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JOSE CUELI vocacion {7 YAFECTOS | |’ todo, con actitud contemplativa, en ella se encuentra y define su razén de ser y existir. Impreparado quizé para usar la razén, el hombre traiciona su ejercicio; trastoca su valor y pervierte su uso, cae en el oscurantismo, La edad media, dicen muchos con frecuencia, puede describirse como un intento absur- do por preservar un mito. En esta época el hombre se humilla y ajana en el mundo para encontrarse en un dios al que transforma en su generador y destino, considerdn- dose a si mismo participe de la divinidad. “Eres hijo de dios y centro del universo”, se dice. Fue una larga noche de la razdn, pero al cabo, habria de despertar y dar al hombre la posibilidad de encontrar su dimensién. exacta, Ptolomeo fue el primero en enfrentarse al error y arrojar la luz de la verdad —bisqueda perenne de la razén— sobre esa vanidosa concepcién humana gestada en la edad media. Al hombre —presunto centro del universo— dice: “no te engaiies, apenas te enseiio- reas sobre la tierra; cl universo no gira alrededor de tu mundo, éste es apenas una pequeitisima particula en lo infinitamente grande”. Los conservadores lo mataron en vano. Siempre en pos de la verdad, su vida fue un ejemplo para otros; a este golpe ala vanidad humana siguieron otros, Apegado a la tradicién cientifica Darwin asesté el segundo, Sobre la pretendida filiacién con un dios antro- pomérfico, él observd y dijo al hombre: “tu vida no es biolégicamente diferente de la del animal, de cuya evolu- cién eres producto”. Ante la verdad no hay alternativa. Pese al dolor punzante, acepts perder la paternidad de un dios, Pero ser consciente de este estado, saber qué y por qué de sus acciones, fue entonces su baldén. 6 Freud, fiel ata razén destruye el nuevo mito. La con- ducta del hombre esté gobernada por motivos incons- tientes, dice, » su obra, el psicoandlisis, descansa en gran medida en este concepto; concepto actual de la persona- idad humana. beeaat adic) —padre, maestro— no es dificil comprender esto. El nitio, el adolescente, en su quehacer Cotidiano se lo han demostrado. No obstante no son muchos los que han profundizado en los fundamentos cientificos que explican las manifestaciones de conducta para comprender sus tasgos caracteristicos y enter ‘her su genesis y ef lento desarrollo que siguien en cada oan Vocacién y Afectos el doctor José Cueli nos hace sentir la importancia del punto de’ vista psicoanalitico ‘para comprender y dirigir mejor esa necesidad humana que lamamos vocacisn, problema de ‘singular importan- ci el educador. . OOP SNOV. esta. satisfecho de incluir este volu- men en la Serie “Vocacién”, de los Cuadernos de Lectura Popular de larga tradicién en la Educacién Mexicana, Sabemos que despertard inguietudes por saber més sobre el significado cultural del psicoandlisis y su Indiscutible valor para formar en el plano personal a nuestros jSvenes e incorporarlos a la vida comunitaria fructiferamente, También sabemos que nuestro pibl ice ‘aquilatard debidamente el punto de vista del autor sobre {a vocacién. Sea para beneficio. Jorcz Lranzs Bricefio 6 -(oomyeuvooisd vysta ap oyund Ja apsap “feuor zednog 4 peuoWsojorg ‘feuoIDLIEA WORDEN, op oneU -nuag) sear] & wyosopy ap pennoeg vf op wIFojor1sq ap offs[05 [op opexoop op u: vy Ud sonreuniias sur ap auarsord “eaqo ys ud TuNaL vUI) OWNS [Op geyen sod anb sofeqen souanbad tod opessayut visa ‘[e soIVUt [y “SOIOIDE SO] 9p OIL.I9UE Ja vas OFLA UDIqUIEY onb ora “edyno vy so EIT Ops “SoawrS sexes op odso]OpE Ig oso1dxo onb of ap a[qusuodsax Jo 9s ap uorounsaad ey 10d ours Solypiy ap viouamo sod $9 ou ‘SorquIO UD w>LT 99 -arede out vipeasorquq vy 18 & fsapeuostad souo1seypauT stut aigos awuatieyuoUEpUNY operoqu|a yIso okesuD aIsy “upiv204 ve] $9 anb aqueyiod ut ue} oso & 4 pouowelorg UoDWINGE YI v UOWEPE Ud {otuga,, sot & ,gnb Jod,, Soy ood v'o90d opuvauyjap ar Uoronpustod aut souamb’ soxorrayn souopesysoaut sur 4 vontfeuvooisd ugiowiuio} Hu WoreNg “UnUIOD Ue saza1eIED & so8ser §017919 wouay “Is Aue SootpUE sof Ueas anb soyunsip sput dod anb ‘uedtpap as vfje e onb soy uoo ores, pp dod oo wus eLajeut ns sod oyu} ‘guasuD our eu TpIpaut v{ MusULIOLIAISod {UgIIvIeA ¥] sa anb oUaLIQUAy as0 god oturednooaid ua 1p ‘oquespmso op —eurefoy Anuit ou wood) fu apsocy “TeuoDeo0,, UOIIeWHEEO op sewIATG -oxd so] aiqos ofanbsoq 2189 s1qLI98 & opeaIpap wsey aut anb Ja oymioy Oypay UNsuME e Tu VZV Na V auaa as ON NOLODNGOULNI La orientacién vocacional y profesional se ha visto tradicionalmente como un sistema de pesas y medidas, Lo trigico es que ese punto de vista no era sdlo de los profanos en ella, sino de los mismos dedicados a su estu- dio. Vista asi la orientacién vocacional y profesional, se rte en algo mediante lo cual se podria determinar Ja talla intelectual y la medida de la futura personalidad de un individuo, Desgraciadamente el hombre no es un ser tan sencillo como una tela 0 como un montén de frijol. Y ni aun cuando lo fuera; el metro es una medi- da estupenda; pero decir “un metro de tela” no es decir si se trata de manta o de seda, y decir “un kilo de frijol” no nos da idea de si es bayo o negro. Pero en fin, mientras no hubo nada mejor, algo era algo, y se obtenian ciertos resultados, aunque siempre pobres en relacién al esfuerzo que se invertia, Poco a poco los estudios fueron dindose cuenta de que la medicién no bastaba, y habia que recurrir a otras ciencias auxiliares para perfeccionar la propia. Entonces intervino el psico- anélisis como recurso indispensable en la orientacién vocacional y profesional. Al iluminar el campo de inves- tigacién con una técnica y una filosofia que ve al hom- bre como una totalidad ‘dentro de otra totalidad que es cl mundo, la orientacién vocacional y profesional no sdlo se enriquecié, sino que hubo de cambiar sus méto- dos de investigacién y de aplicacién. Es decir, dejé de ser una bascula y pasé a ser una genuina “ciencia del hombre’ La finalidad fundamental que me propongo es la de demostrar que el psicoandlisis no s6lo ha abierto y ensanchado los caminos al estudio del individuo en rela~ cién a la profesién, sino que ha descubierto en las pro- fesiones y ocupaciones dimensiones insospechadas. En nuestro pais el desempleo, la desercién escolar, la delin- 10 cuencia, nos fuerzan a detenernos a investigar la mejor manera de aplicar y de manejar Ia orientacién vocacio- nal y profesional. No somos un pais rico, pero aunque Io fuéramos, no habria la posibilidad —ni siquiera hipo- téticamente— de tener un orientador para cada indivi- duo. Por lo tanto, debemos buscar las maneras de que un orientador sirva al mayor mimero posible, Por otra parte —segtin opino— la funcién de un orientador no fs para “desorientados”, sino para evitar que se llegue a la desorientacién; es decir, su funcién debe ser eminen- temente profilactica. En ese sentido el orientador debe ser el maestro, el padre de familia, el médico, el empre~ sario, el trabajador social, la enfermera, el sociélogo, y todo’ aquel que tenga una relacién directa y de auto ridad con el ser humano, La influencia del orientador —y esto es muy importante— puede ser tanto individual como colectiva. De alli lo trascendental —y Jo riesgoso— de la tarea. . El proyecto de la nueva educacién en México, la llamada educacién integral, tiende a producir personas que piensen y que no s6lo archiven informacién. La técnica de la educacién integral consiste fundamental mente en proporcionar los instrumentos para que ae quien trabaje de por si, y no —como se, habia venido haciendo— proporcionar sélo informacién. Esta obra —como la ciencia en general— sigue esa Tinea de pen- samiento. La investigacién moderna es tan cuantiosa y tan acelerada que es imposible estar al tanto de todo Jo novedoso, Lo novedoso, por otra parte, deja con fre cuencia de serlo a las veinticuatro horas. Si esto ocurre con la ciencia, con mayor razén se presenta en Ta con: ducta humana, en la cual los factores y las relaciones pueden multiplicarse hasta el infinite. © : La perspectiva de este opiisculo es ampliar la utili- nu zaci6n del psicoandlisis en el estudio de las relacior del ser humano con su ocupacién, Ahora bien, ay = fectamente conscente de que est ensayo payee tado por cada persona que lo ea. He puesto cuanto esta mi parte para que las interpretaciones posibles no alejen demasiado de mi intencién primordial. now egiin mi idea, a través de una orientacié se einina la nectilad de uns ortentacten penorel naturalmente ahorra tiempo, esfuerzo y dinero, trans- forma al otientador en un investigador de las” oem ciones humanas desde el punto de vista profundo, Thasta ia fecha se han entregado los orientadores a Ia inves gacién —mds que nada— de lo obvio, cuya importan- tia es innegable pero no definitiva, , Quiero agradecer Ia colaboracién de mis colegas los doctores Fernando Diaz Infante y Javier Tercera, : de manera directa intervinieron 2n’ algunos de los tar Bajos que comporen este ensayo. Al ontélogo, Mauricio onzilez de la Garza por la valiosa ayuda en la corre cién y revisién del manuscrito. - 12 I. LA ORIENTACION PROFESIONAL Y EL PSICOANALISIS La ontenTactén profesional —desgraciada o venturosa- mente no es un examen de sangre que proporcione resultados claros y preciso#’No hay, digan lo que digan y pese a lo hecho hasta ahora por los orientadores, twa Jitionalistas, manera alguna de determinar mediante tests la vocacién de ningtn ser humano™La vocacién es parte de la personalidad, y la personalidad no es suscep: Pile de radiografiarse? por la sencilla razon de que el hombre es dinamismo; pueden determinarse, si, clertos rasgos, ciertos rumbos, nunca caminos precisosSUn orien: tador no podré —sin arriesgarse mucho al error— reco Mendar a alguien el estudio de la ingenieria o de ta bioquimica sin hacer una larga y minuciosa investiga- cién de la totalidad de la persona.” Tntentar reducir la orientacién a una receta, es como imaginar que alguien puede aprender a nadar ‘conocien- do el agua en un vasoNLa orientacién debe consistir en Schalar rumbos, dejando al sujeto en absoluta libertad para elegir."Si uno quiere vestir a alguien, lo que debe hacer es llevarlo a una tienda y dejarlo escoger, sus colores y sus prendas favoritas. Si su eleccién no est de ‘acuerdo con la moda o con el gusto, lo que hay que hacer es educarlo dentro de ciertos patrones culturales, pero no forzarlo a Ia incomodidad de andar de negro Phando para él ese color es luctuoso y siniestro. Nadie puede realizarse fuera de sus limitaciones psicolégicas: sociales y econémicas> Cabe aqui la formula exi istencial dle Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia.” Uno de jos objetives importantes de la orientacion profesional debe ser el estudio no sélo de Jos individuos, Eno de toda la sociedad en que cada individuo se mueve. 13 De ese estudio puede ast derivarse un mayor aprovecha- los recursos humanos, por ende, un i : E 3 e, WI eficaz al desarrollo integral del pak ae ia orientacién profesional es importantisima, porque Gl ienestar individual es la base del bienestar ‘socal idemés, su importancia deriva de su fin: el aprovecha. re cee) de la potencialidad humana. Con raz6n cuando un hombre no sa é hacer da raz6n cuando sabe qué ha una situacién “decimos:. “Estd muy. deserentadoe™ Ea gambio no se ha abusado del término “desorientacién lc Ia juventud”, cuando se desea hablar de los cam. bios de todo tipo que ocurren en los. jévenes, desde cambios solégieos hasta sociales, que los llevan por a elaborar toda una estructurac bo cién personal adaptarse fisica y socia ra aad ialmente a los nueve que se les presentan. No sabe steeds , : . No saber nadar no es estar des. orientado; estar desorientado es saber nadar y no sab ara qué sirve nadar, yrewwe SLa desorientacin es una devaluacién —entre otras S cosas— que conduce invariable e ineyi mente al fracaso si no se detiene y se conurohe Ne on se detiene y se controla” Ni 0: f : ° “No en L sido. Preocupacién de todos Jos pueblos, desde Jos més primitives hasta el pueblo griego, cuya historia staca Ta relevancia que se debe a tal problema, cog’, Fevolucién industrial —y también Ia politica ccontmica—y aus repercusones, dieron a la otientacisn ‘ional un sentido utilitario; al i r : 3 al empresatio Ineresado en funciin del aumento de ni neat la produccién mayor. Primero é r ] se enfocé la aten- ci6n a los sistemas de producidn y al perfeccionamiens Eke Jas maquinas, pero pronto resalt6 la, importancia lecisiva del factor humano. El desarrollo de la psicolon aia, Ia sociologia y la medicina del trabajo se debié. al esarrollo industrial, y éste a su vez reveld la necesidad 14 de adaptar el hombre a la m4quina para aprovecharlo mejor. Los problemas de esta indole son los que dan sentido real y simbélico a la frase de Taylor: “Que cada hombre desempefie aquello que mejor sepa hacer. Los intereses que al comenzar el siglo habia en pafses altamente industrializados, circunscribian la orientacién a los objetivos de la seleccidn en relacién con los intereses de las industrias (que inclusive, mantenian los centros de orientacién profesional). Esta tendencia aprovechaba las técnicas emanadas de la psicotecnia y la psicologia dife- rencial, y daba a la orientacidn un sentido diagnéstico en la exploracién de las capacidades humanas. Eso exten- did el erréneo concepto de que la personalidad puede expresarse en la suma de los resultados de tests aislados, desligados de una valoracién profunda