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IES 9-011 “DEL ATUEL”

PROFESORADO EN LENGUA Y LITERATURA


ESPACIO CURRICULAR: PROBLEMAS DE TEORÍA LITERARIA.
AÑO: 2013

Evaluación N° 2:
Reseña literaria de la “Literatura Europea y Edad Media Latina” de Ernst
Robert Curtius.

Profesora: Liliana Pinciroli.


Alumna: Johana Farconi.
Ernest Robert CURTIUS (1955). Literatura europea y Edad Media latina.
Traducción de Margit Frenk y Antonio Latorre. México: Fondo de Cultura
Económica. 2 vols. 489 p.

Ernst Robert Curtius nace en Alsacia durante uno de los períodos de gobierno
alemán del territorio, en el seno de una familia aristocrática, vinculada a la burocracia y al
mundo académico del momento.
En 1904, Curtius estudia sánscrito y filología comparada en Berlín. Fue, sin
embargo, en Estrasburgo y a través de su maestro Gustav Gröber (1844-1911) como
descubrió su vocación. Después de la muerte de Gröber, Curtius se aparta de las
enseñanzas sobre filología y literatura medieval de éste debido a su entusiasmo por la
literatura francesa moderna y dedica sus esfuerzos al periodismo, sintiéndose atraído por
la Nouvelle Révue Française. Entre 1910 y 1930, la mayoría de sus escritos tratan sobre
literatura francesa moderna.
La influencia del poeta y su círculo y las doctrinas estéticas, expresaban una
preocupación común por un renacimiento espiritual, que, en el caso de Curtius, debía
mucho a la propia tradición familiar. Curtius se entusiasmó con el proyecto, que ponía de
manifiesto, contra la crisis cultural, un deseo de síntesis, de reconciliación de las distintas
nacionalidades en un ideal de comunidad internacional. Gracias a esta primera etapa,
Curtius se convirtió en un intelectual europeo. Se trataba de una persona independiente
que creía firmemente en una cultura común de Occidente frente los nacionalismos
extremos.
A medida que avanzan sus investigaciones sobre la Edad Media latina, los
pensamientos de Curtius se vuelven cada vez más hacia la obra de Aby Warburg quien,
junto a Jung y Hoffmansthal, es una de las influencias reconocidas más destacadas de
Literatura Europea y Edad Media Latina. Luego, decidió utilizar las investigaciones sobre
literatura medieval a las que se había dedicado durante el nazismo para escribir un libro
que fuera un llamamiento en favor de lo que amaba: la tradición humanística y la
continuidad de la civilización europea cuyo nexo es la latinidad: Literatura Europea y Edad
Media latina (1948). En ella podría decirse que culmina la trayectoria intelectual personal
iniciada con sus estudios sobre literatura francesa moderna, una trayectoria siempre
guiada por un europeísmo manifiesto.
La Edad Media latina es el puente que une al mundo antiguo con el moderno y la
retórica y el estudio histórico de la tópica llevado a cabo en Literatura Europea es el
vínculo entre la expresión pagana y la cristiana. Para Curtius, Roma es el símbolo de la
promesa de una paz ordenada e ininterrumpida, precisamente el objeto de su vida y sus
escritos. La demostración de su herencia en occidente y su preservación es el objeto, no
sólo de de Literatura Europea, sino de la totalidad de su obra.
Curtius, en 1951, se retiró de la docencia y falleció a los 70 años, durante una
estancia en Roma, el 19 de abril de 1956.
Hablar de Ernst Robert Curtius significa hablar de Literatura Europea y Edad
Media latina, una obra enciclopédica, divididas en dos tomos, elaborada, según su autor,
entre 1932 y 1945, aproximadamente, revisada con posterioridad entre 1945 y 1947 y, por
último, publicada en 1948. Está traducida del alemán al español por Margit Frenk y
Antonio Alatorre.
El primer tomo, se encuentra compuesto por el prólogo y dieciséis capítulos.
Conviene señala además el uso profuso del aunque razonado de las abreviaturas
(imprescindible cuando se trabaja con las recopilaciones de fuentes en los primitivos
tiempos del positivismo historicista) y la utilización bien ejecutada de las notas de pie de
página, como segundos espacios de ampliación de conocimiento que se muestra en el
texto.
El prólogo Curtius a su Literatura europea y Edad Media Latina refleja una
preocupación por preservar la cultura occidental y manifiesta el propósito de contribuir a
comprender que aquélla tiene unidad en el espacio y en el tiempo. Advierte la necesidad
de “demostrar esa unidad de las tradiciones culturales de Occidente”, a causa del “caos
espiritual de la época presente”. Realiza su contribución desde el ámbito de la literatura y
a partir de la latinidad, porque la latinidad ofrece un punto de vista universal. Para
entender la literatura vulgar de la Edad Media –agrega– hay que conocer su trasfondo
latino, puesto que en los trece siglos que median entre Virgilio y Dante la lengua culta fue
el latín.
En cuanto a los capítulos de la obra, el primero llamado “Literatura europea”: es
característico del siglo XIX es el auge del conocimiento de la naturaleza y de la conciencia
histórica, la cual ha conducido a explicar la totalidad de la historia humana
En el capítulo II, “Edad Media latina”: las fechas del comienzo oscilan entre
Constantino y Carlomagno. Su más alto cultivo coincide con el nacimiento de las
literaturas romances en los siglos XII y XIII. El humanismo le da impulso y valor nuevo, sin
