Está en la página 1de 7

de la teoría al indio.

experiencias de investigación de theodor koch-grünberg

michael kraus, dr. phil.Universidad Humboldt de BerlínTraducción de johanna


fernándezUniversidad Nacional de Colombia · Bogot
2010 · issn 0120-3045 · páginas 13-36

Ramos, A. R. (1991). “A Hall of Mirrors. The Rhetoric of Indigenism in Brazil”. En Critique of


Anthropology, 11(2), 155-169.

Desde el descubrimiento de América los informantes europeos se inclinaron a reducir la


diversidad de la vida indígena solo a algunas pocas facetas, en donde las descripciones oscilan
entre la idealización de los indígenas como “niños incorruptos” o la calumnia como “pri-mitivos
salvajes” (véanse por ejemplo Bitterli, 1991; Kohl, 1986).Según el punto de vista del autor, la
descripción de los otros rara vez sirve para tener una representación de la realidad
verídica, y en lugar de esto se usa como instrumento de argumentación para los pro-pios
intereses. Así comparó Alcida Rita Ramos a comienzos de los años noventa la representación
de los indígenas en territorio brasileño no-indígena con un gabinete de espejos. Según
Ramos, la imagen que los no-indígenas tienen de los indígenas no refleja a los indígenas, sino
que con frecuencia refleja solamente las intenciones de quien proyecta la imagen. La
imagen que se le ha dado al indígena sirve principalmente para construir y reforzar una imagen
positiva del blanco y para justi-ficar sus objetivos. De esta manera se ha trabajado la
imagen de los exóticos indígenas la mayoría de las veces, según el caso, para impre-sionar a
los extranjeros. El indígena sigue siendo representado como un salvaje peligroso, quien a pesar
de hacer parte del 0,2% de la población de Brasil, amenaza con la seguridad nacional. Esto
cuando, en nombre del progreso y la propia civilización, se necesita legitimar la explotación del
territorio indígena. Con el interés de lograr una integración nacio-nal armónica y menos
conflictiva en la sociedad brasileña, los indígenas fueron y son representados de una manera
romántica —pasando a ser salvajes nobles (y según el caso, desnudos paradisiacos)—, en la que
no hay lugar para la oposición política ni para las botellas de alcohol. La imagen del indígena
débil es utilizada para justificar la ley inte-rétnica del más fuerte y le sirve principalmente a los
blancos, así como a los representantes gubernamentales de las autoridades indígenas, para
mantener la tutela (y discriminación) de los indígenas.

n el sentido religioso-espiritual los indígenas son presentados como atrasados por parte de
diferentes comunidades de creyentes, quienes usan la imagen del indígena pagano, quien
debe ser llevado al buen camino una vez más, en este caso por el cristianismo (de nuevo a
la creencia propia, la de los blancos)6. Así son innumerables los ejemplos de Ramos, cada
problema o cada interés tiene al parecer su relación con el indígena, o por lo menos con su
imagen instrumentalizada según las necesidades, imagen que se ha mostrado en el discurso
público7.

Sin embargo, el investigador no reflexiona acerca de su propia participación en el


constantemente deplorado pe-cado de la civilización, ya que también él llevó a donde
los indígenas cajas de artículos de intercambio para recompensarlos por sus servicios
y amistad, entre esos la indeseable tela de algodón para sus propias fotos

Desde la distancia histórica se dejan reconocer más aspectos pro-blemáticos. En


varios pasajes en su informe de viaje se hace evidente la dependencia del investigador
de sus acompañantes y cómo los conflic-tos de intereses resultantes influenciaban
también la imagen descrita de los indígenas. Así Koch-Grünberg no se limitaba ante
los juicios de valor apresurados, en parte hubo graves desprecios tanto por la apa-
riencia externa como por el carácter de algunos indígenas. Sobre todo resulta
desagradable para el lector del siglo XXI la terrible tendencia a juzgar el carácter
partiendo de la apariencia física. En el libro Dos años entre los indios menciona el
autor: “Los Pirá-tapuyo se diferencian a las otras familias por sus feos y salvajes
rasgos y por su pelo desgreñado, en especial de los rasgos más finos del tipo Tariána,
los cuales revela-rían una inteligencia más alta”

