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1. PUBLICIDAD JUDICIAL.


Art. 194 “las publicaciones a que se refieren los artículos 181 y 186 serán hechas en el
periódico encargado de la inserción de los avisos judiciales correspondientes al
respectivo distrito judicial o, a falta de el, en el diario oficial el peruano”
En el propósito de revestir, al procedimiento establecido en la ley para los
efectos de la reposición de los títulos valores, de indispensables garantías, se
dispone que se confieran a los actos procesales la debida publicidad mediante
los avisos judiciales que deberán insertarse en los periódicos destinados a ese
efecto en el distrito judicial correspondiente o, a falta de tal órgano de
publicidad, en el peruano.

Se advierte que el articulo incurre en confusión, pues las cortes superiores de


los respectivos distritos judiciales tienen la obligación de designar los periódicos
que han de insertarse los avisos judiciales, de modo que, legalmente, no cabe
la posibilidad de que llegase a faltar tal designación.

De otro lado, y en lo que a avisos judiciales se refiere, “el peruano” es el órgano


encargado de publicar los referentes al distrito judicial de Lima, y no tienen
porque sustituir para esos efectos los periódicos que reciben ese encargo en
los respectivos distritos judiciales.

Si la ley quiere que la competencia judicial para conocer los asuntos previstos
en el art. 179 y siguientes sea la del lugar de la obligación principal contenida
en el tirulo valor, es lógico que los avisos judiciales deban publicarse en el diario
encargado de la publicación de esos avisos en dicho lugar.

2. OTROS CASOS DE DESPOSESIÓN DE TÍTULO- VALOR. -

Art. 195 la desposesión del título valor por causas que sean de deterioro, la destrucción,
el extravió o la sustracción de este, solo da lugar a las acciones personales que pueda
originar el negocio jurídico o el acto licito que la hubiere producido.

En tales casos, no son de aplicación las reglas de la presente ley.

La pérdida de la posesión del título valor puede tener su origen en causas que
no sean las que hasta aquí se ha considerado. Así que ocurrir en los casos de
depósito, prenda u otros semejantes, en los que solo proceden las acciones
personales para obtener la posesión del título. O sea, contrario sensu, que no
cabría utilizar el procedimiento especial destinados a los casos de deterioro,
destrucción o extravió y sustracción de títulos valores. En esos casos no
regulados en la ley de títulos valores, solo podrán hacerse valer las acciones
personales derivadas del negocio jurídico, o acto ilícito que hubiese originado
la desposesión.

a) CADUCIDAD. - Es para Hamel una especie de pena que sufre el titular


negligente de un derecho y quien se suprime, como sanción por la
negligencia, el derecho de perseguir a uno u otro de los obligados en
determinada relación jurídica.
b) PRESCRIPCIÓN. - la prescripción origina la extinción de los derechos del
titular por el transcurso de determinado lapso a contar del momento en que
tales derechos deberán ser ejercitados. Según sostiene Giorgi, la caducidad
hiere directamente el derecho mismo haciéndolo de breve duración y
cuando no se ha ejercitado dentro de su término lo extingue en razón de
interés público, independiente de la negligencia del acreedor.
Para ENNECCERUS, las reclamaciones sometidas a caducidad deben
resolverse en un corto plazo improrrogable y este produce efectos ipso jure
a su terminación, no pudiendo, luego de vencido, ser ejercitado.
CARNELUTTI, sostiene que la caducidad no puede admitir interrupciones
ni suspensiones y que se basa en razones objetivas, siendo solo suficientes
el transcurso del tiempo. Si bien la doctrina es unánime en relación con este
punto, es conveniente señalar que el artículo 2005 del Código Civil admite
la causal de suspensión prevista en el Art. 1994, inc.8 del mencionado
código. Relativamente a la posibilidad de poder recurrir a un tribunal
peruano.

La caducidad produce la extinción total del derecho, y por ende la acción que
la deriva. En cambio, la prescripción viene a ser un modo legal de extinción, no
del derecho mismo sino de la acción que lo sanciona, dejando, por lo tanto,
subsistente una obligación de carácter natural con cargo de deudor.

