le atribuye22.
Partiendo de dicha noción, y teniendo en cuenta el último ele-
mento, el organicismo puede clasificarse en:
a) AUTOORGANICISMO. El carácter de órgano corresponde a cual-
quiera de los socios o a uno cualquiera de cierta clase de socios, por
ejemplo sociedad colectiva, comandita simple, comandita por accio-
nes, capital e industria y sociedad civil.

20
Otaegui. Administración societaria, p. 47. La función de obligar un sujeto
de derecho convencional ante terceros tiene suficiente explicación en el régimen de
representación legal, propia tanto de un órgano atribuido a una persona jurídica o a
una colectividad no personalizada (fiduciario de los debenturistas). La institución
del órgano es propia de colectividades personalizadas como de comunidades sin per-
sonería (los acreedores quirografarios concúrsales). En efecto, en el derecho co-
mercial se ha utilizado esta teoría para justificar los efectos de la voluntad colectiva
formada en la junta de acreedores concúrsales (colectividad de personas, sin perso-
nalidad).
21
Cabanellas (h.). Contratos relativos a la administración societaria. RDCO.
1990-B-525.
22
Etcheverry, Formas jurídicas de la organización de la empresa, p. 8.
214 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

b) ORCANICISMO DIFERENCIADO. El carácter de órgano se asume


por resultado de un negocio societario previo, es decir, en forma
indirecta. Existen dos supuestos:
7) El carácter de órgano le corresponde a uno o más socios
(p.ej., sociedad de economía mixta y cooperativa).
2) Dicho carácter subjetivo le puede corresponder a socios o
no socios (p.ej., sociedad de responsabilidad limitada y anónima23).

§ 109. DIFERENCIAS ENTRE ADMINISTRACIÓN Y REPRESENTACIÓN.


Las características del órgano de administración son, en cuanto a la
estructura, las de la permanencia y necesidad; y en cuanto a la fun-
ción, las de la manifestación de la voluntad del ente24.
Deben diferenciarse con claridad las funciones del órgano de
administración societario, de las de otro órgano societario, el de go-
bierno, constituido por los socios en reuniones sociales que varían
en su organización según el tipo societario, y adopta las decisiones
sociales (conforme las mayorías establecidas) en las cuales fija los
lineamientos generales de la política empresaria a la cual deben su-
jetarse los administradores (art. 233, párr. último, LSC)25.
La organización específica de la administración de las socieda-
des varía según el tipo social, lo que no obsta a la visualización de
algunos principios comunes26, a saber:
a) La sociedad está administrada por'un órgano, constituida
por terceros o socios, que no son mandatarios, sino funcionarios,
empero no son terceros que actúan sino es la sociedad misma que
actúa.
b) La representación de la sociedad está ligada funcionalmente
a la administración. Esa representación puede ejercerse y obliga a

23
Colombres, Curso. Parte general, p. 143 y siguientes. Desde el punto de
vista objetivo o normativo el organicismo se puede clasificar en: a) de estructura
simple, en cuya virtud la sociedad actúa por obra directa de los socios, y b) de
estructura compleja, en donde las funciones sociales no son atribuidas singular, so-
lidaria e indistintamente a cada socio, sino que se hallan asignadas a individuos
determinados, socios o extraños o a órganos colegiados con mayor o menor deter-
minación de su contenido o extensión.
24
Brunetti, Tratado, t. III, p. 200.
25
Nissen, Ley de sociedades comerciales, t. 1, p. 198 y siguientes.
26
Halperin, Curso de derecho comercial, vol. I, p. 366 y siguientes.
GESTIÓN SOCIAL 215

la sociedad por los actos que no sean "notoriamente extraños al objeto


social" (art. 58, LSC). Su determinación es una cuestión de hecho.
La duda impone considerar al acto como que obliga a la sociedad,
sin perjuicio de las acciones de responsabilidad contra los adminis-
tradores incursos en abusos (arts. 58, 59, 157, párr. 4o, y 274, LSC).
Además, el estatuto puede contener restricciones por la organi-
zación plural del órgano de administración. El principio general
sentado por la LSC es que no le son imputables a la sociedad los
actos realizados por los administradores en infracción al régimen de
administración conjunta. En caso de gerencia plural y no indicán-
dose la obligación de actuación conjunta, se entiende que puede ac-
tuar indistintamente. En aquel supuesto también puede establecer
las funciones que cada uno desempeñará, lo que tiene relevancia no
sólo en orden a organización sino en cuanto a limitación de respon-
sabilidad, conforme el art. 157, párr. 4o, y la específica norma del
art. 274 de la LSC.
Esas múltiples combinaciones pueden implicar también la or-
ganización colegial, con particular importancia para la adminis-
tración, en cuanto impondría que las decisiones se adoptaran en for-
ma colegiada, disponiéndose en tal caso condiciones de la reunión,
quorum y mayorías; adoptadas las resoluciones su ejecución puede
ser efectivizada en forma individual o plural según disponga el con-
trato. Esa organización colegial (interna) puede combinarse con una
representación conjunta o no (externa).
Estos límites no se aplican si la violación al régimen de repre-
sentación conjunta es efectuada a través de: 1) obligaciones contraí-
das mediante títulos valores; 2) contratos celebrados entre ausentes;
3) contrato de adhesión, o 4) contratos concluidos mediante formu-
larios (art. 58, LSC).
Ello se funda en la teoría de la apariencia, la cual sostiene que
la sociedad es la que debe soportar las consecuencias del acto cele-
brado vulnerando la representación plural, preservando con ello a
los terceros de buena fe (que no tengan conocimiento efectivo de la
infracción) que contratan con el ente social27.

27
En ese sentido expresa la jurisprudencia: "Si no ha sido desconocida la ca-
lidad de gerente de la sociedad demandada de quien suscribiera los pagarés, y la
firma aparece acompañada de un sello de la sociedad, ello constituye expresión idó-
nea de representación y fundamento suficiente del desplazamiento de la responsa-
216 CONSTITUCIÓN. GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

La administración conjunta se integra con la firma de todos los


representantes obligados por el estatuto a suscribir los actos para
vincularla a terceros.
c) El administrador obliga a la sociedad cuando contrata en su
nombre28, conforme el principio de la organización plural, ya que el
abuso de hecho de sus facultades incurrido por el administrador es
indiferente a terceros, y las restricciones del contrato no le pueden
ser opuestas a ellos. No obstante ello, son válidas las restricciones
contractuales internamente para la sociedad y el representante será
responsable por su infracción.
En este último sentido, y conforme las legislaciones societarias
de los restantes miembros del Mercado Común del Sur (Mercosur),
"estas restricciones provocan grados de oponibilidad a los terce-
ros", todo lo cual ocasiona una marcada asimetría sobre el particu-
lar, resultando aconsejable la armonización de las legislaciones
sobre el punto, respetando la plena actuación representativa y orgá-
nica societaria, e imputando a la sociedad todos los actos que no
sean notoriamente extraños al objeto social, sin perjuicio de su va-
lidez interna29.
d) La negligencia del administrador no autoriza la actuación de
cualquier otro socio (arts. 127, 128, 157 y 255, LSC).

biiidad cambiaría hacia el ente. Luego, la sociedad ha quedado obligada por la


actuación del representante, aun cuando el contrato constitutivo requiera dos firmas
para representar a la sociedad, pues la infracción a la organización plural no es in-
vocable cuando se trate de obligaciones contraídas mediante títulos valores (art. 58,
párr. 2o, ley 19.550). La responsabilidad de la sociedad en caso de infracción al
régimen de representación plural se justifica teniendo en cuenta, por un lado, la
conjugación necesaria que debe hacerse entre los intereses de los terceros y de los
socios y, por el otro, la tónica del tráfico mercantil, caracterizada por su celeridad.
No cabe a este respecto sino amparar en aras de la seriedad del comercio y de la
seguridad de las relaciones jurídicas, los derechos de quienes contratan con las so-
ciedades a través de formas que están inicialmente destinadas a facilitar la rapidez
de las transacciones" (CNCom, Sala E, 30/5/95, "Mepar SA c/Darsa SRL s/ejecuti-
vo", "Doctrina Societaria y Concursal Errepar", mar. 1996, n° 100, p. 862).
28
Brunetti, Tratado, t. I, p. 607. La sociedad responde ante terceros en razón
de que las obligaciones asumidas por ella y las responsabilidades en que incurre
se derivan de la actividad de sus órganos representativos.
29
Conf. ponencia de Norberto Rafael Benseñor presentada al I Encuentro Ar-
gentino-Uruguayo de Institutos de Derecho Comercial y I Encuentro de la Comisio-
nes Técnicas del Mercosur, Mar del Plata (2 y 3/5/96).
GESTIÓN SOCIAL 217

e) Ni los coadministradores ni los demás socios tienen derecho


de vetar los negocios tratados por los administradores realizados
dentro de la órbita del objeto social (arts. 58 y 59, LSC).
f) Cuando el administrador de la sociedad actúa en nombre
propio sin mencionar que lo hace en nombre de la sociedad, el ter-
cero no queda ligado directamente con ésta (art. 1929, Cód. Civil),
empero tiene una acción directa contra el administrador para recla-
mar los perjuicios ocasionados.
g) Cuando un socio no autorizado a administrar o representar
a la entidad societaria lo hace la sociedad no responde, salvo que la
actuación del socio configure un mandato tácito (art. 1874, Cód.
Civil), si no el acto realizado es de ningún valor y no obliga al que
lo hizo (art. 1161, Cód. Civil).
h) Si el administrador actúa como gestor de negocios ajenos,
queda personalmente obligado por los contratos que hizo con motivo
de la gestión (art. 2305, Cód. Civil), hasta que la sociedad ratifique
el negocio societario.
i) El exceso de representación obliga al representante social.
El mandato no (art. 1931, Cód. Civil).
a) CAPACIDAD O IMPUTABILIDAD. Hemos expresado que la repre-
sentación de la sociedad está ligada funcionalmente a la adminis-
tración, y ésta al objeto, pero, ¿cuál es la capacidad que tienen las
personas jurídicas societarias?
La capacidad "es una calidad del sujeto, o sea una idoneidad
genérica para obrar", en tanto que "/a legitimación es una idonei-
dad específica para obrar"30.
Al sujeto sociedad corresponde una capacidad general. El ór-
gano no tiene capacidad, sino que tiene competencia. Se trata
siempre de la actuación de un sujeto, pero de una actuación califi-
cada aquí por la idea de legitimación.
La capacidad es similar a la de todas las personas jurídicas, y
sólo tienen las limitaciones propias de toda persona corporativa.
Con respecto a las personas jurídicas no cabe referirse a capa-
cidad o incapacidad de hecho, pues ella, sin ser un atributo de la

30
Conf. Donati, La invalidez de las deliberaciones de las asambleas, p. 157,
cit. por Colombres, Curso. Parte general, p. 147, notas 14 y 16.
218 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

personalidad como la de derecho, se refiere a la aptitud adaptable


exclusivamente a los seres humanos, para actuar personalmente, que
en algunos casos puede limitarse, pero que no son adaptables a las
personas jurídicas, pues al reconocerlas como tal se les reconoce la
capacidad de derecho para actuar de hecho a través de sus órganos
o conforme a su sistema corporativo o de organización31.
Por eso, al referirnos a la capacidad de las personas jurídicas
nos estamos refiriendo a la capacidad de derecho, la que conforme
a los arts. 31, 35 y 41 del Cód. Civil es similar a la de las personas
físicas, pudiendo realizar todos los actos que no les estuviesen ex-
presamente prohibidos.
Sin perjuicio de ello, enseña Saux que existen tres niveles de
restricciones en la materia:
7) El primero determinado por el principio de especialidad (art.
35, Cód. Civil), y se vincula con la limitación para actuar dentro de
la esfera de acción para la cual el ente fue creado, o para el cual fue
autorizado a funcionar. El punto debe vincularse con lo expresado
en relación al objeto y capacidad, entendiendo que -salvo supuestos
muy especiales como lo es la materia de seguros donde es anulable
el contrato realizado por quien no está autorizado, pero anulabilidad
que sólo puede plantear el tercero y no el "incapaz"- se trata de
problemas de inimputabilidad.
2) El segundo se relaciona con la propia naturaleza de la per-
sonalidad jurídica o ideal, que la hace carecer de ciertos derechos
de la personalidad, como el derecho a la vida, a la nacionalidad, al
estado civil, a la integridad corporal y los derechos de familia.
3) El tercero estaría referido a las disposiciones expresas de la
ley, que establecen limitaciones al establecimiento de derechos rea-
les de usufructo, uso y habitación, y servidumbres personales (arts.
2828, 2920, 2929, 2969 y 3004, Cód. Civil), que constituyéndose a
favor de personas jurídicas no pueden extenderse a más de veinte
años. Como vemos en este punto, la restricción a que se refiere
Saux no es una incapacidad, sino una mera limitación o restric-
ción32.

31
Saux, La representación en los actos jurídicos, RDCO, I995-B-I89, y Las
simples asociaciones, p. 94, citando a Orgaz, Llambías y Borda, entre otros.
32
Saux, Las simples asociaciones, p. 94.
GESTIÓN SOCIAL 219

La práctica española ha rechazado como "criterio estrecho" y


contradictorio del "espíritu liberal de nuestra legislación en esta ma-
teria", la limitación de la capacidad de las compañías, que gozan de
"las energías trascendentales de la personalidad jurídica"; por lo que
ha creído no había inconveniente para que una compañía, cuyo obje-
to es la explotación de líneas de cabotaje, pudiera adquirir bienes
inmuebles (res. del 24/2/23). En el mismo sentido afirmativo se ha
resuelto la cuestión de si una sociedad mercantil (cuya finalidad es
el reparto de ganancias) tiene capacidad para hacer la donación de
un inmueble; se ha considerado, para ello, que nacida la persona-
lidad jurídica, "tiene capacidad general para realizar actos como
sujeto de derecho, salvo aquellos que por su propia naturaleza o por
hallarse en contradicción con las disposiciones legales" (res. del
2/2/66)".
b) "ULTRA VIRES" E "JNTRA VIRES". En el derecho anglosajón, en
1873. con motivo de la causa "Ashbury Railway Carriage and Iron
Co. Ltda. v. Rihe", la Cámara de los Lores resolvió que la capacidad
de la sociedad está circunscripta por el objeto social establecido en
su estatuto, y que las estipulaciones realizadas fuera de esos límites
debían considerarse ultra vires y, por tanto, eran nulas y no ratifi-
cables, salvo el voto unánime de los socios (principio contractual y
no colegial).
Sin embargo, en la actualidad, a partir del caso "Rolled Steel
Products", en 1985, la misma Cámara ha determinado que aunque
los administradores ejerciten sus poderes para una finalidad impro-
pia, esto es, para una relación no autorizada explícita o implíci-
tamente por el objeto social, la convención así concluida será igual-
mente vinculante para la sociedad, salvo que el tercero hubiera
tenido noticia del improper parpóse, dejando casi totalmente de lado
la teoría del ultra vires.
Debemos opinar que nuestro sistema jurídico no receptó nunca
esa teoría y que la LSC se adelantó en doce años a la resolución
jurisprudencial que hemos mencionado. En nuestro derecho tiene
vigencia el principio de la capacidad plena de la sociedad, que pue-
de realizar todos los actos en forma genérica. Si el administrador
obrase fuera del objeto social ello no podrá afectar a terceros de

33
De Castro y Bravo, La persona jurídica, p. 284.
220 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

buena fe, aunque internamente los socios pueden reclamarle al ad-


ministrador por ese comportamiento.
El Código ha dejado de regular dos cuestiones importantes para
la práctica: la de la responsabilidad hura vires y la de la respon-
sabilidad por daños causados por culpa o negligencia. La primera
plantea la pregunta de si la capacidad de la persona jurídica está
delimitada por su objeto. La respuesta afirmativa supone que todos
los actos y contratos realizados por ella son extraños a su propio
objeto y han de considerarse ineficaces, como contraídos ultra vires.
Este criterio (concepción británica) es natural cuando se ve en la
personalidad jurídica la concesión de un privilegio (corporation), y
que, por tanto, está limitado por el motivo de la concesión.
Estos temas de capacidad o imputación tienen un aspecto jurí-
dico concreto: un acto aparentemente extraño al objeto social, cum-
plido o a cumplir por el administrador social, ¿puede no ser ratifi-
cado por el órgano de gobierno? Si es un problema de capacidad,
no; debería -eventualmente- modificarse el objeto social para reali-
zarlo en el futuro. Si es un problema de imputación podría ser au-
torizado por el órgano de gobierno, sin perjuicio de los derechos de
los socios disidentes si probaran que se intenta violar la disposición
que les permite ejercer receso por cambio de objeto.
c) OTROS PRINCIPIOS APLICABLES A LA ADMINISTRACIÓN. Se resumen
en los siguientes.
1) CONTRATACIÓN CON LA SOCIEDAD. El director (administrador)
societario puede celebrar contratos con la sociedad -que representa-
que sean de la actividad en que ésta opere, siempre que se concier-
ten en condiciones de mercado (art. 271, LSC). Para la realización
de dichos actos en las condiciones mencionadas no hace falta auto-
rización previa ni ratificación de ellos.
Si en la contratación con la sociedad por el administrador no
se reúnen los requisitos indicados, sólo se pueden celebrar con pre-
via aprobación del directorio, y en su defecto con conformidad del
síndico (si no hubiese quorum para la reunión de directorio), dando
cuenta de dichos negocios a la asamblea (art. 271, LSC).
La asamblea ordinaria que trata los resultados económicos del
ejercicio en que fueron celebrados dichos actos -sin cumplimentar
las condiciones establecidas por el art. 271, párr. Io, LSC- los apro-
bará o desaprobará.
GESTIÓN SOCIAL 221
Si la asamblea los desaprobara y no los ratificara, el negocio
realizado en violación al régimen general será nulo (debe ser declara-
do judicialmente). La desaprobación también importa que los di-
rectores o síndicos serán responsables por daños y perjuicios irro-
gados a la sociedad (art. 271, párr. 3 o , LSC), sin perjuicio de la
responsabilidad de los accionistas (socios) que hubiesen aprobado
el contrato invalidado (art. 254, párr. !°, LSC).
La ratificación es un elemento integrativo del negocio celebra-
do, lo que importa que el acto es válido hasta la resolución de la
asamblea que desaprueba. Si la nulidad no puede retrotraer sus
efectos, juega entonces la responsabilidad de los directores y síndi-
co, los que podrán ser removidos (art. 276, LSC)34.
2) ACTIVIDAD EN COMPETENCIA. El director -administrador de la
sociedad anónima- no puede participar por cuenta propia o ajena en
actividades en competencia con la sociedad (art. 273, LSC).
La prohibición sólo comprende a los directores, como aplica-
ción del deber de lealtad que es inherente a la función que cumplen
(art. 59, LSC), salvo autorización expresa de la asamblea de accio-
nistas (se aprueba por mayoría).
En caso de incumplimiento de este precepto, el director será
ilimitada y solidariamente responsable por los daños y perjuicios
que resulten de la violación de la normativa aludida (art. 59, LSC)
y no puede ser extinguida en la forma determinada por el art. 275
por ser una violación expresa a una disposición legal.
Del art. 273 surge que no está vedada -conforme lo que acon-
tece con las sociedades por parte de interés- la realización de actos
en competencia con la sociedad por los accionistas.
Para la realización de actos en competencia con la sociedad,
los gerentes de una sociedad de responsabilidad limitada necesitan
la autorización expresa y unánime de los socios. El principio es la
prohibición de participar en dichos actos, bien sea por cuenta propia
o ajena (art. 157, párr. 3 o , LSC).
En la sociedad colectiva la ley no sólo prohibe al representante
social competir con la sociedad, sino que la prohibición se extiende
a los socios, salvo autorización expresa y unánime a los demás con-

34
Nissen, Ley de sociedades comerciales, t. 3, p. 337 y siguientes.
222 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

socios. Entendemos que esta autorización favorece tanto al socio


como al administrador.
Por la violación al régimen establecido en el art. 133, párr. Io,
el socio se hace pasible de ser excluido (arg. art. 91, LSC), como
medio de hacer cesar la incompatibilidad del socio y la sociedad.
La prohibición se fundamenta en la necesidad de que el socio se
dedique a la sociedad, aplicando sus conocimientos a la gestión de
los negocios sociales y no desviándolo a negocios de interés par-
ticular. Además, la ley prevé otra sanción: la incorporación al pa-
trimonio de la sociedad de los beneficios obtenidos con más el re-
sarcimiento de daños que le hubiese infringido a la sociedad (art.
133, párr. 2°, LSC).
3) INTERÉS CONTRARIO. ES el supuesto previsto en el art. 272 de
la LSC, en el cual se presenta un conflicto de intereses entre el ad-
ministrador y la sociedad, imponiendo al primero la obligación de
denunciar dicho interés contrario al directorio y síndicos, y abste-
nerse de intervenir en la deliberación y resolución correspondientes.
Caso contrario, el representante incurre en la responsabilidad pre-
vista por el art. 59 de la LSC.
4) PROHIBICIONES E INCOMPATIBILIDADES PARA SER ADMINISTRADORES.
El art. 264 de la LSC, en relación a los directores y gerentes de
sociedades anónimas, estatuye el régimen de prohibiciones e incom-
patibilidades, previendo el legislador los supuestos inconciliables
para ser administrador, evaluados con sentido ético y de corrección
(Exposición de motivos de la ley 22.903, cap. II, secc. V, ap. 24).
Este régimen es aplicable a todos los tipos societarios.
No pueden ser directores ni gerentes quienes no pueden ejercer
el comercio, los fallidos por quiebra culpable o fraudulenta hasta
diez años después de su rehabilitación, los fallidos por quiebra ca-
sual o los concursados hasta cinco años después de su rehabilitación,
los directores o administradores de sociedad cuya conducta se cali-
ficara de culpable o fraudulenta hasta diez años después de rehabi-
litados. Ni los condenados con accesoria de inhabilitación de ejer-
cer cargos públicos; los condenados por hurto, robo, defraudación,
cohecho, emisión de cheque sin fondo y delitos contra la fe pública;
los condenados por delitos cometidos en la constitución, funcio-
namiento y liquidación de sociedades, en todos los casos hasta des-
pués de diez años de cumplimentada la condena. Tampoco los fun-
GESTIÓN SOCIAL 223

cionarios de la Administración pública cuyo desempeño se relacione


con el objeto de la sociedad hasta dos años del cese de sus fun-
ciones.

§ 110. ASPECTOS INTERNO Y EXTERNO. - La administración hace


a la faz interna de la sociedad, e implica actividades gestorías de
decisión y ejecución, que califican la representación en cuanto a la
faz externa, que fija las condiciones de actuación de esos repre-
sentantes tanto para que éstos se legitimen actuando para la socie-
dad, cuanto para que los actos que cumplan sean imputables a la
sociedad.

§ 111. RÉGIMEN GENERAL DE LA ADMINISTRACIÓN Y REPRESENTA-


CIÓN. - En algunos pasajes de nuestra ley los vocablos administra-
ción y representación han sido utilizados en forma indistinta o como
sinónimos (v.gr., arts. 58, 59, 136, 143, 157), aunque en otros, se
los presenta como conceptos diferentes o no se menciona a la repre-
sentación (arts. 127 a 130, 255, 268, 318 a 320, LSC).
Sin perjuicio del uso indistinto efectuado por el legislador en
algunos artículos de la ley societaria (sentido amplio), estos voca-
blos significan conceptos distintos: administración se refiere a la
gestión interna de los negocios sociales; representación es la facul-
tad de actuar frente a terceros en nombre de la sociedad a fin de que
ésta adquiera derechos y contraiga obligaciones.
En ese sentido se sostiene que la representación en nuestro de-
recho constituye una facultad natural de todo administrador de ac-
tuar en nombre de la sociedad vinculándola con terceros, salvo que
esta facultad se halle excluida por disposición de la ley, como es el
caso de la sociedad anónima (el directorio es el órgano de adminis-
tración, y es representada por el presidente)35.
En principio, y como regla general, en casi todos los tipos so-
cietarios la representación se encuentra implícita en la adminis-
tración (arts. 128, párr. 2o, 135, 143 y 157, LSC).
En la sociedad de responsabilidad limitada se pueden dividir
ambas funciones en el caso que se prevea la organización de una
administración plural.

35
Fariña, Tratado, t. I. p. 360.
224 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

Respecto de la sociedad anónima se ha sostenido la represen-


tación indistinta de la sociedad por su presidente o vicepresidente36,
y de ella se ha derivado que sería extensible al director suplente de
un directorio unipersonal37.
a) ACTOS DE ADMINISTRACIÓN Y DE REPRESENTACIÓN. Los actos de
administración se refieren a la gestión interna de los negocios so-
ciales y están constituidos por distintas facetas:
7) Actos que consisten en la realización de las operaciones
configurativas de las actividades integrantes del objeto social (arts.
11, inc. 3, 63, inc. 2,1, a; 64,1, a, y 66, LSC), que hacen a la función
de gestión operativa del administrador societario.
2) Actos que apuntan a la organización, conservación y desa-
rrollo de la empresa de la sociedad (art. Io, LSC), que hacen a la
gestión empresaria del administrador.
3) Actos dirigidos al cumplimiento del estatuto del comercian-
te (art. 67, LSC) y a la participación en el funcionamiento de la
organización societaria, que es la faceta de cogestión societaria del
administrador.

36 CNCom. Sala B, 4/8/82, LL, 1983-D-247. Ver Truffat, ¿Representación in-


distinta del director único y del director suplente de la sociedad anónima?, RDCO,
1990-B-795, nota al fallo CNCom, Sala B, 30/7/90, "Lumiére Propaganda Soc. de
Hecho c/Chenay SA", donde se fundan los siguientes precedentes jurispresidencia-
les: si bien la figura del vicepresidente no se encuentra legislada específicamente
en la LSC, nada obsta a su validez en la práctica estatutaria. Y aunque en la so-
ciedad anónima existe un régimen de representación imperativo en la figura del pre-
sidente, por ello no es excluyente que el estatuto otorgue esa función de actuación
externa a uno o más miembros del directorio (CNCom, Sala B, 23/11/79, "Cía. A m e -
ricana Metalúrgica c/Casa Orlando"), y es adecuado, en resguardo de la seguridad
jurídica, interpretar que el vicepresidente tiene idénticas facultades que el presidente
y las puede ejercitar indistintamente con este último (CNCom, Sala D, 23/4/83, "The
Royal Bank of Canadá c/Toranzo, Rodrigo s/ejecutivo).
37
CNCom, Sala B, 30/7/90, "Lumiére Propaganda Soc. de Hecho c/Chenay
SA", RDCO, 1990-B-794 (voto de los doctores Morandi y Piaggi) y jurisprudencia
citada en nota anterior, que, apoyada en esas conclusiones, sostiene que puede ser
asimilada la firma del director suplente a la del vicepresidente en el sentido de serles
aplicable la misma solución. Lo propio ocurre cuando el estatuto prevé la repre-
sentación por otro director en caso de "ausencia o impedimento" del presidente, en
cuyo caso debe presumir que alguno de los hechos se habían configurado, sin que
pareciera posible, frente a terceros, admitir prueba en contrario (CNCom, Sala A,
25/10/88. "Lagares, Rodolfo Hugo y otro c/Domingo Ilvento SAICIFA s/ejecutivo").
GESTIÓN SOCIAL 225

La última faz del acto de administración es la ejecución ante


terceros de los actos jurídicos necesarios para el cumplimiento de
las funciones de gestión operativa, empresaria y societaria (art. 58,
LSC). Es la función de representación del administrador societa-
rio. Es el acto mediante el cual el representante del ente social, en
cumplimiento de sus funciones y en ejecución de su actividad se
vincula con terceros38.
Hemos sostenido ya que el acto de administración propiamente
dicho se refiere a la gestión interna de los negocios. Empero, a su
vez éstos se pueden distinguir en:
1) Actos de administración ordinaria o conservatorios del pa-
trimonio, que son aquellos que dentro del objeto social tienen en
cuenta la integridad del patrimonio al que se refiere dicho acto.
2) Actos de administración extraordinaria, que son los que sin
llegar a ser actos de disposición exceden la actividad necesaria para
el cumplimiento del objeto social y pueden llegar a comprometer
seriamente el patrimonio social (v.gr., especulación arriesgada, des-
pido masivo de empleados, etcétera).
Todos estos actos son propios de los administradores, empero
la distinción es útil a los fines de determinar la mayor o menor respon-
sabilidad de los administradores sociales, toda vez que deberán guar-
dar mayor cautela, precaución y previsión para unos que para otros.
3) Actos de disposición, que son aquellos que modifican el des-
tino a que están afectados los bienes dentro del patrimonio o com-
prometen su existencia dentro de los mismos. Exceden el ámbito
de la administración. A los fines de tener un eje rector para su dis-
tinción se los ha equiparado -por vía analógica y remisión expre-
sa del art. 1870, inc. 3 o , Cód. Civil- con las disposiciones del art.
1881 del Cód. Civil, que enumera todos los actos o supuestos en
que el mandatario necesita poderes expresos (poder especial) para
actuar en nombre de su instituyente.
Para que el administrador pueda realizar estos actos debe tener
facultades expresas, seguir instrucciones precisas de una resolución
social o en su defecto contar con una resolución del órgano de go-
bierno que ratifique dicho acto39.

38
Ver Otaegui, Administración societaria, p. 59.
39
Conf. Fariña, Tratado, p. 362 y siguientes.

15. Richard - Muiño. Derecho societario.


226 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

b) RÉGIMEN EN LOS DIVERSOS TIPOS SOCIETARIOS. Seguidamente ha-


remos una brevísima reseña del régimen de administración según los
tipos sociales previstos por la LSC, sólo a modo de somera intro-
ducción, y que serán desarrollados in extenso al tratar cada tipo so-
cietario.
1) COLECTIVA. El contrato constitutivo (o estatuto social) regu-
la el récimen de administración, v en caso de silencio, se entiende
que cualquiera de los socios puede administrar indistintamente (art.
127, LSC). La administración y representación pueden ser ejerci-
das por socios o terceros. Si son varios administradores, sin fun-
ciones determinadas, se entiende que la administración es indistinta
(art. 128, LSC). Puede estipularse la administración conjunta. En
este caso, ningún administrador puede obrar en forma individual.
El art. 129 establece que se puede remover el administrador,
sea socio o no, en cualquier tiempo, por decisión de la mayoría sin
invocación de causa, salvo pacto en contrario.
Los socios que votaran en contra de la remoción del adminis-
trador cuyo nombramiento fue condición expresa de la constitución
de la sociedad tienen derecho a receso.
Cuando el contrato exija justa causa de la remoción, conservará
el cargo hasta el dictado de sentencia judicial, salvo su desplaza-
miento provisional por aplicación del instituto de la intervención ju-
dicial.
El administrador puede renunciar en cualquier tiempo, aun sien-
do socio, salvo pacto en contrario, pero responde de los perjuicios
que causare su renuncia si fuese dolosa o intempestiva (art. 130,
LSC).
2) COMANDITA SIMPLE. La administración es ejercida por los so-
cios comanditados o por terceros, y se aplican las normas de admi-
nistración de la sociedad colectiva (art. 136, LSC). No pueden ser
administradores los socios comanditarios; la violación a esta prohi-
bición hará responsable ilimitada y solidariamente, con la sociedad,
al socio comanditario por las obligaciones así contraídas.
El socio comanditario, en caso de muerte, quiebra o incapa-
cidad de los socios comanditados, puede realizar los negocios ur-
gentes que requiera la gestión de la sociedad, pero dentro del térmi-
no de tres meses deberá regularizarse la situación, incorporando a
un comanditado que ejerza la administración, de lo contrario el
GESTIÓN SOCIAL 227

socio comanditario responderá solidaria e ilimitadamente por las


obligaciones contraídas así (art. 140, LSC).
3) DE CAPITAL E INDUSTRIA. La administración y representación
pueden ser ejercidas por cualquiera de los socios, sea el socio capi-
talista o el socio industrial (art. 143, LSC), aplicándose las normas
de la sociedad colectiva a este respecto. No puede ser designado
administrador un tercero no socio.
4) DE RESPONSABILIDAD LIMITADA. Es ejercida la administración
y representación por uno o más gerentes, socios o no, designados
en el contrato constitutivo o con posterioridad, por tiempo determi-
nado o indeterminado (art. 157, LSC).
La designación en el contrato constitutivo se resuelve por una-
nimidad, empero su designación posterior por mayoría del capital
social, como mínimo, y en defecto de la regulación contractual se
exigirá el voto de tres cuartas partes del capital social (art. 160,
LSC).
En caso de gerencia plural se puede determinar la clase de actos
que puede realizar cada uno de los administradores, y determinar
distintas áreas de competencia individual de cada uno de ellos.
También se puede estipular que ésta sea indistinta o conjunta. En
caso de silencio, se entiende que pueden actuar en forma indis-
tinta.
Conforme hemos puntualizado al analizar el régimen de respon-
sabilidad general, los gerentes serán responsables individual o co-
lectivamente, según lo establezca el contrato.
No puede limitarse la revocabilidad, salvo cuando la designa-
ción fuese condición expresa de la constitución de la sociedad.
5) ANÓNIMA. La administración es ejercida por un órgano de-
nominado directorio. El instrumento de constitución fijará la elec-
ción del órgano de administración, directores y estipulará el término
de duración del cargo. Con posterioridad, los administradores se-
rán elegidos por la asamblea ordinaria (arts. 255 y 234, inc. 2°, LSC),
por mayoría de votos presentes (art. 243, LSC), excepto que:
a) Existan diversas clases de acciones y el estatuto prevea la
elección por categorías (art. 262, LSC).
b) Que los accionistas opten por ejercer el voto acumulativo
(art. 263, LSC) sobre un tercio de las vacantes.
228 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

c) Que sea elegido por el consejo de vigilancia, cuando así lo


establezca el estatuto (art. 281, inc. d, LSC).
Los directores pueden ser reelegidos y su designación podrá ser
revocada sólo por la asamblea. El estatuto no puede restringir ni
suprimir la revocabilidad del cargo.
La duración en el cargo no puede exceder de tres períodos, aun-
que el director se mantiene en el cargo hasta ser reemplazado, salvo
en el caso del art. 281, inc. d, de la LSC, en que la duración en el
cargo es de cinco años.
El estatuto podrá establecer la elección de directores suplentes,
para el caso de vacancia (art. 258, LSC). Empero, la elección será
obligatoria si prescinde de la sindicatura, o la sociedad es encuadra-
da en alguno de los supuestos del art. 299 de la LSC.
El directorio deberá aceptar la renuncia del director siempre
que no fuese dolosa o intempestiva y no afecte el funcionamiento
regular de la sociedad (art. 259, LSC).
La representación de la sociedad será ejercida por el presidente
del directorio, y el estatuto puede prever la actuación de uno o más
directores en esa función40.
Puede el director designar gerentes, directores o no, revocables
libremente, en quienes pueden delegar funciones ejecutivas de la ad-
ministración.
6) ANÓNIMA CON PARTICIPACIÓN ESTATAL MAYORITARIA. N o e s Un t i p o
distinto a la sociedad anónima, sino una variante dentro del mismo
tipo. Hay un predominio estatal en la administración, aunque el
estatuto puede prever la designación por la minoría de uno o más
directores, y no podrán ser directores por el capital privado los fun-
cionarios de la Administración pública.
7) COMANDITA POR ACCIONES. La administración puede ser uni-
personal o colegiada, y será ejercida por socios comanditados o ter-

40
El directorio es un órgano de la sociedad anónima a través del cual ésta
puede efectuar o manifestar su voluntad y no se halla unida al ente social por una
relación contractual de mandato (CNCom, Sala A, 20/11/74, LL, 1975-B-48). No
puede atribuirse a los administradores de una sociedad la calidad de mandatarios,
dado que aquéllos son personas que integran un órgano necesario de la sociedad y
que no pueden actuar aisladamente (CNCom, Sala B, 31/10/78, LL, 1979-A-316).
GESTIÓN SOCIAL 229
ceros, que permanecen en el cargo el tiempo que fija el estatuto (art.
318, LSC).
El administrador tiene voz pero no voto, debiendo abstenerse
de votar, y la cláusula en contrario es nula cuando se trate: a) la
elección y remoción del síndico; b) la aprobación de su gestión o
deliberación de su responsabilidad, y c) su remoción.
La remoción del administrador se resuelve por decisión de la
mayoría en cualquier tiempo sin invocación de causa, salvo pacto
en contrario.
Aplicando una solución distinta al art. 140 de la LSC, el art.
320 establece que cuando la administración no pueda funcionar, de-
berá ser reorganizada en el término de tres meses, estipulando que
el síndico -órgano obligatorio- deberá nombrar para ese período de
tres meses un administrador provisorio, quien actuará con la aclara-
ción de ese carácter frente a terceros, no asumiendo así las respon-
sabilidades del socio comanditado.

§ 112. LOS ADMINISTRADORES. DILIGENCIA Y RESPONSABILIDAD


POR su ACTUACIÓN. - El art. 59 de la LSC estipula que los adminis-
tradores y representantes, en el cumplimiento de sus funciones como
tales, deben obrar con lealtad y con la diligencia de un buen hombre
de negocios.
Nuestra legislación -al igual que la gran mayoría- ha adoptado
un sistema de delimitación de tipo abstracta frente a otras que han
optado por otras alternativas, tales como la enumeración casuística
de supuestos concretos. Sin perjuicio de ello, dichas fórmulas abs-
tractas se complementan con lo normado en forma específica para
cada tipo social.
En dicho precepto se ha establecido una pauta de conducta ob-
jetiva41. Obrar con lealtad, significa que debe desempeñarse con
honradez y sinceridad, que importa que el administrador debe actuar
postergando los intereses personales que vayan en desmedro de los
intereses sociales, ya que su actividad debe redundar en beneficio
de la sociedad. La diligencia del buen hombre de negocios es la

41
Al igual que lo hace el inris civile al regular la conducta y responsabilidad
con la que deben actuar los padres con sus hijos -relación filial- (debe actuar como
un buen padre de familia).
230 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

aptitud profesional para el exitoso desempeño en la actividad que


constituye el objeto social. Se exige al administrador idoneidad y
eficiencia en el desarrollo de su labor42, con especificidad en la com-
petencia para los negocios objeto de la sociedad43. Ello importa ha-
ber adoptado una regla objetiva de valoración del desempeño del
administrador, en base a una pauta de normalidad, whr» H hombre
medio de negocios44.
Para que exista responsabilidad, los administradores deben ac-
tuar en forma ilícita y culpable causando un daño al patrimonio so-
cial, que derive precisamente de la comisión de un acto ilícito por
los representantes45.
El sistema de responsabilidad de la ley societaria ha sido esta-
tuido en los preceptos de los arts. 59 y 274 de la LSC, en conjunción
con lo dispuesto en el art. 1068, concs. y ss. del Cód. Civil.
La doctrina ha discutido largamente sobre el tipo de respon-
sabilidad que generaba la actuación de los administradores societa-
rios: contractual o extracontractual.
Tal distinción "se basa en integrar el régimen de responsabi-
lidad resarcitoria de la ley de sociedades en el régimen del Código
Civil que distingue según la causa fuente de la obligación. Cuando
la causa fuente de la obligación incumplida es un acto jurídico de-
rivado del contrato social rige el sistema de la responsabilidad con-
tractual, y cuando la causa fuente de la obligación incumplida es el
acto jurídico (arts. 898 y 1066 del Cód. Civil) rige el sistema de la
responsabilidad extracontractual"46.
El problema se suscita cuando ante la atribución de respon-
sabilidad conforme lo preceptúan los arts. 59 y 274 de la LSC, se

42
Conf. Fariña, Tratado, p. 375; Nissen, Ley de sociedades comerciales, t. 1,
p. 203.
43
Zaldívar y otros, Cuadernos de derecho societario, vol. I, p. 301.
44
Ver Richard - Escuti (h.) - Romero, Manual de derecho societario, p. 301.
45
Conf. ponencia de Quijano González, La responsabilidad de los adminis-
tradores de la sociedad anónima, en "Congreso Iberoamericano de Derecho Socie-
tario y la Empresa", t. II, p. 696.
46
Ponencia de Junyent Bas - Rodríguez de la Puente, Responsabilidad de los
administradores societarios, en "Congreso Iberoamericano de Derecho Societario y
la Empresa, V Congreso de Derecho Societario. Derecho Societario y de la Em-
presa", t. II, p. 709.
GESTIÓN SOCIAL 231

pretende una distinción clara entre el carácter contractual y extra-


contractual de dicha responsabilidad. La última tendencia en rela-
ción a esta temática es la que sostiene que la ley societaria ha es-
tablecido una responsabilidad propia que deriva de la funcionalidad,
sin efectuar un distingo absoluto entre la fuente contractual o extra-
contractual de dicha responsabilidad47.
La importancia de la distinción de la fuente de atribución de la
responsabilidad deriva del cómputo del término de prescripción y
la carga de la prueba.
Los administradores son responsables personal, directa, solida-
ria e ilimitadamente por los daños y perjuicios que ocasionen y re-
sulten de su acción u omisión (art. 59, LSC).
La responsabilidad en la que incurren los administradores por
el desempeño en sus funciones también está prevista para las socie-
dades de responsabilidad limitada y las anónimas, como tipos espe-
cíficos, en los arts. 157, párr. 2o, y 274 de la LSC, respectivamente;
empero estos preceptos son aplicables a los administradores de to-
dos los tipos sociales en cuanto se adecúen.
Se trata de entender cuáles son las obligaciones concretas de
un directivo de empresa, de un administrador, de un representante
orgánico de una sociedad.
Simplifiquemos el concepto de empresa con el Diccionario de
la lengua española: "Casa o sociedad mercantil o industrial fundada
para emprender o llevar a cabo construcciones, negocios o proyectos
de importancia". No es del caso volver sobre las doctrinas en torno
a la naturaleza de la empresa48.
"Llevar a cabo" implica dirigir, lo que a su vez significa ende-
rezar, llevar rectamente una cosa hacia un término o lugar señalado,
guiar mostrando o dando las señas de un camino, encaminar la in-

47
Conf. ponencia de Junyent Bas - Rodríguez de la Puente, Responsabilidad
de los administradores societarios, en "Congreso Iberoamericano de Derecho So-
cietario y la Empresa, V Congreso de Derecho Societario. Derecho Societario y de
la Empresa", t. II, p. 709.
48
Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, voz "empre-
sa". Ver Broseta Pont, La empresa, p. 34; Richard, La conservación de la empresa,
"Anales de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba", t.
XXV, p. 107 y siguientes.
232 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

tención y las operaciones a determinado fin, gobernar, regir, dar re-


glas para el manejo de una dependencia, empresa o pretensión.
Por supuesto que esa dirección debe encuadrarse dentro de una
escala de valores, una deontoiogía, una ética para con la comunidad
en la que se desenvuelve ese directivo, que determinará sus respon-
sabilidades directas y eventualmente las que genera a la sociedad
que dirige49.
Intentamos encontrar un elemento objetivo calificante de la con-
ducta, para evitar parámetros subjetivos del juzgador. Ese elemen-
to objetivo pretende determinar cuándo un administrador se compor-
ta como un buen hombre de negocios.
Contrasta con nuestra insinuada visión que, mientras se da enor-
me importancia a una noción vacía cual es la del capital social no-
minal, particularmente en etapas de inflación que llevan a situacio-
nes impensables y cuya solución en muchos casos entraña notables
injusticias, se descuidan las consecuencias de la falta de un plan de
empresa o de planificación de su prospectiva. Plan de empresa co-
mo previsiones formalizadas por los administradores de una persona
jurídica o por el titular de un patrimonio que contiene a una hacien-
da operativa. Esas previsiones deben ser las mínimas para sobre-
llevar el período inmediato, optimizando ios medios agrupados y
previniendo las dificultades que puedan razonablemente sobrevenir.
Plan de empresa o de dirección es qué puede hacerse razona-
blemente con el patrimonio disponible. Frente a la noción de dis-
ponibilidades patrimoniales, la de capital social pasa a ser una no-
ción fútil. Esa previsión razonable es la que debe usarse como
estándar para calificar la actividad de un administrador en los tér-
minos de un "buen hombre de negocios". Es un juicio de razona-
bilidad en torno a la actividad prevista con los medios disponibles.
Quizás el primer cuestionamiento se refiera a que "plan de empresa"
no es una noción con significado normativo, y se caiga en la tenta-
ción de regularlo, de determinar cómo debe ser, sus parámetros, los
efectos de su inexistencia formal. Sería un grave error. Propicia-

49
Nos referimos a la mal llamada teoría de la inoponibilidad de la persona-
lidad jurídica, que preferimos llamar como supuestos de extensión de responsabili-
dad en las sociedades (Richard, Personalidad de las sociedades civiles y comercia-
les, "Revista de Derecho Mercantil", 1989, n° 193-194, p. 851 y siguientes).
GESTIÓN SOCTAL 233

mos reconocer la presencia de una noción de "administración eco-


nómica" dentro del derecho vigente.
Al generar la existencia de una persona jurídica, al recurrir a
la tipología societaria, los socios deben formalizar una previsión, un
plan con respecto al desenvolvimiento de la actividad para cumplir
el objeto social, para determinar su dotación, no bastando simple-
mente determinar el capital social como cifra etérea y genérica. Los
directores, administradores y fiscalizadores deben tener un plan,
cuya existencia o inexistencia servirá para determinar el cumpli-
miento del estándar de buen hombre de negocios en su conducta,
constituyendo la memoria anual un ejemplo de esa planificación pa-
ra los directores de las sociedades por acciones, tendiendo a deter-
minar el riesgo operativo de la sociedad, la necesidad de reservas
facultativas, la existencia de utilidades líquidas y realizables, que no
pueden resultar de una simple comparación patrimonial, con la re-
tención de la cifra del capital nominal y de las reservas legales.
El administrador de una sociedad tiene que formalizar ese plan,
como medio para la discusión, información, explicación y control
de su propio dossier50.
El liquidador tiene la obligación de formalizar su plan de liqui-
dación como propuesta a los socios, pues no puede pretenderse que
la liquidación implique cesar totalmente las operaciones sociales co-
mo si un rayo hubiera caído sobre la sociedad, debiendo apreciarse
que en ese estado desaparece totalmente el interés de la noción de
capital social para interesar el de patrimonio suficiente para afrontar
el pago de las obligaciones con terceros.
Si se constata que no hay planificación, que no existieron pre-
visiones, que no se formuló ningún plan de empresa, si no hay do-
tación patrimonial suficiente, aportes, para enfrentar la actividad so-
cial, hay responsabilidad por los daños. Conforme la ley actual, si
se ha abusado del medio técnico, los controlantes deberán dotar a
los liquidadores para satisfacer pasivo o deberá abrirse la quiebra
con responsabilidad para los que agravaron el estado de cesación de
pagos. Una norma en el futuro, expresa en tal sentido, eliminaría
la mayoría de las quiebras.

50
Marzal, Empresa y democracia económica, p. 286; Richard, El plan de em-
presa, ética v responsabilidad del empresario, en "Estudios en honor de Pedro J.
Frías", t. III,"p. 1187.
234 CONSTITUCIÓN. GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

Concluimos en la necesidad de una lectura o interpretación in-


tegral del sistema jurídico para actuar las normas, la actuación irra-
cional y la inexistencia de un plan de empresa generan efectos de
responsabilidad e ineficacia, como los que hemos ejemplificado pre-
cedentemente.
Ese plan de empresa, a la postre, no es sino la memoria que
deben anualmente configurar los administradores de las sociedades
anónimas, para asegurar una buena administración, formalizar un aná-
lisis de los negocios concluidos y prospectivo del futuro de la em-
presa, para su propio gobierno y examen de los accionistas.
La memoria de los administradores (art. 66, LSC) debe expresar
las razones en torno a la determinación de reservas facultativas que
excedan las legales (explicación que debe ser clara y circunstancia-
da), que permitan determinar que son razonables y corresponden a
una prudente administración (arg. art. 70, LSC, que autoriza el cues-
tionamiento de la constitución de reservas facultativas excesivas),
las causas "detalladamente expuestas" por las que se propone el pago
de dividendos o la distribución de ganancias en otra forma que en
efectivo, y, fundamentalmente, la estimación u orientación sobre
perspectivas de las futuras operaciones (art. 66, inc. 5, en concor-
dancia con las notas que impone el art. 65, inc. 1, /, LSC). Las
perspectivas de las futuras operaciones importan anticiparlas en su
orientación y determinar el posible impacto económico y resulta-
dos de las mismas, que deben tener una vinculación directa con el
plan de reservas facultativas y política de dividendos. Implica sin
duda una planificación de las operaciones futuras y de su pros-
pectiva.
El abuso del medio técnico societario comporta, en cuanto per-
judique a terceros, socios o a la misma sociedad, formas particulares
de responsabilidad de socios controlantes, administradores o terceros
controlantes, en los términos de los arts. 54, 59 y concs. de la LSC.
Las ideas expuestas nos llevan a señalar como propio de un
administrador la formulación de un plan de empresa, o -lo que es
lo mismo- de una buena memoria societaria, en los casos en que se
pretenda mantener la conducción de su empresa ante una dificultad
financiera o económica, dentro de lo que genéricamente se incluye
en la llamada crisis de empresa.
Ese plan de empresa es el mínimo que puede exigirse a un em-
presario que afronta una dificultad económica o financiera, y más
GESTIÓN SOCIAL 235

aún si intenta superar un estado de cesación de pagos. El análisis


de ese plan de empresa es el que permitirá evaluar si el propie-
tario de ese patrimonio o sus administradores son merecedores de
un apoyo que no imponga la necesidad de generar la ruptura de la
relación jurídica propietario-patrimonio, mediante un juicio coacti-
vo individual o general. Es el documento a través del cual podrá
mantener o no el apoyo de sus acreedores.
Quien no demuestra capacidad para superar sus propias dificul-
tades, realizando un adecuado diagnóstico y proponiendo a sus so-
cios, acreedores o financistas un plan razonable y congruente para
su análisis, no puede ser merecedor de ninguna de las tutelas que el
derecho y la economía aconsejan para estas situaciones.
Por eso queremos enfatizar en torno a los ilícitos societarios,
ejecutados normalmente por el grupo de control, contra los socios
(p.ej., endeudamiento de la sociedad en beneficio de ese grupo), o
contra terceros (v.gr., subcapitalización)51. Si bien puede haber en
la empresa y en su organización societaria una separación operativa
del poder y de la responsabilidad52 -como diseñadora del plan de
empresa-, jurídicamente quien tiene el control asume la responsabi-
lidad por el uso abusivo del instrumento societario.
Concluimos en señalar la necesidad de una interpretación inte-
gral de nuestro sistema jurídico para actuar las normas: la actuación
irracional y la inexistencia de una planificación en la conducción de
sus negocios o de la sociedad que administra, generan efectos de res-
ponsabilidad e ineficacia, dentro de los cuales hemos generado el
ensayo precedente.
Si la organización de la administración fuese colegial, no mera-
mente plural -aunque fuere parcialmente conjunta-, se podrán apli-
car los principios de responsabilidad previstos para los órganos co-
legiados (art. 274, LSC).
El abandono de la administración, particularmente si de ella resul-
ta la falencia, genera responsabilidad del o de los administradores53.

51
Conf. Pórtale, Capitule sociale e societá per azioni sottocapitalizzata, "Ri-
vista delle Societá", año 36, 1991, fase. Io, p. 3 y siguientes. Nos referimos a la
infracapitalización material.
52
Marzal, Empresa y democracia económica, p. 326.
53
Conf. Richard, Ensayo sobre el plan de empresa y las obligaciones del em-
presario, "Estudios de Derecho Comercial", 1993, n° 9, p. 55 y siguientes.
236 CONSTITUCIÓN. GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

En resumen, el art. 59 de la LSC fija criterios objetivos abs-


tractos: de lealtad, que hacen a no actuar dolosamente (no competir,
no contratar con la sociedad, no hacer uso del patrimonio social, no
actuar con interés contrario), y de obrar con la diligencia de un buen
hombre de negocios (sin culpa profesional, planificadamente).
Las acciones de responsabilidad las trataremos a partir del
§ 324.

§ 113. REGISTRO DE ADMINISTRADORES. - Sostiene la jurispru-


dencia54, sintetizando el criterio doctrinario55, que la designación o
cesación de administradores y representantes tiene efecto como tal
desde el acto decisorio, y no desde su inscripción, dado el carác-
ter declarativo de esa última56.
Se califica así la inscripción, particularmente de la cesación de
administradores, como una protección de los terceros, quienes no

54
CNCom, Sala C, 27/2/90, "Balbi de Cevallos, Ida Santina c/Sallaberry, Ho-
racio s/sumario", RDCO, 1990-B-778 (voto de los doctores Quintana Terán, Di Telia
y Caviglione Fraga), en el caso se decidió que si eí ex vicepresidente de una socie-
dad anónima librara títulos cambiarios durante el período comprendido entre la de-
cisión de la sociedad de separarlo de su cargo y antes de la inscripción de ésta, tales
títulos obligan a la sociedad, si no se pudiera probar que el tercero conocía o debía
conocer dicha circunstancia (arts. 12 y"60, LSC). Se protege a los terceros a través
de la información sobre quiénes están legitimados para representar a la sociedad,
exteriorizando quiénes son los administradores a los fines del ejercicio de acciones
de responsabilidad (CNCom, Sala D, 18/10/73, ED, 53-35; id., Sala B, 25/8/77, LL,
1979-B-408; id., id., 26/9/77, LL, 1978-B-256).
55
Cornejo Costas, Sociedades comerciales según la jurisprudencia y la doc-
trina, p. 117, 121 y ss.; Adrogué - García Cuerva, La publicidad registral, LL, 1987-
D-1035; Richard - Escuti (h.), La sociedad comercial y las modificaciones no ins-
criptas, RDCO, 1978-711 y ss.; Gaibisso - Nissen, Registración de administradores
(análisis del art. 60, LSC), ED, 84-134; García Caffaro, Oponibilidad de la desig-
nación y cese de los administradores de sociedades comerciales, LL, 1979-B-410;
Halperin, Curso de derecho comercial, t. I, p. 121, 281 y siguientes.
56
Se encuentra ya superada la inicial discusión sobre el efecto no constitutivo
y meramente declarativo de la inscripción prevista en el art. 60 de la LSC, basados
en varios argumentos: si la inscripción fuera constitutiva, el art. 12 no podría hablar
de inoponibilidad de las modificaciones no inscriptas, y menos que son válidas entre
los socios otorgantes, pues sólo son válidos los que han reunido todos los requisitos
constitutivos, y por ende la inscripción no le otorga validez al acto, sino sólo oponi-
bilidad (efecto declarativo). Congruente con ello, las resoluciones asamblearias son
válidas (art. 233, LSC) sin que sea necesaria la inscripción en el Registro Público.
GESTIÓN SOCIAL 237
pueden conocer necesariamente las nuevas designaciones o remo-
ción de representantes57. Se sigue así un viejo criterio de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación en torno a la seguridad jurídica y
protección de los terceros, como son los acreedores de una sociedad,
a quienes no puede exigirse un constante examen sobre los antece-
dentes de las autoridades de las sociedades anónimas58.
Los terceros pueden usar de las resoluciones sociales, pero a
ellos no pueden oponérseles las que no fueran de su conocimiento
o no estuviesen inscriptas. No es sino la aplicación de la teoría de
la apariencia.
Tanto la designación como la cesación de los administradores
tienen efectos como tales desde la decisión asamblearia (en el caso
de sociedades por acciones y de responsabilidad limitada) y no desde
el acto de inscripción (que es meramente declarativo), por lo que
cumple dicho acto sólo una función de publicidad59; de aquí que se
haya resuelto que la falta de inscripción de la designación de admi-
nistradores no ocasiona la insuficiencia del poder, en tanto tal ins-
cripción es sólo declarativa, lo que a su vez determina la facultad
del tercero de hacer valer contra la sociedad que no inscribió la de-
signación de su directorio, lo actuado por sus integrantes que invo-
can esa calidad, pero ello no impide que los administradores ejerzan
los actos propios de su cargo60; en el mismo sentido y con similares
argumentos es indudablemente válido el apoderamiento efectuado
por el directorio designado por asamblea, aun cuando todavía no
haya sido inscripto y publicado61.
La cesación en el cargo no puede ser opuesta a terceros que no
la conocían, si no media inscripción62. No puede prosperar el re-

57
Conf. Baistrocchi - Rodríguez Galli, El art. 60 como escudo de protección
de ¡os terceros de buena fe, RDCO, 1990-777.
58 CSJN, 4/12/68, "Frigorífico Setti SA s/convocatoria", RDCO, 1970-239, y
nota de Cusnir, Directores de facto y teoría de la apariencia.
« CNCom, Sala B, 20/11/78, ED, 84-134.
<>0 CNCom, Sala C, 27/6/80, ED, 91-807.
«' CNCom, Sala B, 26/9/77, LL, 1978-B-256; id., id., 15/11/77, ED, 77-193;
id.. Sala D, 25/8/77, LL, 1979-B-408.
62
Conf. CNCom, Sala E, 8/2/95, "Cooperativa de Vivienda, Crédito y Consumo
Línicred Limitada c/Estampados J. E. s/ejecutivo", "Doctrina Societaria y Concursal
Errepar", mar. 1996, p. 862, fallo n° 275.
233 CONSTITUCIÓN. GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

curso de nulidad interpuesto contra la resolución que decreta embar-


go en bienes del ente ideal, con el argumento de que su represen-
tante ya no era presidente del directorio de la firma a la fecha de
prestar su declaración indagatoria por haber presentado su renuncia
con anterioridad, si surge de los informes de la Inspección General
de Justicia y del Registro de Importadores y Exportadores, que hasta
más allá de esa fecha, el procesado seguía figurando como presiden-
te de la sociedad. Todo ello sin perjuicio de que en una cuenta co-
a figurando el procesado como úni-
ca persona autorizada para firmar, y de resultar de los autos que la
firma en cuestión fue realmente administrada y representada por el
procesado, hasta la fecha de su detención. No habiéndose inscrip-
to, entonces, en el registro correspondiente la circunstancia relativa
al cese de funciones del procesado, como presidente de la sociedad
anónima, resultan aplicables las disposiciones que emergen del art.
12 de la ley 19.550, modificada por la ley 22.903. Pudo ser inda-
gado el procesado como presidente de la sociedad anónima, pues a
la fecha de la indagatoria su renuncia al cargo que ejercía no había
surtido efecto legal63.

C) REMOCIÓN DEL ÓRGANO DE ADMINISTRACIÓN


E INTERVENCIÓN JUDICIAL

1) REMOCIÓN SEGÚN LOS TIPOS SOCIALES

§ 114. CARACTERIZACIÓN. - Trataremos la remoción de los ad-


ministradores en los distintos tipos sociales, sin perjuicio de otras
apreciaciones al considerar cada sociedad en particular.
El administrador en el ejercicio de sus funciones puede desviar-
se y lesionar los intereses de la sociedad, y como derivación, el de
los socios y los terceros.
Ante esta situación procede la remoción del órgano de admi-
nistración por los socios reunidos en asamblea (o reunión de socios
respectiva), en cualquier tiempo y sin necesidad de invocación de

63 CNPenEcon, Sala II. 13/12/83, LL, 1984-A-284.


GESTIÓN SOCIAL 239

causa, esto es, ad nutum, tal como ocurre en principio en la sociedad


anónima64. Sin embargo, en otros tipos societarios, habiendo pacto
en contrario requiere justa causa al efecto, es decir, el administrador
conservará su cargo hasta la sentencia judicial, si negare la existen-
cia de aquélla, salvo la separación provisional, por aplicación de la
sección XIV del capítulo primero -"De la intervención judicial"-,
conforme al art. 129 de la LSC65.

§ 115. LA SITUACIÓN EN LA DIFERENTE TIPOLOGÍA. - Para el su-


puesto de sociedades colectivas, el art. 129 de la LSC estipula que
el administrador, socio o no (aplicable a la comandita simple -art.
136, LSC-, y a la de capital e industria -art. 143, LSC-), designado
por el contrato social, puede ser removido por decisión de la mayo-
ría en cualquier tiempo sin invocación de causa, salvo pacto en con-
trario. La mayoría requerida, conforme las previsiones del art. 132
de la LSC, es la mayoría absoluta de capital, excepto que el contrato
fije un régimen distinto.

64
Siendo la designación de los directores un acto unilateral de la asamblea
que no llega a configurar un contrato por el hecho de la aceptación del cargo por
el nombrado, debe necesariamente concluirse que aquélla retiene, en principio, el
derecho de revocar el o los directores por ella designados, o confirmados, sin tener
que justificar su decisión al respecto. En otros términos, que retiene la asamblea
ordinaria, como atribución exclusiva, la revocación ad nutum de los directores, o
sea, sin necesidad de invocar causa ni fundamentar las razones de su decisión. Pero
también puede la asamblea, en ejercicio de sus facultades de juez de la actuación
y gestión de los directores, proceder a su remoción cuando no actuaren con la dili-
gencia de un buen hombre de negocios, o por mal desempeño de su cargo, o por
estar incursos en algunas de las prohibiciones, incompatibilidades o inhabilidades
que de acuerdo con la LSC, los estatutos o los reglamentos internos incapaciten para
el desempeño del cargo de director. Tanto la revocación como la remoción tienen
como elemento común la separación del director del cargo para el cual fue desig-
nado en su día por la asamblea ordinaria. No obstante, y desde el punto de vista
jurídico, se trata de dos actos con notas diferenciales propias, pues revocación es el
acto jurídico que deja sin efecto otro anterior por la sola voluntad del otorgante, en
tanto que remoción (también llamada destitución en otros derechos), es el acto por
el cual se depone o aparta a uno de su empleo o cargo. Aquella nota común y estos
elementos diferenciales aconsejan, por razones prácticas, estudiar conjuntamente
ambos actos, particularmente si se tiene en cuenta que en algunos casos no surge
con claridad la línea de separación entre revocación y remoción (Sasot Betes - Sasot,
El órgano de administración, p. 190 y siguientes).
65
Cámara, Derecho societario, p. 586 y siguientes.
240 CONSTITUCIÓN. GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

Si el contrato requiere justa causa conservará el cargo hasta la sen-


tencia judicial que declare tal (si la negare), salvo que se lo haya se-
parado provisionalmente por aplicación de la interdicción judicial.
Cualquier socio puede requerir la remoción judicialmente con invo-
cación de justa causa.
En la sociedad de responsabilidad limitada no puede limitarse
la revocabilidad -mejor expresado: la remoción- de los gerentes,
excepto cuando la designación fuese condición expresa de la consti-
tución de la sociedad. En este caso, se aplica el art. 129, párr. 2°, y
los socios disconformes tendrán derecho de receso, al igual que en
la sociedad colectiva cuando la designación fuese condición expresa
de la constitución de la sociedad.
La revocación o remoción del gerente se adoptará por mayoría
del capital presente, salvo que el contrato exija una mayoría supe-
rior. Si las partes han estipulado que debe exigirse justa causa para
la remoción, y resistida ésta o no admitida por la mayoría de la re-
unión de socios respectiva, dará lugar a que el socio que la alega
recurra a la acción judicial de remoción, pero el gerente conservará
su cargo hasta la sentencia judicial, salvo separación provisional por
intervención judicial.
En la sociedad anónima la revocación de directores corresponde
exclusivamente a la asamblea ordinaria (art. 234, inc. 2), incluso
en el caso de que esa designación hubiera sido realizada por el con-
sejo de vigilancia (arg. arts. 256 y 281, inc. d, LSC). El estatuto
no puede suprimir ni restringir la revocabilidad en el cargo (art.
256), pues ello implicaría acotar su revocabilidad ad nutum66.
Empero, si fracasa la convocatoria o la asamblea no accede a
la remoción peticionada del director incurso en las causales de in-
habilidad -es decir, en los supuestos de "prohibiciones e incom-
patibilidades para ser director" previstas en el art. 264 de la LSC-,
el accionista disidente podrá promover acción de remoción y pedir

66
Lo que la ley ha querido es que los accionistas tengan absoluta libertad de
disponer la remoción, sin expresar ni justificar las causas de la remoción. Les
basta su disconformidad con la gestión social, o las meras sospechas sobre la
honestidad de su gestión; además, reclamar la existencia de esa causa abre el con-
trol judicial de la existencia de esa causa -con la onerosidad del litigio y la afec-
tación del crédito de la sociedad- (Halperin, Manual de sociedades anónimas, p.
197, nota 38).
GESTIÓN SOCIAL 241
la interdicción judicial como medida precautoria (art. 265 in fine,
LSC).
Además, si la asamblea declara exentos o extinguida la respon-
sabilidad de los directores (art. 275, LSC) por aprobación de su ges-
tión, por renuncia expresa o transacción, los accionistas disidentes
tienen derecho a ejercer la acción social de responsabilidad contra
los directores y a su vez demandar la remoción de éstos, además de
impugnar la asamblea que los eximió de responsabilidad (arts. 276
y 251, LSC).
La decisión de ejercer acción de responsabilidad contra los di-
rectores genera la remoción de los mismos.

2) INTERVENCIÓN JUDICIAL
DE SOCIEDADES COMERCIALES

§ 116. INTRODUCCIÓN. - E l Código de Comercio no contenía


normas sobre la intervención judicial de sociedades comerciales.
Sin embargo, fue receptada por la jurisprudencia, que fue elaboran-
do doctrina al respecto, y afirmada a partir de 1948, que admitió la
intervención judicial en base al texto del art. 1684 del Cód. Civil,
que hace referencia al administrador judicial provisorio67. Final-
mente, la LSC receptó dichos principios jurisprudenciales en el art.
113 y siguientes.
Se trata de una medida cautelar dentro del juicio de remoción,
de carácter general y excepcional, que se adopta sobre el órgano de
administración en los casos de urgencia y necesidad que denoten
una gravedad tal que se vea afectado el interés social.
Es más acertado utilizar el vocablo "interdicción", que "inter-
vención" para hacer referencia a la interferencia que la justicia haga
en una sociedad.
El art. 113 de la LSC establece que se trata de una medida cau-
telar, y como tal, es provisoria y revocable, excluyendo la posibi-
lidad de que recaiga cosa juzgada, pues implica un anticipo a la
garantía jurisdiccional de defensa que se dispensará en el juicio or-
dinario. No es preventiva, porque debe ser requerida conjuntamen-

67
Richard - Escuti (h.) - Romero, Manual de derecho societario, p. 162.

16. Richard - Muiño, Derecho societario.


242 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

te o después de la interposición de la acción de remoción de admi-


nistrador68.

§ 117. PROCEDENCIA. - Es principio aceptado que la interven-


ción judicial de una sociedad debe ser dispuesta con criterio restric-
tivo, lo que obliga al tribunal a buscar el justo equilibrio entre los
intereses en juego, con especial consideración del que concierne a
la persona jurídica.
Como en toda medida cautelar, es requisito de la intervención
judicial que los actos u omisiones del o de los administradores cuya
remoción se pretende, generen la existencia de peligro grave de que
se consumen daños irreparables en caso de no adoptarse la medida,
extremo que deberá ser acreditado por quien la solicita, y cuya apre-
ciación queda librada a criterio del tribunal.
En orden a la adopción de la medida cautelar de intervención,
se ha sostenido que debe existir un motivo grave. La alegación de
que se denegó información al accionista no constituye motivo gra-
ve que justifique la suspensión de la decisión asamblearia. Las me-
ras desavenencias entre socios que no comprometen el ente no
importan peligro grave para el ente69. Para la procedencia de la in-
tervención judicial debe resultar que no se cause perjuicio en el giro
de la sociedad que superen, incluso, los que presuntivamente se pro-
cura evitar70.
Debe demostrarse que los administradores de la sociedad han
realizado actos que la coloquen en "peligro grave" (art. 113, LSC),
en orden a justificar la intervención judicial pretendida. Por ello,
esta clase de medidas es improcedente cuando a través de ella se
intenta amparar únicamente el resultado de desavenencias entre los
socios pero que no comprometen el funcionamiento de la sociedad71.
La circunstancia de hallarse el peticionario de la intervención
judicial en minoría para la adopción de decisiones sociales no cons-
tituye per se fundamento para la cautela: el mero desacuerdo con

68
Conf. Fariña, Tratado, t. I, p. 445.
69
CNCom, Sala E, 7/5/92, "Masri, Julio y otro c/Percuyen SA, y otros s/su-
mario s/inc. de apelación", RDCO, 1992-437, negando la medida cautelar.
70
CNCom, Sala B, 9/12/80, LL, 1981-B-510.
71
CNCom, Sala E, 22/2/88, LL, 1988-C-509.
GESTIÓN SOCIAL 243

tales decisiones no indica que éstas serán perjudiciales para los inte-
reses del ente.
Las divergencias entre los socios, aun cuando atañan a aspectos
patrimoniales derivados de la liquidación de la sociedad, no autori-
zan a decretar la intervención y la sustitución del liquidador por un
administrador judicial, si no se verifican las circunstancias de grave
peligro a que aluden los arts. 113 y 114 de la LSC72.

§ 118. REQUISITOS Y PRUEBA. - S o n requisitos de procedencia


de esta medida cautelar:
a) Demostrar que se promovió la acción de remoción del ad-
ministrador societario'1^. Esto es así porque se trata de una medida
cautelar que es accesoria a la solicitud de remoción, que tiene por
fin la sustitución judicial del administrador mientras se desarrolla el
proceso de remoción.
b) Que el peticionante, acredite su carácter de socio al inter-
poner la acción; debiendo desecharse la petición de un acreedor (so-
cial o de un socio).
c) Que los administradores hayan efectuado actos o por negli-
gencia hubiesen omitido cumplir con sus funciones de forma tal que
pongan en grave peligro a la sociedad (art. 114, LSC), tanto en su
existencia como en la integridad de su patrimonio. Así también,
por acefalía en el órgano de administración.
Se debe acreditar sumariamente el grave peligro, como así tam-
bién el periculum in mora (peligro de mora), o que la demora en la
adopción de la medida puede derivar en la mayor gravedad, profun-
dizando la crisis en la administración.
La prueba del peligro, su gravedad y su verosimilitud se efec-
tuará prima facie en forma sumaria inaudita parte, pudiendo utili-

72 C N C o m , Sala E, 22/2/88, LL, 1988-C-509.


73
CEspCivCom Córdoba, 5/7/91, "Empresa La Capillense SRL s/acción de re-
moción de gerente", donde se dijo que "ia acción de remoción del gerente puede
ser coetánea al proceso recién incoado -pedido de intervención- pues es una medida
que viene aparejada a la acción de fondo; tampoco puede interponerse sola, pues no
es una causa autónoma, sino una cautelar del tipo de las de no innovar. Ella debe
ser previa o conjunta con la acción de remoción. El caso ofrece prima facie los
requisitos de suficiente verosimilitud y riesgo de expectativas frustradas por la di-
lación de no adoptarse la medida".
244 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

zarse a tal fin cualquiera de los medios de prueba admitidos, para


demostrar que se encuentra afectado el interés de la sociedad por la
permanencia del administrador cuestionado al frente de la adminis-
tración y la posibilidad de realización de nuevos actos perjudiciales
para la sociedad74.
d) Debe probarse que se han agotado los recursos internos pre-
vistos en el contrato y los establecidos por la ley para el tipo social
de que se trate, para intentar la solución de los motivos que llevaron
al estado de grave crisis y la actuación irregular del administrador,
previamente a recurrir a la justicia. Por ejemplo, que se ha solici-
tado al órgano de administración, y en su defecto al síndico o a la
autoridad de contralor, la convocatoria a asamblea para tratar el pro-
blema que pone en estado de gravedad a la administración (art. 236,
LSC)75. Son causales de remoción la no confección injustificada
de los estados contables, o que documentación contable no permita
la reconstrucción de los negocios o la debida información del socio.
e) El art. 116 estatuye que el peticionante deberá prestar con-
tracautela suficiente, la que será fijada por el juez interviniente.
Este requisito es exigido para cubrir los eventuales perjuicios que
la medida pueda acarrear, como las costas causídicas, para el caso
de que la medida haya sido solicitada sin derecho, la que será gra-
duada de acuerdo a las circunstancias del caso, conforme a los me-
dios de prueba arrimados, pero nunca puede erguirse en obstáculo
tal que la medida no pueda ser ejecutada. La contracautela es para
reparar eventuales perjuicios a la sociedad.
Se ha cuestionado si las acciones que posee el actor en la so-
ciedad demandada pueden ser aceptadas como contracautela. Pese al

74
Odriozola, Intervención judicial e intervención administrativa de las socie-
dades, cit. por Zaldívar y otros, Cuadernos de derecho societario, vol. III, p. 393.
75
CNCom, Sala C, 4/5/92, "Novara, Carlos c/Fernández Sobrado, A. s/suma-
rio", "Doctrina Societaria y Concursal Errepar", nov. 92, p. 40: "A los efectos de
intentar el agotamiento de los recursos en el ámbito societario, exigido por el art.
114 de la ley 19.550 a los fines de la intervención de la sociedad, quien reviste
carácter de socio gerente de una sociedad de responsabilidad limitada cuenta con
diversas alternativas para poner remedio a la situación planteada, como sería la con-
vocación de los órganos de gobierno del ente para el tratamiento de las cuestiones.
No empece a ello la alegada prescindibilidad de esos trámites, basada en la certeza
sobre el resultado negativo de los mismos, pues ello no redime de cumplimentarlos
para constatar el fracaso y habilitar así la vía judicial".
GESTIÓN SOCIAL 245
art. 222 de la LSC, entendemos que pueden receptarse por el juez,
pues lo que pretende aquella norma es sólo impedir que la propia
sociedad pueda aceptar tal garantía contractualmente.
La procedencia de esta medida debe ser apreciada con criterio
restrictivo por el juez interviniente. Ello es así puesto que esta me-
dida se adopta de acuerdo a la prueba arrimada por el peticionante,
sin abrir a prueba, y esos elementos deben dar la convicción de que
prima facie existe la necesidad de esta medida.
La verosimilitud del derecho invocado y de los hechos que con-
figuran el grave peligro, debe ser entendida como la probabilidad de
que los hechos hayan acontecido, y no como una incontrastable reali-
dad. Si bien el criterio debe ser restrictivo, no puede exigirse prue-
ba terminante y plena, que sólo se logrará al agotarse el trámite de
la acción de fondo.
La medida se promueve contra la sociedad y el administrador.

§ 119. CLASES. - El art. 115 de la LSC establece las clases de


intervención judicial, las que se diferencian por las atribuciones y
funciones del interventor, a saber:
a) El nombramiento de un administrador judicial, en forma
provisoria, es la medida más extrema, puesto que implica la susti-
tución anticipada del administrador natural por uno judicial. Éste
es investido de las mismas facultades que tiene el administrador so-
cial, y no pueden ser más extensas que las otorgadas por el contrato
y la ley. Toma a su cargo el cuidado y administración de los bienes,
con el carácter de representante de la sociedad. Su mandato, a dife-
rencia del administrador elegido por los socios, proviene de una dis-
posición judicial. Su actuación está dirigida a normalizar la marcha
de la sociedad. Su función específica es de administración ordina-
ria, y sólo en general, salvo casos de necesidad y urgencia, no podrá
efectuar actos de administración extraordinaria o de disposición.
b) Designación de un coadministrador. Éste actúa juntamente
con los administradores designados por decisión de los socios, con
intervención necesaria en todos los actos de la gestión social. Igual-
mente, no puede gozar de mayores facultades que el administrador
natural.
c) Finalmente, el veedor, cuya misión es simplemente contro-
lar, fiscalizar y vigilar la gestión de los administradores. Con la
246 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

potestad suficiente para examinar la documentación contable y li-


bros sociales, a fin de informar al tribunal acabadamente sobre la
situación social y económica de la sociedad. No analiza la marcha
de los negocios ni efectúa valoraciones sobre la gestión en sí de los
representantes, sino que su tarea es informativa.
El juez deberá establecer en su resolución la misión encomen-
dada al interventor, como sus atribuciones -nunca mayores a las pre-
ceptuadas para los administradores según el contrato y la ley-, y el
término de aquélla, a cuyo vencimiento deberá cesar en sus funcio-
nes, salvo que, previa información sumaria, se la prorrogue antes de
su vencimiento. Odriozola nos recuerda que el art. 283 de la dero-
gada ley de concursos 19.551 (correspondiente al actual art. 259,
ley 24.522) estipula que la designación de administradores judicia-
les "debe recaer en personas especializadas en el ramo respectivo o
graduados universitarios en administración de empresas"76.
El juez no se encuentra facultado a disponer una medida más
grave que la solicitada. Así, por ejemplo, si se solicita designación
de un veedor, no podrá designarse un administrador77.
El interventor, cualquiera sea su carácter, es un funcionario pú-
blico, y su mandato proviene de una decisión judicial.
Debe actuar con igual o mayor prudencia que los administra-
dores naturales y el incumplimiento de sus funciones lo hace res-
ponsable por los daños y perjuicios que ocasionare.
La resolución que dispone la intervención es apelable al solo
efecto devolutivo (art. 117, LSC). Ello importa que la intervención
se ejecuta mientras se sustancia el recurso, lo que es totalmente jus-
tificado, puesto que el efecto suspensivo implicaría la subsistencia
de los hechos y administradores que han sido reputados de dañosos,
toda vez que el juez de la causa ya entendió que existían prima facie
elementos de convicción para resolver la intervención.

§ 120. LA LEGITIMACIÓN PASIVA EN LA INTERVENCIÓN JUDICIAL. -


Con tales criterios quien pretenda la remoción y la intervención ju-
dicial de la sociedad no debe omitir demandar a la sociedad, parte

76
Odriozola, Intervención judicial e intervención administrativa de las socie-
dades, p. 411.
77
Richard - Escuti (h.) - Romero, Manual de derecho societario, p. 163.
GESTIÓN SOCIAL 247

demandada necesaria, pues no se ha agotado la orgánica interna, o


agotada no ha resuelto la cuestión. No es la sociedad la que de-
manda, sino a eiia que no actúa conforme io dispuesto por la ley y
los estatutos sociales78. Se intenta remover a los directores que eli-
gió una asamblea79.
Sostiene Cámara que "el ente pasivo de la medida cautelar no
es demandado -el administrador-, sino un tercero: la sociedad. El
peligro en la demora y gravedad de los hechos que autorizan la pro-
videncia, atienden exclusivamente a la sociedad en cuyo favor se
exige la contracautela para cubrir los perjuicios que la medida pueda
causar a ésta (art. 116, LSC)"80, a la par que ratifica el carácter de
medida cautelar de la intervención conexa a la acción de remoción,
concluyendo que "la demanda debe ser dirigida contra la sociedad,
por lo cual resulta improcedente el pedido de intervención judicial
si excluye expresamente a ésta"81.
Ratificando este criterio, pero incluyendo como sujetos deman-
dados a los administradores cuya remoción se pretende, Otaegui se-
ñala: "La demanda por remoción de administrador es una acción
social que debe entablarse con participación de la sociedad y del
administrador cuestionado... Dichos actos y omisiones deben po-
ner en peligro grave a la sociedad, cuestión que debe apreciarse con
criterio restrictivo... El agotamiento de los medios acordados por
el contrato social corrobora la específica naturaleza del problema
contemplado por la LSC (arts. 113 y ss.), o sea la remoción del ad-
ministrador, y el carácter restrictivo de la intervención judicial,

78
Como puede ser la violación de la cláusula estatutaria que imponía que
vencidos los dos ejercicios de la representación de la demandante, se debía convocar
a asamblea para elegir nuevos miembros del directorio y del consejo de vigilancia.
79
No puede aceptarse que lo intenten quienes impiden la reunión de la asam-
blea. Una acción de remoción es superflua, pues demorará años, cuando los direc-
tores pueden ser sustituidos dentro de veinte días, por la asamblea que elija el nuevo
directorio.
80
Cámara, Derecho societario, p. 587 y siguientes.
81
Cámara, Derecho societario, p. 659, citando en su apoyo los fallos de
CNCom, Sala B, 15/12/65, LL, 123-962, 13.831-S; id., Sala A, 24/4/67, LL, 127-
1110, 15.440-S, e id., Sala B, 5/12/69, LL, 139-266, los que coinciden en que "la
designación de interventor judicial en una sociedad que es tercera con relación al
caso de autos... no procede", y que cuando no se incluyó a la sociedad dentro del
juicio -fue excluida expresamente- es improcedente.
248 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

puesto que previamente el socio debe procurar la remoción del ad-


ministrador por las vías societarias"82, concluyendo "que tendrían
que requerir al directorio y al síndico la convocatoria a asamblea...
y ante la negativa podrían demandar la remoción con causa y la in-
tervención judicial" 83 .
Enfatizamos que la intervención judicial es una medida cautelar
vinculada exclusivamente a la acción de remoción de administra-
dores. Otaegui se refiere explícitamente a la cuestión. Señala que
"el recaudo de la demanda de remoción exige precisar quiénes son
las partes de la misma... ella debe ser entablada por justa causa (art.
129 in fine y concs., 265 in fine y 276, LSC), contra la sociedad
que no ha adoptado la resolución correspondiente para que la misma
le sea impuesta judicialmente (arg. art. 251 -promoción de la acción-,
LSC) y contra el administrador cuestionado en cuanto se está impu-
tando al mismo una conducta que genera una responsabilidad resar-
citoria (arts. 274 y 276, LSC)"84. De esto se desprende la posibilidad
de que en la acción de remoción entablada se demande por daños.
La acción de remoción se sigue, en principio, contra la socie-
dad, eventualmente con participación de los que se intenta remover,
por cuanto previamente se deben haber agotado los recursos previs-
tos en el contrato. Estos recursos permiten, en principio, que la
propia sociedad a través del acto colegial colectivo de la reunión de
socios por mayoría, o unanimidad en ciertos casos de sociedades
personalistas, resuelva la sustitución del administrador. Un caso de
acción directa contra el administrador que se intenta remover es el
supuesto del art. 129, párr. 2o, respecto del administrador de la so-
ciedad colectiva cuando por disposición del contrato se exige justa
causa para removerlo, en cuyo caso si el administrador la negare,
será necesario que incluso la sociedad por disposición de la reunión
de socios promueva la acción. Situación extensible a la SRL en el
supuesto del párr. último del art. 157 de la LSC.

§ 121. INTERVENCIÓN AL SOLO EFECTO DE CONVOCAR A ASAM-


BLEA. - Se debe sostener como causal de la intervención el que se

82
Otaegui, Administración societaria, p. 458.
83
Otaegui, Administración societaria, p. 459.
84
Otaegui, Administración societaria, p. 459.
GESTIÓN SOCIAL 249
impidiera o fuera imposible la realización de una asamblea general
ordinaria para la elección de nuevo directorio. O sea haber agotado
la vía interna.
Expresa Cámara: "En la sociedad anónima, por su organiza-
ción, el problema es más complejo, tanto que comercialistas desta-
cados negaron la posibilidad de la intervención judicial: la desig-
nación del director es revocable exclusivamente por la asamblea',
afirmando que "no es menester indicar causa de la remoción y el
estatuto no podrá exigirla... reclamar la existencia de causa, abre
el control judicial de la existencia de esa causa (con la onerosidad
del litigio y la afectación del crédito de la sociedad)", para referir
luego que "un fallo sintetizó los requisitos de la intervención de so-
ciedades anónimas: a) hay que considerarla con criterio restrictivo
habida cuenta que las cuestiones suscitadas a causa de las irregula-
ridades invocadas hay que someterlas a la decisión de los órganos
naturales -asamblea-...; b) sólo en el caso que el directorio fuera
renuente a acceder al pedido de asamblea requerido por los accio-
nistas, podrán éstos solicitar la convocatoria negada...; c) no corres-
ponde designar interventor administrador erigías sociedades anóni-
mas mientras no se haya considerado la cuestión por la asamblea
pertinente..."*5.
Concluye el autor citado que "en síntesis, este tipo social dentro
del mecanismo legal cuenta con los resortes indispensables para po-
ner coto a las desviaciones o ilícitos en que pueden incurrir los in-
tegrantes del órgano de administración, y, por ende, como se resol-
vió, no procede el amparo de la justicia si con ello se altera el
régimen normal, postura concordante con el fallo de la Cámara Co-
mercial de la Capital Federal muchas veces recordado" 86 , al sostener
que "incumbe a las asambleas, como órganos superiores de la enti-
dad, pronunciarse sobre la remoción de los administradores, a cuyo
efecto debe intentarse previamente la convocación de la asam-
blea"87.
Dentro de ese criterio, el fundamento de la intervención no pue-
de ir más allá de asegurar el funcionamiento de la asamblea. Ob-

85
Cámara, Derecho societario, p. 618, notas 67 y 71.
86
Cámara. Derecho societario, p. 620.
87
CComCap, 4/9/41. LL, 24-4.
250 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

viamente si la cuestión subsistiera podría generarse otra medida cau-


telar de intervención.
Una figura especial es la del interventor-ejecutor prevista en los
arts. 236 y 242 de la LSC a los fines de la convocatoria judicial a
asamblea general. La intervención judicial es, en todos los casos
en la sociedad anónima, al solo efecto de obtener la reunión de la

§ 122. INEXISTENCIA DE LOS RECAUDOS PARA DISPONER LA INTER-


VENCIÓN JUDICIAL. - Las causales aducidas deben constituir actos u
omisiones que pongan en peligro grave a la sociedad. Que los he-
chos determinantes de la intervención societaria sean prima facie
imputables a los administradores desplazados no es requisito para
el dictado de ese tipo de medida cautelar, bastando con establecer
la ocurrencia objetiva e irregularidades, el desorden administrativo-
contable y la necesidad de conjurar una situación de grave peligro
social89. No existe causal si del mismo relato del peticionante re-
sulta su eventual carácter histórico y no actual.

§ 123. AGOTAMIENTO DE LAS VÍAS INTERNAS. - El accionista que


considere que existen justas causas para remover a un director de-
berá agotar previamente la vía societaria interna procurando la con-
vocación de una asamblea a este efecto. -
La asamblea puede reunirse o no reunirse. En este último su-
puesto deberá solicitar la convocatoria judicial. En el primer supues-
to, la asamblea puede resolver en contra de lo solicitado, frente a lo
cual "el o los accionistas disidentes podrán promover la acción de
remoción ante la justicia y plantear, como medida cautelar, la inter-
vención judicial de la sociedad". Fariña funda esta norma en los
arts. 265 in fine, 276 in fine y 277 de la LSC90.
La historia no interesa en la intervención judicial, y menos la
historia falsa. Lo que interesa es la actualidad: la existencia del

88
Fariña. Tratado, t. II-B, p. 407.
89
CNCom. Sala C, 13/2/90, "Flouret. Teresa c/Irusta Cornet. José y otros s/
sumario", RDCO, 1990-B-783 (voto de los doctores Quintana Terán y Caviglione
Fraga).
9° Fariña, Tratado, t. II-B, p. 405.
GESTIÓN SOCIAL 251
peligro y su gravedad, y que se agoten los recursos previstos en
el contrato social.
Justamente porque se agotaron los recursos internos correspon-
de la demanda contra la sociedad cuya intervención -alterando su
administración normal- se intenta. La falta de cumplimiento de
agotar los recursos internos robustece la necesidad de demandar a
la sociedad, cuyas decisiones de asamblea y de accionistas puede
intentar sustituir la parte actora, a través suyo o de la resolución
judicial.

§ 124. LA SOCIEDAD DE HECHO. - En la sociedad de hecho no


es viable plantear acción de remoción del administrador, sino lisa y
llanamente la disolución, siendo sí procedente la intervención a la
liquidación.

§125. UN CASO ESPECIAL DE INTERVENCIÓN: EL INCUMPLIMIENTO


DE LOS DEBERES DEL SÍNDICO. - L a negación de información a los so-
cios, juntamente con otras irregularidades, autorizan a designar un
interventor informante91.
Es un deber de la sindicatura informar a los accionistas que
representen una minoría del 2%92. Ante su incumplimiento debe
asegurarse jurisdiccionalmente su exigibilidad.

D) ACTAS

§ 126. LIBROS DE ACTAS. - El art. 73 de la LSC dispone que


debe llevarse un libro especial, con las formalidades de los libros de
comercio, para las actas de las deliberaciones de los órganos cole-
giados, cualquiera sea el tipo social93. La norma se refiere tanto a

91
CNCom, Sala A , 28/11/90, "Lucioni, Natalio, Francisco, y otros c/Oniria
SA s/sumario", RDCO. 1990-B-774 (voto de los doctores Jarazo Veiras, Viale y Mí-
guez de Cantore). En similar sentido CNCom, Sala E, "Orteu, Eduardo R. c/Finank
SA s/sumario", 4/7/80, RDCO, 1989-749, con nota de Truffat, El derecho de infor-
mación del accionista frente a una sindicatura reticente.
92
Halperin, Sociedades comerciales. Parte general, p. 351.
93
Conf. Nissen, Ley de sociedades comerciales, t. III, p. 99.
252 CONSTITUCIÓN. GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

los libros de actas del órgano de administración como a los de ór-


gano de gobierno.
La importancia de estos libros estriba en que -adecuadamente
llevados- reflejarán la historia y desarrollo de la sociedad, derivando
de ellos los derechos y obligaciones de los socios, administradores,
y en su caso, derechos de terceros.
El libro de actas del directorio sólo es exigido para la sociedad
anónima; debe ser llevado aun en el caso de que se trate de un di-
rectorio unipersonal, y debe ser firmado por todos los asistentes (art.
73, párr. 2o, LSC) a la reunión del órgano de administración. De-
ben constar en él, un resumen de las deliberaciones, la forma de la
votación y el resultado con expresión completa de las decisiones.
Tiene especial importancia, porque de él deben surgir las oposicio-
nes de los directores, y sus fundamentos, para que sirvan de eximen-
te de responsabilidad de los administradores (art. 274, párr. 2o, LSC).
En los otros tipos sociales el libro de actas debe llevarse cuando
el órgano de administración estuviese organizado en forma colegia-
da (art. 157, párr. 3 o , LSC). Sin perjuicio de ello, es común que
sea llevado juntamente con el libro de actas del órgano de gobierno.
Dicho precepto (art. 73, LSC) se refiere al libro de actas del
órgano de gobierno, y establece que las actas deberán ser confec-
cionadas y firmadas por el presidente y los socios designados al
efecto94 dentro de los cinco días desde la clausura de la asamblea,
conteniendo igualmente un resumen de las manifestaciones en la de-
liberación, la forma de votación y el resultado con expresión com-
pleta de las decisiones adoptadas (art. 249, LSC). Cualquier accio-
nista puede solicitar a su costa copia firmada del acta.

§ 127. EFECTOS. - Una cuestión controvertida en la doctrina


ha sido si la existencia del acta es requisito de validez o no de las
decisiones adoptadas.

94
Mascheroni, Manual de sociedades anónimas, p. 306. En caso de que un
accionista se niegue a firmar el acta la situación debe ser tratada por una asamblea
posterior, que incluya en el orden del día el punto relacionado a tal negativa. Sin
embargo, advierte que si la asamblea contó con la presencia de un veedor judicial
ad hoc o de un inspector de personas jurídicas, dichos funcionarios pueden refrendar
el acta cuestionada y la negativa del accionista no puede afectar la validez del ins-
trumento.
GESTIÓN SOCIAL 253
En ese sentido, se ha sostenido que la existencia del acta regu-
lar es esencial para la validez de las decisiones adoptadas, hace a la
seguridad jurídica, porque es el medio por el cual los ausentes y los
futuros accionistas pueden conocer lo resuelto. Y más aún, que la
asamblea más que inválida, será inexistente95. En seguimiento de
dicha tesitura aún hoy se siguen expidiendo algunos tribunales96.
Sin embargo, en opinión contraria se han expedido autores no
menos importantes, pues requerir tal requisito para la validez de los
actos asamblearios podría llevar al extremo de que la sociedad, para
evitar consecuencias desfavorables de la nulidad de un acuerdo
asambleario, se amparara en su inexistencia97. Además, reforzan-
do dicha argumentación se manifiesta que "la ley no establece que
acta sea una forma ad solemnitatem, cuya falta invalide el respecti-
vo acto jurídico", y "la confección del acta es una obligación de
hacer que puede ser ejecutada por un tercero (art. 626, Cód. Civil),
o sea por disposición judicial (art. 630, Cód. Civil), ello siempre que
medie prueba acabada sobre la existencia de la deliberación y sus
resultados a cargo de quien alega la celebración"98.
Coincidimos en torno a que el acta sólo es un medio idóneo de
la celebración de la asamblea99.

§ 128. FORMA. - En cuanto a las formalidades, la reforma ha


introducido el requisito expreso de que los libros de actas de las
deliberaciones de los órganos de gobierno deben llevarse con las for-
malidades de los libros de comercio, debiendo no sólo observar las
formalidades extrínsecas señaladas por el art. 53 del Cód. de Co-
mercio, como las formalidades intrínsecas estipuladas en los arts.
52, 62 y 66 de dicho Código. La rubricación constituye un medio
idóneo para evitar que las sociedades lleven un doble juego de libros.

95
Halperin, Sociedades anónimas, p. 600.
96
CNCom, Sala E, 11/9/92, "Di Donato SA c/Di Donato, Emilio y otros s/
sumario", "Doctrina Societaria y Concursal Errepar", abr. 93, p. 365, expresando
que "la formalización de las actas de asambleas observando los recaudos legales,
previstos por los arts. 73 y 249 de la ley 19.550, es esencial para la validez de las
decisiones adoptadas".
97
Nissen, Ley de sociedades comerciales, t. 3, p. 101.
98
Otaegui, Administración societaria, p. 286.
99
Fariña, Tratado, t. H-B, p. 197.
254 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

Se postula que el libro de actas, así como el libro de registro


de asistencia a asambleas, pueden ser sustituidos por los medios me-
cánicos u otros que prevé el art. 61, siempre que se otorgue seguri-
dad y autenticidad y sea posible expedir las copias a las que se
refiere el art. 249 de la LSC, debiendo instrumentarse bajo la res-
ponsabilidad de los socios designados y el presidente de la asam-
blea100.

E) DOCUMENTACIÓN Y CONTABILIDAD

§ 129. PRINCIPIOS GENERALES. - En el sujeto sociedad se alte-


ra la obligación de rendición de cuentas propia de los contratos con
participación u otros negocios de colaboración o auxiliares, reem-
plazándose por el balance que refiere la situación patrimonial del
sujeto de derecho para conocimiento de todos los que tienen parti-
cipación.
Por tanto -como ha resuelto la jurisprudencia- carecen de le-
gitimación los cuotistas para demandar por rendición de cuentas a
los gerentes de la sociedad de responsabilidad limitada, por cuanto
las obligaciones de éstos nacen de la ley y los balances hacen las ve-
ces de periódicas rendiciones de cuentas101.
La LSC informa en la Exposición de motivos sobre los princi-
pios rectores de la materia; a éstos deben sumarse las nociones de
contabilidad y documentación que el Código de Comercio impone
y que la doctrina ha delimitado de manera suficiente, plenamente
aplicables.
El sistema creado por la LSC presupone y respeta el sistema
del Código de Comercio en cuanto a los principios generales orien-
tadores, forma de confección del balance y de llevar los libros, man-
teniendo el sistema tradicional de libros de comercio y agregando
la posibilidad de utilizar sistemas modernos de contabilización.

100
Fariña, Tratado, t. IV, p. 84.
101
CNCom, Sala E, 9/6/92, "Savini, María Cristina c/Savini. Osear s/rendi-
ción de cuentas - sumario", RDCO, 1992-436. En el mismo sentido CNCom, Sala
D, 20/2/84, LL, 1984-D-542; id., Sala E, 27/12/91, "Paglini, Aníbal Eduardo c/Fer-
nández, Lacour", inédito.
GESTIÓN SOCIAL 255

§ 130. LIBROS DE COMERCIO. - Nuestra legislación mercantil,


en la reforma de 1963, fijó bases mínimas sobre la contabilidad
mercantil en un sistema de dos libros obligatorios de contabilidad a
los que deben unirse necesariamente todos los otros libros que in-
tegran un sistema de contabilidad organizado sobre una base técnica
uniforme que posibilite un régimen de contabilidad adecuado (art.
44, Cód. de Comercio).
La utilidad evidente de llevar una contabilidad ordenada ha sido
puesta de relieve reiteradamente; huelga que abundemos sobre ella,
ya que constituye un presupuesto esencial de un adecuado contralor
del estado patrimonial de la sociedad. Mediante la contabilidad lle-
vada en forma detallada se pueden establecer las bases esenciales
para llevar adelante la explotación del objeto social de un modo efi-
ciente y técnicamente adecuado. De ahí que una prudente adminis-
tración imponga en todos los casos que se lleve contabilidad orga-
nizada de los recursos y los gastos, de los precios de reventa, costos,
etcétera.
Por otra parte, el sistema uniforme de contabilidad (arts. 33,
inc. 2o, y 43, Cód. de Comercio) constituye la única posibilidad de
los socios de controlar por sí o por medio de órganos sociales los
actos de la gestión de la empresa asumida por el ente colectivo en
oportunidad de las rendiciones correspondientes. Eso fundamenta
que la ley de sociedades no haya derogado el sistema del Código de
Comercio, sino que, por el contrario, ha constituido un sistema
de exigencias sobre la base de la documentación y contabilidad exi-
gida por el citado Código.
Ello impone señalar que, además de los libros "obligatorios" de
la ley, y como la exigencia es una contabilidad organizada, la satis-
facción del requisito en materia de sociedades solamente se reputará
adecuadamente cumplido cuando lleve los libros facultativos que ha-
gan posible un adecuado control de la gestión y no cuando solamen-
te se lleven diario e inventario y balances. La importancia y na-
turaleza de las actividades de la sociedad harán imperativo que se
lleven, además de los mencionados documentos, otros libros cuya
obligatoriedad resultará, no ya de la ley stricto sensu, sino de la
importancia de las actividades desplegadas.
La LSC ha respetado los lineamientos del Código de Comercio,
pese a las prácticas internacionales en materia de libros y en espe-
cial respecto de la forma de llevarlos, y si bien autoriza los sistemas
256 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

mecánicos o de hojas móviles para la realización de los asientos


contables, mantiene el sistema tradicional respecto del libro esen-
cial: inventario y balances.
La ley 22.903 ha venido a actualizar el vocabulario del antiguo
art. 61, toda vez que no sólo autoriza a la sustitución de las forma-
lidades impuestas por el art. 53 del Cód. de Comercio mediante me-
dios mecánicos, sino también por medio de ordenadores, medios
magnéticos y otros. Actualmente -y como consecuencia de la re-
forma- el art. 61 permite al comerciante prescindir de las formali-
dades del art. 53 del cuerpo legal citado y autoriza otros medios de
registración, excluyéndose únicamente la franquicia legal al libro
de inventario y balances. Pese al adelanto que la reforma implica,
persiste aún la "rubricación" y "foliación" como medida de seguri-
dad102.
La variación se presenta en relación a los otros libros que po-
drán adoptar sistemas distintos de los previstos en el Código de Co-
mercio en cuanto al modo de llevar los libros de comercio, siempre
y cuando el sistema adoptado garantice una mayor celeridad y ac-
tualidad de las registraciones sin mengua de la seguridad y el buen
orden. Es decir que mantiene en un todo la vigencia de los requi-
sitos formales de una buena contabilidad: sencillez y claridad, así
como la exactitud de los asientos y su veracidad. De tal manera
que las registraciones contables deben reflejar clara y verídicamente
la situación patrimonial de la empresa y la evolución de los negocios
sociales con toda la exactitud que sea posible.
Los sistemas mecánicos autorizados sólo son aplicables a los
libros de contabilidad, mas no a los obligatorios, que no conciernen
al sistema de registración contable, sino al de juridicidad de la ad-
ministración. Así, pues, quedan incluidos en el sistema tradicional
regulado por el Código de Comercio los libros de acciones (art. 213,
LSC), de asistencia de accionistas a la asamblea (art. 238, párr. 2o,

102
Martorell, La reforma de la normativa contable de la ley de sociedades
comerciales y su análisis, LL, 1984-C-1208; Nissen, Ley de sociedades comerciales,
t. III, p. 62; este autor expresa: "El alcance del derogado art. 61, aunque ello no
surgía del texto legal, era obviamente la prescindencia de las formalidades extrín-
secas previstas por el art. 53 del Código citado -libros encuadernados, foliados, in-
dividualizados y rubricados-, permitiendo para ellos la utilización de los diversos
métodos utilizables en materia de procesamiento electrónico de datos".
GESTIÓN SOCIAL 257
LSC), de actas de la sindicatura (art. 290, LSC), de actas de asam-
blea y directorio (art. 73, LSC), todos ellos requeridos para la so-
ciedad anónima. Algunos autores consideran que alguno de estos
libros pueden ser llevados por medio de ordenadores103.
El sistema de mecanización se refiere a las anotaciones en el
libro diario único que puede ser llevado con el sistema de la ley,
marcado por el Código de Comercio como taxativamente obligato-
rio, así como también a los libros que correspondan a una adecuada
integración de un sistema de contabilidad y que exijan la importan-
cia y naturaleza de las actividades, que impone el ya citado art. 44
del Cód. de Comercio en el sistema de relativa libertad que contiene
su norma.
La mecanización de libros de contabilidad, en cuanto implique
apartarse de los libros encuadernados y foliados dispuestos por el
Código de Comercio, no puede decidirla la sociedad por sí, cuando
intenta beneficiarse con el precepto del art. 61 de la LSC. Para
ello la sociedad debe pedir la expresa autorización del juez del re-
gistro o autoridad de control -como expresa su nueva redacción-,
que debe fundar la resolución que adopte.
Anteriormente a la reforma de la LSC introducida por la ley
22.903, se exigía que dicha resolución fundada debía estar basada
en un dictamen técnico o antecedentes de utilización, si los había,
que por su parte requerían haberse fundado en un dictamen técnico
originario. El nuevo art. 61 establece que la petición sólo deberá
incluir una adecuada descripción del sistema, con dictamen técnico,
normalmente efectuado por un contador público, o antecedentes de
su utilización.
El dictamen debe asegurar, de acuerdo con la exigencia legal,
la individualidad de las operaciones, las correspondientes cuentas
acreedoras y deudoras, y -como todo sistema de contabilidad- debe
estar organizado sobre una base contable uniforme, de la cual re-
sulte un cuadro verídico de las operaciones que permita su poste-

103
Fariña, Tratado, t. IV, p. 84, postula que el libro de actas, así como el libro
de registro de asistencia a asambleas, pueden ser sustituidos por los medios mecá-
nicos u otros que prevé el art. 61, siempre que se otorgue seguridad y autenticidad
y sea posible expedir las copias a las que se refiere el art. 249 de la LSC, debiendo
instrumentarse bajo la responsabilidad de los socios designados y el presidente de
la asamblea.

¡7. Richard - Muino. Derecho societario.


258 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

rior justificación y verificación (art. 61, LSC, y art. 43, Cód. de Co-
mercio).
Los pedidos de autorización se considerarán automáticamente
aprobados dentro de los treinta días de presentados, si no mediare
observación o rechazo fundado (art. 61, LSC, según ley 22.903), re-
forma que se torna justificada, pues evita que la autoridad de contra-
lor demore íniietinidaniciuo } sm caiisaí la autorización iCi,..^'.!.;,.
El régimen de derecho societario incluye innovación también
en relación al término de los asientos globales que deben hacerse en
el libro diario. De acuerdo con lo que dispone el art. 45 del Cód.
de Comercio, los asientos globales deben ser diarios, completándose
sus registraciones con las que resulten de los otros libros, como ocu-
rre, por ejemplo con el de caja. En cuanto a las sociedades, el art.
61 de la LSC autoriza asientos globales por períodos no superiores
a un mes, o sea que autoriza a globalizar asientos mensuales, sin
perjuicio de su adecuada individualización y posibilidad de control
individual con los otros libros obligatorios y registrados que com-
pleten su sistema de contabilidad.
Si bien la nueva redacción del art. 61 de la LSC no hace más
referencia al art. 44 del Cód. de Comercio (régimen obligacional de
llevar contabilidad, libros indispensables y cómo llevarlos), éste no
ha sido derogado por la ley 22.903, por lo cual mantiene plenamente
su vigencia104.

104
En uso de sus atribuciones, la Inspección General de Justicia (ex Inspec-
ción General de Personal Jurídicas), en su res. gral. IGPJ 3/74. y mediante res. gral.
IGPJ 6/80. fijó los recaudos que deben cumplir las sociedades que requieran a esa
Inspección el otorgamiento de la autorización para utilizar medios mecánicos de
contabilización. Queda restringida su aplicación a las sociedades por acciones que
son las que están sujetas a su contralor. La citada resolución requiere que se ex-
ponga ampliamente sobre el sistema utilizable, precisando (en caso de que modifi-
que el sistema anterior de contabilización) los propósitos de la modificación pro-
puesta y las diferencias con el sistema anterior, con una diagramación del sistema
que va a emplear, y ejemplos de él. Debe especificar cómo se globalizarán en el
diario de asientos (hasta un mes), cómo se designará el libro, registro, etc., dónde
constará la contabilización de análisis de esa globalización. Se debe formular tam-
bién una demostración técnica del grado de inalterabilidad de las registraciones que
asegure el medio a emplear dentro del sistema contable que se propone imponer.
Esa información requiere que sea avalada por la suscripción de un profesional en
ciencias económicas que no se encuentre en relación de dependencia con la sociedad
y que no tenga con ella relación de gerente, administrador o socio.
GESTIÓN SOCIAL 259

Resulta, pues, como evidencia de lo expuesto, que la ley de so-


ciedades ha creado un sistema congruente con el sistema general del
art. 43 y ss. del Cód. de Comercio, acogiendo los principios impues-
ta? por la técnica y los progresos que se han ido desarrollando en
la materia.

§ !?!. BALWCE.-VA libro de M.brces no puede dejar de ser


encuadernado. De conformidad con el régimen general, contiene
el inventario y balance, lo que impone detenerse siquiera somera-
mente sobre las anotaciones que deben incluirse en el libro.
De acuerdo con los términos del art. 48 del Cód. de Comercio,
el inventario con el cual se abrirá el libro es una descripción deta-
llada del activo y pasivo del sujeto de derecho, en cuanto que el
balance es un cuadro sinóptico del inventario, una suerte de repre-
sentación sintética del inventario en que se expresa el estado econó-
mico de la sociedad y del cual pueden inferirse los resultados de la
actividad social al cierre del ejercicio. De ahí que el inventario
constituya una operación contable previa para posibilitar el balance,
y que cada año o ejercicio será menester levantar un nuevo inventa-
rio para que se haga el posible balance y evaluar la evolución patri-
monial de la empresa.
Originariamente, pues, el inventario de arranque suministrará
una descripción exacta del dinero, créditos, otros valores, bienes
(muebles e inmuebles), etc., que forman el capital constitutivo de la
sociedad, oportunidad en que tal vez se equipare e iguale el inven-
tario al capital de la sociedad, o sea, el capital jurídicamente consi-
derado como el patrimonio de la sociedad.

Esta institución, en res. IGPJ 4/74, dio instrucciones internas para la autori-
zación del sistema de contabilidad mecánica para las sociedades bajo su control,
considerando que serían aceptables los sistemas en que la contabilización se lleve
en hojas de papel de adecuada consistencia (mínimo veinte gramos), con tinta inde-
leble para garantizar la inalterabilidad del registro, según procedimientos resultantes
de máquinas de contabilidad de registros mecánicos o electrónicos (art. 1"). La ins-
pección habilitará las hojas que contengan anotaciones en la forma precedentemente
indicada, ia que debe solicitarse dentro de los veinte días corridos a partir del último
mes a que correspondan esas registraciones. La habilitación se realizará formando
grupos homogéneos y acompañándola de los libros rubricados donde conste el re-
sumen, y como antecedente la hoja inmediata anterior de cada grupo de registracio-
nes, habilitadas por la Inspección con anterioridad.
260 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

Anualmente se levantará un inventario que suministre un cua-


dro gráfico contable en el que figuren todos los rubros que compo-
nen el activo y pasivo de la sociedad, evaluados monetariamente,
con un criterio uniforme que dará base a la elaboración del balance,
que consiste en una expresión gráfica de los resultados del inven-
tario en forma de cuadro, que presente el estado de las diferentes
cuentas en cifras y efectúe entre ellas la correspondiente compen-
sación.
Resulta, pues, que el balance constituye una pieza fundamental
de la que surge con claridad y exactitud la situación económica y
financiera de la sociedad en el momento estático de su cierre. Esa
compensación entre cuentas indica que su contenido es doble: por
una parte recoge el activo de la sociedad, y por la otra, el pasivo de
ella, al cual debe sumarse el capital social, para determinar en esa
compensación la existencia o no de utilidades. El balance es, pues,
una síntesis del análisis patrimonial que constituye el inventario.
En relación a las sociedades comerciales son aplicables, en
cuanto a balances e inventarios, las normas previstas en los arts. 51,
52 y concs. del Cód. de Comercio, para todos los tipos en general,
al paso que para las sociedades por acciones y las de responsabilidad
limitada que alcancen el capital fijado por el art. 299, inc. 2, de la
LSC, se aplica el art. 62 de la LSC105, con los recaudos previstos en
esa norma y los siguientes de la ley.
La ley ha querido generalizar y fijar pautas concretas para los
estados contables de las sociedades en las cuales el vínculo socie-
tario es más débil, en las que intervienen socios cuya participación
está más restringida, y en las cuales la información no es directa
(art. 55, LSC), tratando de que cuando llegue a los socios, la infor-
mación no pueda ser deformada y pueda controlarse con mayor se-
guridad.
Los artículos de la ley son suficientemente claros y, completa-
dos con un análisis de las expresiones de la exposición de motivos,
no comportan una dificultad mayor. Nos limitaremos, pues, a agre-
gar algunas nociones especialmente introducidas por los organismos
de contralor de las sociedades por acciones.

105
La ley 22.903 adecúa el art. 62 al nuevo régimen establecido para la so-
ciedad de responsabilidad limitada.
GESTIÓN SOCIAL 261

El balance está íntimamente vinculado a los intereses que se


coordinan en la sociedad, en cuanto posibilitan el cumplimiento del
objeto social, permitiéndole advertir las dificultades económicas,
etc.; al Estado le brinda la posibilidad de determinar si la organiza-
ción jurídica societaria cumple adecuadamente con las disposiciones
legales de carácter tributario, económico y societario; a los socios,
para demostrar si existen utilidades y, por consiguiente, si pueden
ejercer su derecho individual inderogable sobre ellas.
Antes de entrar a señalar las cuentas que componen el balance
según la ley de sociedades, recordemos los principios fundamentales
en que todo balance debe asentarse: claridad, veracidad, exactitud
y uniformidad en los criterios de valoración. Y debemos indicar
que la exactitud de las cifras del balance depende de dos circuns-
tancias en especial: la exactitud de los asientos contables y la exac-
titud de las valoraciones que se hayan efectuado.
Por otra parte, la ley ha dejado limitado el sistema de libertad
de formas del balance y ha tomado como modelo legislativo la for-
ma más habitual y técnicamente más recomendable de confección
del balance, resolviendo aplicar una fórmula cuyas conceptualiza-
ciones pueden esbozarse como sigue.
El activo comprende todos los bienes y derechos de que sea
titular la sociedad, así como aquellas erogaciones que se aprovecha-
rán en ejercicios futuros.
El pasivo comprende todos los derechos, ciertos o contingentes
que, a la fecha de cierre de balance, los terceros tengan adquiridos
o puedan llegar a adquirir contra la sociedad.
El patrimonio neto es el resultante de la relación entre activo
y pasivo.
El activo puede ser corriente y no corriente, de acuerdo con el
art. 63, II, 4, a de la LSC. Son activos corrientes aquellos cuya
realización se producirá dentro de los doce meses a partir de la fecha
de balance general, salvo que las circunstancias del caso aconsejen
otra base para esa distinción. Se entiende por realización la con-
versión del respectivo activo en dinero o su equivalente; para tal
presunción se tomarán en cuenta tanto la posibilidad de realizar el
activo en función de sus características como la intención de los ór-
ganos sociales respecto de esos activos. Activo no corriente, por
el contrario, es aquel cuya realización será posterior a los doce me-
ses antes mencionados.
262 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

a) ACTIVO CORRIENTE. Se incluyen:


7) Las disponibilidades, que son aquellos activos que tienen
poder cancelatorio legal ilimitado y otros con características simila-
res de liquidez, certeza y efectividad.
2) Las inversiones, que son las colocaciones realizadas con el
ánimo de obtener una renta u otro beneficio, que sean susceptibles
de fácil realización pero que no pertenecen al objeto social y, por
ende, no forman parte de la estructura normal de comercialización
de la sociedad.
3) Como créditos se catalogan los derechos que la sociedad
tenga contra terceros para percibir sumas de dinero u otros bienes
o servicios, excluyendo los descriptos en disponibilidades e inver-
siones.
4) Los bienes de cambio son los destinados a la venta en el
curso ordinario de los negocios o que se encuentren en proceso de
producción para la venta, o que sean generalmente consumidos
en la producción o comercialización de los bienes o servicios que
se destinan a la venta.
b) ACTIVO NO CORRIENTE. Se catalogan como activos no corrien-
tes todos aquellos cuya realización excede los doce meses a partir
de la fecha de cierre de balance general (salvo circunstancias que
aconsejen otra base), y que no puedan considerarse como activos
corrientes.
1) Bienes de uso son los bienes corpóreos que se utilizan en la
actividad de la sociedad para el cumplimiento del objeto social, cuya
vida útil estimada es superior a un año y que no estén destinados
a la venta.
2) Bienes inmateriales son los que se representan en cuentas
que estiman las franquicias, los privilegios o derechos similares, in-
cluyéndose en este capítulo la llave del negocio.
3) Los cargos diferidos se incluyen en cuentas que expresan un
valor cuya existencia depende exclusivamente de la posibilidad fu-
tura de producir ganancias excluyéndose las descriptas entre los bie-
nes inmateriales.
c) PASIVO. En el pasivo se incluyen las deudas, que son las
obligaciones ciertas, determinadas o determinables. De acuerdo
GESTIÓN SOCIAL 263

con lo normado en el art. 63, II, 4, a de la LSC, se consideran pa-


sivos corrientes aquellos cuyo vencimiento se producirá dentro de
los doce meses a partir de la fecha de cierre del balance general,
salvo que las circunstancias aconsejen otra base para tal distingo;
pasivo no corriente es aquel que excede el plazo mencionado.
Se incluyen también las llamadas previsiones, denominación
otorgada por el legislador a las partidas que representan, a la fecha
de cierre de los estados contables, estimaciones de situaciones con-
tingentes que puedan originar obligaciones de la sociedad en favor de
terceros; las estimaciones consisten tanto en la determinación del
importe probable de la contingencia, como en la posibilidad de
su concreción.
Las previsiones representan cargos ciertos de cálculos preci-
sos que gravitarán decisivamente en los resultados del ejercicio,
pero que ello no obstante no constituyen obligaciones que a la fecha
del balance sean exigibles. Su ejemplo típico lo constituyen los im-
puestos.
Las ganancias que realizar o utilidades que obtener son las ori-
ginadas en operaciones sobre las cuales se estima que no se han
concretado los hechos y actos sustanciales que permitan su recono-
cimiento a la fecha de cierre de los estados contables, incluyéndose
entre ellas las provenientes, por ejemplo, de operaciones de liquida-
ción a muy largo plazo, y que en realidad constituirán ganancias que
se formalizarán en ejercicios futuros.
Como reserva se individualizan los beneficios o recursos que
la sociedad ha retenido por resolución asamblearia o por disposición
de la ley o del estatuto. Están incluidas entre ellas ciertos importes
incorporados al patrimonio de la sociedad por los cuales no se ha
emitido el capital social, como las primas de emisión o los que pue-
den resultar de revaluaciones determinadas por el legislador o re-
sueltas en asamblea general con aprobación de la autoridad admi-
nistrativa de control.
Los resultados acumulados son los que constituyen ganancias
o pérdidas que no han tenido una asignación o imputación determi-
nada y cuya evolución durante el ejercicio se exhibe en el estado de
resultados acumulados.
Una de las innovaciones introducidas por la reforma, y que era
solicitada por la doctrina, al menos hasta el dictado de la denomi-
264 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

nada ley de convertibilidad del austral (23.928), poniendo fin a las


controversias, es la disposición en el art. 62 que establece que los
balances deben ser ajustados con la inflación (deberán confeccio-
narse en moneda constante).
El art. 67 de la LSC establece que las sociedades anónimas y
de responsabilidad limitada incluidas en las previsiones del art. 299,
ine. 2, deben poner copias de los balances, estados de resultados del
ejercicio, del estado de evolución del patrimonio, neto y de notas,
informaciones complementarias y cuadros anexos, a disposición de
los socios con no menos de quince días de anticipación de su trata-
miento en la asamblea.
Esta disposición contenida en el párr. último del art. 62 de la
LSC se corresponde con la necesidad de que los números no reflejen
ficciones, sino que representen la realidad económica. No obstante
ello, el uso de ciertos índices en los balances implica que no res-
pondan a la realidad económica, sino a variables económicas ajenas
a aquélla o que no representan los resultados homogéneos de la ac-
tividad cumplida.
El punto está dirigido a determinar la verdad de la situación
económica de una sociedad o a la representación sustancial de la
misma.
Si los ajustes técnicos que determinan las normas respectivas o
los usos, no permiten alcanzar esa representación sustancial, deben
ser abandonados e introducir los montos que representen adecuada-
mente los valores de los activos y pasivos. Es por ello que los ajus-
tes podrán continuarse haciendo, pero no respondiendo a una idea
de ajuste por inflación, sino de ajuste a valores de mercado. De
esa forma la liquidación de una sociedad no traería sorpresas, ni
cuestionamientos la determinación del valor de acciones por receso
u otra causa.
Existe la posibilidad de pasivos sociales en moneda extranjera.
La ley autoriza pasivos institucionales representados en títulos cir-
culatorios en moneda extranjera: debentures, bonos y obligaciones
negociables.
Ello hace al rol de la contabilidad, permitiendo la expresión en
moneda argentina.
El art. 65 establece que deben anexarse una serie de cuadros, y
entre éstos el del "activo y pasivo en moneda extranjera detallando:
GESTIÓN SOCIAL 2óf
las cuentas del balance, el monto y la clase de moneda extranjera,
el cambio vigente o el contratado a la fecha de cierre, el monto re-
sultante en moneda argentina, el importe contabilizado y la diferen-
cia si existiera, con indicación del respectivo tratamiento contable"
(inc. 2 , / ) .
Por su parte, el art. 62, párr. último, dispone que "los estados
contables correspondientes a ejercicios completos o períodos inter-
medios dentro de un mismo ejercicio, deberán confeccionarse en
moneda constante".
Asimismo, el art. 63, luego de expresar que "en el balance ge-
neral deberá suministrarse la información que a continuación se re-
quiere", establece que, en cuanto al pasivo, debe figurar "el capital
social, con distinción, en su caso, de las acciones ordinarias y de
otras clases y los supuestos del art. 220" (2, II, a), y en cuanto a la
presentación en general, dispone que "el activo y el pasivo en mo-
neda extranjera, deberán mostrarse por separado en los rubros que
correspondan" (4, c).
El capital social está contemplado en los siguientes artículos:
11, inc. 4 ("que deberán ser expresado en moneda argentina, y la
mención del aporte de cada socio"): 207 ("las acciones serán siem-
pre de igual valor, expresado en moneda argentina"), 211 (la refe-
rencia a secas al capital social, p.ej., en la sociedad anónima, en la
sociedad de responsabilidad limitada), y 148, al tratar la división en
cuotas ("las cuotas sociales tendrán igual valor, el que será de diez
pesos o sus múltiplos").

§ 132. TRATAMIENTO DE LOS APORTES PARA FUTUROS AUMENTOS


DE CAPITAL Y LAS OBLIGACIONES SUBORDINADAS. - Conviene detenerse
en este aspecto particular.
a) EL APORTE IRREVOCABLE A CUENTA DE FUTUROS AUMENTOS DE CAPITAL.
Es práctica usual de nuestras sociedades por acciones recibir fondos
que aplican inmediatamente al giro social y que las partes denomi-
nan aportes irrevocables para cubrir futuras emisiones de acciones
o simplemente aportes irrevocables. La figura del "aporte irrevo-
cable a cuenta de futuras emisiones de acciones" nace por concretas
necesidades de la actividad comercial, y tiene lugar cuando un socio
o tercero entregan fondos a la sociedad, que ésta requiere para su
desenvolvimiento empresario, con ánimo de acceder a la participa-
266 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

ción social y gozar de los beneficios de un socio106, sin recibir en


forma inmediata las acciones. Este aportante tiene vocación de so-
cio y espera de parte de la sociedad la instrumentación que le per-
mita acceder a la tenencia de acciones.
No se mencionan expresamente en la LSC. La doctrina señala
como antecedente de la figura en análisis los "anticipos en los su-
puestos de constitución escalonada" (art. 170, inc. 3, LSC), subra-
yando que "el aporte a cuenta de la futura emisión no es revocable
por el aportante, si la sociedad está cumpliendo en condiciones nor-
males coa ios actos necesarios para que la emisión futura se cumpia
(asamblea, instrumentación, publicidad, registración, etcétera)"107.
También se señala: "El plazo para concretar tal pronunciamiento so-
r-Wnrin not- el órgano respectivo, puede resultar: a) expresamen-
te pactado, en cuyo caso deberá estarse a lo convenido; b) si no está
pactado deberá efectuarse de inmediato, en un plazo razonable, ade-
cuado según las circunstancias"108. La sociedad en la primera opor-
tunidad debe deliberar sobre ella y actuar en consecuencia. No cum-
plido pasa a ser revocable.
La sociedad, por haber recibido el aporte a cuenta estaría ma-
nifestando la necesidad inmediata de disponer de un mayor capital.
El aportante no es un acreedor de la sociedad109, pues no le presta
fondos con el objeto de obtener un interés, lo importante es que tie-
ne una vocación de permanencia y que soluciona un problema fi-
nanciero en forma inmediata, con el ánimo de acceder a la partici-
pación social y gozar de los beneficios de un socio. La intención
de las partes es que dichos fondos entregados a la sociedad se con-

106 Nissen, Los aportes irrevocables a cuenta de futuras emisiones y la pro-


tección del aportante, "Doctrina Societaria y Concursal Errepar", t. V, p. 581 y si-
guientes.
107
Alegría, Introducción al estudio del aporte a cuenta de futuras emisiones,
ponencia presentada en las II Jornadas Nacionales de Derecho Societario, Buenos
Aires, septiembre de 1981.
108 Vives, El instituto del aporte irrevocable para la futura emisión de capi-
tal, en el imperio sobre los capitales, cit. por Richard, Obligaciones subordinadas
v los aportes para futuros aumentos de capital, "Doctrina Societaria y Concursal
Errepar", t. VI, p. 11 y siguientes.
109
Martínez - Fronti de García - Mercurio - Puente - Gorziglia, Aportes para
futuras emisiones de acciones, ponencia al Congreso Iberoamericano de Derecho
Societario y de la Empresa.
GESTIÓN SOCIAL 267

viertan en verdaderos aportes de capital, y que, en consecuencia,


estén sujetos a los riesgos de la actividad empresarial que resulte
del objeto social y que este acto jurídico sea el antecedente de un
verdadero contrato de suscripción de acciones, adquiriendo el lla-
mado aportante el carácter de socio de la sociedad mediante la ad-
quisición de las acciones que la sociedad deba entregar oportuna-
mente. Se la considera una oferta irrevocable110.
La Superintendencia de Seguros ha considerado dentro del ca-
pital mínimo a los anticipos recibidos con carácter irrevocable a
cuenta de futuras ampliaciones ae capital, al igual que eí Banco
Central de la República Argentina para las entidades financieras,
agregando a las obligaciones negociables subordinadas, o sea, las
que cobran luego de los acreedores quirografarios.
La ley no ha previsto un trámite sencillo para el aumento de ca-
pital111 y, al mismo tiempo, tutela el ejercicio del derecho de suscrip-
ción preferente112. El garantismo de estos trámites enfrenta las ne-
cesidades financieras que pueda requerir el desenvolvimiento social.
Un mayor desarrollo del tema y jurisprudencia actualizada pue-
den verse en los otros importantes trabajos ya citados. La cuestión
es también introducida por la nueva ley de concursos y quiebras
24.522.
b) LAS OBLIGACIONES SUBORDINADAS. La subordinación de crédi-
tos es relativamente reciente113 y ha surgido, fundamentalmente, en
la experiencia consuetudinaria del derecho anglosajón114.
La técnica de los créditos subordinados se explica bajo los si-
guientes aspectos:
7) La existencia de un deudor común.

110
García Cuerva. Apones a cuenta de futuras suscripciones, "Doctrina So-
cietaria y Concursal Errepar", t. II, p. 153, y El llamado "aporte irrevocable a cuen-
ta de futuras emisiones"', LL, 1983-A-739; Caputo, Nulidad del aporte a cuenta de
futura emisión de acciones, RDCO, 1986-110.
111
Conf. Richard - Escuti, Introducción al estudio del aumento de capital en
las sociedades por acciones en la legislación argentina, RDCO, 1978-1403 y si-
guientes.
1,2
Conf. Richard, Derechos patrimoniales de los accionistas, p. 171.
113
Conf. Acosta Romero, Derecho bancario, p. 569.
114
Conf. Dobson, El abuso de la personalidad jurídica, p. 260.
268 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

2) La existencia de varios acreedores a una fecha determinada,


ya sean proveedores, bancos o de alguna manera cualquier otro tipo
de acreedor.
3) El hecho de que una empresa industrial o comercial tenga
problemas de flujo de capital transitorios, que le hagan necesaria
la contratación de un crédito de terceros para continuar la existen-
cia de la empresa.
Si bien los privilegios no pueden ser creados por vía conven-
cional (art. 3876 del Cód. Civil), no existe impedimento para que el
acreedor renuncie a su privilegio115.
En esta práctica, el tercero que concede el crédito generalmente
pone condiciones para su otorgamiento consistentes en que el nuevo
crédito, aunque sea posterior, se considere preferente para todos los
efectos respecto de los acreedores anteriores, y que éstos manifies-
ten su consentimiento precisamente en que se pague con preferencia
el crédito posterior al suyo, bajo la perspectiva de que ello permi-
tirá al deudor común, en un plazo predeterminado, a futuro, cubrir
la totalidad de los créditos. Es un buen sistema en un arreglo con-
cursal o extraconcursal. A esto se le llama en el derecho anglosa-
jón subordinar los créditos anteriores a cargo del deudor común a
un crédito nuevo, preferente.
Se informa de dos variantes de la subordinación de créditos.
Por un lado, aquella que se conoce como subordinación simple, en
la cual no se debe pagar ningún crédito ni intereses a los acreedores
subordinados, en tanto se encuentra insoluto el crédito preferente.
Por el otro, aquella que está sujeta a una condición suspensiva, pro-
cedimiento en el cual en tanto no se dé la condición, el deudor co-
mún puede continuar pagando, total o parcialmente, los créditos a
los acreedores subordinados116.

115
Normalmente este tipo de créditos en el derecho anglosajón se establece
a través de convenios multilaterales celebrados entre acreedor preferente, acreedores
subordinados y deudor común, o entre éste y los primeros, o bien, mediante decla-
ración unilateral firmada por los acreedores subordinados.
116
La condición suspensiva suele consistir en el hecho de que el deudor co-
mún ponga en peligro su capacidad de pago, enajene activos, reparta utilidades o
alguna otra condición que se pacte precisamente para la subordinación de crédi-
tos. En términos generales, una de las condiciones que se ponen en este tipo de
créditos es que los socios no perciban utilidades hasta tanto el crédito preferente
haya sido pagado en un porcentaje o en su totalidad.
GESTIÓN SOCIAL 269
No pueden entrar en la subordinación créditos de trabajadores,
previsionales o fiscales.
Mediante este procedimiento se constituye una garantía de de-
recho para pagar preferentemente a un acreedor posterior, a través
de un convenio entre todos los acreedores, para que la empresa con-
tinúe trabajando y también para que, en caso de suspensión de pagos
o quiebra del deudor común, primeramente se pague el crédito pre-
ferente y después los subordinados.
Pero existe otra forma de subordinación, inversa, de carácter
legal, sea por disposición expresa de la ley o por interpretación de
sus normas. En este supuesto, determinados créditos quedan subor-
dinados a otros por su propia naturaleza. Dentro de esta situación
se encontrarían los llamados aportes a cuenta de futuros aumentos
de capital y los créditos que correspondan a los partícipes en un
negocio en participación.
c) LA SUBORDINACIÓN EN LA SOCIEDAD EN PARTICIPACIÓN. De acuerdo
con el art. 151 de la ley 24.522, en la quiebra del gestor los partí-
cipes quedan subordinados, pues no tienen derecho alguno sobre los
bienes sujetos a desapoderamiento mientras no hayan sido satisfe-
chos los acreedores y gastos del concurso. Existe una subordina-
ción del acreedor interno al acreedor externo117.
La ley genera una suerte de inoponibilidad del crédito en razón
del negocio en participación a los demás acreedores del gestor, sin
distinguir entre acreedores vinculados o no al negocio participativo,
pues no se genera un efecto personificante.
d) PRÁCTICA INTERNACIONAL. Las obligaciones subordinadas son
una nueva especie de títulos de crédito en México, creados por la
reforma a la ley general de instituciones de créditos y organizacio-
nes auxiliares y receptado en la ley bancaria de 1990, en el art. 64,
y sirven como factor complementario del capital neto para el cálculo
de absorción de ciertos pasivos118.
Las características de estas obligaciones subordinadas como tí-
tulos de créditos permiten considerarlas como complemento de su

117
Conf. Dobson, El abuso de la personalidad jurídica, p. 255, quien señala
que esta solución se extiende a todo socio oculto en las sociedades americanas; Bon-
fanti - Garrone. Concursos y quiebras, p. 515.
118
Conf. Acosta Romero, Derecho bancario. p. 569.
270 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

capital neto para la capacidad de operación del emitente. Lo que


las hace diferentes de cualquier otro bono bancario es el régimen
conforme al que se pagan en caso de liquidación o quiebra de la
emisora; pues se pagan después de cubrir a todos los demás acree-
dores de tipo bancario, no siendo clara la ley mexicana en cuanto a
si se pagan recién después de satisfacer también a otros acreedores
normales, como pueden ser los proveedores o acreedores por servi-
cios que no son bancarios119.
En teoría, las obligaciones subordinadas se pagarían después de
todos los acreedores, pero antes de liquidar a los accionistas, si es
que llegan a alcanzar el importe de sus participaciones de capital,
congruente a las regulaciones legales proyectadas que venimos co-
mentando.
Se ha llegado a afirmar que las obligaciones o deudas subordi-
nadas representan una protección similar a la que ofrece el capital,
porque son a largo plazo, pero esto puede sostenerse únicamente
desde el punto de vista económico societario; la deuda seguirá siem-
pre siendo deuda; jamás pasará a ser capital, pues deberá redimirse
con los intereses. Si en un año no existen utilidades, no hay reparto
de dividendo; pero la deuda subordinada continuará devengando in-
tereses, haya o no haya utilidades en la sociedad.
Los aportes irrevocables son, en este aspecto, otra cosa diferen-
te de la vinculación crediticia que acabamos de referir.
e) LA QUIEBRA Y LAS OBLIGACIONES SUBORDINADAS. Buey Fernández
ha sostenido que el aportante no debe ser considerado como acree-
dor en la falencia de la sociedad aportada120 y que, si bien debe re-
currir con prelación sobre el remanente social respecto de los socios
del denominado aporte, forma parte del patrimonio común de la fa-
llida. Se basa para sostener su postura en los arts. 153 y 154 de la
antigua ley concursal 19.551 (actuales arts. 149 y 150, ley 24.522),
y en los principios orientadores determinados en el art. 163 de la
ley 19.551 (actual art. 159, ley 24.522) sobre casos no contempla-
dos, a lo que puede agregarse una interpretación analógica de los

" ' La respuesta de Acosta Romero es afirmativa (Derecho bancario. p. 573).


120
Conf. Buey Fernández, El aporte a cuenta de futuras emisiones frente a
la falencia de la sociedad, ponencia a las II Jornadas de Derecho Societario, Buenos
Aires, 1981.
GESTIÓN SOCIAL 271
arts. 115, párr. último, y 117, convertido el aportante en socio por
la decisión del síndico, que le permitirá a su vez actuar como socio.
Esa doctrina del acreedor interno a que nos hemos referido per-
mitiría subordinar al socio que ha facilitado fondos en préstamo a
la sociedad, por el conocimiento de su cesación de pagos que podría
presumirse, más aún cuando lo ha hecho a cuenta de futuras emi-
siones de capital, al dotarla de un capital operativo121 que supone
una infracapitalización material. Pero para que un acreedor interno
quede subordinado deben darse los supuestos previstos en la ley
concursal, significando una presunción los fundamentos que esta-
mos desarrollando.

§ 133. BALANCE CONSOLIDADO. - El balance consolidado es la


combinación de los balances de todas las sociedades que componen
un grupo económico, con compensación entre las cuentas internas
de aquéllas122.
A los fines de poder efectuar un control adecuado de los esta-
dos contables de los grupos económicos, situaciones de control ti-
pificadas en el art. 33 de la LSC, este cuerpo legal dispone en sus
arts. 62 y 67 que deberán formular estados contables consolidados,
y que deberán presentar un ejemplar en el Registro Público de Co-
mercio.
En este particular cuadra señalar que "a diferencia de lo que
acaece con el balance de ejercicio, las pautas de confección de este
tipo de balance quedan remitidas a los principios de contabilidad
generalmente aceptados o a las disposiciones que establezcan las au-
toridades de contralor, cuanto que el balance consolidado no es obje-
to de aprobación por la asamblea sino que es un elemento de infor-
mación para los socios" (Exposición de motivos de la ley 22.903,
cap. I, secc. IX, ap. 3).
Estas directivas han venido a colaborar con el control de las
sociedades participantes en otras, ya que la obligación de neutralizar
las cuentas entre las mismas importa transparentar sus relaciones, e
impide hacer uso y abuso contable de la controlada.

121
Conf. Dobson, El abuso de la personalidad jurídica, p. 859, citando el
fallo de la CNCom, Sala C, 6/6/72, ED, 43-129.
122
Nissen. Ley de sociedades comerciales, t. 1, p. 214.
272 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

Se trata de que la información financiera sobre estos grupos de


empresas sea conocida por los asociados y por terceros, imponién-
dose así una coordinación de esa información para dar una imagen
fiel del patrimonio, de la situación financiera de los resultados del
grupo de empresas comprendidos en la consolidación, con la inclu-
sión plena de elementos de activo y de pasivo, de los recursos y de
las obligaciones de estas empresas con mención distinta de los in-
tereses de las personas que no pertenezcan a este grupo, eliminando
los efectos de las relaciones financieras entre las empresas consoli-
dadas123.
La ley de sociedades hace mención a otras clases de balances.
a) BALANCES DE EJERCICIO. SU periodicidad está vinculada pre-
cisamente al ejercicio, independientemente de su función informa-
tiva; no pueden exceder de períodos mayores a un año (art. 62, Cód.
de Comercio).
b) BALANCES ESPECIALES. En éstos están incluidos aquellos que
son requeridos para conocer y tener información y resultados en un
momento determinado del ejercicio, o de un momento determinado
de la actividad societaria. Entre ellos, requieren este tipo de balan-
ces los supuestos de:
1) DISOLUCIÓN. LOS liquidados deben confeccionar un balance
dentro de los treinta días de haber asumido el cargo (art. 103, inc.
1, LSC).
2) LIQUIDACIÓN. El art. 109 de la LSC determina que, extingui-
do el pasivo social, los liquidadores deberán confeccionar el balance
final con el proyecto de distribución.
3) TRANSFORMACIÓN. El art. 77, inc. 2, establece para la trans-
formación de sociedades que debe confeccionarse un balance espe-
cial, y que debe ser puesto a disposición de los socios y acreedores,
con una anticipación no menor a quince días.
4) DE FUSIÓN. Las sociedades que se fusionarán deberán con-
feccionar balances especiales, cerrados en una misma fecha y que

123
De las consideraciones de la séptima directiva de la CEE, del 13 de junio
de 1983, pudiendo verse la sección II de la forma de llevar las cuentas (RDCO,
1992-221).
GESTIÓN SOCIAL 273
no serán cerrados con una anticipación mayor a tres meses a la firma
del acuerdo de fusión (art. 83, inc. 1, b, LSC).

§ 134. NOTAS COMPLEMENTARIAS. - A ellas se refiere el art. 65


de la LSC con contenido enunciativo; constituyen la información
complementaria integrada de notas ampliatorias o cuadros explica-
tivos de los estados contables que integran.
Puesto que los estados contables deben contener toda la infor-
mación básica y adicional para su adecuada interpretación, si esa
información no surge de la documentación comentada hasta el mo-
mento, debe contenerse en las notas e informes complementarios.
Ellos vienen a suplir las notas al pie del balance y planillas anexas
a que se refería el decr. 9795/74, que regulaba con anterioridad la
sistematización de los balances en las sociedades por acciones.
La lectura del art. 65 de la LSC y de la Exposición de motivos
(cap. I, secc. IX), referentes a los estados contables, es suficiente-
mente explicativa. Sólo agregaremos que en lo que difieren las no-
tas de los cuadros anexos, que es todo lo que integra la información
complementaria, es en que las primeras se refieren a aclaraciones
expresadas en redacción común en prosa, en tanto que los segundos
son aclaraciones de carácter numérico, comparativo, ordenados en
columnas o casilleros.
La ley 22.903 introduce en el art. 65 dos nuevos incisos (j y k)
a la redacción originaria. El primero de ellos prescribe la necesi-
dad de informar sobre los contratos celebrados por la sociedad con
sus directores que requieren aprobación de conformidad a las pautas
del art. 271, vale decir, aquellas operaciones que no sean de la ac-
tividad que la sociedad opere, o que, siéndolo, no realicen en las
condiciones de mercado. La información debe detallar el monto de
la operación. El inc. k exige el detalle, en las notas complemen-
tarias, del monto no integrado del capital social, distinguiendo de
otras clases y, de presentarse algún supuesto de adquisición de accio-
nes por la propia sociedad, en los términos del art. 220 de la LSC124.

§ 135. MEMORIA. - Pese a la minuciosidad que deben tener


los estados contables, el legislador ha impuesto la obligación de pre-

124
Nissen, Ley de sociedades comerciales, t. 3, p. 85.
274 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

sentar una memoria para información de los accionistas en las so-


ciedades por acciones, en atención a lo restringido de la participa-
ción asociativa en este tipo de sociedades de capital. Restringido
el derecho de inspección de libros (art. 55, LSC), acceso a la admi-
nistración y control societario, se ha querido brindar un derecho
complementario, cual es que los accionistas se informen adecuada-
mente no sólo de lo acaecido sino también de lo proyectado por la
administración de la sociedad (art. 66, LSC); mediante el uso de esa
información, el socio se debe encontrar en condiciones de determi-
nar la congruencia de lo actuado y lo proyectado para la consecu-
ción del objeto social, y determinar la posibilidad de acciones de
responsabilidad (art. 59, LSC) o de impugnación (art. 251, LSC),
permitiendo después juzgar si lo actuado fue en cumplimiento de lo
comprometido en la memoria, ya que en virtud del principio de ve-
racidad de ella, el apartamiento del camino comprometido permitirá
una mejor apreciación sobre el ejercicio de acciones de responsa-
bilidad por mal desempeño del cargo (art. 274 y siguientes)125.
El legislador ha pretendido evitar esas memorias elaboradas
con frases más o menos imprecisas sobre el ejercicio cerrado y hasta
más diluidas en torno a la actividad futura, que se formalizaba de
acuerdo con la obligación impuesta por el art. 47, inc. Io, del Cód.
de Comercio. La memoria debe contener una valoración sintética
y concreta del balance, en apreciación general que implica la situa-
ción actual y el destino de la sociedad, fijando la trayectoria que
habrá de imponerle según las apreciaciones actuales.
Un análisis cuidadoso del-texto del art. 66 de la LSC, tal como
ha sido concebido, permite advertir la importancia que reviste la me-
moria dentro de la estructura de la ley, bastando para el ejemplo la
referencia de los incs. 3 y 4 que tratan de impedir la formación

125
Richard, El "buen hombre de negocios" y el "plan de empresa", "Doctrina
Societaria y Concursal Errepar", abr. 93, t. V, p. 337; el autor afirma que "los di-
rectores y administradores deben tener un plan, y los físcalizadores conocerlo, cuya
existencia o inexistencia servirá para determinar el cumplimiento del standard de
buen hombre de negocios en sus conductas. Constituye la memoria anual un ejem-
plo de esa planificación para los directores de las sociedades por acciones, tendiendo
a determinar el riesgo operativo de la sociedad, la necesidad de reservas facultativas,
la existencia de utilidades líquidas y realizables, que no pueden resultar de una sim-
ple comparación patrimonial, con la retención de la cifra del capital nominal y de
las reservas legales".
GESTIÓN SOCIAL 275
de reservas ocultas y asegurar el derecho individual de los accio-
nistas a las utilidades, cumplidas que sean las condiciones para el
reparto de ellas.

§ 136. DISPONIBILIDAD DE INFORMACIÓN CONTABLE. - La infor-


mación contable que debe producirse obligatoriamente en las socie-
dades por acciones y de responsabilidad limitada que alcancen el
capital comprendido en el art. 299, inc. 2, de la LSC, debe ponerse
obligatoriamente a disposición de los socios para asegurar el dere-
cho que éstos tienen a una adecuada información. No se incluyen
a los otros tipos sociales, para los cuales rige el art. 55 de la LSC,
que autoriza a los socios a examinar en forma directa y personal los
libros y documentos y a requerir a los administradores la informa-
ción que estimen pertinente.
La ley ha previsto un sistema que se conecta a las asambleas
generales en las que se reúnen los socios para considerar la docu-
mentación contable (art. 234, LSC), a través de la previsión norma-
tiva que tiene el art. 67 de la LSC.
El sistema de publicidad previsto marca dos etapas: una previa
a las consideraciones que tienen o que deben realizar los socios o
accionistas, dentro del plazo y condiciones que el mencionado ar-
tículo refiere, y otra posterior, para su incorporación al legajo de la
sociedad, con la intervención del juez del registro o la autoridad de
contralor para información de terceros e incluso de socios o accio-
nistas incorporados con posterioridad o que no hubiesen concurrido
a la reunión de consideración de los estados contables126.
En congruencia con lo estipulado en el nuevo art. 62 de la LSC
(párr. 3o), se ha estatuido, reforma mediante (ley 22.903), la obliga-
ción de remitir a la autoridad de contralor un ejemplar del balance
consolidado.

§ 137. ESTADO DE RESULTADOS. - La LSC trata muy particular-


mente en su art. 64 el estado de resultados; éste es la cuenta de

126
En la práctica esta parte del art. 67 no tuvo aplicación, con excepción de
su último párrafo, toda vez que la ley 19.880 dejó en suspenso la creación del legajo
de las sociedades comerciales creado por el art. 9o de la LSC, hasta tanto se regla-
mente su instrumentación.
276 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

ganancias y pérdidas a que se refiere, en su art. 52, el Código de


Comercio.
El cuadro de ganancias y pérdidas permite a los interesados co-
nocer el resultado de cada una de las cuentas que integran el balan-
ce, es decir, cuáles son las que han producido ganancias y cuáles
pérdidas. El balance sólo puede considerarse completo si va unido
a un cuadro demostrativo de los resultados, de las ganancias y de
las pérdidas.
El estado de resultados suministra un resumen analítico de los
hechos y factores significativos que durante el período considerado
dieron lugar a un aumento o disminución de los recursos económi-
cos netos de la empresa, excluidos aquellos cambios resultantes de
distribuciones o inversiones adicionales de los accionistas. Consti-
tuye una explicitación analítica del cuadro sinóptico presentado en
el balance.
El art. 64 de la LSC, a cuya lectura remitimos, reglamenta el
estado de resultados y asegura que cumpla con su función de sumi-
nistrar una visión dinámica del patrimonio de la sociedad (presen-
tado estáticamente en el balance), destacando las variaciones opera-
das en él durante el ejercicio de la sociedad.
La redacción originaria de este artículo de la LSC exigía una
información complementaria al estado de resultados acumulados
que reflejara la evolución ocurrida durante el ejercicio, en las ga-
nancias y pérdidas sin asignación específica. Los cambios podían
provenir no sólo de los resultados del ejercicio, sino también de las
distribuciones y asignaciones dispuestas por el órgano representa-
tivo de la voluntad social.
Establece el nuevo párrafo agregado por la reforma a dicho pre-
cepto que "el estado de resultados deberá complementarse con el
estado de evolución del patrimonio neto" (art. 64, LSC).
La razón de la reforma es haber tenido en mira la mayor vera-
cidad en la información suministrada. Esta exigencia de la presen-
tación del "estado de evolución del patrimonio neto" en reemplazo
del "estado de resultados acumulados", entronca con el nuevo es-
quema contable que acepta el ajuste de los estados por inflación.
En efecto, el "estado de resultados acumulados" comprende el tra-
tamiento de los resultados del ejercicio y -también- los del anterior;
a su vez, a estos dos rubros el "estado de evolución del patrimonio-
GESTIÓN SOCIAL 277'-

neto" agrega dos renglones adicionales que revisten importancia li-


minar, como son el "capital" y las "reservas"127.
En la actualidad no se circunscribe esta información comple-
mentaria sólo a una cuenta de resultados, sino que se exige un aná-
lisis total del patrimonio neto.
a) UTILIDADES. Hemos expresado de una manera gráfica que el
balance resultaba una suerte de representación sintética del inventa-
rio en que se expresa el estado económico de la sociedad. En efec-
to, el balance exterioriza el estado patrimonial de la sociedad en
un momento dado y permite constatar si a través de los distintos
ejercicios transcurridos, el patrimonio ha ido incrementándose (be-
neficios) o reduciéndose (pérdidas), o si de las reiteradas compen-
saciones entre beneficios y pérdidas, el resultado presente arroja un
excedente o un déficit del patrimonio y, consecuentemente, se man-
tiene o no la integridad del capital social.
No obstante, tanto a la sociedad como a los accionistas, interesa
conocer periódicamente, para cada ejercicio, cómo se han obtenido
los ingresos y cómo se han originado los gastos; o sea, cómo se han
ido integrando, en el transcurso del ejercicio, las ganancias y cómo
las pérdidas.
Para llenar esta necesidad, el balance se acompaña de la llama-
da cuenta de ganancias o pérdidas, o cuenta de resultados, que según
la LSC deberá presentarse de modo que muestre por separado las
ganancias y pérdidas provenientes de las operaciones ordinarias y
extraordinarias de la sociedad, "determinándose la ganancia o la
pérdida neta del ejercicio" (art. 64).
Infiérese de ello que no necesariamente el balance y la cuenta
de resultados deben tener el mismo signo positivo o negativo, pues
puede esta última acusar una ganancia que por ser de monto inferior
a las pérdidas que arrastre el balance por los resultados de ejercicios
anteriores no pueda ser íntegramente absorbida, quedando un saldo
negativo en el balance y cerrándose éste con pérdidas. O bien, que
exista en el balance acumulación de beneficios de ejercicios ante-
riores que permitan compensar las pérdidas de la cuenta de resulta-
dos y dejar, incluso, un remanente positivo.

127
Martorell, La reforma de la normativa contable de la ley de sociedades
comerciales y su análisis, LL, 1984-C-1208.
278 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

Esto obliga a mantener, conceptualmente, la individualización


de los resultados en el balance y en la cuenta de ganancias y pérdi-
das. El vocablo ganancia se reserva para identificar el resultado
positivo de la cuenta de ganancias y pérdidas, y el vocablo beneficio
para el real y efectivo incremento patrimonial acusado por el ba-
lance.
Como tal incremento patrimonial, el beneficio pertenece a la
sociedad y no al accionista'28 de donde se deduce que si bien la exis-
tencia de beneficios es presupuesto esencial para que la sociedad
pueda distribuirlos entre sus acciones, ello no implica que todo be-
neficio deba ser distribuido necesariamente como dividendo. Para
que esto ocurra es preciso un acto declarativo de los propios accio-
nistas, reunidos en asamblea, aprobando la distribución de los mis-
mos, en totalidad o en parte.
El concepto de utilidad se reserva, precisamente, para designar
la parte de los beneficios que la asamblea aprueba distribuir entre
las acciones en circulación.
Resumiendo, los conceptos de ganancia, beneficio y utilidad
pueden sintetizarse en: ganancia, el resultado positivo de la cuenta
de ganancias y pérdidas; beneficio, el incremento del patrimonio so-
cial exteriorizado por el balance como resultado de la mayor dimen-
sión del activo en relación con el pasivo, o sea, la porción en que
el patrimonio excede al capital social más-reservas; y utilidad, la
parte del beneficio que la asamblea de accionistas decide distribuir
entre las acciones129.
b) DIVIDENDOS. La idea de dividendo se vincula estrechamente
a la de ganancias (beneficios) y utilidades que resulten de estados
contables formalizados anualmente (realizadas y líquidas).

128
"La titularidad de acciones en las sociedades anónimas no constituye un
derecho absoluto de los accionistas sobre los bienes de la sociedad. El patrimo-
nio de la sociedad es independiente del patrimonio individual de los socios" (CSJN,
14/9/56, Fallos, 235:811). "La sociedad, persona moral, no es un conglomerado de
accionistas que poseerían sobre los bienes sociales una especie de propiedad indi-
visa. Los accionistas han dado su sangre para crear un nuevo ser, pero éste no les
pertenece al igual que el hijo no es propiedad del padre. La aportación de capital
es definitiva y queda reemplazada por un derecho contra la sociedad" (Ripert, As-
pectos del capitalismo moderno, p. 106).
129
Conf. Sasot Betes - Sasot. Los dividendos, p. 7.
GESTIÓN SOCIAL 279

El derecho del socio a las utilidades, individualizado como el


derecho al dividendo, constituye uno de los elementos caracterizado-
res de la relación societaria que surgen de su definición (art. Io, LSC)
y, por tanto, comportan un derecho individual inderogable del socio.
El tema se puede considerar desde tres puntos de vista: 1) el
derecho abstracto a las utilidades; 2) el derecho al reparto perió-
dico de las utilidades, y 3) el derecho al dividendo ya aprobado130.
La característica que hemos señalado precedentemente como
esencial de la relación societaria es la que determina ese derecho
abstracto a las utilidades.
Ese derecho en abstracto no comporta un derecho creditorio,
pues como tal solamente nacerá (derecho al dividendo ya aprobado)
cuando se cumplan dos condiciones: una suspensiva, consistente en
que la utilidad resulte de un balance confeccionado de acuerdo con
la ley y el estatuto y aprobado por el órgano social competente (art.
68, LSC), y otra resolutiva, relativa a que esos órganos sociales no
dispongan la afectación de una reserva especial o facultativa (arts.
66 y 70, párr. 3 o , LSC).
Determinada la utilidad en el balance y dispuesta su distribución
por el órgano social, es fácil determinar el dividendo, pues éste es
la suma que resulta de dividir el monto de la utilidad repartible por
el índice que cada socio tenga en la partición de utilidades, sea con-
forme al estatuto o a las disposiciones legales (art. 11, inc. 7, LSC).
De esas condiciones para repartir dividendos sólo pueden apar-
tarse las sociedades comprendidas en el art. 299 de la LSC, según
lo dispuesto por los arts. 68 y 224, párr. 2o, en virtud de la fiscali-
zación permanente que se ejerce sobre ellas. No obstante esa au-
torización, los dividendos anticipados deben resultar de un balance
especial y, puesto que esos pagos sólo pueden realizarse respecto de
sociedades anónimas, son responsables ilimitada y solidariamente
los directores, miembros del consejo de vigilancia y síndicos por la
corrección de tal estado contable especial.
En concordancia con el reconocimiento del derecho a las utili-
dades materializadas en el dividendo, como un derecho personal in-
derogable de los accionistas y socios, en abstracto, el art. 69 de la

130
Richard, Derechos patrimoniales de los accionistas de las sociedades anó-
nimas, p. 129.
280 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

LSC impone, so pena de nulidad, que no puede condicionarse de


ninguna forma el derecho a la aprobación e impugnación de los esta-
dos contables y de cualquier resolución en torno a esa documen-
tación contable y sus consecuencias, que se traducen en la declara-
ción del dividendo y el consiguiente derecho creditorio concreto que
nace en cabeza de cada socio.
Pero así como se prohibe condicionar el derecho de impugna-
ción y aprobación del balance como forma de tutelar el derecho al
dividendo, el párr. 2o del art. 68 de la LSC impone la repetibilidad
del dividendo o ganancia distribuida en violación a las reglas fijadas
por el párr. Io del artículo. Es el reconocimiento del principio de
la intangibilidad del capital social y la tutela de los intereses de los
terceros acreedores de la sociedad, evitando la disminución de su
garantía.
La norma determina la repetibilidad, salvo respecto de los re-
cibidos por los accionistas de las sociedades anónimas y los socios
de la sociedades de responsabilidad limitada que alcancen el ca-
pital determinado en el art. 299, ínc. 2, de la LSC, siempre que los
hubiesen percibido de buena fe. Estas excepciones se encuentran
vinculadas al rigor con que deben formalizarse los estados contables
según los arts. 62 a 67 de la LSC131.

131
Nissen, Ley de sociedades comerciales, t. 3, p. 91, afirmando que "los di-
videndos distribuidos en violación a lo dispuesto por el art. 68 no son repetibles
cuando se han percibido de buena fe, en los supuestos de sociedades anónimas y en
las sociedades de responsabilidad limitada que han alcanzado el capital social pre-
visto por el art. 299, inc. 2, de la ley 19.550, en las cuales debe encontrarse orga-
nizado el órgano de contralor a través de la actuación de una sindicatura o consejo
de vigilancia (art. 257, ley 19.550, redacción actual), pues si bien la ley 22.903 ha
modificado sustancialmente el art. 162, que establecía idéntica solución para las so-
ciedades de este tipo social que contaran con más de veinte socios entiende que, por
iguales razones a las que inspiraron la anterior redacción de la ley 19.550 (art. 162),
los dividendos distribuidos en violación a lo dispuesto por el art. 68 no son repeti-
bles cuando se han percibido de buena fe, pues la excepción se funda en la ausencia,
por parte de los integrantes de ésta, del derecho al contralor individual y directo de
la marcha social, presumiendo el control de legalidad por parte del órgano de fis-
calización. En idéntico sentido debe concluirse que, aun cuando la ley 22.903 no
ha modificado lo dispuesto por el art. 224 de la ley 19.550, dicha excepción no juega
para las sociedades por acciones cuando los accionistas han prescindido de la sin-
dicatura, en los términos del art. 284, párr. último, de la ley 19.550". En contra:
Verón. Sociedades comerciales. Actualización, p. 94, sostiene que "con la modifi-
cación introducida por la ley 22.903, se mantiene exactamente la disposición ('las
GESTIÓN SOCIAL °281
Cubiertos estos requisitos, debe presumirse la existencia de la
buena fe de los beneficios del dividendo que resulte de los estados
contables y de la deliberación societaria, surgiendo paralelamente la
responsabilidad de los directores y administradores que hubiesen ge-
nerado el pago indebido. Esa presunción de buena fe está ligada
también a lo dispuesto por los arts. 55, 158, inc. 2, y 294, incs. 6 y
11, que impiden el examen individual de libros y papeles que inte-
gran la contabilidad societaria, así como también el recabar direc-
tamente del administrador informes sobre la marcha de la sociedad,
la cual se organiza, no como derecho individual del socio, sino como
derecho de minoría.
c) RESERVA LEGAL. El art. 70 de la LSC contiene otro precepto
destinado a las sociedades por acciones y de responsabilidad limi-
tada. Se trata de un precepto que tiende a resguardar a los terceros
acreedores de la sociedad, en que se restringe la responsabilidad
subsidiaria de los socios: la formación de una reserva legal u obli-
gatoria que tiene una dirección común con el art. 71 de la LSC,
directiva que es la intangibilidad del capital social132.
Tanto en las sociedades por acciones como en las de respon-
sabilidad limitada debe formalizarse una reserva legal u obligatoria
no menor del 5% de las ganancias líquidas y realizadas que resulten
del estado de resultados del ejercicio anual, y que debe materiali-
zarse todos los años hasta alcanzar el 20% del capital social que al
momento se registré.
Protegiendo la existencia real de esas reservas, el art. 70, párr.
2o, de la LSC obliga a reconstituir las reservas alcanzadas si éstas
disminuyeran por el giro adverso de los negocios sociales. Si se
produjera tal disminución, no se podrán repartir nuevamente ganan-
cias hasta que se reponga el porcentaje de reservas alcanzado más
el incremento que deba producirse con las nuevas ganancias, hasta

ganancias distribuidas en violación a esta regla son repetibles'), pero la excepción


se limita ahora sólo a las sociedades por acciones ('con excepción del supuesto pre-
visto en el art. 225'), en cuyo caso no son repetibles los dividendos percibidos de
buena fe. Y no podía ser de otra manera, ya que el contenido original del art. 162
ha sido eliminado íntegramente".
132
Sasot Betes - Sasot, Los dividendos, p. 307. Las reservas llevan implícito
consigo que son activos netos, o sea. que no son sumas que tengan una afectación
destinada a cubrir realidades del pasivo.
282 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

alcanzar el porcentaje legal, reposición que debe cubrir también el


capital social amenguado por pérdidas en ejercicios anteriores.
d) RESERVA FACULTATIVA O LIBRE. Frente al derecho en abstracto
de los socios a las utilidades, surge como limitación la obligación de
la reserva legal. De ahí que la formación de otras reservas, en cuan-
to implican otra limitación a aquel derecho del socio, deba en-
cuadrarse en un estricto marco de razonaoiiiüad.
La ley tiende a limitar la formación de reservas ocultas a través
de las cuales los administradores perjudiquen el derecho indivi-
dual de los socios. Ello se advierte en la información que requiere
el art. 63, incs. 1, h y 2, II, c.
La sinceridad de los estados contables y de la información so-
cietaria tiende a desterrar la retención de fondos en forma arbitraria
y sin empleo determinado. Descartada la formación de reservas
ocultas, la ley exige recaudos especiales para que se pueda restringir
el derecho de los socios a las utilidades. En todos los tipos socia-
les, al decidirse reservas voluntarias debe formalizarse un juicio de
razonabilidad de ellas, juicio que debe responder a una "prudente
administración" (art. 70, párr. 2o, LSC), que deberá juzgarse a la luz
de los parámetros contenidos en los arts. 59 y 274 en su congruencia
con la consecución del objeto social.
e) GANANCIAS CUANDO HAY PÉRDIDAS ANTERIORES. Otro principio
que tutela a los terceros, e incluso a los mismos socios, a través de
la protección de la intangibilidad de la cifra nominal del capital so-
cial, es el contenido en el art. 71 de la LSC.
Aunque el ejercicio arroje ganancia, no se la puede distribuir
como dividendo en beneficio de los socios, si no se han enjugado
las pérdidas de ejercicios anteriores, recomponiendo la cifra nomi-
nal del capital social y las reservas legales que se hubiesen ocasio-
nado, hasta que se produjera la pérdida (art. 70, párr. 2°, LSC).
El art. 71, párr. 2o, de la LSC adopta la posibilidad de que los
socios resuelvan, pese a que las ganancias no cubran las pérdidas
anteriores, remunerar a los directores, administradores o síndicos,
en caso de que la forma de remuneración estuviese fijada en un tanto
por ciento de las utilidades. Ello es razonable porque no se trata
de distribuir ganancias a los socios, sino de cumplir una presta-
ción debida.
GESTIÓN SOCIAL 283

El tema está ligado con lo que más adelante se estudiará en


torno a la remuneración de los directores de sociedades anónimas al
referirse al art. 261 de la LSC.
Si bien ello ha sido y será motivo de comentarios, es de desta-
car que la aprobación de los estados contables, y aun la resolución
de remuneraciones según el art. 71 mencionado, no exime a los ad-
ministradores y síndicos de las responsabilidades emergentes del
mal desempeño de sus cargos, en los términos genéricos del art. 59
de la LSC.
f) EXAMEN EN LOS DIVERSOS TIPOS SOCIETARIOS. Las reservas facul-
tativas se vinculan a la relación con la viabilidad de la sociedad, por
cuanto deben estar necesariamente relacionadas a un "plan de em-
presa" que tiene que formalizar todo administrador para que la so-
ciedad no quede infracapitalizada materialmente (patrimonio insu-
ficiente para desarrollar su actividad), aunque mantenga su capital
formal (social).
En las sociedades por acciones y de responsabilidad limitada,
además de la norma general del art. 70 se deberá tener presente lo
prescripto por el art. 66, inc. 3, en cuanto dispone que los adminis-
tradores deberán dar las razones por las cuales se propone la cons-
titución de reservas, explicadas de forma clara y circunstanciada-
mente133.
Cuando esas reservas excedan el monto del capital y reservas
legales, en las sociedades anónimas, la resolución deberá adoptarse
con el quorum, mayorías estrictas y limitaciones de votos impuestas
en art. 244, párr. último, y en las sociedades de responsabilidad li-
mitada, la mayoría necesaria para la modificación del contrato. El
precepto se aplica al formalizarse la reserva facultativa que supere
el tope indicado, aunque en sí sea mínima.

133
Martorell, Los directores de sociedades anónimas, p. 387.
CAPÍTULO V

DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO


Y DE LA RELACIÓN SOCIAL

A) INTRODUCCIÓN

§ 138. RESOLUCIÓN. DISOLUCIÓN. LIQUIDACIÓN. - En este ca-


pítulo analizamos, por un lado, la resolución parcial de la sociedad,
al producirse la desvinculación de uno o más de los socios y, por
otro lado, la culminación de la funcionalidad societaria normal, en
virtud de constatarse la existencia de una "causal de disolución" que
inaugura la "etapa de liquidación" del ente social como forma de
extinción de la actividad societaria y de la personalidad jurídica.
La regulación conjunta bajo la secc. XII de la LSC del régimen
"de la resolución parcial y de la disolución" ha producido una in-
clusión asistemática de la figura de la resolución parcial, dentro del
capítulo de la disolución, lo cual ha resultado criticado, habida cuen-
ta del funcionamiento disímil que éstos implican.
En efecto, la resolución parcial deja sin efecto -hacia el futu-
ro- la relación de uno o más socios sin menoscabo de la actividad
del ente ni de los vínculos de los demás socios y, por ello, sin pro-
vocar la disolución del sujeto de derecho. En cambio, la disolución
implica la verificación de uno de los presupuestos previstos por la
ley, o por la voluntad de los socios, que inicia la última etapa de
la vida societaria denominada liquidación, donde se habrá de pro-
ducir la realización del haber social, su partición y distribución del
remanente social.
Disolución y liquidación de sociedades se erigen en los presu-
puestos necesarios para la extinción del ente social, y tanto una co-
286 CONSTITUCIÓN. GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

mo otra institución van dirigidas a hacer posible la disgregación del


vínculo que une a los socios y la desaparición de la persona jurídica
sociedad.

B) R E S O L U C I Ó N PARCIAL

§ 139. CARACTERIZACIÓN. - El instituto de la resolución par-


cial ha sido regulado -desde el punto de vista terminológico- de
manera más ajustada por la ley societaria (art. 89 y ss.), que en re-
lación al Código de Comercio derogado, pues éste expresaba en su
art. 422 que "las sociedades se disuelven totalmente", lo que permi-
tía inferir la oosibilidad de una ''disolución parcial", terminología
duramente criticada, entre otros autores, por Colombres1, toda vez
que la resolución parcial es la antípoda de la disolución. Es la an-
tidisolución, razón por la cual se ha sostenido que constituye un
error de la LSC, legislar conjuntamente en su secc. XII las figuras
de la resolución parcial y de la disolución. Además, propiamente
hablando, la disolución total es la única que existe, por ser la que
rompe el nexo causal, extinguiendo la vida del comerciante colecti-
vo. Sin embargo, es corriente llamar disolución parcial al hecho de
que uno o varios socios dejen de pertenece/ a la compañía, conti-
nuando ésta con los miembros restantes: la expresión resulta impro-
pia, ya que al subsistir aquélla no hay tal disolución, sino mera sepa-
ración (voluntaria) o exclusión (involuntaria) de un socio o varios2.
También resultaba desajustada la terminología contenida en el
art. 419 del Cód. de Comercio al expresar: "El contrato de sociedad
puede rescindirse parcialmente", puesto que, como sostuvo Sata-
nowsky, se rescinde un contrato por vicio en su celebración, supues-
to que no se presenta en esta figura3. Ni "resiliación", postulada
por Colombres4, por implicar una terminología ajena a nuestro sis-
tema jurídico.

1
Colombres, Curso. Parte general, p. 204.
2
Langle, Manual de derecho mercantil español, t. 1, p. 682.
3
Satanowsky. Estudios de derecho comercial, t. I, p. 222.
4
Colombres, Curso. Parte general, p. 202.
DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO Y DE LA RELACIÓN SOCIAL 287

Empero, si bien es cierto que la terminología que mejor se ajus-


ta es la de "resolución parcial", en tanto se "resuelve" sólo un con-
trato válidamente celebrado, lo cierto es que, en materia societaria,
no se cumple el efecto ex tune (hacia el pasado) característico de la
resolución en el derecho común, sino que en nuestra materia fun-
ciona como efecto ex mine (o sea, para el futuro).
RcsoliíLtún es la extinción de v.n contrato por acaecimiento del
hecho que la ley o las partes, expresa o tácitamente, previeron al ce-
lebrarlo, de modo que su vida está sujeta desde un comienzo al cum-
plimiento, o no, del hecho previsto como causa de su extinción, en
virtud de una cláusula expresa o implícita en él contenida5. La res-
cisión, en cambio, actúa como una causa de extinción de los contra-
tos, deshaciendo un vínculo contractual existente y válido, por de-
cisión de ambas partes (mutuo disenso), o de una de ellas, en los
casos en que la ley lo permita, en razón de una voluntad en tal direc-
ción, nacida con posterioridad a la celebración del contrato. La re-
solución requiere siempre la producción de un acontecimiento so-
breviniente, previsto por las partes o por la ley, para que puedan
operarse sus efectos. La rescisión, en cambio, no depende de nin-
gún acontecimiento sobreviniente, sino de la mera declaración de
voluntad de ambas partes, o de una sola de ellas cuando así lo ad-
mita la ley.
Al propio tiempo, la resolución -en el derecho común- deja sin
efecto el contrato retroactivamente (a diferencia de lo que ocurre
con la rescisión unilateral); su consecuencia es volver las cosas al
estado en que se encontraban antes de la celebración del contrato.
En este punto, sus efectos son semejantes a los de la nulidad, pero
se diferencia claramente de ésta en que el hecho que provoca la re-
solución es siempre posterior al contrato, en tanto que el que da lugar
a la nulidad debe ser anterior o concomitante con la celebración6.
Debemos distinguir la nulidad o anulabilidad vincular que afec-
ta al negocio constitutivo, conforme lo dispuesto por el art. 16 de la
LSC, de la desvinculación posterior, o sea, cuando la sociedad ha
actuado, cuyo régimen está previsto en los arts. 89 a 93 de la LSC.
Esa relación asociativa (usualmente plurilateral) que vincula a los

5
Fariña, Rescisión y resolución de contratos, p. 35.
6
Borda, Obligaciones, p. 212.
288 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

socios puede resolverse frente a ciertas causales, sin menoscabar a


la persona jurídica sociedad.
La resolución opera hacia el futuro sobre el vínculo de uno o
más de los socios, denominándosela como resolución parcial de la
relación societaria, sin implicar una causal de disolución de la so-
ciedad y generar su liquidación. De allí surgió, entonces, la posi-
bilidad de permitir la expulsión o el abandono de un socio - a modo
de amputación del miembro enfermo- sin mengua de la personifi-
cación indestructible de la empresa, es decir, sin resentir su vida de
relación extema. La resolución parcial consiste en el procedimiento
encaminado a no romper el contrato plurilateral entre todos los otor-
gantes, limitando su acción a extraer el socio culpable o desventu-
rado, continuando válido y eficaz entre quienes no lo conculcaron7.
Puede tener lugar en caso de muerte (art. 90, LSC), exclusión
(arts. 91 a 93, LSC), o retiro voluntario de uno o más socios, pu-
diendo los socios prever en el contrato otras causales (art. 89, LSC).
La resolución parcial y la exclusión son institutos del derecho
societario moderno, al considerar a la sociedad como persona jurí-
dica independiente de los socios y, por tanto, al estimar posible al-
terar la participación social sobre el patrimonio de la sociedad, sin
afectar el desenvolvimiento del ente societario. No obstante, en
ciertas sociedades de capital se otorga al accionista un derecho de
receso ante ciertas decisiones asamblearias (art. 245, LSC).
La normativa facilita esta solución en las sociedades intuitu per-
sona, pues en las sociedades por acciones el accionista puede trans-
ferir fácilmente su participación sin afectar el patrimonio social.
Esa desvinculación puede devenir de una decisión del socio
o de sus herederos, prevista por la ley o el estatuto (resolución), o
por decisión social contra el socio (exclusión).
La resolución parcial implica el ejercicio de los derechos del
socio que resuelve su vínculo dentro del sujeto sociedad, ejercitando
su derecho patrimonial en relación a su participación en el patrimo-
nio social, perdiendo su posición de socio, que no es sustituida, por
lo que implica una reducción de ese patrimonio social, generándose
una tutela de los derechos de los terceros acreedores sociales sobre
el patrimonio social como su prenda común (art. 92, inc. 5, LSC).

7
Cámara, Disolución y liquidación de sociedades mercantiles, p. 18.
DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO Y DE LA RELACIÓN SOCIAL 289
En las sociedades irregulares o de hecho, conforme la política
legislativa seguida, es imposible ejercitar las acciones de resolu-
ción parcial o exclusión, sin perjuicio de la posibilidad de reso-
lución por parte del disconforme frente al proceso de regularización
previsto por el art. 22 de la LSC, conforme la reforma del año 1983.
En la sociedad accidental, no persona jurídica, negocio que puede
ser plurilateral, es aplicable el sistema de la resolución parcial con-
forme expresa previsión de los arts. 90 y 91 de la LSC. Se trata de
una solución para los contratos de colaboración con finalidad co-
mún, como la del art. 16 de la LSC.
Además de las previsiones legales es posible que se determinen
otras causales en el negocio constitutivo (art. 89, LSC).

§ 140. MUERTE DEL SOCIO. - La muerte del socio es causal de


resolución parcial en las sociedades por partes de interés, incluyen-
do a los socios comanditados, haciéndoles aplicables las normas de
la exclusión (arts. 91 y 92. LSC), conteniendo disposiciones expre-
sas la situación en las sociedades de responsabilidad limitada (art.
155, LSC), siendo indiferente en el caso de la sociedad por acciones,
en cuyo estatuto se pueden determinar soluciones específicas, así
como también en pactos parasociales de sindicación de acciones,
suscriptos por algunos o todos los accionistas.

§ 141. RETIRO VOLUNTARIO. - E l receso, autorizado en ciertos


supuestos en todos los tipos sociales, es una expresión de la resolu-
ción parcial que puede ejercitar el socio ante modificaciones sustan-
ciales a la regulación de la organización de la persona sociedad.
Son causales para ejercer ese derecho a la resolución parcial
del vínculo social, la oposición a la remoción del administrador
cuyo nombramiento fue condición expresa en la constitución de la
sociedad (art. 129, "derecho de receso", aplicable a la sociedad co-
lectiva, comandita de capital e industria y sociedad de respon-
sabilidad limitada); la transformación, fusión, escisión, prórroga,
reconducción, transferencia de domicilio al extranjero, cambio fun-
damental de objeto y todo acuerdo que incremente las obligaciones
sociales o la responsabilidad de los socios (art. 160) para los socios
de la sociedad de responsabilidad limitada; las similares pero no
iguales causales para la sociedad anónima, que autoriza el receso de
disidentes y ausentes (art. 245, LSC).

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290 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

§ 142. EXCLUSIÓN. CAUSALES Y EFECTOS. - La exclusión del


socio, cancelando sus participaciones en el patrimonio de la socie-
dad contra su voluntad, generando su expulsión y compensando sus
derechos, es posible y se encuentra prevista en la ley (art. 91, LSC).
Esa compensación no excluye la satisfacción de los daños generados
(art. 54, LSC y principios generales). Ello es posible en relación a
los socios con responsabilidad ilimitada y a los socios de la sociedad
de responsabilidad limitada.
El Código Civil lo previo en los arts. 1734, 1755 y ss., bajo la
existencia Jo "justa causa", lo que se repite en el art. 91 de la LSC,
que la califica de "grave incumplimiento de sus obligaciones" como
criterio genérico8, además de las causales específicas de incumpli-
miento a la integración de los aportes comprometidos (arts. 37, 46
y 193, LSC).
Son también causales la incapacidad, inhabilitación, declara-
ción en quiebra o concurso civil, salvo en las sociedades de respon-
sabilidad limitada, donde sólo se aplican las disposiciones genéricas
de "grave incumplimiento o insatisfacción del aporte", esta última
causal única en las sociedades por acciones, salvo supuestos espe-
ciales que podrían generarse cuando está enjuego la continuidad del
giro social.
Esas causales legales no descalifican otras previstas en el ne-
gocio constitutivo.
La acción de exclusión, muy distinta a la pretensión de remo-
ción del administrador -con la que podría ser acumulada en ciertos
supuestos-, puede ser promovida por la sociedad o por un solo so-
cio. En este último caso debe ejercitarse con citación de todos los
demás socios (art. 91 infiné).
Conocida la existencia de una causal de exclusión por las par-
tes, si no se ejercita la acción dentro de los noventa días siguientes
a la fecha de ese conocimiento, se produce la caducidad o extinción
de la acción (art. 91, LSC). Se trata de días corridos, que no se
interrumpen por la feria tribunalicia. La ley presume que los socios
han autorizado el obrar del socio si no reprochan formalmente su
actitud. La continuidad en el grave incumplimiento impide la ca-
ducidad referida, pues debe contarse el plazo desde el último incum-

8
Conf. Richard, Exclusión de socio. Justa causa, JA, 1983-IV-289.
DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO Y DE LA RELACIÓN SOCIAL 291

plimiento. No se aplica en el supuesto de falta de integración del


aporte que corresponde analizar con los plazos de prescripción.
Para la decisión de exclusión de socio se deberán tener en cuen-
ta las mayorías necesarias previstas para cada tipo social, conforme
la ley o el estatuto; en principio, las mayorías para la modificación
del contrato constitutivo de la sociedad9.
La decisión consentida o la sentencia ejecutoriada debe ser ins-
cripta para ser oponible a terceros. No obstante el socio excluido
es responsable de todas las obligaciones asumidas por la sociedad
hasta esa fecha, conforme el tipo social (art. 92, LSC).
En las sociedades de dos socios, la exclusión de un socio genera
una causal de disolución a tiempo (arts. 93 y 94, inc. 8, LSC), im-
pidiendo que dentro del plazo de tres meses se intente por terceros
interesados la disolución de la sociedad. Adviértase la diferencia
de la solución respecto a la nulidad o anulabilidad del vínculo de
un socio en el momento constitutivo de la sociedad de dos socios o
donde su aporte fuese esencial, conforme el art. 16 de la LSC. La
misma situación en caso de que la sociedad hubiera actuado se cons-
tituye en una causal de disolución, con efecto en suspenso, pues pue-
de ser removida.
El socio excluido tiene derecho a una compensación que se tra-
duce en una obligación de dar suma de dinero por parte de la socie-
dad, equivalente al valor de su parte a la fecha de la invocación de
la causal. No se incluirán las operaciones posteriores, pero sí los
efectos beneficiosos o no de las operaciones pendientes. También
se le compensará en dinero el aporte en uso y goce, si éste es esen-
cial para la sociedad, lo que es coherente para evitar que la incon-
ducta del socio imponga la disolución de la sociedad por imposibi-

9
Ha resuelto la jurisprudencia que "es prácticamente imposible en una socie-
dad (de responsabilidad limitada) de dos socios que la acción de exclusión la in-
terponga la sociedad, atento a que. más allá de que uno de los socios tenga la ma-
yoría del capital, será necesario el voto de otro socio (el que se quiere excluir), en
virtud de lo normado por el art. 160, LSC". Además, "el pedido de suspensión
provisoria de los derechos de socio, realizado por uno de ellos en una sociedad de
responsabilidad limitada, de dos socios, entretanto se sustancia y resuelve el proceso
de exclusión, debe ser rechazado en razón de que la suspensión provisoria es una
posibilidad legal limitada a los supuestos en que la acción de exclusión la ejerce la
sociedad" (JuzgCivCom Mendoza n° 14, 5/7/95, "Villanueva Zaeferrer, Joaquín c/Bar-
boza, Enrique R.", con nota de Pérez Hualde, "Voces Jurídicas", t. 3, 1996, p. 99).
292 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

lidad sobreviniente de cumplir el objeto social. En la misma acción


de exclusión podría acumularse una de daños, por ejemplo, la del
art. 54 de la LSC, a fin de compensar con el monto a recibir los
daños causados.
Frente a los demás socios la resolución tiene efecto retroactivo,
a la fecha de invocación de la causal (art. 92, LSC).
La acción judicial puede ser innecesaria en el caso de que,
adoptada por la sociedad, el socio cuya exclusión se dispuso la con-
sienta. En ese caso se abrirá la discusión, que puede llegar a ser
contencioso-judicial, sobre el justo precio de la participación del ex-
cluido (partes de interés o cuotas). En todos los supuestos se apli-
cará el sistema procesal provincial que resulte de aplicar la norma
del art. 15 de la LSC.
Fijado el valor a esa fecha, con proyección de operaciones pen-
dientes y retención hasta conclusión de las mismas, la sociedad debe
pagarle su parte en dinero, lo que implica una reducción del capital
social, salvo resolución de los socios que afecten utilidades o rein-
tegren el capital social de sus propios patrimonios para pagar la par-
ticipación del socio saliente.

C) DISOLUCIÓN

§ 143. INTRODUCCIÓN. - L a LSC regula la disolución en el


cap. I, secc. XII.
Podemos recordar la cita del Código de Hammurabi: "se pro-
ducirá la disolución al término del negocio en virtud del cual las
partes formalizaron el contrato de sociedad"10, advirtiendo que esa
cita es suficientemente representativa de toda la moderna doctrina
sobre el tema de la disolución de sociedades, particularmente porque
la disolución y liquidación de sociedades es la forma de extinción
de esa persona jurídica.
A diferencia de los contratos de cambio, la sociedad -como no
es un contrato- exige un proceso instituido por la ley como de orden

10
Conf. Richard, Disolución y liquidación de sociedades, en "Derechos y
principios societarios", p. 215.
DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO Y DE LA RELACIÓN SOCIAL 293

público, que se inicia con la disolución y prosigue con la liquida-


ción. Implica realizar el activo para afrontar al pasivo, distribuyen-
do el remanente -de existir- entre los socios, poniendo fin al sujeto
de derecho societario, haciendo así efectivo el derecho de la cuota de
liquidación, o sea, el derecho de los socios sobre el remanente pa-
trimonial de la sociedad persona.
"La persona jurídica no muere en el instante en que interviene
la causa extintiva, sino que si se permite una imagen funeraria...,
entra en la agonía. Su vitalidad queda limitada, debilitada, espe-
cializada, en el sentido de que, abandonando el objeto de vida, ahora
persigue su objeto de muerte, piensa en liquidarse, en arreglar sus
propios asuntos y en preparar su definitivo traspaso. El fin se mo-
difica: el originario es sustituido por el fin de liquidación"11.
Durante su funcionamiento la sociedad debe tender a cumplir
el objeto social como causa inmediata de la relación constitutiva12,
empero llega la oportunidad en que o por las previsiones del estatuto
o del contrato constitutivo, o por afectación funcional a la actividad
del sujeto, se genera una causal de su extinción, y que -una vez
cumplida esa etapa de liquidación- impide que se generen nuevas
relaciones imputables a su personalidad jurídica.
Disolución es el momento social en el cual, al verificarse una
causal legal o contractual, se pone fin a la etapa normal de funcio-
namiento en la que se cumple el objeto, dando inicio a una segunda
etapa final, denominada liquidación, que concluye con la extinción
de la sociedad como sujeto de derecho.
Esa particular forma de extinción no puede ser momentánea por
la naturaleza de los vínculos generados por el sujeto sociedad. Su
patrimonio es constituido no sólo como un cúmulo de derechos sino
también de obligaciones, y en la liquidación de sociedades debemos
analizar la extinción total de los vínculos asumidos por ella: la ex-
tinción no sólo de la sociedad, sino de su patrimonio y de las rela-
ciones generadas.
Disolución y liquidación son temas controvertidos en doctrina
en muchas facetas: sobre su finalidad, sobre la naturaleza jurídica

11
Ferrara, Le persone giuridiche, cit. por Brunetti, Tratado, t. II, p. 676.
12
El objeto social es una forma de receptarse la idea de empresa, constitu-
yendo la sociedad una forma jurídica de organización de la empresa económica.
294 CONSTITUCIÓN. GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

de la sociedad en disolución o de la sociedad en liquidación, de la


capacidad y particularmente de los efectos extintivos del vínculo.
En primer lugar, la temática está ligada a la historia de las so-
ciedades, esta historia tan vinculada al otorgamiento de la personali-
dad como acto del príncipe, no reconociendo la autonomía de la vo-
luntad como generadora de un centro de imputación de derechos y
obligaciones. Al mismo tiempo, la extinción aparecía como la po-
sibilidad de que un rayo se descargara sobre la sociedad y ésta desa-
pareciera, lo que está descartado por el art. 101 de la LSC. La atri-
bución de personalidad negada a las sociedades personalistas, a la
sociedad irregular y de hecho, reconocida sólo por alguna jurispru-
dencia o por alguna doctrina francesa, es ahora reconocida exclusi-
vamente para la liquidación en las sociedades de hecho en la refor-
ma del año 1978 del Código Civil francés.
El problema del reconocimiento de la personalidad o del centro
de imputación diferenciada aparece ahora como necesidad de tutelar
los derechos de los acreedores sociales. Se respeta así a los terce-
ros más que a las partes en este reconocimiento de personalidad para
la liquidación, para separar a los acreedores de la sociedad de los
acreedores individuales del socio.
El segundo problema se puede suscitar en orden a una inteli-
gencia del tema relativo a la concepción de los términos, es decir,
a la terminología a usar. La referencia'a "disolución", en derecho
societario, lleva a acepciones distintas, según sea el sistema de de-
recho de que se trate: en el anglosajón equivale al momento extin-
tivo de la sociedad; en el continental europeo -en el que se enrola
la legislación argentina- es un prius, como se señala13 a la etapa
liquidatoria, esto es, un presupuesto de relaciones jurídicas que con-
siste en el verificarse o acaecer de uno de los determinados supues-
tos que prevén la ley o el estatuto.
En el derecho anglosajón, el proceso liquidativo viene primero
y la disolución (por extinción) después, y dentro del derecho conti-
nental se registra la misma estructura de nuestra ley de sociedades:
disolución y liquidación.
Creemos que hay tres etapas diferenciadas, escalonadas en or-
den temporal, conexas por causalidad, pero no necesarias entre sí.

- Colombres, Curso. Parte general, p. 197.


DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO Y DE LA RELACIÓN SOCIAL 295

Hay causales de disolución como la fusión, la quiebra, que no


conllevan necesariamente al proceso liquidatorio de la sociedad.
Deben diferenciarse claramente esas tres etapas escalonadas en
un orden temporal14.
La primera etapa, más que de disolución, es constatación de
causal de disolución. La segunda es la liquidación de las relaciones
jurídicas creadas, etapa posterior a la detectación de la causal de
disolución, como proceso liquidatorio de las relaciones jurídicas
creadas por la sociedad respecto a terceros y por el estatuto o con-
trato social en el ámbito interno. Es la extinción de los derechos y
obligaciones que gravan el patrimonio social; es la desvinculación
del patrimonio social de los derechos y obligaciones. La tercera,
subrayada particularmente, es la extinción de la sociedad como di-
solución en sentido estricto15. Esta tercera etapa es centrada en ge-
neral por la doctrina y la legislación comparada en el registro o la
toma de razón de esa extinción, en la cancelación de la matrícula
de la sociedad y en la extinción total de su patrimonio.
Los fundamentos de la disolución son identificados por algunos
autores como el proceso típico de los contratos plurilaterales para
desanudar y desvincular los derechos y obligaciones generados por
la sociedad; otros atienden a la recuperación de los derechos patri-
moniales de los socios a la cuota de liquidación y en ella, donde se
reúne la doctrina mayoritaria, divergen en el momento en que cris-
taliza ese derecho de los socios.
Se sostiene que ese derecho nace con la constatación de la exis-
tencia de una causal de liquidación y otros la estiman con la desig-
nación de los liquidadores y la inscripción de los mismos. La ma-
yoría16, con la presentación del balance final que define el contenido
estricto del derecho patrimonial que el socio tiene contra la socie-

14
Las mismas fueron muy bien definidas en el libro de Cámara, Disolución
v liquidación de sociedades mercantiles, donde pese a los años transcurridos y co-
rresponder a una legislación ya superada, mantiene su actualidad.
15
Sotgia, La liquidazione della societá commerciale, p. 54, donde rechaza
que la empresa en liquidación sufra modificación alguna en su capacidad; la limi-
tación legal al poder del órgano no constituye incapacidad de obrar; por otra parte,
no hay restricción alguna a la capacidad del sujeto.
16
Como Giampaolo de Ferra y Carnelutti, "Rivista del Diritto Commerciale",
1960-11-38.
296 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

dad. Ese es el punto en que el socio casi se convierte en tercero,


como cuando la sociedad, constatando (su asamblea o su reunión de
socios) la existencia de utilidad, declara el reparto de dividendos,
situación en que este derecho creditorio pasa a ser el de un tercero
acreedor.
Pero también se sostiene17 que el derecho a la cuota de liqui-
dación de los socios lo tuvieron siempre y que fundamentalmente la
finalidad del proceso liquidatorio es el de ruptura de los vínculos,
y como tal, la existencia de la causal otorga un derecho disponible
del socio a la apertura del proceso liquidatorio como forma de rup-
tura de los vínculos externos e internos creados por la relación so-
cietaria; o sea que es un derecho del socio a la actuación de ese
proceso, por tanto disponible. Cámara sostiene que la disolución
es un acto, con algunas críticas por los que sostienen que la disolu-
ción no es un acto, sino una situación o estado, un esquema general
en el que se encuentra la sociedad, individualizado por el estatuto o
por la ley, para abrir ese proceso liquidatorio. Pero en realidad que-
remos entender, y así resulta de su texto, que se está refiriendo a la
primera etapa, o sea, a la constatación de la causal, y la constatación
de la causal es un acto jurídico, colegial de la sociedad o judicial
cuando ha sido necesario ese reconocimiento de la constatación, al
cuestionarse la existencia o inexistencia de esa causal de disolución.
La causal preexiste y tiene una distinta estructura; pero la que ge-
nera un efecto concreto en el mundo jurídico es la constatación de
la causal.
¿Qué sociedades se disuelven? Todas, las que han tenido per-
sonalidad y patrimonio. Una sociedad que no haya alcanzado a fun-
cionar no necesita disolverse por un principio de realidad, porque
no ha generado ningún vínculo de derechos y obligaciones. El te-
ma implica asentar que no haya nacido ningún vínculo: existió una
potencial personalidad, pero vacía.
Ello está reconocido por nuestra ley aun para las sociedades de
hecho e irregulares, en el art. 22 que remite al art. 98 y ss., impo-
niendo la inscripción de la disolución cuando no se produzca la re-
gularización. Esto implica que la ley le otorga a esas sociedades
personalidad. Esta atribución de personalidad está negada en la

17
Conf. Stolfi. La liquidazione della societá commerciale, p. 23.
DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO Y DE LA RELACIÓN SOCIAL --*'-"• 297

doctrina y en la legislación internacional y ha sido expresamente


receptada para la liquidación por la legislación francesa, respecto a
las sociedades de hecho, creadas de hecho o devenidas de hecho;
reconociéndoles personalidad sólo a los efectos liquidatorios en be-
neficio de los acreedores sociales.
En esa liquidación de las sociedades irregulares, dentro de
nuestro país, el contrato es oponible entre las partes. El contrato
social de las sociedades irregularmente constituidas, desvalorizado
por imperio del art. 23 de la LSC, readquiere oponibilidad entre las
partes en el supuesto de liquidación.
No es necesario el proceso de disolución y liquidación en las "so-
ciedades" accidentales o en participación, pese a ser llamadas "socie-
dades" en nuestra ley, pues no son sujetos de derecho, no tienen un
patrimonio distinto, pues los bienes aportados se incorporan al pa-
trimonio del gestor y, expresamente en este caso, la ley otorga el
derecho de exigirle por los participantes la rendición de cuentas (art.
364, inc. 2, LSC), en los mismos términos previstos por el Código
de Comercio (art. 68 y ss.), que es la rendición de cuentas que debe
hacerse cuando se está a cargo de negocios ajenos. Se trata de un
negocio en participación que impone tal conducta al gestor.
La naturaleza de la sociedad disuelta impone estudiarse para
determinar la posibilidad de reactivación de la sociedad o de remo-
ción de la causal disolutiva. Según la conclusión sobre si se man-
tiene o no la personalidad, podrá haber reactivación o se estará ante
la constitución de una nueva sociedad.
Es un hito la ley alemana de sociedades por acciones de 1937,
por la que se reconoce expresamente la personalidad de las socie-
dades en liquidación, receptando doctrinas precedentes. Otras po-
siciones anteriores sostenían la existencia de una comunidad de bie-
nes para la etapa liquidatoria, teniendo como único y exclusivo
destino la liquidación. Otras, que se extingue esa sociedad y se for-
ma una nueva para proceder a la liquidación. Algunas teorías sos-
tenidas en algunos fallos y artículos anteriores a la reforma argen-
tina de 1983, consideran que una sociedad en la que se ha producido
una causal de disolución de pleno derecho -calificación sobre la que
volveremos- si continúa su actividad ha mutado de tipo y pasa a ser
una sociedad de hecho o una sociedad irregular. Indudablemente
que si aceptamos estas teorías tendríamos alguna dificultad en re-
ceptar las posiciones de avanzada sobre reactivación y remoción
298 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

de la causal de disolución, particularmente después de la reforma de


1983.
También se alude a un patrimonio en liquidación18, aunque debe
advertirse que se le ha criticado a esta posición que no puede haber
un patrimonio sin sujeto. Sostenemos que son conceptos en evolu-
ción y que la identidad sujeto-patrimonio ya no es una relación in-
disoluble. En una nueva evolución de dicha doctrina se señala19
que el patrimonio está adjudicado entre los socios pro-indiviso du-
rante la etapa de liquidación. Es una reminiscencia de la posición
de la sucesión y de la comunidad. Los socios son sucesores de
la sociedad a la que han antecedido. Intentar llevar la solución o la
idea de la muerte física, de todo el sistema de los legados, de la he-
rencia y de las sucesiones del derecho de familia del Código Civil
a la extinción de las sociedades traería por consecuencia algunos
otros problemas para la liquidación de las relaciones societarias.
Otra problemática relevante es la relativa a si la sociedad sub-
siste. ¿Hay "identidad" de la sociedad, o la sociedad se extingue
pero subsiste la personalidad? En nuestro medio algunos autores
se inclinaban por la teoría de la ficción20, en tanto la mayoría de la
doctrina21 lo hace por la de la identidad.
En la doctrina moderna existen varias posiciones que merecen
perfilarse y darse algunas nociones para tomar alguna decisión. Es-
tán encerradas dentro de las dos que hemos citado como modernas.
Una es la de la extinción de la sociedad y sobrevivencia de la
personalidad jurídica o, como dicen algunos autores, de la autono-
mía patrimonial en relación a los patrimonios de los socios. O sea:
desaparece el vínculo de la sociedad, se extingue la sociedad, pero
permanece el patrimonio o la personalidad. Se extingue el "contra-
to", pero se mantiene el vínculo institucional. Como variante sue-
len presentarse: una teoría de la cesación de la relación y de la per-

18
Conf. Bonelli, Del falimiento, cit. por Zaldívar y otros. Cuadernos de de-
recho societario, vol. IV, p. 253.
19
Conf. Neri, Sulla natura giuridica della societá di commereio en liquida-
zione, cit. por Maisano, Lo scioglimento delle societá, p. 18.
20
Conf. Rivarola, Sociedades anónimas, t. I, p. 127.
21
Conf. Malagarriga, Tratado elemental de derecho comercial, t. I. p. 731;
Halperin, Manual de sociedades anónimas, p. 384; Cámara. Disolución y liquida-
ción de sociedades mercantiles, p. 372.
DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO Y DE LA RELACIÓN SOCIAL 299
sistente eficacia de los vínculos sociales, esto es, se modifica la re-
lación societaria, pero se mantienen los vínculos sociales22; o se for-
mula una alteración de esta teoría y se sostiene que hay una simple
modificación de la relación societaria dentro de las mismas previ-
siones contractuales o legales específicas del contrato plurilateral de
organización, donde resurge el interés de cada socio23.
La evolución de estos pensamientos está vinculada a la evolu-
ción de la noción de sociedad-contrato a la de sociedad-persona.
Desde nuestro punto de vista sostenemos que no existe modifi-
cación ni en el vínculo ni en la relación societaria por la generación
de una causal de disolución, y que la constatación de ésta sólo crea
una modificación de la organización societaria. Pese a ello aparece
alguna problemática frente a la inscripción de la extinción de la so-
ciedad y la posibilidad de subsistencia de vínculos. Anticipamos
que esa inscripción impide que se contraigan nuevas obligaciones
imputables a la sociedad-persona extinguida, pero no implica extin-
guir las relaciones jurídicas creadas durante su existencia y no can-
celadas, pues las relaciones no pueden extinguirse sino por las cau-
sales previstas en el derecho común24.

§ 144. CAUSALES DE DISOLUCIÓN. - Dentro del derecho argen-


tino aparece interesante la formulación, en el art. 94 de la LSC, de
causales referidas a todos los tipos sociales, aunque alguna de ellas,
por ejemplo, la prevista en el inc. 9 sea exclusiva para las socieda-
des por acciones. Esa sistemática, pero con alguna mejora, es in-
troducida por la ley francesa de 1978, modificatoria del Código
Civil. Y decimos con alguna mejora, pues en el art. 94 de la LSC
no se encuentran todas las causales de disolución.
a) CONSIDERACIONES GENERALES. Este elenco legal enunciado en
el citado artículo no es exhaustivo, por cuanto a lo largo del contexto
de las normas societarias se encuentran otros supuestos: por ejem-
plo, causales que resultan del régimen de nulidad, que afecten el
contrato social, como los supuestos de excepción por atipicidad no

22
Ferri, Manuale di diritto commerciale, p. 171.
23
Navarrini, Trattato teórico pratico de diritto commerciale, t. II, p. 697.
24
Conf. Richard, Disolución y liquidación de sociedades, en "Derechos y
principios societarios", p. 219.
300 CONSTITUCIÓN. GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

subsanable (art. 17), por objeto ilícito (art. 18), por actividad ilícita
(art. 19), por objeto prohibido en razón del tipo (art. 20), sanción
del art. 29 de la LSC a la sociedad entre cónyuges, nulidad por par-
ticipaciones recíprocas (art. 32, LSC); el tercer supuesto de escisión
contemplado en el art. 88 de la LSC, y para las sociedades irregu-
larmente constituidas la causal de disolución por voluntad de cual-
quiera de los 5ÜCÍ0S C'ü lüs LcniliilUS ürii lii'L ¿I lie 1U LSL."'. Í \ 0
obstante, algunas voces señalan que se trata simplemente de situa-
ciones jurídicas que abren el proceso liquidatorio.
Además debe tenerse presente que el art. 89 de la LSC autoriza
a los socios a prever en el contrato constitutivo o estatuto otras cau-
sales no previstas en la ley.
La ley francesa expresamente incorpora dentro de las ocho cau-
sales comunes de disolución para las sociedades civiles y comercia-
les a la nulidad de la sociedad. Y esto es un reconocimiento al
efecto especial de la nulidad dentro del contrato plurilateral de or-
ganización asociativa del que resulta un ente personificado: la nuli-
dad para el futuro. La nulidad absoluta afecta la relación de base
desde siempre, pero el efecto sobre la personalidad es desde su de-
lectación, operando como causal de disolución del ente, imponiendo
su liquidación.
Es de advertir, en este tema de nulidades, que hablar de la "nu-
lidad de la sociedad" implica un lapsus, porque no podemos hablar
de nulidad de la sociedad, sino de "nulidad del tipo de sociedad" o
del negocio constitutivo de sociedad. 'Porque justamente al decla-
rarse la nulidad corresponde la disolución y liquidación del sujeto,
imputando responsabilidad que no corresponde al tipo nulo, sino a
las responsabilidades solidarias de otro tipo social.
La nullité d'une société n 'agit que pour l'avenir, dice Pie26, en
el sentido de que la sentencia hasta el momento de su pronun-
ciamiento no borra entre las partes la comunidad de intereses que
es necesario liquidar. Esta comunidad es un estado que constituye
una realidad tangible que ninguna ficción del derecho puede borrar.
Hay negocios concluidos con muchas personas; habrá, pues, materia
para reglar las operaciones negociadas y sus resultados.

25
En igual sentido, Brunetti, Tratado, t. II, p. 317.
26
Pie, Des sociétés commerciales, p. 424. cit. por Cámara. Disolución y li-
quidación de sociedades mercantiles, p. 269.
DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO Y DE LA RELACIÓN SOCIAL 301
No cabe considerar lisa y llanamente nulo el contrato27 y repo-
ner las cosas a su estado anterior, como deducción lógica absoluta,
porque el derecho no puede dar la espalda al mundo de las realida-
des; aunque formuláramos tal afirmación, resultaría impotente para
aniquilar cuantas operaciones haya realizado, porque la sociedad
existió en verdad generando una serie de relaciones jurídicas con
[creeros, Cjüicries cucriuicron a ÍU apanciiciu. oicTiiprc iiaora JCUVU
que liquidar y pasivo que satisfacer.
Los terceros contratantes de buena fe no son alcanzados por la
declaración de nulidad: el art. 101 de la LSC dispone que la socie-
dad conservará su personalidad a ese efecto.
La sociedad nula constituye una sociedad de hecho manifestada
al exterior como válida y así: "No cabe poner en duda que la socie-
dad nula ha de desaparecer, pues su vicio de origen la condena a
morir. Mas, ¿como operará sobre el pasado esa declaración de nu-
lidad? Es un hecho que esa sociedad ha vivido y resulta injusto, a
veces imposible, destruir por completo las situaciones y los intereses
creados, esto es, negar todos los efectos jurídicos fundándose en que
tal sociedad no pudo tener existencia alguna, ya que es nula ab ini-
tio. La severidad de este rigor lógico, de esta retroacción, se mo-
dera mediante la doctrina de 'la sociedad de hecho', que no repre-
senta sino el modo de disolución práctico y equitativo de un
episodio comprometido. Sociedad de hecho es, pues, una sociedad
que adoleciendo de un vicio de nulidad ha funcionado a su pesar
durante un tiempo y reclama una especial disciplina. Esta sociedad
no es nula más que para el porvenir, porque no ha alcanzado el grado
de perfección suficiente para permitirle que continúe su existencia;
mas, como ha vivido debe mantenerse su paso. En suma, como no
es una sociedad de derecho es una sociedad de hecho" 28 . Importa
siempre la sustitución de una sociedad de derecho inválida por una
sociedad de hecho, salvo cuando la causal de nulidad es inconcilia-
ble con la razón misma de la nulidad29.

