Está en la página 1de 17

LAS TABLAS DE HABACUC

LA TABLA DE 1843

Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que


corra el que leyere en ella.
Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no
mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará. Habacuc 2: 2,3

Inspirados por este pasaje de Habacuc, los Milleritas publicaron una representación visual
de su mensaje: el diagrama profético de 1843. Este diagrama ilustra las visiones de Daniel y del
Apocalipsis alineadas para corresponder cronológicamente con los principales periodos
proféticos.
Aunque fue impreso en el año 1842, se le conoce como diagrama de 1843 porque refleja la
creencia inicial de nuestros pioneros: que los principales periodos proféticos que contiene,
terminaban juntos en 1843. (Posteriormente comprendieron que realmente alcanzaban hasta
1844).
Así, la “visión” declarada en esta tabla abarca la secuencia de reinos paganos que
oprimirían al pueblo de Dios, comenzando en la historia del Israel literal, y concluyendo en la
historia del Israel Espiritual. Nuestros pioneros asociaban la conclusión de los periodos
proféticos con el fin del mundo. Por lo tanto, 1843 representaba para ellos la conclusión de la
“visión” profética.

Publicación del diagrama de 1843

Este es el relato escrito cinco años más tarde, por el pionero Joseph Bates, sobre la
impresión de 300 copias del diagrama:

Joseph Bates (1847)


“En mayo de 1842, una conferencia general fue nuevamente convocada en Boston,
Massachusetts. En la apertura de esta reunión, los Hermanos Charles Fitch y Apolos Hale, de
Haverhill, nos presentaron las Visiones de Daniel y Juan que habían pintado en tela, con lo
números proféticos y la terminación de la visión, al que llamaron un diagrama.... Estos
hermanos habían cumplido una profecía dada por Habacuc… donde dice: ‘Y Jehová me

1
respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella.’
Esto ahora llegó a ser tan claro para todos, que se votó por unanimidad tener trescientos de
estos diagramas litografiados inmediatamente, para que los que sintieran el mensaje pudieran
leerlo y correr con este.” Joseph Bates, Second Advent Way Marks and High Heaps, 52

Elena de White describió así la publicación del diagrama profético:

“Ya por el año 1842, la orden dada en esta profecía: ‘Escribe la visión, y escúlpela sobre
tablillas, para que se pueda leer corrientemente’, le había sugerido a Charles Fitch la
redacción de un cartel profético con que ilustrar las visiones de Daniel y del Apocalipsis. La
publicación de este cartel fue considerada como cumplimiento de la orden dada por Habacuc.
Nadie, sin embargo, notó entonces que la misma profecía menciona una dilación evidente en el
cumplimiento de la visión, un tiempo de demora. Después del contratiempo, este pasaje de las
Escrituras resultaba muy significativo: ‘La visión todavía tardará hasta el plazo señalado; bien
que se apresura hacia el fin, y no engañará la esperanza: aunque tardare, aguárdala, porque de
seguro vendrá, no se tardará [...]. El justo empero por su fe vivirá’.” Conflicto de los Siglos, 390

El testimonio inspirado es claro. El mismo Espíritu Santo que inspiró al profeta Habacuc para
expresar la orden de “escribir la visión, y declararla en tablas,” motivó al Millerita Carlos Fitch
para cumplir tal orden, escribiendo la visión en la tabla de 1843:

“…Ya en 1842 el Espíritu de Dios había inducido a Carlos Fitch a preparar un diagrama
profético, lo que fue generalmente considerado por los adventistas como el cumplimiento de
la orden dada al profeta Habacuc de escribir la visión y declararla por medio de tablas. Sin
embargo, nadie vio en ese entonces la tardanza que se presentaba en la misma profecía.
Después de la desilusión resultó claro el significado completo de ese texto. Esto es lo que dice
el profeta: ‘Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella. Aunque
la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare,
espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará’. Habacuc 2:2, 3.” La Historia de la Redención, 385

El mensaje predicado por Guillermo Miller y los Milleritas fue el Mensaje del Primer Ángel, y
contenía un enfoque especial en el componente de tiempo: la conclusión de los periodos
proféticos en 1843.

