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TRABAJO COMPLETO

Datos de Contacto
Nombre y      Juan Miguel Flores
Apellido:
Dirección:      Bº Mirador del Cerro 2, Mza. D, Ca 2417, CP 5700
País:      Argentina
Provincia: San Luis
Teléfono:      0266-4699294
Correo      flores.juanmiguel@gmail.com
electrónico:

Nombre/s y DNI de autor/es:


     Juan Miguel Flores; DNI Nº 20132953
Pertenencia institucional:
      Facultad de Psicología, Universidad Nacional de San Luis
Modalidad de trabajo:
      Relato de experiencia
Eje temático:
Desafíos, obstáculos y estrategias de intervención comunitaria en relación con los ámbitos
específicos donde se desarrollan las prácticas.

Título del Trabajo


Capacidad estatal y participación ciudadana en la gestión pública:
Experiencia de los Talleres de Educación, Arte y Oficio
en la Municipalidad de la Ciudad de San Luis, años 2012-2013

Resumen (hasta 250 palabras):


El presente trabajo tiene como objeto describir una experiencia de participación comunitaria en
la construcción y puesta en marcha de un proyecto de talleres de artes y oficios, como parte de
la gestión municipal en la ciudad de San Luis, Argentina, en los años 2012-2013.
En la primera parte se comenta la situación de los talleres de la Dirección de Cultura y
Educación previa al inicio de la gestión en la que tuvo lugar esta experiencia, para luego pasar
a explicitar el nuevo marco institucional utilizando los conceptos teóricos de capacidad estatal y
participación comunitaria para su lectura.
A continuación, se detalla el problema que se planteaba resolver y las alternativas
consideradas. Posteriormente se desarrollan las etapas del diseño y puesta en marcha del
programa, la interacción con los actores participantes y las características del modelo
participativo utilizado. Finalmente se hace una evaluación general de su aplicación.
La experiencia de trabajo muestra las potencialidades que tiene el involucramiento de l@s
ciudadanos desde el inicio del desarrollo de política públicas a nivel de gobierno local,
generando una sinergia entre los aportes de la gestión y de los propios vecin@s.
Se destaca la utilización de las herramientas y metodologías participativas aportadas por la
psicología social comunitaria, las cuales permitieron comprender los procesos de
involucramiento de las personas en los espacios públicos. Este punto resulta de importancia
para l@s gestores a la hora de pensar un modelo de gestión que incorpore a vecin@s de
manera efectiva y admita a la vez mejorar la capacidad estatal.

Introducción:
El presente trabajo tiene como objeto describir una experiencia de gestión municipal llevada
adelante por la Dirección de Cultura y Educación de la Municipalidad de la ciudad de San Luis,
Argentina, entre los años 2012-2013, la cual incorporó la participación activa de la ciudadanía
en el ampliación y acceso a los derechos culturales. Entre sus características principales se
destaca el trabajo articulado entre vecin@s, organizaciones sociales y deportivas, instituciones
educativas y gestores municipales en la construcción y ejecución de acciones de política
pública.
La modificación producida en el vínculo entre el ciudadano y el municipio, que implicaba una
mayor participación de los primeros en la gestión municipal en distintas áreas de trabajo, tuvo
como objetivo, además, construir y ampliar la capacidad estatal para dar respuesta, en este
caso, al reclamo por derechos culturales de las y los ciudadanos.
La propuesta tomó forma mediante una serie de nueve programas de trabajo, a saber: Talleres
Educativos, de Artes y Oficios en los barrios y en la ciudad; Bibliotecas Populares; Semanas del
Arte; Ciclos y Foros de Arte, Cultura y Educación; Grandes Festivales; Vacaciones de Invierno;
San Luis Baila; Milongas y Peñas; Auspicio y Cogestión de Proyectos Culturales.
En este escrito trataremos en particular el Programa Talleres Educativos, de Artes y Oficios en
los barrios y en la ciudad, del cual poseemos mayor conocimiento por haber participado en el
mismo en nuestro carácter de técnicos profesionales provenientes del Curso Psicología Social
Comunitaria, Facultad de Psicología, de la Universidad Nacional de San Luis.

