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TEXTO ARGUMENTATIVO – MARX

PRESENTADO POR:

CARLOS ANDREY ORTIZ PAREDES

YISELA ZUNIGA

DIEGO ANDRES TAFUR

NORMA LIZETH CAMAYO

PRESENTEADO A: EINAR IVAN MONROY

DIRECTOR DE CURSO

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA UNAD

ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES ARTES Y HUMANIDADES

FILOSOFIA CONTEMPORANEA

2019
En algún momento leí a John Allett, desde allí comprendí que la felicidad no es

hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace, él, un joven británico que

comenzó a trabajar en una fábrica textil cuando tenía catorce años. En sus escritos

Allett afirma que cuando fue por primera vez a las fábricas, estaba en el trabajo

durante 11 horas al día, pero con este tiempo han aumentado a 15, 16 y algunas

veces hasta 18 horas, toda una explotación laboral; Refiere John en una entrevista

concedida al político británico Michael Sadler el 21 de mayo de 1832. “El énfasis

materialista de la esta concepción parecía resumirse en la tesis de que todo

progreso social y cultural, todo despliegue de las potencialidades humanas”

(Tarcus, 2008, Pág. 5); Aquella era sin duda alguna una época brillante para el

desarrollo de la humanidad en su conjunto, sin embargo, en términos particulares,

también fue una de las más oscuras. Me refiero con lo anterior a la revolución

industrial, el periodo de tiempo en el que la humanidad pasó de ser una civilización

con rasgos primitivos a ser una civilización inteligente, con tecnología de gran

desarrollo y maquinaria cada vez más eficiente, a modo de Marx “campo de batalla

industrial, ejércitos de obreros más potentes con armas de guerra más gigantescas”.

Pero a pesar de todo esto y siendo incluso contradictorio, la civilización se tornó

transformó en una menos humana y cada vez más mecanicista. Como también lo

refiere John, He conocido más accidentes al comienzo del día que en la parte

posterior. Yo fui un testigo ocular de uno. Un niño estaba trabajando lana, es decir,

para preparar la lana para la máquina; pero la correa lo atrapó, ya que apenas

estaba despierto, y lo llevó al mecanismo; y encontramos un miembro en un lugar,

uno en otro, y fue cortado en pedazos; Todo su cuerpo entró, y fue destrozado. Este

es de hecho tan solo un ejemplo de cómo la sociedad llegó a tornarse a tal grado
de inhumana, al comenzar a tratar a los empleados como mercancía que sufre

daños y puede ser reemplazada. Claro está que al referirme con anterioridad a <<lo

humano>>, lo hago desde el concepto de Jean Jaques Rousseau, desde la

perspectiva que el hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe. Adicionalmente,

esta fracción de la población condenada a sufrir los vejámenes del proceso

industrial, aquella fracción que se ve obligada a vender su fuerza de trabajo a

cambio de un salario, “lo que en realidad venden los obreros al capitalista es su

fuerza de trabajo por un día, una semana, un mes” Marx; es así identificada con el

nombre de proletariado y se ve agobiado por aquellos que poseen los medios de

producción, es decir, la burguesía. Como era de esperarse, la situación se

encontraba en un permanente punto de quiebre, donde el momento más álgido

podía desencadenar una completa revolución; “en el capital, Marx tiende a

identificar progreso histórico con el desarrollo de fuerzas productivas” (Tarcus, 2008,

Pág. 17) y dentro de esta dinámica social y este contexto histórico, se hace

necesaria la pregunta ¿Cuáles eran las bases teóricas y prácticas qué tenían los

sectores oprimidos para lograr el propósito de perder nada más y nada menos que

sus cadenas? Por un lado, es posible encontrar como fundamentos teóricos las

ideas de Karl Marx, ya que representan un punto de partida para la ideología de

lucha de clases. Por otra parte, como fundamento práctico se encuentra la

revolución rusa, que ofreció la primera puesta en ejercicio de los fundamentos

teóricos; si esta fue fiel a los principios y si triunfó o no es algo que será tratado

posteriormente.

Con el ánimo de responder a cabalidad el interrogante anteriormente planteado,

deberá llevarse a cabo un análisis de la ideología marxista respecto al trabajo


analizando los problemas planteados por esta ideología, pasando en un principio

por los pilares conceptuales como sociedad de clases, teoría del valor, plusvalía,

entre otros. Posteriormente, se planteará cómo fue aplicada la corriente marxista en

el contexto de la revolución rusa y cómo se aplica esta doctrina hoy en día en

diferentes ámbitos.

