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Comienza tu día antes de irte a la cama

 Publicado el 4 de julio de 2019

Ismael Cala
Estratega de Vida y Negocios / Life and BusinessStrategist, Bestselling Author, Intern... See
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Una gran historia de emprendimiento y éxito personal tiene siempre a los hábitos sanos
como los ingredientes principales para el triunfo, particularmente, aquellos que permiten
que las personas comiencen con buen pie su día, aun cuando el mundo todavía no sale de la
cama.

En lo personal, siempre he confesado que mis rutinas matinales ―mi tiempo de


meditación, y en especial, mi ya conocido vómito de la mañana― me han permitido
mantenerme enfocado durante mis jornadas y viajes como Chief Creative Officer de Cala
Enterprises. Pero ¿qué pasa con las otras horas del día? ¿Acaso no son igual de
importantes?

Quizás te estés preguntando, ¿qué hacen las personas exitosas justo antes de irse a la cama?
Para empezar, no se quedan viendo su serie favorita en Netflix hasta las 2 am, pero sí
aprovechan el tiempo para tener un día más productivo.
Por ejemplo, personajes como el expresidente Barack Obama, suelen revisar su agenda y
cronogramas de trabajo para el siguiente día, lo que les permite establecer prioridades con
antelación. Otra de las formas más eficaces de hacer que tu próximo día sea productivo, es
creando una correcta higiene del sueño.

Por otro lado, también puedes aprovechar ese tiempo exclusivamente para ti. Actividades
como una caminata nocturna a solas, escribir tus pensamientos, dedicarte a ese libro que
estás escribiendo o el simple hábito de la lectura, sería la forma ideal de consentirte tras un
largo día laboral o familiar.

Jane Wardle, del University College de Londres, hizo un estudio que publicó en el
European Journal of Social Psychology, en el que afirma que “para convertir un nuevo
objetivo o actividad en algo automático, de tal forma que no tengamos que apelar a la
fuerza de voluntad, necesitamos 66 días”.

Para investigar el proceso de formación de un hábito en la rutina diaria, la doctora Jane


Wardle convocó a 101 voluntarios a la reunión inicial. 96 de estas personas aceptaron
participar en el estudio. En la reunión inicial, se les pidió que eligieran un comportamiento
saludable que quisieran transformar en un hábito.

Entre los comportamientos que eligieron estaban: comer un pedazo de fruta con el
almuerzo, beber una botella de agua con el almuerzo y correr 15 minutos antes de la cena.
Se les pidió que actuaran de esta manera durante 84 días seguidos.

El estudio demostró estadísticamente que no hay suficientes argumentos para determinar


que en 21 días —como se creía— se pueda incorporar un hábito, de hecho, con un 95 % de
apoyo estadístico, se puede afirmar que el hábito se forma entre 18 y 254 días. Dentro del
estudio también fue significativa la variable que mide la constancia.

Los resultados son relativos, así como la heterogeneidad en los mismos, pues dependen de
las características de las personas. No se puede estimar con certeza cuánto tarda un ser
humano en establecer un hábito, pero se puede estimar que no necesariamente son 21 días,
que en promedio son 66, y que la constancia es un factor influyente.

Las transformaciones exigen tiempo. El cerebro se reorganiza constantemente si tenemos


interés en hacerlo, solo hay que dejarle espacio al proceso. Por eso es que ante la rutina, es
nuestro deber desafiarnos para crecer. Hagamos de nuestros hábitos una ruta de vida que
nos impulse a ir en pro de nuestros sueños.

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