Objetivos:
- Garantizar el acceso a los bienes culturales y sociales a la comunidad de la ciudad de San
Luis.
Y dentro de este, como objetivos específicos:
-Formar y reconstruir los tejidos socioculturales de la comunidad.
- Facilitar la formación cultural, artística y en oficios en el territorio.

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-Generar herramientas para la obtención de oficios que posibiliten la inserción laboral.

Desarrollo (de 3 a 5 carillas):


Situación previa del espacio de talleres municipales
El espacio de talleres municipales tuvo presencia en anteriores gestiones y era impartido en la
sede municipal. Según la información recabada, los talleres eran dictados en forma intermitente
y abarcaban temas tales como: mecánica del automotor, pintura en tela, terminalidad educativa,
folklore, tango, encuadernación y tejido. Sus responsables no formaban parte de la planta
municipal y recibían su paga mediante planes sociales. De acuerdo al testimonio de los
talleristas responsables de los mismos, su actividad no era reconocida dentro del organigrama
del municipio contando además con escasa visibilidad pública. Cuando iniciaba el curso, el
costo de los materiales eran asumidos por los estudiantes y profesores, teniendo un alcance
limitado en cuanto a la concurrencia de vecinʅ@s, generalmente de las zonas vecinas al lugar
de dictado. No había certificación de los talleres finalizados.
De esta manera nos encontramos con un área de cultura que ofrecía escasa oferta de
actividades a los vecinos/as (8 talleres), siendo esta oferta inestable en el tiempo. A su vez, l@s
talleristas contaban con poco apoyo en recursos materiales y reconocimiento, viendo las
posibilidades de ofrecer sus talleres de manera óptima, menguadas. En cuanto al grado de
accesibilidad para los vecinos/as, los talleres eran de fácil alcance para aquellos que vivían
cerca al edificio municipal, quedando excluidos los habitantes de barrio periféricos al centro de
la ciudad. Y las personas que podían asistir a los cursos no recibían una constancia oficial que
avalara sus aprendizajes.
En resumen, no existía un plan integral que articulara las diferentes actividades tanto de la
Dirección de Cultura como de otras áreas municipales que diera respuesta a la demanda en la
cobertura de derechos culturales de l@s vecin@s.
Consideraciones acerca del nuevo marco institucional
La visión de gobierno sostenida por la gestión municipal que inicia su período a fines de 2011
planteó una modificación en las relaciones gobierno local – ciudadanos con el fin de lograr un
mayor acercamiento entre ambos que permitiese así, mejores respuestas en calidad, extensión
y eficiencia a las diversas demandas de la comunidad. Tal labor necesariamente replanteó al
equipo de gestión la capacidad requerida para llevar adelante estos objetivos, así como la
necesidad de un grado de involucramiento o participación de los ciudadanos en las políticas
municipales que apuntalara esta decisión. Esto nos lleva a detenernos momentáneamente en
dos conceptos claves para comprender la experiencia aquí tratada: capacidad estatal y
participación ciudadana en el nivel local de gobierno.
De acuerdo a las múltiples definiciones brindadas por los autores podemos entender que las
capacidades estatales implican a las capacidades institucionales, técnicas, administrativas y
políticas mostradas por un Estado para desarrollar sus políticas. En este sentido y frente a la
recuperación del lugar del Estado frente a la sociedad lograda en la primera década del Siglo
XXI, se hizo necesario recrear y mejorar las instituciones y mecanismos destinados a
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problematizar y dar respuesta las múltiples demandas sociales. Para ello fue necesario generar
una administración inteligente de los recursos disponibles, una capacidad para penetrar en el
territorio con una logística adecuada y establecer relaciones con diferentes actores no
estatales. De esta manera se lograría ejecutar el proyecto de gobierno de un Estado,
complementando a las decisiones políticas con las ciencias y técnicas de gobernar (Hildebrand
y Grindle, 1997; Abal Medina y Cao, 2012; Repeto, 2003, citados por Bertranou, 2015).
Un nuevo factor que se tuvo en cuenta para mejorar, ampliar y consolidar la capacidad estatal,
es el lugar reconocido a la participación ciudadana. De acuerdo a Sanhueza (2004) esto tendría
su explicación en el nuevo lugar en que se ubican los ciudadanos respecto al Estado lo cual
implica retomar espacios en la esfera pública.
Montero (2004) entiende a la participación como “…un proceso organizado, colectivo, libre,
incluyente, en el cual hay una variedad de actores, de actividades y de grados de compromiso,
que está orientado por valores y objetivos compartidos, en cuya consecución se producen
transformaciones comunitarias e individuales” (p. 108).
Esta definición hace referencia por un lado a la diversidad de procedencia que podemos
esperar de l@s actores en un proceso participativo, así como de la diversidad de las formas de
participar que debemos tener en cuenta.
La participación, en palabras de Montero (2004), implica poner en juego no solo una acción con
efectos inmediatos en la vida de las personas, sino también estimula la dimensión política, el
desarrollo de la ciudadanía en cuanto a ejercicio de un derecho y a la vez de una
responsabilidad (p. 109).
La desconfianza en las estructuras tradicionales de participación, la crisis de representación
política, la falta de respuesta del Estado frente a demandas sociales, el retiro del Estado de
espacios que antes cubría, llevó a que l@s ciudadan@s generaran nuevas modalidades de
hacer sentir sus demandas y exigir respuestas del Estado. A esto se suma el reconocimiento y
valoración de nuevos derechos constitutivos de la vida humana. La agregación de las
situaciones mencionadas en los últimos 30 años produjo la modificación de los roles jugados
por ciudadanos y Estados y la interacción entre ambos.
El giro que marcó el regreso del Estado en Latinoamérica a principios del Siglo XXI al espacio
público, obligó a repensar su vínculo con una ciudadanía que se presentaba más activa y
demandante ya sea en la transformación de sus realidades como en las exigencias de
derechos de diversa índole (políticos, civiles, económicos, sociales, culturales, ambientales).
Este panorama planteó la necesidad de pensar y generar nuevas respuestas políticos técnicas
que incluyera a la ciudadanía como protagonista.
En este punto, la afirmación de Sanhueza (2008), nos ayuda a comprender mejor el papel
jugado por los ciudadanos en este nuevo escenario:
“…la participación ciudadana en la gestión pública se refiere al rol del ciudadano en

