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Sean Gómez

Dale Pratt

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8 abril 2018

El Valor De La Literatura

El valor de la literatura está bajando cada año que pasa en el mundo de dinero donde

vivimos. Cada año más y más estudiantes están entrando la universidad para obtener habilidades

para encontrar un buen trabajo que les pagarán bien. Tristemente, muchos estudiantes no están

entrando para aprender algo por su vida social ni por su vida personal. Cada año menos y menos

estudiantes están entrando las universidades para estudiar los artes liberales; piensan que no les

ayudará conseguir buenos trabajos. Piensan que esos títulos universitarios no valen nada. Pero

cada año, podemos ver que es completamente el opuesto, el valor de esa educación y de la

literatura es inmenso.

En un artículo del periódico Universe, un senador del estado de Utah dice que solo los

títulos universitarios de ingeniería y técnica valen para conseguir buenos trabajos después de

graduarse. El periodista escriba:

A Utah state senator says university degrees often provide few job prospects and saddle

graduates with debt...Republican Sen. Howard Stephenson of Draper says technical

college graduates, by contrast, find gainful employment almost immediately after

finishing school...Stephenson says many four-year degrees are “degrees that lead

nowhere,” but students keep pursuing them because they are told otherwise. (Senator:

University Degrees Lead Nowhere)


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El senador Stephenson piensa que la mayoría de los títulos universitarios no valen para nada

menos obtener deuda, menos los títulos de ingeniería. Tristemente, muchos piensan eso también,

pero no es verdad. Los títulos universitarios de otros campos son muy importantes,

especialmente los de los artes liberales y de literatura. Una química, Loretta Jackson-Hayes

explica como nuestra cultura de la educación actual ha sido cambiada de cómo era en el pasado.

Ella dice:

Our culture has drawn a line between art and science, one that did not exist for innovators

like Leonardo da Vinci and Steve Jobs. Leonardo’s curiosity and passion for painting,

writing, engineering, and biology helped him triumph in both arts and science; his study

of anatomy and dissections of corpses enabled his incredible drawing of the human

figure. (1)

Jackson-Hayes explica que nuestra sociedad ha divido la ciencia y el arte, manteniéndolos

separados por ser muy distintos. Muchos dicen que no pueden funcionar juntos y que los artes

liberales no valen para nada en el mundo de la ciencia. Pero en verdad eso es falso. Jackson-

Hayes, en su artículo, explica la gran importancia de la literatura en el mundo de la ciencia:

A scientist trained in the liberal arts has another huge advantage: writing ability. The

study of writing and analyses of texts equip science students to communicate their

findings as professionals in the field...Scientists are often unable to communicate

effectively because, as Cornell University president David J. Skorton points out, “many

of us never received the education in the humanities or social sciences that would allow

us to explain to nonscientists what we do and why it is important.” (2)

Jackson-Hayes muestra que el conocimiento de la literatura vale muchísimo, especialmente

cuando uno tiene que explicar un tema muy complicado a alguien que no entendería por otra
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manera. La literatura nos ayuda comprender textos y discursos, ver sus puntos importantes,

entenderlos, evaluarlos, y luego explicarlos a otros. Aun el presidente de la Universidad de

Cornell dice que sus estudiantes tienen dificultad de explicar temas porque no han obtenido las

habilidades necesarias para hacerlo (Jackson-Hayes, 2).

Muchos estudiantes piensan que la universidad es solo para conseguir trabajos cuando se

gradúen. Que uno está perdiendo el tiempo si se queda en la universidad por mucho tiempo. Un

cuestionario nos muestra que la importancia de estudiar para aprender está bajando, mientras la

importancia de estudiar para conseguir trabajos que pagan mucho está subiendo.

The American Freshman Survey, which has followed students since 1966, proves the

point. One prompt in the questionnaire asks entering freshmen about “objectives

considered to be essential or very important.” In 1967, 86 percent of respondents checked

“developing a meaningful philosophy of life,” more than double the number who said

“being very well off financially.” Naturally, students looked to professors for moral and

worldly understanding. Since then, though, finding meaning and making money have

traded places. The first has plummeted to 45 percent; the second has soared to 82 percent.

(Bauerlein, 2)

Pero Michael S. Roth, el presidente de la Universidad de Wesleyan, está tratando de combatirlo

y enseñar que la educación es sumamente importante. En el periódico New Republic, escribió:

As the college admissions season moves into higher gear, I’ve been talking with many

stressed-out young people deciding what kinds of schools they should apply to. As

president of a university dedicated to liberal education, I urge them to consider college

not just as a chance to acquire particular expertise but as a remarkable opportunity to


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explore their individual and social lives in connection to the world in which they will live

and work. (1)

Roth está tratando de explicar a nuevos estudiantes la importancia de obtener experiencias en la

universidad para mejorar sus vidas, para que lleven esas experiencias por toda la vida. Es

importante de estudiar para prepararnos para trabajar, pero como explica Roth, es mucho más

importante prepararnos para toda la vida. La literatura definitivamente mejorará nuestras vidas e

incluso nos ayudará prepararnos para seguir adelante después de graduarnos de la universidad,

más allá de nuestras carreras.

