Está en la página 1de 246

1º Edición Noviembre 2019

©Mia Ford
LA HIJA DE SU JEFE
Título original: His boss´s daughter
©2019 EDITORIAL GRUPO ROMANCE
© Editora: Teresa Cabañas
tcgromance@gmail.com

Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, algunos lugares y


situaciones son producto de la imaginación de la autora, y cualquier
parecido con personas, hechos o situaciones son pura coincidencia.
Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en las
leyes, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita del
copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier
método o procedimiento, así como su alquiler o préstamo público.
Gracias por comprar este ebook.
Índice
Nota de la editora
Capítulo 1 - Reece
Capítulo 2 – Alexa
Capítulo 3 - Reece
Capítulo 4 – Alexa
Capítulo 5 – Reece
Capítulo 6 - Alexa
Capítulo 7 – Reece
Capítulo 8 – Alexa
Capítulo 9 – Reece
Capítulo 10 – Alexa
Capítulo 11 – Reece
Capítulo 12 – Alexa
Capítulo 13 – Reece
Capítulo 14 – Alexa
Capítulo 15 – Reece
Capítulo 16 – Alexa
Capítulo 17 – Reece
Capítulo 18 – Alexa
Capítulo 19 – Reece
Capítulo 20 – Alexa
Capítulo 21 – Reece
Capítulo 22 – Alexa
Capítulo 23 – Reece
Capítulo 24 – Alexa
Capítulo 25 – Reece
Capítulo 26 – Alexa
Capítulo 27 – Reece
Capítulo 28 – Alexa
Capítulo 29 – Reece
Capítulo 30 – Alexa
Capítulo 31 – Reece
Capítulo 32 – Alexa
Capítulo 33 – Reece
Capítulo 34 – Alexa
Capítulo 35 – Reece
Capítulo 36 – Alexa
Capítulo 37 – Reece
Capítulo 38 – Alexa
Capítulo 39 – Reece
Epílogo – Alexa
Si te ha gustado este libro no te pierdas
Nota de la editora

Tras la traducción, la novela ha pasado por un proceso de corrección


donde, como editora, he tratado de adaptar las expresiones y diálogos para
acercarla a una forma de hablar más cotidiana. De ahí que el resultado
final haya sufrido algunos cambios, aunque siempre se ha respetado al
máximo el manuscrito original de la autora.
Espero que disfrutéis de esta novela tanto como yo lo hice al leerla.
Capítulo 1 - Reece

—¿Hoy es el día? —Mi amigo, Wesley, me dice mientras ve como me


coloco mi mochila gigante sobre mi hombro, tras comprobar que tengo
todo lo que necesito—. ¿Nos vas a dejar? Eres un holgazán.
—Apenas —se une mi otro amigo, Tom, empujando a Wes
juguetonamente a un lado—. Este imbécil va derecho hacia un auténtico
caos. Piensa que tener un hijo será alucinante, pero estará hasta arriba de
pañales.
—Oh, sí, y también todo ese llanto. Será como estar en el infierno,
¿no? Estaremos más seguros aquí.
Me río de todos sus comentarios tontos, sin sentirme molesto por
ninguno de ellos. Sé que no va a ser fácil, no soy una de esas personas que
va a llegar a la paternidad esperando que sea sencilla, pero también sé
cuánto tiempo nos han llevado a Christine y a mí llegar a este punto. No ha
sido fácil, el embarazo no ha surgido sin problemas, por lo que es
maravilloso que tengamos este hijo después de todo. Estoy dispuesto a
pasar por momentos difíciles para ser padre.
Solo espero ser lo suficientemente bueno para nuestro hijo. Eso es todo
lo que quiero. Tengo la visión en mi cabeza de ser un buen padre, y es un
sueño que quiero hacer realidad. Christine estará bien, está hecha para ser
madre, por eso solo estoy preocupado por mí. He leído todos los libros de
preparación, aunque los libros solo pueden darme algunos consejos. La
realidad será muy diferente, pero al menos estoy acostumbrado a no
dormir mucho, ya que el trabajo a veces lo requiere.
—Sí, sí, estaré en el infierno, muchachos —anuncio con una sonrisa—.
Por favor, sentid lástima por mí.
—Oh, lo haremos. —Wes me da una palmada en el brazo para
tranquilizarme—. Rezaremos por ti. Pero de todos modos, felicidades,
amigo.
—Sí. Estarás bien. —Tom está de acuerdo—. Y estoy seguro de que
será muy divertido.
—Lo será. Probablemente —sonrío ligeramente—. Y si no, entonces
volveré en el próximo vuelo de vuelta.
—¡No lo dudamos! —Se ríen a carcajadas—. Nos vemos pronto,
amigo.
Al despedirme de los muchachos y salir de la estación, me pregunto
cómo será estar de baja por un tiempo. Ser un Navy Seal es una gran parte
de mi identidad, lo ha sido desde que me uní justo después de la
secundaria, hace diez años, y siempre es extraño estar lejos. Es como vivir
una doble vida la mayor parte del tiempo, sin que ninguna de las dos se
cruce con la otra. Pero también amo el otro lado de mi vida. Las cosas con
Christine son increíbles..., la mayoría de las veces. Es cierto que ha habido
algunos desafíos por todo esto, pero estamos bien.
Un bebé solo puede acercarnos más. Es todo lo que hemos estado
buscando. Y si no..., bueno, estoy ausente la mayor parte del tiempo y
ahora nos veremos más a menudo y será bueno para los dos. Estará bien.
Tiene que estarlo…

Respiro hondo, inhalando el delicioso aroma de estar en casa. Por


mucho que sienta el temor de dejar mi puesto atrás, siempre vale la pena
sentir esta maravillosa comodidad. Después de todo, aquí es donde
realmente me siento como soy.
Sonrío mirando hacia mi casa, tomando solo un segundo para
adaptarme antes de entrar. No puedo esperar para abrazar a mi esposa, para
consolarla, para hacerle saber que estoy aquí para ayudarla hasta el final
del embarazo. Odio haber tenido que perderme tanto, pero al menos estoy
aquí para la parte más importante.
Con pasos gigantes, cierro la brecha entre la puerta principal y yo, y
llamo. Tengo las llaves conmigo, pero de esta manera será más una
sorpresa. Christine sabe que voy a venir, pero no sabe cuándo.
—¡Espere! —Grita al otro lado de la puerta—. Será solo un minuto.
Sé lo que está haciendo, tiene puesta su cómoda bata, y tiene miedo de
abrir la puerta por si es alguien que no conoce. No se molestaría si supiera
que soy yo, pero eso es lo que hace que esto sea tan divertido. Siento una
deliciosa emoción de anticipación desgarrándome de arriba a abajo
mientras espero.
—Lo siento, yo... —La puerta se abre, y allí está ella en todo su
esplendor. Mi bella esposa de cabello negro con una barriga tan grande que
parece un desafío llevarla consigo—. ¿Reece? ¿Esto es…? ¿De verdad eres
tú?
—Estoy en casa, cariño. —Abro los brazos y ella cae en ellos—. Por
fin estoy aquí.
—No puedo creerlo. —Se sacude entre mis brazos. Me pregunto si está
llorando—. Esto es tan increíble. —Ella aspira por la nariz. Sí,
definitivamente está llorando. Estas deben de ser las hormonas locas de las
que tanto me ha estado hablando—. Estoy tan…
—Oye, estás bien. Estoy aquí para lo que necesites. Puedes
simplemente descansar.
—¿Descansar? Sí, tienes razón. Creo que necesito..., ¡oh! —Hace una
pausa, mientras la conmoción recorre su rostro.
—Nena, ¿qué pasa? ¿Qué ocurre? ¿Estás bien?
—Yo solo..., creo que la sorpresa de verte de nuevo en casa ah…, ah…
—¿Qué? Oh, Dios, ¿te encuentras bien? No quise decir... Debería
haberte llamado, solo...
—No, está bien. —Se aferra a mi brazo con fuerza—. De todos modos,
ya era la hora. Ha sido solo la conmoción. Mi agua es...
—¿Has roto aguas? —Dirijo mis ojos hacia abajo para ver el charco
entre sus pies—. Eso significa que el bebé ya viene. —Mi corazón salta
hasta mi boca—. El bebé ya está llegando, ¡Dios mío!
—¿Estás teniendo un ataque de pánico? Porque parece que lo estás
teniendo. No puedes entrar en pánico ahora.
Se está poniendo nerviosa. Necesito estar tranquilo por los dos. Hago
un par de respiraciones profundas y asiento. Si he estado en zonas de
guerra y he mantenido la calma, entonces también puedo hacer esto. Esto
es fácil..., o al menos debería serlo.
—Voy a por las llaves del coche, te llevaré ahora al hospital.
—¿Tenemos que irnos ahora? —Sus ojos se abren por la sorpresa—.
Sí, supongo que sí. No quiero dar a luz aquí. Dijeron que podría ser un
poco complicado y que necesito tener médicos y equipo por si acaso.
La palabra complicado es suficiente para llevarme al límite, pero dejo
de lado todo eso. No se trata de mí ahora, y mientras estemos en el
hospital, no tengo dudas de que todo estará bien.
—Entonces me alegro de haber llegado justo a tiempo. —Me inclino y
la beso en la cabeza—. Permíteme dejar mi maleta y nos pondremos en
marcha. Cuanto antes estés rodeada de profesionales médicos, mejor.
Ella me sonríe agradecida antes de apoyar su cabeza contra mi pecho.
Nunca me ha necesitado tanto, y estoy contento de estar aquí con ella.
Podemos superar esto juntos. Christine y yo contra el mundo. La forma en
que siempre ha sido y que debe ser. Para siempre.

—Oh, Dios mío, él es..., es increíble... —Me emociono cuando


finalmente sostengo entre mis brazos a mi hermoso motivo de alegría—.Él
es perfecto. Y tú lo hiciste, Christine, tú hiciste a este pequeño muchacho.
Deberías estar orgullosa.
No fue fácil. Complicado ni siquiera era la palabra, el nacimiento fue
un torbellino, pero ahora todo está bien. Él está aquí y ella está bien...,
aunque mi esposa está increíblemente pálida. Pero tal vez eso sea normal.
—Él es..., él es maravilloso —ella jadea sin aliento—. Oliver. Así es
como quiero llamarlo.
—¿En serio? —No puedo evitar arrugar mi nariz. Ese nombre no es mi
favorito—. Tal vez…
—Su presión arterial ha bajado rápidamente —interrumpe el médico
con un tono de voz demasiado grave, enviando escalofríos por mi columna
vertebral—. Christine Moore, necesitamos llevarte a cirugía para
asegurarnos de que esto no empeore. Es la única opción que nos queda. El
nacimiento ha creado complicaciones...
—¿Más complicaciones? —Extiendo el brazo y agarro la mano de mi
esposa, balanceando a mi bebé en el otro brazo—. ¿No hemos tenido
suficientes complicaciones con todo esto? ¿Qué está pasando?
Pero el doctor no me hace caso. Parece que tiene que actuar rápido
para hacer lo que sea necesario. Apenas tengo tiempo para agacharme,
besar a mi esposa y decirle que la amo antes de que él y su equipo la
obliguen a hacer..., bueno, lo que sea que tengan que hacer. Aún no lo sé.
Solo espero que todo termine pronto.
—Está bien, hombrecito —le murmuro a mi hijo—. Mamá regresará
pronto, ¿de acuerdo? Ella no te ha dejado por elección, nunca lo haría. No
tienes idea de cuánto te quiere, pequeño. Solo necesitan curarla, eso es
todo. No les llevará mucho tiempo, no te dejará. Querrá pasar más tiempo
contigo.
Pero llora de todos modos, por supuesto que lo hace. Los bebés
necesitan a sus madres. Especialmente cuando acaban de nacer. Realmente
espero que Christine vuelva pronto para asegurarle que todo va a estar
bien.
Pero la cirugía lleva tiempo, y nadie parece poder decirme qué está
pasando, así que, en cambio, trabajo con la matrona para aprender a
cambiar el pañal de mi hijo y darle un biberón para alimentarlo. Tiene
demasiada hambre para esperar a que regrese su madre, así que no
tenemos otra opción. Parece calmarlo por un tiempo, pero la insatisfacción
permanece. No importa lo que haga, él quiere a su madre.
—Está bien, Oliver. —Por supuesto que se llamará Oliver. ¿Cómo
podría llamarse después de esto?—. Ella regresará pronto, te lo prometo.
Volverá, y más fuerte que nunca. Confía en mí, ya lo verás.
Pero la aceleración de mi corazón y la sequedad de mi boca sugieren
que mi cuerpo piensa lo contrario. Hay un instinto terrible en el fondo de
mis entrañas que me dice que estoy a punto de romper la primera promesa
a mi hijo.

—No. —Mi cuerpo se desliza hacia el suelo y mi cabeza cae entre mis
manos. Gracias a Dios Oliver está en su cama durmiendo en vez de aquí.
No sé si podría seguir sosteniéndolo en este momento—. No, no, no.
—Lo siento, señor Moore, hicimos todo lo posible...
—No. No lo acepto. No puedo. No hay manera. No pasamos por todo
esto, mientras trataba de quedarse embarazada durante tantos años, para
después pasar por dificultades durante el embarazo y luego este terrible
nacimiento solo para que ella me deje. No, no te creo. No quiero
escucharlo. Quiero verla. Quiero ver a mi Christine.
—Me temo que eso no es posible en este momento...
Su tono suave para intentar consolarme solo logra molestarme. No
estoy en el estado de ánimo adecuado para oírlo. No puedo escucharlo.
—No, deja de mentirme. Solo tráeme a mi esposa. Quiero verla,
necesito verla. No puedo... —Estoy sin aliento, como si todo el aire
hubiera sido absorbido por completo de mis pulmones—. No puedo hacer
esto sin ella. No puedo estar solo, no puede..., no puede estar muerta,
simplemente no puede.
Pero lo está. Lo supe incluso antes de que el médico me lo dijera, ya
que podía sentirlo. Su presencia se ha ido y estoy completamente solo.
Sabía que hoy iba a cambiar mi vida para siempre, que iba a salir del
hospital con mi hijo, simplemente no pensé que tendría que dejar a mi
esposa.
¿Qué demonios voy a hacer a partir de ahora? ¿Cómo diablos
sobreviviré a esto?
Capítulo 2 – Alexa

Un año después…
—¡Alexa! ¡Alexa! —grita mi padre escaleras arriba, usando su tono de
voz de almirante. Honestamente, sé que es un hombre importante en su
trabajo, lo sabría aunque no me lo recordara todo el tiempo, pero ¿tiene
que actuar así en casa? ¿No puede ser simplemente un padre normal? ¿Del
tipo que tienen mis amigos?—. ¡Alexa!
—Sí, papá, ya voy. Dios, dame un minuto, ¿no? Estoy en medio de
algo.
—¿Tú? ¿Centrada en algo? Sin duda estás acostada en tu cama,
mirando la pantalla de tu móvil.
Mis mejillas se sonrojan con enojo..., sobre todo porque eso es
exactamente lo que he estado haciendo durante las últimas dos horas.
Comencé a buscar trabajo antes de aburrirme y pasar a las redes sociales,
pero mi padre nunca se centrará en el bien que hago. A él le gusta fijarse
en lo malo, como si yo fuera una desilusión constante. A diario le gusta
recordarme que abandoné la escuela secundaria hace dos años con buenas
calificaciones y que no he hecho nada desde entonces, porque un puesto a
tiempo parcial en una tienda de ropa aparentemente no cuenta como nada.
Solo porque no está a la altura de sus estándares imposibles. Creo que la
universidad habría sido su sueño, pero no era lo que quería para mí.
Tal vez si mi madre todavía estuviera viva, él no sería tan duro, pero
dado que la perdimos de cáncer cuando era solo una niña, supongo que
nunca lo sabré. Solo tengo que lidiar con el dictador y acostumbrarme.
Me imagino que podría mudarme, pero tendría que arreglármelas sola.
A pesar de mi padre, esta es una vida mucho más fácil. Todavía puedo
divertirme mucho con mis amigos, lo que no podría hacer si tuviera que
pagar las facturas, entre otras cosas, por lo que no iré a ningún lado por el
momento. Lo soportaré porque tengo que hacerlo.
Bajo las escaleras pisando fuerte, asegurándome de que mis pasos
llenos de ira se escuchen en toda la casa. Quiero que mi padre sepa qué
nube de tormenta le espera cuando finalmente lo encuentre.
—Ah, ahí estás. —Pasea sus ojos ante mí mirándome de arriba a abajo,
dejando claro que no se ha tomado bien mi desaire—. Con esa ropa,
supongo que no tienes trabajo hoy en la tienda, ¿verdad?
Cruzo mis brazos a la defensiva sobre mi pecho.
—¿Qué está pasando, papá?
—Esta noche tenemos a un invitado para cenar, así que debes vestirte
bien y comportarte.
—Uff, ¿no será otro de tus aburridos amigos de la Marina? —Pongo
los ojos en blanco—. No, gracias. Paso.
Me giro y empiezo a subir las escaleras, pero tengo un mal
presentimiento sobre esto. Puedo sentir los ojos enojados de mi padre
atravesándome. No tiene absolutamente ninguna intención de dejarme
escapar tan fácilmente. Mis pies se desaceleran por su propia cuenta, mi
cuerpo reconoce lo que es mejor para mí, incluso si mi boca no lo sabe. Y
mi boca nunca lo hace. Me mete en muchos más problemas de lo que
debería.
—Alexa Martin, detente justo donde estás. —Hago lo que me ordena,
aunque me irrita—. No quiero que me hables así. Nunca. Siempre te sales
con la tuya...
—¿Salirme con la mía? —La ira me atraviesa—. No me dejas salirme
con nada. Aprovechas cualquier oportunidad para menospreciar mis
elecciones solo porque no se ajustan a tu punto de vista...
—No voy a entrar en esto contigo otra vez. —Sus manos descansan
sobre sus caderas. Esto significa que quiere negociar—. Esta conversación
no se trata de eso. Te estoy hablando de una cena sencilla esta noche. Una
cena con uno de mis amigos. Simplemente te estoy pidiendo que te
arregles y te portes bien, sin que me avergüences.
—Si te avergüenzo tanto, entonces quizá sea mejor que no vaya.
—Estás siendo ridícula. Te quiero ahí. Solo quiero que te portes bien,
¿es tan difícil?
Ya sé a dónde irá a parar esto, he tenido esta misma conversación un
millón de veces y hoy no tengo el corazón para ello. Mi padre es el
almirante, él nunca pierde, y mientras esté bajo su techo, tengo que lidiar
con eso. Es muy molesto, pero bien podría ceder ahora.
—Está bien, papá. —Pongo una sonrisa falsa, dulce y enfermiza—.
¿Qué te gustaría que me pusiera?
—Oh, no seas tan estúpida. No voy a decirte lo qué tienes que ponerte
—. Saca su móvil y comienza a escribir rápidamente, terminando la
conversación de una manera increíblemente hipócrita..., —. Solo ponte
algo que no te haga ver como si acabaras de llegar del refugio para
personas sin hogar.
—El hecho de que esté usando pantalones deportivos no significa que
no sean elegantes...
—No me hagas empezar con la cantidad que gastas en ropa. Ese
trabajo no es bueno para ti. Gastas más en esa tienda de lo que ganas cada
semana. Es una locura. Aunque, si eso es algo de lo que quieres hablar...
—Te veré más tarde. —Sigo subiendo las escaleras, enfurruñada como
una adolescente hosca—. Avísame cuando esté la cena.
—¿Vas a estar en tu cuarto hasta entonces? Está bien, prefiero que
estés allí y no en un lugar del que no sepa cuándo vas a volver. No quiero
que faltes esta noche.
Creo que es importante que alguien venga a cenar esta noche, pero él
actúa así siempre que se trata de alguien del trabajo. Tiene que dar la
impresión de que hacemos vida juntos. Es como si pensara que mi
comportamiento afectará a la manera en que la gente lo ve en el trabajo.
Como si no me permitiera mi propia vida. Mi propia personalidad. Pero lo
peor es que creo que su impresión podría ser la correcta. Todos sus amigos
parecen tan juiciosos como él.
Cojo mi móvil nuevamente, tan pronto como me encierro en mi
habitación y llamo a la única persona que realmente creo que me entiende,
Rebecca. Ella era mi mejor amiga en la escuela secundaria y es de las
pocas personas que se quedaron en este lugar. Los demás se fueron a la
universidad o al trabajo, pero nosotras no queríamos ir a ningún lado. La
adoro.
Rebecca: ¡Oye, perra! —Llora de la risita mientras me pregunta—.
¿Qué está pasando?
Alexa: Uff, es solo mi padre, se está comportando de nuevo como un
imbécil. —Me dejo caer en la cama y ruedo poniéndome de frente—.
Entonces, no hay cambios.
Rebecca: Es un idiota, ¿no? Y sé con certeza que no le gusto.
Alexa: No Rebecca, él solo piensa que eres una mala influencia para
mí. ¿Te lo puedes imaginar?
Rebecca: ¿Yo? —exclama, como si esto fuera una conmoción para ella
—. Tú eres la mala influencia.
Alexa: Lo sé, ¿verdad? —Me paso los dedos por el pelo y me río. En
cualquier caso, ella siempre encuentra una manera de hacerme sentir
mejor cuando todo va mal—. Hoy viene a cenar otro de sus aburridos
compañeros, así que tengo que vestirme y actuar como una dama. ¡Sabes
cuánto odio eso! Apesta.
Rebecca: Lástima que todos sus compañeros sean viejos y aburridos.
De lo contrario, podría ser divertido.
Sé lo que está pensando y la idea me deja perpleja.
Alexa: No, esas palabras son demasiado terribles.
Rebecca: Es una pena. Sería una forma de hacerlo más interesante. De
todas formas, solo tendrás que beber un buen vino y superarlo. Luego,
mañana por la noche, podríamos ir a ese club nuevo para que te recuperes.
Alexa: ¿Un club nuevo? ¿De qué hablas? No he oído nada de eso.
Rebecca: Antes se llamaba The Ivy, pero alguien lo compró y le
cambió el nombre. Aunque no puedo recordar cual. ¿Quizá The Bell? No
lo sé, algo así, pero se supone que es increíble.
Suspiro y giro sobre mi espalda.
Alexa: ¡Sí! Suena divertido. Necesito una salida nocturna, han pasado
años desde la última.
Rebecca: ¡Fue el fin de semana pasado, loca! —Se ríe—. Pero sé a qué
te refieres. Yo también lo necesito. He roto con Dwayne y me gustaría
encontrar a alguien nuevo. Ya sabes, para ayudarme a superarlo.
Alexa: Ni siquiera estabas con Dwayne, ¿verdad? Pensé que no era
algo serio.
Rebecca: Sí, y ahora se acabó, así que tengo que seguir adelante.
Obviamente.
Alexa: Dios, me haces reír —respondo sonriendo—. Entonces, ¿qué
pasó?
Rebecca: Era soso en la cama, eso es todo. Me cansé de él.
Eso suena como a mi novio de la secundaria, la única persona con la
que realmente he estado. Era una relación en todos los sentidos. Lo amaba
tanto que no creía que hubiera nada mejor, pero como me dejó y se fue a la
universidad, ahora sé que no valía la pena. La siguiente persona con la que
tenga algo serio debe sorprenderme. Por eso prefiero citas casuales, como
le pasa a Rebecca. Y como ella, siempre obtengo lo que quiero.
Rebecca: ¡Por supuesto! Bueno, eso requiere una buena noche, ¿no?
Alexa: Estoy de acuerdo. Será divertido.
Rebecca: Bueno, solo piénsalo para ayudarte esta noche. Y, como
siempre, buena suerte con tu padre y el señor aburrido.
Lo iba a necesitar si quería pasarlo con la cabeza en su sitio.

—¡Alexa, a cenar! —Puedo decir al escuchar el tono de voz más


amable de mi padre que su invitado ha llegado. El espectáculo ha
comenzado.
Pongo los ojos en blanco y le grito que voy de camino. Luego miro mi
reflejo en el espejo. El vestido azul marino muestra mi esbelta figura de
una manera que no molestará a mi padre, mi cabello rubio brillante está
recogido en una cola de caballo de aspecto muy puritano y mis ojos azules
brillan. Él no va a conseguir nada mejor que esto.
«Bien, solo hazlo —me digo decididamente en el espejo—. Piensa en
mañana. Será muy divertido».
Una sensación de temor me invade mientras bajo por las escaleras.
Siento que me dirijo a la guarida del león y no hay forma de escapar. Pero
coloco mis hombros hacia atrás y levanto la barbilla para parecer confiada.
Puedo fingir hasta que llegue a esa habitación. El vino me ayudará.
—Ah, Alexa, estás aquí —dice mi padre cálidamente—. Reece, esta es
mi hija, Alexa.
¡Mierda! Tan pronto como me encuentro con los penetrantes ojos
verdes del invitado de mi padre, mi corazón da un vuelco. Él no es lo que
esperaba en absoluto. No es un tipo viejo y aburrido. Es joven. ¡Tal vez
treinta años, y también es sexy! Tiene un cuerpo fuerte y musculoso,
cabello castaño corto y una cara amigable. También es más alto que yo, lo
cual es raro, ya que mido casi uno ochenta. Y me encantan los hombres
que son más altos que yo.
—Hola, Reece. —Quizá esta noche no será tan mala después de todo
—. Encantada de conocerte.
Dejé que mis ojos le recorrieran, mostrándole mi lado más depredador,
sin que pudiera evitarlo. Una parte de mí lo deseaba y siempre obtengo lo
que quiero, sin importar lo complicado que pueda ser para él al estar
trabajando para mi padre. Pero él desvía la mirada como si no le interesara
en absoluto. Bueno, está bien. No dejaré que eso me detenga. Lo haré
comer de la palma de mi mano pronto.
—Sí, hola. Alexa, ¿verdad? —pregunta distraídamente—. También es
un placer conocerte.
Oh, no tienes ni idea de lo bueno que es. Pero lo harás, pienso
malvadamente. ¡Vas a saberlo en seguida!
Capítulo 3 - Reece

Uff, eso fue una pesadilla. En realidad no sé por qué acepté. Pasar la
noche con el siempre nervioso almirante y su malcriada hija no iba a ser
divertido, ¿verdad? Debería haber dicho que no. Pero, por supuesto, no
podía hacerlo ya que él me ayudó mucho. En mis momentos de necesidad,
básicamente me salvó la vida.
Cuando perdí a Christine, pensé que el mundo se había acabado. No
sabía qué demonios hacer. Solo sabía que por encima de todo estaba
Oliver, mi hijo. Necesitaba que estuviera protegido de cualquier cosa, y
como mi esposa ya no estaba en este mundo, no sabía qué podía hacer.
Claro, tengo una niñera, pero no podría pedirle a alguien que lo cuidara la
mayor parte de su vida. Él necesita a su familia, me necesita. Bueno,
realmente necesita a su madre, pero, por supuesto, eso no es posible.
Desafortunadamente.
Fue entonces cuando me acerqué al almirante con la cabeza entre las
manos y le rogué. Supo que estaba en mi momento más bajo y me ayudó
de la mejor manera posible. Me consiguió un trabajo para hacer desde casa
y así poder estar cerca de mi hijo para ayudarlo y criarlo, y también me
ayudó a encontrar a Valencia, la niñera. No sé qué habría hecho sin él. Mi
cabeza estaba dispersa, no podría haberlo hecho solo...
Incluso un año después, no sé cómo podría haber resuelto todo eso sin
él. Mi cabeza está mejor ahora, me encuentro bien, pero aún así estoy
terriblemente agradecido por la forma en que me salvó el cuello.
Supongo que cada vez que me invite a cenar, estaré allí,
independientemente de si su hija es molesta o no. Vengo de la nada,
siempre tuve que cuidarme, así que ver a alguien tener todo y ni siquiera
apreciarlo, me irrita. Alexa realmente es una de esas personas a las que
solo les importa cómo se ve y cuántas fiestas hace. Su padre podría tratar
de actuar de otra manera y presentarla de forma diferente, pero puedo ver
a través de todo. No pueden engañarme. Ella es una mala noticia, no es
alguien con quien quiera desperdiciar una noche.
Y no importa que sea hermosa, porque lo sabe y lo usa como ventaja.
Sinceramente, creo que si su padre supiera la verdad sobre ella, todo
cambiaría. Por lo general, es una persona muy observadora, por lo que no
debe verlo simplemente porque no quiere. Es más fácil para él, estoy
seguro.
Sacudo la cabeza cuando entro en mi coche, tratando de bloquear toda
la noche. La comida era buena, pero la compañía fue terrible. Hubiera
preferido pasar la velada solo en casa con mi hijo. Me concentro en eso
todo el camino de regreso, lo maravilloso que será volver a estar con
Oliver. No sé si soy el padre que soñé que podría ser. Lo intento, pero la
crianza es difícil. También asumí que tendría a mi esposa a mi lado, así
que hacerlo solo es diferente. Aun así, lo estoy intentando y creo que está
tan feliz como cualquier niño de un año pueda estar...
Al menos eso es lo que me gustaría pensar, hasta que vuelvo a casa.
Puedo escuchar el llanto desde aquí. Suena terriblemente angustiado. Es
un sonido que me atraviesa y me duele el alma. Necesito detenerlo de
inmediato. No sé cómo Valencia es capaz de cuidarlo. No parece
molestarla en absoluto.
Abro la puerta y la atravieso, la desesperación corre por mis venas.
Encuentro a Valencia sentada en la mesa de la cocina, leyendo una revista,
sin importarle el resto del mundo. Me irrita verla así. No debería
molestarme alguien que ha estado presente durante los últimos diez meses,
pero ella lo consigue.
No se preocupa por Oliver, pienso muy a mi pesar. No como Christine
lo habría hecho.
No importa cuántas veces me diga eso. Por supuesto, ella no lo hace,
ya que no es su madre, pero eso no impide que me enfade. Necesito toda
mi fuerza de voluntad para calmarme y alejarlo.
—Hola, Valencia —escupí—. Voy a ver a Oliver, ¿de acuerdo?
Apenas levanta la vista para reconocerme, lo que me irrita aún más. Si
tuviera algo de energía, la despediría y buscaría a alguien, pero todo el
proceso suena agotador. Sobre todo porque Valencia vive con nosotros, por
lo que siempre está cerca de mi hijo. Eso sería difícil de reemplazar. No
puedo perderlo.
No, la situación está bien. No hay nada de qué preocuparse. Estoy un
poco molesto hoy porque he tenido un largo día en la oficina. Es un trabajo
por el que estoy agradecido, pero no es por lo que me inscribí en la
Marina, además también influye esta terrible noche. No es culpa de
Valencia, ella ha estado presente por mucho tiempo. No tiene sentido
causar aún más agitación en la vida de Oliver. Estoy seguro de que ya está
lo suficientemente confundido.
Subo las escaleras de dos en dos, y en seguida siento una oleada de
alivio y amor cuando veo a mi hijo. Tiene el mismo cabello y ojos color
cuervo que su madre, lo que me hace extrañarla aún más. Si tan solo
hubieran detectado la afección cardíaca subyacente antes, podrían haberla
tratado, tal vez haber sido aún más cuidadosos cuando dio a luz. Intento no
quedar atrapado en «qué habría pasado si» porque el pasado no se puede
cambiar ahora, pero no siempre es fácil.
—Hola, hombrecito —le susurro mientras levanto a mi niño llorando
—. ¿Qué pasa? Oye, ¿te están saliendo más dientes?
No me responde, ya que todavía no sabe utilizar bien las palabras, por
lo que simplemente apoya su cabeza contra mi hombro y se calma un
poco. Esto es todo lo que necesita, solo saber que hay alguien ahí.
—Estoy aquí ahora, pequeño, ya no tienes de que preocuparte. Estoy
aquí para ti.
Paseo por la habitación con él mientras noto que se duerme sobre mí, y
me detengo cuando llego a la foto de Christine. Estoy seguro de que
todavía no puede entenderme, pero me gusta contarle historias sobre ella,
solo para que la conozca. No quiero que piense que me he olvidado de ella.
—¿Sabes?, conocí a tu madre cuando tenía diecinueve años. Llegué a
casa de licencia y salí con Cody. Estábamos tomando una copa en el bar
local y la vi al otro lado de la habitación. —Una sonrisa se extiende por
mis labios—. Estaba bailando con sus amigas y de inmediato me
sorprendió lo hermosa que era. —Un suspiro sale de mi boca—. Me
fascinó de inmediato. Quería conocerla. Por supuesto, no pensé que le
interesara, ya que no paraba mucho por casa. Estuve mucho tiempo en la
Marina. Trabajando. Pero ella lo hizo, quería conocerme y nuestro
romance floreció a partir de ahí.
Entonces me trago mis sentimientos, al no querer mostrar la tristeza
que me rodea. Oliver no necesita sentir eso, pero me golpea fuerte cuando
comparto esto con él. Tal vez deberíamos haber sabido que esto sucedería.
Después de todo, Christine perdió a su madre justo después de que ella
naciera, y su padre murió de una enfermedad cardíaca más adelante.
Nunca lo había asociado, pero tal vez no había nada que pudiéramos haber
hecho para ayudarla.
Mis padres ya no están, pero por una razón diferente. Dejaron el país
para vivir en Europa hace mucho tiempo. Ni siquiera estoy seguro de
dónde están en estos días, en Italia, creo.
—De todos modos, suena como si ahora estuvieras dormido,
hombrecito, así que déjame acostarte.
Cuando está dormido es cuando me siento más solo. Ahí es cuando
extraño tener a alguien. No cuento con quien hablar o con quien compartir
mi vida para obtener consuelo. Estoy solo y apesta. Cody sigue
diciéndome que necesito seguir adelante, que es hora de encontrar a
alguien y me pregunto si tiene razón...
No sé si estoy listo o no. Es un paso gigante y aterrador, pero
eventualmente tendré que hacerlo. No puedo vivir aislado para siempre,
¿verdad? Lentamente me volvería loco ya que no estoy hecho para estar
solo.
Una vez que Oliver está dormido, cojo mi móvil y llamo a Cody.
Cualquier cosa para evitar volver a ver a Valencia. Simplemente no estoy
de humor para su cara en este momento. Es mejor si me mantengo fuera de
su camino.
Cody: Hola, amigo —dice con una sonrisa en su voz—. ¿Cómo te va?
Reece: Sí, bien, aunque acabo de pasar una noche con el almirante y su
hija.
Cody: ¡Uff, eso suena horrible! —Cody lo entiende. Me ha oído gemir
lo suficiente—. Necesitas desahogarte.
Reece: Mmm, podrías tener razón. Me siento un poco..., inquieto.
Cody: Oh, eso suena prometedor. Como si finalmente estuvieras listo
para un gran golpe.
Reece: ¿Gran golpe? —pregunto inquisitivamente—. ¿Qué quieres
decir exactamente con eso?
Cody: Ya sabes, un gran golpe donde te vuelves loco y te diviertes un
poco. Creo que lo necesitas después del año que has tenido. Llevo tiempo
queriendo preguntarte acerca de uno, pero no parecías estar listo. Aunque
creo que podrías estarlo ahora. Me parece que finalmente es la hora.
Deberíamos ir a ese nuevo club mañana por la noche.
Reece: ¿Club? —gimo de nuevo—. ¿No crees que somos demasiado
viejos para ir a un club?
Cody: Aún no tienes treinta años. No seas tan ridículo. Si alguien
necesita una noche en un club, eres tú.
Tengo la sensación de que no voy a salir de esto fácilmente..., y creo
que tampoco quiero hacerlo. Puedo gemir y gemir por todo ello, pero de
alguna manera necesito comenzar a regresar al mundo real. Es lo que
Christine hubiera querido. Ella no me querría miserable y triste. De
ninguna manera. Y quizás un club nocturno sea más divertido de lo que
creo. En realidad podría ser entretenido. De todos modos será mejor que
esta noche.
Reece: Está bien, ¿por qué no? —suspiro—. Vamos a hacerlo.
Cody: Eso es genial, amigo. Eso me encanta. Va a ser épico. ¿Por qué
no vienes a mi casa a las ocho?
Reece: ¿A las ocho? Eso parece un poco temprano si vamos a ir de
fiesta.
Cody: Prebebidas, amigo. —Se rió a carcajadas—. ¿Cuánto tiempo has
estado fuera de juego?
Reece: Demasiado tiempo. —Negué con la cabeza y me reí, pero luego
un pensamiento lleno de horror me golpeó.
Reece: No quiero que esperes demasiado de mí. Aunque, haré todo lo
que pueda.
Cody: Lo sé, lo sé, has pasado por mucho. Pero lo haremos bien, no te
preocupes por eso.
Reece: Muy bien, bueno, nos vemos mañana entonces.
Cody: Ya estoy entusiasmado. Nos vemos.
Reece: Adiós, Cody. Te veo pronto.
Mi corazón latía con fuerza mientras colgaba el teléfono, ya que no
estaba seguro de si había sido un error, por lo que recé para que no fuera
así. Necesitaba hacer algo para cambiar, para sacarme de esta rutina y
esperaba que esto lo lograra.
Capítulo 4 – Alexa

—Este lugar es increíble, ¿verdad? —grita Rebecca, de alguna manera


logrando hacerse escuchar por encima de la música. Asiento, aunque no
estoy muy segura de estar de acuerdo. Es cierto que se está bien aquí, pero
no lo describiría como increíble. Pero Rebecca está borracha como una
cuba, incluso más que yo, y lo está pasando de maravilla—. ¡Guau!
—Hola, señorita. —De repente hay un par de brazos inoportunos
alrededor de mi cintura. No me importa que me toquen, pero cuando está
invitado a hacerlo. Nunca alguien que piensa que porque llevo una
minifalda brillante puede ponerme las manos encima—. ¿Qué tal si me
dejas invitarte a una bebida, jovencita?
Me giro rápidamente y lo empujo, mostrándole mi mirada más seria.
No importa que este tipo sea bastante guapo, estoy molesta con él. Se ha
atrevido a cruzar mi barrera sin que se lo pidan.
—No quiero un trago. Puedo comprarlo. —Agito mi cóctel hacia él—.
Así que gracias, pero no.
Muestra el labio inferior, fingiendo estar realmente dolido por lo que
estoy diciendo. Sin embargo, no le importa una mierda. Soy la última
chica con quien está probando ya que solo quiere echar un polvo.
—Eh, no seas engreída. Permíteme pagarte una copa. Solo quiero
conocerte.
—Bueno, eso es exactamente lo que deberías haber hecho antes de
ponerme las manos encima.
Él pone los ojos en blanco, como si lo estuviera provocando con la
intención de irritarlo. Indudablemente ese hombre está empeorando las
cosas cada vez más. No, hombre, no. Tiene aproximadamente la misma
edad que yo, así que es un niño. Infantil.
—Vale, lo siento, princesa —dice con una gran cantidad de sarcasmo
chorreando de su lengua—. No quise ofender...

—Entonces, la próxima vez que hables con alguien, comienza siendo


amable, en lugar de un idiota.
—Vosotras, las mujeres..., todas queréis igualdad, pero también
queréis un tratamiento tradicional. No puedes tener las dos cosas. Ya sea
uno o el otro, no puedes elegir cómo quieres que te traten.
Me inclino muy cerca de él, de hecho, creo que él supone que voy a
disculparme, lo cual es ridículo, y susurro con mi famosa voz seductora:
—Lo único que quiero es que te vayas a la mierda.
Me grita una serie de insultos mientras me voy, pero no escucho nada.
Podría haber quedado para discutir con ese tipo durante toda la noche, pero
no tiene sentido. No quiere escuchar lo que tengo que decir. No le haría
cambiar de opinión por mucho que lo intentase. Él piensa que tiene razón
y eso es todo. Si hay una lección positiva que mi padre me ha enseñado a
lo largo de los años, es que no puedes discutir con estúpidos.
«Idiota —murmuro para mí mientras camino—. Todos los que están
aquí lo son».
Creo que ese es el problema. No hay nadie con quien pueda tener una
conversación decente. Ni siquiera Rebecca, ahora que está en camino de
no servir para nada. En cualquier momento, encontrará un chico y será el
final. A ella le gusta ese tipo de idiotas, no le molesta si son infantiles o
no, siempre y cuando estén dispuestos...
No ayuda que solo tenga en mente a una persona, el hombre de anoche.
Reece tipo sexy Moore. ¡Vaya!. No solo estaba tan caliente como el
infierno, sino que también tiene ese toque sexy que me excita. No quiso
admitirlo anoche, ni siquiera para sí mismo, pero anoche hubo algo
chisporroteante entre nosotros. Algo intenso y sensual. Capté un destello
en sus ojos de vez en cuando que fue delicioso.
Mm, podría animar a mi padre para invitarlo a cenar de nuevo. Admito
que no será fácil seducirlo en mi casa con mi padre cerca, pero me gustan
los retos. Y quiero hacerlo.
Hay algo de misterioso en Reece, puedo sentirlo y quiero saber más.
No es que quiera conocerle en profundidad, porque podríamos terminar
accidentalmente como algo demasiado serio, pero sí quiero arañarle la
espalda mientras lo hacemos y desatar lo que sea que haya dentro de él.
Un pequeño y hermoso escalofrío recorre mi espina dorsal mientras
pienso en él. Es distinto. ¿Cómo demonios me las arreglé para no saltar
sobre la mesa y abalanzarme sobre él? Aun así, no me preocupa. De una
forma u otra al final obtendré lo que quiero. Voy a desnudar a ese hombre
sexy...
«Oh, por supuesto. —Señalo en dirección a la pista de baile hacia mi
amiga, que tiene sus brazos envueltos alrededor de un extraño sexy
mientras sus labios chocan con los de él. Rebecca me ha dejado sola, tal
como lo predije—. Excelente».
Tengo dos opciones. ¿Me doy por vencida y me dirijo a casa o me
tomo otra copa? ¿O le doy a esta noche cinco minutos más? Dado que mi
padre me está esperando en casa con una mueca en la cara, quedarme un
poco más es definitivamente más atractivo.
Me dirijo hacía el bar. No quiero más avances no solicitados, así que
necesito dejar claro mi estado de ánimo para el resto del mundo. Solo me
gustaría tomar un trago, sin el esfuerzo de hablar con un extraño.
—Espera. —De repente, mi corazón deja de latir. Acabo de captar algo
por el rabillo del ojo que me ha llamado la atención. Giro la cabeza
lentamente para comprobar si en efecto he visto lo que pienso que he
visto. Tal vez se trate de una ilusión al estar pensando en él... Dios mío, es
real. Él en efecto está aquí. Esto está ocurriendo.
Ni siquiera me cuestiono lo que hago, instantáneamente cambio mi
dirección y me dirijo hacia él. No hay ninguna posibilidad de dejar pasar
la oportunidad de ver a Reece fuera de mi casa. Esto es cosa del destino, es
mi oportunidad. El destino nos está uniendo, dejando claro que
necesitamos terminar desnudos...
—Hola, Reece. —Me apoyo en sus hombros, de puntillas—. ¿Cómo te
va?
Se da la vuelta con confusión en sus ojos y me ve.
—Oh, vaya, Alexa. Estás aquí.
—No pareces muy feliz de verme. —Me río con una sonrisa femenina
—. Aunque yo sí me alegro de verte.
—Alexa, este es Cody. —Me señala a su amigo, que también es muy
guapo, pero no posee el mismo factor x que tiene Reece—. Y Cody, esta es
la hija del almirante, Alexa.
Cody levanta una ceja y sonríe. ¡Puede sentir la química entre
nosotros! Reece solo podrá evitarlo durante un tiempo, y luego él estará
entre mis brazos y tendré el control. Aunque solo sea por una noche.
—Voy al bar. —Cody se excusa al instante—. ¿Queréis algo vosotros?
Ambos pedimos nuestras bebidas y luego nos quedamos solos. La
carga sexual entre ambos nos está gritando. Me sorprende que toda la
discoteca no esté en llamas con toda la electricidad estallando a nuestro
alrededor. Eso quiere decir algo.
—Entonces, ¿cómo te va, Alexa? —pregunta mientras se mete las
manos torpemente en los bolsillos.
—Oh, todo bien. —Le paso la mano por el brazo, disfrutando del
resplandor sensual—. Realmente bien. Estamos disfrutando de una gran
noche, ¿no? Este lugar es..., bueno, es indescriptible, ¿no?
Sonrío sexualmente, haciéndole saber que realmente estoy hablando de
nosotros en lugar de la discoteca. Y por la forma en que se mece de un pie
a pie, es evidente que él también lo entiende. Me gusta que mi presencia lo
desconcierte. Todo esto es muy bueno.
—Es..., sí. Tampoco tengo mucho que decir al respecto.
—No creo que tu amigo vuelva, ¿sabes? Las bebidas se han ido por la
ventana.
—¿Por qué dices eso? Cody no suele hacer..., oh.
Tan pronto como Reece ve a Cody hablando con una mujer, lo sabe. Le
ha sucedido lo mismo que a mí. Ya habíamos abandonado la posibilidad de
echar un polvo. Pero eso ha cambiado, haciéndolo aún mejor para
nosotros, ya que ahora podemos estar solos.
—Bueno, eso está bien, ¿no? —Agarro su mano. Está tan sorprendido
que casi la quita. Casi, pero no puedo evitar notar que no lo hace—. Tú y
yo podemos aprovechar al máximo esta noche y divertirnos un poco.
Él asiente aturdido, aparentemente perdiendo la capacidad de hablar,
así que aprovecho eso y lo atraigo hacia mí. Lo arrastro hasta la pista de
baile y empiezo a moverme. Sacudo las caderas, convirtiéndome en una
diosa sexual ante sus ojos. Creo que Reece está empezando a ver por qué
siempre consigo lo que quiero.
Se mueve torpemente. Parece que ha pasado mucho tiempo desde la
última vez que salió, lo cual está bien para mí. Significa que puedo
cautivarlo fácilmente y tenerlo bajo mi hechizo. Y definitivamente lo
estoy consiguiendo. Sus ojos están vidriosos mientras me muevo contra él,
ronzándome ligeramente. No lo suficiente para que pueda ser patético y
apestar, pero sí lo suficiente como para que sienta algo.
Apuesto a que está duro, incluso con una sonrisa de satisfacción. Estoy
segura de ello. Y no sabe qué hacer al respecto.
Quiero extender la mano y agarrarlo para atraerlo hacía mí. Si se
tratara de otra persona, ya lo habría hecho, pero no creo que vaya a ir
demasiado bien con él. Es inquieto y nervioso y no quiero que se aleje.
Cuando Reece me mira, me paso la lengua por el labio, guiñándole un
ojo mientras lo hago. Si no comprende cómo me siento en este momento,
entonces me temo que nunca lo hará. Pero se da cuenta. Es inevitable.
Joder, apuesto a que esas manos ásperas se sentirán bien contra mi
piel. Tiemblo de emoción. Apuesto a que es increíble.
No sé cómo sucede. Estoy tan obsesionada con él que no me doy
cuenta hasta que es demasiado tarde, pero mi talón se resbala debajo de
mí. Debo haberme escurrido con algo, supongo, porque mi baile estaba
quedando perfecto. Lo sé porque estos son mis movimientos ensayados.
Nunca me caigo, esto no es parte del plan. Y ahora estoy jodida...
Justo cuando estoy a punto de caerme sin poder evitar que suceda, un
fuerte par de brazos se deslizan debajo de mí y me atrapan antes de tocar
el suelo. Un par de brazos fuertes, cálidos e increíbles. Mi pulso se acelera
inmediatamente, un calor aumenta en mi estómago y tengo la sensación
más extraña que he sentido en mi vida.
—Oh, Reece —jadeo—. Muchas gracias. No sé cómo ha sucedido
esto...
—Creo que has bebido demasiado. Es hora de llevarte a casa.
Está siendo un poco condescendiente, y también está malinterpretando
lo que estoy diciendo, ya que esto no ha sucedido porque haya bebido
demasiado, pero no discuto. Quiere llevarme a casa, y sé lo que eso
significa. Maldición, esto ha funcionado rápido, sabía que podía
conseguirlo, pero no pensé que un hueso tan duro con él fuera tan fácil de
romper. No puedo quitar la sonrisa de satisfacción en mi rostro, cuando
pienso la increíble forma en que esta noche va a terminar.
Capítulo 5 – Reece

¿Qué cojones? No sé qué hacer, esto es una locura. Ya van dos noches
seguidas. Dos noches arruinadas por la jodida Alexa. Ella es exactamente
lo que pensé que era, una chica fiestera sin cerebro. Una pesadilla infernal.
Incluso parece una fulana con la minúscula blusa ajustada y la falda corta
que muestra demasiado. Sin olvidarnos de sus tacones altísimos. Estoy
bastante seguro de que su padre no la vio salir de casa esta noche, ya que
no le habría dejado. Ella podría ser técnicamente una adulta, pero apuesto
a que él no lo ve así. Me lo imagino alucinando.
Si Cody no hubiera estado tan decidido a salir y a obligarme a hacer lo
mismo, estaría teniendo una buena noche, y no aquí con esta chica,
tratando de averiguar qué hacer con ella.
«Necesito hacer esto por el almirante —me digo con determinación—.
Necesito ayudarlo como él hizo conmigo».
Nunca le diré que vi a su hija en una discoteca, simplemente la llevaré
a casa en un taxi al ser lo correcto. Le alegraría saber que la cuidé en caso
de que alguna vez se entere.
—Guau, aquí se está tranquilo. —Alexa se ríe tan pronto como el aire
frío la golpea—. Comparado con el de ahí dentro.
—Sí, bueno, supongo que eso es..., no lo sé.
—Hablas raro. —Ella se ríe una vez más—. Pero es bonito, me gusta.
—Hmm. —Entrecierro mis ojos, preguntándome si me está tomando el
pelo. La miro.
Algo extraño le sucede a mi corazón cuando la observo. No sé qué es,
pero se siente bien. Será porque está muy buena. Pero obviamente es sexy,
y no de una manera sutil. Aunque no es mi tipo. Y demasiado joven
también. Christine tenía la misma edad que yo, y eso fue fácil..., la mayor
parte del tiempo. Probablemente también sea el alcohol. He bebido
algunas copas, así que eso habrá nublado mi juicio. Esto no es algo real...
No, no puede ser. Ni siquiera sé si estoy listo para seguir adelante, y ni
pensarlo con alguien tan inapropiado. Alguien cuyo padre ha sido una
persona tan increíble para mí, de ninguna manera. Ni en sueños.
—Correcto. —Toso torpemente, apartando mis ojos de ella—.
Cojamos un taxi.
—Sí, claro, cojamos un taxi. Vas a volver a mi casa, ¿verdad?
Trago saliva tratando de ignorar la forma en que sus ronroneantes
palabras me hacen sentir. Esto es una locura. Ni siquiera me gusta esta
chica, ni siento nada por ella. Probablemente solo sea un juego y se esté
divirtiendo conmigo.
—Me aseguraré de que llegues segura —asiento—. Creo que será
mejor si me cercioro de que estás bien.
Me las arreglo para que venga un taxi y la guío adentro. No puedo
decir si realmente está tan borracha o si está actuando para tratar de que la
acompañe. Pero no importa, esto no va a ninguna parte. La veo alejarse
tambaleando en su dirección, inclino mi cabeza hacia atrás contra el
reposacabezas mientras conducimos. Estoy agotado. No físicamente, pero
parece como si esto tomase mis emociones y las drenase. Maldita Alexa,
otra vez.
¿Qué diablos? De repente, siento algo en mi rodilla. Una mano. Separo
mis labios, dispuesto a decirle que me suelte antes de que esto de un giro
extraño, pero solo sale el silencio de mi boca. No sé qué me pasa. Incluso
mientras sus dedos se arrastran lentamente por mi muslo, parece que no
puedo detenerla.
Me gusta. Ese es el principal problema. Ha pasado demasiado tiempo
desde que alguien me ha tocado. Cuanto más se acerca a mí, más difícil se
vuelve. Casi quiero que se pase de la raya y que me agarre. Necesito su
mano sobre mí, tocándome, acariciándome, llevándome al cielo.
Mierda, me estoy quedando sin aliento y la cabeza me da vueltas. Si no
tengo cuidado, perderé la compostura. Mientras cierro los ojos trato de
recordar quién es, quién es su padre y qué podría significar esto..., pero
parece que no puedo unir los puntos. Mi cuerpo está sobrepasando mi
mente, volviéndome loco.
—¡Oh! —respiro profundamente mientras ella me la toca. Puede sentir
lo duro que estoy y sabe que es debido a ella. Me pregunto si eso será
suficiente para ella, si solo quiere demostrar que puede ponerme duro.
Puede que no sepa mucho sobre ella, pero parece ser su tipo de juego.
Alguien que se excita manipulando.
«No me jodas», sus dedos son increíbles. La forma en que me acaricia
fuera de mis pantalones, tan suave y dulce, pero sexy y salvaje, casi me
hace explotar. No sé cuánto tiempo más podré mantener la calma.
«¡No! —mi cerebro de repente me grita—. No, no, no. No sigas. Está
mal».
—P..., para —tartamudeo, mientras aparto su mano—. No, no hagas
esto. No quiero...
—¿No quieres que lo haga? —Suena enfadada e incrédula—. No me
vengas con eso. Yo sé que tú…
Mis mejillas arden. No sé si el taxista nos está escuchando o no, pero
si es así, es bastante obvio lo que está pasando. Probablemente tiene todo
tipo de opiniones sobre esto. Yo los tendría.
—Basta, Alexa, esto es ridículo. Has bebido demasiado.
—¿Hablas en serio? —Chilla—. ¿Ahora me vas a juzgar por salir y
divertirme?
No me gusta cómo suena esto. Es como si estuviera tratando de ser su
padre o algo así. Puede que sea un poco mayor que ella, pero esa no es mi
intención. Solo quiero que... No sé, se comporte.
—No es eso, simplemente no quiero que hagas nada de lo que te
arrepientas.
—No soy una niña. —Cruza los brazos sobre su pecho—. Sé lo que
estoy haciendo.
—Lo sé, no estoy diciendo eso, solo... —Uff, las palabras no salen de
mi boca. No sé cómo cambiar esto, no estoy muy seguro de qué hacer—.
Lo siento, no creo que...
—Lo entiendo, está bien. No necesito que me lo expliques. Lo entiendo
perfectamente, solo estás...
—¿Estoy qué? —me encojo de hombros, mordiendo el anzuelo—. No
sabes lo que soy en absoluto.
—Sí, y tú tampoco me conoces, pero piensas que está bien hacer
juicios sobre mí.
—Eso no es lo que estaba haciendo. Realmente estoy tratando de
ayudar...
—Sí, bueno, no necesito tu ayuda. —Ella mueve sus ojos de arriba
abajo, sin impresionarse.
—Bien, entonces no me molestaré en tratar de ser una buena persona,
porque eso es todo lo que estoy haciendo.
Se da la vuelta y mira por la ventana, pero el aire todavía está
completamente cargado. Hay algo entre nosotros, y es extraño, pero parece
que no puedo resistirlo por mucho que lo intente. No hay nada de qué
preocuparse, definitivamente no es como cuando conocí a Christine, esto
es solo..., no lo sé. Es algo tabú, y supongo que eso lo hace divertido.
—Lo siento, Alexa, no estoy tratando de ser un idiota, solo estoy
preocupado por ti.
—No necesito que nadie se preocupe por mí, muchas gracias. —Se da
la vuelta para mirarme, con los ojos brillantes de rabia. Da un poco de
miedo—. Soy capaz de cuidarme a mí misma.
No puedo evitar sonreír ante eso.
—Sí, supongo que no lo dudo en absoluto.
Doblamos una esquina y ella se gira, derramando su bolso sobre el
asiento. Uno de los objetos que busca, tratando de cogerlo, es su móvil,
pero yo lo consigo primero. Sin pensar realmente lo que estoy haciendo,
escribo mi número en él. Es una estupidez, me grita la voz que se
encuentra al fondo de mi cabeza, pero no me detengo.
—Llámame si te encuentras mal durante la noche. —Se lo devuelvo—.
¿Vale?
—Oh, ¿entonces vas a venir a rescatarme? —Se ríe—. Me gusta cómo
suena eso.
Pongo los ojos en blanco y me río con ella.
—No, no lo digo en ese sentido. Solo trato de ayudar.
—Sí, sí, lo sé. Pareces demasiado honorable para hacer algo así.
Honorable. No sé por qué esto parece un insulto. Envía una incómoda
explosión de angustia alrededor de mi estómago. Suele ser una palabra
asociada de manera positiva, pero no con Alexa.
—¿O no? —pregunta ella, aparentemente volviendo a jugar conmigo
—. Todavía no puedo resolverlo.
—Ese soy yo, un verdadero misterio, seguro. —Ruedo los ojos—. Me
has entendido perfectamente, ¿no?
De una manera extraña, ella parece verme de un modo que nadie más
lo hace. Tengo paredes muy altas, han estado allí desde que Christine
murió, pero es casi como si supiera mirarlas un poquito.
—Oh, mira, ya hemos llegado. —Me mira, casi desafiándome a entrar.
Como si alguna vez fuera a hacer eso. Quiero decir, por ejemplo, ella vive
con su padre y si él me pillase dentro, me mataría. Literalmente me
agarraría y arrancaría mi cabeza—. Supongo que probablemente debería
decir adiós, ¿no?
—Sí —prácticamente susurro como respuesta—. Adiós. Lo más seguro
es que nos veamos pronto.
Ella se desliza fuera del coche, tomándose un momento para detenerse
y así pueda ver su perfecto culo redondo. Dios, tiene un culo increíble.
Uno que hace que mi corazón palpite como loco. Lamo mis labios, medio
preguntándome si valdría la pena el riesgo. Sé que si fuera allí detrás de
ella, tendría la noche de mi vida. Me volvería a presentar al mundo de las
citas de una manera realmente increíble. Pero no creo que pueda. No, sé
que no puedo. De ninguna manera.
Sacudo la cabeza mientras ella entra por la puerta. ¿Qué demonios es
lo que me pasa?
Le doy mi dirección al conductor del taxi y lo hago alejarse antes de
que pueda hacer algo loco como saltar del coche para perseguirla,
básicamente asegurándome de que es mi fin. Necesito sacar mi lamentable
trasero de aquí, al instante.
Llamo a Cody mientras conducimos, al necesitar algo para llenar este
silencio espeso donde todo lo que puedo pensar es en ella, pero por
supuesto, ha encontrado a alguien esta noche, así que no me va a
responder. Estoy completamente solo con estos sentimientos. Estos
sentimientos confusos, extraños y medio borrachos que en realidad no
significan nada en absoluto. Estaré bien por la mañana, trato de
convencerme. Todo esto habrá terminado.
Ver a Alexa esta noche no ha cambiado mi opinión sobre ella, todavía
es exactamente lo que pensé que era cuando la conocí en esa cena, pero
ahora hay algo diferente dentro de mí cuando pienso en ella. Realmente he
notado su lado sensual y no puedo apagarlo. Por mucho que me gustaría.
Siento que estoy en problemas y aún no he hecho nada. Hay algo
peligroso en esta situación y, si no tengo cuidado, terminaré hundiéndome
demasiado.
Capítulo 6 - Alexa