27
Cámara, Disolución y liquidación de sociedades mercantiles, p. 269.
28
Conf. Hémard, cit. por Cámara, Disolución y liquidación de sociedades
mercantiles, nota 47 y p. 249.
29
Por ejemplo, incapacidad de todos los contratantes, administradores, socios,
etc., supuesto únicamente de biblioteca. Sobre la controversia puede verse Borgio-
li. La nullita delta societá per azioni, p. 176, reseñando después otras legislaciones,
302 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

Conformando los criterios legislativos expuestos, esa doctrina


distingue entre la sociedad constituida de hecho y la devenida de
hecho por nulidad del negocio constitutivo. Ambas tienen la mis-
ma solución normativa en el derecho argentino.
La constatación de las causales de disolución genera una situa-
ción de expectativa; concordando que el derecho nace a los socios
y eventualmente a través de acciones oblicuas a los acreedores in-
dividuales del socio, o, en su caso, por orden público afectado, a la
autoridad de contralor, pero concretamente como derecho de los so-
cios a la apertura del proceso liquidatorio como forma de desvincu-
larse de las relaciones frente a terceros y frente a la sociedad. Al
mismo tiempo, la posibilidad, por entender que es disponible, de ge-
nerar otro proceso, no el liquidatorio, que es el de remoción de la
causal de disolución.
Se hacen referencias a las causales de disolución con idea de
lo imperativo que campeaba en el derecho antiguo: el otorgamiento
de la personalidad como acto del príncipe, correlativamente "impo-
ne" la causal de disolución. Se limita a través de ese concepto, la
autonomía de la voluntad y aparece o se intenta hacer aparecer las
causales ope legis, de efecto ipso iure o "de pleno derecho". Au-
tores contemporáneos han considerado como una clasificación ca-
duca la que introduce en esa forma causales de disolución, y algunas
legislaciones, como la italiana de 1942,,1a rechazan expresamente.
El proyecto Asquini de 1940 seguía un sistema que sólo obligaba a
los administradores a reunir a los socios para tomar conocimiento
de la causal, pero no a disolver la sociedad, ni aun en el caso del
vencimiento del plazo. Y más o menos ése fue el criterio que si-
guió, pero con algunas modificaciones, la relación ministerial que
dio origen al Código Civil italiano de 1942, en el que se rechazó
expresamente la distinción de causales inmediatas u ope legis y cau-
sales que debían ser constatadas o declaradas.
Buceando en algunas clasificaciones históricas, para centrar en
los límites de la autonomía de la voluntad, se las clasificaba en aque-

a la que remitimos brevitatis causa, y al mismo tiempo señala que el efecto sería
ex nunc, pero también indica que la doctrina es propensa a mantener la inter-
pretación tradicional en torno de los efectos de la nulidad absoluta. Escarra - Rault,
Sociétés commerciales, t. II, p. 346, 347 y 349; Calas - Aulon, Essai sur la notion
d'aparence en droit commercial, p. 127 y siguientes.
DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO Y DE LA RELACIÓN SOCIAL 303

lias que dependían: de la voluntad autónoma de los socios y la vo-


luntad autónoma de la ley30; o refiriéndose a causal dada y acto jurí-
dico creador de la causal, como constitutiva de ésta (p.ej., el acuerdo
de disolución anticipada y la fusión, como causal dada); aquella que
o no necesita ser declarada porque es de fácil constatación (p.ej., el
vencimiento del plazo), o aquellas que necesitan de declaración
(p.ej., la consecución del objeto social), respecto de las cuales esa
constatación no es constitutiva como el acuerdo de fusión o el acuer-
do de disolución anticipada. La constatación de la causal debe ser
siempre formalizada por acuerdo o judicialmente.
El acto o deliberación de constatación de la existencia de una
causal, que constituye un acuerdo social o acto colegial colectivo,
resulta impugnable, como también es cuestionable el acuerdo ma-
yoritario de anticipar la disolución de la sociedad. Se trata de los
principios de la arbitrariedad y de la razonabilidad que juegan en
este punto. La no constatación de la causal por parte del grupo ma-
yoritario también es cuestionable por abuso de derecho impidiendo
la aplicación de las normas legales. Esta judicialidad está recono-
cida en el art. 97 de la LSC. Se trata de un derecho individual de
cada socio como ejercicio de su derecho a la cuota de liquidación.
Pero también es una acción social cuando se trata de sostener que
no existe la causal de disolución dispuesta por mayoría. En este
supuesto se tratará de una acción social ejercida individualmente.
Se suele hacer referencia a causales que operan de pleno dere-
cho y sostener ante su existencia que "se extingue la sociedad" y de
allí si continúa operando se trata de una sociedad de hecho o de una
sociedad irregular. ¿Pero entre quiénes? Obviamente no podría
involucrarse a los socios que no tomaron conocimiento de esa situa-
ción. Ante la expresa disposición del art. 99 debe descartarse esa
vieja posición jurídica, pues no se registran irregularidades deve-
nidas. Distinta es la situación cuando se genera una nulidad ab-
soluta que opera sobre el contrato constitutivo de sociedad, aplicable
retroactivamente por lo que la sociedad deviene desde siempre de
hecho.
Es importante hacer una sola clasificación y señalar que se re-
gistran causales dependientes de una voluntad social o indepen-

30
Conf. Guidini, Estinzione e mulita delle societá commerciali, p. 17.
304 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

dientes de la voluntad de los socios. Y dentro de las dependientes


de la voluntad de los socios, distinguir entre aquéllas de acuerdo
previo, o las del art. 94, inc. 3, como condiciones resolutorias -po-
sitivas, negativas, conjuntas, alternativas, etc.- que puedan forma-
lizarse, o posteriores, por acuerdo voluntario posterior, acuerdo an-
ticipado de disolución o acuerdo de exclusión, disolución sin
liquidación, o por inactividad de la voluntad frente a una norma im-
perativa. Dentro de esos criterios pueden insertarse todas las cau-
sales previstas en el art. 94 o las que determinen los socios en el
estatuto, porque la imposibilidad de consecución del objeto sobre-
viniente por falta de capital, la reunión en una sola mano de todas
las participaciones, el mismo vencimiento de plazo son causales por
inactividad que se transforman en imperativas, o sea independientes
de la voluntad únicamente cuando no ha actuado posteriormente la
voluntad de los socios. Aun así la sociedad puede seguir actuando,
lo que relativiza la imperatividad de la causal, con un mero agrava-
miento de responsabilidad (art. 99, LSC).

b) REVISTA DE LAS CAUSALES PREVISTAS. Efectuaremos a continua-


ción un somero análisis de las causales previstas en el art. 94 de la
LSC.
7) El inc. 1 prevé la disolución "por decisión de los socios".
El estatuto debe contener el plazo de duración determinado por lo
que esta causal importa la posibilidad de la disolución anticipada.
La resolución pertinente en las sociedades personalistas (colectiva,
en comandita simple y de capital e industria) deberá ser adoptada
por unanimidad, salvo pacto en contrario, puesto que ésta implica
una reforma contractual o estatutaria, aplicándose las previsiones de
los arts. 131, párr. Io, 139 y 141, de la LSC.
En las sociedades de responsabilidad limitada, con la reforma
de la ley 22.903 al art. 160, por mayoría que como mínimo repre-
sente más de la mitad del capital social y si no hubiese regulación
estatutaria, por las tres cuartas partes del capital. Si un socio re-
presentara el voto mayoritario, necesitará además el voto de otro
socio.
En las sociedades por acciones, resulta aplicable la disposición
del art. 244, párr. último, relativo a los supuestos especiales, debien-
do la resolución adoptarse por asamblea extraordinaria mediante el
voto favorable de la mayoría de acciones con derecho a voto, sin
DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO Y DE LA RELACIÓN SOCIAL 305

aplicarse la pluralidad de voto, tanto en primera cuanto en segunda


convocatoria.
2) El inc. 2 del art. 94 de la LSC establece como causal diso-
lutoria el vencimiento del término por el cual la sociedad se cons-
tituyó. Debe recordarse que el término de duración resulta un ele-
mento imprescindible del instrumento constitutivo en todos los tipos
societarios31, según lo requerido por el art. 11, inc. 5, de la LSC.
Analizaremos posteriormente la remoción de esta causal.
3) La tercera causal disolutoria enumerada por el art. 94 de la
LSC expresa: "por cumplimiento de la condición a la que se subor-
dinó su existencia". Puede darse el caso de que los socios supedi-
ten la disolución social al acaecimiento de algún acontecimiento in-
cierto y futuro que puede o no llegar (arg. art. 528, Cód. Civil), esto
es, de una condición resolutoria. Cámara entiende que esta causal
carece de sentido en el ordenamiento de la ley de sociedades; se
explica en el contexto del Código Civil, donde las sociedades pue-
den tener plazo indeterminado32. Un supuesto puede ejemplificarse
en la hipótesis de la subsistencia de la explotación de una concesión
o servicio público.
4) El inc. 4 del art. 94 establece dos posibilidades de disolu-
ción de la sociedad, íntimamente ligadas entre sí: a) "por conse-
cución del objeto para el cual se formó"; el caso se refiere única y
exclusivamente a lo que es el objeto social, que como se ha señalado
es de "naturaleza funcional"33, en cuanto contempla una actividad
cuyo cumplimiento es de "ejecución instantánea", como, por ejem-
plo, la construcción de un determinado camino, y b) "por la impo-
sibilidad sobreviniente de lograrlo", aquí la imposibilidad debe ser
total y definitiva, no meramente temporaria o pasajera; y además
dicha imposibilidad debe ser "sobreviniente", debiendo distinguirse
"entre falta o imposibilidad originaria de lograr el objeto social y
falta o imposibilidad sobrevenida ulteriormente. En la primera hi-
pótesis procede la nulidad y en la segunda la disolución"34. Otros

31
A excepción de la denominada "sociedad" accidental o en participación
(art. 361 y ss„ LSC).
32
Cámara. Derecho societario, p. 515.
33
Colombres, Curso. Parte general, p. 114.
34
Cámara, Disolución y liquidación de sociedades comerciales, p. 213.
306 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

autores enuncian también la inactividad de la explotación antieco-


nómica35. Puede vincularse esta situación a lo referido al comentar
el inciso anterior.
Otro problema surge de la existencia de un objeto concreto y
predeterminado, como una obra, y un plazo de vigencia menor al que
en la práctica resulta necesario. Prevista la realización de un objeto
como la construcción de un camino, si se hubiera fijado un año co-
mo plazo de la sociedad y ese camino no se terminó al año, ¿la so-
ciedad se disuelve? En ese caso un importante sector se inclina por
el cumplimiento del objeto, otorgándole poca importancia al plazo,
supuestamente causal de disolución ope legís36. Pero la doctrina se
divide en la posibilidad de que en la liquidación se pueda continuar
el giro para el cumplimiento del objeto social o no se pueda prose-
guir. Enfrentamos el principio dispositivo o no dispositivo de la
liquidación. Si entendemos que es imperativa, resultaría que habría
que cesar en los negocios cuando se constata una causal de disolu-
ción ope legis, ipso iure o de pleno derecho. Según el criterio sobre
el carácter y el efecto de la "disolución" se podrá o no determinar el
camino. Nos pronunciamos afirmativamente sobre la posibilidad
de continuar en los negocios para una mejor liquidación. El cese
no puede ser instantáneo".
Frente a un objeto social realizado y cumplido, o la imposibi-
lidad de conseguirlo, ¿qué sucede si la-sociedad realiza otra activi-
dad sin concordancia alguna con el objeto social? Esto se vincula
a objeto social y actividad social; como toda actividad debe ser con-
gruente al cumplimiento del objeto social, todo lo que no sea com-
patible es contrario al "interés social" y podría no ser imputado a la
sociedad. Se sostiene que hay una conversión del negocio jurídico,
conforme doctrinas antiguas, la sociedad se extinguió ante la causal
y nace otra sociedad, que es una sociedad de hecho. ¿Integrada por
quién y con que patrimonio? No hay duda que se trata de la misma
sociedad y lo que existe es la disponibilidad, en cabeza de cualquie-
ra de los socios, de ejercitar la acción de disolución, o sea, de aper-
tura del proceso liquidatorio, incluso con la correspondiente remo-

35
Zunino. Disolución y liquidación, t. 2, p. 80 a 83.
36
Brunetti. Tratado, t. II, p. 676.
37
Cámara, Derecho societario, p. 576.
DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO Y DE LA RELACIÓN SOCIAL 307

ción de administradores si es que han actuado en contravención con


las normas del estatuto o de las instrucciones que los socios le han
impuesto.
Otra cuestión es la de la actividad interrumpida total o parcial-
mente: ¿es causal de disolución?, ¿impone ia reactivación de la so-
ciedad?, ¿podemos hablar en estos casos de reactivación? Un de-
creto ley posterior a la ley francesa de 1978 impone la inscripción,
aunque sea de la cesación parcial de la actividad, cuando ésta sea
mayor a treinta días. No tenemos duda de que mientras no haya
sido invocada como causal de disolución, la sociedad en cualquier
momento puede retomar su actividad.
Podría darse otra situación frente al objeto social, una actitud
de los socios que impida la continuidad de la actividad social des-
tinada al cumplimiento del objeto. Esta sería una causal de diso-
lución si hubiera una actitud de un grupo de socios que impidiera
el cumplimiento del objeto y no pudiera ejercitarse la exclusión de
los socios. No por existencia o no de la causal, sino porque al pa-
garles por la resolución parcial se genera una disminución del patri-
monio social y éste podría ser insuficiente para el cumplimiento
del objeto social. En este caso es correcto que no se siga el camino
indirecto: excluirlos primero y luego disolver por imposibilidad de
cumplimiento del objeto. Parece absolutamente congruente solici-
tar directamente la disolución de la sociedad.
5) "Por pérdida del capital social". Esta causal puede ser de-
jada sin efecto por voluntad de los socios produciéndose el reintegro
total o parcial del capital social o su aumento, conforme las pres-
cripciones del art. 96 de la LSC. La causal se vincula, examinando
la cuestión más profundamente, con la infracapitalización material
o patrimonio insuficiente para el cumplimiento del objeto social (o
empresa), vinculándosela con el inciso anterior.
La pérdida del capital social es posible de ser superada, y debe
distinguirse entre la pérdida total del capital social que es causal de
disolución de no reintegrarse, de la obligación que impone el art.
204 de la LSC para las sociedades anónimas: la pérdida del 50% del
capital social impone la obligación de reducir el capital, con la pu-
blicidad para terceros consiguiente, pero esa pérdida parcial puede
implicar otra causal: la imposibilidad de cumplimiento del objeto
social, que a su vez podrá o no ser removida dotando al patrimo-
nio social de los recursos consiguientes.
308 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

6) "Por declaración en quiebra. La disolución quedará sin


efecto si se celebrare avenimiento o concordato resolutorio". La
declaración en quiebra de una sociedad provoca su disolución. Pa-
ra su procedencia es necesario que la sociedad se encuentre en es-
tado de cesación de pagos, a requerimiento de parte y cuando su
patrimonio o su caja son impotentes para hacer frente con los me-
dios normales a sus obligaciones. La quiebra concluye por aveni-
miento o pago total, conforme la ley 24.522. Además de no estar
incluido el último supuesto en la enunciación del inciso, tampoco
lo está el supuesto de sobrante de liquidación concursal.
7) "Por su fusión en los términos del art. 82". Debe recordar-
se que la fusión en las dos modalidades previstas por el art. 82 de
la LSC, no es seguida de la liquidación social, a la que precisamente
elude a través de una reorganización.
c) CAUSALES DE DISOLUCIÓN CON EFECTO SUSPENSIVO. La reunión de
las partes sociales en una sola mano, como la sanción del retiro
de cotización o de la ofertabilidad de los títulos, acciones, debentu-
res, bonos u obligaciones que puede emitir una sociedad, conlleva
una situación particular, porque aparece como una causal de disolu-
ción condicionada suspensivamente.
La constatación de la causal no conlleva la disolución; el patri-
monio subsiste en cabeza de la Sociedad, aunque teóricamente ha
desaparecido la base contractual prevista en el art. 16 de la LSC,
porque hay un solo socio en el primer caso. Nos estamos refiriendo
a las causales del art. 93, eventualmente las de los arts. 140 y 145,
y la del art. 94, inc. 8. La situación no elimina el patrimonio social
ni lo confunde con el del único socio, se mantiene la diferencia entre
acreedores sociales de la sociedad y los acreedores individuales del
socio. Sólo que aquéllos tendrán una acción contra el patrimonio
del socio, aunque la sociedad originariamente fuera del tipo en que
la responsabilidad de los socios se limita. Sólo después de trans-
currido un plazo de tres meses, y si no se hubieran reestablecido
vínculos bi-plurilaterales internos en la sociedad, los terceros inte-
resados (acreedores individuales en principio) podrían pretender la
disolución de la sociedad.
7) "Por reducción a uno del número de socios, siempre que no
se incorporen nuevos socios en el término de tres meses. En este
lapso el socio único será responsable ilimitada y solidariamente por
DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO Y DE LA RELACIÓN SOCIAL 309

las obligaciones sociales contraídas". Como se advierte se trata de


un supuesto diferente al previsto en el art. 16 de la LSC, pues aquí
la sociedad ya está constituida y durante su funcionamiento se pro-
duce la reducción a un socio. Fenecido el plazo de tres meses que
la ley establece, si la situación sigue inmodificada la causal se pro-
duce, pero no necesariamente deviene la liquidación.
2) "Por sanción firme de cancelación de oferta púbiica o de ¡a
cotización de sus acciones. La disolución podrá quedar sin efecto
por resolución de asamblea extraordinaria reunida dentro de los se-
senta días de acuerdo con el art. 244, cuarto párrafo". El supuesto
resulta aplicable solamente a las sociedades accionarias y procura
la protección del socio-inversor, ante la sanción de la autoridad co-
rrespondiente. Si en el plazo estipulado la asamblea extraordinaria,
con las mayorías ya indicadas precedentemente, no la dejara sin
efecto recién se produce la causal. Ésta, como la anterior, son cau-
sales a tiempo o sujetas a condición suspensiva.
5) "Por resolución firme de retiro de la autorización para fun-
cionar cuando leyes especiales la impusieren en razón del objeto".
Esta nueva causal fue incorporada por la reforma de la ley 22.903
y contempla la disolución producida ante el retiro (por resolución
firme) de la autorización para funcionar previsto para ciertas activi-
dades especiales, tales como: financiera, aseguradora, radiodifusora.
Pese a que se la considera una causal irreversible, podría impugnar-
se judicialmente tal resolución38.

38
Conf. res. CNV 122/87. Procede la revocación de la autorización conce-
dida para hacer oferta pública cuando se haya declarado por acto firme la quiebra
de la sociedad emisora, o se haya retirado, por resolución firme, la autorización para
funcionar impuesta por leyes especiales en razón de su objeto, y esté ordenada pre-
sentación ante tribunal competente para peticionar la declaración de quiebra de la
sociedad o iniciada liquidación judicial a pedido de la autorización administrativa
de contralor. De especial aplicación a bancos y compañías de seguros. La nega-
ción de información a los socios, juntamente con otras irregularidades, autorizan a
designar un interventor informante (CNCom, Sala A, 28/11/90, "Lucioni, Natalio
Francisco y otros c/Onoria SA s/sumario", RDCO, 1990-774; en similar sentido
CNCom, Sala E, 4/7/80, "Orteu, Eduardo R. c/Finank SA s/sumario", RDCO, 1989-
749, con nota de Truffat, El derecho de información del accionista frente a una
sindicatura reticente). Se trata de un deber de la sindicatura el de informar a los
accionistas que representen una minoría del 2% (conf. Halperin, Curso de derecho
comercial, vol. II, p. 351). Ante su incumplimiento debe asegurarse jurisdiccional-
mente su exiaibilidad.
310 CONSTITUCIÓN. GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

§ 145. EFICACIA. - El texto de la Exposición de motivos de la


LSC, en el cap. I, secc. XII, ap. 10, explica que "el art. 98 fija los
requisitos tradicionales... para que la disolución surta efectos con res-
pecto a terceros". Al propio tiempo, la respectiva Exposición de
motivos de la ley 22.903, en su cap. I, secc. XII, ap. 3, establece
que "como complemento a las modificaciones introducidas al art.
22, se trasladan a la norma del art. 98 lo concerniente a los efectos
de la disolución de la sociedad irregular respecto de terceros".
Como puede observarse, el art. 98 de la LSC establece la efica-
cia respecto de terceros de la disolución social desde su inscripción
en el Registro Público de Comercio -previa publicación en su caso 39 -
se encuentre o no constituida regularmente la sociedad.
Queda exceptuada de esa disposición la hipótesis de la decla-
ración en quiebra, toda vez que la sentencia que la declara debe ins-
cribirse en el Registro Público de Comercio con publicación en el
Boletín Oficial, razón por la cual aquel recaudo se cumplimenta,
pero por otra vía.
Existe controversia respecto de si resulta aplicable el art. 98 en
caso de disolución por vencimiento del plazo de duración. Para un
sector40, la hipótesis resulta comprendida, ya que los arts. 12 y 98
no hacen excepciones. Para otro sector, en cambio41, la registra-
ción de la disolución hace saber a los terceros tal circunstancia, y
es lógica su publicidad cuando la misma es inesperada, como suce-
dería en el caso de resolverse anticipadamente, o por pérdida del
capital social, pero no cuando la disolución acontece por vencimien-
to del plazo contractual, toda vez que los terceros conocen de ante-
mano al inscribirse el contrato social, cuándo ocurrirá tal evento, lo
que permite afirmar que el art. 11, inc. 5, contiene una excepción al
art. 98 de la LSC.

-'9 En los términos y condiciones del art. 10 de la LSC, es decir, "las socie-
dades de responsabilidad limitada y las sociedades por acciones deben publicar por
un día en el diario de publicaciones legales correspondiente, un aviso que deberá
contener... b) En oportunidad de la modificación del contrato o disolución: 1) fecha
de la resolución de la sociedad que aprobó la modificación del contrato o disolución;
2) cuando la modificación afecte los puntos enumerados en los incs. 3 a 10 del ap.
a, la publicación deberá determinarlo en la forma allí establecida".
40
Conf. Halperin, Curso de derecho comercial, vol. II, p. 569.
41
Conf. Nissen, Ley de sociedades comerciales, t. II, p. 237.
DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO Y DE LA RELACIÓN SOCIAL 311

Tema especial genera la cuestión sobre si la existencia de la


causal debe en todos los casos ser formalizada por acuerdo de los
socios o judicialmente. No hay causales que operen ope legis; la
constatación judicial puede ser inmediata, por ejemplo, la de ven-
cimiento de plazo; basta una simple constatación (a veces no tan
simple).
¿Por qué hace falta la intervención judicial? Porque para que
tenga efectos ante terceros hace falta la inscripción de haberse cons-
tatado o producido una causal de disolución; o hace falta un proceso
de reconocimiento, proceso judicial, donde se discuta la existencia
o no de la causal del art. 97 de la LSC; u otros procesos -también
judiciales- donde se haya verificado, por ejemplo, la nulidad del art.
17, o de quiebra, pero siempre hace falta una declaración judicial,
aunque sea meramente informativa ante la presentación voluntaria
de los administradores sociales, en supuestos como el vencimien-
to del plazo42.

§ 146. DISOLUCIÓN JUDICIAL. - A l producirse una causal diso-


lutoria, puede ocurrir que los socios no se pongan de acuerdo sobre
la procedencia de declarar disuelta la sociedad y deba recurrirse a la
vía judicial.
Sobre el particular expresa el art. 97 de la LSC que cuando la
disolución sea declarada judicialmente la sentencia tendrá efecto re-
troactivo43 al día en que tuvo lugar su causa generadora.

§ 147. PRÓRROGA. RECONDUCCIÓN. - Expusimos, al efectuar


el análisis del art. 94, inc. 2, de la LSC, que la sociedad se disuelve
"por expiración del término por el cual se constituyó", concordán-
dolo con el art. 11, inc. 5, en tanto establece que el contrato social
debe contener el plazo de duración de la sociedad, que debe ser de-
terminado.

42
Aun en ese supuesto la cuestión no es tan sencilla, porque coetáneamente
con el intento de inscribir esa disolución, podría tramitar el intento de inscribir una
prórroga temporánea o extemporánea. El art. 95 no exige la inscripción antes del
vencimiento del plazo sino la presentación a inscripción; y una presentación a ins-
cripción podría demorar un largo tiempo.
43
Entre socios, ya que respecto de terceros como expusimos, tendrá eficacia
desde su inscripción registral.
312 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

íntimamente relacionado con ello encontramos la figura de la


prórroga societaria, es decir, la posibilidad que tienen los socios de
ampliar el plazo de vigencia de la sociedad, mediante decisión del
órgano de gobierno social, por unanimidad, salvo pacto en contrario,
o con las mayorías respectivas para las sociedades por acciones y
de responsabilidad limitada (arg. art. 95, párr. Io, LSC), debiendo
la decisión resolverse y la inscripción solicitarse antes de que venza
el término de duración de la sociedad44.
Debe recordarse que de acuerdo a la interpretación que se des-
prendía del párr. Io del art. 95 de la LSC, se requería obrar con cau-
tela, pues de no cumplirse los recaudos enunciados por la ley, se
entendía que fatal e irremisiblemente se producía la disolución so-
cial.
Esa situación tornó necesaria la reforma del art. 95 de la LSC
por ley 22.903, que adicionó el supuesto de la reactivación societaria
o reconducción, como vía para remover esta causal de disolución
por vencimiento del término. Además la misma reforma introdujo
en el art. 62 de la LSC otra exigencia: "Las sociedades deberán ha-
cer constar en sus balances de ejercicio la fecha en que se cumple
el plazo de duración".
A tenor del contenido de la mencionada norma, con sujeción a
los requisitos del párr. Io (esto es, los previstos para la prórroga),
puede acordarse la reconducción mientras no se haya inscripto el
nombramiento del liquidador, sin perjuicio del mantenimiento de las
responsabilidades dispuestas por el art. 99, en tanto que todo ulterior
acuerdo de reconducción debe adoptarse por unanimidad sin distin-
ción de tipos. La prórroga extemporánea es siempre un testimonio
del ejercicio contractual (no colegial) de todos los socios.
La Exposición de motivos de la propia ley 22.903 expresa, en
el cap. I, secc. XII, ap. 2, las razones de la incorporación en los
siguientes términos: "Con referencia al art. 95, se lo modifica pa-
ra incorporar el instituto de la reconducción o reactivación societa-

44
Debe repararse que la ley no exige la inscripción en el Registro Público de
Comercio, sino que se haya "solicitado" dicha inscripción de reforma contractual o
estatutaria, como forma de asegurar la fecha cierta para todos los socios que no
intervinieron en la prórroga; y que en materia de sociedades por acciones el recaudo
se cumple con la presentación de la solicitud de prórroga ante la autoridad de con-
tralor.
DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO Y DE LA RELACIÓN SOCIAL 313

ha. Conocida es la controversia respecto de la situación de la


sociedad que no peticionó la inscripción de su prórroga ante el ven-
cimiento de su plazo. Sin embargo, los generalizados reclamos
recibidos, como así la tendencia que se advierte en los últimos even-
tos académicos, fallos judiciales y decisiones administrativas, han
decidido a la Comisión a incorporar esta figura, procurando una
composición cautelosa. En tal sentido la reconducción es referida
a la sola hipótesis de la expiración del plazo originario o sus reno-
vaciones, lo que no implica tomar partido sobre su admisibilidad en
otros supuestos y por ser tal hipótesis la más acuciante. La norma-
tiva proyectada admite que la reconducción pueda resolverse con
aplicación de las reglas de unanimidad o mayoría requeridas, según
los distintos supuestos, para disponer la prórroga, con el límite tem-
poral de la designación de liquidadores; cuando esta designación ya
se ha producido, sólo se posibilita que pueda recomponerse el ne-
gocio societario en tanto medie unanimidad de los socios desde que,
al margen de las divergentes interpretaciones doctrinales sobre el
momento exacto del reconocimiento del derecho a la cuota de liqui-
dación, parece prudente no referir la posibilidad de la reconducción
sin consentimiento unánime cuando, al menos, existe la expectativa
a dicha cuota por haberse exteriorizado objetivamente el comienzo
del proceso de liquidación.
Naturalmente, la reconducción no altera las reglas de respon-
sabilidad impuestas por el art. 99, ni puede constituir impedimento
para que el disconforme ejerza sus acciones de responsabilidad con-
tra el administrador negligente.
La solución que se adopta, en todo caso, responde a los mismos
criterios inspiradores que se enunciaran al considerar la regulariza-
ción de las sociedades irregulares o de hecho respecto de la conser-
vación de la empresa.
La disciplina legal de la reactivación se complementa, por lo
demás, con la modificación del primer párrafo del art. 62, procuran-
do circunscribir de la manera más eficaz posible las inadvertencias
sobre vencimiento de los plazos fijados para la duración de la so-
ciedad".

§ 148. EFECTOS. - Respecto a terceros, pese al art. 98 que es-


tablece que los efectos ante terceros se producen después de la ins-
cripción, señalamos que ello implica la retención de un viejo con-
314 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

cepto: la idea de que la registración modifica algo. Pero en cuanto


se lee el art. 99, párr. 2o, sobre la responsabilidad de los adminis-
tradores frente a los terceros y particularmente frente a los socios,
y se formaliza un análisis del problema, se advertirá que esta ins-
cripción no trae en sí ningún efecto para terceros. No hace ni a la
capacidad ni a la legitimación. En cambio sí puede producir alguna
modificación cuando se inscribe la designación de los liquidadores,
que es otro tema que se vincula a un paso posterior reglado por el
art. 102 de la LSC.
Adviértase que aun inscripta la existencia de una causal de di-
solución podría caber una remoción de la misma o una reactivación,
según cómo se interprete; por ejemplo, mediando la condición sus-
pensiva expresamente prevista por la ley en el art. 94, incs. 8 y 9,
de tres meses y sesenta días para que la causal produzca sus efectos
plenos, puede acaecer que se inscriba (art. 98, LSC) la existencia de
la causal de retiro de cotización, pero luego, dentro del plazo de se-
senta días, la asamblea general extraordinaria considera que la so-
ciedad no debe disolverse. La inscripción no es constitutiva, sino
informativa para la responsabilidad de los administradores.
Constatada la causal de disolución no necesariamente se abre
la etapa de liquidación, pues no sólo varias causales son de efecto
suspensivo, sino que pueden ser removidas por la decisión de la so-
ciedad o los socios. Paralelamente a la inscripción del art. 98 po-
dría iniciarse la inscripción de la prórroga extemporánea o reactiva-
ción prevista en el art. 95. En el caso de quiebra o liquidación de
obligacionistas puede quedar remanente patrimonial para continuar
la actividad social o sea patrimonio suficiente para la consecución
del objeto social.
Sobre el carácter voluntario o no del proceso liquidatorio, se-
gundo punto de la temática, se señala un interés positivo de los so-
cios de desvincularse y de cobrar eventualmente su cuota de liqui-
dación, y un interés simplemente negativo de los acreedores de no
ser sacrificados por los socios. Pero al mismo tiempo nosotros en-
tendemos que existe un interés positivo de los acreedores sociales
de no mezclarse con los acreedores individuales de los socios, un
respeto a las masas patrimoniales originariamente formalizadas cuan-
do se vincularon con la sociedad, vínculos que entendemos no po-
drían ser modificados en manera alguna. Entonces no hay sucesión
porque no se les impone a los acreedores ningún cambio, como re-
DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO Y DE LA RELACIÓN SOCIAL 315

sulta impuesto a través del sistema hereditario, ni tampoco hay que


igualar liquidación -por el término "liquidez"- con una conversión
en dinero de todos los bienes, etapa destinada a la liquidación del
activo, satisfacción del pasivo y reparto final. Sólo resultan judi-
ciables los supuestos de los arts. 102, 107, 110 y 112 de la LSC,
que no impone el cese de los negocios sociales, sino que se ajusten
a esa finalidad.
Las formas serían disponibles con resguardos mínimos no dis-
ponibles. ¿Y qué es lo no disponible dentro de nuestra ley? Cier-
tos plazos previstos en el art. 103 para ordenar el inventario y los
balances de los estados trimestrales y balances anuales que presu-
ponen la prolongación de la liquidación, y además que no se perju-
dique a terceros.

§ 149. EMPRESA INDIVIDUAL DE RESPONSABILIDAD LIMITADA Y SO-


CIEDAD UNIPERSONAL DE RESPONSABILIDAD LIMITADA. - Las propias par-
ticularidades que la actividad comercial implica llevan consigo el
emprendimiento de operaciones de alto riesgo, razón por la cual
el empresario propende a no comprometer la totalidad de su patri-
monio en ellas, procurando encontrar estructuras jurídicas que le
brinden ese resguardo.
Cuando el empresario (socio) actúa bajo un esquema societario
la ley posibilita -en algunos casos, conforme al tipo adoptado- la
limitación de la responsabilidad al conjunto de bienes que se indi-
vidualicen legalmente, como dispuestos para ese fin. Es decir, aun
en la hipótesis de una sociedad anónima o de una sociedad de res-
ponsabilidad limitada, la sociedad responde -como sujeto de dere-
cho independiente- frente a los acreedores sociales, ilimitadamente,
esto es, con todo su patrimonio, pues quienes lindan su responsabi-
lidad son los socios. El accionista de la sociedad anónima restrin-
giendo su responsabilidad a la integración de las acciones suscriptas
(art. 183, LSC), y el cuotista de la sociedad de responsabilidad li-
mitada limitándola hasta el valor de integración de las cuotas que
suscriba o adquiera, con más la garantía solidaria e ilimitada ante
terceros por la integración de la totalidad de los aportes (arg. arts.
146 y 150, LSC).
Pero cuando el empresario es una única persona física, el orde-
namiento no le otorga el beneficio de limitar su responsabilidad a
parte de su patrimonio personal: tendrá que arriesgarlo todo.
316 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

Así parece justificada la crítica formulada por Stratta, cuando


no entiende por qué un hombre aislado no puede hacer lo que sí
puede hacer unido a otros45.
De conformidad con ello pueden esquemáticamente reunirse
-como lo efectúa Anaya- en dos grupos las técnicas que se postu-
laron -por parte de la doctrina y de las legislaciones del derecho
comparado- como soluciones para alcanzar la limitación de la res-
ponsabilidad en el ejercicio de actividades mercantiles por un em-
presario individual.
En el primer grupo pueden situarse las que propician expedientes
jurídicos específicos para tal fin. Más allá de las diversas denomina-
ciones que se proponen para la figura nueva, interesa aquí destacar
que ellas se distinguen entre las que entienden adecuada la consti-
tución de entes dotados de personalidad jurídica (empresa individual
de responsabilidad limitada) y las que, en cambio, prescinden de la
subjetivación y auspician la creación de patrimonios de afectación.
El segundo grupo está constituido en el marco del derecho so-
cietario, por la apertura de ciertos tipos -sociedad de responsabi-
lidad limitada y sociedad anónima- a la disposición de una sola per-
sona, consagrándose de esta manera el reconocimiento a la legalidad
de las sociedades ab initio unipersonales*6.
A mero título ejemplificativo.cabe recordar que se dio una prio-
ridad temporal en relación a las técnicas enunciadas en el primer
grupo, tal la propuesta que Khan efectuó a la Asamblea General de
Ginebra de 1892 y principalmente la obra de Oskar Pisko (1910),
antecedente de la recepción normativa del Código Civil de Licch-
tenstein (1926). Años más tarde se consagrará la limitación de res-
ponsabilidad del comerciante individual en los códigos de Comercio
de Costa Rica (1964), El Salvador (1970), la ley Peruana de 1976,
la ley del comerciante del Paraguay (1983) y el Código portugués
(1986). Otro antecedente importante en esta línea es el proyecto
de 1978 emanado de la Comisión Ministerial constituida en Francia,
bajo la presidencia de Claude Champaud, para dar forma a las su-
gerencias que sobre el particular formulara el informe Sudreau. La

45
Conf. Etcheverry. Manual de derecho comercial, p. 384.
46
Conf. terminología utilizada por Anaya. Sociedades inicialmente uniperso-
nales, p. 724 y siguientes
DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO Y DE LA RELACIÓN SOCIAL 317

Comisión elabora su trabajo sobre el modelo basado en el patrimo-


nio de afectación.
La otra técnica, es decir, la de la sociedad constituida por una
sola persona se ha visto favorecida por la tendencia de creciente
aceptación legislativa, a reconocer la subsistencia de las sociedades
en las que, por cualquier vicisitud, el número de socios queda redu-
cido a uno, tal como desde 1972 quedó establecido por el art. 94,
inc. 8, de la LSC.
La consagración legal de la sociedad unipersonal llegaría en Di-
namarca con la ley del 13 de junio de 1973 que estableció la po-
sibilidad de que una o más personas constituyan una sociedad de
responsabilidad limitada. También se da este supuesto en la ley
brasileña de sociedades por acciones del 15 de diciembre de 1976,
por la que se admite la sociedad unipersonal en el supuesto de la
subsidiaria integral, pero siempre que el único accionista sea una
sociedad brasileña (arts. 241 a 253). La reforma alemana de 1980
a la ley de sociedades de responsabilidad limitada de 1892, facul-
tando al empresario individual a limitar su responsabilidad adoptan-
do ese tipo bajo la especie conocida como EinmannGmbH. Otros
ejemplos lo constituyen el derecho francés por ley 85-697, del 11
de julio de 1985, también bajo el tipo de sociedad de responsabi-
lidad limitada y finalmente cabe señalar la legislación belga que en
1986 propone la sociedad unipersonal también bajo el tipo de res-
ponsabilidad limitada.
Por su parte, en nuestro derecho desde el Proyecto de Unificación
de la Legislación Civil y Comercial de 1987, en sus arts. Io y 146
(para la sociedad de responsabilidad limitada) y en el art. 165 (para
la sociedad anónima), se permite la constitución de sociedades de
esos tipos por un solo socio, y de allí en más todos los proyectos
de ley que giran en derredor de dicha temática siguen contemplando
la figura, en un camino que parece irreversible y el cual compartimos.
Esta aproximación a través de la sociedad y de la sociedad de
un socio único a la idea de empresa, con criterio funcional, existen-
cial, de actividad, de estructura o de organización, según la visión
que incluso podría estar fundada en escuelas filosóficas: el funcio-
nalismo, el estructuralismo o el existencialismo con sus respectivos
reflejos en el campo jurídico, nos acerca a una apreciación muy par-
ticularizada de la empresa y del futuro de la misma dentro del de-
recho argentino como eje del futuro del derecho mercantil. Nos
318 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

acercamos a la empresa misma como un centro de imputación dife-


renciada, como centro de derechos y obligaciones y de respon-
sabilidades. Contra esta conclusión siempre se ha impuesto la teo-
ría realista del patrimonio como un cierto dogma que relaciona
inseparablemente persona y patrimonio. Una sola persona con un
patrimonio y un patrimonio de una única persona.
Debemos enfatizar que la existencia de centros imputativos res-
ponde a un criterio normativo y de escisión patrimonial por una
disposición del legislador, vinculada o no a una declaración de vo-
luntad, pero siempre vinculada a un dato de la realidad, como es
cumplir una finalidad o sea un funcionalismo. Podrá eludirse el re-
quisito de la pluralidad de personas.
Desde nuestra óptica hemos destacado con anterioridad que la
figura contractual no constituía una figura ineluctable como requi-
sito de constitución de una sociedad, sino que a ello se llegaba por
vía de un negocio jurídico (y, por ende, no necesariamente bilateral
ni plurilateral, sino también unilateral).
En efecto, el contrato no es hoy un requisito indispensable para
la constitución de una sociedad. Ello es advertible en la sociedad
nacida de escisión, en la resultante de un acuerdo concursal o de la
disposición del juez de la sucesión.
Separado el mito dogmático entre el contrato de sociedad y la
sociedad sujeto de derecho, no existe obstáculo para reconocer el
negocio unilateral en la generación de una sociedad-sujeto.
Si la etimología de la palabra sociedad genera un obstáculo in-
salvable -en opinión de algunos autores- dentro de la dogmática
jurídica debería afrontarse la cuestión usando en sustitución de so-
ciedad-persona las locuciones "corporación" o "compañía".
Lo fundamental es rescatar que la causa objetiva del negocio
constitutivo es la división patrimonial autogestante que genera la
elección de la figura societaria personalizante, y la causa subjetiva
determinada por el objeto (¿empresa?) que se determina negocial-
mente como fundamento de la escisión patrimonial.
En el actual sistema la sociedad de un solo socio (arts. 93 y 94,
inc. 8, LSC) permite sostener este centro de imputación diferenciada
-aparentemente por un plazo perentorio-, pero de ninguna manera
agota ese centro que podría mantenerse indeterminadamente en be-
neficio de los terceros.
DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO Y DE LA RELACIÓN SOCIAL 319

A pesar de ser un único titular el propietario de las acciones o


de las cuotas se mantiene un doble centro de imputación, la de
acreedores sociales o acreedores de la empresa y la de los acreedo-
res del propietario.

§ 150. FACULTADES Y DEBERES DE LOS ADMINISTRADORES. RES-


PONSABILIDAD DE ADMISISTRADORES Y socios. - A tenor del art. 99 de
la LSC, los administradores, con posterioridad al vencimiento del
plazo de duración de la sociedad o al acuerdo de disolución o a la de-
claración de haberse comprobado alguna de las causales de disolución
(sea social o judicialmente), sólo pueden atender los asuntos urgentes
y deben adoptar las medidas necesarias para iniciar la liquidación.
Resulta preciso aclarar que en esta situación continúan rigiendo
las disposiciones del art. 58 de la LSC, resultando inoponibles a los
terceros los actos realizados en su violación.
Además, la norma impone la responsabilidad solidaria e ilimi-
tada por las operaciones ajenas a esos fines, de los administradores
respecto de terceros y de los socios, sin perjuicio de la responsabi-
lidad de estos últimos por las obligaciones que derivaren de su ca-
rácter de socio conforme al tipo social de que se trate.

D) LIQUIDACIÓN

§ 151. PERSONALIDAD DE LA SOCIEDAD. - E l art. 101 de la LSC


determina que la sociedad conserva su personalidad, rigiendo las
normas reguladoras del tipo social en tanto sean compatibles con el
estado de liquidación.
Éste es un tema vinculado a la capacidad de la sociedad des-
pués de la disolución, para algunos autores después de la inscripción
del art. 98 y para otros después de la inscripción del nombramiento
de los liquidadores del art. 102 de la LSC.
¿Se modifica la capacidad de la sociedad? ¿Hay una capaci-
dad restringida de ésta?47.

47
Entre otros, así lo sostiene Stolfi. La liquidazione delta societá commercia-
le, p. 118. En contra. Sotgia. La liquidazione della societá commerciale, p. 54 y
siguientes.
320 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

En principio, creemos que no puede hablarse de una capacidad


restringida porque no hay ninguna categoría de actos, concretamen-
te, que no pueda realizar el liquidador. La liquidación no significa
"bajar la cortina", ni se advierte que el liquidador no puede realizar
ventas o constituir derechos reales, o dar en locación bienes; en todo
caso habrá que analizar - a los efectos de su responsabilidad en los
términos de los arts. 99 y 105, LSC, de acuerdo a si están actuando
todavía los administradores pese a haberse dado una causal de di-
solución, o están actuando los liquidadores-, la congruencia del acto
pero no el tipo de acto, no la categoría del acto. Muchas compra-
ventas podrá realizar y otras serán objetables y cuestionables. Se
trata, tal cual analizamos respecto a las normas generales de repre-
sentación societaria del art. 58, de un problema de imputabilidad y
no de capacidad.
¿Podrá tomar préstamos un liquidador? Nos expedimos por la
afirmativa, siempre y cuando se esté a la naturaleza de los créditos,
al plazo.
Eventualmente no se debería descartar la posibilidad de una re-
financiación de deudas, tema tan en boga, a una sociedad en liqui-
dación, si no llegáramos a esa conclusión (muchas refinanciaciones
se han impuesto por ley y a largo plazo -p.ej., por la ley 22.510-);
prácticamente tendríamos que pensar que debemos ir directamente
a una liquidación concursal o quiebra por una imposibilidad legal
de obtener la refinanciación.

§ 152. LIQUIDADORES. DESIGNACIÓN. - El principio orienta-


dor determinado por la ley societaria establece que la liquidación se
lleva a cabo por quienes formaban parte del órgano de administra-
ción, salvo situaciones especiales (v.gr., entidades financieras, socie-
dades de seguros, etc.), o estipulación diferente.
De no existir designado liquidador, serán nombrados por ma-
yoría de votos dentro de los treinta días de haber entrado en liqui-
dación la sociedad, y a falta de ello, o si éstos no desempeñaren el
cargo, cualquier socio puede solicitar el juez el nombramiento omi-
tido48, o nueva elección.

48
Favier Dubois (h.), El liquidador judicial de sociedades comerciales, "Doc-
trina Societaria y Concursa] Errepar". oct. 1989. t. II. p. 370 y siguientes.
DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO Y DE LA RELACIÓN SOCIAL 321

Al igual que como acontece con la designación de los adminis-


tradores, el nombramiento de liquidador debe inscribirse en el Re-
gistro Público de Comercio, previa publicación, en su caso.
Asimismo, la ley permite que a pedido de socio o del síndico,
el liquidador pueda ser removido judicialmente si existe justa causa,
siempre y cuando no lo haga directamente el órgano de gobierno de
la sociedad con la misma mayoría exigida para la elección de ellos.
Usualmente la liquidación se cumple extrajudicialmente -aun cuan-
do la disolución hubiese sido dispuesta por decisión judicial-, ex-
cepto el supuesto de remoción del liquidador y su reemplazo por un
liquidador designado judicialmente o en caso de quiebra.

§ 153. OBLIGACIONES Y FACULTADES. - Los liquidadores, una


vez aceptado el cargo, deben tomar posesión de los bienes y docu-
mentos de la sociedad y confeccionar, dentro de los treinta días a
partir de la asunción del cargo (pueden ser autorizados a extender
este plazo a ciento veinte días), un inventario y un balance del pa-
trimonio social de los socios49. El mismo art. 103 establece que el
incumplimiento de la mencionada norma constituye causal de remo-
ción para los liquidadores y les hace perder el derecho a remune-
ración, así como también los grava con la responsabilidad por los
daños y perjuicios que pueda causar su actitud.
En virtud del art. 105, párr. 2°, deben actuar empleando el nom-
bre social con el aditamento "en liquidación", bajo apercibimiento
de responder por daños y perjuicios.
El art. 104 dispone que deben informar periódicamente, por lo
menos cada tres meses, sobre la gestión que realizan, a los socios,
o si existe, al órgano específico de fiscalización (v.gr., sindicatura o
consejo de vigilancia en las sociedades por acciones). Asimismo,
les impone la obligación de confeccionar balances anuales para el
caso de que la liquidación requiera más de un año.
Por otra parte, ejercen la representación de la sociedad y están
facultados para celebrar todos los actos necesarios para liquidar la
sociedad, esto es, realizar el activo, cancelar el pasivo y distribuir
el remanente, si existe, entre los socios. Y obviamente, están suje-

49
Richard - Escuti (h.) - Romero, Manual de derecho societario, p. 179 y si-
guientes.

21. Richard - Muiño. Derecho societario.


322 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

tos a las instrucciones que les imponga el órgano de gobierno de la


sociedad.
Asimismo, deben exigir -si los fondos sociales son insuficien-
tes- a los socios lo que deban a la sociedad, como tales, de confor-
midad con las normas regulatorias del tipo y el contrato constitutivo,
conforme su responsabilidad.
Cuando corresponda, si las obligaciones sociales están debi-
damente garantizadas y consideran que no se distorsionará el pro-
ceso liquidatorio, pueden realizar una partición parcial. Para ello
se requiere un pedido expreso de los socios o de los accionistas que
representen por lo menos el 10% del capital social y cumplir los re-
quisitos exigidos para la reducción del capital social. En caso de
negativa de los liquidadores, los solicitantes pueden requerirlo judi-
cialmente.
Asimismo, son ellos quienes realizan la confección del balance
y del proyecto de distribución finales, después de extinguido el pa-
sivo social, lo cual debe ser sometido al órgano de gobierno de la
sociedad (arts. 109 y 110).
Por otra parte, son ellos también quienes ejecutan las tareas de
partición y distribución entre los socios, y quienes deben, una vez
terminada la liquidación, realizar la cancelación de la inscripción de
la sociedad en el Registro Público de Comercio.
Por último, en virtud del art. 108.de la ley, las obligaciones y
responsabilidades se rigen por las disposiciones atinentes al tipo so-
cial de que se trate.

§ 154. RESPONSABILIDAD DE LOS LIQUIDADORES. - E n lo refe-


rente a la responsabilidad de los liquidadores, la ley establece una
norma básica, que es la contemplada por el art. 108 de la LSC, que
establece que les son aplicables las disposiciones de los adminis-
tradores según el tipo social correspondiente, en todo lo que no esté
dispuesto en la sección legal referente a los liquidadores.
Por su parte, el art. 103 establece que, si no realizan el balance
e inventario iniciales, incurren en una causal de remoción a la par
que pierden el derecho a ser remunerados, y los hace al mismo tiem-
po responsables de los daños y perjuicios que ocasione la mencio-
nada omisión.
El art. 105, en su párr. 2°, establece que si no cumplen las ins-
trucciones del órgano de gobierno (obviamente, deben ser legítimas)
DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO Y DE LA RELACIÓN SOCIAL 323

responden por los daños y perjuicios que se ocasionen a causa del


incumplimiento.
El párr. 3 o de la norma antes mencionada impone como sanción
al liquidador que omite agregar al nombre social el aditamento de
"en liquidación" la responsabilidad ilimitada y solidaria por los da-
ños y perjuicios que con ello se ocasionen a terceros.

§ 155. BALANCE FINAL. DISTRIBUCIÓN. CANCELACIÓN DE MA-


TRÍCULA. - U n a vez extinguido el pasivo social, a los liquidadores
les compete extinguir las relaciones entre los socios. Para ello de-
ben confeccionar lo que se denomina el balance final (art. 109), el
cual debe ser formalizado de acuerdo con el valor real de los bienes
existentes en el patrimonio social.
Contemporáneamente deben realizar el proyecto de distribución
del remanente existente; para ello deben tomar en cuenta, ante todo
la cuota-parte del capital social que corresponde a cada socio, y des-
pués, salvo disposición contraria del contrato, la participación que
les corresponda a los tales socios en forma proporcional al reparto
de ganancias.
Una vez confeccionados los mencionados instrumentos, se los
debe poner a disposición de los socios, previa comunicación de esta
circunstancia. En el caso de que se trate de sociedades con órganos
de fiscalización, los instrumentos mencionados deben ser suscrip-
tos por dicho órgano, quien debe expresar su opinión al respecto en
dictamen fundado.
En el primer caso, los socios tienen un plazo de quince días,
computables a partir de la comunicación, para impugnar el balance
final y el proyecto.
En los casos de sociedades por acciones y de responsabilidad
limitada, cuyo capital alcance el importe fijado por el art. 299, inc.
2, el balance final y el proyecto de distribución suscriptos también
por los síndicos serán sometidos a la aprobación de la asamblea (ex-
traordinaria, arg. art. 235, inc. 4, LSC), teniendo también los socios
derecho a impugnar los mencionados instrumentos en igual plazo,
pero que se empieza a contar desde su aprobación por la asamblea.
En ambos casos, si la impugnación es desestimada o no tratada,
la ley establece un plazo de caducidad de sesenta días para que se
recurra judicialmente. Asimismo, la ley prevé, si existen varios im-
pugnantes, que se acumulen todas las acciones en una causa única.
324 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

Una vez aprobados el balance final y el proyecto de distribu-


ción, se debe remitir copia de ellos al Registro Público de Comercio
y proceder a la ejecución del proyecto de distribución.
El párr. último del art. 111 establece que si, después de noventa
días de inscripta en el Registro Público de Comercio la documenta-
ción mencionada, los socios no reclaman la parte que les correspon-
de, el liquidador debe depositar en el banco oficial, a disposición de
los titulares, las sumas pertinentes.
Por último, la ley establece que, terminada la liquidación, se
proceda a la cancelación de la inscripción de la sociedad y que, en
defecto de acuerdo de partes, el juez del registro decida quién debe
conservar los libros y demás documentos sociales (art. 112, LSC).
Si con posterioridad a la cancelación de la inscripción se de-
tectan deudas, parte de la doctrina entiende que sería posible la rea-
pertura de la liquidación50. Otro sector estima que sólo podría el
acreedor perseguir el cobro del liquidador y de los socios, puesto
que la sociedad se ha extinguido51.

E) D I S O L U C I Ó N Y LIQUIDACIÓN DE OTROS TIPOS SOCIALES


NO INCLUIDOS EN LA LEY DE SOCIEDADES

§ 156. SOCIEDAD CIVIL. - El art. 1758 y ss. del Cód. Civil con-
templan las causales de disolución de la sociedad.
Pasaremos revista brevemente a algunas de ellas.
a) La muerte de uno de los socios en la sociedad de dos per-
sonas provoca su disolución (art. 1758).
b) La muerte del administrador nombrado en el contrato, o la
muerte del socio que pone su industria o alguno de los socios que
tuviese tal importancia personal, que su falta hiciere probable que la
sociedad no pueda continuar con buen éxito (art. 1759).

50
Halperin, Sociedades anónimas, p. 706.
51 Conf. Zaldívar y otros, Cuadernos de derecho societario, vol. IV. p. 389;
Verón, Sociedades comerciales, t. 2. p. 375; Zunino, Disolución y liquidación, t. 2,
p. 474.
DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO Y DE LA RELACIÓN SOCIAL 325

r) Con la culminación del lapso de tiempo por el cual fue for-


mada, o al cumplirse la condición a que fue subordinada su dura-
ción; aunque no estén concluidos los negocios que tuvo por objeto
(art. 1764).
d) La sociedad contraída por término ilimitado se concluye
cuando lo exija cualquiera de los socios, y no quieran los otros con-
tinuar en la sociedad (art. 1767).
e) Por la salida de la sociedad de alguno de los socios en virtud
de exclusión, renuncia, abandono de hecho, o incapacidad sobrevi-
niente.
/ ) Por pérdida total del capital social, o por pérdida de una par-
te de él, que imposibilitara conseguir el objeto para la que fue for-
mada (art. 1771).
g) Cuando por un motivo que tenga su origen en los socios, o
en otra causa externa (de fuerza mayor), no pudiese continuar el
negocio para el que fue formada (art. 1774).
/;) Por sentencia judicial, pasada en autoridad de cosa juzgada
que la declare disuelta, con efecto retroactivo al día en que tuvo
lugar la causa de la disolución (arts. 1775 y 1776).
En cuanto a la liquidación social, el art. 1778 del Cód. Civil
establece que las pérdidas y ganancias se repartirán de conformidad
a lo pactado. Si sólo se hubiese pactado la parte de cada uno en las
ganancias, será igual su parte en las pérdidas. A falta de convenio,
la parte de cada socio en las ganancias y pérdidas será en proporción
a lo que hubiese aportado a la sociedad.
Además existe una expresa remisión a las disposiciones del Có-
digo de Comercio sobre la liquidación de las sociedades comerciales
(arg. art. 1777, Cód. Civil).

§ 157. COOPERATIVAS. - En lo que respecta a las cooperativas,


la ley 20.337 regula en su art. 86 y ss., las causales de disolución,
estableciendo las causales siguientes.
a) Por decisión de la asamblea.
b) Por reducción del número de asociados por debajo del mí-
nimo legal o del admitido por la autoridad de aplicación. La diso-
lución procederá siempre que la reducción se prolongue durante un
lapso superior a seis meses.
326 CONSTITUCIÓN, GESTIÓN Y DISOLUCIÓN

c) Por declaración en quiebra. La disolución quedará sin


efecto si se celebra avenimiento o concordato resolutorio.
d) Por fusión o incorporación en los términos del art. 83.
e) Por retiro de la autorización para funcionar, previsto por el
art. 101, inc. 3.
f) Cuando corresponda en virtud de otras disposiciones legales.
Finalmente en referencia al proceso liquidatorio cooperativo
debemos recordar que, conforme las prescripciones del art. 95, el
sobrante patrimonial que resultara de la liquidación tendrá el destino
previsto en el párr. último del art. 101, es decir, que dichos importes
ingresarán a los recursos del organismo instituido en el capítulo XII
o del fisco provincial, según el domicilio de la cooperativa, con des-
tino a la promoción del cooperativismo.
Además, debe tenerse presente que el art. 95, párr. 2°, especi-
fica que se entiende por sobrante patrimonial el remanente total de
los bienes sociales una vez pagadas las deudas y devuelto el valor
nominal de las cuotas sociales (cuestión que ha resultado altamente
polémica en nuestro derecho).

§ 158. OTROS CASOS ESPECIALES. - Existen situaciones particu-


lares de liquidación.
a) La liquidación de las entidades financieras se encuentra a
cargo del Banco Central de la República Argentina (ley 21.526).
b) La liquidación de las empresas de seguros se efectúa bajo
el control de la Superintendencia de Seguros de la Nación (ley
20.091).
c) La liquidación de las aseguradoras de riesgo del trabajo
(ART) se cumplirá bajo la fiscalización de la Superintendencia de
Riesgos del Trabajo (ley 24.557).
d) La liquidación de las sociedades que realizan operaciones
de capitalización y ahorro se hará bajo la fiscalización de la Inspec-
ción General de Justicia (ley 22.315).
e) La liquidación de las sociedades administradoras de fondos
de jubilaciones y pensiones se realiza por intermedio de la Superin-
tendencia de Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensio-
nes (ley 24.241).
PARTE SEGUNDA

TIPOLOGÍA

CAPÍTULO VI

SOCIEDADES DE PERSONAS

A) SOCIEDAD COLECTIVA

§ 159. INTRODUCCIÓN. - Después de una visión general del


negocio constitutivo de sociedad, de la gestación de la personalidad
jurídica, de la integración patrimonial que le da sustento y de la ac-
tividad autogestante de ese centro imputativo, conforme el capítulo
I de la LSC, con referencias específicas pero introductorias a los
diversos tipos sociales, iniciamos el análisis de éstos en forma par-
ticular, en lo que constituye el capítulo II de la LSC.
No ingresaremos en aspectos generales que ya han sido apun-
tados, debiendo señalar que un proceso integratorio impone refle-
xionar en cada caso a través de los principios generales del derecho,
de los contratos asociativos y de las sociedades-personas jurídicas.
El análisis de los tipos sociales, como los hace la ley, se desen-
vuelve desde los más simples (la sociedad colectiva) a los más com-
plejos (anónima).
Las sociedades que se engloban en las más simples, clasificadas
como personalistas1, son las llamadas sociedades civiles (no porque

1
La clasificación de sociedades en "personalistas" y "capitalistas" ha sido
328 TIPOLOGÍA

se denominen así, o que excluyan actividades comerciales, sino por


su inclusión en el Código Civil -art. 1648 y ss.-) y las sociedades
genéricamente denominadas por partes de interés y también de per-
sonas (según que su clasificación se haga con referencia al factor
objetivo -el capital- o un aspecto subjetivo -la incidencia del ele-
mento personal-) 2 .
La sociedad colectiva no incluye la denominación "comercial",
por cuanto, a partir de la LSC, las sociedades son comerciales por
su estructura o tipo y no por la actividad u objeto. La colectiva ha
perdido la importancia que tuvo en otras épocas.

§ 160. ANTECEDENTES HISTÓRICOS. -Puede verse su origen en


los antecedentes citados en la época romana, pero su momento histó-
rico es la Edad Media, a través dé las relaciones artesanales o comer-
ciales del principal con su familia o con sus discípulos. Obedece
a la necesidad de la sucesión o de la actividad grupal, con indiferen-
ciación de responsabilidad, incluso sin personalidad jurídica, donde
el patrimonio de la sociedad era de "mano común" de los socios, o
sea que éstos no podían disponer sin el consenso de los otros. Ello
en virtud de que en los ordenamientos jurídicos primitivos no existía
un régimen de personalidad y responsabilidad subsidiaria de los so-
cios, que es nota característica y distintiva de la actual sociedad co-
lectiva.
La mutua confianza entre los socios, caracterizada por el víncu-
lo familiar, fue ampliada con la incorporación o integración de las
sociedades con socios no parientes, pero siempre subsistió el ele-
mento confianza, el carácter intuitu persona; que limita el acceso de
socios.
La sociedad colectiva es incorporada como tipo al Código de
Comercio francés de 1804 bajo la denominación de sociedad en
nombre colectivo, pero en el Código alemán de 1861 se perfecciona

censurada, calificándosela de más brillante que sólida (Vivante, Tratado, t. II. p.


93); como bien advierte Radresa (Sociedades colectivas, p. 30), esta clasificación
parte de una licencia del lenguaje, pues está fuera de toda discusión que no existen
sociedades de "personas sin capital", ni mucho menos sociedades de "capital exclu-
sivamente"; empero, dicha clasificación se encuentra ampliamente difundida por su
uso, lo que de alguna manera justifica su empleo.
2
Conf. Zaldívar y otros. Cuadernos de derecho societario, vol. II, p. 1.
SOCIEDADES DE PERSONAS 329

la figura y aparece por primera vez la perfecta separación de las


relaciones internas (entre los socios) y las relaciones externas de la
sociedad.
Nuestro Código de Comercio introduce la figura de la sociedad
colectiva, siguiendo en grandes líneas el Código francés, ya que el
derecho que se fue elaborando alrededor de estas sociedades revestía
especial importancia en razón de su aplicación, en general, a todo
lo relativo a la regulación de las otras sociedades de personas, in-
tuitu persona1. Así en las en comandita, en lo relativo a las obli-
gaciones y derechos de los socios solidariamente responsables o so-
cios comanditados; en las de capital e industria, en lo atinente a los
socios capitalistas y -aunque en menor grado- en la regulación de
las sociedades de responsabilidad limitada (sociedades de tipo mix-
to)4; claro que, conforme a la opinión de caracterizados autores de
la doctrina nacional, adolecía de fallas conceptuales, lagunas y de-
fectos de redacción que fueron superados en el texto legal vigente.
No obstante ello, lo cierto es que la elección de este tipo social
va tornándose menos frecuente, por los riesgos empresariales en au-
mento, habida cuenta de que la ¡limitación de la responsabilidad y
de la solidaridad de todos los socios por las deudas sociales, la torna
poco atractiva, al significar un alto riesgo que se ve agravado en
caso de quiebra (art. 160, ley 24.522), razón por la cual sigue siendo
reemplazada por las tipologías que limitan la responsabilidad de los
integrantes.

§ 161. CONCEPTOS. - Señala la doctrina comparada5, que la


sociedad colectiva se caracteriza por tres factores que juegan un rol
especial:
a) Es una sociedad de trabajo, donde todos los socios pueden
acceder a la dirección y manejo de los asuntos sociales, situación
que puede limitar el estatuto social.
b) Es una sociedad personalista, por cuanto las condiciones
personales de cada uno es la causa determinante del consentimiento
para constituir este tipo social.

3
Conf. Siburu, Comentario al Código de Comercio argentino, t. V, n° 1136.
4
Conf. Garó, Sociedades comerciales, t. II, p. 136.
5
Ver Broseta Pont, Manual, p. 187. para el caso del derecho español.
330 TIPOLOGÍA

c) Es una sociedad de responsabilidad ilimitada para sus so-


cios, que responden subsidiaria y solidariamente por las obligacio-
nes sociales.
Esto significa que la persona del socio en este tipo societario
se tiene particularmente en cuenta al momento de la constitución de
la sociedad y durante su devenir.
Por otro lado, las partes de interés no se encuentran incorpo-
radas a un título valor de fácil cesibilidad, sino que por el contrario
para su transmisión se requiere el consentimiento de los demás so-
cios, y debe llevarse a cabo mediante el sistema de la cesión de de-
rechos.
Por último, el régimen de responsabilidad de los socios por las
obligaciones sociales tiene que ver con el grado de compromiso con
que asumen los asociados la empresa en común, y a su vez la con-
fianza recíproca que se tienen.
Conforme al estilo adoptado por nuestra LSC, y que por otra
parte se advierte en la mayoría de las legislaciones modernas, la so-
ciedad no se define6, sino que se puntualizan los rasgos caracteri-
zantes: "Los socios contraen responsabilidad subsidiaria, ilimitada
y solidaria, por las obligaciones sociales" (art. 125, párr. 1°, LSC).
En este tipo societario, es la responsabilidad de los socios por
las obligaciones sociales frente a terceros la nota caracterizante
-juntamente con la división del capital social en partes de interés-,
donde los socios responden ante los terceros por las obligaciones
sociales con todo su patrimonio por el total de la deuda, gozando
del beneficio de excusión7.

§ 162. LIMITACIÓN DE RESPONSABILIDAD. - Es importante aco-


tar que no obstante lo expresado en el punto anterior, no se atipifica
la sociedad por la disposición normativa en el contrato constitutivo
o estatuto social de no responder solidariamente algún socio. El
pacto es plenamente válido entre las partes, como todo acuerdo,

6
Por las dificultades de englobar en un único concepto la idea de sociedad,
conforme hemos señalado en el primer capítulo de esta obra. Esa dificultad es la
que generó la tipología de segundo grado o sea los tipos de sociedades.
7
Derecho de excusión que si bien estaba contemplado en el Código de Co-
mercio, su deficiente redacción hacía dudoso y materia opinable el tema.
SOCIEDADES DE PERSONAS 331
pero no oponible a terceros por expresa disposición legal. Así, el
art. 125, párr. 2o, de la LSC dice que "el pacto en contrario no es
oponible a terceros", lo que importa el reconocimiento de su validez
entre partes, incluso en la etapa de liquidación de la sociedad.

§ 163. DENOMINACIÓN. - La Exposición de motivos de la LSC


explica sobre el particular las razones de la supresión de la razón
social como requisito típico, reestructurando sobre fundamentos bá-
sicos actuales la función de la denominación social, ya que confor-
me ello beneficiaría, en caso de resolución parcial del contrato cons-
titutivo, la agilidad de la sistemática del nombre.
La expresión "razón social" deriva del italiano per ragione so-
ciale, lo que denotaba que el negocio realizado con un tercero se
había hecho, no por cuenta de socio contratante, sino por cuenta de
la compañía, de suerte tal que la responsabilidad asumida en el con-
trato no afectaba sólo al socio contratante, sino a todos los socios
solidariamente; por ello, además, cuando no se expresaba en la ra-
zón social -cuyo empleo es optativo- nombre de todos los socios,
se añadía la frase "y compañía" o su abreviatura, como fórmula sin-
tética que aludía a los restantes socios8.
La razón social -como consignaba el art. 303, Cód. de Comer-
cio- equivale plenamente a la firma de cada uno de los socios. Los
obliga a todos, como si todos hubieran efectivamente firmado. Ex-
presa que el negocio se realiza en "nombre colectivo".
La denominación social no podrá -por tanto- ser subjetiva, co-
mo para la sociedad de responsabilidad limitada y la sociedad anó-
nima, es decir que sólo podrá integrarse con un nombre de fantasía
o expresión objetiva.
Tanto la razón social como la denominación se completan con
las palabras "sociedad colectiva" o su abreviatura, no por siglas.
La modificación de la razón social es una modificación del es-
tatuto social (art. 12, LSC); verbigracia, si alguno de los socios que
figura en la razón social, y dejara de pertenecer a la misma, por
cualquier causa, ello impone que se exprese en el uso de la nueva
denominación o razón social, la indicación de la anterior, para

8
En este sentido. Garrigues, Tratado, t. I, p. 519. También Fariña, Tratado,
t. I-A. p. 51.
332 TIPOLOGÍA

que de su empleo "resulte indubitable la identidad de la sociedad"


(art. 126, párr. 2 o , LSC).
La violación de las normas sobre denominación social genera
la responsabilidad solidaria del firmante, con la sociedad, por las
obligaciones así contraídas. Se trata de una responsabilidad agra-
vada en el caso de que el infractor sea un socio, pues pierde el be-
neficio de excusión, y un nuevo factor de atribución de responsabi-
lidad en el caso del administrador no socio.

§ 164. ADMINISTRACIÓN. - Queda librado a los socios la liber-


tad de regular el régimen de la administración (art. 11, inc. 6, LSC),
debiendo entenderse englobado en este concepto la representación,
porque los administradores son -al mismo tiempo- los representan-
tes legales, típicos, de la sociedad.
Recordemos que la sociedad colectiva, a diferencia de lo que
ocurre con tipologías más desarrolladas como la sociedad de respon-
sabilidad limitada o la sociedad anónima, carece de un órgano ad-
ministrador diferenciado, razón por la cual los socios pueden dele-
gar en el contrato social a determinados socios (o aun a terceros) la
administración social, vedando incluso a alguno de ellos la repre-
sentación social.
En el supuesto de silencio del .contrato cualquiera de los socios
administrará indistintamente (art. 127, LSC), reconociéndosele, por
su condición de tal, su derecho a administrar esta sociedad persona-
lísima. Es lo que la doctrina ha dado en llamar autoorganicismo,
y se compadece con la estructura simple que se previo para este tipo
societario, sin perjuicio de que pueda hacerse complejo en el esta-
tuto social como veremos, teniendo presente que no pueden intro-
ducirse denominaciones para esas funciones orgánicas que desnatu-
ralicen la referencia tipológica: "administrador". En cambio, como
hemos visto, la responsabilidad solidaria no es un dato tipificante
de esta sociedad.

§ 165. REPRESENTACIÓN. - Como expresamos en el punto pre-


cedente, producto de la libertad de configuración de la adminis-
tración social en las sociedades colectivas, pueden presentarse va-
rios supuestos, susceptibles a su vez de diversas combinaciones en
relación con sus administradores sean éstos persona física o jurídica,
SOCIEDADES DE PERSONAS 333

socio o no, designado en el momento constitutivo o con posterio-


ridad y en el propio contrato constitutivo o fuera de él:
a) Designar a una sola persona administrador. En este caso
competerá al exclusivo designado gestionar en representación de la
sociedad la conclusión de los negocios atinentes a su giro, sin que
los demás puedan inmiscuirse en tales asuntos, bajo sanción de ex-
clusión.
b) Designar a varios administradores, sin especificación de su
forma de actuación. La ley societaria prevé en su art. 128, párr. Io,
el caso en que se designa a dos o más socios para ejercer la admi-
nistración social, sin especificar qué funciones corresponde a cada
uno, sin expresar que el uno no podrá obrar sin el otro, se entiende
que pueden realizar indistintamente cualquier acto de la adminis-
tración.
c) Designar a varios administradores, con estipulación de que
nada puede hacer el uno sin el otro, ninguno puede obrar indivi-
dualmente, aun en el caso de que el administrador se hallase en la
imposibilidad de actuar (art. 128, párr. 2°, LSC).
Un análisis literal del alcance del artículo pareciera indicar que
"en los casos de administración conjunta, la ley no admite la actua-
ción individual, aunque un administrador se hallare en la imposibi-
lidad de actuar, sin dejar siquiera a salvo los supuestos de peligro
inminente, de daño grave e irreparable como lo hace, en cambio,
respecto de la sociedad civil (art. 1693, Cód. Civil)"; a su vez, este
artículo del Código establece: "£n el caso de haberse estipulado que
uno de los socios administradores no haya de obrar sin el otro, se
necesita el concurso de todos ellos para la validez de los actos, sin
que pueda alegarse la ausencia o imposibilidad de alguno de los
socios, salvo si hubiese peligro inminente de un daño grave o irre-
parable para la sociedad".
Sin embargo, el criterio ha resultado flexibilizado por la propia
jurisprudencia9, permitiéndose que: "acreditado el peligro grave (en
el caso, por la ausencia prolongada del socio de una sociedad co-
lectiva en la cual éste, junto con el restante consocio tienen la ad-
ministración conjunta de la sociedad) e iniciada la acción de exclu-

9
CN'Com. Sala C, 4/11/77, ED, 7 7 - 1 9 5 .
334 TIPOLOGÍA

sión de aquél, resulta fundada la procedencia como medida cautelar


de la designación de un veedor que permita el desenvolvimiento de
la gestión social, autorizándose al coadministrador demandante a
realizar sólo los actos urgentes que requiere la gestión de los nego-
cios sociales debiendo informar aquél quincenalmente sobre el cum-
plimiento de la gestión"10.
d) Designar una administración pluripersonal y de ejercicio co-
ordinado entre algunos de ellos, bien para que actúen en conjunto
para ciertos actos, o para que lo hagan de manera diferenciada con-
forme a ciertos rubros, como ventas, producción, personal, etcétera.
Este supuesto podría coordinarse entre una administración colegial
(por mayoría), con representación pluripersonal (p.ej., dos cuales-
quiera).
Además, resulta plenamente aplicable la disposición general
contenida en el art. 58 de la LSC, expresamente remitido para el
caso de administración conjunta (art. 128, párr. 2o, LSC).

§ 166. REMOCIÓN DEL ADMINISTRADOR. - La figura de la remo-


ción ad nutum del administrador, o sea en cualquier momento y sin
expresión de causa, descarta la figura del mandato entre la sociedad
y sus representantes.
Contiene el art. 129 de la LSC una serie de previsiones dignas
de analizar.
á) La posibilidad de insertar cláusula que exija la remoción
con justa causa" del administrador (en cuyo caso podrá mantener

10
En el caso se trataba de una prolongada ausencia de uno de los socios de
una sociedad colectiva integrada exclusivamente por los dos socios administradores
-administración conjunta-; resulta objetivamente un hecho que pone en peligro gra-
ve a la sociedad, por cuanto ello implica la paralización administrativa del ente hasta
tanto se decida sobre la demanda de exclusión del socio ausente, y resulta gravoso
para la sociedad y cada uno de los socios en virtud de la responsabilidad personal
comprometida (art. 125, LSC). Adviértase, además, que ante la composición social
ya descripta, la remoción del administrador en tales circunstancias no encuentra cau-
ce por ios recursos del contrato de sociedad, habida cuenta las reglas aplicables
(CNCom, Sala C, 4/11/77, ED, 77-195).
1
' Tratándose de una cuestión fáctica -y, por ende, librada a la apreciación en
cada caso concreto- que no debe equipararse con la justa causa como requisito de
exclusión de los socios (arg. art. 91, LSC), pues aquí deben apreciarse otros ele-
mentos propios de la función desarrollada.
SOCIEDADES DE PERSONAS 335

su función hasta la sentencia judicial si controvirtiera la existencia


de esa causal, y sin perjuicio de las medidas precautorias que pueden
adoptarse en el juicio de remoción de administrador).
b) El supuesto del administrador designado como condición
expresa de la constitución12 de la sociedad, cuya remoción -no ne-
cesariamente por justa causa- da derecho a los socios disconformes
a receder. Siendo importante señalar que es el único supuesto en
que nuestro ordenamiento jurídico admite el ejercicio del receso por
parte del socio disconforme en este tipo social, y ello es así por cuan-
to en todas aquellas decisiones que impliquen modificación esencial
del contrato constitutivo se requiere decisión unánime de los socios,
con lo cual el instituto del receso deviene innecesario. Claro está
que podrían preverse otras mayorías (arg. art. 131, LSC) y correla-
tivamente autorizar el receso en otros supuestos.
c) No son limitativas esas cláusulas a otras que puedan dispo-
ner los socios en su actividad normativa, conforme ponemos en claro
en el párrafo precedente.
Otra cuestión que merece analizarse es la relativa al alcance del
término "socios disconformes", establecido en la última parte del pre-
cepto bajo comentario.
En las estructuras societarias donde el receso se forma tradicio-
nalmente como institución, las modificaciones a las bases esenciales
tenidas en cuenta al constituir la sociedad se producen naturalmente
por decisión de la mayoría que conforma la voluntad social en el
cuerpo deliberativo correspondiente. Pero esa sola circunstancia
(modificación por la mayoría a las bases esenciales sobre las que se
constituyó el ente) no confiere en la actualidad la facultad de rece-
der al "disconforme", ya que se requiere de éstos, además, una cierta
conducta de algún modo ligada al interés que hayan demostrado en
la cuestión. Así, por ejemplo, mientras el antiguo art. 245 legiti-
maba como "disconformes" a los ausentes a la asamblea que decidió
la modificación y a quienes estando presentes no votaron favorable-
mente, el mismo artículo luego de la reforma alude a los ausentes y
a los presentes que votaron en contra, exigiendo de este modo una

12
En rigor, el administrador debe haber resultado designado como condición
expresa, sea de la constitución, o de una modificación contractual posterior y for-
malmente completa.
336 TIPOLOGÍA

conducta determinada a quienes concurrieron al acto asambleario y


descalificando por ende para ejercer el receso a los presentes que se
abstuvieron de votar, los que se retiraron antes de la votación, etcé-
tera. Más estricta aún es la exigencia de una conducta determinada
para poder receder; es la previsión del nuevo art. 160, el cual sólo
confiere el derecho a los socios que votaron en contra de la eventual
resolución social, excluyendo así también a los ausentes a la asam-
blea13.
En el supuesto del ejercicio del derecho de receso en la socie-
dad colectiva, previsto en el art. 129 de la LSC, ei mismo puede ser
ejercido en oportunidad de resolverse favorablemente en reunión de
socios, la remoción del administrador, y sólo en el caso de que éste
no negare las inconductas que se le imputan, o posteriormente, luego
de dictada la sentencia judicial que ordene su remoción14. Si el ad-
ministrador aceptase la separación en su cargo, reconociendo sus in-
conductas, el derecho de receso sólo puede ser ejercido por quienes
hayan votado en contra de la remoción en ia reunión de socios que
así lo hubiese decidido, pues el concepto de "socios disconformes",
utilizado por el art. 129 de la LSC, excluye a los ausentes o abste-
nidos15.
Estas conclusiones valen, asimismo, para el caso de que hubiera
sido necesario el dictado de una sentencia judicial para separar al
administrador de su cargo, pues no podría concebirse que quien no

13
Conf. Verón - Zunino, Reformas al régimen de sociedades comerciales,
p. 195, nota 9.
14
Conf. Nissen. Ley de sociedades comerciales, t. 2, p. 352.
ls
En sentido diverso se ha dicho que, en el caso del art. 129, la noción con-
ceptual del término disconformes es necesariamente más amplia. En primer lugar,
la norma se refiere a socios disconformes con la remoción del administrador y no
sólo a los socios disconformes con la decisión mayoritaria de remover al adminis-
trador, ya que, dadas las circunstancias del caso y el carácter de la responsabilidad
de los socios, el legislador ha considerado el hecho como justa causa de receso; no
interesa, por consiguiente, si la remoción resulta de la decisión de una mayoría o
de una sentencia judicial ante ia acción promovida por una minoría o un socio en
particular. Por las mismas consideraciones, cuando la remoción provenga de la de-
cisión de una mayoría, se otorga el receso a los disconformes, sin importar para la
caracterización de este concepto eventuales distinciones entre socios presentes o au-
sentes a la reunión, y menos aún entre presentes que votaron en contra, que se abs-
tuvieron, que se retiraron antes de la votación, etcétera. Conf. Verón - Zunino. Re-
formas al régimen de sociedades comerciales, p. 195, nota 9.
SOCIEDADES DE PERSONAS 337

se haya pronunciado en disconformidad con la promoción de la ac-


ción de remoción, en la reunión de socios que decidiera iniciarla,
pueda luego cambiar su criterio y ejercer el receso16.
Respecto del plazo para el ejercicio de dicho receso, nuevamen-
te se han ñjado básicamente dos líneas interpretativas: a) para una
primera y conforme al silencio que guarda la norma sobre el par-
ticular17, no sería exigible plazo alguno y el socio disconforme po-
dría ejercer el receso, mientras no hubiera aceptado expresa o táci-
tamente tal remoción, tratándose en la especie de una cuestión
fáctica apreciable en cada oportunidad, y b) para la restante, deben
de aplicarse los principios generales previstos en el art. 245, que si
bien se refiere a la sociedad anónima, resultan aplicables a los res-
tantes tipos por analogía18. En consecuencia, los socios disconfor-
mes con la separación del administrador cuya designación hubiera
sido condición expresa de la constitución de la sociedad, cuentan
con cinco días19 para ejercer este derecho, computados desde la
clausura de la reunión social que resolviera la remoción de aquél,
si éste aceptase alejarse del cargo; pero si la acción de remoción es
ejercida por un socio a título individual, frente al desinterés de la
sociedad, el derecho de receso debe ser ejercido dentro de los cinco
días posteriores a la. notificación que debe efectuarse a cada uno de
los socios de la sentencia que se dicte.

16
Conf. Nissen. Ley de sociedades comerciales, t. 2, p. 353. Ver, además.
Fariña, Tratado, t. IV, p. 133. Cuando el art. 129 habla de socios disconformes con
la remoción del administrador no requiere que se trate de socios que se hayan opues-
to a la remoción sino de socios que no tengan voluntad de continuar en la sociedad
colectiva a la cual pudieron haber ingresado en atención a la eficacia, calidades
personales, influencias en el mundo de los negocios, etc., que ofrecía el adminis-
trador elegido, todo lo cual se ve luego frustrado. Es posible que el socio haya
estado de acuerdo en remover a este administrador que, en principio, actuó correc-
tamente y luego tuerce su conducta. El derecho de receso debe reconocerse tam-
bién al socio administrador removido. La existencia de justa causa lo hará respon-
sable de los daños y perjuicios, lo cual será motivo del juicio pertinente, pero no
puede privarle del derecho de receso que la ley reconoce a todos los socios discon-
formes sin excepción.
17
Conf. Verón - Zunino, Reforma al régimen de sociedades comerciales,
p. 196.
18
Conf. Nissen, Ley de sociedades comerciales, p. 353.
19
Se trataría de un término uniforme, pues no cabría un distingo entre socios
presentes o ausentes a la reunión respectiva.

22. Richard- Muiño, Derecho societario.


338 TIPOLOGÍA

§ 167. RENUNCIA. - Dentro de esos pactos, la ley reconoce la


disposición de limitar la expresa renunciabilidad unilateral del ad-
ministrador, socio o no (art. 130, LSC).

§ 168. RESPONSABILIDADES. - La renuncia intempestiva o do-


losa del administrador impone la obligación de resarcir los daños
causados (art. 130, LSC), regulándose otras responsabilidades por
los principios generales del derecho y lo dispuesto por el art. 59 de
la LSC.
Los administradores -solución que se extiende a los represen-
tantes y los que integran los órganos de fiscalización- serán respon-
sables ilimitada y solidariamente (si la administración fuese plural)
por los daños y perjuicios que resultaran no sólo de su acción, sino
también de su omisión, respecto de la diligencia que deben emplear
en el desempeño de su cometido, es decir, cuando no hayan ac-
tuado con lealtad o con la diligencia del buen hombre de negocios20,
así como también en caso de violación de la ley, el contrato o de la
comisión de ilícitos.
La responsabilidad de los administradores se extiende a la so-
ciedad, los socios y los terceros. En el caso de daño causado a la
sociedad corresponde a la misma -previa resolución del órgano de
gobierno- el inicio de la acción social de responsabilidad (arg. art.
274 y ss., LSC), procurando su resarcimiento, y, en caso de no ejer-
cicio de aquélla, ya sea por connivencia o negligencia, cualquier so-
cio (o la minoría) puede promover esta acción social, sin perjuicio
de la responsabilidad que resulte del incumplimiento de la medida
ordenada (art. 277, LSC). Los terceros (o socios), a su vez, sólo
poseen legitimación para ejercer acción individual de responsabi-
lidad, para procurar el resarcimiento de los perjuicios personalmente
sufridos.

§ 169. CAPITAL SOCIAL. - No contiene previsiones especiales


la ley en torno al capital social de las sociedades colectivas, por lo
que corresponde aplicar los principios generales que exigen la inte-

20
La ley fija un estándar de conducta, una pauta legal que permitirá al juez
en el caso concreto establecer o desechar esa responsabilidad (Exposición de moti-
vos de la ley 19.550, cap. I. secc. VIII, ap. 2).
SOCIEDADES DE PERSONAS 339
gración inmediata de los aportes en especie, con inscripción preven-
tiva en el caso de ser registrables (art. 38, LSC).
En cambio, si se tratase de aportes dinerarios se estará al esta-
tuto social que podrá determinar la integración en plazos que exce-
dan aun los dos años, sin desembolso inmediato, por la especial res-
ponsabilidad de los socios. A falta de previsiones es aplicable el
art. 37 de la LSC.
El capital social sólo puede estar referido a aportes con valor
patrimonial, aun en las sociedades personalistas, lo que ya resulta
del art. 1649 del Cód. Civil. Esto no resulta tan claro en la ley de
sociedades. Deberá vincularse la cuestión al valor que se le fije al
aporte en el estatuto (art. 51, LSC).
El capital social de la sociedad colectiva se divide en fracciones
alícuotas no necesariamente iguales denominadas partes de interés
que no resultan libremente transferibles, toda vez que, como expresa
el art. 131 de la LSC, se exige el consentimiento unánime de los
socios, salvo pacto en contrario, para la transferencia de la parte
social. Las partes de interés no pueden ser objeto de embargo ni
de ejecución por los acreedores del socio, quienes sólo pueden co-
brarse sobre las utilidades y la cuota de liquidación (art. 56, LSC).

§ 170. RESOLUCIONES DE LGS SOCIOS. - El órgano de gobierno


de las sociedades colectivas lo constituye la reunión de socios.
Las decisiones se adoptan por mayoría -salvo los casos que se tratan
en el apartado siguiente-, entendiéndose por tal la mayoría absoluta
del capital social, esto es, no el presente en la reunión de socios, lo
que constituye una regla en materia societaria, salvo disposición ex-
presa en contrario.
Para la determinación de la existencia de mayorías en las reu-
niones de socios se tiene en cuenta, aun en las sociedades persona-
listas, el elemento capital, a diferencia de lo que ocurre con las co-
operativas en donde se computa tan sólo un voto por persona, con
prescindencia de su aporte (art. 132, LSC).
Estas mayorías pueden ser modificadas, por la actividad norma-
tiva de los socios, en el estatuto social.

§ 171. MODIFICACIONES DEL CONTRATO. - Las decisiones socia-


les en aquellos temas que implican modificación del contrato, in-
340 TIPOLOGÍA

cluida la transferencia de partes de interés a otro socio, requiere el


consentimiento unánime de los socios (art. 131, LSC). Por tanto,
el acuerdo no tiene naturaleza de acto colegial colectivo, sino con-
tractual: acuerdo de todas las voluntades.
El contrato social puede atenuar esa unanimidad, fijando las
mayorías necesarias, imponiéndose las decisiones a adoptar cole-
gialmente y obligatorias a los ausentes o que voten en forma ne-
gativa.

§ 172. RECESO. - Como se señaló, en el caso de que no se exi-


giera la unanimidad -y se previera el ejercicio del derecho de rece-
so, o éste resultara por aplicación analógica-, como en el supuesto
de la remoción del administrador cuyo nombramiento fue condición
expresa de la constitución de la sociedad, los disidentes podrán ejer-
citar el derecho de receso.
Analógicamente se aplicarán las normas sobre el receso en
las sociedades por acciones, según los comentarios señalados en el
§ 166.

§ 173. ACTIVIDAD EN COMPETENCIA. - Por el carácter persona-


lísimo del tipo social, los socios no pueden realizar actos en com-
petencia con la sociedad, sea por cuenta propia o ajena. El último
supuesto podría serlo a través de la constitución de otra sociedad,
caso en que se aplicarían las disposiciones del art. 54 in fine de la
LSC.
El incumplidor puede llegar a la exclusión, aplicándose en este
supuesto las disposiciones del art. 91 de la LSC. A diferencia de
lo previsto para las sociedades por acciones que limitan esta prohi-
bición a los directores, le es impuesta a los socios, por cuanto todos
tienen libre acceso al conocimiento de los negocios y los secretos
propios de la empresa, usufructuándolos en beneficio personal o de
terceros y en contra del interés social.
Son aplicables en este supuesto las previsiones del art. 54,
párrs. Io y 2o, de la LSC, reiteradas por el art. 133 infine de la LSC
al hablar de "la incorporación de los beneficios obtenidos y el re-
sarcimiento de los daños". No pueden compensarse esos daños con
operaciones exitosas realizadas por el socio en competencia e incor-
porados a la sociedad (arg. art. 54, LSC).
SOCIEDADES DE PERSONAS 341
La actividad en competencia sólo la podrían desarrollar con el
consentimiento expreso y unánime de todos los otros socios, dispo-
sición que no puede ser alterada en el contrato constitutivo, salvo
que en éste se autorice una actividad concreta y actual.

B) SOCIEDAD EN COMANDITA SIMPLE

§ 174. INTRODUCCIÓN. -Tratándose de un tipo societario per-


teneciente a las denominadas sociedades personalistas, su regula-
ción se encuentra en la sección I del capítulo II de la LSC, referido
a las sociedades en particular, pues la legislación societaria ha se-
guido un ordenamiento lógico, regulando en primer término las so-
ciedades de interés, luego a las sociedades por cuotas y finalmente
a los distintos tipos de sociedades por acciones. Además, pese a
mantenerse el principio de la tipicídad de la sociedades, debe tener-
se en cuenta, para el análisis de los distintos tipos societarios, las
disposiciones de carácter general que se encuentran en el capítulo I
de dicha ley y, por ende, a esta figura le son aplicables todas las
normas contempladas en la parte general relativas a éstas (v.gr., la
naturaleza de los aportes de los socios, el régimen de los derechos
de los acreedores de los socios sobre las partes de interés -art. 57,
LSC-, infungibilidad del socio o limitación a la transferibilidad de
las participaciones, en lo que se refiere a los socios comanditados,
etcétera).

§ 175. CONCEPTO. - Coexisten dos categorías de socios (rasgo


tipificante); los comanditados y los comanditarios, cuyos derechos
y obligaciones son bien diferenciados. Los primeros responden por
las obligaciones sociales como los socios de las colectivas (subsi-
diaria, solidaria e ilimitadamente), y los comanditarios limitan su
responsabilidad al capital que se obliguen a aportar.
El comanditario no es un mero suministrador de capital, y en
tal sentido advertimos que, salvo la prohibición de inmixión (le está
vedado intervenir en la administración social -art. 137, LSC-), goza
de todos los derechos propios del status de socio: vigilar, fiscalizar,
designar administradores, considerar la aprobación del balance de
ejercicio, con voz y voto.
342 TIPOLOGÍA

§ 176. PATRIMONIO. CAPITAL. APORTES. - Los aportes de los


socios comanditados tienen el mismo régimen que el de los socios
de la sociedad colectiva. Los comanditarios, conforme la disposición
uci art. i35 de ia LSC, se integran sclan:.;::.: ,;or obligaciones de dar.
Los bienes no dinerarios deben ser valuados aplicándose el art.
51, párr. 2o.
Entendemos que los aportes de uso no deberían integrar el ca-
pital social, aunque tengan valor pues constituyen el patrimonio so-
cial como núcleo de derechos y obligaciones de la sociedad.

§ 177. DENOMINACIÓN. - Similares consideraciones que para


la sociedad colectiva corresponden a la denominación objetiva, la
que se integrará con las palabras "sociedad en comandita simple" o
su abreviatura, o a la razón social de la sociedad en comandita sim-
ple, correspondiendo las referencias a esa razón social exclusiva-
mente al o los socios comanditados.
La violación de estas disposiciones no genera la atipicidad de
la sociedad, sino la responsabilidad del administrador (socio o no)
en los términos que ya señalamos para la sociedad colectiva (art.
136 in fine, LSC): solidaria no subsidiaria.

§ 178. ADMINISTRACIÓN. - La administración y representación


de la sociedad puede ser ejercida por socios comanditados o terceros,
estando vedada a los comanditarios (arts. 136 y 137, LSC). Son
aplicables todas las normas en torno al administrador de las colectivas,
tanto en la forma de actuación individual o colegial, indistinta o con-
junta, designación, remoción, cláusulas especiales, renuncia, etcétera.

§ 179. ACTIVIDAD DE LOS SOCIOS COMANDITARIOS. - Si el co-


manditario infringiese la prohibición de no intervenir en la admi-
nistración será responsable ilimitada y solidariamente. No puede
infringirse esa prohibición a través de una relación de mandato, ex-
presamente descartada por el legislador (art. 137, párr. 3 o , LSC). No
se indica si esa responsabilidad es o no subsidiaria, por lo que nos
inclinamos por la respuesta afirmativa, pues la sociedad no se tor-
na irregular, ni se indica que sea solidario "con la sociedad". Se
pone en similar situación que el socio comanditado.
Esa responsabilidad lo será en relación a todas las obligaciones
sociales si su actuación administrativa fuera habitual, o con aquellas
SOCIEDADES DE PERSONAS 343

en las que interviniera sea en la administración o representación.


cuando su actuación fuese ocasional.
La violación de las prohibiciones legales no genera la invalidez
.-i,, ir,<; -;:to<; cumplidos con los f-r"-^ero<;. ni aun en el c n c n de man-
dato, sino las sanciones de responsabilidad indicadas. También
puede constituir justa causa de exclusión, salvo que hubiese sido
autorizada por la totalidad de los otros socios.
Quedan exceptuados de la prohibición apuntada los de examen,
inspección, vigilancia, verificación, opinión o consejo, lo cual resul-
ta una aplicación del principio general contenido en el art. 55 de la
LSC, como forma de ejercitar la función de fiscalización por parte
de estos socios.

§ ISO. RESOLUCIONES SOCIALES. - Todas las referencias que


formalizamos en torno a las resoluciones del órgano de gobierno en
la sociedad colectiva son aplicables a la sociedad en comandita sim-
ple por expresa aplicación del art. 139 que remite a los arts. 130 y
131 de la LSC.
Como los socios comanditarios carecen de voto en las cuestio-
nes administrativas, la ley expresamente excluye esa limitación en
cuanto a la aprobación de los estados contables, balances anuales,
documentación contable, para la aprobación de la gestión de los ad-
ministradores, y para la designación de administradores, entendien-
do que también corresponde su intervención para la remoción de los
mismos, promoción de acción de remoción cuando se exigiera justa
causa y el administrador la negase, y obviamente para decidir ac-
ciones de responsabilidad.

§ 181. QUIEBRA, MUERTE O INCAPACIDAD DE LOS SOCIOS COMAN-


DITADOS. - La prohibición al socio comanditario de intervenir en los
negocios sociales, sólo se cede en los supuestos de quiebra, muerte,
incapacidad o inhabilitación de todos los socios comanditados, pu-
diendo en ese caso ocuparse de los asuntos de urgencia que requie-
ran los negocios sociales, pero con la condición de regularizar la
situación en un plazo de tres meses (art. 140, LSC).
Para todos los demás temas que hacen al funcionamiento de la
sociedad en comandita simple son de aplicación las normas que re-
gulan a la sociedad colectiva.
344 TIPOLOGÍA

La incapacidad, inhabilitación, declaración en quiebra o con-


curso es justa causal de exclusión del socio comanditado (arg. art.
91, párr. 2o, LSC).

C) SOCIEDAD DE CAPITAL E INDUSTRIA

§ 182. CONCEPTO. - Determina el art. 141 de la LSC la carac-


terización de este tipo social por la existencia de dos clases de so-
cios: capitalista o capitalistas, que responden por las obligaciones
sociales como el socio de la sociedad colectiva, e industrial o indus-
triales, quienes aportando solamente su industria responden hasta la
concurrencia de las ganancias no percibidas.
A pesar de que la finalidad buscada, a través de la adopción de
este tipo por la ley societaria, ha sido la de proporcionar al trabaja-
dor el acceso a una relación societaria, obteniendo de ese modo los
recursos necesarios para afrontar un nuevo emprendimiento. lo cier-
to es que la misma en la actualidad ha caído prácticamente en de-
suso, puesto que, como se afirmó, la hibridez21 del tipo societario
no se adapta a la posición tomada por el trabajo frente al capital;
para los casos que hipotéticamente pueda cubrir la estructura que
tratamos le resulta más conveniente al trabajador ser un dependiente
y al capitalista tener un socio con responsabilidad pecuniaria".

§ 183. DENOMINACIÓN. - Aquí la ley se aparta de la normativa


del Código de Comercio, y contempla la posibilidad de constituir la
sociedad bajo una razón social, pero en este caso, y siendo coherente
con la normativa general, establece el art. 142 de la LSC que la de-
nominación social se integra con las palabras "sociedad de capital
e industria" o su abreviatura, y en caso de actuación bajo razón so-

21
Ya Segovia (Explicación y crítica del nuevo Código de Comercio de la Re-
pública Argentina, t. I, p. 136, nota 1388), utilizando esa terminología, había for-
mulado severas críticas, afirmando que no es justo que siendo el aporte de industria
capital, el socio industrial no comprometa más que su trabajo; ni que tampoco re-
sulta explicable que el socio industrial que se guarda las ganancias, cuando las hay,
se conduzca como un insolvente en el supuesto de pérdidas, y que se transforme en
socio colectivo por el solo hecho de hacer un aporte en especie.
22
Zaldívar y otros. Cuadernos de derecho societario, vol. II, p. 93.
SOCIEDADES DE PERSONAS 345

cial sólo podrán integrarla el o los socios capitalistas, disposición


ésta que juega en salvaguarda de los intereses de terceros. La so-
lución es similar a la de la sociedad en comandita simple, a cuyos
comentarios remitimos.
Si se violara la disposición precedente no se generaría una ati-
picidad, sino una sanción: la de responsabilidad solidaria no subsi-
diaria del firmante, firmante que podría ser el socio industrial, con-
forme la intervención que tuviera en la administración.
En la sociedad de capital e industria del Código Civil, conforme
el art. 1705 de ese cuerpo: "La prestación de un capital, es sólo del
uso o goce del mismo cuando la sociedad se compusiere de un socio
capitalista, y de otro meramente industrial". De esto resulta que
el socio capitalista, en caso de liquidación de la sociedad, obtendrá
la devolución de su aporte, no teniendo derecho alguno el socio in-
dustrial sobre el mismo. La solución es similar en la sociedad de
capital e industria comercial, aunque el aporte lo sea en propiedad,
pues deberá devolvérsele al socio capitalista su aporte antes de dis-
tribuir el remanente entre él y el socio industrial.

§ 184. ADMINISTRACIÓN. - La administración y representación


societaria es permitida en su ejercicio a cualquiera de las dos clases
de socios, supuesto no previsto en el Código de Comercio que la
reservaba al socio capitalista, por cuanto asumía mayor responsa-
bilidad frente a las obligaciones sociales.
Es aplicable todo lo dicho respecto del art. 58 de la LSC y la
administración de la sociedad colectiva.

§ 185. BENEFICIOS DEL socio INDUSTRIAL. - La responsabilidad


del socio industrial sólo alcanza hasta la concurrencia de las ganancias
no percibidas, es decir, hasta la efectiva distribución de utilidades.
En consecuencia, el socio industrial no puede percibir sueldo,
salarios o cualquier otra forma de remuneración, no sólo porque a
ello se opone el art. 68, sino porque, como se ha advertido23, y dada
la limitación de su responsabilidad, equivaldría a asegurarle la re-
tribución de su aporte, en violación a lo dispuesto por el art. 13,
incs. 1 al 3.

- 3 Halperin, cit. por Nissen. Ley de sociedades comerciales, t. II, p. 374.


346 TIPOLOGÍA

La ley es clara al exigir contractualmente la determinación del


socio industrial en los beneficios, pero su omisión no invalida el
contrato, sino que autoriza su fijación en forma judicial (art. 15, LSC),
lo que constituye una excepción a lo dispuesto por el art. 11, inc. 724.
En una reciente ley paraguaya (la ley 117 de 1993), a los apor-
tes de los socios industriales se les refiere como "prestaciones", im-
ponicnuO que se íes Liínbuya un \'aiOí\ que —cornormc cí art. D --
"será equivalente al promedio de remuneraciones abonados por ser-
vicios iguales o similares26, al tiempo de constitución, fijado por un
plazo determinado de trabajo, o por un número de piezas a produ-
cir". O sea que el valor de la prestación, así tasada, del socio in-
dustrial, permite compararla con los aportes de capital.

§ 186. RESOLUCIONES SOCIALES. - E S aplicable lo dispuesto


para la sociedad en comandita simple. El socio industrial interviene
en el gobierno del ente, computándose su voto como el del capita-
lista con menor aporte (art. 145, párr. Io, LSC), pero entendemos
que esa valoración puede ser modificada en el contrato constitutivo.

§ 187. QUIEBRA, MUERTE O INCAPACIDAD DEL SOCIO ADMINISTRA-


DOR. - Es aplicable la disposición ya comentada respecto de los so-
cios comanditarios exclusivamente cuando el socio industrial se en-
cuentre excluido de la administración.
Recordemos que la incapacidad, inhabilitación, declaración en
quiebra o concurso es justa causal de exclusión del socio capitalista

24
Ver Nissen, Ley de sociedades comerciales, t. II, p. 374.
25
Richard, La nueva sociedad de capital e industria paraguaya (un comen-
tario a la ley 117 del año 1993), "Revista Jurídica", Universidad Católica Nuestra
Señora de la Asunción, Facultad de Ciencias Jurídicas y Diplomáticas, Centro de
Estudiantes, 1993, p. 87 y siguientes.
26
De esta manera se pueden superar las dificultades en el derecho argentino para
constituir una sociedad con trabajo, en los términos previstos por el art. 27, párr. Io,
de la ley 20.744: "Las personas que, integrando una sociedad, prestan a ésta toda
su actividad o parte principal de la misma en forma personal y habitual, con sujeción
a las instrucciones o directivas que se le impartan o pudieran impartírseles para el
cumplimiento de tal actividad, serán considerados como trabajadores dependientes
de la sociedad a los efectos de la aplicación de esta ley y de los regímenes legales
o convencionales que regulan y protegen la prestación de trabajo en relación de de-
pendencia". Recuérdese que en esta sociedad de capital e industria paraguaya el
administrador es, en principio, un socio capitalista o un tercero.
SOCIEDADES DE PERSONAS 347

(arg. art. 91, párr. 2o, LSC), y es expresamente excluida la falencia en


el caso de socio industrial de la sociedad civil (art. 1736, Cód. Civil).

D) D E LA SOCIEDAD CIVIL

§ 188. CARACTERIZACIÓN. - Regulada por el art. 1648 y ss.


del Cód. Civil, hemos hecho continuas referencias a esta figura,
pues le resultan aplicables los mismos principios generales que he-
mos venido comentado.
El Proyecto de Unificación de la Legislación Civil y Comercial
tiende a su supresión, incluyéndola en una ley general de sociedades
juntamente con los otros tipos personalizados, sea en un nuevo tipo
o absorbiéndola en las figuras ya conocidas, en atención a la indi-
ferenciación del objeto civil o comercial. Señalamos esto por cuan-
to entendemos que una sociedad civil no tiene ninguna prohibición
de realizar actividad comercial como habitual; sólo tendrá que re-
gistrarse y llevar libros rubricados si pretende hacer valer como prue-
ba de confrontación sus propios libros.
La LSC, en el art. 285, inc. 1, autoriza a que la sindicatura de
la sociedad anónima sea ejercida por una sociedad civil integrada
exclusivamente por abogados o contadores.
En el Código Civil se trata de un tipo abierto, abarcativo de la
sociedad civil de hecho (que no realiza actos de comercio con ha-
bitualidad), y de la de capital y trabajo que no realice actos de co-
mercio con habitualidad, o de una sociedad civil determinada por la
forma constitutiva y su denominación, que -como hemos dicho- po-
drá tener indistintamente objeto civil, comercial o mixto.
El estudio de este tipo social se funda en la convicción de que
las sociedades civiles no difieren en esencia de las sociedades co-
merciales e integran el sistema del derecho societario argentino.
Carece de sentido mantener un sistema ya caduco incluyendo a las
sociedades entre los contratos, confundiéndola con su negocio cons-
titutivo, cuando la sociedad es persona jurídica y debe tener un tra-
tamiento específico, eventualmente en una ley especial como inten-
taran hacerlo los proyectos de unificación.
Modificado el criterio del Código de Comercio, en donde la
diferencia sustancial de las sociedades estaba dada por el objeto,
348 TIPOLOGÍA

según fuera éste civil o comercial, y reconociendo que en la ac-


tualidad, y conforme al régimen legal introducido por la LSC, la
diferencia más marcada radica en la tipicidad -entendida como la ne-
cesidad de adecuar el contrato constitutivo a una estructura prede-
terminada-, el resto de los rasgos son muy semejantes en ambas so-
ciedades.
Si comparamos la definición del art. 1648 del Cód. Civil de la
sociedad civil, con el concepto del art. Io de la LSC, advertiremos
que, salvando las distancias de la terminología empleada, propia de
la época en que cada ordenamiento jurídico fue elaborado, y la re-
ferencia a la tipicidad, en ambas encontramos la pluralidad de perso-
nas en el momento constitutivo, la obligación de efectuar un aporte,
el fin de obtener una utilidad apreciable en dinero (en la sociedad civil
se advierte en forma mucho más marcada que en la sociedad comer-
cial -donde predomina el criterio de la organización- el ánimo de
lucro), y la participación en los beneficios obtenidos y soportación
de las pérdidas eventuales.
Las circunstancias apuntadas, y la intención de aportar nuestro
esfuerzo a las tareas que se vienen desarrollando en procura de la
unificación del derecho privado, explican la inclusión en los estu-
dios societarios de la sociedad civil^ ya que, conforme sus caracterís-
ticas, tales como: naturaleza de los aportes (art. 1649, Cód. Civil),
jerarquización de la calidad de la persona del socio (art. 1670, Cód.
Civil), cesión de las participaciones societarias (art. 1671, Cód. Civil),
facultad de administrar de todos los socios (art. 1676, Cód. Civil), etc.,
la identifican en gran medida con las sociedades personalistas.

§ 189. CONSTITUCIÓN. - Se trata de una relación bi-plurilate-


ral consensual que puede considerarse constituida por la mera acti-
vidad a nombre colectivo, para cuya constitución no se requiere en
principio ninguna formalidad (art. 1662, Cód. Civil) en referencia a
la sociedad de hecho, requiriéndose la escritura pública para su
constitución regular27, y en esto difiere de la forma de constitución
de las sociedades comerciales (art. 1184, inc. 3 o , Cód. Civil), mien-

27
Borda, Tratado. Contratos, t. II, p. 227. Explícita que en todos los su-
puestos es aplicable después de la reforma al Código Civil por ley 17.711 la norma
del art. 1184, inc. 3 o , eliminándose la distinción de la redacción originaria de exi-
girse la escritura cuando los aportes excedían de un mil pesos.
SOCIEDADES DE PERSONAS 349
tras que las sociedades comerciales deben constituirse por instru-
mento público o privado, salvo el supuesto de la sociedad anónima.
Se trata de un requisito ad probationem, atento a la disposición
del art. 1663 del Cód. Civil que autoriza la acreditación de la exis-
tencia de la sociedad por otros medios.
Sobre la prueba son aplicables las normas del art. 1190 y ss.,
del Cód. Civil, admitiéndose la prueba testimonial de conformidad
al parámetro indicado en el art. 1662 del mismo plexo, referido a la
totalidad del patrimonio social. No debe confundirse la prueba del
contrato de sociedad con la prueba de actos o Contratos formalizados
por la sociedad con terceros.

§ 190. ADMINISTRACIÓN. - La administración, conforme al art.


1676 del Cód. Civil, consagrando un régimen muy similar al de la
sociedad colectiva, determina que el poder de administrar corres-
ponde a todos los socios, y se reputa ejercido por cada uno de ellos,
salvo disposición en contrario.

§ 191. RESPONSABILIDAD DE LOS SOCIOS. - E n materia de res-


ponsabilidad de los socios por las obligaciones sociales, no existe
solidaridad entre ellos (salvo pacto expreso). El art. 1747 dispone
que "los socios no están obligados solidariamente por las deudas
sociales", y que los socios son responsables "por una porción viril,
y sólo en esta proporción, aunque sus partes en la sociedad sean
desiguales". Se trata de una responsabilidad mancomunada.

§ 192. RELACIONES CON TERCEROS. - El hecho de constituir la


sociedad civil un sujeto de derecho, es decir, de tratarse de un ente
dotado de personalidad jurídica y, por ende, de propia capacidad pa-
ra adquirir derechos y contraer obligaciones -a través de sus órga-
nos- configura el elemento esencial en torno del cual giran las re-
laciones de la sociedad con los terceros.
El Código Civil en su art. 1711 determina como "terceros, con
relación a la sociedad y a los socios, no sólo todas las personas que
no fuesen socios, sino también los mismos socios en sus relaciones
con la sociedad, o entre sí, cuando no derivasen de su calidad de
socios, o de administradores de la sociedad".
De esta manera, conforme al art. 1712, "los deudores de la so-
ciedad no son deudores de los socios, y no tienen derecho a com-
350 TIPOLOGÍA

pensar lo que debiesen a la sociedad con su crédito particular con-


tra alguno de los socios, aunque sea contra el administrador de la
sociedad".
Empero, la difícil relación interpretativa que surge de la redac-
ción de los arts. 1713 y 1747 del Cód. Civil28, impone la búsqueda
armónica entre ambas normas, indicando, como principio inicial,
que los acreedores pueden exigir el todo de la obligación de la so-
ciedad, a cualquiera de los socios, cuando éstos se hubiesen obliga-
do solidariamente en el contrato social. Si falta esa solidaridad ex-
presa, sólo tienen derecho a-cobrar de los socios hasta su porción
viril, según lo preceptuado por el art. 1747. Tratándose de una deu-
da social, es lógica la solución de la parte última del art. 1713, en
virtud del cual el socio a quien ha perseguido el acreedor de la so-
ciedad podrá reclamar a la sociedad la totalidad del crédito pa-
gado, o, en su caso, a falta de responsabilidad por insuficiencia de
capital de la sociedad, obtener la repetición, en función de su parte
viril, de cada uno de los socios29.

§ 193. RESOLUCIONES SOCIALES. - Sin agotar el rico espectro


de las sociedades civiles que se encuentra cuidadosamente regulado
en el Código Civil, desde el art. 1648 al 1778, y a cuya lectura re-

28
El art. 1713 expresa: "Los acreedores de la sociedad son acreedores, al
mismo tiempo, de los socios. Si cobraren sus créditos de los bienes sociales, la
sociedad no tendrá derecho de compensar lo que les debiere con lo que ellos de-
biesen a los socios, aunque éstos sean los administradores de la sociedad. Si los
cobrasen de los bienes particulares de algunos de los socios, ese socio tendrá de-
recho para compensar la deuda social con lo que ellos le debiesen, o con lo que
debiesen a la sociedad". El art. 1747 prescribe: "Los socios no están obligados
solidariamente por las deudas sociales, si expresamente no lo estipularon asi. Las
obligaciones contratadas por todos los socios juntos, o por uno de ellos, en virtud
de un poder suficiente, hacen a cada uno de los socios responsables por una porción
viril, y sólo en esta proporción, aunque sus partes en la sociedad sean desiguales,
y aunque en el contrato de sociedad se haya estipulado el pago por cuotas desigua-
les, y aunque se pruebe que el acreedor conocía tal estipulación".
29
Como expresan Garrido y Zago (Contratos civiles y comerciales, t. II, p.
414), el codificador en la nota al art. 3490 aclara que "la porción viril es una frac-
ción cuyo denominador es igual al número de... (deudores), pues que ella se deter-
mina por cabeza, pro numero virorum, y por consiguiente las partes viriles son ne-
cesariamente iguales", a pesar de que su interés pueda ser distinto, con lo cual la
norma aparece viciosa, en cierta manera injusta, frente a los socios con aportes dis-
tintos, pero aun viciosa debe ser aplicada.
SOCIEDADES DE PERSONAS 351

mitimos, comentamos el régimen de resoluciones sociales previsto


para esta clase de sociedades.
En esta materia no existe en el Código Civil una regulación
sistemática y orgánica del órgano de gobierno. Normas dispersas
establecen pautas para la decisión de ciertos temas, por lo que en este
punto primará lo pactado en el contrato constitutivo o estatuto, en
lo que se refiere a la forma de reunirse y deliberar de los socios.
El art. 1672 del Cód. Civil dispone que "/a mayoría de los so-
cios no puede alterar el contrato social respecto al objeto y modo
de la existencia de la sociedad, ni facultar actos opuestos al fin de
la sociedad, o que puedan destruirla. Innovaciones de ese género
sólo pueden hacerse por deliberación unánime de los socios". Esto
significa que toda modificación sustancial del contrato debe ser
adoptada por unanimidad de los socios. Esto es coherente en cuan-
to a que en las sociedades personalistas se mantiene, respecto de la
gestión normativa, la relación contractual, abandonada en las socie-
dades capitalistas o en los actos de gestión de las personalistas al
sistema colegial de mayorías.
Conforme ese criterio, las demás resoluciones sociales (activi-
dad de gestión) serán adoptadas por mayoría absoluta de los socios,
reunidos en la forma que se haya previsto en el contrato social.
CAPÍTULO VII

SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA

A) CONSIDERACIONES GENERALES

§ 194. CONCEPTO. - Esta sociedad tampoco se encuentra defi-


nida en el texto de la ley de sociedades comerciales, determinándose
solamente ciertos elementos caracterizantes que la identifican.
Los mismos resultan del art. 146 que especifica que el capital
se divide en cuotas, los socios limitan su responsabilidad a la inte-
gración de las cuotas que suscriben o adquieren, sin perjuicio de la
garantía por la integración del capital, limitando el número máximo
de socios a cincuenta.
Estas especificaciones tienden a evitar una excesiva concurren-
cia de socios, propia de una sociedad auténticamente de capitales
-por acciones-, que se advierte en la limitación del número de so-
cios. Claro está que esta limitación podría ser superada a través
del recurso del socio del socio, permitiendo la participación econó-
mica, mas no el ejercicio de los derechos políticos del socio.
La división del capital en cuotas de igual valor y no represen-
tabas en títulos negociables es una de las características tipificantes,
cuyo alcance determinaremos más adelante, pero que marca las di-
ferencias con las otras participaciones en las sociedades: partes de
interés en las personalistas y acciones en las de capital. De allí su
indicación como sociedad intermedia entre las de capital y las per-
sonalistas, clasificación que corresponde más a un criterio pragmá-
tico que científico, que lleva muchas veces a indicarlas como socie-
dades de tipo "mixto", que en sí mismo no tiene ninguna significación,
pues puede o no limitarse la transferibilidad de las cuotas, en forma

23. Richard - Miaño, Derecho societario.


354 TIPOLOGÍA

casi similar a las acciones, aunque siempre es más ágil la transfe-


rencia de éstas, aun siendo nominativas no endosables.
Se ha conceptualizado1 que tanto en virtud de las disposiciones
contenidas en la LSC, como en la que ésta sustituyó, la sociedad de
responsabilidad limitada tiene características particulares que la di-
ferencian de los tipos clásicos de sociedades. Mientras aquellas se
definían, según el predominio de los factores intuitu reí o persones,
en sociedades de personas o capital, en ésta ambos factores están
taxativamente limitados, no siéndoles aplicables, por consiguiente y
en general, las mismas disposiciones. Realizamos esta cita al solo
efecto de marcar la particular especialidad del vínculo que se genera
en esta sociedad.
No hay duda de que la normativa de esta sociedad, incluso en
nuestro país, evoluciona de una cierta inclinación de lo personal a
lo estructural o real, incluso con cambios como la liberalización de
la transferencia de cuotas que se advierte en 1983, con la reforma
introducida por la ley 22.903.
Las características tipificantes, más que la responsabilidad o la
denominación, son las referencias a la división del capital y la or-
ganización de la representación.
La responsabilidad de los socios es de tipo intermedio entre las
personalistas y las de capital. En aquéllas los socios responden so-
lidariamente -aunque subsidiariamente-, salvo el caso de los socios
comanditarios y los industriales, a lo que ya nos hemos referido.
En la de responsabilidad limitada, justamente, aparece limitada esa
responsabilidad a la efectiva integración del capital social, la que
aparece garantizada solidariamente por los socios, con una obliga-
ción directa -en este punto idéntica al accionista- al desembolso de
su propio aporte.
Otro de los elementos tipificantes es la organización de su ad-
ministración y representación, concebida bajo la denominación de
"gerencia".
Como elemento caracterizante se indica su denominación, en la
que debe señalarse el tipo -como en todas las sociedades mencio-
nadas como típicas en la ley de sociedades, a la que nos referire-
mos-.

1
CNCom, Sala B, 19/6/74, "Gach, Muchow y Doldesi", LL 156-913, n° 595.
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 355

Originariamente la ley 19.550 había organizado tres subtipos


de sociedad de responsabilidad limitada, atendiendo a la mayor o
menor cantidad de socios, pero esa subclasificación ha sido remo-
vida por la reforma introducida por ley 22.903.
Esta reforma sustituyó el elemento personal por otro elemento
cuantitativo: el monto del capital, para determinar regias de organi-
zación de control interno y de realización de las reuniones de socios,
procurando erigir a la sociedad de responsabilidad limitada como la
estructura adecuada para la pequeña y mediana empresa ejercida en
forma "familiar", disminuyendo de esa manera la utilización exce-
siva de la sociedad anónima para esos emprendimientos.
No podríamos llegar a sostener que subsisten subtipos de so-
ciedad de responsabilidad limitada en el actual régimen2 sino que
existe un mayor margen a la autonomía de la voluntad, al no regis-
trarse normas de carácter imperativo, cuando la sociedad no alcanza
el capital previsto en el art. 299, inc. 2, de la LSC. No obstante,
cuando el capital de la sociedad de responsabilidad limitada alcanza
el que impone el control público permanente en la sociedad anónima
y la existencia de un órgano interno de fiscalización, éste también
es requerido para la sociedad de responsabilidad limitada. En nues-
tro derecho no se impone un máximo del capital social con el que
pueden operar estas sociedades, como en otras legislaciones para
evitar su elección en el caso de grandes empresas económicas.
Un elemento caracterizante es el subjetivo cuantitativo: el lími-
te máximo de cincuenta socios. Al no imponerse un capital máxi-
mo, se impone un número máximo de socios para evitar su utili-
zación en sociedades despersonalizadas. Nos preguntamos en qué
situación se encontrará la sociedad de responsabilidad limitada con-
formada por cincuenta socios, en la cual, verbigracia, uno de los
socios pignora una cierta cantidad (parcial) de sus cuotas y ante el
incumplimiento es ejecutado -y vencido- por su acreedor prendario3.
¿Se ha llegado a infringir en este caso el límite de cincuenta
socios establecidos en el art. 146 de la LSC?

2
Fariña, Compendio, p. 213, que pese a señalar similar criterio habla de "dos
clases de SRL".
3
Conf. Muiño, ponencia presentada a las II Jornadas Nacionales de Institutos
de Derecho Comercial, Buenos Aires, 1 y 2/9/94.
356 TIPOLOGÍA

De ser así, la situación puede desembocar en ribetes insospe-


chados. ¿Podrá llegar a sostenerse que a la persona que desborda
(sobrepasa) el número límite fijado no se la debe considerar socio?
¿Se considerará que estamos ante una situación de nulidad? ¿Nu-
lidad de qué?, y en tal caso, ¿nulidad absoluta (por violación de un
requisito esencial tipificante), o relativa y, por ende, subsanable
Hasta su iúipügiíaciuii judicial —requisito esencial no tipificante—
(arg. art. 17, LSC)?4. ¿Podríamos acaso siquiera pensar que el so-
cio que motivó el exceso se encontraría incurso en "justa causa" que
posibilitara su exclusiun ^u't. y'¡. L J L . ; . . ¿oería aplicable a! caso
el sistema del art. 156? Es decir, ¿deberán considerarse condómi-
nos? ¿De qué?, y en caso afirmativo, ¿deberían designar una per-
sona que ejercite los derechos inherentes a esa participación pro-in-
diviso?
La justa causa de oposición a la inscripción de nuevo socio, sea
adquirente en la subasta, o incluso por transferencias parciales, o
transmitidas mortis causa, parece la solución doctrinaria de esta
cuestión, que deberá ser ejecutada junto con la suscripción preferen-
te o la reducción del capital social.
Lo cierto es que no resultaría factible intentar la inscripción de
una sociedad constituida con más de ese número de socios y todo
exceso que se genere durante su funcionamiento implicaría una cau-

4
Establece el art. 17 de la LSC que "es nula la constitución de una sociedad
de los tipos no autorizados por la ley. La omisión de cualquier requisito esencial
no tipificante hace anulable el contrato, pero podrá subsanarse hasta su impugnación
judicial".
5
El art. 91 de la LSC dispone: "Cualquier socio en las sociedades menciona-
das en el artículo anterior, en las de responsabilidad limitada y los comanditados de
las en comandita por acciones, puede ser excluido si mediare justa causa. Es nulo
el pacto en contrario. Habrá justa causa cuando el socio incurra en grave incum-
plimiento de sus obligaciones. También existirá en los supuestos de incapacidad,
inhabilitación, declaración en quiebra o concurso civil, salvo en las sociedades de
responsabilidad limitada. El derecho de exclusión se extingue si no es ejercido en
el término de noventa días siguientes a la fecha en la que se conoció el hecho jus-
tificativo de la separación. Si la exclusión la decide la sociedad, la acción será
ejercida por su representante o por quien los restantes socios designen si la exclusión
se refiere a los administradores. En ambos supuestos puede disponerse judicial-
mente la suspensión provisoria de los derechos del socio cuya exclusión se persigue.
Si la exclusión es ejercida individualmente por uno de los socios, se sustanciará con
citación de todos los socios".
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 357

sal de rechazo de la transferencia o de inoponibilidad de la misma


a la sociedad6.
El Proyecto de Unificación de la Legislación Civil y Comercial,
sancionado bajo ley 24.032, luego vetada totalmente mediante decr.
2719/91 del Poder Ejecutivo nacional, autorizaba la sociedad de res-
ponsabilidad limitada de un único socio7, originario o sobreviniente.
sifi que Je CÍÍÜ .süorcvcnga ¡a c¿iso¡uC;ón de la sociedad o un auínenLü
de responsabilidad del único socio. Se trata de la recepción en
nuestro sistema de la empresa individual de responsabilidad limita-
da. EMÚ limitación de responsabilidad no afectará la del único so-
cio en los supuestos del art. 54, pues el abuso que formalice del tipo
autorizará a requerir la superación de los límites formales de res-
ponsabilidad que impone el tipo, sin afectar la personalidad del ente
en beneficio de los acreedores sociales que tendrán preferencia en
relación a los acreedores individuales sobre los bienes en el patri-
monio de la sociedad. El único punto a resguardar es la inmediata
integración del capital.

§ 195. CARACTERIZACIÓN. - Como vimos al igual que con los


anteriores tipos sociales, la ley no define qué se entiende por socie-
dad de responsabilidad limitada* y solamente la caracteriza estable-
ciendo sus elementos, que seguidamente analizaremos.
a) El criterio de división del capital en cuotas respondió a la
facilitación del funcionamiento de la sociedad en lo atinente a la dis-
tribución de los resultados, la negociabilidad de éstas y sobre todo
a una simplificación en el cómputo de las votaciones.
En nuestra normativa societaria, las cuotas sociales de la socie-
dad de responsabilidad limitada deben poseer igual valor (art. 148.

6
Halperin, Sociedades de responsabilidad limitada, p. 41, sostiene la nulidad
de la aceptación de esos socios y el carácter esencial del número máximo, cuya
existencia generaría la atipicidad de la sociedad y su consecuente nulidad.
7
Los anteproyectos actuales de reformas al Código Civil o ley de sociedades
comerciales, con total uniformidad, autorizan también la constitución de una socie-
dad por acciones por negocio unipersonal, sea de persona física o jurídica, como
hemos expresado en el capítulo II.
8
No trataremos aquí la conveniencia o no de incluir en cuerpos normativos
definiciones doctrinarias, pero los tipos tratan de huir de la definición de socie-
dad, determinando sus características, aproximando así a la idea de persona jurídica
y alejándose de la de contrato.
358 TIPOLOGÍA

LSC)9, y al mismo tiempo cada una de ellas es indivisible10, cuya


justificación estriba en el hecho de facilitarse de esa manera el
cómputo de los votos".
Empero, cada socio puede poseer una pluralidad de cuotas, de
donde se desprende que a pesar de que todas las cuotas deben ser
de igual "valor", el "valor" de la participación del socio en el capital
social es penectameme variable.
Resulta distinguible la cuota de la parte de interés, pues a pesar
de que ambas implican divisiones del capital social, la cuota es una
parte alícuota de éste, su régimen de cesión es netamente diferen-
ciaba, señalando el límite de responsabilidad del titular y, a dife-
rencia de lo que ocurre con las partes de interés, las cuotas pueden
ser embargadas y ejecutadas, conforme expresamos en relación al
régimen del art. 57 de la LSC, además de las modalidades propias
que más adelante desarrollaremos.
Asimismo, la diferencia fundamental entre las cuotas y las ac-
ciones de la sociedad anónima radica en que aquéllas no resultan
incorporables a un título de crédito y, por ende, poseen un régimen
de transmisibilidad (negociabilidad) diverso12.
Ya bajo la antigua normativa -art. 9°, ley 11.645, que no ha
sido reproducido por la LSC, aunque su doctrina permanece vigen-

9
El art. 148 de la LSC establece: "Las cuotas sociales tendrán igual valor, el
que será de diez pesos o sus múltiplos".
10
Por remisión expresa que formula la norma del art. 156: "Cuando exista
copropiedad de cuota social se aplica el art. 209. La constitución y cancelación de
usufructo, prenda, embargo u otras medidas precautorias sobre cuotas, se inscribirán
en el Registro Público de Comercio. Se aplicará lo dispuesto en los arts. 218 y
219". Por su parte, el art. 209 expresa: "Las acciones son indivisibles. Si existe
copropiedad se aplican las reglas del condominio. La sociedad puede exigir la uni-
ficación de la representación para ejercer los derechos y cumplir las obligaciones
sociales".
11
Muiño, ponencia presentada a las II Jornadas Nacionales de Institutos de
Derecho Comercial, Buenos Aires, 1 y 2/9/94.
12
En este'sentido tiene dicho la jurisprudencia que "las cuotas de capital de
una sociedad de responsabilidad limitada no tienen entidad corpórea, ni poseen in-
dividualidad que las asimile al carácter de acciones, por ejemplo, de una sociedad
anónima. Representan el aporte societario de capital de sus integrantes en cali-
dad de socios; capital que pertenece a la sociedad y no a cada socio en particular
ni siquiera en proporción a su respectivo aporte (CNCiv, Sala C, 6/6/75, LL, 1976-
A-143).
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 359
te- se prohibía que el capital pudiera ser representado por títulos
negociables. No obstante, la práctica y los autores extranjeros13,
frente a normas análogas han planteado la posibilidad de emitir cer-
tificados de partes (cuotas) sociales, llegando a la conclusión de su
licitud, que son meros documentos probatorios, cuya posesión no
engendra derecho alguno, porque éste existe sin el documento, cuya
transferencia; n ^ r i,r> n^^^;n mn^^'r-i/il c^ °^o!L!tL!rricnte nula'-1. No
se percibe qué interés legítimo se satisface con la emisión de esta
especie de certificados, que como gráficamente se ha dicho no tiene
más valor que un diploma de socio :í .
La representación de la cuota mediante títulos no es aceptada
como hemos repetido. La calidad de socio resulta, frente a terce-
ros, de la inscripción registral respectiva.
b) En cuanto a la limitación de la responsabilidad de los socios
a las cuotas suscriptas o adquiridas, debemos considerar que -a di-
ferencia del régimen apuntado de las sociedades personalistas- en
la sociedad de responsabilidad limitada se excluye la de responsabi-
lidad personal de los integrantes por las deudas sociales, las que de-
ben ser asumidas con el patrimonio social.
Sin embargo, como determina el art. 150 de la LSC, "los socios
garantizan solidaria e ilimitadamente a los terceros la integración de
los aportes". Es decir que garantizan tanto la correcta y completa in-
tegración de los aportes, como la efectividad y valor adjudicado a ellos.
De esta forma se produce una ampliación de la responsabilidad
al monto del capital aportado, cuando existan aportes de capital no
integrados, o se hayan valuado aportes en especie, y sin que se haya
efectuado su valuación judicial (arg. art. 51, LSC). Este aspecto, a
su vez, marca la diferencia con los accionistas de la sociedad anó-
nima, en que los socios limitan su responsabilidad "exclusivamente"
a la integración de las acciones suscriptas (art. 163, LSC).

13
Según refiere Halperin, Sociedades de responsabilidad limitada, p. 76.
14
Coincidentemente, CNCiv, Sala C, 6/6/75, LL, 1976-A-143, expresó que "el
llamado 'certificado de cuota' sería un mero documento probatorio cuya posesión
no engendra ningún derecho", agregando que la LSC "da un régimen especial para
la trasferencia de las partes sociales que empece la creación de dichos títulos con
un significado idéntico al de la acción".
15
Ferreira, Sociedades por quotas, cit. por Halperin, Sociedades de respon-
sabilidad limitada, p. 76.
360 TIPOLOGÍA

§ 196. ANTECEDENTES. - Como derivación de la sociedad anó-


nima, para la mediana y pequeña empresa se plasma, a fines del
siglo xix, como reexpresión de lo, que en el derecho inglés es la
prívate company16, la sociedad por cuotas o de responsabilidad li-
mitada, naciendo como persona jurídica con el beneficio de la res-
ponsabilidad limitada del socio, sólo por efecto de la patente real
primero, conforme la companies act de 1844 y de la mera registra-
cion después, companies act de 1856. Y en la región de Lorena,
en Alemania, con la ley del 20 de abril de 1892, para luego trascen-
der al imperio austro-húngaro por la ley del 6 de marzo de 1906, de
donde se difundió a toda Europa. En Inglaterra fue normada por la
companies act de 1907, como prívate companies, que en la sección
37 se ocupa de ellas dentro de la regulación de las anónimas, como
variante de éstas, por lo que la participación del socio se representa
en un documento-acción. En Francia, si bien la expresión se usa
desde 1863, sólo es reconocida como tipo social por la ley del 7 de
marzo de 1925.
No es sino hasta la sanción de la ley 11.64517 que la figura de
la sociedad de responsabilidad limitada se plasma legislativamente
en nuestro país18. En 1965 aquella norma es modificada por la ley
16.732, luego por la sanción de la LSC de 1972, modificada por la
ley 22.903 en Í983, que introdujo importantes cambios en este tipo
social.
Como lo señala la Exposición de motivos de la LSC, este tipo
social surge en forma coherente con el principio de mantener dentro
de la regulación de los distintos tipos societarios una correlación y
adecuación entre la estructura técnica y la realidad económica, para
cubrir precisamente el campo de actividades que se considera su-

16
Conf. Rivolta, Sulla societá a responsabilitá limitata: precedenti storici ed
orientamenti interpretativa, "Rivista di Diritto Civile", 1980, p. 477 y siguientes.
17
Originada en el proyecto del senador Ramón Castillo, elaborado sobre la
base del proyecto de Laurencena y que es estudiada y aprobada por la Cámara de
Senadores y luego de Diputados en 1932, promulgada como ley el 8/10/32.
18
Anteriormente existieron diversos proyectos que no tuvieron el éxito espe-
rado. Podemos mencionar el anteproyecto de Laurencena de 1926 que no tuvo tra-
tamiento legislativo; el anteproyecto de la IGJ de 1926, que autorizaba a las socie-
dades colectivas a limitar la responsabilidad de los socios, y el proyecto del senador
Mario Bravo de 1929, sancionado en ese año por la Cámara de Diputados y remitido
a la de Senadores, sin que fuera tratado por esta última, entre otros.
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 361

puestamente inadaptable al esquema más complejo que implica una


sociedad anónima.
Constituye una sociedad intermedia para que los partícipes en
un negocio, si deciden la corporativización de la actividad, tengan un
tipo societario que autorice una mayor participación.
Se incorpora el tipo intentando un equilibrio entre las ventajas
que ofrece la responsabilidad limitada de los socios -propia de los
accionistas- y el carácter personalista de las sociedades intuito per-
sones.
La ley 22.903 introdujo importantes modificaciones al tipo,
acercándolo más a las necesidades de las empresas de tipo familiar
-que hasta ese momento se constituían como sociedades anónimas
cerradas-, como forma de potenciar su utilización, liberando su es-
tructura. Se procuró una simplificación de las reglas vigentes, de-
jando a la autonomía de las partes regulaciones específicas de fun-
cionamiento dentro del tipo (ver Exposición de motivos de la ley
22.903).

§ 197. DENOMINACIÓN. - Se suele criticar la denominación so-


ciedad de responsabilidad limitada, pues la sociedad responde ilimi-
tadamente con todo su patrimonio, pero entendemos que es una ade-
cuada forma de avisar la limitación de responsabilidad de los socios,
que sólo garantizan la existencia originaria del capital social.
La denominación social -no razón social, propia de las socieda-
des personalistas, que permite conocer a los terceros los socios res-
ponsables personal e ilimitadamente por las obligaciones sociales-
puede contener el nombre de uno o más socios, como denominación
subjetiva. Por contraposición a esa posibilidad, la sociedad puede
denominarse con un nombre de fantasía o por su objeto o denomi-
nación objetiva. De optarse por la denominación subjetiva no es
necesario que ésta identifique -como ocurre con la razón social- a
la totalidad de los socios -eventualmente por la advertencia de la
existencia de otros por el indicador "y compañía", o su abreviatu-
ra "y Cía."-.
La identificación que se requiere de la sociedad, o sea la indi-
vidualización del tipo, no aparece normada como requisito tipifican-
te. Debe recordarse que la omisión de requisitos tipificantes genera
un vicio de nulidad (art. 17). En cambio, el art. 147 dispone que
su omisión -sin aclarar si lo es en el contrato constitutivo o en un
167 TIPOLOGÍA

contrato específico- hará responsable ilimitada y solidariamente al


gerente por los actos que celebre en esas condiciones.
Obviamente que no debería autorizarse la inscripción de una
sociedad de responsabilidad limitada que omita su denominación ti-
pificante. Pero en el supuesto de habérselo autorizado no podría
luego disponerse su nulidad, sino estar a la sanción prevista en la
ley, sin perjuicio de autorizar la modificación del contrato, pues no
existe una expresa sanción de nulidad. Al contrario, la ley sanciona
la actuación no imputativa a una sociedad de responsabilidad limi-
tada, la que debe ser asumida en esa forma por el gerente, aun cuan-
do el contrato hubiera omitido expresamente la indicación en la de-
nominación, superada tácitamente al contratar la constitución de una
sociedad de ese tipo. Es en la actuación donde el legislador ha que-
rido remediar el posible equívoco por parte de los terceros. Debe-
mos recordar que todo el sistema de publicidad y responsabilidad
de la ley se enrola en la tutela de los terceros que contratan con la
sociedad, aun en los casos de las sociedades irregularmente cons-
tituidas.
Es materia de discusión si debe modificarse la denominación
social que incluye el nombre de un ex socio, entendiéndose19 que
esa denominación, una vez fijada, debe considerarse, en principio,
inmutable, no importando el cambio del elenco de socios. El pro-
blema será de materia contractual, si el socio que se retira o que

19 Sobre el punto la CNCom, Sala A, 20/12/77, "Rivadulla, Eduardo c/Riba-


gliati, Luis y otro", EDy 77-191, voto del doctor Etcheverry, señaló que los límites
que pretendió imponer la LSC fueron éstos: que en la sociedad de responsabilidad
limitada, a diferencia de las sociedades anónimas, sólo pudiera integrar la denomi-
nación, si no era de fantasía, el nombre de socios de la sociedad. Pero esa deno-
minación, una vez fijada e inscripta, debe considerarse, en principio, invariable, ha-
bida cuenta de la naturaleza inmutable de todo sistema del nombre (con más
acentuación, claro está, en el marco del derecho civil). No importa el cambio fu-
turo en el elenco de socios, pues el integrante del ente que sale, implícitamente
admite la permanencia de su nombre en la denominación si no la objeta o negocia
el cambio de ésta. En nada cambia a la sociedad de responsabilidad limitada que
su denominación siga conteniendo el nombre de algún antiguo socio retirado. Y
más: tampoco podrá objetarse (no hay sanción) si los socios, con autorización del
interesado, incluyeran en la denominación el nombre de una tercera persona de exis-
tencia visible (es lógico que este supuesto es hipotético, porque el contrato sería
objetado por el Registro al pretenderse su inscripción en violación a lo dispuesto
por el art. 147, LSC).
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 363
transfiere sus cuotas no impone el cambio de nombre, siempre y
cuando pudiese hacerlo. La sociedad no está obligada al cambio
de denominación por ese retiro. Contrariamente a ese criterio, se
ha sostenido que en el caso de que fallezca el socio cuyo nombre
figuraba en la denominación social, es necesario cambiarlo20.
Siendo la denominación la forma de identificación de la sociedad
en el mundo jurídico, no es admisible la existencia de dos sociedades
de igual nombre. Así, se ha sostenido esta tesis21, aun cuando se tra-
ten de dos sociedades de tipo distinto, o sea, diferenciadas en la de-
nominación del tipo, y aunque actúen con objetos sociales distintos.

B) CAPITAL SOCIAL

§ 198. NOCIÓN. - E l capital, particularmente en la sociedad


de responsabilidad limitada, debe ser suficiente para posibilitar el
cumplimiento del objeto social y no erigirse constitutivamente en
una causal de disolución. Un capital desproporcionadamente redu-
cido en su magnitud, determinará la imposibilidad ex origine de
cumplir el objeto que debe, por esencia, ser fácticamente posible.
Si bien la LSC no estableció un capital mínimo, como lo hacía la
ley 11.645 para la sociedad de responsabilidad limitada, ello no im-
plica la permisibilidad de sociedades de responsabilidad limitada
con capitales mínimos22.
Ese capital, conformado por el conjunto de aportes efectuados
por los socios, reviste en este tipo social -habida cuenta de la res-
ponsabilidad limitada de sus integrantes- especial importancia, al
constituir la garantía para los terceros que se vinculan negocialmen-
te con la sociedad.
Se trata de un recaudo cuya mención debe figurar en todo acto
constitutivo (arg. art. 11, inc. 4, LSC), con indicación de los bienes

20
Conforme criterio de CNCom, Sala B, 8/6/78, LL, 1978-C-44; id., id.,
8/8/79, LL, 1980-A-191, con disidencia del fiscal, Di lorio, también con importante
reseña doctrinaria corresponde que se modifique e¡ nombre social cuando desapare-
ce el socio que en él figura.
21
CNCom, Sala D, 30/6/86, LL, 1986-D-161.
22
JuzgCom de Registro Capital, firme. 30/6/80, LL, 1980-D-464.
364 TIPOLOGÍA

aportados por cada socio. El régimen de aplicación en la especie


presupone los preceptos contenidos en la parte general, esto es que
conforme las disposiciones de los arts. 39 y 45 de la LSC, el aporte
debe consistir en bienes determinados, susceptibles de ejecución
forzada y aportados en propiedad.

§ 199. SUSCRIPCIÓN. - Manteniendo el principio de la totali-


dad de las sociedades, el capital debe ser íntegramente suscripto a
la fecha de constitución (art. 149, LSC). Ésta es una disposición
no escrita para las sociedades personalistas, pero connatural a la re-
lación contractual, pues el capital es el elemento usualmente deter-
minante en todas ellas para determinar las mayorías, así como tam-
bién para fijar el porcentaje en las ganancias y en las pérdidas (de
no estar prevista otra solución -arg. arts. 11, inc. 7, 132. 139 y 145.
LSC-).
La suscripción del capital social importa la generación del pa-
trimonio social, con la obligación asumida por los socios de inte-
grarlo.

§ 200. INTEGRACIÓN. - En armonía con lo dispuesto para las


sociedades por acciones, la reforma de 1983 equipara a las socieda-
des de responsabilidad limitada en este punto, reduciendo el porcen-
taje mínimo de integración de aportes dinerarios, imponiendo que
por lo menos el 25% de los aportes en dinero debe ser integrado al
tiempo de la constitución, pudiendo diferirse la integración del saldo
hasta los dos años, conforme se disponga en el acta constitutiva.
Recordamos que, a falta de fecha la integración debe efectivi-
zarse al ser regularizada la sociedad (art. 37, LSC). Decimos que
esa integración mínima deberá hacerse al tiempo de la constitución,
pero el art. 149, en su actual redacción, impone que "su cumplimien-
to se acreditará al tiempo de ordenarse la inscripción en el Registro
Público de Comercio, con el comprobante de su depósito en un ban-
co oficial" (párr. 2o). Resulta así que su cumplimiento puede dife-
rirse desde el acto constitutivo, en que se asume el compromiso de
integración, hasta que el trámite de regularización se encuentre en
tiempo de que el tribunal respectivo tenga que ordenar la inscrip-
ción. El art. 187 dispone en similar forma respecto de la sociedad
anónima, agregando que "cumplida" la inscripción, el depósito
"queda liberado", por supuesto en favor de la representación de la
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 365
sociedad, cuyo patrimonio integra. La diferente redacción no altera
la solución de que el depósito queda liberado cumplida la inscrip-
ción. De esta forma se ha solucionado el problema de la indispo-
nibilidad de fondos que se cobijaba bajo la antigua redacción del
art. 149 de la LSC, que imponía la acreditación del cumplimiento
del aporte "al solicitarse" la inscripción.
Los aportes en especie deben integrarse totalmente, incluso con
inscripción preventiva de los bienes registrables y cumpliendo con los
recaudos que exija cada bien para la transferencia patrimonial al
nuevo sujeto (art. 38 y siguientes). Los mismos recaudos corres-
ponden en caso de aumento de capital. El contrato debe contener
las referencias en torno a justificar el valor de los bienes23.
El capital social, entonces, debe suscribirse, como en todas las
sociedades, en el acto constitutivo, permitiendo diferirse la integra-
ción del mismo en dinero en efectivo. Por otra parte sólo son apor-
tables las obligaciones de dar (art. 38, párr. Io, LSC).

§ 201. PRESTACIONES ACCESORIAS. - Ante la imposibilidad de


que las obligaciones de hacer o prestaciones de uso en la sociedad
de responsabilidad limitada puedan constituir aportes, se permite
que éstas sean efectuadas por los socios como prestaciones acceso-
rias24, claramente diferenciables de los aportes, no pudiendo ser en
dinero en efectivo y sin integrar el capital social. Estas presta-
ciones pueden ser conexas a las cuotas del socio que comprometió
la prestación accesoria en beneficio de la sociedad. En este caso
se presume la limitación de transferibilidad de las cuotas, salvo pac-
to en contrario, cuya transferencia estará condicionada a su aproba-
ción por la mayoría de socios prevista por la ley o el contrato para

23
Diferente enfoque con respecto a la sociedad anónima se genera en torno
a la valuación de los bienes en especie, a los que debe aplicarse la previsión del art.
51, que permite su impugnación hasta los cinco años de realizado el aporte.
24
Señala Feine que "las prestaciones pueden tener el más diverso contenido
y recaer sobre cosas, servicios... Pueden consistir en actos u omisiones, o no tener
valor patrimonial, ser periódicas o no: así, por ejemplo, puede imponerse la entrega
de determinadas materias primas o productos para su elaboración, o venta; abrir crédito
a la sociedad; o entregar el uso o goce de ciertos bienes; o la cesión de inventos u
otros derechos; o la prestación de servicios. Y pueden ser retribuidos o no, pero
el precio no puede exceder nunca el verdadero valor, porque se lesionaría la integridad
del capital" (cit. por Halperin, Sociedades de responsabilidad limitada, p. 103).
366 TIPOLOGÍA

su modificación, dado que si se autorizase libremente la transferen-


cia podría alterarse el régimen del incumplimiento de la prestación
por el cedente, que dejaría de ser socio.

§ 202. AUMENTO DE CAPITAL. - El aumento del capital implica


una modificación del contrato social y, por tanto, debe ser votado
favorablemente por lo menos por las tres cuartas partes del capital
social. Esta mayoría es disponible, pudiendo reducirse o aumentar-
se. El tope mínimo lo configuran votos que superen la mitad del
capital social y no puede ser determinado alguno de esos porcentajes
por un solo socio (art. 160, LSC).
Los socios que votaron en contra del aumento del capital social
pueden, pese a ello, suscribir cuotas proporcionalmente a su parti-
cipación social, incluso acreciendo y si así no lo hiciesen podrán
acrecer su participación los otros socios o incorporarse nuevos so-
cios. El aumento de capital social debe presumirse una razonable
decisión para el cumplimiento del objeto social, por lo que su inte-
gración pasa a ser un deber de administración de los gerentes y, no
integrado por socios, corresponde la búsqueda de terceros a tal fin,
cumpliendo los recaudos contractuales. Si la suscripción del au-
mento del capital por otros socios o terceros no se formalizara ínte-
gramente en efectivo o, en el caso de ser bienes, con valuación ju-
dicial, los socios que votaron en contra podrán ejercer el derecho de
receso ("todo acuerdo que incremente las obligaciones sociales o la
responsabilidad de los socios que votaron en contra", establece el
art. 160, párr. 4o, vinculado con lo dispuesto por el art. 150, LSC).
Las cuotas suplementarias, a las que nos referiremos, importan
una previsión contractual de futuro aumento de capital.

§ 203. RESPONSABILIDAD DE LOS SOCIOS POR LA INTEGRACIÓN DE


LOS APORTES, COMPARACIÓN CON OTROS TIPOS DE SOCIEDAD. - Como vi-
mos al comienzo del presente capítulo, en ciertos supuestos no exis-
te una total limitación de responsabilidad de los socios al aporte sus-
cripto, que se satisface cuando se integra, sino que se extiende a la
efectiva integración de la totalidad del capital social, como garantía
en favor de los acreedores sociales25.

25
Éste y no otro es el alcance que debe darse a la frase inicial del art. 150
de ¡a LSC: "Los socios garantizan solidaria e ilimitadamente a los terceros la inte-
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 367

Adviértase que esta responsabilidad de los socios es mucho ma-


yor que la de los accionistas de una sociedad por acciones (o de los
socios comanditarios), que se limitan a ser responsables por los pro-
pios aportes suscriptos y no integrados, o por el valor otorgado in-
dividualmente por el bien aportado.
Como principio general debemos referir al párr. Io del art. 149,
que establece que el capital debe suscribirse íntegramente al mo-
mento de la celebración del acto. Si la suscripción se realiza en
aportes dinerarios, existe la posibilidad de que el suscriptor inte-
gre sólo un 25% -al momento de ordenarse la inscripción en el Re-
gistro Publico de Comercio- y el saldo en un plazo no mayor de
dos años.
En cuanto los aportes son no dinerarios o en especie deben in-
tegrarse totalmente al momento de la constitución, acreditándose ta-
les actos al ordenarse la inscripción y, por otro lado, el valor de
dichos bienes se determinará conforme al art. 51 de la LSC, esto es,
por el valor establecido en el contrato, o según los precios de plaza
o por pericia judicial. En caso de realizarse por este último medio,
cesa la responsabilidad solidaria e ilimitada por la sobrevaluación
establecida por el art. 150 de la LSC.
En las otras dos hipótesis de valuación, los socios responden
solidaria e ilimitadamente por la sobrevaluación de los aportes fren-
te a terceros, tanto al momento de constitución' como al aumento de
capital, en caso de insolvencia o quiebra de la sociedad por un plazo
de cinco años (art. 51, LSC).
Debemos aquí detenernos para analizar el caso en que ocurra
transferencia de cuotas y las responsabilidades correspondientes.
Esta especial garantía que otorgan los socios de esta sociedad
en favor de los terceros acreedores sociales, se mantiene aun en el
caso de transferencia de las cuotas. El adquirente se hace también
responsable, a través de una delegación pasiva legal imperfecta de
esta garantía, que en el caso del cedente también subsiste, pero li-
mitada a las obligaciones sociales anteriores a la inscripción de la
transferencia (art. 150, párr. 3o).

gración de los aportes", esto es que ¡limitación de la responsabilidad de los cuotistas


debe entenderse en el sentido de que la misma excede "el límite que corresponde a
cada socio", pero no el límite del monto del capital social.
368 TIPOLOGÍA

Así, el art. 150, párr. 3 o , establece distintas situaciones.


a) Si la cesión no ha sido inscripta, el cedente garantiza las
obligaciones hasta la inscripción.
b) El cedente que no haya completado la integración de las
cuotas garantiza solidariamente con el adquirente por las integracio-
nes debidas, pero la sociedad no podrá demandar el pago si no lo
ha hecho previamente ai socio moroso.
c) El adquirente garantiza la efectiva integración y las obliga-
ciones contraídas sin distinción entre antes y después de la inscripción.
Finalizando, e¡ mismo artículo y como pauta general establece
que todo pacto en contrario es ineficaz frente a terceros.

§ 204. CUOTAS SUPLEMENTARIAS. - No importa una modifica-


ción del estatuto el aumento de capital a través de cuotas suplemen-
tarias (art. 151), pues ese aumento está previsto en el contrato ori-
ginal y sólo se ha diferido su integración para cuando lo resuelvan
socios (dos por lo menos) que representen más de la mitad del ca-
pital social.
Formalizada la votación los socios, aun disidentes, tienen la
obligación de formalizar la integración de las cuotas suplementarias
originariamente comprometidas, bajo sanción de exclusión o de in-
tegración compulsiva, más daños y perjuicios, lo que distingue cla-
ramente el instituto del simple "aumento de capital". Concordante
con lo dispuesto por el art. 37 de la LSC, la integración es obliga-
toria cuando se ha efectivizado la publicación y registración de la
decisión, razón por la que desde ese momento integran el balance
de la sociedad, como un activo y como capital. La integración de
las cuotas suplementarias debe hacerse y exigirse manteniendo la
proporcionalidad en la participación societaria de cada socio.
Por tanto, la ley autoriza que se convenga en el contrato social
la exigibilidad de cuotas suplementarias bajo ciertas condiciones:
a) Deben estar previstas en el contrato social.
b) Son exigibles solamente por la sociedad total o parcialmente.
c) Esta posibilidad de exigencia debe ser decidida por el acuer-
do de socios que representen más de la mitad del capital social.
d) Una vez que la decisión haya sido tomada, publicada e ins-
cripta, los socios quedan obligados a integrarlas.
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 369
e) La cantidad de cuotas suplementarias debe ser proporcional
al número de cuotas de cada socio, al momento de hacerlas efectivas.
f) Figurarán en el balance a partir de la inscripción.
Para este ultimo caso, debemos tener en cuenta que la aproba-
ción de un aumento de capital no contiene la obligación del socio
de integrar proporcionalmente -aunque sí el derecho- cosa que. co-
mo ya se ha establecido, es obligatoria en caso de decisión social
de integración de cuotas suplementarias.
¿Se extiende a la integración de las cuotas suplementarias apro-
badas la garantía prevista en el art. 150?
La solución impone un análisis de la relación entre ambas pre-
visiones legales. Las cuotas suplementarias implican una previsión
de aumento de capital exigible a todos los socios por mayoría, a
partir de la inscripción de la decisión, que sólo desde ese momento
figurará en el balance.
Pero esa inscripción no implica el aumento de capital sino la
exigibilidad a los respectivos socios. Esa exigibilidad es sólo por
la sociedad, pero a partir de la inscripción podrían ejercitarla terce-
ros. No hay duda de que si se registrara, en el Registro o en el
balance como capital social y no meramente como cuotas suplemen-
tarias votadas y exigibles, los socios -y los administradores- serían
responsables por generar una apariencia de capital aún no integrado
y, en tal caso, sería aplicable la disposición del art. 150 de la LSC.
En cambio, si la inscripción es sólo de la decisión aprobatoria
de la exigibilidad, pero no de aumento de capital, consideramos que
la garantía del art. 150 no se extenderá al supuesto de las cuotas
suplementarias. La solución es similar a la prevista en los arts. 188
y 201 respecto a la decisión del aumento de capital de la sociedad
por acciones y su efectiva suscripción.

C) Ó R G A N O S SOCIALES

1) INTRODUCCIÓN

§ 205. CONCEPTO DE ORGANIZACIÓN. - C o m o lo establece la


Exposición de motivos, el art. 1° de la LSC hace alusión expresa al
concepto de organización. Organización que necesita e implica la

24. Richard - Miiiño. Dcreclw uiciclcirio.


370 TIPOLOGÍA

existencia de órganos como forma de construirse y plasmarse la fun-


cionalidad societaria26.
En conformidad con ello, en todos los tipos sociales existen tres
funciones orgánicas27: de administración28, de gobierno y de fiscali-
zación.
La organización de la administración resulta típica en la socie-
dad de responsabilidad limitada, en la cual el ejercicio de las facul-
'.::J::.í gestorías y representativas se encuentran implicadas en la ge-
rencia, como órgano específico diferenciado (art. 157, LSC).
Las referencias a acuerdos de socios no presuponen ni una
asamblea ni una reunión, como se verá luego.
El órgano de fiscalización obligatoria sólo se impone en las so-
ciedades de responsabilidad limitada que superen el capital previsto
conforme el art. 299, inc. 2 de la LSC (sindicatura o consejo de
vigilancia).

2) GERENCIA. FORMAS DE ORGANIZACIÓN

§ 206. CARACTERIZACIÓN. - El órgano de administración y re-


presentación de la sociedad -y único obligatorio- es la "gerencia",
que impone la existencia de "gerente" o "gerentes" (art. 157, LSC)
como representación típica de esta sociedad, vinculante con terce-
ros. Ese órgano puede ser unipersonal o plural, pudiendo autorizar
en este último caso la actuación unitaria o no, en múltiples combi-

26
En ese sentido se expresa en el cap. I, secc. I, ap. 1, de la Exposición de
motivos de la LSC, en relación al concepto de organización, que "esta mención re-
sulta importante, no sólo por lo que ella implica como noción ínsita en las especi-
ficidades del contrato de sociedad y por su relación con la idea económica de em-
presa -que constituye la actividad normal de las sociedades mercantiles-, sino
también porque brinda referencia del complejo de intereses comunes, que para el
logro del objeto societario, se unen en el organismo económico patrimonial. A la
consolidación, unidad y duración de esa organización jurídica están destinadas no
pocas soluciones del proyecto".
27
Recuérdese la teoría del autoorganicismo de las sociedades personalistas a
la que oportunamente aludimos y téngase presente también la conformación de los
órganos de la sociedad colectiva.
28
Salvo la opinión de un sector muy reducido de la doctrina que opina que
existiría un cuarto órgano que sería el de representación, pero que conforma parte
del órgano de administración.
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 371

naciones, aplicándose integralmente las disposiciones del art. 5S de


la LSC en protección de los terceros.
En caso de gerencia plural y no indicándose la obligación de
actuación conjunta, se entiende que puede actuar indistintamente.
En aquel supuesto también puede establecer las funciones que cada
uno desempeñará, lo que tiene relevancia no sólo en orden a orga-
nización sino en cuanto a limitación de responsabilidad, conforme
el art. 157. párr. 4o. y la específica norma del art. 274 de la LSC.
Esas múltiples combinaciones pueden implicar también la or-
ganización colegial, con particular importancia para la adminis-
tración en cuanto impondría que las decisiones se adoptaran en for-
ma colegiada y por mayoría, disponiéndose en tal caso condiciones
de la reunión, quorum, elección de un presidente, deliberación y ma-
yorías; adoptadas las resoluciones, su ejecución puede ser efectivi-
zada en forma individual o plural según disponga el contrato.
El gerente puede ser socio o no, legitimación de designación
que podrá ser condicionada por el contrato constitutivo o su refor-
ma. El mismo contrato determinará si existe plazo o no para su
desempeño. Podrá disponerse, en el contrato o la elección, la de-
signación de suplentes para casos de vacancia, como señala la ley,
o incluso para ausencias transitorias.
La organización típica de la administración y representación de
la sociedad de responsabilidad limitada a través de la "gerencia" no
empece a la existencia de factor o gerente administrativo, que no se
corresponde a esa tipicidad y es propia de cualquier organización
comercial. Ese factor es siempre dependiente, lo que no existe en
sentido estricto en la gerencia de la sociedad de responsabilidad li-
mitada, aunque sea desempeñada por un no socio, pues ese órgano
no actúa con subordinación en el sentido laboral, sino con sujeción
a la disposición del art. 59 de la LSC.

§ 207. DESIGNACIÓN. - L a gerencia debe ser organizada en el


contrato constitutivo (art. 11, inc. 6. LSC) y los gerentes -titulares
y suplentes- deben ser designados en éste o posteriormente por de-
cisión de socios.
La designación formalizada en acto posterior requiere a la ma-
yoría prevista en el art. 160 infine, que excluye a esta decisión de
las mayorías agravadas, sobre la que volveremos.
372 TIPOLOGÍA

§ 208. DERECHOS Y OBLIGACIONES. - Es aplicable por remisión


del art. 157, párr. 3 o , lo dispuesto en torno a los derechos, obliga-
ciones, prohibiciones e incompatibilidades de los directores de las
sociedades anónimas, por lo que deben tenerse presente normas tales
como las de los arts. 256, párr. 2° (sobre garantía, pero sólo en el
caso de que el contrato la estableciera), 264 (sobre prohibiciones e
incompatibilidades) y 271 a 273, si bien la misma norma del art.
157 regula en forma similar al último artículo en cuanto a actividad
en competencia, imponiendo la más rigurosa salvedad de la autori-
zación expresa y unánime de los socios.
Dentro de las obligaciones específicas de la gerencia, además
de las generales de administración (art. 59, LSC), se registran las de
inscripción de la documentación social, notificación a los socios
de las notificaciones de transferencia de cuotas (art. 153), la forma-
lización de las actas (art. 162), realización de los estados contables,
exigir el cumplimiento de las cuotas suplementarias, etcétera.

§ 209. RESPONSABILIDAD. - La reforma introducida por la ley


22.903 estableció, en el art. 157 de la LSC, reglas en torno a la
responsabilidad de los gerentes. No obstante, el marco legal apli-
cable debe completarse con la regla general de responsabilidad de
los administradores contenida en el art. 59 de la LSC, y con la nor-
mativa específica sobre responsabilidad de los directores de socie-
dades anónimas -por remisión del párr. 3 o del mencionado art. 157-,
resultando aplicables normas como las contenidas en los arts. 274 a
279 de la LSC.
El gerente, al igual que los demás administradores en otros
tipos societarios, no responde personalmente por el acto realizado
regularmente en su calidad de tal; la imputación de los actos es ex-
clusivamente a la sociedad29. Pero responde ilimitada y solidaria-
mente si faltare a sus obligaciones de "obrar con lealtad"30 y "con

29
Conf. Zaldívar y otros, Cuadernos de derecho societario, vol. II, p. 216.
30
Esto es. en favor del interés social, en función del objeto y de la actividad
sociales. Este obrar con lealtad obliga a obtener las mayores ventajas posibles para
la sociedad y sin motivaciones extrasociales que puedan influir para deformar o des-
viar esa actuación. Su violación requiere normalmente malicia, ya que se poster-
gará el interés social en beneficio del interés propio o de un tercero. Así, Halperin,
Sociedades de responsabilidad limitada, p. 118.
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 373
31
la diligencia de un buen hombre de negocios" (art. 59) . En cuanto
a la remisión a la regulación de la responsabilidad de los directores
de sociedad anónima, como dijimos, está contenida en el art. 274 y
ss. de la ley societaria. Dicha norma dispone la responsabilidad,
para los casos siguientes:
a) "Mal desempeño de su cargo" (lo que no agrega vanante
alguna en relación al criterio del art. 59).
b) "Por la violación de la ley, el estatuto o el reglamento y por
cualquier otro daño producido por dolo, abuso de facultades o culpa
grave7' (también en este caso, la norma reitera el postulado genérico
del art. 59 de la LSC).
Como se advierte32, esta última distinción tiene importancia,
como veremos enseguida, en cuanto a la posibilidad de extinción de
la responsabilidad. Corresponde poner en claro que el gerente res-
ponde en todos los casos enumerados, sin que se haga necesario
comprobar la existencia de dolo, abuso de facultades o culpa grave,
como parecería poderse interpretar en base a la parte última de este

31
Esta noción exige que el juzgamiento de la diligencia requerida se haga en
función de las circunstancias objetivas en el caso concreto examinado (art. 902. ar-
monizado con el art. 512, Cód. Civil), atendiendo objetivamente (sin consideración
a las habilidades personales del gerente) a lo que se considera exigible como normal
en el comercio. Este deber de diligencia debe ser apreciado genéricamente, con
cuidado de no afectar el espíritu de iniciativa; esto es, no cabe responsabilizar al
gerente por el resultado de los negocios emprendidos si no existen faltas en la dili-
gencia que debió aplicar; diligencia que no sólo se traduce en la ejecución material
de sus esfuerzos cumplidos, sino también de los conocimientos que debió tener -y
dejó de adquirir- en la ejecución de los negocios, las faltas de capacidad suya para
el cargo o de prudencia en la administración (v.gr., la contratación de préstamos
excesivamente onerosos que no estuviesen acordes con el estado del mercado, etc.),
pero en manera alguna lo hace responsable por las pérdidas que resulten de los ne-
gocios sociales sin esa falta suya. Conf. Halperin, Sociedades de responsabilidad
limitada, p. 118. El propio autor expresa su disidencia con autores extranjeros, que
equiparan en términos generales al "buen hombre de negocios" con el "buen padre
de familia" del antiguo derecho romano. Reiterando que la economía del art. 59 de
la LSC exige que el juzgamiento de la diligencia impuesta se haga en función de las
circunstancias objetivas de cada caso concreto (arts. 902 y 512, Cód. Civil), aten-
diendo -sin entrar a considerar las habilidades personales del gerente- a lo que se
considera exigible normalmente en el comercio. Por ello es que la diligencia que
deberá poner en su cometido el administrador, no deberá ser igual, sino mayor que la
exigible al "buen padre de familia".
32
Zaldívar y otros. Cuadernos de derecho societario, vol. II, p. 217.
374 TIPOLOGÍA

párr. lu del artículo. La mención de estas circunstancias se refiere


sólo a los otros daños producidos: para que se responsabilice al ge-
rente por ellos, es menester que haya actuado con dolo, abuso de
facultades o culpa grave. Una interpretación diversa sería aten-
tatoria contra la lógica que preside a la ley, ya que sería menos
grave la responsabilidad de los administradores de sociedades en las
que los socios están privados del control directo que en las demás,
donde éstos pueden ejercer los derechos derivados del art. 55 de la
LSC.
En síntesis -concluyen los autores- el gerente responde por el
mal desempeño de su cargo, o por violación de la ley o el contrato,
aun si media culpa leve o negligencia, y aunque su actuación sea de
buena fe.
La reforma por ley 22.903 impuso en el párr. 4o del art. 157
similar norma a la del art. 274 de la LSC, en cuanto a la organiza-
ción por asignación de funciones específicas, conforme disposicio-
nes del contrato y del reglamento (inscripto agregamos nosotros) a
fin de escapar a la responsabilidad solidaria de los gerentes en caso
de ser la gerencia plural, fijando el juez en su caso la parte que les
corresponda en la reparación de los perjuicios.
No es idéntica la redacción de las soluciones para la gerencia
colegiada que para el directorio plural, pero entendemos que la apa-
rente contradicción no es tal, sino que"siendo aplicables integral-
mente para la gerencia las disposiciones sobre la responsabilidad de
los directores, para aquélla existe la posibilidad de atenuación de la
responsabilidad cuando ante las asignaciones funcionales contrac-
tuales o reglamentarias hubieran participado más de un gerente, en
cuyo caso el juez puede alterar la regla de la solidaridad.
a) EXENCIÓN. Según ¡o establece el párr. 3 o del art. 274 de la
LSC -aplicable a los gerentes de la sociedad de responsabilidad li-
mitada-, se prevé la exención de responsabilidad del director (en-
tiéndase gerente) que participó en la deliberación o disolución o que
la conoció, si deja constancia escrita de su protesta y diese noticia
al síndico, a la asamblea, a la autoridad competente, o se ejerza la
acción judicial.
Así, pueden darse varios supuestos.
7) Que el gerente no haya tomado participación en la delibe-
ración de la gerencia colegiada que adoptó la resolución. Este su-
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 375

puesto puede quedar subsumido en el siguiente, al tomar conoci-


miento posterior de la decisión colegial.
2) Que el gerente haya formado parte de las deliberaciones de
la gerencia colegiada, o bien haya tomado conocimiento de lo re-
suelto en ellas, dejando expresa constancia escrita de su protesta o
disconformidad y diese noticia al síndico, antes de que se intente la
acción de responsabilidad33.
i ) Que el gerente que integra un órgano de administración plu-
ral no colegiado deje constancia en actas de su disidencia con la
resolución perjudicial, avisando al síndico, y a los socios por el me-
dio que corresponda34.
b) EXTINCIÓN. El art. 275 de la LSC dispone que "la respon-
sabilidad de los directores y gerentes [léase gerentes] respecto de la
sociedad, se extingue por aprobación de su gestión o por renuncia
expresa o transacción, resuelta por la asamblea, si esa responsabi-
lidad no es por violación de la ley, del estatuto o reglamento y si no
media oposición del 5% del capital social, por lo menos. La extin-
ción es ineficaz en caso de liquidación coactiva o concursal.
Como de la propia norma se desprende la responsabilidad sus-
ceptible de ser extinguida, no puede derivar de la violación de la
ley, del estatuto o de los reglamentos sociales, ni mediar oposición
del 5% del capital social, por lo menos. Al propio tiempo es de
recordar que conforme prescribe el art. 72 de la LSC, la aprobación
de los estados contables no implica liberación de responsabilidad de
los administradores -ni de los síndicos-.
Tampoco la extinción resulta eficaz en caso de liquidación
coactiva o quiebra35.

33
En opinión de Halperin, Curso de derecho comercial, vol. II, p. 119; si no
existiese síndico la denuncia deberá realizarse a los socios.
34
Mascheroni, Manual de sociedades de responsabilidad limitada, p. 199.
35
Es de recordar que el art. 173 de la ley concursal 24.522 determina: "Los
representantes, administradores, mandatarios o gestores de negocios del fallido que
dolosamente hubieren producido, facilitado, permitido o agravado la situación pa-
trimonial del deudor o su insolvencia, deben indemnizar los perjuicios causados.
Quienes de cualquier forma participen dolosamente en actos tendientes a la dismi-
nución del activo o exageración del pasivo, antes o después de la declaración de
quiebra, deben reintegrar los bienes que aún tengan en su poder e indemnizar los
daños causados, no pudiendo tampoco reclamar ningún derecho en el concurso".
376 TIPOLOGÍA

En cuanto a las posibilidades extintivas, ellas pueden corres-


ponder: 1) por renuncia expresa; 2) por transacción, y 3) mediante
la aprobación de su gestión.
c) ACCIONES DE RESPONSABILIDAD. Nuevamente en este punto re-
sultan aplicables los preceptos contenidos en la regulación de la so-
ciedad anónima (art. 276 y ss., LSC).
La acción de responsabilidad dirigida contra el gerente tendrá
el carácter de social o individual, respectivamente, según que la mis-
ma tenga por objeto la protección y defensa de intereses de la so-
ciedad en general, o la de quienes se vean perjudicados personal-
mente en su patrimonio.
1) ACCIÓN SOCIAL EJERCIDA POR LA SOCIEDAD. Luego de la respec-
tiva resolución adoptada por la reunión de socios, sin que necesa-
riamente conste en el orden del día si la misma es consecuencia di-
recta de un asunto incluido en aquél, e importando la remoción
automática del gerente, obligando a su reemplazo (arg. art. 276,
LSC), salvo que la designación de éste hubiese sido condición ex-
presa de la constitución del ente, en cuyo caso podrá conservar el
cargo hasta la sentencia judicial que así lo determine y sin perjuicio
del pedido de suspensión preventiva que se le pudiera incoar.
2) ACCIÓN SOCIAL EJERCIDA INDIVIDUALMENTE POR EL SOCIO "UTI SIN-
CULI". Puede promoverla cualquier socio -o una minoría disidente-
siempre que no medie aprobación lícita de la conducta del gerente;
o si no media aprobación, toda vez que la sociedad resuelva no ejer-
cer la acción (arg. art. 276, LSC), o que la sociedad sea renuente en
su ejercicio (arg. art. 277, LSC, que establece una demora en el ini-
cio de tres meses, computable desde el acuerdo referido) y sin per-
juicio de la responsabilidad que resulte del incumplimiento de la
medida ordenada. Se trata del supuesto del art. 275.
3) ACCIÓN SOCIAL EJERCIDA EN CASO DE CONCURSO O QUIEBRA. En es-
te supuesto, dicha acción al integrar el patrimonio social debe ser
ejercida por el representante o síndico y, en su defecto, la ejercerán
los acreedores individualmente (arg. art. 278, LSC).
4) ACCIÓN INDIVIDUAL POR PARTE DE socios Y ACREEDORES. Mediante
su ejercicio no se persigue la reparación de un daño que menoscabe
el patrimonio social, sino por el contrario cuando el socio o el acree-
dor es perjudicado personalmente por el acto del gerente. Se trata
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 377

de una acción propia en procura de la reparación del daño que sufre


personalmente (arg. art. 279, LSC), y, en consecuencia, dicha acción
no actúa en subsidio de la acción social, sino independientemente,
pues posee diverso contenido, ni tampoco se encuentra subordinada
al ejercicio de la acción social concurrente, ni necesita de autori-
zación social para su promoción.

§ 210. REMOCIÓN. - La revocabilidad, aun sin indicación de


causa, no puede ser limitada (art. 157, párr. 5 o , LSC), excepto cuan-
do la designación fue condición expresa de la constitución de la so-
ciedad.
La remoción de gerentes se adoptará por las mismas mayorías
previstas para su designación (art. 160 in fine). Cuando la desig-
nación del gerente se hubiera realizado en el contrato constitutivo y
esa designación concreta hubiera sido condición expresa de la cons-
titución de la sociedad, indicada en el mismo, en dicho supuesto es
aplicable similar solución a la otorgada para los socios de la socie-
dad colectiva (arts. 157 infine y 129, párr. 2o), y sólo otorga derecho
de receso a los socios que votaron negativamente ("en contra"), no
contribuyendo a la decisión36.

§ 211. REVOCABILIDAD JUDICIAL. - Cualquier socio, ante la ne-


gativa de la mayoría -pues de lo contrario el socio gerente titular
de la mayoría del capital no podna ser removido-, puede solicitar la
revocación judicial invocando justa causa. En este supuesto son in-
tegralmente aplicables las normas del art. 114 y ss. en torno a la

36
Sobre el particular expresa la Exposición de motivos de la ley 22.903.
cap. II, secc. I: "Se modifica el contenido del art. 129 atendiendo a que el régimen
vigente no prevé la situación de los socios colectivos cuando el nombramiento del
administrador removido fue condición expresa de la constitución de la sociedad.
Parece claro que la situación en esta hipótesis es más gravosa que la planteada en
los casos de remoción, dadas análogas circunstancias, de los gerentes de la sociedad
de responsabilidad limitada, habida cuenta de la responsabilidad solidaria e ilimi-
tada de los socios colectivos por los resultados de la gestión, a punto tal que en el
derecho comparado esta remoción ha llegado a ser considerada como causal de di-
solución; la Comisión ha entendido excesiva esta última solución -causal disoluto-
ria- pero ha entendido lógico que el socio colectivo tenga un tratamiento análogo
al cuotista de la sociedad de responsabilidad limitada, por lo que se le otorga dere-
cho de receso".
378 TIPOLOGÍA

adopción de medidas cautelares durante el trámite del juicio de re-


moción. En este caso, la acción debe ejercitarse contra la sociedad,
con intervención del imputado, pudiendo acumularse también una
acción de responsabilidad.

3) GOBIERNO. DELIBERACIÓN DE LOS SOCIOS

§ 212. ÓRGANO DE GOBIERNO. - El conjunto de los socios cons-


tituye el órgano de gobierno de la sociedad.
La ley societaria no reglamenta las atribuciones de este órgano
de la sociedad de responsabilidad limitada, quedando en la esfera de
autonomía de voluntad de los socios -siempre dentro del marco
de la ley y del contrato social- determinar su funcionamiento.
Conforme al principio de autonomía de la voluntad, la ley au-
toriza que el contrato regule la forma de adoptar las resoluciones
sociales, fijando un sistema subsidiario.
La asamblea, como obligación de constituirse en colegio para
adoptar resoluciones imputables a la sociedad, sólo es exigida pa-
ra la aprobación de los estados contables en las sociedades de res-
ponsabilidad limitada que superen el capital previsto conforme el
art. 299, inc. 2, de la LSC, la que debe ser convocada dentro de los
cuatro meses del cierre del ejercicio, que se sujetará a las normas
de las sociedades por acciones, modificándose la citación edictal por
la personal o por medio fehaciente dirigido al domicilio que indica-
ron en el contrato constitutivo o al sustituido en notificación a la
gerencia social.
El contrato podría disponer que las resoluciones se adopten
siempre en asamblea, pero, a falta de previsión, éstas podrán ser
adoptadas a través de la respuesta de los socios a consulta simul-
tánea. El sentido de la decisión o voto de los socios podría estar
contenida en un único instrumento, o por cualquier otro medio ins-
trumental que garantice su autenticidad (nota firmada, acta, carta
documento, telegrama e incluso fax firmado). Si bien la ley exige
que esa expresión la formalicen dentro de los diez días de la con-
sulta simultánea, lo que implica que de no realizarse la consulta en
esa forma o recibida la decisión por la gerencia dentro de ese plazo
la eventual resolución sería impugnable, nada impide que la geren-
cia asegure la unanimidad fuera de ese plazo y ese procedimiento.
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 379

No existiendo unanimidad, esta modalidad se caracteriza, en todos


sus efectos, como un acto colegial colectivo imputable a la sociedad
y obligatorio para todos los socios (ausentes o disidentes).

§ 213. MAYORÍA Y CÓMPUTO DE VOTOS. - Conforme la previsión


del art. 161 de la LSC, cada cuota sólo otorga derecho a un voto,
siendo aplicable la obligación de abstención cuando un socio tiene
interés contrario al de la sociedad (art. 248, LSC). Conforme esa
obligación de abstención, cuando resulte violada formando la ma-
yoría, podrá nacer un derecho de impugnación o de responsabilidad.
Se ejercitará una acción de impugnación del art. 251 de la LSC, bajo
las condiciones del art. 248, en el supuesto de promover la deman-
da por daño potencial -al no estar ejecutada la decisión, en búsqueda
de una medida cautelar de suspensión preventiva-, que deberá pro-
ponerse no sólo contra la sociedad -supuesto estricto del art. 251,
LSC-, sino también contra el no abstenido como único responsable.
Normalmente será conveniente para el impugnante el uso de la ac-
ción de responsabilidad, promovible sólo contra el no abstenido, no
enfrentando a la sociedad, y sin los límites de legitimados activos
y de plazo de caducidad previstos por el art. 251 y ss. de la ley
societaria37.
En un supuesto se computa también el voto por persona, que
es cuando un solo socio expresa la voluntad mayoritaria, requirien-
do, además, el voto de otro para considerarse aprobada la resolución
-art. 160, párr. 3 0 - 3 8 . Se trata de la ruptura del principio "plutocrá-
tico" de la proporcionalidad del poder económico a la propiedad,
resguardando el principio de organización39. En una sociedad de
dos socios esto implica la unanimidad para la modificación del con-
trato.

37
Richard, Sociedad por acciones: efectos de la resolución adoptada merced
a voto emitido en interés contrario al social, ED, 153-680.
38
Conf. Galgano, Historia del derecho comercial, p. 155.
39
Cuando se discutía el Código de Comercio de Italia de 1892, el ministro
Finali expresaba que "sería perjudicial que una sola persona, poseyendo un gran
número de acciones, pudiera constituir la mayoría; siendo por ello necesario que se
establezcan límites al número de votos que puede detentar cada accionista" (Cas-
tagnola, cit. por Galgano, Historia del derecho comercial, p. 155, encontrando plas-
mación en el art. 157 similar al art. 216, LSC argentina), teniendo como antecedente
la companies act inglesa del año 1862 y la ley belga de 1873 (art. 61).
380 TIPOLOGÍA

§ 214. EL RÉGIMEN DE MAYORÍAS. - En cuanto a mayorías, la


ley 22.903 introdujo importantes modificaciones, como la señalada
en el último parágrafo.
a) REFORMA DEL CONTRATO. Se deriva al contrato la determina-
ción de las reglas que tengan por objeto su modificación, determi-
nando que la mayoría para adoptar una resolución modificatoria de-
be ser como mínimo más de la mitad del capital social y, por lo
señalado, determinada por lo menos por dos socios. A falta de pre-
visión, la ley determina un mínimo de las tres cuartas partes del
capital social. En sentido coincidente se expresa el cap. II, secc.
IV, ap. 12, de la Exposición de motivos de la ley 22.903.
b) DECISIONES ORDINARIAS. Fijadas esas pautas para la modifica-
ción del contrato en los párrs. Io y 2° del art. 160, en el párr. 6o se
refiere a las mayorías para otras resoluciones y lo hace en forma
poco clara, aunque - a nuestro entender- no ofrece dudas. Expresa
textualmente: "Las resoluciones sociales que no conciernan a la mo-
dificación del contrato, la designación y la revocación de gerentes
o síndicos, se adoptarán por mayoría del capital presente en la asam-
blea o partícipe en el acuerdo, salvo que el contrato exija una ma-
yoría superior". La duda podría resultar de no existir previsiones
contractuales concretas, y específicamente en torno de "la designa-
ción y la renovación de gerentes o síndicos", que según cómo se lea
la frase permitirá incluirla en la referencia ya hecha a la modifica-
ción del contrato, o como una exclusión, aun cuando la designación
original se hubiera realizado en el contrato. Nos inclinamos por la
segunda opción40 (o sea, que la designación o revocación de los in-
tegrantes de los órganos sociales se formaliza por simple mayoría),
atendiendo al antecedente del derogado art. 160 al expresar que
"cualquier otra decisión, incluso la designación de gerente, se adop-
tará por mayoría del capital presente".
Los derechos de la minoría se encuentran resguardados a través
de la explicitación contractual de la designación de un determinado,
gerente como condición de la constitución de la sociedad, que otor-
ga el derecho de receso (art. 157 infine, LSC).

40
Vcrón no formaliza aclaración alguna, y Fariña, Compendio, p. 229. con-
forme con el texto interpola un "así como" en la transcripción de la norma antes de'
la referencia a la designación o revocación de gerentes o síndicos.
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 381

No existiendo norma alguna en torno a quorum, que puede ser


establecida por previsión contractual -que también podría disponer
en torno a mayoría-, las decisiones de esa naturaleza podrán adop-
tarse por la mayoría del capital presente en la asamblea o partícipe
del acuerdo, que en estos supuestos podría corresponder a un solo
socio.
c) AUMENTO DE CAPITAL. También el párr. 5o del art. 160, refor-
mado por ley 22.903, ha dispuesto que los socios ausentes o que
votaron contra el aumento de capital tienen derecho a suscribir cuo-
tas proporcionalmente a su participación social. Si no lo asumen,
podrán acrecer los otros socios o, en su defecto, incorporarse nuevos
socios.

§ 215. FORMA DE ADOPTAR LAS DECISIONES SOCIALES. - La refor-


ma por ley 22.903 ha profundizado la línea de libre disponibilidad
de la autonomía de la voluntad para forjar el estatuto social, excep-
ción hecha del supuesto contenido en el párr. 2° del art. 159, referido
a la obligación de deliberar en asamblea con respecto a la aproba-
ción de estados contables de ejercicio, por parte de las sociedades
de responsabilidad limitada que superen la cifra del art. 299, inc.
2, de la LSC, para cuya consideración serán convocados dentro de
los cuatro meses de su cierre.
Esta asamblea se sujetará a las normas previstas para la socie-
dad anónima, reemplazándose el medio de convocarlas por la cita-
ción notificada personalmente o por otro medio fehaciente.
Al significar el punto una de las reformas más penetrantes in-
troducidas por la ley, citamos a continuación algunas expresiones
del cap. II, secc. IV, ap. 12, de la Exposición de motivos de la ley
22.903 sobre el particular: "La asamblea deja de ser el régimen su-
pletorio genérico para los acuerdos sociales... Ha parecido más acor-
de con el tipo admitir, en subsidio de estipulaciones contractuales,
formas más sencillas para las decisiones de los cuotistas, como lo
son las consultas a los socios, según ya resulta tradicional en estas
sociedades o la declaración escrita del voto de todos los socios que
acepta la ley alemana. Para dar seguridades acerca de la regulari-
dad con que se han adoptado acuerdos sociales fuera de asamblea,
el art. 162 dispone su transcripción en actas, así como la conserva-
ción de los instrumentos que respaldan lo que ellas expresan, regla
382 TIPOLOGÍA

cuya fuente se encuentra en la legislación francesa. Por otra parte,


bajo el influjo de la misma legislación, se ha impuesto la celebra-
ción de asambleas para la consideración de los estados contables del
ejercicio, pero separándose de su modelo, se circunscribe su impo-
sición solamente a los casos de las sociedades cuyo capital alcance
el importe al que se refiere el art. 299, inc. 2".
El régimen supletorio de adopción de resoluciones sociales ha
quedado integrado p n r el procedimiento de consulta a los socios y
declaración escrita. A este particular alude el texto del art. 159,
párr. Io, al expresar: "En su defecto son válidas las resoluciones so-
ciales que se adopten por el voto de los socios, comunicado a la ge-
rencia a través de cualquier procedimiento que garantice su autentici-
dad, dentro de los diez días de habérseles cursado consulta simultánea
a través de un medio fehaciente; o las que resultan de declaración
escrita en la que todos los socios expresen el sentido de su voto".
El criterio seguido, a pesar de su notable mejora, no constituye
una novedad en nuestro derecho. En efecto, ya bajo el régimen de
la ley 11.645 (del 8 de octubre de 1932), la doctrina había expresa-
do41 que los socios podían utilizar la consulta por escrito, a pesar
del inconveniente que ésta tiene de impedir el intercambio de opi-
niones y de alcanzar soluciones distintas a las propuestas, porque el
voto sólo puede darse por la aceptación de la medida proyectada o
por su rechazo, pues si importa una modificación se interpreta como
un voto negativo.
La doctrina francesa42 había establecido las siguientes reglas a
su respecto:
a) Las propuestas transcriptas a los socios deben ser claramen-
te expuestas, para evitar equívocos y admitir un voto negativo o afir-
mativo.
b) Debe fijarse un plazo para la respuesta; la opinión que no
llega a término debe juzgarse una abstención, sin que pueda com-
putarse por la afirmativa.

41
Ver Halperin, Sociedades de responsabilidad limitada, p. 201. El régimen
también fue receptado en la LSC para las sociedades de responsabilidad limitada de
menos de veinte socios.
42
Pie y Bartin, n° 355 y ss.; Lyon - Caen y Renault, II, n" 1029-60; Cooper -
Roger, p. 304 y ss.; Haupin y Bosvieuae, II, n° 1531, todos cit. por Halperin, Socie-
dades de responsabilidad limitada, p. 201.
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 383

c) El voto debe ser puro y simple; si es condicional, con reser-


vas o con modificaciones, se computará como negativo.
d) El gerente labrará un acta que contenga relación de la con-
sulta y el resultado de la votación, a las que quedarán anexadas las
respuestas escritas.
Al propio tiempo se señalaba que esta consulta es nula:
a) Si el texto remitido es defectuoso, o se omitió a alguno de
IOS SOCIOS.
b) Si las respuestas son irregulares.
c) Si existen irregularidades en el registro o cálculo de votos;
como si no puede saberse si se reunieron las mayorías, o si media
un cómputo equivocado.
Una mención final nos merece la problemática del plazo para
la recepción de las repuestas, puesto que la ley alude a diez días de
habérseles cursado consulta simultánea a través de un medio feha-
ciente; con lo cual y de una lectura literal de la norma se desprende
que deberá computarse dicho plazo a partir del "cursado o envío"
de las mismas. En cambio, otra posibilidad interpretativa43 es en-
tender la referencia a cursar una consulta, coligiendo que la real in-
tención del legislador en el contexto de la norma fue expresar que
el plazo comienza a contarse desde que se pone la cuestión efec-
tivamente a consideración del socio, es decir, cuando el socio "re-
cibe" la consulta.

§ 216. ACTAS. - E s a especial modalidad de adoptar las reso-


luciones, cuando no fuesen unánimes, impone una especial previ-
sión, que -congruente con nuestras afirmaciones precedentes en tor-
no de la impugnabilidad- impone que el acta sea formalizada en
aquel supuesto dentro de los cinco días hábiles de concluido el
acuerdo, o sea, a los quince días de la consulta simultánea, confec-
cionada y firmada por los gerentes, lo que supone que todos ellos
deben conformar lo actuado, con referencia a las respuestas y al
cómputo de mayoría, resguardando la documentación por tres años
(plazo de las acciones de prescripción en materia societaria). El
plazo de cinco días es coherente con el párr. 2o del art. 73, referido

43
En este sentido Verón - Zunino. Reformas al régimen de sociedades comer-
ciales, p. 237. nota 56.
384 TIPOLOGÍA

a actas de asambleas de sociedades por acciones. Los socios tienen


libre acceso a ese libro, pudiendo solicitar copias a su cargo de todo
lo actuado.
El acuerdo no deja de ser colegial, o sea que no basta reunir
los votos de la mayoría si no se cumplió con las formas expresas de
requerimiento.

§ 217. RECESO. - E n la sociedad de responsabilidad limitada


se consideran varios supuestos de receso, que se otorga a los socios
que "votaron en contra" la decisión social (arts. 157 y 160, LSC).
a) Revocación de la designación de gerente cuando su desig-
nación hubiera sido condición expresa de la constitución.
b) La prórroga o la reconducción de la sociedad.
c) La transferencia del domicilio al extranjero.
d) El cambio fundamental del objeto.
e) Todo acuerdo que incremente las obligaciones sociales o la
responsabilidad de los socios que votaron en contra. Este supuesto
autoriza el receso en ciertos casos de aumento de capital, aunque
éste en sí mismo no lo genere. Se trata de casos donde el capital
social no resulte integrado en forma inmediata en efectivo o en es-
pecie con valuación judicial, pues de lo contrario los restantes so-
cios son solidariamente responsables de su efectiva integración o del
valor atribuido a los bienes, conforme a la garantía legal prevista en
el art. 150.
/ ) La transformación (art. 78, LSC).
g) La fusión (art. 85, LSC).
/) La escisión (art. 88 in fine, LSC).
No resulta clara la situación de los socios abstenidos o ausen-
tes, que se sostiene que debería tener el mismo tratamiento que en
las previsiones del art. 245, por cuanto no posibilitaron la decisión
social, y sus votos no contribuyeron a la modificación del contra-
to social que determina la mayoría en relación al capital social. Sin
embargo, la modificación de la ley 22.903 en el art. 160 confronta
con lo dispuesto en el art. 245 de la LSC.
En efecto, el contenido del art. 160, en este aspecto, difiere del
correspondiente al art. 245, párr. 3 o , de la LSC, que autoriza el ejer-
cicio por "los accionistas presentes que votaron en contra de la de-
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 385

cisión y por los ausentes", frente al art. 160, párr. 4o, que expresa:
"Los socios que votaron en contra, otorga a éstos el derecho de re-
ceso conforme a lo dispuesto por el art. 245" 44 . Esta remisión al
art. 245 de la LSC ha llevado a sostener la extensión de la previsión
a los socios ausentes que expresen esa decisión dentro de los cinco
días de la reunión o asamblea.
Parece aceptable denegar el receso al abstenido, pero la duda
recae especialmente en relación a los ausentes. La lectura del párr.
5° del art. 160, que distingue entre ausentes y quienes votaron en
contra, y la tendencia restrictiva, llevaría a limitar ese ejercicio, au-
torizando eventualmente la impugnación de la decisión contraria a
la ley o el contrato, incluso por intempestiva por reconocer su au-
sencia.
Finalmente, en cuanto a las condiciones de ejercicio del dere-
cho de receso, serán las previstas en el art. 245 de la LSC, sin per-
juicio de disposiciones específicas del contrato que no lo hagan más
oneroso para los socios que lo ejerzan.

4) FISCALIZACIÓN

§ 218. CONCEPTO. - La autonomía de los socios para disponer


la organización interna de la sociedad alcanza la del órgano de fis-
calización.

§ 219. DISTINTOS CASOS. - Los cuotistas podrán ejercer direc-


tamente su derecho de fiscalización (arg. art. 55, LSC), salvo cuando
el capital supere el límite previsto en el art. 299, inc. 2, de la LSC,
en cuyo caso deberá organizarse y designarse una sindicatura o con-
sejo de vigilancia.
Contractualmente en otros supuestos y obligatoriamente en tal
caso, funcionará una sindicatura plural o un consejo de vigilancia,
siendo aplicables las normas de las sociedades por acciones. Con-
forme esta remisión efectuada por el art. 158, párr. 2°, y la norma
del art. 284, párr. 2°, de ser obligatoria la sindicatura ésta deberá ser
plural. Si el contrato social autoriza tal organización o lo hace por

44
Es de recordar que el texto original de la LSC otorgaba el derecho de receso
en el art. 160 a "los socios disconformes".

25. Richard - Muiño. Derecho socieíario.


386 TIPOLOGÍA

la indicada previsión de la ley. la autonomía para regular su funcio-


namiento, atribuciones y deberes se restringe por el art. 158, parr.
3 o , parte última: "Las atribuciones y deberes de estos órganos no
podrán ser menores que los establecidos para tal sociedad, cuando
es obligatoria".
Las disposiciones sobre designación y remoción de gerentes, en
cuanto a procedimiento y mayorías, es aplicable a la de los síndicos,
cuando existieren éstos.

§ 220. EFECTOS. - De no estar organizados estos órganos, los


socios tienen razonable acceso a la información societaria y, todos
los supuestos, a los libros de actas.
Carecen de legitimación los cuotistas para demandar por rendi-
ción de cuentas a los gerentes de la sociedad de responsabilidad li-
mitada, por cuanto las obligaciones de éstos nacen de la ley y los
balances hacen las veces de periódicas rendiciones de cuentas45.

D) TRANSFERENCIA DE CUOTAS A SOCIOS O A TERCEROS

§ 221. INTRODUCCIÓN. OPONIBILIDAD DE LA TRANSFERENCIA. -


Las cuotas no pueden representarse en títulos valores, por cuanto la
calidad de socio resulta del contrato y de la inscripción respectiva,
razón por la que es oponible a terceros la cesión de las mismas y la
asunción de la calidad de socio por el adquirente, al inscribirse en
el Registro Público de Comercio46.
La transferencia de cuotas es libre (art. 152, LSC), si nada en
contrario establece el contrato social. Se puede limitar la misma,
pero nunca prohibir esa transmisión (arts. 152 y 153, LSC).
La transferencia es oponible a la sociedad desde que el trans-
mitente o el adquirente, indistintamente, notifiquen a la gerencia de
la sociedad, con un ejemplar o copia del título de cesión o transfe-

45
CNCom, Sala E, 9/6/92, "'Savini, María Cristina c/Sarini. Osear s/rendición
de cuentas-sumario''. RDCO. 1992-436. En el mismo sentido, CNCom, Sala D,
20/2/S4, LL, 1984-DÓ42; id.. Sala E. 27/12/91, "Paglini, Aníbal Eduardo c/Fernán-
dez. Lacour", inédito.
46
Pita, Cesión de cuotas en la SRL (ley 22.903). RDCO. 1987-87.
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 387

rencia, del que resulten que las firmas son auténticas (certificación
de firmas) si el instrumento fuese privado. Ésta será oponible a ter-
ceros desde su inscripción en el Registro Público de Comercio. Es-
tán legitimados a solicitarla la sociedad o los intervinientes que po-
dían hacer la comunicación a la sociedad, acompañando en ese caso
e! título de la transferencia y la constancia de haber cumplido el
aviso a la gerencia de la sociedad indicada en el párrafo anterior
(art. 152, párrs. 2o y 4o).
Previo a ordenar la inscripción, la autoridad judicial a cargo del
Registro se asegurará de la inexistencia de medidas cautelares.
Aunque sea libre la transferencia, el cedente que no haya cum-
plimentado la integración de las cuotas suscriptas mantiene su res-
ponsabilidad, agregándosele la del cesionario, formalizándose así
una delegación pasiva imperfecta. Desde que se notifique esta ce-
sión a la sociedad (oponibilidad interna), aun cuando se hubiera
cumplimentado los requisitos para la transferencia en caso de que
existieran limitaciones contractuales o legales a la misma, la socie-
dad no podrá ejecutar al ex socio sin la previa interpelación al nuevo
socio.
Supuesto especial de limitación por imperio de la ley lo cons-
tituye el compromiso del socio a prestaciones accesorias (art. 50,
LSC), que aun a falta de previsiones contractuales presupone una
restricción a la libre transferencia, imponiendo la conformidad de la
mayoría de socios necesaria para la modificación del contrato, ma-
yoría que estará fijada por la ley o por la disposición contractual
respectiva. Esta presunción legal de restricción puede ser alterada
-en más o en menos- por expresa previsión contractual. A falta de
previsiones se requiere entonces votos que representen las tres cuartas
partes del capital social. De ser dos socios bastará -en este caso-
la conformidad del socio que no transfiere (arg. art. 160, LSC).
Pese a ser libre la transferencia, la sociedad o los socios podrán
excluir al adquirente por aplicación de las previsiones del art. 91 de
la LSC, que son íntegramente aplicables aun en el caso de incapa-
cidad, inhabilitación o quiebra del socio incorporado, pues el art.
152 excluye esa excepción, que sólo juega para los socios originarios.
La cláusula de preferencia es legal en la venta forzada y con-
tractual en las restantes. El derecho de preferencia, no previsto
contractualmente, en el caso de transferencia a tercero podría ser
388 TIPOLOGÍA

sostenido por los socios o la sociedad para evitar el ingreso de un


tercero, pero nunca podría discutirse el precio pactado, asimilándolo
a una venta en subasta. De esta forma se equilibrarían los derechos
de ambos, y no resultaría un eventual abuso de derecho del socio de
transferir sus cuotas a terceros extraños a la sociedad ante la falta
de cláusulas restrictivas o su invalidez, ni limitado ese derecho de
transferencia por un eventual cuestionamiento del precio ante el
ejercicio de un derecho de preferencia no previsto contractualmente.

§ 222. CLÁUSULAS LÍCITAS DE LIMITACIÓN DE TRANSFERENCIA. -


La prohibición de transferir cuotas sociales debe tenerse por no es-
crita (arg. art. 153, LSC).
Para la validez de las cláusulas de limitación, "el contrato debe
establecer los procedimientos a que se sujetará el otorgamiento de
la conformidad" (art. 153, párr. 3o), razón por la que la mera indi-
cación de cláusulas de limitación no reglamentadas mantiene la li-
bertad de la transferencia de las cuotas.
La ley, a título meramente enunciativo, determina lícitas las
cláusulas que limiten la transferencia a la conformidad de la mayo-
ría o a la unanimidad de los restantes socios, o a las que confieran
un derecho de preferencia a los restantes socios o a la sociedad. La
cláusula de limitación de transferencia a decisión de mayoría puede
serlo por cabeza o por capital. .En todos los casos, para la validez,
debe establecerse el procedimiento, en el cual podría omitirse el pla-
zo del trámite, en cuyo caso se estará al máximo legal de treinta
días; superado el mismo se entenderá otorgada la conformidad para
transferir o por no ejercitado el derecho de preferencia. Para la va-
lidez de esa u otras cláusulas debe establecerse en el contrato el
procedimiento al que se sujetará el otorgamiento de la conformidad
(art. 153, párr. 3o).
Es condición de validez de las cláusulas limitativas su regla-
mentación. La transferencia sin cumplir las disposiciones contrac-
tuales puede justificar la exclusión del socio con justa causa, que no
sufre perjuicio, pues se le reintegra su aporte como si fuese la cuota
de liquidación.
Un punto importante es la limitación generada por cláusula de
preferencia y la transferencia a título gratuito. En ese sentido, se
ha sostenido que la interpretación de una cláusula que otorgaba pre-
ferencia en una sociedad de responsabilidad limitada en caso de
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 389
transferencia entre vivos sólo se aplicaba a los casos de transferen-
cias onerosas47.
La falta de conformidad en el caso en que el socio cedente con-
sidere que no existe justa causa de oposición, le permite requerir la
autorización judicial para el otorgamiento de la transferencia, con-
forme se regula en el art. 154 infine. Pese a que se limita a expre-
sarse como un trámite de "autorización" con "audiencia de la socie-
dad", el trámite será el previsto en el art. 15 de la LSC. En este
supuesto, la resolución judicial favorable, que entienda que "no
existe justa causa de oposición", genera la caducidad del derecho de
preferencia de la sociedad y de los socios que se opusieron, por lo
que se mantiene el de los que conformaron la misma, y aunque la
ley no lo señale debemos presuponer su derecho de acrecer, conci-
llándose el doble interés: el del cedente de obtener el precio preten-
dido y el de los socios que actuaron conforme a derecho de incre-
mentar su participación evitando el ingreso de terceros. Se trata de
una sanción que debe interpretarse restrictivamente.
Este control judicial ante la falta de autorización para transferir,
forma específica del ejercicio abusivo del derecho a oponerse a la
transferencia, para determinar la existencia de justa causa de oposi-
ción, permite inferir que la oposición a la transferencia debe ser fun-
dada, pues la falta de toda fundamentación impediría ese control
judicial, expresamente autorizado por la ley. El socio que intenta
transferir las cuotas tiene derecho a que se exprese la causa de la
negativa para tomar la decisión sobre recurrir o no al control judicial
de razonabilidad. La falta de expresión de causa autorizaría ese re-
curso judicial. La posterior justificación razonable haría incurrir en
costas a quien omitió el deber de lealtad para con el consocio.
Como justa causa de oposición podría señalarse a título indica-
tivo las que atañen a la personalidad del adquirente48, de su profe-
sión, actitudes de perturbación de la vida societaria49, cuando exis-
tiera actividad en competencia, o intereses contrarios, etc., siendo
discrecional la apreciación judicial en tal sentido.

47
Conf. Corte de Casación Italiana, sentencia n° 93, 12/1/89, "Rivista delle
Societá", 1989-940.
48
Verón, Sociedades comerciales. Actualización, p. 318.
49
Halperin, Sociedades de responsabilidad limitada, p. 153.
390 TIPOLOGÍA

En el caso de que se haya previsto el derecho de preferencia,


puede ser cuestionado el precio de transferencia, sea por los socios
o por la sociedad, conforme al procedimiento previsto por el art.
154, párr. Io, que importa la formalización de una apreciación peri-
cial, que lo determinará judicialmente, salvo otras previsiones con-
tractuales. El precio que se fijará judicialmente queda limitado por
las pretensiones de las partes: el ofrecido por los impugnantes y el
fijado para la transferencia. Las costas del juicio serán a cargo de
la parte que pretendió el precio más distante del fijado por la tasa-
ción judicial, en soluciones similares a las usadas por las leyes de
expropiación.
El ejercicio del derecho de preferencia por la sociedad impone
la disponibilidad por parte de ésta con utilidades, reservas disponi-
bles o reducción del capital social.

§ 223. ACCIONES JUDICIALES. - El art. 154 de la LSC regula el


caso de conflicto entre el pretenso cedente y los socios que niegan
su conformidad para la cesión de cuotas sociales, estableciendo que
quien se propone ceder podrá ocurrir ante el juez quien, con audien-
cia de la sociedad, autorizará la cesión si no existiese justa causa de
oposición, declaración que importará, además, la caducidad del de-
recho de preferencia de la sociedad y de los socios que se hubiesen
opuesto.
En cambio, si los socios o la sociedad pretenden ejercer su op-
ción de compra, pero impugnan el precio de las cuotas a transmitir,
deberán declarar el que consideren ajustado a la realidad.
Aquí, en la solución del conflicto -salvo que el contrato prevea
el procedimiento-, el diferendo se resolverá por medio de pericia
judicial; pero los impugnantes no estarán obligados a pagar un pre-
cio mayor que el de la cesión propuesta, ni el cedente a cobrar uno
menor que el ofrecido por los que ejercitaron la acción50, debiendo

50
Gráficamente puede ejemplificarse de la siguiente manera: si el socio A
desea ceder diez cuotas a un tercero B, por un precio de $ 100, y C (consocio de la
sociedad y ejerciendo su opción de compra reglamentado en el contrato) también
desea comprarlas, pero por un precio de $ 70. Al no existir previsión contractual
sobre el particular, el conflicto habrá de resolverse mediante pericia judicial. Si la
tasación judicial establece que el valor de las cuotas es de S 130, el socio C no
estará obligado a pagar más de $ 100 (que es lo que el socio A -en su calidad de
cedente- solicitó como valor por la transferencia). Si por el contrario la pericia
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 391

cargar con las costas la parte que pretendió el precio más alejado
del fijado por la tasación judicial.

§ 224. TRANSFERENCIA POR CAUSA DE MUERTE. - Conforme el


art. 90 de la LSC, la muerte del socio51 no opera la resolución parcial
de la relación societaria en la sociedad de responsabilidad limitada,
lo que se encuentra previsto en el art. 155, que en la reforma por
ley 22.903 se adapta al criterio de la libre transmisibilidad de las
cuotas, salvo previsiones contractuales, incorporando normas tendien-
tes a morigerar el rigor de las cláusulas contractuales que establece
la obligatoria incorporación de los herederos del socio fallecido.
La norma dispositiva autoriza la previsión contractual y la obli-
gatoriedad del pacto y regula conforme se haya previsto o no la
transferencia de las cuotas monis causa a los herederos. Se puede
prever contractualmente la posibilidad de los socios sobrevivientes
de mantener prevaleciente el elemento personal, controlando así
quienes ingresan a la sociedad.
a) CONTRATOS CON CLÁUSULAS LIMITATIVAS. En los contratos que li-
mitan la transmisibilidad de cuotas, puede ocurrir cuanto sigue.
1) CASO EN QUE SE PREVÉ LA INCORPORACIÓN OBLIGATORIA DE LOS HERE-
DEROS. El texto del actual art. 155 de la LSC posibilita que contrac-
tualmente se establezca, en caso de muerte de alguno de los socios,
la incorporación de sus herederos, resultando obligatorio el pacto
para estos últimos de estar establecido. O sea que si así lo dispu-
siera el contrato, los herederos pasan a ser socios y hasta la adjudi-
cación a los mismos de las cuotas del causante les representará el
administrador de la sucesión.
Para los herederos y los socios la disposición contractual es
obligatoria52, pero los primeros sólo podrán ejercer los derechos

determina que el valor de las cuotas es de $ 50, el socio A -cedente- no está obli-
gado a recibir menos de $ 70 (que es lo que el consocio C había ofertado).
51
Pita, Cesión de cuotas en la SRL (ley 22.903), RDCO. 1987-87, especí-
ficamente p. 93 y siguientes. Para antecedentes de esta cuestión y su regulación
en el derecho uruguayo puede verse Servan Bauzón, Efectos de la muerte o incapa-
cidad de un socio en la sociedad de responsabilidad limitada, RDCO, 1994-343.
52
Las participaciones sobre el capital, en este caso las cuotas, forman parte
del patrimonio del causante como créditos y la aceptación de la herencia implica la
aceptación de calidad de socio.
392 TIPOLOGÍA

inherentes a la calidad de socios, luego de cumplir con las medidas


establecidas por la norma. A saber: a) unificación de personería, y
b) publicación e inscripción de la transferencia en concordancia con
los arts. 10 y 12 de la LSC.
Al tornarse para los herederos del socio-causante obligatoria su
incorporación a la sociedad, correlativamente se les concede la po-
sibilidad de transferir sus derechos sobre las cuotas -dentro de los
tres meses de su incorporación- sin que puedan serle opuestas en
ese caso las limitaciones a la transmisibilidad establecidas contrac-
tualmente. En el caso, si bien las limitaciones a la transmisibilidad
no resultan oponibles a las transferencias que realicen a terceros
dentro de los tres meses de su incorporación, esas limitaciones son
sustituidas por la opción de compra legal que pueden ejercer los so-
cios y la sociedad por "el mismo precio"53, y dentro de los quince
días de la comunicación del propósito de ceder a la gerencia54, que
debe ser informado a la gerencia, y ésta a los socios en forma in-
mediata y fehaciente (art. 155 infine, LSC).
Además, para algunos autores los socios, al ejercer el derecho
de opción, podrían impugnar igualmente el precio55, opinando en-
contradamente otros56, no sólo atendiendo al tenor literal de identi-
dad de precio, sino además por no llamarlo de la misma forma como
derecho de preferencia sino "opción de compra", con terminología
similar a la de la transferencia coactiva, constituyendo opciones de
compra de fuente legal y no derechos de preferencia de naturaleza
contractual.
2) CASO EN QUE NO SE PREVÉ LA INCORPORACIÓN OBLIGATORIA DE LOS
HEREDEROS. En este supuesto se estará a las cláusulas limitativas de
incorporación de socios establecidas en el contrato, pues no se da
el supuesto del art. 155 y la mención a "estos casos", pues lo hace

53
Asimismo, y aunque no lo establezca el art. 155 específicamente ni remita
a la norma pertinente, los socios podrán ejercer el derecho de exclusión del art. 91
y con las condiciones ya establecidas en el § 142.
54
El plazo de quince días es menor al de treinta previsto en el art. 153 de la
LSC para los otros supuestos, plazos que se cuentan de días corridos, conforme el
art. 28 del Cód. Civil.
55
Fariña, Tratado, t. IV, p. 154.
56 Pita, Cesión de cuotas en la SRL (ley 22.903), RDCO, 1987-96.
SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA 393
en referencia a contratos que prevén la incorporación de herederos
como señala Pita57.
Claro que la ley no prevé cómo se aplican en estos supuestos
las cláusulas limitativas de transmisibilidad ante el hecho irreversi-
ble de la transmisión mortis causa y no voluntaria. En tales su-
puestos, si los socios no admiten la incorporación de los herederos
debe procederse a una desvinculación parcial o resolución parcial del
vínculo societario, similar a la prevista en el caso de exclusión de
socio y sujeta a ese trámite para su oponibilidad a terceros, pues en
este supuesto existe una disminución del capital social.
b) CONTRATOS SIN CLÁUSULAS LIMITATIVAS. Medie o no pacto de in-
corporación de herederos, éstos se incorporarán a la sociedad en la
forma prevista y, posteriormente (o antes cediendo sus derechos),
podrán transmitir libremente sus cuotas a terceros, cumpliendo con
los recaudos previstos en el art. 152 de la LSC.