A esto se suma que bajo el término “indio” se reúnen cientos de pueblos, que en parte
están separados unos de otros por miles de kilómetros, que viven bajo diferentes
condiciones ecoló-gicas, geográficas, sociales y políticas, y que tienen un concepto
propio de “demonios” y “espíritus”

Él mismo interpreta las imágenes solo como “juguetonas manifestaciones de un


ingenuo sentido artístico”
En adelante la mirada estaba verdaderamente dirigida a los indígenas y sus culturas y
no solo a su utilidad argumentativa en el Viejo Mundo.

Tal vez no sea demasiado exagerado caracterizar la obra de Theodor Koch-Grünberg


con las palabras que el escritor irlandés Flann O’Brien puso en boca de Mr. Collopy,
uno de los protagonistas de su novela La vida dura: una exégesis de la sordidez (1996:
33): “Solo los hombres sin experiencia tienen teorías”

https://fr.wikipedia.org/wiki/Ateliers_du_cin%C3%A9ma_europ%C3%A9en
shultes

Sibundoy se encuentra en el tramo más estrecho de los Andes, que marca la distancia más corta
entre la selva tropical del Amazonas y el océano Pacífico. El terreno relativamente accesible y el
cómodo valle habrían hecho de Sibundoy una ruta comercial natural de las culturas antiguas que
se sabe han participado en una compleja red comercial de este a oeste y también al sur en la
meseta Carchi del Ecuador.

Se cree que Sibundoy ha servido como un cruce de caminos y santuario de plantas: debido a que
antiguos viajeros llevaron variedades raras de plantas y semillas, las especies consideradas de
valor medicinal por las tribus de Sibundoy se guardaron y se propagaron. Como Schultes pronto
descubriría, estos factores naturales y humanos dieron a Sibundoy la mayor concentración de
plantas psicoactivas en América del Sur, y probablemente en el mundo.

Fany Kuiru, una mujer witoto, dijo recientemente a una investigadora de Survival: “Mientras la
humanidad siga sin reconocer sus culpas y errores, y siga sin respetar las diferencias entre las
personas, y mientras la avaricia siga siendo la regla para dominar a otros pueblos, estamos
condenados a repetir la historia”.

Y la historia se está repitiendo, de hecho, ya que el hambre insaciable de recursos naturales del
mundo industrializado no da signos de disminuir. A muy poca distancia del lugar donde Arana
estableció su cuartel general en el Putumayo, los indígenas matsés de Perú han prometido resistir
los intentos de una empresa canadiense de entrar en su territorio. Esta vez, el petróleo es la
tentación. Y también cerca, otras tribus, como los nantis, los nahuas o los matsigenkas, ven
oleoductos y pozos de exploración proliferar como setas, puesto que se encuentran en medio del
mayor proyecto gasístico de la Amazonia, en el río Camisea.

https://www.survival.es/articulos/3283-fiebre-del-caucho
“Tal vez el hombre vive en primer lugar en su propio cuerpo, pero solo
comienza a existir por la mirada del otro; sin existencia, la vida se apaga”. Un
holocausto como el ocurrido en la Amazonía hace apenas un siglo no se hubiera
dado si el país simplemente hubiera entendido la selva como parte de su
territorio y a sus habitantes, ya ni siquiera como compatriotas, sino como seres
humanos. Lo cierto es que se trata aún de un escándalo invisibilizado, que apenas
merece unas líneas –si acaso eso– en los libros escolares de historia.