«Uff, ¿qué? —jadeo cuando mis ojos se abren de golpe. Mi boca está
tan desesperadamente seca que parece que alguien hubiera rellenado
algodón entre mis labios. Es asqueroso. Y con mi cabeza golpeando me
siento como una mierda—. ¿Qué ha pasado?».
Me aferro a mi cabeza y parpadeo un par de veces, tratando de
adaptarme al brillo de la luz. Parece que me he quedado dormida con las
cortinas abiertas, lo que me deja sin ningún alivio.
«¿Qué me pasa? —gimo—. ¿Por qué no puedo ser más cuidadosa
cuando salgo?».
Cojo mi móvil esperando que tenga algunas respuestas para mí. No
solo me refiero a la hora, aunque definitivamente es algo que preferiría
saber, sino algo sobre anoche. En este momento, mi cerebro es un gran
agujero negro, y cuanto antes complete las piezas que faltan, mejor.
«Eh, las diez en punto, ¿realmente he dormido tanto? —me pregunto
—. Aunque no es que tenga nada que hacer hoy».
Rebecca: ¿Qué te pasó? Conocí al chico más perfecto. Ahora está en
mi cama conmigo. Xx
Rebecca: Oye, perra, no estás muerta, ¿verdad? El chico perfecto se
acaba de ir. Xx
Rebecca: Joder, no me ignores. Lamento haberte dejado, pero era
demasiado perfecto, eso es todo. Xx
Pongo los ojos en blanco, tratando de no enfadarme con ella. No
resolvería nada. Es exigente cuando quiere algo de mí, y en este momento,
quiere contarme todo sobre el hombre que tuvo anoche.
Alexa: Lo siento, acabo de despertar con una conferencia de mi padre.
Te llamo tan pronto como pueda. Xx.
Espero que eso la aplaque por ahora. Ella sabe cómo es mi padre, así
que esto es totalmente plausible. Incluso podría suceder, tan pronto como
saque mi triste trasero de la cama y lo enfrente. Afortunadamente, él
estaba dormido anoche, así que no me vio entrar y tampoco vio a Reece
afuera en el taxi...
Reece... Dios mío, casi me olvido de todo eso. Reece y el coqueteo, el
baile sexy, la química definitiva entre nosotros que ni siquiera él podía
negar. Luego estaba el viaje en taxi muy sexualmente cargado a casa. Eso
era realmente otra cosa, apenas podía mantener mis piernas juntas bajo la
presión de todo. Todo lo que quería hacer era montarlo a horcajadas.
Quería envolver mis piernas a su alrededor y hacerle el amor allí mismo.
—Oh, y ahí está su número de teléfono, —declaro con alegría—. Lo
tengo de verdad.
Anoche se me resistió, sobre todo porque parecía pensar que estaba
realmente borracha, pero eso no durará. Solo me aseguraré de que la
próxima vez no haya alcohol. El alcohol suele ser un buen lubricante, me
facilita mucho las cosas, pero Reece es diferente. Solo necesito actuar de
manera diferente para atraer mis garras hacia él.
No es que haya tenido problemas en eso hasta ahora. Después de todo,
tengo su número.
Alexa: Hola, Reece, soy yo, Alexa. Solo quería disculparme por lo de
anoche. ¡Que embarazoso! Xx.
Miro la pantalla, esperando que me devuelva el mensaje. Si lo deja
pasar por un tiempo, no conducirá a una conversación agradable y fácil.
Antes que eso preferiría simplemente coquetear.
Reece: No tienes que sentirte avergonzada. Todos hemos pasado por
eso. Espero que hoy estés bien. X
Golpeo el puño con alegría, sin que apenas pueda contener mi
emoción. No solo respondió, sino que lo hizo de una manera que se presta
a más conversación. Este hombre se está hundiendo cada vez más en mi
trampa. Y también hay un beso al final del mensaje. Solo uno, pero está
bien. Es un buen comienzo.
Alexa: Estoy bien, gracias a ti. Realmente aprecio que me hayas
cuidado. ¿Cómo te sientes? Xx.
Reece: estoy bien. En realidad, no tenía demasiado para beber, ¡así que
no hay resaca! X.
Alexa: Eres muy afortunado. ¡Quizás lo haga la próxima vez! Sabes,
me encantaría invitarte a un café. Xx.
Reece: Oh, gracias, pero no es necesario. Xx.
Alexa: Quiero agradecerte lo que hiciste por mí anoche. Nadie más me
ha cuidado así. Fue amable por tu parte y hoy también lo has sido. Incluso
si no estás colgado, te debe gustar el café. Xx.
Hay una pausa, estará pensando cuidadosamente en su respuesta.
Supongo que tiene sentido, necesita determinar si vale la pena el riesgo o
no, ya que conoce a mi padre. Eso nunca ha sido un problema para mí
antes, por lo que no es un territorio nuevo, y estoy segura de que no se
interpondrá en el camino por mucho tiempo...
Reece: Tomo café, así que no veo por qué no.
Se ha vuelto más formal, tiene miedo, pero podremos superarlo
fácilmente. Esto va por buen camino.
Alexa: Genial, ¿quieres vernos en la cafetería de Sara en una hora? Xx.
Reece: Te veré allí.
«¡Perfecto! —exclamó con alegría—. Absolutamente perfecto, esto es
solo..., ¡sí! Soy la mejor».
Una hora no es mucho tiempo, pero no sé si puedo arriesgarme en ese
momento, ya que no quiero perder la oportunidad mientras esta todavía
está en el aire. Sé que cuanto más lo dejemos, más posibilidades tengo de
que cambie de opinión y se retire. Una ducha me ayudará a ir más natural.
Estoy segura de que puedo trabajar eso.
Salto de mi cama y corro hacia el baño, decidida a comenzar de
inmediato. Independientemente de cómo juegue, será vital para el éxito de
toda esta intensa misión.

Mi vestido de verano me envuelve, me raspa las rodillas mientras


camino y balanceo las caderas. Alguien me silba mientras avanzo, pero
decidí ignorarlo. Hoy no me vestí para ellos, lo hice para Reece. Solo
espero que le guste este aspecto natural con el que me arreglé. Llevo poco
maquillaje y el pelo alrededor de mi cara, apenas seco, sin importar el
estilo, pero creo que lo estoy logrando.
También llego tarde, pero solo un poco. Si Reece estuviera más
interesado en esta reunión, haría que me esperase, dejándolo desesperado y
enganchado antes de que finalmente apareciera, pero temo que se vaya y
no quiero arriesgarme. Por eso solo llego cinco minutos tarde.
Empujo la puerta con pasos seguros mientras entro. Escaneo mis ojos
sobre el lugar y pronto lo encuentro. Está aún mejor esta mañana que
anoche. Todo robusto y varonil, también muy guapo.
—Hola, tú. —Muevo mis dedos hacia él—. ¿Qué te apetece beber?
Señala el café con leche frente a él que todavía está medio lleno, pero
prometí invitarle a una bebida, así que voy a comprarle una. Me dirijo al
mostrador y espero en la cola. Mientras estoy allí, el joven que está detrás
de mí se ofrece a invitarme cuando lleguemos al mostrador, pero decliné
cortésmente. Estoy en una cita.
Una vez que tengo las bebidas, me dirijo a Reece y tomo asiento frente
a él. En este momento, su bebida está vacía, por lo que acepta agradecido
la nueva. Por el brillo de sus ojos puedo decir que él también me vio
charlando. Me pregunto si está celoso por eso. No lo menciona, pero
podría ser.
—Así que, de nuevo, gracias por cuidarme anoche —le dije con una
sonrisa—. Se desmadró un poco.
—Parecía que te divertías mucho, así que eso es lo principal.
Hay una clara incomodidad entre nosotros, pero no me molesta. Sé por
qué está ahí, es porque todavía está luchando con lo que siente por mí.
Bueno, no puede luchar para siempre. Los dos lo sabemos.
—¿También lo pasaste bien? Quiero decir, hasta que llegué y lo
arruiné.
—Oh, no lo arruinaste. Estaba entretenido. Y desde que Cody me
dejó...
—Sí —asiento con simpatía—. Mi amiga también me dejó.
Enganchada con un chico.
—¿No odias cuando tu amiga te invita a salir y luego te abandona?
Asiento y me río, a pesar de que realmente no me molesta.
—Cuéntame más sobre eso. Al menos nos encontramos el uno al otro.
Mi mano se encuentra en el centro de la mesa, peligrosamente cerca de
la suya, y todavía no la ha movido. ¿Qué se supone que debo pensar?
Definitivamente está coqueteando conmigo, a su manera, muy especial.
—El café es bueno aquí —comenta distraídamente—. No creo haber
estado antes.
—Entonces, ¿cómo supiste dónde encontrarme? Deberías haber dicho
algo.
—Uff, ¿para qué crees que está Internet? No ha sido difícil encontrarlo
en absoluto.
Tomamos un sorbo de nuestras bebidas y caemos en una pequeña
charla fácil. Para alguien que parece muy cerrado y que también es amigo
de mi padre, es realmente bueno tener una conversación con él. Me gusta
un poco más de lo que debería. Me encuentro sonriendo felizmente
mientras habla, y realmente escucho todas sus palabras. A pesar de que no
me dice nada demasiado profundo sobre sí mismo, estoy fascinada por él
de una manera realmente extraña.
Incluso terminamos recibiendo una segunda bebida, esta vez pagada
por Reece, aunque trato de estar en desacuerdo. Argumento que se supone
que debo ser yo quien lo pague, ya que él me ayudó, pero no acepta. Tiene
un lado de verdadero caballero que es muy dulce. Pero una vez que
terminamos la segunda bebida, sabemos que tenemos que irnos. De lo
contrario, todo terminaría complicándose. Pero está bien, el diálogo ha
comenzado. Este no es el final.
—Gracias por lo de hoy —le sonrío fuera de la tienda—. Ha sido
genial.
—Sí, lo ha sido. —Él asiente lentamente, pensativo—. Es bueno
conocerte mejor.
—Bueno, en cualquier momento. —Me encojo de hombros y sonrío—.
Siempre estoy dispuesta para tomar un café y conversar.
Abro los brazos para abrazarlo, y aunque parece vacilar, sabe que es
aún más extraño dejarme colgada, por lo que cae contra mí. Nos
abrazamos por un momento, luego otro y luego otro.
«Sí, esto definitivamente va a alguna parte», me digo decididamente.
Él está renunciando su coraza.
Me alejo, pero solo un poco, y le sonrío. Él hace lo mismo y tiene esa
mirada vidriosa en sus ojos mientras lo hace. Ya es hora, así que doblo la
cabeza y me inclino un poquito. Cuando no se resiste, frunzo los labios y
me inclino. Mi corazón se acelera con la emoción de algo nuevo, algo
emocionante y yo obteniendo lo que quiero. Sabía que podía, pero eso no
hace que el resultado final sea menos alegre.
Casi me conecto, casi llego allí, casi tengo la deliciosa sensación de su
cálida boca a la que apunto, pero luego hay una ráfaga de aire frío frente a
mi cara, haciendo que abra los ojos de golpe.
—No, no, no, ¿qué estás haciendo? —Reece suelta—. ¿Has perdido la
cabeza? ¿Qué es esto?
Nos miramos el uno al otro, jadeando y desesperados, ninguno de
nosotros sabe qué decir. ¿Qué demonios vamos a hacer ahora?
Capítulo 7 – Reece

Estoy sin palabras. Realmente me ha dejado sin nada que decir. Me


siento conmocionado. Una cosa era cuando estaba borracha y
propasándose conmigo, pero ahora lo está haciendo a plena luz del día y
donde cualquiera podría vernos. Y ni siquiera parece importarle, solo me
está mirando como si me estuviera desafiando.
Está jugando, y estoy absorto. Incluso más de lo que pensaba que
estaría.
—Yo..., yo... —Necesito decir algo solo para romper esta insoportable
tensión entre nosotros—. Yo no...
—Pensé que podría ser divertido, ¿sabes? —Ella es descarada. No está
molesta en absoluto.
—¿Divertido? —Me paso los dedos desesperadamente por el pelo—.
¿Divertido? ¿De verdad? Esto es..., bueno, es una locura y estoy bastante
seguro de que lo sabes. No hay forma de que esto pueda..., ya sabes.
Porque…
—¿Oh, por qué? ¿Por mi padre? —Pone los ojos en blanco como si
esto no fuera algo que debería considerar en absoluto—. Porque soy mi
propia persona, ya sabes. Soy un adulto y puedo hacer lo que quiera.
Maldito infierno, mi corazón late con fuerza, mi cabeza gira y apenas
puedo soportar más. Esta chica me tiene dando giros y vueltas por todas
partes. Realmente necesito ser el adulto aquí, el que tiene la cabeza en su
sitio, pero no lo soy. Soy vertiginoso y excitable como un niño. Como un
adolescente enamorado. Pero no soy un adolescente, soy un hombre con
responsabilidades y no puedo permitir que esto suceda.
—Mira, Alexa, muchas gracias por el café, fue genial, pero no creo que
debamos volver a vernos. —Levanto mis manos en un gesto de rendición
—. No es una buena idea.
—¿Por qué? ¿Porque te gusto más de lo que te gustaría admitir? —Me
guiña un ojo, volviéndose a mostrar descarada. Para ser sincero estoy un
poco impresionado, ya que es una locura lo segura que está. Nunca había
conocido a nadie como ella. No puedo evitar preguntarme si realmente es
así o si es solo una máscara que usa para cubrir algo más profundo.
—No quiero hablar contigo sobre esto, Alexa, solo creo que esto debe
terminar ahora mismo. Lo que sea que sea esto.
—Entonces, ¿nunca volverás a hablar conmigo? —exige con las manos
en las caderas—. ¿Incluso si me ves en la calle? ¿No crees que es un poco
infantil, Reece? Solo porque no puedes gestionar tus sentimientos.
Supongo que tiene razón, pero no sé cómo manejar esto. Es solo una
pesadilla en la que desafortunadamente me he situado justo en el medio.
Tan pronto como recibí ese mensaje de texto, debería haberme resistido.
¿Qué demonios estaba haciendo, diciendo que sí para salir a tomar un
café? Estaba pidiendo problemas descaradamente.
Pero ese beso, mi cerebro se desanima sin ayuda. Te gustó un poco.
Ella tiene razón sobre eso...
Ha estado bien, pero tiene que ser porque es la primera interacción que
he tenido de esa manera durante mucho tiempo. No tiene absolutamente
nada que ver con Alexa. Ella es solo algo pasajero, no alguien que
realmente me atraiga.
«Pero ella es hermosa, y lo sabes. —Uff, mi cerebro me está volviendo
loco—. Te gusta».
—Me tengo que ir. —Giro sobre mis talones rápidamente—. Tengo que
volver a casa, tengo cosas que hacer.
Muevo mis pies rápidamente, golpeándolos con fuerza contra la acera.
Es casi como si realmente necesitara escuchar los pasos para saber que
esto no es un sueño y en realidad me estoy alejando de ella. Hay una
divertida atracción magnética con ella y es realmente difícil continuar...,
pero eso es lo que necesito hacer.
Esto es lo que hay que hacer. Gracias a Dios, mi cerebro finalmente
está de mi lado. Ella es un problema.
Pienso en el almirante y en cómo reaccionaría si supiera que algo de
esto ha ocurrido. Destruiría cualquier amistad que hayamos construido
entre nosotros. Le tiraría a la cara todo lo que ha hecho por mí. No puedo
hacer eso, simplemente no puedo. Nada vale eso, incluso si es hermosa...
Maldita sea. Sin siquiera darle permiso a mi cuerpo para hacerlo, mi
cabeza se gira para verla. El tirón es demasiado fuerte, no puedo resistirlo.
La veo, todavía parada allí afuera de la cafetería, mirándome con
desilusión en sus ojos. La he decepcionado, lo que me duele en el alma. No
quiero decepcionar a Alexa..., y no sé por qué.
De repente, corre hacia mí a la velocidad de la luz. Me detengo porque
sé que ella no lo hará, no cuando es un depredador que me tiene en el
punto de mira. También podría terminar con esto. Enfrentarlo y pasar para
que finalmente podamos separarnos y no volver a vernos.
«Solo quiero que esto termine —me digo impotente—. Estará bien, al
final lo entenderá.
Su mano se enrosca alrededor de mi brazo y me atrae hacia ella. Casi
choco contra su cuerpo porque ella me tira con mucha fuerza. Eso es algo
que se debe a que soy una roca naval fornida y ella es una jovencita
menuda.
—¿Por qué estás luchando contra esto? —exige—. ¿Qué te pasa? No lo
entiendo.
—Yo..., yo... —No tengo las palabras. No sé cómo puedo explicar esto.
Va a hacer que todo sea supercomplicado y también me hará hablar de
cosas que generalmente no me gustan. Pero quizá eso es lo que debe
suceder para terminar con esto de una vez por todas. Una chica como esta
no se quedará si sabe la verdad.
—Creo que merezco saberlo, ¿no? —me pregunta con un poco de
vulnerabilidad entrelazando su tono.
Al final, es eso lo que me lleva al límite. Alexa, mostrándome otra
cosa que no sea la persona descarada que está en el exterior, desbloquea
algo dentro de mí y las palabras simplemente se derraman por mis labios.
—No he estado con nadie en el último año, ¿de acuerdo? —Sin ayuda,
las lágrimas me pinchan los ojos, pero casi me las arreglo para contenerlas
—. No he estado con nadie desde que perdí a mi esposa.
Un intenso silencio nos envuelve por un instante, antes de que ella
vuelva a hablar.
—Perdido..., ¿perdido, cómo?
—Ella..., ella murió. —Incluso después de todo este tiempo, esa
palabra se espesa en mi garganta. Apenas puedo decirlo. No creo que sea
posible para nadie superar completamente la pérdida de alguien de una
manera tan brutal. Una manera tan impactante que cambió mi vida de
todas las formas posibles—. Ella murió mientras daba a luz a nuestro hijo.
—¿Tú..., tuviste una esposa? —ella jadea, retrocediendo. Sabía que
esto iba a pasar, pero no quita que duela un poco. O mucho en realidad—.
¿Tuviste una esposa y ahora tienes un hijo?
Asiento. Pero es obvio, ¿no? No soy el tipo de hombre que dejaría a mi
hijo, incluso después de ese tipo de trauma. Ni siquiera se me pasó por la
cabeza.
—Sí, así que por eso no..., ya sabes, me involucro fácilmente.
Porque..., bueno, porque...
No sé qué decir, no hay palabras para explicar lo que siento. Porque ya
no me siento hundido del todo, pero tampoco estoy exactamente en el
momento más sano de mi vida. Sigo atrapado todavía en esta rutina.
—Entiendo. —Puedo ver las preguntas flotando en la mente de Alexa,
pero no sabe cómo hacerlas, simplemente no sabe—. Bueno, eso es...,
lamento escuchar eso.
Meto las manos en los bolsillos y aparto los ojos. Quiero ocultar las
lágrimas de mis pestañas, ya que lo último que necesito es que ella las vea.
Ese sería el final de cualquier cosa..., incluso si eso es lo que estoy
tratando de lograr, no quiero que la pura humillación vaya con ello. En
cualquier caso pondré alguna excusa y me iré.
—Caminemos —dice Alexa de repente mientras me agarra del brazo
—. Solo un momento.
Me siento patéticamente agradecido por este momento de alivio, pues
si avanzamos ella no puede verme la cara, así que felizmente asiento. Es
realmente agradable caminar junto a otra persona. No es un entendimiento
ni nada, nunca lo será, pero sin duda es mejor que estar completamente
solo.
«Nadie lo sabrá a menos que lo hayan pasado», me recuerdo. Al menos
todavía no ha huido.
—Háblame de ello —anuncia finalmente—. Sobre ella. Sobre lo que
pasó. Cuéntame cualquier cosa.
—Emm, yo... —No esperaba eso en absoluto. Especialmente de
alguien que intentaba besarme unos minutos antes. La juzgué, asumiendo
que era superficial y no alguien con la que compartir mi vida, pero tal vez
hay más debajo de la superficie, solo que aún no lo he descubierto—. No
sé por dónde empezar...
—Empieza por el principio —responde con verdadera amabilidad en
su tono.
Así que lo hago. Comienzo con la reunión en el pub y el romance que
floreció. Luego paso al día de nuestra boda, que solo describo brevemente,
pero es alentador hacerlo para recordar cuando Christine y yo estábamos
en nuestro mejor momento. Hay instantes en que me duele tanto que
apenas puedo recordar que lo que compartimos tenía su belleza.
—Guau, ella parece una mujer increíble —dijo Alexa asintiendo con la
cabeza—. Debes haber sido tan feliz.
—La mayor parte del tiempo, sí, pero supongo que hubo momentos en
los que no tanto. —No dice nada que me anime a continuar—. Buscar un
bebé fue difícil..., porque no lo conseguíamos. Fue una época dura para
ambos. Supongo que... —suspiro ruidosamente—. Supongo que no
pensamos que nuestros problemas solo estaban comenzando cuando ella se
quedó embarazada. Si hubiéramos sabido..., quiero decir, no es que
cambiaría a Oliver por nada en el mundo, pero...
—Entonces, ¿ella murió en el parto? ¿Después de tanto tiempo
intentando quedarse embarazada? Eso debe haber sido...
—Fue justo después, en realidad. Debido a una complicación con su
corazón. Al menos conoció a Oliver.
Frota su mano sobre mi brazo, pero esta vez es más un gesto amistoso
que otra cosa, por lo que estoy completamente agradecido. No podría
soportar más emociones mientras mantengo esta conversación.
—Y luego criaste a tu hijo solo. Eso es realmente impresionante.
—Tengo la ayuda de la niñera. Aunque Valencia es...
—¿Valencia? ¿Te la recomendó mi padre?
Asiento con la cabeza y me río cuando la cara que pone lo dice todo.
Claramente es alguien que ella conoce y no le gusta. Creo que pronto
tendré que pensar si Valencia tiene un lugar en mi casa y mi familia. Pero
ahora que mi cabeza está más tranquila, no deseo más agitación de la que
pueda soportar.
—Bueno, me parece que, si bien has tenido dificultades, también te
está yendo muy bien, así que deberías estar orgulloso de ti mismo. —
Alexa me da la sonrisa más cálida que he visto en su rostro—. Eres un
buen hombre.
—Sólo hago lo que cualquier otro haría— Mi instinto es tratar de
restarle importancia al cumplido —. Pero gracias, siempre es bueno oír a
alguien decir que estás haciendo bien tu trabajo.
Hay una extraña sensación de agitación en mi corazón. No sé qué
significa ni qué hacer con él, y no se detendrá. Parece que me estoy
hundiendo aún más en la trampa y no sé si quiero resistirme más.
Capítulo 8 – Alexa

Vaya, esto es genial. Miro a Reece, preguntándome qué es lo que hay


dentro de mi corazón. No es el hombre que yo creía que era, es mucho
más. Es... no sé, alguien maravilloso. La forma en que ha manejado tal
trauma es especial. Estoy extrañamente asombrada por él. Veo una torre de
fuerza que se mantiene ante la adversidad y que sobrevivió a lo peor que
podría haber pasado. Quiero decir, si fuera yo, estoy segura de que me
habría desmoronado. Derrumbado y despedazado. Perdido la cabeza.
Cada vez que lo miro ahora, no veo el desafío que una vez pensé. No
siento la misma necesidad depredadora de agarrarlo, de abalanzarme sobre
él como un tigre. No es eso.... es otra cosa. Algo más intenso.
En realidad, no me gusta, ¿verdad? Me retuerzo torpemente, no sé qué
puedo hacer con esta sensación. No es algo a lo que estoy acostumbrada y
es raro. Se siente justo en la boca del estómago. Como si algo estuviese
revoloteando y chisporroteando, girando y girando. Es como una sensación
extrañamente nauseabunda. No, no es posible que me guste.
Ya no me gusta nadie, no de esa forma. No para algo más que solo
diversión. Si mantengo mi corazón protegido, no volveré a lastimarme.
Nunca ha sido mi política, simplemente ha ocurrido. Hasta ahora. Ahora,
no sé lo que está pasando. Soy desordenada, directa y también vulnerable.
—Así que, mm.... —No sé cómo hablar con él como si fuera una
persona real, en lugar de mi próximo objetivo. No puedo usar mis trucos
habituales ahora para meterme debajo de su piel. Probablemente no
debería haberle pedido que se pusiera profundo y personal conmigo. Eso
fue un error. Estaba intrigada, eso es todo—. Gracias por compartir esto
conmigo.
—Lo siento, sé que es un poco violento. No era lo que pretendía.
—No. —Sacudo la cabeza—. Fue mi culpa. Yo fui quien preguntó. Y
me alegra que me lo hayas dicho.
—Sí, bueno. —Se ve incómodo y con los hombros encorvados—. Ya
veo.
Realmente no sé qué decir. Tengo palabras en alguna parte de mí
interior, pero no puedo encontrarlas. Mi cabeza da vueltas, mis
pensamientos se agitan y mi corazón late como loco. Reece está teniendo
un efecto real en mí.
—Es por eso por lo que generalmente no le cuento a nadie lo que
sucedió. Es..., embarazoso, lo sé.
Dios, me siento aún peor sabiendo que lo estoy haciendo sentir mal.
¿Qué diablos me pasa? ¿Por qué no puedo consolarlo como lo haría una
persona normal? Aprieto mis puños y me siento cada vez más desesperada.
Si no salgo de aquí pronto, voy a decir algo que realmente lamente...
«Solo di algo —me mando—. Di algo reconfortante. Sé una buena
persona».
—Creo que es mejor que me vaya, le digo con una sonrisa falsa—.
Tengo, ya sabes, cosas que hacer.
—Oh, cierto. —El dolor le cubre la cara—. Claro. Por supuesto que sí.
Yo también.
—Supongo que te veré pronto. —Retrocedo casi de manera automática
—. Tal vez.
—Claro, sí. Pronto. Quizás. Si la situación vuelve a presentarse, lo que
supongo que podría ocurrir en algún momento.
Ambos nos alejamos, incapaces de permanecer frente al otro por más
tiempo. Parece que está luchando contra todo lo que ha pasado, lo que me
hace sentir terrible. Me ha abierto su corazón, me ha contado todo sobre lo
peor que le ha sucedido y he reaccionado de la peor manera posible. Me he
puesto incómoda y tensa.
Me doy la vuelta y me muevo rápidamente, incapaz de seguir
mirándolo. Sin embargo, sus ojos me arden en la nuca, me sigue mirando,
aunque me vaya, y eso es aún peor. Lo peor es que siempre consigo lo que
quiero, y creo que ahora podría estar en mi trampa. Me quiere justo
cuando estoy retrocediendo.
«¡Idiota! —me grito a mí misma, en silencio—. Eres una maldita
idiota.
Las lágrimas pinchan en mis ojos, lágrimas irritadas que arden y pican.
Acelero aún más, prácticamente corriendo para alejarme de él. Tenía la
intención de tomar un taxi para ir a casa, ya que todavía tengo algo de
resaca, pero ahora lo único que quiero hacer es alejarme de este
sentimiento hasta que ya no me moleste. Normalmente soy bastante buena
en eso.
«Mierda. —Saco mi móvil, necesito hablar con alguien—. Maldita
sea».
No sé si ella lo entenderá, pero en realidad solo hay una persona con la
que puedo hablar sobre esto, así que llamo a Rebecca. A medida que suena
el teléfono, me muevo más rápido que antes, chocando con la gente a
medida que avanzo.
Rebecca: ¡Hola, zorra! —Prácticamente chilla de emoción—. ¿Cómo
te fue con el viejo cabrón?
Alexa: ¿Eh? —¿De qué demonios está hablando?— ¿Qué viejo
cabrón? —¿Se ha enterado de lo de Reece?
Rebecca: Ya sabes, tu padre. ¿No te estaba dando la vara esta mañana?
Alexa: ¡Ah! Claro. —Mi mentira vuelve a superarme—. Sí, sí. Estaba
muy enfadado porque anoche salí hasta tan tarde. Ya sabes cómo es él.
Nunca puedo entrar sin que se despierte.
Rebecca: Necesitas mudarte. Realmente te está exprimiendo la vida.
Pongo los ojos en blanco. Como Rebecca tiene un pequeño
apartamento y no paga el alquiler porque es de su tío, cree que estoy
equivocada con las decisiones que tomo. Es muy molesto.
Alexa: Sí, sí. Lo sé. Y lo haré cuando me lo pueda permitir. Primero
necesito un trabajo mejor.
Rebecca: ¿Estás buscando otro trabajo? Porque no parece que lo hagas.
Apenas trabajas.
Alexa: Mira, no te he llamado para hablar sobre el trabajo. —Sacudo la
cabeza tratando de expulsar sus críticas sobre mi carrera. Eso es lo último
en lo que necesito pensar ahora mismo—. Te he llamado para hablar
contigo sobre un problema de verdad. No..., no sé qué hacer al respecto.
Estoy atascada y asustada.
Rebecca: ¿Qué pasa? Pareces una loca. ¿Todavía estás borracha?
Alexa: No, no. No estoy borracha. Bueno, tal vez estoy un poco, no lo
sé. —Me froto la cabeza—. He quedado con Reece hoy...
Rebecca: ¿Quién coño es Reece? ¿Es alguien con quien ligaste anoche?
Alexa: Es... —Oh, Dios, ¿por dónde empiezo?— Es el amigo de mi
padre. Ya sabes, el que vino a cenar la otra noche. Bueno, él..., estuvo en el
club anoche y también hablamos allí, y no está...
Rebecca: ¿No es otro viejo aburrido como tu padre?, quiero decir..., sin
ofender.
Alexa: Ya, no te preocupes. Pero él no es así. Es más joven y bastante
guapo.
Rebecca: Oh, no, dime que no te gusta el amigo de tu padre —Se ríe a
carcajadas—. Eso es clásico. Háblame de ese romance tabú. Tú y el
compañero de tu padre. Guau, eso va a ser salvaje.
Alexa: No, no, no es así. No es así en absoluto. Él es solo..., no sé, no
puedo encontrar las palabras.
Rebecca: ¡Te gusta! —dijo entonando—. Te gusta ese hombre. Oh,
vaya.
Alexa: No, no me gusta. —Mis mejillas se vuelven rojas. Estoy
realmente avergonzada por esto—. Además, es complicado. Él tiene
problemas. Su esposa murió en el parto, por lo que está criando a su hijo
solo.
Rebecca: Oh, de ninguna manera. Eso es... —No parecía impresionada
—. Eso es horrible. No quieras terminar en eso. Eso es un lío. Quiero
decir, ¿realmente quieres ser una madrastra? Oh dios, ¿te imaginas?
Se ríe una vez más, esta vez me ofende. Sí, es algo dramático y no es
exactamente lo que estoy buscando, pero podría lidiar con ello. Soy lo
suficientemente madura. Podría dar el paso..., ser mami... Vale, tal vez no.
Tal vez eso no es exactamente lo que quiero ser en la vida, pero aun así.
Alexa: Sí, estoy mejor —respondo con frialdad—. Bueno, será mejor
que te deje.
Rebecca: ¿Quieres salir esta noche? Hoy toca que nos inviten a un DJ...
Alexa: No lo creo. Tengo que trabajar mañana y no puedo tener resaca.
Rebecca: Oh, porque ahora te preocupas por tu trabajo, ¿verdad? Eso
es gracioso…
Alexa: De hecho, me importa mi trabajo. —Bueno, eso podría ser
mentira, pero necesito defenderme.
Rebecca: No, no lo haces. Pasas la mayor parte del tiempo durmiendo
mientras estás allí.
Alexa: Bueno, es un trampolín, ¿no? Un paso en la dirección correcta.
Rebecca: Claro, claro. Bueno, cuando subas a ese escalón, asegúrate de
decírmelo.
Alexa: Bien, gracias por tu apoyo, Rebecca. Has sido realmente de
ayuda.
Rebecca: Oh, no seas así... —Refunfuñó—. Vamos, solo me estoy
divirtiendo...
Me despido rápidamente y cuelgo el teléfono, sin querer hablar más
con Rebecca. No es la mejor persona con la que hablar sobre esto, la
verdad. Puede que necesite algunos amigos más maduros.
Cuando llego a casa, me acuesto en mi cama y gimoteo en voz alta.
Gracias a Dios, papá no me oyó entrar, ya que necesito algo de tiempo a
solas para digerir todo esto. Es demasiado para mí. Todo. Rebecca y su
inutilidad, mi padre y los gritos que todavía estoy segura que vendrán en
algún momento, y Reece.... Reece Moore.
Me pongo de lado y le permito llenar mi cerebro. El hombre que nunca
esperé que entrara en mi vida y pusiera las cosas patas arriba, el hombre
que pensé que iba a ser un poco de diversión.
«¿Qué voy a hacer? —Gimo, la frustración corre por mis venas—.
¿Qué hago con él?».
Miro su nombre en mi móvil, deseando poder enviarle un mensaje para
mejorar la situación. Pero si no puedo encontrar las palabras en persona, es
poco probable que lo haga en forma de texto, ¿verdad? Y ni siquiera
debería querer hacerlo, porque él no me conviene en muchos sentidos, por
muchas razones. Quiero decir, no podría ser una madrastra, ¿verdad? Eso
no es lo que quiero. Soy demasiado egoísta e inmadura para eso. Incluso
sin querer serlo.
¿Pero podría ser mejor? Supongo que podría, ¿no? Si tuviera algo por
lo que luchar. Podría mover el culo y conseguir un trabajo mejor si
realmente pusiera mi corazón en ello. Podría mudarme de aquí y conseguir
una vida para mí. Podría ser la mujer madura que sale con un buen
hombre, en lugar de follar con chicos. Incluso podría conocer al hijo de
Reece y ser una buena persona para él. No en una forma de madrastra, sino
de una manera..., amistosa.
En realidad, me gusta este pensamiento, la idea de que podría ser más
de lo que ya soy. Nunca me ha importado antes, pero podría. Y tal vez
debería hacerlo. Debería empezar con esto de inmediato. Bueno.... tal vez
no ahora mismo. Todavía estoy demasiado cansada en este momento para
moverme, pero lo haré pronto. De eso no hay duda.
Cuando esté mejor, y deje de sentirme sola, mejoraré y tal vez vuelva a
llamar a Reece. Si es que quiere volver a hablar conmigo después de lo
que ha pasado hoy. No sé si lo hará. De hecho, estoy segura de que no lo
hará.
Capítulo 9 – Reece

Ring, ring… Ring, ring…


Aunque no estoy dormido, hay algo un poco impactante en ese sonido.
Parece más fuerte de lo que debería y casi me hace saltar de mi cama. Tal
vez sea porque estaba perdido en mis pensamientos, recapacitando sobre
Alexa y lo que sucedió hoy. Todavía no puedo entenderlo. No sé si soy yo
quien hizo algo mal, o si es ella. Aunque ella me pidió que me abriera, tal
vez no debería haberlo hecho. Sé que es mucho para cualquiera. En mi
caso sería mucho para asimilar si estuviera en el otro extremo.
«¿Alexa? —murmuro para mí mismo mientras miro la pantalla—.
¿Esto es en serio?».
Tal vez me quedé dormido y ahora estoy soñando. Estoy acostado en la
cama después de todo. Quizás me quedé dormido y ahora estoy en este
loco mundo de fantasía..., aunque parece increíblemente real. Quiero decir,
ella en realidad no me estaría llamando, ¿verdad? Después de salir
corriendo, claramente temerosa de todas las cosas pesadas que le dije, no
lo haría.
Pero es su nombre, y el timbre es extrañamente insistente. Como si
algo me obligara a responder. No quiero, ciertamente no creo que sea una
buena idea, ya que la razón principal para contárselo fue para que pusiera
un final corto y agudo entre nosotros, pero extrañamente quiero saber lo
que ella tenga que decir.
«¿Lo hago? —Me pregunto con cautela—. ¿O no? ¿Qué diablos
hago?».
Me tiemblan los dedos y siento un dolor que me recorre, ya que la
indecisión me está matando..., pero, para ser sincero, solo hay una cosa
que quiero hacer. Quiero escucharla, quiero saber lo que tiene que decir.
—¿H..., hola? —digo incapaz de evitar el temblor de mi voz—.
¿Alexa?
Alexa: Hola, Reece. —suena tímida, muy diferente a su yo habitual—.
Siento, me ha llevado mucho tiempo llamarte. Acabo de tratar de resolver
lo que quiero decir. —Ella suspira ruidosamente—. Tampoco pensé que
quisieras hablar conmigo. La forma en que me comporté hoy no es
aceptable. No debería haber huido como lo hice.
Reece: Lo entiendo completamente, no pensé nada malo de ti, es...
Alexa: No es así como realmente me siento. —interrumpe—. Solo
quiero que sepas eso. Podría haber entrado en pánico por un momento,
pero eso no es lo que pienso. Era solo..., no lo sé. Necesitaba un momento
para asimilarlo.
Me siento derecho en la cama, permitiendo que comience a asimilar
estas palabras. Esto es exactamente lo opuesto a lo que quería, se suponía
que debía apartarla, pero se siente bien que vuelva conmigo. Es como si no
pudiera evitar meterme en problemas. Me estoy sumergiendo en esto de
cabeza, sin consecuencias que me detengan.
Reece: Entiendo. —Sueno raro. Casi monosilábico—. Es..., sí, mucho.
Alexa: Me gustaría verte de nuevo, ya sabes. De la forma que quieras.
Reece: ¿Quieres decir..., como amigos? —Trago, esta palabra casi se
me queda en la garganta.
Alexa: Amigos..., o más, si quisieras. No lo sé. Después de todo lo que
has pasado, no quisiera presionarte. Yo solo..., no sé, supongo que me
gusta mucho hablar contigo.
Oh, esto envía un escalofrío recorriendo mi columna vertebral.
Reece: A mí también me gusta hablar contigo.
Alexa: Entonces, ¿podríamos pasar más tiempo juntos? —
Prácticamente puedo escuchar una sonrisa en su tono—. ¿Podría ser
ahora?
Reece: Bueno, estoy en casa ahora mismo. Mi hijo está aquí y no sé si
debería irme...
Alexa: Puedo ir hacia ti, no me importa. Incluso puedo conocer a tu
hijo si quieres que lo haga.
Estoy aturdido, impresionado. Ella ha pasado de huir de mí a pedirme
conocer a mi hijo. No estoy preparado para eso, pero la idea es buena. El
hecho de que ella realmente quiera...
Reece: Está dormido en este momento —me río—. Pero podrías venir,
supongo.
Alexa: Oh, pero ¿qué pasa con Valencia? ¿Ella vive contigo? No quiero
que me pillen.
Reece: Podría meterte a escondidas, si quieres. Podrías entrar en
silencio por la puerta de atrás.
Alexa: Oh, suena emocionante —se ríe—. Me gusta la idea. Estaré ahí
pronto.
La profunda emoción que me recorre sugiere que realmente estoy listo
para darle una oportunidad. Como una amistad, nada más. No voy a
insistir en algo que da tanto miedo, pero debo admitir que me gusta estar
cerca de esta chica y me gustaría saber más sobre ella, del mismo modo
que me gustaría que supiera más de mí.
Reece: Te enviaré un mensaje con mi dirección. Y supongo que nos
veremos pronto.
Alexa: Sí, genial. Te veo en un rato.
Me levanto de la cama en el momento en que cuelgo el teléfono y
mientras la aguardo. Dios, vuelvo a ser un adolescente. Esto es
completamente ridículo. Esta vez, mientras la espero, no pienso en
absoluto en el almirante. Ni siquiera es un problema para mí. Solo estoy
pensando en ser feliz.
Una vez que creo que soy lo suficientemente inteligente, me arrastro
por la casa para comprobar si Valencia no está cerca. Es como buscar a
mis padres o algo igualmente ridículo. Pero ella no lo es. Gracias a Dios.
Y hasta ahora, Oliver tampoco está llorando. Esto podría cambiar en
cualquier momento, pero sí sucede, supongo que veré su reacción. Ella
podría salir corriendo de nuevo o tal vez no. Solo el tiempo lo dirá.
Parece que pasa una eternidad hasta que alguien llama a la puerta
trasera. Mi corazón se salta unos diez latidos cuando ese sonido me
recorre y no puedo evitar la sonrisa gigante de mi cara mientras la abro.
Inmediatamente después de verme, Alexa se lleva un dedo a la boca
para indicar que va a estar en silencio y se arrastra hacia adentro. Despacio
desliza su mano en la mía y nos arrastramos hasta mi habitación. Una vez
que la puerta se cierra, ambos estallamos en risas histéricas.
Extrañamente, es lo más divertido que me ha pasado en mucho tiempo.
—Vaya —jadeo mientras me poso en el borde de la cama—. Esto ha
sido una auténtica locura.
La recorro con los ojos de arriba abajo, admirando el dulce vestido que
lleva puesto. Hace frío por la noche en esta época del año, pero no tiene el
aspecto de alguien que siente el frío. En todo caso, el color rosado en sus
mejillas sugiere que podría estar sintiendo mucho calor. Su cabello rubio
mantecoso también se balancea alrededor de sus hombros, atrayendo mi
atención hacia una parte sorprendentemente sexy de su cuerpo. No es que
esté buscando algo sexy...
—Entonces, estás aquí —le digo con aprecio—. Esto es increíble. No
pensé que volvería a verte.
—Ya, lo imagino. —Sus ojos parpadean hacia abajo—. Lamento lo de
antes.
—No, no, no quiero que lo sientas. Solo intentaba decirte...
—Sí, lo sé. —Ella me sonríe maravillosamente—. Esto es bueno, ¿no?
Tú y yo otra vez.
Asiento, sorprendido por lo mucho que quiero decir esto.
—Sí, es bueno.
Se sienta a mi lado y puedo sentir instantáneamente el calor de su
cuerpo corriendo sobre mí en oleadas. El calor trae consigo un ardor
intenso que llena mi corazón increíblemente. Siento cosas que nunca había
sentido.
—Entonces, ¿es esta una foto de tu hijo? —Ella coge su foto de cerca
de mi cama—. Es guapo.
—Sí, ese es mi chico. Oliver Él es..., sí, él es mi mundo en este
momento.
Ella mira la foto un rato más, observándolo realmente. Parece tener un
interés real en él, lo cual es sorprendente, pero también encantador. Sé que
no necesita hacerlo y resulta agradable. Alexa no es la persona que pensé
que era. No debería volver a juzgar un libro por su portada.
—¿Y tú? —le pregunto—. Dime más sobre ti.
—No sé. —Ella se encoge de hombros y se calla—. ¿Qué quieres saber
sobre mí?
—Realmente no sé nada de ti. Cuéntame sobre tus ambiciones.
—Yo..., yo..., no tengo ninguna. —Aparta sus ojos de mí. Está claro
que ella está escondiendo algo—. Salí de la escuela secundaria y no me
molesté en ir a la universidad. Conseguí un trabajo a tiempo parcial en una
tienda de ropa. Aunque, aparentemente, eso no vale nada porque gasto más
dinero en ropa de lo que gano.
—¿Son esas las palabras de tu padre? —respondo a su sarcasmo—.
Parece que él no lo entiende.
—No lo hace. Y a él tampoco le importa conocerme. Simplemente
tiene esos estándares imposibles que nunca podré cumplir, no importa
cuánto lo intente. Por lo tanto, bien podría seguir siendo un fracaso.
Eso me duele un poco. Claramente le causa dolor, lo cual no es
agradable de ver.
—No me parece que seas un fracaso. Parece que todavía no has
encontrado tu lugar en el mundo, eso es todo.
Ella pone los ojos en blanco.
—¿Ah, sí? ¿Y qué hacías a los veintiún años? Apuesto a que ya estabas
en la Marina para entonces, ¿no? Y haciéndote un nombre.
—Tal vez lo hice, sí, pero eso no significa que todos tengan que ser
como yo.
—¿Ves? —Se deja caer en la cama angustiada—. No tengo esperanzas.
Soy la única persona sin objetivos, bueno, aparte de mi amiga Rebecca,
pero no creo que le importe. Creo que está muy feliz de ser una fiestera.
—¿Y tú no? —Resulta natural sentarme a su lado—. Parece que
quieres más.
—Mm. —Se gira a un lado para mirarme y nuevamente hago lo mismo
—. Sí. Me gusta la moda, por eso escogí un trabajo en un comercio
minorista. Ahí es donde me gustaría trabajar, pero no creo que tenga una
oportunidad.
Un mechón de pelo cae por su rostro y lo aparto a un lado. La
electricidad estalla en mis venas cuando la toco. Es difícil mantenerme
quieto bajo la presión del deseo.
—Creo que puedes hacer lo que quieras —le digo seriamente—.Es
evidente que te has pasado la vida sin confiar en ti misma, lo cual no es lo
más conveniente. De hecho, a mi me pareces una persona muy capaz.
Su respiración se vuelve desigual y entrecortada, mientras su mirada
recorre toda mi cara. Casi puedo escuchar los pensamientos corriendo por
su cabeza y son muy similares a los míos. Resultan Peligrosos al estar en
secreto, en un lugar donde nadie sabe que estamos y no hay nadie
mirándonos, por lo que es más fácil dejar que nuestros sentimientos
vuelen libremente. Aceptar que nos gustamos y que no tiene sentido
pelear. De hecho, soy yo quien se adelanta primero, quien lo inicia, porque
ya no puedo resistirme más. Mis labios se fruncen, mi cuerpo se inclina
hacia ella, me rindo al anhelo.
Ella también se acerca a mí, por supuesto, porque hay una atracción
magnética muy profunda entre nosotros y, al segundo siguiente, nos
estamos besando. Y no solo con besos suaves y gentiles, sino también
ardientes y desesperados, como si hubiéramos resistido esto durante
demasiado tiempo, lo que supongo que es así. Pero ya no más.
Aunque ahora estamos los dos en esto y no sé dónde terminará.
Capítulo 10 – Alexa

Dios mío, ¿qué está pasando? Sus manos están sobre mí, mi corazón se
acelera como loco y puedo sentir su pecho al alcance de mi mano. Todo es
casi demasiado bueno para ser verdad, excepto por el hecho de que está
pasando. Esto es todo lo que quería, y ahora estoy aquí y él está en todas
partes. Él está sobre mí.
Automáticamente, inclino mi cuerpo sobre la cama para estar más
cerca de él y el beso se hace más profundo. Su lengua hambrienta explora
el interior de mi boca, me prueba igual que yo, y está delicioso.
—Oh, vaya, Alexa —gime entre mis labios—. ¿Qué está pasando?
No quiero cuestionarlo, no quiero sentarme y hablar sobre lo que
estamos haciendo. Las llamas del deseo ya están lamiendo mi piel y quiero
obtener la tan necesaria satisfacción. En lugar de responderle, ruedo sobre
él y muevo mis caderas. Su bulto duro como una roca presiona contra mí,
provocando vibraciones entre mis bragas, haciéndome latir aún más fuerte
por él. Si no lo tengo pronto, no sé qué voy a hacer.
Pongo mis manos por debajo de su camiseta y toco bien los músculos
que hay debajo. Sabía que era fuerte, se notaba al acariciarlo por fuera.
Pero lo que percibo debajo es otra historia. Hay músculos que ni siquiera
sabía que un hombre podía tener. Supongo que esto es lo que obtienes al
trabajar en la marina. El ejercicio constante, la necesidad de ser una torre
de fuerza... bueno, este hombre es todo eso.
—Oh, joder, eres increíble —gemí desesperadamente—. Eres tan sexy
que duele.
Él deja escapar una risita gutural que arde profundamente dentro de
mí. Es corpulento, muy sexy y me hace desear hacerle reír más. Pero no
tengo mucho tiempo para pensar en eso, porque al instante siguiente sus
manos están en mi trasero, deslizándose lentamente por mis muslos,
mientras su boca apunta a mi garganta expuesta. Él besa y chupa,
provocándome en un olvido. Los jadeos que pasan por mis labios están
completamente fuera de mi control.
Parece que no puedo evitar inclinarme hacia él, y sé que capta la
indirecta, pero de todos modos continúa torturándome, al tocarme solo
hasta el contorno de mis bragas. Si fuera más allá, sabría cuán empapada
estoy, cuán desesperada estoy por sentir algo de él.
—Oh, ¿vas a parar? —gimo mientras echo la cabeza hacia atrás en
éxtasis—. Me estás volviendo loca.
—Oh, lo estoy, ¿verdad? —Parece muy complacido consigo mismo—.
Bueno, ¿por qué no me dices lo que quieres?
Me encanta el brillo descarado en sus ojos, envía un escalofrío sexy de
arriba abajo en mi columna vertebral. Me muerdo el labio inferior y le
sonrío, preguntándome qué demonios va a pasar esta noche. Quiero decir,
obviamente sé a dónde conduce esto, pero quiero saber cómo se sentirá
estar con él. Sí, con este hombre maravilloso.
—Creo que sabes exactamente lo que quiero. —Empujo hacia atrás
contra su mano pero no consigo nada—. ¿Tú no?
—Tal vez sí, tal vez no. Pero creo que preferiría que me lo dijeras.
Mm, esto es interesante. Hablar sucio no es realmente algo que me
haya pasado antes. Por lo general, es solo acción. Ponte manos a la obra y
despídete cuando termines. Pero es bueno probar algo nuevo con este
hombre.
—Quiero sentir esa parte especial de ti —susurro directamente en su
oído, permitiendo que mi aliento le haga cosquillas por todo el cuerpo—
dentro de mí. Quiero sentir tus dedos tocándome. —Esto es ardiente, me
siento tan poderosa—. Duro y rápido.
—Joder, Alexa, realmente eres diferente. —Me agarra las bragas y las
tira hacia un lado, aparentemente aturdido gracias a mis palabras—. No sé
qué voy a hacer contigo.
Dejo escapar un pequeño grito cuando uno de sus dedos se desliza
hacia adentro. Quiero gritar más fuerte, para realmente liberar esta
sensación, pero en algún lugar en lo más profundo de mi cerebro todavía
estoy muy consciente de que necesitamos estar en silencio. Tenemos que
mantener esta relación tabú en secreto. Debería ser desalentador, pero de
alguna manera eso lo hace aún más emocionante.
Luego sigue con otro dedo, y otro, hasta que me da todo lo que pedí.
Sus manos me tocan de una manera tan increíblemente experta que me
deja la cabeza dando vueltas. Mis brazos se doblan bajo la presión, ya casi
no puedo mantenerme en pie. Reece tiene que usar su mano libre para
evitar que me caiga por completo.
El placer me enrosca los dedos de los pies y me recorre las venas. Es
caliente y maravilloso, revoloteando en mi organismo. No parece importar
cuánto aire respire, no llena mis pulmones en absoluto. Pero ni siquiera
me importa esta sensación embriagadora y sin aliento. No cuando Reece
me está follando con sus fantásticos dedos.
—Te deseo —me entusiasma el momento en que puedo soltar esas
palabras—. Quiero todo de ti.
Gracias a Dios que no se burla de mí haciéndome decir más. Él sabe a
lo que me refiero y se echa para atrás, permitiéndome toquetear, aunque
sea torpemente, con la hebilla del cinturón y la cremallera para liberarlo.
—Oh, Dios mío —jadeo mientras lo sostengo entre mis dedos—. ¡Es
enorme!
Se ríe de nuevo, ese hermoso sonido gutural es aún más perfecto esta
segunda vez. Pero ese sonido se detiene cuando lo acaricio de arriba a
abajo, sintiendo cada delicioso centímetro de él. Se siente jodidamente
bien en mi mano, pero no estoy segura de cómo será tenerlo dentro de mí.
Estoy emocionada por descubrirlo...
Reece me agarra de repente y me da la vuelta. Me presiona contra las
sábanas frías que envían un escalofrío a través de mi cuerpo, pero no hace
nada para calmar mis sofocos.
—¿Realmente es lo que quieres? —Reece se acerca a su mesa de noche
y saca un condón—. ¿Estás segura?
Me retuerzo debajo de él para quitarme el vestido y sonrío.
—Oh, estoy segura.
—Vas a tener que quitarte el sujetador —ordena mientras rompe el
envoltorio del condón. Saca el látex y comienza a enrollarlo sobre sí
mismo—. Quiero verte. Y me refiero a todo lo que tienes.
Me levanto lo suficiente para desabrochar mi sujetador, y mientras lo
tiro a un lado de la cama, disfruto ante la forma en que sus ojos se
iluminan. Me devora los pechos con la mirada como un hombre
hambriento. Pero sus ojos no son suficientes y su boca se une a mí allí, sus
labios y su lengua rodeando mis pezones para hacerme sentir como loca. Y
me siento salvaje, como un animal con necesidades. Arqueo la espalda y
muevo las caderas, tratando de acercarme a él.
—Ahora —le suplico mientras araño su espalda—. Ahora, te necesito
ahora, Reece.
—Mmm, sí, yo también te necesito —gruñe con desesperación—.
Ahora mismo.
Sostiene mis caderas y se inclina hacia mí, respirando con una
profunda concentración mientras lo hace. Luego se desliza lentamente,
teniendo cuidado de asegurarse de que pueda dilatar completamente.
Resulta que puedo, y cada empujón es intenso y poderoso, más
maravilloso que el anterior.
—Oh, mierda, Reece, eso está muy bien —gemí de pura alegría—.
Maldita sea, eres...
Todavía no tengo palabras para él, es indescriptible, asombroso y
maravilloso en todos los sentidos. Pero creo que los rasguños en su
espalda hablarán por mí. Estoy bastante segura de que lo sabrá.
—Oh, Dios mío —Puedo escucharme cada vez más fuerte, pero no
puedo evitarlo. Las millones de vibrantes y excitables sensaciones que
atraviesan mi cuerpo me están superando. Estoy fuera de control. Gracias
a Dios, Reece se inclina y me besa con fuerza para tragarse mis gritos
mientras me acerca cada vez más al borde...
Entonces me caigo. Me hundo profundamente en el abismo, girando y
dando vueltas por el bosque del placer. El calor me invade, el poder del
orgasmo me consume, me traga entero y me cambia por completo. Hay
algo acerca de este intenso momento que sé que permanecerá conmigo
para siempre, pase lo que pase.
Me doblo y me retuerzo por el placer, y Reece me abraza todo el
tiempo, construyendo este maravilloso vínculo entre nosotros. Ni siquiera
me di cuenta de que nos lo estábamos perdiendo hasta que llegó. Y me
gusta.
—Oh, guau, eso ha sido... —me río mientras nos derrumbamos uno al
lado del otro en la cama, para absorber la felicidad orgásmica posterior—.
Esto ha sido increíble, ¿no? Quiero decir, incluso mejor de lo que pensé
que sería.
—¿Pensaste en nosotros antes de que esto sucediera? —pregunta
Reece, sonando demasiado complacido—. Me gusta.
—Por supuesto que lo hice. ¿Tú no lo hiciste? —Él asiente, sin negarlo
más—. ¿Y no ha sido mejor?
—Sí. —Me acaricia la mejilla suavemente, un gesto verdaderamente
romántico—. Lo ha sido.
Por lo general, si alguien me miraba a los ojos con amor después del
sexo, me hacía huir, pero con Reece solo quiero disfrutarlo mientras me lo
permita. Quiero acostarme aquí y tratar de averiguar qué es lo más
convincente de este hombre. Por qué no puedo soportar la idea de alejarme
de él ni siquiera por un momento.
—¿Quieres algo? —pregunta de repente, sonando un poco asustado,
como si hubiera sido un mal anfitrión o algo así—. Dios, has estado aquí
por mucho tiempo y ni siquiera te he ofrecido una bebida.
—No, no necesito nada. —Lo agarro y lo atraigo hacia mí—. Solo
quiero abrazarte un rato.
Nos recostamos entre los brazos del otro, disfrutando del brillo del
otro. Puedo escuchar los latidos de su corazón y es un buen sonido rítmico.
Incluso me sonrío a mí misma, como si estuviera enamorada.
«No, no enamorada —me advierto rápidamente—. No te dejes llevar
por esto, tonta».
—Supongo que mejor me voy —digo de repente, levantando la cabeza
mientras hablo. No me quiero ir y estoy bastante segura de que Reece
tampoco quiere que me vaya, pero si realmente vamos a hacer esto,
debemos ser inteligentes. Lo último que necesito es que esa zorra de
Valencia se entere de lo nuestro. Me odia, lo sé, sólo porque su novio de
hace unos tres años dijo que yo era sexy, por eso estoy segura de que le
encantaría tener algo de lo que hablar con mi padre. Eso haría que me
diera una patada en el culo—. Antes de que nadie pueda vernos.
—Sí. —Frota la parte inferior de mi espalda, luciendo triste ante la
perspectiva—. Supongo que sí.
Me inclino y presiono mis labios suavemente contra los suyos,
sintiendo las mariposas en mi barriga aleteando más fuerte.
—Pero, podemos volver a vernos, ¿no? Esto no tiene que ser algo de
una sola vez.
Los nervios me corroen mientras espero que responda, aunque no
tienen que hacerlo por mucho tiempo porque asiente con entusiasmo.
—Sí, me gustaría. Me gustaría mucho, en realidad.
Lo beso de nuevo, esta vez con mucha más confianza. Parece que
estamos comenzando algo, y estoy ansiosa por saber a dónde nos llevará.
En secreto, por supuesto.
Capítulo 11 – Reece