§ 225. TRANSFERENCIA COACTIVA. - En el caso de transferencia


coactiva de cuotas limitadas en su transmisibilidad, se asegura el
derecho de los restantes socios y de la sociedad por el procedimiento
previsto en el art. 153 infine de la LSC.
La notificación de la subasta con quince días de anticipación a
la sociedad permite un acuerdo con el ejecutante, lo que es obvio,
pero lo importante es el derecho que se otorga de preferencia a la
sociedad o los socios, o a la sociedad para sustituir por un tercero
para reemplazar al adquirente de las cuotas en la pública subasta,
derecho que deberán ejercitar dentro del término de diez días de
formalizada la subasta, depositando el importe. En dicho caso no
pueden cuestionarse el precio de venta en remate, como los autoriza
para otros supuestos el art. 154 de la LSC.

E) COPROPIEDAD DE CUOTAS

§ 226. DERECHOS REALES Y MEDIDAS PRECAUTORIAS. - Se hace


referencia a la copropiedad de las cuotas -solución aplicable a los

57
Pita. Cesión de cuotas en la SRL (ley 22.903), RDCO, 1987-96.
394 TIPOLOGÍA

coherederos-, derechos reales y medidas precautorias sobre ellas en


el art. 156. Especificaremos que para los casos mencionados se
aplica la normativa correspondiente a las acciones de las sociedades
anónimas (arts. 209, 218 y 219, LSC).
La copropiedad de la cuota impone idéntica solución que para
la de las acciones (arts. 156 y 209. LSC), aplicándose las reglas del
condominio, quedando autorizada la sociedad30 a exigir la unifica-
ción para el ejercicio de los derechos y cumplimiento de las obli-
gaciones sociales.
En cuanto a la constitución y cancelación de derechos reales
(indicándose concretamente el usufructo y prenda), o de embargos
u otras medidas precautorias sobre las cuotas, para hacerlas oponi-
bles a terceros deben ser inscriptos en el Registro Público de Co-
mercio. Entendemos que, desde su notificación a la sociedad, tales
medidas les son oponibles pero no a terceros, siguiéndose el princi-
pio general del conocimiento o de la publicidad legal para la consi-
deración de la buena fe de dichos terceros.

§ 227. REMISIÓN. - Se aplican las disposiciones de los arts.


218 y 219 de la LSC referido a similares relaciones jurídicas res-
pecto de acciones, a las que remitimos, donde se determinan los de-
rechos del usufructuario y del nudo propietario en el caso del usu-
fructo, y del acreedor y del propietario ante la existencia de prenda,
embargo o medidas cautelares.

58
Pueden revisarse las diversas problemáticas que resultan de la aplicación
de las normas del condominio, la de los administradores judiciales y de tratarse de
un derecho de la sociedad, en ponencia de Muiño a las Jornadas Sanjuaninas de De-
recho Societario, Concursal y Bancario (San Juan, 1991).
CAPÍTULO VIII
SOCIEDAD ANÓNIMA

A) CARACTERIZACIÓN

1) CONSIDERACIONES GENERALES

§ 228. CONCEPTO. - La sociedad anónima, como forma jurídi-


ca, se originó para satisfacer una necesidad y conciliar una situación
que parecía irreductible: la posibilidad de que los socios, que limi-
taban su responsabilidad al aporte introducido, pudieran tener inter-
vención directa en la administración y manejar los intereses sociales
ante terceros, sin incurrir en responsabilidad ilimitada y solidaria
por los actos realizados en la dirección de la sociedad como en la
comandita.
La sociedad, como contribución de aportes para emplearlos en
un fin común con el objeto de dividir los beneficios, fue institución
jurídica conocida en el derecho romano. La asociación de capitales
para empresas arriesgadas o difíciles que exigían reunir fuertes su-
mas fue conocida en la edad moderna. Pero ni una ni otra presen-
tan los caracteres de la sociedad anónima contemporánea, aunque
ésta conserve o haya adoptado formas externas similares.
La sociedad anónima viene a ser así una institución jurídica y
económica nueva. Ella "está completamente fuera del derecho co-
mún; no se podrá jamás, ateniéndose al derecho común, limitándose
a la aplicación de las reglas generales sobre los contratos y obliga-
ciones, llegar a constituirla. En efecto, según el derecho común,
los contratos producen obligaciones personales; en donde haya con-
trato debe haber responsabilidad personal de los contratantes, o por
396 TIPOLOGÍA

lo menos de alguno de ellos. Cuando se contrata, se obliga perso-


nalmente. En la sociedad anónima no hay responsabilidad personal,
ni siquiera puede haberla, puesto que la sociedad está únicamente
compuesta de cosas. Cuando contrata, la responsabilidad de sus
obligaciones está necesariamente limitada a las cosas y valores de
que se compone"'1.
Más que una forma fundamentalmente comercial, la sociedad
anónima representa en su origen próximo una manifestación econó-
mica de la realización de la gran empresa mediante la suma del pe-
queño esfuerzo. Pero múltiples factores intervienen en su evolu-
ción y no es el menor el de la limitación de la responsabilidad
personal. La asociación nació en el momento en que el esfuerzo
de un individuo unido al de otro procuraban, reunidos, la eficacia
que ninguno de los dos aisladamente podría tener. El medio para
reunir el gran capital es la sociedad anónima, y esto mismo no por-
que sea la única manera de reunirlo, sino porque es la forma en que
el asociado no corre otro riesgo mayor que el de perder tan sólo la
parte de capital que haya introducido como aporte.
Pero tal factor no es el único. El capital, sin la dirección y el
trabajo, no pasa de ser simplemente un bien utilizable, cuya obten-
ción también sería posible mediante el préstamo a interés. Teóri-
camente, el problema del capital para una empresa se resuelve por
la locación del que sea necesario para acometerla. Esto tiene dos
dificultades principales: la primera, que quien lo pueda proveer no
lo hará si no encuentra seguridad de percibir su renta y de obtener
la devolución; y la segunda, para la empresa representa la necesidad
ineludible de pagar un interés, cualquiera que sea el beneficio. La
empresa comercial o industrial no puede, en la práctica, realizar lo
que, en teoría, resolvería su problema.
La asociación presenta entonces ventajas indudables en cuanto
al factor capital, pero implica responsabilidades. La limitación de
la responsabilidad por la sociedad en comandita salva este inconve-

1
Conf. Bravard-Veyrrieres, cit. por Rivarola, Sociedades anónimas, p. 70; es-
tos conceptos que resultan interesantes -como expone Rivarola a quien seguimos-,
pues el autor es nacido en 1803, cuatro años antes de la sanción del Código de
Comercio francés, lo que justifica el error de hablar de una sociedad "únicamente
compuesta de cosas".
SOCIEDAD ANÓNIMA 397

niente, pero quita, a quien provee el capital, la facultad de intervenir


en su administración. Además determina un administrador obliga-
torio: el socio colectivo.
Sólo la sociedad anónima es la forma jurídica de asociación de
capitales que salva estos inconvenientes. Ella asocia el capital y no
obliga a la empresa a soportar el peso del interés: la medida de los
beneficios será la medida de la renta del capital. Ella mantiene al
capitalista en la administración del capital, en la que interviene pe-
riódicamente, de modo personal, en las asambleas, y continuamente
por medio de los administradores que elige, y bajo la vigilancia de
las personas que en aquéllas designe. Ella, finalmente, elimina la
responsabilidad, circunscribiéndola al monto del capital aportado y
sin peligro alguno para el resto de los bienes de los accionistas, lo
que no ocurre en la sociedad de responsabilidad limitada.
Finalmente, la forma anónima en la sociedad realiza la separa-
ción y coordinación de los tres elementos económicos de la empre-
sa: capital, dirección y trabajo. En ella el capitalista no es el direc-
tor obligado, ni la dirección debe ser función privativa del capital.
En otras formas de sociedad se presentan unidos necesariamente el
capital y la dirección, cuando en el hecho el elemento económico
para la mejor realización de la empresa es la dirección más apta o
más idónea, que no reconoce por causa la riqueza sino la capacidad.
La sociedad anónima permite el acceso de la idoneidad a la direc-
ción de la empresa, abstracción hecha de la capacidad financiera,
con la que no siempre suele encontrarse en compañía2.
Independizado en las sociedades anónimas el elemento capital
de los otros dos elementos de una empresa, dirección y trabajo, es
otro carácter distintivo de las demás sociedades la cesibilidad de la
calidad de socio, que en la sociedad anónima tiene lugar, indepen-
dientemente de toda otra voluntad, mientras en otras sociedades sólo
puede efectuarse con el "consentimiento expreso de todos los so-
cios" o con trámites inscriptorios engorrosos.
El carácter de la sociedad anónima resulta de la combinación
de estos elementos sustanciales: limitación de la responsabilidad al
aporte comprometido o entregado, y cesibilidad de la acción, o sea
de los derechos y calidad de asociado.

2
Rivarola, Sociedades anónimas, p. 73.
398 TIPOLOGÍA

No otra resulta la caracterización que brinda el art. 163 de la


LSC: "El capital se representa por acciones y los socios limitan su
responsabilidad a la integración de las acciones suscriptas". De
ella se extraen como elementos esenciales tipificantes de la sociedad
anónima: la forma en que se representan las partes del capital que
se denominan acciones, y la responsabilidad de los socios, que se
limita a la integración de las acciones suscriptas.
En este tipo societario, los aportes se representan en acciones
Dermitiendo que el socio recupere su valor patrimonial transmitién-
dolo a terceros, sin afectar el patrimonio social para la consecución
del objeto social, configurando así una típica sociedad intuitu reí.
La acción permite la fungibilidad de los socios, cuya identidad no
constituye un dato estatutario3.
Esa despersonalización impone a su vez una organización dife-
renciada: directorio, asamblea y un órgano de fiscalización, pudien-
do prescindirse sólo de este último en ciertos supuestos.
Esta sociedad es una persona jurídica, que actúa bajo denomi-
nación social, a través del presidente del directorio, esencialmente
revocable, donde los socios -cuyos nombres no se registran en el
estatuto- no responden sino por el aporte comprometido, que es re-
presentado en acciones (conf. art. 163, LSC).

§ 229. ANTECEDENTES. - Su antecedente directo son las com-


pañías de Indias. El partícipe se integra en relaciones más esta-
bles, en aventuras que exigían mayor permanencia, sin alterar la res-
ponsabilidad limitada del mero partícipe. Debía considerarse, a tal
fin, la aportación de capital al gestor, personificando el vínculo, dan-
do estabilidad y unicidad a las múltiples participaciones, creando al
mismo tiempo un elemento negociador de la participación: la acción
(como recibo del aporte, negociable).
En las compañías de Indias aparecen algunos de los rasgos de
esta sociedad: a) la responsabilidad limitada de los socios al aporte,
o sea la limitación de la pérdida ante los riesgos del negocio, y b)
la división del capital o representación del aporte en documentos
que acreditan la calidad de socio, legitimando al titular que resulte

3
Conf. Halperin, Sociedades anónimas, p. 52; Richard - Escuti (h.) - Romero,
Manual de derecho societario, p. 218.
SOCIEDAD ANÓNIMA 399

del documento4. Pero la particularidad de esas compañías era su


origen de derecho público otorgándose su configuración entonces
privilegiada, representativa de los intereses económicos de los go-
biernos. El Estado les otorgaba la personería jurídica como exten-
sión de su propia soberanía.
Este punto sufrió paulatinas transformaciones, hasta abandonar-
se recientemente el sistema de la autorización para obtener la per-
sonalidad, sustituyéndose por el de la libre constitución en cuanto
se cumplan los recaudos previstos por la ley, que es el sistema vi-
gente "ue la reglamentación legal", sin perjuicio de establecerse es-
peciales controles, en ciertos supuestos (art. 299, LSC).
En nuestro país, a pesar de que la sociedad anónima fue con-
templada en el Código de Comercio nacionalizado en 1862 (ley 15),
es recién a partir de la conclusión de la Primera Guerra Mundial que
comienza a tener importancia este tipo societario, sufriendo conti-
nuamente cambios directos e indirectos a través de las normas de la
oferta pública y la cotización, o del objeto de las sociedades.
Se ha estructurado en subtipos con gran polivalencia para la
gran y pequeña empresa, especialmente por su aceptación social y
empresarial, llegando a competir en el campo de la sociedad de res-
ponsabilidad limitada, que es una creación de la doctrina, y no un
producto de la evolución política como es la sociedad anónima o
por acciones.

§ 2 3 0 . IMPORTANCIA ECONÓMICA. SUBTIPOS. - Facilitan la acu-


mulación de capital, limitando la pérdida al aporte, sin respon-
sabilidad de los accionistas y permitiendo que éstos transfieran su
participación sin alterar el capital social.
La representación del aporte en un título es lo que permite a
los empresarios recolectar capitales estables, aunque se produzca
luego la transmisión de esa calidad a terceros, sirviendo el mismo
título tanto para la transmisibilidad como para el cobro de la renta.
La acción permite la fungibilidad del socio (accionista).
Sobre esa base económico-financiera, se previo originariamente
por la LSC dos subtipos de sociedades por acciones: las sociedades por

4
Broseta Pont, Manual, p. 209.
400 TIPOLOGÍA

acciones en general y las sociedades con participación estatal ma-


yoritaria (art. 308, LSC), y dentro de la primera dos clases: las abier-
tas, que hacen oferta pública o recurren al público en general para
que realicen aportaciones o contribuciones, y las cerradas, que no
lo hacen, y dentro de éstas dos categorías: las que no alcanzaban
cierto monto de capital y las que lo superaban (art. 299, inc. 2, LSC).
La ley 22.903, como reforma más importante a aquella ley de 1972,
acentuó la diferencia en el aspecto de hacer o no oferta pública res-
pecto de sus propias acciones (art. 188, LSC).

§ 231. CARACTERES. - Las notas que caracterizan a este tipo


social han sido precedentemente indicadas, pudiendo sintetizarse:
a) El capital se divide en acciones.
b) Los accionistas (socios) limitan su responsabilidad con la
integración del aporte comprometido5.
c) Los aportes de los accionistas son representados por accio-
nes liberadas que se correspondan a su valor.
d) Debe organizarse la representación y administración a tra-
vés de un directorio permanente.
é) El gobierno de la sociedad, recibiendo las decisiones de los
accionistas, se formaliza a través de un sistema de colegio denomi-
nado asamblea, con rigor formal y sustancial para adoptar las re-
soluciones imputables a la sociedad y obligatorias para los accio-
nistas.
/ ) El contralor de los accionistas sobre la administración socie-
taria es normalmente indirecto, formalizado a través de otro órgano:
sindicatura. Sin perjuicio de anticipar que puede ser realizado di-
rectamente en ciertas circunstancias, sin organizar dicho contralor,
o hacerlo a través de un consejo de vigilancia.
g) Actúa bajo denominación social, no pudiendo tener razón
social.

5
La CNCom ha dicho que el carácter limitado de la responsabilidad de los
socios en las sociedades anónimas se encuentra consagrado por el art. 163 de la
LSC, al señalar, como rasgo esencial de este tipo societario, la limitación aludida,
a la integración de las acciones suscriptas (Sala B, 6/6/75, "Baiman, Mario c/Mensur
SA", inédito). Consecuentemente no es viable la intimación a los directores a que
denuncien bienes bajo apercibimiento de ejecutarlos directamente.
SOCIEDAD ANÓNIMA 401

h) Para su constitución regular exige especiales requisitos de


forma: constituirse por instrumento público (art. 165), conformidad
de la autoridad administrativa antes de la publicidad e inscripción
en el Registro Público de Comercio (art. 167, LSC).

§ 232. DENOMINACIÓN. - La sociedad persona jurídica se


identifica por una denominación. No puede tener razón social aten-
diendo a que no existen socios con responsabilidad solidaria. No
obstante puede tener denominación subjetiva: el art. 164 autoriza
que pueda incluir el nombre de una o más personas de existencia
visible6. Respecto de la sociedad de responsabilidad limitada se
hacía referencia a "socios", que no se registra en este tipo social,
debiendo presuponerse que el uso del nombre de una persona física
implica su autorización7. Marcada esa diferencia, son aplicables
las demás referencias hechas en el § 197.
La denominación debe contener la expresión "sociedad anóni-
ma", su abreviatura o la sigla SA, o sea que debe identificar el tipo
en resguardo de terceros.
La omisión de esta mención no implica un negocio atípico, sino
-por expresa sanción de la norma- que atribuye responsabilidad ili-
mitada y solidaria a los representantes, juntamente con la sociedad
por los negocios que se celebren en esas condiciones, lo que presu-
pone que la sociedad tiene denominación, pero ella no ha sido usada
en actos determinados.

6
CNCom, Sala A, 20/12/77, "Rivadulla, Eduardo c/Ribagliati, Luis J. y otro".
ED, 77-191; aquí se ha dicho que la LSC ha querido - a pesar del silencio de la
Exposición de motivos sobre este punto- establecer sin dudas que para las socieda-
des anónimas el único sistema posible es el de la denominación (se incluyan o no
nombres de personas de existencia visible en ella). Además, resulta claro que tal
sistema no implica ninguna relación de responsabilidad. La razón social, que es
optativa para las sociedades de personas y la sociedad en comandita por acciones,
implica vincular en la responsabilidad a los sujetos físicos, a los que tal forma de
nombre alude. Si, en cambio, adopta para esas sociedades el "sistema" de la deno-
minación, podrá incluirse o no un nombre de persona de existencia visible, y el
resultado será indiferente en cuanto a la responsabilidad. Para las sociedades anó-
nimas, el régimen se aparta más, y estamos en plena denominación (art. 164), pero
tanto para éstas como para las de responsabilidad limitada, la ley autoriza incluir
nombres de personas de existencia visible; en ambas, nótese también, la ley usa
apropiadamente la palabra "denominación" y no otra.
7
Conf. Halperin, Sociedades anónimas, p. 75.

26. Richard - Muiño. Derecho vicii'Mrio.


402 TIPOLOGÍA

2) CONSTITUCIÓN E INSCRIPCIÓN

§ 233. MODALIDADES. - Se prevén dos formas de constitución


de una sociedad anónima: por acto único (art. 165. LSC) o por sus-
cripción pública (art. 168 y ss., LSCj también llamada sucesiva. La
primera es la forma usual de constitución, que se emplea también
en los casos de transformación, fusión o escisión, donde se crea el
tipo sociedad por acciones para una de esas formas de reorganización
de la persona jurídica societaria preexistente, o su regularización.

§ 234. FORMA. - Por disposición de la ley en su art. 165, apar-


tándose del anteproyecto, se exige el instrumento público para la
constitución.
La escritura pública, como especie de instrumento público, es
el usualmente utilizado para recibir la declaración de voluntad cons-
titutiva de los fundadores. No obstante el acta judicial podría consti-
tuir ese instrumento en el caso de una sociedad que se constituya
con motivo de un acuerdo preventivo o resolutorio en un concurso,
o entre los herederos de una sucesión (art. 28, LSC).
Cuando la autoridad administrativa está autorizada a recibir la
declaración de voluntad constitutiva, conforme las facultades que le
otorgue la ley respectiva, estaremos frente a un instrumento público
constitutivo cuando así se proceda (arg. art. 980, Cód. Civil).
No satisface el requisito legal la mera protocolización de un
instrumento privado en escritura pública, pues si la protocolización
no es ordenada por autoridad judicial se mantendrá la calidad de
privado del instrumento (arg. arts. 984 y 1003, Cód. Civil), sin per-
juicio de la fecha cierta que pueda adquirir8. Tampoco es suficiente
la certificación de firmas de los otorgantes.

8
Tampoco cumple con la exigencia del art. 165 de la LSC para la constitución
de una sociedad anónima el instrumento privado cuyas firmas fueron certificadas
por escribano y posteriormente, a pedido de uno de los firmantes del acta consti-
tutiva, se procedió a protocolizarlo. El art. 165 de la LSC requiere algo más que
la autenticidad de las firmas de un mero instrumento privado, para la constitución
de sociedades por acciones, ya que por la importancia y trascendencia que revisten,
es necesario que las manifestaciones de voluntad de las partes -volcadas por sí o
por apoderado: art. 1881, inc. 13, Cód. Civil- se efectúen ante el oficial público, por
SOCIEDAD ANÓNIMA 403
No se altera por el art. 165 de la LSC el sistema general del
art. 4° de la LSC, en el caso de modificación del contrato consti-
tutivo de la sociedad por acciones, estatuto, que debe adoptarse por
resolución de asamblea (art. 188, LSC), solución actualmente uni-
forme.
iii erecto del incumplimiento de este requisito es la nulidad uei
acto9.

§ 235. ACTA COSSTTTUTIVA Y ESTATUTO. - Ese acto único permi-


te individualizar, aunque se fundan en un único instrumento, al ne-
gocio constitutivo del estatuto (arts. 167, párr. 3 o , y 170, inc. 2,
LSC). No es necesario que estén individualizados por separado,
pero es natural que ello así se manifieste.
El art. 166 in fine se refiere al "contrato constitutivo", cuyos
firmantes son considerados todos "fundadores", a los fines de la res-
ponsabilidad u otorgamiento de beneficios especiales.
El estatuto contiene las reglas del funcionamiento de la socie-
dad y de sus órganos. Es el conjunto tie reglas de derecho que or-
ganizan la vida de la sociedad, fijan los derechos y obligaciones de
los socios y de los órganos societarios dentro de los límites de la
ley y regulan su funcionamiento, disolución y liquidación10.

§ 236. REQUISITOS. - A la requisitoria genérica del art. 11 de


la LSC deben adicionarse los específicos del art. 166. Deben agre-
garse conforme el inc. 1 del art. 166 los que caracterizan a la so-
ciedad por acciones respecto de su capital: "la naturaleza, clases,
modalidades de emisión y demás características de las acciones, y
en su caso, su régimen de aumento". Se trata de un dato estatu-
tario.
El inc. 2 impone el aseguramiento de la suscripción e integra-
ción del capital social por cada uno de los fundadores, determinando

cuanto en el futuro se podrá dar fe de que aquéllas fueron efectivamente reales (conf.
CNCom, Sala C, 24/9/80, LL, 1981-A-478).
9
Conf. CNCom. Sala B, 16/2/73, "Pueyrredón 419 SA", LL, 152-88, voto del
doctor Halperin, donde con esa calificación señala la falta de formalidad constitu-
tiva, descartando la posterior protocolización en escritura pública del instrumento
privado constitutivo.
10
Conf. Fariña, Compendio, p. 284.
404 TIPOLOGÍA

incluso lo que adeuden, que no pueden exceder los dos años, al igual
que en la sociedad de responsabilidad limitada.
El inc. 3 asegura el funcionamiento de los órganos legales con-
forme las previsiones estatutarias, imponiendo la elección de los in-
tegrantes del órgano de administración necesario -en su caso de los
que integran el de fiscalización-, "fijándose el término de duración"
(señala la ley), el que a su falta será indudablemente el determinado
en el estatuto, pues el contrato constitutivo actúa como asamblea
unánime fundacional.
Se corresponden a datos para el acta constitutiva los del inc. 1
del art. 11, sobre la individualización de los socios, y los de los incs.
2 y 3 del art. 166. Las demás especificaciones indicadas por el art.
11 y la del inc. 1 del art. 166 se refieren a los datos que permanen-
cen inmutables en el estatuto -mientras no se modifique-.

§ 237. TRÁMITE DE INSCRIPCIÓN. - E s e contrato constitutivo,


que contiene el estatuto, debe ser presentado a la autoridad de con-
tralor, para que ésta verifique el cumplimiento de los requisitos fis-
cales y legales (arts. 5o a T y 38, LSC).
El art. 167 prevé que conformada por el órgano administrativo,
el contrato será presentado al juez de registro que dispondrá la ins-
cripción "si la juzgara procedente", lo que implica un nuevo examen
de legalidad.
Esa superposición de controles generó el dictado de la ley
21.768 que autorizó la posibilidad de que las funciones de los jueces
regístrales o controles administrativos pudieran ser cumplidos indis-
tintamente por organismos judiciales o administrativos, según las fa-
cultades de policía de la Capital Federal o provincias. O sea que
cada jurisdicción puede determinar si se mantiene el doble control
o si se unifica en sede judicial o administrativa".

11
Dispone el art. Io de la ley 21.768: "El registro de los contratos consti-
tutivos de las sociedades comerciales, sus modificaciones y el de los demás actos y
documentos cuya inscripción se impone a las mismas, a sus órganos o a sus socios
o mandatarios, como así toda otra función societaria registral atribuida en la legis-
lación comercial vigente al Registro Público de Comercio, o los registros, jueces, o
jueces de Registro quedan indistintamente a cargo de él o los órganos judiciales o ad-
ministrativos que en cada jurisdicción determinen las 'leyes locales'".
SOCIEDAD ANÓNIMA 405

Ese trámite será cumplido por los representantes estatutarios


designados en el contrato constitutivo conforme las previsiones del
art. 166, inc. 3, salvo que se hubiesen designado mandatarios espe-
ciales (art. 167 infine) en ese contrato constitutivo otorgado en ins-
trumento público o en instrumento separado.
Si bien no se hace mención al control de legalidad del regla-
mento que hubieran podido formular los constituyentes en el acto,
formalizando la ley sólo una referencia a su inscripción (art. 167,
párr. 3 o , conc. con art. 5o, LSC), la autoridad judicial puede juzgar
sobre su procedencia.

§ 238. FORMAUZACIÓN DE LA INSCRIPCIÓN. ~ El trámite inscrip-


torio, con control de legalidad, es similar al de las otras sociedades.
La inscripción debe formalizarse, al igual que la sociedad de
responsabilidad limitada, previa la publicación sintética por un día,
según las previsiones de los arts. 1° y 10 de la LSC.

§ 239. SUSCRIPCIÓN DEL CAPITAL E INTEGRACIÓN. - E l art. 11,


inc. 4, como requisito esencial no tipificante, exige al momento de
la constitución la determinación del capital social; la ley prescri-
be la inserción en el acta constitutiva de la suscripción y la forma
de integración del capital, que si es integrado en bienes en espe-
cie debe serlo en el mismo acto, y si es en dinero, puede efectivi-
zarse el 25% al suscribirse y el saldo hasta un plazo que no puede
exceder de dos años.

§ 240. RECURSOS CONTRA LAS DECISIONES REGÍSTRALES. - Tanto


las resoluciones que dicte el órgano de contralor administrativo co-
mo las del juez de registro, sea que esté unificado el trámite o no,
son recurribles ante el tribunal de segunda instancia con competen-
cia para entender, en la respectiva jurisdicción, a las apelaciones
contra las decisiones del juez registral.
Las apelaciones contra las decisiones administrativas -tanto en
este trámite de constitución por acto único, como en el por suscrip-
ción pública- debe formalizarse ante la autoridad que dictó la reso-
lución cuestionada, debidamente fundada y dentro del quinto día há-
bil de notificada la resolución administrativa. Esta autoridad debe
elevar las actuaciones dentro del mismo plazo posterior al tribunal
de apelación competente (arg. art. 169, LSC).
406 TIPOLOGÍA

§ 241. CoxsriTVcióy POR SUSCRIPCIÓN PÚBLICA. - ES excepcio-


nal la constitución por este medio de las sociedades por acciones,
por deber cumplirse con demasiados requisitos, dispuestos en salva-
guarda del ahorro público12.
Lo usual, aun en las sociedades que piensan recurrir al ahorro
público, es el uso de la constitución por acto único, y utilizar el
sistema de aumento de capital para incorporar capitales de personas
extrañas a los fundadores.
Hay constitución por suscripción pública cuando los promoto-
res presentan un proyecto o plan de empresa, como programa de
fundación de una sociedad por acciones, cuyo objeto y actividad de-
berá cumplirse a través de la obtención de un capital suficiente, a
cuyo fin se recurre a la suscripción de capital por accionistas ini-
cialmente indeterminados, quienes, con la intervención de un banco,
decidirán en definitiva la constitución o no de esa sociedad por ac-
ciones.
Representando esta forma de constitución una oferta al público,
cualquiera que sea la modalidad que se adopte, la emisión debe ser
aprobada previamente por la Comisión Nacional de Valores (art. 19,
ley 17.811).
a) PROMOTORES. Se consideran tales a los redactores del pro-
grama de fundación (art. 168, LSC), siendo responsables solidarios
por las obligaciones contraídas para la constitución (art. 182, LSC),
sin perjuicio de igual responsabilidad de los demás firmantes del
programa (art. 168, LSC), que se presumen promotores.
Los promotores pueden ser suscriptores inicial o posteriormen-
te (art. 178).
El art. 168 refiere que los promotores, esto es, aquellos indivi-
duos que tienen la iniciativa de usar este modo de constitución, re-
dactarán un programa, un instrumento privado o público, que some-
terán a la autoridad de contralor; ésta lo aprobará si se cumplen las
condiciones legales y reglamentarias. La ley le da un plazo de quin-
ce días hábiles para pronunciarse; si se vence dicho plazo y ésta no
se expide, los promotores pueden apelar por medio del recurso pre-
visto por el art. 169.

12
Richard - Escuti (h.) - Romero, Manual de derecho societario, p. 226.
SOCIEDAD ANÓNIMA 407

Si se aprueba el programa, los promotores deberán presentarlo


ante el Registro Público de Comercio en ei plazo de quince días; la
omisión de esta presentación en este plazo produce la caducidad au-
tomática de la autorización administrativa.
b) PROGRAMA. FORMA. El programa debe redactarse por ins-
trumento público o privado, en cuyo caso las firmas deben ser au-
tenticadas por escribano público, o por otro funcionario con facul-
tades a tal fin (arts. 168 y 170, LSC).
c) CONTENIDO. El contenido del programa está fijado por el
art. 170 de la LSC, imponiendo:
7) La identificación de los firmantes-promotores del programa
como lo señala el art. 11, inc. 1.
2) Las bases del estatuto, o sea, de la organización jurídico-ad-
ministrativa de la sociedad.
3) Los datos que interesan al futuro accionista inversor en tor-
no a las acciones, monto de la o las emisiones programadas para
lograr el capital suficiente para la empresa proyectada, condiciones
del contrato de suscripción de acciones que deberá formalizar cada
inversor y los pagos que se obligan a realizar para materializar la
suscripción que formalicen. Obviamente que ese programa deberá
representar una razonable explicitación del plan de empresa u objeto
social que intentan realizar mediante la convocatoria al ahorro pú-
blico para constituir una nueva persona jurídica a tal fin.
4) La determinación de un banco con el cual los promotores
han celebrado un contrato13.
5) Las ventajas o beneficios que se intenten reservar los pro-
motores (art. 185, LSC).
El banco actuará como representante de los suscriptores, y las
obligaciones que asume se determinarán en el contrato indicado.
Sus mínimas obligaciones serán la preparación de la documentación
que otorgará a los suscriptores, el contrato de suscripción, la recep-
ción de las suscripciones y de los anticipos de integración en efec-

13
La ley expresa "deberá celebrar un contrato", pero debe suponerse que el
contrato ha sido celebrado coetáneamente con la formulación del programa, pues
el cambio del banco implicaría iniciar de nuevo todos los trámites, a partir de que
éste es un dato inscripto en el Registro Público de Comercio.
408 TIPOLOGÍA

tivo, el primero de los cuales no podrá ser inferior al 25% del valor
nominal de las acciones suscriptas (art. 170, inc. 2), en identidad
con los montos mínimos que deben desembolsarse en la integración
diferida (art. 187, LSC). El banco deberá individualizar con preci-
sión los aportes en especie, y en el caso de que esa individualización
implique un inventario, deberá depositarse en ei banco. Tratándose
de bienes en especie, oportunamente o sea decidida la constitución de
la sociedad, deberá cumplirse con las previsiones sobre la valuación
de estos bienes (arts. 170, inc. 4, y 53, LSC).
Si esos bienes en especie fueron aportados por los promotores
deberá integrar el programa la individualización de ellos.
d) PLAZO DE SUSCRIPCIÓN. El plazo de suscripción no puede ex-
ceder de tres meses, computados a partir de la fecha de la efectiva
inscripción (arts. 168 y 171, LSC). Se trata de un plazo de cadu-
cidad, al igual que el señalado para la inscripción del programa una
vez autorizado administrativamente.
Dentro de la documentación que el banco debe preparar se en-
cuentra el "contrato de suscripción" (art. 172, LSC), redactado en
no menos de dos ejemplares, uno de los cuales será entregado al
suscriptor (art. 172 in fine), con transcripción del programa -ya re-
ferido- y su inscripción (inc. 4), que el suscriptor "declarará cono-
cer y aceptar" -lo que es obvio-, suscribiéndolo, conteniendo:
7) La identidad del suscriptor (al igual que los arts. 11, inc. 1,
y 170, inc. 1).
2) El número de las acciones suscriptas, lo que implica el mon-
to de la suscripción.
3) En el caso de integración dinerada la constancia del desem-
bolso en favor del banco del 25% como mínimo o de la dispuesta
en el programa si fuese mayor, sirviendo el contrato de recibo; o la
individualización del aporte en especie conforme lo previsto en el
art. 170, inc. 4, y su depósito en el banco conforme su naturaleza
(p.ej., títulos valores).
4) La convocatoria a la asamblea constitutiva, la que debe
realizarse dentro de los dos meses de la fecha de vencimiento del
plazo de suscripción (máximo cinco meses desde la fecha de efec-
tiva inscripción) y el orden del día, de lo que resulta que a la fecha
del contrato de suscripción deberán estar fijados día, hora, lugar y
orden del día de la asamblea constitutiva, todo lo cual debe constar
SOCIEDAD ANÓNIMA 409

en el contrato de suscripción, como obligación a cargo del banco


(inc. 5).
Si la suscripción prevista en el programa para la viabilidad de
la empresa no se logra dentro de ese plazo, los contratos de suscrip-
ción formalizados se resuelven de pleno derecho, y el banco, como
fiduciario, debe devolver los montos a los accionistas que representa
en la constitución condicionada (art. 173, LSC). La restitución de-
be ser inmediata, o sea que vencido dicho plazo, los suscriptores
condicionales tienen un derecho a requerir el reembolso de los fon-
dos o bienes anticipados.
Si las suscripciones excedieran los planes de emisiones de ac-
ciones previstas, la asamblea constitutiva tendrá facultades para co-
legialmente decidir su reducción a prorrata o su aumento hasta el
monto de las suscripciones formalizadas en término (art. 174, LSC).
e) LAS OBLIGACIONES DE LOS PROMOTORES. Los promotores deben
realizar todos los actos tendientes a lograr la constitución definitiva
de la sociedad: redacción del programa, obtención de la autorización
administrativa e inscripción, contratación con el banco representante
de los accionistas.
Los suscriptores no tendrán acción directa contra los promoto-
res; sí podrá ejercerla el representante legal, o sea, el banco. Indi-
vidualmente, sólo ejercerán las acciones referidas a su contrato de
suscripción o por el incumplimiento del banco, aplicándose por re-
misión las disposiciones en torno a los debentures, tales como las
disposiciones de remoción del fiduciario (arts. 175 y 353, LSC).
f) ASAMBLEA CONSTITUTIVA. La asamblea, cuya fecha debió estar
prefijada, al igual que su sede, antes de la inscripción y contenido
el dato en el contrato de suscripción, se llevará a cabo en la fecha
y lugar previsto, con la presencia necesaria del banco interviniente y
bajo la presidencia de un representante de la autoridad de contralor
correspondiente en la jurisdicción respectiva.
El quorum de constitución de la asamblea es de la mitad más
uno de las acciones suscriptas.
De no alcanzarse dicho quorum, se dará por terminada la pro-
moción y por no constituida la sociedad, debiendo reintegrarse los
anticipos. Si hubiese mediado incumplimiento de los promotores,
de los que resultara algún daño, las acciones deberán ser ejercidas
por el representante.
410 TIPOLOGÍA

La falta de asistencia del banco interviniente autorizará el cuar-


to intermedio para que la autoridad de contralor asegure su presen-
cia o la intervención del Banco Central de la República Argentina.
g) ORDEN DEL DÍA. El orden del día está predeterminado en los
contratos de suscripción, sirviendo el mismo como notificación de
la convocatoria.
Ese orden del día, integrante de los contratos de suscripción,
debe tratar necesariamente los siguientes puntos (art. 179, LSC):
7) La constitución o no de la sociedad.
2) La gestión de los promotores; implícitamente podrá autori-
zar la promoción de acciones de responsabilidad.
3) Estatuto social; implícitamente ajusfándolo para constituir
el estatuto definitivo.
4) Valuación provisional de los aportes no dinerarios.
5) Designación de los integrantes de los órganos sociales.
6) Determinación del plazo de integración del saldo de los
aportes en dinero, salvo que esto estuviera explicitado en los con-
tratos de suscripción, y quedando en claro que ese plazo no podrá
exceder los dos años (art. 187. LSC).
7) Designación de dos suscriptores o representantes a fin de
que aprueben y firmen, juntamente con el presidente y los delegados
del banco, el acta de asamblea, que se labrará por el organismo de
contralor, por lo que el funcionario a cargo del mismo deberá sus-
cribirla y la misma deberá considerarse como instrumento público,
al ser labrada por un organismo público conforme las facultades que
les otorga esta norma de la ley de sociedades.
El banco está facultado a ampliar el temario del orden del día,
a cuyo fin debería haberlo incluido en el contrato de suscripción,
sin perjuicio de temas facultados a tratar dentro del amplio espectro
de cuestiones enunciadas legalmente.
Otro tema implícito, por cuanto no puede predeterminarse, es
el de las decisiones a adoptar en caso de suscripción en exceso. Po-
dría preverse su tratamiento condicionado a la existencia del supues-
to, pero aunque no se encuentre previsto, podrá tratarse.
Obviamente, la asamblea podría resolver la no ratificación de
actos cumplidos por los promotores o por el banco, como podría
ser la aportación de bienes en especie, sea por el bien o por su valor
SOCIEDAD ANÓNIMA 411

al que se condicionó la efectivización del aporte (arg. art. 181 in


fine).
h) VOTACIÓN. Cada suscriptor. incluso los promotores si revis-
tieran esa calidad, tienen dorccno a ¡aillos \uius como acciones sus-
criptas, en cuanto hayan cumplido el compromiso de integración
previsto (art. 177, LSC).
Los aportantes de bienes no dinerarios no podrán ejercitar su
derecho genérico de voto al tratarse la valuación provisoria de sus
bienes comprometidos en aporte (art. 179, inc. 3, LSC).
Tampoco pueden votar los promotores en torno a su gestión
(art. 179 in fine).
i) MAYORÍAS. Las decisiones se adoptarán por la mayoría de ¡os
suscriptores presentes (personalmente o representados), que repre-
senten no menos de la tercera parte del capital con derecho a voto,
atendiendo a la obligación de abstención indicada en el apartado an-
terior.
Ese mínimo es de orden público y no puede estipularse en me-
nos (arg. art. 177 infine).
j) PUBLICIDAD E INSCRIPCIÓN. Labrada el acta por el organismo
de contralor, que debe formalizar dentro de lu., c;;:cc 1'.:. :..:/ ,.r!i
cación analógica del art. 73 de la LSC, se procederá a obtener la
conformidad, publicación e inscripción de acuerdo con los arts. 10
y 167, lo que implica reiterar el trámite ante la autoridad adminis-
trativa y posteriormente ante el juez de registro. Debemos entender
que ello es al sólo efecto (por lo menos frente a la autoridad admi-
nistrativa -si estuviese desdoblado el contralor- que se presupone
lo autoriza si suscribe el acta) del cumplimiento de los trámites de
efectivización de los aportes en especie e inscripción preventiva en
el caso de los registrables (art. 38, LSC), y para que el banco inter-
viniente deposite los fondos desembolsados de las suscripciones en
efectivo y la entrega de bienes en especie recibidos, los primeros a
un banco oficial y ¡os segundos al directorio.
Estarán autorizados a ese trámite, en principio, el directorio co-
mo representante de la sociedad constituida, y los promotores si los
directores no hubieran asumido aún sus funciones.
El directorio tiene facultades para exigir el cumplimiento de
esas obligaciones y devolver la documentación relativa a actos no
412 TIPOLOGÍA

ratificados por la asamblea, como lo pueden ser las suscripciones en


exceso o el aporte de bienes en especie (art. 181 in fine).
k) RECURSOS CONTRA LAS DECISIONES REGÍSTRALES. Todas las deci-
siones en torno del registro definitivo, o la falta de decisión en tér-
mino de la autoridad administrativa, son recurribles en los plazos y
forma señalados en el § 240.

§ 242. RESPONSABILIDAD DE LOS FUNDADORES, PROMOTORES,


SUSCRIPTORES Y DIRECTORES: LIBERACIÓN. - La actuación societaria
con anterioridad a la inscripción en el Registro Público de su con-
trato constitutivo implica, sin duda, la responsabilidad de los que
rubriquen los actos, así como también de todos los que puedan ser
individualizados como autorizantes de esa actividad (arg. art. 23, LSC).
En el caso de las sociedades por acciones esa responsabilidad
es específicamente atribuida a los administradores típicos: los direc-
tores.
En el caso de la sociedad constituida por suscripción pública,
los promotores son los que responden ilimitada y solidariamente por
las obligaciones que se generen respecto de terceros, contraídas para
la constitución de la sociedad, incluso por los gastos y comisiones
del banco interviniente (art. 182, párr. 1°), quedando en claro que la
sociedad recién queda constituida al suscribirse el acta de la asam-
blea presidida por un representante del organismo de contralor.
A partir de ese momento considera a la sociedad anónima en
formación, pero la ley -art. 182, párr. 2°- mantiene la respon-
sabilidad de los promotores de las obligaciones que pudiera asumir-
se antes de la inscripción, en cuyo momento impone la delegación
pasiva legal imperfecta -frente a terceros se mantiene la respon-
sabilidad- por la sociedad de las obligaciones no cuestionadas de la
gestión en la asamblea constitutiva y las contraídas necesariamente
para la constitución e inscripción.
No descartamos la responsabilidad de los directores por los da-
ños que se generen a los promotores por la actuación de esos admi-
nistradores antes de la inscripción.
Los suscriptores que no sean directores o promotores, no asu-
men otra obligación que la prevista, o sea, la integración de lo com-
prometido en su individual contrato de suscripción de acciones (art.
182 in fine).
SOCIEDAD ANÓNIMA 413
En la constitución por acto único la responsabilidad es de los
directores y fundadores, entendiéndose como tales a todos los que
suscribieron el contrato constitutivo, no distinguiéndose entre los
que promovieron el negocio y los que concurrieron al sólo efecto
de suscribir el capital requerido para el desenvolvimiento de la so-
ciedad. Todos responden solidariamente.
En todos los supuestos, los que hubieran debido responder fren-
te a terceros, podrán repetir contra el sujeto que con su actuación
hubiera generado el perjuicio, que en su caso serían los integrantes
del directorio, salvo que se acreditara que la obligación asumida co-
rrespondió a los gastos necesarios para la constitución.
Este cuadro, que corresponde a la aplicación de principios ge-
nerales, es el determinado por las normas societarias, recogidas en
los arts. 182 a 184 de la LSC.
Nos referimos seguidamente al régimen especial previsto para
la sociedad en formación en esos dos últimos artículos.

3) SOCIEDAD ANÓNIMA EN FORMACIÓN

§ 243. CARACTERIZACIÓN. - No existe un régimen especial pa-


ra la sociedad en formación, salvo la sociedad anónima en formación
a la que se aplicarán las previsiones del art. 183 y ss. de la LSC.
Sólo el art. 38 de la LSC refiere al período formativo en general.
Es fundamental mantener el principio de la capacidad de la so-
ciedad en formación, con plena potestad para adquirir bienes, la que
fue rescatada por la reforma de 1983 al modificar el art. 183 y ss.,
de la LSC. Se superaron los criterios doctrinarios que intentaban
ver la distinción entre la sociedad irregular y la en formación en su
actuación imputativa en el mundo exterior, criterio generado por la
doctrina para apuntar a ¡a aptitud de regularización sólo para la so-
ciedad en trámite de formación. Se aceptó por esa reforma que la
sociedad anónima sea sujeto de derecho antes de su inscripción, te-
ma cuestionado con anterioridad.
§ 244. SOCIEDAD ANÓNIMA IRREGULAR Y EN FORMACIÓN. - El ré-
gimen previsto por el legislador de 198314, para la formación de la

14
Conf. Verón - Zunino, Reformas al régimen de sociedades comerciales,
p. 265 y siguientes.
414 TIPOLOGÍA

sociedad anónima, en forma expresa determinó que la anónima en


formación es un centro imputativo de derechos (lo que negaba la
anterior legislación siguiendo precedentes continentales como el sui-
zo), autorizándola como persona -sin perjuicio de responsabilidades
solidarias- a iniciar sus actividades coetáneamente al acuerdo que
le da origen y en el que se pacta esa actividad inmediata.
Ese reconocimiento por el cual la sociedad puede iniciar sus
actividades en forma contemporánea a su creación por el acuerdo
de voluntades, aun cuando no estuviese registrada, corrobora que los
bienes aportados en especie en propiedad, lo son a título irrevocable,
tema ya resuelto doctrinaria y legalmente. En nuestro derecho no
existe ninguna disposición que permita la devolución de los bienes
al socio si la sociedad actuó, pues en tal caso debe disolverse.
Correlativamente, el art. 183 de la LSC, basado en el criterio
funcional de realidad y en la actividad jurígena de los operadores
del mercado, autoriza el pacto que imponga realizar los más diversos
actos, aun con bienes registrables, pues siendo la capacidad uno de
los atributos y efectos de la personalidad o del sujeto de derecho
-no del tipo de sujeto de derecho-, y debiendo surgir las incapaci-
dades de normas expresas, no puede limitarse la misma a través de
normas regístrales de tipo reglamentario.
Las referencias a la sociedad en formación se corresponden ex-
clusivamente a la sociedad anónima constituida por acto único, hasta
su inscripción en el Registro Público de Comercio. En ese supues-
to existe ya la decisión constitutiva. En el caso de la constitución
por suscripción pública la sociedad no está constituida hasta que se
labre el acta de la asamblea que así lo resuelve; el trámite anterior
es preconstitutivo.
Resguardados estos principios para la sociedad anónima, enten-
demos que no son otros los que corresponde aplicar a otras formas
societarias en cuanto intentan adquirir bienes como tal y consti-
tuirse como sujeto de derecho -centro imputativo diferenciado au-
togestante-.
La posibilidad de que la sociedad en formación realice una ac-
tividad parcial o total con respecto a la consecución del objeto so-
cial, aleja la posibilidad de que pueda considerarse irregular la socie-
dad en formación por esa mera actuación.
Tanto en la sociedad anónima constituida por suscripción pú-
blica, como la constituida por acto único en que no se hubiese pre-
SOCIEDAD ANÓNIMA 415

visto en el "acto constitutivo" la inmediata iniciación de actividades,


quienes pueaan resultar responsables solidarios podrán cuestionar
esa actividad, llegando a impedirla judicialmente, como también
procurando la inscripción registra!.

§ 245. ACTOS CUMPLIDOS EN EL PERÍODO EN FORMACIÓN. RES-


PONSABILIDADES. - Conforme el texto del art. 183, reformado por ley
22.903, los directores sólo obligan a la sociedad anónima antes de
la inscripción en los "actos necesarios para su constitución''.
Esta posibilidad implica un reconocimiento de personalidad a
la sociedad anónima en formación, aunque limita la imputabilidad
a la misma de los actos que puedan cumplir los directores en ese
período.
Esa imputabilidad a la sociedad y legitimación de actuar de los
directores por la misma, puede ser ampliada en el "acto consti-
tutivo" por los fundadores, "autorizando expresamente" la facultad
para cumplir los actos en general o específicamente determinados
dentro de los compatibles con el objeto social (art. 183, párr Io).
En este supuesto son responsables solidariamente los directores, los
promotores y la sociedad misma.
Si se cumplieran, en el período formativo, "otros actos", los
mismos no serán imputables a la sociedad (art. 183 infine). Serán
responsables ilimitada y solidariamente los que los hubieran reali-
zado, y los directores y fundadores que los hubieran consentido.
La sociedad no será responsable, sin perjuicio de la acción por en-
riquecimiento sin causa, si así correspondiese. El tercero, para ac-
cionar contra directores y fundadores deberá probar la participación
o consentimiento de los mismos.

§ 246. LIBERACIÓN DE LOS RESPONSABLES. IMPUTABILIDAD DE


LAS OBLIGACIONES POR LA SOCIEDAD. - Producida la inscripción, se li-
bera de responsabilidad a directores y fundadores por los actos "ne-
cesarios" para la constitución o los "expresamente autorizados en el
acto constitutivo". Se trata de una delegación pasiva legal perfecta,
prevista en el párr. Io del art. 184, con distinta terminología.
Respecto de "otros actos" cumplidos antes de la inscripción,
originariamente no imputables a la sociedad, se generará una dele-
gación pasiva imperfecta si el directorio resuelve la asunción de los
416 TIPOLOGÍA

mismos por la sociedad dentro de los tres meses de realizada la ins-


cripción, dando cuenta a la primera asamblea ordinaria, que deberá
considerarlo como punto expreso de su orden del día (arg. art. 184,
párr. 2o). Esa decisión no libera, frente a terceros, de respon-
sabilidad a quienes contrajeron la obligación, el directorio y los fun-
dadores. Si el directorio no decidiera -dentro del plazo indicado-
que la sociedad los asumiera, esos actos no serán imputables a la
sociedad y los terceros no podrán demandarla, al igual que los di-
rectores y fundadores que hubieran formalizado desembolsos -salvo
supuestos de enriquecimiento sin causa-.
Si la asamblea ordinaria desaprobase lo actuado, se mantiene
la imputabilidad a la sociedad, pero los directores que decidieron la
asunción de la obligación por el nuevo ente, serán responsables so-
lidariamente.

§ 247. BENEFICIO DE PROMOTORES Y FUNDADORES. - La ley so-


cietaria regula este aspecto en el art. 185, protegiendo la intangibi-
lidad del capital social al disponer que los promotores y fundadores
no podrán recibir ningún beneficio que menoscabe el capital social,
resultando nulo todo pacto en contrario.
No afecta a ello, y son lícitos los pactos en cuanto a partici-
pación en las ganancias, por cuanto implican una disponibilidad de
derechos de los accionistas. No, obstante, la ley limita ese beneficio
a un máximo porcentual del 10% por un "término" máximo de diez
ejercicios en que se distribuyan ganancias. O sea que más que un
término (no es de diez años) se trata de una cantidad: diez ejercicios
con utilidades, que pueden ser sucesivos o alternados (arg. art. 185
in fine).

B) CAPITAL SOCIAL

1) PRINCIPIOS

§ 248. NOCIÓN. - El capital social es un dato necesario en la


sociedad por acciones -como de toda sociedad típica- con la par-
ticularidad de que en ésta se deben indicar la naturaleza, clases, mo-
dalidades de emisión, etc.. de las acciones en que se divide el mismo
(art. 166, LSC).
SOCIEDAD ANÓNIMA 417
El capital social representa jurídicamente el conjunto de las
aportaciones sociales, de las acciones emitidas por la sociedad que
constituyen la representación de la participación de los socios; en
cambio, el patrimonio es el total de los bienes (activos y pasivos)
de propiedad de la sociedad, conforme la noción del art. 2312 del
Cód. Civil.
En antítesis con el patrimonio, esencialmente mudable, está el
capital de la sociedad, fijado de manera estable por una cifra en
el contrato o estatuto, que tiene una función contable y jurídica, una
existencia de derecho y no de hecho15.
Tampoco debe confundirse con la noción de patrimonio neto, o
sea, la diferencia entre el activo y el pasivo de la sociedad. Pero
la comparación del patrimonio neto (normalmente resultante de un
balance de ejercicio) con el número abstracto del capital social per-
mite determinar la existencia o no de utilidades, lo que resulta rela-
tivo frente a procesos inflacionarios que tornan irreal la expresión
nominal del capital social. Por esta razón debe figurar en el pasivo
(art. 63, 2, II, a, LSC).
Se le asigna un particular sentido en las sociedades donde los
socios tienen responsabilidad limitada: una cifra, expresada en mo-
neda de curso legal en el momento de constituirse la sociedad, que
actúa como una cifra de retención. Representa así el monto que se
escinde del patrimonio de los constituyentes para generar el del nue-
vo sujeto de derecho.
Otro significado es el de fracción ideal del patrimonio social,
compuesto por los aportes de los socios, que indica el derecho que
tienen los socios sobre el patrimonio social.
Actualmente se habla de capital nominal o capital social, en
contraposición al capital real, material o sustancial, o capital efec-
tivo, o patrimonio retenido por la sociedad para el giro normal de
sus negocios.

§ 249. SOCIEDADES SIN CAPITAL NOMINAL Y ACCIONES SIN VALOR


NOMINAL. - La doctrina comienza a poner en tela de juicio la idea
del capital como cifra de retención, que lleva a la llamada subcapi-
talización, y en muchos casos encubre o facilita la nociva y peligro-

15
Vivante, Tratado de derecho mercantil, t. II, p. 192.

27. Richard - Muiño, Derecho societario.


418 TIPOLOGÍA

sa subcapitalización sustancial, o sea, a que el capital social nominal


sea insuficiente para el desenvolvimiento de la sociedad, lo que
comporta una causal de disolución.
La idea del capital como cifra de retención, incorporada como
dato técnico a los balances, aparece en crisis, como la del valor no-
minal de las acciones. Esto no es exigido en algunos Estados, y
csía pi'ui¿j^ii.;w como mcuo c¡¡ m pro_>c-^ ic^isiacicr. ..le CSUCYC.
Zelanda.
Esta tendencia fue iniciada por la ley accionaria de California
de 1975 y por el texto revisado en 1980 del model business Corpo-
ration act de la American Bar Association. Ambas han eliminado
completamente todo lo instrumentario referido al concepto de capi-
tales, reservas, valores nominales de las acciones, corno todo el sis-
tema de normas en torno de ellos.
La ley californiana, más rigurosa, se afirma en la formación del
patrimonio, dejando no resuelto tanto el problema de la subcapita-
lización originaria de la sociedad, como la posibilidad de sanciones
por tales situaciones, pero condiciona la distribución de supuestas
utilidades a los socios (en cualquier concepto) al respeto de términos
matemáticos financieros correspondientes a un coeficiente de sol-
vencia y a un coeficiente de liquidez. Genera indisponible por esa
vía una fracción del patrimonio neto, variable en función de la can-
tidad y calidad del pasivo, presentando una forma nueva del princi-
pio de intangibilidad del capital.
El model business corporation act limita la tutela de los acree-
dores sociales al solo efecto de un test de insolvencia (insolveney
test), en virtud del cual no pueden hacerse distribuciones de utilida-
des a los socios cuando la sociedad es insolvente, o cuando se vuel-
ve tal con la distribución. Considera insolvente a la sociedad que
en el curso normal de su actividad no está en condiciones de pagar
al vencimiento sus propios débitos, como aquella en que su activo
total es inferior al pasivo total aumentado de cuanto corresponde
pagar a los accionistas privilegiados en caso de liquidación (balance
sheet test).
En nuestro sistema, la noción de capital nominal aparece como
límite de la distribución de utilidades, que en la ciencia moderna ha
sido suplantada por otros parámetros para hablar de un balance real
y de utilidades líquidas y realizadas, y no de meras expresiones de
utilidades contables o formales.
SOCIEDAD ANÓNIMA 419
La expresión del capital en moneda nacional es una constante
de las leyes argentina, uruguaya, francesa y alemana, y en general
del derecho comparado.

§ 250. CAPITAL MÍNIMO. - El tema plantea, entre otras cosas,


el perfil de la sociedad anónima y de la sociedad de responsabilidad
limitada actual, pero debe ampliarse al concepto mismo de sociedad.
Es casi una constante la del capital legal mínimo, en la sociedad
por acciones, tendiente a señalar esta sociedad como para la gran
empresa. Ello ocurre en Alemania y no en otros países como en la
Argentina. El capital mínimo en muchos países, y como en el sis-
tema de la 12a directiva, tiene diversos pisos en función del origen
por fusión, filial común o desmembramiento de sociedad uniperso-
nal en la "sociedad anónima europea".
Entre nosotros se manifiesta una marcada preferencia por es-
tructurar empresas como sociedad anónima respecto de la sociedad
de responsabilidad limitada, aun para la pequeña y mediana empresa
y hasta para finalidades personales (la llamada personal holding
corporation).
Esto contraría conceptualizaciones académicas, pero la contra-
dicción no demuestra que sean los individuos los que están equivo-
cados en sus preferencias, que por otra parte coinciden con las del
público de países de economía comparable y de países de economía
mucho más desarrollada que la nuestra. En todos ellos las socie-
dades que se constituyen con capital insignificante (denominadas
one dollar corporations) tienen una práctica difundida que los le-
gisladores no tratan de doblegar, sino de canalizar.
No tenemos objeción a ese criterio, siempre y cuando se recuer-
den y ajusten normas claras de responsabilidad como las contenidas
en el art. 54, párr. 3 o , de la LSC, y en el art. 173 de la LCQ, o
punitivas como la del art. 161 de la LCQ.
Un eje fundamental, más que normas sobre capital mínimo, es
el de asegurar un capital adecuado para su actividad como respon-
sabilidad de los administradores, tema vinculado a la subcapitaliza-
ción material sobrevenida.
Debe distinguirse la subcapitalización nominal o formal, que es
la que ocurre cuando la sociedad está dotada de un capital social de
importe muy reducido y de reservas desproporcionadas en relación
al importe, que no asegura la congruencia del patrimonio neto con
420 TIPOLOGÍA

respecto al objeto social. En este caso no hay una subcapitaliza-


ción material, y no hay alteraciones del riesgo de empresa y no se
configura por tanto ninguna responsabilidad de los socios por la sub-
capitalización. El problema se genera si los socios deciden una dis-
tribución de las reservas facultativas y proseguir el ejercicio de la
actividad social después de haber reducido el patrimonio al solo ca-
pital social, o a una dimensión que sea absolutamente insuficiente
para el cumplimiento del objeto social. En estas hipótesis la sub-
capitalización nominal se transforma en situación de subcapitaliza-
ción material.
Ello implica una clara situación de imposibilidad de cumpli-
miento del objeto social, con responsabilidad de los adminis-
tradores, tanto de derecho común como de derecho societario, e in-
cluso de los socios o accionistas que aprobaron tal conducta.
El problema en estos supuestos supera al art. 70 y se refiere
tanto a reservas legales -obviamente- como a reservas facultativas.
La ley argentina exige un capital mínimo en el art. 186 de la
LSC.
El capital social debe, por fin, tener una entidad real y no me-
ramente de balance, vincularse a la parte de patrimonio necesaria
para el cumplimiento del objeto social. El tema tiene particular
trascendencia en los balances consolidados, que abren a otro aspec-
to: el derecho al balance consolidado de los socios de las sociedades
controladas.
El capital social debe indicarse en el balance, entre las cifras
del pasivo, para así determinar la existencia o no de utilidades del
ejercicio, conforme dispone el art. 63, 2, II, a, de la LSC.
Las variaciones del monto de capital no deben registrarse ne-
cesariamente en las acciones emitidas (arg. art. 211, LSC).

§ 251. ACEPCIONES. - Hemos distinguido la noción de capital


social con la de patrimonio y patrimonio neto.
El capital social es un dato constitutivo, que resulta de las sus-
cripciones formalizadas por los fundadores.
Por la posibilidad de diferir las integraciones dinerarias, debe
distinguirse entre el capital suscripto y el capital integrado. Su di-
ferencia indica las obligaciones que tienen accionistas suscriptores
con la sociedad.
SOCIEDAD ANÓNIMA 421
El estatuto, particularmente en las sociedades llamadas cerra-
das, puede prever la ampliación hasta el quíntuplo (art. 188. LSC).
por lo que podría hablarse de un "capital previsto". La noción de
capital autorizado no se mantiene en nuestra actual legislación, aun-
que podría señalarse una reminiscencia de un viejo concepto en la
posibilidad del aumento autorizado por la asamblea (no por el Es-
tado), delegando al directorio el tiempo y las modalidades de emi-
sión de las acciones que lo representan.
Cuando existe aumento de capital puede haber diferencia entre
el capital social que ha sido previsto emitir, que se inscribe confor-
me dispone el art. 188 de la LSC, con el capital accionario efecti-
vamente suscripto, posteriormente al trámite de suscripción prefe-
rente, que resulta de la inscripción marginal prevista en el art. 201
de la LSC. Si la suscripción no se formalizara sobre la totalidad
del capital autorizado por asamblea, existirían acciones en cartera,
sea sujetas a suscripción preferente si se difirió su emisión o con el
trámite ya cumplido si ésta no hubiera sido asumida por los accio-
nistas.
Sin embargo, la LSC enfatiza en el art. 186, párr. 2o, que "ca-
pital social" y "capital suscripto" se emplean indistintamente.

§ 252. INVARIABILIDAD E INTANGIBILIDAD. - El capital social de-


be ser determinado conforme disponen los arts. 11, inc. 4, y 166 de la
LSC, el que debe estar indicado en el contrato constitutivo. El ca-
pital no puede ser variado si no media el trámite previsto para su
aumento o reducción. Como notas complementarias del balance
deben indicarse los montos no integrados del capital social (art. 65,
\, k). Ese capital indicado en el contrato constitutivo debe estar
íntegramente suscripto.
La intangibilidad16 o inviolabilidad del capital social, es referi-
da por la doctrina en cuanto al conjunto de principios y normas que
tratan de asegurar el valor mínimo del capital social indicado en la
documentación social (contrato constitutivo, balances, estatuto, Re-
gistro Público de Comercio), como resguardo de los terceros acree-
dores de la persona jurídica.
Dentro de ese plexo normativo indicamos:

16
Richard - Escuti (h.) - Romero, Manual de derecho societario, p. 235.
422 TIPOLOGÍA

a) El dato jurídico que representa el capital social en cuanto


valor de retención no puede modificarse, tanto en más o en menos,
si no se cumplen estrictos requisitos.
b) Se prohibe distribuir dividendos que no resulten de ganan-
cias realizadas y líquidas (arts. 68 y 224, LSC).
c) La obligación de recomponer el patrimonio de pérdidas an-
teriores de capital y reservas legales antes de distribuir dividendos
surgidos en un posterior balance de ejercicio (art. 71, LSC).
r'"1 T.:\ imposició', de formalizar reservas legales de! 5% basta
alcanzar el 207o, recomponiéndolas en caso de pérdidas, conforme
se señala en el apartado inmediato anterior.
e) La imposición que los aportes sólo puedan corresponder a
prestaciones dinerarias o susceptibles de ejecución forzada (art. 40,
LSC), correspondiendo cualquier otra obligación a prestaciones ac-
cesorias (art. 50, LSC), que no integran el capital social.
/ ) Los aportes en especie deben ser integrados en su totalidad
en el momento de la suscripción y ser susceptibles de ejecución for-
zada, mientras que los aportes dinerarios deben ser integrados en un
25% como mínimo, si es que los estatutos no previeran un monto
mayor, e integrados totalmente en un plazo no mayor a dos años, si
los estatutos no previeran un plazo menor.
g) La prohibición de emitir acciones por debajo de la par, salvo
los supuestos previstos en los arts. Io a 6" de la ley 19.060, que se
refiere a supuestos bajo control de la Comisión Nacional de Valores
(ley 17.811) y de la Bolsa respectiva. Esas acciones por debajo de
la par tampoco pueden ser entregadas a acreedores en caso de sus-
pensión del derecho de suscripción preferente conforme prevé el art.
197 de la LSC.
h) El destino de las primas de emisión que sólo puede dispo-
nerse con idénticos recaudos que en el caso de que se reduzca vo-
luntariamente el capital social (art. 202, LSC).
¡) La suspensión del ejercicio del derecho de receso mientras
no se satisfaga a los acreedores oponentes en los procedimientos de
transformación, fusión o escisión.
j) Prohibición de otorgar beneficios a promotores y fundadores
que menoscaben el capital social (art. 185, LSC).
k) Prohibición de emitir nuevas acciones mientras no estén sus-
criptas las de anteriores emisiones (art. 190, LSC).
SOCIEDAD ANÓNIMA 423

l) Prohibición de adquirir sus propias acciones, salvo casos ex-


cepcionales y transitorios (arts. 220 y 221, LSC).
m) Prohibición de participaciones recíprocas (art. 32, LSC).
n) Prohibición de recibir sus propias acciones en garantía (art.
222, LSC).
§ 25?. SUSCRIPCIÓN E INTEGRACIÓN. - Como en todos los tinos
sociales y conforme a la necesidad de generar un patrimonio a la
nueva persona jurídica, la suscripción total del capital social debe
íormaiiZc.i'ac c¡¡ ci acto ue ia constitución ^art. loó, LSC).
Los aportes en especie deberán individualizarse con precisión,
conforme su necesidad de valuación (art. 53, LSC, comentado), in-
tegrándose totalmente (arts. 187, 38 y concs., LSC).
Los aportes dinerarios deberán integrarse en no menos del 25%
contemporáneamente a la constitución, de lo que deberá ser justifi-
cado al "ordenarse la inscripción con el comprobante de su depósito
en un banco oficial", depósito que quedará liberado al producirse la
inscripción, o sea, al quedar regularizada la sociedad (arts. 166, inc.
2, y 187, LSC). Si no se integrase en su totalidad al momento de
la suscripción, el saldo podrá diferirse no más de dos años (art. 166,
inc. 2, LSC).

§ 254. MORA EN LA INTEGRACIÓN. RÉGIMEN ESPECIAL PARA LA


SOCIEDAD POR ACCIONES. - E l art. 192 de la LSC, respecto de las so-
ciedades por acciones, remite al art. 37 para el supuesto de mora en
la integración, y conforme el sistema "suspende automáticamente"
los derechos inherentes del titular por las acciones en mora, pues
pueden existir acciones totalmente integradas y otras no.
Se mantiene la posibilidad de exigir el cumplimiento, incluso
judicialmente, pero altera la resolución legal prevista para la gene-
ralidad de las sociedades.
En caso de resolución, la misma debe estar prevista en el esta-
tuto ("podrá establecer que se producirá la caducidad de los dere-
chos" -art. 193-), en cuyo caso se alteran los plazos previstos en el
"pacto comisorio general" aplicable a los contratos con prestaciones
recíprocas. Se trata de una norma específica para las relaciones de
organización.
Esa caducidad se genera previa intimación al cumplimiento en
un plazo no mayor a treinta días, con pérdida de las sumas abonadas.
424 TIPOLOGÍA

Ante ia expresión legal, ¿podrá intimarse a cumplir en un plazo


menor? Nos inclinamos por la negativa si el estatuto no lo prevé
expresamente. La norma legal aparece como no imperativa en el
plazo, mas sí en la intimación. El plazo actúa como disposición
supletoria ante la falta de previsión estatutaria.
Además de la disposición precautoria indicada y de las previ-
siones o derechos señalados, la ley autoriza a modificar contrac -
tualmente los efectos de la mora, pudiendo así el estatuto disponer
que los derechos de suscripción de esas acciones sean vendidos en
remate público o por medio de un agente de bolsa, en este último
caso si se tratasen de acciones cotizables. Obviamente, en ninguno
de los casos existirían acciones como título, sino un certificado que,
en el caso de venta, también queda sujeto a la integración, pues no
pueden venderse acciones no integradas por debajo del valor nomi-
nal (arg. art. 202, LSC). Se mantiene la responsabilidad del sus-
criptor original por los gastos, intereses y otros daños. Podría acae-
cer que fuera necesario reducir el capital social si no se obtuviera
en su integración la forma prevista.
En caso de que no se ejecutaran los efectos de la mora contra
los suscriptores incumplidores por el directorio, o se ejercitara con
discriminación, los mismos podrían ser ejercitados por cualquier ac-
cionista, bastando la constatación del hecho o causa generadora de
la sanción para que la misma -se efectivice, prescindiendo de que
haya culpa o dolo, permitiendo incluso la anulación de la asamblea
cuyo quorum o mayoría se hubiera obtenido con accionistas tenedo-
res de acciones no integradas y en mora.

2) REPRESENTACIÓN DEL CAPITAL

§ 255. ACCIONES. CARACTERIZACIÓN. - M á s allá de la falta


de sistematización doctrinaria y legislativa en lo tocante a cuáles de-
ben ser considerados elementos esenciales tipificantes, existe consen-
so en que algunos (v.gr., la división del capital del sujeto de derecho
en partes de interés, cuotas o acciones, según corresponda) consti-
tuyen los elementos "caracterizantes" del tipo dado; es decir, se trata
de elementos que permiten que un tipo societario sea ése, y no otro.
El fraccionamiento del capital social de estas sociedades debe
realizarse necesariamente bajo la modalidad de acciones, que es un
SOCIEDAD ANÓNIMA 425

rasgo de la tipicidad de la sociedad anónima, especie del género so-


ciedades por acciones. Mas de ello no resulta que esa división sea
efectivizada en la emisión de un título: son dos conceptos distintos
de la locución "acción".
La LSC trata la temática a partir del art. 207 y ss., fijándose en
la Exposición de motivos una pauta que hecha luz sobre el debatido
problema de su naturaleza jurídica17, haciendo aplicables la norma-
tiva de los títulos valores que queda fijada en la previsión del art.
226 de la LSC, hoy sin contenido normativo dentro del sistema ju-
rídico argentino, que carece de una teoría general de los mismos.
El proyecto de unificación de la legislación civil y comercial intro-
duce una teoría, que da base a los títulos cambiarios, acciones, de-
bentures, obligaciones, etcétera.
La función de legitimación de la acción es una de las caracte-
rísticas como título valor. Si bien el libro registro de acciones per-
mite individualizar a los accionistas cuando se trata de acciones no-
minativas no endosables, se ha cuestionado esa legitimación cuando
las acciones han sido emitidas18.

17
La Exposición de motivos de la ley 19.550 (cap. II, secc. V, pto. VI, ap. 1)
afirma: "La regulación ha sido proyectada en los arts. 207 a 226, adoptándose so-
luciones consagradas ya unifórmente por las legislaciones de los países de mayor
desarrollo económico. Expresamente se dispone que se aplican a las acciones su-
pletoriamente las disposiciones sobre títulos valores no modificados por esta ley
(art. 226), fijando ya una solución que evita la discusión acerca de esa naturaleza y
las normas aplicables en caso de extravío o destrucción".
18
En el sentido de que si no hay acciones, al ser un título valor necesario
para ejercitar el derecho no hay accionistas: CNCom, Sala C, 28/9/89, "Luna, Jorge
C. c/Cervecería Argentina San Carlos SA", RDCO, 1989-902, con nota de Truffat,
Acreditación de la legitimación del sedicente accionista cuando las acciones son
nominativas no endosables. En igual sentido CNCom, Sala B, "Torres Duggan,
Carlos F. c/Torres Duggan, Gregorio E.". Conf. Nissen, Ley de sociedades comer-
ciales, t. 3, p. 215. Congruente con lo que manifestamos sobre la no emisión de
acciones, la jurisprudencia sostuvo que la noción diferencial entre el estado de socio
y el título que acredita dicho estado, parte del supuesto que se es accionista con
anterioridad a la emisión de los títulos y no se deja de serlo por el hecho de que
nunca se los emita (CNCom, Sala A, 28/12/90, "Cristiani, Norma N. c/Cristiani
SAIC e I y otros s/nulidad de asamblea, restitución de acciones, cancelación de sus-
cripciones y remoción del directorio", RDCO, 1990-B-782). En igual sentido
CNCom, Sala B, 25/7/89, "Scondras, Horacio B. c/Ferretería Constitución SACI e
1", RDCO, 1990-B-790, con nota de Truffat, Un criterio dual sobre las acciones:
cuotaparte del capital y título de crédito; id., id., 31/8/87, ED, 126-151 y RDCO,
426 TIPOLOGÍA

La acción es un título de crédito no constitutivo, que faculta a


su poseedor para ejercitar los derechos inherentes a la calidad de
socio que están contenidos en el mismo; la documentación del de-
recho no es, por consiguiente, concomitante con el nacimiento del
derecho documentado, sino posterior19.
Es por esta razón que se ha sostenido que el derecho a la en-
tr;™a de los tirulos es imprescriptible, por no tener plazo para su
ejercicio y no ser una obligación social en el sentido del art. 848,
inc. Io, del Cód. de Comercio20.

§ 256. CONCEPTO. - Hemos adelantado que el capital social


de las sociedades por acciones se divide en un número cualquiera de
partes idénticas (acciones), las que corresponden a una parte alícuo-
ta de dicho capital y, por ende, las mismas han de ser todas de igual
valor.
Pero esta imperatividad en referencia a la igualdad de valor, no
implica decir igualdad de derechos contenidos, esto es, la posibili-
dad de instrumentarse categorías (clases o grupos) de acciones (pri-
vilegiadas política o patrimonialmente). La igualdad referida lo es
en cuanto a las categorías, mas no significa uniformidad de todas
las acciones en cuanto a los derechos que confieren, sin perjuicio
de la identidad de valor.

1988-439, con nota de Vázquez Ponce, Sociedades en comandita por acciones, ad-
quisición de la calidad de socio comanditario, exclusión de socio comanditario:
improcedencia; id., Sala E, 8/3/90. "Temprano, Francisco c/Estudio TNI SACHO y
otro", RDCO, 1990-B-790. Ver también Anaya, El caso de la sociedad por accio-
nes sin acciones, RDCO, 1975-18.
19
Brunetti, Tratado, t. II, p. 107. Por esta razón se es socio aunque nunca
se emitan los títulos, resultando del contrato mismo el derecho de reclamar la en-
trega de las acciones. La jueza Díaz Cordero cita, en ese sentido CNCom, Sala C,
31/7/81, "Conconi de Pagazaurtundua, Elisa L. c/Diesel Chivilcoy", en fallo de la
Sala B, 25/7/89, RDCO, 1990-B-790. Por tal razón, no mediando otro negocio ju-
rídico la condición de socio se mantiene hasta el momento de la aprobación del
balance de liquidación (Brunetti, Tratado, t. II, p, 528, salvo que otro negocio jurí-
dico se haya formalizado -transferencia voluntaria o coactiva-).
20
Conf. CNCom, Sala B, 25/7/89. "Scondras, Horacio B. c/Ferretería Cons-
titución SACI e I", RDCO, 1990-B-790, con nota de Truffat, Un criterio dual sobre
las acciones: cuotaparte del capital y título de crédito. Ver también CNCom, Sala
B, 27/8/69, "Katz, Sigmundo c/IZA SA".
SOCIEDAD ANÓNIMA 427

§ 257. NATURALEZA JURÍDICA. DERECHOS QUE CONFIERE. - La


acción es representable en un título o un asiento (también llama-
do acción), que otorga a su titular la calidad de socio.
La acción tiene un concepto variado: la división del capital, el
título representativo y el derecho del accionista.
De todas formas siempre es una modalidad de legitimación para
el ejercicio de un derecho subjetivo: el del accionista.
Intentando una simple enumeración de los derechos del accio-
nista, corresponden:
a) Derechos patrimoniales, dentro de los cuales se encontraría
el derecho al dividendo, derecho a la suscripción preferente, el de-
recho de receso y a la cuota de liquidación.
b) Los llamados derechos de gobierno, como ser el derecho al
voto, participación en el gobierno y control de la sociedad, impug-
nación de las resoluciones asamblearias y de información21.
Los derechos de los accionistas están referidos en un título cau-
sal, que se integra por las expresiones del título y las disposiciones
del estatuto. Si el accionista tiene derecho, es por cuanto la "ac-
ción" se lo acuerda, recordando que la acción no es sólo el título
representativo, sino el derecho de participación acordado al accio-
nista legitimado por su relación asociativa. Lo fundamental es el
derecho del accionista, pues la acción es sólo la expresión (docu-
mentada o no) de ese derecho. El derecho del accionista está por
encima del derecho contenido en la acción, pues ésta puede incluso
faltar o contener errores, debiendo estarse a las relaciones causales.
No integrada la acción se emite un certificado. Las acciones
podían no estar emitidas. Hoy pueden ser sustituidas por asientos:
acciones registrables o acciones emitidas sometidas a depósito co-
lectivo.

§ 258. VALOR. - L a s acciones deben ser de igual valor, diez


pesos, o múltiplos de diez pesos22; dentro del valor de las acciones

21
Conf. Richard. Derechos patrimoniales de los accionistas, p. 115 y si-
guientes.
22
Ese monto ha sufrido los avatares de nuestra moneda, perdiendo equiva-
lencia el valor nominal con el valor real, por lo que la autoridad de contralor ha
tratado de facilitar la adecuación.
428 TIPOLOGÍA

puede individualizarse el valor nominal, el real, el de cotización, y


el contable.
Nominal es aquel cuya cifra corresponde al valor inserto en la
acción; real, el de la fracción que le corresponde en el patrimonio
social; de cotización, aquel que se fija conforme la oferta y la de-
manda en el mercado de valores correspondiente; y contable, aquel
que resulta de los registros contables, que con los ajustes correspon-
dientes permite determinar el real, que influencia el valor de coti-
zación.

§ 259. FORMALIDADES. - Respecto a la forma de la acción y


particularmente al contenido indicado en el art. 211 de la LSC, "con
estos datos se busca dar al accionista y a los terceros los elementos
necesarios para establecer los derechos del poseedor del título en la
sociedad. Estos datos sólo buscan dar un criterio de valuación pri-
ma facie del título y su individualización, ya que el envejecimiento
de los datos por la evolución de la empresa social y el carácter in-
completo del título, imponen el examen de los estatutos y de los
balances anuales y de asientos del Registro Público de Comercio,
no obstante que el art. 211, párr. final, impone que las variaciones
-salvo las del capital- deberán hacerse constar en los títulos, porque
tales constancias son incompletas"23, concordante con lo dispuesto
en el art. 201 de la LSC.
No se señala sanción alguna por el incumplimiento de las cons-
tancias de actualización. Por otra parte, las constancias son en be-
neficio de los accionistas y los terceros para conocimiento de sus
derechos, y en forma alguna señala la posibilidad de nulidad o ine-
ficacia del título24.
Las acciones son títulos que si bien no resultan abstractos ni
completos, deben contener en sí la mayor literalidad posible que
se completa con las constancias del Registro Público de Comercio
y estatuto, imponiendo el art. 211 de la LSC las siguientes men-
ciones en los títulos-acción como esenciales de no haberse genera-
do acciones escritúrales, sin perjuicio de las que establezca el esta-
tuto:

23
Halperin. Sociedades anónimas, p. 264.
24
Halperin, Sociedades anónimas, p. 266.
SOCIEDAD ANÓNIMA 429
a) Denominación de la sociedad emisora, domicilio, fecha y
lugar de constitución, plazo y duración de la sociedad, y datos de
la inscripción.
b) El capital social.
c) El número, valor nominal de la acción, especificación de
clases de acciones si las hubiese y derechos que otorga.
Las variaciones de esos datos deberán registrarse en los títulos, sal-
vo las que resulten de las variaciones del capital (conf. art. 201, LSC).
¿Qué sostiene la doctrina en casos de títulos con algún defecto?
Para un sector, la característica de este título es ser "no formal,
porque la omisión de requisitos fijados por la ley, no lo vicia de
nulidad (salvo cuando hacen a su existencia misma: autenticidad,
firmas requeridas)"25. Otros, en cambio26, abonan la nulidad de la
acción formalmente incompleta "con referencia a la LSC, y puesto
que ésta enumera cuáles son las menciones consideradas esenciales
(art. 211), el título-acción que deje de contener algunas de tales men-
ciones será nulo y deberá ser sustituido por otro título legalmente
completo. Y mientras subsista la omisión, y la sustitución del títu-
lo no tenga lugar, su tenedor no podrá ejercer ninguno de los dere-
chos de la acción y, por lo tanto, se pierden definitivamente para él,
salvo los dividendos o cuotas de liquidación, ya que éstos consti-
tuyen una 'proporción' sobre la totalidad del capital social, que com-
prende también a la acción incompleta". Finalmente para otros27,
"de los recaudos que contiene la ley -dicen-, estimamos que la omi-
sión de algunos, torna nulo el título, mientras la supresión de otros
no comprometen su validez. En este orden de ideas, estimamos que
resulta suficiente para su individualización y circulación la denomi-
nación de la sociedad (art. 211, inc. 1), el número, valor nominal y
clase de acciones que representa y derechos que comparta (art. 211,
inc. 3) y la firma (art. 212). La ausencia de otras enunciaciones
no viciarían de nulidad al título", concluyen. Luego, en forma con-
tundente expresan que la acción es un "título no formal, puesto que

25
Halperin, Sociedades anónimas, p. 274.
26
Sasot Betes - Sasot, Acciones, bonos, debentures y obligaciones negocia-
bles, p. 164; citan los autores truncadamente la opinión de Zaldívar y otros, Cua-
dernos de derecho societario, t. II, p. 183.
27
Zaldívar y otros, Cuadernos de derecho societario, t. III, p. 231.
430 TIPOLOGÍA

si bien la ley, art. 211, establece ciertos recaudos, su omisión no


vicia al título de nulidad, salvo que alguno de los omitidos hicieran
a su existencia misma"28.
Nuestra jurisprudencia judicial tiene establecido sobre el par-
ticular, que aun cuando se admita que la omisión de algunos de los
requisitos que mencionan los arts. 211 y 212 de la LSC "no acarrean
fatalmente la nulidad del título, lo cierto es que tal sanción es pro-
cedente cuando se han obviado requisitos esenciales, tales como la
numeración, el valor nominal, clase de acciones que representan, de-
rechos que comportan y la firma con el alcance que exige el art. 212
del recordado ordenamiento legal"29, y que "la ausencia de firma del
síndico, así como también el número indicativo de las acciones que
representan, impide que los títulos sean considerados como accio-
nes, atento que dichos defectos son esenciales, por lo que ante su
omisión carecen de validez como tales"30. Lo que no impide que
el poseedor del título incompleto adquirido de buena fe pueda ac-
cionar contra la sociedad o contra los directores que signaron el
título acción, por indemnización de daños y perjuicios.
La nulidad del título impone legitimarse al accionista por el
negocio causal de adquisición, a partir de la suscripción original.
Siempre la tenencia de un título podrá ser cuestionada e impon-
drá acreditar el título de adquisición del mismo.

§ 260. ACCIONES DE VOTO PLURAL Y CON PREFERENCIA PATRIMO-


NIAL. - El estatuto social de una sociedad anónima puede prever di-
versas clases de acciones, siempre que dentro de cada una de ellas
confieran idénticos derechos, resultando nula cualquier disposi-
ción contraria (arg. art. 207, párr. 2o, LSC).
De acuerdo al criterio tradicional que recoge la ley, las acciones
son títulos-valores representativos del capital social31 que determi-
nan la participación del accionista en la vida corporativa32, y cada
clase o categoría de ellas otorgan los mismos derechos.

28
Zaldívar y otros. Cuadernos de derecho societario, p. 231 y siguientes.
29
CComCap, Sala C, 12/3/79, ED, 82-386.
30
CfCivCom Tucumán, 25/4/79, JA, 1980-1-132.
31
Gasperoni. Las acciones en las sociedades anónimas, p. 48.
32
Conf. Brunetti. Tratado, t. 2, p. 93.
SOCIEDAD ANÓNIMA 431
Una de las formas más usuales en que se clasifican las acciones,
parte desde el punto de vista de los derechos que confieren, y de-
terminan acciones ordinarias o comunes y acciones preferidas; re-
servándose la expresión privilegiadas para aquellas que detentan
una preferencia de orden político, también conocidas como "accio-
nes privilegiadas de voto plural".
a) La acción ordinaria de una sociedad anónima posee los de-
rechos normales de estos títulos, es decir: a una porción del reparto
de los beneficios sociales (dividendos), y a una parte calculada entre
todas las acciones, del patrimonio social que resultase al liquidarse
el ente (cuota de liquidación). Además, desde el punto de vista del
voto, de acuerdo al art. 216 de la LSC, cada acción ordinaria da
derecho a un voto.
b) Las acciones de voto plural son aquellas que conceden un
número de votos superior al de las acciones ordinarias y se encuen-
tran autorizadas en el propio art. 216, permitiendo que el estatuto
pueda crear clases de acciones que reconozcan hasta cinco votos por
acción ordinaria.
Producto de que el Código de Comercio no regulaba la figura
y la doctrina no se mostraba uniforme sobre su procedencia, la Ex-
posición de motivos de la LSC aclara que si bien se consagra el
principio de que cada acción confiere un voto (art. 216), se autoriza
la creación de clases que podrán conferir más de un voto, hasta el
máximo de cinco votos, pero en tal caso el privilegio en el voto es
incompatible con preferencias patrimoniales (art. 216). La tenden-
cia actual -tanto legislativa como en la dogmática- es contraria al
reconocimiento de esta preferencia (no obstante, arts. 174 y 175, ley
francesa de 1966), pero la realidad argentina demuestra la conve-
niencia de su mantenimiento, por lo menos hasta que el país alcance
un grado de desarrollo, de afianzamiento de su evolución industrial,
porque actúa como incentivo y medio de garantía de "grupos de ca-
pital". De ahí que, como un comienzo hacia la supresión total, se
aceptó la modalidad introducida por el art. 9o de la ley 19.060, y en
distintos supuestos tal preferencia es inaplicable (quorum, ciertas re-
formas estatutarias, etcétera). Los poseedores de acciones ordina-
rias hallan garantía de la fuerza del capital en otras normas: 1) se
limita a cinco el máximo de votos; 2) el requisito del quorum com-
putado sobre el capital (arts. 243 y 244), pues para la adopción de
ciertas decisiones, determinadas en el art. 244, párr. último, se toma
432 TIPOLOGÍA

como parámetro "el capital social", al establecerse que las resolucio-


nes se adoptarán por el voto favorable de la "mayoría de acciones
con derecho a voto, sin aplicarse la pluralidad de votos", y 3) para
la elección de síndico (art. 280, LSC).
Una vez que se acepte la ofertabilidad pública una sociedad no
puede emitir acciones de voto plural.
c) Las acciones preferidas, a diferencia de las ordinarias, otor-
gan ventajas patrimoniales o económicas, sea en el cobro del divi-
dendo o de la cuota de liquidación o ambos a la vez.
Estas acciones pueden carecer de voto (art. 217, LSC), salvo en
las hipótesis de:
1) Las materias incluidas en el párr. 4o del art. 244.
2) Durante todo el tiempo en que se encuentren en mora en
recibir los beneficios que constituyen su preferencia.
3) Si cotizasen en bolsa y se suspendiese o retirase dicha coti-
zación por cualquier causa, mientras subsista esta situación.
Ahora bien, cuando las ventajas otorgadas son en relación al
dividendo, podemos distinguir:
a) Derecho al pago de un dividendo preferente de determinado
porcentaje (v.gr., 7%), y el resto se reparte entre las acciones ordi-
narias.
b) Derecho al pago de un,dividendo preferente fijo (v.gr., se
pacta que en esta categoría de acciones se distribuirá un dividendo
determinado de los beneficios de cada ejercicio).
c) Derecho al pago de un dividendo preferente acumulable, de
suerte que la parte de dividendo impaga se pagará con los beneficios
de los años siguientes.
La preferencia puede también referirse al reparto final del pa-
trimonio social, y puede revestir variadas formas, tales como:
1) Derecho al reintegro preferente del valor de las preferidas.
2) Derecho a concurrir o no en el remanente resultante con las
acciones ordinarias; con variados porcentajes, etcétera.

§ 261. CERTIFICADOS. -Antes que las acciones estuviesen to-


talmente integradas, la sociedad podrá otorgar a los accionistas cer-
tificados globales nominales que tienen una naturaleza igual a la de
las acciones. En estos certificados se irá efectuando la anotación
de las integraciones que se vayan realizando. Una vez que se han
SOCIEDAD ANÓNIMA 433

integrado completamente dichas acciones, los titulares de estos cer-


tificados podrán exigir a la sociedad, la entrega de los títulos repre-
sentativos de las acciones que muchas veces podrán representar a
más de una acción.
Es tan profundo ese derecho que se otorga aun en relación a
los certificados provisionales, conforme disponía el art. 208, párrs.
3o y 4o, de la LSC: "Cumplida la integración, los interesados pueden
exigir la entrega de los títulos definitivos, que serán al portador si
los estatutos no disponen lo contrario. Hasta tanto se cumpla con
esta entrega, el certificado provisional será considerado definitivo,
negociable y divisible". O sea que un certificado, que no es una
acción, vale como tal una vez integrado el aporte. La emisión de ac-
ciones al portador o nominativas endosables ha sido eliminada por
disposición de la ley 24.587.

§ 262. INDIVISIBILIDAD33. - La LSC, en el art. 209, párr. 1°, ex-


presa: "Las acciones son indivisibles"34, lo cual nos impone una pri-
mera aclaración. La indivisibilidad de la acción, como medida mí-
nima de la representación del capital societario, a que alude el art.
209, no debe entenderse como indivisibilidad de los títulos repre-
sentativos35, cuando éstos representan a más de una acción -como
división del capital social-.
La indivisibilidad de la acción obedece a la inteligencia de que
las acciones serán siempre de igual valor, lo cual implica sostener
la imposibilidad de fraccionamiento entre diversos titulares, ni en
porciones inferiores a su valor nominal y en el hecho de que con la
misma se representa una parte del capital y además una expresión
de la calidad de socio36.

33
Conf. Muiño, Existencia de acciones en la sucesión, ponencia presentada
a las I Jornadas Sanjuaninas de Derecho Societario, Concursal y Bancario (1991).
34
La solución adoptada por nuestra legislación es idéntica a la adoptada por
la inmensa mayoría de las legislaciones del derecho comparado (v.gr., España, Italia,
Brasil, etcétera).
35
Téngase en cuenta que no pueden expedirse títulos por las acciones no li-
beradas (faltas de integración), las que debe representarse por certificados provisio-
nales (art. 208, LSC).
35
Si bien la doctrina sostiene que la acción puede estudiarse desde tres puntos
de vista: la acción como parte del capital, como expresión de la calidad de socio o
al título valor, o sea al título que representa, sin perjuicio de considerar posible esa

2S. Richard - Muiño, Derecho societario.


434 TIPOLOGÍA

Los derechos comprendidos en las acciones se practican in to-


tum (conjuntamente) y no de manera partible, pues lo contrario po-
dría conducir a que en referencia a un mismo título se sostuvieran
decisiones (v.gr., votaciones) contradictoria;..
a) COTITULARIDAD E INDIVISIÓN. Expresa el párr. T del art. 209 de
la LSC: "Si existe copropiedad se aplican las reglas del condominio".
Es posible establecer copropiedad sobre las acciones, para lo
cual se aplica el régimen del condominio a una acción o a una plu-
ralidad de acciones. Lo único que se exige es la unificación de la
representación en tales situaciones. También es posible constituir
usufructo de acciones, partiendo del concepto del Código Civil, de
que el usufructo es el derecho real de poder gozar de la cosa en
forma periódica sin alterar su naturaleza.
La indivisión accionaria referida por el art. 209 de la LSC re-
sulta aplicable respecto del cúmulo de relaciones que se desarrollan
entre el accionista (socio) y el sujeto colectivo (sociedad), que im-
portan aplicar las reglas de administración del condominio.
Esa copropiedad puede ser tanto de la acción, como del título.
En este último caso, si representa más de una acción, los copropie-
tarios pueden solicitar la expedición de nuevos títulos representati-
vos que permitan hacer cesar el condominio.
Igualmente las relaciones que se generan entre el accionista y
los terceros (respecto de la sociedad) quedan atrapadas por tal regla.
El "título" acción puede ser perfectamente objeto de copropiedad;

apreciación trialista, estimamos que todos estos puntos de vista se refunden en el


título representativo del capital o, mejor aún, del patrimonio de la sociedad que mos-
trando el aporte otorga la condición de socio (en función de esa tipicidad del docu-
mento la acción va inmersa en él). Consideramos que la acción no es parte del
capital social, que pertenece a] ente como patrimonio, sino algo distinto a ello, pues
es la representación de un aporte en la integración de aquél, y por tanto determinante
de los derechos de socio. Capital social que, como hemos dicho, pertenece a una
tercera persona, siendo la acción no una parte del mismo sino el documento dispo-
sitivo del derecho de socio conferido por la aportación de una porción de ese capital,
que económicamente y en forma nominal se "divide y representa" en acciones. Ca-
pital social que, por ello, está desvinculado -en general- de la suerte del título par-
ticipacionario. que podrá ser negociado, atomizándose o consolidándose la repre-
sentación del patrimonio social en más o menos personas, sin que por ello sufra la
sociedad desmedro alguno en el capital pensado o necesario para el logro de su
finalidad (conf. Richard, Derechos patrimoniales de los accionistas, p. 49 y 50).
SOCIEDAD ANÓNIMA 435

más aún, nada obsta a que el accionista pueda dar participación (so-
cio del socio, art. 35, LSC) respecto de su parte (acción). La exis-
tencia de muchas o una única acción dentro del título permitirá ejer-
cer o no derechos sobre un?, acción o sobre derechos y acciones sobre
una acción, según el caso37.
La situación sufre numerosos interrogantes en caso de indivi-
sión hereditaria sobre un paquete accionario o sobre una acción38,
presentando aristas conflictivas y no suficientemente resueltas, en
cuanto al plexo normativo aplicable a la situación fáctica que devie-
ne al producirse el fallecimiento del causante, dejando entre los bie-
nes de su acervo una acción, o dicho en otros términos: cuando pro-
ducido el deceso del titular accionario, sus herederos deben ocupar
su posición.
Luego de producido el deceso del de cuius y resultando más de
uno los herederos, yf atento que hasta la etapa particionaria, ese pa-
trimonio relicto mantiene una insoslayable autonomía en relación al
patrimonio personal de cada uno de los herederos, la herencia man-
tiene su estado de indivisión y, por ende, quien deberá "incorporarse
como socio" a la sociedad es "la masa sucesoria" como tal, y no
cada uno de los herederos particularmente. El status socii, esto es,
el lugar (como conjunto de derechos y obligaciones) que ocupa el
socio en la sociedad seguirá siendo único, por más que la titularidad
recaiga en cabeza de varios individuos (herederos).
b) EL ASPECTO DE LA ADMINISTRACIÓN. ¿Cuál será el régimen apli-
cable a esa situación? ¿Qué reglas regirán las múltiples manifesta-
ciones que habrán de presentarse entre los herederos y la sociedad,
y aun, entre éstos? ¿Las de administración del condominio o de la
administración de la herencia?

37
Quede claro que de darse este último supuesto, y en virtud de lo ya soste-
nido, los eventuales cotituiares de los títulos accionarios como socios del socio, no
acreditados ante la sociedad, no adquieren, por tal hecho, la calidad de socios {status
socii) frente a la sociedad, ya que socios son los originales condóminos. Por otra
parte, si el socio único transfiere derechos a terceros, sin transferirle la acción ni
constituir derecho sobre el título, no se genera un supuesto de condominio sino de
participación societaria externa a la sociedad.
38 Ver Muiño y Richard, en ponencia conjunta a las XIII Jornadas Nacionales
de Derecho Civil, organizadas por la Universidad de Buenos Aires, del 4 al 7 de
septiembre de 1991, donde se realiza un más detenido análisis sobre el particular.
436 TIPOLOGÍA

De una simple lectura del art. 209 de la LSC parece aplicarse


sin más, lisa y llanamente las normas del condominio (art. 2673 y
ss., Cód. Civil). Pero una segunda lectura, tal vez más reflexiva,
nos inclina a pensar que las reglas de la comunidad hereditaria de-
ben primar sobre las del condominio. Es la preeminencia del sis-
tema general, sobre el especial que no regula específicamente el
punto ni altera el derecho sucesorio.
No obstante que ambos institutos (comunidad hereditaria y con-
dominio) pertenezcan a formas de propiedad colectiva, donde la cosa
es de pertenencia (dominio) de varias personas39, existen diferencias
entre ambas y de las cuales -en honor a la brevedad- sólo habremos
de referirnos a la de especial interés para esta comunicación.
Para el condominio dispone el art. 2700 del Cód. Civil que
"prevalecerá la decisión de la mayoría, y en tal caso dispondrá el
modo de administrarla, nombrará y quitará los administradores".
De resultas que como se ve en materia de decisiones administratorias
la voluntad de la mayoría es vinculante para la minoría.
Esta solución no se compadece con la regulada en el estado de
indivisión hereditaria, en el cual la norma del art. 3451 del Cód.
Civil establece: "Ninguno de los herederos tiene el poder de admi-
nistrar los intereses de la sucesión. La decisión y los actos del ma-
yor número, no obligan a los otros coherederos que no han prestado
su consentimiento. En tales casos, el juez debe decidir las diferen-
cias entre los herederos sobre la administración de la sucesión''.
Pueden advertirse claramente las implicancias pragmáticas de
la cuestión abordada, pudiendo tener presente, a simple guisa de ejem-
plo, los siguientes interrogantes: ¿cómo habrán de adoptarse las de-
cisiones para el ejercicio del derecho de receso por parte de los
herederos, previo a que se halla producido la adjudicación de la por-
ción hereditaria?, o, ¿cómo votar en una reunión social, ante un in-
minente aumento de capital absolutamente necesario para la conti-
nuidad del giro social? En pocas palabras: ¿qué sistema de normas
habrán de regir la solución sin entrar en conflicto con el resto del
ordenamiento jurídico?

39
No es ésta la única similitud que encontramos entre tales figuras: tanto en
la comunidad hereditaria como en el condominio cada una de las partes es titular
de una cuota ideal y no determinada de la cosa. En ambas el derecho a pedir la
división es un derecho irrenunicable, etcétera.
SOCIEDAD ANÓNIMA 437

No tenemos duda de que será el sistema de la comunidad here-


ditaria, transitorio, el que prevalecerá para la adopción de las deci-
siones, situación que subsistirá hasta la división de la herencia.
En ese sentido en las XII Jornadas de Derecho Civil se ha dicho
que debe enfatizarse que "la inscripción de la declaratoria de herede-
ros no pone fin a la comunidad hereditaria ni implica adjudicación
de los bienes en condominio", como que "si alguno de los herederos
quiere hacer cesar la indivisión hereditaria, no debe intentar la ac-
ción de división de condominio, sino la de partición".
Esta solución se vincula a las facultades de los administradores;
así, y si bien la regla general es que la administración en principio
corresponde a todos, la designación de un administrador se impone
por la necesidad de concentrar en una sola cabeza la realización de
ciertos actos importantes. Pero según cómo sea la entidad de estos
actos, será la facultad de actuación de que se hallará investido el
administrador. En principio esas facultades son para la realización
de actos conservatorios de los derechos e intereses de la comunidad,
los que puede llevar a cabo aun en contra o con la oposición de
alguno de los comuneros (mas no de todos); actos de administración
que requieren el consentimiento de todos los herederos o, en su de-
fecto, venia judicial y actos de disposición para los que resulta in-
dispensable contar con la anuencia unánime y que no puede suplirse
por autorización judicial.
c) INDIVISIÓN HEREDITARIA Y SOCIEDAD. La indivisión hereditaria
no puede afectar a la sociedad, "que no puede verse conturbada por
ella"40, resolviéndose que "en virtud del art. 55 de la ley 19.550, los
accionistas no tienen derecho al acceso directo de los libros de la
sociedad anónima, por ende, sus herederos no pueden poner en ja-
que la citada disposición legal, a través del nombramiento en el jui-
cio sucesorio de un perito contador para que haga lo que a ellos les
está vedado"41.

40
CTCivCom BBlanca, "Manera, Juan V. s/suc", inédito.
41
Claro está que, ante actuación irregular de la administración, podría caber
hasta una rendición de cuentas, como lo dispuso la CNCom, Sala A, 13/12/83, en
"Librería Comercial Fernández SRL y otros c/Iglesias, Ramón J.": "Si bien es cierto
que en las sociedades regulares mientras dure su vigencia no es dable, como prin-
cipio, exigir de los socios administradores otras cuentas que no sean las formula-
ciones de los respectivos balance y estados contables, dicho criterio general es de
438 TIPOLOGÍA

d) LA UNIFICACIÓN DE REPRESENTACIÓN. Una última cuestión se re-


fiere a si la unificación de representación por parte de la sociedad
es obligatoria, o si, por el contrario, la utilización del vocablo "pue-
de" indica la disponibilidad por la sociedad de dicho resorte, habida
cuenta que la última parte del artículo posibilita que los copropie-
tarios actúen promiscuamente.
En el derecho italiano tiene una solución distinta, pues en el
art. 2347 del Cód. Civil italiano se impone que los derechos del co-
propietario deben ser ejercitados por un representante común, y en
caso de no ser nominado son válidas las notificaciones y declaracio-
nes practicadas por la sociedad con uno de los copropietarios. El
punto tiene importancia, por cuanto la doctrina italiana sostiene que
el derecho del socio a la información sólo puede ser efectivizado
por el mismo, por lo que la representación deberá recaer en uno de
ellos para ese ejercicio42. No es la misma situación para el caso
de comunidad hereditaria y administrador judicial, por cuanto éste
es un representante legal.

aplicación a la rendición de cuentas debida por los administradores del ente social
a los socios que integran la entidad al tiempo de llevarse a cabo la gestión de infor-
mación que existe en nuestro derecho societario durante el curso de la administración,
como así también fundamental participación en la aprobación de los estados conta-
bles por parte de la asamblea de los socios, pero no cuando a los herederos de un socio
premuerto se le ha vedado toda posibilidad de información sobre el curso de la ad-
ministración y de toda participación en la aprobación de los estados contables".
42
Foschini, // diritto dell azionista all informazione, p. 33 y 34, nota 41; el
autor expresa: "Si rilevi che, inoltre, il diritto di informazione é diritto personalis-
simo, che in quanto tal, puó essere esercitato solo dal socio, quale interessato, in
ragione della sita partecipazione al contralto sociale, ai risultati della gestione so-
ciale: per tanto il socio no puó affidare ad un suo procuratore (genérale o special)
il esercizio di informazione, perché rispetto al terzo estraneo alia societá -sia puré
mandatario-rappresentante del socio- viene meno il rapporto di fiducia personóle
tra socio e societá che colora il diritto di informazione e, conseguenlemente, vien
meno il correlativo ohbligo del socio amministratore". Otro supuesto para el con-
dominio es el relativo al momento a partir del cual la sociedad puede (o debe según
se entienda) peticionar la unificación de representación. Desde nuestro punto de
vista, el hecho de que la sociedad tenga la disponibilidad de exigir la unificación
de la representación, no significa sostener que el ente social tenga discrecionalidad
en la exigencia de tal actuación unificada. Así, y a simple título corroborante, cabe
decir que resultaría notoriamente desvalioso que el pedido unificatorio fuera expues-
to por la sociedad en el seno de una asamblea. La lógica aconseja en este caso que
dicho pedido sea temporáneo, solicitado al momento de la inscripción para actuar,
con la antelación establecida en la LSC.
SOCIEDAD ANÓNIMA 39

§ 263. CLASES DE ACCIONES. - Hemos anticipado que puede


haber distintas clases de acciones, cada una de las cuales otorgará
diferentes derechos a los accionistas que las integren, debiendo den-
tro de cada clase ser esos derechos idénticos.
Intentando una clasificación de acciones, podemos efectuarla
de la siguiente forma:
a) Privilegiadas patrimoniales, pudiendo otorgar prelación en
la distribución de ganancias o prelación en el reembolso de la cuota
de liquidación, en caso de disolución, de las acciones comunes.
b) Privilegiadas políticas, que confieren, por ejemplo, derecho
a voto múltiple, de dos hasta cinco votos, o que dan derecho a elegir
directores o síndicos, o consejeros (art. 262, LSC).
Pueden existir limitaciones al privilegio, es decir que puede
darse el caso en que algunas acciones con preferencia en el cobro,
preferencias patrimoniales, carezcan de voto, o puede darse el caso
también, como en los supuestos previstos en el art. 244, en que las
acciones privilegiadas en el voto pierdan su privilegio para tener ca-
da una un voto en los casos en que se deben adoptar resoluciones
de trascendental importancia en la vida de la sociedad, tales como
el cambio de objeto, prórroga, reconducción, fusión, escisión.
La ley de reforma del Estado 23.696 introduce en aspectos so-
cietarios el programa de propiedad participada, referido en el cap.
III, el que deberá estructurarse como sociedades anónimas (art. 23),
cuando intervengan como sujetos adquirentes los empleados del ente
a privatizar, los usuarios y los productores de materias primas cuya
industrialización o elaboración constituye la actividad del ente a pri-
vatizar.
En ese sentido, el art. 25 de la ley 23.696 señala que todas las
acciones serán del mismo "tipo" para todos los adquirentes, aunque
éstos sean de distinta "clase", pudiendo emitir bonos de participa-
ción, y el manejo de las acciones, mientras no estén pagadas, deberá
ser sindicado registrándose prenda sobre las acciones, y depositán-
dolas en un banco fideicomisario43.
Otra clasificación doctrinaria que se efectúa respecto de las
acciones, es teniendo en cuenta su forma de circulación (transmi-

43
Conf. Gurdulich, El programa de propiedad participada en la ley de refor-
ma del Estado, "Doctrina Societaria y Concursal Errepar", t. III, p. 731 y siguientes.
440 TIPOLOGÍA

sibilidad), lo que ha sido profundamente alterado por la ley 24.587


que sólo autoriza las acciones nominativas no endosables y escri-
túrales.
Desde ese punto de vista procede el distingo de acciones al por-
tador, acciones nominativas -endosables y no endosables- y accio-
nes escritúrales.
a) AL PORTADOR. Las acciones al portador son aquellas que se
transmiten por la mera entrega manual, su simple tradición, sin re-
querir cesión ni inscripción alguna. La posesión del título basta para
ejercer sus derechos tanto frente a la sociedad como a terceros.
b) NOMINATIVAS. Las acciones nominativas son aquellas que se
emiten a nombre de una determinada persona y su transferencia ha
de regirse por las normas de la cesión, a partir de cuya celebración
el acto tiene plena eficacia entre partes.
La transmisión de estas acciones (al igual que las escritúrales),
así como la de los eventuales derechos reales que pudieran gravar-
las, debe notificarse a la sociedad emisora o entidad que llevase el
registro por escrito e inscribirse en el libro o cuenta pertinente, sien-
do oponible contra la sociedad y terceros desde esa inscripción (art.
215, párr. Io, LSC).
Es de recordar que el art. 213 de la ley societaria prevé la ne-
cesidad de llevar un libro de registro de acciones, en el que se asen-
tará:
/) Clase de acciones, derechos y obligaciones que comporten.
2) Estado de integración, con indicación del nombre del sus-
criptos
3) Si son al portador, los números; si son nominativas, las su-
cesivas transferencias con detalle de fechas e individualización de
los adquirentes.
4) Los derechos reales que gravan las acciones nominativas.
5) La conversión de los títulos, con los datos que correspondan
a los nuevos.
6) Cualquier otra mención que derive de la situación jurídica
de las acciones y de sus modificaciones.
En cuanto a las acciones nominativas endosables -que como su
propio nombre lo indica constituyen una especie de las nominativas,
siéndoles aplicables por ende las normas examinadas- circulan me-
SOCIEDAD ANÓNIMA 441

diante una cadena ininterrumpida de endosos y para el ejercicio de


sus derechos el endosatario deberá solicitar el registro pertinente.
c) ESCRITÚRALES. Las acciones escritúrales son incorpóreas, es
decir, no son representadas en títulos44, sino en cuentas llevadas a
nombre de sus titulares por la sociedad emisora -u otras entidades
autorizadas, esto es, bancos comerciales o de inversión o cajas de
valores-.
Con ello la ley intenta paliar una situación frecuente en las so-
ciedades anónimas cerradas o de familia, las cuales usualmente no
emiten los títulos representativos de las divisiones del capital.
El estatuto puede autorizar que todas las acciones o algunas
de su clase revistan esta calidad. La calidad de accionista se
presume por las constancias abiertas en el registro de acciones
escritúrales, resultando responsable la sociedad ante los accionistas
por los errores o irregularidades de las cuentas, sin perjuicio de la
responsabilidad que pudiese corresponderle a la entidad que actuara
como depositaría, en su caso.
En el caso de que el registro sea llevado por la propia sociedad,
ello exime al accionista de la obligación de depositar las constancias
respectivas como requisito para concurrir a las asambleas; empero,
ello no lo libera de comunicar su asistencia con una antelación no
menor a los tres días hábiles anteriores a la celebración de la misma
(art. 238, LSC), a efectos de ser inscripto en el libro de asistencia
respectivo.
En caso de que el registro sea llevado por una entidad bancada
o caja de valores, se deberá depositar, en ese plazo, las constancias
de las cuentas correspondientes libradas al efecto, pues la sociedad
-o entidad depositaría- debe otorgar al accionista comprobantes de
la apertura de su cuenta y de sus movimientos y saldo (arg. art. 208,
párr. último, LSC).
En relación a la transferencia, el hecho de su carencia de repre-
sentación en títulos, en nada mengua su negociabilidad, rigiendo el
mismo régimen previsto para la transmisión de las acciones nomi-

44
Muiño - Richard, Desmaterialización de los títulos valores, anotaciones en
cuenta, creación de nuevos títulos valores, ponencia presentada en las I Jornadas de
Institutos de Derecho Comercial. San Miguel de Tucumán, 2 y 3 de septiembre
de 1993.
442 TIPOLOGÍA

nativas (arts. 214 y 215, LSC), con sus propias particularidades,


pues en el caso de las acciones escritúrales, deberá notificarse en
forma expresa y por escrito a la sociedad emisora o entidad que lleve
el registro, sobre la transmisión efectuada, a efectos de su inscrip-
ción en el libro correspondiente. La comunicación debe ser efec-
tuada por el enajenante o en forma conjunta con el cesionario y,
como resulta obvio, la transmisión es oponible contra la sociedad y
los terceros desde su inscripción.
La sociedad emisora o entidad que lleve el registro cursará avi-
so al titular de las cuentas en las que se efectúe un débito por trans-
misión de acciones, dentro de los diez días de haberse inscripto
la misma en el domicilio constituido (art. 215, párr. 2o, LSC).

§ 264. NOMINATIVIDAD OBLIGATORIA. - La ley nacional de emer-


gencia económica, en su capítulo XVII bajo el título "Mercado de
capitales", introdujo, fundamentalmente, la derogación de los arts.
22 al 29 y 61 al 65 de la ley 20.643, sancionada el 25 de enero de
1974, cuya aplicación fue suspendida por ley 20.954 y posterior-
mente puesta en acción por ley 23.299, sancionada el 30 de septiem-
bre de 1985, dejando sin efecto la nominatividad obligatoria de ac-
ciones, y previendo un sistema para ajustar los estatutos.
En un nuevo giro del legislador, con fecha 8 de noviembre de
1995, obtuvo sanción legislativa la vigente normativa (ley 24.587)
sobre nominatividad de los títulos valores privados, cuyas disposi-
ciones surgen aplicables de pleno derecho a las sociedades regulares
constituidas a la fecha de su vigencia, sin requerirse la modificación
de los contratos y estatutos ni su inscripción y publicidad (art. 10
in fine).
En ella se establece, básicamente, la necesidad de que los títu-
los valores privados emitidos en el país y los certificados provisio-
nales que los representen deben ser nominativos no endosables, per-
mitiéndose la emisión de acciones escritúrales (art. Io).
En tanto que respecto de los títulos valores públicos o privados
emitidos al portador en el extranjero, autorizados a ser ofrecidos pú-
blicamente en el país, deberán ser depositados en una entidad finan-
ciera, la que entregará, en cambio, certificados nominativos intrans-
feribles representativos de aquéllos (art. 5o).
Los títulos podrán llevar cupones al portador, con la enumera-
ción del título a que pertenecen, presumiéndose sin admitir prueba
SOCIEDAD ANÓNIMA 443

en contrario que los mismos pertenecen a la persona a cuyo nombre


está inscripto el título valor respectivo (art. 4o).
La transmisión, y los derechos reales que recaigan sobre ellos,
deben constar en el propio título -si existe-, además de inscribirse
en el registro llevado a esos efectos, y notificarse al emisor, produ-
ciendo efectos, tales actos, frente al emisor y terceros, desde la fe-
cha de la inscripción.
El régimen de conversión -obligatorio para los títulos al porta-
dor en circulación- en nominativos no endosables o en acciones es-
critúrales deberá efectuarse hasta la fecha que a tal efecto fije el
Poder Ejecutivo, la que no podrá exceder de los seis meses calen-
dario posteriores al de publicación de la presente ley, es decir, com-
putables a partir del 22 de noviembre de 1995, previéndose como
sanción en el art. 1° de la ley, respecto de los títulos que no hayan
sido presentados para su conversión, la imposibilidad de transmitir-
se, gravarse, y la imposibilidad de ejercer los derechos inherentes a
los mismos. Hasta esa fecha los títulos al portador autorizados
a la oferta pública podrán negociarse únicamente si se hallan depo-
sitados en la "caja de valores" individualizándose al adquirente.
Además los endosables quedarán convertidos de pleno derecho
en títulos no endosables al vencimiento del plazo de conversión (art.
6o in fine).
Al propio tiempo, vencido el plazo fijado por el Poder Ejecu-
tivo nacional para la conversión, los dividendos correspondientes a
acciones al portador se gravarán en la forma que al respecto esta-
blezcan las disposiciones del impuesto a las ganancias, no resultan-
do tampoco de aplicación las exenciones otorgadas en favor de
intereses, rentas u otras ganancias provenientes de títulos valores
privados al portador, rigiendo la previsión hasta tanto los títulos va-
lores privados no se hubieran convertido.

§ 265. DEPÓSITO COLECTIVO. - E l cap. III del tít. III de la ley


20.643 reguló el funcionamiento de la caja de valores, institución
del mercado bursátil que tiene por función recibir depósitos colec-
tivos de títulos valores públicos o privados (arg. art. 31, ley 20.643).
Al propio tiempo, la normativa contiene una serie de conceptos
a saber:
a) Contrato de depósito colectivo de títulos valores es el cele-
brado entre la caja de valores y un depositante, según el cual ¡a re-
444 TIPOLOGÍA

cepción de los títulos valores por parte de aquélla sólo genera obli-
gación de entregar al depositante, o quien éste indique, en los plazos
y condiciones fijados en dicha ley o en su reglamentación igual can-
tidad de títulos valores de la misma especie, clase y emisor.
b) Depositante: es la persona autorizada para efectuar depósi-
tos colectivos a su orden por cuenta propia o ajena.
c) Caja de valores: es el ente autorizado para recibir depósitos
colectivos de títulos valores públicos o privados.
d) Comitente: es el propietario de los títulos valores deposita-
dos en la caja de valores (art. 30, ley 20.643).
El depósito colectivo no transfiere a la caja la propiedad ni el
uso de los títulos valores depositados, la que deberá sólo conservar
y custodiar los mismos y efectuar las operaciones y registraciones
contables pertinentes (arg. art. 41), asumiendo la caja siempre la res-
ponsabilidad derivada de las obligaciones a su cargo, aun en los su-
puestos de caso fortuito o fuerza mayor (art. 43). La caja procederá
a abrir una cuenta a nombre de cada depositante, y subdividirá esa
cuenta, a su vez, en tantas cuentas y subcuentas como comitentes
denuncie y clase, especie y emisor de títulos valores deposite res-
pectivamente.
El depositante que recibe del comitente títulos valores para su
depósito colectivo, queda obligado a devolver a su solicitud igual
cantidad de títulos valores del mismo emisor y de la especie y clase
recibidos, debidamente endosados por la caja a su favor, si fuesen
nominativos, más sus acreencias si las tuviese, pero no los mismos
títulos valores. Aparte del recibo que entregarán al comitente al
recibir los títulos valores, los depositantes deberán entregarle, den-
tro de los cinco días subsiguientes, otro documento que acredite que
el depósito colectivo ha sido efectuado (art. 39).
El depósito colectivo de títulos valores deberá efectuarse a la
orden de los depositantes y a nombre de los comitentes, pudiendo
reunirse en una sola persona las calidades de depositante y comiten-
te (art. 34). Los títulos valores no deberán estar deteriorados ni su-
jetos a oposición. Los títulos valores nominativos serán endosados
al solo efecto del depósito y retiro de los mismos en la caja de va-
lores.
El depositante no podrá ejercer por sí el derecho de voto de los
títulos valores depositados a su orden. Para la concurrencia, ejer-
SOCIEDAD ANÓNIMA 445

cicio de derecho de voto, cobro de dividendos, intereses, rescates


parciales, capitalización de reservas o saldos de revalúo o ejercicio
de derecho de suscripción, la caja emitirá, a pedido de los deposi-
tantes, cerneados extendidos a nombre de los comitentes en los que
se indicará la cantidad, especie, clase y emisor de los títulos valores,
nombre y domicilio del comitente, pudiendo omitirse el número de
los mismos. Al emitir los certificados, la caja se obliga a mantener
indisponible un número de títulos valores equivalentes a la cuota
parte respectiva hasta el día siguiente al fijado para la celebración
de la asamblea correspondiente y durante dicho período los deposi-
tantes no podrán efectuar giros ó retiros por cuenta de quien haya
obtenido certificado de depósito para asamblea (arts. 46 a 48, ley
20.643).
La caja y el depositante deberán llevar los registros necesarios
a los efectos de que en todo momento puedan individualizarse los
derechos de cada depositante y comitente, determinándose en forma
fehaciente la situación jurídica de los títulos valores depositados.
Para ello la caja registrará las transmisiones, constituciones de pren-
da y retiro de títulos valores al recibir de los depositantes las órde-
nes respectivas, sustituyendo las registraciones que practique la caja
a sus similares en los registros de los emisores y con el mismo efec-
to respecto de éstos y de terceros (art. 38).
El comitente puede transmitir, en forma total o parcial, sus de-
rechos de copropiedad o constituir derecho de prenda sobre su parte
indivisa, debiendo a tal efecto instruir al depositante para que libre
las órdenes pertinentes contra la caja, quien deberá practicar las ano-
taciones dentro de las veinticuatro horas de recibida la orden ema-
nada del depositante, momento a partir del cual la transmisión de
los derechos o la constitución de la prenda se considerarán perfec-
cionadas (art. 53 in fine).
También se podrá decretar el embargo de la cuota parte de uno
o más de los comitentes, en cuyo caso la medida deberá notificarse
al depositante y a la caja, los que quedarán obligados a mantener
indisponible dicha cuota parte. Dispuesta la ejecución, la misma
se hará efectiva conforme al régimen de la transmisión del dominio
previsto por esta ley y de acuerdo con las disposiciones vigentes
(art. 56).
Finalmente destaquemos que sólo podrán ser autorizados para
actuar como depositantes: a) los agentes bursátiles o extrabursátiles
446 TIPOLOGÍA

inscriptos; b) los mercados de valores, excepto que participen en la


organización de una caja de valores, en cuyo caso no podrán ser
depositantes en ella; c) los bancos oficiales, mixtos o privados y las
compañías financieras; d) las sociedades depositarías de los fondos
comunes de inversión, respecto de los títulos valores de éstos, y e)
la Caja Nacional de Ahorro y Seguro (art. 32).
Las cajas ae valores pueuen constiiuiiia_> la.-> bulsas ¿c ..;.::J:'C:C
y sus mercados de valores adheridos, para lo cual deberán contar
con la autorización de la Comisión Nacional de Valores. Con fecha
29 de agosto de 1994 fue dictado el decr. 659, reglamentario de la
ley 20.643, debiendo la caja de valores ajustar su funcionamiento a
dichas normas, esto es, básicamente, constituirse como una sociedad
específica a ese efecto entre las bolsas y mercados que deseen inte-
grarla, con una organización conforme a la importancia de la plaza
en que actúe. El 24 de octubre de 1980 se dictó el decr. 2220, que
conminaba a la ya creada empresa Caja de Valores SA para dictar
su reglamento operativo, el que fue presentado y aprobado el 22 de
enero de 1981, por res. CNV 5205/81.

§ 266. CUPÓN. - La práctica comercial y normas como la del


art. 212, párr. último, de la LSC, han impuesto el uso de cupones
adheridos a los títulos-acciones para legitimar al tenedor a ejercer
un derecho específico: cobro de dividendo, suscripción preferente,
etcétera.
Pueden tener una ley de circulación distinta a la de los títulos
a que van adheridos, y en ese sentido el art. 212 de la LSC expresa
que los cupones pueden ser al portador aun en las acciones nomina-
tivas, disposición que también se torna aplicable a los certificados45,
manteniéndose por la ley de nominatividad obligatoria.
Estos cupones están destinados a la percepción de dividendos
o bonificaciones, pero también se usan para acreditar el ejercicio de
otros derechos (p.ej., el ejercicio del derecho de opción para suscri-
bir con preferencia un aumento de capital).
El cupón representa un derecho eventual, que autoriza al por-
tador legitimado a requerir la prestación que resulte de la causa re-
levante, pues esencialmente el cupón sería un título accesorio a la

45
Conf. Gasperoni, Las acciones de las sociedades mercantiles, p. 126.
SOCIEDAD ANÓNIMA 447

acción, integrativo e independizable. Tiene idéntica carga causal


que su principal y se cancela no sólo por la prestación individual
del pago de un dividendo o ejercicio de un derecho de opción, sino en
los casos que se cancela el principal: amortización, canje, cancelación,
anulación. Y pese a que en algún momento pueda considerárselo
autónomo del principal y ser enajenado independientemente, no por
ello perderá su relación al principal y a la causa relevante que será
la que le otorga su contenido, restándoselo al título principal.
Este título, por tanto, se agotará en la recepción de un derecho
determinado y desvalorizará consecuentemente a la acción a la que
accede46.

§ 267. DIVIDENDOS. - Todo cuanto expresamos sobre el par-


ticular en el § 136, b, resulta plenamente aplicable a la sociedad
anónima, por cuya razón remitimos a lo allí expuesto.
Recordamos simplemente que el derecho del accionista al divi-
dendo constituye uno de los elementos caracterizadores de toda re-
lación societaria, y, por ello, comporta un derecho individual inde-
rogable del socio.
Por dividendo, de manera sencilla, puede entenderse la parte
correspondiente a cada acción resultante de dividir la utilidad líqui-
da y realizada del ejercicio dispuesta a distribuir, por la cantidad de
acciones en que se fracciona el capital.
El dividendo debe necesariamente resultar: a) de ganancias rea-
lizadas y líquidas del ejercicio; esto es, se excluyen las futuras, in-
cluso técnicamente calculadas sobre contratos celebrados, no eje-
cutados aún; b) del balance regularmente confeccionado, redactado
conforme a los principios de veracidad y permanencia (art. 52, Cód.
de Comercio), y conforme a las bases prefijadas en el art. 63 y
ss. de esta ley; c) aprobado, por decisión de la asamblea en conoci-
miento de los documentos previstos en los arts. 62 a 66, citados (art.
234, inc. I) 47 , y d) distribuido, al no propiciarse por el directorio
la creación de reservas extraordinarias, o no aprobarse ellas por la
asamblea.

46
Richard. Derechos patrimoniales de los accionistas, p. 102.
47
Conf. Exposición de motivos de la ley 19.550, sección V, "De la sociedad
anónima", ap. VI. 7.
448 TIPOLOGÍA

a) REPETICIÓN DE DIVIDENDOS. Los dividendos pagados a los ac-


cionistas en general y los intereses a los titulares de acciones con
privilegios patrimoniales que así lo dispongan, sólo son lícitos y no
repetibles si corresponden a ganancias realizadas y líquidas que re-
sulten de un balance de ejercicio aprobado por asamblea general or-
dinaria que haya dispuesto esos pagos.
La percepción de buena fe de dividendos distribuidos en viola-
ción de las normas referidas no es repetible. sin perjuicio de la res-
ponsabilidad solidaria que compete a los directores y síndicos por
esos pagos (arts. 224 y 225, LSC).
b) DIVIDENDOS ANTICIPADOS. Los dividendos sólo pueden distri-
buirse si resultan de ganancias realizadas y líquidas correspondien-
tes a un balance de ejercicio, regularmente confeccionado y aproba-
do (art. 224, LSC). Con esta norma se intenta resguardar el capital
social, impidiendo que se repartan utilidades que deterioren la con-
sistencia del capital social como cifra de retención.
De esas condiciones para repartir dividendos sólo pueden apar-
tarse las sociedades comprendidas en el art. 299 de la LSC, según
lo dispuesto por los arts. 68 y 224, párr. 2o, en virtud de la fiscali-
zación permanente que se ejerce sobre estas sociedades. En ellas
es posible la distribución de estos dividendos, también conocidos
como provisionales o provisorios, resultantes de estados de resulta-
dos parciales, semestrales o trimestrales, debidamente aprobados.
Los directores, síndicos y consejeros son responsables de los
dividendos o intereses que se abonen contrariando las disposiciones
señaladas, o en los casos que a través de esos pagos se genere un
estado de incapacidad financiera o patrimonial de la sociedad.
c) DIVIDENDOS O INTERESES INTERCALARIOS. Ya el art. 334 del Cód.
de Comercio prohibía el pago de intereses a los accionistas en de-
fecto de utilidades, figura que se conoce con el nombre de intereses
intercalarios, en razón de evitarse así la disminución del capital.
Esto es muy natural48, puesto que los accionistas no son acree-
dores de la sociedad, ya que, al pertenecer a ésta los bienes aporta-
dos, no se puede pagar interés sobre lo que es propio. Si se admi-

48
Conf. Santillán, en Zavala Rodríguez, Estudios de sociedades comerciales,
p. 133.
SOCIEDAD ANÓNIMA 449

tiera esta clase de pactos, el capital social podría diluirse poco a


poco sustrayendo a los acreedores su garantía, y los accionistas se-
rían engañados con la promesa de un pago cierto que, en realidad,
no sería sino el consumo del capital aportado.
Los intereses o dividendos intercálanos son aquellos que se re-
conocen a los aportantes de capital durante el período inicial de la
sociedad, mientras se realizan los trabajos de instalación y puesta
en marcha del negocio, período muchas veces improductivo49.
Los defensores de los dividendos intercalarlos fundamentan su
postura básicamente en dos argumentos: uno de conveniencia prác-
tica basado en que si los accionistas deben renunciar a cualquier
rédito por todo el período preparatorio que puede durar varios años,
pocas personas querrán contribuir a la formación de la sociedad. Los
grandes emprendimientos serían imposibles. Además, con el pago
de los intereses se estimula la pronta integración de las acciones
suscriptas. El otro argumento se funda en la equidad, ya que de
otro modo se permitiría que los accionistas que esperaron la termi-
nación del período preparatorio para ingresar a la sociedad gozasen
de los mismos derechos que tienen los que asumieron los riesgos
desde el primer momento. Por otra parte, el interés del capital uti-
lizado en trabajos de envergadura (construcciones, caminos, buques,
etc.) está comprendido de hecho, en el costo de esos trabajos. ¿Por
qué si se puede pagar intereses a terceros ajenos a la sociedad, no
se puede pagar a los propios accionistas?50.
Sin embargo, la ley de sociedades no ha previsto su inclusión
-a diferencia de lo ocurrido en otras legislaciones como la alemana,
suiza, inglesa o mexicana-, pues en opiniones como la de Halperin
su aplicación resulta peligrosa y si una reforma legislativa los intro-
dujera en nuestro país, sería menester prever el plazo máximo o can-
tidad de ejercicios en que podría distribuirse, el monto máximo de
la tasa, su eventual recuperación con utilidades exteriores, y la pu-
blicidad complementaria para que los acreedores conozcan el ver-
dadero alcance y origen de la distribución51.

49
La doctrina ha sostenido la conveniencia de concederlos, incluso por razo-
nes de equidad -como habla Halperin- cuando se trata de empresas de largo plazo
de organización o de muy lento desarrollo.
50
Santillán, en Zavala Rodríguez, Estudios de sociedades comerciales, p. 133.
51
Halperin, Manual de sociedades anónimas, p. 175.

29. Richard - Muiño, Derecha societario.


450 TIPOLOGÍA

§ 268. TRANSMISIBILIDAD. - L a ley de sociedades ha tenido


como valor superior la fungibilidad del derecho del socio en las so-
ciedades por acciones52.
a) PRINCIPIOS GENERALES. La legitimación por la posesión tiene
como consecuencia la desvinculación del dominio actual, de los vicios
que pudieron afectar el dominio del causante inmediato o remoto53.
Refiriéndose a que "la negociabilidad, inherente a la acción, se
mide por su forma"54, destaca las peculiaridades de la negociación
de la acción porque traspasa en bloque las obligaciones o relaciones
jurídicas, dando origen en el adquirente a nuevos derechos y deberes
como un derecho propio, diversos de los del enajenante en el sentido
de que no soporta las peculiares restricciones o vicios o cargas que
afectaban a éste. Houin sostiene que "se trata de un acto abstrac-
to". En realidad estamos frente al principio de autonomía de los
títulos valores.
Para Halperin, "la posesión importa legitimación cuando el acto
de adquisición está libre de vicios, aun cuando se trate de un título
al portador, en razón del origen (robo, pérdida, estafa, etc.): art. 746
y ss. del Cód. de Comercio".
A su vez, el mismo autor informa que "los derechos debe ejer-
cerlos el propietario; pero la posesión en las condiciones fijadas por
la ley, implica la legitimación, esto jes, presunción de la propie-
dad, quedando a cargo del impugnante la prueba del no dominio
de quien pretende ser el titular"55. La tenencia del título no lo des-
vincula del negocio de adquisición, mas sí del de los anteriores te-
nedores.
En torno de la distinción entre propiedad y legitimación, en los
títulos valores, el problema de fondo que más centró la atención de

52
Por ello queda a cargo del impugnante la prueba del no dominio de quien
pretende ser el titular (Halperin, Manual de sociedades anónimas, p. 275).
53
Conf. Gasperoni, Las acciones de las sociedades mercantiles, p. 123 y si-
guientes.
54
Halperin, Manual de sociedades anónimas, p. 273 y en especial nota 38,
con cita de Fischer.
55
Halperin, Manual de sociedades anónimas, p. 275, nota 43, citando fallo
de CComCap, 28/9/43. LL, 33-545, respecto a acciones al portador y por invoca-
ción del art. 2414 del Cód. Civil.
SOCIEDAD ANÓNIMA 451

la doctrina, es el de la suficiencia del negocio consensual para


producir el efecto real de la transferencia de la propiedad del títu-
lo, independiente del cumplimiento de las formalidades requeri-
das por la ley de circulación. Quien sostiene tal suficiencia56, parte
de la transferencia de la propiedad del título de crédito y no del
crédito.
En materia de títulos valores, no resulta suficiente poseer de
cualquier modo el título para ejercitar el derecho que representa.
Es necesario que haya adquirido el título con arreglo a la legisla-
ción que regula su circulación, siendo ésta diversa, tratándose de
títulos al portador o nominativos (endosables o no). La legitima-
ción implica la potestad del ejercicio del derecho objetivado en el
título; en cambio, la titularidad apunta a la pertenencia del título
mismo57.
Respecto de la transmisión de las acciones, debemos recordar
que las acciones al portador, al no constar en ellas el nombre de su
titular, se transmitían por la simple entrega, es decir, "por la sola
tradición efectiva de los títulos"58; a su vez, la posesión confiere
legitimación, pero sólo en un momento dado.
En el caso de las acciones nominativas se debe cursar aviso a
la sociedad del negocio de transferencia y, obviamente, del nombre
del cesionario, por medio fehaciente, y se debe asentar la inscripción
en el libro correspondiente al registro de acciones. Si se trataba de
acciones nominativas endosables, debía cumplirse la misma modifi-
cación apuntada para las nominativas, más la cadena ininterrumpida
de endosos.

56
Bigiavi, // transferimento dei titoli nominativi, "Riv. Trim. Dir. Proc. Civ.",
1950-1; Stolfi, Sul conflitto tra due acquirenti di azioni nominative, "Banca, Borsa
e Titoli di Crédito", 1951-11-23. Fiorentino. La consegne nell'alinenazioni dei tiloli
di crédito, "Banca, Borsa e Titoli di Crédito", 1948-1-129; Schlesinger, Osservazioni
ín tema di pignoramento di azioni, "Foro Padovano", 1962-1-126.
57
Zaldívar y otros, Cuadernos de derecho societario, vol. III, p. 254.
58
En sentido coincidente el art. 2390 del Cód. Civil dice: "La tradición de
acciones nominativas de compañías o sociedades, se juzgará hecha, cuando lo fuese
conforme a los estatutos de la sociedad o de los contratos sociales. La tradición
de acciones endosables, se juzgará hecha por el solo endoso, sin ser necesaria la
notificación al deudor. Las acciones al portador se juzgarán transmitidas por
la sola tradición efectiva de los títulos".
452 TIPOLOGÍA

Finalmente, las escritúrales se transfieren mediante la notifica-


ción del negocio a la sociedad que lleva la cuenta de orden que efec-
túe el débito de las acciones escritúrales; a su vez, la sociedad no-
tificará que se ha inscripto el débito dentro de los diez días de la
recepción.
b) CLÁUSULAS DE RESTRICCIÓN A LA LIBRE TRANSMISIBILIDAD. El art.
214 de la LSC determina el régimen de libre transmisibilidad de las
acciones, autorizando insertar en el estatuto limitaciones a la trans-
misibilidad de las acciones nominativas o escritúrales, sin que pueda
importar la prohibición de la transferencia.
La prohibición absoluta de transferencia sería nula por afectar
a la propia esencia de este tipo societario.
La forma más frecuente de estas cláusulas, es aquella que re-
quiere el consentimiento de la sociedad (generalmente delegado en
el directorio), cuyo procedimiento, plazo, etc., deben hallarse inser-
tos en el propio estatuto (arg. art. 214, párr. último).
En las cláusulas de consentimiento, usualmente el interesado
comunica a uno de los órganos de la sociedad la eventual transfe-
rencia, y éste debe pronunciarse por la afirmativa o la negativa den-
tro de un término prefijado o, en su defecto, en uno prudencial.
También suelen pactarse cláusulas de preferencia, que funcio-
nan en caso de transferencia, respecto de los accionistas actuales,
por un precio adecuado y determinado, quienes deben ser debida-
mente notificados de tal situación.
Estas cláusulas limitativas deben figurar en el título para tor-
narse oponibles.
Recordamos que similares restricciones pueden acordarse por
un contrato de sindicación de acciones, con efectos diferentes, pues
son sólo oponibles a los firmantes de tal acuerdo.
La sociedad no puede imponer, a través de modificaciones a los
estatutos, restricciones a la transferencia que no sean aceptadas por
todos los accionistas. La asamblea sólo tiene facultades para im-
poner normas de organización y aquellas referidas a los derechos de
los socios en beneficio de otros (p.ej., impidiendo la transmisión
mortis causa).

§ 269. ADQUISICIÓN DE ACCIONES POR LA SOCIEDAD. - El art.


220 de la LSC autoriza excepcionalmente que la sociedad pueda ad-
SOCIEDAD ANÓNIMA 453

quirir sus propias acciones emitidas, en tanto se cumplan las si-


guientes condiciones:
a) Para cancelarlas y previo acuerdo de reducción del capital.
b) Excepcionalmente, con ganancias realizadas y líquidas o re-
servas libres cuando estuviesen completamente integradas y para
evitar un daño grave, lo que será justificado en la próxima asamblea
ordinaria.
c) Por integrar el haber de un establecimiento que adquiere o
de una sociedad que incorpore.
Como se advierte, y fuera destacado en la Exposición de moti-
vos de la ley, se prevén los requisitos exigidos para que la sociedad
pueda adquirir sus propias acciones, fijando supuestos que el anti-
guo art. 343 del Cód. de Comercio no contemplaba, quedando acla-
rado que aun en los casos excepcionales y taxativos indicados, que
no producen la reducción del capital (art. 220, incs. 2 y 3), tales
acciones deben ser enajenadas y se suspenden los derechos corres-
pondientes (art. 221, LSC).
Complementariamente, la sociedad no podrá recibir sus accio-
nes en garantía (art. 222, LSC), cualquiera sea la forma y función
de tal garantía.

§ 270. ACCIONES NOMINATIVAS POR LA ACTIVIDAD DESARROLLA-


DA. - En muchos casos se imponía que la sociedad no podía emitir
acciones al portador, en razón del interés público en conocer la ti-
tularidad de los accionistas con motivo del objeto, actividad o em-
presa desempeñada. Ello acaece en materia de actividad financiera,
asegurativa, radiocomunicaciones, aeronáutica, etcétera. La cues-
tión ha sido acotada por la ley de nominatividad obligatoria. No
obstante, se mantienen restricciones a la transmisibilidad de accio-
nes como la previa conformidad del ente de control (Banco Central
de la República Argentina, Superintendencia de Seguros de la Na-
ción, Comité Federal de Radiodifusión, etcétera).

§ 271. AMORTIZACIÓN DE ACCIONES. - La oposición de los acree-


dores a la reducción voluntaria no corresponderá cuando se trate de
una reducción nominal a través de amortización de acciones inte-
gradas con ganancias realizadas o líquidas o reservas libres que la
asamblea destine a tal fin (204 infine, LSC).
454 TIPOLOGÍA

El procedimiento de amortización de acciones debe estar pre-


visto en el estatuto (art. 223, LSC) e implica una forma de reducción
de los aportes comprometidos, una forma de anticipar la cuota de
liquidación a los accionistas.
Esta amortización se produce en aquellas acciones totalmente
integradas y con ganancias realizadas y líquidas; puede tratarse de
una amortización total o parcial conforme las previsiones del esta-
tuto.
En nuestro derecho es equivalente la expresión "amortización
de acciones" usada en la norma, con la de "amortizar el capital"
usada en la Exposición de motivos. Corresponde a un pago antici-
pado que se hace a accionistas de la cuota de liquidación que le
correspondería, sustituyendo la acción por un bono de goce, para
permitirle seguir usufructuando de las utilidades en relación al ca-
pital amortizado.
Debe existir una resolución de asamblea general extraordinaria,
sobre el punto (art. 235, inc. 1, LSC) que fije la amortización y ase-
gure la igualdad de los accionistas, además del justo precio.
Cuando se realice por sorteo, se practicará ante la autoridad de
contralor o escribano de registro, publicándose su resultado e ins-
cribiéndose en los registros (inc. 2).
Finalmente, si las acciones son amortizadas en parte, se asen-
tará en los títulos o en las cuentas de acciones escritúrales. En
cambio si la amortización es total, los mismos se anularán, reempla-
zándose por bonos de goce o inscripciones en cuenta con el mismo
efecto (art. 223, inc. 3).
La duda sobre el verdadero titular de las acciones (aun cuando
el estado de incertidumbre hubiera podido ser disipado por el propio
consignante mediante un pedido de informes) torna procedente la con-
signación por el depositario encargado de cumplimentar una com-
praventa de acciones59.

§ 272. PRENDA. EMBARGO. -ES factible constituir derecho


real de prenda sobre las acciones. Los derechos inherentes a la ca-
lidad de socio siguen siendo del propietario, mientras que los dere-

59 CNCom, Sala E, 23/11/89, RDCO, 1990-B-785, con nota de Truffat, Con-


signación de acciones por su depositario.
SOCIEDAD ANÓNIMA 455
chos del acreedor prendario se limitan sólo a ejecutar la acción en
caso de incumplimiento.
En esos supuestos, los derechos corresponden al propietario de
los mismos, hasta la ejecución de las acciones respectivas, a cuyo
fin el titular del derecho real o embargo debe facilitar el ejercicio
de ese derecho, mediante el depósito u otro procedimiento que lo
permita, con gastos a cargo del propietario60.
La ley argentina no distingue en supuestos de prenda o embar-
go. La prenda deberá efectivizarse sobre el título si existiese o so-
bre la inscripción registral, o libro de acciones. En igual forma el
embargo. Si las acciones son nominativas, para hacerlas oponibles
a la sociedad y los socios deben inscribirse en ese libro (arts. 213
párr. 4o, y 214, párr. Io, LSC), son aplicables las normas del art. 580
y ss. del Cód. de Comercio.
Se resuelve así en forma contraria al derecho italiano (art. 2352,
Cód. Civil italiano), que otorga el derecho de voto al acreedor pren-
dario. Frente a acciones al portador, ejercitará ese derecho -así co-
mo también cualquier otro- quien exhiba la acción. La solución se
basa en el principio de que el deudor es el socio y, por tanto, quien
tiene interés permanente en las resoluciones que puedan adoptarse.
Al acreedor sólo le cabe el derecho de ejecutar la garantía o la
cautela, cuando no se satisfaga la obligación en virtud de la cual se
constituyó.
Si la acción no está integrada, esa obligación corresponde al
deudor-accionista, pero el acreedor prendario podría efectuar el de-
sembolso para evitar los efectos previstos por el art. 193 de la LSC.
Particulares cuestiones genera el caso del aumento de capital y
consiguiente posibilidad de ejercicio del derecho de suscripción pre-
ferente, vinculado a la acción prendada o embargada. El principio
es que el derecho corresponde al propietario.
Los derechos sobre el dividendo son del propietario, no obstan-
te lo cual puede pactarse que el acreedor los reciba como amortiza-
ción de intereses y capital.

60
CNCom, Sala D, 24/5/76, LL, 1976-D-133; en el fallo se dijo que las ac-
ciones caucionadas y embargadas gozan plenamente del ejercicio de los derechos
políticos, y no es posible ultrapasar el art. 219 de la LSC, aduciendo que eventual
e hipotéticamente los derechos políticos del actual portador de las acciones pudieran
ser empleados para incidir sobre el resultado de la litis.
456 TIPOLOGÍA

§ 273. USUFRUCTO DE ACCIONES. - En este caso el accionista


cede al usufructuario solamente el uso y goce periódico de las ac-
ciones, esto es, básicamente su derecho al dividendo, conservando
la nuda propiedad de las mismas.
Según expresa el art. 218 de la LSC, la calidad de socio corres-
ponde al nudo propietario y, por ende, el ejercicio de los derechos
derivados de la calidad de socio, incluso la participación en los resul-
tn.Hnc '•'" ln '¡anidación, salvo pacto en contrario (arg. art. 218. LSC).
Compete ai usufructuario, en cambio, la percepción de las ga-
nancias obtenidas durante el usufructo, sin incluirse las pasadas a
reserva o capitalizadas, pero comprende las correspondientes a las
acciones entregadas por la capitalización, acciones que son del nudo
propietario.
En caso de acciones no integradas totalmente, el usufructuario
-para conservar sus derechos- deberá efectuar los pagos correspon-
dientes, sin perjuicio de su derecho a repetir lo pagado contra el
accionista nudo propietario.

3) MODIFICACIONES. AUMENTO Y REDUCCIÓN

§ 274. SUPUESTOS. REQUISITOS. - El capital social puede ser


aumentado durante la vida de la sociedad, y las razones pueden
ser diversas: proteger el crédito ante dificultades económicas o fi-
nancieras, paliar una situación de infracapitalización sustancial, o la
simple adecuación formal del capital social al patrimonio mediante
el revalúo contable o el pago de dividendo en acciones, no impo-
niendo desembolsos a los accionistas.
Para todos los casos de aumento del capital social, la ley ha
previsto procedimientos a cumplir a través de resoluciones adopta-
das en asambleas generales ordinarias, al importar la modificación
de un dato estatutario.
Ese procedimiento no tiene límites cuantitativos para las socie-
dades abiertas, sin perjuicio del cumplimiento de las disposiciones
sobre oferta pública (ley 17.811); y para las sociedades cerradas está
condicionado a una previsión estatutaria, con un tope cuantitativo
del quíntuplo del capital social (art. 188, LSC), en cuyo caso no debe
cumplirse de conformidad administrativa. En todos los supuestos de-
berá publicarse e inscribirse esa decisión de aumentar el capital social.
SOCIEDAD ANÓNIMA 457

En el caso del aumento del capital social hasta el quíntuplo pre-


visto en los estatutos de las sociedades anónimas cerradas, referido
en el art. 188 citado, la asamblea general ordinaria de la sociedad
deberá resolver acerca de la emisión.
Cuando este aumento hasta el quíntuplo no hubiese sido pre-
visto en ¡os estatutos de ias sociedades que no hacen cotización, o
previsto excediere el quíntuplo, la resolución corresponderá adop-
tarse en asamblea general extraordinaria.
En todos los supuestos sólo puede delegarse al directorio la
época de la emisión, forma y condiciones de pago. Si se intentara
emitir acciones con un valor efectivo inferior o mayor al nominal,
deberá resolverse por asamblea extraordinaria (arts. 188 y 202,
LSC).
Este aumento del capital hasta el quíntuplo no es menester que
sea emitido en una sola vez o adoptada la resolución de aumento en
una única asamblea. Pueden realizarse varias asambleas hasta lle-
gar a ese tope, sumando todos los aumentos, y puede también de-
legarse al directorio la emisión sucesiva de un único aumento, con-
forme la razonabilidad de las necesidades sociales y de la situación
de los accionistas o del mercado al que se dirija la suscripción de
la emisión.

§ 275. DECISIÓN. INSCRIPCIONES. - L a decisión de aumento


de capital no implica su aumento efectivo, ni se efectiviza con la
modificación del estatuto cuando es requerido por ser sociedades
cerradas y excederse el quíntuplo en caso de previsión, ni con la
inscripción en el Registro Público de Comercio prevista en el art.
188 de la LSC, sino con el trámite de efectiva suscripción e integra-
ción, que debe ajustarse a las previsiones estatutarias y legales de
la suscripción preferente, para culminar con la comunicación de la
sociedad "a la autoridad de contralor" de la efectiva suscripción del
capital social a los fines de su registro (art. 201, LSC).
Recién en ese momento se habrá exteriorizado el efectivo au-
mento del capital social.

§ 276. DERECHO DE SUSCRIPCIÓN PREFERENTE Y DE ACRECER. -


El derecho de los antiguos accionistas al aumento de capital social,
para mantener su posición y retener el mayor valor patrimonial de
1 s;p
TIPOLOGÍA

acciones emitidas a la par61, lo constituye el derecho individual in-


derogable -salvo las previsiones legales- de suscripción preferente,
y de acrecer cuando algún accionista deja de ejercitar ese derecho
(art. 194 y ss., LSC).
Este derecho se otorga cuando el aumento de capital social deba
hacerse por integración efectiva de las nuevas acciones a emitir.
Cuando no existe integración efectiva de esas acciones, sea por
capitalización de reservas u otros fondos inscriptos en el balance, o
nnrrn ^ dividendo en acciones. ccresDonderá entregar a los viejos
accionistas la cantidad proporcional de las nuevas acciones con las
que se formalice el aumento nominal de capital social (art. 189,
LSC). Éste es el equivalente para asegurar lo mismo que intenta
garantizar el derecho de suscripción preferente, que cuando media
desembolso es una opción del accionista.
Con él se tiende a proteger la proporcionalidad de la partici-
pación de los socios dentro del patrimonio de la sociedad, es decir
que cuando la sociedad ha decidido aumentar su capital social, me-
diante la emisión de nuevas acciones, debe cursar a los accionistas
de idéntica categoría de las acciones que se emitan un ofrecimiento,
con notificación por edictos a publicar por tres días en el diario de
publicaciones legales y un día en el diario de mayor circulación le-
gal en la República, cuando se trate de sociedades contempladas en
el art. 299 de la LSC, sin perjuicio de mayores recaudos que impon-
gan los estatutos.
A partir de la última publicación, los accionistas tenedores de
acciones ordinarias, que puede extenderse por estatuto o asamblea
a acciones preferentes, tendrán treinta días de plazo para el ejercicio
del derecho de suscripción preferente, si no hubiese un plazo mayor
previsto en los estatutos. Si vencidos esos treinta días no lo ejer-
cieren todos aquellos otros accionistas, que ya lo hubieran hecho, y
que hubiesen manifestado la opción de acrecerlo, tendrán derecho a
acrecer en forma proporcional a las acciones que hubiesen suscripto,
en concurrencia con los otros que hubiesen expresado igual opción,
como extensión del derecho de preferencia de que goza el socio por
el hecho de ser tal.

61
Conf. Sánchez Andrés, El derecho de suscripción preferente del accionista,
p. 91: Richard, Derechos patrimoniales de los accionistas, p. 184 y siguientes.
c n r u : n . \ n AXON'TMA 459

Ese derecho no afecta la decisión social sobre la necesidad y


conveniencia de aumento del capital social, sino que otorga priori-
dad a los viejos accionistas para hacerlo.
Cumplidos esos plazos cualquier tercero podrá formalizar un
contrato de suscripción62 (art. 186 infine, LSC).
Se extiende este derecho a la suscripción de debentures u obli-
gaciones negociables.
La ley 24.435 modificó parcialmente el art. 194, en lo atinente
al plazo de ejercicio, estableciendo que "tratándose de sociedades
que hagan oferta pública, la asamblea extraordinaria podrá reducir
este plazo hasta un mínimo de diez días, tanto para sus acciones
como para debentures convertibles en acciones".
Esta ley 24.435, en su art. 2o, modificó el párr. 2o del art. 12
de la ley 23.576, estableciendo: "La asamblea extraordinaria puede
también suprimir el derecho de acrecer y reducir a no menos de diez
días el plazo para ejercer la preferencia, cuando la sociedad celebre
un convenio de colocación en firme con un agente intermediario,
para su posterior distribución entre el público".

§ 277. LIMITACIONES. - Este derecho fundamental inviolable


del accionista tiene ciertos límites que deben ser interpretados es-
trictamente, para que no lo cercenen.
Las causales están previstas en el art. 197, inc. 2, de la LSC
("acciones a integrarse con aportes en especie o que se den en pago
de obligaciones preexistentes"). Dentro de estas últimas las que se
correspondan a la existencia de bonos, debentures u obligaciones
convertibles.
La decisión, salvo esos últimos supuestos que se ligan al nego-
cio de emisión de tales obligaciones, es resorte de la asamblea ge-
neral extraordinaria, con las mayorías establecidas en el art. 244,
párr. último: perdiendo su preferencia de voto plural los que lo tu-
vieren para mantener un solo voto por cada acción y una mayoría
equivalente a las tres cuartas partes del capital social, quienes debe-
rán decidir acerca de la razonabilidad para la sociedad de la limita-
ción a ese derecho de preferencia.

62
Conf. Mascheroni, El vínculo accionista-sociedad anónima y el contrato de
suscripción, p. 149.
460 TIPOLOGÍA

§ 278. VIOLACIONES DEL DERECHO. - No respetados estos re-


quisitos específicos que marca la ley o ejercitados arbitrariamente
tendrá el accionista perjudicado acción para solicitar que se cancele
dicha suscripción (art. 195, LSC). Si no fuese posible esa cance-
lación, el perjudicado podrá ejercer una acción de resarcimiento
contra la sociedad y los directores solidariamente, con un valor ta-
sado mínimo al triple del valor nominal de las suscripciones que
hubiese podido realizar, incluso de acrecer, si no pudiera demostrar
un daño mayor, todo ello a valor de moneda constante.
El plazo que tiene el accionista perjudicado para iniciar las ac-
ciones pertinentes, es de seis meses a partir del vencimiento del pla-
zo que tenía o debía tener para la suscripción preferente (art. 196,
LSC). Si se hubiese omitido la publicidad, el plazo correrá desde
que el accionista tome conocimiento de la emisión.
La acción de cancelación puede ser promovida también por
cualquier director o síndico para resguardar su propia respon-
sabilidad. Pese a que la norma no hace responsable al síndico, en-
tendemos que aquélla resultará de las normas generales, limitándo-
sela al valor real del daño y no al daño tasado en el triple que indica
la norma.

§ 279. EMISIÓN CON PRIMA. - Lo normal en la emisión de ac-


ciones es que las acciones se .emitan a la par, es decir, al valor no-
minal del cual consta dicha acción. Si la acción tiene un valor real
mayor, el mismo será en beneficio del accionista que ejercite su de-
recho de suscripción preferente. Pero puede decidirse que ese ma-
yor valor lo retenga la sociedad: la prima de emisión es el instru-
mento.
Sin embargo, el art. 202, párr. 2°, autoriza la emisión con prima
o sobreprecio, esto es, la posibilidad de que se imponga una inte-
gración por un monto mayor que el nominal indicado.
Esta prima se fijará por la asamblea extraordinaria, conservan-
do la igualdad en cada acción. En cambio, en las sociedades auto-
rizadas para hacer oferta pública de sus acciones, la decisión será
adoptada por asamblea ordinaria, la que podrá delegar en el direc-
torio la facultad de fijar la prima.
El saldo que arroje el importe de la prima, descontados los gas-
tos de emisión, integra una reserva especial. Es distribuible con los
requisitos de los arts. 203 y 204 de la LSC.
SOCIEDAD ANÓNIMA 461
§ 280. EMISIÓN BAJO LA PAR. - Las únicas sociedades que pue-
den emitir acciones bajo la par, son aquellas autorizadas a efectuar
oferta pública de sus acciones y dentro de la requisitoria de la ley
19.060, que se refiere a supuestos bajo control de la Comisión Na-
cional de Valores (ley 17.811), pues el art. 202 de la LSC sancio-
na bajo pena de nulidad la emisión de acciones bajo la par que no
cumpla esas condiciones, preservando la integridad del capital y la
igualdad entre los socios.
La emisión será resuelta por asamblea extraordinaria, debiendo
la misma publicarse.
Realizada la emisión y la integración, la diferencia entre el va-
lor nominal de la emisión y el valor de su integración deberá ser
cubierta con reservas63.

§ 281. AUMENTO POR OFERTA PÚBLICA. - En caso de que los ac-


cionistas no hayan ejercitado su derecho de suscripción preferente,
o cuando hayan renunciado a hacerlo en supuestos de asambleas
unánimes, o resguardando el derecho de suscripción preferente,
otorgando prioridad a los que presenten cupones de las acciones an-
teriores que autoricen el ejercicio al portador del derecho de sus-
cripción, el aumento de capital puede hacerse por oferta pública,
sujeto a las disposiciones de la ley 17.811 y la Comisión Nacional
de Valores. Así lo dispone el art. 198 de la LSC.
Si se violara el régimen de control de la oferta pública, las emi-
siones son nulas y los derechos que otorguen son inoponibles a la
sociedad, socios y terceros, debiendo proceder a cancelar la emisión
(arts. 199 y 200, LSC), cuya nulidad puede ser reclamada por el propio
suscriptor o los accionistas perjudicados, o la sociedad, los directo-
res o síndicos, que son responsables solidarios -junto con la socie-
dad- de los daños causados. A su vez, los responsables del incum-
plimiento responderán a la sociedad de los perjuicios que ésta sufra.

§ 282. REDUCCIÓN VOLUNTARIA DEL CAPITAL. REQUISITOS.-La


reducción del capital social puede ser voluntaria u obligatoria, forzosa.

63
Por ello, como se ha hecho notar, en realidad esta figura no comporta téc-
nicamente una verdadera emisión bajo la par, pues en rigor existe capitalización con
reservas por la diferencia, en detrimento de los accionistas existentes, quienes so-
portan esa diferencia.
462 TIPOLOGÍA

La reducción voluntaria es la que los socios deciden realizar


efectivizando de esta manera una disminución en el monto primitivo
del capital social.
Se supone la existencia de un capital excesivo para el desen-
volvimiento de las actividades societarias para el cumplimiento del
objeto social.
Siempre rige el principio de igualdad y proporcionalidad de los
acciüiiisuis cr, el caso de reducción. L?. asamblea extraordinaria de-
berá determinar el procedimiento para realizar la reducción.
Esta reducción voluntaria debe ser resuelta por asamblea gene-
ral extraordinaria, con informe fundado del síndico si no se hubiese
omitido este órgano social. De existir debe indicar los fundamen-
tos para su realización.
Se debe realizar la publicación necesaria para la transferencia
de fondos de comercio, es decir, cinco días en diario de publicacio-
nes legales y sujeta a la oposición de los acreedores (la ley remite
al inc. 2 dei art. 83, LSC, cuando debió hacerlo al inc. 3), los cuales
pueden ver cercenadas sus garantías ante la reducción del capital,
que es precisamente lo que se tuvo en mira al otorgar un crédito a
la sociedad. La oposición de los acreedores no suspende el trámite
formal, pero no se podrá formalizar efectivamente la reducción, si
no son desinteresados o debidamente garantizados.

§ 283. REDUCCIÓN POR PÉRDIDAS Y REDUCCIÓN OBLIGATORIA. -


El fundamento de la llamada reducción por pérdidas que prevé la
ley en su art. 205 no es otro que evitar la publicidad engañosa de
un capital social inexistente y prever las soluciones societarias a una
eventual insolvencia de la sociedad.
La reducción, para evitar responsabilidades de los administra-
dores, no puede ser diferente al monto de la pérdida real, que surja
de un balance de ejercicio a la fecha de la asamblea general extra-
ordinaria.
La reducción pasa a ser obligatoria o forzosa (art. 206, LSC)
cuando las pérdidas "insumen la reserva y el 50% del capital social",
en cuyo caso existe la obligación del directorio de convocar a asam-
blea para reducirlo.
Si no lo hiciera, si bien no está previsto un régimen específico
de responsabilidad, debe entenderse que le es aplicable a los direc-
SOCIEDAD ANÓNIMA 463

tores y síndicos la acción individual de responsabilidad prevista por


el art. 279 de la LSC, en favor de quienes puedan resultar perjudi-
cados por tal situación. En este caso no corresponde la aplicación
de las normas de publicidad en protección de los acreedores, ya que
la solución se impone. El cómputo del capital y las reservas, a los
fincj do valorar la situación forzosa de la reducción, debe serlo a
moneda constante, conforme al art. 62, párr. último, de la LSC.
Recordemos que es causal de disolución la pérdida del capital
social (da. i/4, me. o, LSC), que puede evitarse por la decisión de
reintegro total o parcial (art. 96, LSC).
Esa falta de reintegración del capital social, de no mediar la
iniciación de la etapa de liquidación, implica la responsabilidad de
los socios o administradores obligados de dotar suficientemente a la
sociedad, o de adoptar los remedios legales del concurso preventivo,
o -por lo menos- de no seguirse obligando respecto a terceros de-
clarando la existencia de la causal de disolución e iniciando la li-
quidación.

§ 284. REINTEGRO DEL CAPITAL. - E l art. 235, inc. 2, menciona


entre los asuntos de competencia de la asamblea extraordinaria la
"reducción y reintegro del capital", y concordantemente, el art. 244,
párr. último, contempla entre los supuestos especiales que habilitan
el ejercicio del derecho de receso (art. 245, LSC), "la reintegración
total o parcial del capital".
Este mecanismo que procura sanear el patrimonio social, inten-
ta que los socios a través de nuevos aportes -generalmente de ma-
nera proporcional a sus aportaciones- efectúen nuevos desembolsos
para ser aplicados al activo social.
En estricto rigor, el reintegro no implica una modificación del
capital, pues a lo que tiende es a su mantenimiento, mediante el
acrecentamiento del patrimonio social en la medida necesaria para
que el exceso de los valores del pasivo coincida con la cifra del
capital, como ha señalado la doctrina.

4) D E LOS BONOS

§ 285. CARACTERES. CLASES. - Las sociedades anónimas pue-


den emitir títulos de participación de diversas modalidades, deno-
464 TIPOLOGÍA

minados bonos, y regulados en el art. 227 y ss. de la LSC. No son


acciones, pues no representan una parte del capital, careciendo
usualmente -salvo pacto expreso en contrarío- de voto; además el
hecho de permitir participación en las ganancias no le confiere por
sí a su titular el derecho a intervenir en la gestión social.
a) Los bonos de goce se emiten en sustitución de las acciones
amortizadas totalmente, en cuyo caso se reemplazan por esta figura
(arts. 223, inc. 3, y 228, LSC), dando derecho a participar en las
ganancias y, en caso de una disolución, en su producido, luego de
ser reembolsado el valor nominal de las acciones no amortizadas.
Sus condiciones de emisión pueden otorgarles derecho de suscrip-
ción preferente de futuras emisiones de acciones u obligaciones con-
vertibles.
b) Los bonos de participación se otorgan por prestaciones que
no constituyen aporte de capital (art. 229, LSC), como lo son las
prestaciones accesorias (art. 50, LSC), y los que se otorgan al per-
sonal de la sociedad (art. 230, LSC).
En todos los casos la participación se liquidará juntamente con
el dividendo que se abona a las acciones, y la participación a los
bonos de goce al personal se computará como gasto, no como utili-
dad, lo cual comporta un beneficio impositivo tendiente a incentivar
esta clase de participaciones.
Los bonos al personal son intransferibles y caducan con la ex-
tinción de la relación laboral o contrato de trabajo, sea esta extin-
ción imputable o no al trabajador, o por jubilación.
Debe recordarse que la ley 23.576 estableció en su art. 43 que
"los planes de participación del personal en relación de dependencia
en los capitales de las sociedades anónimas autorizadas a realizar
oferta pública de sus acciones, que se establezcan sobre una base
proporcional a sus remuneraciones y gratuita para todos los depen-
dientes y en las condiciones que fije la reglamentación, gozarán de
los siguientes beneficios: a) las sumas que las sociedades destinen
a la suscripción o adquisición de sus propias acciones para atribuir-
las al personal mencionado en tales planes serán deducibles del im-
puesto a las ganancias hasta el 20% de las ganancias netas del ejer-
cicio después de computar los quebrantos acumulados de períodos
anteriores; b) las acciones, así como las ganancias o beneficios que
deriven de ellas estarán exentas de todo gravamen durante el tiempo
SOCIEDAD ANÓNIMA 465

que permanezcan indisponibles en tales planes a nombre de sus be-


neficiarios. Las sumas indicadas en el inc. a no serán consideradas
partes de indemnizaciones, sueldos, jornales o retribuciones a los
fines laborales, previsionales o sociales, y por tanto estarán exentas
de aportes y contribuciones de obras sociales, cajas de subsidios fa-
miliares, Fondo Nacional de la Vivienda o cualquier otro concepto
similar".
c) Los bonos convertibles fueron previstos por la ley 19.060
como certificados de acreencia emitidos solamente por aquellas so-
ciedades autorizadas a efectuar oferta pública de acciones, mediante
resolución de asamblea extraordinaria, y que a su vencimiento pue-
den ser cancelados a opción del portador por el valor de la obliga-
ción dineraria instrumentada o por la entrega de acciones, en las
condiciones pactadas en el propio título. No han tenido eco y en
la práctica han sido sustituidos, al igual que los debentures conver-
tibles, por las obligaciones negociables convertibles. Los arts. 10
a 20 de la ley 19.060, sobre bonos de obligaciones convertibles en
acciones, fueron derogados por el art. 44 de la ley 23.576.

§ 286. MODIFICACIONES DE LAS CONDICIONES DE EMISIÓN. - El


art. 232 de la LSC establece que la modificación de las condiciones
de emisión de los bonos requiere la conformidad de tenedores de la
mayoría absoluta de bonos de la clase respectiva, expresada en
asamblea convocada por la sociedad al efecto, debiendo la convoca-
toria llevarse a cabo por el procedimiento fijado por el art. 237 de
la LSC. Se trata de una asamblea especial.
En cambio, no se requiere esa conformidad para la modifica-
ción referente al número de los bonos en tanto se trate de los pre-
vistos en los arts. 228 y 230 de la LSC.

C) ASAMBLEA DE ACCIONISTAS

1) GENERALIDADES

§ 287. INTRODUCCIÓN. - Para el estudio de las sociedades, es


menester considerar un doble orden de relaciones: externas e inter-

30. Richard - Muiño, Derecho societario.


466 TIPOLOGÍA

ñas, lo que permitió afirmar a un destacado autor que ellas se ma-


nifiestan con una actividad bifronte64.
Las relaciones externas derivan de su condición de persona ju-
rídica, sujeto capaz de adquirir derechos y de contraer obligaciones,
y están regidas por las normas abstractas del derecho común y las
específicas del derecho societario dentro del marco del estatuto.
Las relaciones internas de la sociedad giran en torno de la ma-
nera como se plasman sus decisiones o fenómenos volitivos, las for-
mas de su exteriorización y las características de sus órganos ac-
tuantes65.
Si con las palabras "voluntad social" se quiere significar la
existencia de una facultad volitiva propia del ente ideal con exclu-
sión de toda persona o agente de existencia visible, se estará en un
error y se apartará en absoluto de la realidad de las cosas. Bajo tal
punto de vista, esto es, con arreglo al significado estricto en el len-
guaje, la "voluntad social" no existe. Sólo se la puede considerar
en lo que jurídicamente significa, o sea, actos de las personas miem-
bros de la sociedad anónima, que tienen por efecto producir su
vinculación jurídica. Y en este sentido, como es natural, las pala-
bras "voluntad social" tienen un significado técnico doctrinario y
convencional propio, que corresponde y es consecuencia del signi-
ficado técnico legal de la palabra "persona" aplicada al ente ideal66.
La asamblea es un órgano típico y necesario, no permanente,
impuesto por la ley, que tiene por función sustituir las voluntades
particulares formándolas, transformándolas y reduciéndolas a una
síntesis que tiene la función de generar "una declaración reglamen-
taria imputable a la sociedad con efectos internos y externos".
La asamblea se concibe como la reunión de accionistas, orga-
nizada obligatoriamente para su funcionamiento en forma de cole-
gio, de acuerdo con la ley y el estatuto, a fin de tratar y resolver en
interés social sobre los asuntos de su competencia, fijados por la ley
y el orden del día, con efecto de obligatoriedad para la sociedad y
los accionistas.

64
Vivante, cit. por Figueroa, Fisiología de la sociedad anónima, LL, 13-205,
secc. doctrina.
65
Figueroa, Fisiología de la sociedad anónima, LL, 13-205, secc. doctrina.
66
Conf. Rivarola, Sociedades anónimas, t. II, p. i y siguientes.
SOCIEDAD ANÓNIMA 467

La calificación es aplicable, con los ajustes del caso, a las


asambleas de accionistas de sociedades anónimas, con participación
estatal mayoritaria o no, sociedades del estado, de economía mixta,
en comandita por acciones, cooperativas y, en su caso, de respon-
sabilidad limitada, de debenturistas, bonistas y obligacionistas.

§ 288. NATURALEZA. - Debe distinguirse la naturaleza de la


asamblea del negocio constitutivo de una sociedad. A éste último
se lo sindica como contractual: contrato plurilateral de organización,
de finalidad común no de cambio, asociativo, del que nace un suje-
to de derecho, como hemos analizado al comienzo de esta obra.
Al fijarse la naturaleza de contrato plurilateral asociativo, or-
ganizativo, del que nace un ente personificado, se descartó la natu-
raleza de acto complejo o colectivo donde las voluntades diversas
se unen, fundiéndose (complejo) o manteniéndose discernibles (co-
lectivo), pues existe una verdadera negociación previa y un acuerdo
de voluntades despejando los intereses contrapuestos en una decla-
ración de voluntad de finalidad común (no de interés común).
Sin embargo, ese contrato y la ley organizan las declaraciones
de voluntad individuales para hacerlas obligatorias como acto colec-
tivo, en asamblea o reunión de socios, u órganos colegiados, en tanto
cumplan ciertos requisitos formales (de colegio). Se trata de un ac-
to colectivo colegial, deliberación colegial o acto colegial, al decir
de Messineo, donde los accionistas ejercitan su derecho individual de
voto, manteniéndose individualizable el sujeto al que se le imputa
cada voto a efectos de su validez o responsabilidad.
En ese contexto, se altera la unanimidad necesaria en toda re-
lación contractual, sustituida por esa decisión negocial originaria,
en decisiones de mayoría en cuanto se adopten bajo ciertos recaudos
formales y sustanciales. El principio de mayoría se recepta a través
de la deliberación y resolución colegial, donde cada manifestación
es independiente, pero se funden a los fines de adoptar una resolu-
ción imputable al nuevo ente.
El autor citado señala que cuando el colegio que delibera no
está erigido en organismo, acto colegial o acto colectivo coinciden.
En cambio, cuando el colegio es un organismo unitario -p.ej., la
asamblea-, determinado por la ley o un contrato previo, estamos
frente a un acto colegial como expresión de la voluntad del órgano
y no de sus componentes, y donde no es necesaria siempre la una-
468 TIPOLOGÍA

nimidad, pues la ley o el contrato puede imponer que la voluntad


del órgano la forje determinada mayoría.
Es por ello que desde el I Congreso de Derecho Societario in-
tentamos que se diferenciara lo que podía resolverse por contrato
(constitutivo o decisión unánime de los socios) y lo que podía re-
solverse por acto colegial (o asamblea no unánime); por ejemplo, la
prórroga extemporánea antes aun de la reforma de 1983, o el cambio
fundamental del objeto, aunque ese cambio fuese prohibido estatu-
tariamente, pues la asamblea unánime no es sino una asunción del
derecho propio e individual contractual constitutivo, eliminando el fa-
cultamiento al colegio (asamblea) de formar la voluntad social por
mayoría.
La asamblea unánime tiene apariencia de acto colegial y puede
revestir integralmente su forma, pero fundamentalmente genera una
relación contractual, donde cada accionista recupera integralmente
sus derechos y los ejercita para hacerlos coincidir con los restantes.
El acto colectivo colegial supone que se reconozcan las volun-
tades que forman la decisión (acto colectivo) y que las mismas se
formalicen en un marco (en colegio).

§ 289. DERECHO DE INFORMACIÓN DEL ACCIONISTA. - E l derecho


de información persigue como finalidad proporcionar al accionista
una instrucción suficiente sobre la situación social o sobre circuns-
tancias relativas a la gestión social.
Dentro de la información societaria puede hablarse de la publi-
cada y la información.
La información a la que nos referiremos es la disponible para
los socios, como derecho parapolítico, indispensable para ejercer
sus derechos políticos de voto y determinar la medida de sus dere-
chos patrimoniales. Y ese derecho del socio a tener noticia de la
marcha de la sociedad puede dividirse en espontáneo, o sea aquel
que se pone a disposición del socio, del requerido en cuanto fruto
de una interpelación, que inicialmente debe ser societaria y puede
derivar en un acto jurisdiccional.
Ese derecho de información es parte de la llamada teoría del
control de los socios sobre la administración de la sociedad, que
importa una persona jurídica distinta con un patrimonio autónomo,
dentro de la que el derecho de información propiamente dicho les
SOCIEDAD ANÓNIMA 469
permite en forma directa o a través de órganos específicos, conocer
informes y estados contables de los administradores.
Este proceso de información se bifurca en: a) información en
cuanto a la fijación concreta de las cuestiones objeto de la delibe-
ración, y b) información sobre la materia de la deliberación, o sea,
sobre las causas o circunstancias que justifiquen la necesidad de una
decisión sobre el punto de que se trate67.
Relativo a lo primero, basta recordar que el art. 246 de la LSC
establece la nulidad de toda decisión sobre materias extrañas a las
incluidas en el orden del día, salvo las propias excepciones conte-
nidas en la norma.
En cuanto a lo segundo, es principio esencial en las sociedades
anónimas que sus socios -accionistas- pueden solicitar de la propia
sociedad, antes de la celebración de la asamblea o en la asamblea
misma, aquella información que estimen necesaria para decidir con
suficiente conocimiento de causa, sobre las cuestiones sometidas a
.-,11 consideración.
Cuestión delicada la constituye el alcance de ese derecho, en
cuanto a que el ejercicio del derecho de información tiene como lí-
mite la protección debida al secreto comercial, cuya primera y más
importante finalidad es evitar que al amparo del derecho de infor-
mación puedan llegar a manos de la competencia secretos industria-
les, políticas de precios, planes futuros, etc., con su negativa pro-
yección sobre los resultados de la explotación.
Sin dejar de reconocer la razonabilidad de esta limitación, tal
restricción tiene dos límites68: a) que no puede afectar los elementos
o datos fundamentales para la deliberación, y b) que no sea arbitra-
rio, esto es, que no se niegue para evitar el conocimiento pleno de
la verdadera situación al accionista.
El derecho de información puede ser incluido dentro de los de-
rechos de los accionistas. Éstos pueden indicarse como derechos
de clase, individuales inderogables, y de minoría.
a) Los derechos de una clase, categoría o grupo de acciones,
diferentes a los generales, que no pueden ser alterados sino por lo
resuelto por una asamblea especial de los accionistas involucrados.

67
En este sentido, Sasot Betes - Sasot, Las asambleas, p. 223.
68
Sasot Betes - Sasot, Las asambleas, p. 223, con cita de Halperin.
470 TIPOLOGÍA

b) Los derechos individuales inderogables:


1) Negociabilidad de las acciones y el derecho al dividendo.
2) De impugnar los estados contables.
3) De recibir preventivamente la documentación contable (que
hace al derecho de información).
4) Derecho a la cuota de partición.
5) El derecho de voto.
6) El derecho a votar acumulativamente.
7) El derecho de intervenir en la administración eligiendo al
directorio, consejo y comisión fiscalizadora.
8) El derecho a ejercitar el receso, cuando se altera el contrato.
9) El derecho a impugnar resoluciones, de directorio o de
asamblea.
10) El derecho de suscripción preferente.
11) El derecho de acrecer.
12) El derecho de acceder directamente a la información de no
encontrarse organizada la sindicatura.
c) Los derechos de minoría: de cuestionar de responsabilidad
a los directores, de no aceptar que se los exima de responsabili-
dad, de pedir investigaciones, de pedir información, de pedir con-
vocatoria de asamblea, de pedir control público.
En este punto es derecho de minoría (2%) solicitar información
al síndico, toda vez que como tiene resuelto la jurisprudencia69, "los
socios no pueden requerir una rendición de cuentas a la sociedad o
sus administradores, pues la presentación del respectivo balance y
su tratamiento por el órgano societario excluye la posibilidad de re-
currir por la vía mencionada, sin perjuicio de la facultad que le asis-
ta para reclamar ante los estrados judiciales, previo agotamiento de
los resortes estatutarios previstos a tal fin".

§ 290. EL DERECHO DE VOTO Y SIS CONDICIONAMIENTOS. - E l de-


recho de voto es un derecho individual inderogable, sea como dere-
cho social administrativo, de intervención en la administración y
gobierno de la sociedad o de consecución administrativa o instru-

69
C N C o m . Sala C. 16/! !."?>. LL. 1096-B-357.
SOCIEDAD ANÓNIMA 471

mental70. La ley uruguaya 16.060 lo consagra en el inc. 1 del art.


319, dentro de los derechos fundamentales de los accionistas.
Pero el derecho-facultad de voto debe ejercitarse dentro de los
límites previstos por la ley71. La legislación lo ha acotado trayendo
incluso principios generales del derecho, como lo hace en el art. 324
de dicha ley uruguaya: "Los accionistas responderán por los daños
y perjuicios causados por el ejercicio abusivo del derecho de voto",
otorgándose así un derecho en beneficio no sólo de la sociedad, sino
también de los socios. Y específicamente en el art. 325, consagran-
do una solución similar a la de nuestro art. 248 de la LSC.
En el caso previsto por el art. 248 de la LSC, o sea, el de interés
contrario al social, la obligación de abstenerse de votar aparece co-
mo una forma de tutela del interés social, de la formación de la de-
cisión colegial, del cual debe excluirse el voto dirigido contra la
sociedad, pues el derecho de voto no puede ejercerse contra la con-
vención original o el desenvolvimiento colegial72.
La "obligación" de abstención comporta la de informar sobre
el interés contrario. Si configura una obligación, su incumplimien-
to lo hace pasible en integridad de los daños y perjuicios, y además
no sólo debe responder de su incumplimiento, sino que podría exi-
girse su cumplimiento. Especialmente si el efecto de la sanción fue-
se presumiblemente de nulidad, para asegurar el normal funciona-
miento de la sociedad exige que se intenten tomar decisiones válidas
y congruentes con el objeto social.
Si la abstención en supuestos de interés contrario configura una
obligación, queda pendiente referirse al derecho de impedir ese
voto, o sea, al poder de exclusión del ejercicio del derecho de voto
en conflicto de interés. Se trataría de evitar la existencia de una
resolución inválida. El tema se enrola en los poderes del presidente
de la asamblea y de la asamblea misma para computar o no ese voto.
También la posibilidad de impedirlo o anularlo cuando no exista per-
juicio evidenciado, pero sí se advierte innecesariedad para la socie-
dad de adoptar esa resolución que beneficia al socio.

70
Conf. Richard, Derechos patrimoniales de los accionistas, p. 115 y si-
guientes.
71
Messineo, Manual, t. V, p. 488.
72
Alborch Bataller, El derecho de voto, p. 263, con cita de Larenz.
472 TIPOLOGÍA

§ 291. CLASES DE ASAMBLEAS. - Pueden diferenciarse las asam-


bleas en:
a) Generales, porque atañen a todos los socios, o especiales,
en cuanto afecten a los integrantes de una clase, grupo o categoría
de acciones.
b) Ordinarias y extraordinarias, ya que tanto las asambleas ge-
nerales, como las especiales pueden clasificarse de esta manera en
razón de la competencia que la ley atribuye a unas y otras (arg. arts.
234 y 235, LSC), excepción hecha de las cooperativas que tienen
distinto criterio de determinación, conforme la época de reunión.
c) Convocadas formalmente y unánimes: modalidades aplica-
bles a todas las mencionadas anteriormente.
Esas clasificaciones, a su vez. pueden ser combinadas entre sí.
Si bien la asamblea es única, en el sentido de que no pueden
haber dos al mismo tiempo, pueden coexistir la general con espe-
ciales, desdoblándose en el mismo tiempo, por ejemplo al elegir di-
rectorio en asambleas especiales dentro de una asamblea general,
igualmente cuando se pretende alterar en asamblea general lo que
es de competencia de la especial, que puede resolver previa, coetá-
neamente o con posterioridad sobre su conformidad u oposición pa-
ra validar la resolución general.
Nada impide que una asamblea pueda ser ordinaria y extraor-
dinaria al mismo tiempo, conforme los puntos del orden del día a
que haya sido convocada. Sólo el quorum y mayorías necesarias
deberán tenerse en cuenta para la validez de sus deliberaciones y
resoluciones específicas. De esta forma se logra abaratar el costo
del edicto.
También las asambleas pueden ser clasificadas, desde otros pun-
tos de vista, en:
a) Periódicas o necesarias, como lo son las ordinarias, y oca-
sionales, como lo son las extraordinarias.
b) Constitutivas, de funcionamiento y de liquidación.
c) En primera y segunda convocatoria, etcétera.

§ 292. ASAMBLEAS ESPECIALES. - Son aquellas que "tienen lu-


gar cada vez que la asamblea general adopta resoluciones que afec-
tan los derechos de una clase de acciones, de suerte que ¡os tenedo-
SOCIEDAD ANÓNIMA 473

res de éstas puedan consentir o rechazar la resolución tomada por


aquélla"73.
Debe entenderse por resoluciones que afecten los derechos de
una clase de acciones lo siguiente: a) que se debe tratar de un ver-
dadero derecho y no de prerrogativas o meros intereses de grupos
de accionistas; debe tratarse de un derecho corporativamente reco-
nocido a una clase de acciones, con prescindencia de quienes pue-
dan ser los titulares de las mismas, y b) que este derecho sea afec-
tado por la resolución de la asamblea general (v.gr., si se redujera
de cinco a tres los votos reconocidos a una clase de acciones, esta
reducción entrañaría pérdida de mando y de poder de decisión en
las asambleas)74.
Las asambleas especiales no resguardan derechos diferenciales
uc acciones, sino de accionistas, oon personas y r.o títulos (cji'f
pueden no existir por no emitidos o escritúrales) los que tienen de-
rechos y los ejercitan o renuncian, y esas personas, titulares de ac-
ciones de clase o categoría, deben reunirse separadamente para ejer-
citar sus derechos o aceptar restringirlos.
"El funcionamiento de la junta especial debe quedar circuns-
cripto a los supuestos especiales previstos por la ley. Fuera de esos
supuestos no podrán reunirse grupos especiales de accionistas para
tomar acuerdos válidos y vinculativos en el orden interno"75.
Las asambleas especiales no sólo lo son, en el caso, para la
modificación de los derechos que les corresponden, sino también
para la elección de directores y su eventual remoción o reemplazo.
Pero debe advertirse que se trata de dos asambleas que exterio-
rizan dos voluntades independientes sin subordinación entre ellas.
El accionista que vota en la asamblea especial lo hace en relación
con una situación concreta y tomando exclusivamente en cuenta el
interés de una clase de acciones.
La existencia de acciones de derechos diferentes impone (ver
art. 2348 y cones., Cód. Civil italiano) el derecho de opción que se
ejercita en asambleas especiales. Muchas veces confundidas en

73
Conf. Sasot Betes - Sasot, Las asambleas, p. 49.
74
Conf. Sasot Betes - Sasot. Las asambleas, p. 558.
7
- Conf. Garrigues - Uría. Comentarios a ¡a ley de sociedades anónimas, t. I.
p. 578.
474 TIPOLOGÍA

asambleas generales unánimes, pero el derecho de opción a que se


modifiquen, se alteren o eliminen sus derechos (no que se aumenten)
no puede configurarse sin previamente ejercitar su derecho de op-
ción en asamblea especial, que puede ser anterior o posterior a la
asamblea general que genere la alteración, modificación o elimina-
ción. En su caso la asamblea general adoptará la resolución ya con-
sentida por la asamblea especial o la condicionará a lo que ésta re-
suelva.
Se advierte que dos son los casos de asamblea especial: cuando
los derechos de una clase pueden verse afectados, o cuando la clase
debe ejercer derechos propios, como la elección de los directores
que le tocan76.
Las asambleas especiales no constituyen un órgano societario,
sino una forma de manifestar la voluntad de una clase, categoría o
grupo de accionistas, debiendo ser convocadas en cualquier circuns-
tancia en que una decisión pudiera llegar a afectarlas, no siendo fac-
tible hacer una enumeración taxativa de los casos en que resulta exi-
gible esa convocatoria.
Cuando la cláusula estatutaria reformada mejora la situación de
los accionistas de voto plural, resulta innecesaria la convocatoria a
una asamblea especial que sólo es legalmente exigible cuando se
afecten derechos de los accionistas. Pero el mejoramiento en los
derechos de los titulares de acciones de voto plural no puede ir
en detrimento de los que corresponden a otros accionistas, pues
si eso sucediera, resultaría necesaria la convocatoria a una asamblea
especial, con la sola participación de estos últimos.
La Exposición de motivos (cap. II, secc. V, pto. VIII, ap. 8)
expresa: "La noción ya corriente en la doctrina nacional y extranjera
del requisito de las asambleas especiales de clases o categoría de
acciones cuando sus derechos se afecten por la deliberación de la
asamblea general, a fin de reunir el consentimiento de esa clase es-
pecial (art. 2376, Cód. Civil italiano de 1942; art. 156, ley francesa
de 1966, etc.), ha sido prevista en el art. 250, con una regulación
que por sus remisiones a otras normas para fijar su funcionamiento,
establece un régimen completo".

76
Favier Dubois (h.), Clases de asambleas de sociedades por acciones, "Doc-
trina Societaria y Concursa) Errepar", mayo 1989, t. II, p. 12.
SOCIEDAD ANÓNIMA 475

Es afirmable que, cuando no existen estas otras diferencias, la


agrupación para las votaciones es la causa de la diferenciación en
clases77. Adviértase la importancia del tema: cuando a una clase
así tipificada, se le quiere disminuir o privar o de cualquier forma
modificar sus derechos (p.ej., sumándole acciones de otra clase,
etc.), se considerará tipificado el caso del art. 250 de la LSC, y en
consecuencia, será necesaria la aprobación de los accionistas de ella
en asamblea especial.

2) PREPARACIÓN Y FUNCIONAMIENTO DE LA ASAMBLEA

§ 293. INTRODUCCIÓN. -Como órgano colegial, para la vali-


dez de sus deliberaciones debe cumplir la sociedad con ciertas obli-
gaciones, para evitar la impugnabilidad de la asamblea o de sus de-
liberaciones.

§ 294. CONVOCATORIA, - La convocatoria, entendida como


aquella invitación formulada a los socios para asistir a una asamblea
tiene dos manifestaciones:
a) Interna: formal del órgano convocante (directorio y consejo
de vigilancia).
b) Externa: las asambleas serán convocadas por publicaciones
(art. 237, LSC).
Existiendo asamblea unánime, la convocatoria surge presunta
(pues se hallan presentes los dueños de la voluntad social, o sea, la
totalidad de ellos) y, aunque se pruebe que no existe, sólo se dará
un vicio administrativo, pero nunca una invalidez (salvo casos de
nulidad absoluta). Adviértase, además, que la asamblea unánime
tiene naturaleza de acuerdo y no de acto colegial.
En orden al control administrativo, las sociedades anónimas
comprendidas en el art. 299 deben presentarse ante la autoridad de
contralor quince días antes y luego quince después de la realización.
Las restantes deben cumplir sólo este último trámite.

77
Conf. Alegría, Elección de directores por clase o categoría de acciones (el
concepto de "clase" o "categoría". El número de directores a elegir por clase), LL,
1980-C-864.
476 TIPOLOGÍA

§ 295. FORMALIDADES. LEGITIMACIÓN PARA CONVOCAR A ASAM-


BLEA. - El art. 236 de la LSC establece que tanto las asambleas or-
dinarias como extraordinarias serán convocadas por el directorio.
Además, el mismo precepto determina la posibilidad de convo-
catoria por parte del síndico en los casos previstos por la ley, para
la hipótesis de asamblea extraordinaria (art. 294, inc. 7), o cuando
omita hacerlo el directorio en caso de asambleas ordinarias y espe-
ciales.
También podrán requerir la convocatoria, accionistas que repre-
senten por lo menos el 5% del capital social, si los estatutos no de-
terminaran uno inferior y con cumplimiento de lo dispuesto en el
párr. 2o del art. 236 de la LSC.
En cuanto al consejo de vigilancia, de existir, se encuentra fa-
cultado para practicar la convocatoria cuando lo estime necesario
(art. 281, inc. b).
Finalmente si el directorio o el síndico omitiesen efectuar la
convocatoria a asamblea, la misma podrá hacerse por la autoridad
de contralor o judicialmente.
En síntesis, puede producir la convocatoria:
a) Una asamblea.
b) El directorio: obligado anualmente y a pedido de accionistas
que representen el 5% que deberá indicar el temario.
c) Consejo de vigilancia.
d) Judicialmente.
e) Autoridad de contralor (arts. 236 y 242, LSC).

§ 296. PLAZOS. - La convocatoria de una asamblea ordinaria,


para considerar y resolver asuntos tales como el balance general y
demás documentación contable, así como la designación y remo-
ción de directores, síndicos, etc., conforme la clara determinación
de los incs. 1 y 2 del art. 234 de la LSC, debe realizarse dentro de
los cuatro meses de cierre del ejercicio (art. 234 in fine, LSC), lo
que no implica requerir que se realice dentro de ese plazo, pues la ley
cuando exige que se celebre dentro de un término determinado (cua-
renta días desde que se recibe el pedido), lo hace expresamente co-
mo en el caso de asamblea a petición de accionistas que representen
el 5% (art. 236. párr. 2o).
SOCIEDAD ANÓNIMA 477

Por "convocada" la asamblea debe entenderse, como lo hace el


art. 237, en su apariencia externa de inicio de las publicaciones, lo
que asegura que su realización no se dilatará más de treinta días del
último de los cinco edictos. Pensar que basta convocar a asamblea
internamente por el directorio y luego posibilitar demorar la convo-
catoria externa varios meses, implicaría aceptar un cercenamiento
del derecho de los accionistas a reunirse en colegio.
A su vez, la asamblea no podrá realizarse antes de los diez días
del último edicto ("con diez días de anticipación por lo menos y no
más de treinta"; art. 237).
El quorum y las mayorías requeridos se encuentran ligados a
que la asamblea se reúna en su primera convocatoria o en la segun-
da. El estatuto puede prever que las sociedades que no hacen oferta
pública citen a primera y segunda convocatoria en un único edicto,
separando a las reuniones por lo menos en una hora. Las que deban
citarse nuevamente deben hacerlo por tres días, con ocho de antici-
pación en vez de diez, y debe celebrarse dentro de los treinta días
siguientes.
El edicto se publica en el diario de publicaciones legales si la
sociedad es cerrada, y, si está incluida en algún supuesto del art.
299, deberá hacerlo también en un diario de mayor circulación ge-
neral en la República. Siempre a salvo mayores disposiciones le-
gales o estatutarias.
El edicto debe contener el tipo de asamblea, fecha, hora y lugar
(no bastando referirse a la sede), orden del día, y recaudos especia-
les que fije el estatuto, además de las previsiones del art. 6o, inc. h,
de la ley 22.903, debiendo hacerse constar la obligación de los titu-
lares de acciones nominativas o escritúrales de comunicar su asis-
tencia.
Puede no realizarse en la sede, pero sí en lugar dentro del do-
micilio.

§ 297. FACULTADES. - Hablamos aquí de la competencia de la


asamblea general o especial, que por sus facultades puede ser ordi-
naria o extraordinaria.
Pueden tratarse en una asamblea (que es única) temas de ordi-
naria y extraordinaria, o convertirse en decisiones de asamblea ge-
neral y de asambleas especiales.
478 TIPOLOGÍA

No es de competencia de la asamblea modificar derechos indivi-


duales de los accionistas que no hagan a la organización de la
sociedad, por ejemplo, restringir el dividendo salvo creación de re-
servas facultativas, alterar la tranquilidad mortis causa de las ac-
ciones.
a) ORDINARIA. SU competencia surge casi exclusivamente del
art. 234 de la LSC, correspondiéndole considerar y resolver:
1) Balance general, estado de resultados, distribución de ga-
nancias, memoria e informe del síndico y toda otra medida relativa
a la gestión de la sociedad que le compete resolver conforme a la
ley y el estatuto78 o que sometan a su decisión el directorio, el con-
sejo de vigilancia o los síndicos, tales como: a) actos de aprobación
de gestión específica (art. 271), o b) actos de gestión genérica (arts.
274 y 275).
2) Designación y remoción de directores, síndicos y miembros
del consejo de vigilancia, con determinación de su retribución.
3) Responsabilidades de los directores y síndicos y miembros
del consejo de vigilancia.
4) Aumentos del capital previsto hasta el quíntuplo y todos los
que realicen las sociedades que hacen oferta pública de sus títulos
valores, e incluso para éstas las emisiones con prima (art. 202).
b) EXTRAORDINARIA. Con competencia residual y, en especial,
lo mencionado en el art. 235 de la LSC; en forma ejemplificativa
esta asamblea está facultada para lo siguiente:
7) Determinar la prima de emisión de las sociedades cerradas,
aun en el aumento dentro del quíntuplo.
2) Limitar derecho de preferencia (art. 197, LSC).
3) Adquirir las propias acciones al incorporar una sociedad, por
fusión por absorción (art. 220, inc. 3, LSC).
4) Transferir domicilio al extranjero.
5) Hacer un cambio fundamental de objeto (art. 244, LSC).
6) Decidir la reactivación por retiro de cotización u oferta (art.
94, inc. 9, LSC).

78 Cfr. CNCom, Sala C, 11/6/92, "Niks, León y otro c/Ancora Compañía Ar-
gentina de Seguros SA", RDCO, 1992-440.
SOCIEDAD ANÓNIMA 479

7) Acordar la reconducción (art. 95, LSC).


Se necesita unanimidad para el caso de reconducción después
de inscribirse el nombre del liquidador.

§ 298. ORDEN DEL DÍA. - La asamblea impone sus decisiones


dentro del orden del día, no valiendo como acuerdo colegial las que
no se registraran en el temario (son nulas).
Queda a salvo la decisión unánime cuando se encuentra repre-
sentado todo el capital con derecho a voto. Lo mismo si se aceptara
unánimemente tratar un punto del orden del día no previsto, para
decidirlo expresamente por mayoría, como hemos señalado líneas
atrás.
En la asamblea especial los derechos de clase, categoría o gru-
po de acciones, no incumben a la generalidad de los accionistas.
Es una asamblea especial la prevista en el art. 253 de la LSC
para designar representante en el juicio de impugnación iniciado
por la mayoría del directorio o de miembros del consejo de vigi-
lancia.

§ 299. REGISTRO DE ACCIONISTAS. - Otra formalidad previa a la


reunión del colegio, radica en la inscripción en el libro de registro
de accionistas con tres días hábiles de anticipación, al igual que el
término para dar aviso que se usará del voto acumulativo, cuando
correspondiera por no estar previsto el voto por clase o categoría.
Remitimos al art. 238 de la LSC.
También pueden presentarse constancias de la caja de valores
de aquellas que, aun siendo al portador, estén sujetas al sistema de
depósito colectivo. El edicto debe hacer la referencia prevista en
el art. 6o de la ley 22.903.

§ 300. QUORUM DE APERTURA. - Es el número mínimo de ca-


pital representado en la asamblea que autoriza la deliberación válida
del colegio.
a) En la asamblea ordinaria en primera convocatoria: mayoría
de acciones con derecho a voto (no de votos).
b) En la asamblea ordinaria en segunda convocatoria: cualquier
número de acciones presentes.
480 TIPOLOGÍA

c) En la asamblea extraordinaria en primera convocatoria: 607o


de acciones con derecho a voto, salvo que el estatuto exigiera uno
mayor (sin computarse las acciones preferidas, excepto para las ma-
terias incluidas en el párr. 4° del art. 244).
d) En la asamblea extraordinaria en segunda convocatoria: 307o
de acciones con derecho a voto.
El quorum constitutivo, ¿es necesario que se mantenga poste-
riormente? No es clara la solución, pero entendemos que es un re-
quisito de iniciación, pasando luego a ser fundamental la mayoría.
No obstante, es posición mayoritaria la contraria. Si no se deja en
claro el retiro del accionista, y se individualizan los votos afirmati-
vos y negativos, los ausentes aparecerían como abstenidos.

§ 301. MAYORÍAS. - En asambleas ordinarias, en primera o se-


gunda convocatoria, las decisiones se tomarán por mayoría absoluta
de los votos presentes que puedan emitirse en la respectiva decisión,
o sea que no se tomarán en cuenta los votos de los directores si se
discute su gestión, o de aquellos accionistas que se declaren con
interés contrario.
La mayoría absoluta implica que no es suficiente imponerse por
mayoría cuando hubiere más de una moción, pues la misma podría
ser relativa y no alcanzar más de la mitad de los votos emitibles.
La abstención vale por voto'contrario.
En la asamblea extraordinaria las decisiones también se toman
en la misma forma, por mayoría absoluta de votos.
En supuestos especiales, previstos en el art. 244 infine, respec-
to de los cuales puede generarse en casi todos ellos el derecho de
receso, se exige la mayoría absoluta de votos que confiere la totali-
dad del capital -no de los presentes- e iguala a todas las acciones
si hubiese algunas con voto plural, y adquiriéndolo las acciones pre-
feridas que pudieran no tener derecho normal de voto.

§ 302. CUARTO INTERMEDIO. - La asamblea puede pasar por


una sola vez a cuarto intermedio (art. 247), debiendo continuar la
misma dentro de los treinta días siguientes. Se debe confeccionar
acta de cada reunión, no pudiendo agregarse nuevos accionistas y
rigiendo en la continuación las mismas normas de quorum, o sea
que puede fracasar la continuidad por falta de quorum e impedirse
nuevas resoluciones.
SOCIEDAD ANÓNIMA 481
¿Se podrá impugnar las decisiones adoptadas antes de pasar a
cuarto intermedio? El art. 251, párr. 3 o , dispone que la acción se
promoverá dentro de los tres meses de clausurada la asamblea.
No tenemos dudas de que es posible hacerlo de inmediato, pues
la decisión adoptada queda firme y la misma asamblea no podría
volver sobre ella para revocarla, salvo por acuerdo unánime, y las
decisiones pueden ejecutarse de inmediato, en beneficio o perjui-
cio de la sociedad; todo ello autoriza el cuestionamiento.
El cuarto intermedio no divide el plazo de caducidad de tres
meses de impugnación; ésa es la razón del plazo del art. 251, párr.
3o, en la forma de contarlo.

§ 303. ACTAS. - El acta debe labrarse dentro de los cinco días


de clausurada la reunión, incluso del cuarto intermedio. Debe ser
redactada en idioma nacional, como toda la documentación social
obligatoria de las sociedades constituidas en el país, en su actuación
interna, conforme resolución de la Inspección General de Justicia de
1925, reiterada en el año 1952 por decr. 7112 del Poder Ejecutivo
nacional.
¿Es el acta requisito esencial de la existencia de la delibera-
ción? Nos pronunciamos por la negativa, pues ello implicaría un
exceso. Se trata sólo de un medio probatorio, que recibe prueba en
contrario.
No es requisito esencial la posibilidad de cuestionar la decisión
de asamblea desde el mismo momento que se produce y no esperar
los cinco días para obtener el acta, pues la decisión a impugnar pudo
haberse ejecutado en forma inmediata, impidiéndose así la medida
cautelar.
En el caso de la asamblea unánime es necesario que de la mis-
ma resulte esa naturaleza, no bastando la suscripción del libro re-
gistro de asistencia, sino la suscripción del acta misma. Impone la
indicación de la adopción de todas las resoluciones. Nos pregun-
tamos si unánimemente podría aceptarse considerar temas y resol-
verlos por mayoría, inclinándonos por su validez, por cuanto estan-
do presente todos los accionistas estamos más frente a una relación
contractual, que a un acto colectivo colegial.
Cualquier accionista puede obtener copia firmada del acta, a su
costa (arts. 73 y 249, LSC).

31. Richard - Muiño, Derecho societario.


482 TIPOLOGÍA

El acta debe, por lo menos, resumir las manifestaciones hechas


en las deliberaciones, las formas de las votaciones y sus resultados
con expresión completa de las decisiones.
El resumen, que refiere la ley para la asamblea, no puede sig-
nificar en forma alguna alteración de la deliberación, con las reser-
vas formuladas, cuestionamientos de votos en interés contrario, fun-
damento, etcétera.
Particularmente, teniendo en cuenta el sentido de acto colegial,
no sólo debe determinar la existencia de la mayoría de votos para
forjar la deliberación, sino los accionistas que votaron en tal sentido,
en orden a la responsabilidad por invalidez o interés contrario, o
por nulidad de su voto en los casos que la ley impone esa solu-
ción (normas perfectas las primeras y pluscuamperfectas las se-
gundas). También debe distinguirse entre accionistas que votaron
negativamente y los abstenidos (p.ej., para ejercitar el derecho de
receso").
En caso de conflicto puede determinarse no sólo la indicación
de los dos accionistas que suscribirán el acta -normalmente impues-
tos por la mayoría-, sino que podrá intentarse que ella sea incorpo-
rada en el mismo acto, y sin espera de cinco días, a un protocolo
notarial por un escribano interviniente. Esa intervención suele re-
chazarse, siendo idónea la habilitación de casetes de grabación vír-
genes, entregados al ingreso de la reunión y recibidos por el notario
al egreso para la realización de un documento probatorio paralelo
de alta credibilidad. Múltiples son los procedimientos que pueden
adoptarse, entre ellos la entrega de minutas al presidente de la asam-
blea y al órgano de fiscalización, interno y externo si existiese.
La validez del acta es limitada frente a terceros, que en cambio
sí la pueden usar contra la sociedad.

§ 304. ACTUACIÓN DE MANDATARIO. REPRESENTACIÓN. - El art.


239 de la LSC flexibiliza la forma de otorgar mandatos fehacientes
para que los accionistas puedan hacerse representar en las asam-
bleas.
El instrumento puede ser el tradicional de escritura notarial,
conteniendo un poder general o especial, pero bastará la simple car-
ta con certificación de firma judicial, notarial o bancaria. La judi-
cial puede otorgarla un juez de paz.
SOCIEDAD ANÓNIMA 483

No pueden ser mandatarios, para evitar la captación de voto y


por los límites a su intervención, los directores, los síndicos, los in-
tegrantes del consejo de vigilancia, los gerentes y demás empleados
de la sociedad.
No puede dividirse la actuación de un accionista, pues no se
otorga la representación por las acciones, sino por el carácter de
accionista. Distinto es el caso de acciones al portador, en que el ac-
cionista puede entregar las acciones a diversas personas que no ex-
teriorizarán su situación de mandato, solución que impide la ley de
nominatividad obligatoria. Nada obsta a que las acciones nomina-
tivas no endosables sean transferidas a los efectos de esa partici-
pación. Pero en tal supuesto no estaremos frente a un mandato,
sino ante la simulación lícita de otro negocio.
El punto está ligado directamente con el interés contrario, pues
contamina el voto tanto el mandante como el mandatario que no
aclare esa situación, pues si el poder no indica el sentido del voto,
¡a declaración úc voluntad la formaliza el mandatario -que puede
tener interés contrario-, lo que compromete la juridicidad del acto,
por el interés que se intenta tutelar.
Sobre la posibilidad de sustitución del poder, inclinándonos por
esa posibilidad, resulta posible bajo la responsabilidad del manda-
tario en caso de no estar autorizado expresamente.
La representación en la asamblea es amplia, lo que no puede
producirse en el directorio, donde es muy limitada.

. § 305. PRESIDENCIA DE LA ASAMBLEA. - La presidencia de la


asamblea tiene facultades ordenadoras, ejercitándola normalmente
el presidente del directorio o la autoridad convocante, o quien de-
signe la asamblea.
Se trata, como se afirma, de la persona que toma en nombre de
la sociedad la conducción del proceso asambleario, asumiendo la
responsabilidad de asegurar su formal constitución, su adecuada de-
liberación, y de proclamar y asentar en actas los resultados de las
votaciones.