“A Guillermo Miller y a sus colaboradores les fue encomendada la misión de predicar la


amonestación en los Estados Unidos de Norteamérica. Dicho país vino a ser el centro del gran
movimiento adventista. Allí fue donde la profecía del mensaje del primer ángel tuvo su
cumplimiento más directo. Los escritos de Miller y de sus compañeros se propagaron hasta en

2
países lejanos. Donde quiera que hubiesen penetrado misioneros allá también fueron llevadas
las alegres nuevas de la pronta venida de Cristo. Por todas partes fue predicado el mensaje del
evangelio eterno: ‘¡Temed a Dios y dadle gloria; porque la hora de su juicio ha llegado!’ El
Conflicto de los Siglos, 366

“Con temor Guillermo Miller comenzó a presentar ante la gente los misterios del reino de
Dios, conduciendo a sus oyentes a lo largo de las profecías hasta el segundo advenimiento de
Cristo. El testimonio de las Escrituras que señalaban la venida de Cristo en 1843 despertó gran
interés. Muchos se convencieron de que los argumentos basados en los períodos proféticos
eran correctos y, sacrificando su orgullo y su opinión personal, recibieron con gozo la verdad.”
Historia de la Redención, 374

El diagrama de 1843, que ilustraba tales periodos proféticos, fue empleado como la
herramienta visual para la predicación del Mensaje del Primer Ángel. Así lo describió Jaime
White:

Jaime White (1850)


“‘Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo
a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a
Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y
la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. Apocalipsis 14: 6,7. El mensaje de este ángel
representa la última misión de misericordia para el mundo; y se ha cumplido. El mensaje
apostólico original fue – ‘ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;
por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia’ Hechos 17: 30, 31.
Pero el último mensaje al mundo fue – Arrepentíos ‘porque la hora [tiempo] de su juicio ha
llegado.’ El tiempo estuvo conectado con aquel mensaje, y aquel tiempo fue 1843. Dios dijo
por medio del profeta, ‘Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas,
para que corra el que leyere en ella’ Habacuc 2:2.
“Toda la hueste adventista una vez creyó que la publicación de las visiones de Daniel y
Juan en el diagrama, a partir del cual los veloces mensajeros aleccionaron en 1842 y 1843, fue
un cumplimiento de esta profecía; y la incredulidad de los que dudan ahora no prueba que
todos hallamos estado equivocados entonces. El paso del tiempo, y la rebeldía perpetua e
incredulidad de los Adventistas no ha convertido esta verdad de Dios en mentira; sino que
permanece como verdad todavía.
“Ustedes que participaron en este mensaje del primer ángel, y sintieron su poder y gloria,
y vieron sus efectos sobre el pueblo, sólo tienen que retroceder conmigo a las reuniones
campestres, conferencias y otras reuniones en las que el tiempo, 1843, fue proclamado a
partir del diagrama. Con qué solemnidad, celo y santa confianza los siervos del Señor

3
proclamaron el tiempo. Oh, cómo sus palabras cayeron sobre el pueblo, derritiendo el corazón
del pecador más endurecido; porque Dios estaba con ellos, y su Espíritu acompañó al solemne
mensaje. Los más espirituales y devotos en todas las iglesias captaron la llama y muchos de los
que habían sido entrenados para adorar a su iglesia y su ministro, aprendieron aquí a ‘temer a
Dios’ solamente, y ‘darle gloria.’ Este mensaje nos destetó de lo mundano y nos llevó a los pies
de Jesús, para buscar el perdón de todos nuestros pecados y una salvación gratuita y completa
a través de la sangre de Cristo. Estimados hermanos, ¿Fue este mensaje ‘del cielo o de los
hombres?’ Conozco su respuesta– ‘del cielo.’ Amén. En aquel entonces ‘gustamos de la buena
palabra de Dios y los poderes del siglo venidero’ y no podemos, ni lo haremos, ni nos
atreveremos a renunciar a ella, para llamarla un ‘error’, la ‘obra de humanos’, ‘mesmerismo’,
y ‘del diablo’ como muchos lo han hecho, y recayeron. ‘Es imposible’ ‘renovar’ a los tales ‘para
arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a
vituperio.’ Ver Hebreos 6: 4-6.” Jaime White (1850), The Third Angel’s Message, 2

La equivocación en el diagrama

En 1850, Elena de White hizo estas importantes declaraciones:

“…He visto que el diagrama de 1843 fué dirigido por la mano del Señor, y que no debe ser
alterado; que las cifras eran como él las quería; que su mano cubrió y ocultó una
equivocación en algunas de las cifras, para que nadie pudiese verla, hasta que la mano de Dios
se apartase.” Primeros Escritos, 74