La veo marcharse, con la conmoción aun en mí cuerpo mientras la


observo. ¿Ha sido un sueño o realmente ha sucedido? ¿Y fue tan
sorprendente como parecía en ese momento? ¡Aún siento réplicas del
orgasmo! Con mi cuerpo vibrando y excitado, me siento en la cima del
mundo. Esta pequeña aventura entre nosotros tendrá que permanecer en
secreto, si no quiero que me pateen el culo, pero bueno, eso lo hace más
emocionante.
No pensé que esa sería la forma en que volvería al mundo de las citas,
¡pero aquí estoy!
Cierro la puerta en silencio detrás de mí y sigo subiendo las escaleras
hacia mi habitación. El cuarto todavía huele dulce, como Alexa, por lo que
estaré disfrutando de su aroma toda la noche. La forma en que mi pulso se
acelera en el momento en que la huelo me dice todo lo que necesito saber.
Me gusta, mucho más de lo que debería. Esa atracción que siento por ella
está fuera de escala. ¿Es solo porque ella está tan prohibida para mí en
todos los sentidos, o hay algo más? Realmente no lo sé.
Sin pensar demasiado en por qué lo estoy haciendo, me desplomo de
nuevo en la cama, disfrutando del calor residual de su cuerpo, y me
conecto a las redes sociales para encontrar su perfil, para profundizar un
poco más. Sin embargo, no me muestra nada nuevo. Todo lo que veo es la
máscara de la chica fiestera que le presenta al mundo. Ella con ropa muy
corta, ciertamente muy sexy, generalmente con otra chica que supongo que
es Rebecca, la que mencionó, y otras personas al azar. Parece divertida,
como si no le importara nada.
No puedo evitar preguntarme por qué esta es la imagen que quiere
presentar al mundo cuando hay mucho más de ella. ¿Por qué no quiere que
nadie vea a la verdadera Alexa? Ella me la mostró, y lo preferí. ¿Quizás es
porque su padre trata de convertirla en todo lo contrario? ¿Es una especie
de reacción a eso?
«Oh, Alexa —suspiré para mí mismo—. ¿Qué voy a hacer contigo?
¿Con nosotros?
Supongo que mientras ambos sepamos que en realidad esto no va a
durar mucho más tiempo, estará bien. No buscamos exactamente la
historia de un feliz para siempre. Solo va a haber pasión y diversión entre
las sábanas. Justo lo que necesito. Me pregunto si debería decirle a Cody
lo que está sucediendo, para ver qué me aconseja. Ya sé que él piensa que
Alexa es guapa. Me lo ha dicho a menudo…, pero sabe que también es
complicado. Entonces, tal vez su opinión no sea la mejor.
«Oh, Dios, soy un idiota —me quejo—. Probablemente no debería
haberla dejado venir. Debería haberme resistido».
No puedo irritarme demasiado conmigo mismo, porque los gritos de
Oliver estallan en la habitación. Me levanto de un salto sabiendo que
Valencia no va a hacer nada al respecto. Entro corriendo a su habitación,
necesitando ser un poco más normal después de lo que acaba de suceder.
Solo necesito estar con mi hijo, consolándolo por un tiempo.
Cuando entro en la habitación de Oliver, tengo cuidado de no mirar
todas las fotos de Christine alrededor del cuarto. No sé si ver a mi esposa
me ayudará con todo lo relacionado con la normalidad. Incluso saber que
ella no querría que fuera miserable y que estuviera solo para siempre, no
me ayuda a creer que le gustaría que me acostara con la hija de veinte años
del hombre que me ayudó en los momentos más difíciles de mi vida. Me
llamaría loco.
Me imagino su risa irradiando a través de mi cerebro, sus palabras
llamándome tonto y tonto. Incluso puedo ver los chistes que diría sobre
mí, y para ser sincero, no puedo evitar preguntarme si tiene razón. ¿Estoy
actuando como un tonto? Como un idiota que se deja llevar por una joven
caliente que solo quiere dejarme en ridículo.
—Hola, Oliver. —Lo levanto de su cama y lo sostengo contra mi pecho
—. ¿Cómo te va?
Tan pronto como lo apoyo contra mí una sensación de calma comienza
a vencerlo. Todavía está gimiendo un poco, pero no es tan feroz como hace
un minuto. El amor se precipita sobre mí en oleadas, es intenso y
poderoso, y me hace sentir aún mejor que el momento con Alexa. Este
niño es mi mundo.
Recorro la habitación con él en mis brazos, cantando pequeñas
canciones de cuna para él a medida que avanzo, y pronto, su respiración se
vuelve más tranquila y estable, lo que me muestra que se está quedando
dormido. Creo que solo llora por la noche para saber que alguien está aquí.
Puede que ni siquiera se dé cuenta de que su madre no está cerca, es
demasiado joven para entenderlo completamente, pero sus instintos le
dicen que falta algo en su vida. Si Valencia entendiera eso..., no es que
espere que haga todo por mi hijo, por mucho que le pague por hacerlo,
pero sería bueno que lo consiguiera.
Una vez que me aseguro de que Oliver está dormido, lo recuesto en su
cama y me meto en la mía. Sorprendentemente, me dejo llevar fácilmente,
soñando con Alexa y la maravillosa forma en que me hizo sentir. No creo
que sea solo porque ha pasado mucho tiempo, creo que tenemos algo de
química entre nosotros y que simplemente explotó. No puedo esperar para
tenerla de vuelta en mi cama para explorarla aún más. Sé que hay más
entre nosotros de lo que logramos esta noche y no puedo esperar para ver
qué es eso.

Alexa: Buenos días, solo quería enviarte un mensaje para saludarte.


Xx.
Miro el mensaje con una sonrisa gigante plasmada en mi rostro. Qué
bonita manera de despertarse. Mejora aún más al pensar que Alexa se
despertó pensando en mí. Debo de haber estado en su mente, lo que me
sugiere que ella estaba tan impresionada anoche como yo. Definitivamente
va a haber más.
Reece: Hola, preciosa, qué mensaje tan maravilloso para despertar.
¿Cómo estás? Xx.
Alexa: Estoy genial. Tengo una gran sonrisa en mi cara. Esperemos que
el buen humor dure hasta que vaya al trabajo. Xx.
Reece: Bueno, recuerda que estás haciendo algo positivo. Eso debería
ayudarte. Obtener experiencia en la industria de la moda definitivamente
te ayudará en el futuro. Así que, sigue sonriendo. Xx.
Alexa: Sinceramente, oírte decir eso antes de ir a trabajar me hace muy
feliz. Xx.
Reece: Me alegro. Parece que mi buena acción del día está hecha y sin
salir de la cama. Xx.
Alexa: Oh, apuesto a que estás muy guapo por la mañana, todo
desaliñado y follado. Xx.
Me hago una foto y se la envío, riéndome de mí mismo mientras la
hago. Nunca pensé que sería una persona que enviase selfies, pero aquí
estoy, haciendo exactamente eso. Hay algo en Alexa que me hace querer
hacer lo que quiera..., y recibo la recompensa en el momento en el que ella
me envía una. Lleva una pequeña y sexy camisa transparente de color rosa
pálido que me deja ver sus pezones duros como una roca. Pero esa ni
siquiera es la mejor parte de la imagen. Sus labios rosados y regordetes, su
cara libre de maquillaje, su cabello despeinado..., la muestra como toda
una belleza.
Reece: Guau, estás tan guapa por las mañanas. Me hace desear que
estuvieras aquí... Xx.
Alexa: ¿Por qué? ¿Qué me harías si estuviera allí? Xx.
Suspiro profundamente, tratando de ignorar la polla dura como una
roca en mis pantalones. Hay tantas malditas cosas que le haría que ni se
imagina. Le haría sentir aún mejor que anoche. La volvería loca.
Reece: Supongo que es mejor que vengas esta noche y así lo averiguas
por ti misma, ¿de acuerdo? Xx.
Alexa: Eso suena bien. ¿A qué hora te gustaría? Xx.
Reece: Será seguro después de las diez de la noche. Me aseguraré de
ello. Xx.
Alexa: Suena bien. Supongo que te veré entonces. Xx.
Un escalofrío recorre todo mí cuerpo. No sé cómo voy a durar todo el
día antes de volver a tenerla en mis manos. No voy a poder concentrarme.
Ya estoy loco por ella. Me dirijo al baño y enciendo la ducha con agua fría.
Voy a tener que enfriarme mucho.
El día es una locura. Se me pasó rápido, pero también parece una
eternidad. El hecho de que Alexa siga enviándome estos mensajes sexys
todo el día me vuelve loco. Soy ligero como una pluma, volando alto,
vertiginoso como si hubiera estado bebiendo todo el día. El peso sobre mis
hombros ya no existe y no sé dónde está.
Llego a casa a toda prisa y paso algún tiempo jugando con Oliver.
Normalmente estoy demasiado cansado para hacer algo con él después de
un largo día, pero hoy tengo la energía de un adolescente. Podría hacer
esto todo el día..., si no tuviera un compromiso previo, que
afortunadamente ya pasó la hora de dormir de Oliver.
Valencia lo nota. Sigue mirándome de forma extraña, y puedo sentir la
animosidad que desprende, pero dado que en el fondo ya he decidido que
no va a estar por mucho tiempo, no me importa. Realmente no me importa
lo que piense. Si me molesta, se va. No será lo ideal, pero supongo que me
obligará a buscar a alguien que se haga cargo del trabajo de niñera.
Sin ella, será menos arriesgado que el almirante se entere y me hará
estar más tranquilo. No es que sea una competición ni nada, pero supongo
que ahora que lo estoy traicionando de la peor manera posible, cualquier
culpa que tenga que pueda quitarme de encima será bienvenido. No quiero
sentirme tan en deuda con él.
Llevo ese pensamiento conmigo hasta bien entrada la noche, donde
termino haciendo todo por Oliver. Preparo su cena, lo baño, le leo un
cuento antes de dormir mientras lo acuesto..., es casi como si estuviera
practicando para cuando Valencia ya no esté. Incluso le sugiero que salga a
pasar la noche, y así asegurarme de que Alexa y yo tengamos algo de
tiempo a solas, pero Valencia no está de acuerdo. Parece que sospecha
algo, como si supiera lo que estoy haciendo..., o tal vez solo estoy siendo
paranoico y realmente está cansada.
La última hora de espera de Alexa es una tortura. De nueve a diez
parece que dure una eternidad. Es realmente doloroso esperar. Estoy
nervioso, no puedo quedarme quieto, estoy excitado, como un niño
esperando la mañana de Navidad, de hecho, me estoy volviendo loco. Es
extraño que incluso los primeros días de salir con Christine no eran tan
intensos como esto. Era más cómodo y tranquilo. Quizás necesite todo lo
contrario. La verdad es que Alexa parece la señorita lo quiero aquí y ahora.
«No hagas nada estúpido —me advierto de nuevo mientras miro la
pantalla del teléfono para ver la hora y también para ver si he recibido
algún mensaje—. No hagas ninguna locura, como enamorarte. Eso no
ayudará a nadie».
Capítulo 12 – Alexa

Mi corazón se acelera a medida que me acerco a la casa de Reece. En


esta ocasión estoy más emocionada por llegar para ver qué sucederá
después. Sé que va a ser un día excitante. La última vez que vine no tenía
ni idea de qué rumbo tomar, pero hoy sí la tengo. Si nuestros mensajes
sexys tienen algo que ver, entonces será una locura. Hoy me mantuvieron a
tope, vendí mucha ropa. Estaba fresca, como nueva. Incluso mi jefe dijo
que podría hacerme encargada si sigo trabajando así...
Sin embargo, no sé si quiero ser encargada, pues podría querer algo
diferente, pero es agradable sentirse apreciada.
La emoción de ver a Reece de nuevo eclipsa completamente cualquier
emoción por el futuro en este momento. Hay un cosquilleo en mis bragas,
un impulso que necesita ser saciado inmediatamente. Espero que Reece
haya logrado deshacerse de Valencia, porque lo último que necesitamos
ahora mismo es que nos pille. Me la imagino corriendo hacia mi padre,
contenta de tener algo que contarle sobre mí.
Contemplo la puerta antes de tocar. A través de ella no puedo ver a
nadie, ni siquiera hay una señal de que alguien esté despierto. Eso me
preocupa mucho, no sé qué haré si se ha olvidado por completo de nuestra
cita. Eso me haría sentir como una verdadera idiota. Significaría que todo
esto es mucho más importante para mí que para él.
Pero no tiene por qué ser así, por lo que trato de tranquilizarme.
Después de todo, siempre consigo lo que quiero.
Pero no tengo la misma confianza en mí misma que tenía antes. No me
siento optimista cuando me digo eso. Me siento como una chica asustada
tratando de aferrarme a la idea de que soy importante.
Toco con cuidado. Una vez, otra vez. De momento, nadie se ha
acercado. Mi corazón empieza a hundirse en mi pecho. Trato de
convencerme de que es solo porque llegué pronto, pero la duda está ahí. En
este momento estoy pensando que tal vez debería dar la vuelta y huir antes
de hacer el ridículo, hasta que lo veo. Su cara asoma por la ventana,
sonriendo mientras siento un extraño regocijo sexy por dentro. Ese cálido
alivio me inunda y me consume, enviándome de nuevo a ese lugar
intensamente seductor.
—Hola —susurra mientras la puerta se abre y se estira para agarrar mi
mano—. Oye, será mejor que vengas rápido. No sé si Valencia se ha
dormido ya. Me ha estado dando por culo todo el día.
Me río tan silenciosamente como puedo y me arrastro detrás de él
mientras corremos por su casa. Me resulta un poco más familiar, y eso me
gusta. Así es como quiero conocer lo que hay dentro de Reece.
En el instante en que la puerta de su dormitorio se cierra detrás de
nosotros, nos quitamos la ropa como animales. No puedo soportar ni un
solo momento verle vestido, por lo que tiro tan fuerte que arranco uno de
los botones de su camisa. Suena por toda la habitación, haciéndonos reír
como idiotas. Cuanto más se ve mi piel, más excitada y mejor me siento
conmigo misma. Hay algo intenso en la forma en que me mira, que me
hace sentir como una diosa sexual. Me siento en la cima del mundo, la
mujer más bella del planeta.
Hace años que me siento sexy, pero la belleza es otra cosa. Me gusta
mucho.
—Mm, llevo todo el día esperando para ponerte las manos encima —
murmura—. Eres todo.
Me empuja de nuevo a la cama, haciendo que mis manos vuelen hacia
arriba en el aire. Antes de que pueda volver a bajarlas, los labios y los
suaves dedos de Reece los recorren, haciéndome ronronear y murmurar.
Me siento como un gatito, maullando, ronroneando, gritando para que
toque cada maldito centímetro de mi piel.
Sus labios se mueven por mi cuerpo rápidamente, pero de alguna
manera logran rozar cada parte de mí. Mis axilas, mi clavícula, mis
pezones, mi estómago, mis caderas..., hasta que, de repente, está entre mis
muslos soplando aire caliente a lo largo de mi húmeda y muy sensible
hendidura. Mis caderas ruedan, mi espalda se arquea y pido más a gritos.
—Oh, estás un poco necesitada hoy, ¿no? —Esa voz seductora se
dispara hasta mi médula, haciendo que mi cabeza de vueltas sin parar—.
Me gusta. Pero creo que podría hacerte esperar un poco más.
Agarra mis muslos y los lanza sobre sus hombros, luego me acaricia la
parte superior de las piernas. Cada vez que me retuerzo de placer, tratando
de escapar, él me agarra fuertemente, manteniéndome en posición. Estoy
muy agradecida, no quiero perder esta sensación, no quiero huir de algo
que me hace sentir increíble.
—Reece, Reece —grito mientras las llamas ardientes de placer me
rodean en olas—. Reece, ¡oh, Dios!
Él se acerca más. Puedo sentirlo acechándome, aproximándose a donde
estoy llorando desesperadamente por él. Primero noto sus labios, que se
conectan con mi clítoris en un segundo, aunque es suficiente para hacerme
chillar. Tengo que agarrar una almohada, ponerla en mi cara, para evitar
que los gritos despierten a todos o alerten a Valencia.
Oh, maldita sea. Su lengua me roza y se mueve desesperadamente a mi
alrededor, como un loco en una misión, y su único objetivo es lograr que
alcance el orgasmo. La aspereza de su lengua caliente es emocionante, y
consigue que me dé vueltas la cabeza. Él se sumerge en las profundidades
de mí y luego traza los patrones de sentimientos más mágicos sobre mi
clítoris. Nunca antes había experimentado algo así. Está fuera de escala, es
simplemente increíble. Quiero más, mucho más, pero al mismo tiempo
apenas puedo soportar lo que me está haciendo. Es demasiado intenso,
demasiado para hablar.
—Reece, Reece —grito su nombre en la almohada, necesitando cada
centímetro de mi cuerpo para saber que es este hombre increíble el que me
está haciendo esto. Él es el que me envía al cielo y me devuelve. En este
momento, él es mi mundo. Y me gusta como su nombre se desliza por mi
lengua. Es la palabra más sexy del mundo—. Oh, Reece.
Empujo un poco hacia atrás a medida que la presión empieza a
aumentar. Comienza en los dedos de los pies y se arrastra por las venas,
extendiéndose por todo el cuerpo hasta que me invade. El apetito sexual
pasa a través de mí y me consume por completo. Estoy en un tren a vapor,
yendo hacia la estación a la velocidad de la luz.
—Oh, joder..., joder... —Y entonces golpea. Golpea duro y con fuerza.
El placer es intenso, es abrumador, es todo. Es chisporroteante, caliente,
ardiente, fantástico. Me aferro con fuerza a la almohada, empujándola
hacia mi cara hasta que apenas puedo respirar, y ni siquiera me preocupa.
No necesito mi aliento, sólo necesito este placer—. Joder, Reece.
Presiono mi espalda contra la cama con fuerza, necesitando algo sólido
para sostenerme mientras nado en el espacio. Siento que estoy fuera de
este planeta con Reece. Lo que me hace es algo especial.
—Oh, vaya. —Dejo que la almohada se deslice hacia un lado y toco mi
frente—. Eso ha sido…
Pero no me deja mucho tiempo para recuperarme. En un instante, lleva
puesto un condón y se me está acercando. Mi cuerpo todavía está girando a
través de la felicidad que me ha hecho alcanzar Reece, así que esto
promete durar aún más. El siguiente orgasmo parece venir sólo con unos
pocos empujones, casi como si se hubiera iniciado justo después del otro.
Esto deja mi corazón latiendo tan fuerte que temo que se pueda salir en
cualquier momento, mi estómago dando vueltas como loco, todo mi
cuerpo estremeciéndose y temblando con un deseo sin fin.
Le agarro el culo a Reece, mientras se pone tenso, y lo aprieto mientras
el placer lo atrapatambién a él. Apoya su frente contra la mía en todo
momento, lo que me permite verle realmente en su momento más
vulnerable. Su mirada está llena de intensidad, realmente me domina. Me
recuerda de nuevo que podría estar enamorándome de este hombre mucho
más de lo que debería. Nunca he sentido nada por un chico tan rápido, pero
Reece es diferente.
Después, Reece se detiene encima de mí, besándome por un tiempo, lo
que solo aumenta esta sensación. Mientras sus labios se presionan contra
mi hormigueante y apasionada boca magullada, quiero seguir haciendo
esto para siempre.
—No te vayas —murmura mientras rueda sobre la cama a mi lado—.
Quiero que te quedes un rato.
Le acaricio la cara y sonrío.
—Me encantaría, pero no puedo quedarme mucho tiempo, con
Valencia y todo...
—Uff, odio esto. —Él se muerde el labio inferior—. Odio que no
puedas quedarte. Solo quiero abrazarte.
—Eso no es muy típico de un tipo tan alocado como tú. —Me empuja
juguetonamente—. Pero yo también quiero quedarme.
—No soy alocado y nunca lo he sido —me dice honestamente—. Lo
siento si eso te decepciona.
—Realmente no. —Me acurruco más cerca de él, sorprendida de lo
verdaderas que son estas palabras—. No me gustan los hombres así.
Tal vez ese es el tipo de personas con las que he ido en el pasado, pero
ahora mis gustos han cambiado. Veo cómo es un hombre real en la cama y
eso lo cambia todo. No quiero volver nunca más.
—Entonces, ¿qué te gusta de un hombre? —me pregunta con un tono
descarado—. Me encantaría saberlo.
Lo miro, sonriendo felizmente.
—No creo haberlo encontrado antes. No hasta que te conocí.
Me frota el brazo suavemente y sonríe.
—Bueno, es reconfortante escucharlo. Me alegra haberte ayudado a
aclararte las cosas.
De verdad lo es. Desde que llegó a mi vida la única noche en que
realmente no quería conocerlo me ha consumido absolutamente. Me ha
hecho ver mi vida y a mí misma bajo una nueva luz.
—Bueno, supongo que no tengo que irme de inmediato —le digo—.
Tenemos algo de tiempo para hablar.
Así que, hacemos justamente eso. Nos acurrucamos desnudos y
hablamos un rato. Aprendo aún más sobre él y también comparto más
sobre mí misma. Nada importante, sólo pequeños hechos y anécdotas al
azar sobre las vidas de cada uno, pero es increíble. Todo lo que me dice me
acerca a su corazón.... No es que desee entrar en su corazón. Nada por el
estilo. Aunque, quizá solo.... un poquito.
Finalmente, hacemos el amor una vez más, y esa es la única forma de
describirlo. No es rápido y apasionado como ha sido hasta ahora. Es más
lento y sensual, dándome cuenta de que en cierto modo el juego ha
cambiado. Así que, para cuando voy a despedirme, y con cierto peligro nos
pasamos un poco de tiempo besándonos en el camino de la puerta, Sé que
ambos estamos en un buen lío. Esto no puede ser algo serio, creo que los
dos lo entendemos, pero parece que de todas formas está ocurriendo. Se
está convirtiendo en algo que escapa a nuestro control.
El viaje de vuelta a casa es largo y reflexivo. Creo que debo decidir
cuánto estoy dispuesta a arriesgar por él, por esta situación. Porque ahora
mismo, en el bello éxtasis post orgásmico, creo que arriesgaría
absolutamente todo por él.
Capítulo 13 – Reece

Es difícil concentrarse en el trabajo cuando recibo mensajes sexys de


Alexa. No ayuda que la ocupación que tenga ahora mismo tampoco sea la
idónea. No soy un hombre al que le guste el trabajo de oficina, lo hago
mucho mejor en el trabajo de campo, pero por supuesto, esto es lo mejor
que puedo hacer considerando mi estado actual. No puedo estar en primera
línea porque no puedo abandonar a Oliver. Ni quiero hacerlo. Necesito
estar cerca para verlo crecer.
Así que necesito encontrar una manera de ponerme a trabajar y dejar
de soñar con la sexy mujer con la que he compartido mi cama esta semana.
Probablemente demasiado, considerando que es algo casual.
—Moore. —Oigo el tono agudo del almirante detrás de mí,
haciéndome saltar.
El pánico surge cuando me doy cuenta de que mi móvil sigue en mi
mano con todos los mensajes en la pantalla. ¿Qué pasa si lo ha visto y ha
llegado el momento en que me saca el corazón del pecho?
—¿S... Señor? —Tartamudeo mientras guardo el teléfono—. ¿Está
todo bien?
El bochorno calienta mis mejillas, lo que probablemente me esté
delatando aunque él todavía no lo sepa. Mi mente se acelera imaginando
que nos ha descubierto de diferentes maneras. Por muy discretos que
hayamos sido, alguien nos habrá visto y se lo habrá contado. ¿Por qué creí
que nos saldríamos con la nuestra?
—Sí, Moore, solo quería ver qué haces esta noche.
Mierda, tengo planes con su hija, ¿es eso lo que está insinuando?
—Yo..., no sé.
—Correcto, bueno, eso es bueno. —Me da una palmada en el hombro
—. Puedes venir a cenar de nuevo.
—¿Cena? —Oh, Dios, me va a asesinar en su casa. Ese es el plan—.
No lo sé…
—No sabes mucho, ¿verdad? —Se ríe, un rugido que viene directo
desde el fondo de su estómago. En realidad, es una risa que suena feliz, lo
que es raro, porque debe estar completamente furioso—. Vamos, ven a
cenar conmigo y mi familia. Lo pasamos tan bien la última vez que
viniste.
—¿Lo hicimos? —Maldito sea. No lo recuerdo de esa manera—. Por
supuesto que sí.
—Así fue, así que vuelve otra vez. Estará bien. —Se inclina más cerca
y me habla en secreto—. Has estado haciendo un trabajo muy bueno, y me
gustaría que habláramos sobre tu puesto.
Estoy seguro de que no he estado haciendo un buen trabajo. Solo
avanzando lentamente, por lo que esto es sospechoso. Pero no puedo
rechazarlo, ¿verdad? Eso sería muy extraño.
—Eh, claro. Sí, eso suena bien. ¿Qué..., a qué hora quieres que vaya?
—Ven a las seis otra vez. Podemos tomar un par de copas antes de la
cena. Y tal vez algunas después también.
Sonrío levemente, tratando de ocultar el sonido de mi corazón
golpeando violentamente en mi pecho mientras lo hago. Los nervios están
zigzagueando furiosamente por mi cuerpo, pues me he convertido en una
burbuja de ansiedad y sé que así es como me voy a sentir el resto del
maldito día. ¡Va a ser imposible concentrarse!
Reece: Alexa, tu padre me acaba de invitar a cenar esta noche.
Ni siquiera trato de disimular que estoy mirando mi teléfono mientras
espero que ella responda. Necesito saber si ella también está asustada,
porque si no podemos estar cerca el uno del otro, entonces tal vez debería
fingir una enfermedad o algo así.
Alexa: Oh, podría ser muy divertido. Tú y yo cenando. Casi como una
cita... Xxx.
Reece: ¿Divertido? ¿Estás loca? ¡Será muy incómodo! ¿No te parece?
Esto no podría parecerse menos a una cita. Xxx.
Alexa: No, sólo tranquilízate. Compórtate de forma relajada. No hay
manera de que se entere. Xxx.
Respiro un poco más tranquilo. Tal vez tenga razón. Ya estoy al límite
de esto, así que estoy obligado a reaccionar de forma exagerada. Quizá
todo esté bien y solo debería actuar como la última vez. Apenas hablé con
Alexa en esa ocasión, así que, ¿por qué debería ser ahora diferente?
Además, necesito averiguar qué es esto del nuevo trabajo.
Reece: De acuerdo, supongo que te veré más tarde. Xxx.
Alexa: Trataré de arreglarme para ti. Xxx».
Ni siquiera puedo empezar a lidiar con cómo se verá más tarde. Voy a
tener su imagen girando en mi cabeza y eso no ayudará en absoluto.
Aparto mi móvil sabiendo que va a ser la última vez que lo vea en todo el
día. Tengo que concentrarme para poder aguantar las próximas horas.

Agarro la botella de vino con fuerza entre los dedos y me enderezo la


camisa por última vez. Se supone que ahora debería estar más tranquilo,
ya que he estado tratando de mantener la calma y de pensar en positivo,
pero no parece que haya funcionado. Todo lo que he hecho es ponerme aun
peor de lo que estaba, y ahora tengo que hacerle frente.
Y ella. Creo que esa es la peor parte al saber que me la encontraré.
«Puedes hacerlo —me susurro a mí mismo al necesitar que me motive
—. Tú puedes. Saldrá bien».
Pero, aunque levanto el puño para llamar a la puerta, no estoy seguro.
No puedo evitar que mi mente piense en todo lo que puede y podrá salir
mal esta noche. Normalmente involucra derramamiento de sangre. Mi
sangre.
—Ah, estás aquí. —La puerta se abre y el almirante me da una cálida
sonrisa—. Adelante.
Le entrego el vino y trato de devolverle la sonrisa, pero probablemente
salga como una mueca más que cualquier otra cosa. —Gracias por
invitarme. Es muy amable de tu parte. Huele delicioso.
—Oh, gracias, en realidad es una de las recetas de mi esposa. No lo he
cocinado desde hacía mucho tiempo.
Mientras me explica lo que ha preparado, desconecto y miro alrededor,
esperando el momento en que finalmente vea a Alexa. Sé que hemos
quedado muchas veces esta semana, pero eso ha sido diferente. Fue algo
sexy, al estar solo ella y yo en el secreto de mi propia casa. No aquí, con su
padre mirándonos como un halcón.
Todo lo malo sobre mí y Alexa me invade, me pone de los nervios.
—Entonces, ¿qué dices, Moore? Parece una buena oportunidad, ¿no te
crees?
—¿Eh? Mierda, desconecté demasiado tiempo. ¡Esto requiere una
respuesta!—. Lo siento, ¿qué?
—Pensé que estabas escuchando, —se ríe el almirante—. ¿Qué pasa?
¿Demasiadas noches sin dormir?
—Eh, sí. Oliver no ha estado durmiendo bien últimamente y me ha
dejado un poco exhausto.
—¿Valencia no vive contigo? ¿No debería estar cuidándolo?
No me molesto en responder porque podría ser más incómodo de lo
que ya es. En cambio, solo sonrío.
—De todos modos, solo decía que pensamos que eres demasiado bueno
para un trabajo de oficina. Aunque lo has estado haciendo realmente bien,
creemos que deberías estar haciendo más. Tus talentos se están
desperdiciando.
Trago saliva, sin saber si esto suena como una buena noticia o no.
—¿Qué estás pensando?
—Queremos que comiences a entrenar a nuevos reclutas. Así podrás
volver a salir otra vez, aunque no sea del todo trabajo de campo, pero será
lo suficientemente parecido. De esta manera, puedes quedarte aquí, pero
tendrás un puesto que te hará más feliz. O eso espero.
No puedo evitar la gran sonrisa radiante de mi cara.
—¿En serio? Me encanta cómo suena.
—Genial. —Me da una copa y brindamos—. Sabía que podrías.
Justo cuando comenzamos a compartir nuestra bebida, sucede el
momento impactante que he estado esperando, casi haciéndome escupir la
bebida. Alexa entra a la habitación con unos pequeños pantalones cortos y
un chaleco holgado. No lleva maquillaje y su cabello cae en cascada
alrededor de sus hombros. Informal, pero sexy como el infierno al mismo
tiempo.
—¡Hola! —saluda alegremente, completamente molesta por la
incomodidad—. ¿Cómo estás?
—¿No crees que podrías ponerte algo un poco más apropiado? —dice
su padre—. ¿Pantalones cortos?
—¡Hace calor! —Se da la vuelta y me guiña un ojo—. Hola de nuevo,
señor Moore.
Mierda. Eso hace que un escalofrío me desgarre la columna. ¿Cómo se
supone que debo disimular cuando ella dice cosas así? Seguramente su
padre puede decir por el tono seductor de su voz lo que está pasando.
—Eh, hola, Alexa. —Todo mi cuerpo arde—. Qué bien verte de nuevo.
Por suerte, el almirante comienza a hablar una vez más, silenciando a
los dos. Si sospecha, no se le nota. Así que, no puede figurarse nada en
absoluto. No hay forma de que pueda saberlo y disimule.
La cena está servida y todos nos sentamos alrededor de la mesa. Al
principio no sé dónde ponerme, ya que no parece haber ninguna posición
para que sea menos incómodo. Junto a ella significa que podré sentir que
me quema todo el tiempo, y frente a ella significa que no podré evitar su
contacto visual.
¿Cómo pensó Alexa que esto sería lo mismo que la última vez? Soy un
jodido desastre.
Al final, el almirante elige por nosotros, poniéndome justo enfrente de
ella. Sigo intentando apartar la vista, pero esa atracción magnética me
atrapa. Es un milagro que pueda mantener una conversación con esos ojos
azules y brillantes que me penetran el alma. Pasado un tiempo lo
encuentro tan incómodo que necesito un minuto para respirar.
—Voy al baño —jadeo mientras empujo mi asiento hacia atrás
ruidosamente—. Vuelvo en un momento.
—Oh, genial. ¿Ya has terminado? Puedo pedir el postre mientras te
vas.
No he comido mucho. No tanto como me gustaría ya que apenas tengo
hambre.
—Claro, suena bien. —Sonrío tan honestamente como puedo—.
Gracias.
Me agarro la frente tan pronto como llego al pasillo. Esto es
demasiado, no puedo volver a hacerlo. Si se me presenta la ocasión de
cenar, me inventaré una excusa de inmediato.
—Hola, guapo. —Alexa de repente irrumpe, con sus manos rodeando
mi cintura—. Esto es una locura. ¿No es así?
La empujo rápidamente y siseo.
—¿Qué demonios estás haciendo?
—Mi padre está en la cocina. No va a notar nuestra ausencia por el
momento. —Se ríe alegremente mientras me abraza de nuevo. Ha vuelto a
su descaro, y eso me asusta.
—No podemos hacer esto. Aquí no. ¿Te has vuelto loca?
Pero no me escucha. En lugar de eso, se levanta de puntillas y presiona
sus labios contra los míos. Intento alejarla, pero no me deja. Insiste en que
este beso suceda, y mi debilidad se manifiesta cuando permito que lo haga
y me amoldo a ella, disfrutando cada momento de ese beso ilícito.
—Eres demasiado —murmuro entre sus labios—. Me vas a meter en
serios problemas.
—Lo sé, pero vale la pena, ¿no? Estar conmigo. —Me aprieta el
trasero—. Es divertido, ¿no?
Estoy a punto de estar de acuerdo, no puedo evitarlo, pero antes de
hacerlo una voz me desgarra sacudiéndome hasta el fondo, recordándome
que el riesgo es más alto de lo que realmente podríamos pensar.
—Reece —grita el almirante—. ¿Sabes dónde está el baño? Lo siento,
olvidé mostrarte...
Capítulo 14 – Alexa

Presiono mis dedos contra mis labios en un intento de suprimir mi


risita. Puedo intuir que mi padre sigue en la cocina, así que no hay nada de
qué preocuparse, pero la forma en que el color sube a las mejillas de Reece
es demasiado graciosa.
—Oh, Dios —jadeo en un susurro—. ¡Uy! ¿Quieres que te enseñe el
baño?
Intento abrazarlo de nuevo, pero esta vez me rechaza como si
realmente lo dijera en serio.
—¿Qué estás haciendo?
—¿Qué? —Me encojo de hombros—. De acuerdo, solo te está
haciendo una pregunta, respóndele y todo estará bien.
Se pasa los dedos por el pelo y frunce las cejas. Está pensando
demasiado en esto, lo que solo puede traer problemas. Hemos logrado
divertirnos mucho hasta ahora porque no ha habido nada de qué
preocuparse. En la seguridad de su habitación, donde no hay nadie para
vernos, se ha dejado llevar. Ahora no. Aquí no.
«Esto ha sido un error —pienso tristemente—. Debería haberle dicho
que no viniera a cenar».
—Eh, sí —grita, incapaz de evitar el temblor de su voz—. Estoy bien
gracias.
Presiono mis manos en mis caderas y estrecho mis ojos hacia él.
—Problema resuelto.
—No, el problema no está resuelto porque todavía estamos en este lío.
—¿Lío? ¿Qué quieres decir? ¿Te refieres a lo nuestro? Eso está fuera
de lugar ya que no somos un desastre, ¿verdad? Sé que no somos los más
convencionales, pero pensé que estabamos bien. Así que ¿a qué te
refieres?
—Quiero decir..., bueno, tú y yo. Es un problema, ¿no es así? No
deberíamos estar haciendo esto.
—¿Porque casi nos pillan una vez? —Hago todo lo que puedo por
contenerme—. Y ni siquiera estuvimos cerca de ser atrapados. Mi padre
sigue en la otra habitación, así que todo está bien. ¿Cuál es el problema?
—El problema es... —Ni siquiera necesita responder esa pregunta. La
forma en que sus ojos se dirigen hacia la cocina me dice todo lo que
necesito saber. Él piensa más en mi padre que en mí.
—El problema es que eres un cobarde —le digo—. Un absoluto
cobarde.
—¿Cómo no te asusta esto? No te entiendo, Alexa. Pareces tan fría...
—¿Fría? ¿De qué mierda estás hablando? Solo estoy pasando un buen
rato contigo. Pensé que tú también.
—Bueno, esto no me parece un buen ejemplo. ¿Esto es divertido para
ti?
Levanto mis manos al aire con frustración.
—No cuando estás de este humor, no. Es muy molesto.
—Oh, bueno, lo último que me gustaría hacer es molestarte. —El
sarcasmo surge de su boca—. Tenemos un problema, y es algo que
debemos resolver más temprano que tarde.
Más pronto que tarde. Eso sólo puede significar una cosa. Ya está
buscando una forma de huir. Me he dedicado de todo corazón a algo que en
el fondo sabía que sólo podía terminar mal. Soy una tonta.
—Está bien. —Cruzo los brazos para ocultar lo herida que estoy—.
Entonces vete. Fuera.
—¿Qué quieres decir? —Apenas me está escuchando—. Necesito…
—¿No quieres estar cerca de mí? ¿Ya no quieres esto? Entonces vete.
No te quiero aquí.
—Pero la cena... No me gusta esta forma de ser de él. Parece débil y
patético.
—A la mierda la cena. Olvida todo esto. Déjame en paz. Esto no es
justo para mí.
Me mira fijamente, con ojos que suplican y desesperan, pero asiente
con la cabeza, aparentemente entendiendo lo que estoy tratando de decir.
No puedo estar cerca de él si esto no va a ir a ningún lado. No puedo
mirarlo sabiendo que ya no es mío. Que está demasiado asustado,
renunciando a mí en el primer escollo. Tal vez pensé que había algo más
que esto, lo cual es terriblemente vergonzoso. Y doloroso. ¿Qué es lo que
me pasa?
Reece me aparta y se dirige a la cocina. Me apoyo en la pared y lo
escucho decir a mi padre que se siente mal, que necesita irse a casa antes
de que contagie a alguien y mi padre asiente. Hablan un rato, discuten
sobre una nueva oportunidad de trabajo de la que no sé nada, y luego,
finalmente, sus pasos se cruzan en mi camino. Subí las escaleras de dos en
dos, necesitando alejarme de ellos. Es probable que mi padre aún no lo
sepa, pero si ve la pena en mi cara sabrá con seguridad que he hecho algo
estúpido.
Que me he adelantado y forjado sentimientos por un hombre al que
parece que no le importo un bledo. No puedo dejar de inclinarme contra el
frío cristal de la ventana para ver a Reece salir. Supongo que no tiene
elección, no puede perseguirme con mi padre observándolo, pero eso no
impide que me duela ver como se marcha. Está diciendo adiós a algo
maravilloso por culpa del miedo. —Bien —exclamé enfadada mientras
apoyaba mis dedos contra la ventana—. Vete, de todos modos todo esto iba
a terminar.
Es mejor de esta forma. Mejor pronto que tarde. Y preferiría saber
cómo es antes de que me sumerja demasiado. Hacer que me rechace en
este punto, antes de que me haya caído demasiado profundo es lo mejor.
«No se preocupaba por mí —me digo, tratando de convertir este dolor
emocional en ira—. Realmente no puede haberse preocupado por mí o eso
no hubiera sucedido. Se habría reído, como yo lo hice».
Su reacción fue estúpida. Irritante. En realidad, estoy enfadada con él.
Tan molesta que solo quiero gritar. O salir y desahogarme... De hecho,
¿sabes qué? ¡Creo que eso es lo que voy a hacer!
Llamo a Rebecca mientras paseo furiosa por la habitación. Cuando por
fin responde, siento que exploto, como una olla a presión donde el vapor
simplemente se derrama.
Alexa: Tengo que salir de esta casa, Rebecca. No puedo soportarlo ni
un segundo más. Mi padre es..., bueno, ya sabes cómo es, y Reece..., es
otro caso. Por favor, dime que estás lista para salir.
Rebecca: ¿Me sigues obviando y luego esperas que esté disponible? —
responde ella con frialdad—. He estado tratando de salir contigo toda la
semana y has estado demasiado ocupada con un hombre que no te
conviene. Te lo dije. Traté de advertirte, pero no me escuchaste. No me
extraña que te haya explotado en la cara.
Alexa: Mierda, lo siento, Rebecca —jadeo—. No me di cuenta de que
te había molestado...
Estaba tan envuelta en Reece que ni siquiera me percaté de lo que le
estaba haciendo a los demás...
Rebecca: No, solo estoy bromeando. —Un alivio cálido me inunda
cuando dice esto—. Sé lo que es ir a por el hombre equivocado y perderse
en la relación por un tiempo. Gracias a Dios que se acabó. Oye,
deberíamos salir.
Mis pulmones se liberan y finalmente puedo respirar de nuevo. Saber
que me voy a alejar de esta situación es bueno, realmente lo necesito. No
puedo simplemente sentarme y deprimirme como una idiota.
Alexa: Genial, bueno, estoy lista para salir. Solo necesito ponerme una
camiseta. ¿A dónde quieres ir?
Rebecca: De hecho, ya estoy en The Lion. Podríamos ir al club desde
allí.
El club será ruidoso, demasiado ruidoso para que yo piense, por lo que
es absolutamente perfecto. Justo lo que necesito.
Alexa: Genial, brillante. Bueno, salgo ahora, así que nos vemos en
unos diez minutos.
Rebecca: Perfecto. Hasta ahora. Alexa, estoy entusiasmada.
Alexa: Sí, hasta ahora, Rebecca.
Dios, Rebecca es buena. Quiero decir, no para lo serio porque ella
siempre se desentiende y usa la fiesta como respuesta.... pero supongo que
no puedo juzgarla. Estoy a punto de hacer lo mismo. Sólo necesito
encontrar ese lado de mí de nuevo, aunque sólo sea por unas horas, para
saber que Reece no puede hundirme del todo.
Abro mi armario de par en par y agarro el primer top ligeramente
elegante que encuentro y me lo pongo. Es un atuendo un poco de putilla ya
que tengo pantalones cortos que son muy sexys, pero no me importa. Todo
saldrá bien. De todas formas no llevo tacones altos, sólo zapatos de ballet,
por lo que ayuda. Sobre todo a mis pies mañana.
—Bien, bien. Sonrío ante mi reflejo en el espejo, tratando de ignorar lo
falso que es—. Vámonos.
Lo único que sacará a Reece de mi mente en este momento será una
copa. O tres
—¿Dónde diablos crees que vas? —grita mi padre mientras bajo las
escaleras—. Y vestida así.
Pongo los ojos en blanco y resoplo de risa.
—Soy un adulto, papá. Puedo hacer lo que quiera.
—Podrías ser técnicamente un adulto, pero aún vives bajo mi techo.
No quiero que salgas esta noche.
—¿Y por qué no? —Lo fulmino con la mirada—. ¿Por qué te importa?
—¿Crees que no sé lo que está pasando? —Oh, oh. Aprieto los labios
con fuerza para no decir nada en este momento—. ¿Crees que no sé qué
has estado fuera todas las noches de esta semana? Esto se está volviendo
absurdo. Tú y esa amiga tuya, Rachel, o como se llame...
—Rebecca —interrumpo fríamente. Su opinión sobre ella no es un
secreto. Nunca ha sido fanático de ella.
—Sí, bueno, como se llame. Solo sabe causar problemas, no llegará a
ninguna parte y no tiene ninguna tipo de ética del trabajo. Y cuanto más
tiempo pasas con ella, más te pareces.
Separo mis labios, queriendo discutir como de costumbre, pero hay
una parte de mí que está de acuerdo con él. Siempre fuimos amigas porque
he pasado mucho tiempo siendo igual, pero cuanto más lo intento, menos
unida me siento a ella. Aun así, para el propósito de esta noche, no
importa, ¿no? ¡Nos lo vamos a pasar bien!
—Papá, me quedé a cenar con tu amigo de mierda. Ahora yo quiero ir
a ver a la mía.
—¿No crees que tienes cosas más importantes que deberías estar
haciendo?
Lanzo mis manos al aire molesta.
—Bueno, ya que, según tú, mi vida no tiene sentido de todos modos,
¿qué importa? ¿A quién le importa si devuelvo otra noche más en el baño?
Sigue gritándome a medida que avanzo. Sé que esta conversación está
lejos de acabarse, pero me da igual. Necesito desahogarme un poco. Estoy
experimentando algunas emociones que me confunden mucho y necesito
detenerlas antes de que se apoderen de mí, y eso es algo que no puedo
hacer con él. Mi padre no lo entiende, no podría explicárselo, aunque no
fuera su amigo. Simplemente no me entiende.
No como lo hace Reece... o hacía. O no, supongo, no sé nada de él en
absoluto. Creo que nunca me he sentido tan sola en toda mi puta vida.
Siempre he sido un lobo solitario, viviendo mi vida de la forma en que lo
he hecho. Apenas unos instantes con ese hombre y todo ha cambiado.
Tengo la horrible sensación de que tampoco volverá a ser lo mismo. Podría
estar estancada. Maldita sea, qué desastre.
Capítulo 15 – Reece

—¿Qué tal la noche? —Valencia pregunta en tono aburrido cuando


entro por la puerta. Estoy seguro de que puede ver en mi cara y en mi
lenguaje corporal que estoy totalmente molesto, pero no le presta la menor
atención a esa señal.
—De maravilla —le respondo—. Una jodida maravilla. ¿Qué hay de
ti?
—Oh, ya sabes. —Se encoge de hombros y bebe su café mientras sus
ojos se desvían hacia la revista de mierda que está leyendo—. Aburrida.
La misma rutina de siempre. Oliver ya está dormido, como sabrás.
—Sí, no llora, así que eso es bueno. —Suspiro fuerte y me froto los
ojos—. Necesito dormir bien esta noche.
—Oh, sí. —Pasa las hojas, sin percatarse de que si Oliver llora, me
gustaría que me ayudase.
—Bueno, lo único bueno de esta noche es que mi trabajo está
mejorando. Estoy a punto de empezar a entrenar a los nuevos reclutas, lo
que será mejor que sentarse detrás de un escritorio, o eso creo. Así que,
necesito una buena noche de sueño.
—Entonces será mejor que te pongas a ello, ¿no crees? Vete a la cama
y todo eso.
—No vas a..., ¿dormir? —Alza la vista y levanta una ceja. Mi interés
por cuándo se va a la cama todas las noches es algo raro. —Bueno, no
importa.
Mi cuerpo se siente pesado y me duelen las extremidades mientras
subo las escaleras. Es como si hubiera pasado una noche intensa en el
gimnasio en lugar de pasar por un momento de estrés emocional. Como si
mi cuerpo hubiera sufrido un maltrato. En cuanto me dirijo a mi
habitación, me acuesto y suspiro en voz alta, pensando en todo lo que
acaba de pasar.
No puedo creer que Alexa reaccionara así. Se rió, pensando que es
gracioso que nos atraparan. Pensé que ella entendía los riesgos a los que
nos enfrentábamos y que estábamos en esto juntos. No me di cuenta de que
estaba afrontando el miedo yo solo. Es una locura, ya que puede que ella
tenga más que perder que yo. ¿No se da cuenta de eso? A no ser que sea
porque es joven, muy infantil, y no entienda lo que está pasando.
A menos que... ¿era yo el que estaba equivocado? ¿He reaccionado
exageradamente ante la situación? Sólo intentaba divertirse un poco y no
estábamos en peligro inmediato... quizás me asusté y la rechacé cuando no
debería haberlo hecho.
«Oh, Dios —gemí, poniendo mi cabeza en mis manos—. ¿Soy el idiota
más grande de la historia?
Voy y vengo, parpadeando de decisión en decisión. En este instante,
estoy totalmente convencido de que ella estaba equivocada, y al siguiente
soy yo. Soy un idiota y no debería haberle hablado así.
Al final, este último gana. No sé si es porque es la respuesta correcta o
porque todavía no estoy listo para alejarla de mí, pero el resultado final es
el mismo. Necesito decir un gran «lo siento».
En un principio, ella deja que el teléfono suene a través del
contestador. Me planteo dejar un mensaje, pero al final decido no hacerlo,
porque quiero hablar con ella para disculparme. Preferiría hacerlo cara a
cara, pero como probablemente todavía esté en casa con su padre, eso es
absolutamente imposible.
En cambio, llamo de nuevo, y esta vez contesta..., solo que apenas
puedo escucharla al estar la música a todo volumen.
Reece: ¿Alexa? Alexa, ¿puedes oírme? Quiero hablarte sobre algo.
Alexa: ¿Perdón? —grita, tratando de superar la música. Pero no sirve
de mucho, porque las siguientes palabras que salen de su boca son
confusas. No puedo escuchar ninguna de ellas. Es todo ruido.
Está en un club, me imagino. Ha salido después de nuestra discusión.
El hecho de que se haya ido a divertirse no significa mucho, ¿no? O tal
vez a ella no le importa. Salió, con su amiga, pasando una noche en
compañía de otras personas... otros chicos... mientras yo estaba deprimido
por ella. Ni siquiera sé por qué se molestó en contestar el teléfono. A
menos que sólo quiera torturarme. La consideraba una jugadora, y eso
podría ser cierto. Me olvidé de esa parte de ella cuando me absorbió.
Reece: No importa —digo en voz baja—. Da igual. Solo quería...,
hablar contigo.
Presiono el botón de finalizar la llamada, la decepción me aplasta.
Estoy dolido, sobre todo ahora que cada parte de mí está herida. Esto es un
bajón como nunca antes había sentido. Es diferente a perder a Christine,
no había nada que yo pudiera hacer al respecto.... ya que pero esto es mi
culpa. Yo hice que esto ocurriera. Reaccioné tontamente. Le podría
explicar que no estoy acostumbrado a las citas, que estoy muy poco
familiarizado, pero no creo que eso funcione con Alexa.
Por eso es mejor que no me involucre. Con nadie. Bueno, tal vez no
con nadie, pero no con alguien como Alexa. Es demasiado para mí en
todos los sentidos. Este sentimiento de tortura se repetiría constantemente.
Me preocupaba por ella todo el tiempo, me imaginaba a todos los chicos
guapos que se le insinuaban, sabiendo que ella podría quererlos, en vez de
a mí y a mi aburrida vida. Oliver y yo. Trabajo y familia.
No, si voy a encontrar a alguien, necesito a alguien de mi edad.
Alguien con alguna experiencia de vida y tal vez una familia propia. No sé
si lo que quiero son más niños, pero eso crearía un entendimiento. Eso
sería mucho mejor que una que no parece interesada en un compromiso.
Alguien que prefiere pasar las noches en un bar ruidoso antes que con un
hombre y su bebé.
Casi como para probarme esto a mí mismo, inicio sesión en una
aplicación de mi móvil que no pensaba que iba a usar nunca. Cody lo
descargó y me inscribió hace un tiempo para tratar de convencerme de que
volviera al mundo de las citas, pero lo ignoré. Y lo he hecho desde
entonces, pero conocer a alguien en la vida real no ha salido bien para mí.
A lo mejor esto lo hace.
Me identifico en la aplicación de citas y me muevo por los perfiles,
tratando de encontrar una cara que me inspire. Todas las mujeres son
hermosas a su manera, y también son interesantes. Si todo lo que han
publicado sobre sí mismas es cierto, hay muchas con las que me divertiría,
con las que incluso podría tener algo en común, pero no hay ningún
instinto dentro de mí que quiera llegar a ninguna de ellas.
«¿Qué me pasa? —murmuro—. ¿Por qué no puedo ser como los
demás?».
Sé que es un gran esfuerzo tratar de hacerme sentir algo cuando
todavía estoy envuelto en ella, pero estoy tan desesperado que es
frustrante. Desearía poder apartarla de mi mente.
«Alexa no es buena —me recuerdo a mí mismo—. Alexa no es la
indicada. Es hora de pasar página».
Al final, cierro la aplicación. De todos modos, no me llevaba a ninguna
parte, y en su lugar busco una foto de Christine. Todavía no le he pedido
consejo a su fotografía, no quería pensar en ella y menos aún sobre Alexa,
pero ya no sé qué hacer. Me siento perdido, con el ingenio al límite.
—Christine, creo que he sido un tonto —murmuro, mientras le paso el
dedo por la mejilla. Desearía que fuera su piel suave en lugar de la dura
frialdad del cristal en el marco de fotos—. ¿Verdad? —Una lágrima
recorre mi mejilla. No sé por qué estoy llorando, son demasiados
sentimientos—. ¿Sabes?, si no me hubieras dejado como lo hiciste,
entonces nada de esto habría sucedido. Esto es realmente tú culpa. —Me
río—. Aunque estoy seguro de que harías cualquier cosa para volver aquí.
Sé que no querías irte.
Cierro los ojos y trato de imaginarla aquí con sus brazos a mí
alrededor. Una vez más, me sumerjo en esa fantasía tan familiar en la que
no le ha pasado nada y ella sigue conmigo. Nuestra vida sigue como antes,
sólo que con Oliver con nosotros. Por supuesto, no sería lo mismo porque
seguiría siendo un Navy Seal, en busca de trabajo, pero cuando estuviera
en casa, seguiría teniendo a mi maravillosa familia aquí. No tendría esta
incertidumbre.
—Pero no son sentimientos reales, ¿verdad? —le pregunto a Christine,
como si fuera a responder—. Es solo... lujuria. Lo siento, sé que
probablemente no quieres oír eso. Yo deseando a otra mujer. Alguien más
joven que tú. Me imagino que si las cosas... bueno, si fuera al revés, a mí
tampoco me gustaría. Pero... estoy aquí. Sigo vivo y estoy harto de estar
perdido en este mundo sin ti. Por un tiempo, las cosas con Alexa fueron
bien. Ya no me sentía perdido. Fue como si por fin me encontrara de
nuevo. Solo por un tiempo. Ella hizo que estuviese bien ser yo. No me
presionó de una forma que yo no quisiera. Preguntó por mí y por ti, pero
nunca lo hizo incómodo. De verdad que no. No una vez que lo aceptó. Y
nunca me hizo sentir mal. Creo que yo también podría haber hecho lo
mismo por ella. Al menos, espero que lo haya hecho. Traté de que viera lo
mucho que valía. Lo hice lo mejor que pude.
Suspiro, exhalando toda la tensión y la ansiedad que corre por mis
venas. Aunque esto me resulta incómodo, me facilita un poco más el poder
desahogarme, expresar cómo me siento. Aunque no haya nadie
escuchando.
—Pero ella es diferente a mí. Y a ti también. Tiene una vida
totalmente diferente, lo que significa que no puede funcionar. Además, su
padre es mi amigo. Mi jefe. Él me ayudó. No puedo traicionarlo así. Me
siento destrozado. Desgarrado. No sé qué lado de mí va a ganar
finalmente. Y a pesar del hecho de que me patearías el trasero por esto,
eres la única persona a la que puedo pedirle consejo.
Por supuesto, solo me encuentro con el silencio. No esperaba nada
diferente, pero aun así duele. No tengo a nadie lo suficientemente cerca
como para hablar de esto. Ni siquiera a Cody. Solo me decía que lo hiciera
porque está convencido de que lo que necesito para ser feliz de nuevo es
seguir adelante, encontrar a alguien con quien estar cerca.
—Oliver. —De repente, estalla en llanto y, a pesar de mis comentarios
anteriores, ya sé que Valencia no hará nada al respecto, así que depende de
mí otra vez. No es que me importe—. Ya voy, pequeño.
Llego a su habitación y lo agarro rápidamente, esperando que se acople
conmigo como siempre hace, pero parece ser capaz de sentir mi estado de
ánimo y eso también le afecta. Está tan nervioso e incómodo como yo.
—Está bien, hombrecito —trato de convencerlo—. No te preocupes,
estoy aquí.
Pero no me siento como si estuviera aquí. Estoy atrapado en Christine,
en Alexa, en la idea de ella con otros chicos a su alrededor en la disco.
Pienso en la web de citas, pero no tanto como para querer volver a ella. Tal
vez sea hora de eliminar mi cuenta para siempre. No creo que esa sea la
forma en la que conoceré a alguien. No creo que esté destinado a encontrar
a nadie por mucho tiempo. Si no puedo tener a Alexa, ¿entonces qué
sentido tiene?
Capítulo 16 – Alexa

