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Nutrición Entérica
Nutrición Entérica
Por lo general se prefiere la nutrición entérica sobre la nutrición parenteral con base en el bajo
costo de la alimentación entérica y los riesgos relacionados con la vía intravenosa, incluidas las
complicaciones del acceso vascular.142 También deben tomarse en consideración las
consecuencias de la falta de uso del tubo di gestivo, lo que incluye disminución de la
producción de IgA secretora y de la producción de citocinas, así como la proliferación
bacteriana y alteración de las defensas de la mucosa. Por ejemplo, en modelos de laboratorio
se ha demostrado que el contacto con nutrientes en la luz intestinal reduce la atrofia de la
mucosa en comparación con el apoyo nutricional parenteral o la falta de nutrición. Los
beneficios de la alimentación entérica en pacientes sometidos a cirugía programada parecen
estar relacionados con su estado nutricional. Los estudios que compararon la nutrición
entérica y parenteral en pacientes sometidos a cirugía gastrointestinal demostraron reducción
en la frecuencia de complicaciones infecciosas y en la producción de proteínas de fase aguda
en aquellos que fueron alimentados por vía entérica. Estudios prospectivos con asignación al
azar en pacientes con estado nutricional adecuado (albúmina ≥ 4 g/100 ml) sometidos a cirugía
gastrointestinal no mostraron diferencias en los resultados ni en las complicaciones entre
aquellos que recibieron nutrición entérica y los que recibieron líquidos intravenosos de
mantenimiento sólo durante los días iniciales después de la intervención quirúrgica.143
Además, estudios de permeabilidad intestinal en pacientes bien nutridos sometidos a cirugía
por cáncer del tubo digestivo alto mostraron normalización de la permeabilidad intestinal y de
la función de barrera hacia el quinto día posoperatorio.144 Los datos para los pacientes con
enfermedades críticas o lesionados son más definitivos en cuanto a los beneficios de la
nutrición entérica. Los metaanálisis de estudios que incluían a pacientes con enfermedades
críticas demostraron una reducción de 44% en las complicaciones infecciosas en aquellos que
recibieron apoyo nutricional entérico en comparación con los que recibieron nutrición
parenteral. La mayor parte de los estudios prospectivos con asignación al azar en pacientes
con traumatismo abdominal y torácico graves mostraron reducciones significativas en las
complicaciones infecciosas en pacientes que recibieron nutrición entérica en etapas tempranas
en comparación con aquellos que no recibieron alimentos o que recibieron nutrición
parenteral. En pacientes con enfermedades graves, estudios prospectivos han demostrado que
la nutrición entérica temprana se asocia con mejor absorción de carbohidratos en el intestino
delgado, duración más breve de la ventilación mecánica y tiempo más corto de permanencia
en la unidad de cuidados intensivos. La excepción han sido los estudios de pacientes con
traumatismo cefálico cerrado, en quienes no se demostraron diferencias significativas en los
resultados entre la alimentación yeyunal temprana y otras modalidades de apoyo nutricional.
Además, la alimentación drástica temprana después de lesiones cefálicas cerradas con
frecuencia se asoció con subalimentación y deficiencia calórica por las dificultades para
superar la gastroparesia y por el elevado riesgo de broncoaspiración. No hay evidencia
concluyente sobre los beneficios de la nutrición entérica “temprana” (definida como la
alimentación administrada en las primeras 24 h) en comparación con la “tardía” (administrada
después de 24 h de la quemadura) en pacientes quemados ni de su impacto en las tasas de
mortalidad; pero existen razones para creer que la nutrición entérica podría modular de forma
positiva la respuesta hipermetabólica inicial y puede ayudar a conservar la inmunidad de la
mucosa. En resumen, la nutrición entérica se prefiere para la mayor parte de los pacientes con
enfermedades graves; la práctica basada en evidencias apoyada por los datos críticos
comprenden una variedad de población de pacientes con enfermedades graves, incluidos
aquellos con traumatismos, quemaduras, lesiones cefálicas, cirugía mayor y pancreatitis
aguda. Para pacientes en la unidad de cuidados intensivos que se encuentran estables desde el
punto de
Como ya se mencionó, los pacientes graves o con lesiones críticas mostraron incremento del
consumo de energía en reposo, que se relacionó con alteración del metabolismo. Existen