En relación a los títulos y valores, ambos caminos son medios que permiten al
deudor hacer decaer los derechos del tenedor del título.

3. CADUCIDAD DE LAS ACCIONES DE REGRESO Y DIRECTA:


Art. 19 caduca la acción de regreso del tenedor del título valor, si oportunamente no se
hubiera obtenido el protesto por falta de aceptación o de pago, o la comprobación a
que se refiere el Art. 170, según los casos.

Caduca la acción directa en los mismos casos del párrafo precedente, salvo
reconocimiento judicial del título por el obligado respectivo.

En todo caso, las acciones caducan si el tenedor no interpone la demanda del cobro
dentro de los respectivos términos de prescripción.

Este articulo destaca la importancia del protesto o de la comprobación que debe


poner el banco en los cheques que no paga por insuficiencias de fondo, para el
afecto de hacer valer dicha acción cambiaria. Si no se obtiene una u otra
constancia, se produce la caducidad de la acción regresiva. Se trata, así, de
actos inexcusables para la eficacia del acto. Nada podrá suplir tales actos para
mantener la vigencia de la acción, ni el reconocimiento judicial podrá hacerla
revivir.

En este caso de quienes están en la condición de obligados de regreso, la


prueba anticipada de reconocimiento de documento privado, que puede dar
lugar a su reconocimiento de mutuo propio o por apercibimiento, no origina
efectos para recuperar la acción regresiva, conforme lo describe el Art. 296 del
C.P.C.

La acción directa. - la caducidad se produce por la misma causa que la acción


de regreso; pero, a tenor de lo dispuesto en la segunda parte del Art. 196, se
establece la salvedad de que el reconocimiento judicial del tirulo valor por el
obligado impide la caducidad.

Conforme a lo establecido en el Art. 124 hace obligatoria, en todos los casos,


la diligencia del protesto, para ejercicio tanto de la acción directa como de la
regresiva. Si no se obtiene el protesto, lo único recuperable seria La acción
ejecutiva de carácter procesal, mas no la acción sustantiva emergente del título-
valor. La diferencia entre la acción sustantiva y la de carácter procesal ha sido
destacada anteriormente.

La interposición de la demanda de cobro dentro de los respectivos términos de


prescripción, origina en todos los casos, la caducidad de las acciones
Como puede apreciarse, se trata, en el fondo, de una causa de prescripción
referida a las acciones típicas emergentes de los títulos valores.

La corte suprema ha resuelto:

 Que no tienen merito ejecutivo la letra de cambio y cheques reconocidos


judicialmente si ha operado la prescripción, y que el reconocimiento no los
convalidad. (EJ. 28.10.1968).
 Que para la prescripción de la acción causal de una letra de cambio no
rige el plazo de tres años señalado en el Art. 199 de la ley 16587, sino el
previsto en el mismo numeral 20 de la misma ley. (EJ. 29.10.1974)

Tratándose de la acción cambiarias la prescripción de dichas acciones se


interrumpe solo cuando el obligado es citado con la demanda dentro del plazo
rescriptorio de la acción derivada del respectivo tirulo valor,

Tratándose de la acción ejecutiva, la prescripción de esta acción se interrumpe


con la interposición de dicha acción en la correspondiente demanda.

4. IRRECUPERABILIDAD DE LA ACCIÓN DE REGRESO:

Art. 197. Producida la caducidad a favor de un obligado en la via de regreso, la acción


contra este no revive, aunque se interponga demanda aparejada con el título
judicialmente reconocido por el.

De acuerdo con lo que se ha expresado, la acción de regreso se extingue


definitivamente si no se obtiene el protesto y si no se hace valer dentro del plazo
de prescripción. De este modo, el reconocimiento judicial seria irrelevante para
el efecto de hacer revivir la mencionada acción regresiva.

Ninguno de los que aparecen suscribiendo la letra podría excusarse de


reconocer su firma, pues en todo caso en aplicación del apercibimiento se
tendría por verdadero el documento, más la diligencia seria eficaz para exigir el
cumplimiento de la acción de regreso, pues la caducidad habría extinguido
definitivamente la acción.

