Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
©Mia Ford
LA HIJA DE SU JEFE
Título original: His boss´s daughter
©2019 EDITORIAL GRUPO ROMANCE
© Editora: Teresa Cabañas
tcgromance@gmail.com
—No. —Mi cuerpo se desliza hacia el suelo y mi cabeza cae entre mis
manos. Gracias a Dios Oliver está en su cama durmiendo en vez de aquí.
No sé si podría seguir sosteniéndolo en este momento—. No, no, no.
—Lo siento, señor Moore, hicimos todo lo posible...
—No. No lo acepto. No puedo. No hay manera. No pasamos por todo
esto, mientras trataba de quedarse embarazada durante tantos años, para
después pasar por dificultades durante el embarazo y luego este terrible
nacimiento solo para que ella me deje. No, no te creo. No quiero
escucharlo. Quiero verla. Quiero ver a mi Christine.
—Me temo que eso no es posible en este momento...
Su tono suave para intentar consolarme solo logra molestarme. No
estoy en el estado de ánimo adecuado para oírlo. No puedo escucharlo.
—No, deja de mentirme. Solo tráeme a mi esposa. Quiero verla,
necesito verla. No puedo... —Estoy sin aliento, como si todo el aire
hubiera sido absorbido por completo de mis pulmones—. No puedo hacer
esto sin ella. No puedo estar solo, no puede..., no puede estar muerta,
simplemente no puede.
Pero lo está. Lo supe incluso antes de que el médico me lo dijera, ya
que podía sentirlo. Su presencia se ha ido y estoy completamente solo.
Sabía que hoy iba a cambiar mi vida para siempre, que iba a salir del
hospital con mi hijo, simplemente no pensé que tendría que dejar a mi
esposa.
¿Qué demonios voy a hacer a partir de ahora? ¿Cómo diablos
sobreviviré a esto?
Capítulo 2 – Alexa
Un año después…
—¡Alexa! ¡Alexa! —grita mi padre escaleras arriba, usando su tono de
voz de almirante. Honestamente, sé que es un hombre importante en su
trabajo, lo sabría aunque no me lo recordara todo el tiempo, pero ¿tiene
que actuar así en casa? ¿No puede ser simplemente un padre normal? ¿Del
tipo que tienen mis amigos?—. ¡Alexa!
—Sí, papá, ya voy. Dios, dame un minuto, ¿no? Estoy en medio de
algo.
—¿Tú? ¿Centrada en algo? Sin duda estás acostada en tu cama,
mirando la pantalla de tu móvil.
Mis mejillas se sonrojan con enojo..., sobre todo porque eso es
exactamente lo que he estado haciendo durante las últimas dos horas.
Comencé a buscar trabajo antes de aburrirme y pasar a las redes sociales,
pero mi padre nunca se centrará en el bien que hago. A él le gusta fijarse
en lo malo, como si yo fuera una desilusión constante. A diario le gusta
recordarme que abandoné la escuela secundaria hace dos años con buenas
calificaciones y que no he hecho nada desde entonces, porque un puesto a
tiempo parcial en una tienda de ropa aparentemente no cuenta como nada.
Solo porque no está a la altura de sus estándares imposibles. Creo que la
universidad habría sido su sueño, pero no era lo que quería para mí.
Tal vez si mi madre todavía estuviera viva, él no sería tan duro, pero
dado que la perdimos de cáncer cuando era solo una niña, supongo que
nunca lo sabré. Solo tengo que lidiar con el dictador y acostumbrarme.
Me imagino que podría mudarme, pero tendría que arreglármelas sola.
A pesar de mi padre, esta es una vida mucho más fácil. Todavía puedo
divertirme mucho con mis amigos, lo que no podría hacer si tuviera que
pagar las facturas, entre otras cosas, por lo que no iré a ningún lado por el
momento. Lo soportaré porque tengo que hacerlo.
Bajo las escaleras pisando fuerte, asegurándome de que mis pasos
llenos de ira se escuchen en toda la casa. Quiero que mi padre sepa qué
nube de tormenta le espera cuando finalmente lo encuentre.
—Ah, ahí estás. —Pasea sus ojos ante mí mirándome de arriba a abajo,
dejando claro que no se ha tomado bien mi desaire—. Con esa ropa,
supongo que no tienes trabajo hoy en la tienda, ¿verdad?
Cruzo mis brazos a la defensiva sobre mi pecho.
—¿Qué está pasando, papá?
—Esta noche tenemos a un invitado para cenar, así que debes vestirte
bien y comportarte.
—Uff, ¿no será otro de tus aburridos amigos de la Marina? —Pongo
los ojos en blanco—. No, gracias. Paso.
Me giro y empiezo a subir las escaleras, pero tengo un mal
presentimiento sobre esto. Puedo sentir los ojos enojados de mi padre
atravesándome. No tiene absolutamente ninguna intención de dejarme
escapar tan fácilmente. Mis pies se desaceleran por su propia cuenta, mi
cuerpo reconoce lo que es mejor para mí, incluso si mi boca no lo sabe. Y
mi boca nunca lo hace. Me mete en muchos más problemas de lo que
debería.
—Alexa Martin, detente justo donde estás. —Hago lo que me ordena,
aunque me irrita—. No quiero que me hables así. Nunca. Siempre te sales
con la tuya...
—¿Salirme con la mía? —La ira me atraviesa—. No me dejas salirme
con nada. Aprovechas cualquier oportunidad para menospreciar mis
elecciones solo porque no se ajustan a tu punto de vista...
—No voy a entrar en esto contigo otra vez. —Sus manos descansan
sobre sus caderas. Esto significa que quiere negociar—. Esta conversación
no se trata de eso. Te estoy hablando de una cena sencilla esta noche. Una
cena con uno de mis amigos. Simplemente te estoy pidiendo que te
arregles y te portes bien, sin que me avergüences.
—Si te avergüenzo tanto, entonces quizá sea mejor que no vaya.
—Estás siendo ridícula. Te quiero ahí. Solo quiero que te portes bien,
¿es tan difícil?
Ya sé a dónde irá a parar esto, he tenido esta misma conversación un
millón de veces y hoy no tengo el corazón para ello. Mi padre es el
almirante, él nunca pierde, y mientras esté bajo su techo, tengo que lidiar
con eso. Es muy molesto, pero bien podría ceder ahora.
—Está bien, papá. —Pongo una sonrisa falsa, dulce y enfermiza—.
¿Qué te gustaría que me pusiera?
—Oh, no seas tan estúpida. No voy a decirte lo qué tienes que ponerte
—. Saca su móvil y comienza a escribir rápidamente, terminando la
conversación de una manera increíblemente hipócrita..., —. Solo ponte
algo que no te haga ver como si acabaras de llegar del refugio para
personas sin hogar.
—El hecho de que esté usando pantalones deportivos no significa que
no sean elegantes...
—No me hagas empezar con la cantidad que gastas en ropa. Ese
trabajo no es bueno para ti. Gastas más en esa tienda de lo que ganas cada
semana. Es una locura. Aunque, si eso es algo de lo que quieres hablar...
—Te veré más tarde. —Sigo subiendo las escaleras, enfurruñada como
una adolescente hosca—. Avísame cuando esté la cena.
—¿Vas a estar en tu cuarto hasta entonces? Está bien, prefiero que
estés allí y no en un lugar del que no sepa cuándo vas a volver. No quiero
que faltes esta noche.
Creo que es importante que alguien venga a cenar esta noche, pero él
actúa así siempre que se trata de alguien del trabajo. Tiene que dar la
impresión de que hacemos vida juntos. Es como si pensara que mi
comportamiento afectará a la manera en que la gente lo ve en el trabajo.
Como si no me permitiera mi propia vida. Mi propia personalidad. Pero lo
peor es que creo que su impresión podría ser la correcta. Todos sus amigos
parecen tan juiciosos como él.
Cojo mi móvil nuevamente, tan pronto como me encierro en mi
habitación y llamo a la única persona que realmente creo que me entiende,
Rebecca. Ella era mi mejor amiga en la escuela secundaria y es de las
pocas personas que se quedaron en este lugar. Los demás se fueron a la
universidad o al trabajo, pero nosotras no queríamos ir a ningún lado. La
adoro.
Rebecca: ¡Oye, perra! —Llora de la risita mientras me pregunta—.
¿Qué está pasando?
Alexa: Uff, es solo mi padre, se está comportando de nuevo como un
imbécil. —Me dejo caer en la cama y ruedo poniéndome de frente—.
Entonces, no hay cambios.
Rebecca: Es un idiota, ¿no? Y sé con certeza que no le gusto.
Alexa: No Rebecca, él solo piensa que eres una mala influencia para
mí. ¿Te lo puedes imaginar?
Rebecca: ¿Yo? —exclama, como si esto fuera una conmoción para ella
—. Tú eres la mala influencia.
Alexa: Lo sé, ¿verdad? —Me paso los dedos por el pelo y me río. En
cualquier caso, ella siempre encuentra una manera de hacerme sentir
mejor cuando todo va mal—. Hoy viene a cenar otro de sus aburridos
compañeros, así que tengo que vestirme y actuar como una dama. ¡Sabes
cuánto odio eso! Apesta.
Rebecca: Lástima que todos sus compañeros sean viejos y aburridos.
De lo contrario, podría ser divertido.
Sé lo que está pensando y la idea me deja perpleja.
Alexa: No, esas palabras son demasiado terribles.
Rebecca: Es una pena. Sería una forma de hacerlo más interesante. De
todas formas, solo tendrás que beber un buen vino y superarlo. Luego,
mañana por la noche, podríamos ir a ese club nuevo para que te recuperes.
Alexa: ¿Un club nuevo? ¿De qué hablas? No he oído nada de eso.
Rebecca: Antes se llamaba The Ivy, pero alguien lo compró y le
cambió el nombre. Aunque no puedo recordar cual. ¿Quizá The Bell? No
lo sé, algo así, pero se supone que es increíble.
Suspiro y giro sobre mi espalda.
Alexa: ¡Sí! Suena divertido. Necesito una salida nocturna, han pasado
años desde la última.
Rebecca: ¡Fue el fin de semana pasado, loca! —Se ríe—. Pero sé a qué
te refieres. Yo también lo necesito. He roto con Dwayne y me gustaría
encontrar a alguien nuevo. Ya sabes, para ayudarme a superarlo.
Alexa: Ni siquiera estabas con Dwayne, ¿verdad? Pensé que no era
algo serio.
Rebecca: Sí, y ahora se acabó, así que tengo que seguir adelante.
Obviamente.
Alexa: Dios, me haces reír —respondo sonriendo—. Entonces, ¿qué
pasó?
Rebecca: Era soso en la cama, eso es todo. Me cansé de él.
Eso suena como a mi novio de la secundaria, la única persona con la
que realmente he estado. Era una relación en todos los sentidos. Lo amaba
tanto que no creía que hubiera nada mejor, pero como me dejó y se fue a la
universidad, ahora sé que no valía la pena. La siguiente persona con la que
tenga algo serio debe sorprenderme. Por eso prefiero citas casuales, como
le pasa a Rebecca. Y como ella, siempre obtengo lo que quiero.
Rebecca: ¡Por supuesto! Bueno, eso requiere una buena noche, ¿no?
Alexa: Estoy de acuerdo. Será divertido.
Rebecca: Bueno, solo piénsalo para ayudarte esta noche. Y, como
siempre, buena suerte con tu padre y el señor aburrido.
Lo iba a necesitar si quería pasarlo con la cabeza en su sitio.
Uff, eso fue una pesadilla. En realidad no sé por qué acepté. Pasar la
noche con el siempre nervioso almirante y su malcriada hija no iba a ser
divertido, ¿verdad? Debería haber dicho que no. Pero, por supuesto, no
podía hacerlo ya que él me ayudó mucho. En mis momentos de necesidad,
básicamente me salvó la vida.
Cuando perdí a Christine, pensé que el mundo se había acabado. No
sabía qué demonios hacer. Solo sabía que por encima de todo estaba
Oliver, mi hijo. Necesitaba que estuviera protegido de cualquier cosa, y
como mi esposa ya no estaba en este mundo, no sabía qué podía hacer.
Claro, tengo una niñera, pero no podría pedirle a alguien que lo cuidara la
mayor parte de su vida. Él necesita a su familia, me necesita. Bueno,
realmente necesita a su madre, pero, por supuesto, eso no es posible.
Desafortunadamente.
Fue entonces cuando me acerqué al almirante con la cabeza entre las
manos y le rogué. Supo que estaba en mi momento más bajo y me ayudó
de la mejor manera posible. Me consiguió un trabajo para hacer desde casa
y así poder estar cerca de mi hijo para ayudarlo y criarlo, y también me
ayudó a encontrar a Valencia, la niñera. No sé qué habría hecho sin él. Mi
cabeza estaba dispersa, no podría haberlo hecho solo...
Incluso un año después, no sé cómo podría haber resuelto todo eso sin
él. Mi cabeza está mejor ahora, me encuentro bien, pero aún así estoy
terriblemente agradecido por la forma en que me salvó el cuello.
Supongo que cada vez que me invite a cenar, estaré allí,
independientemente de si su hija es molesta o no. Vengo de la nada,
siempre tuve que cuidarme, así que ver a alguien tener todo y ni siquiera
apreciarlo, me irrita. Alexa realmente es una de esas personas a las que
solo les importa cómo se ve y cuántas fiestas hace. Su padre podría tratar
de actuar de otra manera y presentarla de forma diferente, pero puedo ver
a través de todo. No pueden engañarme. Ella es una mala noticia, no es
alguien con quien quiera desperdiciar una noche.
Y no importa que sea hermosa, porque lo sabe y lo usa como ventaja.
Sinceramente, creo que si su padre supiera la verdad sobre ella, todo
cambiaría. Por lo general, es una persona muy observadora, por lo que no
debe verlo simplemente porque no quiere. Es más fácil para él, estoy
seguro.
Sacudo la cabeza cuando entro en mi coche, tratando de bloquear toda
la noche. La comida era buena, pero la compañía fue terrible. Hubiera
preferido pasar la velada solo en casa con mi hijo. Me concentro en eso
todo el camino de regreso, lo maravilloso que será volver a estar con
Oliver. No sé si soy el padre que soñé que podría ser. Lo intento, pero la
crianza es difícil. También asumí que tendría a mi esposa a mi lado, así
que hacerlo solo es diferente. Aun así, lo estoy intentando y creo que está
tan feliz como cualquier niño de un año pueda estar...
Al menos eso es lo que me gustaría pensar, hasta que vuelvo a casa.
Puedo escuchar el llanto desde aquí. Suena terriblemente angustiado. Es
un sonido que me atraviesa y me duele el alma. Necesito detenerlo de
inmediato. No sé cómo Valencia es capaz de cuidarlo. No parece
molestarla en absoluto.
Abro la puerta y la atravieso, la desesperación corre por mis venas.
Encuentro a Valencia sentada en la mesa de la cocina, leyendo una revista,
sin importarle el resto del mundo. Me irrita verla así. No debería
molestarme alguien que ha estado presente durante los últimos diez meses,
pero ella lo consigue.
No se preocupa por Oliver, pienso muy a mi pesar. No como Christine
lo habría hecho.
No importa cuántas veces me diga eso. Por supuesto, ella no lo hace,
ya que no es su madre, pero eso no impide que me enfade. Necesito toda
mi fuerza de voluntad para calmarme y alejarlo.
—Hola, Valencia —escupí—. Voy a ver a Oliver, ¿de acuerdo?
Apenas levanta la vista para reconocerme, lo que me irrita aún más. Si
tuviera algo de energía, la despediría y buscaría a alguien, pero todo el
proceso suena agotador. Sobre todo porque Valencia vive con nosotros, por
lo que siempre está cerca de mi hijo. Eso sería difícil de reemplazar. No
puedo perderlo.
No, la situación está bien. No hay nada de qué preocuparse. Estoy un
poco molesto hoy porque he tenido un largo día en la oficina. Es un trabajo
por el que estoy agradecido, pero no es por lo que me inscribí en la
Marina, además también influye esta terrible noche. No es culpa de
Valencia, ella ha estado presente por mucho tiempo. No tiene sentido
causar aún más agitación en la vida de Oliver. Estoy seguro de que ya está
lo suficientemente confundido.
