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Bases Comportamentales y Organizacionales Del Cambio PDF
Bases Comportamentales y Organizacionales Del Cambio PDF
Contenido
Tres etapas del modelo de cambio individual: Descongelamiento, Cambio,
recongelamiento.
No se puede comprender un sistema hasta que se trata de cambiar
El cambio y la organización que aprende
Tipos de Cambio
o Dirigido
o Impuesto
La resistencia al cambio
Cómo contrarrestar las reacciones de resistencia al cambio
4 Tipos de Cambio
Los miembros de la organización, enfrentados a esta ruptura, pueden exigir una «red de
seguridad» para el futuro. Es posible que estén dispuestos a aceptar el nuevo paradigma,
aunque seguirán existiendo peligros que resolverán con el antiguo. Los procesos de
descongelación pueden tener que confirmar la validez del nuevo paradigma para la
organización, por lo que los directivos tendrán que analizar la forma de hacerlo —por
ejemplo, cambiando las estructuras de la organización, encontrando símbolos del cambio, o
cambiando las rutinas cotidianas. Sin embargo, la sustancia de la «organización que aprende»
es que el cambio será continuo. El desafío consiste en pasar, no a un nuevo «estado
estacionario», sino a una organización que desafía de forma continua su statu quo.
En la práctica, los programas de cambio suelen adoptar planteamientos de dirección del
cambio estratégico, que utilizan conceptos análogos y pueden reconocer la necesidad de crear
una organización que aprende. Este planteamiento ha sido condensado apropiadamente en la
década de los 90´s por la firma Gemini Consulting, en un modelo como el que a continuación
se presenta:
4.1.1. El Modelo conceptual de Gemini para el Cambio Estratégico Planificado
La transformación de una empresa se ha considerado un proceso con cuatro dimensiones:
nuevo marco, reestructuración, revitalización y renovación.
4.1.1.1. Nuevo marco. El nuevo marco trata de cuestionar que es la organización y qué es lo
que puede conseguir, de forma que se abran nuevas posibilidades y desafíos. La primera
etapa de este proceso consisten lograr la movilización: crear la voluntad y el deseo de los
individuos de la organización para cambiar. A continuación, hay que crear la visión de un
marco conceptual comparado de a dónde se dirige la organización, y crear un sistema de
medición que establezca objetivos y defina las acciones necesarias para alcanzarlos.
4.1.1.2. Reestructuración. La reestructuración analiza la estructura de la organización, y
suele relacionarse con el cambio cultural. La primera etapa consiste en construir un modelo
económico de los procesos de la organización, ofrecer una visión detallada de dónde y cómo
se crea valor, y garantizar que se pueden obtener los recursos para las distintas partes de la
organización como y cuando se necesiten. A continuación, se realiza una alineación de la
infraestructura física de la organización para garantizar que se ajusta a la dirección estratégica
de la empresa y después se vuelve a diseñar la arquitectura de trabajo o los procesos de la
organización de forma que generen valor al actuar conjuntamente.
4.1.1.3. Revitalización. La revitalización intenta lograr un buen ajuste entre la organización
y su entorno; un «buen ajuste» permitirá a la empresa crecer y prosperar. La primera etapa
consiste en lograr una atención enfocada al mercado. Si se centra en el consumidor, la
organización podrá inventar nuevas actividades (la siguiente etapa). Esto permite a la
organización utilizar sus capacidades existentes de una forma nueva o mejorada. La tercera
etapa consiste en cambiar las reglas de la competencia gracias a la tecnología. La tecnología
de la información, concretamente, puede ofrecer nuevas bases de competencia, tal vez
mediante diferenciación de productos o procesos.
4.1.1.4. Renovación. La renovación intenta garantizar que los individuos obtengan la
calificación necesaria para hacer que la empresa avance, así como una cultura de aceptación
del cambio. La primera etapa consiste en crear una estructura de recompensas que
proporcione una importante fuerza motivadora y, a continuación, crear el aprendizaje
individual, fomentando que los individuos adquieran la nueva calificación necesaria para el
éxito de la empresa transformada. La etapa final consiste en desarrollar la organización, sobre
todo su capacidad de aprendizaje, para adaptarse de forma continua al cambio de las
circunstancias.
