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Las aplicaciones móviles llegaron para quedarse. Desde hace algunos años, el
acceso a los llamados “teléfonos inteligentes” se ha vuelto muy fácil para todos,
por lo cual no es extraño tener Facebook, Whatsapp o Instagram en nuestros
celulares, u otras aplicaciones muy populares entre los jóvenes y, sobre todo, de
libre descarga para los usuarios. Sin embargo, se dice que el uso excesivo de
estas apps y las constantes notificaciones que aparecen en la pantalla de
nuestros teléfonos, puede ser perjudicial para la salud; así mismo, tener efectos
negativos en el trabajo o estudio. En el Perú, los estudiantes universitarios pasan
mucho tiempo conectados a las aplicaciones y reciben notificaciones que
interrumpen sus actividades. En el presente artículo se explicará que, a pesar de
dichas interrupciones, emplear aplicaciones específicas en la educación superior
puede tener muchas ventajas para los alumnos, debido a los distintos usos que
se les puede dar en el salón de clases.
Así mismo, Trahtemberg (2019) también indica que el diseño de las aplicaciones
móviles hoy en día busca maximizar el uso de los distintos softwares, lo cual
interrumpe el trabajo diario, captura la atención del usuario y lo distrae,
ocasionando problemas cuando se usan durante los estudios superiores. Ello
incluso va en contra de la ética, pues los sistemas y la informática deben estar
al servicio de los usuarios y no favorecer el consumo desmedido de aplicaciones,
algunas de las cuales generan costos adicionales al consumir muchos datos o
por las compras integradas que tienen.
Sin embargo, esta afirmación es ciertamente imprecisa. Incorporar la tecnología
a la educación superior a través de aplicaciones móviles tiene numerosas
ventajas, más que desventajas. Los distintos softwares de las aplicaciones
tienen diversos usos que facilitan el aprendizaje. En primer lugar, las
aplicaciones están mucho más cerca de los jóvenes, así mismo, permiten realizar
ejercicios y consultas de manera rápida y en tiempo real. Por ejemplo, con
Kahoot se pueden realizar cuestionarios sobre cualquier tema, lo cual despierta
el entusiasmo, la creatividad y el interés de los alumnos, así como el espíritu de
competencia y trabajo en equipo. Además, aplicaciones como WordReference
facilitan mucho la búsqueda de información de las palabras en clase de inglés o
algún otro idioma, de manera mucho más ágil que usando un diccionario. Los
estudiantes se sienten motivados al encontrar la información que necesitan al
alcance de su mano, de manera que ésta puede ser interiorizada y asimilada con
mayor facilidad. Por otro lado, si bien los avisos excesivos de algunas apps
pueden causar cierta molestia, esto no es imposible de manejar y su efecto no
es negativo, ya que actualmente todas vienen con opciones para regularlas y
controlar el exceso de notificaciones.
Para concluir, reafirmamos lo señalado por García, Reyes y Godínez (2017): “las
TIC están ofreciendo nuevas formas de aprender y enseñar, con útiles
soluciones para la educación y la formación”. Tal como hemos señalado,
definitivamente la incorporación de la tecnología a la educación superior,
especialmente a través de las aplicaciones, facilitará el aprendizaje,
independientemente de los costos que se pudieran generar.
Fuentes
García, M., Reyes, J. & Godínez, G. (mayo, 2017). Las Tic en la educación
superior, innovaciones y retos. Revista Iberoamericana de las Ciencias Sociales
y Humanísticas, volumen 6 (Núm.12). doi 10.23913/ricsh.v6i12.135