de los proble~ mas humanos. La orientacién se hizo asi sinénimo de psicometria. EI desarrollo de las ciencias humanas bien pronto se preocupé en buscar el beneficio més integral del hom- bre, dejando de lado los fines del empresario en particu- lar. Sus descubrimientos han ido echando abajo la ten- dencia descrita. Hoy se comprende cada vez mas que ¢s necesario resolver los conflictos humanos en 1a empresa, dando relevancia a los factores afectivos y sociales del comportamiento, y abordando el problema humano no en funcién de Ja adaptacién a una maquina o a una sociedad desarrollada con tal concepeién. Asi, a orien- tacién ha venido a ser mas un problema educativo que empresarial. Se considera més importante abrir perspec- tivas, orientar al individuo para su futura realizacién humana en una profesin, que seleccionarlo para una actividad predeterminada. Hoy la tendencia creciente se enfoca al desarrollo de la concepcién educativa de la orientacién, que implica 15 una _accién continua de preparacién del individuo para a vida profesional, con fundamento en el cardcter evolu- tivo de la conducta, su plasticidad, y el papel que jue- gan los cambios de ambiente en su conformacién, \ La nueva orientacién profesional —por lamarla de algiin modo— no pretende negar los avances realizados por la orientacién que llamamos tradicional. Es un hecho que dificilmente pueden salir campeones de equitacién ia obrera: esto es econémico, No puede haber pilotos donde no hay aviones: esto es social. Es decir, los factores que la orientacién profesional tra~ dicional ha sefialado son, en efecto, muy importantes; pero pretendo demostrar que ellos no bastan porque estan montados en un esquema tedrico que por no engl bar la personalidad total, es decir, lo individual, lo fami Hiar, Jo social, lo econdmico, y ‘muy especialmente lo psicoldgico, no han dado su debido’ rendimiento, Han sido pasos importantes, pero no definitivos ni suficientes? La nueva orientacién que pretendo exponer consiste en la unificacién de todos esos factores en un nivel pro- fundo. La ciencia que se dedica a los niveles profundos de la personalidad es el psicoanilisis SEI psicoandlisis es muchas cosas, entre ellas, un siste- ma filos6fico, una doctrina psicolégica —la m&s com- pleta—, y la tinica técnica. cientifica de exploracién del inconsciente“ En este estudio se utilizaré como método de investigacién aplicado a la orientacién, La investiga~ cién hasta ahora se ha decidado mucho mis a las apti- tudes que a las perspectivas de realizacién humana plena, A mayor niimero de perspectivas internas que se le abran al sujeto, mayor nfimero de aplicaciones externas tendrd. Es decir, considero que las ocupaciones han sido estu- diadas tradicionalmente siguiendo un patrén externo: qué inteligencia se requiere, qué misculos se_utilizan, 16 qué perspectivas econémicas hay, qué prestgio rota se logrard. La idea nuestra no es ya la de clasficar ’o externo y relacionarlo con una profesién u_ocupacién determinada, sino estudiar las motivaciones internas de cada individuo, sus impulsos, sus frustraciones, y buscar Ja mejor manera de ajustar Jo interno a lo externo, a nueva orientacién profesional seria una labor de eq) brio de la estructura psiquica del individuo y su, ocupa~ cién, a través de una ecucacién de lo. profundo en sentido psicoanalitico—. Si la realidad externa — la, de Ia comunidad— no es modificable, si lo es el individuo, Pero esas modificaciones tienen y deben ser concordan- tes con las posibilidades internas; slo asi se puede lograr que el trdnsito vital y el desempefio de una profesién sean productivas —como realizacién humana— a maximo. 7 a0 Hipotéticamente, de cada cien individuos, dies serin Jos que saben exactamenteYeual es Ta profesién w ocupa- cién a que deben dedicarsq; otros diez los gue seen susceptibles de orientacion; y ochenta los que requieren Ja orientaciég como proceso educativo —y no, como diagnéstico—Para lograr ese objetivo ex necesaria 1a investigacién profynda de la totalidad psiquica @ par” tir de Ta infanciall(y dando a Ia infancia toda la imper- tancia que tiene en la teoria psicoanalitica), en relacion con las ocupaciones. Por ejemplo (y permitaseme de na vez empezar a hablar del marino que adelante me servic 4 para ejemplificar mi teorfa), en el, caso de Tos hom bres que se dedican al mar, existen siempre motivacio nes internas totalmente ajenas al hechoyde tener el m: a la vista 0 de ser hijos de pescadores¥ Las, motivacio~ nes internas pueden ser de diversa. indole; unas serfn positivas y otras negativas; pero en su conjunto empuja- ran al sujeto a la vida marinera, El hecho de senti 7 vocacién y entregarse a ella es siempre positivo en sf Porque es realizacién, independientemente de que haya mayor o menor grado de motivaciones negativas profun- das. Pues, como veremos después, el marino repite una situacién traumatica en cada salida al mar. Segin la teoria psicoanalitica, se repite para no recordar, y se recuerda para no repetir. Lo que dicho mas lanamente y de manera muy elemental, quiere decir gue si uno Se quema con la lumbre y Io olvida, cada vez que vea lumbre volverd a tocarla y se quemaré. intre aquellos hipotéticos cien individuos de que ha- blabamos, contibamos diez no susceptibles de ser orienta- dos sino tratados psiquidtricamente. Por desgracia son los de ese grupo los que més acuden a los orientadores, por- que atribuyen su patologia a Ia desorientacién y no la desorientacién a la patologia que se niegan a reconocer, Son estos los que abruman —por no decir enloquecen—_ a los orientadores, porque si estos no estin debidamen- te preparados, caen en la trampa de tales sujetos. La crientacién no es terapia; es un proceso indicado para individuos normales. Si alguien necesita que Je sefialen qué debe estudiar ya no ¢s un ser normal, porque esa dependencia y esa sumisién son sintomas claros de debi. lidad, de cohibicién interna del yo, y por eso son signos Patolégicos. Si lo ejemplficamos en otro campo se enten- deré mejor: si a un individuo hay que decitle con quién debe casarse y hay que decidir por él la fecha, €s obvio que ese sujeto, aunque esté fisiolégicamente capacitado para cierlas funciones maritales, de ninguna manera podré ser un marido ni bueno ni malo. “Uno de los problemas de la orientacién reside en el hecho de que para poder orientar a través de una accion continua desde la infancia hasta el fin de la adolescen- ria (€poca en que el sujeto tiene ya que trabajar y 18 bastarse a si mismo), es necesario estar capacitado pare adentrarse en la personalidad infantil y adolescentef“ct adultos, por To general, no solemos comprender ni 2! nifio mi al adolescente més que en teoria, Esto se debe principalmente a que propendemos a. olvidar Jo que nes sucedi6 en esas etapas a nosotros mismos. Fl psicoang. lisis deseubrié Ia técnica de investigacién de los desees Jos productos mentales y_ los procesos evolutives del psiguismo infantil. Hasta Freud nadie habla exp! a cientificamente, qué es un nifio, qué suefia, qué signi: ficado tienen para él sus padres, sus hermanos y ¢ ae do que le rodea. Nadie se atin are ata pensar sigue ra que tan “angelicales criatu oe sexuales, odios, pasiones intensas. Freu: ects mi te cen gu por principio algo que le parecia monstruoso table. i EI psicoandlisis ha descubierto, sc ooeeceee ae pliamente “participan las exigencias sociales en, las causas que motivan las neurosis, Las exigencias socie= Jes y eulturales Timitan al yo. Si el yo os abil, = ficilmente reforzando ast las fuerzas asfisiantes, que van ereando un circulo cada vex mds cerrado, més Inhibidor, més dafiino para la, persona ine Dele nde que los maestros limi ; sponen Sc are pou sk dtor ie mentos y esimulos para que piensen, hacen mucho més dafio que bien. El alumno recibe informacién troquela- la renuncia a impulsos vitales, t & cfucrzos ‘ebitendones de su salud psiquica, es decir, costa de frustraciones. Cuando un deseo resulta inaceptable para el yo —por ejemplo, as ganas de eliminar a un hermano menor con siderado invasor, enemigo, usurpador— lo qi 19 hacerse es arrojar el deseo al inconsciente. El deseo desaparece de la conciencia cubierto con el velo del elvi- do, pero sigue actuando y expresindose en formas diver- sas, tanto més enérgicas cuanto mayor haya sido el esfuerzo para desplazarlo del campo consciente. A ese proceso de ostracismo de los deseos inaceptables, se le llama represién. Cuando un nifio reprime deseos por exigencias internas sanas —equilibradoras— su evolu- cién es normal. Cuando la represién se produce por violencias externas —sociales, religiosas, ete— que lo amenazan, el nifio queda limitado en su desarrollo psi- quico. Cuando los educadores logren familiarizarse con los Procesos y resultados del psicoandlisis, les sera mas facil reconocer determinadas fases de la evolucién infantil. Sobre todo, no correrén el riego de exagerar la impor- tancia de los deseos antisociales que el nifio demuestra, y por el contrario, se guardaran de toda tentativa que propenda a inhibirlos. La represién de los deseos anti- sociales no los elimina, sino —como ya dijimos— los transforma en expresiones de conducta inconsciente. El psicoandlisis ha demostrado definitivamente que una educacién represiva conduce a la neurosis, y que en cambio, una educacién que canaliza los impulsos infan- tiles en lugar de reprimirlos, es camino a Ja vida sana. La educacién nunca debe cerrar las fuentes de la energia psiquica, aunque parezcan negativas, sino cana~ lizarlas. Por ejemplo, en lugar de reprimir la envidia de un nifio por el juguete de un hermano, hay que ense- fiarlo a compartir el juguete y luego a fabricarse el pro- pio. Esto, aparte de no dafiarlo, le dard sentido de soli. daridad y de seguridad en si mismo. El psicoandlisis, Por tanto, es una profilaxis de la neurosis en el proceso educativo!"A menor represién externa, mayor libertad 20 ‘mit i eso el interna, inclusive para reprimir intermamente, ee proceso de orientacin es edueativo, y debe emprenctr: Se desde que el nifio empieza a educarse, y no a Waves de una serie de tests al terminar la ensefianza, secu daria o preparatoria. La Mbertad interna permite on eleccién mucho més sana. Si una muchacha puede clog Tibremente entre cien muchachos, escogerd mejor qve si solo tiene uno, porque en este caso no hay sino imposicién. Las ocupacione: s —como veremos mis adelante tae bign revisten, a veces, caracteres prohibidos. Un nifiey al que sistematicamente se le ha repr aoe curiosidad, no podré elegir Ia profesion de invesigador pera I set come ee es concn por euroses 0, los nifios a los qu ondena por cursos diate pequetios investigan el mecanismno del reo, urgan en los cajones, destazan ratones; To cual en el fondo ne es mas que el desplazamiento de una cu riosidad sexual normal en el nifio, que de esa manera qu‘ pera ue iad ) utilizada, Esto nos regresa a la idea inicial de. q : ae orientacién es un proceso de libertad interior y ie c 7 cacién integral. Si alguien esté frente a un, frutero y ne esti inhibido, podra clegir sin problema la fruta que mis le agrada; de lo contrario esperara pasivament®, jue le den una manzana que posiblemente no rec an ftinca, Ahora bien, es importante que el nifio a ue existen muchas frutas, que las sepa reconocer ¥ Hibremente. Lo mismo en las profesiones, ‘Antiguamente las dificultades de Js coamnieacite Jas limitaciones de las ocupaciones faciitaban la cleccin En cambio en la actualidad se han multiplicado de tat suerte las comunicaciones y las coupaciones, ave aes gran medida la orientacién debe funcionar también come fnformacién, Un nifio debe saber cuanto sea ps 2 22 act i acerca, de las actividades que estin a su aleance (Io Ws limado “profesiogatia"),y ala wer debe tener la la salud interna para i bertad a poder elegir fre meio convenga a su personalidad toate le ‘entacién profesional fin i . fe cada en el lis ¢s, Pues, una educacién, una informacin, pare ente— un camino ala libertad, 7 TI, VOCACION Y PROFESION El hombre es un ser de posibilidades. El psicoanilisis ha dado valoracién cientifica al refrdn vulgar que reza: ‘De médico, poeta y loco todos tenemos un poco”, como ala centencia del clisico latino que pregona: “Hombre soy, y nada de Jo humano me es ajeno.” ‘Todos somos en potencia —psicolégica, no metafisica— asesinos y santos, heroes y cobardes, maestros y alumnos. Sin embargo, qué es lo que determina que algunos realicen una posi iffdad, y dentro de ella una determinada ¢ individua- Tada mmodalidad, y otros otra? ¢Por qué unos son més medicos que poetas, y otros mas locos que médicos? Y juego, por sobre las diferencias que hay en cuanto a contacto humano entre un matemético y una hermana de la caridad, zpor qué entre los médicos algunos son Sculistas y dentro del grupo de los oculistas unos se espe- Gializan en cataratas y otros en bizcos? Y entre los poctas, independientemente de su talento y preparacién artistica, zpor qué algunos se ocupan de nubes y de florecitas, y en os de angustias y melancolias? Y entre los “angustia- dos", gqué determina que unos hablen de su angustia personal y ottos de la angustia de ser parte de un mundo fe guerras ¢ injusticia? Fso se debe fundamentalmente a dos elementos: la vocacién y la profesién. & La vocacién es el llamado a cumplir una necesidad, pero no es el cumplimiento; el cumplimiento es la pro- Fesion, La vocacién es un toque de clarin que cada quier oye y siente a su manera, La vocacién es un impulo. tuna