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Por sus efectos en los órganos y sistemas del cuerpo, el alcohol y el tabaco
tienen serias implicaciones en la salud, tanto a corto como a largo plazo.
Actualmente, estas dos drogas son responsables de una gran cantidad de
enfermedades y muertes en el mundo, y están ampliamente disponibles por su
carácter legal.
Del total de personas que comenzaron a fumar tabaco antes de los 18 años de
edad, 14.2% probaron experimentalmente la mariguana; en comparación, este
patrón de consumo de mariguana solamente se presentó en 5.4% de quienes
comenzaron a fumar tabaco entre los 18 y 25 años de edad.
Para todas las otras drogas se presenta la misma tendencia: 17% del total de los
que empezaron a fumar antes de cumplir 18 años experimentaron con otras
drogas; comparativamente, esto solo ocurrió en 6.9% de quienes comenzaron a
fumar entre los 18 y 25 años, y todavía en una menor proporción en quienes
fumaron por primera vez después de los 26 años (1.2%).
En conclusión, entre más temprano se inicie el consumo de tabaco es más
probable experimentar con otras drogas.
Con respecto al alcohol, la ENA 2008 reporta que del total de quienes bebieron
alcohol antes de los 18 años, 15.8% experimentaron con otras drogas; de los
que comenzaron a beber entre los 18 y los 25 años, solamente 4.7%
experimentaron con otras drogas y de quienes empezaron a beber después de
los 26 años, sólo el 1.2%.
Los padres de familia que están interesados en prevenir las adicciones en sus
hijos, deben entender la importancia que tiene evitar que los adolescentes se
inicien en el consumo de alcohol y tabaco, ya que en muchas ocasiones la
sociedad mexicana tolera y hasta fomenta el consumo de estas drogas a edades
tempranas, por ejemplo en fiestas de graduación, cumpleaños, festejos de XV
años, así como en el momento que le piden a los hijos comprar cigarros o hasta
prendérselos.
Una relación familiar de cariño y respeto, que fomente estilos de vida saludables,
con reglas y límites claros es la mejor forma de proteger a los hijos de las drogas.