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SUSPENSIÓN DEL PROCEDIMIENTO EN JUICIOS CIVILES O MERCANTILES.

HIPÓTESIS PARA QUE OPERE CUANDO SE DENUNCIEN HECHOS DELICTUOSOS


RELACIONADOS CON AQUÉLLOS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE SINALOA).

Los artículos 444 y 445 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de
Sinaloa, en esencia disponen: 1. El Juez que conozca de un asunto judicial -civil o
mercantil-, inmediatamente que le denuncien hechos delictuosos relacionados con
tales juicios, tiene la obligación de informar esa circunstancia al Ministerio Público,
como órgano encargado de la investigación de los delitos; 2. Inmediatamente que se le
haga saber esa circunstancia, el fiscal debe practicar las diligencias necesarias para
determinar si ejerce o no acción penal; 3. La representación social debe practicar tales
diligencias dentro del término de diez días; y, 4. Sólo en el supuesto de que decida
ejercer la acción penal, y siempre que los hechos denunciados sean de tal naturaleza
que si se llegare a dictar sentencia con motivo de ellos, ésta deba, necesariamente,
influir en las resoluciones que pudieran dictarse en el procedimiento civil o mercantil,
el Ministerio Público pedirá y el Juez o tribunal ordenará que se suspenda el
procedimiento hasta que se dicte una resolución definitiva en el asunto penal. De lo
anterior puede concluirse que se contienen dos supuestos necesarios que tiene que
verificar el Juez del proceso civil o mercantil para acordar de conformidad la
suspensión del procedimiento, a saber: I. Que dentro del término de diez días al en
que se le dio vista, el Ministerio Público haya ejercido la acción penal; y, II. Que los
hechos denunciados sean de tal naturaleza, que si se llegare a dictar sentencia con
motivo de ellos, ésta deba necesariamente influir en las resoluciones que pudieran
dictarse en el procedimiento civil o mercantil. De donde se advierte que el fiscal puede
solicitar la suspensión del procedimiento, aun fuera del término de diez días, con tal de
que haya ejercitado la acción penal dentro de ese plazo, el cual fue establecido sólo
para la integración de la averiguación previa y el ejercicio de la acción persecutoria
ante los tribunales competentes, pero de ninguna manera para solicitar la suspensión
de que se trata. Sin embargo, cuando la cuestión penal puesta en conocimiento del
fiscal no resulte tan apremiante o evidente que dé pauta a que no se ejercite la acción
penal dentro del término señalado y que con posterioridad se realice no procederá la
suspensión del procedimiento.

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO SEGUNDO CIRCUITO.

XII.3o.4 C

Amparo en revisión 33/2005. Concepto Consultoría en Sistemas, S.A. de C.V. 17


de febrero de 2005. Unanimidad de votos. Ponente: Silverio Rodríguez Carrillo.
Secretario: Gustavo Roque Leyva.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judicial de la


Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XXI, Mayo de 2005. Pág. 1564. Tesis
Aislada.
SENTENCIA PENAL Y RESOLUCIÓN DEL MINISTERIO PÚBLICO SOBRE
INEJERCICIO DE LA ACCIÓN PENAL, SU INFLUENCIA EN UN JUICIO
MERCANTIL (LEGISLACIÓN MERCANTIL Y DEL DISTRITO FEDERAL).