Subo las escaleras de dos en dos, y en seguida siento una oleada de
alivio y amor cuando veo a mi hijo. Tiene el mismo cabello y ojos color
cuervo que su madre, lo que me hace extrañarla aún más. Si tan solo
hubieran detectado la afección cardíaca subyacente antes, podrían haberla
tratado, tal vez haber sido aún más cuidadosos cuando dio a luz. Intento no
quedar atrapado en «qué habría pasado si» porque el pasado no se puede
cambiar ahora, pero no siempre es fácil.
—Hola, hombrecito —le susurro mientras levanto a mi niño llorando
—. ¿Qué pasa? Oye, ¿te están saliendo más dientes?
No me responde, ya que todavía no sabe utilizar bien las palabras, por
lo que simplemente apoya su cabeza contra mi hombro y se calma un
poco. Esto es todo lo que necesita, solo saber que hay alguien ahí.
—Estoy aquí ahora, pequeño, ya no tienes de que preocuparte. Estoy
aquí para ti.
Paseo por la habitación con él mientras noto que se duerme sobre mí, y
me detengo cuando llego a la foto de Christine. Estoy seguro de que
todavía no puede entenderme, pero me gusta contarle historias sobre ella,
solo para que la conozca. No quiero que piense que me he olvidado de ella.
—¿Sabes?, conocí a tu madre cuando tenía diecinueve años. Llegué a
casa de licencia y salí con Cody. Estábamos tomando una copa en el bar
local y la vi al otro lado de la habitación. —Una sonrisa se extiende por
mis labios—. Estaba bailando con sus amigas y de inmediato me
sorprendió lo hermosa que era. —Un suspiro sale de mi boca—. Me
fascinó de inmediato. Quería conocerla. Por supuesto, no pensé que le
interesara, ya que no paraba mucho por casa. Estuve mucho tiempo en la
Marina. Trabajando. Pero ella lo hizo, quería conocerme y nuestro
romance floreció a partir de ahí.
Entonces me trago mis sentimientos, al no querer mostrar la tristeza
que me rodea. Oliver no necesita sentir eso, pero me golpea fuerte cuando
comparto esto con él. Tal vez deberíamos haber sabido que esto sucedería.
Después de todo, Christine perdió a su madre justo después de que ella
naciera, y su padre murió de una enfermedad cardíaca más adelante.
Nunca lo había asociado, pero tal vez no había nada que pudiéramos haber
hecho para ayudarla.
Mis padres ya no están, pero por una razón diferente. Dejaron el país
para vivir en Europa hace mucho tiempo. Ni siquiera estoy seguro de
dónde están en estos días, en Italia, creo.
—De todos modos, suena como si ahora estuvieras dormido,
hombrecito, así que déjame acostarte.
Cuando está dormido es cuando me siento más solo. Ahí es cuando
extraño tener a alguien. No cuento con quien hablar o con quien compartir
mi vida para obtener consuelo. Estoy solo y apesta. Cody sigue
diciéndome que necesito seguir adelante, que es hora de encontrar a
alguien y me pregunto si tiene razón...
No sé si estoy listo o no. Es un paso gigante y aterrador, pero
eventualmente tendré que hacerlo. No puedo vivir aislado para siempre,
¿verdad? Lentamente me volvería loco ya que no estoy hecho para estar
solo.
Una vez que Oliver está dormido, cojo mi móvil y llamo a Cody.
Cualquier cosa para evitar volver a ver a Valencia. Simplemente no estoy
de humor para su cara en este momento. Es mejor si me mantengo fuera de
su camino.
Cody: Hola, amigo —dice con una sonrisa en su voz—. ¿Cómo te va?
Reece: Sí, bien, aunque acabo de pasar una noche con el almirante y su
hija.
Cody: ¡Uff, eso suena horrible! —Cody lo entiende. Me ha oído gemir
lo suficiente—. Necesitas desahogarte.
Reece: Mmm, podrías tener razón. Me siento un poco..., inquieto.
Cody: Oh, eso suena prometedor. Como si finalmente estuvieras listo
para un gran golpe.
Reece: ¿Gran golpe? —pregunto inquisitivamente—. ¿Qué quieres
decir exactamente con eso?
Cody: Ya sabes, un gran golpe donde te vuelves loco y te diviertes un
poco. Creo que lo necesitas después del año que has tenido. Llevo tiempo
queriendo preguntarte acerca de uno, pero no parecías estar listo. Aunque
creo que podrías estarlo ahora. Me parece que finalmente es la hora.
Deberíamos ir a ese nuevo club mañana por la noche.
Reece: ¿Club? —gimo de nuevo—. ¿No crees que somos demasiado
viejos para ir a un club?
Cody: Aún no tienes treinta años. No seas tan ridículo. Si alguien
necesita una noche en un club, eres tú.
Tengo la sensación de que no voy a salir de esto fácilmente..., y creo
que tampoco quiero hacerlo. Puedo gemir y gemir por todo ello, pero de
alguna manera necesito comenzar a regresar al mundo real. Es lo que
Christine hubiera querido. Ella no me querría miserable y triste. De
ninguna manera. Y quizás un club nocturno sea más divertido de lo que
creo. En realidad podría ser entretenido. De todos modos será mejor que
esta noche.
Reece: Está bien, ¿por qué no? —suspiro—. Vamos a hacerlo.
Cody: Eso es genial, amigo. Eso me encanta. Va a ser épico. ¿Por qué
no vienes a mi casa a las ocho?
Reece: ¿A las ocho? Eso parece un poco temprano si vamos a ir de
fiesta.
Cody: Prebebidas, amigo. —Se rió a carcajadas—. ¿Cuánto tiempo has
estado fuera de juego?
Reece: Demasiado tiempo. —Negué con la cabeza y me reí, pero luego
un pensamiento lleno de horror me golpeó.
Reece: No quiero que esperes demasiado de mí. Aunque, haré todo lo
que pueda.
Cody: Lo sé, lo sé, has pasado por mucho. Pero lo haremos bien, no te
preocupes por eso.
Reece: Muy bien, bueno, nos vemos mañana entonces.
Cody: Ya estoy entusiasmado. Nos vemos.
Reece: Adiós, Cody. Te veo pronto.
Mi corazón latía con fuerza mientras colgaba el teléfono, ya que no
estaba seguro de si había sido un error, por lo que recé para que no fuera
así. Necesitaba hacer algo para cambiar, para sacarme de esta rutina y
esperaba que esto lo lograra.
Capítulo 4 – Alexa
¿Qué cojones? No sé qué hacer, esto es una locura. Ya van dos noches
seguidas. Dos noches arruinadas por la jodida Alexa. Ella es exactamente
lo que pensé que era, una chica fiestera sin cerebro. Una pesadilla infernal.
Incluso parece una fulana con la minúscula blusa ajustada y la falda corta
que muestra demasiado. Sin olvidarnos de sus tacones altísimos. Estoy
bastante seguro de que su padre no la vio salir de casa esta noche, ya que
no le habría dejado. Ella podría ser técnicamente una adulta, pero apuesto
a que él no lo ve así. Me lo imagino alucinando.
Si Cody no hubiera estado tan decidido a salir y a obligarme a hacer lo
mismo, estaría teniendo una buena noche, y no aquí con esta chica,
tratando de averiguar qué hacer con ella.
«Necesito hacer esto por el almirante —me digo con determinación—.
Necesito ayudarlo como él hizo conmigo».
Nunca le diré que vi a su hija en una discoteca, simplemente la llevaré
a casa en un taxi al ser lo correcto. Le alegraría saber que la cuidé en caso
de que alguna vez se entere.
—Guau, aquí se está tranquilo. —Alexa se ríe tan pronto como el aire
frío la golpea—. Comparado con el de ahí dentro.
—Sí, bueno, supongo que eso es..., no lo sé.
—Hablas raro. —Ella se ríe una vez más—. Pero es bonito, me gusta.
—Hmm. —Entrecierro mis ojos, preguntándome si me está tomando el
pelo. La miro.
Algo extraño le sucede a mi corazón cuando la observo. No sé qué es,
pero se siente bien. Será porque está muy buena. Pero obviamente es sexy,
y no de una manera sutil. Aunque no es mi tipo. Y demasiado joven
también. Christine tenía la misma edad que yo, y eso fue fácil..., la mayor
parte del tiempo. Probablemente también sea el alcohol. He bebido
algunas copas, así que eso habrá nublado mi juicio. Esto no es algo real...
No, no puede ser. Ni siquiera sé si estoy listo para seguir adelante, y ni
pensarlo con alguien tan inapropiado. Alguien cuyo padre ha sido una
persona tan increíble para mí, de ninguna manera. Ni en sueños.
—Correcto. —Toso torpemente, apartando mis ojos de ella—.
Cojamos un taxi.
—Sí, claro, cojamos un taxi. Vas a volver a mi casa, ¿verdad?
Trago saliva tratando de ignorar la forma en que sus ronroneantes
palabras me hacen sentir. Esto es una locura. Ni siquiera me gusta esta
chica, ni siento nada por ella. Probablemente solo sea un juego y se esté
divirtiendo conmigo.
—Me aseguraré de que llegues segura —asiento—. Creo que será
mejor si me cercioro de que estás bien.
Me las arreglo para que venga un taxi y la guío adentro. No puedo
decir si realmente está tan borracha o si está actuando para tratar de que la
acompañe. Pero no importa, esto no va a ninguna parte. La veo alejarse
tambaleando en su dirección, inclino mi cabeza hacia atrás contra el
reposacabezas mientras conducimos. Estoy agotado. No físicamente, pero
parece como si esto tomase mis emociones y las drenase. Maldita Alexa,
otra vez.
¿Qué diablos? De repente, siento algo en mi rodilla. Una mano. Separo
mis labios, dispuesto a decirle que me suelte antes de que esto de un giro
extraño, pero solo sale el silencio de mi boca. No sé qué me pasa. Incluso
mientras sus dedos se arrastran lentamente por mi muslo, parece que no
puedo detenerla.
Me gusta. Ese es el principal problema. Ha pasado demasiado tiempo
desde que alguien me ha tocado. Cuanto más se acerca a mí, más difícil se
vuelve. Casi quiero que se pase de la raya y que me agarre. Necesito su
mano sobre mí, tocándome, acariciándome, llevándome al cielo.
Mierda, me estoy quedando sin aliento y la cabeza me da vueltas. Si no
tengo cuidado, perderé la compostura. Mientras cierro los ojos trato de
recordar quién es, quién es su padre y qué podría significar esto..., pero
parece que no puedo unir los puntos. Mi cuerpo está sobrepasando mi
mente, volviéndome loco.
—¡Oh! —respiro profundamente mientras ella me la toca. Puede sentir
lo duro que estoy y sabe que es debido a ella. Me pregunto si eso será
suficiente para ella, si solo quiere demostrar que puede ponerme duro.
Puede que no sepa mucho sobre ella, pero parece ser su tipo de juego.
Alguien que se excita manipulando.
«No me jodas», sus dedos son increíbles. La forma en que me acaricia
fuera de mis pantalones, tan suave y dulce, pero sexy y salvaje, casi me
hace explotar. No sé cuánto tiempo más podré mantener la calma.
«¡No! —mi cerebro de repente me grita—. No, no, no. No sigas. Está
mal».
—P..., para —tartamudeo, mientras aparto su mano—. No, no hagas
esto. No quiero...
—¿No quieres que lo haga? —Suena enfadada e incrédula—. No me
vengas con eso. Yo sé que tú…
Mis mejillas arden. No sé si el taxista nos está escuchando o no, pero
si es así, es bastante obvio lo que está pasando. Probablemente tiene todo
tipo de opiniones sobre esto. Yo los tendría.
—Basta, Alexa, esto es ridículo. Has bebido demasiado.
—¿Hablas en serio? —Chilla—. ¿Ahora me vas a juzgar por salir y
divertirme?
No me gusta cómo suena esto. Es como si estuviera tratando de ser su
padre o algo así. Puede que sea un poco mayor que ella, pero esa no es mi
intención. Solo quiero que... No sé, se comporte.
—No es eso, simplemente no quiero que hagas nada de lo que te
arrepientas.
—No soy una niña. —Cruza los brazos sobre su pecho—. Sé lo que
estoy haciendo.
—Lo sé, no estoy diciendo eso, solo... —Uff, las palabras no salen de
mi boca. No sé cómo cambiar esto, no estoy muy seguro de qué hacer—.
Lo siento, no creo que...
—Lo entiendo, está bien. No necesito que me lo expliques. Lo entiendo
perfectamente, solo estás...
—¿Estoy qué? —me encojo de hombros, mordiendo el anzuelo—. No
sabes lo que soy en absoluto.
—Sí, y tú tampoco me conoces, pero piensas que está bien hacer
juicios sobre mí.
—Eso no es lo que estaba haciendo. Realmente estoy tratando de
ayudar...
—Sí, bueno, no necesito tu ayuda. —Ella mueve sus ojos de arriba
abajo, sin impresionarse.
—Bien, entonces no me molestaré en tratar de ser una buena persona,
porque eso es todo lo que estoy haciendo.
Se da la vuelta y mira por la ventana, pero el aire todavía está
completamente cargado. Hay algo entre nosotros, y es extraño, pero parece
que no puedo resistirlo por mucho que lo intente. No hay nada de qué
preocuparse, definitivamente no es como cuando conocí a Christine, esto
es solo..., no lo sé. Es algo tabú, y supongo que eso lo hace divertido.
—Lo siento, Alexa, no estoy tratando de ser un idiota, solo estoy
preocupado por ti.
—No necesito que nadie se preocupe por mí, muchas gracias. —Se da
la vuelta para mirarme, con los ojos brillantes de rabia. Da un poco de
miedo—. Soy capaz de cuidarme a mí misma.
No puedo evitar sonreír ante eso.
—Sí, supongo que no lo dudo en absoluto.
Doblamos una esquina y ella se gira, derramando su bolso sobre el
asiento. Uno de los objetos que busca, tratando de cogerlo, es su móvil,
pero yo lo consigo primero. Sin pensar realmente lo que estoy haciendo,
escribo mi número en él. Es una estupidez, me grita la voz que se
encuentra al fondo de mi cabeza, pero no me detengo.
—Llámame si te encuentras mal durante la noche. —Se lo devuelvo—.
¿Vale?
—Oh, ¿entonces vas a venir a rescatarme? —Se ríe—. Me gusta cómo
suena eso.
Pongo los ojos en blanco y me río con ella.
—No, no lo digo en ese sentido. Solo trato de ayudar.
—Sí, sí, lo sé. Pareces demasiado honorable para hacer algo así.
Honorable. No sé por qué esto parece un insulto. Envía una incómoda
explosión de angustia alrededor de mi estómago. Suele ser una palabra
asociada de manera positiva, pero no con Alexa.
—¿O no? —pregunta ella, aparentemente volviendo a jugar conmigo
—. Todavía no puedo resolverlo.
—Ese soy yo, un verdadero misterio, seguro. —Ruedo los ojos—. Me
has entendido perfectamente, ¿no?
De una manera extraña, ella parece verme de un modo que nadie más
lo hace. Tengo paredes muy altas, han estado allí desde que Christine
murió, pero es casi como si supiera mirarlas un poquito.
—Oh, mira, ya hemos llegado. —Me mira, casi desafiándome a entrar.
Como si alguna vez fuera a hacer eso. Quiero decir, por ejemplo, ella vive
con su padre y si él me pillase dentro, me mataría. Literalmente me
agarraría y arrancaría mi cabeza—. Supongo que probablemente debería
decir adiós, ¿no?
—Sí —prácticamente susurro como respuesta—. Adiós. Lo más seguro
es que nos veamos pronto.
Ella se desliza fuera del coche, tomándose un momento para detenerse
y así pueda ver su perfecto culo redondo. Dios, tiene un culo increíble.
Uno que hace que mi corazón palpite como loco. Lamo mis labios, medio
preguntándome si valdría la pena el riesgo. Sé que si fuera allí detrás de
ella, tendría la noche de mi vida. Me volvería a presentar al mundo de las
citas de una manera realmente increíble. Pero no creo que pueda. No, sé
que no puedo. De ninguna manera.