“Vi que la verdad debe ser declarada en tablas, que la tierra y su plenitud es del Señor, y
que los medios necesarios no deben ser escatimados para declararla claramente. He visto que
el viejo diagrama fue dirigido por el Señor, y que ni una cifra de este debe ser alterada excepto
por inspiración. He visto que las cifras en el diagrama eran como Dios las quería, y que Su mano
cubrió y ocultó una equivocación en algunas de las cifras para que nadie pudiese verla, hasta
que Su mano se apartase.” Spalding and Magan Collection, 1

Mediante la inspiración de Elena de White, Dios testificó que el diagrama de 1843 fue
dirigido Él, y que Él aprobó sus cifras. Por eso no existe autorización válida para modificar
ninguna cifra del diagrama, a menos que Dios mostrara por inspiración a Elena de White, la
necesidad de hacerlo.
En ambas citas, la inspiración reconoce sólo una equivocación (en singular), en algunas de
las cifras (en plural). Es decir, una misma equivocación que se repite en más de una cifra. Y nos
revela que esta equivocación fue encubierta por la mano de Dios, es decir fue permitida por Dios
intencionalmente, con un propósito Divino.

4
La hermana White identifica específicamente la equivocación permitida por Dios en el
diagrama de 1843, que sería corregida posteriormente. Se trataba justamente del año 1843,
que se repetía incorrectamente en el cálculo de dos los periodos proféticos.

¿Por qué creyeron Miller y los Milleritas que los periodos proféticos concluirían en 1843?

A fin de responder esta pregunta, veamos el ejemplo de uno de estos periodos, los 2300 días
de Daniel 8:14. Este periodo comenzó al entrar en vigor el decreto de Artajerjes, en el año 457
a.C. Y su cálculo aritmético está expresado así en el diagrama:

La razón inicial por la que los Milleritas creyeron que este


periodo terminaría en 1843 es porque si a 2300 se le restan
457, ciertamente quedan 1843.
Pero la razón principal de que los Milleritas equivocaran la
terminación de este periodo es simple. Si bien identificaron
correctamente el año en que iniciaba el periodo, equivocaron
la parte específica del año en que comenzaba el periodo, pues
ese dato fue oculto por la mano de Dios.

Es decir, ¿en qué parte específica del año 457 a.C. entró en vigor el decreto de Artajerjes,
que marca el inicio de los 2300 años? Identificar con precisión el punto de inicio es importante,
porque se trata de un periodo de 2300 años completos. Y puesto que el periodo comenzó en
tiempos bíblicos, debe calcularse de acuerdo al calendario Hebreo.

El periodo contiene 457 años completos transcurridos antes de Cristo, seguidos por 1843
años completos después de Cristo, sumando un total de 2300 años completos. Los 457 años
antes de Cristo sólo estarían completos si empezaban a contar desde el primer día del año 457
a.C., mientras que los 1843 años después de Cristo sólo estarían completos si llegaban hasta el
último día de 1843. Urías Smith lo expresó de esta manera:

Urías Smith (1897)


“…Se requieren 457 años completos antes de Cristo, y 1843 años completos después, para
dar 2,300; así que si el período hubiera empezado el primer día de 457 antes de Cristo, no
terminaría hasta el último día de 1843. Es evidente para todos que si una parte del año 457
había transcurrido antes que se iniciasen los 2,300 días, esa misma parte del año 1844 debe
transcurrir antes que terminen.” Urías Smith, Las Profecías de Daniel y del Apocalipsis, vol. 1,
177, 178.

5
Marcar el comienzo de los 2300 días, justamente en el primer día del año judío 457 a.C.
pareció razonable a los Milleritas, pues el capítulo 7 de Esdras indica que Esdras salió de
Babilonia el primer día del primer mes, llevando consigo el decreto de Artajerjes:

Esdras 7:9, 11
Porque el día primero del primer mes fue el principio de la partida de Babilonia, y al
primero del mes quinto llegó a Jerusalén, estando con él la buena mano de Dios…
Esta es la copia de la carta que dio el rey Artajerjes al sacerdote Esdras, escriba versado en
los mandamientos de Jehová y en sus estatutos a Israel.

Así, habiendo supuesto los Milleritas que los 2300 días comenzaron a inicios del año judío
457 a.C., era razonable que aguardaran su terminación a finales del año judío 1843.

Pero, ¿en qué fecha del calendario gregoriano que empleamos actualmente terminó el año
judío 1843?

El último día del año religioso judío 1843 coincidió con el 18 de abril de 1844 del calendario
gregoriano.
El año gregoriano inicia primero, transcurriendo de invierno a invierno. Mientras que el año
religioso judío inicia una estación después, transcurriendo de primavera a primavera.
Por esta razón, cuando el año religioso judío 1843 concluyó en la primavera, ya habían
transcurrido más de 3 meses del año 1844 gregoriano.