varios métodos para calcular las necesidades energéticas, pero la dosis calórica recomendada
para pacientes con enfermedades críticas varía de 25 a 30 kcal/kg/día. Los beneficios
percibidos de lograr un objetivo calórico es satisfacer las necesidades energéticas del paciente
y evitar la pérdida de masa corporal magra. Sin embargo, evidencia creciente apoya la
restricción calórica, atribuyendo sus beneficios a una mejor función celular en términos de
efecto de la producción de radicales libres mitocondriales, del sistema de óxido reducción de
alimentación a dosis plenas (25 ml/h) en los primeros seis días de alimentación, no hubo
mejoría en los días sin respirador mecánico, en la mortalidad a 60 días o en las complicaciones
infecciosas.147
Fórmulas entéricas
Para la mayor parte de los pacientes con enfermedades graves, la elección de la fórmula
entérica debe determinarse con base en diversos factores que incluyen el juicio clínico así
como “lo más adecuado” para las necesidades del paciente. En términos generales, las
fórmulas de alimentación deben considerar favorecer la tolerancia gastrointestinal, tener
efecto antiinflamatorio, inmunomoduladores, apoyar la función de los órganos y la nutrición
entérica estándar. Además, las guías de sociedades profesionales de nutrición identifican
ciertas poblaciones de pacientes que se beneficiarían de tales formulaciones con
farmaconutrientes específicos.148 Para muchos otros, cada médico debe utilizar su juicio
clínico sobre la mejor fórmula para satisfacer las necesidades del paciente. El estado funcional
del tubo digestivo determina el tipo de solución entérica a utilizar. Los pacientes con tubo
digestivo intacto tolerarán bien soluciones complejas, pero aquellos que no recibieron
alimentación a través del tubo digestivo por periodos prolongados tienen menor probabilidad
de tolerar carbohidratos complejos. En aquellos pacientes con dificultad para tolerar las
fórmulas entéricas estándar, las fórmulas con péptidos y triglicéridos de cadena mediana con
prebióticos pueden disminuir los proble- mas de tolerancia gastrointestinal. Además, en
pacientes con problemas de malabsorción, como la enfermedad intestinal inflamatoria o el
síndrome de intestino corto, las guías actuales respaldaron el suministro de fórmulas de
proteínas hidrolizadas para mejorar la absorción. No se han elaborado guías con respecto al
contenido de fibra en las fórmulas entéricas. Sin embargo, datos recientes indican que la
complementación de fórmulas entéricas con fibra soluble puede ser beneficiosa para mejorar
la consistencia de las heces en pacientes que sufren de diarrea. Los factores que influyen en la
elección de fórmulas entéricas también incluyen la extensión de la disfunción orgánica (p. ej.,
renal, pulmonar, hepática o gastrointestinal), las necesidades de nutrientes para restablecer la
función óptima y la cicatrización y el costo de productos específicos. Aún no se cuenta con
datos concluyentes para recomendar una categoría de producto sobre otra y los comités de
apoyo nutricional por lo general desarrollan el formulario para dietas entéricas más rentable
para las enfermedades encontradas más a menudo en una institución dada. Como se revisa
ampliamente en la primera sección de este capítulo, la cirugía y los traumatismos producen
una respuesta inflamatoria significativa “estéril” que tiene impacto en los sistemas
inmunitarios innato y adaptativo. La provisión de nutrientes inmunomoduladores, lo que se
conoce como “inmunonutrición” es uno de los mecanismos por medio de los cuales puede
apoyarse la respuesta inmunitaria y también como un intento para reducir el riesgo de
infecciones. A la fecha, los inmunodepresores mejor estudiados son la glutamina, arginina y
PUFA ω-3. “Inmunonutrientes.” La glutamina es el aminoácido más abundante en el cuerpo
humano, comprende casi dos terceras partes de los aminoácidos intracelulares libres. De
éstos, 75% se encuentran
en el músculo estriado. En los individuos sanos la glutamina se considera como un aminoácido
no esencial, que puede sintetizarse en el músculo estriado y pulmón. La glutamina es un
sustrato nece- sario para la síntesis de nucleótidos en la mayor parte de las células
en división y, por lo tanto, proporciona una fuente energética importante para los enterocitos.
También actúa como fuente energética importante para los inmunocitos como los linfocitos y
macrófagos y es un precursor para el glutatión, un antioxidante intracelular importante.