El estudio sistemático de los artículos 1251 del Código de Comercio y, 482 y 483 del
Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal revela que cuando en
materia mercantil alguna de las partes sostiene la falsedad de un documento o la
existencia de otro hecho delictuoso de influencia notoria en el pleito, y el Juez o
tribunal lo hacen del conocimiento del Ministerio Público, y en el caso de que éste haga
la consignación de los hechos a los tribunales, siempre que esos hechos sean de tal
naturaleza que si se llegare a dictar sentencia con motivo de ellos, vendría ésta
necesariamente a influir en la resolución que pudiera dictarse en el negocio mercantil,
por lo que el Ministerio Público pedirá la suspensión de ese procedimiento y los
órganos jurisdiccionales civiles ordenarán que se suspenda tal procedimiento hasta en
tanto se pronuncie el fallo definitivo en el asunto penal. De donde se obtiene que en
tratándose de la falsedad de un documento u otro hecho delictuoso de notoria
influencia en un asunto mercantil, de cuya existencia en el orden criminal dependa la
suerte de ese negocio, se subordina la sentencia civil a la decisión de la autoridad
penal, o lo que es lo mismo, la jurisdicción civil deja a la penal, íntegramente, el
debate criminal que nació en la primera, con el objeto de evitar doble resolución sobre
un mismo punto y decisiones que podrían ser contradictorias. Así es de estimarse
porque de acuerdo con el texto de la ley debe el Juez Civil ordenar la suspensión del
juicio de que conoce, en virtud de que previamente el Juez Penal debe decidir, es obvio
que ello obedece a que la resolución de este último Juez valdrá y reflejará su eficacia
plenamente en el proceso civil, puesto que, de lo contrario, dicha suspensión del
procedimiento carecería de razón de ser. Luego, una vez dictada la resolución
definitiva por el Juez Penal, el Juez Civil debe partir, en el examen del asunto que se le
haya planteado, de la verdad declarada por aquél, esto es, la determinación del Juez
de lo criminal vinculará totalmente al Juez Civil, quien debe uniformar su fallo al penal,
sin posibilidad de nuevo análisis. La situación es completamente distinta, desde luego,
cuando el Juez Penal por cualquier motivo no ha resuelto acerca de la materia de
falsedad surgida en el proceso civil, o sobre la existencia del hecho delictuoso de que
se trate y, especialmente, cuando el Juez de lo criminal no ha llegado siquiera a
conocer del asunto por no haber consignado el Ministerio Público los hechos pues, en
tal caso, es evidente que al no haber decisión jurisdiccional que pueda vincular al Juez
Civil, no tiene éste otro camino que el de apreciar con plena libertad y para los efectos
del orden civil, ya sea el documento tachado de falso o el hecho supuestamente
delictuoso de cuya existencia dependía la sentencia civil. En efecto, atento a lo previsto
en los artículos 21 constitucional y, 1o. y 2o. del Código de Procedimientos Penales
para el Distrito Federal, de los que se aprecia que al Ministerio Público le corresponde
la investigación y ejercicio de la acción penal por la probable comisión de algún ilícito,
mientras que a la autoridad judicial le toca determinar la existencia del delito, la
responsabilidad o irresponsabilidad de las personas acusadas ante él y la imposición de
las penas que correspondan, es de considerarse que las resoluciones del Ministerio
Público respecto del no ejercicio de la acción penal, no surten efecto de cosa juzgada
en un juicio civil, toda vez que la cosa juzgada se actualiza por el contenido de una
sentencia pronunciada por la autoridad judicial, y un acto del Ministerio Público por el
que no ejercita acción penal no es una decisión de la autoridad judicial, constituyendo
únicamente la determinación por la que se abstiene el representante social de ejercitar
esa acción, determinación que no tiene la categoría de una sentencia en el sentido
técnico del vocablo ya que, al contrario, imposibilita precisamente que esa sentencia
llegue a pronunciarse, además de que las funciones propias del Ministerio Público, de
acuerdo con los preceptos constitucionales que rigen a esa institución, se constriñen en
la etapa de averiguación previa a las actividades de investigación sobre la probable
comisión de algún ilícito, para resolver si ejercita o no la acción penal, tal como
pudiera hacerlo el particular interesado en deducir cualquier acción; de todo lo que se
infiere que la resolución de no ejercicio de la acción penal, para los efectos del orden
civil no puede conceptuarse sino como una opinión, que podrá o no tener fisonomía
distinta y traer otras repercusiones en la esfera penal, pero que nunca puede admitirse
como la verdad legal en el proceso civil, capaz de influir en éste como si se tratara de
cosa juzgada en sentido material, la que únicamente puede establecer la autoridad
judicial, al fallar en el fondo las controversias sometidas a su decisión. Por tanto, si en
un caso se reclama el cumplimiento de un contrato de seguro de vida con motivo del
fallecimiento de la asegurada, la institución de seguros sostiene que no procede el
pago en razón de que la asegurada se privó de la vida, los beneficiarios afirman que se
está en presencia de un homicidio, y el Ministerio Público decide no ejercitar la acción
penal por considerar que se trata de suicidio, debe concluirse que el tribunal civil
incurre en violación de garantías si para resolver el conflicto, en vez de examinar las
pruebas rendidas, se sujeta a la determinación del representante social, atribuyéndole
expresa o implícitamente el carácter de verdad legal, pues actuar de esta forma
equivale a abdicar de la función que le ha sido encomendada, olvidando que en
nuestro régimen constitucional son los tribunales los facultados para impartir justicia, y
es tanto como asignar al Ministerio Público un papel que ni la Constitución ni las leyes
le reconocen, convirtiéndolo virtualmente en árbitro de la existencia de los derechos
civiles, cuando que ni aun en materia penal goza de tan amplias atribuciones. Por su
parte el tribunal civil, frente a esa situación, en ejercicio de su función y en
observancia del mandato del artículo 17 constitucional está obligado a apreciar las
pruebas ante él rendidas, incluso, las actuaciones practicadas en la averiguación
previa, que en copia certificada le hayan sido exhibidas, pero valorándolas de acuerdo
con su propio criterio y para extraer sus propias conclusiones, con absoluta
independencia de la determinación del Ministerio Público, pudiendo llegar a coincidir o
disentir de dicha opinión, sin que esto signifique que asuma las funciones de Juez
Penal, y menos aún las del representante social, porque su apreciación ha de surtir
efectos en el ámbito de la jurisdicción civil, exclusivamente respecto de los derechos y
obligaciones de carácter civil que en el juicio se ventilan, y sin mayor propósito o
alcance que el de determinar si prospera la acción ejercitada.

