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Existen mecanismos constantes, comunes a todas las edades; y otras estructuras que son variables, progresivas, que
dan cuenta de las formas sucesivas de equilibrio.
ESTRUCTURAS VARIABLES:
Pueden distinguirse seis estadios o periodos de desarrollo que marcan la aparición de estas estructuras
sucesivamente construidas.
En el momento del nacimiento, la vida Durante los primeros meses el lactante Las emociones primarias son reflejos
mental se reduce al ejercicio de no percibe a los objetos propiamente afectivos asociadas con el sistema
aparatos reflejos, es decir, de dichos, reconoce cuadros sensoriales fisiológico de actitudes o posturas.
coordinaciones sensoriales y motrices pero tan pronto como quedan fuera de
montadas de forma absolutamente su campo perceptivo, “desaparecen”. Los primeros miedos, por ejemplo,
hereditarias que se correspondes a Todo lo percibido está centrado en su pueden estar asociados con la perdida
tendencias instintivas tales como la propia actividad porque todavía no ha de equilibrio o contrastes bruscos entre
nutrición. logrado una diferenciación entre el yo y un acontecimiento fortuito y la actitud
el mundo exterior (egocentrismo anterior.
Estos reflejos desempeñan un papel integral primitivo).
fundamental en el desarrollo psíquico. Recién hacia el final del presente
Manifiestan desde el principio una periodo el niño logra elaborar un
autentica actividad, que prueba la universo exterior.
existencia de una asimilación sensorio-
motriz precoz.
2° estadio: organización de las Construcción de la categoría espacio. 2° estadio: sentimientos elementales o
percepciones y hábitos. afectos perceptivos.
Los actos reflejos del estadio previo Al principio, hay tantos espacios, no Los sentimientos elementales o afectos
serán el punto de partida para la coordinados entres sí, como campos perceptivos se encuentran relacionados
conformación de hábitos y sensoriales (espacio bucal, visual, táctil, con las modalidades de la actividad
percepciones organizadas adquiridas etc.) y cada uno de ellos está centrado propia: lo agradable y desagradable; el
con ayuda de la experiencia. en los movimientos y actividad propios. placer y el dolor; el éxito y el fracaso.
En el ejercicio de los actos reflejos, Al final del segundo año, en cambio
estos no se repiten sin más, se existe ya un espacio general que Este nivel de afectividad denota una
incorporan nuevos elementos comprende a todos los demás. especie de egocentrismo general que
permitiendo acceder a formas más los psicoanalistas han llamado
evolucionadas de asimilación. “narcisismo”.
3°estadio: inteligencia sensorio- Construcción de la categoría causalidad. 3°estadio: la “elección del objeto”.
motriz propiamente dicha.
En un principio la causalidad se halla Con la elaboración de un universo
Se trata de una inteligencia relacionada con su propia actividad. Se exterior se hace posible la construcción
exclusivamente práctica, que se aplica a trata de una relación entre un resultado del esquema del “objeto”. Aparece,
la manipulación de los objetos y que no empírico y una acción que lo ha entonces, un tercer nivel de afectividad
utiliza más que percepciones y producido. Tal esquema causal se que está caracterizado, precisamente,
movimientos organizados en generaliza y usa indiscriminadamente por la “elección del objeto”. Es decir,
“esquemas de acción”. (causalidad mágica). por la objetivación de los sentimientos
En el curso del segundo año el niño/a y su proyección en otras actividades
Los esquemas de acción construidos en objetiva y localiza las causas. que no son sólo las del yo.
el nivel precedente (por ejemplo coger,
sacudir, prensar, etc.) se coordinan
entre sí de un modo mucho más móvil y
flexible que en el estadio anterior,
permitiendo que algunos le sirvan como
Construcción de la categoría tiempo.
objetivo para una acción total, mientras
que otros sean utilizados como medio.
Se objetivan series temporales en un
Una acción apta para ser repetida y
paralelo a la de la causalidad.
generalizada a nuevas situaciones es
comparable a una especie de concepto
senrio-motor.
1.1 BREVE MENCIÓN SOBRE EL RECIEN NACIDO Y EL LACTANTE:
El periodo que va del nacimiento a la adquisición del lenguaje está marcado por un desarrollo mental extraordinario.
Consiste nada menos que en una conquista (a través de las percepciones y de los movimientos) de todo el universo
práctico que rodea al niño. Está asimilación sensorio-motriz sufre, en 18 meses o dos años, toda una revolución
copernicana: mientras que en un comienzo el recién nacido lo refiere todo a sí mismo, o más concretamente, a su
propio cuerpo, al final, es decir, cuando se inicia el lenguaje y el pensamiento, se sitúa ya prácticamente como un
cuerpo entre los demás, en un universo construido poco a poco, y que ahora siente como algo exterior a él.
En el punto de partida de la evolución mental no existe, seguramente, ninguna diferenciación entre el yo y el mundo
exterior. La consciencia empieza con un egocentrismo inconsciente e integral, mientras que los progresos de la
inteligencia sensorio-motriz desembocan en la construcción de un universo objetivo.
2 LA PRIMERA INFANCIA (DE LOS DOS A LOS SIETE AÑOS)
Mientras el lenguaje no se ha adquirido de forma definida, las relaciones interindividuales, se encuentran limitadas
por la imitación y por una relación afectiva global sin comunicaciones diferenciadas. Finalmente, con la adquisición
del lenguaje propiamente dicho (primero palabras frases elementales, luego sustantivos y verbos diferenciados, y
posteriormente, frases completas) se ponen de manifiesto 3 grandes hechos:
Las primeras conductas sociales están a medio camino de la socialización verdadera: en lugar de salir de su
propio punto de vista para coordinarlo con el de los demás, el individuo sigue inconscientemente centrado
en sí mismo, y ese egocentrismo con respecto del grupo social reproduce y prolonga el que ya hemos
señalado en el lactante con relación al universo físico; se trata en ambos casos de una indiferenciación entre
el Yo y la realidad exterior, representada aquí por los demás individuos y no ya únicamente por los objetos.
La asimilación egocéntrica – que deforma la realidad en la medida que la incorpora a su Yo y su propia actividad-
caracteriza los inicios del pensamiento del niño y de su socialización.
De los dos a los siete años, se dan todas las transiciones entre dos formas extremas de pensamiento: el
pensamiento egocéntrico, y el pensamiento intuitivo.
El PENSAMIENTO EGOCÉNTRICO excluye toda objetividad, puede observarse – casi en estado puro- en esa especie
de juego que cabe llamar, juego simbólico. El juego simbólico, hace intervenir al pensamiento, pero un
pensamiento individual casi puro, con el mínimo de elementos colectivos. Su función consiste, efectivamente, en
satisfacer a su Yo merced de una transformación de lo real en función de sus deseos.
En el extremo opuesto al pensamiento se halla la forma de pensamiento más adaptada a lo real que puede
conocerse en la primera infancia. Se trata del PENSAMIENTO INTUITIVO.
Hasta alrededor de los siete años, el niño sigue siendo pre-lógico y suple a la lógica por los mecanismos de la
intuición: simple interiorización de las percepciones y los movimientos en forma de imágenes representativas y de
Génesis del pensamiento:
“experiencias mentales”, que prolongan, por lo tanto, los esquemas sensorio-motores sin coordinación
PLANO INTELECTUAL