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Luis Del Puerto - Trabajo Final Seminario P.S
Luis Del Puerto - Trabajo Final Seminario P.S
El texto elegido para este trabajo entre los contenidos temáticos que formaron parte del
curso es el capítulo 3 del libro "Hacia una didáctica grupal" (1994), de la autora argentina
Marta Souto, especialista en temas de didáctica grupal y de formación.
Este capítulo, luego de haberse definido el acto pedagógico como objeto de estudio de la
didáctica, busca especificar algunas características de estos actos pedágogicos desde una
perspectiva relacional, de cómo estos se concretizan en un tiempo y espacio determinados,
es decir, en un contexto específico.
Souto distingue dos formas de pensar lo grupal. La primera asimila lo grupal al grupo como
objeto, como entidad específica: "está centrada en identificar al grupo, recortarlo, explicarlo
en su especificidad y esencialidad". Por otra parte, está la concepción del grupo como redes
de relaciones y entrecruzamientos, como campo de problemáticas "atravesado por
múltiples inscripciones: deseantes, históricas, institucionales, políticas, económicas, etc.",
por lo que para su análisis se torna necesario "recurrir a distintas teorías y disciplinas".
Lo grupal. La grupalidad
De este nuevo enfoque surge la necesidad de deslindar dos acepciones para términos
similares -casi idénticos-: Grupal de lo grupal. "Entendemos por Grupal, en primer término,
un nivel de análisis de las situaciones de enseñanza-aprendizaje y de la vida escolar tal
como éstas surgen en instituciones específicas", mientras que por "lo grupal" se entiende
"aquel campo de interconexiones, de entrecruzamientos de lo individual, lo institucional, lo
social, etc. donde surgen acontecimientos y procesos compartidos (imaginarios, reales,
etc.) entre sujetos que persiguen objetos comunes de aprendizaje".
Lo grupal se caracteriza, entonces, por ser una campo de relaciones en función de ese
objetivo de aprendizaje, que da sentido al grupo, el cual está dentro de una realidad
institucional concreta y que da peculiaridades a ese grupo de aprendizaje.
Lo grupal puede presentar formas muy diversas, desde agrupamientos efímeros hasta
grupos muy consolidados. En conclusión, cualquier agrupamiento de individuos no
representa necesariamente un grupo, sino que se requieren determinados componentes y
procesos.
Rabant (1968) hace hincapié en este último aspecto cuando intenta definir el campo
pedagógico: "es esencialmente un espacio constituido por la intervención de una función de
saber, en tanto que un pedagogo la representa para un (unos) alumno (alumnos)".
Estos son tres tipos de abordaje metodológico del trabajo en el aula por parte del docente,
dando lugar a diferentes situaciones de enseñanza-aprendizaje.
En esta diferenciación, puede verse otra vez claramente el impacto de la propuesta del
docente, quien propone o impone a la clase una modalidad de trabajo, y favorece o
desalienta las relaciones internas entre el grupo, y de éste con el saber. Zarzar Charur
(2001) afirma al hablar del rol del coordinador de grupo que "el elemento que determina el
éxito o el fracaso de un coordinador de grupos consisten en el tipo de vínculos que logre
establecer con el grupo y con la tarea, así como en el tipo de vínculo que logre que los
participantes establezcan entre sí, con él como coordinador, y con la tarea".
El grupo-clase
Sin embargo, hay otros factores informales que aportan heterogeneidad, como las
relaciones diferenciales que surgen a su interna entre los miembros.
Según Souto, existe incluso la posibilidad de que el encuadre pedagógico utilizado obstruya
el desarrollo de la grupalidad, generando efectos no deseados. En tal caso, "las fuerzas de
la grupalidad subsisten a pesar de no ser ayudadas", ya que las propuestas en lo operativo
"no valoran al grupo como ámbito de comunicación, de confrontación, de logro de
aprendizajes cognitivos, sociales y afectivos".
Reflexiones personales
Si bien puede resultar algo idílico que, en la práctica, con los tiempos del trabajo docente tal
cual se presentan hoy en día -a veces con muchos grupos a cargo, en diferentes
instituciones, o con sobrepoblación de alumnos-, el profesor tenga la posibilidad de conocer
en profundidad sus grupos y trazar para cada uno un plan de situaciones que los atienda
teniendo en cuenta las especificidades individuales y colectivas; esto tampoco implica
renunciar a la interpretación de cada grupo-clase con sus problemáticas y sus relaciones
heterogéneas, e ir buscando mediante la adquisición de herramientas y de experiencia la
mejor forma de abordar los desafíos que supo el desarrollo de la grupalidad en distintos
agrupamientos y contextos.
En relación al punto anterior, los textos trabajados en este seminario demuestran que el
futuro docente y el docente en su práctica no solo debe contentarse con el manejo de los
saberes pertinentes a su disciplina, o al programa que debe impartir, sino también a los
procesos grupales y su mirada desde la Psicología Social. Esto nos hace saber que no solo
se opera en el grupo para que la mayor cantidad posible de alumnos adquieran el saber que
se dicta, sino que es igualmente importante trabajar en lo grupal, ya que el aula es también
un lugar de aprendizajes sociales, afectivos, cognitivos. Si adquirimos herramientas para
abordar así nuestro trabajo, podremos ayudar en mayor medida a potenciar toda la serie de
aprendizajes en cuestión, resolver de mejor manera los conflictos que surjan, y desarrollar
esa grupalidad de la cual, como docentes, también formamos parte.
Bibliografía
Souto, M. (1994). Hacia una didáctica de lo grupal. Buenos Aires: Miño y Dávila Ediciones.