5. PLAZO DE EXTINCIÓN DE LAS ACCIONES DERIVADAS DE LOS TIRULOS


VALORES EN GENERAL:
Art. 198. Las acciones provenientes de los títulos- valores se extinguen a los tres años,
a partir de la fecha de los respectivos vencimientos o, en su caso, de la de exigibilidad
de las obligaciones que consten de los mismos, salvo cuando la ley establezca plazos
diferentes.

La ley considera en sendos artículos los plazos de extinción de las acciones


derivadas específicamente de la letra de cambio, de los pagares y vales a la
orden y de los cheques; y por otro lado, en el Art. 198 se refiere a la extinción
de los tirulos-valores en general, a cuyo respectivo distingue dos supuestos
para la determinación del plazo de tres años que prescribe:

A. Plazo contado a partir de la fecha de vencimiento de título valor. - se


considera a aquellos casos en que el vencimiento resulta determinado por
circunstancias que no aparecen expresadas en el titulo mismo.
B. Plazo contado a partir de la fecha de exigibilidad de la obligación que
conste en el titulo-valor. - se refiere al caso en que del título valor
aparece la fecha en que son exigibles las prestaciones en el contenidas,
como serían los cupones de las cedulas hipotecarias, los títulos
obligacionales con dividendos fijos.

Se exceptúan de la regla, los casos en que la ley establece los plazos diferentes
de extinción,

EXTINCIÓN DE LAS ACCIONES DERIVADAS DE LA LETRA DE CAMBIO:

Art. 199 tratándose de letras de cambio, las acciones cambiarias se extinguen:

1. A los tres años: la acción directa contra el aceptante y sus avalistas;


2. Al año; las acciones de regreso del tenedor contra los demás obligados
3. A los seis meses: la acción de ulterior regreso del endosante o su avalista
que hubiera pagado la letra o hubiese sido demandado judicialmente para
que la abone, contra los obligados anteriores.

Se distingue los plazos de extinción de las acciones directa, de regreso y de


ulterior regreso.

a. LA ACCIÓN DIRECTA. - contra el aceptante y sus validaciones, se extingue


a los tres años. El plazo para iniciar la acción directa con carácter ejecutivo
es de seis meses contado desde la fecha del protesto. Si la letra se perjudica
por inactividad del tenedor, la acción puede ser revivida mediante el
reconocimiento judicial dentro del lapso de los tres años contados a partir
de la fecha del vencimiento de la obligación.

Puede ocurrir que, al solicitarse el reconocimiento, el obligado niegue el


contenido y a la firma del documento. En este caso procede la acción ordinaria
para obtener el pago de la letra. No tendría por qué esperarse que se produzca
la prescripción de la letra para iniciar la acción causal que origino su emisión,
cuando se puede interponer la acción ordinaria y debatirse la procedencia de
la misma, probándose el curso del juicio si la firma negaba es la del demandado,
si el documento fue alterado o su fue pagado. Todo esto es posible mientras no
se haya transcurrido el plazo de prescripción de tres años.

b. LA ACCIÓN DE REGRESO. - La acción de regreso del tenedor contra los


demás obligados prescribe al año. Esto supone, desde luego, que el tenedor
cuido de hacer protestar la letra, pue, como se ha visto, sin el protesto
caduca la acción cambiara. En consecuencia, una vez protestada la letra,
debe le tenedor de ella cuidar de reclamar el pago dentro del plazo
mencionado. Ya ha visto que, con referencia a la acción de regreso, el
reconocimiento no hace revivir la acción cambiaria.
c. LA ACCIÓN DE ULTERIOR REGRESO. – esta acción contra los obligados
anteriores, prescribe a los seis meses. Puede decirse al respecto lo mismo
que en los dos casos anteriores, es decir es necesario para el ejercicio de
la acción que la letra aya sido protestada. De otro modo, la accion caduca.
Asimismo, si no se reclama en el plazo de seis meses, se produce la
prescripción y la letra ya no podrá ser utilizada ni como elemento probatorio.

