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CARÁTULA DE TRABAJO

¿POR QUÉ MENOS POR MENOS DA MAS? UNA MIRADA EN LA HISTORIA MATEMÁTICA
Título del trabajo

PITU2
Pseudónimo de integrantes

 
 
 
 

MATEMÁTICAS LOCAL INVESTIGACIÓN DOCUMENTAL


ÁREA CATEGORÍA MODALIDAD

0370372
Folio de Inscripción

             

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© 2018 Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades, Hecho en México, Comité Organizador 
Cuando los números negativos aparecieron por primera vez,
provocaron el mismo horror que las monstruosidades "no naturales"
que más tarde serían los números "imaginarios".

E. T. Bell

Resumen

Desde la secundaria, cuando nuestros profesores de matemáticas empezaron a


explicarnos las operaciones con números enteros, nos dijeron que debíamos
“aprender” ciertas reglas para operar correctamente con estos números. Para ello
introdujeron la famosa ley de los signos, la cual debíamos repetir las veces que
fueran necesarias hasta memorizarla al igual que las tablas de multiplicar en la
primaria. El profesor mientras anotaba algunos signos en el pizarrón, iba diciendo
en voz alta “más por más, más; más por menos, menos; menos por más, menos;
y menos por menos, más”. Lo más curioso es que detrás de esta ley no había
explicación alguna, porque al final de cuentas, era una ley.

Justificar las tres primeras partes de esta ley no es complicado, pero la última
parte ya no es tan simple, ya que no hay ejemplos intuitivos que se puedan
emplear para ejemplificarla; sin embargo, consideramos que es posible dar un
argumento sólido al respecto y además, que este argumento sea accesible para
alumnos de nivel bachillerato, e incluso para alumnos de secundaria. Estamos
convencidos que al indagar en la historia de la matemática, podemos encontrar
información sobre cómo surge esta ley y por supuesto, como se puede justificar
que “menos por menos da más”.

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Introducción

La idea de este proyecto inició en nuestra clase de matemáticas, cuando


empezamos a estudiar las operaciones con números enteros. El profesor comenzó
la clase preguntando ¿Se acuerdan de la ley de los signos? Y todo mundo
contestó que sí, luego preguntó ¿qué dice esta ley? Y nuevamente, hasta el último
del rincón la recitaba como los católicos el Padre Nuestro en una iglesia.
Posteriormente, el profesor sonriendo preguntó ¿saben porqué menos por menos
da más? Todos nos quedamos callados, nadie sabía la respuesta, sin embargo,
alguien se armó de valor y dijo “Así nos enseñaron en la secundaria”. Por lo que el
profesor dijo: Detrás de esta “ley” hay toda una historia y por supuesto, se puede
demostrar matemáticamente. Obviamente el profesor nos había dejado intrigado
con lo que había dicho, uno de nuestros compañeros preguntó ¿Y por qué menos
por menos da más, profesor? Con esta pregunta surgió toda una explicación por
parte del profesor, desde cómo surgió la necesidad de trabajar con los números
negativos y los intentos que hubo a lo largo de la historia sobre dar una
explicación de por qué menos por menos da más. Sin embargo, por el tiempo, el
profesor dejó que investigáramos el tema para discutirlo en una sesión posterior.
Gracias a la información que encontramos nos permitió desarrollar este proyecto.

Objetivo

El objetivo de nuestro proyecto es realizar una investigación documental sobre


cómo surge y cómo se ha intentado justificar o demostrar la ley de los signos a lo
largo de la historia. Para que al final, se proponga una justificación que puedan
emplear los profesores de nivel bachillerato con sus alumnos en el salón de
clases, un argumento que sea accesible y además, que tenga un rigor adecuado
para los estudiantes.

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Hipótesis

La historia siempre será una fuente valiosa de información, por lo que


consideramos que a partir de la revisión de los trabajos realizados por
matemáticos a través de los años, podemos encontrar una forma de justificar la ley
de los signos, principalmente, por qué menos por menos da más.

Problema

Cuando empezamos a trabajar con los números enteros en la secundaria o en el


bachillerato, vienen consigo muchas dificultades, la primera es al trabajar la suma,
ya que implica trabajar con números positivos y negativos. Por ejemplo, cuando
sumamos un número positivo y un negativo o cuando sumamos dos negativos. El
profesor hace la analogía con “lo que debes o pides prestado” a los números
negativos y “lo que tienes o abonas” a los números positivos. Así por ejemplo,
−10 + 3 = −7 porque si al principio tienes una deuda de 10 y luego abonas 3, al
final sigues debiendo 7, así que el resultado es −7. De igual manera, −15 +
−5 = −20, porque al principio debes 15 y luego pides prestados otros 5, así que
al final debes 20, por lo que el resultado es −20. De aquí surge la ley de que
“signos diferentes, se restan; y signos iguales, se suman…”. En algunos casos
también los profesores llegan a utilizar la recta numérica, si el número es positivo
se adelanta sobre la recta y si el número es negativo se retrocede, lo que permite
explicar adecuadamente la suma.