Sacudo la cabeza mientras ella entra por la puerta. ¿Qué demonios es
lo que me pasa?
Le doy mi dirección al conductor del taxi y lo hago alejarse antes de
que pueda hacer algo loco como saltar del coche para perseguirla,
básicamente asegurándome de que es mi fin. Necesito sacar mi lamentable
trasero de aquí, al instante.
Llamo a Cody mientras conducimos, al necesitar algo para llenar este
silencio espeso donde todo lo que puedo pensar es en ella, pero por
supuesto, ha encontrado a alguien esta noche, así que no me va a
responder. Estoy completamente solo con estos sentimientos. Estos
sentimientos confusos, extraños y medio borrachos que en realidad no
significan nada en absoluto. Estaré bien por la mañana, trato de
convencerme. Todo esto habrá terminado.
Ver a Alexa esta noche no ha cambiado mi opinión sobre ella, todavía
es exactamente lo que pensé que era cuando la conocí en esa cena, pero
ahora hay algo diferente dentro de mí cuando pienso en ella. Realmente he
notado su lado sensual y no puedo apagarlo. Por mucho que me gustaría.
Siento que estoy en problemas y aún no he hecho nada. Hay algo
peligroso en esta situación y, si no tengo cuidado, terminaré hundiéndome
demasiado.
Capítulo 6 - Alexa
«Uff, ¿qué? —jadeo cuando mis ojos se abren de golpe. Mi boca está
tan desesperadamente seca que parece que alguien hubiera rellenado
algodón entre mis labios. Es asqueroso. Y con mi cabeza golpeando me
siento como una mierda—. ¿Qué ha pasado?».
Me aferro a mi cabeza y parpadeo un par de veces, tratando de
adaptarme al brillo de la luz. Parece que me he quedado dormida con las
cortinas abiertas, lo que me deja sin ningún alivio.
«¿Qué me pasa? —gimo—. ¿Por qué no puedo ser más cuidadosa
cuando salgo?».
Cojo mi móvil esperando que tenga algunas respuestas para mí. No
solo me refiero a la hora, aunque definitivamente es algo que preferiría
saber, sino algo sobre anoche. En este momento, mi cerebro es un gran
agujero negro, y cuanto antes complete las piezas que faltan, mejor.
«Eh, las diez en punto, ¿realmente he dormido tanto? —me pregunto
—. Aunque no es que tenga nada que hacer hoy».
Rebecca: ¿Qué te pasó? Conocí al chico más perfecto. Ahora está en
mi cama conmigo. Xx
Rebecca: Oye, perra, no estás muerta, ¿verdad? El chico perfecto se
acaba de ir. Xx
Rebecca: Joder, no me ignores. Lamento haberte dejado, pero era
demasiado perfecto, eso es todo. Xx
Pongo los ojos en blanco, tratando de no enfadarme con ella. No
resolvería nada. Es exigente cuando quiere algo de mí, y en este momento,
quiere contarme todo sobre el hombre que tuvo anoche.
Alexa: Lo siento, acabo de despertar con una conferencia de mi padre.
Te llamo tan pronto como pueda. Xx.
Espero que eso la aplaque por ahora. Ella sabe cómo es mi padre, así
que esto es totalmente plausible. Incluso podría suceder, tan pronto como
saque mi triste trasero de la cama y lo enfrente. Afortunadamente, él
estaba dormido anoche, así que no me vio entrar y tampoco vio a Reece
afuera en el taxi...
Reece... Dios mío, casi me olvido de todo eso. Reece y el coqueteo, el
baile sexy, la química definitiva entre nosotros que ni siquiera él podía
negar. Luego estaba el viaje en taxi muy sexualmente cargado a casa. Eso
era realmente otra cosa, apenas podía mantener mis piernas juntas bajo la
presión de todo. Todo lo que quería hacer era montarlo a horcajadas.
Quería envolver mis piernas a su alrededor y hacerle el amor allí mismo.
—Oh, y ahí está su número de teléfono, —declaro con alegría—. Lo
tengo de verdad.
Anoche se me resistió, sobre todo porque parecía pensar que estaba
realmente borracha, pero eso no durará. Solo me aseguraré de que la
próxima vez no haya alcohol. El alcohol suele ser un buen lubricante, me
facilita mucho las cosas, pero Reece es diferente. Solo necesito actuar de
manera diferente para atraer mis garras hacia él.
No es que haya tenido problemas en eso hasta ahora. Después de todo,
tengo su número.
Alexa: Hola, Reece, soy yo, Alexa. Solo quería disculparme por lo de
anoche. ¡Que embarazoso! Xx.
Miro la pantalla, esperando que me devuelva el mensaje. Si lo deja
pasar por un tiempo, no conducirá a una conversación agradable y fácil.
Antes que eso preferiría simplemente coquetear.
Reece: No tienes que sentirte avergonzada. Todos hemos pasado por
eso. Espero que hoy estés bien. X
Golpeo el puño con alegría, sin que apenas pueda contener mi
emoción. No solo respondió, sino que lo hizo de una manera que se presta
a más conversación. Este hombre se está hundiendo cada vez más en mi
trampa. Y también hay un beso al final del mensaje. Solo uno, pero está
bien. Es un buen comienzo.
Alexa: Estoy bien, gracias a ti. Realmente aprecio que me hayas
cuidado. ¿Cómo te sientes? Xx.
Reece: estoy bien. En realidad, no tenía demasiado para beber, ¡así que
no hay resaca! X.
Alexa: Eres muy afortunado. ¡Quizás lo haga la próxima vez! Sabes,
me encantaría invitarte a un café. Xx.
Reece: Oh, gracias, pero no es necesario. Xx.
Alexa: Quiero agradecerte lo que hiciste por mí anoche. Nadie más me
ha cuidado así. Fue amable por tu parte y hoy también lo has sido. Incluso
si no estás colgado, te debe gustar el café. Xx.
Hay una pausa, estará pensando cuidadosamente en su respuesta.
Supongo que tiene sentido, necesita determinar si vale la pena el riesgo o
no, ya que conoce a mi padre. Eso nunca ha sido un problema para mí
antes, por lo que no es un territorio nuevo, y estoy segura de que no se
interpondrá en el camino por mucho tiempo...
Reece: Tomo café, así que no veo por qué no.
Se ha vuelto más formal, tiene miedo, pero podremos superarlo
fácilmente. Esto va por buen camino.
Alexa: Genial, ¿quieres vernos en la cafetería de Sara en una hora? Xx.
Reece: Te veré allí.
«¡Perfecto! —exclamó con alegría—. Absolutamente perfecto, esto es
solo..., ¡sí! Soy la mejor».
Una hora no es mucho tiempo, pero no sé si puedo arriesgarme en ese
momento, ya que no quiero perder la oportunidad mientras esta todavía
está en el aire. Sé que cuanto más lo dejemos, más posibilidades tengo de
que cambie de opinión y se retire. Una ducha me ayudará a ir más natural.
Estoy segura de que puedo trabajar eso.
Salto de mi cama y corro hacia el baño, decidida a comenzar de
inmediato. Independientemente de cómo juegue, será vital para el éxito de
toda esta intensa misión.
Dios mío, ¿qué está pasando? Sus manos están sobre mí, mi corazón se
acelera como loco y puedo sentir su pecho al alcance de mi mano. Todo es
casi demasiado bueno para ser verdad, excepto por el hecho de que está
pasando. Esto es todo lo que quería, y ahora estoy aquí y él está en todas
partes. Él está sobre mí.
Automáticamente, inclino mi cuerpo sobre la cama para estar más
cerca de él y el beso se hace más profundo. Su lengua hambrienta explora
el interior de mi boca, me prueba igual que yo, y está delicioso.
—Oh, vaya, Alexa —gime entre mis labios—. ¿Qué está pasando?
No quiero cuestionarlo, no quiero sentarme y hablar sobre lo que
estamos haciendo. Las llamas del deseo ya están lamiendo mi piel y quiero
obtener la tan necesaria satisfacción. En lugar de responderle, ruedo sobre
él y muevo mis caderas. Su bulto duro como una roca presiona contra mí,
provocando vibraciones entre mis bragas, haciéndome latir aún más fuerte
por él. Si no lo tengo pronto, no sé qué voy a hacer.
Pongo mis manos por debajo de su camiseta y toco bien los músculos
que hay debajo. Sabía que era fuerte, se notaba al acariciarlo por fuera.
Pero lo que percibo debajo es otra historia. Hay músculos que ni siquiera
sabía que un hombre podía tener. Supongo que esto es lo que obtienes al
trabajar en la marina. El ejercicio constante, la necesidad de ser una torre
de fuerza... bueno, este hombre es todo eso.
—Oh, joder, eres increíble —gemí desesperadamente—. Eres tan sexy
que duele.
Él deja escapar una risita gutural que arde profundamente dentro de
mí. Es corpulento, muy sexy y me hace desear hacerle reír más. Pero no
tengo mucho tiempo para pensar en eso, porque al instante siguiente sus
manos están en mi trasero, deslizándose lentamente por mis muslos,
mientras su boca apunta a mi garganta expuesta. Él besa y chupa,
provocándome en un olvido. Los jadeos que pasan por mis labios están
completamente fuera de mi control.
Parece que no puedo evitar inclinarme hacia él, y sé que capta la
indirecta, pero de todos modos continúa torturándome, al tocarme solo
hasta el contorno de mis bragas. Si fuera más allá, sabría cuán empapada
estoy, cuán desesperada estoy por sentir algo de él.
—Oh, ¿vas a parar? —gimo mientras echo la cabeza hacia atrás en
éxtasis—. Me estás volviendo loca.
—Oh, lo estoy, ¿verdad? —Parece muy complacido consigo mismo—.
Bueno, ¿por qué no me dices lo que quieres?
Me encanta el brillo descarado en sus ojos, envía un escalofrío sexy de
arriba abajo en mi columna vertebral. Me muerdo el labio inferior y le
sonrío, preguntándome qué demonios va a pasar esta noche. Quiero decir,
obviamente sé a dónde conduce esto, pero quiero saber cómo se sentirá
estar con él. Sí, con este hombre maravilloso.
—Creo que sabes exactamente lo que quiero. —Empujo hacia atrás
contra su mano pero no consigo nada—. ¿Tú no?
—Tal vez sí, tal vez no. Pero creo que preferiría que me lo dijeras.
Mm, esto es interesante. Hablar sucio no es realmente algo que me
haya pasado antes. Por lo general, es solo acción. Ponte manos a la obra y
despídete cuando termines. Pero es bueno probar algo nuevo con este
hombre.
—Quiero sentir esa parte especial de ti —susurro directamente en su
oído, permitiendo que mi aliento le haga cosquillas por todo el cuerpo—
dentro de mí. Quiero sentir tus dedos tocándome. —Esto es ardiente, me
siento tan poderosa—. Duro y rápido.
—Joder, Alexa, realmente eres diferente. —Me agarra las bragas y las
tira hacia un lado, aparentemente aturdido gracias a mis palabras—. No sé
qué voy a hacer contigo.
Dejo escapar un pequeño grito cuando uno de sus dedos se desliza
hacia adentro. Quiero gritar más fuerte, para realmente liberar esta
sensación, pero en algún lugar en lo más profundo de mi cerebro todavía
estoy muy consciente de que necesitamos estar en silencio. Tenemos que
mantener esta relación tabú en secreto. Debería ser desalentador, pero de
alguna manera eso lo hace aún más emocionante.
Luego sigue con otro dedo, y otro, hasta que me da todo lo que pedí.
Sus manos me tocan de una manera tan increíblemente experta que me
deja la cabeza dando vueltas. Mis brazos se doblan bajo la presión, ya casi
no puedo mantenerme en pie. Reece tiene que usar su mano libre para
evitar que me caiga por completo.
El placer me enrosca los dedos de los pies y me recorre las venas. Es
caliente y maravilloso, revoloteando en mi organismo. No parece importar
cuánto aire respire, no llena mis pulmones en absoluto. Pero ni siquiera
me importa esta sensación embriagadora y sin aliento. No cuando Reece
me está follando con sus fantásticos dedos.
—Te deseo —me entusiasma el momento en que puedo soltar esas
palabras—. Quiero todo de ti.
Gracias a Dios que no se burla de mí haciéndome decir más. Él sabe a
lo que me refiero y se echa para atrás, permitiéndome toquetear, aunque
sea torpemente, con la hebilla del cinturón y la cremallera para liberarlo.
—Oh, Dios mío —jadeo mientras lo sostengo entre mis dedos—. ¡Es
enorme!
Se ríe de nuevo, ese hermoso sonido gutural es aún más perfecto esta
segunda vez. Pero ese sonido se detiene cuando lo acaricio de arriba a
abajo, sintiendo cada delicioso centímetro de él. Se siente jodidamente
bien en mi mano, pero no estoy segura de cómo será tenerlo dentro de mí.
Estoy emocionada por descubrirlo...
Reece me agarra de repente y me da la vuelta. Me presiona contra las
sábanas frías que envían un escalofrío a través de mi cuerpo, pero no hace
nada para calmar mis sofocos.
—¿Realmente es lo que quieres? —Reece se acerca a su mesa de noche
y saca un condón—. ¿Estás segura?
Me retuerzo debajo de él para quitarme el vestido y sonrío.
—Oh, estoy segura.
—Vas a tener que quitarte el sujetador —ordena mientras rompe el
envoltorio del condón. Saca el látex y comienza a enrollarlo sobre sí
mismo—. Quiero verte. Y me refiero a todo lo que tienes.
Me levanto lo suficiente para desabrochar mi sujetador, y mientras lo
tiro a un lado de la cama, disfruto ante la forma en que sus ojos se
iluminan. Me devora los pechos con la mirada como un hombre
hambriento. Pero sus ojos no son suficientes y su boca se une a mí allí, sus
labios y su lengua rodeando mis pezones para hacerme sentir como loca. Y
me siento salvaje, como un animal con necesidades. Arqueo la espalda y
muevo las caderas, tratando de acercarme a él.
—Ahora —le suplico mientras araño su espalda—. Ahora, te necesito
ahora, Reece.
—Mmm, sí, yo también te necesito —gruñe con desesperación—.
Ahora mismo.
Sostiene mis caderas y se inclina hacia mí, respirando con una
profunda concentración mientras lo hace. Luego se desliza lentamente,
teniendo cuidado de asegurarse de que pueda dilatar completamente.
Resulta que puedo, y cada empujón es intenso y poderoso, más
maravilloso que el anterior.
—Oh, mierda, Reece, eso está muy bien —gemí de pura alegría—.
Maldita sea, eres...
Todavía no tengo palabras para él, es indescriptible, asombroso y
maravilloso en todos los sentidos. Pero creo que los rasguños en su
espalda hablarán por mí. Estoy bastante segura de que lo sabrá.
—Oh, Dios mío —Puedo escucharme cada vez más fuerte, pero no
puedo evitarlo. Las millones de vibrantes y excitables sensaciones que
atraviesan mi cuerpo me están superando. Estoy fuera de control. Gracias
a Dios, Reece se inclina y me besa con fuerza para tragarse mis gritos
mientras me acerca cada vez más al borde...
Entonces me caigo. Me hundo profundamente en el abismo, girando y
dando vueltas por el bosque del placer. El calor me invade, el poder del
orgasmo me consume, me traga entero y me cambia por completo. Hay
algo acerca de este intenso momento que sé que permanecerá conmigo
para siempre, pase lo que pase.
Me doblo y me retuerzo por el placer, y Reece me abraza todo el
tiempo, construyendo este maravilloso vínculo entre nosotros. Ni siquiera
me di cuenta de que nos lo estábamos perdiendo hasta que llegó. Y me
gusta.
—Oh, guau, eso ha sido... —me río mientras nos derrumbamos uno al
lado del otro en la cama, para absorber la felicidad orgásmica posterior—.
Esto ha sido increíble, ¿no? Quiero decir, incluso mejor de lo que pensé
que sería.
—¿Pensaste en nosotros antes de que esto sucediera? —pregunta
Reece, sonando demasiado complacido—. Me gusta.
—Por supuesto que lo hice. ¿Tú no lo hiciste? —Él asiente, sin negarlo
más—. ¿Y no ha sido mejor?