4.2. Cambio forzado (o impuesto)
Existen, por supuesto, situaciones donde el cambio viene impuesto. Esto puede deberse, o
bien a que los cambios en el entorno de la industria son de tal envergadura que la organización
no tiene ninguna otra elección, o bien a que una agenda externa impone el cambio. Por
ejemplo, muchos de los cambios que se han producido en las organizaciones del sector
público de todo el mundo, ya sea en forma de desregulación o de privatización, han sido
impuestos
Una agenda externa, a veces el gobierno, puede imponer distintas estructuras a la
organización, o distintos mecanismos reguladores para efectuar los cambios. En estas
circunstancias, un individuo, o un grupo de directivos, tendrá que aplicar dichos cambios
para lo cual debe aplicar marcos conceptuales y técnicos para determinar si este tipo de
cambio debe ser manejado a través de la armonización donde no se modifica en forma alguna
el paradigma nuclear de la organización, o a través de cambios de transformación, en los
cuales el paradigma nuclear se verá directamente afectado.
Las preguntas fundamentales que rondan en la mente de todas las personas que tienen la
responsabilidad de generar y conducir cambios organizacionales es la siguiente: ¿Qué puedo
hacer para dirigir este cambio estratégico? ¿Qué métodos de diagnóstico utilizo? ¿Cuáles
mecanismos aplico?
Ante los cambios que surgen de improviso o se generan de manera rápida, la mayoría de las
organizaciones, experimentan fenómenos tales, como incremento del rumor, descenso en la
productividad, baja moral y comportamientos improductivos. Como mínimo, se compromete
o debilita su habilidad para dar respuesta a las demandas del mercado, mejorar el servicio a
los clientes y mantener un nivel competitivo de calidad y servicio profesional. En estos
momentos la supervivencia de la organización depende de su capacidad para manejar
positivamente el desafío de estos eventos.
4.2.1. La naturaleza de los eventos “disparadores”.
Los eventos que se “disparan” se presentan, entre otras, bajo las siguientes modalidades:
Fusiones, adquisiciones, reubicaciones corporativas, nuevos directivos (especialmente
presidentes y gerentes), reestructuraciones mayores, disminuciones de tamaño
(downsizings), recortes, despidos (layoffs), crisis no anticipadas o nuevas iniciativas
estratégicas.
Adquieren este nombre porque la magnitud y potencia de su impacto sobre la organización
y sus individuos desencadena una serie de trasformaciones mentales dirigidas a suavizar,
entender y redefinir las situaciones. Por su naturaleza, los eventos “disparadores”
desequilibran las rutinas establecidas, producen pensamientos concientes por parte de los
miembros de la organización y perturban los sentimientos y las emociones que afectan las
reacciones hacia el cambio. En resumen, estos eventos generan mentalidades de la gente en
la arena del cambio.
Estas mentalidades constituyen un aspecto poco conocido del cambio. Cuando se despliega
un cambio, los gerentes y las demás personas dan importancia a la interpretación de acciones
y observaciones, utilizan aquellas interpretaciones que les sirven para informar sus decisiones
y comportamientos, construyen mapas mentales como instrumentos que les ayuden a darle
sentido a la experiencia que se vive, que les permita guiar los comportamientos y las acciones
y que puedan orientar exitosamente la transición. Estos mapas mentales “constituyen
herramientas que pueden ser el vehículo de cambio más efectivo disponible en el ambiente
actual”.
4.2.2. Las mentalidades de Cambio
L. Isabella en un artículo titulado: “Evolving interpretations as a change folds: How managers
interpret key organizational events”, publicado en el Academy of Management Journal, 33,
1990, páginas 7-41, identificó 4 mentalidades operativas diferentes cuando se despliega un
evento “disparador”, así como los mecanismos de trabajo que impulsan las mentalidades
hacia el cambio. (La tabla 1 describe el estudio investigativo con mayor profundidad).
Como anticipación a un evento “disparador”, una mentalidad “conjunta” desencadena
rumores, alusiones e información. Cuando se confirma que el evento ocurre, una mentalidad
“convencional “concentra la atención en explicaciones rutinarias y comparaciones con
eventos del pasado. Cuando culmina, una mentalidad “rectificada” concentra a la gente en
las condiciones de antes y después del evento y le buscan un significado simbólico. Después,
una mentalidad “evaluadora “hace que gerentes y otras personas revisen las consecuencias
del evento para formular conclusiones y perspectivas generales.
