Está en la página 1de 9

Rentabilidad

Rentabilidad es una noción que se aplica a toda acción económica en la que se


movilizan unos medios, materiales, humanos y financieros con el fin de obtener unos
resultados, aunque el término rentabilidad se utiliza de forma muy variada y son
muchas las aproximaciones doctrinales que inciden en una u otra faceta de la misma,
en sentido general, Sánchez, (2002) afirma que se denomina rentabilidad a: “la
medida del rendimiento que en un determinado periodo de tiempo producen los
capitales utilizados en el mismo. Esto supone la comparación entre la renta generada
y los medios utilizados para obtenerla con el fin de permitir la elección entre
alternativas o juzgar la eficiencia de las acciones realizadas, según que el análisis
realizado sea a priori o a posteriori.” (p.78)

Asimismo, desde el punto de vista contable, el estudio de la rentabilidad se


realiza a dos niveles, según se considere o no la influencia de la estructura financiera
de la empresa: rentabilidad económica y rentabilidad financiera, cuya relación viene
definida por el apalancamiento financiero. No obstante, la forma de definir la
rentabilidad no es algo en los que todos coincidan, y las conclusiones obtenidas son
diferentes.

Desde otro punto de vista se puede decir que en la operación normal de una
empresa se requieren y usan recursos de distintos tipos a partir de los cuales se
producen bienes o se ofrecen servicios, todo como resultado del funcionamiento de
un sistema y con la finalidad de generar ingresos o una retribución a la inversión
inicialmente realizada. En concordancia, González (2006), afirma que, el concepto de
rentabilidad se refiere “a obtener más ganancias que pérdidas en un campo
determinado; la rentabilidad económica relaciona el beneficio económico con los
recursos necesarios para obtener ese lucro.” (p.5)

Específicamente, a nivel de una empresa, la finalidad de sus actividades es la


generación de beneficios, o lo que es lo mismo obtener lucro, por lo cual, la meta se
logra al conseguir que los ingresos generados sean suficientes como para cubrir los
egresos en los que se debió incurrir para producir el bien o prestar el servicio, y aún
quede excedente. A este respecto, Cáceres (1987), indica que “se llama gestión
rentable de una empresa a la que no sólo evita las pérdidas, sino que, además, permite
obtener una ganancia, un excedente por encima del conjunto de gastos de la
empresa”.

De acuerdo a lo antes expuesto, el ROE como indicador muestra el retorno


para los accionistas de la misma, que son los únicos proveedores de capital que no
tienen ingresos fijos. En el mismo orden de ideas, la rentabilidad puede verse como
una medida de cómo una compañía invierte fondos para generar ingresos y se suele
expresar como porcentaje.

Importancia de la rentabilidad

La importancia del análisis de la rentabilidad viene determinada porque, aun


partiendo de la multiplicidad de objetivos a que se enfrenta una empresa, basados
unos en la rentabilidad o beneficio, otros en el crecimiento, la estabilidad e incluso en
el servicio a la colectividad, en todo análisis empresarial el centro de la discusión
tiende a situarse en la polaridad entre rentabilidad y seguridad o solvencia como
variables fundamentales de toda actividad económica.

Así, para Cuervo y Rivero (2010), “la base del análisis económico-financiero
se encuentra en la cuantificación del binomio rentabilidad-riesgo, que se presenta
desde una triple funcionalidad: análisis de la rentabilidad, análisis de la solvencia y
análisis de la estructura financiera de la empresa (p.103)

Es decir, los límites económicos de toda actividad empresarial son la


Rentabilidad y la seguridad, normalmente objetivos contrapuestos, ya que la
rentabilidad, en cierto modo, es la retribución al riesgo y, consecuentemente, la
inversión más segura no suele coincidir con la más rentable. Sin embargo, es
necesario tener en cuenta que, por otra parte, el fin de solvencia o estabilidad de la
empresa está íntimamente ligado al de rentabilidad, en el sentido de que la
rentabilidad es un condicionante decisivo de la solvencia, pues la obtención de
rentabilidad es un requisito necesario para la continuidad de la empresa.

