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¿Por qué necesitamos escuelas para la comprensión?

Paula Pogré e Inés Aguerrondo


Responsables del Nodo Sur de la Red L@titud
(Iniciativa para la Comprensión y el Desarrollo en América Latina)

Comprender es pensar y actuar flexiblemente en cualquier circunstancia a partir de lo que se


sabe acerca de algo. Esta definición es la base de la Educación para la Comprensión (EpC).
Nuestras escuelas y nuestra enseñanza no están organizadas aún para producir comprensión.

Una de las preocupaciones centrales en todo el mundo se relaciona con los pobres resultados
que logra la educación. Día a día, cada vez en más países, se incluyen en los titulares de los
diarios noticias sobre los pobres resultados educativos, medidos tanto en cantidad como en
calidad. Una queja generalizada es que la escuela de hoy no enseña a pensar. Los alumnos
transitan doce o catorce años dentro de la estructura del sistema educativo, de un grado a
otro, de un nivel a otro, y cuando salen no hay garantía de que sean capaces de pensar.

Poder pensar significa, entre otras cosas, establecer relaciones entre conceptos y para ello se
necesita previamente una profunda comprensión de cada uno de los conceptos involucrados.
Enseñar para la comprensión implica preguntarse ¿de qué manera hay que enseñar para que
los estudiantes realmente comprendan? Porque comprender es una forma especial de
aprender, que potencia el crecimiento personal; es la posibilidad de pensar y actuar
flexiblemente con aquello que sabemos. La idea de comprensión incluye una doble
dimensión: pensamiento y acción, dos dimensiones que están presentes en toda acción
humana.

Años de investigación académica y los resultados de la experiencia práctica, demuestran que


la comprensión es un desafío central en las escuelas, pero también fuera de ellas. La

1
Esta editorial ha sido publicada en el Portal de las Américas de OEA http://www.educoas.org/portal en el mes
de abril de 2004.
comprensión no se refiere exclusivamente al ámbito del aprendizaje escolar, pero es una
responsabilidad indelegable de las escuelas ayudar a construirla.

El aprendizaje para la comprensión necesita del aprender haciendo. No es posible


comprender solo recibiendo información, aunque es difícil comprender si no se cuenta con
la información básica necesaria. Aprender para la comprensión implica comprometerse con
acciones reflexivas, con desempeños que construyen comprensión.

El agotamiento del sistema educativo, nacido hace ya tres siglos, está demandando reformas
profundas que le permitan reconstruir su papel original de transmisor del conocimiento
válido, pero con transformaciones que hagan posible superar los mecanismos que producen
segmentación, es necesario que retome su papel democratizador, pero esta vez realmente
“para todos” con un “todos” mucho más inclusivo que el que nunca nos hemos planteado.

Las últimas décadas han estado atravesadas por procesos de reforma educativa con variados
resultados. Pareciera que las respuestas educativas a los desafíos del futuro tienden más a
sostener una mirada retrospectiva, que a inventar una propuesta prospectiva. Una hipótesis
posible es que, a pesar del tiempo en que se vienen ensayando y discutiendo estas temáticas,
no se han encarado aún – masivamente – transformaciones que cuestionan al viejo sistema;
no se ha pensado otro sistema educativo.

En general, las reformas educativas se limitan a expandir y replicar el modelo clásico de la


escuela del siglo XVIII; modernizándolo con temas nuevos, materiales didácticos y, sobre
todo, incluyendo la mayor cantidad posible de recursos tecnológicos. Lo que está cada vez
más claro es que esto no alcanza. Las sociedades reclaman escuelas que enseñen a pensar,
escuelas que ayuden a comprender.

Para enseñar a pensar se necesita una nueva propuesta pedagógica y esto, a su vez, requiere
de una nueva organización de las aulas y de las escuelas, que puedan dar lugar a modos
distintos de enseñar. Si queremos tener escuelas capaces de enseñar de un modo diferente,
deberemos aceptar el desafío de no sólo modificar la propuesta pedagógica “en las aulas”
sino idear otras maneras de “hacer escuela”. El verdadero desafío que enfrentamos es que
necesitamos llevar a la práctica, masivamente, una Escuela para la Comprensión.

Bibliografía de consulta

Blythe, Tina (1999), La enseñanza para la comprensión, guía para el docente, Ed. Paidós,
Buenos Aires.
Gardner, Howard (1997). La mente no escolarizada. Cómo piensan los niños y cómo deberían
enseñar las escuelas. Ed. Paidós, Buenos Aires.
Gardner, Howard (2000). La educación de la mente y el conocimiento de las disciplinas. Lo
que todos los estudiantes deberían comprender. Ed. Paidós, Barcelona.
Gardner, Howard. (1987).La nueva ciencia de la mente. Historia de la revolución cognitiva.
Ed Paidós, Barcelona.
Perkins David (1995),. La Escuela Inteligente. Del adiestramisnto de la memoria a la
educación de la mente Ed. Gedisa, Barcelona.
Pogré Paula, “Enseñanza para la comprensión ,un marco para innovar en la intervención
didáctica” en Aguerrondo Inés y colaboradoras, (2001) Escuelas del futuro II. Cómo
planifican las escuelas que innovan .Cáp. 3 . Editorial Papers, Buenos Aires.
Pogré Paula , Lombardi Graciela , (2004) Escuelas que enseñan a pensar . Editorial Papers,
Buenos Aires.
Tishman, Shari, Perkins David, Jay Eileen. (1997) Un aula para pensar. Aprender y enseñar
en una cultura del pensamiento. Editorial Aique, Buenos Aires.
Wiske, Martha Stone (1999), La enseñanza para la comprensión- vinculación entre la
investigación y la práctica .Ed Paidós, Buenos Aires.

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