urgencia, una necesidad insayjsfecha; la satislaccion Ge esa necesidad es la profesiénSi el hombre se satis- face adecuadamente, obtendr4 relajamiento de tensiones, tranquilidad, paz, Si se le engafia con sucedéneos que no lo nutran, ademas de vivir débil y famélico, estard 23 dispuesto a destrozarse y a destrozamos. Asi las profesio- nes: la que puede ser la felicidad de uno, puede signi- ficar la destruccién de otro. 7 Ahora bien, la profesién concebida como “trabajo” tiene una funcién de satisfactor indispensable del ser humano. El trabajo, especialmente el manual, fue vivido durante siglos como una maldicién, ¢No lo habia im. puesto Yavé al hombre como castigo de su desobedien. ia? La liberacién de la idea del trabajo como condena, data —paradéjicamente— de Calvino y Lutero, quienes, al defender la predestinacién, es decir, la doctrina de que el hombre esta ya desde que nace destinado a la sal- vacién o a la condenacién, provocaron que muchos hom. bres, en el afén de convencerse y de convencer a los demas de que estaban en “estado de gracia”, se dedi- caran a trabajar para que la prosperidad material demos- trara que Dios los bendecia. Pero las ideas de la Refor. ma no llegaron a la América hispdnica, sino las otras, las que predicaban insistentemente —precursoras de Jansenio— que la tierra es un “valle de lagrimas”, que el papel del hombre es de sumisién a la voluntad divina acatando el estado econémico, social y politico en que cada quien estuviere, y que su consuelo debe estribar en la esperanza de la salvacién en la vida futura, el cielo. Los espaiioles crearon colonias con una sociedad aristo. cratica que miraba con desdén el trabajo manual consi. derado como menester de indios, negros y mestizos. Y aunque ya el Archipreste de Hita habia proclamado que la primera preocupacién del hombre es “aver man. fenencia”, a nadie se le ocurrié interpretar la idea del sel pan con el sudor de tu frente”, como la tmica posibilidad de vivir, de realizarse no s6lo externamente, sino internamente. “Ora et labora” (reza y trabaia) era Jema para la regla de los monjes y para la explotacién del 24 projimo. A casi ciento cincuenta affos de la consumacién de nuestra independencia, todavia hay que Juchar Ga la pardlisis que provocaron dos ideas antagénica respes a al trabajo: el trabajo considerado desde el pears vista del amo, y desde el punto de vista del trabajador. Por otra parte, se nos habla de la importancia det amor y no de la del trabajo. Podemos recorrer la a tura y estudiarla, investigarla desde Platén hasta, noes. tos dias. ;Dénde hay atencién al trabajo como ie gue se concede al amor? ; Qué obra Iiteraria famosa hay en Ja que se haga la apologia del trabajo? ¢Quién ha ese to un arte de trabajar, 0 un estudio del trabajo como fuente de felicidad? ;Y no es extrafio, por otra parte, que todos los panegiristas del amor sean grandes traba- jadores? : a Los héroes y las herofnas de a literatura son grandes amantes, no grandes trabajadores, Pero todos som tré- gicos, los Romeos y las Julietas, los Abelardos y as Eloisas, y hasta las Traviata (Violetas). Si el amor un sostén —en el sentido de termura, afecto, éste a su vez necesita apoyarse en el trabajo. El alimento del jor es el trabajo. = Ohms som Pc y no buenas razones”; e Dios rogando y con el mazo dando”, dicen los viejos refranes. La felicidad —paz, alegria, tranquilidad, dar 9 coat carifio— s6lo puede fertilizarse en la tierra el tral ajo. Piense cada quien en lo siguiente: gcudntas person conocemos, directamente 0 a través de informes, que dedicadas a su trabajo han vivido ‘felices’? ¢¥ cudntas conocemos que hayan vivido durante largo tiempo entre- gadas exclusivamente @ amar y ser amadax? BI ejemplo parece grotesco, pero tenemos que partir de Ta reali del hombre y no de ilusiones. El canto de] amor es melo- dioso, pero poco sustantivo. En ltima instancia, quere- 25 mos llegar a un planteamiento que de antemano es obvio para todos: el amor cs el automévil, el trabajo es la energia que lo mueve. El trabajo condiciona la felicidad personal y por Jo tanto la interpersonal. En un ejemplo: Prfelicidad de un matrimonio depende del trabajo, que no solamente es fuente de sostén econémico, sino prin- cipalmente porque representa Ia movilizacién de Ta agre- sidn psiquica ent dos niveles: el motor y el cognoscitivo, fquivalente en otros términos a lo muscular y lo intelec- tual respectivamente, de la accién y del pensamiento. Cuando las cargas de energia se distribuyen convenien- temente, cllo permite la adecuacién arménica de la pare- ja. Asi, las cargas agresivas del hombre enfocadas hacia 41 trabajo, le permiten tolerar las agresiones de la mujer. Cuando se Iega a producir un equilibrio de cargas, tal situacién propicia la aparicién de un modelo de con- vivencia més estable, que, sin necesidad de agresién, per- nite la ternura en téminos de relaciones prolongadas. Cada ser humano tiene un acervo de necesidades inter- nas y de necesidades externas. La “felicidad” —para nuestro punto de vista— consiste en aprender a satis- facer unas y otras sin confundirlas. Un estudiante, ver- bigracia, debe aprender a reconocer sys necesidades in- ternas y no quedarse en Ia superficie!” Es decir, el estu- dio debe producirle satisfacciones internas, y no sélo las externas como son las calificaciones, los titulos, etc. Esta Conducta posteriormente se traduciré en la biisqueda de satisfacciones externas (matrimonio socialmente satis- factorio, puestos, cargos honorificos) que por mas valo- rados que sean externamente, no necesariamente comple- mentan y satisfacen el mundo interno. Si la necesidad Interna queda sin satisfaccién, la vida se torna dificil, inc6moda, tensa. Las carencias internas producen mani- festaciones a veces aparatosas en el exterior. Una pareja 26 bien avenida jamés hace ostentacién publica de ello, porque no tiene la necesidad compulsiva de hacerlo. Un Ereyente, cuando internamente cree poseer a Dios, no recurre a gritarlo en las plazas piblicas. La edificacién de grandes templos no responde a una fe grande y ma- dura, sino a una carencia interna que busca aprobacién externa; las etapas de fe madura corresponden a las épocas de una liturgia sobria y medular. El trabajo, el que sea, lo mismo cortar lefia que tocar el violin, escribir poesia o conducir un taxi, si internamen- te se acepta y asimila bien, predlispone al amor. El amor funciona bien si las cargas agresivas se traducen en efi- ciencia en el trabajo; de lo contrario, la frustracién y el resentimiento se enfocan hacia ia persona amada. 1 Ahora bien, elegir una carrera, seleccionar un ofico, escoger una profesién no siempre es tarea facil. “Hay quienes, como Mozart, Verdi, Platén, poseen una voca- cién y una profesién tan predispuestas y tan claras que les resultan ineludibles, Es decir, no s6lo una vocacién {orientacién hacia un rumbo, hacia un punto cardinal) , sino una profesién (un camino ‘inico, ineludible, cuyo trdnsito por él es facil y gratificante, y donde todos los obstaculos que emerjan se hacen superables)Y Pero para Ia. mayorfa de los humanos Ja tarea de clegir aquello a lo que se va a dedicar la vida es dificil. Son tantas las posibilidades, muchas de cllas tan halagiiefias, que a veces deslumbran como los cardillos y slo enceguecen. La eleccién de una carrera, de un oficio, de una profe- sién, es un acto trascendente; de ella dependeran la felicidad y la tranquilidad, y en Giltima instancia, no s6lo el bienestgr personal y familiar, sino Ia grandeza de una sociedad/Un pueblo de malhumorados, de personas que viven el] trabajo como maldicién 0 como carga esclavi- vt, mumea serd grande y prospero™ 27 Al hablar de la vocacién y Ja profesién parece cerrar- se la amenaza del determinismo. El determinismo, en términos generales, parte de la hipétesis de que los resul- tados de una situacién siempre pueden predecirse si se tiene un conocimiento completo de las circunstancias, de suerte que si las circunstancias se repiten los resultados también. Ahora bien, los seres humanos heredan dispo- siciones, inteligencia, sexo, color de piel, que obviamente son elementos condicionantes de su vida; ademés estén los factores circunstanciales ambientales (los geogrdfi- cos, los politicos, etc.). Es mds facil que sea presidente de los Estados Unidos Nelson Rockefeller que John Smith, y es més posible que leguen a la luna los rusos © los americanos que los nicaragiienses. Esos factores condicionan, predisponen, pero no “determina” la vida. Es decir, nadie nace para ser médico, pianista, presi- dente de la Repiblica, sino que nace con un equipo de posibilidades que pueden rendir més en una o en otra profesin u ocupacién. Un pigmeo funcionaré mejor como jockey que como basquetbolista, y un tipo introver- tido lo hard mejor como investigador que como maestro de protocolo. Sin embargo, las posibilidades individuales y sus combinaciones son infinitas. Cada hombre actuara mejor y sera més feliz si encuentra el medio apropia- do para desarrollar sus posibilidades. Los problemas inherentes a la orientacién profesio- nal, como puede verse, son muchos, complejos, y de naturaleza diversa. Para “orientar” profesionalmente a un individuo hay que tomar en cuenta sus capacidades sus aptitudes fisiolgicas, sensoriales, psicolégicas, psico- motoras, caracterolégicas, sociales, para asi lograr enca- minarlo a una eleccién racional, inteligente y feliz de su profesién w oficio, es decir, para que encuentre el mejor lugar para él tanto en el presente como en el futuro? 28 Si no se estudian cuidadosamente todos estos factores, la orientacién profesional falsea las vocaciones y pro- duce resultados catastréficos, La vocacién, como se dijo, orienta a la profesién, pero no es la ptofesién misma. Este libro parte de la base de que existe realmente la vocacién humana, y que en ella intervienen la con- ciencia personal y la voluntad para realizarla, Eso no quiere decir que se tenga vocacién para una profesion determinada. Las vocaciones humanas hace siglos que son las mismas: las profesiones se van modificando, unas aparecen y otras desaparecen. El barbero-dentista de antafio requeria fuerza fisica para extraer las muclas, mientras que el odontélogo de hoy trabaja en condicio- nes muy diferentes. El aguador, el propio, el afilador, han desaparecido casi totalmente; en cambio antes no habia ingenicros electrénicos ni cosmonautas. Dejemos, pues, establecido definitivamente que vocacién (del latin voca~ re: llamar) y la profesién (del latin profesio: oficio, ocupacién habitual) no son sinénimos. ‘\La finalidad de la orientacién profesional es la de ayudar al individuo en su tarea de adaptar sus aptitu- des a una actividad determinada y el facilitar el desarro- Mo de su personalidad, permitiendo con ello la_obra social que, en iiltima instancia, es la meta de la orienta- cién profesional//Vivimos en un mundo de individuos, y si cada quien se coloca en el mejor sitio, el resultado seré una sociedad mejor. Esa es Ia razén por la cual la orientacién profesional es en la actualidad tan impo- tente tanto para los socidlogos y los psicélogos, como para los dirigentes de los grandes conglomerados sociales. ‘A medida que se precisan las aspiraciones de !a po- blacién hacia un nuevo estilo de vida, y a medida que se hace mAs patente Ia necesidad de volver a contem- plar los regimenes politicos, econémicos y sociales a la 29 luz de los enormes progresos de la ciencia y las técnicas modernas, se ha ido enriqueciendo la literatura general y especial relacionadas con la orientacién profesional. Al volverse a considerar los problemas individuales del tra- bajador, al volver a ver al trabajador como individuo- persona, ha desaparecido el hombre-maquina. En la actualidad cada hombre trata de realizarse y perfeccionarse en su medio para vivir mas consciente~ mente y para mejorar su rendimiento social. Esa con- ciencia de individualidad y a la vez de solidaridad huma- na, ha Ilevado a la comprensién del problema de que la educacién no es una tarca restringida a las aulas y que termina con un diploma, sino que es algo que debe durar mientras dure la vida de cada individuo; que la educa- cién debe extenderse a los hogares, a las fabricas, a los centros sociales.8Se ha Ilegado a la importante con- sién de que la educacién no es un fin en si misma, sino un medio que debe permitir a cada hombre encon- trar reunidos en el lugar mismo de su trabajo, al cual consagra generalmente mAs de la mitad de su vida acti- va, todas las condiciones necesarias para el respeto y el desenvolvimiento de sus aptitudes, de su intligencia de su personalidad total/Si redujésemos lo anterior a unas cuantas palabras dirfamos: educar para trabajar, trabajar para vivir, vivir para amar y amar para ser felices. 