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El Extranjero - Albert Camus (Ensayo)
El Extranjero - Albert Camus (Ensayo)
Fernando Mullo
2018
Índice
La apatía del universo hacia nuestra existencia ....................................................................... 1
La indiferencia del universo ........................................................................................................ 2
La libertad filosófica ...................................................................................................................... 4
Una moral construida ................................................................................................................... 6
Crítica social de la obra ................................................................................................................ 7
Bibliografía............................................................................................................................................ 10
La apatía del universo hacia nuestra existencia
Es decir, las preocupaciones no van más allá de preguntarse por el futuro, por
su aceptación social, o por algo tan burdo como la subsistencia económica. Aun así,
no podemos juzgar por completo este comportamiento, dado que es una forma de
sobrellevar nuestra insignificancia. Lo inaceptable, radica en lo poco reflexivos que
nos mostramos ante este hecho y, como consecuencia, lo alejados que estamos de
alcanzar una verdadera libertad, en conjunto con una moral propiamente construida.
Estos dos últimos temas, son parte de los objetivos a los que nos lleva la
filosofía del absurdo, movimiento que aparece por mediados de la Segunda Guerra
Mundial, con autores como Camus y Beckett. Esta filosofía, tiene como finalidad
advertir la irracionalidad de la existencia humana y, a partir de aquí, proponer formas
de sobrellevarla con un comportamiento más consciente, crítico y reflexivo.
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La indiferencia del universo
La indiferencia del universo, es el tema base que impulsa a la filosofía del
absurdo. Si enfocamos nuestra perspectiva a una escala universal, podemos decir
que el ser humano es una existencia insignificante ante la inconmensurable realidad
del universo. Es decir, desde un punto de vista cósmico, no somos más que pequeñas
partículas triviales en el espacio-tiempo, mismo del cual formamos parte. Esta idea se
complementa con el Dasein1 de Heidegger, quien nos plantea, en su obra Ser y
Tiempo, que los humanos somo seres arrojados al espacio, intrascendentes ante
nuestro entorno y con una lucha constante por ser parte importante del mundo que
nos rodea (M. V. Roche, 2014).
Pero estaba seguro de mí, seguro de todo, más seguro que él, seguro de mi
vida y de esta muerte que iba a llegar. Sí, no tenía más que esto. Pero, por
1
Término que significa como tal ser-en-el-mundo, utilizado por Heidegger, en su obra el Ser y Tiempo (1927).
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lo menos, poseía esta verdad, tanto como ella me poseía a mí. (Camus,
1966)
Esta novela también logra mostrar una pequeña crítica enfocada al absurdo
del ser humano. Publicada a mediados de la Segunda Guerra Mundial, Camus logra
que su personaje empatice con las personas que han vivido las atrocidades de la
guerra. Estos individuos, logran identificarse con el sentimiento de desengaño y
confusión, que infunde la obra, ante la desvalorización de la vida humana, dado que
se encontraban enfrentando una guerra absurda y sin sentido (Hernández, 2012). En
la actualidad, no se puede apreciar tal impacto con la misma magnitud por la
diferencia de contexto, sin embargo, tampoco se puede despreciar el hecho de que
así sean pequeñas o grandes las decisiones que tomemos, estas cargan con el
mismo absurdo que caracteriza a los eventos anteriormente mencionados.
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La libertad filosófica
En la novela, Camus también nos plantea una idea de libertad filosófica, que
se adquiere únicamente cuando el individuo es capaz de aceptar su muerte y, en sí,
su destino. Para comprender esto vamos a partir del tema de la muerte como un
incentivo para nuestro accionar.
Sabemos, que por lo general los animales son quienes actúan en función del
miedo, ya sea al de ser lastimados o al de su propia muerte, y es esta sensación la
que los impulsa a tomar decisiones a lo largo de su vida. No es muy diferente para el
ser humano. Si nos ponemos a analizar, la mayoría de nuestras acciones más
significativas se dan también en función del miedo. Puede ser el miedo de perder a
alguien, de sufrir daño físico o emocional, quedarse sin dinero, o simplemente el de
morir. En específico este último, es el que guía nuestros actos más desesperados de
supervivencia.
Como hemos visto hasta ahora, el ser humano toma, en ciertas ocasiones, las
decisiones más importantes de su vida, en función de un miedo irracional hacia la
muerte. Es de esta forma, que llega a convertirse en un esclavo de la misma, como
si se encontrara dando infinitas vueltas en una carrera de pista cerrada, tratando
desesperadamente de evadirla, a pesar de saber perfectamente que es inevitable
encontrarse en algún momento con ella. El escape de esta esclavitud es la respuesta
para conseguir la libertad que se menciona en un principio.