cuanto partícipe activo y en cuanto usuario de las decisiones y gestiones asociadas a la

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implementación de acciones públicas, y este rol se entiende como un derecho

ciudadano.” (pag. 2).

Por su parte Parry et. al (1992, citado por Guillen, Sáenz, y Castillo 2009) sostiene que el nivel
local de gobierno es propicio para la elaboración de herramientas participativas, por la cercanía
entre gestores y ciudadanos, y la “…proximidad de los temas a los ciudadanos provoca una
mayor disposición por su parte a implicarse y participar “(pág. 182).
Ahora bien, el desarrollo de los espacios participativos no se genera de manera espontánea.
Nuestra cultura política, marcada por una práctica de expresarse a través de representantes,
así como una desconfianza general hacia los modelos tradicionales de participación, nos
conducen a la necesidad de contar con dispositivos apropiados. Los mismos deben guiarse por
metodologías que comprendan el proceso que significa para los ciudadanos convertirse en
participantes activos de una política pública.
Objetivos del Proyecto
Una vez asumida la gestión en diciembre de 2011, y frente al panorama arriba descripto, los
funcionarios de la Dirección de Cultura se plantean alternativas para llevar adelante su proyecto
político en el área de educación y cultura municipal. Este proyecto tenía como principal
objetivo:
- Garantizar el acceso a los bienes culturales y sociales a la comunidad de la ciudad de San
Luis.
Y dentro de este, como objetivos específicos:
-Formar y reconstruir los tejidos socioculturales de la comunidad.
- Facilitar la formación cultural, artística y en oficios en el territorio.
-Generar herramientas para la obtención de oficios que posibiliten la inserción laboral.
Para dar respuesta a estos objetivos se consideró en primera instancia en qué medida la
estructura institucional-administrativa con la que se contaba al inicio, los recursos que
tradicionalmente se asignaron al área, el nivel de inserción territorial, la modalidad de gestión
(top down), podían alcanzar las nuevas metas propuestas. Se valoró potencialmente que la
suma de estos elementos no brindaba el marco óptimo para ello.
El giro que se deseaba implementar en la gestión de la Dirección de Cultura y Educación,
necesitaba de metodologías y herramientas que favorecieran la participación e implicación de
l@s vecin@s a lo largo del desarrollo de las propuestas de trabajo, cimentando en última
instancia una nueva relación vecinos – municipio (modelo bottom up). Aquí, la Psicología Social
Comunitaria podía actuar con sus herramientas en favor del fortalecimiento de la comunidad
participante a fi n de equilibrar el poder ante las decisiones de la estructura municipal.
Características
En primer lugar, señalar que el municipio decidió otorgar en el presupuesto la cantidad de $
3.200.000 pesos (al año 2011), para los programas de la Dirección de Cultura y Educación, un
monto mucho mayor al que se le asignaba al área en gestiones anteriores. Esta decisión