30 Ill. LA GENESIS DE LA VOCACION Si la felicidad depende de la adecuacién entre vocacién y profesién (u ocupacién), podemos invertir los térmi- nos y decir que la ocupacién es el pivote del bienestar individual y social. La eleccién de una ocupacién es tal vez la eleccién més importante y trascendente para el hombre, Sin embargo, parece que atin no se ha querido situarla en el lugar que le corresponde, Embarcados en malabarismos romnticos 0 en su extremo opuesto que ¢5 el trabajo-ocupacién (desde el punto de vista mar- xista), solemos condicionar la eleccién a factores que aunque importantes externamente, no corresponden a Tas necesidades y capacidades internas, En la. mayoria de los casos —ya ahora hasta las mAquinas deciden— Ia eleccién de una ocupacién suele ser una especie de pasiva aceptacién® Si el trabajo se ve exclusivamente como carga que hay que sobrellevar 0 como medio para obtener dinero, y no —principalmente— como fuente en si mismo de enormes satisfacciones y medio de realiza- cién humana, es natural que se propenda a juzgar que, Jo importante es lo que en realidad es efecto secundario/ Por ello hay quienes piensan que para que una persona desempefie una tarea, basta con que esté dotada de ciertas caracterfsticas fisicas y mentales, Esto suele ser detectado por medio de tests. El mundo interno del suje~ to los tiene sin cuidado, y con tal criterio se comportan. Para una determinada ocupacién tienen un catdlogo de cualidades, y quienes las poseen —segiin esa concep- cién— estA preparado para desempefiarla. Con mucha frecuencia ese cartabén de cualidades se reduce a que el individuo no tenga una limitacién orgdnica importante. De esa postura proviene la generalizada idea de los padres de considerarse capacitados para elegir y decidir la 31 ocupacién de sus hijos. *Algunas veces basan su decision en ciertas inclinaciones 0 facultades que han advertido durante el crecimiento y desarrollo del hijo: si es locuaz y discutidor, deberd ser abogado; si desbarata relojes, mecdnico; si gusta de rezar e} rosario con la abuela, sacerdote. Otras veces Ia decisién se basa en las posibi idades econémicas para sostener tal o cual carrera. Si Ias posibilidades son pocas, que el hijo sea albafill; si son pingiies, que sea arquitectosf Desgraciadamente, tan elementales puntos de vista no estdn restringidos a los bien intencionados padres, sino que los comparten muchos orientadores profesionales. Ellos recurren a tn equipo y a una palabrerfa abstracta e impresionante, pero en el fondo siguen viendo el pro- blema de una manera simplista y consecuentemente per- judicial. Con una prosopopeya y pedanterfa que se esfuerzan en encubrir la ignorancia, someten a los suje- tos a una serie de tests, mediante los cuales determinan un catdlogo de atributos y deficiencias que utilizan para pontificar y dictaminar qué ocupacién debe ser Ia meta de un sujeto determinado. Estos tests —como las técnicas de las cartomancia- nas— pueden indicar la comunidad de intereses compar- tidos por un gran niimero de individuos. Pero el hecho de que un individuo revele una mayor 0 menor canti- dad de intereses 0 aptitudes similares a las de cierto gru- po de personas que trabaian en tal o cual ocupacién, To tinico que nos revela es la similitud o diferencia que guardan sus intereses o sus aptitudes con las del grupo. Los tests no nos indican —ni pueden indicarnos— por qué dichos intereses 0 aptitudes son iguales 0 no a los del grupo, y menos afin cémo Hegaron a actualizarse y aser operantes en el individuo. Por otra parte, mientras no se le imponga, ningin 32 individuo normal recurre a tests para averiguar su voca~ cin. Generalmente “siente” cual es el tipo de ocupacién que més le conviene, y no siente la necesidad de acudir a nadie para que le ayude a elegirla, Es més, cuando una persona abusando de su autoridad, impone a otra una ocupacién, la otra manifestard su descontento en cuantas formas le permita su aparato psiquico. Todos conocemos personas que al terminar una carrera “para darle gusto a mi papa”, la abandonan para dedicarse a_aquello a lo que se sienten avocados. “La eleccién de ocupacién suele ser una operacién inconscientet Cuando a algunas personas se les pregunta por qué escogieron cierta ocupacién responden que lo ignoran, que fue por casualidad, o lo atribuyen —eso depende de si reciben satisfacciones 0 no— a Ia buena 0 mala suerte. A veces sefialan el hecho de que simple- mente contintian desempefiando la ocupacién de su padre, de su abuelo, etc. Nadie niega la importancia de la ocupacién en_ la vida de los individuos. La ocupacién en si no ha sido investigada debida y adecuadamente. Los estudios se han proyectado sobre el aspecto de la ocupacién basin- dose en los intereses de los sujetos. De esos intereses se han investigado —creo que casi initilmente— las manifestaciones y sus vicisitudes, y no lo fundamental que es su géncsisx Hay investigaciones sobre la eleccién de ocupacién fincadas en “tests” que revelan aspectos externos o internos, pero nunca lo sufi- cientemente profundos como para determinar la génesis de la yocacién y sus posibles proyecciones en la ocupa- ciénf Como veremos después al estudiar el caso tipico de un marino, lo que determina su_vocacién no es su capacidad para los célculos mateméticos ni su habilidad para deslizarse en una cuerda, cosa que un alambrista 33 a puede hacer mejor, sino su necesidad o capacidad para separarse de su familia por perfodos largos. Esa toleran- cia para perder y recuperar objetos —y afectos— es mucho mas importante en la vocacién del marino, que su capacidad fisica para soportar brisas de yodo y sal, su destreza para manejar la rosa de los vientos, 0 para hacer nudos, Es bien sabido que cl individuo trata de satisfacer sus necesidades en la ocupacién que desempefia. Cada afio aumenta la literatura sobre ocupacién y satisfaccién personal. Desgraciadamente el incremento no va en pro- porcién con la profundidad de los estudios. Las necesida- des que se han estudiado —desde las fisiolégicas hasta las psiquicas— pueden ser satisfechas en un grado 0 en otro por todas las acupaciones existentes. Pero ese hecho no reintegra al problema de por qué se elige una ocupa- cién y no otra, si ambas requieren igualdad de aptitu- des externas, Cuando alzuien tiene hambre puede satis- facerla con carne, pescado, frutas o legumbres; pero gpor qué prefiere uno carne y otro calamares en su tinta? ;Por qué, pues, ante un miedo sexual uno elige ser marinero y no sacerdote catélico, si en ambas ocupa- ciones va a quedar proteido de dicho miedo, en Ia vida del mar porque andar& en barcos sin mujeres, en el sacerdocio por el celibato del cédigo eclesidstico? ¢Por qué, ante la necesidad interior de abandonar el hogar, unos se hacen marinos, otros pilotos aviadores y otros agentes viajeros? Esto no ha sido contestado, Los tra- tados se apilan, pero el problema sigue sin respuesta. Algunos de los tedricos en este campo, como Roe y algunos otros, hacen hincapié en la importancia de las expresiones individuales en la génesis del interés y de Jas aptitudes ocupacionales. Han estudiado también la posibilidad de que las experiencias en las relaciones inter- 34 personales condicionen en cierta medida Ja expresién individual. . Este aspecto del problema se ha estudiado globalmente y de una manera superficial. Parece que es alli precisa- mente donde se puede encontrar la clave para resolver Ia incdgnita de la génesis de los intereses. Si estudiamos las relaciones interpersonales, ellas nos proporcionaran Ios datos que buscamos. En el desarrollo de la teorla general de la libido, Freud caractetiz6 el instinto con cuatro elementos: su fuente, su finalidad, su fuerza y su objeto. El objeto para él era la persona o personas de las cuales depende Ja satisfaccién del instinto, y en consecuencia investigé la conducta resultante de la interaccién entre instinto y objeto. Esta teoria logré su maximo desarrollo con Roland W. Fairbairn, psicoanalista inglés, quien lleg6 a proponer una teorja de la personalidad basada en las ‘relaciones dle objeto"// EI nifio nace equipado con un material genético que pose una plasticidad general. Sus primeras relaciones con su madre giran en torno al amamantamiento. El foco de esa relacién es, naturalmente, el pecho mater- no. El pecho materno es, por tanto, el primer objeto libidinal del nifio, y su boca constituye el centro de su actividad libidinal. Esa relacién madre-hijo (pecho-boca) es muy intensa y establece una gran dependencia entre ambos: el nifio necesita la leche y la madre necesita deshacerse de ella; pero lo es especialmente para el nifio dado que es su Xinica comunicacién con el mundo circundante, al grado que, posteriormente, de esa primera relacién depende- ran muchas de sus actitudes en sus relaciones de objeto, es decir, en sus relaciones con toda la sociedad en la que se mueva, Las caracterfsticas de esa relacién origi- 35 nal influiran de una manera definitiva en el desarrollo emocional del individuo y se reflejaran en su conduc- ta de diversos modos. Fairbairn ha estudiado muy acuciosamente Ja etapa de la dependencia infantil y su psicopatologia, La depen dencia infantil se caracteriza por su incondicionalidad. EI nifio no puede elegir entre varios objetos, por la sencilla razén de que sélo tiene uno. Esto le produce una sensacién de fusién con el objeto, A medida que va creciendo, establece la diferenciacién del objeto, y disminuye la identificacién. La tendencia a la identifi- cacién condiciona la hipocondria, En la fase oral primaria se presenta la disyuntiva entre incorporar 0 no, es decir, entre amar 0 no amar. Ese conflicto es el subyacente en el estado esquizofrénico. La fase oral secundaria se caracteriza por la disyuntiva entre incorporar 0 destruir, 0 sea, entre amar w odiar. Este segundo conflicto es el subyacente en el estado depresivo. Para el esquizoide el problema principal es cémo amar sin destruir con su amor. Para el depresivo es como amar sin destruir con su odio. Fairbairn afiade que aunque esos son estados patolégicos, nadie es tan afortunado como para estar a salvo de cierta dependen- cia infantil o de la necesidad de incorporar objetos. De ahi se puede concluir que en todo individuo esta sub- yacente una tendencia esquizoide o una tendencia depresiva. Esas dos fases orales, la primaria y la secundaria, externamente se manifiestan asi: la primera por el chupeteo, la segunda por el mordisqueo. En el curso del desarrollo se transformardn en la actitud esquizoide 0 en la depresiva, En la actitud oral temprana, podemos pensar que el nifio empieza a experimentar de una manera interna 36 los estados de plenitud y de vacio. Cuando el nifio acaba de comer podemos presumir que se siente leno; cuando tiene hambre podemos presumir que se siente vacio. El nifio pronto aprende a relacionar estos estados de pleni- tud y de vacio que experimenta en si mismo, con una condicién inversa del pecho de la madre; esto ¢s, cuando €l nifio est vacfo el pecho de la. madre est4 ileno; al final del amamantamiento, cuando el nifio esté lleno, el pecho de la madre est vacio. El nifio empieza a rela- cionar el hecho de que su propio erotismo, su amor incipiente, expresado a través de la actividad oral de chupar, causa en el pecho de su madre un estado de vacio, de aniquilacién, Por otra parte, en la actitud oral tardia, aparece en el nifio Ia tendencia al mordisqueo. El nifio comienza a experimentar el hecho de que su hostilidad, su agresién incipiente, expresada a través de la. actitud oral de mor- der, si bien le permite incorporar dentro de si al objeto satisfactor, también lo destruye, impresién a la que ha de contribuir el hecho de que la madre desaparezca realmente al terminar de amamantarlo. Dado que el nifio depende en una forma tan absoluta de sus objetos externos, se ve en la neces ciar y reprimir muchos impulsos eréticos hostiles para poder preservar y conservar dichos objetos. Sin embargo, estas necesidades suprimidas tienden a desbordar el sis- tema de adaptacién asi integrado, y buscan su emergen- cia en forma disfrazada, para lo cual recurren a la utileria —permitaseme la metifora— que el 1nedio am- biente les ha proporcionado, Toda defensa es un proceso mediante el cual se esta- blece una distancia que protege tanto al objeto como al sujeto de los peligros implicados por Ia cercanfa, ya sea erética o agresiva, Esa distancia que se establece como 37 defensa tiene muy pocas variantes durante la vida del sujeto, y ademés guarda la misma proporcién con los objetos externos que con los internos. Quiere decir esto que cada individuo establece una distancia determinada ¥ consistente entre él y sus objetos; si esa distancia se altera, se altera el sujeto; si el sujeto se altera, se altera la distancia. Cuando Ia’ distancia disminuye surge la ansiedad, pues la proximidad del objeto lo hace temer la destruccién del objeto o de él: él puede destruir el objeto, 0 el objeto lo puede destruir a él. Cuando la dis- tancia aumenta también surge la ansiedad, pues la leja- nia del objeto le produce la sensacién de pérdida. Tiene el temor de perder el objeto 0 de que el objeto lo aban- done a él. ‘Me he ocupado de Fairbaim, porque su teorfa de las “relaciones de objeto” ilumina aspectos muy importan- tes del campo de la interrelacién del hombre con su ocupacién. Si el equilibrio psiquico de un individuo estri- ba en la preservacién de sus distancias, cuando elige una ocupacién que le permita guardarlas y conservarlas serd para él una ocupacién gratificante. Gratificante sera una ocupacién que no lo amenace, es decir, que no lo angustie. Asi como el cuerpo funciona bien con deter- minada temperatura y se altera con el calor o con el frio, asi el aparato psiquico conserva el equilibrio de sus funciones cuando las distancias que guarda con los obje- tos no son perturbadoras. La amplitud de las distancias variara en cada individuo segtin las singulares experien- cias de su infancia, experiencias totalmente diferentes en cada ser humano. Como ya dije, las ocupaciones han sido estudiadas tomando como base su contenido externo, sin tomar en cuenta las “relaciones de objeto” que en cada ocupa- cién