Ahora bien, cuando se aborda el tema de la multiplicación con números enteros, la


historia cambia, se parte con memorizar la ley de los signos sin ningún argumento
de por medio. Esto lleva como consecuencia que los alumnos tengan dificultades
para justificar estos resultados. De hecho, algunos profesores proporcionan reglas
nemotécnicas o analogías para que sus alumnos se aprendan la ley de los signos,
sin embargo, para muchos estudiantes estas analogías son consideradas como
argumentos o justificaciones, como por ejemplo:

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Los amigos de mis amigos son mis amigos
Los amigos de mis enemigos son mis enemigos
Los enemigos de mis amigos son mis enemigos
Y los enemigos de mis enemigos son mis amigos

De aquí surge la necesidad de investigar en la historia, cómo surgió la ley de los


signos, cómo se podría justificar y cuál sería una buena justificación que podrían
emplear los profesores de nivel bachillerato con sus estudiantes.

Actualmente, justificar los primeros casos de la ley de los signos no es complicado


(cuando los dos números son positivos o bien, que uno de ellos es positivo y otro
negativo), solamente hay que considerar a la multiplicación como la suma
simplificada, es decir, que 3 7 significa que hay que sumar tres veces 7, lo que
da como resultado 21, el cual es positivo. Así que más por más da más. De igual
forma, 3(−7) significa que hay que sumar tres veces −7, lo que da como resultado
−21. Así que más por menos da menos. Esto se aplica igual para cuando se tiene
(−3)(7). Incluso para estos ejemplos se puede usar la representación en la recta
numérica. En cambio, cuando tenemos por ejemplo (−3)(−7), ya no es tan simple
la explicación. David Mumford (2010) menciona que “una dificultad para
argumentar a favor de esta regla es que no hay muchos casos simples de
cantidades en el mundo donde las unidades de dos multiplicandos nos permitan
deducir la regla de multiplicación usando nuestra intuición física sobre el mundo”.

Esta última parte de la ley de los signos, explicarla representa un gran reto para la
mayoría de los estudiantes de bachillerato.

Desarrollo

A continuación presentaremos una síntesis de la información que pudimos recabar


acerca de la llamada ley de los signos.

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Los antiguos griegos en realidad no abordaron el problema de los números
negativos, porque sus matemáticas se basaban en ideas geométricas (Rogers,
2008). Las longitudes, áreas y volúmenes resultantes de las construcciones
geométricas necesariamente tenían que ser todos positivos. Para ellos, el número
era un múltiplo de unidades (entero positivo) o una razón entre enteros positivos
(fracción) interpretada como una entidad geométrica. De acuerdo con Díaz
(2015), la imposibilidad de representar un número negativo mediante segmentos o
como razón entre dos cantidades, posiblemente, hizo que éstos, no fuesen
considerados como números.

De acuerdo con Gómez (2001), hay rastros de los negativos que se remontan al
período greco romano. No obstante, los números negativos no eran considerados
números al no tener sus raíces en las experiencias de contar y medir, es decir, al
no tener una referencia material o real. Según, Collete (1973), Diofanto (ca. 300
d.C.), en sus ecuaciones, a pesar de que aparece el símbolo de sustracción, una
solución negativa era impensable para él; por ejemplo, la ecuación 4 = 4! + 20
no tenía solución. Sin embargo, en su Libro I de Aritmética, presentó una idea
intuitiva, de lo que hoy se podría catalogar como la ley de los signos, ante la
necesidad de efectuar cálculos con diferencias:

Lo que es lo que falta multiplicado por lo que es lo que falta da lo


que es positivo; mientras que lo que es lo que falta multiplicado por
lo que es positivo, da lo que es lo que falta.

En las matemáticas chinas e hindúes también hay vestigios de los números


negativos, los primeros utilizaban varillas de cálculo negras y rojas para distinguir
entre negativo y positivo, y los segundos manejaban números negativos para
representar deudas, y el cero para la nada. Según Martzloff (1997), el libro Los
nueve capítulos de matemáticas de Jiuzhang Suanshu (edición china de Qian
Baocong) se menciona que “Varillas del mismo nombre multiplicadas por el otro da
positivo. Varillas de diferentes nombres multiplicadas entre sí da negativo”.