Las mentalidades cambian cuando el evento llega a ser “personalizado” y real. Esto es,
cuando el evento afecta el sentido de los individuos sobre quiénes son ellos realmente y cuál
es el significado de sus puestos o de su futuro. (Ver Figura 1). Estas mentalidades trascienden
el tipo particular de evento, es decir, sin importar si el evento en cuestión es una adquisición,
un nuevo presidente, o un nuevo programa corporativo, los individuos aportarán al cambio
puntos de vista similares, en diferentes momentos. (Ver figura 2). Lo que sigue son disparos
a las mentalidades de la organización, a las preguntas que hicieron los gerentes y a los mapas
mentales que guían sus respuestas.
4.2.2.1. Una mentalidad “conjunta”
La mayoría de los cambios en las organizaciones no ocurren totalmente por sorpresa.
Frecuentemente existe un estadio anticipatorio durante el cual rumores incontables,
presentimientos, sospechas y fragmentos dispersos de información condimentan los
pensamientos y las conversaciones organizacionales. Por ejemplo, con anterioridad a los
eventos, rumores prolíficos suministran información especulativa sobre las posibles
ocurrencias que vendrán, sobre los posibles compradores, sobre los sitios posibles para ubicar
las nuevas instalaciones e las oficinas y sobre los posibles cambios estructurales que se
diseñarán para mejorar los servicios que declinan. También aparece gran especulación sobre
los candidatos potenciales internos y externos para la presidencia o puestos claves de la
organización.
Estos fragmentos son análogos a las piezas de un rompecabezas ensambladas al azar, para lo
cual los gerentes no tenían ni un cuadro final como guía de construcción, ni una indicación
específica de si el cuadro final podrá contener alguna, todas o ninguna de las piezas.
Lo que la gente trata de hacer durante esta fase del cambio es integrar un cuadro razonable
de comprensión. Los rumores y los aperitivos informativos estructuran de otro modo un
entorno incierto, suministrando pistas para construir interpretaciones viables. Aunque nunca
completas y siempre tenues, tales cuadros comienzan a preparar a los individuos para la
eventualidad del cambio. El pensamiento sobre las posibilidades permite a la gente especular
sobre las probabilidades.
4.2.2.2. Una mentalidad “convencional”
Cuando existe la confirmación de que un evento ocurrirá como que un nuevo presidente ha
sido seleccionado, un adquiridor identificado, un sitio elegido, o una reorganización
anunciada, los gerentes y empleados llegan a preocuparse menos de los rumores (aunque
continuarán los rumores) y más en la realidad naciente. Los pensamientos que impulsan a los
individuos es la pregunta de qué significa el evento personalmente para ellos. En este
momento las comprensiones no son tan tenues o inciertas; sino que se convierten en
convencionales. Las comprensiones convencionales son presunciones de lo que será, basadas
en lo que sucedió en situaciones similares o en lo “que siempre sucede en casos como éste”.
Por ejemplo las explicaciones convencionales pueden describir cómo una compañía que
adquiere, altera completamente el carácter de una compañía adquirida, cómo un nuevo
presidente trae un personal favorito para reemplazar al antiguo o cómo las reorganizaciones
inevitablemente traen pérdida del puesto.
Lo que la gente trata de hacer es crear un cuadro estándar que explica el evento para que
ocurra según su propia historia o de los otros en situaciones análogas. Las mentalidades
convencionales reducen la incertidumbre porque la gente tiene un libreto en el cual pueden
colocarse ellos mismos, pueden “leer adelante” el diálogo futuro y las interacciones y lo más
importante, pueden conocer cómo termina la historia.
