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Quince países de Asia acuerdan la

mayor zona de libre comercio mundial


La India ha optado por quedarse fuera, de momento, de la RCEP, una
alianza abanderada por China y que excluye a EE UU

MACARENA VIDAL LIY

Pekín 4 NOV 2019


Quince países de Asia han concluido este lunes en Bangkok las negociaciones para
constituir lo que promete ser la mayor zona de libre comercio del mundo y que se
ratificará el año próximo. La RCEP, la Asociación Económica Integral Regional, es un
proyecto promovido principalmente por Pekín, que se negociaba desde 2012 y que no
incluye a Estados Unidos. En las negociaciones en la capital asiática, la India ha decidido no
sumarse finalmente tampoco a la alianza por razones de “interés nacional”.

Los presidentes y primeros ministros de los países reunidos este lunes en


Bangkok. MANAN VATSYAYANA AFP
En el comunicado al término de la cumbre de países de la Asociación de Naciones del
Sureste Asiático (ASEAN) celebrada en Bangkok, los líderes de los 16 países negociadores
indican que 15 de ellos “han concluido las negociaciones para los 20 capítulos y
esencialmente todos los temas sobre acceso a los mercados”.

“No habrá ningún problema para que los 15 participantes en el tratado lo firmen el año
próximo”, ha declarado el viceministro de Asuntos Extranjeros chinos, Le Yucheng. La
India será “bienvenida” si en el futuro decide sumarse a esta asociación, formada por
China, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, además de los diez países de la
ASEAN (Indonesia, Tailandia, Singapur, Malasia, Filipinas, Vietnam, Myanmar, Camboya,
Laos y Brunei).

Si todo sale como el viceministro chino promete y la India se suma al pacto, la futura RCEP
abarcará el 47% de la población mundial, o 3.400 millones de personas, y el 32,2% del PIB
mundial, 20,6 billones de euros. También acaparará el 32,5% de la inversión global y el
29% del comercio del planeta.

Para Pekín, el éxito de las negociaciones representa un espaldarazo económico y político.


Como promotora de la iniciativa, consolida su influencia en Asia y el papel que busca de
adalid global del multilateralismo. El acuerdo también servirá para apuntalar su economía
en momentos en los que su crecimiento se hace más lento y se enfrenta con Estados
Unidos en una guerra de trincheras comercial y tecnológica.

Las negociaciones para esta alianza habían alcanzado inicialmente escasos progresos
desde que se lanzó la propuesta inicial en Camboya hace siete años. Pero recibieron un
nuevo ímpetu después de que, inmediatamente después de llegar a la Casa Blanca, Donald
Trump ordenara la salida de Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación
Económica (TPP), el ambicioso tratado de libre comercio para ambas orillas del Pacífico
que la Administración de Barack Obama concebía como el pilar económico para apuntalar
la influencia de Washington en la región. La retirada de EE UU supuso la cuasi-defunción, a
efectos prácticos, de aquel proyecto, pese a que 11 de sus miembros lo han ratificado.
En cambio, la propuesta china recibió una inyección de vitalidad. “No cabe duda de que
daremos un giro hacia la RCEP si el TPP no avanza”, dijo en su día el primer ministro
japonés, Shinzo Abe, uno de los principales adalides del acuerdo transpacífico.

La desaceleración generalizada entre las economías asiáticas al hilo de la guerra comercial


entre EE UU y China terminó de suministrar el incentivo necesario para que las
negociaciones llegaran a buen puerto.

La RCEP y el TPP son muy diferentes. Donde el TPP se centraba en la reducción de


barreras no arancelarias (protección del medioambiente, estándares para la inversión
extranjera), la RCEP pone el énfasis principalmente en los aranceles, sin las protecciones a
los derechos laborales que ofrece el tratado que originalmente lideró EE UU.

La alianza, que requerirá la ratificación de los respectivos parlamentos nacionales,


eliminará aranceles sobre más del 90% de los bienes intercambiados entre los miembros.
El acuerdo también incluye protecciones sobre la propiedad intelectual y capítulos sobre
inversiones y comercio de bienes y servicios. También estipula mecanismos para la
resolución de disputas entre los países.

Entre otros problemas, las negociaciones han afrontado las reticencias de la India, una
economía con déficit en su balanza comercial, a diferencia de las del resto de los países
miembros, todas con superávit. Nueva Delhi teme que una amplia zona de libre comercio
inunde su mercado de productos chinos y su industria manufacturera se viera perjudicada.
También ve con sospecha la posibilidad de que los bienes agrícolas de Australia o Nueva
Zelanda pudieran dañar a este sector de su economía.

“Nuestra decisión ha venido guiada por el impacto que este acuerdo tendría sobre
nuestros ciudadanos”, ha declarado Vijay Thakur Singh, del Ministerio indio de Asuntos
Exteriores, en una rueda de prensa citada por AFP.

La resistencia de la India no es el único problema por resolver en este acuerdo gigantesco,


que aúna a economías tan dispares como la avanzadísima japonesa, la “socialista con
características chinas” de Pekín o la de sistema comunista de Laos, uno de los países más
pobres del mundo. Está por ver si el deterioro actual en las relaciones entre Japón y Corea
del Sur tendrá algún impacto en la puesta en marcha de esta amplia zona comercial. Y
Australia y Nueva Zelanda han expresado también su interés en fortalecer los derechos
laborales o las protecciones medioambientales, como hace el TPP.

DESINTERÉS DE EE UU
En lo que se ha interpretado en un nuevo gesto de desinterés hacia la región -el enésimo-, Estados
Unidos solo envió a la cumbre de Bangkok a una delegación de bajo perfil, encabezada por el secretario
de Comercio, Wilbur Ross. En completo contraste -muy descriptivo de la balanza actual de influencias
en el continente-, China envió a su primer ministro, Li Keqiang.

El asistente del presidente Trump para temas de Seguridad Nacional, Robert O'Brien, que representó a
Washington en la reunión con la ASEAN, acusó a China de "imperialista" y de "intimidar" a otros países
del Sudeste Asiático en las aguas disputadas en el mar de China Meridional para apropiarse de los
recursos naturales, informa EFE.

Precisamente, Pekín y los países de la ASEAN se comprometieron durante la cumbre a cerrar un código
de conducta para evitar una escalada de las tensiones en esas aguas.

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