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POR FAVOR, GRACIAS, HOLA, ADIÓS

En mi opinión, algunas personas son tan místicas, tan espirituales, están tan cerca del Cielo
y de la Verdad Absoluta, y están tan iluminados… que se olvidan de estar en la tierra.
Se van lejos con la mente y vuelan en viajes astrales, se elevan un palmo del suelo cuando
meditan, conocen personalmente a los Arcángeles y les hablan de tú, pero… es como si
tuvieran dos personalidades, y lo que aprenden en la más elevada luego no lo aplican en la
terrenal.
No todas, por supuesto, pero veo a muchas personas que dicen -o creen- evolucionar en el
terreno espiritual pero luego eso no se ve reflejado en sus actitudes y forma de ser.
Antes de tratar de comprender lo ajeno, lo hermético, lo misterioso, es mejor que nos
comprendamos a nosotros mismos.
Antes de tratar con Dioses es mejor que aprendamos a tratar con humanos.
¿Eres de esas personas que saludan cuando se encuentran con otro?
¿Dices siempre buenos días/tardes/noches?
¿Dices hola al llegar y adiós cuando te marchas?
¿Pides por favor y das las gracias?
Con gestos tan sencillos como estos empezamos a relacionarnos mejor. El otro siempre es
un Ser Humano –no es un albañil, una cajera, un camarero-, como nosotros también lo
somos. Esto no es un descubrimiento, pero a veces se nos olvidan las cosas más
elementales y tiene que venir algo o alguien a recordarlo.
Y es una lástima que no promovamos las buenas relaciones. No sólo la buena educación,
sino la compasión.

Uno puede y debe ser:


SENSIBLE (capaz de experimentar sensaciones, capaz de apreciar algo o reaccionar
emocionalmente ante ello)
AFABLE (agradable, dulce, suave en la conversación y el trato)
EMPÁTICO (capaz de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos)
AMABLE (complaciente, afectuoso)
HUMANO (comprensivo, sensible a los infortunios ajenos)
TENER RESPETO (miramiento, consideración, deferencia)
Tenemos una infinitud de cosas que podemos ofrecer y aportar a los otros en nuestro
trato con ellos, en la convivencia con las personas a las que queremos –incluso con los
desconocidos, por supuesto-, y no se trata sólo de educación –que de por sí es
interesante- sino de humanidad. Somos Humanos y no siempre ejercemos como tales.
A partir de algo tan “sencillo” como lo expuesto, todos y cada uno de nosotros podemos
colaborar en hacer un mundo mejor, más amable, que promueva la sonrisa y la buena
convivencia, relajado de tensiones innecesarias, en el que estemos más en contacto con
nuestro corazón y con el resto de corazones.
Y se puede. A los grandes cambios se llega sumando los pequeños cambios.
Sé parte de ese cambio necesario.
Creo que te conviene volver al principio y leerlo de nuevo.
Te dejo con tus reflexiones…
Maestro: Francisco de Sales.
Grupo cuarto camino

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