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ENSAYO TIA MARIA

Uno de los mayores conflictos que puede ocurrir al querer realizar un proyecto minero entre el
Estado y/o una empresa minera es la que se puede tener con la población. Con justa razón, la
población tiene miedo de que estos proyectos acaben perjudicando ecosistema donde habitan.

Es importante mencionar que estos peligros son reales, no existe la minería que genere cero
contaminaciones, pero si hay distintos tipos de medidas que se pueden tomar para que ambas
partes no resulten perjudicadas con el inicio del proyecto. Además de mencionar que debe existir
dialogo entre ambas partes para llegar a un acuerdo que beneficien a ambos, esto evitara
posteriores manifestaciones que perjudiquen la producción de la mina.

Para este año los empresarios llaman la atención en el sentido que importantes inversiones
en el sector minero se encuentran en duda y algunos proyectos han sido postergados por
la incertidumbre en los espacios donde se pretenden desarrollar los proyectos, una
incertidumbre que no se refleja en el marco jurídico si no que lo trasciende y tiene que ver
con aspectos sociales, ambientales y culturales de las poblaciones donde se ubican los
yacimientos mineros. Todo esto hace ver a la minería como una actividad destructora, sin
embargo sabemos que una minería responsable genera un beneficio enorme en ambas
partes.

El caso de “Tía María” es uno de ellos pues desde comienzos de los sesentas Southern ya
tenía problemas de contaminación en el Valle de El Tambo y que hoy le pasan la factura.
Sin embargo nadie puede negar los adelantos tecnológicos actuales en el desarrollo minero
que permiten disminuir impactos ambientales negativos, instrumentos de gestión como los
estudios de impacto ambiental que hacen previsibles los impactos y la remediación de los
mismos, el proceso de fortalecimiento institucional de los distintos niveles de gobierno
(central, regional y local) para velar por un mejor cumplimiento de las obligaciones
empresariales en materia ambiental, los esfuerzos de las propias empresas mediante la
adopción de certificaciones voluntarias (ISO 14000)
Y por supuesto un proceso participativo de las poblaciones locales que permitan entender
las ventajas y desventajas del proyecto minero a desarrollarse en la zona de influencia.
Para estos efectos tanto la Oficina de la Presidencia del Consejo de Ministros, el Ministerio
del Ambiente y el Ministerio de Energía y Minas han creado mecanismos institucionales que
permitan canalizar esa participación ciudadana, sin embargo, a la fecha aún los resultados
no son satisfactorios. Consideramos que para tener éxito en estos procesos de negociación
es fundamental crear de inicio un clima de confianza para futuros encuentros entre las
partes involucradas.
Si se produce un aislamiento de las organizaciones sociales difícilmente tendrá éxito el
proceso, por lo tanto, hay que crear convicción en las partes involucradas que su
participación en la mesa de negociación será en igualdad de condiciones que las de los
otras partes participantes y que sus reclamaciones serán consideradas y tratadas de la
misma manera y al mismo nivel de toma de decisiones.
Se deben crear mecanismos para el desarrollo de confianza, predictibilidad y confiabilidad
entre las partes involucradas. Estos mecanismos debieran ser desarrollados por terceros
neutrales a ser comprendidos con el acuerdo de consenso de los actores involucrados en
los conflictos ambientales.
Las empresas deben hacer el esfuerzo necesario para entender a las poblaciones en sus
diferentes dimensiones: culturales, ambientales, económicas y sociales. El estado debe
hacer el máximo esfuerzo para mostrarse como un facilitador del desarrollo social y no
como un permanente contrincante de la sociedad.