Con el ingreso al siglo XX y el aumento de la demanda en Europa y


Norteamérica, Arana se dejó de delicadezas, se cuestionó por qué pagar poco por
la mano de obra si podía no pagar nada, y pasó a la sujeción desenfrenada de
nativos. Las “correrías” consistían en la invasión de pueblos y comunidades
adonde llegaban los capataces y los “muchachos de confianza” (indígenas
envilecidos o que mantenían rencillas con los afectados) armados con fusiles y
perros bravos. Lo que seguía era horrorosamente simple: mataban a los que
oponían resistencia, se llevaban a los que quedaban y a las mujeres y a los chicos.
Niños y viejos no servían para extraer y transportar los “rabos del Putumayo”
desde sus puntos de extracción hasta los 45 centros de acopio.

https://redfilosoficadeluruguay.wordpress.com/2017/04/05/la-fiebre-del-caucho-
y-el-genocidio-indigena-del-putumayo-colombia/

En 1899, Arana observó que a lo largo del Putumayo, zona toda ella cauchera,
había una extensa población indígena; imaginó entonces las grandes ventajas que
le reportaría una mano de obra esclava a fin de competir hasta la destrucción de
sus rivales más inmediatos, los Casa Suárez, Fitzcarrald, Vaca Díez y demás
"siringueros" o extractores de caucho. Aprendió los procedimientos criminales
de la "Calderón", compañía cauchera del Putumayo que, a partir de 1900,
esclavizaba a los indígenas para colocarse en envidiable situación productiva.
Los infelices habitantes naturales de las riberas de los ríos Cara-paraná, al alto
Cahuinarí e Igara-paraná –es decir, los huitoto, andoque, bora y nonuya– fueron
utilizados para la extracción de goma, su carga y transporte y los oficios propios
de los campamentos. Sus tradiciones como el cultivo, la caza y otras actividades
propias de sus comunidades les fueron entonces prohibidas.

los torturaban con fuego, agua y la crucifixión con los pies para arriba. Los
empleados de la compañía cortaban a los indios en pedazos con machetes y
aplastaban los sesos de los niños pequeños al lanzarlos contra árboles y paredes. A
los viejos los mataban cuando ya no podían trabajar, y para divertirse, los
funcionarios de la compañía ejercitaban su pericia de tiradores utilizando a los
indios como blanco. En ocasiones especiales como el sábado de Pascua, sábado de
gloria los mataban en grupos o, con preferencia, los rociaban con queroseno y les
prendían fuego para disfrutar con su agonía".

Los gobiernos colombianos antes de 1930, nunca hicieron algo frente a las
atrocidades de la compañía de Arana, porque por un lado, poco o nada les
interesaba lo que les sucediera a los indígenas, y por otro, desde los orígenes de la
explotación del caucho en el Amazonas colombiano, tenían buenas relaciones con
Arana. Por ejemplo, en el gobierno del general Reyes (1905-1910) el cónsul en
Manaos era un cauchero peruano, y el mismo general en tiempos de juventud
había tenido negocios con Arana, ya que su familia y él tenían el negocio de la
explotación de la quina, y utilizaban las mismas rutas que el caucho. Por tanto,
alquilaban las embarcaciones de la Casa Arana.

Los llamados “crímenes del Putumayo” tuvieron una amplia resonancia


internacional, especialmente en Inglaterra, país en donde los políticos buscaban
algún pretexto o excusa para intervenir en la región. Cabe señalar además el
doble rasero con que los británicos actuaban al “escandalizarse” con dichos
crímenes, en tiempos en que en el marco del “imperio británico” ocurrían
excesos igualmente reprobables (léase Irlanda, Sur de África, Australia, Jamaica
y la India). Tampoco los Estados Unidos, país donde también llegaron los ecos
estridentes del escándalo, se libraba de la hipocresía, con el asunto de la
reducción de los pieles rojas.

Como ya se ha dicho, ambos países se disputaban una extensa región amazónica


fronteriza, entre el Putumayo y el Caquetá. El 6 de julio de 1906 se había
celebrado un modus vivendi entre ambas naciones, que neutralizó la zona en
disputa y facilitó, indirectamente, por la ausencia de autoridades civiles,
policiales o militares, la acción de gente inescrupulosa. Cuando en octubre de
1907, la cancillería colombiana pidió unilateralmente el cese del modus vivendi, la
cancillería peruana pidió a Arana que ayudara con sus empleados a repeler una
posible invasión colombiana. Se produjeron así choques entre peruanos y
colombianos. El gobierno de Lima veía por eso a la empresa de Arana como un
símbolo tangible de la defensa del territorio patrio. Mientras que Colombia,
interesada en apoderarse de esa zona, desató una campaña intensa y vilipendiosa
contra Arana y su empresa, por lo que cobran fuerza los argumentos de la
defensa de Arana, aunque hayan sido refutados durante el proceso en Inglaterra,
en el cual la abundancia de pruebas hacía prácticamente inútil una defensa
basada fundamentalmente en acusaciones contra quienes asumieron la
investigación.

