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Estimación El Error en El Cálculo de Volúmenes PDF
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RESUMEN
Desmonte
Terreno Original
Para resolver este problema, resulta muy útil el uso de herramientas gráficas mediante
las cuales es posible representar el terreno en su estado actual y futuro (después de la ejecución
del proyecto), y a partir de ellas poder realizar las estimaciones de los volúmenes de tierra que
se van a mover en concepto de desmonte y terraplén. Tradicionalmente se ha recurrido a la
Geometría Descriptiva, en concreto al Sistema de Representación de Planos Acotados (Gentil,
1998), el cual se adapta muy bien para la representación de superficies topográficas, así como
las modificaciones que sobre ésta se realicen. En la actualidad, el uso de las herramientas
informáticas ha modificado las metodologías de cálculo de los volúmenes de tierra a mover,
utilizando para ello los Modelos Digitales del Terreno (MDT). Los MDTs son estructuras
numéricas de datos que representan la distribución espacial de una variable cuantitativa y
continua. Si la variable representada es la cota de los puntos sobre el nivel del mar, se tiene un
Modelo Digital de Elevaciones (MDE).
Desde la concepción de los MDEs, han sido numerosas las aplicaciones informáticas
desarrolladas para su generación y explotación. El trabajo de Petrie y Kennie (1987), hace una
detallada revisión de los diferentes métodos de interpolación para la obtención de MDEs de
malla y de representación del terreno por curvas de nivel a partir de ellos, exponiendo las
ventajas e inconvenientes de cada uno de ellos. Hace, además, una relación de algunos
programas informáticos de la época utilizados para estos fines. Finalmente se resalta la utilidad
de estas herramientas y se relata el amplio campo de aplicación con el que cuenta. Heesom y
Mahdjoubi (2001), y Aguilar et al. (2005), han estudiado la influencia de las características
morfológicas y el sistema de interpolación sobre la calidad de los MDE.
Respecto a las metodologías para el cálculo del movimiento de tierra usando MDEs, se
puede decir que todas ellas se basan en la comparación de los MDEs de la superficie topográfica
antes y después de realizada la obra. En Zurita de la Vega et al. (1990), Escario y Escario
(1960), y Golden Software (2002), se puede encontrar una relación detallada de las diferentes
metodologías, las cuales han sido usadas en algunos trabajos para optimizar el coste del
movimiento de tierras. Así, Burak y Hilmi (2004) utilizaron el método de la media de las áreas
para desarrollar un algoritmo que optimiza el movimiento de tierras en la construcción de
carreteras. Wong (1983), utilizó el mismo método en un estudio sobre la precisión del cálculo
del volumen de tierra.
En este sentido, cabe destacar que la mayoría de los programas informáticos que
realizan este tipo de cálculo exigen que los dos MDEs a comparar tengan el mismo tamaño de
malla y los mismos límites en X e Y. Cumplidos estos requisitos, cada celda en cada una de las
mallas define un prisma del que se puede calcular su volumen. El volumen total se obtendrá por
el sumatorio de todos los elementales correspondientes a cada celda. Resulta evidente que es
necesario disponer de la información que describa el terreno antes y después de su modificación
con la máxima exactitud. Respecto a la superficie topográfica antes de su modificación, se
realizará un levantamiento topográfico con las características requeridas para conseguir la
precisión deseada.
Las superficies producidas en las zonas de desmonte se cortarán entre sí según aristas,
aunque los procesos erosivos terminarán suavizándolas con el paso del tiempo, originando una
superficie de acuerdo entre planos. La misma teoría se podría aplicar en las zonas de terraplén.
Sin embargo, la realidad es diferente ya que al terraplenar utilizando un material disgregado, las
partículas sueltas se distribuyen según posiciones aleatorias en cualquier dirección, originando
superficies de acuerdo curvas. El proceso de formación del talud de terraplén se puede
simplificar asimilándolo al de vertido de partículas sueltas desde un punto. De esta forma se da
origen a un cono, llamado cono de talud o de vertido, cuyas generatrices tendrán como
pendiente la pendiente natural para el tipo de partículas y grado de agregación que posea el
suelo disgregado. Teniendo esto en cuenta, al considerar una explanación, los infinitos puntos
que definen su contorno serán los vértices de los conos de vertido que se produzcan,
denominándose a dicho contorno línea de vertido. En función de la geometría de la línea de
vertido se obtendrán diferentes superficies de talud, que en cualquier caso será la envolvente de
los infinitos conos de vertido que se producen.
En el caso general de una línea de vertido con forma de curva alabeada, el talud se
define como una superficie reglada desarrollable de cono director de revolución definida por un
plano que se mueve conservándose tangente a una línea directriz dada (curva alabeada
ABCD…, figura 2, izquierda), manteniendo un ángulo constante respecto a un plano de
referencia.