Durante estados de tensión fisiológica como la septicemia o en hospedadores con tumores, las
reservas de glutamina periféricas se agotan con rapidez y el aminoácido es desviado
preferencialmente como fuente energética hacia los órganos viscerales
arginina para pacientes con enfermedades graves por la posibilidad de causar daño cuando se
utilizan en pacientes con septicemia.152 Con respecto a los PUFA ω-3, los resultados del
estudio EDEN-Omega demostraron que la administración de complementos entéricos dos
veces al día de ácidos grasos ω-3, ácido linolénico-α y antioxidantes no mejoró los resultados
primarios en cuanto a los días sin respirador mecánico u otros resultados clínicos en pacientes
con lesión pulmonar aguda y podrían ser nocivos.153 Los complementos de vitaminas deben
guiarse estrictamente por el estado individual del paciente. La complementación entérica y
parenteral con glutamina parece tener efectos nocivos en pacientes con enfermedades graves,
falla orgánica múltiple, como se hace evidente por un incremento significativo en la mortalidad
(estudio REDOXS). Sin embargo, para pacientes con quemaduras o traumatismos que se
encuentran hemodinámicamente estables y sin datos de disfunción orgánica, se ha
demostrado que la complementación con glutamina tiene efectos beneficiosos en términos de
disminución de los días de estancia hospitalaria y de las complicaciones infecciosas. Fórmulas
con alta densidad calórica. La distinción primaria de las fórmulas con alta densidad calórica es
un mayor valor calórico por el
mismo volumen. La mayor parte de los productos comerciales de esta variedad proporcionan
1.5 a 2 kcal/ml y por lo tanto son adecuadas para pacientes que requieren restricción de
líquidos o en aquellos que son incapaces de tolerar la administración de grandes volúmenes.
Como es de esperarse, estas soluciones tienen osmolalidad más elevada que las fórmulas
estándar y son adecuadas para alimentación intragástrica. Fórmulas con alto contenido de
proteínas. Las fórmulas con alto contenido de proteínas se encuentran disponibles en mezclas
isotónicas y no isotónicas y se han propuesto para pacientes con enfermedades graves o con
traumatismos, con altos requerimientos de proteínas. Estas fórmulas tienen una razón de
calorías no proteínicas:nitrógeno entre 80:1 y 120:1. Algunos estudios observacionales han
mostrado mejores resultados con el consumo de grandes cantidades de proteínas en pacientes
muy graves, pero estos son datos limitados de estudios clínicos con asignación al azar, lo que
evita que se puedan realizar conclusiones fuertes sobre la dosis de proteínas en individuos con
enfermedades graves. Fórmulas elementales. Las fórmulas elementales contienen nutrientes
predigeridos y proporcionan proteínas en forma de péptidos pequeños. Los carbohidratos
complejos son limitados y el contenido de grasa, en forma de triglicéridos de cadenas mediana
y larga, es mínimo. La ventaja principal de tales fórmulas es la facilidad de absorción, pero la
escasez inherente de grasa, de las vitaminas asociadas y oligoelementos limita su uso a largo
plazo como fuente primaria de nutrientes. Por su elevada osmolaridad, suele ser necesario
diluirlas o administrarlas en goteo lento, en particular en pacientes en estado crítico. Dichas
fórmulas se han utilizado con frecuencia en pacientes con malabsorción (absorción deficiente),
alteración de la función intestinal y pancreatitis, pero su costo es significativamente más
elevado que el de las fórmulas estándar. A la fecha, no hay evidencia de los beneficios por su
uso sistemático. Fórmulas para insuficiencia renal. Los beneficios principales de las fórmulas
para pacientes con enfermedad renal son el bajo contenido de líquidos y bajas
concentraciones de potasio, fósforo y magnesio, necesarias para satisfacer las necesidades
calóricas diarias. Este tipo de formulación contiene en forma casi exclusiva amino- ácidos
esenciales y tiene una elevada razón de calorías no proteínicas:nitrógeno; sin embargo, no
contiene oligoelementos o vitaminas. Fórmulas para insuficiencia pulmonar. Éstas contienen
casi 50% de las calorías totales en forma de grasa, con una reducción correspondiente en el
contenido de carbohidratos. El objetivo es reducir la producción de dióxido de carbono y aliviar
la carga para la respiración por los pulmones insuficientes. Fórmulas para insuficiencia
hepática. Casi 50% de las proteínas en las fórmulas para insuficiencia hepática corresponde a
aminoácidos de cadena ramificada (p. ej., leucina, isoleucina y valina). El objetivo de tales
fórmulas es reducir las concentraciones de aminoácidos aromáticos e incrementar las
concentraciones de aminoácidos de cadena ramificada, lo que podría corregir la encefalopatía
en pacientes con insuficiencia hepática.154 El uso de estas fórmulas es motivo de controversia,
porque los estudios clínicos no han demostrado beneficios claros. Debe evitarse la restricción
proteínica en pacientes con hepatopatía en etapa terminal, porque tales pacientes tienen una
desnutrición proteínico-energética significativa que los predispone a morbilidad y mortalidad
adicionales.155
Acceso para el apoyo nutricional entérico Las técnicas disponibles y el repertorio para el
acceso entérico han proporcionado múltiples opciones para la alimentación intestinal.