“Marx tiende a atribuir la determinación económica, mediante el desarrollo de las

fuerzas productivas, a la Historia como totalidad” (Tarcus, 2008, Pág. 22); Para

empezar, es necesario afirmar que, como John, existían millones de personas que,

en países con incipiente nacimiento de la industria como Gran Bretaña, Bélgica,

Francia y Alemania, se veían agobiadas como producto de la histórica e

interminable lucha de clases producida en aquel entonces entre proletariado y

burguesía; “Marx se proponía describir en forma popular las relaciones económicas,

base material de la lucha de clases de la sociedad capitalista” Consecuentemente,

dentro de esta dinámica y bajo el lente de Marx, es posible identificar una serie de

problemas que nacen a partir de la evidente distribución injusta del material a través

del sistema capitalista, puesto que los encargados de la producción no se hacen

con aquello que fabrican, debido a que estos no poseen los medios de producción

y a partir de ello se ven condenados a una permanente jornada de muchas horas

de trabajo para lograr subsistir. Los problemas que todo lo anterior desata empieza

por la explotación laboral, que ya se ha mencionado a partir del ejemplo de John

Allett, el cual da a conocer que incluso niños se ven obligados a vender su fuerza

de trabajo para lograr subsistir gracias a que el salario de los padres nunca es

suficiente, como era el caso también de Elizabeth Bentley, 6 años, quien trabajó
largo tiempo en cuartos de cardado, allí donde las personas no consiguen verse

unas a otras por la cantidad de polvo presente todo el tiempo.

Anteriormente he referido perspectivas infantiles, sin embargo, incluso en adultos la

perspectiva no resulta muy diferente gracias al cometido del sistema capitalista, que

es a su vez el segundo problema, la enajenación, que hace que muchos de los

adultos parezcan niños en materia intelectual. Enajenación, en términos prácticos

refiere a la privación del juicio y desde la óptica marxista congrega la ignorancia que

da el sistema capitalista al pueblo a través de la religión, los medios de

comunicación y una educación impartida mediocremente. La religión es el opio del

pueblo, no representa más que una droga, un tranquilizante y viéndolo desde una

óptica diferente, se puede establecer una perfecta analogía entre lo anterior y una

novela escrita en el periodo entreguerras por Aldous Huxley llamada Un Mundo

Feliz, en la que se describe una sociedad supuestamente ideal en la que todo el

mundo posee felicidad y juventud sintética gracias al uso del SOMA, una droga que

funciona como estrategia de control de las emociones y alivia 10 pensamientos

melancólicos por gramo; allí cada persona acepta sin chistar su lugar en una

sociedad ampliamente sectorizada y eligen no acceder al conocimiento puesto que

desde que son traídos al mundo son <<educados>> para huir al mismo. Pues bien,

la pastilla de SOMA de nuestra sociedad resulta nada más y nada menos que los

diferentes dogmas religiosos, los programas en los medios de comunicación que

incongruentemente no comunican nada, además de una educación que basa sus

principios más en educar máquinas, como en una línea de montaje que en educar

seres humanos críticos.


Otros problemas identificados son la alienación, el desempleo y el trabajo. Por un

lado, la alienación desde una óptica laboral puede ser descrita como la ausencia de

identidad una persona con aquella tarea que realiza, dado que no se efectúan las

cosas para sí mismo, sino para los privados poseedores de los medios de

producción. Para Marx el trabajo debe ser en sí mismo la realización del hombre

desde un enfoque materialista, pero dadas las condiciones, no es así. Por otro lado,

el trabajo que sigue el ciclo del capitalismo no cumple un fin, dado que se trabaja

única y exclusivamente por retribución monetaria, sin embargo, peor que esto es el

desempleo que paradójicamente es el motor del trabajo, gracias a que con el fin de

no padecer hambre mortal se accede a realizar las labores más ruines.

