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3 - Histologia Del Tejido Muscular PDF
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CLASIFICACIÓN Y VARIEDADES
MÚSCULO ESQUELÉTICO
Es el tejido más abundante en los vertebrados y constituye las estructuras conocidas como
músculos, responsables de los movimientos voluntarios, desde los más finos y precisos, como
la articulación de las palabras o la escritura, hasta los más groseros y poderosos como el
mantenimiento postural o la bipedestación.
El músculo está asociado al tejido conjuntivo, que reúne y ensambla las células y los
fascículos. Así envolviendo periféricamente la totalidad del músculo se halla una túnica
conjuntiva denominada epimisio, de la que parten tabiques que se introducen en el músculo y
rodean cada fascículo. El tejido conjuntivo que rodea cada fascículo se denomina perimisio, y
de éste surgen nuevas expansiones que rodean individualmente cada célula, constituyendo el
endomisio. Este tejido conjuntivo mantiene .y ensambla la estructura muscular y sirve,
además, de guía para vasos sanguíneos y nervios, contribuyendo por último a la integración
de su contracción.
Las inserciones esqueléticas de los músculos se realizan por medio de aponeurosis y, sobre
todo, de tendones.
Fig. 2. Estructura de la célula muscular estriada esquelética: multinucleada y con estriación transversal.
La longitud de estas células es muy variable dependiendo del músculo en que asientan,
pudiendo alcanzar varios centímetros. El diámetro oscila entre 10 y 100 pm. La característica
más notable de estas células es la presencia de estriación transversal, apreciándose una
alternancia de bandas claras y oscuras.
Cada célula muscular estriada esquelética está totalmente rodeada por una membrana
plasmática denominada sarcolema, por fuera de la cual se encuentra una membrana basal en
estrecha relación con el endomisio. Como ya hemos visto se trata de una célula multinucleada,
cuyo citoplasma, denominado sarcoplasma, contiene un material proteico contráctil que
constituye los miofilamentos, los cuales se agrupan en unas estructuras alargadas y filiformes
que recorren toda la longitud de la célula y se denominan miofibrillas.
Las miofibrillas son por lo tanto cilindros paralelos en disposición longitudinal que tienen la
misma longitud de la célula, pero un diámetro mucho más reducido (aproximadamente 1
pm). A su vez, cada miofibrilla puede dividirse en una sucesión regular de pequeños cilindros
idénticos denominados sarcómeros, que están limitados en sus extremos por las líneas Z y
muestran la misma estriación transversal en bandas claras y oscuras alternantes que la célula
en su conjunto. Estos sarcómeros tienen, lógicamente, el mismo grosor que la miofibrilla,
pero mucha menor longitud.
Fig. 4. Miofibrillas.
Los filamentos gruesos de miosina presentan una porción central ligeramente engrosada y
unos extremos con gran número de salientes cortos. Pueden disociarse en sus moléculas
constituyentes, 180 por cada filamento, que muestran una cabeza y una cola. Las colas se
sitúan en paralelo, de manera que la zona lisa central está constituida sólo por ellas. Las
proyecciones laterales de los extremos pertenecen a las cabezas dispuestas en forma
helicoidal a lo largo del filamento. La mayoría de las colas están constituidas por meromiosina
ligera, mientras que las cabezas y parte de la cola corresponden a la meromiosina pesada.
Los filamentos finos están compuestos por subunidades longitudinales de actina enrolladas
entre sí en forma de hélices.
Otras dos proteínas forman parte de los filamentos finos: la tropomiosina, situada en el
espacio existente entre dos hileras de actina, y la troponina, unida secuencialmente a la
tropomiosina. La molécula de troponina consta de tres subunidades: I, C y T.
Las cabezas globulares de los filamentos de miosina contienen la enzima ATPasa, que rompe
las moléculas de adenosín-trifosfato (ATP), liberando la energía necesaria para la contracción
muscular. Esta reacción es activada por los iones de calcio liberados desde las cámaras del
retículo sarcoplásmico, que se fijan a la fracción C de la troponina.
La especial y ordenada disposición de los miofilamentos gruesos y finos es la responsable de
la estriación transversal periódica. Si se analizan las diferentes regiones que aparecen en un
sarcómero, que es la uni ad estructural y funcional de la miofibrilla, se hallan sucesivamente:
1. Una línea Z.
2. Una hemibanda clara o I.
3. Una banda oscura o A, dividida en dos partes iguales por la presencia de una banda
más clara central (banda H), en cuya porción medial existe una línea muy fina y más
oscura, denominada línea M.