al píloro requiere mayor esfuerzo. Por lo tanto, se prefiere la alimentación distal al píloro, en
unidades médicas donde existen facilidades para este acceso. Cuando podría ser difícil lograr el
acceso, puede considerarse la alimentación en el intestino delgado como una prioridad para
aquellos pacientes con alto riesgo para intolerancia a la nutrición entérica (p. ej., cifras
elevadas de residuo gástrico). La introducción a ciegas de sondas nasogástricas para
alimentación se acompaña del riesgo de colocación inapropiada, y la introducción de aire con
auscultación es un método impreciso para asegurar la posición apropiada. Suele ser necesaria
la confirmación radiográfica para verificar la posición de la sonda de alimentación nasogástrica.
Se han recomendado varios métodos para el paso de sondas nasoentéricas para alimentación
en el intestino delgado, lo que incluye
con la alimentación nasogástrica. Las desventajas del uso de sondas nasoentéricas son
obstrucción, doblamiento y colocación inadvertida o retiro de la sonda, además de
complicaciones nasofaríngeas. Si la alimentación nasoentérica será necesaria por más de 30
días, debe cambiarse a un acceso percutáneo.157
9. Pacientes con cáncer, con o sin caquexia, en quienes la desnutrición podría poner en riesgo
el éxito de otra opción terapéutica. 10. Pacientes en quienes han fallado los intentos para
proporcionar calorías adecuadas mediante alimentación entérica por sonda o que presentan
alto residuo gástrico. 11. Pacientes en estado crítico que se encuentran en estado
hipermetabólico por más de cinco días o en quienes no es factible la nutrición entérica.
El término nutrición parenteral total (TPN) hace referencia a la nutrición parenteral central, la
cual requiere acceso a una vena de grueso calibre para suministrar la totalidad de las
necesidades nutricionales del individuo. El contenido de glucosa de la solución es elevado (15 a
25%) y todos los demás macronutrientes y micronutrientes se suministran por esta vía.
La osmolaridad más baja de la solución utilizada para nutrición parenteral periférica (PPN),
como consecuencia de menores concentraciones de glucosa (5 a 10%) y proteínas (3%)
permite su administración a través de venas periféricas. Algunos nutrientes no pueden
administrarse porque no pueden concentrarse en pequeños volúmenes. Por lo tanto, la PPN
no es apropiada para considerarse si no se encuentra disponible la vía central o si es necesario
administrar apoyo nutricional complementario. De forma típica, la PPN se utiliza por periodos
breves (< 2 semanas). Después de este periodo, debe iniciarse nutrición parenteral total.
La solución básica para nutrición parenteral contiene una concentración final de 15 a 25% de
glucosa y 3 a 5% de aminoácidos cristalinos. Por lo general la solución se prepara en
condiciones estériles en la farmacia, mediante el uso de equipos comerciales que contienen las
soluciones componentes y equipos para transferencia. La preparación en la farmacia bajo flujo
laminar reduce la incidencia de contaminación bacteriana de la solución. La preparación
apropiada con control de calidad adecuado es absolutamente esencial para evitar
complicaciones sépticas. El suministro apropiado de electrólitos y aminoácidos debe tomar en
cuenta las vías de pérdida de líquidos y electrólitos, la función renal, tasa metabólica, función
cardiaca y enfermedades subyacentes.
insulina según sea necesario, para asegurar la tolerancia a la glucosa. En ocasiones puede ser
necesario incrementar la administración de líquidos y electrólitos en pacientes con pérdidas de
líquidos persistentes. Los pacientes deben ser vigilados estrechamente en busca del desarrollo
de complicaciones electrolíticas, del volumen, acidobásicas y sépticas o infecciosas. Deben
medirse de forma regular los signos vitales y la producción de orina, además de pesar al
paciente con frecuencia. Son necesarios ajustes frecuentes del volumen y composición de las
soluciones durante la evolución del tratamiento. Se obtienen muestras para medición de
electrólitos hasta que las concentraciones permanezcan estables y cada dos o tres días en lo
sucesivo. Al menos una vez por semana se realizan biometría hemática, medición de
concentraciones de nitrógeno ureico sanguíneo y pruebas de función hepática así como
concentraciones de fosfato y magnesio.