En 1912 zarpó desde Southampton el que es probablemente el barco más

reconocido de todos los tiempos, el RMS Titanic. Tomó casi exactamente tres años

para la construcción de esta mole de 52.310 toneladas que costó cerca de 10

millones de dólares de la época y llevaba consigo los mayores lujos que la sociedad

de entonces podía pagar. Sin embargo, viéndolo desde el enfoque marxista el coste

de este atractivo barco no corresponde a esos diez millones de dólares, sino que se

relaciona directamente con el trabajo socialmente necesario para producirlo, es

decir, su verdadero coste es del trabajo de las manos de más de 3000 hombres

durante más de 1095 días en condiciones terriblemente hostiles, esto es a lo que

se le llama teoría del valor, según la cual se cuantifica el precio de un bien en función

de las horas hombre de trabajo requeridas, lo cual va directamente asociado con la

plusvalía, que no es más que la expresión exacta del grado de explotación de la

fuerza de trabajo por el capital o del obrero por el capitalista.


Afirmo Marx que la burguesía no sólo forja su propia destrucción, sino también su

propio sepulcro, el proletariado y esto es precisamente lo que sucedió contra todo

pronóstico en la Rusia Zarista de 1917, que tras varios años llegó a alcanzar un

punto crítico para la población, pasando por la crisis económica, le histeria de la

familia real y la intromisión rusa en la primera guerra mundial. Cuando la tiranía es

ley, la revolución es orden, se dice por ahí. De modo que siguiendo los postulados

marxistas se llevó a cabo la misión de establecer una dictadura del proletariado

tomando el poder por la fuerza. El resultado, la reunión de múltiples naciones en la

URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), a través de la cual se debía

producir la tan anhelada socialización de los medios de producción exigida por el

comunismo. Pero más tarde, y como suele ocurrir con las revoluciones, esta

degeneró años después de la muerte de su primer líder, Vladímir Ilich Uliánov

(Lenin). Tras la llegada al poder de Iósif Stalin, sucedió lo que suele ocurrir en casi

todas las revoluciones, como la francesa, por ejemplo, el síndrome de Cronos, la

revolución empezó a devorar sus propios hijos, produciéndose más de 23 millones

de muertes en campos de concentración. Lo anterior no es algo exclusivo de la

URSS, sino que también ocurrió en China, bajo el gobierno de Mao Zedong, en el

que cerca de 25 millones de habitantes murieron por física hambre y hoy en día

China, por lo menos en la teoría, es de carácter comunista, dirigida en su totalidad

por la burocracia del partido, ejerciendo vigilancia masiva sobre sus ciudadanos y

negando libertades a diestra y siniestra, como si del gran hermano se tratase. Por

todo lo anterior, es posible determinar que el marxismo es una excelente ideología,

traída a la luz por unos irresponsables que no dejaron el poder cuando debían

hacerlo.
En conclusión, el marco teórico y más allá de eso, práctico, que se ha construido

alrededor de la explotación laboral, producto de la lucha de clases, llamado

comunismo, resulta ser el refugio conceptual de las grandes revoluciones

proletarias que el último par de siglos ha visto. Y, más allá de lo que pueda ser

criticado al sistema, las reclamaciones de las clases trabajadoras son perfectamente

justas, pues a pesar de la explotación, alienación, enajenación y desempleo, aún

queda cierta conciencia que hace imperante la necesidad de alzar una voz y

declarar que las clases trabajadoras tienen un gran potencial. Hasta el momento el

proyecto de la formación de una nación de carácter comunista se ha quedado tan

solo en eso, un proyecto, puesto que los intentos que se han llevado a cabo resultan

en una degeneración de las ideas de Karl Marx, como se vio anteriormente en el

caso de Rusia y China, donde el poder se tornó completamente autoritario y

represivo, casi como si del gran hermano se tratase, aquella imagen que funciona

de escudo de obediencia para proteger el gran entramado que se esconde detrás.

Sin embargo, el poder termina por vencer, por lo menos hasta el punto en el que se

produzca una revolución provocada por otra revolución, pero mientras tanto, como

en la mente de Winston en el libro 1984: “Ya todo estaba arreglado, todo alcanzaba

la perfección, la lucha había terminado. Se había vencido a sí mismo

definitivamente. Amaba al Gran Hermano.”


BIBLIOGRAFÍA

Tarcus, H. (2008). ¿Es el marxismo una filosofía de la historia? Marx, la teoría del
progreso y la "cuestión rusa". Andamios, 4(8), 7-32. Recuperado de
http://bibliotecavirtual.unad.edu.co:2051/login.aspx?direct=true&db=zbh&AN=3398
3080&lang=es&site=ehost-live

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