4.2.2.3. Una mentalidad “rectificada”
Una vez que ocurre el evento, como un nuevo presidente llega a bordo, se trasladan las
oficinas, etc., los individuos se preocupan en primer lugar con la pregunta de cuáles cambios
tendrán sentido para su trabajo. El enfoque es de “doble exposición”: La yuxtaposición de lo
antiguo versus lo nuevo. Los gerentes a menudo expresan un sentido de confusión sobre que
lo antiguo no funciona o un sentimiento de estar perplejos sobre los nuevos comportamientos
que reemplazan a los antiguos. En el estudio realizado la gente estaba confundida por lo que
se requería bajo la nueva estructura que había sido creada por el programa de Calidad; estaba
perpleja por las acciones o por el nuevo presidente que parecía violar las antiguas cadenas de
mando u otras prioridades. Ellos se recordaban a sí mismos la pérdida de los patrones
familiares ocasionada por el traslado al nuevo edificio. En este momento rectificaron su punto
de vista sobre un evento y reconstruyeron cuadros de referencia basados en la experiencia
diaria de los cambios en la vida y procedimientos organizacionales. La experimentación, las
pruebas y el aprendizaje en la acción son claves. Lo que la gente trata de hacer es reconstruir
activamente su medio ambiente: Decidir lo que debe retener y lo que debe alterar. La
referencia a los símbolos y al simbolismo en ciertas acciones, gestos es penetrante, lo que
explica por qué el episodio de la ventana escrito en el caso tuvo tanto impacto. Más que nunca
existen mentalidades individuales variadas y múltiples e interpretaciones divergentes. Los
símbolos son críticos en este momento porque señalan puntos de vista apropiados y hacen
que realidades múltiples parezcan menos divergentes y partes del todo más interconectadas.
Cuando estas perspectivas divergentes llegan a ser compartidas entre gerentes y empleados,
los individuos construyen una comunidad de identidad.
4.2.2.4. Una mentalidad “evaluadora”
A medida que el tiempo pasa, una serie de pequeños eventos comienzan a señalar lo que el
evento principal ha significado para todos los individuos y para la organización. Aumenta la
realización concreta de los cambios permanentes, así como las consecuencias que dejan en
la organización y en sus miembros, tanto estos cambios, como el evento principal. La
mentalidad es “evaluadora”.
El conocimiento de quiénes fueron ganadores y perdedores y de lo que cada grupo ganó o
perdió, domina los pensamientos individuales. La gente investiga las consecuencias, busca
activamente y se vuelve receptiva a las fortalezas y debilidades generadas por el evento y
donde es posible, asegura su certeza. Lo que la gente trata de hacer en este momento es sacar
conclusiones y aprendizajes del evento y lo coloca en perspectiva. Este es un estadio
cognitivo crítico, porque las mentalidades formadas ahora están dispuestas a interpretaciones
estándar y convencionales que van a enmarcar el siguiente evento similar. El panorama que
corresponde ahora es administrar las conclusiones y los aprendizajes y ofrecer seguridad de
que empleados y gerentes elaboren conclusiones y evaluaciones consistentes con la Misión
y Estrategia de la organización.
4.2.3. ¿Qué pueden hacer los Gerentes?
Debido a que la gente asume diferentes mentalidades para entender el cambio y que éstas
ocurren en diferentes puntos de su proceso, el enfoque y las acciones del gerente varían a
medida que el cambio se va desplegando. Al principio los gerentes necesitan manejar el
rompecabezas. A medida que adquiere certeza deben enfocar su atención al manejo de
analogías. Una vez que ocurre el evento, el enfoque crítico es el manejo de símbolos.
Finalmente, cuando el evento disminuye necesitan atender las conclusiones y aprendizajes
resultantes de los eventos “disparados”.
4.2.3.1. Pre-evento: Manejar el rompecabezas
Antes del evento, cuando abunda la información especulativa y prolifera el rumor, las
acciones del gerente deben enfocarse en el rompecabezas porque los individuos están
luchando en unir sus piezas. En este período, los gerentes deben estar atentos frente a su
propia confusión y a la de las otras personas. Por lo tanto, los gerentes deben:
4.2.3.1.1. Ser agresivos en términos de escuchar y direccionar los rumores. Los rumores
se presentan. Antes que buscar eliminarlos es crítico que los gerentes, los manejen de
manera anticipada. Es importante identificar los tipos de rumores (fantasiosos, atemorizantes
y agresivos) y sus contenidos. Los rumores fantasiosos expresan deseos anhelados o no
cumplidos, los atemorizantes buscan excitar el miedo y la ansiedad y los agresivos son
historias maliciosas que buscan causar daño. Los rumores fantasiosos y atemorizantes pueden
ser bien manejados por medio de un proceso de comunicación bien informada y positiva y
sincera.