La música es tan fuerte que me destroza los huesos. Casi puedo sentir
la vibración con cada latido, lo cual es bueno. Necesito este volumen para
intentar desconectar de mi cerebro. Parece que no puedo dejar de pensar en
Reece, no importa lo que haga, ni cuánto beba, así que espero que bailar
hasta que los huesos de mi cuerpo se rompan haga que funcione. Necesito
esa cara fuera de mi mente si quiero a divertirme.
Rebecca me dice algo y yo asiento y me río, aunque no tengo idea de lo
que está diciendo. Incluso si ella se inclinase hacia arriba y me hablara al
oído, no creo que pudiera distinguir ninguna palabra.
Me estoy divirtiendo, hago todo lo posible para convencerme. Lo hago,
esto es lo que me gusta hacer. Pero incluso cuando sacudo mis caderas al
ritmo de la música, el vacío en mi pecho no se llena. No me siento bien, no
pertenezco a este lugar. Estoy bastante segura de que todos pueden ver lo
poco que me estoy divirtiendo...
Aunque tal vez no este tipo. Mientras me aplasta el trasero, tratando de
envolverme con sus manos, me doy cuenta de que estoy perdida. No puedo
hacer esto, no puedo estar en un lugar donde los tipos.... los chicos,
piensan que está bien que me toquen de una manera que no me gusta.
Tengo que dejarlo claro cada vez que salgo, y es tan desagradable.
Uff, echo de menos a Reece. Ese pensamiento aparece inútilmente en
mi cerebro. Prefiero estar con él que aquí. Incluso después de la forma en
que reaccionó en mi casa, incluso sabiendo que no deberíamos volver a
vernos nunca más, no puedo evitar quererlo. Lo anhelo mucho. Quizás
incluso más que antes.
Mientras Rebecca coquetea con quien asumo que es su nueva víctima,
y él sonríe y se ríe como yo lo hacía sólo unos momentos antes, me
marcho. Aunque es muy improbable que nos encontremos dos veces en el
mismo lugar, todavía hay un pequeño rayo de esperanza, y mientras esté
ahí, quiero aprovecharlo. Ni siquiera sé lo que diré si lo veo,
definitivamente va a ser incómodo, pero vale la pena. Sé que vale la pena
arriesgarse... Sólo necesito encontrar una manera de hacerle ver que yo
también lo hago. O podría hacerlo, si me dejara. Basta de empujar los
límites, de besarlo en la casa de mi padre, donde me imagino que sería
horrible que nos pillaran. Supongo que, si lo pienso con sensatez, es un
trabajo duro cuidar de su casa y de su hijo. No debería ser egoísta.
Decido llamarlo. Aunque no conteste, necesito intentarlo. Así que,
saco mi móvil del bolso y me dirijo a la salida. Pero no lo consigo antes de
darme cuenta de que tengo una llamada perdida. De él.
«Eso es bueno —pienso con entusiasmo—. Significa que él también
quiere hablar conmigo».
La esperanza florece como una flor en mi pecho y me esfuerzo aún
más, pero es duro. Este lugar está tan abarrotado esta noche. Más
concurrido que la última vez que estuve aquí. Estoy segura de que hay
demasiada gente, han sobrecargado el lugar. Necesito salir antes de que me
aplasten y todo eso.
—¡Vuelve a llamar! —grito emocionada, mi voz se pierde en la música
—. Necesito responder.
Alexa: ¿Hola?
No puedo oírlo. Ni siquiera cuando aprieto el dedo en el otro oído, no
le oigo. Intento gritar su nombre una y otra vez, pero tampoco sé si puede
oír mi voz. Intento salir, pero la multitud no me deja. Es casi como si el
mundo se pusiera en mi contra, tratando de impedir que nos reunamos.
Alexa: Ya voy, Reece. Voy a ir a verte. Para que podamos hablar cara a
cara. Saldré de esta pesadilla y voy a tu casa ahora mismo. Creo que...
sería lo mejor.
No sé si ese mensaje ha llegado, pero espero que lo haga. Cuelgo el
teléfono y me aseguro de atravesar la multitud. Me agacho y me zambullo,
incluso empujando algunas veces, para asegurarme de encontrar la salida.
En el momento en que lo hago, jadeo tanto aire que finalmente empiezo a
sentirme normal. Al menos, algo así.
Alexa: Hola, Rebecca, he tenido que salir de aquí. Hay demasiada
gente. Te veo pronto. Te quiero Xx.
No tengo respuesta y no espero tenerla. Estoy segura de que ya tiene la
lengua a medio meter en la garganta de un tipo. Realmente no le molesta
lo que hago, lo que me deja absolutamente libre de toda culpa mientras
llamo a un taxi y le indico la dirección de Reece. No sé qué encontraré en
su casa, de qué humor va a estar, pero necesito averiguarlo. Si hay la más
mínima posibilidad de que esto funcione.
«¿Debería enviarle un mensaje? — me pregunto mientras el coche va a
toda velocidad por la carretera—. ¿O debería ser una sorpresa?».
Puede que no sea una sorpresa de todos modos. Sólo porque no lo haya
escuchado, no significa que no pudiera oírme. Podría estar en casa,
esperando a que llegue. Con esa encantadora sonrisa en la cara...
Me apoyo en la ventana sonriendo para mí misma mientras pienso en
él. Me hace feliz de una manera que ningún otro chico podría jamás. La
profunda emoción en mi cuerpo cuando pienso en él lo dice todo.
Le lanzo algunos billetes al conductor mientras se para fuera de la casa
de Reece, y salto del coche. Mi emoción al verlo eclipsa por completo
todo lo demás. Ni siquiera me importa si no luzco muy bien. Corro hasta
la puerta y golpeo silenciosamente contra ella, aún consciente, a través de
toda la alegría, de que Valencia podría estar allí. Ella lo arruinaría todo. Su
cara de perra sonriendo al verme afuera.
Nadie viene. Ni Valencia, ni Reece. Miro a través del cristal y espero,
pero mi impaciencia se apodera de mí. Quizás no me escuchó y no sabe
que estoy de camino... aunque al girar el picaporte de la puerta, se abre, lo
que sugiere que está conforme de que entre, ¿no?
Todo se tambalea por el miedo a mi paso por la casa. Sin Reece aquí,
no es divertido, sólo aterrador. La idea de que me puedan atrapar tan
fácilmente me afecta mucho. Tal vez así es como se sintió Reece antes,
durante la cena, por lo que reaccionó exageradamente y entró en pánico
cuando pensó que mi padre nos había visto...
—¿Reece? —susurro mientras miro en su habitación—. Reece, ¿estás
aquí?
No contesta y su habitación está vacía. Las sábanas de su cama se han
movido, obviamente ha estado en la cama en algún momento, pero ya no
está. Espero que no haya salido a buscarme...
—¿Reece? Si no estás dentro, me voy a ir, ¿de acuerdo?
Noto los pequeños gemidos de un bebé llorando. No histéricamente,
pero hay tristeza allí. Recuerdo que Reece me dijo que Valencia no hace
nada por Oliver por la noche, lo que significa que podría estar con su hijo.
Sé que todavía no está listo para que conozca a su hijo, lo cual es
absolutamente justo, pero podría simplemente asomar la cabeza y hacerle
saber que estoy aquí, ¿no? Parece un poco extraño estar aquí sin que él lo
sepa.
Con los dedos agarro el marco de la puerta de lo que supongo que es la
habitación del bebé, y lentamente miro a mi alrededor. Encuentro a Reece
con su hijo en brazos. Parece una persona completamente diferente con su
hijo. Más suave, más dulce, pero también más depredador. Como si fuera a
arrancarle la cabeza a cualquiera que intentara lastimar a su hijo.
Vaya. Mi corazón late a cien por hora. Pensé que esta imagen daría
miedo. Asumí que me recordaría la responsabilidad y el compromiso, pero
no es así. Se le ve aún mejor. De hecho, aprieto mis manos contra mi
pecho, sintiendo un calor que me invade. Todo lo que quiero hacer es
abrazarlo fuerte...
—Oh. —Sus ojos se abren por sorpresa cuando gira y me ve—. Alexa,
estás aquí.
—Sí, lo siento. No debería haber entrado sin invitación. Solo pensé que
tal vez me habías escuchado por teléfono..., y luego la puerta se abrió y
solo quería entrar y hablarte. Lo siento.
—No, está bien. —Me regala una sonrisa genuina—. Me alegra que
estés aquí. Déjame meter a Oliver en la cuna...
—Claro, estaré en tu habitación, esperándote...
—Suena bien. No tardaré. Oliver debe estar cansado.
—No, no. Ten todo el tiempo que necesites. No puedes obligar a este
hombrecito a dormir cuando no quiera.
Giro mis ojos hacia el bebé, que me mira fascinado. Le sonrío, casi
como una reacción automática, y él me sonríe. La vista de este pequeño y
encantador bebé, que se parece tanto a su padre es increíble, sonriéndome,
hace que me derrite. Es adorable.
—Hola, pequeño. ¿Cómo estás? Despierto a estas horas, eres un poco
juerguista, ¿verdad?
Oliver extiende la mano hacia mi dedo y yo se lo doy de buena gana.
Mientras enrosca esos pequeños dedos alrededor del mío, siento un gran
cambio. Hay un amor por este pequeño muchacho que no sabía que fuese
posible.
—Oh, eres adorable —continúo—. Aunque le causes problemas a tu
padre.
Me extiende los brazos como si quisiera abrazarme. Yo también quiero
eso, pero tengo que pedirle permiso a Reece. Este es su hijo después de
todo, y no quería que nos conociéramos.
—¿Quieres? —pregunta con ojos brillantes.
—Sí. —Trago con miedo, ya que aún no sé si estoy preparada para ello
—. Sí, quiero.
Levanta a Oliver y me lo entrega. Estoy muy asustada, preocupada por
tantas cosas. El niño podría decidir que me odia una vez que está en mis
brazos, o yo podría dejarlo caer y Reece podría gritarme.... pero de alguna
manera, nada de eso sucede. Oliver me abraza y se ríe dulcemente.
—Oh, vaya, parece que le gustas mucho —observa Reece—.
Normalmente tarda un poco más en acostumbrarse a la gente.
—¿Te gusto? —le sonrío a Oliver—. Bueno, me alegro de que te guste,
cariño. Porque tú también me gustas. Mucho, en realidad, eres realmente
dulce. El chico más guapo que he visto. Incluso mejor que tu papi.
Lo balanceo sobre mi cadera y le canto una pequeña canción. Ni
siquiera pensé que podía recordar alguna canción de cuna, pero parece que
tengo una enterrada dentro de mí. Oliver continúa riéndose mientras canto,
mostrando una sonrisa en su rostro todo el tiempo y no puedo evitar notar
que Reece también está sonriendo.
«Esto va muy bien —pienso con alegría—. Mucho mejor de lo que
podría haber esperado».
Capítulo 17 – Reece

Estoy absolutamente impresionado. Ver a Alexa con mi hijo es algo


maravilloso, realmente increíble. No sé en qué estaba pensando antes, al
volver a juzgarla sin ninguna razón. Le hice daño, por lo que no es de
extrañar que saliera con su amiga para desahogarse un poco, porque para
mí está totalmente claro que fui un gilipollas.
—Está más feliz contigo de lo que lo he visto estar con Valencia —
comento con indiferencia—. Creo que ella le hace sentir muy triste. Estoy
seguro de que fue un error contratarla.
—Obvio. —Pone los ojos en blanco y se ríe—. Yo tampoco estaría
feliz con ella.
—¿Puedo preguntarte algo? —bromeo—. ¿Hay alguna enemistad entre
vosotras?
—No creo que llegue a tanto. Es solo que me odia por alguna razón,
pero tampoco me preocupa mucho.
Se encoge de hombros, demostrando que no es para tanto, lo que
probablemente sea bueno. No necesito añadir más drama a mí ya de por sí
dramática vida. En cambio, preferiría mucho más ver a Alexa hacer
sonreír a mi hijo. Parece que tiene un don que no he visto en nadie más. Él
la adora. Puedo verlo en su mirada. Me asustaba este momento,
probablemente lo habría pospuesto para siempre y jamás lo habría hecho
realidad, al no estar seguro de lo serio que Alexa y yo pudiéramos llegar,
pero me alegro de que haya pasado.
«Siempre pensé que Oliver no estaba contento porque su madre no
estaba cerca, pero ahora me pregunto si es Valencia. Quiero decir, cuando
la veo, no hace mucho por él, pero ¿qué sucede cuando no estoy cerca?».
—¿Estás pensando en despedirla? Porque personalmente creo que es
una persona muy tóxica.
—Mm, sí, supongo que sí. Es algo que he estado considerando durante
un tiempo. Simplemente no he llegado a eso porque contratar a otra
persona será una pesadilla. Te preguntaría, si tu corazón no estuviese en la
moda.
—Ay, me encantaría. —Juega un poco con él y a Oliver le encanta—.
Pero no creo que esté exactamente calificada para el trabajo.
Probablemente quieras a alguien un poco mejor que yo.
Mientras dice esas palabras, todo lo que puedo pensar es que, por lo
que puedo ver, no hay nadie mejor en el mundo que ella. Calificada o no,
la contrataría en un instante..., pero esta situación ya es lo suficientemente
complicada.
—Estoy seguro de que lo resolveré. Y cuando lo haga, espero encontrar
a alguien que realmente se preocupe por mi hijo. Que sea su prioridad,
porque ya ha pasado por mucho y tampoco necesita una mala niñera.
—Estoy de acuerdo. Tuve una niñera durante un tiempo cuando era
más joven porque no tenía a mi madre cerca y mi padre trabajaba mucho,
así que sé lo importante que es tener una que se preocupe por ti. Hay una
gran diferencia.
Casi olvido que Alexa tiene ese don. Sabe mejor que yo lo que Oliver
está sintiendo, o que lo sentirá a medida que crezca. Sí, y no estoy
diciendo que este vaya a ser el caso, pero si ella siguiera estando cerca de
él cuando sea mayor... bueno, eso sólo podría ser de gran ayuda, ¿no es
así?
—Sí, me has convencido. Definitivamente necesito hacer algo al
respecto. Tal vez comience con el proceso por la mañana —suspiro
profundamente sabiendo que no será una tarea fácil—. Va a ser divertido.
—Oh, no te preocupes mucho por eso. Y no lo digo porque no esté de
acuerdo, ya que creo que si no está haciendo su trabajo correctamente,
entonces no debería cobrar por ello. Debería esforzarse más.
De alguna forma, a mitad de esta conversación, Oliver se las arregla
para dormirse en los brazos de Alexa. No sé si se ha dado cuenta o no, pero
sigue meciéndolo de manera muy profesional.
—¿Quieres que lo coja? —le pregunto con una sonrisa—. Para
acostarlo.
—Oh, sí, es mejor que lo hagas. No sé si todavía estoy lista para eso.
Me da a Oliver y lo acuesto. Me quedo a su lado por un momento,
acariciando su mejilla, comprobando que no se despierte de nuevo. Tal vez
algunas personas me criticarían por acudir a él cuando llora por la noche,
ya que sé que mucha gente cree en el entrenamiento del sueño y en dejar
que sus hijos lloren para que con el tiempo puedan tranquilizarse, pero ese
chico ya tiene suficiente por lo que llorar. Si puedo consolarlo, lo haré.
—¿Ya está? —Alexa susurra—. ¿Está dormido?
—Creo que sí —asiento con la cabeza—. Gracias a ti, no estaba a
gusto conmigo en absoluto. Creo que podía sentir mi estrés y eso lo estaba
alterando. No sé qué habría pasado si no hubieses llegado.
No solo para él, sino también para mí. He pasado cada segundo desde
que salí de su casa torturándome. Habría dos hombres en esta casa que no
hubieran dormido ni una pizca.
—Venga, vamos a mi habitación. Podremos hablar un poco más allí.
Deslizo mis dedos por los de ella y, afortunadamente, no se resiste.
Aunque he sido un imbécil y me he avergonzado por completo, ella
todavía está aquí, sosteniendo mi mano. Todavía quiere conocerme, lo que
dice mucho sobre ella. Esta maravillosa mujer vale mucho más de lo que
cree.
De hecho, creo que Christine lo aprobaría.... si hubiera conocido a
Alexa, por supuesto. Al principio, ella vería lo mismo que yo. Una
jovencita fiestera que no tiene ningún interés en el mundo. Pero pronto
comprobaría como es en realidad. Que Alexa es madura y maravillosa.
Con una belleza interior que iguala e incluso supera su belleza exterior.
Una vez que Christine la viera con nuestro hijo, también la adoraría. Qué
pena que eso nunca suceda. Nunca se conocerán.
—Lamento lo de hoy —le digo en cuanto entramos a mi cuarto—. Sé
que he sido un completo idiota y me siento fatal por ello. La cena fue solo
un mal plan. Sobre todo, porque sabía que también se hablaría sobre mi
trabajo. Estaba nervioso incluso antes de llegar a tu casa, así que exploté...
—No, yo soy la que debería sentirlo. No fui comprensiva y debería
haberlo sido. Además, tienes razón. Era un riesgo actuar así cuando mi
padre estaba en casa. No sé en qué estaba pensando.
Ambos nos sentamos en el borde de mi cama, mirándonos fijamente el
uno al otro. Hay tantas dudas que surgen entre ambos, que es evidente que
nos preguntemos qué significa esto para nosotros, pero ninguno de los dos
hace nada para descubrirlo. Deberíamos averiguarlo, ya que sería lo más
inteligente si queremos saber que nos depara el futuro, antes de que nos
sumerjamos más en esto y acabe explotándonos en un momento dado. Pero
ninguno se pronuncia al respecto, quizá porque tengamos miedo de
descubrir que no puede funcionar. Sé que yo lo siento, especialmente
después de ver esa pequeña presentación con Olivier.
«No puedo perderla —pienso con determinación—. No ahora».
—Estás muy guapo cuando te quedas pensativo —comenta Alexa
mientras toca suavemente mi mejilla—. Siempre pienso que cuando
frunces el ceño así siempre quiero besarte.
Ah, ahora es seguro. Esto no es ahondar demasiado en el futuro, lo cual
puedo soportarlo. Así que, le pongo mis manos en su culo y la arrastro
hacia mí.
—Bueno, puedes besarme ahora si quieres.
Presiona sus labios suavemente contra los míos, provocándome
hormigueos. Presiento que esto hoy no va a ir a ninguna parte y un beso
será todo lo que obtenga, porque ambos estamos emocionalmente
exhaustos después de la gran montaña rusa que ha sido el día, pero con el
beso será suficiente. Me hace sentir como si tuviera un incendio, o fuegos
artificiales, por toda la cara.
—Espero que sepas que creo que eres muy hermosa —le digo en voz
baja—. Todo el tiempo.
—¿Ah, sí? Bueno, no creo que lo esté ahora. —Se ríe—. No me arreglé
para esta noche. —Miro hacia abajo, confundido por su atuendo elegante
—. Oh, quise decir que mi cabello es un desastre y no llevo maquillaje.
Beso la punta de su nariz ligeramente.
—Creo que estás impresionante, con o sin maquillaje. Sin embargo,
esa ropa tan elegante no parece ser el más cómodo para dormir, así que ¿te
gustaría una camiseta?
—Oh, sí, por favor. —Ella asiente con entusiasmo—. Eso sería
maravilloso.
Se desnuda sin un ápice de duda, revelando su hermoso cuerpo. No
lleva sujetador, pero ya había deducido eso tras lo poco que le cubría su
blusa. De todas formas, no lo necesita, no con esos pechos perfectos. Tiene
suerte de poder usar lo que quiera.
Saco una vieja camiseta de béisbol y se la doy. Se la pone y veo cómo
rodea su cuerpo como si estuviera destinada a estar allí, como si siempre
le hubiera pertenecido. Está increíble con todo lo que se ponga.
—Podría tener que llevarme esta camiseta cuando me vaya, ya sabes
—me advierte—. Es muy cómoda.
—Puedes quedarte un rato, ¿no? Podemos ver una película y hablar...,
quizás besarnos un poco.
—Por supuesto. —Se desliza entre las sábanas y sonríe—. Todavía no
estoy lista para irme.
—Bien, porque de todas formas no tenía la intención de dejarte
marchas.
—Oh. —Me guiña un ojo juguetonamente—. Me gusta cómo suena
eso. Ahora métete en la cama.
—Déjame ponerme algo un poco más..., cómodo...
—¿Tienes un pijama sexy o algo así para ponerte?
Me río y asiento, muy divertido por esa idea. Ella es graciosa. Alexa
trae un rayo de sol con ella, y mi vida ha estado llena de nubes de tormenta
por mucho tiempo. La necesito.
—Claro que sí.
—Bien, porque siempre he soñado con ver algo así.
—Has soñado con ver a un hombre en pijama, ¿eh? Vaya, no hay día
que no se aprenda algo nuevo.
—Oh, vas a aprender mucho de mí, te lo prometo.
—Aunque eres más joven que yo, Alexa, no tengo absolutamente
ninguna duda al respecto.
Ya me ha enseñado mucho. Más de lo que se imagina. Y por el tiempo
que lleva en mi vida, sé que continuará haciéndolo.
Me pongo a su lado y la acerco a mí, con mi pecho llenándose de una
nueva sensación. O tal vez no es nueva, puede que haya estado ahí todo el
tiempo, sólo que no me había dado cuenta antes. Pero ahora no puedo
sentir nada más que eso. Mis sentimientos por ella están cambiando y
creciendo, evolucionando hacia algo nuevo. Las emociones son muy
intensas, demasiado poderosas para el poco tiempo que hemos estado
pasando juntos.... pero supongo que ha sido una situación poco común. No
sé si estoy listo para usar la palabra «amor» para lo que estoy notando
ahora mismo, pero está muy cerca.
No el amor que sentía por mi esposa, sino uno nuevo. Quizás sea así la
vida. Una gama completa de diferentes tipos de amor para diferentes tipos
de personas. Si ese es el caso, entonces no tengo más remedio que seguir
adelante. A donde sea que me lleve...
Capítulo 18 – Alexa

Lo primero que noto es el calor de otro cuerpo a mi lado mientras me


muevo y lentamente percibo la luz de la mañana, haciéndome sentir la
sensación más maravillosa del mundo. Me encanta tener estos brazos a mí
alrededor, que me hacen experimentar un consuelo que ni siquiera sabía
que extrañaba o anhelaba. No quiero que este momento de felicidad
termine nunca. Es tan pacífico y maravilloso...
Pero entonces la realidad me golpea y me siento en una posición
erguida. ¡Todavía estoy en casa de Reece! Debo haberme quedado dormida
en su cama anoche, lo que va totalmente contra las reglas. Nunca
permitimos que eso suceda, y por una buena razón, ya que es peligroso. No
creo que mi padre me vaya a echar de menos, sólo asumirá que estoy en
casa de Rebecca al estar de mal humor con él, pero Valencia es otra cosa.
Ella está aquí, siempre está aquí, es la niñera de Reece, y esta vez me van
a atrapar. Solo puedo entrar cuando está dormida y es de noche. En la
oscuridad se ve divertido y atrevido, pero en la fría luz del día... bueno, va
a ser una nueva experiencia. No creo que lo consigamos. Esto podría ser
nuestro fin.
—Reece. —Lo sacudo con fuerza, necesito que se despierte rápido—.
Reece, despierta.
—¿Eh? —Se retuerce, pero no abre completamente los ojos de
inmediato. No hasta que lo vuelvo a sacudir—. ¿Alexa?
—Así es —jadeo—. Es por la mañana y todavía estoy aquí. Debemos
habernos quedado dormidos.
Se apoya sobre los codos y me regala una sonrisa perezosa. Es obvio
que no tiene idea de la gravedad de lo que está ocurriendo. —Lo sé. Fue
bonito tenerte para mí toda una noche.
Mientras acaricia la parte inferior de mi espalda, me retuerzo. Su toque
es demasiado para mí ahora mismo.
—Tengo miedo, Reece. No sé cómo sucedió lo de anoche, pero estoy
realmente preocupada.
—¿Por qué estás tan preocupada? Todo está bien, ¿no es así? No hay
ningún problema.
—No, pero lo tendremos cuando Valencia inevitablemente me vea. —
Oh, Dios. Me toco la frente con fuerza y trato de que el dolor de cabeza
desaparezca. No necesito eso ahora—. Cometimos un error, Reece. ¿Qué
podemos hacer?
Se inclina y me besa suavemente al final de mi nariz.
—No te preocupes. Lo resolveremos.
Parece tan tranquilo. ¿Cómo puede estarlo? Ayer era yo la calmada
mientras él estaba agitado y ahora los roles se han intercambiado. No me
gusta estar en este lado, pero no puedo evitarlo. Anoche pude manejar
fácilmente las cosas para asegurarme de que mi padre no nos viese, pero
esto está fuera de mi control.
—Estoy asustada, Reece. No puedo remediarlo —le digo honestamente
—. No quiero que esto se convierta en un problema.
Se gira, cubriendo completamente mi cuerpo con el suyo. Tengo que
admitir que tenerlo encima de mí es una distracción, al ayudarme a que la
ansiedad en mi pecho se calme un poco. Aún más cuando me da un beso.
—No dejaré que te pase nada malo, te lo prometo. Confías en mí, ¿no?
Paso mis manos por su trasero, gimiendo alegremente mientras lo
hago.
—Sí, confío en ti.
Mis muslos se separan automáticamente para que se coloque entre
ellos. La idea del sexo matutino con este hombre siempre fue una fantasía,
porque no pensé que alguna vez nos veríamos a esta hora del día, pero
ahora, podríamos convertir este error en una oportunidad si queremos. Y
maldita sea, deseo hacerlo. Cada centímetro de mí lo hace.
—Mm, tienes un sabor delicioso por la mañana, lo sabes, ¿no? —
murmura mientras sus dedos me arañan la camiseta—. Y te ves genial.
Como algo que solo quiero devorar por completo.
Apenas puedo contener el escalofrío que recorre por mi columna
vertebral. Estoy sin aliento, ya no puedo hablar, así que lo rodeo con las
piernas para que hablen por mí. Afortunadamente, me desnudé anoche
para que no haya ropa interior molesta en el camino. Ya puedo sentir su
punta irrumpiendo mi entrada.
—Oh, joder —gime, sonando como si realmente estuviera sufriendo.
Tengo la impresión de que es uno de esos tipos a los que les encanta hacer
el amor por la mañana. Siempre es bueno saberlo..., por si acaso—. Joder,
Alexa, te sientes tan bien.
Extiende la mano sin mirar, golpeando con los dedos a un lado para
intentar agarrar un condón. Gracias a Dios que todavía tiene cierto control
sobre él. Estoy tan excitada que ni siquiera lo habría pensado..., ni habría
recordado que así es exactamente como ocurren los accidentes. Todo esto
ya es bastante complicado sin añadir un bebé a la receta.
Reece parece que no puede encontrar lo que está buscando, pero está
bien. Ya conozco bastante bien su habitación, así que me doy la vuelta y
abro el cajón donde guarda los condones. Desgarro el papel de aluminio y
me tomo unos minutos para pasarlo sobre él de manera burlona y
seductora, utilizándolo como una oportunidad para volverlo un poco más
loco. Me encanta la sensación de su polla dura como una roca entre mis
dedos, sabiendo que la erección es por mí.
Sus ojos se cierran al acariciarlo, provocando una humedad entre mis
muslos. De hecho, estoy jugando tanto con él como conmigo misma,
manejando la situación hasta llegar al punto de no retorno. Si no lo poseo
ahora, moriré.
—Fóllame —le suplico susurrando—. Necesito que me folles, Reece.
Duro y rápido.
Afortunadamente, no necesita que se lo diga dos veces y se me acerca,
dándome todo lo que necesito y más. Me llena por completo, tocando cada
centímetro de mi interior y, Dios mío, es increíble. Tan maravilloso que es
difícil no gritar, a pesar de que necesitamos estar aún más silenciosos
ahora que toda la casa podría estar despierta.
—Oh, joder —mientras le clavo las uñas—. Reece, Dios mío.
Cada empuje hace que mi cabeza gire. Cada toque me deja en llamas.
Quiero sentir cada parte de él, quiero que todo me pertenezca. No sé lo que
depara el futuro, pero aquí y ahora, él es mío.
De repente, Reece me aturde arrastrándome y dándome la vuelta en un
instante. Apenas puedo recuperar el aliento antes de que él me levante a
cuatro patas y vuelva a estar dentro de mí. Con el tiempo que llevo
mordiéndome el labio inferior, me temo que podría estar haciéndome
sangre al apretar con fuerza para mantener los gritos.
Sus dedos bordean la parte delantera de mi cuerpo, alcanzando con
ansia mi clítoris, sin que pase mucho tiempo antes de que encuentre mi
área más sensible. Él juega emocionado conmigo mientras continúa
empujando, haciendo que mis miembros tiemblen y se estremezcan. No sé
exactamente cómo me las arreglo para mantenerme erguida al estar tan
jodidamente nerviosa.
La presión aumenta. Se arrastra a través de mí, creciendo de forma
agigantada en mi estómago. Mis pulmones me oprimen sin que pueda
obtener suficiente aire, sin importar cuánto lo intente porque estoy
enfocada únicamente en mi núcleo, como también estoy centrada en sus
deliciosos dedos aterciopelados en mi clítoris, esperando ese increíble
momento en el que me lleve al límite. Se acerca, puedo sentirlo, en
cualquier momento estaré en mi lugar favorito en todo el maldito mundo.
Con él…
A medida que el orgasmo me golpea, esta vez es diferente. Incluso más
intenso que en otras ocasiones. No sé si es porque es por la mañana y es
distinto porque los sentimientos entre nosotros son más profundos, pero
me deleito en la maravillosa sensación que todo lo consume. Me encanta
cada oleada de placer mientras me recorre una y otra vez. Reece continúa
abrazándome fuerte, recordándome que él todavía está aquí.
Él todavía está a mí lado, después de todo, lo que tiene que significar
algo. Algo más importante de lo que pensamos.
Me pongo de rodillas y planto las palmas de las manos firmemente en
su polla para poder acariciarle y darle placer. Los ruidos guturales que
salen de su boca sin control cuanto más se acerca al borde son como
música para mis oídos. Quiero saborear todos y cada uno.
—Alexa, yo..., yo... —Creo que él quiere decir algo, y estoy segura de
que es importante—. Yo…
Pero la declaración no llega a su fin, sino que se pierde. Quiero
preguntarle, exigir qué me diga que iba a decir, pero no puedo.
Probablemente fue solo una de esas cosas que se dicen en estos momentos.
Solo estoy poniendo más énfasis en ello, porque tal vez hay algo que
quiero escuchar.
—Oh, vaya, ha sido increíble —jadea mientras se desploma sobre la
cama—. Eres realmente increíble, Alexa.
Sonrío y me acurruco a su lado, disfrutando de su calor durante un
momento más. Sé que tendré que irme pronto, por mucho que no quiera, y
tendré que enfrentarme a esa realidad. Particularmente porque va a ser
difícil salir de aquí sin ser vista. Necesitamos idear algún tipo de plan de
escape...
—Voy a traerte el desayuno a la cama —dice Reece de repente con
orgullo en su tono—. Ya que estás aquí esta mañana, no veo por qué no
debería comportarme como un caballero y cocinar para ti.
—Mm, tal vez porque Valencia pensará que es extraño que estés
tomando dos desayunos..., en la cama.
—No es asunto suyo, ¿no? Se me permite tener invitados.
—Mm, eso es verdad. —Toco mi barbilla pensativamente—. De hecho,
podría ser mejor si admites que hay alguien. Lo haría menos sospechoso.
Mientras ella no vea que soy yo estaremos bien.
—Exactamente. —Me besa en la punta de la nariz, algo que ha
comenzado a hacer con frecuencia y debo admitir que realmente me gusta.
Me hace sentir dulce y especial—. Idearíamos un plan.
—Seguro que lo harás ya que eres un genio. Me pregunto si ya has
hecho esto antes.
Él ahueca mi mejilla suavemente.
—No, eres la primera persona con la que ha sido necesario.
—Eso es bueno, creo. —Ambos nos reímos—. No sé, todo esto es
abrumador.
—Dices que es la primera vez que tienes que escabullirte.
—¡Lo es! —insisto—. Realmente nunca he pasado mucho tiempo con
alguien de este modo. —Casi le digo a Reece algo de mi antigua relación,
pero gracias a Dios me detuve a tiempo. Eso podría haber llevado a una
conversación muy incómoda para la que ninguno de nosotros está
preparado—. Bueno, desde mi novio de la secundaria, pero no sé si eso
cuenta. Fue más amor de niños que otra cosa. No fue nada como esto.
—Bueno, bien. —Me besa una vez más—. Ahora voy a hacer el
desayuno que te prometí.
—Eso suena increíble, gracias, Reece.
Se levanta de la cama y se pone unos pantalones deportivos. Me tapo
con las sábanas y me incorporo un poco para poder sentarme mientras se
viste. Dios, está buenísimo. Tan guapo, ahora puedo pensar en él como
mío. Al menos de momento.
Capítulo 19 – Reece

No puedo mantener esta sonrisa gigante alejada de mi cara mientras


me dirijo a la cocina. Casi canto y salto de alegría actuando como un niño
completamente loco. Alexa me hace sentir joven, y a cada momento que
paso con ella, me noto más feliz y libre. No quiero que esto se acabe
nunca.
—Hola, Reece. —La voz de Valencia casi me hace saltar—. ¿Cómo
estás?
Giro para verla sentada al lado de Oliver mientras él desayuna. O más
bien aplasta con los dedos su desayuno.
—Oh, sí..., estoy bien. —Me sirvo un café y la miro con curiosidad.
Tiene la ceja fruncida y me mira de forma extraña. Algo raro está pasando
aquí sin lugar a dudas—. ¿Cómo estás?
—Estoy bien. He descansado muy bien..., pero no soy yo quien estuvo
despierta toda la noche.
Ah, ya veo. Lo sabe. Oyó que tengo a alguien en mi habitación. Sólo
espero que no tenga ni idea de quién es. Sonrío débilmente mientras me
devano los sesos tratando de averiguar qué hacer.
—Hmm, cierto. Sí, tuve una invitada anoche.
—Lo sé, te escuché. No estabas exactamente callado esta mañana. —
Me guiña un ojo—. Despertaste a Oliver.
—Oh, claro. —Siento como mis mejillas se vuelven rojas. Necesito
estar tranquilo si no quiero delatarme—. Bueno, lo siento mucho por eso.
No fue..., intencionado. No quise causar caos.
¿Qué diablos está pasando? ¿Por qué me disculpo con Valencia por
tener sexo en mi propia casa? Sé que ella es la niñera, pero esta sigue
siendo mi casa. Puedo hacer lo que quiera.
—En fin, es mejor que desayune un poco... —Me doy la vuelta,
tratando de entender su punto de vista.
—Entonces, ¿quién es? —pregunta detrás de mí—. ¿Quién es la mujer
afortunada que finalmente llamó tu atención?
—Es..., nadie que conozcas. —Joder, realmente parece que sabe más
de lo que está dejando ver.
—Conozco a la mayoría de la gente de por aquí. Incluso a las personas
de tu edad. Apuesto a que la conozco.
Saco el bacon de la nevera y empiezo a cocinarlo, tratando de ganar
algo de tiempo. Puedo sentir los ojos de Valencia penetrando en mi nuca.
No va a dejar pasar esto.
—No quiero hablar de eso ahora mismo. Prefiero ver cómo va.
—Creo que deberías decírmelo —insiste—. Desde que vivo aquí,
quiero saber quién entra y sale del lugar. Oye, incluso podría ser alguien de
quien pueda hacerme amiga. Eso sería divertido.
—Valencia, como acabo de decir, preferiría guardarlo para mí en este
momento. —Cierro los puños, tratando de controlar mi genio. Me está
presionando al desafiarme, para ver qué puede sacar.
—Sinceramente no creo que sea justo para mí. Después de todo lo que
hago aquí...
—¡Valencia! —Me giro para mirarla—. Déjalo. Lo digo en serio. No
quiero hablar de esto contigo.
Susurra algo en voz baja consiguiendo que pierda la paciencia. He
estado muy descontento con su trabajo desde hace tiempo, y he estado
pensando en este paso tan arriesgado. Pero ahora que está tratando de
entrometerse en mi vida privada, no voy a consentírselo. Necesito
comenzar a hacer cambios drásticos, y tengo que hacerlo ya.
—Valencia, no puedes hablarme así. No puedes preguntarme sobre mi
vida privada. Esta es una relación comercial y debes respetarla. —Me
pone caras—. Pero no respetas eso, ¿verdad? Nunca lo has hecho. Y
tampoco creo que te preocupes lo suficiente por Oliver. No como deberías
hacerlo.
Ella se encoge de hombros, consiguiendo que me enfade aún más.
—No soy su madre, ¿a qué no?
—No, lo sé. —Cierro los ojos y froto mi frente—. Entiendo que no lo
eres, pero ahora eres una de las personas más importantes en la vida de mi
hijo y preferiría que te importara más.
Su cara es inexpresiva, por lo que no puedo evitar preguntarme si
entiende lo que le estoy diciendo. De todas formas, no importa. La
decisión correcta es deshacerse de ella, sin importar lo que pase.
—Está bien, creo que es hora de discutir tu despido...
—¿Me estás despidiendo? —prácticamente grita—. ¿En este instante?
Oliver comienza a llorar ante el sonido de su tono estridente y hace
caso omiso. Soy yo quien va a recogerlo de la silla para consolarlo,
mientras Valencia ni siquiera pestañea.
—Mira, Valencia, no creo que esto esté funcionando, eso es todo. No
creo que seas la persona adecuada para estar cerca de Oliver en este
momento. Ha pasado por muchas cosas en su vida y necesita a alguien que
entienda eso.
—He estado aquí durante meses. Sé lo que necesita este niño, lo que le
gusta...
—Realmente no creo que lo hagas. Y ese es el problema. —Valencia
frunce los labios, mostrándome una mirada rencorosa—. Mira, me
gustaría que te quedaras hasta fin de mes, eso te dará mucho tiempo para
encontrar otro trabajo y un lugar para vivir. No quiero que esto se
convierta en un problema más grande.
—¡Oh, que te jodan! —escupe—. Hablas en serio, ¿verdad? Me vas a
despedir. Después de todo lo que he hecho por ti, me vas a dejar sin trabajo
y sin hogar. Eres un verdadero imbécil, Reece Moore. Solo porque te he
hecho algunas preguntas perfectamente razonables sobre nuestra vida...
—No tiene que ver con las preguntas..., o no solo con ellas. Esto no
funciona desde hace tiempo y creo que lo sabes. De hecho, estoy seguro de
que lo haces...
—¡No sé de qué me hablas! Esto es totalmente inesperado para mí. No
sé qué hacer.
—Lo siento, Valencia, pero ya he dicho que te daré hasta fin de mes.
—Hasta fin de mes —se burla ella—. ¿De verdad crees que puedo
seguir trabajando para ti ahora?
—Bueno, así es como funciona, ¿no? Las personas trabajan durante su
aviso mientras buscan otro empleo.
—No finjas que estás haciendo esto por mí, porque no lo haces. Esto
me jode por completo.
Necesito intentar cambiar esto de alguna manera, ya que quiero que
esta sea una conversación civilizada. Me culpo por la forma en la que ha
ocurrido. En lugar de soltarlo mientras preparo el desayuno, que ahora
tengo que hacer con una mano mientras trato de sostener a Oliver con la
otra, debería haberlo hablado en una reunión adecuada.
—Lo siento, Valencia, si te quieres quedar un rato para hablar de esto
más tarde...
—No quiero hablar más sobre esto. ¿Qué más puedo decir? —No tengo
una respuesta para eso porque supongo que tiene razón. Lo hemos cubierto
todo en esta conversación, incluso si no se ha dicho de la manera más
eficiente posible. No creo que sea más cordial en una reunión posterior—.
Lo has dejado muy claro. Me quieres fuera de tu casa, y por lo que veo sin
una razón real, así que no quiero hablar contigo de eso.
—De todas formas quiero hablar contigo sobre este asunto...
—Pero no cambiarás de opinión. —Negué con la cabeza—. Está bien,
entonces, ¿de qué demonios hay que hablar?
—Aprecio todo lo que has hecho por mí, Valencia, solo...
—No me aprecias en absoluto. Eres un gilipollas y hoy mismo saldré
de aquí.
—Bueno, no, no puedes hoy... —Le digo mientras se va—. Tengo que
ir a trabajar…
Pero, evidentemente, no le interesa. Mi trabajo no significa nada para
ella, ya que acabo de quitarle el suyo. No le importa mandarme a la mierda
porque acabo de hacer lo mismo con ella.
—Maldita sea. —Cojo mi móvil y llamo a la oficina. Hablo con
alguien de allí sobre la dificultad de poder ir al tener problemas
domésticos. Afortunadamente, debido a que nunca había cogido
vacaciones, la mujer de recursos humanos es muy comprensiva al respecto
y lo anota como un día de vacaciones.
Hecho eso, me pregunto si debería tratar de hablar con Valencia para
calmarla, pero los golpes y gritos que vienen de su habitación me
mantienen alejado. Está enfadada y no hay nada que le pueda tranquilizar,
sin importar lo que haga. Será mejor dejarlo estar.
—Vamos, hombrecito —le digo a Oliver—. Vamos a preparar el
desayuno y dirigirnos a mi habitación. Mira..., ya sabes quién es. Cuéntale
todo el caos que acabo de crear. Ella podría salir malparada de esto.
Estoy tratando de hacer una broma sobre este asunto, pero en el fondo
siento como una especie de hormigueo de miedo que va creciendo en mi
estómago. Va a ser complicado durante un tiempo, al presentarse algunos
problemas, y estoy seguro de que empeorará antes de mejorar, pero al
menos estoy en el camino correcto. Será mejor a la larga y eso es lo
principal. Sobre todo será mejor para Oliver, y eso es lo más importante.
Necesita tener la mejor vida posible, según me hizo ver Alexa.
Una vez que he hecho los pancakes y el bacon, lo llevo a la habitación
y me encuentro a Alexa sentada en la cama con ojos de sorpresa. Es
evidente que los golpes y los gritos le han asustado.
—Le dije a Valencia que ya no quería que trabajara para mí. Es obvio
que reaccionó exageradamente.
—Oh, vaya, eso debe haber sido..., una conversación difícil.
—Sí, pero era necesario. Las cosas irán mejor una vez se haya ido. —
suspiro y me siento a su lado. Oliver se baja de mí y se dirige hacia Alexa
—. Traté de hacer que se quedara un tiempo, pero se va hoy.
—¿Qué hay de este hombrecito? ¿No tienes que trabajar? Me
ofrecería, pero tengo que trabajar...
—No, está bien. Ya he llamado y hoy no voy a trabajar. Me viene bien
para encontrar a alguien.
Ella frunce el labio inferior.
—Me encantaría quedarme aquí contigo todo el día.
—No creo que sea una buena idea, de todos modos. Valencia va a ser...,
un problema.
Asiente.
—Sí, probablemente tengas razón. Si contratas a alguien nuevo, es
posible que no tengamos que escabullirnos. Eso sería bueno, ¿no?
Podríamos tener más mañanas como esta...
—Mm, bueno, me gusta cómo suena eso, tengo que admitirlo. —Le
guiño un ojo—. Lo de esta mañana ha sido increíble.
Desayunamos y jugamos un rato con Oliver, pero pronto Alexa se
tendrá que ir. Por suerte, Valencia sigue armando un verdadero escándalo
en su habitación, así que es más fácil de lo que esperábamos que Alexa
salga a escondidas. Incluso me da tiempo a besarla en la puerta, lo que me
da la esperanza de que este no va a ser un pésimo día a pesar de todo.
Y una vez todo esto haya terminado, quién sabe qué nos deparará el
futuro a mí y a Alexa. Incluso podemos llegar a ser algo más. Todo es
posible....
Capítulo 20 – Alexa

Es decepcionante no poder disfrutar lo que podría ser un día increíble


con Reece y Oliver, pero tengo que hacer un turno en la tienda, y tampoco
me quiero cruzar con Valencia. Y menos con ese humor. Pensé que había
visto su lado loco con anterioridad, pero esto es otra historia. Es algo
aterrador. Reece se va a divertir con ella. Me sorprendería si logra sacarla
sin derrumbar la casa.
Al menos, podré pasar más tiempo con Reece después de todo.
Podemos ser un poco más libres. Todo lo que nos permita tener algo
parecido a una relación me parece perfecto.
Me voy a casa primero, necesitando ponerme algo más apropiado para
el trabajo, pero no es posible sin un sermón de mi padre. Me pilla de
camino y me grita por marcharme como lo hice anoche mientras
discutíamos y por faltarle el respeto bajo su propio techo para ir a pasar
tiempo con «esa chica». Pero luego continúa diciendo que espera que pase
la noche con «esa chica» en lugar de con un tipo idiota que no me va a
respetar. Por poco digo que se contradice, pero no me importa. Esta no es
mi primera discusión con él y tampoco será la última. Sé que lo mejor es
permanecer en silencio y aceptarlo.
Permito que mi cerebro se evada, desconectando cada palabra
insultante, y pienso en lo maravillosa que fue esta mañana. El sexo, por
supuesto, pero simplemente salir con Reece y Oliver fue increíble. Me
hace pensar en un futuro y en la vida que podríamos tener con la mitad de
posibilidades. Sería absolutamente maravilloso
Como es lógico, pronto se acaba. Cuando no le contesto, no tiene
mucho que decir. Se rinde y me deja ir a mi habitación a la carrera para
ponerme lo que necesito para pasar el día. Mi camiseta de trabajo y unos
bonitos pantalones negros. Me peino con una cola de caballo para que no
me estorbe y busco mi neceser de maquillaje... pero en el último
momento, recuerdo que Reece me prefiere sin él, o al menos piensa que
soy tan guapa con o sin él, así que la dejo. Es menos estresante no tener
que molestarme en maquillarme.
A medida que voy hacia el trabajo, tengo el mismo entusiasmo que
antes. Sé que va a ser otro día increíble. Voy a vender como una loca y a
demostrar que valgo más que eso. Tal vez hasta me ofrezcan un ascenso,
pero no sé si voy a aceptarlo. Tengo unas nuevas expectativas en la cabeza,
aunque todavía no las he hablado con nadie, pero eso no quiere decir que
no estén allí, formándose….

