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Artículo 265 ,266;267 código general del proceso

Análisis

Exhibición

ARTÍCULO 265. PROCEDENCIA DE LA EXHIBICIÓN. La parte que pretenda utilizar


documentos o cosas muebles que se hallen en poder de otra parte o de un tercero, deberá
solicitar, en la oportunidad para pedir pruebas, que se ordene su exhibición.

ARTÍCULO 266. TRÁMITE DE LA EXHIBICIÓN. Quien pida la exhibición expresará los hechos
que pretende demostrar y deberá afirmar que el documento o la cosa se encuentran en poder
de la persona llamada a exhibirlos, su clase y la relación que tenga con aquellos hechos. Si la
solicitud reúne los anteriores requisitos el juez ordenará que se realice la exhibición en la
respectiva audiencia y señalará la forma en que deba hacerse.

Cuando la persona a quien se ordena la exhibición sea un tercero, el auto respectivo se le


notificará por aviso.

Presentado el documento el juez lo hará transcribir o reproducir, a menos que quien lo exhiba
permita que se incorpore al expediente. De la misma manera procederá cuando se exhiba
espontáneamente un documento. Si se trata de cosa distinta de documento el juez ordenará
elaborar una representación física mediante fotografías, videograbación o cualquier otro
medio idóneo.

ARTÍCULO 267. RENUENCIA Y OPOSICIÓN A LA EXHIBICIÓN. Si la parte a quien se ordenó


la exhibición se opone en el término de ejecutoria del auto que la decreta, o en la diligencia en
que ella se ordenó, el juez al decidir la instancia o el incidente en que aquella se solicitó,
apreciará los motivos de la oposición; si no la encontrare justificada y se hubiere acreditado
que el documento estaba en poder del opositor, tendrá por ciertos los hechos que quien pidió
la exhibición se proponía probar, salvo cuando tales hechos no admitan prueba de confesión,
caso en el cual la oposición se apreciará como indicio en contra del opositor. En la misma
forma se procederá cuando no habiendo formulado oposición, la parte deje de exhibir el
documento, salvo que dentro de los tres (3) días siguientes a la fecha señalada para la
diligencia pruebe, siquiera sumariamente, causa justificativa de su renuencia y exhiba el
documento en la oportunidad que el juez señale.

Cuando es un tercero quien se opone a la exhibición o la rehúsa sin causa justificada, el juez le
impondrá multa de cinco (5) a diez (10) salarios mínimos legales mensuales vigentes (smlmv).

Los terceros no están obligados a exhibir documentos de su propiedad exclusiva, cuando


gocen de resera legal o la exhibición les cause perjuicio.
ANÁLISIS

Las declaraciones de las partes en litigio como medio de prueba ha sido un tema polémico en el
derecho probatorio, y ha evolucionado de manera diferente en los sistemas del Common Law y
del Civil Law. En Colombia, con el Código General del Proceso de 2012, se generó un importante
cambio: con la nueva legislación la declaración de parte goza de autonomía e independencia
respecto de la confesión y, en consecuencia, es posible valorar en sana crítica el dicho de las
partes que no alcance a configurar confesión. Esto resuelta ser una auténtica novedad en la
cultura jurídica colombiana. No obstante, jurisprudencia y doctrina han planteado diversas y
contradictorias tesis al interpretar el significo, alcance y límites de las disposiciones normativas
que regulan la declaración de parte como medio de prueba, lo que ha generado en la práctica
inseguridad jurídica respecto de sus reglas de producción.

Con la intención de aportar buenos insumos argumentativos para encontrar una solución al
debate generado en Colombia, y teniendo en cuenta la utilidad del análisis del derecho
comparado para comprender cabalmente una institución que resulta nueva para el régimen
probatorio local, el presente artículo tiene como objetivo principal analizar la regulación de las
declaraciones de las partes como medio de prueba en las recientes reformas procesales en
Iberoamérica.

