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POSTMODERNISMO

I: Postmodernismo y postmodernidad:
La trayectoria histórica y social que configura la ​postmodernidad tuvo lugar en las
sociedades occidentales a partir del periodo de la Segunda Guerra Mundial y en
consonancia con las transformaciones del propio capitalismo. Así, esta realidad
contemporánea aparece como una sociedad de consumo, postindustrial, de la información,
etc, caracterizada por ser lo suficientemente heterogénea, abierta y compleja de establecer
unos presupuestos firmes y delimitadores.
R​asgos constitutivos​ del ​postmodernismo​ como ideología:
1. Tesis: desde el punto diferentes puntos de vista se ha producido una transición de la
modernidad a un​ nuevo estadio histórico.
2. Postula: la liberación de la estética de la coherencia, la innovación y la funcionalidad
y sitúan la significación, la referencia intertextual y la autorreflexividad como valores
autónomos​.
3. La radicalización de las tesis del ​postestructuralismo​, como impugnación de la
racionalidad ilustrada básica.
4. Apuesta: por una ​nueva superficialidad que se enfrenta a pretensiones de
profundidad que tiranizan el pensamiento moderno.
5. El concepto de ​diferencia como: fragmentación, particularización de prácticas
sociales, políticas y culturales, y de narrativas e interpretaciones locales.
Temas esenciales​ del postmodernismo:​ El sujeto, La historia, La teoría y La política​.

II:La muerte del sujeto (El sujeto)


El individuo abandona su condición de agente causal, de yo autónomo y autoconsciente, de
actor fundador, para convertirse en un hombre sin cualidades, que a través de la
fragmentación, la indeterminación o la pluralidad,​ muestra que constituye y está sujeto a
regímenes que se han desarrollado sin su intervención rectora, dejando tan solo textos,
desvaneciendo la figura capital del actor/autor y convirtiendo la ​superficialidad en un rasgo
formal de la nueva era.
El lugar dejado por el autor va a ser ocupado en el posmodernismo por el texto y, más aún
por el ​lector​, ya que en efecto, el nuevo eje epistemológico que corresponde a la
intertextualidad, permite que el texto esté abierto a resignificaciones, pasando de la
autonomía del texto a la soberanía del lector.
De la misma manera, la crisis del sujeto implica la crisis de la episteme moderna: Del
individuo autónomo pasamos a la dispersión, discontinuidad y a la desaparición de la
identidad en un inconsciente articulado en forma de lenguaje.
Las ​identidades no son fijas, ni irreductibles a una sola categoría, están sometidas a
continuas redefiniciones, que dependen de dos momentos fundamentales: El primero: la
identidad sólo puede ser articulada dentro de una relación con el otro y el segundo: la
identidad nunca llega a establecerse de modo definitivo, depende de un grado de apertura y
ambigüedad.
Como consecuencia, las preferencias, intereses y la identidad misma, no son el punto de
partida del proceso político, sino el resultado contingente e indeterminado de la ​lucha
política, parcial, con objetivos específicos​.
Tras la desarticulación del sujeto unitario se inaugura la segunda revolución individualista​.
El ​narcisismo como el símbolo más paradigmático de la nueva sociedad tiene como
características el consumismo y la emergencia individual. Cuenta con un proceso de
humanización a la altura de preferencias, con estructuras fluidas, bajo la neutralización de
los conflictos de clase y la ​primacía de la libertad frente a la igualdad. Opera con una
lógica de seducción narcisista en torno a valores postmaterialistas: autoexpresión, calidad
de vida, conciencia ecológica, etc, en la que el individuo pertenece a una sociedad
individualista que concede primacía al placer, las micro diferencias y el despliegue de la
comunicación. En efecto, opera el ​valor de uso​, en el que los individuos no se encuentran
atados a las cosas, debido a que se encuentran atraídos por el culto simultáneo a la utilidad
y novedad.
De la misma manera, los ​cínicos​, portadores de la falsa conciencia ilustrada, cultivan el
desapego hacia el compromiso con lo público, replegándose en sus preocupaciones
puramente personales sin el propósito de lograr ningún tipo de confianza básica en torno a
cuestiones colectivas.

III: Narrativa ​versus​ Teoría (La teoría)


Para algunos posmodernistas, la ​verdad no es monológica sino plural, para otros, cada
régimen de poder engendra su saber correspondiente. La verdad se fabrica y se desestima
la naturaleza intrínseca de lo real, que se pluraliza dependiendo de los lenguajes que la
describen.
El conocimiento posmoderno, escéptico en su nueva modestia, ha de atender,
abandonando viejas pretensiones de totalidad y completud, a lo superficial frente a lo
profundo, a lo plural frente a lo unívoco, resultando coherente la recuperación postmoderna
del mito, las leyes e historias populares, debido al rompimiento de la cadena
significante/significado. Además, frente al esfuerzo de la ciencia por delimitar conceptos,
pulir argumentos y verificar proposiciones, se oponen ahora narrativas locales y
fragmentadas, que repudian la vocación de unidad y sistema de la teoría. El
postmodernismo entonces está presidido por la resistencia teórica, que plantea la ​teoría
postmoderna sólo en términos de su propio discurso (sistemática, heterológica,
descentrada, local, no representacional).
Como resultado, se aboga una vez más por el concepto de ​intertextualidad​, siendo la
interpretación postmoderna, que a diferencia de la hermenéutica tradicional, ya no se trata
de descubrir los significados ocultos, sino de una interpretación subjetiva en armonía con la
arbitrariedad del sentido, una vez rota la cadena significante/significado.