En otro artículo, el autor nos muestra el gran papel de profesores en ayudando estudiantes

entender la gran importancia de la literatura. El escritor, Frank Bruni, describa una experiencia

con una profesora que tuvo y como le cambió la vida. Bruni cuenta como ensenó su clase la

literatura y su importancia en el mundo:

She demonstrated the rewards of close attention. And the way she did this – her eyes wild

with fervor, her body aquiver with delight – was an encouragement of passion and a

validation of the pleasures to be wrung from art. It informed all my readings from then

on. It colored the way I listened to people and even watched TV. It transformed me. (3)

La profesora de Bruni le ayudó entender el valor que hay en la literatura. Y esta lección no era

solamente para la duración del curso, ni por el resto del tiempo en la universidad, pero es para el

resto de su vida. Cuando entendemos la importancia y valor de la literatura, prestaremos más

atención a todo que escuchamos y leemos. Entenderemos mejor lo que el autor quiere decirnos, y

raramente será lo que está escrito en el papel. Podremos ver atrás las palabras y obtener un

mayor punto de vista. Con eso podremos tomar mejores decisiones en la vida, y mostrar a futuros

empleos un nivel de entendimiento más alto de lo normal. Será útil en todos campos de la vida.
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Cuando estudiantes no sienten la importancia de la literatura y de la educación,

desvaloran estos y piensan que la educación es algo que se hacen en su juventud y primeros años

de ser adultos no más. Que ir a la universidad es algo para cumplir en su lista de “cosas para

hacer en la vida.” Mark Bauerlein, un escritor por The New York Times, explica que pasa si

profesores no exigen sus estudiantes:

You can’t become a moral authority if you rarely challenge students in class and engage

them beyond it. If we professors do not do that, the course is not an induction of eager

minds into an enlarging vision. It is a requirement to fill. Only our assistance with

assignments matters. When it comes to students, we shall have only one authority: the

grades we give. We become not a fearsome mind or a moral light, a role model or

inspiration. We become accreditors. (3)

Bauerlein nos explica que si estudiantes no son exigidos, o por sus profesores o por sí mismos,

no van a valorar su educación ni los profesores que enseñan sus cursos. No van a tomar enserio

sus cursos y no van a valorar lo que hacen sus profesores por ellos. Eso incluye la importancia de

la literatura que muchos profesores trata de enseñar.

La literatura no es solamente algo que tenemos en la vida, pero también tenemos la

responsabilidad de cuidarla y sus obras. Nos han dado muchas obras de literatura tan

maravillosas en nuestras vidas, y no debemos darlas por hecho. Dean John R. Rosenburg, del

colegio de las humanidades de BYU, explica una experiencia que tuvo cuando una colega le

regaló un libro sobre el Santo Ignatius Loyola. Había escrito una frase en latín adentro, ad usam,

que significa “para usar.” Después que leyó un ensayo del Padre Rolheiser, se dio cuenta del

verdadero significado de esa frase. Significa que podemos usarlo (el objeto que tengamos) pero

en verdad, no nos pertenece. Que tenemos el derecho de usarlo, pero nunca será nuestro, y por
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eso hay que cuidarlo más. Rosenburg dice, “A book is an idea incarnate, and it metonymically

signals a human presence—it makes present (or represents) that presence in the pages. In that

sense ad usam suggests not just caring for the book but caring about the book’s thoughts—and

their thinker,” (Rosenburg, 1). Cuando leemos y aprendemos algo, es importante cuidar esa

nueva información, porque es algo sagrado que hemos recibido. Rosenburg sigue, explicando

como esa frase nos ayuda entender qué es la literatura y la educación para nosotros, a la vez

cómo contestar las preguntas de la vida, preguntas como “¿Que debo hacer con mi vida?” y

“¿Quien debo llegar a ser?” Rosenburg dice:

...it is the question that regularly gets diluted and trivialized by the lists of to-dos that

populate our daily planners. “What shall I do?” is predicate to “Who shall I be?”

These are the questions our educations are supposed to answer. These answers matter

because they affect everyone who surrounds the questioner. We may pursue our

education to get ahead—a spatial metaphor that suggests being apart or being

disconnected from others—or we may pursue learning in behalf of the company we keep.

