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Debates Actuales de la Teoría Política Contemporánea

Título: El trabajo en la salida del encierro: entre la normalización y la subjetivación

Autora: Herranz, Silvana Melisa

Ciffyh-UNC-CONICET

Eje: Subjetividades políticas. De los espectros de la clase a la emancipación por venir.

Resumen
El presente trabajo pretende reconstruir aportes de Michel Foucault a fin de abordar
algunas dimensiones del campo de problemas de una investigación doctoral en proceso. La
misma se propone indagar las relaciones entre las condiciones de inhabilitación devenidas
del encierro en tanto dispositivo (cárceles y psiquiátricos) y la producción de subjetividad/es
a través de la actividad de trabajo en el proceso de salida.
A estos fines, en primera instancia se presentarán algunas líneas de dicho autor
atinentes a sus posicionamientos teóricos, epistemológicos como metodológicos. Luego de
este preámbulo, que fundamentan las opciones tomadas en las lecturas del Foucault, se
profundizará en dos ejes principales: la normalización como modo de gobierno sobre
poblaciones comprendidas como “anormales” enunciado como posibilidad de indagación del
encierro más allá de los muros; y el estudio de las relaciones de poder como opción teórico-
metodológica en el campo de la(s) subjetividad(es).
Este análisis recuperará el principio metodológico propuesto por Foucault (1984)
según el cual señala la significatividad de tomar las “prácticas” -en relación al trabajo- como
campo de análisis; clave de inteligibilidad en la constitución correlativa del sujeto y del
objeto, en los procesos de objetivación y des-objetivación inherente al estudio de los modos
de subjetivación.
Introducción

El problema de investigación que me encuentro desarrollando en mi tesis doctoral


busca establecer relaciones entre las condiciones devenidas del encierro (cárceles y
psiquiátricos) y la producción de subjetividad/es a través de la actividad de trabajo en el
“proceso de salida”. A fin de abordarlo, parto de un supuesto a tensionar: el encierro produce
inhabilitaciones producto de la adaptación y disciplinamiento que impone en todos los
órdenes de la vida. Se funda en la idea de tratamiento para la reinserción social,
instrumentando el encierro para revertir problemáticas como el padecimiento mental y la
delincuencia, y antes que resolverlo lo profundiza. Por este motivo es que quisiera comenzar
este desarrollo retomando una pregunta que se formula Foucault (1988) en el artículo “el
sujeto y el poder”: Pero el problema es: ¿qué hacer con un hecho tan evidente? (p.5). La
cárcel no rehabilita, el manicomio no cura. Sí. Pero ¿qué hacer con un hecho tan evidente y,
a la vez, tan profundamente lesivo en relación a la inclusión social? ¿Qué dimensiones
indagar o cómo provocar a estos hechos evidentes a fin de develar “cuál es el problema
específico y a la vez original relacionado a ellos” (p.5)? A continuación, buscaré construir
una formulación posible de este problema a partir de los aportes teóricos-metodológicos de
Foucault, desde los cuales finalmente propondré algunas preguntas que se pueden articular
desde estos aportes a fin de interpelar el campo de problemas de la salida del encierro en
relación a la subjetividad y el trabajo.

Sobre esta apuesta de “uso” de Michel Foucault

Desde los aportes conceptuales y metodológicos de Foucault, es posible asumir la


tarea analítica de hacer atravesar la cuestión del poder en la producción del delincuente y del
loco, sin embargo, desde un foco específico, estudiando junto aquello que los consagra: el
Dispositivo de Encierro y su productividad en configurar los distintos espacios sociales de
los sujetos en base a un mismo proceso, el de normalización. Foucault (1984) en el texto
autorretrato da cuenta de sus principios metodológicos, siendo particularmente relevante
recuperar el tercero de los que allí menciona: tomar las “prácticas” como el campo de
análisis y emprender el estudio a partir de lo que “hacemos”. De este modo, ¿Qué hicimos
con el loco, el enfermo o el delincuente? Esto implica asumir el estudio del conjunto de
modos de hacer las cosas, a través de los cuales aquellos que aspiraban a pensar y a manejar
lo real le dieron forma y simultáneamente se constituyeron en sujetos capaces de conocer,
analizar, y finalmente modificar lo real. A su vez, comprender a estas “prácticas”
simultáneamente como un modo de actuar y de pensar que proporcionan la clave de la
inteligibilidad de la constitución correlativa del sujeto y del objeto, lo cual, según el autor
hace ineludible el análisis de las relaciones de poder, en tanto capacidad de influir en el
campo de acción del otro.