§ 306. INTERVENCIÓN DE LOS DIRECTORES, SÍNDICOS, CONSEJE-


ROS Y GERENTES. INHABILITACIÓN. - Conforme las previsiones del
art. 240 de la LSC, los directores, síndicos y gerentes generales tie-
nen derecho y obligación de asistir con voz a todas las asambleas.
484 TIPOLOGÍA

Sólo teniendo voto en la medida que les corresponda como accio-


nistas.
En tanto, el art. 241 de la LSC impone a los mismos la prohi-
bición de votar en relación con algunos asuntos en los que pueden
poseer interés contrario. La norma imposibilita la votación en las
decisiones vinculadas con la aprobación de sus actos de gestión, co-
¡TiO en las resoluciones atinentes a su responsabilidad, remoción con
causa o remuneración.

§ 307. ACCIONISTAS CON INTERÉS CONTRARIO. - La ley determi-


na expresamente que el "accionista o su representante" (obviamente,
también quien se sustituyó), que en una operación determinada ten-
ga interés contrario al de la sociedad, tiene "obligación" de abste-
nerse de votar los acuerdos relativos a aquélla.
La Exposición de motivos, siguiendo precedentes legislativos y
particularmente la ley italiana, sanciona el incumplimiento de la
obligación con la invalidez del acuerdo societario formalizado gra-
cias a ese voto.
Pero esa no es la solución adoptada en definitiva por la ley ar-
gentina, ni de la actual doctrina y jurisprudencia79, salvo algún autor,
de trabajos inmediatos a la ley80.
La sanción es la de responsabilidad por los daños y perjuicios
generados; empero, no se descarta la posibilidad de promover un
juicio de invalidez de resolución asamblearia cuando el daño gene-
rado por la incompatibilidad de intereses fuese manifiesta y afectara
el cumplimiento del objeto social por la sociedad.
Si fuese un director o miembro del consejo o comisión el que
infringiera la norma, podría justificar un juicio de remoción por la
minoría, además del de responsabilidad. Votada la responsabilidad
la remoción sería automática.
Por interés contrario podemos entender diversas cuestiones;
hay casos en que el mismo es desestimante del objeto social de

79
CNCom, Sala B, "Milrud, Mario c/The Americans Rubbers CD SRL", 15/5
87. voto del doctor Morandi.
80
Conf. Halperin. Manual de sociedades anónimas; Otaegui, Invalidez de ac-
tos societarios, p. 412 y sus citas; este autor entiende que se trata de una nulidad
virtual o implícita (conf. arts. 18 y 1037, Cód. Civil).
SOCIEDAD ANÓNIMA 485

la sociedad, otras veces hay un calificado interés contrario en la con-


currencia de intereses y otras veces un aparente interés contrario81.
En el derecho italiano, la sanción es la impugnabilidad de nu-
lidad, que implica la responsabilidad; en el derecho argentino la res-
ponsabilidad. Pero cabe una aclaración: si la mayoría actúa con
desconocimiento del interés social, o sea, rechazando en su accionar
H>> LCiiiiiiios vinculantes QCI contrato, cticc ta impugnación, pero
cuando simplemente hay un interés contrario, en que no hay peligro
para la vida de la sociedad, sino un eventual perjuicio patrimonial,
porque no se actúa desestimando el interés de la sociedad, basta la
acción de responsabilidad. El principio mayoritario tiene como lí-
mite el interés social, por lo cual no puede votarse con interés con-
trario. Así, se sostiene82 que "la mayoría como expresión de la vo-
luntad social, tiene la misión de orden corporativo societario de
elegir los medios para la consecución de los fines sociales, a saber:
la maximización de la eficiencia productiva de la empresa, la maxi-
mización de la utilidad y del dividendo; la minoría ha asumido el
riesgo de una eventual incompetencia de la mayoría. La incompe-
tencia no da lugar a cuestionamiento en la formación de la voluntad
social, sino la responsabilidad".
El incumplimiento de la obligación de abstenerse reviste inte-
rés, como señala la norma, sólo cuando con el voto cuestionado se
formó la mayoría necesaria para aprobar la resolución imputable al
órgano societario. El voto que infringe lo dispuesto en el art. 248
de la LSC sólo trae consecuencias cuando ha sido necesario para
formar la mayoría83.
Por ello se impone84 detenerse en la repercusión del voto sobre
el acuerdo adoptado, que se mide por la llamada "prueba de la re-

81
Sintetizando un tema escabroso, transcribimos un juicio de Gambino, La
disciplina del conflicto de intereses del socio, "Diritto Commerciale", 1969-1-425;
aquí se sostiene que "el interés persona] del socio es una situación objetiva prece-
dente a la deliberación, en la cual no interesa el aspecto psicológico del socio, sino
la posibilidad de ventaja para él o de perjuicio patrimonial para la sociedad; esa
situación previa, no cómo votó, sino esa posición previa lo compromete como un
principio de lealtad a abstenerse de votar los acuerdos relativos a aquélla".
82
Conf. Galgano, Le societá e azione. Le altre societá di capital, p. 157.
83
CNCom. Sala C. 22/9/82, LL, 1983-B-257, JA, 1982-IV-644 y ED, 100-657.
84
En expresiones de Nissen, Impugnación judicial de actos y decisiones
asamblearias, p. 100.
486 TIPOLOGÍA

sistencia", que consiste en determinar si la falta del voto impugnado


hubiese impedido la validez de la decisión asamblearia conside-
rada85. La jurisprudencia italiana ha expresado que la acción se en-
cuentra sujeta a condiciones, entre otras, "é constituita dalla cosi-
detta prora di resistenz.a, cioé Uaccertamento della maggioranza
con la previa detrazione dei voti dei soci in conflitto di interessi"*6.
a) EL INTERÉS CONTRARIO. Se especifica que "interés contrario"
no debe confundirse con "ausencia de interés", o sea, "existencia de
interés propio", pues el accionista puede intervenir en su propia
elección como director ("tiene interés"), y no hay intereses en pug-
na, sino coincidentes o paralelos87. Se entiende que análogo razo-
namiento es factible cuando se trata de remunerar a los directores
por trabajos efectivamente prestados a la sociedad "y la retribución
es adecuada a la labor realizada y compatible con las reglas legales
pertinentes. En este caso, nada obsta a considerar que se habría de
r:.:isfacer, simultáneamente, el legítimo interés del accionista que ha
proporcionado una labor útil a la sociedad y el de ésta que otorga
una remuneración justa por ello".
Si ello es así, precisar si existe o no un "interés contrario" im-
pone determinar la existencia de un perjuicio para el interés de la
sociedad, valorando previamente los hechos y circunstancias como
característica de los actos anulables (art. 1045, Cód. Civil).
b) FORMACIÓN DE LA VOLUNTAD COLEGIAL. Lo apreciado preceden-
temente invita a entrar en el alcance del interés contrario. Sin em-
bargo, en esta ocasión no vamos a desarrollarlo en profundidad, li-
mitándonos a citar algunas expresiones88.
El término "interés de la sociedad" se repite en los arts. 197 y
272 de la LSC, y ha recibido algunas censuras por implicar un sub-
jetivismo -interés- de las personas jurídicas, elemento subjetivo que
sólo puede encontrarse en las personas físicas. Por ello, debemos
entender como interés contrario todo aquel interés particular que

85
Rodríguez Rodríguez, Tratado de sociedades mercantiles, t. I, p. 122.
86
Cass. Sez. I, 13/2/78, n. 660, "Massimario delle decisione civile", 1978 n°
390/000.
87
Halperin, Manual de sociedades anónimas, p. 590.
88
Anaya, Consistencia del interés social, en "Anomalías societarias", p. 211:
también Alhorch Bataller. El derecho de voto, p. 256.
SOCIEDAD ANÓNIMA 487
contraríe la consecución del objeto o de la actividad social: en este
sentido y con criterio objetivo debe indicarse la actividad en com-
petencia, que descalifica para intervenir en la votación89.
¿Interés contrario90 al de quién? Como dejamos expuesto en
contra de la consecución del objeto de la sociedad. No puede afir-
marse el perjuicio al interés de la minoría, si este "interés'" no se
corresponde con esa situación social. En ese supuesto estaremos
frente a un caso eventual de abuso de derecho91.
Este criterio, diferente del sustentado por el art. 243 de la ley
alemana de 196592, puede plantear problemas en los grupos de so-
ciedades, puesto que el interés del grupo puede diferir del de los ac-
cionistas minoritarios. Asimismo, en el caso de dos sociedades que
fueran participante y participada, respectivamente, cuanto mayor fue-
ra el grado de participación, tanto más razonable sería una fusión,
pero de aplicarse estrictamente la LSC (art. 248), la sociedad parti-
cipante no podría votar en la asamblea de la sociedad participada la
aprobación del convenio de fusión consigo misma, pudiendo com-
portar su exclusión la imposibilidad de alcanzar la mayoría requeri-
da por el art. 244 infine de la LSC93.

89
Conf. Richard - Escuti (h.) - Romero, Manual de derecho societario, p. 280
y siguientes.
90
Richard - Escuti (h.) - Romero, Manual de derecho societario, p. 281; aquí
se expresa que "el art. 248, al referirse al interés contrario propio o ajeno, no sólo
debe entenderse que alcanza al representante sino también a aquel que oculta un
interés ajeno, cumpliendo lo dispuesto en el seno del grupo que tiene sindicadas o
agrupadas sus acciones para actuar de determinada manera".
51 Cass. Sez. In„ 18/4/61, n° 853, "Giurisprudenza Italiana", 1962, t. I, 840,
"Quello deWimpugnazione delle deliberazioni assembleari prese con el voto deter-
minante di un socio in conflitto di interessi con la societá non é problema di tutela
dei diritti della minoranza contro lo strapotere della maggiornaza che dirige la so-
cietá, ma é problema di tutela dell'ineresse stesso della societá".
92
La ley alemana de 1965, en el art. 243 establece que "la impugnación puede
también apoyarse en el hecho de que un accionista con ejercicio del derecho de
voto, buscaba conseguir ventajas especiales para sí o tercera persona en perjuicio
de la sociedad o de otros accionistas y el acuerdo se prestase a conseguir esta fina-
lidad. Esto no rige cuando el acuerdo procura a los demás accionistas una com-
pensación equitativa". La ley española de 1951 en su art. 67 prescribía: "Podrán
ser impugnados... los acuerdos sociales que... lesionen en beneficio de uno o varios
accionistas, los intereses de la sociedad". Conf. Garrigues - Uría, Comentarios a
la ley de sociedades anónimas, t. I, p. 634.
93
Otaegui, Fusión y escisión de sociedades comerciales, p. 153, n° 43.
488 TIPOLOGÍA

c) ACCIÓN DE IMPUGNACIÓN o DE RESPONSABILIDAD. Sólo atendien-


do a las circunstancias del caso, podría intentarse la acción de im-
pugnación para evitar mayor daño a la sociedad, ejercitando la me-
dida cautelar de suspensión preventiva. La evidencia de los hechos
podrá autorizar la actuación ante el daño eventual o potencial.
La acción del art. 251 de la LSC es -en cualquier supuesto-
evidentemente modificada por el art. 248: si la resolución judicial
fuera nulificante de la resolución en cuestión, por no perjudicar a
terceros, los daños y perjuicios previstos por el art. 254 no necesa-
riamente deberían ser soportados por todos los accionistas que vo-
taron favorablemente -salvo que conocieran o fueran advertidos de
la concurrencia del voto que imponía la obligación de abstenerse,
para generar la mayoría, y de ello resultara luego el perjuicio-, de-
biendo recaer los daños en cabeza de quien actuó en contra de su
obligación, conforme la solución expresa del art. 248 de la LSC.
Si la abstención en supuestos de interés contrario configura una
obligación, queda pendiente referirse al derecho de impedir ese
voto, o sea, al poder de exclusión del ejercicio del derecho de voto
en conflicto de interés. Se trata de evitar la existencia de una re-
solución inválida, vinculándose a los poderes del presidente de la
asamblea y de la asamblea misma, a las medidas preventivas que
pueda dictar un tribunal.
Entendemos que sólo se' ejercitará una acción de impugnación
del art. 251 de la LSC bajo las condiciones del art. 248 de la LSC
en el supuesto de promover la demanda por daño potencial -al no
estar ejecutada la decisión, en búsqueda de una medida cautelar de
suspensión preventiva-, que deberá proponerse no sólo contra la so-
ciedad -supuesto estricto del art. 251, LSC-, sino también contra el
no abstenido como único responsable. Normalmente será conve-
niente para el impugnante el uso de la acción de responsabilidad,
promovible sólo contra el no abstenido, no enfrentando a la socie-
dad, y sin los límites de legitimados activos y de plazo de caducidad
previstos por el art. 251 y ss. de la LSC.

3) CONTRATOS PARASOCIETARIOS

§ 308. CARACTERIZACIÓN. - Conforme la terminología utiliza-


da por cierta doctrina, los sindicatos o convenios de accionistas per-
SOCIEDAD A.VÜ.ViMA 489

tenecen a la categoría de los contratos parasociales, denominándose


así esos contratos por encontrarse fuera del ordenamiento social, al
surgir de acuerdos al margen del contrato social, pero que viven a
la sombra de la sociedad94, y presuponen su existencia.
Constituyen un particular fenómeno de la práctica societaria,
dirigidos a la integración y a veces a la superación del ordenamiento
legal o estatutario de las relaciones sociales, con vínculos indivi-
duales asumidos por los socios entre sí, o frente a la sociedad, o
frente a terceros, que no tienen como fuente la ley o el estatuto, sino
que derivan de acuerdos distintamente concluidos y de ahí extraños
a la regulación social (si bien accesorios a ella) de las relaciones
internas de la sociedad95.
Estos contratos parasocietarios nacen también en vinculación al
joint venture, cuando se constituyen meras sociedades de adminis-
tración y el contrato parasocietario es el que define los verdaderos
derechos e intereses en el contrato de participación a riesgo, no so-
cietario.
Resultaría aconsejable establecer un pacto de sindicación de ac-
ciones para dar estabilidad a la marcha de la sociedad y evitar las
anuales fricciones.
Un pacto de sindicación puede importar un convenio entre ac-
cionistas, en el que acuerden igualitariamente:
a) Mantenerse unidos para gobernar a la sociedad, tomando de-
cisiones en forma interna y antes de cada asamblea para votar en
forma unitaria.
b) Cuando deseen vender las acciones, transferir las acciones
a otros miembros del pacto o a terceros que acepten el pacto, en
mayoría valorizando esa situación.
c) Fijar en el pacto los objetivos de gobierno de la sociedad:
que la misma rinda lo más posible con estricta administración.
d) Distribuirse equitativamente los cargos de directorio y con-
sejo de vigilancia, pudiendo fijarse diversos sistemas.
e) Dar instrucciones a sus directores y consejeros para que ac-
túen dentro de la misma temática de objetivos que les fijen los accio-
nistas agrupados.

Conf. Oppo, Contratti parasociali, p. 6.


Oppo, Contratti parasociali, p. 6.
490 TIPOLOGÍA

/ ; Pci'u.itir el acceso a otros accionistas que tengan los mismos


objetivos, sólo por decisión también de grupo.
g) Adoptar todas las decisiones que hagan a la buena marcha
de los negocios, en la forma que se fije en el pacto, para luego ha-
cerla valer en la asamblea, en el directorio o en el consejo según
corresponda.
Un pacto bajo estas bases, que indudablemente deberá contener
todo lo que corresponda a la modalidad de la sociedad y a lo que
estimen conveniente los accionistas así sindicados, más las cláusulas
usuales que tienden a asegurar el cumplimiento y los derechos de
cada uno, resulta totalmente legítimo.

§ 309. SINDICACIÓN DE ACCIONES. POSIBILIDAD. - La impor-


tancia del tema radica en recoger un hecho que surge en la economía
moderna: la participación de grandes masas de ahorristas en los mer-
cados accionarios y de la defensa de ciertas inversiones, en todo
caso, bajo el común denominador de tener o mantener un cierto con-
trol de la sociedad.
Los socios, sin desnaturalizar las funciones o responsabilidades
de los órganos de administración, pueden formalizar contratos de
administración96 donde se resguarden los intereses de mayorías, mi-
norías o grupos y se fijen ciertas pautas de la administración que no
pueden contrariar el estatuto o la ley (en ciertos supuestos pueden
constituir sindicaciones de acciones de mando).
La figura presupone necesariamente concertaciones parasocia-
les que comprometen a los concertantes a actuar de una determinada
forma en relación a sus participaciones accionarias, o a votar en las
asambleas en la forma pactada, ya sea para lograr el control ejecu-
tivo de la sociedad -sindicación con fines de mando- o evitar la
dispersión de las acciones -sindicación de bloqueo-.
Sindicación de acciones es una demostración de la autonomía
de la voluntad, de forjar un contrato no prohibido por la ley, pero
con la asunción de todas las responsabilidades que de ello emana.
Al ser considerada la sindicación de acciones "un auténtico ac-
to parasocial" y que "aunque pueda llegar a afectar el funcionamiento

96
Cabanellas (h.), Contratos relativos a la administración societaria. RDCO,
1990-B-525.
SOCIEDAD ANÓNIMA 491

Je la scvieuau. es ajeno a esta . la LSC ha optado por no legitmiaiia


ni incluirla como figura jurídica en el ordenamiento de las socieda-
des comerciales.
No obstante no estar prohibida la sindicación de acciones
-siempre y cuando los fines perseguidos sean permitidos por las nor-
mas generales del derecho-, queda a decisión judicial "resolver el
grado de validez que tenga el supuesto juzgado"97.
a) CONCEPTO. Numerosas han resultado las definiciones que
de esta figura han brindado los autores extranjeros y nacionales.
Según Sapena Tomás, "el sindicato de accionistas es la unión
de varios de ellos comprometiéndose a actuar sus derechos de socio
conforme a las directrices marcadas por la mayoría"98.

97
Conf. Exposición de motivos de la LSC, cap. II, secc. V, pto. VIII, ap. 10;
Sasot Betes - Sasot, Los dividendos, p. 374. En sentido afirmativo se pronunciaba
el Anteproyecto Bomchil, en su art. 36, estableciendo que son lícitos los convenios
de sindicación de acciones, sin perjuicio de los derechos que correspondan a la so-
ciedad o a terceros; y también lo hacía el Anteproyecto Malagarriga-Aztiria, art.
301, expresando que los convenios de sindicación de acciones son lícitos y los ac-
cionistas contratantes pueden ejercer todos sus derechos y acciones legales para el
cumplimiento debido de sus obligaciones recíprocas y de quienes resulten compro-
metidos para su debida ejecución.
98
Conf. Sapena Tomás, El sindicato de accionistas en nuestro derecho vigen-
te, "Revista de Derecho Notarial", año VI, n° XIII-XIV, jul.-dic. 1956. En opinión
de Ascarelli, mediante estas convenciones, que constituyen contratos plurilaterales,
los accionistas se obligan recíprocamente a votar en un mismo sentido, o se obligan
a entregar todas las acciones propias a un gerente de confianza común con mandato
irrevocable, para que éste lleve a cabo la actuación que se acuerda por la mayoría
de los accionistas sindicados" (Sociedades y asociaciones comerciales, p. 174). Pa-
ra Cottino. "en el sindicato en su configuración típica, varios accionistas se com-
prometen a dar su voto en un determinado sentido o en el sentido decidido por la
mayoría -o por unanimidad- de los socios sindicados, o bien confieren o prometen
conferir poder, por lo general irrevocable, a otra persona -el director del sindicato-
que votará direccionalmente o según la voluntad de la mayoría (o unanimidad) de
los miembros del sindicato" (Le convenzioni de voto nelle societá commerciali, p.
7). Para Pedrol. "el sindicato de accionistas es la reunión de varios accionistas para
combinar fuera de la sociedad los derechos de voto correspondientes a sus acciones
e influir en la vida social de acuerdo con las directrices marcadas por el grupo sin-
dicado" (La sindicación de acciones, vol. I, p. 30). Para Zaldívar, "la sindicación
de acciones es el resultado de un acuerdo extrasocial celebrado por los accionistas
para combinar el ejercicio del voto en las asambleas y en forma tal influir en la vida
social según las directivas dadas por el grupo sindicado" (Los sindicatos de accio-
nes. LL. 92-983).
492 TIPOLOGÍA

Para Mascheroni, "se llama sindicato de acciones en general a


todo convenio, pacto o asociación destinado a reglamentar fuera de
la sociedad anónima, el ejercicio de los derechos emergentes de la
tenencia de acciones en dicha sociedad, y en especial el de voto ya
fuera mediante el mandato condicionado a terceros o la obligación
del accionista de ejercerlo en determinado sentido"99.
Considera Fares que "se trata de: a) un acuerdo, contrato, pacto
o convenio colectivo, concertado por los accionistas de una sociedad
anónima; b) su fin, el influir en la vida y marcha de la sociedad; c)
el acuerdo podrá ser secreto o público, instrumentado o tácito, re-
conocido o ignorado por la sociedad; d) sus integrantes podrán hacer
valer su voluntad colectivamente o por mandatario; e) una condición
indispensable del acuerdo es el compromiso de los interesados de
no desprenderse de sus acciones, salvo en las condiciones que el
mismo acuerdo determine"100.
Finalmente, para Cristiá (h.), "se trata de un contrato plurílate-
ral de organización o asociativo, parasocial, por el cual varios ac-
cionistas de una sociedad combinan la manera en que ejercerán su
derecho de voto para orientar e influir en un determinado sentido
las decisiones sociales, y que generalmente aunque no necesaria-
mente está ligado a la obligación de no transferir sus acciones o en
su caso cederlas a favor de los otros sindicados durante un determi-
nado período (sindicato de bloqueo)"101.
No debe confundirse la figura jurídica que consideramos con el
holding. En éste, los capitalistas se vinculan a través de una socie-
dad con el propósito de adquirir las mayorías de acciones en cada
una de las sociedades de la cadena; en cambio, en los sindicatos que
tratamos, los accionistas se limitan a unir su voto con determinados
fines y por limitados lapsos.
El sindicato es una fórmula mucho más ágil que el holding.
Las sindicaciones de acciones a que nos referimos no deben confun-
dirse con los sindicatos financieros, si bien ambos se apoyan en sen-
dos sindicatos de bloqueo. Los sindicatos financieros pueden lle-

99
Mascheroni, La sindicación de acciones, p. 11.
100 Fares, La sindicación de acciones, p. 17.
101
Cristiá (h.), Sindicación de acciones, su realidad y regulación legal en el
derecho nacional y extranjero; a este autor hemos seguido en esta parte.
SOCIEDAD ANÓNIMA 493

gar a constituir verdaderas sociedades, ya que tienen un objetivo de


lucro, que no existe en los sindicatos de mando, cuya finalidad es,
exclusivamente, lograr el mando en las sociedades por acciones102.
b) CLASES. Conforme la última conceptualización, las formas
más usuales que revisten estos convenios, son los sindicatos de voto,
gestión o administración, y los sindicatos de bloqueo.
1) El sindicato de voto103, gestión104, administración105, gobier-
no o también llamados de mando106, combinan el poder de voto de
los accionistas sindicados, agrupa los diferentes accionistas unidos
por el pacto y les somete a una disciplina en el ejercicio del derecho
de voto, o más concretamente son convenios que tienen por objeto
la emisión por los socios de su derecho de voto107, para influir en la
vida social de acuerdo con las directivas predeterminadas por el gru-
po sindicado.
Podemos dividir al sindicato de voto en sindicato de mando y
sindicato de defensa. El sindicato de mando está dado por la con-
vención de accionistas que tiene por objeto el control ejecutivo de
las entidades, mediante el ejercicio del derecho de voto en un sentido
preestablecido. Su objetivo será obtener y mantener las mayorías
necesarias en las asambleas y tendrá papel fundamental en el nombra-
miento de directores de su confianza, los que responderán al progra-
ma de desarrollo de la empresa que el mismo sindicato habrá trazado.
La otra modalidad es el mencionado sindicato de defensa, que
como ha manifestado la doctrina, si bien es cierto que generalmente
el sindicato de voto tiene por finalidad el mando, no es raro el caso
de sindicatos de accionistas también por parte de grupos de minoría
para poder defender mejor los propios derechos frente a la adminis-

102
Conf. Zaldívar, Los sindicatos de acciones, p. 984.
103
Conf. terminología de Pedrol, La sindicación de acciones, p. 13.
104 u s a d a por Fré, / sindicati azionari e inalienabilita delle azioni sindícate.
"Rivista di Diritto Commerciale", p. 303.
105
Así, Ferrara (h.), CU imprenditori e le societá, p. 359.
106
Conf. Vásquez del Mercado, Asamblea de sociedades anónimas, p. 126;
Rubio, Curso de derecho de sociedades anónimas, p. 301; Sapena Tomás, El sindi-
cato de accionistas, "Revista de Derecho Notarial", año VI, n° XIII-XIV, jul.-dic.
956, p. 193.
107
Conf. Cristiá (h.), Sindicación de acciones, su realidad y regulación legal
en el derecho nacional y extranjero, p. 35, y la bibliografía allí citada.
494 TIPOLOGÍA

tración108, o alcanzar los mínimos porcentuales necesarios para ejer-


cer ciertos derechos (p.ej., 10%, 5%, 2%).
El sindicato de defensa permite así reunir a una gran masa de
accionistas dispersos, interesándolos en la marcha de la sociedad,
brindándoles un conocimiento más amplio de la situación social con
una mejor información y organización a fin de unificar el ejercicio
^.1 voto en las asambleas societarias, y que, aunque no lleguen a
ser una mayoría en ellas (mayoría que a veces suelen obtener), sin
duda constituyen fuerzas de oposición que obligarán a ser tenidas
en cuenta por los administradores.
2) El sindicato de bloqueo se apoya sobre un convenio por el
cual los accionistas se comprometen a no transferir sus acciones, o
a sujetar la transferencia a ciertas condiciones, como podría ser el
cederlas preferentemente a los otros sindicados, importando en úl-
tima instancia una restricción o limitación a la libre transferibilidad
de las acciones durante un cierto tiempo.
El sindicato de voto necesita del sindicato de bloqueo para ob-
tener una verdadera efectividad del compromiso de voto, porque si
los sindicados pudieran desprenderse de sus acciones libremente, re-
sultarían ilusorios en muchos casos los compromisos contraídos y
el mando social perdería la estabilidad buscada.
Otra clasificación de los sindicatos tiene en cuenta el medio
usado para lograr la sindicación:
7) Sindicatos con retención de títulos, donde los accionistas
conservan la posesión de los títulos accionarios. Puede tener dos
modalidades: a) el accionista se obliga a votar personalmente en un
sentido preestablecido por el sindicato, y ¿>) el accionista otorga po-
der a un síndico o presidente del sindicato, para que ejerza el dere-
cho de voto en representación de los sindicados, reteniendo los man-
dantes los títulos accionarios.
2) Sindicatos con transmisión del título, en que los accionistas
se desposeen de los títulos, entregándolos al mandatario, y que a su
vez también pueden asumir dos formas: a) entrega de las acciones
en calidad de depósito, y b) entregando la titularidad del dominio
(ficta) para que el mandante actúe como si fuera socio109.

108
Conf. Ascarelli, Sociedades y asociaciones comerciales, p. 175.
109
Cristiá (h.), Sindicación de acciones, p. 40.
SOCIEDAD ANÓNIMA 495

c) EFECTOS. El voto hace responsable a todos los sindicados,


ante situaciones abusivas de control, o de voto en interés contrario,
en forma quizá no prevista por el contratante. Es por ello que quien
conozca de su interés contrario y no lo manifieste, es responsable
en el seno de la sindicación que se ha visto responsabilizada por
otros socios o terceros.
Esa responsabilidad puede devenir de los arts. 248110, 254111,
271 a 273 de la LSC, entre otras muchas normas.
La jurisprudencia ha ratificado su validez, como lo hace la Ex-
posición de motivos, aceptando que la voluntad social se predeter-
mine fuera de la asamblea, con tal que luego se plasme formalmente
en el acuerdo colegial, autorizando desde ese momento su impug-
nación, anulificación o asunción de responsabilidad112.

4) DERECHO DE RECESO

§ 310. CONCEPTO. - N O S hemos referido en los § 139 a 142 a


las causales de resolución parcial que operaban en la relación aso-
ciativa que vincula a los socios, sin afectación de la personalidad
jurídica adquirida, produciendo la afectación de la relación hacia el
futuro, pero sin provocar la disolución ni liquidación del ente.
Aquella resolución parcial podía tener lugar en caso de muerte (art.
90, LSC), exclusión (arts. 91 a 93, LSC), o retiro voluntario de uno
o más socios.
El derecho de receso es un derecho individual de todo accio-
nista, de carácter inderogable, consistente en la facultad conferida
por la ley a los accionistas disconformes al tratarse ciertos asuntos
de importancia trascendente para la sociedad, de retirarse de ella,

110
El interés contrario de alguno de los que forjaron la decisión del sindicato
(art. 248, LSC) afecta o puede afectar la totalidad del voto del sindicato y hacer
responsables solidarios a todos los concurrentes, cuando uno de los sindicados tiene
interés contrario y todo el sindicato vota favorablemente.
111
La responsabilidad del sindicado que votó en contrario en el colegio sin-
dical, cuyo voto decide una resolución de asamblea que es impugnada, declarándose
su invalidez, la acción de responsabilidad ejercitada contra el mismo conforme el
art. 254 y la posibilidad de resarcirse por acción contra los integrantes del colegio
que votaron mayoritariamente en lo interno.
112
CNCom, Sala C, 22/9/82, LL, 1983-B-246.
496 TIPOLOGÍA

mediante su declaración unilateral recepticia e inequívoca de volun-


tad, con reembolso del valor de sus acciones.
Mediante su ejercicio, como tiene resuelto la jurisprudencia113,
se respeta la libertad del ente social de modificar sus estatutos, así
como la libertad del socio que no comparte tales modificaciones, de
separarse de la sociedad, es decir, la existencia de un derecho bila-
teral de libertad tanto para aquélla como para éste, que al no com-
partir las modificaciones producidas reasume su libertad de acción.
Constituye uno de los derechos individuales del accionista, indero-
gable (art. 245 in fine) e irrenunciable anticipadamente por cláusula
inserta en el estatuto social, en razón de la función social que cum-
ple de tutelar el interés del socio frente a las decisiones de la ma-
yoría, por lo que se lo ha considerado como una institución de orden
público.

§ 311. ACCIONISTAS LEGITIMADOS. - Durante el régimen del


Código de Comercio, su art. 394 posibilitaba que los accionistas di-
sidentes y ausentes pudieran ejercitar su derecho de receso, produ-
ciéndose una profunda controversia en relación a si los accionistas
abstenidos se encontraban o no comprendidos en dicha posibilidad.
La LSC, en el art. 245, párr. 3 o , de su redacción original dispuso
que ese derecho podía ser ejercido por los accionistas "que no vo-
taron favorablemente" y por los "ausentes"; con lo cual quedaba en
pie la duda de si la abstención debía entenderse como manifestación
"contraria", es decir, como voto "disidente", o si carecía de sentido
positivo o negativo, y, por ende, no podía reputarse ni como voto
"ausente" ni como voto "disidente".
A partir de la ley 22.903, se introduce una modificación de tras-
cendencia, cual es el limitar la posibilidad del ejercicio de este de-
recho a quienes "votaron en contra", lo que excluye a los abstenidos,
habida cuenta que si bien la abstención, conforme la posición pre-
dominante, implica voto no adhesivo a la voluntad de la mayoría y,
por ende, integrativo de los negativos, la misma desde el punto de
vista de la adquisición del derecho de receso no expresa una decla-
ración de voluntad concreta y explícita respecto de la adquisición
de un derecho que tiene características peculiares (Exposición de

113
CNCom. Sala B. 9/4/80, LL, 1980-B-651.
SOCIEDAD ANÓNIMA 497

motivos, cap. II. secc. V, ap. 16 in fine). Se advierte la tendencia


a limitar ese derecho, tanto en este aspecto como por las causales
admitidas.
Se mantiene la posibilidad para los accionistas ausentes, pero
siempre que "acrediten la calidad de accionistas al tiempo de la
asamblea".

§ 312. CAUSALES Y FORMAS DE EJERCICIO. - La ley contempla


causales de procedencia del derecho de receso basadas en situacio-
nes generadas por decisiones asamblearias o sanciones que alteren
la transmisibilidad de la participación accionaria, que enumerare-
mos a continuación.
a) Dentro de las primeras:
7) Transformación.
2) Prórroga (excepto en las sociedades que hacen oferta públi-
ca o cotización de sus acciones).
3) Reconducción (excepto en las sociedades que hacen oferta
pública o cotización de sus acciones)114.
4) Transferencia del domicilio al extranjero.
5) Cambio fundamental del objeto.
6) Reintegración total o parcial del capital.
7) Fusión (en caso de fusión por incorporación, el derecho sólo
le corresponde a los accionistas disconformes de la sociedad incorpo-
rada, mas no a los de la incorporante, pues ella conserva su indivi-
dualidad y la única modificación consiste en un aumento de capital).
8) Escisión (salvo los accionistas de la sociedad incorporante
en la escisión)115.
9) Aumentos de capital de competencia de asamblea extraor-
dinaria y que impliquen desembolso para el socio.
b) Dentro de las segundas:
1) Retiro voluntario de la oferta pública o de la cotización de
acciones.

114
Pues en ambos casos los accionistas disconformes pueden vender libre-
mente sus acciones en caso de disconformidad con la resolución adoptada.
115
En opinión de Fariña (Tratado, t. IV, p. 190), el art. 245 excluye sólo el
caso que contempla el ap. I del art. 88 (llamado "escisión-fusión").

32. Richard - Muiño. Derecho societario.


498 TIPOLOGÍA

2) Continuación de la sociedad por haber quedado sin efectos


por resolución de la asamblea extraordinaria la disolución opera-
da por sanción firme de cancelación de oferta pública o de la coti-
zación de sus acciones.
En las sociedades que hacen oferta pública de sus acciones o
se hallan autorizadas para la cotización de las mismas, los accio-
nistas no podrán ejercitar el derecho de receso en los casos de fusión
o de escisión si las acciones que deben recibir en su consecuencia
estuviesen admitidas a la oferta pública o para la cotización, según
el caso. Podrán ejercerlo si la inscripción bajo dichos regímenes
fuese desistida o denegada (art. 245, párr. 2o).

§ 313. PLAZO DE EJERCICIO.-En el caso de los accionistas


presentes "que votaron en contra" de la decisión, el ejercicio del
derecho de receso deberá efectuarse dentro del quinto día de la clau-
sura de la asamblea. Este plazo coincide con el de confección del
acta.
En relación con los "ausentes que acrediten la calidad de ac-
cionistas al tiempo de la asamblea", el plazo se establece dentro de
los quince días de esa clausura. Por ello, en caso de cuarto inter-
medio debe computarse desde la fecha de la asamblea reanudada y
concluida.

§ 314. CADUCIDAD DEL DERECHO. - El nuevo párr. 4o del art.


245 de la LSC, especifica que "el derecho de receso y las acciones
emergentes caducan si la resolución que las origina es revocada por
asamblea celebrada dentro de los sesenta días de expirado el plazo
para su ejercicio por los ausentes; en este caso, los recedentes read-
quieren sin más el ejercicio de sus derechos retrotrayéndose los de
naturaleza patrimonial al momento en que notificaron el receso".
Por ello, como se afirma116, la nueva normativa importa una
condición resolutoria; luego, la voluntad manifiesta del accionista
recedente equivaldrá a una expectativa de separación hasta que se
cumpla el plazo de "gracia". Si se ejerce en forma importante ese
derecho de receso podría convocarse nuevamente a asamblea para
que deje sin efecto la resolución que genera el receso.

116 Verón - Zunino. Reformas al régimen de sociedades comerciales, p. 428.


SOCIEDAD ANÓNIMA 499
§ 315. REEMBOLSO DEL VALOR DE LAS ACCIOWES. - El reembolso
del valor de las acciones debe realizarse conforme el valor resul-
tante del último balance realizado o que deba realizarse en cumpli-
miento de normas legales o reglamentarias117.
La norma, luego de la reforma de la ley 22.903, mejora la forma
Je determinar el valor de la cuota que corresponde al socio receden-
te, fijándose plazo para el reembolso (dentro del año de la clausura
de la asamblea que originó el receso, salvo los casos de retiro vo-
luntario, desistimiento o denegatoria de la oferta pública o cotiza-
ción o de continuación de la sociedad en el supuesto del art. 94, inc.
9, en los que deberá pagarse dentro de los sesenta días desde la clau-
sura de la asamblea o desde que se publique el desistimiento, la de-
negatoria o la aprobación del retiro voluntario), y su ajuste en mo-
neda constante.
Recordamos que, según indica el art. 149 de la LCQ, si el re-
ceso se ejercita estando la sociedad en cesación de pagos, los rece-
dentes deben reintegrar al concurso todo lo que han percibido por
ese motivo.

§ 316. EFECTOS. -Para el cómputo del valor de las acciones


por haberse ejercido el derecho de receso, debe tomarse en consi-
deración el balance correspondiente al ejercicio en que se produjo
el receso, valuándose las tenencias accionarias según el importe que
surge del mismo. Esta posición meramente lógica reposa en los
fundamentos económicos de la legislación, que deben conciliarse
con la realidad118.

117
La CNCom, Sala C, 17/5/95, ha expresado, interpretando el art. 245, párr.
5°, de la LSC, que el valor de reembolso de las acciones no se sigue necesariamente
del último balance aprobado sino "del realizado o que debió realizarse" a la fecha
en que se produjo la causa del receso. En sentido contrario, la CNCom, Sala B,
18/3/92, expresó que "cuando el art. 245 de la LSC se refiere al último balance
realizado o que deba realizarse, no apunta a la situación pues en tal caso el legis-
lador hubiera dicho 'o que debió realizarse'; en cambio la expresión 'que deba reali-
zarse' mira hacia el presente o el futuro y es, por tanto, abarcativa del balance co-
rrespondiente al ejercicio en que se produjo el receso". Ver sobre el tema, "Revista
de Derecho Privado y Comunitario", n° 8, p. 469.
H8 CNCom. Sala B, 18/3/92, "Nouges de Benvenuto, María c/Ibatin SA",
"Doctrina Societaria y Concursal Errepar", t. IV, p. 1108. Conf. Gagliardo. ¿Es
exacto el quantum del reembolso en el receso del accionista?, "Doctrina Societaria
y Concursal Errepar", t. IV, p. 1083.
500 TIPOLOGÍA

5) IMPUGNACIÓN DE LAS RESOLUCIONES

§ 317. CASOS. - E l punto anteriormente expuesto sobre res-


ponsabilidad o nulidad en caso de voto en interés contrario, que for-
malizó la mayoría para aprobar en el colegio asambleario una reso-
lución, es iniroductorio de las impugnaciones de ias resoluciones
asamblearias.
Las resoluciones asamblearias habidas conformes a la ley y el
estatuto se tornan obligatorias para los accionistas y de cumplimien-
to obligatorio para los directores (arg. art. 233 infiné).
A contrario sensu, la impugnación de las decisiones asamblea-
rias corresponde por violación de la ley, el estatuto o reglamento,
ofreciendo la ley un instrumento adecuado para constreñir a los po-
deres mayoritarios a no rebasar en su actuación los límites de sus
propias facultades, el campo de su propia competencia, sin atentar
por ello en su contra.
Sin duda, el principio mayoritario es el único que permite el
funcionamiento práctico de las sociedades anónimas, y hay que evi-
tar que se le infiera una herida mortal. Pero tampoco se puede de-
jar a los accionistas minoritarios, o por mejor decir, a los accionistas
que no secunden con su voto los acuerdos sociales, totalmente a
merced de la mayoría, cuándo ésta, con olvido de sus deberes, le-
siona los intereses de la sociedad comunes a todos los accionistas,
o infringe los mandatos de la ley y de sus propios estatutos.
El principio mayoritario tolera sin peligro cuantas correcciones
sean necesarias para asegurar la justicia de sus decisiones. La mi-
noría, o si se quiere el accionista aislado, también debe ser constre-
ñido a no salir de sus propios límites, porque si perjudicial sería
dejar a la sociedad anónima sometida al poder omnímodo de quienes
representan en las asambleas la mayoría del capital, peligroso sería
igualmente el ejercicio caprichoso, abusivo y temerario de las ac-
ciones de impugnación por una minoría irresponsable.
Toda la materia de impugnación de acuerdos sociales gira en
torno de la aplicación del principio mayoritario en la sociedad anó-
nima y constituye en cierto modo un compromiso entre la necesidad
de facilitar la formación de la voluntad social a través de un claro
reconocimiento de dicho principio y de la funcionalidad del ente
SOCIEDAD ANÓNIMA 501
societario conforme su régimen jurídico, dentro de la no menos ne-
cesaria cautela que garantice un proceder justo y equitativo en el
funcionamiento real de dicho principio119.
No se trata solamente de una impugnación merced a vicios de
forma, sino de toda violación. Dentro de este concepto, entende-
mos impugnable la decisión que por omisión o por acción implique
un apartamiento notorio del cumplimiento del objeto social o cree una
imposibilidad de cumplirlo' 20 . Se trata ni más ni menos que de
una violación al estatuto, uno de cuyos elementos fundamentales
(art. 11, inc. 3) es el objeto social preciso y determinado, a cuya
consecución se coordina el instituto societario según las previsiones
del legislador, de acuerdo con la causa fuente o razón económica
que se tuvo en vista al normar esta clase de contrato de organi-
zación.
Los casos de nulidad de deliberaciones y resoluciones asam-
blearias121 pueden ser determinados en:
a) Existencia de vicios formales o de procedimiento.
1) En la convocatoria.
2) En actos a realizarse entre la convocatoria y la reunión.
3) En la constitución del acto y en la reunión en sí, o sea de
actos que afectan la existencia misma del colegio.
4) En la deliberación.
5) En la votación y en la proclamación de la misma.
6) En la confección del acta.
b) Existencia de vicios de fondo:
1) Por falta de capacidad de la sociedad.
2) Por falta de competencia de la asamblea.
3) Por vicios en los votos decisivos.
4) Por la ilicitud del contenido de la resolución.
Además, en cada uno de los casos, corresponderá determinar si
se trata de una cuestión de nulidad absoluta o relativa, distinción que

119
Conf. Garrigues - Uría, Comentarios a la ley de sociedades anónimas,
p. 742.
120
Richard - Escuti (h.) - Romero, Manual de derecho societario, p. 285.
121
Conf. Otaegui, Invalidez de actos societarios, p. 133; Zaldívar y otros.
Cuadernos de derecho societario, vol. III, p. 482.
502 TIPOLOGÍA

tiene trascendencia fundamental respecto de los titulares de la ac-


ción y a la no aplicabilidad del plazo de tres meses que la doctrina
mayoritaria sostiene para casos de nulidad absoluta, lo que ha mo-
tivado que se restrinjan esos supuestos, sosteniéndose que son pocos
los casos en que puede hablarse de un "orden público societario".
Las nulidades absolutas se refieren a decisiones que contraven-
gan disposiciones de orden público, o afecten derechos inderogables
de los accionistas, y nulidad relativa en los demás casos. Sin em-
bargo, hemos de aclarar que el criterio de distinción de las catego-
rías de nulidades, es en nuestra ley bastante confuso, por lo cual sin
entrar en polémicas más profundas, diremos que para nuestros fines
será nulidad absoluta aquella que es insubsanable -con prescinden-
cia de si se trata de acto nulo o anulable-, comprendiendo todos los
demás supuestos en una sola categoría, la de las nulidades subsana-
bles122.

122
Zaldívar y otros, Cuadernos de derecho societario, vol. III, p. 483. Tiene
dicho la jurisprudencia sobre el particular que "la acción de nulidad de la lSy 19.550
no excluye la acción de nulidad del Código Civil, imprescindible e inconfirmable
en el caso de una resolución cuyo objeto o contenido sea contrario al orden público
o al régimen societario. Las nulidades son absolutas cuando se afectan normas de
orden público o derechos inderogables de los accionistas de la sociedad anónima.
Aun cuando la nulidad de las deliberaciones y las decisiones asamblearias obedece
a un régimen especial que se aparta del establecido en el Código Civil, resultan
aplicables los principios generales en la materia, siendo menester tener presente lo
dispuesto por los arts. 18 y 1047 del referido cuerpo legal" (conf. CNCom, Sala E,
23/5/89, LL, 1989-E-280). Y que por ello "la acción que prevé el art. 251 de la
ley de sociedades no abarca los supuestos de nulidades absolutas en que está afec-
tado el orden público, sino que sólo comprende nulidades relativas" (CNCom, Sala
B, 2/11/90, LL, 1991 -A-l 165). Pero también que "la acción de nulidad prevista
por el art. 251 de la LSC, establece un régimen especial que se aparta del estable-
cido por el Código Civil que sólo prevé la nulidad del acto jurídico en general pero
no la del acto jurídico colegial, como es la decisión asamblearia. Entre las particu-
laridades de ésta puede destacarse que las nulidades pueden estar fundadas no sólo
en el contenido de las decisiones adoptadas, sino también ser motivadas por vi-
cios en la constitución de la asamblea. Cuando existen vicios de convocación y
constitución de la asamblea habrá nulidad relativa o impugnabilidad de las decisio-
nes cuando medien vicios en las formas no esenciales de la convocación o en de-
fectos de la reunión. Para fijar el alcance y funcionamiento de las nulidades es
necesario considerar el interés protegido en ella y juzgarse, en principio, válida la
decisión cuando estos intereses han estado íntegra y positivamente tutelados" (conf.
CConcepción del Uruguay, Sala CivCom, 28/6/85, "Fernández Guezamburu, C. W.
s/nulidad de asamblea", Zeus, t. 40, p. 60, secc. jurisprudencia).
SOCIEDAD ANÓNIMA 503

También se ha dicho123 que "todas las etapas que confluyen a


la regularidad del acto asambleario deben ser, pues, cumplidas en
forma estricta, pues ellas son formativas del acto y conducen a la
resolución final". De allí que nuestra jurisprudencia haya resuel-
to124 que "cuando acontece en cualquiera de las etapas formativas o
constitutivas una violación de la ley, estatuto o reglamento, se puede
afirmar que la resolución final, aunque en sí misma fuere inobje-
table, sufrirá inevitablemente las consecuencias o efectos de esa
anomalía que la precedió, por cuanto el acto asambleario se integra
con diversas etapas que constituyen y configuran una verdadera uni-
dad funcional, sin relevancia jurídica separadamente conside-
radas"125.

§ 318. LEGITIMACIÓN. - D e acuerdo a la nueva redacción del


art. 251 de la LSC, se consideran titulares de la acción social de
impugnación promovida contra la sociedad, "los accionistas que no
hubieren votado favorablemente en la respectiva decisión" y "por
los ausentes que acrediten la calidad de accionistas a la fecha de la
decisión impugnada"; además quedan comprendidos los accionistas
que votaron favorablemente "si su voto es anulable por vicio de la
voluntad".
También pueden impugnarla los directores, síndicos, miembros
del consejo de vigilancia y la autoridad de contralor.
Ahora bien, al aludir la ley a todos aquellos accionistas que no
hubiesen votado favorablemente en la respectiva decisión y por los
ausentes que acreditasen la calidad de accionistas a la fecha de la
decisión impugnada, sin hacer referencia alguna a los abstenidos, el
tema resulta opinable: para un sector de la doctrina queda en claro
ahora -luego de la reforma- que el accionista abstenido carece de
este derecho126; para el otro sector, en cambio, el art. 251 pone fin

123
Nissen, Impugnación judicial de actos y decisiones asamblearias, p. 1 y
siguientes.
124 C N C o m , Sala A, 7/7/78, ED, 81-474.
125
A esas mismas conclusiones llega Halperin, quien sostiene que "cuando
existan vicios de convocatoria y constitución de la asamblea, habrá nulidad absoluta
(e inexistencia si se acepta esta categoría)" (Sociedades anónimas, p. 645).
126
Así, Ve'rón - Zunino, Reformas al régimen de sociedades comerciales,
p. 465.
504 TIPOLOGÍA

a un largo debate: el accionista presente que se abstuvo de votar


puede impugnar la decisión asamblearia127.
Aplicando armónicamente lo dispuesto por los arts. 215 y 251
de la LSC, se estimó128 que quien no se encuentra registrado como
accionista en el libro respectivo (tratándose de acciones nominativas
no endosables), y no realiza además el depósito de los títulos pres-
cripto por el art. 238 de la LSC, carece de legitimación para impug-
nar una decisión asamblearia. Ello, con independencia de la fecha
en la cual el impugnante habría adquirido las acciones correspon-
dientes.

§ 319. MEDIDAS CAUTELARES. SUSPENSIÓN PREVENTIVA DE LA


EJECUCIÓN. - Como medida cautelar, el juez puede a pedido de parte
suspender la ejecución de la resolución impugnada.
En ese orden se ha sostenido que debe existir un motivo grave
y no mediar perjuicio para terceros.
La alegación de que se denegó información al accionista no
constituye motivo grave que justifique la suspensión de la decisión
asamblearia. Las meras desavenencias entre socios que no compro-
meten el ente no importan "peligro grave" para el ente129.
La existencia de motivos graves que justifican la suspensión de
ia decisión asamblearia debe configurarse respecto de la sociedad en
cuyo interés se establece el procedimiento impugnatorio del art. 251
de la LSC130. La misma no puede adoptarse si afecta al giro social131.

127
Ver, Fariña, Tratado, t. IV, p. 194.
128
CNCom, Sala B, 9/6/94, ED, 153-680.
129
CNCom, Sala E, 7/5/92, "Masri, Julio y otro c/Percuyen SA, y otros s/su-
mario s/inc. de apelación", RDCO, 1992-437, negando la medida cautelar.
130
La enajenación del principal activo inmobiliario de la sociedad no puede
irrogar perjuicios directos e inmediatos al ente. El accionista que impugnó la de-
cisión asamblearia en su exclusivo interés debe demostrar que el perjuicio alegado
resulta mayor al que se seguiría para la sociedad y los socios no impugnantes con
la paralización de la decisión (CNCom, Sala C, 12/6/92, "Mués, Cesáreo c/Rín Riv
s/sumario", RDCO, 1992-438). En cuanto a que debe tutelarse el interés de la so-
ciedad, sin confundirlo con la gestión social: CNCom, Sala A, 11/12/86, "Villalba
SA y otro c/Banco de Galicia SA"; id., Sala B, 23/9/86. "Grosman c/Los Arraya-
nes SA"; id., id., 8/12/92, "De Carabassa, Isidoro c/Canale SA"; id., id., 24/12/87,
"Ferrari Hardoy c/Plinto SA".
13
' CNCom, Sala B, 3/8/77, "Díaz Maseda, J. c/Renault Argentina SA".
SOCIEDAD ANÓNIMA 505

Tampoco debe confundirse la medida cautelar de suspensión de una


resolución asamblearia con una intervención judicial que sustituya
total o parcialmente al órgano de administración, propia de un juicio
de remoción de los administradores.
No constituye causal de suspensión de la decisión asamblearia
el impedimento para que el accionante ejercite sus derechos de socio
que no resulte violatorio de la ley o los estatutos. Que se haya re-
novado el órgano de administración sin aprobarse o rechazarse al
mismo tiempo el informe contable sobre la gestión cumplida por los
miembros del directorio saliente, no amerita la existencia de irregu-
laridad manifiesta132.
Exceso formal sería el de requerir impugnación de asamblea
para permitir que los socios minoritarios (arg. art. 275) puedan pro-
mover acciones de responsabilidad contra los directivos, pese a ha-
ber sido éstos eximidos de responsabilidad por la mayoría con la
oposición de no menos de! 5%. Implicaría un hipergarantismo ai
principio de mayoría.

§ 320. TRÁMITE. - El trámite se regirá por las normas del jui-


cio sumario (art. 15, LSC), que en nuestra provincia equivale al juicio
abreviado, o el juicio similar correspondiente a la jurisdicción del
domicilio social, que resulta competente.
Vencido el plazo de tres meses desde la clausura de la asamblea
-y sin mediar revocación-, proseguirá al trámite acumulándose to-
das las acciones que se hubieran promovido contra la sociedad, y
que deberán ser denunciadas por el directorio en todas y cada una
de las causas, integrándose así un litisconsorcio necesario. Antes
sólo puede adoptarse la medida cautelar prevista en el parágrafo an-
terior y la notificación a la sociedad.
Si la acción fuese intentada por la mayoría de los directores o
de los miembros del consejo de vigilancia, en cualquiera de tales
supuestos los accionistas que votaron favorablemente la resolución
impugnada (y que por tanto responden solidariamente de las conse-
cuencias, art. 254), deberán realizar una asamblea especial en la que
designarán por mayoría un reemplazante a ese fin (art. 253, párr.

132
CNCom. Sala C. 11/6/92, "Niks, León y otro c/Ancora Compañía Argen-
tina de Seguros SA", RDCO, 1992-A-440.
506 TIPOLOGÍA

2"), y de no alcanzarse tal mayoría, sera el representante designado


por el juez entre los accionistas vinculados así a la responsabili-
dad por la resolución impugnada.

§ 321. CADUCIDAD. - El término para interponer la impugna-


ción es un término de caducidad y no de prescripción, pues no se
suspende ni interrumpe y es común para todos. El plazo no es apli-
cable al caso de nulidad absoluta, que la jurisprudencia estima que
es no compurgable ni confirmable. Conforme el art. 253 de la LSC,
dentro del plazo se acumulan las acciones, se notifica a la sociedad
y se adoptan medidas cautelares. El plazo corre desde la clausura
de la asamblea, o sea que no lo afecta el cuarto intermedio, sin per-
juicio de que la acción puede proponerse tan pronto exista resolu-
ción (mientras se está deliberando).
Recientemente ha resuelto la jurisprudencia133 un tema altamen-
te opinable: "para impugnar la asamblea (art. 251, LSC), es aplica-
ble el plazo de gracia del art. 124 del Cód. Proc. Civil y Com. de
la Nación"134. En efecto, si bien resulta claro que el plazo de tres
meses fijado por el art. 251, constituye como hemos visto, un plazo
de caducidad, lo cierto es que al propio tiempo se trata de un pla-
zo contenido en la legislación de fondo, lo cual planteaba la duda
en torno a la aplicabilidad de las respectivas legislaciones procesales
locales, como lo ha efectuado el fallo, citado.

§ 322. REVOCACIÓN DE LA RESOLUCIÓN. - La resolución dictada


puede ser revocada por una asamblea posterior (art. 254, párr. 2o).
La decisión societaria de revocarla surtirá efecto desde entonces y
a partir de ese momento no procederá la iniciación o la continuación
del proceso de impugnación, sin perjuicio de la subsistencia de la
responsabilidad por los efectos producidos o que sean su consecuen-
cia directa (arg. art. 254 infine). Prácticamente tiene un efecto de
allanamiento si la demanda ha sido interpuesta y notificada, o se ha

133
CNCom, Sala B, 6/9/95, LL, 1996-A-595, con nota de Conil Paz, Plazo
de gracia y caducidad.
134
En el caso de la provincia de Córdoba, una pauta similar se encuentra coa-
tenida en el art. 53 del Cód. de Proc. Civil y Comercial, ley 8465, al determinar:
"Si el plazo vence después de las horas de oficina, se considerará prorrogado hasta
el fenecimiento de las dos primeras horas de oficina del día hábil siguiente".
SOCIEDAD ANÓNIMA 507

tomado conocimiento de una medida cautelar. No obstanie, el lema


es opinable.

§ 323. RESPONSABILIDADES. - Nos referimos a las que resultan


del voto favorable a las resoluciones anuladas, que surge del art. 254
y ss. de la LSC. Conforme la naturaleza de acto colectivo, y la
responsabilidad colegial indicada, no basta indicar el número de vo-
tos, sino que debe individualizarse el sentido del voto de cada uno
de los accionistas asistentes. Debe recordarse que el voto negativo
legitima activamente para ejercer la acción de impugnación, y el po-
sitivo impone asumir la responsabilidad en caso de ser favorable la
resolución judicial ante la impugnación.
Los accionistas que votaron favorablemente las resoluciones
declaradas nulas responderán ilimitada y solidariamente por las con-
secuencias acarreadas por las mismas, sin perjuicio de la respon-
sabilidad que corresponda a los directores, síndicos e integrantes del
consejo de vigilancia.
Si se revoca la resolución impugnada o se confirma la asamblea
cuestionada en forma válida, el juicio no prosigue, sin perjuicio de
dilucidarse problemas de costas, gastos y responsabilidad, pues la
sociedad o los accionistas que votaron favorablemente y quedaron
luego en minoría, pueden sostener la legalidad de la solución origi-
nal, no obstante lo cual se revocó a ñn de evitar un mayor conflicto,
limitando entonces la cuestión a las costas y otros daños si los hu-
biere.

D) ADMINISTRACIÓN Y REPRESENTACIÓN DE LA SOCIEDAD.


L E G A L Y CONVENCIONAL

§ 324. INTRODUCCIÓN. - Lo expuesto en el capítulo IV (§ 105


a 137) dedicado al análisis de la gestión social, resulta aplicable a
esta temática, por cuya razón remitimos a lo expresado en aquella
oportunidad.
Allí afirmamos que, a fin de poder desarrollar las actividades
que integran su vida jurídica, la sociedad como persona de existen-
cia incorporal necesita de órganos que la gobiernen, la administren
y la representen legalmente.
508 TIPOLOGÍA

En ese sentido, la legislación societaria ha determinado una for-


ma de organización básica para cada tipología societaria, disponien-
do para ello la existencia de órganos con funciones y atribuciones
propias. En el apartado anterior revisamos el funcionamiento de
las asambleas de accionistas como órganos de expresión de la "vo-
luntad social".
En esta parte estudiaremos al órgano que opera la representa-
ción social, no sin antes aclarar que, para el caso de la sociedad
anónima, se deben diferenciar adecuadamente las funciones de ges-
tión y representación.
La ley societaria marca una clara diferenciación entre la admi-
nistración de la sociedad anónima, encomendada al directorio (art.
255, LSC) y la representación social que corresponde al presidente
del directorio (art. 286, LSC). Obviamente en caso de directorio
unipersonal, la representación será detentada por ese único director.
Por ello se afirma que el órgano administrador (directorio), al
desarrollar la función de gestión interna, se desenvuelve en la esfera
interna de la sociedad, en tanto que la presidencia al desplegar su
actuación, con relación a terceros, lo hace en la esfera externa.
A renglón seguido de la disposición comentada del art. 268 de
la LSC, acerca de que la representación de la sociedad correspon-
de al presidente del directorio, se expresa: "El estatuto puede auto-
rizar la actuación de uno o más directores".
Esta representación delegada trata de una posibilidad de repre-
sentación no automática (p.ej., como ocurre con el reemplazo del
presidente por el vicepresidente), sino que tiene que haber sido expre-
samente prevista en los estatutos, o lo que es igual que, de faltar
esta previsión, ni la asamblea ni el propio directorio pueden esta-
blecerla, a menos que se proceda a la modificación de los estatutos
para darle cabida, o al otorgamiento de mandatos.
Se diferencia de la representación mediante mandato, en que
debe recaer necesariamente en un director y que, al igual que ocurre
con la del presidente, se trata de una representación legali35.

135
Los derechos y atribuciones del directorio como órgano de la sociedad no
pueden ser delegados en forma genérica, pues por este procedimiento se sustituye
la decisión legal de que el directorio sea el órgano de administración permanente
(Arecha - García Cuerva, Sociedades comerciales, p. 392; Sasot Betes - Sasot, El ór-
gano de administración, p. 420).
SOCIEDAD ANÓNIMA 509

En efecto, si se correlaciona delegación con representación sur-


gen las siguientes diferencias esenciales.
a) La delegación sólo puede recaer entre quienes integran el
órgano de administración, en tanto que la representación puede con-
ferirse a cualquier persona.
b) Los delegados actúan por la sola designación del directorio
o de la asamblea, en tanto la representación lo hace en virtud de un
apoderamiento, dado en el instrumento que corresponda.
c) Los delegados son representantes legales, a veces mandata-
rios necesarios, mientras que la representación configura un manda-
to voluntario.
d) Los delegados definen la voluntad social como cuerpo (di-
rectorio), mientras que la representación no forma parte del órgano
administrativo.
e) El delegado asume la dirección de los negocios sociales,
mientras la representación está subordinada al directorio y limitada
al contenido del mandato.
f) La delegación presupone un órgano colegiado, puesto que el
director individualmente considerado, no puede delegar por imperio
de la LSC (art. 266), en tanto que la representación es factible lo
mismo en el caso del director único que en el directorio pluriper-
sonal136.
Sobre el particular tiene dicho la jurisprudencia137 que "la re-
presentación de una sociedad anónima corresponde al directorio y
no a los directores en forma singular, sin perjuicio de la representa-
tividad inherente a las funciones del presidente del órgano. Vale
decir que, con la salvedad apuntada, en un directorio plural que actúa
colegiadamente, la representación no es atribuible a cada director,
sino al órgano. Las facultades que en ese sentido tiene el presiden-
te, pueden extenderse, por vía estatutaria, a otro u otros integrantes
del directorio. Es lícito en el ejercicio de esta facultad, estatuir la
actuación conjunta de dos o más directores para obligar a la socie-
dad". Que deban actuar dos miembros del directorio para repre-
sentar a la sociedad (representación delegada), no significa que
cuando en el ejercicio de facultades expresas confieran poder, el

136
Sasot Betes - Sasot, El órgano de administración, p. 420 y 421.
137
CNCom, Sala C, 15/11/76, LL, 1977-A-266.
510 TIPOLOGÍA

mismo deba ser ejercido conjuntamente por dos apoderados (repre-


sentación convencional).
Finalmente, cabe destacar la validez de los actos cumplidos por
¡os administradores-representantes carentes de legitimación para tal
fin. No se trata más que de la validez basada en la apariencia de
las actuaciones frente a terceros, realizada por un órgano social
de integración viciada, en amparo de la buena fe analizada con cri-
terio objetivo y la seguridad de los negocios1-'4.
En efecto, nuestra jurisprudencia ha amparado al tercero de
buena fe de acuerdo con pautas del derecho angloamericano, según
las cuales todos los actos celebrados por el directorio o por quienes
actúan como directores son válidos no obstante que después se des-
cubra que existía algún vicio en su designación o de quien actuó
como tal, o que cualquiera de ellos carecía de cualidades para de-
sempeñarse en el cargo, válidos como si esos directores hubieran
sido correctamente elegidos o calificados para ser directores139.

1) D E LA ADMINISTRACIÓN EN GENERAL

§ 325. CARACTERIZACIÓN. - Después de referirnos a la asam-


blea como un órgano temporario, no permanente, debemos considerar
la administración de la sociedad anónima, imponiéndose la necesi-
dad de un órgano permanente conforme la idea de sociedad, como
sujeto de derecho, que nace de un negocio asociativo y de organi-
zación.
Ese órgano permanente está ligado a las necesidades de la per-
sona jurídica de entrar en contacto con terceros, por medio de ma-
nifestaciones vinculantes.

§ 326. EVOLUCIÓN. - En la forma que por evolución ha toma-


do la gran empresa -la que se manifiesta en general por la sociedad
anónima-, tres son los elementos que intervienen en esa realización:
capital, dirección y trabajo.

138
Cusnir, Directores de facto y teoría de ,\; ,:;.:': ; vii;. RDCO, 1970-239.
139
Otaegui, Invalidez de actos societarios, p. 35?: CSJX. "Frigorífico Setti
SACIA s/quiebra", RDCO, 1970-239.
SOCIEDAD ANÓNIMA 511
Históricamente, los tres elementos se han encontrado reunidos
en una sola persona. La evolución económica ha producido su diso-
ciación, comenzando primero por apartarse el trabajo dejando a una
sola persona el capital y la dirección, y en manos diversas la ejecu-
ción material, o sea, el trabajo. Este mismo fenómeno fue el que
hizo que prevaleciera la idea de que la dirección o administración
de los negocios sociales fuera confiada al capital. La dirección en
la sociedad anónima es así de origen absolutamente capitalista: es el
capital el que dirige los negocios por medio de las personas que
se designen en asamblea de accionistas140.
Pero la actividad comercial e industrial se ha complicado por
una serie de problemas que no todos están en condiciones de resol-
ver; no es privilegio de los mayores detentadores de capital el mejor
conocimiento de la ciencia del gobierno de las empresas comercia-
les. La dirección es una verdadera ciencia, que requiere conoci-
mientos técnicos especiales, independientes de la posesión de mayor
o menor fortuna que permita aportar capital a la sociedad. De ahí
el crecimiento progresivo de la función de las personas técnicas y
especialmente preparadas para el gobierno de la empresa.
Es difícil prever el punto terminal de esta evolución. Algún
autor ha vaticinado la sustitución del régimen capitalista por el ré-
gimen directorial, es decir, por un régimen en el cual un grupo social
nuevo, el de los directores de empresa, será la clase dirigente141.
Por ello, existe una tendencia a aumentar las facultades del directo-
rio frente a la asamblea.
Además, se muestra la tendencia a la separación entre los car-
gos puramente administrativos y los cargos directivos de la sociedad,
con la consiguiente concentración de poderes en pocas personas, au-
torizando el funcionamiento del comité ejecutivo.
Las grandes sociedades anónimas no están dirigidas por los di-
rectores dueños de la mayoría de las acciones, sino por gestores in-
dividuales de fuerte personalidad, quizá desconocidos por los accio-
nistas, cuyas dotes de energía, competencia y habilidad son las
únicas prendas de éxito en la gestión de los asuntos sociales; aunque

140 Rivarola, Sociedades anónimas, p. 214.


141
Burhma. L'ére des organisateurs, cit. por Garrigues - Uría. Comentarios a
la ley de sociedades, p. 11.
512 TIPOLOGÍA

a veces, la concentración de poderes en una sola persona ponga


en riesgo el bienestar de la empresa si un director, convertido en
dictador, traspasa los límites que separan la audacia de la impru-
dencia142.

§ 327. IMPUTABILIDAD DE LOS ACTOS SOCIETARIOS. - En su fun-


cionamiento incumbe al directorio la administración de la sociedad143,
según los arts. 58 y 59 de la LSC, y a las disposiciones que para hacerlo
efectivo fije el estatuto (art. 260, LSC), pero la representación corres-
ponde a su presidente, sin perjuicio de que el estatuto pueda autorizar
la actuación de dos directores, pero siempre sujetos a la aplicación del
art. 58 (art. 267; ver Exposición de motivos, secc. V, cap. IX, ap. 8).
El mentado art. 58 de la LSC regula la actuación del órgano
administrador, en cuya virtud la imputación a la sociedad de los ac-
tos del administrador decae únicamente en el caso de tratarse de
actos "notoriamente extraños al objeto social". El sistema se nutre
de la intención de proteger a los terceros contratantes con la socie-
dad y se apoya en la teoría orgánica y en el principio comercialista
de la apariencia144. Ello no obsta a la aplicación interna, o sea,
entre los socios, la sociedad y los administradores, de las restric-
ciones contractuales y la responsabilidad por su infracción.
La imputación a la sociedad de los actos del administrador, que
no fueran "notoriamente extraños al objeto social", juega en el texto
aludido, "aun en infracción de la organización plural", la que, en la
misma intención protectora de los terceros, será para ellos res ínter
alios acta. Vale decir que la sociedad se obligará por la actuación
de uno solo de los administradores, a pesar de que el régimen de la
sociedad haya previsto la exigencia, para todos o algunos de sus ac-
tos, de una actuación conjunta145, quedando a salvo el caso en que
el tercero tuviera conocimiento efectivo de que el vínculo se esta-
blecía en violación de la representación plural. Agregamos que el
presidente obliga a la sociedad frente a terceros, y la actuación plu-

142
Garrigues - Uría, Comentarios a la ley de sociedades, p. 11.
143
Cabaneilas (h.). Los órganos de representación societaria, RDCO, 1991-27.
144
Favier Dubois (h.), El representante de hecho y la apariencia en la actua-
ción societaria, "Doctrina Societaria y Concursal Errepar", t. VIII, p. 202.
145
Colombres, Disertación en relación al anteproyecto de ley de sociedades
comerciales, RDCO. 1968-611.
SOCIEDAD ANÓNIMA 513

ral limitativa no sería oponible a terceros que la desconocían en los


casos previstos por el art. 58 (contratos entre ausentes, entre otros).

2) DIRECTORIO

§ 328. CARACTERES. - E l directorio es el órgano permanente,


esencial y colegiado (art. 255, LSC), que tiene a su cargo la admi-
nistración de la sociedad anónima con las facultades conferidas por
la ley y los estatutos, integrado por directores, socios o no, elegidos
periódica y normalmente por la asamblea de los accionistas. De
ello podemos inferir algunos caracteres.
a) Se trata de un órgano social, centro de atribución de com-
petencia, en reemplazo de la amorfa sustentación proveniente del
contrato de mandato. Frente a la antigua concepción contractua-
lista de la figura del administrador, la ley societaria ha rehuido dar
la calificación de mandato para la relación que liga al administrador
con la sociedad, sin duda porque entiende que esta calificación no
se corresponde con el concepto del administrador como verdadero
órgano de la sociedad y que la relación jurídica entre la persona
titular del órgano administrativo y la sociedad es mucho más com-
pleja que la simple relación de mandato. Además, se ha dicho que
el mandato supone la existencia de dos contratantes, lo que no existe
en la sociedad, en la cual el órgano de la gestión social surge uni-
lateralmente en el mismo instante que se crea la persona jurídica, y
también es de esencia del mandato que pueda conferirse y no que
se deba hacerlo, lo que significa que no existe tal posibilidad con-
tractual sino una imperatividad que se opone al mandato146.
Tampoco los administradores son factores, sino la sociedad
misma, por lo cual quedan investidos de la función gestora y repre-
sentativa; son órganos legales de la sociedad, sin delegación de po-
deres, pues tienen poderes propios147.
b) Es un órgano necesario, ya que la sociedad no puede actuar
en el comercio, debiendo recurrirse al procedimiento fijado por la
ley (art. 258, LSC) para la elección de suplentes y designación de

146
Rodríguez - Rodríguez, Tratado de sociedades mercantiles, t. II, p. 49, cit.
por Brunetti, Tratado, t. II, p. 465.
147
Brunetti, Tratado, t. II, p. 465.

33. Richard - Muiño. Derecho socielciritj.


514 TIPOLOGÍA

reemplazante en caso de vacancia. No existe obstáculo legislativo


para que una persona jurídica pueda desempeñar el cargo de director
de una sociedad anónima, actuando mediante su representante.
c) Es permanente, o sea, dura toda la vida de la sociedad, lo
que no se contradice con la temporalidad del cargo de director, que
no puede exceder de tres ejercicios, sin perjuicio de su permanencia
en el cargo hasta ser reemplazado (art. 257) y de su reelegibilidad
(art. 256, LSC).
d) Es un órgano colegiado (art. 255), pudiendo ser unipersonal
en las sociedades anónimas cerradas, debiendo ser pluripersonal (con
no menos de tres directores) para las sociedades anónimas abiertas;
se faculta a la asamblea de accionistas para determinar el número
mínimo y máximo permitido.
La colegialidad implica que las decisiones se toman por deli-
beración y votación en reunión de sus componentes.
El asiento de sus decisiones en un libro de actas se impone tam-
bién para el directorio unipersonal, para determinar la actuación del
órgano.

§ 329. PROHIBICIONES E INCOMPATIBILIDADES PARA SER DIRECTO-


RES. - El art. 256 de la LSC, determina las condiciones para desem-
peñar el cargo de director de una sociedad anónima.
a) No es obligatoria la calidad de accionista, pues "la calidad
técnica no depende de la titularidad del capital", sin- perjuicio de
que el estatuto exija tal calidad.
b) Se debe tener capacidad para ejercer el comercio (art. 264,
inc. 1).
c) En cuanto a la posibilidad de que una persona jurídica pueda
ser director, la doctrina se encuentra sumamente dividida148. Nos
pronunciamos por la afirmativa.
d) En nuestro derecho no hay límite para la acumulación de
este tipo de cargos, ni de edad para su ejercicio, como ocurre en
otras legislaciones, sin perjuicio de una cláusula estatutaria en tal
sentido.

148
Cabanellas (h.), Contratos relativos a la administración societaria, RDCO,
1990-525.
SOCIEDAD ANÓNIMA 515
El propio art. 256 de la LSC determina que el estatuto estable-
cerá la garantía que debe prestar el director y que la mayoría abso-
luta de éstos debe tener un domicilio en la República, debiendo to-
dos ellos constituir un domicilio especial, donde serán válidas las
notificaciones que se les efectúen con motivo del ejercicio de sus
funciones, incluyéndose las relativas a la acción de responsabilidad
(arg. art. 256 infine, LSC).
Por su parte, el art. 264 de la LSC fija las prohibiciones e in-
compatibilidades para ser directores y gerentes (las que actuarán co-
mo impedimento para la designación o como factor de remoción): 7)
quienes no pueden ejercer el comercio; 2) los fallidos (ver arts. 234
a 238, ley 24.522); 3) los condenados con accesoria de inhabilita-
ción para ejercer cargos públicos, los condenados por hurto, robo,
defraudación, cohecho, emisión de cheque sin fondos y delitos
contra la fe pública, quienes cometieren delitos en la constitución,
funcionamiento y liquidación de sociedades, en todos los casos has-
ta después de diez años de cumplida la condena, y 4) los funcio-
narios de la Administración pública cuyo desempeño se relacione
con el objeto de la sociedad, hasta dos años del cese de sus fun-
ciones.
También se enumeran incursos en supuestos especiales, los co-
rredores, los martilieros, los agentes de bolsa, los escribanos, el fi-
duciario de los debenturistas, entre otros.
En cuanto a la sanción correspondiente a la violación de estos
preceptos, si la transgresión fue cometida al momento de la desig-
nación del director, implicará su nulidad; si se tratare de una causal
sobreviniente, constituirá un supuesto de remoción con causa.
Desde el punto de vista interno de la sociedad, si la partici-
pación del director afectado fue decisiva para posibilitar la toma de
la decisión, devendrá la nulidad de ésta; empero, frente a terceros,
dichos vicios resultan inoponibles, por aplicación de los principios
de la teoría de la apariencia.

§ 330. FORMAS DE ELECCIÓN. - L a elección de los directores es


efectuada, en el caso del primer directorio, al constituirse el ente, si
se trata de la constitución por acto único (art. 166, inc. 3), o me-
diante la asamblea constitutiva, si lo es por suscripción pública (art.
179, inc. 4). En esa oportunidad es formalizada en el acta consti-
tutiva, no integrando las previsiones del estatuto.
516 TIPOLOGÍA

Los directorios subsiguientes se elegirán mediante designacio-


nes efectuadas por la asamblea ordinaria de accionistas (art. 234,
inc. 2), o por parte del consejo de vigilancia si así lo dispusiere el
estatuto (arts. 255 y 281, inc. d, LSC).
La elección que efectúa la asamblea ordinaria, como es lógico,
se hará como cualquier otra decisión de dicho cuerpo, a mera plu-
ralidad de votos, o mas correctamente "por mayoría absoluta de los
votos presentes que puedan emitirse en la respectiva decisión", salvo
cuando el estatuto exija mayor número" (arg. arts. 243, párr. último,
y 244, párr. 3 o , LSC).
La ley prevé también otras dos posibilidades de designación de
directores, propendiendo a que determinadas minorías puedan obte-
ner representación proporcional en el órgano de administración.
a) ELECCIÓN POR CATEGORÍAS. Una de esas formas de elección es
la elección por clases, categoría, grupo o tipo de acciones.
El término grupo viene siendo usado desde hace mucho y cons-
tituye un lugar común en el texto de los autores.
Así se ha dicho: "Si bien no cabe la menor duda de que la im-
plantación del sistema eleccionario para elegir directores por 'cate-
goría' o 'clases' de acciones trata de proteger las minorías, accedien-
do a designar uno o más directores, no hay que desconocer que este
mismo sistema permite incorporar otros grupos (minoritarios o ma-
yoritarios) para cubrir requerimientos financieros o de control (ab-
soluto o compartido)"149.
No abunda la literatura referente al régimen electivo de direc-
tores por accionistas minoritarios o representantes de un sector de
la minoría accionaria de capital. En nuestro país se sostenía que,
por imperio de los arts. 335, 347 y 350 del Cód. de Comercio, era
inadmisible la posibilidad de designar directores por la minoría de
una asamblea o por asambleas particulares sectorizadas en determi-
nados grupos accionarios150.

149
Verón, Sociedades comerciales, t. 4, p. 168, comentario al art. 262.
150
Se señala una jurisprudencia del Superior Tribunal de Entre Ríos de 1940,
que quizás es la que haga sostener ahora su ilicitud -no cuestionada por nadie-.
Justamente se enfatiza: "sin embargo, la jurisprudencia administrativa lo admitió,
generándose así una práctica que no era impugnada y que la experiencia sindicó
como medio de salvaguardar la representación minoritaria en el directorio". Se tra-
SOCIEDAD ANÓNIMA 517

Por otra parte, se dijo que el art. 262 de la LSC supone: 7) la


elección grupal de directores, siempre que existan diversas clases de
acciones; 2) que el estatuto -en este caso- puede prever que cada
clase elija uno o más directores, a cuyo efecto reglamentará la elec-
ción151, y 3) que la remoción se hará por la asamblea de accionistas
de la clase; obviamente, se trata de una asamblea especial.
La elección por "grupos de interés", con antecedentes en Sui-
za152, "permite una tutela específica de la minoría o de ciertas mi-
norías. En efecto, al constituirse la sociedad o en una reforma pos-
terior, una minoría a través de la especificación de una clase de
acciones de las que será titular, obtiene la seguridad que designará
para lo futuro uno o más directores, con prescindencia de las demás
clases o del resultado de una elección general...; b) la identificación
estatutaria no requiere términos sacramentales ni la identificación me-
diante 'clase' a la que denomina de una forma diferenciada. Bas-
tará, pues, que se determinen precisamente las agrupaciones según
'clase' (en el sentido genérico de la ley) o 'categoría' de acciones,
o bien de acuerdo con 'series' o simplemente 'numeración' de ac-
ciones, como se dijo en resoluciones de la IGJ de la Capital Federal.
De esta forma, pues, puede admitirse que la elección particular es
una consecuencia de la clase, cuando ésta se diferencia, además, por
el ejercicio diversificado de otros derechos, pero también es afirma-
ble que, cuando no existen estas otras diferencias, la agrupación pa-
ra las votaciones es la causa de la diferenciación en clases. Adviér-
tase la importancia del tema cuando a una clase así tipificada se le
quiere disminuir o privar o de cualquier forma modificar sus dere-

ta de las resoluciones de la IGPJ de 1954 y 1958 en que se aceptó la inserción de


cláusulas estatutarias autorizando la elección de directores "por grupo de accionis-
tas", y la segunda impuso la necesidad de respetar la proporción del número de
directores a elegir, y la cantidad de acciones poseídas por el grupo o el total de votos
que le corresponde. También se recuerda que la Comisión Nacional de Valores se
orientó en sentido similar exigiendo proporcionalidad entre los grupos.
151
"Es necesario que el estatuto reglamente el art. 262 de la ley 19.550, si se
establece la elección de directores por clases de acciones" (CNCom, Sala C, 2/7/79,
"Sáiz, Marta L. c/Camper Comercial Industrial y Financiera SA", LL, 1979-D-35,
voto del doctor Anaya).
152
Alegría, Elección de directores por clase o categoría de acciones (el con-
cepto de clase o categoría. El número de directores a elegir por clase), LL, 1980-
C-864.
518 TIPOLOGÍA

chos (p.ej., sumándole acciones de otra clase, etc.), se considerará


tipificado el caso del art. 250 de la ley de sociedades, y en conse-
cuencia será necesaria la aprobación de los accionistas de ella en
asamblea especial".
En cuanto al alcance de la expresión categoría o clases de ac-
ciones: "Tal como quedó redactado el art. 262 titulado -en su pri-
mera parte- 'elección por categoría' y, refiriéndose en su texto a la
existencia de 'diversas clases de acciones', una primera aproxima-
ción interpretativa nos estaría indicando que ha querido referirse ex-
clusivamente a las clases de acciones que permite crear la normativa
societaria ceñida a una diferenciación subordinada a los derechos
patrimoniales y políticos que se adjudiquen, tal como lo hacen los
arts. 166, inc. 1, 194, 207, 211, 213, 216, 250, 280 y 288 de la LSC;
sin embargo, caeríamos en una pobreza interpretativa si así lo en-
tendiéramos. En primer lugar, por la naturaleza del instituto: se tra-
ta de un mecanismo eleccionario que persigue el apartamiento del
sistema tradicional y general consagrado por la ley (mayoría) y nada
hace suponer que para lograr el fin del legislador,-haya necesaria-
mente que circunscribirse a aquellas acciones categorizadas riguro-
samente en función de los derechos que otorgan. En segundo lugar,
la Exposición de motivos nos aporta la claridad que se necesita en la
interpretación de la norma cuando señala que el mecanismo tiene
la ventaja de dar representación en el directorio a los distintos 'gru-
pos' de accionistas", consagrando así lo que comúnmente se conoce
como elección grupal o elección por grupos de acciones, sin que,
tampoco aquí, se deba tender su asimilación estrecha a las clases de
acciones referidas en aquellas disposiciones. En tercer lugar, y
desde el punto de vista semántico, cuando en el art. 262 se inserta
como subtítulo "Elección por categoría" se está empleando un elemen-
to clasificatorio propio de las disciplinas científicas; y, cuando en el
texto precisa esta clasificación diferenciada (clase), no hace otra cosa
que aplicar el concepto de orden con arreglo a determinada calidad
que no es otra que el "agrupamiento de acciones para una finalidad".
En resumen, según lo expuesto, resulta equivalente clase, cate-
goría, grupo, grupos, series, etc., sea que refieran a: a) ordinarias o
privilegiadas, voto múltiple, etc.; b) derecho de elección de directo-
res, y c) forma de transferencia de las acciones.
Es decir, en el caso de que hayan diversas clases de acciones,
sea por tener cada clase o categoría naturaleza distinta (ordinarias
SOCIEDAD ANÓNIMA 519

con o sin voto privilegiado, acciones con preferencias patrimoniales


a las que no se les haya restringido el derecho de voto; art. 217), o
bien aun dentro de una igual naturaleza (p.ej., siendo todas ordina-
rias de un voto) que el estatuto prevea que dentro de ellas se orga-
nicen clases que tengan representación en el directorio, en cuyo
caso, no sólo determinará qué número elige cada clase, sino la forma
de la elección153. A no dudarlo, la elección se formalizará en una
asamblea general ordinaria (art. 234) que, en cuanto a la elección
de los directores por clase, se dividirá en asambleas especiales or-
dinarias (art. 250) para llegar a la elección total.
La Exposición de motivos de 1972 (cap. II, secc. V, pto. VI, ap.
4, párr. 2°) expresa: "La tendencia actual -tanto legislativa como en
la dogmática- es contraria al reconocimiento de esta preferencia...,
pero la realidad argentina demuestra la conveniencia de su mante-
nimiento..., porque actúa como incentivo y medio de garantía de
'grupos de capital'". Y en la misma secc. V, pto. IX, 'De la admi-
nistración y representación', expresa en su ap. 6: "La elección de
los integrantes puede preverse, sea por elección de todos ellos por
la mayoría de la asamblea, sea: a) por clase de acciones, conforme
a la reglamentación que determine el estatuto (art. 262). No obs-
tante lo dispuesto por el art. 350 del Cód. de Comercio, es una
práctica ya establecida en el país, que tiene la ventaja de dar re-
presentación en el directorio a los distintos 'grupos' de accio-
nistas, muy importante en caso de fusión o de incorporación de nue-
vos capitales".
b) LA ELECCIÓN POR VOTO ACUMULATIVO. La acumulación de votos
es un derecho individual inderogable en el ejercicio de voto elec-
tivo, que sólo se puede postergar frente a un derecho de elección por
clase.
El derecho del art. 263 sólo cede ante la organización de la
elección por clase prevista en el art. 262 de la LSC.
Dificultades interpretativas del texto originario impusieron su
modificación. Según la Exposición de motivos de la ley 22.903,
la modificación incorporada al art. 263 procura solucionar las diver-
gencias motivadas por su redacción anterior, por lo cual se aplica a
dicho artículo la interpretación dada a la norma vigente por la Co-

153
Richard - Escuti (h.) - Romero, Manual de derecho societario, p. 292.
520 TIPOLOGÍA

misión Nacional de Valores, la Inspección General de Justicia y


otros organismos de contralor, persuadida la Comisión de Reforma
de que en los casos en que haya habido criterios divergentes de los
que se adoptan, el nuevo texto no presentará inconvenientes en su
asimilación; máxime que trata, por su propio contenido reglamenta-
rista, de ahuyentar cualquier duda interpretativa.
1) EL TERCIO DE LAS VACANTES A LLENAR. El art. 263, párr. 1°, esti-
pula que "los accionistas tienen derecho a elegir hasta un tercio de
las vacantes a llenar en el directorio por el sistema de voto acumu-
lativo", ratificando el inc. 4o de ese mismo artículo que cada accio-
nista podrá distribuir o acumular sus votos "en un número de can-
didatos que no exceda del tercio de las vacantes a llenar"154.
Queda claro, por consiguiente, que: a) la regla básica y direc-
triz del sistema reposa en este párr. Io del art. 263, o sea que los
accionistas pueden ejercer su derecho de voto para la elección de
los directores por el sistema del voto acumulativo hasta un tercio
de las vacantes a llenar, ti) debe entenderse que en los supuestos
en que el número de vacantes-directores no sea divisible por tres
(p.ej., cuatro o cinco), se toma el número entero con desprecio de
la fracción (para cuatro es tres, para cinco también), ya que no es
posible elegir 1,33 o 1,66 directores, sino -simplemente- uno solo
(y no dos) porque excedería matemáticamente el tercio; c) las fór-
mulas norteamericanas no son aplicables aquí, ya que en éstas no
existe la limitación del tercio, y d) el límite no es para cada accio-
nista en particular, sino que corresponde a la totalidad de los cargos
que se pueden cubrir con candidatos votados acumulativamente.
2) INDEROGABILIDAD DEL DERECHO. ES principio societario básico
del derecho argentino que el ejercicio del voto acumulativo en la
elección de directores es de orden público, inderogable, indisponi-
ble, que sólo puede ser alterado por la previsión de la elección por
clase o grupo de acciones o accionistas155.
Pero si aún se supusiera la posibilidad de que la voluntad dejara
de lado ese sistema inderogable, tal resolución sólo podría pensarse
a nivel contractual por unanimidad, y nunca a nivel colegial, o sea

154
Seguimos el desarrollo efectuado por Verón - Zunino, Reformas al régimen
de sociedades comerciales, p. 500 y siguientes.
155
Verón - Zunino. Reformas al régimen de sociedades comerciales, p. 501.
SOCIEDAD ANÓNIMA 521
por mayoría, salvo el supuesto de suplantación por el otro sistema
previsto por la ley156.
Por ello, el estatuto no puede derogar el derecho a elegir hasta
un tercio de las vacantes a llenar en el directorio por el sistema de
voto acumulativo, ni reglamentarlo de manera que dificulte su ejer-
cicio, pero se excluye el supuesto de que se designen directores por
el sistema del art. 262 (elección por clase o categoría de acciones),
complementado por el art. 263, párr. 2o, de la LSC.
a) La esencia del "sistema de voto acumulativo" es dar protec-
ción y representación a la minoría en el directorio de la sociedades
anónimas, por lo cual el art. 263 de la LSC prohibe no sólo derogar
este derecho, sino también dificultar su ejercicio coherentemente
con la motivación de la norma.
b) Notificada la sociedad anónima del ejercicio del "sistema de
voto acumulativo" por un accionista, toda reducción o aumento del
número de integrantes del directorio que perjudique la expectativa
normal de representación numérica de las minorías, debe conside-
rarse contraria a la letra y al espíritu de la institución, al legítimo
interés social de la comunidad expresado en la norma y a la debida
lealtad entre todos los componentes de la entidad. Sin embargo,
cuando la disminución del número de integrantes del directorio es
proporcional a las minorías y las mayorías, el perjuicio no se produce.
c) Anulada la decisión de la asamblea por dificultar o desco-
nocer el ejercicio del voto acumulativo, corresponde la celebración
de nueva asamblea para la elección de los administradores de con-
formidad con las disposiciones legales aplicables.
d) El ejercicio del derecho que otorga el art. 263 de la LSC se
ofrece como una mera facultad del accionista que no se pierde por
su falta de ejercicio, sino sólo con relación a cada oportunidad en
que se lo ejerce", pues no se extingue mientras subsiste el derecho
de ejercicio continuado en que está contenida, derecho que, en este
caso, fluye de la posición del socio que confiere la calidad de ac-
cionista.

156
"La ley 19.550 establece que el estatuto no puede derogar ni condicionar
el sistema del voto acumulativo, de elección de los directores ni aún por vía regla-
mentaria. Así la decisión asamblearia contraria al art. 263, ley citada, atenta contra
el orden público lo que haría aplicable el art. 1047 y ss. del Cód. Civil" (CNCom,
Sala C, "Schettini, J. c/GASA", ED, 91-590).
522 TIPOLOGÍA

é) El art. 263 de la LSC contiene disposiciones prohibitivas, de


las que resulta que la materia relativa a la representatividad de las
minorías societarias, destinada naturalmente al ejercicio del derecho
de control de la actividad de la mayoría, "no queda suspendida a la
voluntad de los componentes accionistas", sino que se imponen re-
lativamente para que se salvaguarde la ratio legis en que se sustenta
el establecimiento del derecho a la "elección por acumulación de
votos".
f) Las únicas formas en que se puede derogar el derecho de
elegir a los integrantes del directorio con el sistema de voto acumu-
lativo, están expresamente previstas en los arts. 251, 262, 263, 280
y 311 de la LSC.
3) RENOVACIÓN PARCIAL DEL DIRECTORIO. De acuerdo con el art.
263, párr. 3 o , "el directorio no podrá renovarse en forma parcial o
escalonada, si de tal manera se impide el ejercicio del voto acumu-
lativo".
Esta norma impide burlar la aplicación del sistema, ya que de
estar ausente, un régimen de elecciones parciales (p.ej., renovación
anual) o escalonada, imposibilitaría el uso del "voto acumulativo",
por lo cual es recomendable no imponer estatutariamente la renova-
ción parcial, a menos que numéricamente se lo permita (como cuan-
do los miembros del directorio ascienden a seis personas y se los
elige por dos años con renovación anual de la mitad)157.
4) PROCEDIMIENTO PARA su EJERCICIO. El art. 263, en su párr. 4o,
señala que para el ejercicio del derecho a elegir hasta un tercio de
las vacantes a llenar en el directorio por el sistema del voto acumu-
lativo, se procederá a observar el procedimiento previsto en los pá-
rrafos siguientes y que nosotros examinamos a continuación.
5) NOTIFICACIÓN A LA SOCIEDAD. El art. 263, inc. 1, estipula que
"el o los accionistas que deseen votar acumulativamente deberán no-
tificarlo a la sociedad con anticipación no menor de tres días hábiles
a la celebración de la asamblea, individualizando las acciones con
que se ejercerá el derecho y, si fuesen al portador, depositando los
títulos o el certificado o constancia del banco o institución autori-
zada. Cumplidos tales requisitos aunque sea por un solo accionista,
todos quedan habilitados para votar por este sistema".

157
Verón - Zunino, Reformas al régimen de sociedades comerciales, p. 502.
SOCIEDAD ANÓNIMA 523

a) Este primer paso procedimental a observar en el ejercicio


del voto acumulativo estaba contenido, similarmente, antes de la
sanción de la ley 22.903, en el art. 64, inc. 1, de la res. IGJ 6/80,
con la diferencia de que ahora la reforma transformó el plazo de
"cinco días corridos a la fecha de la asamblea, incluidos los feriados
y excluido el día de la asamblea", por el de tres días ¡lábiles a la
celebración de la asamblea. La parte última del actual inc. 1 del
art. 263, estaba contenida en el párrafo antepenúltimo del texto an-
terior de este artículo, también con una redacción similar.
b) Se hace notar158, por otra parte, algunas circunstancias dig-
nas de consideración.
1) El derecho es ejercitable únicamente por el accionista con
derecho a voto, con lo cual se excluyen los tenedores de bonos de
goce, los debenturistas, los accionistas que tengan suspendidos sus
derechos (por litigio en la titularidad de sus acciones, o mora en la
integración de las acciones).
2) La voluntad de ejercer el derecho deberá ser pura y simple-
mente expresada, no siendo válida la notificación condicional, ni la
mera reserva de derecho.
3) El plazo establecido es de caducidad, por lo cual su venci-
miento provoca la extinción del derecho no utilizado.
c) En cuanto a esta notificación, "deberá efectuarse a la socie-
dad por cualquier medio fehaciente, quedando librado éste a la ex-
clusiva elección del remitente de la notificación, bastando que ésta
revista el carácter de dar fe o constancia de su recepción por el des-
tinatario; el remitente, pues, y según las circunstancias del caso, po-
drá llevar a la sociedad una simple nota en mano y hacerse firmar
una de sus copias en prueba de recepción, o enviar un telegrama con
copia o colacionado o una carta documento, o realizar una notifica-
ción notarial"159.
d) El plazo previsto, de tres días hábiles anteriores al de la ce-
lebración de la asamblea, excluye los días feriados y también el de
la celebración de la asamblea.

158
Michelson Irusta, El sistema de elección por voto acumulativo, RDCO,
<>81-423.
159
Virilli, El voto acumulativo en elección de directores, "La Información",
983-XLVII-156.
524 TIPOLOGÍA

6) INFORMACIÓN DE LA SOCIEDAD A LOS ACCIONISTAS. De conformi-


dad con el art. 262. inc. 2. "la sociedad deberá informar a los ac-
cionistas que lo soliciten, acerca de las notificaciones recibidas".
La reforma de la ley 22.903 agregó que, "sin perjuicio de ello, el
presidente de la asamblea debe informar a los accionistas presentes
que todos se encuentran facultados para votar acumulativamente".
Además, el inc. 3 de dicho artículo requiere que antes de la votación
se informe pública y circunstanciadamente el número de votos que
corresponde a cada accionista presente.
a) El accionista tiene derecho a recabar de la sociedad acerca
de las notificaciones recibidas, antes de la celebración de la asam-
blea, debiendo ser satisfecha por ella en el lapso comprendido entre
el vencimiento del plazo de notificación de la opción y el día de la
celebración de la asamblea, y mencionándose si se han recibido pe-
didos de ejercer el voto acumulativo, el nombre de los accionistas
y la cantidad de acciones que la ejercerán, sin entrar a considerar
los demás requisitos de viabilidad, de los que sólo se informará y
considerará en el transcurso de la asamblea.
b) La apertura de este sistema implicará que otros accionistas
minoritarios que no hubieran realizado las comunicaciones o que
hubieran notificado fuera de término o con otros vicios, excepto la
falta de depósito, puedan acumular sus votos.
c) Esta disposición tiene por objeto permitirle a los accionistas
presentes contar con información veraz sobre la composición de la
fuerza de los accionistas presentes en la asamblea, y que quienes no
lo hubieran hecho puedan decidir la estrategia que seguirán en el
acto electoral.
7) NÚMERO DE VOTOS Y su ACUMULACIÓN. El art. 263, inc. 4, de la
LSC determina que "cada accionista que vote acumulativamente ten-
drá un número de votos igual al que resulte de multiplicar los que
normalmente le hubieren correspondido por el número de directores
a elegir. Podrán distribuirlos o acumularlos en un número de can-
didatos que no exceda el tercio de las vacantes a llenar".
La LSC ha optado -para hacer efectiva la representación de la
minoría- por el sistema de multiplicar los votos de los socios que
se acojan a este sistema, por el número de vacantes que haya de
llenar (o directores a elegirse) y autoriza al accionista a distribuir
sus votos que resulten de esa multiplicación sobre el número de va-
SOCIEDAD ANÓNIMA 525

cantes a llenar con esa acumulación (esto es, un tercio de tales


vacantes) o un número inferior (la limitación a un tercio prevista
resulta del máximo de directores elegidos por este voto acumula-
tivo).
8) SISTEMA ORDINARIO O PLURAL Y SISTEMA ACUMULATIVO DE VOTACIÓN:
MECANISMO. Los incs. 5 a 7 del art. 263 regulan el modo como deben
operar los sistemas ordinario o plural y acumulativo de votación.
a) El inc. 5 del art. 263 dispone que "los accionistas que voten
por el sistema ordinario o plural y los que voten acumulativamente
competirán en la elección del tercio de las vacantes a llenar, apli-
cándose a los dos tercios restantes el sistema ordinario o plural de
votación". Además señala que "los accionistas que no voten acu-
mulativamente lo harán por la totalidad de las vacantes a cubrir,
otorgando a cada uno de los candidatos la totalidad de los votos que
les corresponde conforme a sus acciones con derecho a voto".
b) En otro aspecto, el inc. 6 dispone que "ningún accionista
podrá votar -dividiendo al efecto sus acciones- en parte acumulati-
vamente y en parte en forma ordinaria o plural".
c) En cuanto a la aplicación del sistema, el inc. 7 nos informa:
"todos los accionistas pueden variar el procedimiento o sistema de
votación, antes de la emisión del voto, inclusive los que notificaron
su voluntad de votar acumulativamente y cumplieron los recaudos
al efecto".
Estas disposiciones nos merecen un comentario ampliatorio160.
7) Así, se entendió que "con estos criterios rectores, en espe-
cial la comprensión de que el sistema de voto acumulativo en el
derecho nacional es un sistema electoral complejo, en donde concu-
rren dos formas de votación, creemos que se llega a una equilibrada
interpretación del instituto".
2) El sistema de elección que examinamos no significa que la
minoría tenga la certeza absoluta de lograr algún director que la re-
presente, sino sólo en el caso que procure una relevancia numérica
mínima tal que sus candidatos igualen o superen por la acumulación
de votos a los sufragios logrados por los candidatos de la mayoría.

160 Seguimos en el tema a Verón - Zunino. Reformas al régimen de sociedades


romerciales, p. 507.
526 TIPOLOGÍA

5) Los directores que se eligen excluyendo el sistema de acu-


mulación de votos deben serlo por mayoría absoluta de los votos
correspondientes a las acciones presentes. Los votos de los accio-
nistas que no voten acumulativamente deben alcanzar la mayoría ab-
soluta de los votos presentes en la asamblea (salvo que el estatuto
exija mayor número), según la previsión del art. 243, párr. último,
de la LSC, y, lógicamente, sin perjuicio de que hasta un tercio de
los cargos sean ocupados por los candidatos votados acumulativa-
mente y que obtuvieron igual o mayor número de votos que los con-
seguidos por el sistema ordinario.
4) Coincidimos con la necesidad de que "un accionista vote
por lista directa, que enumere sus candidatos por orden de prelación
de manera tal que, si alguno de ellos no resultare electo por impo-
sición del o los candidatos votados por el sistema acumulativo, su
exclusión resulte automática y no dé lugar a cuestiones acerca de la
eliminación de otro u otros de la lista por parte de la oposición".
5) En cuanto a la posibilidad de variar o alterar el procedi-
miento de votación, coincidimos en que una vez habilitado el siste-
ma de votación, éste se despersonaliza del accionista que lo puso en
movimiento, para pasar a ser un derecho adquirido por todos los
accionistas con derecho a voto que asisten a la asamblea161.
6) El sistema de emisión de votos puede estar dispuesto en el
estatuto o el reglamento o surgir de la votación en la misma asam-
blea, en cuanto no afecte el ejercicio del derecho.
9) CÓMPUTO DE LA VOTACIÓN. El art. 263, inc. 8, establece que
"el resultado de la votación será computado por persona. Sólo se
considerarán electos los candidatos votados por el sistema ordinario
o plural si reúnen la mayoría absoluta de los votos presentes; y los
candidatos votados acumulativamente que obtengan mayor número
de votos, superando a los obtenidos por el sistema ordinario, hasta
completar la tercera parte de las vacantes".
a) El cómputo del resultado de la votación, que debe hacerse
por persona, no obsta para que en la regulación estatutaria del sis-
tema de elección por voto acumulativo, y con el objeto de simpli-

161
Michelson Irusta, El sistema de elección por voto acumulativo, RDCO,
1981-423.
SOCIEDAD ANÓNIMA 527

ficar el mecanismo, se estipule que la mayoría vote por lista com-


pleta.
b) Para establecer la mayoría absoluta de los votos presentes
en el mecanismo de procedimiento del voto acumulativo, se compu-
ta el total de votos presentes antes de su emisión. Obviamente, se
excluyen los votos agregados por la acumulación; y no puede ser de
otra manera, pues de contarse éstos, quienes votaron por el sistema
ordinario podrían verse injustamente descolocados al aplicárseles una
base de cómputo irreal respecto del sistema tradicional por el que
optaron en la votación.
Otro problema es cómo determinar cuáles directores son los
que deben ser elegidos dentro del tercio, superando a quienes han
sido elegidos en voto directo, cuando sobre alguno de ellos recaen
votos expedidos por ambos sistemas, o sea que sobre directores vo-
tados directamente se suman votos de otros accionistas que votaron
por ellos acumulativamente, en el supuesto que estos candidatos obten-
gan con la suma de ambos más que otros votados exclusivamente por
el sistema de voto acumulativo, que parece más coherente desde el
punto de vista teleológico, aunque no exista una prohibición expresa.
Las posiciones se dividen entre los que interpretan al inc. 8 del
art. 263 en el sentido de que no es posible sumar en el mismo can-
didato votos ordinarios y votos acumulativos, o sea que la ley prohi-
biría la sumatoria de votos diferentes. Y la otra -mayoritaria- en
el sentido de considerar electo al candidato más votado sin restric-
ción alguna162.
10) CASO DE EMPATE. Finalmente, el art. 263, inc. 9, estipula
que "en caso de empate entre dos o más candidatos votados por el
mismo sistema, se procederá a una nueva votación en la que parti-
ciparán solamente los accionistas que optaron por dicho sistema.
En caso de empate entre candidatos votados acumulativamente, en
la nueva elección no votarán los accionistas que -dentro del siste-
ma- ya obtuvieron la elección de sus postulados".

§ 331. DURACIÓN. - L a duración de las funciones del director


debe estar precisada en el estatuto, sin poder exceder de tres ejerci-

162
Griffi, Algo más sobre la elección por voto acumulativo, "Doctrina Socie-
taria y Conciirsal Errepar", t. II, p. 1.
528 TIPOLOGÍA

cios, salvo el caso de elección por el consejo de vigilancia, en cuyo


caso la duración podrá extenderse hasta cinco años (art. 281, inc. d,
LSC). No obstante el plazo señalado, el director debe permanecer
en su cargo hasta ser reemplazado (art. 257, LSC).
Supletoriamente la ley regula el plazo de ejercicio -en caso de
silencio del estatuto- en el máximo autorizado.
Pese a la temporalidad del cargo del director, cabe recordar que,
según la previsión del art. 256 de la LSC, los directores son reele-
gibles sin límite alguno.
Por la naturaleza de persona jurídica, los directores mantienen
su legitimación hasta ser sustituidos, pero por ello deben asegurar
la convocación de la asamblea que eligirá sus reemplazantes.

§ 332. SUPLENCIA. - La ley societaria contiene normas que tra-


tan de asegurar el mantenimiento del órgano ejecutivo necesario,
mediante preceptos de reemplazo de los directores.
El art. 258 de la LSC fue reformado por la ley 22.903, atento
a la necesidad de su coordinación con el nuevo texto del art. 284
que prevé la posibilidad de prescindencia de la sindicatura para
aquellas sociedades no comprendidas en ninguno de los supuestos a
que se refiere el art. 299 de la LSC, si ello ha sido previsto estatu-
tariamente.
De este modo, en caso de vacancia, los síndicos designarán el
reemplazante hasta que se reúna la próxima asamblea si el estatuto
no previera otra forma de nombramiento. Empero, para el caso de
haberse prescindido de la sindicatura y conforme la primera parte
del art. 258, el estatuto podrá establecer la elección de suplentes
para subsanar la falta de directores por cualquier causa, siendo esta
previsión obligatoria para aquellas sociedades que prescinden de la
sindicatura.

§ 333. RENUNCIA. - N O se halla condicionada a momento al-


guno la presentación de la renuncia por parte del director. Además
si bien la renuncia del director no requiere justa causa, cuando fuere
abusiva genera responsabilidad para el renunciante.
El directorio deberá aceptar esa renuncia, en la primera reunión
que celebre con posterioridad a su presentación, siempre que aqué-
lla no afecte su funcionamiento regular y no fuere dolosa o intem-
SOCIEDAD ANÓNIMA 529

pestiva. Sólo de lo contrario el renunciante deberá continuar en


funciones hasta tanto se pronuncia la próxima asamblea (art. 259,
LSC).
Uno de los problemas fundamentales en torno de la renuncia y
eventual exoneración de responsabilidad, es la inscripción de la re-
nuncia (art. 60, LSC) 1 ".
Es excesivo el requisito, en todos los casos, de la inscripción
de la renuncia o del cambio de directores para exonerar de respon-
sabilidad a los salientes, si de otros elementos independientes resul-
ta inequívoca la existencia del acto y su fecha anterior a los actos
por los que se les atribuye responsabilidad.

§ 334. LA REMOCIÓN. - Resulta de la esencia de su designa-


ción que los directores son libremente removibles o revocables ad
iiutum164.
El órgano exclusivamente encargado es la asamblea general de
accionistas (art. 234, inc. 2), incluso en el caso del art. 281, inc. d,
conforme las mayorías previstas en la LSC (art. 243), debiendo el
tema estar contemplado en el orden del día en forma clara, salvo
que la remoción se resuelva por la asamblea como consecuencia de
la resolución que se adopte sobre otras cuestiones incluidas en el
orden del día (p.ej., responsabilidad de los directores, análisis de la
gestión).
Se trata de una figura de orden público; por lo tanto el estatuto
no puede suprimir ni restringir la revocabilidad en el cargo (art. 256,
LSC).

163
El nombramiento de nuevos miembros del directorio no es circunstancia
suficiente para excluir la responsabilidad de los anteriores que no registraron sus
invocadas renuncias en el Registro Público de Comercio (CNCom, Sala D, 15/5/92,
"Cipo Corp. Ind. de Prod. Oleaginosos SA s/quiebra s/incidente de exclusión de
directorio", RDCO, 1992-441). Puede verse también Nissen, Renuncia de los di-
rectores y calificación de conducta, "Doctrina Societaria y Concursal Errepar",
t. VII. p. 107.
164
Estrictamente, como lo indican Zaldívar y otros (Cuadernos de derecho
societario, vol. III, p. 606, nota 31), los términos revocación y remoción tienen un
significado diferenciado. El primero implica un acto realizado por el mismo órgano
que produjo el nombramiento, mientras que el segundo se producirá cuando se trata
de otro órgano, como en nuestro derecho, respecto del director designado por el
consejo de vigilancia cuya remoción, no obstante, corresponde a la asamblea.

1
1 Richard - Muiño. Derecho societario.
530 TIPOLOGÍA

§ 335. REGISTRO DE ADMINISTRADORES. - Sostiene la jurispru-


dencia165, sintetizando el criterio doctrinario166, que la designación
o cesación de administradores y representantes tiene efecto como tal
desde el acto decisorio, y no desde su inscripción, dado el carác-
ter declarativo de esa última.
La inicial discusión sobre el efecto no constitutivo y meramente
declarativo de la inscripción prevista en el art. 60 de la LSC, está
superada, merced a varios argumentos; si la inscripción fuera cons-
titutiva, el art. 12 no podría hablar de inoponibilidad de las modifi-
caciones no inscriptas, y menos siendo válidas entre los socios otor-
gantes, pues sólo lo son las que han reunido todos los requisitos
constitutivos y, por ende, la inscripción no le otorga validez al acto,
sino sólo oponibilidad (efecto declarativo). Congruente con ello,
las resoluciones asamblearias son válidas (art. 233), sin que sea ne-
cesaria la inscripción en el registro público.
Se califica así la inscripción, particularmente de la cesación de
administradores, como una protección de los terceros, quienes pue-
den no conocer necesariamente las nuevas designaciones o remoción
de representantes167. Se sigue así un viejo criterio del alto tribunal
en torno de la seguridad jurídica y protección de los terceros, como
son los acreedores de una sociedad, a quienes no se les puede exigir

165 CNCom, Sala C, 27/2/90, "Balbi de Cevallos, Ida S. c/Sallaberry, Horacio


s/sumario", RDCO, 1990-B-778; en el caso se decidió que si el ex vicepresidente
de una sociedad anónima librara títulos cambiarios durante el período comprendido
entre la decisión de la sociedad de separarlo de su cargo y antes de la inscripción
de ésta, tales títulos obligan a la sociedad, si no se pudiera probar que el tercero
conocía o debía conocer dicha circunstancia (arts. 12 y 60, LSC). Se protege a los
terceros a través de la información sobre quiénes están legitimados para representar
a la sociedad, exteriorizando quiénes son los administradores a los fines del ejer-
cicio de acciones de responsabilidad (CNCom, Sala D, 18/10/73, ED, 53-35; id.,
Sala B, 25/8/77, LL, 1979-B-408; id., id., 26/9/77, LL, 1978-B-256).
166
Cornejo Costas, Sociedades comerciales según la jurisprudencia y la doc-
trina, p. 117, 121 y ss.; Adrogué - García Cuerva, La publicidad registral, LL, 1987-
D-1035;- Richard, en Escuti - Richard, La sociedad comercial y las modificaciones
no inscritas, RDCO, 1978-711 y ss.; Gaibisso - Nissen, Registración de administra-
dores (análisis del art. 60, LS), ED, 84-134; García Caffaro. Oponibilidad de la
designación y cese de administradores de sociedades comerciales, LL, 1979-B-410;
Halperin, Curso de derecho comercial, t. 1, p. 121, 281 y siguientes.
167
Baistrocchi - Rodríguez Galli, El art. 60 como escudo de protección de los
terceros de buena fe, RDCO, 1990-^-111.
SOCIEDAD ANÓNIMA 531

un constante examen sobre los antecedentes de las autoridades de


las sociedades anónimas16s.
Los terceros pueden usar las resoluciones sociales, pero a ellos
no pueden oponérseles las que no fueran de su conocimiento o no
estuvieren inscriptas; así es por la aplicación de la teoría de la apa-
riencia.

§ 336. ACTAS. - A l igual que ocurría con la asamblea, en el


caso del directorio como órgano colegiado o no, necesita que sus
decisiones queden registradas.
El instrumento que registra esas decisiones es el acta del direc-
torio, e implica una clara aplicación del art. 73 de la LSC, en tanto
dispone: "Deberá labrarse en libro especial, con las formalidades de
los libros de comercio, acta de las deliberaciones de los órganos co-
legiados. Las actas del directorio serán firmadas por los asistentes".
Se trata, al igual que las actas de las asambleas, de simples me-
dios probatorios.

§ 337. EFECTOS. - Conforme autorizada opinión, "el acta que


debe labrarse de cada reunión en el libro social correspondiente (art.
73, LSC), contendrá la indicación de los directores y síndicos pre-
sentes, un resumen de las deliberaciones, de la protesta que pueda
formular cualquiera de los directores presentes opuestos a la deci-
sión (art. 274, párr. 2o), los resultados de las distintas votaciones
realizadas, y ese acta será firmada por todos los asistentes.
El acta es esencial para la existencia de la reunión como acto
colegial colectivo y de las decisiones tomadas; omitida, no puede
sustituirse por decisión judicial acerca de su existencia, porque la
ley ha forjado el único medio para establecer aquellos extremos"169.
Claro está que esta esencialidad es limitada cuando se señala:
"Iise fundamento del art. 73 impone dar al acta fuerza probatoria:
quien la impugna deberá probar la inexactitud o falsedad"170.

I6Í!
CSJN, 4/12/68, "Frigorífico Setti SA s/convocatoria", RDCO, 1970-230,
>'on nota de Cusnir, Directores de facto y teoría de la apariencia.
"'', Halperin, Sociedades anónimas, p. 419.
170
Expresamente así en el decreto francés de 1967, art. 88 (Hémard, Théorie
• t pratique des nollités et de société de fait, p. 789). Halperin señala: de ahí que
532 TIPOLOGÍA

Esa posición dogmática citada, sobre la esencialidad del acta


para que la reunión del directorio se repute existente, aparejaría las
siguientes consecuencias.
a) Que bastaría que el director que vota en contra y constituye
el quorum no firmara, para que no existiera el acto.
b) Que si el presidente, que es el que maneja la administración
interna, es vencido en la votación, omitiendo la transcripción del
acta, imponga su decisión minoritaria, o sea, no cumplir lo que haya
resuelto la mayoría.
c) Que, especialmente cuando hay confrontaciones en el direc-
torio, cualquiera de las partes esté al capricho de la otra, minoritaria,
para obtener la rubricación del acta.
Por eso recordamos que, a pesar que normalmente no presenta
la confección del acta ninguna dificultad, y puede realizarse sobre la
base de los apuntes tomados, también debemos pensar en los casos
patológicos que existen aun cuando poco frecuentes.
Referidos a la asamblea, que tiene semejanzas cuando existe
minoría disidente, son los casos en que no se actúa con la debida
buena fe, creándose un estado de incertidumbre respecto del conte-
nido de las actas y de la correcta transcripción de las distintas po-
siciones o impugnaciones expuestas y el sentido de las votaciones.
Para asegurar que ello ocurra correspondería reconocer el derecho
de los accionistas de concurrir acompañados de un escribano para
que labre acta notarial de la asamblea o que proceda a individualizar
los casetes en que se grabará el acto de la asamblea, que luego trans-
cribirá en la actuación notarial. Igualmente deberá admitirse que
los accionistas, aun sin la presencia de escribano, concurran a la
asamblea con grabadores. Entiendo que no se opone a lo que aquí
propongo la exigencia de ser accionista, director o síndico, para
asistir a la asamblea, ya que la prescripción legal tiene el sentido de
participación activa en ella, pero no. puede ser excluyente de quie-

tampoco sea admisible la afirmación de que es sustituible por fijación de una minuta
en la sede social, o por comunicación a los socios; la explicación de la opinión de
Minervini puede estar en que la ley italiana no tiene una norma equivalente al art.
73, de la LSC (ver Minervini, Gli amministrationi di socielá per azioni, p. 193,
quien cita la crítica de la doctrina suiza al art. 715 del Cód. de las Obligaciones,
análogo al art. 73, de la LSC; ver también Halperin, Sociedades anónimas, p. 404).
SOCIEDAD ANÓNIMA 533

nes, sin que ello signifique conferirle a la asamblea carácter público,


aseguran con su presencia los objetivos perseguidos por la ley (art.
249. LSC. y la res. IGPJ 2/76). Respecto de las reuniones de di-
rectorio la necesidad de tomar idéntica previsión se presenta como
más remota, pero no obstante ello existen iguales razones que indi-
can la conveniencia de aceptar el criterio expuesto"171.
En este estado, deberíamos distinguir entre los efectos externos
del acta de directorio, como elemento esencial para probar al tercero
la existencia y alcance de la deliberación, sin permitir prueba en
contrario del tercero de lo allí atestado. Y el efecto interno, entre
directores, donde debe separarse el contenido o deliberación, del
continente o acta, permitiéndose cualquier medio de prueba y posi-
bilitándose que se fuerce -hasta judicialmente- la incorporación de
otro elemento probatorio al libro de actas.
La inexistencia del acta puede referirse a inexistencia material
-cuando no se ha redactado acta de la sesión del directorio- o ine-
xistencia jurídica -cuando el acta adolece de defectos o irregulari-
dades que la hacen jurídicamente ineficaz-172.
Con respecto a la inexistencia material del acta, nos inclinamos
por aceptar que ésta no crea un derecho, sino que simplemente lo
instrumenta, razón por la cual lo acordado por el directorio mantiene
su eficacia jurídica, así no figure registrado en el acta.
También lo ha entendido de esa manera la jurisprudencia, al
declarar que "no es lícito admitir que las sociedades anónimas pue-
dan defraudar a terceros con sólo alegar la inexistencia de constan-
cias en el libro de actas del directorio sobre los actos o contratos
celebrados por sus representantes legales, llenando las formalidades
debidas y en negocios propios del objeto social"173.
Así siguiendo las huellas de la legislación y doctrina francesa
se sostiene razonablemente que "el acta del art. 73 de la LSC tiene
fuerza probatoria, salvo prueba en contrario que deberá producir el
impugnante"174; la inexistencia de acta no puede ser suplida por de-

171
Odriozola, Actas de asambleas y de reunión de directorio, ponencia a] I
Congreso de Derecho Societario, Actas, p. 109.
172
Sasot Betes - Sasot, El órgano de administración, p. 396.
173
CComCap. Sala C, 22/3/71, JA. 12-1971-576, n° 356.
174
Otaegui, Administración societaria, p. 285, n° 61.
534 TIPOLOGÍA

cisión judicial al respecto; esto parece una solución extrema basada


en las consideraciones siguientes.
1) La ley no establece que el acta sea una forma ad solemni-
tatem, cuya falta invalide el respectivo acto jurídico.
2) La confección del acta es una obligación de hacer que puede
ser ejecutada por un tercero (art. 626. Cód. Civil), o sea. por dispo-
sición judicial (art. 630, Cód. Civil), ello siempre que medie prueba
acabada sobre la existencia de la deliberación y sus resultados, a
cargo de quien alega su celebración. Además, ello exigiría precisar
qué se entiende por inexistencia de acta, ya que tal situación puede
oscilar entre la carencia absoluta de ésta, o la negativa de su firma
por alguno de los asistentes que afecte el quorum, sea por discon-
formidad con la redacción, sea por ánimo obstruccionista. Por tan-
to, consideramos que debe quedar un amplio campo librado a la
apreciación judicial en orden a la existencia de una deliberación,
más allá del rígido encuadre del requerimiento de un acta firmada
por todos los asistentes, dentro de los cinco días de la reunión.

§ 338. CARÁCTER PERSONAL DEL CARGO. DELEGACIÓN DE FUN-


CIONES. PODERES. - El director no puede delegar su cargo, ni otor-
gar mandato para que su representante ejercite esa función. Una
problemática de esa situación es la posibilidad de elegir como di-
rector a una persona jurídica sobre la cual nos hemos expedido (ver
§ 329).
Producto de que el cargo de director es personal e indelegable
(art. 266, LSC), es que el director no puede otorgar poder general o
especial para que alguien, en su nombre, desempeñe sus funciones.
Ello no implica sostener que el directorio, como órgano, pueda,
en el ámbito de sus atribuciones, otorgar poderes especiales o gene-
rales, sin que ello implique delegación alguna de su responsabilidad.
Sobre el particular se ha expedido recientemente la jurispruden-
cia175, analizando la posible delegación de hecho de la represen-
tación social en terceros, mediante el otorgamiento, por parte del
presidente del directorio (representante por antonomasia), de un po-
der general de administración y disposición a favor de terceros. La

175
CNCiv, Sala D, 20/11/95, "Revista de Derecho Privado y Comunitario",
n° 12, p. 454.
SOCIEDAD ANÓNIMA 535

sentencia consideró que el otorgamiento de poder por el presidente


del directorio obliga a la sociedad en los términos del art. 58 de la
LSC. siendo inoponible al tercero la disposición estatutaria que re-
quiere la firma de dos miembros del directorio para obligar a la so-
ciedad.
La solución determina una aplicación del art. 58, en relación
con el conflicto aparente de dicha norma con el art. 266 de la LSC.
Empero -reiteramos- no resulta posible asimilar sin más el otorga-
miento de un poder general a la delegación de facultades prohibida
por la última norma mencionada.
En este sentido, cabe recordar que el art. 270 de la LSC prevé
que el directorio puede designar gerentes generales o especiales,
sean directores o no, revocables libremente, en quienes puede dele-
¿ar las funciones ejecutivas de la administración.
Por otra parte, en caso de ausencia, el director no podrá votar
por correspondencia, ni procurar integrar el quorum de la reunión,
en virtud de un mandato representativo u otro negocio jurídico, pu-
diendo únicamente hacer conocer su voto por medio de otro director,
en cuyo caso su responsabilidad será la de los directores presentes
(arg. art. 266 infine, LSC).

§ 339. REUNIONES. - El estatuto debe reglamentar la constitu-


ción y el funcionamiento del directorio (art. 260, LSC), que podrá
deliberar con la presencia de la mitad más uno de sus integrantes
que determina el quorum.
Sin perjuicio de esa reglamentación estatutaria, el directorio de-
berá reunirse, por lo menos, una vez cada tres meses, salvo exigen-
cia mayor. No obstante lo cual se reunirá cuando lo requiera cual-
quier director, incluso el presidente, siendo este último el encargado
de realizar la convocatoria para reunirse dentro del quinto día de
recibido el pedido, pudiendo, en su defecto, formular la convocato-
ria, cualquiera de los miembros del directorio, en todos los casos con
indicación de los temas a tratar (art. 267 infine, LSC).

§ 340. COMITÉ EJECUTIVO. - Si bien el directorio puede estar


integrado por miembros designados por mayorías y minorías (votos
por clase o por voto acumulativo), que realizan la administración de
la sociedad, el cumplimiento de las labores ejecutivas dentro de esa
536 TIPOLOGÍA

administración puede estar a cargo de un comité ejecutivo integrado


por directores.
Este comité ejecutivo, elegido en el seno del directorio, lo será,
a falta de una previsión estatutaria, por simple mayoría de votos, en
cuyo caso asegura que represente a la mayoría, excluyendo del seno
del comité todo planteamiento que no resulte de las necesidades de
la ejecución de los actos que quedan bajo su competencia.
La función del comité ejecutivo no podrá extralimitarse de la
gestión de los negocios ordinarios (art. 269), o sea, de la ejecución
de todos los actos normales tendientes al cumplimiento del objeto
social, según el giro rutinario de los negocios sociales.
El directorio no diluye su responsabilidad por la designación
de un comité ejecutivo, al que debe vigilar al mismo tiempo que
ejerce las funciones que no le pueden ser delegadas. La respon-
sabilidad que mantiene el directorio se funda en que no se modifican
sus funciones, en cuanto a vigilancia, adquiriendo responsabilidades
por el ejercicio de ella y por la elección de los miembros del comité
formalizada en su seno'76.

§ 341. GERENTES. - Otra forma de organización de las funcio-


nes ejecutivas del directorio es la designación de gerentes nombra-
dos por el directorio y libremente revocables (arts. 270 y 256), al
igual que son revocables las designaciones de directores. La facul-
tad de designarlos es del directorio, y la revocación le corresponde
también a éste, sin perjuicio de poder hacerlo la asamblea177.
Las funciones que pueden encomendarse a los gerentes son ex-
clusivamente las funciones ejecutivas de la administración, o sea, la
gestión ordinaria de los negocios sociales a las que nos hemos refe-
rido en el apartado anterior. De ninguna forma puede el directorio
sustituirse en sus funciones por el gerente o por el comité ejecutivo.
A falta de determinación podría estarse a lo previsto en el art. 132
y ss. del Cód. de Comercio.

176
Richard - Escuti (h.) - Romero, Manual de derecho societario, p. 300.
177
SCBA, "Istilar, Juan B. SA c/Soumoulou, Juan B."; aquí se dispuso: ''El
directorio puede remover libremente de su cargo de gerente a quien es también di-
rector (arg. art. 270. LSC), lo que, desde luego, no podrá afectarlo en estas últimas
funciones (arts. 234. inc. 2. y 256, LSC) y enjuiciarlo por su actuación en aquella
condición".
SOCIEDAD ANÓNIMA 537

La designación'puede recaer en directores o terceros, quienes


podrán revestir diversas categorías, según sus funciones o la orga-
nización interna de la sociedad. Pueden así tener el carácter de di-
rectores-gerentes, o de gerentes generales, o de gerentes especiales
de una sección, departamento, filial, etcétera.
Su designación no excluye ni restringe la responsabilidad de
los directores, que deberán ejercer las funciones de vigilancia sobre
ellos, sin perjuicio de su responsabilidad frente a los directores por
los actos que les sean imputables.
Además de esa responsabilidad, los gerentes responden solida-
riamente con directores, miembros del consejo de vigilancia y sín-
dicos por los daños que en su actuación irroguen a la sociedad o a
terceros178.

§ 342. REMUNERACIÓN. FORMAS. LÍMITES. - El art. 261 de la


LSC, mediante los topes que dispone, impide la merma excesiva de
las ganancias por la vía de honorarios calculados sobre las utili-
dades' 79 .
El texto de la norma expresa: "El estatuto podrá establecer la
remuneración del directorio y del consejo de vigilancia; en su de-
fecto, la fijará la asamblea o el consejo de vigilancia, en su caso.
El monto máximo de las retribuciones que por todo concepto
puedan percibir los miembros del directorio y del consejo de vigi-
lancia, en su caso, incluidos sueldos y otras remuneraciones por el
desempeño de funciones técnico-administrativas de carácter perma-
nente, no podrá exceder del 25% de las ganancias".
Dicho monto máximo se limitará al 5% cuando no se distribu-
yan dividendos a los accionistas, y se incrementará proporcional-
mente a la distribución, hasta alcanzar aquel límite cuando se repar-
ta el total de las ganancias. A los fines de la aplicación de esta
disposición no se tendrá en cuenta la reducción en la distribución
de dividendos resultante de deducir las retribuciones del directorio
y del consejo de vigilancia.

178
SCBA, "Istilar. Juan B. SA c/Soumoulou. Juan B.".
179 Perciavalle, Director-empleado de una SA. Aproximación al lema de la
relación de dependencia. "Doctrina Societaria y Concursal Errepar", t. VI, p. 545,
y del mismo autor, La remuneración de los directores en torno del art. 261, LSC.
'"Doctrina Societaria y Concursal Errepar", t. VII, p. 824.
538 TIPOLOGÍA

Cuando el ejercicio de comisiones especiales o de funciones


técnico-administrativas, por parte de uno o más directores frente a
lo reducido o la inexistencia de ganancias, imponga la necesidad de
exceder los límites prefijados, sólo podrán hacerse efectivas tales
remuneraciones en exceso si fuesen expresamente acordadas por la
asamblea de accionistas, a cuyo efecto deberá incluirse el asunto
como uno de los puntos del orden del día".
A través de la reputación contenida en el art. 261, "la ley ha
pretendido balancear la importante función que el directorio cumple
y su correspondiente derecho a retribución, con la posibilidad de
percepción de dividendos por los accionistas. No debe olvidarse la
grave y pesada carga que representa administrar una sociedad y, en
especial, en una anónima, donde los deberes y obligaciones se am-
plían considerablemente, al par que se debe multiplicar la tarea
empresarial propiamente dicha"180. A su vez, también ha expresa-
do la jurisprudencia: "La LSC establece en el art. 261 una prohibi-
ción, un tope, un máximo de remuneraciones para los miembros del
directorio y del consejo de vigilancia, en su caso. La violación
puede dar lugar a la respectiva impugnación asamblearia"181.

§ 343. RESPONSABILIDAD. CAUSALES.-Los administradores


asumen en la sociedad anónima moderna una posición orgánica, de
carácter autónomo, claramente alejada de la relación contractual
de mandatario con que se les definía en*la dogmática clásica para
expresar un status de subordinación respecto de la asamblea. Tal
posición orgánica está integrada por un haz de facultades y obliga-
ciones que pueden reconducirse a la más genérica de administrar el
patrimonio colectivo en beneficio del interés social. Para eso adop-
tan decisiones internas de gestión y representan a la sociedad, ha-
ciendo valer su voluntad como voluntad de la persona jurídica ad-
ministrada.
Eliminada la figura del mandato y construida la relación sobre
¡a base de la representación orgánica'82, era inútil recurrir al criterio

180
CNCom. Sala A, "Liberman, José c/Guardería Neptuno SA", RepLL, 1982-
2438.
181
CNCom, Sala A, "Sporetti, Nazareno c/F. González e Hijos, Comercial e
Industrial SA".
182
Brunetti. Tratado, t. II, p. 483.
SOCIEDAD ANÓNIMA 539

del incumplimiento y de la responsabilidad contractual. La respon-


sabilidad que aquí se contempla deriva, sobre todo, de la función
gestora y, como expresa Fré, "se señala al órgano administrativo el
deber fundamental de desarrollar su actividad en interés del ente,
observando determinadas normas que pueden estar integradas en el
acto constitutivo o en el estatuto y que representan las reglas esen-
ciales e indeclinables a las que ha de conformarse aquella actividad.
Si los administradores descuidan aquel interés o actúan de modo que
estén en oposición con él, o violan las normas legales y estatutarias
que les imponen especiales deberes que habrán de ser observados
en el ejercicio de sus cargos, irrogando con ello un perjuicio al pa-
trimonio social, han de responder de sus culpas ante los socios y
ante terceros, es decir, ante las dos categorías de personas que, con
una expresión técnicamente inexacta, pero indudablemente eficaz,
el legislador ha indicado como las que tienen un parecido interés y,
por eso, un igual derecho, a la integridad del patrimonio".
El régimen de responsabilidad aparece, así, como equilibrio ju-
rídico a las facultades amplias de gestión, que busca a posteriori la
reintegración del patrimonio social injustamente perjudicado por
la mala gestión (ilegal, antiestatutaria), por medio del mecanismo
indemnizatorio, pero actúa también a priori, como límite que fija ei
marco lícito de la gestión del interés social. Desde esta doble pers-
pectiva, el régimen de responsabilidad constituye una pieza decisiva
del control de la gestión, que lejos de permanecer invariable, se debe
adaptar a las nuevas condiciones en que se ejerce el poder de deci-
sión en las sociedades anónimas183.
La regla básica está fijada por los arts. 59 y 274. La respon-
sabilidad de los directores se funda en la cobertura de los daños que
inflijan a la sociedad, a los accionistas o a terceros por el mal de-
sempeño del cargo. Ese ma! desempeño se juzga con una regla ob-
jetiva, cual es el obrar y la diligencia de un buen hombre de nego-
cios, que importa un criterio externo de valoración, de concepto de
hombre medio de negocios, que no implica sino una pauta de nor-
malidad, no extremado para la razonable elección que debe guardar

183
Quíjano González, La responsabilidad de los administradores de la socie-
dad anónima, en "I Congreso Iberoamericano de Derecho Societario y de la Empre-
sa", t. II, p. 696.
540 TIPOLOGÍA

quien se preste a asumir la dirección de una sociedad anónima y los


daños que pueda ocasionar con su obrar.
Además del mal desempeño de su cargo o culpa de gestión, y
por violación de las normas de organización societaria o de otras
leyes (violación de la ley, del estatuto o del reglamento), responden
por los daños que inflijan por dolo, abuso de facultades o culpa gra-
ve, que, en este caso, debe exceder del simple descuido o negli-
gencia184.
a) CONTRATACIÓN CON LA SOCIEDAD. Dentro de las responsabili-
dades generadas por violación de prohibiciones impuestas por la ley
a los directores, citamos los casos de contratos realizados por el
director con la misma sociedad en violación de la prohibición im-
puesta por el art. 271 de la LSC, que autoriza a celebrar contratos
con la sociedad en el caso de que correspondan a la actividad en
que ésta opere y siempre que se concierten en las condiciones de
mercado. Cuando se trate de negocios jurídicos que no reúnan los
requisitos anteriores, sólo podrán celebrarse previa aprobación del
directorio o conformidad de la sindicatura si no existiese quorum,
debiendo darse cuenta de estas operaciones a la asamblea (arg. art.
271, párrs. Io y 2o).
Sin embargo, si la asamblea desaprobare los contratos celebra-
dos, los directores, la sindicatura, en su caso, serán responsables so-
lidariamente por los perjuicios irrogados a la sociedad.
Los contratos celebrados como terceros por el o los directores
con la sociedad, en violación de lo dispuesto en el párr. 2° y que no
fueren ratificados por la asamblea, son nulos, sin perjuicio de la res-
ponsabilidad prevista en el párr. 3 o (art. 271, párrs. 3 o y 4o).
Es decir que, desde el punto de vista violatorio, pueden presen-
tarse dos situaciones: 7) que exista autorización previa del directorio
-o la sindicatura en su caso- y luego la asamblea desapruebe el con-
trato celebrado. En tal caso el contrato no será nulo, pero los di-
rectores - o la sindicatura- serán responsables solidariamente por los
perjuicios causados a la sociedad, y 2) que el contrato se haya ce-
lebrado sin contar con la previa aprobación del directorio -o síndico
en su caso-. Si la asamblea no ratificare este contrato, éste resul-
tará nulo.

184
Richard - Escuti (h.) - Romero, Manual de derecho societario, p. 3 0 1 .
SOCIEDAD ANÓNIMA 541
El art. 271 de la LSC prevé distintos supuestos que ratifican las
necesidades normales de la sociedad e impiden consumarse perjui-
cios para ésta y los accionistas por el empleo abusivo del cargo de
director para beneficiarse indebidamente185.
b) INTERÉS CONTRARIO. Importa otra violación a la ley, caracte-
rizante del mal desempeño de su cargo, la intervención en negocios
en los que el director tenga interés contrario (art. 272), en cuyo caso
no sólo deberá abstenerse de intervenir en la deliberación del direc-
torio -y de la asamblea, tema del cual nos hemos ocupado en el
capítulo anterior-, sino también notificar a los demás miembros del
directorio de la situación de incompatibilidad en que se encuentre
en orden a esa relación jurídica determinada.
El art. 272 de la LSC tiende a amparar a la sociedad y a los
accionistas haciendo efectivo el deber de lealtad del director (art.
59); evitar los negocios particulares de éste con bienes sociales y
los celebrados a espaldas de los accionistas; prevenir desvíos peli-
grosos para la sociedad, causantes de daño irreparables para ella en
una estructura societaria compleja que no admite un control inme-
diato de la gestión de la administración, ya que la sindicatura sólo
ejerce un control de legitimidad y la asamblea actúa intermitente-
mente186.
La jurisprudencia187 ha enumerado como aspectos relevantes en
torno de la interpretación del art. 272 de la LSC los siguientes:
7) No cualquier acto concertado entre el director y la sociedad
importa un interés encontrado, que se presenta sólo cuando puede
derivarse de aquél un beneficio indebido para el director que obra
haciendo prevalecer su interés sobre el de la sociedad.
2) El silencio del director sólo se sanciona si de ello surge un
perjuicio para la sociedad, o lo que es igual, que el director pueda,
en principio, guardar silencio si juzga que de su situación de con-
flicto de intereses con la sociedad no se deriva ningún perjuicio para
aquélla.

•85 CNCom, Sala A, 16/7/73, "Cohan, David c/Plenitud SA", LL, 151-487.
186
CNCom. Sala D, 15/10/79, "Cattáneo. Ismeria A. c/Cattáneo y Cía. SA",
LL. 1980-B-387.
187
CNCom, Sala A, 13/10/95, "Doctrina Societaria y Concursal Errepar",
1996-997.
542 TIPOLOGÍA

3) La comunicación a que alude el art. 272 de la LSC, puede


ser verbal, resultando improcedente la sanción impuesta a los direc-
tores que optaron por la vía que entendieron más conveniente, atento
a la ausencia de norma expresa que prescribe el modo de efectuar
la comunicación, en cuanto queda acreditada su existencia.
c) ACTIVIDAD EX COMPETENCIA. También se entenderá culpa de
gestión toda actividad en competencia con la sociedad, la realice por
cuenta propia o de terceros -comisión, consignación, agente de co-
mercio, etc.-, salvo que estuviese expresamente autorizado para ello
por asamblea (art. 273, LSC). La constitución de una sociedad, o
su control, para realizar esas actividades, caería dentro del supuesto.

§ 344. EXENCIÓN Y EXTINCIÓN. DERECHO DE MINORÍAS. - E n la


Exposición de motivos se expresa que el régimen de responsabilidad
civil de los directores -que es menester completar con normas re-
presivas adecuadas-, constituye uno de los factores más importantes
para asegurar una administración legal y prudente. De ahí la preo-
cupación de una regulación equilibrada que impida que la aplicación
de esas normas someta a la sociedad o a los directores a los exce-
sos de una minoría obstruccionista.
El criterio general de responsabilidad, fijado en el art. 59, es
extendido a los directores; esto es que serán responsables cuando no
hayan obrado con lealtad y con la diligencia de un buen hombre
de negocios. No obstante que esta disposición es amplia, para evi-
tar cualquier discrepancia en la interpretación, agrega el art. 274, "así
como por la violación de la ley, el estatuto o el reglamento y por
cualquier otro daño producido por dolo, abuso de facultades o culpa
grave".
Se prevén, como causales de exención y extinción de esta res-
ponsabilidad, los casos siguientes.
a) Cuando no hubiera tomado parte en la deliberación o reso-
lución o si habiéndolo hecho dejare constancia de su protesta por
escrito y lo comunicare inmediatamente a los síndicos, antes de ha-
cerse efectiva su responsabilidad y siempre que no concurra dolo o
culpa grave de su parte (art. 274).
La única forma de eximirse de responsabilidad el director en
cuanto haya participado directamente en la deliberación o hubiera
autorizado a votar a otro director (art. 266), o de alguna forma hu-
SOCIEDAD ANÓNIMA 543

biera tomado conocimiento de ella, aunque no la aprobara, es la


de dejar constancia escrita -en el libro de actas del directorio; art.
7 3 - de su protesta. No es suficiente el voto negativo o la absten-
ción, sino que tiene que indicar la existencia de la causal de respon-
sabilidad o protestar fundadamente contra la resolución, dando
noticia al síndico antes de que medie denuncia sobre su responsa-
bilidad dirigida al directorio, consejo de vigilancia, síndico o auto-
ridades de contralor (arts. 299, 301 y 304), o mediare acción judicial
(art. 274, párr. 2Ü).
La actividad de quien quiera eximirse de responsabilidad debe
ser clara y precisa, requiriéndose que esa actividad escrita tenga el
carácter de protesta y, por tanto, esté fundada.
b) Cuando mediare aprobación de su gestión o renuncia expre-
sa o transacción acordada por la asamblea general, siempre que: 1)
no exista violación de la ley, estatuto o reglamento, porque la asam-
blea misma no puede aprobar retroactivamente tales actos: escapan
a sus atribuciones, y 2) no exista oposición de minoría del 5% del
capital social (art. 275).
Esta liberación es ineficaz si la sociedad cae en estado de li-
quidación coactiva o concursal, ya que no puede afectar a los acree-
dores, cuyo interés en restablecer la responsabilidad para el sanea-
miento patrimonial de la sociedad es predominante: se evitan las
maniobras para impedir el ejercicio de las acciones de responsabi-
lidad, ejercibles por los acreedores sociales justamente en esas opor-
tunidades, de desastre económico de la sociedad.
Este régimen de responsabilidad y exención o extinción es si-
milar para los gerentes (ver § 206 a 211)188.
La minoría opuesta a la extinción puede ejercitar la acción de
responsabilidad en nombre de la sociedad, sin necesidad de impug-
nar la decisión mayoritaria.

§ 345. ACCIONES DE RESPONSABILIDAD, CONDICIONES Y EFECTOS.


DERECHO DE MINORÍAS. - L a exigibilidad de las reparaciones por los
daños y perjuicios ocasionados por los actos u omisiones en que
incurran los administradores, debe efectuarse mediante acciones so-

188
Richard - Escuti (h.) - Romero. Manual de derecho societario, p. 301.
TIPOLOGÍA

datarias, cue se diferencian por sus titulares y por el patrimonio que


tienden a resarcir.
ai AcaósSOCIAL. Para obtener la reparación del daño produ-
cido en el patrimonio social está la denominada acción social, cuyo
titular es 'a propia sociedad, sin perjuicio de admitir el ejercicio de
la acción por otros interesados en el mismo objetivo (socios o acree-
dores de la sociedad)189.
Como principio general, es la acción que tiene la sociedad co-
mo ::;:;.ar del patrimonio para obtener la reparación de los daños
producido por sus administradores, según lo prevé el art. 276 de la
LSC. previa resolución de la asamblea de accionistas, la que puede
ser adoptada aunque no esté prevista en el orden del día, siempre y
cuando sea consecuencia directa de una resolución sobre un asunto
incluido en el orden del día de la misma asamblea.
La acción está enderezada no sólo a satisfacer los daños causa-
dos a la sociedad, sino también por haber ocasionado una efectiva
disminución patrimonial, o por haberla privado de ganancias (lucro
cesante), requiriéndose un nexo causal entre el daño producido y el
hecho imputable a los directores. Empero, el administrador no sólo
responde por los actos lesivos hacia el patrimonio bajo su vigilancia,
sino larr.cién por aquellos actos no realizados para evitar la conse-
cuencia de aquéllos, o que-no hayan sido comunicados oportuna-
mente a los otros órganos (gobierno y fiscalización) para tomar las
previsiones del caso.
E! art. 274 de la LSC abarca los supuestos de responsabilidad
por ios daños producidos por dolo, culpa grave o abuso de faculta-
ses, exrendiéndose a los actos realizados en exceso de sus funciones,
y aquellos que deriven del mal desempeño de su cargo (según el
criterio del art. 59, LSC), por violación a la ley, el estatuto o el re-
glamento (organización societaria); excluyéndose los perjuicios oca-
sionados con culpa leve o levísima -simple descuido o negligencia-,
a fin de que el accionar de los administradores no sea revisado en
forma constante y entorpezca el funcionamiento de la sociedad190.

•-'" Quiiano González, La responsabilidad de los administradores de la socie-


.:-.-_" ..':<':. •»:;;. en "I Congreso Iberoamericano de Derecho Societario y la Empresa",

-r- Nissen. Ley de sociedades comerciales, t. 3, p. 344.


SOCIEDAD ANÓNIMA 545

Parte de la doctrina sostiene que, en virtud del art. 59 de la LSC,


los administradores también responden por la culpa leve en sus actos
dañosos191.
No debe preocupar la infracapitalización formal, es decir, la
vacuidad del capital social por inflación o apariencia, sino lo sus-
tancial: la suficiencia del patrimonio social para afrontar las obliga-
ciones con terceros y continuar el giro. El capital implica una
noción etérea y genérica de la normativa societaria, ajena a la sus-
tancial y empresaría de la noción de patrimonio suficiente: lo que
interesa no es la infracapitalización formal, sino la material, o sea.
la insuficiencia patrimonial de acuerdo al giro emprendido. Frente
a la infracapitalización material, los administradores y controlantes
no pueden mantener el giro social, o peor aún aumentarlo; deben
liquidar, o disminuir el giro a las posibilidades, o dotar a la sociedad
materialmente, sin aumentar el capital con revalúos técnicos o con-
tables.
Caso contrario están asumiendo responsabilidad por abuso de
derecho, con responsabilidad por factor de atribución subjetivo por
su conducta, en los términos previstos en la ley civil o por la espe-
cífica previsión del art. 54 in fine de la ley societaria.
Quien no demuestra capacidad para superar sus propias dificul-
tades, realizando un adecuado diagnóstico y proponiendo a sus so-
cios, acreedores o financistas un plan razonable y congruente para
su análisis, no puede ser merecedor de ninguna de las tutelas que el
derecho y la economía aconsejan para estas situaciones.
Se ha previsto en forma subsidiaria, y para el caso de inacción
de sus representantes, que puede ser ejercida por los accionistas.
Como adelantamos, esta acción también podrá ser ejercida por
los accionistas que se hubieren opuesto (y que representen por lo
menos el 5% del capital social) en la asamblea a aceptar la extinción
de la responsabilidad de los administradores por aprobación de su
gestión, renuncia o transacción sobre ella (arts. 276 y 275, LSC), y
que, por esta razón, se haya denegado o rechazado la moción de
iniciar acción de responsabilidad. En este caso, la acción social po-

191
Junyent Bas - Rodríguez de la Puente, Responsabilidad de los administra-
dores societarios, ponencia al "I Congreso Iberoamericano de Derecho Societario y
de la Empresa, V Congreso de Derecho Societario", Córdoba, 1992, t. II, p. 709.

35. Richard - Muiño, Derecho societario.


546 TIPOLOGÍA

drá ir unida a la de remoción con justa causa y dar lugar a la inter-


vención judicial si se dan los supuestos del art. 113 y ss. de la LSC192.
Igualmente si la acción social no fuera iniciada dentro de los
tres meses contados desde la asamblea que hubiere resuelto su pro-
moción, la ley autoriza a que la ejerza cualquier accionista (art. 277,
LSC), sin perjuicio de la responsabilidad que resulte del incumpli-
miento del acuerdo.
Si el administrador conserva su cargo y se pretende su remo-
ción, el ejercicio de la acción social por parte de los accionistas debe
ser entablada en contra de la sociedad y los directores; si no se pre-
tendiera esa remoción o no permaneciera en su cargo, deberá ser
dirigida exclusivamente en contra de los directores.
Los administradores responderán ilimitada y solidariamente por
los daños infringidos a la sociedad. En el caso de la organización
plural de la administración, la solidaridad se presume, y consiste en
considerar culpables de las resoluciones o las omisiones del órgano
de administración a todos los directores, imputándose a todos dichos
actos, por ser colegiada su forma de actuación.
La ley 22.903, en el párr. 2° del art. 274, introduce con nitidez
la consideración de la responsabilidad individual de los administra-
dores, de acuerdo a su actuación, cuando en la organización de la
administración, por la envergadura de la empresa administrada, se
hubieren asignado funciones en forma personal y reservado áreas de
competencia, ya se sea por vía estatutaria, reglamentaria o por con-
secuencia de un acuerdo asambleario.
El art. 274 de la LSC establece que, como requisito para la apli-
cación de dicha causal de eximición, las funciones deben estar ins-
criptas en el Registro Público de Comercio193.

192
Richard - Escuti (h.) - Romero, Manual de derecho societario, p. 304.
193
Favier Dubois (h.), Los sistemas de responsabilidad societaria y su publi-
cidad registral, "Errepar", feb. 93, p. 225. Comentando el art. 274 de la LSC, ex-
presa: "Sin embargo entendemos conciliable la norma como lo señalado anterior-
mente sobre la base del carácter presuncional de las inscripciones: si hubo funciones
personales diferenciadas no inscriptas se presumirá actuación promiscua, pero de-
jando a salvo la prueba en contrario. Y, viceversa, la inscripción de funciones
personales no impide probar que hubo gestión común entre los directores en deter-
minada área y. por ende, hacerlos responsables solidariamente por su efectiva ac-
tuación".
SOCIEDAD ANÓNIMA 547

El art. 157 de la LSC, en igual forma, introduce también la dis-


tinción de la responsabilidad individual o solidaria, según la orga-
nización gerencial y su reglamentación. En la gerencia plural, de
actuación colegiada, se ha previsto igualmente que cuando una plu-
ralidad de gerentes actúen y participen en un hecho generador de
responsabilidad, el judicante puede, atendiendo la actuación perso-
nal de los administradores, determinar la parte del resarcimiento que
deberá afrontar cada administrador. Éste puede eximirse de respon-
sabilidad, conforme lo desarrollamos en el parágrafo anterior.
Esta causal de eximición tiene un límite temporal para ser ejer-
cida, puesto que el administrador debe ejercer su oposición con an-
terioridad a que el motivo de responsabilidad haya sido denunciado
al órgano de administración, sindicatura, asamblea, autoridad de
contralor, o que se haya iniciado la acción de responsabilidad por
los accionistas minoritarios (más del 5% del capital social), en caso
de que la asamblea haya aprobado la gestión de los representantes.
b) ACCIÓN INDIVIDUAL. Por otro lado, cualquier persona, sea un
socio o un tercero -que haya sido damnificado por los representan-
tes- dispone de una acción individual para conseguir la reparación
del perjuicio directo que el administrador haya podido causar en su
patrimonio personal194.
El art. 274 de la LSC establece que los directores-administra-
dores responden no sólo frente a la sociedad, sino también frente a
accionistas y terceros.
La acción individual (art. 279, LSC) permite a cualquier perso-
na, socio o tercero, interponer acción en contra de los directores,
reclamando indemnización por los daños derivados de los actos de
los administradores que lesionen directamente sus intereses. Busca
resarcir un daño directo al patrimonio individual, y no el indirecto,
es decir, que se haya producido por la lesión al patrimonio societario.
No se trata de un daño indirecto o mediato al patrimonio de los
socios, sino directo e inmediato en el patrimonio de ellos, vale decir,
que protege sólo los intereses directos de los terceros.

194
Quijano González, La responsabilidad de los administradores de la socie-
dad anónima, en "I Congreso Iberoamericano de Derecho Societario y de la Empre-
sa", t. II, p. 696. |

\
548 TIPOLOGÍA

Sobre el particular, tiene resuelto la jurisprudencia que la ac-


ción individual de responsabilidad contemplada en el art. 279 de la
LSC, tiene por objeto la reparación de los daños directos ocasiona-
dos a los socios o terceros por los actos u omisiones de los admi-
nistradores, pero no de los perjuicios indirectos sufridos por el me-
noscabo del patrimonio social. En el criterio del tribunal, el daño
que justifica el ejercicio de la acción contemplada en el art. 279 de
la LSC, debe producirse por una violación dolosa o culpable del
derecho individual del accionista o tercero y quedan, entonces, ex-
cluidos los perjuicios producidos por afectación del patrimonio so-
cial. En el caso, se rechazó la pretensión de indemnización de un
acreedor que había demandado a la sociedad y a sus administradores
conjuntamente, imputándoles a éstos genéricamente el incumpli-
miento de sus deberes societarios195.
c) PLAZO DE EJERCICIO. El plazo previsto en el art. 277 de la
LSC, de tres meses, no es de caducidad, sino de permisividad para
que puedan, a su vez, promoverla los accionistas, naciendo -even-
tualmente- una acción de responsabilidad contra los directores que
no actúan diligentemente196.
Entendida como responsabilidad extracontractual, el plazo de
prescripción sería de dos años. El tema divide a la doctrina y jus-
tifica las críticas contra el sistema dual de responsabilidad contrac-
tual y extracontractual de nuestro Código Civil.
La Suprema Corte de Ohio ("Crosby v. Beam") se pronunció
sobre la admisibilidad de una acción directa del socio en minoría
contra los accionistas de mayoría en una sociedad cerrada {cióse Cor-
poration). La minoría reclamaba el pago del daño causado por las
graves irregularidades cometidas por los socios de control, adminis-
tradores y dirigentes de la sociedad, tales como pago a sí mismos
de compensaciones excesivas, uso de bienes de la sociedad en pro-
vecho propio y actividad personal, pago con bienes de la sociedad
de las expensas personales. Los demandados opusieron la falta de
acción, sosteniendo que tal acción debía proponerse a través de la

195
CNCom, Sala E. 16/5/96, "Revista de Derecho Privado y Comunitario",
n° 12, p. 454.
196
En este sentido, CNCom, Sala D, 15/5/92, "Cano, Mario Daniel s/medida
precautoria". RDCO, 1992-442.
SOCIEDAD ANÓNIMA 549

sociedad, en asamblea, y eventualmente ejercitar una acción deriva-


da, o sea, una acción individual en beneficio social. Esta última
posición fue recogida por la primera instancia, pero revocada por la
segunda instancia, acogimiento que fue confirmado por la Corte en
el fallo que comentamos. La Corte argumentó que una sociedad
cerrada permite a la mayoría de control oprimir a la minoría, por
ejemplo, con la no distribución de las utilidades o pagándose a sí
mismos compensaciones exorbitantes, privando a la minoría de
oportunidades iguales. Exigir la promoción de una acción deriva-
tiva, o sea, en beneficio de la sociedad, no es un remedio efectivo,
porque los autores del ilícito serían los principales beneficiarios de
la reparación del daño.

§ 346. ACCIÓN DE IMPUGNACIÓN DE DECISIONES DEL DIRECTO-


RIO. - Conforme las facultades de gestión del directorio y la respon-
sabilidad colegial197 que se genera eventualmente por mala gestión
contra todos sus miembros, se entiende, por lo general, que sus re-
soluciones no son judiciables198.
Pero cuando esa resolución se aparta de la ley, ejerciendo fa-
cultades que no le son propias, en beneficio de un grupo de accio-

197
Salanitro, L'invaliditá delle deliberazioni del consiglio de amministrazioni
di societá per azzioni, p. 246; Fariña, Tratado, II-B, p. 371. Halperin, Curso de
derecho comercial, vol. II, p. 325; Vanasco, Acción de impugnación de las decisio-
nes del directorio Viabilidad y procedencia, "Estudios de Derecho Comercial", San
Isidro, 1992, n° 8, p. 47; Muguillo, Acción de impugnación de las decisiones del
directorio. Recaudos para su ejercicio, "Estudios de Derecho Comercial", San Isi-
dro, 1992, n° 8, p. 69.
198
CNCom, Sala C, 2/7/79, "Sáiz, Marta c/Camper SA", LL, 1979-D-35, del
voto del doctor Anaya, donde se sostuvo que su cuestionamiento debe llevarse a la
asamblea. El mismo Anaya parece aceptar la posibilidad, legitimando a un accio-
nista minoritario ante la supuesta ilegalidad de un pacto de sindicación de acciones
que determinó la elección de un directorio, en cuanto pudiera "alegar transgresión
a un derecho social o propio". En la misma sala de aquella Cámara, en la causa
"Sánchez, Carlos J. c/Banco de Avellaneda y otros", 22/9/82, ED, 100-657, se con-
cluye recordando que los accionistas carecen de una acción inmediata contra las
resoluciones del directorio, y señala a la asamblea como instancia suprema de estos
cuestionamientos, citando a Escarra - Escarra - Rault, Traite théorique et practique
de droit commercial. t. IV. p. 149; ver Vanasco, Acción de impugnación de las de-
cisiones de directorio. Viabilidad y procedencia, "Estudios de Derecho Comercial".
San Isidro. 1992, n° 8, p. 57.
550 TIPOLOGÍA

nistas o de los propios directores, se debe entender autorizado a


otros directores y a los propios accionistas para ejercer esa ac-
ción199.
La impugnación puede fundarse en vicios formales, o sea, en
la inexistencia de la resolución colegial del órgano de administra-
ción, por falsedad, votos que no podían contarse, etc., o en incom-
petencia al asumir facultades que no les correspondían por la ley o
el estatuto, sea por extralimitación del objeto o corresponder tal de-
cisión a otro órgano social.
En principio, se deberá agotar la vía interna, recurriendo al ór-
gano de control o al de gobierno, pero en ciertos casos no es nece-
sario el agotamiento de las instancias societarias "como requisito
previo a la legitimación individual del accionista, para impugnar la
resolución directorial inválida", pues "aparece desprovisto de sus-
tento normativo y de eficacia práctica, y aún más, es susceptible de
prolongar y agravar el conflicto"200, lo que resulta inmediatamente
aplicable al caso. De seguir así la gestión de la minoría, en la
asamblea contará los votos como quiere, declamará una resolución
de remoción y desde el día siguiente impedirá el acceso a la socie-
dad a los reclamantes.

a) LA IMPUGNACIÓN. MEDIDAS CAUTELARES. La acción se ejercita


contra la sociedad, sin perjuicio de la acción de responsabilidad con-
tra los directores201.
El observador-ordenador, en la medida preventiva de reconoci-
miento judicial, que es propia también de medidas preparatorias de
juicio ordinario, en forma alguna implica la sustitución de ningún
miembro u órgano societario, y es la mínima medida para intentar
asegurar el desenvolvimiento regular de la orgánica societaria, e im-

199
El leading case lo constituye "Kraft Ltda. c/Motormecánica" (CNCom, 24/
9/80, LL, 1982-A-80).
200
Bendersky, Invalidez de los actos del directorio de sociedades anónimas,
en "Conflictos societarios", p. 196 y ss.; el autor legitima la acción de impugnación,
cuando existan vicios de forma y de fondo de la decisión. La doctrina nacional se
inclina por el criterio amplio, autorizando incluso al accionista en tal sentido.
201
Muguillo, Acción de impugnación de las decisiones del directorio. Re-
caudos para su ejercicio, "Estudios de Derecho Comercial", San Isidro, 1992, n° 8,
p. 69.
SOCIEDAD ANÓNIMA 551

pedir un colapso empresario con imprevisibles derivaciones para la


sociedad y sus empleados.
El observador debe tener plenas facultades para corregir errores
materiales en las actas, facilitar la discusión y votación de las mo-
ciones, determinar el resultado de las votaciones, asegurar la lega-
lidad de la sesión.
b) PRESCRIPCIÓX DE LA ACCIÓX. Según expresa la doctrina, el pla-
zo de prescripción de la acción de responsabilidad plantea diversos
supuestos, según el titular y la causa de la acción.
Cuando se trata del ejercicio de la acción social, aun ejercida
mi singuli, o de la acción individual por esas causas, se aplica el
art. 848, inc. Io, del Cód. de Comercio (tres años).
La violación de la ley, así como los daños producidos por dolo,
abuso de facultades o culpa grave, es siempre delictual o cuaside-
lictual, incluso frente a la sociedad y a los socios, por lo que es
aplicable la prescripción de dos años del art. 4037 del Cód. Civil.
En cuanto a los terceros, por los daños sufridos personalmente,
dependerá de la causa u origen (generalmente delictual o cuaside-
lictual). Igual razonamiento corresponde para las acciones en la
quiebra.

E) FISCALIZACIÓN

1) PRIVADA

§ 347. INTRODUCCIÓN. - Expusimos anteriormente (ver § 324


y ss.) que el órgano de administración se encuentra compuesto por
las personas cuyos actos han de vincular jurídicamente la entidad
ideal en sus relaciones de derecho. Son estos actos los que han de
tenerse por manifestaciones de voluntad y consentimiento de la per-
sona ideal, que por su propia naturaleza no podrían ser expresadas
de otro modo; esta es la manera única para que se realice la ap-
titud de adquirir derechos y contraer obligaciones, características de
la personalidad en derecho, según el art. 30 del Cód. Civil. Es por
ello que el accionista o un grupo de accionistas, por muy importante
que sea la parte de capital que representen, no puede consentir acto
552 TIPOLOGÍA

alguno por la sociedad, función que está reservada al directorio co-


mo órgano legal202.
Las mismas razones que impiden que un grupo cualquiera de
accionistas se atribuya la representación social en la vinculación
de la sociedad con terceros, median para que tampoco se atribuyan
uno o varios la función de fiscalización de los actos de adminis-
tración, puesto que los directores no son sus mandatarios ni sus ad-
ministradores, sino los administradores de la entidad que es distinta
de la persona de los accionistas, terceros también respecto de la so-
ciedad, y que cambian a cada instante por el solo hecho de la trans-
misión de sus acciones.
No existe ningún vínculo directo entre un accionista y los di-
rectores, no hay un mandato entre aquél y éstos; por ende, ninguna
obligación directa de rendición de cuentas, ni derechos de vigilancia
y fiscalización por parte del primero, y ni siquiera por la asamblea
misma si el asunto no está incluido en el orden del día de la convo-
catoria.
La sociedad anónima no es una creación legal argentina; nos
viene del extranjero, en donde el mismo problema ha sido visto con
igual claridad. Y entre las diversas maneras en que las leyes ex-
tranjeras daban solución al conflicto jurídico de las relaciones entre
el órgano de la administración y la entidad ideal administrada, el
legislador optó - a semejanza de la ley italiana- por la creación de
otro órgano nuevo, llamado de la sindicatura, al sólo efecto de la
fiscalización y vigilancia de los actos administrativos y de repre-
sentación de la sociedad anónima ejercidos por el directorio203.
En efecto, en la mayoría de las legislaciones se prevé el fun-
cionamiento de un órgano que examine y censure la gestión de los
administradores, supliendo en este aspecto a la asamblea general,
que no está capacitada para una labor constante y competente de
fiscalización, dado el gran número de personas que la componen y
los largos plazos que median entre sus reuniones.
Históricamente, la fiscalización de los administradores se ejer-
cía por los grandes accionistas que formaban un consejo asesor de

202
Rivarola, Sociedades anónimas, t. II, p. 60.
203
Rivarola, Sociedades anónimas, t. II, p. 61.
SOCIEDAD ANÓNIMA 553

los directores de la compañía. Pero se trataba de un órgano de co-


administración y no de un órgano de estricta fiscalización204.
La figura no se ha encontrado exenta de críticas205, pues para
demostrar su fracaso ya Pipia escribía, en 1905, que "ninguna ruina de
sociedad, ningún desastre bancario, ha sido impedido por la obra
de los síndicos, a los cuales se puede perfectamente aplicar el dic-
tado bíblico: habent oculos et non vident; habent aures et non sen-
tium", y que Vivante, en el art. 4o de su proyecto de reforma de la
sociedad anónima, establecía que "el instituto del síndico es supri-
mido". En la actualidad, dice dicho autor que ha encontrado un
aviso en un diario que demuestra fuerte e impensadamente la técnica
de la sociedad para la integración de sus propios órganos de control.
Decía dicho anuncio: "Sociedad busca síndico titular a nombrarse
asamblea abril. Casilla n0...". Pasando por alto lo que pudiera ha-
ber de exageración en el aviso -siempre es fácil encontrar un amigo
o un pariente a quien favorecer con una sindicatura-, considera el
autor que el fracaso de la sindicatura en Italia se debe a la falta de
capacitación, ya que la revisión -"estudio e interpretación de los
hechos administrativos y búsqueda de las previsiones y orientacio-
nes capaces de mejorar la gestión y de asegurar la vida normal de
la hacienda"- puede ser efectuada sólo por quien disponga de una
preparación y de una organización adecuadas.
En derecho comparado existen diversos sistemas de fiscaliza-
ción206, los que básicamente pueden agruparse en: a) fiscalización
administrativa (o estatal); b) fiscalización judicial; c) fiscaliza-
ción privada, y d) fiscalización individual por el accionista.
La fiscalización administrativa es aquella que realiza el Estado
y adopta fórmulas diversas. En algunos países se trata únicamente
de la autorización necesaria del gobierno para modificar los estatu-
tos; en otros, la fiscalización es permanente y generalmente está a

204
Garrigues - Uría, Comentarios a la ley de sociedades anónimas, t. II, p.
467.
205
Amilcane Lanza, Involtizione dei sindicati ed evolucione della revisione,
"Rivista delle Societa", 1957, año II, fascículo 4-5, con referencia a Pipia. Digesto
italiano, t. 21, n° 233, p. 444. y Vivante, Contributo alia riforma della societa anó-
nima, "Rivista de Diritto Commerciale", 1934, citados por Odriozola, Acerca de las
condiciones para ser síndico de sociedad anónima, JA, 1961-V-25.
206
Brunetti, Tratado, t. II. p. 509.
554 TIPOLOGÍA

cargo de organismos o departamentos administrativos especializa-


dos; y; en otros, la fiscalización no es permanente sino en ciertos
casos determinados por la ley (generalmente a instancia de una mi-
noría)207. En la provincia de Córdoba, este organismo se denomina
Inspección de Sociedades Jurídicas, en tanto que en Capital Federal
y territorios nacionales se denomina Inspección General de Justicia.
En cuanto a la fiscalización judicial es la que realizan los jueces
o tribunales, y puede ser permanente (p.ej., Ecuador), reducida, a
determinados casos previstos por la ley o a petición de una minoría
(p.ej., iey alemana ae i y j / j .
La fiscalización privada es la que tiene lugar por comisarios,
revisores de cuentas o síndicos, generalmente elegidos por la asam-

Consecuentemente, la fiscalización individual es la que puede


realizar cada accionista individualmente (arg. art. 55, LSC).

§ 348. SINDICATURA. - Constituye un lugar común la afirma-


ción que la sindicatura es órgano de control necesario, permanente
e indispensable -salvo el caso, en la LSC, si se lo prescinde en razón
de organizarse el consejo de vigilancia, en las condiciones reguladas
por el art. 2S3. o no implcmentar otro órgano de control en los casos
autorizados-, a lo que cabría agregar que tiene una estructura pre-
ordenada por la ley y una función preestablecida a salvaguardar el
patrimonio de la sociedad y a garantizar la corrección de la gestión;
así, se puede afirmar que tiene un carácter colateral, en el sentido
que no promueve la actividad social, sino que busca asegurar su re-
gularidad208.
Por fiscalización interna de las sociedades por acciones debe
entenderse el control de su administración y, eventualmente, de la
gestión de la empresa, por órganos de la sociedad (la sindicatura y
el consejo de vigilancia) y en su caso por auditores contratados por
este último.

207
De Sola Cañizares, Tratado, t. I, cap. XX.
20S
Halperin, Manual de sociedades anónimas, cap. VII; Odriozola, La insti-
tución de la sindicatura en la sociedad anónima, p. 46; Fré, Societá per azioni, en
Scialoja - Branca, Commentario del Códice Civile, p. 409 y 410, citados por Fargosi,
Anotaciones sobre la sindicatura en la ley de sociedades comerciales, LL, 147-1141.
SOCIEDAD ANÓNIMA 555

a) ATRIBUCIONES Y DEBERES. La sindicatura es un órgano perma-


nente e independiente del directorio para la vigilancia administrativa
y para el control de la contabilidad y de los balances. En sentido
metafórico se dice que son el ojo de la asamblea en cuanto los ac-
cionistas, a quienes no se concede ninguna facultad de inspección
de la contabilidad social, no tienen forma de saber cómo se desarro-
lla la administración, ni de formarse un criterio adecuado sobre las
vicisitudes económicas de la sociedad209.
En otras palabras, constituye el órgano especial instituido, en
las sociedades por acciones, para ia vigilan;:;.. Y;r;í:;..^ió:: y ; ; ; ; ' : '
de las operaciones sociales, en cuanto interesa a los accionistas en
sus relaciones con la sociedad y con los administradores, que aqué-
l!cs designan en asamblea general a quienes informa sobre la vera-
cidad de la documentación contable, así como también de la legiti-
midad de los actos practicados, erigiéndose en una especie de fiscal
de los accionistas frente a los administradores210.
Se trata de un órgano integrado por accionistas o no, obligatorio
para las sociedades anónimas abiertas y optativo en las sociedades anó-
nimas cerradas, unipersonal o colegiado, cuya designación y re-
vocación compete a la asamblea, con atribuciones inderogables,
indelegables e irrenunciables, encargado de la fiscalización de la so-
ciedad.
Por ello, en las sociedades por acciones, los accionistas no pue-
den reemplazar a la sindicatura en la labor de fiscalización y exa-
men de los libros y documentación social. Debe reconocerse el de-
recho amplio de información (en los extremos fijados por la'LSC),
ejercido de buena fe, no abusivo, en amparo de un interés legítimo,
para conocer la marcha de la sociedad211.
Al síndico le compete prevalecientemente un control formal o
de supervisión extrínseca, y si bien ello conlleva a la exclusión del
control de mérito de la gestión, no significa convalidar una actitud
pasiva por su parte212.

209
Brunetti, Tratado, t. II, p. 504.
210
Mascheroni, Manual de sociedades anónimas, p. 271.
211
CNCom. Sala A, 30/12/80, "Núñez de Abad, Hüda A. c/La Cabana SA y
otra", LL, 1981-A-503.
212
CNCom. Sala B. 12/4/84, LL, 19S5-A-317, y DJ, 1985-14-435.
556 TIPOLOGÍA

En consecuencia, puede distinguirse el control de legalidad que


es siempre obligatorio y está impuesto por los arts. 281, aps. a y
g, especialmente, para el consejo de vigilancia, y 294, incs. 1, 2, 4,
9 y 10. para los síndicos, y el control de gestión que es optativo y
que se relaciona con el desenvolvimiento o actividad de la empresa,
y está, dado básicamente para el consejo de vigilancia por el art. 281,
aps. a, c y Pn.
Al órgano de fiscalización le corresponde una función colateral
a la administración de la sociedad, o sea, no principal, en tanto y en
cuanto no le compete promover la actividad de la compañía cuya
legalidad controla, ni efectuar actos o negocios jurídicos; su obliga-
ción es controlar la regularidad de la gestión y de la vida de la so-
ciedad. Las funciones de los síndicos se enfocan hacia el interior
de la compañía. El control es de legalidad de los actos de gestión,
y aun de los de gobierno, pero no de la oportunidad, conveniencia
o mérito de ellos214. El síndico no tiene el poder de evaluar si la
actividad gestoría o aun la de gobierno han sido eficaces, sino reco-
nocerle la facultad de controlar si se ha actuado correctamente.
La actuación del síndico se concreta a un control de legitimi-
dad; por ello, la presencia del síndico en la reunión de directorio no
apareja la nulidad de las resoluciones adoptadas sin su presencia,
pues ésta no constituye un elemento esencial de la manifestación de
voluntad del órgano directoriai215.
El art. 294 de la LSC enumera un conjunto de atribuciones y
deberes del síndico, sin perjuicio de los demás que la ley determina
ip.ej., arts. 102, párr. 4o, 203, 236, 251, 258, 265, 301, 305, etcéte-
ra). En rigor se trata de atribuciones, y no de facultades216; esto es,
que no depende del síndico el ejercicio, sino que está obligado a
ejercerlas para asegurar el buen desempeño de la fiscalización que
le ha sido encomendada217. El directorio no puede trabar el ejerci-

::
- Zaldívar y otros, Cuadernos de derecho societario, vol. III, p. 737.
:;
- Martorell, Los síndicos de sociedades anónimas y el consejo de vigilancia,
p. 156.
-l¡ V'erón, Sociedades comerciales, t. 4, p. 466.
-'- Como lo destacara Halperin, en referencia al antiguo art. 340 del Cód. de
Comercio (Manual de sociedades anónimas, p. 279).
- ¡ " Para su ejercicio, el síndico elige los medios idóneos, suficientes, sin que
d directorio pueda impedirle el acceso a cuantos libros y documentos sean necesa-
SOCIEDAD ANÓNIMA 557
ció de sus funciones; si así ocurriera, convocará a la asamblea de
accionistas para poner en su conocimiento la situación. • Las referi-
das atribuciones no pueden ser restringidas, pero sí pueden ampliar-
las los estatutos218.
Las atribuciones legales pueden clasificarse en tres grupos: 7)
para el control normal; 2) de integración administrativa, y 3) de in-
tegración de gobierno219.
1) Como atribuciones de control normal pueden comprenderse
las siguientes:
a) Fiscalizar la administración de la sociedad, a cuyo efecto
examinará los libros y documentación siempre que lo juzgue conve-
niente (aun de ejercicios anteriores) y, por lo menos, una vez cada
tres meses (art. 129, inc. 1).
b) Verificar, en igual forma y periodicidad, las disponibilidades
y títulos valores, así como las obligaciones y su cumplimiento, e
igualmente puede solicitar la confección de balances de comproba-
ción (art. 294, inc. 2).
c) Asistir con voz, pero sin voto, a las reuniones del directorio,
del comité ejecutivo y de la asamblea, a todas las cuales debe ser
citado (art. 294, inc. 3).
d) Controlar la constitución y subsistencia de la garantía de los
directores y recabar las medidas necesarias para corregir cualquier
irregularidad (art. 294, inc. 4).
e) Suministrar a accionistas que representen no menos del 2%
del capital, en cualquier momento que éstos lo requieran, informa-
ción sobre las materias que son de su competencia (art. 294, inc. 6).
f) Fiscalizar la liquidación (art. 294, inc. 10).
g) Fiscalizar el cumplimiento de las prohibiciones de contratar
con la sociedad por los directores (art. 271, LSC), y su violación le

ríos para establecer la situación patrimonial de la sociedad, o dejar de suministrarle


las explicaciones que requiera, a su respecto no existen secretos (De Gregorio, El
balance, p. 86; Vivante, Tratado, t. II, n° 547).
218
Pero la ampliación estatutaria no puede desvirtuar sus funciones (Garó,
Sociedades comerciales, t. II, p. 501; Rivarola, Sociedades anónimas, t. II, p. 341;
Fernández, Código de Comercio comentado, t. I, p. 513; Malagarriga, Tratado ele-
mental de derecho comercial, t. I, p. 460).
219
Clasificación ensayada por Halperin, Curso de derecho comercial, p. 358.
558 TIPOLOGÍA

impone impugnar lo actuado en el directorio y, si fuese desoído, dar


cuenta a la asamblea (art. 294, incs. 7, 9 y 11).
h) Recibir la notificación del director con interés contrario (art.
272, LSC) y, en caso de omitirlo, dar cuenta a la asamblea a los
efectos de los arts. 59 y 274 de la LSC.
2) Entre las atribuciones integrativas de la administración, po-
demos considerar las siguientes:
a) Presentar a la asamblea ordinaria un informe escrito y fun-
dado sobre la situación económica y financiera de la sociedad, dic-
taminando sobre la memoria, inventario, balance y estado de resul-
tados (art. 294, inc. 5).
b) Fiscalizar la liquidación (art. 294, inc. 10) que ya analizamos.
c) Realizar un informe fundado a la asamblea en caso de re-
ducción del capital (art. 203).
d) Firmar los títulos accionarios (art. 212).
e) Fiscalizar el cumplimiento de la prohibición del director de
contratar con la sociedad (art. 271, LSC), también analizado.
f) Suscripción del prospecto de emisión de debentures (art. 340).
3) Como atribuciones integrativas de gobierno se ubican entre
éstas cuanto enunciamos.
a) Convocar a asamblea extraordinaria, cuando lo juzgue nece-
sario, y a asamblea ordinaria o asambleas especiales, cuando omi-
tiere hacerlo el directorio (art. 294, inc. 7). Esta disposición debe
ser coordinada con los arts. 236, párr. Io, y 265, que prevén los su-
puestos cuando el síndico debe convocar a asamblea.
b) Hacer incluir en el orden del día de la asamblea los puntos
que considere procedentes (art. 294, inc. 8).
c) Vigilar que los órganos sociales den debido cumplimiento a
la ley, estatuto, reglamento y decisiones asamblearias (art. 294, inc. 9).
Esto constituye su función esencial de control de legitimidad
que la LSC ha reforzado en los casos previstos en los arts. 251, 265,
301 y 305220, imponiéndole la necesidad de adoptar medidas para
destruir las decisiones ilícitas de los órganos sociales de adminis-
tración y gobierno.

220
Halperin. Curso de derecho comercial, p. 360.
SOCIEDAD ANÓNIMA 559

d) Investigar las denuncias que le formulen por escrito los ac-


cionistas que representen no menos del 2% del capital, mencionarlas
en informe verbal a la asamblea y expresar acerca de ellas las con-
sideraciones y proposiciones que correspondan. Convocará de in-
mediato a asamblea para que resuelva al respecto, cuando la situación
investigada no reciba del directorio el tratamiento que conceptúe
adecuado y juzgue necesario actuar con urgencia (art. 294, inc. 11).
e) Requerir la remoción judicial de los liquidadores por justa
causa (art. 102, párr. 4o); esto es, cuando la asamblea no los remo-
viera, según la revocabilidad absoluta que prevé esa misma disposi-
ción y reglamenta el art. 235, inc. 5, de la LSC.
/ ) Designar el reemplazante del director en caso de vacancia,
si el estatuto no prevé otra forma de nombramiento (art. 258).
b) RESPONSABILIDAD. PRUEBA DE LA CULPA. De conformidad a las
prescripciones del art. 296 de la LSC, los síndicos son ilimitada y
solidariamente responsables por el incumplimiento de las obligacio-
nes que les imponen la ley, el estatuto y el reglamento.
El artículo citado formula una declaración ratificando los prin-
cipios generales del derecho: la responsabilidad que emerge por "la
omisión de aquellas diligencias que exigiere la naturaleza de la obli-
gación, y que correspondiesen a las circunstancias de las personas,
del tiempo y del lugar" (art. 512, Cód. Civil). O, como dispone el
art. 1109 del Cód. Civil: "Todo el que ejecuta un hecho, que por su
culpa o negligencia ocasiona un daño a otro, está obligado a la
reparación del perjuicio"221.
En otros términos puede decirse que la responsabilidad del sín-
dico le incumbe por violación de la ley, el estatuto y el reglamento,
como por cualquier otro daño producido por dolo, abuso de facul-
tades o culpa grave, como por el mal desempeño de su cargo por no
haber obrado con lealtad y con la diligencia del buen hombre de
negocios (arg. arts. 59 y 274, LSC). Ello debe complementarse con
la aplicación de figuras como la prohibición de contratar con la so-
ciedad, la actuación en interés contrario o en actividades en compe-
tencia con la sociedad, de acuerdo a las previsiones de los arts. 271
a 273 de la LSC, por expresa remisión del art. 298 del mismo orde-
namiento.

:2
' Fariña, Tratado. 1. II-B, p. 438.
560 TIPOLOGÍA

La responsabilidad opera de manera idéntica a lo establecido


para los directores, por expresa remisión del art. 298, ya citado, a
los arts. 271 a 279 de la LSC. Por ello la responsabilidad debe ser
decidida por la justicia, a instancia de la sociedad, previa decisión
de la asamblea o, en su caso, a instancia de los accionistas. Ade-
más, la decisión de la asamblea que declare la responsabilidad, im-
porta la remoción automática del síndico (arg. art. 296 in fine).
A su vez, el art. 297 de la LSC, reformado por ley 22.903, ex-
presa que los síndicos "son responsables solidariamente con los di-
rectores por los hechos u omisiones de éstos, cuando el daño no se
hubiera producido sí hubieren actuado de conformidad con lo esta-
blecido en la ley, estatuto, reglamento o decisiones asamblearias",
mejorando la redacción anterior que se refería a "si los directores
hubieren actuado de conformidad con las obligaciones a su cargo".
Según el nuevo texto, incumbe al síndico vigilar que el directorio
actúe conforme a los deberes que le imponen la ley, el estatuto, el
reglamento o las decisiones asamblearias y, siempre que dicha ac-
tuación se ajuste a esas normas, los síndicos no responderán solida-
riamente con el directorio por los daños causados.
La conducta del síndico será ilícita, si su acción u omisión con-
trarían la ley societaria que establece las funciones del síndico. Si
su conducta no está exigida por el ordenamiento de fondo (cualquie-
ra que sea éste; no hay acto ilícito) juega, en favor del síndico, el
principio nullum crimen, milla pcena sine lege (art. 18, Const. na-
cional). También hay que remarcar como fundamental en materia
de derecho penal disciplinario que el delito o contravención no es
cualquier acto contrario a derecho y cometido culpablemente, sino
que el acto, además, se deba adecuar dentro de alguno de los tipos,
moldes o casillas previamente establecidos por la ley. Juega aquí
también el principio mencionado.
Como se aprecia fácilmente, no basta para que sea responsable
que su actuar sea contrario a derecho; es necesario, además, que el
imputado haya obrado con dolo o culpa, y que su conducta produzca
un daño. Los elementos del acto ilícito son tres: 7) la ilicitud (in-
fracción a la ley); 2) la culpa, en sentido amplio (dolo y culpa), y
3) el daño, con nexo de causalidad.
En cuanto a la prueba de la culpa, no se obtiene acreditando
meramente alguno de los otros elementos del acto ilícito.
SOCIEDAD ANÓNIMA 561

1) La prueba de que el presunto responsable es autor de una


acción u omisión antijurídica, no es bastante para que se tenga acre-
ditada, sin más, su culpa; aunque ilícita la acción u omisión, el agen-
te ha podido obrar sin culpa. También puede ocurrir que, aun cul-
pable, no haya sido su culpa la verdadera causa que provocó el
daño, sino distinta y extraña (relación de causalidad).
2) Tampoco la prueba de la relación causal entre la acción u
omisión del agente y el daño constituye, por sí, prueba o siquiera
presunción de culpa contra aquél; la culpa o negligencia debe ser
probada por el damnificado. La relación de causalidad es el mo-
mento objetivo del acto ilícito, anterior al subjetivo de la culpa, de
suerte que no cabe confundirlos222.
La jurisprudencia ha resuelto que si bien es exacto que los sín-
dicos de la sociedad no ejercen su dirección, no lo es menos que
ellos son los encargados por la ley de una fiscalización constante,
rigurosa y eficiente de las disposiciones del directorio, por lo que
sus funciones, a los efectos de la normal marcha de la sociedad, son
más importantes individualmente que las de cada una de los direc-
tores, y la falta, deliberada o no, del debido ejercicio de las múlti-
ples obligaciones que le impone la ley, los hace incurrir en gravísi-
ma falta que debe ser sancionada223.
Además, "no le es imputable al síndico de la sociedad la con-
ducta culpable por no haber solicitado la apertura del concurso en
tiempo y forma o por realizar la fallida, cuando se encuentra en ce-
sación de pagos, compras o créditos por un monto que no guarde
relación con las exigencias de su giro. Esto es así, en virtud de que
por sus funciones al síndico no le pueden ser atrubuidas tales con-
ductas (arts. 294 a 296 LSC)"224.
El síndico de las sociedades anónimas no sólo representa a los
socios, en cuyo carácter fiscaliza e interviene en la administración,
sino que está vinculado legalmente a ésta, conforme lo establece ex-
presamente el art. 297 de la LSC, que se complementa con sus arts.
298 y 279225.

222
Orgaz, La culpa (actos ilícitos), p. 159.
223
CNCom, Sala A, 23/6/80, '"Meteor, Establecimientos Metalúrgicos SA",
LL, 1980-D-617.
224
CNCom, Sala B, 13/8/84, "Favero SAICI s/quiebra".
2
« CNCom, Sala B, 18/3/74, "Nordiska Kompaniet SA", LL, 155-211.

36. Richard - Muirío, Derecho societario.


562 TIPOLOGÍA

c) SÍNDICOS. SINDICATURA COLEGIADA. Según las expresiones de


la Exposición de motivos (cap. II, secc. V, ap. XI), la reestructura-
ción total propuesta por la comisión se propone fundada, entre otras
cuestiones, en la sindicatura obligatoriamente colegiada cuando la
sociedad esté comprendida entre las enumeradas en el art. 299 de
la LSC, esto es, cotizase en bolsa (art. 284); teniendo el síndico di-
sidente los deberes, atribuciones y derechos del síndico individual
(arts. 290 y 294. LSC).
Es decir que cuando el número de miembros de la sindicatura
resultare plural -por disposición del estatuto o por imperativo legal
en el caso de las sociedades del art. 299-, la sindicatura debe actuar
como cuerpo colegiado, con la denominación de "comisión fiscali-
zados".
Como lógica consecuencia, al actuar como cuerpo colegiado,
deberá llevar libros de actas, debiendo el estatuto reglamentar su
constitución y funcionamiento (arg. art. 290, LSC).
El miembro disidente de dicho colegio puede ejercer indivi-
dualmente todos los derechos y atribuciones, además de cumplir to-
dos los deberes que especifica el art. 294 de la LSC. De esta ma-
nera, por un lado se posibilita al síndico disidente -eventualmente
designado por la minoría a través del voto acumulativo- salva-
guardar su responsabilidad y, por el otro, cumplir eficazmente su
función de fiscalización.
Recordemos que, según el art. 73 de la LSC, al referir a las
actas, indica que '"deberá labrarse en libro especial, con las forma-
lidades de los libros de comercio, acta de las deliberaciones de los
órganos colegiados". Y el art. 290 de la LSC, refiriéndose a la sin-
dicatura colegiada, señala entre otras obligaciones que "llevará un
libro de actas".
d) DESIGNACIÓN. La sindicatura se integra por uno o más sín-
dicos, excepto en las sociedades anónimas abiertas en que necesa-
riamente su número debe ser impar. Su designación es realizada
por la asamblea de accionistas (con elección de igual número de
suplentes), en la que cada acción otorga un solo voto, careciendo
de relevancia para el supuesto la acción de voto plural (art. 284,
LSC).
En torno de la forma de elección por la asamblea, puede apli-
carse el sistema por clases de acciones o por voto acumulativo (arts.
SOCIEDAD ANÓNIMA 563
234, 288 y 289), lo que implica la remisión a las normas para la
elección de directores (§ 330).
El art. 284 de la LSC, en su párrafo final, considera nula toda
cláusula en contrario sobre el particular.
Un párrafo aparte merece el agregado al artículo bajo comen-
tario mediante la reforma introducida por ley 22.903, al establecer
la posibilidad de prescindencia de la sindicatura en aquellas socie-
dades no comprendidas en los supuestos del art. 299 de la LSC.
1) REQUISITOS. El art. 285 de la LSC determina los requisitos
para la designación de síndicos, imponiendo contar con domicilio
real en el país y ser abogado o contador público con título habili-
tante, o tratarse de una sociedad civil con responsabilidad solidaria,
exclusivamente constituida por esos profesionales.
No se advierte la razón por la cual se excluye a las sociedades
comerciales personalistas (por partes de interés) constituidas exclu-
sivamente por esos profesionales, y cuyo objeto fuera prestar tales
servicios. Formulamos esta crítica, dado el carácter actual de la so-
ciedad comercial en la que ni el lucro ni el objeto comercial son
caracterizantes.
El control sindical conduce a la responsabilidad orgánica; el
ángulo funcional debe ser medido con la vara de la idoneidad. La
ley impuso requisitos específicos de idoneidad al exigir una capaci-
tación profesional determinada, llegando a la responsabilidad a par-
tir de un principio de raigambre, según el cual cuanto mayor sea el
deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento de las cosas mayor
será la obligación que resulte de las consecuencias posibles de los
hechos (art. 902, Cód. Civil). Sí bien en nuestra estructura orgáni-
ca intrasocietaria se establece la operatividad del órgano de control,
desempeñado por profesionales, abogados, contadores, o asociación
civil constituida únicamente por aquéllos, toda vez que la sindicatura
podría ser prescindida, si operase el consejo de vigilancia, que fun-
ciona como órgano eventual, según el modelo francés -y en tal caso
le ley requiere como único requisito ser accionista-, las funciones de
control interno pasarían a ser desempeñadas por quienes no cumplen
requisito de idoneidad alguno. Pero este hecho no parece relevante
por la escasa aplicación que ha a tenido entre nosotros226.

- 26 Piaggi. La sindicatura como órgano intrasocietaria de control, LL, 1981-


B-I086.
564 TIPOLOGÍA

2) INHABILIDADES E INCOMPATIBILIDADES. Tendiendo a lograr un


control efectivo, la ley ha programado una serie de inhabilidades e
incompatibilidades que son las previstas en su art. 286.
Por un lado, remite a lo dispuesto por el art. 264 de la LSC;
por otro, tiende a evitar las cadenas de directores y síndicos entre
sociedades controladas y controlantes.
Se ha discutido si el abogado o apoderado de la sociedad puede
ser síndico. El organismo de control ha sido celoso en impug-
nar esa situación, ya que el apoderado designado por el directorio
normalmente no se halla en condiciones de ejercer el control so-
bre él. Por eso, en cuanto sea dependiente de la sociedad -se le
paguen sueldos u honorarios-, debe entenderse que existe tal prohi-
bición.
La última de las incompatibilidades que contiene el art. 286 de
la LSC se refiere a los parientes de los directores generales y de los
gerentes, ya que en vigencia del régimen derogado se cubría nor-
malmente con parientes, lo cual desnaturalizaba los fines de la sin-
dicatura. Así se impide que formen parte de ésta los cónyuges, los
parientes por consanguinidad en línea recta, los colaterales hasta el
cuarto grado y los afines dentro del segundo inclusive, de los direc-
tores y gerentes generales.
En cuanto a las sociedades "síndicos", debe entenderse que las
incompatibilidades alcanzan' a cualquiera de los socios que se en-
cuentren en la situación prevista por el art. 286 de la LSC.
Es incompatible con el ejercicio de la sindicatura el desempeño
de la función de contador certificante o auditor de los balances de
la misma sociedad227.
e) PLAZO. REVOCABILIDAD. El plazo durante el cual ejercerá
sus funciones el o los designados, variará según lo determine el es-
tatuto, pero no puede exceder de tres ejercicios -debiendo perma-
necer en el cargo mientras no sean reemplazados- y pueden ser re-
electos indefinidamente.
Su designación sólo puede ser revocada por la asamblea de ac-
cionistas que podrá disponerla ad nutum (sin causa), siempre que no

227 CNCom, Sala D, 25/4/95, "Benavent, Osear Luis c/Benavent Hnos. SA",
"Doctrina Societaria y Concursa! Errepar", t. Vil, p. 389, con nota de Nissen.
SOCIEDAD ANÓNIMA 565

medie oposición del 5% del capital social (art. 287 reformado por
ley 22.903), resultando nula cualquier disposición en contrario.
Respecto del síndico, y conspirando decididamente contra su
independencia, la ley mantiene la posibilidad de la revocación ad
nutum por parte de la asamblea, situación no compartida por la ma-
yoría de las legislaciones europeas actuales que prevén requisitos
específicos para la procedencia de la remoción del síndico.
Mantener la posibilidad revocatoria de la designación pesará
sobre el síndico como una espada de Damocles afectando su liber-
tad, comprometiendo el resultado de su gestión y tendiendo inexcu-
sablemente a favorecer a la mayoría de la cual depende228.
f) REMUNERACIÓN. La clase de funciones impone su onerosi-
dad. Deberá ser fijada por el estatuto o por la asamblea de accio-
nistas. En cuanto a sus emolumentos no rige la limitación estable-
cida en el art. 261 de la LSC.
De acuerdo a lo resuelto por la jurisprudencia, el síndico cum-
ple en la sociedad con la función de órgano de control, cuyo conte-
nido está determinado por la ley y es onerosa por disposición legal
(art. 292). La indeterminación de la remuneración por el estatuto
impone que la fije la asamblea (art. 292, LSC)229.
g) VACANCIA. Al designar a los síndicos o al síndico titular se
debe proceder -por imperio del art. 284- a la elección de igual nú-
mero de suplentes. Por tanto, ante una vacancia, cualquiera que sea
la causa -temporal o definitiva- debe suplirlo el síndico. Adviér-
tase a este respecto que, producida una causal de inhabilitación pre-
vista por las normas vigentes, durante el desempeño del cargo el
síndico debe cesar inmediatamente en sus funciones e informar al
directorio dentro de diez días (art. 291).
En cuanto a la situación de responsabilidad del síndico suplente
se ha resuelto230 que la ley de sociedades no le ha creado obliga-

228 Piaggi, La sindicatura como órgano intrasocietario de control. LL, 1981-


B-1086.
229
CNCom, Sala C. 16/10/78, "Borgonovo, Félix c/La Rinconada SA", LL,
1981-A-558.
230
CNCom, Sala B. 5/8/81, "García Vizcaíno, José c/Banco de Crédito Rural
Argentino". LL, 1982-B-404.
566 TIPOLOGÍA

ciones similares a la persona que reviste el cargo de órgano de con-


trol. Solamente tiene la expectativa de ser llamado a cubrir la va-
cancia o ausencia del titular (art. 291). Siendo suplente no tiene
responsabilidades ni obligaciones y no integra el órgano, pues el de-
sempeño de la titularidad es excluyente (arg. art. 293).
Si existiendo la vacante, por cualquier motivo -p.ej., impedi-
mento del suplente-, no se le pudiere cubrir con el suplente, el di-
rectorio convocará de inmediato a una asamblea de accionistas, para
que proceda a subsanar el defecto (art. 291).
En un caso judicial, el Banco Central de la República Argenti-
na231 intervino dos entidades financieras en forma cautelar, recha-
zando esta institución la renuncia que presentara el síndico -había
desplazado al órgano de administración y representación conforme
al art. 24, ley 22.529-. Ante ello, éste promovió un recurso de am-
paro que le fue denegado en primera instancia por entender que de-
bía promover demanda para convocar judicialmente a asamblea, lo
que fue revocado por la Cámara, pues consideró que ese camino
habría conducido a procedimientos cuya duración hubiera excedido
del plazo por el cual había sido designado el dimitente. e impuso al
Banco Central de la República Argentina la obligación de convocar
inmediatamente a asamblea en las dos entidades para tratar la re-
nuncia presentada, al estimar que se había procedido arbitrariamente
al no convocarla.

h) PRESCINDENCIA Y DERECHO DE EOS ACCIONISTAS EN CASO DE NO ORGA-


NIZARSE LA SINDICATURA. El último párrafo del art. 284 de la LSC, re-
formado por ley 22.903, ha incorporado la posibilidad de que las
sociedades no comprendidas en los diferentes supuestos de su art.
299, prescindan optativamente de la sindicatura cuando así esté pre-
visto en el estatuto.
En esta hipótesis, los socios tienen el derecho de control que
confiere el art. 55, y cuando por aumento de capital resultare exce-
dido el monto indicado, la asamblea que así lo resolviere deberá
designar síndico, sin que resulte necesario reformar el estatuto.
Según los fundamentos de la Exposición de motivos de la ley
22.903 (cap. II, secc. V, ap. 29), la decisión (de la posibilidad de

« i Resuelto por la CNCom, Sala A, 14/5/87, JA, 1987-IV-753.


SOCIEDAD ANÓNIMA 567

prescindir de la sindicatura en las sociedades que no estén compren-


didas en el art. 299) queda atribuida al estatuto y persigue aligerar
la estructura societaria en el espectro de aquellos entes en que por
su objeto o dimensión la existencia del órgano de fiscalización in-
terna puede ser gravosa. La contrapartida es el otorgamiento a los
socios del derecho de inspección y control individual en los térmi-
nos ucl art. 55 de la LSC.
En aras de simplificar trámites, se prevé que en el caso de que
resultare incluida la sociedad en el art. 299 de la LSC, en razón de
su capital, corresponderá la designación de síndico sin necesidad
de reforma del estatuto.
A pesar de las expresiones citadas de la Exposición de motivos,
la doctrina destaca sus objeciones, entendiendo que la norma debió
disponer la obligatoriedad de contar con una auditoría a cargo de
contador público en tales casos, pues la complejidad organizativa y
las posibilidades de expansión de estas sociedades, aun cuando el
capital nominal no llegue a la cifra del art. 299, inc. 2, de la LSC.
exige un serio control de su administración en manos de expertos232.
También se afirma que no debiera haberse pensado en eliminar la
institución de ia sindicatura por su fracaso en las sociedades anóni-
mas cerradas o de familia, sino haber replanteado su regulación,
circunscribiendo su accionar a la de dictaminante de los estados
contables de ejercicio (auditoría) y a la de censor de legitimidad (cum-
plimiento de la ley societaria, estatuto, reglamento y resoluciones
asamblearias)233.

§ 349. CONSEJO DE VIGILANCIA. - Doctrinariamente han sido


clasificados los sistemas de administración de las sociedades anóni-
mas en dos grandes grupos: uno, el anglo-francés, y otro, el germa-
no-italiano, caracterizándose el primero en que la administración
está concebida sobre la base de un núcleo unitario, configurado en
torno del consejo de administración francés o board of directors an-
gloamericano, y en la existencia de órganos de control con actividad
reducida a aspectos puramente contables. El segundo sistema, o

-3 2 Fariña, Tratado, t. IV, p. 213.


- 33 Verón - Zunino, Reformas al régimen de sociedades comerciales, p. 552;
para éstos, ia función del síndico en una sociedad cerrada dista mucho de la función
que la comisión fiscalizadora debiera cumplir en una sociedad abierta.
568 TIPOLOGÍA

sea el germano-italiano, tendría su característica en situar al lado


del órgano de administración otro de control permanente con facul-
tades más amplias que el del sistema anglo-francés234.
Nuestra antigua legislación comercial se enrolaba en el segundo
de los sistemas descriptos235; empero, en opinión de los autores de
la LSC (Exposición de motivos, cap. II, secc. V, ptos. XI y X), el
sistema de fiscalización establecido por el Código de Comercio pre-
sentaba defectos, puntualizados por la doctrina y demostrados por
la práctica, que lo tornaban inocuo. El problema planteado no re-
sultaba de fácil solución. La Comisión estimó que el remedio debía
hallarse en una reestructuración total de la institución (de la sindi-
catura) o en el funcionamiento del consejo de vigilancia.
La novedosa incorporación de este órgano de creación optativa
denominado consejo de vigilancia, lo fue teniendo en cuenta la ex-
periencia alemana y la francesa de 1966, merced a lo cual se la le-
gisló como veremos a continuación.
a) El número de sus integrantes -de tres a quince- se deja a la
determinación del estatuto; deben ser accionistas -atento a sus fun-
ciones- y se eligen por categoría de acciones o por voto acumulativo
(arts. 262 y 263), según el art. 280 de la LSC. Son reelegibles y
libremente revocables.
b) En su organización, funcionamiento, responsabilidades, etc.,
se aplican las disposiciones "que para el directorio y los directores
tienen los arts. 60, 234, inc. 2, 241, 257, 258, párr. Io, 259, 260, 261,
excepto el párr. 3 o , 264 a 267, 272, 273 a 279, 286 y 305.

234
Fargosi, Estudios de derecho societario, p. 184. El régimen anterior a la
ley 19.550 seguía el sistema en que al lado del órgano de gestión contemplaba uno
de control; no obstante, señalamos que el órgano de control -sindicatura- se carac-
teriza a través de un mero control de legalidad y no de mérito, que marca una dis-
tinción neta con respecto al germánico, en el cual el consejo de vigilancia cumple
funciones permanentes y efectúa un control de la gestión que va más allá de la sim-
ple legalidad de los actos.
235
En efecto, aun en el Proyecto de Sociedades Comerciales de 1967 se pres-
cindía de la regulación del instituto, debido a que en palabras de uno de sus autores,
se había considerado la conveniencia de establecer el consejo de vigilancia integrado
por accionistas de la ley alemana de 1937 y conservado en la de 1965, receptado por
la ley francesa de 1966. pero la Comisión optó por rechazarla -por lo menos por ahora-
y remediar la ineficacia de la sindicatura actual (ver Halperin, Disertación pronun-
ciada en la Facultad de Derecho de Buenos Aires, RDCO. 1968-593).
SOCIEDAD ANÓNIMA 569

c) El estatuto reglamentará la organización y funcionamiento


del consejo (art. 281).
d) Sus atribuciones, facultades y funciones están determinadas
por el desempeño que el precepto atribuye a esté órgano, de fisca-
lización de la gestión del directorio. La enunciación del art. 281
de la LSC es imperativa. Esa enumeración es suficientemente am-
plia, pero no existe traba para que el estatuto haga una más detallada
o amplia.
e) La creación de este órgano por el estatuto torna redundante
la sindicatura. No obstante, el proyecto deja su supresión a cuanto
disponga la sociedad, pero si opta por esa supresión le impone la
auditoría anual contratada por el consejo (art. 283).
a) FUNCIÓN. Las funciones del consejo de vigilancia están cla-
ramente establecidas por el art. 281 de la LSC236. El inc. g remite
a las funciones de la sindicatura (ver § 348). Ello nos lleva a de-
clarar que si bien tiene las mismas funciones que la sindicatura, las
del consejo de vigilancia son aun mayores. Como vimos, la sindi-
catura -por regla general- tiene como función, fundamentalmente,
el control de legalidad de la gestión del órgano administrador, mien-
tras el consejo de vigilancia tiene el control -aparte del de legali-
dad- del mérito de la gestión del directorio (art. 281, inc. a). In-
clusive puede, si así lo dispone el estatuto, desempeñar funciones
integrativas de la administración (inc. c) y que conciernan al gobier-
no de la sociedad (inc. d).
En otras palabras, en tanto que el control de la actividad del
órgano de administración que se encomienda a la sindicatura es un
control de legalidad, el encomendado al consejo de vigilancia es
un control de mérito, es decir, que además de vigilar que el direc-
torio actúe dentro de la ley y sobre los estatutos, el consejo debe
juzgar sobre la oportunidad de las medidas dispuestas por el órgano
de administración y de la eficacia de las políticas por éste aplicadas
para llevar adelante el logro del objeto social, generar beneficios
susceptibles de ser distribuidos a los accionistas como utilidades y
evitar riesgos excesivos237.

- 3 6 Richard - Escuti (h.) - Romero, Manual de derecho societario, p. 305.


237
Sasot Betes - Sasot, Sindicatura y consejo de vigilancia, p. 258.
570 TIPOLOGÍA

La parte primera del art. 281 de la LSC establece que el estatuto


debe reglamentar -cuando exista de conformidad con el art. 280- la
organización y el funcionamiento del consejo de vigilancia. Sin
perjuicio de ello, si dicho consejo existe -y siendo factible que el
estatuto le otorgue atribuciones y funciones no establecidas por la
ley-, (Jebe tener una serie de atribuciones inúerogables. Ellas son
las previstas en los incs. a, b, e,fyg del artículo citado.
El inc. a es el que concreta la función general de vigilancia de
la actividad del directorio, que, por lo menos trimestralmente, debe
informarle por escrito acerca de la gestión de los negocios sociales.
En el inc. b se concreta otra forma de actuación del consejo.
Le otorga facultades de convocar a asamblea cuando lo estime con-
veniente, y cuando lo soliciten accionistas que representen no menos
del 5% del capital social.
El inc. e le impone la necesidad de informar a la asamblea sobre
la memoria del directorio, los estados contables y la gestión social.
El i n c . / l e atribuye el derecho y la obligación de designar una
o más comisiones para realizar investigaciones de motu proprio o
impulsadas por denuncias de accionistas. Ello debe vincularse a la
facultad otorgada en el inc. a y que, por tanto, puede ser realizada
por peritos.
El mentado inc. g remite a las atribuciones de la sindicatura.
A este respecto debemos destacar que, cuando existe consejo de vi-
gilancia, se puede prescindir de la sindicatura, en cuyo caso el con-
sejo debe contratar una auditoría anual.
Los estatutos pueden prever, en esta materia, los puntos si-
guientes.
1) Que sin perjuicio de la aplicación del art. 58 de la LSC, para
resguardar la buena fe y la celeridad del tráfico, el estatuto puede res-
tringir las facultades del presidente y del directorio, disponiendo que
para celebrar determinados actos se cuente con la conformidad del
consejo. De negar éste la autorización, el directorio podrá someter
la cuestión a la asamblea.
2) Que el directorio sea elegido por el consejo de vigilancia.
b) VENTAJAS DE LA ORGANIZACIÓN. Si bien no es habitual la orga-
nización de un consejo de vigilancia, su implementación en el esta-
tuto implica las siguientes ventajas.
SOCIEDAD ANÓNIMA 571
1) El directorio puede durar cinco ejercicios (así debe inter-
pretarse, aunque el art. 281, inc. d, habla de años), en cuyo caso la
remuneración del directorio es fija.
2) Que la minoría no pueda obtener representación en el direc-
torio, pese a poder ejercer sus derechos de control. En efecto, si
bien al elegir el consejo se aplican las, disposiciones de elección por
clase -si así lo dispone el estatuto- o por voto acumulativo, esas
disposiciones no se aplican para la elección de directores (art. 280),
ya lo elija el consejo o la asamblea.
En este segundo caso se elegirá por mayoría absoluta de votos
presentes -art. 243, LSC- y, en el primero, por el voto favorable de
la mitad más uno de los miembros del consejo (art. 280 y su remi-
sión al art. 260). De ese modo se asegura la existencia de un di-
rectorio homogéneo, que permita una conducción uniforme de los
negocios sociales.
La ley 22.903 mantuvo la redacción anterior del art. 280, párr.
Io, de la LSC, pero le agregó la aclaración: "si éstos deben ser ele-
gidos por aquél". Con esta modificación se pretende limitar la
elegibilidad de los directores, por categoría o por voto acumulativo,
sólo en el caso de que corresponda al consejo de vigilancia la elec-
ción de los integrantes del directorio (art. 281, inc. b). Con ello se
obvian las cuestiones planteadas en orden a la incorporación en la
estructura societaria del consejo de vigilancia sin la dificultad indi-
cada, como supuesto previo para eludir la aplicación de las normas
de los arts. 262 ó 263 de la LCS. En otros términos, durante el
régimen anterior a la ley 22.903, cuando el estatuto preveía la im-
plantación del consejo de vigilancia, los sistemas eleccionarios por
categoría o clase de acciones (art. 262) y por acumulación de votos
(art. 263), no podían ser ejercidos en ningún caso para la elección
de directores. Se ha entendido que aquel criterio propendía a la
elusión deliberada de esos sistemas eleccionarios (dirigidos en pro-
tección de determinadas minorías), optando por la implantación in-
necesaria del consejo de vigilancia. La reforma restringe la ina-
plicabilidad de los sistemas electivos al único caso en que los
directores deban ser elegidos por el consejo de vigilancia; obvia-
mente, cuando esta atribución esté prevista así en el estatuto238.