—Sí. —Me acaricia la mejilla suavemente, un gesto verdaderamente
romántico—. Lo ha sido.
Por lo general, si alguien me miraba a los ojos con amor después del
sexo, me hacía huir, pero con Reece solo quiero disfrutarlo mientras me lo
permita. Quiero acostarme aquí y tratar de averiguar qué es lo más
convincente de este hombre. Por qué no puedo soportar la idea de alejarme
de él ni siquiera por un momento.
—¿Quieres algo? —pregunta de repente, sonando un poco asustado,
como si hubiera sido un mal anfitrión o algo así—. Dios, has estado aquí
por mucho tiempo y ni siquiera te he ofrecido una bebida.
—No, no necesito nada. —Lo agarro y lo atraigo hacia mí—. Solo
quiero abrazarte un rato.
Nos recostamos entre los brazos del otro, disfrutando del brillo del
otro. Puedo escuchar los latidos de su corazón y es un buen sonido rítmico.
Incluso me sonrío a mí misma, como si estuviera enamorada.
«No, no enamorada —me advierto rápidamente—. No te dejes llevar
por esto, tonta».
—Supongo que mejor me voy —digo de repente, levantando la cabeza
mientras hablo. No me quiero ir y estoy bastante segura de que Reece
tampoco quiere que me vaya, pero si realmente vamos a hacer esto,
debemos ser inteligentes. Lo último que necesito es que esa zorra de
Valencia se entere de lo nuestro. Me odia, lo sé, sólo porque su novio de
hace unos tres años dijo que yo era sexy, por eso estoy segura de que le
encantaría tener algo de lo que hablar con mi padre. Eso haría que me
diera una patada en el culo—. Antes de que nadie pueda vernos.
—Sí. —Frota la parte inferior de mi espalda, luciendo triste ante la
perspectiva—. Supongo que sí.
Me inclino y presiono mis labios suavemente contra los suyos,
sintiendo las mariposas en mi barriga aleteando más fuerte.
—Pero, podemos volver a vernos, ¿no? Esto no tiene que ser algo de
una sola vez.
Los nervios me corroen mientras espero que responda, aunque no
tienen que hacerlo por mucho tiempo porque asiente con entusiasmo.
—Sí, me gustaría. Me gustaría mucho, en realidad.
Lo beso de nuevo, esta vez con mucha más confianza. Parece que
estamos comenzando algo, y estoy ansiosa por saber a dónde nos llevará.
En secreto, por supuesto.
Capítulo 11 – Reece
La música es tan fuerte que me destroza los huesos. Casi puedo sentir
la vibración con cada latido, lo cual es bueno. Necesito este volumen para
intentar desconectar de mi cerebro. Parece que no puedo dejar de pensar en
Reece, no importa lo que haga, ni cuánto beba, así que espero que bailar
hasta que los huesos de mi cuerpo se rompan haga que funcione. Necesito
esa cara fuera de mi mente si quiero a divertirme.
Rebecca me dice algo y yo asiento y me río, aunque no tengo idea de lo
que está diciendo. Incluso si ella se inclinase hacia arriba y me hablara al
oído, no creo que pudiera distinguir ninguna palabra.
Me estoy divirtiendo, hago todo lo posible para convencerme. Lo hago,
esto es lo que me gusta hacer. Pero incluso cuando sacudo mis caderas al
ritmo de la música, el vacío en mi pecho no se llena. No me siento bien, no
pertenezco a este lugar. Estoy bastante segura de que todos pueden ver lo
poco que me estoy divirtiendo...
Aunque tal vez no este tipo. Mientras me aplasta el trasero, tratando de
envolverme con sus manos, me doy cuenta de que estoy perdida. No puedo
hacer esto, no puedo estar en un lugar donde los tipos.... los chicos,
piensan que está bien que me toquen de una manera que no me gusta.
Tengo que dejarlo claro cada vez que salgo, y es tan desagradable.
Uff, echo de menos a Reece. Ese pensamiento aparece inútilmente en
mi cerebro. Prefiero estar con él que aquí. Incluso después de la forma en
que reaccionó en mi casa, incluso sabiendo que no deberíamos volver a
vernos nunca más, no puedo evitar quererlo. Lo anhelo mucho. Quizás
incluso más que antes.
Mientras Rebecca coquetea con quien asumo que es su nueva víctima,
y él sonríe y se ríe como yo lo hacía sólo unos momentos antes, me
marcho. Aunque es muy improbable que nos encontremos dos veces en el
mismo lugar, todavía hay un pequeño rayo de esperanza, y mientras esté
ahí, quiero aprovecharlo. Ni siquiera sé lo que diré si lo veo,
definitivamente va a ser incómodo, pero vale la pena. Sé que vale la pena
arriesgarse... Sólo necesito encontrar una manera de hacerle ver que yo
también lo hago. O podría hacerlo, si me dejara. Basta de empujar los
límites, de besarlo en la casa de mi padre, donde me imagino que sería
horrible que nos pillaran. Supongo que, si lo pienso con sensatez, es un
trabajo duro cuidar de su casa y de su hijo. No debería ser egoísta.
Decido llamarlo. Aunque no conteste, necesito intentarlo. Así que,
saco mi móvil del bolso y me dirijo a la salida. Pero no lo consigo antes de
darme cuenta de que tengo una llamada perdida. De él.
«Eso es bueno —pienso con entusiasmo—. Significa que él también
quiere hablar conmigo».
La esperanza florece como una flor en mi pecho y me esfuerzo aún
más, pero es duro. Este lugar está tan abarrotado esta noche. Más
concurrido que la última vez que estuve aquí. Estoy segura de que hay
demasiada gente, han sobrecargado el lugar. Necesito salir antes de que me
aplasten y todo eso.
—¡Vuelve a llamar! —grito emocionada, mi voz se pierde en la música
—. Necesito responder.
Alexa: ¿Hola?
No puedo oírlo. Ni siquiera cuando aprieto el dedo en el otro oído, no
le oigo. Intento gritar su nombre una y otra vez, pero tampoco sé si puede
oír mi voz. Intento salir, pero la multitud no me deja. Es casi como si el
mundo se pusiera en mi contra, tratando de impedir que nos reunamos.
Alexa: Ya voy, Reece. Voy a ir a verte. Para que podamos hablar cara a
cara. Saldré de esta pesadilla y voy a tu casa ahora mismo. Creo que...
sería lo mejor.
No sé si ese mensaje ha llegado, pero espero que lo haga. Cuelgo el
teléfono y me aseguro de atravesar la multitud. Me agacho y me zambullo,
incluso empujando algunas veces, para asegurarme de encontrar la salida.
En el momento en que lo hago, jadeo tanto aire que finalmente empiezo a
sentirme normal. Al menos, algo así.
Alexa: Hola, Rebecca, he tenido que salir de aquí. Hay demasiada
gente. Te veo pronto. Te quiero Xx.
No tengo respuesta y no espero tenerla. Estoy segura de que ya tiene la
lengua a medio meter en la garganta de un tipo. Realmente no le molesta
lo que hago, lo que me deja absolutamente libre de toda culpa mientras
llamo a un taxi y le indico la dirección de Reece. No sé qué encontraré en
su casa, de qué humor va a estar, pero necesito averiguarlo. Si hay la más
mínima posibilidad de que esto funcione.
«¿Debería enviarle un mensaje? — me pregunto mientras el coche va a
toda velocidad por la carretera—. ¿O debería ser una sorpresa?».
Puede que no sea una sorpresa de todos modos. Sólo porque no lo haya
escuchado, no significa que no pudiera oírme. Podría estar en casa,
esperando a que llegue. Con esa encantadora sonrisa en la cara...
Me apoyo en la ventana sonriendo para mí misma mientras pienso en
él. Me hace feliz de una manera que ningún otro chico podría jamás. La
profunda emoción en mi cuerpo cuando pienso en él lo dice todo.
Le lanzo algunos billetes al conductor mientras se para fuera de la casa
de Reece, y salto del coche. Mi emoción al verlo eclipsa por completo
todo lo demás. Ni siquiera me importa si no luzco muy bien. Corro hasta
la puerta y golpeo silenciosamente contra ella, aún consciente, a través de
toda la alegría, de que Valencia podría estar allí. Ella lo arruinaría todo. Su
cara de perra sonriendo al verme afuera.
Nadie viene. Ni Valencia, ni Reece. Miro a través del cristal y espero,
pero mi impaciencia se apodera de mí. Quizás no me escuchó y no sabe
que estoy de camino... aunque al girar el picaporte de la puerta, se abre, lo
que sugiere que está conforme de que entre, ¿no?
Todo se tambalea por el miedo a mi paso por la casa. Sin Reece aquí,
no es divertido, sólo aterrador. La idea de que me puedan atrapar tan
fácilmente me afecta mucho. Tal vez así es como se sintió Reece antes,
durante la cena, por lo que reaccionó exageradamente y entró en pánico
cuando pensó que mi padre nos había visto...
—¿Reece? —susurro mientras miro en su habitación—. Reece, ¿estás
aquí?
No contesta y su habitación está vacía. Las sábanas de su cama se han
movido, obviamente ha estado en la cama en algún momento, pero ya no
está. Espero que no haya salido a buscarme...
—¿Reece? Si no estás dentro, me voy a ir, ¿de acuerdo?
Noto los pequeños gemidos de un bebé llorando. No histéricamente,
pero hay tristeza allí. Recuerdo que Reece me dijo que Valencia no hace
nada por Oliver por la noche, lo que significa que podría estar con su hijo.
Sé que todavía no está listo para que conozca a su hijo, lo cual es
absolutamente justo, pero podría simplemente asomar la cabeza y hacerle
saber que estoy aquí, ¿no? Parece un poco extraño estar aquí sin que él lo
sepa.
Con los dedos agarro el marco de la puerta de lo que supongo que es la
habitación del bebé, y lentamente miro a mi alrededor. Encuentro a Reece
con su hijo en brazos. Parece una persona completamente diferente con su
hijo. Más suave, más dulce, pero también más depredador. Como si fuera a
arrancarle la cabeza a cualquiera que intentara lastimar a su hijo.
Vaya. Mi corazón late a cien por hora. Pensé que esta imagen daría
miedo. Asumí que me recordaría la responsabilidad y el compromiso, pero
no es así. Se le ve aún mejor. De hecho, aprieto mis manos contra mi
pecho, sintiendo un calor que me invade. Todo lo que quiero hacer es
abrazarlo fuerte...
—Oh. —Sus ojos se abren por sorpresa cuando gira y me ve—. Alexa,
estás aquí.
—Sí, lo siento. No debería haber entrado sin invitación. Solo pensé que
tal vez me habías escuchado por teléfono..., y luego la puerta se abrió y
solo quería entrar y hablarte. Lo siento.
—No, está bien. —Me regala una sonrisa genuina—. Me alegra que
estés aquí. Déjame meter a Oliver en la cuna...
—Claro, estaré en tu habitación, esperándote...
—Suena bien. No tardaré. Oliver debe estar cansado.
—No, no. Ten todo el tiempo que necesites. No puedes obligar a este
hombrecito a dormir cuando no quiera.
Giro mis ojos hacia el bebé, que me mira fascinado. Le sonrío, casi
como una reacción automática, y él me sonríe. La vista de este pequeño y
encantador bebé, que se parece tanto a su padre es increíble, sonriéndome,
hace que me derrite. Es adorable.
—Hola, pequeño. ¿Cómo estás? Despierto a estas horas, eres un poco
juerguista, ¿verdad?
Oliver extiende la mano hacia mi dedo y yo se lo doy de buena gana.
Mientras enrosca esos pequeños dedos alrededor del mío, siento un gran
cambio. Hay un amor por este pequeño muchacho que no sabía que fuese
posible.
—Oh, eres adorable —continúo—. Aunque le causes problemas a tu
padre.
Me extiende los brazos como si quisiera abrazarme. Yo también quiero
eso, pero tengo que pedirle permiso a Reece. Este es su hijo después de
todo, y no quería que nos conociéramos.
—¿Quieres? —pregunta con ojos brillantes.
—Sí. —Trago con miedo, ya que aún no sé si estoy preparada para ello
—. Sí, quiero.
Levanta a Oliver y me lo entrega. Estoy muy asustada, preocupada por
tantas cosas. El niño podría decidir que me odia una vez que está en mis
brazos, o yo podría dejarlo caer y Reece podría gritarme.... pero de alguna
manera, nada de eso sucede. Oliver me abraza y se ríe dulcemente.
—Oh, vaya, parece que le gustas mucho —observa Reece—.
Normalmente tarda un poco más en acostumbrarse a la gente.
—¿Te gusto? —le sonrío a Oliver—. Bueno, me alegro de que te guste,
cariño. Porque tú también me gustas. Mucho, en realidad, eres realmente
dulce. El chico más guapo que he visto. Incluso mejor que tu papi.
Lo balanceo sobre mi cadera y le canto una pequeña canción. Ni
siquiera pensé que podía recordar alguna canción de cuna, pero parece que
tengo una enterrada dentro de mí. Oliver continúa riéndose mientras canto,
mostrando una sonrisa en su rostro todo el tiempo y no puedo evitar notar
que Reece también está sonriendo.
«Esto va muy bien —pienso con alegría—. Mucho mejor de lo que
podría haber esperado».
Capítulo 17 – Reece
Es mediodía cuando mi teléfono suena por toda la casa. Esta vez estoy
absolutamente convencido de que será Alexa. Tiene que serlo, ¿no? Ha
pasado una eternidad. Un día y medio y ha sido una locura.
Reece: ¿Hola? —Ni siquiera miro el número cuando contesto. Tengo
muchas ganas de hablar con ella—. Ale…
Almirante: ¿Moore? —me saluda la voz aguda del almirante. Gracias a
Dios que no dije su nombre completo. Mi corazón se acelera al pensar en
lo desastroso que pudo haber sido—. Necesito hablar contigo y tengo que
hacerlo ahora mismo.
Reece: Mm, ¿qué quieres decir? ¿En tu casa? Tengo a Oliver conmigo.
Almirante: Sí, ahí estará bien. Quiero que vengas aquí. Quiero
hablarte.
Reece: ¿Se trata de trabajo? —Esto es raro. El almirante está actuando
como una persona desquiciada.
Almirante: Es..., sí. Acerca del trabajo. Necesito hablar contigo sobre
el trabajo. Te necesito aquí.
Hay algo en su tono que me enmudece. No sé qué puedo hacer para
descubrir qué está pasando. Supongo que tendré que averiguarlo cuando
llegue a su casa. No estoy de acuerdo con todo esto, ya que su tono de voz
parece tan tenso que no querría que Oliver estuviera cerca de esto después
de los últimos días, pero no creo que pueda. Tengo el presentimiento de
que el almirante saltará por mi garganta y causará problemas si lo intento.
Reece: Claro, claro. Entonces, supongo que prepararé a Oliver y nos
acercaremos.
Almirante: Hazlo rápido. Lo digo en serio. Necesitamos tener esta
conversación ahora. Ahora mismo.
Y luego cuelga, dejándome totalmente confundido. Eso fue muy
extraño. Supongo que tiene que ver con el nuevo puesto, la capacitación de
nuevos reclutas. Quizás él necesite que empiece antes de lo planeado. Está
bien, puedo hacer eso. Solo tendré que contratar a la niñera más rápido de
lo que iba a hacerlo. Tengo entrevistas preparadas de todos modos. Puedo
terminar antes. Estará bien, es la motivación que necesito.
—Bien, Oliver, supongo que es hora de prepararse—le digo a mi hijo,
que me mira con los ojos muy abiertos y vidriosos—. ¿Qué te quieres
poner? ¿Estás cómodo con lo que llevas puesto? No pareces demasiado
desastroso..., sí, está bien.
Lo levanto de su asiento y le sonrío, pero parece sentir el latido de mi
corazón y comienza a gemir. Oliver parece ser un niño sensible, se da
cuenta de mi estado de ánimo todo el tiempo. Cada vez que estoy en un
mal momento, se pone nervioso. Es algo que no ayuda, ya que crea un
maldito círculo vicioso.