Los pacientes con diabetes mellitus dependientes de insulina pueden mostrar fluctuaciones
amplias en las concentraciones de glucosa en sangre mientras reciben nutrición parenteral.
Esto puede requerir un protocolo de tratamiento con insulina intravenosa. Además, la
sustitución parcial de calorías de glucosa con emulsiones de lípidos puede aliviar estos
problemas en pacientes elegibles. Las emulsiones de lípidos derivadas del aceite de soya o de
cártamo se utilizan ampliamente como un nutriente auxiliar para evitar el desarrollo de
deficiencia de ácidos grasos esenciales, aunque datos recientes apoyan la reducción de la
carga general de PUFA ω-6 en favor de PUFA ω-3 o triglicéridos de cadena mediana. No hay
evidencia de incremento de beneficios metabólicos cuando se proporciona más de 10 a 15%
de calorías en forma de emulsiones de lípidos. La administración de 500 ml de emulsión de
grasa al 20% una a tres veces por semana es suficiente para evitar la deficiencia de ácidos
grasos esenciales, aunque es común proporcionar emulsiones de lípidos en forma diaria para
proporcionar calorías adicionales. Durante periodos de 24 h se administra a velocidad
constante una mezcla que incluye carbohidratos, grasas y aminoácidos. Las ventajas teóricas
de la administración constante de grasa incluyen mayor eficacia en la utilización de lípidos y
reducción en la afectación de la función del sistema reticuloendotelial, que suele identificarse
con las administraciones de lípidos en bolo. La adición de lípidos a las bolsas de nutrición
parenteral puede alterar la estabilidad de algunos micronutrientes en las preparaciones con
glucosa y aminoácidos. La administración de nutrición parenteral requiere un acceso
intravenoso central. Puede obtenerse de un acceso transitorio o de corta duración con un
catéter percutáneo de calibre 16, introducido en la vena subclavia o la vena yugular interna,
haciendo avanzar el catéter hacia la vena cava superior. El acceso más permanente, con la
intención de proporcionar nutrición parenteral domiciliaria o a largo plazo puede lograrse
mediante la colocación de un catéter con un acceso subcutáneo mediante la creación de un
túnel para el catéter con una longitud subcutánea sustancial o mediante la colocación de un
catéter largo a través de la vena cefálica o basílica hasta la vena cava superior.
Complicaciones técnicas.
Una de las complicaciones más comunes y graves relacionadas con la alimentación parenteral
a largo plazo es la septicemia secundaria a la contaminación del catéter venoso central. Debe
considerarse la contaminación de las soluciones, aunque es poco común cuando los protocolos
de farmacias son apropiados y hay apego a los mismos. Las infecciones del torrente sanguíneo,
relacionadas con un catéter central (CLA-BSI) ocurren como consecuencia de la diseminación
hematógena de bacterias a través del catéter. Uno de los signos iniciales de la septicemia
sistémica por CLA-BSI puede ser el desarrollo súbito de intolerancia a la glucosa (con o sin
incremento de la temperatura corporal) en un paciente que con anterioridad había aceptado
la nutrición parenteral sin dificultades. Cuando esto ocurre, o si se desarrolla fiebre (> 38.5°C)
sin una causa obvia, está indicada la investigación de un posible foco infeccioso. Si persiste la
fiebre, debe retirarse el catéter y enviarse a cultivo. Si el catéter es la causa de la fiebre, se
retira el foco infeccioso lo que suele acompañarse de defervescencia rápida de la fiebre. En
algunos centros hospitalarios se realiza sustitución del catéter, considerando que existe bajo
riesgo para la diseminación de la infección a través de la guía de alambre. Sin embargo, si los
cultivos son positivos y si el cultivo de punta de catéter es positivo, debe retirarse el catéter y
colocarse en un nuevo sitio. Si persiste evidencia de infección en 24 a 48 h sin una fuente
definida, debe sustituirse el catéter en la vena subclavia contralateral o en una vena yugular
interna, con reinicio de la administración de la solución.
Complicaciones metabólicas.