Está en la página 1de 1

UNA PÁGINA EN BLANCO

Una página en blanco es en realidad una pared encalada sin ninguna puerta ni ventana…no lo creo.
Es más bien una invitación a ser algo, alcanzar un objetivo, trascender lo blanco, esa pureza que me
pide algo…que parece esperar algo, que la sorprenda y la saque de su anonimato, que la transforme
en una sucesión de palabras y frases que busquen incansablemente transmitir, comunicar,
persuadir, movilizar a otro, o a otros quizás.

Una hoja en blanco se presenta entonces como un desafío, al que habrá que enfrentarse con todo
lo que tenemos dentro; escuchas, anécdotas, experiencias propias y ajenas, historias de vida
compartidas y también de aquellas que vivimos en silencio, en soledad, incluso aún rodeados del
murmullo incesante de la gente. Pero no es solo lo nuestro, lo íntimo, lo que profundamente nos
liga con todo eso que nos contiene, construye y sostiene; es también todo eso que gira en el afuera,
a diestra y siniestra, que nos ve sigilosamente todo el tiempo, ese alguien que sabe y nos escucha,
y nos influye permanentemente o por lo menos no claudica en intentarlo. Es eso que está ahí, sin
ocupar un espacio físico, pero marcando su presencia.

El afuera es como en los textos lo paratextual, lo que nos rodea…música, letras, canciones, voces,
recuerdos alegres y tristes, rojos, oscuros y también de los grises, son rostros, son olores, son
texturas…son todo lo que se fue haciendo nuestro al hacerse compartido, al tocarnos, al pegarnos
en ciertas ocasiones un empujón, o alguna caricia, o tal vez esa mirada fuerte o entrañable,…son
huellas que nos transitan y perduran al convertirse en nuestras.

Entonces, si estas condiciones confluyen coyunturalmente en un punto, en la punto de mi lapicera


o mejor, para ser más contemporáneo, entre mis dedos y esas teclas, y esa pantalla fulgurante y
blanca, será ese el instante que despierte la magia del comienzo, del inicio de lo que dentro mío
buscará dar respuesta a lo que imagino o intuyo el otro espera.

Pero este podrá ser así, si logro posicionarme y develar el más grande de los misterios que hará
dejar de que esa “página” deje estar en blanco, rompa su silencio. El hecho movilizante será acertar
qué es lo espera ese otro, mi destinatario, mi receptor, con qué querrá encontrarse, qué lo impulsa
a buscar algo en esta página, mi página…

Ojalá podamos hacer contacto, darnos respuesta, hallar entre todo esto que nos rodea e inunda, el
más genuino gesto, la magia de las palabras, eternas en los valores sublimes que no se alteran con
el tiempo.

También podría gustarte