238
Verón - Zunino, Reformas al régimen de sociedades comerciales, p. 540.
TIPOLOGÍA

3) Es innecesario elegir síndico siempre y cuando se contrate


-por parte del consejo- una auditoría anual (art. 283).
c) REGLAMENTACIÓN. ORGANIZACIÓN. APTITUD PARA INTEGRAR EL
CONSEJO DE VIGILANCIA. La normativización del consejo debe ser pre-
vista por el estatuto, reglamentando o no las normas que se aplican
imperativamente y. en su caso, también las que se aplican facultati-
. _::;en;e.
Debe ser integrado por no menos de tres miembros ni más de
quince. Todos deben revestir la calidad de accionistas.
La elección, como anticipamos, se realiza de la misma forma
que la de los directores (arts. 234 inc. 2, 262 y 263).
Por disposición del art. 280 de la LSC se aplican las normas
siguientes.
1) La asamblea ordinaria los designa y remueve, y fija su re-
tribución (art. 234, inc. 2).
2) Les impone las mismas restricciones que a los directores en
lo referente a las limitaciones con el voto (art. 241), y demás actos
relacionados con su gestión, su remoción y su responsabilidad.
3) Son elegidos por un término que no puede exceder de tres
ejercicios -debe estar determinado en el estatuto- y deben perma-
necer en el cargo hasta que se los reemplace (art. 257).
4) El estatuto puede prever la existencia de suplentes, pero a
diferencia de los directores, el síndico -si existe- no puede designar
a los reemplazados -cuando no se haya previsto otra forma-, pues
ello sería contrarío a la institución (art. 258, inc. 1).
5) El consejero no puede renunciar si con ello se revierte el
normal funcionamiento del consejo, ante quien debe presentar la re-
nuncia, la que no puede ser aceptada si impide o dificulta su regular
funcionamiento (art. 259).
6) El quorum es de la mitad más uno de los miembros (art.
260).
7) Rigen las mismas limitaciones que para las remuneraciones
del directorio (art. 261).
8) Les conciernen las mismas prohibiciones e incompatibilida-
des que sufren los directores para poder ser electos y desempeñar el
careo (art. 264). Por ello corresponde su remoción, conforme al
art.~265 de la LSC.
SOCIEDAD ANÓNIMA 573
9) El cargo es personal e indelegable (art. 266).
10) Rigen también las mismas disposiciones que tienen por
objeto resguardar a la sociedad de la actuación de los directores;
ello así por remisión del art. 280 a los arts. 272 y 275. Llama la
atención que no se mencione al art. 271; empero, entendemos que
ello se debe a un mero error material y, consecuentemente, la norma
es aplicable.
11) Es aplicable, asimismo, la inscripción prevista por el art.
60 y las demás disposiciones que menciona el art. 280, a cuya lec-
tura remitimos.
d) ACCIONISTA PERSONA JURÍDICA. El propio art. 280 de la LSC,
al que nos venimos refiriendo, indica aplicable al consejo de vigi-
lancia el art. 266 de la LSC. relativo a que el cargo de director es
personal e indelegable, razón por la cual cabe interrogarse -ante el
silencio de la LSC- si resulta admisible que una persona jurídica
sea miembro del consejo de vigilancia. La Inspección General de
Personas Jurídicas ha dictado oportunamente una resolución que
prohibe designar director a una persona jurídica, sin que exista idén-
tica resolución en lo que respecta al cargo de consejero.
La doctrina se encuentra dividida sobre el particular. Para un
sector, teniendo en cuenta el texto legal y las disposiciones respec-
tivas, una persona jurídica no puede ser miembro del consejo de vi-
gilancia239.
Para otro sector -en el cual nos situamos- si una sociedad anó-
nima puede ser socia de otra sociedad por acciones (arg. art. 30),
ello significa que puede revestir la calidad de accionista, único re-
quisito exigido para ser consejero240. Además, si una sociedad anó-
nima tiene como accionista sólo a personas jurídicas, le resultará
imposible optar por el consejo de vigilancia si admitimos la tesis
negatoria. Piénsese que el estatuto tenga organizado el consejo de
vigilancia en lugar de la sindicatura, y nos daremos cuenta que una
interpretación restrictiva nos llevaría a una situación insoluble241.

239
Martínez, En torno al llamado consejo de vigilancia de las sociedades
anónimas, "Derecho Empresario", t. II, p. 990.
240
Zamenfeld, A propósito del consejo de vigilancia, "La Información", t. 40.
241
Fariña, Tratado, t. II-B. p. 445.
574 TIPOLOGÍA

e) RESPOXSABILIDADES. La responsabilidad de los miembros del


consejo de vigilancia se rige por las mismas disposiciones del régi-
men de responsabilidad de los directores de las sociedades anóni-
mas, por expresa remisión del art. 2S0. párr. 2°. de la LSC. surgiendo
aplicables, como consecuencia, sus arts. 274 a 279 que oportuna-
mente ue^aLVOiiairio^.
f) LA AUDITORÍA. SIMILITUDES Y DIFLREXCIAS COX LA SIXDICATURA.
Cuando el estauu-"* orcanice el consejo de vigilancia, podrá prescin-
dir de la sindicatura prevista en e. ..:í. 2¿- > >.-. --£ u: LSC. En tal
caso, la sindicatura será reemplazada por auditoría anual, contratada
por el consejo de vigilancia, y su informe sobre los estados conta-
bles se someterá a la asamblea, sin perjuicio de las medidas que
pueda adoptar el consejo (art. 2S3).
La justificación de la exigencia de la auditoría puede hallarse
en el hecho de que no exigiéndose a los consejeros el requisito de
la profesión (abogado o contador público), debe contarse con una
adecuada opinión en torno de la correcta forma o no en que la con-
tabilidad social ha sido llevada. No obstante ello, alguna doctrina
ha afirmado242 que la prescindencia de un órgano fiscalizador (sin-
dicatura) no puede ser suplida por un informe técnico de auditoría,
pues el informe técnico sobre los estados contables constituye sólo
uno de los aspectos de la función de! síndico.

2) ESTATAL

§ 350. PRESEXTE Y FUTURO. - La fiscalización estatal deriva


del poder de policía que tiene el Estado. Por ser materia reservada
a las provincias la ejerce la autoridad provincial correspondiente al
domicilio social -si existen sucursales, la del domicilio de la sucur-
sal- (en Córdoba: la Inspección de Sociedades Jurídicas).
Paralelamente al sistema de fiscalización privada, en función
del mencionado poder de policía, la LSC ha organizado un siste-
ma de fiscalización estatal, a los efectos del control de legalidad de
la constitución y modificaciones de las sociedades cerradas y en los
referente a las abiertas (art. 299', tendiente a asegurar los derechos

242
Mascheroni. Mama;! de .«v;V.:'.:.:V.v <v ":t 'V\:.Vi. p. 264.
SOCIEDAD ANÓNIMA 575

de los inversores, el cumplimiento del objeto social y, en general, a


preservar la estructura societaria de la gran empresa243.
Profusamente ha puesto de manifiesto la Exposición de motivos
de la LSC los fundamentos referidos a la fiscalización estatal (cap.
II, secc. V, ap. III). Cuando expusimos los fundamentos del régi-
men de constitución de ias sociedades anónimas que :>e consagra,
señalamos que el criterio de la comisión ha sido distinguir las so-
ciedades anónimas cerradas (llamadas también de familia) de las
al)ieru¡.\. cstu c . c¡uc :.:CL::TM ;;! •,h"- : .-••¡'-i;™ p^,- n ¡ v hír 1 "-'
decidido establecer diferencias categóricas en cuanto a su control
durante el funcionamiento.
La sociedad anónima abierta es la que hace oferta pública de
sus acciones (art. 299. inc. 1), entendiéndose por tal la cotización
en bolsa o la invitación que se haga a las personas en general, o a
sectores o grupos determinados, a suscribir, adquirir o realizar cual-
quier acto jurídico con acciones, cualquiera sea el medio por el cual
se haga esa invitación (ley 17.811).
Esta clase o subtipo de sociedad anónima está sujeta al control
permanente del Estado, porque lo exige la protección del ahorrista,
que actuando aisladamente se halla imposibilitado de lograr su pro-
pia protección. El Estado tiene un alto interés en hacer efectivo
este amparo para asegurar la afluencia del ahorro público a esta cla-
se de empresas que, por su dimensión, permite la consecución de
objetivos económicos que atañen profundamente al desarrollo eco-
nómico del país.
La sociedad anónima es el medio utilizado y autorizado para
recurrir al requerimiento público de dinero o valores, con promesa
de prestaciones o beneficios futuros (esto es, las llamadas empre-
sas de capitalización, ahorro, etcétera).
La experiencia nacional demuestra la necesidad de un control
activo y efectivo. Las leyes vigentes lo imponen para los bancos,
empresas de seguro, capitalización, ahorro para la vivienda. Las
mismas razones existen para extenderlo cualquiera que sea el objeto
perseguido por la sociedad.

:43
Seguimos las expresiones de Richard - Escuti (h.) - Romero. Manual de
derecho societario, p. 314.
576 TIPOLOGÍA

Cuando la sociedad alcanza una determinada dimensión en ra-


zón de la importancia de su capital, la influencia económico-social
que ejerce por ese poder económico, que excede el interés individual
de los titulares del capital y los límites del ámbito físico en el que
están establecidos, impone la vigilancia permanente del Estado para
que se cumplan las normas que rigen su funcionamiento.
El Estado no debe ser indiferente a la situación que se crea por
las repercusiones que tiene el cese de funcionamiento de entes que
son importante fuente de trabajo, cuya interrupción produce graves
fenómenos sociales, tanto más graves cuanto menor sea la dimen-
sión del ámbito socieconómico en el cual actúan. Existen en el país
numerosas empresas en torno de las cuales se han formado pobla-
ciones, integradas por sus obreros y empleados, y otras empresas
más pequeñas, subsidiarias.
De allí la inclusión de este control de la sociedad anónima que
alcanza un capital de dos millones cien mil pesos (art. 299, inc. 2),
y la limitación de capital máximo establecida para la sociedad de
responsabilidad limitada (art. 148).
La ley debe prever que estos fines de interés público no sean
burlados por el empleo de técnicas jurídicas que permitan eludir la
consecución del objeto perseguido por esta fiscalización.
De ahí que el art. 299,, inc. 6, de la LSC, prevé la exención de
esa fiscalización, cuando la sociedad controlante o la controlada se
halle sujeta ella. Las razones son obvias.
Cuando la sociedad anónima no se halle incluida en ninguna de
las categorías analizadas precedentemente, la actuación del órgano
de control se limitará al acto constitutivo dentro de los límites del
art. 167 de la LSC, analizado, y corresponderá a las autoridades lo-
cales (art. 300).
No obstante, podrá vigilar el funcionamiento ocasionalmente
cuando lo soliciten accionistas que representen el 10% del capital,
lo requiera un síndico, o lo considere necesario por resolución fun-
dada, en resguardo del interés público (art. 301), para establecer que
no se eluda el control permanente a que debería sujetarse conforme
el art. 299 de la LSC.
No querríamos finalizar este desarrollo sin recordar que el rol
del Estado en el derecho societario formó parte destacada en el
temario del IV Congreso de Derecho Societario (Mendoza, 1986),
SOCIEDAD ANÓNIMA 577
donde se sostuvo que hablar del rol del Estado implica reconocer la
existencia de hetero-tutelas en relación al nacimiento y actividad de
la sociedad, actividad que es una forma de darse la idea de empresa
(como actividad organizada) y, por ello, ese rol del Estado es justi-
ficado, porque parece ser que las soluciones contractualistas no sa-
tisfacen la totalidad de los intereses en juego que se conjugan en
relación a la actividad empresaria. Pero particularmente, lo que in-
teresa es reconocer cuáles son los fundamentos de esa actividad del
Estado que no se da solamente en el control, sino en la actividad
legisferante, así como también en su aplicación. El Estado debería
facilitar la organización jurídica como sociedad (centro imputativo
autogestante), resguardando los derechos de terceros en relación a
ciertas actividades (empresa).
En estos controles se debe tener en cuenta la necesidad de di-
vidirlos, cuando son controles de constitución, donde debe tratarse
que el control sea mínimo, simplificado, buscando que se realice en
orden a la autoridad y no al contenido, particularmente porque, en ese
caso, los socios y la sociedad pueden prevenir en las normas esta-
tutarias su propia autotutela, y eventualmente este control del Estado
aparece casi confundido con la publicidad, en orden a la mínima
tutela de los intereses de los terceros que contraten con la sociedad.
En el otro orden de estos controles, al lado de la constitución,
el de funcionamiento por la actividad objeto de la sociedad, o sea, el
control de funcionalidad de empresas, donde se admite la posibili-
dad que el Estado, por interés general de la comunidad, ejercite un
control de cierta permanencia como es, por ejemplo, en la posibili-
dad de intervención del Banco Central de la República Argentina.
Se trata más de control de la "empresa" (actividad) que de la socie-
dad (organización jurídica).
Y en este punto de los fundamentos del control del Estado, se
planteó como eje fundamental la redefinición del control estatal.
En primer lugar, en orden a su racionalización y su efectividad, a la
no acumulación de datos imprecisos, innecesarios y no sistematiza-
dos, que lejos de facilitar el control lo impiden y lo alejan. En la
disminución de los controles, eliminando la duplicación de éstos y
la eliminación también de los controles vacuos, buscando su eficien-
cia y, por otra parte, centralizarlos en actividades en que el Estado
puede tener intervención en cuanto existe un interés tutelable con-
creto y no una indefinición burocrática en esa participación.

37. Richard - Muiño. Derecho societario.


5/8 TIPOLOGÍA

§ 351. SOCIEDADES COMPRENDIDAS EN LA FISCALIZACIÓN ESTATAL


PERMANENTE. - Las sociedades sujetas a control estatal permanente
son las mencionadas en el art. 299 de la LSC, sin perjuicio de lo
dispuesto como excepción por su art. 301.
Así podemos mencionar una serie de justificaciones que nos
permiten aclarar esta temática.
a) Las sociedades que hacen oferta pública de sus acciones o
debentures. Si se busca la razón se puede observar que lo que lleva
•> .•.~-it.-,v--i.i< ,-.<; i-, intención de nroíeeer la inversión pública. El
aspecto está regulado por la ley 17.811.
b) En su redacción original, el inciso hacía referencia a las so-
ciedades que tuvieran un capital superior a cinco millones de pesos.
E! monto ha resultado corregido por el Poder Ejecutivo en varias
oportunidades.
c) El inc. 3 incorpora a la fiscalización estatal a las sociedades
de economía mixta y a las sociedades anónimas con participación
estatal mayoritaria (decr. ley 15.349/46, ley 12.962, y art. 308 y ss.,
LSC). Sorprende hasta cierto punto esta sujeción, pues la adminis-
tración y el control interno de dichas sociedades está a cargo del
propio Estado o sus reparticiones. Parece que, a juicio del legisla-
dor -al desprenderse estas sociedades de la fiscalización del Tribu-
nal de Cuentas-, es conveniente generar esta clase de control.
d) Con toda lógica, el inc. 6 somete a la fiscalización estatal
permanente a las sociedades que controlan a otra controlada por el
Estado, o son ellas controladas por otra sujeta a control estatal. La
razón de ello es evitar que, por la vía del control, se eluda la fisca-
lización estatal.
e) El inc. 4 se refiere a sociedades que realicen operaciones de
capitalización de ahorro o en cualquier manera requieran dinero o
valores al público con promesa de prestaciones o beneficios futuros.
Dentro de ellas cabe mencionar a los bancos y las entidades finan-
cieras, sociedades de ahorro y préstamo para la vivienda, etcétera.
/ ) El inc. 5 finalmente comprende a aquellas sociedades que
exploten concesiones o servicios públicos.
Todas estas sociedades recién mencionadas están sujetas a un
control estatal permanente; es decir que el Estado fiscaliza la cons-
titución, el funcionamiento, las modificaciones y su disolución y li-
quidación.
SOCIEDAD ANÓNIMA 579

§ 352. FISCALIZACIÓN LIMITADA. - Las sociedades no mencio-


nadas por el art. 299 de la LSC sólo están sometidas -salvo el caso
excepcional del art. 301- a la fiscalización estatal en lo referente a
la constitución, modificaciones y variaciones de capital (art. 300).
Ese control de legalidad no es solamente referente a la mera
regulación de la normatividad estatutaria, sino que se extiende tam-
bién al objeto social (ley de inversiones extranjeras, entre otras).
La norma que impone el control es coincidente con lo dispuesto
oor el art. 167 de la LSC. que dispone la intervención del organismo
de control en la suscripción para integrar el capital, cuando se la
hiciera con bienes en especie, incluso en el caso de aumento previsto
por el art. 188 (ver art. 53). Fuera del caso de integración en es-
pecie, es necesaria la intervención del organismo de control en el
aumento que no encuadre dentro de los límites de los arts. 1SS y
234, inc. 4, de la LSC.
Pero la propia ley permite la extensión del control estatal a las
sociedades no incluidas por el art. 299, cuando se den los supuestos
que analizamos a continuación.
a) Cuando lo soliciten accionistas que representen por lo me-
nos el 10% del capital suscripto, o lo requiera cualquier síndico.
En tal caso, las facultades del organismo de control se restringen a
los hechos que hayan dado lugar a la solicitud de fiscalización y su
intervención debe cesar cuando haya cumplido su cometido.
b) En resguardo del interés público, previa resolución fundada.
En este caso, la fiscalización se extenderá a todos aquellos aspectos
que la autoridad de control considere necesarios y con la misma ex-
tensión que la que está prevista en el art. 299. Los aspectos sujetos
a fiscalización se deberán expresar en la fundamentación de la re-
solución.
Sin embargo, se ha resuelto que, si bien es cierto que la LSC
distingue, a los efectos del control por la autoridad de fiscalización,
entre sociedades que se hallan sometidas a un control permanente
-las enunciadas en el art. 299, LSC- y aquellas otras -no incluidas
en la norma citada- en que el control se limita al contrato consti-
tutivo, sus reformas y variaciones de capital, esta regla no es infle-
xible, pues las sociedades no incluidas en el art. 299 pueden ser
objeto de control fuera de los supuestos enunciados por el art. 300
del mismo texto, cuando ¡a autoridad misma de fiscalización lo con-
580 TIPOLOGÍA

sidere necesario, según resolución fundada, en resguardo del interés


público (art. 301, inc. 2).
Las irregularidades contables, cuando son de tal naturaleza que
implican el incumplimiento de las disposiciones más elementales
que consagra la ley de fondo, justifican la intervención de la Ins-
pección General de Justicia en cualquier sociedad anónima, aun en
aquellas que no se hallan comprendidas en el art. 299, pues ellas
actúan en el comercio y frente a terceros, los que resultan en tales
casos destinatarios del control que el Estado ejerce a través del or-
ganismo administrativo244.

§ 353. SANCIONES. - Se trate o no de sociedad sujeta a control


permanente -en caso negativo, cuando se refiera a aspectos a los
cuales se ha ampliado la fiscalización-, la autoridad de control pue-
de aplicar las siguientes sanciones:
a) Apercibimiento; éste es un llamado de atención o adverten-
cia destinado fundamentalmente a evitar que se vuelva a cometer la
misma infracción.
b) Apercibimiento con publicación; los efectos son los mismos
del punto a, pero agregándosele la publicación. Con ésta se agrava
la sanción, ya que se pone en conocimiento de la opinión pública
su existencia y, además, tiene como objetivo evitar transgresiones
que pueden llevar al desprestigio de la firma y de los sancionados.
c) Multas a la sociedad; sus directores y síndicos; a renglón
seguido la ley (art. 302 in fine) establece un límite nominal a esta
clase de sanción. A la par del límite numérico establece la ley que
es "en conjunto y por infracción" y que cuando se las aplique a di-
rectores y síndicos la sociedad no puede hacerse cargo de ellas. A
la autoridad de control se le otorga un límite discrecional bastante
amplio, ya que se dispone que se graduarán las multas, según el ca-
pital social y la gravedad de la infracción.

§ 354. RESPONSABILIDAD DE LOS DIRECTORES Y SÍNDICOS POR LA


OCULTACIÓN. - A las sanciones genéricamente dispuestas en el art.
302 de la LSC debe sumarse una responsabilidad específica impues-
ta por su art. 305. Cuando los directores y síndicos no comunicaren

™ CNCom, Sala B, 7/6/76, "Consorcio Internacional", LL, 1977-A-497.


SOCIEDAD ANÓNIMA 581
a la autoridad de control la existencia de alguna causal que produzca
la fiscalización estatal permanente, serán solidaria e ilimitadamente
responsables. Inclusive cuando hubieren eludido o solamente in-
tentado eludir la fiscalización de la autoridad de control, serán pa-
sibles de las multas dispuestas por el art. 302, inc. 3, de la LSC.

§ 355. FACULTADES DE LA AUTORIDAD DE CONTROL. -Además de


la aplicación de las sanciones del art. 302 y de lo dispuesto por los
arts. 299 a 301, la autoridad de control puede solicitar al juez del
domicilio social competente la aplicación de una serie de medidas.
Téngase presente que pueden solicitarlas al juez del domicilio so-
cial, y no disponerlas motu proprio.
a) En primer término, y a falta o en refuerzo de la actividad
individual de los accionistas, podrá impugnar las resoluciones con-
trarias a la ley, al estatuto, o al reglamento (art. 251, párr. 2o) y so-
licitar la suspensión de las resoluciones de sus órganos.
b) La intervención de la administración en todos los casos que
cita el inc. 2 del art. 303, en definitiva, son formas de requerir fon-
dos del público, y es el supuesto de extensión de la fiscalización
regulada por el inc. 2 del art. 301. La intervención tiene por obje-
to remediar las causas que la motivaron, y si ello no es factible la
disolución y la liquidación.
Adviértase que la suspensión de las resoluciones no puede fun-
darse en motivos de interés público, sino de ilegalidad, pero el in-
terés público permite solicitar la intervención judicial.
c) También puede pedir la disolución y la liquidación de la so-
ciedad; de la primera' de estas causales hemos hablado en el párrafo
anterior.
La disolución también corresponde en los casos de: 7) cumpli-
miento de la condición a la cual se subordinó la existencia de la
sociedad; 2) consecución del objeto social o la imposibilidad de lo-
grarlo; 3) pérdida del capital social; 4) reducción a uno del número
de socios, y 5) sanción firme del retiro de oferta pública o de la
cotización de acciones. Todo ello de conformidad con lo reglamen-
tado por los incs. 3, 4, 5, 8 y 9 del art. 94 de la LSC.
Por otra parte puede pedir la liquidación de la sociedad cuando
ha expirado el plazo de duración y no se hubiera solicitado su pró-
rroga (art. 95).
582 TIPOLOGÍA

§ 356. RECURSOS. PLAZOS. - Todas las resoluciones de la au-


toridad de control, inclusive las del art. 302 de la LSC, son apelables
al solo efecto devolutivo ante el tribunal de apelaciones competente
en materia comercial, a tenor de la norma del art. 169. A su vez,
deben entenderse recurribles, y con el mismo efecto, las resolucio-
nes que formule el juez del domicilio social, a instancia de la auto-
ridad de control, de conformidad con el art. 303. Empero, la multa
y el apercibimiento con publicación son apelables y su interposición
tiene efectos suspensivos (art. 307, párr. 2o).
Para terminar, señalamos que la ley que regula en el orden na-
cional lo referente a la autoridad de control es la ley 22.315. En
la provincia de Córdoba las normas vigentes son el decr. ley 5452/
72, ordenado por el decr. 6138/72 y reglamentado por el decr.
1876/73.

§ 357. FISCALIZACIÓN ESTATAL POR EL OBJETO DE LA SOCIEDAD. -


La legislación de nuestro país prevé otros sistemas de fiscalización
que de ninguna manera son excluyentes con el establecido por la ley
societaria (art. 304). Así, podemos comprender dentro dé las fis-
calizaciones previstas por leyes especiales, en orden a la actividad
empresaria, las que siguen.
a) LA ACTIVIDAD FINANCIERA. Comprende a las personas o enti-
dades privadas o públicas -oficiales o mixtas- de la Nación, de las
provincias o municipalidades que realicen intermediación habitual
entre la oferta y la demanda de recursos financieros. Ejemplifica-
tivamente, se encuentran alcanzados por las disposiciones de la ley
de entidades financieras (ley 21.526), los bancos comerciales, ban-
cos de inversión, bancos hipotecarios, compañías financieras, socie-
dades de ahorro y préstamo para la vivienda u otros inmuebles y las
cajas de crédito.
El Banco Central de la República Argentina es quien tiene a su
cargo la aplicación de la ley 21.526 con todas las facultades que ella
y su carta orgánica, ley 24.144, le confieren, dictando las normas
reglamentarias que fueren necesarias para la fiscalización de las en-
tidades en ella comprendidas (art. 4o infine). Por ello, como aclara
el art. 6o de la citada ley, las autoridades de control, en razón de la
forma societaria, sean nacionales o provinciales, limitarán sus fun-
ciones a los aspectos vinculados con la constitución de la sociedad
SOCIEDAD ANÓNIMA 583

y a la vigilancia del cumplimiento de las disposiciones legales, re-


glamentarias y estatutarias pertinentes245.
b) LA ACTIVIDAD ASEGURADORA. De acuerdo a las previsiones del
art. 1° de la ley de entidades de seguro y su control (ley 20.091),
comprende el eiercicio de la actividad aseguradora y reaseguradora
en cualquier lugar del territorio de la Nación, está sometido al régi-
men previsto en ella y al control de la autoridad creada por ella, es
decir, de la Superintendencia de Seguros de la Nación (art. 64),
quien cuenta entre sus varias atribuciones las de objetar la consti-
tución, los estatutos y sus formas, los reglamentos internos, los au-
mentos de capital, la constitución y funcionamiento de las asam-
bleas y la incorporación de planes y ramas de seguro, de todas las
entidades aseguradoras, sin excepción, constituidas en jurisdicción
nacional o fuera de ella, que no estén de acuerdo con las leyes ge-
nerales, las disposiciones específicas de esta ley, las que con carác-
ter general dicte en las citadas materias la autoridad de control, cui-
dando que los estatutos de las sociedades de seguro solidario no
contengan normas que desvirtúen su naturaleza societaria o impor-
ten un menoscabo del ejercicio de los derechos societarios de los
socios (art. 67, inc. c); otorgar la autorización para operar y para
revocarla (art. 48), así como para liquidarlas conforme el procedi-
miento fijado en el art. 50 y siguientes.
c) LA ACTIVIDAD DE RADIODIFUSIÓN. Incluye los servicios de ra-
diodifusión en el territorio de la República Argentina y en los luga-
res sometidos a su jurisdicción, comprendiendo las radiocomunica-
ciones cuyas emisiones sonoras, de televisión o de otro género, estén
destinadas a su recepción directa por el público en general, así como
tarrtbién los servicios complementarios (art. 1°, ley 22.285). El art.
92, con el que da comienzo el tít. IX, "De las autoridades", expresa
que la autoridad de aplicación de esta ley será el Comité Federal de
Radiodifusión, quien tiene entre sus funciones el control de los ser-
vicios de radiodifusión en sus aspectos culturales, artísticos, legales,

245
"El art. 41 de la ley 21.526 enumera las sanciones que pueden aplicarse a
las personas o entidades, o ambas a la vez, que sean responsables de las infracciones,
por lo que la imposición de la pena a las personas físicas presupone la responsabi-
lidad personal de quienes, por sus funciones o participaciones, han entendido en los
hechos" (CNFedContAdm. Sala III, 5/7/84, ED, 112-575).
584 TIPOLOGÍA

comerciales y administrativos. Este mismo régimen legal controla


los servicios de radiodifusión y televisión.
d) LA ACTIVIDAD ADMINISTRADORA DE FONDOS DE JUBILACIONES Y PEN-
SIONES. Según lo normado por el art. 40 de la ley 24.241, denomi-
nada "Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones", impone que
la capitalización de los aportes destinados a este régimen será efec-
tuada por sociedades anónimas denominadas administradoras de
fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP), las cuales estarán sujetas
a los requisitos, normas y control previstos en esa ley y en sus nor-
mas reglamentarias.
Asimismo los Estados provinciales, otras sociedades, entidades
o asociaciones de diversa naturaleza -con o sin fines de lucro-, que
se erigieren con este objeto exclusivo, podrán constituirse como admi-
nistradoras, las que sin perjuicio de adoptar una figura jurídica di-
ferente, quedarán sujetas a idénticos requisitos, normas y controles.
Toda administradora, sin distinción de su forma jurídica, que-
dará bajo el control y la supervisión directa de la Superintendencia
de Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones que ins-
tituye el art. 117 de la ley 24.241, ello no obstante el control que
pudieren desarrollar los diversos órganos de fiscalización pertinen-
tes, según la forma legal que hubieren adoptado. Dichos órganos
deberán actuar sin interferir en las funciones específicas de la citada
Superintendencia, cuyas normas serán de observancia obligatoria
para las administradoras.
e) LA ACTIVIDAD DE OTORGAMIENTO DE GARANTÍAS. Según el título
II, la ley de "pequeña y mediana empresa" (ley 24.467, art. 32 y ss.)
crea las sociedades de garantía recíproca (SGR) con el objeto de
facilitar a las PyMEs el acceso al crédito, y cuyo objeto social prin-
cipal es el otorgamiento de garantías a sus socios partícipes, me-
diante la celebración de contratos regulados en la propia ley, pudien-
do suministrar asesoramiento técnico, económico y financiero a sus
socios, en forma directa o a través de terceros contratados a tal fin
(arg. arts. 32 y 33); se encuentran sujetas como autoridad de apli-
cación -quien dictará las normas reglamentarias que fueran necesa-
rias para su cumplimiento y para la fiscalización y supervisión de
las SGR- del Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos,
a través de la Secretaría de Industria, conforme lo establecido en
el art. Io del decr. 908/95.
SOCIEDAD ANÓNIMA 585

f) ACTIVIDADES ASEGURADORAS DEL RIESGO DEL TRABAJO. De acuerdo


con la denominada "ley de riesgos del trabajo" (ley 24.557) se per-
mite -con la salvedad de los supuestos del régimen del autoseguro-
la gestión de las prestaciones y demás acciones previstas en dicha
ley a entidades de derecho privado, previamente autorizadas por la
Superintendencia de Riesgos del Trabajo (arts. 26, 35 y ss.), y por
la Superintendencia de Seguros de la Nación, denominadas asegu-
radoras de riesgos del trabajo (ART).
Debemos reiterar y subrayar que la existencia de otras fiscali-
zaciones, como las expuestas y de la que desarrollaremos en el pá-
rrafo siguiente, no restringe ni condiciona la actividad del organis-
mo de control previsto por la ley societaria.

§ 358. FISCALIZACIÓN ESTATAL POR FORMALIZAR OFERTA PÚBLICA.


Según el art. 3 o de la ley 17.811 son funciones de la Comisión Na-
cional de Valores (CNV) autorizar la oferta pública de títulos valores
(inc. a), llevar el registro de las personas físicas y jurídicas autori-
zadas para efectuar oferta pública de sus títulos valores y establecer
las normas a que deben ajustarse aquéllas y quienes actúan por cuen-
ta de ellas (inc. d).
Concordantemente, el art. T establece que la CNV dicta las
normas a las cuales deben ajustarse las personas físicas o jurídicas
que, en cualquier carácter, intervengan en la oferta pública de títulos
valores. Se considera oferta pública la invitación que se hace a per-
sonas en general o a sectores o grupos determinados para realizar
cualquier acto jurídico con esos títulos valores, efectuada por los
emisores o por organizaciones unipersonales o sociedades dedicadas
en forma exclusiva o parcial al comercio de aquéllos, por medio de
ofrecimientos personales, publicaciones periodísticas, etc., o cual-
quier otro procedimiento de difusión (arg. art. 16, ley 17.811), pu-
diendo ser objeto de oferta pública únicamente los títulos valores
emitidos en masa, que por tener las mismas características y otorgar
los mismos derechos dentro de su clase, se ofrecen en forma gené-
rica y se individualizan en el momento de cumplirse el contrato res-
pectivo (art. 17, ley 17.811).
Finalmente, la CNV debe resolver la solicitud de autorización
para realizar oferta pública dentro del plazo de treinta días a partir
de la fecha de su presentación. Cuando vencido dicho plazo, no se
hubiera expedido, el interesado puede requerir pronto despacho. A
586 TIPOLOGÍA

los diez días de presentado este pedido, si la CNV no se hubiera


pronunciado, se considera concedida la autorización, salvo que aqué-
lla prorrogue el plazo mediante resolución fundada. Dicha prórro-
ga no puede exceder de treinta días a partir de la fecha en que se
disponga. Vencido este nuevo plazo, la autorización se conside-
ra otorgada. La resolución que deniegue la autorización es recu-
rrible, aplicándose a tal efecto las mismas normas de competencia
y procedimiento establecidas en el art. 14 de la ley 17.811.
La denegatoria no puede fundarse en razones de oportunidad o
conveniencia.
La autorización para efectuar oferta pública de determinada can-
tidad de títulos valores, no importa autorización para el ofrecimiento
de otros emitidos por el mismo emisor, aun cuando tengan las mis-
mas características (art. 19).
Además, la ley 22.169, dando una paso en aras a la unificación
de ciertas funciones de control externo, establece que la CNV tendrá
a su cargo el control de las sociedades por acciones que hagan oferta
pública de sus títulos valores, siendo competencia exclusiva y ex-
cluyente de ese organismo lo siguiente:
a) Prestar conformidad administrativa con relación a las refor-
mas estatutarias.
b) Fiscalizar toda variación de capital, así como la disolución
y liquidación de las sociedades.
c) Fiscalizar permanentemente el funcionamiento de las socie-
dades.
Para el cumplimiento de las funciones que se le otorgan por
esta ley, la CNV tendrá, en forma exclusiva y excluyente la misión,
competencia y atribuciones que las leyes 22.315 y 19.550 confieren
a la Inspección General de Personas Jurídicas con relación a las so-
ciedades por acciones en jurisdicción nacional, con excepción de la
relación con la conformación de su constitución, únicas que conti-
nuarán siendo de competencia del organismo mencionado en segun-
do término. La CNV sustituirá a los organismos de control de la
provincias que se adhieran al presente régimen (art. 2o).
Cuando una sociedad cese definitivamente de hacer oferta pú-
blica de sus títulos valores, quedará excluida de la competencia que
por esta ley se otorga a la CNV. A los efectos previstos en ese or-
denamiento serán de aplicación las disposiciones de la ley 17.811 y
las normas que se dicten en su consecuencia (arts. 3o y 4o).
SOCIEDAD ANÓNIMA 587

F) SOCIEDAD ANÓNIMA ABIERTA

§ 359. SU RECONOCIMIENTO DENTRO DE LA LEGISLACIÓN ACTUAL.


La Comisión Redactora de la ley 19.550 ha destacado suficiente-
mente que la reforma introducida en el tipo sociedad anónima es la
que ha preocupado más intensamente por la hondura de las modifi-
caciones (Exposición de motivos, cap. II, secc. V). Las normas fue-
ron proyectadas -en expresión de sus propios redactores- con cri-
terio esencialmente pragmático, sujetas a un conjunto de ideas
directrices para la reforma de este tipo de sociedad, entre las que
cabe mencionar: la distinción de las sociedades en cerradas y abier-
tas, para regular el control de su funcionamiento, según que la so-
ciedad recurra al ahorro público, exceda de cierto capital, tenga
objeto determinado (bancos, seguros, etcétera).
La reforma introducida a la ley societaria, mediante la ley 22.903,
continúa destacando la especial atención que se ha prestado al régimen
de las sociedades anónimas (Exposición de motivos, cap. II, secc. V).
La realidad muestra la existencia de por lo menos dos clases de
sociedades anónimas -sin que ello suponga la creación de subtipos-:
la cerrada, del tipo familiar y dimensiones reducidas, y la abierta
al público -gran empresa-, con importante número de accionistas y
acciones que cotizan en bolsa.
Las sociedades anónimas abiertas y cerradas cumplen funciones
económicas distintas: la primera, generalmente dispuesta para el pú-
blico, capta los fondos de los ahorristas (pequeños, medianos o gran-
des), que así se convierten en meros colocadores de dinero, llamados
accionistas (porque su calidad de tales se incorpora en los títulos va-
lores negociables denominados acciones), que no participan en la
gestión social; así se posibilita la consecución de la gran empre-
sa para obras de envergadura, volumen y riesgo. La sociedad anó-
nima cerrada, en cambio, no trasciende individualmente, sino hasta
el exiguo límite geográfico -casi nunca político-, donde ejerce su
influencia económica fútil246.
Se mencionan como características externas de la sociedad anó-
nima abierta: la creciente intervención del Estado en su creación,

246 Verón - Zunino, Reformas al régimen de sociedades comerciales, p. 259.


588 TIPOLOGÍA

funcionamiento y disolución; el régimen de publicidad a que se la


somete; su influjo en la actividad económica; su carácter de institu-
ción jurídica pública; el hecho exclusivo de que, generalmente, ope-
ra en un mercado de valores; su condición -casi exclusiva- de pro-
tagonizar el fenómeno de concentraciones económicas por medio
del agrupamiento de sociedades; la organización del trabajo que se
da en esas sociedades, casi con plenitud; su influencia en la comu-
nidad local, y el desarrollo del progreso tecnológico. Como carac-
terísticas internas se reconocen: su símil con los cuerpos políticos;
la protagonización del mito de la democracia accionaria; la disocia-
ción del poder con la gestión de los negocios sociales; el desarrollo
de la organización administrativa y de la conducción gerencial; la
relevancia del medio instrumental que representa el capital social, y
las acciones y sus distintos títulos (controladores, inversores y es-
peculadores).
La sociedad anónima de familia, en cambio, se desenvuelve en
un contexto muy diferente, marcado por el criterio dimensional de
la empresa; los motivos de su adopción: reducción de la presión tri-
butaria; situaciones de desequilibrio económico o financiero; unifi-
cación y división del patrimonio; transmisiones hereditarias; suma-
toria de capitales y talento; fusión de capital y talento; el efecto de
la demostración; la jerarquía y el status de los órganos; la búsqueda
de la limitación de la responsabilidad aun en las controvertidas so-
ciedades unipersonales, y las características psicosociológicas que
presentan las denominadas empresas de familia. En los aspectos
internos de la sociedad anónima de familia no cabe en modo alguno
la democracia accionaria; su naturaleza jurídica difiere sustancial-
mente de la que tiene la sociedad anónima abierta, y los problemas
que plantea su personalidad societaria con el régimen tributario tam-
bién son diametralmente diferentes247.
Ello ha llevado a sostener que esta concepción dual de la so-
ciedad anónima en nuestro derecho (cerradas y abiertas), no debe
estar sometida a un régimen jurídico unitario.
Como sociedad abierta no consideramos todos los supuestos
que imponen el control constitutivo (de todas las sociedades) y de
funcionamiento (sólo de algunas) conforme el art. 299 de la LSC,

Verón - Zunino, Reformas a! régimen de sociedades comerciales, p. 259.


SOCIEDAD ANÓNIMA 589
pues excluimos esa calificación por el sólo monto del capital en que
quedan incluidas algunas sociedades cerradas en la fiscalización es-
tatal permanente conforme el inc. 2 de esa norma. Tampoco son
abiertas por sí mismas las sociedades de economía mixta o con par-
ticipación estatal mayoritaria señaladas en el inc. 3, como sujetas a
ese control, o la mera explotación de concesiones o servicios públi-
cos (inc. 5), o la posición de sociedad controlante o controlada de
una incluida en las normas indicadas (inc. 6). Podrá existir interés
público en su control, pero no son abiertas.
Sociedades abiertas son todas aquellas que se encuentren o no
dentro de las previsiones de los incisos referidos del art. 299, que
hagan oferta pública de sus acciones o debentures (inc. 1) o realicen
operaciones de capitalización, ahorro o en cualquier forma requieran
dinero o valores al público con promesa de prestaciones o beneficios
futuros.
El primer caso (inc. 1) es específicamente el referido a la oferta
pública. El inc. 4 se refiere no a la captación pública de fondos
para integrar el capital o generar endeudamiento a través de instru-
mentos de deuda societarios (obligaciones, debentures, bonos), sino
a actos concernientes específicamente a su objeto social. Se trata
de sociedades cuyo objeto sea bancario, de capitalización y ahorro, de
ahorro y préstamo, de círculos de ahorro, etc., sujetos a control con-
forme su objeto que no será materia específica de las líneas siguien-
tes, sino en cuanto nos refiramos a la fiscalización por el objeto de
la sociedad.
Usamos la expresión de sociedad anónima abierta, para distin-
guir248 a la gran sociedad anónima abierta al público que acude a la
suscripción de acciones generalmente emitidas al portador (en la ac-
tualidad no permitidas en nuestro país), razón por la cual sus pro-
pietarios eran difíciles de identificar, es decir que nos encontramos
con las grandes sociedades anónimas argentinas que cotizan sus ac-
ciones en la bolsa, que cuentan con un capital atomizado en poder
de miles de accionistas, y que ha generado lo que se da en llamar
el capitalismo popular de gran arraigo en el pueblo norteamericano.
Frente a esta gran sociedad, tenemos la cerrada o de familia, que se
caracteriza por tener un cerrado número de accionistas (parientes o

248
Ver Verón, Sociedades anónimas de familia, p. 237 y 238.
590 TIPOLOGÍA

no) que como se sostiene no desean, no permiten, no tienen interés,


en abrirse hacia otros individuos y mantienen su cerrazón de modo
irreductible.
El art. 16 de la ley 17.811 nos da el concepto que caracteriza
a la sociedad anónima que hace oferta pública, cuando expresa que
'"se considera oferta pública la invitación que se hace a personas en
general o grupos determinados para realizar cualquier acto jurídico
con títulos valores".
Esta ley 17.811, sancionada en 1968, crea la actual CNV, que
no era una institución nueva, pues por ley 13.894, en 1946, ya se
había creado y funcionaba en la sede del Banco Central de la Re-
pública Argentina, y tenía como objetivo principal autorizar los ofre-
cimientos públicos de valores.
Pero es recién con la aparición de la ley 17.811 que tenemos
en nuestro país una institución bien definida y con objetivos claros
y que ha dictado normas importantes para la regulación del funcio-
namiento de estas sociedades. El art. Io de la ley 17.811 establece
que la CNV es una entidad autárquica con jurisdicción en toda la
República. Sus funciones son ejercidas por un directorio de cinco
miembros designados por el Poder Ejecutivo nacional que duran sie-
te años en el ejercicio de sus cargos.
El art. 6o de la ley 17.811 define las funciones que competen a
la CNV.
a) Autoriza la oferta pública de títulos de valores.
b) Asesora al Poder Ejecutivo sobre los pedidos de autori-
zación para funcionar que efectúen las bolsas de comercio y cuyos
estatutos prevén la cotización de títulos valores, y los mercados de
valores.
c) Lleva el índice general de los agentes de bolsa inscriptos en
los mercados de valores.
d) Lleva un registro de personas físicas y jurídicas autorizadas
para efectuar oferta pública de valores.
e) Aprueba los reglamentos de las bolsas de comercio y de los
mercados de valores.
/ ) Solicita al Poder Ejecutivo el retiro de la autorización para
funciones acordadas a las bolsas de comercio, etcétera.
Esta CNV fue refuncionalizada por la ley 22.169, sancionada
el 19/2/80, cuyo art. Io dispone: "La CNV tendrá a su cargo el con-
SOCIEDAD ANÓNIMA 591

trol de las sociedades por acciones que hagan oferta pública de sus
títulos valores, siendo competencia exclusiva y excluyente de ese
organismo:
1) Prestar conformidad administrativa con relación a las refor-
mas estatutarias.
2) Fiscalizar toda variación del capital, así como ia disolución
y liquidación de las sociedades.
3) Fiscalizar permanentemente el funcionamiento de las socie-
dades".
El art. 2o de la mencionada ley 22.169 expresa que la CNV, para
el cumplimiento de sus funciones, tendrá competencia exclusiva y
excluyente de las atribuciones que las leyes 19.550 y 18.805 (léase
22.315) confieren a la Inspección General de Personas Jurídicas
(léase Inspección General de Justicia), y sustituirá las funciones de
las autoridades administrativas de provincias que adhieran al presen-
te régimen.

§ 360. COTIZACIÓN DE TÍTULOS-ACCIONES. - La cotización de


los títulos-acciones en el mercado de valores implica una cualidad
incorporada a éstos, que permite su fácil negociabilidad al margen
de situaciones internas del ente social, transferencia que es una for-
ma de renuncia o retiro del accionista y que normalmente evita el
ejercicio de acciones de impugnación o del derecho de receso. Por
ello, se restringe este derecho en el caso de sociedades que cotizan
sus acciones.
Pero tal cotización está sujeta al cumplimiento de determinados
requisitos por parte de la sociedad, que no consideraremos, pues re-
cién al autorizarse su cotización se incorpora tal cualidad al título,
pero sí en cambio interesan los requisitos que debe cumplir el ente
para el mantenimiento de la cotización (remisión periódica de ba-
lances, informes, etcétera).
El art. 217, párr. 3 o , de la LSC, reconoce esa cualidad en rela-
ción a las acciones preferidas que no otorgan derecho al voto, que
lo podrán ejercitar si se suspende o retira tal cotización y mientras
dure la situación, cualquiera que sea su causa. O sea que prevé
para tal situación volcar en las asambleas una categoría de acciones
que puede modificar las apreciaciones de continuidad de cualquier
grupo directivo.
592 TIPOLOGÍA

Como bien se señalara249, la sociedad que ha gestionado la co-


tización de sus títulos no es propietaria de éstos (salvo incidental-
mente), y es su adquirente el que se beneficia con esa cualidad del
título, que no es un atributo de la sociedad. La cualidad que se
incorpora al título (no siempre junto con su emisión, sino ya estando
en circulación y en poder de su adquirente), teóricamente no puede
ser modificada en forma unilateral por el emitente.
La sociedad percibe ese valor incorporado al título por la coti-
zación bursátil que permite detectar con anticipación el resultado de
una emisión de aumento de capital, o el valor de una eventual prima
de emisión, pero incorporándose el derecho directamente al título
en beneficio de sus poseedores, que teóricamente no puede ser la
misma sociedad, que inmediatamente de lograda la cotización queda
desinteresada relativamente de ella.
De allí que resulte impropio que quede a discreción de la so-
ciedad disponer su retiro de cotización, como autorizara una dis-
posición del Banco Central de la República Argentina, del 29 de
noviembre de 1960, y que se estimó debía dejarse sin aplicación,
pues tal derecho debe quedar a disposición de los socios, o sea, de
los titulares de las acciones con el valor incorporado, y que repre-
senta la posibilidad de inmediata renuncia a la calidad de socio,
mediante la toma de valor del título por su negociación en el mer-
cado bursátil. Por ello, se debe prohibir la posibilidad de que, por
medios directos, la sociedad pueda retirar el título de cotización,
sancionándose a los responsables de esa situación provocada por
medios indirectos, como podría ser la falta de envío de la documen-
tación contable necesaria.
Dijimos que la sociedad se desinteresaba relativamente de tal
cotización, pero señalamos al mismo tiempo la importancia del cur-
so de la bolsa para determinar la recepción de una emisión de títu-
los-acciones para el aumento del capital social.
La ley de sociedades mercantiles de Francia del 24 de julio de
1966, modificada conforme decreto del 28 de setiembre de 1967, si
bien restringe la compra de acciones por la misma sociedad, permite
la adquisición de las nominativas siempre que la asamblea haya au-
torizado tal tipo de operaciones y cuando el curso de la bolsa sea

249
Arecha. Cotización bursátil de acciones, LL, 108-1167.
SOCIEDAD ANÓNIMA 593

inferior en un 10% al valor intrínseco de la acción, según el balance


más reciente, autorizándose a vender parte o todas esas acciones
cuando el curso de la bolsa no sea menor al término medio del pre-
cio de los así adquiridos (art. 217/3 in fine). O sea que la ley re-
conoce y autoriza a las sociedades a defender la cotización de sus
acciones en bolsa, evitando así especulaciones que podrían perjudi-
car a los inversionistas en favor de los autores de tales maniobras.
Todo lo dicho nos compromete a sostener que no se podría ha-
blar de derechos del accionista, sin considerar la regulación del co-
mercio de los valores mobiliarios.
El instrumento jurídico aceptado para la formación del capital
social, entregado a cambio del aporte, lleva ínsito el derecho de su
transferibilidad para mantener inmutable el capital social; así entre-
gado, lleva ínsito el de multitudinarios aportes.
Por su parte, Estados Unidos de América regula de dos formas
el "capitalismo del pueblo", logrado por medio de la sociedad anó-
nima, normando la inversión no sólo en las disposiciones sobre esta
sociedad, sino en otro conjunto de normas de tratamiento separado,
cual es la legislación sobre valores mobiliarios con el propósito de
proteger a los accionistas mediante la publicidad de los actos inter-
nos con el detalle y veracidad necesarios para apreciar la situación
de la sociedad. No obstante ello, se han formulado algunas críticas
a tal sistema de control: a) no alcanza a las pequeñas compañías; b)
se aplica únicamente si los títulos son emitidos públicamente u ofre-
cidos así con posterioridad, y c) que se trata sólo de un control pre-
ventivo que no se mantiene a posteriori250.
La ley 17.811, con vigencia desde el Io de enero de 1969, me-
jora esa situación, pues con la definición de "oferta pública de títu-
los valores" que se incorpora al art. 16, incluso se considerará ofer-
ta pública el llamado a los accionistas -tenedores de una o todas
las categorías ya emitidas- para que hagan uso del derecho de sus-
cripción preferente. Con esto -que creemos un saludable error de
redacción de la ley que llegó donde no quería llegar- quedarán su-
jetas a control todas las emisiones posteriores al acto originario y

250 Etchebarne (h.), Reflexiones sobre la sociedad anónima en ¡os Estados


Unidos, "Revista del Instituto de Derecho Comercial y de la Navegación de La Pla-
ta", n° 5, p. 88.

38. Richard - Muiño. Derecho societario.


594 TIPOLOGÍA

también las de las sociedades atípicas familiares o cerradas, con lo


que tales emitentes quedarían registrados (art. 6o, inc. d), pudiendo
hacer un control permanente de ellos (art. 7Ü). El éxito de las pre-
visiones quedará sujeto a la aplicación práctica de estas normas.

§ 361. BOLSAS Y MERCADOS DE VALORES. - Las bolsas de comer-


cio son instituciones organizadas con el fin de realizar negociacio-
nes mercantiles indirectas, dentro de un marco de seguridad, certeza
y legalidad, cumplidas por intermediarios mediante determinados
mecanismos jurídicos que obedecen a particulares normas técnicas,
con vencimientos uniformes y protegidas por un medio de ejecución
forzada251.
La Exposición de motivos de la ley 17.811 la caracteriza como
las instituciones que agrupan a comerciantes y agentes de comercio,
que se reúnen en los locales correspondientes para la realización de
operaciones mercantiles lícitas, conforme a las leyes y a las normas
reglamentarias establecidas por dichas entidades.
En nuestro sistema jurídico las expresiones "bolsas" y "merca-
dos" son utilizados como sinónimos252.
Estas instituciones cumplen una importantísima función econó-
mica, consistente en canalizar el ahorro, facilitar la circulación de
bienes y equilibrar los precios en el tiempo y en el espacio. La
canalización del ahorro se opera, entre otros procedimientos, a tra-
vés de los mercados de valores que promueven y facilitan la inver-
sión en la adquisición de títulos valores, especialmente fondos pú-

251
Linares Bretón. Operaciones de bolsa, p. 10.
252
Ello marca una diferencia con el campo de la economía: la bolsa es la
reunión de comerciantes o de sus agentes en un lugar determinado para realizar ope-
raciones en masa sobre mercaderías fungibles, presentes o futuras, de acuerdo con
prácticas o usos establecidos. Según el género de operaciones que realicen, las bol-
sas pueden ser de valores o de mercancías (cereales, metales preciosos, piedras pre-
ciosas, ganados, etcétera). De acuerdo con lo dicho, en el lenguaje económico, la
bolsa es una especie de mercado. Pero, en nuestros ambientes comerciales y bur-
sátiles, suelen emplearse dichas palabras en una relación distinta y, en cierto sentido,
inversa a la que dejo explicada; esto es, en el sentido de que se denomina mercado
a instituciones organizadas bajo formas determinadas y que. por lo común están afi-
liadas a otras instituciones denominadas bolsas o mercados de comercio; cfr. Fon-
tanarrosa, Derecho comercial argentino, p. 405.
SOCIEDAD ANÓNIMA 595
253
blicos y acciones de sociedades anónimas . Las bolsas cuyos es-
tatutos prevean la cotización de títulos y los mercados de valores
que se constituyan, están sujetos a la autorización del Poder Ejecu-
tivo a través de la Comisión Nacional de Valores (art. 28, ley 17.811),
sin perjuicio de la que corresponda a otros organismos estatales de
la Nación o de las provincias (art. 29).
a) COMISIÓN NACIONAL DE VALORES (CNV). ES la autoridad de
aplicación del régimen de oferta pública. Se trata de una entidad
autárquica con jurisdicción en toda la República (art. Io, ley 17.811)
que supervisa a los oferentes, intermediarios e instrumentos utiliza-
dos para la oferta pública.
La reforma a la ley de sociedades por la ley 22.903, puso especial
énfasis en liberalizar la organización de la sociedad anónima en ge-
neral, acentuando los controles sólo en la sociedad que hiciera oferta
pública o en las abiertas (art. 299, LSC, y sus concs. 188 y 284).
El art. 199 de la LSC (ref. por ley 22.903) dispone que "las
emisiones de acciones realizadas en violación del régimen de oferta
pública son nulas", sancionando la inoponibilidad de los títulos emi-
tidos frente a la sociedad, socios y terceros.
La acción de nulidad se prevé en el art. 200 de la LSC; esta
acción podrá ser intentada por el suscriptor, con responsabilidad so-
lidaria de los directores, miembros del consejo de vigilancia y sín-
dicos (si los hubiere) por el resarcimiento de los daños, que es con-
gruente con las disposiciones del art. 1057 del Cód. Civil y el art.
274 y concs. de la LSC.
La existencia de oferta pública, conforme al art. 16 de la ley
17.811, se caracteriza por "la invitación que se hace a personas en
general o a sectores o grupos determinados para realizar cualquier
acto jurídico con títulos valores, efectuada por los emisores o por
organizaciones unipersonales o sociedades dedicadas en forma ex-
clusiva o parcial al comercio de aquéllos, por medio de ofrecimien-
tos personales, publicaciones periodísticas, transmisiones radiotele-
fónicas o de televisión, proyecciones cinematográficas, colocación
de afiches, letreros o carteles, programas, circulares y comunicacio-
nes impresas o cualquier otro procedimiento de difusión".

253
Fontanarrosa, Derecho comercial argentino, p. 405.
596 TIPOLOGÍA

Referencias a la cotización u oferta pública se registran en los


arts. 94, inc. 9, 184, 199, 200, 202, 216, 217, 237, 244 y 299 de la
LSC.
Cuando, además de hacer oferta pública, se intenta la cotiza-
ción en mercados públicos de los títulos de acciones o de obligación
de sociedades, corresponderá la aprobación de la bolsa o mercado
respectivo.
Las cajas de valores, en cambio, no están vinculadas necesa-
riamente a la oferta pública o cotización de los títulos valores que
registren, aunque el nacimiento de esas instituciones esté ligado di-
rectamente a facilitar la transmisión de esos títulos que se oferten y
coticen. Pero sociedades cerradas podrían recurrir para que sus tí-
tulos se registren en esas cajas de valores (art. 208, LSC; ley 20.643
y decr. 83/86), cuya intervención comentamos al referirnos a las ac-
ciones escritúrales.
b) MERCADO DE VALORES. MERVAL. El art. 35 de la ley 17.811
determina que los mercados de valores deben constituirse como so-
ciedades anónimas con acciones nominativas endosables o no, y el
art. 36 establece sus funciones, indicando que éstas pueden permitir
la negociación de títulos valores cuya cotización hubiese sido auto-
rizada por la bolsa de comercio que integren y las que deban ser
realizadas por orden judicial.,.
El mercado de valores, como se puede observar, cumple con el
importante rol, como su nombre lo indica, de ser el ente encargado
de otorgar el marco jurídico del mercado en el cual se negocian los
títulos valores, sean privados o públicos, y sólo intervienen en él
los agentes de bolsa; el art. 36 expresa en su última parte que las
operaciones deben ser efectuadas por un agente de bolsa en el re-
cinto de operaciones del mercado de valores, salvo lo indicado de
seguido.
El Merval (Mercado de Valores de Buenos Aires SA) es una
institución privada constituida bajo la forma de sociedad anónima
-cuyos accionistas son los agentes de bolsa- que tiene por objeto
la operación con títulos valores públicos o privados (art. 52, ley
17.811).
Pueden darse dos sistemas de operatoria bursátil: el tradicional
efectuado dentro del recinto y teniendo como núcleo a la rueda, y
que está regulado de acuerdo al Reglamento Operativo del Merval
SOCIEDAD ANÓNIMA 597

(ROMVBA), y el sistema de negociación continua, establecido por


la res. gral. CNV 128/88254.
c) CAJA DE VALORES. El art. 31 de la ley 20.643, la define así:
"La Caja de Valores tendrá por función recibir depósitos colectivos
de títulos valores públicos o privados"; esta institución vino a llenar
un vacío legal con un gran sentido práctico, en cuanto a que hasta
su creación no era fácil su guarda para aquellos que eran propieta-
rios de títulos valores, con todo el riesgo patrimonial que implica ello.
A partir de la creación de la Caja de Valores, quienes adquieren
acciones o títulos valores públicos, tienen, si así lo desean, una
cuenta abierta en la Caja, a la cual acceden por medio de un agente
de bolsa.
El contrato de depósito que celebran las cajas es definido por
el art. 30, inc. a, de la ley, como un "contrato de depósito colectivo
de títulos valores, el celebrado entre la Caja de Valores y un depo-
sitante, según el cual la recepción de los títulos valores por parte de
aquélla sólo genera obligación de entregar al depositante, o a quien
éste indique, en los plazos y condiciones fijados en la presente o en
su reglamentación igual cantidad de títulos valores de la misma es-
pecie, clase y emisión".
Como vemos, en este contrato encontramos al depositante, que
es la persona autorizada a efectuar depósitos (por ejemplo el agente
de bolsa), la Caja de Valores y el comitente que es el propietario de
los títulos valores depositados en la Caja de Valores.

§ 362. EMISIÓN DE TÍTULOS POR OFERTA PÚBLICA. AUMENTO POR


OFERTA PÚBLICA. - Todo cuanto expusimos al tratar la problemática
del aumento del capital resulta aplicable en este supuesto.
La propia Exposición de motivos (cap. II, secc. V, pto. V, ap.
4) anuncia que se "ha regulado detalladamente el aumento del capi-
tal por suscripción pública, adecuando el proyecto a las disposicio-
nes de la ley 17.811, de oferta pública de valores, previéndose la
nulidad de la emisión por violación de esa ley (art. 199, LSC), así
como el ejercicio de esta acción por el suscriptor, sin perjuicio de
la responsabilidad de los directores por los daños causados (art. 200,
LSC)".

254
Garrone - Castro Sanmartino, Manual de derecho comercial, p. 592.
598 TIPOLOGÍA

Al propio tiempo, al haber resultado modificado el texto de los


arts. 199 y 200 de la LSC por ley 22.903, su Exposición de mo-
tivos (cap. II, secc. V, ap. 7) refiere que "se propicia la modificación
del art. 199, mejorando la formulación del alcance de la nulidad que
contiene el texto vigente, desde que la fórmula no se presenta como
feliz habida cuenta que ia nulidad no puede serlo de la oferta pública
dada su naturaleza fáctica y ni siquiera del aumento de capital apro-
bado, sino de las emisiones dispuestas en violación de aquélla, sen-
tido que adopta el texto proyectado. Por lo demás, se agrega la
inoponibilidad de los títulos o certificados emitidos en tales circuns-
tancias, como medio eficaz de protección de los socios preexistentes
y de la propia sociedad por actos indebidos de quienes dispusieron
la emisión, cuanto de terceros".
Es objeto de modificación también el art. 200, compatibilizan-
do la solución vigente con las modificaciones precedentes. A tal
fin se establece la responsabilidad de los directores, miembros del
consejo de vigilancia y síndicos, sus alcances y efectos. También
se regula la acción deducible por el suscriptor perjudicado.
Se formula un nuevo texto del art. 201, enderezado a la mejor
información de los aumentos de capital, lo que también hemos co-
mentado, pues recién en ese dato se trasluce la efectivización del
aumento del capital social.
El art. 198 de la LSC permite el aumento del capital social me-
diante la oferta pública de acciones, debiendo seguirse para ello las
disposiciones de la ley 17.811, pudiendo realizarse el ofrecimiento
en forma bursátil o extrabursátil, siempre contando con la autori-
zación de la CNV.
La violación de las normas que rigen la oferta pública torna
nula la emisión dispuesta, pudiendo el suscriptor demandarla y exi-
gir solidariamente a la sociedad, los directores, miembros del con-
sejo de vigilancia y síndicos el resarcimiento de los daños ocasio-
nados.
Como vimos, la ley 22.903 modificó en esta materia la redac-
ción anterior del art. 199, que se refería a la nulidad de la oferta
pública, cuando, estrictamente hablando, lo que resulta objeto de
anulación es la emisión de acciones correspondiente. Dicha nuli-
dad no queda subsanada ni convalidada por la entrega de títulos a
terceros, aun cuando éstos fueran de buena fe, pues el párr. 2° del
art. 199 es categórico al prescribir la inoponibilidad de los títulos o
SOCIEDAD ANÓNIMA 599
certificados emitidos como consecuencia de una violación al régi-
men de oferta pública, así como los derechos emergentes de éstos
que, se repite, no pueden ser invocados a la sociedad, socios o ter-
ceros.
En consecuencia, resulta inaplicable, para el supuesto de viola-
ción ai régimen ue o/enu pública, la solución prevista por el art.
195, párr. 2o, y, en tal hipótesis, el suscriptor podrá demandar la
nulidad de la suscripción y exigir a la sociedad, en forma solidaria
con sus directores, miembros del consejo de vigilancia y síndicos,
el resarcimiento de los daños ocasionados, de conformidad con lo
expuesto por el art. 200 de la LSC, en su actual redacción.
Debe recordarse que la oferta pública de las acciones, como
consecuencia del aumento de capital del ente emisor, no implica de-
jar sin efecto el derecho de preferencia consagrado por el art. 197
de la LSC, pues sólo deben ser objeto de ofrecimiento aquellas ac-
ciones que no fueron suscriptas por los accionistas a través de los
procedimientos establecidos por el artículo citado 251 Recordemos
que el derecho de suscripción preferente en caso de acciones somen-
tidas al régimen de oferta pública fue modificado por ley 24.435256.

§ 363. OBLIGACIONES NEGOCIABLES. - L a s empresas han conta-


do para financiar sus proyectos con la generación de utilidades pro-
pias (disminuidas, cuando no inexistentes, en los últimos tiempos)
con las nuevas suscripciones de acciones, frecuentemente poco com-
petitivas en términos de rendimiento esperado por los ahorristas, y
con el endeudamiento interno (caro y a corto plazo) o externo (no
accesible para todos ni exento de riesgos y complejidades).

255
Nissen, Ley de sociedades comerciales, t. 3, p. 198.
256
Su art. Io modifica parcialmente el art. 194 de la LSC, en lo atinente al
plazo de ejercicio, el cual quedó redactado de la siguiente manera: "Los accionistas
podrán ejercer su derecho de opción dentro de los treinta días siguientes al de la
última publicación, si los estatutos no establecieran un plazo mayor. Tratándose de
sociedades que hagan oferta pública, la asamblea extraordinaria podrá reducir este
plazo hasta un mínimo de diez días, tanto para sus acciones como para debentures
convertibles en acciones". Por el art. 2° de la misma ley 24.435 fue modificado el
art. 2° de la ley 23.576, estableciendo: "La asamblea extraordinaria puede también
suprimir el derecho de acrecer y reducir a no menos de diez días el plazo para ejer-
cer la preferencia, cuando la sociedad celebre un convenio de colocación en firme
con un agente intermediario, para su posterior distribución entre el público".
600 TIPOLOGÍA

Las empresas se enfrentan ame distintas alternativas para su íi-


nanciamiento:
a) Mercado financiero: hasta la sanción de la ley 23.576 de
obligaciones negociables (LON), recurrían al sistema financiero ins-
titucionalizado, procurando conseguir préstamos a corto plazo, ya
que el crédito a largo o mediano plazo, a causa de la inflación eran
inexistentes en el país; al mismo tiempo esos créditos eran muy one-
rosos.
b) El rubro papeles de deuda quedaba reservado al sector pú-
blico, que ofrecía beneficios extraordinarios en términos de indexa-
ción, rentas y ventajas fiscales. El sector privado, hasta la sanción
de la ley 23.576, en 1988, y del conjunto de normas reglamentarias,
no contaba con un plexo normativo que le permitiera hacer frente al
principal "succionador" de fondos: el Estado nacional a través del
Banco Central de la República Argentina257.
c) Otra alternativa era la oferta pública de acciones (partici-
paciones en el capital), pero ello las obligaba a manejar un compli-
cado sistema societario y a tomar nuevos socios, aun cuando no fue-
ra ésta la intención final de los accionistas. Cabe señalar que en la
Argentina el número de sociedades que cotizan en bolsa descendió
de más de seiscientos en la década de 1970, a menos de ciento
ochenta.
d) Otra posibilidad estaba dada por la emisión de debentures,
pero este instituto no ha contado con la preferencia del empresariado
ni el interés de los inversores.
En síntesis, fue el sistema financiero la única vía práctica que
idealmente debía ser la canalizadora del ahorro público a la inver-
sión de bienes de capital.
Pero esto así no funciona. Todos sabemos que la inversión fi-
nanciera pura en donde lo que uno invierte (el colocador) otro lo
desinvierte (el tomador), no es una verdadera inversión para la eco-
nomía. La inversión genuina está asociada a la formación de ca-
pital.
Hace años se asiste a la caída progresiva de la inversión repro-
ductiva proveniente de capitales de riesgo: fuga de capitales argen-

257
Ver nuestra nota La economía del derecho, LL Actualidad, 18 de marzo de
1988.
SOCIEDAD ANÓNIMA 601

tinos, desinterés de capitales extranjeros, captación'del ahorro por


el sector público, etcétera.
a) RÉGIMEN LEGAL, NOCIÓN Y MODALIDADES. La obligación nego-
ciable es un valor mobiliario emitido en masa por una persona jurí-
dica, representativo de un empréstito generalmente a mediano y
largo plazo258.
1) Constituye un valor mobiliario, pues se trata de un derecho
económico que circula con leyes propias como si fuera una cosa
mueble, documentado en un título al cual se considera incorporado
o mediante un registro llevado por cuentas. A él le son aplicables
los caracteres de los títulos de crédito: literalidad, necesidad, auto-
nomía.
2) Se trata de valores emitidos en masa o en serie, de unidades
fungibles, siendo cada uno identificado por su pertenencia a deter-
minada serie. Todas las unidades tienen las mismas características
y otorgan los mismos derechos dentro de su clase, y por tanto, se
ofrecen en forma genérica y se individualizan en el momento de
cumplirse el contrato respectivo.
3) El empréstito obligacionario tiene carácter colectivo, existe
una comunidad de intereses de los titulares de obligaciones nego-
ciables (previsión legal de una asamblea de obligacionistas, posibi-
lidad de un fideicomiso).
4) Importancia económica: la emisión de obligaciones negocia-
bles implica la absorción por la emisora de una gran cantidad de
dinero que no será reintegrado en un plazo breve.

258
Molina, Obligaciones negociables, en "Doctrina Societaria y Concursal
Errepar", t. IV, p. 369; Obligaciones negociables: aspectos jurídicos económicos y
tributarios, "Revista del Instituto Argentino de Mercados de Capitales", suplemento
año 4, n° 12; Obligaciones negociables, "Prensa Económica", año XVI, n° 181, y
El boom de las obligaciones, negociables. Congreso Nacional de Mercados de Ca-
pitales; Aiello, Aspectos del régimen institucional y jurídico argentino para estimu-
lar el mercado de capitales, "Revista de Derecho Bancario y de la Actividad Fi-
nanciera", 1991-202; Yohma, Proyecto de modificación de la ley de ON, Congreso
Argentino de Derecho Comercial, 1990, Comisión 5; Circulación del Crédito; Fran-
co, Modificación de la ley de ON, "La Información", año 62, t. 63, n° 743; Vergara
del Carril, Aspectos destacados de la reforma. Primeras experiencias prácticas, y
Obligaciones negociables; Kenny y la ponencia dirigida por García Tejera, incluida
en el t. III de las Actas del Congreso Iberoamericano de Derecho Societario y de la
Empresa, Huerta Grande, octubre de 1992.
602 TIPOLOGÍA

51 Lario plazo del empréstito: el emisor de las ohlicaciones


negociables no se compromete a la amortización total del empréstito
en corto plazo, sino en una compatible con el retorno de las inver-
siones efectuadas con los fondos recibidos.
6) La larga duración del empréstito requiere, por parte del in-
versor, contemplar las diversas circunstancias relativas a la actividad
de la emisora que pueden afectar los derechos de los obligacionistas.
b) ANTECEDENTES. Cabe hacer mención de varios antecedentes
legislativos.
1) EL ARTÍCULO 365 ÜEL CÓDIGO DE COMERCIO. Autorizaba a las
sociedades anónimas a emitir "bonos en obligaciones nominales o
al portador, hasta el monto del capital realizado".
2) LEY 8875. Establecía un régimen legal más completo sobre
los títulos de deuda que podían emitir las sociedades anónimas de-
nominados debentures. Esta ley sólo contemplaba la emisión de
debentures simples, lo que no impedía que por el principio de auto-
nomía de la libertad, se emitieran debentures convertibles sobre la
base de una cláusula de convertibilidad.
3) LEY 19.060. Autorizaba a las sociedades anónimas cuyas
acciones cotizaran en bolsa a emitir bonos de obligaciones conver-
tibles para su oferta pública. Se trataba de un título distinto al de-
benture por su convertibilidad y por establecer una relación directa
entre la emisora y el obligacionista sin necesidad de un fideico-
misario.
4) LEY 19.550. Legisla sobre debentures admitiendo su con-
vertibilidad en acciones. Pero esta herramienta no fue bien vista
por el empresariado. Se conoció una sola emisión de debentures
simples hecha por Celulosa Argentina SA, que fue íntegramente sus-
cripta por el Banco Nacional de Desarrollo y que nunca circuló en
el mercado.
5) LEY 23.576. Es la que establece el régimen de obligaciones
negociables. Nace a partir de la toma de conciencia en algunos sec-
tores de que un desarrollo económico autosostenido requiere de una
adecuada estructura de financiamiento de las empresas privadas, en
base a capital de riesgo y préstamos de distintos tipos y plazos. Di-
cha ley fue objeto de críticas: era necesario dotar al régimen de neu-
tralidad fiscal para hacerlas competitivas con respecto a los títulos
SOCIEDAD ANÓNIMA 603

de la deuda pública. No es posible que los dadores y tomadores de


fondos deban optar por el préstamo, antes que por la inversión de ca-
pital, en función del tratamiento impositivo más aliviado para el pri-
mero que para el segundo.
6) LEY 23.697. Denominada "ley de emergencia económica",
determinó (art. 40) para las sociedades de capital y cooperativas la
libertad de emitir títulos valores en serie ofertables públicamente,
en los tipos y con las condiciones que elijan ellas.
7) LEY23.962. Que amplió las exenciones impositivas, redujo
las limitaciones aplicables al régimen de amortización y a la deduc-
tibilidad por la emisora de los gastos y pagos relativos al empréstito.
c) TIPOS. Distinguimos a continuación los siguientes tipos y
su ejercicio.
1) SIMPLES. Son aquellas que representan un empréstito con-
traído por la empresa emisora, dando derecho al titular de ellas al
reembolso del capital y al pago del interés conforme las condiciones
de emisión. Su status es el de cualquier acreedor cuyo crédito ema-
na de un contrato de mutuo, pudiendo o no estar garantizado. Su
expectativa radica en recuperar el capital y recibir los intereses si
se trata de un inversor a finish, o la de lucrar con la venta de las
obligaciones a un mejor precio que el de suscripción o compra.
2) CONVERTIBLES. Son aquellas que, además de otorgar al obli-
gacionista todos los derechos inherentes a su posición de acreedor,
le conceden la opción de cancelar por anticipado la relación credi-
ticia mediante la suscripción de acciones de la sociedad emisora
(anónima o comandita por acciones), conforme un precio determi-
nado. Esto es lo que se conoce como derecho de conversión. El
ejercicio de este derecho puede representar, para el titular de obli-
gaciones negociables, una plusvalía importante, sea porque de tal
forma puede hacerse de acciones por un precio menor al de merca-
do, sea porque espere que aquel precio suba y esto le implique un
rendimiento financiero mayor que el que resultara de mantener la
relación de crédito.
d) OBLIGACIONES NEGOCIABLES CONVERTIBLES. Una sociedad puede
emitir obligaciones negociables con distintos objetivos.
Uno de ellos puede ser para obtener un préstamo a largo plazo
en condiciones menos onerosas, especulando con la conversión de
604 TIPOLOGÍA

sus créditos en acciones; y otro, buscar un aumento indirecto de ca-


pital social, que en el presente fuere muy dificultoso por estar las
acciones subvaluadas o si se especulara con que el precio de con-
versión implicaría en el futuro una prima de suscripción menor de
la que podría obtener la sociedad en el presente. Es así que se pue-
de hablar de un aumento de capital mediante emisión de acciones
o de obligaciones convertibles.
1) DERECHO DE SUSCRIPCIÓN. Los accionistas, correlativamente
con el derecho de suscripción preferente y de acrecer en la suscrip-
ción de nuevas acciones, pueden ejercerlo en la suscripción de obli-
gaciones negociables (art. 11, LON).
El accionista que se vea privado de este derecho, tiene la posi-
bilidad de exigir judicialmente que se conceda la suscripción, pero
si ya se han entregado o acreditado las obligaciones, tiene derecho
a indemnización por daños y perjuicios contra la sociedad y los di-
rectores solidariamente u n . 195, LSC).
Si bien el derecho de preferencia en la suscripción de acciones
no puede ser limitado, salvo los casos especiales del art. 197 de la
LSC, en el caso de las obligaciones negociables sí, atento que la fi-
nalidad es facilitar la colocación de las obligaciones negociables en-
tre el público.
Los accionistas disconformes con la emisión de obligaciones
negociables pueden ejercer el "derecho de receso, al igual que lo pre-
vé la LSC, para el supuesto de aumento de capital por suscripción
de acciones, pero no lo pueden hacer en el caso de sociedad au-
torizada a la oferta pública de sus acciones y en los de limitación
o supresión del derecho de preferencia mediando convenio de un-
derwridng (art. 11, LON).
El accionista tiene derecho de preferencia para la suscripción
de obligaciones negociables, no así frente a la emisión de accio-
nes debida al ejercicio del derecho de opción (art. 11, LON), pues
esta emisión es consecuencia de un acto jurídico anterior: la emisión
de las obligaciones negociables convertibles, cuya suscripción no
ejerció el accionista.
2) DERECHO DE CONVERSIÓN. El art. 5o determina la obligación
de convertir a opción de su titular, o sea, unilateral, por lo que no
hay opción de la emisora, ni para ello el titular necesita consenti-
miento de aquélla.
SOCIEDAD ANÓNIMA 605

Al suscribir obligaciones convertibles, el obligacionista adquie-


re el derecho potestativo de ejercitar la conversión.
Comunicada la opción a la emisora por cualquier medio feha-
ciente, adquiere calidad de accionista. Puede establecerse un plazo
a partir de la comunicación para la perfección de la suscripción de
acciones subyacentes, pero éste debe ser breve para no desnaturali-
zar el derecho de conversión.
En el contrato, el único sujeto obligado es la sociedad, puesto
que el suscriptor ya abonó el precio de las acciones cuando suscribió
las obligaciones convertibles.
Los plazos para el ejercicio de este derecho quedan estipulados
en las condiciones de emisión, el que puede ser ejercido en épocas
o fechas determinadas o en todo tiempo a partir de la suscripción o
desde cierta fecha o plazo (art. 18). El derecho de conversión per-
manente puede suspenderse por el término máximo de tres meses
para posibilitar operaciones de fusión, escisión o aumento de capi-
tal, ya que es necesario basarse, para tales operaciones, en una cifra
cierta del capital social que se mantenga invariable por un período
determinado de tiempo.
El derecho de conversión permanente se extingue por las cau-
sales que siguen.
a) Por amortización total del empréstito, al vencimiento del
plazo original.
b) Por rescate anticipado.
c) Por transformación de la sociedad en otro tipo cuyo capital
no se representa en acciones.
d) Por disolución de la sociedad antes del vencimiento del pla-
zo convenido para la conversión (vale aquí la conversión antici-
pada).
Mediante el derecho de conversión, el titular de las obligacio-
nes convierte a aquéllas en acciones de la sociedad emisora, ya sean
ordinarias o preferenciales, según se pacte.
En el caso de que la sociedad emisora se disuelva por fusión,
las obligaciones serán convertidas en acciones de la sociedad escin-
dida. Y cuando la sociedad emisora se disuelva para constituir
otras sociedades con su patrimonio, obtendrá acciones de las socie-
dades escisionarias en proporción a su participación en la sociedad
escindente, haciendo jugar por analogía el art. 88, inc. 3, de la LSC
606 TIPOLOGÍA

(naturalmente ^e nuede pactar que las obligaciones se conviertan en


acciones de una o algunas de las sociedades escisionarias o una pro-
porción distinta a la que corresponda para los accionistas de la es-
cindente).
3) PRECIO DE CONVERSIÓN. Por un lado, la sociedad tiene interés
en la emisión de obligaciones convertibles por el posterior aumen-
to de capital social y, por el otro, el inversor suscribe obligacio-
nes convertibles especulando con la futura adquisición de acciones
subyacentes a un precio mayor al mercado en el momento de con-
versión.
La ley de obligaciones negociables dispone que en el acta de
emisión debe establecerse la fórmula de conversión, indicándose así
el método según el cual se establece el número de acciones subya-
centes, vale decir, las que son objeto del derecho de opción. Para
ello se aplican dos métodos.
a) Relación de conversión (Francia). Consiste en indicar en
las condiciones de emisión el número de acciones que pueden ser
obtenidas por conversión de una obligación. El valor económico
del derecho de conversión se establecerá comparando el precio de
la emisión de la obligación convertible con el precio de la cotización
de las acciones subyacentes. Cuando esta última sea superior al
primero, habrá interés en convertir.
b) Precio de la opción (Estados Unidos de América). Se indi-
ca el precio de conversión al momento de la emisión. Entonces el
obligacionista tendrá interés en convertir cuando el valor de la co-
tización de las acciones sea superior al precio de conversión.
4) AUMENTO DEL CAPITAL SOCIAL. El art. 17 establece que la
resolución sobre la emisión de obligaciones convertibles implica
simultáneamente la decisión de aumentar el capital social, en la pro-
porción necesaria para atender los futuros pedidos de conversión.
Se trata de facilitar la conversión y evitar dilaciones o trabas fun-
cionales internas del deudor (la sociedad emisora).
5) PROTECCIÓN DEL DERECHO DE CONVERSIÓN. El derecho de con-
versión puede verse frustrado o debilitado en los siguientes casos.
a) Incumplimiento de la adjudicación de las acciones, en cuyo
caso el accionista ex-obligacionista puede demandar el cumplimien-
to más los daños o la resolución parcial del contrato de sociedad,
debiendo pagarse el valor contable actualizado de las acciones, o el
SOCIEDAD ANÓNIMA 607

valor de cotización si fuese superior, sin perjuicio de los demás da-


ños que puedan acreditarse.
b) Transformación de la sociedad emisora, en cuyo caso el
obligacionista puede ejercer la conversión anticipada y el derecho
de receso.
c) Disolución anticipada, en cu>o caso corresponde la conver-
sión anticipada.
d) Disminución del valor económico del derecho de conversión
por operaciones sociales que impliquen una caída del valor de la
acción subyacente. Naturalmente que el obligacionista asume el
riesgo de que el valor de las acciones pueda disminuir. Pero cuan-
do esa disminución se produce por ciertas operaciones que realiza
la sociedad que inciden sobre su estructura económica, el derecho
de conversión debe ser protegido, y ello porque la sociedad unilate-
ralmente ha variado el contenido económico de ese derecho en per-
juicio del obligacionista y en favor de los accionistas actuales.
Para proteger el derecho de conversión, las legislaciones adop-
tan diversos criterios con relación a esas operaciones sociales.
7) Prohibirlas durante el período de pendencia de la conversión
(crítica: aniquila el desenvolvimiento de la sociedad).
2) Otorgar la conversión anticipada (crítica: su ejercicio puede
resultar un quebranto o una ganancia menor).
3) Otorgar a los obligacionistas derecho de suscripción prefe-
rente sobre la emisión de nuevas acciones y valores convertibles
(crítica: puede ser una tutela exagerada en detrimento de los accio-
nistas actuales). Nuestra ley establece como alternativa al reajuste
del valor de conversión (art. 23, LON).
4) Permitir las operaciones imponiendo que sea restablecida la
relación de canje mediante el reajuste del precio de conversión (so-
lución de la LON). La fórmula de reajuste debe estar prevista en
las condiciones de emisión. Este reajuste no sólo debe darse en el
caso de aumento de capital, sino también en el caso de reducción
de capital por pérdidas, sea ésta obligatoria (éste es el caso que re-
gula la ley) o facultativa (cuya omisión en la ley debe ser salvada,
ya que la regla es que las acciones subyacentes siguen la suerte de
las acciones suscriptas).
e) CONDICIOSES GENERALES DEL EMPRÉSTITO. Se consideran esen-
ciales las siguientes.
608 TIPOLOGÍA

1) PLAZO. En principio, el plazo de las obligaciones negocia-


bles es aquel en el cual su valor nominal debe ser amortizado. A
fin de incentivar la emisión de obligaciones negociables, la ley
subordina la exención en el impuesto a las ganancias y a otros tri-
butos, a que el plazo mínimo de amortización total no sea inferior
a dos años contados desde la fecha en que comience la colocación
de los valores (art. 36). Se constituyen así como un pasivo no co-
rriente.
No existe plazo máximo, pero naturalmente no podrá superar
el plazo de duración de la emisora. El término de duración del em-
préstito no puede ser reducido o ampliado por voluntad de una sola
de las partes, salvo en las circunstancias que enunciamos a conti-
nuación.
a) Que la emisora se hubiera reservado el derecho a la amor-
tización anticipada, o el derecho a la prórroga del plazo de venci-
miento, supuesto que se da cuando el costo financiero del empréstito
se hubiera tornado elevado frente a la tasa de interés vigente en el
mercado para operaciones de plazo y monto similares. En tal su-
puesto puede convenirse el pago de una prima de reembolso.
b) Que se hubiera reconocido al suscriptor el derecho de soli-
citar la amortización anticipada, supuesto que se da cuando existan
en el mercado otros negocios de inversión que le aseguren una mejor
renta. Como contraprestacióh, es usual que la emisora realice un
descuento en el valor de reembolso.
Las condiciones de emisión pueden establecer que las obliga-
ciones negociables se amorticen en forma parcial. Para hacer uso
de las franquicias impositivas, la ley establece que la primera cuo-
ta de amortización no podrá ser superior al 25% de la emisión ni
pagarse antes de transcurridos seis meses desde la fecha en que co-
mience la colocación de valores. La segunda cuota no podrá abo-
narse antes de transcurrido un año, ni superar igual monto, mientras
que la totalidad a amortizar dentro de los primeros dieciocho meses
no podrá exceder del 75% del total de la emisión.
Existen diversas modalidades de amortización parcial.
a) Cuotas iguales en monto y en periodicidad.
b) Cuotas distintas en monto y/o en periodicidad.
c) Cuotas flotantes, cuando la emisora se reserva el derecho de
adicionar a las cuotas de amortización convenidas un plus a efectos
SOCIEDAD ANÓNIMA 609

de reducir el monto de las cuotas futuras o acelerar la amortización


total del empréstito.
d) Cuotas de amortización creciente, progresiva, cuando la em-
presa afecte en cada período una determinada cantidad de dinero
que comprende el pago de intereses y la amortización parcial pre-
vista. Las fechas de pago de las cuotas de amortización deben ser
ciertas o fácilmente determinables; la periodicidad puede ser unifor-
me (cuotas trimestrales, semestrales) o no (la primera cuota paga-
dera al año y las restantes en forma semestral, etc.) y englobar la
cuota también a los intereses.
e) Otra posibilidad de amortización parcial está referida a una
determinada cantidad de obligaciones negociables en circulación
que se reembolsan totalmente. A tal efecto las condiciones de emi-
sión pueden prever amortizaciones parciales mediante sorteo, en las
que el azar determina los valores que han de ser amortizados y can-
celados en cada período.
2) CAPITAL. El préstamo puede ser en moneda nacional o ex-
tranjera, facilitando así su colocación en el mercado exterior y la
compra de obligaciones negociables por parte de inversores extran-
jeros. Se establece la libre salida de las obligaciones del país y su
reingreso, y la facultad de pagar los servicios en plazas del exterior.
3) INTERÉS. Puede ser fijo o variable. Se trata de un interés
fijo cuando la tasa permanece invariable, y se liquida sobre el valor
nominal de la obligación o sobre su valor residual (deducidas las
amortizaciones efectuadas). El interés es variable cuando la tasa se
puede cambiar durante la vida del empréstito en función de pautas
objetivas previstas en las condiciones de emisión. La variabilidad
puede ser total (la tasa de interés puede incrementar o disminuir)
progresiva o decreciente (tasa que aumenta o disminuye a medida
que transcurre el plazo del empréstito) o parcial (la tasa sólo aumen-
ta, pero no disminuye).
f) GARANTÍAS DE LA EMISIÓN. Las obligaciones pueden contar con
diversas garantías.
1) COMÚN. La garantía del empréstito consiste en el patrimo-
nio de la emisora siendo el obligacionista un acreedor quirografario.
2) ESPECIAL. Recae sobre uno o varios bienes determinados
susceptibles de hipoteca.

39. Richard - Muiño. Derecho societario.


610 TIPOLOGÍA

Se trata de una hipoteca con características especiales que la


aparta del régimen del Código Civil: a) el beneficiario de ella es in-
determinado; b) basta para su transmisión la transferencia de la obli-
gaciones negociables, sin requisitos de inscripción registral; c) se
constituye y se cancela por declaración unilateral de la emisora, y
d) se otorga por instrumento privado.
El titular de una obligación negociable con garantía especial
goza de todos los privilegios inherentes al acreedor hipotecario.
Contra todo acto que disminuya el valor del bien hipotecado, los
acreedores pueden: a) pedir la estimación de los deterioros causados
y el depósito de lo que importen; b) demandar un suplemento de la
hipoteca, y c) demandar el total del empréstito.
3) FLOTANTE. Es aquella que recae sobre todos los derechos,
bienes muebles e inmuebles, presentes y futuros, o una parte de
ellos, y otorga los privilegios que correspondan a la prenda o a la
hipoteca, según sea el caso. La emisión cuyo privilegio no se limi-
te a bienes inmuebles determinados se considerará realizada con ga-
rantía flotante. La emisora conserva la administración y disposi-
ción de los bienes con los límites legalmente establecidos y que son
los siguientes.
a) Vender o ceder la totalidad del activo, o parte de él si así
imposibilitare el giro de sus negocios.
b) No puede la emisora escindirse oíusionarse con otra entidad
sin autorización de la asamblea de obligacionistas.
c) No podrá emitir otras obligaciones negociables que otorguen
privilegio o deban pagarse parí passu con relación a la emisión de
que se trate, sin consentimiento de la asamblea de obligacionistas.
4) PRENDA CON REGISTRO. El escollo que presenta este tipo de
garantía está dado por el hecho de que no cualquier acreedor pue-
de ser garantizado con este tipo de prenda, puesto que debe ser de
lo que la ley expresamente indica (Estado nacional, entidades autár-
quicas, financieras, sociedades comerciales y cooperativas, acopiado-
res agropecuarios, comerciantes matriculados y personas inscriptas
como prestamistas en la Dirección General Impsositiva). En este
caso se hace necesario recurrir al fiduciario que reúna tales ca-
racterísticas.
5) PERSONALES. Las garantías sólo protegen la relación credi-
toria cubriendo el capital, intereses y costas de ejecución (p.ej., en-
SOCIEDAD ANÓNIMA 611

tidades financieras). Pero una vez que el obligacionista se consti-


tuye en accionista se extingue el crédito por novación. Una saludable
garantía hace que las obligaciones negociables puedan colocarse con
mayor facilidad, produciendo un efecto benéfico sobre la tasa finan-
ciera que debe comprometerse, y podrá disminuir los requisitos pa-
trimoniales que soliciten los órganos de control que deben autorizar
la emisión.
En caso de quiebra, es aplicable el régimen sobre debentures
previsto en los arts. 152 y 242 de la ley 24.522.
g) EMISIÓN. Sin entrar en el detalle de los requisitos formales,
veremos algunos aspectos de la emisión de obligaciones negocia-
bles.
1) ENTIDADES EMISORAS. Las que pueden emitir son las socieda-
des por acciones, cooperativas, asociaciones civiles constituidas en
el país y las sucursales de las sociedades por acciones constituidas
en el extranjero en los términos del art. 118 de la LSC.
Dicha enunciación es excluyeme. Las entidades financieras
pueden emitir obligaciones negociables de acuerdo a los requisitos
que imponga el Banco Central. También ciertas entidades del Es-
tado nacional, provincial y las municipalidades pueden constituirse
en emisoras, sujetas a la reglamentación del Poder Ejecutivo.
2) FORMA DE DOCUMENTACIÓN. Pueden documentarse a través de
láminas, certificados provisorios o globales (obligaciones cartula-
res), o por inscripción en cuentas llevadas a nombre de sus titulares
en un registro de obligaciones negociables escritúrales.
3) CIRCULACIÓN DE OBLIGACIONES NEGOCIABLES. Las obligaciones
negociables representadas en títulos pueden circular en la forma al
portador o nominativas, endosables o no. Las obligaciones nego-
ciables escritúrales por su naturaleza son nominativas.
h) ASAMBLEA DE OBLIGACIONISTAS. La ley prevé mecanismos a
través de los cuales los obligacionistas actúan como cuerpo colegia-
do en defensa de sus intereses. Uno es la asamblea de obligacio-
nistas, órgano ad hoc que desaparece con la cancelación de las obli-
gaciones. La ley requiere de su conformidad para que la sociedad
realice determinados actos.
1) Retiro de la oferta pública o cotización de las obligacio-
nes.
612 TIPOLOGÍA

¿) Retiro cié ¡a oiena púouca ue acciones cuando ia» UI)HÍJ-


ciones negociables fueren convertibles.
3) Prórroga del contrato de sociedad (salvo cuando ésta esté
inscripta en el régimen de oferta pública), la transferencia del do-
micilio al extranjero, cambio de objeto, así como también todo otro
tema que se considere de interés por un número de obligacionistas
que representen no menos del 5c/c de la emisión.
Otro mecanismo es el contrato por el cual la emisora conviene
con una entidad financiera o firma intermediaria en la oferta publica
de valores, para que esta última, en carácter de fiduciaria, tome a su
cargo la defensa de los intereses colectivos de los obligacionistas.
Son de aplicación los arts. 342, 345, 351 y 353 de la LSC.
i) TRATAMIEXTO IMPOSITIVO. Ésta fue la cuestión más polémica
en materia de obligaciones negociables y que la trabó en su desa-
rrollo durante tres anos. La reforma fue en virtud de la ley 23.692.
El legislador optó por dinamizar el instituto de las obligaciones ne-
gociables mediante un tratamiento fiscal especial.
Con respecto a la sociedad emisora, ésta puede deducir en el
impuesto a las ganancias, en cada ejercicio, la totalidad de intereses
y actualización devengados por la obtención de los fondos prove-
nientes de la colocación de las obligaciones negociables. También
puede deducir los gastos de descuento de emisión y colocación.
Todo ello siempre que la CNV no declare inaplicable este beneficio,
en cada caso, cuando el efecto combinado entre sus descuentos de
emisión y tasas de interés a pagar, represente para la entidad emisora
un costo financiero desproporcionado medido con relación al pro-
medio de plaza, para plazos y riesgos similares.
El inversor está exento del impuesto a las ganancias sobre in-
tereses, ajustes y actualizaciones de capital que perciba como pro-
ducto de las obligaciones negociables.
Están exentos del impuesto al valor agregado las operaciones
financieras y prestaciones relativas a la emisión, suscripción, trans-
ferencia, amortización, intereses y cancelaciones ae las obligaciones
negociables y sus garantías.
También están exentos del impuesto a las ganancias los resul-
tados obtenidos por la venta, cambio, permuta, conversión y dispo-
sición de obligaciones negociables.
SOCIEDAD ANÓNIMA 613

Además, rino la exención del impuesto a la tra n .<fere'' i c'" '':" '<-
tulos valores, siempre que la transferencia se efectúe a través de los
mercados abierto o bursátil.
Pero para que estos beneficios fiscales sean aplicables deben
darse las siguientes condiciones.
/ ) Que se trate de emisiones de obligaciones negociables que
sean colocadas por oferta pública.
2) Que la emisora garantice que los fondos obtenidos sean des-
linndcc a inversiones en activos físico^ situados en el n;n'\ '^ícira-
ción de capital de trabajo en el país o refinanciación de pasivo, a la
integración de aportes de capital en sociedades controladas o vincu-
ladas a la sociedad emisora.
3) Que el plazo mínimo de amortización sea de dos años. En
caso de amortizaciones parciales, la primera cuota de amortización
no debe ser antes de los seis meses y por un monto no superior al
25% de la emisión; la segunda cuota no será antes del año ni podrá
superar el 2 5 % de la emisión. El total a amortizar dentro de los
primeros dieciocho meses no podrá exceder el 7 5 % de la emisión
(los plazos se cuentan a partir de la fecha de colocación).
Están exentos del impuesto de sellos los actos, contratos y ope-
raciones relacionadas con la emisión, suscripción, colocación y
transferencia de las obligaciones negociables. También alcanza a
las garantías. Los aumentos de capital en virtud de obligaciones
convertibles también están exentos.
No sólo fue importante para el desarrollo de las obligaciones
negociables y del mercado de capitales, un tratamiento impositivo
especial en cuanto al funcionamiento de las obligaciones negocia-
bles, sino que también, para estimularlo, la CNV sugirió al Minis-
terio de Economía, para el caso de que éste decidiera llevar adelante
un olvido fiscal, que una de las formas para poder acceder a éste,
sería que destinara los fondos a la compra de títulos valores con
oferta pública.
j) OBLIGACIONES .NEGOCIABLES ATÍPICAS. Estas pueden crearse y
funcionar dentro del marco legal vigente, que se ajusta al principio
de libertad de creación de títulos valores.
1) CONVERTIBLES EN ACCIONES DE OTRAS SOCIEDADES. Son aquellas
que otorgan derechos a convertir las obligaciones emitidas en accio-
nes de una sociedad distinta a la emisora. Esto puede darse en el
614 TIPOLOGÍA

caso de sociedades que forman parte de un grupo económico, que


mediante un acuerdo intersocietario destinan los fondos obtenidos
por la emisora a la sociedad usufructuaria, sea como aporte de ca-
pital obteniendo las acciones correspondientes, siendo dicha trans-
ferencia ?. título de rréstamo.
2) CON BUSOS DE SUSCRIPCIÓN. Se distinguen de las obligaciones
simples por el hecho de llevar adherido un bono que otorga el de-
recho de suscribir acciones de la emisora o de una tercera sociedad
en precio y condiciones determinadas. Ese bono es desprendible a
efectos de su circulación. Se diferencia de las obligaciones conver-
tibles en que el ejercicio del derecho de suscripción no implica la
cancelación del crédito. En las primeras, la opción es permanecer
como acreedor o ser accionista; en las obligaciones con bonos de
suscripción ue acciones el titular tiene distintas alternativas; ccucr
el bono y conservar la condición de obligacionista, vender las obli-
gaciones y conservar el bono, suscribir acciones sin desprenderse de
las obligaciones o permanecer como obligacionista sin ejercer ni
enajenar la opción.
El título de una obligación con bono de suscripción de acciones
dispone de doí valores mobiliarios que confieren una liquidez mayor
que una obligación convertible; dispone de un valor de renta fija
(empréstito) y un valor de renta variable (valor de la opción de sus-
cripción de acciones).

§ 364. "DEBESTURES". RÉGIMEN LEGAL. - Los llamados de-


bentures. previstos en el art. 325 de la LSC pueden ser emitidos por
sociedades anónimas, anónimas con participación estatal mayorita-
ria y en comandita por acciones.
Se trata de títulos valores de igual valor, representativos de cré-
ditos emitidos en serie o no, al portador o nominativos, por las so-
ciedades autorizadas en forma pública o privada, con garantía o sin
ella como contrapartida de un préstamo o mutuo que contrae la so-
ciedad emisora, y por el cual se obliga a satisfacer el interés y amor-
tización de capital determinado. Los caracteres de dichos debentu-
res son que otorgan a sus tenedores un interés periódico y a su
vencimiento el reembolso del capital. Son títulos siempre negocia-
bles -de igual valor- y pueden representar a más de una obligación.
Pueden ser con garantía flotante, común o especial. Tienen fuerza
ejecutiva, es decir, aptitud para exigir los derechos que confieren,
SOCIEDAD ANÓNIMA 615

son títulos incompletos, puesto que incorporan derechos anteriores


a su creación; son además indivisibles.
a) DIFERENCIA DE LOS "DEBENTURES" CON LA ACCIÓN. La acción
nace del contrato de sociedad, mientras que el debenture nace del

La acción representa una porción del capital que otorga el sta-


tus jurídico de socio, mientras que el debenture representa un cré-
dito contra la sociedad que confiere a su titular el título de acreedor.
En caso de liquidación, la acción cobra si queda remanente,
mientras que el debenture, en caso de liquidación, cobra antes que
los accionistas.
A su vez, la acción da derecho a un dividendo aleatorio, mien-
tras que ¿i utuciitiii'c úii cerceno a un ínteres rijo, con prescindep.cm
del resultado de la gestión. Para la emisión de debentures, se re-
quiere autorización estatutaria y asamblearia. Pueden emitirse en
moneda extranjera y puede preverse que sean convertibles en accio-
nes. En el caso de debentures con garantía flotante, previsto por el
art. 327 de la LSC, esta garantía recae sobre todos los bienes activos,
muebles e inmuebles de la sociedad, presentes y futuros. Salvo
pacto en contrario, la sociedad emisora conserva la libre propiedad
y administración de sus bienes y otorga a sus tenedores los privile-
gios que corresponden a la prenda, hipoteca o anticresis.
La exigibílidad de la garantía flotante para quienes la poseen
se produce: 1) cuando la sociedad emisora no paga los intereses o
las amortizaciones de capital en los plazos convenidos; 2) al per-
der la cuarta parte o más del activo existente al día del contrato de
emisión, y 3) cuando la sociedad incurre en disolución voluntaria,
forzosa o quiebra, y en cuarto lugar cuando cesa en el giro de sus
negocios.
La sociedad emisora no puede vender, ceder ni fusionarse o res-
cindirse sin autorización de la asamblea de debenturistas, en el caso
de que haya emitido debentures con garantía flotante; tampoco puede,
existiendo este tipo de debentures con esta garantía, emitir otros que
tengan prioridad, o que deban pagarse parí passu sin consentimiento
de los tenedores de debentures, en asamblea especial.
b) MODALIDADES. LOS debentures con garantía común son aque-
llos que cobran parí passu los acreedores quirografarios.
616 TIPOLOGÍA

Los debentures con garantía especial son los que afectan a su


pago bienes susceptibles de hipoteca, la que se constituye con las
formalidades exigidas por la ley para este derecho real.
Por otra parte, los debentures convertibles en acciones pueden
generarse por decisión de la asamblea general extraordinaria y ser
conforme al programa de emisión. En tal caso, los accionistas go-
zan de derecho de preferencia y de acrecer sobre esos debentures.
Se persigue con esto, eximir a la sociedad emisora del gravamen de
amortizaciones del capital e intereses que previera con la emisión
de debentures, puesto que implica la transformación de un pasivo
en capital.
El acreedor pasa a ser accionista, operándose una mutación me-
diante el canje de los títulos.
El contrato de emisión de los debentures. en general, en sus
distintas clases, debe realizarse por instrumento público e inscribirse
en el Registro Público de Comercio. Es fundamental la designa-
ción de un banco fiduciario, para el período de emisión y suscripción
de los debentures. En caso de que se recurra a la suscripción pú-
blica, el contrato, además, se someterá a la autorización de la au-
toridad de control. Una vez finalizado el período de emisión y
suscripción podrá ser fiduciario, es decir, representante de los inte-
reses de los debenturistas, cualquier persona elegida por asam-
blea, que no se encuentre sujetá'a las incompatibilidades fijadas para
este cargo, ya que su función es tutelar los derechos de los deben-
turistas.
c) FACULTADES DEL FIDUCIARIO PARA CON LA SOCIEDAD DEUDORA. Dis-
tinguimos las siguientes, en especial en el caso de garantía flotante
o común.
1) Revisar la contabilidad y los documentos de la sociedad deu-
dora.
2) Asistir a las reuniones de directorio y asambleas de la so-
ciedad, con voz y sin voto.
3) Pedir suspensión del directorio, cuando no se paguen inte-
reses o amortizaciones, después de treinta días de los plazos conve-
nidos. En este caso debe intimar en forma fehaciente. Además
puede pedirla cuando la sociedad deudora haya perdido la cuarta
parte del capital existente al día del contrato de emisión o cuando
se produzca la disolución forzosa o quiebra.
SOCIEDAD ANÓNIMA 617

Esto es para el caso de debentures con garantía flotante o co-


mún. En el caso de los debentures con garantía especial, sus facul-
tades se limitan a ejecutar la garantía en caso de mora.
El fiduciario puede, en ciertos casos, asumir la administración
de la sociedad deudora, o puede ser designado liquidador y ser sín-
dico necesario en el caso de que la empresa sea liquidada sin quie-
bra, o bien si se produce la quiebra de la sociedad, será liquidador
coadyuvante necesario con el síndico nombrado judicialmente, se-
gún el procedimiento previsto por la ley 24.522. Puede el fiducia-
rio ser remos ido sin causa por la asamblea de debenturistas o con
las mayorías necesarias a tal fin, o judicialmente, con justa causa a
pedido de uno de ellos. En tal caso, el juez deberá valorar la exis-
tencia o no de la justa causa, tras lo cual el fiduciario conservará o
no su puesto en protección de los intereses de los debenturistas. La
asamblea de debenturistas será presidida por un fiduciario y se rige
por las normas de las asambleas ordinarias; puede aceptar o rechazar
la renuncia del fiduciario. Las resoluciones adoptadas por esta
asamblea pueden ser impugnadas por aquellos que votaron en contra
o se encontraban ausentes, y también por el fiduciario, ante el juez
competente, deduciendo la acción de impugnación de resolución de
asamblea respectiva. La función de fiduciario es remunerada. Los
directores son solidariamente responsables por los perjuicios que.
por violación de la ley, se causen a los debenturistas. El fiduciario,
en cambio, no contrae responsabilidad personal, salvo dolo o culpa
grave en el ejercicio de sus funciones.

G) NEGOCIOS CON ACCIONES Y OTROS TÍTULOS EMITIDOS


POR SOCIEDADES ANÓNIMAS

§ 365. INTRODUCCIÓN. - Tanto las acciones como los demás


títulos emitidos por una sociedad pueden ser objeto de variados ne-
gocios jurídicos, incluso la constitución de derechos reales.

§ 366. NEGOCIACIONES AL MARGEN DE LA SOCIEDAD. - Es de la


esencia de estas sociedades de capital, despersonalizadas por medio
del título representativo, que su poseedor se restituya de su valor al
margen del ente social o lo valorice mediante una negociación limi-
618 TIPOLOGÍA

tada. De esta forma queda desvinculado el capital del ente de esa


toma de valor y no afectado por la negociabilidad de la acción259.
Se trata de derechos que se ejercitan como externos a la so-
ciedad, con contenido económico, como la sindicación de acciones,
que es un derecho de consecución externo a la sociedad (sindicación
de voto y de bloqueo).
Es normalmente la forma natural en que el accionista hace valer
sus derechos patrimoniales incorporados a la acción, en algún caso
para agotarlos para él, como es la venta o el reporto; marginando a
veces así un derecho de consecución como podría ser la impug-
nación de un acto que lo perjudica o la extinción interna por me-
dio del derecho de receso -definitivo o transitorio- que lo satisfaga.
Puede ser la forma más conveniente de efectivizar los derechos pa-
trimoniales representados en el título, renunciando a la calidad de
socio que otorga éste, de ser definitivo.
Y no sólo por medio de la venta puede dar contenido económi-
co a sus derechos al margen de la sociedad, pudiendo indicarse una
modalidad de la venta como es el reporto o la prenda, usufructo,
comodato, depósito, fideicomiso.
Sobre estos tenias resultan importantes entonces las siguientes
cuestiones:
a) Limitaciones a la transferibilidad de las acciones.
b) La cotización de las acciones en "él mercado bursátil.
c) Determinación de los derechos patrimoniales de los sujetos
en varias relaciones jurídicas que tienen por objeto las acciones.

§ 367. NEGOCIOS RELACIONADOS CON OTRAS FIGURAS. - Los ne-


gocios con acciones y otros títulos emitidos por sociedades anóni-
mas se pueden complementar, confundir o relacionar con otros ins-
titutos jurídicos; atendemos aquí a los principales.
a) USUFRUCTO. ¿Qué derechos patrimoniales retiene el accio-
nista en caso de haber dado en usufructo su acción? Éste implica
un derecho sobre el título como tal, o sea, sobre el documento y a
su derecho incorporado, en atención a la naturaleza jurídica del tí-
tulo de participación, por lo que es indispensable para el caso de

259
Richard, Derechos patrimoniales de los accionistas, p. 243 y siguientes.
SOCIEDAD ANÓNIMA 619
que uno de ellos no tenga la totalidad de los derechos, que ambos
dispongan de la acción para hacer valer los que les correspondan.
El Código Civil italiano (art. 2025) autoriza la emisión de un certi-
ficado de usufructo. De esa necesidad del título deviene que esti-
memos factible, pese a la falta de una regulación al respecto, de que
se otorgue una certificación de usufructo con registro sobre la ac-
ción, tanto nominativa como al portador, además del respectivo re-
gistro del derecho real en caso de ser nominativa. Otra solución
sería la entrega a un banco en condiciones especiales para que otor-
gue un certificado al propietario y otro al usufructuario, con corre-
lativa relación de esta situación, a fin de que ejerciten sus respecti-
vos derechos e impedirles sin la presentación de ambos certificados
la disposición del título original.
No existe discrepancia doctrinaria ni legislativa respecto de que
la calidad de accionista corresponde al nudo propietario, pertene-
ciéndole al usufructuario sólo el ius fruendi, o sea, el derecho a per-
cibir el dividendo durante el usufructo, correspondiendo todos los
demás derechos al nudo propietario, salvo pacto en contrario, pues
las regulaciones legales son de carácter subsidiario.
El art. 218 de la LSC (al igual que el Anteproyecto de 1968)
determina que el dividendo lo percibirá el tenedor del título, con lo
que se evita cualquier conflicto en relación a la sociedad, sin per-
juicio de las acciones resultantes entre propietario y usufructuario,
o entre los diversos usufructuarios, o en virtud de los pactos exis-
tentes sea por el principio de liquidación pro rata temporis, entre
quienes hayan tenido o adquirido derechos sobre aquéllos en el cur-
so del período respectivo (principio del art. 2865, Cód. Civil).
Este art. 218 de la LSC resuelve adecuadamente una serie de
problemas planteados por la doctrina en cuanto se aclara debida-
mente el titular del derecho. Este derecho que el usufructuario tie-
ne a percibir las ganancias obtenidas durante el usufructo, no inclu-
ye las ganancias pasadas a reserva o capitalizadas que corresponden
al nudo propietario, pero conforme lo oportunamente expresado de
que la entrega de acciones importa mantener inmutable la posición
del accionista en su participación del capital, el usufructo se ex-
tiende a las acciones entregadas por la capitalización.
El derecho de receso corresponderá al nudo propietario, como
el derecho de voto, sin perjuicio del usufructo sobre el monto que
perciba el accionista correspondiente al valor reajustado de las ac-
620 TIPOLOGÍA

ciones. Así, en el caso de rescate, reembolso o amortización, el


usufructo se trasladará sobre el nuevo bien que sustituyó a las ac-
ciones, o sea. el valor de rescate o reembolso o amortización parcial,
o bono de participación o de goce en caso de amortización total.
Esos derechos subsistirán por el término de constitución del usufructo.
El derecho de transferencia de la acción permanecerá intacto
en poder del nudo propietario, salvo que no disponga del título, pu-
diendo negociarlo en límites de su derecho, o sea, dejando constan-
cia de la existencia del usufructo que, por otro lado, estará registra-
do en la acción y en la sociedad.
Por último en el antiguo Código de Comercio nada se decía
sobre la situación del usufructuario de acciones no integradas, tema
tampoco abordado por la doctrina. Sin embargo, a falta de dispo-
sición expresa sobre el punto se sugería260, en aplicación del art.
2890 del Cód. Civil, la posibilidad de que la abone el usufructuario,
con cargo al nudo propietario al término del usufructo, que era la
solución del art. 2352, ap. 3 o , del Cód. Civil italiano. Haciéndose
eco de ello, el art. 218, párr. último, de la LSC, determina que cuan-
do las acciones no estuvieren totalmente integradas, el usufructuario
para conservar sus derechos debe efectuar los pagos que correspon-
dan, sin perjuicio de repetirlos del nudo propietario.
b) PRENDA. Las soluciones en caso de constitución de derecho
real de prenda por el accionista, son concordes en cuanto a los de-
rechos que concede al accionista, que conserva su calidad de socio.
Por ello, según el art. 219, parte F, en caso de constitución de pren-
da o embargo judicial los derechos corresponden al propietario de
las acciones.
Como la constitución de prenda importa, en el caso de títulos
de crédito o títulos valores, la entrega del título (art. 584, Cód. de
Comercio), el acreedor prendario, al igual que el embargante, estará
obligado a facilitar al accionista el ejercicio de los derechos inhe-
rentes a las acciones, mediante el depósito de las acciones o por otro
procedimiento que garantice sus derechos, soportando el propietario
los gastos consiguientes (arg. art. 219, párr. 2o). Entiéndase que
nos estamos refiriendo a los casos en que aparecen típicamente de-
terminadas las partes (nudo propietario-usufructurario; acreedor y

260
Richard. Derechos patrimoniales de las accionistas, p. 252.
SOCIEDAD ANÓNIMA 621

deudor prendario), pues es factible que frente a la sociedad aparez-


can el usufructuario o el acreedor prendario como titular de la ac-
ción, cuando en realidad actúan en delegación de los derechos del
nudo propietario o del deudor, a quien deberán hacer entrega de los
derechos adquiridos como tenedores de la acción y que corresponde
ai accionista: tal las acciones suscriptas en el ejercicio del derecho
de opción. Así estimamos que, pese a considerarlo un derecho pa-
trimonial por la presunta expropiación de reservas, implicando un
desembolso por parte del accionista (no el simple caso de entre-
ga de acciones por aumento nominal del capital), no puede transfe-
rirse sobre las nuevas acciones así suscriptas el derecho real, sin
perjuicio de las medidas precautorias que sobre estas nuevas accio-
nes pueda adoptar el acreedor si su prenda deviniere en insuficiente.
La prenda tendrá también privilegio sobre las acciones que se
entregaran a título gratuito, capitalización o revaluaciones, pero el
derecho de suscripción preferente corresponde al deudor sin perjui-
cio del derecho del acreedor a ejercerlo por subrogación y proceder
a la ejecución de la prenda.
El acreedor prendario tenedor de las acciones estaría obligado
a realizar todos los actos necesarios para que los títulos no sufrieran
desmedro (art. 587, Cód. de Comercio), incluso ejercitar los dere-
chos de suscripción preferente o enajenar el derecho de opción, con-
forme la solución del art. 2352 del Cód. Civil italiano.
c) DEPÓSITO. Respecto de los derechos patrimoniales, tanto en
el depósito regular o irregular, todos corresponderán al depositante,
siendo obligación del depositario adoptar todas las medidas tendien-
tes a la conservación de su valor y efectos legales (art. 577, Cód. de
Comercio, aplicable por analogía), so pena de daños y perjuicios, lo
que importa que el depositario deberá cobrar los dividendos en tér-
mino, evitando su prescripción, y también deberá enajenar los dere-
chos de suscripción preferente si no tuvieren los fondos necesarios
para suscribir la nueva emisión.
d) COMODATO. El comodato no ofrece dificultades en la nego-
ciación de acciones, pues el propietario retendrá todos los derechos
patrimoniales por medio del comodatario, que se serviría de las ac-
ciones por un tiempo y para un uso determinado, con la obligación
de restituir los mismos títulos, y, por supuesto, manteniendo su valor
y derechos correspondientes, bajo su responsabilidad.
622 TIPOLOGÍA

e) VENTA A PLAZOS. La venta a plazo de acciones también im-


plica algunas situaciones de interés. De esta relación jurídica re-
sulta que el vendedor continúa poseyendo las acciones a nombre
propio hasta la fecha en que comprometió su entrega, por lo que
asume los riesgos de éstas, pero habiéndose realizado la venta, todos
los beneficios desde la celebración del contrato que correspondan
a las acciones son del adquirente, así los dividendos y la transferen-
cia del derecho de opción y las acciones que se entreguen sin cargo,
no así cuando requieran un desembolso, traduciéndose ese derecho
de suscripción preferente en el valor de transferencia de la opción,
como hemos dicho. Claro que, frente a la sociedad, es el tenedor
legítimo del título el que obtendrá las prestaciones que a éste co-
rrespondan, cualquiera que sea el contrato que tenga con un tercero,
f) DOBLE O REPORTE. Un contrato característico con las accio-
nes, es el negocio jurídico bilateral de doble o reporte, que es el
contrato por el cual el tradens transfiere en propiedad al accipiens
acciones de una clase determinada por un precio también fijo, obli-
gándose el accipiens a transferir al tradens, al cumplirse un plazo,
la propiedad de otros tantos títulos de igual clase mediante el reem-
bolso del precio, aumentado o disminuido en la medida pactada.
Tratándose de un contrato real, en el que el accipiens adquiere la
disponibilidad temporal de dichas acciones, la doctrina y legislación
otorgan los derechos patrimoniales tales como el dividendo ganado
o el valor del derecho de opción a plazos. Ello, por supuesto, siem-
pre que exista esta relación jurídica y no otro negocio de garantía o
alea encubierto, o especial pacto de las partes.
g) FIDEICOMISO. MANDATO. Englobamos en un mismo punto
estas diferentes relaciones jurídicas, pues el fiduciario a quien se le
ha transmitido el dominio de las acciones, debe ejercitar el fideico-
miso en función del fin que se deba realizar y no en su propio inte-
rés, que es la obligación del mandatario, si bien actuando en nombre
y representación de su mandante. Y así como en esta última rela-
ción es el mandante el que puede exigir la rendición de cuentas a
su mandatario, en la otra relación será el fideicomisario instituido
por el fideicomitente el que podrá requerir el examen de los actos
cumplidos por el fiduciario. En ambos casos, el fiduciario, a título
de dueño frente a terceros, y el mandatario por la representación que
inviste, deberán ejercer los derechos patrimoniales conforme los fi-
SOCIEDAD ANÓNIMA 623

nes del negocio y las instrucciones impartidas, y como mínimo per-


cibiendo los dividendos y enajenando el derecho de opción, si no
tuvieran fondos para materializar la suscripción. En todos los ca-
sos responderán por el indebido incumplimiento de sus obligacio-
nes, por los daños y perjuicios que irrogaren.
Donde se apartan fundamentalmente estas relaciones, es en que
el mandato puede ser revocado en cualquier momento, asumiendo el
propietario sus derechos, mientras que en el fideicomiso debe cum-
plirse el fin previsto o el plazo determinado, salvo reserva especial
de derechos o revocación judicial del fideicomitente (arts. 1060,
1037, inc. 3 y concs. del Cód. de Comercio de Honduras).
El régimen de la ley 24.441 es plenamente aplicable para cons-
tituir fideicomisos con títulos societarios, sobre los que se podrían
emitir, a su vez, otros títulos de participación {securitización o titu-
lización).
h) EXPROPIACIÓN. La expropiación forzosa implica el apodera-
miento de la propiedad ajena, que el Estado u otra entidad pública
lleva a cabo por motivos de utilidad general y abonando justa y pre-
via indemnización, lo que implica para el propietario requerirle la
cosa por el bien público a cambio de una compensación en dinero.
Normalmente se expropiará al ente social su activo físico (in-
muebles, maquinarias, etc.), o su fondo de comercio, si lo que inte-
resa es su actividad empresaria. Sólo excepcionalmente se justifi-
cará la expropiación del título accionario, sea para evitar una
desintegración de un ente social de interés general por el receso de
un importante grupo de accionistas ante una medida modificatoria
del contrato importante para el cumplimiento de ese interés general,
sea para lograr las mayorías necesarias para acogerse al régimen de
las sociedades anónimas con participación estatal mayoritaria o la
totalidad del paquete accionario, para, manteniendo la estructura so-
cial, dirigirla por medio de varias reparticiones estatales propietarias
de diversos paquetes de acciones del ente.
Cierta doctrina extranjera261 tipifica indebidamente a la acción
como título de crédito impropio, sosteniendo que la calidad y dere-

261 Ferreira, A expropiando por utilidades públicas das acoes de companhias


concessionarias de servicios públicos, cit. por Richard, Derechos patrimoniales de
los accionistas, p. 256, nota 546.
624 TIPOLOGÍA

chos de socio no resultan de los títulos; estima que se trataría de


una expropiación de un derecho personalísimo y, por tanto, critica-
ble como objeto de una expropiación. La acción como título valor
y no simple título impropio es una cosa que puede ser objeto de una
expropiación. Dicha doctrina señala, juntamente con sus críticas,
el primer caso de expropiación de acciones acaecido en su país e
inclusive fuera de él: la expropiación del Banco Hipotecario y Agrí-
cola del Estado de Minas Gerais y de sus acciones en 1944, man-
dándose pagar por tales títulos el monto resultante de la división del
activo líquido determinado por el último balance entre las acciones
en circulación. Nos abstenemos de analizar la posibilidad anticipa-
da de que, expropiado el fondo de comercio, no es necesario expro-
piar las acciones, y haciéndolo con éstas se convierte el Estado en
propietario de las acciones que determinan la voluntad del ente do-
minador de ese fondo de comercio. Estimamos que tal forma se
puede intentar usar para evitar discusiones sobre el valor del fondo
de comercio, solución práctica, mas no jurídica.
Declarada la utilidad pública de un paquete accionario, la nor-
ma legal que así lo declara impone una restricción a la transferibi-
lidad de la acción, por lo que su titular puede exigir al expropiante
la entrega de la indemnización correspondiente.
Los dividendos que perciba el accionista después del dictado
de la norma declaratoria de la- utilidad pública, pero antes de que se
efectivice el pago de la compensación dineraria, corresponden al ac-
cionista. Pero las acciones que perciba por capitalización de utili-
dades o revaluación de activo, e incluso las que adquiera por ejer-
cicio del derecho de suscripción preferente, quedarán afectadas a la
expropiación -salvo expresa disposición en contrario de la norma
legal-, por cuanto tienden a mantener la misma posición al tenedor
de la vieja acción y representan un derecho inherente a ésta, todo
sin perjuicio de la justa indemnización. No creemos que el Estado
pudiera prohibir al ente la emisión de nuevas acciones necesarias
para el cumplimiento de su actividad empresarial, pues siempre tie-
ne la posibilidad de formalizar una expropiación por el trámite de
urgencia obteniendo la inmediata disposición de los títulos o bien
efectivizar el pago de la correspondiente compensación.
Justa compensación sería el mismo valor de cambio que tiene
la acción en relación a la que se ejercita el receso, o sea, por su
valor intrínseco.
CAPÍTULO IX

SOCIEDAD EN COMANDITA POR ACCIONES

§ 368. CONCEPTO. - La sociedad en comandita por acciones


constituye sustancialmente una sociedad por acciones con la presen-
cia de socios colectivos que responden ampliamente por las obligacio-
nes sociales y que cuentan con vocación a la administración social.
No obstante, las sociedades en comandita por acciones se rigen, fun-
damentalmente, por las normas que regulan su tipo y las correspon-
dientes a las sociedades anónimas en la medida de su factibilidad,
y, supletoriamente, a las preceptivas de la comandita simple, arts.
316 y 324 de la LSC1.
Además, aun cuando se entienda que corresponde aplicar a la
comandita la filosofía de la anónima como sociedad de capital que
funciona intuitu rei al estar sujeta a las normas de la secc. V (según
art. 316), no hay que olvidar los caracteres propios de la comandita
que sostiene la ley, tanto al hacer la salvedad sobre las disposiciones
en contrario de la secc. VII, como en su remisión a lo preceptuado en
la secc. II (art. 324). Allí surgen las notas diferenciales en materia
de administración2.
Al igual que en el esquema de la sociedad en comandita simple,
encontramos la figura de los socios colectivos, dirigentes de la empre-
sa, representantes de la sociedad y responsables sin limitación algu-
na por sus obligaciones, pero la obligación de la sociedad es neta-
mente capitalista, porque el capital, fraccionado en acciones, está
sometido al mismo régimen que la sociedad por acciones. Las ven-

1
CNCom, Sala A, 21/2/79, "Huetel Sánchez Elias y Cía. SCA", LL, 1981-A-
569, 35-797-S.
2
CNCom, Sala C, 26/9/80, "Elsaes SCA", ED, 91-807.

40. Richard - Muíño, Derecho societario.


626 TIPOLOGÍA

tajas que ésta ofrece en comparación con la anónima consisten, es-


pecialmente, en la estabilidad de los cargos de los administradores,
lo que permite aprovechar su crédito personal y, al propio tiempo,
utilizar el crédito real derivado de la mayor dimensión de la apor-
tación capitalista3.
En este tipo ae sociedad existen dos ciases ue socios: ios co-
manditados y los comanditarios. La sociedad en comandita por ac-
ciones se caracteriza en cuanto a los socios solidarios o comandita-
uoa, poi ia ic^w.^.uiiiuad solidaria, ilimitada y subsidiaria; y con
respecto a los socios comanditarios por la responsabilidad limitada
al aporte de ellos.
Jurisprudencialmente se ha afirmado4 que, en las sociedades en
comandita por acciones, la existencia de dos categorías de socios es
regla imperativa e imprescindible (art. 315, LSC), y si la totalidad
del capital comanditario se encuentra en poder de socios que tam-
bién son solidarios, se viola el principio de tipicidad, pues solamen-
te existirían socios comanditados, con responsabilidad ilimitada y
solidaria, ya que su capital comanditario resulta irrelevante en su
condición de limitado. Se estaría frente a un régimen de respon-
sabilidad atípico, propio de una sociedad colectiva, pero con una
organicidad que no corresponde con este tipo societario. Además,
si bien la responsabilidad de los socios comanditados o colectivos
de una sociedad en comandita por acciones es ilimitada y solidaria
en cuanto a las obligaciones sociales, su responsabilidad en tal sen-
tido también es subsidiaria, por lo que no se hallan privados del be-
neficio de excusión establecido por el art. 56 de la LSC5.
Podríamos conceptualizar esta sociedad como una sociedad en
comandita simple en que el aporte de los comanditarios se repre-
senta en acciones, remitiéndose a lo que ya hemos expuesto en re-
lación a las sociedades en comandita simple (§ 174 a 181). La ley
caracteriza de ese modo la sociedad cuando, en el art. 315, destaca
que los socios comanditados responden del mismo modo que los so-
cios de las sociedades colectivas, en tanto que los comanditarios li-

3 Brunetti. Trauuio. vol. II, p. 723.


4
CNCom, Sala A. 13/5/81, "Álvarez, Raquel c/Trafuel SCA y otros".
5
CNCom. Sala A. 17/9/79, "Hofmann, Juan", en "Campos y Cía. SA c/Wes-
tend Argentina SCA". LL. 1980-A-289.
SOCIEDAD EN COMANDITA POR ACCIONES 627

mitán su responsabilidad al capital suscripto, respresentándose sus


aportes en acciones6.
Todo el régimen se regula por el sistema de la anónima. Sis-
tema que debe aplicarse, no sólo porque así lo dispone el art. 316
de la LSC, que expresamente remite (salvo disposición en contra-
lio), sino porque sistemáticamente se ha entendido que la sociedad
en comandita es una sociedad del tipo por acciones, y que su tipo
societario responde -digámoslo así- al concepto de las sociedades
que tienen su regulación en el capítulo de la anónima.
Por ese mismo motivo, las normas concernientes a la sociedad
en comandita simple son supletoriamente aplicables (art. 321, LSC).
De ahí, por tanto, que el acto constitutivo, así como todo el
procedimiento regularizatorio, formas de constitución, etc., sean los
mismos que los regulados para la anónima.

§ 369. DENOMINACIÓN. - L a ley exige, como en todos los ca-


sos, que se integre la denominación con las palabras "sociedad en
comandita por acciones" (SCA) o sus iniciales o sigla; es el mismo
régimen que en garantía de terceros rige para todos los tipos socia-
les. Pero respecto de estas sociedades indicamos cuanto sigue.
a) Que la sociedad puede tener denominación objetiva.
b) Que la sociedad puede girar bajo una razón social. En el
primer caso, por aplicación de lo dispuesto para las sociedades anó-
nimas; en el segundo, la ley remite al sistema previsto por el art.
129 para la sociedad colectiva.
c) La omisión de indicar el tipo societario solidariza al admi-
nistrador con la sociedad por los actos realizados en esas condiciones.
La ley no lo expresa, pero entendemos que en este caso no se
trata de que se lo haga solidaria e ilimitadamente responsable, pues-
to que siempre el administrador lo es, al ser obligado como socio
colectivo; lo que elimina es el beneficio de excusión que la ley crea
a favor de los socios colectivos (art. 56, LSC).

§ 370. ADMINISTRACIÓN. - La administración está a cargo de


un comanditado, que puede ser un socio colectivo o un tercero, su-

6
Seguimos en este tema las expresiones formuladas en Richard - Escuti (h.) -
Romero, Manual de derecho societario, p. 327 y siguientes.
628 TIPOLOGÍA

puesto éste posibilitado por la ley (art. 318, LSC). El régimen apli-
cable a los administradores es el previsto para los socios colectivos,
ya que la ley remite expresamente al art. 129 de la LSC.
También se ha resuelto7 que, en la sociedad en comandita por
acciones, es facultativo la designación de un directorio en su acto
constitutivo. Cierta es la remisión del art. 316 al régimen de las
anónimas, pero ello es "salvo disposición contraria en esta sección"
(la VII), que se encuentra en el art. 318, referido concretamente a
la administración, que la admite unipersonal. En efecto, la coman-
dita por acciones se rige fundamentalmente por las disposiciones
que regulan el tipo y las correspondientes a las anónimas, en la me-
dida en que éstas sean factibles de aplicar; tal factibilidad no se pue-
de establecer a priori, sino que tendrá que resolverse según el caso
(p.ej., institutos como el directorio, que parecen específicos de la
anónima, pueden traspolarse a la comandita por acciones sustituyen-
do al administrador nato, el comanditado). Supletoriamente, debe
considerarse a la normativa de la comandita simple.
Según resolvió la jurisprudencia, si quienes integran la socie-
dad en comandita pudieron convenir una administración plural que
funcione como órgano colegiado, en cuyo caso sería aplicable un
régimen de reuniones periódicas, en el que los temas a tratar fuesen
resueltos por voluntad mayoritaria, pero al no haberlo convenido así,
en una decisión que sólo hace a.,su interés, la exigencia de que actúe
como órgano colegiado -a manera de directorio- resulta improce-
dente. No cabe, pues, imponer la aplicación de las normas de los
arts. 255 y 260 de la LSC8.
a) REMOCIÓS. Como consecuencia de la aplicación a los admi-
nistradores del régimen previsto por el art. 129 de la LSC, podemos
inferir lo siguiente.
/) Que la mayoría puede remover al administrador en cualquier
momento, salvo pacto en contrario.
2) Que el administrador no puede ser removido directamente
si el contrato exige justa causa.
3) Si el administrador niega la existencia de justa causa, conser-
va la administración hasta la sentencia judicial que lo prive de ella.

" CNCem. Sala D, 31/10/77, "Jualan SCA", LL, 1978-B-41.


s CNCem. Sala C. 26/9/80, "Elsaes SCA", ED, 91-807.
SOCIEDAD EN COMANDITA POR ACCIONES 629

4) Puede ser suspendido preventivamente, en uso, para ello, del


régimen de la intervención judicial, promoviéndosele la acción de
remoción.
5) Si quien demanda la remoción es un socio comanditario, tie-
ne que acreditar una participación como mínimo del 5% sobre el
capital social (en forma paralela a lo dispuesto por el art. 275, LSC).
6) Como consecuencia, si quien la demanda es un socio co-
manditado, no está obligado a dicha acreditación.
7) La exigencia de la participación del 5% del capital social
para los socios comanditarios rige también para solicitar la interven-
ción judicial, al ser necesaria la acción de remoción.
Por otra parte, los administradores permanecen en sus cargos
hasta que sean removidos, o por el plazo que el estatuto les fije, sin
que rijan para ellos las restricciones concernientes al tiempo que
tienen los directores de las sociedades anónimas.
El administrador que fuere removido, por su parte, tiene dere-
cho a optar entre retirarse de la sociedad o limitar su responsabi-
lidad, transformándose en socio comanditario.
b) ACEFAÜA. La ley prevé el caso de acefalía en el art. 320,
exigiendo lo siguiente.
1) Reorganización de la administración dentro del término de
tres meses, cuando por cualquier motivo no pueda funcionar.
2) Designación por el síndico de un administrador provisional.
3) Responsabilidad limitada para el administrador provisional
siempre que actúe aclarando dicha calidad frente a terceros.
4) Vencido el término, si la sociedad no ha solucionado el pro-
blema, encontrará una causal disolutoria producida por imposibili-
dad de conseguir su objeto (art. 94, inc. 4, LSC).

§ 371. PROHIBICIONES A LOS SOCIOS ADMINISTRADORES. - Tam-


bién a consecuencia del tipo societario, la participación del admi-
nistrador en la asamblea es con voz, pero sin voto, siendo nula toda
cláusula en contrario, salvo cuando se trate de lo siguiente (art. 322,
LSC).
a) Elección y remoción del síndico, lo cual es obvio, ya que se
trata del órgano que tiene a su cargo el control del desenvolvimiento
del administrador.
630 TIPOLOGÍA

ti) Aprobación de I„ 5_-srión de los administradores y síndicos


y la liberación sobre su responsabilidad.
c) La remoción prevista en el art. 319 de la LSC.
Es ésta una prohibición que no va dirigida al socio comandita-
do, sino al administrador, ya que entendemos que nada obstaría a
que el socio colectivo interviniera en la deliberación referente a la
remoción, cuentas o cualquier otro, con voz y voto, cuando el ad-
ministrador fuera otro socio o un tercero.

§ 372. CESIÓN DE LA PARTE SOCIAL DE LOS COMANDITADOS. - La


ley, por fin, exige la conformidad de la asamblea extraordinaria para
la cesión de la parte social del socio comanditado. La relevancia
del elemento personal en la elección de este socio impone esta so-
lución, que es menester clarificar en el sentido de que si la cesión
se hace entre socios comanditados, entendemos que la conformidad
de la asamblea no es menester, en tanto que, en cualquier otro su-
puesto, incluso la cesión a un socio comanditario, es necesaria la
citada conformidad.

§ 373. ASAMBLEAS. - Las características del tipo que venimos


estudiando han obligado a prever determinadas situaciones para ha-
cer posible el desenvolvimiento de la sociedad. Una de ellas es la
norma referente a las asambleas, respecto de las cuales dispone al-
gunos condicionamientos.
a) Que la asamblea se integre con los socios de ambas catego-
rías.
b) Que, a los fines de la asamblea, las partes de interés de los
comanditados se considerarán divididas en fracciones del mismo va-
lor que las acciones, con desprecio de fracciones.
c) Que tal medida será a los efectos tanto del quorum como del
voto.
En materia de mayorías se resolvió que el régimen de las ma-
yorías establecido por la LSC -salvo en los supuestos en que la pro-
pia ley lo declara derogable contractualmente- es de carácter indis-
ponible para las partes contratantes9.

9 CNCom. Sala A, 21/2/79, "Huetel Sánchez Elias y Cía. SCA", LL. 1981-A-
569, 35.797-S.
CAPÍTULO X

SOCIEDADES CON PARTICIPACIÓN ESTATAL

§ 374. INTRODUCCIÓN. - El Estado ha asumido modernamente


una serie de actividades económicas que difícilmente pueden con-
cebirse como necesarias para sus fines, y para asumirlas ha necesi-
tado obviar su pesada maquinaria, tratando de agilizar el régimen
de desenvolvimiento para poder hacerse cargo de las empresas en
condiciones, si no competitivas, al menos relativamente eficientes.
Con esa finalidad se ha recurrido a distintos sistemas. El pri-
mero fue el de las empresas del Estado, cuyo resultado ha sido el
déficit y su ineñciencia permanentes. Ello obedece a dos circuns-
tancias fundamentales: a) la falta de espíritu empresarial, aun en los
más altos niveles de conducción y la imposibilidad de selección real
del personal, y b) la sumisión cada vez mayor al mecanismo admi-
nistrativo, que poco a poco va restringiendo la posible autonomía de
decisión, eliminando la independencia que significa autarquía, hasta
convertir las empresas en poco menos que dependencias desconcen-
tradas de la Administración pública, la cual dista mucho de cumplir
los objetivos propuestos con la forma que se utiliza para dar naci-
miento a una persona distinta, con capital propio y posibilidades de-
cisorias también propias, que convierten su actividad en algo efi-
ciente, dinámico, similar a la del empresario particular.

A) SOCIEDADES DE ECONOMÍA MIXTA

§ 375. REGULACIÓN. - El Estado, como empresario, ha creado


una figura societaria, denominada sociedad de economía mixta, con
632 TIPOLOGÍA

el objeto de emprender actividades de interés general regulada por el


decr. ley 15.349/46, ratificado por ley 12.962.

§ 376. NOCIÓN. - Se trata de una sociedad constituida entre


sujetos de derecho estatales y no estatales, que participa de todos
los datos característicos de las sociedades comerciales previstos en
el art. Io de la LSC, pero que el legislador le ha atribuido un régimen
especial, al cual se aplica supletoriamente el régimen de las socie-
dades de comercio, en especial en lo referente a la anónima (art. 3 o ,
decr. ley 15.349/46), criterio que el legislador de 1972 optó por con-
servar (art. 389, LSC).
Estas sociedades se constituyen para satisfacer necesidades de
orden colectivo o para la implantación, fomento o desarrollo de la
actividad económica (art. Io, decr. ley 15.349/46), lo que determi-
nará su calidad de persona de derecho público o de derecho privado,
según que la finalidad perseguida en su constitución haya sido la
satisfacción de necesidades de orden colectivo o se tratara de alguno
de los otros supuestos que autorizan su constitución (art. 2o, decr.
ley 15.349/46).

§ 377. CONSTITUCIÓN. - A diferencia del régimen general de


las sociedades comerciales y de otros tipos societarios a través de los
cuales el Estado participa en la'actividad económica, en la sociedad
de economía mixta el legislador ha optado por una forma de cons-
titución distinta. En efecto, tanto la sociedad anónima con partici-
pación estatal mayoritaria como la sociedad del Estado no tienen
requerimientos especiales en cuanto a la forma de constitución, en
tanto que la sociedad de economía mixta requiere una ley formal
promulgada por el órgano legislativo para constituirse.
La legislación no se refiere directamente al requisito de la ley
para la constitución de la sociedad, pero en oportunidad de tratar el
derecho de veto (art. 8o), dispone que éste es aplicable a las resolu-
ciones contrarias a la ley de su creación, lo cual implica necesa-
riamente la existencia de una ley formal para la constitución de la
sociedad.

§ 378. APORTES DE LOS ACCIONISTAS. - E l decr. ley 15.349/46


se ha preocupado de los aportes que puede efectuar la Administra-
ción pública en su art. 4o, incorporando una norma cuya amplitud
SOCIEDADES CON PARTICIPACIÓN ESTATAL 633

ha dado origen a diversas críticas. En efecto, dispone que el aporte


a la sociedad puede consistir en cualquier clase de aportes, lo cual
evidentemente está en contradicción con las normas societarias en
general, ya que la LSC dispone, en su art. 39, que en las sociedades
de responsabilidad limitada y sociedades por acciones el aporte debe
ser de determinados bienes susceptibles de ejecución forzada.
Si bien es cierto que el art. 389 autoriza la aplicación de la LSC
solamente en cuanto fuere compatible, y que el régimen de la socie-
dad de economía mixta es un régimen especial, también es verdad
que el legislador ha limitado la responsabilidad del Estado a su apor-
te, y que dicho aporte debió ser de alguna manera limitado.
Como se ha previsto normativamente, el aporte del Estado pue-
de consistir en cualquier clase de medios, aunque no fuere ella sus-
ceptible de ejecución forzada, lo cual posibilita al Estado disponer
exenciones impositivas o cualquiera otra forma de aportes; ello ha
llevado a algunos autores a sostener que en esos casos no existe una
sociedad, y menos aun una sociedad de economía mixta, porque la
indeterminación monetaria del aporte conspira contra ello.
El mencionado art. 4 o dice que la Administración podrá realizar
las siguientes aportaciones.
a) Concesión de privilegios de exclusividad o monopolio,
exención de impuestos, protección fiscal, compensación de riesgos,
garantía de interés al capital invertido por los particulares.
b) Primas y subvenciones, aporte tecnológico.
c) Anticipos financieros.
d) Aportes de carácter patrimonial en dinero, en títulos públi-
cos o en especie, concesión de bienes en usufructo.
Esta particularidad explica que el legislador haya querido dejar
estas sociedades al margen de las disposiciones de la LSC. De no
ser así, muchas de las normas de la sociedad de economía mixta
vendrían a ser repugnantes al régimen general previsto para las so-
ciedades, y habrían quedado derogadas por la posterior sanción del
régimen general de las sociedades.
La observación de la dificultad de la tasación que mencionamos
precedentemente constituye uno de los datos típicos de esta diferen-
ciación. Por otra parte, tampoco es aplicable al régimen la dispo-
sición del art. 45 de la LSC, que proscribe la posibilidad de aportar
en uso y goce los bienes, salvo que se haga como prestaciones ac-
634 TIPOLOGÍA

cesorias, lo cual es evidentemente distinto de la norma que hemos


mencionado.
Pero debe tenerse en cuenta que la amplitud que confiere la ley,
sólo se refiere al aporte estatal, en tanto que el resto del capital de-
berá formarse respetando minuciosamente las disposiciones de la
LSC, que son plenamente aplicables a la sociedad.
El capital se representa en acciones, y la parte correspondiente
al Estado debe representarse en acciones nominativas intransferibles,
para asegurar la participación del Estado.
Baste agregar, para concluir, que el legislador no ha puesto lí-
mites a la participación estatal, sino que la participación del Estado
y los particulares resultará del convenio a que lleguen entre sí, de
acuerdo a lo que faculta el art. 5o.
El legislador ha tenido también la preocupación de señalar que
la responsabilidad estatal se reduce al cumplimiento real y efectivo
de su aporte, de acuerdo a lo previsto en el art. 14 del decr. ley
15.349/46, y en procura de mantener el esquema y los fundamentos
que le dieron origen, el legislador ha proscrito también la posibili-
dad de que sea declarada en quiebra (art. 11).

§ 379. ADMINISTRACIÓN Y FISCALIZACIÓN. - Las mismas cir-


cunstancias que determinan la aportación y la constitución de la so-
ciedad, determinan necesariamente normas específicas en relación
con la administración y fiscalización de la sociedad. Por eso, la ley
exige que la presidencia pertenezca al Estado o a los socios estata-
les, así como un tercio de los directores y un síndico, que serán de-
signados por la Administración pública.
Se ha señalado que la designación de estas autoridades se ha
de hacer siguiendo los canales normales, mediante un decreto del
Poder Ejecutivo.
A nuestro entender, tal postura queda a mitad de camino, olvi-
dando aquí la aplicabilidad del derecho positivo argentino que prevé
una forma especial de designación de los integrantes de los órga-
nos de las sociedades, a través de las decisiones asamblearias, por
lo cual entendemos que se aplica al caso el régimen general, siendo
de aplicación el art. 234, inc. 2, de la LSC, que otorga competen-
cia a la asamblea ordinaria para la designación y remoción de auto-
ridades.
SOCIEDADES CON PARTICIPACIÓN' ESTATAL 635

La fiscalización, por su parte, la ejercen la sindicatura designa-


da por el socio estatal y los síndicos representantes del capital pri-
vado, en el caso de que les correspondiera participar en la designa-
ción de ellos. Lo antedicho, además del control que sobre toda
clase de sociedades por acciones ejercen las autoridades adminis-
trativas de control previstas por el art. 167, o sea, la Inspección Ge-
neral de Justicia o la Inspección de Sociedades Jurídicas en Córdo-
ba, y sin perjuicio de los controles legislativamente previstos para
determinadas actividades como los del Banco Central de la Repú-
blica Argentina, para las actividades financieras, o la Superintenden-
cia de Seguros de la Nación, para la actividad aseguradora.

§ 380. DERECHO DE VETO. - La legislación, al constituir este


tipo societario, le ha conferido un fuerte acento administrativo.
Así, ha otorgado al Estado, o a la Administración pública, por medio
del organigrama societario, una fuerte prevalecencia sobre los par-
ticulares que concurran a formar la sociedad.
En primer lugar ha impuesto una participación necesaria en la
administración de ¡a sociedad al socio estatal, además de conferirle
irrevocable y definitivamente la representación de la sociedad.
En segundo lugar, ha conferido el derecho de veto. Este dere-
cho consiste en la facultad que tiene el presidente de la sociedad, y,
en su ausencia, cualquiera de los directores estatales, para vetar las
resoluciones no sólo del directorio, sino incluso de la asamblea. Se
produce así una aplicación del Führerprinzip, que no tiene aplica-
ción en ninguna otra sociedad y que constituye a uno de los dos
socios en arbitro definitivo de toda la situación societaria.
Algunos entienden que el derecho de veto debe ejercerse en la
misma reunión en que se adoptó la resolución vetada. Por nuestra
parte, sostenemos que no estableciendo la ley la oportunidad para
ejercer el derecho de veto, puede hacérselo efectivo hasta tanto se
ponga en ejecución el acto vetado.
A semejanza de la impugnación de las decisiones asamblearias,
el derecho de veto puede fundarse en violación de la ley de creación
del estatuto o por ser contrario al interés social, etc., y produce con
su interposición la suspensión de la medida vetada.
En caso de que el derecho de veto hubiera sido ejercido por un
director estatal en ausencia del presidente, éste tendrá derecho a de-
jarlo sin efecto. En todos los casos, cuando se mantuviere, debe
636 TIPOLOGÍA

elevárselo a la autoridad administrativa que designó al funcionario


que ejerce el veto para realizar la tramitación, consignándose que
para que se produzca el mantenimiento del veto, tal mantenimiento
debe ser expreso.
Cuando el veto ejercido se funde en razones de ilegitimidad, no
de oportunidad, quedará a los socios no estatales la posibilidad de
ejercer acciones judiciales contra la resolución del veto, debiendo
aplicarse a tal efecto el régimen del art. 251 de la LSC.

§ 3S1. DISOLL'CIÓS. - La disolución de la sociedad se produce


por las mismas causales por las que se disuelven todas las socieda-
des comerciales: es decir, por las causas previstas en el art. 94 de
la LSC. pero presentan la particularidad de que en caso de explotar
servicios públicos, puede transformarse la sociedad a su vencimien-
to en entidad autárquica y continuar la explotación (arts. 11 y 12,
decr. ley 15.349/46).

B) SOCIEDADES DEL ESTADO

§ 382. ISTRODUCCIÓN. - Constituyen otra de las formas a que


ha recurrido el legislador para posibilitar la participación ágil y di-
námica del Estado mismo en el mercado. Este tipo de sociedad ha
sido estructurado siguiendo el modelo español, que posibilita la exis-
tencia de sociedad unipersonal.

§ 3S3. COXCEPTO. - Las sociedades del Estado son aquellas


en que. siendo aplicable el régimen de la anónima con el alcance
que indicaremos, se han fijado como datos primordiales la limita-
ción de la posibilidad de ser socio al Estado, en cualquiera de sus
formas, y la imposibilidad de ingreso de los particulares. Procuran-
do evitar que por vía interpretativa se aplicaran normas burocráticas,
la ley ha resuelto expresamente la inaplicabilidad del orden admi-
nistrativo. Su normativa se presenta sorprendentemente breve: con-
tiene normas que eliminan con claridad toda posibilidad de disolu-
ción por unipersonalismo -el que por lo demás es intrínseco a la
calidad de Estado socio-, de ingreso de socios que son el Estado
mismo, de aplicación de la leyes de contabilidad, obras públicas,
SOCIEDADES CON PARTICIPACIÓN ESTATAL 637

etcétera. Al mismo tiempo, la ley 20.705 hace aplicables las nor-


mas relativas a la anónima, en las situaciones particulares que ex-
pondremos.

§ 384. PERSONALIDAD. - Si bien es cierto que al ser el Estado


el único integrante posible de estas sociedades, de hecho surge pa-
tente su unipersonalismo subyacente, empero lo real es que la ley,
en virtud de la aplicabilidad de la LSC, hace referencia al otorga-
miento de personalidad a estas sociedades, personalidad que es de
derecho privado. De esta forma se genera un patrimonio separado del
único socio, con sistema gestorio determinado por el estatuto social.
Pero no necesariamente estará integrada por un único socio.

§ 385. OBJETO. - La ley 20.705 ha adoptado una fórmula vaga


en relación al objeto de las sociedades, al referirse a "actividades
de carácter industrial o comercial o explotar servicios públicos".
Aceptar la constitución de un sujeto de derecho con un objeto tan
vago y amplio, contraría el régimen societario y la remisión que a
él hace el art. 2o de la LSC.
Por eso pensamos que en garantía del Estado mismo, de los
fines propuestos y los objetivos que se tuvieron en cuenta al proveer
a la constitución de una sociedad del Estado, es menester que el
objeto sea preciso y determinado.
Además, tiene importancia destacar la mercantilidad del objeto
social, dada la forma en que la ley lo ha planteado como solución
extra administrativa a la problemática social, tendiendo básicamente
a obtener la constitución de un tipo societario para explotar servi-
cios públicos, o para realizar actividades comerciales o industriales,
de donde resulta que si bien los fines últimos del Estado al consti-
tuirla pueden responder a sus fines superiores, el objeto en sí de la
sociedad será comercial por su propia virtualidad.

§ 386. Los socios. - Aunque el objetivo que persiguió el le-


gislador al sancionar la ley 20.705 fue el de liberar esta clase de
empresas del Estado de las formas administrativas del control, tal
liberación no es absoluta, ya que únicamente pueden concurrir como
socios a formar estas sociedades las empresas, organismos, y en ge-
neral el Estado en cualquiera de sus formas, además de las socieda-
des del Estado.
638 TIPOLOGÍA

La ley presenta una característica en relación a los socios en


cuanto requiere la previa conformidad del Estado (según el texto de
la ley de Corporación de Empresas Nacionales), el cual vendría a
constituirse en integrativa de la voluntad del ente y sin su consenti-
miento no sería viable su constitución, puesto que la autorización
integra la voluntad del organismo concurrente, siendo las acciones
que suscriba de propiedad de la Corporación de Empresas Naciona-
les. Esta autorización se requiere tan sólo cuando concurren orga-
nismos nacionales y no cuando es el Estado mismo el que concurre
a la formación del ente.
Esta forma de autorización previa no se concibe cuando el or-
ganismo no sea nacional, y aun cuando se tratara de sociedades en
que concurren juntamente Estado nacional, provincial y municipal.
Tampoco requiere la autorización cuando la que concurre a formar
otra sociedad sea sociedad del Estado.
Concluyamos indicando que la limitación prevista en el art. 31
de la LSC ha sido excluida, con lo cual las normas referentes a par-
ticipación de sociedades quedan excluidas (art. 2° in finé).
El art. 9o del mismo régimen autoriza legalmente la transforma-
ción de todas las sociedades anónimas con participación estatal mayo-
ritaria en sociedades del Estado, con lo cual habría que aplicar la
normativa previamente estudiada en cuanto a la transformación de
éstas, y se daría la exclusión de todos Ios-socios que no tuvieran la
calidad de estatales, de pleno derecho.

§ 387. FORMAS DE CONSTITUCIÓN. - Al igual que para las so-


ciedades de economía mixta, algunos autores han entendido que la
sociedad del Estado requiere para su constitución la promulgación
de una ley, y éste ha sido el criterio seguido por nuestra adminis-
tración en la constitución de las sociedades del Estado, como ocu-
rriera con YPF, entre otras.
Entendemos que, sin perjuicio de la posibilidad de constituir la
sociedad mediante la promulgación de una ley, su sometimiento al
régimen general de la anónima sin prescripciones específicas impo-
ne aplicar el sistema previsto en la LSC, con la sola particularidad
de que, por imperio de la naturaleza misma de las cosas, la consti-
tución sucesiva queda excluida, siendo el único modo de constituir
la sociedad del Estado la constitución por acto único, la cual, por
lo demás, es la más común y frecuente entre nosotros.
SOCIEDADES CON PARTICIPACIÓN ESTATAL 639

Por otra parte, la ley ha excluido la necesidad del pluriperso-


nalismo al autorizar la constitución, en definitiva, de una sociedad
con una sola persona.

§ 388. ADMINISTRACIÓN. -La administración de las socieda-


des dei EstuJo estará d COLÍ-¿V Je uii directorio que, corno ha señalado
la doctrina, debe ser pluripersonal, siendo una lamentable omisión
del legislador el no haber incluido estas sociedades en la enumera-
ción del art. 299 de la LSC.
La doctrina también ha señalado que para este tipo societario
no sería aplicable el art. 261 de la ley (a similitud de lo que ocurre
en la sociedad anónima con participación estatal mayoritaria), de-
biendo aplicarse a los administradores una remuneración fija, como
ocurre con todos los representantes del Estado que tienen a su cargo
la administración de empresas estatales.
A diferencia de lo que ocurre con ellos, la responsabilidad de
administradores de estas sociedades se regirá por los criterios pre-
vistos en los arts. 58 y 59 de la LSC, lo cual constituye una saluda-
ble modificación al régimen general de las sociedades del Estado.

§ 389. FISCALIZACIÓN. - A l igual que la administración y re-


presentación, la fiscalización de esta sociedad está a cargo de la sin-
dicatura, órgano societario previsto por el legislador para todos los
tipos de sociedades.

C) L A SOCIEDAD ANÓNIMA CON PARTICIPACIÓN


ESTATAL MAYORITARIA

§ 390. CONCEPTO. - Son sociedades anónimas con participa-


ción estatal mayoritaria aquellas en que el Estado, en cualquiera de
sus formas, posee una participación superior al 51% (es decir, ma-
yoría absoluta de capital) y tiene mayorías suficientes para constituir
la voluntad social. La ley (art. 348) es amplia en cuanto a las po-
sibilidades del Estado, ya que posibilita que concurra por medio de
la forma nacional, provincial, municipal, organismos legalmente au-
torizados, etcétera.
640 TIPOLOGÍA

Las sociedades anónimas con participación estatal mayoritaria


responden a la necesidad de que "el Estado tome participación ac-
tiva en empresas en cuyo desarrollo existe preponderantemente in-
terés público, o en las que la aplicación del capital privado en un
momento determinado satisface la policía de prosperidad"1.
En general, su régimen es similar al de la sociedad anónima,
con las particularidades que procuraremos señalar a continuación.
Dos son los modos de adquisición de la calidad social: a) originario,
cuando el mismo acto constitutivo es celebrado por el Estado, quien
concurre como fundador, y b) derivado, cuando, existiendo el sujeto
de derecho, el Estado adquiere con posterioridad la calidad de socio,
con lo cual la sociedad ingresa a posteriori en el esquema de la
sociedad anónima con participación estatal mayoritaria.
Originariamente sólo es necesario que exista: a) el Estado como
fundador -socio-; b) con una participación no menor del 51% del
capital, y c) que le permita prevalecer en las asambleas.
Derivadamente, es necesario, además de aquellos tres elemen-
tos, que una asamblea especialmente convocada al efecto tome la
determinación de someter la sociedad al régimen y que no medie
oposición de ningún accionista (arg. art. 309), es decir, que la deci-
sión adoptada sea unánime. Por nuestra parte, estimamos necesario
agregar que, dado el tenor del asunto a tratar, la convocatoria debe
hacerse a asamblea extraordinaria.
De ello se infieren las siguientes observaciones.
a) Que la mayoría absoluta constituye sólo un límite mínimo.
b) Que las mayorías necesarias para prevalecer en las asam-
bleas son del 66%, es decir, dos tercios (arts. 243 y 244, LSC).
Conforme resulta del art. 308 in fine de la LSC, las acciones
de propiedad estatal deben ser suficientes para prevalecer en las
asambleas ordinarias y extraordinarias, lo cual significa que el Es-
tado debe tener quorum propio y el número suficiente de votos para
decidir cualquier cuestión incluible en el orden del día2.

1
CNCom, Sala A, 13/2/80, "Hierro Patagónico de Sierra Grande SA", LL,
1980-B-26.
2
CNCom, Sala A, 17/9/79, "Campos y Cía. SA c/Westend Argentina SCA",
LL, 1980-A-289.
SOCIEDADES CON PARTICIPACIÓN ESTATAL 641

c) Que, si bien no creemos que se trate propiamente de un caso


de transformación, la asamblea que había que convocar sería similar
a las previstas en el art. 235, inc. 4, de la LSC, o sea, extraordinaria.
d) Que la ley requiere para que se pueda producir la adquisi-
ción que no medie oposición de ningún socio, es decir, unanimidad,
del mismo modo que en el art. 77, inc. 1.
e) Si bien la ley no lo dice expresamente, entendemos que el
socio disidente tiene derecho de retirarse.
Indiquemos, por último, que este necesario predominio estatal
en el gobierno y la administración de la sociedad pone de relieve
una instrumentación de la forma societaria que persigue las finali-
dades que indicamos al comenzar. Pero esa misma utilización del
mecanismo legal previsto para la anónima hace que, por la vigencia
del propio ordenamiento normativo de la LSC, el tipo pierda en al-
guna forma el vigor que tiene en otros casos.
En relación a su constitución, estimamos necesario indicar que
se aplican las normas relativas a ¡a anónima que deben ser respe-
tadas in toto. En orden a su funcionamiento, recalcamos las si-
guientes.
á) Rigen las incompatibilidades previstas por el art. 264, con
excepción del inc. 4.
b) Paradójicamente, se excluye la limitación al pago de retri-
bución de los directores con relación a las ganancias, impuesto por
el art. 261 de la LSC (art. 311, LSC, modificado por la ley 20.468).
c) No es aplicable el sistema de voto acumulativo (art. 311,
LSC).
d) Las minorías podrán designar uno o más directores o síndi-
cos si el estatuto lo prevé así (art. 311, LSC).
e) Pero si el capital privado alcanza un límite del 20%, tendrá
representación proporcional en el directorio y por lo menos un sín-
dico (art. 311, LSC).
f) La sindicatura debe ser plural.
g) Con las solas salvedades que señalan en el presente, se apli-
ca en su totalidad el régimen de la anónima en cuanto a órganos
sociales, facultades, etcétera.
h) Son aplicables todas las normas referentes a las sociedades,
incluso el art. 31 y concernientes a participación y control de socie-
dades.

41. Richard - Muiño, Derecho societario.


642 TIPOLOGÍA

i) El control estatal será permanente, de conformidad con lo


dispuesto en el art. 299, inc. 3, de la LSC.

§ 391. DIRECTORES Y SÍNDICOS POR LA MINORÍA. - La situación


societaria prevista, demuestra la imposibilidad de que las minorías
accedieran a la administración de la sociedad, ya que el subtipo exi-
ge la mayoría absoluta de capital estatal, la capacidad de predominio
en cualquier clase de asambleas, lo que completa con otra garantía,
a saber, la prohibición del voto acumulativo.
Ello ha dejado abiertas algunas posibilidades que es necesario
analizar.
a) Que el estatuto prevea la participación en el directorio y la
sindicatura de las minorías particulares, las cuales elegirán sus re-
presentantes en la asamblea del mismo modo que las representantes
estatales.
b) Pero cuando la minoría alcance una participación del 20%,
la ley impone obligatoriamente una representación proporcional en
el directorio, según sea dicha participación. De ahí surgen algunas
consecuencias: 7) que siendo proporcional la participación, el direc-
torio deberá contar por lo menos con cinco miembros; 2) que no es
menester que toda la participación se encuentre en una sola mano,
y 3) que en la medida en que aumente dicha participación, la pro-
porcionalidad de la representación aumentará automáticamente.
Por lo demás, lo que hemos expuesto en cuanto a la remunera-
ción, límite, etc., es aplicable a los representantes mayoritarios co-
mo a los minoritarios.

§ 392. MODIFICACIONES AL RÉGIMEN. - E l art. 312 de la LSC


contiene una norma de reversión automática que estimamos clarifi-
cadora, ya que tiende a evitar malas interpretaciones o dificultades
en el manejo del sistema. Dispone la ley que cuando el Estado co-
mo socio deje de tener el predominio absoluto en la sociedad, auto-
máticamente dejarán de aplicarse las modificaciones establecidas en
la sección VI. De ahí algunas consecuencias que pasamos a in-
dicar.
a) Cesarán automáticamente todos los directores que estuvie-
ren comprendidos en las causales mencionadas del art. 264 de la ley.
b) Lo mismo ocurriría sí existiere consejo de vigilancia (art.
280, párr. 2°, LSC).
SOCIEDADES CON PARTICIPACIÓN ESTATAL 643

c) Igualmente acaecería con los síndicos (art. 286, LSC).


d) No se requiere instrumentación especial de la situación.
e) No se requiere publicación ni inscripción.

§ 393. SITUACIÓN MAYORITARIA. PÉRDIDA. -Bajo el sistema


instaurado por la LSC, el abandono del régimen de la sociedad anó-
nima con participación estatal mayoritaria podía darse de conformi-
dad con dos mecanismos: el primero, el que mencionamos en el
párrafo anterior, relativo a las modificaciones al régimen y su auto-
mática adecuación al régimen general de la anónima. Pero cuando
en el acto constitutivo se expresaba la voluntad estatal de mantener
su prevalecencia, se tornaba menester la promulgación de un acto
legislativo para la enajenación. De ahí surgen las previsiones si-
guientes.
a) Se exigía un acto de voluntad estatal idéntico al que concu-
rrió a formar la sociedad.
b) La ley solamente resultaba necesaria cuando al constituir la
sociedad se manifestara el propósito de mantener la prevalecencia
estatal.
c) Que no resultaba aplicable aquella norma cuando media si-
lencio en el acto constitutivo a ese respecto o cuando se haya pro-
ducido la aplicabilidad del régimen por inclusión posterior.
d) Que los regímenes societarios resultaban de plena aplica-
ción salvo en este supuesto.
e) Que el estatuto debía contener previsiones para el caso que
por aplicación del sistema legal se alteren las mayorías (p.ej., au-
mento de capital no suscripto).
/ ) Fuera de la sanción de la ley, en el caso de que fuera nece-
sario, no se requería instrumentación especial.
g) No se exigía publicación ni inscripción.
Toda esta sistemática ha quedado sin efecto merced a la dero-
gación de los art. 313 y 314 de la LSC que produjera la nueva nor-
mativa concursal (ley 24.522).

§ 394. LIQUIDACIÓN. - Similar situación a la descripta en el


párrafo anterior se presenta luego de la derogación provocada por
el art. 293 de la ley 24.522 al art. 314 de la LSC. Bajo el régimen
derogado, el sistema se estructuraba sobre la base de la prohibí-
644 TIPOLOGÍA

ción de declaración de quiebra de ¡as sociedades en que el Estado


tuviera participación estatal mayoritaria, por una parte, y la obli-
gatoriedad de que la liquidación se realizara por la autoridad admi-
nistrativa que designara el Estado.
En este sentido, el art. 2° del nuevo ordenamiento concursal
(ley 24.522) establece que pueden ser declarados en concurso las
personas de existencia visible, las de existencia ideal de carácter pri-
vado y aquellas sociedades en las que el Estado nacional, provincial
o municipal sea parte, cualquiera que sea el porcentaje de su parti-
cipación.
CAPÍTULO XI

SOCIEDADES CON OBJETO ESPECÍFICO

A) SOCIEDADES DE GARANTÍA RECÍPROCA

§ 395. INTRODUCCIÓN. - Este nuevo tipo social ha sido creado


en el contexto de la ley 24.467, conocida como "estatuto PyME",
sancionado el 15 de marzo de 1995, reglamentado por los decís.
737/95 y 908/95, cuyo objetivo procura estimular el crecimiento de
las pequeñas y medianas empresas, en cuanto constituyen el sector
más dinámico y principal generador de empleo en las economías de
los países, impulsando para ello políticas de alcance general, me-
diante la creación de nuevos instrumentos de apoyo y la consolida-
ción de los ya existentes (art. Io).
En ese ámbito, las sociedades de garantía recíproca se erigen
en una herramienta tendiente a superar el problema de las garantías,
facilitando el acceso al crédito y abaratando la tasa de interés. Se
la ha conceptualizado en el plano doctrinario desde un doble punto
de vista1. Desde el punto de vista económico es un intermediario
financiero dedicado a la prestación del servicio de garantía, que so-
bre la base de una compensación técnica de riesgos, los distribuye
estadísticamente por medio de una actividad empresarial profesio-
nalmente organizada. Y, desde el punto de vista jurídico, como la
sociedad mercantil de capital variable, basada en el principio de
la responsabilidad limitada de los socios, que tiene por objeto ex-
clusivo el afianzamiento de éstos en forma mutua.

1
Caballero - Sánchez Izquierdo, Régimen jurídico de las sociedades de ga-
rantía recíproca, p. 33.
646 TIPOLOGÍA

§ 396. RÉGIMES LEGAL. ANTECEDENTES. - A partir de su art.


32 -dentro del tít. II-, la ley 24.467 se ocupa de la regulación de
las sociedades de garantía recíproca (SGR), regidas por las disposi-
ciones del propio tít. II, y supletoriamente por la LSC, en particular
las normas relativas a las sociedades anónimas (art. 82, ley 24.467).
Entre los antecedentes más consultados sobre el particular se
encuentra el real decreto español del 26 de julio de 1978 sobre ré-
gimen jurídico, fiscal y financiero de las sociedades de garantía
recíproca, y entre las precursoras cabe citarse la ley francesa del 13
de marzo de 1917 que regula las sociétés de caution mutuelle.

§ 397 DENOMINACIÓN. - La denominación social deberá con-


tener ui UIÜICL-ÍCÍOÍÍ "SOCICLUIÜ UC garunua reciproca , ¿u ao.'cvuUurcí
o las siglas SGR (art. 36).

§ 398. OBJETO. - El objeto social principal de estas socieda-


des de garantía recíproca finca en el otorgamiento de garantías a sus
socios partícipes, mediante la celebración de los contratos regulados
en la propia ley (art. 68 y ss.), pudiendo asimismo brindar asesora-
miento técnico, económico y financiero a sus socios en forma direc-
ta o a través de terceros contratados a tal fin (art. 33).
En cambio, le resulta expresamente prohibido conceder direc-
tamente ninguna clase de créditos a sus socios ni a terceros ni reali-
zar actividades distintas a las de su objeto social (art. 35).

§ 399. Socios. - Estas sociedades se constituyen con dos cla-


ses de socios: los socios partícipes y los socios protectores.
Pueden adquirir la calidad de socios partícipes, únicamente las
pequeñas y medianas empresas (PyMEs), sean éstas personas físicas
o jurídicas, que reúnan las condiciones generales que determine la
autoridad de aplicación y suscriban acciones. Para los fines de su
constitución y durante los primeros cinco años toda sociedad de ga-
rantía recíproca habrá de contar con un mínimo de ciento veinte so-
cios partícipes (art. 37. parte Ia).
Pueden ser "socios protectores todas aquellas personas físicas
o jurídicas, públicas o privadas, nacionales o extranjeras, que reali-
cen aportes al capital social y al fondo de riesgo", no pudiendo los
socios protectores celebrar contratos de garantía recíproca con la so-
SOCIEDADES CON OBJETO ESPECÍFICO 647

ciedad y siendo incompatible la condición de socio protector con la


de socio partícipe (art. 37, parte 2a).
Se exceptúan a las sociedades que se incorporen como socios
de sociedades de garantía recíproca, de los límites que establece el
art. 31 de la LSC (art. 21, decr. 908/95).

§ 400. CONSTITUCIÓN. - Las SGR deben constituirse por acto


único, mediante instrumento público, en el que deberán estar conte-
nidos, además de los requisitos exigidos por la LSC, los siguientes:
a) Clave única de indentiñcación tributaria (CUIT) de los so-
cios partícipes y protectores fundadores.
b) Delimitación de la actividad o actividades económicas y ám-
bito gcograiico que sirva para la determinación de quienes pueden
ser socios partícipes en la sociedad.
c) Criterios a seguir para la admisión de nuevos socios partíci-
pes y protectores y las condiciones a contemplar para la emisión de
nuevas acciones.
d) Causas de exclusión de socios y trámites para su consagra-
ción.
e) Condiciones y procedimientos para ejercer el derecho de re-
embolso de las acciones por parte de los socios partícipes (art. 41).

§ 401. AUTORIZACIÓN PARA FUNCIONAR. - U n a vez inscripta la


sociedad en el Registro Público de Comercio, de acuerdo con la nor-
mativa vigente, la autorización para funcionar a las SGR será otor-
gada por la autoridad de aplicación (art. 42). Se trata este último
del control sobre la actividad empresaria.
El decr. regí. 908/95 prevé dos posibilidades respecto del trá-
mite para obtener la autorización para funcionar, según el empleo
de estatuto tipo de SGR que será aprobado por la autoridad de apli-
cación, quien verificará la inscripción ante el Registro Público de
Comercio, concediendo la autorización en el plazo de diez días; o
la aprobación de un estatuto diferente al estatuto tipo en cuyo caso
el plazo se extiende a treinta días para conferir o no la autorización.
La revocación de la autorización para funcionar podrá produ-
cirse por decisión de la autoridad de control o a sugerencia del Ban-
co Central de la República Argentina, cuando no cumplan con los
requisitos y las disposiciones establecidas en la presente ley. Se-
648 TIPOLOGÍA

gún el art. 18 del decr. regí. 908/95, la revocación para funcionar se


ajustará a lo previsto en el art. 21 de la ley 19.549.
Según el art. 44 de la ley 24.467, las modificaciones estatutarias
deben sujetarse, bajo pena de nulidad, al cumplimiento de los si-
guientes requisitos:
"7) Que el consejo de administración o los socios que realizan
la propuesta formulen un informe por escrito, justificando la nece-
sidad de modificación de los estatutos.
21 En la convocatoria a asamblea genera!, deberá detallarse cla-
ramente la modificación que se propone.
3) En la misma convocatoria se hará constar el derecho que
corresponde a los socios de examinar en el domicilio legal el texto
íntegro de la reforma propuesta y su justificación* pudiendo suplirse
por la entrega o envío gratuito de dichos documentos, con acuse de
recibo.
4) Se requerirá la aprobación de la propuesta de modificación
por parte de la autoridad de aplicación.
5) Otorgada la autorización y aprobada en asamblea general,
se procederá a su inscripción". .

§ 402. CAPITAL SOCIAL, FONDO DE RIESGO Y BENEFICIOS. - En


cuanto al capital social de estas sociedades, éste se integra con los
aportes de los socios y representado por acciones ordinarias nomi-
nativas de igual valor y número de votos.
El capital social mínimo se determinará por vía reglamentaria,
pudiendo variar sin modificación estatutaria, siempre que su aumen-
to no supere el quíntuplo de dicha suma. La participación de los
socios protectores no podrá exceder del 49% del capital social y la
de cada socio partícipe no podrá superar el 5% (art. 45, ley 24.467).
A los fines de la conformación del capital social, los aportes
deberán ser integrados en efectivo, como mínimo en un 50% al mo-
mento de la suscripción. "El remanente deberá ser integrado, tam-
bién en efectivo en el plazo máximo de un año a contar de esa fecha.
La integración total será condición necesaria para que el socio par-
tícipe pueda contratar garantías recíprocas" (art. 50, ley 24.467).
A su vez, el art. 51, párr. Io, establece: "El capital fijado por
los estatutos podrá ser aumentado por decisión de la asamblea ge-
neral ordinaria hasta el quíntuplo de dicho monto. Cuando el in-
SOCIEDADES CON OBJETO ESPECÍFICO 649
cremento del capital social esté originado por la capitalización de
utilidades, las acciones generadas por dicho incremento se distribui-
rán entre los socios en proporción a sus respectivas tenencias".
En cambio, "todo aumento del capital que exceda el quíntuplo
del fijado estatutariamente deberá contar con la aprobación de los
dos tercios de los votos totales de la asamblea general extraordina-
ria" (art. 51, párr. 3o). En caso de tratarse de emisión de nuevas
acciones la integración de los aportes se realizará conforme lo esta-
blece el art. 50 de la ley 24.467.
En el supuesto de pérdida del capital, "los socios deberán com-
pensar con nuevos aportes cualquier pérdida que afecte el monto del
capital fijado estatutariamente o que exceda el 35% de las amplia-
ciones posteriores en las condiciones fijadas en el art. 50" (art. 52).
Todo socio partícipe podrá exigir el reembolso de sus acciones
ante el consejo de administración, siempre y cuando haya cancelado
totalmente los contratos de garantía recíproca que hubiera celebra-
do, y en tanto dicho reembolso no implique reducción del capital
social mínimo y respete lo establecido en el art. 37. Tampoco pro-
cederá cuando la sociedad de garantía recíproca estuviera en trámite
de fusión, escisión o disolución.
La solicitud deberá ser efectuada con una antelación mínima de
tres meses salvo que los estatutos contemplen un plazo mayor que
no podrá superar de un año. El monto a reembolsar no podrá ex-
ceder del valor de las acciones integradas. No deberán computarse
a los efectos de su determinación, las reservas de la sociedad sobre
las que los socios no tienen derecho alguno. El socio reembolsado
responderá hasta dicho monto por la deudas contraídas por la socie-
dad con anterioridad a la fecha en que se produjo el reintegro por
un plazo de cinco años, cuando el patrimonio de la sociedad sea
insuficiente para afrontarlas.
En el caso de "que el reembolso de capital de socios partícipes
altere la relación de participación relativa de éstos y los socios pro-
tectores la SGR les reembolsará a estos últimos la misma proporción
del retiro de capital efectuado por los socios partícipes, a efectos de
mantener inalterable la relación básica del 51% para socios partíci-
pes y 49% para socios protectores en la composición del capital so-
cial" (art. 47, ley 24.467).
Por otra parte, la SGR deberá constituir un fondo de riesgo que
integrará su patrimonio y que, de acuerdo al detalle contenido en el
650 TIPOLOGÍA

art. 46, estará compuesto por: a) las asignaciones de los resultados


de la sociedad aprobados por la asamblea general; b) las donaciones,
subvenciones u otras aportaciones que recibiere; c) los recuperos de
las sumas que hubiese pagado la sociedad en el cumpliento del contrato
de garantía asumido a favor de sus socios; d) el valor de las acciones
no reembolsadas a los socios excluidos; e) el rendimiento financiero
que provenga de la inversión del propio fondo en las colocaciones
en que fuera constituido, y / ) el aporte de los socios protectores.
Según el art. 20 del decr. regí. 908/95, el estatuto de la SGR
deberá precisar un plazo mínimo no menor a dos años a partir del
cual el socio podrá retirar o reducir su aporte al fondo de riesgo,
siempre que se respete la proporcionalidad dentro de la masa de so-
cios protectores y si no se altera la relación mínima de la cobertura
del riesgo establecida en el estatuto.

§ 403. BENEFICIOS. - Se considerarán beneficios a distribuir las


utilidades líquidas y realizadas obtenidas por la sociedad en el de-
sarrollo de la actividad que atañe a su objeto social. Según el art.
53, estos beneficios serán distribuidos de la siguiente forma.
a) A reserva legal: 5% anual hasta completar el 20% del capital
social.
b) El resto tendrá el siguiente tratamiento:
1) La parte correspondiente a los socios protectores podrá ser
abonada en efectivo, como retribución al capital aportado.
2) La parte correspondiente a los socios partícipes se destinará
al fondo de riesgo en un 50%, pudiendo repartirse el resto entre la
totalidad de dichos socios.
En todos los casos en que proceda la distribución de los bene-
ficios en efectivo a que se refiere este artículo, tanto los socios pro-
tectores como los socios partícipes deberán, para tener derecho a
percibirlo, haber integrado la totalidad del capital social suscripto y
no encontrarse, por ningún motivo, en mora con la sociedad.

§ 404. ÓRGANOS SOCIALES. - El art. 54 y ss. de la ley 24.467


determina la regulación y el régimen de funcionamiento de los ór-
ganos sociales de estas sociedades, esto es, la asamblea general, el
consejo de administración y la sindicatura, quienes tendrán las atri-
buciones que establece la LSC para los órganos equivalentes de las
SOCIEDADES CON OBJETO ESPECÍFICO 651
sociedades anónimas, salvo en lo que resulte modificado por la ley
24.467.
a) ASAMBLEA. La asamblea general ordinaria se integra por to-
dos los socios de la SGR y se reúne por lo menos dos veces al año
o cuando, dentro de los términos que disponga la ley, sea convocada
por el consejo de administración.
Es competencia de esta asamblea:
1) Fijar la política de inversión de los fondos sociales.
2) Aprobar el costo de las garantías, el mínimo de contra-ga-
rantías que la sociedad de garantía recíproca habrá de requerir al
socio partícipe y fijar el límite máximo de las eventuales bonifica-
ciones que podrá conceder el consejo de administración.
Por exclusión, el art. 56 determina la competencia de la asam-
blea extraordinaria, como todas aquellas cuestiones previstas en la
LSC y sus modificatorias y que no estuvieran reservadas a la asam-
blea general ordinaria.
Al efecto, el art. 57, párr. Io, establece que "la asamblea general
ordinaria deberá ser convocada por el consejo de administración me-
diante anuncio publicado durante cinco días en el Boletín Oficial y
en uno de los diarios de mayor circulación de la zona o provincia en
que tenga establecida su sede y domicilio la sociedad, con quince
días de anticipación como mínimo, a la fecha fijada para su celebra-
ción. En el anuncio deberá expresarse la fecha de la primera y se-
gunda convocatoria, hora, lugar, orden del día y recaudos especiales
exigidos por el estatuto para la concurrencia de los accionistas" (art.
57, párr. Io).
A su vez, el párr. 2o determina: "La asamblea general extraor-
dinaria será convocada por el consejo de administración o cuando
lo solicite un número de socios que representen como mínimo el
10% del capital social. En la convocatoria deberá expresarse la fe-
cha de la primera y segunda convocatoria, hora, lugar de reunión y
el orden del día en el que deberán incluirse los asuntos solicitados
por los socios convocantes y los recaudos especiales exigidos por el
estatuto para la concurrencia de los accionistas. La convocatoria
será publicada como mínimo con una antelación de treinta días y
durante cinco días en el Boletín Oficial y en uno de los diarios de
mayor circulación de la zona o provincia en la que tenga establecida
su sede y domicilio la sociedad".
652 TIPOLOGÍA

En primera convocatoria, las asambleas generales quedarán


constituidas con la presencia de más del 51% del total de los votos
de la sociedad, debiendo incluir dicho porcentaje como mínimo un
20% de los votos que los socios partícipes tienen en la sociedad.
En la segunda convocatoria, las asambleas generales serán válidas
con la presencia de por lo menos 30% de la totalidad de los votos
de la sociedad, debiendo incluir dicho porcentaje como mínimo un
15% de los votos que los socios partícipes tienen en la sociedad.
Para la toma de decisiones acerca de temas que involucren la
modificación de los estatutos, la elección de los miembros del con-
sejo de administración, la fusión, escisión o disolución de la so-
ciedad se requerirá una mayoría del 60% de los votos sobre la to-
talidad del capital social, debiendo incluir dicho porcentaje como
mínimo un 30% de los votos que los socios partícipes tienen en la
sociedad.
Para e! resto de ias decisiones se requerirá ¡a mayoría simple
de los votos presentes, salvo que los estatutos requieran otro tipo de
mayoría. En todos los casos las mayorías deberán incluir como mí-
nimo un 15% de los votos que los socios partícipes tienen en la so-
ciedad (art. 58).
Cualquier socio puede representar a otro de igual tipo en las
asambleas generales mediante autorización por escrito para cada asam-
blea, empero un mismo socio nb podrá representar a más de 10 so-
cios ni ostentar un número de votos superior al 10% del total.
Al respecto, el art. 60 establece lo siguiente: "Será considerado
nulo aquel voto emitido por un socio cuando el asunto tratado invo-
lucre una decisión que se refiera a la posibilidad de que la sociedad
pueda hacer valer un derecho en contra de él o existiera entre ambos
un interés contrapuesto o en competencia. Sin embargo, su presen-
cia será considerada para el cálculo del quorum y de la mayoría".
b) CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN. Este consejo, cuya función prin-
cipal es la administración y representación de la sociedad, estará
integrado por tres personas de las cuales dos representarán a los so-
cios partícipes y una representará a los socios protectores.
La presidencia del consejo deberá recaer en uno de los dos re-
presentantes de los socios partícipes, y todos los miembros del con-
sejo de administración deberán ser previamente autorizados para
ejercer dichas funciones (art. 61).
SOCIEDADES CON OBJETO ESPECIFICO 653

Según el art. 62, es competencia del consejo de administración


la toma de decisión sobre los siguientes asuntos:
"7) El reembolso de las acciones existentes manteniendo los
requisitos mínimos de solvencia.
2) Cuando las SGR se hubiesen visto obligadas a pagar en vir-
tud de la garantía otorgada a favor de un socio por incumplimiento
de éste, el consejo de adimistración dispondrá la exclusión del socio.
También podrá proceder de la misma forma cuando no se haya reali-
zado la integración del capital de acuerdo con lo establecido en la
presente ley y los estatutos sociales.
3) Decidir sobre la admisión de nuevos socios conforme a lo
establecido en los estatutos de la sociedad ad referendum de la
asamblea ordinaria.
4) Nombrar sus gerentes.
5) Fijar las normas con las que se regulará el funcionamiento
del consejo de administración y realizar todos los actos necesarios
para el logro del objeto social.
6) Proponer a la asamblea general ordinaria la cuantía máxima
de garantías a otorgar durante el ejercicio.
7) Proponer a la asamblea el costo que los socios partícipes
deberán oblar para acceder al otorgamiento de garantías.
8) Otorgar o denegar garantías y/o bonificaciones a los socios
partícipes, estableciendo en cada caso las condiciones especiales que
tendrá que cumplir el socio para obtener la garantía y fijar las nor-
mas y procedimientos aplicables para las contragarantías a que se
refiere el art. 71.
9) Determinar las inversiones a realizar con el patrimonio de
la sociedad en el marco de las pautas fijadas por la asamblea.
10) Autorizar las transmisiones de las acciones conforme a lo
establecido en la presente ley.
11) Someter a la aprobación de la asamblea general ordinaria
el balance general y estado de resultados y proponer la aplicación
de los resultados del ejercicio.
12) Realizar cualesquiera otros actos y acuerdos que no estén
expresamente reservados a la asamblea por las disposiciones de di-
cha ley o los estatutos de la sociedad".
654 TIPOLOGÍA

c) SINDICATURA. El tercer órgano, a cargo de la fiscalización de


las SGR, denominado sindicatura, se encuentra conformado por tres
síndicos designados por la asamblea general ordinaria (art. 63).
Para el desempeño del cargo se requiere tener domicilio espe-
cial en la misma jurisdicción de la sociedad de garantía recíproca y
poseer título habilitante de abogado, licenciado en economía, licen-
ciado en administración de empresas o contador público.
Entre los deberes y atribuciones, sin perjucio de lo dispuesto
por la LSC, se encuentran: 1) verificar en igual forma y periodicidad
las inversiones, los contratos de garantía celebrados y el estado del
capital social, las reservas y el fondo de riesgo, y 2) atender los
requerimientos y aclaraciones que formule la autoridad de aplica-
ción y el Banco Central de la República Argentina.

§ 405. FUSIÓN Y ESCISIÓN. - E n relación al particular régimen


de fusión y escisión de las SGR, éstas "sólo podrán fusionarse entre
sí o escindirse en dos o más sociedades de la misma naturaleza, pre-
via aprobación de la asamblea general con las mayorías previstas en
el art. 58 de esta ley y autorización de la autoridad de aplicación,
con los requisitos previstos para su constitución.
El canje de las acciones de la sociedad o sociedades originales
por las correspondientes a la o las sociedades nuevas, se realizará
sobre el valor patrimonial neto. Cuando-de resultas de esta forma
de cálculo quedaren pendientes fracciones de acciones no suscepti-
bles de ser canjeadas, se abonará en efectivo el valor correspondien-
te salvo que existieran contratos de garantía recíproca vigentes en
cuyo caso el pago se realizará una vez extinguidos los mismos" (art.
66, ley 24.467).

§ 406. DISOLUCIÓN. - La disolución de una SGR se verificará


por las causales fijadas por la LSC y las enumeradas en el art. 67
de la ley 24.467:
a) Imposibilidad de absorber pérdidas que representen el total
del fondo de riesgo, el total de la reserva legal y el 40% del capi-
tal social.
b) Disminución del capital social a un monto menor al mínimo
determinado por vía reglamentaria durante un período mayor a tres
meses.
SOCIEDADES CON OBJETO ESPECÍFICO 655

c) Revocación de la autorización acordada por la autoridad de


aplicación.

§407. EL CONTRATO DE GARANTÍA RECÍPROCA. EFECTOS. - E s t e


contrato, base del sistema que estamos analizando, se configura
cuando una SGR constituida de acuerdo con las disposiciones de la
ley 24.467 se obligue accesoriamente por un socio partícipe que
la integra y el acreedor de éste acepte la obligación accesoria, que-
dando el socio partícipe obligado frente a la SGR por los pagos que
ésta afronte en cumplimiento de la garantía (arg. art. 68).
Se trata de un contrato consensual, que se celebrará por escrito,
en instrumento público o privado con firmas certificadas por escri-
bano público (art. 72). Tendrá por objeto asegurar el cumplimiento
de prestaciones dineradas u otras prestaciones susceptibles de apre-
ciación dineraria, asumidas por el socio partícipe para el desarrollo
de su actividad económica u objeto social. Dicho aseguramiento
puede serlo por el total de la obligación principal o por un importe
menor (art. 69).
Conforme al art. 70, las garantías otorgadas conforme al art. 68
serán en todos los casos por una suma fija y determinada (e irrevo-
cable), aunque el crédito de la obligación a la que acceda fuera fu-
turo, incierto o indeterminado. El instrumento del contrato será títu-
lo ejecutivo por el monto de la obligación principal, sus intereses y
gastos, justificado conforme al procedimiento del art. 793 del Cód.
de Comercio y hasta el importe de la garantía.
Al propio tiempo, las SGR deberán requerir contragarantías por
parte de los socios partícipes en respaldo de los contratos de garan-
tías con ellos celebrados. El socio partícipe tomador del contrato
de garantía recíproca deberá ofrecer a la SGR algún tipo de contra-
garantía en respaldo de su operación (art. 71).
La SGR responderá solidariamente por el monto de las garan-
tías otorgadas con el deudor principal que afianza, sin derecho a los
beneficios de división y excusión de bienes.
Según el art. 74, la SGR podrá trabar todo tipo de medidas cau-
telares contra los bienes del socio partícipe -deudor principal- en
los siguientes casos:
a) Cuando fuese intimado al pago.
b) Si vencida la deuda el deudor no la abonara.
656 TIPOLOGÍA

c) Si disminuyen el patrimonio del deudor, o utilizare sus bie-


nes para afianzar nuevas obligaciones sin consentimiento de la so-
ciedad de garantía recíproca.
d) Si el deudor principal quisiera ausentarse del país y no de-
jare bienes suficientes y libres de todo gravamen para cancelar sus
obligaciones.
e) Cuando el deudor principal incumpliere obligaciones socie-
tarias respecto de la sociedad de garantía recíproca.
/ ) Cuando el deudor principal fuera una persona de existencia
ideal y no diera cumplimiento a las obligaciones legales para su fun-
cionamiento regular.
En el supuesto de que el socio quebrase antes de cancelar la
deuda garantizada, la SGR tiene derecho a ser admitida previamente
en el pasivo de la masa concursada. Cuando la SGR cancele la deu-
da de sus socios, sólo podrá subrogarse en los derechos, acciones y
privilegios del acreedor resarcido en la medida que fuera necesario
para el recupero de los importes abonados (art. 76).
Si la SGR hubiera afianzado una obligación solidaria de varios
socios, podrá repetir de cada uno de ellos el total de los que hubiere
pagado (art. 77).
Finalmente, el contrato de garantía recíproca se extingue por
las causales siguientes: a) extinción de la obligación principal; b)
modificación o novación de la obligación principal, sin intervención
y consentimiento de la SGR, y c) por las causas de extinción de las
obligaciones en general y las obligaciones accesorias en particular
(art. 78).

§ 408. AUTORIDAD DE APLICACIÓN. - La autoridad de aplica-


ción -quien dictará las normas reglamentarias que fueran necesarias
para su cumplimiento y para la fiscalización y supervisión de las
sociedades de garantía recíproca- es el Ministerio de Economía,
Obras y Servicios Públicos a través de la Secretaría de Industria,
conforme lo establecido en el art. Io del decr. 908/95.

§ 409. BENEFICIOS IMPOSITIVOS. - Entre las finalidades que mo-


vieron al dictado de esta ley resulta indudable la intención de que
estas sociedades resulten protegidas y promovidas por el Estado na-
cional y los Estados provinciales; ello se explica por los fines socia-
SOCIEDADES CON OBJETO ESPECIFICO 657

les y de promoción económica que implica el desarrollo de sus


actividades. Por estas razones están exentas de impuestos, y los apor-
tes de capital que en ella se realizan son deducibles de la utilidades
imponibles para la determinación del impuesto a las ganancias.
En esta línea, el art. 79 expresa que los contratos de garantía
recíproca instituidos por este régimen estarán exentos del impuesto
a las ganancias por las utilidades que generen, y del impuesto al
valor agregado de toda operatoria que desarrolle.
Además, los aportes de capital y los aportes al fondo de riesgo
de los socios protectores y partícipes serán deducibles de las utili-
dades imponibles para la determinación del impuesto a las ganan-
cias, en sus respectivas actividades.
El art. 80 agrega que el Banco Central dispondrá las medidas
conducentes a promover la aceptación de las garantías concedi-
das por las SGR por parte de las entidades financieras que integran
el sistema institucionalizado, otorgándoles a ellas carácter de garan-
tías preferidas autoliquidables, en tanto reúnan los requisitos nece-
sarios.
Asimismo, dicho banco ejercerá las funciones de superinten-
dencia en lo atinente a vinculaciones de las SGR con los bancos y
demás entidades financieras (art. 80 in fine).

B) ADMINISTRADORAS DE FONDOS
DE JUBILACIONES Y PENSIONES

§ 410. CREACIÓN DEL SISTEMA INTEGRADO DE JUBILACIONES Y


PENSIONES. - La ley 24.241 instituyó con alcance nacional el Siste-
ma Integrado de Jubilaciones y Pensiones (SIJP), para la cobertura
de las contingencias de vejez, invalidez y muerte e integrado al Sis-
tema Único de Seguridad Social (SUSS). El sistema se encuentra
conformado por: a) un régimen previsional público, fundamental-
mente en el otorgamiento de prestaciones por parte del Estado que
se financiará a través de un sistema de reparto, y b) un régimen pre-
visional basado en la capitalización individual (art. 1°).

§ 411. RÉGIMEN DE CAPITALIZACIÓN. ENTIDADES RECEPTORAS


DE LOS APORTES. - En lo que respecta al régimen de capitalización,

42. Richard - Muiño, Derecho societario.


658 TIPOLOGÍA

encuentra su regulación a partir del título III, del libro I, donde en


el art. 40 la ley 24.441 se ocupa de las entidades receptoras de los
aportes, estableciendo que la capitalización de los aportes destina-
dos a este régimen será efectuada por sociedades anónimas denomi-
nadas administradores de fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP),
las que esuirait sujetas a ¡os requisitos, ¡lonuas y cor.tro! previsto:"
en esta ley y en sus normas reglamentarias.
Asimismo los Estados provinciales, otras sociedades, entidades
o asociaciones de diversa naturaleza -con o sin fines de lucro-, que
se erigieren con este objeto exclusivo podrán constituirse como ad-
ministradoras, las que sin perjuicio de adoptar una figura jurídica
diferente, quedarán sujetas a idénticos requisitos, normas y controles.
Toda AFJP, sin distinción de su forma jurídica, quedará bajo el
control y la supervisión directa de la Superintendencia de Adminis-
tradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones que instituye el art.
117 de la presente; ello no obstante el control que pudieren desa-
rrollar los diversos órganos de fiscalización permanentes, según la
forma legal que hubieren adoptado. Dichos órganos deberán actuar
sin interferir en las funciones específicas de la citada Superinten-
dencia, cuyas normas serán de observancia obligatoria para las ad-
ministradoras.

§ 412. OBJETO. - Estas sociedades tienen como objeto único


y exclusivo: a) administrar un fondo que se denominará fondo de
jubilaciones y pensiones, y b) otorgar las prestaciones y beneficios
que establece la ley 24.241.
Cada AFJP podrá administrar solamente un fondo de jubilacio-
nes y pensiones, debiendo llevar su propia contabilidad separada de
la de dicho fondo. No podrán formular ofertas complementarias fue-
ra de su objeto, ni podrán acordar sorteos, premios u otras formas que
implicaren un medio de captación indebido de afiliaciones (art. 59).

§ 413. DESOMISACIÓN. - La denominación social de las admi-


nistradoras deberá incluir la frase "administradora de fondos de ju-
bilaciones y pensiones" o la sigla "AFJP", quedando vedado consig-
nar en ella: a) nombres de personas físicas existentes; b) nombres o
siglas de personas jurídicas existentes o que hubieren existido en el
lapso de cinco años anteriores a la vigencia de dicha ley; c) nombres
de entidades extranjeras que actúen en ramas financieras, asegurado-
SOCIEDADES CON OBJETO ESPECÍFICO 659

ras, de administración de fondos u otras similares, y d) nombres de


fantasía que pudieran inducir a equívocos respecto de la responsa-
bilidad patrimonial o administrativa de la entidad. En los casos de
los aps. c y d corresponderá a la Superintendencia de Administrado-
ras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones resolver, en función de
!:.:, r.cr.v.cs reglamentarias que se dicten, sobre la procedencia de la
denominación que se pretenda asignar a una administradora (art. 61).

§ 414. CAPITAL MÍNIMO. - El capital mínimo necesario para la


constitución de una administradora será de tres millones de pesos,
el cual deberá encontrarse suscripto e integrado en efectivo al mo-
mento de la constitución. El capital mínimo exigido podrá ser
modificado por resolución de la autoridad de control, según el pro-
cedimiento que establezcan las normas reglamentarias. Todo capi-
tal inicial superior al mínimo deberá integrarse dentro del plazo es-
tablecido en la LSC.
Si el capital mínimo exigido de la administradora se redujere
por cualquier causa, deberá ser reintegrado totalmente dentro del
plazo de tres meses de producido el hecho. En caso contrario la
Superintendencia de Administradoras de Fondos de Jubilaciones y
Pensiones procederá a revocar la autorización para funcionar o la
liquidación de la administradora.
La reintegración del capital mínimo deberá ser efectuada por la
adiministradora, en el plazo señalado, sin necesidad de intimación
o notificación previa por parte de la autoridad de control.
Además del capital mínimo exigido, la administradora deberá
constituir el encaje establecido en el art. 89 (art. 63, ley 24.241).

§ 415. AUTORIZACIÓN. -Según el art. 62, las AFJP serán au-


torizadas a administrar fondos de jubilaciones y pensiones y otorgar
los beneficios y servicios que establece esta ley cuando reúnan las
siguientes condiciones y se ajusten al procedimiento que se estatuye.
a) CONDICIONES. Se distinguen las siguientes.
1) Que se hayan constituido bajo las formas jurídicas mencio-
nadas en el art. 40.
2) Que la sociedad demuestre la integración total del capital
mínimo a que se refiere el art. 63 ($ 3.000.000) y del encaje a que
refiere el art. 89.
660 TIPOLOGÍA

3) Que se verifique que sus directores, administradores, geren-


tes y síndicos no se ecuentren inhabilitados conforme a lo normado
por el art. 60 de la ley 24.241, y éstos hayan presentado un detalle
completo de su patrimonio personal.
4) Que se acredite el cumplimiento de los niveles de idoneidad
técnica para la conducción y administración empresaria, de la cali-
dad de organización para el cumplimiento de su objeto, existencia
de un ámbito físico para el desarrollo de sus actividades, sistemas de
comercialización, toda otra información que demuestre la viabilidad
económico-financiera del proyecto.
b) PROCEDIMIENTO. El ap. 2 del art. 62 estatuye que cuando se
presente ante la Superintendencia de Administradoras de Fondos de
Jubilaciones y Pensiones una solicitud de autorización, ésta verifi-
cará y evaluará la documentación acompañada acreditando los re-
quisitos exigidos en los incs. a al d del ap. 1, así como también
habrá de obtener los informes de los organismos pertinentes a fin
de verificar lo prescripto en el inc. c, debiendo dichos datos ser pro-
porcionados dentro de los quince días de haber sido requeridos.
Dentro de los treinta días de presentada la solicitud y produci-
dos los informes mencionados precedentemente, el superintendente
deberá dictar una resolución fundada, dando curso al pedido o de-
negándolo.
La resolución que deniegue la autorización deberá contener una
relación completa, precisa y circunstanciada de todos los requisitos
que se consideren no cumplimentados con la documentación acom-
pañada o con los informes producidos. La solicitante podrá elevar
otro pedido de autorización adjuntando nueva documentación que
acredite los requisitos no probados y sustituyendo los directores, ad-
ministradores, gerentes o síndicos inhabilitados. En este supuesto
regirá el procedimiento indicado en el párr. 2° del ap. 2.
El superintendente no podrá denegar la autorización solicitada,
si ello no obedeciere a la falta de acreditación de los requisitos exi-
gidos por la ley 24.241 y las restantes condiciones que fijaren las
normas reglamentarias.

§ 416. INHABILITACIONES. - Conforme el art. 60, no podrán ser


directores, administradores, gerentes ni síndicos de una AFJP: a)
quienes estén afectados por las inhabilidades e incompatibilidades
SOCIEDADES CON OBJETO ESPECÍFICO 661

establecidas en los arts. 264 y 286 de la LSC. ni los inhabilitados


por aplicación del inc. 5 del art. 41 de la ley 21.526; b) los que por
decisión ñrme de autoridad competente hubieran sido declarados
responsables de irregularidades en el gobierno, administración y
control de entidades financieras o compañías de seguros, y c) aque-
llos que hayan sido condenados por delitos cometidos con ánimo de
lucro o por delitos contra la propiedad o la fe pública o por delitos
comunes, excluidos los culposos con penas privativas de libertad o
inhabilitación, mientras no haya transcurrido otro tiempo igual al
doble de la condena y los que se encuentren sometidos a prisión
preventiva por esos mismos delitos, hasta su sobreseimiento defini-
tivo; los inhabilitados para el uso de las cuentas corrientes bancarias
y el libramiento de cheques, hasta un año después de su rehabilita-
ción; los que hayan sido sancionados como directores, administra-
dores o gerentes de una sociedad declarada en quiebra, mientras dure
su rehabilitación.

§ 417. LIQUIDACIÓN. - La Superintendencia de Administrado-


ras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones procederá a la liquidación
de una AFJP cuando se verifique cualquiera de los siguientes su-
puestos contemplados por el art. 71 de la ley 24.241:
a) El capital de la AFJP se redujere a un importe inferior al
mínimo establecido en el art. 63, y éste no se hubiere reintegrado
totalmente dentro del plazo establecido.
b) Se verifique en más de dos oportunidades déficit de encaje,
dentro de un año calendario. No se tendrá en cuenta la generación
de déficit como consecuencia del proceso establecido por el art. 90.
c) No hubiere cubierto la rentabilidad mínima establecida en
el art. 86 o recompuesto el encaje afectado dentro de los plazos fi-
jados en el art. 90.
d) Se hubiera verificado cualquier otro hecho de los que tengan
previsto como sanción tal consecuencia.
e) Hubiera entrado la administradora en estado de cesación de
pagos, cualquiera que sea la causa y la naturaleza de las obligacio-
nes que acepte.
Se debe tener presente que el Estado concurrirá como acreedor
en el proceso de liquidación de una AFJP por los pagos que hubiere
realizado en virtud del cumplimiento de la garantía de rentabilidad
mínima establecida en el art. 90 (art. 72 in fine).
662 TIPOLOGÍA

En referencia al procedimiento de liquidación, el art. 72 esta-


blece que dentro de las setenta y dos horas hábiles de llegado a co-
nocimiento de la Superintendencia de Administradoras de Jubilacio-
nes y Pensiones cualquiera de los hechos enunciados en el art. 71
que afecten a una AFJP, el superintendente deberá proceder de la
manera siguiente.
a) Deberá dictar una resolución revocando la autorización para
operar en la administración de un fondo de jubilaciones y pensiones
a la AFJP incursa en alguno de los supuestos indicados en el art. 71.
Esta resolución implicará la disolución, por pérdida de objeto de la
AFJP, y conlleva la caducidad de todos sus derechos, de sus direc-
tores, representantes, gerentes y síndicos, y restantes organismos de
dirección, administración y fiscalización, a administrar el fondo;
será comunicada fehacientemente a la AFJP y a todas las entidades
bancarias autorizadas por la ley 21.526 y cajas de valores donde es-
tuvieren depositados el fondo de jubilaciones y pensiones y el fondo
transitorio, debiéndose requerir a tal fin la colaboración a que esta-
rán obligados el Banco Central de la República Argentina y la Co-
misión Nacional de Valores.
b) Luego tendrá que sustituirla en la administración del tondo
de jubilaciones y pensiones que administra, de su fondo transitorio
y de cualquier otro bien que perteneciera al fondo, para lo cual de-
signará a los funcionarios de la Superintendencia de Administrado-
ras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones que transitoriamente ejer-
cerán la administración, tomando posesión de las dependencias de
la administradora, y comunicando su designación conforme lo esta-
blecido en el párrafo anterior y al director, representante, síndico,
gerente o cualquier miembro de los organismos de dirección, admi-
nistración y control que fuera hallado. Si al personal designado por
la Superintendencia se le negare el ingreso y el cumplimiento de sus
funciones, podrá solicitar el inmediato y debido auxilio de la fuerza
pública a fin de garantizar que se sustraiga o destruya documenta-
ción o información de la AFJP, requiriendo la pertinente orden de
allanamiento al juez competente, si por cuestiones de celeridad no
lo hubiera podido hacer con anterioridad a la diligencia.
c) Pondrá en conocimiento de lo actuado al juez competente y
le solicitará: 7) decretar la liquidación de la AFJP y la designación
de su interventor liquidador; 2) trabe embargo sobre todos los bie-
nes de la AFJP, y 3) si hubiese indicios de haber cometido un ilícito
SOCIEDADES CON OBJETO ESPECIFICO 663

deberá solicitar que también se decrete la inhibición general de los


bienes de los directores, representantes, síndicos, gerentes y de todo
otro integrante de los organismos de dirección, administración y
control de la AFJP.
d) Si sospechara que se ha cometido un ilícito deberá denun-
ciarlo ante el juez federal con competencia en lo penal de la juris-
dicción del domicilio de la AFJP.
e) Durante los cuarenta y cinco días hábiles siguientes, prorro-
gables por otros cuarenta y cinco días más, la Superintendencia con-
tinuará administrando el fondo de jubilaciones y pensiones, pudiendo
contratar, para colaborar en la administración, personal temporario,
incluso de la propia administración liquidada. Asimismo deberá:
/) determinar el importe que sea necesario para efectivizar las ga-
rantías establecidas en el cap. XII del tít. III de la ley 24.241; 2) las
comisiones que perciba en este período serán aplicables a la recom-
posición del fondo y al oaeo d'" !o<; insumos indispensables para la
administración del fondo; 3) si efectuado el procedimiento indicado
en los apartados anteriores no se hubiera recompuesto el fondo, la
Superintendencia deberá solicitar a la Secretaría de Hacienda que.
en mérito a la garantía prevista en el cap. XII, remita el importe
faltante para cubrir estos objetivos, el que deberá ser enviado dentro
de los cinco días; 4) efectivizada la garantía, la Superintendencia
intimará a todos los afiliados incorporados a la administradora en
liquidación para que pasen a otra en el término de noventa días,
bajo apercibimiento de proceder en la forma indicada en el párr. 2o
del art. 43, notificando tal resolución al empleador de cada afiliado.
El derecho de traspaso de los afiliados quedará suspendido hasta la
recomposición del fondo al nivel de rentabilidad mínima.
Vencido el plazo mencionado en el ap. e, cesa la intervención
de la Superintendencia de Administradoras de Fondos de Jubilacio-
nes y Pensiones, salvo para garantizar el traspaso efectivo de las
cuentas de los afiliados a la nueva administradora que hayan elegido
y para representar el Estado nacional en el proceso de liquidación
de la AFJP.
Si la liquidación de una administradora se debiera a hechos ilí-
citos cometidos por sus directivos, representantes, gerentes, síndicos
y, en general, los integrantes de los organismos de dirección, ad-
mistración y fiscalización, quienes lo hayan cometido o consentido
664 TIPOLOGÍA

responderán por las deudas de la administradora con sus bienes per-


sonales (art. 72 in fine).
La disolución de dos o más AFJP que se fusionan para consti-
tuir una nueva o la disolución de una o más administradoras por
absorción de otra, deberá ser autorizada por la autoridad de control,
dando cumplimiento a los requisitos que las normas reglamentarias
establezcan para estos casos (art. 73, ley 24.241).