OCTAVO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

I.8o.C.267 C

Amparo directo 575/2004. 24 de noviembre de 2004. Unanimidad de votos.


Ponente: Abraham S. Marcos Valdés. Secretaria: Patricia Villa Rodríguez.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judicial de la


Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XXI, Abril de 2005. Pág. 1508. Tesis
Aislada.
PROCEDIMIENTO. SUSPENSION DEL. EN MATERIA MERCANTIL.

La disposición del artículo 1251 del Código de Comercio, de que en el caso de que una
de las partes sostenga la falsedad de un documento, que pueda ser de influencia
notoria en el pleito, "se observarán las prescripciones relativas del Código de
Procedimientos Penales respectivo"; debe entenderse en el sentido de que ello es
exclusivamente para que de acuerdo con su normatividad se dilucide lo atinente a su
falsedad criminal. Mas, siendo omiso dicho precepto respecto al momento procesal en
que debe solicitarse la suspensión y de quién ha de pedirla, ante esa laguna legal debe
acudirse a los ordenamientos supletorios, en observancia a lo dispuesto en el artículo
1054 del Código de Comercio, que en lo conducente reza: "... salvo que las leyes
mercantiles establezcan un procedimiento especial o una supletoriedad expresa, los
juicios mercantiles se regirán por las disposiciones de este libro y en su defecto se
aplicará la ley de procedimientos local respectiva." Luego, si en el Código de Comercio
no se encuentra reglamentado el momento procesal, en que debe pedirse la
suspensión de un juicio mercantil mientras se determina lo concerniente a la falsedad
penal de un documento, ni se establece quién debe realizar esa gestión; y tampoco
dicha codificación contempla expresamente la supletoriedad de algún normativo
específico para el efecto, es inconcuso que desde ese punto de vista, y atendiendo a lo
dispuesto por el citado artículo 1054 del Código de Comercio, debe acudirse
supletoriamente a lo preceptuado por el 475 del enjuiciamiento civil del Estado, donde
sí se alude a que la suspensión del procedimiento para el propósito de mérito,
únicamente procederá mientras no se haya citado para sentencia y siempre que la
petición la haga el Ministerio Público. Siendo ésta la interpretación que debe darse a
dicho numeral, porque si el procedimiento fuera susceptible de suspenderse en
cualquier estado que se encontrase, así lo habría consignado expresamente el
legislador en el normativo en comento, o bien no hubiese empleado en la redacción
legal del mismo la frase "... no se citará para sentencia...", al referirse a la hipótesis en
que se solicite la suspensión del procedimiento, cuando alguna de las partes sostenga
la falsedad penal de un documento, que pueda ser de influencia en el pleito.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO PRIMER CIRCUITO.

XI.2o.25 C

Amparo directo 658/95. Antonieta Hernández García de León. 12 de enero de


1996. Unanimidad de votos. Ponente: Juan Díaz Ponce de León. Secretario:
Gilberto Díaz Ortiz.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judicial de la


Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo III, Febrero de 1996. Pág. 464. Tesis
Aislada.
JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL. SUSPENSIÓN DEL PROCEDIMIENTO.

