Está en la página 1de 19

LA HUELGA DE CANANEA

En los primeros enfrentamientos entre los huelguistas de Cananea y los guardias


de la compañía minera hubo diez muertos (ocho mexicanos y dos estadounidenses)
y diecisiete heridos.
El 1 de junio de 1906 estalló en el mineral de Cananea, Sonora, una huelga que se
convirtió en un símbolo del movimiento obrero en los últimos años del Porfiriato. La
localidad tenía una centenaria tradición minera cuando en 1899 se estableció The
Cananea Consolidated Copper Company, propiedad del coronel estadounidense
retirado William C. Greene, quien compró muchas de las viejas minas, abrió otras,
construyó una planta de concentración y fundición de cobre y extendió el ferrocarril
a los puertos fronterizos de Naco y Nogales.

Estas transformaciones, que vincularon estrechamente a Cananea con la pujante


economía del suroeste estadounidense, atrajeron a miles de trabajadores de otras
regiones del país que llegaron en busca de salarios relativamente altos, a pesar de
que las condiciones laborales eran terribles y que la vida entera del pueblo era
controlada por la compañía.

Algunos mineros y otros vecinos del lugar se afiliaron en 1905 al Partido Liberal
Mexicano, dirigido por los hermanos Ricardo y Enrique Flores Magón. Los líderes
de la organización magonista que funcionaba de manera clandestina en Cananea
eran Manuel M. Diéguez, Esteban Baca Calderón y Lázaro Gutiérrez de Lara,
quienes años después desempeñarían papeles destacados durante la Revolución
mexicana.
Los magonistas convencieron a sus compañeros de la necesidad de organizarse
para luchar por condiciones de trabajo dignas y para hacer valer las leyes
mexicanas en una población donde todo era dictado por la compañía y eran
palpables los abusos de los funcionarios y de los capataces extranjeros. El 31 de
mayo de 1906 los trabajadores de la mina Oversight recibieron el aviso de que se
reduciría el personal, con lo cual aumentaría la carga de trabajo, pero no los
salarios, de los operarios que no fueran despedidos. Esa misma noche, los mineros
decidieron suspender sus labores y la madrugada del 1 de junio empezó la huelga,
que poco a poco se extendió a otras minas.

También esa tarde iniciaron los enfrentamientos entre la policía y los capataces de
las minas contra los huelguistas. Por otra parte, un grupo de rangers de Arizona
cruzó la frontera para colaborar en la represión del movimiento, no sin antes
combatir a los aduaneros mexicanos.

El gobernador de Sonora, Rafael Izábal, autorizó que esos rangers fueran


empleados por la compañía para resguardar sus instalaciones. Luego llegó un
destacamento del ejército mexicano que aprehendió a los dirigentes de la huelga;
Diéguez y Baca Calderón fueron enviados a la cárcel de San Juan de Ulúa,
donde estuvieron presos hasta 1911. Los demás huelguistas fueron obligados a
regresar al trabajo.
LA REBELIÓN DE RÍO BLANCO
El 3 de enero de 1907 Porfirio Díaz dio a conocer en Palacio Nacional su laudo
frente a los comisionados obreros y patronales para reanudar labores en la industria
textilera mexicana, paralizada desde el 24 de diciembre.
El conflicto estalló pocas semanas atrás, cuando en diciembre de 1906 los
empresarios impusieron un nuevo reglamento de trabajo que ampliaba las causas
de multas y generalizaba el horario de 14 horas diarias. El Reglamento de
Noviembre prohibía a los obreros “recibir en su casa visitas de amigos y parientes
(en referencia a los agentes magonistas) y leer periódicos o libros que no sean
previamente censurados y por ende autorizados por los administradores de la
fábrica”; exigía “aceptar sin reserva los descuentos en sus salarios para fiestas
cívicas o religiosas, pagar el importe de las ‘canillas’ y ‘lanzaderas’ que se destruyan
por cualquier causa, y cumplir estrictamente con la jornada de seis de la mañana a
ocho de la noche, con derecho a disfrutar de tres cuartos de hora para tomar
alimentos”.
En Puebla y Tlaxcala los obreros reaccionaron con la huelga, que comenzó el 4 de
diciembre. Sus líderes, del Gran Círculo de Obreros Libres, solicitaron el arbitraje
de su excelencia, el señor presidente Díaz; de su lado, los industriales convocaron
a una reunión nacional de la industria textil donde se decidió el paro patronal en
otras cuatro entidades más.
En la Navidad de 1906 los obreros vieron en las puertas de las fábricas un escueto
cartel: “Se suspenden las labores hasta nueva orden”. El Centro Industrial Mexicano
pretendía doblegar la voluntad de los huelguistas, y los obreros de Orizaba, aun
manteniéndose al margen, decidieron apoyar económicamente a sus compañeros
en lucha.
Con el nuevo año llegó el laudo de don Porfirio y en nueve cláusulas el presidente
conjugó órdenes, amenazas y promesas. La primera decía: “El lunes 7 de enero se
abrirán las fábricas que actualmente están cerradas en los estados de Puebla,
Veracruz, Jalisco, Querétaro y Tlaxcala, y en el Distristo Federal; y todos los obreros
entrarán a trabajar en ellas, sujetos a los reglamentos vigentes al tiempo de
clausurarse, o que sus propietarios hayan dictado posteriormente, y a las
costumbres establecidas”; y en la última: “los obreros quedan compromotedios a no
promover huelgas…”
Los empresarios, por supuesto, aceptaron el laudo y los comisionados obreros,
muchos de los cuales debían su cargo a políticos porfiristas, acataron la decisión;
frente a las asambleas locales, y no sin incidentes, convencieron a los obreros de
regresar al trabajo. Pero en Orizaba la cosa fue distinta: en el Teatro Gorostiza, el
domingo 6 la asamblea iba calentándose conforme leía las cláusulas el comisionado
José Morales, quien había sustituido a los magonistas en la dirección. La asamblea
terminó con gritos y protestas, y Morales tuvo que huir por la puerta de emergencia.
PLAN DE SAN LUIS
El Plan de San Luis Potosí fue un documento político proclamado desde San
Antonio, Texas, por el líder del movimiento revolucionario mexicano y candidato
presidencial del Partido Nacional Antirreeleccionista, Francisco I. Madero.
El Plan de San Luis Potosí consistía en un llamado al pueblo mexicano a levantarse
en armas considerando agotados los recursos legales, desconociendo la reelección
de Porfirio Díaz en el cargo, anulando las recientes elecciones y convocando a
nuevos comicios, mientras tanto Madero asumiría la presidencia provisional.
Además proclamaba el principio de la no reelección. Madero se comprometía a
respetar las obligaciones gubernamentales contraídas antes de la revolución, a ser
escrupuloso con el uso de los fondos públicos, así como también a restituir a los
campesinos las tierras que les habían sido arrebatadas por los hacendados, por
abuso de la Ley de Terrenos Baldíos.