En las zonas de terraplén, cuando la línea de vertido está constituida por varias
alineaciones no continuas (por ejemplo, contorno de una explanación rectangular), se
presentarán ocasiones en las que las superficies de talud originadas por una pareja de
alineaciones consecutivas estén unidas por una superficie tangente a ambas, tal como ya se ha
comentado. Esta superficie, llamada superficie de acuerdo, siempre será cónica, y representa la
envolvente a los infinitos planos de pendiente igual a la del talud que pasan por un punto dado,
por lo que se constituirá en la superficie de acuerdo de los taludes en las esquinas de la
explanación en terraplén. La figura 2 (derecha), muestra una representación en perspectiva de
los acuerdos cónicos entre taludes en una zona de terraplén.
Figura 2. Generación de un talud cuya línea de vertido es una curva alabeada (izquierda), y perspectiva
del acuerdo cónico entre taludes de terraplén (derecha).
Existen ocasiones en las que, por simplificar la labor de representación, estas superficies
no se tienen en cuenta. Incluso existen textos, como por ejemplo Collado (1988), o González y
Palencia (1996), en los que ni siquiera se hace mención ha ello. La no consideración de este tipo
de acuerdos hace que la representación del terreno modificado no se atenga a la realidad, lo cual
provocará un error en el cálculo del volumen de material a aportar, siempre por exceso, y cuya
cuantía dependerá de la geometría del talud y la de la superficie topográfica ocupada por el
mismo. En la figura 3 se han representado de forma superpuesta el encuentro entre dos taludes
de terraplén (sobre una superficie horizontal) sin tener en cuenta el acuerdo cónico (curvas de
nivel rectas), y teniéndolo en cuenta. En ella se puede comprobar que la superficie plana se
queda por encima de la cónica, por lo que los errores de cálculo antes mencionados serán por
exceso, es decir, al no considerar acuerdo cónico se sobreestimará el material necesario para la
construcción del talud.
R R
α β α β
β β
R R
Línea de vertido Línea de vertido
a-2 b-1 b-2
a-1
Una vez fijados estos parámetros geométricos, se generarán los MDEs correspondientes
al acuerdo cónico y en arista viva. El tipo de MDE utilizado en ambos casos ha sido de malla
no regular, tal como se muestra en la figura 5. El fichero que almacena este tipo de MDE consta
de cuatro columnas, las tres primeras para las coordenadas del punto, y una cuarta con la
superficie asociada a éste. Decididos los parámetros que fijan la densidad de malla (∆β y ∆R
para el acuerdo cónico, y ∆k y ∆m para el acuerdo en arista viva), las coordenadas (xi, yi, zi) de
los vértices de la misma y la superficie asociada (si) a cada uno de ellos pueden ser calculadas
para ambos tipos de acuerdo.
R k m
Los MDEs de los terrenos utilizados en este trabajo pertenecen a la Empresa Pública
para el Desarrollo Agrario y Pesquero de Andalucía (D.a.p), y forman parte del resultado de un
proyecto mediante el cual se obtuvo la cartografía digital a escala 1:1000 de la zona del Campo
de Níjar (Almería) (más detalles en Aguilar et al. (2002)). Estos MDEs tienen un tamaño de
malla de 2×2 m, lo cual proporciona una resolución suficiente para alcanzar los objetivos
marcados en este trabajo. Se consideraron dos zonas rectangulares. Las coordenadas UTM de
los vértices SO y NE de cada una de ellas fueron las siguientes: zona 1 (573140, 4079690)-
(573620, 4080080); zona 2: (570030, 4076800)-(570510, 4077190), Uso 30, N. La figura 6
muestra una representación perspectiva y acotada de las dos zonas de trabajo utilizadas.
4080050
4080000
4079950
4079900
4079850
4079800
4079750
4079700
573150 573200 573250 573300 573350 573400 573450 573500 573550 573600
4077150
4077100
4077050
4077000
4076950
4076900
4076850
4076800
570050 570100 570150 570200 570250 570300 570350 570400 570450 570500
Figura 6. Representación perspectiva y acotada de las zonas de trabajo (arriba: zona 1, abajo: zona 2).
2.3 Cálculo del volumen de los acuerdos cónico y en arista viva sobre una superficie
topográfica
Las expresiones que calculan el volumen de estos acuerdos supuesto apoyados sobre
superficies horizontales, para el caso del acuerdo cónico (Vc), y en arista viva (Vp), son las
siguientes:
β × h3 h3 × tag β
Vc = Vp = 2 (1) (2)
6 × tag 2α 3 × tag 2α
donde el ángulo β viene dado en radianes.
