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George Balandier-Parentesco y poder

Integrantes:

- Alyssa Vargas
- Paola Velarde Requejo

El autor empieza mencionando la exclusión que se hace al parentesco en lo teórico de lo


político, Marx y su postulación acerca de que el Estado surge de la disolución de las
comunidades primitivas, reemplazándolas por una sociedad de clases. Es así que la
antropología política revela los vínculos que existen entre ambos sistemas, fundando su
elaboración teórica en trabajos de campo, evidenciando que el estudio de la organización
de las sociedades por descendencia y linajes están provistas de manifestaciones políticas.

Por un lado, están los linajes que se construyen en un marco genealógico y su


significación política es una consecuencia que se determina a partir de las relaciones
mutuas. Los sistemas de alianzas, los tipos de enfrentamiento, entre otros, están sometidos
a disposición del linaje y sus segmentos. Un ejemplo son los Tiv de Nigeria, una sociedad
segmentaria, constituida por una regla de descendencia patrilineal, que se rige por
oposiciones (-) y solidaridades (+), en ambos casos alternos.

La implicancia política es que de acuerdo a la línea patrilineal que se sigue, los grupos de
linaje, llamados nongo es que están definidos espacialmente por un territorio. Esta
estructura que conlleva un principio de descendencia y un principio territorial son
importantes, pero se acentúa más el primero, es así como lo afirma L. Bohanan,
advirtiendo que son los grupos de descendencia al cual un Tiv pertenece, fija su
ciudadanía política, sus derechos de acceso a la tierra y su residencia, también define a
las personas a las cuales no puede unirse en matrimonio, así como se encargan de la
repartición de los individuos según el parentesco y los grupos de producción. Es así como
el sistema segmentario por linajes aparece como una combinación de acción
administrativa y acción política.

Es así que en sociedades como estas la vida política se revela en primer lugar en las
alianzas y los enfrentamientos entre los grupos, y por ende, en la reorganización de
estructuras territoriales, lo que significa una nueva forma de ajuste de los elementos, no
en la modificación del sistema. El poder se expresa a través de la capitalización de
esposas, descendientes y de las alianzas, todo eso en base al parentesco, que sirve de
soporte a estas posibilidades. Por ejemplo, un acto como el incesto se relaciona a menudo
con el origen de las monarquías tradicionales.

Las condiciones para que se den las dinámicas de los linajes es que estas sociedades son
segmentarias no son igualitarias, tienen relaciones de preeminencia o de subordinación.
Los clanes y los linajes no son equivalentes; los primeros pueden diferenciarse,
especializarse y “ordenarse”; los segundos pueden conferir derechos desiguales según
que se refieran a un primogénito o a un menor, los unos y los otros pueden distinguirse
por necesidades de orden ritual que comporten incidencia políticas y económicas.

En el momento de la iniciación impuesta a los adolescentes, los linajes que disponen


de una prerrogativa ritual, proveen los dignatarios que tienen a su cargo abrir y
cerrar el ciclo; intervienen pues en un sistema que asegura la socialización de los
individuos y los reparte en “clases” con status, todos juegan un rol político. Por
último, una función ritual la “de piel de leopardo”, pertenece a ciertos linajes
exteriores a los clanes dominantes; su posición es la de conciliador en los diferendos
graves y de mediador en los que conciernen a la hacienda. Tienen también sus
implicancias políticas. Las desigualdades y las especializaciones clánicas o de linaje,
los tres status resultantes del sistema de edad, el diferente o desigual acceso a la
tierra y al ganado definen la vida política nuer tanto como las oposiciones y a las
coaliciones de unidades de linajes y territoriales. A falta de una autoridad política
bien diferenciada, la preeminencia, el prestigio y la influencia resultan de la
conjugación de las desigualdades mínimas. No podemos definirlo únicamente por
estas estructuras, pero sí por las relaciones desiguales que lo fundan y por la
dinámica de las oposiciones y de los conflictos que lo manifiestan.
En el seno del sistema se diferencian los hombres preeminentes (cuyos nombre sirven
para identificar los grupos por linaje o por clase de edad), se debe a su posición de
linaje, a la cualidad de anciano o mayor, a la capacidad mágico-religioso que condiciona
un estado de salud y de fecundidad y el mantenimiento del orden. Los Tiv no tienen un
término especial para denominar el dominio político, la acción política se lleva a cabo
por medio del parentesco y del linaje, de las clases por edad, de las relaciones con los
sistemas de mercados. Se habla de un gobierno y vida política difusa que subyace a
todas las relaciones entre personas y grupos, que no posee instituciones específicos, ni
formas sociales por las cuales pueda operar, pero sí diversos dinamismos. Las
rivalidades por el prestigio y la influencia, las acciones dirigidas a extender el rol
político o aumentar las riquezas materiales son siempre interceptadas en el lenguaje de
los hechiceros.

