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ARQUIDIOCESIS DE PORTOVIEJO

Lectio Divina - Encuentro sacerdotes Post 5

“« ¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división»” Lc


12, 50)

2019
LA SOLIDARIDAD ES DEFENDER LA VIDA

concepción de Lucas, la «paz» es uno de los principales efectos del acontecimiento Cristo,
el evangelista decide conservar aquí una formulación de «Q», que interpreta la actividad
del Maestro en términos contrarios. Pero no se debe olvidar que ese efecto de «división»
ya está prefigurado incluso en las narraciones de la infancia. Ya desde su presentación en
el templo, Jesús está marcado como «bandera discutida», como «señal de contradicción»,
como causa «de ruina y de resurgimiento para muchos en Israel» (cf. Le 2,34). Lo que
ahora se enuncia es una de las modalidades de esa «división»: la «discordia» entre los
componentes de una misma familia. Se cumple así la lamentación del profeta Miqueas,
que llora la desaparición de «los hombres leales», del «hombre honrado», de la estabilidad
social de la raza humana, cuyas convulsiones arrastran no sólo al «prójimo» y al «amigo»,
sino a los propios miembros de la familia (cf. Miq 7,1-7).
- Bautismo, fuego, paz-guerra, división-unión… ¿Cómo interpretamos estas
palabras de Jesús? ¿Qué implicaciones podrían tener en nuestro camino
espiritual?

III. MEDITACIÓN
¿Qué es la paz en un sentido cristiano? Parece ser que la propuesta de Jesús
aborda el campo de la mística y nos invita a pensar en una clave distinta donde los
opuestos se juntan para mostrarnos un nuevo significado, una conversión. El
pseudo Dionisio utilizaba una expresión que nos puede servir en este momento: “
la paz es una quietud violenta”. La paz es tal, en el sentido que es un reposo sin
parada, un camino habitado por la continuidad del deseo. La tentación que nos
puede hacer sucumbir es pensar que la paz está en el detenerse, corriendo el riesgo
de acomodarnos y como consecuencia de no evangelizar más.
La paz espiritual podemos verla en Jesús. El es el hombre pacificado que en el
momento mismo de la cruz, cuando moría para crear un puesto para la Iglesia, nos
mostraba la paz conseguida en plena realización de su misión.

IV. CONTEMPLACIÓN y ORACIÓN

Volvemos a leer el texto del Evangelio… Luego, permanecemos en SILENCIO,


en oración.
− Es momento para la ORACIÓN, para responder a lo que Dios nos ha
dicho hasta ahora a través de su Palabra… Y es también tiempo para el
COMPROMISO.

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− ¿Haz visto situaciones parecidas?¿Cómo responderías a estas
situaciones?

II. ESCUCHEMOS JUNTOS LA PALABRA DE DIOS

Nos preparamos internamente haciendo silencio interior para acoger el mensaje


que el Señor quiere transmitirnos con su Palabra. Lc 12, 49-53
Volvamos a leer este texto fijándonos bien en todos sus detalles…

Las tres reflexiones de Jesús, que constituyen este pasaje, presentan aspectos paralelos de
su ministerio terrestre:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con
un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla!
¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división. Desde ahora estarán
divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el
padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra
la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra».

PALABRA DEL SEÑOR

1. En primer lugar, su deseo es ver toda la tierra abrasada, y hasta consumida, por ese
fuego que su venida enciende en el mundo. El objetivo fundamental de su ministerio, de su
proclamación y de su actividad prodigiosa se expresa figuradamente como un «fuego»
discriminatorio, el fuego de una krisis, con todas las ambigüedades de la polisemia del
símbolo.
2. En la perspectiva de Jesús, su ministerio es «un bautismo» no sólo con agua, sino
también con «fuego» (cf. Lc 3,16). Pero un bautismo que no va destinado únicamente a los
demás, sino que le concierne también a él. Jesús, el que bautiza con fuego, tiene que
enfrentarse, él mismo, con la prueba y la krisis, elementos constitutivos de esa
formulación simbólica. Y Jesús está ansioso de que esa realidad llegue a su cumplimiento,
porque su inmersión en el «bautismo» está íntimamente vinculada con los objetivos
esenciales de su ministerio, ya formulados en el v. 49. De momento no se especifica en qué
consiste, propiamente, ese bautismo; todo queda en la oscuridad de la figura. Con el
tiempo, el lector de la narración evangélica de Lucas llegará a comprender esa realidad.
3. Jesús describe los efectos de su actividad como «discordia» (diamerismos = «división»,
«separación»). Y eso, a primera vista, parece implicar una contradicción entre las
consecuencias del «fuego» y del «bautismo» por una parte, y por otra, uno de los aspectos
más importantes de la presentación lucana de Jesús, que, ya desde su nacimiento, lo
introduce como el que trae «paz a la tierra» (Lc 2,14; cf. Lc 19,38). Aunque, en la

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COMENZAMOS con el canto “Alegre la mañana” y encomendando a Dios este
momento de Lectio Divina.
ORACIÓN DE INICIO

Señor Jesús, estamos aquí reunidos los que nos rodean. Danos lucidez
para escuchar tu Palabra que nos para encontrarte, corazón ardiente
habla en la vida y en la Sagrada para amarte y valentía para servirte.
Escritura. Danos la alegría de
experimentarte cercano, de Danos la gracia de saber orar
y llevar una vida de acuerdo a
conocerte cada día un poco más, de
nuestra oración.
ir llegando poco a poco al fondo de Que podamos ser en medio de
tu corazón. Sabemos que solo tú nuestro mundo
eres la fuente de toda felicidad, por ese granito de sal y esa chispa de luz
eso queremos llenarnos de ti.De esta que ilumine, alegre y dé sabor
forma sabemos, también, que a la vida de todos los que nos
iremos haciendo más felices a todos rodean. AMÉN.

I. MIRANDO JUNTOS NUESTRA REALIDAD


Leemos el siguiente relato:
El p. Daniel hace un año que ha llegado a la parroquia del Señor de los
Milagros de Peminche. La situación en la comunidad era bastante tranquila. El
parroco anterior, p. Camilo, había decidido no complicarse la vida con cambios
profundos y había mantenido lo que ya había.
Sin embargo, el panorama para el p. Daniel no estaba tan claro. Había
un equilibrio peligroso que para mantenerse, se necesitaba conservar en los
consejos parroquiales a unos coordinadores de movimientos que competían entre
ellos y ninguno deseaba tener menor privilegio que el otro. Después de un difícil
discernimiento el p. Daniel decidió intervenir, invitando a los diferentes grupos a
reflexionar desde el Evangelio la elección de los nuevos representantes. Ya que él
había determinado que tenían que ser nuevos.
El resentimiento hacia el P. Daniel no se hizo esperar. Le acusaban de
inexperto, de ser poco consultivo, de no ser un hombre de paz…
CONVERSEMOS:
− ¿De qué trata la historia? ¿Cuál es el personaje principal?
− ¿A qué dificultad se enfrenta el p. Daniel?

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