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EL VIDEO: MULTIPLICIDAD DE IMÁGENES ESTÁTICAS

En este ensayo me propongo analizar el video, no entendido en su acepción tradicional, sino


como experiencia de la imagen estática, esto es, el video no entendido como la captación de
un suceso, sino como captación de multiplicidad de imágenes estáticas que hacen a sí mismo
al video, en virtud a la velocidad del movimiento entre estas imágenes estáticas. Para ello, me
propongo analizar, a la luz de la fenomenología, como el video es el trascurso de múltiples
imágenes estáticas que varía de una experiencia inicial al captar un suceso específico a otra
experiencia distinta posterior cundo este se reproduce en el dispositivo.
El video, en este caso, necesita ser desprendido de cualquier acepción referida al cine. Mi
propósito no es mostrar el video como una extensión del cine, sino en su significado más
tradicional, como el transcurso de ciertas imágenes que evocan que evocan una situación
específica almacenada en un dispositivo.
Así pues, partir del dato fenomenológico es necesario. Si bien, mi objeto de análisis es el
video, este parte de una experiencia fundamental de la vida. Hablar del video es algo
contemporáneo. La cámara y otros dispositivos electrónicos estaban programados para
tomar solamente fotografías. Ahora están configurados con la función de hacer videos. Y
podríamos preguntarnos, ¿cuál es la función del video como dato fenomenológico? Podría
decirse que el video capta, técnicamente, una experiencia de la vida. Allí quedan consignadas
experiencias fundamentales del sujeto, constituyéndose en recuerdos fundamentales para él.
Es decir que el video guarda oportunamente estas experiencias haciéndolas vivas, esto es,
con animación. Por ejemplo, puede grabarse en video la primera vez que alguien visita el mar
y quiere que esa experiencia quede consignada para luego re-vivirla o re-presentarla a su
conciencia. Parece un ejemplo sencillo, pero visto fenomenológicamente no lo es tanto. Si
bien es un dato de experiencia, ¿cómo puede calificarse la experiencia del recuerdo de un
video? En definitiva, cuando nos adentramos al campo fenomenológico podemos hacer
algunas distinciones claras en torno al video. Este, pues, no constituye por ningún motivo lo
que Husserl llamaría como “mundo de fantasía”. La fantasía son sensaciones que se dan en el
sujeto, pero que en la mayoría de los casos no son perceptuales, es decir, son alucinaciones,
sueños, delirios, etc. Esta fantasía constituye a su vez objetos de fantasía que se derivan de
los anteriormente mencionados.

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No hace parte del

El video
mundo de fantasía

No constituye
"objetos de fantasía"

Hace parte de la
PERCEPCIÓN

Al descartar el aspecto de la fantasía fundamentalmente de la intencionalidad, o de cómo la


conciencia se dirige hacia algo, nos queda el aspecto de la percepción. Las percepciones son
aquellas cosas que, precisamente, podemos percibir a través de los sentidos. No hay algo que
se escape a estos, a no ser los dirigidos al campo de fantasía, que por supuesto, necesitan de
lo que los sentidos han visto en el campo de la percepción. El video encaja perfectamente en
esta apreciación. El video toma las imágenes correspondientes de la realidad, de lo real y es a
partir de estas que es capaz de organizarlas para eventualmente verlas fuera del espacio-
tiempo en que fueron captadas originalmente. En virtud de lo anterior, puede afirmarse que,
gracias a la intencionalidad perceptual, esta se constituirá en recuerdo o como un momento
especifico almacenado en un dispositivo. Pero, ¿cómo es posible que se almacene un
momento o una experiencia viva y animada en un dispositivo? Esto en definitiva no es
posible. Si bien, como dato fenomenológico es aprehensible, esto es, que puedo percibir los
objetos tal y como aparecen. Sin embargo, el momento captado estuvo en la realidad o se
manifestó en ella, y luego no es o no está. Entonces, ¿qué sucede con el video? ¿Sigue la misma
experiencia o es otra experiencia sobre la experiencia captada que ya no es en la realidad? O
aún más radical, ¿sigue siendo experiencia o dejó de serlo para convertirse en “un deleite
aprehensional”? En este orden de ideas, llamo “deleite aprehensional” a lo que fue experiencia
y ya no lo es, lo que presumo sucede con el video. Y ya no es experiencia en sí misma, vívida
y real, sino que se presume que lo es. Este, el video, captó en un momento alguna experiencia
específica, pero al retomarla ya no es la experiencia dada que apareció a la realidad en algún
momento específico.
Así pues, para salir de esta disyuntiva, es necesario recordar que la experiencia que se captó
en algún momento en la realidad ya no lo es. Fue captado aprehensionalmente por medio de
la percepción; empero este carácter aprehensional ya no es, así esté almacenado. Tiene que
ser distinto y no puede ser la misma experiencia a cuando se captó por medio del video. Así
pues, el video tiene por contenidos aquellos que son de percepción, constituyéndose luego
en recuerdos, que en palabras de Husserl fueron momentos de la realidad que ya no están
presentes. Sin embargo, no puede olvidarse que este carácter del video está plenamente
constituido por la imagen. En este caso, el considerar la imagen resulta fundamental para

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comprender el aspecto del video, no en independencia con este, sino con preeminencia sobre
el video.

Experiencia inicial
Diversas
consideraciones
Experiencia
El video posterior

¿Sigue siendo la
misma experiencia?