Cuando regreso a casa, tengo ganas de escribir mi plan. Cuanto más lo


pienso, antes quiero comenzar. La necesidad de mejorar mi vida está
creciendo y siento que si no empiezo con eso, explotaré. Ahora sé lo que
quiero y cómo hacerlo.
Subo corriendo las escaleras, ignorando el olor de la cena y me dirijo a
mi portátil. Lo abro con entusiasmo y además tomo un cuaderno para
anotarlo todo. Quiero irme de casa de mi padre para conseguir un piso
propio y poder llevar mis cosas por mi cuenta. Seguramente, seguirá
enfadado si se entera de lo mío con Reece, pero no podrá soltarme toda la
mierda de «no bajo mi techo» que me dice siempre.
Tengo algunos ahorros. Dinero de cumpleaños, regalos de Navidad,
dinero que mi padre me ha dado. Puedo usar eso para dejar un depósito en
algún lugar que pueda alquilar durante un tiempo. Puedo seguir adelante
hasta que consiga un trabajo que me pague lo suficiente como para
avanzar. Podría haber hecho esto hace mucho tiempo, pero siempre he
estado demasiado asustada. Ya no. El miedo ya no me detendrá. Estoy lista
para el mundo.
Una vez encuentre un apartamento que me guste y haya reservado
algunas visitas, vendrá la siguiente parte. La búsqueda de trabajo. Quiero
algo nuevo, algo emocionante, algo que me fascine todos los días. De
hecho, recogí información hoy de algunas empresas de diseño de moda
que no están muy lejos. No sé si buscan gente o si incluso me querrán,
pero si no lo intento, nunca lo sabré.
Necesitaré un currículum para lo cual tendré que investigar. Nunca
había requerido uno, así que, de alguna manera, tendré que venderme y
mostrar toda mi pasión en una hoja de papel. Se ha encendido la chispa
bajo mi culo y ya estoy lista para subirme al cohete y salir volando. Es
algo que siempre agradeceré a Reece. Me ha ayudado a ver que valgo más,
que puedo hacer más, que no necesito estar atrapada en ningún tipo de
rutina. El mundo es mi ostra.
No he sabido nada de él en todo el día, así que puedo suponer que
todavía está en medio del drama de Valencia, pero no puedo esperar hasta
que lo vuelva a ver y pueda decirle en qué estoy trabajando. Sé que estará
orgulloso de mí.
Mi móvil suena y salto, segura de que finalmente será él quien me diga
qué está pasando..., pero el nombre de Rebecca aparece en la pantalla.
Gruño, preguntándome si querrá salir otra noche. Definitivamente no estoy
preparada para eso mientras todo esto está sucediendo, así que voy a tener
que poner una excusa...
«¿Qué puedo decir? —murmuro para mí misma—. ¿Algo que ver con
mi padre? Eso siempre funciona...».
Rebecca: Después de todo, las cosas no fueron bien con ese imbécil.
¿Alexa: ¿Eh? ¿De qué estás hablando? Xx.
Rebecca: Ese tipo.... el que estuve viendo por un tiempo. Acabo de
empezar a tener citas online otra vez, tratando de ampliar un poco mi
círculo. Me estoy cansando del mismo imbécil de siempre, y encontré
esto....
Espero unos segundos, nerviosa por lo que voy a ver, y estoy en lo
cierto al sentirme así. Tan pronto como la imagen de la pantalla llega a mi
teléfono, me quedo sin aliento. No puedo creer lo que estoy viendo. Es
Reece, con su propio perfil de citas en línea. Uno que ha estado activo
recientemente, durante el tiempo que nos hemos estado viendo. Ha estado
buscando a otras mujeres mientras pasaba tiempo conmigo...
—Oh, Dios mío. Me llevo la mano a la boca y me quedo sin aliento—.
Oh, joder. ¿Qué cojones?
¿Qué hago ahora? ¿Qué coño pasa ahora? No puedo asimilar lo que
estoy viendo. Pensé.... bueno, pensaba que me estaba enamorando de este
tipo. Estoy bastante segura de que lo amo, ¿y hace esto? ¿Cómo pude ser
tan tonta? Todas esas palabras amables, la forma en que me miraba, en que
me hacía sentir.... nada de eso era real. Sólo era un juego para él. ¿Es este
mi castigo por jugar siempre? ¿Es esto lo que merezco?
—No, no, no. —Me levanto de un salto de mi silla y dejo caer mi
móvil—. No, esto no es por mi culpa. No siempre puedo culparme a mí
misma. Esto es obra de él. Él hizo esto. Tomó estas decisiones. Esto es...,
no hice nada malo.
Y por primera vez, realmente me creo. No hice nada malo y lo sé. Fui
buena con él, lo adoraba. Sí, cometí un error tonto cuando estuvimos aquí
en mi casa, pero eso no significa que merezca esto.
«A mi juicio... no creí que fuera tan grabe. Además, es lo único de lo
que se me puede culpar».
Paseo por la habitación, mientras permito que todas estas emociones
locas me atraviesen. No podría borrarlas de mi cabeza aun queriendo, pero
no sé si lo hago. Necesito sentir todo esto antes de poder seguir adelante.
Esta es la peor ruptura que he experimentado y no sé qué se supone que
debo hacer ahora.
Me muerdo la uña del pulgar, al precisar algo sólido para mantener los
pies en el suelo mientras trato de calmarme. Necesito tranquilizarme antes
de dar el siguiente paso, no puedo hacer nada precipitado y loco.
—Alexa —grita mi padre escaleras arriba, completamente ajeno a mi
confusión interna—. ¿Vienes a comer?
—No..., no tengo hambre —le grito. No puedo enfrentar a nadie ahora
mismo.
—Tienes que comer algo. No empieces con eso.
—No, no, no es solo eso. Solo que..., tengo muchas cosas que hacer.
Espero que eso sea suficiente para disuadirlo, pero sus pasos
comienzan a subir las escaleras. Rápidamente, apago el portátil para que
no me vea que estoy mirando pisos, ya le hablaré de eso cuando tenga
ánimo para enfrentarme a eso, y tiro mi móvil al suelo. En un instante, me
subo a la cama y decido fingir que estoy enferma. Es la opción más segura
en este momento. Incluso puede que me crea.
—Oh, tienes resaca —se mofa cuando me ve—. No me di cuenta de
eso.
—No tengo resaca, creo que estoy enferma... —Lo intento, pero no
quiere escucharme.
—Bueno, te traeré algo de comida. No tiene sentido que no comas, ya
que solo te hará sentir peor.
—No es necesario, creo que dormiré un rato.
—Puedes dormir después, ¿no? —Mi padre pone los ojos en blanco—.
Necesitas cuidarte, ya sabes.
—Sí, lo intento —respondo débilmente.
—Pues no lo estás haciendo muy bien. Necesitas esforzarte más.
Empieza por esto.
Asiento, ya que puedo tirarlo en un rato. No necesito comer ahora
mismo. Después de ver esa imagen de Reece en una web de citas, mi
apetito se ha ido. No creo que pueda volver a comer, ya que la idea de
poner comida en mi boca me da ganas de vomitar. Ha destruido totalmente
mi sistema digestivo.
Las náuseas se mueven por mi estómago, puedo verlo cada vez que
cierro los ojos. El hecho de que yo haya estado en su casa todas las noches,
no significa que él no haya estado en contacto con otras mujeres,
planeando su próxima víctima para cuando todo se desmorone. Tal vez lo
que me dijo era mentira, y en realidad ha estado con otras personas desde
que terminó su matrimonio. O tal vez no, pero le dejé la puerta abierta y
aprovechó la oportunidad.
De todas formas, necesito apartarme antes de que termine con el
corazón hecho añicos. Más de lo que ya está ahora mismo. Ojalá hubiese
imaginado que no sería algo serio. En un principio lo hice, pero me dejé
llevar. Ni siquiera sé si me ha engañado o si me lo hecho a mí misma, de
todos modos me hace sentir estúpida e imbécil.
Capítulo 21 – Reece

Frunzo el ceño cuando dejo mi teléfono sobre la mesa después de


haber llamado de nuevo. Alexa no responde por alguna razón, lo cual es
raro. Sé que terminó de trabajar, pues la tienda cerró hace horas, pero no
me contesta. Esta mañana fue increíble, por lo que no hay ninguna razón
por la que me ignore..., y eso me preocupa. No puedo evitar enloquecer y
temer que algo realmente malo haya sucedido.
«Basta —me advierto—. No te dejes llevar, idiota. Seguro que hay
alguna razón».
—¡Creo que lo menos que puedes hacer es pagar mi taxi! —La voz
aguda de Valencia estalla por mi casa. Ha estado volviéndome loco todo el
día—. Necesito salir de aquí.
Entra en la habitación con la cara como un trueno. La furia explota en
su expresión cuando nuestros ojos se cruzan.
—Ya dije que te pagaría hasta fin de mes...
—Pero no quiero quedarme aquí. No quiero estar cerca de ti.
—Está bien, te pagaré el taxi. —Sacudo la cabeza, frustrado—. Lo que
sea necesario.
Solo quiero que se vaya, la quiero fuera de mi vida para poder seguir
adelante. Tengo mucho que hacer, y quiero comenzar de inmediato. Por
respeto, no puedo empezar a buscar una nueva niñera mientras Valencia
sigue aquí. Además, no podré hacerlo hasta que se haya ido, porque está
haciendo mucho ruido. No conozco a nadie que tarde tanto tiempo y que
alborote tanto mientras hace las maletas.
—Correcto, y puede que necesite dinero para un hotel.
—¿No tienes a dónde ir? —pregunto, empezando a perder la paciencia
—. Porque parece que solo tratas de molestar. Admito que las cosas no
sucedieron como debían, pero te ofrecí una buena solución y te negaste a
aceptarla. No necesitabas irte de inmediato...
—Entonces, tal vez no... —responde bruscamente, mordiendo el
anzuelo.
—Pero debido a tu comportamiento, voy a tener que insistir en que lo
hagas. Este ambiente no es bueno para Oliver y su felicidad es mi
prioridad, como estoy seguro de que sabrá.
—Uff. —Pone los ojos en blanco y sale de la habitación—. Vale, lo
que tú digas.
Hay más ruido y golpes, además de una serie de groserías. Gracias a
Dios que Oliver sólo puede emitir sonidos en este momento, ya que aún no
ha aprendido a hablar. Pero mientras está fuera de la habitación, no hace
falta que me preocupe por ella. Puedo centrarme en la otra cuestión que
nos ocupa, que es la de Alexa. Necesito averiguar qué está pasando con
ella de alguna manera. No quiero invadir su privacidad ni nada, sólo
quiero saber que está bien.
Una idea me viene a la mente. Tal vez no sea la más inteligente de las
que haya pensado, pero estoy desesperado, necesito una respuesta y la
necesito ya. Llamaré al teléfono fijo. Si Alexa responde, discutiré con ella
lo que está pasando de forma breve, solo para calmarme, y si su padre
contesta...
Almirante: ¿Hola? —Es el almirante. Claro, como no iba a él Gracias a
Dios, tengo un plan.
Reece: Hola, jefe, soy Reece. Solo quería hablar contigo.
Almirante: Oh, claro, Reece. ¿Tiene esto que ver con tu situación con
la niñera? La de recursos humanos me puso al tanto.
Reece: Ah, sí. —Qué vergüenza, es incómodo porque es Valencia y él
la conoce—. Sí, todo se ha complicado un poco y ya no quiere trabajar
conmigo. Lo que me deja en un lío con Oliver. Sé que me acabas de
ofrecer un puesto en entrenamiento en lugar de en la oficina, pero con mi
hijo...
Almirante: Está bien, entiendo que no puedes empezar hasta que
encuentres un reemplazo. De todos modos, estamos en proceso de delegar
tu trabajo de oficina a otras personas y no necesitamos que comiences en
tu puesto de entrenamiento todavía. Puedes tomarte un tiempo para
resolver tus problemas.
Exhalo un suspiro de alivio. Al menos eso está en orden, pues me
estaba preocupando.
Reece: Muy bien, gracias. Significa mucho para mí. Me has salvado de
nuevo. —Se ríe—. Entonces..., ¿está todo bien? —No sé cómo sonsacarle
lo que quiero saber—. ¿Nada de qué preocuparse?
Almirante: No, hoy no pasó nada. Está todo bien.
Supongo que, si estuviera preocupado por Alexa, ya lo sabría, así que
aunque no es una confirmación, es algo. No ha tenido ningún tipo de
accidente ni nada.
Reece: Está bien, eso es bueno. A..., arreglaré todo esto tan pronto
como pueda. Te mantendré informado.
Almirante: Perfecto, gracias. Hablaremos pronto.
Cuando cuelgo el teléfono, me siento un poco mejor. Todo se mueve en
la dirección correcta. Alexa se pondrá en contacto conmigo pronto y todo
esto se aclarará, para que no tenga que preocuparme más por ella.
—Está bien, Oliver —le sonrío a mi pequeño. A pesar de todo lo que
ha estado sucediendo, he tenido un muy buen día con él. Es un niño tan
encantador. Sé que su madre estaría orgullosa—. Vamos a pedir algo de
comida, ¿de acuerdo? —Se acurruca y se ríe. Ha estado muy feliz hoy—.
¿Qué te apetece comer?
Empiezo a mirar a través de los armarios para ver qué puedo encontrar,
mientras Oliver continúa jugando con sus juguetes en el suelo. Es un
momento maravilloso, pacífico, más normal que cualquier cosa que haya
pasado en mucho tiempo. Necesito más momentos como este para tratar
de calmar la locura que ha venido acompañándome todo este maldito
tiempo.
Encuentro algunos ingredientes, enciendo la radio y empiezo a cocinar.
Afortunadamente, parece que incluso Oliver ha dejado atrás toda la locura
que ha montado Valencia, como si no le importara lo que ella hace. En
cierto modo, me gustaría que pudiera hablar para descubrir lo feliz que se
encuentra. Debe de estar en la luna. Me siento un poco culpable, esto es
algo que debería haberlo hecho hace tiempo. Tendría que haber encontrado
la motivación antes.
Mientras preparo la cena y Oliver y yo nos sentamos a comer, me
sorprende darme cuenta de que ella ha hecho que esta dramática escena
dure todo el día. Quizá es una de esas personas a las que les gusta
sobreactuar, pero finalmente, baja las escaleras con todas sus cosas. Una
vez más, eso dura una eternidad, pero al menos significa que el fin se
acerca. Pronto se irá de aquí y mi nueva vida podrá comenzar. Espero que
muy pronto, sepa de Alexa y pueda venir a celebrarlo conmigo. Eso me
encantaría.
—¿Entonces me vas a dar el dinero del taxi? ¿Y mi último pago?
Después me iré.
Le sonrío mientras le entrego el dinero. Pero no recibo nada más que
una mala cara. Está decidida a estar enfadada, va a durar mucho, así que
no hay nada que pueda hacer al respecto.
—Bueno, me iré. —Pero entonces sus labios se acurrucan en una
especie de sonrisa. No, no una sonrisa. Una sonrisita. Parece extrañamente
contenta consigo misma, como si esto le hubiera dado algo de lo que
alegrarse. Probablemente está tratando de ponerme paranoico y quiere que
me sienta incómodo mientras se va, Alexa dijo que puede ser muy
manipuladora, así que no voy a caer en nada de eso. Puede decir lo que
quiera antes de irse, siempre y cuando se vaya.
—Bien, bien, gracias por todo tu trabajo. Como te he dicho antes.
—Sí, lo que sea. —La sonrisa permanece—. Y ten cuidado, ¿vale?
—¿Cuidado? —Vaya, sin darme cuenta, he caído en su trampa.
—Sí, cuidado. El karma puede ser un asco, ya sabes. Te atrapará.
Suelto una carcajada cuando se marcha, incapaz de creer que así es
como quiere dejar las cosas. Bueno, ya está hecho, se acabó. No hay nada
de qué preocuparse. El karma no está trabajando en mí contra, solo es una
mujer amargada y vengativa que no puede irse sin más. A pesar de que
todo esto es culpa suya, al haberlo provocado.
De todas formas, no necesito preocuparme por Valencia otra vez. No
necesitaré volver a verla nunca más. Ahora puedo concentrarme en Oliver,
asegurarme de que esté bien esta noche. Eso es lo más importante del
mundo. En este momento, él me necesita, y sé que ha disfrutado al
tenerme cerca, así que voy a darle todo de mí, cada centímetro de mí.
Puedo desconectar y concentrarme solo en mi chico, hoy me lo ha
demostrado. El resto del mundo y todos los problemas que tiene..., bueno,
eso puede que vuelvan más tarde, cuando ya no me necesite.
Una vez que comienza a ser demasiado tarde para que Alexa me llame,
renuncio a esa idea. Se pondrá en contacto pronto, lo sé. Las cosas eran
increíbles entre nosotros cuando se fue, por lo que no tengo ninguna razón
para creer que ella me ignoraría. Pase lo que pase, no tiene nada que ver
conmigo. En cambio, tengo otras cosas con las que lidiar. Necesito
encontrar una nueva niñera lo antes posible.
Con esto en mente, tan pronto como Oliver se duerme, me conecto a
Internet y empiezo a buscar. Como resultado, hay muchas personas que
podrían hacer este trabajo, realmente no es tan difícil. Me metí en la
rutina, me permití creer que sería un verdadero desafío encontrar a alguien
nuevo, pero no lo es.
Ahora solo necesito asegurarme de que la próxima persona que pase
por esta casa valga la pena. Que mejore la vida de Oliver y facilite la mía,
que realmente se preocupe. Necesito a alguien que me importe.
Al hacer clic en todas las personas con calificaciones y experiencia en
cuidado infantil, tratando de juzgar quién podría ser adecuado para Oliver
y enviando correos electrónicos a quienes creo que son apropiadas, me
siento bien. Estoy recuperando el control de mi vida de todas las formas
posibles. Este es un paso enorme en la dirección correcta, y una vez que
comience mi nuevo trabajo, todo será fantástico. ¿Podría pedir más? Por
supuesto, esto significa que todavía le debo mucho al almirante, ya que él
fue quien me ayudó a conseguir el cambio de trabajo, pero me preocuparé
por eso más adelante. Un problema a la vez.
Le envío un mensaje de texto a Alexa, sonriendo para mí mismo
mientras lo hago. No sé si lo recibirá pronto, pero quiero hacerle saber que
todo se mueve en la dirección correcta. Espero un par de segundos, pero no
recibo una respuesta. Ya no me voy a preocupar. El almirante está bien,
todo está bien, solo necesito esperar.
Bien, la paciencia no siempre ha sido mi punto fuerte, pero puedo
hacerlo. Por ella. Ella ha sido paciente conmigo cuando no me porté de la
forma adecuada, así que le debo lo mismo.
Capítulo 22 – Alexa

—Hola. Alexa, ¿verdad? —pregunta una mujer demasiado amable con


pelo negro y liso mientras extiende su mano hacia mí—. Gracias por
reunirte conmigo. Creo que realmente te gustará este lugar.
—S..., sí. —Es difícil ocultar mis nervios. Este es un gran día para mí
—. Las fotos de internet son preciosas.
Casi me rendí, con el corazón roto, fue difícil para mí mantener la
concentración, pero aguanté y estoy aquí. Decidí que lo mejor que podía
hacer era concentrarme en mi futuro, sin importar lo que Reece estuviera
haciendo. El hecho de que sea un imbécil, un completo bastardo que pensó
que estaba bien tratarme de esa manera, no significa que no deba mejorar.
Por supuesto que debo. Eso es lo único bueno de este desastre. Voy a
conseguir un piso y un nuevo trabajo, no importa lo que pase. Vi una vida
mejor, más significativa y quiero eso. A pesar de todo el dolor, eso es lo
que necesito.
—Entremos. Te puedo mostrar los alrededores. Siempre digo que es
mejor que lo veas con tus propios ojos.
La señora me lleva de una habitación a otra, mostrándome el
apartamento más increíble del mundo. Obviamente es mucho más pequeño
de lo que estaba acostumbrada, y tal vez hay algunas partes que podrían
ser mucho mejores. Pero es parte de la fantasía que está a punto de
convertirse en realidad, y me encanta. Adoro la entrañable sala de estar, el
pequeño balcón, el diminuto baño y la preciosa habitación. En mi mente,
ya me estoy mudando y planeando dónde irán todas mis cosas. Cómo lo
haré mío.
Viendo este lugar y tras planear lo que viene después, honestamente no
sé cómo he logrado esperar tanto. No sé cómo me he aguantado tanto
tiempo en casa. Esto es exactamente lo que necesito.
—Me encanta este lugar, mucho en realidad. Lo quiero —digo con una
sonrisa—. ¿Qué necesito para que sea mío?
A medida que revisa las finanzas conmigo, haciéndome saber que
definitivamente puedo pagarlo, especialmente si la parte del trabajo se
desarrolla como yo también quiero, mi corazón palpita. Esta noche podré
ir a casa y decirle a mi padre que finalmente me estoy convirtiendo en un
adulto. No de la forma en que él quiere que lo haga, estoy segura.
Probablemente no estará orgulloso de mí como quiero que lo esté, pero ya
no tengo que preocuparme por nada de eso. Me estoy moviendo hacia
adelante.
Al final, firmo todo el papeleo y obtengo un cheque. Me dice que me
podré mudar a final de semana, si eso es lo que quiero. Y eso es
definitivamente lo que quiero. Para comenzar a avanzar positivamente.
Una vez que tenga todo el piso ordenado, es hora de mi próxima cita.
Tengo una entrevista de trabajo no muy lejos. Si lo consigo, estará a poca
distancia de mi nueva casa, lo que lo hará aún mejor. No sé si todo el
sueño se hará realidad como yo quiero, pero está bien. Nada me
desanimará. Estoy creciendo, desarrollándome, convirtiéndome en una
versión mucho mejor de la persona que siempre he sido. Por fin me estoy
convirtiendo en Alexa.

Le doy la mano a la mujer que espero desesperadamente que se


convierta en mi jefa algún día y sonrío. Creo que salió bien, o eso me
pareció a mí. Lisa incluso me dijo que, si bien podría no tener tanta
experiencia como algunos de los otros candidatos potenciales que ha visto,
mi pasión es evidente y me hace muy viable. Me dijo que podría querer a
alguien como yo, a quien pueda moldear y enseñar en lugar de alguien que
ya piensa que lo sabe todo. Cada palabra me llenó de esperanza,
haciéndome sentir que podía conseguirlo.
—Correcto, Alexa —dice Lisa alegremente—. Fue muy interesante
hablar contigo. Todavía tengo algunas personas más para entrevistar y es
justo darles una oportunidad, pero tengo la sensación de que pronto
tendrás noticias mías. —Ella me guiña un ojo..., eso tiene que significar
algo. Le gusto, puedo sentirlo—. Muchas gracias.
—Oh no, gracias a ti —contesto—. Aprecio que me hayas
entrevistado.
—Bueno, tienes talento. Y a veces ir a la universidad no es adecuado
para todos. Yo no fui.
—¿No fuiste? —Esa era la parte que más miedo me daba discutir, así
que esto es increíble.
—No. No era para mí. Estaba ansiosa por comenzar, y como has estado
trabajando en el comercio minorista de moda obteniendo mucha
experiencia, parece que también tomaste un camino similar al mío.
No sé si eso es exactamente lo que estaba haciendo, pero es bueno que
ella lo vea de esa manera. Asiento y estoy de acuerdo, con la esperanza de
poder decir que siempre he estado siguiendo mi ambición, desde que dejé
la escuela secundaria.
—Bien, bueno, pronto me pondré en contacto contigo, como dije.
Gracias de nuevo, Alexa.
Nos damos la mano de nuevo y salgo de la oficina. Si puedo hacer esto
mientras estoy pasando por la peor experiencia de toda mi maldita vida,
entonces puedo hacer cualquier cosa, ¿no? Soy fuerte. Más fuerte de lo que
nunca creí. Puedo enfrentarme al mundo entero y sobrevivir. Debería estar
orgullosa...
Lo triste es que solo hay una persona a quien quiero contarle sobre
todo esto y él es el único con el que no puedo hablar. Cada llamada, cada
mensaje lo he ignorado. Se burló de mí y no dejaré que lo vuelva a hacer.
Ring, ring… Ring, ring…
Cojo mi teléfono, esperando que sea él otra vez. Siempre miro la
pantalla hasta que deja de sonar, torturándome todo el tiempo. No hay una
parte de mí que quiera retomarlo, pero sí quiero recordar los buenos
momentos. Pero esta vez no es él. Es Rebecca, con quien no he hablado
desde hace días.
Alexa: Hola, Rebecca —le digo con falsa felicidad—. ¿Cómo te va?
Rebecca: ¿Dónde diablos has estado, perra? Tengo mucho que contarte.
Alexa: Sí. —Esta vez la sonrisa en mi rostro es real—. Yo también
tengo mucho que contarte.
Rebecca: Ah sí. ¿Qué pasa? No hemos hablado desde lo de la web de
citas.
Causa un fuerte nudo de dolor en mi pecho solo con mencionarlo.
Gracias a Dios, tengo más cosas que contar para que no tengamos que
atascarnos en ese maldito tema.
Alexa: Sí, bueno, a la mierda con eso.
Rebecca: ¡Sí! Eso es. ¡A la mierda con ese tema! —Rebecca está de
acuerdo—. De todos modos el tipo era un imbécil.
Alexa: Mm, por cierto. He estado buscando un apartamento..., bueno,
en realidad acabo de firmar un contrato de arrendamiento de un nuevo
apartamento y también he estado en una entrevista de trabajo. para un
puesto de diseño de moda. Todo salió bastante bien...
Rebecca: ¿En serio? —Rebecca no parece tan contenta por mí como
pensé que estaría—. ¿Por qué hiciste eso?
Alexa: No sé..., para tener un poco de vida. Para ser algo más.
Rebecca: ¿Pero por qué querrías hacer eso? Lo tienes todo. Tienes a
papá pagándotelo todo.
Alexa: ¿Es así como me ves? ¿Como la niña rica de papá?
Rebecca: ¿Y qué hay de malo en eso? ¡A mí me encantaría serlo! De
verdad, si pudiera tener tu casa y todo hecho y pagado, y solo tuviera que
trabajar unos días aquí y allá estaría en la luna.
Alexa: Siempre asumí que pensabas que debería ir a por más. —Estoy
aturdida hasta la médula.
Rebecca: No. De ninguna manera. Si alguna vez dije algo así, es solo
porque estaba celosa de ti. No puedo creer que renuncies a todo eso. Es
una locura, estás loca..., pero bueno, si es lo que quieres...
Alexa: Es lo que quiero —respondo con determinación—. Es hora de
que crezca.
Rebecca: Está bien, pequeña señorita adulta —se ríe—. ¿Eres
demasiado vieja para salir esta noche?
Alexa: No puedo salir esta noche, tengo que trabajar mañana por la
mañana en la tienda...
Rebecca: ¿Por qué te importa eso? Si lo vas a dejar, diviértete...
Hace un tiempo, lo habría hecho, pero ahora no. Puede que esté a punto
de dejar ese trabajo, pero si Lisa llama por una recomendación para mí y
no estoy por ahí, eso no quedará bien.
Alexa: No, no puedo. Necesito ir a trabajar. Lo siento, Rebecca, aunque
nos veremos pronto.
Rebecca: Oh, siempre dices eso, Alexa. Siempre es pronto, pero ya no
sales. E incluso cuando lo haces, no te quedas por mucho tiempo. Te has
vuelto realmente aburrida. No me gusta.
Alexa: Bueno, lamento que crecer sea un inconveniente para ti. —
Pongo los ojos en blanco—. Y saldré pronto. Te lo prometo, solo quiero
poner todo en orden, eso es todo. Estoy tratando de hacer lo correcto.
Rebecca: Sí, sí, lo que tú digas. Llámame cuando bajes de tu caballo,
¿de acuerdo?
Mientras cuelga el teléfono, no puedo evitar preguntarme si eso
significa el final de nuestra amistad. Es triste, de verdad. No quiero
perderla, pero podría ser el momento. Las personas a menudo no
mantienen contacto con sus amigos de la escuela secundaria, así es la vida,
ya que te separas de forma natural. Y estoy creciendo de manera distinta a
ella.
Quizás podamos volver a encarrilar las cosas alguna vez, o tal vez todo
esto podría ser un problema. No lo sé, pero supongo que no es mi principal
prioridad en este momento. Tengo que poner mi vida en orden. Ponerme en
primer lugar, pero no de una manera egoísta, sino de una forma que
asegure que por fin tengo una vida positiva y significativa.
Me llega un mensaje, y suspiro, preguntándome si va a ser más ofensas
por parte de mi amiga. No será una disculpa, todavía no. He conocido a
Rebecca el tiempo suficiente para saber que, incluso si ella está
innegablemente equivocada, le llevará mucho tiempo tranquilizarse antes
de que pueda hablar de ello. Pero no lo es, y tampoco es Reece. Es mi
padre, y normalmente no me envía mensajes así.
Papá: Ven a casa ahora mismo.
Puede que esté acostumbrado a su carácter cortante, pero esto se siente
un poco brusco, incluso para él. Me siento un poco molesta por sus
palabras, como si hubieran saltado de la pantalla y me hubieran dado una
bofetada en la cara. Le contesto en el acto, tratando de no preocuparme
mientras escribo.
Alexa: ¿Qué pasa, papá? ¿Está todo bien? Acabo de hacer unos
recados. Xx.
Papá: No importa lo que estés haciendo, debes parar. Te necesito en
casa ya. Ahora mismo.
Esto debe ser serio. Algo debe estar pasando. No me gusta cómo suena,
me da miedo. Me pregunto qué tan aterrada debería estar. Como no parece
que mi padre me diga nada por teléfono, supongo que lo único que puedo
hacer es mover mi triste culo rápidamente para obtener más información.
Corro. Debería llamar a un taxi, pero no parece que vaya a encontrarlo
lo suficientemente rápido, así que me voy. Mis pies chocan contra la acera,
con el asfalto lastimándome, pero sigo corriendo. Mi corazón late, mi
estómago se acelera, las mariposas se agitan dentro de mí. Pero sigo
adelante.
Capítulo 23 – Reece

Es mediodía cuando mi teléfono suena por toda la casa. Esta vez estoy
absolutamente convencido de que será Alexa. Tiene que serlo, ¿no? Ha
pasado una eternidad. Un día y medio y ha sido una locura.
Reece: ¿Hola? —Ni siquiera miro el número cuando contesto. Tengo
muchas ganas de hablar con ella—. Ale…
Almirante: ¿Moore? —me saluda la voz aguda del almirante. Gracias a
Dios que no dije su nombre completo. Mi corazón se acelera al pensar en
lo desastroso que pudo haber sido—. Necesito hablar contigo y tengo que
hacerlo ahora mismo.
Reece: Mm, ¿qué quieres decir? ¿En tu casa? Tengo a Oliver conmigo.
Almirante: Sí, ahí estará bien. Quiero que vengas aquí. Quiero
hablarte.
Reece: ¿Se trata de trabajo? —Esto es raro. El almirante está actuando
como una persona desquiciada.
Almirante: Es..., sí. Acerca del trabajo. Necesito hablar contigo sobre
el trabajo. Te necesito aquí.
Hay algo en su tono que me enmudece. No sé qué puedo hacer para
descubrir qué está pasando. Supongo que tendré que averiguarlo cuando
llegue a su casa. No estoy de acuerdo con todo esto, ya que su tono de voz
parece tan tenso que no querría que Oliver estuviera cerca de esto después
de los últimos días, pero no creo que pueda. Tengo el presentimiento de
que el almirante saltará por mi garganta y causará problemas si lo intento.
Reece: Claro, claro. Entonces, supongo que prepararé a Oliver y nos
acercaremos.
Almirante: Hazlo rápido. Lo digo en serio. Necesitamos tener esta
conversación ahora. Ahora mismo.
Y luego cuelga, dejándome totalmente confundido. Eso fue muy
extraño. Supongo que tiene que ver con el nuevo puesto, la capacitación de
nuevos reclutas. Quizás él necesite que empiece antes de lo planeado. Está
bien, puedo hacer eso. Solo tendré que contratar a la niñera más rápido de
lo que iba a hacerlo. Tengo entrevistas preparadas de todos modos. Puedo
terminar antes. Estará bien, es la motivación que necesito.
—Bien, Oliver, supongo que es hora de prepararse—le digo a mi hijo,
que me mira con los ojos muy abiertos y vidriosos—. ¿Qué te quieres
poner? ¿Estás cómodo con lo que llevas puesto? No pareces demasiado
desastroso..., sí, está bien.
Lo levanto de su asiento y le sonrío, pero parece sentir el latido de mi
corazón y comienza a gemir. Oliver parece ser un niño sensible, se da
cuenta de mi estado de ánimo todo el tiempo. Cada vez que estoy en un
mal momento, se pone nervioso. Es algo que no ayuda, ya que crea un
maldito círculo vicioso.
—¿Pero qué hay de mí? ¿Crees que voy bien? —Llevaba una camiseta
y vaqueros. No es exactamente el atuendo que normalmente usaría para
ver al almirante, pero no estoy trabajando, así que tiene que estar bien—.
Sí, joder. Vámonos.
Estoy nervioso de camino a la casa del almirante, nervioso e inquieto.
Necesito concentrarme en el camino, ya que con mi hijo en el coche tengo
que mantener mis niveles de concentración altos. De alguna manera, y no
estoy muy seguro de cómo, parece que llegamos a casa del almirante de
una pieza. Ahí es cuando me doy cuenta de que finalmente podría ver a
Alexa una vez más. No sé si ella está hoy trabajando o no, pero podría
obtener mis respuestas por fin. Me está volviendo absolutamente loco que
todavía no sepa nada de ella.
—Bien, vamos entonces, Oliver. —Lo desabrocho de su asiento—.
Veamos de qué se trata.
Sonrío cuando llego a la puerta principal. La idea de que podría ver a
la mujer que amo, a quien en algún momento podría necesitar decirle que
la amo, sobrepasa cualquier temor sobre el tono del almirante. Al menos,
lo hace hasta que la puerta se abre y veo la expresión en su rostro.
Definitivamente está más furioso de lo que pensaba...
—Hey... —digo en voz baja—. ¿Qué está pasando? ¿Está todo…?
No responde, simplemente entra y me indica que lo siga. Lo hago, mis
pasos apenas golpean el suelo a medida que avanzo. Siento que estoy
flotando en el aire, pero de una manera muy, muy mala.
Hay una mujer sentada a la mesa, pero no parece ser Alexa. Tengo
curiosidad por saber quién es..., hasta que se da la vuelta y veo esa maldita
sonrisa engreída en su rostro de nuevo.
—¿Valencia? —Mi corazón cae a mis pies. Esto es malo..., lo peor. Es
por eso por lo que ella me miraba presumida cuando salía de mi casa.
Porque tenía un plan. Este es el karma del que me estaba hablando. No fue
algo del destino sino de ella. Ha estado tramando esto todo el tiempo junto
al hombre que conoce..., y que la trajo a mi vida. Mierda—. Valencia, ¿qué
haces aquí?
—Oh, es bueno verte de nuevo, Reece —se burla—. Qué sorpresa que
estés aquí.
—Mm, también es una sorpresa verte. ¿Qué está pasando aquí?
Nadie dice nada, pero el almirante me indica que tome asiento. Preparo
la sillita del bebé y siento a Oliver con algunos juguetes, con la esperanza
de que todo vaya bien. Seguramente, el almirante ha considerado a mi hijo
al invitarme aquí con él. No puede gritar delante de mi hijo. Espero.
—¿Qué estamos haciendo aquí? —le pregunto al almirante—. No sé si
esta reunión sobre mi niñera es apropiada.
—Oh, apropiado. ¿Estás aquí para contarme lo que es apropiado? Eso
está bien viniendo de ti.
—¿De mí? —Me inclino hacia adelante para hablar solo con él. No
quiero a Valencia en esta conversación—. No sé lo que has oído, pero
también tengo una versión de la historia. No sé qué te ha dicho Valencia de
su amargura...
—Esto no tiene nada que ver con Valencia en realidad. No realmente.
Dirijo mis ojos hacia ella y veo esa sonrisa gigante en su rostro. Se
está divirtiendo al ver la escena.
—Está bien, así que, si no se trata de Valencia, ¿de qué se trata?
Se escucha un sonido en la puerta que nos hace dar la vuelta a los tres.
Mi corazón comienza a latir con fuerza en mi boca, ¿quién demonios es
ahora? ¿Por qué viene alguien más a unirse a esta fiesta no tan divertida?
—Ven aquí —grita el almirante bruscamente—. Esto también te
involucra a ti.
Es Alexa. Pensé que verla sería un momento encantador y positivo.
Después de todo este tiempo sin hablar con ella, supuse que mi corazón se
saltaría unos diez latidos, pero considerando la situación me siento como
una mierda. Si todos estamos aquí así, solo puede significar una cosa...,
alguien lo sabe. Hemos sido descubiertos.
Trago saliva tratando de tragarme todo el miedo. Necesito pensar
rápido, encontrar una manera de salir de esto. ¡Tiene que haber alguna
excusa que podamos utilizar! Probablemente deberíamos haber hablado
más sobre esto, para discutir lo que diríamos si esta situación llegara a
ocurrir. Fuimos tontos al suponer que no habría una gran conmoción por
esto. Menudos idiotas.
—¿Qué..., qué...? —Alexa tampoco parece contenta de verme. Todo el
color desaparece de su rostro—. ¿Qué demonios está pasando, papá? ¿Por
qué me llamaste para una reunión de emergencia cuando tenía cosas que
hacer?
—Siéntate —gruñe su padre—. Tenemos que hablar.
Ella hace lo que él ordena y cruza las manos sobre su regazo. Si es
posible, se ve aún más pálida que antes. De hecho, estoy un poco
preocupado de que se vaya a desmayar en cualquier momento.
—Valencia ha venido a mí con una noticia muy preocupante. —
Finalmente comienza—. Y ya puedo ver en la expresión de ambas caras
que sabéis exactamente de qué estamos hablando. —Lanza sus ojos sobre
los dos, a cada momento más llenos de ira—. Así que, no quiero que
insultes mi inteligencia mintiendo.
Echo un vistazo a Alexa, preguntándome qué quiere que diga.
Necesitamos estar en la misma honda sobre esto. Pero está toda pálida y
estresada, incapaz de decir una maldita cosa. Parece que esto va a
depender de mí.
—Mm, no sé..., no estoy muy seguro de lo que estás hablando. —
Mierda, esto no va a funcionar.
—No me digas eso, no quiero escuchar ninguna mentira. Te lo acabo
de decir.
—Yo..., yo... —Joder, no soy bueno bajo presión. Se supone que debo
serlo, generalmente lo soy, pero no ahora.
—Tú..., tú..., ¿qué? ¿Eh? —El almirante chasquea—. ¿Has estado
jugando con mi hija?
Luego deja caer algunas fotos en la mesa, tomadas de forma furtiva en
mi casa donde aparecemos los dos. Eso fue tomado desde la primera vez
que vino a mi casa. Pensamos que estábamos siendo muy inteligentes,
alejándonos de Valencia, pero parece que ella lo sabía desde el principio.
Ha estado aguantando, esperando el momento adecuado para usarlo contra
mí. Maldición, es una manipuladora. Más de lo que le di crédito.
—Yo..., yo...
—Necesitarás comenzar a decir cosas pronto, Moore. Lo digo en serio.
No puedes salir de esto. Hay fotos tuyas besando a mi hija, durmiendo en
la misma cama que ella...
—Maldita sea, Valencia, estás loca. —No puedo evitar murmurar—.
Esto es una locura.
Valencia sonríe, mientras que Alexa parece que va a vomitar, pero no
sé qué hacer.
—Señor Martin, no sé qué decir en este momento. Esto es malo…
—Tienes razón, es malo. Es peor de lo que puedas imaginar, Reece.
Deberías haberlo sabido cuando empezaste a follarte a mi pequeña. Ella es
demasiado joven..., esa es la palabra clave.
Espero a que Alexa grite que no es tan joven, normalmente lo haría,
pero todavía está en silencio. Creo que se le han quitado todas las palabras
de la garganta, ya que no parece poder hablar, ni moverse ni nada.
—No queríamos que sucediera —intento decir, pero el almirante niega
con la cabeza.
—No, no quiero clichés. En muchas ocasiones podrías haber detenido
esto.
—Lo sé, pero..., podría estar..., no sé, enamorado de ella.
Eso tiene que causar una reacción, en serio. Alguien necesita responder
a esto, pero un silencio pesado llena la habitación en su lugar. Nadie
parece siquiera mirarse, todos están atrapados.
Luego, el almirante se rompe y comienza a gritar. Grita tan fuerte que
casi no puedo entender sus palabras. Todo es ruido. Especialmente cuando
comienza a golpear con furia la mesa para mostrar su ira. Ahora, con unas
simples palabras lo he llevado al borde del abismo. No sé si voy a poder
calmarlo de nuevo por mucho que lo intente. Estoy jodido, todos lo
estamos. Nada bueno puede venir de esto.
Mierda, cuando Valencia dijo que el karma venía a por mí, no tenía ni
idea de lo que quería decir. Es una enemiga que no anticipé. Ella es peor de
lo que podría haber imaginado. Despedirla fue lo peor que pude haber
hecho. Soy un idiota.
Capítulo 24 – Alexa

«Papá lo sabe —pienso para mí en estado de pánico—. Realmente lo


sabe. Hay evidencias y todo».
No puedo creer que Valencia me haya hecho esto, que nos lo haya
hecho a nosotros. De hecho, es su estilo al ser una puta desequilibrada.
Pero esto..., esto me parece absolutamente de locos. Ni siquiera sé qué
hacer. Y ahora mi padre está gritando. De todas las veces que hemos
estado enfadados, nunca ha sido así. Nunca ha estado tan enojado. No sé si
alguna vez podremos calmarlo. En realidad, esto podría provocarle un
ataque al corazón.
Primero sucede lo de la web de citas, así que decido ignorar a Reece y
dejarlo. Quizás no estuvo bien que en su momento no le dijera que todo
había terminado, pero ¿por qué debería hacerlo? Él es el que la está
jodiendo, demostrando que no es serio. Pero ahora esto..., ahora mi padre
lo sabe, aunque haya terminado, y de todos modos tengo que sufrir las
consecuencias. Eso apesta. Me lastimé y ahora estoy a punto de
destrozarme la vida al mismo tiempo. Gracias a Dios que me voy a mudar.
Quiero decir, no puedo moverme lo suficientemente rápido como para
evitar todo esto, pero al menos no puede durar para siempre.
—¿No tienes nada que decir, Alexa? —grita mi padre—. ¿Tengo que
escucharlo todo de este payaso?
Ni siquiera puedo mirar a Reece, no sin la agonía desgarrándome. Cada
vez que lo observo, me transportan de regreso al momento en que vi su
rostro en la pantalla de mi teléfono, cuando Rebecca me envió el perfil de
citas. Hay demasiadas emociones enfrentadas que no puedo liberar en este
momento.
—Yo... no sé, papá. —Las lágrimas llenan mis ojos, lo que no ayuda en
nada—. No sé qué decir.
—¿Es él el motivo por el que has salido tarde todas las noches? ¿Por el
que hemos estado peleando todo el tiempo? Si Reece Moore es la razón
por la cual tu actitud ha sido tan mala, entonces las cosas van a empeorar
para ti.
Me encojo de hombros sin poder hacer nada. No tengo suficiente
energía para esto. Hay tantas cosas que podría decir para responder esta
pregunta, o serie de preguntas, pero no puedo hacer que suceda. Estoy
demasiado atrapada en la rutina de esta horrible situación. Estoy en lo más
profundo de un hoyo y no puedo salir por mucho que lo intente.
—Alexa, hablo en serio. Esto es lo peor que has hecho en tu vida,
quiero decir, me has decepcionado antes, pero nunca de esta manera. Pensé
que estabas actuando como una puta, pero no esto.
—P..., ¿Puta? —balbuceo torpemente—. No puedes decir eso de mí.
Soy tu hija.
Pero no le importa. Sólo me desprecia y continúa con su brusca y
vergonzosa palabrería. Tengo que dejar de escuchar estas palabras antes de
que me hagan daño. Ya estoy lo suficientemente dolida, pues este ha sido
el peor momento para mí.
El aire está impregnado de los llantos de Oliver. Ni siquiera me di
cuenta de que estaba aquí hasta ahora. Me sorprende que se las haya
arreglado para contener sus gimoteos, ya que si fuera un bebé, estaría
llorando como si no hubiera un mañana. Estaría haciendo todo lo que
pudiera para evitar que esto ocurriera.
Eso hace que mi padre deje de gritar, pero sólo por un momento.
Continúa con sus gritos locos, como si no estuviera teniendo un impacto
perjudicial en el bebé. Como Reece parece paralizado, discutiendo con mi
padre, sin ver en absoluto lo inútil que es, e incapaz de moverse ni un
centímetro, me tomo la libertad de levantarme de la silla y dirigirme hacia
Oliver. Naturalmente, lo cojo en mis brazos y lo sostengo contra mi pecho.
El niño necesita consuelo y parece que soy la única que puede hacer que
eso suceda.
—Shh, shh, shh —le digo en voz baja directamente a él—. Está bien,
está bien. Sé que no lo parece, pero está bien.
Las lágrimas corren silenciosamente por mis mejillas y estoy segura
de que Oliver puede sentirlas, pero de todos modos se calma un poco.
Todavía gime, pero los aullidos no son tan fuertes ni violentos. Realmente
necesito alejarlo de todos los gritos, pero no es mi responsabilidad. No es
mi derecho, este no es mi hijo. Todo lo que puedo hacer es esto.
—¿Qué estás haciendo? —Mi padre se rompe—. ¿Por qué estás
sosteniendo al bebé de Reece? ¿Crees que vas a ser su madrastra o algo
así? Eso es ridículo. Tú solo eres una niña. No puedes hacer eso.
Estoy desconcertada. Apenas puedo mantenerme en pie porque él
acaba de decir eso. Sé que mi padre no piensa mucho en mí, nunca lo ha
hecho, pero eso fue un golpe bajo. Demasiado bajo.
—Papá, por favor, deja de gritar. A Oliver no le gusta en absoluto. Se
está enfadando por tu culpa.
—Y ahora sabes todo sobre niños, ¿verdad? Eso es estúpido. Moore,
¿realmente estás dejando que mi hija se acerque a tu hijo? Si es así, ¡eres
más tonto de lo que pensaba!
—Espera un minuto. —Reece golpea con sus puños la mesa, ahora
igualando el temperamento de mi padre—. No creo que debas hablar así de
Alexa. Ella ha sido muy buena con mi hijo. No sé por qué la ves tan mal.
En realidad es una gran persona con mucho potencial. Deberías intentar
verlo...
—Oh, ¿entonces te la follaste un par de veces y ahora eres un experto?
Moore, no tienes ni idea. Eres un tonto. Te tiene atrapado. Estás haciendo
el idiota con ella.
No puedo respirar, todo se siente imposible, la habitación gira. Gracias
a Dios, Reece me quita a Oliver antes de dejarlo caer al suelo y empeorar
la situación. Mi padre me odia.
—¿Sabes qué, Moore? Voy a hablar contigo para lo que realmente te
llamé —continúa mi padre—. Y esto es un nuevo puesto de trabajo,
porque realmente hay que hacer algo.
—Por favor, no me saques del entrenamiento —suplica Reece—. No
quiero volver a la oficina.
—Oh, no tienes que preocuparte por eso. No volverás a la oficina. —
Puedo sentir que se acerca una trampa, pero no puedo encontrar las
palabras para advertirle a Reece que no caiga en ella—. Porque vas a
volver al trabajo de campo.
—¿Al trabajo de campo? ¿Qué quieres decir? No puedo volver. ¿Qué
hay de Oliver?
Mi padre sonríe y se encoge de hombros.
—No sé qué vas a hacer al respecto. Realmente no es mi problema.
Otras personas tienen hijos y encuentran una forma de evitarlo. No puedo
hacer más excepciones para ti. En caso de que lo hayas olvidado, he sido
bueno contigo. Me he asegurado de que tu vida sea fácil, he sido un amigo
para ti. Pero ya no más. Ahora sé cómo tratas a tus amigos, y no es bueno.
—Yo..., lo siento, pero no puedes hacer esto —suplica Reece—. No
puedes.
—Bueno, como no puedes dejar tu trabajo en este momento debido a tu
contrato, no veo que tengas otra opción, Reece. Debes ir a donde sea que te
pongan.
Reece levanta las manos en un gesto de rendición.
—Mira, lo entiendo. Entiendo lo que intentas decirme. Me mantendré
alejado de Alexa, haré lo que quieras, continuaré en la oficina. Cualquier
cosa. Simplemente no me alejes de mi hijo. Oliver me necesita, lo hace.
No puede perderme como a su madre.
Me ofendería por la forma en que me arroja a un lado en esa
declaración, pero lo entiendo. Él necesita estar aquí por Oliver, no puedo
resentirlo por eso. Como he terminado con Reece de todos modos, no
importa. Al menos puede ser un buen padre si no es una buena persona. Es
un buen padre, tengo que reconocerlo. Simplemente no es bueno para ser
sincero con la persona con la que se supone que está saliendo, eso es todo.
—Papá, realmente no creo... —empiezo, pero él no quiere darme la
oportunidad.
—Alexa, esto es trabajo. No necesito escuchar tu opinión sobre esto
ahora mismo.
—Sin embargo, no es solo trabajo, ¿verdad? Es una familia. Un bebé
que necesita a su padre.
Puedo sentir una llave en mi pecho al pensar en Oliver y en el hecho de
que tendrá que crecer sin padres. Sé un poco de eso, ya que crecí con un
ejército de niñeras porque mi madre no estaba cerca y mi padre trabajaba
mucho, pero nunca se había ido por completo. Siempre volvía por la
noche. Puede que no parezca el mejor padre del mundo, pero tenerlo cerca
siempre fue mejor que no tenerlo.
—Papá, estás actuando con ira, lo entiendo —intento de nuevo—. Pero
debes ser sensato, pensar en el futuro. Cualquier locura que sientas por
esto, desquítate conmigo y no con Reece.
—Oh, me voy a desquitar contigo, no te preocupes por eso. Se acerca
tu hora.
Oh, por el amor de Dios, esto es ridículo. Levanto mis manos con
frustración.
—Papá, por favor...
—¡Alexa, cállate! —grita—. Estoy resolviendo las cosas de trabajo
ahora mismo con Reece. Y podrías pensar que estoy actuando por ira, pero
créeme, he pensado en esto. Se supone que no debemos darle a nadie un
trato especial y lo hice. Le di a Reece Moore cada jodido tratamiento
especial porque me gustaba y él pasó por un momento de mierda hace un
año, pero no más. Mi paciencia ha sido completamente rebasada, del
mismo modo que mi mente también ha estado despierta, y no hay una
maldita cosa que puedas decir para que cambie de opinión, pues ya está
decidido.
—No, por favor no me hagas esto —intenta Reece nuevamente—. Por
favor, haré cualquier cosa.
—Es demasiado tarde. Ya Está hecho. Por lo tanto, te sugiero que
salgas de aquí y comiences a planear que alguien cuide a tu hijo durante
los meses que no estés. Cuanto antes, mejor.
Reece intenta mirar a mi padre por un momento, pero no le gana.
Nunca lo iba a hacer. Nadie lo hace. En el momento en que se levanta,
agarra a su hijo y sale de la casa, arriesgándose con cualquier posibilidad
de futuro. No es que hubiera una de todos modos, pero ahora realmente no
la hay porque se habrá ido. Pelear, trabajar y simplemente olvidarse de mí.
Mi padre se ha asegurado bien de eso.
—Joder, papá —me quejo—. ¿Para qué hiciste eso?
—Para separarte y para devolverte el sentido común. Cometiste un
gran error…
—Papá, ya lo hice. Hemos terminado, así que todo esto fue
innecesario.
—Bueno, no me importa. Me traicionó y ahora se ha ido para que
puedas encaminar tu vida.
Lo fulmino con la mirada, con la ira estallando en mí interior. No
quiero decirlo de esta manera, se suponía que debía pasar algún tiempo
planeándolo, pero ya es demasiado tarde. Las palabras salen rápidamente
de mi boca a la velocidad de la luz.
—Bueno, me voy a mudar de todos modos, así que ya no importa lo
que pienses. Mi vida está a punto de ser mía.
—¿De qué estás hablando? —grita detrás de mí, pero no contesto.
Estoy demasiado ocupada alejándome de él, finalmente siguiendo el
camino apropiado. Es una pena que haya sucedido de una manera tan
horrible.
Capítulo 25 – Reece

Dos meses después…


La forma en que Wesley y Tom me miran ahora es diferente. Nuestra
amistad no es la misma. Solo puedo decir que estos tipos, los hombres que
solían ser mis amigos más cercanos en el mundo, no tienen idea de qué
decirme. No entienden el trauma por el que he pasado este último año:
perder a Christine en el parto, luego criar a mi hijo solo, y además de toda
la mierda con el almirante que sé que todos conocen, incluso si fingen no
saberlo. Es completamente humillante saber que todos saben de mí y de la
hija del almirante. Dios, lo odio. Pero hice algo tan loco como eso, ¿qué
debo esperar?
Me miran como si fuera un extraterrestre. Como si me hubiera crecido
una cabeza extra o algo así. Para ellos, soy una persona nueva. Uno con el
que no saben cómo conectarse en ningún nivel. Estoy solo.
Realizo el trabajo, por supuesto. Estoy entrenado, está arraigado dentro
de mí para trabajar duro, pero mi corazón no está en eso como solía
estarlo. Mi cabeza no está en el lugar correcto, quiero estar en otro sitio.
—Entonces, Tom —hablo alegremente, todavía tratando de recuperar
ese vínculo entre nosotros. Tal vez si puedo reconstruir esa parte de las
cosas, todo lo demás mejorará. Como estoy atrapado aquí, tengo que
intentarlo. Han pasado dos meses. Dos meses muy largos, y no parece que
terminen pronto—. ¿Cómo te encuentras hoy?
—Sí, bien. —Él asiente, con los labios apretados. Casi puedo ver los
dientes haciendo tic tac en su cerebro como si estuviera buscando palabras
desesperadamente. No solía ser así. Fue fácil una vez—. Bien, ¿y tú?
Tan pronto como me lo pregunta, se encoge. Es como si tuviera miedo
de que preguntarme cómo estoy conduzca a una palabrería de emociones.
Nunca fui un hombre particularmente emocional en aquel entonces y no sé
por qué eso cambiaría ahora. Nunca me rompería delante de los chicos,
simplemente no es lo que se hace, por el amor de Dios.
—Estoy bien, gracias. Sin embargo, es un poco extraño estar de vuelta
aquí. De vuelta a la acción.
—Sí, es mm..., es raro que volvamos a hablar, ¿no es así? —Mientras
observa a su alrededor desesperadamente, buscando una vía de escape,
experimento una intensa sensación de pérdida. Se ha alejado de mí y no
creo que pueda recuperarlo por mucho que lo intente—. No es como en la
oficina donde se habla demasiado.
Me encuentro soñando despierto, preguntándome de nuevo cómo sería
si Christine no hubiese muerto. Habríamos tenido a Oliver, y finalmente
habría regresado aquí como siempre. Sería mucho mejor.
—De todos modos, tengo que irme —le digo mientras señalo detrás de
mí—. Tengo que usar el ordenador para hacer una video llamada a casa.
Tom asiente y prácticamente se va corriendo. Sacudo la cabeza,
tratando de deshacerme de la tristeza. No tiene sentido, tengo suficiente en
mi plato. La soledad es claramente lo que el almirante quería que yo
experimentara y ha ganado. Quería que me castigaran por jugar con Alexa,
tal como Valencia quería que me castigaran por despedirla..., y ambos
obtuvieron lo que querían. No me queda nada.
Una vez que estoy en el ordenador, configuro la video llamada. No
puedo hacer esto con la frecuencia que quisiera, y preferiría estar en casa
todo el tiempo. Pero tengo que coger lo que pueda conseguir.
Nadine: Hola, Reece —Nadine me sonríe. Claramente me ha estado
esperando, como siempre lo hace. Es una niñera increíble y una gran
persona. No podría ser más opuesta a Valencia aunque lo intentara. Esta es
la única razón por la que no me he vuelto loco, ya que sé que mi hijo está
siendo atendido—. ¿Cómo estás?
Reece: Sí, bien. ¿Cómo está Oliver? ¿Es ese el que puedo escuchar al
fondo?
Ella se inclina y lo levanta, mostrándome su carita preciosa. Mi
corazón se derrite, automáticamente toco la pantalla, deseando que fuera
su verdadera cara. Dios, lo extraño, maldita sea.
Reece: Oye, hombrecito, ¿cómo te va? —responde todavía en su
mayoría con ruidos, pero se están volviendo palabras. Nadine claramente
ha estado trabajando con él para ponerlo al día—. Te extraño tanto.
Las emociones crecen dentro de mí, pero las detengo donde estoy.
Incluso en esta situación, no puedo dejarlo salir. Necesito empujar las
lágrimas y sonreír a través del dolor. El jodido dolor que me han infligido,
solo por algunas decisiones impulsivas que he tomado.
Reece: Entonces, ¿qué has estado haciendo? Oh, ¿son algunos de tus
dibujos? Son muy buenas.
Mientras Oliver me muestra sus dibujos, me pregunto si puedo hablar
sobre volver. Debe haber alguien por encima del almirante que pueda
ayudarme con mi situación. He servido bien a la Marina. Sé que no hay un
«tratamiento especial», pero al menos deberían tener en cuenta mis
necesidades. ¿No?
Finalmente, tengo que despedirme de Oliver y Nadine, y eso me mata.
Me duele mucho el corazón, me siento aún más solo porque estoy atrapado
aquí, no sé cómo voy a lograrlo otro día. «De vuelta al trabajo —me
recuerdo, tratando de elevar un poco mi moral—. Vamos, Reece. Solo
hazlo».
Después de todo, ¿qué opción tengo? Solo necesito pasar todos los días
hasta que me permitan volver a casa para ver a mi hijo. Y una vez que mi
contrato se termine..., bueno, tal vez pueda hacer algunos cambios en mi
vida.

Escucho sonar el teléfono, mientras la vergüenza me invade al hacerlo.