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política fue fundamental para permitir el desarrollo de los programas propuestos.
Una segunda característica refiere al diseño e implementación de los programas, en particular
del Programa Talleres Educativos, de Artes y Oficios en los barrios y en la ciudad, para lo cual
fueron convocados diversos actores de la comunidad. Entre ellos los antiguos talleristas
municipales, docentes del área de Psicología Comunitaria de la UNSL que asesoraron en
metodologías participativas, vecin@s con propuestas de nuevos talleres de arte y oficio,
uniones vecinales y clubes sociodeportivos interesados en incorporarse la oferta de talleres,
personal administrativo y de gestión de la municipalidad.
Otro factor a señalar es la descentralización del proceso hacia los barrios, tanto en el diseño
como en la ejecución, manteniendo una articulación constante con la Dirección de Cultura y
Educación.
Por último, la articulación con el área laboral del municipio a fin de que la oferta de talleres
integrara formación en oficios.
Momentos del Programa
1° etapa: Se inicia el acercamiento a los barrios con el fin de dar a conocer las propuestas
generales del programa, recolectar las necesidades y demandas de vecin@s, asociaciones,
clubes sociodeportivos en tema de derechos culturales, así como sus propias propuestas para
atender a las mismas. En el mismo proceso se realizó un relevamiento de espacios físicos con
potencial para recibir los diversos talleres. Para todo ello se utilizó metodología de diagnóstico
participativo.
A continuación, se recibieron las propuestas de aquellos vecin@s interesados en ofrecer
talleres culturales y de oficio. Las mismas fueron valoradas por la Dirección de Cultura y
Educación y, en el caso que la propuesta necesitara modificaciones, se asesoraba a su autor/a
para realizarlas. En total se aprobaron 50 propuestas que derivaron en 70 espacios de talleres
gratuitosi.
Paralelamente, con los talleristas (8) que quedaron de anteriores gestiones (tenían entre 15 y
20 años haciendo esa labor) se llevó adelante un trabajo de recopilación de su experiencia
mediante entrevistas en profundidad. El objetivo fue, en primer lugar, reconocer su trabajo y a
la vez aprovechar su conocimiento respecto a sugerencias para con el nuevo espacio creado
con el fin de ajustar y mejorar el programa de la Dirección de Cultura y Educación.
2º Etapa: Una vez organizado el diagrama de talleres, los mismos se distribuyeron en 8 centros
barriales alrededor de la ciudad, recibiéndose las inscripciones gratuitas de l@s interesad@s.
Para un total 70 talleres de artes y oficios se registraron cerca de 2000 inscripciones. Dentro
del programa se definieron los siguientes roles: talleristas, encargados de lugar, articuladores
municipio-taller, equipo de capacitadores, equipo municipal de gestión, cada una de estas
funciones con una remuneración acorde brindada por el municipio.
Transcurridos dos meses aproximadamente de la puesta en marcha, se comenzó a realizar la
primera evaluación en proceso. Para la misma se llevaron a cabo encuentros en los diversos
centros barriales con l@s talleristas. En estos encuentros colectivos se proponía una