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De acuerdo con Collete (1973), uno de los matemáticos hindúes más grandes del
siglo VII fue Brahmagupta, quien a diferencia de Diofanto, contempló soluciones
generales de las ecuaciones cuadráticas, incluyendo raíces negativas y positivas;
además la aritmética de los números negativos y el cero. Sin embargo, Según
Collete (1973), Brahmagupta, en su aritmética, encuentra dificultades que no logra
dilucidar claramente cuando afirma:

Positivo dividido por positivo, o negativo dividido por negativo, es


positivo. Cero dividido por cero no es nada. Positivo dividido por
negativo es negativo. Negativo dividido por positivo es negativo…
(Collette, 1973, p. 188).

Según Bell (1985), la ley de los signos se generalizó en la India después de que
Mahavira la volvió a enunciar en el siglo IX. De acuerdo con Collete (1973), los
símbolos + y – para la adicción y la sustracción, respectivamente aparecieron por
primera vez en 1489, en el libro del alemán Johann Widman llamado Rechenung
auff allen Kauffmnaschafft. En este libro se utilizaban para indicar el exceso y la
deficiencia en las medidas de almacén.


Figura 1. Página del libro Rechenung auff allen Kauffmnaschafft,
donde aparecen por primera vez los símbolos de + y -.

Según Hofmann (1960), Michael Stifel en su libro Arithmetica integra de 1544,


sostiene que los números negativos son menores de cero, comprendiendo, por lo
tanto, perfectamente el sentido de estos números. Admite también coeficientes

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negativos para las ecuaciones, pero no como soluciones. Conocía bien las
propiedades de los números negativos, pero los llamó numeri absurdi.

El desarrollo del álgebra propició que los números negativos se les considerase
como raíces falsas de ecuaciones, por que según González y col. (1989), quizá el
término negativo provenga de esta época, ya que eran los valores negados
cuando se obtenían como raíces de una ecuación. Más tarde, en el siglo XVII
aparecieron las primeras interpretaciones geométricas: lo negativo como un
retroceso y lo positivo como un avance (González y col., 1989).

Regla de los signos sin justificar

Como podemos observar en la historia, cuando aparecen los números negativos


tanto Diofanto como Brahmagupta, tuvieron que establecer ciertas reglas que no
fueron explicadas con claridad, sino que simplemente se llegaron a enunciar, para
su aplicación. De manera equivalente esto sucede en la enseñanza a nivel
secundaria y a nivel bachillerato. Esto es algo bastante interesante, ya que
pareciera ser que la enseñanza no está del todo distanciada del desarrollo
histórico de las operaciones con los números negativos. Sin embargo, más tarde
se llegaron a realizar algunos intentos de justificación.

Intentos por justificar la ley de los signos

La justificación de Stevin (1625)

Ésta consiste en enunciar la regla y aplicarla a un ejemplo. Después se hace ver


que por otro camino se llega al mismo resultado.

Teorema:
Más multiplicado por más, da producto más; menos multiplicado
por menos, da producto más; más multiplicado por menos, o
menos multiplicado por más, da producto menos.

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Explicación.
Sea 8-5 multiplicado por 9-7, de esta manera: -7 veces -5 hacen
(+35), porque como dice el teorema - por - hace +. Después -7
veces 8 hace -56 (-56, porque como se dice en el teorema - por +
hace -). Y análogamente sea 8-5 multiplicado por el 9, dará como
productos 72-45. Después juntad +71+35, que son 107. Después
juntad los -56-45, que son 101. Y sustrayendo el 101 del 107, que
restan 6, se tiene el producto de la multiplicación dada. La
disposición de caracteres de la operación es esta:

Explicación de la regla
Hay que demostrar por lo enunciado que + multiplicado por + hace
+, que - por - hace +, que + por -, o - por +, hace -.

Demostración
El número a multiplicar, 8-5 vale 3, el multiplicador 9-7 vale 2. Pero
multiplicando 2 por 3 el producto es 6. Luego el producto de aquí
arriba también es 6, es el producto verdadero. Pero el mismo se ha
obtenido por multiplicación, aquella donde hemos dicho que +
multiplicado por + da producto +, - por - da producto +, + por -, o -
por + da producto -, luego el teorema es verdadero.