—¿Pero qué hay de mí? ¿Crees que voy bien? —Llevaba una camiseta
y vaqueros. No es exactamente el atuendo que normalmente usaría para
ver al almirante, pero no estoy trabajando, así que tiene que estar bien—.
Sí, joder. Vámonos.
Estoy nervioso de camino a la casa del almirante, nervioso e inquieto.
Necesito concentrarme en el camino, ya que con mi hijo en el coche tengo
que mantener mis niveles de concentración altos. De alguna manera, y no
estoy muy seguro de cómo, parece que llegamos a casa del almirante de
una pieza. Ahí es cuando me doy cuenta de que finalmente podría ver a
Alexa una vez más. No sé si ella está hoy trabajando o no, pero podría
obtener mis respuestas por fin. Me está volviendo absolutamente loco que
todavía no sepa nada de ella.
—Bien, vamos entonces, Oliver. —Lo desabrocho de su asiento—.
Veamos de qué se trata.
Sonrío cuando llego a la puerta principal. La idea de que podría ver a
la mujer que amo, a quien en algún momento podría necesitar decirle que
la amo, sobrepasa cualquier temor sobre el tono del almirante. Al menos,
lo hace hasta que la puerta se abre y veo la expresión en su rostro.
Definitivamente está más furioso de lo que pensaba...
—Hey... —digo en voz baja—. ¿Qué está pasando? ¿Está todo…?
No responde, simplemente entra y me indica que lo siga. Lo hago, mis
pasos apenas golpean el suelo a medida que avanzo. Siento que estoy
flotando en el aire, pero de una manera muy, muy mala.
Hay una mujer sentada a la mesa, pero no parece ser Alexa. Tengo
curiosidad por saber quién es..., hasta que se da la vuelta y veo esa maldita
sonrisa engreída en su rostro de nuevo.
—¿Valencia? —Mi corazón cae a mis pies. Esto es malo..., lo peor. Es
por eso por lo que ella me miraba presumida cuando salía de mi casa.
Porque tenía un plan. Este es el karma del que me estaba hablando. No fue
algo del destino sino de ella. Ha estado tramando esto todo el tiempo junto
al hombre que conoce..., y que la trajo a mi vida. Mierda—. Valencia, ¿qué
haces aquí?
—Oh, es bueno verte de nuevo, Reece —se burla—. Qué sorpresa que
estés aquí.
—Mm, también es una sorpresa verte. ¿Qué está pasando aquí?
Nadie dice nada, pero el almirante me indica que tome asiento. Preparo
la sillita del bebé y siento a Oliver con algunos juguetes, con la esperanza
de que todo vaya bien. Seguramente, el almirante ha considerado a mi hijo
al invitarme aquí con él. No puede gritar delante de mi hijo. Espero.
—¿Qué estamos haciendo aquí? —le pregunto al almirante—. No sé si
esta reunión sobre mi niñera es apropiada.
—Oh, apropiado. ¿Estás aquí para contarme lo que es apropiado? Eso
está bien viniendo de ti.
—¿De mí? —Me inclino hacia adelante para hablar solo con él. No
quiero a Valencia en esta conversación—. No sé lo que has oído, pero
también tengo una versión de la historia. No sé qué te ha dicho Valencia de
su amargura...
—Esto no tiene nada que ver con Valencia en realidad. No realmente.
Dirijo mis ojos hacia ella y veo esa sonrisa gigante en su rostro. Se
está divirtiendo al ver la escena.
—Está bien, así que, si no se trata de Valencia, ¿de qué se trata?
Se escucha un sonido en la puerta que nos hace dar la vuelta a los tres.
Mi corazón comienza a latir con fuerza en mi boca, ¿quién demonios es
ahora? ¿Por qué viene alguien más a unirse a esta fiesta no tan divertida?
—Ven aquí —grita el almirante bruscamente—. Esto también te
involucra a ti.
Es Alexa. Pensé que verla sería un momento encantador y positivo.
Después de todo este tiempo sin hablar con ella, supuse que mi corazón se
saltaría unos diez latidos, pero considerando la situación me siento como
una mierda. Si todos estamos aquí así, solo puede significar una cosa...,
alguien lo sabe. Hemos sido descubiertos.
Trago saliva tratando de tragarme todo el miedo. Necesito pensar
rápido, encontrar una manera de salir de esto. ¡Tiene que haber alguna
excusa que podamos utilizar! Probablemente deberíamos haber hablado
más sobre esto, para discutir lo que diríamos si esta situación llegara a
ocurrir. Fuimos tontos al suponer que no habría una gran conmoción por
esto. Menudos idiotas.
—¿Qué..., qué...? —Alexa tampoco parece contenta de verme. Todo el
color desaparece de su rostro—. ¿Qué demonios está pasando, papá? ¿Por
qué me llamaste para una reunión de emergencia cuando tenía cosas que
hacer?
—Siéntate —gruñe su padre—. Tenemos que hablar.
Ella hace lo que él ordena y cruza las manos sobre su regazo. Si es
posible, se ve aún más pálida que antes. De hecho, estoy un poco
preocupado de que se vaya a desmayar en cualquier momento.
—Valencia ha venido a mí con una noticia muy preocupante. —
Finalmente comienza—. Y ya puedo ver en la expresión de ambas caras
que sabéis exactamente de qué estamos hablando. —Lanza sus ojos sobre
los dos, a cada momento más llenos de ira—. Así que, no quiero que
insultes mi inteligencia mintiendo.
Echo un vistazo a Alexa, preguntándome qué quiere que diga.
Necesitamos estar en la misma honda sobre esto. Pero está toda pálida y
estresada, incapaz de decir una maldita cosa. Parece que esto va a
depender de mí.
—Mm, no sé..., no estoy muy seguro de lo que estás hablando. —
Mierda, esto no va a funcionar.
—No me digas eso, no quiero escuchar ninguna mentira. Te lo acabo
de decir.
—Yo..., yo... —Joder, no soy bueno bajo presión. Se supone que debo
serlo, generalmente lo soy, pero no ahora.
—Tú..., tú..., ¿qué? ¿Eh? —El almirante chasquea—. ¿Has estado
jugando con mi hija?
Luego deja caer algunas fotos en la mesa, tomadas de forma furtiva en
mi casa donde aparecemos los dos. Eso fue tomado desde la primera vez
que vino a mi casa. Pensamos que estábamos siendo muy inteligentes,
alejándonos de Valencia, pero parece que ella lo sabía desde el principio.
Ha estado aguantando, esperando el momento adecuado para usarlo contra
mí. Maldición, es una manipuladora. Más de lo que le di crédito.
—Yo..., yo...
—Necesitarás comenzar a decir cosas pronto, Moore. Lo digo en serio.
No puedes salir de esto. Hay fotos tuyas besando a mi hija, durmiendo en
la misma cama que ella...
—Maldita sea, Valencia, estás loca. —No puedo evitar murmurar—.
Esto es una locura.
Valencia sonríe, mientras que Alexa parece que va a vomitar, pero no
sé qué hacer.
—Señor Martin, no sé qué decir en este momento. Esto es malo…
—Tienes razón, es malo. Es peor de lo que puedas imaginar, Reece.
Deberías haberlo sabido cuando empezaste a follarte a mi pequeña. Ella es
demasiado joven..., esa es la palabra clave.
Espero a que Alexa grite que no es tan joven, normalmente lo haría,
pero todavía está en silencio. Creo que se le han quitado todas las palabras
de la garganta, ya que no parece poder hablar, ni moverse ni nada.
—No queríamos que sucediera —intento decir, pero el almirante niega
con la cabeza.
—No, no quiero clichés. En muchas ocasiones podrías haber detenido
esto.
—Lo sé, pero..., podría estar..., no sé, enamorado de ella.
Eso tiene que causar una reacción, en serio. Alguien necesita responder
a esto, pero un silencio pesado llena la habitación en su lugar. Nadie
parece siquiera mirarse, todos están atrapados.
Luego, el almirante se rompe y comienza a gritar. Grita tan fuerte que
casi no puedo entender sus palabras. Todo es ruido. Especialmente cuando
comienza a golpear con furia la mesa para mostrar su ira. Ahora, con unas
simples palabras lo he llevado al borde del abismo. No sé si voy a poder
calmarlo de nuevo por mucho que lo intente. Estoy jodido, todos lo
estamos. Nada bueno puede venir de esto.
Mierda, cuando Valencia dijo que el karma venía a por mí, no tenía ni
idea de lo que quería decir. Es una enemiga que no anticipé. Ella es peor de
lo que podría haber imaginado. Despedirla fue lo peor que pude haber
hecho. Soy un idiota.
Capítulo 24 – Alexa
Lisa pasea sus ojos sobre mi nuevo diseño con una sonrisa gigante en
su rostro.
—Eres la mejor inversión que he hecho. Sinceramente, Alexa. Lo que
has hecho aquí es increíble. Cuando entraste en mi oficina, sabía que eras
la menos calificada para el puesto y eso me molestó un poco, pero mi
instinto me dijo lo contrario y tenía razón. ¡Lo sabía!
—¿Te gus..., de verdad te gusta? —Puedo sentir que me sonrojo.
Realmente me he esforzado mucho en este trabajo, dedicando todo mi
corazón y pasión, y finalmente ha valido la pena. Escuchando todos los
consejos que Lisa me ha dado, pasando mis tardes trabajando duro y
practicando, siendo cuidadosa y considerada con todo lo que hago...
—Sí, y me gusta tanto que lo voy a enviar a la fábrica. Sin ningún
cambio.
—¿En serio? —Mierda, este será mi primer diseño en pasar tal como
está—. ¿Estás segura?
—Sabías que este día sucedería pronto, ¿verdad? Que funcionaría.
—Esperaba... —admito—, pero no me atreví a soñar. No quería poner
mis esperanzas demasiado altas...
—Bueno, llévalas altas y mantenlas arriba. Tienes un futuro muy
brillante. —Me da una palmada en el hombro—. Ahora, sal de aquí antes
de que termines quedándote prácticamente toda la noche otra vez.
Incluso cuando disfrutaba de mi trabajo en la tienda de ropa, no podía
esperar para ir a casa al final del día, pero aquí no quiero irme nunca. Me
podría quedar fácilmente varias horas más. Gracias a Dios, tengo un
apartamento al que volver. Eso es casi lo único que saca mi triste trasero
de aquí.
—Bien, gracias, Lisa. Te veré mañana. Gracias de nuevo.
Muestro una sonrisa gigante en mi rostro mientras salgo de la
habitación, y camino mientras la alegría cae en cascada a través de mí,
este ha sido el mejor día de mi vida hasta ahora. Realmente estoy
avanzando de la mejor manera posible. Tengo todo lo que quería y más, y
me llena de felicidad.
Saco mi teléfono y veo un mensaje de Rebecca. Ella quiere que salga,
como siempre, nada cambia en ese frente. Lo hago de vez en cuando, pero
no tanto como antes. Es una lástima, porque se han puesto las cosas tensas
entre la chica que consideré mi mejor amiga durante mucho tiempo y yo,
pero estamos a la deriva. Lo he aceptado. Nunca la sacaré de mi vida por
completo, pero nunca será lo mismo que antes.
Le devuelvo el mensaje de texto, diciéndole que no puedo hacerlo en
este momento porque estoy muy ocupada en el trabajo, pero si quiere venir
a tomarse una copa de vino el sábado, es más que bienvenida. No creo que
lo haga, si no está bailando como loca, no está interesada, pero al menos le
he hecho una oferta.
Justo antes de guardar mi teléfono, comienza a sonar. Supongo que es
Rebecca. Tal vez ella quiera venir para finalmente ver mi hogar y tomar
una bebida civilizada después de todo. Pero no lo es.
«Papá —murmuro, disgustada—. Vamos, papá. No quiero hablar
contigo ahora».
Es otra persona que no he eliminado por completo, pero con la que no
es lo mismo. No importa lo que sucedió entre Reece y yo, enviarlo fuera
fue algo incorrecto. No era bueno para Oliver. Claro, podría no estar
haciendo lo correcto ignorando todas sus llamadas, pero ya no está.
Necesitamos un descanso. Pronto él también lo verá y me agradecerá que
haya sido tan fuerte al ignorarlo. Es difícil, pero lo hago porque sé que en
el momento en que me rinda y hablemos, me romperé. Y no quiero
flaquear.
«No puedo hablar contigo de todos modos, papá —murmuro mientras
saco las llaves. Las llaves de mi casa. No creo que alguna vez me canse de
decirme eso a mí misma— porque tengo una cita esta noche. Voy a salir».
Ah, Jake. El nuevo hombre en mi vida. El tipo que trajo un paquete al
trabajo y me invitó a salir en unos tres minutos. Tengo que admitir que me
impresionó su confianza por la forma en que me mostró cómo le gustaba.
Parecía fácil, divertido y, después de todo lo que había pasado, necesitaba
eso.
Entonces dije que sí. Y dos veces más también. Esta será nuestra
cuarta cita y va bien. Bueno, está yendo bien, creo. Es diferente. No es
algo que haya experimentado antes. No es un amor de niños de secundaria,
ni es una aventura de una noche. Tampoco es la ardiente pasión que me
hiere en el alma. No es algo por lo que arriesgaría todo, en lo que me
sumergiría incluso sabiendo que no puede funcionar... Pero probablemente
sea lo mejor. Tenía todas esas cosas y nada me ha funcionado hasta ahora.
Esto es bonito. Jake es un buen compañero, es agradable estar cerca y
me hace sonreír. De todos modos se supone que la pasión debe morir, ¿no?
Y esto es lo que te queda. Entonces, tal vez esté bien saltarse esa primera
parte. No creo que pueda hacerme daño y eso es lo principal.
Especialmente considerando que le gusto.
Me preparo una taza de café y me cambio. Me pongo mis vaqueros
ajustados negros y lo combino con un top con volantes que entró como una
muestra de ropa para trabajar y que Lisa dijo que podía guardar. Me recojo
el pelo con una cola de caballo baja y me maquillo un poco. Me lleva
quince minutos vestirme. Gracias a Dios, porque solo unos momentos
después escucho un golpe en la puerta y Jake está aquí.
—¡Ya voy! —Me tomo el resto del café y salto hacia la puerta—.
Espera.
Abro y le sonrío a Jake. Tiene un aspecto peludo y surfero, pero
siempre se viste elegante para nuestras citas, lo cual es dulce. Me inclino y
lo beso suavemente en la mejilla. Supongo que debería estar besándolo en
los labios, pero todavía me resulta un poco tenso. Nos hemos besado, pero
sin magia, y no siento que deba suceder todo el tiempo. Un beso en la
mejilla está bien... de todos modos Jake no se queja.
—Oh, parece que estás de buen humor —comenta—. ¿Algo que
quieras contarme?
Cojo mi bolso de mano.
—Te lo diré por el camino. ¿A dónde vamos esta noche?
Hablo sobre mi nuevo diseño y el hecho de que Lisa quiera hacerlo tal
cual mientras caminamos hacia el restaurante italiano, y aunque Jake
muestra interés, puedo decir que realmente no lo entiende. No siempre me
gusta pensar en Reece y ciertamente no quiero compararlo con Jake, pero
él sí lo entendería.
Pero de todos modos, no importa. No estoy aquí con Reece, él está en
otro lugar, probablemente todavía ande en la web de citas, conociendo
chicas al azar para satisfacer sus necesidades. Estoy aquí con el dulce y
amable Jake.
Nos sentamos, comemos y hablamos, compartiendo los detalles de
nuestras vidas desde la última vez que nos vimos, que fue hace unos días,
por lo que hay mucho que decir. Pero no es incómodo. No caemos en
silencios embarazosos, sino que es algo sencillo al haber un ambiente
agradable entre nosotros todo el tiempo.
Pero falta algo, y cuanto más trato de buscarlo, menos lo encuentro.
Esperaba que fuera una llama lenta y que las cosas se fueran aclarando,
pero cuanto más tiempo paso con Jake, más me gusta..., pero no de la
manera que debería. Es una lástima, realmente lo es. Es un buen tipo, y
podríamos haber sido increíbles juntos, pero si no es así..., no sé lo que es
realmente, quizá es porque falta una chispa, supongo. Si no hay esa chispa,
entonces no hay nada sobre lo que construir, ¿verdad? Supongo que no hay
forma en que podamos omitir la parte medio loca, la parte donde siento
que me estoy cayendo y girando fuera de control, donde no puedo
encontrar el suelo y tengo miedo de que solo voy a seguir cayendo. Esa
parte emocionante y aterradora es esencial, supongo. «Necesito decírselo
—decido mientras terminamos nuestra comida—. No puedo tenerlo
esperando».