se pueden establecer con el sujeto, Los determinan- 38 tes de la eleccién de una ocupacién no son solamente Jas capacidades genéticas del individuo, sino también —Y principalmente— el modo que tenga de reaccionar arse fos objetos interiorizados en su etapa de estructuracion psiquica, y ante los objetos que lo rodean actualmente En la ocupacién de que se trate, o en la cultura en que Vive/En una determinada cultura los rasgos comunes Se deben a la similitud de metas, ideales, proyectos, etc. que tienen entre si los individuos que la integran. Pero Un individu no es comunidad, y lo que lo individualiza fs st. peculiar forma de reaccionar frente a sus objetos. isa forma de reaccionar esti basada en su particular biologia y en su estructura psiquica a Cada individuo funciona, pues, con su propio equipo Dioldgico y psiquico. Los estudios de medicina psicoso~ mitica han logrado establecer_un determinado tipo de madres y de ambientes (de “objetos”) que corresponden 1 los ulcerosos, los hipertensos, los diabéticos, los asma- ticos, los obesos, etc. Greenwald encontré datos comunes entre madres y ambientes que producen prostitutas; madres y-ambientes que deben haberse repetide a To largo de la historia, ya que, como todos sabemos, la pros: titucién se encuentra entre las ocupaciones més antiguas de la humanidad. Santiago Ramirez ha sefialado la estre- cha relacién que hay entre la estructura del mexicano y las ocupaciones que elige. | Dada la tremenda importancia de las relaciones del yo con sus objetos, considero incluciible cl considerar las Seupaciones desde ese punto de vista. No hay que olvi- dar que si bien es cierto que todas las ocupaciones son, en principio, susceptibles de satisfacer las necesidades de {ina determinada cultura, para cada individuo s6lo hay una en la que puede encontrar la satisfaccién mejor. La satisfaccién de sus necesidades dependerd de Ja rela- 39 cién que establezca con sus objetos y los objetos con él. En se sentido sbtomando en cuenta su estructura psiqui- ca_y bioldgica— el hombre no elige la ocupacion que quiere, sino la que puedeé/Tres individuos que poseen indubitables aptitudes para la medicina, que proceden de un mismo estrato social, eligen diversas especialida- des: uno se hace pediatra, otro cancerdlogo, otro derma- télogo. Esa eleccién dentro de la eleccién, y todas las demés clecciones sucesivas que individualizaran a cada uno dentro de la especialidad de su especialidad, se debe- ra siempre a estructuras internas que condicionan su vida externa. También hay —ya lo deciamos— limita- ciones psfquicas, Quien no sea exhibicionista no podré ser actor, quien necesita del contacto directo con la gente no podré ser astrénomo, quien no resista su pro- pia compaiiia no podré ser escritor. La eleccién de una ocupacién es un juego dindmico de capacidades y limi- taciones. Goethe ‘decia que es intitil vagar de un lado a otro de la tierra en busca de la sabiduria, porque cada hombre slo aprende lo que puede aprender. Pero afortunadamente, a pesar de Goethe, e] hombre busca y seguird buscando, En su afin de realizarse inten- ta diversas maneras y caminos para encontrar en la vida un acomodo que le permita vivir sin grandes frustracio- nes y con cuantas satisfacciones pueda lograr. Y de todos Jos medios que tiene a su alcance la humanidad para encauzar la energia del yo, parece que el trabajo es el que ocupa el primer lugar. Definir el trabajo es ardua tarea. En términos gene- rales, y para que haya algin marco conceptual mien- tras precisamos la idea, consideramos el trabajo como Ja actividad humana encaminada a satisfacer las necesi- dades que cada hombre considera vitales para élj/En la actualidad el trabajo parece ser la base de la indepen- 40 dencia y del éxito. Visto asi, todos los conflictos que giran alrededor de la dependencia e independencia pue- den presentarse como conflietos en el trabajo. Ese tras- plante de conflictos de una zona a otra, explica la razén por la cual las inhibiciones que se manifiestan en as profesiones delatan a menudo el tipo de inhibicién caracteristico del superyé (el “supremo juez y tirano que levamos dentro”), Ademés, dadas las condiciones de vida actuales, los nifios adquieren su primera nocién del trabajo en términos de deber; de un deber impuesto por las personas revestidas de autoridad, y que se asocia de inmediato con la idea de la opuesta al placer. Es por esa forma especial de ver el trabajo por lo que todos los conflictos relacionados con las figuras que repre- sentan autoridad, todas las Iuchas entre rebelién y obediencia, entre dominio y sumisién, pueden facilmente expresarse en actitudes respecto al trabajo. Quien haya vivido al padre como un tirano cruel que abusaba de 4, propendera a colocar en su jefe caracteristicas que tarde o temprano, al identificarlas con las de su padre odiado, la hardin entrar en conflicto con su jefe. Por lo contrario, un individuo que ha logrado madurar hasta superar la rebeldia y la sumisin, y se conduce como adulto, no tendré que proyectar problemas de esa indole en su trabajo, En un nivel distinto, a aquellos que tratan de reprimir sus exigencias instintivas , las ideologias dernas —de tinte marxista— les brindan la oportunidad de convertirse en trabajadores incansables, en verdade- ros robots, Segiin Reich, quienes asi actéian no hallan ningiin placer en el trabajo, pero se sienten impedidos a trabajar ininterrumpidament \} Guando Jos impulsos se rebelan, la rebelién toma for- zosamente la forma de una perturbacién en la aptitud para el trabajo. Con mucha frecuencia la manifestacién a externa es la de una gran fatiga, una fatiga que impide la productividad. Por esa razén, los conflictos relacio- nados con Ia profesién se hallan vinculados a menudo con las pertubaciones neuréticas de la atencién y la concentracién. Tales perturbaciones no son sino sinto- mas generales de un estado de estancamiento, En ese estado todo impulso instintivo de cardcter prohibido, ya sea un impulso sexual, hostil o de ternura, se esfuerza Por expresarse en actos, a fin de establecer contacto con os objetos. Cualquiera de esos impulsos puede condu- cir a una inhibicién en Ja actividad motora, que natural mente tendra repercusiones en el trabajo. // Si tomamos en cuenta las observaciones que hemos ido anotando, y si ademés recordamos que Fairbairn dice que la psicologia estudia las relaciones del yo con sus objetos, y la psicopatologia Jas relaciones del yo con sus objetos conflictivos internalizados, deduciremos sin mucho esfuerzo la importancia del trabajo. Ahora bien, el trabajo es importante para el individuo como “rela. cién de objeto.” Interesa pues estudiar las dos partes de Ja relaciém: el sujeto y el trabajo como objeto. Para nuestros fines de exposicién, podriamos dividir Ja historia en cuatro grandes perfodos: el animista, el religioso, el cientifico y el moderno. Este tiltimo se catac- terizarfa por lo que se ha llamado la revolucién indus- trial y que va desembocando en otro que podria deno- minatse “de los movimientos sociales organizados”. El trabajo en la época animista consiste en la caza, Ja pesca, Ia alfarerfa y Ia agricultura. En el periodo reli. gioso aparecen el culto organizado a los dioses, el pensa- miento filos6fico y Ia expansién de las artes y del trabajo organizado. La etapa cientifica produce instrumentos, viajes de investigacién y maquinaria. La revolucién industrial trae consigo la produccién en serie, el inter- 42 cambio de conocimientos en_plan universal y el conoci- miento del trabajo en plan institucional. Al parecer, la cultura matiza el tipo de actividades ocupacionales. Si bien es cierto que la constante siempre ha sido el trabajo humano y las satisfacciones de necesidades que el hom- bre considera vitales, también Jo es que el trabajo se ha ido acomodando a las épocas. : En nuestra cultura actual las ocupaciones tienen un ingrediente caracterolégico que las hace ser obsesivas, paranoides, fébicas, histéricas, etc. Es decir, tienen carac- teristicas que si se dieran en un individuo, éste respon- deria a esa clasificacién. Ese componente que permite ‘diagnosticarlas” es el que suele matizar la cultura. Para Fenichel todo fenémeno mental es el resultado de la interaccién de la estructura bioldgica y de la influen- cia ambiental, Esto a veces produce fenémenos curiosos. NEn México, por ejemplo, abundan los tenores, pero escasean los baritonos, y los bajos ya son garbanzos de a libra. El hecho es que en México si hay bajos, pero se dan entre los intelectuales que no tienen interés alguno por dedicarse a la épera, o entre cargadores que ni siquiera han oido hablar de ella. Las instituciones sociales actiian. determinando las influencias ambientales, y Ias influen- cias ambientales determinan a su vez los fenémenos men- tales. Luego los fendmenos mentales influyen en el medio ambiente en Ja estructura biolégica, y ésta en la estruc- tura socialj/Es todo un. tejido de relaciones © interre: laciones que se influyen incesantemente unas a otras, Fl individuo es el resultado de todo ese conjunto de rela- ciones dindmicas. Hay, pues, diélogo interminable entre el individuo y su medio y consigo mismo. Al individuo lo afecta tanto el didlogo con el exterior como el que s0s- tiene internamente consigo mismo, Esos didlogos son “relaciones de objeto”. Esas relaciones implican una 43 interdependencia; y la interdependencia implica dife- renciacién, independencia, madurez, en los individuos entre los cuales se verifica. La dependencia, al contrario, implica una relacién en la que el nifio —o el adulto inmaduro— por no estar completamente diferenciado, se confunde con el objeto. La madurez consiste en inde. pendencia; lo infantil es la identificacién con los obje- tos. Cuando se intenta diferenciar y no se logra, el sujeto padece angustia. Para eliminar esa angustia producida por el proceso de diferenciacién, el sujeto recurre a le que Fairbairn llama “técnicas”, La técnica fébica se produce en el trayecto del abandono del objeto y su vuelta a él; la técnica obsesiva sefiala que hay un con- flicto entre la expulsién y la rentencién del objeto. La técnica fobica es de naturaleza masoquista, la obsesiva es sadica. La técnica histérica se produce por el conflic, fo entre aceptar © rechazar; ella explica las intensas relaciones amorosas caracteristicas de la histeria, ya que son compensatorias de un rechazo permanente. Ahora bien, cualquiera que sea la técnica de relacién interna con el objeto, tarde 0 temprano se convertird en realidad externa, Esa externalizacién de la relacion interna se produce independientemente, o casi, del indi- viduo. Es decir, quien internamente oye hablar espaol, independientemente de su voluntad hablard espaitol tarde o temprano. Ademés el juego es doble: Io que al Principio es externo —el idioma— se internaliza; 1o que ya se internalizé —el idioma— se externalizard. Eso establece un movimiento de afuera hacia adentro y vice. versa. Y todo el proceso dependerd de los objetos acep- tados 0 rechazados. Por ejemplo, en la técnica obsesiva el objeto aceptado y el rechazado estin internalizados. En la paranoide el objeto aceptado se internaliza, En la técnica fobica el aceptado y el rechazado se externalizan, 44 Las técnicas se emplean naturalmente, de acuerdo con las relaciones de objeto que el individu haya esta Becido en su etapa de, dependencia infantil, Segin su dependencia infantil, ast serd la técnica a la que recun ante un conflicto. 