Está en la página 1de 20

Split 01

Split Visiones Nostromo


Escritos: Octavo pasajero
Material visual: Elef Vehederios
Impreso en algun lugar de Alimapu
Tiempos criticos
Primavera 2018
Facebook: Visiones Nostromo
Indice
Geometria de la fragmentacion.................5

Colision Blanda ........................................23

Algebra...........................................................27

Drama Neutral..............................................30

Nodos............................................................32

38
A u t o p i s t a

El encuadre del desierto verde usurpante con


el asfalto nitroso. La señaletica primordial al-
canzando el cielo dudoso; brujula mecanica
crepuscular . Los motores mostrandonos la
triste luz de la produccion en serie. El paren-
tesis inevitable del purgatorio en el peaje; el
destino de la relacion humana. El paradero,
cuna casual de la comodidad. La señar hacia
la ataraxia, la decepcion cuanti cada en horas.
Los rayos del sol se ocultan y chocan con ad-
vertencia sobre el kilometraje del destino.
El auxilio aleatorio calmando la ansiedad de lo
incierto.

37
Geometría de la Desfragmentación

1
El amarillento destello de la luz del poste entraba
al ininteligible e incierto pasillo de la casa. Sus pa-
sos denotaban un nervioso semblante; una geome-
tría intranquila de exquisitez post anfetaminica. Y
es que los días estaban aptos para poder salir a la
superficie de “babilonia”, o más bien, para acceder
al grandioso juego del autodestruirse en las sórdidas
calles de Valpo, sumado a que se había cumplido el
plazo de enclaustramiento en las cloacas hogares.

2
a)El cruje de la puerta al salir y la hipertensión mio-
cardial , b) la usurpadora maquinaria como adhe-
rente a la línea del horizonte. c) la persecución afa-
ble de la camaderia canina. d) el temor incontrolable
a la eventualidad. e) el extraño sujeto de la esquina;
patógeno inconmensurable de la armonía del encua-
dre.
3
Quizás querrá algún crédito , ojala que las perras no lo muer-
5
dan,¿algun infiltrado?, ¿dentro del paréntesis normativo recreacio-
nal? , no creo.

4
— ¿sí?El extraño no dijo nada.—¿Qué quiere tío?
–dijo de manera confiada– Sombríamente negó con
la cabeza. Algo no anda bien en ese tipo, mejor sigo caminando,
debe de andar ahí todo atrapado, seguramente se pasó con las dosis
recreacionales y salió a tomar aire para despegarse. Creo que segui-
ré caminando para abajo, igual tenía que juntarme con el gentío en
luna azul.
Repentinamente el lúgubre extraño le ofrece un pa-
pel y se da media vuelta. Al verlo me descoloque, ya
que correspondía a esos calendarios anticuados que
llevaban consignas demasiada caritativas y humani-
tarias.
5
Caminando por la pendiente del cerro, estimulación
del sistema nervioso central, el fulgor ansioso tras el
encuentro con el incognito, delirio de persecución,
espasmos de la zona subcortical del cerebro, la om-
nipresente arquitectura falocentrica, el picor eróge-
no post-coitum, la ampolla del paladar, el sonido de
los helicópteros negros en el cielo raso, el stencil de
un fallecido en la granítica muralla, ansiedad que
6
provoca el destello del cartel de un teatro para adul-
tos jóvenes, los tambores sonando al compás de la
acústica geográfica, diabólica contaminación acús-
tica, los perros reciclando basura de la acera nitro-
sa. El brutal arquetipo del “loft”. El desplazamiento
ineludible, el sitio íntimo. La supuración productiva
al orden matutino. El rayado clamando venganza. El
musgo en las murallas y la espina dorsal.
6
Ya llegando al final de la loma, el vacío se materiali-
zaba en una escalera húmeda , podrida en alcohol y
orina corrosiva. Baje a velocidad con el fin de buscar
la nulidad, el paréntesis y la suspensión; el receso en
inanición. Las luces de los postes hacían de esta es-
calera un pasaje precámbrico hacia el colapso men-
tal.
Miradas derrumbadas en fervor estúpido. Semblan-
tes chamanicos en sacrilegio disidente, psicosis
crepusculares y bocas deformes, emisarios de su
propio inconsciente perverso, reflejos nerviosos de
hostilidad y ojos cansados de tiempo. Paisajes psí-
quicos-cuyunturales; bella eucaristía de las dimen-
siones arquitectónicas del lugar convertidas como
efecto del patrimonio.