La fecha para dar inicio al levantamiento fue designada para el 20 de noviembre de


1910, a las seis de la tarde. El documento debería ser distribuido mientras tanto de
forma discreta.
Pronto llegaron a la Ciudad de México copias del Plan de San Luis Potosí, la prensa
capitalina informaba del desarrollo de un posible complot. El 18 de noviembre de
1910 se descubrió una conspiración en contra de Díaz en la ciudad de Puebla. Esta
conjura estaba dirigida por Aquiles Serdán.

Aunque no se inició un verdadero movimiento el 20 de noviembre, como resultado


de la convocatoria de Madero pero sobre todo sus promesas de una reforma agraria
comenzaron a surgir levantamientos armados a lo largo de México en 1910.

En el norte comandados por Pascual Orozco y Pancho Villa y en Morelos por


Emiliano Zapata, cuyos triunfos militares finalmente culminaron con la renuncia de
Porfirio Díaz.

El triunfo de Madero en las elecciones presidenciales de 1911, así como el inicio de


la Revolución mexicana una revolución de índole social, que reclamaba una mejora
en las condiciones de vida y de trabajo para las clases marginadas, como obreros
y campesinos, que duraría alrededor de una década y cobraría la vida de cientos de
miles de mexicanos.
PLAN DE LA EMPACADORA
El Plan de la Empacadora (también conocido como Plan Orozquista) fue un pacto
realizado en México por Pascual Orozco el 25 de marzo de 1912,
en Chihuahua, Chihuahua. Llamado así por el edificio en el que fue firmado, sus
signatarios fueron Pascual Orozco y sus generales José Inés Salazar, Emilio P.
Campa, Iván Quintero, Benjamín Argumedo, J.J. Campos, los coroneles Gonzalo
C. Enrile, Demetrio Ponce, Félix Díaz y por el secretario de Orozco, José Córdoba.
Su lema era “Reforma, Libertad y Justicia” y fue realizado debido a lo que ellos
consideraban la violación de Francisco I. Madero al Plan de San Luis Potosí.
Se trataba de un documento extenso con múltiples críticas al gobierno de Madero y
con un importante programa de reforma política, agraria y obrera, mucho más
avanzado y balanceado que los Planes de San Luis Potosí, Tacubaya o Ayala.1 Más
tarde varias de las reformas expuestas en el Plan fueron plasmadas en
la Constitución de 1917.2

Antecedentes
Después del éxito que tuvo la rebelión de Pascual Orozco en el estado de
Chihuahua a finales de 1910 y principios de 1911, Orozco decidió tomar Ciudad
Juárez, importante bastión porfirista por el comercio de armas con Estados Unidos.1
Tras dos días de lucha, el 10 de mayo de 1911 cayó la ciudad y con ello se aceleró
la caída de Porfirio Díaz, que se concretó en los Tratados de Ciudad
Juárez firmados el 21 de mayo. Orozco fue fundamental para la caída de Porfirio
Díaz, algo que reconoció Madero, pero a pesar de ello sus esfuerzos no fueron
recompensados y se le nombró comandante de los rurales de Chihuahua, un puesto
que el historiador Michael Meyer consideró modesto para su contribución.1
Cuando Orozco se postuló para gobernador de Chihuahua, su candidatura fue
frenada por Madero y su candidato Abraham González. A pesar de ello, siguió
apoyando a Madero, hecho que se demostró cuando reprimió los
movimientos reyistas y vazquistas en su estado. El rompimiento ocurrió el 19 de
enero de 1912 cuando Madero y Orozco se entrevistaron en la Ciudad de México,
donde Madero solicitó a Orozco dos cosas inotorgables, primero que presionara a
la legislatura estatal para darle facultades extraordinarias al gobernador de
Chihuahua y, segundo, que detuviera la rebelión zapatista, algo con lo que estaba
totalmente en desacuerdo pues compartía algunos principios con Zapata, como la
justicia social, el reparto agrario y el mejoramiento de las condiciones de los
trabajadores.3 Desde entonces hasta principios de marzo, Orozco fue fiel a su nuevo
puesto como jefe de la zona rural de Chihuahua, pues continuo reprimiendo los
movimientos vazquistas, aunque la ruptura política con Madero ya era evidente.
Finalmente, impulsado por la enorme popularidad que había ganado, por considerar
que las reformas de Madero eran insuficientes y por el apoyo que grupos
reaccionarios de Chihuahua le brindaron, Orozco se rebeló el 3 de marzo de 1912.
26 DE MARZO DE 1913, PLAN DE GUADALUPE.
Tras el asesinato de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez,
como consecuencia del cuartelazo conocido como la "Decena Trágica",
el gobernador del estado de Coahuila, Don Venustiano Carranza, se
lanzó a la lucha armada para restablecer el orden cnstitucional. Para tal
efecto, en la Hacienda de Guadalupe, Coahuila el 26 de marzo de 1913
se proclamó el Plan que lleva el nombre de esa hacienda, el cual
constaba de los siguientes artículos:
1º Se desconocía al General Victoriano Huerta como Presidente de la
República;
2º Se desconocía también a los poderes Legislativo y Judicial de la
Federación.
3º Se desconoció a los gobiernos de los Estados que reconocían los
Poderes Federales de la administración de Huerta.
4º Se nombra como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista a
Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila, Coah.
5º Carranza se encargaría de forma interina del gobierno al ocupar el
Ejército Constitucionalista la Ciudad de México.
6º Carranza como Presidente interino convocaría a elecciones
generales, entregando el poder a quien resultase electo.
7º El representante del Ejército Constitucionalista en los estados que
reconocieran al Gobierno de Huerta pasaría a ser Gobernador interino,
debiendo convocar a elecciones locales.
El Plan de Guadalupe proclamaba la necesidad de restablecer la
legalidad en la República; estableció las bases para la creación de una
nueva estructura nacional y nuestra Constitución, propósito que se
concretaría el 5 de febrero de 1917 con la promulgación de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, misma que nos
rige en la actualidad.
PACTO DE LA CIUDADELA
El Pacto de La Ciudadela fue un documento firmado por Félix Díaz y Victoriano
Huerta el 18 de febrero de 1913,1 en virtud del cual las fuerzas armadas ilegales
contrarias a Francisco I. Madero se pusieron de acuerdo y se comprometieron, en
su intento por derrocar el gobierno legítimo mexicano en provecho de miras
personales y de las élites que les ofrecían apoyo, en especial la representación
diplomática estadounidense. Se conoce como Pacto de la Embajada porque se
firmó en las instalaciones de la embajada de Estados Unidos en México,2 y con la
colaboración intervencionista, del todo ajena a sus funciones, del embajador Henry
Lane Wilson, se realizaron las pláticas y se concertó el acuerdo, el cual estableció:

a) El desconocimiento del gobierno de Francisco I. Madero.