§ 418. INVERSIONES. - El activo del fondo de jubilaciones y


pensiones se invertirá de acuerdo con criterios de seguridad y ren-
tabilidad adecuados, respetando los límites fijados por la ley 24.241
y sus normas reglamentarias. Las AFJP podrán invertir el activo
del fondo administrado de diversas maneras (art. 74):
a) Títulos públicos emitidos por la Nación a través de la Se-
cretaría de Hacienda, o el Banco Central de la República Argentina,
hasta el 50% del total del activo del fondo.
b) Títulos valores emitidos por las provincias, municipalidades,
entes autárquicos del Estado nacional y provincial, empresas del Es-
tado nacionales, provinciales o municipales, hasta el 30%.
c) Obligaciones negociables, debentures y otros títulos valores
representativos de deuda con vencimiento a más de dos años de pla-
zo de emitidos por sociedades anónimas nacionales, entidades finan-
cieras, cooperativas y asociaciones civiles constituidas en el país y
sucursales extranjeras, autorizadas a la oferta pública por la CNV,
hasta el 40%.
d) Obligaciones negociables, debentures u otros títulos valores
representativos de deuda con vencimiento a menos de dos años de
plazo, emitidos por sociedades anónimas nacionales, entidades fi-
nancieras, cooperativas y asociaciones civiles constituidas en el país
y sucursales de sociedades extranjeras, autorizadas a la oferta públi-
ca por la CNV, hasta el 20%.
e) Obligaciones negociables convertibles emitidas por socieda-
des anónimas nacionales, entidades financieras, cooperativas y aso-
ciaciones civiles constituidas en el país y sucursales de sociedades
extranjeras, autorizadas a la oferta pública por la CNV, hasta el 40%.
/ ) Obligaciones negociables convertibles emitidas por empre-
sas públicas privatizadas, autorizadas a la oferta pública por la CNV,
hasta el 20%.
SOCIEDADES CON OBJETO ESPECÍFICO 665

g) Depósitos a plazo fijo en entidades financieras regidas por


la ley 21.526, hasta el 30%. Podrá aumentarse el 40% en la medida
que el excedente se destine a créditos o inversiones en economías
nacionales.
h) Acciones de sociedades anónimas nacionales, mixtas o pri-
vadas, autorizadas a la oferta pública por la CNV, hasta el 20%.
j) Cuotapartes de fondos comunes de inversión autorizados por
la CNV, de capital abierto o cerrado, hasta un 20%. -
k) Títulos valores emitidos por Estados extranjeros u organis-
mos internacionales, hasta un 10%.
/) Títulos valores emitidos por sociedades extranjeras admiti-
dos a la cotización en mercados que la CNV determine, hasta el 10%.
ni) Contratos que se negocien en los mercados futuros y opcio-
nes sujetos al control y supervisión oficial y en las condiciones y
sectores que éste establezca y reglamente, hasta el 10%.
n) Cédulas hipotecarias, letras hipotecarias, otros títulos valo-
res que cuenten con garantía hipotecaria o cuyos servicios se hallen
garantizados por participaciones en créditos con garantía hipoteca-
ria, autorizados a la oferta pública por la CNV, hasta el 40%.
ñ) Títulos valores representativos de cuotas de participación en
fondos de inversión directa, de carácter fiduciario y singular, con
oferta pública autorizada por la CNV, hasta un 10%.
o) Obras públicas de interés nacional o regional, de infraes-
tructura y servicios públicos, de utilización de mano de obra inten-
siva o que promuevan el desarrollo de actividades productivas a lar-
go plazo, tengan asegurada suficientemente la restitución y como
mínimo las garantías de intangibilidad y rentabilidad previstas en el
art. 40. En estos casos estarán a cargo de la AFJP que cree el Ban-
co de la Nación Argentina, hasta un 30%.
p) Financiamiento de viviendas nuevas garantizado por entida-
des financieras a través de la emisión de certificados de depósitos
con fines constructivos y a tasa variable durante la etapa de cons-
trucción y de títulos, cédulas o letras hipotecarias una vez finaliza-
das estas mismas, hasta un 20%.
q) Préstamos personales de corto, mediano y largo plazo en fa-
vor de los trabajadores y beneficiarios del sistema a cargo de la
AFJP del Banco de la Nación Argentina con los criterios de seguri-
dad y rentabilidad adecuados, hasta el 10%.
666 TIPOLOGÍA

Las inversiones señaladas en los incs. b al ñ estarán sujetas a


los requisitos y condiciones establecidos en el art. 76. Las normas
reglamentarias no podrán fijar límites mínimos para las inversiones
señaladas en este artículo.
Corresponderá conjuntamente a la CNV, al Banco Central de la
República Argentina y a la Superintendencia de Administradoras de
Fondos de Jubilaciones y Pensiones la fijación de límites máximos
para las inversiones incluidas en los incs. a a n, siempre que resulten
inferiores a los porcentajes establecidos en el art. 74 de la ley
24.241; cabe señalar que los incs. o, p y q de este artículo fueron
vetados por el decr. 2091/93.
En cuanto a las prohibiciones, el activo del fondo de jubilacio-
nes y pensiones no podrá ser invertido en los siguientes casos: á)
acciones de AFJP; b) acciones de compañías de seguros; c) acciones
de sociedades gerentes de fondos de inversión, ya sean comunes o
directos, de carácter fiduciario o singular; d) acciones de sociedades
calificadoras de riesgo; e) títulos valores emitidos por la controlante,
controladas o vinculadas de la respectiva administradora, ya sea di-
rectamente o por su integración dentro de un grupo económico suje-
to a un control común;/) acciones preferidas, y g) acciones de voto
múltiple.
En ningún caso podrán las administradoras realizar operaciones
de caución bursátil o extrabursátil con los títulos valores que con-
formen el activo del fondo de jubilaciones y pensiones, ni operacio-
nes financieras que requieran la constitución de prendas o gravá-
menes sobre el activo del fondo (art. 75, ley 24.241).
Conforme al art. 78, todos los títulos valores, públicos o priva-
dos que pueden ser objeto de inversión por parte de los fondos de
jubilaciones y pensiones, deben estar autorizados para la oferta pú-
blica y ser transados en mercados secundarios transparentes, que
brinden diariamente información veraz y precisa sobre el curso de
las cotizaciones en forma pública y accesible al público en general.
La CNV determinará los mercados que reúnen estos requisitos.
Las inversiones enunciadas en el art. 74, incs. b, g y k, deberán
estar previamente calificados por el Banco Central de la República
Argentina como susceptibles de ser adquiridos con los recursos de
los fondos de jubilaciones y pensiones. Este banco podrá delegar
en sociedades inscriptas en el Registro de Sociedades Calificadoras
SOCIEDADES CON OBJETO ESPECÍFICO 667

de Riesgo previsto en el art. 5 o del decr. 656/92, dicha calificación.


Los títulos valores privados enunciados en los incs. c, d, e, f, h, j , l
y n del art. 74 de la ley 24.241 deberán haber sido objeto de califi-
cación previa por sociedades inscriptas en el mencionado Registro
(art. 79, parte Ia).

§ 419. FONDO DE JUBILACIONES Y PENSIONES. - El fondo de ju-


bilaciones y pensiones es un patrimonio independiente y distinto del
patrimonio de la AFJP y que pertenece a los afiliados. La adminis-
tradora no tiene derecho de propiedad alguno sobre él. Los bienes
y derechos que componen su patrimonio son inembargables y están
sólo destinados a generar las prestaciones de acuerdo con las dispo-
siciones de la ley 24.241 (conf. art. 82).
Los derechos de copropiedad de cada uno de los afiliados o
beneficiarios sobre el fondo de jubilaciones y pensiones respectivo
son representados por cuotas de igual valor y características. El
valor de estas cuotas se determina en forma diaria, sobre la base de
la valoración establecida por la ley 24.241 y su reglamentación,
de las inversiones representativas de dicho fondo (art. 85).
Las AFJP deberán integrar y mantener en todo momento un ac-
tivo equivalente por lo menos al 2% del fondo de jubilaciones y pen-
siones que administren, el cual se denominará encaje. Según el art.
89, este encaje nunca podrá ser inferior a tres millones de pesos y
tendrá por objeto responder a los requisitos de rentabilidad mínima
a que se refiere el art. 86.

§ 420. ORGANISMO DE SUPERVISIÓN Y CONTROL: SUPERINTENDEN-


CIA DE ADMINISTRADORAS DE FONDOS DE JUBILACIONES Y PENSIONES. -
El art. 117 de la ley 24.241 creó la Superintendencia de Admi-
nistradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones, que ejerce el
control de todas las AFJP, con las funciones y atribuciones estable-
cidas en dicha ley y su decreto reglamentario. La misión de esta
Superintendencia es supervisar el estricto cumplimiento, por parte
de las entidades vinculadas a la operación del régimen de capitaliza-
ción, de la ley 24.241 y de sus normas reglamentarias que se dicten
en su consecuencia; procurar prevenir sus eventuales incumplimien-
tos y actuar con rapidez y eficiencia cuando estos incumplimientos
se verifiquen, en salvaguarda exclusiva y excluyente de los intereses
de las personas incorporadas al SIJP como aportantes o beneficiarios
668 TIPOLOGÍA

al régimen de capitalización, procurando que la efectivización de la


garantía estatal sea lo menos onerosa posible al erario público.
Es una entidad autárquica con autonomía funcional y financie-
ra, en jurisdicción del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de
la Nación.
Los arts. 118 y 119 de la ley 24.241 abordan respectivamente
los deberes y las facultades de la Superintendencia.

§ 421. PENALIDADES. - E l tít. V (arts. 132 a 155), en sus pri-


meros seis capítulos, alude a las penalidades, donde están contenidas
las regulaciones de los siguientes temas: delitos contra la integración
de los fondos al sistema integrado de jubilaciones y pensiones; de-
litos contra la adecuada imputación de los depósitos al sistema in-
tegrado de jubilaciones y pensiones; delitos contra la libertad de
elección de AFJP; delitos contra el deber de información; delitos
contra un fondo de jubilaciones y pensiones; delitos por incumpli-
miento de las prestaciones. A su vez, los últimos dos capítulos se
refieren a disposiciones comunes a los caps. I a VI, y a otras san-
ciones no comprendidas en ellos.

§ 422. MODALIDADES EN TORNO A LA ORGANIZACIÓN SOCIETARIA


CONFORME A LA ACTIVIDAD. - Detallamos brevemente, a mero título
ejemplificativo, algunas de las recientes modalidades referidas a la
organización societaria conforme a la actividad.
a) SEGURO DE DEPÓSITOS. La ley 24.485 -de 1995- creó el sis-
tema de seguro de garantía de los depósitos, que es limitado, obli-
gatorio y oneroso con el objeto de cubrir los riesgos de los depósitos
bancarios. en forma subsidiaria y complementaria al sistema de pri-
vilegios y protección de depósitos establecido por la ley de entida-
des financieras, sin comprometer los recursos del Banco Central de
la República Argentina. En uso de la facultad prevista en el art.
99, inc. 2. de la Const. nacional, el Poder Ejecutivo mediante decr.
540/95 creó el Fondo de Garantía de los Depósitos (FGD), y dispuso
la constitución de la sociedad Seguro de Depósitos (SEDESA) con
el objeto exclusivo de administrarlo (art. 1°). Fue delegado en el
Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos la aprobación
del acta constitutiva y los estatutos sociales de SEDESA, que tendrá
como socios al Estado nacional con una acción, como mínimo, y a
SOCIEDADES CON OBJETO ESPECIFICO 669

un fideicomiso constituido por las entidades financieras autorizadas


para operar en la República Argentina que deseen participar, en la
proporción que determine el Banco Central en función de sus apor-
tes al FGD (art. 2o). Este banco es la autoridad de aplicación del
sistema creado por esta ley 24.485 y reglamentado por el decreto
analizado, quedando facultado para dictar las normas interpretativas
y de aplicación que resulten necesarias (art. 22).
b) ADMINISTRADORAS DE RIESGOS DEL TRABAJO. La sanción de la ley
24.557 (de riesgos del trabajo) ha implicado un cambio en el sistema
de trabajo. La puesta en marcha del nuevo marco legal propende
erigirse en una herramienta que contribuya a la reducción de los cos-
tos laborales, posibilitando el mejoramiento de la capacidad compe-
titiva empresarial. La normativa permite -con la salvedad de los
supuestos del régimen del autoseguro- la gestión de las prestaciones
y demás acciones previstas en dicha ley a entidades de derecho pri-
vado previamente autorizadas (art. 26), denominadas "aseguradoras
de riesgos del trabajo" (ART), las que deberán responder a través de
la asistencia, rehabilitación y prestaciones médicas previstas en di-
cho sistema.
Funcionan como entes de regulación y supervisión de la ley de
riesgos del trabajo la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, crea-
da por el art. 35 de la ley, y la Superintendencia de Seguros de la
Nación (art. 26).
CAPÍTULO XII

SOCIEDADES COOPERATIVAS

§ 423. CONCEPTO. - Las cooperativas son sociedades basadas


en la cooperación para satisfacer necesidades colectivas de sus aso-
ciados, entre éstos, con capital variable, duración ilimitada, ingreso
abierto, voto por persona e indisponibilidad de las reservas, pero con
libertad de retiro de los socios1.
La doctrina guarda mucha cautela en distinguirla de las socie-
dades, y ello por cuanto constituye un tipo particular, con una ley
especial que las regula: la ley 20.337, que las llama "cooperativas"
o "entidades", prohibiéndoseles transformarse en asociaciones o so-
ciedades.
Las sociedades cooperativas constituyen una categoría especial
de sociedades, de capital variable, que no reparten utilidades, sino
excedentes, con especiales criterios o vinculados a los servicios uti-
lizados. El fin desinteresado de las reservas y de la cuota de liqui-
dación las aparta del régimen general de sociedades y de las asociacio-
nes, por cuanto en las cooperativas existe aporte que es reintegrable
al asociado.

1
Althaus, Tratado de derecho cooperativo; Corvalán, Los principios coope-
rativos en el derecho positivo nacional, JA, 1995-III-833; Cracogna, Ocho años de
vigencia de la ley de cooperativas 20.337. Balance y perspectivas, RDCO, 1982-
55; Escuti (h.), La nueva ley de cooperativas, RDCO, 1974-17; Favier Dubois, Co-
operativas: fundamentos y régimen legal; Hendler, Las cooperativas y la ley de
defensa de la competencia, ED, 116-148; Kesselman, Sociedades cooperativas;
Stempels, Las agrupaciones de colaboración y las cooperativas, RDCO, 1983-895;
Favier Dubois (h.), Parte general, p. 44; Régimen de las cooperativas, "Doctrina
Societaria y Concursal Errepar", t. V, p. 67; Richard - Escuti (h.) - Romero, Manual
¡le derecho societario, p. 357; Torres y Torres Lara, Derecho cooperativo, p. 230.
672 TIPOLOGÍA

Se ha formulado una interesante distinción que reproducimos2:


a) Sociedad: ñn interesado, patrimonial y lucrativo.
b) Cooperativa: fin interesado, patrimonial, no lucrativo.
c) Asociación: fin desinteresado, no patrimonial, ni lucrativo.
A su vez, la denominamos "sociedad cooperativa", incluyendo
su estudio dentro del derecho de las sociedades, basado en la indi-
ferenciación del objeto y del ánimo de lucro (arg. art. 3 o , LSC), para
configurar una sociedad-persona, conforme a los tipos sociales pre-
determinados legalmente3. Esto no altera las profundas diferencias
que existen entre una sociedad anónima y una sociedad cooperativa,
lo que no ha arredrado al legislador para señalar como norma suple-
toria a las cooperativas el régimen legal de ¡as anónimas (art. 118,
ley 20.337). Esta inclusión de las cooperativas dentro de las socie-
dades comerciales se hace merced a un imprescindible replanteo de
la idea de lo mercantil, donde el lucro no es esencial, donde lo co-
mercial está definido por la intermediación organizada con estabili-
dad, y donde nada tiene que ver el objeto comercial o civil que se
persiga, pues la idea de lucro campea más en la definición de socie-
dades civiles del art. 1648 del Cód. Civil, que en la introducida por
el art. Io de la LSC.
Es fundamental distinguir entre acto cooperativo y acto de una
cooperativa, subrayando que una cosa son los actos y otra la estruc-
tura de la organización. La cooperativa realiza actos de distinta
naturaleza y no sólo actos cooperativos4.
Un prestigioso autor5 se refiere a este acto cooperativo y su
naturaleza jurídica, donde recepta que constituye sólo una definición
de teoría económica, por lo que entiende que deben prevalecer las
reglas de la cooperativa sobre otras normas jurídicas que pudieran
intentar aplicársele a una relación determinada, así prevalece la re-
lación cooperativa sobre lo establecido por la ley de contrato de tra-
bajo para juzgar la relación entre un asociado a una cooperativa de

2
Favier Dubois (h.), Parte general, p. 44.
3
Seguimos en estos puntos las expresiones formalizadas en Richard - Escuti
(h.) - Romero, Manual de derecho societario, p. 357 y siguientes.
4
Torres y Torres Lara, Derecho cooperativo, p. 230.
5
Favier Dubois (h.), Régimen de las cooperativas. "Doctrina Societaria y
Concursa! Errepar", t. V, p. 67.
SOCIEDADES COOPERATIVAS 673
trabajo y el propio ente, e, igualmente, en una cooperativa de vi-
vienda, el acto cooperativo desplazará a las reglas de la compraven-
ta en la relación del socio con la entidad para la adjudicación del
inmueble.
En nuestro derecho se pueden conceptualizar estas sociedades
como de capital variable y de duración indefinida (art. 2o. inc. 1).
que se constituyen para atender necesidades de los socios, los cuales
reconocen su participación societaria con acciones nominativas de
igual valor, con transferibilidad restringida y libre retiro, con dere-
cho de voto por persona y no por la participación en el capital, y
que no asumen responsabilidad más allá de la efectiva integración
de las acciones que suscriben.
Están excluidas de la regulación de esta ley las cooperadoras
escolares de alumnos de menos de dieciocho años (art. 114, ley
20.337), siendo aplicables a algunas cooperativas los regímenes es-
peciales en función de su actividad (p.ej., actividad financiera: art.
115, párr. 6o, ley 20.337).

§ 424. ANTECEDENTES. - Las cooperativas, como otras socie-


dades, nacieron por imposición de las necesidades de la actividad
humana y se constituyeron aun cuando no existían normas especí-
ficas para su regulación. En Inglaterra, la pionera Rochdale Society
of Equitable Pioneers se constituyó e inscribió bajo los preceptos
de la legislación de mutualidades, pues sólo en 1852 se promulgó
en dicho país la primera ley que regula las sociedades cooperativas.
En Alemania se distinguen, desde 1933, tres clases de coopera-
tivas: con responsabilidad de todos los socios, con responsabilidad
limitada y con obligación limitada. Las terceras, con obligación de
los socios de hacer aportes complementarios para cubrir pérdidas.
Sistema similar acoge el Código Civil italiano de 1942. México y
Brasil tienen modernas legislaciones desde 1938, agregándose la de
Uruguay de 1946, las dos últimas en proceso de reforma, materiali-
zada en Brasil en 1971 y en Uruguay con Anteproyecto de 1974.
Nuestro Código de Comercio de 1889 introdujo este tipo social
dentro de la regulación normativa argentina, pudiendo constituirse
como de responsabilidad limitada o ilimitada.
La ley 11.388, de 1926, introdujo una moderna legislación co-
operativa, fundada en los más avanzados principios de la colabo-
ración societaria, camino sobre el cual insiste la vigente ley 20.337,

43. Richard - Muiño, Derecho societario.


674 TIPOLOGÍA

promulgada en mavo de 1972. Lo único que-estimamos criticable


es que se hubieran incorporado las sociedades cooperativas a un ré-
gimen único de las sociedades argentinas, que incluyera además las
civiles, lo cual hubiera permitido una legislación más simple en tor-
no de la cooperativa.
En efecto, son aplicables a las sociedades cooperativas, de con-
formidad con la remisión del art. 11S de la ley 20.337, las normas
sobre sociedades por acciones, y en virtud de ellas son aplicables
las del cap. I de la LSC.
Por esa remisión son aplicables los siguientes artículos de la
ley 19.550: 11, inc. 7 in fine; 16, párr. Io, 17 a 22; 37; 39; 41 a 48;
50; 56; 59; 61; 63 a 65: 68; 69; 73; 83, incs. 1 a 4; 84; 86 a 89; 91;
94, incs. 3 a 5; 97; 99; 100; 103; 113 a 118; 120; 122, incs. a y b;
123; 124; 164: 166 in fine: 167; 183; 184; 187; 210; 213, incs. 2 a
4 y 6; 215; 218; 219; 222; 225; 234, incs. 1 a 3; 235, inc. 4; 236
a 238; 240; 242; 244 a 246; 248; 249; 251 a 254; 256; 257; 263;
265; 266; 271: 2"? a 2"6: 27'S: 279; 287; 291; 293 a 298.
En esta línea tiene dicho la jurisprudencia que el art. 118 de la
ley 20.337 prevé respecto de las sociedades cooperativas, la aplica-
ción supletoria del cap. II, secc. V, de la LSC, que se refiere sólo a
la regulación de las sociedades anónimas; pero es evidente que tam-
bién es aplicable a las cooperativas la regulación general de las so-
ciedades comerciales, en tanto sean compatibles con su naturaleza.
Además, el art. 15 de LSC es perfectamente aplicable a las so-
ciedades cooperativas, según el cual las acciones autorizadas por es-
ta ley se sustanciarán por "procedimiento sumario"6.

§ 425. CARACTERES. - Los caracteres esenciales de las socie-


dades cooperativas que resultan del art. 2° de la ley 20.337 y reco-
nocidos en otras normas de la misma ley, pueden clasificarse como
esenciales materiales, ideales y naturales.
a) MATERIALES. Mencionamos los siguientes.
1) Capital variable y sin límite, de conformidad con el princi-
pio genérico de puertas abiertas, salvo limitaciones que resulten del
cumplimiento del objeto societario (art. 2o, inc. 1, ley 20.337).

6
CXCom. Sala D. 20/5/96. "Lombardero, Julio C. y otro c/González, José E.
y otros s/sumarísimo". "Docirina Societaria y Concursal Errepar", t. VIII, p. 517.
SOCIEDADES COOPERATIVAS 675

Las cuotas sociales de una sociedad cooperativa se representan


en títulos que la ley denomina acciones, que deben ser nominativas,
conforme el carácter personal que reviste la relación asociativa, in-
divisible y transferible sólo entre asociados7.
2) Número variable de asociados. Sin límite estatutario de so-
cios (arts. 8o, incs. 2 y 3, y 17, inc. 2, ley 20.337).
3) Duración ilimitada.
4) Voto por persona y no por capital, según la limitación de
responsabilidad (arts. 8o, inc. 5, y 11, ley 20.337).
5) Distribución de excedentes en proporción al uso, no debien-
do hablarse de utilidades, sino de retorno del mayor valor del ser-
vicio sobre el costo neto, mediante la distribución de los excedentes
económicos del ejercicio (arts. 2°, inc. 6, y 42, ley 20.337).
6) Prestación de servicios a sus asociados y sólo excepcional-
mente a terceros, en cuyo caso el mayor valor del servicio que paga
el tercero no se distribuye como excedente.
7) Con reservas irrepartibles y liquidación altruista.
En cuanto a los fondos de liquidación, una vez devuelto el apor-
te nominal al socio, se destina a educación.

1) Sin finalidad política, religiosa, étnica o ideológica (art. 2o,


inc. 7, ley 20.337).
2) Finalidad de fomentar la educación cooperativa.
3) Prever la integración cooperativa.
c) ORGANIZATIVOS NATURALES. Merecen señalarse algunos de éstos.
1) Participación de un mínimo de diez asociados (art. 2 o , inc.
5, ley 20.337), salvo excepción autorizada por autoridad de aplica-
ción o cooperativa de segundo grado.
2) Prestar servicios a no asociados si lo confirma la autoridad
de aplicación (arts. 2o, incs. 10 y 19, y 42, ley 20.337).
3) Reconocer interés a las participaciones sociales si el estatu-
to lo autoriza (art. 2o, inc. 4, ley 20.337).

7
Cl'CivCom BBlanca, Sala II, 19/4/83, "Cooperativa de Servicios y Obras
Públicas Ltda. de Puán c/Hernandorena, Rafael", ED, 104-483.
676 TIPOLOGÍA

4) Limitar el ingreso de los socios de conformidad con el obje-


to social fnrt. 17. ley 20.3371.

§ 426. CLASES. - La ley argentina sólo reconoce la cooperati-


va con responsabilidad limitada; de ahí las disposiciones sobre su
denominación, incorporadas en el art. 3 o del régimen legal.
El art. 4o define los actos cooperativos, indicando que son los
cumplidos por las cooperativas entre sí o con sus asociados, tendien-
tes al cumplimiento del objeto social y la consecución de los fines
institucionales. Igualmente, respecto de las cooperativas, los actos
que a tales fines realice con otras personas, eliminando los mal lla-
mados actos unilateralmente comerciales. Esta clasificación de ac-
tos cooperativos tiene interés fiscal, y es una reacción frente a la
doctrina tradicional sobre el acto de comercio, fundada esencialmen-
te en el lucro y no en la intermediación especulativa u organizada.
La ley argentina reconoce además de las cooperativas escolares
que se excluyen de ella, las siguientes, conforme su objeto: a) de
consumo de bienes; b) de consumo de servicios; c) de producción;
d) de trabajo; e) de adquisición de elementos de trabajo;/) de trans-
formación de productos; g) de comercialización de productos en es-
tado natural; h) de comercialización de productos elaborados, e i)
de crédito.
Esta enumeración no es taxativa, atento a lo dispuesto por el
art. 42, inc. 5, ap. e (p.ej., de seguros, de vivienda, editoras).

§ 427. CONSTITUCIÓN. - Hay que distinguir entre requisitos de


fondo y requisitos de forma.
a) REQUISITOS DE FONDO. Como requisitos de fondo del acto
fundacional es imprescindible que se cumplan todos los requisitos
o caracteres esenciales que tipifican la sociedad cooperativa, así co-
mo también las naturales en cuanto no medie autorización en con-
trario de la autoridad de control.
Además, el acto fundacional deberá expedirse sobre los siguien-
tes requisitos de fondo:
1) Informe de los iniciadores sobre los objetivos cooperativos.
2) Proyecto de estatuto.
3) Suscripción e integración de las cuotas sociales.
SOCIEDADES COOPERATIVAS 677
4) Designación de consejeros y síndicos, y, en su caso, de au-
ditoría íart. 81. lev 20.337).
El acto fundacional se cerrará con la aprobación o modificación
del proyecto de estatutos.
El art. 8o señala el contenido mínimo de las normas estatutarias,
sin perjuicio de otras disposiciones a las que más adelante nos re-
feriremos.
7) Denominación y domicilio.
2) Designación precisa del objeto social, que puede ser plural
y constituir secciones, según el léxico empleado por el art. 42 de la
ley 20.337.
3) Valor de las cuotas sociales, expresado en moneda argentina.
4) Organización de la administración y la fiscalización del ré-
gimen de asambleas (arts. 48 a 50).
5) Reglas para distribuir los excedentes.
6) Condiciones de ingreso, retiro y exclusión.
7) Cláusulas necesarias para establecer los derechos y obliga-
ciones de los asociados.
8) De otras normas también resulta la obligación de normar es-
tatutariamente sobre las formalidades de las acciones (art. 26, ley
20.337).
En cambio, no sería obligatorio estatuir, como requiere el art.
8o, sobre derecho de ingreso, en cuanto el mismo inc. 3 lo condicio-
na a "si lo hubiera" (art. 18); soportación de pérdidas, como con-
traria a lo dispuesto por el art. 2o, inc. 11, y un elemento tipificante
de las cooperativas, cual es la limitación de la responsabilidad; cláu-
sulas atinentes a la disolución y liquidación, a que se refiere el inc.
8 de dicho art. 8o, por cuanto la ley contiene todas las previsiones
al respecto que operan supletoriamente de no existir previsiones es-
tatutarias.
Es importante señalar las normas que imponen o posibilitan pre-
visiones estatutarias.
1) NORMAS QUE IMPONEN PREVISIONES ESTATUTARIAS. Son de variada
naturaleza y las puntualizaremos en particular:
a) El art. 8o al que acabamos de referirnos.
b) El art. 23, sobre los efectos del recurso por la exclusión de
socios.
678 TIPOLOGÍA

c) El art. 24, párr. 3 o , sobre la forma de transferencia de las


llamadas cuotas sociales entre asociados y según el consejo de admi-
nistración de conformidad con las condiciones que determine el es-
tatuto.
d) El art. 26 en cuanto a las formalidades que deben revestir
los títulos representativos de las llamadas cuotas sociales, o sea, los
títulos accionarios.
e) El art. 42, inc. 5, ap. d, en las cooperativas de crédito o res-
pecto de las secciones de crédito, el estatuto deberá determinar la
forma de distribución del saldo de utilidades, atendiendo a la pro-
porción del capital aportado, como a los servicios utilizados.
f) El art. 48 impone la previsión estatutaria de la forma de con-
vocación.
g) El art. 50 obliga a adoptar previsiones estatutarias en el caso
de que los asociados superen el número de cinco mil para constituir
la asamblea por delegados. A su vez, el estatuto puede adoptar
otras previsiones sobre esa organización.
h) El estatuto debe fijar el número, la periodicidad y la forma
de elección de los miembros del consejo de administración, como
lo impone el art. 63.
;') El art. 69 impone la regulación estatutaria del funcionamien-
to del referido órgano de administración.-
j) Los arts. 68 y 76 imponen la organización del funcionamien-
to del consejo y sindicatura.
k) Por último, el art. 85, párr. 4o, en relación a la integración
federativa, o sea, de cooperativas de segundo o ulterior grado, im-
pone que el estatuto establezca el régimen de representación y voto,
formalizando algunas pautas en relación a las cuales puede estable-
cerse el régimen contractual.
2) NORMAS CONTRACTUALES. Posibilitan regulaciones estatutarias,
al margen de las disposiciones imperativas y dispositivas de la ley,
las siguientes normas:
a) Aplicar excedentes para pagar un interés sobre las cuotas
sociales, como retribución al capital aportado (art. 2°, inc. 4).
b) Fijar derecho de ingreso, y concretamente en forma impera-
tiva, pero dentro de su regulación con la permisividad que otorga la
ley, sobre organización de administración, fiscalización y asambleas,
SOCIEDADES COOPERATIVAS 679

distribución de excedentes y soportación de pérdidas, retiro, ingreso


y exclusión de asociados, sus derechos y obligaciones, y normas so-
bre disolución y liquidación (art. 8o).
c) Fijar una época extraordinaria para el retiro de asociados,
operando supletoriamente el término del ejercicio social al que se
deberá anticipar en treinta días con el aviso (art. 22).
d) Fijar normas (en cuanto al capital) tendientes a la formación
e incremento del capital social, en proporción con el uso real o po-
tencial de los servicios sociales (art. 27), y también normas sobre
caducidad de los derechos de los asociados por mora (art. 29), res-
tringiéndose además el derecho de reembolso de cuotas sociales por
retiro, fijándose un mínimo de afectación (art. 31).
e) Prever respecto de asambleas que autoricen la convocatoria
de la extraordinaria por un porcentaje de asociados menor al 10%
del total (art. 47), y la división de distritos en secciones cuando el
número de asociados pase de cinco mil (art. 50) o e n caso de aso-
ciados domiciliados o residentes a distancia del lugar de la asamblea
(art. 50), pudiéndose prohibir la votación por poder (art. 51) o fijar
una mayoría más rigurosa que la simple (art. 53). modificándose la
competencia del órgano de administración o atribuyendo a la asam-
blea asuntos o resoluciones determinadas (art. 58, párr. último).
Sólo agotados los trámites internos previstos en los estatutos,
nace la facultad de acudir a la justicia para solucionar los conflic-
tos, tratándose de un requisito de fondo para que surja la acción ju-
dicial8.
f) Impedir en cuanto al órgano de administración, la reelegibi-
lidad (art. 63, párr. último), y prever la elección de suplentes (art.
65), y consecuentemente con lo dispuesto en el párr. último del
art. 58 puede modificarse su competencia natural (art. 68), pudiendo
instituir un comité ejecutivo o mesa directiva integrada por conse-
jeros (art. 71).
g) Permitir la reelegibilidad de la sindicatura (art. 76, párr. 3o)
y en caso de fijar una sindicatura plural, debe ser impar (art. 76,
párr. 4o).

8
CNCiv, Sala C, 14/5/85, "Stolartz, Mario c/Cooperativa de Vivienda Flores-
ta". LL. 1985-E-lll.
680 TIPOLOGÍA

h) Prever otro órgano para la liquidación, pues, a falta de dis-


posición en contrario en la disolución y liquidación está ella a cargo
del órgano de administración (art. 88).
b) REQUISITOS DE FORMA. Las cooperativas se constituyen exclu-
sivamente por acto único, a diferencia de las sociedades por accio-
nes, que también pueden hacerlo por suscripción pública, y autori-
zándose la instrumentación en documento público y privado (art. 7",
ley 20.337), apartándose así también de lo dispuesto por el art. 165
de la LSC, que exige el instrumento público fundacional para las
sociedades por acciones.
Este medio instrumental de la constitución de las cooperativas
debe ser suscripto por todos los fundadores y, por tanto, debe iden-
tificarlos totalmente por nombre y apellido, domicilio, estado civil
y número de documento de identidad. El art. 7o de la ley 20.337
excluye los requisitos de nacionalidad y profesión que exige el art.
11, inc. 1, de la LSC. datos que en alguna clase de cooperativa serán
indispensables en función del objeto o actividad de la sociedad.
El elemento instrumenta] o acta fundacional debe contener to-
dos los elementos sustanciales necesarios para la constitución de
la sociedad y a los que nos referimos en el punto anterior.
c) PUBLICIDAD. El art. 10 in fine de la ley 20.337 no requiere
la publicación del acta fundacional ni de los estatutos. La publici-
dad se logra mediante la inscripción ante la autoridad de aplicación,
o sea, el Instituto Nacional de Acción Cooperativa y Mutualidades.
El trámite está regulado en el art. 9o de la ley 20.337, y puede pro-
movérselo ante esa autoridad de aplicación o ante el órgano local
provincial competente que remitirá al primero los elementos funda-
cionales.
Como requisito formal de esa publicidad se deberán presentar
tres copias del acta de constitución que, repetimos, contiene todos
los requisitos sustanciales y formales, copias que deberán estar fir-
madas por todos los consejeros e ir acompañados de la constancia
de depósito en un banco oficial o cooperativo -se excluye la banca
privada no cooperativa- de la vigésima parte del capital suscripto.
Se advierte una incongruencia en que las copias sean suscriptas
solamente por los consejeros en relación a la responsabilidad de fun-
dadores y consejeros que establecen los arts. 11 y 28, párr. 2o, de la
ley 20.337. De ahí que debamos interpretar que el primer párrafo
SOCIEDADES COOPERATIVAS 681

in fine del art. 9o, que dispone "las firmas serán ratificadas ante ésta
o debidamente autenticadas", se refiere a las firmas del acta del art.
7o, firmada por todos los fundadores, y no solamente a las firmas de
los consejeros que registran las copias.
La segunda parte del art. 9o fija los plazos dentro de los cuales
la autoridad de aplicación deberá expedirse y determina que en ella
inscribirá a la cooperativa, produciendo su regularización y el cese
de la responsabilidad, según disponen los arts. 10 y 11 de la ley
20.337.
d) MODIFICACIONES. REGLAMENTOS Y SUCURSALES. Los arts. 12 a
15 de la ley 20.337 establecen las disposiciones para considerar re-
guladas las modificaciones, para lo cual se seguirá el mismo trámite
constitutivo, al igual que para ios reglamentos. En cuanto a las su-
cursales intervendrá el órgano provincial competente (art. 14), sin
perjuicio de la aplicación de la norma del art. 120, inc. l,,para las
sociedades constituidas con anterioridad a la vigencia de la ley.
La ley de sociedades es aplicable, según el art. 15 de la ley
20.337 a las cooperativas constituidas en el extranjero.
e) RECURSOS CONTRA DECISIONES ADMINISTRATIVAS VINCULADAS A LA RE-
GULARIZACIÓN DE LAS SOCIEDADES. El art. 16 regula el tema del epígra-
fe en forma similar a la prevista en la LSC, agregando un innecesa-
rio inc. 2 al art. 120, con la única diferencia de obligar a concurrir
a litigar ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso
Administrativo Federal de la Capital Federal. El sistema es con-
gruente con las previsiones del art. 103 de la ley 20.337, respecto
de la recurribilidad de determinadas sanciones que aplique la auto-
ridad de control.

§ 428. Los SOCIOS. - Estudiaremos sucesivamente la admisión,


rechazo, retiro, exclusión y derechos y obligaciones de los socios.

§ 429. ADMISIÓN. - Pueden ser socios tanto las personas físi-


cas como las jurídicas (art. 17, ley 20.337). El principio del art.
2o, inc. 2, que autoriza a no poner límite estatutario al número de
asociados, permite, en principio, que lo sea todo aquel que solicite su
ingreso en las condiciones previstas en el estatuto, que no puede
tener limitaciones de carácter político, religioso, de nacionalidad,
de región o raza.
682 TIPOLOGÍA

Implícitamente puede tener condiciones de carácter profesio-


nal, lo cual subraya el art. 17, que determina como libre ingreso
"siempre que reúnan los requisitos establecidos por el estatuto".
Dentro de estas limitaciones profesionales, es de fundamental
importancia las que fije el estatuto en relación al cumplimiento
del objeto social. En efecto, un ingreso irrestricto podría perjudicar
el cumplimiento de ese objeto, como finalidad en la constitución de
la estructura societaria, como podría ocurrir en una cooperativa
de servicios o de trabajo (art. 17, párr. 2o).
La facultad legal de asociarse con personas de otro carácter que
establece para las cooperativas el art. 5o de la ley 20.337, no debe
entenderse limitada sólo a las ya existentes, sino que además es
comprensiva de la de crear otras9.
Otra de las condiciones consiste en el pago de "derecho" de
ingreso, que debe estar expresamente fijado en el estatuto (art. 8o,
inc. 3), derecho que está regulado en el art. 18, determinando que
no puede exceder del valor de una cuota social y que no puede ele-
várselo como compensación de reservas realizadas en la sociedad
(sobre reservas legales y especiales, ver art. 42). En el Brasil se ha
determinado que la cuota de ingreso no puede exceder el valor de
un salario vital, lo cual parece razonable, pues en la Argentina no
se fija valor máximo a la cuota.
La admisibilidad de una persona Jurídica, dentro de las que se
incluyen las sociedades por acciones, ampliando así las limitaciones
legales que les impone el art. 30 de la LSC, y atendiendo a que a la
postre la cooperativa es una sociedad por acciones (art. 24) y de
carácter fungible para los socios, estará condicionada por los requi-
sitos establecidos en los estatutos de ambas, atendiendo especial-
mente a la congruencia con el cumplimiento del objeto social.
El art. 19 incorpora una específica referencia al Estado en todas
sus formas, los entes descentralizados y las empresas del Estado,
autorizando su asociación a las cooperativas y las propias normas
que las regulen. Por tanto, en cuanto remite a los términos de la
ley de cooperativas, les serán aplicables las restricciones de admi-
sión fundadas en las condiciones derivadas del objeto social o re-

' CCivCom Santa Fe, Sala I, 1/11/79, "El Hornero Soc. Col.", RepLL, 1981-
3049, n° 15.
SOCIEDADES COOPERATIVAS 683

quisitos establecidos en el estatuto. La especial norma de la última


parte del artículo autoriza al Estado o a dichas empresas a pactar
con las cooperativas determinadas formas de participación, sin inci-
dir sobre la autonomía de las segundas, lo que permitiría resolver
adecuadamente problemas de explotación de servicios públicos (ener-
gía, salubridad).
La última parte del párr. Io del art. 19 faculta al Estado y sus
empresas a usar los servicios de las cooperativas sin asociarse, en
las condiciones que se pacte con ellas, de conformidad con la facul-
tad general otorgada por el art. 2o, inc. 10, de prestar servicios a no
asociados -que ya hemos comentado- y lo previsto en la última par-
te del art. 42, en relación al destino de los ingresos que resulte por
esos servicios.
E¡ art. 20 enfatiza la facultad de otorgar servicios a no asocia-
dos, tornándolos obligatorios cuando los que se prestan son públicos
como únicas concesionarias, obligación que se impone en beneficio
de reparticiones públicas de cualquier jurisdicción, según las condi-
ciones fijadas para los asociados, es decir, sin tarifas adicionales ni
diferenciales.
La ley 20.337, en sus arts. 17 y 23, establece las condiciones
que deben revestir los asociados, siempre dentro del principio coo-
perativo de la adhesión libre y voluntaria -principio de puertas abier-
tas-; el art. 17 precisa quiénes pueden ser asociados y establece que
el estatuto puede imponer condiciones especiales para el ingreso,
derivadas del objeto social.

§ 430. RECHAZO. - Congruentemente con lo expresado para la


admisión, el rechazo del socio sólo puede fundarse en el incumpli-
miento de los requisitos establecidos por el estatuto, debidamente
aprobado por la autoridad de control, o en las limitaciones al ingreso
fijadas para el mejor cumplimiento del objeto social.
La negativa de ingreso podrá ser recurrida ante la autoridad ju-
dicial con jurisdicción en el domicilio social. No se regula expre-
samente un recurso ante la autoridad de aplicación, pero parece apli-
cable el art. 100, inc. 9, que faculta para declarar irregulares e
ineficaces a los efectos administrativos los actos contrarios al esta-
tuto, y por el inc. 10 solicitar al juez la suspensión de las resolucio-
nes contrarias al reglamento. De todas formas consideramos que
tal actividad sería insuficiente para lograr la revocación del acto de
684 TIPOLOGÍA

rechazo y asegurar el ingreso del socio, quien necesariamente debe-


rá accionar contra la cooperativa.
Conforme el art. 17 de la ley 20.337, el consejo tiene la obli-
gación de resolver si acepta o no al aspirante a socio. En el primer
caso, basta la mera resolución aceptando al aspirante como socio,
consagrando fudamentalmente la fecha de esa aceptación. En el
supuesto contrario, o sea, tratándose del rechazo de la solicitud co-
mo socio, la norma del citado artículo crea la obligación de fundar
la decisión denegatoria del ingreso10.

§ 431. RETIRO. - E l art. 22 de la ley 20.337 autoriza el retiro


voluntario de los socios, sea al finalizar el ejercicio social o en la
época establecida en el estatuto. De no estar establecido otro pla-
zo, el socio deberá dar conocimiento de su decisión de retirarse con
treinta días de anticipación, ampliando así los ocho días que fijaba
la ley anterior.
El libre ingreso y egreso de los socios convierte a estas socie-
dades en sociedades de capital variable.
No obstante lo antedicho y como forma de asegurar el funcio-
namiento del ente social, configurándose como un derecho contrac-
tual a la prosecución del giro o cumplimiento del objeto social, el
art. 31 permite establecer limitaciones al reembolso de las cuotas
sociales por retiro de los socios.
Así, el estatuto puede disponer una cuota de reembolso anual,
que no será inferior al 5% del capital integrado según el último ba-
lance aprobado. Si con ese monto no pudieran atenderse los pagos
de reembolso de cuotas de socios que se retiran, se aplicarán los fon-
dos de conformidad con el "orden de antigüedad" en ejercicios sub-
siguientes. Ese orden de antigüedad no debe entenderse de la an-
tigüedad del socio, sino de la antigüedad con que se ha ejercitado
el derecho de retiro, computado por años.

§ 432. EXCLUSIÓN. - La exclusión del socio, sobre cuyas cau-


sales no esclarece el art. 23, y sobre cuyo tema no contienen dispo-
sición alguna las normas a que remite el art. 118 (o sea, el cap. II,
secc. V, LSC), puede generar el riesgo de la discrecionalidad.

10
CPCivCom BBlanca, Sala II, 19/4/83, "Cooperativa de Servicios y Obras
Públicas Ltda. de Puán c/Hernandorena, Rafael", ED, 104-483.
SOCIEDADES COOPERATIVAS 685
Entendemos que la exclusión debe fundarse en motivos explici-
tados en el estatuto o en el incumplimiento de los deberes y obliga-
ciones como socio o en actividades que obstaculicen el cumplimien-
to del objeto social, de deslealtad, de competencia, amén de los
incumplimientos particulares de quienes cumplan funciones en los ór-
ganos del ente social. Así, por imperio del art. 8o, inc. 6, deben
establecerse "las condiciones de ingreso, retiro y exclusión de los
asociados".
Tal decisión puede ser recurrida ante la asamblea "en todos los
casos" (art. 23, párr. Io in fine), como forma de paliar esa posible
discrecionalidad. Por imperio legal, el estatuto debe establecer
"los efectos del recurso", o sea, si éste es al solo efecto devolutivo,
produciendo efectos inmediatos la resolución del consejo de admi-
nistración, o si el efecto es suspensivo, manteniéndose la relación
asociativa en forma plena hasta la resolución de la asamblea.
Contra la decisión de ésta, cabe la acción prevista en el art. 62,
dentro de cuya concepción ingresa la de ilegitimidad incoada por el
asociado excluido que considera la resolución violatoria de las dis-
posiciones estatutarias que regulan su situación.

§ 433. DERECHOS Y OBLIGACIONES. - Ya nos hemos referido al


derecho de retiro voluntario de los socios (§ 431).
En breve reseña de derechos y obligaciones que asumen los
asociados según su participación societaria, señalamos cuanto sigue.
a) Derecho de información de conocimiento de quiénes son los
asociados a la cooperativa, con directo acceso al libro de asociados
(art. 21).
b) Requerir información sobre la actividad económica de la co-
operativa o constancias de otros libros a través del síndico (art. 21
in fine).
c) Ejercer el derecho de voto, de carácter igualitario por la ti-
pología social, el que puede ejecutar a través de representante (art. 51).
d) Obtener la entrega de los títulos accionarios representativos
de las llamadas cuotas sociales que deben ser nominativas, de valor
igual, que determinará el estatuto (art. 24).
e) Transferir las cuotas a asociados, cumpliendo las condicio-
nes que fije el estatuto y con aprobación del consejo de adminis-
tración, aprobación que no podría ser discrecional (art. 24 infine).
686 TIPOLOGÍA

f) Constituir prenda sobre sus acciones, lo que al igual que el


embargo no afecta al ejercicio de los derechos administrativos o pa-
rapolíticos del asociado (art. 34).
g) Participar en los excedentes repartibles (art. 42).
h) Ejercer el derecho de receso por el cambio sustancial del
objeto social (art. 60).
i) Impugnar las resoluciones de la asamblea por ilegalidad
(art. 62).
j) Ser elegibles para integrar los órganos de administración y
representación (cap. VII).
Como obligaciones, reiteramos las indicadas de cumplir con las
disposiciones de los estatutos, especialmente las referentes a normas
de exclusión, cumplimiento del aporte y demás deberes de lealtad,
según el contrato constitutivo y el contrato de suscripción.
Jurisprudencialmente se ha reafirmado que el asociado está so-
metido al derecho cooperativo, al estatuto y a las decisiones de los
órganos de gobierno y de administración en la medida de sus com-
petencias, sin perjuicio de su derecho a recurrir ante la justicia, ago-
tando los recursos previstos en el estatuto".

§ 434. ÓRGANOS DE LA COOPERATIVA. - Los órganos que gobier-


nan la sociedad cooperativa no son significativamente distintos de
los de la sociedad anónima: el órgano de administración denomínase
consejo de administración, en vez de directorio; el órgano de go-
bierno, asamblea, y el de fiscalización, comisión fiscalizadora.
a) CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN. Sus funciones están indicadas
en el art. 68, y pueden sintetizarse en la administración de la coo-
perativa para el fiel cumplimiento del objeto social, lo cual implica
la representación de la sociedad (art. 73).
La dirección de los negocios sociales debe hacerse dentro de
los límites que fije el estatuto (art. 68) que, por tanto, podrá restrin-
gir las facultades genéricas. Incurriendo en el viejo error de equi-
parar la representación de las personas jurídicas con el mandato,
la parte final del primer apartado del art. 68 dispone la aplicación

11
CNCiv, Sala C. 14/5/85, "Stolartz, Mario c/Cooperativa de Vivienda Flo-
resta", LL, 1985-E-l 11.
SOCIEDADES COOPERATIVAS 687

supletoria de las normas del mandato, lo cual incluso está en con-


tradicción con el art. 66, que impide el efecto inmediato a la renuncia.
Resulta concorde la opinión de la jurisprudencia al afirmar12
que el acto de admistración indebido -pero no inválido- obliga a la
sociedad siempre que no sea notoriamente extraño al objeto social
(art. 58, LSC), por lo que debe concluirse que el pago tiene plena
validez como acto en sí mismo, mas es repetible del patrimonio per-
sonal del gerente, en concepto de daños y perjuicios en tanto ha
excedido con notoriedad las facultades legales que tiene el órgano
de administración y su delegado (arts. 58, 59, 270, 274 y cones.,
LSC; arts. 909, 944, 1197, 519 y ss., 622, 1083 y cones., Cód. Civil).
Por más buena intención que tuviera en su obrar el gerente -de
una sociedad cooperativa en el caso-, no puede disponer de fondos
patrimoniales, no sólo mediante un acto fuera del objeto social, sino
que tampoco notoriamente extraño; sin perjuicio de que el pago no
importa contraer una obligación, el sentido de la norma que emerge
del art. 58 de la LSC es el mismo: el objeto y su entorno no noto-
riamente extraño será el marco de referencia para el actuar del ór-
gano de administrador (o sus delegados).
El art. 63 establece que la elección de los consejeros correspon-
de a la asamblea, en el número y por el término que fije el estatuto,
que no puede exceder de tres ejercicios y en número no menor de
tres -no fijándose el máximo- debiendo revestir la calidad de aso-
ciados.
Los consejeros son reelegibles salvo prohibición expresa del es-
tatuto, con una solución inversa a la prevista para los síndicos en el
art. 76, que dispone que "son reelegibles si no lo dispone el estatuto".
La renuncia de los consejeros está regulada en el art. 66, que
determina su presentación ante el consejo y la facultad de éste de
no aceptarla si con ella se perturba su normal funcionamiento, por
ejemplo, por pérdida del quorum para deliberar y adoptar resolu-
ciones.
Previendo los casos de renuncia u otros de vacancia, hasta que
la asamblea resuelva eligiendo a quien continuara (art. 66 in fine),
puede el estatuto disponer sobre la elección de suplentes y, a falta

12
CNCom, Sala A, 16/5/80, "Cosecha Coop. de Seguros Ltda. c/Cis, Leandro
M. y otro", LL, 1981-C-375.
688 TIPOLOGÍA

de previsión estatutaria, los designará el síndico -como delegado de


los asociados- hasta la primera reunión de asamblea ordinaria. O
sea que esa elección no es para completar período, si fuera más ex-
tenso, sino hasta que la reunión ordinaria de asociados disponga a
quién se designará para completar el período (art. 65).
El consejo deberá reunirse por lo menos una vez al mes (art.
70), debiendo el estatuto fijar las reglas de su funcionamiento (art. 69),
que opera con un quorum de simple mayoría, por lo menos, labrán-
dose actas en el libro respectivo suscriptas por el presidente y un
consejero, registro de actuaciones que tiende a determinar la forma-
ción del acta colegial propia de la actuación de todo órgano socie-
tario plural.
En las deliberaciones, todo consejero debe abstenerse de inter-
venir cuando tenga un interés individual contrario a las actividades
normales de la sociedad conducentes al cumplimiento del objeto so-
cial (art. 75), haciendo conocer ese interés contrario al síndico y al
consejo.
La representación de la cooperativa la ejerce el presidente del
consejo, aunque el estatuto puede disponer la actuación de uno o
más consejeros que también ejercerán esa representación. En este
caso se aplica una solución integralmente idéntica a la prevista en
el art. 58 de la LSC, por imperio de norma similar contenida en el
art. 73 de la ley 20.337.
La jurisprudencia13, ha expuesto que si bien conforme al texto
del art. 275 de la LSC, aplicable a las sociedades cooperativas por
imperio de lo dispuesto por el art. 118 de la ley 20.337, se permite
que la responsabilidad de los directores y gerentes sea resuelta en
la asamblea mediante transacción, dado que la LSC excluye de la
extinción de la responsabilidad por acuerdo de la asamblea los actos
de los directores que entrañan una violación de la ley, estatuto o
reglamento, va de suyo que la transacción sólo cabe en aquellos ca-
sos de gestión cuyo incumplimiento puede resolverse a través de una
acción resarcitoria por los perjuicios causados.
La extinción de responsabilidad es procedente fundamental-
mente cuando se trata de actos no violatorios de la ley, estatuto o

13
SCBA, 20/9/94. "Cooperativa Agropecuaria Alberdi Ltda. c/Maraviglia, Luis
S. s/rendición de cuentas", "Doctrina Societaria y Concursal Errepar", t. VIII, p. 518.
SOCIEDADES COOPERATIVAS 689
reglamento, lo cual se explica porque la asamblea misma no pue-
de aprobar retroactivamente tales actos, que escapan a sus atribu-
ciones.
b) COMITÉ EJECUTIVO Y GERENTES. El estatuto o el reglamento
puede disponer la formación de un comité ejecutivo o directivo in-
tegrado por consejeros, forma más ágil de asegurar la actividad diaria
ordinaria. Es ésta una forma de asegurar unidad de criterio en un
pequeño comité integrado dentro del consejo de administración.
Este último está obligado a vigilar la actuación del comité ejecutivo,
pues su existencia no desliga de responsabilidad a los consejeros
(art. 71).
Otra forma de delegación ejecutiva es la designación de geren-
tes, resolución que puede adoptar el consejo, aunque nada disponga
el estatuto o el reglamento, con responsabilidad amplia de los ge-
rentes, que no excluye la de los consejeros. Los gerentes pueden
o no ser consejeros.
c) ASAMBLEAS: CLASES Y REQUISITOS. Las asambleas pueden ser or-
dinarias o extraordinarias (art. 47), siguiendo el criterio del antiguo
sistema argentino (Código de Comercio) en sus elementos determi-
nantes y apartándose del criterio de la especialidad que siguen los
arts. 234 y 235 de la LSC. La ley también regula la asamblea de
distrito o electorales al solo fin de designar delegados cuando el nú-
mero de asociados pase de cinco mil.
La asamblea general ordinaria, por tanto, es la que se reúne
dentro de un determinado plazo (cuatro meses), a partir del final del
ejercicio para tratar cualquier tema. Es una asamblea anual de ejer-
cicio.
Las que se reúnan en cualquier otra época del año, o aun dentro
de ese plazo que no considere el balance de ejercicio, cuando lo
disponga el consejo de administración, el síndico o por lo menos el
10% de los asociados, se considerarán extraordinarias.
O sea que cualquier tema puede tratarse en asamblea ordinaria,
con tal que se la realice dentro de los cuatro meses de cerrado el
ejercicio y en ella se estudie su documentación contable.
El art. 48 remite la forma de la convocatoria a lo que dispongan
los estatutos, imponiendo la comunicación a la autoridad de aplica-
ción y órgano local competente.

44. Richard - Muiño. Derecho societario.


690 TIPOLOGÍA

El quorum es de la mitad más uno de los asociados, pero a la


hora de iniciada la reunión podrán sesionar y decidir válidamente
cualquiera que fuere el número de los presentes (art. 49).
Los temas que puede tratar válidamente la asamblea y que son
de competencia exclusiva de ella están fijados en los arts. 58 y 59,
pudiendo señalarse, además, los casos de aceptación de renuncia de
consejeros (art. 66), fijación de su retribución (arts. 67 y 68), y ex-
clusión de socios (art. 23).
El derecho de receso sólo se otorga en el caso de cambio sus-
tancial del objeto social, debiendo ejercérselo dentro de los cinco
días por quienes concurrieron a la asamblea votando negativamente
(por tanto, no se lo otorga al que se haya abstenido) o a los treinta
días de la clausura de la asamblea por quienes no concurrieron a
ella (art. 60). El receso pasa a ser casi simbólico, pudiendo recor-
darse el derecho de retiro del socio otorgado por el art. 22, si bien
el receso permite una más inmediata liquidación de ¡a participación
societaria (art. 60, párr. 2o, ley 20.337).
El voto por poder está autorizado en el art. 51, no pudiendo ser
representantes los consejeros, síndicos, gerentes y auditores, quienes
tampoco podrán votar los estados contables (art. 54).
Mayorías especiales sólo se requieren para el cambio funda-
mental de objeto, congruente con el otorgamiento del derecho de
receso y para la incorporación, fusión o disolución. En todos los
casos se exigen los dos tercios de los asociados presentes. El esta-
tuto podrá establecer otros casos para los que se requieran mayorías
especiales (art. 53). En los demás casos se resolverá por simple
mayoría de los asociados presentes.
La instrumentación de la resolución asamblearia, como acto co-
legial, debe inscribirse en el libro de actas suscriptos por las auto-
ridades indicadas por el estatuto y por dos asociados designados por
la asamblea, de la que deberá remitirse copia a la autoridad de apli-
cación y órgano local competente, al mismo tiempo que expedir
copia a cualquier asociado que la solicitare, a su costo (arts. 55
y 56).
La asamblea debe deliberar y levantar acta en cada caso, pero
pudiendo pasar a cuarto intermedio por una o más veces, si bien
completando la deliberación dentro de los treinta días, salvo que la
autoridad de aplicación autorice a ampliar dicho plazo (art. 57).
SOCIEDADES COOPERATIVAS 691
Como acto colegial, la resolución de asamblea que se adopte
fuera del orden del día es nula (art. 52), considerando que el punto
es soslayable en él caso de asamblea unánime.
Las resoluciones del cuerpo colegial adoptadas formalmente
son impugnables en el caso de contrariar la ley, el estatuto o el re-
elamento, según resulta del doble juego de los arts. 61 y 62. Por
tanto, podrán cuestionarse todas las resoluciones que sean notoria-
mente extrañas al objeto social por violar una cláusula estatutaria,
como lo es el objeto, y por lo dispuesto en el art. 73.
El art. 62, que autoriza los sujetos que pueden promover esta
acción, incluyendo a los consejeros, síndicos, autoridad de aplica-
ción, órgano local competente, asociados ausentes o que no votaron
favorablemente, por lo cual incluye a los que se hubieran abstenido,
sigue una factura similar a la del art. 251 de la LSC. En esa tesitura
autoriza la impugnación de quienes votaron favorablemente en caso
de existir vicios de la voluntad o ser de orden público la norma vio-
lada. Se llega a esta misma conclusión sosteniendo que la ley de
cooperativas, como la de sociedades, no impide el ejercicio de las
acciones por nulidad absoluta, por vicios imprescriptibles e incon-
firmables.
La ley de cooperativas es menos prolija que la ley de socieda-
des comerciales, en cuanto a la forma de promoción, pues si bien
señala que se promoverá contra la cooperativa y ante el juez com-
petente, autoriza a hacerlo dentro de los noventa días, sin fijar la
acumulación de acciones, como lo hace el art. 253 del Cód. de Co-
mercio, e imponer indirectamente ese plazo como plazo de caduci-
dad y no de prescripción. Esta forma de regulación permitirá sos-
tener que se trata de un plazo de prescripción, inadecuado para esta
clase de acciones, y que en algunos casos las acciones no se acu-
mularán, dando lugar a inseguridad jurídica y a la posibilidad de
fallos contradictorios.
Se ha determinado14 que no corresponde la acción de amparo
prevista por la Constitución nacional para obtener la declaración de
nulidad de una asamblea de una sociedad cooperativa, así como la
cesación de la usurpación de los cargos en el consejo de adminis-

14
CNCom, Sala B, 12/5/78, "Márquez Pereyra, José c/Cooperativa de Provi-
sión para Industriales de Lavandina de la Capital Federal", ED, 81-382.
692 TIPOLOGÍA

tración y sindicatura, el reintegro a la sede social de las anteriores


autoridades y la fijación de una fecha para la celebración de una
nueva asamblea ordinaria, pues aquella acción sólo será admisible
en la medida en que no exista medio judicial más idóneo, y para lo-
grar tal objeto existen acciones suficientes, aptas, expresa y ade-
cuadamente dispuestas, que están previstas por el art. 62 de la ley
20.337.
No cabe pensar apriorísticamente que el trámite de la acción de
nulidad de asambleas prevista por el art. 62 de la ley 20.337 no sea
expedita y rápida, como es la de amparo prevista por la Constitución
nacional. La finalidad de esta última no es sustituir las vías proce-
sales expresamente previstas por la legislación15.
El hecho de -que el asociado (actor en el juicio) no ha hecho
uso del derecho que le confiere la norma del art. 62 de la ley 20.337
en el lapso por ella estipulado -noventa días- determina la caduci-
dad del derecho a impugnar la resolución de la asamblea que le afec-
taría, sin que sea obstáculo para ello el hecho de haber entablado en
tiempo oportuno la acción, perimida posteriormente, ya que de ese
modo, se estaría contrariando el fin de la ley al permitir la interrup-
ción de la caducidad cada vez que se entablara una nueva acción,
en desmedro de la seguridad jurídica que protege la norma.
d) FISCALIZACIÓN INTERNA.- La fiscalización privada interna está
estructurada sobre la base de uno o más síndicos e igual número de
suplentes elegibles hasta por tres años y sólo reelegibles si lo auto-
riza el estatuto, como síndico o comisión fiscalizadora, con deber
de documentar sus observaciones (art. 80) y sobre un servicio de
auditoría (art. 81).
Esta auditoría puede realizarla el mismo síndico cuando fuere
contador, o bien de carácter externo por contador, o por cooperativa
de grado superior o entidad especialmente constituida a este fin -de-
be entenderse sociedad de auditorías- o bien prestarla el órgano lo-
cal competente cuando su condición económica justifique que se la
otorgue gratuitamente.
Las atribuciones están fijadas en el art. 79 de la ley 20.337.

15
SCBA, 20/9/94, "Cooperativa Agropecuaria Alberdi Ltda. c/Maraviglia, Luis
S. s/rendición de cuentas", "Doctrina Societaria y Concursa] Errepar", t. VIII, p. 517.
SOCIEDADES COOPERATIVAS 693
§ 435. BALANCES Y EXCEDENTES. RETIRO DEL CAPITAL. PÉRDI-
DAS. FONDO DE RESERVA. - Las cooperativas deberán llevar los libros
previstos por el art. 44 del Cód. de Comercio (diario y balance e
inventario), siendo aplicables los sistemas mecanizados previstos
por el art. 61 de la LSC, dada la remisión del art. 118 y por expresa
disposición del art. 38, párr. 2°, de la ley 20.337.
Además deberán llevar, por imposición del art. 38, el libro re-
gistro de asociados y los libros de actas de asambleas, de reuniones
del consejo de administración y del órgano de fiscalización, deno-
minado de "informes de auditoría".
Estos libros, como la autorización para llevar libros de hojas
móviles, deberán ser rubricados por el órgano local, informando a
la autoridad de aplicación, a fin de poder determinar la cantidad de
libros registrados.

§ 436. BALANCE Y MEMORIA. - E l art. 39 de la ley 20.337, se-


gún la estructura asociativa, impone que anualmente se confeccione
el inventario, balance general, estado de resultados y cuadros anexos
que imponga la reglamentación, necesarios para establecer la situa-
ción económica de la cooperativa y que serán sometidos a la asam-
blea, sin perjuicio de otras obligaciones de contabilidad de acuerdo
con la actividad que despliegue (bancos, seguros, etcétera).
El art. 40 de la ley 20.337 establece la información mínima que
debe brindar la memoria que debe acompañar a los estados conta-
bles, que conjuntamente deben poner a disposición de los asociados
en la sede principal, las sucursales u otros asientos de presentación
permanente, remitiéndose a la autoridad de aplicación y órgano lo-
cal competente quince días antes, por lo menos, de su tratamiento
en asamblea (art. 41).
De acuerdo con resoluciones judiciales16, y lo dispuesto por el
art. 72 de la LSC, se excluye que la aprobación de los estados con-
tables por parte de la asamblea constituya para los administradores
motivo de exoneración de responsabilidad. Ello por cuanto la apro-
bación de los balances es un acto interno con función cognoscitiva,

16
SCBA, 20/9/94, "Cooperativa Agropecuaria Alberdi Ltda. c/Maraviglia,
Luis S. s/rendición de cuentas", "Doctrina Societaria y Concursal Errepar", t. VIH,
p. 518.
694 TIPOLOGÍA

sobre la situación expuesta por los administradores, lo que no im-


plica una asunción propiamente ni una ratificación por parte de la
asamblea de su resultado, y no vincula ni impide el ejercicio even-
tual de la acción de responsabilidad contra los administradores.
De la resolución asamblearia que aprueba dos partidas del ba-
lance no puede deducirse la voluntad de la asamblea de convali-
dar la gestión de los administradores, pues al balance no se lo puede
equiparar a una rendición de cuentas, la que, aceptada, importa su
liberación.

§ 437. EXCEDENTE. - Dada la naturaleza de las cooperativas,


en ellas la llamada "utilidad" en sociedades comerciales, se deno-
minan "excedentes repartibles", que define la primera parte del art.
42, como los que provengan de la diferencia entre el costo y el pre-
cio del servicio prestado a los asociados.
Por perseguir el sistema cooperativo, como fin esencial, obtener
una economía para sus asociados, suprimiendo los intermediarios,
los beneficios que en forma provisional recibe la sociedad no cons-
tituyen utilidades de ésta en el sentido que se les asigna comercial-
mente, sino una parte del producto de la gestión común de los socios
que vuelve a ellos, circunstancia de la que deriva el nombre de "re-
torno"17.
La segunda parte de dicho artículo «stablece el destino de esos
excedentes repartibles: un 5%, sin tope de acumulación, a reserva
legal; otro 5% al fondo de acción asistencial y laboral o para estí-
mulo al personal; más otro 5% para el fondo de educación y capa-
citación cooperativa que impone el art. 2o, inc. 8, debe informarse
en la memoria (art. 40, inc. 3), y cuya inversión obliga en el ejerci-
cio anual el art. 45. En beneficio directo para los socios se autori-
zan los siguientes pagos.
a) De estar establecido en el estatuto un interés a la partici-
pación en el capital de cada asociado, el cual no puede exceder en
más de un punto al que cobra el Banco de la Nación Argentina en sus
operaciones de descuento, no aclarándose si se refiere a tasa efectiva
o nominal, por lo que podrá llegarse a pagar tasas equivalentes.

17
CNFedContAdm. Sala III, 19/11/81, "Cooperativa de Provisión de Médicos
Radiólogos", BCNFed, III. nov. 1981, n° 277.
SOCIEDADES COOPERATIVAS 695

Uj i-i saiUU a ^ ^..^^ w-^i^itLCS i'Cp JÍ'LJ i3xCS :?e a O G n u r ü a I O J li^CCU'.


dos en forma de retorno, o sea, en relación a los servicios utilizados
o prestados de acuerdo con la actividad que despliegue la coopera-
tiva (art. 42, inc. 5).
En este inc. 5 aparecen indicadas algunas de las clases de co-
operativas. Al mismo tiempo, al referirse a secciones de las coo-
perativas, se autoriza implícitamente la cooperativa de objeto plural.
t n las cooperativas o secciones cíe eousamo de bienes o servi-
cios (transporte, electricidad, etc.), en proporción al consumo que
hubiera hecho cada asociado en el ejercicio.
A su vez, en las de producción o trabajo (transporte, servicios
generales, etc.) en proporción al trabajo efectivamente prestado por
cada uno. El término "efectivamente" podría llegar a señalar que
un trabajador siniestrado no puede participar de este reparto.
Por otra parte, en las de adquisición de elementos de trabajo,
de transformación o comercialización de productos en estado natural
o elaborado (que pueden ser cooperativas de productores, de traba-
jadores, de trabajo, etc.) en proporción a las operaciones realizadas
por cada asociado. El estatuto deberá definir o caracterizar el con-
tenido de cada operación.
En las de crédito, el retorno puede formalizarse en relación al
capital o a las operaciones o servicios realizados, lo cual deberá de-
finirse en el estatuto.
Destacamos que no son repartibles los excedentes provenientes
de servicios u operaciones autorizadas de no asociados, que deben
constituir una reserva especial, según lo establecido por el art. 42 in
fine, lo cual resulta coherente con lo autorizado en el art. 2o, inc.
10, de la ley 20.337.
El principio de intangibilidad del capital está reconocido en el
art. 43, al impedir que se repartan excedentes derivados de una sec-
ción si no se recomponen las pérdidas de otras secciones o la utili-
zación en años anteriores de reservas, que deben compensarse al
igual que las pérdidas de años anteriores.
El excedente puede repartirse en cuotas sociales, si así lo re-
suelve la asamblea, al igual que los intereses (art. 44, ley 20.337).

§ 438. FISCALIZACIÓN PÚBLICA. - La fiscalización externa está


a cargo de la autoridad de aplicación (en el orden nacional el Insti-
696 TIPOLOGÍA

tuto Nacional de Acción Cooperativa y Mutualidades -INACyM-),


y del órgano local competente (p.ej., la Dirección de Cooperativas
y Mutualidades de la Provincia de Córdoba), según lo dispone el art.
99, y de la autoridad concedente cuando la cooperativa realice al-
guna actividad sujeta a controles especiales (art. 104; bancos, segu-
ros, transportes, etcétera). Sus facultades están contenidas en el
art. 100 de la ley 20.337.
La fiscalización pública lo es en relación al tipo específico de
actividad cooperativa, la cual puede coexistir según el art. 99 -últi-
ma parte- con la competencia de fiscalizar, atribuida por razón de
la materia a otros órganos del Estado, en relación a la actividad pro-
pia dentro del objeto social de la cooperativa, pero el alcance de
esta disposición no va más allá del marco de la economía coopera-
tiva; así debe interpretarse, puesto que de lo contrario implicaría
desvirtuar la naturaleza del sistema, por lo que mal puede ser invo-
cada esta norma como atributo de órganos del Estado para regir o
intervenir en el orden económico cooperativo18.
Igualmente son apelables ante el tribunal de apelaciones com-
petente en materia comercial, las resoluciones dictadas por la auto-
ridad de control de las entidades cooperativas, toda vez que en vir-
tud del art. 118 de la ley 20.337 las disposiciones del cap. II, secc.
V, de la LSC, rigen supletoriamente en cuanto se concilien con las
de la ley de cooperativas y la' naturaleza de éstas19.
Si bien la ley 20.337 no subordina expresamente el pedido de
intervención judicial de la sociedad cooperativa a que se hayan ago-
tado las demás vías para regularizar el funcionamiento de la socie-
dad o para impedir los conflictos que puedan suscitarse o directa-
mente remediarlos, para lo cual el INACyM cuenta con amplísimas
facultades (arts. 100 y 101), de todos modos el infructuoso ejercicio
de aquéllas (omitido por el INACyM) constituiría un poderoso ele-
mento de convicción para acceder a la petición.
Aun cuando pudiera sostenerse que la remisión que efectúa la
ley 20.337 (art. 118) a la LSC, no comprende a las disposiciones de

18
CFed BBlanca, 8/3/85, "Asociación Sureña de Empresas de Pompas Fúne-
bres de la Provincia de Buenos Aires", LL, 1986-A-629.
19 CNFedContAdm, Sala IV, 5/8/88, "Banco Alas Coop. Ltdo. c/Estado nacio-
nal. Ministerio de Economía", LL, 1990-C-575.
SOCIEDADES COOPERATIVAS 697

los arts. 113 y 117, de todos modos el art. 110, inc. 10, b, de la ley
20.337 exige, para la procedencia de la intervención judicial de la
sociedad cooperativa, que los órganos de ésta realicen actos o incu-
rran en omisiones que importen riesgos graves para su existencia.
La negativa por parte de la sociedad cooperativa a tratar en
asamblea la apelación deducida por quienes fueron suspendidos pre-
ventivamente en sus derechos societarios, más allá de los reparos
que merezca, no puede fundar la solicitud de intervención judicial
de la sociedad, solicitada por el INACyM, puesto que las facultades
que la ley 20.337 otorga a este organismo no lo autorizan a apartarse
de las disposiciones estatutarias y legales que exigen que la asam-
blea debe tratar sólo los puntos del orden del día20.
Las sociedades cooperativas están sujetas a una fiscalización
privada y a una pública; la primera establecida en la ley 20.337, y
la segunda emerge de la especial naturaleza de las sociedades coo-
perativas y, además, de la materia o servicio que prestan, a lo que
debe sumarse, si se trata de un servicio público originado de una
concesión21.

20
CNCom, Sala B, 18/2/80, "Instituto Nacional de Acción Cooperativa c/Co-
operativa de Almaceneros Ltda.", LL, 1980-C-94.
-1 C2"CivCom La Plata, Sala III, 28/4/81, "Cooperativa de Agua y Luz de Pi-
namar Ltda.", DJBA, 121-71.
PARTE TERCERA

ORGANIZACIÓN SOCIETARIA. DIVERSAS


FORMAS SOCIETARIAS Y CONTRACTUALES

CAPÍTULO XIII

CONCENTRACIÓN ECONÓMICA

A) INTRODUCCIÓN

§ 439. ORGANIZACIÓN SOCIETARIA Y CONCENTRACIÓN ECONÓMI-


CA. - La búsqueda de una dimensión empresarial adecuada motivó
el fenómeno de la concentración societaria, protagonizado princi-
palmente por la sociedad anónima, como un vehículo de la gran em-
presa1.
Los mecanismos de concentración societaria no son más que un
aspecto parcial del fenómeno económico más amplio y genérico de
la concentración de capitales y de fuerzas económicas característico
del capitalismo moderno.
Si muchas veces esa concentración se manifiesta a través de
simples uniones contractuales o financieras de empresas, cuando se
requiere lograr la unidad perfecta y absoluta de empresas antes in-
dependientes es necesario utilizar el procedimiento de la fusión, por

1
Otaegui, Concentración. Reorganización. Grupos. Control (dominación),
p. 1.
700 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

virtud del cual se consigue una concentración total de los elementos


personales y patrimoniales de aquéllas2.
Estos mecanismos hunden profundamente sus raíces en la cre-
ciente racionalización de la economía moderna, especialmente de
las economías industrial y crediticia, que se condicionan recíproca-
mente. El presupuesto indispensable de la racionalización es la
concentración de fuerzas productoras. La aplicación de criterios
racionalizadores a la obtención de productos industriales condujo a
la uniformidad de éstos para reducir el coste de producción, y esto
impulsó, a su vez, primero a la especialización de las empresas
y después a la alianza de las empresas especializadas para paliar los
desastrosos efectos de la lucha de precios en un régimen de libre
competencia.
La doctrina italiana3 expresaba que la forma clásica era la si-
guiente:
a) Las grandes empresas industriales concentraban dentro de
la empresa el total del ciclo productivo.
b) Un sector de las empresas basaba su producción en un único
producto o en varios productos tecnológicamente homogéneos.
c) Se reunían en la misma empresa todas las funciones empre-
sarias: desde la función de dirección organizativa y financiera, a la
actividad productiva y de distribución.
Pero ahora ya se advierten innovaciones.
a) La descentralización productiva. De tal forma, el imprevi-
sible costo de producto por hora-mano de obra es determinado an-
tes de la línea de producción por el valor de cada producto que inter-
viene en ésta.
b) La conglomeración, o sea, las múltiples actividades de una
misma empresa, los paquetes accionarios pasan de mano en mano y
concentran diversas actividades en propiedad de grupos empresarios
extraños a la actividad.
Las grandes empresas se fraccionan en grupos de sociedades,
y esto no es sólo un fenómeno jurídico, sino que tiene validez eco-
nómica al dividirse el riesgo.

2
Champaud, Le pouvoir de concemration de la société por actions, p. 166.
3
Galgano, Come construiré 1'impresa in economía di mercado, "Rivista delle
Societá", 1989-721.
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 701
Con la denominación uniones de empresas (sociedades) se
comprende una gama muy variada de concentración de empresas,
desde la concentración vertical, que une empresas (sociedades) de
objeto diferente, pero económicamente interesadas de modo sucesi-
vo y complementario en las diferentes fases del proceso de elabora-
ción y complementario en esas diferentes fases de un determinado
producto, hasta la concentración horizontal entre empresas de idén-
tica o análoga naturaleza que actúan en régimen de concurrencia en
la misma fase o momento del ciclo productivo; y tanto la concen-
tración de base contractual, establecida por medio de pactos o con-
venios que actúan de aglutinante entre las distintas empresas, como
las concertaciones en que el vínculo de unión sea de orden pura-
mente financiero, producidas mediante la participación de unas so-
ciedades en el capital de las otras, e incluso las uniones de carácter
personal conseguida por medio de la elección de administradores
comunes para las diferentes sociedades4.
En el fenómeno de la concentración societaria cabe distinguir5,
en razón de su problemática, por una parte a la unificación de so-
ciedades en una sola persona jurídica, o sea, a la fusión, y por otra
parte al agrupamiento de sociedades que mantienen sus personali-
dades jurídicas diferenciadas.
Dentro del agrupamiento societario se dan aquellos en los cua-
les varias sociedades coordinan parcialmente sus negocios, y los
agrupamientos en los que las administraciones de varias socieda-
des desarrollan una política común por existir vínculos de subor-
dinación.
El agrupamiento coordinativo configura una agrupación de so-
ciedades que puede aplicarse a distintas finalidades tales como las
siguientes.
1) La corregulación en el mercado cuyo arquetipo es el cartell
y conduce a la violación de la reglas antimonopólicas.
2) La cooperación, colaboración para el mejoramiento de las
estructuras empresarias, cuyo ejemplo en la ley argentina es la agru-
pación de colaboración empresaria (art. 367, LSC).

4
Uría, Teoría de la concentración de empresas, p. 315.
5
Otaegui, Concentración. Reorganización. Grupos. Control (dominación),
p. 2; a este autor seguimos en esta clasificación (las bastardillas nos pertenecen).
702 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

3) La cooperación accidental en un negocio determinado cuyo


modelo es la unión transitoria de empresas (art. 377, LSC).
4) La coparticipación permanente en una determinada activi-
dad, a través de la sociedad de sociedades o filial común del derecho
continental.
El agrupamiento subordinativo se exterioriza en el grupo de so-
ciedades o grupo societario compuesto por varias sociedades con ór-
ganos de administración formalmente independientes, aunque con
una dirección común.
La problemática del grupo societario erigido sobre la base de
una dirección común a varias sociedades, engarza con la del control
entendido como el poder indirecto de administración de un patrimo-
nio societario, en virtud de una influencia dominante ejercida sobre
sus administradores.
No puede existir grupo sin control, aunque sí es factible que
haya control sin que medie un grupo, supuesto este último que se
presenta cuando el controlante no es una sociedad y controla exclu-
sivamente a una sociedad.

§ 440. FORMAS SOCIETARIAS Y CONTRACTUALES. - Nuestra LSC


aborda los problemas de la más simple reorganización societaria: la
transformación, la fusión o la escisión. En esos casos, un patrimo-
nio cambia de estructura organizativa, manteniendo su personalidad,
o varias personalidades se estructuran en una sola, o patrimonio o
patrimonios que se escinden para dar lugar a nuevas reestructuradas
personas jurídicas, sea con desprendimientos totales o parciales, res-
pectivamente. Son las formas clásicas de reorganización, que se
exteriorizan con publicidad legal, permitiendo su fácil regulación.
Pero existen formas de concentración empresaria, generadas
por grandes empresas que trascienden una expresión societaria uni-
ficada, y frente a la técnica más tradicional de la fusión, que implica
la extinción de las sociedades fusionadas, aparece el grupo de so-
ciedades que se caracteriza por lograr la concentración empresarial
sin perjuicio del mantenimiento de la autonomía jurídica de las so-
ciedades integradas en él.
Se trata de los fenómenos de concentración económica que tie-
nen múltiples expresiones, que nuestra ley ha soslayado regular (a
nuestro entender correctamente, pues la realidad superaría cualquier
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 703

construcción formal que la limitaría inconvenientemente), por me-


dio del grupo de derecho, limitándose a apresarlas en virtud de nor-
mas generales en torno de las participaciones societarias de segundo
grado, del régimen de las sociedades vinculadas y controladas, a la
información de esas situaciones y al sistema de abuso de control
previsto en el art. 54 infine de la LSC. Fijados los parámetros de
legalidad, los desbordes deben tener las sanciones previstas o. en
caso de perjuicios, generando responsabilidades más allá de lo pre-
visto en la figura societaria adoptada (tipo).
La sociedad socia es la forma societaria. Otras formas con-
tractuales explícitas son los contratos de colaboración empresaria
previstas en el art. 361 y ss. de la LSC, iniciada con la llamada so-
ciedad en participación, y específicamente con la agrupación de co-
laboración y la unión transitoria de empresas. Se trata de medios
contractuales típicamente de colaboración con finalidad común.
Dentro de la integración o concentración económica hemos re-
ferido a la integración vertical y horizontal, correspondiendo la pri-
mera a integraciones sucesivas, dentro de un proceso único como
podría ser el ensamble de un automóvil, u horizontal cuando todas
realizan la misma tarea. Esta última es la más vinculada a los pro-
cesos de eliminación de la competencia, aunque la primera también
puede encubrirlo. Pero también se habla de otras formas de inte-
gración piramidal, circular o radial, que son todas formas más sofis-
ticadas de una organización económica donde coexisten diversas so-
ciedades.
Se trata de los agrupamientos, que pueden ser de derecho cuando
son reconocidos por la ley con ciertos efectos propios o de simpli-
ficación de relaciones, o pueden ser de hecho cuando se correspon-
den a organizaciones económicas. Nuestro derecho no ha regulado
el agrupamiento de .derecho cuando existe control (grupos), pero
ha dispuesto una serie de normas de información y responsabilidad
para que los agrupamientos de hecho formalicen publicidad y res-
pondan de efectos negativos, sin prohibirlos.
Sintetizando, podría intentar mostrarse esas técnicas de la ma-
nera siguiente.
a) Métodos que importan modificación de las estructuras so-
cietarias de agrupamiento de empresas como: 7) la fusión; 2) la
escisión, y 3) la transformación.
704 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

b) Medios societarios como: 1) la sociedad unipersonal, la fi-


lial; 2) participaciones societarias, y 3) constitución de nuevas so-
ciedades por sociedades.
6') Medios contractuales de colaboración empresaria; dentro
del derecho argentino tienen su paralelo -con similitudes y diferen-
cias- con los joint ventare del derecho anglosajón, con las uniones
de empresas del derecho español, con los consorcios o asociaciones
en participación del derecho italiano, con los grupos de interés eco-
nómico del derecho francés, con los grupos de cooperación del de-
recho de la Unión Europea, entre otros, correspondiendo señalar
cuanto sigue.
7) Los contratos de colaboración o de propósito común no son
necesariamente de control o dominación, o en la faz opuesta de su-
bordinación, puede ser netamente de colaboración (arts. 367 y 377,
LSC, introducidos por la ley 22.903).
2) El medio contractual de sindicación de acciones potencia las
participaciones societarias, pudiendo generar situaciones de control.
La ley no reprime el fenómeno del control en sí mismo ni el
fenómeno de la dirección unitaria. Lo que se quiere reprimir es
únicamente el abuso de tales instrumentos: sólo la dirección unitaria
en cuanto provoque daños a las sociedades, a accionistas o a acree-
dores, por medio de la legislación general o de la societaria, y a ter-
ceros en virtud de la legislación antimonopolio o antitrust.
De allí, la regulación que la legislación societaria argentina for-
maliza en relación a un contrato no societario, sino de colabora-
ción, cual es la llamada agrupación de colaboración, imponiendo su
transparencia a través de la notificación a la autoridad que regula
la actividad monopólica, situación que se excluye de los contratos
de colaboración accidentales o unión transitoria de empresas, por
cuanto la unión se supone para un negocio y no general para el mer-
cado.

§ 441. RELACIONES SOCIETARIAS DE SEGUIDO GRADO. - E l fenó-


meno de la sociedad socia y la importancia de los grupos de socie-
dades en la realidad económica no ha ido acompañada -felizmente-
de un tratamiento jurídico equivalente que la limitaría, no obstante
ser, en la actualidad, la forma preferida para lograr la concentración
de empresas.
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 705

En el grupo pueden distinguirse dos elementos: el control de


una sociedad sobre otra u otras (art. 33, LSC), y la dirección eco-
nómica unificada de la primera sobre las restantes. Sin esta última,
propiamente, no hay grupo.
Se habla de grupo para describir el conjunto de sociedades con
personalidad jurídica propia que aparecen sometidas a la dirección
económica unificada de otra sociedad o empresa'1. Dicho someti-
miento se hace posible, por lo general, mediante la obtención del
control de una o varias sociedades (dependientes) por otra (domi-
nante) gracias a diversas técnicas jurídicas.
Junto a la dominación o control de una sociedad sobre otra u
otras, con la que aquélla penetra en la organización de la persona
jurídica, hay otro elemento, más bien de carácter empresarial, típico
de los grupos de sociedades, diferenciable del tipo tradicional de
empresa unitaria por su naturaleza policorporativa. Se trata, como
va se ha advertido, de la dirección económica unificada que ejerce
la sociedad dominante sobre las restantes sociedades del grupo.
Encontramos allí el elemento individualizador de nuestra figura, ya
que si la sociedad dominante se limitara a gozar de las prerrogativas
derivadas de su participación mayoritaria en el capital, seguiríamos
•.•Mando en el marco del derecho común de sociedades, en una mera
participación.
Aunque no podamos hablar de un nuevo sujeto de derecho, ya
que el grupo carece de personalidad jurídica, sí cabe hablar de una
entidad económica nueva con su propio interés, no identificable ne-
cesariamente con el particular de las sociedades integradas en ella7.
Por tanto, el grupo representa una forma de concentración empresa-
rial en la que, a diferencia de la fusión, no hay identidad plena entre
sujeto jurídico y entidad económica. La existencia de una empresa
unificada se nos muestra escindida, en el plano jurídico, en una serie
diversa de sujetos que, formalmente, mantiene incólume su capaci-

'' Embid ¡rujo. Grupos de sociedades y accionistas minoritarios, p. 42 a 44,


y (Concentración de empresas y derecho de cooperativas, p. 51 y ss.; Massaguer, La
estructura interna de los grupos de sociedades, RDM, 1989-281 y ss.. y la amplia
i'iMiograrí'a citada.
' Anuya. Consistencia del interés social, en "Anomalías societarias"; p. 211
) w : F.tcheverry. La personalidad societaria y el conflicto de intereses, en "Ano-
malías societarias", p. 37 y siguientes.

'•'• R i i l u r J - Muiño. Derecl:i> Hic¡elari,i.


706 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

los grupos en la práctica comercial modifica los presupuestos de apli-


cación del derecho común de sociedades -de sociedades anónimas,
en particular-, en el que se parte, como es sabido, de la correspon-
dencia plena entre empresa y titular jurídico. El objeto de la socie-
dad de iiivci'siúii yiioidingj se iiiiiiía per z\ Jo la jccicdr.d controlada,
pero en otros supuestos es el objeto de la sociedad controlada el que
se muestra conforme el objeto de la controlante.
La ausencia de normas legales en relación a los nuevos proble-
mas característicos del tema ha determinado la intervención judicial,
que pasó a ser pieza decisiva en la configuración moderna del dere-
cho de grupos.

§ 442. LA SOCIEDAD SOCIA: PROHIBICIÓN PARA LAS SOCIEDADES


POR ACCIONES. - Ideas vinculadas a las reflexiones precedentes son
las que habrían llevado al legislador argentino a imponer la norma
del art. 30 de la LSC, que impide a las sociedades por acciones par-
ticipar en sociedades que no sean por acciones. El fundamento
concreto es evitar que, a través de esa participación, se pudiera elu-
dir el control sobre las sociedades por acciones o generar una situa-
ción de atipicidad8.
La norma del art. 30 se fundamenta principalmente en los si-
guientes condicionamientos.
a) La participación en otras sociedades, aun cuando tengan el
mismo objeto, sustrae el control de la administración social por los
accionistas, aun por la vía indirecta que les reconoce la ley, median-
te la sindicatura o consejo de vigilancia, ya que éstos no podrán
fiscalizar la administración de la sociedad en la cual se participa9.
Este argumento desconoce que los órganos de la sociedad socia pue-
den, y deben, ejercer sus atribuciones que, como representante de la
sociedad, le corresponden a fin de mantener el control de las acti-
vidades de la sociedad en que aquélla participa. En muchos actos

8
Palmero, Régimen de participación de las sociedades por acciones, en "Ano-
malías societarias", p. 131 y siguientes. También puede verse Kaller de Orchansky.
Nuevos enfoques, p. 257 y ss., especialmente p. 261, donde trata el art. 30 de la
LSC y su ámbito de aplicación.
9
Halperin. Sociedades anónimas, p. 669 y 670, cit. por Cabanellas de las Cue-
vas, El contrato de sociedad, t. 2, p. 200.
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 707
•'•n'dicos. v no sólo en l:^ n-i.-t:,•;.-,•aviones societarias, tiene l u ^ r H
disposición de una parte importante de los activos de una sociedad,
poniéndoselos fuera del control directo de ésta, sin que ello sea ilí-
cito o inválido, en tanto se respeten los límites que impone el objeto
de la sociedad. Además, de ser este argumento un fundamento vá-
lido del art. 30 de la LSC, no se advierte, porque no se lo extiende
a la participación en sociedades por acciones, o a la participación
de sociedades que no sean por acciones en otras sociedades. Ha-
llaría una aplicabilidad mayor respecto de la participación en socie-
dades por acciones, dado el menor poder de control que sus socios
tienen respecto de la conducta de los órganos.
Algunos actos (locaciones, licencias, ventas de fondos de co-
mercio, etc.), por exceder, en su caso, la mera administración de la
sociedad, requerirán la aprobación de la asamblea, pero no pueden
ser considerados nulos, como resultaría de la violación del art. 30
de la LSC.
b) Se subvierte el régimen legal de la fiscalización de la admi-
nistración, puesto que a la sindicatura o al consejo de vigilancia sólo
se participará el resultado de la explotación en la cual se participa.
Se aplican a este argumento las mismas críticas indicadas en rela-
ción con el expuesto en el punto a. Iguales limitaciones al control
de la sindicatura surgen cuando se dispone de cualquier forma de
una parte sustancial del activo o cuando se participa de sociedades
por acciones.
c) No podrán los accionistas ni los órganos de fiscalización co-
nocer la conducta de los administradores respecto de la otra socie-
dad en la que se participa, para apreciar su conducta y eventualmen-
te hacer valer su responsabilidad. No se advierte, sin embargo, qué
impide solicitar información sobre esta conducta, como sobre cual-
quier otra de los administradores relacionada con el activo social.
Además, las dificultades para controlar la conducta de los adminis-
tradores y el destino de los recursos societarios es mayor cuando
se participa de sociedades por acciones, participación que admite
la LSC.
d) Si la sociedad fuere socia o partícipe con responsabilidad
solidaria, la quiebra de la sociedad de la cual es socia provocaría la
suya propia. Las posibilidades de quiebra, sin embargo, surgen de
toda operación comercial en que compromete una parte sustancial
del activo societario o que ocasione un riesgo de penuria financiera.
708 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

Es difícil, en los hechos, recordar casos de sociedades que hayan


sido arrastradas a la quiebra por su participación en sociedades sin
responsabilidad limitada, salvo que tal participación haya estado
fuertemente entrelazada con las actividades de la empresa socia.
e) La participación en otras sociedades sería una vía amplia de
eludir la fiscalización estatal organizada por el art. 299 y ss. de la
LSC, desviando a sociedades no sometidas a la fiscalización estatal
la actividad que se desea evadir a la vigilancia. La solución para
este problema, si así puede llamárselo, radica, en primer término,
en extender las disposiciones del art. 299 de la LSC, no sólo a
las sociedades anónimas controlantes o controladas por sociedades
sujetas a fiscalización estatal permanente, sino también a socieda-
des de otros tipos, lo que no sería contrario a los efectos de tal fis-
calización, tal como lo prevén, en particular, los arts. 302 y 303 de
la LSC. En segundo lugar, las disposiciones de la LSC en modo
alguno impiden a la autoridad de control ejercer éste acerca de las
conductas que los órganos tengan respecto de las firmas en las que
participa su sociedad; tal participación es en gran medida económi-
camente similar a la que tiene lugar a través de otras figuras con-
tractuales. De mayor importancia es el hecho de que la fiscaliza-
ción a la que parecen referirse los autores favorables al art. 30 de
la LSC, escaso contacto guarda con la que tiene lugar en la práctica.
La autoridad de control no lleva a cabo una fiscalización de la ges-
tión económica y administrativa de las sociedades sujetas a control
limitado o ilimitado. En consecuencia, la participación en otras so-
ciedades no supone un escape respecto de un control de gestión, por
ser éste inexistente, e imposible fuera de un sistema colectivista.
Existe, sí, un control sobre ciertos actos societarios (contrato cons-
titutivo y sus reformas, variaciones de capital, según el art. 300,
LSC), que rige en realidad, bajo distintas formas, para todos los ti-
pos de sociedades (arts. 5o a 7o, LSC), y otro sobre las resoluciones
de los órganos societarios, que puede y debe aplicarse por las auto-
ridades judiciales tratándose de sociedades no sujetas a. fiscalización
estatal, según resulta de los arts. 113 a 117 de la LSC.
Por otra parte, si bien la Exposición de motivos considera el
contenido del art. 30 como una limitación a la capacidad de las so-
ciedades anónimas y en comandita por acciones para formar parte
de sociedades de otros tipos, con lo que se les veda a aquéllas par-
ticipar en sociedades de interés y de responsabilidad limitada, uno
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 709

de los autores de la ley de sociedades10, no considera ilegítimo ni


correcto que la ley así lo haya tratado desde que, en todo caso, no
le corresponde terciar en cuestiones doctrinarias que puedan empa-
ñar la claridad de las soluciones.
Esta regulación carente de actuales antecedentes en el derecho
comparado, se ha erigido, sin lugar a dudas, en uno de los mayores
obstáculos prácticos creado dentro de la estructura de la ley socie-
taria, para el normal desenvolvimiento de la vida societaria.
Bien que existen fuertes razones de lege ferenda para eliminar
o limitar la prohibición del art. 30 de la LSC11, lo cierto es que las
interpretaciones efectuadas sobre la norma aludida, no permitieron
llegar a dicha conclusión.
Hemos mantenido una posición original, inicialmente minorita-
ria, de que esa incapacidad no alcanzaba a los negocios en partici-
pación, mal llamados en nuestro derecho sociedades accidentales o
en participación.
Sin embargo, se estima que la cuestión debe ser revisada. En
efecto, para hablar de capacidad y, especialmente, de capacidad ge-
neral, con referencia a lo que el derecho común establece como tal,
es menester admitir la equivalencia entre las personas jurídicas y
las físicas que son, estas últimas, las tenidas en cuenta esencialmen-
te por la ley común y ya hemos señalado que tal equivalencia no
aparece como admisible.
De este modo, el análisis de si determinada previsión legal con-
figura o no una limitación a la capacidad de las personas jurídicas,
o si el silencio de la ley implica la capacidad general plena, no pue-
de ser resuelto por un proceso lógico abstracto, sino, y como bien
lo señala Galgano, se convierte en un problema técnico interpreta-
tivo. Ello porque se debe asumir la modificación que la normativa
implícita en las personas jurídicas genera en las relaciones jurídicas
y, de este modo, en relación con cada derecho o deber correspon-
diente a los sujetos individuales, analizar si una persona jurídica
puede asumirlo de acuerdo con su peculiar contenido. Pero, por
sobre estas consideraciones, concluye el autor citado, debe tenerse

10
Fargosi, Estudios de derecho societario, p. 80.
11
Ver al respecto el meduloso trabajo de Le Pera, Joint venture y sociedad,
p. 203 y siguientes.
710 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

presente la indelegabilidad de las funciones de los administradores


(art. 266, LSC) que pueden de hecho ser desplazadas a terceros que
sí se justifican en las sociedades por acciones por estar sometidas
al control estatal, mas no en las sociedades personalistas en donde
prevalece el intuitu persones; de aquí que se haya dicho que existe
una limitación a la legitimación y no una limitación a la capacidad.
Se trataría de una prohibición más que de una incapacidad.
Pero mientras el título de ese artículo llama a esa restricción inca-
pacidad, sus efectos no son los propios del sistema general de inca-
pacidad, afectando vincularmente la relación, sino que parecen los
propios de una prohibición al aplicarles la sanción de considerarlas
sociedades no constituidas regularmente a las participantes (art. 384,
inc. h). Por tanto, sería aplicable a las sociedades constituidas en
el extranjero12.
La sanción prevista por el art. 369, inc. h (en la actual nume-
ración, luego de la reforma por ley 22.903, el 386, inc. h), transfor-
mó la prohibición de nulidad absoluta por falta de legitimación a la
obligación de enajenar dentro del término de diez años, sometiendo
a la sociedad que no lo hiciere al régimen de las irregulares. Ello
resulta censurable, toda vez que la sanción de irregularidad cae so-
bre la sociedad socia (y no sobre la constituida), haciendo respon-
sables a quienes pueden no haber tenido conocimiento de la situa-
ción ni posibilidad de evitarla.
La sanción establecida por el art. 386, inc. h, para el caso de
infracción, parece desajustada y excesiva. La circunstancia de no
enajenar sus cuotas o partes de interés en el plazo allí establecido
no justifica la aplicación de los arts. 2 1 a 26, sino que debe adop-
tarse, en todo caso, un criterio similar al establecido por el párr. 2o
del art. 31 de la LSC, privando a esas cuotas o partes de interés de
los derechos políticos y patrimoniales correspondientes. Si bien es-
ta solución puede merecer algún reparo, tomando en consideración
que así podría dejarse sin quorum a la sociedad participada, parece
más justa que la aportada por el mencionado artículo13.
La realidad negocial vino a demostrar, desde hace ya tiempo,
la desafortunada limitación impuesta por el art. 30, reputado escollo

12
Kaller de Orchansky, Nuevos enfoques, en "Anomalías societarias", p. 257.
13
Nissen. Ley de sociedades comerciales, p. 24.
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 711

legal, máxime si se tiene en cuenta que en contra de la posición de


nuestra cátedra14, la mayoría de la doctrina nacional interpretaba que
dicha norma alcanzaba a las mal llamadas sociedades accidentales
o en participación, en las que no nace un sujeto de derecho diferen-
ciado (art. 361 y ss., LSC).
Dicha interpretación mayoritaria y la obstinada intención en el
mantenimiento del art. 30 de la LSC, hizo que al sancionarse la ley
22.778 (sobre contratos de riesgo para la exploración y explotación
de hidrocarburos) se dispusiera en su art. 24: "Exceptúanse de lo
dispuesto en el art. 30 de la ley 19.550, los contratos de asociación,
sociedades accidentales o toda otra forma de vinculación y partici-
pación que celebren las sociedades anónimas o en comandita por
acciones -sea entre sí o con empresas estatales- con el objeto de
desarrollar tareas de exploración y explotación de hidrocarburos" y
otro tanto ocurrió con los arts. 2o, 5 o y 9o de la ley 22.460.
Finalmente el propio legislador de la reforma (ley 22.903), en
la Exposición de motivos al cap. III, "De los contratos de colabora-
ción empresaria", alude a que su incorporación lo fue, entre otras
razones, debido a la limitación establecida por el art. 30 en cues-
tión, ratificando esa inadecuada extensión interpretativa15.
Adviértase que si se tratare de una incapacidad generaría una
nulidad vincular, y sólo considerándola una prohibición se justifica
la sanción prevista por la ley, a la que debe darse interpretación res-
trictiva.

§ 443. PARTICIPACIONES DE SOCIEDADES EN OTRAS SOCIEDADES. -


La ley expresamente autoriza la participación en la constitución o
en el capital de otras sociedades, fenómeno llamado como agrupa-
miento de segundo grado.

14
Puede consultarse al respecto el t. I de las Actas del I Congreso de Derecho
Societario, La Cumbre, Córdoba, 1977.
15
El tema también fue motivo de preocupación de la comisión que elaborara
el Proyecto de reformas a la ley de sociedades comerciales (comisión designada por
res. M¡ 465/91, siendo sus integrantes los doctores Edgardo M. Alberti, Miguel A.
Araya, Horacio P. Fargosi, Sergio Le Pera, Héctor Mairal, Ana I. Piaggi y Efraín H.
Richard), previéndose en el art. 30: "Las sociedades anónimas y en comandita por
acciones no pueden formar parte de sociedades colectivas o de capital e industria,
ni ser socios comanditados" (p. 34).
712 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

El art. 31 de la LSC distingue dos supuestos. Uno, el de la


sociedad cuyo objeto es exclusivamente financiero, que no tiene li-
mitación alguna en la participación en estas sociedades. Esta so-
ciedad es denominada holding y desconceptualiza la definición del
art. Io de la LSC. Consecuencia de esa previsión específica es la
exclusión del régimen de limitación que expresamos a continuación
de las sociedades que están autorizadas para operar como financie-
ras dentro de la ley 24.144 (modificatoria de la ley 21.526, que sus-
tituyó a la ley 18.061).
El otro, el general, correspondiente al resto de las sociedades,
donde se limita las participaciones de la sociedad participante, como
medio jurídico de asegurar el cumplimiento de su propio objeto,
congruente con la noción formal de capital social que mantiene
nuestra ley. Esas sociedades sólo pueden tomar o mantener parti-
cipación (constitutiva o por adquisición, o por suscripción de au-
mentos de capital) de no más de la mitad de su capital y reservas
legales, a lo que puede sumar la totalidad de las reservas libres que
pueden haber sido constituidas a tal fin (art. 66, inc. 3, y 70, LSC).
El límite se agrava en todos los supuestos, incluso las holding
y las financieras en cuanto se trate de participaciones en sociedades
controlantes o controladas por éstas, o en las participaciones que
las controladas tengan en las controlantes, que se limita al de las
reservas libres (art. 32, LSC).
No se computan las participaciones involuntarias tales como el
pago de dividendo en acciones o la capitalización de reservas.
Conforme ese límite, la ley impone la enajenación de las par-
ticipaciones que lo superen, dentro del plazo de seis meses de la
aprobación del balance del que resulte la extralimitación. La cons-
tatación impone la obligación de notificar a la sociedad participada
dentro de los diez días, imposición que debe vincularse con los efec-
tos que puede generar esa enajenación y para que la participada apli-
que las sanciones que prevé de seguido la norma: la pérdida del
derecho de voto y a las utilidades que correspondan a esas partici-
paciones en exceso hasta que se cumpla con ella. La misma solu-
ción se aplica en el caso de participaciones entre sociedades contro-
lante-controladas (art. 32 infine. LSC).
Entendemos que, a partir del vencimiento del plazo, la partici-
pada puede invocar el incumplimiento como justa causa de exclusión.
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 713
§ 444. PARTICIPACIONES RECÍPROCAS. - La ley sanciona con la
nulidad a las participaciones recíprocas en la constitución de socie-
dades en el aumento de su capital, extendiendo la sanción a cuando
se efectivizare con una interpósita persona. No hará falta articular
la simulación del acto, sino constatar esa posición interpuesta. La
infracción importa lo siguiente:
a) La obligación dentro de los tres meses de proceder la reduc-
ción del capital indebidamente integrado, constituyendo el incum-
plimiento una causal de disolución de pleno derecho.
b) La responsabilidad ilimitada y solidaria de los fundadores,
administradores, directores y síndicos.
Las sanciones de disolución y responsabilidad son similares a
las previstas en el art. 20 de la LSC, sociedad con objeto prohibido
para el tipo de organización prevista: los socios no pierden el dere-
cho sobre la cuota de liquidación.

B) PARTICIPACIÓN, VINCULACIÓN
Y CONTROL ENTRE SOCIEDADES

§ 445. INTRODUCCIÓN. - Hemos referido precedentemente los


límites de participación de la participante. Ahora nos referiremos
a los efectos que se producen conforme la intensidad de la partici-
pación sobre el capital de la participada.
El art. 33 de la LSC, reformado por ley 22.903, regula estas
situaciones. Las participaciones societarias tienen tres grados que
imponen específicos efectos.
a) Vinculación cuando una sociedad participe en más del 10%
del capital de la otra.
b) Vinculación calificada cuando esa participación supere el 25%.
c) Control, que puede ser interno o jurídico, o externo o de
hecho.
Estos supuestos imponen, en todos los casos, la transparencia
en la información contable dispuesta por los arts. 63, inc. 1, b y d,
y 2, a; 64, I, b, 8; 65, I, q, y 66, inc. 6, de la LSC, y a la controlante
por control interno le impone realizar balances consolidados (art.
62, LSC), o sea, donde se tome como conjunto el patrimonio de am-
/ 14 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

bas y específicamente se excluyan las operaciones entre ellas, mien-


tras no se consoliden por vincular a terceros extraños; por ejemplo
la venta de bienes entre ellas no se considerará hasta que no se trans-
fieran a terceros, negocio este último que fijará el valor del negocio
original.
La vinculación calificada impone una notiíicación expresa a la
sociedad participada para que ésta tome conocimiento en su última
asamblea ordinaria (debería referirse más ampliamente a la próxi-
ma reunión de socios o accionistas). No se señala sanción para el
caso de incumplimiento por parte del participante de esta carga, lo
que impondría acotar el ejercicio de sus derechos sociales cuando,
a través de esa falta de información, intente abusar de sus dere-
chos (p.ej., toma de control).
La relación de control impone otras reflexiones. Cuando nos
referimos a control, lo hacemos en el sentido de posibilidad de im-
poner ciertas conductas al ente societario, directamente o a través
de sus órganos. Por tanto, excluimos de esta manifestación el con-
trol externo administrativo y propiamente control administrativo.
Forma parte también de esta terminología la llamada teoría del
control, que ha suplantado a la de la nacionalidad de las sociedades,
que tiende a determinar en qué casos estamos frente a sociedades na-
cionales o transnacionales, para generar la normativa correspondien-
te conforme la política legislativa que se fije16.

§ 44b. CONTROL INTERNO Y CONTROL EXTERNO. - El control so-


cietario, como una forma de posición dominante, que campea tam-
bién en los contratos, está reconocido no sólo en la doctrina y juris-
prudencia, sino en forma expresa en las normas legales. Y ello no
sólo como manifestación posible de las conductas o relaciones hu-
manas, sino también en relación a sus efectos abusivos. Además,
al referirnos precedentemente al grupo societario hemos centrado la
nota en la dirección unificada.
Esta regulación resulta del art. 33 originario de la LSC, que
regulaba el control interno o jurídico, a lo que se ha sumado el con-
trol externo o de hecho por el legislador de 1983.

16
Aguinis - Carranza. La teoría del control frente a la legislación argentina,
RDCO, 1975-165 y siguientes.
rONCENTRACÍÓX ECOIÓVAC A 715

Podemos conceptualizar el control como la posibilidad de adop-


tar o hacer adoptar una determinada decisión. Puede hablarse de
control por una persona, por dos o más, por una cadena o grupo
de sociedades. Las figuras usadas en la práctica escapan a cual-
quier rasgo de genialidad que intente formular el legislador para re-
cularlas, imponiendo sólo referencips •'-hiérales o ¡"""^vician de res-
ponsabilidad para su abuso.
Esa situación suele darse con modalidades diversas que escapan
de toda posibilidad de enumeración por el legislador, que debe sólo
plasmar marcos o estándar de conducta. A fin de determinar la
existencia de control de sociedades, es necesario formalizar un aná-
lisis de: a) la colisión de intereses en el ámbito del gerenciamiento
de la o las sociedades; b) intereses que convergen; c) los problemas
guípales; d) dirección unitaria y responsabilidad en la administra-
ción extraordinaria17, y e) grado de vinculación de las sociedades y
abuso de la misma. Donde varias sociedades se vinculan aparece
el llamado grupo y un posible conflicto de intereses, privilegiándose
la posición económica de alguno o algunas, normalmente a través
de procedimientos contractuales.
La legislación argentina fija dos pautas.
a) La objetiva o por votos, necesariamente interna o jurídica
societaria, que no impone disponer del 51% del capital ni de los
votos, sino los necesarios para generar la voluntad social en el seno
del órgano correspondiente.
b) La de apreciación de influencia dominante por participacio-
nes societarias (interna) o por los especiales vínculos, de carácter
jurídico, negocia! o externa.
Constituye un lugar común en la literatura jurídica nacional, el
sostener que las hipótesis contenidas en los incs. 1 y 2 del art. 33
de la LSC, refieren cada uno de ellos a los denominados control
interno y control externo.
Conforme la posición aludida, una de las modalidades de con-
trol societario (el denominado '"interno"; art. 33, inc. 1), se ejerce
por la tenencia de votos suficientes para prevalecer en ¡as reuniones
de socios o asambleas de accionistas. Es decir, esta participación
tiene que otorgar la cantidad de votos necesarios para imponer de-

17
Como lo expresa Otaegui, Concentración societaria, p. 427.
716 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

cisiones en las asambleas o reuniones regulares de la sociedad. Di-


cho en términos concretos18, requiere para su configuración la dis-
posición de la mayoría de acciones con derecho a voto (quorum en
primera convocatoria de la asamblea ordinaria; art. 243, párr. Io,
LSC) y la mayoría absoluta de los votos o el mayor número exigido
por el estatuto (art. 243, párr. último, LSC).
La otra modalidad de control societario, denominado externo
-correspondiente al inc. 2, art. 33-, deriva de una situación de he-
gemonía o predominio, es decir, de una posición dominante que
coloca a la sociedad en relación de subordinación económica. Ello
en virtud de vínculos de naturaleza contractual -v.gr., agencia, su-
ministro, concesión- u otros vínculos especiales que el legislador
no ha precisado.
En otros términos, la relación de influencia dominante se con-
figurará cuando una sociedad esté predeterminada -es decir, que la
sociedad esté compelida a tomar decisiones en el sentido que lo de-
sea la persona controlante- en su actividad principal por otra, esto
es, cuando la sociedad controlante puede decidir los destinos de la
controlada, por una vinculación jurídica o económica, que no es el
ejercicio estable del derecho de voto.
Sin embargo, otra interpretación podría formularse19, en la cual
la descripción de las modalidades de control societario no se corres-
ponden puntualmente con la clasificación en dos incisos que contie-
ne el art. 33.
a) CONTROL DE DERECHO. Es la hipótesis contenida en el art. 33,
inc. 1, de la LSC, en tanto expresa: "posea participación, por cual-
quier título, que otorgue los votos necesarios para formar la volun-
tad social en las reuniones sociales o asambleas ordinarias".
Esta hipótesis refiere exclusivamente al control de derecho que
podemos denominar interno, que se ejercita por la titularidad de te-
nencias accionarias, cuotarias o de partes de interés autosuficientes
para la formación de la voluntad social.

18
Borgioli, Dirección unitaria y responsabilidad en la administración extra-
ordinaria, RDCO, 1986-509.
19
Muiño, ponencia presentada al VI Congreso Argentino de Derecho Socie-
tario y II Congreso Iberoamericano de Derecho Societario y de la Empresa, t. II, p.
953.
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 717
Se corresponde a que nuestro derecho - a diferencia de ordena-
mientos como el alemán o el brasileño- no recepta la posibilidad de
control de derecho externo, que deviene resultante de una contratación
cuya finalidad manifiesta es la creación de un grupo de sociedades.
b) CONTROL DE HECHO. Es el resultante de la influencia domi-
nante a que se refiere el art. 33, inc. 2; empero, en él es necesario
diferenciar lo siguiente.
1) INTERNO. Contenido en el inc. 2, parte Ia, cuando expresa:
"ejerza una influencia dominante como consecuencia de acciones,
cuotas o partes de interés poseídas".
En este caso, el control de hecho interno puede ser ejercido por
la minoría aprovechando el ausentismo en la asamblea; es la hipó-
tesis del controlante que detenta una cantidad de votos que resultaría
insuficiente en el caso de concurrencia de todas las tenencias accio-
narias (working control). Se ejerce también a través de los proxi-
fight, cuando los administradores adquieren el control empresarial
obteniendo la representación de los accionistas dispersos, y se per-
petúan en él en la medida que sigan consiguiéndola (management
control)20. Sobre este supuesto se pueden observar las subdivisio-
nes siguientes:
a) Que de ello resulte una prevalecencia de hecho, generando
mayoría en las asambleas ordinarias o reuniones sociales, por au-
sentismos o representaciones, lo que posibilitaría el ejercicio de in-
fluencia dominante, merced a la designación de los administradores.
b) Que sin tener esa mayoría, la posición de bloqueo en deci-
siones u otras formas de realizar acuerdos para obtener decisiones,
lleven por ese medio a ejercer influencia dominante.
2) EXTERNO. Contenido en el inc. 2, parte 2a, cuando expresa:
"ejerza una influencia dominante por los especiales vínculos exis-
tentes". El control de hecho externo resulta emergente de relacio-
nes contractuales y otros vínculos ejercidos por una sociedad direc-
tamente sobre otra o a través de otra sociedad interpósita. Aquí es
donde la detección del control deviene más difícil.
Finalmente, para la procedencia de este supuesto, resulta nece-
sario que se genere preordenamiento de la actividad del órgano de

Piaggi, Control societario y supuestos concúrsales, DC, n° 7, p. 172.


718 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

gestión de la sociedad controlada en lo concerniente a la actividad


principal de su objeto. Además, esta situación fáctica deberá ser
duradera y completa, pudiéndose probar por cualquier medio la in-
fluencia dominante sobre la administración de la sociedad con-
trolada.
Desde nuestra particular óptica, estimamos que esta última in-
terpretación formulada se corresponde con las diversas hipótesis
contenidas en la norma, tratando de ahondar en las expresiones de
una parte importante de nuestra doctrina que vincula la situación
de influencia dominante exclusivamente a la idea de control externo
o económico o contractual, conforme la cual -nos parece- se podría
excluir la posibilidad de su configuración en la hipótesis del llamado
control interno, al que nosotros preferimos nominar de hecho-interno.

§ 447. EFECTOS DEL CONTROL. - El control o la dominación es


un fenómeno de la concentración empresaria, económica, útil y ju-
rídicamente neutro, aceptado como lícito, con amplitud de formas
en nuestro derecho positivo, bajo el principio libertad bajo imputa-
bilidad y responsabilidad por su abuso.
La existencia de control genera varias obligaciones internas en
torno de la información y particularmente a una información califi-
cada a través del balance, como hemos visto. La desviación del
control o su disfunción en virtud de medios societarios o contrac-
tuales es lo antijurídico en cuanto de esta desviación se generen per-
juicios, no necesariamente patrimoniales (por ejemplo, modificación
de derechos de accionistas de clase).
La imposición de la voluntad, dominación o subyugación no es
antijurídica, en cuanto no se generen daños, por alteración del inte-
rés social, de la empresa u objeto social. El primer requisito de la
ilicitud del control es subsumir el interés social, o sea, la funcio-
nalidad de la sociedad a intereses ajenos.
Por interés de la sociedad entendemos el interés a un beneficio
común que se realiza mediante una actividad común predeterminada
en virtud del objeto social. En la actividad tendiente al cumpli-
miento y la materialización del interés social, pero mediatamente a
través de actuar como "buen hombre de negocios" se tutela que los
beneficios que esa actividad genera no se transfieran indebidamente
a la controlante (v.gr., caso Swift a su controlante Deltec, por medio
de ventas por debajo del valor de mercado). Mediante su recono-
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 719
cimiento se tutela al sujeto sociedad y a la organización empresa,
frente al abuso del órgano de administración, del órgano de gobierno
o de ¡a asamblea.
Frente a tal abuso podemos identificar a los intereses de los so-
cios: individual, de un grupo de minoría o mayoría, o de todos los
socios en conjunto. ¿Puede tutelarse a la sociedad como bien en
abstracto? No, sino vinculado aquel interés social al de los socios
conforme su declaración negocial constitutiva. En situaciones
de control se suelen individualizar intereses de los órganos sociales,
como propios o como impuestos desde otra sociedad.
También aparecen los intereses de los terceros como acreedores
de la sociedad, punto que normalmente es resuelto por medio de
acciones de responsabilidad individuales o concúrsales, o a través
de la inoponibilidad concursa! y de la llamada inoponibilidad so-
cietaria, dentro del derecho argentino.
Y el segundo requisito para configurar la ilicitud es el daño a
la controlada o a terceros, o la posibilidad concreta de daño. Apa-
rece así, como bien jurídico tutelado, el patrimonio de la controlada,
en favor de ella misma, de los socios y terceros, y el patrimonio de
los terceros por los perjuicios que le cause por el obrar abusivo.
No basta, por tanto, acreditar la existencia de un obrar abusivo
supuestamente contrario al interés social, para generar la ilicitud del
control, sino acreditar que éste genera daño o potencia un daño o
perjuicio, aunque sea el incumplimiento de un negocio o la insol-
vencia, restando un bien al patrimonio social, o los medios de cum-
plir un contrato, u oponiéndose al cumplimiento de un contrato o
afectando derechos de la sociedad o accionistas que la ley tutele en
forma expresa (p.ej., derechos de categoría de acciones). Ante tal
presupuesto, se impone una solución amplia cual es el de la impu-
tación directa o aditiva de las relaciones al controlante, dentro de la
llamada inoponibilidad de la personalidad jurídica.
En ese supuesto, el valor de intercambio deja de corresponder
al de mercado y es fijado por la política del grupo. Los dos perju-
dicados son los accionistas minoritarios y los terceros acreedores de
la sociedad que puede haber sido afectada con la fijación de ese
valor.
Otras formas de desvío del interés social, que generan respon-
sabilidad, son las siguientes: a) el voto en interés contrario; b) la
720 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

sindicación de acciones, vinculada al voto en interés contrario, y c)


la contratación en beneficio de los directores o de terceros vincula-
dos a éstos.

§ 448. MEDIOS DE TUTELA. - La minoría puede ser tutelada


preventivamente con el derecho de información, con la posibilidad
de ceder su paquete de minoría-1 o con la concesión de acciones de
minoría (o de derivative suits en el derecho estadounidense) contra
los administradores de la controlada, de los de la controlante o con-
tra la controlada misma. Pero también puede protegerse extendien-
do la responsabilidad de la sociedad controlante, y en todos los casos
a esta última por haber abusado de su influencia dominante.
Un grupo de soluciones actúa en la quiebra, extendiendo la
quiebra a la controlante y a sus administradores, o a través de la res-
ponsabilidad de terceros (art. 173, LSC), aunque ésta es una solu-
ción más bien para acreedores y sólo en muy pocos casos beneficia
a los accionistas minoritarios.
Y otro grupo de soluciones es el otorgamiento de acciones de
responsabilidad, distinta a la acción social de responsabilidad.
Recién se empiezan a abrir dos posibilidades ante la segura negativa
a la promoción de esta acción contra los administradores sociales
que. por otra parte, beneficiarán directamente al mismo grupo ma-
yoritario. al igual que la'acción social ejercida individualmente22.

;;
Lutter. Lo sviluppo del diritto dei gruppi in Europa, "Rivista della Societá",
19S1-667 y siguientes.
;:
La Suprema Corte de Ohio (Crosby v. Beam, n° 88-1516, Ohio Sup., Ct.
20/12/S9). se pronunció sobre la admisibilidad de una acción directa del socio de
minoría contra los accionistas de mayoría en una sociedad cerrada (closed corpora-
tiotü. La minoría reclamaba el pago del daño causado por las graves irregularida-
des cometidas por los socios de control, administradores y dirigentes de la sociedad,
tales como pago a sí mismos de compensaciones excesivas, uso de bienes de la so-
ciedad en provecho propio y actividad personal, pago con bienes de la sociedad de
las expensas personales. Los demandados opusieron la falta de acción, sosteniendo
que tal acción debía proponerse a través de la sociedad, en asamblea, y eventual-
mente ejercitar una acción derivada, o sea una acción individual en beneficio social.
Esta ultima posición fue recogida por la primera instancia, pero revocada por la
segunda instancia, acogimiento que fue confirmado por la Corte en el fallo que re-
ferirnos. La Corte argumentó que una sociedad cerrada permite a la mayoría de
control oprimir a la minoría, por ejemplo, con la no distribución de las utilidades o
pagándose a sí mismo compensaciones exorbitantes, privando a la minoría de opor-
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 721
Esto aparece en la legislación societaria argentina con dos no-
vedades: una original de la ley 19.550 de 1972. El art. 275 que
otorga la posibilidad de rechazar la extinción o transacción en torno
de la responsabilidad de directores, síndicos y gerentes, o lo que es
lo mismo cuestionar la aprobación de su gestión, por accionistas que
representen el 5% del capital social (no de los votos). La otra, en
[a reforma por ley 22.903. de 1983, a través de la modificación y
ampliación del art. 54.
Adviértase que no se exige que el 95% del capital apruebe la
gestión23, sino que se autoriza una oposición con real interés econó-
mico y seriedad, que habilita el ejercicio de la acción social de res-
ponsabilidad por la minoría. La cuestión debe ser entendida en su
total sentido: la posibilidad de que esa minoría promueva la acción
de responsabilidad, pues caso contrario se podría ver diluida con la
inteligencia de tener previamente que convocar a asamblea para au-
torizar la acción, e incluso impugnar la decisión contraria de la mis-
ma o aquella que por mayoría aprobó la gestión, para recién consi-
derarse habilitada la acción social de minoría24.
La imputación directa es lo prevenido por el art. 54 in fine, in-
corporado por la ley 22.903, que no tiende al resarcimiento de da-
ños, sino a considerar como directamente formalizado el negocio
también con la controlante. La acción de daños, más que en favor
de terceros, actuará en favor de la sociedad y los restantes socios.
El art. 54 de la LSC, en sus otros supuestos, incorpora formas de
indemnizar a la sociedad por el uso abusivo de los bienes o afectar
su interés social.
Respecto de la responsabilidad de los administradores de la so-
ciedad controlante y la dirección unitaria, al existir un abuso del
patrimonio de una sociedad controlada, se extiende a la controlante

(unidades iguales. Exigir la promoción de una acción derivativa, o sea, en beneficio


de la sociedad, no es un remedio efectivo, porque los autores del ilícito serían los
principales beneficiarios de la reparación del daño ("Securities Regulation and Law
Report", vol. 22, 19 ene. 1990, p. 109; Minoriíy Shareolders May Sue Directly for
Breach of Duty, Ohio Court Decides).
23
Verón, Sociedades comerciales, t. 4, p. 322.
24
Sobre el punto, Zaldívar y otros. Cuadernos de derecho societario, vol. II,
p. 532, Sasot Betes - Sasot, El órgano de administración, p. 564; Otaegui, Respon-
sabilidad civil de los directores, RDCO, 1978-1290.

46. Richard - Muiño. Derecho societario.


722 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

la responsabilidad por gestión infiel e incluso a los administradores


de esta última.
Alemania impone la responsabilidad directamente a los admi-
nistradores de la controlante, y no a la misma controlante, privile-
giando así el aspecto conminatorio sobre el resarcitorio, pues la con-
trolante puede tener mucho más patrimonio que sus administradores,
sin perjuicio de que la doctrina piense que podría llegarse al patri-
monio de la controlante por vía indirecta.
Los responsables del daño son indudablemente los administra-
dores de la controlante, y bajo ese presupuesto deben responder tam-
bién los de la controlada. Si existe solidaridad, el acreedor puede
demandar a cualquiera, o sea, optando por aquellos que ofrecen ma-
yores garantías de solvencia.
Otro sistema liberaba de responsabilidad a la sociedad, y hacía
responsable a quienes abusaron. Era el sistema del viejo art. 43 del
Cód. Civil, anterior a la reforma de 1968, basado en la teoría de la
ficción.
Vinculada a esta cuestión, debe distinguirse entre la responsa-
bilidad de la controlante frente a terceros, y la posibilidad que sus
administradores repitan la indemnización o lo que ellos debieron pa-
gar a terceros contra ella. Creemos que no podrían repetir contra
la sociedad, sino contra los propietarios o controlantes.
En el derecho italiano es necesario para generar aquella respon-
sabilidad solidaria que, además del control, exista una dirección uni-
taria. Como tal debe entenderse la dirección enderezada a coordi-
nar la política económica y las líneas esenciales de la gestión de las
sociedades vinculadas, pudiendo referirse a uno o más sectores fun-
damentales de la gestión, donde tiende a privilegiarse a la política
financiera. Siendo lo fundamental no la mera posibilidad de ejercer
una dirección unitaria, sino su ejercicio efectivo. Es la identidad o
uniformidad de las directivas operativas, por lo que la controlante
logra imponer el criterio organizativo en torno del cual la noción de
grupo de sociedades se articula en una perspectiva funcional.
Pero además de esa situación, es necesario que los administra-
dores de la controlante hayan abusado de su poder de persuasión
para inducir a los de la controlada a realizar actos en provecho de
la primera o de otra sociedad del grupo, en detrimento de la con-
trolada.
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 723
El art. 54 de la LSC permite responsabilizar a accionistas con-
trolantes, administradores o extraños que abusaron del recurso téc-
nico, en fenómenos grupales o no.
No puede pensarse que esa norma regrese al viejo art. 43 del
Cód. Civil derogado, con responsabilidad directamente del contro-
lante, sino a una responsabilidad acumulativa, derivada de su ges-
tión, pero permitiendo la acción directa. Es insostenible que no se
aplique la personalidad, por su inoponibilidad y, por tanto, no sea
responsable la sociedad controlada, que es la solución alemana cues-
tionada doctrinariamente.
El régimen especial no difiere fundamentalmente del régimen
general, que impone la obligación de reparar cuando concurren to-
dos los presupuestos de la responsabilidad civil: a) antijuridicidad;
b) factor de atribución suficiente: si bien son insuficientes los fac-
tores subjetivos de atribución del daño, debiendo buscarse no sólo
en el art. 1113, sino en los arts. 1109, 902 y 1071 del Cód. Civil (el
art. 902 dice: "Cuanto mayor sea el deber de obrar con prudencia y
pleno conocimiento de las cosas, mayor será la obligación que re-
sulte de las consecuencias posibles de los hechos", y el art. 1071:
"El ejercicio regular de un derecho propio o el cumplimiento de una
obligación legal no puede constituir como ilícito ningún acto [pero
la actuación desde el control no es un derecho propio cuando afecta
a un tercero]. La ley no ampara el ejercicio abusivo de los dere-
chos. Se considerará tal al que contraríe los fines que aquélla tuvo
en mira al reconocerlos o al que exceda los límites impuestos por la
buena fe, la moral y las buenas costumbres"); c) daño causado, y d)
relación de causalidad relevante.
En torno de los presupuestos de aplicación de la norma, la res-
ponsabilidad no recaerá sino sobre los que sea imputable el abuso,
no a todos los administradores, sino quienes hayan ejercido la di-
rección y hayan abusado de suposición. Claro que todos pueden
ser responsables por su omisión culpable de impedirlos. No se trata
de una responsabilidad objetiva, tanto en Italia como en la Argenti-
na, ni menos de una responsabilidad por riesgo de empresa, pues no
se refiere a todas las obligaciones sociales, sino solamente a daños
causados. Se trata, por tanto, de una responsabilidad civil por da-
ños y no meramente de una responsabilidad patrimonial.
Debe haber daño a la controlada o a terceros. Pero los actos
son divisibles, respondiendo de todos los daños, y no pudiendo com-
724 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

pensarlos con los beneficios acercados (art. 54, párr. Io, LSC). Es
suficiente la mera comprobación del daño sufrido por la controlante.
No es esta la solución de la doctrina italiana que señala que no se
podrán aislar únicamente las operaciones desventajosas, sino que
se deberá tener en cuenta el cuadro general, a pesar de que, en con-
creto, esto puede resultar un tanto difícil.
La eventualidad de que los daños puedan ser de algún modo
resarcidos o compensados, en el curso del mismo ejercicio anual,
está previsto por el § 317 de la AktG, que regula la responsabilidad
de la dominante frente a las sociedades dominadas.
La jurisprudencia internacional reciente también se ha ocupado
del tema:
La Couri of Appeals for the Fifth Circuit, con fecha 29 de enero
de 1990. sostuvo que el recurso de la personalidad jurídica no puede
ser superado para afirmar la responsabilidad de la sociedad contro-
lante en relación a los costos relativos a la bonificación de un área
en la que actúa una sociedad totalmente controlada. Se sostuvo que
la Comprehensive Environmental Response, Compensation and Lia-
bility Act (CERCLA), cd. Superfund Law, no impone a la sociedad
controlante una responsabilidad directa por la violación de la ley
por la sociedad controlada totalmente, conforme pretendía el Depar-
tamento de Justicia. Éste había sostenido que en el sentido de la
Superfund Law una sociedad controlante es directamente responsa-
ble cuando sus dirigentes, administradores o dependientes participan
o controlan la actividad inherente a sustancias peligrosas. El De-
partamento sugería la adopción de un test (standard), a los fines del
superamíento del recurso de la personalidad jurídica se debía ase-
gurar "que la forma de la sociedad dotada de personalidad jurídica
no se resuelva en una alteración del standard de diligencia previsto
por la ley y en la imposición de los costos sobre el público". Como
control se toma también la adopción directa de parte de la gestión
de la controlada. Se citaban varios precedentes, como New York
c/Realty Corp., 759 F2d, 1032 (CA 2, 1985). Pero la Corte entendió
que la expresión de la ley owners or operators no permite compren-
der a la sociedad controlante, pues si el Congreso las hubiera que-
rido incluir lo hubiera hecho expresamente (¿positivismo?), por lo
que no es aplicable la regla del derecho societario común. La con-
trolada había respetado las reglas de la disciplina del funcionamien-
to de la organización societaria, manteniendo una contabilidad pro-
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 725

pia y teniendo frecuentes asambleas de sus accionistas y reuniones


del consejo de administración, sin que el cotidiano operar de con-
trolante y controlada haya generado confusión. A criterio de la
Corte, el superamiento del recurso de la personalidad jurídica debe
ser limitado a la situación en la que la forma de la sociedad perso-
nificada es usada como una función preordenada a un fin fraudulen-
¡o o al efecto de no incurrir en responsabilidad personal25.
La Corte de Casación de Francia, en fallo del 8 de noviembre
de 1988, sostuvo que es correcta la solución del juez de apelación
en un procedimiento de redressement judiciaire, extendiendo el pro-
cedimiento a una sociedad civil por considerar esta sociedad como
de carácter ficticio y constituida en realidad como una única empre-
sa con otra sociedad. Una sociedad y trece filiales, bajo procedi-
miento judicial, justificaron la extensión a una sociedad civil fran-
cliiseur de la marca (para mantener su propiedad) de la que las otras
hacían uso. Sólo con una apariencia distinta, constituían en realidad
una empresa unitaria. Esa sociedad civil no tenía empleados ni de-
pendientes, subcontratando con la sociedad franchisées la ejecución
de todas las obligaciones. El recurso de apelación se fundó en que
la comunidad de intereses entre dos partners económicos, vinculados
por un contrato para la utilización de una marca, no era suficiente
para dar lugar a una confusión de patrimonio, lo que implica una
confusión de los activos y de los pasivos de las dos sociedades, y
que esa confusión no se podía justificar simplemente con la existen-
cia de relaciones de cuenta o con facilidades de pago de una a la otra.
La Cámara Civil de la Corte de Casación revocó una sentencia
del juez de apelación, con fecha 15 de julio de 1989, en la que este
juez tenía por ficticia una sociedad al constatar que 989 cuotas sobre
1000 de la sociedad pertenecían a un único socio. La Cámara en-
tendió que este elemento no era suficiente para individualizar una
confusión patrimonial, afirmando que el carácter ficticio de una so-
ciedad no depende sólo de la unidad del socio, sino del hecho que
el socio único o dominante confunda su patrimonio personal con el
de la sociedad26.

25
Corporate veil cannot be pierced to impose superfund liability on parent,
en Securities Regulation and Law Reporis, vol. 22, 2 feb. 1990, p. 158.
26
Guyon, Sommaires de jurisprudence. "Rev. Soc", 1990, p. 76; "Bull. Civ.",
I. n" 272, p. 180.
726 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

C) L A DENOMINADA INOPONIBILIDAD
DE LA PERSONALIDAD JURÍDICA.
DESESTIMACIÓN DE LA PERSONALIDAD JURÍDICA

§ 449. CARACTERIZACIÓN. - Se ha señalado que "en el estudio


de la fenomenología del capitalismo contemporáneo resulta comple-
tamente inadecuado el perfil de la simulación y también el del frau-
de o del abuso, y lo que en cambio procede es someter a revisión la
doctrina de la personalidad jurídica"27.
Bajo esos criterios, una corriente muy intensa trata de desco-
nocer la personalidad jurídica de la sociedad, desestimándola por
razones de fraude y simulación, particularmente en causas vincula-
das a legítima hereditaria o sociedad conyugal 28 , con grave per-
juicio de los acreedores sociales y el desconocimiento no sólo de la
sociedad, sino de la persona jurídica que, como centro de imputa-
ción diferenciada, ha sido reconocida en el mundo jurídico, atribu-
yéndosele activos y asumiendo pasivos respecto de terceros.
Los temas no son sencillos, particularmente por cuanto la doc-
trina y la jurisprudencia los tratan con un amplio espectro de enfo-
ques. Desde la vigencia de la LSC se generó una rica corriente
doctrinal y jurisprudencial basada en el texto del art. 2°, en cuanto
se reconocía a la sociedad el carácter de sujeto de derecho con al-
cance a las previsiones legales29.
La teoría de la desestimación de la personalidad es normalmen-
te tratada en relación a las causas que generan esa inoponibilidad,

27
Puig Brutau, traductor y comentarista de la obra de Serick, citando a As-
carelli, en Apariencia y realidad en las sociedades mercantiles, p. 265.
28
CNCom, Sala A, 27/2/78, "Astesiano", LL, 1978-B-195; CCivCom CdelU-
ruguay, 9/2/79, "Morrogh", LL, 1979-D-236; CNCiv, Sala C, 13/10/87, "Casaña,
Ofelia s/suc. testamentaria", ED, 128-191; en esta causa se dijo: "Corresponde repu-
tar ineficaz la forma societaria que se constituya para satisfacer fines o intereses
que excedan el que la disciplina normativa reconoce como legítima. Corresponde
dar valor a lo real sobre el velo de la personalidad jurídica, si las circunstancias del
caso constituyen vehementes presunciones que permiten concluir que la casaquinta
que legara la causante era de su propiedad y no de la sociedad anónima a la que fue
simuladamente aportada".
29
Otaegui. Desestimación de personalidad societaria, RDCO, 1971-137.
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 727

o sea, a los requisitos jurídicos que debe probar el pretensor de esa


medida, para traspasar el resguardo jurídico de la personalidad.
No entraremos en la abundante, aunque errática, jurisprudencia,
particularmente laboral, donde se tutelan predeterminados criterios
éticos o sustancialistas, mediante una declamación de la teoría de la
desestimación de la personalidad jurídica por abuso o fraude, pero
no podemos dejar de señalar aquella que ciñe la interpretación ex-
tensiva de esta teoría, lo que haremos al final de este trabajo. En
la presente labor, limitado en su extensión por su naturaleza, nos
constreñimos a plantear algunas cuestiones y centrar la atención en
algunos efectos que puede generar la aplicación de esa teoría en los
supuestos de la norma del art. 54 in fine de la LSC.
La personalidad de las sociedades en el derecho argentino -co-
mo en el derecho comparado 30 -, genera interesantes perspectivas

Ju
Menotti de Francesco, Persona giuridica, "Novissimo Digesto Italiano", t.
XII, p. 1035; Fargosi, Derecho y principios societarios, p. 25 y ss.; Dobson, El abu-
so de la personalidad jurídica, p. 90 y ss., Kelsen, Teoría pura del derecho, p. 127
y ss.; Le Pera, Joint ventare y sociedad, particularmente p. 163 y ss.; Richard, So-
ciedady contratos asociativos; ver además, del mismo autor, lo siguiente: V Reunión
Conjunta de Academias Nacionales de Derecho y Ciencias Sociales, Córdoba, oc-
tubre de 1986, sobre el tema Persona y derecho, "Anales de la Academia Nacional
de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba", t. XXV, p. 81; En torno a la perso-
nalidad jurídica de las sociedades, intervención en la VI Reunión Conjunta de Aca-
demias de Derecho, correspondiente a 1987, "Anales de la Academia de Córdoba",
t. XXVI, p. 510; ponencia a las XII Jornadas Nacionales de Derecho Civil, Barilo-
che, abril 1989, y publicación similar en "Revista Notarial del Colegio de Escriba-
nos de la Provincia de Buenos Aires", año 1989 Centenario, p. 207 y ss.; En torno
a la llamada inoponibilidad de la personalidad jurídica, "Doctrina Societaria y
Concursal Errepar", t. II, p. 541 y ss.; Persona jurídica, sociedad y contratos aso-
ciativos en la unificación de derecho privado, ponencia a la I Conferencia Interna-
cional sobre la Unificación, San Miguel de Tucumán, 22 al 24 de octubre 1987;
Personalidad y tipicidad, Jornadas Nacionales sobre Unificación de las Obligaciones
Civiles y Comerciales, organizadas por el Instituto Argentino de Derecho Comercial
y Colegio de Escribanos de la Capital Federal, Buenos Aires, 4/5 de diciembre de
1986; Tipicidad societaria. Tipología societaria y responsabilidad, ponencia en III
Congreso de Derecho Societario, Salta, octubre de 1982; disertación sobre aspectos
modernos del derecho societario, en reunión de Abogados del Banco de la Nación
Argentina, Córdoba 1989; La llamada inoponibilidad de la personalidad jurídica
en la ley de sociedades comerciales, en libro en Homenaje a Antonio Buteler Cáce-
res, junio de 1990; ponencias al I Congreso Iberoamericano de Derecho Societario
y de la Empresa, Córdoba, 1992, t. I, p. 7, 31, 190, 251, 273 y 464; t. II, p. 575 y
619; Negocios de participación, p. 35.
728 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

que permiten, frente al abuso de la posición de control de socios o


no, derivar o limitar efectos de la actuación societaria, haciendo in-
necesario recurrir a ¡as vías de la simulación, la revocación, el frau-
de, el abuso de derecho, o la desestimación de la personalidad.
En 1983 se forjó la norma específica de art. 54, inc. 3, de la
LSC, ante situaciones que no deben merecer solución mediante las
acciones de simulación o de revocación, que los terceros pueden in-
tentar, en ciertos supuestos, frente a la actuación abusiva de socie-
dades.
Pero ello impone determinar qué se entiende por "desestima-
ción de la personalidad jurídica de las sociedades" o "inoponibilidad
de la personalidad societaria". En primer lugar nos referiremos a
la terminología. Luego al alcance de la llamada teoría de la deses-
timación, que muchos intentan aplicar integralmente a través de esta
norma, desorbitándola. Para finalizar con un análisis muy parcial
de la norma del art. 54 in fine de la LSC, que ha llevado a profun-
dizar su alcance y efectos en diversos congresos y jornadas31, tra-
tando de acordar alguno de éstos: que no implica la desestimación
de la personalidad societaria, que los terceros acreedores de la so-
ciedad no pueden resultar perjudicados, que esa norma no trata to-
dos los supuestos de fraude a la ley, que los tratados responden a

31
Art. 54, párr. 3 o [Inoponibilidad de la personalidad jurídica]. - "La actuación
de la sociedad que encubra la consecución de fines extrasoeietarios, o constituya un
mero recurso para violar la ley. el orden público o la buena fe o para frustrar dere-
chos de terceros, se imputará directamente a los socios o a los controlantes que la
hicieron posible, quienes responderán solidaria e ilimitadamente por los perjuicios
causados". La redacción de la norma no es del todo feliz. En primer lugar, el
sujeto activo de las conductas previstas en ella en realidad no es la sociedad, tal
como pareciera surgir de su texto ("La actuación de la sociedad..."), sino que se
trata de una actuación de socio o controlante, a través de la exteriorización formal
societaria. En segundo lugar surge el interrogante de si las conductas tipificadas
(consecución de fines extrasoeietarios. viciación de ia ley, el orden público o la
buena fe y la frustación de los derechos de terceros) son las únicas que habilitan a
aplicar el instituto de la inoponibilidad societaria o si en otros casos se aplicaría
otro instituto. Y. por último, se presenta el problema de saber cuál es el efecto que
produce la aplicación de la norma, pues por un lado se habla de imputación directa
y, por el otro, de simple cargo de los efectos dañosos o perjuicios causados, lo que
implica una simple extensión de responsabilidad, lo que deriva en el cuestionamien-
to de saber si se trata de un problema de la inoponibilidad de la personalidad jurídica
o del tipo societario.
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 729

un problema de responsabilidad o imputabilidad, y que no se limita


a la responsabilidad por los daños causados32.
No ingresaremos en las situaciones vinculadas a la insolvencia
de la sociedad, o sea, de responsabilidad por el pasivo.

§ 450. TERMINOLOGÍA. - Apuntamos, en primer término, que


la terminología de la ley está vinculada, a nuestro entender, al viejo
criterio en torno de la personalidad jurídica, que implicaba la gene-
ración de una impermeabilidad absoluta, que impedía acceder al pa-
trimonio de los socios de la nueva persona.
Las expresiones disregard of the legal entity, desestimación de
la personalidad, superación de la personalidad, redhibición de per-
sonalidad, inoponibilidad de la personalidad jurídica, descorrimien-
to del velo, etc., son fórmulas omnicomprensivas del uso abusivo
del medio técnico persona jurídica por los controlantes, conforme
múltiples manifestaciones, doctrinas de los autores (jurisprudencia-
les o receptadas normativamente), que tienden a paliar los efectos
dañosos producidos por ese obrar antijurídico, con efectos y funda-
mentos diversos, según el caso. Así se recurre o podría recurrirse
a los principios generales del derecho, tales como la simulación,
el venire contra el proprio factum, el abuso de derecho, la acción
pauliana, el enriquecimiento sin causa, simplemente la responsabili-
dad por el obrar culposo o doloso (art. 1109, Cód. Civil), o dentro
de la normativa societaria por la exorbitancia del objeto social, et-
cétera33.
Cuando hablamos de desestimación en sentido lato, podemos
hacerlo tanto de la activa como de la pasiva34. Tales expresiones
abarcan no sólo los supuestos estrictos de desestimación de la per-
sonalidad jurídica de la sociedad, sino también simples casos de ino-
ponibilidad parcial, cuando no de mera asunción de responsabili-
dad por esos controlantes que eran terceros o socios que, por el tipo
societario, gozaban de impermeabilidad patrimonial absoluta.

32
Richard, ¿Inoponibilidad de la personalidad jurídica?', ponencia al Congre-
so Iberoamericano de Derecho Societario y de la Empresa, t. II, p. 619.
33
Trabajos citados en nota 30.
34
Otaegui, Inoponibilidad de la personalidad, en "Anomalías societarias",
p. 81 y ss., en una destacada sistematización.
730 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

"To disregard the legal entity, o to pierce the corporate veil, o


allanar la personalidad jurídica son aquí términos de arte -y quizás
en alguna medida eufemismos- para expresar ía idea sustancial de
que en ciertos supuestos se prescinde de la limitación de respon-
sabilidad que tradicionalmente se conceptúa implícita en una socie-
dad por acciones"35. Ese eufemismo ha generado ciertas aplica-
ciones literales que, a nuestro entender, serían desvaliosas.

§ 451. LA DESESTIMACIÓN DE LA PERSONALIDAD. - La desestima-


ción en sentido estricto implica el desconocimiento del principio de
división (separación o escisión) patrimonial entre la sociedad y los
socios o los terceros controlantes, pero normalmente es usado en
sentido lato -como indicamos al final del párrafo anterior-, elimi-
nando las limitaciones de responsabilidad de los socios fijados por
el tipo societario o de imputabilidad por las formas societarias. En
este sentido se usa en el derecho americano la expresión disregard
of the legal entity o piercing of the corporate veiP6. En el estado
actual de la doctrina y legislación, este supuesto implica un caso
excepcional, tal como lo encuadra nuestra ley concursal respecto de
la confusión patrimonial inescindible37. El art. 161, inc. 3, de la

35
Le Pera, Cuestiones, p. 137.
36
La Court of Appeals for the Fifth Circuit, el 29 de enero de 1990, sostuvo
que el recurso de la personalidad jurídica puede ser superado para afirmar la res-
ponsabilidad de la sociedad controlante en relación a los costos relativos a la boni-
ficación de un área en la que actúa una sociedad totalmente controlada. A criterio
de la Corte, el superamiento del recurso de la personalidad jurídica debe ser limitado
a la situación en la que la forma de la sociedad personificada es usada como una
función preordenada a un fin fraudulento o al efecto de no incurrir en responsbilidad
personal (cfr. Corporate veil cannot be pierced to impose superfund liability on pa-
rent, en "Securities Regulation and Law Reports", vol. 22, 2 feb. 1990, p. 158 y
siguientes). Marzorati (h.), La teoría del disregard of legal entity a través de la
jurisprudencia norteamericana, RDCO, 1968-717.
37
CNCom, Sala A, 22/2/91, "Apalategui, Alberto H. c/sucesión D'Ángelo,
Roberto", ED, 141-645; aquí se sostuvo que ia ejecución fue mal dirigida contra el
ente, y acceder a la tramitación de los presentantes en la forma propuesta por el li-
quidador judicial importaría un indebido avance sobre una persona jurídica, ajena a
estos autos, la que si bien, en principio estaría conformada por personas físicas que
han tenido conocimiento y participación en los autos, es un ente diferenciado de
quienes la conforman y dotado de su propia personalidad. Ello así, resulta apresu-
rada la aplicación del art. 54 de la LSC, sin que existan pruebas concluyentes res-
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 731
ley 24.522, en otros casos de singular gravedad, se limita a generar
un supuesto de responsabilidad general, a través de la quiebra refleja
del controlante sin necesidad de estar en cesación de pagos. En
todos estos casos juega el principio de subsidiariedad por el estado
de cesación de pagos del fallido original.
Si bien, en principio, la persona jurídica está configurada por
personas físicas, es un ente diferenciado de ellas y dotado de su pro-
pia personalidad. Por ende, para que sea aplicable el art. 54 de la
LSC deben existir pruebas concluyentes respecto de las situaciones
excepcionales que dicho artículo contempla a fin de prescindir de la
personalidad jurídica
La desestimación, en sentido amplio, usada eufemísticamente,
o "inoponibilidad de la personalidad jurídica societaria" -en sentido
lato-38, no puede dejar de lado el principio de división o separación
de patrimonio, sólo aceptable para la desestimación de la persona-
lidad en sentido estricto, sino que -según nuestro criterio- puede
producir efectos diferenciados e independientes entre sí en el campo
societario, según los siguientes supuestos.
a) Imputación de ciertos actos no realizados directamente.
b) La extensión o asunción de responsabilidad39. Ese abuso se
genera en múltiples formas que es imposible reunir en normas o so-
luciones únicas, como las que -con buen criterio- intenta el art. 54,
párr. último, de la LSC, o aún mejor -sobre esta base- la reciente
ley uruguaya.
La doctrina viene ocupándose en forma creciente de esta nor-
ma40, particularmente cuando se abandonó el comentario doctrinario

pecto de las situaciones excepcionales que la mencionada legislación contempla a


fin de prescindir de la personalidad jurídica.
38
Otaegui, Desestimación de personalidad, RDCO, 1971-137.
39
III Jornadas de Derecho Civil y Comercial de la Provincia de La Pampa,
referidas a la Unificación del Derecho Civil y Comercial, Comisión n° 1: Persona-
lidad Jurídica. Efectos de la inoponibilidad de la persona jurídica en materia so-
cietaria, por Moeremans y Richard, "Doctrina Societaria y Concursal Errepar", t.
IV, p. 268.
40
A los múltiples trabajos que señalamos en el texto y sobre la novedad de
la norma, agregamos a Manóvil, ¿ "Imputación" al socio (o controlante), o "respon-
sabilidad " ? (A propósito del art. 54, tercer párrafo, de la ley y como parcial réplica
a una erudita ponencia); el autor señala que es sabido que el art. 54, párr. 3°, no
732 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

de la estructura del estándar de la norma y se afrontaron sus efectos


particulares. Al mismo tiempo recién empiezan a perfilarse los in-
finitos casos que pueden resolverse en virtud de esos principios, aun
exorbitando al contenido literal de la norma, bajo la condición de
que la doctrina coincida en algunos aspectos básicos.
La preocupación se amplía cuando a través de esa afectación
se intenta devolver a otro patrimonio determinados bienes, incluso
regístrales"1.

§ 452. PERSONALIDAD JURÍDICA Y SU DESESTIMACIÓN. - La me-


dida de elaboración e incorporación de reglas de disregard permite,
frente a situaciones o instrumentaciones "abusivas" de las formas
societarias, prescindir de éstas y de la limitación de responsabilidad
de los socios, que son su consecuencia42.
Se acepta en general que el art. 54, párr. 3 o , resuelve la totalidad
de los problemas que han sido incluidos en la teoría de la desesti-
mación de personalidad societaria, lo que siendo logrado antes del
dictado de esa norma en 198343, bien puede ser atribuido a ella, aun-
que pueda exceder de sus previsiones, sosteniéndose44 que el su-
puesto de la desestimación activa inversa no está expresamente pre-
visto en el art. 54; se trata de la imputación a una sociedad de

tiene antecedentes normativos en ninguna legislación del derecho comparado o, por


lo menos, en ninguna conocida en nuestro país. Ello lo convierte en un valioso
precederte v modelo para otras regulaciones que se dispongan a dar un paso seme-
jante, ceno ya ocurrió con la legislación del Uruguay, cuya ley de sociedades
16.060. de 1°SQ, art. 189, claramente se inspira en aquélla. Pero esa originalidad
naciera: tiene, como contrapartida, el inconveniente de no contarse con experiencia
v pautas extranjeras para su cabal interpretación. La elaboración, discusión y apli-
cación judicial de la doctrina de la desestimación de la personalidad jurídica, tanto
en Estados Unidos de América, Alemania y otros países, como también en el nues-
tro, sin desconocer su relevancia, debe necesariamente ceder ante la actual existen-
cia de ur. texto legal expreso.
- : U?,a extensión de esas posiciones llevaría a generar la exigencia a todas las
sociedades en búsqueda de crédito de un seguro por desestimación de su personali-
dad jundica en cuanto puedan desafectársele bienes de su patrimonio. Así lo sos-
tuvimos er. ias XIII Jornadas de Derecho Civil, para adherirnos a una posición se-
mejan-te a :a que exponemos, de Favier Dubois y otros.
- : 5'. párrafo, casi textual, corresponde a Le Pera, Cuestiones, p. 101.
--: Otaegui. Desestimación de personalidad, RDCO, 1971-137.
-- Ctaegui. Anomalías societarias, p. 106.
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 733

obligaciones de su controlante abusivo, socio o no, o en la atribución


a éste de bienes o derechos de la sociedad. Se expresa también que
"no fue la aceptación de la teoría del disregard of legal entity, ni la
pretensión de establecer un sistema de desestimación de la persona-
lidad como estructura legal, lo que llevó a la normativa que integra
el art. 54: simplemente atacó del modo más directo y simple posible,
el tema que se iniciara con la creación del art. 2° de la ley 19.550"45.
Dicha regla se relaciona con el derecho común en las normas con-
tenidas en los arts. 1109 y 902 del Cód. Civil46.
La doctrina, al interpretar el alcance del art. 54, en su párr. 3 o ,
sostiene que, como el título de la norma lo indica, se está frente a
la inoponibilidad de la personalidad jurídica, por lo que la imputa-
ción directa a las personas que actúan por la sociedad implica la
desestimación de la personalidad societaria, agregando que la solu-
ción de la norma analizada recoge las soluciones aplicables al vicio
en la causa del negocio jurídico propia de los negocios simulados
ilícitos (arts. 500, 557, 558 y 959. Cód. Civil), abuso del derecho
(art. 1071) y fraude (art. 961), entendiendo que la doctrina de la de-
sestimación tiene su fundamento en un vicio de la causa del negocio
jurídico que lo invalida47.
Este comentario enfatiza en torno de la interpretación ampliada
del art. 54 de la LSC, señalando que ello es posible por cuanto no
está completada por norma alguna que restrinja su interpretación48,
y ello es correcto en cuanto se aplica armónicamente acotado por la
imposibilidad de restar bienes al patrimonio social que perjudiquen
a los acreedores sociales, si no se sigue un procedimiento de liqui-
dación o reducción de capital49.

45
Etcheverry, Formas jurídicas de la organización de la empresa, p. 30.
46
Etcheverry, Formas jurídicas de la organización de la empresa, p. 31.
47
Otaegui, Concentración societaria, p. 478.
48
Otaegui, Inoponibilidad de la personalidad, en "Anomalías societarias",
p. 107.
49
Nosotros, en ponencia indicada, y especialmente quienes explicitaron en
anteriores jornadas ese criterio: Bargallo - Favier Dubois (h.), Acreedores, imputa-
ción e inoponibilidad. Los acreedores frente a la imputación de activos por ino-
ponibilidad de la persona jurídica (lege lata): La imputación directa, total o parcial,
del activo de una sociedad al patrimonio de un socio o controlante, por declara-
ción de inoponibilidad en los términos del art. 54, párr. 3 o , de la LSC (modificada
por ley 22.903), no puede perjudicar a los acreedores sociales. A tal fin, con ca-
734 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

Pese a ser correctas esas referencias, reproducimos dos párrafos


dispersos, que corresponden al respetado jurista ?u , douue señala
-coincidente con nuestros pensamientos- que "la imputación directa
de la actuación desviada de la sociedad a los socios o controlantes
que la hicieron posible, importa que dichos socios o controlantes que-
dan obligados personalmente por las obligaciones de la sociedad,
pero ello no implica que se anule la personalidad societaria o que
deba disolverse la sociedad. Es de notar, que la legitimación pa-
siva de la sociedad (o sea su carácter de obligada frente a terceros)
no desaparece en el caso de inoponibilidad de la LSC, art. 54, por-
que la personalidad societaria no se pierde". La "desestimación" o
"inoponibilidad" de la personalidad no podría en forma alguna per-
judicar los derechos de los terceros de buena fe acreedores de la
sociedad, para atribuir ciertos bienes a otra persona51, sin pasar pre-

rácter previo a la efectivización de la imputación deberá reducirse el capital o, de


implicar una causal de disolución, liquidarse la sociedad con cumplimiento de los
recaudos legales de publicidad, oposición y depuración del pasivo, según el caso
(arts. 204, 107 y 109, LSC), al no ser suficiente reconocer a los acreedores solo una
acción de daños contra el socio o controlante. Ello sin perjuicio de los derechos:
a) de quien pretenda beneficiarse con la inoponibilidad, para cuestionar la existencia
y legitimidad de los créditos sociales, y b) de los acreedores del socio o controlante
imputado directamente, de concurrir con los acreedores sociales en situación de
igualdad en el supuesto de confusión patrimonial inescindible entre ambos patrimo-
nios, aunque no haya declaración judicial de concurso (doctrina art. 165-6, ley
19.551, modificada por ley 22.917, ponencia en Libro II del Congreso, p. 640).
50
Otaegui, Inoponibilidad de la personalidad jurídica, en "Anomalías socie-
tarias", p. 81.
51
En opinión contraria en este aspecto, pero si bien coincidiendo en los de-
más, Manóvil, ¿ "Imputación" al socio (o controlante), o "responsabilidad"?, libro
de Ponencias del Congreso Iberoamericano de Derecho Societario y de la Empresa,
Huerta Grande, octubre 1992, t. II, p. 627; aquí se presentaron diversas ponencias
y se esclarecieron cuestiones en debate: "Es decir, hay una nueva imputación de la
relación jurídica de que se trate: la deuda, la responsabilidad civil, penal o adminis-
trativa, la insolvencia, serán atribuidas al socio o controlante que haya incurrido en
la conducta o que haya hecho posible la situación incriminada. Pero no solamente
en esos supuestos: también el título a la cosa o al bien, o una relación contractual,
podrán ser atribuidas a quien no era el sujeto aparente de la relación jurídica. Pero,
¿será ésta una extensión o un traslado de la imputación? La respuesta no puede ser
unívoca. Sin embargo, hay casos claros: si se trata de la atribución de un bien al
socio o controlante para que los acreedores o el cónyuge o el heredero no se vean
privados de sus derechos, no puede existir sino un traslado de la imputación. El
bien o la cosa no pueden ser de propiedad plena de dos sujetos al mismo tiempo.
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 735

viamente sobre un proceso de liquidación o de disminución de Ca-


pital süCi^i .
Se trata de aplicar el mismo principio que campea en los con-
tratos de cambio, por ejemplo, en casos de nulidad de los actos ju-
rídicos, de la compra nula, que no puede afectar los derechos adqui-
ridos por terceros de buena fe. El mismo principio se traduce a los
contratos asociativos, o sea, a los personificantes; la separación pa-
trimonial no se ve afectada si previamente no se cumplen ciertos

La imputación será a la sociedad o al socio o controlante. En el instante en que el


tercero interesado ejerce su derecho, y en la extensión en que lo haga, la propiedad
del bien se reputará en cabeza del sujeto socio o controlante, con traslación de la
imputación. Satisfecha la pretensión del tercero, volverá a tener vigencia el orden
jurídico aparente. Si, en cambio, se trata de establecer la atribución de un pasivo,
de una deuda o de una responsabilidad patrimonial, estaremos frente a una exten-
sión de la imputación. La ley no ha dado ninguna pauta que permita suponer que
"desimputa" a la sociedad que originariamente aparece como titular de relaciones
jurídicas de este tipo. Ello sería contrariar el propósito del instituto, que es el de
ampliar -no de reducir- el espectro patrimonial del que pueda servirse el tercero
perjudicado. Como regla general, la imputación se extiende, sin liberación de la
sociedad. Sólo cuando esa extensión es incompatible con el juego de los derechos
involucrados, se produce un traslado de esa imputación".
52
Sobre el punto ver las ponencias de Favier Dubois (h.) y otro, en las XIII
Jornadas de Derecho Civil y las Jornadas Sub Atlánticas de Derecho Civil y Comer-
cial, año 1991. La CNCom (Sala B, 13/6/91, "Noel, Carlos c/Noel SA"), formuló
una advertencia sobre la generalización de la desestimación al sostener: "No existe
disposición legal que autorice la atribución automática de la controlante de los actos
realizados por la sociedad controlada, por esta sociedad es un sujeto de derecho con
entidad jurídica diversa y distinta de los socios que la integran, aunque va de suyo
que este principio admite excepciones en los supuestos en que la forma societaria
se haya utilizado para violentar los derechos de terceros, o para la consecución de
fines extrasocietarios, o cuando constituye un recurso para violar la ley, el orden
público o la buena fe. En tales supuestos cabe acudir a la doctrina del disregard
of legal entity, que de alguna manera recoge la reforma de la ley de sociedades en
el art. 54, párr. 2o. La desestimación de la personalidad societaria debe ser utilizada
cuidadosamente, pues su aplicación irrestricta llevaría a consagrar la excepción co-
mo regla: circunstancia que no fue la que inspiró el nacimiento de tal remedio ju-
rídico. Si sobre la base de la desestimación de la personalidad jurídica se pretende
la nulidad de un acto asambleario, aduciéndose que la sociedad controlante enajenó
parte de sus acciones a otras tres sociedades, a fines de frustrar los derechos de la
minoría de hacer uso del voto acumulativo, cabe demandar a quienes así obraron,
dándoles posibilidad de defensa, pero lo que bajo ningún concepto cabe es senten-
ciar en su contra sin haberles previamente oído, pues resultaría violentado su dere-
cho de raigambre constitucional".
736 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

ritos que resguardan los derechos de esos terceros. Obviamente, no


son terceros de buena fe los coherederos del heredero que acciona
por haberse afectado su legítima.
A nuestro criterio, la personalidad es un medio técnico que
ofrece el legislador como método de simplificación de relaciones
jurídicas, generándose un nuevo centro de imputación de éstas, sean
activas y pasivas, autogestante.
La dilucidación del problema estriba en determinar si es posible
la desestimación activa inversa, con atribución total o parcial de bie-
nes del patrimonio social al patrimonio de socios o controlantes.
Es la que se llama, en el derecho continental, desestimación contra-
ria^', donde se la cuestiona porque se carece de una base legal e
incluso conculcaría la finalidad de la ley que sólo permite que los
acreedores privados de los socios ejecuten la cuota social, mas no
el patrimonio de la sociedad. Además, la desestimación contraria
afectaría el principio de intangibilidad del capital y privaría a los
acreedores sociales de la protección que la ley les brinda, por lo
menos sin los limitados efectos de convertirse en una causal de di-
solución o de reducción del capital social, para proteger a los acree-
dores sociales. Es opinable que esa solución pueda ser alcanzada
a través del supuesto del art. 54 de la LSC, y esa posición ha sido
reconocida por la reciente ley uruguaya, que ha incorporado la cau-
sal, pero con seguridades,para los terceros de buena fe.
La posición que citamos es virtualmente mayoritaria en la doc-
trina54 y en la jurisprudencia55.

53
La posibilidad de acceder a la persona jurídica a través del controlante o
socio se denomina en la doctrina alemana "la desestimación contraria" (ungekehrter
durchgriffsafiung). La posibilidad de reconocer tal forma de desestimación ha sido
discutida en la doctrina, un sector (Drobnig, Haftungsdurchgriff bei kapitalge-
sellschaften, Frankfurt-Berlín, 1959, p. 70 y siguientes) sostiene que no hay motivos
para no acoger la desestimación contraria con los mismos requisitos y consecuencias
que la directa; para el sector mayoritario basta ver Grofgrobfld, Büanzrecht, p. 146,
y Glaubigerangfechtung und durchjgriff: das problem der lichtensteintschen Ans-
talt, p. 116 y 117; Móllers, Internationale Zustandisgkeit bei der Durchgriffshaf-
tung, p. 33.
54
Verón - Zunino, Reformas al régimen de sociedades comerciales, p. 51 y
ss.; Martorell, Los grupos económicos y de sociedades, p. 275 y ss.; Fargosi, Nota
sobre sociedades comerciales y personalidad jurídica, LL, 1988-E-796.
55
"La prescindencia de la persona jurídica sólo puede admitirse de manera
excepcional. Solamente cuando ha quedado configurado en abuso de la personali-
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 737

El aspecto institucional cobra especial relieve en todo lo que


concierne a la vida externa de la sociedad, es decir, a sus rela-
ciones con terceras personas en el campo de la actividad56, la deses-
timación de la personalidad no puede implicar la desaparición de la
separación patrimonial. La situación es similar a la defunción de
una persona física, cuyas relaciones patrimoniales son consideradas
unitariamente en su sucesión.
La personalidad jurídica entraña un recurso técnico, en particu-
lar el societario, que importa ajustar su desestimación o desapari-
ción, o su disolución, a un proceso especial de extinción de las re-
laciones jurídicas unificadas en su sistema. Esa estabilidad de las
relaciones jurídicas en virtud del sistema de la personalidad implica
su institucionalización jurídica, su indisponibilidad, salvo los me-
dios previstos por la ley, en este caso la liquidación. Estadios in-
termedios de despatrimonialización parcial, sin contrapartida, se
pueden verificar mediante fusiones, escisiones, reducción de capital
o formas de resolución parcial57.
Un supuesto totalmente diferente es la sociedad ficticia, que tie-
ne una mera apariencia de independencia patrimonial. No obstan-
te, la solución no puede ser distinta cuando se ha obligado con ter-
ceros de buena fe, respecto de los cuales no puede desestimarse la
personalidad sin adoptar los recaudos expresados.
El trasvasamiento patrimonial es uno de los efectos de la lla-
mada desestimación de la personalidad e incluso de la inoponíbilí-
dad de la personalidad jurídica. Pero ¿es una correcta solución?

dad jurídica puede llegarse al resultado de equiparar a la sociedad con el socio y


solo en esta hipótesis será lícito atravesar el velo de la personalidad para captar la
auténtica realidad que se oculta detrás de ella con la finalidad de corregir el fraude"
(LL, 1988-B-2147). "Los tribunales carecerán de la facultad de prescindir de la
forma de la persona jurídica y de sus consecuencias que de ella resultan, excepto
cuando han sido empleadas con fines reprochables por lo que la desestimación de
la misma debe quedar limitada a casos concretos y verdaderamente excepcionales"
(CNCom, Sala B, 15/2/84, LL, 1987-A-659, 37.519-S). "La llamada 'teoría de la
penetración' ha sido elaborada a propósito del uso desviado de la personalidad so-
cietaria, cuando prevaliéndose de dicha figura, se afectasen los intereses de terceros,
de los mismos socios o los de carácter público" (LL, 1989-A-977).
56
Richard, Negocios de participación, asociaciones y sociedades, p. 157.
57
Richard, Negocios de participación, asociaciones y sociedades, p. 157 y
siguientes.

47. Richard - Mujño. Derecho societario.


738 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

§ 453. LA INOPONIBILIDAD. - Se integra la locución inoponibi-


lidad de la personalidad con la de inoponibilidad de la autonomía
patrimonial absoluta que resulta de la constitución de tipos socie-
tarios de los que deviene la personalidad, que es un efecto de ciertos
tipos sociales y no de la personalidad jurídica, pues la desestimación
de ésta generaría efectos no queridos en perjuicio de legítimos
acreedores sociales58, salvo que se cumplieran los recaudos previstos
en el parágrafo anterior, que implica reconocer expresamente la no
afectación de la personalidad, generando eventualmente una causal
de disolución. El centro imputativo, la personalidad, se mantiene
en beneficio de los acreedores sociales y de los socios como tales,
incluso en casos de quiebra.
La invalidez de un negocio jurídico puede consistir en la priva-
ción de todos sus efectos o de algunos de ellos, sin perjuicio de que
produzca determinadas consecuencias. La privación de todos los
efectos de un acto jurídico es conocida como nulidad. En el su-
puesto de ineficacia, el acto mantiene sus efectos entre las partes,
pero no ante terceros, por lo que se dice que es inoponible.
Ambos supuestos se caracterizan por presuponer la existen-
cia de un acto perfectamente válido y no afecta su estructura in-
terna59.
Dentro de la inoponibilidad debemos distinguir si lo inoponible
es la personalidad jurídica, o sea, la-imputación a la sociedad o el
principio de división patrimonial, o patrimonialización de la socie-
dad. O si lo inoponible son los efectos de la figura societaria o tipo
societario, y no de su personalidad jurídica. Efectos propios de la
figura societaria son la limitación de responsabilidad de los socios
o administradores.

58
Richard, Nuevamente en torno de la llamada inoponibilidad de la persona-
lidad jurídica, "Doctrina Societaria y Concursa! Errepar", t. IV, p. 69 y ss., y los
otros trabajos allí citados; Fargosi, Notas sobre la inoponibilidad de la personalidad
societaria, LL, 1985-E-710.
59
Etcheverry, Análisis del sistema de invalidez e ineficacia en la ley de so-
ciedades comerciales, LL, 150-1101; Mosset Iturraspe, Contratos, p. 327; dice el
autor que "un negocio eficaz entre partes puede no serlo respecto de terceros o de
algunos terceros. La ineficacia establecida por la ley para proteger a terceros asu-
me el nombre de inoponibilidad", como ejemplo la enajenación de la cosa embar-
gada, arts. 736, 1174 y 1179 del Cód. Civil; Barbero. Sistema del derecho privado,
p. 632 y 633.
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 739
Otra opinión sostiene que la norma del art. 54, párr. 3 o , de la
LSC, hace referencia a la misma inoponibilidad que plasma el art.
23 de la LSC, cuando al regular el régimen sancionatorio de las so-
ciedades irregulares y de hecho establece que "los socios y quienes
contrataron en nombre de la sociedad quedarán solidariamente obli-
gados por las operaciones sociales, sin poder invocar el beneficio
del art. 56 ni las limitaciones que se funden en el contrato social*'.
Debemos advertir que la expresión inoponibilidad de la perso-
nalidad societaria es usada también muy latamente por la doctrina
europea para hacer responsables a administradores o socios de los
pasivos ante la insolvencia60.
La inoponibilidad también se podrá utilizar para ingresar den-
tro de la relación societaria con motivo de conflictos no sólo exter-
nos61, sino internos, frente a situaciones que hacen aparecer el uso
abusivo del organicismo societario. En estos supuestos también es-
taríamos, en principio, en inoponibilidad de la estructura, organiza-
ción o tipo societario, y no de la personalidad societaria advenida
con motivo de su organización.

§ 454. LA TIPICIDAD. - La conclusión del punto anterior impo-


ne distinguir el concepto de personalidad jurídica del de tipicidad
del sujeto o contrato62; cuando se hace referencia al tipo social, se

60
Zeñati, Le produit de l'action en courblement du passif et la masse des
cráncieres, n° 213. En este sentido, no existe en el derecho argentino el principio
de subsidiariedad, es decir, para que la imputación jurídica se realice al socio o
controlante no es necesario que la sociedad se encuentre en estado de insolvencia.
61
Masnatta, Teoría de la penetración y doctrina clean hands, JA, 15-365;
Otaegui, Inoponibilidad de la personalidad, en "Anomalías societarias", p. 215; Et-
cheverry, Responsabilidad de la persona controlante, RDCO, 1968-579. Ver
CNTrab, Sala I, 21/10/86, "Pérez, Pablo y otro c/Escic SRL y otro"; aquí se esta-
bleció: "En caso de comprobarse la existencia de un abuso en la forma societaria,
deberá descorrerse el velo de su personalidad para penetrar en la real esencia de su
estrato personal o patrimonial y poner de manifiesto los fines de los miembros
cobijados tras la máscara". No hay duda que el efecto estará limitado a la inmu-
tabilidad, sin afectar los derechos de los terceros de buena fe acreedores de la so-
ciedad.
62
Una importante crítica sobre el punto, distinguiendo entre formas sociales
) las estructuras, tipos o modelos sociales, puede verse en Rojo, La sociedad anó-
nima como problema, RDM. n° 187-188, p. 7, siguiendo a Spada, La tipicitá delle
W>I-;'Í/Í['< y, más particularmente, a Fernández de la Gándara, La atipicidad; creemos
740 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

lo hace al ajuste de la estructura, que, como bien se explica63, ha


sido el criterio adoptado luego de un largo esfuerzo, en el que se han
sumado experiencias legales y elaboraciones doctrinarias. Existen
diversos criterios de clasificación de los tipos societarios, pero opi-
namos igual que lo han hecho muchos maestros con anterioridad,
que es acertado el sistema adoptado por la LSC, de considerar a la
responsabilidad como su base. El concepto de personalidad jurídi-
ca ha quedado como un género frente al desenvolvimiento de la idea
de la tipología de los diversos contratos plurilaterales de organiza-
ción asociativa, cada uno de los cuales determinan efectos propios
-por la ley o el contrato-, según el tipo de asociación, sociedad o
relación asociativa que se elija. La división patrimonial es un efec-
to directo del reconocimiento de la personalidad, pero la limitación
de responsabilidad de los socios es un efecto del tipo elegido por
éstos al generar el nuevo centro imputativo. Limitación de respon-
sabilidad que se genera cuando se cumplen con todas las cargas pre-
vistas por la legislación para originar una sociedad regular y típica.
Se señala además que, en una palabra, la inoponibilidad de la per-
sonalidad, mencionada en el tercer párrafo del art. 54 de la LSC,
hace referencia a la inoponibilidad de la autonomía patrimonial ab-
soluta, y éste es un efecto propio de los tipos sociales y no de la
personalidad, pues la desestimación generaría efectos no queridos
en perjuicio de legítimos acreedores sociales. Lo dicho surge de
un correcto entendimiento del término inoponibilidad, que supone
la validez del acto y sólo implica que éste, por factores externos, no
alcanza toda su plenitud en el mundo jurídico y puede ser degradado
total o parcialmente en sus efectos. Ha sido mérito de algunos au-
tores poner de relieve que la inoponibilidad societaria del mencio-
nado artículo no desestima la personalidad jurídica del ente social,
sino que torna ineficaz el tipo social adoptado de manera tal que
desaparece la impermeabilidad patrimonial y se puede perseguir di-
rectamente a los socios controlantes que actuaron en forma reprocha-
ble, pero que también se puede perseguir a la sociedad como modo
de evitar una confusión patrimonial que traería graves consecuen-
cias sobre los acreedores sociales.

conveniente formalizar un triple reconocimiento en cada situación de hecho para


determinar la posibilidad de atribuciones patrimoniales.
63
Colombres, Curso de derecho societario, p. 60 y siguientes.
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 741

Con otro sentido, podríamos sostener que se producen efectos


imputativos y de responsabilidad distintos de los previstos para la
figura societaria, cuando el socio, el administrador o el controlante
ejercitan, abusando de la figura societaria, actos en fraude de la ley.
La limitación de responsabilidad otorgada por el orden jurídico no
es absoluta, sino que está condicionada al cumplimiento de una ac-
tuación determinada64.

§ 455. IMPUTACIÓN DIRECTA. EXTENSIÓN DE LOS SUPUESTOS. -


Podemos referir que los casos anteriores se basan -dentro de nuestro
derecho y del derecho comparado- en la teoría del abuso del dere-
cho, como abuso del medio de la personalidad jurídica, o en la si-
mulación ilícita de sociedad. Ello ocurre no sólo en los casos de
fraude, donde en realidad no existen personas diferenciadas -siendo
la actuación de la sociedad sólo una apariencia-, sino también con-
forme la teoría de la agencia o agente, o del control externo previsto
por el art. 33, inc. 2, de la LSC.
Esas causales también pueden fundarse en las diversas formas
de control interno (33, inc. 1, LSC), no sólo limitadas a la posibili-
dad de determinar las resoluciones del órgano de gobierno, sino tam-
bién el de administración65. Éstas se pueden englobar en las teorías
del abuso de control o de la unidad de las empresas, con connota-
ciones particulares, según el sistema donde se inserte66.

64
Le Pera, Cuestiones, p. 137.
65
Nuestra jurisprudencia ha sostenido en diversos fallos (CNCom, Sala B.
8/3/84, "Papelera Paisandú c/Lanín SA", LL, 1984-C-219; id., id., 6/12/82, "Cara-
bassa. Isidoro c/Canale y otra", LL, 1983-B-363; id., Sala D, 26/1/82, "Atalanta Cor-
poration c/Lanín SA") que la circunstancia de que una sociedad posea todas o casi
todas las acciones de otra, que dos sociedades sean dirigidas por los mismos direc-
tores o que constituyan un grupo económico o grupo de sociedades, no deben ser
consideradas las dos sociedades como una misma persona y, por lo tanto, no res-
ponden una de ellas por las obligaciones de la otra. Que la filial sea sólo una des-
centralización de la administración de la sociedad madre, no significa que la socie-
dad hija pierda el carácter de persona jurídica y su independencia patrimonial, a no
ser que esa dependencia viole el orden público o derechos de terceros, terceros éstos
que pueden ser los mismos socios.
66
Dobson, Lifting the veil, in four countries: the law of Argentina, England,
France and the Unites States, "The International and Comparative Law Quarterly".
vol. 35, año 1986.
742 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

Los múltiples casos a los que puede aplicarse, sea el art. 54


como las teorías de la desestimación e inoponibilidad, impiden for-
malizar una doctrina unitaria, si bien es factible sacar algunas con-
clusiones, sin agotar la temática por la riqueza de los actos que pue-
den ser involucrados, según las diversas ópticas advertidas.
En primer lugar, la aplicación de los sistemas de imputabilidad
extendida, o sea, de responsabilidad, o de imputación a los socios,
a los controlantes o a la sociedad, de actos cumplidos por ésta o por
aquéllos parece uniforme; la expresión legal imputación directa al
controlante no importa la desimputación de la sociedad, que man-
tiene su legitimación pasiva.
En segundo lugar, cuando ello no fuere suficiente, y correspon-
da que terceros ejerciten derechos sobre bienes dentro de! patrimo-
nio de la sociedad, jugará el principio de la personalidad, como ele-
mento general de protección a los terceros acreedores, como hemos
también señalado.
Estas conclusiones se vinculan con otras no tan uniformes, cual
es que la norma del art. 54 de la LSC, en ningún supuesto puede
imponer la "desestimación de la personalidad", implicando, en pri-
mer término, la inoponibilidad de los efectos del tipo respecto del
socio que abusó del recurso técnico que es un problema de impu-
tabilidad o responsabilidad extensible al controlante. O, eventual-
mente, constituir una causal de disolución o reducción del capital
social.
La invalidez del acto no aparece sancionada por la ley argenti-
na, la cual por otra parte no generaría una imputación extendida,
sino meramente la responsabilidad del que generó la invalidez del
acto y los perjuicios consiguientes.

§ 456. Los DAÑOS CAUSADOS. - Señalamos que existe dentro de


la doctrina, y apartándose de los principios generales, factores de atri-
bución de imputabilidad no subjetivos introducidos en la ley de so-
ciedades, cuales son la sociedad de hecho y el socio oculto67.

67
En cambio es factor objetivo de atribución de responsabilidad la relación
de socio de hecho o socio oculto dentro de la hermenéutica de la actual ley de so-
ciedades, rechazado en el proyecto de reformas de la Comisión del Ministerio de-
Justicia, presentado en marzo de 1993.
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 743

La desviación del control o su disfunción en virtud de medios


societarios o de medios contractuales es lo antijurídico en cuanto
devengan daños.
O sea que la imposición de la voluntad, dominación o subyu-
gación no es antijurídica, en cuanto de ésta no se generen daños,
por alteración del interés social, de la empresa u objeto social. La
sanción en caso de dolo o culpa está prevista en favor de la sociedad
en el art. 54, párr. Io, de la LSC, que, como tal, impide la compen-
sación en favor de los responsables.
El primer requisito de la ilicitud del control es subsumir el in-
terés social, o sea, la funcionalidad de la sociedad a intereses ajenos.
La imputabilidad al controlante abusivo no es exclusiva de los da-
ños, sino por el negocio cuestionado y los daños. Respecto del ne-
gocio no hay duda de que se mantiene la responsabilidad o imputa-
ción a la sociedad, sin perjuicio que de los daños deba responder
quien abusó del recurso técnico, incluso en favor de la sociedad y
de los otros socios o terceros.
El controlante también puede ser reclamado para cumplir la
prestación a cargo de la sociedad68. La relación cuestionada siem-
pre debe cumplirse y, ante la imposibilidad de cumplimiento, deben
sufragarse los daños69.

68
Manóvil, ¿ "Imputación" al socio (o controlante), o "responsabilidad"? (A
propósito del art. 54, tercer párrafo, de la ley v como parcial réplica a una erudita
ponencia). Pero la norma del tercer párrafo del art. 54 es también operativa para
los supuestos en que el acreedor social persigue el cumplimiento de una obligación
contractual, que tal vez el socio o controlante hizo que la sociedad no pueda cumplir,
pero él sí. Ejemplo podría ser un contrato de suministro incumplido por la socie-
dad, cuando las mercaderías a suministrar las posee el socio o controlante. O si
este último determinó que, aunque la sociedad en apariencia cumpla la obligación,
el incumplimiento resulte configurado en cabeza del propio socio o controlante, co-
mo puede ocurrir con una obligación de no establecerse o de no competir.
69
Nuestros comentarios en el Congreso Argentino de Derecho Comercial,
1990, y luego en La Pampa en 1991, publicados en "Doctrina Societaria y Concursal
F.rrepar", de setiembre de 1991. p. 252 y 268. que se apartaron de los comentarios
sobre el standard jurídico introducido en el art. 54 de la LSC para ingresar en el
análisis de sus efectos, no siempre fueron debidamente interpretados -sin duda por
mi defecto en nuestra comunicación-, como ocurre con Otaegui (en el citado trabajo
en Anomalías societarias) al que contestamos en el Congreso Iberoamericano, t. II,
p. 619. sin saberlo también a Manóvil. conforme ponencia ya referida que publicado
en el t. II, p. 641, sosteniendo nosotros que "la supuesta imputación directa implica
ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

En el sistema imputativo natural que atribuye la relación a la


>c cicada, se genera la imputación y la consiguiente responsabilidad
a! controlante abusivo. Los controlantes, socios o no, deben res-
::_::_c: vi; todos ios daños causados a terceros, a la sociedad y a
otros socios. Esa responsabilidad no cesa aunque la sociedad cum-
ria e! contrato o la sentencia.

§ 457. ALGUNOS SUPUESTOS Y EFECTOS DE LA APLICACIÓN DE LA


?F:i:~:s: :s DEL ARTÍCULO 54 "INFINF" DÉLA LEY DE SOCIEDADES COMER-
CIALES. - No se intenta agotar la totalidad de supuestos que pueden
involucrarse dentro de ¡a previsión del art. 54, parte última, de la
LSC. sobre todo si esa interpretación es libre. Trataremos de refe-
'-' algonos efectos70.
Xo puede aceptarse que, interpretando literalmente la norma,
se apliquen los efectos de un acto exclusivamente a otro patrimonio,
sin. distinción de casos. El art. 54, párr. 3 o , de la LSC, engloba un
supuesto más amplio, con una fenomenología original única, aunque
ruede tener distintos efectos, según el caso concreto. Es menester
comparar una interpretación literal del art. 54 de la LSC con el de-
rogado art. 43 del Cód. Civil y su actual factura, pues una inter-
pretación literal desobligando a la sociedad -sin perjuicio de la ac-
ción de ésta o de los socios contra el socio o tercero que actuó
~ca>r. amenté-, llevaría a sostener que ella no es imputable; por tan-
to, puede rechazar la demanda que le interponga el tercero de buena
:e. acreditando aquella que su estructura fue usada por terceros, so-
cios o no.
En la norma mencionada se encuentran comprendidos dos gé-
neros distintos de problemas: a) uno relacionado con el tema de
ia i":p:i:ación diferenciada, que tiene varias especies con distin-

.- reíccraabilidad solidaria e ilimitada por los perjuicios causados, no solo en be-


-e::.'"0 _el tercero sino también de la sociedad en resguardo de las minorías afee-
:-¿.; ; . ;_ede reclamar a la sociedad y al socio o controlante, sea sólo a aquélla, sea
-•:!o a e>:os últimos, si la prestación no pudiere ser cumplida por la sociedad (material
: :_::i:.\:mente) la totalidad de la obligación, la imputación a los socios o contro-
.i--:e~ r e : ios perjuicios causados se funda, como dijimos, en el incumplimiento por
rar.e ce estos de las cargas de actuación sustancial".
Seguimos en este punto la ponencia conjunta con Moeremans, presentada
-:-r. Li Pimpa, citada, asumiendo los errores en que podamos incurrir.
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 745
tos efectos, y b) otro con el tema de la extensión de la responsa-
bilidad.
La interpretación se basa: a) en los antecedentes de la institu-
ción, pues los casos contemplados en el art. 54, párr. 3o, son prác-
ticamente los mismos que Serick sistematizó como casos de disre-
nard o Durchgriff; b) en las soluciones jurisprudenciales, y c) en la
propia ¡eirá del artículo que conuene ias expresiones imputación y
responde, con lo que da a entender que la norma mencionada tiene
dos efectos: uno referido a la imputación diferenciada y otro a la
responsabilidad.
Supuestos de aplicación de la norma mencionada serían los si-
guientes:
a) Perseguir fines extrasocietarios, en cuanto implica un abuso
institucional de la sociedad, pues se siguen fines que son contrarios
al objeto establecido en el contrato social y que tienden a lograr
intereses personales.
b) Cuando la actuación de la sociedad constituye una frustra-
ción de la ley, el orden público o la buena fe.
c) La utilización de la sociedad a fin de frustrar los derechos
de terceros, en los cuales se encuentra incluido el caso de fraude al
contrato o la transferencia de un patrimonio a una persona jurídica,
a los efectos de desafectarlo como prenda común de los acreedores
individuales.
Centraremos la atención en supuestos diversos de imputación y
de responsabilidad.
a) IMPUTACIÓN DIFERENCIADA. El principio de imputación dife-
renciada es una problemática general del derecho, vinculada a la
actuación formal diferenciada de los sujetos en un negocio jurídico
determinado. No se limita al campo del derecho societario; sin em-
bargo, en él adquiere mayor relevancia por los abusos que se forma-
lizan. Por ejemplo: Pedro conoce el know how de un sistema en
ocasión de una relación de dependencia. Dicha relación se rescin-
de, pagándole la empresa una suma importante para indemnizarle
expresamente su compromiso de no aplicar los conocimientos ad-
quiridos por el término de dos años. Pedro crea una sociedad cuyo
objeto permite la aplicación de esos conocimientos. Aquí se diría
que estamos ante un problema que se afronta con la tesis de la de-
sestimación en sentido amplio. ¿Pero qué pasaría si en vez de
746 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

crearse una sociedad, el sistema es utilizado por la esposa de Pedro?


Vemos que en ambos casos el problema es similar y puede resolver-
se - a nuestro entender- así: en el primer caso, mediante el art. 54,
párr. 3 o , de la LSC, y en el segundo caso por los principios generales
del derecho. En ambos, Pedro sería responsable, por incumplimien-
to postcontractual, de las consecuencias dañosas del acto del formal-
mente tercero.
El principio de la imputación a personas formalmente terceras
requiere como presupuesto un acto, una abstención, conocimientos
determinados, la posición en el mercado o en el contrato, o el nú-
mero de los partícipes de una empresa, y un acto de interpretación,
sea por parte del juzgador o de la ley, como en el caso en examen.
b) TIPOS DE IMPUTACIÓN. En cuanto a la técnica de imputación
puede ser constitutiva, aditiva o negativa, advirtiendo que la ejem-
plificación como los supuestos son meramente enunciativos de la
rica problemática que puede brindar la realidad.
1) CONSTITUTIVA. Se trata de un supuesto donde los actos o ca-
racterísticas de los controlantes son imputados constitutivamente a
la sociedad. No es un supuesto previsto literalmente por el art. 54
in fine de la LSC.
La imputación es constitutiva cuando se produce la transferen-
cia de actos, conocimientos y características de una persona natural
o jurídica a la sociedad. Ejemplo dé esto sería cuando se niega
la buena fe de la sociedad en base a la mala fe de un socio. Es el
llamado fraude a la ley. En el caso fallado por la Suprema Corte
de la Provincia de Buenos Aires71, una persona física, que fuera san-
cionada y excluida del registro de proveedores, crea una sociedad
cuyas acciones en un 75% se encontraban en sus manos, y pretende
inscribirla en el Registro de Proveedores. Esto es negado por la
Administración, por lo que la sociedad demanda judicialmente la ins-
cripción. La Corte consideró que había un abuso de la personalidad
jurídica. No se trata de desestimar la personalidad -en sentido es-
tricto-, sino de una cuestión de imputación constitutiva. La carac-
terística del proveedor (persona física sancionada) se aplica, tenien-
do en consideración la finalidad perseguida por la ley, a la persona

71 SCBA, 25/4/67, "Pechenik, Marcos SACIFI c/Prov. de Buenos Aires", ED,


19-741.
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 747

jurídica dominada por aquél. Esta interpretación se la realizó judi-


cialmente. En 1988 se dictó el decr. 825 que establece que no pue-
den ser proveedores del Estado las personas físicas o jurídicas san-
cionadas. Esta prohibición no puede ser dejada de lado mediante
la creación de una nueva persona jurídica dominada por la sancio-
nada. De no existir este decreto, en virtud del art. 54 in fine de la
LSC se podría llegar a la misma solución, pues la actuación concreta
del socio, a través de la vestimenta de la sociedad, tendió a violar
la ley, y es por ello que se imputa constitutivamente a aquél. Nó-
tese que, a pesar de la imputación constitutiva, los efectos recaen
también sobre la sociedad, pues a ella se le prohibe inscribirse como
proveedora. El caso podría ser resuelto como un problema de le-
gitimación: el socio con capacidad, pero sin legitimación para ins-
cribirse como proveedor, no puede por otro acto negocial crear un
nuevo sujeto de derecho, que domina. Existe una falta de legitima-
ción constitutiva.
La actuación de la sociedad no es en sí misma reprochable, pero
ésta fue enderezada a violar la ley que prohibía la actuación directa
del socio controlante; es, por tanto, una actuación reprochable de la
sociedad, que se remedia con la bidireccionalidad de la imputación
del acto, sin ingresar en este supuesto en la atribución de respon-
sabilidad al controlante por daños, sino en su falta de legitimación
para operar con el Estado.
Otro supuesto típico es el fraude contractual. Se trata de saber
quién se encuentra obligado y legitimado mediante la conclusión de
un contrato. Ello se logra a través de la hermenéutica. Clásico
ejemplo es la prohibición de concurrencia; por ejemplo, una persona
vende una zapatería, obligándose a no instalar otro negocio del tipo
en el mismo barrio. Esta prohibición de concurrencia carecería de
significado si el obligado pudiera eludir su deber con la creación
de una sociedad dominada que se dedique a la actividad cuestionada.
En estos casos, hay que tener en cuenta la finalidad del contrato.
De allí surgen las siguientes consecuencias.
a) Demandada la sociedad no puede oponer ésta la excepción
sine actio agit.
b) Se puede reclamar la reparación del daño y la prohibición
de la concurrencia.
c) Responsables del incumplimiento son la sociedad como el
socio y, por tanto, puede reclamarse a la sociedad.
748 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

Se tratan de supuestos también llamados de imputación exten-


siva o aditiva en sentido lato, como es la atribución de responsabi-
lidad al controlante, sea para el cumplimiento de la obligación o
para el pago de los daños. Una interpretación literal, que algunos
esbozaron inicialmente -descartándose después-, llevaría -como ab-
surdo- a que la sociedad, ante el abuso de control y reclamándole
el tercero el cumplimiento del negocio y de sus consecuencias da-
ñosas, se excepcionara sosteniendo que, por imperio de la ley, debe
atribuirse exclusivamente al controlante (imputación directa) la re-
lación contractual o, por lo menos, a dividir la cuestión excepcio-
nándose de satisfacer los efectos dañosos. Trataremos este tema
también al referirnos a la extensión de la responsabilidad.
2) ADITIVA EN SENTIDO ESTRICTO. La imputación es aditiva, en
sentido estricto, cuando se suman las características del socio a la
sociedad, es decir, el supuesto de hecho de la norma en cuestión se
integra con las características del socio y de la sociedad. Aquí
se produce una verdadera imputación conjunta. Son los supuestos
que hemos venido desarrollando supra en este trabajo.
Un caso especial de este tipo sería el de un socio, único o con-
trolante, que se dedica privadamente a la misma actividad que la de
la sociedad. En tal caso, a los efectos de comprobar si estamos o
no en presencia de un monopolio, debemos considerar las porciones
que tienen en el mercado ambos sujetos, como si fueran uno solo.
Finalidad de dicho tratamiento es lograr el cumplimiento de la ley
por medio de una parcial unificación jurídica y económica de las
personas. Este tipo de imputación puede establecerse no sólo en per-
juicio de la persona del socio (que puede ser una sociedad), sino a
favor suyo.
Ejemplo de este tipo de imputación, además de todos los indi-
cados en el texto, lo tenemos en un caso impositivo72, donde la Corte
Suprema de Justicia de la Nación sostuvo que la existencia de dos
sociedades diferenciadas desde el punto de vista del derecho priva-
do, pero unificadas económicamente lleva por la aplicación de los
arts. 11 y 12 de la ley 11.683 a reconocer preeminencia a la situa-
ción económica real, con prescindencia de las estructuras jurídicas
utilizadas, que pueden ser inadecuadas o no responder a dicha reali-

?2 CSJN, 31/7/73, "Parke Davis", LL, 151-353.


CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 749

dad. También sostuvo que para que haya contrato es necesario la


presencia de dos sujetos en el negocio jurídico, en sus roles de
acreedor y deudor. Si los intereses que concurren al acto no son
opuestos, sino paralelos, no existe contrato, sino un acto complejo.
En otro caso, la Corte afirmó que el principio que acabamos de men-
cionar se aplica tanto a favor del fisco, cuanto a favor del grupo
económico73. Estos supuestos pueden considerarse incluidos en el
art. 54, párr. 3 o , al tratarse de imputación; no se excluye a la socie-
dad, sino que se le imputa juntamente con su controlante.
En los casos precedentes no hay afectación de la personalidad,
ni inoponibilidad de ésta, en sentido estricto, sino que se trata de
supuestos de extensión de la imputación.
3) NEGATIVA. La imputación es negativa cuando la norma a
aplicar parte del supuesto de dos sujetos independientes entre sí y,
por tanto, presentándose una situación de control, la norma se torna
inaplicable. Formulado negativamente el principio diría: la socie-
dad controlada no es persona jurídica a los efectos de esta norma.
Ejemplo de este tipo de norma lo podemos encontrar en el derecho
de la intermediación inmobiliaria, conforme la jurisprudencia ale-
mana; el intermediario inmobiliario sólo tiene derecho a la pres-
tación prometida si él es un tercero con relación a los contratan-
tes. Así, una sociedad de responsabilidad limitada que se dedique
a la construcción y venta de inmuebles, si crea otra sociedad para
dedicarse a la intermediación inmobiliaria, esta última no podría re-
clamar el pago de la comisión si un negocio se celebra con su me-
diación entre la sociedad de responsabilidad limitada constructora y
un tercero.
En realidad no se trata de desconocer la personalidad jurídica
de la mediadora, ni siquiera en ese supuesto, pues el tercero tendría
acción contra ella por incumplimiento en su contrato de interme-
diación; sino que la posición de controlante y el uso de la controlada
para cobrar comisión, conlleva que esta última carece de legitima-
ción activa solamente para el cobro de ésta, pues lo contrario implica-
ría autorizar el abuso del derecho de la controlante, que usa de su
controlada para obtener una utilidad extra. Ello no importa que no

73
CSJN, 26/2/85, "Kellogg's Argentina SA c/Gobierno de la Nación", LL,
1985-B-414.
750 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

pueda cobrar comisiones en otros supuestos en los cuales la socie-


dad de responsabilidad limitada no sea parte. Importa, en este caso,
un verdadero supuesto de aplicación de imputación directa parcial
al controlante, conforme la literalidad del art. 54, párr. 3 o , de la LSC.
Entendemos que no todo el acto se imputa directamente a la
controlante, sino que se le resta acción o legitimación parcial a
la controlada, al imputar el acto directamente a la controlante. En
este ejemplo no se genera ningún caso de responsabilidad, sino de
falta de legitimación, pues ni siquiera se imputa el negocio y el de-
recho de cobrar comisión en favor de la controlante. En el caso no
se legitima a la controlada solamente a cobrar comisión, para evitar
un perjuicio al tercero por el abuso de derecho de la controlante.
Además, no existe posibilidad de reclamar al controlante los daños
del acto. No elimina la actuación y responsabilidad de la contro-
lada por su acto de intermediación.

§ 458. LA TEORÍA DE LA IMPUTACIÓN. - La teoría de la imputa-


ción puede servir tanto para extender o limitar la aplicación de la
norma del art. 54, párr. 3°, de la LSC, como venimos sosteniendo
atento a'su finalidad, sea para proteger a los acreedores (para hacer
efectivo su crédito o proteger la prenda común), a los trabajadores
(para asegurar su situación) o al tráfico jurídico.
La teoría de la imputación difererrciada, según los casos, exigi-
rá requisitos particulares para su aplicación y generará efectos que
pueden ser diferentes.
Por esta circunstancia no se puede afirmar con carácter general
que, cuando se aplique el instituto, éste producirá una identificación
(aunque sea parcial) de la sociedad con el socio único o controlante,
a través de imputar directamente al socio o controlante, puesto que
con ello se crearían respuestas desvaliosas, que no solucionarían
el conflicto planteado. Incluso ciertos supuestos pueden afrontarse
como una cuestión de legitimación.
Todas las consecuencias de la relación jurídica generada por la
actuación de la sociedad son extendidas, pues se le imputa, atribu-
ye, al controlante abusivo, que queda así legitimado pasivamente,
responsable de su cumplimiento. Pero de ello no resulta que se de-
simpute a la sociedad o que se confunda a la sociedad con el abu-
sante imputado.
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 751
§ 459. LA EXTENSIÓN DE LA RESPONSABILIDAD. - Esa extensión
de responsabilidad importa alterar los efectos societarios o del tipo de
sociedad personalizada.
Incluso no es necesario imputar un acto a una persona, sino de
saber quién es responsable de un determinado acto o abstención. A
través de la extensión de responsabilidad, per medio del llamado
instituto de la inoponibilidad, en la norma en examen, se produce
que personas que jurídicamente aparecen cirr.c terceras -socios o
controlantes- sean responsabilizadas de las obligaciones de la so-
ciedad. En este caso, la desestimación no produce que se descarte
la personalidad societaria, sino que produce la inaplicabilidad de los
efectos del tipo en las sociedades con responsabilidad limitada o la
asunción de responsabilidad de los controlantes respecto de los per-
juicios causados por éstos a otros. Es, a la postre, una forma de
imputación extensiva, pues podrá -según el caso, como decíamos en
el parágrafo precedente- requerírsele el cumplimiento de la presta-
ción en especie y también el resarcimiento del daño causado.
Un caso práctico de extensión de responsabilidad lo podemos
ver en un interesante fallo74, donde el demandado era gerente y socio
de una sociedad de responsabilidad limitada. El demandado tenía
en el banco tres cuentas: una a nombre de la sociedad, otra a su
nombre y la última a nombre de una tercera persona. Él utilizaba
dichas cuentas arbitrariamente, sin distinguir las cuentas de la so-
ciedad y la personal. Al quedar con saldo deudor la cuenta de la
sociedad, el banco demandó a la sociedad y al socio gerente, quien
opuso la excepción de inhabilidad de título. La Cámara hizo lugar
a la demanda condenando a pagar también al socio gerente. Es un
caso de abuso de la posición del socio, donde éste intenta excepcio-
narse con la limitación de responsabilidad que resulta del tipo so-
cietario. Aquí no se trata de imputar al socio el libramiento de che-
ques, haciéndole responsable de su impone, sino que se trata de
hacerlo responsable de las deudas contraídas por la sociedad, por
haber violado el presupuesto de la limitación de su administración,
que le amplía su responsabilidad como controlante. Según nuestra
opinión, ambos (la sociedad y el socio) son responsables del saldo

74
CApelCivCom BBlanca, Sala I, 29/8/86, "Bizco de Río Negro y Neuquén
c/Erlij, Ricardo L. y otro", RDCO, 1987-266.
752 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

deudor, pero sólo a la sociedad se le imputa el libramiento de los


cheques.
Otro ejemplo es la posibilidad del accionista minoritario de ac-
cionar directamente por la responsabilidad social de los administra-
dores, que normalmente importa una acción social. La Suprema
Corte de Ohio75 se pronunció sobre la admisibilidad de una acción
directa del socio de minoría contra los accionistas de mayoría en
una sociedad cerrada {closed corporation). La minoría reclamaba
el pago del daño causado por las graves irregularidades cometidas
por los socios de control, administradores y dirigentes de la socie-
dad, tales como pago a sí mismos de compensaciones excesivas, uso
de bienes de la sociedad en provecho propio y actividad personal,
pago con bienes de la sociedad de las expensas personales. Los
demandados opusieron la falta de acción, sosteniendo que tal ac-
ción debía proponerse a través de la sociedad, en asamblea, y even-
tualmente ejercer una acción derivada, o sea, una acción individual
en beneficio social. Esta última posición fue recogida por la pri-
mera instancia, pero revocada por la segunda, acogimiento que fue
confirmado por la Corte en el fallo que comentamos. La Corte ar-
gumentó que una sociedad cerrada permite a la mayoría de control
oprimir a la minoría, por ejemplo, con la no distribución de las uti-
lidades o pagándose a sí mismos compensaciones exorbitantes, pri-
vando a la minoría de oportunidades iguales. Exigir la promoción
de una acción derivativa, o sea, en beneficio de la sociedad, no es
un remedio efectivo, porque los autores del ilícito serían los princi-
pales beneficiarios de la reparación del daño76.
Un ejemplo en el derecho argentino es el del art. 275 que otorga
un derecho de la minoría que represente el 5% de oponerse a la apro-
bación de la gestión de los directores, lo que importa una acción
social de responsabilidad que puede ser ejercitada por el propio mi-
noritario conforme prevé el art. 276 in fine de la LSC.

§ 460. PRINCIPIOS INTERPRETATIVOS. - El tema de la inmutabi-


lidad, tal cual como lo hemos abordado, permite determinar que, en

75 "Crosby v. Beam" n° 88-1516, Ohio Sup., Ct. 20/12/89.