4 \\ Importa aclarar que el hecho de que haya ocupacio- nes obsesivas, paranoides, a, histéricas, ete. quiere decir que los que a lla se dediquen sean obsesi- vos, parancides, fGbicos o histéricos. El cardcter de l ocupacién que ejerza un individuo es independiente de su cardcter_personal//Las ocupaciones —como los, indivi duos— tienen una historia que varia segtin los individuos que las han ido ejerciendo en el pasado y segin las mo- dificaciones que ellos han introducido en elas con su conducta. Todo eso, ademds, est’ en el marco de las necesidades vitales de cada €poca. Todo sujeto en el curso de su historia estructura modelos de reaccién especifica, Esos modelos suelen ser formulas transactivas, particularmente funcionales, ope- rativas y econémicas. Estructura, también defensas que tratan de encubrir el modelo fundamental. Dicho mo 7 Jo fundamental emergeré ante cualquier situacién de peligro. Esto significa que en ltima,instancia es ¢ modelo fundamental el que se utiliza, Ese modelo fun- damental est estructurado por las relaciones con los bjetos, No es, pues, temerario deducir que ante Ja nece- sidad de elegir una ocupacién como objeto, la eleccién se realizar siguiendo las pautas infantiles, es decir, d acuerdo con la estructura fundamental. La ocupacién se clegird de una manera semejante a como se eligieron Ios objetos de la infancia, Este funcionamiento, al parece esté reducido en el hombre maduro, el cual es capaz de stinguir y percibir las caracteristicas reales del objeto y de reaccionar ante ellas adecuadamente, Claro que el 45 neurético clegiré también de acuerdo con su modelo fun- damental, pero si el modelo no es maduro su eleccién ser no sélo inmadura, sino que reaccionara inadecua- damente ante la ocupacién, Dado que sus impulsos ins- tintivos originales persisten en su inconsciente, la mani- festacién de su problematica en relacién con el trabajo le impediré adaptarse a las tareas objetivas, Eso se debe a que busca satisfacciones infantiles que al no ser satis- fechas, lo hardn recurrir a mecanismos de defensa. Eso Jo empobreceré, porque utilizar energia en crear defen- sas en detrimento de la energia utilizable en sus activida- des racionales conscientes. Tal conducta produce inhibi- ciones en las funciones del yo, y consecuentemente una Propensién al cansancio 0 a la fatiga crénica. Esa fatiga que se manifiesta fisicamente parece deberse a una alte- racién de las actividades musculares en los estados de stress (tensin excesiva). Es interesante mencionar aqui el hecho fisiolégico comprobado de que el grado de fatiga no se halla en relacién con el stress muscular, sino que depende del estado mental en que fue realizado el trabajo, Las personas que estan en estado de conflicto propenden a cansarse mAs rapidamente que las que est’in libre de tensiones internas. ‘Trabajar en estado de con- flicto exige un esfuerzo mucho mayor. No es lo mismo caminar libremente que con un fardo a cuestas, Ahora bien, una situacién de conflicto se puede agra- var o aminorar segiin la ocupacién. Para quien funcione con una estructura paranoide, el conflicto puede llegar hasta a desaparecer si se dedica a ser detective o policia, pues ello le permitira transformar en un objeto real ef objeto externalizado. En vez de perseguirse o sentirse perseguido, perseguir4, lo cual puede proporcionarle el necesario equilibrio. Para quien funcione con estructura fobica, el sacerdocio le podra proporcionar equilibrio, 46 pues el abandono y el sucesivo retomo al objeto lo pod realizar de muchas maneras: desde el abandonar hogar y a sus padres para volver a. ellos consagrado, hasta el abandonar los objetos por el voto de pebreza, castidad y obediencia, para volver a dichos objetos reite- radamente a causa de sus propias obligaciones apostéliy cas, En el estado histérico, el conflicto, como deciamos, radica en la alternativa de la aceptacién o el rechazo del bjeto. poe $ Cuando las personas estin fuera de su émbito repac rador, viven en un estado de permanente conflcto, El conilicto fungiré entonces como inhibidor y afectard yo y a las funciones del yo. Las funciones del yo estén modeladas por factores culturales; por lo tanto, también Jas Areas de inhibicién dependen del medio ambiente./ ¥ Las Areas de inhibicién son las expresiones de viejos conilictos en las primeras relaciones cle objeto, que luego se manifiestan en cl trabajou Ast como todo érgano pue- de servir de zona erégena, toda funcién puede Iegar a ser vietima de una jnhibicién, De aqui puede deducirse Ia iinportancia de la inhibicién respecto al trabajo, Las inhibiciones pueden ser innumerables, Me ocuparé bre- vemente de las que considero principales: las sociales, las corporales, las Mamadas psiquicas incluyendo las del habla, las de las emociones y las de la voluntad. Para ello voy a echar mano de las ideas de Fenichel. «Las inhibiciones sociales son las que en términos gene- rales van desde Ia timidez hasta el retraimiento social. Los que padecen ese tipo de inhibiciones son individuos dominados inconscientemente por el temor y el deseo de que se descubran sus actividades masturbatorias 0 sus tendencias sexuales escoptofilicas agresivas.d/ Las inhibiciones corporales son las que afectan Ia esfera motora y la sensorial. Las manifestaciones van 47 fe determinacién’ Suclen deberse a. deficiencias en las meiones del superyé. Al renunciar a la toma de deci; Eibo y al coder ese privilegio a otros, se actéia bajo el aiee) de una agresion del superyd. Se intenta asi satis- Ie oe seicidadl urgente de recibir aprobacién externa. Lis inhibiciones de a. vida emocional se producen en “personas psicogénicamente {ras y carentes de afecto, “Beren'tafer su causa en la vinculacién de sus emociones yn conflictos instintivos. Tal situacion suele buscar so- ompensacién en ¢] Gesarrollo intenso de la vida inte- f . aint jones pueden hacer aparecer a alguien como Me iilje capacidad, cuando 10 que verdaderamente Gime es que hay un bloqueo psicogénico de las eapaci- GhlesyF1 bjemplo més extremo lo constituyen Tos tipos de pertonalidad que Freud denominé los “arruinados por desde la falta de habilidad para ejecutar algo que in dablemente estaria a su alcance de no ser por Ja i bicién interior, hasta Ja pardlisis o la ceguera. Segdin psicodinamia del individuo, variar la localizacién os sintomas y la gravedad ¢ intensidad de ellos. sintomas dependerin de factores fisicos y psiquicos. Una persona con afasia no puede ser locutor de radio 0 actors un ciego no puede dedicarse a la pintura. “Las inhibiciones psiquicas}son las que afectan al apara- to psiquico. Especialmente\ge manifiestan en el bloqueo de la inteligenciay Hay varias razones que pueden inter- venir para mantener la inteligencia on grilletes. La ree presiin de la curiosidad sexual est’ ligada a la escopto- filia inconsciente, Existe la posibilidad de que en estos casos el pensar se cquipare a las funciones sexuales, y por tanto la inhibicién adquiere el significado de castra~ ue. imi Pjn, ya sea como hecho piicoldgico ¢ como una amend “Gl Gato”, los “erminales por sentimientos, de, culpa za que hay que conjurar. Los estudios realizados sobre ‘os “masoquistas mnorales”. Tal parece que Ios Me perturbaciones especificas de la inteligencia demuestran que pertenecen a esa tipologia funcionst co entajas que cuando la inteligencia se bloquea (independiente- "Gdn de que no deben aprovectiay 106 OP TGs compulsa a mente de su manifestacién: [racaso escolar, incapacidad que poseen como dotes naturales, 1 CN Tay éxito. para estudiar determinadas materias o algo relacionado inbibir aquellas funciones que Dian eee agantall directa o indirectamente con esas materias), es siempre Esa inhibicin es una especie dee caro tributo dv! Py as por asociaciones con conilictos en torno a la sexualidad 4 - supery®. El éxito se vive como proverele’ Ct ce Sin infantil | destructivas del supery6, y por lo tanto se eluce Oe “En Jas inhibiciones del habla,“como el mutismo histé embargo, esa actitud no siempre es betes ra ree ai rico, el tartamudeo y la inseguridad en la forma de © que no se doblegan completamenic » 0 ete expresarse ante cierias personas o situaciones, se ha _ parte, o inhiben una o dos cualidades e=prt ni oso encontrado que \son reactivacién de viejos conflictos ~ naturalmente, los manticne lejos de un Ve peebE. inconscientes. Eso¥~conflictos, al encontrar situaciones | para su yo, pero les impide entregarse de Tleno a andlogas o similares a las que los originaron, propician clones que los condenarfan al desastre. oi las inhibiciones de pensamiento.// ‘La inbibicién ocupacional se produce siempre qu ALas inhibiciones de la voluntad son propias de las | personas que evitan tomar por si mismas cualquier clase = ecupacion de la. petsona exige la realizacion de actos, J gue han llegado a ser objeto de inhibiciones anteriores/ 49 48 a Es importante aclarar que las inhibiciones ocupaciona- les no se deben a la ocupacién en si, sino a que ésta con- tiene elementos amenazadores para el sujeto. Cada vez que esos elementos se presentan en circunstancias simila- res a las de su origen, producirén angustia, la cual a su vez provocaré la defensa. Ast como cierto equipo de cualidades sirve para varias ocupaciones, una estructura neurdtica impediré no una sino varias ocupaciones. Si el problema es particular, particulares seran las inhibiciones y por tanto restringi- das. Si el problema es general —como el miedo al éxito—— entonces las inhibiciones se presentarén en cuanta ocu- pacién ofrezca oportunidades de éxito. No hay que olvi- dar que la ocupacién implica una relacién de objeto, y que esa relacién es parte de un gran tejido de relacio- nes. Segiin scan las relaciones del sujeto con su mundo y_consigo mismo, asi seran las relaciones con su ocupa- cién. Por otra parte, la relacién entre el hombre y el tra- bajo interactiia dindmicamente. Ese dinamismo fuerza al individuo a adaptarse continuamente a su trabajo. Juando sus conflictos anteriores de relacién de objeto intervienen, no logra la adaptacién sino la inhibicién, es decir, deja de actuar frente a la realidad y actia frente a si mismo. Por eso importa considerar el trabajo como una relacién de objeto, y a las ocupaciones en funcién del sujeto, Los trabajos, como las personas, evolu- cionan; algunos se simplifican, otros se complican y otros mas mueren de muerte naturalNEl hombre, aunque conserva siempre su estructura fundamental, sufre cam- bios fisicos, de ambiente, econémicos, sociales, que influe- yen en su vida de trabajador./Asi pues, la relacién entre el hombre y su trabajo es una relacién sujeta a cambios continuos que, como en un didlogo, alteran a los inter- locutores. 50 “La definicién de trabajo siempre es elusiva, porgue Jo que para unos es trabajo pata otros es diversn# Bl trabajo vendria a ser la energia del yo encauzada a satisfacer las necesidades que cada hombre considera vitales para él. La diversién seria el resto de esa energia que se emplea para jugar a ser lo que se hubiera queri- do ser en serio, pero que por limitaciones o circunstan- cias especiales, no pudo realizarse. A veces la diversion se transforma de pronto en trabajo. Por ejemplo, cuan- do alguien que canta por gusto en las fiestas recibe un contrato, deja su trabajo y se dedica al oficio de cancio- nista. El trabajo de dirigir una empresa puede ser tan arduo como el de dirigir una nacién; sin embargo, el presidente de una nacién es mucho més admirado y res- petado que el presidente de una empresa!'Los trabajos, ademés, varian no sélo de pais a pais, sino en la misma ciudad de barrio a barrio. No es lo mismo ser propieta- rio de una tienda en la Quinta Avenida de Nueva. York que serlo en Harlem. : El trabajo es algo individual. y sélo en esa categoria se puede consderar. El trabajo general es descriptible, ero no definible, porque las excepciones serian Que invalidarian cualquier definicién/Ademés de que el trabajo puede ser diversién y la diversién trabajo, hay el problema de lo que podriamos denominar més concre- tamente “las ocupaciones”. Un médico puede ser presi- dente de una sociedad médica, director de una revista, secretario de un club, profesor de una facultad o flautista en una orquesta, Desde fuera nadie podra saber cual es su trabajo, cual su ocupacién y cual su diversién. Eso depen- dera exclusivamente de él, de su forma de vivir su relacién con cada una de esas actividades. Y aun cabe incluir, desde otro punto de vista en que no voy a inter- narme, la relacién con el dinero. 51 El propésito de este ensayo es el de sefialar la impor- tancia de las relaciones de objeto en funcién al trabajo. YePor qué se elige un trabajo? ;Por qué un trabajo puede dar felicidad a un individuo y hacer desgraciado a otro?ZEn qué medida la eleccién y el funcionamien- to de un trabajo estén determinados por las relaciones de objeto creadas en la infancia del sujeto? Wstas y otras preguntas son las fundamentales para aclarar lo que el trabajo es para el individuof//Para no excederme demasiado he elegido como ejemplo “la vocacién del marino” y “el trabajo del marino”, A través de mi estudio sobre el marino espero clarificar mis conceptos y responder a las preguntas que acabo de plantear. La eleccién de la vida de los marinos no ha sido al. azar. Ademds de que es una de las vocaciones mas antiguas y_mds cantadas, y una de las mds importantes desde Ulises y Colén hasta nuestros dias, es una de las activi. dades que mejor conozco y que mas he investigado. 