Sin embargo, es oportuno añadir la advertencia epistemológica hecha por Foucault


(1980) en “el polvo y la nube” respecto a desmitificar la instancia global de lo real, como
algo a lo que se puede acceder, en particular cuando se busca indagar un campo de las
características de la cárcel y los hospitales psiquiátricos como dispositivos de encierro;
asumiendo este planteo es posible comprender con Foucault que cuando se habla de
programas, de decisiones, de reglamentos,

(...) y se los analiza a partir de los objetivos que se les atribuía y de los medios que
ponían en práctica, cree formular una objeción al decir: pero estos programas jamás
han funcionado realmente, jamás han alcanzado sus objetivos. Como si alguna vez se
hubiera otra cosa; como si no se hubiera destacado en cada ocasión que se trata de
intentos, de instrumentos, de dispositivos, de técnicas para... Como si la historia de la
prisión, central en este estudio, no fuera justamente la historia de algo que jamás “ha
funcionado”, al menos si se considera sus fines afirmados. (p.46-47)

Así, las lecturas que realizaré de los trabajos de Foucault reparan en el modo en que
estudia cómo conviven, se tensan, confunden, reatroalimentan diversas formas de
administración de los sujetos y su campo de acción actual como potencial. Espacios que
parecen perpetuar mecanismos de exclusión, pero que se valen a la vez de técnicas
disciplinarias y de control, destinada a poblaciones consideradas “peligrosas”. Parecen fallar
en sus objetivos manifiestos, pero a su vez son productivos en tanto formas de control de
lugares de circulación y producciones de subjetividades. Instituciones del siglo XIX que
aparecen como insustituibles, naturales, perennes. “Usar” a Foucault desde los focos
mencionados, considero, habilitaría una lectura provocadora sobre un campo de problemas
sobre el que pareciera está todo dicho, y nada puede modificarse.

El encierro más allá de los muros

Quisiera detenerme particularmente en la propuesta de Foucault (2014) en “los


anormales”, para analizar la temática en cuestión. El autor establece en relación a la
presentación de los sujetos en las pericias: “Lo que los magistrados y los jurados tienen frente
a si, ya no es un sujeto jurídico, sino un objeto: el objeto de una tecnología y de un saber de
reparación, de readaptación, reinserción, corrección” (p.34).

La configuración de la noción de individuo peligroso, permite “justificar y fundar en


teoría la existencia de una cadena ininterrumpida de instituciones médico judiciales”
(Foucault, 2014, p.42), que proceden a operar en diversas dimensiones de la vida de los
sujetos. Se trata de una observación cercana y meticulosa, donde cada acto pasa por la mirada
de otro que evalúa su corrección en tanto evolución respecto al tratamiento (penitenciario-
psiquiátrico). Se naturaliza en ambos casos la peligrosidad como inherente y constitutiva de
los sujetos. Ceballos alude a esto en términos de un ciclo negativo, que produce un
deslizamiento de sentidos entre peligroso-crónico-incurable, ante lo cual el sujeto va a
terminar, como dice Ulloa, “en el cementerio, en la cárcel o en el manicomio” (Ceballos,
2012).

Foucault (2014) nombra a este modelo de “inclusión del apestado”, a partir de la


instalación de un poder continuo, de vigilancia sin interrupción: “Examen perpetuo de un
campo de regularidad, dentro del cual se va a calibrar sin descanso a cada individuo para
saber si se ajusta a la regla, a la norma de salud que se ha definido” (p.54).

Pero aquí una advertencia del autor respecto a esta operatoria:

(...) no se trata de exclusión, se trata de una cuarentena. No se trata de expulsar sino,


al contrario, de establecer, fijar, dar su lugar, asignar sitios, definir presencias, y
presencias en una cuadrícula. No rechazo, si no inclusión. (…) Se trata, por el
contrario, de una serie de diferencias finas y constantemente observadas entre los
individuos que están enfermos y los que no lo están. Individualización, por
consiguiente, división y subdivisión del poder, que llega hasta coincidir con el grano
fino de la individualidad (p.53).

