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ANTOLOGÍA POÉTICA Título: “Ceremonia solitaria alrededor de un

Título: “Posible autorretrato” tintero”


Autora: Silvia Ugidos Autor: Jorge Eduardo Eielson
Yo siempre quise ser una mujer de bien, Todo el mundo huye de mi corazón
ser alguien de provecho, valiente, porque parece un cocodrilo. Todo el mundo dice
emprendedora, que no soy un hombre sino un árbol derribado.
mesurada en las fobias, estable en los afectos, Nadie sabe que entre mis ojos de niño y mi
brillante en los estudios, por poner un ejemplo. pecho cansado
Yo siempre quise ser una mujer de bien, hay solamente musgo, llanto, flores indecibles,
y tenerlos a todos felices y contentos, versos que parecen de oro puro
a mis padres y amigos, a Fulano y Mengano, y no son sino fragmentos de una estrella de
a Diestro y a Siniestro... papel.
Pero hay alguien en mí que todo estropea, No es culpa mía si estoy hecho de cristales
que tuerce los caminos, equivoca las cosas, amargos,
desbarata mis planes, incumple mis promesas. de irremediable ceniza y líquidos ardientes
Alguien que pisa antes que yo sobre mis huellas. que se disputan mi ternura y sin cesar empujan
En fin, visto lo visto, ya lo dicen mis padres: dolorosas poleas, émbolos y ruedas escarlata.
“a este paso, hija mía, no llegarás a nada”. Soy solamente un puñado de tierra que tropieza,
Está bien, os lo debo, lo siento, lo confieso: un insolente juguete de cabellos negros
aludiendo a un anuncio, no soy como Farala. y dientes amarillos. No es culpa mía
Soñadora, insegura, mitómana, algo vaga, si no parezco de carne y hueso, si bajo mi
con vocación de hormiga y verano de cigarra, sombrero
contradictoria y harta de conciliar extremos. y mi pantalón gastado palpita un cielo puro,
en mi defensa alego si todo el mundo dice que no amo a la gente
que siempre quise ser una mujer de bien, porque me pongo una corbata y observo el
pero en su defecto firmamento,
soy, en el buen sentido de la palabra, mala. o porque estoy hecho de sustancias aciagas,
de sonrientes materias que sollozan y sollozan
y sollozantes materias que sonríen y sonríen.
Soy solamente un animal que escribe y se
enamora,
un laberinto de células y ácidos azules,
una torre de palabras que nunca llega al cielo
porque no toca ni se apoya en los luceros,
sino en mi pobre corazón siempre en tinieblas,
siempre en el fondo de un tintero,
como si fuera un cocodrilo.

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