Palabras clave: Declaración de parte, confesión, prueba testimonial, interrogatorio cruzado

el propósito fundamental de analizar las reglas de producción probatoria de la declaración de


parte a partir de su consagración en el Código General del Proceso (Ley 1564 de 2012), que en
su artículo 165 establece en la lista enunciativa de medios de conocimiento de los cuales han
de valerse las partes y quien administre justicia, a la declaración de parte como un medio de
prueba autónomo e independiente de la confesión, que tradicionalmente había sido el medio
utilizado para ofrecer el dicho de la parte en el proceso, pero sólo respecto de lo que le era
desfavorable a las pretensiones o excepciones de ésta.

No obstante, el avance en materia probatoria que se ha dado en el derecho procesal nacional


con la Ley 1564 de 2012, entendiendo que el relato de la parte sobre los hechos del litigio
puede ser de gran utilidad para la resolución del conflicto, no se definieron en el mencionado
texto legal reglas claras que permitieran producir como medio de conocimiento los dichos de
las partes. Problemática que resulta relevante en la medida de que, en la práctica judicial, la
indefinición de las reglas de producción probatoria genera una notable inseguridad jurídica,
con la que ni las partes ni el juzgador tienen claridad respecto de su procedencia y lo que debe
ocurrir en cada una de las etapas del íter probatorio: solicitud, decreto, práctica y valoración.
Desde el panorama planteado, donde el texto normativo del Código General del Proceso
presenta una serie de anomias derivadas de la indeterminación de los requerimientos
necesarios para entender con vocación probatoria la declaración que la parte puede rendir en
el proceso, se hace necesario desde un análisis de las fuentes del derecho aplicables en
Colombia, los insumos que provee el derecho foráneo y partiendo del paradigma de la
valoración racional de la prueba, que se analicen e identifiquen cuáles son esas reglas que
permiten que la versión que la parte rinde sea producida como prueba en el proceso.
El Código General del Proceso (el CGP) introdujo algunas modificaciones al régimen legal del
interrogatorio de parte. Estos cambios han implicado el reconocimiento por el legislador de la
declaración de parte como medio probatorio autónomo y, así mismo, la posibilidad de citar a
declarar a la propia parte, figuras novedosas con respecto al régimen del Código de
Procedimiento Civil (el CPC), si bien al respecto no hay unanimidad a nivel doctrinal y
jurisprudencial.

¿Cuál fue el cambio introducido por el CGP en materia de declaración de parte?


La postura tradicional frente a la declaración de parte, elaborada al amparo del CPC, suponía
admitir que cada parte podía citar a la otra a interrogatorio, a efectos de lograr exclusivamente
su confesión; esta postura implicaba entender igualmente que aquellas manifestaciones que
no fueran confesión no debían ser tenidas en cuenta por el juez, pues ya las partes habían
fijado su posición en los correspondientes actos introductorios. Al respecto, el artículo 191 del
CGP, en su inciso final, expresamente estableció que “La simple declaración de parte se
valorará por el juez de acuerdo con las reglas generales de apreciación de las pruebas”. A
partir de esta disposición se ha concluido que el CGP efectivamente consagró la declaración de
parte como medio probatorio autónomo. En tal sentido, actualmente, todas aquellas
manifestaciones de la parte, que no sean confesión, deberán ser tenidas en cuenta por el juez
a la hora de adoptar la decisión final.

¿Si la declaración de parte no es una confesión, cómo debe ser valorado este medio de prueba
por el juez?
Dado que la declaración de parte se diferencia de la confesión, en que aquella no implica
reconocer hechos que favorezcan a la contraparte o perjudiquen al declarante, debe
concluirse que tal medio de prueba debe valorarse como lo que es: un relato sobre las
circunstancias atinentes a la situación problemática que se busca resolver con el proceso. En
tal sentido, este medio guarda gran similitud con el testimonio, y así debería ser analizado, en
cuanto a la coherencia, precisión y claridad de lo narrado. Naturalmente, al ser un relato
proveniente de la propia parte, el juez tendrá que ser estricto al analizarlo y contrastarlo con
los demás medios de prueba, si se tiene en cuenta la normal inclinación que tendrá cada parte
de efectuar la exposición de forma favorable a sus intereses.