52 IV. EJEMPLO DE UNA VOCACION XEI hecho de escoger una ocupacién) como medio de vida implica una repeticién, La eleccién \se basard inconscientemente en la conducta que el sujetd vivid en las primeras relaciones de objeto en su infancia. Y no se trata de una fatalidad, sino que cada quien, al expre- sarse, recurre a su propio idioma internogAlguien puede aprender veinte idiomas, pero dird lo mismo en todds, porque el Jenguaje interno no se modifica con el apren- dizaje de idiomas externos distintos. Un hombre agresivo que aprenda chino, sera agresivo en chino. Por es0, como ya sefialamos, al elegir una ocupacién, el que elige Jo haré de acuerdo con su estructura y’ aprendizaje internos. \ Si su estructura es equilibrada, ante la ocupacién reac- cionard equilibradamente, En cada una de sus relacio- nes —y la ocupacional es una muy importante— nos dard ‘a conocer cémo resolv ictos infantiles, cémo los elabord, y qué capacidad tiene para percibir las cua- lidades reales de los objetos del exterior. Cuando no puede percibir las cualidades reales de los objetos exter- nos, es decir, cuando su actividad racional consciente esta obstruida, su relacién con el trabajo adolesceré de todos los defectos que hubo en la estructuracién de la personalidad en los primeros estadios de la vida, Con- fundird el trabajo con situaciones del pasado. // La eleccién de la ocupacién de marino es similar a cierta forma de patologia. (Cabe repetir que todas las ocupaciones, en mayor 0 menor medida, presentan carac- terfsticas similares a ciertas formas de patologia. En el caso de los marinos, el problema patolégico se manifiesta en que ellos deben enfrentarse toda su vida, durante ciclos reparativos, a la angustia y a la muerte. Esto consta 53 en toda la literatura que se ocupa de los marinos. El encuentro con el mar siempre trae aparejada la muerte. Los mecanismos y las maneras como se va a tener que claborar esa peculiar situacién, dependerdn de cada suje- to. Sin embargo, a pesar de que cada caso tendré pecu- Tiaridades distintas, yo pienso que el hecho de estar enfrenténdose ciclica y repetitivamente a la muerte tiene que presuponer, en forma general, una situacién trauma- tica. En esa situacién traumtica, el ser marino es la manera de elaborar la angustia de muerte. Esa situacion puede ser comén a otras ocupaciones que presuponen también un peligro de muerte, por ejemplo, el ser torero, aviador, cosmonauta, etc., son ocupaciones que en cierta medida enfrentan al hombre con Ja muerte. El_mar, ademas de ese “coquetco” con la muerte, significa “un dejar objetos”, lo cual individualiza la ocupacién del marinero. El mar hace al marinero aban- donar y a la vez abandonarse. Pero se trata, ademés, de un abandono peligroso, un abandono que amenaza con la muerte, aunque a la vez distrae del abandono por el peligro mismo. Ire al mar implica dejar la familia, la casa, las propiedades, el terrufio, los amigos; todos los puntos de apoyo. Irse al mar es abandonar todo aquello que da seguridad, proteccién, afecto. Pero el abandono mismo compensa en alguna manera de la pér- dida de tal seguridad, proteccién y afecto. Decitle a la amada: “Quisiera estar contigo siempre, pero no puedo”, no es lo mismo que confesarle: “Porque no puedo estar siempre contigo, me voy.” Y.lo mismo en el didlogo interno: “Yo soy muy macho, muy valiente; por eso me las juego en el mar”, no es Jo mismo que confesarse: “No tengo la capacidad para vivir como todos los demas y para estar siempre con una mujer; me voy a donde no hay mujeres, ni hijos, ni familia. Me voy con los 54 inicos que tolero que son los demas hombres como yo. Me da mds miedo la vida en la tierra, que la vida en el mar. Prefiero los ciclones a la cotidianidad.” Cada uno elaborard la situacién de manera particular y espect- fica, pero esa es la ténica general. Ante este planteamiento surge la pregunta de si real- mente toda eleccién de una profesién presuponi una base patolégica, o si tal eleccién esté condi por una motivacién no consciente para el sujeto, pero que no necesariamente es patolégica, Greo que se insiste demasiado en lo patolégico. De escuchar voces de algunos psiquiatras, pareceria que el mundo est4 poblado por enfermos, y que las personas sanas son exclusivamente puntos de referencia. En tal perspectiva, la respuesta depende de Io que se considere patologia. En la teorfa de Fairbairn, por ejemplo, todo individuo tiene una escisién basica en su personalidad. En términos de la clasificacién psiquiétrica comin, se diria que todo individuo germinalmente es un esquizofré- nico. Sin embargo, el hecho real es que en Ja vida diaria no todos los individuos son esquizofrénicos. ¢Entonces Fairbairn est4 en un error? Tampoco. Lo que él afirma tiene validez pero en zonas profundas. Fairbairn dice que todo sujeto normal, en situaciones anormales am- bientales, por ejemplo, ante un desastre, ante una epi- demia, ante la carencia de alimentos, presenta datos reveladores de que hay una escisién basica. Eso quiere decir que un sujeto normal, si elige una ocupacién en una situacién normal, lo hace en un plan totalmente na- tural. Y tal eleccién no suele depender de una cuidadosa y esmerada concatenacién de razonamientos, sino de una especie de “sentimiento”. “Siento”, dice al elegir. Hay, sin embargo, un grupo de personas que tienen problemas vocacionales porque no saben qué carrera las atrae 0 a 55 qué ocupacién dedicarse para ser felices. En tales casos se puede hablar de patologia en la eleccién. Pero el problema, de hecho, no es vocacional; es terapéutico. Porque no es que esa persona esté muy bien en todas las zonas psiquicas, y que presente un problema aislado en lo que a la vocacién se refiere; lo que ocurre es que hay una problemética general que se manifiesta particu larmente, y en ese caso concreto, en lo relative a la vocacién, Posiblemente se deba a alguna falta de iden- tificacién, En casos asi es obvio que se trata de situacio- nes patolégicas. Ahora bien, si una persona logra estable- cer un equilibrio entre sus necesidades y conflictos in- ternos con su ocupacién, no cabe hablar ahi de patolo- gia. En todo caso se tratari de terapia. Asi como es dificil definir el trabajo en general, asi también es dificil calificar de patolégica una ocupacién en general. Para saber si es sana o no, es necesario investigar muy cuida- dosamente las motivaciones y las relaciones que el sujeto establece con el trabajo. Sélo asi podria hablarse de patologia. Las profesiones en si no son ni patolégicas ni sanas; tal calificacién depende de cémo las viva el que a ellas se dedica. El célibe que desea casarse, vera colmado su deseo si en suefios anda y camina facilmente sobre el mar. El hombre que hasta entonces viviera bajo la dependencia. de un amo brutal y lamentandose bajo su férula, no co- noceré sino Ia gracia de su opresor y sus beneficios. El viajero realizard, después de tal suefio, un viaje tranquilo y aun ventajoso. “Aquel que ha encontrado obstaculos en la marcha de sus negocios, vera que estos se esclarecen y simplifican 56 si en suefios camina sobre el mar, pues el mar representa el juez que a su capricho, tiene bondades para unos y rigores para otros. EL mar se refiere asimismo a la mujer, a causa de su humedad, y a los personajes autoritarios y opulentos, a causa de su poderio. El joven que camina en suefios sobre el mar, conocerd lo3 placeres del amor; la joven habra de disponerse a caer en la lujuria, pues el mar es semejante a la prostituta que pérfida como él, abuh- da también en atractivos, aunque cual el mar, igualmen- te pierde muy a menudo a los hombres, los pierde y los arruina y los derrumba.” (Artemidora de Efeso) Emprender el viaje para estudiar la personalidad del marino mexicano es tarea dificil y complicada, Como en el mar, la travesta esté Ilena de vientos favorables o de tormentas. Este grupo social presenta serias dificultades para definir su estructura, afectos, capacidad de adapta- cién a bordo, etc, Sin embargo, la gente de mar, a tra- ves de la historia, ha tenido pautas de conducta suscep- tibles de conocerse y estudiarse. Los marinos de la Armada son profesionales que en forma basica encauzan su trabajo y energias a procurarse la satisfaccién de sus necesidades econémicas en marco més sélido de seguridad social. Tienen un modo peculiar de pasar la vida y ver el mar, diferente a quienes s6lo contemplan su belleza 0 pasan las horas en su deporte acuatico predilecto. También son distintos a los que na- cen en la costa y conocen del mar su sabor, su paisaje y su brisa. Los marinos de nuestra Armada tienen algo de comin con los pescadores de hoy y de siempre, de nues- tras costas o de arenas remotas. Todos ellos le hurgan al 57 mar su riqueza y comparten sus peligros; saben que al partir se enfrentan al océano que se convierte en guar- didn y duefio de su destino; que es tanto como enfrentar- se en cada viaje al azar ya la muerte. Saben que hay algunas seguridades a bordo, que hay posibilidades de regreso y de triunfo... o de buena pesca; pero el riesgo del viaje est4 presente en cada tramo del trayecto. Saben que por buena que sea la embarcacién hay peligro de naufragio, de ciclones, de accidentes o enfermedades, le- jos de la tierra firme, de la tierra que es como puerto prédigo en seguridad. Entre ellos se cuentan la anécdota de Karel Capek: “Nos embarcamos en el Mediterrdneo. Es tan bellamente azul que uno no sabe cual es el cielo y cual es el mar, por lo que en todas partes de la costa y de los barcos hay letreros que indican dénde es arriba y dénde es abajo; de otro modo uno puede confundirse. Para no ir més lejos, el otro dia —nos conté un capitin— un barco se equivocd, y en lugar de seguir por el mar, la emprendié por el cielo; y como el cielo es infinito, no ha regresado todavia y nadie sabe dénde esté.” Esos son Jos marinos: un grupo de gentes que a diatio, en cada viaje, se enfrentan a la ansiedad de Ia muerte, igual que todos nosotros en el acontecer de la existenciay pero en ellos el ctimulo enorme de citcunstancias que suceden a su alrededor los obligan en forma especial a temer el dafio fisico y anhelar el retorno feliz. Y sin embargo, son hombres que trabajan en bien de su patria, cuidando el patrimonio de México, y dispuestos a sacri- icar su vida por los més altos ideales de la nacién; todo sin la més minima duda, y con todo el acopio de valor de que se sienten posefdos desde que portan por primera vez el uniforme. En este estudi 58 slo describo la cara intima, secreta, del marino; sus afectos, dudas, angustias y mitos, que pone en juego desde que zarpa hasta su regreso. Se trata de un marino hipotético, fruto de la investigacién de 80 casos revisados en forma exhaustiva en el Servicio de Psiquiatria del Hospital Central de Marina, de los cua~ les unos eran enfermos psiconeurdticos, y otros habian recurrido al Hospital por causas diversas, y que me per- mitieron tener una clara idea de su vida y de la forma de manejar sus tensiones emocionales durante las trave- sias. « LA PARTIDA Cuando el marino es llamado a bordo, cuenta en su haber con una determinada preparacién técnica ideo- légica, segin el rango y puesto que va a desempefiar en el barco, Escoge la profesién de marino para repetir su situacién familiar; al identificarse con el padre o pensar en su alejamiento, intenta en el mar cerrar las heridas que le abrieron determinadas situaciones fami- liares traumticas, El marino tiene durante el curso de su preparacién técnica una serie de experiencias que van enriqueciendo su yo, y lo acostumbran a manejar la angustia que emer- ge ante el abandono del hogar. Por ejemplo, aprende a dominar los instrumentos y aparatos que le dardn orien- tacién y seguridad en el buque; lo ensefian durante varios afios a comportarse como buen marino, sabe que al em- barcarse, su prestigio y su situacién econémica mejora~ rin, Pero al saber la fecha exacta de la partida tiene una conmocién interior; la angustia de la separacién serd el motor que rija su conducta desde esa hora, con- ducta que tendré que normar en forma semejante a la que emplea el sujeto frente a las neurosis traumaticas. 59 Hay un miedo interno a no volver a ver a sus seres que- ridos, de abandonar para siempre los amigos, 1a casa, la taberna, el paisaje; que es como enfrentarse a la pérdida de todos sus objetos y encotrarse con la muerte, hallarla en cl naufragio, en las tormentas, en choques contra rocas y arrecifes desconocidos, 0 en la inseguridad de Ta nave, las epidemias 0 accidentes; luego el oculto temor a morir de sed y hambre en viajes interminables en un barco a la deriva. Ya Fairbairn consideré la angustia de separacién una de las piedras bisicas que motivan la ansiedad del ser humano, puesto que esa situacién revive el dolor de perder el estado de dependencia infantil, de seguridad y Phena relacién con la madre. La angustia de separacién es un subproducto de la tendencia de autoconservacién que emerge ante las situaciones de peligro. ‘Los marinos son seres que en forma ciclica se someten a un sufrimiento de separacién en sus viajes al mar, incégnita Ilena de peligros potenciales; es natural que sientan angustia nuestros marinos, puesto que la situacién geografica que tiene la Repiblica mexicana est invadi- da de estados climatolégicos bruscos y sus embarcacio- nes suelen ser antiguas y débiles. “Ante tales temores, muchas veces no reconocidos cons- cientemente 0 que rehiiyen confesar hasta a si mismos, fecurren los marinos a técnicas psicolégicas que alivian Suestado animico: van a la iglesia, se confiesan e im- ploran la proteccién divina (practica que usualmente es Fecreta, para no dar lugar a mostrar debilidad o temor), © bien’se entrevistan con el padre o familiares para en- cargarles a sus hijos y esposa, Es muy conocido el buen Comportamiento de los marinos antes de su partida; se Gbstienen de beber en exceso, y sienten panico cuando Ios embarcan en estado inconsciente de ebriedad; tam- 60 bién se les enternece el corazén y compran baratijas para sus seres queridos, Otra forma de elaborar la angustia de separacién y la ansiedad profunda por la muerte, es valiéndose de a magia, arma ancestral del hombre uti- lizada para aliviar su dolor. Los rituales mAgicos que tiene el marino, como la serie de amuletos que leva consigo, rituales al despedirse, consulta de hordscopos ¥ observacién del dia de la partida (que nos hace recordar el refran del pueblo: “En martes, ni te cases ni te embar- ques”, y la tradicién nahuatl de evitar salir al_mar en los dias de “Nemontemi” 0 los “cinco dias del afio”), le hacen pensar en un regreso afortunado y darle animos en cl momento de partir. Otros, sin embargo, parten muy optimistas, riéndose y gozando de la vida, como si negaran en forma maniaca su profundo temor ante ¢l océano, y manejaran su destino en forma omnipotente. El estar alegre simboliza para ellos el tener un viaje feliz, No es de extrafiarse que una 0 dos horas antes de la partida el marino suba y baje varias veces del barco, lo que indica un inconsciente deseo de no partir. El obliga- do abandono de la esposa y el temor inconsciente de infi- delidad conyugal, 1o Heva'a pensar en la perenne fideli- dad de su esposa, y lo compromete a elegir una compafie- ra casta, reposada sexualmente y de cardcter fébico; ast controla Ia ansiedad de ser abandonado y castigado por su propio abandono. El marino nunca duda de que su esposa sea fiel, y como Ulises, el marino tipico de la humanidad, espera