Análisis de Rentabilidad

Cualquier forma de entender los conceptos de resultado e inversión


determinaría un indicador de rentabilidad, el estudio de la rentabilidad en la empresa
lo podemos realizar en dos niveles, en función del tipo de resultado y de inversión
relacionada con el mismo que se considere:

Así, tenemos un primer nivel de análisis conocido como rentabilidad


económica o del activo, en el que se relaciona un concepto de resultado conocido o
previsto, antes de intereses, con la totalidad de los capitales económicos empleados
en su obtención, sin tener en cuenta la financiación u origen de los mismos, por lo
que representa, desde una perspectiva económica, el rendimiento de la inversión de la
empresa.

La rentabilidad económica es la relación entre el beneficio antes de intereses e


impuestos (BAII) y el activo total. Se toma el BAII para evaluar el beneficio
generado por el activo independientemente de cómo se financia el mismo, y por tanto,
sin tener en cuenta los gastos financieros.

La ratio de rentabilidad económica cuando más elevado sea, mejor, porque


indicará que se obtiene más productividad del activo. Esta rentabilidad económica
(rendimiento del activo) puede compararse con el coste medio de la financiación. Si
se cumple la siguiente condición: Rentabilidad económica > Coste medio de la
financiación Significa que el beneficio de la empresa es suficiente para atender el
coste de la financiación.

Y un segundo nivel, la rentabilidad financiera o de capital, en el que se


enfrenta un concepto de resultado conocido o previsto, después de intereses, con los
fondos propios de la empresa, y que representa el rendimiento que corresponde a los
mismos. La rentabilidad financiera es la relación entre el beneficio neto y los
capitales propios (neto patrimonial). La rentabilidad financiera es, para las empresas
con ánimo de lucro, la ratio más importante, ya que mide el beneficio neto generado
en relación a la inversión de los propietarios de la empresa. A medida que el valor de
la ratio de rentabilidad financiera sea mayor, mejor será ésta.

La relación entre ambos tipos de rentabilidad vendrá definida por el concepto


conocido como apalancamiento financiero, que, bajo el supuesto de una estructura
financiera en la que existen capitales ajenos, actuará como amplificador de la
rentabilidad financiera respecto a la económica siempre que esta última sea superior
al costo medio de la deuda, y como reductor en caso contrario. El apalancamiento es
la posibilidad de financiar determinadas compras de activos, sin la necesidad de
contar con el dinero de la operación en el momento presente. Es cuando la empresa
recurre a una deuda preferentemente en lugar de capital común de accionistas para
financiar su empresa. Es un indicador de nivel de endeudamiento de una organización
en relación con su activo o patrimonio. Consiste en la utilización de deuda para
aumentar la rentabilidad esperada del capital propio. Se mide como la relación entre
deuda a largo plazo más capital propio.

La Rentabilidad Financiera

La rentabilidad financiera, es una medida, referida a un determinado periodo


de tiempo, del rendimiento obtenido por esos capitales propios, generalmente con
independencia de la distribución del resultado. La rentabilidad financiera puede
considerarse así una medida de rentabilidad más cercana a los accionistas o
propietarios que la rentabilidad económica, y de ahí que teóricamente, y según la
opinión más extendida, sea el indicador de rentabilidad que los directivos buscan
maximizar en interés de los propietarios. Además, una rentabilidad financiera
insuficiente supone una limitación por dos vías en el acceso a nuevos fondos propios.
Primero, porque ese bajo nivel de rentabilidad financiera es indicativo de los fondos
generados internamente por la empresa; y segundo, porque puede restringir la
financiación externa.
En este sentido, la rentabilidad financiera debería estar en consonancia con lo
que el inversor puede obtener en el mercado más una prima de riesgo como
accionista. Sin embargo, esto admite ciertas matizaciones, puesto que la rentabilidad
financiera sigue siendo una rentabilidad referida a la empresa y no al accionista, ya
que aunque los fondos propios representen la participación de los socios en la
empresa, en sentido estricto el cálculo de la rentabilidad del accionista debería
realizarse incluyendo en el numerador magnitudes tales como beneficio distribuible,
dividendos, variación de las cotizaciones, etc., y en el denominador la inversión que
corresponde a esa remuneración, lo que no es el caso de la rentabilidad financiera,
que, por tanto, es una rentabilidad de la empresa.