El Primer Chasco

El año judío 1843 expiró con el 18 de Abril de 1844 del calendario gregoriano. A la mañana
siguiente, 19 de abril de 1844, los Milleritas experimentaron su primer chasco.

“Desde la fecha del decreto del rey de Persia, registrado en (Esdras 7), que fue dado en 457
a.C., los 2300 días de (Daniel 8:14) debían terminar en 1843. En conformidad con eso
esperábamos que la venida de Cristo se produjera hacia el fin de ese año. Quedamos
enormemente chasqueados cuando transcurrió el año sin que el Salvador viniera.”
Testimonios para la Iglesia, tomo 1, 55.

La equivocación que la mano de Dios ocultó hasta después que pasó el Primer Chasco, fue el
dato de que los 2300 días no comenzaron a correr con el primer día del año judío 457 a.C. en la
primavera, sino hasta el otoño, ¡cuando ya había trascurrido la mitad del año judío 457 a.C.!

6
La equivocación en los periodos es comprendida: un Tiempo de Tardanza

Puesto que se trata de 2300 años completos, al desplazarse medio año el punto de inicio del
periodo profético, el final se recorrerá igualmente medio año. Por lo tanto, en vez de terminar a
finales del año judío 1843, el periodo se prolongaba hasta mediados del siguiente año judío,
1844:

“Al comienzo no se percibió el hecho de que si el decreto no se promulgó a comienzos del


año 457 a.C., los 2300 días no se completarían al final de 1843. Pero se estableció que el
decreto se había dado cerca del final del año 457 a.C., y por lo tanto el período profético
debía llegar hasta el otoño del año 1844. De modo que la visión del tiempo no se había
demorado, aunque aparentemente había ocurrido tal cosa. Aprendimos a confiar en las
palabras del profeta: ‘Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin,
y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará’. Habacuc 2:3.”
Testimonios para la Iglesia, tomo 1, 55.

Así, cuando la mano de Señor se apartó, después del Primer Chasco, los Milleritas
descubrirían que los periodos proféticos realmente terminaban en el otoño de 1844. Esta
prolongación aparente de la “visión”, entre la primavera de 1844 y el otoño de 1844, llegó a
conocerse como el “periodo de tardanza”, tal como lo declara el pionero Joseph Bates:

Joseph Bates (1847)


“…Ya hemos mostrado por los períodos proféticos que el tiempo de tardanza para el
esposo fue de seis meses, comenzando el 19 de abril hasta el 22 de octubre de 1844...” Joseph
Bates, (1847) Second Advent Way Marks and High Heaps, 72.

El propósito del Primer Chasco

La siguiente cita revela el propósito por el cual Dios permitió esta equivocación:

“Vi a los hijos de Dios que esperaban gozosamente a su Señor. Pero Dios quería probarlos.
Su mano encubrió un error cometido al computar los períodos proféticos. Quienes esperaban
a su Señor no advirtieron la equivocación ni tampoco la echaron de ver los hombres más
eruditos que se oponían a la determinación de la fecha. Dios quiso que su pueblo tropezase
con un desengaño. Pasó la fecha señalada, y quienes habían esperado con gozosa expectación
a su Salvador quedaron tristes y descorazonados, mientras que quienes no habían amado la
aparición de Jesús, pero por miedo habían aceptado el mensaje, se alegraron de que no viniese
cuando se le esperaba. Su profesión de fe no había afectado su corazón ni purificado su

7
conducta. El paso de la fecha estaba bien calculado para revelar el ánimo de los tales. Estos
fueron los primeros en ponerse a ridiculizar a los entristecidos y descorazonados fieles que
verdaderamente deseaban la aparición de su Salvador. Vi la sabiduría manifestada por Dios al
probar a su pueblo y proporcionar el medio de descubrir quiénes se retirarían y volverían
atrás en la hora de la prueba.
“Jesús y toda la hueste celestial miraban con simpatía y amor a quienes con dulce
expectación habían anhelado ver a quien amaban. Los ángeles se cernían sobre ellos y los
sostenían en la hora de su prueba. Los que habían rechazado el mensaje permanecieron en
tinieblas, y la ira de Dios se encendió contra ellos por no haber recibido la luz que les había
enviado desde el cielo. Pero los desalentados fieles que no podían comprender por qué no
había venido su Señor no quedaron en tinieblas. Nuevamente se les indujo a escudriñar en la
Biblia los períodos proféticos. La mano del Señor se apartó de las cifras, y echaron de ver el
error. Advirtieron que los períodos proféticos alcanzaban hasta 1844, y que la misma prueba
que habían aducido para demostrar que los períodos proféticos terminaban en 1843
demostraba que terminarían en 1844. La luz de la Palabra de Dios iluminó su situación y
descubrieron que había un período de tardanza. ‘Aunque [la visión] tardare, espéralo.’ En su
amor a la inmediata venida de Cristo habían pasado por alto la demora de la visión, calculada
para comprobar quiénes eran los que verdaderamente esperaban al Salvador. De nuevo
señalaron una fecha. Sin embargo, yo vi que muchos de ellos no podían sobreponerse a su
desaliento para llegar al grado de celo y energía que caracterizara su fe en 1843.” Primeros
Escritos, 235, 236