Esto se ha convertido en mi droga secreta, llamar a Alexa hasta altas horas
de la noche, incluso sabiendo que nunca responderá. Han pasado ocho
largas semanas, si ella quisiera hablar conmigo, ya lo habría hecho..., pero
de todos modos parece que no puedo detenerme. La desesperación por
escuchar el hermoso tono de su voz sobre las sombras invade todo lo
demás. Incluso la sensación de ser un tonto.
Pero no responde. Por supuesto que no. Está claro que ya terminó
conmigo, pero es raro, ya que me sigue afectando lo extraño que es esto.
Quiero decir, la última vez que la vi, estábamos en la casa de su padre y
me estaba defendiendo. Cuidando de Oliver mientras lloraba, tratando de
proteger a mi hijo cuando gritaba su padre y defendiéndome siempre que
podía. Ella le dijo a su padre que no debería enviarme a trabajar lejos, que
necesitaba estar cerca de mi hijo, y ahora ni siquiera me da la oportunidad
de darle las gracias por eso. De todos modos no funcionaría al haberme
enviado lejos, pero intentó protegerme y quiero hablar con ella.
Pero aun así, ella no me habla y no sé por qué. No puedo averiguar qué
fue lo que salió mal. Algo sucedió el día que despedí a Valencia, algo que
nos destruyó mucho antes de que su padre se involucrara, y nunca he
podido averiguarlo. Quizás si hubiera dejado de hablarme después del gran
estallido, supondría que se había visto obligada a cortar lazos conmigo, o
que lo estaba haciendo por el bien de Oliver, pero sucedió antes de eso y
no sé si alguna vez sabré por qué.
Una vez que nuevamente escucho su voz en el buzón de voz, y sé que
no puedo torturarme de esa manera por más tiempo, paso a la siguiente
parte de mi rutina. La parte que es casi peor que las llamadas telefónicas.
Me meto en sus redes sociales y miro su nueva vida. En los últimos
dos meses, se ha transformado. Ha dejado de ser una oruga, al haber salido
de su capullo, y ha florecido como una mariposa. Todas las cosas de las
que hablamos, todo lo que discutimos, ella está haciendo que suceda.
Claramente ha conseguido un excelente trabajo nuevo en un departamento
de diseño de moda, que le encanta a juzgar por los estados y las imágenes,
mostrando su aprendizaje. Luego está su nuevo apartamento, un lugar
pequeño que realmente ha hecho suyo. Adoro mirar las fotos de ella
sentada en su sala de estar, acostada en su cama, en su balcón... Lo ha
conseguido. Realmente lo ha conseguido, todo lo que quería. Estoy
orgulloso de ella.
Hago clic en su última foto, mirando la brillante alegría en sus ojos.
No me había dado cuenta antes, pero había un vacío en ella, un agujero que
necesitaba ser llenado. No era yo quien necesitaba llenarlo, era una vida
mejor y más significativa. Me alegra que la tenga, incluso si eso significa
que ha terminado conmigo.
Su brillante cabello rubio está un poco más corto, justo por encima de
sus hombros. Quiero saber qué la llevó a tomar esa decisión. Ella también
está vestida de manera diferente. Un poco más... a la moda. Pero supongo
que eso es inevitable, ya que se ha movido más en este campo. Pero estoy
seguro de que en el fondo es la misma.
La chica de la que me enamoré, la mujer que sostenía en mis brazos y
me hizo sentir verdadera alegría por primera vez en mucho tiempo, la
persona con la que me reí, compartí y me hizo sentir cómodo.
Pero no hay nada que pueda hacer si ella ya terminó, si sigue adelante.
Si no me necesita, no puedo seguir confiando en ella por más tiempo.
Debería detener las llamadas, detener el acoso y tratar de pasar página
antes de perder la cabeza por esta mujer. Fuimos un trampolín el uno para
el otro, no el objetivo final. Eso es todo.
«Bien —me advierto mientras cuelgo mi teléfono—. Es el momento de
olvidar. De seguir adelante. Has pasado por cosas peores, puedes pasar por
esto también. Por todo ello. La soledad, el corazón roto, este infierno...,
todo».
Me giro a un lado, echando de menos la cama de mi casa. Me he
acostumbrado a todas las comodidades del hogar, y tengo que admitir que
la vida es más difícil sin ellas, pero de nuevo, aguantaré. Soy fuerte, lo
soy. Lo he demostrado durante el último año. Soy fuerte y lo seguiré
siendo. Estaré bien…
De acuerdo, tal vez necesite llamar por última vez para escuchar el
mensaje de buzón de voz de Alexa una última vez antes de continuar. Cojo
mi móvil y cierro los ojos, esperando que me suenen los once timbrazos
familiares, antes de escuchar el alegre mensaje que le ha dejado a
cualquiera que intente comunicarse con ella.
Alexa: Hola, soy Alexa. Lo siento, no puedo coger el teléfono en este
instante. Por favor, deja un mensaje y me pondré en contacto contigo lo
antes posible....
Me duele, es doloroso saber que ahora le estoy diciendo adiós
mentalmente, pero no puedo ir de una rutina a otra. No estábamos
destinados, ya que si así lo fuera, habríamos encontrado una manera sin
importar lo que la vida nos arrojara, pero no lo hicimos. Nosotros
fallamos. Entonces, aferrarme a eso solo me va a destruir.
«No más —me susurro a mí mismo, esperando que decirlo en voz alta
ayude a solidificar el mensaje que necesito que atraviese mi grueso cráneo
—. No más. Ahora, solo concéntrate».
Capítulo 26 – Alexa

Lisa pasea sus ojos sobre mi nuevo diseño con una sonrisa gigante en
su rostro.
—Eres la mejor inversión que he hecho. Sinceramente, Alexa. Lo que
has hecho aquí es increíble. Cuando entraste en mi oficina, sabía que eras
la menos calificada para el puesto y eso me molestó un poco, pero mi
instinto me dijo lo contrario y tenía razón. ¡Lo sabía!
—¿Te gus..., de verdad te gusta? —Puedo sentir que me sonrojo.
Realmente me he esforzado mucho en este trabajo, dedicando todo mi
corazón y pasión, y finalmente ha valido la pena. Escuchando todos los
consejos que Lisa me ha dado, pasando mis tardes trabajando duro y
practicando, siendo cuidadosa y considerada con todo lo que hago...
—Sí, y me gusta tanto que lo voy a enviar a la fábrica. Sin ningún
cambio.
—¿En serio? —Mierda, este será mi primer diseño en pasar tal como
está—. ¿Estás segura?
—Sabías que este día sucedería pronto, ¿verdad? Que funcionaría.
—Esperaba... —admito—, pero no me atreví a soñar. No quería poner
mis esperanzas demasiado altas...
—Bueno, llévalas altas y mantenlas arriba. Tienes un futuro muy
brillante. —Me da una palmada en el hombro—. Ahora, sal de aquí antes
de que termines quedándote prácticamente toda la noche otra vez.
Incluso cuando disfrutaba de mi trabajo en la tienda de ropa, no podía
esperar para ir a casa al final del día, pero aquí no quiero irme nunca. Me
podría quedar fácilmente varias horas más. Gracias a Dios, tengo un
apartamento al que volver. Eso es casi lo único que saca mi triste trasero
de aquí.
—Bien, gracias, Lisa. Te veré mañana. Gracias de nuevo.
Muestro una sonrisa gigante en mi rostro mientras salgo de la
habitación, y camino mientras la alegría cae en cascada a través de mí,
este ha sido el mejor día de mi vida hasta ahora. Realmente estoy
avanzando de la mejor manera posible. Tengo todo lo que quería y más, y
me llena de felicidad.
Saco mi teléfono y veo un mensaje de Rebecca. Ella quiere que salga,
como siempre, nada cambia en ese frente. Lo hago de vez en cuando, pero
no tanto como antes. Es una lástima, porque se han puesto las cosas tensas
entre la chica que consideré mi mejor amiga durante mucho tiempo y yo,
pero estamos a la deriva. Lo he aceptado. Nunca la sacaré de mi vida por
completo, pero nunca será lo mismo que antes.
Le devuelvo el mensaje de texto, diciéndole que no puedo hacerlo en
este momento porque estoy muy ocupada en el trabajo, pero si quiere venir
a tomarse una copa de vino el sábado, es más que bienvenida. No creo que
lo haga, si no está bailando como loca, no está interesada, pero al menos le
he hecho una oferta.
Justo antes de guardar mi teléfono, comienza a sonar. Supongo que es
Rebecca. Tal vez ella quiera venir para finalmente ver mi hogar y tomar
una bebida civilizada después de todo. Pero no lo es.
«Papá —murmuro, disgustada—. Vamos, papá. No quiero hablar
contigo ahora».
Es otra persona que no he eliminado por completo, pero con la que no
es lo mismo. No importa lo que sucedió entre Reece y yo, enviarlo fuera
fue algo incorrecto. No era bueno para Oliver. Claro, podría no estar
haciendo lo correcto ignorando todas sus llamadas, pero ya no está.
Necesitamos un descanso. Pronto él también lo verá y me agradecerá que
haya sido tan fuerte al ignorarlo. Es difícil, pero lo hago porque sé que en
el momento en que me rinda y hablemos, me romperé. Y no quiero
flaquear.
«No puedo hablar contigo de todos modos, papá —murmuro mientras
saco las llaves. Las llaves de mi casa. No creo que alguna vez me canse de
decirme eso a mí misma— porque tengo una cita esta noche. Voy a salir».
Ah, Jake. El nuevo hombre en mi vida. El tipo que trajo un paquete al
trabajo y me invitó a salir en unos tres minutos. Tengo que admitir que me
impresionó su confianza por la forma en que me mostró cómo le gustaba.
Parecía fácil, divertido y, después de todo lo que había pasado, necesitaba
eso.
Entonces dije que sí. Y dos veces más también. Esta será nuestra
cuarta cita y va bien. Bueno, está yendo bien, creo. Es diferente. No es
algo que haya experimentado antes. No es un amor de niños de secundaria,
ni es una aventura de una noche. Tampoco es la ardiente pasión que me
hiere en el alma. No es algo por lo que arriesgaría todo, en lo que me
sumergiría incluso sabiendo que no puede funcionar... Pero probablemente
sea lo mejor. Tenía todas esas cosas y nada me ha funcionado hasta ahora.
Esto es bonito. Jake es un buen compañero, es agradable estar cerca y
me hace sonreír. De todos modos se supone que la pasión debe morir, ¿no?
Y esto es lo que te queda. Entonces, tal vez esté bien saltarse esa primera
parte. No creo que pueda hacerme daño y eso es lo principal.
Especialmente considerando que le gusto.
Me preparo una taza de café y me cambio. Me pongo mis vaqueros
ajustados negros y lo combino con un top con volantes que entró como una
muestra de ropa para trabajar y que Lisa dijo que podía guardar. Me recojo
el pelo con una cola de caballo baja y me maquillo un poco. Me lleva
quince minutos vestirme. Gracias a Dios, porque solo unos momentos
después escucho un golpe en la puerta y Jake está aquí.
—¡Ya voy! —Me tomo el resto del café y salto hacia la puerta—.
Espera.
Abro y le sonrío a Jake. Tiene un aspecto peludo y surfero, pero
siempre se viste elegante para nuestras citas, lo cual es dulce. Me inclino y
lo beso suavemente en la mejilla. Supongo que debería estar besándolo en
los labios, pero todavía me resulta un poco tenso. Nos hemos besado, pero
sin magia, y no siento que deba suceder todo el tiempo. Un beso en la
mejilla está bien... de todos modos Jake no se queja.
—Oh, parece que estás de buen humor —comenta—. ¿Algo que
quieras contarme?
Cojo mi bolso de mano.
—Te lo diré por el camino. ¿A dónde vamos esta noche?
Hablo sobre mi nuevo diseño y el hecho de que Lisa quiera hacerlo tal
cual mientras caminamos hacia el restaurante italiano, y aunque Jake
muestra interés, puedo decir que realmente no lo entiende. No siempre me
gusta pensar en Reece y ciertamente no quiero compararlo con Jake, pero
él sí lo entendería.
Pero de todos modos, no importa. No estoy aquí con Reece, él está en
otro lugar, probablemente todavía ande en la web de citas, conociendo
chicas al azar para satisfacer sus necesidades. Estoy aquí con el dulce y
amable Jake.
Nos sentamos, comemos y hablamos, compartiendo los detalles de
nuestras vidas desde la última vez que nos vimos, que fue hace unos días,
por lo que hay mucho que decir. Pero no es incómodo. No caemos en
silencios embarazosos, sino que es algo sencillo al haber un ambiente
agradable entre nosotros todo el tiempo.
Pero falta algo, y cuanto más trato de buscarlo, menos lo encuentro.
Esperaba que fuera una llama lenta y que las cosas se fueran aclarando,
pero cuanto más tiempo paso con Jake, más me gusta..., pero no de la
manera que debería. Es una lástima, realmente lo es. Es un buen tipo, y
podríamos haber sido increíbles juntos, pero si no es así..., no sé lo que es
realmente, quizá es porque falta una chispa, supongo. Si no hay esa chispa,
entonces no hay nada sobre lo que construir, ¿verdad? Supongo que no hay
forma en que podamos omitir la parte medio loca, la parte donde siento
que me estoy cayendo y girando fuera de control, donde no puedo
encontrar el suelo y tengo miedo de que solo voy a seguir cayendo. Esa
parte emocionante y aterradora es esencial, supongo. «Necesito decírselo
—decido mientras terminamos nuestra comida—. No puedo tenerlo
esperando».
Tal vez antes lo hubiera dejado sin molestarme en decir nada y solo
haber desaparecido. Habría asumido que no importa y él entendería la
indirecta. De todos modos, él no podría estar enamorado después de solo
cuatro citas, ¿verdad? Pero ahora, con mi mente más adulta, sé lo que es
estar atada, ser tomada por tonta, y es una mierda. No quiero que nadie se
sienta como yo. Incluso si esto le duele, incluso si realmente no le
importa, lo mejor que puedo hacer es ser honesta.
Caminamos de regreso a mi casa, ya que Jake siempre me acompaña al
ser un caballero, y no pasa mucho tiempo antes de que lleguemos a mi
puerta. Veo un destello en sus ojos, probablemente asume que esta noche
es la noche y finalmente iremos a ver qué tan lejos se extiende la magia
entre nosotros..., pero desafortunadamente para él, ya me di cuenta de que
la magia no existe. Supongo que al final me lo agradecerá. Una vez que
encuentre a la persona adecuada.
Y estoy segura de que algún día, completaré mi vida al encontrarla yo
también. Tengo todo lo demás en este momento, solo necesito ser paciente
y tener fe en que me sucederá algún día.
—Gracias por esta noche —empiezo suavemente—. Pero Jake, creo
que tenemos que hablar.
—¿Hablar? —Él levanta una ceja con curiosidad hacia mí—. ¿Está
todo bien?
—Yo no... —Oh, Dios, esto va a ser difícil. ¡Ser adulto y maduro
definitivamente no es fácil!—. No sé si esto va a ir más allá entre tú y yo.
—¿Qué quieres decir? Pensé que nos divertíamos juntos.
—Oh, lo hacemos. No me malinterpretes. Simplemente no sé si hay
esa chispa entre nosotros.
—No lo sabremos completamente hasta que vayamos al dormitorio,
¿verdad?
Me río suponiendo que está bromeando, pero a juzgar por su expresión
facial no estoy totalmente convencida de que lo esté.
—No creo que vayamos a la cama. —Tengo que reprimir otra risa—.
Creo..., creo que es mejor para nosotros seguir siendo amigos. Porque me
gustas, solo que, no sé, no románticamente.
Una serie de emociones cruzan la cara de Jake y espero con miedo la
que va a escoger. Podría volverse loco y acusarme de usarlo, podría llorar,
podría asustarse..., pero, en cambio, simplemente asiente.
Bien, tal vez ser adulto no es lo peor del mundo..., tal vez...
Capítulo 27 – Reece

Me despierto con el sonido de mi móvil sonando. No debería tenerlo


en voz alta por la noche, ya que no es justo para los demás, pero debí caer
rendido..., mientras todavía estaba en línea acosando a Alexa. Lo sé, lo sé,
me prometí la semana pasada que simplemente la dejaría ir, pero no ha
sido tan fácil. Dejarla marchar no es tan fácil como se supone que debería
ser. Cortar no es tan sencillo.
Reece: ¿Hola? —Me acerco al receptor—. Reece Moore al habla. —
Soy formal porque no conozco el número.
Nadine: Reece, soy Nadine. —Me levanto de golpe cuando escucho el
pánico en su voz. Ella normalmente no es así. Suele ser fría, tranquila y
serena en todo momento. Eso es lo mejor de ella—. Oliver está enfermo.
Reece: ¿E..., enfermo? ¿Qué quieres decir con enfermo? ¿Cómo de
enfermo? —Mi corazón se acelera, e instantáneamente me siento abatido.
La idea de que mi hijo esté enfermo y que yo no esté allí es lo peor del
mundo—. ¿Qué está pasando?
Salto de mi cama y me pongo los pantalones sin pensar siquiera en
todo lo que sucede a mí alrededor. Si necesito salir de aquí, entonces huiré
sin pensarlo dos veces. Nada más importa, ni mi trabajo, ni el contrato,
nada de eso. Oliver es lo más importante del mundo.
Nadine: Estamos en el hospital. Creo..., creo que va a estar bien, ellos
han dicho que la fiebre ha bajado un poco, pero solo necesitaba decírtelo,
no quería..., bueno, no quería que no lo supieras.
Reece: Ya voy —le informo sin pensarlo dos veces—. Solo espérame.
Estoy en camino.
Nadine: No sé si deberías venir, solo te lo decía...
Reece: Mi hijo está enfermo, así que voy para allá, no necesitas
preocuparte. Solo mantenme informado.
Nadine: Sí, está bien. Lo haré..., si vas a estar de camino te enviaré un
mensaje de texto.
Reece: Gracias, Nadine. Y gracias por llamarme. Eso significa mucho.
Cuelgo el teléfono y termino de vestirme e inmediatamente después
llamo al Departamento de Recursos Humanos. Probablemente también
debería contactar con el almirante, ya que sigue siendo mi jefe aunque esté
aquí, pero no voy a hacerlo. No puedo tratar con él en este momento. No
quiero su mierda, no cuando ya estoy en una terrible agitación emocional.
Además, no me dejará ir, mientras que Recursos Humanos no me
considerará un «tratamiento especial», sino como una situación que está
sujeta a la naturaleza humana en general. Me dicen que puedo regresar
para ver a mi hijo siempre y cuando les haga saber lo que está sucediendo
y después regrese al trabajo.
Reece: Muchas gracias —digo emocionado—. Realmente aprecio esto.
Tan pronto como llegue al hospital...
Recursos Humanos; Reece. Mantennos informados siempre que
puedas.
Me apresuro a ir a casa, apenas pienso con claridad sobre la marcha.
Nadine me envía mensajes todo el tiempo, manteniéndome informado,
aunque, para ser sincero, no sé cuánto sabe. Además, creo que está en
pánico, lo que la hace aún más irracional. Me estoy aferrando a la idea de
que al menos veré a Oliver pronto.
No muy pronto, por supuesto, todo el viaje es una pesadilla que lleva
mucho tiempo, pero cuando llego allí, no me voy a casa. Me dirijo al
hospital para ver a Oliver. Él es la única persona que me importa.
Atravieso las puertas y exijo saber en qué habitación está desde el
mostrador de recepción.
—Está en la habitación veintiséis —me informa el chico de recepción,
visiblemente nervioso—. ¿Necesita ayuda?
—No, solo necesito ver a mi hijo, eso es todo.
Me muevo casi derribando a una anciana mientras lo hago, y pronto
llego a la puerta de la habitación donde encuentro a Nadine en el suelo,
sentada junto a la pared con la cabeza entre las manos. Una vista que hace
que mi corazón se hunda.
—Nadine —grito—. Nadine, no, por favor..., dime qué está pasando,
por favor.
El hospital no solo me trae los horribles recuerdos de perder a
Christine, sino que la imagen de Nadine con cara de tristeza me aplasta. Al
instante, mi cerebro vuela a través de los peores escenarios posibles del
mundo. Parpadeo un par de veces, tratando de deshacerme de todas las
imágenes más horribles y sangrientas.
—Nadine, dime. —Me inclino y agarro sus hombros—. Está él…
—Está bien. —Ella asiente—. Él está estable. Lo siento, solo estoy
agotada.
El alivio me inunda, él está bien. Oliver está bien, eso es lo principal.
—¿Puedo verlo?
—No lo sé. —Nadine se pone de pie—. Creo que sí. Tendré que
encontrar a un médico.
—Ve a casa —insisto—. Estás agotada y no puedes hacer nada
mientras estás en este estado. Ve y descansa, me haré cargo de todo desde
ahora. Por eso regresé. Necesitas dormir.
No sé si está de acuerdo, pero al final asiente débilmente y llama a un
taxi para que la recoja. Probablemente haya estado aquí toda la noche,
cada vez más exhausta. La veo caminar por el pasillo, y luego me deslizo
por la puerta, decidido a ver a Oliver sin importar lo que diga cualquier
médico.
—Señor, ¿puedo ayudarle?, —Exige la mujer con una bata blanca—.
Este no es un espacio público...
—Lo sé. Ese es mi hijo. —Trago saliva mientras miro a mi chico. De
alguna manera, se ve más pequeño y frágil en esa cama—. ¿Está bien?
Regresé del trabajo para saber qué está pasando con él...
—Ah, ¿es Reece Moore? —Asiento—. Está bien, bueno, puedo
contarle su condición, pero lo primero que necesito hacerle saber es que
por ahora él está bien. Está estable y mejora por el momento.
Exhalé un suspiro de alivio y asentí. Gracias a Dios, no sé qué habría
hecho si las cosas hubieran salido mal. Si lo peor hubiera sucedido.
Apenas lo sostuve la última vez, esta vez no sé qué haría.
—Muy bien, gracias, esa es una noticia maravillosa. ¿Puede decirme
qué está pasando?
Ella me cuenta el estado de mi hijo hasta que por fin llega a como se
encuentra ahora, y lo siento muchísimo por Nadine. Parece que fue la
experiencia más horrible de la historia. Tendré que agradecérselo
seriamente..., pero debería haber estado aquí. No debería haber estado muy
lejos cuando esto sucedió. Eso estuvo mal.
Duele. Me duele mucho el pecho. Realmente necesito encontrar una
manera de quedarme aquí permanentemente. No creo que pueda volver, no
creo que pueda dejar a Oliver atrás de nuevo.
Lo considero una vez que el médico me deja solo con mi hijo. Cojo su
mano y trato desesperadamente de pensar en una manera en que pueda
estar cerca de él, de la forma en que él me necesita.
Suena mi teléfono celular y lo saco para ver el nombre del almirante
en la pantalla. Ahora lo sabe, no hay otra razón para que me llame. No
tenemos exactamente ningún tipo de relación. Tal vez debería responder y
analizar esto para terminarlo de una vez, pero no quiero hacerlo. Ha sido
un largo viaje y no me molesto en tratar con él.
«Hablaremos en otra ocasión —murmuro—. Cuando te hayas calmado
un poco».
No sé si alguna vez se calmará, no cuando se trata de mí. Se ha
aferrado durante meses a la ira que siente sobre mí y sobre Alexa, y eso no
cambiará. De alguna manera, necesito sacar a este hombre de mi vida para
siempre.
Siempre he estado en la Marina de una forma u otra desde que soy
adulto, por lo que no sé qué voy a hacer. Es una parte importante de mi
identidad, pero Oliver es más importante. Si tengo que renunciar a una
gran parte de mí por mi hijo, lo haré. Será mejor para él conocerme,
tenerme, y eso es todo. Está muy claro. Debe haber otra forma de hacerme
feliz, y la encontraré.
Me aferro a sus pequeños dedos, suplicando que se despierte pronto y
que finalmente pueda verlo. Por mucho que el médico me haya convencido
de que está bien, hasta que vea sus ojos abiertos, tendré miedo.
—Vamos, pequeño —le suplico—. Abre los ojos y hazme saber que
estás bien...
***
No sé cuánto tiempo tarda Nadine en regresar al hospital, pero estoy
dormido en la cama de Oliver cuando llega. Me toca suavemente en el
hombro para despertarme, pero de todos modos me sobresalto como si me
hubiera golpeado. No sé con qué estaba soñando, pero se desvanece en un
instante cuando veo una cara amiga que me sonríe. Me siento bien cuando
le devuelvo la sonrisa, ya que es agradable estar rodeado de alguien que
entiende por lo que estoy pasando.
—Oh, Nadine. —Froto mis ojos con fuerza, tratando de alejar el sueño
—. ¿Estás mejor?
—Sí, me siento mucho mejor después de dormir, por eso estoy de
regreso. Creo que también necesitas descansar —me dice suavemente—.
No pretendo ser grosera, pero te ves absolutamente exhausto. Un auténtico
desastre para ser exacto.
—Oh, no, no lo creo. Oliver me necesita aquí y no volví solo para
dormir.
—Reece, estás destrozado. Necesitas dormir. No eres útil para Oliver
en este estado. Si se despierta ahora, estás demasiado cansado para hablar
con él, para cuidarlo. Vuelve después de un descanso. Estaré aquí y te
llamaré si se despierta para que puedas volver de inmediato. No te
perderás nada.
—No sé... —comienzo, pero no estoy seguro de como continuar.
—Reece, sabes que tengo razón, Solo cuídate un poco. Oliver lo
necesita.
Lo único que me hace estar de acuerdo es el hecho de que estoy
realmente exhausto. Sé que tiene razón. Así que, cuando le paso el relevo a
Nadine, una persona que se preocupa por mi hijo tanto como yo, me voy a
casa. Vuelvo al mismo edificio en el que no he estado en mucho tiempo y
me dirijo hacia el dormitorio. Está como siempre y sin embargo lo noto
extraño, como si no perteneciera aquí. Supongo que no, que no debería
estar aquí. Y nadie ha estado aquí por un tiempo. Nadine viene cuando
necesita cosas, pero tiene a Oliver en su casa porque es mejor para ella y al
ser tan buena niñera, estoy de acuerdo con todo lo que necesite.
Destellos de recuerdos pasan por mi cerebro mientras me tambaleo
hacia mi cama, recuerdos de felicidad, de Alexa. No puedo detenerlos en
mi estado actual. Probablemente me quedaré dormido al instante y soñaré
con ella, pero no tengo ningún control sobre eso en este momento. Deliro
por agotamiento. «Desearía que ella estuviera aquí —pienso mientras
colapso sobre las sábanas, mis ojos se cierran—. Todo sería mejor si ella
estuviera». Pero no puedo llamarla, no puedo sugerir eso. Se supone que
tengo que descansar.
Capítulo 28 – Alexa

Camino a mi lugar favorito para almorzar, mientras mi estómago


retumba de hambre a medida que avanzo. Esta tienda de sándwiches es
increíble, pero cara, así que solo voy una vez a la semana, generalmente a
modo de regalo los viernes. Hoy necesito ese regalo más que nunca.
Todavía me estoy recuperando un poco de lo que pasó anoche con Jake. No
estuvo mal, pero aún duele. No me gusta causar dolor a ninguna otra
persona, pero tenía que hacerlo. Fue lo mejor..., pero me ha dejado vacía.
«Estará bien», trato de convencerme mientras presiono mi vientre. No
sé qué estoy tratando de alejar, los dolores por el hambre o las ansiosas
mariposas que no parecen querer irse. «Saldrá bien».
Pero los nervios solo crecen y se hacen más grandes, y no me lleva
mucho tiempo descubrir por qué. Lo único malo de esta sandwichería,
aparte del precio, es que paso por la casa de Reece para llegar hasta ella.
Aunque es algo que no debería importarme, ya que él está lejos y no tengo
que preocuparme por verlo, pero aun así me siento rara.
«Mantén la vista baja —me recuerdo—. No mires la casa, es solo un
edificio».
Pero no es solo un edificio. Es un lugar con algunos de los recuerdos
más maravillosos de toda mi vida. Qué vergüenza que fuese destruido por
él y esa estúpida web de citas. Podría haber sido todo...
Hoy es imposible mantener la vista baja, un instinto me dice que mire,
y no puedo luchar contra eso por mucho que quiera. Mis ojos se elevan del
suelo, casi fuera de mi control, y me quedo observando. Miro sin
vergüenza, contemplando la casa como si tuviera derecho a hacerlo, como
si no me destrozara absolutamente verla.
¿Qué demonios? Hay una luz encendida, y creo que eso es lo que me
llamó la atención. Por mucho que me diga a mí misma que no mire y siga
mi camino, acabo mirando de reojo, quizá para verificar que no haya nadie
adentro, y normalmente nunca lo hay..., pero hoy veo una luz encendida.
Todo se congela a mí alrededor mientras trato de entender lo que eso
significa...
Podría ser la niñera. Quiero decir, tiene que haber una niñera, ¿no?
Alguien que cuide de Oliver. La niñera podría estar en la casa para recoger
algo, pues no parece que alguien viva aquí permanentemente, y esa podría
ser una buena razón para visitarla. Esa es una explicación perfectamente
razonable, ¿no? Entonces, me pregunto por qué no siento que ese sea el
caso. Tengo el presentimiento de que él está allí. Está de vuelta en mi vida
otra vez. Mucho antes de lo que esperaba. «No, no tiene que significar
nada —me brota de la cabeza—. Incluso si él está aquí, no tendré que
verlo».
Doblo mis brazos sobre mi pecho y cojo velocidad. Necesito alejarme
de él por completo. Necesito algo de tiempo y espacio para procesar esto
seriamente, para entenderlo.
Joder, gracias a Dios que es viernes. Solo tengo que pasar una tarde
antes del fin de semana y estaré bastante distraída. Esto es una locura, no
sé qué pensar. Mi corazón late a toda prisa golpeando con fuerza contra mi
caja torácica, tratando de liberarse. Tampoco sé cómo respirar
correctamente. Mis pulmones están desiguales y desesperados. El hambre
se ha ido, todo es miedo en mi estómago. Soy un desastre.
Reece sigue perturbándome..., es la única persona que podría venir y
destrozar completamente mi nueva e increíble vida. Sé que él no querrá
arruinarlo, pero su presencia me debilita y no quiero volver a ser débil.

La tarde es una mierda, estoy bastante segura de que Lisa piensa que
estoy enferma. Sin embargo, en lugar de ir a mí apartamento, como
probablemente debería hacer, me dirijo a casa de mi padre. Solo voy de
vez en cuando, solo para asegurarme de que no pueda acusarme de
abandonarlo, y aunque no me apetece hacerle una visita, necesito ir a
verlo. No puedo preguntarle, pues me patearía el culo por pensar en Reece
de nuevo, pero si alguien sabe lo que está pasando, será él, y si juego bien
mis cartas, podría enterarme de algo.
Golpeo la puerta antes de entrar. Mi padre dejó muy claro que una vez
que me fuera ya no sería mi hogar. Incluso me quitó la llave por un
tiempo. Me la devolvió unas semanas más tarde, pero las cosas siguen
siendo complicadas.
—¿Papá? —grito, los nervios entrelazan mi tono—. Papá, ¿estás
dentro? ¿Puedo entrar?
Puedo escucharlo, pero no me habla, al estar gritándole a alguien. La
intriga se apodera de mí y me adentro en la casa para averiguar más. Le
hice saber que estoy aquí, así que esto no es mi culpa.
—... No me importa si su hijo está enfermo —grita a su teléfono—.
Eso es inaceptable. Moore ha recibido suficiente trato especial y ya no
puede recibirlo. No puede simplemente dejar el trabajo de esta manera.
Moore..., ese es Reece, y su hijo debe de ser Oliver. Gracias a Dios que
entré y escuché esta conversación, al menos ahora sé por qué está aquí. Ha
vuelto porque algo está mal con Oliver. Mierda, algo está mal con Oliver.
Está enfermo..., y podría ser grave.
Mi corazón se acelera rápidamente, asustado. No sé cómo tomarme
esto. A pesar de todo lo que sucedió con Reece, adoro a ese niño y no me
gusta la idea de que esté en problemas.
—Debe ser despedido, esto no puede suceder. Las personas no pueden
irse simplemente por alguna enfermedad.
Mi padre sigue siendo un imbécil antipático, como siempre. El hecho
de que Reece y yo tuviéramos algo en algún momento no significa que
deba ser tan desagradable con un bebé inocente. ¿Cómo diablos no le
puede importar? Yo fui un bebé una vez. Una niña sin madre. Debería ver
las similitudes y tener simpatía.
—¿El hospital? No, eso tampoco importa. Mucha gente va de visitas al
hospital.
¿El hospital? Maldita sea. Cuanto más tiempo paso escuchando esta
conversación, peor se vuelve.
—Alguien tiene que encontrarlo para detenerle. Lo digo en serio.
Necesito ser yo quien encuentre a Reece antes que cualquiera de estas
personas. No sé si Recursos Humanos hará caso a mi padre en este asunto,
no estoy completamente segura de cuánto poder tiene en el trabajo, pero
necesito llegar antes. Por Oliver, para ver cómo está y también para
advertir a Reece. Se merece saber la verdad.
Camino hacia atrás, preguntándome si mi padre me escuchó. Si no es
así, podré escapar sin ser vista y podré llegar rápidamente al hospital y
advertir a Reece. Solo necesito salir rápido...
—¡Oh, Alexa! —Maldita sea, he sido descubierta por mi padre—. No
me di cuenta de que estabas aquí. Déjame terminar esta llamada, y luego
entro. ¿Quieres un café o algo?
Sonrío levemente y asiento. Parece que no voy a poder salir tan rápido
como esperaba. Voy a tener que sufrir primero una taza de café. Trato de
calmar el nerviosismo dentro de mí mientras hago lo que me ordena, casi
riéndome de la forma en que susurra el resto de su conversación, ya que
escuché las partes más importantes, y espero a que mi padre termine de
hablar.
—Bien, Alexa —dice mi padre con curiosidad—. ¿Va todo bien?
Normalmente no vienes en...
—Mm, solo quería decirte que..., han aprobado el diseño de alguna de
mis piezas. —Decidí jugármela. Ese parece ser el tipo de cosas con las que
realmente sorprendería a mi padre. Una niña desesperada que anhela la
aprobación de su progenitor—. Pronto se venderán en las tiendas.
—Oh, claro. —Él asiente, mientras frunce los labios. No está tan
orgulloso como me gustaría—. Bueno, eso es bueno.
Bien..., eso tiene que ser lo más parecido a la aprobación que he
recibido de mi padre, lo cual en realidad es bueno. Por extraño que
parezca, me siento bien al obtener su aprobación sobre, al menos, una de
las elecciones de mi vida.
—Pues sí, sí. —Levanto mi taza de café—. Eso es todo. Quería decirte
que las cosas me van bien.
Se muerde el interior de la boca, casi puedo ver la desesperación en su
rostro. Quiere preguntarme sobre mi vida, pero parece que ha hecho un
pacto consigo mismo y no lo va a hacer. Como si no pudiera soportarlo.
—Y…, ¿todo lo demás está bien? Asumo…
Oh, eso fue valiente por su parte, así que, lo recompenso con un
asentimiento.
—Sí, todo está bien, gracias.
—Mm. —Eso no fue suficiente para él, pero es todo lo que va a
obtener. Aún no está todo perdonado.
—Bien. De todos modos… —me tomo el resto del café—, mejor me
voy, porque... —Mierda, ¿a dónde puedo ir? Necesito pensar en una buena
excusa—, porque he quedado con unos amigos.
—¿Rebecca? —Se burla, su expresión es la de siempre.
—No, Rebecca no. —También podría seguirle el rollo con algunas
partes para contentarle, aunque todo sean mentiras—. Se trata de algunas
personas que he conocido en el trabajo. Saldremos a cenar.
—Oh, bueno, eso suena muy bien. Suena como si estuvieras saliendo
con gente agradable.
Su comentario me sorprende, pero no dejo que se note.
—Sí, supongo que sí.
—Es bueno. Has pasado los últimos meses creciendo y cambiando.
Estoy encantado de verlo.
Estoy impresionada. ¿Encantado de verlo? Ese no es mi padre en
absoluto. Él nunca dice algo así. Especialmente cuando se trata de mí.
Normalmente todo es decepción y enojo. Siempre supuse que me odiaba.
Pero ahora..., bueno, parece que su opinión sobre mí está cambiando.
Mudarse fue probablemente lo mejor que pude haber hecho.
—Mm, bien, bien. —No sé qué más decir—. Supongo que debería
irme...
—Oh, cierto, sí, por supuesto. Te veré pronto.
Nos despedimos con torpeza y trato de actuar informalmente cuando
me voy. Necesito comportarme como si fuera a cenar con amigos, y no
salir corriendo a la velocidad de la luz para ir al hospital. No puedo
permitir que sospeche nada. Pero en cuanto me pierde de vista, empiezo a
correr. Ni siquiera pienso en qué demonios estoy haciendo, simplemente lo
hago. Mis piernas golpean con fuerza el suelo y me duelen los pies y las
rodillas. Pero todo en lo que puedo pensar es en Oliver y Reece.
«Voy para allá —le suplico en silencio, esperando que de alguna
manera mi mensaje llegue—. Estoy en camino. Por favor, solo espera». No
sé qué voy a hacer o cómo ayudaré, pero lo intentaré.
Finalmente, veo un taxi y lo llamo. Le grito al conductor que necesito
llegar al hospital lo más rápido posible. Gracias a Dios que es una frase
demasiado preocupante para que el conductor haga cualquier pregunta.
Simplemente pisa el acelerador con fuerza y conduce tan rápido como
puede sin meterse en ningún tipo de problema.
Capítulo 29 – Reece

—¿Qué...? —grito cuando alguien entra en volandas por la puerta de la


habitación del hospital. No hace mucho que acabo de despedirme de
Nadine, así que mi suposición inmediata es que es ella. Pero mi corazón
deja de latir cuando me doy cuenta de que no lo es. Se ha ido a casa, tal
como dijo que iba a hacer, y esta es otra persona. Alguien que no esperaba
ver. No ahora, ni nunca. Después de todo, ella es la que no quería hablar
conmigo.
—¿R... Reece? —Tartamudea, con su rostro pálido a causa de la
preocupación—. Reece, está..., está...
—Estás aquí. —No sé qué decirle, y parece que a ella le pasa lo mismo
—. Alexa...
Nos miramos el uno al otro durante un par de segundos, con los
últimos meses fluyendo entre nosotros, y con las preguntas y respuestas
filtrándose por la sala. Esto es demasiado raro. No entiendo muy bien qué
está pasando y eso me pone nervioso..., pero estoy extremadamente
contento de que esté aquí.
—¿Cómo está Oliver? —me pregunta—. ¿Él está bien? Escuché que
estaba en el hospital...
Se enteró de eso y, por su aspecto, corrió hacia aquí inmediatamente.
Mi corazón casi explota ante la idea de que esté preocupada. Alexa sigue
siendo la persona más amable que conozco. No es de extrañar que me
enamorase de ella.
Gracias a Dios me siento en una posición mucho más fuerte ahora. De
lo contrario, esto sería una pesadilla.
—Oliver está bien. No lo estaba, obviamente, pero ahora lo está. Está
estable y por el momento mejora.
—Oh, genial. —Ella respira hondo, parece increíblemente aliviada—.
Estoy muy contenta, estaba tan preocupada.
—¿Estabas preocupada por Oliver? A pesar de haber pasado todo este
tiempo...
—Por supuesto que sí. —Se lleva las manos al pecho como si esto
fuera obvio—. ¿Cómo no iba a hacerlo? Me encanta.
Se acerca a la cama y apoya su mano sobre mi hijo, mirándolo con una
mirada de adoración que me derrite. Ella ha sido sincera, ya que es
evidente que quiere a Oliver. No fue solo porque ella y yo teníamos algo,
sino que se preocupa por él a pesar de que claramente no le gusto en
absoluto... Asumo, ya que no hemos hablado.
—Bueno, lo está haciendo bien —continúo—. Este hombrecito es un
luchador. Es más fuerte de lo que parece.
—Sí, lo es —prácticamente susurra, el amor le inunda—. Es un niño
muy fuerte.
Ella pasa el dedo por su mejilla y sonríe. Mientras la miro, todo lo que
quiero hacer es tocarla, abrazarla y hacerla mía otra vez..., pero no puedo,
porque no sé qué demonios ha pasado entre nosotros.
—Entonces, mm... ¿qué tal te va, Alexa? —No puedo evitar preguntar
—. Aparte de la preocupación por Oliver.
Ella mueve brevemente sus ojos hacia mí, y nuestras miradas se
conectan por un momento. Mi corazón salta a mi boca, latiendo con fuerza
y haciéndome sentir tierno por dentro. Sí, definitivamente no estoy en una
posición de fuerza. Soy débil, desordenado y crudo. La anhelo, quiero estar
cerca de ella todo el tiempo y la echo de menos...
—Las cosas han ido bien. He hecho muchos cambios en mi vida. —
Obviamente, sé todo esto porque la he estado espiando por internet, pero
mantengo mis labios sellados para que se quede dentro. Eso no necesita
salir. No quiero hacer nada para alejarla—. He estado muy ocupada con mi
nuevo trabajo en diseño de moda...
—¿Finalmente estás trabajando en diseño de moda? Oh, eso es
asombroso, Alexa. Debes de estar muy contenta.
—Sí. —Asiente lentamente—. Finalmente tuve el coraje de hacerlo,
gracias a Dios.
Está tratando de decirme que esto se debe a mí y a la confianza que le
ayudé a ganar sin decir nada. Me enorgullece mucho. Incluso si no
sacamos nada de esta situación, el hecho de que haya ayudado a esta
maravillosa persona a alcanzar su máximo potencial es increíble. Todo lo
que necesitaba era esa confianza.
—De hecho, ahora tengo algunas piezas hechas con prendas reales,
diseños que he hecho yo misma.
Saca su móvil y me muestra algunas fotos. Algunos de los diseños son
increíbles, y algunas de las prendas. ¡Están realmente bien! Estoy
impresionado.
—Tienes un verdadero talento, Alexa. Debes de estar muy feliz.
—Lo estoy. —Ella se sonroja—. Y también me encanta, lo que
obviamente es una ventaja. Estoy emocionada de ir a trabajar todos los
días, y eso es algo que nunca pensé que me sucedería. Siempre odié
trabajar.
—Esas son buenas noticias. Debes estar realmente orgullosa de ti
misma. Has llegado tan lejos en tan poco tiempo.
—También tengo un apartamento propio, bastante cerca de la oficina,
así que ya no tengo que vivir bajo el techo de mi padre... —Ella se
entristece de repente, recordando lo incómodo que podría ser,
considerando lo último que pasó cuando estuvimos los dos con su padre.
En el momento en el que estaba destruyendo mi vida.
Al menos algo bueno vino de todo eso. Ella comenzó su vida. Por lo
que no fue una pérdida total.
—Eso es increíble, apuesto a que te encanta tener tu propio espacio.
—Bueno, no tengo tanto espacio como cuando vivía en casa, y
obviamente también me deja con mucho menos dinero, pero sí, me
encanta. Era algo que necesitaba hace mucho tiempo.
Nos sonreímos mientras proceso todo esto. Lo sabía, la he estado
viendo pasar por todo esto en internet, pero escucharlo directamente de su
boca es algo diferente. Tiene más peso.
—¿Y tú? —Me pregunta en voz baja—. ¿Cómo has estado? Sé que no
debe de haber sido fácil...
—Mm, sí. No sé si deberíamos hablar de mí en este momento. Ha sido
muy positivo.
Toca mi brazo ligeramente, enviando una pizca de electricidad
corriendo por mi cuerpo. Cada centímetro de mí recuerda cómo es ser
tocado por ella y al instante anhela más.
—Reece, sé que no puede haber sido bueno después de lo que mi padre
te hizo. —Sus ojos caen, golpeando el suelo con tristeza—. Si no quisiera
saberlo, no habría preguntado. Por favor, dime qué está pasando contigo.
—Espero que no te sientas culpable por esto, porque nada de eso fue tu
culpa. Intentaste ayudarme...
—Pero no funcionó, ¿verdad? Mi padre te envió de todos modos. No
me escuchó.
Solté una risita sin alegría.
—No creo que hubiera escuchado a nadie en ese momento. Estaba tan
enojado por todo lo que estaba pasando, que no podía ver con claridad.
—Pero han pasado semanas, incluso meses, y no se ha calmado.
—¿Incluso contigo? —Pregunto con curiosidad—. Todavía no puede
estar enojado con su propia hija por eso.
Ella suspira pesadamente.
—Ha estado enojado conmigo toda mi vida. Realmente no es una gran
sorpresa. Quiero decir, él está tranquilo y sereno durante nuestras visitas
breves y raras, pero imagino que todavía está enojado.
Eso no es un buen augurio, porque quiero cambiar de trabajo para no
tener que volver con el equipo y dejar a Oliver nuevamente. Pero no puedo
estar demasiado envuelto en esa preocupación en este momento, porque
tengo que abordar esto a la vez. No quiero perder la cabeza por esto,
quiero seguir siendo fuerte para Oliver.
—Lamento escucharlo —respondo seriamente—. Eso no es bueno,
¿verdad?
—Es lo que es. —Se encoge de hombros, tratando de actuar de manera
descortés, pero puedo decir que le preocupa—. Puedo hacerle frente. De
todos modos, tengo mucho más en lo que estar concentrada, así que no me
molesta demasiado. Ya no estoy enfadada por eso.
Me pregunto si ya no está molesta por lo nuestro. Si lo ha superado.
Separo mis labios, casi a punto de preguntarle, pero me las arreglo para
contenerme en el último momento. Un problema a la vez.
—Tal vez deberías tratar de hablar con alguien más sobre tus
problemas de trabajo —dice finalmente, volviendo a la conversación
anterior—. Intenta deshacer lo que hizo mi padre. Debe de haber alguien
con poder.
—Seguro que sí, —estoy de acuerdo—. Porque después de esto, no
quiero dejar a Oliver de nuevo.
—Debes tener una nueva niñera, ¿verdad? —Asiento—. ¿Y ella te
gusta? ¿Es buena con Oliver?
—Oh, sí, lo es. Nada que ver con Valencia. Pero todavía quiero estar
aquí. Ya no quiero perderme nada en su vida. Bueno o malo. Esto incluso
puede derivar en que deje mi trabajo, pero si es lo que tengo que hacer...
—Vaya, hablas en serio. —Por supuesto, Alexa lo entiende.
—Tal vez sí, pero como Oliver ya tiene que crecer sin una madre,
tampoco quiero dejarlo sin mí. Eso no es justo para él. Cualquiera con
corazón debería de entender eso.
—Sí, bueno, mi padre no es exactamente conocido por su corazón —se
ríe—. Todos lo saben.
Nos quedamos en silencio durante un rato, ambos enfocados en Oliver.
Todavía se ve bien y espero que se despierte pronto. El médico no dijo
definitivamente que lo haría, pero sugirió que podría hacerlo.
Estoy pensando que, antes de que Oliver se despierte, tengo una
oportunidad. Una posibilidad que no tendré otra vez. Estoy aquí, solo con
Alexa, teniendo una conversación civilizada y finalmente podría responder
esa pregunta de «qué pasaría si», obteniendo un cierre para que finalmente
pueda seguir adelante. Lo necesito más que cualquier otra cosa.
—Alexa, ¿por qué todo se vino a abajo? —le pregunto en voz baja, con
mis dedos jugueteando en mi regazo. Me estoy mostrando nervioso, pero
no importa. De todos modos Alexa me ha visto en mi peor día de—.
Porque sucedió antes de ese temido día.
—Sucedió. —Ella aspira el aire bruscamente entre los dientes. No sé si
ella estaba preparada para esta conversación, pero hay que tenerla. Estoy
bastante seguro de que los dos necesitamos rebajar el ambiente—. Porque
me di cuenta de que hablaba más en serio de nosotros que tú, lo cual es
una locura, porque obviamente íbamos a destrozarnos en el momento en
que mi padre se enterase... Supongo que, aunque es vergonzoso admitirlo,
me dejé llevar...
—Vaya. —Esa honestidad me deja boquiabierto—. Eso es..., vaya...
—Oh, no tienes que preocuparte de que me asuste ni nada. Ahora lo
entiendo.
—No, no quiero decir... —Sacudo la cabeza con fuerza—. No sé por
qué pensaste que estabas más interesada en mí que yo en ti.
—Porque visitabas web de citas.
—Eh..., ¡oh! —De repente me golpea fuerte—. Eso es algo en lo que
mi amigo me inscribió.
—Pero tú perfil estuvo activo durante el tiempo que nos estábamos
viendo. —Ella sonríe dulcemente de nuevo—. Lo entiendo, por supuesto,
que mantenías tus opciones abiertas, pero solo me recordó que debía tener
cuidado.
—Espera, espera, espera. —Levanto mis manos para silenciarla—. No,
no es lo que piensas.
—No necesitas poner excusas. Ya está hecho...
—No, no voy a permitirlo. Entre a esa web de citas, pero solo cuando
trataba de convencerme de que no me querías tanto como yo a ti. Ni
siquiera le envié un mensaje a nadie porque ninguno de ellos era como tú.
En realidad, todo lo que hice al mirar esa web fue reforzar cómo estaba
contigo. Mierda, me doy cuenta de mi error. —Su cara cambia de
expresión—. No, debo ser honesto.
Capítulo 30 – Alexa

Cambió todo. Lo aparté porque pensé que estaba jugando conmigo, que
me estaba engañando, pero resulta que no lo estaba haciendo. Nada de eso
era real. Solo estaba teniendo un momento de duda. Puedo entender eso, ya
que yo también los he tenido, lo que lo empeora.
—Entonces..., ¿no estabas en la web de citas para buscar a otras?
—No. —Suena ofendido—. Por supuesto que no. No te hubiera hecho
eso.
—Oh, Dios mío. —Me aferro a mi pecho, mi corazón martillea de
dolor—. Pensé..., pensé...
—Deberías haberme preguntado. Te hubiera dicho que no era así.
—Yo..., supongo que no tuve la oportunidad debido a todo lo que
sucedió después.
Observo a Reece asentir lentamente, con el dolor también notándose en
su rostro. Ambos nos estamos dando cuenta de que perdimos mucho
tiempo sin ningún motivo. Solo por falta de comunicación. Eso apesta.
—Bueno, de todos modos supongo que las cosas no podrían haber sido
diferentes —comenta Reece tratando de agarrarse a un clavo para mejorar
esto—. Desde que me enviaron lejos, no podría haber funcionado con..., ya
sabes, la distancia.
—Mm, sí. La distancia. Correcto..., he estado ignorando todas tus
llamadas...
—Lo sé. —Extiende la mano y toca la mía—. Pero lo entiendo. Ya es
bastante complicado todo, sin necesidad de que le sumes todas las cosas
que pensaste de mí. Entiendo por qué no querías hablar conmigo...
—Pero es una locura, ¿no? Todo lo que perdimos. Es una pena.
—Tu padre no lo habría permitido—responde con una leve sonrisa—.
Tienes que saber eso.
—Pero mi padre no está al cargo de todo. No de mí, especialmente
ahora. No vivo con él...
Reece me mira fijamente, y yo también a él, los dos tratando de
averiguar qué podría significar esto para nosotros. Todavía nos queremos,
pero muchos de los obstáculos siguen en nuestro camino, lo que nos
impide ser algo que, todavía está lejos. Las cosas son demasiado frágiles
entre nosotros, incluso no sé si podemos sobrevivir a la larga distancia.
Además, mi padre seguirá entrometiéndose, y aunque soy adulta y no vivo
con él, sigue siendo un tipo aterrador.
—Entonces, ¿qué hacemos? —pregunto desesperadamente—. ¿Cómo
se supone que debemos..., alejarnos de esto?
Extiende mis dedos una vez más, pero los deja deslizarse como granos
de arena. Me pregunto si esto es una metáfora de lo que está sucediendo
con nosotros. Dejándonos ir, avanzando cada uno con su vida. Si ese es el
caso, tendré que tragarme mi orgullo y aceptarlo, por poco que me guste.
Después de todo, lo instigué al no hablarle y al comportarme
infantilmente, en lugar de hacerlo como un adulto y confrontarlo al
respecto.
—Yo..., yo... —Oh, Dios, aquí viene, puedo sentirlo. La declaración en
la que me dice que hemos terminado y que no quiere volver a verme.
Tendré que dejarlo ir, igual que a Oliver. Me matará, pero no tendré otra
opción. Tendré que conformarme—. Alexa, te amo.
Amor.
—¿Tú..., me amas? —Esas palabras suenan extrañas entre mis labios
—. Reece, ¿me amas?
Él asiente lentamente y sus labios se abren en una sonrisa. A juzgar por
la expresión de su rostro, realmente quiere decir lo que dice. Él en verdad
me ama. Y tiene la confianza suficiente para decir eso en voz alta. Es
salvaje.
—Sí, Alexa. Te amo. Te he amado durante mucho tiempo. Demasiado.
Debería habértelo dicho antes, pero no quería asustarte. Nuestra
comunicación apesta, ¿eh?
Me río, pero el sonido es hueco y sin alegría.
—Sí, nuestra comunicación es mala.
Hay un silencio espeso que se aferra al aire y necesito llenarlo, pero las
palabras están atrapadas en mis pulmones en este momento. Tengo que
concentrarme en mi respiración para asegurarme de que cuando
finalmente salgan las palabras, sean las correctas.
—Reece, yo..., yo..., yo también te amo. Oh, Dios mío, es increíble
decirte eso. Sí, siento lo mismo.
—¿Lo haces? —Él se acerca y me agarra. Me atrae hacia él en un
abrazo. Probablemente sea el momento perfecto para besarnos de nuevo,
pero ninguno de los dos hace ese movimiento—. ¿Realmente me amas?
—Te amo, Reece. Lo hago—. Mi corazón se eleva de alegría, incluso si
esto apenas dura—. Tanto.
Miro sus ojos amorosamente, preguntándome si debería ponerme de
puntillas para besarlo. Sé que el momento principal ha pasado, pero aún
podría suceder, ¿no? Todavía podríamos arrojar la precaución al viento...
Pero luego escuchamos un gruñido desde el otro lado de la habitación,
sacándonos a ambos de nuestra turbación. Pero no estoy molesta porque la
magia se haya roto, porque esta es una noticia increíble. Oliver está
despierto.
—¡Oliver! —Reece corre por la habitación en el instante en que sus
ojos se abren—. Oh, pequeño.
Aprieto mis manos contra mi pecho y mis lágrimas brotan. Este es el
momento más emotivo que he visto. Quiero correr por la sala para unirme
a ellos, pero este es un momento familiar íntimo y no debería intervenir.
Retrocedo hacia la puerta, tratando de contener la emoción.
—Iré a buscar una enfermera o un médico o algo..., alguien para ver
cómo está tu hijo.
Reece dice algo detrás de mí, pero corro de todos modos.
Probablemente quiera que abrace a Oliver, pero es posible que pronto deje
de estar cerca, ya que lo nuestro aún podría desmoronarse a pesar del amor
que compartimos, y no quiero ser una parte importante de este recuerdo.
Será algo que Reece recuerde con frecuencia.
Agarro a la primera enfermera que veo y le explico la situación. Ella
asiente e indica que irá junto con un médico en el momento que pueda.
Está feliz de que Oliver esté despierto, como lo estamos todos.
Cuando regreso a la habitación, ya no puedo alejarme de Oliver. Reece
ha tenido su tiempo con su hijo, así que es mi turno. Lo abrazo y le susurro
cosas amorosas. No sé si puede oírme, no estoy totalmente segura de lo
despierto que está, pero quiero que sepa cómo me siento.
Una vez que el médico entra y revisa a Oliver, está claro que está
mucho mejor. Incluso sugieren que podría estar listo para irse a casa
mañana, lo cual es increíble. Puedo ver lo feliz que esto hace a Reece.
Entonces, me quedo, y pasamos el resto del tiempo tratando de
asegurarnos de que Oliver esté bien. Está callado, definitivamente no es su
yo habitual, pero parece estar mejor. Es encantador.
Finalmente, también puedo conocer a su nueva niñera. Nadine. Ella es
buena. Inmediatamente nos llevamos bien, hay un clic entre nosotras, lo
que me llena de alivio. No podría ser menos parecida a Valencia ni
intentándolo. Me gusta y puedo ver que Oliver también lo hace. Reece lo
ha hecho bien, eligió a alguien bueno.
Ella está aquí para hacerse cargo de Oliver, insistiendo en que Reece se
vaya. Él no quiere irse y, para ser sinceros, yo tampoco, pero como Nadine
señala, necesita descansar para estar allí para su hijo.
Tengo que admitir que creo que también podríamos necesitar un poco
de tiempo a solas. Hoy se han dicho algunas cosas importantes que no se
pueden ignorar. Necesitamos resolver lo que va a pasar entre nosotros
antes de que mi padre inevitablemente lo aleje de nuevo, siendo el idiota
insensible que es.
Sin siquiera decir lo que vamos a hacer, me subo al coche de Reece. Él
no protesta, parece que es lo que esperaba que hiciera, así que estoy de
acuerdo. Hablamos con naturalidad por el camino de regreso a su casa, sin
sumergirnos en ningún tema peligroso, manteniéndolo ligero, lo cual es
bueno. Pero hay un tono bajo y espeso, una tensión sexual que zumba,
chisporrotea y pesa en el aire, por lo que la anticipación aumenta
continuamente. Casi no puedo esperar para estar allí, para terminar con la
tensión antes de que me coma viva.
—Aquí estamos. —Reece declara mientras aparca, como si fuera la
primera vez que voy a su casa—. ¿Todo bien?
—Mm, sí, estoy bien. —Los recuerdos me inundan. Han pasado
muchas cosas aquí—. Vamos para dentro.
Espero que comencemos con la conversación a medida que entramos,
eso es lo más importante que debe tratarse, pero no es lo que sucede.
Nuestra química sexual es lo que gana. Por supuesto, debería haberlo
sabido. Siempre fue así. Ardiente y lleno de química, como no ha sido con
nadie más que con él. Dios, casi olvido este sentimiento. Sin embargo, es
casi como si el hecho de haber dicho que nos amamos lo hiciera aún más
intenso. Está zigzagueando poderosamente a través de mí, sacudiéndome
por dentro. Ya no me importa. Necesito encontrar una manera de tener a
este hombre, este amor, en mi vida de alguna manera.
En el momento en que la puerta se cierra, me empuja contra la pared
del pasillo, besándome con toda la pasión que claramente se ha acumulado
en los últimos dos meses mientras estuvimos separados. Sus manos se
anudan en mi cabello, mis brazos se enrollan automáticamente alrededor
de su cintura y lo arrastro hacia mí. Su bulto presiona contra mí,
haciéndome perder la cabeza. Gracias a Dios no estamos hablando. ¿Cómo
diablos podríamos hablar de todo esto?
—Oh, Dios, Reece. —Me encanta la familiaridad de su cuerpo—. Te
necesito.
Sin siquiera pensarlo, me deslizo por su cuerpo, besándolo. Levanto su
camiseta, asegurándome de que mis labios y lengua puedan pasear sobre
su hermoso y sexy abdomen. Gimo mientras lo hago, su delicioso sabor
realmente me supera. Hay una sensación palpitante en mi ropa interior que
se vuelve cada vez más fuerte con cada segundo que pasa. Lo necesito
todo.
Cuando mis rodillas golpean el suelo, levanto mis ojos hacia arriba
para encontrarme con los de Reece. Su mirada es embriagadora, aturdida,
llena de lujuria y me encanta. Especialmente cuando empiezo a tocar
torpemente su cremallera en un intento desesperado por liberarlo. Se me
hace la boca agua, necesito saborearlo, sentir su gruesa y palpitante
erección retumbando entre mis labios. Quiero que mi boca se llene con su
polla, él golpeando la parte posterior de mi garganta, estremeciéndose y
gimiendo de felicidad por el poder de mi lengua.
Quiero volverlo loco hasta que no pueda soportarlo más, y luego
quiero follarlo sin sentido. Este podría ser nuestro último encuentro o el
comienzo de algo nuevo, pero de cualquier manera quiero que sea
excitante. Estoy bastante segura de que ambos lo necesitamos...
—Maldita sea, Reece —me quejo cuando él se libera de su ropa
interior—. Nunca deja de sorprenderme lo enorme que la tienes.
Capítulo 31 – Reece

