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“AÑO DE LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCION E IMPUNIDAD”

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS

FILIAL – AYACUCHO

DOCENTE : Mg. César, Palomino Vargas

CURSO : Derecho Administrativo

TEMA : LA TUTELA JURIDICA DEL CONSUMIDOR

ALUMNA : FLORES BAUTISTA, Ancise Elena

CICLO : II

SECCION :J

AYACUCHO – PERU

2019
INTRODUCCION

El ser humano se interrelaciona en un mundo socio-económico, donde el mercado es cada

día más dinámico y, para la masa consumidora, en muchos de los casos resulta difícil o casi

imposible poder seguirle los pasos. Esto genera constantes frustraciones e inseguridades, lo

cual, Se puede generar en violencia si los mismos encuentran los canales para expresar esas

pequeñas pero constantes frustraciones.

Por eso, la política de defensa a los consumidores, no debe únicamente servir para la simple

corrección de imperfecciones de mercado, sino toda una estrategia en busca de la justicia

socioeconómica del consumidores.

Por lo anterior, la adecuada articulación de la misma contribuye a la paz social del país.

Dentro de la realidad económica que vivimos, el consumidor tiene escasas posibilidades de

defender sus legítimos intereses, dado que él casi nunca está en condiciones de juzgar por sí

mismo sobre la bondad de los bienes o servicios que se le ofrecen.

Como sujeto individual no tiene la más mínima posibilidad de influir en el mercado, ni en

cuanto a precios ni en cuanto a calidades. La capacidad de crítica es reducida al máximo

por los mismos oferentes con técnicas especializadas de mercadeo como la publicidad,

ventas a crédito, ventas directas, generación de necesidades artificiales, etc. La diferencia

entre los medios que cuenta un consumidor con los que disponen las empresas es que

apenas pueden en la realidad hacer meridianamente respetar sus derechos.

Esta realidad hace que los consumidores constantemente se conviertan en víctimas de

abusos, daños, engaños, contra los cuales las reglas de derecho tradicional constituyen en
vez de una solución otra frustración dado el reducido efecto positivo que tiene en la

corrección de los problemas de la vida diaria.

Visto lo anterior, en los últimos años muchos países han generado un moderno desarrollo

legislativo de disposiciones en protección de los consumidores que en la mayoría de los

casos constituye un conjunto heterogéneo de normas tanto de Derecho Privado como de

Derecho Público. Esto ha afectado campos jurídicos como el Derecho Civil, Comercial,

Administrativo, Penal, de la Competencia, Financiero, y en muchos casos hasta la propia

Constitución Política del país.

Por consiguiente, podemos indicar que la necesidad de proteger los derechos e

intereses de los consumidores nace, principalmente, por:

 Cambios en la estructura de mercado a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.

P.E.

Fusiones, consumo en masas, nuevos sistemas de mercadeo, indeterminación del

sujeto responsable del daño, técnicas empresariales que dificultan la capacidad de

elección del consumidor, diversificación “artificiosa” de los productos, etc.

 Protección al libre mercado. El complemento y condicionante para mercados libres

y competitivos es la vigencia de un sistema político-jurídico de protección a los

consumidores.

 Avances tecnológicos. (P.E.Alimentos trasgénicos).

 Disminución o negación del poder de negociación de los consumidores. (P.E.

Contratos por adhesión).

 Se parte de un hecho que el consumidor es la parte más débil de la relación.

 Función Social del Estado. Protección al segmento de la población más vulnerable.

(P.E.Trabajadores, menores de edad, mujeres, consumidores, etc.).


LA TUTELA JURIDICA DEL CONSUMIDOR

1.- Desarrollo de la protección del Consumidor.-

Se indica que las primeras medidas que se conocen en protección al consumidor fue la

tutela de la salud mediante leyes y reglamentos que imponían ciertas condiciones de calidad

para productos de primera necesidad. (Francia 1905 adulteración de la leche e Inglaterra

1893). Para mediados del siglo XX se perfila un movimiento en defensa de los derechos del

consumidor donde se pone énfasis en los aspectos contractuales y los efectos de la

publicidad todo con el fin de promover las relaciones mercantiles, lo cual, genera

importantes reformas al ordenamiento jurídico interno. Es decir, el movimiento de

consumidores nace no como un movimiento subversivo contra los empresarios, todo lo

contrario, nace como un elemento vital del mercado mismo con el fin de otorgar mayor

seguridad a los consumidores y facilitar el intercambio de bienes y servicios.