La rentabilidad financiera es, por ello, un concepto de rentabilidad final que al


contemplar la estructura financiera de la empresa, viene determinada tanto por los
factores incluidos en la rentabilidad económica como por la estructura financiera
consecuencia de las decisiones de financiación, la rentabilidad puede verse como una
medida, de cómo una compañía invierte fondos para generar ingresos. Se suele
expresar como porcentaje.

Los Indicadores de Rentabilidad

Se puede decir entonces que es necesario prestar atención al análisis de la


rentabilidad porque las empresas para poder sobrevivir necesitan producir utilidades
al final de un ejercicio económico, ya que sin ella no podrán atraer capital externo y
continuar eficientemente sus operaciones normales. En este sentido Guajardo (2002),
afirma que “el estado de resultados es el principal medio para medir la rentabilidad de
una empresa a través de un periodo, ya sea de un mes, tres meses o un año. En estos
casos, el estado de ganancias y pérdidas debe mostrarse en etapas, ya que al restar a
los ingresos los costos y gastos del periodo se obtienen diferentes utilidades hasta
llegar a la utilidad neta.” (p12)

Esto no quiere decir que se excluirá el balance general a la hora del hacer un
análisis financiero, puesto que para evaluar la operación de un negocio es necesario
analizar conjuntamente los aspectos de rentabilidad y liquidez, por lo que es necesario
elaborar tanto el estado de resultados como el estado de cambios en la posición
financiera o balance general.

Con relación al cálculo de la rentabilidad:

1. Las magnitudes cuyo cociente es el indicador de rentabilidad han de ser


susceptibles de expresarse en forma monetaria.
2. Debe existir, en la medida de lo posible, una relación causal entre los recursos
o inversión considerados como denominador y el excedente o resultado al que
han de ser enfrentados.
3. En la determinación de la cuantía de los recursos invertidos habrá de
considerarse el promedio del periodo, pues mientras el resultado es una de
variable flujo, que se calcula respecto a un periodo, la base de comparación,
constituida por la inversión, es una variable de stock que sólo informa de la
inversión existente en un momento concreto del tiempo. Por ello, para
aumentar la representatividad de los recursos invertidos, es necesario
considerar el promedio del periodo.
4. También es necesario definir el periodo de tiempo al que se refiere la
medición de la rentabilidad (normalmente el ejercicio contable), pues en el
caso de breves espacios de tiempo se suele incurrir en errores debido a una
periodificación incorrecta.

Razones de Rentabilidad

Se refieren al rendimiento o utilidades generadas por la inversión que se


mantiene en la organización. Permite evaluar las ganancias de la empresa con
respecto a un nivel dado de las ventas de activos a la inversión de los dueños. Estas
razones expresan la efectividad en cuanto a la forma en que está operando la entidad.
Estructura de costos

Según Ortiz, Rivero, (2006) se puede definir la estructura de costos como: “un
proceso orientado a organizar de manera práctica la gestión de costos, basado en las
prioridades estratégicas y operativas de la organización. Como tal, debe cubrir todas
las operaciones de la organización, definir mecanismos para el procesamiento de
datos financieros, y desarrollar la capacidad de diseminación de información oportuna
y de calidad a nivel interno y externo.” (p.4)

De manera ideal, el proceso de estructuración de costos debe derivarse de la


política de costos. Está secuencia permite optimizar tanto el alineamiento entre lo
programático y financiero como la vinculación de los temas clave de corto y largo
plazo. Sin embargo, por lo general se aprecia que el proceso de estructuración de
costos es abordado de una manera reactiva, es decir, emerge como una respuesta del
área financiera a las condiciones y presiones cotidianas en un ambiente caracterizado
por un limitado involucramiento y/o interés del área programática sobre las
repercusiones financieras de la gestión.