EXTINCIÓN DE LAS ACCIONES EMERGENTES DE LOS PAGARÉS Y


VALES A LA ORDEN. –

Art. 200. Tratándose de los pagarés y vales a la orden, las acciones cambiarias se
extinguen:

1. A los tres años; la acción directa contra el eminente y sus avalistas;


2. Al año: las acciones de regreso del tenedor contra los demás obligados; y
3. A los seis meses: la acción de ulterior regreso de un endosante o su avalista
que hubiera pagado el documento o hubiere sido demandado judicialmente
para lo que abone, contra los demás obligados anteriores.

Las reglas referentes a la extinción de las acciones derivadas de los pagarés y


vales a la orden son las mismas que las de la letra de cambio, con la única
salvedad de que, como en los pagarés y los vales a la orden no hay aceptante,
la acción es contra el emitente y sus avalistas. Esta acción prescribe a los tres
años, en el mismo plazo que la acción directa tratándose de la letra de cambio.

Lo expresado en referencia a la prescripción de las acciones que derivan del


cambial, tiene validez tratándose de los pagarés y vales a la orden.

EXTINCIÓN DE LAS ACCIONES CAMBIARIAS DERIVADAS DE LOS


CHEQUES. –

Art. 201. Tratándose de los cheques, las acciones cambiarias se extinguen:

1. A los tres años; la acción directa contra el girador y sus avalistas;


2. Al año: las acciones de regreso del tenedor contra los demás obligados; y
3. A los seis meses: la acción de ulterior regreso de un endosante o su
avalista que hubiere pagado el cheque o hubiere sido demandado
judicialmente para lo que abone, contra los demás obligados anteriores.

La ley peruana considera que, tratándose de los queches, se da directamente


en favor del tenedor del cheque contra el eminente y sus avalistas, pero no esté
el criterio de la mayor parte de la doctrina, que no reconoce la existencia de
la acción directa tratándose del cheque.

En referencia a los plazos de extinción de las acciones cambiarias emergentes


del cheque, son los mismos que se señalan para la letra de cambio.

Tratándose de la acción directa, hay que tener en cuenta que, según los casos,
el plazo de presentación del cheque es de treinta o sesenta días contados
desde la fecha de emisión y que el plazo para la extinción de la acción es de
tres años más los treinta, o sesenta días de plazo de presentación. Por eso no
tiene mayor valor importancia la fecha en que el cheque sea presentado al
cobro, pero siempre y cuando sea dentro del mencionado plazo de
presentación.
En cuanto a la acción de regreso, a que se refiere, el plazo de un año se
contaría, asimismo, a partir de la expiración del plazo de presentación.

Y respecto a la acción de ulterior regreso, a que alude el inc.2 del Art. 201, el
endosante o su avalista que hubiere efectuado el pago, podrán interponerla en
el plazo de seis meses, que se contaran a partir del dia en que el obligado
reembolso el cheque, o del día que fue demandado judicialmente para que lo
abonase.

Esta prescripción de seis meses no concierne a la acción contra el girador por


parte del girado que ha pagado un cheque en descubierto, pues esta acción
derivaría del mando y quedaría fuera del derecho del cheque.

LA PRESCRIPCIÓN EN CASOS DE RENOVACIÓN:

Art. 202. Si la letra de cambio, el pagare, el vale a la orden, fueren renovados en virtud
de la cláusula suscrita en el respectivo título, después de vencido y antes de haber
prescrito, el plazo de prescripción volverá a ser computado desde la fecha de nuevo
vencimiento.

Para Fernando Vidal Ramírez, la interrupción del decurso prescriptorio consiste


en la aprobación de una causa que produce el efecto de inutilizar, para el
computo de la prescripción, el tiempo trascurrido hasta entonces. Como la
prescripción opera como consecuencia de la inacción del titular del derecho si
esta ejercita la acción correspondiente, o si el sujeto de la contraparte de la
relación jurídica da cumplimiento a su obligación, queda sin efecto el decurso
prescriptorio y solo podrá reiniciarse a partir de la cusa interruptiva y sin que
pueda computarse el tiempo anteriormente transcurrido como ocurre con la
prescripción.