En medio de un escenario de conflictos sociales y decenas de estudios ambientales


defectuosos y congelados en el Ministerio de Energía y Minas, su titular, Pedro Sánchez,
firmó un convenio con UNOPS el 23 de noviembre de 2010 para mejorar la calidad de los
estudios. Sorpresivamente, ese mismo día, el ministro anunció sin consultar a UNOPS que
el primer caso que revisarían sería el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto Tía
María con el propósito de aquietar las protestas en el sur. UNOPS accedió; pero cuatro
meses después, cuando estaba a punto de entregar graves observaciones al proyecto
cuprífero de Southern Perú, el ministro canceló el contrato sin dar la cara. ¿Qué sucedió?
El ministro Sánchez y el convenio que suscribió el 23 de noviembre de 2010 con UNOPS
para la revisión de 100 estudios ambientales. Cuando en noviembre de 2010 se hacían mas
fuertes las protestas en contra del proyecto minero Tía María en Arequipa, el ministro de
Energía y Minas, Pedro Sánchez, decidió lanzar su propio “dato disparador”: un equipo de
expertos internacionales de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos
(UNOPS) asesorará en la evaluación del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del polémico
proyecto de Southern Perú Cooper Corporation.
La revisión, dijo Sánchez el 23 de noviembre, formaba parte de un convenio suscrito con
UNOPS que permitiría mejorar “los procedimientos ambientales para llevarlos a un mejor
nivel de excelencia”. Con la presión social y varios heridos a cuestas, el acuerdo ayudó a
extinguir, por lo menos temporalmente, la intensa protesta. Ese mismo día, el ministro
suscribió un “memorándum de acuerdo”, de cinco páginas y tres apéndices, y Rebeca Arias
hizo lo propio como representante residente del Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD).
En el primer apéndice del documento, al que tuvo acceso IDL-Reporteros, se señala que
se contratará los servicios de UNOPS para 1) “la revisión de un paquete anual de Estudios
Ambientales (EAs)* complejos, con la producción de recomendaciones y observaciones
técnicas dirigidas al Minem”, 2) el “establecimiento de un sistema estandarizado de revisión
interdisciplinaria y paralela de los EAs, que incluye: procedimientos, protocolos, manuales,
un módulo de gerencia completamente informatizado”.
El pago a UNOPS ascendía a 6 millones de dólares por la revisión de 100 EAs del sector
minero y energético a lo largo de un año y la implementación del sistema. En ninguna parte
del convenio aparece que UNOPS revisaría el EIA de Tía María, tal como anunció el
ministro. Para apaciguar las protestas en el sur, el titular del MINEM sorprendió a UNOPS
con la revisión del EIA del proyecto Tía María
Una semana después de suscribirse el convenio, el 1 de diciembre, el Minem publicó la
resolución directoral N° 398-2010/ MEM/AAM, suscrita por el propio Ramírez, mediante la
cual se encargaba a UNOPS a revisar el EIA de Tía María. Lo acordado fue establecer
primero la metodología para revisar los EIAs y recién en marzo comenzar a trabajar cada
caso.
Los empresarios mineros le habían exigido al ministro Sánchez que agilizara los procesos
ya que se estaban tardando entre cinco y seis veces más del plazo de 90 días que
establecía el reglamento de protección ambiental para actividades mineras. Se suponía que
la revisión del EIA de Tía María en dos meses y medio ayudaría a desentrampar el conflicto,
pero el estudio, en cambio, resultó ser altamente crítico. En medio de las relaciones ya
desgastadas entre las dos instituciones, UNOPS entregó al Minem su informe con 138
observaciones al EIA de Southern Perú la tarde del miércoles 16 de marzo.
Entre los hallazgos figuraban por lo menos tres de gravedad: 1) el EIA no contaba con
estudio hidrogeológico (de agua y suelo) pese a ser clave para detectar los impactos de la
actividad minera, 2) el agua utilizada para el proceso no provendría de las aguas del mar
como se había prometido sino de un estero, un lugar donde desemboca el río y se mezcla
con el agua de mar y que resulta muy sensible por las diversas especies que contiene y su
poca profundidad. Un punto adicional es que en el EIA se deslizaba la posibilidad de que
Southerm no sólo explotara cobre sino también oro sin hacer referencia al procesamiento
para su extracción que resulta fundamental debido a que este metal necesita del peligroso
mercurio para ser procesado