¿Es posible, según el CGP, citar a declarar a la propia parte?


Si bien sobre el punto no hay unanimidad, varios autores, y muchos jueces y tribunales del
país, han entendido que el artículo 198 del CGP, en su inciso primero, permite efectivamente
citar a interrogatorio no sólo a la contraparte, sino a la propia parte. Ello por cuanto dicha
norma señala que, de oficio o a petición de parte, el juez ordenará la citación de “las partes”.
Al amparo de esta interpretación, resulta viable inclusive citar a declarar a los demás sujetos
procesales, con independencia de si están en el mismo extremo procesal de quien solicita la
declaración o en otro diferente. Así, por ejemplo, habiendo varios litisconsortes en la parte
demandada, con base en la interpretación en mención, cualquiera de ellos podrá citar a los
demás a interrogatorio.
CONCLUSIONES

La ley 1564 de 2012, por medio de la cual se expidió el Código General del Proceso, trajo
consigo nuevos postulados valederos para darle a la justicia del país un impulso en cuanto la
simplicidad para agilizar los trámites judiciales, para que los mismos sean resueltos con
agilidad, sin embargo, a pesar de que fue expedida en el año 2012, su entrada en vigencia
empezó a regir gradualmente desde enero de 2014, según lo dispuesto por la Sala
Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura, y enero del año 2016 se fijó como fecha
máxima para que los órganos jurisdiccionales adoptaran por completo tal norma, pues se
suponía que para dicha época, todos los despachos judiciales del país estarían acondicionados
para recibir y aplicar las disposiciones que abanderan los fines de dicho Código y de la Ley
Estatutaria de Administración de Justicia, circunstancia que no se cumplió a cabalidad.
No obstante, los cambios que se generaron en las actuaciones judiciales fundamentales, para
darle vida a un proceso, han generado prontitud y diligencia respecto de algunas providencias,
como en el caso de las medidas cautelares, que ya no es menester prestar caución judicial,
para que sean decretados los embargos, evitando eficazmente impedir la insolvencia del
deudor, o la innovación del proceso monitorio al permitir iniciar un proceso sin documento
base de ejecución.

Sin embargo, al analizar los contextos procesales y al llegar a la fase crucial del mismo, como lo
es el de las audiencias, quedó por establecido que si bien es cierto el Nuevo Código de
Procedimiento funda su esquema en la adopción de la oralidad, para garantizar de esta
manera los principios tales como la concentración, celeridad, eficacia, eficiencia, etc., se debe
tener en cuenta que para llevar a cabo estas audiencias, las sedes judiciales deben contar con
la infraestructura física, tecnológica y locativa, situación que no se cumple a cabalidad, pues no
en todos los juzgados del país se cuenta con las condiciones descritas, ya sea por carencia de
instalación de las redes necesarias que aseguren el cumplimiento de los mandatos que rige
esta disposición, o por la carencia de los recursos económicos que lo hagan efectivo.
Por lo anterior, los trámites jurisdiccionales regulados por el Nuevo Código General del
Proceso, en algunas etapas pueden generar eficacia y eficiencia, pero el proceso se puede ver
detenido, como se dijo, si las sedes judiciales no cumplen con las necesidades descritas, para
llevar a cabo las respectivas audiencias, por lo que la implementación total de este sistema en
el país, aún tardará unos cuantos años.
Jurisprudencias

1. Corte suprema de justicia sala de casación civil


en Bogotá 23 de enero de 2006
Magistrado oponente : Jaime Alberto arrubla paucar

2. Corte suprema de justicia sala de casación civil Bogotá


4 de septiembre de 2007
Magistrado oponente : Arturo solarte Rodríguez

3. Corte suprema de justicia sala de casación civil Bogotá


22 de febrero de 2016
Magistrado oponente : Ariel Salazar Ramírez

4. Sentencia C-830/02

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