Properly seen, the anthology classes and books and ideas we call education, more than

instrument or entitlement, more than a claimed prize, is a gift ad usam [to be used]. (1)

Rosenburg nos enseña una cosa muy importante. Que la educación (y la literatura) es un regalo

que hemos recibido. Y como un regalo, debemos usarlo bien. Para nuestro beneficio y para el

beneficio de los demás en nuestras vidas. Hay que tratarlo como algo sagrado. Si no usamos

nuestro regalo bien, es posible que lo perderemos en un futuro cercano.

Una hermana ha hecho eso, de hacer sagrada la literatura. Se llama Hermana Cavanaugh,

y es una monja del Santo José. Ha dedicado su vida para compartir la literatura y enseñarla a
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todos. Ella es profesora de español en Chestnut Hill College et decana de estudios estudiantiles.

Una vez dijo algo muy interesante sobre la literatura. Dijo:

I’m attracted to social poetry, to literature that points at people who are suffering, to poets

and writers who thinks it’s part of their vocation to be a voice for people who don’t have

a voice...Without hitting people on the head with it, it’s something I can put in front of

students and say, “Look at this.” That’s one way God wants me to contribute. (Smith, 18)

La hermana sabe que es su responsabilidad de compartir la literatura a estudiantes. De enseñarlos

la gran importancia de la literatura en sus vidas. También la hermana Cavanaugh nos implica que

la literatura es algo sagrado, por decir que Dios quiere que le enseñe. Si hacemos que nos

importa más, nos ayudará para el resto de nuestro tiempo aquí en el mundo.

El valor de la literatura es inmenso, pero tristemente muchos no lo vean así. Prefieren

dejarlo atrás por obtener habilidades solamente para su carrera y por conseguir trabajos lujosos.

Y la disminución de literatura ha empezado hace mucho tiempo, aun en los tiempos del

comienzo del país. Roth, el presidente de la Universidad de Wesleyan, explica que aun Benjamin

Franklin estaba en contra de las universidades. “You don’t need colleges. Go off and learn stuff

on your own. You believe you are an inventor? You can prove it with sheepskin. You want to

start a successful company? You don’t need permission from out-of-touch professors,” citado

Roth, hablando del mensaje en contra de las universidades. Pero Roth sigue explicando que, si

Benjamin Franklin hubiera podido ver la cultura de la educación hoy, no hubiera pensado lo

mismo. Roth dijo, “He would surely recognize that when industrial and civic leaders call for

earlier and earlier specialization, they are putting us on a path that will make Americans even

less capable citizens and less able to adjust to changes in the world of work,” (1). Sin la

educación, incluyendo la educación de la literatura, nos volvemos a ser incapaces de hacer cosas
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sencillas. Como dijo Roth, si la cultura de nuestro mundo sigue así, no importando de la

educación para la vida y la importancia de la literatura, entonces habrá muchos trabajadores

buenos, pero no serán muy capaces para hacer otra cosa. La educación de los artes liberales nos

hace humanos, nos define. Sin la literatura, somos trabajadores, cáscaras sin almas. Pero con la

literatura, llegamos a ser personas individuales. Roth termina su artículo explicando la meta de la

educación de los artes liberales. “Instead, the goal of liberal education is, in John Dewey’s

words, ‘to free experience from routine and caprice.’ This goal will make one more effective in

the world, and it will help one continue to grow as a whole person beyond the university. This

project, like learning itself, should never end,” (Roth, 3). El valor de la literatura es sin precio. Es

algo muy importante para todos, no importa qué carrera que tenga. Porque es algo muy útil en

todas las carreras, en todos trabajos. Pero más allá, es importante para nuestras vidas. Nos ayuda

mejorar como personas, y nos ayuda entender mejor el mundo en donde vivimos. Sin ella, somos

robots trabajando para ganar dinero y nada más, y así seremos nosotros para el resto de la vida.
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Bibliografía

Associated Press. “Senator: University Degrees Lead Nowhere.” Universe, 2 Feb. 11AD.

Bauerlein, Mark. “What's the Point of a Professor?” The New York Times, 9 May 2015,

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PYzs-hxfbab636519. Accedido 8 abril, 2018.

Bruni, Frank. “College's Priceless Value.” The New York Times, 11 Feb. 2015,

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Z7Yb-DR1582baeca7. Accedido 8 abril, 2018.

Jackson-Hayes, Loretta. “Post Everything: We Need More STEM Majors with Liberal Arts

Training.” The Salt Lake Tribune , 19 Feb. 2015,

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Rosenberg, John R. “Ad Usam.” Humanities, 2014,

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7NQX-aD7b6fe96440. Accedido 8 abril, 2018.

Roth, Michael S. “College Shouldn't Prepare You for Your First Job. It Should Prepare You for

Your Life.” New Republic, 26 Nov. 2014,

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hwlp-Uvafd8cc7795.

Smith, Sara D. “A Ministry of Literature.” 2014,

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w5Kd-cdbbc7919ecc. Accedido 8 abril, 2018.

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