b) La presidencia provisional del general Victoriano Huerta antes de 72 horas, con
un gabinete integrado por reyistas y felicistas.
c) Félix Díaz no tendría ningún cargo, para así poder contender en las futuras
elecciones.
d) La notificación a los gobiernos extranjeros del cese de Francisco I. Madero.
e) El fin de las hostilidades (Decena Trágica).
El gabinete de Huerta estuvo integrado por Francisco León de la Barra en
Relaciones, Toribio Esquivel Obregón en Hacienda, Manuel Mondragón en Guerra,
Alberto García Granados en Gobernación, Rodolfo Reyes en Justicia y Jorge Vera
Estañol en Instrucción Pública.
CONVENCIÓN DE AGUASCALIENTES
La Soberana Convención de Aguascalientes fue una reunión que tuvo lugar durante
el proceso de la Revolución mexicana y que se celebró desde el 10 de
octubre hasta el 9 de noviembre de 1914. Fue convocada el 1.º de
octubre de 1914 por Venustiano Carranza, primer jefe del Ejército
Constitucionalista, bajo la denominación de Gran convención de jefes militares con
mando de fuerzas y gobernadores de los Estados. Sus sesiones iniciales se
celebraron en la Cámara de Diputados de la Ciudad de México, aunque con
posterioridad fueron trasladadas al Teatro Morelos en Aguascalientes, ciudad de la
que la Convención tomó el nombre por el que se la conoce.
Victoriano Huerta fue vencido por las fuerzas revolucionarias de Pancho Villa, Pablo
González y Álvaro Obregón en 1914. Venustiano Carranza pretendía discutir con
los demás jefes revolucionarios el programa político y los asuntos de gobierno y,
como había prometido, presentó su renuncia a la jefatura del Ejército y se retiró de
la reunión. Ante la inasistencia de los representantes de Emiliano Zapata, que no
reconocían la autoridad de Carranza, y la negativa de Francisco Villa a presentarse
en la ciudad de México, los asistentes acordaron trasladar las sesiones a la ciudad
de Aguascalientes, lo que fue aceptado.
Desde los inicios de la Convención, la asamblea estuvo dominada por los elementos
villistas, que impusieron sus puntos de vista sobre los demás delegados. Se
declaró Soberana, eligió al general Eulalio Gutiérrez Ortiz como Presidente de la
República y nombró a Francisco Villa jefe del Ejército convencionista, que se
enfrentó por las armas a los constitucionalistas de Venustiano Carranza.
A lo largo de la Revolución Mexicana, Aguascalientes se había mantenido al margen
de cualquier actividad relacionada con el proceso de la revolución. Durante la
estancia de las fuerzas revolucionarias la ciudad se llenó con la visita de grandes
personalidades. .
Francisco Villa y Emiliano Zapata no acudieron al primer llamado a la Convención
(donde se reunirían los principales jefes revolucionarios). Hasta que la misma se
trasladó a Aguascalientes no hubo representantes de estos dos generales. Los
zapatistas entraron el 26 de octubre, cuando protagonizaron el afamado Incidente
de La Bandera, que casi le cuesta la vida a uno de sus delegados.
La representación por corriente política o ejército es difícil de delimitar por las
condiciones de la reunión. Sin embargo, los datos que se tienen son los siguientes:
Representación Carrancista: 79 (según dato enunciado en la sesión del 1º de
octubre), Representación Independiente: 15 (se trata de los agrupados en torno a
la comisión Permanente de Pacificación), Representación Villista: 37,
Representación Zapatista: 25 (Según Manifiesto de la Nación).2
Algunos de los generales que asistieron fueron los siguientes: Eugenio Aguirre
Benavides, Felipe Ángeles, Fidel Ávila, Rafael Buelna ("Granito de oro"), Juan G.
Cabral, Calixto Contreras, Manuel Chao, Rosalío Hernández, Raúl
Madero, Eduardo Hay, Francisco Mariel, Julián Medina, Pánfilo Natera, Álvaro
Obregón, Orestes Pereyra y Martín Triana.
PLAN DE AGUA PRIETA
El Plan de Agua Prieta es un manifiesto redactado en la Revolución mexicana en
contra del entonces presidente Venustiano Carranza. En dicho plan, proclamado
por Plutarco Elías Calles el 23 de abril de 1920 en la ciudad de Agua Prieta, se
desconoció al Poder Ejecutivo Federal, encabezado por Venustiano Carranza, junto
con el de algunos estados partidarios del régimen. 1 Fue secundado por otros
gobernadores y generales de la antigua División del Noroeste para dar cimiento a
un nuevo movimiento, conocido como Rebelión de Agua Prieta, que se expandiría
exitosamente. Este culminó con la realización de elecciones y la instauración de un
nuevo gobierno constitucional.
Desde tiempo atrás a 1920 (año correspondiente a las elecciones presidenciales),
incluso durante el transcurso de la etapa armada de la Revolución, Carranza no veía
con simpatía a los líderes caudillos. Deseaba encauzar al país por la senda de
gobernantes civiles y dejar a un lado los gobiernos militares que tanto habían
convulsionado a México. Así, su objetivo como titular del ejecutivo fue intervenir en
la elección de su sucesor para evitar la llegada de un militar a la silla presidencial y
lograr continuidad de su proyecto reconstructor. Para llevar a cabo sus firmes
intenciones abusó de su cargo; “como en el caso de Madero por parte del porfiriato,
Carranza trataba de inhabilitar a Obregón a la vista de las elecciones”,2 pues este
general tenía notorias intenciones y apoyo para figurar en la contienda. El
distanciamiento entre Carranza y el grupo de sonorenses compuesto por de la
Huerta, Obregón y Calles fue evidente, como corrobora este último en una carta
destinada a su amigo gobernador de sonora -Adolfo de Huerta- con fecha del 27 de
octubre de 1919: “Desde el momento que llegué a Querétaro, que es donde se
encuentra el Jefe, recibí una fuerte y desagradable impresión, pues el Estado Mayor
y todos los políticos que acompañan el tren presidencial, nos son enteramente
contrarios a todos los elementos partidarios del general Obregón”.3

