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Medite entonces él, que se arma y trata de ir bien acompañado blen y mal, justicia e injusticia, no tienen allí lugar. Donde no es injusfl
cuando viaja, que atranca sus puertas cuando se va a dormir, que I~aypoder común, no hay ley. Donde no hay ley, no hay injus-
echa el cerrojo a sus arcones incluso en su casa, y esto sabiendo tl~la. La fuerza y el fraude son en la guerra las dos virtudes car-
que hay leyes y empleados públicos armados para vengar todo da- dmales. ~a justicia y la injusticia no son facultad alguna ni del
ño que se le haya hecho, qué opinión tiene de su prójimo cuan- cuerpo D1de la mente. Si lo fueran, podrían estar en un hombre
do cabalga armado, de sus conciudadanos cuando atranca sus 9ue estu:,iera solo ~n el mundo, como sus sentidos y pasiones.
puertas, y de sus hijos y servidores cuando echa el cerrojo a sus ar- Son cuahdades relatlvas a hombres en sociedad, no en soledad. Es
cones. ¿No acusa así a la humanidad con sus acciones como lo ha- c?nsecue~te ta~~ién .CO?!a ~isma condición que no haya pro-
go yo con mis palabras? Pero ninguno de nosotros acusa por ello pledad, D1dommlO, m dlstlDClón entre mío y tuyo; sino sólo aque-
a la naturaleza del hombre. Los deseos, y otras pasiones del hom- llo que todo hombre pueda tomar; y por tanto tiempo como pue-
bre, no son en sí mismos pecado. No lo son tampoco las acciones d.a,conservarlo. Y hasta aquí lo que se refiere a la penosa condi-
que proceden de esas pasiones, hasta que conocen una ley que las Clan en la que el hombre se encuentra de hecho por pura natura-
leza; aunque con una posibilidad de salir de eJla, consistente en los dos, con lo que la ley y el derecho difieren tanto como la (lbl i.. r/
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parte en las pasiones, en parte en su razón. . gación y la libertad, que en una y la misma materia son incompa- d"r,¡'" v /tI
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l.as !,aúones
Las pasiones que inclinan a los hombres haCla la paz son.~l
temor a la muerte; e! deseo de aquellas cosas que son necesar~as y dado que la condición del hombre (como se ha declarado /br ",'/11
'lile inclinan
a los para una vida confortable; y la esperanza de obtenerlas por su m- en e! capítulo precedente) es condición de guerra de todos contra ralo"~ /od"
hombres dustria. y la razón sugiere adecuados artículos de paz sobre los todos, en la que cada cual es gobernado por su propia razón, sin bom/'rr /i(l/r
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bacia la paz
cuales puede llevarse a los hombres al acuerdo. Estos artículos son que haya nada que pueda servirle de ayuda para preservar su vida
aquellos que en otro sentido se Jlaman leyes. de. la natura~eza, de contra sus enemigos, se sigue que en una tal condición todo hom-
las que hablaré' más en concreto en los dos slgUlentes capItulas. bre tiene derecho a todo, incluso al cuerpo de los demás. y, por
tanto, mientras persista este derecho natural de todo hombre a to-
da cosa no puede haber seguridad para hombre alguno (por muy
fuerte o sabio que sea) de vivir todo e! tiempo que la naturaleza
concede ordinariamente a los hombres para vivir. Y es por consi-
guiente un precepto, o regla general de la razón, que todo hombre de- La leyfim-
De las leyes naturales primera y segunda, biera egorzarse por la paz, en la medida en que espere obtenerla, y que damenlald •.
cuando no puede obtenerla, puede entonces buscar y usar toda la ayuda y nalura/eza
y de los contratos las ventajas de la guerra, de cuya regla la primera rama contiene la
primera y fundamental ley de naturaleza, que es buscar la paz, y se-
Qjlt' es el El DERECHO NATURAL, que los escritore~ llaman comúnmen~e /{uirla, la segunda, la suma de! derecho natural, que es diféndernos
derecho jus naturale, es la libertad que cada hombre tIene de usa.r su propIo por todos los medios que podamos.
na/llral poder, como él quiera, para la preservación. de. su propIa naturale- De esta ley fundamental de naturaleza, por la que se ordena a La segunda
za, es decir, de su propia vida y, por cons~gUlente, de hace.r to~a los hombres que se esfuercen por la paz, se deriva esta segunda ley de
cosa que en su propio juicio, y razón, conCIba como e! medIO mas ley: que un hombre esté dispuesto, cuando otros también lo están tanto al' naturaleza
mo el, a renunciar a su derecho a toda cosa en pro de la paz y difénsa pro-
apto para aquello. ., .,
Qué es la Por LIBERTAD se entiende, de acuerdo con la sIgmficaClon pia que considere necesaria. y se contente con tanta libertad contra otros
libertad apropiada de la palabra, la ausencia de impedimentos externos, hombres como consentiría a otros hombres contra él mismo. Pues, en tan;;
impedimentos que a menudo pueden arrebatar a un hombre. par- lo todo hombre mantenga su derecho a hacer toda cosa que quie-
te'de su poder para hacer lo que le plazca, pero no pueden zmpe- ra, todos los hombres estarán en condición de guerra. Pero si otros
dirle usar del poder que le queda, de acuerdo con lo que le dicten hombres no renunciaran a su derecho como él, no hay entonces
razón para que nadie se despoje de! suyo, pues esto sería exponer-
su juicio y razón.
Una LEY DE NATURALEZA (lex naturalis) es un precepto o regla se a ser una presa (a lo que no está obligado hombre alguno) an-
Qué es una
general encontrada por la razón, p~r la cual se l~ prohíbe al hom- tes que disponerse a la paz. Esto es aquella ley del Evangelio: to-
ley de na/u-
raleza bre hacer aquello que sea destructIvo para su VIda, o que le arre- rlo aquello que requerís otros os hagan, hacédselo a ellos, y aquella ley de
bate los medios de preservar la misma, y omitir aquello con lo que todo hombre, quod tibifieri non vis, alteri neJaceris.
cree puede mejor preservarla, pues aunque los que, hablan ~e este Renunciar al derecho de un hombre a toda cosa es despejarse a sí !ZIII rl
tema confunden a menudo jus y lex, derecho y ley, estos debIeran, mismo de la libertad de impedir a otro beneficiarse de su propio ti
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sin embargo, distinguirse, porque e! derecho consiste en la libertad derecho a lo mismo, pues aquel que renuncia, o deja pasar su de- 1111 drlft¡'''
IJilrrmda de hacer o no hacer, mientras que la ley determina y ata a uno de recho, no da a otro hombre un derecho que no tuviera previamcll-