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¿QUÉ ES UN ECOSISTEMA DE INNOVACIÓN?

Uno de los temas recurrentes en las políticas económicas es el de la promoción de


ecosistemas de innovación en ciudades o en el tejido empresarial, para consecuentemente
mejorar, entre otras cosas, la capacidad de innovación de un territorio, o así bien su
competitividad.

Como hemos ido comentando acerca de la innovación en anteriores artículos, ésta es mucho
más que crear y poner en el mercado nuevas tecnologías. Es un proceso, y también es social.

Un ecosistema de innovación, se puede definir como aquel ecosistema compuesto de


personas y organizaciones (públicas, privadas, y de otras naturalezas) donde surge la
innovación de manera inmanente, que participan en generar desde elementos hasta dinámicas
importantes para propiciarla.

La mayor importancia que se le da hoy en día a los ecosistemas parte de diversas ideas,
fundamentadas en varias teorías de la innovación.

Por un lado, la idea más simple subyace desde el propio principio del conocimiento. Nuestro
conocimiento actual de las cosas (ciencia, tecnología, espiritual, etcétera) se fundamenta en
milenios de conocimiento que, capa sobre capa, no sólo se acumula, sino que se recombina
y construye. Por ejemplo, la tecnología digital no habría sido posible sin las matemáticas, sin
la tecnología eléctrica, e incluso sin las máquinas de hilar de la Primera Revolución
Industrial.

Esto se traslada también al ámbito artístico y creativo, donde cada movimiento es


influenciado por anteriores movimientos y factores sociales. Es decir, esto conduce a que la
idea del genio, o del emprendedor brillante en solitario, es imposible de concebir en su
extremo. El genio o la emprendedora precisan tanto de un bagaje cultural previo como de
otros conocimientos técnicos para crear «la obra».
Esto también implica que están sujetos, genios y emprendedores, a una red de personas que
van más allá de clientes, públicos y proveedores: con aquellas personas con las que
intercambian impresiones, de las que aprenden cosas nuevas, o colaboran para crear una
mejor invención.

Dicho de otro modo, los procesos de innovación están sujetos a la invención, y para que se
dé lugar se precisa de un ecosistema que genere el abono adecuado para que surja. Con poner
una persona brillante en un desierto no es suficiente para que la innovación amanezca.

Por todo esto, los ecosistemas de innovación son importantes.

¿CÓMO SE CARACTERIZA UN ECOSISTEMA DE INNOVACIÓN RESPECTO A


OTROS TIPOS DE ECOSISTEMAS ECONÓMICOS?
Podríamos pensar que, en cierto modo, cualquier economía de una ciudad está compuesta
por varios tipos de ecosistemas, pero no todo vale para que la innovación tenga lugar en una
región de manera reiterada, más allá de casos aislados, anecdóticos y extraordinarios.

Un ecosistema no es cualquier cosa. Un ecosistema se define sobre todo porque sus actores
y agentes mantienen lazos de relaciones reales, ya sean de proveedor-cliente, ya sean de
colaboraciones horizontales, e interdependientes.

Es decir, un sector económico no es un ecosistema necesariamente, ni un conjunto de


empresas caracterizadas por tener características comunes como, por ejemplo, que tienen
valores o modelos de organización afines, tampoco hace que sean un ecosistema. Eso son
categorías artificiales que les ponemos nosotros.

La mirada de ecosistema se inspira en los ecosistemas naturales, donde co-existen diferentes


especies vegetales, animales, bacterias y hongos donde unos co-existen en simbiosis, otros
son depredadores que dependen de que haya suficientes presas, y éstas a su vez su alimento
vegetal, etcétera.
En cuanto a los ecosistemas económicos o culturales, entonces, importa de que, además de
haber una serie de actores y agentes (empresas, proveedores, etcétera) que se relacionan entre
sí, se genere una microeconomía de recursos, ideas y conocimiento, relaciones personales.

Un ecosistema de innovación debe tener las siguientes características:

Que esté compuesto por una diversidad de actores y agentes que participan en generar
recursos complementarios entre sí,
Dichos recursos están relacionados con ser necesarios para la innovación en sí, tales como
los recursos materiales más básicos, pasando por el conocimiento más abstracto (ciencias
físicas, ciencias técnicas, sociales…), hasta ingeniería y aplicación tecnológica; centros de
formación de personas; agentes creativos que nutren de nuevas ideas y metodologías.
Traducido, esto serían desde universidades, pasando por empresas, centros de negocios,
centros culturales de vanguardia…
Esto no es una característica, pero sí un factor importante, y es que el «clima» sea adecuado
para que el ecosistema exista. De esto es lo que los macroeconomistas saben más: mercado
para dar salida a esas innovaciones, o usuarios si hablamos de innovaciones open-libre, un
clima cultural mínimamente abierto a la creatividad y a nuevas formas de hacer y pensar,
etcétera
Debido a que existen diferentes escuelas o teorías de la innovación, los y las expertas tendrán
diferentes puntos de vista en entender qué «ingredientes» y tipos de agentes son más
importantes.

Así unos le darán mucha importancia a las «canteras de talento» o existencia de personas
altamente formadas en activo. Otros le darán importancia a la existencia de personas con
recursos (tales como fondos, o contactos) y un comportamiento de arrojo y motivaciones
empresariales, conocidos como emprendedores. Otros, a la co-existencia de componentes
diversificados como esas universidad y espacios culturales además de emprendedores o
coworkings.
Ecosistemas de innovación en el mundo.