https://es.wikipedia.org/wiki/Julio_C%C3%A9sar_Arana_del_%C3%81guila#ci
te_note-1

https://www.roriente.org/2012/10/13/14200/

https://www.bbc.com/mundo/noticias/2012/10/121012_colombia_genocidio_casa_
arana_caucho_amazonia_aw

Según cálculos del escritor Wade Davis, por cada tonelada de caucho producida,
asesinaban a diez indios y centenares quedaban marcados de por vida con los
latigazos, heridas y amputaciones que se hicieron famosos en el noreste amazónico

La segunda fiebre del caucho: 1942-1945[editar]

La Amazonia viviría otra vez el auge del caucho durante la Segunda Guerra Mundial, sin
embargo, no duró mucho tiempo. Debido a que las fuerzas japonesas lograron dominar
militarmente el Pacífico Sur durante los primeros meses de 1942 e invadieron Malasia, el control
de las zonas caucheras de Asia pasó a manos niponas, lo que dio como resultado la pérdida por
parte de los países aliados del 97% de la producción de caucho asiático.

La economía del saqueo nosotros venimos a visitarlos pero en realidad venimos a saquearlos

El abandono y falta de interés del Estado colombiano en la zona amazónica, permitió en gran medida los
nefastos hechos del Putumayo, pues demostraba el desconocimiento y desidia frente a aquellos
territorios de frontera y no permitía su reconocimiento como propiedades colectivas de los pueblos
indígenas que eran sus pobladores ancestrales. Sin embargo, la explotación cauchera abrió los ojos al
Estado y al pueblo colombiano sobre un territorio que en realidad ni se sabía que existía. Los sucesos del
Putumayo hicieron consciente a una nación entera de la existencia de la Amazonía, pero tal olvido tuvo
un costo demasiado alto para todos los pueblos indígenas de la zona.

"¿Con qué otra palabra más sonora podría nombrarse el río que guarda la última selva? Suena como es:
farragoso, coqueto, seductor, orgulloso, pendenciero...viajamos por el Apaporis sin brújula, sin otro
objeto que sentirlo; nos dejamos llevar por sus corrientes y sólo trajimos lo que su gente nos dio: una
pequeña colección de cuentos que se quedaron a vivir con nosotros".

https://www.youtube.com/watch?v=M4552zrgj_I

https://www.youtube.com/watch?v=eD1nsXHMfIo -

Lo que no sabías de "El abrazo de la serpiente"


El productor venezolano Raúl Bravo en una entrevista para teleSUR ofreció detalles sobre el rodaje de El
Abrazo de la Serpiente (2015), una coproducción de Colombia y Venezuela dirigida por Ciro Guerra.
Bravo resaltó que durante siete semanas permanecieron selva adentro, en el corazón de la selva
amazónica de Colombia, para grabar la cinta. Detalló que se enfrentaron a numerosas dificultades en el
área logística, de transporte y a peligros propios de la naturaleza como la presencia de serpientes
venenosas. El presupuesto fue muy bajo si se consideran las condiciones extremas en las que se llevaron
a cabo el rodaje, además, no usaron cámaras digitales y eso incrementó los costos. La grabación de El
abrazo de la serpiente ha sido calificada como una hazaña histórica debido a su bajo presupuesto.
teleSUR http://multimedia.telesurtv.net/v/lo-...

https://www.survival.es/articulos/3283-fiebre-del-caucho

https://www.youtube.com/watch?v=8W6T4yFgVT0 grimbergh abrazo de la serpiente

https://www.youtube.com/watch?v=Om0qI8Qy8qE&t=132s

La Máquina del Tiempo - Bogotá

Publicado el 3 mar. 2016

Entrevista al antropólogo Ignacio Prieto / Una visión más cercana al director Ciro Guerra y su filmografía.

También podría gustarte