El impulso definitivo al movimiento de los consumidores se da con el discurso del

Presidente J.F. Kennedy a los ciudadanos norteamericanos el 15 de marzo de 1962, en el

cual, indicó: “Consumidores, por definición, nos incluye a todos, es el grupo más grande de

la economía, que afecta y que está afectando por casi todas las decisiones públicas y

privadas, es el único grupo importante en la economía que no está organizado de manera

efectiva, y cuyos intereses muy a menudo no son escuchados.” En esa ocasión el presidente

norteamericano mencionó y estableció cuatro derechos básicos del consumidor:

1. El derecho a la seguridad,

2. El derecho a la información,

3. El derecho a la elección,

4. El derecho a ser oídos y representados.


2. Hechos jurídicos relevantes en la evolución de la tutela del Consumidor.-

a. Nivel Internacional.

 Declaración Universal de Derechos Humanos. (1948).

Se proclamó el derecho de toda persona a un nivel de vida que le asegurara a ella y

a su familia la salud y el bienestar, y en especial, la alimentación, la vivienda, la

asistencia técnica y los seguros sociales necesarios, así como los seguros necesarios

en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, vejez, viudez u otros casos de pérdida

de sus medios de subsistencia, por circunstancias independientes de su voluntad.

 Resolución 39/246 de la Asamblea General de la Organización de Naciones

Unidas. (16 de abril de 1985).

Se reconoce que el consumidor generalmente está en una posición de inferioridad

con respecto a aquellos entes o personas que le ofrecen lo que necesita. Esto

conlleva numerosos desequilibrios en el mercado y promueven un inestable

desarrollo económico y social, de manera que las normas buscan los siguientes

objetivos:

1. Facilitar las modalidades de producción y distribución que respondan a las

necesidades y los deseos de los consumidores

2. Instar a quienes se ocupen de la producción de bienes y servicios y de su

distribución a los consumidores a que adopten estrictas normas éticas de

conducta.

3. Colaborar con los países para poner freno a las prácticas comerciales desleales y

abusivas de todas las empresas, tanto a nivel nacional como internacional, que

perjudiquen a los consumidores.


4. Fomentar la cooperación internacional en la esfera de la protección del

consumidor y en todas las relaciones en que éste intervenga en calidad de tal.

Se establecieron los siguientes principios generales:

a) El acceso de los consumidores a una información adecuada que les permita hacer

elecciones bien fundadas conforme a los deseos y necesidades de cada cual.

b) La protección de los consumidores frente a los riesgos para su salud, su seguridad

e integridad físicas, y sus intereses económicos.

c) El deber de cada país y sus gobiernos de establecer o mantener una infraestructura

adecuada que permita formular, aplicar y controlar el funcionamiento de las

políticas de defensa del consumidor.

d) Tener en consideración el papel positivo de las universidades y las empresas

públicas y privadas a la hora de elaborar políticas de protección al consumidor.

Las anteriores, directrices de la ONU fueron las bases, por las cuales, se

construyó la reforma integral a la Ley de Protección del Consumidor de 1975 y

la del artículo 46 Constitucional.

3. ¿CÓMO AFRONTAR LA PROBLEMÁTICA DE LAS FALLAS EN EL MERCADO?

Desde la perspectiva de la tutela al consumidor se puede afrontar dicha problemática de

modo concreto y directo: incentivando la competencia y la información en el mercado. Es

decir, reduciendo costos de acceso y salida del mercado, costos de transacción y dando una

solución a las externalidades. Si bien la Ley de Protección al Consumidor confiere el

derecho del consumidor a tener opciones en el mercado, cabe resaltar que éstas sólo serán

posibles en la medida que se eliminen las barreras de acceso burocráticas, así como las

barreras de acceso provenientes de prácticas excluso rías o de prácticas restrictivas de la

competencia. Asimismo, se deben sancionar todas aquellas prácticas que se constituyan en


desleales, así como las que atenten contra las prácticas de buena conducta en el mercado, o

todas aquellas que causen desinformación al consumidor. Cabe destacar que es con dicho

fin que se reconoce la titularidad del consumidor para denunciar infracciones respecto de

las leyes reguladoras de la Competencia (Libre Competencia, Competencia Desleal,

Publicidad y Protección al Consumidor).

4. ¿POR QUÉ EL SISTEMA TUTELA AL CONSUMIDOR?

La defensa y protección de los consumidores es una pieza clave del sistema de libre

mercado consagrado en nuestra Constitución Política. “El rol de los consumidores en el

mercado es esencial. No es posible imaginar un sistema económico de este tipo sin entender

que su figura central es el consumidor. El mercado existe por y para los consumidores.

Nada se justifica en términos de su 4 funcionamiento sin comprender su rol. El consumidor

es soberano del mercado porque en el fondo el desarrollo no es otra cosa que aumentar el

nivel de bienestar que atraviesan la sumatoria de los consumidores”.