Contenido
El nuevo movimiento armado necesitaba establecer sus principios rectores y darlos
a conocer al resto del país, el documento que sentó las bases fue escrito por Gilberto
Valenzuela y promovido por Plutarco Elías Calles. “El Plan presentado por Calles
fue proclamado solemnemente y literalmente transcrito a la prensa norteamericana.
El Plan de Agua Prieta constó de cuatro considerandos y diecisiete artículos o
postulados; a continuación se mencionan cinco de ellos que resumen claramente
las intenciones del movimiento:

 Art. I. Cesa en el ejercicio del poder ejecutivo de la Federación el C. Venustiano


Carranza.
 Art. VI. Se reconoce expresamente como Ley Fundamental de la República a la
Constitución Política del 5 de febrero de 1917.
 Art. VII. Todos los generales, jefes, oficiales y soldados que secunden este Plan
constituirán el Ejército Liberal Constitucionalista.
DECENA TRÁGICA
Se conoce como Decena Trágica al golpe de estado militar que tuvo lugar del 9 al 19 de
febrero1 de 1913 para derrocar a Francisco I. Madero de la presidencia de México. La
sublevación se inició en la Ciudad de México, donde un grupo de disidentes comandado por el
general Manuel Mondragón se levantó en armas y puso en libertad a los generales Bernardo
Reyes y Félix Díaz, quienes estaban presos. Posteriormente, asaltaron algunas dependencias
de gobierno y decretaron estado de sitio.2
Al derrotar a Villa herido, el general Lauro Villar, defendiendo el Palacio Nacional, Madero
nombró en su lugar a Victoriano Huerta.2 Al paso de los días se solicitó la renuncia de Madero
y José María Pino Suárez, lo cual fue rechazado. El 17 de febrero, Gustavo A. Madero descubrió
que Huerta estaba en arreglos con los opositores y lo llevó ante el presidente, quien no creyó
en sus palabras y lo liberó.3 Poco después, Huerta firmó un acuerdo —el Pacto de la
Embajada— en la sede de la embajada de Estados Unidos en México, con el apoyo del
embajador Henry Lane Wilson, con Félix Díaz, en su calidad de jefe del ejército federal,
consumando su traición destituyendo al presidente y al vicepresidente. Ese mismo día, Madero
y Pino Suárez fueron apresados, y obligados a renunciar al día siguiente. El 20 de febrero,
Victoriano Huerta fue designado presidente mediante una serie de maniobras ilegítimas, por lo
que fue conocido como «el usurpador». Aunque hay constitucionalistas, como Felipe Tena
Ramírez, que argumentan que jurídicamente no hubo una usurpación sino más bien una alta
traición vía golpe de Estado.4 La revuelta culminó el 22 de febrero con el asesinato de Madero
y Pino Suárez.

Antecedentes[
Cuando Francisco I. Madero llegó a la Presidencia de México mantuvo vínculos con personas
afines a Porfirio Díaz; tratando de mantener la estabilidad económica, social y de preservar la
inversión extranjera, no realizó grandes reformas en la infraestructura de gobierno; y conservó
intacto el ejército federal porfirista, licenciando a las tropas rebeldes.67 Esto causó que perdiera
el apoyo de muchos revolucionarios que consideraban que no se identificaba con las clases
marginadas.8 Los hacendados tampoco estaban contentos ya que esperaban medidas más
enérgicas para frenar la revolución campesina zapatista. La prensa lo hizo objeto de críticas que
a veces rayaron en la ridiculización, lo que fue debilitando su fuerza política.9
Cuando algunos revolucionarios lo abandonaron, llamó al general Victoriano Huerta para luchar
contra Pascual Orozco y Emiliano Zapata, que se habían levantado en armas. Las élites
militares se sumaron a la oposición buscando la oportunidad para derrocarlo, entre los dirigentes
de este movimiento estaban el general Bernardo Reyes y el general Félix Díaz, que contaba
con el apoyo de los porfiristas en el exilio.8 Después de romper relaciones con Madero, Bernardo
Reyes se refugió en San Antonio, Texas, e intentó organizar desde allá un levantamiento. El 16
de septiembre de 1911 proclamó el Plan de la Soledad, que no consiguió apoyo en Estados
Unidos, ni en México. Al ver que su intento resultó fallido, regresó derrotado a México y se
entregó voluntariamente el 25 de diciembre de 1911 en Linares, Nuevo León, desde donde fue
trasladado a la cárcel militar de Santiago de Tlatelolco.10 Félix Díaz encabezó otro levantamiento
en Veracruz el 16 de octubre de 1912, este con la intención de restablecer el antiguo régimen,
pero fue contenido rápidamente por las fuerzas federales y encarcelado en la Penitenciaría de
Lecumberri.11 Madero decidió no ejecutarlos.12
Los generales Manuel Mondragón y Gregorio Ruiz, acompañados del empresario Cecilio Ocón,
se reunieron en octubre de 1912 en La Habana, Cuba. Su intención era organizar una
conspiración para derrocar a Madero, por lo que más tarde visitaron en la cárcel a Reyes y a
Díaz, quienes estuvieron de acuerdo con los planes. Reyes propuso convocar a Huerta a
participar en el movimiento, pero él rechazó la invitación porque consideraba que no era el
momento adecuado.
Revolución verde
Revolución verde es la denominación usada internacionalmente para describir el
importante incremento de la productividad agrícola y por tanto de alimentos
entre 1960 y 1980 en Estados Unidos y extendida después por numerosos países.1
Consistió en la adopción de una serie de prácticas y tecnologías, entre las que se
incluyen la siembra de variedades de cereal (trigo, maíz y arroz, principalmente)
más resistentes a los climas extremos y a las plagas, nuevos métodos
de cultivo (incluyendo la mecanización), así como el uso
de fertilizantes, plaguicidas y riego por irrigación, que posibilitaron alcanzar altos
rendimientos productivos.
Fue iniciada por el ingeniero agrónomo estadounidense Norman Borlaug con ayuda
de organizaciones agrícolas internacionales, quien durante años se dedicó a
realizar cruces selectivos de variedades de trigo, maíz y arroz en países en vías de
desarrollo, hasta obtener las más productivas. La motivación de Borlaug fue la baja
producción agrícola con los métodos tradicionales en contraste con las perspectivas
optimistas de la revolución verde con respecto a la erradicación del hambre y
la desnutrición en los países subdesarrollados.2 La revolución afectó, en distintos
momentos, a todos los países y puede decirse que ha cambiado casi totalmente el
proceso de producción y venta de los productos agrícolas.
La revolución verde obtuvo un gran éxito en el aumento de la producción, pero no
se dio suficiente relevancia a la calidad nutricional, resultando en la expansión de
variedades de cereales con proteínas de baja calidad y alto contenido en hidratos
de carbono.3 Estos cultivos de cereales de alto rendimiento, ampliamente
extendidos y predominantes en la actualidad en todo el mundo, presentan
deficiencias en aminoácidos esenciales y un contenido desequilibrado de ácidos
grasos esenciales, vitaminas, minerales y otros factores de calidad nutricional.3
Si bien la expansión de estos cereales altos en calorías consiguió evitar la inanición
de gran parte del mundo durante varias décadas, el empobrecimiento nutricional
que han sufrido como consecuencia las dietas basadas en ellos ha agravado el
problema de la desnutrición y la creciente incidencia de ciertas enfermedades
crónicas en personas aparentemente bien alimentadas (las denominadas
"enfermedades de la civilización").3 No solo las dietas humanas se han resentido de
forma directa a través del consumo de estos cereales, sino también por el
empobrecimiento de la calidad de los productos de origen animal (derivados de
animales alimentados con estos cereales).3
El término "Revolución Verde" fue utilizado por primera vez en 1968 por el ex
director de USAID, William Gaud, quien destacó la difusión de las nuevas
tecnologías y dijo: «estos y otros desarrollos en el campo de la agricultura contienen
los ingredientes de una nueva revolución. No es una violenta revolución roja como
la de los soviéticos, ni es una revolución blanca como la del Sha de Irán. Yo la llamo
la revolución verde».
LEY CALLES
La ley Calles, oficialmente llamada ley de tolerancia de cultos, fue una ley mexicana expedida
el 14 de junio de 1926 cuyo fin era controlar y limitar el culto católico en México. Esta ley fue
elaborada durante el mandato del presidente Plutarco Elías Calles, a quien debe su nombre.12
La promulgación de la ley Calles fue uno de los motivos principales para el inicio de la guerra
cristera, la cual buscaba entre otras cosas la anulación de la ley Calles.3