La renovación exige:

a) Que se coloque una clausula en el mismo título, pues de acuerdo


con el carácter literal e incorporativo de todo título-valor, los acuerdos
a él referentes deben figurar en el documento mismo, o en la hoja
adherida a él.
b) Que la cláusula sea suscrita por el obligado, pues sin la firma de
este no existe obligación que pueda imputársele. De otro modo sería
muy fácil para el tenedor del título insertar clausulas renovatorias con
posterioridad al plazo de presentación para el protesto y pretender,
por su sola y única voluntad, accionar contra el obligado, privándolo
del derecho de eximirse de la obligación por prescripción.
c) La renovación debe haber sido insertada después de vencido el
título y no antes. Si la cláusula fuere anterior al vencimiento, se
produciría incertidumbre en cuanto a este hecho, contrariándose el
principio de certeza en referencia a la oportunidad en que la obligación
cambiaria debe ser exigible.

INTERRUPCIÓN DE LA PRESCRIPCIÓN:

Art. 203. La interrupción de la prescripción, en lo que se refiere a los títulos regulados


por la presente ley, tiene efecto solo respecto a la persona contra la cual se hubiera
producido el hecho que la determina.

La prescripción tiene carácter personal, es decir que juega en relación con cada
uno de los obligados. Del mismo modo, la interrupción de la prescripción no
tiene efecto sino contra aquel respecto al cual el acto interrumpido se ha
efectuado. Esta es la solución generalmente aceptada en materia cambiaria y
ella se justifica por la independencia de los recursos por hacer valer, a
diferencia de lo que ocurre en materia civil en donde la interrupción contra u o
de los deudores solidarios surte efectos respectivos de los demás deudores.

Los efectos de la interrupción, son los mismos que en el derecho común; el


tiempo que ha corrido antes del acto interrptivo no se toma en cuenta para la
prescripción. La prescripción comienza a correr nuevamente después del acto
de interrupción tiene el mismo carácter que la que corrió anteriormente. El
plazo, en consecuencia, vuelve a tener la misma duración.

RECURSO PARA EVITAR LA CADUCIDAD DE LA ACCIÓN DEL ULTERIOR


REGRESO:

Art. 204. El demandado en vía de regreso deberá solicitar, para evita la caducidad de
la acción de ulterior regreso, que los obligados anteriores sean citados también con la
misma demanda, solo a efecto de que estos tengan conocimiento de su interposición,
sin que, por tal razón, puedan ser considerados como colitigantes. La tramitación del
juicio, empero, no se paralizará ni se invalidará si ellos no legasen a ser notificados.

Vine a ser una consecuencia del carácter solidario de las obligaciones


contenidas en los títulos-valores consideradas en el Art. 10 de la ley. En virtud
de esta solidaridad, los obligados en vía de regreso deben responder frente al
tenedor del título que no lo ha hecho efectivo del obligado directo.

Pero al mismo tiempo el obligado de regreso que cumplió la prestación, tiene


derecho a exigir el reembolso a aquellos que le antecedieron en la tenencia del
título. Es decir que el titular de la acción también está expuesto a la prescripción
de la misma si no ejercita su derecho oportunamente contra quienes le están
obligados. Es evidente que, si es demandado judicialmente y si espera las
resultas de juicio entablado contra el para después exigir el pago a los demás
obligados en regreso, el termino puede vencerse, perdiendo, así, la acción de
reembolso.

Por eso la ley lo facultad a pedir que la demanda que se interponga contra el
sea puesta en conocimiento de los demás obligados. La única finalidad que
garantiza la ley es impedir, mediante la notificación, que corra el termino de
prescripción, es decir que la interrupción interrumpa dicho término. Pero este
hecho no se considera como litigantes a los obligados a loa que se notifica,
puesto que no podía obligarse el demandante a litigar contra quienes no
quieren hacerlo, imponiéndose una pluralidad de demandados, que quizás es
lo que ha querido evitar al interponer la acción contra quienes consideren más
solvente o que se encuentre en el lugar que al demandante le resulte as
cómodo para su juicio.

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