En las sociedades segmentarias la vida política difusa se expresa más por las situaciones
que por las instituciones políticas. Son sociedades en las cuales las estructuras políticas
son menos viables y las más intermitentes. La toma de decisiones concernientes a la
comunidad, pone en evidencia a los hombres preeminentes, a los de rango superior, al
consejo de ancianos, a los jefes ocasionales o instituidos. Los conflictos individuales
que interponen la intervención de la ley y de la costumbre y la reparación de los daños
sufridos, los antagonismos que desembocan en el feud (la guerra privada) o en la guerra
sea otras tantas circunstancias que ponen de manifiesto a los mediadores y a los
detentores del poder. La dialéctica del conflicto y de la conformidad, del poder
reivindicado y del poder aceptado, se expresa la mayoría de las veces en el lenguaje de
la brujería revelando indirectamente una oposición oculta, cuando no se trata de un
recurso directo a las prácticas de la magia de agresión.

La distinción propuesta por los antropólogos británicos, entre brujería técnica


(accesible a todos los individuos) y la magia por esencia (depende de un poder innato
que no es posible adquirir). La brujería se actualiza en sociedades en las cuales el
principio de decencia rige las relaciones de base y predomina y transmite según el modo
de desarrollo de cargos y funciones. Demuestran una ambigüedad de sus
manifestaciones con respecto a los “jefes” y al orden establecido, si bien expresan la
oposición de los no-privilegiados y la estrategia de los ambiciosos, también contribuyen
a reforzar el poder por el temor que inspiran y que este último utiliza en su propio
beneficio, o por la amenaza de una acusación que hace de la caza de brujas uno de los
instrumentos que aseguran la conformidad y el orden.

Los Kaguru de Malawi, las acciones de brujería se traducen como los antagonismos de
facciones que ayudan a reforzar la posición de los que detentan poder y privilegios, por
lo cual algunos no dudan en fomentar su reputación de “brujos”. Entre los Nandi de
Kenya la figura dominante es un experto en ritual que interviene de manera decisiva en
los asuntos tribales. Es un personaje ambivalente que asocia las cualidades benéficas y
el peligroso poder del brujo que refuerza su autoridad ritual y el temor que inspira. Es
casi equivalente a un jefe y tiene el doble aspecto que refleja las dos caras de los
políticos, la del orden benéfico y de la coacción o la violencia.

El estudio de micro-sociedades de linajes, en el archipiélago de Melanesia, muestra con


igual claridad la interferencia de relaciones de carácter político y de relaciones
complejas dependientes de la brujería.

En los Dobuar de Nueva Guinea, la jefatura existe al menos en estado “embrionario” y


una desigualdad de status diferencia a los hombres importantes de los otros. El jefe “en
germen” se define por su posición en el linaje, su fuerte personalidad, su maestría en
rituales y en magia por su excelencia en el dominio de las técnicas de brujería; es el más
poderoso, al servicio del bien común. La brujería es uno de los medios de poder, sea
para reforzar su control o para protegerlo contra las acciones de protesta, sea para
permitir una verdadera transferencia.

Con relación a los sistemas segmentarios de los Ibo de Nigeria meridional, el poder
toma apoyo de diferentes combinaciones del principio del linaje (linajes patrilaterales),
del principio de clases por edad y el principio de asociación según la especialización
ritual. La importancia de la disposición clánica o de linaje, y las estructuras
genealógicas que los justifican, se puede determinar tipos que figuran la manera en la
que esta articulación se realiza. La correlación del modo de organización de genealogías
definiendo grupos de linaje localizado, el grado de autonomía o de interdependencia de
estos últimos, el grado de especialización de las funciones políticas y las formas de
recurso a la violencia en el caso de conflicto. Esto construye tres modelos clasificatorios
a partir de casos africanos estudiados comparativamente: a) sociedades con genealogía
unitaria y con linaje integrado en “un solo sistema piramidal”, b) sociedades formadas
por pequeños grupos de descendencia que se han vuelto interdependientes, c)
sociedades constituidas por linajes “asociados” que no pueden situarse en un mismo
marco genealógico No da del todo de las formas tomadas por la acción política y los
enfrentamientos que la manifiestan. Fundado exclusivamente en el criterio de
descendencia unilateral, y en el código genealógico que define a los diferentes
segmentos, descuida otros principios que intervienen concurrentemente y que
contribuyen a la organización política de las sociedades multiplicando los criterios
destinados a diferenciar a los grupos de descendencia unilineal. Este texto pone en
evidencia la incidencia de la estratificación y las jerarquías de rangos en los sistemas
clánicos y linajes. Considera una de las condiciones necesarias a la expresión de la vida
política, condición que los análisis centrados en la descendencia y la alianza a menudo
descuidan o subestiman, pero la tipología es sumaria y de una eficacia científica
reducida.

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