“La luz de la palabra de Dios [que] iluminó su situación” fue la luz del mensaje del Segundo
Ángel que descendió en el Primer Chasco:

“Otro poderoso ángel fue comisionado para que descendiese a la tierra. Jesús le puso en
la mano algo escrito, y cuando llegó a la tierra, clamó: “¡Ha caído, ha caído Babilonia!”
Entonces vi a los que habían sido chasqueados alzar nuevamente los ojos al cielo, mirando con
fe y esperanza en busca de la aparición de su Señor. Pero muchos parecían permanecer en un
estado de estupor, como si durmiesen; sin embargo podía yo ver rasgos de profunda tristeza en
sus rostros. Los chasqueados veían por las Escrituras que estaban en el tiempo de demora, y
que debían aguardar con paciencia el cumplimiento de la visión. La misma evidencia que los
había inducido a esperar a su Señor en 1843, los inducía a esperarlo en 1844. Sin embargo, vi
que la mayoría no poseía aquella energía que había distinguido su fe en 1843. El chasco que
habían sufrido había debilitado su fe.” Primeros Escritos, 246.

8
La luz del Segundo Ángel que inició a brillar con el primer chasco, se intensificó hasta
convertirse en el clamor de Medianoche, cuando se anunció la fecha correcta para la
terminación de los periodos proféticos:

“‘Tardándose, pues, el esposo, cabecearon todas, y se durmieron. Mas a la media noche fue
oído el grito: ¡He aquí que viene el esposo! ¡Salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes
se levantaron y aderezaron sus lámparas’. Mateo 25:5-7 (VM). En el verano de 1844, a
mediados de la época comprendida entre el tiempo en que se había supuesto primero que
terminarían los 2.300 días y el otoño del mismo año, hasta donde descubrieron después que se
extendían, el mensaje fue proclamado en los términos mismos de la Escritura: ‘¡He aquí que
viene el Esposo!’
“Lo que condujo a este movimiento fue el haberse dado cuenta de que el decreto de
Artajerjes en pro de la restauración de Jerusalén, el cual formaba el punto de partida del
período de los 2.300 días, empezó a regir en el otoño del año 457 a. C., y no a principios del
año, como se había creído anteriormente. Contando desde el otoño de 457, los 2.300 años
concluían en el otoño de 1844…
“El décimo día del séptimo mes, el gran día de la expiación, el tiempo de la purificación del
santuario, el cual en el año 1844 caía en el 22 de octubre, fue considerado como el día de la
venida del Señor. Esto estaba en consonancia con las pruebas ya presentadas, de que los 2.300
días terminarían en el otoño, y la conclusión parecía irrebatible.” Conflicto de los Siglos, 395-
397.

Joseph Bates (1847)


“‘Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces
todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.’ Ya hemos mostrado por los
períodos proféticos que el tiempo de tardanza para el esposo fue de seis meses, comenzando
el 19 de abril hasta el 22 de octubre de 1844...” Joseph Bates, (1847) Second Advent Way
Marks and High Heaps, 72.

Habacuc había profetizado siglos antes que esta tardanza ocurriría como resultado de
escribir la visión en tablas:

Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que
leyere en ella.
Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá;
aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará. Habacuc 2: 2,3

9
Propósitos logrados mediante la tabla de 1843

La tabla de 1843 cumplió varios propósitos divinos:

1. Produjo el Primer Chasco, el cual purgó al movimiento Millerita de numerosos seguidores


inestables.
3. Introdujo la llegada del Segundo Ángel, el cual denunció la caída moral de las iglesias que
rechazaron el mensaje de 1843 (mensaje del Primer Ángel)
2. Ocasionó el “Tiempo de Tardanza” durante el cual se re-examinarían los periodos
proféticos y se llegaría al cálculo correcto: 22 de octubre de 1844.