4. Una hemibanda clara o I.
5. Una línea Z.
En los bordes de la banda A, donde los filamentos finos y gruesos se superponen, los
estrechos espacios que existen entre ellos aparecen atravesados por puentes cruzados
constituidos por las cabezas de las moléculas de miosina.
Esta disposición de los filamentos determina el sustrato estructural del mecanismo contráctil,
que se genera por el deslizamiento de los miofilamentos finos de actina que penetran
interiormente entre los de miosina, se aproximen hacia la porción medial de estos últimos, se
introducen en la banda A y acortan las bandas I y H, mientras que las bandas A permanecen
constantes y las líneas Z se aproximan a los bordes de las bandas A, con lo cual la longitud
global de la sarcómera se reduce y, en consecuencia, se acorta toda la miofibrilla. Hay que
destacar que no se produce modificación de la longitud de los miofilamentos, que permanece
constante, sino simplemente un deslizamiento motivado por un ciclo de uniones y desuniones
en un complejo movimiento de pivotaje entre las cabezas de las moléculas de miosina y los
filamentos vecinos de actina.
Dicho retículo está constituido por dos sistemas. Uno de ellos, en disposición longitudinal,
está formado por una red de sáculos y canalículos paralelos entre sí y anastomosados, que
terminan en unas dilataciones saculares transversales, denominadas cisternas terminales,
situadas en la unión entre las bandas A e I. Por su disposición longitudinal se denomina
sistema L. Cada par de cisternas terminales está separado por unos estrechos conductos
transversales formados por invaginaciones tubulares de la membrana plasmática, que rodean
las miofibrillas a la altura de la unión de las bandas A e I y cuyo conjunto constituye el sistema
T. A este nivel cada tubo T se encuentra flanqueado en toda su extensión por arriba y por
abajo por dos cisternas terminales, y el conjunto de estos tres elementos constituye las
tríadas. La luz del tubo T comunica directamente con el espacio extracelular, mientras que sus
paredes se encuentran íntimamente unidas a las cisternas terminales vecinas del sistema L,
formando una zona de baja resistencia eléctrica que permite la rápida transmisión del
impulso nervioso desde el exterior de la célula a las miofibrillas, produciendo una respuesta
coordinada. Además, este contacto entre la membrana plasmática (tubos T) y el retículo
sarcoplásmico (sistema L) permite la rápida llegada del impulso eléctrico a este último, lo que
genera la liberación de iones calcio libres desde el retículo a las estructuras contráctiles
vecinas, produciéndose la contracción.
El músculo se une a los huesos mediante los tendones y, además, recibe una inervación
motora y sensitiva, generando unas particularidades estructurales en estas zonas por las que
se relaciona con estos tres diferentes sistemas:
Se denomina placa motora, unión neuromuscular o unión mioneural. Cada músculo está
inervado por uno o varios nervios motores. La unidad motora es el conjunto formado por la
motoneurona de la médula espinal y todas las células musculares por ella inervadas. El
tamaño de dicha unidad es variable, según el número de células inervadas por una sola fibra
nerviosa, siendo pequeñas para los músculos que realizan movimientos de gran precisión
(una fibra nerviosa para cada célula muscular en los músculos intrínsecos del ojo), y más
grande para los músculos que realizan movimientos más groseros.
La terminación axónica está cubierta por su cara superior por una célula de Schwann y
contiene en su citoplasma mitocondrias y vesículas sinápticas de acetilcolina. En las
invaginaciones del sarcolema se encuentra la enzima acetilcolinesterasa. A pesar de la
estrecha relación existente entre la terminación axónica y la célula muscular, nunca se
produce el contacto entre ellas, sino que existe un estrecho espacio que contiene una
sustancia glucoproteica.
Las células musculares intrafusales son de dos tipos: unas más largas y dilatadas en su
porción medial, donde se acumulan numerosos núcleos (fibras de bolsa o saco nuclear), y
otras más estrechas con los núcleos uniformemente distribuidos por toda su longitud (fibras
de cadena o hilera nuclear).