76
Securities Regulation and Law Report, vol. 22, 19 ene. 1990, p. 109, Mi-
nority shareolders may sue directly forbreach of duty, Ohio Court Decides.
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 753

los supuestos previstos, el acto cumplido por la sociedad puede ser


imputado también al socio y viceversa, y no sólo en la primera di-
rección77. Esa imputación tampoco es directa con exclusión de la
imputación a la sociedad, sino que genera normalmente una impu-
tación conjunta.
La imputación directa al socio o controlante, con desimputa-
ción de la sociedad llevaría a impedir que el tercero pudiera siquiera
reclamar el cumplimiento del contrato en cuestión a la sociedad, que
en definitiva es la legitimada pasiva natural para su cumplimiento.
Extremando la interpretación que dejamos observada, si a través de
esa imputación directa pudieran atribuirse bienes de la sociedad al
controlante, se perjudicarían legítimos derechos de terceros, y se
violentaría el sistema de la personalidad jurídica, cuando en reali-
dad lo que queda afectado es el sistema de la figura societaria per-
sonificada.
Es indispensable distinguir entre los efectos de la norma, el de
imputación, que es extensiva y no sustitutiva, y el de la responsabi-
lidad, que tiene también el mismo efecto: es extensiva, aunque pue-
da ser ejercida directamente. A su vez, también la imputación de-
viene en ambas direcciones, de la sociedad al socio, o del socio a
la sociedad; en cambio la extensión de responsabilidad es unidirec-
cional de la sociedad al socio.
La interpretación y aplicación ha de tener presente no sólo los
derechos de los terceros perjudicados, sino también de los acreedo-
res sociales con sus derechos sobre el patrimonio de la persona ju-
rídica utilizada abusivamente.

77
Ponencia de Manóvil, ¿"Imputación" al socio (o controlante), o "respon-
sabilidad"? (A propósito del art. 54, tercer párrafo, de la ley y como parcial réplica
a una erudita ponencia). El art. 54, párr. 3 o , de la LSC establece la imputación
directa de los actos de la sociedad a quienes generaron la situación objetiva incri-
minada, como extensión de la imputación a la sociedad. Esta última permanece
inalterada, salvado el caso de incompatibilidad lógica de una doble imputación, en
que habrá traslado de la misma. Además, la norma estatuye una responsabilidad
ilimitada y solidaria por los perjuicios causados. Esta última no está sola, ni fun-
damentalmente dirigida al caso excepcional que existan perjuicios adicionales a re-
parar a favor de quien obtiene la extensión o el traslado de la imputación, sino a la
protección de quienes, siendo otros terceros, sufran perjuicio por las consecuencias
de la aplicación principal de la norma. En otras palabras protege a quienes se per-
judican por el traslado de la imputación al socio o controlante.

48. Richard - Muino, Derecho societario.


ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

§ 461. EXTESSIÓN DE SITUACIONES. - Pese a que nos hemos li-


mitado a algunos de los campos abarcables por la norma específica
del art. 54 in fine de la LSC, que podrá o no considerarse que re-
suelve todas las cuestiones de fraude -que ya se solucionaban sími-
larmente antes de su vigencia, lo que indica que la solución estaba
en los principios generales del derecho-, queremos destacar su
alcance, y para ello nada mejor que señalar otros supuestos de apli-
cación.
a) La inicialmente comentada imposibilidad de presentar doc-
trinariamente todas las cuestiones resulta de advertir el supuesto del
art. 254 de la LSC, de responsabilidad solidaria de todos los accio-
nistas que votaron favorablemente una resolución que se declarare
nula por medio de una impugnación judicial.
Es una norma de riesgo, particularmente cuando no se debate
el supuesto vicio, permitiendo en la discusión advertir al votante del
daño o ilicitud que puede generar. Ese riesgo ha sido señalado por
los underwritters en las recientes colocaciones de acciones de em-
presas privatizadas.
No obstante esa responsabilidad solidaria, que pone en igualdad
de situación al controlante y al accionista ocasional, no hay duda de
que éste podrá accionar contra los de control si se dan los supues-
tos de abuso, de culpa o los previstos por el art. 54 in fine que aca-
bamos de ver. Obviamente que también corresponderá su acción
contra los directores, síndicos e integrantes del consejo de vigilan-
cia, conforme lo previsto en el propio art. 254 de la LSC. De todas
formas, el accionista minoritario podrá reclamar el reintegro en pro-
porción a la participación de los otros obligados solidarios, confor-
me la doctrina que surge de los arts. 689, 716, 717 y concs. del Cód.
Civil.
b) Otros supuestos de aplicación son las previsiones de los arts.
255 y 266 en el proyecto de reformas a la ley de sociedades, forma-
lizado por ¡a Comisión designada por el Ministerio de Justicia de la
Nación, que no innova sustancialmente sobre los principios genera-
les que hemos desarrollado, implicando simplemente regulaciones
específicas; se trata de dos supuestos:
1) Los accionistas o miembros del consejo de vigilancia (art.
255, párr. 2°, LSC) son responsables respecto de los demás accio-
nistas de la sociedad y de terceros por haber elegido o contribuido
a elegir como director a una persona que sabían, o debían saber, que
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 755
carecía de independencia para el ejercicio de sus funciones, o que no
las desempeñaría como lo establece la ley.
Si el así designado no tenía las calidades, actitudes o aptitudes,
para ser un buen hombre de negocios, conforme el estándar del art.
59 de la LSC78, los accionistas deberán responder de los daños y
perjuicios que generen por su imprevisión.
2) El otro supuesto vincula los arts. 266 infine con el 255 in
fine. Se trata de la responsabilidad del director de facto, como un
supuesto de control abusivo. La primera norma dispone que ten-
drán las responsabilidades de los directores aquellas personas físicas
o jurídicas, accionistas o no, según instrucciones del directorio de
la sociedad, haya actuado o tenga que actuar, o quienes ejerzan las
facultades de los directores de la sociedad, o tengan control sobre
ese ejercicio. No hay duda de que se trata de una responsabilidad
similar a la del art. 274 de la LSC, que puede revestir los alcances
del art. 54 infine, respecto de los restantes miembros del directorio.
Pero esc carácter de director de facto se puede lograr por medio de
la lealtad de un director elegido por especiales circunstancias, en
cuyo caso la segunda norma (art. 255 in fine) especifica un supuesto
incluible dentro de la norma del art. 54 infine, en beneficio del di-
rector, al decir: "Quien al tiempo de ser electo como director hubiera
estado en relación de empleo o profesional con el accionista que lo
eligió, tendrá derecho a exigirle la reparación de los daños patrimo-
niales y morales sufridos por el ejercicio de su cargo como director
que resultaran de su lealtad hacia ese accionista. Este derecho no
es renunciable". Adviértase que, en este caso, el elector sería res-
ponsable doblemente, como director de facto juntamente con el elec-
to, y frente a éste.

§ 462. CONSIDERACIONES CONCLUSIVAS. - Ante estas interpre-


taciones extensivas a la literalidad del art. 54 infine de la LSC, que-
remos subrayar a la par de nuestras acotaciones, el carácter restric-
tivo de la teoría que ha fijado la jurisprudencia.
No basta la demostración de una ceñida vinculación interem-
presaria para que se relativice la noción y los alcances de la perso-
nalidad jurídica (art. 2o, LSC), mediante la aplicación de la teoría del

78
Richard. El "buen hombre de negocios" y el "plano de empresa", "Doctri-
na Societaria y Concursal Errepar", t. V, p. 337.
756 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

disregard, puesto que el proceso de concentración empresaria tiene


-con excepción de casos patológicos- una vitalidad que es propia
de los nuevos fenómenos económicos que intenta regular el derecho.
En nuestro derecho, ni el conjunto económico, ni el estado de do-
minación ni el control ni la estructura en holding, ni el sistema de
filial y madre para citar sólo algunas variantes de combinación
de empresas económicas, han justificado por sí solos la aplicación de
la teoría del disregard of legal entity. Por lo demás, en muchas oca-
siones se ha arribado a soluciones en que la desestimación aparece
como un exceso que perjudica toda la creación jurídica que implica
la estructura llamada persona de existencia ideal, en el derecho79.
La jurisprudencia aplica restrictivamente las siguientes teorías:
a) "La aplicación de la teoría de la penetración en la persona
jurídica no puede llevarse a cabo sin una gran dosis de prudencia,
ya que su utilización indiscriminada, ligera y no mesurada, puede
llevar a prescindir o desestimar la estructura formal de las socieda-
des en supuestos en que no procede, con grave daño para el derecho
y la certidumbre y seguridad en las relaciones jurídicas"80.
b) "Toda vez que es excepcional la aplicación de la doctrina
de la penetración de la personalidad, debe producirse prueba acaba-
da de la interdependencia entre el tercero no afectado por la senten-
cia (la sociedad) y el condenado, y de la identidad entre aquél y las
personas físicas que la componen, pues una cuestión de la gravedad
de la planteada no puede decidirse sobre la base de meros indi-
cios, debiendo surgir de pruebas directas la acreditación de los pre-
supuestos que tornan procedente la aplicación de dicha doctrina.
La excepcionalidad con que debe aplicarse la doctrina de la 'pe-
netración' de la persona jurídica, unida a la diversa personalidad de
ella y sus componentes, no puede convertirse en una valla artificial
e insalvable que, con apoyo en una deducción meramente maqui-
nal (impropia de la función judicial), impida en la práctica la ade-
cuada aplicación de esa doctrina y prescindiendo de la realidad -que
es el campo donde debe indagar el intérprete- conduzca a un fin no
querido por el propio ordenamiento jurídico que ha brindado la po-

79
CNCom, Sala A, 9/8/79, "Zamora Ventas SRL c/Técnica Comercial Hoy
SA", LL, 1980-C-27, y ED, 85-488.
80
JComCap, nG 10, firme, 13/9/79, "Ambogena SA -hoy Arroyo del Medio-
s/quiebra", LL, 1980-A-116.
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 757

sibilidad de asumir esa forma de personalidad, puesto que de este


modo se consumaría una absurda contradicción. La doctrina nacio-
nal ha sostenido que cuando la persona jurídica, apartándose de los
fines para los que fue creada, abusa de su forma para obtener un
resultado no querido al otorgársele esa prerrogativa, debe 'desco-
rrerse el velo' de su personalidad para 'penetrar' en la real esencia
de su sustrato personal o patrimonial y poner de manifiesto los
fines de los miembros cobijados tras la máscara, postulando la apli-
cación de esta doctrina tanto en aspectos de derecho público, como
estrictamente privados. En materias en las que corresponde anali-
zar si concurren las condiciones que hacen aplicable la doctrina de
la penetración de la personalidad, cabe distinguir entre los hechos
objetivos, indudablemente aprehendidos por el principio de que la
prueba ha de ser acabada y directa, y los subjetivos que, como la in-
tención de las partes, en tanto permanecen ocultos (que es lo que
corrientemente sucede en estos casos, como único medio de obtener
el resultado buscado) no pueden ser objeto de una prueba directa,
que resultaría decididamente diabólica. Apreciada desde este án-
gulo, la situación planteada en el caso guarda sustancial analogía
con la que se configura en supuestos de simulación, en cuya hipó-
tesis no se discute que los terceros comúnmente deben recurrir a la
prueba de presunciones. Los tribunales carecen por lo general de
la facultad de prescindir de la forma de la persona ideal y de las
consecuencias que de ellas resulten, excepto cuando ha sido emplea-
da para fines reprobables, puesto que cuando la persona jurídica no
se identifica con los hombres que se hallan detrás de ella, su patri-
monio tampoco puede ser equiparado con los derechos de partici-
pación del ente colectivo"81.
c) "Sin desconocer el fuerte contenido dogmático que tiene la
teoría de la penetración de la personalidad jurídica, su aplicación no
puede hacerse sin muñirse previamente de una gran dosis de pru-
dencia, atento a que su aplicación indiscriminada, ligera y no me-
surada puede llevar a prescindir o desestimar la estructura formal de
las sociedades en supuestos en que no procede, con grave daño para
el derecho y la certidumbre y seguridad en las relaciones jurídicas.
Ello así, porque cuando el derecho ofrece los cuadros de una insti-

81
CNFedCivCom, Sala I, 29/4/83. "Llauró Hnos. Propiedades SA c/Llauró,
Marcos J. y otro", LL, 1983-D-168.
758 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

tución y les atribuye determinadas consecuencias jurídicas, el daño


que resulta de no respetar aquéllas -salvo casos excepcionales- pue-
de ser mayor que el que provenga del mal uso que de las mismas se
haga. La prescindencia de la persona jurídica sólo puede admitir-
se de manera excepcional, cuando se está en presencia de un supues-
to en el cual a través de ella se han buscado o se han logrado fines
contrarios a la ley. Solamente cuando queda configurado un abuso
de la personalidad jurídica puede llegarse al resultado de equiparar
a la sociedad con el socio: únicamente en esta hipótesis será lícito
atravesar el velo de la personalidad para captar la auténtica realidad
que se oculta detrás de ella con la finalidad de corregir el fraude.
La jurisprudencia creadora que insufló realismo al análisis de ciertos
fenómenos contemporáneos y tendió a la protección de los intereses
de los terceros de buena fe, cuando se trató de burlarlos mediante
el abuso de la personalidad jurídica de sociedades nacionales y es-
pecialmente multinacionales, no puede aplicarse sin tasa ni medida,
pues se corre ei riesgo ¿e i::¿;^u:^r el caos interpretativo y conmover
los cimientos de una estructura normativa que será buena, regular,
mala o peor, pero que debe ser reajustada a los nuevos tiempos y
concepciones por los órganos del Estado a quienes les está consti-
tucionalmente atribuida la función de hacerlo"82.
d) "La ley admite como uno de los efectos de la personalidad
jurídica reconocida a las sociedades (aít. 2o, ley 19.550), la separa-
ción patrimonial de estos sujetos de derecho respecto de sus inte-
grantes. Este principio legal debe mantenerse y respetarse en tanto
no se violen reglas superiores de ordenamiento jurídico que hagan
aplicable el criterio de funcionalidad sustentado en la citada norma
legal"83.
Nada corresponde acotar a estas manifestaciones de los princi-
pales tribunales de nuestro país. Debe distinguirse entre sociedad
contrato y sociedad persona. El primer concepto se vincula a los con-
tratos de participación (o sociedad en sentido lato), y el segundo a
las sociedades típicas (sociedad en sentido estricto). Ese reconoci-
miento está vinculado a la tipología de la relación societaria para

82
CNCom. Sa!a B. 6 \Z. >2. "De Caiabassa, Isidoro c/CanaJe SA y otra". LL,
1983-B-362: JA. 9SMI-5- 0 . > ED. 10M65.
83
CNCom. Sa!a A. i í 2 >_\ "Borlo. Pedro y Asociados c/Aguirre Pinasco SA";
id., id., 21/12/S5. "Miana-ie. Jaaoro o Daniel Chait y Ames SA".
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA 759
distinguirla de otras relaciones, y la tipicidad societaria, o sea, al
tipo social elegido para la relación societaria.
También se debe diferenciar entre la naturaleza de sujeto de
derecho de las sociedades, en sentido estricto, del negocio constituti-
vo de la sociedad, cuya naturaleza es contractual si actúan dos o más
partes, pero puede derivar su constitución de un negocio unilateral.
Al tratar efectos de la naturaleza jurídica se debe discernir entre
efectos derivados de la naturaleza del negocio constitutivo de socie-
dad y de la personalidad jurídica de la sociedad.
El punto es importante, pues al separar la relación contrato de
sociedad, en el negocio constitutivo y en el ente personificado que
de éste resulta, se encontrará allanado el camino a entender la de-
claración unilateral, colegial o individual, como generadora de un
ente personificado; que los efectos de la nulidad no son distintos
sobre el negocio constitutivo que los de la teoría general (nulidad
absoluta con efectos ex tune), pues sólo en relación al ente personi-
ficado obra como causal de disolución. Y también se comprenderá
con el criterio unicista en torno de la personalidad y sus diferen-
cias con sistemas continentales, que la desestimación de la perso-
nalidad o la inoponibilidad de la personalidad en nuestro derecho
sólo se refieren a vicios del negocio constitutivo (afectación a la
legítima o a la sociedad conyugal) que, en el mejor de ¡os casos,
pueden actuar -cuando existen- para afectar ese negocio, pero sin
alterar la relación ente personificado-terceros de buena fe que se re-
girá por los principios generales y, en el peor de los casos, operando
como causal de disolución o de escisión -resolución parcial o dis-
minución voluntaria de capital social-. En otros supuestos, esa
inoponibilidad de la personalidad jurídica e imputación directa por
el uso abusivo del medio técnico que señala el art. 54, parte última,
de la LSC, determina una imputación aditiva al controlante socio o
no socio, implicando una extensión de responsabilidad, que no altera
la imputabilidad a la sociedad que luego pueda reclamar los daños
causados a aquél.
Cabe apuntar, en torno de la inoponibilidad, que la noción de
desestimación se puede corresponder a una modalidad o factor de atri-
bución de responsabilidad a quien no la tiene por el negocio socie-
tario: socio, administrador, controlante socio o no. Pero al mismo
tiempo no sólo implica la responsabilidad por los daños causados,
sino más importante aun la imputabilidad del acto en forma aditiva,
760 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

o en otras formas de imputación. Ello no implica desimputar a la


sociedad, sino adicionar la imputación al controlante, socio o no, o
a la sociedad, si se intentara imputar a un tercero. En este sentido
debe avisorarse la expresión inoponibilidad de la personalidad ju-
rídica, recordando el prólogo a la obra de Serick que más perjudicial
puede ser desconocer la personalidad jurídica societaria.
CAPÍTULO XIV

CONTRATOS DE COLABORACIÓN

A) INTRODUCCIÓN

§ 463. CONSIDERACIONES GENERALES. -Centrada nuestra preo-


cupación en los capítulos anteriores en el negocio constitutivo de
sociedad y su efecto de generación de un nuevo sujeto, con derechos
y obligaciones propios y diferentes de los derechos y obligaciones
de todas y cada una de sus partes denominados socios, debemos en
esta oportunidad concentrar nuestra atención en simples contratos,
nominados o tipificados en los diferentes derechos unos sólo social-
mente y otros legalmente. En nuestro derecho, la sindicación de
acciones, consorcios yjoint ventares estarían dentro de los primeros,
y los agolpamientos de colaboración empresaria y uniones transito-
rias de empresas, entre los segundos.
Esta cuestión es normalmente abordada al tratar acerca de la
sociedad y su diferencia con otras figuras.
El punto se evidencia en las apreciaciones contenidas en la ac-
tual LSC, cuando en su texto se refiere a contratos de colaboración
-término usado en nuestro derecho como género-; confronta con los
contratos de cambio, aunque ambos son comprensivos de una varia-
da gama de especies1.

1
Una cuestión a dilucidar es si son sinónimos esos términos o alguno de ellos
es englobante del restante. Además, la confrontación puede hacerse entre géneros
(contrato de cambio con contrato de colaboración, etc.), o bien entre un género y
una especie (contrato de cambio con los plurilaterales, asociativos, etc.); ver Fariña,
Tratado, p. 41; el autor define sintéticamente la posición; según la teoría neocon-
tractualista caben los contratos en dos grandes grupos: los contratos de cambio y
762 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

Hemos abordado ya estos temas en el primer capítulo, pero rei-


teramos algunos aspectos. Donde más se perfila el encuentro de
economía y derecho es en la actuación de los agentes económicos.
El punto se vincula a la política legislativa de encorsetar las rela-
ciones de colaboración en formas rígidas, o en sostener que el le-
gislador debe respetar la libertad del empresario para adoptar en ca-
da supuesto concreto la forma social o contractual que estime más
adecuada por su simplicidad, economía y concordancia con la ver-
dadera esencia de las relaciones subyacentes, o si esa libertad sería
excesiva si otorgara una ilimitación de procedimientos para conse-
guirlos, imponiendo la figura de la sociedad anónima para la socie-
dad de empresas2.
Estamos frente a una disyuntiva, libertad o figuras tasadas. El
tema es actual en torno de las actividades de comisiones de aseso-
ramiento de reformas a la legislación civil y comercial, como a la
ley de sociedades y contratos asociativos, donde deberá decidirse
sobre libertades de formas y de configuración de contratos de co-
laboración, o a la creación de una nueva figura societaria, al estilo
del sistema español3 o al proyectado por la doctrina francesa4.
El sistema actual, con la modificación introducida en 1983, re-
conoce expresamente la existencia de tres contratos de colaboración:
la sociedad accidental o en participación, y dos figuras expresamen-
te normadas: la agrupación de colaboración y la unión transitoria

los contratos de organización. El contrato de organización se ubica dentro de los


contratos plurilaterales. Esta problemática la hemos abordado ya en diversos tra-
bajos que seguiremos en el texto.
2
Ver Asociaciones y uniones de empresas y prácticas restrictivas de la com-
petencia, creación colectiva del Seminario de Derecho Mercantil de la Sociedad de
Estudios y Publicaciones, p. 112, que funciona bajo el patrocinio del Banco Urquijo
y de la Fundación Ford, y en cuya elaboración participaron Alberto Bercovitz Ro-
dríguez-Cano, como director del Seminario, José D. Rodríguez Martínez, como po-
nente, Rafael Jiménez de Parga Cabrera, Luis F. Martínez Pérez, José E. Demeneche
Martínez y Manuel Ontañon Carrera.
3
Ley de asociaciones y uniones de empresas: "Tendrán la consideración de
sociedades de empresas, a los efectos de esta ley, las compañías anónimas consti-
tuidas"; ver mayores referencias en publicación citada en nota anterior.
4
Proyecto de sociedad anónima simplificada, entre sociedades; cfr. comuni-
cación al Congreso Iberoamericano de Derecho Societario y de la Empresa, Córdo-
ba, 1992, Soledad - Richard, Derecho societario y de la empresa, t. I, p. 464.
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 763
de empresas, formas no personalizantes, si bien la segunda genera
un centro imputativo en mano común cual es el fondo común ope-
rativo.
Estas dos formas para el agrupamiento empresario intentaron
liberalizar el sistema de la LSC, que enfrentaba en un dilema: a) las
figuras contractuales como el negocio en participación, llamado en
nuestro derecho sociedad -pero no sujeto de derecho-, con un límite
difuso por su misma nomenclatura de sociedad con la sociedad de
hecho y la responsabilidad ilimitada, solidaria y no subsidiaria, y
b) las figuras asociativas con el impedimento del art. 30 de la LSC.
La convergencia de esas construcciones imponía que todo joint ven-
ture o negocio contractual de colaboración se afrontara mediante un
tipo societario, el de la sociedad por acciones, que -en muchos ca-
sos- generaba un exceso de medio formal y un medio técnico ope-
rativo sólo externo, pues las relaciones internas no correspondían a
las societarias, imponiendo una regulación contractual desestimato-
ria del marco regulatorio societario.

§ 464. CLASIFICACIONES DE LOS CONTRATOS, SEGÚN SUS FUNCIO-


NES ECONÓMICAS Y SOCIALES (CRITERIO TELEOLÓGICO O FINALISTA). -
Existen diversas clasificaciones de los contratos. Sin pretender ha-
cer una exposición acabada de todas ellas, elegimos sólo tres para
granear al lector la tendencia reinante en la doctrina moderna.
a) CLASIFICACIÓN DE SPOTA. Para este autor, la enumeración de
tipos contractuales debe ser comprendida sobre la base de su finali-
dad o función en la vida social y económica. En efecto, para cla-
sificar los contratos puede partirse no sólo de los efectos jurídicos
propios a cada tipo de contratos, aprehendidos éstos por categorías
con efectos divergentes, una frente a otra, sino también consideran-
do la función económica y social de cada ñgura contractual, agru-
pando los contratos según las funciones que desempeñan5. A este
respecto, Spota recuerda que el contrato es un notable instrumento
de desenvolvimiento de la vida económica y social. Por su medio,
los bienes son objeto de cambio o circulación; además, el contrato

5
Spota, Instituciones. Contratos, t. I, p. 115. Puede confrontarse también
la doctrina extranjera sobre el punto: Messineo, Manual, t. IV, p. 535; y Doctrina
general del contrato, p. 33 y siguientes.
764 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

es el instrumento jurídico para que advenga el crédito, se produzca


la cooperación, se satisfagan las exigencias atinentes a la garantía,
a la gestión y al trabajo.
Partiendo de esa función económico-social, y tomando un cri-
terio ideológico, en cuanto el contrato desempeña una función de
cooperación (colaboración) en la vida social6, Spota clasifica los
contratos de la siguiente manera:
7) La función social de cambio, sea por la circulación de los
bienes mediante su enajenación o disposición, sea en virtud de
esa circulación, pero recurriendo a la concesión de uso temporario
de esos bienes.
2) La función social de crédito, recurriendo al mutuo, a la renta
vitalicia, al depósito irregular, a la cuenta corriente, etcétera.
3) La función de garantía, mediante diversos tipos contractua-
les que brinden una seguridad -con todo lo relativo a ella- en el
cumplimiento del contrato (fianza, garantía del hecho del tercero,
reconocimiento de la deuda, constitución de derechos reales de ga-
rantía, promesas de pago).
4) La función de cooperación (colaboración) en el resultado o
en la gestión o intermediación (ya sea mediante la ejecución de una
obra o de un transporte, o la constitución de una sociedad -supues-
tos de cooperación en el res.ultado-; ya en virtud del mandato, de la
mediación o intermediación, del depósito, de la agencia -supuestos
de cooperación en la gestión-).
5) La función de cooperación (colaboración) sobre la base del
trabajo personal (contrato de trabajo).
6) La función de cooperación (colaboración) sobre la base de
la prevalecencia del título gratuito (donación).
b) CLASIFICACIÓN DE URÍA. Siguiendo un criterio clasificatorio
similar al anterior, este autor distingue los siguientes contratos7.
1) De cambio, como contrato que procura la circulación de la
riqueza (bienes y servicios), ya sea dando un bien por otro, do ut
des (compraventa, permuta, cesión de crédito, contrato estimatorio,

6
Betti, Teoría genérale delle obbligazioni, t. III, p. 81 y ss., cit. por Spota,
Instituciones. Contratos, t. I, p. 115.
7
Uría, Derecho mercantil, p. 377.
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 765

suministro, operaciones bursátiles), ya sea dando un bien a cambio


de un hacer o servicio, do ut facías (el transporte y los contratos de
obra por empresa, en general).
2) De colaboración, en los cuales una parte coopera con su ac-
tividad al mejor desarrollo de la actividad económica (empresa) de
la otra (contratos de comisión, de mediación, de edición, cinemato-
gráficos).
3) De conservación de riesgo, en los que una parte cubre a la
otra las consecuencias económicas de un determinado riesgo (el se-
guro en todas sus clases).
4) De conservación o custodia (el depósito).
5) De crédito, en los que al menos una parte concede crédito
a la otra (entran en esta categoría el préstamo, la cuenta corriente y
los contratos bancarios en general, aunque también hay contratos
bancarios de custodia).
6) De garantía, dirigidos a asegurar el cumplimiento de obli-
gaciones (fianza, prenda e hipoteca).
c) CLASIFICACIÓN DE BROSETA PONT. Este jurista señala que se-
gún su función, causa o finalidad económica, los contratos mercan-
tiles pueden clasificarse en:
1) Contratos de colaboración asociativa (contrato de sociedad)
o de colaboración simple (comisión, agencia, corretaje, asistencia
técnica, etcétera).
2) Contratos de cambio, por medio de los cuales se verifica la
transmisión de bienes o de servicios (compraventa, suministro, ope-
raciones bursátiles, transporte, etcétera).
3) Contratos de garantía (fianza, hipoteca mobiliaria y prenda
sin desplazamiento).
4) Contratos de cobertura de riesgos (seguro mercantil).
5) Contratos de concesión de crédito, de relevante interés en
la vida económica moderna, la cual es eminentemente crediticia (prés-
tamo y contratos bancarios)8.

§ 465. NUESTRO CRITERIO CLASIFICATORIO. - En ese sentido po-


dríamos señalar como otro criterio clasificatorio, dentro de una cla-

8
Broseta Pont, Manual, p. 323.
766 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

sificación general de los contratos, por su finalidad económica. Bajo


esas bases reiteramos una clasificación9, útil en cuanto ayuda a es-
clarecer estas aproximaciones y detectar efectos diferentes en cada
figura, vinculándola a la causa fin10, ligada íntimamente a la estruc-
t-nrH rfp rnAíi contrato.
Los contratos de colaboración, que algunos autores los deno-
minan asociativos en sentido lato, otros plurilaterales con finalidad
común, y otros participativos, podemos diferenciarlos de la siguien-
te forma:
a) Sin finalidad común (mandato, agencia).
b) Con finalidad común o autónoma (negocios en participación),
también llamados por la doctrina asociativos, participativos, plurila-
terales con finalidad común o plurilaterales funcionales". Distin-
guimos en plurilaterales funcionales, es decir, los que tienen finalidad
común, y a los plurilaterales estructurales, teniendo en cuenta sólo
las partes -centros de interés-, y a los plurilaterales plurilaterales,
esto es, los que tienen más de dos partes y tienen finalidad común
o interés común.
Dentro de los con finalidad común distinguimos: 1) sin orga-
nización (negocios en participación)12, y 2) con organización (agru-
pación de colaboración empresaria, con nombre y domicilio común,
patrimonio en mano común, etcétera). Dentro de los con organi-
zación13: a) que no generan personalidad jurídica (agrupación de
colaboración empresaria), y b) que generan personalidad jurídica.
determinada por la ley (negocio constitutivo de sociedades, asocia-

9
Conf. Richard, Contratos de colaboración y asociativos: clasificación y efec-
tos, t. I, p. 31, en libro de ponencias del Congreso Iberoamericano de Derecho So-
cietario y de la Empresa, Huerta Grande, 1992, y los otros trabajos allí citados.
10
Conf. Cazeux - Trigo Represas, Derecho de las obligaciones, p. 53.
11
No entramos aquí en las diferencias entre contratos asociativos; conf. Mes-
sineo, Manual, t. IV, p. 535, y Spota, Instituciones. Contratos, t. I, p. 115.
12
Puede no ser idéntica la caracterización de contratos asociativos o de par-
ticipación, pudiendo distinguirse: a) contratos en participación (Richard, Sociedad
y contratos asociativos, p. 135), donde la participación es esencial y donde ¡as partes
asumen internamente similar posición, y b) de aquellos con participación, donde
ésta no es la esencia, sino que configura una de las prestaciones o la contraprestación.
13
Malagarriga, En torno al concepto de sociedad comercial, RDCO, 1969-
561.
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 767
ciones, cooperativa); a estos reservamos nosotros la denominación
de contratos asociativos para evitar confusiones por la vinculación,
en nuestro derecho de la personalidad a las relaciones asociativas
reconocidas (art. 33, inc. 2o, Cód. Civil)14.
En esta clasificación, el señero es el de los contratos de colabo-
ración, contrapuesto a los otros géneros conforme las funciones eco-
nómicas, entre ellos los de cambio, aunque las diferencias no son
- >MH:IS con los de colaboración sin finalidad común, pues respon-
den evidentemente a diversas técnicas clasificatorias: función eco-
nómica y social, por las prestaciones.
Dentro de ese género, las expresiones asociación y sociedad
deben atender a una realidad normativa: que dentro de nuestro de-
recho todas las asociaciones y sociedades son personas jurídicas.
Rl contrato constitutivo de sociedad o de asociación será una especie
dentro de los contratos de colaboración, en la subespecie de los con
finalidad común15, apareciendo - a su vez- dentro de ella una serie
de figuras particulares (asociación, cooperativa, sociedad, mutual).
La sociedad o asociación requiere una organización y que, a su
se/, se genere personalidad jurídica, lo que ocurre en nuestro dere-
cho cuando asumen una relación societaria, sea típica o de hecho;
aparece así vinculada al recurso técnico de la personalidad, que jun-
to a otros recursos técnicos como lo son los privilegios, los centros
imputativos o los patrimonios de afectación, configuran parte de la
hatería de recursos con que cuenta el legislador para asegurar los
intereses que intente tutelar.

§ 466. EFECTOS DE LA CLASIFICACIÓN O DE LA DISTINCIÓN. - Lo


HUÍS importante que deriva de la clasificación dada en el parágrafo

14
En igual sentido, Fariña, Contratos comerciales modernos, p. 743; el autor
lus denomina contratos asociativos en sentido propio.
15
Fargosi, Sobre la naturaleza del acto constitutivo de las sociedades, RDCO,
l%X-266; aquí expresa: "Nace así la teoría del contrato de organización, o asocia-
n\o. o plurilateral tal como genéricamente lo denominara Ascarelli y lo hace el Có-
<lii:;> Civil de 1942. Sin embargo, nosotros creemos que la denominación debe ser
m.mtenida. dado que expresa un valor entendido y su reemplazo provoca no pocas
hesitaciones; se quiso hablar de contrato con prestaciones plurales convergentes,
¡nnbién de colaboración y de contrato asociativo, pero sin que se lograra cubrir la
totalidad de las críticas".
768 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

anterior, además de una sistematización de las ideas y de las normas,


son los efectos.
Los contratos en análisis no excluyen la aplicación de los prin-
cipios generales, salvo incompatibilidad funcional, o por la especia-
lidad (p.ej., la nulidad no afecta la personalidad). Pero al avanzar
en las subclasificaciones, respecto de los contratos de finalidad co-
mún y particularmente de los asociativos, las relaciones específicas
rechazan, en algunos aspectos, la aplicación de los principios gene-
rales de los contratos.
Las prestaciones no se presentan, consideradas aisladamente,
en relación de equivalencia. No se aplica la teoría de la lesión de
los contratos conmutativos si estamos frente a contratos asociativos
-sin perjuicio de considerarlo en torno de la relación vincular so-
cio-sociedad-, siendo aplicable, en cambio, la teoría de la lesión a
los contratos de colaboración. Se debe atender así a un régimen
especial en cuanto a la afectación de la relación vincular y por el
incumplimiento de una parte.
Por las mismas razones no cabe aplicar la exceptio non adim-
pleti contractus16. Es inaplicable el pacto comisorio entre las par-
tes. Tampoco se extingue -necesariamente- por la imposibilidad
de cumplimiento de la prestación debida por una de las partes, con-
trariamente a lo que dispone el art. 888 y ss. del Cód. Civil para los
contratos de cambio17.
En torno de las relaciones asociativas, concebido el ente perso-
nificado, resultan de relativa aplicación las normas sobre afectación
vincular a la sociedad de un solo socio. La relación personificada
subsiste con un único socio -aún en las legislaciones que no reco-
nocen la sociedad unipersonal18-, puesto que la finalidad era la sim-
plificación de las relaciones jurídicas, mientras durara la nueva per-
sona jurídica.

16
Siempre que se pueda lograr la finalidad común (art. 16, LSC); ver Bru-
netti, Tratado, t. I, p. 135; Wathelet, Naturaleza del acto constitutivo, en "Estudios
de sociedades comerciales en homenaje a Carlos Zavala Rodríguez", t. I, p. 145 y
siguientes.
17
Colombres, Curso. Parte general, p. 26.
18
Sobre el punto puede verse otra ponencia al I Congreso Iberoamericano de
Derecho Societario y de la Empresa y V Congreso de Derecho Societario, sobre la
sociedad unipersonal.
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 769

Contratos de colaboración, de organización o de finalidad co-


mún no caerían dentro de la limitación impuesta por el art. 30 de la
LSC, que impide la participación de sociedades por acciones en otras
sociedades que no sean por acciones, en cuanto no pudieran subcla-
sificarse como relaciones que usen del recurso técnico de la perso-
nalidad19. Se trata de una prohibición a ciertas personas jurídicas
para crear o participar en otras personas jurídicas.
Los contratos de colaboración, con finalidad común y organi-
zación, podrían dar lugar a un sistema de recursos incoados por los
disconformes con las resoluciones de esa organización. Un esque-
ma único en torno de los contratos de colaboración, puede autorizar
la generalización de las prestaciones accesorias u otras prestaciones
-incluso personales o empresarias- anexas a la suscripción de ac-
ciones o en los llamados contratos de colaboración regulados, no
asociativos.
Si un contrato de colaboración fuera tipificado como sociedad
(irregular o de hecho), se generaría el desastre que justamente el
contrato no sería oponible entre las partes ni frente a terceros que
lo conocieran, no podrían reclamarse las partes rendición de cuen-
tas, ni intervención en el negocio, ni requerimiento de la prestación,
ni de ejecución de la promesa de contrato, permitiéndose sólo recla-
mar la liquidación (art. 23, LSC, salvo la posibilidad de regulari-
zación de la relación como sociedad, si la aceptaran los partícipes).
Además de lo antes señalado, debe sumarse la responsabilidad soli-
daria de los socios, que no corresponde si se los categoriza como
partícipes.
Un esquema único respecto de ¡os contratos de colaboración,
además de generar un marco de referencia subsidiaria, puede auto-
rizar la generalización de las prestaciones accesorias u otras presta-
ciones -incluso personales o empresarias-, anexas a la suscripción
de acciones o en los llamados contratos de colaboración regulados,
no asociativos.

19
La ley uruguaya ha superado esta cuestión, no conteniendo norma alguna
limitativa en similar sentido. La doctrina que interpretaba al art. 30 de la LSC co-
mo alcanzando a la sociedad en participación dentro de la prohibición, mezclaba
sistemas: el alemán, donde el concepto amplio de sociedad abarcaba al negocio en
participación, introduciéndolo en el sistema argentino que concibe la sociedad con
un concepto estricto, siempre personificado.

49. Richard - Mííiño. Derecho sociemrio.


770 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

§ 467. AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD PARA FORMALIZAR CONTRA-


TOS DE COLABORACIÓN ATÍPICOS. - El marco típico actual de los con-
tratos de colaboración no limita la libertad de creación de nuevos
contratos de colaboración, bajo el régimen general del art. 1197 del
Cód. Civil. O sea que no se limitan las posibilidades a los contratos
de agrupamiento de colaboración, unión transitoria de empresas y
sociedad accidental o en participación. Sólo cabe reconocer que
los medios técnicos como la personalidad, los centros imputativos
y los privilegios sólo se crean por reconocimiento legislativo. Y pa-
ra que se generen las preferencias de ciertas relaciones de un centro
imputativo como es el fondo común operativo, debe configurarse ne-
cesariamente un contrato de agrupación de colaboración empresaria.
En la sociedad en participación sólo se genera una subordina-
ción interna, o sea, se postergan los derechos de los partícipes en
relación al gestor, hasta que sean satisfechos los acreedores de éste
(art. 151, ley 24.522).
En resumen, el género sería el de los contratos de colaboración
(como contrapuestos a los de cambio), pero nos queda por determi-
nar cómo distinguir dentro del género (contratos de colaboración)
algunas subespecies. Para ello, debemos recurrir a las nociones ex-
puestas de fin común, actividad en común y organización, desarro-
liadas en este trabajo (ver § 27).

§ 468. OTRO CRITERIO CLASIFICATORIO: PLURILATERALIDAD. - Sin


perjuicio de diferenciar adecuadamente por un lado el negocio cons-
titutivo, y por otro el del sujeto de derecho que aquel pudiere deter-
minar, lo cierto es que las teorías -digamos clásicas- del contrato
resultaron insuficientes para explicar la naturaleza del acto que da
nacimiento a una sociedad (sobre todo, habida cuenta que se preten-
día identificar la noción de ese negocio -contrato- con la de con-
trato de cambio, en el cual juegan siempre intereses contradictorios).
Las corrientes doctrinarias posteriores -sobre todo a la luz de la ita-
liana- desarrollaron las ideas del contrato plurilateral, entre cuyas
características individualizadoras (y a diferencia de los contratos de
cambio) cabe mencionarse las siguientes:
a) Las partes pueden ser más de dos.
b) La relación sinalagmática se establece no sólo entre las par-
tes, sino también respecto de cada parte y el sujeto.
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 771
c) El cumplimiento de las prestaciones no importa la caducidad
del contrato.
d) Las prestaciones son atípicas, y no determinadas como en
el contrato de cambio.
e) El simple consentimiento de las partes es inhábil para deter-
minar la extinción de todos los efectos del contrato.
/ ) El contrato tampoco se extingue en caso de nulidad o anu-
labilidad de la prestación a cargo de una de las partes, diversamente
Je lo que ocurre en el contrato de cambio, según lo dispuesto por
el art. 1052 y concs. del Cód. Civil.
g) La no aplicación de la exceptio non adimpleti contractas,
consagrada para los contratos de cambio en el art. 1201 del Cód.
Civil.
h) La no aplicación del pacto comisorio tácito estatuido en el
art. 216 del Cód. de Comercio, respecto de los socios entre ellos.
i) El contrato no se extingue por la imposibilidad de cumpli-
miento de la prestación debida por una de las partes, contrariamente
a lo dispuesto para el contrato de cambio en el art. 888 del Cód.
Civil y siguientes.
A su vez, cuando el legislador italiano de 1942 sancionó el nue-
vo Código Civil, introdujo en el art. 1420 (capítulo referido a las
nulidades) una norma que establece: '"En los contratos con más de
dos partes, en los que las prestaciones están dirigidas a la consecu-
ción de una finalidad común, la nulidad que afecte el vínculo de una
sola de las partes no importa la nulidad del contrato, salvo que la
participación de la misma deba, de acuerdo a las circunstancias, con-
siderarse esencial".
De suerte que plurilateralidad y finalidad común se constituyen
en dos nuevos ejes adoptados por la doctrina italiana para fijar ca-
tegorías clasificatorias.

§ 469. ¿NACE LA SOCIEDAD DE UN CONTRATO PLURILATERAL? -


Los textos legales vigentes demuestran que la sociedad tiene inicio
normalmente en un contrato; en rigor, en un negocio (art. 1648, Cód.
Civil, y art. Io, LSC).
Pero es éste un negocio que da origen a una persona jurídica o,
al menos, a una organización, la cual ya no depende del negocio
(contrato) originario, sino que tiene su propia vida (su propio esta-
772 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

tuto) que se modifica sin contar con la voluntad de los primitivos


contratantes. Entonces, queda claro que las sociedades mercantiles
nacen de un negocio jurídico (usualmente contractual) en el que se
dan las notas esenciales del contrato. Cosa distinta es que más tarde
predomine la organización (aspecto institucional) sobre el contrato.
Por ello, puede disentirse con aquellos sostenedores de la teoría
del contrato plurilateral de organización20, quienes ven la solución
(distinguiendo en la categoría de los contratos una subespecie que
denominan contrato plurilateral), teniendo en cuenta sus caracterís-
ticas formales. Dentro de esta categoría especial de contratos está
situado, a su juicio, el contrato de sociedad.
Sin perjuicio de lo apuntado en referencia a la distinción for-
mulada entre contratos plurilaterales funcionales, es decir, los que
tienen finalidad común, de los plurilaterales estructurales, que tiene
en cuenta sólo las partes -centros de interés-, y a los plurilaterales
plurilaterales, esto es, los que tienen más de dos partes y finalidad
común o interés común, hay contratos plurilaterales estructurales sin
finalidad común, y a su vez pueden no generan personalidad jurídi-
ca, quedando muchas veces librado a un problema de política jurí-
dica. Pero aun afirmando que todos los contratos plurilaterales son
de finalidad común -lo que corresponde sólo a una técnica clasifi-
catoria-, debe aceptarse la clasificación dentro de los contratos plu-
rilaterales de aquellos quC dan nacimiento o no a un sujeto de de-
recho (asociación o contrato de colaboración), y dentro de los que
dan nacimiento a un sujeto de derecho a los meramente asociacio-
nales y a los societarios.
A nuestro parecer es cierta la contraposición entre contratos bi-
laterales y contratos plurilaterales. Pero no lo es que la plurilate-
ralidad sea de esencia de la sociedad mercantil. Que la sociedad
mercantil no ha de estar siempre incluida en la categoría de los con-
tratos plurilaterales se demuestra por el hecho de que puede haber
sociedades formadas sólo por dos personas y, a la inversa, socieda-
des que, habiendo sido plurilaterales en su origen, se han converti-
do más tarde en sociedades unipersonales. En la mayoría de los
contratos de sociedad hay más de dos partes. Lo excepcional en

20
Ascarelli, Teoría del contrato plurilaterale, en "Saggi giuridici", p. 259 y
sisuientes.
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 773

el contrato de sociedad es que haya sólo dos partes y lo excepcional


en los demás contratos es que haya más de dos partes.
Mas como la plurilateralidad no es de esencia al contrato de
sociedad mercantil, quiere decirse que las notas diferenciales que a
este contrato se asignan no derivan del hecho de nacer la sociedad
de un contrato plurilateral, sino, simplemente, del hecho de ser un
contrato de sociedad sin más, esto es, un negocio que ha engendrado
una situación de sociedad, una persona jurídica.
Tal ocurre con la organización que no es una característica del
contrato plurilateral; puede haber negocios (contratos) plurilaterales
sin organización como ocurre generalmente en los sindicatos de ac-
cionistas, sino que sólo constituye una característica del contrato de
sociedad aunque ésta no sea plurilateral, y lo propio cabe decir de la
comunidad de fin.
También se admite21 que la denominación contrato plurilateral
puede sustituirse por la de contrato de organización o contrato de
comunidad de fin, para indicar la categoría en cuestión. Pero se
olvida que la categoría en cuestión a la que se alude es precisamente
la del contrato de sociedad, que puede ser o no plurilateral, pero en
el que no pueden faltar las otras notas apuntadas. Luego las esen-
cias en el contrato de sociedad son éstas y no la nota de la plurila-
teralidad.

§ 470. Los APORTES DE LA DOCTRINA. - Citamos por su relevan-


cia a continuación las conclusiones del I Congreso Iberoamericano
de Derecho Societario y de la Empresa y V Congreso de Derecho
Societario (comisión I, módulo I, "Contratos de colaboración y aso-
ciativos").
a) En nuestro derecho positivo no se ha receptado el concepto
amplio de sociedad; por lo contrario, se encuentra normada la so-
ciedad en sentido estricto.
b) También en nuestro derecho la sociedad siempre es persona
jurídica.
c) Conforme a esas verificaciones, relaciones jurídicas que en
otras legislaciones configuran sociedad en sentido amplio o lato, cons-

21
Ascarelli, Teoría del contrato plurilaterale, en "Saggi giuridici", p. 27i.
774 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

tituyen en nuestro país relaciones contractuales que suelen denomi-


narse de colaboración o participativas en el derecho vigente, y plu-
rilaterales, asociativas o de coordinación en la doctrina, sin incluir
en este análisis aquellas que no presentan la característica de fina-
lidad común.
d) Esa amplitud de relaciones contractuales con finalidad co-
mún, con diversa denominación -que no fue posible acordar-, pre-
sentan particulares características, por lo que su clasificación es útil
y conveniente en cuanto distinga grupos de ellas con efectos dife-
rentes, que posibiliten regulaciones específicas.
e) A los fines precedentes, sin consensuar otras especies, se iden-
tificó a los que tienen personalidad, o sea, a aquellos cuyo negocio
genético incorpora el recurso teórico-jurídico denominado "perso-
nalidad", que debe distinguirse de aquellos que no generan persona-
lidad, con evidentes efectos distintivos (p.ej., nulidad de la relación
genética).
f) No existe duda sobre la posibilidad de configurar relaciones
atípicas, en cuanto no afecten a terceros, incluso derivadas de la no
inscripción de los contratos tipificados. Es lícito que las partes que
celebren contratos de colaboración con finalidad común, elijan para
ello la forma societaria, típica, personalizada.
g) De lege ferenda y para la unificación de la legislación civil
y comercial, se coincidió en la conveniencia de incorporar todas las
relaciones no personificantes en el Código Civil y derivar a una ley
general de sociedades personificantes.
Dentro del Código Civil podrían incorporarse normas generales
para estos contratos, basadas en los aportes que formalizó la doctri-
na y el proyecto de unificación de la legislación civil y comercial,
como introducción a los contratos normados: negocio en participa-
ción, contrato de agrupamiento de colaboración y unión transitoria
de empresas, todos los que se trasladarán al Código Civil, en la ubi-
cación sistemática que actualmente ocupa la sociedad civil (art. 1648
y siguientes).

§ 471. LOS CONTRATOS (NEGOCIOS) PARTIC1PATIVOS (PARCIARIOS


o PARTICIPACIONARIOS). - En estos negocios una parte (asociante) com-
parte con la otra (partícipe) las utilidades provenientes de una de-
terminada actividad económica.
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 775
22
En ese sentido se señala que "querer fijar la atención sobre la
división de la pérdida y de la ganancia y decir que asociante y par-
tícipe corren conjuntamente el riesgo del negocio, en la misma me-
dida que los socios de una sociedad mercantil, equivale a amputar
arbitrariamente el objetivo que caracteriza a la sociedad, lo que
llevaría a formar la categoría de sociedad con tal amplitud que com-
prendería incluso la asociación en participación, pero al propio tiem-
po, tan indefinido que no tendría significado ni contacto con la es-
tructura de la sociedad. El reparto de las pérdidas y los beneficios
no es por. sí solo el rasgo típico del contrato de sociedad, siéndolo,
en cambio, la puesta en común de cuanto sea preciso para una ges-
tión común, y por sobre todo una actuación en común, en nombre
colectivo, constituyendo ésta la diferencia tajante con los negocios
participativos.
Si hay, por lo tanto, una división de ganancias y pérdidas, fal-
tando la comunidad de medios y la comunidad de voluntades, y
sobre todo la actuación en nombre común, que ponga de relieve
la división del riesgo, no podrá decirse, basándose únicamente en la
citada división de ganancias y pérdidas, que nos encontramos en
presencia de una sociedad.
La figura del negocio en participación no aparece definida ni
regulada en nuestro ordenamiento jurídico. La Exposición de mo-
tivos de la LSC refiriéndose a la sociedad en participación expresa:
"No obstante que parte importante de la doctrina contemporánea nie-
ga a este vínculo el carácter de sociedad y lo engloba con los demás
negocios parciarios, la Comisión resolvió regularlo como una socie-
dad anómala (pues carece de personalidad jurídica, ya que no con-
trata como tal con terceros)" .
La diferencia más notable que surge entre los negocios parcia-
rios (o en participación) y la sociedad -según ya hemos dicho- ra-
dica en que los primeros pertenecen a los contratos de intercambio
y la segunda a los contratos de organización (colaboración).
El fin que persigue el asociante, por un lado, y el partícipe, por
otro, son distintos. El primero procura contar con dinero o bienes
para el desarrollo de su propia empresa; el segundo, en cambio, in-
vierte su capital o facilita el uso de sus bienes con sentido de inver-

22
Brunetti, Tratado, t. I, p. 37; Fariña, Tratado, t. I, p. 94.
776 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

sión para lograr un beneficio mayor que el que obtendría en una


inversión común. La prestación del partícipe se concreta así, según
los casos, en un mutuo, en un depósito irregular, en un arrendamien-
to, en todo caso en una relación meramente obligatoria, tal vez in-
cluso real, cuando se promete el uso y goce de un inmueble o de un
derecho real. Aquí radica la esencia del convenio de intercambio,
esto es, de conceder a alguien, o sea, al empresario, el poder de
usufructuar económicamente el capital de otro mediante una com-
pensación, aun cuando ésta sea completamente aleatoria. Y está en
la esencia de la relación que el capital aportado sea restituido al
terminar la relación, cuando el resultado económico de la empresa
del asociante lo consiente. Es que puede ser objeto de la presta-
ción del asociado el empleo de capitales, el asumir compromisos y
obligaciones de la empresa del negociante, o la prestación de servicios;
dirigiéndose siempre cualquiera que sea el objeto al incremento de la
empresa, existirá incumplimiento, siempre que la prestación no haya
sido empleada en tal sentido, sino aplicada a otros fines; al asociado
le corresponderá entonces la acción para la resolución del contrato.
La doctrina nacional ya había señalado oportunamente que el
art. 283 del Cód. de Comercio no prohibía los negocios llamados
ahora en participación (o parciarios), sino que la ley quería evitar
que el prestamista de dinero, encubierto con la veste de socio, pueda
aprovechar al mismo tiempo las ventajas del mutuo y de la sociedad,
adquiriendo todos los derechos que la calidad de socio le otorga y
liberándose de las cargas y obligaciones correspondientes23.
El negocio en participación (o de participación) constituye una
categoría genérica caracterizada por la participación que tiene un
sujeto en los beneficios resultantes de la actividad patrimonial de
otra persona, sin asumir necesariamente el riesgo por las pérdidas.
Pueden, conforme al criterio enunciado, señalarse los siguien-
tes supuestos de negocios en participación.
a) Participación en los beneficios de una empresa o de uno o más
negocios pertenecientes a otra persona mediante determinado aporte.
b) Participación en los beneficios de una empresa o de uno o
más negocios ajenos sin efectuar un determinado aporte.

23
Siburu, Comentario al Código de Comercio argentino, t. IV, n° 1062, p.
227, cit. por Fariña, Tratado, t. I, p. 97.
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 777

c) Participación en los beneficios de la empresa a los que apor-


tan su trabajo (habilitación).
Por otra parte, se sostiene que el negocio parciario es un nego-
cio oneroso cuyo beneficio está constituido, para una parte, por la
participación en la ganancia resultante de la actividad del otro; y da
como ejemplos la colonia parciaria, la aparcería de ganado, la retri-
bución del autor en el contrato de edición, etc., a los que se agrega
el mutuo con participación en los beneficios, la comisión o mandato
con participación en las utilidades, las regalías (royalties) y todos
aquellos supuestos en que un trabajo, un servicio, un préstamo o una
licencia es retribuido mediante una participación en las ganancias
que obtenga aquel a quien se le presta dicho servicio o concede el
préstamo, licencia, etcétera24.
Pero aun bajo ese género de negocios participativos, cabrían
subdivisiones conforme a sus finalidades. Una forma de ellos es el
negocio en participación -mal llamado sociedad en participación o
accidental, que en cuanto suma ambas características desvaloriza las
posibilidades de negocio participativo y conflictúa con la posible
existencia de una sociedad de hecho-.
El negocio participativo, a veces indicado como negocio par-
ciario (por la aparcería), es el que otorga una participación en el
resultado del negocio, normalmente de las utilidades. Dentro de es-
te género el negocio en participación fue regulado en la LSC, como
sociedad anómala -según reza la Exposición de motivos-, pues care-
ce de personalidad jurídica al no contratar como tal con los terceros.
El negocio parciario (negocio participativo o, mejor aún, con
participación) es un negocio de intercambio, donde una de las mo-
dalidades de retribución es una participación en el negocio; en cam-
bio, en el negocio o sociedad en participación (negocio "en" parti-
cipación), implica una modalidad de los negocios de organización.
El partícipe intenta un beneficio mayor de su participación por la
finalidad con que la empleará el gestor. Si se agota allí casi se man-
tendrá dentro de los negocios de intercambio, aunque pueda consi-
derarse como un contrato plurilateral. Si además de esa puesta en
común existe una gestión común, estaremos frente a un contrato de
sociedad y no meramente asociativo.

24
Messineo, Manual, t. VI, p. 10; Fariña, Tratado, t. I, p. 98.
778 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

Como se advierte, dentro de esta complejidad, pueden conside-


rarse relaciones simples, enfrentadas a través de uno o varios ges-
tores, y partícipes que mediante su aporte o contribución, participan
de los resultados favorables o no del negocio o negocios emprendi-
dos en común.
Estas manifestaciones ojoint ventares (aventura en común) con-
tractuales, pueden generar relaciones más complejas, donde la du-
ración y la multiplicidad de los negocios imponen actuaciones en
nombre colectivo, o sea, enfrentando integralmente los riesgos y ad-
ministración de los negocios comunes, no sólo internamente, sino
frente a terceros.
Frente a estos requerimientos fueron naciendo diversos tipos de
relaciones contractuales o societarias, estas últimas como formas
de asegurar mejor a los terceros acreedores del negocio común sus de-
rechos frente a los acreedores individuales, simplificando tanto las re-
laciones internas como externas.
En cambio, en el caso del contrato (negocio) constitutivo de
sociedad estamos frente a un negocio jurídico, generalmente con-
tractual, que difiere notablemente de los ordinarios contratos bilate-
rales de cambio, en los que colocadas las partes frente a frente como
titulares de intereses contrapuestos, se hacen contraprestaciones re-
cíprocas y cualitativamente distintas, aunque económicamente equi-
valentes. Este negocio jurídico -normalmente contrato asociativo
y de organización- no coloca a unos partícipes frente a otros, sino
que al ser coincidentes y no contrapuestos los intereses de todos,
sus respectivas declaraciones de voluntad ofrecen contenido análogo
y siguen la misma dirección; al propio tiempo que sus prestaciones,
aun pudiendo tener valor económico distinto, son cualitativamente
iguales y no van dirigidas a proporcionar a nadie su goce inmediato,
sino a fundirse entre sí para proporcionar a todos los socios las
ventajas que resulten de la buena utilización del fondo común.
En este sentido, bien puede decirse que el negocio constitutivo
de sociedad es usualmente un contrato plurilateral de organización
asociativo, del cual nace una relación jurídica duradera y estable,
dirigida a regular las relaciones de los socios entre sí y las relaciones
de cada uno de ellos con la colectividad (sociedad) de que forman
parte. Dicho negocio crea efectos para cada partícipe, otorgándole
una situación jurídica o estado {status) de miembro de la colectivi-
dad, que se despliega en una serie de derechos y obligaciones, del
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 779
socio para con la sociedad y de ésta con aquél; status que tiene un
valor económico y es como una compensación que recibe el socio
a cambio de su aportación a la sociedad25.
Cabe señalar que legislaciones y doctrina llaman muchas veces
sociedades a los negocios participativos, pues se usa sociedad en
sentido lato, frente a nuestro derecho en que por definición del art. 33,
inc. 2°, del Cód. Civil, las sociedades son siempre personas jurídicas,
coincidiendo su concepto con el de sociedad en sentido estricto, con-
forme las definiciones del art. 1648 del Cód. Civil y art. Io de la LSC.
La denominada sociedad accidental o en participación implica
un concepto26 que descarta su personificación. La sociedad en par-
ticipación puede constituirse con dos o más personas para acometer
algún negocio determinado, pero sin trascender en su ejecución la
existencia de una firma o razón social particularmente referida a tal
sociedad; o por una o varias sociedades o entre éstas y otra u otras
personas que actúen con la firma social de alguna de estas socieda-
des, pero sin firma social que caracterice u ostente la participación
aludida. La titularidad de una sociedad accidental o en participa-
ción queda en cabeza de una sola persona, individuo o sociedad,
gestor que actúa a su propio nombre en la negociación que es el
objeto de la participación27.
En éi existe fin común, puede exisiir hasta actividad en común,
pero no existe actuación a nombre colectivo.

B) AGRUPACIONES DE COLABORACIÓN EMPRESARIA

§ 472. ANTECEDENTES. - L a reforma de 1983 no aportó dema-


siadas soluciones, salvo las dos figuras concretas para supuestos tam-
bién bien concretos28.

25
Uría, Derecho mercantil, p. 96.
26
Halperin, Sociedad anónima, sociedad en participación y joint venture,
RDCO, 1973-139; Fontanarrosa, La sociedad accidental y en participación, JA, doc-
trina 1970-653.
27
CNCom, Sala B, 5/8/91, "Rivero, Rubén c/García, José R. s/sumario", "Doc-
trina Societaria y Concursal Errepar", t. V, p. 95.
28
Stempels, Las agrupaciones de colaboración v las cooperativas, RDCO,
1983-895.
780 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

Junto a ello algunos atisbos doctrinarios de interpretar con-


gruentemente las normas: el art. 30 de la LSC sólo alcanzaba las
formas societarias, no a la sociedad civil y menos a los contratos de
colaboración, y las dos figuras de contratos de colaboración -que
podían ser no inscriptos-, eran sólo una muestra de las formas con-
tractuales que podían afrontarse. Pero los agentes económicos no
corren riesgos: la seguridad jurídica la brindaba el tipo de la socie-
dad por acciones. La opción frente a la libertad o a una regulación
total, puede ser dar seguridad en virtud de una configuración externa
societaria, con relaciones contractuales internas.
Y también, relacionado a todo ello las nociones de control, de
derecho o de hecho, interno o externo, previstas en el art. 33 de la
LSC. Control que, per se, no está prohibido, pues es una realidad,
cuyo ejercicio cuando es abusivo es sancionado con formas agrava-
das de responsabilidad, como las previstas en el art. 54 in fine de
la LSC.
Los contratos de colaboración o de cooperación, no siempre con
comunidad de fin, se caracterizan porque la forma instrumental es
más importante que las prestaciones que se intercambian. Confi-
guran contratos que se distinguen del tradicional contrato de cam-
bio, si bien los contratos de colaboración sin finalidad común man-
tienen contraprestaciones.
La terminología colaboración se ha deslizado desde los contra-
tos de colaboración a los agrupamientos de colaboración, identifi-
cando a aquellos en que no hay una dirección unificada, sino que el
motivo de su formación es la búsqueda de una colaboración empre-
saria sin que se produzca la pérdida de su individualidad y de su
autonomía de decisión, ni la preeminencia de una empresa sobre
la otra.
La colaboración y cooperación persiguen el mejor desarrollo de
las propias actividades de los miembros, sin un beneficio o lucro
directo; en cambio, la coordinación se proyecta al exterior en la reali-
zación de alguna o algunas operaciones en común que beneficiarán
directamente a los participantes individualmente considerados.
Claro que muchas veces figuras de cooperación o colaboración
son usadas para la subordinación. Siempre se consideró que los con-
tratos en sí mismos no son de dominación, son neutros, pero la mo-
dalidad de sus cláusulas o de su desenvolvimiento generan la domi-
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 781
nación. Y, obviamente, las eventuales responsabilidades atribuidas
por el control abusivo en nuestro derecho.
Dentro de ese género, la expresión de contratos asociativos de-
be atender a una realidad normativa: que dentro de nuestro derecho
todas las asociaciones y sociedades son personas jurídicas. El con-
trato asociativo será una especie dentro de los contratos de colabo-
ración con finalidad común29.
En los contratos de colaboración, su función es la de coopera-
ción para alcanzar el fin que ha determinado el advenimiento del
contrato; ese fin puede ser una gestión a realizar, un resultado a
obtener, una utilidad a conseguir y partir (entre éstos el mandato,
franchising). Fin que no necesariamente es común. El género se
corresponde a quienes cooperan para alcanzar un fin que ha deter-
minado el advenimiento del contrato. Ese fin aparece como causa
objetiva: el contrato en sí mismo, pero por finalidad común no basta
la elección de este contrato (la finalidad objetiva, sociedad, respon-
sabilidad limitada, personalidad), sino que, con ese contrato, satis-
fagan las partes una finalidad funcional común.
En nuestro derecho positivo, hasta la sanción de la ley 22.903,
estas organizaciones se estructuraban en cualquier forma y funcio-
naban con frecuencia bajo la voz de consorcios. Pero en realidad
no eran más que contratos de colaboración con atipicidad normativa.
La figura de la agrupación de colaboración era poco conocida, ad-
judicándose como antecedente la figura del consorcio italiano, regu-
lado en el art. 2602 y ss. del Cód. Civil italiano30. En cuanto a las
uniones transitorias de empresas el antecedente extranjero se indica
en el joint venture originario del derecho anglosajón31.

29
Cfr. Messineo, Manual, t. VI, p. 10.
30
El art. 2606 del Cód. Civil italiano establece como característica del con-
sorcio una organización común, y por ello la existencia de comunes mandatarios de
los consorciados a los que se conferirán misiones en relación con la disciplina
de las actividades económicas consideradas. El contrato se propone, organizando
una preexistente comunidad de intereses entre las partes, facilitar el éxito de la ac-
tividad individual de cada una, y permitir así a cada una realizar un beneficio mayor
o evitar una pérdida; no conseguir, como en la sociedad, a través de una actividad
común, beneficios después repartibles entre los socios (Ascarelli, Teoría de la con-
currencia y de los bienes inmateriales, p. 104).
31
Bell, Principios de derecho escocés, 1839, cit. por Taubman, The joint ven-
ture and tax classification; define el autor la joint adventure como una partnership
782 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

La especie contratos asociativos, dentro de los de colaboración,


requiere una organización, y que se genere personalidad jurídica, lo
que ocurre en nuestro derecho cuando asumen una relación societa-
ria, sea típica o de hecho. La clasificación de contratos asociativos
aparece vinculada al recurso técnico de la personalidad, que junto a
otros recursos de igual naturaleza, como lo son los privilegios, los
centros imputativos o los patrimonios de afectación, configuran par-
te de la batería de recursos con que cuenta el legislador para asegu-
rar los intereses que intente tutelar.
Obviamente que, en los negocios en que se genera la persona-
lidad, se dan efectos independientes del negocio constitutivo, que
pasa a tener eventual interés en la desaparición de la personalidad
jurídica (liquidación). Esos efectos independientes son los colegia-
les, donde las partes ya no mantienen relaciones contractuales, sino
que colaboran al desenvolvimiento de la sociedad (estructura, figura
o tipo) personalizada como medio técnico de simplificación de las
relaciones jurídicas asumidas por los constituyentes a través de la
nueva persona, conforme la patrimonialización que generaron con
las contribuciones formalizadas individualmente. Hemos sostenido
que los contratos de colaboración son un género de los contratos,
aquellos en que las partes tienen propósito común, y que, por tanto,
se diferencian netamente de los contratos de cambio.
Obviamente, estos contratos no tipifican una relación societa-
ria, que es una subespecie dentro de aquéllos. La colaboración no
es tan intensa para determinar el nacimiento de un patrimonio pro-
pio, con capacidad para generar sus imputaciones, generando el efec-
to del principio de división patrimonial.
La ley, en el caso de los tres contratos de colaboración norma-
dos, o sea, con tipicidad normativa, expresamente indica que no cons-

limitada, restringida a una aventura, especulación, uso comercial o viaje específico


y en la cual los socios latentes o consocios no usan una razón o denominación so-
cial y no incurren en responsabilidad más allá de los límites de la operación. Con
posterioridad, por obra de los jueces norteamericanos (Ross y Willet) se estableció
claramente esa distinción: una joint adventure es una partnership limitada; no limi-
tada en el sentido legislativo, en cuanto a la responsabilidad, sino en cuanto al al-
cance y duración. Se afirma que fue en razón de la prohibición de la participación
de una Corporation en ún partnership lo que primordialmente llevó a la utilización del
instituto del unincorporated joint venture.
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 783
tituyen sujetos de derecho32, por lo que no podrán ser, entre otras
cosas, sujetos de un proceso concursal.
De esta primera definición corresponde afirmar que una rela-
ción negocial de colaboración, tipificada contractualmente como tal,
excluyendo la existencia de una relación contractual de sociedad (ti-
picidad contractual o de primer grado;, impide la búsqueda de toda
tipificación dentro de las sociedades (tipicidad societaria o de se-
gundo grado).
No se afecta en absoluto el principio de tipicidad societaria,
pues no estamos frente a una sociedad, debiendo afrontarse dentro
del principio de autonomía de la voluntad que rige en el campo de
la configuración contractual.
Correlativamente podemos apreciar que la prohibición a las so-
ciedades por acciones que introduce el art. 30 de la LSC no alcanza
a las relaciones contractuales no societarias, sino solamente a la cons-
titución de otras sociedades por sociedades -fenómeno asociativo de
segundo grado-, salvo que fueren también por acciones.
Con tal criterio se puede afirmar también que no puede aplicar-
se a los contratos de colaboración, los típicos o los atípicos, las nor-
mas de irregularidad societaria, así sea por falta de su inscripción o
por la inexistencia de algunos de los requisitos que fueron impues-
tos por la ley.
La inscripción de estos contratos sólo facilita su prueba. Ins-
criptos debe presumirse que son lo que expresan, sin perjuicio de
prueba en contrario. No inscriptos debe probarse la existencia mis-
ma del contrato y su tipicidad contractual como tal. No basta decir
que no es sociedad si se configura la existencia de una relación con-
tractual societaria, oculta bajo otra apariencia: un contrato de agru-
pación de colaboración entre varias sociedades, donde se genere una
verdadera confusión patrimonial entre ellas, con pérdida total de in-
dividualidad de los entes societarios, que constituirían verdaderas
sociedades ficticias o de mera apariencia, aunque lleven libros y cum-
plan las reuniones de sus órganos.

32
En contra en una posición netamente minoritaria, Fariña, Tratado, t. TV,
p. 225, para quien conforme los diversos elementos que presenta una agrupación de
colaboración le otorgan el carácter de sujeto de derecho pese a la negación del art. 367
de la LSC.
784 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

Insistimos que al configurarse contratos de colaboración, no so-


ciedades, no es aplicable a aquéllos los conceptos de atipicidad e
irregularidad societaria.
Estos contratos tienen algo en común, a lo que hemos referido
en la clasificación de los contratos asociativos. Se trata de cierta
finalidad y organización. En la actividad conjunta se unen elemen-
tos estructurales y funcionales.
En el caso de los contratos de colaboración de finalidad común
no se otorga personalidad por especial decisión del legislador, con-
forme la previsión de actuación por medio de esos contratos.
No altera esta apreciación la existencia de un fondo común ope-
rativo, verdadero patrimonio, ni de la denominación y domicilio del
contrato de colaboración empresaria, que facilita la individualiza-
ción y la imputación de los actos de los representantes convenciona-
les, frente a la expresa declaración de la ley: no es sujeto de derecho.
No existe una representación orgánica, colegial o social, sino de ca-
rácter convencional, aunque la ley exija su otorgamiento.

§ 473. CARACTERIZACIÓN DE LAS AGRUPACIONES DE COLABORA-


CIÓN. - Comenzaremos por referir las razones apuntadas por la co-
misión reformadora de 1983 de la LSC, mediante ley 22.903, en que
se expresa lo siguiente.
a) La incorporación-de formas contractuales de colaboración
empresaria permitirá dotar a la legislación de la República de es-
tructuras jurídicas aptas para propender a la satisfacción de una am-
plia gama de finalidades económicas. Por cierto, que más allá de
la limitación establecida por el art. 30, análogos fines podrían ser
alcanzados a través de vinculaciones societarias. Mas ello supon-
dría un recargo de gastos y un dispendio de los medios y estructuras
respecto del propósito buscado, generando además una indeseable
proliferación de sociedades tras la consecución de resultados que no
le son inherentes.
Estas son las razones por las que se propicia el ingreso a la le-
gislación argentina del contrato de agrupación empresaria y de la
unión transitoria de empresas, tras las huellas ya trazadas por ma-
nifestaciones recientes del derecho comparado (España, Italia, Fran-
cia, entre otras).
b) Cuadra formular algunas aclaraciones que se relacionan con
el aspecto metodológico y con las denominaciones utilizadas. Lo
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 785
primero, es decir, la incorporación a la LSC de relaciones que tienen
naturaleza contractual, se explica en razón de que las soluciones pro-
yectadas, más allá de su tangencial conexión con el dispositivo del
art. 30, están informadas por la interacción entre la noción de so-
ciedad y el concepto de empresa, aunque dogmáticamente ellas sean
distintas y posean su propia individualidad; ello resulta claro si se
advierte que, a tenor del art. Io de la LSC es la empresa en sentido
económico lo que constituye el objeto genérico y abstracto de toda
sociedad mercantil, que se presenta entonces como el recurso técni-
co de toda organización pluripersonal que persiga la producción de
bienes o servicios. Incluso, la LSC incorpora a la sociedad acci-
dental o en participación, respecto de cuyo encuadramiento en el
fenómeno societario no existe consenso, como fuera reconocido
en la propia Exposición de motivos (cap. II, secc. IX, ap. I), co-
rrespondiendo destacar que leyes como la de sociedades anóni-
mas del Brasil de 1976, incorporan a su texto la regulación de los
consorcios.
c) En lo que atañe a la denominación, la Comisión ha estimado
oportuno emplear las fórmulas de agrupación y unión temporaria de
empresas que en cuanto a nomen iuris facilita la tipificación de las
relaciones contractuales de que se trata. No ha escapado que, des-
de el punto de vista puramente científico y técnico, los contratos de
agrupación encuadran en lo que en doctrina y legislación comparada
se tipifican como consorcios; sin embargo, la circunstancia de que
el uso de este vocablo tenga en nuestro medio ciertas particulari-
dades que podrían llevar a confusión, ha decidido el uso de la de-
nominación indicada en cuanto describe una situación típica y dis-
tinta, que se incorpora por vez primera a la legislación argentina.
Así, el capítulo es dividido en dos secciones: la primera, refe-
rida a las agrupaciones de colaboración, y la segunda, a la unión
transitoria de empresas.
7) En lo referido a las agrupaciones de colaboración ha sido
preocupación de la Comisión estructurar un régimen que no fuera
contradictorio con la legislación antitrust plasmada en la ley 22.262,
denominada de defensa de la competencia, enfatizando el carácter
mutualista de esta relación contractual, y apartando ciertas contro-
vertidas soluciones establecidas en algún precedente como el del Có-
digo Civil italiano. Es decir, que se ha excluido la posibilidad de
implementar en estos contratos formas de regulación de la compe-

lo. Richard - Muirlo. Derecho societario.


786 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

tencia, circunscribiendo la figura a la cooperación empresaria y a la


promoción de dirección de su actividad económica.
2) Tal finalidad mutualista se concentra tanto en la explícita
referencia contenida en el art. 368, cuanto en la exigencia de que
las ventajas económicas que genere la actividad recaigan directa-
mente en el patrimonio de las empresas participantes y en la prohi-
bición de que la organización consorcial ejerza funciones de direc-
ción sobre la actividad de los miembros.
3) Esta exigencia, que atañe a la causa del contrato de agrupa-
ción, lo diferencia significativamente de las sociedades en sentido
estricto, en las que la producción está dirigida al mercado; y es por
ello que a la luz del art. 374 también resulta que los beneficios, o
las pérdidas, como los ingresos y gastos provenientes de la actividad
consorcial, se insertarán directamente en los estados contables de
cada empresa participante. A iguales fines se ordena la referencia
al fondo común operativo a que aluden los arts. 369, inc. ó, y 372
¿e la LSC.
4) El objetivo perseguido por la Comisión y la coherencia con
la estructura contractual atribuida a la agrupación, exigieron que pa-
ra evitar dudas en cuanto al encuadramiento de la relación, se de-
clarara concretamente que no constituyen sociedades ni son sujetos
de derecho y que los contratos, derechos y obligaciones se rigen por
lo dispuesto en los arts. 371 y 373 de la LSC. Cierto es que existen
referencias a datos que podrían, en alguna medida, ser soporte para
la configuración de un sujeto de derecho, pero en vista que la per-
sonalidad jurídica es un recurso técnico que el legislador adopta o
no, según pautas de conveniencia o de política legislativa, se optó
en el caso, como en el régimen italiano, por excluir la calidad alu-
dida; debiendo destacarse que la misma LSC ha negado la condición
de sujeto de derecho a una forma societaria, que considera a la so-
ciedad accidental o en participación, o la ha atribuido en forma li-
mitada y precaria en el caso de las sociedades irregulares.
5) Conviene señalar que al caracterizar al contrato de agrupa-
ción se hace referencia a un concepto no usual en nuestro medio,
cual es el de comprender fases de la actividad empresarial. Ello, si
bien traduce una concepción de relativa amplitud, guarda relación
con la circunstancia de cualquier actividad empresaria, industrial
o comercial, es idealmente divisible en operaciones que conserven
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 787
en el contexto global de la empresa una cierta individualidad y que
técnicamente podrían resolverse en organizaciones autónomas.
6) El proyecto procura, por lo demás, establecer con detalle los
requisitos y forma del contrato en aras a la seguridad jurídica, esta-
bleciendo también soluciones para la adopción de las resoluciones,
en la que no jugará el quantum de la participación dado el carácter
del vínculo.
7) Igualmente establece normas vinculadas con la dirección y
administración, la responsabilidad hacia terceros, las causas de di-
solución y de exclusión.
8) La incorporación del instituto permite, entonces, posibilitar
la cooperación o colaboración entre empresarios, constituyendo, asi-
mismo, una primera etapa hacia formas más complejas o extensas
de complementación, manteniendo intacta la personalidad y la au-
tonomía de los participantes. La propia naturaleza contractual del
vínculo y las posibilidades de actuación del principio de la autono-
mía de la voluntad respecto de las obligaciones asumidas, cuanto la
participación que corresponderá en las actividades comunes y sus
resultados, y la determinación de los métodos, atribuciones y pode-
res para dirigir la organización y la actividad común, importan una
plástica amplitud en orden a adecuar las características del contrato
a cada caso ocurrente, de acuerdo con las necesidades y fines teni-
dos en mira por las partes.
9) Finalmente, es de señalar que en aras de evitar cualquier
tendencia a la regulación de la competencia, se dispone que una co-
pia del contrato inscripto en el Registro Público de Comercio se re-
mita a la Dirección Nacional de Defensa de la Competencia. En lo
que se refiere a la inscripción en el registro, ello se vincula con el
régimen de publicidad ínsito en toda actividad de tipo empresarial
cuando se crean estructuras que limitan, modifican o desplazan las
reglas obligacionales genéricas, especialmente en lo concerniente a
las responsabilidades que genera.
70) En definitiva, la Comisión ha querido conformar a la agru-
pación como una estructura a la cual se atribuye la satisfacción de
intereses de los participantes individualmente considerados, de lo
que se sigue que la función es esencialmente prestar un servicio a
los miembros, de modo tal que la actividad se proyecte directamente
en la esfera jurídica de los participantes.
788 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

A continuación analizaremos el articulado contenido en los arts.


367 a 376 de la LSC, donde solamente realizaremos la glosa de al-
gunas cuestiones que merezcan un breve comentario, puesto que su
análisis detenido escapa a los objetivos de este trabajo.
En referencia a los integrantes de la relación, el art. 367 de la
LSC determina que las sociedades constituidas en la República (in-
cluso las cooperativas) o en el extranjero33 y los empresarios indi-
viduales (comerciantes o civiles) domiciliados en ella pueden, me-
diante un contrato de agrupación, establecer una organización común
con la finalidad de facilitar o desarrollar determinadas fases de la
actividad empresarial de sus miembros, o de perfeccionar o incre-
mentar el resultado de tales actividades; entre otras, la posibilidad
de organizar, sobre bases comunes, oficinas de ventas, centros de
investigación o ensayos, oficinas de promoción, de representación,
etcétera34.
No constituyen sociedades ni son sujetos de derecho.

§ 474. FINALIDAD. - Según las prescripciones del art. 368 de


la LSC, las agrupaciones en cuanto tal, no pueden perseguir fines
de lucro, debiendo recaer las ventajas económicas que genere su ac-
tividad directamente en el patrimonio de las empresas agrupadas o
consorciadas.
Es lo que se conoce como la finalidad mutualística que debe
perseguir la agrupación en sí misma. Además, la agrupación no puede
ejercer funciones de dirección sobre la actividad de sus miembros.

§ 475. FORMA Y CONTENIDO DEL CONTRATO. - En lo referente a


la forma del contrato constitutivo del agrupamiento (art. 369), se
otorgará por instrumento público o privado y se inscribirá aplicán-
dose lo dispuesto por los arts. 4 o y 5 o , con remisión de una copia a
la Dirección Nacional de Defensa de la Competencia. En cuanto
a su contenido se deberá especificar lo siguiente:

33
O sea, formas empresariales extranjeras; ver Etcheverry, Notas preliminares
sobre grupos de empresas y contratos de colaboración, ED, 106-886, previo cum-
plimiento de lo dispuesto por el art. 118, párr. 3 o , de la LSC.
34
Cfr. Guyénot, La práctica de los grupos de interés económico, RDCO, 1975-
189; y La práctica de los grupos de interés económico: el objeto del contrato de
grupo, los aportes en medios efectuados por los miembros, LL, 1983-C-1083.
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 789
a) El objeto de la agrupación.
b) La duración que no podrá exceder de diez años, pudiendo
ser prorrogada antes de su vencimiento por decisión unánime de los
participantes, y en caso de silencio sobre el plazo de duración se
entenderá que el contrato es válido por diez años.
c) La denominación que se formará con un nombre de fantasía
integrado con la palabra agrupación.
d) El nombre, razón social o denominación, el domicilio y los
datos de la inscripción registral del contrato o estatuto o de la ma-
triculación e individualización en su caso, que corresponda a cada
uno de los participantes. En caso de sociedades, la relación de la
resolución del órgano social que aprobó la contratación de la agru-
pación, así como su fecha y número de acta.
e) La constitución de un domicilio especial para todos los efec-
tos que deriven del contrato de agrupación, tanto entre las partes
como respecto de terceros.
f) Las obligaciones asumidas por los participantes, las contri-
buciones debidas al fondo común operativo y los modos de financiar
las actividades comunes.
g) La participación que cada contratante tendrá en las activi-
dades comunes y en sus resultados.
h) Los medios, atribuciones y poderes que se establecerán para
dirigir la organización y actividad común, administrar el fondo ope-
rativo, representar individual o colectivamente a los participantes y
controlar su actividad al solo efecto de comprobar el cumplimiento
de las obligaciones asumidas.
i) Los supuestos de separación y exclusión.
j) Las condiciones de admisión de nuevos participantes.
k) Las sanciones por incumplimiento de obligaciones.
1) Las normas para la confección de estados de situación, a cuyo
efecto los administradores llevarán, con las formalidades estableci-
das por el Código de Comercio, los libros habilitados a nombre de
la agrupación que requieran la naturaleza e importancia de la acti-
vidad común.
Un arduo tema se plantea en torno de las consecuencias de la
falta de registración a los efectos de la oponibilidad a terceros del
790 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

contrato de agrupación. Para un sector de la doctrina35, un contrato


de agrupación de colaboración no inscripto nos coloca frente a una
agrupación irregular que no constituye sociedad y, por tanto, le se-
rían aplicables las normas de los arts. 12, 21 y concs. de la LSC.
Para otro36, la falta de inscripción no implica per se la nulidad o
anulabilidad de] contrato, puesto que no resulta aplicable subsidia-
riamente la normativa societaria, de modo que ni rige el art. 17 de
la LSC, ni el régimen de las sociedades irregulares (art. 21 y si-
guientes).

§ 476. RESOLUCIONES. - El art. 370 de la LSC expresa que las


resoluciones relativas a la realización del objeto de la agrupación se
adoptarán por el voto de la mayoría de los participantes, salvo dis-
posición contraria del contrato.
Su impugnación sólo puede fundarse en la violación de dispo-
siciones legales o contractuales y debe demandarse ante el juez del
domicilio fijado en el contrato dentro de los treinta días de haberse
notificado fehacientemente la decisión de la agrupación, mediante
acción dirigida contra cada uno de los integrantes de la agrupación.
Las reuniones o consultas a los participantes deberán efectuarse ca-
da vez que lo requiera un administrador o cualquiera de los miem-
bros de la agrupación.
No puede introducirse ninguna modificación del contrato sin el
consentimiento unánime de los participantes. Como se ve, la ley
ha previsto un doble régimen de resoluciones.
a) Para las resoluciones relativas a la realización del objeto de
la agrupación se requiere el voto de la mayoría de los participantes,
salvo pacto en contrario.
b) Para las modificaciones contractuales, el consentimiento uná-
nime de los participantes.

§ 477. DIRECCIÓN Y ADMINISTRACIÓN. - La dirección y admi-


nistración debe estar a cargo de una o más personas físicas desig-
nadas en el contrato o posteriormente por resolución de los partici-

35
Otaegui, De los contratos de colaboración empresario, RDCO, 1984-173.
36
Anaya, La autonomía privada en los contratos de colaboración empresaria,
ED, 123-383.
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 791
pantes, siendo de aplicación el art. 221 del Cód. de Comercio. En
caso de ser varios los administradores y si nada se dijera en el con-
trato, se entiende que pueden actuar indistintamente.
No podemos hablar estrictamente de un órgano de administra-
ción, debido a la naturaleza contractual no personificante de esta
figura toda, por cuya razón las facultades del administrador de la
agrupación quedan comprendidas en la sistemática del art. 221 y ss.
del Cód. de Comercio y, por ende, de la aplicación subsidiaria de la
normativa del Código Civil; se trata en la especie de un mandato
representativo.
El art. 371 organiza la administración de la agrupación en per-
sonas físicas, a diferencia de las uniones transitorias de empresas,
para las que establece la figura del representante como mandatario
de designación imprescindible (art. 378, inc. 3 y concs., LSC)37.
Esto demuestra claramente, un vez más, que estas últimas están es-
tructuradas para actuar en el mercado y por eso tienen un repre-
sentante con facultades para obligar a los integrantes de la misma y
que ocurre lo contrario en las agrupaciones de colaboración. En
éstas, lo importante es el modo en que se han de dirigir o adminis-
trar, sin ánimo de lucro, los asuntos comunes (internos) entre los
miembros; lo accesorio y ocasional será que los administradores re-
presenten a la agrupación para la realización de los actos necesarios
para cumplir su objetivo.

§ 478. FONDO COMÚN OPERATIVO. - Para posibilitar el funcio-


namiento de la organización común de base contractual que implica
la agrupación, las prestaciones de los contratantes se destinan a un
fondo común operativo, sin intercambiarse entre ellos (art. 369, inc.
6, LSC).
El art. 372 determina que las contribuciones de los participantes
y los bienes que con ellas se adquieran, constituyen el fondo común
operativo de la agrupación. Durante el término establecido para su
duración, se mantendrá indiviso este patrimonio sobre el que no pue-
den hacer valer su derecho los acreedores particulares de los parti-
cipantes.

37
En opinión de Zaldívar - Manóvil - Ragazzi, Contratos de colaboración em-
presario, p. 157.
792 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

Producto de su carencia de personalidad jurídica, estas figuras


no pueden contar con un patrimonio propio. Sin embargo, es obvio
que las agrupaciones necesitan contar con los medios necesarios que
le posibiliten cumplir con su actividad.
Es así que el inc. 6 del art. 369 obliga a que el contrato esta-
blezca cuáles son las contribuciones a que cada miembro se obliga
y el art. 372 establece que el conjunto de esas contribuciones y los
bienes que con ellas se adquieran, constituyen el fondo común ope-
rativo de la agrupación. Su constitución es obligatoria y se integra
con las contribuciones a que se obligan sus miembros y los bienes
que se incorporen38.
Esta nueva figura del fondo común operativo debe permanecer
indivisa, no sólo respecto de sus miembros, sino también en relación
a terceros por todo el plazo de duración de la agrupación.
Se trata en realidad de lo que en derecho comparado se deno-
mina patrimonio en mano común, donde los bienes se registran en
condominio a nombre de los partícipes, indivisible en relación a la
funcionalidad contractual conforme impone la norma.

§ 479. LA RESPONSABILIDAD HACIA TERCEROS. - Por las obliga-


ciones que sus representantes asuman en nombre de la agrupación,
los participantes responden ilimitada y solidariamente respecto de
terceros. Queda expedita la acción contra éstos, sólo después de ha-
berse interpelado infructuosamente al administrador de la agrupa-
ción; aquel contra quien se demanda el cumplimiento de la obli-
gación puede hacer valer sus defensas y excepciones que hubieren
correspondido a la agrupación.
Por las obligaciones que los representantes hayan asumido por
cuenta de un participante haciéndolo saber al tiempo de obligarse,
responde éste solidariamente con el fondo común operativo.
También aquí a diferencia del régimen previsto para las uniones
transitorias de empresa, el tercero acreedor que cuenta con la res-
ponsabilidad ilimitada y solidaria (aunque subsidiaria respecto del
fondo común operativo) de los participantes, debe previamente in-
terpelar al administrador de la agrupación.

38
Segal - Elkin, Los instrumentos jurídicos de colaboración empresario en el
derecho argentino, RDCO. 1984-149.
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 793
§ 480. ESTADO DE RESULTADOS. CONTABILIDAD DE LOS RESULTA-
DOS. - Los estados de situación de la agrupación deberán ser some-
tidos a decisión de los participantes dentro de los noventa días del
cierre de cada ejercicio anual.
Los beneficios o pérdidas o, en su caso, los ingresos y gastos
de los participantes derivados de su actividad, podrán ser imputados
al ejercicio en que se produjeron o a aquel en que se hayan aprobado
las cuentas de la agrupación.

§ 481. CAUSAL DE DISOLUCIÓN (DE EXTINCIÓN DEL CONTRATO). -


El contrato de agrupación se disuelve por las causas siguientes:
a) Por la decisión de los participantes.
b) Por expiración del término por el cual se constituyó, por la
consecución del objeto para el que se formó o por la imposibilidad
sobreviniente de lograrlo.
c) Por reducción a uno del número de participantes.
d) Por la incapacidad, muerte, disolución o quiebra de un par-
ticipante, a menos que el contrato prevea o que los demás partici-
pantes decidan por unanimidad su continuación.
e) Por decisión firme de la autoridad competente que considere
incursa a la agrupación en prácticas restrictivas de la competencia.
f) Por las causas específicamente previstas en el contrato.
Como puede apreciarse, en este supuesto, la regulación del con-
trato de agrupación de colaboración se pone en un plano restrictivo,
pues en su art. 375, inc. 4, prescribe que la agrupación se disuelve
por la incapacidad, muerte, disolución o quiebra de un participante,
a menos que el contrato prevea o que los demás participantes deci-
dan por unanimidad su continuación, solución distinta de la LSC,
arts. 90 y 91, y de la del Cód. Civil, art. 175839.
§ 482. EXCLUSIÓN. - El art. 376 indica que sin perjuicio de lo
establecido en el contrato, cualquier participante puede ser excluido
por decisión unánime, cuando contravenga habitualmente sus obli-
gaciones o perturbe el funcionamiento de la agrupación.
A pesar de no ser sociedades ni sujetos de derecho, la natura-
leza de contrato de colaboración con finalidad común, organización,

39
Otaegui, De los contratos de colaboración empresario, RDCO, 19S3-861.
794 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

plurilateral y no personificante que revisten estos contratos, les re-


sultan aplicables algunos de sus principios rectores, tales como que
la invalidez del vínculo de un contratante sea por incapacidad, falta
de legitimación, vicio del consentimiento, imposibilidad o ilicitud
del objeto no causa la invalidez del contrato (arg. art. 16, LSC); la
muerte o exclusión de un contratante no importa la disolución, sino
la resolución parcial (arg. arts. 90 y 91, LSC); no rigen las solucio-
nes del Código Civil (arts. 1201 y 1204), etcétera40.

C) U N I O N E S TRANSITORIAS DE EMPRESAS

§ 483. ANTECEDENTES. - La Exposición de motivos de la ley


22.903 se refiere específicamente sobre el particular.
a) La Comisión consideró oportuno estructurar un régimen tam-
bién contractual, que contemplara la reunión de empresas en forma
transitoria con la finalidad de reagrupar los recursos propios para el
desarrollo o ejecución de una obra, servicio o suministro concreto,
sin que dicha relación conllevase la creación de una nueva empresa.
b) Como en el caso del contrato de la agrupación también aquí
se excluye la condición de sujeto de derecho y se prevén los requi-
sitos y forma del contrato, el régimen de representación, el modo de
adoptar acuerdos y las consecuencias de la quiebra e incapacidad.
c) Párrafo especial merece el distinto tratamiento en lo referen-
te a la responsabilidad, dado que en el contrato de agrupación se
prevé la solidaridad de los miembros (art. 373), en tanto que en este
caso la solución es inversa, salvo pacto en contrario. La distinta
solución encuentra su obvio fundamento, precisamente, en el carác-
ter transitorio de la relación y en que en estos supuestos de lo que
se trata es básicamente de disponer derechos y obligaciones de los
sujetos contratantes en relación con la colaboración relativa a la obra
o servicio tenido en vista a la cual normalmente dedican sólo una
parte, sea en términos de tiempo o de cantidad, de la actividad de-
sarrollada por cada una de las empresas reunidas.
d) Por último, cabe reiterar que la unión transitoria de empre-
sas es un recurso técnico de uso divulgado en los países del sistema

40
Otaegui, De los contratos de colaboración empresario, RDCO, 1983-861.
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 795
continental, siendo conocida en Bélgica, España, Francia e Italia, no
presentando las características residuales de los joint ventares.

§ 484. CARACTERIZACIÓN. - Idéntica metodología a la que uti-


lizamos al estudiar las agrupaciones de colaboración habremos de
seguir aquí, reproduciendo el articulado contenido en la LSC (arts.
377 a 383), y solamente realizando algunas acotaciones puntuales a
las mismas.
Conforme el art. 377 de la LSC, las sociedades constituidas en
la República y los empresarios individuales domiciliados en ella po-
drán mediante un contrato de unión transitoria, reunirse para el de-
sarrollo o ejecución de una obra, servicio o suministro concreto,
dentro o fuera del territorio de la República. Podrán desarrollar o
ejecutar las obras y servicios complementarios y accesorios al obje-
to principal.
Las sociedades constituidas en el extranjero podrán participar en
tales acuerdos previo cumplimiento del art. 118, párr. 3 o , de la LSC.
No constituyen sociedades ni son sujetos de derecho. Los con-
tratos, derechos y obligaciones vinculados con su actividad se rigen
por lo dispuesto en el art. 379.
El objetivo de estas estructuras radica usualmente en la parti-
cipación en medianos y grandes emprendimientos que requieren de
infraestructura importante y tecnología adecuada, resultando en mu-
chos casos impuestos por las propias condiciones de los pliegos li-
citatorios41.

§ 485. CONTENIDO DEL CONTRATO. - El contrato se otorgará por


instrumento público o privado (art. 378, LSC), conteniendo los si-
guientes elementos:
a) El objeto, con determinación concreta de las actividades y
los medios para su realización.
b) La duración, que será igual a la de la obra, servicio o sumi-
nistro que constituya el objeto.
c) La denominación, que será la de alguno, algunos o de todos
los miembros, seguida de la expresión unión transitoria de empresas.

41
Cassagne, Los consorcios o uniones transitorias de empresas en la contra-
tación administrativa, ED, 106-787.
796 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

d) El nombre, razón social o denominación, el domicilio y los


datos de la inscripción registral del contrato o estatuto o de la ma-
triculación o individualización, en su caso, que corresponda a cada
uno de los miembros. En caso de sociedades, la relación de la re-
solución del órgano social que aprobó la celebración de la unión
transitoria, así como su fecha y número de acta.
é) La constitución de un domicilio especial para todos los efec-
tos que deriven del contrato de unión transitoria, tanto entre las par-
tes como respecto de terceros.
/ ) Las obligaciones asumidas, las contribuciones debidas al fon-
do común operativo y los modos de financiar o sufragar las activi-
dades comunes en su caso.
g) El nombre y domicilio del representante.
h) La proporción o método para determinar la participación de
las empresas en la distribución de los resultados o, en su caso, los
ingresos y gastos de la unión.
i) Los supuestos de separación y exclusión de los miembros y
las causales de disolución del contrato.
j) Las condiciones de admisión de nuevos miembros.
k) Las sanciones por incumplimiento de obligaciones.
/) Las normas para la confección de estados de situación, a cuyo
efecto los administradores ljevarán, con las formalidades estableci-
das por el Código de Comercio, los libros habilitados a nombre de
la unión que requieran la naturaleza e importancia de la actividad
común.

§ 486. REPRESENTACIÓN. INSCRIPCIÓN. - El representante ten-


drá los poderes suficientes de todos y cada uno de los miembros
para ejercer los derechos y contraer las obligaciones que hicieren al
desarrollo o ejecución de la obra, servicio o suministro. Dicha de-
signación no es revocable sin causa, salvo decisión unánime de las
empresas participantes; mediante justa causa, la revocación podrá
ser decidida por el voto de la mayoría absoluta (art. 379, LSC).
El art. 380 determina que el contrato y la designación del re-
presentante deberán ser inscriptos en el Registro Público de Comer-
cio, aplicándose los arts. 4 o y 5o de la LSC.
La ley habla de representante en singular, pero no se advierte
inconveniente en que éste sea más de uno, siempre y cuando tengan
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 797
sus áreas de actuación y poderes debidamente delimitados; la suma-
toria de estas atribuciones posibilitará al o a los representantes di-
rigir o llevar a cabo los actos de la unión transitoria de empresas,
ejercer los derechos y contraer las obligaciones que hicieren al de-
sarrollo o ejecución de la obra, servicio o suministro. Naturalmen-
te, la designación de representante o representantes debe ser inscrip-
ta en el Registro Público de Comercio (art. 380, LSC).
Aclaramos que este administrador o representante, aun cuando
esté compuesto por una pluralidad, no es estrictamente un órgano.
La figura del órgano es privativa de las entidades que configuran
sujetos de derecho y que tienen personalidad42.
La ley, sin duda teniendo en cuenta el principio de estabilidad
administrativa para el buen éxito de la empresa, ha tendido a dársela
al representante, pero dentro de un límite de razonabilidad; es decir,
siempre que no existan cargos fundados para su remoción y éstos
serán los casos en que el representante por acción u omisión ponga
en peligro grave a la empresa, no cumpliendo sus obligaciones con-
tractuales o extracontractuales.
La representación unificada y el litisconsorcio entre los partí-
cipes, al cual nos referiremos más adelante, es la temática para afron-
tar las relaciones de organización que genera la unión transitoria de
empresas.

§ 487. RESPONSABILIDAD. - Inversamente a lo apuntado en re-


lación a las agrupaciones de colaboración, salvo disposición en con-
trario del contrato, no se presume la solidaridad de las empresas por
los actos y operaciones que deban desarrollar o ejecutar, ni por las
obligaciones contraídas frente a terceros (art. 381, LSC).

§ 488. ACUERDOS. - Los acuerdos que deban adoptar lo serán


siempre por unanimidad, salvo pacto en contrario (art. 382, LSC).

§ 489. QUIEBRA O INCAPACIDAD. - Según la disposición conte-


nida en el art. 383 de la LSC, la quiebra de cualquiera de las parti-
cipantes o la incapacidad o muerte de los empresarios individuales

42
Colombres, Curso. Parte general, p. 143 y ss., cit. por Zaldívar, Uniones
transitorias de empresas, LL. 1984-B-919.
798 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

no produce la extinción del contrato de unión transitoria que conti-


nuará con los restantes, si éstos acordaren la forma de hacerse cargo
de las prestaciones ante el comitente.

§ 490. SUBJETIVIDAD Y LITISCONSORCIO PASIVO NECESARIO. - Las


relaciones de organización como venimos expresando son un campo
fértil para la investigación jurídica. La realidad negocial supera
cualquier previsión legislativa. A su vez, comporta un campo aún
no estructuralmente abordado.
En torno de la unión transitoria de empresas, las cuestiones son
múltiples. Una pregunta que debemos hacernos es si al reclamar
una obligación vinculada a una relación contractual enfrentaremos
o no un litisconsorcio pasivo necesario43. La cuestión fue resuelta
afirmativamente44.
La primera reiteración se debe formalizar en orden a que el
vínculo contractual, en una unión transitoria de empresas, no com-
promete la individualidad de los partícipes.' Sólo genera una rela-
ción obligacional contractual en orden a un determinado empren-
dimiento para cuya realización individual, pero en común para su
integración se ha comprometido. Existe una relación funcional
contractual 'frente a un tercero (Exposición de motivos de la ley
22.903: "reunión de empresas en forma transitoria... para el desa-
rrollo o ejecución de una obra, servicio o suministro concreto, sin
que dicha relación conllevase la creación de una nueva empresa").
Obviamente que existe una empresa en común a realizar por
múltiples sujetos. Es que uno de ¡os nudos que afronta la doctrina
es otorgar a la unidad de imputación empresa capacidad jurídica,
condición de parte y de sujeto concursal45.

43
Litisconsorcio necesario llamado también cualificado o especial, puede ser
caracterizado normativamente señalando que "cuando la sentencia no pudiere pro-
nunciarse útilmente más que con relación a varias partes, éstas habrán de demandar
o ser demandadas en un mismo proceso" (art. 89, párr. Io, Cód. Proc. Civil y Com.
de la Nación). Ver González. La pluralidad en el proceso civil y comercial, p. 75.
J4
CNCom. Sala C. 22/8/96. "Clínica Bazterrica SA c/Sanatorio Anchorena
SA s/ordinario".
45
Kronke. Codificación del derecho especial y codificación general del dere-
cho privado desde el punto de vista del derecho comparado, RDCO 1990-A-146, en
particular p. 157.
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 799
Las relaciones de organización imponen recurrir a ciertas téc-
nicas. La personificación es un recurso de unificación de las impu-
taciones. El litisconsorcio necesario, activo o pasivo, asegura la
unidad de las declaraciones jurisprudenciales que pudieran vincu-
larse. La oponibilidad de la sentencia contra la sociedad a los so-
cios (art. 56, LSC) previene en la misma cuestión -suplantando y
superando la solución consorcial- y es un efecto de la técnica de
personificación que el legislador ha considerado conveniente expli-
citar.
En el caso de la unión transitoria de empresas no hay solidari-
dad, pues "salvo disposición en contrario del contrato, no se presu-
me la solidaridad de las empresas por los actos y operaciones que
deban desarrollar o ejecutar, ni por las obligaciones contraídas fren-
te a terceros" (art. 381, LSC), pese a las múltiples modalidades que
pueden unir las actividades comunes, que resultan del contenido del
contrato, a través de "las obligaciones asumidas, las contribuciones
debidas al fondo común operativo y los modos de financiar o sufra-
gar las actividades comunes, en su caso" (art. 378, inc. 6, LSC). La
unión transitoria de empresas en sí misma es irresponsable, pues no
es sujeto de derecho46.
En la relación contractual debe distinguirse entre las diversas
actividades que cumple cada, partícipe en la continuidad de sus pro-
pias relaciones, de las relaciones derivadas de la funcionalidad de
la unión transitoria de empresas: "reunirse para el desarrollo o eje-
cución de una obra, servicio o suministro concreto" (art. 377, LSC).
En relación a estas últimas parece necesario conceder cierta sub-
jetividad, cual es reconocer la condición de parte de los integrantes
de la unión transitoria de empresas, pero sin otorgar personalidad a
la relación contractual. Y ello es lograble por la aplicación de la
técnica jurídica litisconsorcio necesario generada "por la propia na-
turaleza de la cuestión controvertida"47. De allí que la ley exija "la
constitución de un domicilio especial para todos los efectos que de-
riven del contrato de unión transitoria, tanto entre las partes como
respecto de terceros" (art. 378, inc. 5, LSC).

46
Zaldívar - Manóvil - Ragazzi. Contratos de colaboración empresaria, p. 179,
en el que no se trata un supuesto como el resuelto jurisprudencialmente.
47
Ravelli, Acerca del litisconsorcio necesario, LL, 135-277.
800 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

El tema también puede ser fundamental por cuanto del incum-


plimiento frente a terceros pueden resultar "los supuestos de sepa-
ración y exclusión de los miembros y las causales de disolución del
contrato" (art. 378, inc. 9, LSC), o "las sanciones por incumplimien-
to de obligaciones" (inc. 11 de la misma norma).
No existe en el caso una acumulación de acciones, o sea, la
suposición, que existan tantas acciones conexas como sujetos partí-
cipes en la unión transitoria de empresas, sino que existe (de no
haber solidaridad entre los partícipes) una única acción propuesta,
para cuya oposición (en el caso de ser demandados) están legitima-
das varias personas.
Y en el caso de la unión transitoria de empresas esto aparece
como correcto, aunque el incumplidor que debe reparar sea uno sólo
de los partícipes, atendiendo a la relación funcional y que la even-
tual resolución del contrato ante el incumplimiento o daño generado
por un partícipe en ocasión de la relación de unión transitoria afec-
tará la funcionalidad total de los vínculos.
El litisconsorcio necesario da coherencia a la relación de los
coactores, y no afecta los derechos de cada uno, pues la confesión
ficta de uno de ellos no afectará a los restantes48, y los reconoci-
mientos o negativas carecen de trascendencia si los restantes litis-
consortes discrepan con aquél. La admisión de hechos, por parte
de uno o varios litisconsdrtes, no libera de la prueba de los hechos
si los demás no los admiten, en virtud de que siendo el proceso úni-
co, la sentencia también debe ser única y dictada respecto de todos.
Incluso el allanamiento a las pretensiones de los accionantes, nin-
guna influencia tiene respecto a quien o quienes no lo formularon49.
Tal argumentación es sintetizada por la jurisprudencia al desta-
car que "aun cuando la responsabilidad emergente de la integración
de una unión transitoria de empresas no sea solidaria sino simple-
mente mancomunada y cada uno de los integrantes conserve una per-
sonalidad jurídica diferenciada de los demás, lo cierto es que ante
el hecho de haber una administración centralizada y mantenerse a
través de ésta relaciones jurídicas y comerciales comunes e indivi-

48
CNPaz, Sala II, 10/5/68, "Rumolino, Sebastián c/Maycen, Berta y otros",
LL, 135-277.
•>9 CNPaz Sala II, 27/7/65, LL, 120-486.
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 801
sibles con los terceros con quienes contrata, no parece posible que
cada integrante pueda ser demandado independientemente de los res-
tantes dada la unidad de gestión de los negocios comunes. De ahí
que las controversias suscitadas con los terceros con quienes la unión
contratare, resulta común a todos ellos, no pudiendo, por tanto y
útilmente, dictarse sentencia sin la intervención de la totalidad de
sus miembros (art. 89, Cód. Proc. Civil y Com. de la Nación)"50.
Hay demandas que no pueden proponerse sino al mismo tiempo
por varios o contra varios, de manera que si la demanda es propues-
ta por uno solo o contra uno solo, la sentencia debe ser declarada
imposible5'.
El supuesto de la unión transitoria de empresas no se encuentra
citado dentro de las obras tradicionales como litisconsorcio, ni tam-
poco lo hemos localizado en fallos anteriores al referido. El pro-
blema, como hemos subrayado, no se genera en la práctica por el
grado de subjetivización logrado por medio del representante de los
miembros de la unión transitoria de empresas.
Quizás en un purismo no se trate de un litisconsorcio necesario
típico, sino del llamado anómalo o cuasiobligatorio52. En el litis-
consorcio anómalo, los diversos sujetos no están unidos por una sola
relación sustancial, pero un acto o hecho los vincula, inescindi-
blemente, al interés del sujeto contrario. El litisconsorcio nace
como consecuencia de la unidad lógica y jurídica del acto en aná-
lisis53.
Detectada la existencia de una relación justificante de un litis-
consorcio necesario, ésta puede ser introducida como defensa excep-
tio plurium consortium54, ante el reclamo individual o generada la
integración de oficio para que la definitiva decisión pueda pronun-

50
La primera instancia había rechazado la pretensión de la actora de aplicar
el párr. 2o del art. 133 de la ley de concursos 24.522, de prosecución de la causa
ante el tribunal de la quiebra de uno de los partícipes.
51
González, La pluralidad en el proceso civil y comercial, p. 71.
52
Que en términos generales debe ser regulado como el litisconsorcio nece-
sario y se da en los casos en que la falta de integración puede llevar a la declaración
absurda de que un acto es, a la vez, válido y nulo (CNCiv, Sala C, 2/7/81, ED,
96-304; González, La pluralidad en el proceso civil y comercial, p. 76).
53
González, La pluralidad en el proceso civil y comercial, p. 76.
54
González, La pluralidad en el proceso civil y comercial, p. 76.

51. Richard - Muiño, Derecho societario.


802 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

ciarse útilmente. Su recepción impone la paralización del proceso,


mientras se cite al litigante omitido.
La cuestión ha sido indirectamente resuelta en la LSC mediante
un negocio representativo, pues el contrato constitutivo debe conte-
ner "el nombre y domicilio del representante" (art. 378, inc. 7, LSC),
que "tendrá los poderes suficientes de todos y cada uno de los miem-
bros para ejercer los derechos y contraer las obligaciones que hicie-
ren al desarrollo o ejecución de la obra, servicio o suministro. Di-
cha designación no es revocable sin causa, salvo decisión unánime
de las empresas participantes; mediando justa causa la revocación
podrá ser decidida por el voto de la mayoría absoluta" (art. 379,
LSC). O sea que quien demande al miembro de una unión transi-
toria de empresas no tendrá dificultades en asegurar la presencia de
los restantes, en cuanto notifique al representante mismo de la unión
(o su reemplazante siempre inscripto en el registro -art. 380, LSC-),
y sólo en algunos supuestos de extinción anterior del contrato o sus-
titución parcial y litigio en torno al reemplazo, podrá haber alguna
dificultad menor, al igual que en el caso de quiebra contemplado en
el art. 383 de la LSC.
Como se advierte, sin otorgar personalidad a la relación con-
tractual, se ha generado un grado de subjetivización práctico al im-
poner la denominación, el domicilio y la representación unificada
para las relaciones funcionalmente vinculadas al cumplimiento del
negocio unión transitoria de empresas. Se trata de una decisión de
técnica jurídica desplegada por el legislador al pergeñar la norma
que satisface su finalidad, pues reafirmando la libertad contractual,
aun dentro del ámbito de las relaciones de organización55, otorgan
las soluciones normativas en orden a su vinculación con terceros.

§ 491. EL CARÁCTER CONTRACTUAL Y NO CONFIGURANTE DE UN


SUJETO DE DERECHO DE LOS CONTRATOS, PARTICULARMENTE FRENTE AL
RÉGIMEN FISCAL. - Es corriente que los empresarios excedan en su
funcionalidad y organización el marco previsto por esas relaciones
contractuales, actuando como sujetos de derecho, por lo que le son

55
Ver nuestros trabajos sobre relaciones de organización, presentadas en los
últimos congresos, encuentros o jornadas de derecho societario o de institutos de
derecho comercial.
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 803

aplicables las normas fiscales como si fueran sujetos imputables de


cumpliinis-iiíü de Ciertos tributos.
Si bien tendrá prioridad la calificación que los mismos contra-
tantes formalicen de la relación asumida, a su vez registrada, la real
relación resultará de su conformación en los hechos, y cuando ac-
túen como en sociedad, esa será la calificación que corresponderá
conforme nuestro sistema jurídico56.
La actuación a nombre colectivo, o sea, en común y a nombre
colectivo, califica una relación como societaria. Ello no puede ocu-
rrir nunca en el agrupamiento de colaboración que se integra hacia
el interior, respetando la actividad externa de cada uno de los con-
tratantes, ni en la unión transitoria de empresas, donde la actividad
individual aparece identificada dentro de la actividad organizada pa-
ra el cumplimiento de una comisión única.
El pago de tributos subjetivizando un contrato de colaboración
podría ser considerada una confesión por parte de los partícipes de
haber actuado agrupados bajo una forma personificante, sin duda
societaria y no contractual, pues la "personalidad jurídica es un re-
curso técnico otorgado por el sistema jurídico a ciertas relaciones"57,
no disponible por la autonomía de la voluntad.
Si coincidimos en que esa calificación impositiva lo es en virtud
de haberse exorbitado la relación contractual y haber actuado como
sociedad, o sea, voluntariamente con contribuciones, en actividad
de finalidad común en comunidad de intereses, organizadamente, con
actividad en común a nombre colectivo, podrá generar otros riesgos
si esa relación es calificada judicialmente como sociedad de hecho.
Quizás en estricta consideración deberíamos señalar que nos encon-
tramos ante una sociedad atípica y no una sociedad de hecho, pero
el tema es para nosotros similar, pues entendemos que la sociedad
nula se convierte en una sociedad devenida de hecho por los efectos
ex tune de la nulidad absoluta en derecho societario (art. 17, LSC).
Reiteramos que el tema no es inocente, entraña riesgos para los
acreedores individuales de los partícipes -a los pretere- y en rela-

56
Puede verse la cuestión en mayor extensión, en nuestra Organización aso-
ciativa, p. 91 y siguientes.
57
Richard, De la sociedad en general, en "Lecciones preliminares de derecho
societario y de seguros", p. 35 y siguientes.
804 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

ción a los socios no se limita a la solidaridad generada por la ac-


tuación de otro socio, que puede no haber sido autorizado a ello.
Pero la calificación de sociedad de hecho podría autorizar su quie-
bra, lo que no es posible en supuestos de contratos de colaboración
empresaria. Y esa quiebra entrañaría la extensión de la quiebra a
esos socios, por aplicación del art. 164 de la LSC.
El poder asumir la administración cualquiera de los partícipes
conlleva a sostener que cualquiera de ellos ejercita la representación
de la sociedad, siendo imputables sus actos así cumplidos, con la
consecuente responsabilidad solidaria de todos los partícipes y la su-
bordinación de los acreedores individuales de los socios en relación
a los acreedores sociales, respecto de los bienes afectados.
El tema es grave e importa señalar que lo mismo podría decirse
en torno de la actuación de los representantes de cada uno de los
partícipes que, por tal exorbitación, pasarían a ser representantes de
facto de la sociedad e imputables los actos a los terceros que no los
apoderaron.
No planteamos sino superficialmente la cuestión, pues aún en
tal grave supuesto de interpretación, debería acreditarse que los ac-
tos -para ser imputables a la sociedad de hecho y a sus socios- se
originaron en una actuación de esa sociedad, pues la apariencia del
acto implica que ella no existe si previamente no se acredita su exis-
tencia, quiénes la componan y que el acto le fue atribuible o impu-
table a su actividad.
Por último, una palabra sobre la presunta personalidad fiscal de
esta relación contractual unión transitoria de empresas. Nos hemos
explayado58 en torno de la configuración de estos contratos de co-
laboración normados, respecto a los cuales se suele señalar que de
nada sirvió aquella decisión de política legislativa del redactor de la
ley 22.903, que modificó la LSC en cuanto a negar el recurso téc-
nico de la personalidad a los contratos de agrupación de colabora-
ción (art. 367, LSC) y unión transitoria de empresa (art. 377), ante
la decisión de carácter impositivo de considerar a estos contratos
como sujeto de derecho59, pues ello ocurre por la exorbitación en la

58
Richard, Representación y relaciones de colaboración exorbitadas, p. 257
y siguientes.
59
Cfr. Marchetti, Las uniones transitorias de empresas y su consideración
como sujetos pasivos del impuesto al valor agregado, "Doctrina Tributaria Errepar",
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 805
actuación bajo el supuesto contractual, configurando una verdadera
relación societaria atípica o de hecho60.
La atribución de la existencia de una sociedad de hecho comer-
cial a la unión transitoria de empresas resultaría ser un recurso de
desestimación de la personalidad del contratante para atribuirlo a
otro ente, la sociedad de hecho, actitud de la que resulta de una im-
postación de personalidad a un supuesto en que no existe ningún
elemento de publicidad formal (registración o escritura), alterando
así la posición entre acreedores individuales y la de aquellos que se
les califique de acreedores sociales.
Se trata del uso de la representación y personalidad jurídica,
para atribuir: a) responsabilidad ilimitada y no subsidiaria no sólo
al que contrató, sino a socios ocultos o meros partícipes, cuya con-
ducta no genera ningún factor de atribución de responsabilidad sub-
jetiva ni objetiva, contrariando el principio de derecho civil, y b)
determinando preferencias sobre un centro imputativo generado so-
bre los bienes afectados a la actividad. Tal solución merece pro-
fundos reparos jurídicos.
El legislador impositivo respeta la caracterización que ha for-
mulado la LSC, negando personalidad a esos contratos de colabo-
ración con finalidad común. Pero las normas impositivas prevén
frente a la falta de respeto de los partícipes de esos contratos a las
normas de fondo. En efecto, las zonas grises generadas en el de-
recho argentino al asociacionismo de segundo grado, a los riesgos
de formalizar negocios de participación atípicos e incluso socieda-
des accidentales, ha hecho que muchos contratantes exorbiten los
límites operativos de los contratos de agrupación o de unión transi-
toria de empresas, procediendo a actuar como sujeto de derecho, re-
gistrando bienes a nombre de la agrupación en vez de a nombre de
los partícipes, como propiedad en mano común sometida a la fun-
cionalidad del contrato, o a otorgar factura por la unión transitoria

t. XI, p. 747 y ss.; Scalone, Los agrupamientos no societarios frente al impuesto al


valor agregado según la ley 23.765", "Doctrina Tributaria Errepar", t. X, p. 1; Favier
Dubois (h.), Los contratos de colaboración empresaria. Definición del sujeto de
derecho de las obligaciones tributarias, "Doctrina Tributaria Errepar", t. IX, p. 696.
60
Sociedad eventualmente devenida de hecho a través de la nulidad de la so-
ciedad atípica (Richard, En torno a la nulidad absoluta de sociedades, en "Derecho
empresario actual. Homenaje a Raymundo Fernández", p. 901 y siguientes).
806 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

de empresas en vez de en representación de los partícipes. Si así


lo hacen serán sujeto de los deberes impositivos.

D) AGRUPAMIENTO DE SEGUNDO GRADO. " J O I N T VENTURE".


CONSORCIO Y COOPERATIVAS DE EXPORTACIÓN

§ 492. INTRODUCCIÓN. - Una simple observación muestra a los


agrupamientos de primer o segundo grado, societarios o contractua-
les, como una realidad económica a la que no puede permanecer
ajeno el derecho.
La multiplicidad de manifestaciones del fenómeno impone a una
política legislativa de libertad, que ha sido cuestionada por los abu-
sos, o una regulación cuyo intento puede escapar a la capacidad del
legislador. Esta disyuntiva nos pone francamente en la línea de la
no regulación de las manifestaciones que ahogan la capacidad crea-
tiva, pero sin desatender la cuestión de los abusos. No se puede
intentar prevenir la regulación, imponiendo formas que aumenten
los costos operativos, so pretexto de que algunos delinquen o perju-
dican a través de los agrupamientos, o del control, o de la creación
de sociedades de sociedades (agrupamientos de segundo grado), o de
relaciones contractuales complejas y atípicas. A la postre, los úni-
cos que siempre cumplirán todas las formas externas serán los
que piensan perjudicar, para encubrirse bajo el palio de la forma-
lidad.
La acción vigorosa debe cumplirse en orden a observación de la
realidad económica, de no encubrirse en las formas para atenuar
la responsabilidad. Distinguir claramente que personalidad no im-
plica limitar responsabilidad, sino dividir patrimonios, particular-
mente en defensa de los terceros, y que quienes abusan del control
o de los recursos técnicos societarios o contractuales deben asumir
plena responsabilidad solidaria.
En los agrupamientos o grupos, contractuales o societarios, esa
responsabilidad tiene particulares manifestaciones en torno de la di-
rección unificada o de las decisiones en interés contrario a alguno
de los agrupados, y en beneficio del funcionamiento del grupo o
agrupamiento, generado por imposición de los vínculos o de la pre-
sencia de un grupo en su control.
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 807
Ese es el desafío que para civilistas, penalistas, tributaristas y
comercialistas genera la problemática actual y futura de los contra-
tos de colaboración, la personalidad, el patrimonio y la responsabi-
lidad61, dentro de los fenómenos grupales.

§ 493. "JOINT VENTURE". - Es una práctica internacional reali-


zar negocios en común, sea en forma societaria o contractual exte-
riorizada o no. Esas participaciones se denominan joint venture o
joint adventure. El presente tema nos permite afrontar nuevamente
uno de los problemas más importantes de la organización empresa-
ria: el de los contratos de colaboración y asociativos.
Mientras políticos y economistas analizan el tema dentro del
Mercosur, no debemos dejar de advertir que los empresarios inter-
nacionales, e incluso los nacionales, eligen el lugar de radicación
de sus negocios estables conforme el sistema jurídico que les brinde
seguridad.
Por ello, deberíamos brindar el mejor derecho elegible que no
afecte la seguridad jurídica de esos inversores ni de la comunidad,
para hacer elegible nuestro país y nuestras normas para la realiza-
ción de esos negocios.
No estimulan una ley de sociedades rígida, o una peligrosa le-
gislación en cuanto al joint venture contractual, con el riesgo de ca-
lificación como sociedades de hecho irregulares o atípicas y normas
que quitan valor al contrato, lo que afecta la posibilidad de estruc-
turar contratos atípicos. Tal el caso cuando dos o más empresas
deciden mantener sus propios negocios, pero quieren desarrollar un
negocio en común, nuestra legislación sólo brinda la agrupación de
colaboración y la unión transitoria de empresas, desbordadas por las
limitaciones que imponen en su uso.
La respuesta de la jurisprudencia cautelar es simple: el joint
venture contractual es organizado como sociedad típica, con un ex-
ceso en el medio, o se forma una relación atípica bajo el nombre o
rótulo protector de los dos contratos tipificados, y se inscribe, en-
tendiendo que la norma que regulariza a las sociedades (art. 7, LSC)
sería aplicable a los contratos, lo que es opinable y cayendo en las
exorbitaciones que acabamos de comentar.

61
Richard, Personalidad de las sociedades civiles y comerciales, RDM, n° 193-
194, p. 851.
808 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

Paradójicamente duermen varios anteproyectos de reformas a


la legislación general, de contratos asociativos y de sociedades, de
distinta profundidad, pero de curiosa coincidencia para remover esos
obstáculos62.
Esos anteproyectos fueron impulsados por el propio gobierno
que ahora parece anestesiado en esos aspectos, sin intentar sancio-
narlos o revisarlos.
La regulación de un subtipo de sociedad anónima, para reci-
bir empresas conjuntas, sean que hubieran convenido una relación
contractual o una relación personificante, mediante la sociedad anó-
nima simplificada, siguiendo el precedente francés, podría ser un
avance.
El resultado será la posibilidad de que las sociedades argentinas
puedan operar libremente en los mercados internacionales, incluso
como receptora de fondos recogidos en aquellos mercados, o que
empresas extranjeras puedan instalarse o asociarse con empresas ar-
gentinas, organizando contractual o societariamente su emprendimien-
to, en las formas usuales en los derechos más avanzados, sin alterar
las costumbres de quienes quieren seguir operando con formas tra-
dicionales.
Es que todo lo concerniente a los contratos de organización ge-
nera ciertas perplejidades a un método de trabajo fijado para las re-
laciones de cambio. La asunción de la relación, la imputabilidad
real del acto, la asunción de responsabilidad, son diversas técnicas
dentro de un método de cambio o de mercado. Pero cuando existe
una sociedad, esa relación aparece dificultada por la interacción no
sólo de la sociedad, sino de los administradores, socios y terceros.
La cuestión debe ser encarada con método diferente, de empresa o
de organización. El tema está íntimamente ligado a como se orga-
niza un sistema jurídico, sea en un sistema de mercado -contratos
de cambio^, o en un sistema de empresa, que halla su expresión en
las diversas formas asociativas63. Esta es la razón de la tremenda
evolución del sistema societario y de los contratos de participación
en la última centuria, y la dificultad en la separación de normas con-
tractuales de las de organización.

62
Richard, Negocios en participación, p. 15.
63
Gual Dalmau, Las cuentas en participación, p. 5 y siguientes.
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 809
El joint ventare no es más que una aventura en común que pue-
de tener manifestación en una forma contractual {unincorporated
joint venture o contractual joint venture), o en una formulación so-
cietaria (incorporated joint venture o joint venture Corporation)64.
La aventura o el riesgo en común que se decida enfrentar en
forma contractual no siempre encuentra su desarrollo en el marco
concreto de una agrupación de colaboración empresaria o de una
unión transitoria de empresas, y se descarta en general la sociedad
accidental o en participación por las discrepancias doctrinarias so-
bre si son alcanzadas por el art. 30 de la LSC y, por tanto, prohibidas
a las sociedades por acciones.
La problemática se torna compleja y se agrava aún más en cuan-
to se considere que contratos de colaboración empresaria típicos ex-
ceden los marcos regulatorios del derecho argentino -lo que se con-
templa en la práctica diaria y, por ello, que son aplicables las normas
fiscales como si fueran personas jurídicas- lo que implicaría que
deberían ser conceptualizados, conforme a las mismas apreciaciones
ya formuladas, como sociedad atípica o sociedad de hecho (deve-
nida).
Por ello, es necesario asegurar la diferencia entre esos contratos
y la sociedad-persona, como entre el concepto amplio y estricto de
sociedad (que son equivalentes con aquéllos), para evitar equívocos
en la aplicación de la ley actual y preparar el marco de la reforma
requerida.

§ 494. CONSORCIOS Y COOPERATIVAS DE EXPORTACIÓN. EMPRE-


SAS BINACIONALES. - Regulados mediante decr. 174/85, los consorcios
y cooperativas de exportación pueden organizarse bajo la figura de
sociedad anónima o sociedad de responsabilidad limitada, con fina-
lidad mutualística de colaboración para la prestación de servicios a
sus miembros.
Otra de las modalidades que podemos mencionar es la de las
empresas binacionales, surgida ante las necesidades de concretar los
objetivos de la integración económica. En esta línea y dentro del
marco del Mercado Común del Sur (Mercosur), la República Fede-
rativa de Brasil y la República Argentina suscribieron, el 20 de julio

64
Cfr. Le Pera, Joint venture y sociedad, p. 81 y siguientes.
810 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

de 1986, la denominada Acta de Integración Argentino-Brasileña, en


la que se establece un programa de integración y cooperación entre
ambos países.
Así, con fecha 6 de julio de 1990, se firmó el Estatuto de Em-
presas Binacionales Argentino-Brasileñas, ratificado por nuestro país
mediante ley 23.935.
La empresa binacional es caracterizada como una entidad crea-
da por capitales originarios de ambos países de la región, cuya es-
tructura de propiedad, al igual que el control efectivo, está distribui-
do de manera equilibrada entre los dos países participantes.

E) L A DENOMINADA SOCIEDAD ACCIDENTAL


O EN PARTICIPACIÓN

§ 495. CONCEPTO. - La sociedad en participación puede cons-


tituirse con dos o más personas para acometer algún negocio deter-
minado, pero sin trascender en su ejecución la existencia de una fir-
ma o razón social particularmente referida a tal sociedad; o por una
o varias sociedades o entre éstas y otra u otras personas que actúen
con la firma social de alguna de estas sociedades, pero sin firma
social que caracterice u ostente la participación aludida65. La titu-
laridad de una sociedad accidental o en participación queda en ca-
beza de una sola persona individuo o sociedad, gestor que actúa a
su propio nombre en la negociación que es el objeto de la partici-
pación66.

§ 496. CARACTERIZACIÓN. - E l art. 361 de la LSC da la carac-


terización de la denominada sociedad accidental o en participación
al expresar que debe ser prevista en las cláusulas que siguen.
a) Su objeto es la realización de una o más operaciones deter-
minadas y transitorias.

65
Halperin, Sociedad anónima, sociedad en participación y joint venture,
RDCO, 1973-139; Fontanarrosa, La sociedad accidental y en participación, JA, doc-
trina 1970-653.
66
CNCom, Sala B. 5/8/91, "Rivero, Rubén c/García, José R. s/sumario", "Doc-
trina Societaria y Concursal Errepar", t. V, p. 95.
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 811
¿>) A cumplirse mediante aportaciones comunes y a nombre per-
sonal del socio gestor.
c) No es sujeto de derecho y carece de denominación social.
á) No está sometida a requisitos de forma ni se inscribe en el
Registro Público de Comercio.
é) Su prueba se rige por las normas de prueba de los contratos.
Se recoge la posición doctrinaria que niega calidad de socie-
dades a los negocios en participación, conforme el concepto moder-
no de sociedad y, por tanto, excluido de las prohibiciones impuestas
a las sociedades por acciones por el art. 30 de la LSC.
En este sentido, se ha dicho que, "suficientemente respaldados
por la autoridad de maestros de gran nombradla del derecho comer-
cial y previa madura reflexión, llegaremos a la conclusión negativa:
no hay tal sociedad. Al hacer esta afirmación, creemos ser conse-
cuentes con los conceptos que hemos expresado al tratar la cuestión
de la personalidad jurídica de la sociedad y de examinar los factores
que la integran. Y es después de hecho un examen de esta cuestión
previa, que no puede menos que extrañarnos que autores de gran pre-
dicamento sostengan que a pesar de carecer -como lo reconocen-
la entidad que consideramos, de casi todos los atributos que indis-
pensablemente han de acompañar al sujeto jurídico sociedad, deba
reputársele tal"67.
En efecto, se considera68 que la denominación corriente en las
leyes y la doctrina de asociación en participación o sociedad tácita
o sociedad accidental, no debe llevarnos a confundir esta figura con
la sociedad mercantil en general. De ésta se diferencia porque fal-
tan en ella dos notas fundamentales de aquélla: a) la puesta en co-
mún de alguna cosa, en el sentido ya explicado, de constituir un
patrimonio separado propio de la sociedad, y b) la creación de una
nueva personalidad jurídica, que es característica de la constitución
de la sociedad, con arreglo al Código de Comercio. En cambio, el
pacto de cuenta en participación da lugar únicamente a una pura

67
Garó, Sociedades comerciales, t. II, p. 352; así se expresa citando, entre
los autores del derecho francés, a Troplong, Bedarride y Arthuys y entre los italia-
nos, a Vivante, expresando que este famoso jurisconsulto ha excluido esta entidad
del capítulo de la sociedades, insertándola entre los otros contratos. No obstante
reconoce que el tema es controvertido.
6
» Garrigues, Tratado, t. III, vol. I, p. 189.
812 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

relación contractual entre los interesados, sin que nazca un nuevo


ente jurídico distinto de la persona de los socios.
Entendemos por ello que esta ñgura contractual constituye un
contrato de colaboración o de cooperación económica entre el gestor
y los partícipes, ligados ambos por una comunidad de fin y de inte-
reses, lo que la aproxima a la sociedad sin que pueda identificarse
con ella69.
Su conceptualización es su accidentalidad, que no implica ne-
cesariamente tiempo breve, sino actuación acotada. No impone el
ser oculta, ni no conocida, pudiendo publicitarse, pues como se se-
ñaló70 extender los negocios parciarios como posibilidad de perma-
nente actividad u objeto social, con la actuación subrepticia, y la
limitación de la responsabilidad de los partícipes, es argüir en contra
de las bases esenciales de nuestro régimen societario.
Tiene expresado la jurisprudencia71 que el art. 361 establece que
"su objeto es la realización de una o más operaciones determinadas
y transitorias, a cumplirse mediante aportaciones comunes a nombre
personal del socio gestor". Conforme a la definición de la norma
legal citada, se identifica el carácter de accidentalidad con el de par-
ticipación, ya que al calificarlas como sociedades accidentales o en
participación viene a desechar la diferente interpretación de que ha-
bía sido objeto el art. 395 del Cód. de Comercio, que permitió a la
doctrina señalar que bajo el, régimen derogado se confundía en un
solo y único concepto a la sociedad accidental y a la sociedad en
participación, de manera tal de precisar que la sociedad accidental,
también llamada momentánea y ocasional, es la que tiene por objeto
realizar una o varias operaciones de comercio determinadas, sin fir-
ma social y a nombre personal de alguno o algunos de los socios,
mientras que la sociedad en participación se forma para la explota-
ción de una empresa comercial, bajo el nombre de uno o algunos de
los asociados, sin firma social, es decir, que la primera se refiere a
un acto aislado de comercio, mientras que la segunda a un ejercicio
continuado de comercio.

69
Broseta Pont, Manual, p. 351.
70
Halperin, Análisis crítico de jurisprudencia sobre sociedades, RDCO, 1972-
109; Bolaffi, La societá semplice, p. 369.
71
CNCom, Sala B. 19/11/76, "Álvarez Thomas SRL c/Morozowsky, Gitla",
inédito.
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 813
De ello resulta que su objeto es la realización de una o más
operaciones determinadas y transitorias, o sea que sólo puede reali-
zar uno o varios actos de comercio precisos y puntualizados de tal
modo que, cumplidos los negocios o resultando imposible su reali-
zación, debe disolverse, y la transitoriedad debe interpretarse como
que puedan realizarse en un tiempo breve, de tal manera que se ha
señalado que no constituye una operación transitoria la construcción
de un edificio para luego venderlo pese a que sea éste el exclusivo
objeto de la sociedad. Si bien la norma derogada autorizaba la in-
terpretación doctrinaria de que se ha hecho mérito, y que recepta el
concepto doctrinario y legal en el derecho comparado, nuestra nor-
ma insiste en el carácter transitorio de la operación prevista con trac -
tualmente, de manera tal que sólo se la puede considerar regida por
las normas legales citadas cuando es una convención esencialmente
transitoria y aplicada a operaciones transitorias, de manera tal que
si las partes se han asociado en vista de una explotación de un co-
mercio fijo y continuado comprendiendo todas las operaciones que,
conforme al objeto social, se produzcan en dicho período, no existe
sociedad en participación.

§ 497. OBLIGACIONES Y DERECHOS DEL GESTOR, DE LOS PARTÍ-


CIPES Y DE TERCEROS. - El socio gestor o asociante es el adminis-
trador y encargado de las gestiones frente a terceros, actuando en
nombre propio y respondiendo ilimitadamente. Si actúa más de un
gestor, ellos serán solidariamente responsables (art. 362, parte Ia,
LSC).
Además cuando el socio gestor hace conocer los nombres de
los socios con su consentimiento, éstos quedan obligados ilimitada
y solidariamente hacia los terceros (art. 363, LSC).
La categoría de asociados partícipes, socios ocultos o socios no
gestores, como los denomina la LSC, tienen como obligación pri-
mordial efectivizar el aporte convenido.
Los terceros adquieren derechos y contraen obligaciones sólo
respecto del asociante o socio gestor. Los otros asociados carecen
de toda legitimación respecto de los terceros (arg. art. 362, LSC).
Los partícipes pueden comprometer cualquier tipo de prestación o
aporte, pero las operaciones se realizan a nombre personal del ges-
tor, o sea que no existe actuación a nombre colectivo.
814 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

El art. 361 de la LSC dispone que los socios deben efectuar


aportaciones comunes. Es decir que si bien para los terceros los
aportes son de propiedad del gestor, no se puede negar que interna-
mente la obligación de efectuar aportes tiene por ñnalidad constituir
un fondo común destinado al cumplimiento del objetivo encarado.
Así se sostiene72 que la sociedad en participación no tiene pa-
trimonio por cuanto carece de personalidad; pero desde el punto de
vista interno puede hablarse de un capital social constituido por el
conjunto de las aportaciones que los socios se han comprometido a
poner en común para cumplir con el objeto social. Es verdad que,
desde el punto de vista de los terceros, el capital carece de impor-
tancia jurídica, pero sí la tiene desde el punto de vista de las rela-
ciones entre los socios, pues tales entregas no se hacen al gestor en
calidad de préstamos individuales para que las utilice como mejor
le parezca, sino para que éste destine dicho fondo común en el modo
y a los fines previstos por la totalidad de los asociados.

§ 498. CONTRIBUCIÓN A LAS PÉRDIDAS. - Entre las obligaciones


del asociado encontramos la de contribución a las pérdidas que pu-
dieren surgir en la realización de la operatoria. En este sentido, el
art. 365 de la LSC determina que las pérdidas que afectaren al socio
no gestor no pueden superar el valor de su aporte. La norma al
limitar la suportación de las pérdidas del socio no gestor, elimina su
responsabilidad solidaria.

§ 499. ADMINISTRACIÓN. CONTRALOR. - Acerca del funciona-


miento de la administración, obligaciones y derechos de los gesto-
res, en mérito de lo dispuesto por el art. 366 de la LSC, se deben
aplicar las normas del art. 127 y ss. (sociedad colectiva), en cuanto
no contradigan las modalidades propias de la compañía que tratamos73.
No obstante, se ha expresado que esta solución legal no parece
acertada74; es obvio que no podría haber funcionamiento en infrac-
ción a las reglas sobre denominación, ni serían del caso las conse-

72
Fariña, Tratado, t. I-A, p. 483.
~3 Zaldívar y otros. Cuadernos de derecho societario, vol. II, p. 130.
74
Cfr. Anaya. Las sociedades accidentales, "Estudios de sociedades comer-
ciales en homenaje a Carlos J. Zavala Rodríguez", t. I. p. 26; a este autor seguimos
en este apartado.
CONTRATOS DE COLABORACIÓN 815
cuentes responsabilidades del art. 126, porque la sociedad accidental
no es sujeto de derecho ni tiene denominación (art. 361). No sería
adecuada para las participaciones, la regla de la administración in-
distinta por cualquier socio en el supuesto de silencio del contrato
(art. 127). Aun admitiendo que la remisión se circunscribe a la sola
categoría de los socios gestores, el principio de la administración
por cualquier socio supone un régimen de publicidad del contrato,
como dato relevante para los terceros, así como la exteriorización
de un sujeto societario a quien resulte imputable la actuación de sus
socios. Con análogo fundamento puede cuestionarse la aplicabili-
dad del art. 128, tanto en su disciplina en la administración plural
indistinta o conjunta, como en su remisión al art. 58.
También parece incompatible la gestión de un negocio partici-
pacionario por el socio gestor, con la remoción del administrador
que se regula en el art. 129 y la intervención judicial. Se proyectan
y se justifican éstos en función de una organización común para el
cumplimiento de una actividad común, notas que están ausentes en
la sociedad accidental. Tampoco resulta admisible que el gestor
pueda renunciar, con sujeción a lo dispuesto por el art. 130. En la
práctica, ello importaría el incumplimiento del contrato y la impo-
sibilidad de su continuación.
La modificación del contrato de sociedad por la voluntad uná-
nime de los socios (art. 131) es norma aplicable incontrovertible-
mente a la sociedad accidental; pero a la misma solución se llega-
ría mediante los principios generales de la contratación. La regla
mayoritaria de los arts. 131 y 132, en cambio, sólo se la puede ad-
mitir sobre la base de la naturaleza plurilateral del contrato, que es
ajena al negocio participacionario.
La regulación de los actos en competencia y sus sanciones, se-
gún el régimen del art. 133, parece relativamente adecuada sólo res-
pecto del socio gestor; pero sería mucho más cuestionable la exten-
sión de su ámbito al no gestor, quien ordinariamente se encuentra
en la situación de un inversor o guarda una posición pasiva en el
negocio participacionario. Por ello, podría resultar excesivo exten-
der al no gestor las sanciones establecidas para los socios colectivos,
sin perjuicio de lo dispuesto por el art. 1198 del Cód. Civil.
En cuanto al control por los socios no gestores (art. 364), si
resulta adecuada la remisión al art. 138 por la cual se autoriza al
comanditario para realizar actos de examen, inspección, vigilancia,
816 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

verificación, opinión o consejo. Pero tales atribuciones serán obje-


to de más delicada y difícil aplicación cuando el gestor sea un co-
merciante, porque su ejercicio por el asociado no debe perturbar la
organización del gestor y ha de limitarse al negocio concreto o a las
operaciones en que participa.

§ 500. NORMAS SUPLETORIAS. LIQUIDACIÓN. - El párr. 2o del


art. 366 de la LSC, reformado por ley 22.903, determina que la li-
quidación se hará por el socio gestor, quien debe rendir cuentas de
sus resultados a los socios no gestores.
La norma, de mejor factura que en su redacción anterior, que
remitía a las reglas de la sociedad colectiva, supera la dificultad,
puesto que no puede darse el mecanismo de la liquidación, pues de
lo contrario no existe sujeto de derecho.
CAPÍTULO XV

REORGANIZACIÓN SOCIETARIA

A) TRANSFORMACIÓN

§ 501. CONCEPTO. - E l fenómeno de la transformación socie-


taria1 es frecuente en nuestros días, puesto que en sustancia obedece
principalmente a razones de índole económica. La actividad eco-
nómica requiere constantemente de nuevas proyecciones y en ese
contorno hace necesario reconocer estructuras jurídicas que presen-
ten mejores armas para enfrentar las nuevas contingencias que ofre-
ce el quehacer comercial moderno.
Usualmente los cambios de tipología societaria suelen imponer-
se por la necesidad de amoldar la estructura organizativa a los no-
vedosos requerimientos que motivan el desarrollo del giro social.
Otras veces -en cambio-, estas mutaciones tipológicas vienen im-
puestas, producto de una inadecuada elección del tipo social, lo que,
sumado a los compromisos administrativos, contables e impositivos
que ello implica, concluyen por generar una tendencia hacia la sim-
plificación en la elección de la figura adoptada.

1
En rigor de verdad, la alocución transformación encierra una contradicción
semántica, puesto que transformar significa cambiar de forma, y ésta tomada en
sentido legal (esto es, como especie del género forma esencial), es entendida como
el cumplimiento de determinadas solemnidades, específicamente indicadas por la
ley para algunos actos que ella determina, y cuya omisión trae aparejada su invalidez
(Llambías, Código Civil anotado, t. II-B, p. 150). En cambio, en la transformación
societaria, no se trata del cambio de forma en el sentido aludido, sino en el cambio
del tipo social adoptado, por lo que resultaría más adecuada la utilización de la voz
transtipificación. No obstante ello, la generalización de su uso impone la continui-
dad de su utilización.

52. Richard - Mujño, Derecho iociemrio.


,818 ORO A M7. AHÓN SOCIETARIA

Y otras -seguramente las más- afrontan la modificación de su


estructura a fin de contar con un nuevo y adecuado instrumento téc-
nico-normativo que proporcione a los socios la posibilidad de actuar
sin comprometer la totalidad de su patrimonio2.
Los autores desde antigua data comenzaron a preguntarse si la
transformación produce la disolución de una sociedad ya existente
y la constitución de otra nueva. Una de las primeras respuestas3,
basada en las normas positivas del derecho italiano, es negativa, ex-
presando que la cuestión no puede considerarse resuelta si no se con-
testa a esta objeción: el cambio de forma, aunque sea poco notable
en sus efectos prácticos, tiene, por consecuencia, hacer pasar a la
sociedad de una especie, de un tipo jurídico, a otro y, por tanto, da
lugar a la constitución de una nueva sociedad. El propio autor en-
tiende superar esta objeción al sostener que la misma parte del con-
cepto de que toda sociedad de especie distinta constituye persona
jurídica diferente. Esto es exacto cuando se consideran las socie-
dades en orden al espacio, porque todas ias que existen simultánea-
mente no son ni pueden ser más que personas jurídicas distintas, no
tanto por la diversidad de forma, cuanto porque tienen un organismo
comercial propio y diferente. Pero esto no es exacto si se conside-
ran en orden al tiempo, es decir, sucesivamente, porque la misma
sociedad, evolucionando, puede adoptar formas diversas sin mudar
su personalidad. Ocurriría inevitablemente esta modificación si el
Código hubiera reconocido a esta varias especies de sociedad un dis-
tinto carácter de personalidad; pero puesto que a todas las recoge y
define con las mismas palabras: "ellas constituyen respecto a terce-
ros, entes colectivos distintos de las personas de los socios", es evi-
dente que desde el punto de vista de la personalidad, la sociedad
puede cambiar de forma sin cambiar de personalidad.
La opinión contraria4 sostiene que se constituye nueva sociedad
cuando se transforma una sociedad en otra, y que a cada tipo de

2
Muiño, Transformación de sociedades, LLC, año XII, ago. 1995, p. 651, n° 8.
Al constituir las sociedades por acciones un poderoso instrumento del sistema econó-
mico capitalista, resulta aceptable presuponer que el proceso de transformación de
sociedades comerciales tome mayoritariamente como norte a la sociedad anónima.
3
Vivante, Tratado, t. II, p. 94.
4
Wahl, Transfonnations des sociétés, "Journal des Sociétés", cit. por Arecha,
Transformación de sociedades de responsabilidad limitada, JA, doctrina 1974-83.
REORGANIZACIÓN SOCIKT\R!A 819
sociedad la ley vincula una sociedad distinta, habiendo tantas per-
sonas morales distintas cuantos tipos o formas de sociedad existan.
Sin embargo, esta tesis aparece desprovista de argumentos que se
refieran a la naturaleza y contenido del ser social.
La personalidad o personería no se apoya en el tipo elegido,
sino en el ente creado por el derecho que es un interés jurídicamente
protegido.
También se ha aseverado5 que la personalidad de la sociedad
no implica otra cosa, desde el punto de vista jurídico, que el recono-
cimiento de todos los atributos de la persona: nombre, domicilio,
patrimonio, etc.; no hay distintos grados de personalidad; cualquiera
que sea la forma que la sociedad revista, su personalidad es la mis-
ma; el cambio de forma no puede alterarla; no hay razón alguna para
considerar lo contrario; en realidad tal cambio, que no atañe a la
esencia de la sociedad -como que existen sociedades de hecho- sólo
constituye una modificación al contrato social o los estatutos; es fun-
damentalmente equivocada, en nuestro concepto, la idea de que el
cambio de forma no es posible y que necesariamente debe disolverse
la sociedad para constituir una nueva.
La personalidad de las sociedades es una situación jurídica cuya
existencia aparece incuestionablemente reconocida en nuestro dere-
cho. La personalidad es de la sociedad e independiente de la forma
que convencionalmente se haya adoptado6.
Como se advierte, el problema central de la transformación co-
mún a todos los supuestos, es el de si la transformación implica o
no la creación de una sociedad nueva. Si se estima lo primero, ha-
brá disolución de la antigua sociedad y transmisión a la nueva del
activo que aportarán los socios a la nueva sociedad en proporción a
sus participaciones en la antigua. Si se estima lo segundo, la trans-
formación se operará por el cauce de una simple modificación es-
tatutaria, previo el cumplimiento de los requisitos necesarios para
adoptar el acuerdo, y dando a la escritura de transformación el con-
tenido propio de la escritura de constitución de la sociedad cuya
forma se adopte7.

5
Fernández, Código de Comercio comentado, t. I, vol. I, p. 446.
6
Satanowsky, Estudios de derecho comercial, p. 251.
7
Garrigues, Tratado, t. I, vol. III, p. 1322.
820 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

Transformar, en derecho societario, implica el cambio por una


sociedad de su tipo social, o sea, su regulación constitutiva sin al-
terar su personalidad, normalmente exigido por razones técnico-eco-
nómicas para un mejor cumplimiento del objeto social. Es decir
que lo único que cambia es la forma societaria (su tipo), sin que
cese una sociedad y comience otra. Es lo que gráñcamente se ha
explicado con el ejemplo del hombre que al cambiar su vestimenta
no por eso deja de ser la misma persona8.
Esta premisa de la continuidad resulta fundamental por sus con-
secuencias: toda empresa en funcionamiento tiene créditos acorda-
dos, contratos vigentes de plazo no vencido, deudas a pagar y cuen-
tas a cobrar; puede tener cuestiones litigiosas en trámite; los bienes
de su activo se amortizan paulatinamente; sus empleados y obreros
son acreedores a indemnizaciones en caso de cesar su contrato de
trabajo, etcétera. Si se admite que en la transformación la nueva
sociedad continúa las operaciones que precedentemente desarrolla-
ba la empresa, todos esos derechos y acciones potenciales, liti-
giosos, condicionales o a plazos seguirán a cargo de la misma so-
ciedad bajo su nueva forma; de lo contrario, forzoso es admitir que
deberán saldarse las cuentas con la enorme complicación que ello
significará9.
La LSC regula el instituto a partir del art. 74, señalando que es
el cambio de un tipo social' por otro. Es un régimen distinto al de
regularización previsto en el art. 22 de la LSC para las sociedades
no regularmente constituidas (de hecho e irregulares propiamente
dicha) y su modificación introducida por ley 22.903. Por tanto, la
sociedad a transformarse debe ser típica regular. No hay transfor-
mación cuando una sociedad irregular posea (o adquiera) una de las
formas (o tipos) previstas en la ley; en tal caso, ésta simplemente
se regulariza y da lugar al nacimiento (adopción), según la ley, de
uno de los tipos, mientras que la sociedad que se transforma man-
tiene su propia identidad, no se extingue, puesto que el cambio gra-
vita solamente sobre su estructura o en su organización10.

8
Ripert, Droit commercial, n° 593, cit. por Fortín - Zaldívar, Transformación
de sociedades y transferencia de fondos de comercio, LL, 97-941.
9
Fortín - Zaldívar, Transformación de sociedades y transferencia de fondos
de comercio, LL, 97-941.
10
Messineo, Manual, t. V, p. 556 y siguientes.
REORGANIZACIÓN SOCIETARIA 821
También resulta un régimen diferenciado al de la constitución.
La distinción entre transformación y constitución de la sociedad
es importante no solamente para fines de precisión dogmática, sino
también para los de aplicación práctica; así el nuevo socio de una
sociedad transformada responde (dentro de los límites propios al nue-
vo tipo social) de las deudas de la sociedad aun a su ingreso, mientras
que si se trata de una nueva sociedad, ese socio no puede ser respon-
sabilizado por las obligaciones de la antigua sociedad, salvo que hu-
biera mediado traspaso de esas obligaciones de una a otra sociedad".
Sobre el particular, ha resuelto la jurisprudencia que el art. 74
de la LSC se limita a enunciar el concepto de transformación social,
y dice, muy claramente, que tal acontecer sucede "cuando una so-
ciedad adopta otro de los tipos previstos", sin indicar, decir o señalar
que solamente entiende por tales a los que enumera la misma ley.
Es que, en verdad, nunca hubiera podido establecerlo, ya que en
nuestro derecho positivo, signado por el régimen de libertad de las
convenciones, no existe obstáculo alguno impidiente del cambio de
forma mercantil por la civil, siempre que se cumplan los recaudos
de orden que tienden a proteger a socios y terceros12.
La transformación no altera la personalidad ni los derechos y
obligaciones de los socios o de los terceros, lo que importa el tras-
vasamiento de los principios generales sobre la oponibilidad de los
acuerdos entre partes; en el caso, un acto colegial colectivo. Todas
las sociedades constituyen respecto de los terceros entes colecti-
vos distintos de las personas de los socios; pero lo que es evidente
es que, desde el punto de vista de la personalidad, la sociedad puede
cambiar su forma sin cambiar de personalidad; queda como antes:
un ente colectivo distinto de la persona de los socios13.
El instituto permite justamente el cambio estructural del nego-
cio constitutivo, del tipo social, sin alterar la personalidad, lo que,
en caso contrario, debería alcanzarse a través de la liquidación, asu-
miendo como conclusión de ésta la atribución de los bienes que com-
ponen la cuota de liquidación de los socios, en un nuevo pacto cons-
titutivo; la simplificación es evidente.

11
Bolaffi, La societá semplice, p. 143.
12
C2aCivCom La Plata, Sala III, 3/3/76, "Otondo Hnos. SCA", inédito.
13
Garó, Sociedades de responsabilidad limitada, p. 382.
822 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

En su origen fue considerada como una especie de modificación


de contrato (estatuto), comprendiendo hipótesis como el simple cam-
bio de objeto, de fin o de nacionalidad. En la actualidad no caben
dudas que la transformación, entendida como el paso de un tipo so-
cial a otro, ha adquirido contornos definitivos con autonomía deli-
mitada que la diferencian netamente de la operación de modifica-
ción de contrato (estatuto).
En efecto, la transformación de la sociedad de un tipo en otro
no hace desaparecer su identidadu, así como no la hace desaparecer
la modificación de otros elementos de su contrato social. En sus-
tancia, la sociedad permanece formalmente idéntica, no obstante
la importancia de las modificaciones que se aportan a su estatuto.
Una conocida definición15 expresa que la transformación es el
fenómeno jurídico que consiste en el sucesivo cambio jurídico que
se realiza en la esfera de las relaciones que han sido objeto de un
determinado tipo negocial por el que, por voluntad del sujeto, vienen
a establecer un conjunto de relaciones de naturaleza distinta oue rue-
den ser modificación, extinción y constitución, manteniéndose, no
obstante, la situación final de la misma especie que la inicial.
La transformación de la sociedad no requiere la extinción de la
sociedad a transformarse. Además, si la sociedad anterior se di-
suelve, y como se sostiene se constituye una nueva, quienes consti-
tuyen la nueva son los socios de la sociedad anterior y no esta so-
ciedad que se transforma. Es decir, que se aniquila el concepto de
la transformación que es dar forma nueva a algo cuya sustancia se
conserva. En cambio, con la disolución la sociedad anterior es des-
truida16.
La continuidad del sujeto de derecho descarta la posibilidad de
subsistencia de dos sujetos, pues se trata simplemente de un cambio
de su estructura, o sea, del negocio constitutivo. No hay sucesión;
por tanto, los bienes del sujeto de derecho no se trasladan, se man-
tienen en el mismo patrimonio.

14
Ascarelli, Sociedades y asociaciones comerciales, con cita de Scialoja, Sa-
ggi, t. II, p. 45.
'5 Berto, Studi preliminari sulla trasformazione delle societá, en "Memorie
dell'Instituto Giuridico de la Universitá di Torino", p. 53.
16
Halperin, Sociedades de responsabilidad limitada, p. 232.
REORGANIZACIÓN SOCIETARIA 823

De esta manera podemos también diferenciarla de la disolución,


puesto que debemos descartar toda idea de que la transformación im-
plica la disolución de la sociedad que intenta mudar su tipología.
La disolución y con ella la liquidación como etapa necesaria para
la extinción de la sociedad, no significa otra cosa que la sucesión
de los derechos activos y pasivos. La transformación no disuelve
o extingue la sociedad primitiva, sino que es un nexo indispensable,
sin el cual no puede hablarse de transformación que, como dijimos,
continúa con otro ropaje.
El fenómeno de la transformación presupone la existencia de
una sociedad regularmente constituida, según un determinado tipo
legal, dato de singularidad que basta para caracterizarlo respecto del
fenómeno diverso de la fusión, la cual, al contrario, sea en la forma
de incorporación o en la de creación, presupone incialmente siem-
pre una pluralidad de sociedades.
Además, en la fusión es necesario el concurso de dos o más
sociedades, cosa que no ocurre en la transformación donde es la mis-
ma sociedad la que cambia su estructura jurídica. La transforma-
ción, conforme expusimos, no equivale ni implica la disolución de
la sociedad primitiva. En la fusión, en cambio, existe disolución
sin liquidación de las que dan origen a la nueva sociedad.
También se pueden hallar analogías entre la transformación de
sociedades y las transferencias de fondos de comercio. El punto
de coincidencia máximo17 está en el interés de los terceros que debe
tutelar la norma, a fin de que no se encuentren perjudicados por el
desplazamiento del patrimonio, prenda común de los acreedores.
a) La transferencia de fondos de comercio sólo se efectúa vá-
lidamente, con relación a terceros, previo anuncio por cinco días en
el Boletín Oficial y en uno o más diarios o periódicos del lugar (art.
2o, ley 11.867). El documento de transmisión sólo podrá firmarse
después de transcurridos diez días y los acreedores podrán oponerse
hasta que les pague el crédito (art. 4o) y sólo después podrá otorgar-
se válidamente el documento de transferencia (art. 7o).
b) En la transformación no hay desplazamiento de patrimonio,
como transferencia, aunque bien es cierto que el nuevo tipo escogido
por la sociedad puede limitar la responsabilidad patrimonial. Por

17
Arata, Transformación de sociedades comerciales, p. 78.
824 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

lo tanto, la transformación no requiere la conformidad de terceros:


subsisten los derechos y obligaciones de los terceros, porque se trata
del mismo sujeto.
c) Ambos institutos exigen la publicidad del acto; pero las con-
secuencias son distintas: 1) en la transferencia, el acto no es válido;
y sus omisiones, además, crean la solidaridad de los intervinientes;
2) en la transformación no obtiene su plenitud, es decir, no podrá
actuar con la nueva forma, hasta que sea conocida y aceptada por
los terceros.
A falta de prohibiciones expresas todos los tipos pueden trans-
formarse, con excepción de la denominada sociedad accidental o en
participación (art. 361 y ss., LSC); aun la sociedad en liquidación e
incluso la sociedad anónima con participación estatal mayoritaria
puede hacerlo, cumpliendo los recaudos conforme se haya estable-
cido su constitución por normas públicas o no. Por ello puede trans-
formarse una sociedad en cooperativa, y puede adoptarse como tipo
una sociedad civil o transformarse ésta en otro tipo, al igual de lo
que acontece con la asociación (arg. art. 3 o , LSC).

§ 502. LA SOCIEDAD COOPERATIVA. - La hipótesis de transfor-


mación de una sociedad cooperativa en otro tipo social, ha ofrecido
particular interés en nuestro derecho, puesto que el art. 2o, inc. 8°,
de la ley 11.388 (antecedente, de la ley 20.337) establecía que, en
caso de liquidación de la sociedad, los fondos de reserva se entre-
garán al fisco nacional o provincial, según el domicilio real de la
sociedad, para fines de educación económica del pueblo. Enten-
diéndose por ello que el ordenamiento vigente en ese momento no
autorizaba la transformación de la sociedad cooperativa en sociedad
anónima, de modo tal que pudiera considerarse inaplicable el inc.
8o del art. 2° de la ley 11.388, correspondiendo, en cambio, disolver
la sociedad cooperativa, liquidarla y posibilitar así que los socios
cooperativos que tuvieran interés, pasaran a crear una nueva socie-
dad anónima.
Evidentemente, la sociedad cooperativa crea problemas espe-
ciales, por su peculiar naturaleza18. Los socios tienen siempre el

18
En relación al problema en la doctrina italiana, ver Ascarelli, Transforma-
zione di societá in cooperativa e viceversa, "II Foro Italiano", parte Ia, t. LXXIX,
p. 777, cit. por Cueto Rúa, Transformación, t. I, p. 750. •
REORGANIZACIÓN SOCIETARIA 825
derecho de retirarse en las épocas previstas por la ley o el estatuto
y no se pueden crear trabas a la incorporación de nuevos socios que
reúnan las condiciones estatutarias de admisibilidad, ni exigir pri-
mas para compensar los fondos sociales acumulados. Las facilida-
des crediticias e impositivas con que se las ha privilegiado, puede
conducir a la formación de un fuerte activo y tentar así a alguna
mayoría de socios, deseosos de aprovechar en beneficio de los so-
cios de ese entonces, todo el esfuerzo de una o más generaciones
de asociados. De ahí el desfavor con que las autoridades adminis-
trativas contemplan la mutación de la forma social y su inclinación
a denegar la autorización, o a tornar dificultosa la transformación,
exigiendo la liquidación de la sociedad cooperativa y limitando el
derecho de los socios, a su aporte y a las utilidades no distribuidas.
La ley de cooperativas 20.337 prohibe su transformación en so-
ciedades comerciales o asociaciones (art. 6o). La Exposición de mo-
tivos de esta ley defiende ardorosamente esta postura con argumentos
que no compartimos19 por pretender limitar el instituto de la trans-
formación "a las sociedades de capital que procuran el lucro como
razón y fundamento único y exclusivo de su existencia jurídica",
como si la transformación no procediera entre las llamadas socieda-
des de personas o mixtas o fuera prohibida entre las sociedades que
no procuran un fin exclusivamente lucrativo (arts. 3 o y 74, LSC).
Tampoco creemos que la naturaleza particular de las organizacio-
nes cooperativas impida, sin más ni más, que sean pasibles de trans-
formación.

§ 503. EL ASENTIMIENTO CONYUGAL. - De acuerdo al art. 1277


del Cód. Civil es necesario el consentimiento de ambos cónyuges
para disponer o gravar los bienes gananciales cuando se trate de in-
muebles, derechos o bienes muebles cuyo registro han impuesto las
leyes en forma obligatoria, aportes de dominio o uso de dichos bie-
nes a sociedades, y tratándose de sociedades de personas, la trans-
formación y fusión de éstas. Debemos recordar que el principio
general que rige la disposición de los bienes del matrimonio, es que
cada uno de los cónyuges tiene la libre administración y disposición
de los bienes que adquiere (arg. art. 1276, Cód. Civil). En conse-

19
En este sentido, Blaquier, Dos inquietudes acerca de la transformación de
sociedades comerciales, ED, 122-919.
826 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

cuencia, el art. 1277 del mismo plexo configura una excepción a


dicho principio general, jugando en cuanto a los bienes gananciales
allí enunciados.
La finalidad de la norma propende a acentuar la unidad del ma-
trimonio y proteger a uno de los cónyuges contra la falta de aptitud,
ia ligereza o la mala fe del cónyuge administrador20.
De acuerdo con el art. 1277 del Cód. Civil, el asentimiento con-
yugal es exigido para la transformación y fusión ''tratándose de so-
ciedades de personas", expresión que ha sido considerada con acier-
to de ambigua e inexacta21, pues en realidad todas las sociedades
agrupan personas -individuales o colectivas-. Además, dicha cla-
sificación afronta el obstáculo de considerar encuadrada o no en ella
a !a sociedad de responsabilidad limitada, también conceotuaüznHn
como sociedad mixta.
No rige, en cambio, esa limitación para el primer supuesto de la
norma, pues se refiere a los aportes (de dominio o uso y goce de esos
bienes) a sociedades (a secas), quedando comprendidas tanto las co-
merciales como las civiles.
Como se advierte, la prohibición impuesta al cónyuge adminis-
. . . i - .. i - i . — ^ : , i.,^i , „ „ ...._.. i ._,..... i:.._...,.. i :T,.. - , - . , . . . . ~.. , K : , . , - .

gananciales, sólo se justifica en el caso de aporte a sociedades, pues


existe una verdadera enajenación de bienes; empero, carece de ra-
zonabilidad en los supuestos de transformación y fusión de socieda-
des de personas, pues en ellas no hay transferencia de bienes de un
sujeto a otro.
De esta manera corresponde destacar que el art. 1277 del Cód.
Civil exige la autorización del cónyuge para efectuar actos de dis-
posición respecto de determinados bienes, pero de ninguna manera
pretende requerir tal autorización para los actos de administración

20 Borda, Tratado. Familia, t. I, p. 285.


21
Cámara, Derecho societario, p. 484; pero en p. 491 aclara: "lo importante
es que la sociedad a transformarse sea de personas, la cual puede asumir cualquiera
de los otros tipos sociales -comandita simple o por acciones, capital e industria, de
responsabilidad limitada, sociedad por acciones, etc.-: lo último es indiferente. Ello
no es razonable, porque la exigencia debió limitarse al acto que agravare la respon-
sabilidad del cónyuge; y no comprender los supuestos en que la responsabilidad
disminuye, como en la sociedad colectiva transformada en sociedad de responsabi-
lidad limitada".
REORGANIZACIÓN SOCIETARIA 827

que uno de los cónyuges emprendiese con sus bienes propios o los
gananciales confiados a su administración, lo cual, por otra parte,
sería contradictorio con el sistema del Código Civil respecto de los
bienes de la sociedad conyugal22.
Una vez que alguno de los bienes a que se refiere el art. 1277
del Cód. Civil ha sido transferido en propiedad a una sociedad (ven-
ta, aporte en propiedad, etc.), el bien ha salido del patrimonio de los
cónyuges e ingresado al patrimonio de la sociedad, que constituye
un sujeto de derecho distinto e independiente. Por lo tanto, no se
comprende cómo a un sujeto de derecho, sociedad, ,se le puede exi-
gir la conformidad de terceros sujetos que ni siquiera son sus socios
-cónyuges de los socios-, como requisito previo para la realización
de un acto de especialísima gestión societaria (transformación), de-
cidido formal y legítimamente por sus órganos de gobierno, respecto
de su propio patrimonio23.
Las sociedades mercantiles, si bien fueron constituidas por el
hombre a su imagen y semejanza, dotándolas de los elementos ne-
cesarios para adquirir derechos y contraer obligaciones, en verdad,
no tienen árbol genealógico y carecen de relaciones de familia, aun-
que se hable de sociedad madre o filial: resulta inconcebible que
puedan tener cónyuge.
Ame esa imposibilidad, corresponde entender que la persona
otorgante de la conformidad es el cónyuge del socio integrante de
la empresa social, no obstante constituir sujetos distintos, aunque
sea ilógico, es especial, cuando el socio aportó a la sociedad bienes
propios, no puede tener otro sentido el dispositivo legal24. Al res-
pecto caben formularse algunas hipótesis25:
a) En la sociedad colectiva o comandita simple (p.ej., consti-
tuida por ambos esposos) cuando se propone la transformación, con-
forme al art. 27 de la LSC, y uno de ellos vota en contra y dicho
acto es aprobado por mayoría, ¿será menester su conformidad con-

22
Blaquier, Dos inquietudes acerca de la transformación de sociedades co-
merciales, ED. 122-919.
23
Blaquier, Dos inquietudes acerca de la transportación de sociedades co-
merciales, ED, 122-922
24
Cámara, Derecho societario, p. 499.
25
También referidas por Cámara, Derecho societario, p. 500 y siguientes.
828 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

yugal? Contestamos afirmativamente, pues el voto negativo a la


transformación de la sociedad lo dio como socia, en tanto la con-
formidad a ella la presta como cónyuge, y si insiste en la negativa
puede repararse por vía judicial.
b) ¿Debe requerirse el consentimiento del cónyuge del socio
que no asistió a la reunión donde se aprobó la transformación o se
abstuvo de votar? No corresponde el asentimiento del cónyuge del
socio que de nada dispuso, ni contribuyó a apoyar dicho acto, al cual
es completamente ajeno. Aunque la ley no discrimina, ésa es la
inteligencia racional del dispositivo legal: es importante destacar que
el art. 1277 sólo exige el asentimiento del cónyuge para los actos
de disposición que voluntariamente pretenda realizar el cónyuge ti-
tular del bien.
c) La misma conclusión hay que adoptar cuando el socio votó
en contra de la transformación, donde, a pesar de la oposición, el
acto fue aprobado por mayoría. En esa hipótesis, el socio tiene de-
recho de receso (art. 78, LSC), y podrá retirar libremente, sin cor-
tapisa alguna, la parte social -tal vez bien ganancial-. Ninguna in-
tervención del cónyuge está prevista en el caso.
d) ¿Es necesario este asentimiento de los cónyuges de los so-
cios cuando una sociedad de personas se transforma en otra sociedad
de personas -colectiva en comandita simple-, o se fusionan dos so-
ciedades de personas para constituir otra de esa clase -dos colectivas
para constituir una comandita simple-? Atento a la mens legis, di-
cha exigencia resulta superflua en esa hipótesis, aunque no discri-
mina la ley.
e) Cuando la sociedad personal incorpora una sociedad anóni-
ma, ¿cabe requerir el asentimiento en la primera? En tal caso, la
sociedad colectiva aumenta su capital (art. 244 in fine, LSC), por
lo cual respondemos negativamente.

§ 504. RESPONSABILIDAD. - En cuanto a la responsabilidad an-


terior de los socios, la ley 22.903 alteró el régimen original de la
ley 19.550, enfatizando que no se modifica la responsabilidad soli-
daria e ilimitada anterior de los socios, aunque se trate de obliga-
ciones a cumplir con posterioridad a la transformación, salvo con-
sentimiento expreso de los acreedores, o sea que éstos intervengan
en una novación subjetiva (art. 75, LSC). Es el supuesto de trans-
REORGANIZACIÓN SOCIETARIA 829

formación de una sociedad personalista a una con responsabilidad


limitada de los socios.
Correlativamente, se modifica el art. 76 de la LSC, en el sentido
de que por las obligaciones anteriores respecto de las cuales no te-
nían responsabilidad ilimitada y solidaria, los socios no la asumen
salvo que lo hagan expresamente, como novación subjetiva pasiva.
Se trata del supuesto inverso en que una sociedad capitalista asume
una forma parcial o totalmente personalista.

§ 505. REQUISITOS. - El art. 77 de la LSC también resultó mo-


dificado en 1983. Se mantienen, en general, los requisitos previs-
tos por el régimen anterior, pero se introducen esclarecimientos en
lo relativo al balance, fecha en que debe cerrarse, puesta a disposi-
ción de los socios y mayoría requerida para su aprobación, elimi-
nándose, en cambio, la puesta a disposición de los acreedores por
entenderse innecesaria, puesto que el cambio de tipo no podrá alte-
rar el régimen de garantía preexistente (Exposición de motivos, ley
22.903, cap. II, secc. X, ap. 3).
Para que una sociedad pueda transformarse se exigen los si-
guientes requisitos.
a) Un acto imputable a los socios unánime, o un acto colegial
colectivo de la sociedad en ciertos casos. El acuerdo unánime de
los socios en las sociedades personalistas, salvo disposición contra-
ria en el negocio constitutivo. Se trata, en supuestos de unanimi-
dad, de una decisión contractual, aunque asuma la forma de una re-
solución social.
Si hubiere pacto que autorizara una resolución mayoritaria, co-
mo en el caso de la sociedad de responsabilidad limitada (art. 160)
o de la sociedad anónima (arts. 244 y 245, LSC), estaremos frente
a un acto colegial colectivo, que debe cumplir con todas las formas
previstas.
b) Confección de un balance especial, que implica un documento
que determine el estado patrimonial de la sociedad. Este es necesa-
rio para el eventual ejercicio del derecho de receso y para que los
terceros y los socios puedan adoptar resoluciones en cuanto al ejercicio
de derechos y respecto de la asunción o liberación de responsabilidad.
Ese estado patrimonial debe tener una fecha de cierre que no
exceda los treinta días del acuerdo de transformación, lo que impone
830 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

actividades sociales muy ajustadas en sus tiempos. Cerrado a esa


fecha de treinta días anteriores a la reunión, debe ponerse a dispo-
sición de los socios con una antelación de quince días (plazo similar
al del art. 67, LSC).
Para la aprobación de este balance se requieren las mismas ma-
yorías que para la del balance de ejercicio, como acto de adminis-
tración y declaración de verdad, por lo que puede haber mayorías
diferentes para aprobar la transformación a que se destina ese ba-
lance. Cabe, por tanto, cuestionamientos al balance que autoricen
su impugnación, en forma independiente del acto de transformación.
Aunque la ley no lo expresa, esa reunión de socios debería tam-
bién determinar el estatuto del nuevo tipo social que regulará el fun-
cionamiento futuro de la persona jurídica societaria que continúa.
El nuevo estatuto se otorgará así en un acto colegial colectivo, o
contractualmente si fuera unánime, aun cuando tenga apariencia de
acto colectivo.
c) Cumplidos esos recaudos se debe formalizar una declaración
que exteriorice esos actos por el órgano competente, presidente de
directorio, gerente, administrador, donde se asegure la autenticidad
y concurrencia de las declaraciones de voluntades expresadas inter-
namente. En éste se indicarán los socios que se retiren y los que
se incorporen en su caso, situaciones que son propias de una reor-
ganización.
d) La publicidad por un día en el diario de publicaciones, si-
milar a la de regularización de las sociedades con responsabilidad
limitada de los socios (art. 10, LSC), a realizarse en el diario de
publicaciones legales de la sede de la sociedad, que no se altera, y
a la de las sucursales si las hubiere. La publicidad deberá contener:
fecha del acuerdo de transformación, fecha del instrumento de trans-
formación (que podría ser del mismo día o posterior a aquélla), la
denominación anterior y la futura, de la que debe resultar indubita-
blemente la identidad de la persona jurídica, los socios que se retiran
o incorporan y el capital que representan respectivamente; cuando
se alteren los datos estatutarios indicados en el art. 10 de la LSC,
la publicación deberá determinarlo; agregamos que cuando no se hu-
biera registrado esa publicidad, en virtud de ser personalista la so-
ciedad, deberá por analogía publicitarse íntegramente los datos pre-
vistos en esa norma legal para su oponibilidad frente a terceros.
REORGANIZACIÓN SOCIETARIA 831
e) Cumplida esa publicidad que, a nuestro entender, debe or-
denarla el juez o autoridad que debe controlar la legalidad del acto
conforme el tipo de sociedad, e inscribirlo posteriormente en el re-
gistro público, debe ordenar dicha inscripción, inclusive en los regis-
tros que corresponda a la naturaleza de los bienes que componen el
patrimonio y los eventuales gravámenes que afecten a los bienes,
o derechos reales que integren el activo. Esas inscripciones deben
consistir simplemente en notas marginales, indicando su nueva iden-
tificación de persona jurídica societaria titular de los bienes, acree-
dora o deudora, pues no existe una transferencia de titularidad de
los bienes o de los derechos. Las inscripciones deben ser ordena-
das por el juez o autoridad administrativa a cargo del registro público
de comercio, surgiendo un problema interesante en las jurisdicciones
donde las sociedades por acciones están bajo el control unitario de
una autoridad diferente a la judicial, cuando existe una transforma-
ción de sociedad personalista o de responsabilidad limitada a socie-
dad por acciones, o viceversa. Entendemos que no se debe pensar
en un conflicto de poderes o doble intervención, debiendo formali-
zar el control de legalidad la autoridad que corresponda al nuevo
tipo adoptado por la persona jurídica societaria.

§ 506. RECESO. - Está previsto en el art. 78 de la LSC, ade-


más de previsiones en el art. 245 para la sociedad por acciones. Al
modificarse sustancialmente la estructura de la persona jurídica so-
cietaria, se autoriza el receso de los socios que votaron negativa-
mente o los ausentes, en los casos que no es necesaria la unanimidad.
El ejercicio de ese derecho no altera su responsabilidad frente
a terceros por las obligaciones contraídas hasta la inscripción de la
transformación, donde se indicarán los socios que se retiran (art. 77,
inc. 4, d). Obviamente su responsabilidad se mantendrá hasta que
las obligaciones anteriores sean satisfechas, y los administradores y
socios ilimitadamente responsables (sean anteriores o posteriores)
garanticen a los recedentes exclusivamente en relación a las obliga-
ciones contraídas en el período que va desde el ejercicio del derecho
de receso hasta la inscripción de la transformación.
El plazo para ejercer ese derecho se unifica con el fijado por
el art. 245 en quince días, salvo que el contrato fijare un plazo dis-
tinto que podría ser mayor en todos los casos y menor en sociedades
que no fueran por acciones.
832 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

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cipación societaria se determinará conforme el balance especial de
transformación que, como dijimos, puede ser impugnado.

§ 507. PREFERENCIA DE LOS socios. - El art. 79 de la LSC tam-


bién fue modificado. Frente a la transformación no se afectan los
derechos de preferencia, por lo que los socios podrían ejercerlo fren-
te al ejercicio del derecho de receso, no afectándose así el patrimo-
nio de la sociedad. Un pacto en contrario, expresamente previsto
en el cambio de estructura tipológica, podría modificar ese derecho26.

§ 508. RESCISIÓN. CADUCIDAD. - Al igual que los anteriores,


los arts. 80 y 81 de la LSC, que regulan estas cuestiones, sufrieron
alteraciones.
La primera de las normas citadas establece que el acuerdo de
transformación puede ser dejado sin efecto mientras no se lo hubiere
inscripto en el registro público de comercio. Si hubiere mediado
publicación, se debe proceder conforme lo establecido en el párr. 2°
del art. 81, esto es, se deberá efectuar una nueva publicación de la
rescisión.
En cuanto a las mayorías requeridas por el acto colegial para
la toma de la decisión se requiere el acuerdo unánime de los socios,
salvo pacto en contrario y lo dispuesto para algunos tipos societarios
(art. 80 in fine). Así, en el caso de la sociedad anónima se aplica
el art. 244, párr. último; en las sociedades de responsabilidad limi-
tada el art. 160 y para las sociedades por interés la unanimidad, sal-
vo pacto en contrario.
En cuanto a la caducidad del acuerdo de transformación, el art.
81 de la LSC determina que éste caduca si a los tres meses de ha-
berse celebrado no se inscribió el respectivo instrumento en el re-
gistro público de comercio, salvo que el plazo resultare excedido
por el normal cumplimiento de los trámites ante la autoridad que
debe intervenir o disponer la inscripción.
En caso de haberse publicado, se debe efectuar una nueva pu-
blicación al solo efecto de enunciar la caducidad de la transforma-

26
Favier Dubois (h.), Parte general, p. 281.
REORGANIZACIÓN SOCIETARIA 833

ción, resultando responsables solidaria e ilimitadamente los admi-


nistradores por los perjuicios derivados del incumplimiento de la
inscripción o de la publicación (art. 81, LSC).

B) FUSIÓN

§ 509. CONCEPTO. - La fusión importa actos de naturaleza cor-


porativa o social de dos o más sociedades, que tiene como vehículo
de ejecución un acuerdo de carácter contractual entre esos entes cor-
porativos, por virtud del cual se opera la transmisión del total del
patrimonio de una o varias sociedades en favor de una tercera que,
como contrapartida, entrega acciones propias a los accionistas de la
sociedad o sociedades transmitentes, que se disuelven sin liquidarse27.
Contemplada desde el ángulo del derecho de sociedades28, la
fusión aparece como un negocio complejo, integrado efectivamente
como un acto de esa clase (corporativo o social), y no como un mero
pacto o contrato convenido entre las sociedades que se fusionan que
integran aquel acto. Es normal, ciertamente, que las sociedades se
pongan de acuerdo previamente sobre las condiciones en que se reali-
zará la operación. Pero eso no quiere decir que la fusión tenga en
sí naturaleza contractual. Los posibles pactos preparatorios de la
fusión no juegan un papel relevante y su importancia quedará esfu-
mada ante las decisiones internas de las respectivas sociedades, el
conjunto de actos sociales, corporativos, peculiares del derecho in-
terno de las sociedades, mediante las cuales se realiza la operación
de fusión. Con dicha afirmación se rechaza la postura contractualista
receptada en definiciones como la citada al comienzo, puesto que la
posición contractual resulta ineficiente para justificar este fenómeno
harto complejo -asunción del patrimonio de una o más sociedades
por otra, disolución de aquéllas, pérdida de los socios de su calidad
de tales en otra, etcétera-.
De suerte tal, que de una manera más ajustada se concluye que
la fusión es un acto de naturaleza corporativa o social en que de dos

27
Motos Girao, Fusión de sociedades mercantiles, p. 24.
28
Uría, La fusión de las sociedades merantiles en el derecho español, RDM,
2-201, cit. por Cámara, Derecho societario, p. 305.

53. Richard - Muiño. Derecho societario.


834 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

o más empresas sociales, una, alguna o todas ellas se disuelven para


unirse en una sola, que en principio, asume los patrimonios y agrupa
a sus respectivos socios.
La fusión responde a la exigencia económica de realizar una
unión de fuerzas productivas, mediante la compenetración de varias
sociedades29. Puede realizarse de dos modos: mediante la constitu-
ción (o creación) de una nueva sociedad que absorba las sociedades
existentes o mediante la incorporación (o absorción) a una sociedad
de otra u otras varias (arg. art. 2501, Cód. Civil italiano, y art. 82,
LSC). Tanto en uno como en otro caso existen las siguientes ca-
racterísticas:
a) Que la sociedad incorporada a la nueva o a la ya existente
se extingue (la extinción es un efecto o consecuencia de la incorpo-
ración), disolviéndose sin liquidarse.
b) Que la sociedad incorporante o la resultante de la fusión ad-
quiere el patrimonio de la sociedad incorporada: se produce una su-
cesión in universum ius, a título universal, de modo que todos los
bienes, créditos y deudas de la sociedad que se extingue pasan a la
sociedad a que se incorpora o a la creada con la fusión.
c) Los socios de la sociedad que se extingue se convierten en
socios de la nueva sociedad, o de la sociedad a que aquélla se in-
corpora; sin embargo, esto último puede quedar excluido en la prác-
tica, en todo o en parte, por lo que más que un elemento esencial
de la fusión constituye un efecto normal de ella30.
La fusión significa, entonces, la reunión de dos o más socieda-
des en una sola y puede ser llevada a efecto de dos maneras: por
creación de una nueva sociedad y por absorción o anexión. En el
primer caso, dos o más sociedades se funden en una tercera entidad
que se crea al efecto y que subsistirá en reemplazo de aquéllas: es
lo que en Estados Unidos de América se conoce por consolidations
y en Gran Bretaña por amalgamation; en el segundo, una o más so-
ciedades que se extinguen, son absorbidas por una tercera también
preexistente, que continuará actuando (corresponde al merger del de-
recho estadounidense).

29
Ferri, La fusione delle societá commerciali, cit. por Ferrara (jr.), Empresa-
rios y sociedades, p. 381.
30
Ferrara (jr.), Empresarios y sociedades, p. 382.
REORGANIZACIÓN SOCIETARIA 835
Las situaciones expuestas precedentemente tienden, por lo ge-
neral, a la concentración económica, ya que importan reunión, amal-
gama o aleación de intereses societarios31.

§ 510. SUPUESTOS. - La legislación argentina engloba, en el art.


82, varios impuestos que implican la transferencia patrimonial total
de una o varias sociedades a otra preexistente (incorporante -fusión
por absorción o incorporación, o impropia-) o de dos o más socie-
dades a una nueva (fusión por constitución, creación, o propiamente
dicha).
Se genera la disolución de las sociedades absorbidas, sin liqui-
darse, pues su patrimonio -activo y pasivo- es asumido por otra exis-
tente (absorbente o incorporante) o una nueva. La transferencia de
esa universitas inris se produce al inscribirse en el Registro Público
de Comercio el acuerdo definitivo de fusión y el nuevo estatuto o el
aumento de capital que hubiere tenido que formular la incorporante,
conforme corresponda (arg. art. 82 infine, LSC).
Los bienes que antes integraban el patrimonio de las sociedades
disueltas, pasan a la nueva sociedad sin necesidad de que los admi-
nistradores de la sociedad que se crea o incorporante contraten la
cesión de cada uno de los créditos, ni se endosen los títulos de cré-
ditos o se notifique a los deudores cedidos32.
No es factible aglutinar por medio de una fusión a estableci-
mientos o haciendas comerciales, pues la LSC sólo prevé la fusión
de sociedades. Es una cuestión si la sociedad de hecho se puede
fusionar sin regularizarse previamente. No existen precedentes en
tal sentido en la autoridad administrativa de control. Estimamos que
es posible, cumpliendo con las previsiones del art. 22 y al mismo
tiempo del art. 83 de la LSC.

§ 511. EFECTOS. - Al transferirse el patrimonio, se generan


efectos y problemas respecto de los acreedores de cada uno de los
patrimonios que se, fusionan, y problemas entre los socios que tienen
un derecho sobre cada uno de esos patrimonios. Los efectos res-
pecto de los terceros son afrontados por la ley.

31
Cfr. Giuliani Fonrouge, La "reorganización" de sociedades desde el punto
de vista fiscal, LL, 92-420.
32
Cfr. Otaegui. Fusión de sociedades anónimas. JA, 1990-1-90.
836 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

a) PISUCIDAD PREVIA. El art. 83, inc. 3, de la LSC, impone una


publicidad -en resguardo de terceros y socios- de mayor intensidad
que en la constitución o en la transformación, al exigirse durante
tres días la publicación de un aviso en el diario de publicaciones
legales de la jurisdicción de cada sociedad y en uno de los diarios
de mayor circulación general en la República, con información pa-
trimonial, aue ae:e:a contener lo siguiente.
1) "La razón social o denominación, la sede social y los datos
de la inscripción en el Registro Público de Comercio de cada una
de las sociedades".
2) "El capital de la nueva sociedad o el importe del aumento
del capital social de la sociedad incorporante".
3) "La valuación del activo y del pasivo de las sociedades fu-
sionantes, con indicación de la fecha a que se refiere".
4) "La razón social o denominación, el tipo y el domicilio acor-
dado para la sociedad a constituirse".
5) "Las fechas del compromiso previo de fusión y de las reso-
luciones sociales que lo aprobaron".
b) OPOSICIÓS DE ACREEDORES. El párrafo final del inc. 3 del art.
83 de la LSC establece que dentro de los quince días, a contar desde
la última publicación del aviso, los acreedores de fecha anterior pue-
den oponerse a la fusión. „
c) OBTESCIÓS DE MEDIDAS CAUTELARES. Sin embargo, debemos
aclarar que las oposiciones referidas no impiden la prosecución de
las operaciones de fusión, pero el acuerdo definitivo no podrá otor-
garse hasta veinte días a contar desde ese último plazo para nego-
ciar, ser desinteresados, o garantizados, o trabar embargo (art. 83,
inc. 3, parte final. LSC).
d) DE COBRAR A n SOCIEDAD INCORPORANTE O ABSORBENTE. Confor-
me resulta de la interpretación del art. 82, párr. 2o, si las acreencias
fueran de obligaciones negociables, se exige una asamblea (art. 27,
ley 23.576). sin perjuicio de la posibilidad de ausentes y disidentes
de oponerse a la decisión.
Los efectos respecto de los socios convergen en todo el trámite
de aprobación, pero pueden subrayarse los puntos siguientes.
1) RELACIÓN DE CAMBIO. Según el art. 83, inc. 1, de la LSC, se
incorpora la obligación de que la relación de cambio de las parti-
REORGANIZACIÓN SOCIETARIA 837

cipaciones sociales, cuotas, o acciones, u obligaciones negociables


convertibles (art. 27, ley 23.576), integre el proyecto de los repre-
sentantes (compromiso previo). Así, por ejemplo, si a la absorbida
se le reconoce un patrimonio de $ 1.000.000 y a la absorbente de
$ 1.500.000, la primera tendrá un relación de canje del 40% y la
segunda del 60%; esto es, que de admitirse nuevas acciones, cuotas
o partes de interés, los socios de cada sociedad recibirán por cada
acción, cuota o parte, el 40% o el 60% -según se trate de socios de
sociedad absorbida o absorbente, respectivamente- de su tenencia
anterior. Si la absorbente debe entregar acciones, cuotas o partes
propias a los socios de la absorbida, cada acción, cuota o parte de
la absorbida será canjeada por una acción, cuota o parte de la ab-
sorbente equivalente al 40% del valor de la participación de la absor-
bida33. No necesariamente debe haber relación de cambio, pues
puede adjudicarse sólo a algún o algunos socios, que a su vez no
tendrán participaciones en otras sociedades. La misma situación
puede darse en la escisión.
2) RECESO. De acuerdo con los arts. 85 y 245 de la LSC pue-
den ejercer el derecho de receso los socios de las sociedades absor-
bidas que hubieran votado en contra o estado ausentes al decidirse
la fusión.

§ 512. REQUISITOS. - La Exposición de motivos de la LSC afir-


maba (cap. Primero, secc. XI), en orden a la fusión y escisión
de sociedades ("fenómeno contemporáneo de indudable trascenden-
cia, por el que se opera la reorganización de empresas"), que éste
no podía omitirse en una regulación de las sociedades comerciales,
aclarando que luego de darse un concepto amplio de la fusión (art.
82) en las dos formas en que este fenómeno se presenta (fusión pro-
piamente dicha y absorción), se regulan los requisitos para que pue-
da efectuarse y, al igual que en la transformación, se organiza la
tutela de los derechos de los acreedores y de los socios, así como
la posibilidad y recaudos para su revocación y rescisión.
Sin embargo, abundantes han sido las razones expuestas por la
Comisión Reformadora de 1983 impuestas al régimen de la fusión
y de las cuales también transcribiremos sus principales líneas, pues-

33
Verón - Zunino, Reformas al régimen de sociedades comerciales, p. 144.
838 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

to que como se expresa (cap. Primero, secc. XI) en la temática de


la fusión, la experiencia recogida ha puesto de manifiesto que algu-
nos de los trámites exigidos por la ley y que no aparecen como im-
prescindibles a la seguridad jurídica y a los intereses que pueden ser
afectados por aquel acto, son excesivos y aparte de entorpecer la
aplicación del instituto han suscitado algunas dificultades interpre-
tativas. La reforma ha tendido a simplificar y aclarar la normativa
al respecto.
a) El momento inicial de la fusión queda claramente deslinda-
do en el inc. 1 del art. 83. Éste ya no involucra un pacto o acuerdo
aprobado por sendas resoluciones sociales, sino que se sitúa en el
marco de la actuación de los representantes con el alcance de un
compromiso previo de fusión al que se le asigna un sentido equiva-
lente a un proyecto, como resulta en el derecho francés.
Por ser así, y para seguridad de las ulteriores tratativas, debe
contener todos los datos necesarios a fin de que los socios puedan
pronunciarse con debido conocimiento e información.
De ahí que, en primer lugar, deban exponerse los fundamentos
que llevan a la propuesta de fusión, informándose sus motivos y fi-
nalidades.
b) En cuanto a la preparación de los balances especiales, sobre
cuya base podrá negociarse la fusión, se ha considerado necesario
innovar respecto de la fecha de su cierre, que en la redacción ante-
rior era de oscura interpretación por su referencia a la del acuerdo
de fusión que con ciertos fundamentos se ha entendido que debe
vincularse con el compromiso, pero lo cierto es que tanto en uno
como en otro supuesto la fecha estaría mal emplazada.
En busca de una mayor precisión, que luego incidirá en la jus-
ticia de la paridad de cambio, se establece que los balances deben
cerrar en una misma fecha, confeccionarse sobre bases homogéneas,
adoptar idénticos criterios de evaluación y no retrotraerse a más de
tres meses de la fecha de compromiso previo. Este lapso se estima
adecuado para culminar las tratativas que pueden haberse iniciado
o preparado con antelación, pero que sólo podrán cerrarse con un
previo conocimiento del estado de los respectivos patrimonios.
Resulta evidente que con la diferente concepción de estos ba-
lances -aun no considerados por los socios- carece de sentido su
puesta a disposición de éstos y de los acreedores, como establecía
REORGANIZACIÓN SOCIETARIA 839
la LSC. El nuevo texto incorpora el concepto técnico de la relación
de cambio que pasa por alto la ley, y que es sin duda una pieza
fundamental para llegar a la fusión y satisfacer equitativamente a
los socios o accionistas afectados por ella.
c) El segundo requisito previsto es el proyecto concreto de
contrato para la nueva sociedad o de modificaciones que se introdu-
cirán al de la sociedad incorporante. Se sustituye así, con ventaja,
la sola y ambigua referencia a las "bases de ejecución" del anterior
art. 83, inc. 3.
Finalmente, se facultan acuerdos tendientes a circunscribir los
negocios de las sociedades, pendiente el procedimiento de fusión,
para evitar que se produzcan alteraciones sustanciales en la compo-
sición de sus patrimonios.
d) Se tiende a consolidar la realización de los compromisos
previos de fusión al establecer en el art. 86 que en el término de tres
meses deberán celebrarse los acuerdos sociales para deliberar sobre
su aprobación y la de los respectivos balances. Fácilmente se com-
prende que por las implicancias que ésos tienen en la fusión, se ha
establecido una mayor exigencia para su aprobación que la requeri-
da para los balances de transformación. Bajo la regla del art. 67 se
ha previsto la puesta a disposición de los documentos pertinentes.
e) Se ha recogido la generalizada crítica que, en lo concernien-
te a la publicidad, se hizo respecto de la remisión al régimen de
transferencias de fondos de comercio. En sustitución se proponen
las reglas específicas del inc. 3.
Concordantemente con lo recién señalado se prescinde de la
aludida remisión para regular el derecho de los acreedores a opo-
nerse. Siempre en busca de facilitar la fusión, se propone que tal
oposición no sea impeditiva, pero en garantía de sus derechos los
acreedores tienen un plazo para obtener embargo judicial si no han
sido desinteresados o garantizados.
/ ) El acuerdo definitivo de fusión se produce cumplidos todos
los anteriores requisitos. A su respecto, las innovaciones consisten
en que: 1) se establece quiénes lo otorgarían; 2) se incluye la agre-
gación de un balance consolidado, y 3) se prescinde de fijar la base
de ejecución atento que ello resulta innecesario frente a la nueva
disciplina del compromiso previo y su posterior aprobación por los
acuerdos sociales.
840 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

La inscripción registral está preceptuada en el inc. 5, cuyo dis-


positivo se complementa con la reforma incorporada en el art. 84.
g) La administración de la sociedad, una vez alcanzado el
acuerdo definitivo, era tratada en forma por demás esquemática, lo
que dio lugar a algunos conflictos en la práctica. El texto que se
propuso en sustitución del último párrafo del art. 84 se inicia dejan-
Jo la cuestión a ios pactos entre las sociedades y sentando una regla
supletoria que gana en claridad por la expresa previsión sobre el
momento en que se produce el desplazamiento en la administración.
Las demás reglas introducidas mediante los arts. 86 y 87 de la
LSC tienden a clarificar situaciones que no se encontraban cabal-
mente contempladas en la antigua legislación.
Como puede observarse, la efectivización de la fusión de socie-
dades requiere un compromiso previo de fusión, suscripto por el ór-
gano de representación de cada sociedad interviniente y que contenga
lo siguiente.
7) Plan de fusión, con exposición de los motivos y finalidades
de la operación (art. 83, inc. 1, a).
2) Balances especiales de cada sociedad preparados por el ór-
gano de administración, con informes de! órgano de control, en su
caso, cerrados a la misma fecha, para hacerlos comparables y pre-
parados bajo bases homogéneas y criterios de valuación idénticos,
no anteriores a tres meses á la firma del compromiso previo de fu-
sión (art. 83, inc. 1, b).
3) Describir la relación de cambio de las participaciones socia-
les o de las obligaciones convertibles, si correspondiere (art. 83,
inc. 1, c).
4) El proyecto de estatuto de la nueva sociedad o las modifi-
caciones de la absorbente (art. 83, inc. 1, d).
5) Regulación del período de transición hasta que la fusión se
inscriba (art. 83, inc. 1, e).
6) La aprobación del compromiso previo de fusión y de los ba-
lances especiales por los órganos de gobierno de las sociedades par-
ticipantes, con los requisitos necesarios para la modificación del es-
tatuto social, debiendo quedar copias de esa documentación en las
sedes sociales a disposición de los socios o accionistas con no me-
nos de quince días de anticipación (art. 83, inc. 2).
7) La publicidad indicada (art. 83, inc. 3).
REORGANIZACIÓN SOCIETARIA 841
8) Realizar un balance consolidado de las sociedades que se
fusionan (art. 83, inc. 4, d).
9) El acuerdo definitivo de fusión otorgado por los órganos de
representación, con indicación de todo lo actuado, las resoluciones
sociales aprobatorias de la fusión, la determinación de la cantidad
de socios y su representación económica, que hayan ejercido el de-
recho de receso: la nómina de los acreedores que se hayan opuesto,
embargado, garantizados o desinteresado (art. 83, inc. 4).
Si este acuerdo no se logra dentro de los tres meses del acuerdo
previo (en la transformación el acuerdo caduca si no se inscribió en
el Registro Público de Comercio; art. 81), que a su vez puede rescin-
dirse o dejado sin efecto hasta la inscripción, previa publicación si
ésta ya se hubiere efectuado (art. 80), cualquiera de las partes puede
revocar éste, que también pueden ser revocadas de común acuerdo,
sin perjuicio de terceros.
10) La constitución de la nueva sociedad o la modificación de
la incorporante.
11) Inscripciones regístrales: a) de la constitución de la socie-
dad o de la modificación del estatuto; b) de la disolución de las so-
ciedades (art. 98, LSC), y c) inscripción de la fusión (arts. 82 y 83.
inc. 5, LSC), momento hasta el que puede demandarse la rescisión
del acuerdo por justos motivos (art. 87, LSC), que se vinculan a la
relación sinalagmática de los acuerdos de fusión.
El art. 84 de la LSC, reformado por ley 22.903, regula la cons-
titución de nueva sociedad, las inscripciones en registro y la admi-
nistración hasta la ejecución del acuerdo definitivo.

§ 513. REVOCACIÓN Y RESCISIÓN. - El compromiso previo de fu-


sión puede ser dejado sin efecto unilateralmente por cualquiera de
las sociedades intervinientes, después de transcurrido un plazo de tres
meses de su otorgamiento y si a esa fecha no se han obtenido todas
las resoluciones aprobatorias (art. 86, LSC).
En ese supuesto no existe posibilidad de daños y perjuicios a
reclamar por las otras partes, si son ellas las que no han cumplido
con los actos internos, pero sí lo podrán hacer si es la que no ha
cumplido con los actos la que invalida el acto.
Las partes pueden incluso revocar sus propios actos colegiales
colectivos internos, dejando sin efecto el compromiso previo, si el
842 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

acuerdo definitivo no se ha otorgado. La revocación debe adoptar-


se con los mismos recaudos a los establecidos para adoptar la deci-
sión de fusión e importa una forma de caducidad del ejercicio del
derecho de receso que puede alterar los plazos previstos a tal fin en
el art. 245 de la LSC34.
En estos supuestos, la revocante deberá indemnizar los daños
efectivos que se hubieren generado. Con ese alcance interpretamos
el aparente condicionamiento de la revocación "y siempre que no
causen perjuicios a las sociedades, los socios y los terceros". Una
interpretación literal permitiría interpretar que si causa daños no exis-
te derecho de revocación, por lo que puede impugnarse por terceros
a la sociedad la decisión de revocar, imponiendo la consolidación
patrimonial en forma obligatoria.

C) ESCISIÓN

§ 514. INTRODUCCIÓN. - A l igual que lo que expresáramos en


orden a la figura de la fusión de sociedades, hemos de comenzar por
recordar las expresiones formuladas en las Exposiciones de motivos
de las leyes 19.550 y su reformadora 22.903.
En el primer caso (cap. Primero, se.cc. XI) se ponía de mani-
fiesto que en el art. 88 se regulaba la escisión de sociedades, "pre-
viéndose tres supuestos: a) fundación de un nuevo ente con otras
sociedades; b) incorporación de una parte del patrimonio a una so-
ciedad existente, y c) creación de una nueva sociedad con parte del
patrimonio de la sociedad que se escinde.
Los dos primeros supuestos... se sujetan a determinadas normas
que regulan la fusión, atento a la analogía con el procedimiento em-
pleado; [también] se incluyen reglas de la transformación y de la
fusión.
Para todos los supuestos se determina que la escisión produce
la reducción proporcional del capital (que aunque obvio se juzgó
prudente determinar para una mayor claridad) y, lo que es importan-
te, que las partes sociales y acciones correspondientes por la parti-

Cámara, Derecho societario, p. 446.


REORGANIZACIÓN SOCIETARIA 843
cipación por esa creación o aporte del patrimonio social se atribuye
directamente a los socios o accionistas; así queda establecido taxati-
vamente que éstos son los titulares, y no la sociedad que se escinde".
A su tiempo, la Exposición de motivos de la ley 22.903 (cap.
Primero, secc. XI, ap. 8), respecto al régimen de la escisión (art. 88)
"ha tendido a buscar una claridad en este instituto que recepta la
LSC y que en su fuente, ia ley francesa ae sociedades de i9óó, se
encuentra regulada con excesiva parquedad, lo que ha dado lugar,
tanto en Francia como en nuestro país, a diversas interpretaciones
sobre aspectos concretos del trámite".
Por ello, la reforma del régimen de la escisión ha tendido a dar
mayor claridad al instituto, evitando la técnica de las remisiones glo-
bales seguida en el derogado art. 88. En este aspecto se ha enten-
dido preferible el enunciado pormenorizado de los requisitos espe-
cíficos de su procedimiento; así, el proyecto prevé las reglas bajo
las cuales se adoptarán resoluciones sociales, que deberán incluir la
consideración de balances especiales y las atribuciones de las partes
sociales o acciones que correspondan. Se ha seguido un intencio-
nal paralelismo con el procedimiento de fusión en lo que respecta a
estas soluciones, así como en lo concerniente a la publicidad, opo-
siciones de acreedores e instrumentación, paralelismo justificado en
la afinidad que presentan ambos institutos y en la analogía de los
intereses que deben ser amparados.
Por último, se ha considerado necesaria la expresa incorpora-
ción del supuesto de la escisión-división cuya viabilidad mereció re-
paros bajo el régimen de la ley 19.550. Pero no estando controver-
tida la conveniencia de tal figura, ha parecido oportuna su expresa
consagración legislativa.

§ 515. CONCEPTO.-La operación de escisión puede adoptar


diversas figuras, pero en general es una forma de organización de
la actividad económica de una o varias sociedades, mediante la adop-
ción de una nueva organización jurídica, que supone un desprendi-
miento patrimonial.
Con acierto se ha expuesto35 que puede parecer paradójico el
hecho de que esta operación figure entre los procedimientos de con-

35
Guyénot, Curso de derecho comercial, vol. I, p. 430.
844 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

centración de sociedades. Sin embargo, la paradoja es sólo aparen-


te. La sociedad que se escinde vuelve a encontrarse en una, por lo
menos, de las fracciones separadas, de modo que, siendo la más po-
derosa de las sociedades a las cuales ha hecho dispersarse, conserva
la unidad de dirección de los elementos del patrimonio escindido.
Este procedimiento evita a la sociedad disgregadora alcanzar un gi-
gantismo que, a veces, puede ser nefasto para la rentabilidad, trans-
firiendo a las sociedades que permanecen en su órbita, actividades
que éstas concentran en unidades económicas bien adaptadas a la
situación de mercado.
La realidad es que un gran grado de concentración empresaria,
al conllevar el inevitable gigantismo de la empresa y de la organi-
zación, requiere para el mantenimiento de su eficiencia productiva
que se proceda a una descentralización no empresaria, pero sí orga-
nizativa36.
La división patrimonial de una sociedad puede servir a múlti-
ples efectos, entre otros para dividirse entre los socios el patrimonio
social, adjudicando a alguno o algunos de ellos la parte patrimonial
escindida, permitiendo superar así desavenencias o distintos enfo-
ques operativos sin liquidar la sociedad.
En el seno de la sociedad escindente, el acto constitutivo de una
o varias escisionarias se genera por un acto unilateral: la decisión
por acto societario colegial colectivo.
Se pueden señalar los siguientes supuestos que engloban el con-
cepto de reorganización donde se escinden patrimonios de uno o va-
rios sujetos de derecho.
a) Una sociedad sin disolverse (escindente) destina parte de su
patrimonio para fusionarse con sociedades existentes (escisionaria),
es decir, escisión-fusión por incorporación.
b) Una sociedad sin disolverse destina parte de su patrimonio
para participar con otras sociedades existentes en la creación de una
nueva sociedad (escisión-fusión para constitución).
c) Una sociedad sin disolverse destina parte de su patrimonio
para participar con otras sociedades existentes en la creación de va-
rias sociedades nuevas (escisión-fusión para constitución).

-6 Paillusseau, La société anonyme, technique a"'organization de l'enlerprise,


p. 126.
REORGANIZACIÓN SOCIETARIA 845
Estas figuras requieren el cumplimiento de los arts. 83 a 88 in
fine de la LSC, y para todos el cumplimiento de su art. 88.
d) Una sociedad sin disolverse destina parte de su patrimonio
para constituir una o varias sociedades nuevas (escisión para cons-
titución).
e) Una sociedad disolviéndose destina todo su patrimonio para
constituir nuevas sociedades (disolución por escisión-transformación).

§ 516. RÉGIMEN. - L o s requisitos se determinan en el art. 88


de la LSC, también modificado por la ley 22.903, imponiendo con
los recaudos formales de una modificación de estatuto o contrato
para fusión, la adopción de los siguientes.
a) Resolución social aprobatoria de la escisión del patrimonio
(dice la ley del contrato) y del estatuto de la escisionaria si ésta se
creare, y de la reforma del contrato o estatuto de la escindente. El
acto deberá contener la atribución de la participación social de la
sociedad escisionaria, a los socios o accionistas de la sociedad es-
cindente37, las que serán canceladas si correlativamente se genera
una reducción del capital social.
b) Aprobación del balance especial al efecto, que no debe ser
anterior a tres meses de la resolución social respectiva y será con-
feccionado como un estado de situación patrimonial.
c) Publicación por tres días en el diario de publicaciones lega-
les correspondiente a la sede social de la sociedad escindente y en
uno de los diarios de mayor circulación en la República, contenien-
do: 7) la razón social o la denominación, sede y datos de inscripción
de la sociedad que se escinde; 2) la valuación del activo y pasivo de
la sociedad y la fecha a que refiere esa determinación; 3) la valua-
ción del activo y pasivo del patrimonio que se destina a la nueva
sociedad, y 4) la razón social o la denominación, tipo y domicilio
de la escisionaria.