Obviamente, habiendo expirado el año Judío 1843, nuestros pioneros descontinuaron el uso
del diagrama para predicar el tiempo del regreso de Jesús, pues ahora les parecía obsoleto.
Tuvieron que re-examinar los periodos proféticos y fijar una nueva terminación para los
mismos, en el otoño de 1844. El cálculo de los periodos ahora fue correcto, pero la naturaleza
del evento esperado no, por lo que los Milleritas-Adventistas experimentaron una desilusión aún
mayor, conocida como el Gran Chasco.

Después del Gran Chasco

El Gran Chasco del 22 de Octubre de 1844 redujo dramáticamente las filas Milleritas-
Adventistas. Esto motivó a los pocos sobrevivientes del Gran Chasco a enfocarse por varios años
en la re-examinación de sus creencias y determinar su solidez. El Espíritu de Profecía,
manifestado a través de Elena de White, fue instrumental en este proceso de consolidar
antiguas verdades y discernir nueva luz. Por ejemplo, la aceptación del Sábado en 1846, etc…

“Muchos de nuestros hermanos no comprenden cuán firmemente han sido establecidos


los fundamentos de nuestra fe. Mi esposo, el pastor José Bates, el padre Pierce, el pastor
[Hiram] Edson y otros que eran perspicaces, nobles y leales, se contaban entre los que, después
de pasar la fecha de 1844, escudriñaron en procura de la verdad como quien busca un tesoro
escondido. Me reunía con ellos, y estudiábamos y orábamos fervientemente. Con frecuencia
permanecíamos juntos hasta tarde en la noche, y a veces pasábamos toda la noche orando en
procura de luz y estudiando la Palabra. Vez tras vez, esos hermanos se reunían para estudiar
la Biblia a fin de que pudieran conocer su significado y estuvieran preparados para enseñarla
con poder. Cuando llegaban al punto en su estudio donde decían: ‘No podemos hacer nada
más’, el Espíritu del Señor descendía sobre mí y era arrebatada en visión y se me daba una clara
explicación de los pasajes que habíamos estado estudiando, con instrucciones en cuanto a la
forma en que debíamos trabajar y enseñar con eficacia. Así se daba luz que nos ayudaba a

10
entender los textos acerca de Cristo, su misión y su sacerdocio. Una secuencia de verdad que se
extendía desde ese tiempo hasta cuando entremos en la ciudad de Dios me fue aclarada, y yo
comuniqué a otros las instrucciones que el Señor me había dado.
“Durante todo ese tiempo, no podía entender el razonamiento de los hermanos. Mi mente
estaba cerrada, por así decirlo, y no podía comprender el significado de los textos que
estábamos estudiando. Este fue uno de los mayores dolores de mi vida. Quedaba en esta
condición mental hasta que se aclaraban en nuestras mentes todos los principales puntos de
nuestra fe, en armonía con la Palabra de Dios. Los hermanos sabían que cuando yo no estaba
en visión, no podía entender esos asuntos, y aceptaban como luz enviada del cielo las
revelaciones dadas.
“Durante dos o tres años, mi mente continuó cerrada a la comprensión de las Escrituras. En
el curso de nuestras tareas, mi esposo y yo visitamos al padre Andrews, que estaba sufriendo
intensamente de reumatismo inflamatorio. Oramos por él. Puse mis manos sobre su cabeza y
dije: ‘Padre Andrews, el Señor Jesús te sana’. Fue sanado instantáneamente. Se levantó y
caminaba por la habitación alabando a Dios y diciendo: ‘Nunca antes vi cosa semejante. Ángeles
de Dios están en esta habitación’. La gloria del Señor fue revelada. La luz parecía brillar por toda
la casa y la mano de un ángel reposó sobre mi cabeza. Desde ese momento hasta ahora, he
podido entender la Palabra de Dios.
“¿Qué influencia es la que induciría a los hombres en esta etapa de nuestra historia para
proceder en una forma solapada y poderosa para derribar el fundamento de nuestra fe: el
fundamento que fue colocado en el principio de nuestra obra mediante estudio de la Palabra
acompañado de oración y mediante revelación? Sobre este fundamento hemos estado
construyendo durante los últimos cincuenta años. ¿Os sorprende que cuando veo el comienzo
de una obra que desplazaría algunas de las columnas de nuestra fe, tenga yo algo que decir?
Debo obedecer la orden ‘¡Hazle frente!’...” Mensajes Selectos, tomo 1, 241-242