Las primeras corresponden a axones de pequeñas neuronas del asta anterior de la médula y
acaban por terminaciones simples o ramificadas en los dos tipos de células intrafusales. Las
fibras sensitivas son de dos tipos: primarias y secundarias. Las primarias están enrolladas en
espiral alrededor de las porciones ecuatoriales de ambas células musculares intrafusales y
originan fibras nerviosas mielínicas de grueso calibre y conducción rápida, que establecen
sinapsis directamente con las motoneuronas del asta anterior de la médula, que inervan el
mismo músculo o músculos sinérgicos. Las secundarias se enrollan en espiral únicamente
alrededor de las células musculares de núcleos en cadena. Originan fibras mielínicas de
menor calibre y conducción más lenta, que hacen sinapsis en la médula con neuronas
intercalares y, finalmente, conectan con neuronas motoras.
Fig. 11. Esquema de un huso neuromuscular. Las líneas discontinuas indican las terminaciones nerviosas eferentes
o motoras, y las líneas continuas, las fibras aferentes o sensitivas. Éstas acaban contactando con las fibras
musculares intrafusales por medio de terminaciones arborizadas y anuloespirales.
Unión miotendinosa.
Los músculos rojos contienen células rojas (tipo I) que deben su color a la riqueza en
mioglobina y son ricas en mitocondrias y enzimas oxidativas, pero pobres en fosforilasas y,
por tanto, en capacidad ATPásica. Además, en estas células las líneas Z son más gruesas. En
los músculos blancos predominan las células blancas (tipo II), que contienen menos
mioglobina y menor abundancia de mitocondrias y enzimas oxidativas, pero mayor cantidad
de fosforilasas. Las líneas Z son más estrechas. Existe un tercer tipo constituido por las
intermedias, que comparte características de las rojas y las blancas, siendo más abundantes
en los músculos rojos.
Desde el punto de vista funcional, las células rojas son de contracción lenta, adaptadas a
contracciones repetitivas como los músculos postura- les, mientras que las blancas son de
contracción rápida.
Los impulsos nerviosos que llegan a través de una ramificación axónica de una motoneurona
del asta anterior alcanzan la placa motora e inducen la liberación de acetilcolina en la
hendidura sinóptica, que provoca la despolarización del sarcolema en esta zona y la
generación de un potencial de placa y de un potencial de acción propagado a través de toda la
membrana plasmática del rabdomiocito. De esta forma, el impulso eléctrico llega a los tubos T
y, a través de las tríadas, a los sacos del retículo sarcoplásmico (sistema L), lo que conduce a
la liberación de los iones calcio desde las cámaras de aquél, que difunden hacia los
miofilamentos. El mecanismo por el cual la despolarización de la fibra muscular inicia la
contracción se denomina acoplamiento de la excitación (fenómeno eléctrico)-contracción
(fenómeno mecánico). Los iones calcio comienzan la contracción al unirse con la troponina C,
que sufre unas modificaciones estructurales que hacen posible la interacción de la miosina
con la actina.
Fig. 18. Disposición característica de las células musculares lisas en las túnicas musculares.
unión del calcio a la troponina anteriormente comentada. De esta forma, los filamentos de
actina se aproximan entre sí desde los extremos opuestos de la sarcómera hacia el centro de
la banda A y, como consecuencia, se acercan las líneas Z, se acortan las hemibandas I y
permanecen constantes las bandas A. Cuando el músculo se estira el proceso es inverso: las
líneas Z se separan, la sarcómera se elonga, las hemibandas I se alargan y las bandas A
permanecen constantes. Conviene advertir que no hay modificación en la longitud de los
miofilamentos, sólo desplazamiento de éstos. La energía para este proceso procede de la
hidrólisis del ATP al romperse enlaces macroérgicos de fosfato. Esta actividad adenosín-
trifosfatásica reside en las cabezas de la miosina: ATP -3 ADP (adenosín-difosfato) + energía.
El ATP es restituido al ser resintetizado a partir del ADP por la adición de un grupo fosfórico.
La energía para esta reacción es aportada por la hidrólisis de la glucosa y por la fosfocreatina:
fosfocreatina + ADP creatina + ATP.
Hemos visto anteriormente que parte de la energía para la resíntesis de ATP procede del
desdoblamiento de la glucosa en CO2 y H2O. Cuando existe suficiente oxigenación se produce
la glucólisis aerobia por la vía de las enzimas respiratorias con un alto rendimiento
energético. Si el aporte de oxígeno es insuficiente, se produce la glucólisis anaerobia con
eliminación de ácido láctico y con un menor rendimiento energético. Desde el punto de vista
termodinámico hay que señalar que la contracción muscular produce calor, como
consecuencia del gasto energético.
Para saber más, recuerda que tienes los apuntes de histología de primer nivel a tu
disposición.