El gran encierro por un lado (que toma el modelo de la lepra como base de los
esquemas de la exclusión); el buen encauzamiento de la conducta por otra. “La lepra y su
división; la peste y su reticulado. Una está marcada; la otra, analizada y repartida” (Foucault,
2013, p.230). Se requiere atender a este doble proceso que opera, por momentos, de modo
solapado en lo que hace al proceso de salida de dispositivos de encierro; mecanismos
disciplinarios que derraman sus operatorias más allá de los muros, de los límites discretos y
discernibles de un tratamiento -psiquiátrico, penitenciario- a la configuración de los
escenarios posibles de producción y reproducción de la vida.

(…) la existencia de todo un conjunto de técnicas y de instituciones que se atribuyen


como tarea medir, controlar y corregir a los anormales, pone en funcionamiento los
dispositivos disciplinarios a los que apelaba el miedo de la peste. Todos los
mecanismos de poder que, todavía en la actualidad, se disponen en torno a lo anormal,
tanto para marcarlo como para modificarlo, componen estas dos formas, de las que
lejanamente derivan. (Foucault, 2013, p.231) [El destacado es propio]

En relación a las poblaciones que han atravesado por dispositivos de encierro


pareciera operar un continuum entre estos dos modelos; se suceden un sinfín de miradas
punitivas y evaluativas, que delimitan circuitos de los cuales se requieren numerosos sostenes
y condiciones de posibilidad para salir.

Sin embargo, si ubicamos el prisma de análisis en el trabajo, pareciera aplanarse la


discusión en términos de exclusión del mundo del trabajo, un “por fuera” de lo que se
reconoce como colectivo de trabajadores. Pero, ¿De cuál colectivo? Una primera respuesta
podría ser el de los trabajadores formales. ¿Entonces trabajo es sólo empleo? ¿Trabajo
asalariado? ¿Derecho al trabajo o el trabajo como derecho de ciudadanía? Aquí considero
oportuno recuperar unas palabras de Vanessa Barros, quien se aboca a investigar el trabajo
en prisión, en cárceles de Minas Gerais, pero que aporta claridad sobre la tensión que articula
la trama de la salida en términos del trabajo para sujetos que han atravesado por dispositivos
de encierro:
No entanto, o discurso oficial sobre a função ressocializadora da pena privativa de
liberdade não perdeu seu vigor e tem no trabalho o grande elemento propiciador dessa
suposta inclusão social de egressos prisionais, representado como panaceia para todos
os males. Todavia, são discursos genéricos, distantes do que é oferecido intramuros
como trabalho e de suas relações com o mundo exterior. Ainda assim, a política
publica de atendimento ao preso mantém essa orientação idealizada do trabalho,
desvinculada da realidade de seu desenvolvimento no cotidiano prisional. 1 (Andrade
Barros, 2015, p.33)

Foucault aporta la categoría de normalización, como práctica que alcanza a los


anormales, no al hecho cometido que llevo a prisión o al psiquiátrico, si no al autor, al
“individuo anormal” (Foucault, 2014, p.49). Este “por fuera” del trabajo puede ser descripto,
así, en otros términos. No pertenecen al colectivo de trabajadores porque son incluidos en
términos del colectivo de los “anormales”, son primero y ante todo presos-locos; presos que
trabajan; locos que logran su equilibrio haciendo actividades manuales. División,
normalización, amplificación y desinstitucionalización de los mecanismos panópticos. En
esta clave, los dispositivos de encierro pueden comprenderse como puntos de apoyo para la
vigilancia posterior, donde la modalidad de panóptico aparece como fórmula de
generalización del control –difusa, múltiple, polivalente- operante en el cuerpo social entero
(Foucault, 2013). Este proceso transversaliza las trayectorias de las poblaciones que se
incluyen en el problema de investigación que se busca construir, por lo cual es preciso atender
a sus operatorias particulares en relación al trabajo.