En esta situación, el error absoluto (εa) que se comete al no considerar acuerdos cónicos
(Vc – Vp) siempre será negativo, es decir, el error cometido en la estimación del volumen
siempre será por exceso, y vendrá dado por:
h 3 β − 2tag β
2
ε a = Vc − Vp = (3)
6 × tag 2α
El problema que se plantea en esta situación es que las mallas de las superficies a
comparar no tienen el mismo tamaño ni cubre la misma superficie, por lo tanto la comparación
no es inmediata. Dado un punto W del MDE del acuerdo cónico o en arista viva, de
coordenadas (xW, yW, zW), el cálculo de la cota en un punto del terreno cuyas coordenadas
planimétricas coincidan con las de W, se realizará a partir de los cuatro puntos más cercanos a
éste en el MDE del terreno (r1, r2, r3, r4).
donde:
x min − x w y min − y w
col = int +1 fil = int +1
(6)
tm tm
son la fila y la columna, respectivamente, del elemento del MDE del terreno más cercano,
situado al Suroeste al punto W, nc es el número de columnas del MDE del terreno, y t m es el
tamaño de malla del MDE del terreno.
Una vez conocida la cota del terreno en un punto de coordenadas planimétricas (xW, yW),
zt, ésta se compara con la cota del punto W: zW. Si zt < zW entoces en ese punto existe terraplén, y
el volumen asociado al mismo (VW) será:
Vw = (z w − z t ) × S w (7)
3. Resultados y discusión
A cada uno de los volúmenes calculados se le asoció una altura equivalente (hcequ y hpequ
para el acuerdo cónico y en arista viva, respectivamente), entendiendo como tal aquella que
provoca un volumen de talud, supuesto sobre una superficie plana horizontal, igual al calculado
sobre superficie topográfica. Para ello se utilizan las expresiones (1) y (2) en las cuales el valor
a determinar es h. La figura 7 representa los valores hcequ y hpequ enfrentados para una muestra de
1073 de los 1608 casos estudiados. La regresión lineal ajustada en este conjunto de datos fue:
hcequ est. = −0.177 + 1.01003 × h pequ (6)
con un coeficiente r2 = 0.976 (p < 0.01) y donde hcequest. es la altura equivalente estimada. El
coeficiente de determinación tan próximo a 1 indica que, fijados los parámetros que definen la
geometría del talud y ubicado éste en una determinada zona, las diferencias de volumen
encontradas se deben prácticamente por completo a no considerar acuerdo cónico.
altura equivalente del talud cónico (m)
30
20
10
0
0 10 20 30
altura equivalente del talud plano (m)
Figura 7. Regresión lineal ajustada entre hcequ y hpequ (hcequest.=-0.177+1.01003× hpequ, r2=0.976,
n=1603, p<0.01)
A partir de las expresiones (1) y (2), combinándolas utilizando en ellas hcequ y hpequ
respectivamente, y sustituyendo hcequ por la expresión que calcula hcequest., se obtiene la
siguiente ecuación:
3
0.177 V pt × β
Vct est. = 1.01003 − × (7)
hequp 2 × tag β
2
La validación de esta expresión se llevó a cabo sobre los 535 datos seleccionados al azar
que no fueron usados para la obtención de la expresión (6). En la figura 8 se representa el
volumen cónico observado (Vct) frente al estimado (Vctest.) a partir de la expresión (7). La recta
representada en esta figura es la 1:1 y la recta ajustada para estos datos fue:
Vct est. = 0.9155 × Vct (8)
con r2 = 0.952, p < 0.01, lo cual indica que se puede hacer una buena estimación del volumen
del acuerdo cónico en función del calculado no teniendo en cuenta dicho acuerdo.
140000
100000
estimado (m3)
80000
60000
40000
20000
0
0 50000 100000 150000
Los 535 datos correspondientes al volumen del acuerdo cónico estimado (Vctest.) a
partir del ajuste anterior, junto con los datos observados de volumen para el acuerdo en arista
viva (Vpt), se utilizaron para estimar el error absoluto (eat). En la figura 9 se representa el error
absoluto observado (eat) frente al estimado (eatest.) para los datos de control. El ajuste lineal
realizado entre ellos fue:
eat est. = 1.0938 × eat (9)
Con r2 = 0.921 (p <0.01), lo cual indica que se puede hacer una aceptable aproximación del
error absoluto que se está cometiendo en el cálculo de tierras a mover cuando en los taludes de
terraplén no se considera acuerdo cónico.
error absoluto estimado (m3)
160000
140000
120000
100000
80000
60000
40000
20000
0
0 50000 100000 150000
error absoluto observado (m3)
Se encontró un amplio rango de valores de ert que varió entre el 0.62 y el 990.73%. El
rango de valores encontrado para eat varió entre 4 y 178640 m3. Estos errores son debidos casi
exclusivamente a la no consideración del acuerdo cónico entre taludes adyacentes, lo cual puede
acarrear importantes discrepancias en el cálculo del volumen de tierra a mover, con las
consecuencias económicas que esto supone.
Se ha encontrado una expresión mediante la cual, a partir del volumen calculado sin
tener en cuenta el acuerdo cónico, poder estimar el error absoluto que se cometerá en cada caso
concreto. De esta forma, se dispone de una herramienta que se utilizará para corregir los valores
calculados en estas zonas que la mayoría de los programas informáticos dan. Se conseguirá así
un cálculo más preciso del volumen de tierra a mover y, por tanto, un mejor ajuste del
presupuesto.
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