7
33
N o d o s 7
Después de mi andar por la pendiente logre llegar a
las planicies, las luces provenientes de los almacenes
A intervalos por las calles del puerto y de los dispensadores de calmantes penetraban en
en trayectos aparentemente casuales mi mente y me seducían. Estos últimos aparecieron
soy imperturbable en los nodos, hace siete periodos después de la gran embolia psi-
insaciable en las zonas muertas cótica, mientras que las tiendas de fermentados re-
inacabable en las autopistas vertebrales. cuerdo percibirlas antes de mi incubación en la gran
madre, por lo que los paréntesis psicosomáticos –
críticos y mi adicción a todo tipo de drogas eran una
Pesadillas insolubles en el horizonte de la mente, consecuencia de mi crianza y mi socialización en las
las esquinas y sus aceras eran la vía de escape pútridas escaleras de la ciudad.
a una domesticidad casi narcotizante.
En el fondo sabía que todo iba mal, sabia de la vio-
lencia y de que todo esto era funcional al orden es-
La clave de una nueva sexualidad tablecido después de la gran embolia, luchaba en
se encontraba en un horizonte de neopreno contra de aquello de muchas formas, sin embargo,
en omoplatos galvanizados, para lograrlo requeria de mis constantes dosis de
caderas automatizadas y en bocas de repuesto anfetamina, mentix, estimulantes de animales y la
en conversaciones triviales y en glosario de modismos. “vitamina”, compuesto por varios artículos de aseo
industrial. Era algo que me pesaba, puesto que mu-
chxs de mis amigxs ya habían perecido debido a sus
adicciones y sus efectos sociales colaterales.
Y ahora estaba aquí, en Luna azul, con su letrero de
luces led y su tintinear enloquecedor.
8
Luna azul, era un establecimiento en donde se podía
32 9
conseguir todo tipo de bebidas alcohólicas, su due-
ña había conseguido establecerse y manejar el mo-
nopolio de estos productos debido a que tenía en sus
manos a un gran puñado de policías que protegían
su intereses y seguridad, mientras que en la corpo-
ración tenia a un par de agentes importantes a los
cuales podía pedirle favores a cambio de sus “tra-
bajos de inteligencia”. Por esto y muchas razones la
relación entre uno y luna azul no debiese superar la
relación de “cliente”.
En la Fachada había todo tipo de sujetxs, de diversos
estilos de vida, su única conjunción residía en sus
adicciones, en valpo ya casi ni existían diferencias
sociales de gran asimetría, por el contrario, era una
gran masa inerte versus la mafia corporativa; red pa-
ranoica inconmesurable de agentes que estaban en
todos los planos y espacios de la urbe y la interface,
estaban en todas partes al mismo tiempo, su interés,
quitarnos la fuerza que dirige nuestras sinapsis, que
da punto de partida a nuestros deseos primitivos;
animalidad estallando desde el océano.
Se suponía que tenía que juntarme con algunxs co-
nocidxs con el objetivo del sin sentido, pero perca-
tándome de lo álgido del ambiente y de la multitud
de multitudes, decidí comprar un fermentado de
corto alcance, solo para esperar, claro está. El inte-
rior de luna azul olía a abismo húmedo, solo que a
una humedad hastiosa, sudorosa en consecuencia.
10
Drama Neutral Después de pagar en créditos me retire de aquella
masa critica y logre divisar a Enoc, un viejo amigo al
que conozco de mis tiempos en la universidad, antes
Abrazos estilizados y muertes futuras, de que fuera clausurada. Estaba tendido en el suelo
la estridencia del transito y pantalones con orina delirando y empapado en sudor.
la ficcion maestra y sus engranajes intimos
la ulcera del esofago y la escenografia de los nervios -uff que te ha pasado Enoc?
la conjuncion de labios - será primero aquí en Valparaíso – dijo con una
degenerada actitud psicotrópica.
y la mirada en el angulo de la pared - Pensé que haríamos nada juntos, y ahora te me
escombros de la memoria en la autofatalidad idealizada. adelantaste y mira como estas. No creo que poda-
mos ir a los callejones.
- no vayas a la plaza soto mayor, ahí es donde em-
pezó todo en aquella época. Si vas lo saltos en el
tiempo serán más abruptos.
No entendía que rayos quería decirme, era normal
que con psicotrópicos artificiales las paranoias in-
temporales atacaran y perturbaran su conciencia,
aparte que de Enoc todo se podía esperar pues su
saciedad hipotalámica era incontrolable, acompaña-
da de sus delirios pseudomesianicos y y prometeicos
, no obstante, sus palabras tenían una lucidez peli-
grosa.
De un momento a otro, convulsiono y quedo incons-
ciente, lo mire y pensé que pronto despertaría, por
lo que decidí irme en camino hacia la soto mayor,
me gustaba el peligro y en estos momento ya no me
interesaban mi amigxs, ya no había nadie que me

