se relacionan con el conocimiento del hombre, con su historia y con su comportamiento, resultado éste de su papel como individuo (miembro de una familia -hijo, hermano, nieto, padre, tío, abuelo-, de una entidad social (escuela, trabajo), con una profesión, con ciertos gustos y aficiones… • Dentro de la clasificación de las ciencias, las ciencias humanas aparecen después de las ciencias sociales, cuando en realidad éstas estarían después debido a que dependen de las humanas como creación del hombre, quien para la convivencia con sus semejantes ha instituido reglas y normas de conducta que permitan la vida en comunidad. • Con el fin de señalar con mayor amplitud la diferencia entre ciencias sociales y humanas, algunos investigadores proponen dentro de las ciencias factuales o fácticas, además de las aplicadas, naturales, sociales y humanas, como derivación de ésta: las culturales; así, entre las ciencias humanas consideran a la historia, literatura, arte, religión, teología, filosofía, lingüística, semiótica, lógica, ética… • Como ciencia, las ciencias humanas se constituyen por un conjunto de procedimientos ordenados y sistematizados que llevan al conocimiento de la historia y comportamiento del hombre y lo que le rodea. • Dicho conocimiento inicia con el estudio de los acontecimientos del pasado relativos al individuo y a los grupos de individuos formados por él. • Continúa con la expresión oral de sus ideas acordes a su manera de pensar y sentir, a su tiempo y espacio, con la finalidad de hacer partícipes a sus semejantes de sus propias vivencias. • Con la aparición (invención) de los signos de comunicación o escritura, se aprovecha de diversos recursos que le permiten combinar y transformar imágenes, sonidos y materiales para que sus ideas o sentimientos, reflejo de su lugar (país), su época, sus costumbres, produzcan en quien los vea un efecto estético. • El individuo, convencido de su impotencia ante los fenómenos naturales y de su dependencia natural hacia entes superiores, crea o formula prácticas y ritos acordes a sus creencias, que al mismo tiempo le permitan establecer o relacionarse con la “divinidad”. • Dentro de esa relación, deduce que para agradar a los “más poderosos” debe llevar a la práctica acciones de tolerancia y servicio, creer en ellos, confiar, esperar su respuesta favorable y ayudar a sus semejantes. • Al mismo tiempo se cuestiona acerca de los principios fundamentales del conocimiento, del pensamiento, de la acción humana, y establece un sistema o doctrina que le permita ordenar, suponer o explicar el acontecer que le afecte o que emane de él. • Pero llama mucho su atención la manera en que puede comunicarse con los demás y cómo se “entienden” esos individuos dentro de sus grupos o comunidades. • Así como el uso de signos, su significado, funcionamiento, recepción e interpretación dentro de las colectividades. • Para ello, descubre una facultad que lo distingue de los otros seres vivos y utiliza ese potencial para fundamentar, estructurar y exponer sus conocimientos. • Finalmente pondera sus actos, sus acciones, y los valora bajo normas y principios que él mismo considera adecuadas a los efectos que producen en sus semejantes. • Cuando Wilhelm Dilthey se aplicó al estudio de las ciencias sociales percibió que había un grupo de ciencias que tenían un objetivo especial al ocuparse de la realidad histórico-social, es decir, de lo que había hecho el hombre a través del tiempo y su pertinencia dentro del grupo o sociedad, y las llamó “particulares” o “ciencias del espíritu”. • Y entendía por ciencia el uso del lenguaje, es decir, un proceso o conjunto de procedimientos salidos ordenadamente del pensamiento, determinados, constantes y universalmente válidos, cuyas partes se encuentran tan bien unidas que permiten la comunicación. De ahí que ciencia no sea otra cosa sino un conjunto de hechos “espirituales”. • Esta apreciación tiene un sentido, ya que según Dilthey, hay dos clases de ciencias: las naturales y las espirituales; las que se perciben por los sentidos y corresponden al mundo exterior, y los acontecimientos y actividades psíquicos del mundo interior, que se perciben primariamente por aprehensión. En otras palabras, para él sólo existen las ciencias de la naturaleza y las ciencias del espíritu. • Lo curioso estriba en que (según él) con frecuencia se mezclan ambas ciencias pues existe cierta dependencia entre ellas: las naturales como límite inferior y las del espíritu como límite superior. En una acción humana las ciencias de la naturaleza (fuerza física) actúan o se manifiestan si las del espíritu (voluntad, deseo, condición) lo consienten. • “La realidad histórico social…[representa el objetivo (o material) de las ciencias del espíritu]… en cuanto se ha conservado como noticia histórica en la conciencia de la humanidad y se ha hecho accesible a la ciencia como conocimiento social, que se extiende al presente”. • Pero dejemos de filosofar y volvamos al tema. • Las ciencias humanas pretenden explicar la humanidad desde su origen; desde cómo se estructura el ser humano para actuar, así como las características que lo inclinan a obrar de determinada forma como individuo y como componente de un grupo social. • En este concepto se aprecia que una de las ciencias humanas es la antropología física que nos ofrece el proceso evolutivo del hombre. El estudio del cuerpo humano (anatomía) inició en Alejandría cuatro siglos antes de Nuestra Era; y su estructura (fisiología) hasta el siglo XVI. • Luego se observó la conducta mental de los individuos mediante procedimientos conocidos como ciencias morales (s. XVIII, que derivaron finalmente en la psicología). • Como ciencias humanas, el término aparece según Foucault en el siglo XIX, y a la propuesta de Dilthey de que su objeto “de estudio es el medio histórico cultural en el que el ser humano está inmerso”, se les conoce también como “ciencias del espíritu”. • A raíz de esta propuesta, el lenguaje y el pensamiento del hombre adquieren importancia y se marca una tendencia por señalar que el espíritu se estudia por la religión, la materia por la ciencia y la filosofía, con el fin de relacionarlas entre sí (a las tres anteriores) propone el constructivismo (fe, experiencia, reflexión). • En el Renacimiento, con los humanistas, se impuso la idea que la dignidad del hombre se constituía por el poder creativo de su inteligencia y que el conocimiento le venía desde “arriba”, pero a los ilustrados no les pareció la idea y contraatacaron con otro poder: la razón. • Sin embargo, las ciencias humanas, conocidas más recientemente como humanidades, han centrado su objeto en actividades propiamente del ser humano: pensamiento o ideas y lenguaje o comunicación (expresión), es decir, la lingüística. • De alguna manera cabría entonces considerar la propuesta de Dilthey, así como la clasificación que ofrece con la aparición de las ciencias de la cultura; las ciencias del espíritu que se refieren al aspecto histórico cultural del hombre y las que derivan de su rol (o comportamiento) como individuo en sus diferentes estadios de la vida. • Las ciencias humanas o humanidades se distinguen de las ciencias sociales por sus métodos de investigación ya que las primeras se relacionan con el conocimiento humano y la cultura (del ser humano como individuo), mientras que las segundas se refieren al comportamiento del ser humano dentro un grupo o sociedad. Algunas de las ciencias que pertenecen a las humanidades • Arte • Ciencias de la literatura (filología), Literatura comparada • Teología y religión • Filosofía • Filología • Musicología • Lingüística (relacionada con la filología) • Semiótica • Historia • Geografía • Economía • Biblioteconomía • Ciencias de la información • Educación (lectura, escritura), Pedagogía