Tal vez antes lo hubiera dejado sin molestarme en decir nada y solo
haber desaparecido. Habría asumido que no importa y él entendería la
indirecta. De todos modos, él no podría estar enamorado después de solo
cuatro citas, ¿verdad? Pero ahora, con mi mente más adulta, sé lo que es
estar atada, ser tomada por tonta, y es una mierda. No quiero que nadie se
sienta como yo. Incluso si esto le duele, incluso si realmente no le
importa, lo mejor que puedo hacer es ser honesta.
Caminamos de regreso a mi casa, ya que Jake siempre me acompaña al
ser un caballero, y no pasa mucho tiempo antes de que lleguemos a mi
puerta. Veo un destello en sus ojos, probablemente asume que esta noche
es la noche y finalmente iremos a ver qué tan lejos se extiende la magia
entre nosotros..., pero desafortunadamente para él, ya me di cuenta de que
la magia no existe. Supongo que al final me lo agradecerá. Una vez que
encuentre a la persona adecuada.
Y estoy segura de que algún día, completaré mi vida al encontrarla yo
también. Tengo todo lo demás en este momento, solo necesito ser paciente
y tener fe en que me sucederá algún día.
—Gracias por esta noche —empiezo suavemente—. Pero Jake, creo
que tenemos que hablar.
—¿Hablar? —Él levanta una ceja con curiosidad hacia mí—. ¿Está
todo bien?
—Yo no... —Oh, Dios, esto va a ser difícil. ¡Ser adulto y maduro
definitivamente no es fácil!—. No sé si esto va a ir más allá entre tú y yo.
—¿Qué quieres decir? Pensé que nos divertíamos juntos.
—Oh, lo hacemos. No me malinterpretes. Simplemente no sé si hay
esa chispa entre nosotros.
—No lo sabremos completamente hasta que vayamos al dormitorio,
¿verdad?
Me río suponiendo que está bromeando, pero a juzgar por su expresión
facial no estoy totalmente convencida de que lo esté.
—No creo que vayamos a la cama. —Tengo que reprimir otra risa—.
Creo..., creo que es mejor para nosotros seguir siendo amigos. Porque me
gustas, solo que, no sé, no románticamente.
Una serie de emociones cruzan la cara de Jake y espero con miedo la
que va a escoger. Podría volverse loco y acusarme de usarlo, podría llorar,
podría asustarse..., pero, en cambio, simplemente asiente.
Bien, tal vez ser adulto no es lo peor del mundo..., tal vez...
Capítulo 27 – Reece
La tarde es una mierda, estoy bastante segura de que Lisa piensa que
estoy enferma. Sin embargo, en lugar de ir a mí apartamento, como
probablemente debería hacer, me dirijo a casa de mi padre. Solo voy de
vez en cuando, solo para asegurarme de que no pueda acusarme de
abandonarlo, y aunque no me apetece hacerle una visita, necesito ir a
verlo. No puedo preguntarle, pues me patearía el culo por pensar en Reece
de nuevo, pero si alguien sabe lo que está pasando, será él, y si juego bien
mis cartas, podría enterarme de algo.
Golpeo la puerta antes de entrar. Mi padre dejó muy claro que una vez
que me fuera ya no sería mi hogar. Incluso me quitó la llave por un
tiempo. Me la devolvió unas semanas más tarde, pero las cosas siguen
siendo complicadas.
—¿Papá? —grito, los nervios entrelazan mi tono—. Papá, ¿estás
dentro? ¿Puedo entrar?
Puedo escucharlo, pero no me habla, al estar gritándole a alguien. La
intriga se apodera de mí y me adentro en la casa para averiguar más. Le
hice saber que estoy aquí, así que esto no es mi culpa.
—... No me importa si su hijo está enfermo —grita a su teléfono—.
Eso es inaceptable. Moore ha recibido suficiente trato especial y ya no
puede recibirlo. No puede simplemente dejar el trabajo de esta manera.
Moore..., ese es Reece, y su hijo debe de ser Oliver. Gracias a Dios que
entré y escuché esta conversación, al menos ahora sé por qué está aquí. Ha
vuelto porque algo está mal con Oliver. Mierda, algo está mal con Oliver.
Está enfermo..., y podría ser grave.
Mi corazón se acelera rápidamente, asustado. No sé cómo tomarme
esto. A pesar de todo lo que sucedió con Reece, adoro a ese niño y no me
gusta la idea de que esté en problemas.
—Debe ser despedido, esto no puede suceder. Las personas no pueden
irse simplemente por alguna enfermedad.
Mi padre sigue siendo un imbécil antipático, como siempre. El hecho
de que Reece y yo tuviéramos algo en algún momento no significa que
deba ser tan desagradable con un bebé inocente. ¿Cómo diablos no le
puede importar? Yo fui un bebé una vez. Una niña sin madre. Debería ver
las similitudes y tener simpatía.
—¿El hospital? No, eso tampoco importa. Mucha gente va de visitas al
hospital.
¿El hospital? Maldita sea. Cuanto más tiempo paso escuchando esta
conversación, peor se vuelve.
—Alguien tiene que encontrarlo para detenerle. Lo digo en serio.
Necesito ser yo quien encuentre a Reece antes que cualquiera de estas
personas. No sé si Recursos Humanos hará caso a mi padre en este asunto,
no estoy completamente segura de cuánto poder tiene en el trabajo, pero
necesito llegar antes. Por Oliver, para ver cómo está y también para
advertir a Reece. Se merece saber la verdad.
Camino hacia atrás, preguntándome si mi padre me escuchó. Si no es
así, podré escapar sin ser vista y podré llegar rápidamente al hospital y
advertir a Reece. Solo necesito salir rápido...
—¡Oh, Alexa! —Maldita sea, he sido descubierta por mi padre—. No
me di cuenta de que estabas aquí. Déjame terminar esta llamada, y luego
entro. ¿Quieres un café o algo?
Sonrío levemente y asiento. Parece que no voy a poder salir tan rápido
como esperaba. Voy a tener que sufrir primero una taza de café. Trato de
calmar el nerviosismo dentro de mí mientras hago lo que me ordena, casi
riéndome de la forma en que susurra el resto de su conversación, ya que
escuché las partes más importantes, y espero a que mi padre termine de
hablar.
—Bien, Alexa —dice mi padre con curiosidad—. ¿Va todo bien?
Normalmente no vienes en...
—Mm, solo quería decirte que..., han aprobado el diseño de alguna de
mis piezas. —Decidí jugármela. Ese parece ser el tipo de cosas con las que
realmente sorprendería a mi padre. Una niña desesperada que anhela la
aprobación de su progenitor—. Pronto se venderán en las tiendas.
—Oh, claro. —Él asiente, mientras frunce los labios. No está tan
orgulloso como me gustaría—. Bueno, eso es bueno.
Bien..., eso tiene que ser lo más parecido a la aprobación que he
recibido de mi padre, lo cual en realidad es bueno. Por extraño que
parezca, me siento bien al obtener su aprobación sobre, al menos, una de
las elecciones de mi vida.
—Pues sí, sí. —Levanto mi taza de café—. Eso es todo. Quería decirte
que las cosas me van bien.
Se muerde el interior de la boca, casi puedo ver la desesperación en su
rostro. Quiere preguntarme sobre mi vida, pero parece que ha hecho un
pacto consigo mismo y no lo va a hacer. Como si no pudiera soportarlo.
—Y…, ¿todo lo demás está bien? Asumo…
Oh, eso fue valiente por su parte, así que, lo recompenso con un
asentimiento.
—Sí, todo está bien, gracias.
—Mm. —Eso no fue suficiente para él, pero es todo lo que va a
obtener. Aún no está todo perdonado.
—Bien. De todos modos… —me tomo el resto del café—, mejor me
voy, porque... —Mierda, ¿a dónde puedo ir? Necesito pensar en una buena
excusa—, porque he quedado con unos amigos.
—¿Rebecca? —Se burla, su expresión es la de siempre.
—No, Rebecca no. —También podría seguirle el rollo con algunas
partes para contentarle, aunque todo sean mentiras—. Se trata de algunas
personas que he conocido en el trabajo. Saldremos a cenar.
—Oh, bueno, eso suena muy bien. Suena como si estuvieras saliendo
con gente agradable.
Su comentario me sorprende, pero no dejo que se note.
—Sí, supongo que sí.
—Es bueno. Has pasado los últimos meses creciendo y cambiando.
Estoy encantado de verlo.
Estoy impresionada. ¿Encantado de verlo? Ese no es mi padre en
absoluto. Él nunca dice algo así. Especialmente cuando se trata de mí.
Normalmente todo es decepción y enojo. Siempre supuse que me odiaba.
Pero ahora..., bueno, parece que su opinión sobre mí está cambiando.
Mudarse fue probablemente lo mejor que pude haber hecho.
—Mm, bien, bien. —No sé qué más decir—. Supongo que debería
irme...
—Oh, cierto, sí, por supuesto. Te veré pronto.
Nos despedimos con torpeza y trato de actuar informalmente cuando
me voy. Necesito comportarme como si fuera a cenar con amigos, y no
salir corriendo a la velocidad de la luz para ir al hospital. No puedo
permitir que sospeche nada. Pero en cuanto me pierde de vista, empiezo a
correr. Ni siquiera pienso en qué demonios estoy haciendo, simplemente lo
hago. Mis piernas golpean con fuerza el suelo y me duelen los pies y las
rodillas. Pero todo en lo que puedo pensar es en Oliver y Reece.
«Voy para allá —le suplico en silencio, esperando que de alguna
manera mi mensaje llegue—. Estoy en camino. Por favor, solo espera». No
sé qué voy a hacer o cómo ayudaré, pero lo intentaré.
Finalmente, veo un taxi y lo llamo. Le grito al conductor que necesito
llegar al hospital lo más rápido posible. Gracias a Dios que es una frase
demasiado preocupante para que el conductor haga cualquier pregunta.
Simplemente pisa el acelerador con fuerza y conduce tan rápido como
puede sin meterse en ningún tipo de problema.
Capítulo 29 – Reece
Cambió todo. Lo aparté porque pensé que estaba jugando conmigo, que
me estaba engañando, pero resulta que no lo estaba haciendo. Nada de eso
era real. Solo estaba teniendo un momento de duda. Puedo entender eso, ya
que yo también los he tenido, lo que lo empeora.
—Entonces..., ¿no estabas en la web de citas para buscar a otras?
—No. —Suena ofendido—. Por supuesto que no. No te hubiera hecho
eso.
—Oh, Dios mío. —Me aferro a mi pecho, mi corazón martillea de
dolor—. Pensé..., pensé...
—Deberías haberme preguntado. Te hubiera dicho que no era así.
—Yo..., supongo que no tuve la oportunidad debido a todo lo que
sucedió después.
Observo a Reece asentir lentamente, con el dolor también notándose en
su rostro. Ambos nos estamos dando cuenta de que perdimos mucho
tiempo sin ningún motivo. Solo por falta de comunicación. Eso apesta.
—Bueno, de todos modos supongo que las cosas no podrían haber sido
diferentes —comenta Reece tratando de agarrarse a un clavo para mejorar
esto—. Desde que me enviaron lejos, no podría haber funcionado con..., ya
sabes, la distancia.
—Mm, sí. La distancia. Correcto..., he estado ignorando todas tus
llamadas...
—Lo sé. —Extiende la mano y toca la mía—. Pero lo entiendo. Ya es
bastante complicado todo, sin necesidad de que le sumes todas las cosas
que pensaste de mí. Entiendo por qué no querías hablar conmigo...
—Pero es una locura, ¿no? Todo lo que perdimos. Es una pena.
—Tu padre no lo habría permitido—responde con una leve sonrisa—.
Tienes que saber eso.
—Pero mi padre no está al cargo de todo. No de mí, especialmente
ahora. No vivo con él...
Reece me mira fijamente, y yo también a él, los dos tratando de
averiguar qué podría significar esto para nosotros. Todavía nos queremos,
pero muchos de los obstáculos siguen en nuestro camino, lo que nos
impide ser algo que, todavía está lejos. Las cosas son demasiado frágiles
entre nosotros, incluso no sé si podemos sobrevivir a la larga distancia.
Además, mi padre seguirá entrometiéndose, y aunque soy adulta y no vivo
con él, sigue siendo un tipo aterrador.
—Entonces, ¿qué hacemos? —pregunto desesperadamente—. ¿Cómo
se supone que debemos..., alejarnos de esto?
Extiende mis dedos una vez más, pero los deja deslizarse como granos
de arena. Me pregunto si esto es una metáfora de lo que está sucediendo
con nosotros. Dejándonos ir, avanzando cada uno con su vida. Si ese es el
caso, tendré que tragarme mi orgullo y aceptarlo, por poco que me guste.
Después de todo, lo instigué al no hablarle y al comportarme
infantilmente, en lugar de hacerlo como un adulto y confrontarlo al
respecto.
—Yo..., yo... —Oh, Dios, aquí viene, puedo sentirlo. La declaración en
la que me dice que hemos terminado y que no quiere volver a verme.
Tendré que dejarlo ir, igual que a Oliver. Me matará, pero no tendré otra
opción. Tendré que conformarme—. Alexa, te amo.
Amor.
—¿Tú..., me amas? —Esas palabras suenan extrañas entre mis labios
—. Reece, ¿me amas?
Él asiente lentamente y sus labios se abren en una sonrisa. A juzgar por
la expresión de su rostro, realmente quiere decir lo que dice. Él en verdad
me ama. Y tiene la confianza suficiente para decir eso en voz alta. Es
salvaje.
—Sí, Alexa. Te amo. Te he amado durante mucho tiempo. Demasiado.
Debería habértelo dicho antes, pero no quería asustarte. Nuestra
comunicación apesta, ¿eh?
Me río, pero el sonido es hueco y sin alegría.
—Sí, nuestra comunicación es mala.
Hay un silencio espeso que se aferra al aire y necesito llenarlo, pero las
palabras están atrapadas en mis pulmones en este momento. Tengo que
concentrarme en mi respiración para asegurarme de que cuando
finalmente salgan las palabras, sean las correctas.
—Reece, yo..., yo..., yo también te amo. Oh, Dios mío, es increíble
decirte eso. Sí, siento lo mismo.
—¿Lo haces? —Él se acerca y me agarra. Me atrae hacia él en un
abrazo. Probablemente sea el momento perfecto para besarnos de nuevo,
pero ninguno de los dos hace ese movimiento—. ¿Realmente me amas?
—Te amo, Reece. Lo hago—. Mi corazón se eleva de alegría, incluso si
esto apenas dura—. Tanto.
Miro sus ojos amorosamente, preguntándome si debería ponerme de
puntillas para besarlo. Sé que el momento principal ha pasado, pero aún
podría suceder, ¿no? Todavía podríamos arrojar la precaución al viento...
Pero luego escuchamos un gruñido desde el otro lado de la habitación,
sacándonos a ambos de nuestra turbación. Pero no estoy molesta porque la
magia se haya roto, porque esta es una noticia increíble. Oliver está
despierto.
—¡Oliver! —Reece corre por la habitación en el instante en que sus
ojos se abren—. Oh, pequeño.
Aprieto mis manos contra mi pecho y mis lágrimas brotan. Este es el
momento más emotivo que he visto. Quiero correr por la sala para unirme
a ellos, pero este es un momento familiar íntimo y no debería intervenir.
Retrocedo hacia la puerta, tratando de contener la emoción.
—Iré a buscar una enfermera o un médico o algo..., alguien para ver
cómo está tu hijo.
Reece dice algo detrás de mí, pero corro de todos modos.
Probablemente quiera que abrace a Oliver, pero es posible que pronto deje
de estar cerca, ya que lo nuestro aún podría desmoronarse a pesar del amor
que compartimos, y no quiero ser una parte importante de este recuerdo.