Las observaciones al Estudio Ambiental de Southern superan el centenar. El mismo informe


UNOPS indica que los desmontes pueden generar drenaje ácido de roca con incidencia
sobre el río Tambo y Cocachacra, y que la planta de desalinización propuesta, al extraer
agua de la zona salobre donde descarga el acuífero del valle del Tambo, generará efectos
que no han sido considerados. Fue el propio Ministerio de energía y Minas el que encargó
la revisión del Estudio Ambiental del proyecto a UNOPS. Ahora que la revisión salió crítica
a la empresa, quieren esconderla y negarla, en conflicto con el organismo internacional.
El 4 de agosto de 2014, el Ministerio de Energía y Minas aprobó el segundo Estudio de
Impacto Ambiental, determinando que el proyecto minero no utilizará agua dulce, sino agua de
mar desalinizada en su etapa de explotación. En cuanto a un posible impacto a los recursos
hídricos del Valle de Tambo; el estudio hidrogeológico, incluido en el Estudio de Impacto
Ambiental (EIA), muestra que no existe conexión entre el fondo del tajo y el acuífero que
alimenta el Valle de Tambo, lo que preserva el recurso hídrico en dicha zona.
Los yacimientos del proyecto minero, La Tapada y Tía María, estarán ubicados a 3 km y 7 km
de distancia del valle. Además, las instalaciones de procesamiento se encontrarán en el
desierto ubicado a una distancia de 11 km hacia el norte del Valle. Durante las operaciones de
lixiviación, el proyecto usará dos geomembranas, así como sensores y capas de protección
para asegurar que no haya impacto alguno en el subsuelo.
En cuanto a un posible riesgo de contaminación del aire, a causa del polvo producido por la
operación minera, que eventualmente podría perjudicar la agricultura de la zona, el segundo
Estudio de Impacto Ambiental (EIA) precisa que el resquebrajamiento de la roca se hará
mediante un plan de voladuras que maximice su eficiencia minimizando la carga explosiva.
Las voladuras se harán solo en los turnos de día, considerando que la dirección predominante
del viento es contraria al valle. Además, el estudio ha previsto que para el almacenamiento del
mineral se colocará un domo para evitar que se propague el polvo.
Finalmente, el proyecto minero no generará evaporación de ácido sulfúrico, lo que descarta la
posibilidad de lluvias ácidas

Esto volvió a generar protestas, debido a que los pobladores no tenían ninguna intención
en que la empresa empiece a laborar en dicho lugar, y esto gracias a la desconfianza que
había generado a lo largo de ese proceso. Todo esto logro paralizar el proyecto hasta el
presente año. En julio, el gobierno decidió otorgarle licencia de construcción a la empresa
SouthernCopper, esto debido a que cumplía con los requisitos para dicha ejecución del
proyecto.
Como era de esperarse esto a generado nuevamente la manifestación de los pobladores,
causando heridos y conflictos que solo perjudican a la población.

Para la comunidad, el proyecto Tía María no ha cumplido con demostrar que cuidará el
medio ambiente, ni ha convencido a los pobladores de la zona, y por lo tanto no puede
llevarse a cabo.
Por el contrario, en la actualidad la empresa SouthernCopper asegura que el proyecto ya
tiene todas las licencias y medidas que terminaran por no afectar a la población.
Desde mi punto de vista, la empresa Minera SouthernCopper desde un inicio debió hacer
las cosas bien con el gobierno y la población. Esta claro que los pobladores no confían en
la empresa debido a todo lo que ha ocurrido en el proceso de licitación del proyecto.
El Gobierno debería de actuar como mediador entre ambas partes para llegar a un acuerdo
que pueda beneficiar a ambos. Todos podemos cometer errores como es el caso de
SouthernCopper, pero al haber cumplido con los requisitos necesarios es mejor que se
vuelva a entablar el dialogo y garantizar la buena ejecución del proyecto. No siempre la
minería es mala, la minería responsable genera grandes beneficios que conllevan al
desarrollo.

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