Esta comprensión que describe los procesos de control más allá de los muros
institucionales brinda herramientas para enriquecer y dar renovado alcance a la noción
incluida en el problema de investigación en curso que se enuncia como “espacio carcelar”,
para dar cuenta de la lógica que desborda los límites definidos por los muros institucionales
y produce operatorias de silencio y sujeción a un orden de continuo control. Entramado de

1
Sin embargo, el discurso oficial sobre la función resocializadora de la pena privativa de libertad no ha perdido
su vigencia, y tiene en el trabajo un gran elemento propiciador de la supuesta inclusión social de quienes egresan
de la prisión, representándolo como panacea para todos los males. Todavía, estos discursos genéricos, están
distantes de lo que es ofrecido intra-muros como trabajo y de sus relaciones con el mundo exterior. Aun así, la
política pública orientada a los presos mantiene esa orientación idealizada del trabajo, desvinculada de la
realidad de su desenvolvimiento en el cotidiano de la prisión. (La traducción es propia).
prácticas y tecnologías de poder que multiplican los efectos de vulnerabilidad en todo el
cuerpo social, produciendo más y más deterioro en pos de la normativización. Desarma y
reconfigura tejidos familiares y sociales, vacía de contenidos, de posibilidades para la
producción y obstaculiza todo proyecto de futuro; derrama operatoria de silencio, de
incertidumbre, de no arraigo que producen de-subjetivación (Correa & León Barreto, 2015).

Las conceptualizaciones ofrecidas por Foucault permiten interrogar de una manera


única estas operatorias de multiplicación de las formas de encierro a partir de los modos de
control y vigilancia permanente; dispara una red de análisis que permite indagar los circuitos
para quienes tienen trayectorias en relación a dispositivos de encierro, expandiendo las
barreras hacia el exterior. Las formas particulares en las que esto ocurre deben ser descriptas
y puestas en relación con el escenario socio-laboral profundamente meritocrático y
competitivo, correlativo a un aumento sostenido de las tasas de encarcelamiento y
sostenimiento del manicomio como principal modo de intervención frente al padecimiento
subjetivo. A su vez, debe asumirse la ineludible tarea de desarrollar una analítica de las
relaciones de poder:

Se trata de sugerir más bien que las instituciones siempre deben analizarse a partir de
las relaciones de poder y no a la inversa, y que el punto de anclaje fundamental de
éstas, aun cuando se materializan y cristalizan en una institución, debe encontrarse
fuera de la institución (Foucault, 1988, p.17).

La cuestión del poder

Pero si el poder es en realidad un conjunto abierto, más o menos coordinado (y sin duda tirando a
mal coordinado) de relaciones, en ese caso, el único problema consiste en procurarse una red de
análisis, que permita una analítica de las relaciones de poder (Foucault, 1977/1978).

Resulta oportuno retomar aquí una de las preguntas con las que comencé el presente
trabajo: ¿Qué dimensiones indagar o cómo provocar a estos hechos evidentes a fin de develar
“cuál es el problema específico y a la vez original relacionado a ellos”? En este campo de
análisis donde lo evidente convive con lo terrible, introducir el análisis de las relaciones de
poder resulta no solo una forma de dar mayor alcance o generalización a las interpretaciones
desde lo conceptual, sino una advertencia metodológica para el análisis de las relaciones que
se buscan comprender.

(...) no se trata de interrogar al “poder” acerca de su origen, sus principios o sus límites
legítimos, sino de estudiar los procesos y las técnicas que se utilizan en diferentes
contextos institucionales para operar sobre la conducta de los individuos, tomados en
forma individual, o como grupo, para dar forma, dirigir, o modificar su manera de
actuar; para imponer fines a su inacción o para inscribirla dentro de las estrategias
globales, que son, por lo tanto, múltiples en su forma y lugar de ejercicio e igualmente
diversas en los procedimientos y las técnicas que introducen. (Foucault, 1984, p.944)
[El destacado es propio]