Los rumores agresivos requieren argumentos directos y rápidos sobre la verdad, aunque ésta
duela. Aunque la ansiedad y el miedo no puedan eliminarse, proporcionar una información
tan completa como sea posible, ayuda más que dificulta.
4.2.3.1.2. Proporcionar información aunque sea especulativa o incompleta. Si uno no
sabe, entonces dígalo. Hasta la falta de información puede ser importante para la gente porque
se ve forzada a asumir una perspectiva cognitiva frente al cambio. Por ejemplo aunque la
Alta dirección involucrada en una delicada negociación de arrendamiento puede no conocer
exactamente los sitios de reubicación, puede reiterar la intención de que la compañía se va a
instalar dentro de los límites de la ciudad y no en las afueras. Esto atenúa el rumor de que los
empleados que usaban transporte público debían retirarse de la Compañía.
4.2.3.1.3. Anticiparse a los rumores y estar listo para refutarlos. Los empleados conocen
muy bien casi todos los matices y detalles, durante los momentos de incertidumbre
emocional. Sacan su antena para captar fragmentos de información. Ningún gerente
comprometido con el cambio podrá fallar en anticipar los escenarios posibles y en desarrollar
respuestas bien pensadas.
4.2.3.1.4. Suministrar el dibujo de la caja del rompecabezas. La energía cognitiva
invertida para imaginar cómo encajan las piezas del rompecabezas puede transformarse
constructivamente si al menos se proporcionan ajustes preliminares y se sugieren los límites
dentro de los cuales puede armarse el rompecabezas. Por ejemplo, antes de implantar un
programa de Calidad, la Alta Dirección puede recibir información sobre la dirección
estratégica de la compañía, lo que espera lograr y cómo el enfoque del programa se ajusta al
plan.
4.2.3.2. Confirmación del evento: Manejar Analogías y comparaciones
Debido a que este estadio es un manojo de comparaciones con eventos o historias pasadas
similares es importante reinterpretar la historia seleccionar los precedentes históricos que se
van a utilizar. A medida que los individuos empleen evidencias pasadas como indicadores
del futuro, el gerente puede manejar activamente puntos de comparación y sugerir analogías
alternativas. Entonces durante este estadio el gerente debe:
4.2.3.2.1. Manejar el anuncio del cambio. Debido a que los individuos buscan explicarse
cómo los afecta el cambio y lo que el evento significa personalmente para ellos, cuando se
les informa personalmente o por anuncios públicos sobre los procedimientos y los programas,
se eleva el nivel de sentimientos inclusión y la reacción será positiva.
Sin embargo, cuando se trata de adquisiciones existe muy poca información y la mayoría de
la gente busca la que proviene de los clientes o proveedores constituyendo un “desastre”
especulativo.
4.2.3.2.2. Proporcione analogías. Como los individuos buscan eventos similares, el gerente
puede sugerirles estándares de comparación hipotética o actual. Por ejemplo cuando se lanzan
nuevos programas como calidad, ISO, etc., los gerentes pueden hacer referencia al éxito y
beneficio que estos programas aportarán, para contrarrestar las informaciones que sugieren
que pueden perder sus puestos. La analogía es un método que permite encontrar nuevos
puntos de vista y explicarlos de manera que agreguen profundidad y claridad.
4.2.3.2.3. Utilizar historias pasadas positivas o reinterpretar las negativas. Permita que
la gente sepa que el evento será similar a uno del pasado o que no será más desastroso si el
antiguo era negativo. Se deben citar diferencias específicas para concretar los argumentos.
4.2.3.2.4. Introducir a la gente en lo posible al nuevo ambiente. Esto puede lograrse
puntualizando las semejanzas entre lo nuevo y lo antiguo. Muchas veces antes de
reorganizaciones, cuando la gente se encuentra especialmente sensible a las
responsabilidades de su nuevo trabajo bajo estructuras modificadas, las organizaciones
programan sesiones informarles para describir los cambios en términos de semejanzas con el
trabajo normal. En el caso de reubicaciones físicas las organizaciones investigan y publican
una lista de cafeterías o restaurantes semejantes a las que tenía anteriormente el personal. El
mensaje consiste en no esperar hasta que ocurra el evento para preparar al personal a su nuevo
entorno y a los cambios que se avecinan.