“Un poder transformador acompañó a la proclamación de los mensajes del primer ángel y
del segundo, e igualmente acompaña el mensaje del tercer ángel. Esto impresionó las mentes
humanas con convicciones verdaderas. El poder del Espíritu Santo se manifestó. Hubo estudio
diligente y detallado de las Sagradas Escrituras. Se dedicaron noches casi íntegras a una
investigación fervorosa de la Palabra. Buscamos la verdad como si hubiéramos buscado
tesoros escondidos. El Señor se reveló a nosotros. Se derramó luz sobre las profecías, y
supimos que habíamos recibido instrucción divina...
… Se hizo brillar la verdad hermosa en su sencillez, honrada con poder e investida con una
seguridad desconocida antes del chasco. Entonces pudimos proclamar el mensaje en unidad.”
Mensajes Selectos, tomo 2, 125

11
Cerca de 1850, cuando concluyó este proceso de re-examinación de sus creencias para
determinar su solidez, y asimilar las nuevas verdades, los Adventistas estaban nuevamente
preparados para volver a predicar su mensaje. Era muy importante que nuestros pioneros
tuvieran claro que Dios había dirigido cada paso del desarrollo de su mensaje, incluyendo los
chascos. Para ello Dios consideró importante revalidar el diagrama de 1843.

1850: Revalidación del diagrama de 1843

En 1850, la “manada pequeña” adventista estaba preparada para llevar su mensaje


nuevamente al mundo y para ello necesitarían publicar un nuevo diagrama.
Pero antes de que Dios ordenara la nueva tabla, revalidó primero el “viejo diagrama” de
1843, mediante declaraciones inspiradas a través de Elena de White:

“Septiembre 23... El Señor me mostró que el diagrama de 1843 fue dirigido por su mano, y
que ninguna parte de este debe ser alterada; que las cifras eran como él las quería…” The
Review and Herald, 1 de Noviembre de 1850

“Vi que la verdad debe ser declarada en tablas, que la tierra y su plenitud es del Señor, y
que los medios necesarios no deben ser escatimados para declararla claramente. Vi que los
mensajes angélicos declarados claramente, tendrían efecto. He visto que el viejo diagrama fué
dirigido por el Señor, y que ni una clavija de este debe ser alterada sin la inspiración. He visto
que las cifras en el diagrama eran como Dios las quería, y que Su mano cubrió y ocultó una
equivocación en algunas de las cifras para que nadie pudiese verla, hasta que Su mano se
apartase.” Manuscript 15 (23 de Octubre de 1850)

Dios inspiró estas declaraciones para dejar claro que la historia del movimiento Millerita es
historia sagrada. Y a fin de evitar que el diagrama de 1843 llegara a considerarse una reliquia
obsoleta de nuestro pasado, Dios se adjudicó la conducción y aprobación del “viejo diagrama.”

LA TABLA DE 1850

El nuevo diagrama de 1850 vino corregir la equivocación del viejo diagrama: el año 1843.
Ahora los periodos proféticos terminaban correctamente en 1844. Además, la tabla de 1850
contenía la luz del mensaje del Tercer Ángel, que empezó a brillar después del gran chasco.

“...Dios me mostró la necesidad de sacar un diagrama. Vi que era necesario y que la verdad
declarada en tablas lograría mucho y causaría que almas lleguen al conocimiento de la verdad.”
Manuscript Releases, tomo 15, 210 (escrito el 1º de Noviembre de 1850)

12
“A nuestro regreso al hogar del hermano Nichols, el Señor me dio una visión y me mostró
que la verdad debe ser declarada en tablas, y que causaría que muchos se decidan en favor de
la verdad por los mensajes de los tres ángeles, con los dos anteriores declarados en tablas.”
Manuscript Releases, vol. 16, 207 (escrito el 27 de Noviembre, 1850)

Es claro que el diagrama de 1850 también fue ordenado por Dios. Y es igualmente el
cumplimiento de la orden dada por Habacuc, pues el profeta transmitió la orden de declarar la
verdad en “tablas”, en el plural. Así, la tabla de 1850 es la segunda tabla de Habacuc.

Tal como Dios le dio dos tablas del pacto al Israel antiguo en sus inicios, Dios le dio dos
tablas del pacto al Israel moderno (Adventismo) en sus inicios. El Israel antiguo recibió las tablas
de la ley, mientras que el Israel moderno recibió las tablas de los profetas.