Ella se aferra a mí, acariciando delicadamente mi polla con una sonrisa


en su rostro, haciéndome perder la cabeza. Con Alexa de rodillas,
sometiéndose por completo, sé con certeza que nunca habría podido
superarla, sin importar lo que hiciera. Era completamente inútil incluso
intentarlo.
—Oh, joder. —Paso mis manos por su cabello y echo la cabeza hacia
atrás en éxtasis mientras presiona sus labios suavemente contra mi punta,
dándome el beso más enviciado y casto del mundo al mismo tiempo—.
Oh, Alexa.
Ella continúa besando mi polla por todas partes, mientras de vez en
cuando saca su lengua para lamerme como una maldita piruleta. Es una
experta con su boca, que sabe exactamente cómo complacerme, a pesar de
que aún no estoy entre sus labios.
—Alexa, yo... —jadeo, tratando de encontrar las palabras para expresar
mi necesidad por ella, pero nada parece ser suficiente. No sé si podría
decir lo correcto, incluso si pudiera pensarlo—. Estás…
Ella aspira todo el aire de mis pulmones y luego sopla un aliento
caliente a lo largo de mí. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo, tensando
mis muslos a medida que el placer se vuelve demasiado. Si no tiene
cuidado, me llevará al límite antes de que haya estado en su interior. Su
respiración es necesitada y excitable, justo como me siento...
Y luego veo las estrellas. En el momento en que separa sus labios y me
empuja a la parte posterior de su garganta, rodeándome en el delicioso
calor húmedo de su boca, gimo. El grito gutural es tan fuerte que estoy
seguro de que sacude todas las paredes de este edificio. Probablemente sea
una buena idea que no haya nadie más aquí, aunque me gustaría que todos
estuvieran despiertos y escuchando. No es que hiciéramos un buen trabajo
al escondernos, pero esta vez no habría ninguna posibilidad de
mantenernos en secreto.
Al principio guío su cabeza hacia arriba y hacia abajo, pero pronto es
obvio que no necesito hacerlo. Sus labios trazan mi longitud, mientras su
lengua me rodea y es perfecta para enviarme al orgasmo. La sensación es
perfecta. Casi demasiado perfecto..., me temo que voy a explotar mucho
antes de estar listo para hacerlo. No quiero eso, no cuando he pasado tanto
tiempo extrañando a esta mujer, deseando poder tenerla entre mis brazos.
Ahora que estoy con ella, no quiero perder la oportunidad de saborear cada
segundo. La suelto y dejo que haga su magia, hasta que no lo soporto
más...
—No, para —jadeo—. Detente un minuto, es demasiado. Eres
demasiado buena…
—¿Lo soy? —La expresión de satisfacción en su rostro me dice cuán
feliz está por ese comentario.
Ahueco mis manos debajo de los hoyos de sus brazos y la arrastro a
sus pies, chocando instantáneamente mis labios con los de ella en el
momento en que se encuentra con mi cara y la empujo hacia arriba. Su piel
se siente caliente y enrojecida entre mis dedos, incluso debajo de su sostén
mientras lo empujo. Sus pezones están sólidos como una roca, rogándome
de la misma manera que mi polla lo hace por ella. El impulso de estar en
ella ahora es tan abrumador, que apenas puedo mantenerlo unido.
Pero quiero algo que recuerde un poco a nuestra última vez, para tener
presente lo bien que estamos juntos, así que empiezo a tirar de Alexa hacia
el dormitorio. Se me caen los pantalones mientras ella se quita el resto,
desnudándonos poco a poco a medida que avanzamos. La ropa está por
todas partes, dejando un desastre detrás de nosotros, pero como este es uno
de los mejores días de toda mi maldita vida, apenas importa eso, ¿verdad?
Una vez en el dormitorio, Alexa se tumba en la cama como si
perteneciera allí. Y lo hace, está increíble en la cama. No quiero que se
vaya nunca. Me subo a la cama y me coloco sobre ella, sintiéndome como
un depredador que quiere devorar a su presa. Ella sonríe y se inclina para
morderme el labio inferior. Es una sensación sorprendente que me hace
chillar, pero a medida que me inclino para morderla también, ella
comienza a besarme apasionadamente. Es intenso, sexy como el infierno,
y me pone aún más duro que antes. Me meto en su entrada sin ni siquiera
intentarlo.
—Te necesito —jadea mientras gira sus caderas hacia mí—. Te
necesito, Reece. Por favor…
Me encantaría provocarla, pero ya puedo sentir su caliente humedad
invitándome a entrar. Estoy perdiendo la cabeza de necesidad al querer
cada parte de ella. Me deslizo entre sus pliegues y gimo con pura
felicidad. Está genial.
—Oh, mierda, olvidé lo jodidamente increíble que eres.
—No, no lo hiciste. —Me dice mientras levanta las caderas—. No
olvidaste nada de esto
Ella está en lo cierto. A medida que mi cabeza gira y aumenta la
presión del placer, sé que no lo olvidé. Aquí es donde estoy, en casa, con
ella, aquí, en el cielo. La abrazo con fuerza mientras hacemos el amor,
expresando físicamente por primera vez los sentimientos que compartimos
el uno con el otro solo un poco antes. Con mis brazos alrededor de Alexa y
su cuerpo estremeciéndose junto al mío, no quiero que este momento
termine.
—Te amo —jadeo en el momento de la explosión—. Te amo mucho,
Alexa.
—Te amo. Tanto que duele.
Nos unimos abrazados y olvidando que el resto del mundo está allí.
Entierro mi cara con la suya y aspiro su cabello, amándola con cada parte
de mí. Si todo este desastre me ha enseñado algo, es que el mañana nunca
está garantizado. Tengo que aprovechar al máximo este momento.
***
—Wesley, ¿por qué no me hablas? —le pregunto con tristeza mientras
se aleja de mí—. ¿Qué hice? ¿Tom? ¿Tú también? Quiero decir, sé que es
incómodo, pero sigo siendo la misma persona. Todavía puedes hablar
conmigo...
Pero ellos no quieren. Nadie aquí lo hace. Esto es peor que antes. No lo
entiendo. Ya nada se siente familiar. Es como si nunca hubiera estado aquí
en mi vida. No importa que haya pasado la mayor parte de mi vida laboral
aquí. No lo entiendo. Algo ha cambiado y no puedo remediarlo...
¿Es el almirante? ¿Es él? Puedo ver la parte posterior de su cabeza y se
parece a él, aunque no puedo asegurarlo.
—Almirante, ¿estás enfadado conmigo? Tengo la sensación de que lo
estás por alguna razón y no puedo recordar por qué...
—Oh, Alexa. ¿Sigue enfadada por eso? ¿No ha pasado ya suficiente
tiempo? Oh, pero espera, ¿no volví a hacer nada malo? No lo hice...
¿verdad? Aunque no sé, siento que la vi y las cosas volvieron a
encenderse, pero el recuerdo no es sólido. Es tenue y no estoy muy seguro
de cómo tomármelo. Lo siento, no quise..., hacer lo que sea que hice.
Quiero hacerlo bien de nuevo...
Pero mientras camino hacia él y trato de agarrarlo, desaparece. Es
como una especie de magia extraña. O tal vez me estoy volviendo loco y él
no estaba realmente aquí. Me siento un poco aterrado.
—¿Alguien me ayuda, por favor? —Ruego—. Necesito ayuda,
necesito..., no sé, necesito a alguien...
Me levanto de un salto, mi cabeza se golpea fuertemente y miro
alrededor de la habitación con desesperación. La realidad tarda unos
minutos en asentarse. Estoy en casa, no en la base. Wesley y Tom no están
cerca, y tampoco el almirante. Porque era solo un sueño. «Está bien..., solo
necesito calmarme y pensar con claridad. Oh, Dios, ¿y si tengo que
regresar? —No puedo evitar preocuparme—. ¿Qué pasa si no puedo
escapar?».
La realidad es que quizás no pueda alejarme de eso. Puede que tenga
que volver allí durante un tiempo. Por mucho que pelee y grite al respecto,
podría terminar allí. No quiero dejar a Oliver, y tampoco quiero dejar a
Alexa. Solo quiero estar aquí. Pero hay muchos problemas entre nosotros.
Todavía hay cosas que debemos superar.
Alejo mi brazo sin pensarlo y casi tiro a Alexa. Sus ojos se abren de
golpe y me mira con pánico.
—¿Qué está pasando, Reece? ¿Por qué parece que has visto un
fantasma o algo así?
—Yo..., yo... —Paso mis dedos por mi cabello—. Quiero quedarme
aquí, no quiero volver.
Se levanta sobre su codo y frunce el ceño.
—Lo sé, ya lo dijiste. Vas a hablar con alguien con un rango superior a
mi padre para asegurarte de que puedes quedarte con tu hijo...
—Lo sé. Pero ¿qué pasa si tu padre se entera de lo nuestro y se propone
destruirme otra vez? Porque realmente quiero que esto suceda entre
nosotros, te amo y lo sabes, pero...
Ella extiende el brazo y agarra mi mano.
—Reece, deja de preocuparte. No permitiré que vuelva a suceder.
—Pero no tienes el poder sobre él. Él puede destruir mi carrera...
No quiero decirlo, pero aun así creo que el mensaje le ha llegado.
Alexa se mudó, tiene su propia vida, no tiene tanto que perder como yo.
Todavía tengo todo aquí.
—Necesitamos resolver esto —dice con determinación—. De una vez
por todas.
—¿Qué..., qué estás pensando? —le pregunto desesperadamente—.
Tienes un brillo en los ojos.
—Mi padre necesita saber que soy adulta. Que puedo elegir con quién
quiero estar, y esa persona eres tú. No necesito su aprobación, pero él debe
aceptarla y dejar de torturarte a ti y a tu hijo. No es justo. Además, no solo
estamos follando, somos serios. Estamos enamorados. Esto es para
siempre.
—¿Quieres ir a hablar con él ahora? ¿No crees que deberíamos hablar
de eso primero? ¿Planear lo que vamos a decir? Quiero decir, esto es
enorme, podría volver a estallar de nuevo y volverse más complicado.
—Oh, estoy segura de eso. Pero ¿qué opción tenemos?
Dios, tiene razón. Si alguna vez queremos avanzar, tenemos que hacer
esto. Enfrentarlo. La falta de comunicación fue lo que nos separó la última
vez. No permitiré que vuelva a suceder. Voy a ser mejor en todos los
sentidos. Y si eso implica ser valiente y hablar con un hombre que me
odia, que quiere arruinarme, que así sea. Solo necesito encargarme de esta
mierda y seguir adelante.
—Está bien, preparémonos y hagamos esto. —Ojalá pudiera hacer que
mi voz suene tan valiente como mis pensamientos.
—Sí. Vamos a hacerlo. Vamos a enfrentar a la gran bestia mala...,
juntos, como un equipo.
—Un equipo. —Extiendo el brazo y sostengo su mano—. Tú y yo.
Asentimos y sonreímos con determinación. Solo tendré que llamar a
Nadine para comprobar que está de acuerdo con quedarse con Oliver un
poco más, y espero que la próxima vez que vea a mi hijo tenga el resto de
mi vida en orden. Me encantaría poder hacer eso por mi hijo. Para ser
exactamente lo que se merece.
Capítulo 32 – Alexa

Desearía poder tener la misma valentía cuando lleguemos a casa de mi


padre. De hecho, Reece está seguro de que va a salvar el día y mejorar su
vida, nuestras vidas, pero la realidad es que mi padre es jodidamente
aterrador y definitivamente va a explotar como unos fuegos artificiales.
—Vamos a hacer esto bien. —Agarro su mano y sonrío. Al menos con
Reece a mi lado, no estoy sola. Aunque estuvo aquí la última vez que me
gritaron, me sentí sola y desesperada—. Vamos.
—Espero que sí, porque los contratos de la Marina son sólidos como el
hierro y tengo miedo de que pueda destruirme.
—No lo hará. —Sacudo la cabeza con fuerza. Necesito convencerlo
tanto como a mí misma—. En alguna parte tiene un corazón, solo necesita
encontrarlo, eso es todo, y puedo ayudarle a hacer eso.
O por lo menos eso espero. Ahora que lo pienso, creo que ha estado
frío desde que murió mi madre. Es casi como si en el mismo instante en
que ella se fue, hubiera apagado su amor. Bueno, es duro, pero tendrá que
entenderlo, necesito que lo haga. A lo largo de los años, nunca le he pedido
mucho. Solo cosas materiales, pero nada emocional. No hasta ahora.
Ahora necesito que sea comprensivo y que vea que quiero su apoyo en este
momento. Más que nunca.
—Vamos entonces, entremos. Hagamos esto. ¿Estás listo?
—No. —Él sacude la cabeza—. Pero no creo que alguna vez esté listo
para esto.
Intento reír, pero el sonido no sale. Es solo una estúpida expresión
facial extraña y silenciosa. Necesito sacudirme y avanzar, y eso es
exactamente lo que hago. Muevo los pies y me pongo en marcha lo más
rápido que puedo. Luego, una vez llego a la puerta principal, levanto mi
mano temblorosa y llamo. Lo hago silenciosamente al principio. No hay
ninguna posibilidad de que mi padre lo escuche, pero parece un paso en la
dirección correcta.
—Tú..., ¿tienes que llamar? —me susurra Reece, pero no contesto.
Este no es el momento para eso.
Toco de nuevo, esta vez un poco más fuerte, y esta vez escucho a mi
padre moverse detrás de la puerta. Él está dentro y me ha escuchado, lo
que significa que estará aquí en un minuto y tendremos que hablar. Mi
reacción automática es apartar mi mano de la de Reece, actuar como si
realmente no estuviera con él, pero esto tiene que terminar. No hay
absolutamente ninguna razón para que sigamos así. Somos adultos. Todos
nosotros, y podemos comportarnos como tales. Tenemos que hacerlo. «Va
a estar bien —trato de convencerme—. Todo esto estará bien. Va a estarlo.
Tiene que estarlo».
La puerta se abre y mi padre se congela. Mira la escena que tiene
frente a él e intenta procesarla. Le toma un par de minutos volver a estar
molesto y furioso.
—¿Qué demonios es esto? ¿Por qué lo traes a mi puerta?
—Papá, ¿podemos entrar, por favor? Tenemos que hablar contigo sobre
algunas cosas
—¿Crees que voy a dejarte entrar en mi casa? No me gusta esto.
Miro a mi alrededor, sabiendo que su punto débil son los vecinos que
miran a través de sus cortinas y se dan cuenta de nuestro drama. Al
almirante solo le gusta que se hable de él de manera positiva.
—Papá, por favor —siseo—. Soy tu hija. Creo que puedes dedicarme
cinco minutos.
Él cae en mi trampa, preocupándose por los rumores, por lo que se
hace a un lado para dejarnos entrar. Pero se asegura de que bloquea al
menos la mitad de la puerta, por lo que es incómodo para nosotros pasar.
Especialmente para Reece, al no ser pequeño. Luego entramos en la misma
habitación donde discutimos la última vez. Supongo que para la segunda
ronda...
—Papá, quiero que sea una conversación muy tranquila, si es posible...
—Alexa, no seas ridícula. —Él levanta sus manos en el aire con
frustración—. Es como si hubieras decidido elegir al único hombre en el
planeta que sabes que me va a molestar.
—¿Pero por qué Reece te molesta? —insisto—. No lo entiendo.
—Porque..., porque..., ¡él es demasiado mayor para ti! Además, es
padre. Reece ya ha estado casado mientras que tú prácticamente eres
todavía una niña. No puedes estar con él.
—Pero papá, él me ha cambiado. Estoy mejor gracias a él. Me inspiró
a mudarme y convertirme en un adulto. Ir a por mis sueños de diseño de
moda que sabes que van bien. Podría haber sido una niña toda la vida, en
un trabajo a tiempo parcial, de fiesta con Rebecca todo el tiempo...
Uso esta carta sabiendo que me dará puntos, ya que mi padre odia a
esa chica. Detesto admitirlo, pero puedo entender el motivo. Todavía me
gusta, por supuesto, pero no era la mejor persona para mí.
—Lo entiendo. Lo estás haciendo mucho mejor ahora, pero ¿todavía
tienes que estar con él? ¿No puede ser un trampolín?
Dios mío, está loco. Está siendo ridículo y no lo entiendo. No ha
existido durante gran parte de mi vida, ni ha sido un padre a tiempo
completo, por lo que no comprende por qué querría comenzar ahora.
Cuando es demasiado tarde y soy un adulto.
—Papá, esto no es solo un trampolín. Este es el verdadero negocio. Y
Reece y yo vamos en serio.
Golpea sus puños sobre la mesa, su rostro rojo brillante con
temperamento.
—No, no puedes ser.
—¿Por qué no puede ser? ¿Cuál es tu problema, papá? ¿Por qué estás
tratando de hacerme infeliz?
—Simplemente no puedes ver que soy la única persona que intenta
hacerte feliz.
Sacudo la cabeza.
—Papá, no me conoces lo suficiente como para saber lo que me hace
feliz.
—Ahora comprendo, ¿me estás criticando por no ser el mejor padre?
Aunque te he provisto bien...
Respiro profundamente, tratando de calmarme. Podría hablar de esto
con mi padre, podríamos discutirlo durante horas, con los dos haciendo
opiniones válidas e inválidas y ninguno de los dos estaría de acuerdo, pero
eso no tiene sentido. Además, no es para lo que estoy aquí. Esa no es la
conversación que necesitamos tener.
—Papá, por favor, no seas así, no cambies de tema porque no estoy
aquí para hablar de ti y de mí. Quiero hablarte sobre Reece. —Trago
ruidosamente—. Acerca de mí y Reece y cómo queremos estar juntos.
—No lo permitiré. No los dejaré estar juntos. Es inaceptable.
—Pero papá, lo amo —accidentalmente empiezo a quejarme. No es mi
intención, pero sucede—. Lo amo tanto.
—No lo haces. Esto es patético, una venganza contra mí por alguna
razón.
—¿Venganza? —me burlo—. No, esto no es nada de eso. Esto es serio.
—Está bien, está bien. —Mi padre levanta las manos en el aire,
rindiéndose—. Dejaré que continúes con esto porque sé que no durará. Así
que sigue actuando como siempre, me lavo las manos de esta situación.
Oh, claro..., ¿de acuerdo? Esto suena como una buena noticia, pero no
lo es. Lo puedo deducir por su tono.
—Porque no durará, ¿verdad? No cuando Reece está de vuelta en el
campo. La larga distancia te matará.
Él sonríe, sabiendo que me tiene arrinconada. O al menos cree que lo
hace. Él piensa que no tengo capacidad para el compromiso debido a cómo
me he comportado en el pasado, pero ya no soy esa chica. Y Reece y yo
tenemos la intención de estar juntos para siempre, no importa lo que haga.
No importa si lo envía a la otra parte del mundo. Pero esto no se trata de
mis sentimientos. Esta parte no solo se trata de Reece y de mi
—Papá, no puedes enviar a Reece lejos, y no por mí y por él. Entiendo
que no te gusta eso y que solo estás esperando el momento en que se
desmorone, lo cual no pasará. Pero Oliver. Un niño que ya perdió a su
madre y necesita a su padre. No puedes castigar a un bebé por mi culpa.
Mi padre respira profundamente, por lo que creo que mis palabras le
podrían haber conmovido. Todavía está muy enojado, pero podría estar
llegando a él. Ahora podría ver las similitudes aquí y el daño que podría
estar haciendo.
—Alexa, no sabes de qué estás hablando. Solo porque ahora estás
trabajando, crees que entiendes las cosas, pero no lo haces. No tienes idea
de cómo funciona esto.
—¿No entiendo cómo funciona la familia? —cuestiono—. ¿O cómo
funciona la Marina? ¿O la decencia humana?
—No te metas, Alexa. De hecho, creo que deberías irte para que pueda
hablar con Reece a solas.
—¿Por qué?¿Crees que puedes destruirnos nuevamente? De ninguna
manera. Somos un equipo.
Miro hacia Reece preguntándome cuándo comenzará a formar parte de
este equipo y se unirá. Pero ha vuelto a estar pálido y temeroso. Lo
entiendo, porque tiene mucho más que perder que yo, pero aun así...
—Hoy pretendo enviar a Reece de regreso a su trabajo —continúa mi
padre—. El pequeño está bien, ¿no?
—No. No lo está. Ten un poco de humanidad, papá. Por amor de Dios.
—Moore —habla por encima de mi cabeza como si yo no fuera nada
—. Vas a regresar. Dejaste el trabajo sin autorización.
—No, no lo hice. Conseguí permiso para irme.
—No el mío, y eso es todo lo que importa. Soy tu jefe, deberías
haberme avisado.
—Papá, si envías a Reece de regreso, entonces yo también iré —espeté
—. Iré y dejaré mi trabajo para cuidar de Oliver. Sí..., eso es lo que haré.
Me convertiré en su nueva niñera, si eso es lo que quieres.
Espero que esto lleve a mi padre al límite. Creo que gritará y gritará,
pero pronto comprenderá mi punto de vista y todo esto funcionará como
quiero. Porque en este momento, estoy dispuesta a decir lo que sea
necesario para volver a encarrilarlo. No querrá que me vaya y me
convierta en niñera.
—Bien. —Se encoge de hombros y se aleja de mí—. Entonces vete.
No le importa. Eso me golpea en el pecho. A mi padre no le importo en
absoluto. Está contento de que me vaya, de que renuncie a mis sueños, de
que me convierta en niñera.
—¿Quieres que me vaya? Porque si me voy, no volveré. Tú también
me perderás.
Ni siquiera se da la vuelta para mirarme. Él continúa mirando hacia la
cocina como si hubiera algo fascinante allí. Algo más importante que
perder a su hija, la única maldita familia que le queda. Mis ojos se llenan
de lágrimas, y aunque trato de luchar contra ellas para que no se derramen,
de todos modos me caen por las mejillas. Mierda, estoy llorando y a mi
padre no le importa una mierda. No le importa en absoluto. Soy una tonta.
Salgo a toda velocidad de la habitación y corro hacia la puerta para
escapar. Sé que me voy antes de que esto se resuelva, lo cual no era el
plan, pero no puedo quedarme. No puedo razonar con un hombre al que no
le importo en absoluto. Supuse que tenía un corazón, en algún lado, pero
no lo tiene. No le importa nadie, solo así mismo.
Capítulo 33 – Reece

Duele ver a Alexa irse así, sabiendo cuánto le duele, pero no la culpo.
Ella está llorando por la falta de amor de su padre y él no parece saber
cómo dárselo. ¿Es porque tuvo que criarla solo mientras mantenía un
trabajo a tiempo completo? Probablemente tenía un mejor vínculo con las
niñeras que con él.
¿Es por eso que no me quiere cerca de mi hijo? ¿Por sus errores? ¿Ese
es su castigo, abrir una brecha entre mi hijo y yo? Es una locura.... a
menos que esté especulando demasiado, en cuyo caso yo soy el que está
haciendo un embrollo de todo esto. De todas formas, ahora depende de mí.
—Sé que me odias —empiezo con calma. O lo más tranquilo que
puedo—. Y lo entiendo. No te culpo por odiarme, pero no deberías quitarle
esto a Alexa. Ella no tiene la culpa...
—No te atrevas a venir diciendo que sabes más que yo sobre mi propia
hija —gruñe—. No actúes como si entendieras de qué va esto. No tienes ni
idea de lo que está pasando entre Alexa y yo.
—No, lo sé, lo entiendo. No debería involucrarme, solo quería...
—No, Reece —grita enojado—. No quiero escuchar lo que quieres
hacer. He pasado suficiente tiempo preocupándome por lo que quieres
hacer. Solo te quiero fuera de escena. Por eso te envié lejos y tienes que
volver.
—¿Y para quién será mejor? Seriamente. ¿Para ti? Porque yo tengo un
hijo...
—Es lo mejor para todos. Para Alexa especialmente. Ella es joven, no
sabe lo que quiere. No se da cuenta de que aún no puede funcionar.
—No es tan joven, es adulta. Creo que ella lo ha demostrado
recientemente con todos sus cambios...
—Sí, admito que es bueno, así que supongo que es genial que la hayas
ayudado con eso, pero eso no significa que vosotros dos debierais estar
saliendo. Quiero decir, es enfermizo, ¿no? Eres viejo comparado con ella.
Está mal.
—Basarte en la diferencia de edad es ridículo. Sabes que no significa
nada. Es solo un número. Si Alexa y yo somos felices juntos, ¿importa mi
edad? De todos modos, solo soy unos años mayor que ella.
—Casi una década. Eso es mucho tiempo, Reece.
Pongo los ojos en blanco, comenzando a molestarme. Ni siquiera está
tratando de ser razonable. Tiene la decisión tomada y no va a cambiarla.
No importa lo que digamos Alexa y yo, cuán enamorados estemos.
Realmente no le importa. Puedo ver por qué Alexa se fue, ella sabe que
esto no irá a ninguna parte.
—Bien, bueno, si así es como te sientes acerca de las cosas, que así
sea. Esta conversación ha terminado.
—Entonces, ¿vas a irte? Porque no tendrás trabajo si lo haces...
—Bueno, como sigues poniéndome obstáculos en mi trabajo, tal vez
eso sea lo mejor. —Me encojo de hombros—. Quizá no debería trabajar
para la Armada, aunque me encanta, trabajo duro y soy bueno en eso, pero
si se va a usar para chantajearme, entonces se acabó. No puedo continuar.
Tengo que poner a mi hijo por delante.
Él se mantiene en silencio, lo cual es un milagro. No creo haber sido
testigo de eso antes, especialmente cuando está de este humor. Pero no me
hace sentir bien, en realidad hace que desee estar lejos.
—Por eso me voy a ir, y puedes hacer lo que quieras conmigo, pero
necesito estar aquí ahora...
—¿Seguirás saliendo con mi hija si te quedas? —pregunta en voz baja.
—No lo sé. Pero ya no será algo que puedas controlar.
Él sabe que tengo razón, puedo verlo por la forma en que su rostro se
contorsiona en agonía. Nunca he sido lo suficientemente valiente como
para hablar con este hombre así y es extrañamente estimulante. Porque es
por Alexa.
—Ella es demasiado joven para ti, Reece. Acabarás lastimándola. Una
vez que te des cuenta de que no tenéis nada en común, terminarás
rompiendo su corazón, y no quiero ver eso —suspira, casi un poco
derrotado—. Ella ha pasado por mucho. Ni siquiera sé por cuánto porque
siempre me he centrado en mí y en mi carrera. Puede parecer resistente,
pero mucho de eso es una tapadera. Una máscara.
—Lo sé, lo veo —le digo honestamente—. Pero también he visto
debajo de la máscara.
—No sabía que ella sabía cómo quitársela.
Se desploma en una silla y su cabeza cae sobre sus manos. Casi puedo
ver la decepción rodando sobre él en oleadas. Permanezco torpemente en
la esquina, saltando de un pie a otro, sin saber qué hacer. ¿Continúo con lo
que estamos hablando o me escabullo para que pueda lidiar con esto solo?
Por supuesto, quiero correr, esa es mi reacción inicial, pero esto aún no
está resuelto. Estoy más cerca de lo que Alexa ha estado, lo que supongo
que significa que debería continuar hasta que tengamos un descanso. Si el
almirante es capaz de seguir...
—Mira, lamento la forma en que todo esto ha sucedido. Entiendo que
no te guste, pero Alexa es una persona maravillosa y la amo. Nunca me
hubiera acercado a ella si no lo fuese. Es la primera persona de la que me
he enamorado desde Christine, y sé que será la última. Tenemos esa
conexión...
—No, solo piensas que la tienes porque ella es la primera...
—¿Por qué estás tan seguro de esto? No lo entiendo. Suena como si
supieras..., espera, ¿lo sabes?
—Podría haber conocido a alguien después de la muerte de mi esposa
—dice con tristeza en su tono—. Y podría haber salido mal. Pero eso es
porque no estaba bien. Nunca estuvo bien. Incluso desde el principio.
Oh, mierda. Me parece que estamos a punto de entrar en una historia
de desamor. No sé si estoy listo para eso.
—Conocí a Beverly seis meses después de la muerte de mi esposa y
me enamoré. Me sucedió de forma rápida porque necesitaba a alguien para
llenar ese agujero. Necesitaba que alguien fuera mi esposa porque ya no la
tenía. Pero, tal vez presioné demasiado, fui demasiado rápido, y traté de
crear una relación más fuerte de la que estaba allí porque solo necesitaba
reemplazar lo que tenía. No acabó de funcionar, lo que, por supuesto, hizo
que Beverly saliera huyendo.
Trago de nuevo, entendiendo de qué está hablando. Cuando Christine
murió, habría hecho cualquier cosa por recuperar eso con alguien. Eso es
lo que me hizo aislarme y encerrarme lejos del mundo, porque tenía miedo
de lo que podría pasar. Tal vez si conociera a Alexa, habría hecho lo
mismo.
—Sinceramente, no estoy cometiendo ese error —le informo—.
Entiendo que estés preocupado, pero eso no sucederá. No estoy
presionando a Alexa porque quiero demasiadas cosas rápido, sino que
estoy listo para ella. La amo.
—¿Realmente la amas? —me mira y levanta una ceja—. ¿Estás
seguro?
—Estoy seguro. La amo. La separación me hizo verlo más claro.
Además, si solo quisiera a alguien, no habría elegido a alguien como ella.
Me hubiera ido por alguien más fácil.
—¿Más fácil? —Al principio, entra en pánico, pero luego veo una
pequeña sonrisa en sus labios.
—No quise decir eso así. Solo quise decir..., bueno, ya sabes lo que
quise decir.
Siento que él quiere que tome asiento a su lado, así que hago
exactamente eso. Él no se asusta ni me golpea, por lo que lo tomo como un
buen comienzo. Parece que finalmente me está entendiendo, lo que ayuda.
O al menos espero que ayude. Tengo demasiada fe en esto para fallar.
Necesito continuar acortando esta brecha.
—Alexa me hace feliz, y creo que hago lo mismo por ella. Por lo
menos, creo que lo hago. Y ella no hizo todos esos cambios por mi culpa,
solo le di el impulso de confianza que necesitaba. Supongo que se siente...,
no lo sé, un poco perdida y no siempre lo suficientemente buena y eso ha
sido duro para ella. Pero se está superando...
—Probablemente sea mi culpa —suspira— porque siempre he tratado
de presionarla para que haga su mejor esfuerzo y claramente no de la
manera correcta. Supongo que a veces es difícil desactivar el modo de
trabajo con ella...
—Todos cometemos errores estúpidos. Nadie es perfecto,
especialmente cuando se trata de la crianza de los hijos.
—Eh, ¿cómo lo sabes? —pregunta con tono burlón—. Solo has sido
padre durante cinco minutos.
Nos reímos juntos, lo cual es un sonido extraño. No uno que pensé que
alguna vez escucharía. Luego nos sentamos en silencio durante unos
momentos, los dos pensando. Es un silencio cómodo, agradable. No me
importa en absoluto.
—Entonces, supongo que tengo muchos errores que compensar —dice
finalmente—. Comenzando contigo.
Mi corazón se acelera en mi pecho, mis nervios se hinchan
dolorosamente en mi estómago y lo miro fijamente. No sé qué va a salir de
esto, todavía podría patearme el culo y arruinar mi vida...
—Me aseguraré de que consigas el trabajo de aquí. El puesto de
entrenamiento que te prometí. Eso te permitirá estar aquí con tu hijo. Sé
que necesitas eso, y él también. No es correcto enviarte lejos.
—¿Vas a? ¿En serio? Oh, gracias a Dios, eso significa mucho para mí.
—Sí, bueno..., es lo que hay que hacer, ¿no? Y necesito comenzar a
hacer lo correcto. He pasado demasiado tiempo haciendo lo equivocado.
—Respira profundamente—. Dios, esto va a ser un desastre.
—No lo será. No tiene que ser así. Puede estar bien.
Levanta una ceja hacia mí.
—Conoces a Alexa, ¿no? Ella no es fácil.
—Mm, sí, podrías tener razón en eso, pero puedo ayudarte.
Se pone de pie y me sonríe.
—Eso es muy amable por tu parte, pero, ¿no tiene que preocuparse
cada uno por su propio hijo? Estoy seguro de que preferirías estar en el
hospital que aquí conmigo. —Me extiende la mano y yo se la estrecho—.
Me pondré en contacto con Alexa, lo solucionaré. Sin embargo, gracias
por toda tu ayuda.
Asiento y le sonrío, contento de que finalmente tengamos un acuerdo.
En realidad, voy a recuperar mi vida, la que quiero. Voy a poder estar aquí,
ser padre de mi hijo y poder tener la relación que deseo. Lo que comenzó
como una de las peores conversaciones de mi vida, en realidad salió bien.
—Está bien. Bueno, voy a ver a Oliver. Supongo que hablaremos
pronto.
—Sí, Reece. Nos veremos pronto.
Hay un verdadero entendimiento entre nosotros, y eso me gusta.
Realmente creo que este podría ser el primer día de una gran amistad. Uno
con comprensión y esperanza. A menos que todo vuelva a enloquecer y
terminemos el uno contra el otro. ¿Quién diablos lo sabe?
Capítulo 34 – Alexa

Recorro mi apartamento de arriba abajo, mordiéndome la uña del


pulgar mientras lo hago. Esperaba encontrar a Reece corriendo detrás de
mí mientras salía de la casa de mi padre, pero no lo hizo. Se quedó allí, y
no sé durante cuánto tiempo. Tuve la tentación de ir al hospital, de pasar
un tiempo con Nadine y Oliver, pero para ser sincera, no era el mejor lugar
al que ir, así que volví directamente a casa. Pero ha pasado mucho tiempo
y todavía estoy aquí sin noticias.
«Debería llamarlo —me digo por lo que parece la centésima vez—.
No, no debería. Definitivamente no debería llamarlo. Se pondrá en
contacto conmigo cuando termine con mi padre..., si no es asesinado, por
supuesto. O mi padre lo convence de que no debería volver a hablarme
nunca más..., lo cual es posible».
Gimo y lanzo mis manos al aire con frustración. Esto es una pesadilla,
odio no saber nada. No debería haber ido. Salí corriendo para hacer una
declaración, pero ahora lo lamento. Debería haberme quedado hasta el
final de la conversación, pero estaba segura de que Reece vendría
conmigo.
«Uff, ¿por qué tuvo que quedarse? ¿Por qué no pudo venir conmigo?».
No puedo esperar más. Voy a tener que llamarlo. Está muy bien fingir
que estoy tranquila, pero estoy bastante segura de que él me conoce lo
suficiente como para entender que no lo estoy.
Ring, ring… Ring, ring… Ring, ring…
«Vamos, vamos, vamos... —gruño mientras espero con impaciencia—.
Vamos, Reece».
Reece: ¿Hola? —responde, jadeando, sonando agotado. Exhalo un
suspiro de alivio mientras lo hace. No creo que él entienda lo preocupada
que he estado de que lo hubieran matado—. Lo siento, Alexa, iba a
llamarte.
Alexa: ¿Dónde estás? ¿Qué está pasando? ¿Está todo bien? —Mi
corazón se acelera de miedo.
Reece: Estoy en el hospital. Lo siento, tuve que correr allí después de
dejar la casa de tu padre para ver cómo estaba Oliver ".
Alexa: Y él está bien, ¿verdad? ¿Nada ha cambiado? ¿Necesitas que
vaya?
Reece: Está bien, no te preocupes. De hecho, volverá a casa hoy, por
eso no he llamado todavía...
Alexa: Oh eso es bueno. Realmente bueno. Me alegra escucharlo.
Apuesto a que no puede esperar para volver a su vida normal.
Reece: No, él está muy emocionado, y yo también... —Reece suena
distraído, por supuesto que sí.
Alexa: Bueno, no quiero interponerme, continúa con tu día. Oliver te
necesita ahora mismo.
Todavía quiero saber qué ha pasado con mi padre, pero no puedo ser
egoísta. Tengo todo el tiempo del mundo para conseguir mis respuestas y
él necesita lidiar con su hijo ahora mismo. Puedo esperar. Tengo que
esperar. Es lo que hay que hacer.
Reece: Sí, pronto me pondré en contacto contigo. Tan pronto como
pueda, gracias, Alexa. Gracias por entenderlo.
Luego cuelga el teléfono, dejándome sola con el tono de marcado. Es
bueno, me alegro de que finalmente sepa lo que está pasando, pero todavía
estoy un poco vacía. Todavía me siento un poco perdida...
Ring, ring… Ring, ring… Ring, ring…
Rápidamente cojo mi teléfono de nuevo, suponiendo que Reece me
vuelve a llamar. Quizá estaba distraído y se ha dado cuenta de lo mucho
que lo necesito, y es lo suficientemente dulce como para volver a
llamarme...
Alexa: ¿Papá? —Oh, no es lo que esperaba, pero parece que voy a
tener mis respuestas de todos modos—. Eh, ¿hola?
No tenía la intención de contestar el teléfono, pero mis dedos hicieron
el trabajo por mí. Mi mano tiembla violentamente, así que apenas puedo
escuchar el tenso saludo de mi padre. No suena como él mismo, es
demasiado evidente.
Papá: Alexa, ¿tienes un momento para hablar conmigo?
Alexa: Eh, claro. ¿Qué pasa, papá? ¿Qué..., qué pasó hoy?
Papá: Bueno, cuando te fuiste tuve una conversación seria con Reece, y
él me hizo ver..., algunas cosas.
Alexa: Él... —Trago, esto es demasiado para mí. No puedo creer que
mi padre lo haya escuchado—. ¿Él lo hizo?
Papá: Me hizo ver que vosotros dos estáis realmente enamorados. Que
no es solo una aventura.
Alexa: Estaba tratando de decirte eso, papá, pero no querías
escucharme.
Papá: Lo sé..., pero en caso de que no lo hayas notado, no soy el mejor
escuchando —admite mi padre—. Pero quiero mejorar. Quiero ser un buen
padre para ti, porque creo que te lo mereces. Siempre he querido lo mejor
para ti. Sé que he tratado de empujarte demasiado fuerte y en la dirección
equivocada, pero solo he querido que seas feliz. Eso es lo que ha estado
sucediendo recientemente, has estado haciendo grandes avances en la
dirección correcta... Y aunque me duele admitirlo, Moore parece hacerte
muy feliz.
Sonrío.
Alexa: Sí, él me hace muy feliz. Lo amo, papá.
Puedo decir que mi padre todavía no se siente totalmente cómodo con
esto, pero lo estará al final. Solo necesito darle algo de tiempo. Esto es
todo lo que quería, que él me considerara un adulto que podía tomar sus
propias decisiones. No pude hacer que eso sucediera, pero de alguna
manera, Reece sí. Realmente lo amo.
Papá: Está bien, bueno, si lo amas, que así sea. Tú solo..., sigue
adelante.
Alexa: ¿Se quedará aquí? Porque nos causará problemas si él está fuera
en el trabajo de campo.
Papá: Se queda aquí —confirma papá—. Pero no por ti. Por su hijo.
Necesita estar aquí para Oliver, puedo entender eso. Debería haberlo visto
de inmediato, pero ya sabes..., no soy bueno en ese tipo de cosas.
Alexa: Bueno, eso es genial, papá. Creo que es maravilloso. Aprecio el
gesto y estoy segura de que Reece también lo hará.
Papá: Bien, bueno..., te llamaré pronto
Nos despedimos y colgamos el teléfono, pero dejo mi móvil
presionado contra mi oído un momento solo para pensar. Fue una locura, la
conversación más extraña que he tenido con mi padre, y me ha dejado sin
palabras. De alguna manera, Reece ha logrado aplastar años de animosidad
en poco tiempo.
Es increíble. Absolutamente increíble. No es extraño que me
enamorase de él y que me sienta más enamorada de él a cada momento. Y
esto ha conseguido que lo ame aún más. Nunca dejaré de amarlo.
Todavía tendré que averiguar exactamente qué sucedió. Reece tendrá
que pasar cada momento conmigo, pero el resultado final es sorprendente.
Reece se queda aquí y mi padre lo aprueba. ¡No podría pedir más! Estoy
en la luna, parece que finalmente estamos en el camino correcto. El
«felices para siempre» está a mi alcance, por fin, y no puedo creerlo. Debo
ser la mujer más afortunada del mundo.

Me levanto de un salto de la cama al oír que golpean la puerta de mi


casa, y me pregunto cuánto tiempo he estado durmiendo. No está
demasiado claro, por lo que no puede ser muy tarde, pero parece que me
he perdido unos días. Supongo que los últimos días finalmente me han
alcanzado y no puedo evitar el cansancio incluso frotando mis ojos.
—Ya voy —grito mientras cojo mi bata—. Espera un segundo.
Corro hacia la puerta, esperando que sea el cartero, pero no lo es. Mi
corazón deja de latir mientras lo recorro con mis ojos de arriba a abajo,
mientras todo dentro de mí salta de alegría. Todo mi cuerpo late y
reacciona, como lo hizo la primera vez que vi a este hombre.
—¡Reece! —Salto a sus brazos y lo abrazo fuerte. Luego presiono
besos en toda su cara y labios—. Estás aquí. No esperaba verte durante un
tiempo. ¿Oliver salió del hospital?
—Sí, él está fuera. Nadine lo tiene en este momento, y está bien. Lo
está haciendo muy bien.
—Ah, claro..., bueno, no era necesario que te tomaras un tiempo libre
para venir a verme.
—Oh, él está bien. Oliver estaba preguntando por ella. Se ha
acostumbrado a su compañía. Además, quería verte. No he tenido la
oportunidad de hablar contigo desde que hablé con tu padre ayer...
—Sí, él me llamó. Fue la cosa más extraña. Se disculpó…
—¿Él hizo eso? Vaya, eso es increíble. —Reece me lleva dentro y se
ríe—. Qué cambio, ¿eh?
—Tendrás que decirme cómo lo hiciste.
Repasa la conversación, las partes que puede recordar, lo que supongo
que tiene sentido teniendo en cuenta que mi padre da tanto miedo. Apenas
puede recordar nada de lo que le dijo. Mientras habla, estoy
completamente impresionada por él. Es una persona impresionante.
—Entonces, ¿qué pasa con nosotros? —pregunto—. Ahora que vas a
estar aquí.
—¿Qué quieres decir? —Se ríe—. Esto va a ser todo lo que queramos.
Podemos estar juntos. No tenemos que enfrentar el drama, ni tenemos que
mantenernos en secreto. Podemos simplemente ser lo que queramos.
—Me encanta cómo suena eso. Realmente me pone. Solo tener una
relación contigo.
Se inclina y me besa suavemente, sonriendo mientras lo hace.
Realmente puedo sentir nuestro futuro fluyendo entre nosotros. Ahora es
sencillo y sorprendente, y me encanta. No podría estar más feliz si lo
intentara.
—Entonces, ¿por cuánto tiempo te tengo? —pregunto con una sonrisa
—. ¿Quieres venir a la habitación conmigo?
—Oh, como si fuera a rechazar una solicitud como esa.
Agarro su camisa y lo conduzco hacia mi habitación, mirándolo a los
ojos todo el tiempo. Es tan guapo, tan maravilloso, y es todo mío. En
realidad, esta vez nada se interpondrá en el camino.
—Me encanta tu apartamento, por cierto —declara mientras mira a su
alrededor—. Es genial.
¡Oh, sí! Olvidé que esta era la primera vez que está en mi casa.
Siempre hemos estado en la suya. Me gusta esto, mostrándole más de la
persona en la que me he convertido. Me enorgullezco mucho de este lugar,
haciéndolo mío, convirtiéndolo en mi pequeño refugio, y me encanta
mostrárselo al hombre más importante de mi vida.
—Mm, sí, es increíble, ¿no? Pero se verá mejor con tu ropa en el suelo.
—Esa es una frase tan cursi. —Echa la cabeza hacia atrás y se ríe—.
Pero me encanta. Yo también te quiero.
—Bien, porque probablemente vas a escuchar muchos más mientras
estés conmigo.
—Voy a tener que acostumbrarme a muchas cosas al estar contigo...,
afortunadamente, y no me importa ni un poco. —Lo beso suavemente—.
Y, por supuesto, yo también te amo. Pero creo que ya lo sabías.
—Gracias a Dios, porque esto es todo por lo que hemos estado
luchando.
A medida que nos desnudamos y nos besamos, siento la paz profunda y
feliz que solo puede venir de encontrar la verdadera felicidad. Finalmente
tengo al hombre que amo, la vida que amo, lo tengo todo. Y trabajé para
ello. No me lo regalaron, lo que lo hace aún mejor, ya que me lo gané yo
misma.
Capítulo 35 – Reece

Seis meses después…


No puedo evitar sonreír. Sonreír de verdad. Pero he estado así durante
los últimos seis meses desde que mi vida se volvió absolutamente
perfecta. Después de sufrir la peor ruptura posible, el mayor trauma que
cualquier persona podría enfrentar, supuse que nada volvería a ser bueno.
Pero lo es. Es asombroso. Tengo el trabajo que quiero, capacitar a nuevos
reclutas, tengo todo el tiempo que necesito para ver a mi hijo, tengo una
niñera maravillosa y tengo a la mujer que amo. La mujer que acaba de
mudarse conmigo y que mejoró mi hogar.
Paso por una joyería mientras camino hacia casa, e inmediatamente mi
corazón da un vuelco. He estado pensando en comprar un anillo para Alexa
durante mucho tiempo, pero aún no lo he hecho y no sé por qué. «¿A qué
estoy esperando? —me pregunto curiosamente—. ¿Por qué no se lo
propongo ya?»
Quiero casarme con ella, sé que quiero pasar el resto de mi vida con
ella, y ella también siente lo mismo. Ella ha hablado mucho sobre eso, lo
cual es increíble. Me alegra que ambos pensemos lo mismo. Supongo que
lo único que he estado esperando es el «momento adecuado», pero ¿a
quién demonios le importa eso? ¿Por qué preocuparse por la idea creada
por la sociedad de que un compromiso apresurado no es una buena idea?
Quiero decir, Sé lo que siento.
Sin darme otro momento para siquiera pensarlo, me dirijo dentro con
mi corazón llenando mi pecho. Estoy entusiasmado con esto. No puedo
esperar para casarme con Alexa. Ella lo es todo para mí. Tanto es así que
no importará si alguien nos dice que es demasiado pronto. No me
importará y creo que ella sentirá lo mismo.
—Hola —me dice el caballero de aspecto inteligente detrás del
mostrador—. ¿Puedo ayudarle?
—Eh, sí, eso creo. Tal vez. Solo quiero echar un vistazo.
—¿Hay alguien especial en tu vida? Porque tenemos una gran
selección aquí.
—Sí, hay alguien especial. Muy especial, en realidad, la mejor.
Dios, cuando pienso en lo especial que es, todo se calma. Es
maravillosa, la mejor mujer de todas. Es una excelente persona y una gran
ayuda. La forma en que ella y Oliver se quieren lo es todo. Por supuesto,
nunca reemplazará a la madre que Christine pudo haber sido, pero nos la
quitaron, y Alexa está aquí, amándonos y cuidándonos a los dos. Haciendo
nuestras vidas mucho mejores.
—Está bien, bueno, te dejaré echar un vistazo. Llámame si necesitas
ayuda. Estaré por allá.
Debe pensar que no estoy cien por cien comprometido con esta
situación, de lo contrario, me habría molestado hasta que le entregase mi
tarjeta de crédito, pero eso es bueno porque preferiría decidir solo.
Echo un vistazo a lo largo de los anillos, buscando el correcto. Todos
son hermosos, pero lo sabré cuando lo vea. Necesita simbolizar a Alexa, y
todo lo que ama, y también nuestro romance. Ha sido complicado y
colorido en todos los sentidos. Ha sido inesperado y especial. Todo lo que
quiero y más.
Estoy decepcionado cuando llego al final de la fila y no veo algo que
muestre todo eso. Mi corazón se hunde. Quería hacer esto como un
impulso, quería encontrar el correcto de inmediato, pero no lo he hecho.
No quiero tomar esto como una señal del universo de que no está
destinado a suceder todavía, pero qué pasa si eso es lo que es...
¡Oh! De repente, veo algo detrás del mostrador. Algo que es tan
brillante y azul que me recuerda a los ojos de Alexa. Es absolutamente
hermoso, hace que mi corazón se detenga.
—Ese anillo de allí..., ¿está en venta?
Aguanto la respiración esperando lo peor. Creo que me va a decir que
se lo está guardando a alguien y no puedo comprarlo. Pero cuando su
rostro se convierte en una sonrisa, el alivio me inunda cálidamente.
—Sí, ese está a la venta. Es un stock nuevo, todavía no lo tengo en los
estantes, eso es todo.
—¿Puedo echarle un vistazo por favor? —exijo ansiosamente.
Me lo trae y tengo esa sensación de paz que surge cuando algo va bien.
Ya me puedo imaginar agachándome sobre una rodilla para proponérselo y
después entregárselo a Alexa. Puedo imaginarlo en su dedo después de que
ella diga que sí. ¡Dios, espero que diga que sí! Ella lo hará. Estoy bastante
seguro de que lo hará, y puedo imaginar que sus ojos brillarán de alegría
cuando lo vea. Este anillo trae consigo un momento perfecto en la
tormenta imperfecta que nos unió. Nunca podría imaginarme
proponiéndole otro anillo.
—Sí, este —jadeo—. Quiero este, por favor. Eso es todo.
El hombre me sonríe, probablemente por su comisión más que por
cualquier otra cosa, pero no importa. También me hace feliz. Cuando me
hace la factura y la pago, me pregunto cómo lo haré. ¿Lo haré esta noche
cuando entre, o debería planear algo un poco más extravagante? Sé que a
Alexa no le importará, simplemente ama el romance, no importa cómo
suceda, y sé que le va a encantar.
Una vez que sea mi esposa, lo tendré todo. La vida con la que no me
atrevía a soñar. El futuro ya nos parece increíble, pero el matrimonio lo
sellará. Le mostrará al mundo lo que ya sabemos, que somos para siempre.
Que estábamos destinados a estar juntos. Estoy seguro de que a Oliver
también le encantará.
Pago y sigo caminando a casa con un nuevo ritmo en mi paso. Ahora,
apenas puedo mantener mis pies en el suelo mientras avanzo. Estoy
volando más alto que el aire. Sigo pensando en los últimos seis meses y lo
increíble que han sido. Tal vez no me moleste en esperar, ya que no sé si
podré controlarme. Probablemente se lo preguntaré cuando entre.
—¡Hola, cariño, estoy en casa! —grito mientras cruzo la puerta. Miro
mi reloj. Ya debería estar de regreso, por lo general, ya ha terminado en
este momento. Y es justo antes de que Nadine traiga a Oliver a casa, así
que podría ser el momento perfecto—. Alexa, ¿estás aquí? —Hay un
extraño silencio llenando el aire. No esperaba esto—. ¿Alexa?
Camino por la casa buscándola. No sé por qué, pero parece que no
puedo aceptar que no esté aquí. Puedo sentir su energía, por eso la sigo
buscando.
—Alexa? ¿Estás bien? Quería hablarte sobre algo...
La encuentro sentada en el piso del baño, jadeando como si acabara de
vomitar o algo así. Mi corazón se detiene, me congelo, me siento terrible.
Le gritaba como si fuera una idiota, y está enferma.
—Oh, Alexa, lo siento, no me di cuenta. —Me dejo caer al suelo a su
lado y la abrazo—. ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? Puedo ir a la farmacia a
buscarte algo.
Ella me mira, sus ojos están llenos de tristeza. Debe haber estado
enferma todo el día. Desearía que me hubiera llamado para que hubiera
vuelto a casa para cuidarla.
—Ya he estado en la farmacia —jadea mientras se frota los labios con
fuerza—. Tengo lo que necesito.
—Está bien, entonces quizás necesites ir a la cama y descansar un
poco.
Ella sacude la cabeza.
—No necesito descansar. Eso no es..., no ayudará.
—Alexa, ¿qué está pasando? Me estás asustando.
Se pone de pie y se tambalea por la habitación. Está inestable y quiero
extender la mano y agarrarla para asegurarme de que no se caiga, pero el
instinto me dice que no debería.
—Reece, mira esto. Necesito que veas esto porque yo..., no sé qué
decir.
Todo dentro de mí se aprieta, me siento estresado y en pánico. Mi
mente se acelera, inmediatamente considerando un millón de posibilidades
diferentes. Ninguna de ellas buenas. Alexa suele estar tranquila, por lo que
esto no puede ser bueno.
Ella me da algo. Lo reconozco al instante, esta no es la primera vez
que veo uno de estos, pero me lleva un par de minutos entender lo que
estoy viendo. Un palo blanco con una cruz azul.
—E..., ¿embarazada? —tartamudeo—. E..., embarazada. ¿Estás
embarazada?
Esto no debería ser una sorpresa, pero lo es. No siempre hemos sido
cuidadosos. A veces, en el calor del momento, nos dejamos llevar, así que
debería haber sabido que podría suceder, pero no me preocupaba. No hasta
ahora.
—Sí, Reece. Estoy embarazada —responde Alexa—. Me he sentido un
poco enferma durante un tiempo, pero no sabía qué era. No sospeché, no
hasta que Lisa hizo un pequeño comentario al respecto y entré en pánico.
Embarazada. Debería estar emocionada. Sé que debería estarlo. Estas
son buenas noticias. Quiero a Oliver y me encantaría tener más hijos,
especialmente con Alexa, la mujer con la que me quiero casar, pero todo
mi cerebro está lleno de imágenes de lo que sucedió la última vez. De
Christine en esa cama de hospital, muriendo. No puedo pasar por eso otra
vez, no puedo perder a Alexa. No lo haré, no puedo. La amo..., no merezco
perder a alguien más.
—Sé que es pronto, y tendremos que hablar al respecto, pero..., esto es
lo que está sucediendo.
Mis respiraciones se vuelven fuertes y desiguales, el puro terror está
consumiendo mi cerebro, y apenas puedo soportarlo. Puedo escuchar que
Alexa todavía me está hablando, pero no puedo entender ni una maldita
palabra de lo que me está diciendo. Todo son solo zumbidos, demasiado
fuertes para mi cerebro, que me causan un fuerte dolor.
—Necesito..., tengo que irme... —jadeo—. No puedo..., no puedo estar
aquí... Lo siento, simplemente no puedo...
—Reece, no te vayas. No me dejes, te necesito aquí conmigo. No
puedo hacerlo sola.
Esas palabras logran romper mi barrera de choque y hundirse, pero no
son suficientes para que cambie de opinión. El aire es demasiado denso,
las paredes se están cerrando sobre mí, necesito salir de este infierno. Me
tambaleo hacia atrás, alcanzando la puerta detrás de mí. Soy débil,
cobarde, me desmorono, no puedo dejar que Alexa me vea así.
—Volverá a suceder —murmuro—. Va a suceder. No puedo pasarlo por
segunda vez, no puedo.
No sé si ella lo entiende. No estoy seguro de si Alexa entiende mi
reacción, pero me doy la vuelta y corro de todos modos. Me separo de la
situación más horrible que podría enfrentar en este momento. La cara de
Christine me llena la mente y se desvanece en la nada, y recuerdo el horror
del funeral mientras las lágrimas corren por mi cara. Lloro por todo lo que
ya he perdido y todo lo que no voy a hacer. Hoy traje un anillo para alguien
que voy a perder.
No, no, no, mi cerebro me grita. No, no, no. No puedo volver a pasar
por eso, no sobreviviré. No soy lo suficientemente fuerte. Es un milagro
que lo haya logrado después de la última vez. No sucederá de nuevo. Y no
con Alexa. La necesito para vivir.
Capítulo 36 – Alexa

—Mierda —grito cuando él sale pitando de casa, corriendo en estado


de pánico—. Joder, Reece.
Sabía que no iba a ser una buena noticia, ya que no había forma de que
pudiera serlo. Y no porque sea pronto, porque ambos sabemos que estamos
en esto a largo plazo, por lo que no es algo de qué preocuparse, sino
porque perdió a la madre de Oliver en el parto. Eso fue lo primero que
pensé cuando vi esa cruz azul frente a mí.
¿Se lo dije mal? ¿Debería haber sido más sensible? No estaba segura
de cómo comunicarle esta noticia, pues quería más tiempo para
planificarlo todo, pero luego él entró y no tuve otra opción. No podía
callármelo solo porque estaba asustada y sabía que también sería difícil
para él...
—Oh, Dios. —Cojo mi móvil y trato de llamarlo. Él no responde, pero
no esperaba que lo hiciera. Supongo que por ahora solo necesito darle su
espacio para que lo piense—. Está bien, eso es todo...
Respiro hondo y recorro la casa sin saber qué hacer. Me siento un poco
floja. Sigo tratando de decirme que todo va a estar bien, pero es difícil. Es
complicado dejar que mi interior se calme cuando sé que él está ahí fuera,
probablemente sintiéndose un completo desastre.
«Él tiene a sus amigos —me recuerdo—. A Cody. Tiene personas con
las que puede hablar».
También podría hablar con alguien, pero no lo hago. Sé que podría
hablar de esto con Lisa, es una gran persona y se ha convertido en una
buena amiga, pero todavía no quiero decirle que confirme lo que ya
sospecha, porque afectará mi trabajo. Incluso si es solo por un tiempo.
Tampoco puedo llamar a Rebecca, no sobre esto. De todos modos, ya
no hablamos mucho, pues definitivamente nos hemos distanciado aún más.
Por lo que supongo que estoy sola con esto hasta que regrese. «Él
regresará —me recuerdo—. Lo hará. Pronto lo entenderá».
Sin embargo, mi corazón se acelera, la ansiedad zigzaguea a través de
mí. Mi cerebro me muestra imágenes de cosas terribles que le suceden,
como que lo atropella un autobús al estar en ese estado. Pero luego me
llevo la mano al estómago y recuerdo que tengo un bebé creciendo dentro
de mí y no puedo dejarme llevar por el estrés.
—Solo tranquilízate —me digo—. Solo actúa de forma normal. Las
cosas serán normales pronto».
Oigo un golpe en la puerta que me hace girar. ¿Es él? ¿Ya volvió? Tal
vez se olvidó de las llaves al haber salido corriendo...
Oh, Nadine. ¡Por supuesto! Debe haber traído a Oliver de regreso.
—Hola, entra.
Nadine trae a Oliver y todas sus cosas. Ella muestra una gran sonrisa
en su rostro, como hace siempre que ha pasado un día con Oliver. Él la
hace feliz, se nota que le encanta su trabajo y es mucho mejor que
Valencia en todos los sentidos. Gracias a Dios que no he visto a Valencia
desde ese día. No sé qué le hubiera hecho...
—¿Cómo estás, Alexa? —pregunta Nadine—. ¿Cómo va todo con...,
estás bien?
Al verme la cara se da cuenta de que algo está pasando. No debería decirle
nada porque trabaja para Reece, pero tenemos una especie de amistad
entre nosotras. Ella me gusta y hemos compartido algunas cosas, por lo
que sé que es confiable. Además, necesito hablar con alguien.
—Me acabo de enterar de que estoy embarazada —confieso en voz
baja—. Y Reece ha entrado en pánico.
—¿Se lo has dicho? ¿Hoy? —Sus ojos se abren de sorpresa. Ella lo
entiende—. ¿Y se ha ido?
—Salió corriendo. Sabía que lo haría, pero me ha entristecido. No me
lo he tomado como algo personal porque sé que tiene más que ver con
Christine que conmigo..., pero aun así es difícil, porque no sé cómo
remediarlo.
Nadine me frota el brazo y me sonríe con simpatía.
—No hay nada que puedas hacer. Únicamente darle espacio cuando lo
necesite y estar allí para él. Realmente no hay nada más. Ah, y cuídate,
trata de demostrarle que no necesita preocuparse por ti en absoluto, porque
lo tienes controlado.
Me eché a llorar sin siquiera darme cuenta de que lo hacía.
—¿Qué haría yo sin ti, Nadine?
—Bueno, puedo quedarme aquí contigo mientras le esperas, si quieres.
No tengo ningún plan esta noche.
—Oh, no, no podría pedirte que hagas eso... —Quiero que lo haga, ya
que así no estaré sola, pero no es justo.
—No, ¿sabes qué? Quiero estar aquí. Para ti y para Oliver. Así, si
necesita salir corriendo en mitad de la noche por cualquier motivo, no
tendrás que sacar a Oliver de la cama.
—Bueno, sí, ese podría ser un buen motivo. Eres muy lista, Nadine.
—Sé que lo soy. —Ella sonríe—. Además, si estuviera pasando por
esto, no me gustaría estar sola, así que no voy a dejarte. Esto no puede ser
fácil para ti por muy fuerte que seas.
Impulsivamente la abrazo con fuerza. Le estoy muy agradecida. Lo he
estado durante mucho tiempo, pero ahora más que nunca. Ella es la mejor
amiga que tengo en este momento.
Nos quedamos despiertas hablando por un tiempo, pero pronto ambas
necesitamos dormir un poco. Afortunadamente, hay una habitación libre
en nuestra casa, donde solía vivir Valencia, así que ahí es donde se queda
Nadine. Tengo que admitir que es genial tenerla aquí, porque estoy
nerviosa pensando que quizá me llamen por algún problema en algún
momento. Mantengo mi móvil cerca de mí por si me llaman mientras
duermo. Además, lo necesito para despertarme.
«Mañana —trato de convencerme mientras mi cabeza se recuesta
sobre la almohada—. Regresará mañana».

