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El Mioceno es una división de la escala temporal geológica que pertenece al periodo

Neógeno ; dentro de este, el Mioceno precede al Plioceno. Comenzó hace 23 millones


de años y terminó hace unos 5 millones de años.23 En este período continuó la
elevación de cordilleras como los Pirineos, los Alpes y el Himalaya. La erosión
favorecida por estas orogénesis originó sedimentos y depósitos de petróleo en zonas
que eran cuencas marinas de poca profundidad. Durante el Mioceno temprano el clima
era relativamente cálido, pero durante el Mioceno medio, desde hace 16,4 Ma
(Langhiense) hasta hace 8,4 Ma (Tortoniense), se produjo una bajada de las
temperaturas y se originaron las masas de hielo en la Antártida.4

Las plantas y los animales del Mioceno eran bastante modernos. El nombre de Mioceno
procede de las palabras griegas μείων (meiōn, “menos”) y καινός (kainos, “nuevo”),
y significa "menos nuevo", aludiendo a que presenta un 18 % menos de invertebrados
marinos modernos que el Plioceno. Los mamíferos y las aves estaban bien
establecidos. Proliferaron las especies de mamíferos, entre ellos el rinoceronte,
el gato, el camello y el caballo con las formas primitivas; entre estos están
incluidos lUna característica esencial de este tiempo fue la aparición de pastos
similares a la sabana en ambas Américas, por el enfriamiento global y la progresiva
aridez del clima. En el Asia oriental surgió una vegetación templada, aunque ni en
África, ni en Australia ni en Eurasia occidental apareció extensión alguna de
auténticas praderas. Los elefántidos ya se habían desarrollado, e incluso viajado
desde África hasta Eurasia. Procedente de Norteamérica, Hipparion alcanzó África a
través de Asia. Las dos Américas estaban ya lo bastante próximas como para que los
primeros «exploradores» se desplazaran entre ellas sobre restos de vegetación
flotante.

En esta época destaca la peculiaridad y el gran desarrollo que adquiere la


sedimentación, la actividad geodinámica y los cambios biogeográficos, especialmente
en el Mediterráneo occidental. El depósito de grandes espesores de evaporitas,
actualmente bajo el mar, ha llevado a la interpretación de la probable y repetida
desecación del Mediterráneo en el Mesiniense, lo que incentivó notablemente las
investigaciones. En cada una de las desecaciones el Mediterráneo se convertía en
una enorme cuenca desértica que, en ciertos puntos, llegaba a alcanzar la cota de
5000 metros por debajo del nivel del mar. Después de cada episodio de desecación,
la cuenca era inundada de nuevo por la entrada torrencial de aguas del Paratetis y
Atlántico por el estrecho de Gibraltar. Al final del Mesiniense, numerosos
inmigrantes testimonian que un activo intercambio faunístico tuvo lugar en el área
entre Asia, África y Europa durante la regresión de la cuenca mediterránea.
Recientemente la desecación del Mediterráneo ha sido cuestionada por algunos
investigadores.

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