30 11
protegiese de mis decisiones. Me encantaba.
9
Mientras pensaba en las alucinaciones de Enoc la
bebida fermentada ya me estaba haciendo efecto,
sentía que mis sentidos fluían, y era entonces feliz.
Caminando entre las multitudes me abstraía, sentía
lo relativo pasar a mi lado, historias de rincones e
ilusiones de horizontes, sentí
a que la calle se regodeaba de lo que quedaba de
mi vitalidad, geometría de márgenes de acción.Sin
darme cuenta, estaba en los caminos que llegan a
los hangares de Anibal pinto, necesaria mi dosis de
anfetaminas para poder mantenerme despierto, es-
taba llegando a una zona de violencia sin retorno.
Después de la gran embolia, la corporación se adue-
ñó del negocio del milenio; la producción psicofar-
macológica y tecno-semiótica. Como consecuencia
y de forma sustancialmente natural se posicionaron
en el centro de la ciudad varias zonas de violencia
permanente, de tráfico de todo tipo de cosas y de
autodestrucción, en zonas como esta es que he visto
a muchos caídos, realmente buenas personas. Pero
en este nuevo mundo esta era la verdad y su cultura.
No hay nada acertado ni erróneo. Y ahora mientras
subía el efecto de mi coctel anfetoso, las reflexiones
parecían elevarse hasta el cuarto cielo.

12
10
La calle, mimetización de los sueños y ansiedades
del pasado, caminares oscuros y vacíos fortuitos,
inquisiciones cotidianas y afectos tácitos de tacto y
sentimientos, violencias como tecnologías sofistica-
das, (¿es que algún dia le hare un análisis marxis-
ta?!), cien primerísimos primer plano de genitales
deformes, sonrisas nerviosas y huesos de ave se des-
plazan en hojas de trébol. Consecuencias de embrio-
nes fláccidos y resecos, espectadores de crecimien-
tos ocultos. Manifestaciones borrosas y paralelas
de una realidad placida y armoniosa. Mi chaqueta
negra contrastaba con el grisáceo cemento, ¿cuánto
tiempo llevaba sentado ahí?
11
Me levante, era habitual estos paréntesis de lucidez
intemporales, prendí un cigarrillo de hachís sintéti-
co y seguí mi camino.
12
Por las confusas avenidas no dejaba advertir las di-
sociaciones incesante en los acontecimiento de al-
rededor, los hangares bajo la luz agónica, paredes
de hormigón que reflejaban una inmensa angustia,
mientras que las personas allí tenían un temple de
una lucidez amenazadora, fugitivos inevitables del
espacio y del tiempo.
13
El ambiente del lugar se sostenía por un sentime- A l g e b r a
talismo químico, toda una estructura algebraica
diagramada por la lucha estilizada de mil mosqui-
tos dementes, envueltos en el polvo perezoso que se Atravesando por suburbios de mundos intem-
retuerce ante el sendero cinegético. Ahora encostra- porales las retinas se desgarran entre metaforas
dos por catarsis apresuradas, abyectos de la lucidez de la eternidad, ya no hay distracciones ngidas,
de lo intemporal.
ausencias profundas, sonrisas vitreas. La orilla
La arquitectura desde mi Angulo se aproximaba a la de la mente ya no necesita componer algebras
matriz de un gigantesco utero cromado, una jungla de un furuto irrealizable ni fosiles de un futuro,
geométrica. La migra orgiástica me arrastraba hacia
un caos primordial cimentado a base de un coctel solo conjunciones intimas de carne y geometria.
medicamentoso y lo peor, es que su efecto era abru- Vientos del tiempo, citas perfectas entre indivi-
mador, sus destellos invadían y activaban los nexos dualidades pasadas y futuras. Utopias...solo per-
residuales de mi fragmentada e impertinente con-
ciencia . versiones abstractas de calculos complejos, cielos
metales, cielos cianuros, banquetes de universos
13 obsesiones extrahumanas de espantapajaros va-
Los huesos de la laringe se le asomaban figurando cios.
un mortal rosario de huesos. Una fractura externa
del fémur izquierdo se mimetizaba con las antenas
de los edificios. Fragmentos de cráneos brillaban en
las veredas de los suburbios. Salpicaduras de tejido
pulmonar. Fluidos corporales en el galvanico panel,
sueños indisolubles. Conciencias perdidas en el tó-
tem psíquico de la plaza. Se me acerca una mujer
con una tés aceitosa, y me dijo con voz de muñeca
echa a base de petróleo: tu estas muerto, nosotrxs
vivxs. ¿Qué quizo decirme? ¿Preguntas?, siempre

