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6/12/2019 Moral y luces | Antonio Pérez Esclarín

Antonio Pérez Esclarín

Moral y luces

“Moral y Luces son nuestras primeras necesidades”, clamó Bolívar en Angostura;


y en nuestra Venezuela de hoy, donde la corrupción se muestra cada vez más
vigorosa y la educación necesita un gran esfuerzo mancomunado para elevar su
calidad, Moral y Luces siguen siendo nuestras primeras y más urgentes
necesidades.

Resulta verdaderamente cínico y vergonzoso comprobar que, después de más de 15 años de una
supuesta revolución ética y moral, que iba a sepultar de una vez la corrupción, aparecemos como uno de
los países más corruptos del mundo. En el fondo de las gravísimas crisis de Venezuela está la profunda
crisis ética y moral que se ha enseñoreado de la sociedad. Vivimos en un profundo relativismo ético
donde “Todo vale” si me produce poder, si me produce beneficios o si me produce ganancias. Si todo
vale, nada vale. Valores y antivalores se confunden. Ya no sabemos, por ejemplo, qué es verdad o qué es
mentira y como estamos divididos en dos toletes, “verdad es lo que dicen los míos” y “mentira es lo que
dicen los rivales”. Por ello, es evidente que fracasen los esfuerzos por esclarecer los escándalos y hechos
noticiosos, pues no interesa llegar a la verdad, sino imponer “mi” verdad. Además, en esta vorágine
informativa que vivimos y que nos mantiene completamente desinformados, “las últimas noticias son
las únicas noticias”, y cada nuevo escándalo mata el anterior.

La política se ha divorciado por completo de la ética y la corrupción se ha instalado en Venezuela como


una forma normal de vida. El acceso al poder se viene entendiendo como acceso al botín, y los que nos
gobiernan que son meros administradores de los bienes públicos, que nos pertenecen a todos, los
utilizan a su antojo, como si fueran propios. De ahí que ya no causa extrañeza ver cómo cualquier
funcionario se desplaza en camionetotas blindadas y escoltado por numerosos cuerpos de seguridad y
empiezan a llevar un nivel de vida que de ningún modo podrían permitirse con sus sueldos y salarios.
Tampoco causa extrañeza ver cómo el nepotismo se ha instalado en la política con todo vigor y los
gobernantes de todos los niveles privilegian a sus hijos, esposas, hermanos, cuñados, sobrinos, en el
otorgamiento de cargos públicos.

Es corrupción y muy grave utilizar los bienes públicos en provecho propio o de un partido determinado,
y todos pudimos ver (menos los miembros del Consejo Electoral), cómo en todas las últimas elecciones
se han utilizado descaradamente bienes y recursos públicos multimillonarios para privilegiar a un
determinado candidato. Es corrupción favorecer con dólares preferenciales a amigos y aliados, y
propiciar –o crear- empresas fantasmas o de maletín, de las que, a pesar de las denuncias, no terminan
de dar los nombres. Es corrupción que los que ostentan cargos públicos viajen al extranjero con un
montón de familiares y amigos a costa del erario público y con generosos viáticos en dólares, o que
carguen como gastos públicos sus comilonas y bebederas. Es corrupción exigir una “mordida” para

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6/12/2019 Moral y luces | Antonio Pérez Esclarín

conceder permisos o sacar papeles, o matraquear en las alcabalas y fronteras. Es corrupción,


lamentablemente cada vez más generalizada e incluso aceptada, aprovecharse de la escasez, o
propiciarla, para especular con los precios. Lo más cínico del caso es que muchos de los que así actúan,
no se apean de un discurso moralizante y se la pasan acusando a los demás de corruptos, lo cual es el
colmo de la corrupción..

Esta entrada fue publicada el 19 de octubre de 2014 por antonioperezesclarin en Artículos de Prensa.
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