rechazar del todo los autores medievales.. El estudio de Romania y románico revela que
la Edad Media admite tres unidades lingüísticas: latina, románica y bárbara.
En el capítulo III, “Literatura y enseñanza”: el concepto de artes liberales, básico
en la instrucción medieval, se remonta a los sofistas; en el siglo V, Mariano Capela lo
consagra en su novela alegórica, que ejerció increíble influjo. La primera de las siete artes
es la gramática aplicada exclusivamente al latín. Sus conceptos son de filiación
grecorromana. Conforme a la actitud patrística más general, sólo admite de los estudios
clásicos los formales (gramática y métrica) para aplicarlos a la Biblia.
En el capítulo, IV: “Retórica”: comienza con los sofistas como enseñanza de la
elocuencia, que comprende elementos filosóficos (lógica) y estilísticos (ornamentación
gorgiana). La retórica se incorpora al sistema de las siete artes liberales: cuando San
Jerónimo equipara repetidamente la Bíblia con la poesía pagana y cuando San Agustín
recomienda la exegesis alegórica que se practicaba con Virgilio, implícitamente autorizan
la aplicación a la Biblia del análisis retórico, de regla en las letras profanas. La necesidad
de teoría, preceptiva y estilística literaria explica que se hayan escrito importantes tratados
de retórica hasta bien entrado el siglo XIX.
En el capítulo V, “Tópica”: a la antigua tópica normativa, Curtius agrega una tópica
histórica. Son tópicos de origen poético la invocación a la Naturaleza, que la Edad Media
convierte en enumeración de objetos naturales.
En el capítulo VI, “La diosa Naturaleza”: en la Virgen Madre y en la Naturaleza que
interviene junto a Dios en la creación, ve Curtius una potencia femenina que es un
arquetipo del subconsciente.
En el capítulo VII, “Metafórica”: paralelamente a la tópica histórica podría hacerse
el estudio histórico de las figuras retóricas, comenzando por la más importante, la
metáfora.
En el capítulo VII, “Poesía y retórica”: contribuye a borrar la frontera entre poética
y retórica el reconocer mérito oratorio a Romero y a Virgilio, la coexistencia de diversos
tipos de poesía de prosa.
En el capítulo IX, “Héroes y príncipes”: en la Edad Media hay epopeya
únicamente cuando a través de Virgilio hay contacto homérico. Romero contrapone dos
tipos de héroe: el guerrero joven e impetuoso y el rey anciano y sabio, contraste que se
remonta a la religión indoeuropea prehistórica.
En el capítulo X, “Paisaje ideal”: la descripción medieval de la Naturaleza no se
propone copiar la realidad, lo que prueba el influjo de la poesía antigua. El paisaje
homérico es risueño y habitado; así también el bucólico, más detallista.
En el capítulo XI, “Poesía y filosofía”: la apologética cristiana, heredera de la judía,
sostiene que el cristianismo es la verdadera filosofía (de la que la filosofía griega fue mera
introducción), y este concepto perdura hasta Erasmo. En los siglos de prestigio del
monacato se suele identificar a éste, como más puro representante del cristianismo, con
la verdadera filosofía.
En el capítulo XII, “Poesía y teología”: es frecuente en la Edad Media la
igualación entre poesía y teología o el concepto de «poeta teólogo». Se remonta a los
poetas griegos que trataron del origen del cosmos y que mencionan Lactancio y San
Agustín. La concordancia entre la mitología griega y la Biblia procede de la apologética
judeocristiana de Alejandría y, aunque rechazada por los Padres latinos, fue bien acogida
por los poetas.
En el capítulo XII, “Las musas”: a través de la Eneida, la invocación a las musas
se mantiene como ornato épico. El ansia de inmortalidad, vivísima a fines del Imperio, da
nueva vida al culto de las musas: por eso las rechaza explícitamente la poesía cristiana, y
el rechazo constituye un tópico del siglo IV al XVII.
En el capítulo XIV, “Clasicismo”: en la Edad Media la tradición de los estudios
literarios, del derecho y de la Iglesia se apoya en un canon de autores. En los estudios
literarios se forma un canon ecléctico de autores antiguos, basado en el cristiano y el
pagano, y representado con variantes en Dante.
En el capítulo XV, “Amaneramiento”: es lo opuesto a lo clásico «ideal» y a lo
clásico «correcto». Procedimientos normales caen en el amaneramiento por exageración
y acumulación.
En el capítulo XVI, “El libro como símbolo: la poesía latina de los siglos XII y XIII
emplea con frecuencia el libro como metáfora; así se forma el concepto 'libro de la
naturaleza' con que los renacentistas habían de expresar su cientificismo empírico y que,
como opuesto al conocimiento libresco, aparece en el naturalismo del siglo XVIII y en la
crítica literaria romántica.
En fin, en este primer volumen, Curtius plantea audazmente cuestiones
fundamentales para la historia de la literatura y de las ideas, la transmisión de temas y
formas, la creación literaria y la apreciación estética, ya que es la contribución más
original al estudio de la literatura latina de la Edad Media y que alienta un noble afán de
salvaguardar el legado del humanismo europeo. En tal sentido la obra constituye un
aporte fundamental dirigido a un público adulto con conocimientos previos sobre el tema,
que desea especializarse en la literatura europea y en estudios literarios.

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