Será algo que Reece recuerde con frecuencia.
Agarro a la primera enfermera que veo y le explico la situación. Ella
asiente e indica que irá junto con un médico en el momento que pueda.
Está feliz de que Oliver esté despierto, como lo estamos todos.
Cuando regreso a la habitación, ya no puedo alejarme de Oliver. Reece
ha tenido su tiempo con su hijo, así que es mi turno. Lo abrazo y le susurro
cosas amorosas. No sé si puede oírme, no estoy totalmente segura de lo
despierto que está, pero quiero que sepa cómo me siento.
Una vez que el médico entra y revisa a Oliver, está claro que está
mucho mejor. Incluso sugieren que podría estar listo para irse a casa
mañana, lo cual es increíble. Puedo ver lo feliz que esto hace a Reece.
Entonces, me quedo, y pasamos el resto del tiempo tratando de
asegurarnos de que Oliver esté bien. Está callado, definitivamente no es su
yo habitual, pero parece estar mejor. Es encantador.
Finalmente, también puedo conocer a su nueva niñera. Nadine. Ella es
buena. Inmediatamente nos llevamos bien, hay un clic entre nosotras, lo
que me llena de alivio. No podría ser menos parecida a Valencia ni
intentándolo. Me gusta y puedo ver que Oliver también lo hace. Reece lo
ha hecho bien, eligió a alguien bueno.
Ella está aquí para hacerse cargo de Oliver, insistiendo en que Reece se
vaya. Él no quiere irse y, para ser sinceros, yo tampoco, pero como Nadine
señala, necesita descansar para estar allí para su hijo.
Tengo que admitir que creo que también podríamos necesitar un poco
de tiempo a solas. Hoy se han dicho algunas cosas importantes que no se
pueden ignorar. Necesitamos resolver lo que va a pasar entre nosotros
antes de que mi padre inevitablemente lo aleje de nuevo, siendo el idiota
insensible que es.
Sin siquiera decir lo que vamos a hacer, me subo al coche de Reece. Él
no protesta, parece que es lo que esperaba que hiciera, así que estoy de
acuerdo. Hablamos con naturalidad por el camino de regreso a su casa, sin
sumergirnos en ningún tema peligroso, manteniéndolo ligero, lo cual es
bueno. Pero hay un tono bajo y espeso, una tensión sexual que zumba,
chisporrotea y pesa en el aire, por lo que la anticipación aumenta
continuamente. Casi no puedo esperar para estar allí, para terminar con la
tensión antes de que me coma viva.
—Aquí estamos. —Reece declara mientras aparca, como si fuera la
primera vez que voy a su casa—. ¿Todo bien?
—Mm, sí, estoy bien. —Los recuerdos me inundan. Han pasado
muchas cosas aquí—. Vamos para dentro.
Espero que comencemos con la conversación a medida que entramos,
eso es lo más importante que debe tratarse, pero no es lo que sucede.
Nuestra química sexual es lo que gana. Por supuesto, debería haberlo
sabido. Siempre fue así. Ardiente y lleno de química, como no ha sido con
nadie más que con él. Dios, casi olvido este sentimiento. Sin embargo, es
casi como si el hecho de haber dicho que nos amamos lo hiciera aún más
intenso. Está zigzagueando poderosamente a través de mí, sacudiéndome
por dentro. Ya no me importa. Necesito encontrar una manera de tener a
este hombre, este amor, en mi vida de alguna manera.
En el momento en que la puerta se cierra, me empuja contra la pared
del pasillo, besándome con toda la pasión que claramente se ha acumulado
en los últimos dos meses mientras estuvimos separados. Sus manos se
anudan en mi cabello, mis brazos se enrollan automáticamente alrededor
de su cintura y lo arrastro hacia mí. Su bulto presiona contra mí,
haciéndome perder la cabeza. Gracias a Dios no estamos hablando. ¿Cómo
diablos podríamos hablar de todo esto?
—Oh, Dios, Reece. —Me encanta la familiaridad de su cuerpo—. Te
necesito.
Sin siquiera pensarlo, me deslizo por su cuerpo, besándolo. Levanto su
camiseta, asegurándome de que mis labios y lengua puedan pasear sobre
su hermoso y sexy abdomen. Gimo mientras lo hago, su delicioso sabor
realmente me supera. Hay una sensación palpitante en mi ropa interior que
se vuelve cada vez más fuerte con cada segundo que pasa. Lo necesito
todo.
Cuando mis rodillas golpean el suelo, levanto mis ojos hacia arriba
para encontrarme con los de Reece. Su mirada es embriagadora, aturdida,
llena de lujuria y me encanta. Especialmente cuando empiezo a tocar
torpemente su cremallera en un intento desesperado por liberarlo. Se me
hace la boca agua, necesito saborearlo, sentir su gruesa y palpitante
erección retumbando entre mis labios. Quiero que mi boca se llene con su
polla, él golpeando la parte posterior de mi garganta, estremeciéndose y
gimiendo de felicidad por el poder de mi lengua.
Quiero volverlo loco hasta que no pueda soportarlo más, y luego
quiero follarlo sin sentido. Este podría ser nuestro último encuentro o el
comienzo de algo nuevo, pero de cualquier manera quiero que sea
excitante. Estoy bastante segura de que ambos lo necesitamos...
—Maldita sea, Reece —me quejo cuando él se libera de su ropa
interior—. Nunca deja de sorprenderme lo enorme que la tienes.
Capítulo 31 – Reece
Duele ver a Alexa irse así, sabiendo cuánto le duele, pero no la culpo.
Ella está llorando por la falta de amor de su padre y él no parece saber
cómo dárselo. ¿Es porque tuvo que criarla solo mientras mantenía un
trabajo a tiempo completo? Probablemente tenía un mejor vínculo con las
niñeras que con él.
¿Es por eso que no me quiere cerca de mi hijo? ¿Por sus errores? ¿Ese
es su castigo, abrir una brecha entre mi hijo y yo? Es una locura.... a
menos que esté especulando demasiado, en cuyo caso yo soy el que está
haciendo un embrollo de todo esto. De todas formas, ahora depende de mí.
—Sé que me odias —empiezo con calma. O lo más tranquilo que
puedo—. Y lo entiendo. No te culpo por odiarme, pero no deberías quitarle
esto a Alexa. Ella no tiene la culpa...
—No te atrevas a venir diciendo que sabes más que yo sobre mi propia
hija —gruñe—. No actúes como si entendieras de qué va esto. No tienes ni
idea de lo que está pasando entre Alexa y yo.
—No, lo sé, lo entiendo. No debería involucrarme, solo quería...
—No, Reece —grita enojado—. No quiero escuchar lo que quieres
hacer. He pasado suficiente tiempo preocupándome por lo que quieres
hacer. Solo te quiero fuera de escena. Por eso te envié lejos y tienes que
volver.
—¿Y para quién será mejor? Seriamente. ¿Para ti? Porque yo tengo un
hijo...
—Es lo mejor para todos. Para Alexa especialmente. Ella es joven, no
sabe lo que quiere. No se da cuenta de que aún no puede funcionar.
—No es tan joven, es adulta. Creo que ella lo ha demostrado
recientemente con todos sus cambios...
—Sí, admito que es bueno, así que supongo que es genial que la hayas
ayudado con eso, pero eso no significa que vosotros dos debierais estar
saliendo. Quiero decir, es enfermizo, ¿no? Eres viejo comparado con ella.
Está mal.
—Basarte en la diferencia de edad es ridículo. Sabes que no significa
nada. Es solo un número. Si Alexa y yo somos felices juntos, ¿importa mi
edad? De todos modos, solo soy unos años mayor que ella.
—Casi una década. Eso es mucho tiempo, Reece.
Pongo los ojos en blanco, comenzando a molestarme. Ni siquiera está
tratando de ser razonable. Tiene la decisión tomada y no va a cambiarla.
No importa lo que digamos Alexa y yo, cuán enamorados estemos.
Realmente no le importa. Puedo ver por qué Alexa se fue, ella sabe que
esto no irá a ninguna parte.
—Bien, bueno, si así es como te sientes acerca de las cosas, que así
sea. Esta conversación ha terminado.
—Entonces, ¿vas a irte? Porque no tendrás trabajo si lo haces...
—Bueno, como sigues poniéndome obstáculos en mi trabajo, tal vez
eso sea lo mejor. —Me encojo de hombros—. Quizá no debería trabajar
para la Armada, aunque me encanta, trabajo duro y soy bueno en eso, pero
si se va a usar para chantajearme, entonces se acabó. No puedo continuar.
Tengo que poner a mi hijo por delante.
Él se mantiene en silencio, lo cual es un milagro. No creo haber sido
testigo de eso antes, especialmente cuando está de este humor. Pero no me
hace sentir bien, en realidad hace que desee estar lejos.
—Por eso me voy a ir, y puedes hacer lo que quieras conmigo, pero
necesito estar aquí ahora...
—¿Seguirás saliendo con mi hija si te quedas? —pregunta en voz baja.
—No lo sé. Pero ya no será algo que puedas controlar.
Él sabe que tengo razón, puedo verlo por la forma en que su rostro se
contorsiona en agonía. Nunca he sido lo suficientemente valiente como
para hablar con este hombre así y es extrañamente estimulante. Porque es
por Alexa.
—Ella es demasiado joven para ti, Reece. Acabarás lastimándola. Una
vez que te des cuenta de que no tenéis nada en común, terminarás
rompiendo su corazón, y no quiero ver eso —suspira, casi un poco
derrotado—. Ella ha pasado por mucho. Ni siquiera sé por cuánto porque
siempre me he centrado en mí y en mi carrera. Puede parecer resistente,
pero mucho de eso es una tapadera. Una máscara.
—Lo sé, lo veo —le digo honestamente—. Pero también he visto
debajo de la máscara.
—No sabía que ella sabía cómo quitársela.
Se desploma en una silla y su cabeza cae sobre sus manos. Casi puedo
ver la decepción rodando sobre él en oleadas. Permanezco torpemente en
la esquina, saltando de un pie a otro, sin saber qué hacer. ¿Continúo con lo
que estamos hablando o me escabullo para que pueda lidiar con esto solo?
Por supuesto, quiero correr, esa es mi reacción inicial, pero esto aún no
está resuelto. Estoy más cerca de lo que Alexa ha estado, lo que supongo
que significa que debería continuar hasta que tengamos un descanso. Si el
almirante es capaz de seguir...
—Mira, lamento la forma en que todo esto ha sucedido. Entiendo que
no te guste, pero Alexa es una persona maravillosa y la amo. Nunca me
hubiera acercado a ella si no lo fuese. Es la primera persona de la que me
he enamorado desde Christine, y sé que será la última. Tenemos esa
conexión...
—No, solo piensas que la tienes porque ella es la primera...
—¿Por qué estás tan seguro de esto? No lo entiendo. Suena como si
supieras..., espera, ¿lo sabes?
—Podría haber conocido a alguien después de la muerte de mi esposa
—dice con tristeza en su tono—. Y podría haber salido mal. Pero eso es
porque no estaba bien. Nunca estuvo bien. Incluso desde el principio.
Oh, mierda. Me parece que estamos a punto de entrar en una historia
de desamor. No sé si estoy listo para eso.
—Conocí a Beverly seis meses después de la muerte de mi esposa y
me enamoré. Me sucedió de forma rápida porque necesitaba a alguien para
llenar ese agujero. Necesitaba que alguien fuera mi esposa porque ya no la
tenía. Pero, tal vez presioné demasiado, fui demasiado rápido, y traté de
crear una relación más fuerte de la que estaba allí porque solo necesitaba
reemplazar lo que tenía. No acabó de funcionar, lo que, por supuesto, hizo
que Beverly saliera huyendo.
Trago de nuevo, entendiendo de qué está hablando. Cuando Christine
murió, habría hecho cualquier cosa por recuperar eso con alguien. Eso es
lo que me hizo aislarme y encerrarme lejos del mundo, porque tenía miedo
de lo que podría pasar. Tal vez si conociera a Alexa, habría hecho lo
mismo.
—Sinceramente, no estoy cometiendo ese error —le informo—.
Entiendo que estés preocupado, pero eso no sucederá. No estoy
presionando a Alexa porque quiero demasiadas cosas rápido, sino que
estoy listo para ella. La amo.
—¿Realmente la amas? —me mira y levanta una ceja—. ¿Estás
seguro?
—Estoy seguro. La amo. La separación me hizo verlo más claro.
Además, si solo quisiera a alguien, no habría elegido a alguien como ella.
Me hubiera ido por alguien más fácil.
—¿Más fácil? —Al principio, entra en pánico, pero luego veo una
pequeña sonrisa en sus labios.
—No quise decir eso así. Solo quise decir..., bueno, ya sabes lo que
quise decir.
Siento que él quiere que tome asiento a su lado, así que hago
exactamente eso. Él no se asusta ni me golpea, por lo que lo tomo como un
buen comienzo. Parece que finalmente me está entendiendo, lo que ayuda.
O al menos espero que ayude. Tengo demasiada fe en esto para fallar.
Necesito continuar acortando esta brecha.
—Alexa me hace feliz, y creo que hago lo mismo por ella. Por lo
menos, creo que lo hago. Y ella no hizo todos esos cambios por mi culpa,
solo le di el impulso de confianza que necesitaba. Supongo que se siente...,
no lo sé, un poco perdida y no siempre lo suficientemente buena y eso ha
sido duro para ella. Pero se está superando...
—Probablemente sea mi culpa —suspira— porque siempre he tratado
de presionarla para que haga su mejor esfuerzo y claramente no de la
manera correcta. Supongo que a veces es difícil desactivar el modo de
trabajo con ella...
—Todos cometemos errores estúpidos. Nadie es perfecto,
especialmente cuando se trata de la crianza de los hijos.
—Eh, ¿cómo lo sabes? —pregunta con tono burlón—. Solo has sido
padre durante cinco minutos.
Nos reímos juntos, lo cual es un sonido extraño. No uno que pensé que
alguna vez escucharía. Luego nos sentamos en silencio durante unos
momentos, los dos pensando. Es un silencio cómodo, agradable. No me
importa en absoluto.
—Entonces, supongo que tengo muchos errores que compensar —dice
finalmente—. Comenzando contigo.
Mi corazón se acelera en mi pecho, mis nervios se hinchan
dolorosamente en mi estómago y lo miro fijamente. No sé qué va a salir de
esto, todavía podría patearme el culo y arruinar mi vida...
—Me aseguraré de que consigas el trabajo de aquí. El puesto de
entrenamiento que te prometí. Eso te permitirá estar aquí con tu hijo. Sé
que necesitas eso, y él también. No es correcto enviarte lejos.
—¿Vas a? ¿En serio? Oh, gracias a Dios, eso significa mucho para mí.
—Sí, bueno..., es lo que hay que hacer, ¿no? Y necesito comenzar a
hacer lo correcto. He pasado demasiado tiempo haciendo lo equivocado.
—Respira profundamente—. Dios, esto va a ser un desastre.
—No lo será. No tiene que ser así. Puede estar bien.
Levanta una ceja hacia mí.
—Conoces a Alexa, ¿no? Ella no es fácil.
—Mm, sí, podrías tener razón en eso, pero puedo ayudarte.
Se pone de pie y me sonríe.
—Eso es muy amable por tu parte, pero, ¿no tiene que preocuparse
cada uno por su propio hijo? Estoy seguro de que preferirías estar en el
hospital que aquí conmigo. —Me extiende la mano y yo se la estrecho—.
Me pondré en contacto con Alexa, lo solucionaré. Sin embargo, gracias
por toda tu ayuda.
Asiento y le sonrío, contento de que finalmente tengamos un acuerdo.
En realidad, voy a recuperar mi vida, la que quiero. Voy a poder estar aquí,
ser padre de mi hijo y poder tener la relación que deseo. Lo que comenzó
como una de las peores conversaciones de mi vida, en realidad salió bien.
—Está bien. Bueno, voy a ver a Oliver. Supongo que hablaremos
pronto.
—Sí, Reece. Nos veremos pronto.
Hay un verdadero entendimiento entre nosotros, y eso me gusta.