5. ASIMETRÍA INFORMATIVA

La Asimetría Informativa es una característica intrínseca a cualquier transacción económica

(e incluso a otros aspectos sociales), en tanto que siempre en un intercambio de bienes y

servicios habrá un actor mejor informado que otro. En efecto, dicho actor suele tener mayor

y mejor información sobre los productos y servicios que ofrece en el mercado, lo que

genera que ciertas prácticas puedan distorsionar excepcionalmente el buen funcionamiento

del mismo. En términos económicos, la asimetría informativa genera costos de transacción

en el mercado, los cuales deben entenderse como aquéllos en los que las partes deben

incurrir para llegar a celebrar un contrato que satisfaga de la mejor manera posible sus

intereses, tendiendo así a maximizar la utilidad social. Este sentido, del concepto de

Asimetría Informativa se desprenden dos aspectos que se encuentran estrechamente


vinculados como dos caras de la misma moneda: el deber de Información y el deber de

garantizar la idoneidad.

6. DEBER DE INFORMACIÓN

El deber de información de los proveedores debe ser entendido como el derecho de los

consumidores a recibir de los proveedores toda la información necesaria y oportuna para

tomar una decisión adecuada en la adquisición de un producto. Stiglitz señala que el objeto

del derecho a la información “versa, en esencia, sobre el adecuado conocimiento de las

condiciones de la negociación y, en su caso, las características de los productos

comercializados. Visto del lado del proveedor, consiste en la obligación de poner en

conocimiento de los consumidores toda la información relevante, con la finalidad de que

éstos puedan realizar una adecuada decisión de consumo o, más bien, un uso correcto de los

bienes y servicios ya adquiridos. Esta información debe cumplir tres requisitos: ser veraz,

suficiente (o adecuada) y oportuna.

7. IDONEIDAD

De otro lado tenemos a la Idoneidad, que constituye otra de las manifestaciones de la

Asimetría Informativa. Así se presenta un supuesto de falta de idoneidad cuando no existe

coincidencia entre lo que el consumidor espera y lo que el consumidor recibe; naturalmente

lo que el consumidor espera depende de la calidad y cantidad de información que le ha

brindado el proveedor. Si la prestación no corresponde a lo esperado por un consumidor

razonable, quien justamente ha fundado sus expectativas en la información brindada por el

proveedor, éste tendrá que asumir la responsabilidad por la falta de correspondencia entre la

prestación ejecutada y la prestación ofrecida (y esperada por el consumidor). Ello en buena

cuenta significa que si quien brinda información abre o crea una serie de expectativas que

cualquier consumidor razonable podría esperar, entonces tiene que asumir el costo de las
mismas, dado que es su información la que ha movilizado dicha demanda, información que

no debe adolecer de defectos.

8. PEQUEÑAS EMPRESAS Y LA LEY DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR

Las interrogantes que inmediatamente este título produce son las siguientes: ¿Cómo

ingresan los pequeños empresarios a la legislación de protección al consumidor?, ¿qué

interés se está tutelando?, ¿qué tiene en común este consumidor intermedio con un

destinatario final? Algunos sostendrán que los pequeños empresarios también son

destinatarios finales de algunos bienes y que por ello se debe generalizar su defensa, o que

también se hallan en asimetría informativa y que incluso ésta –en ciertos casos- puede ser

equivalente a la de los destinatarios finales. Si se quiere ser justo debe tenerse en cuenta

que el pequeño comerciante carece de capacidad negociadora frente a la empresa

vendedora, por lo que concurren circunstancias que justificarían en supuestos de esta

naturaleza equiparar al pequeño empresario con el consumidor.”

Los proveedores tienen la ventaja de un acceso menos costoso a la información, la cual

facilita las condiciones de prestación y estructuración de su oferta en cuanto a la cantidad y

calidad de información que van a brindar al consumidor, sea sobre la situación del mercado,

los productos a ser ofrecidos o las percepciones de los propios consumidores. En este orden

de ideas, es lógico que la tutela al consumidor se encuentre dirigida a proteger a aquellos

individuos afectados por la desigualdad informativa que puede afectar negativamente la

asignación de recursos a través de las relaciones de consumo, es decir, a los consumidores,

entendidos como destinatarios finales de bienes o servicios. En tal sentido, el término