Pero cuando llega la mañana y dejo de fingir que estoy durmiendo, me


encuentro aún peor porque él no ha vuelto. Tampoco me ha contactado en
absoluto. He intentado enviarle mensajes un par de veces y también
llamarlo, pero nada. Es jodidamente molesto, pues solo quiero saber que
está bien. Tampoco ha sido suficiente para llamar a la Policía. Tiene que
estar desaparecido durante al menos cuarenta y ocho horas antes de que
pueda denunciarlo. Pero no creo que pueda esperar tanto. Pronto me
volveré loca.
—Oh, buenos días —murmuro mientras me dirijo a la cocina—. No
me di cuenta de que ya estabas despierta.
Nadine sonríe y me da un café.
—Oliver se despertó antes, así que me levanté. Pero él se volvió a
dormir. —Ella me mira—. ¿Aún no hay señales? ¿Nada de Reece?
—No, aún no. Estoy empezando a preocuparme. No pensé que tardaría
tanto.
—¿Quieres salir a buscarlo? Porque puedo esperar aquí con Oliver.
—No puedo pedirte que te quedes de nuevo, eso no es justo...
—Alexa, también estoy preocupada. Por favor, quiero hacer esto por ti.
—¿Estás segura? Porque no quiero aprovecharme...
—Sal y encuéntralo.
Con la sensación de tener las energías renovadas, salgo corriendo
escaleras arriba para vestirme. Prefiero estar ahí fuera, ser proactiva y
buscarlo antes que sentarme a esperar. De todas formas no creo que
pudiera hacer eso, al ser demasiado impaciente. Al menos de esta manera
puedo estar en movimiento.
Esto nunca hubiera sucedido con Valencia, pienso con una sonrisa. De
ninguna manera.
—¿Me llamarás si regresa a casa? —le pregunto mientras corro
escaleras abajo en pantalones y camiseta.
—Por supuesto que lo haré. ¿Y también me mantendrás informada?
—Lo haré. —Le doy un fuerte abrazo a Nadine—. Muchas gracias por
todo.
Entonces corro hacia fuera. No es hasta que el aire me golpea que me
doy cuenta de que no sé a dónde ir. Realmente no sé lo que estoy haciendo,
y tengo miedo de hacerlo sola. Pero la única persona con la que podría
hacer esto está cuidando a Oliver y ya está haciendo todo lo que puede por
mí.
«Mi padre —pienso impulsivamente—. Él podría ayudarme».
No sé por qué mi cerebro va inmediatamente hacia él, nunca lo habría
hecho en el pasado, pero ha estado bien en los últimos seis meses. Estamos
cada vez más cerca y podría usar su experiencia.
Como no tengo otras ideas, sigo adelante. Voy hasta la casa de mi
padre y abro la puerta. Ya no tengo que llamar para entrar, y al adentrarme
me encuentro a mi padre vestido de manera elegante, como si estuviera a
punto de irse.
—Oh, lo siento, papá —me emociono—. No pretendo interrumpir lo
que sea que estés haciendo...
—¿Qué pasa, Alexa? Pareces enferma.
Casi me pongo a llorar, pero me las arreglo para contener las lágrimas.
—Papá, tengo mucho miedo...
—¿Por qué? ¿Qué está pasando? Tienes que decírmelo, Alexa.
—Estoy embarazada, papá. Se lo dije a Reece y se asustó. Ha
desaparecido.
Su rostro atraviesa una gama de emociones. Asume el hecho de que
estoy embarazada más rápido de lo que pensé que lo haría, y pasa a lo más
importante—. ¿Reece se ha perdido?
Asiento con la cabeza.
—Está asustado por lo que le pasó con Christine.
—Claro que lo está. No puedo culparlo por eso. Tenemos que
encontrarlo.
—¿Me ayudarás? —le pregunto sorprendida—. ¿Realmente lo harás?
Mi pecho se calienta y se hincha. El hecho de que él se ofrezca sin que
tenga que preguntar es enorme.
—Por supuesto que lo haré, Alexa.
Su apoyo me sorprende, especialmente porque he vivido la mayor
parte de mi vida sin él. O lo parece. Creo que él asume que lo que estaba
haciendo era apoyo, pero no se sentía así.
Mi padre coge las llaves de su coche y me las da.
—Vamos entonces, tenemos que ponernos en marcha. Hay que
encontrarlo. Tenemos que pensar en todos los lugares en los que podría
estar.
—¿Qué vamos a hacer cuando lo encontremos? —Tengo que
preguntarlo.
—Le hablaremos con sentido, le haremos saber que todo va a estar
bien.
Dios, espero que podamos hacerlo. Realmente espero no haberlo
empujado demasiado lejos con esto. Quiero que él esté aquí conmigo ya
que tendremos este bebé, quiero que nuestra familia crezca. Sé que da
miedo, también estoy asustada, pero hay una parte de mí que está
emocionada. Espero que en el fondo él también sienta eso. Si es así,
entonces tenemos esperanza. Si no..., bueno, no quiero pensar en eso.
Quiero aferrarme a la esperanza de que todo estará bien.
—Gracias, papá, estoy tan feliz de que me estés ayudando. No sé qué
haría sin ti.
Capítulo 37 – Reece

—Señor, ¿está seguro de que no le gustaría tomar una copa? —me


pregunta la camarera..., otra vez—. Es solo que..., ha estado sentado aquí
toda la noche y todavía no ha pedido nada. Mi gerente podría enfadarse
sí...
—Agua —le respondo, mi garganta está seca como un hueso—. Agua,
por favor. Eso es todo lo que quiero.
Tal vez, ya que he estado en un bar, debería haber estado bebiendo
alcohol toda la noche para bloquear todo esto, pero no lo he hecho. Acabé
aquí sentado para no tener que deambular por las calles mientras pensaba
en todo esto. También he tenido muchas conversaciones silenciosas con
Christine en mi cabeza. Ella sigue deliberando entre advertirme que salga
corriendo para que no tenga que pasar por lo mismo otra vez, o
aconsejarme que lo asuma y me enfrente a mis responsabilidades. Tengo
que admitir que creo que la primera voz podría ser yo, y la segunda suena
más como ella. El tipo de cosas que realmente podría decirme.
La camarera del bar pone los ojos en blanco y me da un vaso de agua.
Lo trago como si no hubiera un mañana, como si hubiera estado en el
desierto durante años y este fuera mi oasis. Lo necesito para aclarar mi
mente antes de hacer cualquier otra cosa. Y necesito hacerlo pronto, ya
que no puedo simplemente sentarme en este bar para siempre, esperando
que algo suceda.
«Bien..., —me advierto con las manos en las rodillas—. Vamos, es
hora de enfrentar a Alexa».
Maldición, voy a tener que disculparme cuando la vuelva a ver. Sé que
lo entenderá, pero eso todavía no es lo suficientemente bueno. Ella
también está lidiando con esta conmoción, y probablemente sea peor para
ella teniendo en cuenta que está sucediendo dentro de su cuerpo, por eso
no puedo huir y dejarla sola para lidiar con esto. Soy un gilipollas.
Justo cuando estoy a punto de levantarme para finalmente enfrentar lo
que tengo que hacer, cuando la luz inunda la barra, al haber abierto alguien
la puerta permitiendo que entre la luz del día. Parpadeo un par de veces,
tratando de adaptarme al nuevo brillo, y pronto aparece una cara frente a
mí. Una que reconozco muy bien..., el almirante. Joder, estoy en
problemas otra vez.
—Oh, Reece... —Alexa se precipita hacia adelante, empujando a su
padre fuera del camino—. Estás aquí, gracias a Dios.
Ella salta sobre mí y me rodea con sus brazos, perdonándome con sus
acciones. Su perdón es increíble, principalmente porque sé que no lo
merezco. La abrazo fuerte, permitiendo que su calor me llene con esta
realidad. He estado sentado en mi imaginación durante demasiado tiempo,
y no ha sido agradable.
—Lo siento mucho, Alexa, no quise decir..., simplemente no quiero
pasar por..., pero no quiero perderte. Y sí, quiero un hijo, por favor, no
pienses que no, solo estoy realmente asustado por..., bueno, Christine y...
Ella me calla besándome fuerte.
—Shh, no te preocupes. Lo entiendo perfectamente.
—¿Lo haces? —asiente lentamente—. Sé que lo haces porque eres una
persona maravillosa, Alexa.
—Te amo, Reece, y la única razón por la que esta noticia me asustó es
por ti y por lo que sucedió. Pero esta es una oportunidad para que
realmente avancemos juntos desde el pasado.
Me coge la cara entre las manos y me mira. Su mirada atraviesa todo
mi cuerpo, haciéndome sentir mucho mejor conmigo mismo y con lo que
está sucediendo. Puede que no me sienta fuerte en este momento, pero
Alexa está siendo fuerte por mí. Por eso somos perfectos el uno para el
otro, al ser el complemento que necesitamos y llenar los huecos que no
sabemos cómo llenar. No sabía que era posible estar completo de nuevo.
—Sí, está bien, Alexa. Tienes razón. Solo necesito... —Respiro
profundamente, tratando de enfriar mi cuerpo.
—Necesitas algo de espacio y algo de tiempo, eso es todo. Lo
entiendo. Pero podemos conseguirlo juntos.
Ella apoya su frente contra la mía y nos quedamos así unos momentos,
bloqueando al resto del mundo. Me gusta estar en esta burbuja solo los
dos. Estoy a salvo aquí, eso es todo lo que importa. Ella me tiene, el amor
de mi vida me mantiene a salvo, y eso es todo lo que necesito saber. Estaré
bien.
—¿Estás listo para irte? —me pregunta en voz baja—. Podemos salir
de aquí cuando estés listo.
—¿Qué pasa con Oliver? —Veo que él no está aquí—. ¿Dónde está?
Está…?
—Nadine lo tiene. Esa chica es un ángel, realmente tienes que darle un
aumento.
Me río sabiendo que probablemente tenga razón.
—Sí, lo haré, no te preocupes por eso.
Aparta mi cabeza de Alexa y veo a su padre. Espero ver desilusión en
sus ojos porque indudablemente lo he decepcionado nuevamente, pero me
está sonriendo. Él también me entiende. La conversación que tuvimos,
donde se abrió un poco, claramente ha transformado nuestra relación para
mejor. Me alegro. Fue una conversación difícil de mantener, pero me
alegra que hayamos pasado por eso para llegar a donde estamos ahora. De
pronto me doy cuenta de algo. Este es el momento perfectamente
imperfecto que he estado buscando.
Definitivamente no es lo que quería y tampoco es romántico, pero se
siente maravilloso. Y tengo el anillo que lo hace aún más increíble.
Entonces, sin pensarlo, saco la caja del anillo de mi bolsillo y me pongo de
rodillas frente a ella. Sus ojos se abren de sorpresa, se ve completamente
aturdida, lo cual es comprensible considerando la montaña rusa por la que
la he hecho pasar. Pero mientras sonrío, ella se une y también sonríe
felizmente.
—Alexa Martin, las palabras no pueden expresar cuánto significas para
mí. Todos los días me demuestras que eres una persona increíble y cuán
mejor es mi vida contigo. —Extiende la mano y coge las mías, mientras
las lágrimas brillan en sus ojos y puedo sentir que me estoy ahogando—.
Quiero pasar el resto de mi vida contigo, haciéndote feliz, haciéndote
sentir especial, haciendo por ti lo que haces por mí. Tú..., me haces sentir
seguro, incluso en los momentos más difíciles, y te amo por eso. Te amo
por todo. Quiero que seas mi esposa. Por eso, ¿me harás el honor de
aceptar que eso suceda? Alexa Martin, ¿quieres casarte conmigo?
Ella jadea al principio, tratando de entender la pregunta, así que abro la
caja del anillo y le dejo ver el diamante que elegí solo para ella, por
muchas razones, y la veo brillar de alegría. La sonrisa de su rostro es tan
amplia que es como si su cara se rompiera. Estoy seguro de que eso
también se refleja en mi cara, al no creer lo que está pasando. Me alegro
de haberlo preguntado aquí y ahora.
—Por supuesto que me casaré contigo, Reece. Pensé que nunca me lo
pedirías.
Me levanto de un salto y coloco el anillo en su dedo, me encanta la
forma en que queda en su mano. Es perfecto al encajar maravillosamente.
Como si hubiera sido diseñado exclusivamente para ella. Es el anillo
perfecto. Casi quiero volver corriendo a la joyería y decirle al tipo que
funcionó realmente bien. Que el hermoso anillo que me vendió lo era todo.
—Oh, Dios mío, no puedo creer que me hayas preguntado esto, Reece.
No puedo creer que lo estuvieras planeando.
—Lo habría hecho antes, si no hubiera huido como un cobarde...
Ella presiona su dedo contra mis labios.
—Shh, ya no estamos hablando de eso. Nos vamos a casa.
Ella sostiene mi mano y puedo sentir el anillo entre mis dedos. Hay un
gran peso colgando entre nosotros, pero es un buen peso. Es el peso del
compromiso, de que finalmente declaremos nuestro amor mutuo de la
manera más oficial posible... bueno, eso es hasta que nos casemos.
Entonces lo tendremos todo.
Salimos, sintiéndome de nuevo parte del mundo, y subimos al coche
del almirante. Él no dice mucho, aparte de felicitarnos, lo cual es bueno.
Nunca pensé que obtendríamos eso de él. Finalmente, nos ha aceptado, a
pesar de todos mis defectos. Esta es la mejor cosa de todos los tiempos…

Nadine se aferra a Oliver mientras volvemos a entrar, e


inmediatamente se ve aliviada cuando me ve. Mi desaparición afectó a
más personas de las que creí posibles. Realmente necesito pensar en todos
los demás en el futuro, dejar de ser tan egoísta. Tengo personas a mi
alrededor que dependen de mí en estos días.
Oliver necesita que sea más fuerte y también mi futura esposa, además
de su familia, y ahora también mi amiga y empleada. Todos dependen de
mí para ser mi mejor versión. Les debo todo eso.
—Oh, estás bien —dice ella—. Gracias a Dios. Te hemos estado
esperando...
—Lo siento mucho. —Cojo a Oliver de sus brazos y juego con él un
par de momentos—. Nadine, muchas gracias por todo lo que has hecho por
mí durante..., bueno, todo esto. Aparentemente, te debo un aumento.
Ella mira a Alexa y ambas se echan a reír.
—Oh, no necesitas hacer eso.
—Bueno, lo haré. Voy a hacerlo, no te preocupes Sé que has sido un
ángel...
—¿Qué es eso? —Nadine pregunta de repente cuando ve el anillo en el
dedo de Alexa—. ¿Es lo que creo que es?
Agarra la mano de Alexa y ambas chillan. Cuando pienso en lo
diferente que era cuando Valencia estaba aquí, apenas puedo entender
cómo soporté esa pesadilla durante tanto tiempo. Esto es mucho mejor. No
solo no tenemos que escondernos, sino que también somos amigos. Es
asombroso. Todos somos más felices.
—¿Te vas a casar? —Ella nos mira a ambos—. Esta es la mejor noticia
de todos los tiempos.
Hay una profunda felicidad fluyendo por la habitación que realmente
noto. Esto es completamente perfecto. Mi corazón se acelera y mi
estómago da vueltas, pues realmente lo tengo todo. No sé qué hice para
tener tanta suerte, pero me siento feliz. Tal vez sea Christine mirándome,
tratando de curarme de nuevo. Tratando de darme la vida que deberíamos
haber tenido juntos. Espero que sea así. Me gusta pensar que me trajo a
Alexa, porque esta mujer es todo lo que no sabía que necesitaba y más.
—Tenemos que empezar a planificar la boda —insiste Nadine—.
Inmediatamente.
—Oh, bueno, no sé si va a ser un problema, podríamos hacer algo
pequeño... —Alexa comienza a decir, pero ya puedo ver que Nadine no lo
aprueba—. No tiene que ser...
—Oye —intervengo—. Podemos hacer lo que quieras.
Ni siquiera me importa si me cuesta un ojo de la cara, Lo que Alexa
quiera, lo haré realidad porque se lo merece. Después de todo lo que me ha
dado, deseo recompensarla.
—Puede que te arrepientas de eso —se ríe Alexa— si Nadine se sale
con la suya.
Capítulo 38 – Alexa

Nueve meses después...


—Vaya, estoy enorme, ¿no? —Me río mientras me froto el vientre—.
No tienes idea de cuán pesada me siento en este momento. Estoy lista para
que este bebé nazca ya y pueda recuperar mi silueta.
Cuando la cara de Reece se desmorona, me siento mal por hablar sobre
el nacimiento una vez más. Intenta ser fuerte, tan fuerte como sea posible,
pero la preocupación ha estado presente todo el tiempo. Ha tenido nueve
meses estresantes. Y cuanto más se acerca la fecha del nacimiento, más se
asusta. Por su puesto que lo hace. No sabía que Christine iba a morir, y
aunque no había forma de haberlo predicho, lo cierto es que sucedió. He
tenido muchos chequeos de salud para tratar de dejarle ver que no tengo
condiciones preexistentes no diagnosticadas que se revelen cuando dé a
luz, pero no creo que se calme hasta que todo esto haya terminado.
—Entonces, eh... —Mierda, necesito cambiar de tema rápidamente—.
¿Cómo van las cosas con el trabajo? —Extraño mi trabajo durante la baja
de maternidad. No puedo esperar para volver y diseñar ropa de nuevo.
Gracias a Dios, Lisa es muy comprensiva. Me dijo que podía volver
cuando quisiera. Ya sea de inmediato si no puedo estar lejos, o después de
mucho tiempo cuando finalmente esté lista.
—Sí, sí..., el trabajo es..., el trabajo está bien. Me gusta entrenar a este
último grupo de reclutas. Son muy buenos.
—Claro. —Necesito mantenerlo ocupado para que esté tranquilo. No
ha vuelto a huir desde la primera vez, pero tengo miedo de que pueda
hacerlo a medida que nos acercamos a la fecha del parto. Que es la
próxima maldita semana—. Entonces, ¿qué tienen estos de bueno? Porque
también estabas interesado en el último lote que pasaste.
Mientras hablo, otra oleada de dolor me recorre. Esto comenzó a
suceder anoche y ha estado pasando desde entonces. Deben ser
contracciones falsas, porque todavía no estoy lista, así que estoy segura de
que se detendrá pronto. Sin embargo, por mucho que me duela, necesito
disimular porque no quiero preocupar a Reece.
—Mm —gruño, tratando de ocultar la agonía—. Claro, eso es bueno.
Me alegro de que..., eso...
—¿Qué pasa? —Se ha dado cuenta, ya que suele ver a través de mí—.
Alexa, pareces dolida.
—Yo..., estoy bien..., yo... —Mierda, ya no puedo aguantar. Me inclino
hacia adelante y agarro a mi vientre. Un grito se desgarró de mi pecho sin
que yo tuviera ningún control sobre él. Es demasiado.
—Oh, mierda, ¿algo va mal? —pregunta—. ¿Tenemos que ir al
hospital? ¿Debo llamar a una ambulancia? ¿Cómo puedo asegurarme de
que estás bien? No me gusta esto. No me gusta ni un ápice...
—Calma... argh, cálmate, Reece. Estoy bien, es solo que...
—No, no lo estás. Mírate. Estás enferma..., o... Oh, ¡Dios mío!, ¿ya
estás de parto?
—No, no, son solo contracciones falsas, eso es todo. Dijeron que es
perfectamente normal.
—Correcto. —Sacude las manos y se las pasa por el pelo,
evidentemente nervioso—. Sí, supongo. Realmente no recuerdo esta parte
de la última vez. En realidad no recuerdo nada.
Me aferro a su mano sabiendo que, por supuesto, no lo hace.
Probablemente solo recuerda las partes malas, pero realmente no necesito
que se concentre en eso ahora. Quiero toda su concentración en mí. Al
menos hasta que esto pase...
—Oh, no. —Algo me detiene—. ¿Qué es eso? ¿Por qué estoy toda
mojada?
Nuestros ojos se encuentran cuando el charco crece entre mis piernas.
Me encantaría pensar que me acabo de mojar, pero no es siente así. Es una
sensación diferente, una que instintivamente me dice que viene mi bebé.
—Mierda, tenemos que ir al hospital. Ahora mismo. Ya no hay tiempo
para entrar en pánico.
Pero Reece tiene pánico. Se preocupa como el infierno, puedo verlo en
su cara, pero realmente no puedo centrarme demasiado en eso. Agarro su
mano y lo llevo hacia la puerta. Solo tenemos que salir de aquí y buscar
ayuda médica.
—¿Puedes conducir, Reece? —pregunto—. ¿Vas a estar bien para
llevarme?
—Sí —insiste mientras agarra las llaves del auto con sus manos
temblorosas—. Estoy bien.
—¿Estás...? —No, no tengo tiempo para preguntarle si está seguro, el
dolor se irradia a través de mí d enuevo—. ¿Sabes qué? —jadeo a través
del pánico—. Está bien, solo llévame allí, ahora.
—Sí, ahora. —Él asiente con la cabeza frenéticamente—. Necesitamos
llegar allí ahora. Necesitamos..., sí, por supuesto.
—Basta, Reece —le ordeno—. Deja de preocuparte. Esto no es lo
mismo que antes. Todo está bajo control. Nadine tiene a Oliver, él está
bien y yo también estaré bien..., una vez que me lleves al hospital.
No pretendo ser tan dura, pero él necesita escucharlo, así que asiente
con la cabeza.
—Tienes razón. Por supuesto que lo estarás. Te llevaré al hospital y te
cuidaré. Es mi trabajo cuidar de ti.
Oh, gracias a Dios se ha calmado un poco. Exhalo un suspiro de alivio,
agradecida.
Corremos y me subo al asiento del pasajero del coche, jadeando por el
dolor mientras Reece conduce. Por más pánico que sienta, de alguna
manera se las arregla para llevarnos al hospital. No puedo ver qué tal está
conduciendo o cómo de rápido vamos porque la agonía ha empeorado
muchísimo, preguntándome incluso si voy a morir a causa del dolor, pero
llegamos. Gracias a Dios, porque necesito sacar a este bebé, ahora...

Mis ojos se cierran de vez en cuando, pero los abro de nuevo cada vez
que lo hacen. No quiero perder ni un instante de la vida de la pequeña
Francesca. Especialmente estos maravillosos y preciosos primeros
momentos.
—Déjame que me la lleve unos minutos —insiste Reece—. Necesitas
dormir.
—No, no, no —gruño—. No quiero que te la lleves. Quiero abrazarla
para siempre...
Pero de todos modos su padre la coge de mis brazos y la abraza
fuertemente contra su pecho. Sus ojos se llenan de amor y parece muy
feliz. Francesca ya lo ha transformado y eso que hace muy poco que ha
nacido. Qué impacto tendrá en nuestras vidas nuestra pequeña hija.
—Te ves bien con ella —confieso—. Como si supieras exactamente lo
que estás haciendo.
—Bueno, ya hice esto antes, ¿recuerdas? —Él sonríe—. Y estaba solo.
—Mm, sí, eso es cierto. No puedo olvidar que criaste a Oliver solo...
—Bueno, lo hice hasta que llegaste. Luego tuve a la mujer más
maravillosa que he conocido.
Sonrío felizmente, admirándolo mientras la mece de un lado a otro. No
he tenido miedo de la maternidad, porque nos hemos centrado tanto en la
parte del nacimiento y en superar los miedos, que no hemos considerado la
siguiente parte, pero ahora me alegro de no haber desperdiciado tiempo
preocupándonos porque estaremos bien. Reece sabe exactamente lo que
está haciendo cuando se trata de criar a su hijo, y también he tenido algo
de experiencia con él. Vamos a estar bien. Juntos, él y yo podemos hacer lo
que queramos.
—Me encanta el nombre de Francesca —le digo mientras me
incorporo un poco para evitar que me quede dormida—. ¿Qué te hizo
pensar en él? ¿Ya lo tenías planeado o qué?
—Se me ocurrió de repente y me pareció bien. Un poco como le
sucedió a Christine cuando eligió el nombre de Oliver. —Se ríe—. Al
principio ni siquiera me gustaba el nombre de Oliver e iba a hacer que lo
cambiara. Antes de…
Él se apaga y yo respiro hondo, preocupada de que vuelva a llorar por
el pasado, pero se pierde en los ojos de su hija. Ya siente una gran
atracción por ella, y no puedo evitar preguntarme cómo será a medida que
crezca. ¿Ella siempre lo tendrá comiendo de su palma? Me imagino que
será una verdadera niña de papá y que se volverá una pesadilla, a medida
que se convierte en una adolescente tan descarada como yo.
Oh, Dios, él va a perder la cabeza si ella es como yo. No sé cómo
sobrevivió mí padre. No sé cómo hemos logrado mantener una relación
hasta ahora. Pero somos más fuertes que nunca.
—Bueno, es un gran nombre, y me encanta. Estoy segura de que a ella
también le gustará.
—¿Crees que deberíamos tener más hijos? —pregunta en voz baja.
¿Deberíamos hacer que crezca más nuestra familia?
—Oh, vaya, ¿realmente me preguntaste eso? —Lo miro sorprendida—.
¿Me estás preguntando sobre tener más niños?
—Lo estoy haciendo… —Él me sonríe—. Lo hiciste tan bien dando a
luz a este angelito, que es una pena no pedir más.
Le sonrío. Estoy muy orgullosa de él por ser tan valiente. Finalmente,
ha superado su miedo. Fue algo forzado, realmente no teníamos otra
opción, pero sigue siendo un gran paso para él.
—Bueno, creo que primero debes dejar que me recupere de este
nacimiento antes de comenzar a pensar en el próximo.
Mi cuerpo está exhausto, me duele cada parte de mí y ni siquiera
puedo pensar en levantarme de esta cama. Aun así no me importaría tener
otro hijo, y me alegro de que esté pensando en eso. Muestra lo bien que lo
estamos haciendo.
—Sabes que pronto tendrás que casarte conmigo —bromea—. Me has
hecho esperar suficiente para el día de nuestra boda y no sé cuánto tiempo
más podré soportarlo.
Miro mi hermoso anillo de compromiso y sonrío.
—Tú me esperarás. Lo sé.
Se inclina y me besa en los labios, suavemente, amándome.
—Sabes que lo haré.
Él se sienta en el borde de la cama y ambos miramos al pequeño bebé
que creamos por amor con una sonrisa en nuestros rostros. No sabía que
era posible estar así de enamorado de otro ser humano. Amo a Reece, por
supuesto, lo he amado durante mucho tiempo, pero el amor que siento por
mi hija no tiene límites.
Quiero abrazarla, amarla, darle absolutamente todo lo que se merece y
más. Ser madre ya me ha cambiado de una manera que no creía posible.
—¿Cuándo podremos regresar a casa? —le pregunto a Reece—. Tengo
muchas ganas de irme para ver a Oliver.
—¿Crees que va a querer a su hermanita?
—Bueno, ha estado muy emocionado, así que sí, creo que lo estará. No
puedo esperar para ver su cara.
—Creo que el médico quiere que te recuperes un poco primero, y luego
podremos irnos. Tu padre querrá venir a verte. De hecho ya está en
camino. Entonces, supongo que será mejor que esperemos.
Aprieto el labio inferior juguetonamente. Sé que necesito hacer lo que
dicen los profesionales médicos, especialmente debido a Reece, pero no
puedo esperar para llegar a casa y comenzar mi vida con toda mi familia.
Siento que todo lo que hemos pasado nos ha llevado al momento en que
todos podemos ser una familia. Reece, Oliver, la pequeña Francesca y yo.
¿Cómo podría pedir más?
Capítulo 39 – Reece

Alexa está bien. Ella está bien. Sobrevivió a todo. No puedo creerlo.
Mientras sostengo a Francesca en mis brazos, a punto de entregarla a su
abuelo, que ya parece un hombre más suave que antes, todo parece estar
bien con el mundo. El estrecho nudo de ansiedad que ha estado aposentado
en la boca de mi estómago durante los últimos nueve meses finalmente se
ha disipado y, por fin, puedo relajarme. «Lo hice, Christine —le digo en
silencio por si me está escuchando—. Sobreviví, ¿puedes creerlo?».
Casi puedo sentirla sonriéndome, dándome toda su bendición. Apuesto
a que le encantaría Francesca, que querría abrazar a esta hermosa niña. Fue
una pena que solo pudiera abrazar a Oliver una vez antes de que falleciera,
pero me alegro de que al menos lo hiciera y de que lo siga haciendo. En
ese momento, no podía apreciarlo porque estaba en estado de shock, pero
ahora puedo sentirla con nosotros.
—Entonces, ¿esta es mi nieta? —dice el almirante con una suave
sonrisa—. Es preciosa.
—Oh, papá, mira como te observa —dice Alexa—. Ella ya te quiere.
—La voy a malcriar por completo. —Desvía sus ojos hacia mí—. Y a
Oliver también.
Le tomó un poco de tiempo, pero una vez que comenzó a darse cuenta
de que hablábamos en serio, también abrió su corazón a Oliver. Comenzó a
conocerlo y a quererlo. Creo que fue difícil para él hacerlo porque se
aferró al miedo de que las cosas se derrumbasen como sucedió en su
pasado, pero ahora estamos bien.
Froto su brazo y sonrío agradecido. Me siento demasiado emocional en
este instante como para encontrar las palabras para expresar lo agradecido
que le estoy. No necesitaba hacer todas las cosas que hizo por nosotros.
Por mí.
—Entonces, ¿está todo bien con esta niña? —pregunta—. ¿El doctor la
revisó?
—Sí, todo está bien —le hice saber—. Una vez que Alexa esté bien,
podremos volver a casa.
—Estoy bien —se queja enfadada—. Desearía que me dejaran ir. Estoy
empezando a aburrirme. Quiero salir de aquí. El hospital es muy tedioso
ya que ni siquiera puedo levantarme de la cama.
—¿Quieres que vaya y hable con el doctor otra vez? ¿Ver si te dan el
alta?
Alexa asiente y salgo por la puerta. Siento que podría necesitar un
momento a solas con su padre. Este debe de ser un momento emotivo para
ellos, considerando que perdieron a la madre de Alexa. Puede que sea el
momento en que necesiten hablar sobre eso..., o no, no lo sé. Pero les estoy
dando el espacio por si acaso.
Además, podría aprovechar para llamar a Nadine, y así mantenerla a
ella y a Oliver informados. Apuesto a que también han estado un poco
preocupados. Especialmente Nadine, al haber presenciado los últimos
meses de ansiedad. No puedo esperar para hacerle saber que todo está bien
y que pronto, con suerte, estaremos en casa. Dios, no puedo esperar para
estar en casa. Si me siento así, Alexa debe estar sintiéndolo como me ha
dicho, así que necesito encontrar un médico lo antes posible para obtener
respuestas.

Hay una gran conmoción cuando llevamos a Francesca dentro. Nadine


dijo que Oliver sabía exactamente lo que estaba pasando y que no podía
esperar para conocer a la pequeña. Aparentemente ha estado esperando
junto a la ventana la mayor parte del día. Se le ve emocionado cuando
entramos, encantados de presenciar su reacción. Nunca pensé en darle a
Oliver un hermano, simplemente le di toda mi atención, tratando de
asegurarme de que su vida estuviera bien, pero ahora me doy cuenta de lo
que se habría perdido. Necesita a más personas en su vida.
—Hola, Oliver —le digo mientras abro a la puerta—. ¡Estamos de
vuelta!
Él grita de felicidad y corre hacia la puerta, casi derribándome.
¡Gracias a Dios que tengo a Francesca bien cogida! De lo contrario este
podría haber sido un encuentro muy diferente.
Me agacho y le muestro a Oliver el delicado bulto en mis brazos.
—Aquí está tu hermana.
Me mira inquisitivamente antes de comenzar a tocar a su hermana.
Dado que solo tiene dos años, es algo aterrador, ya que me preocupa que
pueda ser un poco bruto, pero parece saber instintivamente que debe ser
delicado.
—Francesca —le digo, dándole una mirada amorosa—. Ese es su
nombre.
—Chesa —repite, haciendo bien solo una parte. Me pregunto si así la
llamará una y otra vez hasta que se convierta en su apodo. Eso sería muy
bonito si sucediera. Baby Chesa.
Alexa entra detrás de mí, y la cara de Oliver se ilumina. Él la adora y
lo demuestra cada vez que están juntos. Estoy muy contento de que se
hayan conocido, incluso más que ella y yo. Ella le da tanto; Nadine
también. Tenemos una pequeña familia perfecta. Todo lo que quiero y
necesito.
—Baby Chesa —le informo a Alexa—. Creo que la llamaremos así.
La pequeña se ríe, un sonido adorablemente feliz porque está muy
contenta de estar en casa. Puede que solo hayan pasado unas pocas horas,
pero para ella representa toda una vida.
—Me gusta mucho eso. Baby Chesa. Suena muy dulce.
Todos nos mudamos a la sala de estar para ver a Nadine y también le
presentamos a Francesca. Ya que aceptó ser su niñera cuando llegara el
momento, incluyendo un aumento salarial significativo del que insistí, es
genial para ellos pasar un tiempo juntos. Una verdadera sensación de
felicidad se asienta sobre mí. Todo es perfecto.

—¿Esa es la puerta? —pregunto adormilado, apenas capaz de abrir los


ojos—. ¿Quién es? ¿Quién se atrevería a venir sabiendo que tenemos un
hijo y que no hemos dormido lo que parece una eternidad?
Alexa de repente se pone de pie como si se hubiera dado cuenta de algo
aterrador.
—Oh, Dios mío.
—¿Qué? ¿Qué? Estoy en otra parte ahora y en un estado de terror—.
¿Qué ha pasado? ¿Debería estar preocupado?
Ella salta de la cama y me mira.
—No, no debes preocuparte, pero deberías vestirte.
—¿Vestirme? —Incluso a través de la niebla de la somnolencia, puedo
ver cuán seria está—. ¿Por qué?
—Solo..., solo hazlo. Ponte algo de ropa y abre la puerta. Dame un
momento.
Presiono mi mano contra su pecho y siento su corazón acelerado. Está
golpeando con fuerza contra su caja torácica, y casi puedo sentir la
ansiedad zigzagueando a través de ella. Pase lo que pase, ella necesita que
haga lo que me pide.
Agarro el primer par de pantalones deportivos que encuentro y una
camiseta. Puede que ni siquiera estén limpios, pero en este momento estoy
de baja por paternidad, por lo que apenas importa cómo me veo.
Gracias a Dios, Nadine es mejor que Valencia y ha ayudado un poco en
este momento realmente difícil, por lo que estoy bastante seguro de que
ahora tiene a los dos niños con ella. Ella se mudó con nosotros de nuevo,
aunque no creo que sea un acuerdo permanente, o por lo menos no como lo
era antes, pero nos es útil.
Abro la puerta y sigo frotando el sueño de mis ojos, así que me lleva
un momento ver quién está al otro lado. E incluso cuando lo hago, me
lleva un segundo procesar lo que está sucediendo.
—¿Mamá? —La miro con curiosidad—. ¿Papá? ¿Estáis aquí? ¿Qué
estáis haciendo aquí?
Sin previo aviso, mi madre estalla en llanto y me rodea con sus brazos.
Estoy tan agotado que realmente no sé qué demonios está pasando.
Todavía debo de estar durmiendo en mi cama. Esto es una locura.
—¿Por qué no estáis en Europa? No sabía que volveríais...
—Esa joven tuya se puso en contacto con nosotros, Reece —dice mi
padre con su tono enérgico habitual—. Y ella nos contó todo lo que ha
estado sucediendo. No puedo creer cuánto nos has ocultado.
—¿Ocultado? No, no, eso no era lo que estaba haciendo. Simplemente
no quería molestarte en tu nueva vida. Trabajaste tan duro toda tu vida
para viajar por Europa. No quería interponerme en eso...
—Pero Christine murió —solloza mi madre—. Y tú criando a Oliver
solo. Ni siquiera sabíamos que tenías un hijo.
Me siento mal. No se lo dije porque sabía que regresarían para
ayudarme, destruyendo lo que habían logrado, pero en realidad lo que hice
fue mantenerlo fuera de la vida de su nieto.
—Lo siento, fue un momento desordenado y no quería molestarte...
—Te hubiéramos ayudado. Habríamos hecho todo lo posible.
—Lo sé, y es por eso por lo que no te contacté. Era mi trabajo cuidarlo.
Me alejo para mirar a mi madre y la culpa me inunda cuando veo su
rostro. Ella quería volver y ayudarme, quería estar ahí para mí. Estaba tan
ocupado siendo un adulto que olvidé pedirles ayuda.
—¿Alexa te contacto? —De repente me doy cuenta de esa parte. ¿En
serio?
—Ella no quería interferir con nuestra relación, pero quería contarnos
sobre Francesca. Por supuesto, nos sorprendió que Christine ya no
estuviera, por eso nos interesamos. Fue entonces cuando supimos que
teníamos que sorprenderte porque de lo contrario nos dirías que no
viniéramos.
—Por supuesto que te habría dicho que no vinieras.
—Pero queremos estar aquí. De todas formas, ¿me enseñarás a estos
niños? —Mi madre se ríe—. No vinimos aquí solo para verte, ¿verdad?
Aunque es maravilloso volver a ver a mí chico, ha pasado demasiado
tiempo y lo lamento. Sinceramente, no creo que volvamos a salir del
país...
—No hagas eso por mí —insisto—. Porque sé cuánto deseas viajar...
—No lo haremos. —Mi madre y mi padre se sonríen el uno al otro—.
Volvimos por nosotros y por lo que queremos en la vida. La familia es lo
más importante, ¿no? Y no queremos perdernos nada más.
Los invito a entrar y me giro para ver a Alexa luciendo culpable detrás
de mí. Le sonrío, amándola más que nunca. Una vez más, ella ha visto un
problema del que ni siquiera me había dado cuenta y me lo ha
solucionado. Ella ha traído a mis padres de regreso al país para completar
a mi familia. ¿Cómo sabe estas cosas? Es increíble. Estoy absolutamente
asombrado de ella.
—Mamá, papá —sonrío—. Hay alguien que me gustaría que
conocierais. Oficialmente, ya que parece que ya se conocen. Esta es Alexa,
la mujer que pronto será mi esposa.
Nadine aparece justo cuando todos se abrazan, trayendo a mis hijos
con ella, y la luz de mis padres se enciende como un maldito árbol de
Navidad. Sí, este fue otro error, algo que debería haber hecho mucho antes.
Pero gracias a Dios, tengo la mejor mujer del mundo para completar todos
mis errores.
Me casaré con ella pronto, pues no sé cuánto tiempo más puedo
esperar. Estoy impaciente por que sea mi esposa y que finalmente
comencemos a vivir la felicidad que merecemos.
Por fin.
Epílogo – Alexa

Un año después…
—¿Estoy bien? —le pregunto a Nadine con los nervios provocando que
me tiemble la voz—. ¿El vestido me queda bien?
—Alexa, sinceramente, esto es lo mejor que te he visto en tu vida. Eres
una princesa.
Me giro de izquierda a derecha, examinando mi reflejo en el espejo,
sonriendo para mí. No me gusta ensalzarme, pero creo que podría tener
razón. Este vestido realmente me hace guapa, como debería ser cualquier
vestido de novia. El material blanco y sedoso cae en cascada a mi
alrededor, raspando el suelo, y la cola se derrama detrás de mí. La línea
del escote de corazón sienta muy bien también, mostrando las nuevas
curvas que he desarrollado siendo madre.
—Estoy realmente ansiosa, Nadine. No sé por qué. También estoy
emocionada, pero...
Me toca el brazo suavemente y me sonríe. El material de color rosado
de su vestido de dama de honor realmente resalta el enrojecimiento en sus
mejillas. Se ve hermosa, como una rosa inglesa.
—Vas a estar bien —insiste—. Solo recuerda, es tu hombre el que está
al final del pasillo. Reece Moore te está esperando para convertirte en su
esposa y vivir felices para siempre.
Cierro los ojos y dejo que esto me cubra, imaginando el futuro más que
cualquier otra cosa. La boda es solo una pequeña parte de lo que viene
después y no puedo esperar. El cuento de hadas que termina con nuestro
loco romance.
—Está bien, tienes razón. Solo necesito concentrarme en él, nada más.
Eso me ayudará.
Respiro profundamente un par de veces, tratando de calmarme. No
quiero ser un desastre en uno de los días más importantes de mi vida.
Quiero ser tan etérea como lo sugiere mi apariencia.
—Tu padre estará aquí en un momento para acompañarte por el
pasillo. —Me río cuando Nadine dice esto, al ser algo que nunca pensé que
podría pasar. Apenas puedo creerlo—. ¿Estás lista?
—Estoy preparada. No puedo esperar para verlo y para que vea mi
vestido.
—Oh, apuesto a que le va a encantar. Incluso podría llorar cuando te
vea.
—No lo sé, pero pronto lo comprobaremos cuándo aparece para
llevarme por el pasillo.
Tener la bendición y el amor de mi padre el día de mi boda lo hace
mucho mejor. Y tener a los padres de Reece cerca también es genial. No
estaba segura de estar haciendo lo correcto al contactarlos a sus espaldas,
pero sabía que era algo que debía resolverse y solo quería ayudar. Gracias
a Dios que lo hice, porque desde que se mudaron a Estados Unidos, se han
convertido en una gran parte de nuestras vidas. Es genial, porque ahora
tenemos mucha ayuda de sus padres, así como a Nadine, por lo que
podemos tener tiempo a solas cuando lo necesitamos.
—Bien, me alegro de que quieras verlo, porque no sé cómo podría
rechazarlo —se ríe Nadine—. Incluso si ahora es un poco más suave, sigue
siendo uno de los hombres más temibles que he conocido en mi vida.
—¡Intenta crecer con él! Fue una pesadilla. No pude salir con nadie.
Siempre estaba metida en problemas.
Pero ahora puedo decir eso con felicidad, porque sé que lo hacía con
sus mejores intenciones. Ahora que estamos más cerca y he crecido lo
suficiente como para entenderlo, todo está bien. Hemos llegado a un lugar
maravilloso y las cosas siguen mejorando cada día.
—Hola, Alexa, —mi padre llama a la puerta, casi como si lo
hubiéramos convocado—. ¿Puedo entrar?
—Estoy lista. Puedes pasar.
La puerta se abre y mi padre se lleva la mano al pecho cuando me ve.
—¡Oh, vaya!
—¿Estoy bien? Estaba nerviosa por si el vestido no se veía tan bien
como en la tienda...
—Oh, no, no digas tonterías, Alexa, estás preciosa. Tu madre estaría
muy orgullosa de ti.
Todavía no habla mucho de mí madre, nunca lo ha hecho, pero
recientemente, de vez en cuando, hace pequeños comentarios como este
que me llevan al límite. Las lágrimas llenan mis ojos, ya que no puedo
evitar emocionarme.
—Gracias por decir eso, papá. Significa mucho para mí.
Se pone la mano en la cadera y me indica que le una el brazo, lo que
hago.
Vamos.
Nadine se adelanta y entra por el pasillo donde Reece y yo nos vamos a
casar. La música comienza a sonar y mi corazón se salta un millón de
latidos. Los nervios son aún más poderosos ahora, no sé si puedo
manejarlo. Me siento rara, en el buen sentido, pero también como si
pudiera desmayarme en cualquier momento.
—¿Estás bien? —me susurra mi padre—. Porque si estás pensando en
huir, tengo el coche...
Lo miro y se ríe, demostrando que solo está bromeando.
—Claro, papá, vámonos y dejemos a mis hijos aquí. Ese es un buen
plan. Creo que podría ser un poco tarde, ¿no?
—Sí, probablemente tengas razón sobre eso. No creo que Reece te deje
ir tampoco.
Definitivamente tiene razón sobre eso. Reece ha querido casarse desde
que me lo pidió. Solo lo pospuse hasta que tuvimos tiempo para organizar
las cosas correctamente. Tener un hijo consume mucho y no podía
imaginar siquiera pensar en otra cosa. Luego volvimos al trabajo y
tuvimos que hacer malabarismos con todo eso, pero finalmente, logramos
hacer algo de tiempo en el momento adecuado.
—No, no lo haría. Está demasiado interesado en casarse para eso.
—Bueno, es un hombre muy afortunado. —Mi padre me lleva a un
lado—. Pero creo que también tienes suerte.
—¿Lo crees? —Miro a mi padre y sonrío—. Es agradable escuchar
eso.
—Bueno, él es un hombre bueno, ¿no? Y te hace muy feliz.
Pongo los ojos en blanco y me río.
—Traté de decirte eso, papá.
—Lo sé, lo sé..., pero, como sabes, escuchar no siempre ha sido mi
punto fuerte... Pero no estamos aquí para criticarme, ¿verdad? Así que,
hagamos lo que vinimos a hacer aquí y casarte.
Mi pecho se hincha de alegría cuando la puerta se abre y lo veo
esperándome al final del pasillo con su padrino, Cody. Se ve tan guapo, tan
maravilloso, y pronto estará a punto de ser mío...

—Hola, esposa —dice Reece con una sonrisa mientras bailamos


lentamente por primera vez desde la ceremonia de la boda—. Estás
absolutamente hermosa. Más impresionante de lo que he visto en mi vida.
Cuando entraste por esa puerta, pensé que mi corazón iba a explotar de
amor. Estoy tan feliz.
—Bueno, tampoco estás mal. Me gusta este traje para ti. Marido…
Oh, esa palabra envía un escalofrío por mi columna vertebral.
«Marido». Es una palabra tan adulta y comprometida, pero lo hace todo
mío. Realmente soy muy afortunada.
—Esta boda es increíble, ¿no? Hemos hecho un buen trabajo.
—Lo hemos hecho. —Me muerdo el labio inferior, tratando de evitar
explotar—. Reece, tengo algo que decirte. Iba a esperar hasta que nos
dirigiéramos a nuestra luna de miel, pero...
—¿Qué es? —Él parece preocupado, pero solo durante un segundo.
Ya no estoy preocupada por compartir noticias con él, porque hemos
pasado por lo peor juntos y hemos permanecido unidos. Él y yo podemos
superar cualquier cosa.
—Esta mañana hice una prueba...
—¿Una prueba? ¿Hoy? ¿Qué tipo de prueba?
Mi corazón late como si estuviera a rebosar de mariposas. Estas
palabras son enormes. Miedo, en cierto modo, pero también maravilloso.
—Una prueba de embarazo.
Se queda quieto, deteniendo el baile por completo, y abre mucho los
ojos hacia mí. Por una fracción de segundo, me pregunto si debería haber
esperado porque esto aún podría ser una noticia que le resulte difícil de
digerir. A veces, lo estamos haciendo tan bien que olvido todo lo que ha
pasado para llegar a donde estamos.
—¿Vamos a tener otro bebé? —El alivio me inunda cuando explota de
felicidad—. ¿En serio?
Asiento y me río, la alegría me inunda y él me atrae para el abrazo más
fuerte que haya existido.
—Es increíble. Esto es absolutamente increíble. Estoy muy feliz.
De repente, estamos rodeados de familiares que han escuchado la
noticia. Supongo que Reece lo gritó, así que todos lo oyeron. Oliver salta a
mis brazos y Francesca extiende sus manos hacia su padre para que todos
podamos estar juntos compartiendo esta increíble noticia, haciendo que
desee llorar de alegría. Nuestra familia sigue creciendo, y se fortalece cada
día, realmente lo tengo todo.
Un esposo al que adoro, con quien tengo la química más poderosa del
mundo, incluso ahora, después de todo este tiempo. Niños, a quienes amo
más que a nada y unos padres que apoyan todo lo que hacemos. Que
estarán ahí para nosotros sin importar lo que sea.
Si esta no es la historia de amor más hermosa, feliz e inesperada que se
haya cruzado en mi camino, entonces no sé qué es.
Si te ha gustado este libro no te pierdas
Eran perfectos el uno para el otro hasta que él empezó a ser una
famosa estrella de rock y una infidelidad los separó.
Ahora, tras años tratando de olvidarle, Addison decide volver a tener
citas y dejar atrás su pasado. El problema es que él está más que nunca
decidido a conquistarla, y a demostrarle que nunca le fue infiel.
Pero, ¿será su amor más fuerte que sus miedos?
Y lo que es más importante, ¿serán capaces de renunciar a todo por
amor?
No te pierdas esta historia de amor con toques eróticos donde dos
corazones rotos vuelven a encontrarse.
¿Podría Paisley decirle la verdad sin perderlo para siempre?
Paisley siempre estuvo enamorada en secreto del mejor amigo de su
hermano; Josiah. Un hombre encantador, atractivo y millonario, que tras
pasar la fiesta de nochebuena entre sus brazos, siente que su vida ha
cambiado.
Pero esa noche fue el principio de otro secreto entre ellos, ya que
Josiah desconoce que la dejó embarazada y que Paisley se vio forzada a
marcharse y ocultárselo.
Pero, ¿qué pasará cuando él regrese esta navidad y se entere?
Al fin y al cabo los chicos malos no quieren tener bebés, ¿verdad?
No te pierdas esta historia de amor con toques eróticos, que te hará
descubrir la magia de la navidad.

Lanzamiento el 22 de noviembre
En el momento en que mis ojos se encontraron con los de ella, no
había nada que me impidiera entregárselo todo.
He vivido toda mi vida en mi club, rodeado de motos y con mi familia
de acogida, pero ahora ella lo es todo.
Es devastadoramente hermosa, obstinada e independiente y quiero
protegerla de su abusivo ex novio, aunque no quiera. Está sola y
desprotegida y aunque piense lo contrario, soy lo único que tiene.
Ella es la única mujer que he amado y por la que lo daría todo. Por eso
haré cualquier cosa por volver con ella y ponerla a salvo. Incluso si ello
significa seguirla a todas partes.
Le daría todo lo que tengo.
Y la quiero a ella.

Lanzamiento el 4 de diciembre
¿Te gusta leer?
¿Quieres ayudar a promocionar a nuestras
escritoras?
APÚNTATE AL CLUB 5 ESTRELLAS

¿Qué tendrás que hacer?


Si quieres inscribirte mándanos un correo electrónico y nos pondremos
en contacto contigo.

Pero, ¿en que consiste?


La iniciativa se basa en que leas cualquier libro de Grupo Romance y
publiques tu opinión en tus redes sociales.
De hecho se llama Club 5 Estrellas pensando en que tengas 5 redes
sociales donde publicarlas, como Facebook, Twitter, Instagram, un blog,
etc. Aunque puedes participar si solo dispones de una.
Cada vez que publiques tu opinión conseguirás un punto y cuando
llegues a los 75, tienes la opción de elegir un libro gratuito de nuestra
editorial como agradecimiento por tu ayuda.
Podrás escoger entre un libro ya publicado u otro que vayamos a
publicar en los próximos dos meses.
Este regalo es opcional, ya que podrás decidir si deseas canjear los
puntos por un libro o no, pues el principal propósito del Club 5 Estrellas
no es regalar libros a cambio de tus opiniones, sino fomentar la lectura y
ayudar a nuestras escritoras.
Además todas tus opiniones deberán ser hechas sin coacción y lo más
sinceras posible.

Si estás interesada mándanos un correo a:


grpromoción@mail.com

No te pierdas esta oportunidad de formar parte


del

Y ayuda a Grupo Romance a fomentar


La novela romántica.

*Al inscribirte en el Club 5 Estrellas, aceptas los términos de la


editorial, así como la Política de privacidad.

También podría gustarte