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El poder surge desde las mismas familias o mejor aún desde que el mismo
hombre cuando nace libre y la misma sociedad se encarga de corromperlo como lo
planteaba Rousseau; pero este daño se puede enmarcar en la obsesión por el
poder, que desde los primeros años de vida, hace que la persona anhele el poder
para obtener sus caprichos, deseos, beneficios y hasta el cumplimiento de sus
sueños, y es que en la misma educación que el individuo va recibiendo, se va
forjando un líder o el futuro dictador de la historia.
Los poderosos en las naciones han sido las familias que se han perpetuado
en el poder. Cabe resaltar que ejercen tanta presión que pueden ser denominados
los líderes del nuevo orden mundial, y esto lo han heredado de generación en
generación. Los políticos ven la opción de hacer sus carreras en medio del poder
mediante la simpatía, el carisma y los mecanismos de persuasión que usen para
conmover las masas; porque a fin de cuentas son estos quienes colocan a esos
dirigentes, y lo paradójico del asunto es que pueden ser los peores gobernantes,
pero se hacen las víctimas y asumen un rol de humildad ficticia y logran conmover
a las masas para que los lleven al poder. No es por ir en contra del sistema, pero
estos teóricos que también se enfocaban en el poder político podrían ser los mismos
que fundamentaban las bases para las familias sicilianas o esas familias poderosas
en Italia, que con el alto poder en la mafia, lograban poner y quitar gobernantes,
influenciando hasta en el normal desarrollo de la sociedad en ese entonces.
Ahora bien, el poder hoy por hoy estará concentrado en los mismos y para
los mismos, porque ha sido lo triste de la política y la lucha de clases, que hasta ha
ido fortaleciendo la circulación de las elites en la sociedad. Y es más preciso decir
que en el momento que un representante del pueblo llegue a ser parte del poder,
podrá dañarse y corromperse por el delirio del poder, hasta convertirse en títere de
las mismas elites, porque hoy con una sociedad tan corrompida y desangrada por
la corrupción y el beneficio propio, hasta la esperanza se ha perdido en encontrar
gobernantes de bien que usen el poder no solo para vestir bien, oler bien, y tener
todo lo que antes habían querido tener, sino para luchar por un mundo mejor, una
sociedad integrada, autónoma, y enfocada al cambio. Pero mientras tanto hagamos
como que no hemos visto nada y dejemos que los mismos con los mismos sean los
que manejen el poder en esta sociedad deshumanizada.