Antecedentes
Desde el inicio de la Revolución mexicana, muchos líderes políticos y revolucionarios dieron un
énfasis anticlerical a sus discursos, en algunos casos llegando a tener un énfasis antirreligioso.
A partir de 1920, con el aumento de la influencia socialista en México, estos discursos
empezaron a plantear una visión más radical de la religión, alentando a los grupos radicales que
tenían por objetivo «luchar contra el fanatismo».4
En 1925, el gobierno de Plutarco Elías Calles promueve la creación de la Iglesia católica
apostólica mexicana, una iglesia cismada de la autoridad de Roma y del papa, declarando como
patriarca de la iglesia a José Joaquín Pérez Budar. Igualmente, durante el mandato de Calles,
se crearon diversas leyes anticlericales estatales, como las promulgadas
en Veracruz y Tabasco, que decretaban que todos los sacerdotes debían estar casados y tener
más de 40 años de edad.5
En mayo de 1925, y como respuesta a las presiones del gobierno contra la iglesia, se funda
la Liga Nacional para la Defensa de las Libertades Religiosas.2

Contenido
La ley Calles tenía por objetivo mantener bajo control a la iglesia, sometiéndola a los designios
del gobierno. Entre sus normas estaban:2

 Limitación del número de sacerdotes a uno por cada seis mil habitantes.
 Necesidad de una licencia expedida por el Congreso de la Unión o los estados para poder
ejercer el ministerio sacerdotal.
 Necesidad de estar registrados ante el gobierno municipal del lugar donde el sacerdote
oficiará el culto religioso.
 Reformas al código penal para establecer condenas por el incumplimiento de alguna de las
nuevas leyes.

Consecuencias
El 24 de julio de 1926, con el apoyo del papa Pío XI, los obispos protestaron contra la ley
pidiendo la suspensión del culto religioso a partir de su entrada en vigor, hecho que ocurrió el 31
de julio del mismo año. Tres meses después, la Liga Nacional para la Defensa de las Libertades
Religiosas inició un boicot contra el gobierno, pidiendo la abstención en el pago de impuestos y
en el consumo de productos creados por el estado, causando grandes pérdidas económicas al
país.2
Ante las acciones contra la ley Calles, el gobierno decidió aprehender a quienes organizaran o
participaran de ellas, por lo que la Liga Nacional para la Defensa de las Libertades Religiosas
decidió organizar un levantamiento armado, mismo que inició en enero de 1927 en Jalisco,
expandiéndose por todo el país y dando inicio a la Guerra cristera.
LA GUERRA CRISTERA

La guerra Cristera o Cristiada, fue un conflicto posrevolucionario acontecido entre


los años 1926 y 1929, en el cual una gran cantidad de ciudadanos mexicanos
tomaron parte, siendo así una de las conflagraciones armadas en México de mayor
importancia por el número de personas civiles combatientes y por el aparato militar
que movilizó el gobierno de Plutarco Elías Calles para combatirles.

Desde la época en la que con las Leyes de Reforma se buscaba que la Iglesia
católica perdiera el gran poder monetario y político que tenía, gobierno e Iglesia
vivieron enfrentados. Este conflicto se agravó para 1926 al implementar el gobierno
los artículos de la constitución de 1917, específicamente el 3 y el 130, de forma
radical, para controlar totalmente a la Iglesia, reforzando estos principios con la
llamada Ley Calles.

Así, el gobierno de Plutarco Elías Calles decidía cuantos sacerdotes debían de


servir en cada templo, tenían que registrarse en una especie de censo y debían de
ser mexicanos por nacimiento para poder así realizar sus actividades de culto
religioso. Todos los sacerdotes extranjeros fueron expulsados del país, por ningún
motivo podía la Iglesia involucrarse en asuntos políticos, además de tener prohibido
sostener o abrir colegios, ya que en el artículo tercero constitucional, se enfatizaba
el carácter laico de la educación, y que además sólo al Estado le correspondía su
impartición y control.

Con estas medidas, claramente anticlericales y antieclesiásticas, se


desencadenenaría la llamada guerra Cristera.

La Ley Calles fue la causa de este conflicto civil, además de las prohibiciones, el
gobierno intentó la creación de una Iglesia que nada tuviera que ver con el Vaticano,
para así socavar totalmente la influencia de la Iglesia fiel al jerarca católico en la
población.

La reacción de la Santa Sede a la Ley Calles fue de rechazo total, las actividades
religiosas en todo México fueron suspendidas en protesta a las medidas tomadas
contra la Iglesia y la población se manifestó para intentar lograr que las medidas
tomadas dieran marcha atrás, pero nada de esto sirvió, ni siquiera el boicot
económico contra el gobierno de Plutarco Elías Calles logró hechar atrás las
medidas adoptadas contra la “Libertad religiosa”.