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evaluación por parte de talleristas y articuladores municipio-taller de la puesta en marcha del
programa, dificultades con las que se encontraban, sugerencias de mejora para la gestión.
La información obtenida fue sistematizada y de la misma se desprendía, entre otros temas, el
pedido de l@s talleristas de conocerse entre ellos e intercambiar experiencias en busca
además de una identidad común. En vista de ello, se programó una jornada de integración y en
la cual se haría una devolución de la información sistematizada en los encuentros barriales con
el fin de que ellos la evaluaran y completaran.
En la jornada de integración se dieron cita la gran mayoría de las personas involucradas en el
desarrollo del programa. La misma ayudó a aclarar los distintos roles (talleristas, encargados
de espacio físico, articuladores municipio-talleres, equipo municipal de gestión y
capacitadores), el alcance y lo que se esperaba de los mismos. Esta definición de roles fue
realizada de manera colectiva entre todos los presentes y colaboró en la superación de
conflictos que se daban en el desarrollo cotidiano de la tarea.
Asimismo, en la jornada de integración se discutieron aquellos temas respecto a los cuales l@s
talleristas deseaban recibir mayor capacitación, por ejemplo, trabajo con adolescentes y
jóvenes; recursos pedagógicos para la educación no formal; revisión del concepto de cultura y
los vínculos entre arte y oficios; recursos de mediación comunitaria y educación popular.
3º Etapa. Programación y ejecución de Exposición de Talleres de fin de ciclo lectivo. En este
punto se puso particular empeño ya que significaba una evaluación del primer año de gestión
en el área y de la modalidad elegida de trabajo.
Meses antes del cierre del ciclo lectivo de talleres de artes y oficios, a través de la metodología
participativa, se fue discutiendo y consensuando con los centros barriales las actividades que
marcarían el fin del dictado de los talleres ante el periodo vacacional. Se acordó una sola
jornada que reuniera el producto de todos los espacios del programa mediante una exposición
abierta al público. En esta actividad se entregaron los certificados de cursado de tdo@s l@s
inscript@s, participando los propios talleristas en la organización y puesta en escena de la
misma.
El programa tuvo una duración de dos años y su finalización se produjo como consecuencia de
conflictos en la coalición de partidos políticos que habían asumido en su momento la
administración municipal.

Discusión: preguntas y reflexiones finales (hasta 2 carillas)


La magnitud del programa de trabajo propuesto por la Dirección de Cultura y Educación
significó un desafío para su capacidad de gestión. La decisión de adoptar una metodología que
favoreciera la participación de l@s ciudadan@s, junto al recurso presupuestario y su
administración, colaboró en gran medida a alcanzar los objetivos. De esta manera, durante dos
años, se mantuvo el espacio de trabajo legitimado.
Entre las ventajas del dispositivo implementado podemos destacar la sinergia creada a partir de
la articulación clara y efectiva entre las decisiones, recursos administrativos y materiales de la
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gestión municipal y el potencial con que cuentan l@s ciudadan@s, lo cual en este caso
significó favorecer el aumento y consolidación de la capacidad estatal.
La construcción colectiva y evaluación periódica de los talleres y roles de los actores a
desempeñar, permitió una apropiación del programa e involucramiento activo de l@s vecin@s.
De esta manera se aseguró por una parte que la política pública se ajustara más a la demanda
garantizando su mantenimiento por el uso que hacen de la misma los ciudadanos/as, y por otro
la legitimidad del espacio.
Un elemento que se tuvo en cuenta, y que no suele se común entre los gestores de políticas
públicas, fue el “factor humano”. Con este término nos referimos a valorar y dar lugar a la
dimensión presente en toda interacción social en cualquier ámbito. Esta dimensión está
representada por las motivaciones personales y colectivas, costumbres, visión del mundo,
valores, emociones, que portamos todos los seres humanos y entran en juego en cada espacio
en que nos movemos afectando nuestra conducta y labor. La posibilidad del diagnóstico
participativo, las evaluaciones colectivas, la incorporación de propuestas de trabajo y
sugerencias al desarrollo del programa por parte de vecinos/as, permitió aprovechar el
elemento del “factor humano” que se convirtió en un plus importante para el resultado final de
esta experiencia.
Las dificultades que surgieron tuvieron que ver al inicio con la falta de habilidad para trabajar
con la participación ciudadana, tanto por parte de gestores como de l@s vecin@s. La
participación no suele ser espontánea como planteamos anteriormente; previamente se debe
generar entre actores un vínculo de confianza y motivaciones claras para acordar un trabajo en
conjunto.
Otro punto a tener en cuenta es la concepción de poder que poseen los diversos actores que
participan en el desarrollo de una política pública. La modalidad elegida para este programa
puso en cuestión las diferentes concepciones. En ese sentido una metodología participativa, si
no es bien entendida, es vivida como peligrosa por parte de algunos actores que sienten
amenazadas cuotas de poder de decisión o acción.
Los tiempos administrativos para la entrega de material de los talleres y la remuneración de los
talleristas, encargados de espacio físico, articuladores municipio-talleres, fue tema de conflicto
al inicio. Sin embargo, el tratamiento de dicha problemática en los espacios comunitarios de
discusión permitió observar que los actores participantes comprendían tales demoras y las
atribuían al comienzo de una nueva gestión que necesitaba tiempo para afianzarse en su tarea.
Por último, un tópico para el cual la gestión municipal no encontró una solución hasta el final
del programa, fue la figura de contratación de los talleristas. Tal situación se debió a que para
legalizar la misma el camino a recorrer dentro de las reglamentaciones municipales y la toma
de decisiones al respecto implicaba la modificación de varias ordenanzas, lo cual llevaba un
tiempo considerable.
Conclusiones
La experiencia de trabajo aquí presentada muestra las potencialidades que tiene el