Podría decirse que la experiencia que se tiene captada es una e inicial. Esta experiencia inicial
es la que se almacenó como imagen animada en el dispositivo. Luego, pareciera haber una
segunda experiencia distinta a la inicial que se genera cuando se reproduce, en un momento
distante, el video almacenada. Esta segunda experiencia produce en el sujeto
inmediatamente el recuerdo. Aquí, en este punto, el aspecto aprehensional no es igual que en
el video tomado inicialmente o que se denomina como primera experiencia.

He utilizado el concepto de aprehensión para referirme a los elementos captados de la


realidad por medio de la percepción. Esto la distingue totalmente de la sensación, además de
que no podría serlo en constitución, ya que en el video no se constituyen sensaciones sino
percepciones de la realidad, las cuales son aprehendidas. En esta línea pueden construirse
dos objetos que el sujeto puede aprehender:
1. El video mismo en su espectro amplio, no como elemento ontologizado, sino como
fenómeno físico, es decir, desde el dispositivo.
2. Los objetos del video aprehendidos de la realidad, que aparecieron en algún momento
y fueron recopilados como experiencia.
3. Aquellos elementos de la experiencia que fueron y posteriormente ya no lo son.
Esta experiencia contenida en el video no es la misma experiencia de cuando es video se
reproduce posteriormente. Es una experiencia con carga diferente. Allí, el aspecto del
recuerdo es totalmente intencional. Sin embargo, el video no puede manifestarse si no es con
la ayuda misma de la imagen. Es fundamental para la consecución de constituirse en recuerdo
almacenado. No es solamente una animación de un momento o experiencia, sino que es la
toma de imagen estática consecutiva lo que hace que se mueva. Por lo tanto, el hecho de la
imagen vista desde un cuadro, por ejemplo, no se diferencia en nada del video. Este, sin la
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imagen, no es nada ni puede cumplir la función de “animar”. Por consiguiente, el video es
imagen consecutiva de sí misma en el momento que se aprehende. Esto gracias al papel
fundamental del tiempo. Este es el que posibilita que el movimiento se imprima en el video,
generando la animación. Así pues, la imagen esta sobrepuesta al video y lo que genera el
recuerdo es la imagen y no el video en sí mismo.
En resumidas cuentas, puede hablarse de un proceso especifico que se ha llevado a cabo en
medio del análisis del video. Desde lo que se ha denominado como primera experiencia hasta
la consecución de las imágenes como necesarios para la constitución misma del video. Los
elementos que divergen entre estas experiencias deben estar fundamentados principalmente
en las concepciones del espacio y el tiempo. No a la manera Kantiana, sino en su
consideración de ubicación y temporalidad. ¿por qué se hacen necesarias estas
consideraciones? Porque allí, en medio de la imagen, el sujeto es protagonista y participe de
la imagen. El sujeto no es el mismo en las experiencias propuestas, cambiando de inmediato
los caracteres de la percepción en torno a la “vivencia captada” y a la “vivencia reproducida”.

Reconocimiento de
Experiencia segunda
Experiencia primera los elementos que
de reproducir el
de captar la vivencia divergen entre la 1ra
video
y 2da experiencia.

Fundamento sobre Fundamentalmente:


la imagen Tiempo y Espacio

Sin embargo, hay algo en el video que pareciera no suceder con la imagen estática. Y es el
papel de la experiencia misma. En la imagen la experiencia es diferente, pues genera más
datos fenomenológicos estables que en el video. En este último juega un papel fundamental
el tiempo y el espacio, como lo muestra el anterior esquema. En la imagen también, por
supuesto, pero en este es algo especial. Allí, en el video, se capta a la experiencia, en un primer
momento, como se da a la percepción y luego es almacenada. Posteriormente, la experiencia
debe variar, pues el tiempo y espacio no son los mismos, además el sujeto tampoco lo es.
Entonces no puede constituirse en experiencia por sí solo, sino es con la ayuda de las
múltiples imágenes que se manifiestan en el video mismo. La imagen si constituye objeto
aprehensional, o mejor, ofrece mejores datos fenomenológicos con estabilidad. El video es
capaz entonces de generar dos experiencias distintas que se entremezclan en un dato
fenomenológico estable que es el recuerdo. Sin embargo, no puede perderse el horizonte de
considerar que es gracias a la multiplicidad de imágenes estáticas que el video tiene su razón
de ser. No obstante, lo que interesa es reconocer las dos experiencias fundamentales en torno

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al video, y ver cómo estas varían de un momento vivencial a otro, en virtud del tiempo y del
espacio, con base en la imagen, fundamentalmente.
De esta manera puedo concluir que el video es también experiencia. Aunque parezca simple,
la consideración de estas experiencias pasa desapercibida. Al menos no se pueden escapar
estas experiencias de la percepción, que al menos hasta el más desconsiderado puede
reconocer para sí. Al vivenciar estas experiencias reconocemos, de facto, a la imagen como
primer elemento constitutivo del video. Y con estos, la consideración del tiempo y el espacio
como elementos fundamentales para el reconocimiento de la primera experiencia con la
segunda experiencia en torno a la vivencia de tomar un video. Así pues, el video es como si
fuese una imagen no estática en sí misma. Pero el punto es ver que no es una sola imagen,
sino varias en multiplicidad del movimiento, lo que da la sensación de que está siendo
animada. Además, con experiencias que varían inicial y posteriormente, gracias a las
concepciones del espacio y tiempo, que se cifran luego en la experiencia del recuerdo.

Bibliografía:
Hua. XXIII. Fantasía, imagen de fantasía, recuerdo., Capitulo II. Interpretación de la
presentación de la fantasía como presentación de imagen (imaginación) al igual que la presentación de una
imagen física.

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