Las primeras acciones armadas importantes al inicio de la Cristiada tuvieron lugar


en los estados de Zacatecas, Jalisco, Nayarit, Guanajuato y Michoacán, la lucha fue
en su mayor parte en zonas rurales de México.
MAXIMATO

Es un periodo de gobierno y política en la historia de México que comprende de


1928 a 1934, en el que fueron presidentes Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y
Abelardo Rodríguez, culmina en el primer año del gobierno de Lázaro Cárdenas de
Río, cuando es expulsado del país en 1936 Plutarco Elías Calles.

Este periodo se caracterizo por la influencia de Plutarco Elías Calles, en el gobierno


y el cual se le dio el nombre de “Jefe Máximo de la Revolución” de ahí que se le
diera el nombre de Maximato a este periodo.

Tras la muerte de Álvaro Obregón, que había ganado las elecciones en 1928 fue
asesinado por José León Toral en el mes de junio y de manera provisional asume
el poder Emilio Portes Gil, por indicaciones de Plutarco Elías Calles.

La crisis política es resuelta hábilmente por Calles que tranquiliza a los obregonistas
nombrando un presidente provisional que asegura la endeble concordia de la
familia revolucionaria.

Con mayor habilidad política Calles anuncia la creación del Partido Nacional
Revolucionario, ideado más que como un partido político como mecanismo de
aglutinación de los heterodoxos grupos políticos, Calles en su último informe
presidencial de 1928, proclama ante la nación que ha concluido la época de los
Caudillos para dar lugar al de las Instituciones, pero el mismo se convierte en “Jefe
Máximo” de la Revolución, manipulando desde atrás del trono las sucesiones
presidenciales de portes Gil, Ortiz rubio y Abelardo Rodríguez .

El impulso revolucionario se atenúa notablemente en ese periodo conocido como el


Maximato.

El reparto de tierras a los campesinos se da paulatinamente, desaparecen las


compañías petroleras y los revolucionarios en el poder se enriquecen rápidamente
en las obras de irrigación y construcción de caminos actuando como contratistas de
gobierno.

Nuevas formas de explotación agrícola y ganadera aparecen en el noroeste de la


república incorporándose modernas técnicas y cultivos orientadas a satisfacer la
creciente y más diversificada demanda de alimentos de la ciudad de México y su
cada día mayor clase media.
PARTIDO NACIONAL REVOLUCIONARIO
El Partido Nacional Revolucionario (PNR) fue un partido político mexicano, activo
entre 1929 y 1938. La muerte del presidente electo Álvaro Obregón en 1928, en
torno a cuya persona se aglutinaban distintos grupos y dirigentes surgidos de
la Revolución mexicana, acarreó un riesgo de dispersión política. En consecuencia
y por iniciativa de Plutarco Elías Calles se fundó el PNR para «transitar» de un
«gobierno de caudillos» a un «régimen de instituciones». No obstante, en la práctica
la institucionalización política fue solamente de forma y de fondo se trató de
un caudillismo orientado hacia su artífice.5
Surgió como una coalición de partidos regionales de diversos estados de la
República y más tarde se transformó en una organización centralizada cuando se
introdujeron cambios en su estructura que disolvieron las entidades que la habían
conformado. En su primera etapa siguió una ideología nacionalista y populista y su
programa fue un proyecto capitalista que tomó en cuenta y subordinó a obreros y
campesinos. Posteriormente, a partir de 1933 adoptó una postura más cercana
al socialismo y en su programa político optó por un intervencionismo de Estado en
ámbitos como la economía, la educación y la industria. En su segunda etapa
también se efectuó la «semicorporativización de las masas», con la creación de
confederaciones y otras organizaciones de obreros, campesinos y empleados
públicos.
Definido como un partido oficial,6 introdujo cambios en el sistema político mexicano,
como la regulación y contención de los movimientos políticos promovidos por el
interés de obtener la presidencia del país y los «beneficios» asociados.7 A lo largo
de sus nueve años de vida mantuvo una posición preponderante en la vida política
nacional y de él surgieron los dos candidatos presidenciales vencedores en ese
periodo. Sus métodos, sin embargo, alcanzaron niveles como la represión de
opositores.
Calles se mantuvo como una pieza importante en las decisiones políticas tanto del
partido, como del país, en un periodo conocido como Maximato, que se extendió de
1928 a 1935, año en el que su enfrentamiento con el presidente Lázaro
Cárdenas provocó una crisis política. Como resultado, Calles salió del país exiliado
y sus seguidores fueron eliminados del gabinete presidencial y del propio partido.
El creciente apoyo de Cárdenas a los grupos obreros y campesinos incrementó el
descontento para con la estructura partidista. En última instancia, el presidente
abogó por transformar el partido para incorporar a los propios campesinos y obreros,
así como a empleados públicos y militares. Finalmente, el PNR fue disuelto en 1938
y dio paso al Partido de la Revolución Mexicana.
LOS TRATADOS DE CIUDAD JUÁREZ
Los Tratados de Ciudad Juárez son un acuerdo concretado entre revolucionarios y
el gobierno mexicano, con el objeto de finalizar una serie de hostilidades que se
habían desatado en 1910. Tuvo lugar el 21 de mayo de 1911 en Ciudad Juárez,
como se puede deducir por su nombre.
Antecedentes
Para 1910, el entonces presidente, Porfirio Díaz, había sido electo en 9 ocasiones
desde 1876. A pesar de que durante sus primeros mandatos se había mostrado
opuesto a la reelección, no tardó en introducir enmiendas para poderse reelegir
tantas veces como desease. Esta sucesión de períodos gubernamentales se
conocieron como El Porfiriato. A pesar de los esfuerzos de Díaz para fomentar y
elevar el nivel de México en artes, ciencias y cultura, fue una etapa histórica
salpicada de numerosas protestas y revueltas.
Estas protestas alcanzaron un punto culminante cuando en 1910 Díaz obtiene un
triunfo electoral de dudosa legitimidad frente a Francisco Madero, a quien encarcela.
Aunque luego Madero es liberado, se dedicó a arengar a las multitudes para
derrocar a Porfirio Díaz. Este fue el inicio de la Revolución Mexicana.
Luego de su excarcelación, Madero se exilió en la ciudad de Tucson, desde donde
lanzó sus proclamas para derrocar a Díaz, y formuló el llamado Plan de San Luis de
Potosí, que ofrecía reivindicaciones agrarias, el fin del Porfiriato y elecciones
transparentes.
A estas proclamas respondieron notorias figuras de la Revolución Mexicana
como Emiliano Zapata, Pancho Villa y Pascual Orozco, que iniciaron una serie de
revueltas violentas que tuvieron su centro neurálgico en el estado de Chihuahua,
concretamente en Ciudad Juárez. Madero regresó del exilio para unirse a la toma
de la ciudad, y eventualmente del Estado.
Madero lideró la rebelión en el norte, junto a Villa y Orozco. Sin embargo, el
alzamiento conducido por Zapata en el centro y sur de México fue más amplio y
difícil de contener. Zapata despertó entre la población una admiración enorme. Se
había convertido en un líder por mérito propio, sobre todo porque esperaba que los
campesinos vieran la restitución de las tierras que les habían despojado.
La relevancia que despertó Zapata fue lo que convenció a Díaz de negociar un
tratado con su rival político. Por su parte, Madero siempre buscó la salida
negociada, tratando en lo posible de generar la menor cantidad de violencia.
Desarrollo de los acontecimientos
Los representantes del Gobierno de Díaz y los hacendados consideraron que el
movimiento de Zapata había tomado cuerpo propio, y podía superar y arropar
incluso a Madero. Decidieron entonces que lo más conveniente era un tratado con
Madero, que se celebró el 21 de mayo de 1911. En el tratado se acordaba la
dimisión absoluta de Díaz y de su vicepresidente Ramón Corral.
Hasta que hubiera oportunidad de celebrar elecciones, se nombraba presidente
interino al Secretario de Asuntos Exteriores, Francisco León de la Barra. Se
acordaban condiciones de amnistía para los insurrectos y compensaciones
económicas a los familiares de los soldados que habían perecido tratando de
sofocar la rebelión.
Conforme a lo acordado, Díaz y Corral dimitieron al poco tiempo, luego de lo cual
ambos se exiliaron en Francia.
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 es la norma fundamental,
establecida para regir jurídicamente al país, la cual fija los límites y define las relaciones entre
los poderes de la federación: poder legislativo, ejecutivo y judicial, entre los tres órdenes
diferenciados del gobiernoː el federal, estatal y municipal, y entre todos aquellos y
los ciudadanos. Asimismo, fija las bases para el gobierno y para la organización de
las instituciones en que el poder se asienta y establece, en tanto que pacto social supremo de
la sociedad mexicana, los derechos y los deberes del pueblo mexicano.
La Constitución de 1917 es una aportación de la tradición jurídica mexicana
al constitucionalismo universal, dado que fue la primera Constitución de la historia que
incluyó derechos sociales1, expresados en los artículos 3, 27 y 123, producto de las demandas
de las clases populares que protagonizaron la Revolución mexicana.2
En total, el texto constitucional cuenta nueve Títulos que contienen 136 artículos y 19
transitorios. El texto sigue los lineamientos clásicos de las doctrinas políticas al contar con una
parte dogmática, que abarca los primeros 39 artículos y establece derechos y obligaciones, y
una parte orgánica, contenida en los 98 artículos restantes y que define la organización de los
poderes públicos.
Tuvo como precedentes la Constitución de Apatzingán de 1814, la Constitución de 1824 y
la Constitución de 1857. Respecto a esta última, en términos del sistema político, los cambios
principales se encuentran la eliminación de la reelección del Presidente de la República y del
cargo de vicepresidente, así como la creación del municipio libre

