Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos (Madrid,
14 de septiembre de 1580-Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 8 de
septiembre de 1645), conocido como Francisco de Quevedo, fue un escritor español del Siglo de Oro. Se trata de uno de los autores más destacados de la historia de la literatura española, conocido especialmente por su obra poética, aunque también escribió narrativa, teatro, y diversos opúsculos filosóficos, políticos, morales, ascéticos, humanísticos e históricos Francisco Gómez de Quevedo y Villegas. Escritor español, que cultivó todos los géneros literarios de su época. Hombre de acción envuelto en las intrigas más importantes de su tiempo, era doctor en teología y conocedor de las lenguas hebrea, griega, latina y moderna. Destacaba por su gran cultura y por la acidez de sus críticas; acérrimo enemigo personal y literario del culterano Luis de Góngora, otro gran poeta barroco español. Su estilo se caracteriza por lo que se llamó el conceptismo. Este estilo existió en el contraste severo al culteranismo de Góngora. Se identificó siempre por un humorismo amargo e implacable talento satírico. El extraordinario dominio del idioma le permitió utilizar un rebuscado estilo, plagado de antítesis y juegos de palabras. Con Quevedo culminó el barroquismo literario español. Fue uno de los autores más representativos del conceptismo y una de las figuras más notables del Siglo de Oro Español. Quevedo nació en Madrid en el seno de una familia de hidalgos provenientes de la aldea de Vejorís (Santiurde de Toranzo), en las montañas de Cantabria.23 Fue bautizado en la parroquia de San Ginés el 26 de septiembre de 1580. Nació cojo, con ambos pies deformes y una severa miopía; quizá por ello pasó una infancia solitaria y triste. 4 en la Villa y Corte, rodeado de nobles y potentados, ya que sus padres desempeñaban altos cargos en Palacio, soportando las pullas de otros niños y entregándose compulsivamente a la lectura. Su madre, María de Santibáñez, era dama de la reina, y su padre, Pedro Gómez de Quevedo, era el secretario de la hermana del rey Felipe II, María de Austria, y más tarde lo fue de reina Ana de Austria, cuarta esposa de rey Felipe. Pero Quevedo tuvo que superar muy pronto una amargura mayor quedándose huérfano de padre a los seis años (1586), de forma que le nombraron por tutor a un pariente lejano, Agustín de Villanueva; en 1591, además, cuando contaba once años, falleció su hermano Pedro. Físicamente sufría una leve cojera por deformación de los pies, era en extremo obeso y su exagerada miopía lo obligaba a llevar anteojos.[2] El usar siempre lentes hizo que se le nombrara por su apellido en plural “Quevedos” que en la legua española significaba “que ve dos”.El joven Quevedo maduró rodeado por dignatarios y nobles de la corte real y aunque físicamente estaba impedido, intelectualmente había sido superdotado. Como literato: Quevedo cultivó todos los géneros literarios de su época. Se dedicó a la poesía desde muy joven, y escribió sonetos satíricos y burlescos, a la vez que graves poemas en los que expuso su pensamiento, típico del Barroco. Sus mejores poemas muestran la desilusión y la melancolía frente al tiempo y la muerte, puntos centrales de su reflexión poética y bajo la sombra de los cuales pensó el amor. Quevedo fue un defensor del estilo conocido como “conceptismo”, un nombre derivado del concepto y que se caracteriza por un ritmo rápido, directo, vocabulario sencillo, metáforas ingeniosas, y juegos de palabras. En este estilo, múltiples significados se transmiten de una manera muy concisa, y las complejidades conceptuales hacen hincapié en el vocabulario detalladamente Su obra literaria es inmensa y contradictoria y no fue publicada hasta después de su muerte. Hombre muy culto, amargado, agudo, cortesano, escribió las páginas burlescas y satíricas más brillantes y populares de la literatura española, pero también una obra lírica de gran altura y unos textos morales y políticos de gran profundidad intelectual, que le hace ser el principal representante del barroco español. Su obra está entroncada con su forma de vida: desenvuelta y alegre en las sátiras de su juventud —letrillas burlescas y satíricas como "Poderoso caballero es don Dinero"— es el Quevedo más conocido y popular. Criticó con mordacidad atroz los vicios y debilidades de la humanidad, y satirizó de una manera cruel a sus enemigos, como en el conocido soneto, paradigma conceptista: "Érase un hombre a una nariz pegado...". En prosa, la producción de Francisco de Quevedo es también variada y extensa, y le reportó importantes éxitos. Escribió desde tratados políticos hasta obras ascéticas y de carácter filosófico y moral; una de sus mejores obras es La cuna y la sepultura (1634), un tratado moral de fuerte influencia estoica, a imitación de Séneca. Sobresalió con la novela picaresca Historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos, obra ingeniosa y de un humor corrosivo, impecable en el aspecto estilístico, escrita durante su juventud y desde entonces publicada clandestinamente hasta su edición definitiva. Más que su originalidad como pensador, destaca su total dominio y virtuosismo en el uso de la lengua castellana, en todos sus registros, campo en el que sería difícil encontrarle un competidor. Títulos Obtenidos: Como personaje perteneciente a la nobleza del siglo XVII, Quevedo ostentó los títulos de Caballero de la Orden de Santiago y Señor de la Torre de Juan Abad. Lope de Vega fue quien más lo alabó dejando escrito en el laurel de Apolo:
Al docto don Francisco de Quevedo
Llama por luz de la ribera hermosa Lypsio de España en prosa Y Juvenal en verso Con quien las musas no tuvieron miedo De cuanto ingenio ilustra el universo. Madrid, 1580 - Villanueva de los Infantes, España, 1645) Escritor español. Los padres de Francisco de Quevedo desempeñaban altos cargos en la corte, por lo que desde su infancia estuvo en contacto con el ambiente político y cortesano. Estudió en el colegio imperial de los jesuitas, y, posteriormente, en las Universidades de Alcalá de Henares y de Valladolid, ciudad ésta donde adquirió su fama de gran poeta y se hizo famosa su rivalidad con Góngora.
Ya muy enfermo, Quevedo preguntó al médico que le dijera cuánto
tiempo le quedaba por vivir; el médico le dijo que tres días, a lo que el escritor replicó: “ni tres horas”. Y así fue Quevedo murió el 8 de septiembre de 1645 en un cuarto del Convento de los Dominicos de Villanueva de los Infantes. Allí se conserva todavía la cama, y en la pared un soneto escrito por Quevedo cuando ya presentía su fin: Ya formidable y espantoso suena dentro del corazón el postrer día; y la última hora, negra y fría, se acerca, de temor y sombras llena.
Si agradable descanso, paz serena
la muerte en traje de dolor envía, señas da su desdén de cortesía: más tiene de caricia que de pena.
¿Qué pretende el temor desacordado
de la que a rescatar piadosa viene espíritu en miserias anudado? Llegue rogada, pues mi bien previene; hálleme agradecido, no asustado; mi vida acabe, y mi vivir ordene.