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Descripción bibliográfica
Introducción
¿Puede el pensamiento ser racional? ¿Pueden los seres humanos regirse por la racionalidad
y no por las emociones? Y de ser así ¿cómo se llega a la razón? ¿está la razón por encima o
fuera de la influencia de Dios? Estas preguntas son parte del pensamiento de René
uno de los referentes tanto del pensamiento racional como de la configuración política de
las democracias actuales en todo el mundo. En sus meditaciones, René Descartes apunta
que los sujetos deben encaminarse a la búsqueda de la verdad absoluta. En otras palabras, la
verdad no puede estar sujeta a una autoridad humana o superior, sino que debe fundarse en
pruebas fácticas que permitan su reconocimiento y, sobre todo, despejar cualquier duda que
exista al respecto sobre otra verdad posible. Así las cosas, el pensamiento cartesiano
estas premisas iniciales se desarrollan las Meditaciones metafísicas, uno de los libros más
Descartes plantea tres posturas que dominarán su pensamiento y que son esenciales para
cosas por medio del conocimiento de las cosas mismas (las cosas están en el mundo para
ser conocidas); en segundo lugar, la existencia de Dios puede demostrarse por medio de
pruebas terrenales, razón por la que el problema de Dios pertenece más al campo de la
filosofía que de la teología; y, en tercer lugar, que existe una dualidad en los seres
humanos, compuesta por el alma y el cuerpo, una dualidad que hace que los sujetos no
puedan comprenderse como una totalidad, sino como la unión de dos aspectos que son
Estas tres premisas le permiten formular uno de sus principios más importantes: la
duda. La duda hará parte de todo el pensamiento cartesiano, por lo que se le conocerá como
la duda cartesiana. Dudar, apunta Descartes, es indispensable para conocer, pero, sobre
todo, para reconocer los fundamentos demostrables de las creencias y de las ciencias. Por
eso, para encontrar la verdad es necesario primer dudar sobre las verdades que parecen
del espíritu que busca conocer no puede ser cuestionada. Así, entonces, la duda sobre la
existencia del sujeto carece de fundamento, en la medida en que es quien busca conocer y,
cuanto le otorga al espíritu un carácter incuestionable e inmortal, algo que no ocurriría con
el cuerpo.
Descartes argumenta que el espíritu es, por lo tanto, superior al cuerpo. El espíritu
determina su propio ser. Por esta razón, que el espíritu reconozca a Dios es una prueba
misma de su existencia. Dios existe en cuanto el espíritu puede conocer y reconocer y, por
lo tanto, demostrar su existencia como un fenómeno sensible. Pero, Dios posee una
importancia más amplia que ser simplemente un ente existente: si el espíritu es inmortal e
encuentra sujeto a una sustancia que, en realidad, está dividida en tres partes: el alma
manera, si Dios representa a la sustancia infinita y los sujetos reconocen esa sustancia en sí
mismos, Dios está, por lo tanto, presente y se comprueba su existencia. Por eso, Dios
Todo lo anterior abre una premisa importante que es, en realidad, el fundamento del
posible confiar en los instintos que dominan a los sentidos. La razón debe primar sobre la
sensibilidad del cuerpo. Por esta razón, el espíritu que contiene la razón es superior al
cuerpo que posee los sentidos. El pensamiento (racional) no puede separarse, entonces, del
ser. Y el ser lo es en cuanto piensa. De ahí se desprende su conocida sentencia pienso luego
existo. Pero, al mismo tiempo, Descartes termina dudando de la propia fiabilidad del
espíritu: ¿y si el espíritu se equivoca? ¿puede ser engañado por los sentidos? ¿es el espíritu
siempre cercano a la verdad solo por serlo? Por esta razón, Descartes formula que la
Dios aparece no solo como dicha causa, sino también como posibilidad misma de
existencia. Si no existiera Dios como causa efectiva ¿cómo podría el sujeto estar seguro de
las cosas del universo, plantea René Descartes. Esto conduce a que las formas del espíritu y
podrá entenderlas en su profundidad real, pues se encuentra limitado por las formas finitas
que le suponen tener un cuerpo. En otras palabras, solo mediante la razón proveniente del
espíritu es que el sujeto encuentra la verdad, que está unida a Dios como sustancia infinita,
nunca desde las posibilidades cortas que tiene el cuerpo y los sentidos. Esta dualidad
ser conocido sin el conocimiento de Dios. Por eso, el espíritu sin Dios podría cambiar de
opinión, por lo que la verdad siempre proviene de Dios y cuando esa verdad es encontrada,
la duda deja de estar presente. Pero, en el mundo natural, la capacidad de verdad se sujeta a
para Descartes, la verdad es representada por los sujetos, en cuanto no pueden llegar a la
verdad primera, a la infinitud. La naturaleza puede engañar al hombre por medio de los
sentidos, por eso la representación de la verdad significa pensar las formas geométricas, no
para hallar la verdad primaria, sino para comprender que la mente y el cuerpo no pueden
estar siempre unidos y que es Dios la forma básica de todas las cosas. ¿Es, por lo tanto, la
geometría un reflejo parcial de Dios como poseedor de la verdad? Esta pregunta queda
abierta.
Conclusión
Así las cosas, para concluir, René Descartes, desde sus meditaciones metafísicas,
filosófica europea y americana durante los siguientes siglos, incluidas las críticas propias de
Postura personal
Las Meditaciones metafísicas exponen de forma extensa y clara los principios básicos que
poseedor de la razón, ha jerarquizado la vida misma de los seres humanos, hasta el punto de
determinar quiénes pueden ser considerados humanos y quiénes no. Por lo tanto, entender a
Descartes es entender, al mismo tiempo, los procesos sociales y culturales que Occidente ha
generado consigo mismo y con el mundo. A partir de ahí, una lectura crítica de Descartes