“destinatarios finales” limita la noción de consumidor únicamente a aquellas personas

naturales o jurídicas que puedan ser consideradas como “últimos compradores” o

“consumidores finales”. Para tal efecto, la noción de consumidor final implica que se
adquiere un producto o se usa un servicio como último eslabón de la cadena de circulación

del bien. En esta última parte de la cadena de circulación está el consumo o uso personal

del adquirente, así como el consumo o uso colectivo, ya sea de su familia o de su grupo

social inmediato. Lo curioso es que en la Ley de Protección al Consumidor la noción de

consumidor comprende tanto a las personas naturales como a las jurídicas que adquieren,

utilizan o disfrutan como destinatarios finales productos o servicios. En verdad, no cuesta

mucho imaginarse a una persona natural como destinatario final, pero sí cuesta mucho

imaginarse a una persona jurídica como consumidor final. La razón es obvia: difícilmente

una persona jurídica o incluso un pequeño empresario se constituyen en el “último eslabón

de la cadena de circulación de un bien”, pues evidentemente ellos no se hayan en general en

situación de destinatarios finales de los bienes, lo cual los aparta de la categoría de

“consumidor final”.

9. UNA PRIMERA APROXIMACIÓN:

El criterio del uso mixto Como ya adelantamos, cuando las personas naturales operan

directamente (sin crear persona jurídica alguna) como empresarios individuales (es decir

“empresas unipersonales”), la habitualidad en la intermediación es el elemento fáctico que

distingue su actividad “profesional” o “empresarial” de su acción personal o familiar

destinada al consumo e inclusive permite diferenciarla de un acto de intermediación

ocasional o aislado. Bajo esta perspectiva debería ser muy fácil distinguir la porción o

segmento de actos en los que la persona natural opera como destinatario final de otros en el

que ello no es así; sin embargo, como en la práctica esta tarea puede resultar compleja, la

Comisión de Protección al Consumidor ha adoptado como criterio el determinar si el bien o

servicio adquirido ha sido destinado a un uso mixto. “La Sala debe reconocer que el

principio, tal como ha sido enunciado, puede enfrentarse a zonas grises, en las que no es
sencillo determinar con toda precisión si el valor del bien se agota o no con su uso por el

destinatario. Ello ocurriría, por ejemplo, con el caso de quien adquiere un bien para su uso

simultáneo como consumidor final y como proveedor. El padre de familia que utiliza el

automóvil familiar como taxi en sus horas libres o la madre de familia que usa una máquina

de coser para prestar el servicio de confección de vestidos son ejemplos gráficos de este

supuesto. En estos casos, la Comisión y esta Sala deben actuar con cautela a fin de evitar

que actividades accesorias priven a los destinatarios finales de protección, de manera que

en caso de duda sobre la naturaleza del destino que se da al bien, debe presumirse que el

mismo es destinado al uso personal, familiar o del entorno social inmediato del

consumidor.”
CONCLUSIONES

En conclusión, la tutela del consumidor se ha apoyado eficientemente en la noción de

“asimetría informativa”, concepto que sintetiza lo costoso que puede resultar para el

consumidor informarse adecuadamente para efectuar una adquisición satisfactoria.

De ahí la importancia de establecer el deber del proveedor de brindar información relevante

y de garantizar la idoneidad del bien o servicio respectivo.

Un tema que se encuentra aún en desarrollo es cómo extender lo más objetivamente las

nociones tutelares del “consumidor final” al pequeño empresario, tratando de

circunscribirlas a los casos estrictamente necesarios con el fin de no distorsionar los

incentivos y castigos que el propio mercado impone a un “proveedor” que, justamente,

cuando actúa como un consumidor intermedio debe buscar informarse adecuadamente para

adquirir algo bueno, si es posible bonito y mejor si es barato.

Los derechos inherentes a los consumidores y usuarios son parte indispensable de la

concepción del Estado Social de Derecho y es parte integral del nuevo régimen económico

de la globalización económica. Es decir, no podemos concebir un mundo cada vez más

globalizado sin visualizar una adecuada protección al consumidor. Esta visión creemos que

claramente la sustenta la Sala, salvo el voto salvado que se mencionó, donde el voto de

minoría se confunde en el planteamiento filosófico económico, dado la apertura comercial


y la tutela del consumidor no son dos cosas diametralmente opuesta, todo lo contrario, son

complementarias.
BIBLIOGRAFÍA
1. Celi Arévalo, M. (2010). La conciliación utilizada por la comisión de pretección al
consumidor como medio alternativo eficaz en la resolución de controversias entre
proveedores y consumidores. Trujillo.

2. Durand Carrión, J. (1995). Tutela Jurídica del Consumidor y la Competencia. Lima:


San Marcos.

3. Eduardo Alferillo, P., & G. Parellada, A. (2010). Tutela jurídica de los


consumidores. San Juan.

4. Espinoza Espinoza, J. (s.f.). Revista del Derecho. THEMIS 50.

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