“Vi que Dios estaba en la publicación del diagrama por el Hermano Nichols. Vi que había
una profecía de este diagrama en la Biblia…
“Vi que los diagramas ordenados por Dios impresionan la mente favorablemente, incluso
sin una explicación. Hay algo fino, precioso, y celestial en la representación de los ángeles en los
diagramas. La mente es llevada casi imperceptiblemente a Dios y el cielo. ...” Manuscript
Releases, vol. 13, 359

Jaime White (1850)


“Un diagrama cronológico de las visiones de Daniel y Juan, calculado para ilustrar
claramente la verdad presente, está siendo litografiado bajo el cuidado del Hno. Otis Nichols,
de Dorchester, Massachusetts. Los que enseñan la verdad presente serán grandemente
auxiliados con este.” The Present Truth, Noviembre de 1850, 88

Conclusión

Fue al final de un largo proceso de examinación, que Dios pidió a los pioneros Adventistas
ilustrar sus conclusiones visualmente en la tabla de 1850. De modo que los conceptos proféticos
representados en la segunda tabla son los que pasaron esta rigurosa examinación.
Así, ambas tablas representan el fruto del estudio cuidadoso de los mensajeros escogidos
por Dios: la tabla de 1843, fue principalmente el producto de años de estudio de Guillermo
Miller, mientras que la tabla de 1850 fue el producto de años de estudio de adventistas del
séptimo día, como Jaime White, Joseph Bates, Hiram Edson, entre otros.

“Los últimos cincuenta años [esto fue escrito en 1905] no han empañado ni una jota ni un
principio de nuestra fe tal como la recibimos, con las grandes y maravillosas evidencias que nos

13
dieron seguridad en 1844, después de transcurrida la fecha. Las almas que languidecen deben
ser afianzadas y vivificadas por la Palabra de Dios... Ni una sola palabra ha sido cambiada o
anulada. Lo que el Espíritu Santo testificó que era la verdad después de transcurrida la fecha
del gran chasco, es el fundamento sólido de la verdad. Fueron revelados los pilares de la
verdad y aceptamos los principios fundamentales que han hecho de nosotros lo que somos:
adventistas del séptimo día, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen la fe de Jesús.”
Alza tus Ojos, 350 (Carta 326, del 4 de diciembre de 1905)

La tabla de 1843 plasmó el mensaje del Primer Ángel y ocasionó la llegada del Segundo
Ángel; mientras que la tabla de 1850 contiene la acumulación de los mensajes de los tres
Ángeles. Las verdades proféticas ilustradas en ambas tablas constituyen el sólido fundamento
profético del Adventismo. Adicionalmente, la tabla de 1850 contiene pilares del Adventismo,
tales como la doctrina del santuario, la ley de Dios que incluye el Sábado, etc…

En el lado derecho de ambas tablas se ilustra el rol histórico de los musulmanes,


representados como jinetes, en el cumplimiento profético de las trompetas del Apocalipsis.

También, en el centro de ambas tablas hay una franja vertical con fechas históricas
significativas. Es una cronología que inicia en el año 677 a.C. y se extiende hasta 1843 (en la
primera tabla), y hasta 1844 (en la segunda tabla), para un total de 2520 años de duración de la
“visión”. En ambas tablas se incluye el cálculo del periodo profético de los Siete Tiempos, o 2520.

Jaime White (1850)


“…Datamos los ‘siete tiempos’ o 2520 años, desde el cautiverio de Manasés, el cual es,
con gran unanimidad, ubicado por la cronologistas en 677 a. C. Esta fecha es la única a partir
de la que hemos calculado, para el comienzo de este período; y restando 677 a.C. a los 2520
años, quedan 1843 d.C. Sin embargo, nosotros no percibimos que, puesto que requeriría 677
años completos a.C. y 1843 años completos d.C. para completar 2520 años, que también nos
obligaría a extender este periodo tan lejos en el año 1844 como este pueda haber iniciado
después del comienzo del año 677 a.C.” Jaime White editor, The Advent Review, vol. 1, Agosto
de 1850, 2

Jaime White (1850)


“...Ahora podíamos ver claramente que tomaría cada hora del 457 a. C, y 1843 años
después, para completar 2300 días o años; y también de los siete tiempos de los Gentiles; 677
a. C. y 1843, era sólo 2520 como está dado en el diagrama. ...” Jaime White editor, The Advent
Review, vol. 1, Septiembre de 1850, 55

14
15
16

También podría gustarte