Por otro lado, Foucault usa como justificación de su análisis: “(...) analizar la
“sexualidad” como un modo históricamente específico en el que el sujeto es objetivado por
él mismo y por otros a través de ciertos procedimientos precisos de “gobierno” (Foucault,
1984, p.944). Por esto lo concibe en tanto “dispositivo de la sexualidad”. Tomando la
fórmula, es posible hacerla funcionar en otros términos a fin interrogar la problemática que
me encuentro indagando: mi objetivo es analizar el “encierro” como un modo históricamente
específico en el que el sujeto es objetivado por él mismo y por otros a través de ciertos
procedimientos precisos de “gobierno”, cuya productividad configura los campos de acción
posibles de los sujetos también en la salida desde la objetivación de los mismos en tanto
peligrosos y anormales. Este dispositivo construye su red en función de prácticas, tanto como
disposiciones arquitectónicas emblemáticas (grandes construcciones, con pabellones en
ambos casos, clasificación de los sujetos en función de criterios propios del tratamiento que
se busca impartir, etc.), que sirven como anclaje para potenciar la socialización y extender
su “sombra”2.

Hacia el interior de las prisiones y manicomios las relaciones de violencia o poder en


su faz negativa son más evidentes, ante la limitación del movimiento, donde esta

2
Se usa el término “sombra” a fin de hacer una relación con la expresión usada por los sujetos privados de
libertad que aluden al estar presos como el “estar en la sombra”.
(…) relación de violencia actúa sobre un cuerpo o sobre cosas: fuerza, somete,
quiebra, destruye: cierra la puerta a toda posibilidad. Su polo opuesto sólo puede ser
la pasividad, y si tropieza con cualquier otra resistencia no tiene más opción que
intentar minimizarla” (Foucault, 1988, p.13).

Dada esta premisa, y aun reconociendo que hacia el interior de estos espacios operan
relaciones de poder y no solo de violencia, es que se torna promisoria la indagación del
proceso de salida de los dispositivos de encierro, ya que resulta el momento estratégico para
indagar la reconfiguración de las estrategias de poder, atendiendo a los procedimientos y
técnicas que configuran el campo de acción de los sujetos en dicha salida. Foucault nos dirá:

En efecto, lo que define una relación de poder es que es un modo de acción que no
actúa de manera directa e inmediata sobre los otros, sino que actúa sobre sus
acciones: una acción sobre la acción, sobre acciones eventuales o actuales, presentes
o futuras. (...) una relación de poder se articula sobre dos elementos, ambos
indispensables para ser justamente una relación de poder: que "el otro" (aquel sobre
el cual éste se ejerce) sea totalmente reconocido y que se le mantenga hasta el final
como un sujeto de acción y que se abra, frente a la relación de poder todo un campo
de respuestas, reacciones, efectos y posibles invenciones. (Foucault, 1988, p.13) [El
destacado es propio]

Enunciado en términos de hipótesis de trabajo, para formular una analítica del poder
en el marco del proceso de indagación doctoral en curso sería: las relaciones de poder, que
anclan su modalidad en los dispositivos de encierro, no suspenden sus efectos en el momento
de salida, si no que reconfiguran sus estrategias y se generalizan en diversas agencias del
Estado como en las relaciones sociales, determinando circuitos que reproducen la
normalización y el control como estrategia privilegiada de determinación del campo de
acción actual y posible de los sujetos en la salida del encierro.

Cobra centralidad entonces el análisis en términos de la positividad del poder, en la


invención de sus tecnologías

(…) una reacción de inclusión, observación, formación de saber, multiplicación de


los efectos de poder a partir de la acumulación de la observación y el saber. Pasamos
de una tecnología de poder que expulsa, excluye, prohíbe, margina y reprime, a un
poder que es por fin un poder positivo, un poder que fabrica, que observa, un poder
que sabe y se multiplica a partir de sus propios efectos (Foucault, 2014, p.57). [El
destacado es propio]

En vinculación a los objetos analíticos a atender para captar esta productividad,