Antecedentes
El 7 de agosto de 1901, los hermanos Flores Magón fundaron el periódico jurídico de
México Regeneración, desde el cual criticaban la corrupción del sistema judicial del régimen del
general Porfirio Díaz, lo que los llevó a la cárcel. En 1902, los Flores Magón y un grupo
de liberales arrendaron el periódico El Hijo del Ahuizote. En 1903, en el cuadragésimo sexto
aniversario de la Constitución de 1857, el personal del periódico realizó una protesta con el lema
"La Constitución ha muerto". Ese mismo día, Flores Magón publicó en el mismo periodo una
nota que decía: "todo aquel que esté libre de pecado que arroje la primera piedra acerca de la
Constitución", y parte del texto decía: "Cuando ha llegado un 5 de febrero más y... la justicia ha
sido arrojada de su templo por infames mercaderes y sobre la tumba de la Constitución se alza
con cinismo una teocracia inaudita ¿para qué recibir esa fecha, digna de mejor pueblo, con
hipócritas muestras de alegría? La Constitución ha muerto, y al enlutarnos hoy con esa frase
fatídica, protestamos solemnemente contra los asesinos de ella, que con escarnio sangriento al
pueblo que han vejado, celebren este día con muestras de regocijo y satisfacción".
Al paso del tiempo, las críticas y las condiciones del país desataron diversos conflictos que,
junto al resultado de las elecciones de 1910, dieron como resultado el inicio, el 20 de
noviembre de ese año, del conflicto armado conocido como la Revolución mexicana de 1910.
Según los Tratados de Ciudad Juárez, tras la renuncia de Porfirio Díaz, Francisco León de la
Barra ocupó la presidencia de México interinamente hasta que pudieran llevarse a cabo
elecciones.4
León de la Barra entregó la presidencia a Francisco I. Madero, ganador de las elecciones
extraordinarias de México de 1911. En 1913, Madero y el vicepresidente José María Pino
Suárez fueron asesinados tras el conflicto de la denominada Decena Trágica, y la presidencia
la usurpó Victoriano Huerta.
EL PLAN DE AYALA

El Plan de Ayala fue una proclama emitida por Emiliano Zapata y Otilio Montaño en
el marco de la Revolución Mexicana, el 28 de noviembre de 1911, y publicada en
prensa el 15 de diciembre del mismo año. Debe su nombre a haber sido proclamado
en la ciudad de Ayala, en el estado de Morelos.
Antecedentes
La Revolución Mexicana había iniciado en 1910 a raíz de la elección de Porfirio Díaz
como presidente por novena vez, elección que se tildó de fraudulenta. El
encarcelamiento de Francisco Ignacio Madero, que había sido rival de Díaz, terminó
de encender los ánimos. Luego de liberado y exiliado, Madero se unió con Pancho
Villa y Pascual Orozco para proclamar el Plan de San Luis, que pedía la dimisión de
Porfirio Díaz y reivindicaciones campesinas. Se iniciaron revueltas en el estado de
Chihuahua, y la toma de Ciudad Juárez.
Emiliano Zapata, en el centro y sur de México, lideró otro foco de revueltas que se
hicieron más grandes y difíciles de someter, lo que obligó a Díaz a negociar su
propia salida. La misma se acordó con Madero en los Tratados de Ciudad Juárez.