De acuerdo a lo anterior descrito se puede decir, que la estructura de costos es


necesaria a la hora de gestionar los costos de los productos porque de ella se derivan
cada una de las partidas que forman parte del costo de un producto, es decir que la
estructura de costos nos muestra a detalle cada uno de los elementos que están
inmersos o forman parte del costo del producto; es por ello que se hace necesario
involucrar dentro de las bases teóricas esta definición que viene hacer parte del eje
central de la investigación, puesto que se pretende entre los objetivos de investigación
la elaboración de un indicador dentro de las estructura de costos existentes.

Otro aspecto interesante en el proceso de estructuración de costos, que se debe


tomar en consideración a la hora de elaborar la estructura de costos de una
organización, viene dado por ciertos aspectos con los que se debe contar para
gestionar de manera eficiente los costos, que son mencionados por Ortiz, Rivero
(2006), los cuales se pueden interpretar de la siguiente manera:
Centro de Costos: Es el agrupamiento de los costos de manera eficiente para
que tengan influencia significativa en las tomas de decisiones, para su
aprovechamiento total dentro de la estructura y para que satisfagan los reportes
internos y externos de costos. Cada entidad organiza básicamente sus costos en dos
niveles una macro y el otro micro. El nivel micro está representado por partidas como
gastos de administración y de ventas, y en la etapa macro se representan las partidas
que son imputadas al costo directamente. Cada centro de costo, debe tener
claramente identificado su función, ubicación geográfica, equipos, responsabilidad
por el material o servicio que recibe y entrega y los métodos para medir la producción
de bienes y servicios.

Como características de un Centro de costo podemos citar a) Es la menor área


de responsabilidad, b) Está bajo la responsabilidad gerencial de un jefe de centro de
costo, c) Sus linderos son determinados.

Cabe aclarar, que un centro de costo delinea el área geográfica o funcional, en


la cual se acumulan costos y se fijan los límites de responsabilidad del supervisor.
Además se tiene que los equipos, edificios y terrenos pertenecientes al centro de costo
están especificados, de tal manera que, cualquier cantidad de dinero invertida en la
reparación o mantenimientos de estos equipos, edificios y terrenos, es responsabilidad
del centro de costo, aun cuando el trabajo lo realice otro centro de costo.

Debido a que los centros de costos son las unidades básicas del sistema para
recolectar costos, ellos incurren en ciertos costos o gastos. Se establecen estándares
para cada tipo y renglón de gastos estándares.

Centro de Costos Operativo y/o Productivo: Es aquel que transforma la


materia prima o los productos semielaborados en bienes de consumo final o
productos para ser cargados en otros procesos.

Centro de Costos de Servicios: Es aquel que presta servicios a otros centros de


costos.
Centro de Costos Administrativo: Son aquellos cuya función específica es
planificar, asesorar, supervisar, administrar actividades relacionadas directa o
indirectamente con la producción y/o servicios.

Centro de Costos de Mantenimiento: Son los que no están directamente


conectados con la fabricación del producto, sin embargo suministran la asistencia
indirecta o indispensable para que la planta cumplas con sus objetivos de producción.

Plan de cuentas: Es un listado organizado de cuentas (rubros contables) que


tiene el propósito de facilitar el registro de la situación y las diversas transacciones de
una organización. Así, por ejemplo, un plan de cuentas permite acumular los diversos
costos de acuerdo a la naturaleza de las operaciones (salarios, combustible, pago de
alquileres, suministros de oficina, etc.).

De acuerdo a lo anterior, estos aspectos deben ser tomados en cuenta a la hora


de estructurar los costos porque, como bien se describe contar un centro de costos,
permite agrupar los costos de manera adecuada, y clasificar de manera acertada los
costos al producto o en términos generales a la actividad para lograr determinar el
costo real de un producto y poder asignar un porcentaje a los gastos, tal cual como lo
establecen las normativas legales vigentes en materia de costos en la actualidad.

También podría gustarte