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nuestra condición de mortales, para así conseguir una vida más consciente, que no
se encuentre basada en decisiones incitadas por el miedo.
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Althusser, L. (1989). Ideología y aparatos ideológicos del Estado. En L. Althusser, La filosofía como arma de la
revolución (págs. 112-151). México: Siglo XXI editores S.A
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Una moral construida
“El hombre está condenado a ser libre” (Sartre, 1973). Esta frase célebre del
filósofo francés, nos ayuda a ratificar nuestro planteamiento anterior, acerca de la
libertad, y nos ayuda a encaminarnos al tema de una construcción propia de la moral,
además de aludir a la crítica social-religiosa presente en la obra de Camus, que
analizaremos más adelante.
Hasta este punto hemos visto como la indiferencia del universo nos lleva a
cuestionar el valor de nuestra existencia, y, por consiguiente, a plantearnos una
libertad filosófica que nos de una pauta de cómo debe ser nuestra actitud ante el
mundo. Si bien es cierto, se mencionó que podemos adquirir una libertad de acción,
sin embargo, esto no significa que podemos actuar a nuestro libre albedrío. La
libertad, nos lleva también a una responsabilidad y, volviendo a citar a Sartre (1973),
al ser seres condenados a la libertad, tenemos la responsabilidad de considerarnos
nuestros propios jueces.
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En la actualidad, podemos observar que la moralidad de la mayoría de
personas se encuentra basada más en el temor a un “juicio divino” o a un “juicio
social”. Es cierto, que una forma de encontrarle sentido a la vida es la de involucrarse
plenamente en la religión, misma que hasta cierto punto puede sostener tu existencia.
Sin embargo, como se ha visto al transcurrir del tiempo, este medio ha sido
únicamente una escapatoria a la realidad. Como mencionamos anteriormente, es
inaceptable el ignorar nuestra condición de mortales y fundamentar nuestra vida en
una construcción humana, como es la religión y los juicios sociales.
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únicamente al arrepentimiento, nos incentiva a cometer actos que no sean producto
de nuestra pasión, sino de reglas impuestas por alguien más. Estamos restando
responsabilidad a nuestras acciones, pensando que podemos ser perdonados con el
simple arrepentimiento. Si así fuese, todo estaría permitido si al final tomas al
arrepentimiento como última salida.
La iglesia, no es más que una institución, que tiene como objetivo el control
ideológico de la sociedad, supuestamente esta es una cuestión moral, porque nos
ayuda a definir el bien y el mal. Sin embargo, como se ha visto a lo largo de la historia,
esta institución se construyó en base a la conveniencia de ciertos grupos
privilegiados. Incluso se llegó a crear el grupo de la Santa Inquisición, que no tenía
otro objetivo que eliminar a los enemigos de la iglesia o impedir la toma de consciencia
del ser humano ante su realidad existencial, para de esta forma construir cuerpos
dóciles, fáciles de controlar y manipular.
Podemos decir con exactitud que la religión, no es más que una escapatoria al
absurdo de nuestra existencia y a nuestra condición de mortales. Si antes habíamos
mencionado que nuestras acciones de por sí ya eran absurdas, asumiendo que se
daban por nuestra propia consciencia, es aún más preciso afirmar, lo absurdo de
basar nuestra existencia en algo insustancial, específicamente, en una construcción
humana que, desde un principio, no nos pertenecía, ni tampoco era escogida, una
construcción humana que fue impuesta con el fin de controlar ideológicamente a la
sociedad antigua, y así también a la actual.
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más que suficiente, razón: la desapropiación de establecer un juicio propio de nuestro
accionar.
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Bibliografía
Althusser, L. (1989). Ideología y aparatos ideológicos del Estado. En L. Althusser, La filosofía como
arma de la revolución (págs. 112-151). México: Siglo XXI editores S.A.
Hernández, R. K. (2012). Albert Camus y El extranjero. Revista de Lenguas Modernas, 17, 123-129.
Obtenido de https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/rlm/article/viewFile/12659/11915
Soberanis, H. (2010). La filosofía del absurdo de Albert CAmus. A Parte Rei: revista de filosofía(68), 1-
3. Obtenido de http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei/soberanis68.pdf
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