Desarrollo de los acontecimientos


Emiliano Zapata siempre se manifestó proclive a las reivindicaciones campesinas.
Consideraba que a muchos campesinos se les había despojado de sus tierras
mediante argucias legales, para favorecer a terratenientes y caciques. Es en ese
contexto que se incorpora a las revueltas que llevaron a la dimisión de Díaz.
Pero los acontecimientos posteriores lo decepcionaron. Una vez electo, Madero
descartó la parte del Plan de San Luis consagrada a resarcir a los campesinos. A
pesar de que el nuevo presidente intentó acercarse a Zapata para disuadirlo, éste
se sentía traicionado. Se distanció de Madero y decidió no deponer las armas.
Una vez distanciado de Madero, Zapata decide preparar un documento que
resumiera las demandas del movimiento revolucionario. Con la ayuda de Otilio
Montaño y de varios maestros de escuela, redacta una proclama que comienza
desconociendo al gobierno de Madero por, en su opinión, traicionar a la Revolución
al no abordar las necesarias reformas campesinas; de modo que propone su
derrocamiento y la convocatoria pronta a elecciones libres.

El plan también reclama la devolución de las tierras en poder de los grandes


hacendados a los campesinos que originariamente las poseían desde los días del
Virreinato. Esto reafirma el sentido principalmente agrario de la Revolución
Mexicana. También se proclama a Pascual Orozco como principal líder de la lucha.
CRONOLOGÍA: ASÍ FUE LA MATANZA DEL 2 DE OCTUBRE DE 1968 EN
TLATELOLCO
La Plaza de las Tres Culturas se cubrió de sangre ese 2 de octubre; se estima que
durante la masacre murieron centenares de personas
Este 2 de octubre se cumplen 51 años de la peor matanza que la historia
de México pueda contar: en Tlatelolco, elementos del Ejército, por orden del
entonces presidente, Gustavo Díaz Ordaz, abrieron fuego contra estudiantes que
se manifestaban en la Plaza de las Tres Culturas.
A más de cinco décadas, nadie sabe cuántas personas murieron durante la
masacre: el gobierno dijo que sólo fueron 26, pero la Agencia de Seguridad Nacional
de Estados Unidos estima que fueron entre 150 y 350 víctimas.
Eso sin contar a los miles de detenidos y los cientos de heridos que dejaron
los balazos que vinieron por parte de soldados adscritos al Batallón Olimpia del
Ejército Mexicano.
Esto pasó antes de la masacre
El movimiento estudiantil de 1968 en México se gestó dos meses antes del
genocidio en Tlatelolco: todo inició el 22 de julio durante una pelea de estudiantes
de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Politécnico
Nacional (IPN) en la Ciudadela.
La campal fue disuelta violentamente por el grupo de Granaderos del Distrito
Federal, lo que desató una ola de protestas por el abuso policial cometido contra los
jóvenes. Esto provocó que policías y militares resguardaran las instalaciones de la
UNAM y el IPN.
Fueron más de dos meses de protestas a las cuales incluso se sumó el rector de la
UNAM, Javier Barros Sierra, quien marchó con sus estudiantes para exigir la salida
de los militares; justo en esos meses se gestó el Consejo Nacional de
Huelga (CNH), quienes convocaron a marcha el 2 de octubre, días antes de la
inauguración de los Juegos Olímpicos de México 1968.

Así se vivió ese 2 de octubre


09:00 horas | Comienzan las negociaciones
La convocatoria era para congregarse en un mitin y luego hacer una marcha de la
Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, hacia el Casco de Santo Tomás del IPN,
instalaciones que estaban tomadas por el Ejército.
Sin embargo, esta se canceló luego de que Luis González de Alba, Gilberto Guevara
Niebla y Anselmo Muñoz, miembros del CNH, se reunieran cerca de las 09:00 horas
del 2 de octubre para negociar con el gobierno.
10:00 – 16:00 horas | Militares infiltrados y escondidos
Pese a las negociaciones, ya se desplegaba un operativo con militares
encubiertos y vestidos de civiles en la Plaza de las Tres Culturas; los efectivos
castrenses y francotiradores se resguardaron en azoteas y edificios, todos bajo las
órdenes de Luis Gutiérrez Oropeza, jefe del Estado Mayor Presidencial (EMP) y
de Marcelino Barragán, quien comandaba al Batallón Olimpia.
16:00 horas | El inicio de la tragedia
Los estudiantes y demás manifestantes comienzan a llegar a la Plaza de las Tres
Culturas; a ciencia cierta no se sabe cuántas personas se congregaron en
Tlatelolco, pero se estima que eran más de 10 mil.
REFORMA AGRARIA

Reforma agraria proyecto político a gran escala cuyo objetivo es un cambio rápido y radical
del régimen de propiedad y explotación de la tierra. Bajo esta denominación se encuentran
múltiples procesos que deben ser contextualizados en relación a tres cuestiones clave: el
alcance, las indemnizaciones y la organización.

Origen

El verbo reformar indica la acción de rehacer, modificar, enmendar o volver a formar algo.
La acción y efecto de reformar (o reformarse), por su parte, recibe el nombre de reforma.
Del latín agrarĭus, agrario es lo perteneciente o relativo al campo. El término también se
utiliza para nombrar a la política que defiende los intereses del sector de la agricultura. Una
reforma agraria es un proceso que se proclama como una auténtica reacción antifeudal, es
decir va contra aquel sistema donde el poder radica en los propietarios de grandes
cantidades de tierras donde viven campesinos que dependen del propietario; y su abanico
cobija desde los partidarios de izquierda, la masonería, la iglesia católica hasta la alianza
para el Progreso. Es el conjunto de medidas políticas, económicas, sociales y legislativas
cuyo fin es modificar la estructura de la propiedad y producción de la tierra. Las reformas
agrarias buscan solucionar dos problemas interrelacionados, la concentración de la
propiedad de la tierra en pocos dueños (latifundismo) y la baja productividad agrícola
debido al no empleo de tecnologías o a la especulación con los precios de la tierra que
impide o desestima su uso productivo. Las formas de cambiar la tenencia de la tierra son
por medio de la expropiación de la tierra sin indemnización o mediante algún mecanismo
de compensación a los antiguos propietarios. Generalmente los resultados sociales son la
creación de una clase de pequeños y medianos agricultores que desplazan la hegemonía de
los latifundistas.

Objetivos

El objetivo de la reforma agraria, de este modo, es reemplazar la clase social de los


latifundistas por una clase de medianos y pequeños agricultores, cada uno dueño de su
propia porción de tierra para trabajarla. Para lograr esto, es necesario cambiar la tendencia
de la tierra para que pase de los pocos latifundistas a los muchos pequeños productores.

Esto puede realizarse a través de una expropiación (se quita la propiedad de la tierra a los
latifundistas sin ningún tipo de indemnización) o mediante mecanismos compensatorios (se
exige a los latifundistas que se desprendan de sus tierras, pero se les entrega algo a cambio).
La mayoría de los países latinoamericanos, en general, han impulsado algún tipo de reforma
agraria a lo largo de su historia.

También podría gustarte