14 27
preguntas.
14
Logre escapar de aquello y ahora sabía que tenía
que ir en búsqueda de algo que no imaginaba. Te-
nía nauseas. Mi mente se cerraba en un vacío casi
claustrofóbico y tenía aquella obsesión atávica de
ir al lugar al que Enoc me advirtió. Sentía que ese
lugar me ayudaría a disociar y a descuantificar la
realidad sintomática corporativa. Caminaba empa-
pado en sudor, y mi decisión existencial iba a cien
kilómetros por hora. Oxidadas ruedas de bicicleta
resurgían desde los vórtices del tiempo y el espacio.
15
Sin percatarme, comprendí que mí alrededor, se
veía como el pasado, mis percepciones empezaban
a diferir, ignoraba que fuese aquello, pues las drogas
que me había tirado no causaban esos efectos. Em-
pezó a aparecer gente que andaba en bicicleta, y los
autos parecían de hace dos décadas. Parecía como
si el tiempo se hubiese desfragmentado en dirección
hacia el pasado.
Comencé a correr y las apariencias de las personas
era aún más anticuadas, pantalones con vasta ancha
y largas patillas. Mi corazón se salía por mi esófa-
go, no entendía que mierda pasaba. ¿Cómo es que
el tiempo transcurría de una fase a otra tan rápido?
15
¿Algún agente metió DNC1 en mi coctel, con el fin
de desarticularme ante los demás? Tendré que pro-
tegerme en caso de que me quieran detener. Una
dosis de anfetaminas no estaría mal en estos mo-
mentos. Por suerte traje mis propios nanoships di-
rectos de baja frecuencia en caso de algún ataque.
16
Al llegar a soto mayor no pude creer lo que mis ojos
vieron. Veía correr de un lado hacia otro a un pelo-
tón de aproximadamente cuarenta soldados de la ar-
mada de chile. No supe que hacer, lo primero que se
me ocurrió fue ocultarme en el dispensador de cal-
mantes y que ahora era un “kiosko”. La migra corría
en dirección hacia el muelle, se escucharon algunas
ráfagas de fusil a lo lejos. En la otra esquina vi que
un caballero del aseo se ocultaba. Corrí hacia él.
— ¿qué día es hoy? -Dije con una actitud alerta-
— ¿Qué? -el caballero no comprendía que tipo de
pregunta era esa
-— ¿QUE DIA ES HOY!, volví a repetir con un
tono más agresivo.— 11 de septiembre.— ¡De que
año!
— De 1973…
Entonces comprendí en que crítico momento del es-
pacio - tiempo me encontraba. No entendía el por-
qué, la situación me superaba. Me encontraba en lo

16
que era el génesis del último golpe de estado antes
de la gran embolia. De un momento a otro, vi que
un soldado corría hacia nosotros. Sin darme cuenta
comprendí que las balas habían penetrado en varias
partes de mi cuerpo, entonces me desmaye.
17
Sentía todo helado, el tiempo se difuminaba y el es-
pacio estaba dentro de mí.
18
Al despertar me encontraba en un pequeño y oscuro
valle, la humedad penetraba atrozmente en mi es-
tructura ósea, veía la luna llena por entre los árboles,
necesitaba ir hacia la altura para poder apreciar las
perspectivas y poder orientarme. Mi corazón latía
rápido y tenía la boca seca, negros árboles se difumi-
naban en mi visión, cada objeto se triplicaba. Sentía
la liberación.Al llegar a la cima de la loma vi a Val-
paraíso despojado de edificios, puentes, pasarelas y
calles.
Tu calle, no estabas. ¿Dónde te habías ido? ¿Despo-
jaste a la tierra de tus apocalipsis mecánicos y de-
jaste libre a la animalidad hacia universos insulares

17
19 Colision blanda
Volví a la llanura. Sentía una frialdad insidiosa que
empezaba a dominarme. EL frio deterioraba a los
objetos, los penetraba, los combatía, llegaba al cora- Caminando con nauseas
zón de las cosas. El viento barría como un vomito en por los suburbios del in erno
la llanura en la que se había convertido mi rea- solo veo identidades cuanti cadas
lidad. ¿Estaba el universo dentro de mí, con- en obscenos objetos domesticos
tenido en mi cuerpo?. Tal vez es una manifes- ori cios hambrientos
tación de la muerte, el vacío que siento es el en el consumo de cuerpos
proceso y el frio que siento es su finalización. movimientos traumáticos y posturas invisibles
soy una estrella nacida muerta y una ilusión plausible
Estoy a la vuelta de la esquina
Cuando cierre los ojos todo desaparecerá. Y con esto
junto a los silencios planetarios,
no volveré a ver jamás, tampoco la luz roja de lxs que
sudando oceanos negros
copulan y la luz triste de la avidez animal .Todo lo
atrapado en uteros cromados.
que veo es la oscuridad que me acoge y el calor que
retrocede. ¿Sera esto la muerte?
Los ídolos murieron
la retorica militante
parece un sauce lloron poco de con ar
mi odio a mi subconsciente es inacabable,
naci entre cables y muero entre rotas uvas triviales
necesito volver por fabulosos caminos uviales
rotos fragmentos otan por abismos insondables.

18 23

También podría gustarte