Conclusión
Luego más multiplicado por más, da producto más; menos
multiplicado por menos, da producto más; más multiplicado por
menos, o menos multiplicado por más, da producto menos, que era
lo que había que demostrar

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Lo que hace Stevin en esta explicación es que primero propone la ley de los
signos, luego toma un ejemplo, lo aplica y posteriormente por otro método, realiza
la misma operación. Al llegar al mismo resultado por los dos métodos, justifica que
la ley de los signos es correcta.

La justificación de Euler (1707-1783)

Euler en sus Elementos de Algebra de 1770 desarrolla una demostración de la ley


de los signos, en donde argumenta a partir de la interpretación de los negativos
como deudas, considera que la multiplicación de cantidades con signo es
conmutativa y razona por eliminación diciendo que −! por −! será !" ya que no
puede ser −!" que es lo que vale −! por !.

Comencemos por multiplicar −! por 3 o +3. Ahora puesto que −!


debe ser considerado como una deuda, es evidente que si
tomamos esa deuda tres veces, debe volverse tres veces más
grande, y consecuentemente el producto requerido es −3!. Por
eso si multiplicamos −! por +!, obtenemos −!", o, lo que es lo
mismo, −!". Luego concluimos, que si una cantidad positiva se
multiplica por una cantidad negativa, el producto debe ser negativo;
y la regla es que + por + hace +, y al contrario + por −, o − por +
da −. Queda por resolver el caso en que − se multiplica por −; o,
por ejemplo, −! por −!. Es evidente, a primera vista, mirando las
letras, que el producto será !"; pero es dudoso si debe ponerse
delante del producto el signo +, o el signo −; todo lo que sabemos
es que debe ser uno u otro de esos signos. Ahora digo que no
puede ser el signo − porque −! por +! da −!", y −! por −! no
puede producir el mismo resultado que −! por +!; sino que debe
producir el contrario, esto es, +!"; consecuentemente tenemos la
siguiente regla: multiplicar por − produce +, en la misma manera
que + multiplicado por +.

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El argumento que emplea Euler es muy similar al que nosotros
proporcionamos en la introducción, considerando la definición de
multiplicación como una suma simplificada.

La justificación de Laplace (1749-1827)

Laplace consideró la ley simplificada de los signos, pues consideró que: En


cuanto al signo del producto, debe ser positivo si los signos del
multiplicando y del multiplicador son los mismos, si son diferentes, el signo
del producto debe ser negativo.

Esta regla presenta algunas dificultades: cuesta concebir que el


producto de −! por −! sea el mismo que el de ! por !. Para hacer
sensible esta identidad, observaremos que el producto de −! por
+!, es −!", ya que este producto no es mas que −! repetido
tantas veces como unidades hay en !. En seguida observaremos
que el producto de −! por +! − ! es nulo, al ser nulo el
multiplicador; así siendo −!" el producto de −! por +!, el producto
de −! por −!, debe ser de un signo contrario, o igual a +!", para
destruirlo.

Este argumento nos pareció bastante interesante, aunque aquí Laplace


está usando la propiedad distributiva de los números reales. Este
argumento podría emplearse en el salón de clases, ya que no es
complicada.

La justificación de Cauchy (1789-1857)

Cauchy en su libro Curso de Análisis de 1821, establece:

Si se representa por ! ya sea un número, ya sea una cantidad


cualquiera y se hace ! = +! ; ! = −! , se tendrá: +! = +! ,
+! = −!, −! = −!, −! = +!. Si en las cuatro últimas ecuaciones

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se sustituye ! y ! por sus valores entre paréntesis, se tendrán las
fórmulas: +(+!) = +!, +(−!) = −!, −(+!) = −!, −(−!) = +!.
En cada una de estas fórmulas el signo del segundo miembro es lo
que llamamos producto de los dos signos del primero. Multiplicar
uno por otro dos signos, es formar su producto. La inspección de
las ecuaciones anteriores es suficiente para establecer la regla de
los signos, comprendida en el teorema que voy a enunciar.

Teorema.
El producto de dos signos semejantes es siempre +, y el producto
de dos signos opuestos es siempre −.

Lo que observamos en el argumento de Cauchy es que al igual que Laplace,


escribe una versión simplificada de la ley de los signos. Esta forma de enunciar la
ley de los signos también es común escucharla de profesores de matemáticas.

La justificación de Klein (1908)

Félix Klein, en Matemática elemental desde un punto de vista superior de 1908,


presenta dos forma de justificar porqué menos por menos da más. Para presentar
su argumento, recurre a la geometría:

Prueba 1.