Es verdad que el artículo 1251 del Código de Comercio no prevé la suspensión del
procedimiento dentro del cual se impugne de falso un documento, pero sí remite al
Código de Procedimientos Penales respectivo, y en éste se reconoce como autoridad al
Ministerio Público durante la integración de la averiguación previa; asimismo, las
funciones de dicha representación social se encuentran reglamentadas por la Ley
Orgánica del Ministerio Público, que en el Estado de Michoacán, en su artículo 45,
dispone: "Cuando dentro de un procedimiento judicial que no sea penal, se denuncien
hechos delictuosos, la autoridad que conozca del asunto, de considerarlo procedente,
dará vista al Ministerio Público, remitiéndole copia certificada de los documentos y
constancias que resulten necesarios. Si se denuncian los delitos de falsificación de
documentos o de fraude por simulación en un procedimiento civil o mercantil,
ejercitada la acción penal, siempre que los hechos denunciados sean de tal naturaleza,
que de resolverse con base en ellos, la sentencia civil estaría fundada en hechos y
documentos falsos en detrimento de la justicia, el Ministerio Público pedirá al Juez Civil
que conozca del asunto, que suspenda el procedimiento hasta en tanto se pronuncie
resolución definitiva en el proceso penal ..."; de manera que la ley sí prevé la
posibilidad de que en un juicio mercantil se suspenda el procedimiento, cuando se
haya impugnado de falso un documento que pueda influir notoriamente en su solución.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO PRIMER CIRCUITO.

XI.1o.13 C

Amparo en revisión 321/96. Rosalío Lobato Navarro. 11 de septiembre de 1997.


Unanimidad de votos. Ponente: Leonel Valdés García. Secretario: Luis Ángel
Hernández Hernández.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judicial de la


Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo VII, Enero de 1998. Pág. 1117. Tesis
Aislada.
CODIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS PENALES. FACULTAD QUE OTORGA AL
MINISTERIO PUBLICO FEDERAL EL ARTICULO 123 DEL.

De la lectura integral del artículo 123 del Código Federal de Procedimientos Penales, se
advierte con meridiana claridad que dicho dispositivo no faculta al Ministerio Público
Federal para ordenar la suspensión de la ejecución de un laudo dictado por una Junta
Especial Federal de Conciliación y Arbitraje ni de cualquier otra autoridad jurisdiccional,
pues las atribuciones que le confiere dicho numeral a la representación social se
refieren a las providencias que debe dictar para impedir que se dificulte la averiguación
de la probable existencia de un delito que debe perseguirse de oficio, pero de ninguna
manera a que pueda dictar actos de naturaleza tal como la que quedó anteriormente
precisada (suspender la ejecución de resoluciones dictadas por autoridades
jurisdiccionales); por lo tanto; es obvio que a dicho precepto no puede dársele tal
interpretación, pues es principio general de derecho que donde la ley no distingue, no
es dable al juzgador hacerlo.

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL PRIMER


CIRCUITO.

T.C.

Amparo en revisión 914/92. Sergio Olmos Viloria. 28 de mayo de 1992.


Unanimidad de votos. Ponente: José Méndez Calderón. Secretario: Benito Alva
Zenteno.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judicial de la


Federación, Octava Epoca. Tomo X, Octubre de 1992. Pág. 294. Tesis Aislada.
INCIDENTE CRIMINAL. PARA QUE PUEDA SUSPENDERSE EL PROCEDIMIENTO
DEL JUICIO PRINCIPAL, ES NECESARIO QUE LO SOLICITE EL AGENTE DEL
MINISTERIO PUBLICO. (LEGISLACION DEL ESTADO DE CHIAPAS).

Si al promover incidente criminal en un juicio ejecutivo mercantil, de acuerdo a lo


establecido en los artículos 450 y 451 del Código de Procedimientos Penales para el
Estado de Chiapas, esta sola circunstancia, no obliga al juzgador a suspender el
procedimiento, en razón que de acuerdo al segundo de los dispositivos citados, la
suspensión está sujeta al pedimento del Ministerio Público; es decir, que si el
representante social no solicita la suspensión del procedimiento el juzgador no puede
actuar en forma oficiosa.

TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGESIMO CIRCUITO.

T.C.

Amparo directo 581/92. Emigdio Miceli de León. 8 de enero de 1993. Unanimidad


de votos. Ponente: Francisco A. Velasco Santiago. Secretario: Miguel Angel
Esquinca Molina.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judicial de la


Federación, Octava Epoca. Tomo XII, Agosto de 1993. Pág. 452. Tesis Aislada.

JUICIOS CIVILES, INCIDENTES PENALES EN LOS.