37
A pesar que el artículo refiere a que la atribución a los socios de la sociedad
escindente, lo será en proporción a sus participaciones, la Inspección General de
Personas Jurídicas de la Nación, atento a la circunstancia de que esa atribución es
en interés exclusivo de los socios, dictó la res. 16/74, en la que establece que no se
observarán los casos de escición, cuando el reparto haya sido acordado en forma
unánime por los socios, aunque no se haya respetado la proporcionalidad establecida
por el art. 88 de la LSC.
846 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

§ 517. EFECTOS. - El derecho de receso y de preferencia se ri-


gen por las disposiciones de los arts. 78 y 79 de la LSC, o sea, de
los previstos en la transformación. Los acreedores pueden oponer-
se al acuerdo de escisión (art. 88, inc. 5, LSC).
Una vez cumplidos esos requisitos y vencidos los plazos para
el ejercicio del derecho de receso por los socios y de oposición por
los acreedores, que deberán ser garantizados, aplicándose lo previsto
en el art. 83, inc. 4, c, de la LSC, se practicarán las inscripciones en
la misma forma que para la fusión.
Si además de escisión, el acto se combina con una fusión, se
aplicarán las previsiones de los arts. 83 a 87 de la LSC, integrativa-
mente con las de su art. 88, como ya anticipamos.
CAPÍTULO XVI

SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO

§ 518. INTRODUCCIÓN. - El cap. Primero, secc. XV de la LSC,


de acuerdo a las expresiones de la Exposición de motivos, contem-
pla estas sociedades. "La Comisión, persuadida de la trascendencia
del asunto, trató de conjugar los intereses en juego y de poner en
un pie de paridad a las sociedades constituidas en el país y a las
constituidas en el extranjero, tratando de no caer en un tratamiento
peyorativo, ni en un trato preferencial que contradiga, en todo caso,
el precepto constitucional de igualdad ante la ley".
El art. 118 clarifica la interpretación de los arts. 285 y 287 del
Cód. de Comercio. Como no podía ser de otra manera, considera
que constituir sociedad en la República no es acto aislado. En este
aspecto, y si bien a la luz del art. 8o del Cód. de Comercio se lo
podría tipificar así, sería contrario a la realidad, puesto que todo el
régimen de responsabilidad del socio, de capacidad y de aplicación
de las consecuencias de las previsiones establecidas en punto a so-
ciedades vinculadas o controladas y aun del control oficial, se harían
prácticamente imposibles de no exigirse el requisito de la inscripción
y el sometimiento a la ley nacional para participar en otra sociedad.
Además tendría una vía fácil para ejercer habitualmente el comer-
cio, eludiendo las normas legales.
De ahí las distinciones establecidas en el referido art. 118 y en
el art. 123: a) ejercicio de actos aislados; b) constitución de socie-
dad en la República, y c) ejercicio habitual, establecimiento de su-
cursal u otra representación permanente.
En el art. 119 de la LSC se prevé el supuesto de la sociedad
extranjera atípica: no se excluye su posible actuación, sino que, re-
conociéndosele esa capacidad, se regulan los requisitos aplicables.
848 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

El art. 118 determina los extremos para instalar sucursal, y se


complementa con el art. 120, en cuanto impone llevar una contabi-
lidad separada y someterse al control que corresponda según el tipo.
Los arts. 121 y 122 especifican la responsabilidad, la capacidad
de actuar y las facultades de los representantes de las sociedades
constituidas en el extranjero, las que se imponen de acuerdo con las
exigencias de la práctica, la defensa de los intereses locales y las en-
señanzas de la doctrina. Se establece (art. 122) que el emplaza-
miento a las sociedades constituidas en el extranjero se puede cum-
plir en el representante general o en el apoderado que intervino
en la negociación. La solución coincide con las conclusiones de la
Academia Internacional de Derecho Comparado e Internacional, re-
unida en La Habana en 1948.
La norma final, o sea, el art. 124, no necesita de explicaciones
que la justifiquen. Esta secc. XV que comprende los arts. 118 a
124 de la LSC, constituye el derecho internacional privado societa-
rio interno1.

§ 519. LEY APLICABLE. - L a sociedad constituida en el extran-


jero se rige, en cuanto a su existencia y forma, por las leyes del
lugar de su constitución, es decir, el país en que la entidad ha cum-
plimentado las formalidades requeridas para obtener su reconoci-
miento como sujeto de derecho, según lo establecido por el art. 118
de la LSC, que regula la personalidad jurídica de la sociedad, su
tipificación, la designación de sus órganos representativos y el cum-
plimiento de las solemnidades inherentes a tales actos.
La ley argentina confiere a las sociedades extranjeras la facul-
tad de actuar en territorio nacional, con sujeción a variados recau-
dos, según la clase de actos que pretenda realizar y la habitualidad
con que los practique.
La habilitación brindada por el art. 118 a la sociedad consti-
tuida en el extranjero para realizar en el país actos aislados y estar
en juicio, no resulta definida en la normativa. La doctrina y juris-

1
A ello deben sumarse las normas de derecho internacional privado societario
convencional, tales como los tratados de Derecho Comercial Internacional de Mon-
tevideo de 1889 y 1940 y la Convención Interamericana sobre Conflictos de Leyes
en Materia de Sociedades Mercantiles (CIDIP II), Montevideo, 1979, problemática
que escapa al alcance de este trabajo.
SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO 849
prudencia entienden que el concepto referido de "acto aislado" ex-
cluye los actos desprovistos de signos de permanencia, caracterizán-
dose por lo esporádico y accidental, esto es, debe tratarse de una
actividad permanente y no ocasional, continuada y no interrumpida.
En cambio, para el ejercicio de una actividad permanente o co-
mo lo denomina el art. 118 de la LSC, para el "ejercicio habitual"
de esos actos comprendidos en su objeto social, establecer sucursal,
asiento o cualquier otra especie de representación permanente, de-
berá:
a) Acreditar su existencia y regular constitución con arreglo a
las leyes de su país.
b) Fijar un domicilio en la República, cumpliendo con la pu-
blicación e inscripción exigidos por esta ley para las sociedades que
se constituyen en la República.
c) Justificar la decisión de crear dicha representación, con de-
signación de la persona a cuyo cargo estará la misma y si se tratare
de una sucursal, determinar el capital que se asigne cuando corres-
ponda por las leyes especiales.
La violación de la requisitoria apuntada provoca la falta de le-
gitimación de la sociedad extranjera para reclamar los derechos y
las obligaciones emergentes de los actos llevados a cabo.
La jurisprudencia tiene afirmado2 que la sujeción de la sociedad
constituida en el extranjero a las disposiciones del régimen de la ley
21.382, a los efectos de reinversión y repatriación de capitales, en
modo alguno exonera del cumplimiento de las disposiciones de la
LSC, sino que, antes bien, presupone que ha mediado declaración
de utilidades por la asamblea y la correspondiente emisión de ac-
ciones.

§ 520. TIPO DESCONOCIDO. - La sociedad constituida en otro


Estado, bajo un tipo desconocido por las leyes argentinas, deberá
acreditar su existencia y forma, de acuerdo a las previsiones del art.
118 de la LSC, correspondiendo además al juez de la inscripción
determinar las formalidades a cumplir en cada caso, con sujeción al
criterio del máximo rigor previsto en nuestra legislación (art. 119,
LSC).

2
CNCom, Sala C, 21/3/78. "A. G. Me Kee Argentina SA", LL, 1978-B-343.

54. Richard - Muiño. Derecho societario.


850 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

§ 521. CONTABILIDAD. - De acuerdo a la previsión del art. 120


de la LSC, como expresamos, resulta obligatorio para la sociedad
comprendida en el caso del art. 118, inc. 3, llevar contabilidad se-
parada y someterse al control que corresponda al tipo de sociedad
de que se trate.

§ 522. REPRESENTANTE. - Resulta improcedente sostener que


por aplicación de lo dispuesto en los arts. 118 y 119 de la LSC, la
designación del representante de la sociedad extranjera a que alude
el art. 118, inc. 3, deba realizarse conforme a la legislación local
que regula a las sociedades anónimas, pues tratándose de una socie-
dad extranjera de tipo desconocido en el país, no puede asimilársele,
a los efectos pretendidos, a una sociedad anónima cuando no ocurre
la hipótesis prevista en el art. 124 de la LSC.
El tema resulta de estricta actualidad desde la firma por nuestro
país del Tratado de Asunción que creara el Mercado Común del Sur
(Mercosur). En ese sentido, se ha afirmado de lege ferenda? que
debe modificarse la redacción del art. 121 de la ley argentina 19.550
y el art. 194 de la ley uruguaya 16.060,. indicando que los repre-
sentantes de las sociedades constituidas en el extranjero, no sola-
mente contraen las mismas responsabilidades que los administrado-
res de las sociedades locales, sino que también tienen las mismas
atribuciones.
Además, las restricciones o limitaciones que se impongan al ejer-
cicio de la actuación representativa, para la realización de ciertos
actos concretos, resultan en la legislación argentina inoponibles a
los terceros contratantes, sin perjuicio de validez interna y de la res-
ponsabilidad por su infracción (art. 58, LSC), aunque el tercero ten-
ga conocimiento de su existencia.
Por el contrario, en las legislaciones societarias de la República
Federativa del Brasil, del Paraguay y de la República Oriental del
Uruguay, estas restricciones provocan grados de oponibilidad a los
terceros, contrariando las actuales tendencias en materia societaria
y perjudicando la contratación en zonas de integración.

3
Benseñor, Facultades de los representantes de las sociedades constituidas
en el extranjero, y La representación societaria en el Mercosur, ponencias presen-
tadas al I Encuentro Argentino-Uruguayo de Institutos de Derecho Comercial y al I
Encuentro de las Comisiones Técnicas del Mercosur, mayo de 1996.
SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO 851
Es aconsejable la armonización de las legislaciones de los paí-
ses integrantes del Mercosur en materia de actuación representativa
societaria, respetando la plena actuación de la representación orgá-
nica, el mecanismo de imputación de todos los actos que no sean
notoriamente extraños al objeto social y la inoponibilidad de las res-
tricciones contractuales a la representación, sin perjuicio de su va-
lidez interna.

§ 523. EMPLAZAMIENTO EN JUICIO. - E n cuanto al emplaza-


miento en juicio de una sociedad constituida en el extranjero, el
art. 122 de la LSC determina que puede cumplirse en la República:
a) Originándose en un acto aislado, en la persona del apodera-
do que intervino en el acto o contrato que motive el litigio.
b) Si existiere sucursal, asiento o cualquier otra especie de re-
presentación, en la persona del representante.

§ 524. CONSTITUCIÓN DE SOCIEDADES U OTORGAMIENTO DE CON-


TRATOS DE COLABORACIÓN. - El tema es regulado por el art. 123 de la
LSC que establece que, cuando una sociedad extranjera quiera cons-
tituir una sociedad en la República, debe acreditar previamente ante
el juez de registro el cumplimiento de los requisitos exigidos por la
legislación de origen, referentes a la constitución de ella. Además,
exige la inscripción del contrato social en el Registro Público de
Comercio y en su caso en el Registro Nacional de Sociedades por
Acciones. Iguales requisitos se establecen para la reforma del es-
tatuto e impone el registro de toda otra documentación que la habi-
lite para actuar en la República.
El alcance de constituir sociedad ha intentado ser extendido a
la participación en sociedad, o sea, si debe cumplir con la registra-
ción impuesta por el art. 123 de la LSC, la sociedad extranjera que,
sin haber concurrido a la constitución de la sociedad nacional, re-
sulta luego participando en ella en carácter de socia.
La Exposición de motivos de la LSC (cap. Primero, secc. XV,
ap. 2), expresa que como no podía ser de otra manera, considera que
asociarse o participar en sociedades no es acto aislado4. De ahí

4
Cfr. Richard - Escuti (h.) - Romero, Manual de derecho societario, p. 27.
852 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

las distinciones establecidas en el referido art. 118: a) ejercicio de


actos aislados; b) ejercicio habitual, establecimiento de sucursal u
otra representación permanente, y c) asociarse y participar en so-
ciedades en la República.
El art. 118 recepta el mismo principio del anteproyecto referi-
do, en el sentido de que la existencia y forma de las sociedades cons-
tituidas en el extranjero se rigen por las leyes del lugar de consti-
tución (salvo los supuestos del art. 124, LSC) y que para el ejercicio
habitual de actos que hagan a su objeto social deben cumplir los
recaudos de los arts. 118 y 120 de la LSC.
Pero se advierte una notoria diferencia en cuanto a la asocia-
ción y participación de sociedades extranjeras en sociedad nacional,
ya que el párr. 3 o del art. 118 del anteproyecto de 1967 aparece su-
primido del art. 118 de la LSC y receptado -con modificaciones-
en su art. 123.
En efecto, el art. 123 de la LSC legisla la "constitución de so-
ciedad" en la República por parte de sociedad extranjera. Es decir,
se ha suprimido el supuesto de participación incluido en el antepro-
yecto.
Además, al modificarse la ubicación de la norma -que se em-
plaza a posteriori del art. 120, LSC-, la sociedad constituida en el
extranjero, que se encuentre en la situación prevista en el art. 123
de la LSC, no resulta comprendida ante las obligadas a llevar con-
tabilidad separada en el país.
Correlativamente con las reformas introducidas a la ley de so-
ciedades con relación a su anteproyecto en estos artículos y para que
no quede duda acerca de la voluntad del legislador de introducirlas,
fue modificada la Exposición de motivos. La parte pertinente de la
Exposición de motivos quedó redactada de la siguiente manera en
la ley. "Como no podía ser de otra manera considera que constituir
sociedad en la República no es acto aislado". De ahí las distincio-
nes establecidas en los arts. 118 y 123, ya referidos: a) ejercicio de
actos aislados; b) constitución de sociedad en la República, y c) ejer-
cicio habitual, establecimiento de sucursal u otra representación per-
manente.
La jurisprudencia nacional ha dado varias respuestas en torno
del alcance del art. 123 de la LSC; así: a) la primera corriente sos-
tiene que la sociedad extranjera partícipe debe inscribirse en todos
SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO 853

los casos5; b) la registración de la sociedad extranjera no es reque-


rible si se trata de una sociedad anónima que no tiene por objeto el
control de la sociedad participada o integra el directorio o consejo
de vigilancia6, y c) no es necesaria la inscripción de la sociedad ex-
tranjera cuando ésta sólo ha efectuado "adquisiciones circunstancia-
les de acciones, como pueden ser las inversiones a breve plazo de
sobrantes financieros"7.
A pesar de ello, la doctrina coincide de forma unánime al se-
ñalar que la expresión constituir empleada en el art. 123 de la LSC,
es comprensiva de toda participación societaria, ya sea que el carác-
ter de socio se adquiera en el momento de constitución de la socie-
dad o en instancia posterior. Entre otros elementos de convicción
se tiene en cuenta para llegar a tal solución lo expresado en la Ex-
posición de motivos: "Como no podía ser de otra manera, considera
que constituir sociedad en la República no es acto aislado". En este
aspecto, y si bien a la luz del art. 8o del Cód. de Comercio, podría
tipificarse así, sería contrario a la realidad, puesto que todo el régi-
men de responsabilidad del socio de capacidad y de aplicación de
las consecuencias de las previsiones establecidas en punto a socie-
dades vinculadas o controladas y aun del control oficial, se harían
prácticamente imposibles de no exigirse el requisito de la inscripción
y el sometimiento a la ley nacional para participar en otra sociedad.
Se señala que mediante la participación societaria posterior a la cons-
titución, burla fácilmente la disposición de aquel artículo.
Atendiendo al aspecto práctico de la cuestión, presenta una total
intrascendencia el archivo de estatutos de sociedades constituidas en
el extranjero que, por otra parte, aflorarán como socías de las socie-
dades nacionales sólo cuando lo deseen, y cuando no arbitrarán los
medios para permanecer ocultas. Mientras que sí resulta coherente,
en la etapa constitutiva de la sociedad y como elemento previo, exi-
gir que se acredite la capacidad o la legitimación a los efectos de la
concurrencia al otorgamiento del acto de que se trata.

5
CNCom, Sala D, 20/7/78. "Saab Scania Argentina SA", ED, 79-387, con la
discrepancia del juez Alberti que entendió que de tal forma se perjudicaba a la so-
ciedad nacionai.
6 CNCom, Sala B, 2/6/77, "Parker Hannifin SA", LL, 1977-C-597; id; Sala C,
21/3/78, "A. G. Me Kee Argentina SA", LL, 1978-B-343.
7
CNCom. Sala C, 21/3/78. "Huyck Mati SA", ED, 11 Aid.
854 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

Admitido, pues, al menos como principio general, que la socie-


dad extranjera que participa en una sociedad local debe inscribirse
en el Registro Público de Comercio, la doctrina también ha discre-
pado sobre los efectos que implica el incumplimiento de esa carga.
En ese sentido, están quienes sostienen la aplicación del art. 16
de LSC, con el beneficio que apunta el art. 17 infine9", quienes sos-
tienen la aplicación de las mismas sanciones previstas para las
sociedades no regularmente constituidas9; también, quienes niegan
toda asimilación con los entes no regularmente constituidos, limi-
tando los efectos a la responsabilidad de los representantes y even-
tualmente de los socios y controlantes que también obraron con dolo
o culpa10; otro sector distingue varios planos: a) en cuanto a la so-
ciedad extranjera en sí se le aplican las reglas de la sociedad irre-
gular en su actuación local; b) en cuanto al vínculo social interno
de la sociedad participada, se regirá por las disposiciones del art.
16, con el beneficio del art. 17, parte 2a; c) en cuanto a la decisión
en que participó en la sociedad local, se considerará invalidada su
participación, dependiendo la validez del acto de la posibilidad de
alcanzar sin ella los presupuestos legales, y d) en cuanto a la socie-
dad participada en sí, sin perjuicio de lo referido en el punto b, suje-
ta a eventuales sanciones de la autoridad de contralor, en la medida
de la gravitación de la extranjera no inscripta sobre la sociedad na-
cional11; finalmente, están quienes entienden aplicable a las socie-
dades extranjeras no inscriptas las lógicas consecuencias que aca-
rrea la falta de inscripción de todo acto, documento o actuación en
el registro público de comercio, cuando la ley ha impuesto esta car-
ga en forma obligatoria y que en la LSC se encuentran claramente
especificadas en la normativa prevista para las sociedades no cons-
tituidas regularmente (arts. 21 a 26, LSC).
No se trata de considerar a la sociedad extranjera no inscripta
como sociedad irregular o de hecho, pues toda asimilación ante una
y otra resulta inadmisible, pues el ente foráneo se rige en cuanto a

8
Rovira. Sociedades extranjeras, p. 78.
9
Kaller de Orchansky, Manual de derecho internacional privado, p. 505.
10
Barran, Situación jurídica de las sociedades constituidas en el extranjero
que realizan en el país el ejercicio habitual de su objeto social, "Doctrina Societaria
y Concursal Errepar", feb. 94, p. 965.
11
Favier Dubois (h.). Derecho societario registra!, p. 209.
SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO 855

existencia y forma por la ley del lugar de constitución (arg. art. 118,
párr. Io, LSC), ni de sostener que dicha sociedad pueda ser disuelta
en cualquier momento, sino de privar del efecto fundamental de la
inscripción en el Registro Público de Comercio de un acto sometido
por la ley a esa carga, provocando la inoponibilidad a los terceros
de ese acto, y que en el caso no es otro que la actuación en nuestro
país del ente extranjero que ha incumplido la carga prevista por el
art. 123 de la LSC12.
El tema se vincula a la aplicación de la restricción del art. 30
de la LSC a las sociedades constituidas en el extranjero. Este ge-
neralmente no ha sido aplicado a las sociedades extranjeras. Desde
el caso Inval SRL13, juzgado respecto a una participación que el cuo-
tista de Stuttgart cede sus cuotas a una sociedad anónima extranjera,
ante lo cual el juez de primera instancia argentino rechaza la ins-
cripción, y el fiscal de cámara se expidió por la confirmación del
decisorio recurrido. La cámara revocó, al entender que las socie-
dades constituidas en el extranjero resultan ajenas al interés nacio-
nal y se rigen por el país de su constitución, y no se advierte que la
sociedad de responsabilidad limitada se encuentre incapacitada para
ser participada por sociedades por acciones, sosteniendo que el art.
30 impone una incapacidad de derecho. Por el orden público inter-
nacional, la sociedad extranjera no se encuentra alcanzada por el art.
30, que no constituye una norma de policía de aplicación exclusiva
dentro del derecho internacional privado argentino, y no le es apli-
cable el régimen de control previsto en el art. 120 de la LSC.
Empero, si este mismo caso hubiera que resolverlo a la luz de
la Convención Interamericana sobre Conflictos de Leyes en Materia
de Sociedades Mercantiles (ley 22.921), el resultado podría ser ad-
verso a la inscripción, toda vez que su art. 3o dispone que "en ningún
caso las sociedades mercantiles gozarán de mayor capacidad que la
que se otorga a las sociedades locales"14.

12
Cfr. Nissen, La situación legal de las sociedades extranjeras integrantes de
sociedades argentinas en infracción a lo dispuesto por el art. 123 de la ley 19.550,
"Doctrina Societaria y Concursal Errepar", n° 180, p. 438 y ss., de donde extracta-
mos la doctrina citada anteriormente.
13
CNCom, Sala C, 15/9/81, LL, 1982-D-498; "Revista del Notariado", 781-240.
14
Kaller de Orchansky, Nuevos enfoques respecto de la actuación en nuestro
país de las sociedades constituidas en el extranjero, en "Anomalías societarias",
p. 157 y siguientes.
856 ORGANIZACIÓN SOCIETARIA

§ 525. SOCIEDAD CON DOMICILIO O PRINCIPAL ACTIVIDAD EN EL


PAÍS. - C o m o hemos visto, el art. 118, párr. 1°, de la LSC, establece
que la sociedad constituida en el extranjero se rige, en cuanto a su
forma y existencia, por las normas del lugar de constitución. El
art. 124 reconoce una importante excepción al precepto antes men-
cionado, al establecer que la sociedad constituida en el extranjero
será considerada sociedad argentina a los efectos del cumplimiento
de los requisitos formales y funcionales, siempre y cuando tenga su
sede principal en la República o que su principal objeto esté llamado
a conseguirse en nuestro país. Se intenta evitar el fraude a la ley
argentina respecto de los actos que se cumplen en su territorio.
En el caso de que la sociedad se domicilie en el país o esté
destinada a cumplir su objeto principal dentro de él se la considera
como local para los tres supuestos de: a) constitución; b) reforma,
y c) control de funcionamiento.
Baste recordar que esta última norma mencionada (art. 124,
LSC), al igual que los arts. 120, parte 2a, y 121 son.normas de po-
licía; en cambio, es una norma de conflicto la del art. 118, parte Ia,
y son normas materiales las de los arts. 118, párrs. 2° y 3°, 119, 120
y 12315.
Por último, comentamos que se ha planteado la cuestión sobre
si procede cancelar la registración nacional de una sociedad erigida
en país extranjero, por causa -de que un subdito de esta República
se diga agraviado del proceder de tal ente colectivo, solicitando se
declarase la irregularidad de la inscripción, y que se la dejase sin
efecto, en razón de la insuficiencia del capital de la matriculada, que

15
Boggiano, Nuevo panorama del derecho internacional privado argentino,
ED, 66-767; aquí manifiesta: "Las normas de conflicto, como toda norma jurídica
tienen una estructura bimembre: el tipo legal describe el caso -o un aspecto suyo-
iusprivatista multinacional reglamentable. La consecuencia jurídica describe el pro-
yecto de solución del caso mediante la elección de un sistema jurídico considerado
competente para dar la solución material al caso. En cambio, el tipo legal de la
norma material capta lógicamente el caso iusprivatista multinacional y la consecuen-
cia jurídica directamente proyecta la solución material del caso, sin recurrir a la
elección de otro sistema jurídico del que por vía indirecta extrae la solución. Fi-
nalmente, el tipo legal de la norma de policía capta generalmente un aspecto de
casos iusprivatistas multinacionales, en tanto que su consecuencia jurídica describe
el proyecto de solución del caso mediante la elección (autoelección) del sistema
jurídico nacional propio de la norma de policía como indicado para resolver el caso".
SOCIEDADES CONSTITUIDAS EN EL EXTRANJERO • 857

le impedía el cumplimiento cabal de su objeto social, resolviéndose en


el caso16 por mayoría en forma negativa en virtud de estimarse que
la finalidad de la impugnación residiría en impedir a la parte ac-
tora la realización de ciertos negocios presuntamente lesivos para
los derechos del apelante, pero, en tal caso, la vía de corrección
residiría en la persecución judicial de la anulación de tal negocio, y
no la virtual decapitación de su concelebrante, merced al artificio
jurídico de denegarle matrícula. Bien es cierto que aun hecho esto
la sociedad subsistiría, por ser de constitución extranjera; pero su-
pongamos, hipotéticamente, que la cancelación de la matrícula fuera
eficaz a los fines perseguidos por el impugnante. ¿Cabría en dere-
cho reprimir de tal modo los procederes de los sujetos colectivos de
derecho?
Finalmente un breve comentario en cuanto al art. 30 de la LSC,
ya que no es de aplicación a las sociedades extranjeras, con lo cual
éstas se han visto favorecidas en relación con las nacionales, pudien-
do celebrar todo tipo de contratos y constituir todo tipo de sociedad.
Ello llevó, en el caso de los hidrocarburos, a que se dictara una ley
especial que establece que para contratos referidos a ellos, el citado
artículo no es de aplicación. Se ha solucionado el problema de las
sociedades por acciones cuyo objeto fueran los hidrocarburos, pero
se ha establecido un privilegio de éstas con relación a las otras so-
ciedades. Deberíamos repensar la necesidad de mantener el art. 30
de la LSC.

16
CNCom, Sala D, 19/5/87. "Dauphine Corporation c/Inspección General de
Justicia", inédito.
P A R T E CUARTA

INEFICACIA E IRREGULARIDAD

CAPÍTULO XVII
RÉGIMEN DE NULIDAD. LA INEFICACIA SOCIETARIA

A) CARACTERIZACIÓN

§ 526. INTRODUCCIÓN. - Lo concerniente a los contratos de or-


ganización implica ciertas perplejidades a un método de trabajo fi-
jado por las relaciones de cambio.
La asunción de la relación, la imputabilidad real del acto, la
atribución de responsabilidad, son técnicas diversas dentro de un mé-
todo de cambio o de mercado. Pero cuando existe una sociedad,
esa relación aparece dificultada por la interacción no sólo de la so-
ciedad, sino de los administradores, socios y terceros. La cuestión
debe ser encarada con método diferente, de empresa o de organiza-
ción1. El tema esta íntimamente ligado a cómo se organiza un sis-

1
Conf. Angelici, La societá nulla, p. 88. Asimismo, cfr. Richard, ponencias
a las III Jornadas Nacionales de Profesores de Derecho, Buenos Aires, 30/6 y 1/7/94,
Universidad Notarial Argentina, comisión n° 3: "El derecho del consumidor, comu-
nicación denominada las sociedades y la alteración en forma habitual de los dere-
chos del consumidor", y al I Congreso Internacional Interdisciplinario, "La justicia
y la abogacía frente al siglo xxi", Buenos Aires, 14 al 16/9/94. Particularmente
como relator-coordinador en el IV Congreso Internacional de Daños, Buenos Aires,
860 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

tema jurídico, sea en un sistema de mercado -contratos de cambio-,


o en un sistema de organización o de empresa, que halla su expre-
sión en las diversas formas asociativas2. Ésta es razón de la evo-
lución del sistema societario y de los contratos de participación en
la última centuria, y la dificultad en la separación de normas con-
tractuales de las de organización. Los problemas terminológicos en
cuanto al empleo de la palabra "sociedad" en sentido amplio o es-
tricto5 y la preeminencia de normas de control público en torno de
las sociedades anónimas -conforme su origen histórico-, dificulta
su visualización actual como organización privada4.
La organización genera, en el caso de las sociedades, un fenó-
meno de imputación que corresponde a su personificación, que no
puede ser soslayado5 en cuanto altera la estructura del sistema de
las relaciones de cambio.
La concepción contractualista (método de cambio) fue impo-
niendo modificaciones normativas paulatinas, no estructurales, que
dificultan una visión global del problema. Máxime desde la técni-
ca jurídica empleada en los llamados "sistemas continentales" que
priorizan las construcciones principistas desde las cuales se deducen
las soluciones particulares, interpretándose ampliamente e incluso
analógicamente a situaciones no previstas; frente al common law que
califica la resolución judicial de cada caso como una manifestación
de los principios fundamentales de la razón y del derecho natural6.
En la materia asociativa la cuestión terminológica toma especial im-

abril de 1995, asumiendo el tema: "El fraccionamiento de la responsabilidad frente


al consumidor y terceros a través de los contratos de colaboración".
:
Gual Dalmau. Las cuentas en participación, p. 20 y siguientes.
3
Sobre el punto puede verse Richard, Organización asociativa, donde esbo-
zamos las corrientes doctrinarias como la de Girón Tena y los sistemas normativos
basados en el sistema suizo o en el español.
4
Aunque para entender este fenómeno se hable de un método o teoría de con-
trato para referirse a la sociedad anónima, o sea el de autonomía de la voluntad
escapando al derecho público, como aplicación al caso de un método de mercado,
y dentro de ellos el de empresa o de organización (cfr. Richard, Organización aso-
ciativa, p. 14 y ss.; Butler, La teoría contractual de la SA, RDCO, 1993-17).
5
Angelici, La societá nulla, p. 88.
6
Rocha Díaz, Estudio comparativo de los pricipios generales del sistema del
common law y del sistema latinoamericano, "Revista de la Facultad de México",
t. XXVII. n° 107-108. p. 791 y siguientes.
RÉGIMEN DE NULIDAD. LA INEFICACIA SOCIETARIA 861
portancia, al alejarse el legislador argentino -siguiendo al sistema
continental- de definir el sentido de las palabras, que se atrapa en
los conceptos que fija la ley e interpreta la doctrina.
La LSC creó una verdadera "parte general" en el tema de so-
ciedades, que no posee el sistema civil, ya que Vélez Sársfield en
el siglo xix trató a ésta como a un contrato más según las doctrinas
prevalecientes en la época7, pues el derecho societario es algo más
complejo que el contractual de cambio; hay en él un sistema coor-
dinado y gradual de normas8. Pero al incorporar la ley 22.903 los
contratos de colaboración empresaria no se introdujo ninguna otra
parte general, generándose dudas sobre la coordinación normativa
entre los contratos de colaboración reglados -no sujetos de derecho-
y las sociedades sujetos de derecho.
Una visión inicial se logró cuando se aceptó la resolución par-
cial, incluso por muerte, no disolviéndose la sociedad. Es el ger-
men del art. 16 que introdujo la noción del contrato plurilateral. Si-
guió así al Código Civil italiano, que en la teoría de los contratos
plurilaterales de finalidad común fijó efectos especiales ante la nu-
lidad vincular (arts. 1420 y 1446, Cód. Civil italiano, y art. 16, LSC),
el incumplimiento o la resolución parcial.
Nuestra LSC lo incorpora para las relaciones de más de dos
socios, pero al mismo tiempo no afecta el vínculo devenido uniper-
sonal, como atisbo de la institucionalización de la personificación
jurídica (interacción entre los arts. 16, 93 y 94, inc. 8, LSC), y re-
cepción de un método o sistema de empresa.
El problema de la "nulidad de la sociedad" opera una vez que
ella está inscripta9, por cuanto los problemas anteriores se refieren
a nulidades del acto o contrato constitutivo de sociedad, conforme
la distinción con que iniciamos esta temática.
En el régimen de nulidades absolutas no se aclara su efecto en
cuanto a la retroactividad, limitándose normalmente á señalar que
no afecta a los contratos realizados por el sujeto-sociedad. En otras
legislaciones se excluye la nulidad cuando la sociedad estuviere ins-

7
Etcheverry, Formas jurídicas de la organización de la empresa, p. 17.
8
Cfr. Bertini, Contributo alio studio delle situazioni giuridica degli acionisti,
n° 10.
9
Fernández Ruiz, La nulidad de la sociedad anónima, p. 20.
862 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

cripta, excepto cuando tuviere un fin ilícito (arts. 2o y 3°, ley de


sociedades mejicana).
La llamada disolución ipso iure, de pleno derecho, u ope legis,
son efectos pensados en relación a la invalidez absoluta, que no pue-
den ser trasladado? directamente al campo societario, configurando
simplemente causales de prueba que siempre deben ser invocados
por parte interesada o legitimada para promover la disolución.
La teoría de la inoponibilidad de los actos jurídicos no puede
trasladarse directamente a la desestimación de la personalidad ni a
la inoponibilidad de la personalidad. La desestimación, como la nu-
lidad absoluta, impone el procedimiento institucional previsto en la
ley de liquidación del centro imputativo.
La original inclusión de la sociedad accidental dentro de la ley
de sociedades reviste una falta de distinción entre las relaciones par-
ticipativas personificadas y no personificadas contractuales sin dis-
tinguir entre sociedad en sentido estricto y sociedad en sentido am-
plio, no siempre personificada10.
Esa evolución y construcción fragmentaria marca justo el nudo
de la inflexión doctrinaria: abarcar todo el esquema con un concepto
amplio de sociedad, que comprenda incluso a los contratos de co-
laboración empresaria, dentro de los que se reconocerían ciertos ti-
pos personificados de sociedad -como los originales sistemas ale-
mán y suizo-, o ajustar el concepto de'lsociedad en forma estricta a
las formas personificadas, sin perjuicio de reconocer que el contra-
to constitutivo de esas personas, cuando fuera tal, estaría dentro de
los contratos asociativos que se regularían como un género -como los
sistemas español, francés o italiano-.
Para entender la situación actual del derecho societario y tomar
partido, se hace necesario formular un sistema. Una labor es dis-
tinguir entre la sociedad-contrato, que refiere a una concepción de
sociedad en sentido lato, propia de los contratos asociativos o de par-
ticipación, y la de la sociedad-sujeto, que refiere al concepto de
sociedad en sentido estricto, conforme el actual art. 1648 del Cód.
Civil, y el art. Io de la LSC". Ciertos desarrollos doctrinarios en
torno a la nulidad confunden ambos conceptos.

10
Sobre el punto ver Richard, Organización asociativa, p. 105 y siguientes.
11
Conf. Richard, Sociedad y contratos asociativos, p. 17 y siguientes.
RÉGIMEN DE NULIDAD. LA INEFICACIA SOCIETARIA 863
La aparente rígida tipicidad imperante en la LSC -y en otras
que siguen similar sistema de tipicidad societaria cerrada-, con la
sanción severísima de la nulidad, aparece hoy como excesivamente
riguroso y seguramente antifuncional12, recordando que la doctrina
moderna ha producido importantes estudios sobre este particular.
La dificultad en el tema radica en la adaptación de las normas
clásicas sobre nulidades previstas para los actos jurídicos unilate-
rales o bilaterales13, al negocio constitutivo de sociedad de caracte-
rística plurilateral y más aún a la sociedad operando, sujeto de de-
recho14.

12
Conf. Cámara, Derecho societario, p. 79.
13
Cfr. Halperin, El régimen de nulidad de las sociedades, RDCO, 1970-545.
14
El art. 22 de la ley de sociedades peruana (1966) no sólo establece la sub-
sanación del vicio hasta el momento de declaración de la nulidad (siguiendo las
tendencias actuales, art. 17) y la no afectación de los actos celebrados, sino que la
declaración de la nulidad abre el proceso de liquidación. La subsanación de los
vicios es la impronta impuesta en toda la legislación vigente (art. 38, ley de socie-
dades anónimas alemana de 1965).
Dentro de las tendencias que marcamos la ley francesa de 1966 impuso un
sistema más completo dentro de la época, que puede resumirse: 1) la nulidad sólo
puede resultar de una disposición de la ley o de las que surjan del contrato; 2) la
nulidad de la sociedad comercial manifiesta dificultades que no se dan en el caso
de los contratos de cambio; 3) se restringen las causas de nulidad absoluta; 4) se
admite la subsanación de los vicios y la regularización societaria, salvo cuando el
objeto es ilícito; 5) autoriza al tribunal, aun de oficio, para fijar un plazo a fin de
cubrir la nulidad, y <5) reduce a tres años el plazo de prescripción de la acción
de nulidad (Borgioli, La nullitá della societá per azioni, p. 176, reseñando después
otras legislaciones, a las que remitimos brevitatis causa, al mismo tiempo señala
que el efecto sería ex nunc, pero también indica que la doctrina es propensa a man-
tener la interpretación tradicional en torno de los efectos de la nulidad absoluta;
también Perrota, Breves estudios sobre la sociedad comercial, LL, 140-1293). El
art. 1844-7 del Cod. Civil francés menciona como causal de disolución par la'an-
nulation de contrat de société (ley del 4/1/78, que consagra ocho artículos al pro-
blema -arts. 1844-10 a 1844-17-), considerando esta sanción como una arma incon-
veniente para la seguridad de las transacciones y que corresponde reservar para los
supuestos en que no se respeten disposiciones importantes.
Esos ajustes del sistema de nulidad en las sociedades se formulan dentro de
la década del 60, coincidiendo con la gestación de la Primera Directiva del Consejo
de Europa, formalmente publicitada el 9/3/68, que en su sección III aborda la cues-
tión en tres artículos (10 a 12) a través de los cuales se defiende la personalidad de
las sociedades en beneficio de terceros. De allí que la oponibilidad frente a terce-
ros de la sentencia que declare la nulidad está sujeta a la publicidad previa (arts. 3 o
y 12, Directiva), y el efecto de la nulidad de generar la liquidación de la sociedad. O
864 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

El hecho de que la nulidad de la sociedad "no afecte a la validez


de las obligaciones o de los créditos de la sociedad frente a terceros
ni a la de los contratos de éstos frente a la sociedad, sometiéndose
unas y otros al régimen propio de la liquidación", no correspondería
a efectos ex nunc y no ex tune de la declaración de nulidad, sino a
la distinción de los efectos de la nulidad no sobre actos sino sobre
un sujeto15.
La nulidad juega como causa de disolución16. La nulidad, o
mejor dicho, la anulabilidad, se configura como causal de disolución
de la sociedad que constituye un sujeto de derecho: la sentencia,
desde que pasa en autoridad de cosa juzgada, opera ex nunc. Esta
concepción, además de armonizar nuestras reglas legales, es la que
mejor se compadece con la tendencia general en la materia, que mira

sea que el efecto de la nulidad absoluta sobre la persona jurídica sociedad es ex


nunc. En cambio, el ap. 4 del art. 12 de la Directiva acepta que "la legislación
de cada Estado miembro podrá regular los efectos de la nulidad entre los socios",
o sea que los efectos de la nulidad sobre el negocio constitutivo, la relación de base,
podrá ser ex tune o ex nunc según dispongan las normas específicas.
Italia adaptó en 1969 el art. 2332 de su Cód. Civil conforme tal directiva,
disponiendo que "avvenuta l'iscrizione nel registro delle imprese, la nullitá della
societá puó essere pronunciata soltanto" en los limitados casos que de seguido se
fijan, determinando que "la sentenza que dichiara la nullitá nomina i liquidatori".
Se advierte una tendencia a fijar una regulación propia en la materia, inspirada
por los principios de protección de los terceros que trataron con la sociedad, no sólo
en cuanto a la relación jurídica sino a las relaciones patrimoniales con un nuevo
sujeto, que como institución jurídica no puede desaparecer sin ajustarse a ciertas
reglas de disolución y liquidación impuestas en protección de los terceros que con-
trataron con el sujeto creado negocialmente.
En tal sentido, la ley uruguaya 16.060, de 1989, que tomó como antecedentes
a la argentina con su importante reforma de 1983, introduce una sección completa
(la IV) constituida por los arts. 22 a 35, que se inicia con la remisión al régimen
general de los contratos en cuanto no se encuentre modificado por esa sección, para
determinar luego precisamente que los efectos de la nulidad sobre la sociedad será
generar su liquidación (art. 26), o sea un efecto ex nunc, pero con un efecto ex tune
en torno de la responsabilidad de los fundadores, socios, administradores y repre-
sentantes (arts. 28 y 31), además de acentuar la inoponibilidad de la nulidad frente
a terceros (art. 29) y facilitar la subsanación (arts. 30 y 31, ley de sociedades uru-
guaya).
15
Fernández Ruiz, La nulidad de la sociedad anónima, p. 22 y 112; si bien
el autor llega a la misma conclusión en cuanto a los efectos no formula la distinción
que formalizamos en torno a la "nulidad del sujeto".
16
Cámara, Derecho societario, p. 31.
RÉGIMEN DE NULIDAD. LA INEFICACIA SOCIETARIA 865
suprimir la nulidad como sanción por juzgarla inconveniente y per-
judicial17.
No obstante ello, algunos autores no distinguen entre la nuli-
dad del acto jurídico o la del contrato y de la sociedad, sosteniendo
que no cabe hablar de disolución de una sociedad radicalmente nula,
por aplicación del viejo adagio quod nullum est, nullum producit
effectum}*.

§ 527. NULIDAD. INVALIDEZ. INEFICACIA. - Para avizorar la


cuestión recordamos la importancia que en materia societaria tiene
su origen en la vinculación de la sociedad al acuerdo o contrato cons-
titutivo de sociedad19, aunque se reconozcan los efectos especiales
del nacimiento de un nuevo sujeto de derecho, a través de un patri-
monio y no de una mera comunidad en mano común de los bienes,
de una cierta impermeabilidad patrimonial de los intervinientes por
las obligaciones asumidas por el patrimonio social, de la concepción
de órganos, del principio mayoritario para resoluciones colectivas
colegiales.
Los defectos que pueda presentar la estructura societaria duran-
te su existencia pueden llevar a la resolución parcial o a la disolu-
ción de la sociedad, pero no a su irregularidad o nulidad.
Corresponde insistir en que el régimen de nulidades previsto
por la LSC está dirigido a la nulidad del contrato de sociedad20.
Cuando los vicios de un vínculo se producen durante la existencia
de la sociedad -o sea, luego de su constitución-, la LSC los enfoca
como causales de resolución parcial del contrato (art. 91, párr. Io,
LSC) y eventualmente como causales de disolución de la sociedad,
si producen alguno de los efectos del art. 94 o, no siendo esa norma
sino enunciativa, en otras previsiones legales (arts. 17 a 19, 22, et-
cétera). Asimismo, una sociedad no puede convertirse en sociedad

17
Cámara, Disolución y liquidación de sociedades mercantiles, p. 269, citan-
do de conformidad a Brunetti y Sotgia.
18
Garrigues, Tratado de derecho mercantil, t. II, p. 697 y 698.
19
Ese problema ya io marcaba Ascarelü, al señalar la complejidad del pro-
blema donde se mezclaban aspectos de los contratos en la relación constitutiva con
el derecho de las personas en el funcionalismo de la sociedad.
20
Halperin, El régimen de la nulidad de las sociedades, RDCO, 1970-545.

55. Richard - Muiño, Derecho societario.


866 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

de hecho durante su existencia: o tiene la suficiente instrumentación,


y nunca llegará a ser sociedad de hecho, o carece de ella ab initio, y
será sociedad de hecho hasta que regularice tal defecto. Queda a
salvo, claro está, la hipótests de la sociedad "devenida de hecho",
resultante de la nulidad absoluta. Similarmente, sociedad irregular
es la que así se constituye (art. 21, L3C;, Los vicios posteriores re-
ciben otras sanciones. La excepción está dada por ciertas disposi-
ciones, como el art, 369, inc. h, de la LSC, que da el tratamiento de
sociedades irregulares a las que incumplen con el deber de enajenar
las participaciones en otra sociedad, incompatibles con la condición
de sociedades por acciones de las participantes. Esta solución ex-
cepcional ha sido justamente atacada por la doctrina21. Presenta de-
fectos de sistemática jurídica, al atribuir un efecto imputable a vicios
formales de la constitución, respecto de una "incapacidad" sobrevi-
niente. Además implica una sanción totalmente desproporcionada
con el vicio que ataca, pues implica disolver a la sociedad preexis-
tente incumplidora, cuando una sociedad posterior a la misma ley,
que incurra en esa conducta prohibida, sólo sufrirá la anulación de
la participación prohibida. Por otra parte, las incapacidades sobre -
vinientes pueden excepcionalmente producir nulidades vinculares du-
rante la existencia de la sociedad. Pero en estos casos, la disolu-
ción de la sociedad, cuando corresponda, se producirá conforme a
las reglas generales en materia de disolución22.
Debe distinguirse suficientemente entre los conceptos de inefi-
cacia, invalidez y nulidad.
De estos conceptos, la ineficacia es el término jurídico más am-
plio, que comprende en su seno todas aquellas situaciones en las
cuales los negocios jurídicos carecen de vigor, fuerza o eficiencia
para lograr sus efectos. Dentro de este concepto quedan incluidas
no sólo la nulidad y la invalidez, sino que tiene un alcance general
que comprende también otros supuestos que afectan la validez del
acto, como lo son la caducidad, inoponibilidad, rescisión, resolución
o revocación del acto23.

21
Etcheverry, Sociedades irregulares y de hecho, p. 178.
22
Cabanellas, Los vicios en lu constitución de sociedades, RDCO, 1994-131,
nota 1 y la bibliografía en él citada.
23
Cifuentes, Negocio jurídico, p. 570. En contra, con otra visión, Lloverás
de Resk, La ineficacia de los actos jurídicos, ED, 110-923.
RÉGIMEN DE NULIDAD. LA INEFICACIA SOCIETARIA 867

Es decir que, a diferencia de la invalidez, que constituye una


sanción legal que priva al acto de sus efectos propios por causas
existentes desde su mismo origen -y que incluye en su seno el con-
cepto de nulidad-, la ineficacia es un concepto amplio, que abarca,
además de esa comprensión, aquellos supuestos, presentes general-
rr.;r.te en los actos bilaterales, en los cuales e! negocio jurídico deia
de producir sus efectos por voluntad o conducta de alguna de las
partes (rescisión, resolución o revocación), y también aquellos casos
en que el acto puede resultar válido y perfecto para las partes, pero
ineficaz para los terceros, o viceversa (supuestos de inoponibilidad).
En resumen, la invalidez o nulidad es una especie de ineficacia,
pero no la única, pues un negocio válido puede tornarse ineficaz por
causas sobrevinientes, extrínsecas a la estructura negocial causal24.
También resultan distinguibles la invalidez y la nulidad, exis-
tiendo entre ellas una relación de género a especie. La invalidez
abarca, pues, como género, toda la problemática de los actos nulos
y anulables, de nulidad absoluta y relativa, y de esta manera, supri-
miendo el vocablo "nulidad" como genérico para reemplazarlo por
"invalidez", podremos caracterizar debidamente la doble pareja: ac-
tos nulos y anulables, de nulidad absoluta y relativa, con mejor pre-
cisión25.
Retomando el desarrollo de este supuesto diremos que cuando
hablamos de nulidades societarias enfrentamos un vicio de invalidez
de carácter sustancial que afecta total o parcialmente la estructura
del acto mismo, en cuanto contiene vicios o deficiencias en su forma
estructural, distinguiéndose así, por ejemplo, de la ineficacia que
priva de los efectos a un acto jurídicamente válido por un hecho
posterior motivado en factores externos, extraños a la voluntad de
las partes.
Este vicio de invalidez (nulidad) no afecta la relación asociati-
va en los aspectos personales o de la existencia misma del vínculo,
sino en relación a la clase de vínculo (atipicidad). Al referirnos a
este tema, hemos distinguido entre los efectos de la personalidad y

24
Zannoni, Ineficacia y nulidad de los actos jurídicos, p. 127, citas estracta-
das de Nissen, impugnación judicial de actos y decisiones asamblearias, p. 2.
25
Nissen, Impugnación judicial de actos y decisiones asamblearias, p. 3, con
cita de Etcheverry.
868 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

los del tipo, y en función de ello podemos establecer que la nulidad


no afecta la relación asociativa exteriorizada -que si existió no pue-
de ser borrada-, sino que altera los efectos que genera la atribución
del tipo, agregando que esos efectos tipológicos son ex tune con mo-
tivo de la nulidad absoluta, sin perjuicio de constituirse como causal
de disolución {ex mine) de la relación asociativa. El derecho fran-
cés en la reforma al Código Civil de 1978 otorgó personalidad moral
a la sociedad personalista nula, a los efectos de la liquidación, como
necesario resguardo de los derechos de los terceros acreedores so-
ciales26.
Por otra parte, es necesario recordar que, en nuestro derecho,
y siguiendo el criterio adoptado por la mayoría de los autores27, las
nulidades se han clasificado de la siguiente manera: a) según la ac-
tuación patente o latente de la causa de invalidez: nulidad manifiesta
y no manifiesta o dependiente de juzgamiento; b) según la índole
rígida o fluida de la causa de invalidez: actos nulos (nulidades de
derecho) y actos anulables (nulidades dependientes de aprecia-
ción judicial); c) según el rigor de la sanción de invalidez: nulidad
absoluta y nulidad relativa; d) según la extensión de la sanción de
invalidez: nulidad total y nulidad parcial, y e) según el carácter ex-
preso o tácito de la sanción de invalidez: nulidad expresa y nulidad
virtual.
En el derecho societario' se afirma, en cuanto a los vicios del
contrato en su conjunto, que se debe recurrir a criterios distintos de
los del derecho común28. Se distingue, por ejemplo, entre vicios
de constitución, y de formalización y publicidad, y dentro de los pri-
meros, entre aquellos que se refieren a la propia formación del con-
trato y los que se refieren a los requisitos necesarios para la vida de
la organización. Dentro de estos últimos, los que afectan totalmen-
te el contrato, y los que lo afectan sólo parcialmente. En síntesis,
establece: a) que los vicios que afectan disposiciones imperativas de
la ley son siempre vicios de nulidad, y b) la alternativa de nulidad

26
Guyénot, Los ocho casos comunes de disolución de las sociedades civiles
y comerciales, RDCO, 1981-795 y ss., particularmente p. 805, donde trata sobre el
reconocimiento de la personalidad jurídica de la sociedad anulada, a los efectos de
su liquidación.
27
Como refiere Llambías, Código Civil anotado, t. II-B, p. 212.
28
Zaldívar y otros. Cuadernos de derecho societario, vol. I, p. 113.
RÉGIMEN DE NULIDAD. LA INEFICACIA SOCIETARIA 869

y anulabilidad del derecho común se sustituye por la de subsanación


o no subsanación del vicio, otorgándose a la posibilidad de subsanar
un negocio viciado de nulidad una máxima extensión (por aplicación
del principio de conservación de la empresa), mientras que sólo por
excepción los vicios de nulidad son insanables.
El Código Civil se refiere a vicios de los actos jurídicos y no
a instituciones jurídicas como la personalidad.
Con relación a la nulidad societaria, debemos insistir en que
ésta no alcanza a la relación societaria ex tune, sino en esa modali-
dad, como lo es el régimen de la nulidad absoluta, en la atribución
del tipo o con la modalidad concebida por las partes. Respecto de
la relación asociativa que por haber existido no puede desconocer-
se, la nulidad absoluta actuará como causal de disolución ex nunc.
Lo que no puede borrarse hacia atrás -si existió como tal- es a la
sociedad que generó débitos sociales imputativos a la nueva persona
jurídica o que generó preferencias respecto al centro imputativo im-
puestas por la ley (art. 1658, Cód. Civil). Si, en cambio, la socie-
dad no actuó, debe ser desvalorizada en ambos sentidos29.
Los problemas de la invalidez societaria deben ser encarados
con un sistema de saneamiento integral, con composición contrac-
tual, que disminuya la judicialidad de las cuestiones, sin afectar a
terceros. Analizaremos a continuación algunas hipótesis de nulidad.

§ 528. INVALIDEZ FUNCIONAL. - Este aspecto no afecta a la so-


ciedad misma, sino que la invalidez funcional representa un aspecto
de la ineficacia societaria que atañe a su funcionamiento como so-
ciedad. Tal la nulidad de los actos del órgano de representación
(art. 58), o de administración (impugnación de decisiones del direc-
torio), o de impugnación de decisiones asamblearias (arts. 248 y 251,
LSC), o de la asamblea misma, o de diversos actos (el caso del
art. 199), o la actividad ilícita.

§ 529. NULIDAD EN RAZÓN DEL VÍNCULO. - En este caso debe-


mos remitir a lo expresado en el § 63 sobre el contrato constitutivo,
pues estos supuestos no son aplicables si la sociedad actuó como

29
Ver Richard, En torno a la nulidad absoluta de sociedades, en "Derecho
empresario actual. Homenaje a Raymundo Fernández".
870 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

sujeto de derecho. El art. 16 de la LSC establece como principio


general que "la nulidad o anulación que afecte el vínculo no produ-
cirá la nulidad, anulación o resolución del contrato". La excepción
a este principio la constituyen los tres supuestos siguientes: a) que
la participación del socio sea esencial; b) que siendo la sociedad de
dos socios, el vicio de la voluntad hace anulable el contrato, y c) si
tuviere más de dos socios, el vicio de la voluntad afecte a ios que
pertenezca la mayoría del capital.
Ti^íQ disposición se r ífiíro °. I'.^s vici'^" A.^\ cüiiscriiiinicnto \\ sn
consecuencia, también comprende la capacidad para formar válida-
mente una sociedad. En cuanto a la capacidad, existen otras nor-
mas de aplicación específica.
a) En el caso de menores, el art. 28 de la LSC prevé que en el
caso de los arts. 51 y 53 de la ley 14.394, sólo autoriza que los
herederos menores sean socios de sociedades en los que su respon-
sabilidad resulte limitada. El incumplimiento de esta norma, aun-
que no produce la nulidad de la sociedad, pero hace incurrir en res-
ponsabilidad solidaria e ilimitada al representante del menor y a los
consocios mayores de edad por los daños y perjuicios que sufra el
menor (art. 29, LSC).
b) En el supuesto de los cónyuges, la capacidad para constituir
sociedad se restringe a la posibilidad de integrar sociedades por ac-
ciones o de responsabilidad limitada (art. 27). La violación a tal
regla se ve sancionada con la nulidad de la sociedad (art. 29, LSC).
Para el caso en que los cónyuges integren una sociedad en co-
mandita por acciones revistiendo uno de ellos la calidad de socio
comanditado y el otro, la de comanditario, entendemos que tal si-
tuación no estaría sancionada por el art. 29, dada la fundamentación
de estas normas explicitada en la Exposición de motivos.
c) Sociedades participantes en otras sociedades; se contemplan
los siguientes casos de nulidad: 7) cuando las sociedades anónimas
y en comandita por acciones formen parte de sociedades que no sean
por acciones (art. 30), y 2) cuando se trate de la constitución de
sociedades o del aumento de capital social mediante participaciones
recíprocas, aun por interpósita persona (art. 32).
En todos los casos deberá tenerse presente lo dispuesto por el
art. 16, a fin de determinar si ellos llevan a la nulidad, anulación o
resolución del contrato.
RÉGIMEN DE NULIDAD. LA INEFICACIA SOCIETARIA 871
Además, a diferencia del Código Civil, los vicios de la voluntad
que afecten el consentimiento de uno de los otorgantes, tornan anu-
lable el vínculo de ese participante, pero no producen la nulidad o
anulación del contrato si no se dan los supuestos de excepción pre-
vistos en el art. 16 de la LSC.
Destacamos que estas apreciaciones hacen a ¡a relación con-
tractual, pues si la sociedad actuó, aunque quede un único socio se
deberá aplicar la disposición del art. 94, inc. 8, de la LSC.

§ 530. OMISIÓN DE REQUISITOS ESENCIALES. TIPICIDAD Y ATIPI-


CÍDAD.-La ley societaria (art. 17) declara nula la constitución de
sociedad de tipo no autorizado. Y agrega, en la segunda parte del
artículo, que "la omisión de cualquier requisito esencial no tipifi-
cante hace anulable el contrato, pero podrá subsanarse hasta su im-
pugnación".
Se afirma que el fundamento de la solución está en la conser-
vación de la empresa, fuente de trabajo, y en la protección de quie-
nes contrataron con ella, y que la subsanación del vicio alivia los
requisitos del derecho común, que exige la confirmación (art. 1059
y ss.. Cód. Civil), para lo que es menester la previa cesación del
vicio (art. 1060, Cód. Civil). Además, la subsanación debe ser ex-
presa y realizarse con todas las formalidades requeridas para la mo-
dificación del contrato social (art. 12), sin que tal acto tenga efecto
retroactivo30.
No subsanado el vicio antes de su impugnación judicial, la anu-
lación significará la liquidación de la sociedad, trayendo aparejada
la responsabilidad solidaria e ilimitada de los socios por las obliga-
ciones sociales, excepto para las sociedades anónimas a las cuales
se les aplican las disposiciones de los arts. 182 y 183 de la LSC.
Finalmente, declarada la quiebra de la sociedad, ésta extenderá sus
efectos sobre los socios sin producirse confusión entre las masas de
acreedores (arts. 160 y ss., ley 24.522).

§ 531. CONSERVACIÓN DEL NEGOCIO Y RESPONSABILIDAD POR NU-


LIDAD. - Pese a que el Código Civil argentino -en forma similar al

30
Zaldívar y otros, Cuadernos de derecho societario, vol. I, p. 119, con cita
de Halperin, El régimen de nulidad de las sociedades, RDCO, 1970-565.
872 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

español- se dedicó a reglar cuidadosamente en torno de los contra-


tos típicos y bilaterales, no previéndose en el siglo pasado norma
alguna respecto de los contratos plurilaterales, la norma genérica
del art. 1039 del Cód. Civil puede ser útil a tal fin: "La nulidad de
un acto jurídico puede ser completa o sólo parcial. La nulidad par-
cial de una disposición en el acto, no perjudica a las otras dispo-
siciones válidas, siempre que sean separables". El género "acto
jurídico" engloba los contratos, y no parece desvalioso extender la
interpretación. Si bien se habla de acto jurídico, ésta abarca los
contratos, y si la palabra "disposición" es interpretada con sentido
amplio31 es aplicable a los actos jurídicos bilaterales o a los unila-
terales. En un acto colectivo colegial, como una asamblea, el vicio
de un concurrente, en cuanto no afecte el quorum o la mayoría, puede
ser atendido por el principio indicado. Pero aun en actos bilatera-
les, contratos, la afectación de una cláusula no necesariamente afec-
ta la integridad de la relación, cuando funcionalmente puede cum-
plir el objeto del contrato. Ésta es la moderna tendencia en las
políticas legislativas que tienden a invalidar cláusulas (art. 13, LSC,
y art. 218. inc. 3, Cód. de Comercio), o la inoponibilidad a terceros
de ciertas cláusulas (art. 125, LSC).
¿Cuál es la responsabilidad de los socios en el supuesto de ati-
picidad? De no existir normas específicas, dentro del sistema del
derecho privado general, se señala32 y aplicamos al supuesto que la
sanción de nulidad y la de daños y perjuicios son independientes
entre sí, y dan lugar a acciones judiciales de diferente régimen. Pue-
den, sin embargo, ser intentadas en forma conjunta o separada. La
sanción de nulidad se rige por sus normas específicas (arts. 1050,
1052 a 1054. 2323 y ss., Cód. Civil, y art. 251, LSC, y la indemni-
zación por daños y perjuicios por los arts. 901 a 906, Cód. Civil, y
arts. 248, 275 y concs., LSC).
Se trataría, a la postre, de apartar los actos de la persona jurí-
dica, de los efectos generales de la nulidad, en tanto el acto al ser
anulado podría afectar a terceros, comportándolo dentro de la teoría
del art. 1056 del Cód. Civil.

31
López de Zavaiía. Teoría de los contratos. Parte general, p. 83, nota 38.
32
Lloverás de Resk. Tratado teórico práctico de las nulidades, p. 520; Buteler
Cáceres. Manual de derecho civil. Parte general, p. 346.
RÉGIMEN DE NULIDAD. LA INEFICACIA SOCIETARIA 873

En ese sentido, la doctrina33 destaca que debe tenerse en cuenta,


además, la existencia de normas que limitan los efectos propios de
la sentencia de nulidad, tanto entre las partes, como en relación a
terceros. Todos estos institutos quedan comprendidos en lo que los
autores denominan principio de conservación del negocio jurídico,
que tiende a permitir que las partes consigan los fines propuestos en
la celebración del acto jurídico, en tanto no afecta la moral, las bue-
nas costumbres o el orden público.
Luego de dictada la sentencia de nulidad desaparecen todas las
clasificaciones de nulidad de los actos jurídicos, para existir sola-
mente una clase de nulidad: la pronunciada por el juez- Esta es la
nulidad que produce los efectos previstos por el ordenamiento civil,
que se dan incluso en el art. 1057 del Cód. Civil. La obligación de
indemnizar tiene su causa en la sentencia de nulidad. Su ratio propia
consiste en la protección de la sociedad, los socios y terceros, no
planteando un conflicto entre seguridad jurídica y justicia, puesto que
en el siglo xx la seguridad es integrante del valor supremo justicia34.
Quedan así enmarcados dos problemas derivados de los princi-
pios generales: a) la conservación del negocio, y b) la responsa-
bilidad de los partícipes frente a terceros.

§ 532. DEFICIENCIAS EN LA FORMA. -Reiteramos en este punto


que las deficiencias de forma no provocan la aplicación de sanciones
de fondo que tornen nulo o anulable el contrato, sino que -al tra-
tarse de vicios de forma- dan lugar a la aplicación de un régimen
particular, totalmente distinto de aquél y propio del ámbito societa-
rio previsto en la secc. IV de la LSC, denominada "De la sociedad
no constituida regularmente" (art. 21 y ss., LSC).

§ 533. REGLAS PROCESALES. PRESCRIPCIÓN. - Analizaremos el


ejercicio y los sujetos que pueden intentar estas acciones.
a) La acción de nulidad puede ejercerse por vía de acción o de
excepción (art. 1058 bis, Cód. Civil).
b) Son sujetos legitimados para su ejercicio: 1) el socio afec-
tado en caso de un vicio que le atañe; 2) cualquier socio si la so-

33
Lloverás de Resk, Tratado teórico práctico de las nulidades, p. 516.
34
Lloverás de Resk, Tratado teórico práctico de las nulidades, p. 521.
874 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

ciedad fuere atípica o tuviere un objeto ilícito o prohibido, o si el


contrato careciera de un elemento esencial no tipificante, antes de
la subsanacion; 3) el acreedor de la sociedad dado que su interés
radica en la responsabilidad personal, solidaria e ilimitada de los
socios que de tal nulidad deriva, y 4) el acreedor particular de un socio
cuando la nulidad es absoluta, a fin de posibilitar el cobro de su
crédito sobre el remanente que le corresponde a su deudor (salvo el
caso de la sociedad con objeto ilícito).
En cambio, debe negarse ese derecho al deudor de la sociedad,
pues aun cuando ésta sea nula, de nuiídad absoluta, deberá pagar su
débito, por cuanto la sociedad se rige por las normas de la liquida-
ción35.
c) En cuanto a ia legitimación pasiva, o sea, en contra de quién
se ejerce la acción, la regla general será que debe ejercerse contra
todos los socios y la sociedad36.
En materia de prescripción de la acción, e¡ art. 847, inc. 3 o , del
Cód. de Comercio, fija en el plazo de cuatro años el ejercicio de la
acción para los casos de nulidad o rescisión de un acto jurídico co-
mercial, comenzando a correr el término desde que se conociere el
vicio, salvo para el caso de violencia o intimidación, que comenzará
a contarse desde que el vicio hubiere cesado37.

§ 534. NULIDAD EN RAZÓN DEL OBJETO O DE LA ACTIVIDAD. - Vi-


mos al estudiar los elementos del contrato, que entre otros, el objeto
social debe ser lícito (§ 54). La ley prevé la sanción de nulidad no
sólo para los casos de ilicitud del objeto social (art. 18), sino tam-
bién para el caso de actividad ilícita y el de objeto prohibido (arts.
19 y 20), inspirado esencialmente en el interés público afectado.
La sanción que la ley establece para el caso de objeto ilícito es
la de máximo rigor: designación por el juez del liquidador de la so-
ciedad e ingreso del remanente al patrimonio estatal para la edu-
cación común. La responsabilidad ilimitada y solidaria por el pa-

35
Perrota, Breves estudios sobre la sociedad comercial, LL, 139-875, cit. por
Zaldívar y otros, Cuadernos de derecho societario, vol. I, p. 120.
36
Para un mayor detalle, cfr. Halperin, El régimen de la nulidad de las so-
ciedades, RDCO, 1970-567.
37
Zaldívar y otros, Cuadernos de derecho societario, vol. I, p. 121.
RÉGIMEN DE NULIDAD. LA INEFICACIA SOCIETARIA 875
sivo social y los perjuicios causados se extiende no sólo a los socios
y administradores, sino también a "quienes hayan actuado como ta-
les en la gestión social".
En el supuesto de objeto lícito y actividad ilícita, la sanción
prevista en el art. 19 es similar a la anterior, quedando a salvo los
socios que acreditan su buena fe.
Y para el supuesto de objeto prohibido, la sanción es la misma
que la del art. 18, salvo en lo que respecta a la distribución del re-
manente, que se ajustará a lo dispuesto en el régimen de liquidación
previsto por la ley. Otro de los requisitos inherentes al objeto so-
cial es la posibilidad práctica de su cumplimiento. La situación con-
traria, es decir, la imposibilidad de cumplimiento del objeto social,
si es constitutiva, produce la nulidad del contrato; si en cambio es
sobreviniente, produce su disolución conforme a lo previsto en el
art. 94, inc. 4, de la LSC.
Queremos enfatizar en torno de los ilícitos societarios, ejecuta-
dos normalmente por el grupo de control, contra los socios (p.ej.,
endeudamiento de la sociedad en beneficio de ese grupo) o contra
terceros (p.ej., subcapitalización)38.
En esta misma línea, un tema que despierta muchas dificultades
es el análisis de la actividad de intermediación financiera no auto-
rizada, en sus efectos. A nadie escapa la actividad "pública" de
mesas de dinero independientes o en paralelo con el sistema finan-
ciero institucionalizado. La evidencia de su actuación impondría
un análisis sociológico y económico, imposible de abordar en inte-
gridad, pero que suscita la pregunta del rol de la interacción de lo
económico y lo jurídico. Por cierto que el análisis de las conductas
de la aplicación del sistema normológico (derecho) sobre el fenó-
meno jurídico (económico) o sea del derecho económico, deja un
sabor amargo, pues no se advierte en relación a los operadores eco-
nómicos (economía) que se adopte una firme decisión de hacer ac-
tuar las normas vigentes (economía del derecho).
Entre las normas vigentes deben recordarse las previsiones de
los arts. 18 a 20, 54, 184, 264, 271 a 273 de la LSC, entre otros

38
Pórtale, Capitule sociale e societá per azioni sottocapitalizzata, "Rivista
delle Societá", año 36, 1191, fase. Io, p. 3 y siguientes. Nos referimos a la infra-
capitalización material.
876 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

muchos, debiendo replantearse las soluciones del art. 17 de la mis-


ma ley.
Específicamente en relación a la norma del art. 19 de la LSC,
afirmamos que son ilícitos ciertos actos que en sí mismos son lícitos,
cuando su repetición implica cumplir una actividad que el sistema
normativo sujeta a autorización previa.
Si partimos de la aseveración de que la ley de sociedades en
sus arts. 18 a 20 regula actos prohibidos e ilícitos, y actividades
ilícitas, no diferenciando entre actividad ilícita y actividad prohibi-
da, ambas están comprendidas en el terreno de lo ilícito, aplicándo-
les el art. 19 de la LSC, no advirtiéndose lagunas jurídicas en LSC.
Debemos subrayar la conexión con el resto del sistema jurídico, al
que indudablemente vincula el art. 20 de la LSC, pues la ilicitud de
esas actividades u objeto derivan de otras normas legales, las cuales
determinan la actividad como ilícita, pero quedando involucradas por
el art. 19 de la LSC.
El acto en sí mismo puede ser lícito, pero nunca la actividad,
que requería ser autorizada expresa y previamente. El sistema ju-
rídico ha previsto que ciertas empresas deban obtener su autoriza-
ción previa para desempeñarse como tales (en el mismo sentido que
lo hace el art. 2084, Cód. Civil italiano), además de organizarse ju-
rídicamente a través de un tipo social determinado. Esas activida-
des bajo fiscalización especial, cumplidas sin previa autorización,
son siempre ilícitas.
La LSC acentúa con rigor el "principio de la tipicidad". No
otorga posibilidad de ejercitar la competencia dispositiva para gene-
rar relaciones asociativas -personificantes- fuera del numerus clau-
sus de los tipos societarios, disponiendo la nulidad por atipicidad
(arg. art. 17, LSC). En las sociedades con actividad prohibida, la
competencia dispositiva se encuentra reducida aún más en su nume-
rus clausus, en cuanto a elección del tipo -sólo sociedad anónima
y cooperativa-, y previo a la efectivización de esa relación societa-
ria, siempre se necesita tener una "empresa" que dé sustento al con-
trato como elemento -organización jurídica-, que marca hoy una
diferencia con los contratos con estructura de cambio, pues éstos no
necesitan tener una empresa (organización) como base indispensable.
La autorización previa como empresa financiera y su organiza-
ción conforme esa tipología societaria está dada en estos casos en
protección de terceros consumidores o usuarios del servicio, dando
RÉGIMEN DE NULIDAD. LA INEFICACIA SOCIETARIA 877
seguridad jurídica a los negocios, y exigiendo una organización ju-
rídica acorde con el elemento empresa -como unidad económica-.
El art. 20, que trata el "objeto prohibido" en razón del tipo,
protege una situación estática, no dinámica, porque inmediatamente
que una "empresa no autorizada" comienza a actuar viola la norma-
tiva de fondo -que es de orden público económico-. Su actividad
se convierte en ilícita, quedando atrapada por la norma del art. 19 de
la LSC; no siendo posible que se califique dentro del art. 20 como
de actividad prohibida, porque en el derecho argentino este tipo de
actividad será siempre ilícita.
Las conclusiones expresadas anteriormente nos llevan a consi-
derar que se realiza una actividad no autorizada: a) no ajustándose
a las tipologías societarias necesarias; b) violando las normas de or-
den público económico en torno de la autorización; c) no contando
con una empresa idónea como elemento necesario, y d) impidien-
do por su propia marginación el control por parte del Estado. En
esta situación, ¿diríamos que sólo se realiza un negocio ilegal?
En cuanto a interpretación se refiere, la analogía que intenta
alguna doctrina de englobar la "actividad prohibida" en el supuesto
del art. 20 de la LSC, que se refiere al "objeto (lícito) prohibido en
razón del tipo", implica una extensión desvaliosa por ser esa norma
referida a un supuesto específico; pues se pretende hacer decir a la
norma lo que la misma no dice -luego afrontaremos los diversos
efectos de los arts. 19 y 20-, y por no tener en cuenta disposiciones
del sistema general que imponen la calificación de "ilícita" de tal
actividad cuando no medie expresa autorización de la autoridad de
aplicación (actividad ilícita si se dan los supuestos del sistema legal
general, realizada clandestinamente, o sea sin autorización)39.
Toda interpretación debe contemplar la integridad del sistema
normativo y advertir la inserción de la conducta en análisis en la
realidad, y sin ingenuidad llegar hasta el fondo de la cuestión, ca-

39
Concordamos en general con el meduloso análisis de Zunino, En torno a
las denominadas sociedades de objeto lícito y actividad prohibida y su recepción
en un fallo, LL, 1990-C-990, y Disolución y liquidación, t. 2, p. 206 y siguientes.
Conf. Freschi, La sanción por actividad ilícita de las sociedades comerciales, RDCO,
1978-1542. Planteamos con anterioridad esta cuestión en conferencias en Córdoba,
Río Cuarto y Buenos Aires; también lo hicimos en la VIII Reunión Conjunta de
Academias "Realidad y Derecho" (1989). Una más amplia fundamentación y bi-
bliografía puede verse en Cámara y otros, Anomalías societarias.
878 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

talogando la actividad como ilícita, para que actúen la totalidad de


las sanciones del sistema jurídico argentino.
El centro de la cuestión es la sociedad que realiza una actividad
que no puede desarrollarse de no mediar una autorización expresa
en actividades ---'-^ r--.r>'-~ afusión, seguros, ciborm v ^-áctnrp^. v,.-n_
eos, etc., o sea que nos referimos a la radio pirata, a ia aseguradora
clandestina, a la compañía de ahorro y préstamo marginal, a la mesa
de dinero o "interempresaria", denominación de las financieras no
autorizadas, de un banco de hecho u operaciones clandestinas de
banco autorizado.
Esta actividad no autorizada ¿es una actividad ilícita o una ac-
tividad prohibida, particularmente dentro del alcance de lo dispuesto
nor los arts. 19 ó 20 de la LSC1^ Dar res^ves^a a esta r^re^'mta es
uno de los nudos temáticos de la cuestión.
a) CATALOGACIÓN JURÍDICA DE ILEGALIDADES. La LSC formaliza un
catálogo de ilicitudes en relación a la actividad o al objeto, que otras
legislaciones no abordan de igual manera.
El art. 18 de la LSC se refiere al objeto ilícito, o sea, a la so-
ciedad que ostenta en su contrato constitutivo un objeto como nú-
cleo de las actividades a desarrollar contrario al orden público, la
moral o las buenas costumbres, o prohibido por el sistema jurídico.
El supuesto es casi de biblioteca, pues no puede presumirse que a
sabiendas los socios constituyan sociedad pactando en su instrumen-
to formativo que ésta desarrolle un objeto ilícito. De todas formas,
tiene un sentido moralizador y actúa por presencia como disuasivo,
a través de una norma pluscuamperfecta: nulidad y sanciones pecu-
niarias y de responsabilidad.
En cambio, es mucho más factible que una sociedad con objeto
lícito realice o desarrolle actividad ilícita. En este supuesto, los so-
cios que acrediten buena fe no responden solidariamente ni pierden
el derecho sobre su cuota en la liquidación, aplicándose por remi-
sión del art. 19 las disposiciones referidas en el art. 18 de la LSC.
La solución es similar a la de los arts. 1659 a 1661 del Cód. Civil.
Sería aplicable también la pérdida de la cuota de liquidación por
imperio del art. 1777 del Cód. Civil, que impone las normas de las
sociedades comerciales.
No obstante que la solución del art. 19 aparece similar a la del
art. 18, cabe apuntar que la misma no implica en sí misma la nulidad
RÉGIMEN DE NULIDAD LA INEFICACIA SOCIETARIA 879
del contrato40. Es un caso específico de aplicación de las previsio-
nes del art. 54, párr. 3 o , de la LSC, donde por razones funcionales
se afecta parcialmente los efectos del tipo y se genera una causal de
disolución autónoma (como prevé la ley uruguaya).
Otro supuesto que considera la LSC es la sociedad cuyo con-
trato reíiera a un objeto social lícito, pero que no le sea autorizado
al tipo de sociedad.
La doctrina de los autores y judicial ha entrevisto una cuarta
categoría. Así como existe objeto ilícito y objeto prohibido, dicen,
debe distinguirse entre actividad ilícita y actividad prohibida. Se
trataría, según esa posición, de objeto lícito con actividad prohibida
por el tipo. Los que la propician sostienen la aplicación por ana-
logía del art. 20 de la LSC41.
b) EFECTOS SANCIONATORIOS DISÍMILES O DIFERENTES GRADOS DE PUNI-
BILIDAD. Distinguimos los siguientes, según el art. 18 de la LSC.
7) La sociedad es nula de nulidad absoluta fouedc ser declara-
da de oficio) y no es confirmable (art. 1047, Cód. Civil).
2) Los socios no pueden alegar la existencia de la sociedad, ni
aun para demandar a terceros (con lo que la ley pone especial énfasis
sobre el alcance de la nulidad, por la expresión empleada "ni aun").
3) Tampoco pueden reclamar la restitución de sus aportes, ni
la división de las ganancias, ni de los consocios la contribución a
las pérdidas.
4) Mas "los terceros de buena fe pueden alegar contra los so-
cios la existencia de la sociedad, sin que éstos puedan oponer la
nulidad". No sólo integra la sanción de la ley, sino que es conse-
cuencia de la existencia misma de la sociedad, que no obstante su
objeto ilícito actuó en el comercio (contrajo obligaciones, negoció
títulos valores, etcétera). Pero téngase presente que los terceros de
mala fe no podrán accionar, conforme al art. 1660 del Cód. Civil,
aplicable no sólo por los arts. I, título preliminar, y 207 del Cód. de
Comercio, sino porque la limitación está consagrada por el art. 18
de la LSC, sólo para los terceros de buena fe.

40
Zunino, Disolución y liquidación, t. 2, p. 208 y ss., donde indica las diver-
sas posiciones sobre el punto.
41
Fargosi, Sociedades de objeto prohibido y actividad prohibida, RDCO,
1979-9.
880 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

5) "Declarada la nulidad, se procederá a la liquidación por


quien designe el juez". Es decir, se aparta de la aplicación del art.
102 de ía LSC, puesto que los derechos sociales han quedado ani-
quilados, por la nulidad absoluta, y para garantía del resultado de la
liquidación.
6) "Realizado el activo y cancelado el pasivo social y los per-
juicios causados, el remanente ingresará al patrimonio estatal para
el fomento de la educación común".
Se cambia la solución del art. 1659 del Cód. Civil, que consagra
el enriquecimiento del administrador o del consocio que no cumplió
con sus obligaciones.
7) La nulidad de la sociedad, cualquiera sea su tipo, y dado
que el objeto ilícito no pudo ser ignorado por los socios, es sancio-
nado por el último párrafo de la norma, consagrando su responsa-
bilidad ilimitada y solidaria por el pasivo social y los perjuicios cau-
sados. Idéntica responsabilidad se extiende a "los administradores
y quienes actúen como tales en la gestión social": la expresión de
la ley obedece a que la realización del objeto ilícito se confíe a quien
no sea administrador (un apoderado, un factor, un "hombre de con-
fianza", etcétera). La justificación de esta responsabilidad radica
en la complicidad de ellos (arg. art. 1661, Cód. Civil).
La desaparición del objeto ilícito por modificación del contrato
sólo cabe aceptarla en caso de ilicitud sobreviniente, por modifica-
ción de la legislación.
La jurisprudencia en la materia es nula; el supuesto mismo es
difícil que se dé en la realidad, porque quienes persiguen la realiza-
ción de un objeto ilícito lo enmascaran u ocultan tras una "organi-
zación benéfica" o una sociedad de objeto lícito, pero realizando
actividad ilícita.
Las tres situaciones contempladas por la ley y la eventual cuarta
comportan ciertos efectos similares y otros disímiles. Entre los pri-
meros encontramos los que a continuación se tratan.
a) La calificación de "nulas de nulidad absoluta" que, a nuestro
criterio, tiene efecto ex tune no sobre la persona jurídica socie-
dad, sino sobre el tipo elegido, o sea, sobre la tipología de segundo
grado.
b) Consecuente con ello, la nulidad actúa como causal de di-
solución y liquidación.
RÉGIMEN DE NULIDAD. LA INEFICACIA SOCIETARIA 881

c) Todos los efectos de las sociedades de hecho, al devenir esta


sociedad-persona, por nulidad del tipo, en sociedad de hecho (en
paralelo de la sociedad creada de hecho que genera similares efec-
tos). La nulidad absoluta de una sociedad típica, genera ex tune los
efectos de la nulidad sobre la relación contractual por la que se adop-
tó el tipo societario, mas no sobre la existencia misma de la socie-
dad-persona que subsiste, pues no puede desaparecer sin ser previa-
mente disuelta.
Veamos los efectos disímiles:
á) En la sociedad de actividad ilícita, los socios que acrediten
buena fe no tienen responsabilidad solidaria, como los de objeto ilí-
cito, actividad ilícita y la supuesta actividad prohibida. En el su-
puesto de objeto prohibido en razón del tipo no podrían excusar su
responsabilidad los socios de buena fe que no hubieran tenido co-
nocimiento.
b) Los socios que acrediten buena fe en la sociedad de objeto
lícito con actividad ilícita y todos los socios en la sociedad de obje-
to prohibido y también en la sociedad con supuesta actividad prohi-
bida, no perderán la cuota de liquidación, como ocurre para todos
los socios de la sociedad de objeto ilícito y los socios de mala fe en
la sociedad de objeto lícito con actividad ilícita.
c) El art. 19 de la LSC es técnica y doctrinariamente correcto.
No procede la nulidad absoluta como sanción, por no ser viciado
originariamente el negocio jurídico sociedad. El vicio aparece en
la funcionalidad del contrato. Pero su remisión al art. 18 de la LSC
y las consecuencias llevan a la misma conclusión: efecto disolutorio
-e iniciación del proceso de liquidación-, responsabilidad solidaria
de todos los que no demuestren buena fe, alterando parcialmente las
relaciones tipológicas, que -al referirse a la actividad- afectan a los
que la cumplieron o aceptaron, y el idéntico efecto de pérdida de
los derechos sobre el remanente de liquidación.
En cuanto a la responsabilidad, identificamos el efecto sobre
los socios que no demuestren mala fe con las previsiones del art.
54, párr. 3 o , de la LSC. O sea que el socio de buena fe se vería
arrastrado a tener responsabilidad solidaria en el caso que se cata-
logara la actividad financiera clandestina como prohibida, y el socio
que lo arrastró estaría en su misma situación y no perdería derechos
a la cuota de liquidación.

56. Richard - Míiíño, Derecho societario.


882 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

c) DETERMINACIÓN DE LA ACTIVIDAD ILÍCITA. Cuándo se genera la


actividad ilícita es un problema que debe resolver la doctrina. Esta
es terminante en que un acto aislado no es suficiente, salvo que sea
de magnitud (o complejo, al implicar una serie de actos). Se re-
quiere habitualidad en la operatoria o una serie repetida de actos,
con cierta frecuencia42. Esa habitualidad determina que el criterio
funcional se encuentra directamente vinculado al reconocimiento de
la "empresa" como categoría jurídica.
Para el análisis del disenso entre los que sostienen que la acti-
vidad financiera clandestina es una actividad prohibida y los que la
titulan como actividad ilícita, es necesario bucear en el alcance del
art. 20 de la LSC, que regula las sociedades con objeto prohibido
por el tipo, importando un análisis complejo.
d) LA ORGANIZACIÓN EMPRESARIA OBLIGATORIA. La LSC -indirecta
pero concretamente- incide a través de esa norma en las leyes de
organización de la actividad del seguro o de la financiera. Imbrica
la organización empresaria sustancial o económica, en la empresa
necesaria en ciertas relaciones jurídicas como la bancaria o asegu-
rativa, sin perjuicio de que esa organización empresaria tenga deter-
minada organización jurídica societaria que asegure la estabilidad
de la organización sustancial o empresaria. Usamos la expresión
"organización jurídica o societaria" como sinónimo de "sociedad" y
la expresión "organización sustancial o-empresaria" en un sentido
económico, con la idea de empresa, como acto de organización ma-
terial y humana, para la consecuencia de un fin.
La evolución de la noción de la organización de la empresa, al
punto de transformarse en protagonista del derecho comercial actual,
ha influido en el derecho contemporáneo, imponiéndose la contra-
tación con una empresa como en el seguro, cierto transporte mer-
cantil, en los contratos bancarios, de capitalización y ahorro, de fon-
dos de inversión, etcétera43.
e) ORGANIZACIÓN EMPRESARIA Y SOCIETARIA. Analizar la cuestión
exige tener en cuenta el doble recaudo que importa el sistema jurí-

42
Zunino, Disolución y liquidación, t. 2, p. 208 y ss.; Pardo, Acerca del ban-
quero de hecho, "Doctrina Societaria y Concursal Errepar", t. III, p. 15 y siguientes.
43
Halperin, Efectos de la noción de empresa de seguros sobre el contrato,
RDCO, 1972-1.
RÉGIMEN DE NULIDAD. LA INEFICACIA SOCIETARIA 883
dico para la aplicación de sus normas y eventualmente del art. 20
de la LSC: 1) existencia de un empresario autorizado oficialmente:
requisito sustancial, de una organización apta para cumplir el servi-
cio concedido o contratos previstos, y 2) adopción de la organiza-
ción jurídica como sociedad requerida por la norma de autorización.
f) ANÁLISIS DE LA INVALIDEZ DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL ACTO O NE-
GOCIO INDIVIDUAL. La ley 20.091, reguladora de la actividad de los
aseguradores, sanciona en su art. 61 a quienes actúen como asegu-
radores sin hallarse autorizados a funcionar como tales. En un pri-
mer párrafo impone una multa, y en el segundo, ya en ocasión de
celebración de un contrato -no de la mera publicidad-, señala que
"éstos serán nulos, y la multa se elevará al doble, sin perjuicio de
la responsabilidad en que incurran respecto de la otra parte en razón
de la nulidad". Tiene así una sanción explícita y única dentro del
sistema nacional. De esta manera sigue la doctrina comentada pre-
cedentemente.
Pero la ley 21.526, de entidades financieras, como otras normas
que regulan actividades bajo control público, no trae similares solu-
ciones. Por ello debe afrontarse la cuestión desde los principios
generales del derecho que regulan el acto jurídico.
No cabe el análisis de los actos como violatorios de la organi-
zación como empresa, pues esa ilicitud no se verifica en un acto
contemplado individualmente. El examen de un acto jurídico ais-
lado no permite la visualización de la empresa en su integridad.
En relación a un acto en particular, cumplido por un "banco de
hecho", se podría pensar en aplicar el art. 953 del Cód. Civil. Pero
no es el objeto del acto en sí mismo lo cuestionable, sino la activi-
dad desplegada por uno de los sujetos de la relación jurídica lo que
torna inaplicable esta norma. Estamos frente a la previsión del art.
1066 del Cód. Civil: "Ningún acto voluntario tendrá el carácter de
ilícito, si no fuere expresamente prohibido por las leyes ordinarias,
municipales o reglamentos de policía; y a ningún acto ilícito se le
podrá aplicar pena o sanción de este Código, si no hubiere una dis-
posición de la ley que la hubiese impuesto"; disponiendo el art. 1067:
"No habrá acto ilícito punible para los efectos de este Código, si
no hubiese daño causado, u otro acto exterior que lo pueda causar,
y sin que a sus agentes se les pueda imputar dolo, culpa o negli-
gencia".
884 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

g) NEGOCIO ILÍCITO. Al conceptuarse el acto ilícito se expresa


que "es todo acto contrario al derecho objetivo, considerado éste en
su totalidad, esto es, no en relación a una determinada norma de
derecho sino al conjunto de la legislación"44. Esto es aplicable tam-
bién a la actividad ilícita.
Los actos integrantes de la actividad pueden ser lícitos y no
serlo la actividad vista en su conjunto45.
Los actos tienen autonomía de la actividad como conjunto, y
pueden ser en sí mismos ilícitos o no (arts. 502, 953 y concs. del
Código Civil).
La sucesión de actos coordinados entre sí y orientados en una
finalidad o funcionalidad común representan la actividad, que a su
vez puede ser lícita o ilícita con independencia relativa de los actos
que la componen. Por tal no sería de aplicación la norma del art.
18 del Cód. Civil.
Es que la ilicitud de la actividad no deviene de la estructura
interna de la relación jurídica, sino de un elemento externo a la ca-
pacidad jurídica de uno de los centros de interés intervinientes: su
falta de autorización para realizar determinados negocios. En ese
sentido se ha señalado46 que "dentro del amplio campo de los actos
o negocios ineficaces (nulos o anulables) es posible diferenciar dos
situaciones generales: unas veces el acto o negocio está permitido
o autorizado por la ley, y la nulidad proviene solamente de circuns-
tancias externas y accidentales; p.ej., la omisión de formas requeri-
das. En estas hipótesis, sería impropio hablar de actos o negocios
ilícitos o prohibidos, pues la nulidad se relaciona únicamente con la
formación concreta de ellos, y no con su contenido". Conforman
estas transcripciones el criterio que venimos exponiendo que no es
el acto en sí mismo el prohibido, sino que es la actividad de uno de
los sujetos la prohibida o ilícita.

44
Orgaz, El daño resarcible, p. 9. Del mismo autor y en el mismo sentido,
La ilicitud, p. 19. En esta obra, p. 18, nota 2, refiere la existencia de autores que
han pretendido establecer una tercera categoría, la del acto ilegal.
45
Otaegui, Invalidez de los actos societarios, p. 365; Escuti, Sociedad e in-
validez: algunos aspectos, p. 51.
46
Orgaz, Hechos y actos o negocios jurídicos, p. 62. En el mismo sentido,
Los límites de la autonomía de la voluntad, LL, 64-222.
RÉGIMEN DE NULIDAD. LA INEFICACIA SOCIETARIA gg5

También se explícita47 que negocio ilegal es el llevado a cabo


por el sujeto con desprecio de una norma imperativa (y, de ordinario,
prohibitiva), "pero es necesario advertir que el ser contrario a un
imperativo no importa automáticamente ilicitud del negocio: debe
tratarse de prohibición provista de la sanción civil de nulidad, o sea
procedente de norma (coactiva) prohibitiva o más que perfecta (que
irroga penalidad y nulidad), o perfecta (que irroga nulidad)". Den-
tro de éstas las imperfectas, que al no contener sanción mantienen el
negocio inatacable, o las minus quam perfecta, que manteniendo
al negocio inatacable, imponen una penalidad al transgresor. Sobre
estas consideraciones pueden agregarse otras apreciaciones 48 dis-
tinguiendo en la amplia gama de actos o negocios ineficaces (nulos
o anulables), aquellos en que si bien el acto está autorizado, la nu-
lidad proviene solamente de circunstancias externas o accidentales,
en los que no puede hablarse de actos ilícitos o prohibidos, pues
esta calificación se relaciona únicamente con el contenido de los
actos y no con su formación externa.
Por otra parte se sostiene49 que frente a la autonomía de la vo-
luntad, la legislación puede reaccionar de dos maneras: con indife-
rencia o con una actitud normativa; en este último supuesto, puede
ser positiva o negativamente; en el supuesto de atribución de efica-
cia positiva, se confiere a los particulares una competencia disposi-
tiva que puede estar condicionada por el derecho al cumplimiento
de ciertas cargas y a la actuación dentro de ciertos límites, fuera de
los cuales se configura el negocio ilegal; si la norma atribuye tras-
cendencia negativa al negocio se genera la ilicitud. También se dis-
tingue50 entre actos que no van contra el derecho, sino que no van
por el camino por donde obtiene la protección del derecho; se dis-
tingue la ilicitud de actuar sin autorización (negocio ilícito), margi-

47
Messineo, Manual, t. II, p. 479.
48
Orgaz, Hechos y actos o negocios jurídicos, p. 62.
49
Betti, Teoría, p. 93.
50
Petrocelli, L'antigiuridicitá, parte Ia, p. 7; entiende el autor que "un acto
puede ser ilegal, por no responder en todo o en parte a las condiciones fijadas por
la ley para su validez, sin que por ello pueda decirse que es antijurídico". Esto se
compadece con el criterio que hemos sostenido en cuanto a la validez de los actos
individuales, sin perjuicio de rescatar la sancionabilidad de la actividad. Citado
este autor en forma contraria a Orgaz.
886 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

nando el control, de la prohibición de actuar (negocio prohibido)


por una figura organizativa no autorizada por la ley.
La ilegalidad de la actuación del intermediador financiero sería
independiente de la legalidad o ilegalidad individual de sus actos.
El acto en sí mismo sería ajeno a los efectos de esa ilegalidad "fun-
cional".
La doctrina hace una distinción entre "acto" y "actividad", ha-
ciendo oponible una normativa distinta de la actividad, respecto de
aquella otra de los actos51.
Sobre este mismo aspecto, la jurisprudencia sostuvo que si se
instrumentó una operatoria mercantil de naturaleza financiera al mar-
gen del régimen superintendencial bancario, configurando una ban-
ca de hecho, que comporta un acto ilícito, ello no deja de configurar
actividad mercantil52. La interpretación jurisprudencial sobre la ca-
lificación de ilícitas de las actividades de intermediación financiera
realizada por sujetos no autorizados ha sido masiva.
h) PERSONA JURÍDICA INTERMEDIARIA. INVALIDEZ DE LA ACTIVIDAD.
Cuando el ejercicio de la actividad sin autorización la realiza una
persona jurídica, la situación está regulada por las mismas leyes
especiales que referimos para las personas físicas -bancos, seguros,
radiodifusión-, y además es alcanzada por las normas de la LSC y
la ley de cooperativas.
Ingresemos ahora en los efectos respecto de los sujetos trans-
gresores en busca de una norma pluscuamperfecta.
La ley de entidades financieras 21.526 no trae una norma se-
mejante a la del sistema del seguro, pese a que el daño social puede
ser mucho mayor.
Frente a una persona física o jurídica como sujeto de la activi-
dad ilícita, en ambos supuestos será aplicable la normativa de la ley
de entidades financieras, pero sólo en el segundo supuesto será apli-
cable la normativa societaria.

51
Salanitro. Le bancke e i contratti bancari. en Vassali (dir.), "Trattato di
diritto civüe italiano" (t. 3. vol. 8); en el § 111 (Incidencia de disposiciones publi-
císticas sobre la disciplina de la actividad de la empresa) sostiene que las sanciones
deben derivar de la legislación bancada, (cfr. Bonfanti, Comentarios de doctrina y
jurisprudencia sobre derecho bancario, RDCO, 1985-370, n° 24).
J2 CNCom. Sala E. 22/8/86, LL, 1986-E-67.
RÉGIMEN DE NULIDAD. LA INEFICACIA SOCIETARIA 887

La ley 21.526 incorpora previsiones, pero si no hay intermedia-


ción financiera comprobada será difícil aplicar esas sanciones, par-
ticularmente por la ingenuidad del ente de aplicación, a la que suma
la exigencia del sumario, pese a que está únicamente vinculado a la
promoción de acciones penales.
Un sector de la doctrina sostiene que la nulidad absoluta del
art. 18 de la LSC de las sociedades de objeto ilícito, se refiere a la
"ilicitud del objeto social estáticamente considerado"; en cambio, el
art. 19 trata la actividad ilícita que impone analizar no el objeto de-
clarado en el estatuto, sino la real actividad de la entidad. Asimis-
mo, dicha doctrina acentúa en sus razonamientos la diferencia exis-
tente entre el objeto ilícito y el prohibido. En el primer caso, el
derecho atribuye a ese objeto, y a las actividades o actos en él con-
tenidos, trascendencia negativa, o, dicho en otros términos, le impu-
ta ilicitud. En cambio, en el caso del prohibido, si bien la materia
del objeto merece recepción positiva, debe satisfacer determinados
requisitos, cargas y condiciones para merecer la tutela de la ley. Y
si esos requisitos (v.gr., la utilización de ciertos tipos sociales) no
son satisfechos, el derecho priva al sujeto de su tutela, considerando
nula la sociedad por él creada para la consecución de esos fines
prohibidos53.
Éste no es el criterio que sostenemos54, pues se está partiendo
de considerar acto ilícito a aquel que contraría una prohibición legal
(acto contrario a derecho) sin ninguna otra consideración (art. 1066,
Cód. Civil), negando la diferenciación señalada entre actos ilícitos
e ilegales.
Además, aquella doctrina distingue entre ilicitud y punibilidad,
destacando que la ilicitud no depende de la punibilidad que el sis-
tema imponga al acto, incluso de su falta de punibilidad: la pena
o la obligación de resarcir el daño no son elementos de la ilicitud o
antijuridicidad, sino eventuales consecuencias del acto ilícito.
Se plantea un supuesto interesantísimo a los fines de este tema
en el caso de sociedades con objeto lícito que desarrollen activi-
dades prohibidas en razón del tipo adoptado. Se piensa que si esa

53
Fargosi, Sociedades de objeto prohibido y actividad prohibida, RDCO, 1979-
9 y siguientes.
54
Siguiendo a Orgaz, La ilicitud, p. 18 y 25, nota 2.
888 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

actividad le está vedada por ley, su realización implicaría una vio-


lación de las normas vigentes, por lo que se configuraría un caso
típico de ilicitud55. Y aquí la doctrina sostiene que "la realización
de actos, negocios o actividades esencialmente lícitas (v.gr., ban-
cos y seguros) jamás puede elevarse a categoría de ilícitos, debido
a las características personales del sujeto a quien se imputa tal con-
ducta"56.
No puede aceptarse que un acto ilícito para la generalidad de
los individuos se convierta en ilícito cuando es llevado a cabo por
quien lo tiene prohibido, no ya siquiera por razones de fondo, sino
tan sólo por cuestiones de forma. Se postula que "aceptado ello,
no se puede en ninguna circunstancia calificar a esa actividad como
ilícita", concluyéndose que "la ley admite la disimilitud que media
entre lo ilícito y lo prohibido, pero no legisla lo relativo a la activi-
dad prohibida concreta y que no puede llevar a considerar que si
potencialmente lo prohibido no es ilícito, en cuanto se lleva a cabo
lo sea, por lo que es válido inferir que al objeto prohibido le corres-
ponde paralelamente actividad prohibida", por lo que se sostiene que
la "anulabilidad de aquellas sociedades de objeto lícito que desarro-
llen actividad o actos prohibidos en razón de su tipo, debe fundarse
en el art. 20, con las obvias consecuencias en lo que al remanente
de liquidación se refiere".
No coincidimos con estas, expresiones de Fargosi, ya que sos-
tiene que "quien lo tiene prohibido no ya siquiera por razones de
fondo, sino tan sólo por cuestiones de forma". Sí estamos de acuer-
do con él en caso de que se tratara de una sociedad autorizada por
el BCRA, bajo su control, pero que por un equívoco, o por ser pos-
terior la ley de entidades financieras, se hubiera organizado como
sociedad de responsabilidad limitada; cabría la prohibición por el
esquema societario. Pero ya hemos visto que son dos los elementos
de la prohibición: uno formal de la organización societaria, y otro
sustancial de la autorización. Aquella propuesta sólo es válida si
se la acepta, para el primer supuesto, pero no para el segundo.
Si se concluyera de esa manera se llegaría a aceptar que la actividad

55
Zaldívar y otros. Cuadernos de derecho societario, vol. I, p. 260.
56
Fargosi. Sociedades de objeto prohibido y actividad prohibida, RDCO, 1979-
9 y siguientes.
RÉGIMEN DE NULIDAD. LA INEFICACIA SOCIETARIA 889

financiera de una sociedad anónima no autorizada no quedaría cu-


bierta, al escapar del art. 20 de la LSC57.
Por otra parte debe distinguirse entre acto lícito y actividad ilí-
cita, como lo ha hecho la jurisprudencia en los casos de concursos
de "bancos de hecho".
Se infringe no la LSC, sino al sistema financiero. No se trata
de una sociedad que, con un tipo no autorizado por la ley de enti-
dades financieras -p.ej., sociedad de responsabilidad limitada- in-
tenta acceder a la actividad financiera, caso del art. 20, sino una
sociedad de cualquier tipo que intenta realizar actividad financiera
no autorizada. Ello no configura un acto ilícito -no se involucran
los terceros-, sino actividad ilícita. No es el acto en sí mismo58, en
que unas veces está permitido por la ley, y la nulidad proviene so-
lamente de circunstancias externas, por ejemplo, la omisión de las
formas requeridas. En el caso no es el acto, sino la actividad la
descalificada.
Debe recordarse, como corroborante, la jurisprudencia de la cual
resulta que quien realiza actividad de intermediación financiera no
autorizada está realizando actividades ilícitas. Así lo consideró la
jurisprudencia donde la primera instancia sostuvo que no correspon-
de pedir al juez una solución preventiva para mantener una actividad
ilegal. La Cámara sostuvo que "los presentantes no solicitaron ni,
por ende, obtuvieron la autorización que requiere la ley de entidades
financieras para el desarrollo de la actividad elegida, por lo que aho-
ra no pueden pretender el amparo de la ley para continuar con la
actividad que venían desarrollando al margen de ella. Al efectuar
la presentación, se sabe a ciencia cierta que se está pidiendo al juez
una solución preventiva para mantener una actividad ilegal"59.
Es innecesario ingresar en el análisis si esa actuación ilícita es
dolosa o culposa; baste decir que es ilícita o contraria al sistema
civil, conforme autoriza el art. 1066 del Cód. Civil (según su art.
1072), y por tanto desvalorizada el total de la actividad del interme-

57
Richard, La economía del derecho, la realidad y la empresa bancaria, "Re-
vista de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires",
serie II, n° 22, p. 205 y siguientes.
58
Al decir de Orgaz, Hechos y actos o negocios jurídicos, p. 62.
59 CNCom, Sala A, 20/4/88. RDCO. 1987-625.
890 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

diario persona jurídica, cuya disolución debe disponerse aún de ofi-


cio, practicando la liquidación, con responsabilidad solidaria de to-
dos sus socios y partícipes, con pérdida incluso de las utilidades,
salvo acreditación de buena fe.
Esa actividad ilícita, conformada por el sujeto que conoce estar
realizando un ilícito civil, es tal en cuanto basta que sea reprobada
por el ordenamiento jurídico, en el caso por la ley 21.526. aunque
no esté prohibida en forma expresa. Esa actividad de intermedia-
ción financiera no autorizada es opuesta a la generada e impuesta
por el sistema normativo. Representa la omisión del propio deber
impuesto por el derecho argentino que impone dos recaudos previos
para realizar actividad de intermediación financiera: 1) uno formal,
que es organizarse de determinada forma jurídica, y 2) otro sustan-
cial, que es obtener la autorización previa, cumpliendo con todos
los recaudos de solvencia e idoneidad.

§ 535. SOCIEDADES ENTRE ESPOSOS. - E n estos supuestos se


puede generar una nulidad constitutiva o funcional, ai devenir la ca-
lidad de socio de un socio cónyuge de otro (ver § 68).

§ 536. PARTICIPACIONES RECÍPROCAS. - E n algún supuesto las


participaciones recíprocas generan una nulidad constitutiva, o una
funcional, si se trata del supuesto del art. 32 de la LSC. Para
una mayor explicitación del punto remitimos a lo desarrollado en el
§ 529.

B) E F E C T O S DE LAS NULIDADES SOCIETARIAS

§ 537. SUJETO DE DERECHO Y NULIDAD. - Caracterizamos60 a la


sociedad como sujeto de derecho y marcamos la diferencia con los
contratos asociativos o de participación, comprendidos por muchos
en una concepción de sociedad en sentido lato.

60
Conf. Richard, Ensayo en torno al concepto de sociedad, en "Anomalías
societarias", p. 11, y Sociedad y contratos asociativos, donde comentamos el Pro-
yecto de Unificación de la Legislación Civil y Comercial, que luego fuera vetado
por el Poder Ejecutivo.
RÉGIMEN DE NULIDAD. LA INEFICACIA SOCIETARIA 891

Debe recordarse que, en el derecho argentino, personalidad im-


plica imputación diferenciada como sujeto de derecho61, pues la res-
ponsabilidad limitada que implica la personalidad en países euro-
peos es considerada, en nuestro país -como en Uruguay- un efecto
de la figura personificada elegida para la organización.
La sociedad aparece como un recurso técnico de simplificación
de las relaciones jurídicas, una institución jurídica en el sentido que
así como la autonomía de la voluntad puede gestarla si se actúa co-
mo el ordenamiento jurídico lo prevé, no puede hacerla desaparecer
sino por el trámite previsto en la ley, de liquidación, no disponible.
Es que el medio técnico no se genera en beneficio de quien dispone
su gestación, sino de terceros, y no meramente como un recurso de
limitar la responsabilidad. La limitación de responsabilidad en el
derecho argentino no corresponde al recurso "personalidad jurídi-
ca", sino a la figura personificada (p.ej., sociedad de responsabilidad
limitada)62.
Como respuesta a las necesidades, cada sistema legislativo or-
ganiza un centro imputativo autogestante como es la sociedad, suje-
to de derecho o persona jurídica, como recurso técnico para que pue-
da ser elegido genéricamente, configurando un centro de imputación
específico para satisfacer el objeto social, fin de la entidad.
La atribución de personalidad (imputación diferenciada auto-
gestante) no sólo debe reconocerse como un recurso de la autonomía
de la voluntad para la mejor organización económica, sino como po-
lítica legislativa de resguardo de los terceros, como forma de afectar
el patrimonio del nuevo sujeto a las obligaciones que su actuación
genere, sin perjuicio de la responsabilidad mayor o menor de los
que determinaron el medio.
La doctrina clásica sostenía la necesidad de modificar la disci-
plina de la nulidad en las sociedades, dejando a salvo los derechos
de los acreedores sociales de buena fe, aun a costa de romper el
rigor de los principios. Considerando que era un poder que se po-

61
Conf. Richard, Organización asociativa; "personalidad" es sinónimo de su-
jeto de derecho, persona ideal, persona moral, etc., a partir de la reforma del Código
Civil de 1968.
62
Ver Richard, Organización asociativa, capítulo "La personalidad jurí-
dica".
892 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

día irrogar el legislador, pero no el intérprete63. Asegurar la rela-


ción de los terceros era una impronta de la jurisprudencia y la doc-
trina64, y por ello se señala que las nulidades absolutas societarias
generarían un efecto ex nunc, apartándose del efecto propio de la
nulidad de los actos jurídicos.
Debe distinguirse entre sociedad-contrato y sociedad-sujeto. El
primer concepto s¿ vincuia a ios contratos ue participación i^o so-
ciedad en sentido lato) y el segundo a las sociedades típicas (socie-
dad en sentido estricto). Ese reconocimiento está vinculado a la
tipología de la reiacion societaria para distinguirla de otras relacio-
nes, y la tipicidad societaria, o sea, al tipo social elegido para la
relación societaria.
Separada en la locución "contrato de sociedad", el negocio cons-
titutivo y el ente subjetivizado que del mismo resulta, se encontrará
allanado el camino a entender que los efectos de la nulidad no son
distintos sobre el negocio constitutivo que los de la teoría general
(nulidad absoluta, efectos ex tune), pues sólo en relación al ente per-
sonificado obra como causal de disolución.
Ello es advertible hoy a través de la subsistencia de la división
patrimonial; aun ante supuestos de atipicidad, nulidad absoluta, irre-
gularidad, la división patrimonial subsiste, cesando únicamente cuan-
do se produce el proceso de liquidación, para asegurar los derechos
de los terceros. El aumentp de responsabilidad es otra cosa, sim-
plemente una política legislativa. La nulidad societaria sólo impli-
ca una causal de disolución y un agravamiento de responsabilidad
de administradores y socios.

§ 538. PROBLEMÁTICA DE LA NULIDAD Y ANULABILIDAD SOCIETA-


RIA. - La nulidad debe tenerse en cuenta en relación a la actividad
normativa o a la actividad gestora65. En su caso, afectando como
en todos los negocios jurídicos a la actividad normativa, o sea, al

63
Guidini, Estinzione e nullitá delle societá commerciali, p. 178, cit. por Cá-
mara, Derecho societario, p. 123, nota 107.
64
Ferrara, Gli impreditori e le societá, p. 347, n° 178; Brunetti, Trattato, t. I,
p. 198; Fré, Societá per azioni, en Scialoja - Branca, "Comentario del Códice Civi-
le", comentario al art. 2332, p. 92 y siguientes.
65
Aragón Reyes - García Villaverde - Santamaría Pastor, El régimen jurídico
de las cajas de ahorros, p. 155.
RÉGIMEN DE NULIDAD. LA INEFICACIA SOCIETARIA 893

negocio de base, o actuando como causal disolutoria de la persona-


lidad-institución, o determinando la aplicación del régimen residual
(sociedad de hecho en regímenes como el argentino o el uruguayo).
El art. 17 de la LSC declara nula la constitución de sociedad
de tipo no autorizado, y agrega que "la omisión de cualquier requi-
sito esencial no tipificante hace anulable el contrato, pero podrá sub-
sanarse hasta su impugnación".
La LSC acentúa con rigor el "principio de la tipicidad". No
otorga posibilidad de ejercitar la competencia dispositiva para gene-
rar relaciones asociativas -personificantes- fuera del numerus clau-
sus de los tipos societarios, disponiendo la nulidad por atipicidad
(arg. art. 17, LSC). En las sociedades con actividad prohibida la
competencia dispositiva se encuentra reducida aún más en su nume-
rus clausus, en cuanto a elección del tipo -sólo sociedad anónima
y cooperativa para actividad bancaria o asegurativa-, y previo a la
efectivización de esa relación societaria, siempre se necesita tener
una "empresa" que dé sustento al contrato como elemento -organi-
zación jurídica-, que marca hoy una diferencia con los contratos con
estructura de cambio, pues éstos no necesitan tener una empresa (or-
ganización) como base indispensable.
En este supuesto enfrentamos un vicio de invalidez que afecta
la estructura del acto mismo, en cuanto contiene vicios o deficien-
cias en su forma estructural, y en ello consiste la nulidad. La no-
ción de ineficacia, en cambio, parte de la existencia de factores ex-
ternos al acto.
Clarificando los problemas terminológicos66: la palabra "inva-
lidez" es la que permite aventar confusiones futuras y disipar pro-
blemas de interpretación, ya que usar "nulidad" a veces como géne-
ro y otras como especie (casos del Código Civil, por ejemplo) trae
innumerables conflictos.
No subsanado el vicio antes de su impugnación judicial, la anu-
lación significará la liquidación de la sociedad, trayendo aparejada la
responsabilidad solidaria e ilimitada de los socios por las obliga-
ciones sociales, excepto para las sociedades anónimas a las que se
les aplican las disposiciones de los arts. 182 y 183 de la LSC.

66
Etcheverry, Análisis del sistema de invalidez e ineficacia en la ley de so-
ciedades comerciales, LL, 150- i i 01.
894 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

Al no indicarse los efectos de la nulidad absoluta en las socie-


dades, ante la perplejidad que genera la existencia del sujeto de de-
recho, se pensó en un efecto diferencial que sería para el futuro {ex
nunc)61. No se distinguió que es el mismo de la teoría general
{ex tune) sobre la relación contractual; pero sobre la persona jurídica
-que no es contrato y constituye una institución jurídica- sólo im-
pone disolución, un efecto de futuro {ex nunc). El tema está bien
resuelto en las legislaciones uruguaya y francesa.
Se debe distinguir entre efectos de la personalidad y efectos del
tipo, que resulta también útil en el caso de la sociedad nula, de nu-
lidad absoluta.
No existe para las sociedades un régimen de nulidad diferen-
ciado {ex nunc) del que rige para los actos jurídicos en general {ex
tune). La nulidad no afecta la relación asociativa exteriorizada,
máxime si esa actuación fue personificante -que si existió no puede
ser borrada-, sino que altera los efectos que genera la atribución del
tipo social, y esos efectos tipológicos son ex tune con motivo de la
nulidad absoluta, sin perjuicio de constituirse como causal de diso-
lución {ex nunc) de la relación asociativa.
En la relación societaria personificante, que por haber existido
no puede desconocerse, la nulidad absoluta actuará como causal de
disolución ex nunc si correspondiere, como en los casos de los arts.
18 (objeto ilícito), 19 (actividad ilícita) -en estos supuestos sin po-
sibilidad de regularización por prohibición legal- y 20 de la LSC
(actividad prohibida para el tipo social elegido), supuesto en que
podría ser posible la transformación si no existe en realidad activi-
dad ilícita. Se trata, en los dos últimos supuestos, de nulidad de-
venida en la actividad gestoría.
Siempre sin perjuicio que los socios puedan subsanar las irre-
gularidades, con efecto hacia el futuro, pues la nulidad habrá gene-
rado efectos que no pueden borrarse, sino desde la publicidad de la
subsanación. Nunca puede borrarse la sociedad hacia atrás -si exis-
tió como tal-; es la sociedad que generó débitos sociales imputati-
vos, importando la nulidad una causal de disolución con proyección
hacia el futuro, sin perjuicio de los efectos ex tune sobre el contrato
alterando la responsabilidad de administradores y socios.

67
Borgioli, La nullitá della societá per azioni, p. 176.
RÉGIMEN DE NULIDAD. LA INEFICACIA SOCIETARIA 895

La Unión Europea ha subrayado el reconocimiento únicamente


como sociedad de las civiles y comerciales a las que las leyes les
reconocen personalidad jurídica, eliminando toda inseguridad, y en
ese orden sistemático se organizan los sistemas de cada país.
Dice Pie: "La nullité d'una société n'agit que pour ¡'avenir"6*,
en el sentido de que la sentencia hasta el momento de su pronuncia-
miento no borra entre las partes la comunidad de intereses que es
necesario liquidar. Esta comunidad es un estado que constituye una
realidad tangible que ninguna ficción del derecho puede borrar. Hay
negocios concluidos con muchas personas; habrá, pues, materia para
reglar las operaciones negociadas y sus resultados.
No cabe considerar lisa y llanamente nulo el contrato y reponer
las cosas a su estado anterior, como deducción lógica absoluta, por-
que el derecho no puede dar la espalda al mundo de las realidades;
aunque formuláramos tal afirmación, resultaría impotente para ani-
quilar cuantas operaciones haya realizado, porque la sociedad exis-
tió en verdad generando una serie de relaciones jurídicas con terce-
ros, quienes atendieron a la apariencia. Siempre habrá activo que
liquidar y pasivo que satisfacer.
Los terceros contratantes de buena fe no son alcanzados por la
declaración de nulidad: el art. 101 de la LSC dispone que la socie-
dad conservará su personalidad a ese efecto69.
La sociedad nula constituye una sociedad de hecho manifesta-
da al exterior como válida y, según Hémard, "no cabe poner en duda
que la sociedad nula ha de desaparecer, pues su vicio de origen la
condena a morir. Mas, ¿cómo operará sobre el pasado esa declara-
ción de nulidad? Es un hecho que esa sociedad ha vivido y resulta
injusto, a veces imposible, destruir por completo las situaciones y
los intereses creados, esto es, negar todos los efectos jurídicos fun-
dándose en que tal sociedad no pudo tener existencia alguna, ya que
es nula ab initio. La severidad de este rigor lógico, de esta retroac-
ción, se modera mediante la doctrina de 'la sociedad de hecho', que
no representa sino el modo de disolución práctico y equitativo de
un episodio comprometido. Sociedad de hecho es, pues, una socie-

68
Pie, Des sociétés commerciales, t. I, p. 424, cit. por Cámara, Derecho so-
cietario, p. 132.
69
En expresiones de Cámara, Derecho societario, p. 134.
896 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

dad que adoleciendo de una vicio de nulidad ha funcionado a su


pesar durante un tiempo y reclama una especial disciplina. Esta so-
ciedad no es nula más que para el porvenir, porque no ha alcanzado
el grado de perfección suficiente para permitirle que continúe su exis-
tencia; mas, como ha vivido debe mantenerse su paso. En suma,
como no es una sociedad de derecho es una sociedad de hecho"70.
Importa siempre la sustitución de una sociedad de derecho inválida
por una sociedad de hecho, salvo cuando la causal de nulidad es
inconciliable con la razón misma de la nulidad; por ejemplo, inca-
pacidad de todos los contratantes, administradores, socios, etc., su-
puesto únicamente de biblioteca71.
Conformando los criterios legislativos expuestos, esa doctrina
distingue entre la sociedad constituida de hecho y la devenida de
hecho por nulidad del negocio constitutivo. Ambas tienen la mis-
ma solución normativa en el derecho argentino.
Para subsanar la actividad normativa, la solución no puede ser
diferente que para enfrentar el problema de la sociedad atípica, pero
la subsanación debe ser introducida a través del sistema de la regula-
rización, ante la nulidad del contrato que impide la subsanación de sus
vicios. Es la relación societaria -no la persona jurídica- la que se sub-
sana a través del particular sistema de la "regularización societaria".
La prohibición de constituir sociedades atípicas, para evitar con-
fusiones a terceros, contrariando el principio de libertad contractual
para pergeñar contratos atípicos, imponía soluciones especiales. En
tal sentido la "conversión" del negocio jurídico prohibido por otro
autorizado (sociedad típica), lo que importa un sistema de regulari-
zación previsto en el art. 22 de la LSC.
¿Corresponde la regularización de la sociedad nula por atipici-
dad? ¿Se trata de un tipo social la sociedad de hecho? Se sostiene
que "por medio de la transformación y ahora de la regularización
-todos los tipos- en sentido propio e impropio [supuesto de la so-
ciedad de hecho, acotamos] son mudables"72.

70
Hémard, Théorie et pratique des nullités des sociétés de fait, cit. por Cá-
mara, Derecho societario, p. 134, nota 125.
71
Sobre la controversia puede verse Borgioli, La nulliiá della societá per azio-
ni. p. 174; Escarra - Rault, Sociétés commerciales, t. II, p. 346, 347 y 349; Calas -
Aulon. Essai sur la notion d'aparence en droit commercial, p. 127 y siguientes.
72
Etcheverry, Nuestro sistema de derecho societario, LL, 1985-E-706.
RÉGIMEN DE NULIDAD. LA INEFICACIA SOCIETARIA 897

La nulidad no alcanza a la relación societaria personificada ex


tune, por cuanto la nulidad no se refiere a la sociedad-persona, sino
a su negocio constitutivo o a su actuación. La nulidad absoluta al-
canza al negocio constitutivo (art. 16, LSC), o a la sociedad por las
fallas funcionales (arts. 19 y 20, LSC), o por la modalidad concebida
por las partes (arts. 20 a 29, LSC).
La nulidad afectará desde siempre la responsabilidad de los so-
cios, los efectos frente a terceros, pero el sujeto de derecho subsis-
tirá. Este efecto general de responsabilidad por no ajustada a la
normativa societaria, es específico en el caso de abuso del medio
técnico, indicado como inoponibilidad de la personalidad jurídica
(art. 54 infine, LSC)73. La constitución de una sociedad de hecho
debe verse reflejada en el mundo exterior, a través de la interacción
propia de todo sujeto en el tráfico jurídico, anudando relaciones con
otros, adquiriendo bienes, celebrando actos jurídicos, etcétera74. La
existencia de la sociedad requiere aportes destinados a desarrollar
la gestión económica (art. 1648, Cód. Civil)75.
Las reflexiones que esbozamos respetan el principio que los ne-
gocios jurídicos no pueden perjudicar a terceros. La sociedad es
un medio técnico con efectos preindicados por el sistema legislativo,
cual es la división patrimonial que afecta a terceros vinculados al
patrimonio de los aportantes. El negocio constitutivo elige el me-
dio técnico previsto por el legislador como técnica jurídica de la
organización de derechos y relaciones, internas y externas.
En el sistema actual se habla de irregularidad societaria cuando
una sociedad típica no se registra, o cuando frente a exteriorizacio-
nes de una relación indubitablemente societaria de una sociedad, ésta
no exterioriza su contrato (de hecho)76, o en el caso de una sociedad
atípica por nulidad del contrato ("devenida de hecho")77.

73
Richard, La frustración del sistema jurídico por uso abusivo de sociedades,
"Revista de Derecho Privado y Comunitario", n° 4, p. 81.
74
CNCom, Sala D, 29/11/91, "Doctrina Societaria y Concursal Errepar", t. IV,
p. 918.
75
CNCiv, Sala A, 26/12/78, LL, 1979-B-136; id., id., 12/12/79, ED, 85-245,
con nota de Bossert, La prueba de la existencia de la sociedad de hecho; Belluscio,
La distribución patrimonial de las sociedades de hecho, LL, 1991-C-958.
76
Romero, Sociedades irregulares y de hecho, p. 179 y siguientes.
77
Sobre el punto puede verse Richard, Negocios de participación.

57. Richard - Muiño, Derecho societario.


898 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

La sociedad "devenida de hecho" permite su regularización; la


tipicidad de primer grado78 puede estar vinculada a la personifica-
ción, pero no a la nulidad -aunque la nulidad puede vincularse a
efectos sobre la tipicidad de segundo grado-. Por otra parte, es una
decisión legislativa permitir la libertad de configuración de contra-
tos asociativos o sociedades atípicas o en ambos.
Se completaría el sistema argentino con la inclusión, como se
hizo en el Anteproyecto de la Comisión del Ministerio de Justicia
para la reforma de la !ey de sociedades y contratos participatívos.
en el art. 94 de la LSC, de la nulidad como causal de disolución79,
congruente con la certidumbre de que se invalida la relación nego-
cial de base, pero no se afecta la personalidad, que subsiste hasta la
liquidación de la sociedad (expresa en el art. 2°, anteproyecto, y tá-
cita en la LSC vigente).
Sin perjuicio de los supuestos propios del recurso técnico de la
personalidad para la simplificación y seguridad de relaciones con
terceros, la defensa de la subsistencia de la personalidad como cen-
tro de imputación -de base objetiva-, aunque se afecte la respon-
sabilidad de los socios80, puede encontrarse en el principio clásico
de la apariencia81, aunque de base subjetiva, con función de recupe-
rar el modelo propuesto para un determinado acto, dándole la efica-
cia que le falta por defecto de una situación de hecho, restituyéndole
legitimación al tercero. Esta apreciación subjetiva resulta absorbi-
da por la objetiva de la personificación como institución jurídica que
una vez que se generó debe extinguirse conforme a la rígida norma
prevista por la ley en torno de la liquidación.
Aceptada en los supuestos de atipicidad la regularización de la
sociedad de hecho, en el caso de objeto prohibido por el tipo elegido,
esa regularización debería ser asumida autorizando la transforma-
ción, facilitando la legalización de la actividad, sin afectar a terceros

78
Fernández de la Gándara, La atipicidad, p. 235.
79
Richard, Disolución y liquidación de sociedades, en "Derechos y principios
societarios", p. 215; se sigue así el sistema francés.
80
Otaegui, Invalidez de actos societarios, p. 203. Este autor dice: "La so-
ciedad irregular es un sujeto de derecho (art. 2o, LSC) con personalidad precaria y
limitada (Exposición de motivos, cap. 1, secc. IV, ap. 1)... los socios y quienes con-
trataron en nombre de la sociedad quedarán solidariamente obligados".
8' Guillen, Nulidad y apariencia, LL, 1984-A-772.
RÉGIMEN DE NULIDAD. LA INEFICACIA SOCIETARIA 899
ni a la política del legislador que impuso determinada estructura for-
mal para la realización de cierta actividad.

§ 539. CONCLUSIÓN. - La sociedad en sentido estricto como me-


dio técnico de organización, subjetivizada siempre, se independiza
cada vez más de las vicisitudes de los vínculos personales y de sus
avatares funcionales.
Esto se advierte en el mantenimiento de una sociedad devenida
de un solo socio, en la no disolución por muerte o por resolución o
rescisión parcial, y los efectos del abuso del medio técnico o de la
nulidad de la sociedad, que afectan el régimen de responsabilidad o
al tipo como medio elegido, o extendiendo la responsabilidad por
usar el medio técnico (controlante), pero sin afectar la relación so-
cietaria como medio jurídico impuesto por el sistema legislativo. En
este último supuesto de nulidad absoluta, la sociedad deviene en so-
ciedad de hecho (ex tune), pero no se liquida ipso iure; los vínculos
generados por la personalidad no se anulan, sino que deben -even-
tualmente- disolverse y liquidarse82, lo que podrá formalizarse con
la empresa en marcha. La nulidad del negocio constitutivo, o sea
del contrato de elección del medio técnico objetivo, afecta el medio
específico -tipo-, pero deja subsistente el sustractum genérico so-
ciedad-persona, pues el régimen de las sociedades, incluso de hecho,
no es disponible y está conectado con la institución del medio téc-
nico de la persona jurídica.
El efecto ex tune se ajusta a la responsabilidad de los socios,
problema genérico y resuelto a través del sistema de las sociedades
irregularmente constituidas en nuestro derecho, aplicable a la socie-
dad nula, devenida de hecho.
No puede borrarse hacia atrás -si existió como tal- la sociedad
que generó débitos sociales imputativos a la nueva persona jurídica
o que generó preferencias respecto al centro imputativo impuestas
por la ley. Se recepta así el principio de la "conservación del ne-
gocio".
Durante las Jornadas Nacionales de Derecho Civil de 1989, rea-
lizadas en Bariloche, se llegó a la siguiente conclusión de lege lata:

82
Ver Richard, Ensayo en torno al concepto de sociedad, en "Anomalías so-
cietarias".
900 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

personalidad. Sí en cambio afecta desde su origen la responsabilidad


de sus integrantes en cuanto a los beneficios del tipo. La nulidad
absoluta constituye causal de disolución".
Internacionalmente se advierte esa tendencia, como surge de la
Primera Directiva de la Unión Europea.
En cambio, si la sociedad no actuó puede ser desvalorizada in-
tegralmente.
En otros términos puede decirse que, como principio general,
debe tenerse presente que cuando la invalidez afecta la sociedad:
a) La nulidad opera como causal de liquidación de la sociedad,
en consecuencia, es asimilable a un supuesto de disolución (efecto
ex nunc).
b) La declaración de invalidez no hace desaparecer la actua-
ción del ente y los terceros pueden exigir el cumplimiento de las
obligaciones sociales y agredir el patrimonio societario (efecto ex
nunc).
c) En algunos casos se agregan algunas responsabilidades per-
sonales (socios, administradores) que, a tenor de lo dispuesto por el
art. 20, en cuanto libera a los socios inocentes, se presentan como
excepcionales83.

83
Escuti (h.), Aproximación a la nulidad absoluta en el derecho societario,
en "Anomalías societarias", p. ¡51.
CAPÍTULO XVIII
SOCIEDAD NO CONSTITUIDA REGULARMENTE

§ 540. CARÁCTER. - La sanción de la LSC dejó atrás la vieja


discusión acerca del reconocimiento de la personalidad jurídica de
las sociedades irregulares o de hecho, originadas en la interpretación
del art. 296 del Cód. de Comercio. No obstante quedan abiertos
muchos interrogantes (p.ej., ¿es aplicable la solución del art. 56 de
la LSC en el caso de sentencias obtenidas contra sociedades de he-
cho?).
En la Exposición de motivos de la LSC (cap. Primero, secc. IV,
"De la sociedad no constituida regularmente", ap. 1) se declara ex-
presamente la imposibilidad de dejar de ser contemplado "el arduo
problema de las sociedades irregulares y de hecho a fin de darles
una regulación, toda vez que lo contrario hubiera significado apar-
tarse de la realidad, ignorando, como ya lo señalara Vivante, toda
una tupida red de negocios que cotidianamente se desenvuelven en
su torno.
Se mejoran sensiblemente las prescripciones del Código de Co-
mercio, eliminando las contradicciones que existen entre sus nor-
mas. Para ello se han tenido muy presentes... la doctrina y la ju-
risprudencia nacionales... Manteniéndose dentro de la tesitura del
actual derecho positivo el proyecto las regula como integrando una
categoría de sociedades viciadas en su forma y sometidas a un ré-
gimen único, cualquiera haya sido el tipo que los constituyentes ha-
yan querido adoptar.
Debe hacerse notar que al haberse estructurado un régimen es-
pecífico para las sociedades queda delineado con mayor claridad el
fenómeno de la irregularidad, el que a tenor del art. 21 se presenta
cuando existe sociedad de hecho con objeto comercial o sociedad
902 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

constituida conforme a alguno de los tipos permitidos pero afectada


por vicios en la constitución.
De estas normas resulta, con arreglo a la jurisprudencia y doc-
trina dominantes, que se reconoce personalidad a estas sociedades.
Esta personalidad, no obstante, será precaria y limitada: lo primero
porque habrán de disolverse cuando cualquiera de los socios lo re-
quiera (art. 22); lo segundo porque ella no producirá la plenitud de
sus efectos normales. A este último respecto, cabe señalar lo si-
guiente:
a) Cualquiera de los socios representa a la sociedad (art. 24).
b) Los socios y quienes contraten en nombre de la sociedad
quedan solidariamente obligados por las operaciones sociales sin po-
der invocar los beneficios que resultan del art. 56, última parte, ni
las limitaciones que se funden en el contrato social (art. 23).
Como antes lo señaláramos se trata de un caso en que la per-
sonalidad ha sido conferida en forma limitada (art. 2o).
La ley, acorde con el principio de la tipicidad explícitamente
impuesto por el art. Io, declara que cualquier sociedad constituida
con vicios de forma bajo alguno de los tipos autorizados, queda suje-
ta a las disposiciones de la sección; es decir que establece la impor-
tancia de las formas para la determinación del régimen aplicable.
Ante la posibilidad de la falta de instrumentación, se dispone
que la sociedad de hecho también quedará sometida a las disposi-
ciones de la sección cuando tuviere objeto comercial. Esta previ-
sión se explica porque, de lo contrario, podría acontecer que al no
darse alguna de las formas establecidas, quedaran excluidas de las
sanciones de la ley sociedades que por su objeto fueran de natura-
leza mercantil (art. 21)".
Y continúa en el ap. 2 diciendo: "En lo que hace al régimen
mismo de la sociedad, y teniéndose presente que no se trata de so-
ciedades nulas sino rescindibles, resulta del proyecto que:
a) Los efectos de la decisión de retirarse sólo se producen, con
respecto a terceros, desde que se haya inscripto la disolución (art.
98), sin perjuicio de que entre los socios procedan desde que fuera
notificada fehacientemente (art. 22).
b) Ni la sociedad ni los socios podrán invocar respecto de ter-
ceros o entre sí derechos o defensas nacidos del contrato social, mas
la sociedad podrá ejercer los que resulten de contratos celebrados
SOCIEDAD NO CONSTITUIDA REGULARMENTE 903

(art. 23), con lo que se acepta la interpretación que la doctrina y


jurisprudencia han hecho de disposiciones literalmente contradicto-
rias como son los arts. 41, 294, 297 y 296 del Cód. de Comercio.
c) La existencia de la sociedad puede acreditarse por cualquier
medio de prueba (art. 25), por supuesto con sujeción al derecho común.
d) Las relaciones entre los acreedores sociales y los particu-
lares de los socios, aun en caso de quiebra, se juzgarán como si la
sociedad fuere regular, con excepción de los bienes cuyo dominio
requiere registración (art. 26)".
A su tiempo en la Exposición de motivos de la ley 22.903 (cap.
I, secc. IV) se dice que resulta "significativa la solución que se in-
corpora con el nuevo texto del art. 22, desde que posibilita la regu-
larización de las sociedades irregulares o de hecho, recibiéndose,
como se ha dicho, una corriente doctrinaria y jurisprudencial que ha
obtenido consenso. La Comisión está persuadida que de esta forma
se facilita la conservación de la empresa y la recepción por el orden
normativo argentino de la LSC de criterios que no se limitan, exclu-
sivamente, al cumplimiento del objeto social, sino que los trascien-
den y que de alguna manera aparecen insinuados en la ley vigente,
a través de las soluciones sentadas en los incs. 6 y 8 del art. 94.
Procede señalar que el proyecto queda delineado a partir del
principio básico de la libertad de contratación, desde que no media
una imposición a todos los socios sino que la regularización se de-
cide con el debido respeto a su voluntad. Paralelamente, también
se reformula el problema de la disolución, ajustándola a la hipótesis
de la regularización, como modo de evitar que la sociedad pueda
extinguirse por voluntad de uno de los socios".
Como puede apreciarse, la LSC trata bajo la secc. IV del cap.
Primero un único régimen para todas las situaciones en que, dados
los elementos mínimos de sociedad, no llega ella a cumplir las for-
malidades de constitución, parcial o totalmente'.
El legislador ha creado dos vertientes en el género sociedades
no constituidas regularmente: por una parte, aquellas cuyo instru-
mento básico contiene todos los requisitos necesarios para que se

1
El incumplimiento de las formalidades de actos posteriores no origina irre-
gularidad del ente sino ineficacia en sentido estricto de los mismos (art. 12, LSC);
cfr. Etcheverry, Sociedades irregulares y de hecho, p. 117.
904 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

prefigure un tipo societario regular al inscribirse en el Registro Pú-


blico de Comercio; por otra, aparecen los acuerdos de hecho socie-
tarios, a los cuales se ha puesto una condición referente al objeto:
que sea de naturaleza comercial. La rigidez de las normas para es-
tas sociedades impone ditinguir la sociedad no regularmente cons-
tituida de la en formación como lo haremos en el § 556.
Se produce así un apartamiento de ios límites señalados en el
art. 1°, donde caracteriza como "sociedad" a las que se constituyeran
"conforme a uno de los tipos previstos", al incluir a la sociedad
de hecho dentro del régimen de la irregularidad, pues reconoce un
tipo no previsto en forma directa, y en forma indirecta también a la
atipicidad, al devenir de hecho esa relación. La definición del art.
Io, dejando afuera a los tipos, sólo tiene interés para caracterizar la
sociedad de hecho.
En este punto debemos referirnos estrictamente a las normas
legales que identifican como tal tanto a la sociedad no constituida
regularmente, o sea, a la sociedad que adoptando uno de los tipos
previstos no cumple los requisitos de publicidad previstos por la ley,
cualquiera sea su objeto (irregular propiamente dicha) y la sociedad
de hecho que cumpla actividad comercial.
No puede calificarse como sociedad comercial de hecho a un
consorcio vecinal si no se advierte objeto comercial en su crea-
ción ni está presente el concepto o noción de organización, que debe
estar inserta en el contrato por su relación con la idea económica de
empresa, y que constituye la actividad normal de las sociedades
mercantiles (arts. Io, 21, LSC, y art. 8o, Cód. de Comercio)2.
Siguiendo el criterio impuesto por la LSC, donde se otorga el
carácter de comerciales a las sociedades conforme su estructura, siem-
pre personalizadas, como medio técnico de separar un patrimonio
para afrontar una actividad individualizada en el negocio constitu-
tivo, sólo interesa la actividad en el caso de la sociedad de hecho.
En este supuesto no puede identificarse ninguna estructura. Por eso
corresponde también referirse a la sociedad de hecho civil (art. 1663
y ss., Cód. Civil).
Conforme la definición de sociedad irregularmente constituida,
que implica un vicio de publicidad constitutivo, debe descartarse la

1
SCBA. 12/4/89. DJBA, 136-3369.
SOCIEDAD NO CONSTITUIDA REGULARMENTE 905

posibilidad de una irregularización sobrevenida, que se encuentra


regulada en normas concretas como el art. 99 de la LSC.
Se destaca que la irregularidad, que se origina en tipos autori-
zados que no se constituyan regularmente o en relaciones societarias
de hecho debe diferenciarse de la atipicidad, pese a que los efectos
que pruduzcan sean similares, pues en la atipicidad la sociedad "de-
viene de hecho" unle la nulidad absoluta de la actividad normativa
constitutiva. La diferencia sustancial se finca en la posibilidad de
subsanación de la irregularidad y la insaneabilidad, en el sistema
normativo argentino, de la atipicidad. Aunque ello también pueda
resultar relativo, pues considerada la sociedad como de hecho sería
aplicable el mismo sistema regularizatorio.
El régimen previsto por el art. 21 de la LSC se refiere a una
situación que puede plantearse en el iter formal constitutivo y no
en situaciones posteriores a la adquisición del tipo regular, como las
modificaciones del estatuto o contrato social ya regularmente ins-
cripto en el Registro Público de Comercio, los que se someten al
régimen previsto por el art. 12 de la LSC, o los que se generen con
posterioridad como el vencimiento del plazo, pues una sociedad re-
gular no puede devenir en irregular: tal situación de irregularidad es
inicial; una sociedad regularizada no puede devenir en irregular -sal-
vo el supuesto de nulidad comentado-. Aplicar el régimen de las
sociedades "irregularmente constituidas" con posterioridad a su ac-
tuación regular, podría llegar a implicar que luego del vencimiento
del plazo cualquiera de los socios podría administrar la sociedad, o
que el contrato no pudiera ser invocado entre los socios y frente a
terceros, lo que es inadmisible. La omisión del cambio de domici-
lio social no es causal de irregularidad de una sociedad inscripta, ni
hay transformación entre regular e irregular como consecuencia de
aquella omisión3.
Distinguible con la atipicidad, el cumplimiento de las formali-
dades exigidas por la ley no acarrea la nulidad o anulabilidad de la
sociedad (arg. art. 17, LSC), sino la inoponibilidad de los efectos
del contrato social, tanto entre los socios como en relación a los ter-
ceros. Se altera así un principio general del derecho privado: la

3
CCivCom Azul, 6/5/92, "Doctrina Societaria y Concursal Errepar", t. V,
p. 281.
906 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

oponibilidad del contrato entre los otorgantes y los terceros que lo


conocieren. El tema está conceptualmente mezclado al nacimiento
de la personalidad jurídica: la publicidad o registración; al faltar, el
legislador adopta un sistema sancionatorio, pero no es consecuente
al atribuir una especial personalidad ("precaria y limitada") a esa
relación irregular.

§ 541. LA PERSONALIDAD "PRECARIA Y LIMITADA". - El derecho


positivo argentino (art. 30, Cód. Civil) designa con la voz "persona"
a todo ente dotado de aptitud (potencialidad) para adquirir derechos
y contraer obligaciones, de suerte tal que dicha aptitud constituye
una calidad o rasgo esencial de la persona sujeto jurídico4.
La persona ideal puede "equipararse" a la persona íís¡cu -en
sentido formal-, que alude a la capacidad (utilizada en el sentido de
legitimación) jurídica. De esta manera, quien posee capacidad, cual-
quiera sea la extensión en que la posee, es persona.
Por ello, quienes hablan de diversas limitaciones a la persona-
lidad (precaria, limitada, etc.), quizá reciban una influencia, como
resabio, del antiguo esquema de la personalidad (anterior a la refor-
ma que por ley 17.711 se introdujera al art. 33, Cód. Civil), épocas
en las cuales se sustentaban tres corrientes de opinión sobre el par-
ticular: la de la personalidad jurídica plena, la de las personas de
existencia ideal y la de la personalidad limitada5.
En esa línea parecen situarse los redactores de la LSC, en cuanto
en la propia Exposición de motivos -en la parcela dedicada a las so-
ciedades irregulares- afirman: "Se reconoce personalidad a estas
sociedades. Esta personalidad, no obstante, será precaria y limita-
da" (términos éstos últimos pocos felices según nuestro criterio).
En efecto, sostenemos la existencia de una única personalidad
(por decirlo de alguna manera) para todos los tipos (con exclusión
claro está, de la denominada sociedad accidental o en participación:

4
El concepto jurídico de persona, no coincide con el concepto antropológico,
lo que equivale a decir que persona, en sentido jurídico no es lo mismo que ser
humano en su realidad palmaria. Sólo distinguiendo estos conceptos se compren-
derá cómo es posible que un mismo hombre pueda pertenecer a la vez a varias co-
munidades jurídicas entre sí (cfr. Kelsen, Teoría pura del derecho, § 84).
5
Salvat. Tratado. Fuentes de las obligaciones, t. II, p. 376.
SOCIEDAD NO CONSTITUIDA REGULARMENTE 907

art. 361, LSC). Ninguna discriminación particular merece el tópico


en referencia a los efectos que la personalidad jurídica provoca en
las sociedades irregularmente constituidas, que constituyen una ca-
tegoría integrada por aquellas sociedades que -amén del tipo regular
que se intentó adquirir- detentan vicios formales o publicitarios (ya
edictal para algunos tipos, ya registral).
Ponemos de manifiesto una vez más -aun a riesgo de ser reite-
rativos- que la posibilidad que detentan los socios de estas socieda-
des irregularmente constituidas (en el sentido amplio de la alocución,
o sea, comprendiendo a la sociedad irregularmente constituida stric-
to sensu, y a la sociedad de hecho) de solicitar en cualquier época
la disolución, constituye un problema de inoponibilidad del plazo
de dicho sujeto, pero ello no mengua ni un ápice la personalidad
jurídica del sujeto; se es o no sujeto de derecho. Para nosotros, la
personalidad se reconoce o no. Todos los entes con personalidad
tienen capacidad para establecer por sí relaciones jurídicas. Esa
capacidad (legitimación) es genérica. Luego, en cada estructura par-
ticularizada se establecen los modos o vías por las cuales la respon-
sabilidad será imputada6.

§ 542. ESTRICTEZ SANCIONATORIA DE LA NORMATIVA EN TORNO DE


LAS SOCIEDADES IRREGULARMENTE CONSTITUIDAS. - La libertad nego-
cial, que autoriza no sólo la libre configuración de los contratos,
sino también la posibilidad de simplificar relaciones jurídicas crean-
do un ente societario, tiene su límite en el art. 1195 infine del Cód.
Civil, en cuanto no puede afectar los derechos de terceros.
A la par de señalar el riesgo de no distinguir entre sociedad de
hecho y negocios de participación, la doctrina y la jurisprudencia
cautelar criticaban la estrictez de la regulación de las sociedades
irregularmente constituidas, que, apartándose de principios genera-
les, negaban la oponibilidad entre partes y a terceros que las cono-
cieran las estipulaciones que configuraran tal negocio.
Debe volverse a los principios generales, valorizando el contra-
to entre las partes y los terceros que lo conocieran. No es sólo un
problema de zona de riesgo por la responsabilidad, sino por los efec-

6
Etcheverry, La personalidad societaria y el conflicto de intereses, en "Ano-
malías societarias", p. 37.
908 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

tos de desastre que se generan de entender una relación participativa


como societaria: justamente la inoponibilidad del contrato.
En todos los proyectos o anteproyectos de reformas al Código
Civil o a la LSC, se intenta sustituir el sistema de irregularidad so-
cietaria por un sistema residual. Ello parte de una conceptualiza-
ción de las relaciones societarias que intenta abarcar, que en muchos
casos genera la recepción de una franja demasiado amplia, que pue-
da alcanzar a otras figuras (como las participativas). Como solu-
ción conceptualista no pragmática define y no determina estructuras;
los mismos conceptualistas dudan en el alcance de los términos y la
cuestión aparece como una de las más cuestionadas y trabajadas en
el derecho asociativo. La tipicidad de segundo grado en el campo
societario, o de las sociedades típicas, es una forma de dar seguridad
jurídica -externa e interna- frente al fracaso de las definiciones. A
la postre, una definición genera concepciones diferentes donde el
supuesto fáctico puede tener distinto tratamiento, y como respuesta
de la jurisprudencia cautelar el apartamiento de las figuras contrac-
tuales de colaboración atípicas para refugiarse en las figuras con-
tractuales o societarias típicas, a veces con cláusulas desnaturalizan-
tes. Las sociedades típicas, conforme su estructura, son el refugio
frente a las dudas que genera la conceptualización de sociedad. Si
la estructura aparenta sociedad típica, eso es; no interesa que se haya
encubierto un negocio participativo en esa estructura típica. El fra-
caso del conceptualismo es el éxito de las figuras societarias típicas
en el curso de la evolución legislativa.

§ 543. SOCIEDAD CONSTITUIDA DE HECHO. - La doctrina france-


sa ha distinguido entre la sociedad constituida de hecho y la deve-
nida de hecho por nulidad del negocio constitutivo. Ambas tienen
la misma solución normativa en el derecho argentino y pueden re-
gularizarse.
La constitución de una sociedad de hecho debe verse reflejada
en el mundo exterior, a través de la interacción propia de todo suje-
to en el tráfico jurídico, anudando relaciones con otros, adquiriendo
bienes, celebrando actos jurídicos, etcétera7. La existencia de la so-

7
CNCom, Sala D, 29/11/91. "Doctrina Societaria y Concursal Errepar", t. IV,
p. 918.
SOCIEDAD NO CONSTITUIDA REGULARMENTE 909
ciedad requiere aportes destinados a desarrollar la gestión económi-
ca (conf. art. 1648, Cód. Civil)8.
Si bajo esas premisas se optara por entender que no pueden exis-
tir entes personificados si no existe cierta publicidad formal, para
no sorprender a terceros ni hacer dubitar si una relación es personi-
ficada o no, o si es sociedad o no, el tema pasa a ser de mera de-
terminación de responsabilidad.
Y esa responsabilidad no puede surgir sino de los principios
generales de la representación, de la responsabilidad o del daño, in-
cluso por aplicación del último párrafo del art. 54 de la LSC o del
abuso de derecho, y de sanciones efectivas al que genere la aparien-
cia de una sociedad, usando de tal denominación, y genere daños al
hacer suponer una solvencia inexistente.
Existe autonomía de la voluntad para configurar contratos de
participación fuera de los mencionados por la ley (sociedad acciden-
tal o en participación, contrato de agrupación de colaboración y de
unión transitoria de empresas), pero no puede confundirse ese con-
trato de participación, colaboración o asociativo atípico con una so-
ciedad de hecho.
Ello por cuanto los efectos serían nefastos y no sólo por la res-
ponsabilidad solidaria, no subsidiaria, que entrañarían, pues impe-
dirían que las partes pudieran alegar entre sí el contrato -lo que es
básico-, generar una resolución parcial o exigir el cumplimiento del
contrato.
Por ello es necesario reconocer expresamente la diferencia en-
tre sociedad en sentido lato y sociedad en sentido estricto o propio9.
Las inseguridades que generaría el régimen de la sociedad de
hecho e irregularmente constituida, como sistema residual en el de-
recho argentino, y la indefinición entre los contratos de participa-
ción (o asociativos) con una sociedad de hecho, incluso en la reca-
lificación de una unión transitoria de empresa, ha sido agudamente
criticado por la doctrina10.

8 CNCiv, Sala A, 26/12/78, LL, 1979-B-136; id., id., 12/12/79, ED, 85-245,
con nota de Bossert, La prueba de la existencia de la socidad de hecho; Belluscio,
La distribución patrimonial de ¡as sociedades de hecho, LL, 1991-C-958.
9
Conf. Fariña, Contratos comerciales modernos, p. 743 y siguientes.
10
Etcheverry, El veneno para ratas, la petrolera extranjera y el concepto de
sociedad en la legislación argentina, "La Información", 67-719.
910 INEFICACIA E rRREGn-APJDAD

§ 544. CARGAS PARA ALCANZAR EL PRIVILEGIO DE LA LIMITACIÓN


DE RESPONSABILIDAD. - La responsabilidad limitada es un privilegio
que el ordenamiento jurídico establece a favor de determinadas per-
sonas (socios con responsabilidad limitada), a los efectos de que ellas
puedan visualizar, calcular y limitar el riesgo de su inversión.
No tenemos dudas de que para gozar de ese privilegio el socio
(persona física o jurídica) debe cumplir con una serie de cargas.
Esas cargas no son sólo las previas de publicidad edictal y registral
para regularizar la sociedad, sino funcionales, en orden al uso del
recurso técnico de la nueva sociedad.
Estamos de acuerdo, en una clarificación de conceptos, que el
principio de división patrimonial, fundante de la personalidad, se
estructura en resguardo no de los socios, sino del nuevo sujeto de
derecho y de sus acreedores, distintos al de los socios. La limita-
ción de responsabilidad es un privilegio de esos socios, que no altera
el principio de división patrimonial.

§ 545. EFECTOS. - El tratamiento de la sociedad de hecho co-


mo persona jurídica con todos los efectos propios de una sociedad
regularmente constituida, importa la postergación de hecho de los
acreedores individuales de los socios sobre los bienes afectados al
giro social, privilegiando a los acreedores sociales".

§ 546. APORTES. - Se ha entendido que desde la inscripción


en el Registro Público de Comercio la sociedad queda definitiva-
mente constituida12, tratando de desalentar la constitución de socie-
dades o ampliación de sus capitales bajo condiciones de integración
de los aportes que no estipulan plazos para su cumplimiento, con el
consiguiente peligro de transformarse en un ardid violatorio de la
veracidad sobre la estructura real del capital, pero en las sociedades
regularmente constituidas no es necesario que esté asegurada esa in-
tegración.

1
' Richard, Concurso de la sociedad de hecho y de todos sus socios, "El Foro",
n° 4, p. 163.
12
La jurisprudencia ha resuelto que no puede hablarse de mora en la integra-
ción de los aportes descriptos en la promesa de contrato, desde el momento en que
la sociedad no se encuentra constituida (CNCom, Sala C, 30/5/80, ED, 90-249).
SOCIEDAD NO CONSTITUIDA REGULARMENTE 911
El tema -altamente opinable- genera el espinoso linde entre la
sociedad en formación y la sociedad irregular cuando en aquélla se
abandona el iter constitutivo o se afrontan los negocios sociales nor-
males, según discrepancias doctrinarias. Máxime frente a previsio-
nes como las del art. 26 que parecen excluir la titularidad de bienes
registrables a sociedades irregulares. Sin embargo, un análisis glo-
bal permite contradecir esta última solución y considerar negativa
la regulación de las sociedades irregularmente constituidas en la for-
ma que lo ha hecho el legislador13.
A pesar de que parte de la doctrina y la jurisprudencia siguen
entendiendo que las sociedades irregulares o de hecho no pueden
adquirir bienes registrables, y por ende, las adquisiciones en estos
supuestos deben tenerse como de propiedad de quien figure regis-
trado en el dominio14.
También se ha resuelto que si bien es cierto que la sociedad
irregular no puede inscribir a su nombre los bienes registrables por
razones de identificación, así como que respecto de tales bienes los
acreedores sociales no tienen preferencia sobre los particulares de
los socios, no es menos cierto que entre los socios puede probarse
que tales bienes forman parte del patrimonio social y se hallan, en
consecuencia, sujetos a las relaciones derivadas de la sociedad15.
Creemos que no es ésa la lectura del art. 26 de la LSC. Si el aporte
registrable es definitivo (art. 38, LSC), la sociedad aunque no se re-
gularice sería la titular registral del bien. No tenemos duda de ello;
el art. 26 de la LSC significa que para determinar si un bien registral
es o no de la sociedad habría que estar a lo que esté inscripto. No
aceptamos tal supuesto de incapacidad de registrar bienes a su nombre.
Negar tal posibilidad ¡levaría a la errónea conclusión de que el
aportante no detenta la calidad de socio, dado que el aporte es pre-
supuesto básico para asumirla. Al tratarse de un bien que integra
el patrimonio de la sociedad, deberá incluirse en su liquidación16.

13
Sobre el punto puede verse Benseñor, Capacidad de la sociedad no cons-
tituida regularmente para adquirir bienes registrables, "Doctrina Societaria y Con-
cursal Errepar", t. II, p. 357, y la completa bibliografía allí citada.
u SCBA, 16/11/82, DiB/S. 124-325.
15 CNCom, Sala A, 11/12/80, ED, 100-456 (del fallo en primera instancia).
i* CNCom, Sala B, 29/11/88 LL, 1989-B-440, y DJ, 1989-1-1077.
912 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

Aun en la posición extrema, aceptando -con reservas- que la


sociedad irregular o de hecho no puede inscribir a su nombre los
bienes registrables por razones de identificación, no lo es menos que
entre los socios pueden probarse que tales bienes forman parte del
patrimonio social, hallándose en consecuencia sujetos a las relacio-
nes derivadas del contrato social17.

§ 547. REPRESENTACIÓN. - La regla básica del régimen de re-


presentación de las sociedades no constituidas regularmente está
determinado por el art. 24 de la LSC, al prescribir que en las rela-
ciones con los terceros, cualquiera de los socios representa a la so-
ciedad.
Sobre esa base podemos establecer las siguientes premisas:
a) Todos los socios tienen poder de representación de la socie-
dad y por ende, todos administran18.
b) Cualquiera de los socios puede representar en juicio a la so-
ciedad (arg. art. 24, LSC), debiendo actuar en esa calidad (y no por
derecho propio), con detalle de todos los integrantes de la sociedad.
Incluso, el socio no puede negarse a actuar en juicio en nombre de
la sociedad, ya que representándola por disposición legal (art. 24), la
sociedad puede ser emplazada en su persona19.
c) Este poder de representar y administrar debe encuadrarse den-
tro de las pautas que establece'fel art. 58 de la LSC, sin perjuicio de
que también resulte aplicable el estándar de conducta que contiene
el art. 59. Pero la responsabilidad en que incurra el socio frente a
los demás por la extralimitación de sus funciones es materia que
sólo a los socios interesa, no pudiendo ser opuesta a terceros en sus
relaciones con aquéllos20.
d) El régimen de administración contractual que pudiere haber-
se establecido no obliga a terceros (arts. 23, párr. 2o, y 24, LSC).
Veamos lo que han resuelto los tribunales nacionales sobre el
particular: tratándose de sociedades de hecho, la administración o

17
CNCom, Sala B, 29/11/88, "Doctrina Societaria y Concursal Errepar", t. II,
p. 381.
18
CNCom, Sala B, 28/2/78, LL, 1978-D-255.
19
Halperin, Curso de derecho comercial, vol. I, p. 331.
20 C l a C i v C o m Tucumán, 8/8/67, LL, 129-51.
SOCIEDAD NO CONSTITUIDA REGULARMENTE 913

representación puede ser ejercida por cualquiera de sus integrantes


(art. 24, LSC)21.
Si bien el art. 24 de la LSC dispone que, en sus relaciones con
los terceros, cualquiera de los socios representa a la sociedad, ello
no implica que las operaciones realizadas por los componentes de
la entidad vinculen necesariamente a ésta; pues importaría sostener
que los socius han perdido toda posiúüiúau de realizar transacciones
en forma individual o particular. Y tampoco puede postularse que
aquella conclusión debe mantenerse hasta tanto se demuestre que el
socio actuó por sí, por cuanto, en principio, se alteraría el régimen
de la carga de la prueba. En caso de duda sobre si el socio de un
ente irregular actuó por sí o en representación de la sociedad, quien
afirma la existencia del hecho tiene la carga de la prueba22.
No es procedente la acción de remoción de los administradores
y menos aún la de intervención judicial donde debe demostrarse que
los administradores de la sociedad hayan realizado actos que la co-
loquen en "peligro grave" (art. 113, LSC) en orden a justificar la
intervención judicial pretendida. La acción procedente es la de li-
quidación de la sociedad, siendo pertinente intentar la intervención úni-
camente contra los actos del liquidador o mientras éste es designado23.

§ 548. PRUEBA. - Conforme el art. 25 de la LSC, la existencia


de una sociedad irregularmente constituida, particularmente la de he-
cho, puede probarse por cualquier medio de prueba.
Para imputar una relación jurídica a este sujeto de derecho, es
necesario acreditar no sólo la existencia de la sociedad y de quienes
la integran, sino también que la actuación de uno de sus integrantes
corresponde a la sociedad.
El derogado art. 298 del Cód. de Comercio da una serie de pau-
tas presuncionales, que doctrinariamente siguen siendo útiles, por lo
que procedemos a su reproducción: "Se presume que existe o ha
existido sociedad siempre que alguien ejercita actos propios de so-
ciedad, y que regularmente no hay costumbre de practicar, sin que
la sociedad exista.

21 CNCom, Sala A, 8/2/73, LL, 151-602.


22 CNCom, Sala C, 21/7/78, inédito.
23
CNCom, Sala E, 22/2/88, inédito.

58. Richard - Muiño, Derecho societario.


914 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

De esta naturaleza son especialmente:


7°) Negociación promiscua y común.
2") Enajenación, adquisiciones o pago hecho en común.
3o) Si uno de los asociados se declara socio y los otros no lo
contradicen de un modo público.
4o) Si dos o más personas proponen un administrador o gerente
común.
5o) El uso del pronombre nosotros o nuestro en la correspon-
dencia, libros, facturas, cuentas u otros papeles comerciales.
6o) El hecho de recibir o responder a cartas dirigidas a nombre
o firma social.
7°) El uso del nombre con el aditamento y compañía.
8°) La disolución de la asociación en forma de sociedad.
La responsabilidad de los socios ocultos es personal y solidaria
en la forma establecida en el art. 302".
También son útiles ios criterios que determinan ios arts. 1665
y 1666 del Cód. Civil.
El art. 25 de la LSC es correlativo al derogado art. 296 del Cód.
de Comercio, que admitía la prueba testimonial y todos los demás
medios de prueba aceptados en materia comercial, por lo que es ad-
misible cualquier medio de prueba, sin ser necesario el principio de
prueba por escrito para introducir la testirnonial.
Conforme el art. 25 de la LSC, la existencia de la sociedad pue-
de acreditarse por cualquier medio de prueba. En primer término
debe probarse la existencia de un contrato24, que configura una re-
lación jurídica de sociedad en sentido estricto y no una mera comu-
nidad de bienes. Ese criterio estricto impone que el catálogo refe-
rencial que exhibía el derogado art. 298 del Cód. de Comercio en
sus ocho incisos deba ser tomado con reservas, pues en muchos casos
podría sólo tratarse de una relación participativa y no de una socie-
dad como relación personalizante.
Constituye prueba de situaciones fácticas que importan gestión
de negocios en común ante terceros, facturas y remitos extendidos
a nombre de la sociedad o por ésta, publicidad de su operatoria,
cuentas corrientes bancarias a la orden recíproca o conjunta de los

24
Etcheverry, Sociedades irregulares y de hecho, p. 215.
SOCIEDAD NO CONSTITUIDA REGULARMENTE 915

socios, recibos de pago, correspondencia, operaciones bancadas pa-


ra obtener recursos financieros, titularidad conjunta de la habilita-
ción municipal del depósito de mercaderías, etcétera?5.
Se ha resuelto que debe tenerse por probada la existencia de
una sociedad de hecho, entre el actor y el demandado, cuando las
declaraciones juradas de carácter impositivo fueron presentadas por
los socios conjuntamente y el contribuyente fue la sociedad de he-
cho, y, además, cuando el demandado, que ha negado la existencia
de esa sociedad, usaba en la documentación comercial su apellido
con el aditamento "hermanos"26.
El principio de prueba por escrito, alude a un documento que
emana de la parte a la cual se pretende oponer; o por lo menos puede
serle'atribuido a quien niega la vinculación convencional. Su exis-
tencia no puede acreditarse por otro medio que no sea la presenta-
ción del documento hábil a tal fin27. Consiste en cualquier medio
probatorio que, aun sin demostrar directamente el hecho discutido,
lo haga verosímil, y comprende aquellos instrumentos que pueden
producir en el magistrado una semipersuasión, semiplena probatio-
nem2%. Se acepta, conforme la interpretación al art. 1192 del Cód.
Civil, extensiva al art. 209 del Cód. de Comercio, cualquier mani-
festación del adversario que dé al contrato una seria apariencia de
verdad, y no mediando documento firmado por la contraria, basta
que sea la expresión consciente de la voluntad de la persona de quien
emana29. Ese documento puede emanar del causante (arg. art. 3417,
Cód. Civil), o de parte interesada, interpretando la doctrina en tal
sentido o como tercero interesado a los codeudores de una obliga-
ción o los condóminos30.

25 CNCom, Sala A, 13/10/89, RDCO, 1990-B-771.


2
<> CNCom, Sala D, 9/8/87, LL, 1988-E-453, con nota de Cura, De la sociedad
de hecho y la prueba de su existencia.
27
CNCom, Sala C, 31/8/90, in re "El Cantábrico SA c/Kapusta, Manuel",
inédito.
28
CNCom, Sala B, 5/8/91, "Doctrina Societaria y Concursal Errepar", t. V,
p. 95 y ss., del voto de la doctora Piaggi.
2
« Cfr. CNCom, Sala B, 5/8/91, "Doctrina Societaria y Concursal Errepar",
t. V, p. 95; id., id., 14/10/86, "Poulet de Erhard, Dora I. e/Domínguez, Claudio M.";
id., id., 18/12/86, "Rodra Lametal SA c/Martínez, Fernando", inédito.
30
Cfr. fallos en notas anteriores, y Lavalle Cobo en Belluscio (dir.) - Zannoni
(coord.), Código Civil y leyes complementarias, t. 5, comentario al art. 1192.
916 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

La parte final del art. 297 del Cód. de Comercio, derogado, ex-
presaba: "La existencia de la sociedad, cuando por parte de los so-
cios no se presenta escritura, puede probarse por todos los géneros
de prueba admitidos en el comercio", vinculándose así con la refe-
rida norma del art. 209 del mismo Código vigente. La eventual de-
rogación de esta norma no se vería sustancialmente afectada confor-
me la disposición del art. 25 de la LSC.
La jurisprudencia ha considerado reiteradamente para acreditar
la existencia de una sociedad de hecho las presunciones contenidas
en el derogado art. 298 del Cód. de Comercio. "Se presume que
existe o ha existido sociedad siempre que alguien ejercite actos pro-
pios de sociedad, y que regularmente no hay costumbre de practicar,
sin que la sociedad exista".

§ 549. EN TORNO DE LOS MEDIOS DE PRUEBA Y LA APRECIACIÓN DE


ESA PRUEBA EN CUANTO A LA EXISTENCIA DE UNA SOCIEDAD DE HECHO. -
No debe confundirse la amplitud para aceptar medios de prueba de
la existencia de la sociedad de hecho, con la convicción sólida que
debe resultar de ellos en cuanto a la existencia de una sociedad, ge-
nerándose una interpretación estricta y restringida que genere una
convicción sólida de la existencia de una nueva persona jurídica.
Procedemos a señalar diversa jurisprudencia nacional sobre esos tó-
picos.
Dentro de la polémica suscitada por la letra del art. 25 de la
LSC31, debe estarse a que la prueba de la sociedad de hecho debe
ser lo más completa posible y concluyente, para evitar confundirla
con una relación de participación32.
La exigencia de aportar una inequívoca prueba de la existencia
de la sociedad irregular o de hecho debe apreciarse con distinto ri-
gor, según quién sea el interesado en acreditarla, puesto que, por

31
Cfr. debate jurisprudencial en Reseña crítica de jurisprudencia. Socieda-
des. Parte General, RDCO, 1989-143 y siguientes. Entre los que lo exigen entre
socios CNCom, Sala C, 22/11/83, "Papelera Juan V. F. Serra SACIF c/Offset Ma-
te Color Soc. de Hecho y otros s/ordinario". En contra y con criterio amplio aún
entre socios puede verse Verón, Sociedades comerciales, t. I, p. 198, sin perjuicio
de considerar que si no se probó la existencia del aporte no puede admitirse la exis-
tencia de una relación societaria, al faltar el elemento esencial.
32
Truffat, Un catálogo de pruebas que indican gestión de negocios en común
frente a terceros, RDCO, 1990-B-773.
SOCIEDAD NO CONSTITUIDA REGULARMENTE 917
definición, el tercero que demanda a una sociedad respecto de la
cual es extraño, no está en las mismas condiciones de muñirse de
los elementos necesarios para acreditar su existencia que quien se mue-
ve en el ámbito interno de las relaciones sociales. Respecto de aquél
cobra mayor plenitud el principio de la amplitud probatoria, que sin
variantes pasó del régimen del Código de Comercio al art. 25 de la
LSC33.
Resulta insuficiente la negativa del socio del ente irregular de
negar su calidad de tal, pues si se parte de la base de que se presume
que existe o ha existido sociedad cuando alguien ejercita actos pro-
pios de sociedad y que regularmente no hay costumbre de practicar-
los sin que la sociedad exista, el codemandado a quien le invocan
el carácter de socio debe aportar, al menos, algún elemento que des-
virtúe la presunción que, con su propia actitud frente a terceros, ha-
bía contribuido a formar34.
La mayor amplitud que tienen los terceros contratantes con la
sociedad irregular o de hecho para demostrar su existencia no obsta
a su limitación en lo que atañe al rigor de la valoración de los he-
chos y circunstancias probatorias. La prueba del contrato debe ser
no sólo convincente e idónea, sino inequívoca y concluyente.
La existencia de la sociedad de hecho puede acreditarse por cual-
quier medio de prueba, aunque teniendo presente que esa prueba
debe ser suficientemente convincente e idónea35.
Más allá de la polémica suscitada en torno de lo preceptuado
por el art. 25 de la LSC, lo que resulta insoslayable es la directiva
fundamental sostenida tradicionalmente, en el sentido de que la prue-
ba de la sociedad de hecho debe ser lo más completa posible y re-
sultar concluyente36.
Si bien es verdad que para acreditar entre socios la existencia
de una sociedad de hecho toda clase de prueba es admisible, incluso
la testimonial y la de presunciones, ya que el art. 1663 del Cód.

33 CNCom, Sala C, 4/5/90, LL, 1992-D-55, con nota de Casal, Prueba de la


sociedad de hecho por un tercero.
3-1 CNCom, Sala C, 4/5/90, LL, 1992-D-55, con nota de Casal, Prueba de la
sociedad de hecho por un tercero.
35 CNCom, Sala B, 16/9/86. LL, 1987-D-631.
36 CNCom, Sala A, 13/10/89, LL, 1991-A-353, con nota de Chiaromonte, La
prueba de la existencia de la sociedad de hecho.
918 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

Civil no contiene una enumeración taxativa, no lo es menos que


debe siempre tratarse de una prueba convincente, idónea y posi-
tiva .
Si bien el art. 25 de la LSC dispone que la existencia de la
sociedad de hecho puede acreditarse por cualquier medio de prueba,
ello debe ser interpretado con particular prudencia y estrictez, co-
rrespondiendo recordar que el criterio jurisprudencial a este respecto
durante la vigencia del Código de Comercio derogado fue restricti-
vo y severo en cuanto a que la prueba testimonial no podía ser "única"
y con capacidad probatoria "idónea" como pr.''u acreditar la existen-
cia de la sociedad de hecho38.
Todo medio de prueba es admisible para acreditar la existencia
de una sociedad de hecho, aun cuando su eficacia deber ser aprecia-
da con un criterio estricto y riguroso39.
Deben interpretarse con estrictez las pruebas tendientes a acre-
ditar la existencia de la sociedad de hecho y de los hechos sociales;
la carga de esto recae sobre el actor accionante40.
Si bien todo medio de prueba es admisible para probar la exis-
tencia de la sociedad de hecho entre concubinos, ella debe ser apre-
ciada con criterio riguroso, pues la relación concubinana puede crear
una falsa apariencia de comunidad de bienes, debiendo evitarse que
la posible confusión conduzca a suponer los mismo efectos patrimo-
niales del matrimonio41.

§ 550. LAS PRESUNCIONES PARA RECONOCER LA EXISTENCIA DE


UNA SOCIEDAD DE HECHO. - La jurisprudencia ha considerado reitera-
damente para acreditar la existencia de una sociedad de hecho las
presunciones contenidas en el derogado art. 298 del Cód. de Comer-
cio transcripto en el § 548.
Los arts. 208 y 209 del Cód. de Comercio son inaplicables tra-
tándose de probar la existencia de una sociedad de hecho; en cambio

37
CNCiv, Sala F, 15/8/78, JA, 1979-111-349.
38
CNCom, Sala B, 14/4/78, JA, 1978-IV-3.
39
CNCiv, Sala A. 26/12/78. ZX. 1979-B-136; DJ, 1979-1-8: JA, 1979-UI-2S7,
y ED, 82-504.
40
CCivCom Mercedes, Sala II. 6/8/81, DJBA, 121-451.
4
' CNCiv. Sala F, 23/6/82, LL, 1983-A-404.
SOCIEDAD NO CONSTITUIDA REGULARMENTE 919

asumen valor las pautas del antiguo art. 298 del mismo Código mer-
cantil, cuya enumeración es sólo enunciativa, y las del art. 1665 del
Cód. Civil*2: este artículo incorpora también esos elementos exterio-
rizantes de una relación societaria.
Esas presunciones imponen una clara exteriorización de la re-
lación para que pueda ser reconocida como generadora de una so-
ciedad de hecho, alterando así todas las relaciones frente a terceros,
sea que éstos se califiquen como acreedores de la sociedad o acree-
dores de los socios.
1:1 tratamiento de la i-'ociedad :': h?:ho como persona jurídica,
con todos los efectos propios de una sociedad regularmente consti-
tuida, importa la postergación de hecho de los acreedores individuales
de los socios sobre los bienes afectados al giro social, privilegiando
a los acreedores sociales43.

42
CCivCom Mercedes, Sala II, 6/8/81, DJBA, 121-451.
43
Richard, Concurso de la sociedad de hecho y de todos sus socios, "El Foro",
n° 4, p. 163. El concurso de la sociedad de hecho fue viabilizado por la reforma
introducida en 19S3 a la ley de concursos 19.551 por la ley 22.917, al omitir como
requ^no que ÍC traíase de una sociedad regular ^Qjir.i.aia rci'rcyra, ConciaM;.-,. L. i,
p. 115). La inscripción como forma de publicidad para autorizar el concurso ha
sido sustituido por un elemento sustancial: la existencia de un sujeto de derecho
exteriorizado en cesación de pagos. Se enrola la solución en aceptar que el bien
jurídico tutelado por la legislación concursal es la eliminación del estado de cesa-
ción de pagos (Richard, El bien jurídico tutelado por el derecho concursal, ''Revista
de la Universidad Nacional de Córdoba", 1979-1980, p. 263). También es otro prin-
cipio la personalidad de la sociedad de hecho ("art. 26 y 29, LSC), generando un
centro de imputación en beneficio no sólo del cumplimiento del objeto social, sino
también de los acreedores sociales. La combinación de ambos principios aconse-
jaba viabilizar el concurso de la sociedad de hecho, para permitir que en un juicio
universal de conocimiento pleno se analizaran todas las relaciones patrimoniales ac-
tivas y pasivas (Richard. Verificación de créditos y suspensión de las acciones de
contenido patrimonial, en "Estudios en homenaje a Rodolfo Fontanarrosa", p. 163
y siguientes). De esta forma se garantizan la totalidad de los intereses concurren-
tes. Pero el régimen de responsabilidad de los socios de la sociedad de hecho im-
pone la responsabilidad solidaria directa de los mismos con los débitos sociales.
La presentación en concurso de la sociedad generaría la inmediata promoción de
acciones judiciales contra uno o más socios, determinados erga omnes en la misma
presentación en concurso eliminando toda necesidad de prueba o de declaración de
la existencia de la sociedad de hecho, de la imputación del débito a la sociedad y
de los socios responsables. Por ello el concurso de la sociedad de hecho genera
económicamente la cesación de pagos de sus socios. El concurso no puede invo-
lucrar sino a un sujeto de derecho o persona en cada caso.
920 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

Parece necesario recordar como esencial para acreditar la exis-


tencia de una sociedad de hecho, como resulta de aquellas presun-
ciones, la exteriorización de comerciar en común, bajo una firma
social, pues los socios se unen, poniendo en común sus bienes e
industria, o alguna de estas cosas, para practicar actos de comercio,
con ánimo de partir el lucro que pueda resultar, generándose un suje-
to de derecho creado para desarrollar una actividad común. Resul-
tan así esenciales: un patrimonio o fondo social, la participación en
las pérdidas y ganancias, un nombre individualizante del nuevo suje-
to, un domicilio, un órgano de representación y no un mero apode-
ramiento, una pluralidad de personas y el affectio societatis, con el
alcance que hemos dado a esta expresión en el §.66.
Las inseguridades que genera el régimen de la sociedad de he-
cho e irregularmente constituida, como sistema residual en el dere-
cho argentino, y la indefinición entre los contratos de participación
(o asociativos) con una sociedad de hecho, incluso en la recalifica-
ción de una unión transitoria de empresas, ha sido agudamente cri-
ticado por Etcheverry44, entre otros.
La atribución de la existencia de una sociedad de hecho para
vincular a terceros que no participaron del negocio del que resulta
la reclamación, o al concurso, resulta ser un recurso de "desestima-
ción de la personalidad" del contratante para atribuirlo a otro ente:
la sociedad de hecho, actitud que resulta de una "impostación de
personalidad" a un supuesto en que no existe ningún elemento de pu-
blicidad formal (registración o escritura), alterando así la posición
entre acreedores individuales y la de aquellos que se califique como
acreedores sociales. Se trata del uso de la personalidad jurídica,
para atribuir responsabilidad ilimitada y no subsidiaria, no sólo al
que contrató, sino a socios ocultos o meros partícipes, cuya conduc-
ta no genera ningún factor de atribución de responsabilidad, subje-
tiva ni objetiva. La acción vigorosa debe cumplirse en orden a ob-
servación de la realidad económica, de no encubrirse en las formas
para atenuar la responsabilidad. Distinguir claramente que "perso-
nalidad" no implica limitar responsabilidad sino dividir patrimonios,
particularmente en defensa de los terceros, y que quienes abusan del

44
Etcheverry. El veneno para ratas, la petrolera extranjera y el concepto de
sociedad en la legislación argentina, "La Información", 67-719.
SOCIEDAD NO CONSTITUIDA REGULARMENTE 921

control o de los recursos técnicos societarios o contractuales deben


asumir plena responsabilidad solidaria45.
Si se reconstruyera una teoría de la sociedad de hecho en las
futuras normativas o por vía jurisprudencial, para atribuir persona-
lidad y responsabilidad solidaria a sus integrantes sin la existencia
de otro factor de atribución, se podrá también crear la teoría de la
sociedad de hecho frente a la actuación de una soia persona en re-
lación a una empresa, para separar los acreedores de la "empresa"
de sus acreedores individuales.

§ 551. JURISPRUDENCIA. - La jurisprudencia acerca de la so-


ciedad de hecho, marca un límite impreciso en torno del uso de la
personalidad como forma de atribuir responsabilidad a los socios,
generando algunos pronunciamientos acerca de la legitimación:
a) La acción dirigida contra el fenómeno patrimonial llamado
sociedad irregular o sociedad de hecho importa, en la realidad ma-
terial, perseguir a quienes actúan bajo tal estructura. Desde este
punto de vista es racional emitir condenación respecto de las perso-
nas individuales responsables del accionar de tal sociedad irregular
o de hecho, cuando en la litis fue determinado de quiénes se tra-
ta46. En efecto, se ha negado la personalidad jurídica de la socie-
dad de hecho, generando importantes dudas sobre el grado de sub-
jetivización de la relación47, mereciendo un análisis doctrinario y
práctico48.
b) Aun reconociendo personalidad jurídica a la sociedad irre-
gular, tal personalidad ha sido entendida como precaria y limitada;
precaria, por cuanto la "sociedad" puede disolverse en cualquier mo-

45
Sobre la responsabilidad por control prevista en el art. 54 in fine de la LSC,
ver Moeremans - Richard, Inoponibilidad de la personalidad jurídica como forma
de extensión de la responsabilidad de socios controlantes, y Efectos de la inoponi-
bilidad de la persona jurídica en materia societaria, "Doctrina Societaria y Con-
cursal Errepar", t. IV, p. 252 y 268.
« CNCom, Sala D, 8/11/88, LL, 1989-B- 443; DJ, 1989-2-62;/, 1989-A-1125.
47
CNCom, Sala D, 8/11/88, "Doctrina Societaria y Concursal Errepar, t. II,
p. 204, del voto del doctor Alberti.
48
Sobre el punto puede verse Vázquez Ponce, Algunas cuestiones acerca de
las sociedades irregulares y de hecho, "Doctrina Societaria y Concursal Errepar",
t. II, p. 177.
922 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

mentó cuando uno de los socios lo requiera, y limitada, porque cier-


tos efectos de esa personalidad no se producen49.
La imputación a la sociedad de hecho impone que se haya obra-
do a su nombre. Si bien no se duda de la legitimación para obligar
al ente y actuar por él que tienen sus componentes, tal afirmación
debe condicionarse al hecho de que éstos obren a nombre de la so-
ciedad en su carácter de representantes y no por derecho propio,
de manera tal que siendo la sociedad de hecho la que celebra un
contrato, el derecho que nace de él es de la sociedad y los socios,
cualquiera de ellos, puede representarla, pero sólo actuando por
ella50.
Para que una sociedad de hecho tenga real vigencia es necesa-
rio acreditar hechos y situaciones por ella realizados que demuestren
que tiene vida, que tiene un desarrollo como tal. Y para ello no
basta con acompañar facturas con el membrete de la sociedad, sino
que habrá que probar además que tiene relaciones comerciales con
terceros ajenos a la demandada, que tiene sede propia, que paga los
impuestos pertinentes, tales como a las ganancias, actividades lucra-
tivas, que tiene bienes inscriptos a su nombre, etcétera51.
c) La finalidad de la constitución de la sociedad, es la afecta-
ción del aporte a un fin y actividad común, en una organización per-
sonalizada.
No debe confundirse una relación participativa o asociativa con
una sociedad de hecho. Respecto de los contratos asociativos en
sentido propio, autorizada doctrina expresa: "En estos contratos, cu-
yo mejor exponente (aunque no el único) es el de sociedad, no existe
un asociante y uno o más asociados, sino que cada parte participa
directamente y a título jurídicamente igualitario en el negocio o en
la empresa común (aunque sea por medio del sujeto colectivo socie-
dad), con intervención directa o indirecta en la gestión de los nego-
cios comunes, con la facultad de concurrir a la formación de la vo-
luntad colectiva y con derecho a participar de los beneficios exigibles
directamente al órgano común"52.

49
SCBA, 16/11/82, DJBA, 124-325.
50 C N C o m , Sala B, 30/8/82, ED, 102-791.
51 CTrab Rosario. Sala I, 15/3/86, LL, 1987-B-599.
52
Fariña, Contratos comerciales modernos, p. 743.
SOCIEDAD NO CONSTITUIDA REGULARMENTE 923
Lo estructural es la sociedad y lo funcional la actividad que
cumple para la consecución del objeto atribuido.
Debe agregarse a la caracterización de las relaciones partici-
pativas como ajenas a una sociedad de hecho, a la interpretación
jurisprudencial sobre la prueba y su análisis para determinar la exis-
tencia de una sociedad de hecho, que nos servirá prácticamente para
alejar la identificación de esta de un contrato participativo.
Para que se reconozca la existencia de una -sociedad de hecho
deben reconocerse en la prueba elementos calificadores de una ac-
tuación societaria y no meramente participativa.
Se ha dicho que la existencia de una sociedad de hecho requiere
la prueba no sólo de los aportes, sino que éstos estaban destinados
a desarrollar una gestión económica con miras a obtener una utilidad
traducible en dinero, 'participando ambos en las ganancias y en las
pérdidas que la empresa común pudiera producir53.

§ 552. REGULARIZACIÓN. RESOLUCIÓN. RECESO. - E l art. 22


de la LSC admite expresamente, luego de la modificación de la ley
22.903, la posibilidad de su regularización54.
Comienza la norma dando el concepto de regularización: "La
regularización se produce por la adopción de uno de los tipos pre-
vistos en esta ley".
Queda claro que son susceptibles de regularización tanto la so-
ciedad irregular stricto sensu como la sociedad de hecho.
La regularización no altera la continuidad de la personalidad
de la sociedad. Las sociedades irregulares son sujetos de derecho.
Por ello, el art. 22 advierte que la sociedad regularizada continúa en
los derechos y obligaciones que tenía antes de la regularización,
y continúa -naturalmente- la responsabilidad solidaria, ilimitada y
directa de los socios por las obligaciones contraídas hasta el mo-
mento de inscribirse la regularización en el Registro Público de Co-
mercio.
Acorde con los principios que inspiran la figura de la regulari-
zación, el primer párrafo del art. 22 aclara que en virtud de la regu-

53 SC Mendoza, Sala I, 15/12/89, LL, 1991-C-378.


54
Seguimos las expresiones de Fariña. Tratado, t. IV, p. 23.
924 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

larización "no se disuelve la sociedad irregular o de hecho". Qui-


zás hubiera sido mejor decir que la regularización no implica la
disolución de la sociedad que se regulariza.
La ley 22.903, al modificar el art. 22 de la LSC, introdujo un
instituto muy positivo, pues abre una puerta cierta con una regula-
ción bastante clara a todos aquellos que deseen encuadrar las socie-
dades irregulares dentro de la normativa establecida para las regu-
lares, llenando un vacío legislativo para bien del comercio general.
Siempre entendimos que la ausencia de una norma expresa no
debía entenderse como una prohibición; pero no fue éste el crite-
rio de nuestra jurisprudencia.
Ratifica la LSC de este modo que las sociedades irregulares y
las de hecho son sujetos de derecho; y reafirma el principio de la
continuidad de la personalidad societaria, tal como lo expresa al
ocuparse de la transformación (art. 74) y de la sociedad en liquida-
ción (art. 101).
Esta innovación permite sostener que hallamos en el texto legal
un nuevo argumento para afirmar que la sociedad regular que sigue
funcionando después de vencido el plazo de duración, no se con-
vierte en irregular como lo ha sostenido alguna jurisprudencia -equi-
vocada, en nuestra opinión-, pues ello no surge del art. 99 de la
LSC. De cualquier modo, la ley 22.903 disipó toda duda a este
respecto. En efecto: el nuevo art. 95 instituye para solucionar el
problema planteado a la sociedad disuelta por vencimiento del pla-
zo, la figura de la "reconducción" con una normativa y consecuen-
cias diferentes a la "regularización".
a) TRÁMITE PARA LA REGULARIZACIÓN. El art. 22 reconoce como
una facultad de cada socio de la sociedad irregular el poder exigir
a sus consocios la regularización; y es justo que así sea, pues una
sociedad regular implica una mejor tutela para los derechos del socio.
Dice el párr. 2" del art. 22: "Cualquiera de los socios podrá re-
querir la regularización comunicándolo a todos los socios en for-
ma fehaciente". La decisión de regularizar debe adoptarse por
mayoría de socios. La ley es clara en el sentido de que no es ma-
yoría de capital lo que se requiere sino mayoría de socios por io que
deberá contarse un voto por persona. Decidida la regularización
por decisión de la mayoría, deberá otorgarse el pertinente instrumen-
to y cumplirse con las formalidades y requisitos del tipo adoptado.
SOCIEDAD NO CONSTITUIDA REGULARMENTE 925

La inscripción registral ha de solicitarse dentro de los sesenta


días de recibida la última comunicación. La redacción del texto le-
gal no es muy clara; pero entendemos que al decir "los sesenta días
de recibida la última comunicación" se está refiriendo a la fecha del
recibo de la comunicación por la cual el socio que toma la iniciativa
de regularizar lo hace saber a sus consocios. A partir de esta fecha
la ley concede sesenta días corridos para que se cumplan los trá-
mites necesarios y se solicite la inscripción registral. Vencido este
plazo de sesenta días sin haberse solicitado la inscripción, cualquier
socio puede provocar la disolución "sin que los demás consocios
puedan requerir nuevamente la regularización" (art. 22, párr. 2o in
fine).
El plazo de sesenta días no es de orden público, sino que está
en favor de los socios, de modo que el Registro Público de Comercio
no podrá negarse de oficio a inscribir la regularización por hallarse
vencido el plazo si no media oposición formal de alguno de los so-
cios. Aun así, puede admitirse la excusa pertinente cuando ha ha-
bido fuerza mayor, caso fortuito o la demora sea imputable al propio
oponente, todo ello conforme a los principios generales del derecho.
b) DERECHO DEL SOCIO DISIDENTE. La ley no ata a los socios con-
tra su voluntad, pues el socio disconforme con la regularización pue-
de optar entre continuar en la sociedad o bien retirarse de ella. En
este último caso -dispone el párr. 4o, art. 22- "los socios que votaron
en contra la regularización tienen derecho a una suma de dinero
equivalente al valor de su parte a la fecha del acuerdo social que la
dispone, aplicándose el art. 92 salvo su inc. 4".
La parte del socio que se retira deberá liquidarse conforme a
las pautas que determina el art. 13, inc. 5, de la LSC.
c) DISOLUCIÓN POR HABER FRACASADO EL PEDIDO DE REGULARIZACIÓN.
Si la regularización pedida por uno o más socios fracasa, cualquier
socio puede provocar la disolución de la sociedad, desde la fecha
de la resolución social denegatoria o desde el vencimiento del plazo
para solicitar la inscripción (art. 22, párr. 2o).
d) FACULTAD DISOLUTORIA. LIQUIDACIÓN. El párr. 3o del art. 22
comienza con las mismas palabras del texto anterior: "Cualquiera
de los socios de la sociedad no constituida regularmente puede exi-
gir la disolución. Ésta se producirá a la fecha en que el socio no-
926 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

tifique fehacientemente tal decisión a todos los consocios"; pero la


norma atenúa esa precariedad, pues recibida tal notificación de la vo-
luntad expresa por un socio de disolver la sociedad, puede la ma-
yoría -dice el artículo 22- resolver, dentro del décimo día de tal
recepción, regularizar la sociedad con cumplimiento de las formali-
dades correspondientes al tipo. Decidida la regularizacion por la
mayoría de los socios deberá solicitarse la inscripción en el Registro
Público de Comercio dentro de los sesenta días "computándose am-
bos plazos desde la última notificación".
Con respecto al plazo de diez días, corre a partir de la notifi-
cación de la voluntad de disolver recibida en último término por uno
de los socios. Pero en cuanto al plazo de sesenta días estableci-
do para solicitar la inscripción, remitimos a lo dicho en el ap. a de
este parágrafo.
En este caso, como en el anterior, el socio disidente tiene de-
recho a retirarse de la sociedad con reintegro de su haber.
En caso de disolución "la liquidación se rige por las normas del
contrato y de esta ley" (art. 22, párr. 5o).

§ 553. PROMESA DE CONTRATAR SOCIEDAD. - Se ha entendido


que desde la inscripción en el Registro Público de Comercio, la so-
ciedad queda definitivamente constituida55, tratando de desalentar la
constitución de sociedades o ampliación de sus capitales bajo con-
diciones de integración de los aportes que no estipulan plazos para
su cumplimiento con el consiguiente peligro de transformarse en un
ardid violatorio de la veracidad sobre la estructura real del capital,
pero en las sociedades regularmente constituidas no es menester que
esté asegurada esa integración.
La culpa in contrahendo consiste en la omisión de las diligen-
cias apropiadas para perfeccionar un contrato en vías de formación,
o, en otros términos, incurre en este tipo de culpa quien en el curso
de una negociación, que ha avanzado suficientemente como para des-
pertar en el otro sujeto una legítima expectativa de su feliz culmi-
nación, se rompe intempestivamente y sin motivo justificado, de-

í5
La jurisprudencia ha resuelto que no puede hablarse de mora en la integra-
ción de los aportes descriptos en la promesa de contrato, desde el momento en que
la sociedad no se encuentra constituida (CNCom, Sala C, 30/5/80, ED, 90-249).
SOCIEDAD NO CONSTITUIDA REGULARMENTE 927
biendo responder por los daños consiguientes, consistentes en los
daños al interés negativo56. La culpa in contrahendo o precontrac-
tual es una hipótesis de responsabilidad extracontractual o aquiliana.
No se trata de emplazar al acreedor en igual situación patrimo-
nial a la que hubiera correspondido de haberse cumplido efectiva-
mente la obligación (interés positivo), sino de restituirlo al status
vigente en el momento previo a la emisión de la oferta, o sea, ante-
rior al planteo del negocio frustrado, reintegrándosele a aquél los
gastos efectuados con motivo y en vista de un contrato que no llegó
a perfeccionarse por causa del responsable (daño emergente), y tam-
bién la pérdida de la probabilidad (chance) de ganancia no realizada
(lucro cesante) en alguna otra operación que fuera dejada de lado
para encarar el contrato en vías de formación por culpa ajena57.
El daño al interés negativo consiste en el resarcimiento de los
daños y perjuicios que ocasionaron el emprendimiento de las trata-
tivas avanzadas cuya ruptura aconteció en forma imprevista e infun-
dada: en restablecer el patrimonio del acreedor al estado anterior a
la emisión de la oferta.
La diferenciación que formalizamos entre sociedad-persona y
sociedad-contrato se refleja en esta frustración contractual siempre
previa al nacimiento de la sociedad, en el negocio constitutivo. La
frustración en la etapa formativa de la sociedad es posterior al ne-
gocio constitutivo de ella. Esto es solucionable a través del sistema
de regularización societaria (art. 22, LSC).
No basta que las partes consientan en obligarse para que quede
constituida la sociedad regular, pero sí para constituir una sociedad
irregular o de hecho.
En este supuesto no es suficiente el consentimiento sino que es
necesario un determinado comportamiento de las partes, que son las
que generan las relaciones imputables al negocio constitutivo. De
no haber actuación no habrá relaciones con terceros que generen los
efectos de la personalidad y la relación consensual sólo podrá ser
tratada como una promesa de contratar.
Por disposiciones legales no se sanciona ni es responsable el
socio de una sociedad irregularmente constituida que se niega a re-

56 CNCom, Sala A, 9/6/92, RDCO, 1992-416.


57
Llambías, Tratado. Obligaciones, t. I, p. 228.
928 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

gularizarla conforme dispone el art. 22. Su promesa y más que pro-


mesa de contratar sociedad, no lo compromete con los restantes so-
cios y se lo autoriza a desligarse de la relación.
Es por ello que la frustración societaria tiene un régimen muy
especial, tanto dentro del Código Civil como en la LSC, que se apar-
ta del sistema general.
Sólo podrá hablarse de frustración societaria cuando existiera
una promesa de contratar sociedad58, pero no cuando existiera, agre-
gada o no a esa promesa, una actuación societaria que se intentara
imputar a esa relación. Esta actuación societaria es desvalorizada
por el sistema jurídico, pues éste tutela actuación societaria típica,
o sea a través de sociedades reconocidas por el sistema legal, desa-
lentando la actuación de hecho o la irregular, aunque no la desco-
nozca.
Por tales razones, debe descartarse la posibilidad de intentar
exigir el cumplimiento del aporte ante la mera promesa de constituir
sociedad -lo que ni siquiera puede exigirse en caso de existir socie-
dad irregularmente constituida-. Sólo podría dar lugar al pago de
los daños y perjuicios59.
La doctrina distingue diversos supuestos que escapan a estas
notas elementales60.

58
La promesa de sociedad de hecho puede probarse por todos los medios de
prueba (CNCiv, Sala B, 30/10/79, LL, 1980-A-526 y ED, 86-261).
59
Borda, Tratado. Contratos, t. II, p. 229. Favier Dubois (h.), La tipolo-
gía, "Doctrina Societaria y Concursal Errepar", t. II, p. 476.
60
Salerno, Derecho societario: existencia y frustración de la sociedad, p. 33
y siguientes.
CAPÍTULO XIX

SOCIEDAD EN FORMACIÓN

§ 554. CONSIDERACIONES GENERALES. - La diferenciación que


formalizamos entre sociedad-persona y sociedad-contrato se refleja
también en esta frustración en el camino regularizatorio. La frus-
tración en la etapa formativa de la sociedad es posterior a su negocio
constitutivo.
Con igual sencillez, la tesis que desenvolvemos permite abordar
el tema de la sociedad en formación. Situación de grado de la irre-
gularidad societaria, pues debe suponerse en trámite de regulari-
zación no abandonado voluntariamente, que impone un tratamiento
menos riguroso que la irregularidad, aunque genere las mismas con-
secuencias en torno de la responsabilidad de los socios al no alcan-
zarse el tipo previsto.
Particularmente queremos, reiterar la posibilidad de adquirir bie-
nes registrables, frente a la supuesta precariedad de la personalidad,
que algunos han querido ver como limitación para adquirir bienes
registrables (solución receptada inadecuadamente por el Código
Civil del Paraguay).
Tal posición ha sido abandonada en nuestro país desde la refor-
ma de la ley 22.903 (1983) al art. 183 de la LSC, sin entrar en par-
ticularidades de redacción -que todavía genera algunas dudas de
aplicación- y en la generalización de la solución que deberá realizar
la doctrina. Esa norma tiene un criterio funcional, pese a las críticas
sobre la incorporación de confusión entre los criterios para distin-
guir entre sociedad irregular y en formación. El legislador ha en-
tendido en forma expresa a la sociedad anónima en formación como
centro imputativo de derechos (lo que negaba en la originaria ley
19.550, siguiendo criterios continentales), autorizándola como per-

59. Richard - Muiño. Derecho societario.


930 INEFICACIA h JKRFGULAkíDAP

sona -sin perjuicio de responsabilidades solidarias impropias del


tipo- a iniciar sus actividades por acuerdo contractual.
P.í'-.'c:1.,-•:::' ,:v: '.:. . ccied'v."! puede iniciar de inmediato su acti-
vidad, aun cuando no estuviere registrada, corrobora que los bienes
aportados en especie en propiedad, lo son a título irrevocable, tema
ya resucito doctrinaria \ ie^aiiüeiue. cu nuestro derecnu no existe
ninguna disposición que permita la devolución de los bienes al socio
si la sociedad actuó, pues en ese caso la sociedad debe disolverse,
aun la irregular.
Correlativamente, el art. 183 de la LSC, basado en el criterio
funcional de realidad y en la actividad jurígena de los operadores
del mercado, autoriza el pacto que imponga realizar los más diversos
actos, incluso con bienes registrables, pues siendo la capacidad uno
de los atributos o efectos de la personalidad o del sujeto de derecho,
y debiendo surgir las incapacidades de normas expresadas, no puede
limitarse a través de normas registrables de tipo reglamentario.
El art. 183 otorga una respuesta a un supuesto práctico, como
sería la constitución de una sociedad para explotar un sistema de
construcción rápida para satisfacer el acuciante problema de la vi-
vienda, en la que se transferirá un predio como aporte, se adquirirá
otro vecino, se construirá y quizás en treinta días se escriturará a
adquirentes de viviendas, que hipotecarán a un banco en garantía
del préstamo para satisfacer el precio, repitiéndose a continuación
el ciclo. ¿Puede el tiempo de la inscripción limitar por supuestos
dogmas jurídicos -ya superados- el accionar del nuevo sujeto de
derecho?
Las relaciones entre el socio y la sociedad se regulan de con-
formidad a lo dispuesto en el contrato social (art. 36, LSC)1.
No obstante esta solución, que respeta la decisión de las partes
en cuanto a la organización jurídica de la empresa, particularmen-

1
La Exposición de motivos de la ley señala que se sigue así al art. 403 del
Cóó. de Comercio, aunque suprimiéndole su segunda parte, conforme a lo enseñado
por la doctrina. La primera parte de ese artículo se refería sólo a las obligaciones,
y hacía presumir que lo eran desde la fecha del contrato, de no mediar aclaración
en contrario. La segunda parte expresaba: "Estas obligaciones duran hasta que, di-
suelta la sociedad, se hallen satisfechas y extinguidas todas las responsabilidades
sociales", lo que es obvio en cuanto a la extensión, pero no se corresponde a algunos
tipos sociales.
SOCIEDAD EN FORMACIÓN 931
te en cuanto a la dotación patrimonial a través de los aportes de los
socios, encuentra una limitación en el art. 23, parte 2a, de la LSC,
en cuanto la sociedad no inscripta no puede invocar respecto de 'os
socios los derechos nacidos del contrato social. Ese criticado prin-
cipio de inoponibilidad del contrato de constitución de la sociedad
_; ¿~\ ^J^.:..:^ o^iai en los supuestos de sociedades irregularmente
constituidas es paliado en el art. 22 in fine, por cuanto determina
que la liquidación se practicará conforme las disposiciones del con-
trato social, conforme al cual se podrán requerir las prestaciones a
los socios y exigir su contribución para satisfacer las pérdidas, o
estar a las reglas previstas para la distribución de las utilidades.
Consecuente con ello, las obligaciones asumidas por los socios
para dotar patrimonialmente a la sociedad o para asegurar el cum-
plimiento de sus actividades no podrán exigirse si no se hubieran
iniciado los trámites de regularización de la sociedad (dentro de los
quince días de otorgado el acto; art. 39, Cód. de Comercio).
Es por ello que la ley generó una presunción contraria a la del
Código de Comercio, fijando que a falta de previsión contractual el
aporte del socio es exigible desde la inscripción de la sociedad (art.
37, parte Ia, LSC).
La expresión "aporte" debe ser entendida en sentido amplio,
comprendiendo también las prestaciones accesorias.
La referencia legal a que los derechos y particularmente las obli-
gaciones comienzan en la fecha fijada en el contrato, o a falta de
ella desde la inscripción, impuso al legislador referirse a los "actos
anteriores" a esas fechas, cumplidos por los representantes y admi-
nistradores sociales2. La norma parece superflua frente a la perso-
nificación que se formalizó de las sociedades irregulares y de hecho
(art. 26, LSC, y Exposición de motivos), y a la responsabilidad que
se supone de la actuación de la sociedad, salvo que se interprete
que en estos casos no pueden obligarla cualquiera de los socios, im-
portando una alteración a la norma del art. 24 de la LSC.

2
El art. 36, párr. 2°. señala ''de acuerdo con lo que se dispone para cada tipo
de sociedad", refiriéndose a nuestro entender a los actos que cumplan los adminis-
tradores y representantes orgánicos de la sociedad, y no cualquier socio como en la
sociedad irregular, más que a la responsabilidad limitada que puedan tener los socios
o a las particulares reglas sobre la sociedad en formación, que corresponde solo a
la sociedad por acciones (arts. 182 a 184).
932 INEFICACIA E IRREGULARIDAD

§ 555. SOCIEDAD ANÓNIMA EN FORMACIÓN. - El régimen gene-


ral es excepcionado en torno a la sociedad anónima en formación3,
al aceptar la personalización en los supuestos de sociedad anónima,
en cuanto régimen del art. 183 y concs., porque existe un instrumen-
to constitutivo en escritura pública o en los supuestos de inscripcio-
nes preventivas previstas en el art. 38.
En ambos casos existe publicidad que evita afectar indebida-
mente derechos de terceros. La distinción entre la sociedad en for-
mación y la irregularmente constituida es una cuestión que agobia
la doctrina4.
No consideramos conveniente formalizar una interpretación res-
trictiva de la remisión (por el art. 21) al régimen del art. 168 y ss.
de la LSC. Una interpretación restricta reservaría la exclusión sólo
al caso de la constitución por suscripción pública. Pero la regula-
ción del art. 183 de la LSC podría quedar parcialmente vaciada por
esa interpretación. Particularmente cuando existe previsión contrac-
tual de iniciar las actividades antes de ser regularizada.
Resguardados estos principios para la sociedad anónima, enten-
demos que no son otros los que corresponde aplicar a otras formas
societarias, en cuanto intenta adquirir bienes como tal y constituirse
como sujeto de derecho -centro imputativo diferenciado-.
La doctrina y jurisprudencia generadas en torno del art. 38 de
la LSC; el actual art. 183 y las'normas que imponen que el capital
social se integre por los aportes en especie que se le transmiten en
propiedad en el mismo acto constitutivo, autorizan la adquisición de
bienes registrables por la sociedad que luego podría no regularizar-
se. Solución contraria contiene el Código Civil del Paraguay (1987),
en su art. 967, luego de disponer que las sociedades adquieren la
personalidad jurídica desde su inscripción en el registro, pese a las
normas sobre integración del capital social, en el último párrafo de
ese artículo impone: "La falta de inscripción no anulará el contrato,

3
Al respecto se puede consultar a Alonso García, La sociedad anónima no
inscripta.
4
Ver el importante trabajo de García Villaverde, Sociedades irregulares, en
"Contratos de colaboración y sociedades", p. 105 y ss., referido al derecho español,
que implica una posición doctrinaria para interpretar nuestro sistema, con valiosísi-
mos aportes del distinguido jurista, director del Instituto de Derecho Mercantil de
la Universidad Complutense de Madrid.
SOCIEDAD EN FORMACIÓN 933

pero la sociedad no adquirirá el dominio ni derechos reales sobre


los bienes registrables aportados por la sociedad"5.

§ 556. EFECTOS DE LA SOCIEDAD EN FORMACIÓN. - Las diferen-


cias existentes entre las sociedades no constituidas regularmente y
las sociedades en formación, impiden la aplicación de las normas san-
cionaíorias previstas para las primeras a las sociedades en proceso
de constitución regular. En este sentido, pueden destacarse algunos
efectos diferenciales de ambas.
Resulta importante destacar que a la sociedad en formación no
pueden aplicársele los efectos de la sociedad irregular.
Respecto del régimen de administración y representación, de
acuerdo con el art. 24 de la LSC, en las sociedades no regularmente
constituidas cualquiera de los socios representa a la sociedad, toda
vez que ninguno de los socios puede reclamar para sí el derecho de
vincular a la sociedad fundado en una cláusula contractual, en virtud
de lo dispuesto por el art. 23, párr. 2°, de la LSC, que torna inopo-
nible el contrato entre partes y terceros que no lo conocen. En
cambio, en la sociedad en formación, el régimen de administración
y representación sólo corresponde a los representantes estatutarios o
los mandatarios especiales designados, quienes pueden realizar los
trámites integrantes de la constitución de la sociedad.
En las sociedades no regularmente constituidas cualquiera de
los socios puede solicitar su disolución en cualquier momento (art.
22, LSC). En cambio, en las sociedades en formación, los socios
no cuentan con dicho arbitrio, no pudiendo arrepentirse del registro
del contrato, si la solicitud correspondiente se presentó dentro de
los términos del art. 39 del Cód. de Comercio.
Obviamente que la situación representa una zona gris, perfec-
tamente aceptada a través del art. 183 de la LSC.
La solución debería devenir de la inmediata regularización de
la sociedad a través de la inscripción publicitaria sin efectos sanea-
torios.

5
Cfr. Benseñor, Capacidad de la sociedad no constituida regularmente para
adquirir bienes registrables, "Doctrina Societaria y Concursal Errepar", t. II, p. 357.
Anaya, Las sociedades en formación ante el decreto ley 19.550, RDCO, 1976-257
y ss.; Etcheverry, El régimen actual sobre sociedades irregulares y de hecho y su
diferenciación con las sociedades en formación, RDCO, 1985-681 y siguientes.

60. Richard - Muiño. Derecho societario.


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se realizó en EDITORIAL ASTREA, Lavalle 1208,
y fue impresa en sus talleres, Berón de Astrada
2433, Ciudad de Buenos Aires, en la segunda
quincena de agosto de 2000.
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Comercial de la Provincia de Buenos Aires.
C o m e n t a d o , a n o t a d o y concordado. Legisla-
ción complementaria.
GUTIÉRREZ, PEDRO K: Factura de crédito. Ley
24.760 y su reglamentación.
GUTIÉRREZ FALLA, LAUREANO F.: Derecho mercantil.
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MARZORATI, OSVALDO J.: Alianzas estratégicas y
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comercial. Agencia. Distribución. Conce-
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MASCHERONI, FERXA.VDO H. y MLGUILLO, ROBERTO A.:
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MVGUILLO, ROBERTO A.: Prenda con registro. De-
creto ley 15.348/46 y su reglamentación. Texto
ordenado según decreto 897/95. Comentado,
anotado y concordado.
RICHARD, EFRAÍN H.; MALDONADO, CÉSAR y ALVAREZ,
NORMA B.: Suspensión de acciones y fuero de
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VERÓX, ALBERTO V.: Sociedades comerciales. Ley
19.550 y modificatorias. Comentada, anotada
y concordada. 6 volúmenes.
ZUMNO, JORGE O.: Fondo de comercio. Régi-
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