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Tiempo histórico

El tiempo histórico se debe a la reproducción de la tensión entre la sociedad y su


transformación y acondicionamiento y la elaboración lingüística que parte de una
acumulación entre el presente, pasado y futuro.

Braudel, clasifica el tiempo histórico, en tres tipos de duración social: larga


duración, coyuntura y acontecimiento o corta duración. El tiempo corto se da a
partir de los individuos, de la vida cotidiana que es consciente a partir de la
experiencia y está relacionado con el acontecimiento. Los acontecimientos es una
categoría del tiempo básico y es la única que percibimos, por lo que podemos
hacer un juicio temporal y por tanto realizar un relato verídico que puede ser
particular o singular. La coyuntura es empleada básicamente por la nueva historia
económica y social, y es mediada por la oscilación cíclica a través de ciclos
económicos, revoluciones y crisis que no necesariamente tienen una breve
duración (decenas, veintenas o cincuentenas de años).

La larga duración es una historia de gran magnitud que concierne a las


estructuras, cambia lentamente y posee una estabilidad grande en el tiempo,
puede comprender varios siglos y resulta muy útil para la observación entre las
realidades y las masas sociales y por tanto para su reflexión entre las diferentes
ciencias sociales. Braudel hace una distinción entre el tiempo corto y la larga
duración y tiene en cuenta la noción de estructura como una herramienta para
estudiar la nueva concepción de la historia. La larga duración es una de las
posibilidades del lenguaje común en aras de una confrontación de las ciencias
sociales.

La complejidad de los tiempos históricos y la necesidad que tiene el historiador de


entenderlos, requiere de herramientas teóricas y metodológicas para combinarlos
y relacionarlos mutuamente. Braudel estuvo siempre convencido de que no sólo la
historia del tiempo corto o del acontecimiento, sino también la coyuntural, debía
ser sujetada para no perder la gran perspectiva de aquello que cambia, pero cuyo
cambio no es aparente, porque se realiza a través de siglos. Por lo tanto, como se
mencionó inicialmente el aprendizaje del tiempo histórico debe basarse en las
relaciones entre pasado, presente y futuro, a nivel personal y social.

Algo importante para tratar este tema es saber que el tiempo es irreversible y que
el tiempo no se puede separar del espacio, porque es en el terreno de lo físico que
se observan los cambios. Y a pesar de que el tiempo es percibido de manera
desigual por cada persona y cada cultura muestra el tiempo de una manera
diferente. La larga duración es una de las posibilidades del lenguaje común ya que
pueden apoyarse en modelos espaciales, y estos son esos mapas en los que la
realidad social se proyecta y se explica parcialmente, modelos de verdad para
todos los movimientos de la duración para todas las categorías de lo social.

Todas estas manifestaciones de la temporalidad, tienen en común el ser pasado,


que tiene relación con un presente desde el cual se determina su condición para
un futuro.

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