Como el artículo 482 del Código de Procedimientos Penales, vigente en el Distrito


Federal, dispone que cuando en un negocio judicial, civil o mercantil, se denuncien
hechos delictuosos, el juez o tribunal de los autos los pondrá inmediatamente en
conocimiento del Ministerio Público adscrito al juzgado o tribunal, para que, de acuerdo
con el 483, practique las diligencias necesarias para determinar si se hace la
consignación de los hechos, o no, y pedir, en su caso, la suspensión del procedimiento
Civil, es claro una resolución definitiva en el asunto penal, de lo que se concluye que la
suspensión del procedimiento en materia civil, sólo puede decretarse a solicitud del
Ministerio Público.

3a.

TOMO XLV, Pág. 4385.- B.M.C. Knitting Mills. S.A.- 5 de septiembre de 1935.

Instancia: Tercera Sala. Fuente: Semanario Judicial de la Federación, Quinta Epoca.


Tomo XLV. Pág. 4385. Tesis Aislada.
JUICIOS CIVILES, SUSPENSION DE LOS, POR RAZONES DE INCIDENTES
PENALES.

Si bien es cierto que no es indispensable para que se decrete la suspensión de un


negocio civil, en los casos en que se refiere el Artículo 483 del Código de
Procedimientos Penales, que medie petición del Ministerio Público en tal sentido,
también lo es que esa suspensión no está obligado el juez a decretarla de oficio, sino
que debe mediar petición de parte legítima; y aun cuando una de las partes hubiere
manifestado, en la audiencia de alegatos, que en su concepto debe suspenderse la
tramitación del juicio, por haber incurrido los demandantes en el delito de falsedad en
declaraciones judiciales, si el juez no ordenó tal suspensión, y el quejoso se allanó a
que continuara el procedimiento, debe tenerse por firme y fundada la sentencia
recaída en el juicio.

3a.

Blancas Romero María, Liquidación Judicial. Pág. 80. Tomo L. 3 De Octubre De


1936.

Instancia: Tercera Sala. Fuente: Semanario Judicial de la Federación, Quinta Epoca.


Tomo L. Pág. 80. Tesis Aislada.
ÁRBITRO. SUS RESOLUCIONES SON ACTOS DE AUTORIDAD, Y SU EJECUCIÓN
LE CORRESPONDE AL JUEZ DESIGNADO POR LAS PARTES.

Para la ejecución de un laudo arbitral es preciso la mediación de un acto realizado por


un órgano jurisdiccional que, sin quitarle la naturaleza privada, asume su contenido, de
modo que el laudo es ejecutable por virtud del acto jurisdiccional, que sólo es el
complemento necesario para ejecutar lo resuelto por el árbitro, ya que el laudo es una
resolución dictada por el árbitro que dirime la controversia suscitada entre las partes,
con calidad de cosa juzgada y constituye título que motiva ejecución, ante el Juez
competente que debe prestar los medios procesales necesarios para que se concrete lo
resuelto en el laudo. Por lo tanto, el laudo es una resolución que tiene los atributos de
inimpugnabilidad, inmutabilidad y coercibilidad, sólo que la eficacia y realización
concreta de lo condenado quedan siempre al Juez competente designado por las partes
o el del lugar del juicio. El árbitro carece de la facultad de hacer cumplir, ante sí, el
laudo que emitió, porque no tiene la potestad o imperium, que es uno de los atributos
de la jurisdicción y que es inherente a los órganos jurisdiccionales del Estado. Ello
implica que el árbitro carece de la fuerza del Estado para hacer efectiva la condena,
pero el laudo en sí mismo no está despojado de los atributos de la cosa juzgada,
puesto que la facultad de decidir la controversia es una delegación hecha por el Estado
a través de la norma jurídica, y sólo se reserva la facultad de ejecutar. El Juez ante
quien se pide la ejecución de un laudo dictado por un árbitro, para decretar el
requerimiento de pago, únicamente debe y puede constatar la existencia del laudo,
como una resolución que ha establecido una conducta concreta, inimpugnable e
inmutable y que, por ende, debe provenir de un procedimiento en el que se hayan
respetado las formalidades esenciales del procedimiento, y que no sea contrario a una
materia de orden público.

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

I.3o.C.231 C

Amparo directo 1303/2001. Constructora Aboumrad Amodio Berho, S.A. de C.V. 8


de marzo de 2001. Unanimidad de votos. Ponente: Neófito López Ramos.
Secretaria: Lina Sharai González Juárez.

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Semanario Judicial de la


Federación y su Gaceta, Novena Epoca. Tomo XIV, Julio de 2001. Pág. 1107. Tesis
Aislada.

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