4.2.3.3. Ocurrencia del evento: Manejar los símbolos Cuando ocurre el evento, los gerentes
deben centrar su atención en la próxima iniciativa estratégica. Esta es la fase más crítica para
los empleados y para la gerencia media porque a medida que el evento ocurre comienzan a
experimentar cambios en las rutinas y en las reglas. Debido a que los símbolos y otros
significados se convierten en aspectos particularmente críticos, lo gerentes deben:
4.2.3.3.1. Orquestar cuidadosamente y con ceremonia la transición.
Los rituales y ceremonias que acompañan la culminación de un evento “disparado”,
suministran un impacto duradero en los miembros de la organización. Cuando la
comunicación de mensajes es parte del negocio no es necesaria la ceremonia.
Para aquellos eventos cuyo propósito es el cambio de valores o de normas culturales, el
primer paso debe ser orquestar la transición.
Por ejemplo al finalizar el traslado de una organización a nuevas instalaciones, la Dirección
preparó una ceremonia para “cortar la cinta”, acompañada de una comida formal y un
recorrido por las nuevas instalaciones. Con este evento de gala, la Dirección comenzó a
reforzar la visión y los valores de la nueva corporación.
4.2.3.3.2. Comunicar la visión, la estrategia y lo que la organización llegará a ser como
resultado del nuevo cambio. Poner énfasis tanto en el proceso como en los resultados. Hay
que permitir que la gente conozca qué es lo que debe hacer para contribuir al proceso y al
resultado. Muchas veces durante varios programas como los de calidad o servicio al cliente,
la Alta Dirección reitera su deseo porque la organización aparezca más profesional y
responsiva al cliente. Expresa por qué esto es importante para la salud de la empresa y señalan
las formas en las cuales la frustración del cliente afecta el negocio. Muchas organizaciones
utilizan reuniones formales, encuentros trimestrales, seminarios informales, y el periódico la
de compañía para promover una racionalidad estratégica.
4.2.3.3.3. Incluir acciones comunes dentro de las comunicaciones simbólicas. Existe un
gran número de mensajes y acciones simbólicos cotidianos. En varias ocasiones cuando un
nuevo presidente o gerente llega a bordo, invita a tomar un café a todos los miembros de la
organización. Un grupo quedó fuertemente impresionado cuando el gerente los saludó a las
8. a.m. cuando llegaban al trabajo. Un empleado comentó: “Él siempre trae empanadas, lo
que significa que se preocupa por sus empleados”. En otra situación, un nuevo presidente
subió unos pisos en ascensor para entregar una nota de disculpa a un trabajador a quien pensó
que por distracción no le había contestado el saludo. El empleado colocó esta nota en lugar
visible de su escritorio. Se ha afirmado que las decisiones más importantes frecuentemente
son las menos aparentes.
4.2.3.3.4. Hacer los cambios desde el comienzo. Debido a que la gente en este estadio está
predispuesta al ajuste, es más fácil en este momento presentar y ganar atención sobre nuevas
formas de hacer los negocios. Es más difícil cambiar las rutinas una vez ellas se establecen.
Por ejemplo:
Unas semanas después de que de que una empresa se trasladó a nuevas oficinas se anunció
la política de “no comer ni beber en el escritorio”, la cual encontró considerable resistencia
porque la gente ya había establecido nuevas rutinas y no estaba preparada para cambiar de
nuevo.
4.2.3.3.5. Especificar claramente y de manera racional las nuevas reglas y
procedimientos de trabajo. Muchos gerentes expresan con frecuencia su confusión sobre el
por qué no funciona lo antiguo o se sienten perplejos sobre los nuevos comportamientos que
reemplazan los antiguos. Por ejemplo: En una organización la gente estaba confundida sobre
lo que se requería bajo una nueva estructura impuesta por un programa de calidad y
orientación al cliente. La transición se facilitó cuando se utilizó un cronograma para los
nuevos procedimientos se abrieron líneas telefónicas para resolver consultas.