1) Sean ! > ! y ! > !, donde !, !, ! son positivos. Entonces !‑!


es un número positivo y es más pequeño que !; es decir, el número
!‑(! − !) debe ser positivo. Si representemos los números sobre el
eje de abscisas veremos que el segmento entre ! y !, tiene la
longitud !‑!. Un vistazo a la figura adjunta muestra que si restamos
a ! el segmento !‑! se obtiene lo mismo que si primero hubiéramos

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quitado completo el segmento ! y luego agregásemos la parte !; es
decir:
!‑(!‑!) = !‑! + ! (1)
Prueba 2.
Sea ! > ! y ! > ! ; en cuyo caso también ! − ! y ! − ! son
números enteros positivos. Veamos qué ocurre con el producto
(! − !)(! − !). Para ello tracemos un rectángulo de lados ! − ! y
! − ! , cuya área es el número (! − !)(! − !) buscado; este
rectángulo es una parte del de lados ! y !.

Para obtener aquél partiendo de éste, quitaremos el rectángulo


superior que aparece rayado horizontalmente y vale !"; después el
rectángulo de la derecha de rayado vertical !"; estos dos tienen
uno en común; el rectángulo !", que, por consiguiente, aparece
quitado dos veces, de modo que habrá de ser agregado una para
obtener el (!")(! − !), con lo cual queda demostrada la fórmula

! − ! ! − ! = !" − !" − !" + !" (2)

Si, por ejemplo, en la fórmula (2), hacemos ! = ! = 0, caso en que


la fórmula no está demostrada, se obtiene (−!)(−!) = +!", es
decir, la regla de los signos de la multiplicación de números
negativos.

Esta última justificación es la que se nos hace una buena alternativa para explicar
a los estudiantes de nivel bachillerato, ya que además de sencilla es muy visual.

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Justificación de Crowley y Dunn (1985)

Crowley y Dunn en su libro Mathematics Teacher de 1985 recogen varias


justificaciones de porqué menos por menos da más. Una de ellas es una
alternativa a la demostración de Laplace con un carácter más formal.

−1 −1 = −1 −1 + 0 1 = −1 −1 + −1 + 1 1
= −1 −1 + −1 1 + 1 1
= −1 −1 + 1 + 1 1
= −1 0 + 1 1 = 1 1

En esta demostración los autores hacen uso del elemento neutro (aditivo y
multiplicativo) y la propiedad distributiva de los números reales.

Conclusiones

Como hemos observado en la historia, la ley de los signos surgió con la aparición
de los números negativos. Los cuales al igual que los números imaginarios, no
surgieron de casos prácticos ni de ejemplos reales sino como soluciones de
ecuaciones. Por lo tanto, al no representar una magnitud se consideraron como
absurdos o raíces falsas (negados).

La historia nos enseña que como los números negativos surgieron al resolver
ecuaciones, no lo veían como algo intuitivo. Tanto Diofanto como Brahmagupta
tuvieron que establecer algunas reglas que permitieran darle un significado o por
lo menos, trabajar con ellos. Sin embargo, a pesar de la dificultad que implicaba la
concepción de los números negativos, fueron cada vez más reconocidos en los
siglos XVI y XVII y llegaron a obtener una aceptación cada vez más general
porque se justificaban por su utilidad.

Esto fue un gran logro en las matemáticas, sin embargo, en la educación básica
sigue persistiendo el obstáculo, la mayoría de los estudiantes de nivel secundaria

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o bachillerato, incluso, podríamos afirmar que algunos estudiantes de nivel
superior pueden tener dificultades para justificar la ley de los signos, en especial la
de por qué menos por menos da más. Esto se debe principalmente a que los
profesores no proporcionan un argumento a sus estudiantes sino que solamente
se enfocan a que los alumnos lo “aprendan” de memoria y que lo sepan aplicar.

En nuestra opinión, pensamos que la justificación de Laplace o la de Klein pueden


ser una excelente forma de explicar a los estudiantes de bachillerato el porqué
menos por menos da más. Los otros casos se pueden justificar fácilmente
considerando la multiplicación como una suma simplificada. Por lo tanto,
existiendo una forma tan simple que nos permite explicar porqué menos por
menos da más, es sorprendente que una gran cantidad de alumnos no puedan
explicarla. Tal vez es comprensible que la demostración formal no esté al alcance
de muchos alumnos, sin embargo, no así la demostración geométrica
proporcionada por Félix Klein o la de Laplace.

Referencias Bibliográficas

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económica.
Crowley, M. L. y Dunn, K. A. (1985). On Multiplying Negative Numbers. The
Mathematics Teacher, 78(4), 252-56.
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González, J. (1989). Aproximación a los números enteros a partir de una
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