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Análisis
Exhibición
ARTÍCULO 266. TRÁMITE DE LA EXHIBICIÓN. Quien pida la exhibición expresará los hechos
que pretende demostrar y deberá afirmar que el documento o la cosa se encuentran en poder
de la persona llamada a exhibirlos, su clase y la relación que tenga con aquellos hechos. Si la
solicitud reúne los anteriores requisitos el juez ordenará que se realice la exhibición en la
respectiva audiencia y señalará la forma en que deba hacerse.
Presentado el documento el juez lo hará transcribir o reproducir, a menos que quien lo exhiba
permita que se incorpore al expediente. De la misma manera procederá cuando se exhiba
espontáneamente un documento. Si se trata de cosa distinta de documento el juez ordenará
elaborar una representación física mediante fotografías, videograbación o cualquier otro
medio idóneo.
Cuando es un tercero quien se opone a la exhibición o la rehúsa sin causa justificada, el juez le
impondrá multa de cinco (5) a diez (10) salarios mínimos legales mensuales vigentes (smlmv).
Las declaraciones de las partes en litigio como medio de prueba ha sido un tema polémico en el
derecho probatorio, y ha evolucionado de manera diferente en los sistemas del Common Law y
del Civil Law. En Colombia, con el Código General del Proceso de 2012, se generó un importante
cambio: con la nueva legislación la declaración de parte goza de autonomía e independencia
respecto de la confesión y, en consecuencia, es posible valorar en sana crítica el dicho de las
partes que no alcance a configurar confesión. Esto resuelta ser una auténtica novedad en la
cultura jurídica colombiana. No obstante, jurisprudencia y doctrina han planteado diversas y
contradictorias tesis al interpretar el significo, alcance y límites de las disposiciones normativas
que regulan la declaración de parte como medio de prueba, lo que ha generado en la práctica
inseguridad jurídica respecto de sus reglas de producción.
Con la intención de aportar buenos insumos argumentativos para encontrar una solución al
debate generado en Colombia, y teniendo en cuenta la utilidad del análisis del derecho
comparado para comprender cabalmente una institución que resulta nueva para el régimen
probatorio local, el presente artículo tiene como objetivo principal analizar la regulación de las
declaraciones de las partes como medio de prueba en las recientes reformas procesales en
Iberoamérica.
¿Si la declaración de parte no es una confesión, cómo debe ser valorado este medio de prueba
por el juez?
Dado que la declaración de parte se diferencia de la confesión, en que aquella no implica
reconocer hechos que favorezcan a la contraparte o perjudiquen al declarante, debe
concluirse que tal medio de prueba debe valorarse como lo que es: un relato sobre las
circunstancias atinentes a la situación problemática que se busca resolver con el proceso. En
tal sentido, este medio guarda gran similitud con el testimonio, y así debería ser analizado, en
cuanto a la coherencia, precisión y claridad de lo narrado. Naturalmente, al ser un relato
proveniente de la propia parte, el juez tendrá que ser estricto al analizarlo y contrastarlo con
los demás medios de prueba, si se tiene en cuenta la normal inclinación que tendrá cada parte
de efectuar la exposición de forma favorable a sus intereses.
La ley 1564 de 2012, por medio de la cual se expidió el Código General del Proceso, trajo
consigo nuevos postulados valederos para darle a la justicia del país un impulso en cuanto la
simplicidad para agilizar los trámites judiciales, para que los mismos sean resueltos con
agilidad, sin embargo, a pesar de que fue expedida en el año 2012, su entrada en vigencia
empezó a regir gradualmente desde enero de 2014, según lo dispuesto por la Sala
Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura, y enero del año 2016 se fijó como fecha
máxima para que los órganos jurisdiccionales adoptaran por completo tal norma, pues se
suponía que para dicha época, todos los despachos judiciales del país estarían acondicionados
para recibir y aplicar las disposiciones que abanderan los fines de dicho Código y de la Ley
Estatutaria de Administración de Justicia, circunstancia que no se cumplió a cabalidad.
No obstante, los cambios que se generaron en las actuaciones judiciales fundamentales, para
darle vida a un proceso, han generado prontitud y diligencia respecto de algunas providencias,
como en el caso de las medidas cautelares, que ya no es menester prestar caución judicial,
para que sean decretados los embargos, evitando eficazmente impedir la insolvencia del
deudor, o la innovación del proceso monitorio al permitir iniciar un proceso sin documento
base de ejecución.
Sin embargo, al analizar los contextos procesales y al llegar a la fase crucial del mismo, como lo
es el de las audiencias, quedó por establecido que si bien es cierto el Nuevo Código de
Procedimiento funda su esquema en la adopción de la oralidad, para garantizar de esta
manera los principios tales como la concentración, celeridad, eficacia, eficiencia, etc., se debe
tener en cuenta que para llevar a cabo estas audiencias, las sedes judiciales deben contar con
la infraestructura física, tecnológica y locativa, situación que no se cumple a cabalidad, pues no
en todos los juzgados del país se cuenta con las condiciones descritas, ya sea por carencia de
instalación de las redes necesarias que aseguren el cumplimiento de los mandatos que rige
esta disposición, o por la carencia de los recursos económicos que lo hagan efectivo.
Por lo anterior, los trámites jurisdiccionales regulados por el Nuevo Código General del
Proceso, en algunas etapas pueden generar eficacia y eficiencia, pero el proceso se puede ver
detenido, como se dijo, si las sedes judiciales no cumplen con las necesidades descritas, para
llevar a cabo las respectivas audiencias, por lo que la implementación total de este sistema en
el país, aún tardará unos cuantos años.
Jurisprudencias
4. Sentencia C-830/02