4.2.3.4. Cuando el tiempo pasa: Manejar conclusiones y aprendizajes.
Como los individuos gastan tiempo con los cambios, entonces comienzan naturalmente a
evaluar lo correcto y lo incorrecto de ellos, tanto para ellos como para la organización. Esta
es una etapa en la cual los gerentes necesitan manejar las conclusiones y los aprendizajes que
se han derivado. Para ello, los gerentes deben:
4.2.3.4.1. Crear eventos para evaluar el cambio. Existen muchas oportunidades que los
gerentes pueden aprovechar para facilitar los aprendizajes que resultan del cambio: Equipos
de trabajo, estudios o entrevistas más informales pueden ser mecanismos para iniciar el
proceso de evaluación. Para programas como los de Calidad o Servicio al cliente, las
organizaciones pueden establecer equipos interfuncionales para que examinen las
consecuencias de las nuevas iniciativas. Sus hallazgos pueden utilizarse para reforzar o re-
alinear.
4.2.3.4.2. Comunicar en términos concretos lo que el evento ha significado. Los gerentes
no necesitan esperar para que los miembros de la organización formulen sus propias
conclusiones. Pueden sugerir conclusiones y significados y ponerlos a consideración de
todos. Cuando el evento ha concluido pueden hacer anuncios oficiales con referencia a lo que
significó el evento y en especial quien ganó y quien perdió.
4.2.3.4.3. Admitir errores y establecer nuevas estrategias para transformarlos en
oportunidades. No todos los cambios resultan según lo planeado y las mejores estrategias
pueden resultar en resultados no anticipados o no deseados. Antes que ocultar los errores, la
organización debe considerar cómo manejarlos. Por ejemplo, aunque una organización había
establecido que nadie perdería su puesto como consecuencia de un nuevo programa, se
presentó la situación de que varias personas lo perdieron.
La organización desestimó la habilidad básica de sus empleados y su flexibilidad general
para el cambio. A cambio de concentrarse en la falla de cálculo, la organización debe
concentrar su energía en resaltar lo que el evento enseñó y en la lección que brindó para
manejar cambios subsecuentes en el futuro.
5 La Resistencia al cambio
5.1.3. Rutinas disfuncionales: Seis maneras de paralizar el cambio, Así como las personas
son criaturas de costumbres, las organizaciones prosperan en la rutina. Los equipos
ejecutivos, por ejemplo, rutinariamente recortan los presupuestos cuando el desempeño se
desvía del plan. Las rutinas –conductas predecibles, prácticamente automáticas- son tácitas,
se auto-refuerzan y son notablemente resilientes. Debido a que conducen a un procesamiento
cognitivo más eficiente, son, en su mayor parte, funcionales y altamente deseables.
En contraste, las rutinas disfuncionales son barreras a la acción y al cambio. Algunas son
conductas obsoletas que una vez fueron apropiadas, pero ahora son inútiles. Otras se
manifiestan como reacciones instintivas, como pasividad,indolencia improductiva y, a veces,
resistencia activa.
Las rutinas disfuncionales son persistentes, pero no son inmutables. La novedad -la
percepción de que las circunstancias actuales son realmente diferentes a las que prevalecieron
antes- es una de las fuerzas más poderosas para desterrar las rutinas. Para superarlas, los
líderes deben indicar con claridad que el contexto ha cambiado. Deben trabajar directamente
con los empleados para reconocer y examinar públicamente rutinas disfuncionales y
sustituirlas por comportamientos deseados.
5.1.3.1. Una cultura del "no". En las organizaciones dominadas por los Escépticos y por
los críticos siempre hay una buena razón para no hacer algo. Exagerar las críticas es una
forma fácil de no correr riesgos y alegar falsa superioridad. Lou Gerstner tiene el mérito de
haber puesto nombre a esta rutina que descubrió al llegar a IBM pero es común en muchas
organizaciones. Otro CEO describió la respuesta de su equipo a nuevas iniciativas
comparándola con el tiro al plato: “Alguien grita: ¡Tire!, se escucha un disparo ensordecedor
y la idea queda hecha pedazos en el suelo”. Esta rutina tiene dos fuentes: Una cultura que
sobrevalora la crítica y el análisis y complejos procesos de toma de decisiones que requieren
aprobaciones donde cualquiera puede decir “no”; pero nadie puede decir “sí”. Esto es
especialmente probable en organizaciones que están divididas en grandes subunidades o
segmentos, dirigidos por líderes locales con gran poder y que muchas veces no están
dispuestos a acatar las directrices superiores.