En la década de los setenta muchos emprendedores decidieron instalarse en Silicon Valley,


una zona de California, para desarrollar sus proyectos. Ésta no fue una acción fortuita: el
lugar contaba ya con un enorme dinamismo tecnológico y empresarial impulsado por la
Universidad de Stanford. Esta institución se preocupó por establecer una cultura de enfoque
empresarial en todas sus investigaciones, lo que permitió traducir las ideas en oportunidades
de negocios concretas, con la innovación como el eje central.

Stanford creó un ecosistema que promovió y facilitó el emprendimiento a través de la


creatividad. Así, implementó una incubadora de negocios que ayudaba a los emprendedores
a materializar las ideas.

El emprendimiento está de moda, y en los países de América Latina existe una fuerte
tendencia a incentivarlo. Sin embargo, existe un riesgo: si no se crean las condiciones
necesarias, en unos cuantos años tendremos una oleada de emprendedores fracasados. Y es
que ¡no es suficiente apoyar con el financiamiento!

Incentivar el emprendimiento sin haber creado un ecosistema favorable puede ser


contraproducente. La filosofía de Silicon Valley es “errar, errar y volver a errar”, lo que
permite a los emprendedores ser perseverantes y no frustrarse ante los tropiezos. ¿Qué sucede
con el resto del mundo?
Los “Silicon Valleys” del mundo
En los países latinos, solemos ver a Silicon Valley como el centro de la innovación
tecnológica en el mundo. Sin embargo, no es el único lugar.

En Tel Aviv, Israel, se encuentra Silicon Wadi, que en la década de los sesenta creó un
ecosistema propicio para el emprendimiento. De acuerdo con Innovation Union, en 2014
Israel fue el país que más invirtió en Investigación y Desarrollo, destinando un 4.2 por ciento
de su PIB.
China es sede de Zhongguancun, un centro tecnológico situado en el distrito de Haidian,
Pekín que comenzó a popularizarse en los ochenta al emular el Silicon Valley de California.

En la Bangalore, India, se asienta Electronics City, un parque industrial enfocado en la


electrónica. Este lugar ha sido incubadora de los principales cerebros en informática.
Actualmente, se está trabajando fuertemente para retener los talentos en el país.

Por otro lado, en América Latina también existen ejemplos de ecosistemas de


emprendimiento.

En Chile existe un proyecto que transformará un área de la ciudad de Concepción, en la zona


sur, en una especie de Silicon Valley. Este Parque Científico y Tecnológico (PACYT) está
impulsado por la Universidad de Concepción; en menos de una década, se espera que unas
40 empresas estén instaladas y generen más de 2 mil empleos. Existen otras iniciativas
chilenas para desarrollar hubs de emprendimiento, como Startup Chile. Asimismo, dentro de
los beneficios a los emprendedores extranjeros se encuentra el denominado “visado de
emprendedores”, que permite instalar sus empresas con beneficios tributarios.

Relacionado: Tech City, el Silicon Valley londinense

¿Y en México?
En México existe un proyecto que pretende transformar una zona de la ciudad de Jalisco en
el Silicon Valley mexicano. Este proyecto es de largo plazo: pretende concretarse en unos 15
años.
Según el último estudio "Transferencia de I+D, innovación y emprendimiento 2014” en
México se invierte un 0.53 por ciento del PIB en incentivar el emprendimiento. Si
comparamos este indicador con las economías europeas, México ocuparía la posición 32 de
un total de 33 países, sólo sobre Rumania, que invierte un 0.49 por ciento del PIB, y Chipre,
que invierte 0.46 por ciento.
Según el índice de competitividad global 2014 – 2015 del World Economic Forum, México
ocupa el puesto 61 entre 144 economías en el pilar de innovación, por debajo de países como
Chile (lugar 48) y sobre países como Colombia (lugar 77) y Perú (117).

Aunque esta comparación no parece ser muy favorable para México, no hay que
desmotivarse. Las principales barreras a la innovación no están dadas por el presupuesto,
sino por las condiciones que generan los países para el emprendimiento.

Incentivos para la innovación


Los principales elementos que favorecen el desarrollo de un ecosistema de innovación son la
eliminación de los trámites burocráticos para la creación, modificación y el cierre de
empresas. No es necesario aumentar el porcentaje de inversión en innovación respecto al
PIB; lo que se requiere es, simplemente, voluntad de las autoridades.

Otro elemento fundamental es incorporar eficiencia en los trámites que requieren efectuar los
emprendedores ante los organismos públicos. Se debe prestar especial atención a la
interacción a través de servicios online. Asimismo, se debe asegurar que fluya la información
entre los organismos públicos.

Un país que invierte en optimizar los procesos en los organismos públicos no requiere invertir
tanto en innovación; hace un uso más eficiente de los recursos con que ya cuenta.
UNIVERSIDAD PANAMERICANA

Facultad de Ciencias Económicas

Licenciatura en Administración de Empresas

Investigación en internet

(Ecosistema de innovación)

Tomás Amador Manuel Martín (201702324)

Fray Bartolomé de las Casas, julio 2019

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