Realmente creo que este podría ser el primer día de una gran amistad. Uno
con comprensión y esperanza. A menos que todo vuelva a enloquecer y
terminemos el uno contra el otro. ¿Quién diablos lo sabe?
Capítulo 34 – Alexa
Mis ojos se cierran de vez en cuando, pero los abro de nuevo cada vez
que lo hacen. No quiero perder ni un instante de la vida de la pequeña
Francesca. Especialmente estos maravillosos y preciosos primeros
momentos.
—Déjame que me la lleve unos minutos —insiste Reece—. Necesitas
dormir.
—No, no, no —gruño—. No quiero que te la lleves. Quiero abrazarla
para siempre...
Pero de todos modos su padre la coge de mis brazos y la abraza
fuertemente contra su pecho. Sus ojos se llenan de amor y parece muy
feliz. Francesca ya lo ha transformado y eso que hace muy poco que ha
nacido. Qué impacto tendrá en nuestras vidas nuestra pequeña hija.
—Te ves bien con ella —confieso—. Como si supieras exactamente lo
que estás haciendo.
—Bueno, ya hice esto antes, ¿recuerdas? —Él sonríe—. Y estaba solo.
—Mm, sí, eso es cierto. No puedo olvidar que criaste a Oliver solo...
—Bueno, lo hice hasta que llegaste. Luego tuve a la mujer más
maravillosa que he conocido.
Sonrío felizmente, admirándolo mientras la mece de un lado a otro. No
he tenido miedo de la maternidad, porque nos hemos centrado tanto en la
parte del nacimiento y en superar los miedos, que no hemos considerado la
siguiente parte, pero ahora me alegro de no haber desperdiciado tiempo
preocupándonos porque estaremos bien. Reece sabe exactamente lo que
está haciendo cuando se trata de criar a su hijo, y también he tenido algo
de experiencia con él. Vamos a estar bien. Juntos, él y yo podemos hacer lo
que queramos.
—Me encanta el nombre de Francesca —le digo mientras me
incorporo un poco para evitar que me quede dormida—. ¿Qué te hizo
pensar en él? ¿Ya lo tenías planeado o qué?
—Se me ocurrió de repente y me pareció bien. Un poco como le
sucedió a Christine cuando eligió el nombre de Oliver. —Se ríe—. Al
principio ni siquiera me gustaba el nombre de Oliver e iba a hacer que lo
cambiara. Antes de…
Él se apaga y yo respiro hondo, preocupada de que vuelva a llorar por
el pasado, pero se pierde en los ojos de su hija. Ya siente una gran
atracción por ella, y no puedo evitar preguntarme cómo será a medida que
crezca. ¿Ella siempre lo tendrá comiendo de su palma? Me imagino que
será una verdadera niña de papá y que se volverá una pesadilla, a medida
que se convierte en una adolescente tan descarada como yo.
Oh, Dios, él va a perder la cabeza si ella es como yo. No sé cómo
sobrevivió mí padre. No sé cómo hemos logrado mantener una relación
hasta ahora. Pero somos más fuertes que nunca.
—Bueno, es un gran nombre, y me encanta. Estoy segura de que a ella
también le gustará.
—¿Crees que deberíamos tener más hijos? —pregunta en voz baja.
¿Deberíamos hacer que crezca más nuestra familia?
—Oh, vaya, ¿realmente me preguntaste eso? —Lo miro sorprendida—.
¿Me estás preguntando sobre tener más niños?
—Lo estoy haciendo… —Él me sonríe—. Lo hiciste tan bien dando a
luz a este angelito, que es una pena no pedir más.
Le sonrío. Estoy muy orgullosa de él por ser tan valiente. Finalmente,
ha superado su miedo. Fue algo forzado, realmente no teníamos otra
opción, pero sigue siendo un gran paso para él.
—Bueno, creo que primero debes dejar que me recupere de este
nacimiento antes de comenzar a pensar en el próximo.
Mi cuerpo está exhausto, me duele cada parte de mí y ni siquiera
puedo pensar en levantarme de esta cama. Aun así no me importaría tener
otro hijo, y me alegro de que esté pensando en eso. Muestra lo bien que lo
estamos haciendo.
—Sabes que pronto tendrás que casarte conmigo —bromea—. Me has
hecho esperar suficiente para el día de nuestra boda y no sé cuánto tiempo
más podré soportarlo.
Miro mi hermoso anillo de compromiso y sonrío.
—Tú me esperarás. Lo sé.
Se inclina y me besa en los labios, suavemente, amándome.
—Sabes que lo haré.
Él se sienta en el borde de la cama y ambos miramos al pequeño bebé
que creamos por amor con una sonrisa en nuestros rostros. No sabía que
era posible estar así de enamorado de otro ser humano. Amo a Reece, por
supuesto, lo he amado durante mucho tiempo, pero el amor que siento por
mi hija no tiene límites.
Quiero abrazarla, amarla, darle absolutamente todo lo que se merece y
más. Ser madre ya me ha cambiado de una manera que no creía posible.
—¿Cuándo podremos regresar a casa? —le pregunto a Reece—. Tengo
muchas ganas de irme para ver a Oliver.
—¿Crees que va a querer a su hermanita?
—Bueno, ha estado muy emocionado, así que sí, creo que lo estará. No
puedo esperar para ver su cara.
—Creo que el médico quiere que te recuperes un poco primero, y luego
podremos irnos. Tu padre querrá venir a verte. De hecho ya está en
camino. Entonces, supongo que será mejor que esperemos.
Aprieto el labio inferior juguetonamente. Sé que necesito hacer lo que
dicen los profesionales médicos, especialmente debido a Reece, pero no
puedo esperar para llegar a casa y comenzar mi vida con toda mi familia.
Siento que todo lo que hemos pasado nos ha llevado al momento en que
todos podemos ser una familia. Reece, Oliver, la pequeña Francesca y yo.
¿Cómo podría pedir más?
Capítulo 39 – Reece
Alexa está bien. Ella está bien. Sobrevivió a todo. No puedo creerlo.
Mientras sostengo a Francesca en mis brazos, a punto de entregarla a su
abuelo, que ya parece un hombre más suave que antes, todo parece estar
bien con el mundo. El estrecho nudo de ansiedad que ha estado aposentado
en la boca de mi estómago durante los últimos nueve meses finalmente se
ha disipado y, por fin, puedo relajarme. «Lo hice, Christine —le digo en
silencio por si me está escuchando—. Sobreviví, ¿puedes creerlo?».
Casi puedo sentirla sonriéndome, dándome toda su bendición. Apuesto
a que le encantaría Francesca, que querría abrazar a esta hermosa niña. Fue
una pena que solo pudiera abrazar a Oliver una vez antes de que falleciera,
pero me alegro de que al menos lo hiciera y de que lo siga haciendo. En
ese momento, no podía apreciarlo porque estaba en estado de shock, pero
ahora puedo sentirla con nosotros.
—Entonces, ¿esta es mi nieta? —dice el almirante con una suave
sonrisa—. Es preciosa.
—Oh, papá, mira como te observa —dice Alexa—. Ella ya te quiere.
—La voy a malcriar por completo. —Desvía sus ojos hacia mí—. Y a
Oliver también.
Le tomó un poco de tiempo, pero una vez que comenzó a darse cuenta
de que hablábamos en serio, también abrió su corazón a Oliver. Comenzó a
conocerlo y a quererlo. Creo que fue difícil para él hacerlo porque se
aferró al miedo de que las cosas se derrumbasen como sucedió en su
pasado, pero ahora estamos bien.
Froto su brazo y sonrío agradecido. Me siento demasiado emocional en
este instante como para encontrar las palabras para expresar lo agradecido
que le estoy. No necesitaba hacer todas las cosas que hizo por nosotros.
Por mí.
—Entonces, ¿está todo bien con esta niña? —pregunta—. ¿El doctor la
revisó?
—Sí, todo está bien —le hice saber—. Una vez que Alexa esté bien,
podremos volver a casa.
—Estoy bien —se queja enfadada—. Desearía que me dejaran ir. Estoy
empezando a aburrirme. Quiero salir de aquí. El hospital es muy tedioso
ya que ni siquiera puedo levantarme de la cama.
—¿Quieres que vaya y hable con el doctor otra vez? ¿Ver si te dan el
alta?
Alexa asiente y salgo por la puerta. Siento que podría necesitar un
momento a solas con su padre. Este debe de ser un momento emotivo para
ellos, considerando que perdieron a la madre de Alexa. Puede que sea el
momento en que necesiten hablar sobre eso..., o no, no lo sé. Pero les estoy
dando el espacio por si acaso.
Además, podría aprovechar para llamar a Nadine, y así mantenerla a
ella y a Oliver informados. Apuesto a que también han estado un poco
preocupados. Especialmente Nadine, al haber presenciado los últimos
meses de ansiedad. No puedo esperar para hacerle saber que todo está bien
y que pronto, con suerte, estaremos en casa. Dios, no puedo esperar para
estar en casa. Si me siento así, Alexa debe estar sintiéndolo como me ha
dicho, así que necesito encontrar un médico lo antes posible para obtener
respuestas.
Un año después…
—¿Estoy bien? —le pregunto a Nadine con los nervios provocando que
me tiemble la voz—. ¿El vestido me queda bien?
—Alexa, sinceramente, esto es lo mejor que te he visto en tu vida. Eres
una princesa.
Me giro de izquierda a derecha, examinando mi reflejo en el espejo,
sonriendo para mí. No me gusta ensalzarme, pero creo que podría tener
razón. Este vestido realmente me hace guapa, como debería ser cualquier
vestido de novia. El material blanco y sedoso cae en cascada a mi
alrededor, raspando el suelo, y la cola se derrama detrás de mí. La línea
del escote de corazón sienta muy bien también, mostrando las nuevas
curvas que he desarrollado siendo madre.
—Estoy realmente ansiosa, Nadine. No sé por qué. También estoy
emocionada, pero...
Me toca el brazo suavemente y me sonríe. El material de color rosado
de su vestido de dama de honor realmente resalta el enrojecimiento en sus
mejillas. Se ve hermosa, como una rosa inglesa.
—Vas a estar bien —insiste—. Solo recuerda, es tu hombre el que está
al final del pasillo. Reece Moore te está esperando para convertirte en su
esposa y vivir felices para siempre.
Cierro los ojos y dejo que esto me cubra, imaginando el futuro más que
cualquier otra cosa. La boda es solo una pequeña parte de lo que viene
después y no puedo esperar. El cuento de hadas que termina con nuestro
loco romance.
—Está bien, tienes razón. Solo necesito concentrarme en él, nada más.
Eso me ayudará.
Respiro profundamente un par de veces, tratando de calmarme. No
quiero ser un desastre en uno de los días más importantes de mi vida.
Quiero ser tan etérea como lo sugiere mi apariencia.
—Tu padre estará aquí en un momento para acompañarte por el
pasillo. —Me río cuando Nadine dice esto, al ser algo que nunca pensé que
podría pasar. Apenas puedo creerlo—. ¿Estás lista?
—Estoy preparada. No puedo esperar para verlo y para que vea mi
vestido.
—Oh, apuesto a que le va a encantar. Incluso podría llorar cuando te
vea.
—No lo sé, pero pronto lo comprobaremos cuándo aparece para
llevarme por el pasillo.
Tener la bendición y el amor de mi padre el día de mi boda lo hace
mucho mejor. Y tener a los padres de Reece cerca también es genial. No
estaba segura de estar haciendo lo correcto al contactarlos a sus espaldas,
pero sabía que era algo que debía resolverse y solo quería ayudar. Gracias
a Dios que lo hice, porque desde que se mudaron a Estados Unidos, se han
convertido en una gran parte de nuestras vidas. Es genial, porque ahora
tenemos mucha ayuda de sus padres, así como a Nadine, por lo que
podemos tener tiempo a solas cuando lo necesitamos.
—Bien, me alegro de que quieras verlo, porque no sé cómo podría
rechazarlo —se ríe Nadine—. Incluso si ahora es un poco más suave, sigue
siendo uno de los hombres más temibles que he conocido en mi vida.
—¡Intenta crecer con él! Fue una pesadilla. No pude salir con nadie.
Siempre estaba metida en problemas.
Pero ahora puedo decir eso con felicidad, porque sé que lo hacía con
sus mejores intenciones. Ahora que estamos más cerca y he crecido lo
suficiente como para entenderlo, todo está bien. Hemos llegado a un lugar
maravilloso y las cosas siguen mejorando cada día.
—Hola, Alexa, —mi padre llama a la puerta, casi como si lo
hubiéramos convocado—. ¿Puedo entrar?
—Estoy lista. Puedes pasar.
La puerta se abre y mi padre se lleva la mano al pecho cuando me ve.
—¡Oh, vaya!
—¿Estoy bien? Estaba nerviosa por si el vestido no se veía tan bien
como en la tienda...
—Oh, no, no digas tonterías, Alexa, estás preciosa. Tu madre estaría
muy orgullosa de ti.
Todavía no habla mucho de mí madre, nunca lo ha hecho, pero
recientemente, de vez en cuando, hace pequeños comentarios como este
que me llevan al límite. Las lágrimas llenan mis ojos, ya que no puedo
evitar emocionarme.
—Gracias por decir eso, papá. Significa mucho para mí.
Se pone la mano en la cadera y me indica que le una el brazo, lo que
hago.
Vamos.
Nadine se adelanta y entra por el pasillo donde Reece y yo nos vamos a
casar. La música comienza a sonar y mi corazón se salta un millón de
latidos. Los nervios son aún más poderosos ahora, no sé si puedo
manejarlo. Me siento rara, en el buen sentido, pero también como si
pudiera desmayarme en cualquier momento.
—¿Estás bien? —me susurra mi padre—. Porque si estás pensando en
huir, tengo el coche...
Lo miro y se ríe, demostrando que solo está bromeando.
—Claro, papá, vámonos y dejemos a mis hijos aquí. Ese es un buen
plan. Creo que podría ser un poco tarde, ¿no?
—Sí, probablemente tengas razón sobre eso. No creo que Reece te deje
ir tampoco.
Definitivamente tiene razón sobre eso. Reece ha querido casarse desde
que me lo pidió. Solo lo pospuse hasta que tuvimos tiempo para organizar
las cosas correctamente. Tener un hijo consume mucho y no podía
imaginar siquiera pensar en otra cosa. Luego volvimos al trabajo y
tuvimos que hacer malabarismos con todo eso, pero finalmente, logramos
hacer algo de tiempo en el momento adecuado.
—No, no lo haría. Está demasiado interesado en casarse para eso.
—Bueno, es un hombre muy afortunado. —Mi padre me lleva a un
lado—. Pero creo que también tienes suerte.
—¿Lo crees? —Miro a mi padre y sonrío—. Es agradable escuchar
eso.
—Bueno, él es un hombre bueno, ¿no? Y te hace muy feliz.
Pongo los ojos en blanco y me río.
—Traté de decirte eso, papá.
—Lo sé, lo sé..., pero, como sabes, escuchar no siempre ha sido mi
punto fuerte... Pero no estamos aquí para criticarme, ¿verdad? Así que,
hagamos lo que vinimos a hacer aquí y casarte.
Mi pecho se hincha de alegría cuando la puerta se abre y lo veo
esperándome al final del pasillo con su padrino, Cody. Se ve tan guapo, tan
maravilloso, y pronto estará a punto de ser mío...
Lanzamiento el 22 de noviembre
En el momento en que mis ojos se encontraron con los de ella, no
había nada que me impidiera entregárselo todo.
He vivido toda mi vida en mi club, rodeado de motos y con mi familia
de acogida, pero ahora ella lo es todo.
Es devastadoramente hermosa, obstinada e independiente y quiero
protegerla de su abusivo ex novio, aunque no quiera. Está sola y
desprotegida y aunque piense lo contrario, soy lo único que tiene.
Ella es la única mujer que he amado y por la que lo daría todo. Por eso
haré cualquier cosa por volver con ella y ponerla a salvo. Incluso si ello
significa seguirla a todas partes.
Le daría todo lo que tengo.
Y la quiero a ella.
Lanzamiento el 4 de diciembre
¿Te gusta leer?
¿Quieres ayudar a promocionar a nuestras
escritoras?
APÚNTATE AL CLUB 5 ESTRELLAS