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SEIS POEMAS
Miseria de la poesía
Me pregunto qué puedo hacer contigo Ahora que han pasado tantos años, Cayeron los imperios,
La creciente arrasó con los jardines, Se borraron las fotos
Y en los sitios sagrados del amor
Se levantan comercios y oficinas
(con nombres en inglés naturalmente).
Me pregunto qué puedo hacer contigo Y hago un pseudo poema
Que tú nunca leerás
―o si lo lees,
En vez de una punzada de nostalgia, Provocará tu sonrisita crítica.
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El silencio
La silenciosa noche. Aquí en el bosque No se escuchan rumores.
Los gusanos trabajan.
Los pájaros de presa hacen lo suyo. Pero yo no oigo nada.
Sólo el silencio que da miedo. Tan raro, Tan escaso se ha vuelto en este mundo Que ya nadie se acuerda de
cómo suena, Nadie quiere
Estar consigo mismo un instante.
Mañana
Dejaremos la verdadera vida para mañana. No asco de ser ni pesadumbre de estar vivo: Extrañeza
De hallarse aquí y ahora en esta hora tan muda. Silencio en este bosque, en esta casa
A la mitad del bosque.
¿Se habrá acabado el mundo?
*****
Alta traición
No amo mi patria.
Su fulgor abstracto
es inasible.
Pero (aunque suene mal)
daría la vida
por diez lugares suyos,
cierta gente,
puertos, bosques de pinos,
fortalezas,
una ciudad deshecha,
gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
montañas
-y tres o cuatro ríos.
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Indeseable
Presencia
Tarde o temprano
I
No tenemos raíces en la tierra.
No estaremos en ella para siempre:
sólo un instante breve.
II
En el libro del mundo Dios escribe
con flores a los hombres
y con cantos
les da luz y tinieblas.
III
Dios no fincó su hogar en parte alguna.
Solo, en el fondo de su cielo hueco,
está Dios inventando la palabra.
Aquí se hastía,
no es amigo de nadie.
IV
De cuatro en cuatro nos iremos muriendo
aquí sobre la tierra.