5.1.3.2. El espectáculo debe continuar. Algunas organizaciones ponen tanto énfasis en los
procesos que confunden fines y medios, forma y contenido. La forma de presentar una
propuesta se vuelve más importante que lo que propone. Los ejecutivos construyen
cuidadosamente sus presentaciones y dedican grandes cantidades de tiempo a obtener
aprobación. El resultado es muerte por Power Point. Pese a la apariencia de progreso, existe
poco avance real.
5.1.3.3. El pasto siempre es más verde. Para no enfrentar desafíos en su negocio central
algunos ejecutivos buscan nuevos productos, nuevos servicios y nuevas líneas de negocios.
En ocasiones esa diversificación es saludable pero con demasiada frecuencia esos esfuerzos
son solamente una táctica evasiva que mantiene a distancia los problemas serios.
5.1.3.4. Termina la reunión, comienza el debate. Esta rutina muchas veces es difícil de
detectar porque gran parte ocurre en forma encubierta. Reuniones cordiales y en apariencia
cooperativas son seguidas por resistencia. A veces los resistentes están ocultos; a menudo
evitan por completo los foros establecidos y llevan sus inquietudes directamente a la cúpula.
¿El resultado?. La política triunfa sobre la sustancia, las reuniones de staff se vuelven rituales
vacíos y la intromisión se convierte en la norma.
5.1.3.5. Listos, apunten, apunten… Aquí el problema es la incapacidad de la organización
para decidirse por un curso de acción definitiva. Los empleados generan una corriente
continua de propuestas e informes; los ejecutivos juguetean repetidamente con cada uno de
ellos, afinando sus opciones sin tomar nunca una decisión final. Con frecuencia llamado
“parálisis de análisis”, este patrón es común en culturas perfeccionistas donde los errores
amenazan las carreras y la gente que agita las aguas se ahoga.
5.1.3.6. Esto también pasará. En organizaciones donde líderes anteriores proclamaron
repetidamente un estado de crisis pero luego hicieron pocos cambios sustantivos, los
empleados tienden a hastiarse. En tales situaciones desarrollan una mentalidad defensiva de
búnker y una renuencia a responder a las directrices ejecutivas. La mayoría cree que el mejor
curso de acción es ignorar las nuevas iniciativas, alejarse de ellas o esperar hasta que pasen.
5.1.4. Reacciones de resistencia al cambio
Todo estratega del cambio debe sumir dos posiciones claves: Diagnóstico y gestión. Las
siguientes observaciones puntuales constituyen una buena guía para asumir estas actividades:
5.1.4.1. Distracción de recursos. División del presupuesto para otros proyectos; otras
prioridades y órdenes al personal clave.
5.1.4.2. Aprovechamiento de las inercias. Orden a todos los empleados de esperar a que un
agente clave actúe, lea un informe o de una respuesta adecuada; sugerir que es necesario
esperar a valorar los resultados de otro proyecto.
5.1.4.3. Conseguir que los objetivos sean vagos y complejos. Es más difícil iniciar una acción
adecuada si sus objetivos tienen muchas dimensiones y están especificados en términos
genéricos o abstractos.
5.1.4.4. Fomentar y aprovechar la falta de concientización en la organización. Insistir en que
«podemos resolver la cuestión del personal más adelante», a sabiendas de que esto retrasará
o anulará el proyecto.
5.1.4.5. «Gran idea, hagámosla bien». Implicar a tantos representantes o expertos que habrá
tantos puntos de vista distintos y tantos conflictos de intereses que serán imposible tomar una
decisión o conseguir un consenso adecuado.
5.1.4.6. Disipar las energías. Realizar encuestas, recopilar datos, preparar análisis, redactar
informes, multiplicar los viajes, organizar reuniones especiales. etc.
5.1.4.7. Reducir la influencia y credibilidad del agente de cambio. Divulgar rumores
negativos, sobre todo entre los amigos y defensores del agente de cambio.
5.1.4.8. Hacer las cosas mal. No declarar abiertamente la resistencia al cambio porque daría
a los que lo dirigen un claro objetivo al que atacar.