encontrar a su retorno a la fiel Pené- lope que Io aguarda con la comida exquisita, el odre henchido de vino y el calor del hogar. - El momento culminante de la separacién es para el o radica 9 en el interior de la Repttblica, cuando parte hacia el puerto, y para el de las costas cuando abandona el hogar, impidiendo a sus familiares que lo 61 acompafien hasta el muclle y hagan escenas conmovedo- ras de despedida. Este sufrimiento del marino es la revivencia de los traumas infantiles basicos, surgides a causa de la frus- tracién en problemas de dependencia, que lo hacen an- gustiarse al apartar de su vista el ser querido, Este temor a partir se agudiza cuando el viaje es a lugares remotos de las costas nacionales. Entonces, con un pretexto u otro, algunos marinos sabotean su partida y racionalizan su actitud inculpando a maniobras politicas, envidias e intrigas. Cabe preguntarnos en este momento: gpor qué el marino se enfrenta ciclicamente a esta separacién si es tan dolorosa? ¢No ser que la vocacién del marino se forma por su deseo de elaborar sus conflictos a modo de una neurosis traumética? Ya Freud y toda su escuela psicoanalitica nos han indicado la compulsién a la re- peticién de una situacién traumatica con el fin de elabo- rarla_y solucionarla, A RoRDO Cuando ha zarpado el buque y cada quien toma su puesto, las Iabores requeridas a bordo son especificas y Ienan toda la actividad de la tripulacién, Se respira en los barcos de nuestra Armada una fuerte cohesién hu- mana, y una s6lida conciencia moral norma Ia actitud y trabajo de cada uno de los tripulantes. Existe en el buque una rigida disciplina, un genuino respeto hacia los supe- lores, cuyas drdenes se acatan sin dificultad. Todo ocu- rre como si la cohesién social los protegicra de los peli- gras, Las actividades de Ja tripulacién se tornan muy orde- nadas, digamos obsesivas: el ingeniero encargado de las maquinas ordena a su personal que mantega las maqui- 62 nas relucientes; exige una comprobacién constante de su buen funcionamiento. Es sabido que la tripulacién entra en verdadero estado de pAnico cuando fallan las maqui- nas, Por otro lado, el comandante exige en forma obsesi- va al personal de cubierta tener el barco flamante. En todos los rincones se ve dinamismo y actividad, y una conducta obsesiva y rutinaria los protege de la angustia ante los peligros del mar. Este mecanismo es entonces, ademés de defensivo, adaptativo e integrador. Todos Jos tripulantes funcionan como partes de un buen “yo colectivo”, adaptado al principio de autori- dad. Esta cohesién es més intensa cuando el barco es presa de un peligro real. ' Pero una vez més, la cara secreta del marino nos informa de numerosos actos magicos que segiin él, traen buenos augurios; por ejemplo, consideran que las toni- mas que a veces acompafian al buque son de buena suerte; pero en cambio si una de éstas muere, es presa- gio de tragedia, Casi todos tienen una zona tabit dentro del barco y zonas negras marcadas en los mapas marinos (como el “Mar de los Sargazos”). Nunca evan a sus mujeres a bordo; suelen portar imagenes religiosas que esconden escrupulosamente. Todos estos rituales mAgico- obsesivos los protegen tanto de las ansiedades depresivas ante el temor de la muerte. como de las paranoides. Sin embargo, en algunos este equilibrio se descompensa por momentos, y comienzan a hablar de accidentes y tragedias de otros viajes. Son temas frecuentes de con- versacién entre marinos los peligros al Iegar a lugares desconocidos. La secuela de comunicacién en el viaje se ajusta més © menos a Ia siguiente curva: primero la comunicacién es intensa y de tipo manfaco, para después disminuir hasta llegar a un aislamiento y mutismo marcados, con 63 4 tendencia al suefio y a la depresién, Si el viaje es muy largo, después de la etapa de aislamiento, viene la de inquietud y agresién. No son raros entonces los conflic- tos interiores de los tripulantes. Se revive asi la actitud emocional que nos hace recordar el por qué de los moti- nes a bordo en tiempos remotos. Las compaiiias navieras que manejan barcos de pasaje, tomando en cuenta el fendmeno anterior, destinan en sus viajes a un maestro de ceremonias, que constituye una figura casi tan importante como el capitén, para que se encargue de organizar fiestas, competencias depor- tivas, y todo tipo de actividades, incluyendo el fomento de relaciones afectivas entre parejas, para evitar que Jos pasajeros sufran la prevista introversién y melancolia, El marino tiene conflictos para adaptarse a bordo en diferentes planos y niveles: maneja la ansiedad por Ia muerte con técnicas obsesivas semejantes a la magia; tiene también un ineludible estado regresivo manifiesto en el abandono de objetos, de su genitalidad, su familia, lo cual representa el abandono de la edad adulta; y al meterse en el mar revive lo que Freud llamé el “senti- miento ocednico”, que es un estado regresivo del ser humano en que desaparecen las fronteras del propio yo, y surge una intensa soledad. Lo que nos recuerda el poema de Pablo Neruda: “Es una regién sola, ya he hablado de esta regién tan sola, donde la tierra est’ lena de océano y no hay nadie sino unas huellas de caballo, no hay nadie sino cl viento, no hay nadie sino la Iuvia que cae sobre las aguas del mar, nadie sino la Iluvia que crece sobre el mar.” 64 Esta confusién emocional esta ligada con la pérdida brusca de identidad que tienen los marinos al subir a bordo, pues cambian sus actividades de tierra, y en forma potencial tienen que estar dispuestos a adoptar cual- quier rol de trabajo que dependerd de las circunstancias. En la préctica todo marino se ve obligado a desem- pefiar actividades femeninas (consideradas asi por nues- tra cultura occidental) que le remueve intensas ansie- dades homosexuales, de las que se defiende con actitu- des tabiis; por ejemplo: siempre dejan la puerta del camarote abierta para que nadie se imagine que realizan actos prohibidos; eluden toda relacién familiar y pro- Jongada con los compafieros, y las parejas de amigos intimos y confidentes son motivo de bromas y de censu- ras; la fobia llega al méximo cuando descubren un homosexual a bordo, episodio por lo dems raro y, que presagiaria la misma tragedia que Hevar mujeres. Es habitual el derroche de masculinidad, de fortaleza fisica 0 de machismo para exaltar el patriotismo, las actitudes heroicas ante el principio del deber, como si tuvieran la necesidad de tener un superyé fuerte que Jos proteja de sus pulsiones instintivas, y que al mismo tiempo los defienda de las adversidades del viaje. Ven en el capitin la proyeccién del padre protector, y cuidan de que sea siempre competente y capaz en. sus abores técnicas. En conformidad con esto, la marinos estan pendientes de la capacidad e inteligencia del radio- telegrafista, que constituye un cordén umbilical con la madre tierra, y al que cuidaran como a uno de los per- sonajes més importantes de la tripulacién. : Estas técnicas son utilizadas para manejar los obje- tos de su mundo, del mundo traumdticamente actualiza- do en ellos, El mundo externo amenazante es negado con actitudes manfacas, controlado con sistemas obsesi- 65 vo-mégicos 0 con sintomas psicosométicos: mareas, nduseas, diarrea, suefio, etc. Su mundo interno se abre y tiene mayor predominio durante su permanencia en el mar. La regresién les hace desbordar su fantasia: escri- ben cartas, piensan en sus hijos, su esposa, en que en la tierra habré mucha felicidad a su regreso, en que van a poner un negocio para alejarse del mar, etc. En otras palabras, con esta regresién forzosa se enfrenta el mari- no a la imagen infantil de la madre buena, y proyectan Ja imagen mala de la madre en el mundo de afuera, en el océano. Tienen presente al clésico Ovidio: “jAcaso ignoras el poder furibundo del océano? ; Pues tt que tan en lo conoces te confias ciegamente a sus ondas! Aun- que leves tus anclas en un mar traquilo, ;qué peligros no te aguardan en la inmensidad del Ponto! Y" es mayor la zozobra que espera a aquellos que han viola- do un juramento si se arriesgan a cruzar sus olas: el mar ejecuta el castigo del pérlido, sobre todo cuando ha lastimado un amor, pues, como base, la madre de los amores nacié desnuda de las aguas de Citeres.” En el momento cumbre de la travesia, cuando mayor es la regresién, sucede un curioso fenémeno: sienten al barco como integrado a su esquema corporal y lo viven como objeto interno (en forma autoplistica), De ahi que estén pendientes de todo lo que pasa en él, y se lefiendan, y teman al mar y sus elementos como partes ajenas y peligrosas (en sentido aloplistico). Esto pode- mos compararlo a la relacién madre-hijo en la etapa preambivalente, en Ia cual el nifio no ha podido diferen- ciar a la madre como objeto externo y en la cual el binomio madre-hijo (considerado como objeto total) teme al mundo externo, En nuestras historias hemos oido frecuentemente que cuando los marinos estin dormidos y se para la mAqui- 66 na, sienten como si el coraz6n dejara de funcionarles, y, Sobresaltados corren a investigar qué ha pasado, y sienten el barco como su propio cuerpo; de ahi el afec- to y cuidado que en él ponen, En este estado psicolégico, cualquier hecho es vivido como un ataque que remueve ansiedades paranoides, y podemos imaginar el alto grado de tensién que en tiempos de guerra produce todo objeto desconocido del mundo externo, objeto que en tiempos de paz est4 representado por ciclones, sirenas 0 mons- truos marinos, como el Yacahuizotl de jos antiguos mexi- canos. Ademés de lo descrito, podemos suponer que en cada marino se repite la ansiedad ante las fantasias orales ‘tal y como lo describen M. Klein y Freud), ya que por st estado regresivo temen ser devorados por las ffuces inmensas de las olas del mar, los dientes de las ballenas, los tiburones, por sus propios compafieros en el caso de que se les llegara a agotar el agua potable y la comida, © por las ratas (como magistraimente describe Ricardo Bachelli en su relato sobre el barco “Mary Bonfiel”), y que no es sino la revivencia infantil de la oralidad frus- trante y destructiva, Estos hechos los comprobamos en Ia excelente obra de dos marinos artistas. Eugene O'Neill y Joseph Conrad, como en la Odisea de Homero que con intuicién utiliza la temética oral para la estructura de su obra. EL REGRESO EI consuelo interior invade a los marineros al recibir la noticia de virar el timén hacia la tierra natal. El balsamo del regteso disminuye sus temores, y esperan con anhelo una buena recepcién en tierra. Con juibilo descubren las primeras gaviotas y los maderos despren- 67 didos de la costa, Piensan en el reecuentro, y conmovi- dos cantan “Mi bella Lola”, cancién popular de la que os marinos mexicanos han hecho un verdadero himno propio, y que dice asf: “Cuando en la playa, mi bella Lola, tu lindo talle luciendo vas, los marineros se vuelven locos y hasta el piloto pierde el compés. iAy, qué placer sentia yo cuando en la playa sacé el pafiuelo y me salud6! Luego después se acercé a mi, le di un abrazo, y en aquel lazo crei_morir. YY nosotros los pobres marinos hemos hecho un barquito de vela pa’ vivir en el fondo del mar, que ya no se puede vivir en la tierra ete, Tan pronto como pisan tierra firme, se dirigen inme- diatamente a la “zona roja”. Alli la mujer galante, la antigua “alegradora”, les tendrA servido un rico manjar de caguama, adornado con vinos y servido con un afecto especial. En forma manfaca, comen el tradicional manjar de caguama y beben en forma desesperada, rompiendo en ese momento la formalidad que tuvieron a bordo. Todo se vuelve camaraderfa o rifia; Ia contencién de los afec- tos a bordo del barco desaparece, y se da rienda suelta a los impulsos; se recobra la identidad de macho, y se termina la noche con Ia estimulante compafiia de la alegradora, Después de lo que podrfamos llamar su “cruda” 0 68 “resaca” fisica y moral, que constituye su catarsis funda- mental, regresan al barco para repetir el ciclo anterior, o vuelven a su hogar a esperar una nueva partida. Esta actitud de tintes psicopaticos se puede explicar como originada por la situacion traumAtica y angustiosa sufti- da a bordo, y como un escape hedénico a la constante presién del mar amenazante, peligroso y leno de mis- terio. El marino al llegar a tierra recobra a la madre buena, la prédiga en comida, bebida, sexualidad y afecto, reen- contrando en ella su genitalidad y su vida adulta. Una ver ms el marino se ha enfrentado a su neurosis traumAtica, la que padece el hombre al revivir los afec- tos negatives y los aspectos malos de su infancia, El marino siente que al regresar ha logrado superar esos aspectos malos. Unos repetirén ese encuentro muchas veces, y otros lo revivirdn al narrar sus aventuras a sus nietos. que reunidos en circulo lo escucharan. ~ La vida del marino es la repeticién de un destino particular y, amargo. En él se realiza cada uno de los episodios de la Odisea. Cada marino Heva dentro un Ulises. Es de imaginar que sélo personas bien templadas inicien el viaje y regresen victoriosas. 69 REFERENCIAS Fairbain, R. W. REVISION DE LA PSICOPATOLO- GIA DE LA PSICOSIS Y NEUROSIS, Rev. Arg. Psic. Tomo 4, 1947, Farbain, R. W. LA REPRESION Y EL RETORNO DE LOS OBJETOS MALOS. Rev. Arg. Psic. Tomo 5, 1948, Fenit O, TEORIA PSICOANALITICA DE LAS NEUROSIS. Ed, Nova. Buenos Aires, 1957. Freud, S. OBRAS COMPLETAS, Ed. Biblioteca, Nueva. Meninger, K. 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