IV: El final de la historia (La historia)


El postmodernismo postula un interpretación del mundo, que es la única adecuada para el
presenten en el que vivimos, caracterizada por la muerte de la modernidad y el tránsito
hacia una ​nueva sociedad​. Este marco interpretativo constituye los elementos
anteriormente vistos, como la muerte del individuo y el abandono de las pretensiones de
verdad, que poseen consecuencias relevantes desde el punto de vista político.
Las críticas fundamentales del postmodernismo a la historia moderna,a las perspectivas
históricas en sociología o ciencia política se agrupan en cuatro ejes:
1. La idea de que existe un ​pasado real​, cognoscible como depósito de la evolución y
progreso de las ideas, instituciones o acciones.
2. El postulado de que los historiadores y los científicos sociales en general deben ser
objetivos​.
3. La asunción de que la ​razón​ faculta a los historiadores “explicar” el pasado.
4. La concepción de que el papel de la historia es interpretar y transmitir la ​herencia
cultural de una generación a otra.
La imposibilidad de la historia como proyecto proviene de la inaceptabilidad de
privilegiar el pasado como origen, la causa, la verdad o la explicación del presente, pues,
para los postmodernos, vivimos en una serie de perpetuos presentes. El convencimiento
último de la verdad es una fantasía y la realidad como referente último un puro simulacro.
En efecto, el fin de la historia se configura para el ​descrédito de los metarrelatos​, en
concreto, de la narrativa que nos explica quienes somos, de dónde venimos y hacia dónde
vamos.
Sin embargo, de la inutilidad de la historia pasamos a sus posibles ​alternativas planteadas
por Foucault:
● La ​arqueología​: el objeto de análisis son las formaciones discursivas en sí mismas,
en ajenidad a las cuestiones de la verdad, de la objetividad o del sentido.
● La ​genealogía​: pretende atender las relaciones de poder, a las prácticas de
configuración del binomio Saber/Poder.

V: Micropolítica (La política)


Definir y elaborar un marco epistemológico universal en torno al ​acuerdo público ha sido
puesto en entredicho por los postmodernos debido al reconocimiento de las ​diferencias​, la
proliferación de identidades y un mundo cada días más multicultural, que obliga a replantear
conceptos del pensamiento moderno que no satisfacen el escenario social actual.
El descubrimiento de las diferencias cuestionan la idea de ciudadano como ser abstracto
postulado universalmente y advierte de las insuficiencias de un modelo de ciudadanía
atravesado por la uniformidad y el carácter no diferenciado.
El desarrollo del pluralismo cultural ha implicado tanto una crítica de algunos presupuestos
de las democracias liberales, como la reivindicación de dimensiones colectivas
tradicionalmente marginadas en los presupuestos de la política.
Aprender a entender la política desde el disenso, la ambigüedad, los diferentes espacios
públicos, el antagonismo o la permanente resignificación discursiva en la arena de la acción
política son algunas de las claves interpretativas de la lógica postmoderna.
Se puede sintetizar los rasgos fundamentales de la nueva política y de los nuevos
movimientos sociales de la siguiente manera:
1. La ​cultura política postmaterialista​: Hay mayor énfasis en la auto expresión, el
sentimiento de pertenenci a la comunidad y la calidad de vida.
2. La ​política de identidad​: la movilización política resultante cuenta con componente
identitario multicultural, que la vuelve menos negociable y consensual, reubicando el
pluralismo como eje central de la politica democratica.
3. Antieconomicismo​: declinación de las clases sociales como factor social de la
competición política y surgimiento político de los nacionalismos, religión, formas de
vida,etc.
4. La crisis de los actores colectivos modernos: las formas organizativas no
constituyen un medio instrumental, sino un fin en sí mismas.
5. El ​sujeto de acción​: el actor político se despliega en múltiples espacios públicos,
convierte la política misma en un lugar de producción de intereses e identidades,
politizándose esferas de la vida cotidiana anteriormente consideradas como
patrimonio exclusivo de la privacidad
Esta nueva política se traduce en una concepción posmoderna de la esfer pública
caracterizada por tres rasgos fundamentales:
1. Paridad participativa
2. Multiplicidad de públicos​ (reemplaza una esfera pública unitaria)
3. Inclusión de intereses tradicionalmente excluidos de la esfera pública​.
La ​micropolítica entonces, sintetiza el nuevo orden social, sustituye el proyecto moderno
de emancipación universal y aspiración fundamentalista por todo un espectro de prácticas
de pequeños grupos que pasan de su anterior invisibilidad o exclusión a ser nuevos agentes
cuyo objetivo político es denunciar las vigentes relaciones de poder y dominación.

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