Foucault (1977/1978) fundamenta la necesidad de examinar cómo las grandes estrategias de
poder se incrustan, encuentran sus condiciones de ejercicio en las micro-relaciones. El
Estado totaliza e individualiza, nos dirá Foucault, y sobre estas poblaciones el Estado tiene
una presencia y demanda permanente. Si nuestro prisma es el trabajo, dicha presencia se
torna particularmente contradictoria: respondan a los parámetros de tratamiento siempre
definidos por otros; en la salida, que sean trabajadores autónomos, que auto-gestionen su
trabajo. Para captar entonces su productividad, para ingresar al proceso de investigación de
las “prácticas”, de lo que “se hace” a los sujetos en el proceso de salida atravesadas por el
estudio sobre el modo de configuración de las relaciones de poder, una arista sería la
construcción que hacen en los discursos de diferentes agencias y agentes que intervienen con
estas poblaciones en la salida de dispositivos de encierro. Esto operaría como el campo de
posibilidades, la trama para comprender las relaciones de poder y los modos de subjetivación.
Foucault abre una interesante forma de interpelar estos discursos, sin caer en constatar si
funcionan o no, si no reconstruir en ellos la comprensión respecto a “cuáles deben ser sus
condiciones, que estatus debe tener, que posición debe ocupar en lo real o en lo imaginario
para poder convertirse en un sujeto legítimo de cualquier entendimiento dado” (Foucault,
1984, p.941), desde mi especificidad, en un sujeto legítimo para el trabajo.

Sin embargo, si hablamos de poder en Foucault, nos referimos a una relación entre
sujetos libres. Nuestra indagación debe poder reconocer en dichas prácticas no sólo cómo los
sujetos son producidos, sino a la par como se producen a sí mismos (Foucault, 1988), y esto
no es solo resistencia si no invención: ¿Cómo los sujetos se inventan a sí mismos a partir del
trabajo? O previamente, ¿de qué modo el trabajo es una vía de invención de sí mismos más
allá de los procesos de normalización? O aún antes, ¿es el trabajo –en los términos que se
enuncia por los propios sujetos- una vía de reconfiguración de las relaciones consigo mismo,
con los otros y con el mundo?
A modo de cierre, propongo entonces nuevas preguntas que permiten puntualizar
modos de enunciación del campo de análisis que me propongo recorrer, sintetizando y
haciendo propios los aportes de Foucault: ¿Qué tipo de Dispositivo es el Encierro? ¿Cuál es
el imperativo estratégico del dispositivo de encierro en la actualidad, en una posible historia
del presente, y en particular en su operatoria respecto al trabajo? ¿Desde cuáles resistencias
es posible develar las relaciones de poder que se tejen en la inclusión por medio del trabajo
en la salida de dispositivos de encierro? ¿Cómo los sujetos no sólo resisten, sino que se
inventan a sí mismos en relación al trabajo?

Bibliografía

Andrade Barros, V. (2015) Consideracao sobre a relacao trabalho e cárcere. En A. Pujol &
I. Gutiérrez (coomp.) Trabajo y Subjetividad. Indagaciones clínicas. (pp.33-41).
Córdoba: E-book.
Correa, A. & León Barreto I. (2015) Ponencia: Producción de sentidos y subjetividad en el
espacio carcelar: Acceso a derechos y a la justicia. II Congreso Latinoamericano:
“Delito y Sociedad” Organizado por Programa Delito y Sociedad U.N.L, Maestría en
Criminología FCJS/UNL y la secretaría de Posgrado de la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales. Universidad Nacional del Litoral. Santa Fé.
Foucault, M. (1980) El polvo y la nube. En M. Foucault y otros. La imposible prisión: debate
con Michel Foucault. (pp.37-53) Barcelona: Anagrama.
Foucault, M. (2013) Vigilar y castigar. Madrid: Siglo XXI Editores. Publicación original
1975.
Florence, M. (1984) Autorretrato. En Dictioner des philosophes, Vol. I (pp.941-944) París:
PUB.
Foucault, M. (2014) Los anormales. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Publicación original 1975.
Foucault, M. (julio, 1977/1978) Entrevista publicada en la revista Ornicar, núm. 10.
Traducción al castellano por Javier Rubio para la Revista Diwan, N° 2 y 3, 1978,
págs. 171-202.
Foucault, M. (Jul. - Sep., 1988) El sujeto y el poder. En Revista Mexicana de Sociología, 50,
(3), pp. 3-20. Disponible en URL: http://links.jstor.org/sici?sici=0188-
2503%28198807%2F09%2950%3A3%3C3%3AESYEP%3E2.0.CO%3B2-A

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