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involucramiento de los ciudadanos desde el inicio del desarrollo de política públicas a nivel de
gobierno local. Las herramientas y metodologías participativas aportadas por la psicología
social comunitaria, permiten comprender los procesos de involucramiento de las personas en
los espacios públicos. Este punto resulta de importancia para l@s gestor@s a la hora de
pensar un modelo de gestión que incorpore a vecin@s de manera efectiva y admita a la vez
mejorar la capacidad estatal.
A su vez, el trabajo entre los distintos actores que participan de una política pública siempre
resulta arduo, de ahí que contar con abordajes que faciliten el mismo es necesario. Esto abre
espacios para el desarrollo de capacidades y habilidades a l@s psicólog@s comunitari@s
desde los cuales aportar.
Las herramientas participativas en gestión, permiten además que l@s vecin@s se sientan
reconocidos en sus capacidades tanto por los pares como por el gobierno municipal. Esta
valoración consiguió, junto a otros factores, la apropiación de l@s ciudadan@s del proyecto de
la Dirección de Cultura y Educación, por una parte, y por otra, la constitución de un tejido de
relaciones entre vecinos de diferentes barrios. El tejido de relaciones es una necesidad para las
comunidades y su existencia facilita la vida cotidiana. Favorecer su constitución es otra meta
importante para una política pública de orden local, lo cual a la larga asegura la efectividad de
dicha política.
Cómo espacio de intervención comunitaria, el punto de encuentro entre Estado municipal con
sus agentes y estructuras, vecin@s, técnic@s, ofrece un complejo campo de relaciones
afectado por las diversas racionalidades (Lapalma, 2001) que entran en juego. La Psicología
social comunitaria, la cual como disciplina científica cuenta con elementos para poder jugar en
dicho campo, debe profundizar en teorizaciones y formación que permitan explotar el espacio
de las políticas públicas como posibilidad de organización comunitaria y generación de
subjetividades.

Bibliografía:
Bertranou, J. (2015). Capacidad estatal: Revisión del concepto y algunos ejes de análisis y
debate. Revista Estado y Políticas Públicas, 4: 37-59.
Guillen, A.; Sáenz, K.; Badii, M.H. y Castillo, J. (2009). Origen, espacio y niveles de
participación ciudadana. Daena: International Journal of Good Conscience. 4(1): 179-193.
Lapalma, A. (2001). El escenario de la intervención comunitaria . En Revista de Psicología de
Universidad de Chile. Dpto. de Psicología. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de
Chile. Vol. X. Nro2.. 61-70
Montero, M. (2004). Introducción a la psicología comunitaria. Desarrollo, conceptos y procesos.
Editorial Paidós. Buenos Aires. Argentina.
Sanhueza, A. (2004). Participación ciudadana en la gestión pública. Corporación PARTICIPA,
Santiago.

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Organizan:

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i
Los talleres propuestos ofrecieron, además de los que se incorporaban de las gestiones anteriores, una amplia gama
de actividades que iban desde las artísticas (pintura, escultura, música, danza, manualidades, dibujo de historieta, hip-
hop, etc), oficios (construcción en seco, plomería, electricidad, mecánica, gasista) y lúdico-recreativas. Varios de ellos
se replicaban en distintos barrios, de ahí el número de 70 espacios de talleres.

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